I. Introducción -...
Transcript of I. Introducción -...
I. Introducción
1. Descripción general
Todo el mundo aspira a la vida dichosa; pero nadie
sabe en qué consiste. De ahí proviene la gran dificultad de
llegar a ella.
Séneca
México es un país con altos índices de pobreza y de marginación social, es decir, en
nuestro país habitan muchas personas que carecen del sustento necesario y, además, no
tienen las oportunidades para cambiar su situación. En México, de acuerdo a las cifras
oficiales de la SEDESOL, el 51.7% de la población se encuentra en situación de pobreza
de patrimonio (www.sedesol.gob.mx, consultada en 2005). Esta cifra es aún más
escandalosa al existir una importante desigualdad regional en el país. Unos estados son
muy ricos, pero otros son muy pobres. Los estados del sur son los más pobres, tal es el
caso de Puebla. Puebla ocupa, de entre las 32 entidades federativas, el lugar 25 en el
índice de desarrollo humano; también sólo 7 estados están peor que Puebla en cuanto al
porcentaje de la población ocupada que gana más de 2 salarios mínimos; y ocupa la
posición 29 en vivienda (Gobierno del Estado de Puebla, 2004).
En Puebla, así como en todo el país, las diferentes políticas sociales buscan
mejorar la situación (buscan el “Desarrollo”), pero son ineficaces e impositivas debido a
la reducida noción del “Desarrollo”. Será valioso rescatar la ciencia psicológica cognitiva
como herramienta clave para el estudio del comportamiento humano de las personas
beneficiadas por las políticas sociales.
El diseño de una política social consiste en definir claramente tres cosas: el
problema, la meta y los medios para conseguirla. Es obligatorio y urgente que las ciencias
1
sociales, y no sólo la economía, se involucren y ofrezcan soluciones para el “Desarrollo”.
¿Cómo? De tres formas, ayudando a definir claramente los problemas sociales,
estableciendo las metas de los programas de desarrollo social y, tres, ayudando a definir
los medios más adecuados para implementar programas exitosos.
Esta tesis le apunta a una de ellas: se propone acceder a información que abra
puertas para trazar metas sensatas del “Desarrollo”. Nos interesa la percepción de la
calidad de vida porque los seres humanos aspiramos a “vivir bien”, pero para poder
lograrlo es necesario conocer aquellas esferas de la vida, incluyendo los pensamientos y
sentimientos, que están envueltas en lo que uno considera como “vivir bien”. ¿Qué ven,
qué buscan, qué sienten, qué piensan, qué opinan, aquellas personas a quienes va dirigida
la política social? En otras palabras, esta investigación busca ser un marco de referencia
para el diseño de políticas sociales.
Idealmente, el “Desarrollo” está encaminado a mejorar la calidad de vida de la
población. Sí. Y es necesario partir de otra premisa: la percepción de calidad es vida es
relativa al grupo social, a la etapa vital, al momento histórico y al lugar específico. La
presente investigación pone de manifiesto que la calidad de vida no es percibida del
mismo modo por todos pues está en función del contexto externo, es decir, existe cierto
relativismo y, en consecuencia, el “Desarrollo” no debe ser igual para todos. No debe ser
igual, pero entonces ¿cómo debe ser? Para saberlo se demuestra, en las siguientes
páginas, lo útil que puede llegar a ser acercarse a una localidad y así insistir en el
desarrollo endógeno y participativo. Se quiere responder a la pregunta: ¿qué hace que una
vida sea valiosa para la persona que la vive?; para que de esta forma, el “Desarrollo” esté
enfocado a las personas que lo viven.
Esta tesis es un estudio exploratorio de calidad de vida en niños de
Tlaxcalancingo. Describe la percepción que los niños tienen sobre las dimensiones de su
vida y contribuye a la crítica de la noción dominante del “Desarrollo”. Mediante la
evidencia empírica de un caso particular, los niños de Tlaxcalancingo, se cuestiona al
“Desarrollo”, pues la noción de los discursos oficiales no siempre corresponde a la
noción que las personas tienen de lo que es calidad de vida. Se busca eliminar la idea que
“Desarrollo” –proceso que busca mejorar la calidad de vida de las personas- es ingreso,
2
urbanización e industrialización, para remplazarla con la idea de que debe ser sinónimo
de un bienestar humano integral.
Esta investigación es un esfuerzo preeliminar para examinar la calidad de vida
infantil desde su propio punto de vista en un contexto real inundado de las ideas
capitalistas del “Desarrollo”. Se entiende por calidad de vida como un concepto que
incluye todas las dimensiones necesarias para percibir bienestar, así como el grado en que
se percibe dicho bienestar. Es una percepción individual determinada por ideas sobre la
vida y el bienestar.
La investigación es cualitativa a través del estudio de un grupo focal con una
metodología etnográfica-centrada-en-la-persona sustentada en una epistemología
constructivista; se trabaja bajo la premisa de que la calidad de vida está determinada por
la percepción social. Los métodos de recolección de datos son variados -entrevistas
individuales, dibujos, discusiones en grupo- y se estructuran (los datos) a partir de un
análisis de contenidos.
Antes de continuar, es preciso plantear la existencia de otro problema,
generalizado en las ciencias sociales. La mayoría de las investigaciones sociales
representan a la infancia como una etapa transitoria de la vida, a la que en consecuencia
le atribuyen muy poco valor, siendo esta una razón por la cual, la voz de los niños está
ausente en la mayoría de las investigaciones (Scheper-Hughes y Sargent, 1998). La
infancia es una etapa por sí misma, así como también es un modo de ser y de estar con
necesidades y expectativas propias.
Muchas de las prácticas del “Desarrollo” impactan directamente sobre la infancia.
Aún así, su experiencia y su voz permanecen ausentes. Es por esto que esta tesis plantea
el provechoso objetivo de explorar las necesidades y expectativas de los niños las cuales
son percibidas y construidas socialmente.
3
2. Calidad de vida y desarrollo
La calidad de vida, en términos capitalistas, opera en función de la industrialización, el
consumo y la urbanización. Es en este contexto, actual y real, donde debe situarse la
búsqueda y la comprensión del complejo constructo llamado calidad de vida. Pues, el
acercamiento a este contexto social, “Desarrollado”, es el que dará las claves para
explorar a fondo y aplicar el conocimiento sobre la calidad de vida.
Actualmente, la modernización, el capitalismo y las ideas del “Desarrollo”
globalizadas son quienes le dan forma al contexto real en el que vivimos. Productos
industrializados, el consumo desenfrenado, las grandes ciudades son, ahora, la aspiración
de muchos y sinónimo subjetivo de bienestar. Esto se debe a que “el imaginario
simbólico de los niños y de los adultos en general ha sido secuestrado por la modernidad
(Baños, 2003:13)”, “por la violencia simbólica del capitalismo (Baños, 2003:256)”.
El modelo económico vigente (neoliberal), ofrece abundancia explícitamente. Este
paradigma nutre la percepción y las expectativas que el individuo tiene de su medio. Sin
embargo, el propio funcionamiento de este paradigma de modernidad tiende a excluir a
las personas, y el problema radica en que dicha abundancia resulta inalcanzable para la
mayoría. Por lo que se genera un sumidero con diversas formas de exclusión e inequidad.
Como herramienta para que la exclusión y la inequidad se reduzcan existen
estrategias de “Desarrollo”. A pesar de su existencia, la coyuntura del siglo XXI
demuestra que no han sido tan útiles como se esperaba, quizás porque se abusa de la poca
claridad de esta noción.
4
2.1. La noción del “Desarrollo”
“Buscar un desarrollo con equidad, es decir, que se funde en
un equilibrio entre el funcionamiento de los mercados y el papel del
Estado, donde la política social no se conciba como “remedio” para
los efectos desintegradores y concentradores de la riqueza generada.
La mejor política económica es una política social que impulse la
justicia y la equidad tanto entre sectores como entre regiones (Ibarra y
Gendreau, 1998:169).”
“El desarrollo es la mejora del bienestar humano (Harrison, 1989:19).” Es un proceso, un
curso de cambio mediante el cual se busca mejorar la calidad de vida (Mukherjee, 1991).
Para Gendreau (1998), el “Desarrollo” no sólo implica crecimiento sino también un
cambio cualitativo en el que dicho crecimiento propicie el menor consumo de recursos
naturales y energía y, al mismo tiempo, genere una mejor distribución de los ingresos y
reduzca el grado de vulnerabilidad frente a las crisis. La meta del “Desarrollo” es mejorar
sustancialmente la calidad de vida de las mayorías y propiciar la integración social
(Gendreau, 1998). En términos de Sen (2000), la calidad de vida sería dirigir el
“Desarrollo” hacia la expansión de libertades, dadas por las capacidades de una persona,
las oportunidades sociales, las facilidades económicas y las libertades políticas.
Hay un consenso generalizado en México y en el mundo sobre la calidad de vida:
los pre-requisitos para alcanzar un “Desarrollo” que ofrezca elementos que permitan
ejercer un mayor control sobre la propia vida y la oportunidad de hacer cosas que
produzcan placer y satisfacción son: alimentación, salud, educación y vivienda, dinero
inclusive. Sin embargo, la noción del “Desarrollo”, así como sus prácticas son muy
variadas, y a veces perjudicialmente ambiguas.
Se ha decidido tomar el concepto del “Desarrollo” para analizar la calidad de vida
porque constituye la esencia de las condiciones externas que moldean las condiciones y
estilos de vida. Éstos, a su vez determinan la evaluación subjetiva de tener una buena
vida, una vida con calidad. Para este análisis, habrá que distinguir entre conceptos que
conforman y confunden la noción del “Desarrollo”, así como señalar los obstáculos y
efectos de este proceso.
5
Desarrollo económico
Existe, en muchos discursos, una noción reducida del “Desarrollo” donde éste se
simplifica a un mero crecimiento económico. Es una noción reducida y es la noción
dominante. Normalmente se habla de desarrollo social y desarrollo económico como si
fueran lo mismo. Esto no es sólo un error, sino que además representa uno de lo mayores
obstáculos para mejorar la calidad de vida de las personas dentro del paradigma de
modernidad y capitalismo neoliberal. Kliksberg (2000) ha enumerado una serie de
falacias sobre los problemas sociales de América Latina que, en opinión de él, minan el
mejoramiento social y humano. Una de ellas es “con el crecimiento económico basta”.
Este pensamiento económico ortodoxo, según Kliksberg, dirige las miradas a los
pronósticos sobre el aumento del producto bruto; plantea que logradas metas importantes
de crecimiento, todo lo demás se resolverá. Si bien el crecimiento económico es
importante, no es suficiente. El desarrollo de las capacidades tecnológicas, de la
competitividad, y un clima de estabilidad económica es simplificar demasiado el tema del
“Desarrollo” y de sus dimensiones sociales.
El desarrollo económico implica el aumento continuo de la producción, y el uso
de la tecnología más moderna (Flores, 1976). Esta visión económica neoliberal contiene
una meta utilitarista: lograr el mayor bienestar para el mayor número de personas (Flores,
1976), sin embargo este paradigma ha mostrado otra cosa: mayor bienestar para menor
número de personas. La economía de mercado (neoliberalismo) funciona bajo el supuesto
de que las fuerzas del mercado, por ejemplo, la ley de la oferta y la demanda, son quienes
deben regir el funcionamiento del “Desarrollo”. Un sistema regido por este tipo de
economía concentra todos sus esfuerzos en la política económica.
La política económica son las medidas que un gobierno toma para generar
crecimiento económico. El economista trata de transformar la faz del país, dejar una
huella visible en la economía nacional sin importarle tanto dejar una huella en sus
habitantes. Es por esto que la planeación del desarrollo bajo una orientación plenamente
económica, prefiere concentrar su labor en unos cuantos magnos proyectos (presas,
carreteras, corredores industriales), cuya ejecución la garantiza el asesoramiento
financiero y de ingenieros, más que planes que modifiquen la organización, los métodos,
6
y en consecuencia, el bienestar social. Pero ha quedado demostrado que se puede
producir riqueza sin producir bienestar (Sefchovich 1989 citado en Tepichín, 1998). En la
planeación del “Desarrollo”, la economía ha sido la ciencia que más decisiones ha
tomado, lamentablemente no se le hace tanto caso a otras ciencias sociales que tienen
mucho que aportar (Hirschman, 1973).
El concepto de “desarrollo económico”, que en este trabajo se entenderá como lo
mismo que “crecimiento económico” significa incremento de producción, o sea, de
consumo. Este concepto está fuertemente relacionado con el de “nivel de vida”, cuyos
indicadores giran básicamente alrededor de los ingresos y de una canasta básica de
consumo. Éstos pueden ser factores de calidad de vida, pero no siempre el alto nivel de
vida y de “Desarrollo” se traducen en iguales evaluaciones de calidad de vida. Asimismo,
no siempre implican un sistema más democrático y participativo, por sólo mencionar dos
aspectos importantes que deben tomarse en cuenta en el análisis de la calidad de vida
(García y González 2000 citado en Domínguez, 2003). Bajo el enfoque económico, el
bienestar, mejor dicho, el nivel de vida se mide con indicadores macroeconómicos, por
ejemplo, con el Producto Interno Bruto (PIB), la capacidad adquisitiva, el desempleo o el
superávit comercial. Aquí lo que importa es la acumulación de capital monetario.
El capital (monetario) se refiere a la parte de la riqueza destinada a la producción
o el cambio, en otras palabras, es el conjunto de bienes acumulados destinados a la
obtención de nuevos bienes (Escobar, 1995). La teoría del desarrollo sustentada en la
formación del capital monetario contiene como elementos: tecnología, población y
recursos, políticas monetarias y fiscales, industrialización, desarrollo agropecuario y
comercio (Escobar, 1995); así pues, el “Desarrollo” es el resultado de las relaciones entre
estos elementos, instituciones y prácticas. Los expertos sostienen que un país se
encuentra en un estado de desarrollo económico cuando hay estabilidad monetaria, un
balance entre exportaciones e importaciones, existe un clima favorable para la inversión,
hay un alto ingreso nacional y consumo, así como cierta propensión al ahorro; sostienen
también que son estás las circunstancias favorables para que la población tenga calidad
de vida.
7
Desarrollo Social
Pues bien, el crecimiento económico se refiere al incremento de la producción; en
cambio, el desarrollo social se centra en la distribución equitativa de la producción. Para
Gouveia (2002) el crecimiento hace hincapié en la acumulación de riqueza, mientras que
el (verdadero) “Desarrollo” incluye tanto crecimiento como justicia social. En opinión de
Hirschman (1973:290) “la meta del desarrollo económico es mucho más que un
incremento en el ingreso per cápita; es, sobre todo, la conquista de los centros de
decisión”. Entonces, la noción del “Desarrollo” debe incluir tanto crecimiento económico
como desarrollo social.
La meta del desarrollo social es el bienestar social y la inclusión social: igualdad
de derechos e igualdad de oportunidades para ejercerlos. Bajo este enfoque lo que
importa es la acumulación de capital humano: social y psicológico, en lugar de la
acumulación de capital monetario; es decir que lo que importa es la acumulación de
libertades en términos de Sen (2000).
Es lógico, pues, concebir que la calidad de vida se alcanza con mayor facilidad
dentro de una noción del “Desarrollo” que incluya crecimiento económico y justicia
social, más que en una noción simplista que defina el “Desarrollo” únicamente como
crecimiento económico. En opinión de Mahbub ul Haq, el propósito básico del
“Desarrollo” es expandir las posibilidades de las personas creando un ambiente que
posibilite el gozo de una vida larga, saludable y creativa (www.hdr.undp.org). Esto
significa un mayor acceso al conocimiento, facilidades económicas, mejor nutrición y
servicios de salud, vecindarios más seguros, libertades culturales y políticas y, sobre todo
igualdad de oportunidades, dentro de la sociedad y dentro de la familia.
Antes de continuar con el trasfondo, vale la pena agregar otro concepto con el que
actualmente está muy relacionado el “Desarrollo”: el desarrollo sostenible.
Desarrollo sostenible
El desarrollo sostenible se refiere, en palabras de Schmuck y Schultz (2002), al uso de
recursos naturales de tal manera que el planeta continúe satisfaciendo las necesidades de
8
todas las personas, todas las formas de vida y las generaciones futuras. El desarrollo
sostenible busca erradicar la pobreza, mejorar la calidad de vida al mismo tiempo que
proteger el medio ambiente (Escobar, 1995). La esencia es el respeto ambiental.
Con esto, el desarrollo social sostenible sería el esfuerzo de construir ecología
social que facilite relaciones sociales constructivas en relación sinérgica con la naturaleza
(Almeida, Vázquez, Félix y Sánchez, 1991) para reducir las diferencias sociales mediante
la transformación de las condiciones que generan la pobreza (Barco, 1989) y para reducir
la degradación ecológica (Almeida et al, 1991).
El esfuerzo hacia el desarrollo sostenible exige un balance en cuatro dimensiones:
social, económica, ambiental e institucional; ofreciendo así calidad de vida (Gouveia,
2002). Cada dimensión puede ser medida con diferentes indicadores: en el ámbito
económico se utiliza el ingreso per capita y el desempleo; en el ambiental, la población
con acceso a agua potable o por ejemplo, las emisiones de gas; en la dimensión
institucional-política, se habla de canales de participación, infraestructura o nivel de
corrupción; y en cuanto a lo social, las medidas utilizadas son el nivel de vida, la
densidad de población y el índice de desarrollo humano.
Hechas estas distinciones se obtiene una noción del “Desarrollo” mucho más
satisfactoria y amable para el planeta. Recapitulando, el “Desarrollo” es la suma de
crecimiento económico, justicia social y respeto al medio ambiente. Dentro de este marco
es mucho más factible una calidad de vida para todas, todos y todo.
Ahora bien, mediante políticas económicas y sociales los gobiernos y otras
instituciones buscan alcanzar este “Desarrollo”. Las cualidades e intenciones de esta
investigación invitan a pensar que es mucho más fértil centrarnos, exclusivamente, en las
políticas sociales. El “Desarrollo” (económico, social y ecológico) se genera, en el
ámbito gubernamental, mediante líneas de acción de política social.
2.2. La política social
La política social es una rama de las políticas públicas que se identifica con el bienestar
social, el mejoramiento de las necesidades sociales y la corrección de desigualdades: una
vida mejor. La política social es el conjunto de políticas que emergen de, y diseñan, las
9
unidades gubernamentales para satisfacer los objetivos sociales. Éstos están determinados
por la visión que se tenga de la sociedad y del bienestar.
Según Cohen y Franco (2000) existen dos tipos de política social: las que buscan
elevar el nivel de consumo de la población, y las que prefieren invertir en los recursos
humanos. Para Valencia (2003), la política social es de tres tipos: de acumulación, busca
sostener el modelo económico vigente, esto quiere decir poner parches en las fallas del
mercado; de bienestar social, tiene la función de mejorar las condiciones de vida de la
población; y de legitimación, este tercer tipo busca sostener el régimen político y la
cohesión social en el marco de una relación entre Estado, mercado y sociedad.
En cuanto a las definiciones que da la Secretaría de Desarrollo Social (Programa
Nacional de Desarrollo 2001-2006), los programas de política social pueden estar
dirigidos a cuatro objetivos distintos: 1. a la ampliación de las capacidades de las
personas (educación, salud, alimentación); 2. a la generación de oportunidades de ingreso
(infraestructura, empleo, crédito); 3. a la formación de patrimonio (vivienda, ahorro y
títulos de propiedad); o 4. a la protección social (aseguramiento, previsión social,
atención a riesgos colectivos). Es decir, son acciones que fomentan la calidad de vida,
son cuatro medios para obtener calidad de vida. Los cuatro objetivos tienen algo en
común: pueden ser alcanzados directa o indirectamente a través de la educación.
2.2.1. Política educativa
El espectro de la política social es muy amplio. No obstante, lo que más atañe a los niños
es el ámbito educativo ya que a través de la educación es como los niños aprenden a
enfrentar el mundo.
Educación es calidad de vida puesto que el conocimiento es una fuente de
claridad, de poder y de riqueza (Ahier y Esland, 1999) por lo que se ha de considerar a la
educación como un beneficio social, tanto fin en sí mismo como medio indiscutible de
preparación futura para la vida cívica, académica, productiva y familiar (Cámara, 1983).
La educación busca el mejoramiento de las condiciones de vida y garantizar la autonomía
de los individuos y grupos (Cámara, 1983).
10
Definir la política educativa supone establecer los fines y los medios de la
educación en sintonía al contexto local y mundial, pues, la educación es más adecuada
cuando está en sintonía con el estilo de vida de los aprendices y con sus aspiraciones y
capacidades. Solana (1980) define la política educativa como el arte de abrir nuevas
posibilidades. El objetivo de la política educativa es actuar sobre la desigualdad de
oportunidades sociales mediante brindar acceso y capacidad para informarse (Girod,
1984). Así pues, la escuela debe garantizar la igualdad de oportunidades de desarrollo
cognitivo en el contexto de pluralismo cultural, debe fomentar el proceso personal de
toma de conciencia y fomentar la democracia (Cámara, 1983).
Asimismo, la escuela es un punto de encuentro y un espacio de socialización que
implica muchas cosas. Enseña valores e ideas, es decir, tiene efectos cognoscitivos;
también, a través de la escuela, se aceptan roles sociales y aspiraciones (Cámara, 1983).
Entonces, la función de la educación es formar al sujeto para el contexto en el que vive,
hacerlo un ciudadano de un lugar y una época determinada, pues trasmite la capacidad
adquirida de una sociedad y sus propósitos (De Azevedo, 1987). Sin embargo,
frecuentemente la escuela implanta estilos, usos y valores ajenos, a expensas de los
locales. Puede suceder que el alumno deja de confiar en su buen juicio y acepta someterse
a la estructura jerárquica, que otros decidan por él; produce desarraigo, de los valores
tradicionales; en fin, es un instrumento para pacificar a los pobres y preparar fuerza de
trabajo industrial (Cámara, 1983). Además de esto, la escuela es un símbolo de mejora y
modernidad (Cámara, 1983) y es un espacio que influye en el tipo de empleo y la
situación ocupacional de la población (Girod, 1984). Esto, a su vez, refleja las
frustraciones y las aspiraciones de las personas. Como enseña estándares de vida y es un
medio de socialización elemental para los niños, es esencial ser cauto con lo que se
enseña.
Para el “Desarrollo” es fundamental la educación, pero hay que tener en cuenta
que es un arma de doble filo. “La educación formal es un vehículo quizás de los más
privilegiados y poderosos para modificar las percepciones simbólicas (Baños,
2003:244).” A través de la escuela, los niños aprenden expectativas y modelos sociales;
es un agente del cambio social que facilita la transformación social hacia el progreso (De
Azevedo, 1987). Es un arma de doble filo porque el progreso científico y tecnológico
11
(éstos introduce un nuevo ritmo de vida) pueden ser, probablemente, indeseables cuando,
en ciertos circunstancias, son impuestos y mal distribuidos.
Puesto que el hombre es sujeto y la finalidad del proceso de desarrollo, éste no es
el mejoramiento de la tecnología, es, según Solana (1980) la capacidad de las personas
para elevar individual y colectivamente la calidad de su vida; una capacidad que se da a
través de la educación. Una nación desarrollada es aquella cuya población es capaz,
eficiente, culta, responsable y solidaria. “El mejoramiento económico tiene sentido sólo
en la medida en que dé mayores posibilidades a los individuos y a los grupos de mejorar
por sí mismos la calidad de su vida (Solana, 1980:261).”
Por último, se ha de insistir que la estructura escolar dirige la atención hacia la
modernidad: trasmite las ideas de la modernidad e inspira a la movilidad social en
dirección al grupo de vanguardia con un estilo de vida particular y con un patrón de
acumulación de beneficios (Cámara, 1983). Esta trasmisión de ideas y aspiraciones,
cuando no corresponden a la realidad, se convierten en un obstáculo para satisfacerse y
percibir calidad de vida. Entonces, la política educativa es la principal herramienta que
los gobiernos le dan a su población para mejorar sus vidas, pero también puede ser la
principal herramienta con la que los gobiernos modernizan, industrializan, progresan y
urbanizan el pensamiento de las personas.
Bueno, la política educativa es uno de tantos medios con el que se busca elevar la
calidad de vida. Existen otras estrategias más directas, que sobre todo van enfocadas a los
sectores más vulnerables.
2.2.2. Planificación del “Desarrollo”
Para la administración federal actual, la política social es clave para el combate a la
pobreza y para el “Desarrollo” del país. Esto es notable en el Plan Nacional de
Desarrollo 2001-2006: “Superación de la pobreza: una tarea contigo”. Dicho plan tiene
una visión subsidiaria (de corresponsabilidad e incluye criterios de desarrollo humano) y
es una postura, afortunadamente, que está en oposición a la falacia con “el crecimiento
económico basta”.
12
Los objetivos, estrategias y líneas de acción del Plan se basan en las vertientes de
oportunidad, capacidad, seguridad, patrimonio y equidad. Esta nueva visión pone especial
énfasis en el desarrollo de los recursos humanos del país puesto que considera ser así la
única manera como verdaderamente puede combatirse la pobreza, y así surgir la calidad
de vida. Este Plan Nacional incluye el programa “Oportunidades” como eje franco de
acción para combatir la pobreza, es un ejemplo claro de política social. “Oportunidades”
incentiva a las familias para que los niños vayan a la escuela. Consiste en transferir
dinero a las madres de cada niño (becario) que asista a la escuela o por cada hijo que
lleven con regularidad al centro de salud, además de suplementos alimenticios para los
niños pequeños y las mujeres embarazadas. Este programa lo que busca es atacar las
causas estructurales de la pobreza a través del desarrollo humano: para que la persona
pueda expandir sus opciones de vida requiere salud, nutrición y educación en primer
plano. Pero esta concepción de desarrollo humano es relativamente nueva. Esta
concepción del “Desarrollo” (humano) no es la que ha acarreado perjuicios en la
población de México y del mundo, sino las concepciones que anteriormente se tenían.
Evolución del combate a la pobreza
El combate a la pobreza como política social ha evolucionado a lo largo del tiempo, en
discurso y en práctica. Parece importante relatar brevemente la evolución de la política
social para tener un marco histórico de las prácticas gubernamentales destinadas a
mejorar la calidad de vida y así contar con una base completa que permita el análisis
profundo del concepto de calidad de vida y las implicaciones que ha tenido el
“Desarrollo”.
En la década de los 50, después de las guerras mundiales, toda política de
“Desarrollo” se concentró en aumentar la productividad (Cardoso y Faletto, 1986). El
discurso y las prácticas del “Desarrollo” fueron una respuesta a la problematización de la
pobreza a los años subsecuentes a la segunda gran guerra (Escobar, 1995). Las estrategias
de “Desarrollo” se basaron exclusivamente en la política económica y consistieron en
llevar a cabo, e incluso reproducir, las diversas etapas que caracterizaron las
transformaciones sociales de los países de Europa occidental y Norteamérica (Cardoso y
13
Faletto, 1986). Ante esta forma de imposición de la industria y el comercio internacional
y ante la expansión del capitalismo surgió la situación de subdesarrollo y el aumento de
la pobreza.
El Banco Mundial es una de las principales fuentes de asistencia para el
“Desarrollo” del mundo, su meta principal es auxiliar a las personas y países más pobres
ofreciéndoles financiamiento y conocimientos especializados para ayudarles a reducir la
pobreza (www.worldbank.org). En las década de los 50, cuando esta organización
comenzó a dar asistencia internacional, su labor se concentró en otorgar préstamos y
asesoría técnica en proyectos específicos en materia de transportes, energía eléctrica y
desarrollo agrícola (Hirschman, 1973). Esta concepción se generalizó a México. Entre
1940 y 1970, las cinco presidencias industrializadoras concebían a la pobreza como el
resultado de deficiencias productivas y de la distribución del ingreso (Valencia y Aguirre,
1998). Un fragmento de un discurso pronunciado en 1952 por el secretario de Hacienda
ilustra claramente la noción oficial del “Desarrollo” en aquellos años: “[…]los recursos naturales con que contamos no están suficientemente desarrollados; a
que todavía carecemos de capital y de técnica; a que la productividad por habitante es
todavía muy baja (Valencia y Aguirre, 1998: 37).”
La crítica de Hirschman (1973) se enfoca en decir que el “Desarrollo” no depende de
unos cuantos proyectos específicos, pues el bienestar social no depende únicamente de la
producción.
A finales de los 60, comenzó una reflexión en torno a la imposición de estrategias;
entonces, la ayuda internacional se fijo en base a un consenso sobre la base de un
entendimiento general entre el país donador y el receptor (Hirschman, 1973). Sin
embargo, la industrialización seguía figurando entre las prescripciones de política con
mayor jerarquía para sacar a América Latina de su retraso económico, social y político;
hasta la década de los 70 donde según Hirschman (1973) se experimentó un desengaño de
esa tesis, y por ello, las prácticas del “Desarrollo” fueron cambiando paulatinamente.
En la década de los 80, las inversiones en el sector energético eran aún las que el
Banco Mundial más apoyaba (www.worldbank.org). El discurso oficial del “Desarrollo”
en el aparato burocrático mexicano evolucionó en los 80: estableció que el “Desarrollo”
se expresa en el grado de satisfacción de las necesidades esenciales de toda la población,
14
así pues, la planeación debía partir de las necesidades esenciales de la población y, en
función de ellas. Y fue, a finales de esa década, cuando comenzaron a surgir movimientos
de conocimiento local, desarrollo endógeno y poder popular como rechazo al paradigma
del “Desarrollo” vigente en esos días (Escobar, 1995). En el siglo XXI, al menos en el
discurso, el combate a la pobreza ha dejado de ser industrialización, siendo esta estrategia
sustituida por conceptos de capital humano y social.
Antes, los expertos de Naciones Unidas, abogaban por interferir en el progreso
técnico tomando la posición de que “papá lo sabe todo” (Hirschman, 1973). Ahora, a
finales de los 90 y a principios del nuevo siglo, la ayuda directa se dirige a programas de
salud, nutrición y educación con una visión de colaboración. Esto quiere decir que se está
rompiendo con el error de confundir el desarrollo económico con el social y con el error
de imponer estrategias de desarrollo: el dogma ha pasado de la industrialización hacia el
desarrollo de capacidades humanas e igualdad de oportunidades. El desarrollo humano
implica que los individuos sean sujetos de su propio desarrollo, por lo tanto, que puedan
ejercer su libertad. Según la visión foxista, en México cada individuo debe ser capaz de
elegir su plan de vida y contar con los medios que le posibiliten perseguir dicho plan
(www.undp.org.mx/desarrollohumano/). Esta nueva visión es un reflejo del impacto que
han tenido las contribuciones intelectuales de Sen (2000).
Lamentablemente, el paradigma del desarrollo humano es muy nuevo. Años atrás
el “Desarrollo” significaba únicamente industrialización, capitalización, tecnificación,
etcétera, etc., cosa que ha traído consecuencias nefastas y confusiones, tanto objetivas
como subjetivas, de lo que significa calidad de vida.
2.3. Conceptos que simplifican la noción del “Desarrollo”
Ante la crítica sobre el reduccionismo del “Desarrollo” (económico) cabe distinguir la
noción del “Desarrollo” con otros conceptos que inundaban y aún inundan los discursos
oficiales y que, empleados inadecuadamente, son un obstáculo del verdadero
“Desarrollo”; términos como: el progreso, la modernización, la occidentalización, la
industrialización y la urbanización. Son característicos de la falacia “con el crecimiento
15
económico basta” que ejemplifican el reduccionismo (económico) de los discursos y
prácticas del “Desarrollo” (Kliksberg, 2000).
El progreso
El progreso se refiere al avance continuo de un cambio. Un cáncer es progresivo, así
como es progresiva la industrialización de un país. Un análisis del discurso del progreso
saca a la luz palabras como rezago, prioridades, lo-que-es-necesario, industrialización y
crecimiento económico. Es, pues, un discurso universalista que toma como referencia y
meta a los países progresistas y desarrollados. “El progreso es identificado como la
posibilidad de comprar más comida industrializada; de adquirir aparatos domésticos con
los últimos avances tecnológicos; de contar con energía eléctrica; televisión y
videocaseteras (Baños, 2003:262).”
La modernización
Por su lado, la modernización es el proceso de revolución tecnológica que ha
transformado la vida cotidiana y trastocado la distribución social (Baños, 2003).
Modernizar la vida nacional es la estrategia fundamental del desarrollo (Plan Nacional de
Desarrollo 1989-1994). Esta sentencia salinista afirma, tácitamente, que la modernización
produce calidad de vida. Conviene cuestionar esto porque los ideales de la modernización
son influencias foráneas y porque la modernización, impuesta inoportunamente, no
genera calidad de vida, al contrario, constituye un obstáculo de desarrollo social.
Baños (2003) entiende la modernidad como un orden “post-tradicional” cuya
dimensión subjetiva valora muy positivamente el individualismo y el consumo de los
productos industrializados. Modernidad es una categoría que denota el rumbo del cambio
social hacia una utopía cuyos sentimientos fundamentales son el conocimiento racional,
el individualismo, el liberalismo económico y la democracia y que surge del capitalismo
a escala mundial (Baños, 2003). En México, cuando se habla de cambiar para mejorar se
usa la palabra modernizar y se refiere a las acciones para implementar cambios
tecnológicos (Baños, 2003). “Modernizar frecuentemente se usa en el sentido de
16
propiciar el progreso y el desarrollo mediante la industrialización, el crecimiento urbano,
la aplicación de la tecnología de moda en todas las ramas de producción (Baños,
2003:22).” Este proceso de modernizar tiene impactos socioculturales y psicológicos.
La orientación cultural hacia la modernidad se distingue por una actitud laboral
hacia afuera, actitud de consumo conspicuo y una fascinación por los estereotipos de la
vida urbana (Baños, 2003). Es fácil presenciar migraciones, consumismo y negación de
lo propio. Inkeles en 1974 (citado en Cámara, 1983) describió el “síndrome de la
modernidad” que se caracteriza por: apertura a nuevas experiencias, independencia de
figuras tradicionales (padre, sacerdote), persuasión acerca de la eficacia de la ciencia y la
medicina, aspiración a mejoras económicas y ocupacionales y el deseo de participación
cívica.
Pero modernizar, aunque la idea sea así percibida, no implica necesariamente
mejorar la calidad de vida, es más, puede conducir al efecto contrario. La sociedad entera
al imitar la vanguardia cultural de las élites, acepta una direccionalidad del cambio social.
El triunfo de la modernidad, naturalmente, es una forma de dominación (Baños, 2003) y
es la manifestación de una aculturación psicológica que reduce los niveles de bienestar
cuando los medios no crecen a la par con las expectativas.
En antropología existen los conceptos de sociedad moderna y sociedad
tradicional, que a pesar de no ser muy vigentes por la amplia gama de híbridos, sí son
muy explicativos. Se puede entender “modernizar” como la transformación social del lo
agrícola a lo industrial. Las diferencias entra una sociedad agrícola-tradicional y una
sociedad moderna-industrial pueden analizarse bajo perspectivas económicas, sociales,
psicológicas, culturales y políticas.
En el ámbito económico los patrones de producción y consumo son distintivos. La
sociedad tradicional produce para consumir, es una producción de subsistencia; la
industrial lo hace para obtener ganancias, es una producción de cambio o de mercado; los
métodos de trabajo y los instrumentos son muy diferentes. Los alimentos, la vestimenta,
los servicios tienden a homogeneizarse en las sociedades industriales y giran alrededor
del petróleo y sus productos. En la dimensión social, el tipo de organización y las
relaciones familiares y comunitarias han cambiado. En las sociedades industriales
17
modernas la familia se ha nuclearizado, las bardas han crecido y los huertos
desaparecido.
En la dimensión psicológica, las expectativas y otras cogniciones se han
transformado. En cuanto a lo cultural, las sociedades tradicionales se distinguen, al
menos en México, por las fiestas religiosas, las peregrinaciones y lo comunitario. En lo
político, la transformación se entiende como ideológica: democracia, igualdad de género,
individualismo, no discriminación, y todas sus consecuencias prácticas y participativas.
Pero bueno, no existe un prototipo de sociedad tradicional y uno de industrial, sino una
infinidad de híbridos sociales (y culturales) que mezclan características de los dos tipos
de sociedades.
La occidentalización
Por su parte, la occidentalización, se refiere a tomar a los países de Occidente (Atlántico
Norte) como punto de referencia e ideal. Este fenómeno conlleva una homogeneización
de valores, expectativas, estándares de vida y modos de producción que han sido
generados en los países Occidentales. Por lo regular se confunde el “Desarrollo” con la
imitación de los “países desarrollados”.
La industrialización
La industrialización consiste en la importación e imitación de procesos ya
experimentados y seguros para la producción abundante, valga la redundancia, de
productos industrializados mediante tecnologías modernas. Quien exporta son los “países
desarrollados” y quien importan son los “países en desarrollo”. Es el cambio dentro del
sistema económico dirigido a la manufactura de productos en serie con gran dependencia
en el petróleo y sus derivados.
18
La urbanización
Se entiende por urbanización como el proceso de cambio de las estructuras e
infraestructuras sociales dirigido hacia el equipamiento de servicios humanos como
transporte, medicina, electricidad, drenaje, etc., y que, trae consigo, la concentración de la
población y la especialización de actividades, entre otros efectos.
La urbanización es un fenómeno social, un reto y una presencia inmanente en
cualquier discurso y práctica del “Desarrollo”. En México, en 1900 la población total que
vivía en localidades de más de 15 mil habitantes representaba el 10.5%. En la década de
los 40 se aceleró bruscamente la urbanización y para 1990, la población urbana
representó el 60.6% (Plan Nacional de Desarrollo 1989-1994). Por esto, este concepto es
fundamental para la noción del “Desarrollo”.
El problema de la urbanización surge cuando este fenómeno se impone y se exige
a la vasta diversidad cultural y geográfica del país. La expansión urbana es sinónimo, en
opinión de Hirschman (1973) de hoteles Hilton, clima artificial, supermercados,
teleféricos, submarinos y otras innovaciones ostentosas que son apariencia de cierto
refinamiento tecnológico pero donde no se hallan indicios de fluidez social, llámese
calidad de vida.
A modo de conclusión, el “Desarrollo” entendido como una evolución económica,
social, cultural y política, bajo una concepción universalista, debe definirse como el
camino de menos a más transformación de energía, de menos a más niveles de
integración, de menos a más adaptación, de menos a mas nivel de existencia humana, de
menos a más seguridad y prosperidad material, a mejor higiene y dieta y a menor
vulnerabilidad a enfermedades (Hatch, 1983). Puesto que el “Desarrollo” ha conducido a
una desintegración de las economías locales, es mejor concebirlo no como la copia de un
modelo industrial ni como crecimiento en el sentido occidental, sino como un proceso
plural que lleva a diferentes direcciones de acuerdo a las circunstancias (Hatch, 1983).
Para esto se han de tener muy en cuenta los conceptos que confunden la noción
(completa) del “Desarrollo” y así protegernos de ellos.
19
2.4. Obstáculos y consecuencias del “Desarrollo”
Si bien el “Desarrollo” busca mejorar la calidad de vida, es un hecho que no siempre lo
ha logrado. A pesar de las mejores intenciones de aquellos que promueven el cambio y el
“mejoramiento”, normalmente los resultados del “Desarrollo” han sido más pobreza, más
horas de trabajo, poca salud, desorden social, descontento, discriminación,
sobrepoblación, deterioro ecológico, alienación cultural, soledad y destrucción de las
culturas tradicionales. Esto se debe a la visión reducida y simple del “Desarrollo” que ha
conducido hacia efectos perniciosos no deseados.
Existen diversos obstáculos para el “Desarrollo” ya sean de tipo estructural o
psicológico. A continuación se hace una revisión de los múltiples factores que
obstaculizan el (verdadero) “Desarrollo” y de sus efectos.
Factores estructurales
Un obstáculo estructural del verdadero “Desarrollo” es la asimetría entre países
(Hirschman, 1973). La tesis de Cardoso y Faletto (1986) establece, en pocas palabras,
que los países ricos son ricos porque los países pobres son pobres. Así pues, la pobreza se
debe a la dominación y subordinación entre países.
Existen otras causas estructurales de la pobreza, tales como: la geografía, las
instituciones, las propiedades de activos, el analfabetismo, la propia desigualdad, el tipo
de gobierno o el predominio del sector agropecuario en la producción total de un país.
Hirschman (1973) enumera otras: las explosiones demográficas, la ineptitud de la
administración pública, el predominio agrícola y la industria inadecuada.
Sin embargo, el obstáculo que más interesa aquí es la imposición de valores,
expectativas y estrategias de los países centrales (ricos occidentales) sobre los periféricos
(América Latina, por ejemplo). ¿Quién define el “Desarrollo”? Esta es una pregunta
relevante para entender los graves errores que se han cometido al imponer e importar
proyectos de desarrollo económico y social. Si definimos la pobreza en términos de
carencia, existe la premisa tácita de la carencia en relación a la abundancia. La
percepción de la pobreza en una escala global no es más que una comparación estadística
20
de un grupo sobre otros, siendo que los otros nunca pidieron la comparación, y mucho
menos pidieron enmiendas (Escobar, 1995). ¿Qué es la abundancia? ¿Qué es necesario y
para quién?
La ciencia occidental asume tener acceso único a la “verdad” y al “bien” (Tyler,
1989), lo mismo ocurre con el “Desarrollo” occidental. Los países occidentales con el
estandarte del “Desarrollo”, la bandera del “Progreso” y la panacea de la
“Modernización” han impactado, sobre el resto del mundo, sus valores de lucro,
industrias, individualismo y urbes. Lo peor es que las civilizaciones industriales al
expandirse le han dejado poca libertad de lección a los demás para aceptar el “Progreso”
y sus impactos (Bodley 1975 citado en Hatch, 1983).
La civilización occidental se considera mejor que otras culturas y su argumento se
sostiene en un criterio de valores culturales propios (Hatch, 1983). Garduño (1997)
afirma que los valores propios de una sociedad occidentalizada dirigidos a la
acumulación de bienes no necesariamente son también compartidos por personas con una
diferente concepción de vida. Por esto, como dice Hirschman (1973), las soluciones a los
problemas de unos han de ser francamente distintas a las de las de otros, o como dice
Escobar (1995): no existen grandes alternativas que puedan ser aplicada a todos los
lugares y todas las situaciones. Es mejor definir el “Desarrollo” diferentemente para cada
sociedad de acuerdo a los intereses de las personas en cuestión, a los criterios propios de
calidad de vida y de acuerdo a la naturaleza de sus condiciones económicas y ecológicas
(Hatch, 1983). Un obstáculo es no hacerlo, y uno de los efectos de esta imposición es más
pobreza.
El relativismo cultural afirma que cada cultura tiene su propia definición de
valores humanos y aspiraciones vitales (Downing y Kushner, 1988). Se debe aceptar que
nuestra forma de vivir es sólo una entre otras formas: existen personas que viven sin
aspiraciones de acumulación de bienes, poder, o élites (Berreman citado en Downing y
Kushner, 1988). No obstante, se ha de aceptar que sí existen patrones de vida que son
mejores que otros en un plano puramente práctico. La etnografía demuestra que si hay la
posibilidad de escoger, las personas prefieren el acero sobre la piedra, la penicilina sobre
la magia, el transporte animal o vehicular sobre el humano (Murdock 1965 citado en
Hatch, 1983). Sin embargo, la creencia de que todas las personas comparten el deseo por
21
lo que unos definen como riqueza material, prosperidad y progreso es completamente
etnocéntrica. Bueno, pero si hay ciertas cosas a las que todas las personas aspiran
universalmente, entonces, la concepción de un “Desarrollo” plural no implica tanto el
relativismo de valores, sino la diversidad de medios para alcanzar una vida segura y
confortable (Hatch, 1983).
Sobre esta misma línea, concebir la cultura como un patrón único es una más de
las limitantes para el (verdadero) “Desarrollo”. En América Latina, existe una
hetereogenidad social y temporal donde coexisten formas premodernas, modernas y hasta
antimodernas (Escobar, 1995). México, por ejemplo, se caracteriza por tener una
diversidad cultural bastísima, una diferenciación geográfica muy clara y una
hetereogenidad ecónomica. Es evidente que no se puede tratar como iguales a personas
que no tienen iguales oportunidades (educativas, jurídicas, económicas, etc.). Aún así,
frecuentemente los planes de “Desarrollo” no toman en cuenta esto, que países como
México son muy diversos y que viven en una especie de hibridación cultural y transición
social. La hibridación cultural se refiere a que las distinciones entre tradicional y
moderno, rural y urbano, alta, media y clases populares pierden su forma (Escobar,
1995).
Otro de los factores estructurales que descomponen el verdadero “Desarrollo” es
el asistencialismo. La literatura de la revolución verde -periodo de hace algunas décadas
cuando el desarrollo agrícola se fundamentó en producciones extensas de monocultivos y
el uso de fertilizantes- asume varias premisas que ilustran el discurso violento y
asistencialista del “Desarrollo”: a) los planeadores del desarrollo saben lo que “la gente”
en los países en desarrollo quiere; b) que los que quieren es lo que “nosotros” tenemos; y
c) que “ellos” no están suficientemente avanzados para satisfacerse sin repercusiones
(Bird 1984 citado en Escobar, 1995).
El asistencialismo, en opinión de Palmonari y Zani (1990), tiene muchas
repercusiones negativas en la sociedad: quita libertad a los ciudadanos, paraliza
movimientos sociales y la población activa disminuye, así como también disminuye la
autonomía y creatividad (de la población asistida), o sea, se limitan los medios para
alcanzar vidas con calidad. El costo de la imposición de programas se traduce en la
insatisfacción general de haberse visto forzado a hacer algo no deseable y la pérdida del
22
apoyo popular (Hirschman, 1973). Esto, en pocas palabras, es lo contrario al “Desarrollo”
concebido por Amartya Sen (2000).
Por otro lado, olvidarse de un desarrollo ecológico, como ya se dijo, es carecer de
una noción íntegra del “Desarrollo”. La globalización del capitalismo ha provocado una
destrucción medioambiental. Las manifestaciones de la destrucción ambiental que padece
el planeta son: la pérdida de la capa de ozono, la deforestación y extinción de especies, la
contaminación generalizada y el agotamiento del abastecimiento de agua, pesca y
agricultura.
En 1980, los países industrializados consumían el 81% de la energía (Escobar,
1995). Actualmente, los países industrializados consumen 3 veces más agua, 10 veces
más energía y 19 veces más aluminio que los países en desarrollo (Kasser y Kanner,
2003) Si la meta es que todos nos industrialicemos como ellos, ¿qué planeta nos va a
sostener? ¿Qué calidad de vida es ésta?
Factores psicológicos
Así como el “Desarrollo”, irónicamente, ha producido más pobreza y mayor marginación,
ha generado otros problemas (psico)sociales como lo son la aculturación psicológica y la
revolución de expectativas.
El “Desarrollo” que se ha importado en países como México ha acarreado consigo
el fenómeno de la aculturación. La aculturación psicológica consiste en el cambio de los
componentes de la identidad que ocurre debido al prolongado contacto con un nuevo
sistema cultural simbólico, incluye: aptitudes, conocimiento, autorepresentaciones,
representaciones sociales, valores motivacionales y apego afectivo (Boski, 1989). Al
entrar en contacto prolongado con otra cultura, las cogniciones cambian y se mezclan:
ideas, opiniones, expectativas, deseos, creencias. Este cambio emerge del contacto y la
participación en un estilo de vida de la cultura dominante. Los nuevos híbridos culturales,
en muchas ocasiones, tienen expectativas inalcanzables. Este desajuste es un efecto del
las prácticas del “Desarrollo” y debe considerarse como un grave problema social. Desde
esta perspectiva, la causa de la pobreza es la incongruencia entre sistemas culturales
diversos. Se genera un desajuste y surge la pobreza. Surge en dos sentidos, una pobreza
23
pensada (desear lo que no se tiene y no se puede obtener) y una pobreza material de
desigualdad.
El proceso de aculturación representa un fuerte impacto psicológico, tiene una
influencia significativa en el comportamiento y la experiencia individual, y puede
conducir a un desequilibrio psicológico, deterioro de la salud mental, incremento en
ansiedad y estrés, sentimientos de marginación y conflicto, es decir, el detrimento de la
calidad de vida (Singh, 1989).
Bajo esta misma orientación, algunos autores aseguran que una revolución de
expectativas en aumento está ocurriendo en todo el mundo, se refiere al deseo de disfrutar
al menos algunas ventajas materiales que la industrialización ofrece (Murdock 1967
citado en Hatch, 1983). Esta revolución de expectativas ha creado nuevos patrones de
consumo debido a la orientación cultural hacia la modernidad y al nuevo sistema de
valores que aprecian lo material y la productividad.
Cuando el bienestar se confunde con el crecimiento económico, es un signo de
que la cultura de consumo se ha instalado. Una persistente exposición a modelos sociales
que motivan valores materiales lleva a las personas a internalizar creencias y prácticas de
la cultura de consumo como son: trabajar por un cheque, buscar el éxito financiero, tener
posesiones, tener una buena imagen y un estatus alto (Kasser, y Kanner, 2003). Estos
valores materiales, además de disminuir la satisfacción de necesidades psicológicas,
también provocan la decadencia de las relaciones interpersonales, las comunitarias y las
ecológicas (Kasser y Kanner, 2003).
Ya se habló de las causas estructurales de la pobreza, pero ¿qué hay de las
psicológicas? Algunos intelectuales opinan que el mayor mito y más perniciosos para la
América Latina es la creencia de que estamos subdesarrollados por culpa del
imperialismo yanqui (Rangel 1977 citado en Harrison, 1989). La cultura de la pobreza
hace referencia a las causas psicológicas de la pobreza. Los estudios de la cultura de la
pobreza se enfocan en los sistemas de valores que hacen diferente al pobre respecto del
resto de la sociedad; estos estudios establecen que la pobreza se trasmite culturalmente de
padres a hijos mediante actitudes (Tepichín, 1998). Otros factores de la cultura de la
pobreza son el carácter monoparental de la familia y la baja educación de las madres, así
como la falta de planificación familiar, la familia extendida monoresidencial, la temprana
24
iniciación sexual, el sentimiento de marginación y la falta de sentido histórico, entre
otros.
En opinión de Harrison (1989), el subdesarrollo está en la mente. La cultura es el
factor más fuerte, según Harrison (1989), que explica por qué algunos países se
desarrollan más rápida y equitativamente que otros. Bien es cierto lo que dice Bartra
(1987) que resulta absurdo catalogar toda una nación con vicios o enfermedades crónicas
colectivas. Sin embargo, puede ser útil, para la comprensión global del fenómeno
estudiado, mencionar una explicación del subdesarrollo a través de características
particulares de un carácter nacional. La tesis de Harrison (1989) establece que el
subdesarrollo en América latina es culpa de la cultura hispanoamericana. No es una teoría
racista, sino cognitiva enfocada en las creencias y actitudes disfuncionales. Se sustenta en
la tesis weberiana quien dice que la ética católica vicia el deseo del progreso por la
orientación hacia la jerarquía. Entre los puntos que se destacan como obstáculos
culturales para salir de la pobreza están la pasividad, la impuntualidad, la familia
ampliada, el concepto de autoridad y de cooperación, la falta de planificación y ahorro,
así como no tener una alta necesidad de éxito ni expectativas de juego limpio.
2.5. La pobreza y la marginación
Cuando no hay un verdadero “Desarrollo” (crecimiento económico, justicia social y
respeto ambiental), debido a la noción reducida del “Desarrollo” (crecimiento
económico) aparecen los problemas, desaparece una vida con calidad y surgen la pobreza
y la marginación.
De manera genérica se pude decir que la pobreza se refiere a la situación de una
persona, familia o grupo social cuyo nivel de vida se encuentra por abajo del de la
comunidad que se toma como base de referencia (Pratt citado por Sobrino y Garrocho,
1995). Al usar el término “base de referencia” se está imponiendo una comparación entre
dos grupos sociales que quizá posean dos concepciones de vida diametralmente opuestas,
pues la calidad de vida está en función de condiciones externas que varían de un grupo a
otro, tanto en el ámbito económico como en el sociopolítico, el cultural y el ambiental.
Las diferencias sociodemográficas producen diferentes niveles de bienestar y salud y,
25
además, diferentes formas de encontrar el bienestar subjetivo, por lo que puede esperarse
que las causas de bienestar difieran según el ciclo vital, las condiciones de vida, el nivel
educacional, la ocupación o el grupo social (Organización Panamericana de la Salud
1993 citado en Domínguez, 2003). Por esto mismo, resulta insensato concebir el
“Desarrollo”, o bien, la pobreza de un grupo en términos del nivel de vida de otro. A
pesar de ser absurdo, es la práctica más recurrente. Entonces, la noción de “Desarrollo”
muchas veces es reducida y, además, está mal medida.
La pobreza es la medida de una situación de carencia y se refiere más bien al
resultado de una comparación entre grupos. Es, por lo tanto, una categoría sociológica.
Pero antes de ahondar en la pobreza como constructo metodológico para medir el
“Desarrollo”, se ha de entender como fenómeno social, y así explicar lo que tiene que ver
la pobreza con la calidad de vida.
Se entiende por pobreza la situación de carencia de los satisfactores requeridos
por un individuo o grupo y –recálquese- su incapacidad para modificar dicha situación.
Antes pobreza se entendía solamente como carencia. Ahora, gracias a las aportaciones de
Sen (2002), la pobreza se entiende como la falta de capacidades básicas para salir de
dicha situación. Pobreza significa comida insuficiente, enfermedad, muerte prematura,
sentencia de por vida a la ignorancia, inmovilidad social y crueldad para millones de
personas (Dalton 1971 citado en Hatch, 1983). Pobreza denota la ausencia de bienestar
que se expresa en un conjunto de carencias que amenazan la integridad física y
psicológica de quienes la padecen (Boltvinik 1992 citado en Palomar, 1998).
La pobreza es sinónimo de carencias y se manifiesta en formas diversas de
vulnerabilidad social, precariedad, indefensión, impotencia, inseguridad y exclusión
(Programa Nacional de Desarrollo 2001-2006). La visión que actualmente tiene el
gobierno federal sobre la pobreza es contextual y relativista, o sea, que no la define como
una situación de carencia únicamente, sino como la relación entre dicha situación y los
medios del contexto externo para superarla. “La pobreza puede concebirse como la
privación de capacidades básicas. A partir de lo que puede ser o hacer una persona se
puede establecer el estándar social. Por su parte, el conjunto de acciones o estados que
los individuos pueden alcanzar y que son considerados indispensables para elegir formas
de vida valiosas se les denomina capacidades básicas. Según esta perspectiva, el ingreso
26
y los bienes de consumo son medios para alcanzar ciertas capacidades, mientras que las
características personales y el contexto social definen la forma de transformar estos
insumos en capacidades específicas para funcionar socialmente. El bienestar percibido y
los comportamientos son resultado de las capacidades disponibles y las preferencias
individuales, y, por sí mismos, no establecen una situación de pobreza. Ser pobre,
significa, entonces, que para condiciones sociales y particularidades individuales dadas,
los hogares no tienen acceso a los recursos económicos necesarios para que sus miembros
logren desarrollar sus capacidades básicas (Programa Nacional de Desarrollo Social
2001-2006: 9).” Esta definición funciona dentro de la concepción de un “Desarrollo”
enfocado en el desarrollo humano; donde, para combatir la pobreza debe darse acceso no
únicamente a un patrimonio económico, sino también al patrimonio biológico, social y
educativo (Palomar, 1998).
Se ha mostrado que por lo regular, el concepto de pobreza se refiere al estatus
económico, llámese nivel de ingreso. Sin embargo, la carencia puede ser de muchas otras
cosas, por ejemplo, un mal estatus sociopolítico. A esto se refiere la marginación, a no
tener el mismo acceso a servicios básicos, comunicaciones e instituciones de
participación. A partir del marco conceptual de Sen (2002), la marginación sería la
ausencia de libertad: no poder actuar ni elegir sin coacción y no tener los medios
necesarios (las capacidades) para salir de la pobreza (económica).
Una sociedad que incluye a todas y muy diversas formas de vivir, pensar,
producir y gozar debe ser considerada como una sociedad plural, respetuosa e incluyente.
Al fenómeno contrario se le denomina exclusión social y se caracteriza por una inequidad
de oportunidades y derechos. Esto es la marginación. Cuando una sociedad no ofrece el
mismo acceso a derechos y oportunidades a todos sus grupos es una sociedad excluyente.
Uno puede considerar cierta región como “pobre” y “marginada”, sin calidad de
vida cuando el nivel de ingresos es mínimo y cuando es manifiesta la exclusión en la que
viven unos individuos en relación a otros. Algunas características de los grupos excluidos
son ingresos precarios, salud deficiente, bajo nivel educativo, carencia o inadecuada
vivienda, nula participación política, aislamiento, discriminación, etcétera (Gendreau,
1998).
27
Por último, a través de las características sociodemográficas de la población
“pobre” pueden observarse las manifestaciones de la pobreza y la marginación. Los
hogares pobres se caracterizan por lo siguiente: el tamaño promedio de la familia es de
6.5; el 27% de los adultos no sabe leer ni escribir, tienen la primaria incompleta, y los
jefes de familia son autoempleados, empleados o bien, jornaleros agrícolas (Alarcón y
McKinley 1994 citado en Gendreau, 1998). En cuanto a las condiciones materiales de los
hogares pobres, sólo el 14% tiene drenaje, el 6.8% tiene refrigeradores y el número de
personas por habitación es de 5.13 (Lustig 1992 citado en Gendreau, 1998). Entonces, el
tamaño de la familia, las condiciones materiales de la vivienda, la escolaridad y el trabajo
son criterios de calidad de vida.
La pobreza como metodología para medir el “Desarrollo”
La pobreza (y sus indicadores) es, de cierta forma, una medida para comparar la calidad
de vida entre grupos. En un inicio, el Banco Mundial definía pobreza como una situación
de carencia de ingresos a partir de una canasta básica (así era muy fácil medir la
pobreza). Ahora, para el Banco Mundial, la pobreza es algo más que la falta de ingresos
adecuados o incluso de tener un bajo desarrollo humano (por lo que resulta más difícil
medirla). La pobreza también significa la falta de participación y de representación y la
vulnerabilidad ante el abuso y la corrupción; es la falta de libertades básicas de acción, de
elección y de oportunidades; la pobreza es hambre, pobreza es no tener hogar; estar
enfermo y no poder ir al doctor es pobreza; pobreza es no tener acceso a la escuela y no
saber leer; vivir al día, tener miedo al futuro y estar desempleado es pobreza; pobreza es
perder un hijo por una enfermedad causada por agua sucia; la pobreza es impotencia,
falta de representación y de libertad (www.worldbank.org).
Bien pues, la pobreza no es una definición como tal, sino que existen muchas
pobrezas. Sin embargo, es muy difícil condensar todos los factores en un solo indicador,
por lo que se considera el término pobreza básicamente como un constructo
metodológico para comparar el desarrollo entre regiones (a pesar de ser limitado es útil).
La pobreza, desde este punto de vista, es una metodología de medición. Wolfensohn ha
dicho que la forma en que uno defina pobreza y el modo en que se haga la recogida de
28
datos es lo que determina el porcentaje de pobres que se obtienen (www.worldbank.org,
2004). Un método común para medir la pobreza está basado en los niveles de ingreso o
consumo. Una persona es considerada pobre si sus niveles de (ingreso) consumo están
por de bajo del mínimo necesario para la satisfacción de necesidades básicas determinado
por una canasta básica alimentaria. A este nivel mínimo se le denomina línea de pobreza
y varía en el tiempo y de lugar a lugar. La SEDESOL (www.sedesol.gob.mx, consultada
2005) en las mediciones de los últimos años ha aumentado en sus mediciones otro tipo de
indicadores: el umbral de pobreza de capacidades, que se refiere a una cantidad específica
de dinero indispensable para atender necesidades de salud y educación; y el umbral de
patrimonio que se refiere al ingreso indispensable para acceder a necesidades de
vestimenta, calzado y entretenimiento. Sin embargo, es un error creer que la pobreza, o
bien, el “Desarrollo”, pueden medirse con gran aproximación con el nivel de ingreso
(www.undp.org.mx/desarrollohumano/). La crítica hecha a la línea de pobreza es que
sólo considera las necesidades básicas de bienes mercantiles (Palomar, 1998). Fue por
esto que se creó el Índice de Desarrollo Humano (IDH).
El desarrollo humano se enfoca en la libertad de las personas y no en la
acumulación de recursos, pues, aún cuando la expansión continua y estable del PIB sea
una condición necesaria para el desarrollo humano no es una condición suficiente. En el
núcleo del concepto de desarrollo humano se encuentran las personas y sus
oportunidades, no la riqueza que poseen, el ingreso que devengan, las mercancías y
servicios que consumen o sus percepciones de bienestar. Esta concepción ha llevado a la
formulación del Índice de Desarrollo Humano (IDH) propuesto por las Naciones Unidas.
Es una metodología que ha escogido tres dimensiones básicas para la medición:
longevidad, conocimientos y acceso a recursos. Como indicadores de estas dimensiones
se ha propuesto tomar la esperanza de vida al nacer, la tasa de alfabetización, la
matriculación escolar y el PIB per cápita (www.undp.org.mx/desarrollohumano/). Esta
nueva metodología integra la concepción vigente de pobreza y de desarrollo humano. La
única crítica que se le hace es la falta de un indicador de desigualdad, puesto que ésta es
una causa y manifestación de pobreza.
29
2.6. La condición actual en México
En América Latina la pobreza es mayor en el 2000 que en 1980 (Kliksberg, 2000). En los
90 “no sólo se mantuvo la tendencia de concentración del ingreso entre los sectores más
ricos sino que además gran parte de la población de los sectores medio y bajo se
deslizaron por debajo de la línea de la pobreza (Tepichín, 1998:57).” Y pese a que
México no es de los peores casos de la región, pues, se incluye dentro de los países de
desarrollo medio con el criterio de medición del Índice de Desarrollo Humano (IDH)
(www.undp.org.mx/desarrollohumano/), aún así nuestra situación debe preocuparnos por
la gran desigualdad que existe.
El IDH varía según las regiones de México, las regiones sur y occidente son las
que tienen menor IDH. Esto muestra que las diferencias no sólo existen ente países sino
también entre regiones de cada país. En la década de los noventa, el desequilibrio
regional en México se incrementó. La población de las grandes metrópolis, con más de
un millón de habitantes, aumentó 32%, mientras que las ciudades entre 100 mil y 1
millón de personas crecieron 28% y las pequeñas, con menos de 100 mil habitantes,
apenas tuvieron una expansión del 11%. Por otra parte, mientras que el noreste del país
ha registrado tasas promedio de crecimiento del PIB de 6.7%, el crecimiento de la región
sur no ha superado tasas del 3% (www.undp.org.mx/desarrollohumano/).
En México, existían en 1998 casi cinco millones de hogares pobres (Padilla,
1998). De acuerdo a las cifras oficiales de la SEDESOL, los números son hoy en día
igual de preocupantes: el 51.7% de la población del país se encuentra en situación de
pobreza de patrimonio (www.sedesol.gob.mx, consultada 2005). Esta cifra es aún más
escandalosa cuando se habla de una fuerte desigualdad regional en el país. Los estados
del sur son los más pobres del país, tal es el caso de Puebla. La población total de Puebla
es de poco más de 5 millones de habitantes y según el informe de la SEDESOL (2003)
ocupa el 7° en el grado de marginación. Puebla es un estado altamente marginado donde
el nivel de escolaridad promedio es de apenas 7 años y el PIB per cápita de $9 967
(www.sedesol.gob.m/informe2003/). Se puede decir que la condición actual de Puebla,
como reflejo de la condición de todo el país, no es la más deseable. Hay pobreza, hay
marginación, inequidad, injusticia social y muchos grupos vulnerables.
30
La condición de los niños
Los niños, los jóvenes y los ancianos son los muy pobres entre los pobres (Padilla, 1998).
La pobreza infantil se acentúa en los problemas de alimentación, salud y de educación
(Padilla, 1998). El problema es grave y aún así se presta poca atención a las
consecuencias que tienen para los menores de edad los errores y excesos en los que
incurren muy frecuentemente los gobiernos. “Sin duda, los menores de edad son quienes
están pagando el precio más alto (UNICEF 1995 citado en Padilla, 1998:291).” Los niños
están expuestos a las mismas fuerzas sociales que los adultos, pero de una manera
particular, y sin embargo, las propuestas y las políticas se hacen por encima de ellos
(Bustelo, 2002).
Investigaciones de UNICEF sobre una muestra de niños pobres en
latinoamericana determinaron que a los cinco años la mitad de los niños de la muestra
presentaban retrasos en el desarrollo del lenguaje, un 30% atrasos en su evolución visual
y motora, y un 40% dificultades en su desarrollo general (Kliksberg, 2000). La
desnutrición tiene serias consecuencias sobre la capacidad cognoscitiva, el desarrollo
psicomotriz, el afectivo y el intelectual de los menores (Padilla, 1998). La condición de
muchos niños en América Latina es mala e irreversible.
En México, cerca de 15 millones de niños y niñas viven en condiciones de
pobreza; del total de menores pobres se estima que 60 mil pierden la vida antes de llegar
a los cinco años por causas fácilmente previsibles; también se calcula que dos millones de
niños y niñas no ingresan a la escuela y 800 mil la abandonan (UNICEF 1997 citado en
Padilla, 1998).
La situación de los niños en este país no es la mejor. Muchos niños tienen acceso
a todos los servicios y a todas las condiciones necesarias para experimentar una calidad
de vida deseable. Sin embargo, el acceso es limitado para la mayoría de los niños: mala
educación, centros de salud insuficientes, carencia nutricional, etc. La situación es más
grave si se toma en cuenta que el imaginario simbólico de los niños ha sido secuestrado
por la modernidad y el capitalismo (Baños, 2003) porque, además de vivir en una
situación de carencia, los niños desean objetos e instituciones que su medio no es capaz
de brindarles.
31
Bueno, pero en lo que se quiere hacer énfasis es que hablar de pobreza y de
calidad de vida no es hablar de causas, consecuencias ni criterios universales. La pobreza,
en el estricto sentido de la palabra, existe en función de un grupo de referencia. De igual
forma, la calidad de vida varía en función del contexto sociocultural en que se dé. Es por
esto que resulta importante hablar del relativismo cultural en términos psicológicos, es
decir, de la construcción social de la realidad.
3. Cognición social
No es lo que le ocurre a las personas lo que determina qué tan
felices son, sino cómo interpretan lo que ocurre.
Epicteto
Los seres humanos somos seres sociales y culturales. Nacemos, vivimos, aprendemos,
comemos, reímos y morimos inmersos en una sociedad y a través de una cultura. De ésta
se aprende lo necesario para adaptarse a la sociedad, incluso los modos de pensar que
moldean la manera en que se ve e interpreta el mundo. Así, cada cultura construye su
propia y única psicología puesto que los esquemas mentales de significado son
socioculturales, es decir, susceptibles al aprendizaje y a la experiencia (Moore y
Mathews, 2001). “El mundo en el cual vivimos es resultado de las creencias que nos
hemos formado acerca de él, derivadas principalmente de nuestra educación en el hogar,
en la Iglesia, en la escuela y del milenio cultural (Hanagan, 2004:355).”
Entonces, el pensamiento de un individuo, es decir, las ideas que genera dependen
de las ideas que recibe. Estas ideas las recibe de la interacción en y con una sociedad, y
las recibe según el lente con que las ve: la cultura. Es la cultura la que estructura y le da
contenido al pensamiento de los seres humanos. Por esto, resulta evidente que la
cognición surge de la interacción con otros, y por lo tanto, en una medida importante, la
cognición es social.
32
La cognición, los procesos cognitivos se refieren al modo en que uno conoce el
mundo que lo rodea. Estos procesos de procesamiento de la información incluyen la
percepción, la clasificación, la memoria, el juicio, la abstracción, la inferencia, la
atribución, etc. En el siguiente apartado veremos aspectos más concretos sobre la
percepción.
3.1. Percepción y cognición social
La percepción (entendida como individual) es el proceso por el cual uno clasifica e
interpreta los estímulos de rededor. La percepción se refiere a la información que una
persona selecciona; es un proceso selectivo que consiste en formular hipótesis y tomar
decisiones. Este proceso está determinado por necesidades, valores sociales y
aprendizajes del preceptor (Morales y Huici, 1999). Quiere decir que la percepción es
afectada por las necesidades, expectativas, actitudes, valores y creencias de quien percibe
(Coon, 1994).
La percepción comprende dos procesos: la selección de información y la
predicción de acontecimientos (Morales y Huici, 1999). La atención selectiva es el
proceso mediante el cual se le da prioridad a ciertos mensajes sensoriales y es
influenciada por la motivación –si uno tiene hambre notará más los restaurantes- y por las
expectativas perceptuales: experiencias pasadas, contextos y sugestiones (Coon, 1994).
La predicción de acontecimientos es el proceso de adelantarse a lo evidente y depende de
las cogniciones (ideas conocidas) que una persona tiene. Con estas ideas la persona
interpreta y predice su mundo. Entonces bien, la percepción incluye los procesos
mediante los cuales las personas organizan y experimentan la información sensorial (Cole
y Scribner 1972 citados en Bourguignon, 1979). Cuando percibimos creamos un orden y
mediante otros procesos cognitivos se construyen conclusiones sobre la experiencia
percibida.
Ahora, la percepción de la realidad social se llama cognición social. Según
Morales y Huici (1999), la cognición social no es el procesamiento de la información
social, sino el procesamiento social de la información. Esto quiere decir que la cognición
33
social es social no sólo por los contenidos que estudia, sino también porque tiene un
origen social y porque el conocimiento es socialmente compartido.
El conocimiento social no sólo consiste en detectar información, reconocerla,
recuperarla o comprenderla, con frecuencia implica ir más allá de la información
disponible y requiere formarse impresiones, realizar juicios o formular inferencias. La
inferencia es el tema central de la cognición social. Es un proceso y un producto. Como
proceso implica decidir qué información se reúne en torno a un tema, recoger dicha
información y combinarla. Como producto viene a ser el resultado de un proceso de
razonamiento (Morales y Huici, 1999).
La inferencia social involucra el procesamiento de información y también
involucra sentimientos: el estado de ánimo influye en los juicios y en cómo se ve el
mundo. A su vez, las creencias y juicios sociales tienen importancia puesto que influyen
en la forma como uno siente y actúa, y al hacerlo así, pueden generar su propia realidad.
En consecuencia, las percepciones sociales influyen sutilmente sobre las realidades
sociales (Myers, 2000).
A esto, se mencionan dos cosas sobre las percepciones (social). Uno, las
percepciones están estructuradas. Al percibir se crea un orden, el perceptor crea
categorías, tratando a estímulos independientes como equivalentes entre sí, o integrantes
de una unidad, y diferentes a su vez de otros estímulos, es decir que el individuo busca
los elementos invariantes de los estímulos que percibe (Morales y Huici, 1999). Una
persona estructura y reestructura los elementos que percibe según su utilidad (Scheper-
Hughes y Sargent, 1998). Dos, las percepciones tienen significado. Los diversos
estímulos que se perciben pasan al interior de la mente a través de un tamiz cuya función
primordial consiste en interpretarlos, otorgándoles significado (Morales y Huici, 1999).
Esto quiere decir que el significado de un objeto influye en el modo en cómo se percibe.
Entonces, hay algo que influye en el modo en que se interpreta lo percibido. La
estructura cognitiva es un conocimiento almacenado que tiene un significado y que está
formado por conceptos provenientes de la experiencia pasada (Scheper-Hughes y
Sargent, 1998); es un sistema de ideas, creencias, pensamientos y opiniones asociados
entre sí. Este sistema de ideas es construido en interacción con otros por lo que muchas
de estas ideas son compartidas. La estructura cognitiva es la esencia de la cognición
34
social, pues a través de esta estructura es que se evalúa, se forman impresiones, se emiten
juicios, se recuerda y se explica el mundo; por ejemplo se evalúa si la vida es satisfactoria
o no.
El concepto de estructura cognitiva puede ser explicado desde diferentes
perspectivas a través de los diferentes modelos de representaciones mentales. Estos
modelos explican como el ser humano simplifica la realidad para enfrentarla utilizando
representaciones mentales que guían de manera automática las percepciones e
interpretaciones de la experiencia.
3.2. Las representaciones mentales y sociales
Entre las teorías que existen para explicar como procesamos la información del mundo
que nos rodea está la teoría de las redes asociativas. Consiste en nódulos conectados por
vínculos de diferentes tipos, de manera que la memoria sería una gran estructura
asociativa interconectada; cuando un nódulo se activa, activa a los que están asociados a
él (Morales y Huici, 1999).
Una segunda teoría establece que el conocimiento está almacenado en la mente
como representaciones mentales que son esquemas, o sea, son unidades estructuradas de
conocimiento general sobre un objeto o concepto. Los esquemas representan un
conocimiento abstracto más que un episodio vinculado a determinados tiempos y
contextos, o sea, son unidades independientes y pueden ser de varios tipos: 1) los
esquemas del yo; 2) los esquemas de roles o estereotipos; o 3) los esquemas de sucesos o
guiones relativos a la secuencia de un hecho o proceso (Morales y Huici, 1999).
Por su parte, la teoría de los ejemplares establece que las representaciones
mentales contienen, en vez de generalizaciones o resúmenes abstractos, información
sobre estímulos o experiencias específicas. Lo que una persona hace es almacenar y
recordar los ejemplares más claros con los que se ha encontrado (Morales y Huici, 1999).
Vale la pena hacer una anotación muy puntual. Es cierto que las representaciones
mentales son conocimiento almacenado, pero éste está asociado a otros factores de la
experiencia individual: la correlación afectiva. Es por esto que Moore y Mathews (2001)
35
dicen que los esquemas son pensamientos, emociones y motivaciones, y la conexión entre
ellos es lo que hace que las experiencias sean significativas.
Hablar de representaciones o de esquemas mentales es referirse a la estructura
mental de un individuo. Esta estructura, ya se dijo, se construye a partir de la interacción
con otros individuos, por lo tanto las estructuras construidas en grupo, en cierta medida,
son compartidas. Esto obliga a que se hable de representaciones (mentales) sociales ya
que el procesamiento de la información que una colectividad comparte puede ser
explicado por la teoría de las representaciones sociales.
La teoría de las representaciones sociales fue formulada por Moscovici en 1961 y
trata de los conceptos que le dan forma a la vida cotidiana (Flick, 1998). Esta teoría ha
sido ampliamente estudiada y descrita por diversos autores. Se utilizarán básicamente las
interpretaciones de Abric (1994) por su capacidad explicativa.
La teoría de Moscovici asume que una representación es de algo y es para
alguien. La realidad es y existe para un individuo o un grupo en un momento y un lugar
determinados. Es representada, apropiada y reconstruida en el sistema cognitivo de los
individuos al mismo tiempo que integrada en un sistema de valores que dependen del
contexto socio-histórico. Esta teoría asume la construcción social de significados, esto
quiere decir que el conocimiento surge de la interacción en grupo y es compartido (Abric,
1994).
Hago un paréntesis. Cabe mencionar el concepto de cognición “situada”, se
refiere a la idea de que el pensamiento está localizado (situado) a contextos sociales y
físicos más que en la mente de un individuo (Santrock, 2002). La cognición “situada”
trasmite la idea de que el conocimiento está anclado en y conectado con el contexto en el
que el conocimiento se construyó (King 2000 citado en Santrock, 2002). Se cierra el
paréntesis.
Según Abric (1994), el conocimiento es jerárquico, y cada información
estructurada se denomina representación. La teoría de las representaciones sociales
establece que la realidad es determinada por las representaciones que se tengan de ella, y
por lo tanto, considera al conocimiento en relación a los contextos local, social, cultural e
histórico, en donde son generados y usados.
36
Bueno, pero así como el conocimiento está en relación a los contextos sociales
también está en relación a las particularidades individuales. Las representaciones no son
únicamente información; los sentimientos, deseos y los miedos están asociados a las
representación que está en sintonía a las demandas culturales y ecológicas (Moore y
Mathews, 2001). Esto es fundamental: una representación social tiene un fuerte
componente afectivo por el simple hecho de que una representación se construye a través
de la experiencia.
Para que se construyan las representaciones, la información debe ser asimilada.
Parcialmente abstractas y parcialmente pictóricas, las representaciones sociales se
construyen, según Moscovici, mediante dos procesos: la objetivización, que es cuando
una idea abstracta (o un constructo teórico) se transforma en un elemento pictórico o en
una imagen figurativa; y el anclaje, cuando un elemento se clasifica dentro de alguna
categoría construida (Flick, 1998). Cuando se le confiere a la idea un estado concreto y
ordenado es cuando puede ser comprendida y utilizada.
Según Abric (1994), la teoría de las representaciones sociales habla de un
contenido, una estructura y un núcleo central. El contenido lo conforman: normas,
valores, creencias y actitudes del objeto. La estructura se refiere a la organización
jerárquica. El núcleo central son los elementos insustituibles de la representación.
Estas representaciones permiten al individuo hacer familiar lo que no es familiar,
en consecuencia, moldean (limitan) las capacidades psicológicas de un grupo, pero a la
vez le permiten situarse y adaptarse en su medio. La anterior es una de las funciones de
las representaciones: entender y explicar la realidad, o bien, elaborar un “sentido común”.
Tienen otras dos funciones: una, definen la identidad y permiten salvaguardar la
especificidad de los grupos; y dos, conducen los comportamientos y las prácticas, son
guías de acción (Abric, 1994).
En otras palabras, las representaciones sociales son un conjunto de proposiciones
que permiten clasificar, describir y explicar personas, objetos, sentimientos y acciones
(Moscovici, 1998). Son argumentos tácitos en la mente de las personas. Son un conjunto
de cogniciones relativas a un objeto, compartidas por los miembros de una población
homogénea, son guías para la acción y constituyen las reglas que rigen el pensamiento
social (Abric, 1994).
37
La teoría de las representaciones sociales es un modelo comprehensivo de
imágenes, creencias y conductas simbólicas que se refiere a una red de ideas (Moscovici,
1998). Esta teoría describe la manera en que las personas interpretan el mundo en el que
viven volviéndolo significativo: es un modelo imaginario de evaluación, categorización y
explicación de las realidades entre sujetos sociales; las representaciones proveen
información desde su función estructurante y jerarquizada, predisponiendo al sujeto
actitudinalmente hacia los fenómenos y objetos sociales de la realidad (Di Giacomo
1989, en Flores 1994 citado en Palomar, 1998).
La teoría de Moscovici habla no de una representación, sino de un conjunto de
ellas. Al conjunto de representaciones se le denomina sistema. El conjunto de
representaciones es un sistema de interpretación que determina un conjunto de
anticipaciones y expectativas y conforma la visión funcional del mundo que permite al
individuo conferir sentido a sus conductas y entender la realidad para adaptarse a ella
(Abric, 1994). Este sistema cognitivo de interpretación es aprendido y construido dentro
de una cultura específica. Es por esto, que el estudio de la cognición social, en el plano
práctico y real, no debe ser abordado fuera de un contexto específico y particular. Aquí se
propone estudiarla en un contexto con una sociedad y una cultura en “Desarrollo”. Para
esto, es importante tomar en cuenta a la cultura definiéndola como un sistema de
representaciones útil para experimentar, interpretar y darle sentido al vivir (Curran,
1998).
Bueno, si bien es cierto que las representaciones se construyen y varían
dependiendo del contexto cultural, también es cierto que las representaciones son
activadas dependiendo del contexto particular, es decir, cada individuo posee
representaciones distintas para cada situación y rol de su vida. Así que las
representaciones son entendidas como estables y coherentes, al mismo tiempo que como
móviles y flexibles (Abric, 1994). Son prescripciones de lo tolerable y lo posible –“hay
que hacer”, “se puede hacer”, “es deseable hacer”- o son descripciones-informativas, es
decir, son etiquetas concentradas que atañen a la prototicipidad de los objetos –“los
políticos son corruptos”, “en las casas hay ventanas”, “vivir bien significa estar sano”-. Y
así como son activadas en función de un contexto particular, es dentro de un contexto
donde las representaciones se elaboran y se trasmiten (Abric, 1994).
38
Los contextos cambian, la realidad se trasforma y con ello se trasforman las
representaciones correspondientes. Las cogniciones evolucionan en este sentido y en otro.
Una persona conoce el mundo que le rodea a los 6 años de una manera muy distinta que a
los 30. Esto se debe a la acumulación de la experiencia y a que la construcción de la
realidad evoluciona a lo largo de la vida.
3.3. Desarrollo cognoscitivo en la infancia
La percepción y la construcción del conocimiento dependen de un desarrollo evolutivo.
Los niños perciben de una manera distinta a los adultos. Aún así, las cogniciones de un
adulto siguen siendo el estándar bajo el cual se mide los modos de pensar, ser y sentir de
los niños (Scheper-Hughes y Sargent, 1998). Pero aunque el adulto sea el estándar, esto
no quiere decir que sea lo más correcto. Los niños tienen su propio modo de percibir,
sentir e interactuar con su mundo, y ello se debe a que a través del tiempo su estructura
cognitiva va desarrollándose y con ello la forma en que conoce e interpreta los estímulos
del exterior.
La teoría de Piaget explica el desarrollo evolutivo de la percepción y la cognición.
Piaget usa el término “esquemas” para describir los modelos que el individuo crea para
representar, organizar e interpretar sus experiencias (Shaffer, 1999). Los niños hacen
entrar sus experiencias dentro de estos esquemas al mismo tiempo que adaptan sus
esquemas a la experiencia (Santrock, 2002). Piaget dijo que dos procesos son los
responsables de cómo el niño usa y adapta sus esquemas: la asimilación, que ocurre
cuando un niño incorpora un nuevo conocimiento al ya existente; y la acomodación,
cuando un niño se ajusta a la nueva información. (Santrock, 2002). Estos esquemas van
cambiando a lo largo del desarrollo cognoscitivo del individuo, así que el modo de
percibir e interactuar con su mundo es diferente en niños de 5 años que en niños de 11.
En la etapa preoperacional (2 a 4 años aproximadamente), el niño adquiere la
habilidad de representar mentalmente un objeto que no está presente. Sin embargo, antes
de los 7 años, los niños aún funcionan con un pensamiento muy concreto dado por lo que
está a su alrededor y por su experiencia inmediata. A partir de los 7 años, el pensamiento
se caracteriza por esquemas operacionales (Shaffer, 1999). Una operación cognoscitiva es
39
una actividad mental interna que ejecuta una persona sobre sus objetos de pensamiento
para llegar a una conclusión lógica. En esta etapa de operaciones concretas, los niños
aprecian mucho mejor los principios causales (Shaffer, 1999). A la edad de 11 o 12 años,
muchos niños están entrando a la última de las etapas intelectuales concebidas por Piaget,
la de las operaciones formales. El individuo comienza a pensar de manera más racional y
sistemática sobre conceptos abstractos y sucesos hipotéticos (Shaffer, 1999), surge, pues,
el razonamiento hipotético deductivo (Santrock, 2002).
Como ya se dijo, la percepción y la cognición están sujetas a la interacción social
y a la cultura en la que acontece. La teoría sociocultural de Vygotsky sobre el desarrollo
cognoscitivo afirma que los niños adquieren los valores, creencias y estrategias culturales
de solución de problemas por medio de diálogos colaborativos con miembros más
informados de la sociedad. En interacción con el adulto, el niño aprende las cogniciones y
modos de pensamiento de éste (Shaffer, 1999) y construye activamente su conocimiento
(Santrock, 2002). Esto afirma que el conocimiento es situado y colaborativo (Santrock,
2002). Entonces, las destrezas cognitivas tienen sus orígenes en las relaciones sociales y
están inmersas en un ambiente sociocultural (Santrock, 2002). Vigotsky creía que el
desarrollo de la memoria, la atención y el razonamiento implicaba aprender a usar las
invenciones de la sociedad, como el lenguaje, los sistemas matemáticos y las estrategias
de memoria.
Si bien el desarrollo cognoscitivo sociocultural se da a través de la socialización
(Palomar, 1998), la construcción social de la realidad establece que se aprenden los
procesos subjetivos de otros en interacción. Lo que sucede con los niños es lo siguiente:
la subjetividad de otro (el adulto) llega a serle significativa, de este modo, el niño aprende
a ver las cosas tal como el otro las ve; así se llega a la significación, que es la congruencia
total entre los dos significados subjetivos, el del niño y el del otro (Palomar, 1998).
Cuando surge la significación se llega a la comprensión de los semejantes y se aprehende
la realidad social, de esta manera, el niño asume el mundo en que los adultos ya viven y
se adapta a él.
40
Cognición infantil y pobreza
El mundo en el que los padres viven tiene ciertas características sociales y económicas.
Estas características son las que el niño asume, pues éste selecciona aspectos del mundo
según la situación que ocupa dentro de la estructura social (Palomar, 1998). “El niño de
clase baja no sólo absorbe el mundo social en una perspectiva de clase baja sino que lo
absorbe en la coloración idiosincrasia que le han dado sus padres (Palomar, 1998: 200).”
Así que el niño internaliza el mundo de sus padres como “el mundo”; el único que
existe y que se puede concebir. Dentro de este mundo social específico se dan las
identificaciones, por ejemplo, el niño se puede identificar como pobre. Y así como esta
identidad es asumida subjetivamente por el niño, también lo es el mundo al que apunta
esta identidad (Palomar, 1998).
Por lo regular, en México los contextos caracterizados por una situación de
carencia general, han sido ya impactados por el “Desarrollo”. Ya se dijo que este impacto
produce híbridos culturales. Dentro de las maneras híbridas (aculturalizadas) de percibir
el mundo, los estereotipos urbanos y los elementos de la modernidad son características
salientes en la percepción de muchas personas. Es importante resaltar que este fenómeno
sea quizás más notorio en la infancia-adolescencia pues es cuando comienza a construirse
la identidad, y por lo tanto, es cuando mas desajustes aparecen entre lo que se tiene y lo
que se quiere.
La revolución industrial del siglo XX y la expansión del capitalismo han
impactado notablemente los modos de pensar de las sociedades de todo el planeta. El
“Desarrollo” ha sido el motor de las transiciones sociales que vive actualmente el mundo.
Al surgir híbridos culturales, han surgidos híbridas maneras de ver e interpretar el mundo.
Éstas incluyen nuevas expectativas, valores, condiciones y estilos de vida, así como las
experiencias subjetivas ligadas (la evaluación que se hace sobre la propia vida, por
ejemplo).
La calidad de vida es una experiencia subjetiva, una evaluación del bienestar
determinada por las condiciones externas y por la percepción que se tenga del entorno.
Así pues, estará determinada por las representaciones que se tengan de la realidad. Pero
41
así como la calidad de vida tiene que ver con las ideas asociadas a la vida misma y al
propio bienestar, también está relacionada con otros factores.
4. Calidad de vida
El bien vivir es una aspiración humana, todos queremos tener una vida con calidad. La
calidad de vida es una experiencia subjetiva constituida por factores cognitivos y
afectivos y como tal es una evaluación subjetiva (Palomar, 1998), esto quiere decir que es
una percepción individual. Esta evaluación implica ciertas condiciones psicológicas así
como condiciones externas particulares que determinan la experiencia subjetiva.
Para entender lo que es la calidad de vida es necesario un análisis con enfoque
psicológico, o sea, qué es vivir bien desde la subjetividad. Así mismo, se debe considerar
un análisis de las condiciones externas (como ya se hizo de la noción del “Desarrollo), o
sea, qué es vivir bien según la macroeconomía. Este segundo análisis es fundamental
puesto que la psicología de un individuo está determinada por el grupo al que pertenece,
y la psicología del grupo está en función del contexto histórico, cultural, social, político y
económico con el que interactúa. Como ya se dijo, la cultura moldea los procesos
psicológicos más básicos como la percepción, la cognición, la memoria; en fin, todas las
formas de procesamiento de la información (Sinha, 1989).
El concepto “calidad de vida” es inconsistente. Cada autor lo define de una
manera particular. Por ejemplo, Garduño (1993) define calidad de vida en términos del
incremento de actividades que traen consigo placer. El concepto también se relaciona con
un sentido de satisfacción, felicidad, agrado y logros (Shinn, 1986). O bien, calidad de
vida es el grado en que un individuo o sociedad es capaz de satisfacer las necesidades
psicofisiológicas percibidas (Dalkey, Llewis y Zinder citados en Garduño, 1993). Para
Mayers, van Hooff y Balwin (2002), la calidad de vida se divide en tres subcategorías: el
bienestar físico, el bienestar mental y la calidad de las relaciones. En cambio para Sen
(2002) no importa enlistar categorías o condiciones, sino que la calidad de vida se refiere
básicamente a la libertad de llevar diferentes tipos de vida. Una definición más. La
42
calidad de vida es comprendida como la continua preparación de la persona, ésta
contribuye al crecimiento económico y social del país al desarrollar habilidades, valores y
actitudes que conllevan a una mejor convivencia y bienestar en general (López 1984
citado en Zúñiga, 2000).
Bueno, si bien es cierto que las definiciones son muy variadas, de las definiciones
anteriores se pueden distinguir dos factores que componen el concepto. Un factor
subjetivo, referido al grado de satisfacción percibida; y uno objetivo, referido a los
satisfactores y preferencias (actividades, condiciones materiales e interacción con el
medio).
4.1. Un enfoque psicológico
La calidad de vida tiene un componente subjetivo relacionado con el sentimiento y la
percepción que tiene el individuo de su vida actual (Abreu 1991 citado por Zúñiga 2000).
La calidad de vida no son las cantidades de sustento, sino un sentimiento de felicidad o
tristeza, expectativas disminuidas o aumentadas, alta o baja moral, que se da como
resultado de la interacción de todas las cantidades disponibles con los intereses
particulares en un ambiente social (Garduño, 1993). Este sentimiento proviene de una
evaluación subjetiva de la propia vida. La calidad de vida desde este enfoque se refiere
más bien a las características cualitativas de la vida.
La calidad de vida como experiencia subjetiva es bienestar, es felicidad, es placer,
es gozo, es satisfacción de necesidades, y está determinada por la percepción que se tenga
del entorno.
El bienestar
El bienestar subjetivo se conceptualiza como la felicidad que produce la satisfacción en
las áreas de la vida (Palomar, 1998). Pero primero, ¿qué es la vida? Sen (2002) la define
como la combinación de varios quehaceres y seres a los que llamó funcionamientos. Al
conjunto de funcionamientos los llama capacidades que se desenvuelven en distintas
áreas como son: la familia, el trabajo, la salud, el trabajo, etc.
43
Hablar de bienestar subjetivo es lo mismo que hacer referencia al bienestar
psicológico. Éste se caracteriza por las descripciones que la persona hace de su
adaptación social y psicológica (Moriwaki 1974 citado en Palomar, 1998). El bienestar
subjetivo es la evaluación que la persona hace de su vida (Diener 1994 citado en Espino,
2003). Y dependerá, según Sen (2002) de qué tan capaz sea una persona de conducir su
vida y hacer actos valiosos. La capacidad de una persona se refiere a las combinaciones
alternativas de funcionamientos y corresponde a la libertad que tenga para elegir entre
diferentes formas de vida. “Hacer X es diferente a elegir hacer X y hacerlo (Sen,
2002:66).”
El bienestar es una dimensión afectiva-cognitiva. Cuando se centra en la
satisfacción de vida, la evaluación se considera cognoscitiva, pero cuando se centra en la
experiencia de cada día, la evaluación se considera afectiva (Palomar, 1998). El bienestar
se traduce como el estar bien, adaptado, funcional, satisfecho y cómodo (Anderson 1975
citado en Espino, 2003) y está en función de la autoaceptación, el crecimiento personal,
tener un propósito en la vida, mantener relaciones positivas con otros, poseer autonomía
y control sobre el medio, así como de la congruencia entre los logros deseados y los
alcanzados (Ryff 1995 citado en Espino, 2003).
El bienestar subjetivo es una percepción individual que se manifiesta en forma de
una evaluación determinada por ciertas representaciones mentales, es decir, ideas,
creencias, opiniones y actitudes que se tiene en relación al bienestar mismo creadas en
interacción con el medio. Como las representaciones mentales son socialmente
construidas y compartidas, es importante decir que uno de los componentes
fundamentales del bienestar es la satisfacción personal con la vida, y que esta satisfacción
surge de una transacción entre el individuo y su entorno micro y macrosocial. El entorno
externo, con sus elementos actuales e históricos que incluyen las condiciones materiales y
sociales, brindan al humano determinadas oportunidades para la realización personal, es
decir, los niveles de satisfacción que el ser humano alcanza dependen de las condiciones
internas –su autovaloración y jerarquía motivacional- tanto como de las condiciones
externas (García y González 2000 citados en Domínguez, 2003).
Cada sociedad humana a lo largo de la historia va construyendo su propia
concepción de calidad de vida, por tanto, su significado está definido por su cultura,
44
destrezas y habilidades (Zúñiga, 2000). Pues así como la calidad de vida es una
experiencia subjetiva también es una experiencia cultural. Es por esto que Sen (2002)
sugiere que la calidad de vida se evalúe en términos de la capacidad para lograr
funcionamientos valiosos que varían según el contexto. Un funcionamiento puede ser
valioso en una sociedad mientras que en otra no.
Por otro lado, en opinión de Sobrino y Garrucho (1995) el bienestar es un estado
de plena satisfacción física y mental del individuo; aclaran que tiene un gran contenido
subjetivo y que puede variar con la edad, la posición socioeconómica y la experiencia de
movilidad social. Estos autores hablan de indicadores objetivos como el nivel de
educación formal, la situación material de la vivienda y las condiciones de salud; pero lo
que más recalcan es eliminar la idea de que calidad de vida es consumo. Estos autores
están más bien enfocados al bienestar social, más adelante ahondaremos en ello con el
concepto de nivel de vida, que de cierta forma, es un intento de concentrar los bienestares
individuales dentro de un mismo patrón. En este sentido, el bienestar social, una sociedad
con calidad para Sen (2002) sería aquella que permite a sus individuos imaginar,
maravillarse y elegir.
La felicidad
Por otra parte, la felicidad se refiere a una meta común hacia la que todas las personas se
dirigen y está dada por periodos largos de tiempo (Seligman y Csikszentmihalyi, 2000).
Por lo regular se habla de ella en términos muy abstractos e inalcanzables. Es más
conveniente entenderla como un estado de conciencia plena, un estado mental deseable.
Suelen confundirse los términos pues a veces se habla de experiencias momentáneas de
felicidad o de bienestar duradero. Ambos se entienden como experiencias subjetivas y no
se profundizará más en ello pues no es el propósito de este escrito. Sólo se dirá, para
propósitos de la presente investigación, que se entiende por satisfacción en la vida, el
bienestar orientado a largo plazo, en contraste con la medida de felicidad que hace
referencia al bienestar en un corto plazo (Palomar, 1998).
45
El placer y el gozo
En cuanto al placer, éste se refiere a la sensación positiva que se obtiene al satisfacer
necesidades homeostáticas tales como el hambre, la sed o el sexo (Seligman y
Csikszentmihalyi, 2000). El gozo, por otro lado, se refiere al sentimiento –ya implica una
cognición- que una persona experimenta cuando se rebasa el límite de la homeostasis, por
ejemplo un evento atlético, un performance artístico o una conversación estimulante
(Seligman y Csikszentmihalyi, 2000). Es el gozo, más que el placer, lo que conduce al
crecimiento personal y a un estado de bienestar duradero (Seligman y Csikszentmihalyi,
2000). Es el gozo una experiencia relacionada con la dimensión subjetivada de la cultura,
mientras que el placer es una mera experiencia fisiológica (comer es placer, gozo es
comer guacamole).
Satisfacción de necesidades
La calidad de vida es, también, satisfacción de necesidades; es, al fin y al cabo, una
evaluación relacionada con satisfactores. Existen diferentes tipos de satisfactores, y
dependiendo de su jerarquía son condiciones para vivir bien. Maslow postuló cinco
niveles de necesidades humanas fundamentales ordenadas en una lista de las más fuertes
a las más débiles. En escala ascendente, estas necesidades son las fisiológicas básicas, de
seguridad, de pertenencia y amor, de estima, y de autorrealización (Liebert y Spiegler,
2000). La teoría de Maslow establece que las necesidades de un nivel en particular no
tienen que satisfacerse del todo para que las personas empiecen a saciar necesidades de
un nivel más elevado; sin embargo, por lo común uno no se interesa por satisfacer
necesidades superiores sino hasta que ha cumplido con las más elementales (Liebert y
Spiegler, 2000).
Las necesidades fisiológicas son nuestras necesidades de supervivencia más
elementales: alimento, agua, oxígeno, excreción y descanso. Las necesidades de
seguridad atañen al bienestar físico, así como a la seguridad psicológica. Comprenden
exigencias fundamentales como el refugio y el calor, lo mismo que la seguridad
fisiológica derivada de la estabilidad, la predicción y la estructura en nuestras rutinas
46
diarias. Las necesidades de pertenencia y amor están relacionadas con la afiliación y el
afecto. Las necesidades de estima se dividen en dos tipos: la estima de otros comprende
los deseos de reconocimiento, atención, reputación; y la autoestima que comprende el
deseo personal de tener sensaciones de competencia, domino, logro, confianza e
independencia. Por último, las necesidades de autorrealización se refieren más a un
proceso que a un estado. La autorrealización es el deseo de convertirse cada vez más en
lo que se es por idiosincrasia, de ser todo lo que es capaz de llegar a ser (Liebert y
Spiegler, 2000).
La anterior es una teoría funcionalista. La corriente funcionalista define necesidad
como una situación de carencia, y así, el bienestar sería definido como el estado donde no
hay carencia (Palmonari y Zani, 1990). Este punto de vista es, sin duda, exacto y útil; sin
embargo, la necesidad de un sujeto no es comprensible si se considera exclusivamente
como carencia, sólo puede comprenderse en el interior de toda la compleja relación que
existe entre la persona y su ambiente, del que la carencia representa tan sólo un
componente y donde hace falta referirse a las fuerzas útiles para modificar esa situación
(Palmonari y Zani, 1990). Entonces, en lugar de considerar la necesidad como un estado
de privación es más provechoso darle una concepción lewiniana en donde la necesidad se
considera como un estado de tensión del campo vital entre la persona y su ambiente. Ésta
es una perspectiva dinámica en la que no es tan importante hacer una clasificación de
necesidades. “En cambio, es importante analizar cuáles son las condiciones de la relación
entre persona y ambiente, en un momento dado, que dan lugar a una fuerza (necesidad)
orientada en cierta dirección con cierta intensidad (Palmonari y Zani, 1990:27).”
Es preciso considerar que las necesidades tienen un componente cultural. Las
necesidades históricamente necesarias son aquellas que se refieren al elemento cultural
que define el estilo de vida “normal” dentro de una clase determinada, en una sociedad
determinada (Donati 1987 citado en Palmonari y Zani, 1990). En todo caso, la calidad de
vida es una categoría determinada socioculturalmente puesto que las necesidades deben
ser satisfechas para que los miembros de una sociedad determinada tengan la sensación o
la convicción de que su vida es “normal” (Heller citado en Palmonari y Zani, 1990).
El hombre crea instrumentos para satisfacer las necesidades fisiológicas y con
ello, crea nuevas necesidades, y en consecuencia las primeras adquieren caracteres
47
diferentes (Palmonari y Zani, 1990). En otras palabras, no es posible hablar de la
necesidad de alimentarse sin tomar en cuenta una manera culturalmente determinada. Es
la evolución y el “Desarrollo” los que han creado y definido necesidades siempre nuevas.
Es por esto que resulta fácil confundir lo que se necesita y lo que se prefiere, así como lo
que se necesita y la manera en que se necesita (Palomar, 1998). La necesidad se refiere al
carácter indispensable de una situación o de un objeto, son finitas, clasificables y son las
mismas en todos los periodos históricos (Palomar, 1998). En cambio, lo que está
culturalmente determinado no son las necesidades sino los satisfactores de esas
necesidades (Palomar, 1998). Una preferencia es la predilección o elección entre objetos
satisfactores que pueden ser necesarios o superfluos (Palomar, 1998). Así que la calidad
de vida está determinada por la satisfacción de las necesidades y por la manera en que
son satisfechas. Lo que hace feliz a los individuos sí varía de acuerdo con el periodo
histórico, la sociedad en la cual se encuentran inmersos y las expectativas que tienen
(Palomar, 1998). El bienestar psicológico está dado por el grado en que las preferencias
que uno tiene en determinado momento son satisfechas (Palomar, 1998).
Recapitulando, Maslow ha esclarecido una lista de necesidades universales
(Liebert y Spiegler, 2000). A esto, Palomar (1998) señala la importancia de considerar las
necesidades particulares a cada contexto, y tomando en cuenta que se está enfocando el
análisis a un contexto en “Desarrollo”, es conveniente considerar la interpretación
material del “Desarrollo” sobre la calidad de vida.
4.2. Enfoque socio-económico
La calidad de vida está en función de la percepción que se tenga de las condiciones
externas: económicas, sociopolíticas, culturales y ambientales. Asimismo, cada momento
histórico tiene un modo de vida correspondiente (García y González 2000 citado en
Domínguez, 2003), y por lo tanto, de cada momento dependerá la experiencia subjetiva.
Hoy, a principios del siglo XXI, el momento histórico corresponde a uno inundado por
las prácticas, discursos y simplificaciones del “Desarrollo”. Según la macroeconomía, la
calidad de vida es eso: “Desarrollo” (económico), dinero, productos modernos, ciudad y
progreso industrial.
48
Cuando se habla de “calidad de vida” desde el enfoque socio-económico
(material) suele leerse “nivel de vida” que se refiere más bien a las características
cuantitativas. Sin embargo, es posible encontrar definiciones más precisas, por ejemplo la
siguiente. “El nivel de vida es el dominio del individuo sobre los recursos en forma de
dinero, posesiones, conocimiento, energía mental y física, relaciones sociales, seguridad
y otros por medio de los cuales el individuo puede controlar y dirigir conscientemente sus
condiciones de vida (Erikson, 2002:107).” Si bien es el dominio sobre los recursos, el
nivel de vida suele definirse como el grado en que están satisfechas, en un lugar y un
lapso de tiempo determinados, las necesidades humanas, expresadas a través de
indicadores cuantitativos, que por lo regular (lamentablemente) se reducen al nivel de
ingresos.
El nivel de ingresos es un indicador que representa básicamente las características
de consumo de las personas o la accesibilidad a los servicios básicos. Además del ingreso
monetario existen otros indicadores fundamentalmente cuantitativos, por ejemplo: la
mortalidad infantil, la nutrición, el grado de escolarización o la esperanza de vida. Para
Sobrino y Garrocho (1995), la satisfacción de necesidades requeridas para proporcionar
un nivel de vida mínimo incluyen los siguientes requerimientos: alimentación, vivienda,
vestido y muebles, así como servicios de agua potable, alcantarillado, electrificación,
transporte, educación y salud. Dichos requerimientos mínimos se refieren a condiciones
materiales producidas mediante procesos económicos.
La ONU en 1961 presentó una lista de 12 componentes que debían ser incluidos
en un índice de calidad de vida para evaluar el bienestar humano: salud, alimentación y
nutrición, educación, condiciones de trabajo, situación de empleo, consumo y ahorros
agregados, transporte, vivienda, vestido, recreación y entretenimiento, seguro social y
libertades humanas (Estes 1993 citado en Palomar, 1998). Esta concepción se rige por las
teorías de las listas objetivas. Éstas establecen que ciertos bienes hacen una vida mejor
(Palomar, 1998).
Bueno, pero así como algunos bienes son indispensables para alcanzar cierto nivel
de vida, existen también algunos indicadores referidos a las capacidades (y no sólo a los
bienes), por ejemplo los indicadores típicos en las encuestas suecas sobre el nivel de vida
(ver tabla 1).
49
Tabla 1. Componentes y algunos indicadores típicos sobre el nivel de vida Componentes I
1. Salud y acceso al cuidado de la salud Habilidad para 0 metros, varios síntomas de e ontacto con enfermeras y do
2. Empleo y condiciones de trabajo Experiencias de desempleo, exigencias físicas del traba de salir del lugar de tra las horas laborales.
3. Recursos económicos Ingresos y riq d, habilidad para cubrir alto rados en una semana.
4. Educación y Años de educ e educación alcanzado.
5. Familia e in cial Estado civil, on amigos y parientes.
6. Vivienda Número de comodidad.
7. Seguridad de la vida y de la propiedad Exposición a la violencia y robos. 8. Recreación y cultura Actividades en , viajes de
vacaciones. 9. Recursos políticos Votar en las e , ser miembro de
sindicatos y p habilidad para presentar q
Fuente: Erikson (2002)
A estos componentes del nivel de vida habría que agregarle l utrición. Con esto,
esta lista sería un esqueleto bastante completo para los bienestares
individuales dentro de un mismo patrón. Esta lista de indicad iosa porque
incluye bienes, sí, como el contacto con doctores (centro de bién incluye
las capacidades (habilidad para caminar 100 metros). Entonces, el nivel de vida se refiere
a las condiciones necesarias para alcanzar una vida con c está dado por el
dominio de los recursos que una persona tiene, tanto en como en
capacidades.
Asimismo, la comprensión del concepto de “calidad de vida” también está
estrechamente relacionada con los términos “condiciones de vida (nivel de vida)” y
“modo de vida”. Las condiciones de vida son aquell nes materiales,
espirituales y de actividad en las que transcurre la vida de las personas, por ejemplo: la
disponibilidad de fuentes de trabajo, condiciones de vivi e atención
médica, disponibilidad de alimentos, la existencia de centros culturales y deportivos,
ndicadores caminar 10nfermedad, cctores.
jo, posibilidad bajo durante
ueza, propiedas gastos inespe
capacitaciones
tegración so
ación, nivel d
relaciones c
personas por habitación,
el tiempo libre
leccionesartidos políticos,uejas.
a dieta y n
concentrar
ores es muy val
salud), pero tam
alidad, y
bienes materiales
as condicio
enda, servicios d
50
saneamiento ambiental, así como el transporte y las comunicaciones (García y González
2000 citado en Domínguez, 2003). Las condiciones materiales de vida, por constituir las
condiciones re ombres producen y reprod cia social e
individual, ap tos decisivos al bienestar hu n embargo, ellas
constituyen sólo un aspecto en su naturaleza plurideterminada. Por su lado, el modo de
vida se refiere a l rticular en la que los miembros de una sociedad emplean y
desarrollan sus condiciones de vida (García y González 2000 citado en Domínguez,
2003).
El mod categoría sociológica ente
formas de la actividad vital cotidiana de los individuos y grupos; abarca los hábitos y la
realización personal en todas las esferas de la vida del laboral, la
dimensión material, higiene personal, actividad cultural y sociopolítica, así como las
relaciones sociales y la sexualidad (García y González 2000 citado en Domínguez, 2003).
Es lo mismo que estilo de vida. Éste se refiere al modo en qu iza la vida social.
Cada sociedad y cada momento histórico crean un modo de
ecir, el modo, el ritmo o el estilo de vida está en función del desarrollo económico
por el modo y las relaciones de producción, por las formas de organización
de una
ales en que los h
ortan elemen
ucen su existen
mano, si
a forma pa
o de vida es una ndida como el conjunto de
hombre: el área
e se organ
vida correspondiente, es
d
alcanzado, del territorio, la lengua, la cultura, las tradiciones y las costumbres (García y
González 2000 citado en Domínguez, 2003).
Integración de ambos enfoques
El concepto de calidad de vida tiene dos aproximaciones: una objetiva y otra subjetiva.
Los componentes objetivos que conforman parte de la “calidad de vida” están
determinados
sociedad dada, y por los patrones de trabajo y consumo que caracterizan a los
distintos grupos sociales, en un periodo histórico determinado (García y González 2000
citado en Domínguez, 2003). En cuanto a los componentes subjetivos, resulta
determinante el grado de satisfacción-insatisfacción que el sujeto percibe en su vida, el
cual está determinado por el nivel de correspondencia entre las aspiraciones y
expectativas trazadas y los logros, que en relación con ellas, va obteniendo a lo largo de
su vida (García y González 2000 citado en Domínguez, 2003).
51
4.3. Estudios realizados
Si bien es cierto que la calidad de vida es un objeto de estudio que puede ser construido
bajo dos enfoques distintos: uno de subjetividades y otro de nivel de vida material, lo que
realmente interesa es el proceso dinámico entre ambos. La economía se ha encargado de
las condiciones m
tar subjetivo; ambas disciplinas intentan dar cuenta de aquello que lo constituye y
de los elementos que interactúan para influir
de la satisfacción que experim
anera de relacionarse con los demás, la forma de valorar y los
gros personales (Álvarez 1987 citado en Palomar, 1998).
ateriales. Se han hecho un sin número de comparaciones
macroeconómicas entre países con metodologías como: la línea de pobreza y el IDH. Lo
que nos interesaría de estos estudios es la parte subjetiva del nivel de ingresos, aspecto
que contribuiría a la crítica de estas metodologías. Para esto es útil la perspectiva de
análisis de Van Praag. Una cosa es el nivel de ingreso y otra la evaluación que se haga de
éste. Las personas necesitan cantidades diferentes para sentirse igualmente felices en
términos de su propia evaluación del ingreso. Van Praag (2002) demostró la relatividad
del concepto de bienestar sobre la base del nivel de ingresos: la evaluación del ingreso
varía según el tamaño de la familia, el clima, la historia del ingreso y las expectativas.
Por su parte, la sociología y la psicología social han abordado el estudio del
bienes
sobre la evaluación que hacen los individuos
entan en su vida (Palomar, 1998).
La mayoría de los estudios sobre calidad de vida están relacionados con
condiciones médicas u hospitales aunque existen otros campos de investigación como la
educación y el mundo laboral.
La calidad de vida ha sido estudiada, básicamente, en adultos de diversas maneras
y con diferentes enfoques. Puede variar la población objetivo, las metodologías o el área
de aplicación. Verdugo y Sabeh (2002) afirman que la calidad de vida puede (y debe)
estudiarse como un concepto holístico y multidimensional y como una evaluación del
nivel de satisfacción. La evaluación de la felicidad y la satisfacción debe hacerse de una
manera integral, tomando en cuenta lo que se es, lo que se hace, lo que se tiene, lo que se
quiere y lo que se cree; también hay que tomar en cuenta los objetos y las personas que
rodean a la persona, la m
lo
52
Entonces, la calidad de vida ha sido estudiada de diversas maneras, veamos
lgunos ejemplos. En un estudio realizado con un grupo focal se concluyó que calidad de
ue
determ
ransporte, salud, ajuste
lizado por Garduño (1993) incluyó las siguientes áreas:
vida la
mensiones de calidad de vida,
así como los significados de cada una, la importancia y el nivel de satisfacción; en este
a
vida no significa, para ese grupo, felicidad personal o acceso a una red de seguridad, sino
a la cantidad de dinero que se tiene (Leman 2000 citado en Glicken, 2003). También se
ha estudiado a través de preguntas individuales de diversas categorías encausadas a
estudiar la percepción del autoconcepto, la vida familiar, la autoexpresión, la vida en
general, el esparcimiento, las relaciones interpersonales y la sociedad (Jones y Petry 1985
citado en Garduño, 1993). Se ha tratado de medir el concepto mediante cuestionarios
orientados a identificar los estilos de vida de los sujetos con preguntas referidas al tipo de
vivienda, medio de transporte utilizado, grado de participación e integración en la
comunidad, salud y grado de independencia en la situación de vida (Barker 1986 citado
en Garduño, 1993).
La vida es un complejo dimensional que puede ser vista como un todo compuesto
de varias áreas específicas (Leelakvithanit y Day 1992 citado en Palomar, 1998) q
inan y son determinadas por el estilo de vida. Es por esto, que para estudiar la
calidad de vida se deben considerar las esferas o dimensiones de la vida. En un estudio
sobre calidad de vida se identificaron los siguientes indicadores de calidad de vida:
empleo o educación continua, nivel de ingresos, medio de t
personal y social, vida independiente y, participación comunitaria y social (Morgan y
Hecht 1990 citado en Garduño, 1993). Un estudio de la percepción de calidad de vida en
una comunidad marginada rea
boral, vida física, vida social, vida interior, vida familiar, vida recreativa, vida
económica, vida dentro de mi casa, vida dentro del ambiente de mi comunidad, vida
cultural y educación, y vida sexual. A través de los resultados se concluyó que la
percepción promedio, general, que tienen las personas sobre su calidad de vida en el
presente es regular. Con respecto a las diferentes áreas, resultó que las de vida
económica, vida dentro de la comunidad y vida recreativa fueron percibidas como malas,
y sólo el área de vida interior se percibió como buena (Garduño, 1993).
Otro estudio hecho en personas analfabetas de una comunidad económicamente
pobre realizado mediante entrevistas identificó diferentes di
53
estudio
variables no explican significativamente la variación del bienestar
percibi
, “las pobrezas”
tambié
las dimensiones más importantes fueron la familia, la educación, el trabajo y la
salud (Garduño, 1997). Al respecto existen otras evidencias empíricas. Los predictores
estadísticos más poderosos del bienestar global, según la gran variedad de estudios que se
han hecho son: familia, trabajo, vivienda y entorno (Palomar, 1998). Otros autores han
dicho que las áreas de la vida que están más relacionadas con las medidas de bienestar
global tienen que ver con uno mismo y con el hogar: evaluaciones de eficiencia personal,
familia, recursos financieros, entretenimiento y vivienda, así como servicios comunitarios
y los gobiernos local y federal (Andrews y Robinson 1991 citados en Palomar, 1998).
Se han hecho numerosas investigaciones que estudian la relación entre el
bienestar subjetivo y otras variables. Los estudios del bienestar subjetivo y su relación
con variables demográficas (género, estatus socioeconómico, escolaridad, edad) han
demostrado que estas
do (Palomar, 1998). El bienestar subjetivo no puede estar tan determinado por el
ingreso dado que las personas tienen la capacidad de adaptarse a sus condiciones
materiales de vida (Diener y Diener 1995 citado en Palomar, 1998). No obstante, la
escolaridad y el ingreso destacan como los mayores contribuyentes a la varianza del
bienestar, lo cual significa que el bienestar subjetivo tiende a ser un poco mayor en
personas que tienen más recursos económicos y educación (Palomar, 1998). Pero así
como existen evidencias que demuestran la falta de correlación significativa entre dinero
y bienestar subjetivo, también existen evidencias contrarias: la relación entre el ingreso y
el bienestar subjetivo sí es muy significativa, ya que el ingreso permite tanto la
satisfacción de necesidades básicas como la de metas culturales (Veenhover 1991 citado
en Palomar, 1998). La influencia que tiene el ingreso sobre el bienestar subjetivo depende
de la región en la que se encuentran los sujetos, ya que las personas comparan sus
ingresos con aquellos que tienen cerca: no es lo mismo ser pobre en un país rico que en
uno pobre (Easterlin 1974 citado en Palomar, 1998). En fin, si no existiera una
correlación real entre dinero y bienestar subjetivo, esto sería una prueba de que en la
pobreza no hay una gran varianza en el bienestar percibido (aunque
n se entienden como carencia de otros factores, como los psicosociales).
Los estudios sobre el bienestar subjetivo y su relación con conceptos psicosociales
(apoyo social, estrés, locus de control, desempeño laboral) han demostrado que las
54
personas que se sienten en control respecto de lo que les sucede en sus vidas, que reciben
apoyo social de otros o que se desempeñan bien, reportan sentirse mejor en su vida
(Palomar, 1998).
A pesar de que la calidad de vida se ha estudiado en niños, jóvenes, adultos y
mayores, la mayoría de las investigaciones se centran en el desarrollo y aplicación del
concepto en instrumentos de medida en los adultos. Fue por esto que Verdugo y Sabeh
(2002) evaluaron la percepción de calidad de vida en la infancia en diferentes países. El
estudio realizado por ellos consistió en una evaluación cualitativa basada en la
present
ectativas.
Baños
ación de preguntas abiertas a los niños y en una aplicación cuantitativa del
instrumento de evaluación de calidad de vida infantil KINDL que mide cuatro factores
con una escala tipo Likert: bienestar físico, bienestar psíquico, actividades de vida diaria
y relaciones sociales. A través de un análisis de contenido, el estudio cualitativo arrojó 6
dimensiones: ocio y actividades recreativas, rendimiento, relaciones interpersonales,
bienestar físico y emocional, bienestar colectivo y valores y, por último, bienestar
material. La categoría más frecuente varió dependiendo de la nacionalidad de los niños y
de la edad, mientras que el género no fue un factor significativo de diferenciación. A la
edad de 8 años, el ocio y actividades recreativas representó la dimensión más importante,
pues el juego tiene todavía un papel muy importante en la vida y desarrollo del niño. A
los 12 años la situación cambia notablemente y, las diferencias entre los países se debe a
que tienen su origen en las influencias culturales y socioeconómicas, y que a mayor edad
son más visibles dichas influencias (Verdugo y Sabeh, 2002).
Existen trabajos similares en otras ramas de la ciencia social enfocados a los niños
hechos en comunidades predominantemente tradicionales y marginadas. En opinión de
Garduño (1993) existen pocos estudios sobre la percepción de la calidad de vida en
comunidades marginadas. Esto es cierto sobre todo en la psicología, aunque la
antropología ha contribuido en este sentido. Podestá (2002) se acerca a la infancia a
través de cartas y dibujos que intercambian dos comunidades nahuas del estado de
Puebla. Baños (2003) propone el acercamiento subjetivista del orden postradicional a
través de las preferencias de consumo de básicos, los bienes del hogar y las exp
(2003) se acerca al “imaginario simbólico” de los niños mayas a través de trabajo
55
de campo y dibujos de su vivienda. Concluye que la modernidad se ha instalado en la
cognición social de los niños.
¿Por qué hacer investigación con niños?
Las ciencias sociales se han encargado de excluir a la infancia de sus investigaciones.
Son escasos los estudios hechos con los niños, y los pocos que existen, consideran la
infancia como una etapa transitoria por lo que le restan importancia. Es necesario
construir una visión investigadora donde sea vista la infancia como una etapa con
madurez social (Lewis y Lindsay, 200) para que su voz sea escuchada, legítima y pueda
ser tomada en cuenta para las decisiones sobre su futuro.
Por lo regular, la investigación se hace sobre los niños en lugar de hacerla de los
niños y con los niños. Esto se debe a que la infancia, como constructo social, es vista
como una posesión –los niños son propiedad de los padres y existen para satisfacer los
intereses del adulto-, en lugar de ser vistos como participantes de la vida social –con el
derecho y capaces de ser consultados en las decisiones que les incumbe- (Lewis y
Lindsay, 2000). Cuando se toma a los niños como objetos, y no como sujetos, la
investigación pierde una riqueza fundamental para la comprensión de un complejo
fenómeno social.
Afortunadamente, la condición de los niños en la ciencia está cambiando. Los
investigadores sea han dado cuenta de la ausencia de la voz de los niños en la narrativa de
sus vid
2002).
as, han notado la invisibilidad de los niños en las estadísticas oficiales y, también,
la ausencia del conocimiento y las percepciones de los niños y jóvenes ante los
diseñadores de políticas y los proveedores de servicios (Lewis y Lindsay, 2000). Este
cambio de dirección afortunado se ha generalizado al estudio de la calidad de vida.
Al estudiar la calidad de vida de los niños se usan referencias adultas sin tomar en
cuenta que el niño tiene su propia percepción de los eventos vitales, la cual no coincide
necesariamente con la del adulto (Casas 1992 citado en Verdugo y Sabeh, 2002). Vista
esta problemática se han hecho estudios pioneros en determinar la calidad de vida de los
niños, su experiencia subjetiva, en función de sus propios criterios (Verdugo y Sabeh,
56
5. Planteamient
iva de la calidad de vida es relativa a cada sociedad y a cada momento
stóric
ia, la
posi
s del “Desarrollo” son vividos por los niños, ya sea directa o indirectamente; son
o del problema
En lugar de importar soluciones para resolver problemas que
no tenemos, deberíamos estudiar nuestros propios problemas. Son
inmensos. No pido soluciones: pido que alguien se atreva a hacer las
preguntas pertinentes.
Octavio Paz, “Sueño en Libertad”
En el análisis teórico anterior ya quedó demostrada la incongruencia entre las
concepciones de una vida con calidad según la macroeconomía y según la psicología. El
problema principal del “Desarrollo” es que los planificadores no se preguntan qué es lo
que perciben los beneficiarios como calidad de vida. El “Desarrollo” es un medio para
alcanzar una vida con calidad, no es un fin en sí mismo. O sea, el problema surge cuando
se imponen valores, metas y cierta noción del “Desarrollo”, sin tomar en cuenta que la
experiencia subjet
hi o y, que son el fin último del “Desarrollo”. Este problema puede resolverse
cuando el beneficiario del “Desarrollo” participa en el proceso de establecer sus propias
metas, es decir, sus propias necesidades y expectativas de vida que son construidas
socialmente.
No obstante, el proceso de establecer las propias metas, este tipo de investigación
social, también acarrea algunos problemas que tienen que ver con la infanc
im ción de subjetividades y el positivismo.
En cuanto a la infancia, no se han desarrollado modelos conceptuales bien
estructurados y fundamentados del concepto de calidad de vida en los niños (Verdugo y
Sabeh, 2002) porque se han hecho muy pocas investigaciones con niños (Podestá, 2002).
Esta tesis es un estudio con niños por dos razones: la primera, gran parte de los
impacto
57
los niños quienes más requieren de adecuada nutrición, servicios de salud, educación y la
do de agua potable y con un medio ambiente adecuado para
desarrollo físico, psicológico, social y cultural (Barco, 1989); la segunda razón es que
lar sobre su contemporaneidad pues no
ría que ellos albergan (Podestá, 2002). En ellos encontramos –
ntinua- un potencial poco explorado por los científicos sociales; tenemos mucho que
aprender de estos actores negados, ho
La visión del investi
comprometerlo, como sujeto, en una discus
investigación es escuchar lo que tienen que opinar, así p
studio es de el una investigación-acción.
Además, existe una “limitación de los esquemas de conocimiento para aprehender
alomar, 1998:224)”.
tos, porque “es únicamente desde dentro,
metién
disposición de un hábitat dota
su
a los niños se les ha negado la posibilidad de hab
se cree en la sabidu
co
mbres del mañana.
gador no es usar al niño como objeto de estudio, sino
ión importante, pues el propósito de la
ues, la aproximación de este
e
la problemática multidimensional de la pobreza y el desarrollo (Gendreau, 1998:8)”. La
tarea que queda es construir un sistema complejo interdisciplinario para la problemática
del desarrollo y la pobreza para impulsar un desarrollo endógeno –surgido de la propia
gente-, pues el conocimiento de la pobreza y el desarrollo como problemática compleja
permitirá orientar la búsqueda de estrategias para lograr un desarrollo endógeno,
autodirigido, cimentado en la cultura propia (Gendreau, 1998). Por esto, “es necesario
destacar la importancia de que se realicen investigaciones empíricas, tanto de corte
cuantitativo como cualitativo, que permitan explicar la pobreza en nuestra región, desde
el punto de vista de la propia subjetividad de la población que vive en esta condición y el
tipo de factores que contribuirán de manera importante a elevar el bienestar subjetivo de
la población (P
Los métodos cuantitativos están relativamente fuera de lugar cuando se investigan
las perspectivas de los niños (Lewis y Lindsay, 2000), por lo que conviene usar
metodologías cualitativas para explorar los obje
dose, por así decir, en la piel de quienes viven la situación como se captan los
significados profundos que estructuran una realidad social (Álvaro, Garrido y Torregrosa
1997:65)”.
Se ha decidido utilizar la etnografía-centrada-en-la-persona. Ésta se enfoca en
cómo la psicología individual y la experiencia subjetiva determina y a la vez es
58
determinada por procesos sociales y culturales. Está interesada en examinar la relación
entre la experiencia subjetiva y el contexto sociocultural y político donde emerge
(Hollan, 2001). Esté método refuerza la idea de que el mundo social está compuesto de
significados y puntos de vista compartidos.
Para poder entrar en “la piel de quienes viven la situación”, esta investigación
trabaja con pocos individuos (un grupo focal) y durante un lapso prologando de tiempo.
González (2002) afirma que la individualidad es fuente legítima para la producción de
genera
lo” impuesta por los países occidentales y por las
clases
sión de sí mismos y salir adelante a través de sus propias necesidades y a
través
lizaciones. La información procedente de un estudio de casos puede representar el
elemento necesario para que un investigador genere una idea o reflexión de alto potencial
generalizador que estaba en proceso, pero que aún no había podido construir (González,
2002).
En cuanto al problema de la noción del “Desarrollo” es importante preguntarse si
todos los esfuerzos del “Desarrollo” tienen impresos los valores de aquellos a quienes va
dirigido o, al contrario -que es menos deseable, pero más recurrente- tienen los valores de
las clases dominantes. La incomunicación entre el país real y sus clases dirigentes, sin excluir a los
intelectuales, es un hecho característico y persistente de la historia moderna de México.
El pueblo no ha logrado articular sus quejas y sus necesidades en un pensamiento político
coherente y en programas realistas porque las minorías intelectuales y políticas que, en
otras partes, interpretan y dan forma a las confusas aspiraciones populares, entre nosotros
están hipnotizadas por ideologías simplistas.
Octavio Paz, “Sueño en Libertad”
La noción (simplista) del “Desarrol
dominantes ha invadido las subjetividades de todos los grupos sociales. Lo mismo
ocurre con el concepto de pobreza, que para definirla se consideran estándares de vida
ajenos e indicadores macroeconómicos (aunque ciertamente sí hay personas que viven en
condiciones de vida mucho peores que otras, y también es cierto que en México esta
desigualdad está muy presente). Los estándares de vida ajenos imposibilita a los “pobres”
tener otra vi
de sus propios medios. El problema de la pobreza lo resume con exactitud Azorín
en su libro “Don Juan”:
59
No tiene para el pobre la fingida y humillante cordialidad de los grandes señores: su
afecto es campechano compañerismo.
Por lo regular el “Desarrollo” es sinónimo de crecimiento económico y busca únicamente
aumentar el nivel de ingreso. Esto no quiere
de vida, sobre todo cuando los estándares de vi
aspiraciones
correspondiente.
e dar expresión a experiencias complejas y preocupaciones que
; 2) que el camino de transformación y
constru bre la
infanci 3) que
saben m uienes
pretend iste un
modelo conceptual de calidad
conomista no es el único científico social que puede contribuir a los planes del
decir necesariamente que mejore la calidad
da son de las clases dominantes y no de las
populares. Esta desarticulación entre clases es un gran problema y es algo que debe
comenzar a resolverse. Puesto que una de las razones que motivan esta investigación son
las injusticias sociales que ha acarreado la noción reducida del “Desarrollo”, el propósito
de esta investigación es analizar crítica y propositivamente la concepción reinante del
“Desarrollo”. La exploración sobre la percepción de calidad de vida infantil –las
, necesidades, opiniones, justificaciones- es provechoso para hacer la crítica
Entonces, tomando en cuenta: 1) que los niños de primaria son socialmente
competentes y capaces d
deben ser escuchadas (Lewis y Lindsay, 2000)
cción democrática por el que transita nuestro país exige una nueva visión so
a que considera a los niños como actores sociales (Corona y Morfín, 2001);
ás sobre sus prioridades quien padece los problemas cotidianamente que q
en resolverlos desde el escritorio (Salinas de Gortari, 2002); 4) que no ex
de vida infantil (Verdugo y Sabeh, 2002); y 5) que el
e
“Desarrollo”: se propone indagar las percepciones de la calidad de vida infantil para que
puedan convertirse en un criterio a través del cual se juzga en qué medida las
circunstancias de la vida -reales y actuales- son satisfactorias o insatisfactorias, y para
juzgar en qué medida necesitan de mejoras (de “Desarrollo”).
Las preguntas que motivan esta tesis son varias: ¿qué hace que una vida sea
valiosa?, ¿qué hace que una vida sea buena para la persona que la vive?, ¿qué hace que la
vida de una persona sea mejor? ¿qué aspectos de la vida son importantes en una sociedad
inundada del “Desarrollo”? Operativamente, estas peguntas pueden resumirse en: ¿Cuáles
son las dimensiones que los niños perciben como criterios de calidad de vida?
60
El objetivo general de esta investigación es explorar la percepción de la calid
niños de la localidad de Tlaxc
ad de
vida en alancingo en relación al entorno externo; puesto
2.
que, a pesar de que la información del exterior se asimila y engrosa el bagaje cultural de
una población y modifica su sentido común (Álvaro et al, 1997), las influencias sociales,
culturales, políticas y económicas sobre la subjetividad no son usualmente examinadas
(Hollan, 2001). Se busca entender la vida de los niños desde su propia perspectiva. En
calidad de estudio exploratorio se propone abrir brecha a futuras investigaciones
interesadas en la infancia y el desarrollo social.
Entonces, los objetivos específicos de esta investigación son los siguientes:
1. Describir la percepción que los niños de Tlaxcalancingo tienen sobre la calidad de
vida. Para esto, lo que digan los niños se categoriza en “dimensiones de calidad de
vida”. Y al mismo tiempo se exploran las cogniciones (ideas, opiniones,
creencias) que tienen de cada una de las dimensiones construidas.
A través de las percepciones, comparar la “realidad” de los niños con la noción
del “Desarrollo” y contribuir a su análisis crítico (en la parte discursiva y en la
parte aplicada) sugiriendo como el enfoque macroeconómico de calidad de vida
debe acercase más a la noción de calidad de vida según la psicología y según las
percepciones de los individuos (de carne y hueso).
El estudio exploratorio se limita a hacer descripciones y no trabaja con hipótesis, al
contrario, las hipótesis serán resultado de la investigación, aunque se espera encontrar
dimensiones de calidad de vida similares a Garduño (1993) y Verdugo y Sabeh (2002) así
como elementos de la modernidad (Baños, 2003). La riqueza del estudio radica en la
extensión y profundidad de estas descripciones, y en la contribución que esta información
haga al análisis crítico del discurso y las prácticas del “Desarrollo”.
61