008 - Del Campo Hugo - Sindicatos, Partidos Obreros y Estado en La Argentina Preperonista
Hugo Foguet en El Campo
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JORNADAS DE JÓVENES INVESTIGADORES 2009.
Prof. Lic. Isabel Aráoz
Instituto Interdisciplinario de Estudios Latinoamericanos (IIELA) Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional de Tucumán
Dra. Carmen Perilli CONICET
HUGO FOGUET EN EL CAMPO LITERARIO DE TUCUMÁN
La condición del Espíritu, el que según las Escrituras “sopla donde
quiere”: en los llanos de La Rioja como en los algarrobales de Santiago
del Estero, en los tabacales de Salta y en las serranías agrestes de
Catamarca, en las azules alturas jujeñas o en la verde y profunda
maravilla de un cañaveral de Tucumán.
David Lagmanovich1
1. Panorama de la literatura de la provincia en el siglo XX.
A la hora de proponer un panorama más o menos exhaustivo de la literatura
que se ha escrito en nuestra provincia durante el siglo XX nos enfrentamos ante una
serie de problemas que conviene considerar.
Reponer el corpus de esta literatura es un trabajo engorroso, aunque
necesario. Esta investigación se ha encontrado con derroteros similares a cuando me
dedicaba a armar el archivo de textos literarios del escritor Hugo Foguet, que no ha
sido sino la “punta del iceberg” de esta dificultad para hallar las obras, desperdigadas
en bibliotecas personales y públicas, que han carecido de la posibilidad de una edición
o reedición porque no poseemos una política cultural que se encargue de recuperar,
de manera sistemática, el archivo literario de nuestra provincia. La dispersión de
nuestro corpus- el que intentamos reunir y describir-, ha impedido su proyección en el
horizonte de una literatura argentina de carácter más federal.
1 David Lagmanovich. “El Norte argentino: una realidad literaria”, 1966, en
Universidad, Santa Fe, Universidad Nacional del Litoral, núm. 69, oct.-dic, p.117-140.
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Algunos de los críticos más representativos de nuestro entorno iniciaron
tempranamente esta ardua tarea: Gustavo A. Borda Figueroa publicó en el año 1965
Poetas de Tucumán (siglo XX), cuyo prólogo recordaba aquellas primeras antologías
poéticas2 que no son más que un puñado de libros y que manifiestan su preocupación
por delinear una tradición literaria propia. Expone además una primera periodización
del “movimiento literario tucumano” que consta de tres períodos: el primero que va
desde 1901 a 1940, el segundo desde la década del cuarenta hasta 1955 y el tercero
desde el ’55 en adelante3.
Del mismo modo, David Lagmanovich nos advierte de una literatura argentina
que ha dado la impresión de girar casi exclusivamente, alrededor de la Ciudad de
Buenos Aires, con sus revistas literarias, sus poderosas editoriales y diversos premios
que consagran a los escritores. En un intento por historizar la poesía y la narrativa del
Norte como un todo orgánico y coherente delinea algunas notas importantes respecto
a los períodos de mayor irradiación creativa, que retomaremos más adelante.
Por otro lado, Octavio Corvalán en su libro póstumo Contrapunto y fuga. Poesía
y ficción del NOA (2008) intenta explicar la nueva poesía de Arturo Álvarez Sosa y la
última novela de Hugo Foguet (Pretérito Perfecto) a través de un corte diacrónico de
nuestra literatura:
“…trazar un breve bosquejo histórico sobre los antecedentes
que no provenían de la nada sino de una cultura ya establecida,
de una literatura que se fue refinando con el tiempo, de un
quehacer colectivo sostenido” (pp. 17).
2 No ahondaremos en el análisis de estas antologías de la primera mitad del
siglo XX. Ofrecemos sus referencias por considerarlas antecedentes fundamentales de
esta investigación, que intenta establecer las relaciones de la obra de Hugo Foguet
con el campo literario de la provincia, justamente desde la década del cincuenta
cuando el escritor comenzó a publicar sus textos. Entre aquellas podemos mencionar
a El Tucumán de los poetas de Manuel Lizondo Borda (1916), Florilegio de Poesías
tucumanas, recopiladas por Alfredo Cónsole (1921). Mucho tiempo después, en 1952,
se editó la Primera Antología de Tucumán a cargo de Canal Feijóo entre otros. 3 Vicente Atilio Billone propone a su vez una periodización de la lírica tucumana
del siglo XIX que consta de tres momentos: el primero desde 1858 a 1872, el segundo
(del 1873 al 1887) y el último a partir de 1888 hasta 1902.
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Coinciden Corvalán y Lagmanovich en señalar a los años ’20 como la frontera
temporal que marca los inicios de una literatura del noroeste. Ésta se escribía bajo una
preceptiva modernista ya decadente, mientras las vanguardias ya daban sus gritos
desde las grandes urbes cosmopolitas4. Sin embargo, aún habría que esperar el
desarrollo de las siguientes décadas para que la literatura de las provincias del norte
encontraran su propia voz, es decir que pudieran articular una poética propia.
2. Tradiciones y rupturas en la poesía del NOA: la década del
cuarenta y del sesenta. El setenta y la poesía de Foguet.
Coinciden los críticos en presentar la década del cuarenta como un momento
de quiebre con la tradición lírica de las provincias norteñas. La revista La Carpa (1944)
representa ese hito para la vida literaria del norte5.
El grupo que comprende La Carpa fue el emergente de una nueva poética que
se había estado gestando en las entrañas de nuestra cultura y que reunía un conjunto
de escritores de Tucumán (María Elvira Juárez, Julio Ardiles Gray, Nicandro Pereyra
entre otros), Jujuy (Raúl Galán, Manuel Carrillo, Alberto Burnichón), Salta (Raúl Aráoz
Anzoátegui, Manuel Castilla) Santiago del Estero (María Estela Agudo), Catamarca y
La Rioja. Sin embargo- tal como advierte Octavio Corvalán- La Carpa significó la
renovación y el cambio de rumbo de nuestra literatura regional pero no tuvo
repercusiones a nivel nacional.
La Carpa fue un fenómeno literario a tener en cuenta. Fue el espacio predilecto
de publicación y divulgación de la poesía que se estaba escribiendo y pensando desde
el interior. Sus escritores señalaban su rechazo a un carácter regionalista entendido
como sinónimo de “color local” o “folcklorismo” exacerbado. Construían su linaje
literario apelando a la tradición existencialista, surrealista y también a la
4 Poeta y crítico excepcional fue Bernardo Canal Feijóo y su “Penúltimo poema
del fútbol” de 1924. representante norteño de la literatura vanguardista. 5Otras revistas aparecieron antes y después de La Carpa. Su emergencia
manifestaba el clima de inquietud cultural que reinaba en las provincias, aunque la
supervivencia de las mismas no era tarea fácil. Entre las más destacadas podemos
mencionar a: Revista de Letras y Ciencias Sociales (dirigida por Jaime Freyre),
Sustancia (fundada por Alfredo Coviello), Sarmiento (publicada por la sociedad del
mismo nombre), Cántico (fundada por Marcos A. Morínigo)
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neorromántica, que rebasaba los límites de la producción nacional. Como ejemplo
podemos apreciar un poema de Raúl Galán que a pesar de ser jujeño de origen es el
referente ineludible de La Carpa:
Yo soy de aquí
de este solar henchido como un vientre
donde el hombre apacienta el eterno secreto de las cosas
y lo contempla a solas
desde siempre, para siempre.
Desde la vibrante carne de mi tierra,
desde esta pulpa candorosamente sabia,
una mujer me nombra.
Ella toca el pulso ciego de mi sangre
(clara vertiente en medio de la sombra)
con la rotunda presencia de una madre.
Sólo para honrar mi tierra
el cielo desciende por los tarcos
y bendice azules los altos balcones del milagro.
El lapacho se queda en la berlina del asombro
y yo doy fe que es verdad de este paisaje
con lentos bueyes y cándidos trebolares.
(De Huerto, 1942)
Si bien La Carpa copó el escenario lírico de los ’40 en la provincia de Tucumán
y alrededores, no fue la única voz poética de la década citada. Otros poetas coetáneos
dieron a luz su producción en los años siguientes (durante los ’50 y los ’60) y
permitieron la progresiva maduración de una poesía propia. Entre los más destacados
podemos nombrar a Tiburcio López Guzmán, Guillermo Orce Remi, Dora Fornaciari,
Ariadna Cháves y David Lagmanovich.
En el horizonte de la poesía argentina (y latinoamericana) los años sesenta
significaron por un lado, la crisis del género (frente a la grandilocuencia del boom
narrativo junto a la profusión de los mass media) y por el otro, su renovación en dos
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líneas fundamentales, según advierte Delfina Muschietti: una de ellas “elige exasperar
la tradición, la que opera con la matriz auto-referencial”; “la otra trabaja con una matriz
de transformación (desmitificar, desacralizar y desidealizar).”6
La poesía de nuestros escritores podrán ser pensados y ubicados en uno como
en otro polo estético (uno, el del “extrañamiento” y el otro, de “reconocimiento”)
Algunos poetas incluso, seguirán escribiendo con notables resabios neorrománticos y
existencialistas. El campo literario de la poesía de los años sesenta se articulará con
estas poéticas emergentes que se contraponen a partir de sus proyectos estéticos. Es
decir, la poesía se convierte en un espacio beligerante donde las poéticas de
“extrañamiento” y “reconocimiento” confluyen. No hay manifiestos que articulen estas
opciones poéticas pero su distinción nos permite ver la complejidad del campo literario
de la provincia, en consonancia con la literatura nacional y latinoamericana7.
Podemos decir que los años setenta no plantean un quiebre absoluto con el
quehacer poético de los sesenta. Sin embargo, la década presente trae consigo un
conjunto de nuevas voces poéticas que renuevan el campo literario de la provincia, en
el ámbito de la lírica: Alicia Gómez Omil, Mirta Suárez Porto, Mario Romero, Juan
González, Inés Aráoz, Arturo Álvarez Sosa y Hugo Foguet. En adelante haremos
algunas referencias sobre estos últimos cuatro escritores.
En su libro Tradición y renovación de la lírica en Tucumán (1955-1990) Marta
Sierra ubica a estos poetas en tres lineamientos generales que manifiestan su
concepción poética:
1. La poesía que vuelve sobre el contexto poético y los
procesos de escritura.
2. La poesía densamente alusiva y metafórica que emplea el
poder de sugerencia del texto poético para manejar los
referentes históricos y sociales.
6 Delfina Muschietti. “Las poéticas de los ’60” en Cuaderno de Literatura. Universidad
del Nacional del Nordeste, 1989 (pp.129-141). 7 En su artículo “Imaginando el Norte”, Carmen Perilli logra pensar esta imaginería
literaria de la primera mitad del siglo XX a partir de los parámetros literarios del campo
latinoamericano. Puntapié inicial para no sesgar la literatura producida en el noroeste
de un corpus mayor.
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3. La poesía “cósmica” que manifiesta una relación analógica
entre texto poético y universo.
La autora señala la poesía de Inés Aráoz en el primer apartado. La de Juan
González en el segundo8 y a Arturo Álvarez Sosa en el tercero. ¿Qué ocurre entonces
con la poesía de Hugo Foguet? Éste ha sido calificado esencialmente como un
narrador más que como un poeta, pero en su trayectoria literaria aborda la creación
lírica desde el año ’74 hasta su muerte. Este corpus es menor respecto a su narrativa
pero compone un conjunto de 45 poemas aproximadamente.
En la poesía de Foguet convergen tanto la preocupación por el lenguaje
poético, la referencia metafórica a procesos socio-históricos como la relación de símil
entre el poema y el cosmos, aunque no exacerba este último lineamiento como su
coetáneo Arturo Álvarez Sosa. De hecho, su primera poesía publicada en La Gaceta
lleva por nombre “Cosmológica”:
Hace mucho tiempo el universo era el mismo que ahora (...)
El billón de soles y de tierras no ha cambiado.
todo lo que fue una vez seguirá siendo.
Estos racimos de galaxias/todavía exprimen las mismas esperanzas
y sé que tus ojos
desde aquella época lejana
interrogan los caminos que Andrómeda y Perseus
tras las naves de los extraños hombres verdes
las posibilidades
de pavorosas colisiones, tempestades de rayos cósmicos,
colapsos
se mantienen.
Nos ronda como entonces la muerte y el amor.
En la poesía de Foguet podemos reconocer algunos elementos y estrategias
discursivas presentes en el conjunto de poetas de la provincia: el fragmentarismo
8 Un aporte crítico profundo y reflexivo al respecto del escritor tucumano lo lleva a cabo
Rita Indiana Jorrat en su libro El poder del signo disociado en la poética de Juan
González. Facultad de Filosofía y Letras, U.N.T, 2004.
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sintáctico, ausencia de regularidades métricas, el cruce fronterizo entre narrativa y
lírica, el lenguaje lúdico, el erotismo, la exacerbación de la ironía y la burla.
La promesa de una narrativa propia: la segunda mitad del siglo XX como
consolidación del género.
A partir del camino sinuoso e interrumpido de la poesía de la provincia (que
hemos intentado describir en los apartados anteriores), nos ocuparemos
seguidamente del género narrativo y su lento crecimiento a lo largo de la segunda
mitad del siglo XX.
Hemos podido constatar que la narrativa tomó un notorio impulso en los ’50 y
’60 para afianzarse en la década del setenta. Es en este período temporal donde
tendremos la mayor parte de la obra de Foguet (con su primer cuento del ’54) que será
uno de los representantes de la consolidación del género breve y, por sobre todo, de la
novela de Tucumán.
En la primera mitad del siglo XX contamos con nombres como Fausto Burgos
(1882) y Rojas Paz (1896) que no han obtenido el debido reconocimiento dentro de la
misma región. La cuentística del Noroeste-advierte Corvalán- surge a partir de década
del cuarenta con la obra de Ángel M. Vargas y Jorge W. Ávalos. Como hemos
anunciado en el párrafo anterior, en la década del ’60 el cuento cobra un vigor
inusitado, alimentado por la emergencia de ciertas instituciones privadas (ediciones El
Cardón por ejemplo) que procurarían la publicación y difusión del material narrativo
breve que se estaba produciendo en nuestra provincia y las aledañas.
Si bien no podemos hablar de “generaciones” en la narrativa, ni siquiera de
grupos o estéticas porque la labor parece haber sido individual, dispersa y discontinua,
los sesenta se iniciaron con las primeras publicaciones de Ramón Alberto Pérez, Alba
Omil, David Lagmanovich, Julio Ardiles Gray, Jorge Estrella y Hugo Ramón Foguet
con su primera colección de cuentos Hay una isla para usted y otros cuentos (1963) y
Advenimiento de la bomba (1965) publicados por el Consejo Provincial de Difusión
Cultural (nacido en 1959 bajo el gestión gubernamental de Celestino Gelsi).
Tres antologías publicadas en el intersticio de las décadas del ’60 y ’70: 27
Cuentos del Norte Argentino (1968) por Gustavo Bravo Figueroa, Cuentos del
Noroeste (1972) por Aníbal Ford y Cuentos del NOA (1976) por Octavio Corvalán.
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Esta narrativa comienza a perfilarse como un modo del quehacer literario que si bien
no reniega de lo regional se sumerge en la búsqueda de un lenguaje propio, del cultivo
de la forma que la emparentó a la “Nueva Narrativa Hispanoamericana”. De esta
manera, el cuento se convirtió en una forma atractiva en sí mismo, desligándose de
su antepasado de folcloristas y recolectores de cuadros de costumbres locales.
En este complejo panoramo literario la novela resultó ser el más tardío de los
géneros cultivados. En 1983 Foguet publicaba Pretérito Perfecto y se convertía de
este modo en el novelista que la literatura de la provincia, “tierra de poetas”, había
esperado por años.
Sus antecedentes más inmediatos los encontramos ya en la década del
cincuenta con La Grieta (‘52) de Julio Ardiles Gray, Dos veranos (‘56) de Elvira
Orphée, seguidas de Sagrado (’69) de Eloy Martínez, La ciudad de los sueños (’71) de
Juan José Hernández, Frente al mar de Timor de Foguet (1976) entre otros. Sin
embargo consideramos que la coronación del género acontece recién con Pretérito
perfecto: “una narrativa que no reniega de lo regional pero que se adentra en el
lenguaje como aventura” tal como lo enuncia en su novela (Corvalán, 2008).
De este modo, podemos suponer que la novela de Tucumán se evidencia en
una tradición literaria aparentemente “inexistente”. De allí la imperiosa necesidad de
reconstruirla, reponiendo obras y autores que han sido “sepultados” debido a su
precaria circulación y a la ceguera crítica.
3. Alrededor del concepto de “literatura regional”.
Entenderemos la “literatura regional” más que como un concepto de límites
precisos y claros como una problemática que es necesario abordar. En innumerables
oportunidades “la literatura regional” funciona como una nomenclatura que reúne bajo
su arco autores, temas o estilos disímiles de una determinada zona del país. Si como
indica Sylvia Molloy “la literatura nacional es un cuerpo deforme e imaginario” ¿en qué
medida los textos producidos en nuestra provincia participan de ese corpus nacional?
En muchas ocasiones “lo regional” sólo nos refiere a su contraste con la
literatura que se escribe y publica desde el puerto de Buenos Aires. E incluso la
consagración de un escritor pareciera depender solamente de “la mirada porteña”.
Octavio Corvalán señala en este sentido:
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El aditamento de regional no parece cuadrar a las mejores
expresiones de nuestra literatura de provincias. Es literatura de
buena ley que, sino se divulga lo suficiente, sino está al alcance
del público de cualquier zona del país es simplemente por la
miopía de Buenos Aires (…) por la falta de editoriales
comerciales de suficiente envergadura como para imponer sus
productos y la falta de distribución. 9
Por otro lado, David Lagmanovich nombra a esa “literatura regional” como
“literatura del Norte” o “escritores de provincias” (incluyendo a Tucumán, Salta, Jujuy,
Catamarca, Santiago y La Rioja). El fundamento estaría dado por su “pertenencia” a
una realidad cultural que excede los marcos provinciales y se reúne en una tradición
norteña común. Diferente (aunque complementaria) es la posición de Aníbal Ford que
propone un “origen” a ese modo de entender la literatura:
Hacia los últimos años del siglo XIX (…) comienza a
consolidarse una corriente literaria que se propone explorar el
interior del país. En general se ve a esta corriente como la
restauración de los viejos proyectos románticos sobre la
literatura nacional (relevamiento de tipos, paisajes y
costumbres) o como el reflejo de la literatura de las patrias
chicas.
En las apreciaciones de Ford vuelve a estar presente la literatura regional como
una respuesta cultural a la gran ciudad de Buenos Aires y a su “literatura urbana”. En
ese sentido, ¿cómo podríamos pensar una novela como Pretérito Perfecto que
circunscribe su relato en el espacio urbano de la ciudad de San Miguel de Tucumán
apelando a una tradición literaria e intelectual que excede claramente los límites
nacionales? Hugo Foguet logra desarticular el concepto de “una literatura regional” así
entendida para ingresar en el horizonte de la literatura del país. Sin embargo, no
podemos olvidar que su nombre aún no ha ingresado a las historias de la literatura
argentina. Es más, la obra de Foguet viene a abrir el campo literario de Tucumán y a
demostrar que su novela sólo puede entenderse en el marco de la producción literaria
que la provincia sustentaba desde las décadas anteriores.
9 El subrayado es mío.
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4. Consideraciones finales
Cuando se piensa en la literatura de “Tucumán” comúnmente, se procura
hacerlo desde el marco conceptual de una “literatura regional” que abarca nuestra
provincia además de Salta, Jujuy, Santiago del Estero, Catamarca y La Rioja. Sin
embargo en este trabajo hemos propuesto circunscribirnos solamente al campo
literario provincial con el fin de hacer una exposición más clara y sintética, a pesar de
que no la hemos sesgado de las posibles relaciones y problemáticas comunes.
El objetivo central ha sido reponer el corpus de la literatura de Tucumán a partir
del horizonte de una literatura nacional. La pregunta por una tradición escrituraria ha
sido eje fundamental de esta ponencia, a través de un corte diacrónico de la aquella.
Si los años 20 constituyen el frontispicio de una literatura del Noroeste, los 40 son el
quiebre de esa concepción del quehacer literario, cuyo epicentro lo observamos La
Carpa que no fue el único fenómeno pero sí el más significativo. Este grupo de poetas
autodenominados como “no regionales” representaban una poética programática que
buscaba alejarse de un folcklorismo ya caduco, que se diluiría en la década siguiente
en proyectos escriturarios individuales. Su carácter de “regional” estuvo más bien en
su circulación limitada a sus provincias sin resonancia a nivel nacional.
En el caso de la narración breve y la novela constituyen los “logros” literarios
más tardíos de los escritores de nuestra provincia. Sin cohesión “generacional” o
poética, los narradores buscaron el compromiso con la forma y el lenguaje. Esta claro
que no estamos frente a una tradición inexistente sino que hay que construirla
ubicando nombres y obras perdidas u olvidadas.
Por último, “la literatura regional” fue presentada como una problemática que
necesita ser considerada aunque sólo lo hemos conseguido de manera inicial. Al
respecto solo enunciaremos dos cuestiones fundamentales: la primera es que el
“encierro” de lo que denominamos “literatura regional” se explica si uno procura
pensarlo desde un concepto más abarcador y complejo como el del “campo literario”
(Bourdieu). La segunda, recordado a la definición de Aníbal Ford, la nomenclatura de
“lo regional” hace referencia a una mirada foránea, desde el centro que es Buenos
Aires.
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5. Bibliografía
Antología poética tucumana. En el sesquicentenario. Impresores Violetto.
S.R.L, 1966.
Bazán, Armando R. “Capítulo VII: Las letras” en La cultura del noroeste
argentino. Plus Ultra, 2000.
Bravo Figueroa, Gustavo A. Poesía de Tucumán. Siglo XX. Ed. Atenas,
1965.
Billone, Vicente A. Tres generaciones de poetas de Tucumán. Facultad de
Filosofía y Letras, Universidad Nacional de Tucumán, 1995.
Corvalán, Octavio. Contrapunta y fuga (poesía y ficción del NOA). Facultad
de Filosofía y Letras. Universidad Nacional de Tucumán, 2008.
Ford, Aníbal. “En torno al regionalismo”. Prólogo a Cuentos del Noroeste.
CEAL, 1972.
Jorrat, Rita Indiana. El poder del signo disociado en la poética de Juan
González. Filosofía y Letras. Universidad Nacional de Tucumán, 2004.
La Generación del Centenario y su proyección en el Noroeste argentino
(1900-1950). Actas, Fundación Miguel Lillo, 2007.
Lagmanovich, David. La literatura del Noroeste argentino. Editorial
Biblioteca, 1974.
Perilli, Carmen. “Imaginando el Norte” en Historia Crítica de la Literatura
Argentina dirigida por Noé Jitrik. Emecé, 2008 (pp. 511-538)
Sierra, Marta Josefina. Tradición y renovación de la lírica en Tucumán.
1955-1990. IILAC, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional de
Tucumán. 1995.
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