ISBN 978-958-695-927-8

Hug

o Fa

zio

Veng

oa

HUGO FAZIO VENGOA

Historiador con Doctorado en Ciencia Política. Es profesor titular de la Universidad de los Andes y actualmente se desempeña como decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la misma universidad. Dedica sus investigaciones a temas históricos e internacionales contemporáneos y sus libros más recientes son Rusia y China. De la disimilitud comunista a la divergencia poscomunista: contraste de experiencias (2012); La globalización. Contenido, explicación y representación (2011); La historia del tiempo presente: historiografía, problemas y métodos (2010); El presente histórico: una mirada panorámica (1968-2009) (2009); La historia y el presente en el espejo de la globalización (2008) y Cambio de paradigma. De la globalización a la historia global (2007).

EL PROPÓSITO PRINCIPAL DEL LIBRO consiste en el diseño de un esquema de inteligibilidad del mundo contemporáneo, debido al convencimiento a que he llegado del escaso nivel de reflexión sobre la mundialidad en curso, en condiciones en que todo deja entrever que el siglo xxi se va a diferenciar del inmediatamente anterior por el hecho de que los fenómenos mundiales y/o globales se entrecruzarán de manera mucho más intensa, contradictoria y compleja con los locales y nacionales.

Reflexionar sobre el mundo en su conjunto es asumirlo en su globalidad y, en ese sentido, representa una transgresión de las imágenes habituales que sobre él ha elaborado el saber académico, porque implica entender su composición en términos de procesos históricos definidores de la contemporaneidad.

Familiarizarse con la idea de pertenencia a un mismo mundo resulta muy valioso, porque permite superar la débil conciencia que se tiene de la realidad actual, situación que explica, por su parte, que muchos de los hechos y de los problemas que tienen lugar en los inicios de este siglo xxi sigan causando una gran estupefacción y que sus significados no puedan ser descifrados. Además, ayuda a entender los cambios que se están presentando en las nuevas generaciones que disponen de biografías globales.

----

Después de la hojarasca. United Fruit Company en Colombia, 1899-2000Marcelo Bucheli

---Las máquinas del imperio y el reino de DiosMauricio Nieto Olarte

---Migración, diáspora e identidad. La experiencia puertorriqueña Luis Sánchez Ayala

--- La democracia insensible. Economía y política a prueba del cuerpo Matthieu de Nanteuil

---La arqueología social latinoamericana. De la teoría a la praxis Henry Tantaleán y Miguel Aguilar (compiladores)

---Birds of empire, birds of nation. A history of science, economy, and conservation in United States-Colombia relations Camilo Quintero Toro

PUBLICACIONES RECIENTES

Hugo Fazio VengoaEl m

undo

glo

bal.

Una

his

tori

a

El mundo global.Una historia

pi El mundo global_final.indd 2 9/30/13 5:39 PM

El mundo global. Una historia

pi El mundo global_final.indd 3 9/30/13 5:39 PM

pi El mundo global_final.indd 4 9/30/13 5:39 PM

El mundo global. Una historia

Hugo Fazio Vengoa

Universidad de los AndesFacultad de Ciencias Sociales

Departamento de Historia

pi El mundo global_final.indd 5 9/30/13 5:39 PM

Primera edición: octubre de 2013

© Hugo Fazio Vengoa

© Universidad de los Andes, Facultad de Ciencias Sociales

Ediciones UniandesCarrera 1.ª núm. 19-27, edificio Aulas 6, piso 2Bogotá, D. C., ColombiaTeléfono: 3394949, ext. 2133http://ediciones.uniandes.edu.coinfeduni@uniandes.edu.co

ISBN: 978-958-695-927-8ISBN e-book: 978-958-695-928-5

Corrección de estilo: John MachadoDiagramación interior: David ReyesDiseño de cubierta: Víctor GómezFotografía de cubierta: “Construcción global”, de Víctor Gómez

Impresión: Editorial Kimpres Ltda.Calle 19 sur núm. 69C-17Teléfono: 413 68 84Bogotá, D. C., Colombia

Impreso en Colombia – Printed in Colombia

Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida ni en su todo ni en sus partes, ni registrada en o transmitida por un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electro-óptico, por fotocopia o cualquier otro, sin el permiso previo por escrito de la editorial.

Fazio Vengoa, Hugo Antonio, 1956-El mundo global: una historia / Hugo Fazio Vengoa. – Bogotá: Universidad de los Andes, Facultad de Ciencias Sociales, Ediciones Uniandes, 2013.137 pp.; 17 x 24 cm

ISBN 978-958-695-927-8

1. Historia moderna – Investigaciones 2. Globalización 3. Modernidad I. Universidad de los Andes (Colombia). Facultad de Ciencias Sociales II. Tít.

CDD 907.2 SBUA

pi El mundo global_final.indd 6 9/30/13 5:39 PM

vii

Contenido

Introducción · ix

Los contornos de la mundialidad · 1El mundo en el espejo retrovisor · 4Raíces de la mundialidad · 13Escalas de observación, experiencias e historia croisée · 17Mundialidad, historia y relaciones internacionales · 22Algunas precisiones semánticas · 31

La mundialidad en su historia · 43Apuntes de la historiografía de la globalización · 44La emergencia de lo global · 55

Modernidad global y mundialidad · 61Modernidad y culturas del tiempo · 68La modernidad global · 70

El mundo en escalas móviles de tiempo y espacio · 83Tiempo e historia · 84Espacio e historia · 101

A guisa de conclusión: la historia global y la mundialidad contemporánea · 109

Bibliografía · 125

pi El mundo global_final.indd 7 9/30/13 5:39 PM

pi El mundo global_final.indd 8 9/30/13 5:39 PM

ix

Introducción

A decir verdad, no conozco la opinión calificada de los profesionales en los asuntos de la mente —psicólogos, psicoanalistas o psiquiatras—, pero me inclu-yo entre aquellos que consideran que, en ocasiones, se presentan momentos en la vida diaria y también en la profesional, en los cuales es conveniente efectuar un alto en el camino.

En lo que respecta a la trayectoria profesional, a veces se impone la necesidad de aligerar la ansiedad de avanzar por nuevos senderos; resulta útil detenerse a reflexionar sobre ciertos frutos cultivados; observar —desde nuevos ángulos— el saber acumulado; descifrar los vacíos, y resolver las dudas que fueron quedando en la berma del camino; ocuparse de las incertezas que siguen poblando la mente; y procurar, de este modo, apropiarse de un nuevo estilo interpretativo y exposi-tivo que permita continuar por la ruta del conocimiento, con la seguridad y las certidumbres que provee un saber más reposado. Si esta ha sido una costumbre a la que he recurrido en más de una ocasión durante mi trayectoria académica, en los últimos meses he experimentado la misma ansiedad y han sido numerosas las corazonadas y las consideraciones que me han empujado en esta dirección.

Ocurre que más de siete lustros separan el hoy del momento en que di inicio a mi experiencia universitaria. Durante estas décadas tuve la fortuna de esta-blecerme en varios países y conocer diferentes culturas, lenguas, sociedades y estilos de vida. No obstante la prodigalidad de experiencias internacionales, el ambiente institucional en el que me he desenvuelto ha sido siempre el mismo: la universidad.

Hace más de tres décadas ingresé por vez primera a un centro docente supe-rior en la calidad más simple: la de un estudiante. Después vinieron unos intere-santes años en los que tuve que intercalar mis labores como docente universitario con estudios de posgrado a nivel de maestría. A continuación, dispuse de otro número de años como estudiante doctoral y, al finalizar dicho programa, volví de lleno a mi trabajo docente, el cual, para satisfacción mía, nunca he abandonado.

Durante estos largos años aprendí a combinar la docencia —de pregrado y de posgrado—, con la investigación, teórica y básica, y, en años más recientes, con

pi El mundo global_final.indd 9 9/30/13 5:39 PM

x el mundo global. una historia

las labores administrativas, las cuales, a veces, consumen más tiempo del que uno quisiera, pero tienen la ventaja de enseñarle al investigador y al docente a apreciar la vida universitaria y la producción del conocimiento desde un obser-vatorio particular y bastante crudo, distante del trabajo investigativo empírico y de la contemplación pura.

He querido comenzar este escrito con esta doble reflexión —la consideración sobre los necesarios altos en el camino y un breve esbozo de mi vida profesio-nal— porque ambos aspectos ocupan un lugar central en el proyecto que me motivó a escribir un libro como el que el lector tiene en sus manos.

Ocurre que cuando vuelvo la vista atrás, rememoro los asuntos que con-citaron mi atención y evoco los principales ejes temáticos de mis estudios y de la práctica investigativa, me llama poderosamente la atención que siempre he tenido una predilección muy marcada por temas propios de un planeta del tamaño de Júpiter; mi interés académico siempre se ha sentido atraído por las cuestiones enormes. Y es que, cuando he tenido que tratar temas de dimensiones gigantescas, me he sentido a mis anchas, las ideas fluyen a mi mente, los proble-mas los entiendo de manera fácil, mientras que cuando he intentado trabajar en torno a tópicos pequeños y específicos, reconozco que salen a relucir todas mis impericias.

En consonancia con la época que entonces se vivía en los inicios de esta tra-yectoria y los temas que entonces apasionaban, culminé la primera etapa de mi formación académica con una investigación sobre los regímenes autoritarios en América Latina durante dos coyunturas distintivas del siglo xx: la década de los treinta y las de los sesenta y setenta. Enseguida, dediqué más de una déca-da al estudio histórico, politológico e internacional de la Unión Soviética y, de suyo, tuve que sumergirme en los problemas más relevantes de todo el campo socialista. Cuando este sistema colapsó y esa superpotencia con “pies de barro” finalmente se derrumbó, decidí enfrentarme a un tema mucho más vasto que el anterior: las transiciones y las transformaciones de las sociedades comunistas en la Europa Central, la antigua Unión Soviética, China y Cuba.

En los noventa, con la preocupación de encontrar nuevos puntos de refe-rencia teóricos e históricos y nuevos asideros intelectuales, emprendí otro gran cambio en mi orientación temática y me dediqué al estudio de aquel esquema mundial que se iba configurando, es decir, me interesé por la comprensión de las coordenadas básicas del ordenamiento internacional que estaba emergiendo en las postrimerías del siglo xx.

Fueron esos los años en los que, sin proponérmelo de modo consciente, comencé a reflexionar sobre el mundo en su conjunto. En el recodo del último cambio de siglo, mi atención se centró en la globalización, tema que escudriñé desde distintos ángulos, latitudes y niveles de observación. El estudio del nuevo ordenamiento mundial, de la globalización, y mis divergencias con las formas

pi El mundo global_final.indd 10 9/30/13 5:39 PM

xiintroducción

habituales de aproximación a los temas mundiales me condujeron a interesarme por la historia global de la contemporaneidad, trama mucho más extensa que la historia de la globalización, pues considero que esta última no es más que uno de sus posibles desarrollos.

Paralelamente comencé a preocuparme por las distintas maneras a través de las cuales puede ser estudiada la contemporaneidad, o, lo que, con agrado, he definido como la historia del tiempo presente, expresión que retomé de cierta tradición intelectual francesa, pero que, en mi entendimiento, mantiene un estrecho vínculo con la historia global, en la medida en que durante nuestra contemporaneidad numerosos procesos y fenómenos han comenzado a desbor-dar los límites de su epicentro. Es decir, con esta historia del tiempo presente no pretendía tan sólo dar cuenta de la historia de la actualidad, pues, tal como la entiendo, con ella me interesaba producir un marco de inteligibilidad de la contemporaneidad y del mundo que nos ha correspondido vivir.

Esta apretada síntesis sobre mi trayectoria profesional —deliberadamente sin referencias bibliográficas, porque no quiero que vaya a ser asumida como una especie de egohistoria—resulta ser un asunto central para que el lector com-prenda la intención de fondo que subyace al libro que tiene ante sí.

No pecaría de exageración si sostengo que la mayoría de los científicos socia-les tiene y ha desarrollado una o unas experticias sobre un tema en particular, un país, una región o sobre la internacionalidad de dos o, a lo sumo, un puñado de sociedades. Es decir, por lo general, los itinerarios académicos se construyen con base en la familiaridad con ciertos temas que se encuentran espacial o tem-poralmente bastante bien delimitados. Entre los historiadores, esta proclividad es aún más marcada porque la formación profesional ha insistido siempre en que “lo pequeño es bello” y que el trabajo histórico debe estar bien delimitado, focalizado y debe basarse en una investigación puntual y original.1

Mi trayectoria profesional, en cambio, ha seguido un derrotero bien dis-tinto. Me inicié con la investigación de un tema complejo por su amplitud —el autoritarismo en América Latina en un par de momentos cruciales del último siglo— y lo fui aumentando, sin proponérmelo, hasta que terminé reflexionan-do sobre el mundo en su totalidad. Tanto en la búsqueda del entendimiento del ordenamiento mundial contemporáneo, como en la decantación del fenómeno de la globalización, la globalidad histórica de la contemporaneidad, o cuando me preocupé por reflexionar sobre la historicidad del presente, es decir, por la apropiación de una perspectiva temporal de comprensión de la contemporanei-dad, el mundo generalmente ha sido mi principal objeto de reflexión.

1 Wolf Schäfer, “Global History, Historiographical Feasibility and Environmental Reality” en Bruce Mazlish, editor, Conceptualizing Global History, Boulder, Westview Press, 1993, p. 47.

pi El mundo global_final.indd 11 9/30/13 5:39 PM

xii el mundo global. una historia

Lo anterior me lleva a señalar que, si en algo me he distinguido de la mayoría de los científicos sociales, lo cual, por favor, no quiero que sea interpretado co-mo bueno o mejor, es que en mis investigaciones y en mis actividades docentes universitarias, la categoría “mundo” ha constituido una de las representaciones sociales más frecuentes.

Ha sido en torno a esta constante donde han germinado las preguntas a las que busca responder el presente libro: ¿cómo se puede investigar sobre el mundo? y ¿cómo y por qué debe ser convertido en un campo de experiencia que justifique la pertinencia de tratarlo como un imaginario social?

El tema adquiere toda su actualidad cuando uno se percata de que el mundo, bien digo, el mundo y no una región en especial, está pasando por momentos muy agitados. Urgente se vuelve también esta reflexión cuando se advierte que la situación actual en las ciencias sociales no es la mejor porque las transforma-ciones de las últimas décadas han trasgredido no pocas veces sus principales categorías y enfoques. Es evidente que, debido a esta inadecuación, se impone la necesidad de tener que buscar readaptaciones que vuelvan a hacer inteligible la contemporaneidad. Considero que para avanzar en esta dirección, la eluci-dación de la categoría “mundo” como un imaginario social puede resultar muy provechosa.

Hasta la fecha, la idea de base que me ha ayudado a organizar el conjunto de supuestos que he ido desarrollando sobre esa temática, la inferí de una imagen que se me vino a la mente en más de una ocasión cuando trabajé sobre escritos que sugerían dicha existencia. La primera la encontré en un pasaje de Eric Hobs-bawm, en su libro La era del capitalismo, cuando afirmaba de modo categórico que “en esta era industrial el capitalismo se convirtió en una economía genui-namente mundial y por lo mismo el globo se transformó de expresión geográ-fica en constante realidad operativa. En lo sucesivo la historia sería historia del mundo”.2

La otra provino de una reflexión a la que invitaba el sociólogo brasileño Oc-tavio Ianni, cuando, en su libro Teorías de la globalización, sostenía que, como resultado de la intensificación de la globalización en el presente, el mundo ha-bía dejado de ser una simple figura astronómica para adquirir plenamente una “significación histórica”.3

La tercera y última que quiero recordar proviene de Reinhart Koselleck cuando escribió que la “aceleración de nuestro propio espacio de tiempo ha con-vertido al globo en una unidad de experiencia […] recordar que las condiciones naturales de nuestra vida siguen presentes en mayor o menor medida es uno de

2 Eric Hobsbawm, La era del capitalismo, Barcelona, Guadarrama, 1981, p. 72 (la cursiva es mía).3 Octavio Ianni, Teorías de la globalización, México, Siglo XXI, 1996, p. 4.

pi El mundo global_final.indd 12 9/30/13 5:39 PM

xiiiintroducción

los mensajes más nobles de la historia, que siempre ha concebido la naturaleza y el mundo humano como unidad”.4

Las hipótesis señaladas por estos autores son muy interesantes y todas apuntan en la dirección de insinuar que el asunto es importante y bien real. Sin embargo, un problema recurrente, en la escasa literatura que ha planteado esta inquietud, consiste en que uno puede toparse con pasajes o con descripciones en los que esta idea de mundo es mencionada, como ocurre con estos tres autores, pero extraño es encontrar textos que trabajen de manera específica y sistemática sobre este problema.

Las excepciones son escasas. Una es un libro, realizado bajo la conducción de Jacques Lévy,5 en el que un equipo de académicos se propuso pensar el mundo pasado y presente desde el ángulo de la geografía. La obra es muy interesante, tal como quedará consignado en una serie de referencias que realizaré a varios de sus capítulos, pero, como reconoce el colectivo de autores, las mayores inno-vaciones en cuanto a las nuevas formas de espacialización del mundo han sido unas preocupaciones más frecuentes entre los sociólogos que entre los geógrafos.

De gran interés es un reciente libro de Göran Therborn,6 en el cual el sociólo-go sueco se trazó como objetivo la construcción de un mapa geológico sociocul-tural del mundo, con especial énfasis en el presente. Therborn considera que ha llegado la hora de proponer un nuevo programa académico: la sociología global, perspectiva novedosa que debe encontrarse distante de cualquier veleidad de dogmatismo político, además de prescribir de una disposición abierta frente a la variedad de experiencias y a la conectividad. Según su parecer, la sociología constituye la perspectiva que se encuentra en mejores condiciones para ofrecer un marco de inteligibilidad del mundo en su conjunto, tanto pasado como pre-sente, por su gran capacidad para federar distintos saberes, debido a su aper-tura y curiosidad ilimitada, lo cual la dispone a abarcar todas las disciplinas y experiencias.

De las consideraciones que brinda el sociólogo mencionado, cuatro temas me parecen muy adecuados para los objetivos que me he propuesto. El primero consiste en un llamado de atención: para dar cuenta de la realidad mundial con-temporánea se requiere del diseño de una perspectiva abierta y abarcadora, que arranque con una disposición espontánea para incluir una gama de experiencias, lo más amplia posible. Es en este sentido que entiendo sus palabras cuando de-clara el rechazo de cualquier forma de dogmatismo político y académico, pues

4 Reinhart Koselleck, Los estratos del tiempo: estudios sobre la historia, Barcelona, Paidós, 2001, p. 111.5 Jacques Lévy, et ál., Inventare il mondo. Una geografia della mondializazzione, Milán, Bruno Mondadori, 2010.6 Göran Therborn, El mundo. Una guía para principiantes, Madrid, Alianza, 2012.

pi El mundo global_final.indd 13 9/30/13 5:39 PM

xiv el mundo global. una historia

una conducta tal conduciría a una exposición cuyo desenlace se conoce de ante-mano. Y es que no puede olvidarse que con la intensificación de la globalización no sólo lo global se ha convertido en un objeto de estudio de las ciencias sociales, más importante es el hecho de que se ha convertido en un tipo de dinámicas que implica una sensible modificación de sus maneras de proceder.

La actitud de apertura consiste, entonces, en la organización de la trama como si fuera una inmersión para captar las aguas profundas, comprender el movimiento de las grandes corrientes marítimas, rastrear los fenómenos socia-les estructurales, los cuales, a veces, se expresan como fragmentos que flotan, pero que tienen la capacidad de propulsar dinámicas nuevas y explorar todo tipo de conectores.

El segundo tema radica en la consideración de que las querellas interdiscipli-narias sólo existen dentro de los confines del ámbito académico, y que, cuando se trabaja un problema, más aún cuando se trata de uno del tamaño del que aquí nos ocupa, la magnitud y la complejidad del problema impone la necesidad de relacionar miradas entre (y desde) distintos ámbitos sociales, entre (y desde) perspectivas académicas y entre (y desde) diferentes escalas de observación.

El tercero descansa en la idea de que el mundo requiere de la elaboración de un imaginario social particular que sirva de nutriente para estimular, orientar y posibilitar el desarrollo de una conciencia de y para los ciudadanos del planeta. Este imaginario o referente planetario lo entiendo en el sentido que alguna vez fuera expuesto por Fulvio Attinà, al señalar que esta representación adquiere vida

Cuando los hombres y mujeres que hablan diferentes lenguas reflexionan conjuntamente sobre las oportunidades de la globalización y también sobre los deberes morales comunes que ésta les impone, […] se está dando un paso adelante decisivo en el camino de construir una identi-dad colectiva más amplia que la identidad nacional en la que nos hemos educado en los últimos siglos.7

El último consiste en la indicación de que el estudio del mundo, del planeta en su conjunto, requiere de un paradigma programático, distinto de cualquiera de los programas académicos existentes, tanto en sus pretensiones como en sus procedimientos. Es esta consideración lo que llevó a Göran Therborn a definir su perspectiva como una sociología global que, sin renunciar a los anteceden-tes disciplinarios, debe cultivar otros procedimientos y supuestos, porque la

7 Fulvio Attinà, El sistema político global. Introducción a las relaciones internacionales, Barce-lona, Paidós, 2001, p. 11.

pi El mundo global_final.indd 14 9/30/13 5:39 PM

xvintroducción

complejidad y la magnitud del objeto de estudio imponen la necesidad de un tratamiento novedoso del tema.

Si en todo lo anterior concuerdo con Göran Therborn, difiero parcialmente en un aspecto, lo que me ha servido de pretexto para escribir este libro: tengo en alta estima el pensamiento sociológico, me gustan sus principales exponentes actuales y el intento bastante difundido de abrir nuevos derroteros; sin embargo, considero que la inteligibilidad del mundo contemporáneo requiere, desde luego, de la sociología, pero, sobre todo, necesita del acervo que ha forjado la historia, tanto en la acepción habitual de aquello que ha “ocurrido” (el proceso) como del conocimiento (manera de entender lo social). En tal sentido, concuerdo más con la tesis de Roland Robertson,8 cuando sostiene que se requiere ante todo de la historia sociológica, porque este enfoque resulta ser muy operativo en las discusiones contemporáneas de los asuntos globales y porque es una perspectiva que permite dilucidar el sentido temporal que encierra el mundo y el presente.

La historia como proceso resulta muy provechosa porque un procedimiento tal permite comprender por qué en nuestro presente se empieza a reflexionar sobre el mundo en su conjunto y muestra, además, la naturaleza y la orientación de los cambios que han conducido a que el planeta haya adquirido la fisonomía actual. La historia como forma de conocimiento constituye una perspectiva adecuada para estos propósitos por su capacidad para federar distintas expe-riencias, disciplinas y niveles de observación, por la posibilidad que ofrece para incluir los nuevos desarrollos historiográficos, muchos de los cuales se organizan en torno a la idea de un mundo en construcción en el pasado y en el presente y, más aún, porque ilustra con gran claridad las transformaciones que se han presentado en las dos condiciones fundamentales de existencia de lo social, a saber, el tiempo y el espacio.

Fue con base en estos antecedentes que fui puliendo la figuración inicial, de manera más intuitiva que fundamentada, hasta llegar a la conclusión de que en lugar de una simple significación histórica, de lo que debía hablarse era de que el globo se había convertido por vez primera en una categoría histórica, porque, como bien dijera Eric Hobsbawm, este se había constituido en “una realidad operativa”. Ahora bien, independientemente de si el término adecuado es “sig-nificación”, “categoría” o “realidad operativa”, lo cierto es que, como con gran lucidez señalara el analista brasileño anteriormente mencionado “el descubri-miento de que el globo terrestre ya no es sólo una figura astronómica, y sí lo es histórica, conmueve los modos de ser, pensar y fabular”.9

8 Roland Robertson, “The New Global History: a Sociological Assessment”, Instituto de Estudos Avancados da Universidade de Sao Paolo <http://www.iea.usp.br/english/articles/robertson-newglobalhistory.pdf> (consultado el 3 de septiembre de 2011), p. 5.9 Octavio Ianni, óp. cit., p. 4.

pi El mundo global_final.indd 15 9/30/13 5:39 PM

xvi el mundo global. una historia

El alto en el camino que he decidido emprender en mi trabajo investigativo, radica, por tanto, en la necesidad que experimento hoy en día de producir una cartografía del presente y del globo, ambos en tanto que categorías históricas. El supuesto inicial que me ha motivado a ello consiste en la convicción a que he llegado de que es muy exiguo el nivel de reflexión sobre la mundialidad en curso, en condiciones en que todo deja entrever que el siglo xxi, seguramente, se va a diferenciar del inmediatamente anterior, por el hecho de que los fenó-menos mundiales y/o globales se entrecruzarán de manera mucho más intensa, contradictoria y compleja con los locales y nacionales. Es decir, el escenario previsible lo imagino muy diferente al del cambio de siglo anterior, el de la Belle Époque, cuando los sólidos mecanismos de interdependencia entre las naciones súbitamente fueron revertidos, y se ingresó en un período que cierta literatura ha catalogado como de desglobalización.

Para que el lector pueda de entrada comprender mejor la argumentación que aquí será expuesta, diré que un mundo como categoría histórica es distante de aquella representación que imagina el planeta como un mosaico de formaciones territoriales económicas, sociales, culturales y políticas, adyacentes o jerarquiza-das. Reflexionar sobre el mundo en su conjunto es asumirlo en su globalidad y, en ese sentido, representa una trasgresión de las imágenes habituales que sobre él ha elaborado el saber académico, porque implica entender su composición en términos de formaciones o, mejor dicho, como constelaciones fluidas.

Desde un punto de vista político, familiarizarse con la idea de pertenencia a un mismo mundo resulta muy valiosa, porque permite superar la débil concien-cia que se tiene de la realidad actual, situación que explica, por su parte, que mu-chos de los hechos y de los problemas que tienen lugar en los inicios de este siglo xxi sigan causando una gran estupefacción, debido a que muchas veces no logran ser comprendidos y las respuestas, por tanto, resultan ser contraproducentes.

Ocurre que es repetida la costumbre de reflexionar sobre los grandes asuntos sociales con base en la experiencia del país del que se proviene o en el que uno se encuentra. Es tan fuerte esta filiación con el lugar de origen o de residencia, que ni siquiera las regionalizaciones han logrado producir adecuadas formas de identificación. Tres cortos ejemplos bastan para convencerse de ello. No es accidental que Néstor García Canclini se refiriera a la América Latina contem-poránea como un “objeto territorial no identificado”;10 que la bregada identidad soviética no lograra sobrevivir a las antiguas naciones que poblaban el Estado multinacional; o que la crisis financiera europea actual haya puesto en entredicho de modo categórico la solidaridad dentro de los marcos de la Unión Europea.

10 Néstor García Canclini, Latinoamericanos buscando lugar en este siglo, Buenos Aires, Paidós, 2002, p. 12.

pi El mundo global_final.indd 16 9/30/13 5:39 PM