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EL COLEGIO DE MICHOACAN, A.C. CENTRO DE ESTUDIOS ANTROPOLÓGICOS
“Economía étnica. El papel de las organizaciones productivas en la construcción de ciudadanías locales
tesis que para optar al grado de
Doctora en Antropología Social
Presenta
Sara Raquel Baltazar Rangel
Director:Dr. José Eduardo Zárate Hernández
Lectores:Dr. Neil Harvey
Dr. Jorge Uzeta Iturbide
Zamora, Michoacán, mayo del 2012.
1
I N D I C E
Agradecimientos........................................................................................... 5
Introducción.................................................................................................. 7
Capítulo 1
La ciudadanía y el Estado-Nación en tiempos de globalización.Una aproximación teórica
1.1 El Estado y su construcción...................................................................... 51
1.2 Hacia un estado del Estado en la globalización...................................... 55
1.3 Estado y ciudadanía.................................................................................. 68
1.4 Ciudadanía: entre lo individual y lo colectivo.......................................... 72
1.5 El derecho a los derechos en el contexto de la globalización................. 74
1.6 Las dinámicas resolutivas como propuesta de análisis en la construcciónciudadana................................................................................................. 79
Capítulo 2
Contiendas, negociaciones y restructuraciones en la arena económica. El ejercicio de los derechos civiles desde las organizaciones sociales.
Primera etapa de actuación 88
2.1 Cacicazgo y poder local. El contexto de actuación para la conformaciónde las organizaciones económicas y la construcción de los derechos civiles......................................................................................................... 90
2.2 Los movimientos sociales en la Sierra Norte de Puebla y Zitácuaro...... 97
2.2.1 Unión de Pequeños Productores de la Sierra (UPSS).................. 99
2.2.2 Unión de Comuneros Emiliano Zapata (UCEZ............................... 116
2.3 El surgimiento de las organizaciones económicas................................ 121
2.3.1 La Sociedad Cooperativa Agropecuaria Regional TosepanTitataniske.................................................................................... 122
2.3.2 La Sociedad de Solidaridad Social MaseualsiuamejMosenyolchicaunij........................................................................ 133
2.3.3 Sociedad de Producción Rural de Responsabilidad Limitada"Viveros de la Mesa de San Felipe Los Alzati” ........................ 139
2.4 Construcción de derechos civiles. Dinámicas resolutivas en una primeraetapa de actuación................................................................................... 145
2
Capítulo 3
Disputas, negociaciones y confrontaciones en la arena política y social. El ejercicio de los derechos políticos y sociales desde las
organizaciones sociales. Primera etapa de actuación 150
3.1 Autoridad y gobierno local. El contexto de actuación para la construcción de los derechos políticos.................................................... 152
3.2 El poder político. Discordias representativas entre indígenas organizados y otros grupos locales........................................................ 164
3.3 Hacia la apertura política. La construcción de espacios de representatividad desde las organizaciones económicas..................... 173
3.4 Los derechos políticos de las mujeres indígenas. Discrepancias,negociaciones y mediaciones en el ámbito de la votación y la representación electoral........................................................................... 186
3.5 Construcción de derechos políticos. Dinámicas resolutivas en unaprimera etapa de actuación...................................................................... 195
3.6 El ejercicio de los derechos sociales. Primera etapa de actuación......... 200
3.7 El contexto de actuación para la construcción de los derechos sociales 202
3.8 Estado y poder económico. Discordias inclusivas entre indígenasorganizados y otros grupos sociales....................................................... 203
3.9 Construcción de derechos sociales. Dinámicas resolutivas en unaprimera etapa de actuación..................................................................... 209
Capítulo 4
Los indígenas organizados y la emergencia de derechos civiles y 213 políticos en tiempos de globalización
4.1 El ejercicio de los derechos civiles en la globalización........................... 215
4.1.1 La transformación de las organizaciones económicas enempresas indígenas...................................................................... 216
4.1.2 La comercialización de productos. Una de las tareas pendientespara las organizaciones económicas en la construcción de los derechos civiles............................................................................. 235
4.1.3 ¿Desde dónde se hace justicia? Las acciones de concertación ynegociación de los indígenas organizados en los procesos de inequidad local.............................................................................. 244
3
4.2 El ejercicio de los derechos políticos en la globalización....................... 255
4. 2.1 "Voto por voto, casilla por casilla”. Los indígenas organizados en el contexto de las disputas sobre la validez de las elecciones presidenciales de 2006 ................................................................. 259
4.2.2. La configuración de derechos políticos desde la concertación y lacondescendencia........................................................................... 264
Capítulo 5
El ejercicio de los derechos sociales como exigibilidad del bienestarcomunal. Controversias entre los derechos individuales y los 278
derechos colectivos
5.1 El escenario local para la construcción de derechos de género............. 282
5.1.1 ¿Ser o no ser mujer organizada? Hacia la construcción dederechos de género...................................................................... 286
5.1.2 Prácticas de confrontación y negociación en la inserción al ámbitomasculino. Trasgrediendo las normas sociales............................ 297
5.1.3 Acciones individuales desde la construcción de los derechoscolectivos........................................................................................ 306
5.2 Hacia la construcción de los derechos étnicos entre los indígenas organizados. Espacios de concordias y discordias entre los indígenasy el Estado............................................................................................. 314
5.2.1 La participación de las organizaciones económicas cuetzaltecasen la lucha zapatista....................................................................... 316
5.2.2 El bien común en disputa. La defensa de los derechos étnicos enel proyecto de la Ley Indígena....................................................... 320
5.2.3 La construcción de derechos étnicos a través de la defensa delterritorio comunal. Los indígenas organizados en su lucha por la comunalidad.................................................................................... 326
Conclusiones......................................................................................... 336
Bibliografía............................................................................................. 354
Anexos.................................................................................................... 374
4
AGRADECIMIENTOS
Amanecí con los puños bien cerrados y la rabia insolente de mi juventud,
la ingenuidad nos absuelve de equivocarnos que cada uno aporte lo que sepa^
E. Bunbury
Esta investigación se realizó con la participación y apoyo de muchas personas, mi
gratitud para todas ellas. Quiero mencionar en especial a Eduardo Zárate, quien
desde mis primeros días en el Colegio tuvo la paciencia para guiarme,
escucharme y confiar en mí. Durante la redacción, enriqueció este documento con
ideas, sugerencias y comentarios. A él mi enorme admiración, reconocimiento y
respeto.
A cada uno de los profesores que participaron en mi formación en el programa
doctoral: Marco Calderón, Gail Mummert, Elizabeth Juárez, Claudio Garibay, Paul
Liffman, Andrew Roth y Cristina Monzón. Hago una mención particular de Jorge
Uzeta, quien siempre estuvo dispuesto a intercambiar ideas sobre el quehacer
antropológico y las realidades que nos aquejan, amén de su inmensa paciencia.
Agradezco asimismo y de manera especial a Salvador Maldonado por proponerme
como becaria para la redacción de este texto.
Mención aparte merecen el Dr. Neil Harvey y Dr. Wil Panters, quienes sin
conocerme estuvieron dispuestos a leer y participar en la última parte del proceso.
Por su disposición todo mi reconocimiento.
En Cuetzalan, a todas las maseual, en especial Rufi, Juana, Domi y Joaquina. A
los empleados del Taselotzin y a todos los que me compartieron sus vivencias. En
San Felipe mi gratitud para Doña Mari, Isabel, Prudencio y Germán. Sin ellos, este
trabajo simplemente no hubiese sido posible.
Mi agradecimiento a los amigos que hice en mi estancia en Zamora: Claudia, Lalo
y Pancho. Además de todas las amistades que siempre han estado presentes y a
todas las que hice durante este proceso.
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Gracias a una beca que me otorgó CONACyT cursé el programa doctoral. Para la
redacción final de la tesis recibí apoyo por parte de El Colegio de Michoacán a
través del Centro de Estudios Antropológicos y una beca otorgada por el Proyecto
"Las Paradojas de la Democracia Mexicana: Ciudadanía, Gobierno y Participación
Política” a cargo de la UAM Iztapalapa y financiada por CONACyT (CB-
2008/101734).
Por supuesto, Paty y Gian cuya entereza y entusiasmo son fuente de inspiración.
A mis padres quienes han sido mi ejemplo de vida. A ellos dedico este trabajo.
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INTRODUCCION
El presente estudio se refiere a la emergencia de nuevas ciudadanías dentro del
escenario de la globalización en las localidades de origen indígena, y en términos
más particulares en su sentido local a través de las prácticas de confrontación, de
negociación, y de convergencia que son generadas por los miembros de algunas
organizaciones sociales. Para ejemplificar este proceso tomé como referencia las
organizaciones económicas de dos poblaciones por demás contrastantes en sus
propias temporalidades, espacios e historicidades: por un lado, los indígenas
nahuas del municipio de Cuetzalan del Progreso, Puebla, y por otro lado, los
comuneros otomíes de la Comunidad Indígena de San Felipe Los Alzati del
municipio de Zitácuaro, Michoacán.' La comparación reside en que ambos casos
de estudio están fundando territorios democráticos para ejercer derechos civiles,
políticos y sociales en correspondencia a diversas acciones reflexivas y
deliberadas que se encaminan a modificar su condición social en el actuar
cotidiano.
El pueblo donde se ubica el primer caso es en sí seductor y en los últimos
cuarenta años se ha convertido en un espacio de análisis recurrente para los
científicos sociales a razón de su exuberancia natural, cultural y a su largo proceso
organizativo. Este último es eje central de varios estudios en tanto que, las
organizaciones evidenciaron las relaciones desiguales de poder entre mestizos e
indígenas y se inició una reivindicación étnica. La segunda localidad, a diferencia
de la amplia bibliografía y la presencia constante de agrupaciones indígenas de la
primera, ha sido poco estudiada, sobre todo por el trato y las relaciones hostiles
que sus pobladores establecen hacia el exterior. A diferencia de los nahuas
cuetzaltecas en cuyas prácticas ciudadanas se antepone su condición indígena, el
proceso de reivindicación otomí está vinculado con algunas acciones de lucha
campesina y discursos agrarios. Ello responde a las condiciones establecidas con
el proyecto de la formación del Estado-nación que se desarrolló en esa región.
1En el texto, me referiré a los integrantes de las organizaciones de estudio como indígenas
organizados. Dicha categoría la utilizo para identificar a los/as sujetos de mi investigación y hacerla diferencia respecto a otros indígenas que no participan en las organizaciones económ icas.
7
Además, el reconocimiento de la comunidad indígena como comunidad agraria
entrecruzó la identidad étnica con la campesina preponderando esta última, lo que
coadyuvó a que se soslayara su diferencia cultural.
El interés por analizar dichos casos surgió con la investigación "El sentido local de
la ciudadanía: una construcción desde las prácticas de las organizaciones sociales
en Cuetzalan, Puebla (1977-2007)” que realicé como parte de mi maestría en el
Centro de Estudios Antropológicos de El Colegio de Michoacán. Mi objetivo
fundamental fue conocer las manifestaciones, las formas de participación, las
estrategias de sobrevivencia y la relación con el medio ambiente que los miembros
de las tres organizaciones más importantes de la región habían venido
desarrollando cotidianamente.
Durante el estudio, encontré que en su larga trayectoria organizativa habían
producido diversas experiencias para modificar los marcos de interacción entre
mestizos e indígenas; no sólo plantearon metas sobre el control del poder, como
otras organizaciones. Su fuerza residió y reside en el cuestionamiento a dicha
lógica, en la confrontación y la negociación con el Estado, y en la generación de
propuestas económicas, políticas y sociales para el mejoramiento de las
condiciones de vida de la población indígena. Comprender estas prácticas me
implicó repensar la noción liberal de la ciudadanía y problematizarla dentro del
marco de los derechos diferenciados. Sobre todo porque las organizaciones se
presentan como propuestas que contribuyen al reconocimiento de lo colectivo a la
par de lo individual al considerar las categorías de género, etnia y clase como
parte del proceso.
Con base en los resultados del estudio anterior supuse que el énfasis que dan a
los derechos civiles es lo que les facilita incorporarse de manera diferenciada a la
comunidad política y a las exigencias de la globalización del capital financiero.
Mientras la segmentación del mercado crea nuevas formas de exclusión, las
agrupaciones indígenas desarrollan diversos procedimientos inclusivos por medio
de sus prácticas económicas, sociales, políticas, ecológicas y culturales. No
obstante, éstas no están carentes de conflicto y cambio. A partir de ahí, consideré
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como estudio central la construcción de la ciudadanía bajo el referente constante
de su alteridad, es decir, los escenarios de acción frente a los cuales se dirige el
ejercicio ciudadano. Así que, no sólo reorienté el análisis de los nahuas
organizados, sino que consideré imprescindible estudiar otra localidad con
presencia de organizaciones económicas. Con ello, verificaría sí su configuración
y su sentido local es el resultado de la praxis desarrollada en los campos de lucha,
discrepancia, alianzas y acuerdos dentro de la globalización. En este sentido, la
emergencia de ciudadanías locales se define en escenarios de lucha social,
enfrentamientos políticos y proposiciones económicas históricamente construidos
cuyo significado está en reciprocidad "frente” y "hacia” la comunidad.
Para desarrollar esta investigación, partí del supuesto teórico de que las prácticas
sociales son las formas que utilizan quienes definidos formalmente como
ciudadanos llevan a cabo para conducirse como tal (Jelin, 1993, 1996). De
acuerdo con la antropología política, la distancia entre la formalidad de la ley y la
realidad de su aplicación es enorme. Para entender cómo los individuos se
envisten y se apropian de su condición ciudadana se requiere indagar sobre la
configuración de las identidades colectivas, las culturas políticas locales,
nacionales y trasnacionales, y los patrones o estándares de inclusión y exclusión,
o sea, la construcción de la ciudadanía "desde abajo” (Jelin, 1993; Assies,
Calderón y Salma, 2002).
Una inquietud que atravesaba mi investigación fue la idea de que el impacto de las
organizaciones o de los movimientos sociales debía manifestarse en cambios
estructurales. Consideré las discusiones de Touraine (1987) quien propone que el
movimiento social es más que un grupo de interés o un instrumento de presión
política, pues pone en discusión el modo de utilización social de recursos y de
modelos culturales. Para ello introduce un nuevo concepto: movimiento societal,
es decir, un conjunto cambiante de debates, de tensiones entre las bases y los
dirigentes donde se combina un conflicto propiamente social con un proyecto
cultural. Al mismo tiempo, consideré a Melucci (1989) quien plantea que la
aparición de los "nuevos” movimientos sociales resulta, en gran parte, de los
9
cambios estructurales del sistema capitalista en su conjunto. En ese sentido,
retomé a Foweraker (1997: 229) para advertir que fueron las condiciones
económicas y el establecimiento de movimientos nacionales lo que permitió la
emergencia de nuevos actores políticos en la arena electoral y los cambios en la
cultura política.
Realicé mi estancia de trabajo de campo durante el 2008 y 2009 alternando en las
localidades de San Felipe Los Alzati y la ciudad de Cuetzalan. En la primera me
enfoqué en las acciones de la Sociedad de Producción Rural con Responsabilidad
Limitada "Viveros de la Mesa de San Felipe Los Alzati” y la Sociedad Productiva
de Mujeres "Mejor Progreso”. En la segunda, continué trabajando con la Sociedad
Cooperativa Agropecuaria Regional Tosepan Titataniske y la Sociedad de
Solidaridad Social Maseualsiuamej Mosenyolchicaunij. Consideré éstas porque
son las que tienen mayor presencia e impacto político y económico regional,
además de su trayectoria y permanencia. Las técnicas empleadas durante ese
período fueron la observación participante, el registro etnográfico, la revisión de
documentos de archivo y una intensa jornada de conversaciones con socios y ex
socios, autoridades locales, y otros actores sociales sobre el surgimiento, el
desarrollo y el impacto de las organizaciones de interés. Por medio de ellas,
identifiqué las expresiones y las estrategias con las cuales las colectividades
dirimen y negocian sus discrepancias con otros grupos sociales para construir un
proceso de inclusión a una comunidad política.
Las acciones que se generan al interior de las organizaciones me permitieron
reflexionar sobre el sentido ciudadano en el contexto local y plantear como
problema de investigación su emergencia frente al escenario de la globalización.
Al analizar sus prácticas me fue posible encontrar algunos elementos que
contradicen los fundamentos liberales sobre todo aquellos que sostienen la
manifestación del ciudadano como individuo "a secas”; el establecimiento de
principios y valores universales, un proceso acabado e inalterable y la relación
unívoca entre el Estado y los ciudadanos. Ello visibilizó la tensión entre el modelo
liberal y las experiencias cotidianas, es decir, entre lo dado y lo construido a través
10
de manifestaciones individuales y colectivas. En este sentido, el interés general
del estudio fue indagar, establecer y analizar el sentido local de la ciudadanía que
las organizaciones económicas de las localidades de Cuetzalan y San Felipe de
los Alzati han construido a partir de acciones de confrontación, negociación y
convergencia respecto a otros grupos en consideración a su condición social y con
relación a diversos procesos sociales generados en el mundo global. La pregunta
general que guió la investigación fue ¿De qué manera las prácticas desarrolladas
por sus miembros han impactado en la emergencia de nuevas ciudadanías y cómo
se vincula esto con sus sentidos locales? Mi propuesta considera que la
emergencia de ciudadanías locales responde a las formas particulares que cada
grupo social utiliza para reivindicar sus derechos, incluirse en la sociedad y dirimir
las relaciones de poder.
Para ello planteé como objetivos específicos: 1) Identificar las acciones de
confrontación y convergencia que los indígenas organizados han desarrollado
frente a otros grupos sociales; 2) determinar cómo las acciones puestas en
marcha por los indígenas organizados se dirigen a la construcción de nuevas
ciudadanías y; 3) analizar la vinculación entre nuevas ciudadanías y su sentido
local en Cuetzalan y San Felipe. Ellos me permitieron dar respuesta a: ¿Qué
acciones de confrontación, negociación y convergencia han desarrollado los
indígenas organizados frente a otros grupos sociales en su contexto próximo? ¿De
qué manera las acciones de los indígenas organizados se dirigen a la construcción
de nuevas ciudadanías? y ¿cómo se vinculan éstas con sus sentidos locales?
A partir de dichos planteamientos me fue más fácil guiar la observación hacia las
estrategias cotidianas de poder entre agentes sociales y visibilizar las relaciones
de desigualdad y diferencias de poder en tanto la ciudadanía está inevitablemente
ligada al problema de la distribución desigual de oportunidades, de acceso de
recursos, de marginación, discriminación y exclusión de algunos de los miembros
de la sociedad.
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La globalización, las políticas de Estado y los derechos ciudadanos
La implementación de políticas neoliberales en México ha presentado
transformaciones políticas, económicas y sociales en la sociedad, al mismo tiempo
que las organizaciones sociales se han ido consolidando. La instauración de
dichas políticas, el funcionamiento y eficacia de una economía de mercado, el libre
comercio y la subvención selectiva han influido en el surgimiento y fortalecimiento
de nuevos escenarios para la creación de mecanismos y modelos emergentes de
ciudadanía que ponen en cuestionamiento sus atributos legales. Sobre todo
porque los vínculos políticos y jurídicos entre los individuos y una comunidad
política, especialmente los que refieren a las formas de membresía o pertenencia
a un Estado-nación, han sido trastocados por los sucesos internacionales, los
cambios mundiales y los efectos globalizadores.
Por otra parte, frente a las transformaciones en la espacialización del mercado, la
dominación del capital financiero sobre el tipo y el volumen de circulación global y
las nuevas estrategias de mercado, el Estado ha tenido que encarar nuevos retos
y la gente ha tenido que crear nuevos significados de la realidad social. Ante lo
anterior, los estudiosos sociales han colocado en la mesa de discusión el papel
que el Estado- Nación juega hoy ante las dinámicas de la globalización.
Castells (1996) señala que la pérdida de autoridad y legitimidad que se produjo
con la apropiación de funciones estatales por parte de nuevos actores políticos,
económicos y sociales generó un escenario de acción totalmente diferente para
los Estados-nacionales. Strange (1996) considera que este contexto se produjo
básicamente por: 1) las asimetrías de autoridad al interior y entre diferentes
comunidades políticas; es decir, no todas tienen el mismo impacto sobre el
ejercicio de poder, algunas han sufrido cierto detrimento frente a los mercados
aunque mantienen su supremacía mundial como Estados. 2) La pérdida de su
imagen como autoridad central, delegándola a jurisdicciones locales o regionales,
y yo agregaría a otros actores que se encuentran en la informalidad o la ilegalidad
como es la delincuencia organizada. 3) El incumplimiento creciente en la
protección ciudadana y en la satisfacción de los derechos civiles.
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La lógica del mercado mundial impone la competencia como único mecanismo
efectivo para alcanzar el desarrollo económico y deja en segundo plano la
racionalidad del orden concesionado al poder estatal. Esto supone un retroceso en
el Estado democrático tanto en su efectividad como en su legitimidad;
principalmente se hace evidente la incapacidad de responder a los intereses
comunes; de posicionarse de su papel económico, político y social; y de asumir un
compromiso con los integrantes de su comunidad. Pero, ante el decremento de la
influencia estatal y las controversias internas que se viven cotidianamente a través
de sus prácticas hegemónicas es importante plantear algunas alternativas que el
Estado posee para su permanecía.
Villoro (1998) sugiere que el proceso de transición requiere una reforma
estructural. "Sólo con un cambio en la concepción del Estado, podrá éste hacer
frente a los nuevos retos, sólo entonces podrá cumplir con la función que aún le
corresponde” (1998:52), Para ello es necesario construir nuevas comunidades
políticas y replantear las sociedades a partir de tres ejes centrales: justicia,
democracia efectiva e interculturalidad (Villoro, 2007).
Al respecto, Trouillot (2001) señala que el poder y el efecto de Estado no se fijan
únicamente a través de las instituciones o gobiernos, aunque con la globalización
estas formas se han exacerbado en el Estado capitalista. Para entender y evitar
una reificación de éste, se requiere pensar en una crítica que apunte al Estado
liberal o democrático
"tomar distancia entre el siglo XIX y rechazar los términos restrictivos con los cuales se ha retomado la herencia del Renacimiento. Estaríamos mejor equipados para enfrentar el cambio de nuestros tiempos si aprovecháramos estas transformaciones con una conciencia sobria de que el Estado- nación nunca fue tan cerrado e inevitablemente un contenedor [_ ] es necesario mirarlo como una ficción de la modernidad” (Trouillot, 2003: 85).
El desgaste de las atribuciones estatales en el control de la soberanía, en las
fronteras territoriales, en los recursos disponibles, en la toma de decisiones
autónomas, y en la re-espacialización diferencial del mercado son características
del mundo globalizado. La influencia de cualquier Estado particular dentro del
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orden político global, está fuertemente condicionada por el nivel de su riqueza y
por la conexión entre ésta y el poder militar. Esto posibilita comprender por qué los
Estados de la periferia son los más afectados. En ellos se observa cómo la
globalización está minando su capacidad soberana para tomar decisiones
autónomas sobre su ubicación dentro de la economía mundial y sobre la vida
cotidiana en las localidades. El destino de las comunidades débiles está siendo
determinado no por el Estado-nación, sino por decisiones, actividades y eventos
que ocurren por encima de su jurisdicción territorial (Giddens, 1994).
Pero, más allá de la pérdida de la centralidad y la influencia estatal, la población
está enfrentando cambios de grandes proporciones que se dirigen a modificar las
estructuras y las relaciones sociales al interior y exterior de sus comunidades. Ello
supone varias transformaciones en diferentes niveles.
Respecto a la dimensión ciudadana, el Estado está en medio de dos frentes. Por
una parte, existe una exigencia mayor de sus miembros por el reconocimiento
amplio de diversos derechos, que representados en los movimientos sociales,
reclaman el ejercicio de las garantías sociales. Por otro, la posibilidad de que el
mercado se convierta en instancia fundamental de coordinación de los procesos
sociales. Para Lechner (2003) la reafirmación neoliberal del mercado y de la
iniciativa privada no concierne solamente a la política económica, apunta a una
reorganización integral de la sociedad. Estas condiciones son agravadas con la
presencia de un nuevo orden mundial que es impulsado por algunos gobiernos
europeos y Estados Unidos, algunas instituciones de carácter supranacional -el
Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, la Organización Mundial del
Comercio-, los consorcios internacionales de comunicación y los conglomerados
empresariales (Borón, 2002; Stiglitz, 2002).
Por ello, pareciera que los límites fronterizos del Estado se disuelven, se diluyen y
se crean grandes dificultades al interior de las naciones soberanas y
democráticamente legitimadas.
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"Los mecanismos políticos e institucionales para la solución de problemas globales, transfronterizos, están poco desarrollados. En vista de las interdependencias internacionales cada vez más densas y de la creciente presión de las cuestiones globales, los Estados tienen que cambiar profundamente y reorganizar la política a lo largo del eje localglobal para evitar que las lógicas materiales y sistémicas dominen cada vez más fuertemente las sociedades. La ‘gobernabilidad global’ se convertirá en una de los mayores desafíos” (Messner, 1999: 74).
Para el caso de Latinoamérica, Castro, Mussali y Oliver (2005) señalan que esta
situación es mucho más compleja, sobre todo cuando el Estado neoliberal no
cuenta con un proyecto de acumulación y desarrollo nacional y sólo responde a
los intereses exclusivos de los monopolios transnacionalizados. En el caso de
México, podríamos observar ciertas particularidades como parte de su cercanía y
profunda relación con Estados Unidos.
A pesar de dicha reconfiguración, el modelo liberal de la ciudadanía aún sigue
vinculado como atributo del Estado, del régimen político y de la sociedad. En este
sentido, resulta difícil comprender el proceso de ciudadanización en el escenario
mundial cuando los derechos persisten como los rasgos distintivos de la condición
ciudadana. Pero más allá de conceptualizaciones liberales, vale la pena
cuestionarse acerca de si el Estado puede o no continuar con el cumplimiento de
las tareas de estructuración social considerando que su relación con la ciudadanía
es un asunto político por excelencia. Al restablecer la funcionalidad y eficiencia
estatal que se trastoca por la globalización, las relaciones de poder y dominación
se redefinen, incluyendo el proceso de construcción ciudadana. Aquí es donde los
nuevos sujetos antropológicos toman sentido y donde las organizaciones
económicas en Cuetzalan y San Felipe Los Alzati aparecen como emergentes de
dicho proceso.
Ciudadanía
El problema que se plantea en la investigación es la emergencia de nuevas
ciudadanías locales en el contexto de la globalización. Por definición, la
ciudadanía es una cuestión de tratar a las personas como individuos con iguales
derechos ante la ley. Aunque el término refiere directamente al Estado- Nación
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puede tener un sentido más general, como lo hace Walzer (1993) que habla de
derechos a la membresía y de pertenencia a una comunidad. Para las sociedades
modernas esta categoría sintetiza los principios, valores, actitudes y
comportamientos a través de los cuales las personas como individuos se
reconocen como pertenecientes a un grupo humano ubicado en un espacio
geopolítico social que posee derechos civiles, políticos y sociales.
A este respecto, T. H. Marshall (1992) ofrece un panorama interpretativo
importante sobre las condiciones y los conflictos que se crearon con el surgimiento
de los Estados modernos. Señala que al interior de estos procesos sociales se
configuró una relación entre los individuos y las instituciones sin que ello
significara necesariamente la democratización de la vida social; al contrario, se
acentuaron las diferencias y desigualdades sociales. Según Marshall, la sociedad
democrática industrial moderna intentó resolver una severa tensión entre igualdad
y desigualdad. A partir del otorgamiento de derechos (civiles, políticos y sociales)
se puso en operación el concepto que define al habitante de dicha nación: el
estatus dado por dicha pertenencia y sus correspondientes instituciones, en el cual
cada individuo posee derechos y obligaciones semejantes en cuanto a lo legal, lo
político y lo social, es decir, la igualdad. Es por ello que, su praxis aparece ahora
como una concepción política que, en la mayoría de los casos, legitima la
desigualdad social. De acuerdo con él, el estatus ciudadano debería atenuar los
efectos de la industrialización y el mercado a través de la creación de condiciones
sociales básicas que garantizaran una vida "civilizada”; aunque reconocía que
dicho modelo económico se convertiría por sí mismo en un terreno político social
de profundas contradicciones.
En la noción clásica liberal se considera que la sociedad civil es la que organiza la
vida política basándose en los supuestos teóricos que emergen de la democracia
liberal, republicana o participativa. Sin embargo, cada comunidad política le
adjudica rasgos particulares en la medida en que no es la ley la que define las
prácticas ciudadanas sino las estrategias cotidianas de poder generadas entre los
agentes sociales. Por otra parte, algunos fenómenos como la migración
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internacional, el surgimiento de diferentes movilizaciones sociales alrededor del
mundo y la lucha por el reconocimiento de los derechos de algunos grupos
sociales -género, etnia, preferencia sexual- ponen en entredicho la relación entre
el Estado y la sociedad civil. Dicho cuestionamiento deriva de "lo amorfo,
idiosincrásico y multifacético de la vida ‘desde abajo’ donde lo común y corriente
no reconoce ni ‘obedece el abstracto principio de la ciudadanía, ni en sus prácticas
cotidianas ni en sus reivindicaciones políticas” (Salman, 2002:126). En este
sentido, la idea y la significación de la ciudadanía puede radicar en un supuesto
filosófico o en un modelo político, como en un hecho y práctica social que puede
articular identidades de etnicidad y nación (Oommen, 1997).
Al respecto, Young (2000) utiliza la noción de "ciudadanía diferenciada” con
referencia a la construcción de un espacio público heterogéneo que considera las
diferencias culturales, de género o de preferencia sexual, en el que los grupos de
interés pueden trabajar en conjunto manteniendo sus identidades colectivas.
Aunque el concepto no ha sido reivindicado por algunos movimientos sociales, sus
demandas apuntan a la construcción de un tipo de ciudadanía cultural donde la
diferencia étnica, lingüística o cultural frente a las normas de grupo dominante no
perjudique el derecho a pertenecer o participar en los procesos democráticos
(Villoro, 1998; Harvey, 1998a; 2000; De la Peña, 1998; 1999; 2002; Rosaldo,
2000).
Si bien las discusiones sobre ciudadanía apuntan a su relación con el Estado-
nación, las controversias entre los límites estatales, la migración y los procesos
globalizadores la cuestionan constantemente. Para ello, autores como Rawls
(1997) proponen un concepto más amplio que plantea su "transfronterización” o su
globalización. Este proceso podría conducir a la constitución de una
"universalización", como aglutinadora de todas las diferencias. Es decir, una
"ciudadanía cosmopolita" basada en un nuevo "derecho de gentes", cuyos
principios se aplicarían a las comunidades o pueblos no organizados liberal y
democráticamente, como a los pueblos organizados "jerárquicamente", siempre y
17
cuando el sistema jurídico de dichas comunidades esté "orientado por una
concepción de justicia basada en el bien común" (1997: 20).
A partir de lo anterior, podemos hacer una doble lectura. En primer lugar, el
reforzamiento a la protección de los derechos humanos donde el sujeto es cada
vez más un individuo "globalizado” o "cosmopolita". Esto es, un alguien que ejerce
los derechos derivados de la condición humana no sólo dentro de los límites de la
soberanía nacional de su Estado, sino también fuera. La protección jurídica,
política y social -estructurada en sus diferentes derechos fundamentales- ya no
respondería a un proceso unilateral por parte de la soberanía del Estado nacional,
sino a una interrelación entre múltiples y diferentes esferas jurídicas, tanto internas
(las propias de cada uno de los Estados) como externas (las derivadas de las
distintas instancias transnacionales).
En segundo lugar, las relaciones e intercambios económicos tiene también una
incidencia directa en la protección de los derechos fundamentales. Pero, hoy por
hoy la tendencia es negativa, especialmente en lo referente a todos aquellos
derechos que tienen un contenido redistributivo, esto es, los económicos, sociales
y culturales. Dado que el proceso de globalización económica impone la ley de los
mercados financieros por encima, incluso, de las decisiones estatales, se observa
un retroceso en la protección social de los ciudadanos lo que incrementa las
diferencias sociales.
Aquí, el concepto no es sólo un referente de pertenencia ipso iure a una
comunidad política; sino una membresía ipso facto, es decir una construcción y
transformación continúa que responde a los procesos de exclusión que se
generan en los ámbitos sociales, económicos y políticos. Al respecto, Salman
(2002) distingue tres diferencias entre norma y práctica:
1. La ciudadanía oficial: es un universo del Estado que responde a los
intereses de un solo sector; por ello no tiene sentido dirigirse a él para
obtener derechos. La incompatibilidad entre el Estado y la vida cotidiana se
evidencia en la práctica de representación de partidos, convirtiendo esta
18
dimensión en picata minuta. Los logros ciudadanos se consideran más de
suerte que de derecho.
2. El mundo legal se dimensiona como un espacio inaccesible para los
ciudadanos; como si el ciudadano quedara desprovisto de su condición sin
dicho referente.
3. La ciudadanía "dada”, como aquello que se debe ganar en vez de ejercer.
A partir de las consideraciones de Salman, deducimos que la experiencia
ciudadana se transforma en un proceso obligado, sobre todo cuando los
mecanismos de exclusión son cada vez más marcados y crecientes en el contexto
de la globalización.
Desde las perspectivas anteriores tenemos pistas importantes para abordar el
concepto pensando en que la legalidad, la formalidad y la aquiescencia no son los
únicos elementos estructurales de la ciudadanía. En primer lugar, debemos
cuestionar la aproximación de Marshall respecto al establecimiento de los
derechos ciudadanos. De acuerdo con varios autores, dicha propuesta posee
varias debilidades teóricas. Según Barbalet (1988) la lectura marshallista propone
que la ciudadanía democrática surge del progreso de la industrialización y del
desarrollo cívico de las naciones como si estuviera inscrita en un proceso lineal,
sin rupturas, ni retrocesos. Por su parte, Giddens (1994) hace énfasis en que la
violencia y el conflicto han sido parte fundamental de la universalización y
extensión de los derechos ciudadanos. Argumenta, al igual que otros autores, que
la ciudadanía es producto de un largo proceso de lucha donde se ha puesto en
juego el desmantelamiento de las estructuras sociales; en el análisis de Marshall
esto queda a un lado. Para Gordon (2001) su principal inconsistencia es el hecho
de conjuntar derechos que tienen una estructura distinta en un mismo concepto.
"Los derechos sociales no pueden ser colocados en el mismo plano que los civiles y los políticos, que en la tradición liberal son universales. [_ ] A diferencia de los derechos civiles y los políticos, [_ ] los sociales tienen sentido sólo si se conciben como aspiraciones a prestaciones concretas, y estas últimas no pueden ser universales, sino particulares y selectivas” (2001: 25).
19
Estas y otras críticas colocan la propuesta recurrentemente en la mesa de
discusión. Aún a pesar de ellas, considero que es una de los supuestos más
acabados al plantear retos para el análisis social a través de uno de sus
elementos fundamentales en la recomposición social: la cultura. Además, su
planteamiento acerca del surgimiento de los derechos ciudadanos permite un
acercamiento general a las cuestiones políticas, económicas y sociales que frente
a los cambios en el contexto actual, probablemente sea la única vía para mantener
la interrelación entre el Estado, la sociedad civil y su correlato: la ciudadanía.
En segundo lugar, el estudio de la ciudadanía debe tomar en cuenta el rasgo
histórico donde los regímenes tradicionales crearon estrategias para tejer una
relación política con una estructura social burguesa y una clase obrera, en un
contexto histórico-social donde el desarrollo industrial y el capitalismo ya había
ganado terreno. El asunto entonces es cómo pensar estas reformulaciones sobre
la relación individuo y Estado, cuando este último ha estado en construcción y
consolidación en América Latina y en específico en México. Finalmente, los
derechos civiles, políticos y sociales cuestionan sobre cuál es el lugar que ocupa
la acción del actor social dentro de este marco y el nuevo contexto: la
globalización y la membresía, es decir, las profundas transformaciones de los
significados de la ciudadanía y las formas de ejercerla.
El abordaje de la ciudadanía “desde abajo”
Para entrelazar las dos dimensiones de la ciudadanía -la formal y la sustancial- se
requiere una perspectiva analítica del concepto. De acuerdo a la propuesta de la
antropología política, para ello se requiere indagar cómo se presenta la vivencia
cotidiana de una cultura política, y el método más eficiente es por medio de la
elaboración de una etnografía del "ciudadano real”. El objetivo es entender el
concepto tal y como está configurado en la cultura (Assies, Calderón y Salman,
2002). Para ello, Jelin (1993; 1996) propone tres perspectivas de análisis. La
primera, un planteamiento acerca de los efectos de la pobreza, la marginación y la
violencia de los derechos humanos. A través de ello, se cuestiona la vinculación
entre la desigualdad social y la equidad en el proceso democrático. La segunda,
20
se enfoca en los contenidos de la democracia haciendo énfasis en la relación
entre el sistema económico y el político; entre el Estado y el mercado. La última
perspectiva se centra en los componentes culturales y sociales que intervienen en
los procesos de emergencia y consolidación de la ciudadanía; es decir, cómo los
supuestos sujetos de derecho adquieren tal condición a partir de las prácticas
sociales, sistemas institucionales y representaciones culturales.
Al respecto, Harvey (1998a) sugiere tres aspectos que requieren mayor reflexión y
análisis para entender cómo se construye la ciudadanía -étnica. En primer lugar,
se necesita de un investigación histórica y regional para conocer las estructuras de
poder; segundo, estudiar el impacto de las crisis del Estado-nación, en tanto que
ello revela las relaciones entre el Estado y la población. Finalmente, realizar un
análisis a nivel trasnacional de la "ciudadanía diferenciada”.
Por su parte, Zamudio (2007) propone tres componentes de estudio: estatus,
ejercicio y conciencia que están relacionados íntimamente entre sí. El estatus
confiere a los individuos un conjunto de derechos específicos otorgados por el
Estado - o por la sociedad. El ejercicio representa las condiciones que permiten a
los ciudadanos el goce efectivo de tales derechos. La conciencia se refiere al
sentido de ser ciudadano, a la convicción de actuar como tal y como miembro de
un Estado a través de prácticas concretas que aseguran su ejercicio. El análisis de
ellos ayuda a comprender el carácter dinámico de la ciudadanía con referencia a
una comunidad política, pero habría que cuestionar cuáles serían dichos
componentes sí imaginamos que "el Estado ha emprendido la retirada”.
Las tres proposiciones anteriores concuerdan con el análisis de las prácticas
sociales como punto de arranque metodológico para estudiar la construcción
ciudadana, lo cual no resulta fortuito. Sobre todo, porque es a través de la praxis
que los individuos intervienen en la realidad en tanto que la actividad social es
continuamente recreada por la recurrencia y ordenamiento de las prácticas
sociales puestas en marcha por los mismos sujetos.
21
Bajo esta idea propongo el concepto de dinámicas resolutivas como una
herramienta teórica- metodológica para abordar el estudio de la ciudadanía. Para
desarrollar esta noción recurrí a la teoría de la estructuración de A. Giddens, quien
centra su atención en la praxis social como un elemento ontológico que permite
interpretar la producción y reproducción de la vida social. Esta propuesta
considera que la agencia humana tiene el poder de intervenir en un curso de
acontecimientos o en un estado de cosas y es a partir de ello que pretendo
comprender cómo los indígenas organizados se insertan en la comunidad política
a través de diversas dimensiones de acción y espacios.
Defino las dinámicas resolutivas como la interacción de prácticas sociales y sus
efectos resultantes que se crean en las condiciones emergentes locales para
resolver los problemas de integración, representación y reconocimiento de una
colectividad en su contexto próximo. Se trata de acciones por medio de las cuales
las colectividades y los individuos de dichas colectividades intervienen de manera
deliberada para modificar sus condiciones de exclusión, discriminación y
desigualdad en la estructura social. Ellas son generadas como parte del
entendimiento, las relaciones, los objetivos y las metas de los integrantes de un
grupo social cuando éstos se asumen en condiciones desiguales respecto a otros
grupos. Aunque ellas se dirigen a resolver problemáticas de membresía no están
exentas de tensiones y de contrariedades. Entiendo que las prácticas sociales son
procedimientos, métodos o técnicas habilidosas que se generan a partir de la
conexión entre agencia -individual- y poder, su accionar en la construcción
ciudadana implica que los individuos -en tanto miembros de una colectividad- son
capaces de intervenir, reproducir y transformar los condiciones desiguales en el
contexto próximo. Cabe señalar, que el concepto de agencia utilizado por Giddens
refiere a la capacidad del ser humano de actuar y cambiar la estructura social de
manera autónoma y bajo sus propias elecciones. Si bien, las dinámicas resolutivas
parten de dicha premisa, aquí lo que se pone en juego es la acción colectiva de
una grupalidad dirigida específicamente a incluirse en la sociedad. En tanto que,
las prácticas están cargadas de significados y dirigidas a romper con las
estructuras sociales, las dinámicas resolutivas constituyen estrategias mediante
22
las cuales los individuos tienen la posibilidad de modificar sus condiciones de
desigualdad, segregación y exclusión. A partir de aquí, se deduce que funcionan
como herramientas interpretativas de la realidad para conducir las respuestas en
las relaciones de los actores sociales dentro de su contexto social, como una
especie de ejes rectores o guías de acción.
Para Giddens, "la acción supone intrínsecamente la aplicación de ‘medios’ para
conseguir resultados, producidos por la intervención directa de un actor en un
curso de sucesos, donde la ‘acción intencional’ es una subclase de procederes del
actor, o de su abstención de hacer. [_ ] El ‘poder denota la capacidad
transformadora de la acción humana” (2001: 136). En ese sentido, las dinámicas
resolutivas devienen de un proceso reflexivo cuya intencionalidad está dirigida ao
enfrentar directa e indirectamente los mecanismos de exclusión.2 Ello significa que
los actores sociales tienen la convicción de actuar para modificar las relaciones de
poder y generar acciones que apunten a un contexto más amplio de
transformación del ejercicio ciudadano. Es decir, las acciones que componen las
dinámicas resolutivas forman parte de una corriente de intervenciones causales
reales o contempladas de los agentes en el proceso del ejercicio ciudadano las
cuales pueden ser intencionales o deliberadas. En ambos casos, se trata de una
conducta que denota que el individuo sabe que puede modificar su condición
social o el resultado de dicha condición.
La acción deliberada supone la aplicación de un saber para producir un derecho
particular a largo plazo; el contenido deliberado de la acción cotidiana de la
ciudadanía radica en la regulación prolongada y lograda de su propio estatus, es
indicio de un dominio casual del curso de los sucesos cotidianos dirigidos a crear
condiciones de integración al contexto próximo. Sin embargo, la actividad vital de
un individuo en la práctica ciudadana reside en una corriente continua de actividad
2 En mi análisis trataré de dar cuenta de que las dinámicas resolutivas devienen de un aprendizaje adquirido en las organizaciones. Si bien todo los individuos, en tanto actores sociales pueden poner en marcha acciones para modificar la estructura social, las dinámicas resolutivas son construidas en la colectividad organizativa. Un proceso reflexivo que se genera al poner al descubierto las condiciones desiguales de una grupalidad por su condición social.
23
intencional en interacción con las prácticas de otros grupos sociales, el escenario
local y la comunidad política.
Debemos tener presente que un ser humano es un agente intencional cuyas
actividades obedecen a razones y/o intenciones en tanto hay un propósito, pero la
acción intencional no se compone de una serie de razones, sino de un registro
continuo de acciones que suponen una racionalización. La racionalización de la
acción ciudadana, que remite a una intencionalidad como proceso, es una
característica rutinaria de la conducta humana dirigida a la construcción de
derechos; es la expresión causal de la deliberación del agente en el conocimiento
de sí mismo y en el conocimiento de los mundos sociales y materiales que
conforman la comunidad política a la que está adscrito.
Para entender este proceso es necesario considerar que los individuos recurren a
elementos recursivos de la vida social que están constituidos por prácticas
sociales. Cuando los individuos inciden en la estructura están a su vez generando
nuevas prácticas que existen y están presentes durante su constitución. Es decir,
”una estructura social [está] constituida por el obrar humano, y al mismo tiempo el
medio mismo de esta constitución” (Giddens, 2001: 150). En esta investigación
centro mi interés en las indígenas organizados como agentes y los espacios de
lucha, discrepancia, alianzas y acuerdos como parte de la estructura social tanto
en Cuetzalan y como en San Felipe Los Alzati.
Al considerar que la estructuración implica la noción de interacción que se
constituye en y por la conducta de los agentes y en la reproducción de prácticas.
La estructuración de la ciudadanía no es otra cosa que la interacción de las
conductas de los individuos o de las colectividades para resolver sus
discrepancias. En el caso específico de este estudio, se trata de la interacción de
los indígenas organizados con otros grupos sociales y la generación de
experiencias en el contexto específico de Cuetzalan y San Felipe los Alzati.
La construcción ciudadana depende únicamente de la capacidad de los individuos
o colectividades para cambiar algún o todos los aspectos de la producción y los
24
efectos de su condición social en tanto miembros de una comunidad política,
independientemente de los derechos ya establecidos y reconocidos. Para ejecutar
dicha capacidad los individuos requieren de recursos, es decir, "medios a través
de los cuales se ejerce poder, como un elemento de rutina de la actualización deo
una conducta en una reproducción social” (Giddens, 2003: 52).3
Estas dinámicas son puestas en marcha por los actores sociales quienes
reconocen y descubren patrones de comportamientos aprendidos y moldeados por
formas institucionalizadas y espacios informales donde se reproducen prácticas de
exclusión y discriminación. Una vez puestos en evidencia, los actores son capaces
de accionar para alterar las pautas y los resultados anteriores. Para que esto
suceda, requieren de un mapa cognitivo de la vida social a través de cual
intervienen intencional o deliberadamente y producir un cambio en la definición de
la situación futura. Ello estriba exclusivamente en la capacidad de los actores para
alterar algún aspecto de los resultados definidos, independientemente de los
objetivos de éstos.
Dichas acciones surgen de las maneras en cómo cada uno se apropia y
aprehende de la realidad con base en su condición socialmente diferenciada y a
partir de la cual se construyen diversas relaciones sociales y diferentes formas de
solución. En este sentido, las dinámicas resolutivas se presentan como un proceso
inacabado que surge en lo cotidiano, lo cual dota a la construcción ciudadana de
movilidad y dinamismo.
Para evidenciar las dinámicas resolutivas de los casos de estudio necesité de un
procedimiento que me permitiera observar, analizar y exponer las concordancias y
discrepancias. La metodología de análisis que utilicé fue sugerida por el texto de
"Hombre pobre, hombre Rico, gran hombre, jefe: Tipos políticos en Melanesia y
Polinesia” (Sahlins, 1985) donde se propone un método de comparación
incontrolada. Es decir, a través de la identificación de variantes importantes de
3 Giddens (2003) denomina la dialéctica del control a aquellas prácticas que brindan ciertos recursos a través de los cuales los subordinados pueden influir sobre las actividades de sus superiores.
25
tipos políticos, Sahlins expone las similitudes entre dos regiones disimiles pero, al
mismo tiempo susceptible de ser comparadas a través de elementos y reglas
generales. Así que, haciendo uso de su método y sumando la propuesta de
Sassen (2006), quien plantea que los derechos son un componente fundacional de
cualquier formación histórica, contrasto los casos de estudio rastreando la
construcción y el ejercicio de derechos. Utilizó éstos como el eje de análisis y a
través de los cuales fue posible realizar la comparación.
A partir de la información etnográfica y documental, clasifiqué los datos con base
en acciones que estuvieron dirigidas a modificar las condiciones de vida de los
indígenas. Para el análisis identifiqué tres momentos: Primer momento. Las
condiciones sociales antes de la aparición de las organizaciones, el contexto de
surgimiento y la conformación de las organizaciones. Segundo momento: La
modificación de la economía de los indígenas organizados, el debilitamiento de
cacicazgos, la participación política y la modificación de la infraestructura familiar.
Tercer momento: la diversificación productiva, la apertura del mercado y su
inserción en procesos políticos más amplios. Dentro de esos momentos observé
las prácticas que podían ser susceptibles de ser interpretadas como negociadoras
o conflictivas y los grupos sociales a través de los cuales se dirimen la diferencia,
la desigualdad y la exclusión.
La reconstrucción de los casos está hecha con base, por un lado, en el ejercicio
de los derechos - civiles, políticos y sociales4- y por otro, en la forma de su
actuación, como un avance dimensional y cíclico que permite su amplitud. En ese
sentido, la propuesta de análisis va dirigida a descifrar y comparar procesos, no
así espacios, ni temporalidades.
Por otro lado, me gustaría señalar dos situaciones que quizás permitan a los
lectores hacer más comprensible mi postura respecto a las organizaciones de
estudio. Una está íntimamente relacionada con el tipo de relaciones que entablé
4 Roberts (1998) sugiere que abordar las cuestiones políticas, económicas y sociales, quizás sean el único camino para hacer frente a un escenario futuro que parece privilegiar siempre el crecimiento de las empresas por sobre el bienestar de las personas.
26
con sus integrantes y con lo que considero es la profesión antropológica. Con
algunos de ellos establecí vínculos sólidos, no sólo de amistad y complicidad sino
algunos comadrazgos. Ello me exigió replantear mi labor como científica social y
buscar una coincidencia entre mis saberes y mis quehaceres. Así, consideré que
mi compromiso no sólo debería establecerlo con mi práctica científica sino con la
gente que le da sentido a mi trabajo antropológico. Aunque en mi análisis traté de
tomar distancia respecto a mis afectos, no dudo que algunas aseveraciones estén
permeadas de ellos.
La segunda situación, está ligada con el contexto actual de Michoacán -al igual
que otras partes del país. A diferencia de Cuetzalan, donde el crimen organizado
aún no ha permeado la dinámica social local -como una región de refugio en la
era de la globalización- éste juega un papel fundamental en todo el municipio de
Zitácuaro y ello requiere de un análisis aparte. Después de estar en San Felipe por
más de dos años, de escuchar varios conversaciones no sólo de los floricultores
otomíes sino de diferente actores en la región, hoy, a ciencia cierta no puedo
asegurar que algunos de mis informantes no hayan estado o estén involucrado en
algún grupo de narcotraficantes. De lo que tengo certeza es que a partir de mi
observación participante y directa, de las relaciones que establecí con mis
entrevistados y de los compromisos que la gente me adjudicó, entendí que
algunos de ellos, amigos, parientes o vecinos están relacionados. Decidí
entonces, no utilizar dicho contexto como eje central de mi análisis sino sólo como
un referente.
La tesis está conformada de cinco capítulos. En el capítulo uno, esbozo la
construcción teórica de la formación del Estado y su referente indiscutible: la
ciudadanía. De manera general, presento los acercamientos teóricos que se han
planteado respecto al Estado, las consecuencias de la globalización y sus efectos
en las prácticas ciudadanas. A partir de ello, planteo el sustento que da vida a la
noción de las dinámicas resolutivas.
En el capítulo dos, muestro la inserción de los indígenas nahuas y otomíes en los
movimientos sociales, su impacto en la conformación de las organizaciones
27
económicas y en la generación de derechos civiles. Para ello, presento la
conformación de las organizaciones económicas indígenas que forman parte de
los casos de estudio. Esta muestra es parte de una primera etapa de actuación
cuya praxis se orientan a la construcción y ejercicio de los derechos civiles en el
contexto inmediato a través del desplazamiento y apropiación del mercado local.
En el capítulo tres, expongo cómo los indígenas organizados establecen
condiciones de representación e inserción a la comunidad política a partir de su
participación en las organizaciones económicas. Presento una primera etapa de
actuación donde la praxis de los actores sociales está dirigida a crear escenarios
para mejorar sus condiciones de vida a través de la participación, la
representación y la inclusión en el contexto próximo.
El capítulo cuatro tiene como propósito mostrar cómo las organizaciones
económicas están construyendo prácticas ciudadanas bajo el escenario de la
globalización. Dicha construcción surge de la consolidación de algunos derechos
que desarrollaron en una primera etapa de actuación. Finalmente, en el capítulo
cinco demuestro cómo las mujeres indígenas establecen estrategias de cambio
para reconocer su condición ciudadana, ejercer los derechos sociales y modificar
las estructuras de poder. Al mismo tiempo, presento cómo las organizaciones
económicas, en tanto su condición étnica, intervienen en el desarrollo de acciones
que están dirigidas a promover sus derechos colectivos.
Para entender este proceso, a continuación describo los contextos socio-
históricos donde se desarrollan los casos de estudio. A través de una descripción
general pretendo mostrar el escenario dónde se desarrollan las prácticas
ciudadanas de los indígenas organizados en Cuetzalan del Progreso y San Felipe
Los Alzati.
28
Cuetzalan del Progreso
El municipio de Cuetzalan del Progreso es uno de los 217 que conforman el
estado de Puebla y se ubica en una zona de transición entre las estribaciones dec
la Sierra Madre Oriental y los declives de la planicie costera del Golfo de México.5
Su clima es semicálido húmedo con lluvias todo el año, lo cual es propicio para la
agricultura. Respecto al ecosistema, la deforestación y la implementación de
nuevos cultivos han favorecido para que las áreas boscosas hayan disminuido,
aunque todavía se conserva bosque mesófilo de montaña con algunas especies
arbóreas.
De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda 2010, la población total es de
47,433, de los cuales 23,240 son hombres y 24,193 mujeres. Entre ellos 26,376
son bilingües mayores de tres años, es decir son hablantes de lengua indígena
-náhuatl- y español, lo que corresponde al 55.60 por ciento de los habitantes del
municipio. Sus pobladores se dedican a actividades del sector primario,
principalmente a la agricultura de subsistencia -maíz, frijol, jitomate, chile verde- y
comercial -café, pimienta y diversas frutas.
Lo que respecta a la educación, 19.91 por ciento es analfabeta, 80.44 por ciento
no tiene escolaridad, y 11.61 por ciento en edad escolar no asiste a la escuela.
Sólo 67.91 por ciento cuenta con servicios de salud como derechohabiente. De las
10,662 viviendas particulares habitadas, 25.28 por ciento tienen piso de tierra,
75.14 por ciento cuenta con agua entubada; 72.47 posee drenaje; 85.49 por ciento
dispone de energía eléctrica; 57.19 dispone de luz eléctrica, agua entubada de la
red pública y drenaje, y 15.49 por ciento no tiene ningún servicio.
La cabecera municipal es la Ciudad de Cuetzalan y para fines políticos-
administrativos el municipio se divide en ocho Juntas Auxiliares: San Andres
Tzicuilan, San Miguel Tzinacapan, Yohualichan, Xiloxochico de Rafael Ávila
Camacho, Santiago Yacuictlalpan, Reyeshogpan de Hidalgo, Zacatipan y
Xocoyolo, las cuales cuentan con una cabecera auxiliar. El ayuntamiento está
’ Véase mapa 1.
29
conformado por la presidencia municipal, un síndico y ocho regidores. Por su
parte, las Juntas Auxiliares están constituidas por un presidente y cuatro
regidores; todos electos por representación popular.
Las relaciones entre indígenas y no indígenas están marcadas política, social,
cultural y económicamente; en este último es eje rector de las desigualdades
entre estos dos grupos. La población está distribuida diferencialmente en el
territorio del municipio: la ciudad de Cuetzalan está ocupada por población mestiza
y la indígena se asienta en las localidades periféricas (Arizpe, 1973; Lupo, 1995;
Thomson, 1995).
La expulsión de los indígenas de la ciudad está relacionada con la llegada de los
fuereños a la zona, en la primera mitad del siglo XIX. Un grupo menor de treinta
familias mestizas provenientes de la provincia de Puebla se asentaron en
Cuetzalan. No obstante, su residencia duró pocos meses porque la mayoría de las
familias se trasladaron a los municipios colindantes como resultado del trato hostil
que recibieron de los indígenas. Durante la Guerra de Reforma y la Intervención
Francesa, Cuetzalan se convirtió, debido a su inaccesibilidad, en un lugar de
refugio para el clero y para las principales familias conservadoras de Zacapoaxtla
perseguidas por las fuerzas liberales (Thomson, 1995). Entre 1880 y 1900, llegó el
primer grupo de inmigrantes procedentes de España e Italia, después otro grupo
que venía principalmente de las faldas de la Sierra, Teziutlán, Teteles y Tlatlauqui.
Con el tiempo fueron aceptados como residentes y se apropiaron del pueblo; por
su parte los indígenas poco a poco se fueron desplazando a las orillas y se
asentaron en las tierras vírgenes de los alrededores (Arizpe, 1973; Lupo, 1995).
Con la llegada del último grupo se introdujo el café como cultivo comercial y se
desplazó la caña que se utilizaba en la producción de panela y aguardiente; para
el consumo familiar se sembraba maíz, frijol y chile, y se recolectaban plantas,
frutas y semillas silvestres (Ramírez, Jaimez y Valdarrama, 1992). Las primeras
semillas de café fueron introducidas por Jesús Flores, miembro de una de las
familias mestizas que junto con la familia Vega se disputaron el poder político
durante la primera década del siglo XX.
30
La expansión del grano a finales del siglo XIX y principios del XX se debió a la
intervención de las autoridades estatales y federales que exentaron de impuesto
personal y predial a quienes sembraran los cafetos; la siembra de caña
desapareció totalmente a finales de la década de 1950. Después de la Revolución
que fue tardía en el municipio, la actividad cafetalera se consolidó y desplazó la
producción agrícola tradicional. Los indígenas campesinos desarrollaron un grado
de dependencia a este cultivo que permitió la aparición de un grupo comercial y
político constituido por familias mestizas. La presencia política de los indígenas en
la cabecera municipal desapareció, incluso los cargos comunitarios en sus
localidades empezaron a ser ocupados por fuereños o por indígenas a su
disposición. Desde el inicio de 1930 la producción se centró por completo en el
café y en 1950 se consolidó la economía cafetalera.
A partir de esa década, la acumulación de riqueza, el control político y económico
quedó en Régulo Ramírez, quien llegó de la Sierra Alta a establecer varias
fábricas de aguardiente al municipio. A través del acaparamiento de la producción
de caña, de la generación de un excedente comercial y de los patronazgos que
estableció en diversas localidades indígenas de Cuetzalan, se convirtió en la figura
caciquil durante casi tres décadas. Al mismo tiempo, varias familias de mestizos
adquirieron grandes propiedades, establecieron algunos comercios y se
enriquecieron con el acaparamiento de café y pimienta de los pequeños
productores indígenas -p.e.. Leoncio Dattoli; Blas Dattoli; Miguel Flores; Celestino
Guerra; Cenobio Guzmán; y Adalberto Soto. Los acaparadores se convirtieron en
intermediarios e interlocutores políticos de los indígenas que aunque ejercían
cierta autonomía respecto al gobierno estatal y al partido oficial no dejaron de
estar subordinados a ellos.
El proceso de aculturación de los indígenas fue lento: sin embargo, con la
pavimentación de la carretera Zacapoaxtla-Cuetzalan en 1962, el proceso se
aceleró. La brecha que conectaba estas localidades sólo podía transitarse
caminando, en animales o en camiones de carga. Los comerciantes
zacapoaxtlenses retardaron la construcción de los caminos en la Sierra con la
31
finalidad de mantener aislados a los productores y de conservar la hegemonía
comercial en la región. La falta de vías de comunicación y la distancia entre los
pueblos cafetaleros y al centro comercial regional hacían incosteable la
trasportación del grano a mejores mercados (Paré, 1985). La pavimentación
permitió la entrada y salida de vehículos, camiones comerciales y autobuses, con
ello los indígenas iniciaron un proceso de migración intenso hacía la ciudad de
México para incorporarse a las compañías constructoras. A su regreso,
sustituyeron su camisa de manta por playeras con publicidad, remplazaron su
lengua materna, cambiaron sus prácticas culturales e introdujeron nuevos artículos
de consumo; ello coadyuvó a que muchos de los indígenas dejaran de
reconocerse como tales. La transformación acelerada de la identidad indígena
contribuyó a que los mestizos afianzaran su poder económico y político tal como
sucedió en las localidades de San Andrés Tzicuilan o Santiago Yacuictlalpan.
A mitad de la década de 1970 surgió un movimiento campesino e indígena que se
constituyó como una cooperativa denominada Unión de Pequeños Productores de
la Sierra (UPPS) que en 1980 se convirtió en la Sociedad Cooperativa
Agropecuaria Regional "Tosepan Titataniske” (SCARTT).6 En la actualidad, esta
cooperativa desarrolla un programa extenso que contempla estrategias
sustentables, cuestiones agrarias, ecológicas, productivas, educativas y culturales.
Entre otros, posee un beneficio ecológico de café, un conjunto de cabañas
ecoturísticas, instalaciones educativas, viveros y centro de formación en el que
lleva a cabo el proyecto Tykyektalia tonemilis uantotekipanolis (mejorando nuestra
vida y nuestro sustento).
A mitad de la década de 1980, las mujeres indígenas se incorporaron a la
SCARTT y constituyeron la Comisión Regional de Artesanías por medio de la cual
buscaron solucionar la problemática de producción y comercialización artesanal.
Durante 1992, una parte de este grupo se desprendió y conformó la Sociedad de
Solidaridad Social "Maseualsiuamej Mosenyolchicaunij”7 (Alberti, 1994; Martínez
6 En el texto, me referiré a esta organización como Tosepan o Cooperativa y sus integrantes como cooperativistas.7 En el texto, me referiré a esta organización y a sus integrantes como Maseual.
32
Corona, s.f., 2001; Pérez, 2001; Mejía, Pastrana y Oyorzabal, 1999, 2001). Hoy, la
Maseual administra un hotel ecoturistico, produce y comercializa artesanías
textiles, de cestería y medicamentos tradicionales. Además participa activamente
en el Juzgado Indígena y varias de sus socias forman parte del proyecto "Casa de
la Mujer Indígena”, el cual tiene como propósito dar atención médica, legal y
psicológica a las mujeres víctimas de maltrato.
El surgimiento de estas organizaciones presentó nuevos desafíos al ejercicio del
poder local (Harvey, 1990; Foweraker, 1997). Los miembros de las organizaciones
no sólo transformaron las formas de intermediación comercial del café, la pimienta
y los cítricos, también iniciaron un proceso de participación política para acceder
como indígenas a la presidencia municipal durante la década de 1980.
No obstante, la consolidación de las organizaciones se llevó a cabo durante los
años noventa, cuando los indígenas organizados afrontaron los efectos de
diversos hechos internacionales, nacionales y locales. En julio de 1989, las
cláusulas económicas del Convenio Internacional del Café que regulaban el
funcionamiento del mercado desde 1962 se suspendieron. El libre mercado del
grano eliminó la carga financiera de los inventarios, pero fue acompañada de una
violenta caída de los precios. A nivel local, en diciembre de ese año se registró
una helada que acabó con casi el 70% por ciento de la cosecha y las plantas de
café en el municipio
A nivel nacional, el gobierno de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) modificó el
modelo económico que impactó directamente en las políticas de desarrollo y
redefinió las reglas comerciales. Como parte de proyecto neoliberal salinista,
durante la década de 1990 se llevaron a cabo: la firma del Tratado de Libre
Comercio de América del Norte (TLCAN -en 1993), la modificación al artículo 27°
constitucional (en 1992), la privatización de crédito agrícola estatal y el
desmantelamiento del Instituto Mexicano del Café (Inmecafé- en 1992).
Frente a estas condiciones, las alternativas de supervivencia de los grupos
cuetzaltecas disminuyeron considerablemente. El desplome del precio del café, la
33
falta de créditos agrícolas, la desaparición de Inmecafé y la pérdida de la cosecha
de ese año, no sólo llevaron consigo el desplazamiento del trabajo agrícola en la
región, sino que se convirtieron en el detonador que obligó a hombres y mujeres a
buscar nuevas opciones para sobrevivir, esto intensificó la migración a las
ciudades de Teziutlán, Puebla y México. Por su parte, los indígenas organizados
decidieron afianzar sus agrupaciones y convertirlas en mecanismos para
contrarrestar los flujos migratorios, los efectos del incipiente sistema económico
neoliberal y consolidarse como una alternativa dentro del contexto de la
globalización. Desde entonces la Tosepan y la Maseual han estado generando
proyectos productivos, políticos, educativos, de derechos étnicos, de género,
ecológicos y comerciales a través de los cuales han mejorado sus condiciones de
vida y las de sus comunidades. Algunos de ellos han sido auspiciados por fondos
revolventes, por gestiones con organismos nacionales e internaciones y por
financiamientos estatales.
En este contexto, las organizaciones, a través de sus integrantes, se constituyeron
como actores sociales institucionalizados en el gobierno local. Abrieron los
espacios municipales, estatales y federales para expresar sus demandas
ciudadanas, para gestionar recursos y para generar propuestas políticas y
económicas autosuficientes. En este sentido, se convirtieron en organizaciones
"compensatorias” proporcionándoles a sus participantes de lo que el Estado no les
proveía.
La dinámica dentro de ellas fomentó diversos aprendizajes que se reflejaron en la
forma de conducirse al resolver problemáticas cotidianas. Esto empezó a marcar
una diferencia respecto al resto de la población. Por ejemplo, las mujeres
organizadas comenzaron a recibir atención médica durante el embarazo, a
acceder y utilizar métodos de anticoncepción y/o a denunciar actos de violencia
intrafamiliar. Además los hombres y mujeres organizados generaron:
1) Diversas propuestas de intervención en políticas públicas como el rechazo a la
firma del TLCAN y/o su participación en movimientos campesinos;
34
2) varias estrategias de competencia en el mercado internacional, por ejemplo la
implantación de cultivos orgánicos y la inserción en la red "Comercio Justo
México” para exportar sus productos y,
3) una activa participación en la lucha por el reconocimiento de derechos
indígenas como el rechazo a la Ley Estatal Indígena o su intervención en el
Juzgado Indígena.
A través de las organizaciones, sus integrantes aprendieron a movilizarse para
acceder a los servicios de distintas instituciones gubernamentales, y a resolver
dificultades que de forma particular y generalizada les aquejaban.
A pesar de que "la región de Cuetzalan se ha caracterizado [...] por un arraigado
proceso organizativo, en gran medida promovido por las políticas estatales pero
también como resultado de movilizaciones campesinas” (Sierra, 2004a: 120), las
desigualdades económicas y sociales aún son abismales y se continúan
cometiendo atropellos en contra de la población indígena. Todavía en la década
de 1980 los mestizos de la cabecera, basándose en la tradición indígena en la
cual los jóvenes prestaban una vez a la semana servicio comunitario, utilizaban a
los indígenas para barrer las calles o realizar faenas en la cabecera gratuitamente
(Pare, 1985; Sierra, 2004a).
La falta de participación de la mayoría de los indígenas jóvenes y adultos en
organizaciones hace difícil contrarrestar las diferencias culturales que se
visilbilizan en la marginación, la pobreza, la discriminación y la ignorancia. La
población que participa en procesos organizativos es relativamente poca así que
no podemos hablar de un proceso de ciudadanización generalizado, mucho
menos de democratización. Pero esa escasa participación hace que la diferencia
no sólo radique en prácticas culturales, sino en el ejercicio de éstas y en la
construcción de nuevos marcos de interacción entre indígenas y mestizos.
35
Comunidad Indígena San Felipe Los Alzati
Esta localidad se encuentra ubicada a 9 km. de la ciudad de Zitácuaro; recibió el
apelativo "de los Alzati” en 1895 en honor a los insurgentes Marco y Darío quienes
participaron en la Guerra contra la Intervención Francesa.8 Si bien no se tiene
memoria de cuando recibió el nombre San Felipe, este sitio se conocía y conoce
en ñahño como MAHNINI. De acuerdo con varias versiones de sus pobladores,
durante un tiempo representó el centro político y económico, no sólo para los
indígenas de esta región, sino respecto a la ciudad de Zitácuaro; aunque perdió su
hegemonía hoy continúa siendo un referente otomí.
En la actualidad está conformada por 8,704 habitantes; el 49.01 por ciento es
población masculina y 50.99 por ciento femenina. No se tiene un registro preciso
de cuantos habitantes hablan lengua indígena -otomí-, aunque gran parte de su
población son hablantes pasivos y se reconocen como indios haciendo referencia
a su identidad otomí aunque recurren a la categoría de comunero para adscribirse
a ella.
Lo que respecta a la educación, 14.35 por ciento es analfabeta, 88.58 por ciento
no tiene escolaridad, y 21.47 por ciento en edad escolar no asiste a la escuela.
Sólo 79.31 por ciento cuenta con servicios de salud como derechohabiente. De las
1836 viviendas particulares habitadas, 30.28 por ciento tienen piso de tierra, 57.24
por ciento cuenta con agua entubada; 57.35 posee drenaje; 95.15 por ciento tiene
energía eléctrica; 42.97 dispone de luz eléctrica, agua entubada de la red pública y
drenaje y 6.64 por ciento no tiene ningún servicio.
La comunidad pertenece a la Tenencia del mismo nombre la cual está adscrita al
municipio de Zitácuaro en Michoacán. La Comunidad se organiza geo-
políticamente en cuatro manzanas que funcionan como núcleos de caseríos donde
se concentran los diferentes barrios, colonias y tierras comunales indígenas. La
primera está conformada por el centro de San Felipe y la Colonia Nueva; la
segunda es conocida como La Mesa, ubicada a las faldas del cerro del Tecolote;
’ Véase mapa 2.
36
la tercera es el Rincón Do-Ngu; y la cuarta manzana es Macutzio. Se representa a
través de la Comisaría de Bienes Comunales que está integrada por un
presidente, secretario y tesorero; cada manzana cuenta con un encargado del
orden. Esta segmentación y distribución espacial acentúa las diferenciaciones
sociales y étnicas: el centro está ocupada en su mayoría por mestizos que son
conocidos como fuereños. La población indígena se asienta en el resto de las
manzanas ubicadas en la periferia.
El proceso de aculturación comenzó con la llegada de la orden franciscana a la
región en 1526 cuya población quedó a cargo del Convento de San Juan Zitácuaro
y bajo la jurisdicción del pueblo San Juan Bautista, donde recibieron los santos
sacramentos, aprendieron y llevaron a cabo el evangelio (Marín, 1968; Teja, 1978;
Reyna, 1988).
Con la presencia de los españoles se inició un proceso de acaparamiento y
monopolio de tierras aptas para la agricultura y la ganadería. Su habilidad les
permitió obtener posesiones de indios por merced o arrendamiento y algunas
familias fueron propietarias absolutos de las haciendas y los ranchos distribuidos
por todo el territorio. La fertilidad de las tierras y el trabajo de los españoles, de los
indios y de los criollos contribuyeron al crecimiento económico de las haciendas y
los ranchos que producían artículos de primera necesidad como maíz, trigo, haba,
alberjón, frijoles, piloncillo, borregos, lana, becerros y potrillos. La República de
Indios de San Felipe del Calvario, considerada así para mediados del siglo XVII,
estaba constituida por 44 familias distribuidas en el pueblo de San Felipe y en el
barrio de San Cristóbal (hoy adscrito al municipio de Ocampo), tenía su propio
gobierno y su capilla; los pobladores se dedicaban al trabajo agrícola, alfarero y
disponían de ganado de agostadero (SRA exp.62/1925). Sólo hasta la
conformación de las haciendas de San Juan Zitácuaro, Ocurio y Corucha algunos
indígenas se contrataron como peones en dichas propiedades.
Durante el siglo XIX, los diversos movimientos encaminados a la conformación de
un Estado-nación afectaron severamente el Distrito de Zitácuaro. Entre la
destrucción de la cabecera municipal en tres ocasiones, el decremento de la
37
producción agrícola y ganadera, los atropellos, la pobreza y las enfermedades que
afectaron principalmente a los indígenas, las demandas por despojo de tierras
tenían poco sentido. Fue hasta finales de siglo, que las condiciones y
manifestaciones sociales se hicieron presentes. Las políticas sociales y
económicas porfiristas desarrolladas por el gobernador Aristeo Mercado,
posibilitaron la desintegración de las formas colectivas de usufructo de la tierra y
se agravaron las condiciones laborales de mineros, obreros y campesinos del
estado.
La primera expresión de inconformidad se suscitó en 1882, cuando un grupo de
campesino recién despojado de sus tierras se presentó en el Mineral de
Angangueo y provocó la movilización de los cuerpos de seguridad de las
prefecturas de Maravatío, Tlalpujahua. Zitácuaro y Angangueo. En el distrito de
Zitácuaro, las quejas provinieron principalmente de los habitantes de San Felipe
Santiago Apóstol quienes denunciaron los atropellos cometidos por las
autoridades. En esa coyuntura, bajo su condición de indígenas solicitaron que el
pueblo quedara debidamente delimitado. Fue el ingeniero Gustavo Roth quien
levantó el plano cuyos linderos coincidían con los títulos originales que obran en el
Archivo General y Público de la Nación, en los cuales consta que los Reyes de
España dieron a los indígenas del pueblo de San Felipe y Santiago merced de las
tierras.9 Para esa época, la gente que hablaba castellano había adquirido algunas
propiedades, además de que las haciendas se habían expandido y disminuido el
territorio comunal. "Es posible que con los ataques a la propiedad comunal que se
dieron en todo el siglo XIX, esto haya posibilitado la llegada de nuevos vecinos”
(Guzmán, s.f.).
Pero las rencillas no sólo se establecieron con los españoles. Varios pleitos se
llevaron a cabo con los pueblos vecinos. En 1898, los habitantes de San Cristóbal
se manifestaron en contra de los apoderados de la comunidad de San Felipe por
la venta indebido de los terrenos del barrio de San Juan (Guzmán, s.f.).
Aprovechándose de esta demanda, el 17 de marzo del mismo año, un grupo de
Diario Oficial de la Federación, en adelante DOF, 31 de enero de 1924. Véase anexo 1.
38
vecinos de San Felipe Santiago,10 dirigidos por Camilo Paniagua y H. Alvarado,
solicitó al gobernador del estado nombrar una comisión especial para realizar el
fraccionamiento de los cerros de Curungueo y San Cristóbal, en virtud de que una
parte de la población de dichos pueblos estaba extrayendo madera en perjuicio de
la comunidad de San Felipe.11 12 13 El caso se canalizó al H. Ayuntamiento de
Zitácuaro, quien sólo remitió una respuesta en términos del uso y la venta de
madera, sin considerar el reparto. 12
Cuatro meses después, el 8 de julio, Gabriel Ávila, solicitó al secretario de
gobierno activar los trabajos de una comisión, en tanto que consideraba que ello
resolvería "los males que no tienen otro origen que la comunidad de bienes” [_ ]
"En Santiago, como en otros pueblos indígenas sucede, la indivisión de las tierras
de la antigua comunidad es causa de muchas diferencias y serias dificultades
entre los porcioneros y sus apoderados, quienes generalmente procuran que en la
escritura respectiva se consignen las facultades necesarias para vender, arrendar
y gravar de otra manera los bienes de los poderdantes. ..13
En 1901, el gobierno estatal emitió la respuesta que señala: "no habiendo podido
activarse el reparto de las tierras pertenecientes a la excomunidad de San Felipe
Santiago por las dificultades que ofrecen los cortes de madera vendida por los
apoderados, y en virtud de la confusión de límites con las tierras de San Bartolo y
Curungueo, el gobierno se reserva activar dicho reparto tan luego como se
arreglen las lineas divisorias.” '4 A finales de 1902, los indígenas crearon una
comisión para levantar los planos, medir y fraccionar los predios.15 Al mismo
tiempo, Pedro Paniagua, representante del pueblo, solicitó autorización para
vender una parte de las tierras de San Cristóbal y Curungueo. La petición fue
10 Hasta finales del siglo XVIII se conocio como San Felipe Calvario, y según documentos del siglo XIX, durante ese período se identificó como San Felipe Santiago. En 1895, recibió el apelativo “Los Alzati” en honor a los insurgentes José María, Marcos y Darío quienes participaron en guerra de la Intervención Francesa.11 Archivo Histórico del Poder Ejecutivo de Michoacán, en adelante AHPEM, Serie Hijuelas, Distritode Zitácuaro, Libro 1 ; Fojas 246 y 247.12131415
AHPEM, Serie Hijuelas, Distrito de Zitácuaro, Libro 1; Fojas 248 y 249.AHPEM, Serie Hijuelas, Distrito de Zitácuaro, Libro 1; Fojas 257 y 258.AHPEM, Serie Hijuelas, Distrito de Zitácuaro, Libro 1; Foja 258.AHPEM, Serie Hijuelas, Distrito de Zitácuaro, Libro 1; Foja 260.
39
negada. Para finales de ese año, el gobierno estatal solicitó la presencia de los
representantes de los tres pueblos para que se realizara un solo reparto de tierras
y con ello se impediría la venta de madera.16 No existe un documento que avale
dicha repartición.
Con el movimiento revolucionario, el 4 de noviembre de 1915, los otomíes de San
Felipe, solicitaron al gobernador del estado la restitución de 55 hectáreas que el
señor Perfecto Márquez había adquirido de manera ilícita. El gobierno estatal
acordó restituir al pueblo las tierras solicitantes, pero sin darle seguimiento. Así, el
24 de diciembre de 1923, el Presidente de la República, Alvaro Obregón, declaró
procedente la solicitud al demostrar la propiedad de la tierra y al no poder ser
enajenada "ya que no se había hecho el reparto comunal, de acuerdo con la Ley
de 25 de junio de 1856”. De acuerdo con la Comisión Nacional Agraria se resolvió
declarar nulas las ventas y enajenaciones de los terrenos pertenecientes al pueblo
de San Felipe y Santiago, hoy Los Alzati, verificadas a favor del señor Perfecto
Márquez. [_ ] Se restituyen al pueblo expresado los terrenos que se ha hecho
mérito, de acuerdo con los títulos y planos presentados.” '7
Durante el sexenio presidencial de Lázaro Cárdenas (1934-1940), la tenencia fue
dotada de tierras ejidales a solicitud de un grupo de personas que trabajaban en
las plantaciones de gladiola en la hacienda de Ocurio, cerca de San Felipe. En
1936 se entregaron 1200 hectáreas que formaban parte de esta hacienda y la de
Corucha, beneficiando a indígenas y no indígenas. Para garantizar la seguridad y
evitar confrontaciones entre comuneros y los "nuevos ejidatarios” se creó la
Defensa Rural integrado por personas del centro y el Rincón al mando de los
ejidatarios Leobardo y Epifanio González.
A partir de la década de 1950, el control político y económico lo concentró
Leobardo González. Se convirtió en la figura caciquil gracias a la dirigencia de la
Defensa Rural, la creación de alianzas y patronazgos con comuneros y ejidatarios,
y la ampliación de lazos de amistad con diferentes actores. Al mismo tiempo,
AHPEM, Serie Hijuelas, Distrito de Zitácuaro, Libro 1; Foja 263. DOF, 31 de enero de 1924.
40
varias familias de mestizos adquirieron pequeñas propiedades y los comuneros de
la manzana de El Rincón consolidaron su economía.
El ejercicio de su poder político lo llevó a cabo por medio de la asignación de los
jefes de tenencia y los comisariados. Durante cuatro décadas, esos cargos fueron
ocupados por personas de su confianza. El control de las autoridades estuvo dado
por el establecimiento de prebendas con algunos mestizos del centro y habitantes
de la manzana de El Rincón, por la consolidación de su poder económico, por las
relaciones de amistad con figuras políticas municipales y los cargos políticos que
ocupó en la localidad y en el ayuntamiento; por ejemplo fue jefe de tenencia en
dos ocasiones, mantuvo relación directa con Sacramento Arismendi mientras fue
presidente municipal de Zitácuaro (1948-1949), fue policía municipal, inspector del
rastro, ocupó varias regidurías y participó activamente en la CNC. La toma de
decisiones estaba en sus manos y no se hacía nada sin que antes no se
consultara con él. Además adquirió tierras ejidales y comunales aprovechándose
de los favores que la gente le debía y repartió 105 hectáreas entre los de El
Rincón.
Las diferencias entre los comuneros y "gonzalistas” fue cada vez mayor, incluso
hubo una época que los primeros no podían acudir al centro de San Felipe porque
eran balaceados. Varios comuneros se organizaron para confrontarlos entre ellos:
Francisco Bernal, Agustín Bernal y Sebastián Vicente de El Rincón quienes
constituyeron un grupo de contrapeso del PRI, exigieron que los ejidatarios
dejaran de vivir y beneficiarse de la comunidad, y que los cargos sólo fueran
ocupados por comuneros. "En su conflicto contra los ejidatarios esta facción era
apoyada por el Partido Acción Nacional (PAN) [En su disputa] lo único que se
logró fue que en términos formales los ejidatarios (o sea los comuneros que
también son ejidatarios) ya no intervinieron en la elección de las autoridades
comunales (Zárate, 1987: 62). Este mismo grupo promovió la titulación y
confirmación de sus terrenos comunales en el Departamento Agrario en 1941. La
resolución presidencial fue publicada el 27 de marzo de 1956 en el Diario Oficial
de la Federación.
41
Durante la década de 1970 los conflictos con respecto a las ocupaciones de tierras
comunales, y al uso y manejo de los recursos del monte se agudizaron. Además
un grupo de la manzana de la Mesa empezó a organizarse para defender la
propiedad comunal. En 1982, esta facción representada por el entonces Comisario
de Bienes Comunales Santos Alvarado Gabriel (1981-1983) se integró a la UCEZ
para buscar apoyo en el conflicto contra Rex-cel y la invasión de 50 hectáreas de
tierras ubicadas en la parte sur de la localidad. Durante ese año, este grupo
adquirió fuerza, aglutinó a varios miembros de la tenencia e inició acciones en
contra de los particulares y de quienes comercializaron esas tierras, basándose en
el contenido de la resolución presidencial
Con la presencia de la UCEZ el cacicazgo de González se debilitó y los
comuneros que participaban en la unión accedieron a los cargos locales. Su
incidencia permitió que por primera vez los de la Mesa les ganaran a los del
Rincón,'8 para lo cual se tuvieron que unir con las dos manzanas restantes y
triunfar por mayoría de votos.
Dentro de la comunidad existen sistemas productivos diferenciados, lo cual ha
resultado en que cada manzana haya desarrollado una especialidad productiva de
acuerdo a las condiciones ecológicas. Los cerros de Huatepec y del Tecolote
poseen una tierra de tipo acrisol, es decir, un suelo viejo y ácido de origen
volcánico que se caracteriza por ser arcillosos, fácilmente erosionable, de tono
rojo y de muy pocos nutrientes. No es apto para la agricultura; sin embargo, es el
más conveniente para el desarrollo forestal y concentra un total de 192.572
núcleos agrariosde lo que se conoce como Reserva de la Biosfera de la Mariposa
Monarca.18 19 A las faldas de estos cerros se ubica la población de la manzana de la
Mesa quien hace uso de los recursos del bosque y hasta la década de 1990 se
dedicaba al trabajo alfarero aprovechando la materia prima del lugar. El ingreso
18 La gente de El Rincón posee las mejores tierras de la comunidad, durante décadas controlaron los cargos civiles y religiosos, mantuvieron una economía de prestigio y una actitud de “respeto” hacia los particulares (Zárate, 1987: 54), que lograron gracias hacia sus alianzas con Leobardo González.19 En el predio que se conoce como Comunidad Indígena San Felipe Los Alzati existen 54.554 núcleos agrarios en la zona núcleo y 138.018 en la zona de amortiguamiento. El área apenas alcanza 0.5% del total de la Reserva en el estado de Michoacán (35260.449). Véase mapa 3.
42
familiar de los tengechique (indio colorado), apelativo que recibieron los alfareros
por estar siempre pintados con arcilla, dependía de la elaboración y
comercialización de loza y jarritos en miniatura que completaban con la venta de la
cosecha de granada china. Con la llegada de la Compañía Rex-cel la producción
de la vaina decayó y en menos de siete años su producción desapareció
completamente; algunos consideran que no resistió los nuevos contaminantes
emitidos por la industria. Lo cierto es que el cambio de ecosistema, la falta de
conocimientos para atacar algunas plagas y el desinterés llevaron a que el cultivo
dejara de ser redituable y se abandonara.
A finales de la década de 1980, el señor Antonio Andrés Sánchez instaló el
invernadero "García” hoy conocido como "El Morro”. Para desarrollar este proyecto
contrató a peones de la 2® Manzana de San Felipe, quienes instalaron dos naves
de forma independiente después de que el invernadero decayó y fueron
despedidos. Poco a poco fueron estableciéndose, primero dos naves y en pocos
años la demanda creció y se instalaron dos más. Los de la Mesa dejaron por
completo la elaboración de alfarería y se dedicaron a la producción de
nochebuenas, convirtiéndose en la principal actividad económica. Para mejorar la
producción de la flor se han organizado en pequeños grupos de productores a
través de los cuales gestionan recursos, optimizan la producción, distribuyen
actividades productivas e intervienen en la solución de necesidades de su
localidad. Un ejemplo es el Grupo de Trabajo de Productores de Flor de
Nochebuena "Los Alzati”.20
A inicios de la década de 2000 se constituyó la Sociedad Productiva de Mujeres
"Mejor Progreso” con doce mujeres en su mayoría mayores de 50 años, hablantes
de otomí, dedicadas principalmente al comercio de frutos en Cd. Hidalgo y
originarias de la manzana de El Rincón. A través de la agrupación procesan
alimentos y realizan la preparación de botanas -cacahuates, habas y garbanzos
enchilados- palanquetas de avena, chiles manzano, tarugos y otros productos,
para ofertarlos en la comunidad y obtener recursos extras.
20 En el texto, me referiré a este grupo como floricultores o nochebueneros.
43
Estos dos grupos, al igual que otros que se desarrollan en San Felipe, encontraron
en la organización un mecanismo eficiente para enfrentar los procesos de
discriminación y exclusión de los que han sido objeto por parte de los mestizos y
en específico de los zitacuarenses asentados en la cabecera municipal. Llama la
atención que a pesar de que Zitácuaro jugó un papel fundamental en la formación
del Estado- nación y se caracterizó por su fuerte pensamiento liberal,
instaurándose la "Soberana Junta Nacional Americana”-el primer gobierno
Insurgente- e impulsó varias acciones revolucionarias; los gobiernos locales y la
población en general actuaron y actúan invisibilizando la existencia de la población
mazahua-otomi, y en todo caso, acentuando las diferencias étnicas a través de la
segregación, el aislamiento y el trato discriminatorio. Aunado a esto, el crimen
organizado se estableció en la región durante el último lustro, utilizando como
base de operaciones la ciudad de Zitácuaro. Con ello, las relaciones al interior y
exterior de las localidades se recrudecieron y las acciones para incorporarse al
nuevo contexto se han complejizado.
44
CAPÍTULO ILa ciudadanía y el Estado-Nación en tiempos de globalización.
Una aproximación teórica
Llegué a Cuetzalan por primera vez en el verano de 2002 y mi acercamiento con
la población y las agrupaciones ahí promovidas me cuestionaron sobre el papel
que jugaba el Estado. Entre las vivencias, las actividades y las gestiones que se
habían realizado por casi treinta años y que se generaron a partir del surgimiento
de las organizaciones, tenía cierta idea sobre cómo se recreaba y tomaba lugar el
modelo liberal a través de figuras anquilosadas del México moderno: el
caciquismo, el clientelismo, el monopolio, la dominación y las consecuencias de
dichas representaciones. De acuerdo con las historias de algunos indígenas
organizados, entendí que, hasta antes de la presencia organizativa, éste era visto
como "aquel gran LEVIATÁN, o más bien (hablando con más reverencia), de aquel
dios mortal, al cual debemos, bajo el Dios inmortal, nuestra paz y nuestra defensa.
Porque en virtud de esta autoridad que se le confiere por cada hombre particular
en el Estado, posee y utiliza tanto poder y fortaleza, que por el terror que inspira
es capaz de conformar las voluntades de todos ellos para la paz, en su propio
país, y para la mutua ayuda contra sus enemigos, en el extranjero” (Hobbes, 1982:
141).
Sin mucha claridad de cómo enfrentarlo, las organizaciones económicas se
convirtieron en mecanismos de confrontación; en poco tiempo manifestaron su
descontento y mostraron sus desacuerdos con la apropiación de algunas formas
de ejercicio de poder y se insertaron en los sitios de gobierno para introducir los
cambios que se requerían en sus localidades. Parafraseando a Touraine (1978),
eran actores colectivos organizados en oposición a un antagonista social, es decir,
el Estado. Se constituyeron en un movimiento social, en tanto que poseían un
adversario definido en el mismo término (social y organizado) que pugnaban por la
dirección o apropiación de recursos culturales que eran de real importancia para
ambos bandos.
45
Al mismo tiempo que se consolidaban económicamente, se iban apropiando de
algunas funciones estatales y adaptándose a las exigencias de las nuevas
políticas económicas y del mundo globalizado. Esto significaba una transformación
contundente no sólo en sus formas organizativas sino en las relaciones con su
interlocutor. Entender esta dinámica me implicaba generar una visión sobre la
reforma del Estado. Pese a ello, dicha percepción no tomó tanto fuerza en mi
investigación como cuando desarrollé mi estancia de trabajo de campo en
Michoacán.
Llegué a San Felipe Los Alzati en la primavera del 2008 y me establecí en la
Heroica Ciudad de Zitácuaro. Mis primeros acercamientos con la población otomí
fueron hostiles y con cierta reserva me referían alguna información. Al principio,
consideré que formaba parte de mi reciente presencia, aunque en mi primer
encuentro con una informante y después de un largo interrogatorio sobre mi
quehacer, se disculpó argumentándome que es difícil hablar con alguien
desconocido en un ambiente de inseguridad. Durante esos meses, establecí
relación con algunos habitantes de la ciudad. Sus conversaciones siempre referían
a los encuentros nocturnos entre los grupos de la delincuencia organizada,
quiénes pertenecían a un grupo u otro, los toques de queda y las disputas por el
territorio. Hasta antes de que La Familia Michoacana atentara contra la policía
federal en Zitácuaro, estos relatos no habían tenido importancia, incluso los
consideré como una forma exagerada de seducción.
Después del verano del 2009 cuando se perpetraron varios ataques hacia las
fuerzas policiacas federales, la información anterior tomó otro sentido y se
redimensionó. No sólo cuestionaba y alertaba sobre una impostergable reforma de
Estado, sino que la delincuencia organizada apuntaba al desplazamiento y su
atribución de las funciones estatales privilegiadas. La posibilidad del narcotráfico
como proyecto político en el oriente michoacano parecía llevarse a cabo de una
manera eficiente al apropiarse del monopolio legítimo de la violencia, del orden
social y de la seguridad interna, que ni la presencia constante del ejército y la
policía federal han minimizado. Ello me obligó a cuestionar sí el Estado es una
46
institución efectiva en el contexto de la globalización; o sí las agrupaciones de
narcotráfico son los nuevos dirigentes de las comunidades políticas en este
contexto; o quizá estas agrupaciones permiten esbozar modelos estatales
alternativos ante el mundo global.
Frente a esa realidad era inevitable problematizar sobre el proceso ciudadano que
referido siempre a una comunidad política, también se trastoca y se ve inmerso en
medio de nuevos escenarios políticos llenos de contrariedades y
transformaciones. Sobre todo porque el reordenamiento del mercado mundial
pone en juego las relaciones inter y extraestatales, sus corporaciones nacionales,
y los patrones de organización social, económica y política. Aunado a ello, los
sucesos alrededor del mundo como los incipientes procesos democratizadores, la
creciente desigualdad en la distribución de recursos, la progresiva segregación y
exclusión de grupos sociales y territorios han favorecido a la transformación de las
relaciones sociopolíticas.
A partir de lo anterior, entiendo que los fenómenos generados en este contexto
han recentrado el debate académico en el Estado, principalmente al constatar que
sus formas de intervenir y accionar se están modificando. Trabajos como los de
Tambiah (1996), Geertz (2004) y Sassen (2006) ayudan a descifrar los procesos
sociales en el quehacer del Estado, además de mostrarnos un horizonte de cómo
los procesos y relaciones sociales al interior de cada comunidad política están
redefiniendo modelos de interacción e intervención y de qué manera se están
originando diferentes niveles de mediación.
En el texto Leveling Crowds. Ethnonationalist Conflicts and Collective Violence in
South Asia, Stanley Tambiah (1996) nos da un viraje del idealismo de la
modernización cuando en un pequeño recorrido nos provee de un escenario que
rebasa la desesperanza. Ante su escepticismo que se crece con la postura de los
optimistas científicos sociales, nos revela los problemas mundiales como reflejos
en el espejo de la historia. Es decir, son eventos viejos bajo una nueva etiqueta de
análisis. Las contiendas generadas a la luz de la diferenciación social - clase
social, casta, raza-, hoy se inscriben en la etnicidad. El conflicto étnico no sólo es
47
la realidad más dura de casi todo el siglo XX, sino que ha ido en aumento, tanto en
frecuencia como en intensidad, caracterizándose siempre por un alto grado de
violencia y bajo el encuadre del Estado-Nación. Ante estos hechos, Tambiah
(op.cit.) considera que la autoridad estatal envestida con el monopolio de la fuerza
ha aprendido a blofear, sobre todo al encontrarse en una situación de crisis. La
idea de Estado-Nación como la base conveniente para estructurar la vida política,
deja de centralizarse frente a la generación de reacciones y resistencias
regionales o locales que, con base en la etnicidad, pone en juego al
etnonacionalismo -como una fase de la construcción del Estado-nación- para
alcanzar la formación sociopolítica de una comunidad o una región.
Por su parte, Cliffort Geertz (2004) ante la pregunta sugerente que da título a su
artículo "What is a State if it is not a Sovereign? Reflections on Politics in
Complicated Places”, nos plantea una visión melancólica de una realidad
abrumadora.
La inserción antropológica ante la descolonialización, la construcción de la nación,
la guerra fría, la globalización, el nuevo desorden mundial sólo nos muestra el
reordenamiento de la historia del mundo. Sin embargo, en esta mirada apenas
incidental nos da cuenta cómo los sucesos sociales se han presentado con
demasiada rapidez: la sociedad empezó a transformarse, los levantamientos
étnicos se dieron en una cantidad sorpresiva, las fronteras territoriales se
desdibujaron y en todos ellos se ha derramado demasiada sangre.
La política de identidades que se gestó en los "lugares complicados” cuestiona
sobre los conceptos que hemos utilizado en el desarrollo de nuestras ideas sobre
la política mundial, y particularmente sobre la semejanza y diferencia entre los
pueblos, las sociedades, los Estados y las culturas. Por ello, los conceptos de
Estado-nación y cultura deben ser reconstruidos para penetrar en la dimensión de
las nuevas identidades y replantear su utilidad en el contexto social.
También señala que los Estados -en formación y constituidos- cuesta cada vez
más trabajo reconocerlos como comunidades políticas e identificar sus entidades
48
culturales, solidarias, funcionales y organizadas. La caracterización común del
Estado como una autoridad con el monopolio legítimo de la violencia, y de la
nación como una fusión espiritual de una colectividad étnica, con gran conciencia
moral común y trascendental, parecen imposibles de aplicar a las realidades de
los conglomerados actuales y complicados. En ellos no sólo se dispersa e
impugna la legitimidad, sino un enorme inventario de grupos apelando a su
particularidad, "el narcisismo de las pequeñas diferencias en la conducción de la
fuerza de la lucha política”. La soberanía, entonces, aparece como disminuida,
invisible, difuminada, complicada para ser localizada, y más bien parece que
permanecerá en esas condiciones.
Ante la interrogante ¿qué es el Estado sin soberanía? Él mismo responde que en
esos lugares complicados, el Estado-nación soberano que está asociado a una
distintiva y singular población no está presente, ni ve algún sitio posible para venir
a serlo.
Finalmente, Saskia Sassen (2006), plantea en Territory, Authority, Rights: From
Medieval to Global assemblages, la existencia de una transformación epocal que
ha captado la arquitectura de las instituciones complejas construidas
históricamente: comunidades políticas territoriales, instituciones a nivel global y
procesos que están relacionados con dominios privados y públicos de la
soberanía, aunque ello no puede reducirse a la victimización del Estado-nación a
manos de la globalización. Máxime, cuando sólo se trata de una transformación en
las capacidades que están imbricadas profundamente en lo nacional. Es decir, se
trata de micro-procesos que empiezan a desnacionalizar lo que había sido
constituido como tal: políticas de atención, capital, espacios urbanos, entre otros.
Algunas veces estos posibilitan la construcción de nuevos tipos de relaciones e
instituciones a escala global, otras veces continúan perpetuando lo nacional. Tanto
las dinámicas globales y la desnacionalización desestabilizan los significados y los
sistemas existentes.
Además, Sassen señala que existe un conjunto de procesos multisituados, fuera
de los límites estatales que están conectados a otros procesos, instituciones o
49
actores nacionales o supranacionales que forman parte de la globalización.
Pareciera que la interdependencia de las comunidades políticas territoriales, la
formación de instituciones globales y el deterioro del Estado-nación son resultado
de ello, aunque en realidad sólo son descripciones de lo mismo. Para entender
estas transformaciones apela a tres componentes transhistóricos que sirven de
ensamble dentro de las diferentes formaciones históricas: territorio, autoridad y
derechos. El enlace representado por el Estado-nación moderno está en una
escala centrípeta lo que permite a nivel nacional agregarle mayores componentes
a cada uno constituyéndose como una dominación nacional. Respecto al territorio,
la soberanía nacional gana autoridad exclusiva sobre un espacio dado que al
mismo tiempo está construido como una relación determinada a una autoridad, en
principio asegurando una dinámica similar en otro Estado-nación. Este entorno da
a la soberanía la posibilidad de funcionalidad como el benefactor exclusivo de
derechos. A partir de esto, la globalización puede ser vista como desestabilizador
de esta escala particular de ensamblaje, es decir, cómo los componentes críticos
de lo global se están estructurando dentro de lo nacional, produciendo múltiples
desnacionalizaciones especializadas.
Lo que tenemos con estos autores -Tambiah, Geertz y Sassen- es un problema
en la recurrencia de cómo se nos presentan los hechos, sobre todo lo que nos
muestran es una historia que se recrea con diferentes categorías pero bajo los
mismos componentes. Es decir, una realidad previsible que no logra cambiar el
curso de los conflictos sociales.
A partir de sus análisis podemos rastrear: 1) elementos comunes en diferentes
formaciones sociales -diferenciación social (Tambiah); heterogeneidad (Geertz);
territorio, autoridad y derechos (Sassen). Aparecen, se resignifican y reaparecen
bajo otra categoría en distintos momentos históricos como parte el orden social. 2)
Los cambios que proveen de nuevas codificaciones para mirar e interpretar la
realidad.
Indagar sobre estos componentes como formas o contenidos específicos en
diferentes formaciones sociales nos permite comprender que la globalización no
50
es en sí un referente absoluto y categórico de transformaciones, sino un contexto
histórico -de otros muchos- en el cual se expresan algunos ordenamientos,
reordenamientos y desordenamientos. Ante esos planteamientos y transiciones
inevitables, este capítulo tiene como finalidad esbozar la construcción teórica de la
formación del Estado y su referente indiscutible: la ciudadanía.
1.7 El Estado y su construcción
Los sucesos locales, nacionales e internacionales cuestionan la efectividad del
Estado como benefactor y defensor legítimo de los intereses comunes de una
comunidad moral, lo cual nos llama a debatir sobre su conceptualización. La idea
liberal sobre su identidad monolítica, ahistórica y esencialista se pone en
entredicho para dar lugar a un proceso dinámico de formación que se instaura en
las formas más amplias y cotidianas de relaciones de poder. Como propone la
antropología política, el Estado constituye un conjunto de procesos institucionales
y de gobierno que articulan las fuerzas culturales y materiales cambiantes en el
tiempo y en el espacio.
Para desmitificarlo y desnaturalizarlo se requiere repensarlo como "un concepto
analítico abstracto” a pesar de que su proceso de dominio y autoridad se efectiviza
en formas concretas de la cotidianidad. En este ejercicio de poder, su función se
extiende hasta un punto donde se reproducen, conservan y radicalizan las
relaciones de dominación, siendo "como una estructuración dentro de las prácticas
políticas: inicia su vida como una construcción implícita: es entonces cosificado
[_ ] y adquiere una identidad simbólica divorciada progresivamente de la práctica
que se manifiesta como un relato ilusorio de [ésta] (Abrams, 1988: 58).
Ferguson y Gupta (2002) retoman dos imágenes del discurso académico a través
de las cuales se expresa la espacialidad del Estado: la verticalidad y la cobertura.
La primera, está relacionada con la idea de que es una institución que, de algún
modo está por encima de la sociedad civil, la comunidad y la familia. Por su parte,
la cobertura se representa con una serie de círculos que inicia con la familia, la
comunidad local, y finaliza con el sistema de Estados-naciones. La fuerza de la
51
metáfora reside en que ambas dimensiones están instauradas en las prácticas
cotidianas de las instituciones estatales y su operación rutinaria produce jerarquías
espaciales y de posición. Al respecto, Trouillot (2003) considera que el Estado -en
tanto poder o efecto- puede incidir en por lo menos cuatro niveles: El primero, un
efecto de aislamiento que produce sujetos individualizados mediados y modelados
por el gobierno. El segundo implica los procesos de identificación en el que los
individuos se reconocen a sí mismos como iguales. El tercero, el efecto de
legibilidad se refiere a que el gobierno produce un lenguaje común para clasificar,
seriar y regular las colectividades. Finalmente, la espacialización; es decir, los
límites que se establecen para su jurisdicción dentro de un territorio. En ambas
posturas, se reconoce la existencia de una efectividad que se experimenta tanto
en las prácticas cotidianas como en las acciones que dimensionan su poder sin
que necesariamente esté presente.
El Estado se aprehende, entonces, como una idea o imagen de algo que se sabe
que existe inherente al mundo moderno; es decir como una quimera que se
materializa en el lenguaje, los eventos, las prácticas, las acciones, los rituales y los
símbolos que expresan las relaciones desiguales de poder a través de las diversas
construcciones y posiciones sociales. La celebración de dicha ilusión se construye
en la gente como supuestos, aunque "este espectáculo sólo ocasionalmente llega
a producir los efectos sociales específicos que persigue, pero siempre
produciendo la imaginación del Estado como el más grande encuadre [enframer]
de nuestras vidas” (Blom y Stepputat, 2001: 37).
A partir de esas ideas, apunto hacia tres imaginarios políticos o estados deOH
imaginación2' que considero pertinentes para situar la construcción de los
derechos ciudadanos en el contexto de la globalización. El primero al que refiero
es al Estado como una forma social universal y ahistórica; es decir, una entidad
inherente a la humanidad. Blom y Stepputat (op.cit) señalan que no es una 21
21 Blom y Stepputat (2001) utilizan este término para explorar cómo la gente construye su experiencia con el Estado con base en encuentros cotidianos. Para ello señalan como las imágenes de Estado más añejas e imprecisas a: la soberanía territorial y la autoridad capaz de proteger y proveer a su población.
52
construcción universal, pero que el deseo de la estatalidad [stateness] se ha
convertido en un fenómeno global. Aunque habría que plantearse si esta
mistificación ha conseguido rebasar las profundas desigualdades e inequidades
sociales, las mutaciones en sus funciones y las revoluciones latentes. Quizá a
través de la problematización de dicho imaginario podamos comprenderlo como
un proceso en constante construcción, que como tal, puede tornarse inexistente.
El escenario actual no sólo nos plantea la condición de la reforma del Estado, sino
de su total transformación. Como diría Wolfgang (1994), es cada vez más
necesario que algo o alguien retomen y ejecuten decisiones democráticamente
autorizadas, aunque el proceso de transformación política esté lleno de
contrariedades.
El segundo imaginario es la idea liberal de igualdad en el que las construcciones
de género, etnicidad, religión, generación, preferencia sexual, entre otras, se
invisibilizan y soslayan las relaciones desiguales de poder. A pesar de que entre
los designios del Estado está el trato homogéneo para sus miembros, el ejercicio
de una ciudadanía plena es todavía un asunto pendiente. Sobre todo porque las
actividades de explotación de recursos y del capital están organizadas con base
en las diferencias sociales a través de las cuales se otorgan recursos, privilegios,
derechos y obligaciones, mientras se niega la posibilidad del reconocimiento y un
trato diferencial a las colectividades.
Los movimientos sociales alrededor del mundo, y por todo lo largo y ancho del
continente Americano apuntan a revisar las bases de las comunidades políticas
que utilizan a la democracia como bandera identitaria. Ante ello, la realidad que se
ha construido en esta primera década del siglo XXI presenta un escenario
singular. Después de una presencia dictatorial y opresora donde los derechos
políticos fueron casi inexistentes, la transición democrática ha supeditado las
prácticas ciudadanas a las políticas económicas mundiales. Simultáneamente, la
exacerbación de reclamos y luchas por el reconocimiento a la diversidad cultural, a
los derechos colectivos a la par de los individuales son ejes que evidencian lo
efímero de la igualdad. Las desigualdades sociales son enriquecidas con los
53
nuevos contenidos del sistema neoliberal y desprovistas de derechos en virtud del
reconocimiento universal de los individuos, no así de las colectividades que
emergen como nuevas identidades dentro del mundo global. Como señalan
Corrigan y Sayer "las clasificaciones sociales fundamentales, como la edad y el
género, son conservadas en leyes, incrustadas en instituciones, transformadas en
rutinas de procedimientos administrativos y simbolizadas en rituales del Estado”
(1985:4).
Finalmente, me refiero al imaginario construido alrededor del modelo weberiano de
la comunidad humana que:
dentro de un determinado territorio (el ‘territorio es elemento distintivo), reclama (con éxito) para sí el monopolio de la violencia física legítima [_ ] El Estado, como todas las asociaciones políticas históricamente lo han precedido, es una relación de dominación de hombres sobre hombres que se sostiene por medio de la violencia (es decir, de la que es vista como tal” (Weber, 2005: 78).
Para los gobernantes resulta imprescindible mantener ese patrón y sostenerlo a
través de las acciones de grupos con mayor control de la fuerza y el poder
económico, aunque dicha edificación ideológica parece tambalearse. Si
consideramos que el Estado es un conjunto de procesos que generan relaciones
de poder, el cual se recrea con el incremento del flujo migratorio internacional, la
implementación de políticas económicas neoliberales, la nueva era del mercado, la
pérdida creciente de representatividad, de protección y seguridad, de los límites
territoriales y la generación de redes delictivas, entonces podemos comprender su
inevitable reconfiguración.
Estas áreas van generando novedosas formas de mando, pero al mismo tiempo
soslayan el poderío estatal. Al respecto, Trouillot señala que "este siglo se abre
con dos conjuntos de imágenes contradictorias. El poder del Estado-nación
algunas veces se hace más visible e influyente; otras veces menos efectivo y
relevante” (2003: 80). Aunque para Abrams, en sí mismo es, "la máscara que nos
impide ver la práctica política tal cual. Casi podríamos decir, la mente de un
mundo sin sentido, el propósito de las condiciones inútiles; el opio de los
54
ciudadanos” (1988: 82). El aparente detrimento en sus funciones, límites,
disposición de recursos y protección va acompañado de la emergencia de
identidades y espacios de acción que rompen abruptamente con el proceso de
intervención y de poder político. En este sentido, pierde relevancia, no solamente
como actor económico, sino como un contenedor social y cultural.
No obstante, los gobiernos no son los únicos que producen efectos de Estado en
el escenario de la globalización, algunas instituciones trasnacionales como el
Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, la UNESCO, o algunos
movimientos sociales22 poseen un plan similar o un modelo mucho más efectivo.
Ello ha llevado a delegar y/o apropiarse de algunas prácticas estatales a
organismos privados y a la sociedad civil. A pesar de ello, los gobernantes
apuntan a su perpetuidad como único guardián de los intereses comunes de la
comunidad política. Aunque varios autores señalan que se requiere una
innovación estructural, sobre todo si se pretende continuar justificando su
efectividad. Pero, sí en la globalización el Estado ha transferido sus funciones o
algunas organizaciones se las han adjudicado, qué efecto tiene sobre la
ciudadanía y en sus procesos de construcción.
1.8 Hacia un estado del Estado en la globalización
La amplia literatura sobre las experiencias recientes y las condiciones a través de
las cuales se ve mediatizada la influencia estatal, enfatizan en algunos puntos
cruciales para el análisis de ésta: el decremento en su intervención al interior de
las naciones dirigido a un menoscabo de su presencia; la redistribución desigual
del poder y del ingreso; y la supuesta soberanía de los representantes políticos.
Además la internalización de la función pública, la reorganización de las relaciones
internacionales y un orden económico mundial forman parte de un proceso de
globalización económica y de la agenda política respecto al curso del Estado, en
tanto que "la discusión sobre la reforma estatal no debe olvidar la cuestión de
22 La Alianza Popular Revolucionaria Americana es un ejemplo de cómo un movimiento social puede adjudicarse funciones de Estado. Véase Nugent, 1994; 2004.
55
fondo en este debate, acerca de cuál Estado queremos construir y cuáles serán
sus relaciones con diferentes grupos sociales” (Fleury, 1999: 59).
Debemos entender que el contexto económico actual supera, en algunos casos, a
los Estados, en la capacidad de vincular a diferentes grupos sociales en todo el
mundo, al mismo tiempo que segrega y excluye a aquellos que no poseen las
cualidades exigibles. Este escenario parece alimentar la diversidad, la
multiplicidad, la colectividad, la integración, al mismo tiempo que teje relaciones
sociales de dominación, diferenciación, fragmentación, antagonismos y
segregación.
Para algunos autores, la globalización es un proceso donde los vínculos, las
relaciones y espacios sociales se modifican y toman otra dimensión a través de la
intervención de diversos actores trasnacionales (Beck, 1998; Ianni, 1999; Ojeda,
1999). Para otros, es un proceso de integración de varios lugares dentro de la
economía mundial y sus efectos recaen en los flujos culturales multidireccionales
de los sistemas de trasportación y comunicación (Edelman y Haugerud, 2004). Al
convertirse la globalización en la base existencial de la sociedad mundial, su
referencia se construye a partir de tres ejes de análisis: como proceso, como
tendencia o como tiempo histórico. En los tres casos existe una insistencia de
poner esta noción como fundamento de los sucesos modernos y de una creciente
interdependencia entre los Estados- nacionales.
Al respecto, Sassen (2006) plantea la globalización como una transformación
epocal en la que varios micro- procesos construidos como parte la Nación se
empiezan a desnacionalizar e incluso algunos de ellos empiezan a crear nuevos
tipos de escalas, dinámicas e instituciones globales, aunque no todos forman parte
de ella. A partir de esta idea, considero que su entendimiento se basa en una
penetración espacio-temporal, es decir, un contexto que pone en juego diferentes
procesos sociales, políticos y económicos ligados a la idea liberal de Estado-
nación como son la democracia y la ciudadanía, en un tiempo histórico y un
espacio social específicos.
56
En ese sentido, planteo que en el contexto de la globalización económica, las
comunidades políticas están en constante y profundo cuestionamiento respecto a
su centralidad, sus funciones, su eficacia y su eficiencia institucional, por lo que se
vuelve imprescindible reflexionar sobre su reconfiguración eminente, o cuando
menos en algunas reformas que lo justifiquen. Al respecto, identifico algunas
posturas que plantearon su futuro bajo este escenario.
1. La perspectiva neoliberal
Propone la reducción del Estado al mínimo y sustituir sus funciones por las del
mercado aunque haya una pérdida o retroceso en los derechos sociales. Bajo la
tesis de que "la globalización anuncia el adiós o la muerte de la democracia”,
autores como Grande (1997), Mathews (1997) y Guéhenno (1995) estiman que el
Estado-nación ha sufrido una pérdida considerable de significación y apuntan a su
desaparición. El argumento se basa en que los componentes fundacionales que
surgieron en la Ilustración se han transformado a tal grado que es imposible
sostener su existencia. Los límites geográficos se están difuminando y el espacio
se ha resignificado al ser liberado de la actividad humana y la movilidad
poblacional. Ante ello, la solidaridad espacial de las comunidades territoriales se
está dispersando para ser reemplazada por grupos de interés temporales -
considero que el crimen organizado es uno de ellos. El Estado-nación, en su
pretensión de contener las dimensiones del poder político, cultural, económico y
militar en una sola estructura se convirtió en prisionero de una concepción
espacial de poder aún cuando intenta redistribuir sus competencias. Sin embargo,
el espacio ha dejado de ser un criterio pertinente para el desarrollo de las
funciones estatales (Guéhenno, 1993; 1995).
Para esta postura, la democracia es considerada como un valor que presupone la
afirmación del bien común y la constitución del espacio público en el que todo
individuo debe participar. "El signo de la democracia, debe ser considerado como
fin en sí mismo, como valor en el que se debe tener fe, lo veo yo en su capacidad
para dar sentido a unas vidas particulares que, sin ella, quedarían de algún modo
57
inconclusas. Este es el valor que, a mi juicio, se encuentra hoy amenazado”
(Guéhenno, 2000: 10).
Bajo este contexto, los acontecimientos globales llevan a que los intereses
públicos pierdan parte de su pertinencia al interior de las comunidades políticas
territoriales al situarse en el mismo plano de algunos actores privados. Un espacio
público nuevo derivado de ello y que escapa de las lógicas nacionales -
comunidades de elección- permite pensar que el Estado es cada vez menos
expresión de la soberanía y sólo otra institución organizada de la sociedad, en
constante adaptación y redefinición de sus competencias, presagiando su
disipación. En ese sentido, se ha convertido en "un conjunto de instancias
especializadas, gestor de una serie de intereses públicos más que del hipotético
interés general, y cuya legitimidad habrá de depender menos de la fidelidad a una
voluntad general popular que de su capacidad para movilizar con utilidad los
saberes especializados. [_ ] Sigue siendo un actor relevante, pero cada día
deberá justificar con humildad, frente a otros actores con los que compite, su
utilidad” (Guéhenno, 2000: 52-53).
2. La perspectiva socio-liberal
Defiende la idea de un Estado fuerte que asegura los derechos sociales a través
de organizaciones competitivas generadas en la reforma gerencial. Esto ha
permitido la producción de nuevas formas de inclusión y de un espacio o esfera no
estatal que está avocada hacia los intereses públicos, sin fines de lucro, aunque
regida por el derecho privado (Bresser y Cunill, 1998).
Bresser (2008) considera que la globalización y el Estado-nación no están en
contradicción, ya que la primera es la fase actual de desarrollo capitalista, y la
segunda es la unidad política territorial, que organiza el espacio y la población en
el sistema capitalista. Según él, desde la década de 1980, el capitalismo global
constituyó un sistema económico caracterizado por la apertura de todos los
mercados nacionales y una competencia feroz entre comunidades políticas. Ante
ello, los países en desarrollo tienden a estar a la vanguardia, mientras que los
58
países ricos intentan neutralizar el esfuerzo competitivo, considerando a la
globalización como una ideología y una estrategia.
Por otra parte, la falta de claridad respecto a cómo manejar las consideraciones
del nuevo escenario conlleva a una crisis del Estado, que de acuerdo con Bresser
(1997) tiene una dirección muy específica. Éste entra en crisis fiscal, pierde poder
sobre su soberanía y autoridad, en consecuencia, la capacidad de intervención
disminuye dramáticamente. El conflicto está asociado, por un lado, al carácter
cíclico de intervención estatal; y por otro, al proceso de globalización que reduce la
autonomía estatal de las políticas económicas y sociales. Una gran depresión
puede provocar al mismo tiempo una crisis de mercado y del Estado liberal, como
sucedió con el surgimiento de un Estado social que buscó proteger los derechos
sociales y promover el desarrollo económico durante el siglo veinte. Tomando el
caso del Estado brasileño de finales de 1980, Bresser (op.cit) señala que la
mediación estatal que establecieron los intereses privados mostró una ineficiencia
administrativa y un desequilibrio para incorporar las demandas de la población y
las capacidades de atención. Aunado a ello, el proceso de globalización impulsó
una presión adicional para su reforma a finales del siglo XX.
Con base en lo anterior, sugiere que el Estado del siglo XXI será Social-Liberal: 1)
social porque continuará protegiendo los derechos sociales y promoviendo el
desarrollo económico; 2) liberal, porque usará los controles del mercado y de la
administración para llevar a cabo sus servicios sociales y científicos con relación a
las organizaciones públicas del no-estado competitivo. Además se convertirá en el
mercado de trabajo más flexible al promover la evaluación de sus recursos
humanos y de sus compañías para la innovación y la competencia internacional.
Para ello supone cuatro procesos básicos de la reforma:
a) La delimitación de las funciones del Estado, reduciendo la cantidad de
personal con la privatización, tercerización y publicitación.
b) La reducción del grado de intervención en los programas directos con la
eficacia necesaria para transformarlo en un promotor de la competencia
59
internacional, en vez de protector de la economía nacional contra el
mercado mundial.
c) El aumento en su gobernación, es decir, la eficacia en las decisiones del
gobierno con el ajuste fiscal para recuperar la autonomía financiera.
d) El aumento de la gobernabilidad, es decir, la creación de políticas
instituciones que garantizan un intermediación mejor de intereses. Además
consolidar los gobiernos legítimos y democráticos a través de espacios
representativos.
Aunado a ello, propone el desarrollo de una gama de actividades que son únicas
del Estado social correspondiente: en esencia son actividades para formular
políticas en los ámbitos económico, social y luego transformarlas en atención a la
educación, la salud, la asistencia social, el desempleo, la protección del medio
ambiente, el patrimonio cultural y la promoción de artes. El argumento económico
que lo justifica, según Bresser (1997) es que son actividades que involucran
externalidades importantes, positivas y convenientemente remuneradas para el
mercado; el argumento ético es que se relacionan con los derechos humanos
fundamentales que cualquier Estado debe garantizar para sus ciudadanos.
Esto supone un actuar en la sociedad con la sociedad y de acuerdo con sus
deseos. Esta transformación estaría dirigida hacia la promoción de la capacidad
de la competencia, sin requerir los servicios de la burocracia estatal sino de las
organizaciones no estatales con competencia pública. Su eficacia sólo tendrá
cabida a través de una reforma gerencial. Esta prerrogativa surge como una
consecuencia administrativa del Estado social y al mismo tiempo como un
instrumento esencial para su legitimidad; con el avance de las reformas sociales,
las políticas de administración pública no serían suficientes. En tanto que lo social
implica la emergencia de colectivos, la reforma gerencial es una respuesta para
diseñar la forma de gestionar la prestación de servicios. Como se trata de una
reforma necesaria para que el Estado se convierta en liberal-social; al dejar de ser
burocrático para convertirse en gerencial delega la prestación de servicios sociales
60
y científicos a las organizaciones sociales o a los proveedores públicos no
estatales. Ello contribuiría a obtener mayor eficacia, reducir los costos, legitimar y
mejorar las prestaciones de los servicios que asegurarían la transformación de un
Estado Democrático Liberal a un Estado Democrático Social (Bresser, 2010).
3. La perspectiva de la subsistencia del Estado
Esta postura justifica la permanencia del Estado en la política a pesar del
detrimento general de gobernabilidad. De acuerdo con uno de sus exponentes,
Streeck (1997), no se vislumbra ninguna iniciativa seria para recuperar sus
aspectos centrales; la única posibilidad para llevar a bien su subsistencia es la
constitución de Estados que desarrollen proyectos de economía global social
viable. Tomando como caso a Alemania, Streeck (1995) considera que el desafío
de la globalización es la internacionalización económica. Mientras el régimen del
libre comercio de la posguerra dejo las fronteras nacionales intactas, la
globalización está suprimiendo la mayor parte de las limitaciones estatales para el
comercio y formalizar el desbloqueo de los mercados capitales. Simultáneamente,
el sector financiero alemán, atraído por las crecientes oportunidades
internacionales, se internacionaliza al convertirse en una industria de servicios
financieros integrales a nivel mundial.
Según él, los esfuerzos internacionales por movilizar al Estado con las formas de
poder público para fines de la gobernanza económica no pueden llegar muy lejos,
ni siquiera lo ha logrado la Comunidad Europea que históricamente representa el
intento más ambicioso. Principalmente porque este último no ha tenido la
capacidad de proporcionar igualdad de condiciones en la vida de los miembros en
sus territorios nacionales. Tampoco puede remplazar la intervención estatal directa
y otorgar asistencia a los grupos sociales que están en la búsqueda de derechos
colectivos. Más allá del Estado-nación, no existen grupos sociales organizados
con la capacidad para construir y mantener un piso en los mercados
internacionales. Los únicos posibles son las grandes empresas, cada vez más
institucionalizadas, con amplios recursos para perseguir sus intereses individuales,
61
sin restringirse a la presión de Unión Europea o del gobierno nacional y con una
capacidad creciente para liberarse del Estado-nacional.
Al mismo tiempo señala que, la globalización económica erosiona las condiciones
para la intervención estatal y, por defecto, permitir la creación de formas
politizadas, privatizadas y orientadas al mercado del orden global. Ésta discrimina
los modos de gobernanza económica que requieren de intervención pública
asociado con una especie de capacidad estatal que no está disponible en el
mundo anárquico de la política internacional. Por eso, sólo favorece los sistemas
nacionales como Estados Unidos y Gran Bretaña, que históricamente han
confiado menos en lo público y lo político, y más en la gobernanza económica
contractual privada. Esa confianza los hizo estructuralmente compatibles con el
sistema mundial emergente y los convirtió en una extensión de sí mismos. No
obstante, la intervención política en la economía y la modificación del mercado,
incluyendo la autorregulación asociativa públicamente habilitada, sólo puede tener
lugar dentro de Estados-nación, porque sólo ahí es donde se puede movilizar el
poder público necesario para tal propósito.
4. La perspectiva multilateralista
Sus precursores consideran difícil que el Estado por sí sólo mantenga su
supremacía. Para ello se requiere que los Estados se constituyan en una
colectividad lo que les permitiría reposicionarse como un nuevo actor de la política
mundial. A inicios de la década de 1970, Karl Kaiser desarrolló esta propuesta
cuyo propósito consistió en crear un tipo de política multinacional, donde el
Estado-nación aparece dentro de esta definición por dos razones. Primero, a
pesar del creciente desvanecimiento de las fronteras, el Estado aún es la unidad
dominante en las políticas mundiales. Segundo, la cuestión más importante para
las políticas multinacionales es el impacto en las relaciones entre los Estados y las
sociedades. A través de ello distingue tres tipos: Toma de decisiones
multiburocráticas, integración y políticas trasnacionales.
62
Su perspectiva apunta sobre ésta última, la cual define como aquellos procesos
políticos entre los gobiernos nacionales y organizaciones internacionales que han
sido motivados por sus interacciones, en tanto que, toda política trasnacional
presupone la existencia de una sociedad trasnacional -entendida como un
sistema de interacción en un área emergente específica entre los actores sociales
en diferentes sistemas nacionales.
Para él, existe una acción recíproca relativamente libre dentro de la sociedad
trasnacional que repercute en las medidas gubernamentales y en los límites
nacionales. Así que, cuestiona sobre qué opciones son viables para gobernar
entre el comportamiento interestatal versus la sociedad trasnacional. Para
responder a ello, distingue tres alternativas para el comportamiento del Estado: la
reacción nacional, la encapsulación y la regulación multinacional; y teóricamente,
los Estados tendrían la opción de elegir alguna de ellas.
Desde esta postura, el crecimiento de las políticas multinacionales,
particularmente las trasnacionales, se debaten sobre el orden internacional y el
futuro de la democracia. Al mismo tiempo que la interacción trasnacional crece
entre ellos, se observan las consecuencias inevitables en el control de políticas de
exterior. En ese sentido, plantea que las políticas internas y externas deben
transformarse en un novedoso sistema de gobernabilidad global (Kaiser, 1995).
Al respecto, Beck (1998) propone el modelo del Estado trasnacional, porque el
nacional "no sólo está anticuado, sino que además es irrenunciable; y esto no sólo
para garantizar la política interna e internacional; los derechos políticos
fundamentales; etcétera, sino también para configurar políticamente el proceso de
globalización y regularlo trasnacionalmente” (1998: 153). Ello implica 1) un contra
modelo de la teoría del contenedor cultural y social. 2) El reconocimiento de las
múltiples dimensiones de la globalidad y la redefinición de lo político para
destrabar la pertenencia territorial. 3) Entenderlo como un modelo de colaboración
interestatal que se establece a lo largo de los ejes de la globalización- localización.
4) Comprenderlo como una provincia de la sociedad mundial a partir del principio
diferenciador incluyente.
63
En tanto que la propuesta apunta a una soberanía inclusiva, se ha construido una
idea de sociedad global que "puede verse como un todo incluyente”. Para Ianni
(1999) este concepto subsume localidades, nacionalidades, naciones y regiones
que presenta configuraciones y movimientos propios que puede absorber la
sociedad nacional.
5. La perspectiva transformadora
Promueve la transformación del Estado en sí mismo, pero conservando su
actuación en la política. Aquí los nuevos actores asumen funciones estatales que
hasta ahora se adjudicaban al Estado. Para Dirk Messner (1999) debe construirse
una sociedad en red donde el Estado cumpla funciones de articulación e
integración hacia adentro y hacia afuera. Además la responsabilidad del desarrollo
estatal recaería en las instituciones estatales y en empresas privadas. Si bien, el
Estado es aún protagonista de la política internacional y la instancia decisiva que
debe cuidar los intereses públicos, el proceso de gobernabilidad global debe
generarse a partir de "núcleos regionales” eficientes. Para ello, propone "la
arquitectura de la gobernabilidad global”, como única opción posible, con acciones
a través del eje local-global, donde los Estados se conviertan en manager de la
interdependencia; máxime al considerar que su actuar político tiene lugar en las
estructuras verticales y horizontales.
En la globalización, los Estados-nacionales continúan siendo competentes
respecto a sus decisiones como autoridad, en el cumplimiento de acuerdos
internacionales y en la coordinación de diversos grupos de actores nacionales e
internacionales, por lo que adherirse al sistema de "soberanías divididas” no
representa un obstáculo, al contrario garantizaría la configuración y conducción
política. Los problemas globales obligan a los Estados a consolidar la cooperación
internacional y encarar el espacio de acción de la política que se dirige a un
sistema eficiente de gobernabilidad global. Constituirse como una alternativa
eficiente para establecer una intervención combinada entre diferentes actores en
distintos niveles de acción, donde la participación, la cooperación y el compromiso
social serían los mecanismos de solución a los problemas que genera el contexto
64
mundial. En este sentido, la gobernabilidad global rompe con la percepción
tradicional de soberanía estatal y exige una reorganización del aparato
gubernamental. Además tiene como condición, "primero, una paz garantizada a
largo plazo [_ ] en y entre los Estados organizados constitucionalmente; segundo,
la política mundial no necesita de ningún Estado rector [_ ] tercero, la naciente
sociedad mundial debe construirse sobre una ‘constitución cosmopolita' con
‘derechos cosmopolitas’ (Messner, 2001).
En esta perspectiva, "el fortalecimiento del Estado de derecho global y el
desarrollo ulterior del derecho internacional son un imperativo porque en la
arquitectura de la gobernabilidad global se imponga el dominio del derecho, en
lugar del dominio de los poderosos que todavía predomina en el sistema
internacional” (Messner, 1999: 80).
A partir de las cinco propuestas anteriores, considero que las nuevas prácticas
(Ferguson y Gupta, 2002) y las prácticas informales (Sassen, 2006) generadas
bajo el impacto de la globalización han dado pauta para un cuestionamiento
profundo respecto a las relaciones desiguales de poder, los proyectos estatales, el
orden jerárquico y los espacios políticos. La revelación de un carácter trasnacional
del Estado y lo local evidencian los reclamos que exigen la puesta en marcha de
políticas incluyentes. Además, el eje de la verticalidad que había estado
monopolizada históricamente por el Estado está siendo cambiado y determinado
por una transnacionalización, donde cada vez más reclamos de cobertura están
siendo satisfechos por una red de organizaciones globales (Ferguson y Gupta,
2002). Estos cambios sociales en el rol del Estado-nación, el impacto global en las
funciones estatales y las relaciones entre grupos dominantes y subordinados
tienen implicaciones (Sassen, 2006) en las reformas del Estado.
Finalmente, lo que concluyo con base en estas posiciones es que las funciones
esenciales que podrían restaurarse a través de las siguientes reformas son:
a) La consolidación de una comunidad nacional, siempre y cuando exista un
proyecto de Estado- nación consolidado y claro. Lo que hoy vemos en
65
México es una falta de claridad sobre qué tipo de nación pretende
consolidarse y en todo caso construirse. Si bien durante casi todo el siglo
XX se estableció un régimen autoritario y totalitario, el proyecto de Estado-
nación estaba clarificado y mantuvo un tipo ideal de Nación. Hoy por hoy
resulta difícil distinguir para dónde vamos.
b) La reducción de las desigualdades sociales y la inclusión de todos sus
miembros en el proyecto político y económico. Tarea que resulta difícil,
sobre todo porque la globalización es el espacio fértil de manifestaciones
colectivas que apelan a su diferencia. Ello obliga a considerar que la idea
liberal de ciudadanía no es la más idónea para incluir a todos sus miembros
sin la consideración de las particularidades.
c) La construcción e implementación de un modelo socio- económico político
en pro de los integrantes de la comunidad política.
d) La restitución y defensa de su papel de proveedor del orden social. Ante su
debilitamiento, la delincuencia organizada, específicamente el narcotráfico,
emerge como un nuevo sujeto antropológico en el contexto de la
globalización.
e) Una inclusión digna en el escenario mundial. No es suficiente adherirse a
una alianza comercial trasfronteriza -como el caso de El Tratado de Libre
Comercio de América del Norte-, se requiere un proyecto económico interno
que permita la introducción a la competencia global a través del manejo
eficiente de las reglas de juego. En ese sentido, las organizaciones
económicas de estudio están jugando un papel importante.
Además, quiero señalar algunos aspectos que parecen identificar los actuales
proyectos de reforma. Primero, existen factores de distinta naturaleza, pero que
están definidos en un marco común, máxime si consideramos que forman parte de
los procesos de globalización económica. En ese sentido, resulta difícil distinguir
los límites entre las reformas económicas y las estatales. Segundo, la relativa
autonomía del Estado para establecer su organización social y política, sin tomar
66
en cuenta las relaciones internas y las ordenanzas supranacionales. Finalmente,
una dificultad recurrente de gobernabilidad, que ante la presencia de nuevos
actores sociales se incrementa.
Estos aspectos trastocan, redefinen y reconfiguran las relaciones de poder en el
marco de interacción entre diferentes actores y agentes económicos, políticos y
sociales, es decir entre la sociedad civil y el Estado. Aunque dicha hegemonía no
es nueva, sólo toma mayor fuerza en la segunda etapa de reformas en América
Latina. Al demandar la internacionalización de la función pública a través del
fortalecimiento institucional. El intento reduccionista -de la pobreza y de la
desigualdad- que determinó las reformas de primera generación se tornó incapaz
de crear las condiciones para ello. El proyecto de los organismos internacionales
para crear una segunda generación de reformas en América Latina pretendía
construir un escenario propicio para superar los problemas originados y no
superados con las políticas neoliberales. No obstante, lo que tenemos es una
creciente desigualdad social que se traduce en mayor analfabetismo, inasistencia
médica, desempleo, drogadicción, delincuencia e inseguridad en todas las esferas
de la vida social.
Respecto a lo anterior, cuál ha sido el impacto de la globalización en el Estado
mexicano. Sin duda, sus implicaciones han sido políticas, económicas, sociales y
culturales que serán necesarias evaluar en un futuro cercano. Sobre todo cuando
el contexto global también ha impactado en la economía criminal generando
importantes redes delictivas.
El narcotráfico no es un problema novedoso, varios autores como Astorga (2003,
2005) Serrano (2005, 2007) y Maldonado (2010a) han realizado varios aportes
sobre la formación del Estado-nación y los vínculos establecidos entre los políticos
y miembros de los grupos delictivos durante el régimen priísta. Relación que se
fracturó con el ascenso del PAN a la presidencia de la República y cuyas
consecuencias han mermado el quehacer de las funciones estatales. "La
presencia de acuerdos de reciprocidad y la acción de un conjunto de normas -
formales e informales- no sólo permitió a las autoridades y criminales convivir en
67
relativa armonía, sino que dio lugar a un modo de relación muy distinto a aquel
que prevalecería a partir de los años ochenta” [_ ] "Tejiendo lazos cada vez más
estrechos entre un mercado ilícito en expansión y una clase política en ascenso”
(Serrano, 2007: 255-257).
Si bien, durante su formación, el Estado delegó y ha delegado muchas de sus
funciones a otras instituciones, lo que se pone en juego con el narcotráfico es el
sustento ideológico y moral de la legitimidad social. Los márgenes estatales no
sólo se refieren a la seguridad, aunque la población cuyas localidades están
íntimamente ligadas al crimen organizado, se está enganchando a este orden
social.
Es sabido que algunas instancias se han apropiado de funciones estatales como
son la seguridad, el control de la violencia, la efectividad. En este sentido, el
narcotráfico es similar a otros organismos que tienen efectos de Estado, al generar
acciones de seguridad y protección social, paradójicamente. El problema aquí es,
por un lado, los excesos que se están cometiendo respecto a las prácticas; y por
otro, es en términos de moralidad, en el sentido de que estos grupos podrían estar
compitiendo con el Estado pero en el marco de la ilegalidad.
Los márgenes estatales son muchos, pero dentro de este nuevo escenario donde
se cuestionan sus continuidades, debemos considerar su pertinencia. De ahí que,
considero que las aristas del Estado pertinentes por analizar sean: moral,
seguridad, control y efectividad. Ello nos permitiría comprender su relación con la
emergencia de los procesos de democratización y la construcción de prácticas
ciudadanas en contextos locales.
1.3 Estado y ciudadanía
Para la modernidad, el Estado, la nación y la ciudadanía están vinculados
inexorablemente, relación a través de la cual se establece y asegura la legitimidad
del espacio nacional como la esfera de realización de la democracia política. En
este contexto, entendemos que su correlación está establecida en términos de a
quién se reconoce como integrante de una comunidad política; la cual, según
68
Pierson (2004) tiene distintas características: membresía, estatus, derechos,
responsabilidades, igualdad universal y participación; en cuya generalidad
podemos decir que se trata de un problema de pertenencia.
La ciudadanía es, entonces, un referente de pleno reconocimiento de los
individuos en una comunidad política particular. Se trata de "un estatus en el cual,
en principio, confiere a los individuos iguales derechos y obligaciones, libertades y
constricciones, poderes y responsabilidades (Held, 1995: 66). Su imaginario es el
trato igualitario y universal sin importar cuales sean las características en términos
de clase social, religión, género u origen étnico del individuo. En este sentido, la
idea de ciudadanía como un instrumento de igualdad plantea menos problemas en
los Estados que las nociones de nacionalidad o etnicidad (Oommen, 1997).
Si bien el precepto moderno señala su condición universal, su ejercicio se
restringe a los límites geográficos particulares de la comunidad política de
referencia y sólo ahí se reconoce el estatus de ciudadano. Por ello, no todos los
que se encuentran en un determinado territorio estatal gozan de dicha condición
aunque residan habitualmente en él; "cada Estado establece un límite conceptual,
legal o ideológico entre ciudadanos y residentes extranjeros” (Brubaker, 1992: X).
"La ciudadanía es una característica universal y distintiva de la política moderna. Cada Estado moderno formalmente define a sus ciudadanos, públicamente identificando un conjunto de personas como sus miembros y residualmente asignando a otros como no ciudadanos o extranjeros. Cada Estado atribuye ciertos derechos y obligaciones para el estatus de ciudadano. Estos derechos y obligaciones definen una región con igualdad legal” (Ibídem: 21).
Es decir, a pesar de que existe un modelo ideal universalista, los principios que
determinan cuáles deben ser estos derechos y deberes son particulares; cada
sociedad establece un tipo ideal con relación a las aspiraciones predispuestas por
su comunidad política.
Las capacidades estatales de espacialidad -verticalidad y cobertura- han generado
prácticas eficientes de homogenización y uniformidad entre la población, con lo
cual se han estructurado diversos procesos sociales significativos al interior de las
69
fronteras territoriales que han permitido el establecimiento de las dimensiones
normativas y regulatorias sobre los mismos. De acuerdo con Perrero y Filibi
(2004), la configuración de las sociedades modernas como nacionales toma
presencia en los límites estatales con un poder político adscrito a la soberanía. La
existencia de una autoridad soberana es considerada como la única garantía de
orden social y del resguardo de los derechos ciudadanos. "El Estado es el
container territorial de una sociedad nacional moldeada en buena medida a través
de sus prácticas y el intérprete autorizado de sus intereses ‘nacionales’ en las
relaciones exteriores (2004: 14).
Al respecto, Brubaker (1992) señala que la ciudadanía es un tipo de cerca social
que tiene delimitado su acceso.23 Al existir una concepción legal e ideológica
sobre la distinción entre ciudadanos y extranjeros, una comunidad política
reconoce a sus integrantes adjudicándoles un sello de membresía y
explicitándoles las reglas del juego. Entonces, el Estado-nación moderno no es
sólo una simple organización territorial sino una pertenencia a una asociación de
ciudadanos, sólo, en la cual se podrá disfrutar de los derechos y obligaciones
asignados para ello, convirtiéndola en internamente incluyente y externamente
excluyente.
No hay discusión de que un determinado Estado-nación establece, a través de la
ciudadanía, sus límites de corporación, aunque he de señalar que existen algunas
contrariedades. La ciudadanía como un instrumento y objeto efectivo de adhesión
entre una y otra comunidad, presenta complicaciones para hacer eficaz su
inclusión al interior de cada una. En la práctica, el pleno reconocimiento de la
condición ciudadana representa una paradoja. Por un lado, los mismos principios
de la ciudadanía liberal y las condiciones históricas son los que han negado y
excluido del contrato social a varios grupos sociales. Al mismo tiempo, dichos
23 Para el autor las consecuencias del encierre ciudadano se visibilizan en la interacción cotidiana, además da cuenta de las estructuras en una escala mayor. El Estado- nación es arquitecto y guardián de estas formas modernas de contenedor social que están contenidas en las instituciones y prácticas como la frontera territorial, el sufragio, el servicio militar y la naturalización. Cada uno de estos funcionan como pivotes para el caso de la ciudadanía. Sólo los ciudadanos poseen un derecho incondicional al entrar al territorio de un Estado (Brubaker, 1992: 23).
70
grupos apelan a las condiciones históricas para ser conocidos completamente
como parte de la comunidad política y ejercer absolutamente su estatus jurídico. A
este respecto, me parece que la relación que T. H. Marshall (1992) establece entre
ciudadanía y clase social puede darnos indicios para entender esta contradicción.
Al intentar verificar la hipótesis sociológica sobre la existencia de un tipo de
igualdad asociada a la pertenencia plena a una comunidad, Marshall encuentra
que la ampliación de derechos ha dejado menos espacios para la diferenciación
económica, aunque ello no significa una igualdad absoluta. Al hilar las condiciones
socio-políticas del surgimiento del capitalismo con el desarrollo de la ciudadanía
como institución en Inglaterra, se percata de que los derechos que invisten el
estatus general del ciudadano provienen del sistema de estatus jerárquico de la
clase social, -aunque la igualdad implícita en el concepto de ciudadanía socavó la
desigualdad del sistema de clases. A partir de ahí surgió la idea de que todos los
hombres eran libres y capaces de disfrutar de derechos, sin entrar en conflicto con
las desigualdades de la sociedad capitalista; por el contrario era necesario para el
mantenimiento de esa forma particular de desigualdad. Según Marshall la
explicación está en que el núcleo de la ciudadanía estaba formado por derechos
civiles, indispensables para una economía de mercado competitiva.
Así, durante todo el siglo XVIII y XIX, la práctica ciudadana estuvo carente de
igualdad ante la ley. Existía el derecho, pero las reparaciones quedaban a menudo
fuera de las posibilidades de la gente. Fue hasta finales del siglo XIX que se
desarrolló un creciente interés por la igualdad como principio de justicia social y
una valoración del reconocimiento formal con una capacidad para disfrutar del
reconocimiento ciudadano. Los derechos sociales que surgieron en el siglo XX
pretendieron equilibrar las desigualdades sociales, aunque no evitaron el
incremento de las diferencias en términos de su praxis.
Al reconocer que la ciudadanía es un elemento condicionante de pertenencia,
también lo es de exclusión.24 No sólo como referente de adscripción, sino como
Marshall (1992) retoma a Maine para referirse a la condición del status ciudadano. Al hacerlo plasma un ejemplo de cómo la ciudadanía en su condición de incluyente, crea mecanismos de exclusión. “Los derechos
71
un elemento eficaz de segregación de algunos de sus miembros al no permitir el
acceso a los beneficios que su condición les atribuye. En ese sentido, el
reconocimiento y ejercicio de la condición ciudadana constituye un instrumento
político capaz de generar movimientos de reivindicación social, y con ello visibilizar
la situación marginal de algunas colectividades. En el caso de México, las
categorías de género y etnicidad se convirtieron en estandartes de los
movimientos de reconocimiento ciudadano. Entre sus virtudes se tejen las
posibilidades de articular la dimensión legal y la práctica social, los derechos
individuales y colectivos, a través de los hilos de las diferencias sociales.
1.4 Ciudadanía: entre lo individual y lo colectivo
La ciudadanía está dada de facto por el sólo hecho de nacer dentro del territorio
de un Estado-nación, proporcionando un sentido de pertenencia y de seguridad a
las poblaciones étnicas (Oommen, 1997) o con diferencias sociales y asumiendo
un trato igualitario.25 No obstante, algunos fenómenos como la migración
internacional, el surgimiento de diferentes movilizaciones sociales alrededor del
mundo y la lucha por el reconocimiento de los derechos colectivos -género, etnia,
generación, preferencia sexual- ponen en entredicho la noción de ciudadanía
liberal.26 Al incorporar los elementos constitutivos de una identidad colectiva a la
civiles, que confieren capacidad legal para luchar por las cosas que uno desearía poseer, pero que no garantizan lo posesión de ninguna de ellas. Un derecho de propiedad no es un derecho a poseer propiedad, sino un derecho a adquirirla si usted puede, y a protegerla si la tiene”.5 La ciudadanía no es la nacionalidad, aunque en ciertos países estas nociones son jurídicamente
indiscernibles: la segunda designa la pertenencia a un Estado nación, mientras que la primera funda el derecho a participar, directa o indirectamente, en la gestión de la sociedad. La nacionalidad crea una solidaridad de los deberes, la ciudadanía da derechos” (Touraine, 2001:104). Para Oommen (1997) la nacionalidad es una identidad colectiva que la gente de una nación adquiere para identificarse al interior de ella. Según Schnapper (2001) la nacionalidad es un dato que se le impone al individuo en tanto que se nace en una nación. Aunque también es “un caso particular del hecho general de que la socialización de los individuos en la época moderna se desarrolla en el seno de sociedades nacionales ya constituidas (2001: 39).26 Al respecto, Oommen (1997) y Pierson (2004) señalan cómo las categorías de identidad pueden ser formalmente excluidas del estatus de ciudadano al utilizar como base de estratificación el género, la edad, la clase, la raza y la religión. Para Oommen “la problemática de la ciudadanía puede ser vista en términos de sus contextos y con relación a sus contenidos. El contexto de la ciudadanía puede ser identificado en tres niveles: el Tercer Mundo, la migración interestatal, y el entorno social interno prevaleciente en Estados particulares” (1997: 229). Esta propuesta nos permite desentrañar la noción en dos ejes que posibilitan su entendimiento particular. Por otro lado, Tambiah (1996) nos da un panorama general de los conflictos étnicos originados alrededor del
72
participación política, no sólo cuestionan su contenido, sino colocan en relieve las
condiciones de desigualdad social de la praxis ciudadana. Ante el artificio de la
igualdad se oculta la opresión de los grupos socialmente diferenciados. Aunque,
"el derecho a ser diferente es también un derecho democrático.” Y su
reconocimiento es producto de largos procesos de lucha por parte de las
colectividades y de procesos globales de cambio democrático (De la Peña, 1999;
Harvey, 1998b; 2000).
Para Kymlicka (1995), muchos tipos de ciudadanía diferenciada son consistentes
con los principios liberales de la igualdad, lo que muestra una falsa dicotomía con
los derechos individuales. Sobre todo cuando la mayoría de los movimientos en
pro de derechos colectivos crea sentimientos de pertenencia y redefine la
organización social para determinar nuevas fronteras grupales y es capaz de
concentrar distintas comunidades locales o gente dispersa dentro y fuera del
territorio nacional (De la Peña, 1999), a favor de un reconocimiento igualitario con
base en la diversidad.
Se trata de ejercer derechos de educación, salud, justicia, entre otros, como
cualquier ciudadano, pero bajo el ideal del respeto hacia la lengua, la cosmovisión,
el territorio, el gobierno y la cultura -además de otros que les son particulares a
razón de su diferencia. Esta lucha se basa en la idea de que la justicia busca que
a los integrantes de colectivos diferentes se les concedan derechos diferentes, en
tanto que la ley rige las actividades de los individuos y no a los individuos en sí.
Pero, la justificación del Estado liberal para no reconocer los derechos colectivos
se fundamenta en que éstos entran en contradicción con los individuales en tanto
que el compromiso es otorgar libertad e igualdad a los individuos y no un trato
desigual y diferencial a grupos. De acuerdo con Kymlicka (1995), la idea de
individuo y colectividad recae sobre un mal entendido respecto a los derechos
colectivos, ya que sólo se trata de "si las comunidades pueden tener derechos o
intereses independientemente de sus miembros individuales” (1995: 75). Para
mundo en la última década del siglo XX. Para el caso de México, De la Peña (1998, 1999) y Harvey (1998b; 2000) nos muestran claramente el proceso de reivindicación étnica.
73
Oommen (1997), la ciudadanía es una compensación parcial para las
comunidades étnicas dentro de los Estados sin importar la diferencia identitaria; se
trata de un instrumento de igualdad. "Quizás por ello, no es casualidad que su
noción como una colectividad cívica fue originalmente concebida,
internacionalizada e institucionalizada en Gran Bretaña, un Estado multinacional”
(1997: 28). Reconciliar la perspectiva individual y la colectiva es importante,
principalmente cuando los cambios del mundo contemporáneo nos muestran
cómo las identidades colectivas están apelando a su diferencia social (raza, casta,
religión, lengua, región) para adquirir derechos ciudadanos. Según Oommen el
debate de la desigualdad individual y la identidad colectiva pueden ser negociados
a través de la ciudadanía (Ibídem: 21-22). Especialmente, porque la búsqueda y
construcción de una ciudadanía -diferenciada, étnica, de género, etc.- es un
mecanismo fundamental en el proceso la democratización de la sociedad y en la
emergencia de nuevos actores sociales.
A pesar de las contrariedades que supone el reconocimiento jurídico de derechos
"diferenciados”, las discusiones sobre etnicidad, diferenciación social, autenticidad,
"desde abajo” son relativamente recientes. No obstante, como señala Sassen
(2006) el Estado-nación es una estrategia institucional local dentro de un largo
contexto de cambios y el más específico pertenece al de la ciudadanía. Esta
noción ha estado situada en arreglos institucionales al interior de las naciones; ello
sugiere que si el significado en sí mismo de la nación ha cambiado, entonces los
nuevos convenios y resignificados de la ciudadanía también son posibles.
1.5 El derecho a los derechos en el contexto de la globalización
Las redes de producción, comercialización y sistemas financieros de carácter
trasnacional que se constituyen y operan como una economía global en un
espacio trasterritorial han resultado en una nueva configuración de la organización
geográfica de los Estados (Sassen, 1996). Con ello, la implementación de políticas
neoliberales destinadas al crecimiento, orden y competitividad económica y al
control presupuestario entran en contra juego con los derechos ciudadanos que,
dentro de la ideología liberal, asegurarían la redistribución de la riqueza. El modelo
74
de Estado deja de ser, bajo esa tendencia, el que garantice la seguridad social, el
gasto social y el bien común, al obstaculizar el desarrollo de la economía, el libre
mercado y el impulso a la responsabilidad individual. Justamente, sería la
adopción de la ciudadanía liberal, en todos sus alcances, quien tendría cabida en
dicha transformación al ser la portadora del aseguramiento privado, individual,
universal y monolítico de su esencia.
No obstante, lo que tenemos es un Estado inacabado, no por el proceso mismo de
su construcción, sino porque la configuración de un tipo ideal dentro de las
reformas aún es inexistente. La cohesión social está fragmentada y la ciudadanía
liberal se asume, vive y ejerce de forma desigual. De ahí que las movilizaciones
por la confirmación de algunos derechos sociales y el reconocimiento de derechos
colectivos sean acciones latentes. Además, la relocalización de la autoridad
política como resultado de prácticas regulatorias mundiales, tiene consecuencias
directas sobre la vida cotidiana, particularmente en espacios para la construcción y
participación ciudadana. Aunque ello a veces implica una lucha en contra del
Estado, de los gobiernos y de las normatividades de la política económica. Al
mismo tiempo, como señalan Wolf (1999a) y Swyngendouw (2000) se asegura un
grado de aislamiento y secretismo que hace ilusoria, en la mayoría de los casos, el
ejercicio de la ciudadanía. Aunque para Sassen (2006) las dinámicas de
globalización, la desnacionalización del territorio y la reorganización institucional
de la autoridad estatal están generando cambios formales e informales en
derechos, en prácticas ciudadanas y en la dimensión subjetiva de la ciudadanía.
Ante el requerimiento de un reordenamiento de la función pública, los ámbitos
político, social y económico también se trastocan y se accionan con base en un
ajuste en el aparato administrativo. Para algunos autores, ello representa, quizá, la
transformación más extensa y profunda de los procesos de ajuste estructural y la
amortiguación social, aunque no son garantía de igualdad social. Según Antón
(2005) eso produce dos problemas. El primero, a pesar de que existe una cantidad
mayor de recursos, los poderes económicos e institucionales se niegan a invertir
en el gasto social. Segundo, una "pérdida” de legitimidad social para exigir
75
derechos fundamentales. Por su parte, Fleury (1999) señala tres tendencias
respecto a las reformas que demandan el fortalecimiento institucional. Por un lado,
la trasformación en la administración pública, la justicia y la legislación laboral de
antimonopolio son prioridades para alcanzar un mejor desempeño en la economía.
Por otro lado, el aseguramiento de una clase fiscal para el sector público demanda
cambios en las políticas tributarias. Finalmente, el desarrollo simultáneo entre lo
económico y el abatimiento de la pobreza requiere de políticas sociales y
económicas. En su caso, Kaplan (1997) sugiere que el crecimiento económico
está determinado por la relación entre la intervención estatal y el gasto social.
Aunque, las características y negativas de la burocratización; la hipertrofia del
personal público y el aparato estatal; el excesivo reglamentarismo; la ineficiencia;
la corrupción; el despendio; la fiscalidad agobiante; la inestabilidad financiera,
monetaria y cambiaria; el endeudamiento exigen una irremediable transformación
del Estado.
Pero, cómo resolver estos dilemas cuando el flujo económico depende de una
economía informal, de la delincuencia organizada y la economía criminal. Aunado
a ello, las características improductivas de intermediación, de especulación, y de
desempleo se dirigen a la disolución y disgregación social con una aparente
tendencia al debilitamiento de identidades (individuales, sociales y colectivas), de
marcos de referencia y de oportunidades. Fleuny (1999) señala que las
experiencias alrededor de América Latina demuestran que la consolidación de
actores sociales y políticos se ha constituido en uno de los más poderosos
mecanismos de participación ciudadana entre los grupos excluidos. Su impacto
está generando cambios importantes en las relaciones con el Estado y en la
gestión social. Sin embargo, para la autora -al igual que para otros- la
construcción de una democracia estable requiere de una universalización de la
ciudadanía en tanto que la falta de procesos de inclusión y de igualdad forma
parte de una jerarquía de poder.
Para Sassen (2006) las nuevas condiciones de desigualdad, las evidentes
diferencias y los nuevos tipos de reclamos generan una transformación en la
76
institución de la ciudadanía. La cuestión de la diversidad se está resignificando y
presentado nuevos elementos al ser parte de la nueva dinámica entre la
globalización económica, las relaciones culturales y la recomposición de la cultura.
Para entender este proceso se requiere descifrar los parámetros conceptuales que
capturan la complejidad de la ciudadanía. Uno de estos es a través de la
proposición de que la ciudadanía está parcialmente producida por las prácticas de
exclusión. Esto abre el terreno para reconocer los derechos de los actores no
reconocidos formalmente -migrantes. En especial, si el Estado-nación se está
debilitando en términos de identidad y membresía como consecuencia de una
mayor tendencia social, económica, política y subjetiva. El segundo, el Estado-
nación en si mismo contribuye a legitimar condiciones que eventualmente facilitan
los aspectos claves para una ciudadanía trasnacional, particularmente en un
contexto de globalización. Finalmente, el Estado ha sufrido importantes
transformaciones, principalmente en las nociones de la competitividad estatal, así
que las oportunidades de que éste realice un trabajo legislativo y judicial para
expandir las formas de inclusión están reducidas.
Son varios los autores que apelan a la ciudadanía trasnacional, dejando a un lado
la relación estatal para inscribirla a instituciones internacionales.27 Máxime cuando
la proclamación de una nueva generación de derechos apuntan a un referente
más amplio que dé la posibilidad de una movilidad económica, de gente y de
mercancías sin los tapujos de la soberanía. Aunque, las propuestas de un Estado
trasnacional delimitan una visión de una ciudadanía desde abajo que facilite la
creación de espacios de participación y de resolución de problemáticas cotidianas
ligadas al ámbito ciudadano.
Si bien se reconoce que existe una necesidad latente de repensar o reinventar la
ciudadanía en la era de la globalización, algunos autores consideran que es un
peligro y una condición para fragmentar, limitar o en todo caso eliminarla.
Principalmente porque la lógica competitiva liberal de la economía global está
27 Entre ellos podemos mencionar a Pierson (2004); Sassen (2006).
77
impulsando derechos civiles, en especial, las libertades económicas y relegando -
casi anulando- los derechos sociales (Evans, 2000; Ferrero y Filibi, 2004).
En ese mismo sentido, Antón (2005) apunta hacia los modelos emergentes que se
han desarrollado ante el debilitamiento de las funciones sociales del Estado de
bienestar. El primero, es la complementariedad y ampliación de la función
distribuidora clásica frente a las desigualdades del mercado con una reforma fiscal
progresiva y una nueva dimensión de los derechos sociales. La segunda, una
reducción fiscal, del gasto social y la privatización del aseguramiento impulsado
por las clases medias ante la presión neoliberal. Según él, una perspectiva
solidaria e igualitaria debería reforzar la ciudadanía social y consolidar la
universalidad de los derechos colectivos.
La apelación a la colectividad o las organizaciones sociales fundadas en lo
económico es punto nodal de mi cuestionamiento sobre el concepto de la
ciudadanía universal. La idea de democracia liberal pone en la mesa de discusión
los procesos de discriminación, desigualdad, segregación, exclusión, privilegiando
a "los grupos políticos administrativos que proliferan en el aparato estatal [y que]
ejercen un control feudalizante [sic] sobre sus ramas, órganos y empresas. Estos
grupos se entrelazan con otros de la sociedad civil, a través de una red de
relaciones, servicios y apoyos mutuos y de formas de cacicazgos, clientelismo y
corporativización” (Kaplan, 1997: 10) con lo que impera la desconfianza con
relación a los mecanismos tradicionales de inclusión.
Los procesos democráticos son casi inexistentes y vivenciales cuando la
conformación de un Estado-nación es tan divergente y todas las expresiones
identitarias se hacen presentes. En tales circunstancias, considero que las formas
particulares que cada colectividad está asumiendo para incorporarse a una
comunidad política, y al mercado económico y político son dispositivos eficientes
para hacer ciudadanía.
Las reivindicaciones ciudadanas en nuestro país son el resultado de un largo
proceso socio-histórico en el que diversos grupos sociales que apelan al
78
reconocimiento formal de sus particularidades, se incorporan en el mercado
mundial para reconocer su diferencia social y adherirse a una comunidad política.
En este sentido, Genro (1993) plantea que la esfera pública no estatal -construida
con las acciones de la auto-organización en la comunidad- genera nuevos
mecanismos de autonomía y de inclusión, de organización que con o sin referente
político son mediadores y propiciadores para impulsar una reforma del Estado que
promueva una nueva relación con la sociedad.
A partir de lo anterior, considero que las dimensiones transformadoras en favor de
una construcción ciudadana local deben tener un carácter económico, social,
político y cultural, paralelo. Principalmente, cuando existe una redefinición
permanente de pautas de identificación colectiva que cuestionan sí el Estado-
nación debe seguir el referente hegemónico y exclusivo de identidad sociopolítica
y cultural.
Cabe señalar que, al observar la situación cotidiana que viven hombres y mujeres
en el territorio determinado por el Estado se genera un cuestionamiento sobre
cómo éste soslaya el reconocimiento a su pertenencia. Entonces, el uso estatal de
los dispositivos legales de adhesión, es decir la ciudadanía formal, se convierte en
un mecanismo eficiente de exclusión. Ante ello, el análisis de la interrelación entre
las prácticas sociales desarrolladas en diferentes espacios y dimensiones se
vuelve primordial para el entendimiento de la construcción ciudadana en el
escenario local. Ubicar los procesos ciudadanos en el contexto próximo puede
darnos indicios de cómo se están construyendo nuevos espacios de
representación, inclusión e integración con base en las condiciones históricas
existentes y a través del accionar de las colectividades.
1.6 Las dinámicas resolutivas como propuesta de análisis en la construcción ciudadana
Para comprender cómo se establece la construcción ciudadana en el contexto
inmediato debemos considerar que, en términos prácticos y de manera muy
sintética, la ciudadanía es un asunto de pertenencia a una comunidad política y,
en consecuencia, también es una cuestión de exclusión, segregación y de
79
desigualdad social. Es decir, siempre habrá individuos que se encuentren en los
contornos de dicha colectividad, al margen de las condiciones que permiten el
acceso a un espacio protegido, sin garantía de atención a ciertas necesidades, sin
reconocimiento de derechos y oportunidades, y sin la posibilidad de actuar en la
toma de decisiones y en la aceptación de riesgos (Walzer, 1993). Aunado a esto,
los cambios generados por el sistema económico mundial, el libre mercado y las
funciones cada vez más acotada del Estado, han cuestionado las formas en que
los individuos se adhieren y se identifican como ciudadanos.
Aún así, el Estado-nación moderno (territorial) continúa siendo la estancia central
de legitimación de poder y con ello el referente ineludible de la ciudadanía, la cual
ocupa un lugar central en la estructura administrativa y en la cultura política
(Brubaker, 1992; Wolfgang, 1994; Pierson, 2004; Sassen, 2006). Por lo tanto, el
disociar la ciudadanía de su origen -el Estado- se representa como irrelevante y
carente de sentido (Oommen, 1997). Sobre todo, si consideramos que aún con
las modificaciones al interior de la organización y la función de las comunidades
políticas, la ciudadanía sólo concierne al Estado-nación, por ello resulta difícil
desentrañar esta relación y aún más apelar a una membresía global. Aunque no
se puede negar que existe cierta influencia de la globalización y del sistema
económico mundial sobre la triada Estado, nación y ciudadanía.
Para comprender dicho predominio, Geertz (2004) sugiere que algunas nociones
deben ser recognizadas o recreadas -tradición, religión, ideología, valores,
identidad, estado, nación, cultura. Incluso, desde su perspectiva, requerimos de
nuevos conceptos que penetren en el resplandor de la nueva heterogeneidad para
decir algo útil acerca de sus formas y de la realidad. En este sentido, entiendo que
el término de ciudadanía por sí mismo no permite observar el ejercicio efectivo de
los derechos de quienes poseen dicho estatus. Por tal motivo, no sólo lo utilizo
como un concepto analítico sino como una herramienta que me permite conocer
las formas y los mecanismos a través de los cuales la gente se reconoce como
miembro de una comunidad política ubicándolo en sus dos dimensiones: ser y
hacer.
80
Ello nos obliga a considerar que la ciudadanía, siguiendo a Kymlicka y Norman
(1997), no sólo es un atributo legal que estriba en declaraciones formales, sino
una actividad deseable de individuos o colectividades que se envisten y se
apropian de su condición ciudadana a través de acciones cotidianas para articular
dispositivos de inclusión. No obstante, éstos últimos no son ajenos a
confrontaciones y negociaciones, responden de hecho, a una práctica conflictiva
vinculada al poder, misma que refleja las disputas acerca de quiénes pueden
decidir qué en la definición de los mecanismos de acceso a la comunidad política
(Gunsteren, 1978). Ello pone de manifiesto que las colectividades o grupos
sociales, en su proceso de ciudadanización, son históricamente construidas en la
confrontación y la negociación; sus bordes son variables y en muchas ocasiones
confusos (De la Peña, 1999). Entender este proceso supone que la ciudadanía es
una práctica que se construye "desde abajo” (Jelin, 1993; Assies, Calderón y
Salman, 2002).
Para entrelazar las dos dimensiones de la ciudadanía -la formal y la sustancial-
propongo la noción de dinámicas resolutivas que se dirigen, por un lado a hacer
ver cómo los actores sociales se insertan y/o participan en la construcción del
proyecto político y a la formación de un Estado-nación, sino cómo incursionan en
el nuevo escenario mundial. Ello no significa una membresía más allá de, sino a
través de su relación con el Estado y el reconocimiento de su estatus los
ciudadanos buscan adaptarse de manera efectiva a la lógica del mercado mundial.
Por otro lado, nos permite observar cómo se resuelven los problemas de
pertenencia en el ámbito cotidiano; y es justo esta dimensión lo que nos permite
comprender las particularidades de la construcción ciudadana.
Defino las dinámicas resolutivas como la interacción de prácticas sociales y sus
efectos resultantes para crear condiciones locales dirigidas a solucionar los
problemas de inclusión, representación y reconocimiento de una colectividad en su
contexto próximo. Su entendimiento requiere, además, visibilizar las dimensiones
y los espacios de lucha, discrepancia, alianzas y acuerdos que se establecen
entre los grupos sociales, en tanto que representan el escenario para analizar el
81
proceso de inclusión e igualdad social en una comunidad política -el Estado. Esta
acción recíproca supone transformaciones en el marco de relaciones entre grupos
socialmente diferenciados para disipar las formas de exclusión, discriminación y
desigualdad generadas en el escenario en la formación del Estado y en el
contexto de la globalización.
Las dinámicas resolutivas son las acciones a través de las cuales los sujetos
intervienen en la estructura social y obedecen a una doble naturaleza. La primera,
está asociada con un proceso relacional que se elabora en función de la situación
diferencial de un grupo con respecto a otro individuo, grupo o institución. Como
sugiere Held (1997) su significado -y construcción- está dado por cierta
reciprocidad de "derechos frente” y de "derechos hacia” la comunidad. Dichas
acciones surgen de las maneras en que los individuos se apropian y aprehenden
la realidad con base en su condición socialmente diferenciada y a partir de las
cuales se construyen diversas relaciones sociales y formas de integración. El
accionar ciudadano de una colectividad está dirigido a dirimir las diferencias
respecto a otros individuos o grupalidades, cuya relación pone de manifiesto las
condiciones desiguales de poder. Dichas discrepancias están determinadas, en
principio, por construcciones sociales que acentúan las diferencias -género,
etnicidad, generación, religión, clase social, entre otras. Ello supone que las
dinámicas resolutivas se crean con base en la otredad, es decir, en los acuerdos y
desacuerdos que se establecen entre diferentes grupos sociales y/o individuos.
Su otra naturaleza deviene del entendido de que la ciudadanía, cualquiera sea su
forma histórica, posee una serie de atributos comunes. Se trata de acciones que
se desarrollan para incidir en el mejoramiento de las condiciones de vida, de crear
y usar mecanismos para mantener y de ser posible generar otras prácticas en
beneficio del ejercicio futuro de la ciudadanía (Gunsteren 1978; Lechner, 1986).
Para Giddens (2001; 2003) las prácticas sociales son ordenadas a través del
tiempo y del espacio, son recurrentes, de tal forma que la actividad social es
continuamente recreada por los actores sociales a través de la actividad social que
desarrollan. En tanto que las prácticas están cargadas de significados y dirigidas a
82
romper con las estructuras sociales, las dinámicas resolutivas constituyen
estrategias mediante las cuales los actores tienen la posibilidad de modificar sus
condiciones de desigualdad, segregación y exclusión. A partir de aquí, se deduce
que funcionan como herramientas interpretativas de la realidad para conducir las
respuestas en las relaciones de los actores sociales dentro de su contexto social,O Q
como una especie de ejes rectores o guías de acción.28 En este sentido, las
prácticas sociales son procedimientos, métodos o técnicas habilidosas entendidas
a partir de la conexión entre agencia y poder, ya que es a través de ellas que se
lleva a efecto la capacidad de intervención, reproducción y transformación del
curso y resultado de las actividades sociales. "La acción supone intrínsecamente
la aplicación de ‘medios’ para conseguir resultados, producidos por la intervención
directa de un actor en un curso de sucesos, donde la ‘acción intencional’ es una
subclase de procederes del actor, o de su abstención de hacer. [_ ] El ‘poder
denota la capacidad transformadora de la acción humana” (Giddens, 2001: 136).
En dichas prácticas lo social interviene de diversas maneras: por el contexto
concreto en el cual están situados los actores sociales; por códigos, valores e
ideologías ligadas a la condición y posición social; o por el referente cultural. Su
interacción se basa en los valores morales establecidos en la organización social
como mecanismos de regulación, los valores culturales sobreentendidos y los
derechos y obligaciones inherentes y naturalizados en los contextos locales que
devienen en relaciones más solidas para la construcción ciudadana.
El proceso reflexivo juega un papel fundamental en la construcción ciudadana
cuya intencionalidad está dirigida a enfrentar directa e indirectamente los
mecanismos de exclusión. Ello significa que los actores sociales tienen la
convicción de actuar para modificar las relaciones de poder y generar acciones
que apunten a un contexto más amplio de transformación del ejercicio ciudadano.
Es decir, las acciones que componen las dinámicas resolutivas forman parte de
una corriente de intervenciones causales reales o contempladas de los agentes en
el proceso del ejercicio ciudadano las cuales pueden ser intencionales o
83
deliberadas. En ambos casos, se trata de una conducta que denota que el
individuo sabe que puede modificar su condición social o el resultado de dicha
condición.
La acción deliberada supone la aplicación de un saber para producir un derecho
particular a largo plazo; el contenido deliberado de la acción ciudadana radica en
la regulación prolongada y lograda de su propio estatus, es indicio de un dominio
casual del curso de los sucesos cotidianos dirigidos a crear condiciones de
integración al contexto próximo. Sin embargo, la actividad vital de un individuo en
la práctica ciudadana reside en una corriente continua de actividad intencional en
interacción con las prácticas de otros grupos sociales, el escenario local y la
comunidad política.
Debemos tener presente que un ser humano es un agente intencional cuyas
actividades obedecen a razones, pero la acción intencional no se compone de una
serie de razones, sino de un registro continuo de acciones que suponen una
racionalización. La racionalización de la acción ciudadana, que remite a una
intencionalidad como proceso, es una característica rutinaria de la conducta
humana dirigida hacia la integración, representación y reconocimiento; es la
expresión causal de la deliberación del agente en el conocimiento de sí mismo y
en el conocimiento de los mundos sociales y materiales que conforman la
comunidad política a la que está adscrito.
La construcción ciudadana depende únicamente de la capacidad de los individuos
o colectividades para cambiar algún o todos los aspectos de la producción y los
efectos de su condición social en tanto miembros de una comunidad política,
independientemente de los derechos ya establecidos y reconocidos. Para ejecutar
dicha capacidad los individuos requieren de recursos, es decir, "medios a través
de los cuales se ejerce poder, como un elemento de rutina de la actualización de
una conducta en una reproducción social” (Giddens, 2003: 52).29 Para comprender
29 Giddens (2003) denomina la dialéctica del control a aquellas prácticas que brindan ciertos recursos a través de los cuales los subordinados pueden influir sobre las actividades de sus superiores.
84
este proceso es necesario considerar que los individuos recurren a elementos
recursivos de la vida social que están constituidos por prácticas sociales. Cuando
los individuos inciden en la estructura están a su vez generando nuevas prácticas
que existen y están presentes durante su constitución. Es decir, ”una estructura
social [está] constituida por el obrar humano, y al mismo tiempo el medio mismo
de esta constitución” (Giddens, 2001: 150).
Al considerar que la estructuración implica la noción de interacción que se
constituye en y por la conducta de los agentes y en la reproducción de prácticas.
La estructuración de la ciudadanía no es otra cosa que la interacción de las
conductas de los individuos o de las colectividades para resolver sus
discrepancias. En el caso específico de este estudio, se trata de la interacción de
los indígenas organizados con otros grupos sociales y la generación de
experiencias en el contexto específico de Cuetzalan y San Felipe los Alzati.
Con lo anterior, el análisis de las prácticas es crucial para entender cómo los
actores sociales construyen y desarrollan maniobras para resolver la dicotomía de
exclusión-inclusión y disipar su condición desigual frente a otros grupos. Esta
inserción, que resulta ser multidimensional debido a la diversidad de
concordancias y discordancias establecidas entre los grupos sociales, se da en un
espacio local, de ahí su efectividad. Si bien, ésta puede trascender a otras esferas
y niveles de representación estatal, es aquí donde se gestan las maniobras más
resolutivas de la acción ciudadana.
Las dinámicas resolutivas se presentan como un proceso creciente e inacabado
que surgen en lo cotidiano, lo cual dota de movilidad y dinamismo a la
construcción ciudadana. Se trata de un proceso continuo de desarrollo que es
trastocado por los cambios en los contextos sociales; los derechos son
construidos en escenarios de lucha social, en arenas de confrontaciones políticas
y en espacios de negociaciones donde los actores sociales intervienen en su
generación y transformación. La ciudadanía es resultado de una forma compleja
de acción que posibilita a quienes ejercen dicho estatus incorporarse a la vida
85
social bajo condiciones apremiantes en el contexto inmediato y en la comunidad
política.
Aunado a ello, existen elementos de identificación y pertenencia que permite que
los individuos se adscriban a una grupalidad en la inmediatez; al ser participes en
una colectividad sus acciones tienden a ser más efectivas. La reciprocidad, los
sentidos de pertenencia, lealtades, afectividades y el marco de derechos que se
crean en la convivencia cotidiana, permiten entender y hacer efectiva las prácticas
colectivas de ciudadanía. De acuerdo con Jelin (1996), eso significaría analizar los
procesos a través de los cuales la ciudadanía se ha construido como un concepto
culturalmente significativo. La fuerza de la comunidad y la solidaridad social son
precisamente lo que permite a las personas verse mutuamente como parte de una
colectividad oprimida. Las personas se identifican entre sí como miembros de
grupos discriminados y expresan sus exigencias como colectividades. Ello nos
permite entender porque la propuesta de las dinámicas resolutivas apunta a las
acciones colectivas más que a las individualizadas. En todo caso, se trata de
acciones que se crean en lo colectivo, aprendidas y reorientadas en lo individual.
Esta noción puede dar cuenta de cómo los actores -con base en su condición
social- desarrollan una praxis ligada a lo cotidiano para crear espacios de
representación, integración y reconocimiento. Además da cuenta de la
heterogeneidad en los proyectos nacionales, algo ya inevitable en nuestros días.
Para entender el proceso de cómo se ha venido construyendo la ciudadanía a
través de las acciones generadas al interior de las organizaciones económicas -y
probablemente en otro tipo de organizaciones sociales- y cómo se ponen en
marcha diversas dinámicas resolutivas para resolver los problemas de inclusión de
las comunidades indígenas, recurro a la triada Marshall en términos de su
ocurrencia y desarrollo. Concibo este proceso como dialéctico y las condiciones
económicas actuales contribuyen para que se redimensione.
Un escenario económico particular, permitió que surgieran los derechos civiles, y
estos a su vez consolidaron las condiciones del mercado. Lo que tenemos con las
86
organizaciones económicas son casos en los que podemos observar el proceso
de construcción ciudadana a partir del ejercicio, desarrollo y consolidación de
dichas condiciones. Siguiendo esta línea, considero que el escenario económico
es la base para la construcción y ejercicio de los derechos, los cuales se
presentan de manera encadenada. La ciudadanía es un proceso continuo e
inacabado, así que después de una primera etapa del ejercicio de los derechos
fundamentales, se inicia otra serie. Sólo en la medida que son efectivos,
consolidados y garantizados, se pasa a otra etapa de actuación donde se
construirán nuevamente derechos civiles, políticos y sociales redimensionados. En
ese sentido, considero que los derechos llamados de "generación” forman parte de
un avance dimensional y cíclico de la construcción ciudadana.
Partiendo de las consideraciones anteriores, las organizaciones económicas de
estudio han hecho uso de su condición ciudadana en sus tres dimensiones: cívico,
político y social; lo cual sólo ha sido posible gracias a una participación
permanente en la vida comunitaria. Se debe entender que estas formas no sólo
suponen el ejercicio del voto o de elección, sino actividades comunitarias o
acciones colectivas dirigidas a alcanzar un fin específico (Verba, Nie y Kin, 1978).
En el siguiente capítulo expongo cómo los integrantes de las organizaciones
económicas se insertan en el ejercicio de los derechos civiles y concretan
acciones de reivindicación, resolución, y concertación desde y para la vida
cotidiana. En tanto que, su accionar requiere de "una comprensión y una práctica
de la ciudadanía que sean más completas, más ricas e incluso más sutiles”
[porque] "lo que el Estado necesita de la ciudadanía no se puede obtener
mediante la coerción sino solamente por medio de la cooperación y el auto-control
en el ejercicio del poder privado” (Cairns y Williams, 1985: 43). Para ello describo
el surgimiento de las organizaciones económicas como un mecanismo para
confrontar las estructuras de poder existentes en las localidades de estudio.
87
CAPITULO IIContiendas, negociaciones y restructuraciones en la arena económica.El ejercicio de los derechos civiles desde las organizaciones sociales.
Primera etapa de actuación
La sociedad civil es el proyecto de proyectos, dice Walzer, para lo cual se requieren nuevas estrategias de
organización social y nuevas formas de acción del Estado pero al mismo tiempo, también es indispensable una
nueva sensibilidad para lo local, para reconocer en losdetalles, una vida mejor
Durante el tiempo que realicé la estancia de campo en Cuetzalan, me percaté que
los cuetzaltecas poseían diferentes percepciones de los beneficios o de los
desaciertos que las organizaciones económicas habían tenido en la vida social,
económica y política de la región. Algunos consideraban que, en su momento,
habían sido la mejor opción para el desarrollo regional; otros, principalmente no
indígenas, consideraban que se había creado un grupo de líderes encargados de
explotar al resto de la población indígena. No obstante, ninguna de esas partes
tenía claridad de cómo se habían conformado y qué impacto habían tenido en el
marco de las interacciones entre indígenas y mestizos.
Así, conversando con diferentes actores sociales, entendí que la constitución de
las organizaciones solo respondía a un formalismo estatal, pero el trabajo
colectivo del cual devenían representaba una confrontación directa a los formas de
caciquismo, explotación local y a las desigualdades sociales generadas por las
políticas de Estado. Esto aunado a la estancia de campo en San Felipe, me dio
indicios para considerar que las organizaciones económicas sólo son posibles bajo
ciertos escenarios.
El contexto nacional y las condiciones locales permitieron que en ambos sitios
donde se ubican los casos de estudio -como en otros lugares del país- surgieran
actos de desobediencia que podrían interpretarse como guiones ocultos, en tanto
que se construyen día a día, se realizan por detrás de los poderosos, en ámbitos
informales e íntimos para contradecir y tergiversar las imposiciones del poder
(Scott, 2000). Dichos desafíos fueron tomando forma y fuerza, y en poco tiempo
dejaron de ser guiones ocultos para convertirse en movimientos sociales.
88
Los movimientos que se desarrollaron en América Latina durante la década de
1970 fueron multidimensionales, en tanto que las relaciones sociales que se
pusieron en juego como los sentidos de la acción colectiva fueron diversos.
Además, en alguna medida, fueron portadores de un nuevo orden social, de un
nuevo modelo de desarrollo económico y de una cierta visión política del conjunto
de la sociedad (Calderón y Jelin, 1987). Cuetzalan y San Felipe no fueron la
excepción; ahí las movilizaciones indígenas y campesinas unificaron sus
demandas en “reivindicaciones de carácter económico, político y cultural, y
[dieron] lugar a combativas expresiones que son difundidas a escala nacional”
(Mejía y Sarmiento, 1987: 84). Aunque, el poder económico y político en ambas
poblaciones ha desconocido el impacto que las movilizaciones indígenas han
tenido en la dinámica social calificándolas de incipientes e irrelevantes; quizá con
ello pretenden mitigar sus efectos tanto en al interior de las comunidades
indígenas como en su relación con ellas. Para los indígenas que se organizaron
alrededor de ellas, la acción colectiva representó el inicio de un cambio estructural
en sus formas de participación económica, política y social en el contexto local.
A pesar del intento por invisibilizar las acciones de resistencia desarrolladas por
hombres y mujeres indígenas; la información histórica y etnográfica apunta a que
los levantamientos en ambos sitios responden a un escenario específico de
desigualdad, discriminación y explotación. Su importancia radica en el impacto que
tuvo para cada uno de los actores involucrados, y sin duda, para los indígenas
organizados significó la creación de un espacio de democratización que más tarde
se traduciría en un proceso de ciudadanización. En Cuetzalan, al revisar el archivo
municipal, encontré algunos documentos que hacen referencia a las solicitudes
que las autoridades municipales realizaron al gobierno estatal para intervenir a
favor de la seguridad de las comunidades, y restablecer el orden social con la
presencia del batallón de la 25/a. zona militar. Algunas entrevistas con
excooperativistas hicieron hincapié sobre las primeras confrontaciones con la
burguesía comercial y cómo la Unión de Pequeños Productores de la Sierra
(UPSS) se constituyó en un movimiento social que sirvió de coyuntura para la
conformación de las organizaciones económicas cuetzaltecas. En San Felipe,
89
algunas investigaciones previas destacan la incursión de los otomíes en la Unión
de Comuneros Emiliano Zapata (UCEZ), insertándose en uno de los movimientos
más importantes de Michoacán. Aunque para una facción, dicha participación sólo
representó vandalismo y pillaje; incluso para una minoría ni siquiera forma parte
de la memoria colectiva. Francisco Guillermo, quien se autonombre cronista de
San Felipe, me señaló un día:
El movimiento no funcionó en San Felipe, porque el asunto de Santos Alvarado tenía que ver con el poder y no con tierras, aunque estoy de acuerdo que había asuntos legales de la comunidad indígena que permitían la invasión.30
Si bien las percepciones de los actores sociales juegan un papel fundamental en
este texto; lo que pretendo discutir en este apartado es que los movimientos
sociales son condición para crear otros espacios de construcción ciudadana. A
través de rastrear el surgimiento de las agrupaciones indígenas deduzco que sólo
a través de las movilizaciones es posible modificar las relaciones desiguales de
poder y crear los espacios para la conformación y consolidación de las
organizaciones económicas que permitan la generación de prácticas ciudadanas.
En este sentido, el capítulo tiene por objetivo mostrar la inserción de los indígenas
nahuas y otomíes en los movimientos sociales, su impacto en la conformación de
las organizaciones económicas y en la generación de derechos civiles. En esta
primera etapa de actuación, la praxis está orientada a la construcción y ejercicio
de los derechos civiles en el contexto inmediato a través del desplazamiento y
apropiación del mercado local.
2.1. Cacicazgo y poder local. El contexto de actuación para la conformación de las organizaciones económicas y la construcción de los derechos civiles
En Cuetzalan, la producción de café se introdujo durante el último cuarto del siglo
XIX y en poco tiempo la región se convirtió en la esperanza económica de Puebla.
A inicios de la década de 1890 se implementó un proyecto de especialización en
las propiedades de los mestizos con ranchos de tamaño medio cuyas tierras eran
30 Francisco Guillermo, comunero indígena, entrevista en las oficinas de la Jefatura de Tenencia deSan Felipe en septiembre de 2008.
90
trabajadas por peones indígenas. El impulso del cultivo, se llevó a cabo cuando la
producción quedó a cargo de pequeños propietarios indígenas y su beneficio-
comercialización en manos de los mestizos, sin desplazar por completo la
industria del aguardiente.3' Durante ese periodo y hasta la mitad del siglo XX, los
indígenas controlaron dos factores importantes de producción: la mano de obra y
la tierra; ésta última gracias a la continua presión que ejercieron sobre los
mestizos para retrasar el proceso de adjudicación de tierras (Thomson, 1995). Al
mismo tiempo la Villa de Cuetzalan se convirtió en el centro regional de comercio,
donde los mestizos realizaban las operaciones mercantiles para transportar las
producciones indígenas de aguardiente, café, pimienta y cítricos a las ciudades
pequeñas como Zacapoaxtla y Teziutlán.
El cultivo de café representó el motor de desarrollo económico en la zona y elevó
el nivel de vida material y cultural de la población durante la primera mitad del siglo
XX (Arizpe, 1973; Ruiz, 1991; Hilje, Naranjo y Samper, 1994; Lupo, 1995; Báez,
2004). La producción de grano se convirtió en la fuente de ingresos más
importante de la región, relegó la producción de aguardiente y permitió que
algunas familias de mestizos concentraran la riqueza y el control económico. Los
indígenas fueron desplazados del poder político y económico e iniciaron un
proceso de dependencia agrícola y comercial; de marginación y empobrecimiento
creciente. Al mismo tiempo, los acaparadores se convirtieron en interlocutores
políticos de los indígenas quienes ejercían cierta autonomía respecto al gobierno
estatal y al partido hegemónico aunque subordinados a ellos. Knigh (2001) señala
que estos intermediarios denominados caciques actúan en distintos niveles de
jerarquía política. A nivel local, ellos son quienes mantienen el orden social al
complacer a sus superiores y controlar a sus subordinados. Son fuente de
información e inteligencia política que contribuyen a la "capacidad cognitiva” del
Estado, es decir, su conocimiento local puede ser útil para él y para sus
superiores. Ello les permite vigilar las influencias que entran a la localidad como
31 La manufactura del aguardiente continuó siendo una actividad económica importante para la “gente de razón” en Cuetzalan. En 1903 su producción estaba monopolizada por Jesús Flores, José María Calderón e Ignacio María Orduña (Thomson, 1995: 98).
91
las agencias que ofrecen recursos aprovechables o amenazas que deben ser
rechazadas.
En la serranía poblana, el orden se implementó a través del caciquismo. El dueño
del mayor latifundio o del monopolio comercial del aguardiente adquirió el control
de la región haciendo uso de hombres a sueldo que ocupaban cargos políticos
(Paré, 1985). En Cuetzalan, Régulo Ramírez32 instaló varias fábricas de
aguardiente y acaparó la producción comercial al ampliar sus lazos de amistad
con los indígenas que producían y refinaban el pan de azúcar. A partir de 1950,
concentró el poder político y económico. Se relacionó con algunas figuras políticas
estatales y nacionales; por ejemplo mantuvo comunicación con Gustavo Díaz
Ordaz desde antes de ser presidente de la República y una amistad con Alfredo
Toxqui Fernández de Lara, gobernador del estado de Puebla (1975-1981). Al
interior del municipio creó alianzas a través de padrinazgos con algunos mestizos
de la "burguesía terrateniente-comercial” como Fernando Mora, Fernando
Fernández, Ángel Molina, Moisés Alvarado y con algunas familias vinculadas a
ellos y que ocupaban un estatus social importante. Según Martínez (1991) su
mando se fortaleció gracias a las relaciones de compadrazgos que estableció con
los indígenas de mayor prestigio las cuales pueden entenderse como patronazgos.
Es decir, relaciones donde intervienen un patrono y un cliente con una carga
mínima afectiva que hace surgir la confianza para garantizar la promesa de un
apoyo mutuo futuro; "los dones del patrono son más inmediatamente tangibles;
consisten en ayuda económica y protección contra los abusos de autoridad legales
o ilegales. El cliente por su parte, da en pago bienes más intangibles que
consisten, en primer lugar, en una demostración de estima” (Wolf, 1999b:34). Esas
relaciones le aseguraron la obtención de volúmenes de producción permanente y
creciente de aguardiente. Eso lo convirtió en el cacique principal y no dejó actuar
abiertamente a otros actores con poder económico como los Soto y algunos Mora,
32 Martínez (1991) utiliza un apartado para explicar el caciquismo en Cuetzalan como forma de control y dominación económica y político social, sin embargo no identifica abiertamente a esta figura. Régulo Ramírez era originario de Huahuaxtla, Junta Auxiliar de Zacapoaxtla. Llegó a Cuetzalan e instaló fábricas de aguardiente y trapiches de panela que le permitieron hacerse de capital financiero y reactivar la economía en el municipio. (Emma Gutiérrez, Directora del Archivo Municipal. Entrevista realizada en las oficinas del Archivo en agosto 2007).
92
quienes a partir de década de 1980 se convertirían en los terratenientes
comerciales más importantes de la región y entre quienes se disputarían los
cargos políticos locales.
De acuerdo con algunas versiones de los cuatzaltecas, el cacique se apoyó en la
Iglesia para ejercer su poder y control. El párroco Herculano Palacios llegó a la
cabecera municipal en 1973 y desde su llegada estableció una relación cercana
con algunos mestizos especialmente con Régulo Ramírez. La Iglesia, entre otras
cosas, incidió en la población indígena al centralizar los servicios eclesiásticos. La
carencia de templos en las localidades y un solo sacerdote para todo el municipio
obligó a los indígenas a acudir a la cabecera municipal para recibir cualquier
asistencia. El cura hizo uso de esta concentración de servicios que aunado a su
figura religiosa le permitieron organizar las faenas que encomendaba Régulo para
el mejoramiento de la cabecera.
Para algunos autores, el desarrollo comercial cafetalero permitió la conformación
de grupos económicos que marcaron la estructura social y participación
activamente en el establecimiento de relaciones de poder a partir de la década de
1950. Aguilar (1986: 69-72) identifica cuatro grupos: el primero es la "burguesía
rural” quien posee grandes extensiones de tierra, los medios para acaparar y
comercializar el café, la pimienta y la madera, además maneja los servicios
turísticos en la cabecera municipal. El segundo lo conforman los campesinos
locales que sirven de intermediarios para comprar la cosecha del resto de los
campesinos. Son mestizos o indígenas con cierto poder económico que lo
obtuvieron gracias a los préstamos financieros que realizan al resto de los
campesinos a cuenta de sus cosechas. El tercer grupo lo constituye el grueso de
los pequeños propietarios; campesinos indígenas para quienes la cosecha de café
no es negocio, pues la mayor parte la venden en cereza a un precio muy bajo.
Este recurso sólo sirve para pagar a los cortadores y a los prestamistas. Por
último, están los jornaleros indígenas que no tienen propiedad y se contratan de
cortadores de café o pimienta en las plantaciones. Por su parte, Beaucage (1994)
señala que la penetración acelerada del capitalismo originó el surgimiento de una
93
burguesía media basada en el negocio del café y dejó en desventaja a los
campesinos minifundistas y jornaleros.
Algo parecido sucedió en San Felipe. Al igual que en Cuetzalan, el establecimiento
del orden social se llevó a cabo a través del cacicazgo. Las diferencias entre uno y
otro radican en los bienes que se pusieron en juego para el mantenimiento del
poder político y económico. En Cuetzalan el acaparamiento y el control de la
comercialización de los productos de la región se convirtieron en los mecanismos
eficientes para la centralización del poder; en San Felipe, la propiedad de la tierra
fue fundamental para dichas acciones. Así, mientras en Cuetzalan, la producción
de aguardiente y café se convirtieron en las actividades económicas más
importantes de la región; en San Felipe, las condiciones económicas apuntaban
hacia otra dirección.
Ahí, la lucha por la restitución de tierras ha sido un asunto permanente y
pendiente, pero ello no había generado tantas dificultades como cuando se
determinó la dotación de tierras ejidales. En 1925, un grupo de 272 personas que
trabajaba en las plantaciones de gladiola en la Finca vecina de Ocurio y vecinos
del poblado de San Felipe solicitaron tierras. Después de demostrada la capacidad
de la población -indígena y no indígena- el gobierno de Lázaro Cárdenas (1934
1940) decidió:
"TERCERO.- Se dota a los vecinos del mencionado poblado [_ ] con una superficie total de 1,202 Hs. 40 As. (Un mil doscientas dos hectáreas cuarenta áreas), que se tomarán como sigue: de la Hacienda de La Corucha, propiedad de los señores Manuel y Luis Córdova, 483 Hs. 80 As. (Cuatrocientas ochenta y tres hectáreas ochenta áreas) de temporal y tierra susceptibles de cultivo y 79 Hs. 80 As. (Setenta y nueva hectáreas veinte áreas) de pastal; y de la finca de Ocurio, propiedad de la sucesión del señor José G. Córdova 167 Hs. 60 As (ciento sesenta y siete hectáreas veinte áreas) de riego y 471 Hs 80 As. (Cuatrocientas setenta y una hectáreas ochenta áreas) de temporal ytierras susceptible de cultivo”... 33
33 D.O.F., 12 de diciembre de 1936: 8. El contenido completo del resolutivo se encuentra en el anexo 2.
94
Durante esa época, la Defensa Rural34 tomó mucha fuerza en todo el poblado, la
cual se conformó con habitantes del centro de San Felipe y del nuevo ejido al
mando del ejidatario Leobardo González. Todos sus miembros estaban armados y
por medio de amenazas e intimidaciones tenían bajo dominio a la población.
Algunas personas aún recuerdan que en ese entonces nadie podía levantar la voz,
porque todos tenían miedo. Leobardo González se convirtió en la figura caciquil
gracias a su injerencia en la Defensa Rural, la creación de alianzas y patronazgos
con comuneros y ejidatarios, y la ampliación de redes políticas. Logró acaparar
105 ha. entre propiedad privada y tierras del ejido que obtuvo gracias a canonjías.
No falta, por decir gente de la que es de El Rincón que con una cerveza y una borrachera que les pone entrega sus papeles, ‘aquí están pa’ que te defiendas’. Y este señor pues se empieza a apoderar de todo lo que es la comunidad y el ejido.35
La toma de decisiones locales estaba bajo su mandato, con ello asumió el control
y la asignación de autoridades comunales que, en general, eran ocupadas por
habitantes del centro y de la manzana de El Rincón -p.e. Aurelio De Jesús García
quien ocupó el cargo de Comisariado de Bienes Comunales y se adscribió como
ejidatario o Santos Bernal Sierra; ambos de la tercera manzana. Aunque él ocupó
el puesto de Jefe de Tenencia en dos ocasiones. Además estableció vínculos con
el priísmo municipal y una relación directa con Sacramento Arismendi mientras fue
presidente municipal de Zitácuaro.34 35 36 A través de ello, desempeño varios cargos al
interior del Ayuntamiento: policía municipal, inspector del rastro, regidor y participó
activamente en la Confederación Nacional Campesina (CNC).37 Al mismo tiempo,
varios individuos y familias "de afuera” adquirieron pequeñas propiedades y los
comuneros de la manzana de El Rincón fortalecieron su economía agrícola. Su
34 Es un cuerpo paramilitar oficial que se integró con voluntarios y su origen se remonta a la aplicación de la reforma agraria de 1915. Sus componentes estaban vinculados a los ejidos.35 Líder otomí, floricultor, entrevista realizada en su domicilio particular en septiembre de 2008.36 Fue presidente municipal de Zitácuaro en dos períodos. El primer comprendió del 1° de enero de 1936 al 31 de diciembre de 1937. El segundo período fue del 3 de enero de 1948 al 3 de marzo de 1950. Información proporcionada por Amparo Salazar, zitacuarense, perredista, empleada del Instituto de Mujeres Zitacuarense, septiembre de 2010.
Como en otros casos se ha documentado, los ejidatarios se incorporaron rápidamente a la CNC, convirtiéndose en la base corporativista del PRI para respaldar las decisiones federales. En los gobiernos locales, sus cuadros militares elegían las autoridades en turno, con lo cual ocuparon y controlaron las presidencias municipales y otras instancias de autoridad local.
95
37
poder se mantuvo por varias décadas y la adjudicación de tierras reconocidas
como comunales se fue incrementando.
La oposición entre los comuneros, ejidatarios y algunos particulares asentados en
el centro fue cada vez mayor. Máxime cuando el grupo, representado por el
entonces Comisariado de Bienes Comunales Francisco Bernal, promovió y obtuvo
el resolutivo presidencial de confirmación y titulación de la Comunidad Indígena,
además exigió que los ejidatarios salieran de tierras comunales.
Entre ejido y comunidad no podían verse, se amenazaban y se mataban. Francisco Bernal participó en este conflicto al grado de tenerenfrentamientos directos con los ejidatarios. 38
Aquí [San Felipe] a la pobre gente de la comunidad las correteaban como perros a balazos. No podían bajar al centro porque pues ahí luego, luego los correteaban.39
Francisco Bernal, Agustín Bernal y Sebastián Vicente fueron comuneros que enfrentaron directamente a la gente del centro. Éste último conoció a algún político del PAN que le prometió que le iba a ayudar paraconformar toda la comunidad. 40
"En su conflicto contra los ejidatarios esta facción era apoyada por el Partido
Acción Nacional (PAN) [En su disputa] lo único que se logró fue que en términos
formales los ejidatarios (o sea los comuneros que también son ejidatarios) ya no
intervinieron en la elección de las autoridades comunales” (Zárate, 1987: 62).
El reconocimiento presidencial sobre la confirmación y titulación de bienes
comunales en 1956, resolvió, en apariencia, el problema ancestral de los linderos
y con ello el control de la tierra, el agua y el bosque.4' No obstante, trajo consigo
otras problemáticas al interior de la comunidad entre los comuneros con derechos
agrarios reconocidos y los que potencialmente tendrían derechos; entre los
intereses particulares de cada comunero y los proyectos de explotación en común
(Durand, 1989). Entre quienes podían acceder y controlar dichos recursos y quién
38 Edgar Zavala, Jefe de Tenencia de San Felipe Los Alzati, entrevista realizada en la Jefatura de Tenencia de San Felipe en agosto de 2008.394041
Líder otomí, floricultor, entrevista realizada en su domicilio particular en septiembre de 2008. Líder otomí, floricultor, entrevista realizada en su domicilio particular en agosto de 2008 Véase anexo 3.
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decidía sobre dichas disposiciones; entre quienes poseían el poder político y
económico y quienes querían destituirlos; es decir entre comuneros, ejidatarios y
propietarios particulares. Para la mayoría de los comuneros; sobre todo para
aquellos que han luchado por recuperar los predios que corresponden a la
comunidad.
E l problem a de la tenencia de la tierra, de la com unidad en sí, tiene sus orígenes en la hacienda. G ente de la hacienda solic itó tierras de la haciendas, luego un grupo de com uneros y fuereños solic itaron tierras y en e l gob ierno de Lázaro C árdenas solicitan que se conform e bien e l ejido. A lgunos eran com uneros y e jidatarios a l m ism o tiempo. Se hace un trám ite de dotación de ejido a l m ism o tiem po que se iba constituyendo la com unidad indígena. E llo generó serios prob lem as a ta l grado que los com uneros no podían ba ja r a l centro porque eran agred idos.42
Además emprendieron una lucha por el cuidado, mantenimiento y manejo del
bosque, principalmente en la parte conocida como Agua Blanca. Las disputas por
las ocupaciones de tierras comunales y, el uso y manejo de los recursos del monte
se agudizaron durante la década de 1970.
Como podemos observar en ambos casos, los cacicazgos y las relaciones
clientelares existentes que mantenían el control económico coadyuvaron a que las
relaciones desiguales de poder se anquilosaran. Sin embargo, ello no impidió que
algunos hombres y mujeres indígenas incursionaran en algunas acciones de
resistencia y se insertaran en los movimientos sociales regionales como veremos
a continuación.
2. 2 Los movimientos sociales en la Sierra Norte de Puebla y Zitácuaro
De acuerdo con Warman (1985) los movimientos sociales no pueden entenderse
sólo a partir de sus declaraciones formalizadas con propósitos pragmáticos; es
necesario identificar sus efectos en el contexto próximo. Esta posición representa
la posibilidad de reconocer la voz de los actores sociales que hacen de sus
acciones un camino hacia los cambios de las estructuras sociales. Resulta,
entonces, imprescindible conocer cómo surgieron y se desarrollaron las
42 Líder otomí y floricultor, entrevista realizada en su dom icilio particular en agosto de 2008.
97
movilizaciones en ambos casos de estudio, pero sobre todo, descubrir las historias
que están de detrás de las formas de organización para moverse de manera
solidaria y participativa hacia el bien común.
En Cuetzalan, se desarrolló un largo proceso organizativo que fue promovido por
políticas estatales y por movilizaciones campesinas (Sierra, 2004a). Estas últimas
fueron resultado de la interrelación entre actores locales y dos grupos externos.
Uno que estuvo representado por jóvenes agrónomos de izquierda que trabajaban
dentro del Plan Zacapoaxtla; el otro grupo estuvo conformado por los miembros de
una Organización No Gubernamental que se constituyó en San Miguel Tzinacapan
y que fue impulsada por jóvenes católicos (Sánchez, et.al., 1983; Beaucage,
2005). Sin duda, estos grupos y la emergencia de diversos movimientos sociales
que se dieron desde la última mitad del siglo XX en esta región permitieron
modificar la condición ciudadana de las mujeres y los hombres indígenas
organizados al visibilizar las relaciones asimétricas entre indígenas y mestizo.
En San Felipe, la lucha por la propiedad de la tierra comunal ha sido larga. "A
pesar de que en distintas épocas se habían dado rebeliones y movilizaciones de
protesta de comunidades indígenas no es hasta finales de los setenta cuando
aparece en el estado de Michoacán un amplio movimiento étnico que agrupa a
varias comunidades” (Zárate, 1999: 250). Al igual que en el caso anterior, algunos
actores externos jugaron un papel importante en el surgimiento de las
movilizaciones, sobre todo, para resolver los conflictos de tierra y sus solicitudes
de restitución (Dietz, 1999). La inserción de los otomíes de San Felipe permitió
identificar abiertamente al grupo de comuneros que mantenía el control económico
y reconocer las condiciones de pauperización en las que vivía el resto de la
población indígena. Es así que, en ambos casos de estudio los movimientos
sociales se convirtieron en el instrumento idóneo para desplazar los grupos con
poder económico y político existentes.
98
2.2.1 Unión de Pequeños Productores de la Sierra (UPSS)
A principios de la década de 1970, un estudio reveló que la Sierra Norte de Puebla
era una de las regiones campesinas más "atrasada” del país.43 Por tal motivo, el
gobierno federal impulsó un plan regional de desarrollo rural con fondos del
Programa Nacional de Inversiones para el Desarrollo Rural (PIDER, 1970-1982).44
La Secretaria de Agricultura y Recursos Hidráulicos (SARH) firmó un Acuerdo de
colaboración con el gobierno federal para aplicar los recursos del PIDER. A su
vez, la SARH comisionó al Colegio de Posgraduados de Chapingo para su
dirección. En la Sierra Norte de Puebla al Programa de Asistencia Técnica se le
denominó Plan Zacapoaxtla y abarcó la región PIDER 32.45
La asesoría técnica se orientó hacia la agricultura de subsistencia del maíz y
comercial del café.46 Su aplicación se llevó a cabo a través de los cuetzaltecas
mestizos que previamente fueron capacitados. No obstante, el programa no fue
bien visto por la población indígena. Su falta de aceptación parecía responder a
varios problemas fundamentales: el primero y quizás el más determinante fue el
paternalismo y dependencia de la población a acciones del Estado instituidas por
43 En 1968 se puso en marcha el Programa Coordinado de Inversiones Públicas para el Medio Rural a través del cual se realizó un diagnóstico de la situación del campo mexicano.44 Como parte del Plan de Desarrollo del sexenio Luis Echeverría, durante 1973 surgió el Programa de Inversiones para el Desarrollo Rural (PIDER) financiado por el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). El programa fue aplicado sólo en zonas calificadas como atrasadas. Los objetivos y líneas de acción del PIDER fueron a) dotar a los pueblos rurales y aprovechar las obras y servicios necesarios para su desarrollo y emplear racionalmente los recursos disponibles; b) generar empleos permanentes y remunerativos que permitieran arraigar a la población en su lugar de origen; c) elevar la producción y productividad d) facilitar a la población rural el acceso a la educación, salud y el bienestar general y, d) contribuir a la distribución equitativa del producto social (Secretaria de Programación y Presupuesto, 1985; Barajas, 2002). Para aplicar el PIDER intervinieron diversas instituciones: la Secretaria de Agricultura y Recursos Hidráulicos, la Secretaria de Salud Pública y Asistencia, la Secretaria de Obras Públicas, la Comisión Federal de Electricidad, el Comité administrativo de Programa Federal de Construcción de Escuelas y la Comisión Nacional de Fruticultura (Aguilar, 1986).
La estructura operativa del Plan Zacapoaxtla se conformó con varias áreas: la investigación destinada a la experimentación de nuevas técnicas de cultivo; la divulgación designada para hacer llegar a los campesinos los nuevos conocimientos de la investigación; la evaluación orientada a realizar una valoración de los resultados y el impacto en los productores y; la coordinación que estaba encargada de establecer los vínculos entre los trabajos de las otras áreas y las instituciones gubernamentales (Aguilar, 1986; Martínez, 1991; Kreitlow, 2002).46 El corte de café se realiza entre los meses de octubre y enero; anteriormente se realizaba hasta febrero.
99
45
el ayuntamiento. La toma de decisiones estaba en manos de quienes ostentan el
poder económico y político del municipio y sólo ellos eran quienes podían autorizar
la realización de la asesoría técnica. Como señala Miguel Cabrera y otros
excooperativistas:
La gente no sabía de reuniones; aquí la gente si le decías una reunión se escondía y se iba. Había mucho paternalismo aquí, para la gente del campo mucha apatía. Sí llegaba alguien solamente se tenía que consultar con el diputado porque sino no podemos decir sí o no. ‘Hay que preguntarle a fulano de tal en el municipio, a ver si nos da permiso’, había esa dependencia. Entonces con la asesoría que querían dar los del Colegio de Posgraduados era difícil aceptarlo, porque había la dependencia política. '^
El segundo problema fue que el programa se enfocaba en capacitar a los
productores para aumentar las cosechas pero lo que los aldeanos indígenas
requerían era comercializar su producción. El primer encuentro de los campesinos
con los ingenieros del Colegio se dio en 1975, cuando Miguel Cabrera poblador de
la localidad de Xiloxochico propicio una reunión con los habitantes de la misma
localidad; con ello inició un trabajo organizativo que dio lugar a un movimiento
popular en Cuetzalan a finales de esa década. La incipiente organización
campesina que surgió en esta zona es el precedente de todos los procesos
organizativos de la región y se fue consolidando a través de varios momentos:
a) Comercialización de la naranja y abastecimiento de azúcar
El programa de Divulgación del Plan Zacapoaxtla formó un grupo de 75 pequeños
productores de Xiloxochico quienes al discutir los problemas de productividad y
comercialización de sus productos decidieron vender la naranja de manera
conjunta (Martínez, 1991). La idea que se había gestado tiempo atrás en los
grupos de PIDER cobró importancia y se propuso, por parte de los ingenieros,
buscar el mercado para comercializar el cítrico que de manera natural se da en la
zona.
47 Este fragmento forma parte de la entrevista que se realizó en enero de 2007.
100
Yo les dije aquí: lo primero es vender lo que tenemos. Y todo mundo decía eso: ‘primero vender lo que tenemos, ya después si nos resulta el negocio pues ya producimos más, aumentamos las cosechas y fertilizamos la tierra’. Fue así como un poco se acercó la gente en 1975. 48
La experiencia de recolección y comercialización directa del cítrico inició en las
localidades de Xiloxochico y Tuzamapan de Xilochoxico en octubre de 1975 y no
requirió más que recolectar los frutos que se obtienen sin procedimientos
químicos.49 Los árboles frutales -naranja, papaya, zapote, manzana, maracuyá,
entre otros- están sembrados alrededor de las casas, crecen de manera silvestre y
no requieren de cuidados. En la cosecha de naranja interviene el jefe de familia u
otros varones como son los hijos mayores o sobrinos; eventualmente participan
las mujeres. Cada familia realiza su propia recolección. Durante el período de
comercialización, los grupos residenciales jugaron un papel importante en el
proceso organizativo al acelerar los cortes del fruto, acopiar y abastecer la
demanda. Para ello nombraron a un responsable en cada localidad quien fue el
encargado de acopiar, trasportar y vender el cítrico.
Durante esa época, la cosecha se entregó al Fideicomiso para la Producción y
Comercialización de Productos Agrícolas y Perecederos en la ciudad de México.
La naranja se vendió a $11.00 el ciento bajo el membrete "Libre de polvo y paja”,
mientras que los acaparadores pagaban $3.50 la misma cantidad en las
localidades. Antes de regresar a Cuetzalan decidieron adquirir frutos que la región
no producía para distribuirlos entre todos los que estaban participando.
Comenzamos a traer frutos, productos perecederos como son las sandías, melón y todo lo que se da ahí y comenzamos a regalarnos los unos a los otros. Traíamos dos o tres bultos de cebolla, dos o tres maletas de sandía,
e n
melón, papaya, de lo que podíamos traer y a repartir a todo el mundo.
Después del primer viaje, nombraron un comité para organizar y administrar los
recursos. En el segundo viaje la venta del ciento de naranja aumentó 10 centavos;
a partir del mes de noviembre se empezaron a repartir las ganancias y se creó un 48 49 50
48 Miguel Cabrera, excooperativista, entrevista realizada en su domicilio particular en enero 2007.49 La cosecha de naranja “criolla” inicia con el otoño y termina un mes antes de que empiece la primavera, entre los meses de octubre y febrero. En el mes de marzo hay un corte de naranja que se conoce como tardía.50 Miguel Cabrera, excooperativista, entrevista realizada en su dom icilio particular en enero 2007
101
pequeño fondo económico con la idea de capitalizarse para formar una
cooperativa.
A la incipiente experiencia organizativa se incorporaron campesinos de la localidad
vecina de Yohualichan. Los señores Martín Julián y Nicolás Ávila, invitados por los
ingenieros, se acercaron a los grupos de Xiloxochico y en 1976 se incorporaron al
trabajo organizativo para comercializar su naranja, año en el que vendieron 150
toneladas. Nicolás Ávila, fundador y socio de la Tosepan comenta que:
En un principio empezaron con la naranja. No se conocía nada de cooperativa. Llegaron unos ingenieros y nos animaron, dicen que ‘es bueno mandar la naranja por camión a México’ y nos resultaría un poquito más elevado el precio para que nos ayudemos. No teníamos nada de algún apoyo para campesino, éramos simplementejornaleros. 51
Al principio, el trabajo organizativo no fue fácil. Se requerían reuniones para
discutir y tomar acuerdos respecto a los mecanismos de comercialización, pero la
gente no se reunía para buscar soluciones conjuntas ni mucho menos para tomar
decisiones. Poco a poco los campesinos indígenas se convencieron de asistir a
las reuniones y empezaron a congregarse analizar sus problemas. La oficina del
Colegio de Posgraduados, ubicada en la cabecera municipal, sirvió de sede para
reunirse los domingos.
En poco tiempo las reuniones dominicales formaron parte esencial de la
organización y se convirtieron en un espacio de autocapacitación, diálogo y
reflexión entre los productores y la orientación técnica de los ingenieros para
resolver las carestías de la población indígena, entre ellas el suministro de azúcar.
El consumo de éste en el municipio se incrementó con la escasez de piloncillo y
panela que hasta 1960 se producía ahí. Su venta estaba condicionada en las
tiendas de abarrotes de la cabecera municipal y en las administradas por el
Instituto Nacional Indigenista (INI-CONASUPO) en varias localidades. Al regresar
de una comercialización en la Ciudad de México, el comité decidió pasar a
Zacapoaxtla para convenir con la Unión Nacional de Productores de Azúcar
51 Entrevista realizada en la localidad de Yohualichan en febrero de 2007.
102
(UNPASA) la venta del producto. Aunque se identificaron como parte de una
cooperativa, la primera respuesta que recibieron fue negativa. Después de
negociar durante algún tiempo, el encargado accedió a venderles 5 bultos de
azúcar el cual repartieron entre todos los miembros.
b) La formalización del trabajo organizativo
A principios de 1977 se formalizó el trabajo y se incorporaron rápidamente otros
campesinos de las localidades cuetzaltecas como Pinahuista y
Cuauhtapanaloyan. En marzo de ese año, 660 campesinos de 9 localidades del
municipio de Cuetzalan y una del municipio de Tuzamapan se constituyeron como
la Unión de Pequeños Productores de la Sierra (UPPS): Ayotzinapan, La Galera,
Pinahuista, San Andrés Tzicuilan, Tenextepec, Xaltipan, Xiloxochico, Xocoyolo,
Yohualichan y Flores Magón.
El trabajo en las localidades organizadas se realizó a través de las cooperativas
locales, los cuales se conformaron con hombres indígenas campesinos
emparentados por primer grado -en línea paterna, materna y afinidad.
El funcionamiento dependió de la estructura organizativa de la UPPS:
Asamblea General de Socios:. Autoridad máxima que se realizaba cada 15 días y
todos los socios varones tenían voz y voto. Algunas mujeres eran socias, pero no
participaban abiertamente en la toma de decisiones.
Mesa Directiva:. Estaba a cargo de la administración a través de las figuras de
presidente, secretario y tesorero que eran electos en Asamblea General. Los
suplentes de estos cargos conformaban el Comité de Vigilancia.
Asamblea de Representantes: Se llevaba a cabo cada domingo en Cuetzalan con
la participación de un representante de cada cooperativa local con derecho a voz y
voto.
Comité de Administración estaba a cargo de la Mesa Directiva (presidente,
secretario y tesorero)
103
"Las reuniones locales y regionales en esa época eran muy dinámicas. Existía una participación generalizada y abierta. [...] La mayoría participaba en la toma de decisiones: en las asambleas locales se tomaban aquellas que fueran particulares para esa comunidad, en las de la Unión aquellas en que se necesitaba la participación y consenso de todas las comunidades por afectar intereses generales” (Martínez, 1991:150-151).
De acuerdo con Rubin esto implicó "un proceso de democratización [que permitió]
el establecimiento de un espacio personal y comunitario donde la gente podía
hablar, actuar para cambiar su vida cotidiana que era posible mantener por medio
del poder político, económico y cultural que ellos mismos generaran” (1994: 128).
Aunque como todo proceso democrático sólo se contemplaron los intereses de la
mayoría.
c) Comercialización de pimienta y tiendas cooperativas
Con la constitución de la Unión también se inició el aprovechamiento comercial de
la pimienta gorda (pimienta d/o/ca).52 Los árboles de la pimienta también se
siembran alrededor de las casas y no requieren de cuidados específicos, aunque
requieren una altitud máxima de 1000 m.s.n.m. Crecen entre 6 y 10 metros de
altura y cada árbol produce entre 20 y 50 kg de pimienta verde al año que se
traducirán entre 7 y 17 kg de pimienta seca. En cada traspatio hay uno o dos
árboles. La cosecha la realizan los varones adultos que requiere de la
organización familiar. Cortan las ramas con los racimos de bayas cuando tienen
un tono semi-verde con tijeras de podar o a mano. Son recolectados y
trasportados a las casas en sacos o costales y al llegar ahí se dejan a la
intemperie para evitar que pierdan aroma y se maltraten. Al final de día, las
mujeres e hijos menores se sientan alrededor de un petate a realizar la labor de
"despicado", es decir, desprender los granos de las ramas. Al día siguiente, el
varón lava y pone a secar la pimienta extendiéndola en un asoleadero; si éste sale
de casa a alguna diligencia, serán los hijos mayores o las mujeres quienes se
encargarán de cuidar de que no se moje si cayera alguna lluvia repentina. El
52 El corte de la pimienta se realiza entre los meses de agosto y septiembre.
104
secado completo de la pimienta tarda entre 7 y 10 días, cuando ésta adquiera un
color café rojizo. Entonces está lista para ser vendida.
Para iniciar la comercialización de la especia, la UPPS creó comités y comisiones
para el acopio y la búsqueda de mercado en la ciudad de México. En ambos
casos, se asignaron como responsables a los varones que habían obtenido
experiencia en la venta del cítrico y tenían producción de pimienta. Aunque los
árboles de la especia no necesitan cuidados, se requieren de condiciones propias
de altitud. La orografía del municipio de Cuetzalan es irregular, las altitudes
oscilan entre 200 y 1500 m.s.n.m; algunas localidades organizadas están por
encima de los 1000 m.s.n.m y ello imposibilita su cultivo. Así que no todos los
cooperativas desarrollan dicho cultivo.
El primer vínculo que establecieron fue gracias a la recomendación de algunos
miembros del Fideicomiso que permitió que la Unión obtuviera asesoría y mercado
a un precio justo en la Asociación Regional de Interés Colectivo de Misantla
(ARIC).53 54
"En esta primera experiencia pudieron abarcar nueve toneladas al precio de $28.00 el kilo, liquidándose a los productores participantes a $24.00 una vez que se descontaron los gastos; los acaparadores pagaron en ese año a un precio promedio de $17.50 el kilo de pimienta a sus compradores locales, quienes a su vez, lo habían comprado al productor a menos de $10.00” (Aguilar, 1986:117).
A partir de 1978, se inició la comercialización indirecta del café que al igual que la
pimienta se dejaba a consignación en la misma ARIC. Sin las condiciones de
autosuficiencia para acopiar, limpiar y guardar el café, la UPPS aún no podía
arrebatarle el mercado a los acaparadores locales y comercializarlo a mejor
precio.54
53 Márquez (1999), Bartra, Cobo y Paz (2004) señalan que fue a través de la compañía exportadora Botex de México que lograron comercializar nueve toneladas de pimienta gorda durante ese año.54 La producción del café también es familiar. En el traspatio o en algún terreno aledaño a la casa se tienen plantas de café. Son los adultos varones los encargados de darles los cuidados que requieren, sobre todo, la poda de árboles que producen sombras y de los mismos cafetos para evitar que contraigan alguna plaga. También son los encargados de rociar los insecticidas y
105
El suministro de azúcar continuó con UNPASA Zacapoaxtla quien les proveyó de
20 toneladas por mes. En el verano de 1978 recurrieron a UNPASA México para
establecer un convenio y recibir un suministro de 20 toneladas por semana
(Aguilar, 1986, Marion, 1989; Martínez, 1991; Márquez, 1999; Bartra, Cobo y Paz,
2004).
Durante ese tiempo cada socio aportó dinero a un fondo comunitario para
capitalizarse y movilizarse. Por ejemplo, en 1979 adquirieron el terreno que hoy
ocupan los beneficios de café con el fondo que formaron de la venta de azúcar y
con aportaciones de cada uno de los socios. También establecieron en diferentes
localidades organizadas tiendas apoyadas por el sistema Conasupo-Coplamar,55
conocidas con el nombre de tiendas cooperativas o locales de distribución que
funcionaron hasta 1979 bajo un sistema de membresía económica. Los miembros
de la cooperativa local fueron los encargados de asignar el responsable de la
tienda. En algunas se estableció un rol de guardias, aunque no todos participaron
de igual forma. Algunos no sabían sumar por lo que se les eximió de la
responsabilidad, otros no quisieron invertir su tiempo y otros no querían descuidar
sus plantíos. Ello trajo consigo desavenencias que se resolvieron asignando un
solo responsable.
El abastecimiento de las tiendas estaba a cargo de un responsable regional que
recibía y concentraba las solicitudes de productos que cada encargado local
fertilizantes. Con el auge del café orgánico, los cafetos fueron sustituidos y se suprimió todo uso de agroquímicos. Se cosecha entre los meses de octubre a marzo. Los granos rojos son los únicos que se cortan. La división del trabajo es por sexo y generación y se pone en uso “la mano vuelta”. Un grupo de 6 a 8 hombres son los encargados de desprender las cerezas de las parte alta de la plantas con ayuda de troncos con cortes a manera de peldaños; las mujeres y los niños cortan los granos de la parte media y baja. Los hombres pueden ser o no parientes pero pertenecen al mismo grupo residencial. El compromiso que adquieren es ayudar por turno en los cafetales de cada uno de ellos -esa misma organización se utiliza para el cultivo y cosecha del maíz. El productor puede vender la cereza pero obtendrá casi nada por su producción, así que si quiere obtener mayores beneficios tendrá que desprenderle la pulpa. Para ello requiere de una máquina despulpadora, de no poseerla tendrá que recurrir a algún vecino o pariente para su préstamo que después pagará con algún otro favor. Despulpado el café, se lava para quitarle la viscosidad y eliminar una segunda cáscara. Después se extiende en los traspatios sobre una superficie plana de concreto para que se seque; con un día de sol queda oreado y listo para su venta. En el caso de los indígenas organizados, el proceso de despulpe, secado y comercialización se lleva a cabo al interior de la organización.55 El apoyo consistió en la adquisición de productos de la canasta básica a través de un aval que depositaba las escrituras de alguna propiedad como garantía del pago de la mercancía.
106
reportaba a través de un papel cualquiera. El encargado realizaba el pedido a una
surtidora mercantil en Teziutlán. La mercancía llegaba a la oficina en Cuetzalan y
de ahí se repartía a las tiendas con base en los pedidos que cada localidad había
realizado previamente. Cada tienda debía asumir el costo de su mercancía y
pagarla directamente a la surtidora cuando la recibiera. Cuando los precios de los
artículos empezaron a fluctuar, el pago de mercancías quedó a cargo del
responsable regional. Además desarrollaron un programa de almacenes
comunitario que el gobierno federal retomó posteriormente.
Se empezó a participar en un programa en lo que es ahora los almacenes de servicio comunitario. Y a partir de eso entendimos que el Estado lo retomó, coordinó, adecuó cada tienda por parte del Estado y lo multiplicó por el número de comunidades y formaron ya lo que es Coplamar y vino ese equipo acá. Ese programa ya se extendió en las comunidades.'^6
Los procesos sociales anteriores fomentaron entre los participantes en la UPSS el
desarrollo de estrategias de subsistencia de orden colectivo que incluían
oposiciones contra los comerciantes intermediarios. Es decir, generaron una serie
de demandas reivindicativas que estaban muy ligadas al mejoramiento de las
condiciones de existencia, pero sobre todo un cuestionamiento a la función del
Estado (Calderón, 1995).
Las acciones colectivas tuvieron un grado de eficacia que dependió, en gran
medida, de las prácticas de confrontación y negociación que establecieron con las
autoridades estatales, en tanto que era una organización que amenazaba los
intereses de quienes poseían el poder económico y político del municipio.
Por el 77 había mucha crítica en que éramos agitadores, pues ya empezaban a sentir el peso de la organización. Se afectaba el comercio un poquito porque no les dejábamos toda la comercialización, tanto del trabajo del campo como lo industrializado como es el azúcar. Entonces se empezaban a afectar los intereses y eso empezó a doler y empezaron a quejarse con el gobierno del estado y federal, que les
56 Agustín Ramiro, expresidente municipal de Cuetzalan (1987-1990) y exsocio de la Tosepan, entrevista realizada en su domicilio particular en enero de 2007.
107
quitamos las tierras, en fin. Buscaron algunas formas de disolver la57organización.
Tuvimos muchos problemas con los caciquismos, con los caciques. Nooo, en Cuetzalan nos juntábamos y nos acusan en Puebla que éramos una bola de borrachos que hacíamos aguardiente y no era cierto. Todos los caciques se habían molestado cuando vieron que nos juntábamos cada ochos días.* 58
Si bien, la UPSS se movilizó dentro de un espacio autoritario y creó prácticas
contestatarias, éstas no estuvieron carentes de contradicciones y retrocesos,
sobre todo en términos económicos. Por ejemplo, a finales de la década de 1970
la comercialización de la pimienta tuvo pérdidas, su precio bajó considerablemente
en el mercado mundial y tenía 58 toneladas para comercializar. Luis Márquez,
responsable del área, buscó el mercado para obtener el mejor precio por la
cosecha, sin embargo su venta produjo un déficit de $180,000 (Aguilar, 1986;
Masferrer, et. al., 1986; Márquez, 1999). "Para 1979 volvimos a trabajar en el
acopio y comercialización de la pimienta gorda, pero por los problemas del año
anterior, solamente comercializamos 30 toneladas” (Márquez, 1999: 20).
Por otra parte, en 1979 adquirieron un crédito con BANRURAL para el
mantenimiento de los cafetales a través de la figura de Sociedad de Producción
Rural y cuyo financiamiento estaría destinado al acopio y comercialización de la
pimienta. Se crearon 11 filiales en diferentes localidades que se agruparon con el
nombre de Unión de Sociedades de Producción Rural Maseual Sentekitini
(Indígenas que trabajan juntos) (Márquez, 1999; Bartra, Cobo y Paz, 2004). El
acuerdo entre la UPPS y las sociedades fue que la cooperativa utilizaría el 50%
del crédito para comercializar la pimienta y se comprometió a pagarlo junto con los
intereses que ello generara. El otro porcentaje lo ocuparían las sociedades para el
mantenimiento de sus cafetales y pagarían los intereses con la venta de su
pimienta. Finalmente, el acuerdo se estableció sólo con las sociedades de las
57 Agustín Ramiro, expresidente municipal de Cuetzalan (1987-1990) y exsocio de la Tosepan, entrevista realizada en su domicilio particular en enero de 2007.58 Francisco Martín Julián, fundador y socio de la Tosepan, entrevista realizada en el camino a Pinahuista en la Junta Auxiliar de Yohualichan en abril de 2007.
108
localidades de Yohualichan, Xiloxochico y Xaltipan; sin embargo esta última no
realizó el pago y la UPPS tuvo que asumir una deuda de $35,000.
Nosotros fuimos a conseguir un crédito a BANRURAL [_ ] Cuando llegaron los créditos, pues ya comenzamos a trabajar con los créditos. Pero desgraciadamente por falta de conocimiento administrativo pues por ahí nos quebramos. También desgraciadamente se desplomaron los precios (de la pimienta) y hubo pérdidas por ahí.^^ A mí me hicieron responsable de $35,000000 entonces, y a mí me tocó pagarlos porque yo era presidente. El de Xaltipan dice ‘yo nada’, entonces ya tuvo que apechugar la cooperativa, la UPPS.59 60
Siguiendo a Zárate (1998) la identidad colectiva se entiende en términos de una
organización moderna compuesta de ciudadanos que se nutre de relaciones
tradicionales. Para el caso de la UPPS, la identidad colectiva se construyó con las
relaciones de vecindad y compadrazgos existentes, al mismo tiempo que
rompieron con las prácticas tradicionales de subordinación frente a los mestizos.
Ello permitió que las acciones de subsistencia se consolidaran y el ámbito
económico se constituyera como el espacio de resistencia para combatir el
dominio mestizo, "la economía se convirtió en la clave de la emancipación política.
La retención del valor excedente a través del control autónomo de la producción,
el crédito y la distribución se convirtió en la finalidad de un tipo de movimiento
campesino que buscaba ir más allá de la lucha por la tierra” Harvey, 2000: 104).
Eso implicó confrontar al cacique, a los terratenientes comerciantes y con ello al
gobierno a través de la emergencia de prácticas económicas en espacios de
confrontación y divergencia con los grupos en el poder. El descontento entre los
habitantes no organizados de la región fue precisamente la forma en que los
miembros de la UPSS estaban arrebatándole el mercado a los acaparadores. Un
ejemplo fueron las amenazas de muerte y agresión verbal que recibieron
constantemente los líderes.
La desintegración de poder local se reveló en la represión manifiesta y concreta
que el Estado ejerció sobre la Unión (Nugent y Alonso, 2002). Primero, durante
59 Miguel Cabrera, excooperativista, campesino, entrevista realizada en su domicilio particular en enero de 2007.60 Miguel Cabrera, excooperativista, campesino, entrevista realizada en su domicilio particular en abril de 2007.
109
1978 el gobierno federal suspendió el suministro de azúcar y desconoció el
convenio establecido con UNPASA México. La UPPS decidió presionar al
gobierno para restablecer el acuerdo a través de la toma de bodegas de UNPASA
en Zacapoaxtla, Puebla y México. La mayor cantidad de socios se aglutinó en
Zacapoaxtla, donde intervino la policía municipal para disolver la manifestación y
detener a los dirigentes, aunque no lograron hacerlo. En menos de ocho días se
ratificó el convenio y se desocuparon las bodegas.
La segunda represión se ligó a la situación de inseguridad que vivía el municipio.
La UCI61 tomó fuerza en la parte norte de Cuetzalan e invadió cafetales y potreros
en Tepetzingo, Buena Vista, Paso de Jardín, Posa Larga y otras localidades. La
propiedad de la tierra en el municipio - por lo menos durante todo el siglo XX- es
propiedad privada, pasa de generación en generación, siempre y cuando no sea
vendida o se utilice como pago de alguna deuda.
El movimiento de la UCI en Cuetzalan se enfocó específicamente en la
expropiación de pequeños predios y en una zona donde las vías de comunicación
eran casi nulas, sólo había una brecha. Hasta un par de años se abrió un camino
y se inició la pavimentación de éste. Las localidades organizadas de ese
momento, se ubican en el centro, alrededor de la cabecera municipal; de ahí que
las reuniones se realizaran en la Cd. de Cuetzalan- un punto céntrico y
estratégico-, y difícilmente establecieron contacto con los campesinos invasores.
Por otro lado, los integrantes de la UPSS estaban más preocupados por
comercializar sus productos que ni siquiera consideraron incorporarse a dicho
61 La Unión Campesina Independiente (UCI) se formó con los jóvenes líderes que se separaron de la Central Campesina Independiente que a inicios de los años setenta organizó a las localidades campesinas de Zacapoaxtla. Aunque la UCI tuvo mayor incidencia en Veracruz, en 1977 el movimiento se extendió hasta la Sierra Norte de Puebla donde lucharon por la redistribución de tierras a través de marchas, invasión de predios y potreros, toma de camiones y cárceles. Durante este tiempo lograron invadir tierras de diversas localidades de la Sierra: Pahuata, El Molino, Huitzilan, Cuauhtamazaco, Atalpan, Huaytlalpan, Huahuaxtla y Texoxcoyohuac. La presencia permanente del ejército combinado con la acción de los pistoleros disolvieron la organización campesina (Steffen y León, 1990:215). “En menos de dos años se desmoronó el movimiento; ya que nadie respondía a los llamados de los líderes que se habían refugiado en la clandestinidad. Sólo en Tierra Caliente, el extremo norte de Cuetzalan, se mantuvieron ocupadas seis propiedades” (Beaucage, 1994:40).
110
movimiento. Finalmente, la preocupación en ese momento se centró en tres
aspectos fundamentales:
1) Resolver la carestía de productos de la canasta básicos en el municipio y
abastecer a los socios -a precios accesibles.
2) Confrontar a los terratenientes comerciales a través de la venta organizada de
sus productos sin responder a las intimidaciones, para lo cual acordaron en
asamblea que todos los socios deberían informar sobre alguna amenaza y
denunciarla ante las autoridades competentes -a pesar de saber que éstas
estaban coludidas con los terratenientes, en tanto que ambos formaban parte o
estaban al servicio de quienes poseían el poder económico y político.
3) Deslindarse de los problemas de inseguridad que se dieron en la zona. Durante
ese tiempo, un grupo de pobladores de Yohualichán empezó a cometer algunos
delitos como robo de animales, herramientas, granos, asesinatos y violaciones
contra indígenas de la misma localidad.
Preocupado por la situación el presidente municipal, persuadido por Régulo
Ramírez,62 solicitó la presencia del ejército militar para realizar patrullajes en la
zona:
“C GENERAL DE DIVISIÓN D. E. M.DANIEL GUTIERREZ SANTOS,COMANDANTE DE LA 25/a. ZONA MILITAR PUEBLA, PUE.En este Municipio se ha desatado una ola de delitos, consistentes en asaltos, robos, asesinatos y violaciones en agravio principalmente de nuestras gentes indígenas.Las rancherías de Reyesogpan, Tepetitan, Yancuictlalpan, Yohualichan, Xiloxochico, Tzinacapan y Zacatipan, están saturadas de maleantes a quienes las partes afectadas no denuncian, por amenazas y temor a perder la vida.Con mi deseo de proporcionar la tranquilidad merecida a las personas trabajadoras del campo; con toda atención me permito solicitarle, tenga a bien ordenar a quien corresponda, que un pelotón de soldados haga frecuentes
62 Régulo Ramírez ejerció el poder económico y político de la región durante casi tres décadas. Una información más completa se encuentra en la página 91.
111
recorridos por los lugares mencionados, asegurándole que con la sola presencia de ellos, se frenará la delincuencia a que me referí.Esperando verme favorecido por su amable atención, reitero a usted las seguridades de mi distinguida consideración.
ATENTAMENTE“SUFREGIO EFECTIVO, NO REELECCIÓN”.
Cuetzalan, Pue., a 15 de marzo de 1979.El Presidente Municipal Constitucional.
Ángel Molina González” 63
Por su parte, los pequeños propietarios afectados consideraron imperiosa la
presencia del ejército y convocaron a una reunión para resolver la situación. A
través de un comunicado el presidente de la Federación Estatal de la Pequeña
Propiedad de Puebla, Julio Heberto Calderón, invitó al presidente municipal y a
otras autoridades locales a participar en esa reunión. Ángel Molina hizo extensiva
la invitación a siete de los ocho presidentes auxiliares de Cuetzalan y también a
las autoridades auxiliares de Huitzilan de Serdán y San Antonio Rayón. Estos dos
últimos no forman parte del municipio, sin embargo el enfrentamiento entre los
pobladores de esas juntas y la UCI fueron muy violentos.
La reunión se llevó a cabo el 16 de abril de 1979 en el salón de actos del Palacio
Municipal. Entre los asistentes estuvieron el presidente municipal de Cuetzalan,
los presidentes auxiliares de Xiloxochico, Reyesogpan, Yancuictlalpan,
Yohualichan, el presidente de la Federación Estatal de la Propiedad Privada de
Puebla, el presidente de la Asociación Ganadera local de Cuetzalan, el presidente
de la Asociación Municipal de la Pequeña Propiedad de Cuetzalan, el presidente
de la Asociación Municipal de la Pequeña Propiedad de Ayotoxco de Guerrero y
un grupo de campesinos pequeños propietarios y ganaderos de Cuetzalan, San
Antonio Rayón, Jonotla y Tuzamapan de Galeana.
63 Legajo numérico 3, año 1979, mes de marzo, presidencia municipal, Archivo Municipal de Cuetzalan. Este documento fue dirigido al Comandante de la Zona Militar, pero el presidente municipal no tiene la facultad de solicitar directamente la presencia del ejército. Con base en el artículo constitucional 122° sólo el poder ejecutivo y legislativo federal y estatal puede disponer de las fuerzas armadas: “Los Poderes de la Unión, tienen el deber de proteger a los Estados contra toda invasión o violencia exterior. En casa caso de sublevación o trastorno interior, les prestarán igual protección, siempre que sean excitados por la Legislatura del Estado o por su Ejecutivo, si aquella no estuviere reunida” [Este artículo no ha sufrido ninguna reforma] (Secretaria de Programación y Presupuesto, 1990:357). El oficio fue recibido en la comandancia y es probable que para darle seguimiento haya sido canalizado al Secretario de Gobernación del estado.
112
Durante la reunión, Julio Heberto Calderón informó que el gobernador del estado
en turno había destinado quinientos mil pesos para la construcción de un albergue
en San Antonio Rayón para instalar la Partida Militar y restablecer el orden en la
región. Mientras la obra iniciaba, el presidente de la Asociación Municipal de la
Pequeña Propiedad de Ayotoxco de Guerrero puso a disposición una casa para
alojar al destacamento militar. Finalmente levantaron un acta e hicieron llegar los
acuerdos al gobernador del Estado.64
Un día anterior, el 15 de abril, hubo un enfrentamiento entre miembros de la UCI y
pistoleros contratados por los terratenientes en la localidad Las Hamacas. El acta
levantada en la reunión informó sobre ese hecho pero no dio detalles, sin embargo
es importante señalar que el gobierno estatal ligó el tiroteo con la UPPS, por lo
que envió un batallón del ejército a la cabecera municipal de Cuetzalan y dio la
orden de retirar la asesoría técnica del Colegio de Posgraduados.
Había cafeta les nuevos en esa época. M uchos cam pesinos lo que hicieron se reunieron de diferentes com unidades e invadieron e l predio. Coincidió eso en 1979. [ ^ ] Nos m andaron un ejército de 500 soldados a resguarda r todo, estuvieron un año aquí.65
De acuerdo con la versión de varios excooperativistas y cooperativistas, la
confusión se debió a que algunos integrantes de la UPPS y técnicos del Plan
Zacapoaxtla pasaron por Las Hamacas justo cuando sucedía el tiroteo. La UCI
intentó emboscar a un grupo de pistoleros que acompañaban a la señora Ocotlán
Vázquez Vda. de Cárcamo, dueña de un predio invadido. En el enfrentamiento
murieron algunas personas entre ellos un técnico de BANRURAL. La camioneta
de la Unión no fue atacada; días después un miembro de la UCI les explicó lo
sucedido. Sin embargo, para las autoridades municipales y estatales, la UPPS fue
responsable del suceso y de la invasión de tierras en la zona de Pepexta.
Los grupos organizados, p o r ejem plo Tosepan, pues traían unas ideas m uy contrarias a las que estábam os acostum brados. P rim ero supim os que invadieron unos pred ios y que la cosecha de esos pred ios la recib ieron
Véase anexo 4.Miguel Cabrera, ex cooperativista, campesino, entrevista realizada en su domicilio particular en
enero de 2007.
113
ellos. [ ^ ] La gente era de la misma comunidad, venían de la parte de abajo e invadían potreros y tierras^^
A pesar de las adversidades, la UPPS se acercó al gobernador del estado para
convencerlo de que su trabajo estaba enfocado a mejorar las condiciones de vida
de los indígenas campesinos y que la imagen que se había construido de ella era
errónea. A partir del planteamiento de Nugent y Alonso (2002) sobre los procesos
de regulación moral forman parte en la formación del estado, es posible entender
porqué el gobierno estatal estableció un diálogo con la UPPS. Con este hecho, el
Estado contrarrestaría el impacto de la organización en la región, atenuaba las
continuas movilizaciones de campesinos contra caciques y acaparadores en la
Sierra, mantenía el orden social y aseguraba las condiciones para las elecciones
estatales que se llevarían a cabo durante 1980. El retiro del ejército y el registro
formal de la UPPS como organización formaron parte de las negociaciones.
En cuanto al funcionamiento organizativo y el fortalecimiento de la UPSS podemos
decir que se debieron a la extrapolación de la organización social indígena
comunitaria al trabajo organizativo. Beaucage supone que "al fundarse la
organización sobre las asambleas regionales creaba una identidad regional
indígena: decenas de representantes de las comunidades que nunca habían
tenido contacto entre sí, se veían ante la necesidad de discutir y llegar a acuerdos”
(1994:50). No obstante, las asambleas regionales fueron sólo un factor para el
fortalecimiento identitario que se adoptó en las localidades como mecanismo en la
toma de acuerdos. Varios aspectos culturales característicos de la comunidad
indígena fueron los que intervinieron directamente. El primero fue la cooperación y
la reciprocidad, base de la organización social de la población nahua de
Cuetzalan. Los socios reprodujeron su dinámica social y las actividades de
cooperación mutua conocidas como la mano-vuelta que mediaron las acciones y
decisiones del destino de los recursos económicos como la adquisición colectiva
de propiedades. También las faenas consideradas como formas tradicionales de
66Ángel Molina, ex presidente municipal (1978-1981), entrevista realizada en el centro de la ciudad en enero de 2007.
114
organización favorecieron el desempeño en la construcción de almacenes y
beneficios durante sus primeros años de existencia.
Por otro lado, gran parte de la organización política en la comunidad indígena está
basada en la participación reglamentada de sus miembros dentro de una escala
de valores que contempla el ámbito de lo civil y lo religioso, y es a través del
servicio social que se van obteniendo derechos comunitarios y se ejerce algún
cargo distinguido: topil, mayor, alguacil, mayordomo, juez de paz, entre otros. La
elección de estas autoridades se da a través del reconocimiento a la experiencia,
al trabajo y a la trayectoria comunitaria, como atributo del prestigio social y un
servicio que se presta a la comunidad sin esperar una remuneración económica.
En el caso de la Unión la elección de representantes y la asignación de funciones
se basaron en este mecanismo de selección donde se valoraba la
responsabilidad, la capacidad de organizar, desplazarse y representar los
intereses colectivos sin ningún sueldo de por medio, pero sobre todo ser socio
activo.
El trabajo organizativo permitió a los socios establecer una nueva forma de
interactuar. Los pobladores de las localidades organizadas aprendieron a
intercambiar ideas y tomar decisiones para el mejoramiento de sus condiciones de
vida sin depender de las autoridades municipales. Los acuerdos tomados en las
asambleas comunitarias fueron decisivos para el futuro de sus localidades. Ello
implicó que en cada lugar se distribuyera el trabajo comunitario a través de varios
comités definidos con base en necesidades particulares: agua potable, mejora de
caminos, educación, oportunidades, obras, feria, capilla, salud, etcétera. En este
sentido, el trabajo de la UPPS no sólo se favoreció sino que la población indígena
en general inició un proceso de etnicidad regional (Becauge, 1994) y de
ciudadanización que se consolidó posteriormente con su reconocimiento legal y
con el surgimiento de otras organizaciones.
115
2.2.2 Unión de Comuneros Emiliano Zapata (UCEZ)
El trabajo organizativo que se desarrolló durante la década de 1970 en diferentes
partes del país mostró un horizonte de posibilidades a través de sus conflictos,
fracasos y confrontaciones con el poder local hacia la transformación de la vida
cotidiana. Como muestra De la Peña (1998: 90) las organizaciones étnicas, "se
constituyeron para resolver problemas que las formas establecidas no eran
capaces de resolver, sobre todo en lo que se refiere al uso de la tierra y los
recursos naturales y a la representación política”.
De acuerdo con Dietz (1995), la convergencia entre las comunidades indígenas y
los grupos de promotores de la lucha de clase establecieron alianzas con los
intereses entre una o varias comunidades y los asesores externos. Una de las
organizaciones campesinas que surgieron de este encuentro fue la Unión de
Comuneros Emiliano Zapata (UCEZ). A finales de la década de 1970, la UCEZ
apareció en Michoacán como un movimiento étnico-campesino que aglutinó a
varias localidades indígenas para defender las propiedades comunales y ejidales
frente a los agentes del capitalismo que habían aparecido y crecido en las
regiones purhépechas (Zárate, 1999). Un enfrentamiento que se originó no sólo
por el uso de los recursos naturales como el agua, el bosque y los agostaderos,
sino por la explotación de otros bienes que parecían no haber tenido importancia
hasta ese momento, como son las minas de arena, la piedra y el granzón (Durand,
1989).
El inicio de la organización se remonta a 1979 cuando cientos de comuneros del
pueblo de Santa Fe de la Laguna ocuparon los pastizales que los ganaderos del
vecino pueblo mestizo de Quiroga se habían apropiado (Zepeda, 1984). Esta
acción fue incitada por las autoridades comunales de Santa Fe, en combinación
con un grupo local jóvenes quienes pertenencia a una red de intelectuales y
colegas michoacanos.
Por medio de Efrén Capiz, los campesinos de Santa Fe contactaron con
comuneros de otros pueblos michoacanos que tenían reclamos y disputas
116
similares. Así, la UCEZ se conformó formalmente como organización en
Tingambato, Michoacán en octubre de 1979. Sus acciones fueron una respuesta a
la represión y a la falta de solución a las demandas de tierra bajo la coordinación
de Efrén Capiz se convirtió en el asesor jurídico de esta organización. Para 1983,
la UCEZ se había convertido en la segunda organización campesina más
importante en Michoacán. Articuló las demandas de 150 comunidades y ejidos del
estado, además fue miembro fundador de la Coordinadora Nacional Plan de Ayala
(CNPA)- una red de organizaciones campesinas independientes con una fuerte
orientación agraria y una membresía predominantemente indígena (Zepeda, 1984;
Zárate Vidal, 1998).
La UCEZ utilizó como estandartes de lucha la cultura, la lengua y las tradiciones.
Es así que, la defensa del territorio fue un elemento cultural en la reivindicación de
la identidad étnica y se nutrió de las comunidades indígenas para moldearse a sí
misma. Mantuvo una estructura organizativa ligada a las normas y lógicas
indígenas; utilizó las asambleas como máxima autoridad y como una forma de
recuperar las acciones colectivas en la toma de decisiones (Zepeda, 1984;
Vázquez León, 1992; Zárate Vidal, 1998; Zárate, 1999). La etnicidad se convirtió
en la bandera política; con la UCEZ se manejó el concepto de la comunidad
indígena. Dentro del movimiento había la iniciativa de reivindicar cuestiones
indígenas. 67
El proyecto de la organización se concibió como una forma de recuperación y
actualización de las prácticas comunales, de rebelión y de reproducción contra el
poder; un comunalismo indígena que se manifiesta como una forma de resistencia
(Zárate Vidal, 1998; Zárate, 1999). "Es la única organización campesina con
presencia nacional que ha hecho de las prácticas comunales el centro de su
actividad” (Zepeda, 1984: 343). Al mismo tiempo utilizó métodos por demás
efectivos, hicieron uso de los procesos legales y de presiones políticas -toma de
oficinas gubernamentales; bloqueo de carreteras; plantones; invasión de predios
(Vázquez León, 1987). 67
67 Prudencio Baltazar, líder otomí, floricultor, entrevista realizada en su dom icilio particular enagosto de 2008.
117
Su estructura se constituyó a través de una membresía flexible. Muchas
comunidades mantenían sólo un compromiso esporádico; una vez atendida su
solicitud no tienen razón para mantener su afiliación (Zepeda, 1984; Dietz, 1995).
La base se moviliza según la situación y las demandas; el trabajo concreto lo
realiza el equipo de asesores que poseen cierta formación jurídica para resolver
los conflictos de tierra que plantean sus miembros.
Entre 1979 y 1982, la UCEZ tuvo gran presencia entre la población rural y realizó
algunas reuniones regionales. En noviembre de 1981, se llevó a cabo la primera
reunión en Guacamayas, comunidad que estaba en conflicto con los caciques por
la explotación de los bosques. La intervención de la comunidad indígena en los
allanamientos de los empresarios para hacer uso de las tierras y sus recursos
naturales se extendió rápidamente por todo el estado. En poco tiempo, la UCEZ
estaba interviniendo y resolviendo conflictos por las tierras expropiadas por las
empresas: Zitácuaro contra la empresa de pegamentos Resistol; Aquila contra la
compañía minera HILSA; Zirahuen contra los proyectos turísticos; y Huerta de
Gambara contra los empresarios agrícolas (Durand, 1989). Su influencia logró
movilizar a comuneros y ejidatarios de todo el estado a la ciudad de Morelia, tomar
las oficinas de la Secretaria de la Reforma Agraria y destituir al delegado estatal
de la dependencia. En mayo de 1982, se realizó la segunda reunión en el poblado
de Zirahuen, y en junio del mismo año, se llevó a cabo la tercera sesión en Aquila,
seguidas del Festival de Tierra y Libertad que se efectuó en Morelia y donde se
sumó a un plantón que duró 18 días (Zárate Vidal, 1998).
El 29, 30 y 31 de julio de 1982, la UCEZ en particular y a CNPA en general
realizaron el Encuentro Nacional sobre la Tenencia de la Tierra y Recursos
Naturales en la comunidad indígena de San Felipe Los Alzati (Mejía y Sarmiento,
1987; Zárate, 1987; Flores, Paré y Sarmiento, 1988; Zárate Vidal, 1998). El evento
se celebró a pesar de las condiciones de hostilidad y represión que vivían los
miembros de la CNPA y los comuneros de San Felipe. El encuentro tuvo como
finalidad abordar el tema de los recursos naturales con relación al problema de la
tenencia de la tierra. Además fue una muestra de apoyo hacia los indígenas de
118
San Felipe que fueron encarcelados cuando intentaron recuperar sus tierras. Entre
los resolutivos del encuentro sobresalen:
1) La negativa de entregar los recursos naturales por parte del Estado a la
burguesía; por ley son las comunidades quieres deben aprovechar tales recursos.
2) Dar a conocer a las comunidades indígenas sobre el derecho de aprovechar y
beneficiarse de los recursos naturales comprendidos en sus propiedades.
3) Unificar las demandas de diferentes sectores explotados.
Al finalizar el encuentro, los asistentes realizaron una marcha desde la localidad
de San Felipe hasta la ciudad de Zitácuaro, donde se llevó a cabo un mitin en la
plaza municipal.
La relación entre los comuneros de San Felipe y la UCEZ se remonta a 1982,
cuando el entonces Comisariado de Bienes Comunales, Santos Alvarado, se
acercó a la organización para obtener apoyo en el conflicto con la compañía de
pegamentos Resistol. Dentro de esta comunidad, el conflicto tuvo lugar entre el
grupo agrario (los participantes en la UCEZ o zapatistas) y el grupo que había
detentado el poder durante las últimas décadas, sosteniéndose así mismo
mediante la apelación a la ‘tradición’ y la ‘costumbre’. La facción agraria se unió a
la UCEZ para emprender juntos una lucha contra la empresa Resistol que se
había establecido de manera ilegal en tierras comunales. La relación fue
establecida por el entonces presidente del consejo agrario local, que ya había
buscado apoyo en diversas centrales campesinas sin ningún resultado, hasta que
decidió entrevistarse con Capiz (Zárate, 1999). La lucha por la restitución de
145,000 metros cuadrados de tierras comunales apropiadas por Resistol,
evidenció el conflicto faccional entre el grupo de agraristas radicales [zapatistas] y
quienes habían mantenido el poder, es decir, el grupo “tradicionalista” [pobladores
de la manzana de El Rincón] (Zárate, 1987).
Durante ese año, la organización adquirió fuerza en la localidad y conjuntó a
comuneros de San Felipe de las más diversas tendencias e intereses para hacer
119
frente al conflicto común con Resistol que se extendió a propietarios particulares.
Además, algunos zapatista incursionaron abiertamente en las actividades de la
Unión, tanto en las marchas y plantones como en la Escuela para comuneros
ECO.
La UC EZ capacitaba a la gente, tenía una tribunilla donde te subías, hab labas y te enseñaban a que hab laras en púb lico y ya luego te subían ahí, nos decían ‘de dónde vienes, qué cargo tienes, qué problem as tienes ’. Así, poquillo em pezam os a desarro llarnos porque la verdad no sabíam os nada de política, nada de cóm o hab la r en púb lico .68
Entre 1982 y 1983, las acciones zapatistas se dirigieron a expropiar y repartir los
predios grandes y algunos medianos. Entre 1983 y 1984, las invasiones se
extendieron a los predios con construcciones o con sembradíos, lo que agudizó el
conflicto. Ello fortaleció más la ideología actuante de la Unión, no así a los
comuneros de San Felipe que eran continuamente reprimidos y encarcelados.
E l seño r [Santos Alvarado], en aquel entonces a lo m e jo r la Reform a Agraria lo perm itía, decía ‘pues vam os a tom ar esta tierra de un pequeño prop ie ta rio ”, se iba, entraba, notificaba y ‘vam os a o tro ’ y luego a otro y luego a otro, y em pezó a d iestra y siniestra. D espués se viene e l conflicto de que ‘s i es tuyo, s i es mío, qué vam os a sem brar.69
Para 1984, algunos propietarios particulares habían tomado las precauciones
necesarias para evitar que sus predios fueran expropiados, lo que originó que los
enfrentamientos entre los zapatistas y los peones contratados por los particulares
fueron muy violentos. Estas formas de actuación originaron que muchos de sus
simpatizantes se separaran de la facción. Así, a finales de 1984, el movimiento
perdió representación local. La presencia regional y estatal de la UCEZ fue de un
grupo corporado mientras que en San Felipe, la facción no tuvo un sólo líder, más
bien se movió a través de un grupo de cabecillas que actuó como intermediario
entre lo local y lo regional. Uno o dos representantes de la comunidad
permanencia en Morelia. Ello permitió que en diferentes momentos, la facción de
San Felipe se movilizara en apoyo del movimiento estatal. Por ejemplo, en enero
68 Prudencio Baltazar, líder otomí, floricultor, entrevista realizada en su domicilio particular ubicadoen la manzana de La Mesa en septiembre de 2008.69 Líder otomí, floricultor, entrevista realizada en su dom icilio particular en septiembre de 2008.
120
de 1984, la UCEZ, junto con el grupo de San Felipe, mantuvo un "plantón de más
de un mes frente al palacio de gobierno del estado. Los gastos de los
representantes y de la gente que participa en las movilizaciones son absorbidos
por ellas mismas y por parte del grupo (Zárate, 1987).
Partic ipam os activam ente de la UCEZ; estuvim os en N ahuetzen cuando e l gob ierno m unicipa l balaceó a nuestros com pañeros. También partic ipam os en diferentes m archas que iban de San Felipe hasta Zitácuaro exig iendo la libertad de a lgunos com uneros encarcelados. D urante esos años estuvim os en varios encuentros donde in tentam os negocia r nuestras dem andas con representantes de l gob ierno es ta ta l.70
Si bien, los métodos que utilizaban los zapatistas no eran los más convenientes
para conservar los predios, en general los comuneros de San Felipe estuvieron de
acuerdo en salvaguardar la propiedad comunal y con ello la de su etnicidad.
2.3 El surgimiento de las organizaciones económicas
Los movimientos indígenas campesinos que se desarrollaron tanto en Cuetzalan y
como en San Felipe, ubicaron a los indígenas "como actor[es] histórico[s], lo que
ha llevado a comprender que la tierra es fundamental para ser campesino, pero su
desarrollo en tanto actor político-social va a depender también del control y
apropiación efectiva de su proceso productivo en sentido amplio, esto es,
producción-comercialización-consumo, así como de las condiciones puramente
sociales de su existencia, tales el acceso a la participación y representatividad
política, la educación, la vivienda, los servicios, etc., en pocas palabras, de su
capacidad para organizarse y convertirse en una fuerza social y políticamente
autónoma” (Martínez, 1991: 15). A partir de ello, entendemos que los indígenas
requieren asociarse como pequeños productores no sólo para reducir los costos
de producción y mercadeo, establecer relaciones con otros actores de la cadena
productiva y proveedores de servicio, crear conocimiento y adicionar valor a sus
productos. Además, necesitan construir espacios de representación política,
constituirse como agentes de cambio socio-político para generar propuestas de
inclusión, representación y reconocimiento en el contexto inmediato.
70 Líder otomí, floricultor, entrevista realizada en su dom icilio particular en ju lio de 2008.
121
Entender el proceso organizativo en la producción de los indígenas-campesinos
nos permitirá comprender cómo cada una de las acciones emprendidas al interior
de las organizaciones -modificar sus condiciones de vida, transformar las
estructuras de poder y las relaciones entre mestizos e indígenas- emergen de un
espacio de lucha, estrategias de resistencia, negociaciones y convergencias con
otros grupos sociales para ejercer su condición ciudadana.
En el caso de Cuetzalan, es obvia y casi de manera automática la conformación
de las organizaciones económicas. No obstante, en San Felipe, la transformación
fue mucho más lenta. Probablemente, los bienes que estaban en juego -la tierra,
el bosque y el agua-, los intereses particulares de los comuneros y las condiciones
de poder y producción locales determinaron la constitución formal de las
organizaciones económicas hasta después de acceder al poder político. Aunque
ello no implicó que la facción organizada en torno a la UCEZ iniciara un proceso
organizativo incipiente alrededor de algunas producciones locales -frutos-
obtenidos en la localidad y dejaran de lado la producción alfarera.
2.3.1 La Sociedad Cooperativa Agropecuaria Regional Tosepan Titataniske
Para 1980, la UPPS tenía incorporadas a todas las localidades del municipio y el
Colegio de Posgraduados les proporcionó un asesor para llevar a cabo la
formalización de su registro.7' Los trámites los realizaron ante la Secretaría de
Trabajo y Prevención Social y la Secretaría de Relaciones Exteriores donde se
registraron como Sociedad Cooperativa Agropecuaria Regional "Tosepan
Titataniske” (Juntos Venceremos)* 72 y se constituyeron legalmente bajo dos formas
asociativas con 4667 socios integrados por campesinos pobres, jornaleros,
artesanos, amas de casa, albañiles y carpinteros.73 De acuerdo con Aguilar (1986)
71 El ingeniero Alvaro Aguilar se incorporó como asesor entre 1979 y 1980. Hoy continúa colaborando en la cooperativa.72 A partir de este momento me referiré a la organización como Tosepan o Cooperativa.73 Como señala Márquez (1999) la decisión de registrarse fue una oportunidad para convertirse en una figura legal que les permitiera adquirir créditos, por ello asumieron la forma asociativa de Cooperativa Regional Agropecuaria. También se constituyeron como Unión Regional de Productores, ello les permitió explotar legalmente la pimienta considerada como recurso forestal (Aguilar, 1986).
122
el registro definitivo lo otorgó la Secretaria de Trabajo y Prevención Social el 19 de
marzo de 1980 con el número 3416-C.
Meses después llegó a la región el Programa CONASUPO-COPLAMAR.74 El
gobierno aprovechó la experiencia de la cooperativa en el abastecimiento de
productos básicos y le delegó el proyecto del Almacén Piloto CONASUPO que
administró hasta 1985. El trabajo se desarrolló con apoyo de "la Sociedad de
Producción Rural de San Miguel Tzinacapan, constituida desde 1977 en el marco
de la experiencia PRADE, [quien] prestó su beneficio de café como bodegas, las
cooperativas comunitarias y los locales que ya tenían habilitados para la venta de
los productos, iniciándose en seis tiendas” (Martínez, 1991:163).75 Al mismo
tiempo, el presidente municipal, por instrucciones de gobernador Alfredo Toxqui
Fernández de Lara, buscó y destinó el terreno para la construcción del almacén. 76
Esta experiencia fue la primera a nivel nacional y sirvió de modelo para el
funcionamiento de los almacenes que se abrieron en diferentes partes del país. "Al
74 Durante el sexenio de José López Portillo se desarrollaron tres líneas de acción para el combate a la pobreza: Se continuaron con las acciones del PIDER, se creó el Sistema Alimentario Mexicano, y se estableció la Coordinación General del Plan Nacional de Zonas Deprimidas y Grupos Marginados (COPLAMAR). Este último estuvo integrado por entidades públicas especializadas en atender los problemas originados por la marginalidad social y el atraso económico principalmente en zonas donde la presencia del Instituto Nacional Indigenista fue permanente. Durante 1980 se asignaron recursos financieros directamente a la COPLAMAR, se incorporó a los Convenios Únicos de Coordinación y se crearon programas sectoriales. El 20 de noviembre de 1979 se firmó el convenio para el Sistema CONASUPO-COPLAMAR de abasto a zonas marginadas para lo cual se construyeron 200 almacenes regionales (INI, 1982; Barajas,2002).75 En 1973, la socióloga María Eugenia Sánchez llegó sola a la cabecera de la Junta Auxiliar de San Miguel Tzinacapan para realizar una "investigación participativa” e inició una experiencia organizativa que pretendió responder, a través de diversos proyectos, a problemáticas muy concretas de la población. Esta experiencia organizativa se consolidó en la Asociación Civil "Proyecto de Animación y Desarrollo” (PRADE, A.C.) y marcó como ejes de trabajo la salud, la educación, la nutrición y pequeños proyectos productivos que permitieron comercializar el café, la pimienta y los cítricos de forma directa, sin intermediarios. Esta asociación es el referente de todos los procesos organizativos en el municipio y en particular es el antecedente inmediato de la Comisión Takachiualis para la Defensa de los Derechos Humanos, A. C.76 El 22 de febrero Ángel Molina envió un oficio al gobernador del estado informándole que el gobierno municipal no tenía el inmueble con las condiciones requeridas, ni tenía recursos para adquirir uno. Sin embargo, tenía localizado un predio que contaba con las características deseadas, propiedad del señor Luis Mora Castillo, que podía ser permutado con tres predios municipales para lo cual solicitaba su intervención. Finalmente, el 25 de febrero envió un telegrama urgente al gobernador informándole que con la colaboración del señor Celestino Olivares Soto ya se contaba con un terreno apropiado para construir el almacén piloto (Legajo numérico 2, año 1979, mes de febrero, presidencia municipal, Archivo Municipal de Cuetzalan).
123
gobierno le convenía que la organización se hiciera cargo del proyecto, pues bajo
su conducción los comités de las tiendas y el Consejo Comunitario de Abasto
Regional funcionaban muy bien. Tanto así que la distribuidora Conasupo empezó
a reproducir nuestro sistema en todo el país” (Bartra, Cobo y Paz, 2004:26).
Se construyó el almacén y suerte, como fue un programa piloto todavía a ver si podemos administrar. Se administró (y) se le demostró al gobierno que somos capaces los indígenas. Se propusieron jefes de almacén y todo eso, puro personal de la región pues ya bien capacitada con todos los cocolazos que ha habido aquí, se aprendió y se quedó. Se hicieron varios almacenes en toda la República, pero el modelo fue acá en Cuetzalan.'7'7
En apariencia, la instalación del programa de COPLAMAR-CONASUPO resolvió el
problema de abastecimiento de productos básicos, una de las razones por las
cuales se habían organizado inicialmente. La cooperativa se concretó al desarrollo
del programa, nombró a cooperativistas como parte del personal, dejó de lado la
comercialización de cítricos e hizo suponer al gobierno estatal y federal que su
fuerza combativa se había perdido. Para Touraine (1987) las organizaciones
populares son incapaces de desafiar los modelos culturales así que deben jugar a
través de las reglas del Estado si quiere conseguir soluciones eficaces a sus
demandas. Sin embargo, para autores como Slater (1985) es la inmediatez y
efectividad de su comportamiento colectivo lo que las convierte en mecanismos de
lucha social. En este sentido, el registro legal de la cooperativa y el manejo del
programa estatal permitió que la Tosepan continuara en el escenario regional y se
constituyera como un proyecto comercializador y productivo autogestivo (Sierra,
2004b).
Las asambleas continuaron formando parte fundamental de la organización:
"La existencia de reuniones regionales y locales creó una dinámica importante en las rancherías. Al principio la gente se reunía más para escuchar a los dirigentes que para opinar. Pero poco a poco, la asamblea cooperativa se convirtió en un foro de debates (el único posible en realidad) para todos los problemas locales: educación, seguridad pública, moralidad, etcétera” (Beaucage, 1994:46).
77 Miguel Cabrera, excooperativista, campesino, entrevista realizada en su domicilio particular en enero de 2007.
124
Además, se establecieron cuatro áreas de trabajo cuyos integrantes se reunían un
domingo de cada mes para informar sobre las actividades y las metas que se
alcanzaron durante ese período. El primer domingo se presentaban los
representantes del área de abasto; el segundo asistía el área de producción y
comercialización; el tercer domingo acudía prevención social y de servicios; y el
cuarto se realizaba la "Asamblea de Representantes” o de mesas directivas. La
estructura interna fue parecida a la UPSS:
Asamblea General de Representante: continuó siendo el órgano de
representación y la máxima autoridad. Todos los socios podían asistir con derecho
a voz pero no a voto. Este derecho se reservó para los representantes locales.
Consejo Administrativo: integrado por un presidente, secretario y tesorero que se
eligen en la Asamblea de Socios Delegados y son quienes legitiman las
decisiones. El primer consejo fue registrado oficialmente cuando se legalizó la
Tosepan. Este consejo se renueva cada dos años y es la figura legal de la
organización.
Comité de Vigilancia: con la misma estructura que el administrativo. Su propósito
es cuidar el funcionamiento general de la cooperativa y el cumplimiento de los
acuerdos que se toman en las asambleas.
Comisiones: trabajaban a través de un presidente, secretario y tesorero, son los
responsables del funcionamiento y el manejo de recursos de las áreas de trabajo.
Las comisiones que se establecieron al inicio fueron: el mejoramiento de la
producción; viveros, abasto y distribución de productos básicos; previsión social,
educación cooperativa; caminos; bodegas y asoleaderos; agroindustria para café y
pimienta; granjas pecuarias; y transporte (Martínez, 1991). En las localidades se
continuaron con la realización de las asambleas locales cada quince días y
adoptaron el nombre de Asambleas Comunitarias.
Gracias a la difusión del trabajo organizativo y a las asambleas, la Tosepan se
proyectó y tuvo presencia en otros municipios de la Sierra convirtiéndose en una
fuerza regional. Agrupó campesinos de las localidades de los municipios de
125
Jonotla, Tuzamapan de Galeana, Zoquiapan, Tlatlauquitepec, Zozocolco de
Hidalgo y de Guerrero, donde se instalaron los órganos de representación local y
siguieron las formas organizativas propuestas por la cooperativa. Por medio de la
colaboración económica de todos sus socios adquirieron varias propiedades, entre
ellas el terreno ubicado en la localidad de Xiloxochico que desde 1984 funciona
como vivero. No obstante, no todos los pobladores de la sierra estuvieron
dispuestos a adherirse. Las razones son variadas: En el caso de las localidades
indígenas, los algunos campesinos prefieren obtener dinero inmediato por su
producción que esperar su venta a través de la cooperativa; otros no están
dispuestos a ocupar tiempo cuando, según ellos, pueden invertirlo para resolver
asuntos de subsistencia. El proceso organizativo no sólo es el acopio y la
comercialización de mercancías, implica la toma de acuerdos respecto a varias
problemáticas locales, entre ellas la producción. Para la población indígena no
organizada resulta difícil comprender que el bienestar social se desarrolla en
varias áreas y que para lograrlo se requiere tiempo y disposición de la
colectividad. Con lo que respecta a las localidades con población no indígenas,
para muchos de sus pobladores ingresar a una agrupación mayoritariamente
indígena implica romper con las relaciones verticales donde los indígenas han
estado subordinados a ellos. Finalmente, no todos son campesinos ni tienen
tierras productivas que les permitan incursionar en la experiencia organizativa con
su producción.
Durante 1980, al interior de la cooperativa se formó la Unión Regional de
Productores de Pimienta y Cítricos de la Sierra Norte de Puebla que funcionó
como figura legal para operar créditos destinados al acopio y venta de pimienta.
También se inició la comercialización directa del café para lo cual se construyeron
las primeras bodegas y el beneficio de café por medio de faenas que realizaron
sus socios.
Se hicieron las bodegas [...] Nos tocó ir a limpiarlo. Íbamos con nuestra gente, nos tocaba cada lunes como faena. Una vez a unas comunidades, otra vez a otras teníamos que ir. Íbamos los lunes, nos íbamos temprano, llevábamos nuestro bastimento para comer allá y unas a limpiar, otras a cargar piedra, porque entre los señores unos se
126
ponían a quebrar piedra y así. Nosotras con los costales a cargar la piedra para limpiar el terreno ese. Y ahí íbamos a hacer esa faena y también sin nada de paga. Si alguno de nosotros no podía ir tenía que pagar un mozo para que fuera a trabajar en lugar de él. 78
En tanto que el Estado es una construcción siempre incompleta y sujeta a distintas
formas en que los actores locales lo imaginan (Harvey, 1998b), la Tosepan utilizó
su posición legal para atraer recursos públicos a la región. La presencia del
delegado de la Secretaría de Programación y Presupuesto Estatal y del
representante personal del gobernador en la inauguración del beneficio húmedo
de café de la cooperativa fue idónea para que ésta les entregara una propuesta de
un Programa de Inversiones. En ella se hacía hincapié de las necesidades más
apremiantes de los indígenas en la región y se auto-proponía para administrar y
ejecutar los presupuestos de las obras contempladas en dicho proyecto. El
presidente de la República, Miguel De la Madrid, junto con el gobernador del
estado, Guillermo Jiménez Morales (1981-1987) reconsideraron la propuesta en
los primeros meses de 1984, después de una helada que devastó la zona en
diciembre de 1983. Esa fue la primera ocasión que una organización campesina
recibió fondos estatales para obras públicas (Aguilar, 1986: 148-150).
La decisión del gobierno respondió no sólo a un mecanismo de cooptación sino a
múltiples prácticas de confrontación y negociación tanto al interior de la
organización como en sus relaciones con las instancias gubernamentales y los
grupos de comerciantes regionales. Las dinámicas resolutivas que se pusieron en
juego durante ese período les permitieron posicionarse en el mercado de una
forma diferenciada respecto a otros grupos en específico los mestizos dedicados a
la producción cafetalera. Por ejemplo, durante 1985 se construyó el beneficio seco
"que con 30,000 quintales de producción anual se convirtió en el más grande de la
región, por encima del negocio de los Soto, hasta entonces el mayor holding
[acaparador] cafetalero” (Bellinghausen y Ortiz, 1989: 36). Además, se
construyeron 18 bodegas con el material de construcción que suministró el
78Teresa Mora, ex-socia de la Tosepan, exencargada de la tienda local de la cabecera LICONSA y Regidora de Salubridad durante el período 1987-1990. Entrevista realizada en su domicilio particular en enero de 2007.
127
gobierno estatal y la mano de obra cooperativista. A partir de 1983 y hasta 1987
recibieron asesoría y financiamiento de la Secretaría de Agricultura y Recursos
Hidráulicos (SARH). Así durante la década de 1990, la Tosepan se convirtió en
una empresa competitiva, sujeta de crédito y asistencia técnica (De la Peña,
1998).
En 1986 se creó la Comisión Regional de Artesanas (CRA) de la cooperativa que
fue impulsada por un grupo de mujeres de la localidad de San Andrés Tzicuilan:
Juana García, María Francisca, Ocotlán Pinahuis, Juana Vásquez, Rufina Villa,
quienes vendían sus productos a intermediarios. La incorporación de estas
mujeres en específico respondía a varias consideraciones prácticas: la circulación
del telar, herramientas y/o conocimientos del mismo; la cercanía geográfica entre
sus viviendas y los nexos de parentesco entre ellas. Juana García y María
Francisca eran cuñadas, Pinahuis y el resto, vecinas.
Según recuerda Juana García, quien es fundadora de la CRA, líder de la Maseual,
miembro del Comité Consultivo del Juzgado Indígena y médico tradicional, se
acercaron a la cooperativa para obtener mayores ganancias en la
comercialización de sus productos:
Ellos vinieron [los asesores] para que, nos explicó allá en la cooperativa de por qué no hacemos una organización de artesanas, que si a poco a mi no me gustaría vender a precio mejor, porque aquí yo siempre hacía el telar, pero yo vendía en particular. Pagan medio barato. Entonces dijeron ‘por qué no hacen artesanías, se juntan’. [ ^ ] Ya en la organización nos fuimos a vender [a Xochimilco]. Mi cuñada vive aquí, la mamá de la Panchita [María Francisca]. Ella también fue porque todavía estaba fuerte. También fue la Pinahuis.
Los estudiantes que realizaban su servicio social en el municipio les propusieron a
estas mujeres que se organizaran para producir y vender su mercancía.
De verás con tres personas fuimos allá [Juana García, María Francisca y Ocotlán Pinahuis fueron la cooperativa regional]. No había muchas mujeres, nosotras fuimos las primeritas que fuimos a vender por primera vez. Después ya pensamos vamos a invitar a las mujeres que
128
conocemos que tejen para que entren con nosotros. Pues casi no había, no había tejedoras de telar, casi nadie podía.79
El trabajo inició en conjunto con las tejedoras de telar de cintura de San Andrés
Tzicuilan quienes confeccionaban rebozos, huípiles y bufandas, y con tejedores de
fibra de jonote de la localidad de San Miguel Tzinacapan quienes producían
canastos, guacales y mochilas. En cada grupo se nombró un comité local que fue
elegido por las propias mujeres. Las representantes se asignaron con base al
desempeño en el trabajo organizativo.
En 1986, las artesanas elaboraron un plan de trabajo y solicitaron a la Asamblea
General de la Tosepan incorporarse en su estructura organizativa como la
Comisión Regional de Artesanas bajo la asesoría de Susana Mejía.80 Con la
aceptación de la comisión se nombró una responsable para realizar el acopio de la
mercancía, comercializarla a través de la cooperativa, asistir a las reuniones
dominicales y entregar un informe de actividades. Los recursos financieros que la
cooperativa destinó a las artesanas fueron pocos, aunque les asignó un local de
venta en las oficinas centrales. Con la consolidación de la comisión se asociaron
cerca de 400 mujeres de diversas localidades del municipio: Pepexta, Chicueyaco,
Yohualichan y Atalpan. Estas mujeres respondían a la formación de grupos de
acción; es decir, mujeres con lazos de parentesco que reactivaron cuando se
incorporaron a la CRA para sistematizar su producción y sus compromisos con la
organización. Las socias de las localidades organizadas tienen parentesco con
otras socias de la misma localidad; son hermanas, cuñadas, nueras, hijas. Sin
embargo, lo que sobresale es que pertenecen al mismo grupo de residencia.
De acuerdo a Martínez Corona,
"Las acciones de la organización se centraron desde sus inicios en la capacitación en aspectos de producción artesanal para mejorar la calidad de los productos, establecer precios justos y formas de mercadeo a nivel local y regional, además de la formación y el acceso a
79 Juana García, líder maseual, artesana, entrevista realizada en su domicilio particular en agosto de 2006.80 Susana Mejía, estudiante del Colegio de Posgraduados, realizó su servicio social en la Comisión de Mejoramiento de la Producción Agropecuario de la cooperativa hasta 1987, después fue propuesta como asesora en la Comisión Regional de Artesanas.
129
información a través de varios foros y encuentros donde, motivadas y asesoradas por dos profesionales, se subrayó la importancia de la artesanía, el valor cultural y económico de la labor de la mujer artesana y la importancia de la organización” (2001: 162).
El trabajo de la Comisión no fue fácil. Los habitantes de las localidades y los
miembros de la misma Tosepan hicieron señalamientos de descalificación hacia
las mujeres. Algunos cooperativistas consideraron que la artesanía era una
actividad secundaria que no generaba ganancias o que las mujeres no debían
organizarse porque ello dividiría la cooperativa. Si bien, había un grupo de
mujeres que participaba activamente y estaba registrado, sus acciones y
decisiones estaban supeditadas a la de los socios varones. En las localidades, los
varones y las mujeres indígenas no organizados las descalificaban por las
frecuentes salidas y llegadas tarde a casa, la desatención de las actividades
domésticas; además la ida y venida a diferentes localidades agravaron la situación
y coadyuvaron a que las mujeres fueran tratadas como chism osas y libertinas.
Rufina Villa, pionera de la Comisión y fundadora de la Maseualsiuamej
Monselyochicaunij, señala que:
Anterio rm ente, cuando in ic iam os, toda la com unidad nos trataba de chism osas y de que ahí van esas y que si íbam os a buscar otros hombres. Eran ofensivos los comentarios.^^
No obstante, continuaron con su trabajo y a partir de 1988 se iniciaron las
reuniones de Com ités de Artesanas al interior de la CRA. Al mismo tiempo se llevó
a cabo la Prim era Asam blea G eneral de la Com isión de Artesanas en la que se
estableció la estructura organizativa, se definió el plan de trabajo y se nombró a
Guadalupe Vázquez -de San Andrés Tzicuilan- representante de la comisión.
Hasta ese momento eran ocho localidades que participaban: San Andrés
Tzicuilan, San Miguel Tzinacapan, Pepexta, Chicueyaco, Xiloxochixo, Tuzamapan
de Xiloxochico, Yohualichan y Atalpan. Mejía, Pastrana y Oyorzobal señalan que
adicionalmente:
"como apoyo al proceso organizativo regional de la [cooperativa], las asesoras de la CRA diseñan, proponen y desarrollan un programa de
81 Rufina Villa, líder maseual, entrevista realizada en el hotel Taselotzin en febrero de 2004.
130
capacitación para evaluar los objetivos, las áreas y las comisiones de trabajo de la Cooperativa Regional, a través de 8 talleres regionales, en donde participan las comisiones regionales de trabajo de la cooperativa y un equipo de la Comisión de Artesanas” (1999: s.p.).
En ese año consiguieron financiamiento de American Jewish World Service
(AJWS) a través del Comité Internacional de Enlace de Programas para la
Alimentación (CILCA) para llevar a cabo un proyecto de producción y
comercialización de artesanías, cuidado del medio ambiente, construcción de
huertas familiares, granjas de aves y cerdos. El proyecto se desarrolló durante tres
años (1991-1993) bajo la responsabilidad del tesorero de la cooperativa y Rufina
Villa, encargada del Fondo Revolvente de la CRA. En 1989 se realizó la segunda
Asam blea G eneral de la Com isión de Artesanas.
En cuanto al acopio de productos artesanales, las socias de cada grupo
entregaban sus prendas al Comité local el cual elaboraba una lista con el nombre,
prenda y precio de venta; éste a su vez se entregaba al Comité Regional bajo la
misma lógica. Para 1989, se crearon los formatos y controles de acopio, la
recepción de mercancía se realizaba en Cuetzalan con la responsable del Fondo
Revolvente y la Presidenta de CRA. Al inicio, la comercialización se realizó por
medio de la venta directa en la ciudad de México.
Ya en la organización ya fu im os a vender, pero ya no solas, con otra. Mi cuñada, la mamá de Panchita. Ella tam bién fue porque todavía estaba fuerte. Tam bién fue la P inahuis; le dije te je m ucho porque vam os a salir, ya me d ijeron allá en la cooperativa que vam os a ir a vender a México,dicen que se vende bonito allá. 82
Posteriormente la comercialización se realizó directa al público en el local
asignado por la Tosepan, en instituciones gubernamentales como FONART y a
través de exposiciones en Universidades de Puebla y en la ciudad de México.
A finales de la década de 1980 la Tosepan agrupaba a casi 10,000 socios,
hombres y mujeres que participaron activamente sin importar las carencias
económicas, las inclemencias del tiempo y las distancias para movilizarse. Aunque
82Juana Vásquez, líder maseual, artesana, entrevista realizada en su domicilio particular en agosto de 2006.
131
se establecieron cooperativas locales en los poblados y rancherías de los otros
municipios, la ciudad de Cuetzalan fue y es la sede regional donde se concentran
todas las actividades administrativas y se realizan las Asambleas de
Representantes. Cabe señalar que, la cabecera municipal está conformada
mayoritariamente por familias mestizas que desplazaron a los indígenas a las
localidades periféricas a finales del siglo XIX. La centralización de las actividades
regionales de la Tosepan en esta cabecera, sin duda, responde a un
reapropiamiento del espacio que históricamente perteneció a los indígenas, amén
de que ahí se realizan todas las actividades administrativas y comerciales del
municipio.
QO
Durante esos años, el Proyecto de Animación y Desarrollo (PRADE)83 y la
Tosepan intercambiaron experiencias y asesorías, compartieron algunos
proyectos y participaron en las reuniones de cada organización, otorgándoles voz
y voto a los participantes. A finales de la década de 1970 e inicios de 1980, el
PRADE había consolidado varios proyectos a través de la constitución de cuatro
figuras legales. Uno de ellos, es que desarrollaron entre la cooperativa local y la
Tosepan. (Sánchez, Soto, Almeida y Felix; 1983; Bellinghausen y Ortiz, 1989).
El trabajo colectivo entre PRADE y Tosepan permitió afrontar de forma diferente
los sucesos internacionales, nacionales y regionales que impactaron con mayor
fuerza a la población indígena en 1989. En julio de ese año, las cláusulas
económicas del Convenio Internacional del Café se suspendieron y el precio
internacional se desplomó. Por otra parte, México desmanteló el INMECAFÉ y el
24 de diciembre cayó una nevada que acabó con la cosecha y el 60% de plantíos
de café.84 La presidencia municipal, a cargo del cooperativista Agustín Ramiro,85
83 El PRADE fue una experiencia organizativa que se gestó en la localidad de San Miguel Tzinacapan cuyos ejes de trabajo fueron la salud, la educación, la nutrición y pequeños proyectos productivos que permitieron comercializar el café, la pimienta y los cítricos de forma directa, sin intermediarios a mediados de la década de 1970.Una mayor descripción se encuentra en la página 122, a nota de pie.
Una década anterior un fenómeno parecido afectó el 70% de la cosecha anual de café por lo cual el presidente municipal, Ángel Molina, solicitó al Instituto Mexicano del Café favorecer con el programa PIDER-INMECAFÉ a varios pequeños productores afectados para la renovación y rehabilitación de sus cafetales. Además solicitó apoyo al Programa Presidencial Extraordinario de
132
84
realizó jornadas que permitieron a la población económicamente activa, sobre
todo jefes de familia, tener un trabajo temporal para atenuar la falta de recursos
económicos por la pérdida de las cosechas de café agravado con la caída de su
precio y la ausencia del INMECAFÉ. Se crearon empleos para arreglar los
caminos y en San Miguel Tzinacapan particularmente, se obtuvo un
financiamiento de $390,000 a cargo de miembros del PRADE para empedrar el
camino principal dio trabajo a sanmigueleños y cuetzaltecas durante 11 meses.
Por su parte, mujeres de Xiloxochico se incorporaron a la CRA para afrontar la
pérdida de las cosechas de café y de maíz a través de la producción y
comercialización de sus artesanías.
2. 3. 2 La Sociedad de Solidaridad Social Maseualsiuamej Mosenyolchicaunij
Después de los estragos por la helada, la Comisión Regional de Artesanas
diversificó sus actividades. Con el apoyo de la asesora se desarrollaron algunos
talleres sobre salud reproductiva, conocimiento del cuerpo femenino y violencia
intrafamiliar. Aunque, los dirigentes de la Tosepan no vieron bien estas acciones
porque consideraban que ellas atentaba contra los valores de la comunidad.
Aunado a ello, en 1989 se realizó el primer Foro Regional sobre violencia hacia las
mujeres en el municipio en el que participaron socias de la Comisión de
Artesanas, lo que trajo consigo los primeros desacuerdos entre los miembros de la
cooperativa y las artesanas. Ellos no reconocían que las mujeres cuetzaltecas
vivieran violencia intrafamiliar; suponían que sólo se daba en países de
Centroamérica y Sudamérica. No obstante, un estudio que realizaron las
artesanas reveló que en mayor o menor medida las mujeres habían sido
agredidas física y verbalmente dentro de sus familias.
Por otra parte, la presencia femenina dentro de otras comisiones era nula, ello
relegó su participación y minimizó su toma de decisiones dentro de las Asambleas
dominicales. 85
Ayuda Alimentaria a Zonas afectas por Heladas y Sequías a cargo de CONASUPO para beneficiar a las 3000 familias afectadas.85 En el capítulo siguiente describo cómo la Cooperativa accedió por primera vez a la presidencia municipal a través de uno de sus miembros.
133
Otra cosa p o r la que tuvim os a lgunas d iferencias o nos hacían sen tir así es porque e llos (los socios varones) eran mayoría. Había com isión de abasto, de café, de la p im ienta , de educación y bueno varias com isiones y nosotras éram os una comisión, la com isión de artesanías. Entonces e llos eran m ayoría y aunque nosotras d ijéram os algo no era m ucho tom ado en cuenta, p o r lo m ismo, no éram os mayoría.
La Comisión de Artesanas gestionó su primer proyecto. El recurso lo compartieron
con la Tosepan, quien decidió cuál sería su destino, además de prescindir de los
servicios de las asesoras86 87 88 para nombrar a Rosalina Tabeada quien participa en la
organización desde 1981. Las artesanas no estuvieron de acuerdo.
La relación entre la cooperativa y la comisión cada vez fue más tensa y en poco
tiempo las artesanas se separaron de la organización. Una de las razones
principales fue el descontento que provocó la adquisición y registro de un local en
San Andrés Tzicuilan. Durante 1990, la Comisión compró el terreno con las
ganancias de la venta de sus productos. El local se construyó con el apoyo de la
Embajada Holandesa a través de un proyecto desarrollado en colaboración con el
sastre de San Andrés.
La llegada del material de construcción a la localidad trajo consigo problemas con
las autoridades locales cuando el presidente auxiliar recibió el recurso y
desconoció la gestión de las artesanas. Después de varios meses, las autoridades
municipales les regresaron el material e iniciaron la construcción. Durante ese
tiempo, escucharon los rumores de que el presidente auxiliar dispondría de él para
servicio comunitario en cuanto el local estuviera terminado.
Nos había llegado e l com entario de que (las autoridades auxiliares) estaban esperando que term ináram os de constru ir para que nos quitaran nuestra casa. No podía se r de nosotras, m ujeres indígenas. Tenía que se r de la comunidad.^^
86 Rufina Villa, líder maseual, entrevista realizada en la recepción del Hotel Taselotzin en enero de 2007.87 Durante 1987, Ofelia Pastrana se incorporó como asesora en la comisión de educación y previsión social de la Cooperativa. En 1989 Carmen Magallón se integró como asesora en la Comisión Regional de Artesanas. Susana Mejía continuó con la asesoría a la Comisión Regional de Artesanas.88 Rufina Villa, líder maseual, entrevista realizada en el local para elaboración de productos de medicina tradicional en enero de 2007.
134
Para poder figurar como dueñas del local, el grupo de artesanas debía constituirse
legalmente. A principios de 1991, el grupo de Tzicuilan decidió registrarse e inició
los trámites correspondientes, sin que la Tosepan estuviera enterada de la
decisión. En una asamblea dominical, los representantes reclamaron su intención
de realizar otro registro cuando la cooperativa tenía el propio y les exigieron que la
propiedad quedara a nombre de la Tosepan. Las artesanas se negaron a la
petición; sabían que la cooperativa estaba endeudada y no querían correr el
riesgo de perder la propiedad si en algún momento la embargaban. Esta
respuesta desconcertó a los dirigentes de la cooperativa y la molestia se extendió
a socios de otros municipios. En una reunión una de las líderes de la cooperativa
local del municipio de Jonotla arremetió contra las artesanas y las echó del
lugar.89
Durante un año, ambos estuvieron negociando; los dirigentes de la Tosepan
trataron de convencerlas para que cedieran la propiedad y ellas estuvieron
lidiando entre sus afectos y lo que mejor les convenía como grupo. No querían
permanecer en la cooperativa bajo presión, pero tampoco querían retirarse ya que
algunas eran socias en la cooperativa local, otras tenían esposos que trabajaban
ahí y en general se sentían parte de la organización. 90
A finales de 1991 se realizó la Tercera Asamblea General de la Comisión de
Artesanas y el cambio de directiva. Las socias nombraron un consejo pero la
dirigencia de la Tosepan intentó imponer el propio agudizándose los desacuerdos.
Las artesanas cancelaron la cuenta del proyecto CILCA para evitar que la
cooperativa hiciera uso del recurso, pero meses después cuando los
representantes de proyecto se percataron del conflicto retiraron el financiamiento.
Finalmente en el mes de abril de 1992, el grupo de San Andrés Tzicuilan junto con * 90
89 El proceso de organización en el municipio de Jonotla fue muy diferente al de Cuetzalan. Aquí las mujeres fueron participantes muy activas, probablemente por su condición de mestizas.90 Según Rufina Villa: la dirigencia puso a ellos [los esposos] en una disyuntiva. Si ellos eran socios tenían que aplacar a sus esposas para que no causaran ruido. Las mujeres querían seguir en la organización; los esposos les decían ‘si no te retiras tú, yo voy a tener problemas en el trabajo’ aunque fueron muy pocas las que tuvieron problemas con sus esposos.
135
otras localidades se retiró de la cooperativa. Como ilustran Mejía, Oyorzabal y
Pastrana:
"En el transcurso del proceso lograron convencer a algunas artesanas que no habían quedado como representantes para que se quedaran al frente de la Comisión en la Cooperativa. De esta manera los cooperativistas lograron expulsar al grupo de Tzicuilan, marchándose con ellas 70% de las artesanas, mientras que el 30% decide quedarse. Los grupos que se retiraron fueron Tzicuilan, Pepexta, Chicueyaco y Xiloxochico. [_ ] Se quedan en la [cooperativa] los grupos de Yohualichan, Atalpan y Tuzamapan de Xiloxochico. Posteriormente el grupo de Yohualichan se independiza” (2001: 204-205).
La Tosepan conservó el mobiliario y las mercancías que se encontraban en el
local. Cuando las artesanas intentaron rescatar su producción a través de la
asesoría jurídica se percataron de que nunca habían sido socias legales y no
podía reclamar nada. Si la propiedad de San Andrés la hubiesen puesto a nombre
de la cooperativa también la hubieran perdido.
Cuando nos salim os se quedaron ah í m ás de $16,000 de nuestra artesanía. E n ese tiem po era dinero, estaban llenos todos los aparadores de artesanías y pues ya no pud im os re tira r una sola prenda porque era de la Tosepan.91 92 Todas las artesanías allá se quedó donde tiene la tiendita [el local de la Tosepan], siem pre estaba allá. Se quedó todo allá, las cosas, se quedó allá nuestra artesanía. No nos la dejaron92sacar.
En el caso de la Comisión Regional de Artesanas sobresalen los enfrentamientos
entre: 1) la Tosepan y las artesanas, 2) los proyectos enfocados a mujeres y los
valores comunitarios; y 3) las indígenas y las autoridades auxiliares. Las tres
confrontaciones se traducen en una marcada desigualdad de género no sólo al
interior de la cooperativa sino en las localidades, donde los varones son quienes
definen las relaciones de poder local. Llama la atención que en una organización
caracterizada por la creación de nuevas prácticas sociales, las relaciones de
género aparecen como inmutables. Empero, al considerar las organizaciones
campesinas como identidades colectivas modernas es comprensible que la
91 Rufina Villa, líder maseual, entrevista realizada en el local para elaboración de productos de medicina tradicional en enero de 2007.92 Juana García, líder y fundadora de la Maseual, entrevista realizada en su domicilio particular en agosto 2004.
136
participación femenina sea relegada al ámbito doméstico. En su estudio de Llano
Grande, Zárate (1998) plantea que en las identidades rurales continuamente
aparecen nuevas relaciones pero también reaparecen y se refuerzan relaciones
antiguas que aparentemente no tendrían cabida en el proyecto modernizador. Su
planteamiento se centra en relaciones comunales y hacia el estado, aunque ello
también explica las de género, en tanto que forman parte de la comunidad.
En este sentido, las artesanas se han estado apropiando de una identidad
colectiva que inició formalmente el 11 y 12 de septiembre de 1992 cuando se
constituyeron a través de Asamblea General en la Sociedad de Solidaridad Social
"Maseualsiuamej Mosenyolchicaunij” (Mujeres indígenas que trabajan juntas y se
apoyan) bajo el Registro Agrario Nacional 191512/92. La organización se
conformó con mujeres indígenas de cinco localidades del municipio: San Andrés
Tzicuilan, San Miguel Tzinacapan, Chicueyaco, Xiloxochico, Pepexta. El grupo de
la localidad de Cuauhtamazaco se integró en 1993. El primer Comité Ejecutivo
quedó integrado por Juana Ma. García Ramos de la localidad de San Andrés
Tzicuilan (presidenta); Adriana Petra Cuamayt de Xiloxochico (Secretaria de
actos); Ma. Petra de Jesús de Pepexta (Secretaria de finanzas); y Juana Ma.
Nicolasa Chepe de Chicueyaco (responsable del acopio y la comercialización de
artesanías). Con base en el Acta de Asamblea General Ordinaria del 9 de
diciembre de 1992 los requisitos para ser socia de la Maseual son:
1. Que sean mujeres, indígenas y pobres.2. Que traigan sus documentos [Acta de nacimiento y/o credencial de elector]3. Que paguen una cuota de recuperación4. Si es artesana deberá traer sus prendas.5. Traer solicitud por escrito.6. Se presentarán primero en el grupo y decidirán si la aceptan o no anticipándole
que estará a prueba para ver si es responsable, durante 3 meses.La Asamblea General aprobará definitivamente si ingresa o no. Se aprueba por mayoría de votos (Libro de Actas, 1992: 5).
La estructura interna retomó el esquema de las Asambleas como máxima autoridad. 93
93 La descripción de una asamblea de la Maseual se encuentra en el anexo 5.
137
Asamblea General: es el espacio para la toma de decisiones colectivas donde se
discute el rumbo de la organización y se eligen a sus representantes. En el caso
de la Maseual, ésta se lleva a cabo cada año y es la única ocasión donde se
reúnen todas las socias para concretar el plan de trabajo, evaluar los proyectos,
proponer alternativas de desarrollo, recibir un informe financiero de la
organización, y renovar el Consejo Regional de Mujeres o Comité Ejecutivo.
Consejo Regional de Mujeres: está conformado por un miembro de cada localidad,
generalmente son representantes del comité local y dos mujeres del consejo
regional saliente que sirven de apoyo. El Consejo está conformado con por la
presidenta, tesorera, secretaria del Comité Ejecutivo; la presidenta, tesorera,
secretaria del Comité de Vigilancia; una responsable del Seguimiento de Admisión
de Socias y una responsable de la comercialización de las Artesanías'
Comité Local es el órgano donde se organiza, informa y participa en las acciones
acordadas en Asamblea a nivel local. La presidenta de cada comité es integrante y
representante en el Consejo Regional de Mujeres e intermediaria entre estas dos
instancias.
Áreas de Trabajo donde se integran la labor comunitaria de las socias a través de
los diversos espacios de responsabilidad. Al principio la organización estaba
conformada en cuatro áreas, pero se reestructuró en tres en 1984: 1) bienestar
social; 2) educación y capacitación y; 3) proyectos generadores de ingresos.
La producción artesanal se diversificó: en telar de cintura se elaboraban rebozos,
bufandas, huipiles, vestidos, blusas, pañoletas, fajas y manteles con hilos de
costura, hilaza y rayón; con la fibra de jonote se crearon maceteros, guacales,
mochilas, "revisteros” y diversos artículos de cestería. Además se incluyó la
confección de prendas de manta bordadas a mano con hilo de algodón como
blusas, vestidos, manteles y servilletas.
Para la comercialización de esos productos se diseñaron varias estrategias. La
primera fue la realización de un estudio de mercado que permitiera conocer la
demanda de artículos artesanales. En segundo lugar se buscó mercado a nivel
138
nacional e internacional y continuaron con la venta directa a público. También
iniciaron un proceso organizativo enfocado exclusivamente en la producción y
comercialización de artesanías que consistió en programar reuniones el tercer
jueves de cada mes con dos representantes regionales, la responsable de la
comercialización y la asesora. Dentro de estas reuniones se analizaba la situación
productiva, se planeaban las salidas a vender, se discutía sobre los productos que
probablemente podrían tener mayor demanda, y se capacitaban sobre
contabilidad y administración. Este proceso abrió nuevos mercados en algunas
tiendas del Distrito Federal como "La Paloma”, EXMIN, "La Carreta” y el Museo de
Artes e Industrias Populares; además establecieron contacto con “Xochipilli” y con
AMACUP, Asociaciones Civiles enfocadas a apoyar a organizaciones de
artesanos (Mejía, Pastrana y Oyorzabal, 1999).
La estructura organizativa permitió a la Maseual perfilarse y consolidarse como
una organización de mujeres con enfoque de género, que a diferencia de otras, ha
subsistido durante más de dos décadas.
La labor de la Tosepan y la Maseual respecto a la temática de género surgieron
de forma paralela y durante la última década trabajan de forma conjunta. Sin
embargo, como sugiere Sierra "la manera en que nuevos lenguajes legales de
corte trasnacional, como es el caso de los derechos humanos, los derechos
indígenas y los derechos de mujeres, están siendo incorporados y procesados por
los actores locales abriendo opciones para litigar y negociar las disputas, al mismo
tiempo generan sus propias contradicciones culturales (2004b: 183).
2.3.3. Sociedad de Producción Rural de Responsabilidad Limitada “Viveros de la Mesa de San Felipe Los Alzati”
En San Felipe, los proyectos productivos y la formalización de las organizaciones
económicas se perfilaron hacia finales de la década de 1980, cuando se instaló el
primer invernadero sobre la Carretera Federal Zitácuaro-Morelia km.15, a unos
metros del centro. El invernadero "García” hoy conocido como "El Morro” inició su
producción con plantas de ornato, principalmente azaleas. A partir de ahí se
139
instalaron invernaderos rústicos, que favorecidos por el clima, se dedicaron a la
producción de la flor de Nochebuena:
De ^El M orro” salió un traba jador que decidió ex tender los viveros con los conocim ientos que ya había adquirido. Anton io Andrez Sánchez fue quien in ició e l cultivo de la nochebuena. Quiso acabar con e l m ercado de Xochim ilco a través de una producción de cantidad y de calidad.Abrió dos naves, en dos años otras dos. 94
La insta lación de las naves en San Felipe tiene que ver con la banca rota de l vivero E l Morro, quien en sus in icios cultivaba flo r de ornato. Los prim eros que colocaron los viveros en San Felipe fueron Serapio y Tomás A ndrez.94 95
Hacia los cuatro años, se instaló el segundo invernadero en la localidad con lo que
se inició una transformación radical en el manejo de recursos económicos sobre
todo entre los habitantes de La Mesa, donde la instalación de invernadero proliferó
rápidamente hasta alcanzar 300 microempresarios autosuficientes distribuidos en
casi toda la tenencia. Los otomíes de la manzana de La Mesa dejaron por
completo la elaboración de alfarería, la producción de aguacate criollo, chirimoya,
granada china y durazno. Las tierras para potreros y huertas fueron remplazadas
por terrenos cubiertos de tezontle y dejaron su actividad agrícola para dedicarse a
la floricultura, convirtiéndose en la principal actividad económica no sólo de la
localidad sino de la región. Durante la década de 1990, la producción de la flor de
nochebuena apenas alcanzó el medio millón de plantas por año, aunque en el
último lustro se ha incrementado notablemente.
La obtención de la flor se da a través de la organización en pequeños grupos de
familiares o agrupaciones. La familia es básicamente nuclear con apego
patrilineal, aunque existen excepciones cuando se trata de familiares cercanos.
Para obtener su sustento, organizan las actividades económicas entre todos los
integrantes de la familia. Los otomíes recurren a los lazos de parentesco
consanguíneos, a los compadrazgos y a las amistades para llevar a cabo el
proceso productivo. Mientras que en los nahuas, la relación de producción se
94 Líder otomí, floricultor, entrevista realizada en su domicilio particular en enero de 2009.95 Líder otomí, floricultor, entrevista realizada en su invernadero ubicado en la manzana de La Mesa en abril de 2009.
140
funda en una diádica de ayuda, los otomíes la establecen como una prestación de
trabajo asalariado para obtener una ventaja económica. De ahí que las personas
que participan en la producción de la flor sean contratadas como peones -
parientes, compadres o amigos- más que como parte de una acción de
reciprocidad.
Sólo un porcentaje de los grupos productivos está registrado formalmente en la
Dirección de Fomento Económico permitiéndoles gestionar, tramitar recursos y
obtener apoyos: San Felipe Viveros S.P.R de R.L.; Viveros de la Mesa de San
Felipe Los Alzati S.P.R de R.L; Artesanos y Floricultores de la Mesa de San Felipe
Los Alzati S.P.R. de R.L.; Grupo de Productores de Noche Buena "Las Pirámides;
"El Aguacate”; "El Fresno; "De Ocurio”; "Ojo de Agua"; “Macutzio”; "De la 2da.
Manzana de San Felipe”; "De la 3era.manzana de San Felipe; "El Llano”; "De la
Mesa de San Felipe”; Grupo de Trabajo "Las Flores”; "La Mesa”; "Segunda
manzana de San Felipe”. A través de la organización de pequeños productores
optimizan la producción, distribuyen actividades productivas e intervienen en la
solución de necesidades de su localidad. Cada integrante del grupo posee sus
propias naves y conforma su propia unidad productiva. Su constitución responde
más a necesidades de financiamiento y comercialización que a producción. Sólo
conformados como agrupaciones legalmente constituidas pueden acceder a
créditos productivos y recibir asesoría agrícola por parte del gobierno federal -
durante un año los floricultores estuvieron asesorados por ingenieros agrónomos
como parte de un apoyo estatal, después de ello no volvieron a recibir
capacitación. Un ejemplo de una organización de pequeños productores es la
Sociedad de Producción Rural con Responsabilidad Limitada "Viveros de la Mesa
de San Felipe Los Alzati” quien al año produce 10,000 plantas que comercializan
por todo el país.
A partir de la derrama económica que deja cada año la comercialización de la flor,
los indígenas organizados se han posicionado de forma diferente en la resolución
de las problemáticas locales, entre ellos la generación de empleos -cada año se
141
crean 1 500 empleos directos-, la pavimentación de caminos y brechas, el
mantenimiento de la infraestructura escolar, entre otros.
A qu í la gente ya no es pobre, le gusta v iv ir mal, pe ro no es pobre; e l m ás e l m enos trae su cam ioneta. En la Mesa, la nochebuena y otrasflores dan de com er a la gente m uy bien. 96
En la Mesa se trabajaba e l barro haciendo artesanías y ja rritos, era la gente m ás pobre donde tenía traba ja r toda la fam ilia .* 97
Ahora tienen dinero, solvencia económ ica y dan para lo que se les pida 98
La sociedad está integrada por indígenas de la manzana de La Mesa, son líderes
de la comunidad y se han insertado en diferentes agrupaciones buscando el apoyo
para su localidad, su representante participó en la UCEZ. Cuenta con 10
miembros y posee 10 naves que se preparan conforme se van necesitando. Con
anterioridad trabajaban 9 meses, ahora sólo descansan un mes porque a
mediados de febrero empiezan a preparar la tierra para recibir los "esquejes”
(punta de nochebuena).
De acuerdo con los productores, la flor de nochebuena o poinsettia es originaria
de Guerrero, pero en la década de 1820, el primer embajador estadounidense en
México, Joel Roberts Poinsett, se adjudicó los derechos sobre la planta. En una
visita a Taxco, mientras trabajaba como embajador, encontró que las plantas de
nochebuena crecían en las laderas. Tras concluir su labor diplomática, inició una
plantación en Carolina del Sur, registró la flor con su nombre y luego vendió la
patente a la empresa Paul Ecker Ranch y la empresa Oglovee.
Así, cada año salen del país vecino al estado de Morelos millones de raíces
desnudas transportadas en un gel especial; ahí las colocan en un vaso de 3
pulgadas con tierra y se envían a diferentes destinos, entre ellos San Felipe de
Los Alzati. Previamente, cada productor hace su pedido y mientras llega preparan
96 José Espinoza, comunero indígena, entrevista realizada en su domicilio particular ubicado en la manzana de El Rincón Do-Ngu en agosto de 2008.97 Santos Bernal, comunero indígena, empleado de la radiodifusora XETUMI La voz de la Sierra Oriente, entrevista realizada en locaciones de la radio en agosto de 2008.
Comunero indígena, entrevista realizada en las oficinas de la tenencia de San Felipe en septiembre de 2008.
142
las naves cubriéndolas de un enorme plástico, el cual se utiliza durante 7 u 8 años,
dependiendo de sus condiciones. En ello sólo participan tres o cuatro varones, el
dueño de la nave y los peones que contratan, principalmente algunos parientes.
En general cada invernadero tiene un área de 250 m2; 50 m. de largo por 5 m. de
ancho. En cuanto llegan los "esquejes” las colocan en un vaso de 7 pulgadas, se
prepara la raíz con insecticidas, fertilizantes y se colocan en largas mesas
anticipadamente colocadas en las naves. Con anterioridad sólo participaban los
varones en esta parte de la producción, con la utilización de agroquímicos "menos”
dañinos a la salud y en algunos casos orgánicos, las mujeres y los hijos menores
ayudan en el proceso de "enraizar”.
Durante el tiempo que la planta crece y florea se le aplican insecticidas para
prevenir que la larva de la mosca negra se reproduzca, ello acabaría con la
producción. La aplicación del químico de forma indiscriminada podría quemar la
raíz y no florear. La fertilización la realizan los varones y mujeres utilizando tinacos
con capacidad de 2500 litros y una regadera con bastón. Al final del proceso de
producción, la utilización de peones aumenta. Se contratan entre 8 y 10 personas,
más la mano de obra del dueño de la nave y de su esposa conforman la unidad
productiva. Los trabajadores son parientes y/o vecinos que conocen el proceso
productivo pero no cuentan con el recurso para establecer sus propias naves.
De acuerdo a los floricultores, las nochebuenas requieren de cuidados específicos
para que los pétalos alcancen su tamaño real y la flor tome la coloración que debe.
Durante el verano y otoño, tanto el dueño de la nave como los peones están al
pendiente del clima, encierran perfectamente las naves con los plásticos para que
el aire frío no queme las plantas y por las noches las cubren con mantas, ya que el
calor es lo que da el color. Por ejemplo, durante el 2007 cayeron tres heladas
"negras” en el mes de octubre y la mayoría perdió su producción. Los floricultores
temen mucho a este tipo de helada debido a que es muy perjudicial para las
plantas porque las hojas y los tallos sufren quemaduras tomando una apariencia
negruzca. Ello se debe a que la humedad de la noche no alcanza el punto de rocío
y no logran formarse los cristales de hielo sobre el vegetal.
143
Las plantas con flor se venden desde la segunda quincena de octubre hasta la
última semana del año. Existen entre 15 y 17 variedades y cada una recibe un
nombre diferente: Supjibi Red Rojo, Nutcracker Red Rojo, Freedom Red Rojo,
Festival Red Rojo, Red Ángel Rojo, Sonora Red Rojo, Orion Red Rojo, Freedom
Brigth Red Rojo, Red Elf Rojo, Nutcracker White Blanco, Freedom White Blanco,
Festival White Blanco, Sonora White Blanco, Marble Star Mármol, Puebla Marmol,
Freedom Marble Mármol, Sonora White Glitter Jaspeado, Monet Jaspeado,
Davinci Jaspeado, Festival Rosado Rosado, Sonora Pink Rosa, Maren.
Uno de los problemas más graves al que se enfrentan es la comercialización. Son
los varones, principalmente el dueño de la nave, quienes se encargan de
establecer los canales de comercialización en diferentes partes del país. Las
mujeres y los hijos menores venden las plantas a los visitantes que lleguen a la
propia nave.
Cada uno de los socios tiene su propio terreno para instalar sus naves y vende su
producción donde puede, la mayoría de las veces es a intermediarios que acuden
directamente a los viveros o las ofrecen en la central de abastos de Zitácuaro. De
acuerdo a la experiencia de uno de los socios, salir a vender las plantas no es
negocio. Durante cuatro años estuvo yendo a México pero no fue redituable, ya
que muchas de las plantas llegaban maltratadas y tenía que rematarlas. La
mayoría de su producción se va a Sinaloa y Chihuahua; él la vende a $18 y el
intermediario la ofrece en $120; sabe que la ganancia que tienen sus compradores
es mucha pero reconoce que ellos son quienes conocen el mercado.
En la actualidad, un campesino que quiera convertirse en floricultor necesita
primero capitalizarse. Hace un par de meses regresó un migrante con una
cantidad de dinero para invertir en la producción; invertiría $7,200 en una tonelada
de fierro para instalar 10 naves; cuando iba hacer la compra se encontró con la
sorpresa que en ese momento constaba $14,800. Dejó el negocio y regresó a su
trabajo anterior. Bajo circunstancias similares se encuentran los agroquímicos que
utilizan para la producción. Por otra parte, ahora la competencia está con los
144
japoneses, quienes han estado adquiriendo terrenos en Xochimilco y amenazan
con monopolizar la producción.
2.4 Construcción de derechos civiles. Dinámicas resolutivas en una primera etapa de actuación.
La ciudadanía desde las organizaciones económicas y así como desde las
colectividades que ilustra Bello "es un proceso construido por los propios actores
en sus contextos socio-históricos, en un escenario en el que el Estado ha tenido
una permanencia permanente [sic] como eje organizador de las sociedades
nacionales” (2004: 9). Así, lo que observamos en los casos de estudio es que la
construcción de derechos civiles está envuelta en un conjunto de prácticas de
resistencia que están orientadas a desafiar el poder económico-político y modificar
las estructuras sociales. Entre ellas sobresalen algunas formas de mercantilización
directa de los productos que pusieron en una situación desventajosa al grupo de
comerciantes regionales. La ruptura de los cacicazgos y latifundios existentes
conformó nuevos espacios de disputa, acuerdos y negociaciones entre los grupos
que mantenían el control económico y los indígenas que vivían supeditados a sus
decisiones como resultado de su condición étnica y de clase.
Hasta antes del surgimiento de las organizaciones económicas, el mercado local
de café, pimienta, cítricos estaba supeditado a las alianzas entre los intermediarios
y los enganchadores indígenas y los favoritismos mercantiles. En el caso de
Cuetzalan, el acaparamiento del café estaba entre quienes poseían las beneficios
y los vínculos para comercializarse hacia el exterior. En su texto "Historias de
Yohualichan y de la Cooperativa ‘Tosepan Titataniske”, Márquez (1999), realiza un
recuento de cómo las familias mestizas con cierto poder adquisitivo en Cuetzalan
se convirtieron en los acaparadores de la producción indígenas en complicidad
con los representantes de instancias gubernamentales. De acuerdo con él, a partir
de 1950:
"se fue extendiendo la cafeticultora tradicional [entre los campesinos] aunque el café se vendía a los coyotes de aquel tiempo (que eran quienes tenían beneficio y lo exportaban): Celestino Guerra Llaguno, los hermanos Leoncio y Blas Datolli; Adalberto Soto; Miguel Flores y
145
hermanos, Cenobio Guzmán, y otros menores. Sin embargo, la incorporación de la pequeña producción al cultivo del café no fue grande porque la Comisión Nacional apoyaba a la gente de dinero, a la gente ‘inteligente’ y para el gobierno los indígenas no tenían buena ‘entendedera’ para el café ni tenían dinero para cultivarlo. Después de la Comisión de Café aparece Bemex (Beneficios Mexicanos del Café), que tampoco era para los productores pobres sino para los ricos productores. Bemex arrendó la máquina grande de Celestino Guerra y abrió allí su compra, pero comenzó a hacer mucha amistad con los intermediarios de Cuetzalan. A los dos o tres años solamente compraba café a los ricos pues el de los pobres lo consideraba de mala calidad y teníamos que caer con los coyotes de Cuetzalan los Hermanos Flores Widobro [sic, se refiere a Ángel, José y Leonel Flores Huidobro] quienes se habían aliado con Ramón Aguilar que era el comprador de BEMEX. Una vez en manos de ellos nuestro café se lo llevaban a vender a Ramón Aguilar y entonces ya era de buena calidad y BEMEX o pagaba como bueno” (1999:12-13).
A ello había que sumarle los patronazgos que establecían con algunos indígenas
de las localidades, quienes funcionaban como enganchadores para presionar a los
productores indígenas que vendieran su producción antes de la cosecha, ya fuera
como pago de un préstamo o a través de amenazas.
En San Felipe, el control de los recursos forestales y la propiedad de las tierras
que fueron monopolizados por los ejidatarios, propietarios particulares y algunos
comerciantes provenientes de la Zitácuaro y Cd Hidalgo o que estaban asentados
en el Centro. Las cosechas de árboles frutales -aguacate, durazno, ciruela, limón
y granada china obtenidas en las huertas de la manzana de El Rincón eran
comercializadas entre un grupo de acaparadores que llegaban de las ciudades
cercanas; ellos se encargaban de ir a la localidad y regatear la producción. No
obstante, en el centro de San Felipe existía un establecimiento que acaparaba las
cosechas y las tierras. Dicen que tenía una tienda ese señor [Alfonso Olivares]
donde acaparaba p o r dec ir todas las sem illas y acaparaba un m ontón de cosas y
ah í tam bién vendía y le decían ‘sabes qué, te dejo m i tierra a cam bio de un gabán.
La manufactura alfarera era vendida en Zitácuaro, en pueblos de la región o en la
misma localidad a un precio por debajo de su costo productivo.
146
La utilización y explotación de la mano de obra indígena, el coyotaje de sus
productos y el despojo de tierras fueron actos que, de manera naturalizada,
efectuaron los no indígenas, sobre todo cuando estos se convirtieron en figuras
representativas del orden nacional. Por su parte, los indígenas estaban y han
estado sometidos a los grupos de poder económico y político local, con lo que se
construyeron relaciones asimétricas. Los indígenas organizados y no organizados,
estaban atrapados en dichos contextos, aunque los primeros buscaron, a través
de las organizaciones económicas, articular formas de responder y resolver sus
condiciones en sus localidades como participes del contexto histórico-social. En
este sentido, la articulación de prácticas en espacios caracterizados por la
confrontación y la resistencia abrió las oportunidades de acción para enfrentar, la
situación de subordinación y diferenciación social.
Al mismo tiempo, desarrollaron una capacidad de intervención e influencia en los
procesos de transformaciones económica que hasta 1980 respondía a las
estructuras clientelares locales de ese momento. Se convirtieron en un mecanismo
de contrapeso dentro de la economía local donde los indígenas son actores
sociales. En Cuetzalan, eso se convirtió en dispositivos de comercialización
directa de sus productos. Al crear sus propios mecanismos de mercantilización,
establecieron un nuevo referente de relaciones entre los indígenas y no indígenas;
los productores y comerciantes; dominantes y subordinados. Es decir, la
recreación de los marcos de interrelación entre los grupos sociales colocaron a los
indígenas en otra posición y con ello la posibilidad de conformarse como actores
sociales en vías de crear alternativas ciudadanas. En San Felipe, las incipientes
formas de organización económica deviene de un largo enfrentamiento con los
latifundistas locales. El rompimiento con dichas estructuras no sólo les permitieron
recuperar las propiedades comunales, sino acceder a mecanismos de producción
y comercialización, que en pocos años se tradujeron en la fuente más importante
de recurso y empleo.
Así, el avance en derechos civiles tiene ocasionalmente arreglos como resultado
del accionar de los indígenas organizados, principalmente cuando sus prácticas se
147
orientan al desarrollo de una economía de mercado, que desde la postura
marshallista proporcionan un elemento fundamental para la conquista del
bienestar social. Al respecto, Marshall (1992) sostiene que la sociedad actual
acepta la compatibilidad entre las desigualdades de clase y la ciudadanía, hasta el
punto de que esta última se ha convertido, en cierto sentido, en el arquitecto de
una desigualdad social legitimada. Asegura que el incremento de los salarios, al
crecimiento del ahorro, el éxito de la producción y consumo estandarizado y
masivo son los elementos que permiten a la sociedad redistribuir bienestar y
justicia social. Gracias al progreso económico, la influencia de clase en el
bienestar se reduce, y el lenguaje social se incorpora a las relaciones de mercado.
En una sociedad más justa y civilizada los individuos desarrollarán conductas más
sociables, y serán más conscientes de sus deberes para con el desarrollo
colectivo, inspirando sus actos "en un vivido sentido de la responsabilidad hacia el
bienestar de la comunidad” (Ib ídem : 60).
La dinámica resolutiva cuetzalteca, es hasta cierto punto, parecida a la de San
Felipe. El mayor potencial de las dinámicas en Cuetzalan es el impacto de las
organizaciones económicas en la vida de sus miembros y en la población en
general. En San Felipe, la introducción de la producción de la Nochebuena trajo
consigo cambios en los habitantes de la Comunidad Indígena, principalmente en el
grupo de comuneros zapatistas cuyas condiciones de vida no habían sido
favorables. De este análisis se origina el más contundente cambio en las
comunidades indígenas: su consideración ciudadana; un accionar racional y
deliberado para modificar los resultados esperados en el contexto local a través de
las relaciones asimétricas establecidas. En varias entrevistas y pláticas, algunos
indígenas organizados me refirieron discursos de ciudadanía, en los que
claramente evidenciaban las condiciones en las que vivían hasta antes de la
aparición de las organizaciones:
Nosotros com o indígenas éram os m altra tados tanto p o r la autoridad com o en e l em pleo, los m ism os vecinos o los acaparadores de café que se quedaba con nuestro producto para com ercia lizar e l café. [_ ] Había gente que nos daba un dinero com o algo antic ipado a nuestra cosecha y en caso de que no se les pud iera pag a r se quedaban con nuestras
148
tierras. También había gente o acaparadores que si veían que nada m ás pasabas de frente y te llevabas tu producto, te decían: ‘véndem elo ’ y s i decías que no buscaban la m anera de que accedieras. A veces te trozaban e l m ecapa l con que iba cargado o ra jaban e l costa l para que se riegue e l producto. 99
En esa historia vista y vivida p o r los indígenas conocim os la crueldad de los m estizos en contra de ellos, de m uchos de ellos. Los maltratos, las hum illaciones, los despojos, no sé golpes. Si a eso le agregas la experiencia que estábam os viviendo [en la organización], de hostigam iento p o r los acaparadores y que algunos de m is com pañeros o que a lgunos de nosotros estábam os corriendo riesgos m uy serios y m uy reales, fu im os dando com o lu ga r a la reflexión, cóm o frena r esos atropellos, cóm o c rea r unos paraguas que nos pro teg ieran de un posib le atropello m ás directo y p o r ende, no pro tegernos nosotros sino protegernos juntos. 100
Al considerar las praxis ciudadanas entre las organizaciones económicas, se
implementan entre sus proyectos acciones concretas para intervenir en la toma de
decisiones, en los mecanismos de producción- comercialización y en los
instrumentos de inclusión en la vida económica de la región: crecimiento del
mercado, empleo, mejor competitividad, mayor equidad, innovación tecnológica y
sustentabilidad ambiental.
A partir de la praxis de los indígenas organizados orientada a la construcción de
los derechos civiles, entiendo que a la extensión de la ciudadanía no sólo implica
una relación con la comunidad política, sino con los grupos sociales con los cuales
se disputa, negocia o acuerdan acciones con el fin de incluirse, reconocerse y
representarse en la inmediatez. Con ello me refiero a las acciones y prácticas que
ponen en juego los indígenas organizados para adherirse y establecer un sentido
de pertenencia a un contexto inmediato. Parafraseando a Tilly (1990) "lo que
llamamos ciudadanía es el resultado de los múltiples acuerdos negociados entre
gobernantes y gobernados en el curso de su lucha respecto de las formas de
acción del estado”; que para nuestros casos se construyen con los grupos sociales
existentes en el contexto local, que pueden o no, ser representantes del Estado. * 100
9 Luis Felix, Fundador de Takachiualis Este fragmento forma parte de la entrevista realizada en la oficina del Juzgado Indígena en enero de 2007.100 Indígena organizado de Cuetzalan, entrevista en enero de 2007.
149
Como veremos en el capítulo siguiente, la presencia de Tosepan, Maseual y Los
Productores de Nochebuenas permitió establecer una relación diferente entre
mestizos e indígenas. Esta relación trastocó las estructuras económicas y políticas
que abrieron gradualmente el acceso al poder político a finales de la década de
1980 y durante toda la década de 1990.
CAPITULO IIIDisputas, negociaciones y confrontaciones en la arena política y social.
El ejercicio de los derechos políticos y sociales desde las organizaciones sociales. Primera etapa de actuación
“Nadie podrá actuar de forma políticamente autónoma si no le quedan garantizadas las condiciones para que se produzca su autonomía privada” Habermas, 1995: 167
Durante mi estancia de campo en Cuetzalan, me percaté que las organizaciones
económicas habían tomado un lugar importante en la región. No sólo en el ámbito
económico y en su inserción directa en el mercado regional, como di cuenta en el
capítulo anterior. Además, se estaban convirtiendo en actores políticos, que
pretendían, a través de su participación con candidatos, recuperar los espacios
que por décadas habían sido ocupados por otros grupos sociales adheridos al
partido hegemónico.
Para la población cuetzalteca, sobre todo aquella que había mantenido el poder
político, le pareció una severo desafío que los indígenas organizados tuviesen la
pretensión de ocupar los cargos políticos locales. Bastante osadía era
comercializar sus productos directamente, como para permitirles acceder a la
presidencia municipal. Hasta entonces, los indígenas sólo habían servido como
votantes cautivos, quienes a través de prebendas otorgaban su voto en cada
elección. Por su parte, en San Felipe, la lucha por la tierra estuvo y está
relacionada con las contiendas políticas. Los comuneros interesados por
conservar la propiedad comunal deben acceder al cargo de Comisariado de
Bienes Comunales para ejercer los derechos agrarios. Así, la disputa por los
cargos locales representa, al mismo tiempo, la defensa de la tierra. En ambos
150
casos, el acceso a los cargos políticos fue posible en la medida que los indígenas
organizados consolidaron una economía local.
Entendí que la participación en el ámbito económico se había convertido
paulatinamente en el principio para adquirir el estatus social. Su intención política
se verificaría por el hecho de que todos sus miembros se beneficiarían de las
bondades de la riqueza colectiva más que por los valores que fundan el proyecto
político de la misma democracia (Schnapper, 2001). Entonces comprendí que los
espacios políticos y sociales sólo son permisibles y resultado del reducto
económico que un grupo social es capaz de construir. El ejercicio de los derechos
depende de una serie de condiciones previas, que si bien no son exclusivamente
económicas, si obedecen en gran medida de ellas.
En su análisis sobre los derechos, Barbalet (1988) apunta que los civiles y
políticos son necesariamente universales y formales; mientras que los sociales
son prestaciones concretas que han de ser particularistas y selectivas. Tienen un
carácter aleatorio cuya existencia está condicionada por una economía de
mercado; no son en sí mismos derechos de participación, sino condiciones que
posibilitan esta participación. Con respecto a esto último, lo que encontré en los
casos de estudio fue que los derechos sociales están construidos a partir de la
praxis organizativa lo que ha propiciado la modificación de otros escenarios:
económico, político y social. Por supuesto que, desde la ciudadanía liberal, los
derechos sociales son un tipo de oportunidades condicionadas -conditional
opportunities (Barbalet, 1988). Con base en los datos etnográficos que sustentan
mi investigación, estaría más de acuerdo con considerar que el mismo ejercicio de
los derechos civiles y políticos requiere disponer de ciertos derechos sociales, ya
que solamente pueden exigirse responsabilidades a los ciudadanos si previamente
la comunidad los reconoce efectivamente como tales. Es decir, los tres
componentes ciudadanos -civil, político y social- son indispensables para
posibilitar la autonomía del ciudadano, del indígena organizado.
En este sentido, el capítulo tiene por objetivo exponer cómo los actores sociales
despliegan una praxis vinculada a lo cotidiano para establecer condiciones de
151
representación e inserción a la comunidad política a partir de su participación en
las organizaciones económicas como una primera etapa de actuación. Al
considerar que los derechos políticos y sociales están conformados por un
conjunto de acciones que "dan a los ciudadanos la posibilidad de hacer valer sus
intereses privados de modo que éstos puedan al cabo [_ ] agregarse con otros
intereses privados, hasta formar una voluntad política que sea capaz de ejercer
una efectiva influencia sobre la administración” (Habermas, 1991).
3.1 Autoridad y gobierno local. El contexto de actuación para la construcción de los derechos políticos.
La idea de democracia como precepto de una sociedad justa e igualitaria supone
un reconocimiento de los derechos de todos y cada uno de los integrantes de la
comunidad política. Ello implica una ética de equidad en el trato social que se
establece en el respeto a las diferencias individuales con base en la condición
social, sin que ello signifique una pretensión de establecer privilegios sociales. No
obstante, a pesar de que una sociedad democrática exige una participación
recurrente y efectiva de sus integrantes, algunos grupos quedan segregados de
contribuir, organizar, expresar e intervenir en el contrato y en el consenso del
ordenamiento político. Con ello se construye un espacio de participación
excluyente e inequitativo en el que sólo algunos miembros están habilitados para
tomar parte en su estructuración política.
Las limitaciones de acreditación para algunos individuos con capacidades de
elegir; la exclusión del derecho de incorporar intereses colectivos de algunos
grupos sociales en la esfera pública; la homogeneidad creciente de las ofertas
políticas; el control en el ámbito de las decisiones que están sometidas al ámbito
electoral, disminuyen - por no decir, anulan- las posibilidades de representación y
recrudecen las desigualdades sociales. Para Bobbio (1986), la existencia de
espacios para ejercer los derechos políticos garantiza un Estado democrático, en
tanto que "la concesión de los derechos políticos ha sido una consecuencia natural
de la concesión de los derechos de libertad, porque la única garantía al respeto de
152
los derechos de libertad está en el derecho de controlar el poder al que espera
esta garantía” (1986: 22).
Al considerar a las organizaciones económicas -tanto las cuetzaltecas como las
san felipeñas- como un grupo de interés o un instrumento de presión política, se
pone en disputa el modo de utilización social de recursos y de modelos culturales
para incidir en espacios de representación. Al respecto, considero que las
condiciones económicas y el desarrollo de movimientos nacionales coadyuvaron y
han coadyuvado a la emergencia de nuevos actores políticos en la arena electoral
y en los cambios de la cultura política; sobre todo cuando el Estado mexicano
mantenía restringidos los derechos civiles y políticos. En el caso de Cuetzalan y
San Felipe, estas organizaciones han jugado un papel importante en el ejercicio
de derechos políticos y en el proceso de ciudadanización de los indígenas
organizados que ha permitido ir construyendo paulatinamente una ciudadanía
"étnica” fuera de las organizaciones. En este sentido, el apartado siguiente tiene
por objetivo mostrar cómo los actores sociales desarrollan una praxis ligada a lo
cotidiano para crear espacios de inserción política a partir de su participación en
las organizaciones. Al considerar que los derechos políticos'0' están conformados
por un conjunto de acciones que dan "la ocasión de manifestar su confianza o
desconfianza respecto de la política seguida y regular las relaciones entre la
sociedad y el poder. Es asimismo el símbolo de la nueva sacralidad, la de la
propia sociedad política, que asegura los vínculos sociales y traza el destino de la
colectividad” (Schnapper, 2001: 94). En esta primera etapa de actuación de
derechos políticos, la praxis de los indígenas organizados está dirigida a construir,
hacer efectivo y consolidar la participación y la representación en la inmediatez.
En ambos casos de estudio, las instancias político-administrativas locales son el
espacio de poder político en el contexto inmediato. En el municipio de Cuetzalan,
como en todo el estado de Puebla, la Junta Auxiliar es la jurisdicción territorial, la 101
101 Los derechos políticos se pueden entender como el ejercicio de asociación, petición, reunión, expresión política, participación en la formulación o ejecución de políticas públicas, vigilancia de los actos o decisiones de los gobernantes, sufragio activo, sufragio pasivo y acceso en condiciones de igualdad a las funciones públicas.
153
cual está constituida por un número indiferenciado de barrios, rancherías, ranchos
y parajes con una localidad central.'02 En el municipio de Zitácuaro, la Tenencia
representa esta figura, aunque aquí, la lucha por la propiedad de la tierra marcó
una división al interior de ella: la Comunidad Indígena y el Ejido. Particularmente
en la Tenencia de San Felipe Los Alzati, uno y otro están conformados por
indígenas y no indígenas; el tipo de propiedad y la organización social es lo que
hace la diferencia. "En términos formales existen fronteras entre comuneros,
ejidatarios y propietarios particulares, en términos reales estos límites no son
visibles; los lazos de parentesco y ritual, han provisto de los mecanismos para que
tanto los ejidatarios como los propietarios originarios (y algunas veces los no
originarios de la comunidad) sigan participando en la política local” (Zárate, 1987).
La Comunidad Indígena, interés de esta investigación, está conformada por
manzanas que funcionan como núcleos donde se concentran los diferentes
barrios, colonias y tierras comunales indígenas.102 103
El contraste entre Cuetzalan y San Felipe llama inmediatamente la atención por
las diferencias graduales en la organización social, en su disparidad de extensión
territorial y en la estructura política, aunque ambos forman parte de un mismo
orden nacional.
Cuetzalan presenta un complejo sistema sociopolítico. Aquí, la organización
política se establece con base en la descendencia patrilineal, en la incorporación
de varones en la vida comunitaria, en el prestigio, el reconocimiento, el servicio
social, además de la intervención en la distribución del trabajo comunitario a través
de Comités. Cada cargo es un segmento políticamente integrado de un esquema
cívico-religioso y cada uno opera en dependencia del otro. Se asciende desde el
102 El municipio de Cuetzalan del Progreso está constituido por ocho Juntas Auxiliares: Tzicuilan, Tzinacapan, Yancuictlalpan (Yanchictlalpan) y Xocoyolo que según documentos del Archivo Municipal que datan de 1869 ya estaban reconocidas. Zacatipan fue elevada a Junta Auxiliar en 1933; Yohualichan en 1956; Reyeshogpan en 1960; y entre 1966-1969 se le reconoce a Xiloxochico dicha categoría. Véase mapa 4.103 La Comunidad Indígena de San Felipe está constituida por cuatro manzanas. La primera es el centro de San Felipe y la Colonia Nueva; la segunda es La Mesa, ubicada a las faldas del cerro del Tecolote; la tercera es el Rincón Do-Ngu; y la cuarta manzana es Macutzio. El ayuntamiento de Zitácuaro reconoce cinco manzanas para toda la tenencia; la quinta está conformada por las localidades de Puerto Azul, El Bordo, El Polvillo, El Potrero y El Úcaz, todas propiedades ejidales. Véase mapa 5.
154
nivel más bajo hasta el de mayor estatus y sólo a través de su participación los
varones adquieren los derechos comunitarios. "Idealmente todos los hombres
adultos de la comunidad deben cumplir en sentido ascendente, peldaño por
peldaño, todos los cargos, hasta donde les permita su poder económico y su
habilidad política” (Arizpe, 1973: 121), sin embargo, las nuevas condiciones
locales dificultan su realización. En la esfera cívica, el presidente auxiliar, la junta
auxiliar o gabinete -integrado por diez miembros- el agente del ministerio público y
el juez de paz se localizan en el plano del reconocimiento institucional. Aunque
también se reconocen a los comisionados, los regidores, los mayores de oficina,
los topiles y los cobradores como parte del gobierno indígena. Los primeros, al
formar parte de una estructura oficial, ponen en juego otros intereses; sobre todo
cuando estos son controlados por los no indígenas. La esfera religiosa está
constituida por el fiscal, el tesorero, el mayor de iglesia y los topiles (Arizpe, 1973;
Nutini e Isaac, 1974; Burdi, 1994; Sierra, 1995; Comisión de Takachiualis y Prade,
2000).
La geometría política de San Felipe está delineada por segmentos políticos, que
fueron desintegrándose a partir del último cuarto del siglo XX, lo que suprimió el
modelo de jerarquía cívico-religiosa. Ahora, la relación entre éstas no es
necesariamente directa, aunque existe una correlación determinada por el
prestigio social.
La máxima autoridad civil es la Jefatura de Tenencia que está atendida por el
Presidente, el Secretario, y el Tesorero, cada uno con una suplencia; el Juez y dos
Encargados del Orden con sus respectivos auxiliares. Para regular las
demarcaciones agrarias se estableció una representación para cada una, como la
autoridad inmediata para resolver algunos asuntos de la población: La Comisaría
de Bienes Comunales y la Ejidal están conformadas por el Presidente, el
Secretario y el Tesorero, con suplentes cada uno. También existe un Encargado
del orden y dos auxiliares por cada manzana. Ahora, la disputa por estos cargos
está basada, en principio, por la afiliación agraria, aunque también se pone en
juego el reconocimiento y el prestigio social. Como documenta Zárate (1987), fue
155
después de la resolución presidencial que un grupo de comuneros demandaron
que fueran sólo los miembros de la Comunidad Indígena quienes participaran en
la representación y elección del Jefe de Tenencia y del Comisariado de Bienes
Comunales. Además solicitaron que los ejidatarios salieran de la comunidad y se
fueran a vivir al ejido.
Un ejidatario o un hijo de e jidatario no podía se r je fe de tenencia, sólo los com uneros. Cada quien debía definirse. A lgunos com uneros heredaron tierras e jida les y viceversa; la com unidad les exigía que se defin ieran y vendieran sus tierras de alguna parte. Aunque este problem a no se ha pod ido resolver, ahora todo está mezclado, hay m atrim onios de m ujeres com uneras y hom bres ejidatarios, o a l revés, y los hijos no quieren deshacerse de su herencia .104
Aunado a lo anterior, está la incidencia de los avecindados quienes se han
apropiado de las tierras como particulares; no tom an decisiones, n i partic ipan
abiertam ente porque los candidatos deben se r orig inarios de la comunidad,
nativos o sucesores de otomíes, o p o r lo m enos haber vivido veinte años ah í.105
No tienen voz, ni voto, pero ello no los deslinda de su responsabilidad como
habitante de la tenencia.
Anteriormente, el cuerpo de principales era la autoridad máxima, estaba
conformado por autoridades cívico-religiosas, y representado por la figura del juez.
Él decidía sobre el destino de la comunidad y sobre el nombramiento de los
deberes civiles y religiosos. En su estudio, Zárate señala que
"El cargo de carguero como el de fiscal eran obligatorios y tenían que aceptarse si las autoridades así lo señalaban. [_ ] Los fiscales eran los encargados de cuidar el orden de sus respectivas manzanas. El cargo de fiscal también ha desaparecido, ahora hay encargados de manzana que son nombrados por el Jefe de Tenencia y están totalmente desligados del sistema religioso, se limitan únicamente a cuidar el orden de su manzana y a llevar mensajes a la Jefatura de Tenencia” (1987: 56).
104Guadalupe Hernández, líder juvenil de San Felipe, entrevista realizada en el centro de localidad de San Felipe en agosto de 2009.105 Juan Luis González, exdirector de CCDI- Zitácuaro, entrevista realizada en las oficinas de La Casa Verde en julio de 2008.
156
Hoy, el carguero y sus cuatro fiscales sólo se dedican a la organización de las
festividades religiosas.
En ambos casos, la responsabilidad que se asume de forma individual o en
coordinación de una imagen religiosa -mayordomo en Cuetzalan; carguero en San
Felipe- forma parte importante de la organización social. Máxime cuando "la
participación en [éstas], así como en los demás cargos, se concibe como un
servicio a la comunidad del que ningún hombre adulto está exento” (Arizpe, 1973:
128). En ella se ponen en juego diferentes habilidades y una red de relaciones
sociales, políticas y económicas.
Para comprender las funciones, reacomodos y transformaciones de la
organización política al interior de las localidades indígenas debemos considerar
que forma parte, como señala Vallejo "de lo que varios autores han denominado
‘sistema de cargos’. Este es un producto histórico que ha sido el resultado de las
formas organizativas de origen colonial, refuncionalizadas posteriormente” (2000:
36). La contrariedad emergida de las formas de organización tradicional y las
formas de gobierno institucional han generado nuevas relaciones al interior y al
exterior de los pueblos indígenas, además de nuevos mecanismos de acceso al
poder local. La ordenación comunitaria basada en asambleas se entreteje con
decisiones individuales y confidenciales. La elección de las autoridades locales se
lleva a cabo por medio de un proceso electoral; el registro de los candidatos es a
través de planillas con base en los lineamientos que determinan los
Ayuntamientos y son elegidas por el voto libre y secreto. Para Sierra ello refleja:
"un acomodamiento jurídico y político generalmente conflictos entre las exigencias de la sociedad nacional y las costumbres jurídicas de las comunidades indígenas. Aun cuando el Estado ha definido formalmente ciertas estructuras de autoridad y toma de decisiones al interior de las comunidades, muchos pueblos han podido adoptar sus costumbres de elección y rotación de cargos a las nuevas exigencias políticas y administrativas” (1997: 135).
Al respecto, la situación política cuatzalteca y san felipeña es parecida; los
hombres de edad, experiencia y autoridad eligen a un miembro de la comunidad
con base en su presencia y su trabajo comunitario para participar como candidato.
157
Nos jun tam os para dec id ir quién es la m e jo r persona, la que puede representar los cargos allá en e l centro [la cabecera de San Felipe], no nos nom bram os entre nosotros, buscam os quién es la persona más indicada. 106
La forma en que me elig ieron es p o r la labo r y e l trabajo que hem os hecho antes, gestionar cosas para e l pueblo com o la preparatoria , e l agua potable, cosas que hem os luchado [ ^ ] y p o r eso m ism o la gente lo ve a uno, con e l entusiasm o que tiene uno con las cosas d e l pueb lo , entonces p o r eso me e lig ie ron .* 107
En e l caso m ío pues no hubo candidatos, sino que yo me fu i d irecto , a mí me propuso la gente d irecto , y se hizo votación para no pe rde r la costumbre. N o se m anejan co lores de partido , en ninguna Junta Auxilia r se m aneja colores de partido , aquí nada m ás es p o r las personas, si es Pedro, s i es Juan, si es Pancho, se vota p o r la pe rsona .108
Su aceptación significa la inscripción de una planilla ante la autoridad
correspondiente. Todos los registros son representados por colores, sin
pretensiones partidistas o interés económicos; aunque en los últimos años, la
pluralidad política ha trastocado este proceso convirtiéndolo en una contienda
electoral local a través de la cual se tienen votos cautivos para otras elecciones.
En Cuetzalan, hasta hace un par de años los habitantes de la Junta Auxiliar de
Xiloxochico se habían mantenido al margen de las elecciones de voto secreto y en
consecuencia de los partidos políticos. El sistema de elección garantizaba el
respeto a la decisión de la mayoría y la representatividad de sus miembros. Ahí, el
consejo de ancianos junto con otros hombres con autoridad moral, elegían a un
grupo de personas que por su desempeño en el trabajo comunitario había
sobresalido. Los invitaban para que participaran como candidatos. Posteriormente,
se convocaba a asamblea en la fecha prevista por el Ayuntamiento para la
elección. Acudían integrantes de todas las localidades pertenecientes a la Junta y
hasta ese momento se conocían las candidaturas.
106 Juventino Hernández, exjefe de tenencia de San Felipe, entrevista realizada en su domicilio particular ubicado en la manzana de El Rincón Do-Ngu en octubre de 2008.107 Tito Jerónimo Nochebuena, expresidente auxiliar de Santiago Yancuictlalpan, entrevista realizada en las oficinas de la Presidencia Auxiliar en mayo de 2003.108 Miguel Mora, expresidente auxiliar de San Andrés Tziculian., entrevista realizada en las oficinas de la Presidencia Auxiliar en febrero de 2004.
158
El proceso de elección ha tenido varias transformaciones. Durante un tiempo se
solicitó a cada uno de los presentes levantara la mano al nombrar al candidato de
su preferencia, pero ello causaba confusiones y desacuerdos. Los dos últimos
períodos de elección a través de asamblea, se optó por circular una lista de
asistencia, mientras se conformaba la terna de candidatos que eran registrados en
un pizarrón. En seguida, con lista en mano, se solicitaba a cada asistente pasara a
colocar una marca debajo del nombre de su candidato; en el caso de que alguien
no supiera leer, el escrutador le preguntaba por su elección y le señalaba el lugar
donde debía marcar. Después de votar abiertamente, cada uno firmaba el acta
correspondiente. El candidato con mayor número de votos ocupaba el puesto de
Presidente Auxiliar, el segundo lugar la suplencia. Para la elección del resto de los
cargos se seguía el mismo procedimiento. En las últimas elecciones, la
identificación de los candidatos como simpatizantes o adeptos de algún partido
político trajo dificultades para determinar quién debería de asumir el cargo; sobre
todo, porque se pusieron en juego necesidades y competencias individuales por
encima del bien común.
En San Felipe, por su parte, las confrontaciones entre candidatos para las
Jefaturas de Tenencia han tenido tintes partidistas. Por ejemplo, en los comicios
realizados el 2 de marzo de 2008 para elegir las autoridades locales, varios
comuneros no estuvieron de acuerdo con los resultados arrojados en el conteo
final que dieron el triunfo a Edgar Zavala de Jesús. Los pobladores de la manzana
La Mesa, principalmente indígenas organizados, realizaron un plantón por varios
días afuera de las oficinas de la Jefatura de Tenencia para que se desconocieran
los comicios bajo el argumento de que el candidato contaba con antecedentes
penales.109 Aunque, en realidad lo que estaba en pugna era una contienda política
entre priístas y perredistas. Para nadie es desconocido que Edgar es simpatizante
del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y que desde hace tiempo goza de la
simpatía del Presidente Municipal; mientras que gran parte de los nochebuenos
109 Se dice que durante el tiempo (2004-2005) que fue Comisariado de Bienes Comunales extorsionó a un poblador por cortar leña del monte. Después de pagar “la multa” denunció en el ministerio público el actuar de Edgar.
159
concuerdan con la propuesta del Partido de la Revolución Democrática (PRD). "El
alcalde Antonio Ixtláhuac afirmó que no le interesaba meter las manos al proceso,
que no necesitaba de los jefes de tenencia para gobernar. Pero la verdad fue que
en todas las tenencias había aspirantes que se autonombraban como los
candidatos del alcalde y/o del PRI. [_ ] Sólo un problema quedó pendiente, el caso
de San Felipe, en donde el aspirante ganador, Édgar Zavala de Jesús, fue
acusado de tener antecedentes penales y ser inelegible. Ello ha desatado la
inconformidad de la comunidad otomí, que se ha lanzado a tomar el edificio de la
jefatura de tenencia. ..110
Las autoridades desconocieron el conflicto y aceptaron los resultados. Los
manifestantes retiraron el plantón y decidieron darle seguimiento a su actuar.
Durante el tiempo que ha ocupado el cargo, su trato hacia los pobladores ha sido
discriminatorio, lo que motivó a intentar destituirlo en dos ocasiones con machete
en mano. Sin embargo, un grupo de la manzana de El Rincón impidió la
movilización y calmó los ánimos. Isabel, presidenta de Mejor Progreso, junto con
otros vecinos fueron quienes se encargaron de recolectar las firmas para que no
fuera sustituido de su cargo. Su padre es ejidatario y su madre comunera; él vive
en el Centro y se autonombra comunero aunque no ha sido reconocido
formalmente por la asamblea. Sus propiedades comunales están en El Rincón, y
los vecinos de dicha manzana consideraban que era su obligación defenderlo
porque lo veían como un hombre joven que podía gestionar obras en beneficio de
San Felipe, además era un je fe nuevo, creíam os que iba a trabajar, los otros ya
estaban quemados, ya los conocíam os. Después de agosto de 2009 no se dio otra
sublevación, aunque escuché que la próxim a vez que in tenten quitarlo no lo
vam os a defender, se lo m erece .
El descontento de los comuneros hacia Edgar viene de tiempo atrás, cuando se
postuló como candidato para presidente de la Comisaría de Bienes Comunales en
el 2004. Después de que los resultados en la elección del 25 de marzo fueron
calificados por los indígenas organizados y otros comuneros en tanto que hubo
110 „Efervescencia en elecciones de Jefe de Tenencia” en Cambio de Michoacán, 6 de marzo de2008.
160
manipuleo de ellos, sobre todo porque el triunfador no es comunero; el grupo
inconforme decidió presentar su queja ante el Tribunal Unitario Agrario Distrito 36
de Morelia. El primero de julio de 2005, el magistrado del Tribunal Unitario, José
Martín López Zamora, dio a conocer el resultado de la sentencia del juicio
394/2004, en el cual anulaba los resultados de la asamblea dejando sin efecto la
elección. Además ordenó el levantamiento de un censo para determinar la fecha
de una nueva asamblea. Para efecto de ello, el Tribunal le restituyó el cargo a
Samuel González, originario de la Colonia Nueva, quien fungió como Comisariado
de Bienes Comunales hasta el siguiente periodo electoral en el 2007.
En ambos casos, la práctica comunitaria emergida del prestigio social y del
consenso entra en conflicto con el ejercicio democrático representativo al basarse
en la libertad política individual y en intereses corporativos. La toma de decisiones
se constituye en una conducta electoral, en la medida en que ha pedido su antiguo
carácter expresivo del bien común para convertirse en una acción instrumental y
estratégica de un grupo de interés. Los cambios en el sistema de poder local como
son la apropiación de elecciones a través del voto universal, la desintegración del
sistema de cargos públicos de los religiosos, explica Zárate (1987), tienen que ver
con una transformación socio-económica, en la que el gobierno tradicional dejo de
cumplir con sus funciones de redistribución y de membresía. Para Sierra (2004a) la
incorporación del modelo liberal no sólo ha desplazado las costumbres indígenas
sino ha generado conflictos que con anterioridad eran dirimidos en las asambleas.
Las diferencias entre Cuetzalan y San Felipe son notables en términos de la forma
de inserción y la trascendencia en el ejercicio de los derechos políticos. Cuetzalan
-del Progreso- es un municipio; San Felipe Los Alzati es una jurisdicción
perteneciente al municipio de Zitácuaro. Aunque existen semejanzas subyacentes
que se basan en una historia nacional respecto a los proyectos políticos y el
sincretismo étnico, los marcos de interacción entre indígenas y no indígenas son
divergentes, con ello la representación y el efecto de su participación política
difiere.
161
En ambos casos, la incorporación de nuevos partidos políticos en la contienda
electoral nacional, estatal y local abrió espacios de democratización, al mismo
tiempo que fracturó las relaciones comunales; rompió con formas clientelares y
despóticas a la par de las redes de parentesco y compadrazgos. Con el auge de la
diversidad partidista, se posibilitó la ruptura del esquema del partido que hasta
entonces se había mantenido en el gobierno (PRI). En Cuetzalan, la segunda
mitad de la década de 1980 fue crucial para la incorporación de los indígenas
organizados en la contienda electoral del municipio; aunque no fue hasta la
década de 1990 que se presentaron cambios decisivos.
Primero, se dio un rompimiento al interior del PRI municipal al disputarse el acceso
a la presidencia municipal dos de las familias con mayor poder económico en la
región quienes habían permanecido a la sombra de Régulo Ramírez -Soto y
Mora. Adalberto Soto Calderón, formó parte del grupo de Régulo hasta finales de
1970, ello le permitió ocupar varios cargos en la presidencia municipal: Regidor de
Educación y Justicia (1957-1960), Regidor interino de Comunicaciones y Obras
Públicas y Síndico en sustitución de Rafael Molina, en 1964; además fue miembro
del Comité Pro-electrificación (Gutiérrez, 2004). Posteriormente sus tres hijos,
gozando de las relaciones político-económicas que su padre había establecido,
accedieron a los cargos locales. Omar ocupó una regiduría en el período1978-
1981; Adalberto -hijo mayor- y Joel fueron presidentes municipales en los
períodos: 1981-1984; 1999-2002, respectivamente.
En el caso de la familia Mora, sus integrantes fueron participantes activos en la
política local y auspiciados por su relación con Régulo ocuparon varios cargos:
Jaime Mora Castillo fue regidor en 1957 y 1963; Abraham Mora Rosas en 1960;
Humberto Mora Dattoli en 1963; Fernando Mora Herrera fue regidor en 1966 y
presidente municipal (1972-1975). Después del debilitamiento del cacique, sus
miembros aún continuaron ocupando algunos cargos. Por ejemplo, Jaime Mora
Castillo (1981-1984; 1996-1999); Fernando Mora Becerril (1990-1993); Lilia Mora
de Dattoli (1993-1999); Abelino Mora (1999-2002) fueron regidores; Fernando
162
Mora Herrera fue síndico municipal (1993-1996) y Javier Mora Molina fue
presidente municipal (1996-1999).
Segundo, con el registro de candidatos de diferentes partidos políticos se inició
una nueva etapa electoral en el municipio. Ello llevó a que las acciones
proselitistas del PRI se centraran en prebendas y en el condicionamiento de
programas gubernamentales para mantener lo antes ganado sin esfuerzo.
En San Felipe, la representación de los indígenas organizados en los cargos
municipales es casi nula, aunque han aprendido a obtener beneficios estatales a
través de otro tipo de presiones. Su impacto, poder y presencia estriba en su
actuar decisivo principalmente en asuntos agrarios. Ahí la fuerza que tienen es
incomparable. Esto se reflejó durante la primera mitad de la década de 1980,
cuando una facción que estaba representada por el entonces Comisario de Bienes
Comunales Santos Alvarado Gabriel se integró a la Unión Comunera Emiliano
Zapata (UCEZ). Ello para resolver el conflicto contra la compañía "Resistol”
(Zarate, 1987), hoy conocida como Rex-cel.
Durante esa época, el grupo adquirió fuerza, aglutinó a varios miembros de la
tenencia e inició acciones en contra de particulares y de quienes comercializaban
las tierras, basándose en el contenido de la resolución presidencial que los
reconoce como Comunidad Indígena. Este primer proceso organizativo concretó la
disputa territorial, no sólo como una coyuntura defensiva, sino como un discurso
permanente de lucha agraria. Pero éste no resolvió las problemáticas sobre la
efectividad del voto, no borró los espacios de desacuerdos y discrepancias, ni
modificó estructuralmente su posición representativa; aunque fue un aprendizaje
esencial de cómo acceder al poder político. Es importante señalar que su
acercamiento a la UCEZ significó una ruptura con las acciones clientelares y
despóticas, no así la construcción y consolidación de los derechos políticos de los
indígenas. Esto sólo fue posible desde las organizaciones económicas y sólo
hasta que, al igual que en Cuetzalan, algunos derechos civiles estuvieron
consolidados.
163
3.2 El poder político. Discordias representativas entre indígenas organizados y otros grupos locales.
Después de avanzar en la construcción de los derechos civiles en una primera
dimensión; las organizaciones iniciaron un proceso de inserción en el ámbito
político. Como advierte Foweraker (1997), las condiciones económicas y la
consolidación de movimientos nacionales permitieron en su momento, la
emergencia de nuevos actores políticos en la arena electoral y algunos cambios
en la cultura política, que en nuestros casos particulares, se evidenció en las
contiendas electorales, en el abatimiento de los cacicazgos y en el acceso a los
cargos públicos.
En Cuetzalan, en particular en las localidades indígenas, la participación política
se incrementó considerablemente, tanto en la toma de decisiones locales como en
la representación y elección de autoridades. En San Felipe, ciertas manzanas
desarrollaron una participación que involucró las disputas no sólo del Comisariado
de Bienes Comunales, sino la Comisaría Ejidal y la Tenencia en su totalidad.
Dicha comparación revela los desarrollos en los procesos políticos; la participación
agraria de San Felipe con la complejidad participativa en los cargos cívico-
religiosos cuetzaltecas. Esto establece precisamente la ampliación de los logros
generales de las organizaciones económicas.
Bovero (1985) plantea que el poder y la política se conjugan de diferente manera,
dependiendo de la realidad presente, ello me permite referirme a cómo los
cuetzaltecas organizados recuperaron y se reapropiaron del espacio político y
cómo los san felipeños adaptaron acciones para acceder al control del uso y
apropiación de los recursos: tierras, agua y bosques; mecanismos que utilizaron
para incorporarse a la lucha política. En una primera etapa, el ejercicio de los
derechos políticos a través de la participación en organizaciones económicas
desplazó los cacicazgos, las concesiones, los coyotajes existentes y con ello, los
indígenas organizados accedieron a los cargos políticos. Máxime cuando el poder
económico y político estaban concentrados en una persona o en un par de
familias, quienes decidían sobre el futuro de las localidades y sus pobladores.
164
Leobardo y Epifanio González fueron ejidatarios. Durante algún tiem po la voluntad que valía en San Felipe era la de Leobardo; ocupó varios cargos: com isariado y je fe de tenencia. La gente hacía lo que é l decía. 111
Los señores de la Defensa R ura l que se habían apoderado de casi toda la com unidad y e l ejido, eran m anejados p o r la fam ilia que se apellida González, balanceaban a la gente. [ ^ ] E l seño r Leobardo, de esta familia, em pieza a tom ar poder, y todos, cua lqu ier problem a que había era ‘vam os a ver a Leobardo ’. Con ese señor todos llegaban, y pues tenía un p od e r trem endo y él, pues, lo que decía se hac ía .* 112
La gente no sabía de reuniones; aqu í la gente s i le decías una reunión se escondía y se iba. Había m ucho paternalism o aquí, para la gente de l cam po m ucha apatía. S í llegaba alguien solam ente se tenía que consu lta r con e l d iputado porque no podem os dec ir s í o no. ‘H ay que preguntarle a fulano de ta l en e l m unicip io [Cuetzalan], a ver s i nos da perm iso ’, había esa dependencia .113
Para entender el proceso de inclusión que los indígenas organizados han llevado
a cabo, se necesita comprender el problema de representación en la esfera local e
identificar el tipo de prácticas que han establecido con relación a otros grupos
sociales. La construcción y ejercicio de los derechos políticos han significado, en
primera instancia, discrepancias y desacuerdos con los no indígenas. Un rasgo
distintivo del actuar político en San Felipe es la disputa por el territorio. Casi todos
los pueblos indígenas michoacanos lucharon por la restitución y dotación de
tierras. "El agrarismo en Michoacán solucionó un conjunto de problemas,
principalmente saldó cuentas con la aristocracia terrateniente, pero generó otra
serie de conflictos muchos de ellos entre campesinos y otros tantos con los
nuevos grupos de poder que emergieron después de la revolución” (Durand, 1989:
17). Ello derivó en confrontaciones entre diversos actores asentados en tierras
comunales. Sobre todo se hicieron evidentes las relaciones desiguales de poder
entre la facción de indígenas "tradicionalistas” y la facción dedicada a preservar
las tierras comunales que más tarde formarían parte de la UCEZ.
111 Edgar Zavala, Jefe de Tenencia, entrevista realizada en las oficinas de la Jefatura de Tenencia de San Felipe en agosto de 2008.112 Líder otomí, floricultor, entrevista realizada en su invernadero instalado en la manzana de La Mesa en septiembre de 2008.113 Agricultor y excooperativista de la Tosepan, entrevista realizada en su domicilio particular en enero de 2007.
165
La lucha por mantener y recuperar las tierras comunales fue determinada por el
enfrentamiento con el terrateniente y el desmantelamiento del latifundio. Además
estableció cambios sustanciales en las formas de interactuar entre los indígenas,
los indígenas organizados, los ejidatarios y los propietarios privados, lo que
produjo grandes confrontaciones políticas entre los comuneros de El Rincón y el
resto de las manzanas. La organización política que se instauró a través del
cacicazgo de Leobardo González fue desestructurada por las oposiciones de los
indígenas al interior de la comunidad. Durante tres décadas, Leobardo y su
hermano Epifanio ejercieron el poder económico y político a través de la
designación de las autoridades locales. Su dominio fue fortaleciéndose por medio
de las prebendas que establecieron con ejidatarios, algunos comuneros de El
Rincón -Aurelio De Jesús García y Santos Bernal Sierra-, el Centro y Macutzio,
las relaciones con personajes de la política municipal y el acaparamiento de tierras
-comunales y ejidales. Los González perdieron su predominio y poder a mediados
de la década de 1980 cuando la facción conocida más tarde como zapatista
asumió los cargos político locales. Poco a poco la gente le fue perdiéndole miedo
y dejo de acatar sus mandatos; sobre todo se sintió acogida y protegida por dicha
facción:
Nos em pezam os a rebe la r aunque era m i padrino [Leobardo]. De ch iqu illo que iba a saber que íbam os a pe lea r contra é l. Tenían todo e l pod e r e llos, e llos [los González] se ponían de acuerdo con la com unidad y e llos eran los que decían ‘fu lano de ta l es e l com isariado ’ y todas las autoridades las tenían. Y cuando no, las em borrachaban parapoderlos convencer. 114
De igual forma, estaban algunos propietarios particulares que, sin la misma
injerencia económica y política de los González, acapararon varias hectáreas de
tierras comunales. Entre ellos, Alfonso Olivares quien acumuló 50 hectáreas
compactas que fue adquiriendo a través del trueque.
Las fue acaparando a base de la pobreza de la gente . Decían que a veces nada m ás p o r un gabán; le decían ‘pues aqu í está m i tie rra ’. Dicen que tenía una tienda donde acaparaba p o r dec ir todas las *
114Prudencio Baltazar, líder otomí, entrevista realizada en su domicilio particular en septiembre de 2008.
166
sem illas y acaparaba un m ontón de cosas y ah í tam bién vendía y le decían ‘sabes qué, te dejo m i tierra a cam bio de un gabán ’. 115
Los zapatistas, es decir los comuneros que se incorporaron a la UCEZ,
aparecieron en escena y conformaron un grupo para acceder a los cargos locales.
"La facción se integra a la UCEZ en 1982, precisamente buscando apoyo en su
conflicto contra Industrias Resistol que se había asentado ilegalmente en terrenos
comunales. La relación con la organización la establece el entonces Comisariado
de Bienes Comunales Santos Alvarado” (Zárate, 1987: 62). Pareciera incierta la
colaboración y participación del Comisariado, sobre todo porque proviene de la
facción antagónica del zapatismo. Sin embargo, al igual que en la época de la
resolución presidencial, la realización del bien común permite establecer
negociaciones entre grupos que en otros momentos sería imposible. En el caso de
San Felipe, las prácticas de convergencia de los grupos en disputa por la
representación local están definidas por los intereses de la comunidad, pero sólo
en términos de la lucha por el territorio, no así por su representatividad.
La adhesión de la UCEZ a la lucha comunal no sólo representó acciones
concretas para la recuperación del territorio, sino la posibilidad de acceso al
gobierno local por parte del grupo organizado en torno a la Unión. Aquí, las
discordias representativas se trazaron entre los comuneros zapatistas, en
específico de La Mesa, y los comuneros del El Rincón; es decir, entre los
indígenas organizados y el grupo que hasta ese momento ostentaba el control del
cargo del Comisariado de Bienes Comunales.
Em pezam os a crecer, em pezam os a ga n a r la com isaria , nos apoyo m ucho la UCEZ, nos m andó un licenciado a o rgan izar a la gente. Que se viene p o r dec ir e l cam bio de autoridades y ganam os e l cam bio de autoridades.116
En 1983, se realizó el cambio de Comisariado de Bienes Comunales; Santos
Alvarado había adquirido presencia entre la mayoría de los comuneros como
resultado de la repartición de las tierras que realizó entre ellos. Haciendo uso de
Líder otomí, floricultor, entrevista realizada en su domicilio particular en octubre de 2008.115116116 Prudencio Baltazar, líder otomí, entrevista realizada en su domicilio particular en septiembre de 2008.
167
su influencia, consideró que podía permanecer en el cargo y continuar desde ahí
la restitución comunal.
E l seño r m ovía m ucha gente, tenía a toda la gen te reunida ya, pero no los dejó ba ja r a je fatura para que h icieran e l cam bio de com isariado. Durante esa elección no hubo contrincantes, porque ese seño r aferrado en que quería segu ir s iendo e l com isariado y dijo ‘no, no vamos, no pasa nada ’. Y cóm o no, que lo tum ban.117
Ante la sorpresa del zapatista y sus simpatizantes, fue un integrante de la facción
del Rincón, Demetrio Miguel, quien ocupó el cargo. Meses después fue asesinado
en una riña de borrachos y el comisariado suplente, Maurilio Efraín de Jesús,
asumió la autoridad. No sólo perdieron el acceso al puesto, sino la presencia de
Santos Alvarado cuando fue encarcelado por el enfrentamiento entre zapatistas y
peones de una propiedad privada. Así, los comuneros insertados en la UCEZ
decidieron conquistar la Jefatura de Tenencia a través de la cual controlarían el
cargo de Juez, los recursos y la compra-venta local de tierras. En las elecciones
de enero 1984, la facción zapatista organizó la campaña de Jefe de Tenencia para
qu ita r a las autoridades que estaban a l m ando de Leobardo. Simón Salazar
Cambrón -oriundo de la primera manzana- quien ocupó el cargo de secretario en
el período anterior en el que Santos Alvarado fue presidente, obtuvo el cargo con
una diferencia mínima de votos; en su candidatura contó con el apoyo de Juan
Paniagua y éste a su vez con el de un regidor del ayuntamiento. Paniagua y su
familia son originarios de la manzana de El Rincón; ingeniero de profesión,
empleado del Comité Administrador del Programa Federal de Construcción de
Escuelas (CAPFCE). Durante esa época, era representante del Movimiento
Juvenil Otomí-mazahua del PRI y de la Confederación Nacional Campesina a nivel
municipal, de ahí su relación con el ayuntamiento. A pesar de ser comunero de la
tercera manzana, sus vecinos más "tradicionalistas” lo calificaban de zapatista.
Mantenía lazos de amistad y cooperación con algunos jóvenes zapatistas, en
especial con Cuauhtémoc Salazar, hermano de Simón, motivo por el cual apoyo
117 Líder otomí, floricultor, entrevista realizada en su invernadero instalado en la manzana de La Mesa en noviembre de 2009.
168
su candidatura. Además, apoyó la construcción de unas canchas deportivas en un
terreno de un particular que fue expropiado durante esa época (Zárate, 1987).
Los resultados de las elecciones anteriores repercutieron en las acciones que
tomó la facción del Rincón intentando recuperar la jefatura. Al mismo tiempo, las
maniobras de los zapatistas fueron cada vez más violentas, al grado que el 29 de
agosto de 1984 dos comuneros, peones de una propiedad privada, murieron en un
enfrentamiento.118 Entre los encarcelados estuvieron Santos Alvarado, Cecilio
Baltazar y otros cabecillas.
En las elecciones de 1985 para elegir el Comisariado de Bienes Comunales, la
facción zapatista se organizó nuevamente. Después de seleccionar a los
candidatos, inició diversas acciones para convencer a los habitantes de las
manzanas de El Centro, Colonia Nueva y Macutzio de que su acceso a los cargos
resolvería la disputa por las tierras y con ello la de su etnicidad. El candidato
zapatista de la localidad El Hortelano, Alfredo Mayo López, obtuvo el cargo de
Comisariado de Bienes Comunales. Prudencio Baltazar Andrez, un migrante que
recién regresaba a su localidad La Mesa;119 sobrino de Cecilio Baltazar -líder
zapatista que participó en la expropiación de tierras junto con Santos Alvarado- se
incorporó a la lucha y fue nombrado secretario.
Fue la prim era vez que les tum bam os las autoridades a lo que es E l Rincón porque siem pre nos ganaba E l Rincón, porque es más población. Nosotros aqu í [La Mesa], yo creo que estam os una tercera parte aquí. P a ' pod e r ganarles nos tuvim os que un ir con las otras dos m anzanas, y ya se lo em pezam os a tumbar, y ya le em pezam os a ganar los ju ic io s y em pezam os a ba ja r [al centro].120
En Cuetzalan, la cualidad distintiva del accionar político de los indígenas
organizados fue determinada por el desmantelamiento del monopolio comercial.
Para mayor información sobre este suceso véase Zárate (1987).118119 En anos subsecuentes Prudencio se formaría en diferentes instancias sobre derechos humanos, asuntos agrarios y se convertiría en pieza clave de las reivindicaciones otomíes. Fue interlocutor entre la comunidad y Rexcel para llegar a los convenios que se establecieron entre ambos. Ha ocupado varios cargos: Gerente General del Fondo Regional; Presidente de la Asociación para la Defensa de los Indígenas A.C. (ADIMAC); Presidente de la Sociedad de Padresde Familia, Encargado del orden, Secretario y Presidente del Comisariado de Bienes Comunales.120Líder otomí, floricultor, entrevista realizada en su domicilio particular en septiembre de 2008.
169
La venta directa de sus productos marcó cambios radicales en los marcos de
interacción entre los indígenas, los indígenas organizados y los no indígenas, lo
que traería consigo grandes enfrentamientos políticos entre estos dos últimos. La
estructura política que se estableció a través del cacicazgo de Régulo Ramírez fue
abatida por las disputas al interior del PRI municipal. Como mencioné
anteriormente, la familia Soto y algunos miembros de la familia Mora aparecieron
en escena y cada una consolidó una facción para acceder al cargo de la
presidencia municipal. Durante tres décadas, Régulo ejerció su poder económico y
político por medio de la asignación de las autoridades municipales. Desde Moisés
Lechuga (1955) hasta Ángel Molina (1978-1981), su poder fue consolidándose a
través de las canonjías con algunos comerciantes de la cabecera, de la relaciones
de amistad con figuras políticas estatales y de la consolidación de su economía.
Régulo Ramírez perdió su hegemonía y poder a finales de la década de 1970
considerando que, como señala Knihgt, "los cacicazgos pasan por ciclos que
reflejan la personalidad inherente del sistema [particularmente porque están]
íntimamente unidos a la vida y a la carrera de un individuo” (2001: 334).
Con las elecciones municipales de noviembre de 1980 en las que contendieron los
Partidos Revolucionario Institucional, Acción Nacional y Comunista Mexicano, la
familia Soto, de extracción priísta, accedió a la presidencia municipal. Adalberto
Soto Velázquez, hijo mayor de un prominente comerciante, acaparador del
comercio del café, obtuvo el triunfo en la contienda. Al separarse del priísmo
hegemónico, conformó un grupo opositor que tomó fuerza rápidamente gracias a
las alianzas que estableció con los mestizos que no se relacionaron con la
oligarquía municipal y de donde su hijo obtuvo la candidatura.
La familia Soto sostenía vínculos con figuras de la política estatal y con
comerciantes de la región que coadyuvaron a que Adalberto asumiera la
presidencia (1981-1984). Además, el gobernador del estado, Guillermo Morales
Jiménez, no tenía compromisos políticos en el municipio y por omisión dio su
apoyo a la burguesía terrateniente y comercial (Martínez, 1991).
170
P o r e l m ism o negocio de m is padres [la comercialización del café], conocíam os a m ucha gente de l m unicip io, no solam ente la de Cuetzalan, de los que están a lrededor Huehuetla, Jonotla, Zoquiapan, Ayotoxco, todo eso tenem os m uchísim os am igos; p o r qué, porque e l m ism o negocio nos llevó p o r allá. [...] Tengo m uchos am igos en e l gobierno de l estado que siem pre me han apoyado y que viene alguien [se refiere a los indígenas cuetzaltecas] que necesita hospital, algún trabajo, lo que sea, los apoyamos, cómo, buscando a los amigos.
La facción priísta que tomaba el poder político no beneficiaba en nada a la
población indígena; sobre todo porque éste continuaba en manos de los no
indígenas y del poder económico. Ante las disputas al interior del partido, los
indígenas organizados aprovecharon la oportunidad para insertarse dentro de las
contiendas y acceder, no sólo a las presidencias de las juntas auxiliares, sino a la
presidencia municipal. "Al ir ampliando la lucha, nos dimos cuenta que detrás de
todos los problemas estaba el poder de los caciques. De modo que así como
peleábamos por quitárnoslos de encima en el comercio, así debíamos pelear por
sacarlos de las alcaldías” '22
La lucha por la construcción de los derechos políticos nace en contextos locales,
así que la conquista de las juntas auxiliares en Cuetzalan fue el inicio de la acción
política. Ello significó la apropiación de espacios de representación que sólo
fueron atribuidos a través del reconocimiento y la renovación de patrones de
comportamientos aprendidos y moldeados por las formas tradiciones de elección
de las autoridades. Su accionar requirió alterar las pautas institucionalizadas y al
mismo tiempo recurrieron a ellas para modificar los resultados en las contiendas.
Seleccionaron a los candidatos a la usanza, es decir, escogieron a quienes por su
labor social dentro de la Cooperativa habían sobresalido, pero en lugar del
Consejo de Ancianos fueron las asambleas comunitarias quienes hicieron esta
labor. A través de ellas, candidatearon y promovieron la participación de la
población indígena para elegir a las autoridades locales, lo que representó el
triunfo de la mayoría de los candidatos apoyados por la organización.
121 Adalberto Soto V., expresidente municipal de Cuetzalan. Entrevista realizada en su domicilio particular en enero de 2007.122Citado en Bartra, Cobo y Paz, 2004: 38
171
Estas prácticas pusieron en marcha dinámicas resolutivas respecto al espacio
político y al accionar para incluirse dentro del escenario local. Esto llevó a que
durante la década de 1980, los indígenas organizados cooperativistas marcaran el
rumbo de las elecciones municipales. Así, en las elecciones de 1983 apoyaron,
por primera vez, una candidatura. La asamblea general de la Cooperativa acordó
participar en las elecciones a la presidencia municipal, decisión que se ratificó en
las asambleas comunitarias. De acuerdo con Harvey (1998b) esta lucha por la
democracia municipal permitió cuestionar las bases del régimen autoritario
establecido hasta ese momento.
Durante ese período electoral, la organización apoyó a diez socios para presidir
las juntas auxiliares y en el caso del ayuntamiento, decidieron votar por el profesor
Humberto Cruz Hernández, quien no era cooperativista pero se enfrentaba en la
precandidatura al aspirante de los terratenientes comerciales. Desde el plebiscito
lo apoyaron. "El grupo que anteriormente había estado ligado al cacique y que al
ver totalmente erosionado el poderío de éste y el peligro continuo que representa
el acceso de la organización campesina autónoma, decide aliarse a la CNC y con
ese escudo luchar contra la facción anterior y obviamente contra la CARTT
[Tosepan]” (Martínez, 1991: 218).
En esa época todavía no había tanta com petencia [partidista]. M ás bien, n i había com petencia. Tuve un contrincante que fue de l Partido Com unista Mexicano, pero nada de peso, era a lgo com unista. P o r cierto, fue un amigo, bueno, no un am igo sino un conocido que era de una com unidad que se llam a C uahtapanaloyan. N i hizo campaña, nada m ás apareció en las boletas. E l PAN no tenía candidato hasta dos períodos después, con e l p ro fesor Getulio, con e l s í ya hubo opos ic ión .123
Aquí, la construcción de derechos políticos se dio en medio de la experiencia de
una incipiente transición democrática y con prácticas socioculturales adoptadas
por la Cooperativa destinadas a preservar rasgos de identificación colectiva en el
entorno político. De ahí que su conversión fuese una contraparte al interior del PRI
y no un partido de oposición.
123 Humberto Cruz, expresidente municipal de Cuetzalan. Entrevista realizada en las oficinas de su trabajo en febrero de 2007.
172
Al obtener la candidatura y sin ningún otro partido en la contienda, Humberto
asumió la presidencia municipal. Además, los aspirantes cooperativistas ganaron
las presidencias de las ocho juntas auxiliares del municipio, las presidencias
municipales de Jonotla, Tuzamapan y Zoquiapan, y un porcentaje considerable de
representación en sus respectivas juntas auxiliares (Aguilar, 1986). Al finalizar el
trienio, el gobierno de Humberto no había realizado obras públicas, ni había
implementado algún programa en beneficio de la población indígena, desempeño
que desilusionó a la Tosepan (Aguilar, 1986; Márquez, 1999; Bartra, Cobo y Paz,
2004). Para el caso de los indígenas no organizados, su trabajo fue igual al de
otros presidentes; su elección no generó ninguna expectativa, así que su labor
tampoco produjo desencanto. Es importante señalar que, la participación política
solo es posible hasta que se han definido las principales alternativas de protesta
(Offe, 1996), por ello se entiende que la Cooperativa inició un proceso dinámico de
inserción en los cargos públicos hasta que estuvieron afianzados los derechos
civiles a través de los cuales empezó a comercializar directamente sus productos,
entre otras acciones.
En ambos casos, la ruptura con los cacicazgos y con las relaciones clientelares
existentes creó espacios de confrontación y discordia permanentes entre los
grupos que habían permanecido en el poder y los indígenas organizados que
exigían su derecho de representación. Sin embargo, ello no impidió que, a partir
de las acciones propuestas desde las organizaciones económicas, se redefinieran
los límites para acceder al poder político.
3.3 Hacia la apertura política. La construcción de espacios de representatividad desde las organizaciones económicas.
La transformación participativa de los actores tradicionalmente vinculados a la
política se entretejió con el pacto corporativo para construir un espacio de
autonomía representativa. Ello resultó en el acceso, por primera vez, de un
indígena organizado al órgano de la presidencia municipal. En ambos casos, la
constitución de nuevos actores políticos, las formas inclusivas y las articulaciones
173
entre los indígenas y la organización demuestran la reflexibilidad de los actores
para generar un nuevo escenario de acción política.
En Cuetzalan, con el resultado inesperado del ejercicio de una autoridad no
cooperativista, las prácticas se dirigieron a ser eficiente la elección de un
participante activo en la Tosepan. "Entonces acordamos hacer las cosas al revés
de cómo siempre se hacían. En vez de empezar por elegir a la persona, como se
acostumbraba, empezamos por hacer entre todos un buen plan de gobierno,
después nos pusimos de acuerdo en las características que debía tener el futuro
alcalde y, al final, escogimos al candidato.” 124 Por su parte, las acciones otomies
se encaminaron a impulsar el primer acceso de un comunero de San Felipe al
ayuntamiento.
Habían estado regidores, pero siem pre lo escucham os de otras com unidades, de aqu í de Zirahuato. Casi siem pre los de Z irahuato son los que han llegado porque son m uy afiliados a l PRI. [ ^ ] Nosotros no habíam os llegado y cuando v im os apoyo de l PAN, entonces toda la gente apoyó .125
Ello significó la construcción de una democracia incipiente "en torno de consensos
estratégicos, donde las políticas [son] negociadas con los diferentes actores
sociales envueltos en el proceso” (Fleury, 2004: 74).
En ambos casos, la transformación de diversas praxis de exclusión y
discriminación que perpetuaban los patrones de comportamiento político
impuestos por el grupo hegemónico local, creó espacios y acciones para acceder
a los cargos políticos del ayuntamiento. La puesta en marcha de un conjunto de
prácticas inclusivas y de representación hizo posible que la dinámica resolutiva se
focalizara en la inserción de los indígenas organizados como un mecanismo de
fortalecimiento organizativo y como un rompimiento con los canales tradicionales
de representación. Ello requirió, como se observa en los discursos, de un
racionamiento encaminado deliberadamente a producir un cambio no sólo en la
124125Citado en Bartra, Cobo y Paz, 2004: 41.
Líder otomí, floriculor, entrevista realizada en su domicilio particular en agosto de 2009.
174
iniciativa de impulsar a sus propios representantes, sino en los resultados
electorales y en la estructura política.
En esta serie de maniobras está inmersa una especie de autoridad, una atribución
moral sobre cómo accionar políticamente. En particular, la Tosepan -organización
nahua- posee un grupo considerable de miembros y seguidores congregados
alrededor de la mercantilización de sus productos. Internamente implica el
fortalecimiento de comités comunitarios, guiados por dirigentes destacados y
forjados en la lucha cooperativista. Para la facción conformada alrededor de la
UCEZ, un líder otomí tiene una verdadera capacidad para dirigir y tomar
decisiones que se manifiesta cuando se replica las campanas y convoca a la
población de todas las manzanas de la comunidad. En ambos casos, la movilidad
política es una comparsa, cada integrante está íntimamente relacionado con la
colectividad, la cual es presidida por hombres y mujeres que adquirieron un
estatus como resultado de una cadena de actos socialmente reconocidos y que
lograron un poderío personal y una autoridad moral.
Entonces, la diferencia entre Cuetzalan y San Felipe reside en el lugar donde se
construye la plataforma de acceso político. En Cuetzalan, la Tosepan inició con el
diseño de plan de gobierno en el que involucró a todos y cada uno de sus
miembros. A través de las asambleas comunitarias detectaron las principales
necesidades, determinaron las estrategias de acción y los objetivos centrales, y al
final establecieron los atributos del posible candidato. En la Asamblea Regional se
seleccionaron a los aspirantes.
Nos fuim os a la Cooperativa Regiona l porque según se iba a nom brar un candidato a la presidencia [...] En esa ocasión se nom braron 10 personas de la cooperativa, porque hubo una reunión y se nom braron 10 personas. Luego para que de esas 10 se escogieran quién quedaría de presidente. Ya de ah í em pezam os a vo tar para que as í se fuera saliendo de una en una. [...] A m í me pusieron en una com isión para que, o sea que yo llevara los centavos p a ’ los gastos porque entre todos cooperam os con cierta cantidad de dinero para la c a m p a ñ a . S e hizo 126
126 Teresa Mora, exsocia de la Tosepan y Regidora de Salubridad (1987-1990). Entrevistarealizada en su dom icilio particular en enero de 2007.
175
la e lección de 40 personas que enlistaron. Se se leccionaron 20. Dei 7
esas 20 se seleccionaron 10, se seleccionaron 5 y ya nada m ás u n o .127
Agustín Ramiro Olivares, campesino originario de la localidad de San Andrés
Tzicuilan y empleado de las bodegas de Liconsa que estaban cargo de la
organización, fue nombrado candidato de la Tosepan en 1986. Para su
efectividad, en la contienda se requería de un partido político que lo avalara; no
obstante, durante toda su trayectoria la organización había preferido mantenerse
al margen de dichos compromisos. Para la certeza del proceso, tomaron el
acuerdo que sería a través de partido hegemónico, máxime cuando el Estado aún
mantenía controladas las formas de representación y control político (Foweraker,
1997). "La tarea esencial del PRI fue la de proveer resultados electorales, de
carácter casi plebiscitario, para legitimar el ejercicio del poder, aun cuando este no
estaba en juego en los comicios” (Pacheco, 1991: 253). Misma que, a través de
diversas acciones de concertación lograron que la Confederación de Trabajadores
de México (CTM) impulsara la precandidatura al interior del PRI. Los no indígenas
de la cabecera iniciaron una campaña de desprestigio e impidieron su registro
dentro del partido. Suponían que la participación de un cooperativista en la
presidencia implicaría el desvío de los recursos públicos a la organización (Bartra,
Cobo y Paz, 2004: 42-43). Por su parte, los indígenas organizados emprendieron
acciones de confrontación, negociación y acuerdos con el comité ejecutivo estatal
para aceptar la precandidatura de Agustín Ramiro, al mismo tiempo que las de
Edgardo González Galicia, Manuel Morales y Blanca Salazar. A hí trabajam os
m ucho con lo de la política. Subimos, ba jam os hasta que logram os que quedara
Agustín. Los cooperativistas y simpatizantes se movilizaron y realizaron una
manifestación en la ciudad de Puebla; los líderes de la Tosepan convinieron con el
gobierno estatal calmar los ánimos de los manifestantes si aceptaba la
candidatura de Agustín como legítima, y acordaron que aceptarían los resultados
de la contienda final.
127 Agustín Ramiro, expresidente municipal de Cuetzalan (1987-1990) y exsocio de la Tosepan, entrevista realizada en su domicilio particular en enero de 2007.
176
Al observar las formas en que la población organizada se comprometió en dicha
lucha, me dio elementos para identificar los mecanismos que las mujeres y los
hombres organizados utilizan para apropiarse y aprehenderse, a partir de su
condición socialmente diferenciada, de una conciencia práctica. Ella les posibilita
generar acciones dirigidas a cambiar -o cuando menos disipar- la estructura
política para hacer efectivo su actuar ciudadano. Aunque, en este caso la
concertación con el partido político a nivel estatal no garantizó el reconocimiento
del triunfo de Agustín en las elecciones; así que:
La Tosepan se m ovilizó y los sim patizantes de nuestro candidatorealizam os m uchas acciones, entre otras una gran m anifestación en lac iudad de Puebla. „128
“Hubo que hacer fuerza física, o sea presentarse frente a l Estado y ex ig ir e l triunfo que se había tenido porque lo querían desconocer. [...] En aquella ocasión e l d iá logo no lo aceptaban [los mestizos] y pues me querían descalificar. Entonces hubo una m anifestación grande en Puebla, partic ipó mucha gente. H abían tom ado las ofic inas de l PR I, habían cerrado algunas calles en la m anifestación. [...] Hubo una gran partic ipación, p o r eso tuvo éxito [la elección] y eso dem ostró a l gobierno que organizada la gente puede logra r m uchas cosas, aunque no gustó p o r esa m an ifestación .128 129
Además, no sólo se trataba de que los miembros de la organización impulsaran a
un candidato, sino de crear mecanismos donde hombres y mujeres acudieran a
las urnas e hicieran efectivo su voto. Ciertamente, este contexto de acción
apuntaba hacia la trasformación de los resultados previstos, de modo que la
práctica debería ser efecto de una reflexividad previa y no de una praxis eventual.
Agustín Ramiro fue presidente municipal durante el período de 1987-1990. Su
labor marcó el rumbo del quehacer político en la región al trabajar en conjunto con
otros nueve presidentes municipales cooperativistas, no cooperativistas y
dirigentes de la organización, quienes constituyeron el Comité de Desarrollo
Regional de la Sierra y construyeron el Plan de Desarrollo Regional Nororiental
para ese trienio (Bartra, Cobo y Paz, 2004:45). Un aspecto de la contribución
Citado en Bartra, Cobo y Paz, 2004: 43.128129 Agustín Ramiro, expresidente municipal de Cuetzalan (1987-1990) y exsocio de la Tosepan.Entrevista realizada en su dom icilio particular en enero de 2007.
177
cooperativista en los resultados de gestoría del Comité fueron las relaciones
previas que la Tosepan estableció con el gobierno federal. Aquí es importante
hacer notar que las prácticas de confrontación y desacuerdo se desarrollaban a
nivel local; su relación con las instituciones gubernamentales estaba cimentada en
el desempeño y manejo de las Bodegas Liconsa y otros convenios, ello llevó a
superar las divergencias con las autoridades federal y estatal. El otro aspecto fue
que la cooperativa tiene miembros en todas y cada una de las localidades. El
planteamiento de necesidades y sus soluciones fue propuesto al interior de las
asambleas comunitarias para conjuntarse con las autoridades municipales y desde
ahí presionar al gobierno del estado de Puebla en el otorgamiento de recursos.
Las prácticas de arreglo y acuerdo establecidas por la Tosepan e impulsadas por
Agustín atrajeron recursos estatales a la región para dotar de servicios públicos,
no sólo a las cabeceras municipales, sino a diversas localidades periféricas en su
mayoría de población indígena.
En ese m om ento teníam os de gobernador a M ariano Piña Olaya, era un hom bre difícil, no era fác il que otorgara apoyos ya que había que dem ostrarle lo que realm ente se necesitaba. P o r eso se creó esa organización de los diez, para presionar. Como vieron que éram os unidos y que era d ifíc il re tirarnos optaron p o r acep ta r las propuestas que se le h icieron de trabajo y ya fue com o em pezó a trabajar. Como todo, ya con una sublevación de 10 m unicipios; ya un m unicip ios es grande, entonces 10 ju n to s y que se unieran otros con igua l problem a. A s í fue como, pues s í hubo un avance, un avance que benefic io a las com unidades.130 *
La experiencia fue exitosa porque hicim os llega r los servicios de caminos, in troducción de agua y energía e léctrica a la m ayoría de las com unidades de los diez m unicip ios y se sentaron las bases para que, en años posteriores, pavim entáram os los cam inos m ás im portantes y se construyeron los puentes que nos com unicarían con las zonastotonacas de Huehuetla y de l estado de Veracruz. 131
A Tuzam apan fue a l prim ero que le d ieron su agua potable. A Cuetzalan le autorizaron ya casi en e l segundo año de nuestra adm inistración. [...] Ahorita ya hay brechas, ya hay pavim ento com o en Huehuetla, las
130 Agustín Ramiro, expresidente municipal de Cuetzalan (1987-1990) y exsocio de la TosepanEntrevista realizada en su dom icilio particular en enero de 2007.131 Citado en Bartra, Cobo y Paz, 2004: 46.
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carre teras ya están pavim entadas. San Juan ya está pavim entado, en aquel entonces nada . [En el municipio] hubo m ucho avance porque la cuestión de e lectric idad no tenían las comunidades. Nos electrificaron varias com unidades com o Tenechpetec y a lgunas otras. Abrim os una brecha en Meltepec, de Zacatipan a Meltepec. [...] Con la helada de l 89 im plem entam os e l trabajo temporal, p ag a r p o r a rreg la r los cam inos con e l afán de apoyar, que haya salarios. Se arreglaron caminos, pura m ano de obra, no se m etió m aquinaria con la in tención de que la gente tuviera trabajo y solam ente así se fue ayudando a l municipio.
El acceso de la cooperativa a la presidencia municipal se caracterizó por una
constante confrontación y negociación con los actores políticos y económicos del
municipio, que tradicionalmente habían ocupado los cargos públicos. La
permisibilidad de estos actores respecto al ejercicio de Agustín y de la Tosepan
estuvo definida por el entorpecimiento de los acuerdos en el cabildo. En
comparación con el resto de los municipios cooperativistas, aquí, el cuerpo edilicio
fue impuesto por el comité municipal del PRI. A partir de lo que plantea Calderón
(1995) se entiende que después de un período autoritario, la Tosepan emergió con
fortaleza y legitimidad renovada logrando el reconocimiento regional como un
actor político central, no obstante la incipiente participación en elecciones con un
candidato propio y la falta de experiencia en los acuerdos políticos coadyuvaron a
que los no indígenas asignaran la mayoría de los regidores dentro de la
presidencia municipal. La Tosepan eligió e impulsó una candidatura cooperativista
para y desde su visión organizativa; reconoció y confió en el trabajo de Agustín y
como tal respetó sus decisiones, oportunidad que aprovechó el poder local.
Además, este período de acercamiento general de los indígenas y en particular de
los indígenas organizados dentro de las luchas electorales, abrió la posibilidad de
convenir en la estructura política clientelar y crear nuevos mecanismos de
accesibilidad; sin que ello necesariamente planteara la conformación de una
planilla que desde el gobierno local apoyara el trabajo del presidente municipal.
Así, la cooperativa sólo distinguió como fuente de poder político el cargo de
presidente municipal y omitió la complejidad de la administración municipal. 132
132 Agustín Ramiro, expresidente municipal de Cuetzalan (1987-1990) y exsocio de la Tosepan.Entrevista realizada en su dom icilio particular en enero de 2007.
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El desempeño de la presidencia municipal fue favorable para la población
indígena; no obstante, la relación entre Agustín y la organización se deterioró. Las
razones no son claras, aunque para algunos, el vínculo que el cooperativista
estableció con Ángel Molina, último presidente bajo la férula de Régulo Ramírez,
no fue bien vista.
En San Felipe, el proceso de construcción de derechos políticos en su primera
etapa de actuación debe entenderse en dos niveles diferentes que devienen de un
mismo génesis. Surgen del movimiento social, con los mismos intereses y actores
involucrados. Aunque, si partimos del análisis que he venido presentando, esta
primera dimensión responde a los intereses planteados por la UCEZ, la defensa
por la tierra, que en el caso de Cuetzalan se traducirían en la comercialización
directa de los productos. Después se conforman las organizaciones económicas
que proporcionarán a sus miembros una mayor eficacia en el ejercicio ciudadano.
El primero nivel está constituido por las prácticas de los indígenas que se
organizaron alrededor de la UCEZ, que como describí en los apartados anteriores,
les permitieron acceder a los cargos agrarios y desmantelar el cacicazgo local.
Posteriormente, las prácticas políticas permanecieron en segundo plano mientras
que la producción de la Flor de Nochebuena se afianzaba, cuando menos durante
el primer lustro de la década de 1990. Al consolidarse los proyectos económicos
de floricultura, los indígenas organizados decidieron impulsar desde sus nuevas
condiciones económicas la participación política de uno de sus miembros. Así, el
segundo nivel de generación de la ciudadanía política se deriva, al igual que en el
caso de Cuetzalan, de las prácticas construidas a partir de las organizaciones
económicas.
Sin embargo, esta segunda dimensión, a diferencia del caso cuetzalteca, se
presenta en un contexto nacional totalmente diferente donde las condiciones
políticas, económicas y sociales del país permitieron la apertura participativa a
nuevos partidos y actores políticos. En este sentido, no estoy comparando
temporalidades, sino los mecanismos de acción que mujeres y hombres indígenas
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organizados ponen en acción para abrir los espacios de representación en su
contexto local.
Primero eligieron a un comunero que estuviera comprometido con la lucha agraria
como una posibilidad para acceder a la Comisaria de Bienes Comunales, después
construyeron un incipiente plan estratégico de gobierno. Los comuneros de La
Mesa y algunos de El Rincón continuaban luchando por la defensa del territorio y
por mantener entre los propios comuneros la propiedad de la tierra. Durante ese
tiempo, J. Jesús Manuel de Jesús, originario de la tercera manzana, El Rincón de
Do-Ngu, regresó a la comunidad después de terminar su carrera universitaria en la
ciudad de Morelia. Motivado por los ideales de los comuneros zapatistas se unió a
la lucha agraria e impulsó la producción y comercialización de la flor de
Nochebuena. Durante las elecciones del Comisariado de Bienes Comunales, los
indígenas organizados impulsaron su candidatura a pesar de ser hijo de un
ejidatario -Eleuterio Manuel-; la gente vio su trabajo, la gente lo nom bra
Com isariado de B ienes Comunales. Anduvo un ratillo apoyando, y después se
viene e l cam bio de com isariado y lo hacem os com isariado.
Para lograr el reconocimiento de la asamblea, los indígenas organizados
implementaron prácticas de convergencia con otros actores sociales locales. No
sólo con los comuneros de la primera, segunda y cuarta manzana, sino con los de
El Rincón. Estas acciones caracterizadas por acuerdos permanentes respecto al
quehacer de la autoridad, pusieron en juego intereses colectivos y la asamblea
asumió una posición unilateral, sin que ello generara controversia respecto a
quién debería ocupar el cargo. Sin embargo, los convenios y negociaciones se
manifestaron con mayor claridad y fuerza en la elección del ayuntamiento.
J. Jesús ocupó la Comisaría de Bienes Comunales (1995-1997), mientras Mauro
Espinoza estuvo a cargo de la Jefatura de Tenencia. Reconocido como
simpatizante y declarado abiertamente como panista, fue el vínculo para que los
comuneros, los indígenas organizados y J. Jesús se adhirieran al partido Acción
Nacional en los comicios municipales.
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Durante el primer año de gobierno local, ambas autoridades y los indígenas
organizados se unieron a la campaña del panista zitacuarense, Carlos Zepeda
para presidente municipal. En ese tiempo estaban intentando resolver el problema
que tenían con el nuevo panteón que propició el sacerdote Abel.
Mientras J. Jesús fue comisionado, el padre ocupó por un par de meses la
responsabilidad de Jefe de tenencia. La comuneros no estaba de acuerdo con los
procederes del jefe de tenencia en turno, hubo problemas y decidieron colocar al
padre durante el tiempo que el conflicto se resolvía. En su autoridad eclesiástica y
civil citó a todos los líderes de la comunidad, entre ellos a Prudencio Baltazar
quien ocupaba la presidencia del Consejo de Vigilancia. En la reunión les solicitó
buscaron un lugar para la construcción de un panteón nuevo; algunos líderes
propusieron el predio en donde se encuentra actualmente -el terreno de El
Capulín; una parte de la propiedad pertenecía a Otilio Orihuela; la otra parte era
una donación.
En el intentó de adquirir el predio, el padre citó a Otilio, pero no asistió. En un
segundo citatorio, se presentó su hija para informarles que m i papá no regala ni
vende. No obstante, la propiedad aparecía como de la comunidad y Otilio tenía la
posesión como ejido. Al no permitir su compra, se decidió en asamblea expropiarla
y el consejo de vigilancia fuese quien hiciera los trámites. Sixto Guillermo
Paniagua, fue quien levantó el acta: en esta fecha a tales horas hacem os de la
toma de l terreno de l panteón.
Como era de esperarse ello generó un conflicto inmediato con el dueño, lo que
derivo en la demanda que levantaron "los gonzález” y Dolores Palacios -quien
también formaba parte del grupo. El juicio lo ganaron los comuneros al demostrar
que la propiedad era comunal y no ejidal.
El terreno se habilitó para cumplir con la función de panteón, pero nadie lo
utilizaba porque no contaban con la autorización del uso de suelo para ese fin. La
primera que solicitó su ocupación fue una señora que su hijo acaba de fallecer en
un accidente automovilístico:
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‘Si ustedes me perm iten sepu lta r a m i h ijo en e l panteón que ya tenem os, yo nada m ás lo ún ico que p ido es que a l panteón le pongan e l nom bre de m i hijo fa llec ido .’ ‘Pues s i’ dijo toda la gente. Luego se sepulta otro de un com pañero que era su tesorero de J. Jesús. ‘saben qué se me m urió una n iñ ita ’ Va y se sepulta pero se puede dec ir que com o clandestino porque no se tenía e l perm iso bien reglam entado.
Para obtener el permiso y presionar a las autoridades realizaron un cierre de
carretera; al mismo tiempo que Carlos Zepeda apoyó para que se agilizaran los
trámites y decidieron apoyarlo. En ese período los comuneros e indígenas
organizados consolidaron relaciones políticas con el PAN en diferentes instancias.
Además los indígenas organizados promovieron acciones para abrir, por primera
vez, un cargo político en el ayuntamiento a un comunero de San Felipe y a un
partido de oposición. Al interior de la comunidad, ello implicó emprender
afiliaciones con algunos actores. Sin embargo, esto no estuvo exento de
confrontaciones entre los diferentes grupos políticos y simpatizantes de diferentes
partidos. "Es obvio, como sucede en todo grupo social, que en las comunidades
hay grupos de poder y conflictos que las dividen; lo significativo, sin embargo, es
la posibilidad de buscar acuerdos negociados, que finalmente sean legitimados
por el colectivo” (Sierra, 1997: 136). Hacia afuera, significó confrontar a sus
vecinos de Ziráhuato, quienes se han caracterizado por una clara tendencia príísta
y quienes no estaban dispuestos a ceder el espacio. Aunque, después de varias
reuniones, establecieron una plataforma de alianza para conciliar y consolidar sus
intereses agrarios y étnicos. Para el establecimiento de dichos acuerdos, los
indígenas organizados requirieron apropiarse y aprehenderse de los intereses
partidistas para intervenir intencionalmente en las decisiones de campaña y en el
resultado del proceso electoral.
Se viene C. Zepeda aqu í con nosotros y em pieza a apoyar. Y cuando em pieza a
apoyar, se em pieza a un ir la gente, a arrim ar, a a rrim ar porque si apoyó mucho.
Así, Carlos Zepeda Morales fue presidente municipal durante el período 1996
1998 y J. Jesús Manuel ocupó una regiduría. Su inserción marcó una nueva línea
de acción política, no sólo para la comunidad sino para el municipio. Es importante
hacer notar que, los zitacuarenses promovieron la insurgencia y la ideología
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liberal; se instauró en la ciudad la Suprema Junta Nacional Americana que fue
convocada por Ignacio López Rayón; recibió el título de la ciudad de la
Independencia en 1858; fue incendiada y reconstruida en tres ocasiones por sus
maniobras liberales; promovió la Junta Patriótica Liberal Benito Juárez; entre otras
acciones, sus marcos de relación están encuadrados en un liberalismo político que
antepone "lo nacional” o lo local. Ello se refleja en discursos y prácticas
permanentes que han acelerado los procesos de aculturación y han cerrado el
acceso de participación a los indígenas en diversos ámbitos.
La dinámica resolutiva orientada aquí, no sólo colocó a un indígena organizado en
la autoridad local, sino excepcional y simultáneamente, se insertó en el ámbito
municipal sin renunciar a su cargo de comisariado. J. Jesús desempeñó su función
como regidor.
E l tene r una regiduría pues se tiene m ucho trabajo, pero porque en ese tiem po e l d ifunto le estuvo batallando porque cuando se tiene un cargo pues se tiene que renunciar a un cargo para pod e r es ta r en otro. Pero cuando e l presidente m unicipa l lo apoya pues no pasa nada. É l lo estuvo sosteniendo, lo estuvo sosteniendo porque se tenía m uchosproblem as con los otros regidores, pero lo sostuvo. 133
Si C. Zepeda no lo sostenía en el cargo, los comuneros, principalmente los
nochebueneros, había previsto emprender acciones para defender su doble
representatividad, fuera a través de la concertación o a través de su práctica
recurrente de presión -toma de vialidades-, un aspecto particular del accionar
otomí de Zitácuaro.
El acceso de un comunero, indígena organizado y otomí de San Felipe a la
presidencia municipal se caracterizó por una constante confrontación y
negociación con algunos actores políticos que reclamaban constantemente su
renuncia a algún cargo. No obstante, instalado al interior del cabildo, obtuvo
aprobaciones y recursos para la realización de obras públicas en la Comunidad
Indígena de San Felipe. Desde su posición como comisariado detectó y consultó a
la asamblea sobre las necesidades de infraestructura local; desde su posición
133Líder otomí, floricultor, entrevista realizada en su domicilio particular en agosto de 2009.
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como regidor gestionó, cabildeó y aplicó recursos públicos para su construcción.
Durante ese período se llevó a cabo la mayor cantidad de obras públicas en la
localidad que ningún otro gobierno municipal ha superado: Apertura del camino
vehicular El Oyamel, la construcción de la Plaza Atrial, de una unidad deportiva,
de la barda perimetral del panteón "El Capulín” y de un tanque de almacenamiento
de agua en La Mesa; e instalación de la red para abastecer a los habitantes de la
segunda manzana; entre otras.
A través de las prácticas de acceso a la representatividad de los indígenas
organizados -en Cuetzalan y en San Felipe-, se apuntala mi argumento de que la
consolidación de una economía familiar, comunitaria y organizativa sirve como
punto de partida para un posicionamiento político. Aunque ello no necesariamente
implica generar nuevas formas de inclusión y representación al interior de una
comunidad política; sobre todo las que están relacionadas con el mantenimiento
del acceso a los cargos políticos como única vía de acceso a los derechos
políticos. Más bien, lo que tenemos es que, la emergencia de actores políticos,
formas organizativas y vínculos innovadores entre el Estado, los partidos políticos
y las organizaciones económicas, demuestra que la conciencia y participación de
los indígenas organizados se está construyendo en el ámbito de la legalidad y
legitimidad de los derechos políticos. No se trata de desconocer la autoridad del
Estado-nación, al contrario, de articular propuestas que den sentido a las prácticas
políticas cotidianas con otros actores que también están generando sus propias
praxis para insertarse en el proyecto nacional y resolver desde el contexto local los
problemas de discriminación y exclusión. Entendemos que, las organizaciones
económicas son el referente importante de la experiencia de representación
política local. Ello nos lleva a revisar si esto es posible a través de la dimensión
organizativa y en el curso particular que la construcción ciudadana va tomando
para el caso de las mujeres indígenas.
185
3.4 Los derechos políticos de las mujeres indígenas. Discrepancias, negociaciones y mediaciones en el ámbito de la votación y la representación electoral.
Dentro de las diferencias en la actuación política de ambos casos, hay una
coincidencia más íntima que se refiere al actuar de las mujeres indígenas. Su
inclusión en el escenario político va más allá de los movimientos étnicos. Se trata
de la incorporación de sujetos de derecho que históricamente han estado
subordinados y excluidos por su condición de género, étnica y clase social no sólo
del proyecto nacional sino del contexto local.134 Su construcción ciudadana inicia
en la dimensión próxima donde se ponen en juego dinámicas resolutivas que han
permitido su incorporación al ámbito de la toma de decisiones privadas y que
trascienden a las comunitarias, regionales y nacionales. Sus prácticas de inserción
se dirigen a romper con el modelo de inclusión desventajosa, que como señala
Sen (2000) sólo restringe los derechos reconocidos en favor de la persistencia de
los usos y costumbres.
En el proceso histórico de cada caso se observan algunas constantes
relacionadas con los roles socialmente asignados al deber ser femenino que se
vinculan con el establecimiento de relaciones de poder basadas en el género y su
exclusión del ámbito público. Durante décadas, ello llevó a que las mujeres
indígenas estuvieran exentas de su derecho de votar y ser electas. Así, el primer
paso para la construcción de derechos políticos fue el acceso al voto. Para las
mujeres otomíes, esta ha sido una experiencia de mayor confrontación que para
las nahuas. Ello no significa que cada una no haya librado sus propias luchas, sino
que en el primer caso, la propiedad de la tierra es un factor determinante en el que
se entrecruzan las construcciones sociales de género y la propiedad agraria -
comunero.
En la Comunidad Indígena de San Felipe sólo tienen voz y voto aquellos que por
su propiedad comunal se les atribuye la categoría de comunero y es la asamblea
quien los avala. En general, la propiedad de la tierra se establece con base en el
134 De manera general, las mujeres han estado excluidas del ámbito público. Sin embargo, no es interés de esta apartado dar cuenta del proceso de ciudadanización de las mujeres mestizas.
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patrón de residencia patrivirilocal y la herencia ambilateral, aunque la mayoría de
las veces se favorece el control masculino de la tierra; estrategia política que,
según Vázquez (1996) permite el control de la propiedad. La resolución
presidencial reconoció sólo a 80 varones con territorio comunal que fueron
heredándolo a sus primogénitos sin que esto modificara necesariamente el padrón
agrario nacional. Las viejas generaciones desaparecieron y las nuevas no se
registraron, lo que significó que hay comunidad pero no hay comuneros. La falta
de un registro actualizado fue aprovechada por los ejidatarios para acceder a los
cargos comunales. En cierta medida, la laguna de información hizo permisible que
cualquier habitante de la tenencia ocupase los cargos políticos locales, fuesen o
no de la comunidad.
La gran ausencia de mujeres en la toma de decisiones colectivas nos indica la
poca accesibilidad para la participación femenina con base en su posesión de
tierras comunales y su incipiente reconocimiento legal y legítimo por parte de la
comunidad. En su mayoría el pequeño predio que poseen lo obtuvieron por su
condición de viudez o como beneficio de algunos de los repartos o herencia; así
que, la toma de decisiones comunitarias es netamente de varones.
Las asambleas como espacios donde la participación es mayoritariamente
masculina no son propios de los grupos otomíes; en Cuetzalan sucedía algo
similar. Las reuniones y decisiones comunitarias estaban a cargo de los varones
jefes de familia; algunas mujeres asistían sólo acompañando al esposo.
En ambos casos -Cuetzalan y San Felipe-, la estructura política segregó a las
mujeres del espacio público local justificándose en el discurso anquilosado de los
usos y costumbres. La resistencia de los varones a la incorporación de las mujeres
en las asambleas comunitarias se manifiesta, por lo regular, en la falta de
aceptación e interés en las sugerencias y propuestas femeninas, cuando
inexorablemente éstas logran tomar la palabra. No obstante, el trabajo
organizativo de la Maseualsiuamej Mosenyolchicaunij y de la Sociedad Productiva
de Mujeres "Mejor Progreso” ha coadyuvado a transformar las pautas de
187
comportamiento femenino y ha abierto espacios que estaban anclados en la
masculinidad. Entendemos, a partir de la investigación de Pérez que:
"El status de las mujeres ha cambiado en relación con los mestizos; hay respeto de los hombres hacia ellas; antes las mujeres mostraban miedo, ahora es lo contrario, si no es miedo, es respeto, las reconocen y las ubican en relación con las otras mujeres, no organizadas ‘ellas son las de la Maseual’, ‘ellas son de las artesanas” (2001: 157).
Vale resaltar aquí que, se trata de un proceso en el que las mujeres organizadas
han estado en constante agresión al mismo tiempo que reconocimiento:
P o r ejemplo, en la com unidad de X iloxoch ico o en Tzicuilan, p o r m encionar algunas, las m ism as autoridades reconocen a l grupo y lo tom a en cuenta en sus actividades, para las reuniones, para tom arparece r de lo que van a hacer, para involucrarlas en alguna cosa. 135
A qu í las de E l Rincón, Chabela y su grupo, no solo son tías [mujeres mayores con autoridad moral]. Son m ujeres reconocidas p o r todo San Felipe. S i a lguien tiene algún problem a acuden con ellas. Hasta Edgar [jefe de tenencia] corre con e llas para que lo saquen de algún problem a. 136
Este reconocimiento les ha permitido participar abiertamente con voz y voto en las
asambleas comunitarias, con una perspectiva más amplia en la gestión de
recursos y resolución de necesidades colectivas.
El problema de participación y representación de las mujeres indígenas
organizadas se ha ido resolviendo en espacios de discrepancias, donde la
diferencia de género se establece como un condicionante de desigualdad. Su
aceptación en el ámbito público local es resultado de acuerdos definidos por la
temporalidad y las necesidades comunitarias; no obstante el disentimiento
colectivo persiste. No ha sido fácil, desde la estructura patriarcal y hegemónica,
aceptar las transformaciones del rol femenino y modificar la percepción tradicional
que se tiene de las mujeres indígenas. Esto no sólo es válido para los varones
indígenas, sino para las mujeres no organizadas y para la población mestiza; con
135136Rufina Villa, líder maseual, entrevista realizada en el hotel Taselotzin en febrero de 2004.
Líder de los jóvenes otomíes, entrevista realizada en el centro de San Felipe en agosto de 2009.
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quienes la Maseual y el Mejor Progreso negocian constantemente para ejercer su
ciudadanía.
Durante décadas, las mujeres indígenas no participaron en los procesos
electorales instaurados por el Estado, lo que coadyuvó al detrimento de sus
decisiones como individuo, como miembro de una colectividad y como ciudadana
de una comunidad política. La permisibilidad del voto femenino en la población
indígena fue un derecho condicionado, que sólo fue posible a través de prácticas
de mediación que establecieron los varones de la comunidad. Para muchas
mujeres no organizadas, las decisiones electorales fueron y son tomadas desde el
desconocimiento y la desinformación de las propuestas de las candidaturas y de
los partidos políticos.
Las señoras no saben a quién van a votar, no eligen a los partidos políticos porque d icen que a quién le van a votar, todos son iguales, son los m ismos, d icen ‘yo lo voy a raya r e s to ’. Otras s iguen a la persona de lpartido aunque no lo conozcan la persona que es. 137
Pocas m ujeres van a votar, cuando van las llevan sus m aridos y les dicen p o r quién van a votar. E llas d icen que lo m ism o les da uno que otro, así que lo que su m arido dice está bien, porque e llos son los que saben. 138
C asi la m ayor parte de la gente, m ás las mujeres, se va a l partido que siem pre ven; escuchan que es a lgo bonito, que porque ya ha quedado años, es e l que siem pre ha ganado, es e l que siguen siempre. Ya están acostum bradas a votar p o r los colores, p o r ejemplo, le avisan a la abuela, a la que no puede leer, ‘pues tienen que votar en estos colores [ ^ ] La gente que no puede le e r le dicen ‘as í van a es ta r y tú tienes que votar con e l verde, rojo, blanco, es lo que tú tienes que vo tar’. Yo así escuchaba m ucho antes, cuando yo no sabía que es e l vo to .137 138 139
Las organizaciones como espacios de aprendizajes donde se generan acciones
para promover la participación política femenina, aunque en sus inicios no tuvieron
esta finalidad. Pero las dinámicas particulares de los grupos y el contexto
137 Joaquina Diego, líder maseual, artesanas, entrevista realizada en su domicilio particular en enero 2004.138 Líder otomí, miembro de Mejor Progreso, entrevista realizada en las instalaciones del local en julio 2008.139 Dominga Ramos, líder maseual, artesana, entrevista realizada en el local de artesanías en diciembre de 2004.
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inmediato permitieron que los asuntos políticos tomaran otra dimensión en la vida
cotidiana. Al centrar la política en un elemento de análisis de las problemáticas
locales entendieron que la subordinación, la discriminación y la exclusión no son
naturalizados sino resultantes de diversas relaciones de poder.
A través de la organización nos hem os ido dando cuenta de la form a de la política de l país, m ás bien neoliberal, que siem pre beneficia a algunos cuantos y que nosotras quisiéram os que fuera de otra m anera. Yo creo que si no hubiera estado en la M aseua l no hubiera n i tenido la oportunidad, n i hubiera tenido e l va lo r [de votar]. Porque yo siem pre he m anifestado que la organización ha sido m i escuela y es verdad porque aqu í es donde yo he adquirido los pocos o m uchos conocim ientos que yo tengo, no tengo otra escue la .140
Las experiencias de colaboración-cooperación y la toma de decisiones al interior
desarrollaron una concientización entre las indígenas organizadas. Al promover el
ejercicio de derechos dentro del sistema político hegemónico, se insertaron en
diferentes etapas de los procesos electorales como sujetos de derecho y no como
votantes cautivas. Además, transformaron el estereotipo tradicional femenino
respecto al accionar político al dejar de lado el abstencionismo, la indiferencia y la
subordinación para conquistar el espacio político del sufragio. Así, al resolver la
contrariedad entre la cautividad y la autonomía de su voto, comenzaron una
participación política, de intervención en los procedimientos electorales y de
defensa de su voluntad ciudadana hacia afuera de las organizaciones. E n las
reuniones se les dice que tienen que votar, que tienen derecho de votar, pero no
se les dice que tienen que vo tar p o r algún partido. Ello abrió la posibilidad de que
otras mujeres, sin la experiencia organizativa, fuesen capaces de asumir su
derecho al voto como una decisión libre, propia y no como resultado de su
condición social.
El liderazgo, la dirigencia y la experiencia han hecho asequible su interés e
incorporación al ámbito de la política, sea individual o colectiva. El trabajo
organizativo y las singulares historias de vida que se entretejen en los grupos
140 Rufina Villa, líder maseual, entrevista realizada en el local de producción de medicina tradicional en enero de 2007.
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resultan un empuje e interés participativo en donde se concentran y planean las
necesidades de las comunidades indígenas. Para Sierra esto resulta de la
experiencia organizativa y:
"cobra una especial relevancia la reivindicación de las mujeres indígenas organizadas que insistentemente abogan por cuestionar el reconocimiento en abstracto de las costumbres. Los testimonios de las mujeres vertidos en diferentes foros van abriendo un camino nuevo para pensar la costumbre desde una perspectiva crítica y enriquecedora. En particular llama la atención la claridad con que las mujeres tzeltales, choles, mames, nahuas, otomís, zapotecas, entre muchas otras, plantean sus demandas y reivindican sus derechos, no para ir en contra de su cultura o de su grupo, sino para pensar la costumbre desde una perspectiva que las incluya” (1997: 139).
Lo importante a comparar son las estrategias que las maseual han desplegado
para hacer valer su derecho a ser electas. Aquí aparece un criterio de avance
político cuetzalteca. A mitad de la década de 1990, el compromiso de la
Maseualsiuamej había trascendido el municipio y había adquirido reconocimiento
en la región, al mismo tiempo que el Partido de la Revolución Democrática (PRD)
aparecía en el escenario local. En su quehacer había dado cuenta de la falta de
credibilidad de los candidatos políticos quienes parecían interesarse más por
mostrar sus redes políticas y económicas que en proponer acciones en beneficio
de la población. Al no encontrar eco sus demandas de representación en el partido
hegemónico, algunas de las maseual decidieron apostarle al PRD a través de su
fundación y afiliación.
La relación con el partido la establecieron a través de Rufina Villa, quien es
integrante del grupo de artesanas de la localidad de San Andrés Tzicuilan, pionera
de la Comisión Regional de Artesanas en la Tosepan, fundadora de la
Maseualsiuamej Monselyochicaunij y administradora del hotel Taselotzin (Lugar de
plantitas tiernas). Su activismo va más allá de la organización; es promotora de la
defensa de los derechos humanos, de los derechos de la mujer, consejera del
Juzgado Indígena y miembro de diversas redes de organizaciones de mujeres
indígenas. Además participó en la fundación del Comité Ejecutivo Municipal del
191
PRD y durante las elecciones de 1998 fue candidata a la presidencia municipal por
ese partido.
Cuando aqu í se fundó e l PRD me invitaron a pa rtic ipa r entonces pues de ah í yo em pecé a involucrarm e y me in teresó. E n todas las reuniones que he podido, he participado, creo que fue p o r e so .141
Con el distanciamiento que tomó la Tosepan del escenario electoral, la lucha por
el acceso a la presidencia municipal se restableció entre las familias Soto y Mora.
Después de las disputas al interior del partido por obtener la candidatura, el PRI
nombró a Joel, hermano de expresidente Adalberto Soto. A partir de la caída del
precio del café, la familia Soto diversificó sus actividades comerciales y consolidó
su poder económico a través de la instalación de un hotel, un restaurante, una
constructora, un almacén de material de construcción y una tienda de diversos
artículos de ferretería, plomería, carpintería, etcétera. El PRD registró a Rufina
Villa, quien contó con el apoyo de la mayoría de las maseual:
Yo creo que ese fue e l m om ento que yo dije que apoyaría ese partido. A m í me ilusionaba que fuera una m ujer indígena algo de l ayuntam iento y s i m e em ocionaba escuchar que ella podía se r p res iden ta .142
La campaña electoral de Joel contó con el apoyo no sólo de Comité Ejecutivo
Municipal, sino estatal, asimismo utilizó las redes económicas que tenía en toda la
región para afianzar su candidatura. Por su parte, Rufina realizó su campaña con
los recursos económicos que obtuvieron de las aportaciones de los pocos
simpatizantes y afiliados al partido, se trasladó caminando a las localidades
periféricas para dar a conocer su plan de trabajo y se apoyó en la imagen que
construyó con su labor social dentro y fuera de la organización.
Fue una experiencia buena aunque con m uchas lim itaciones porque hay m om entos en los que una siente que está sola que no hay respaldo, que no hay e l apoyo que una quisiera. Pero la convivencia con la com unidad creo que fue lo m ás bonito. Creo que fue toda una aventura porque me tocó en una ocasión irm e sola, nadie de los com pañeros que estaban conm igo pudo acom pañarme, entonces vino
141142 Rufina Villa, líder maseual, entrevista realizada en el hotel Taselotzin en febrero de 2004.
Dominga Ramos, líder maseual, artesana, entrevista realizada en el local de artesanías en octubre de 2004.
192
p o r m í una persona de com unidad, un señor y me fu i con él, porque ya' i A o
había com prom iso .143
Para las maseual en general y para Rufina en particular, la contienda electoral
representó la generación de diversas prácticas de discrepancia donde las
diferencias de género, clase, etnia, organización económica y partido político
jugaron un papel fundamental. Al ponerse en juego diversas construcciones
sociales que favorecían las relaciones desiguales de poder, el triunfo del PRI fue
inevitable. Las discrepancias de antaño con la Tosepan impidieron establecer
acuerdos para obtener su apoyo y quizá el triunfo de Rufina. Más bien, lo que
encontramos es un doble desafío. La primera, al interior de la población indígena
donde se pusieron en juego patrones tradicionales del quehacer femenino. Su
participación confrontó su condición de mujer indígena con otros grupos: hombres
y mujeres indígenas organizados, no organizados y autoridades comunitarias. La
segunda, hacia los marcos de interacción establecidos entre indígenas y no
indígenas. Si el espacio de representación estaba cerrado para los varones
indígenas, el caso de que una mujer nativa pretendiera acceder significaba un
doble atrevimiento, principalmente para el poder político hegemónico. No obstante,
la adhesión política de Rufina, junto con el trabajo organizativo de las mujeres
indígenas, permitió avanzar en materia de género y etnicidad. Además abrió su
visión respecto al proselitismo y el acceso al poder político, con lo cual se inició la
construcción de nuevas prácticas de negociación para insertarse en dicho ámbito.
Ello posibilitó que Rufina ocupara una regiduría por representación proporcional -
Usos, tradiciones y costumbres- como resultado de las elecciones de 2001.
Su trabajo en el ayuntamiento significó un desafío no sólo para ella, sino para la
organización. Las diferencias étnicas, de género, y de partido político fueron parte
de un proceso de confrontación y negociación continuo dentro de los acuerdos
tomados en cabildo. Su actuación requirió la generación de acciones de carácter
negociador y participativo aunque ello no dirimió las relaciones de poder.
143 Rufina Villa, líder maseual entrevista realizada en el local para elaboración de productos de medicina tradicional en enero de 2007.
193
Yo creo que tam bién es una buena experiencia, porque e l se r de un partido oposito r ya desde ahí es conflictivo. In tentam os ponernos de acuerdo entre los regidores, aunque en a lgunas cosas. O tras uno tiene que reso lve r de acuerdo a su área. Fue d ifíc il a l principio, pero poco a poco fu im os tom ando acuerdos.144
En el caso de las mujeres otomíes organizadas de San Felipe, el proceso de
participación política a través de su elección ni siquiera se ha perfilado. Eso no
significa que su construcción de derechos políticos no se haya iniciado. Al
contrario, son mujeres que participan activamente en algunas asambleas
comunitarias e inciden en la toma de decisiones a través de las redes informales
de comunicación. Son capaces de cambiar el parecer de algunos hombres
respecto a quién puede convertirse en autoridad sin que ello signifique la
confrontación o la negociación abiertas. Más bien, ocupan un papel predominante
al ser participes en diferentes acciones comunitarias. Sus dinámicas resolutivas
aún no han sido lo suficientemente deliberadas como incidir en el cambio de
estructuras de género que permita su inserción directa en los cargos locales;
aunque es claro que tratan de interferir en las decisiones comunitarias sin buscar
el poder como tal. Mientras que las participaciones de los varones se dirigen a la
búsqueda del poder político, la pretensión de las indígenas organizadas se limita
al beneficio comunitario, sin importar necesariamente quién ocupe la
representación. En ese sentido, sus prácticas políticas de representatividad se
construyen en espacios de negociación con los varones que puedan resolver sus
aspiraciones colectivas.
En ambos casos -Cuetzalan y San Felipe- las transformaciones y conflictos que
viven las mujeres organizadas al interior y exterior de sus localidades con respecto
a su participación política nos hablan de los procesos de exclusión en los sistemas
de gobierno tradicional y en gobierno hegemónico. No obstante, mientras desafían
los discursos y las acciones excluyentes de ambos sistemas, al mismo tiempo
desarrollan una praxis política a partir de su propia perspectiva de género que
cuestiona la ideología primordialista de las comunidades indígenas y los
comportamientos de género hegemónicos.
144Rufina Villa, líder maseual, entrevista realizada en el hotel Taselotzin en febrero de 2004.
194
Esto sugiere que, las mujeres organizadas de Cuetzalan al igual que las de San
Felipe, generan, como un desarrollo, un conjunto de acciones basadas en el
género y en la etnicidad que sirven de contrapartida para confrontar y negociar
con otros grupos sociales, y que el peso de éstas puede permitir un posterior
avance en los derechos políticos. Cada una de estas acciones como la
capacitación de las mujeres organizadas y otras mujeres, la intervención en
asambleas, la votación libre, la candidatura, los recorridos de campaña, las
intervenciones en casos que competen a los derechos humanos, los acuerdos con
grupos políticos y otros actores sociales, la elaboración y presentación de
programas electorales, entre otros, es un flujo de mediaciones con una intención.
Acciones en las que las mujeres organizadas saben que están modificando pautas
tradicionales y con ello su acceso político, pero sobre todo suponen que su
transformación no es en la inmediatez sino a largo plazo.
Es obvio, como sucede en toda colectividad, que las coyunturas para acceder al
ámbito de la participación y de la representación están relacionadas con las
diferencias de poder. En este sentido, los actos de las mujeres organizadas, como
agentes intencionales, no sólo obedecen a visibilizar dichas discrepancias, sino
hacer efectivo el derecho a la inclusión en el ámbito político. No como una acción
irracional, al contrario, la construcción ciudadana se caracteriza por una
racionalización. No apelan al ejercicio del sufragio y a la representación como una
acción visceral, sino a través de un conjunto de estrategias cotidianas continuas
en interacción con otros grupos sociales y con el mundo social se crean las
condiciones locales para insertarse en dicha esfera.
3.5 Construcción de derechos políticos. Dinámicas resolutivas en una primera etapa de actuación.
En Cuetzalan como en San Felipe, la construcción de derechos políticos está
implicada en una especie de contrahegemonia inmersa en una serie de
mecanismos que definieron la estructura política. Entre ellos figuran algunas
formas de comportamiento bastante arraigadas como el paternalismo, el
autoritarismo, la servidumbre y la discriminación étnica. La explotación tradicional
195
de la población indígena por parte de los no indígenas fue ejercida gracias a estas
conductas, así como a diversas formas de coerción y reciprocidad asimétrica, que
aseguraron la posesión de tierras y permanencia de las formas de trabajo servil.
Por su parte, los indígenas son y han sido grupos organizados comunalmente, que
desde el establecimiento de organizaciones han luchado para defenderse del
abuso, han creado alianzas intercomunales para enfrentar el poder económico,
político o armado de los no indígenas; y han colaborado con ellos para obtener
beneficios en reciprocidad. El proyecto modernizador del Estado mexicano que
inició en la década de 1990 diversificó los campos políticos en términos de nuevas
grupalidades, de la construcción y reivindicación de identidades y del surgimiento
de nuevas lealtades. En Cuetzalan eso se tradujo en una lucha por el poder
político entre las familias Soto y Mora que se caracterizó por la creación de
alianzas entre ellas; en la aparición de infinidad de organizaciones sociales; y en la
conformación de lealtades entre la Tosepan y el Estado para la obtención de
financiamientos. En San Felipe, el surgimiento de un grupo de indígenas
organizados que, después de afianzada su economía local, se insertaron con
fuerza en la lucha por el acceso al poder político (Foweraker, 1997; Zárate, 1998).
Así, el avance político sufre eventualmente acomodos por un accionar mayor de
los indígenas organizados, sobre todo cuando estos avanzan y consolidan algunos
aspectos y prácticas económicas. Al respecto, la trama cuetzalteca, es hasta cierto
punto, parecida a la de San Felipe. En Cuetzalan, el desarrollo político fue
marcado por la comercialización de sus productos acaparados por la élite
comercial, en San Felipe por la defensa de la propiedad comunal; ambos dirigidos
a desmantelar el poder político local a favor de la representación indígena. De este
análisis surge el más decisivo impacto de las organizaciones económicas, el
mayor dominio y el eje rector de su cohesión, la asamblea comunal. Su lógica
deviene de lo cotidiano y de la experiencia política que en ella se genera, sus
procedimientos presuponen el consenso y la legitimidad de los modos de
deliberación, aunque estos también suponen confrontaciones, disputas y manejo
de redes y relaciones. Al considerarse una forma de acción indígena eficiente, las
organizaciones económicas la implementaron como órgano fundamental para la
196
toma de decisiones, así que, su éxito se decide aquí, en la forma que se plantean
diferentes actuaciones para obtener los resultados previstos. La asamblea no es
simplemente la principal autoridad moral, a menudo es también el espacio donde
se dirimen y construyen estrategias para hacer frente a las vicisitudes del contexto
local, y en el mejor de los casos adaptarse a las exigencias del mercado mundial.
Otro avance es la apropiación del voto como una de las formas de los derechos
políticos, que no sólo representó para los indígenas organizados la posibilidad de
iniciar la apropiación de un derecho, además se requirió que su ejercicio fuese
efectivo y marcara una tendencia de cambio en el contexto inmediato. Visto como
un proceso que ha estado dotado de intencionalidad, la práctica del sufragio
simboliza una lucha en un espacio de confrontación permanente. No sólo se
ponen en juego afiliaciones políticas -que en ambos casos está muy ligado a una
condición de clase- además se entrecruzan construcciones sociales de género,
generación y etnicidad. Las líderes maseual reconocen que las mujeres indígenas
mayores en sus localidades -sobre todo las que nunca han salido- difícilmente
han asistido a una casilla; algunas han realizado el trámite de la credencial de
elector, pero presionados por sus esposos o familias para acceder a los
programas públicos. En todo casi si asisten a las urnas a votar, lo hacen
influenciadas por sus esposos. Así, el apoyo, afiliación y/o votación hacia un
partido político no hegemónico representó para las indígenas organizadas un
fuerte enfrentamiento con otros grupos y actores sociales. Incluso defender la
voluntad colectiva simbolizó la ruptura paternalista, la más importante
desobediencia civil indígena y la mayor resistencia de las organizaciones
económicas.
La representatividad indígena supone una experiencia de la acción política al
interior de sistema propuesto por el Estado-nación. Llama la atención que en el
caso de las organizaciones económicas, los indígenas organizados no buscan la
actualización de sus propios proyectos políticos sino la inclusión en el sistema
hegemónico ya establecido. De ahí que su inserción esté determinada por
confrontaciones permanentes; por un lado, con las propias formas que este
197
proceso implica; por otro, con los grupos sociales que han controlado el acceso y
ejercicio de los derechos políticos. Esto último presupone la exclusión de
individuos y colectividades indígenas por su condición étnica y en marco de una
sociedad de clases.
El mayor potencial de las dinámicas resolutivas de San Felipe es su capacidad de
presión negociadora que, desde la ideología liberal, representa un retroceso en el
desarrollo de las sociedades democráticas al considerar las manifestaciones,
sublevaciones y actos de resistencia civil como incivilizadas. Asimismo es
importante sobresaltar la amplitud cuetzalteca, no sólo en su extensión territorial
sino en su desenvolvimiento regional. Ambos casos no solo expresan diferentes
praxis y niveles de actuación política, sino que también muestran en diferentes
grados la capacidad de promover y prolongar el progreso político.
Las vivencias del sufragio, el ejercicio individual del voto, el proselitismo, la
defensa de la voluntad colectiva, en suma, el desarrollo político de los indígenas
organizados por mucho que parezca un simple avance, tiene un significado social
más decisivo. Crea estas distinciones entre indígena y no indígena, entre indígena
organizado y no organizado, entre quien puede y debe acceder a su condición
ciudadana y quien no, entre excluidos e incluidos, que conduce a una lucha
continua por construir derechos en el marco de una comunidad política.
Entiendo entonces que, la construcción de derechos políticos requiere que los
individuos, comunidades u organizaciones económicas construyan alianzas con
fuerzas políticas y actores externos, en tanto que "no pueden concebirse más que
como ejercicio colectivo” (Stavenhagen, 1992: 91). En ese sentido, se entiende
que los derechos políticos son un ejercicio colectivo; no obstante, "los derechos de
participación en el proceso de decisión política, deben ser considerados derechos
de la persona, es decir, corresponden (deberían corresponder) a todo individuo en
cuanto es persona, en la medida en la cual las personas están sometidas a esas
decisiones políticas: y no hay ninguna razón válida para excluir a alguno de
aquellos que están sometidos (de manera estable) a un ordenamiento normativo
del derecho de participar en la formación de ese mismo ordenamiento” (Bovero,
198
2002). Ello supone que la relación de los individuos con su comunidad política se
define por las formas particulares que asumen las relaciones de dominación con
sus pobladores y por las interacciones cotidianas de dichas relaciones dejándolos
fuera del contrato social.
Mi argumento sobre la construcción de derechos políticos no se restringe al
ejercicio de voto y el acceso de representatividad, ni a espacios de lucha y
discrepancias, sino una praxis mucho más extensa que se genera lentamente en
un imaginario que es políticamente posible. Es decir, no se trata de construir
derecho de un jalón, sino paso a paso, de manera deliberada e intencional,
siempre y cuando, estas prácticas y espacios sean estratégicos para incluirse en
el contexto local y en todo caso en el proyecto nacional. Los procesos de
construcción y ejercicio de derechos políticos funcionan sobre la base de los
avances de los derechos civiles. Este desarrollo expresa la existencia de
situaciones sociales que consideran a todos los integrantes de la comunidad
política, independientemente de su condición social de género, generación,
etnicidad y organización. A través de ello pueden observarse situaciones
concretas en las que hay logros importantes en la ciudadanía, pero en
circunstancias todavía adversas. No se trata de avances o procesos terminados o
inmutables descontextualizados de lo cotidiano, sino al contrario, la ciudadanía se
construye desde abajo, desde un espacio de lucha social, desde la base de las
contradicciones sociales.
Como sugiere Sojo "sólo una vez que las sociedades han avanzado en la
ampliación de sus escenarios políticos, están en condiciones de generar espacios
para la formación de mecanismos institucionales y opciones de política
relacionadas con el derecho al bienestar social” (2000: 54). El conjunto de
prácticas emitidas por hombres y mujeres indígenas desde sus organizaciones
económicas nos muestran que la emergencia de derechos civiles y políticos es
coadyuvante de la generación de seguridad económica y plataforma para
emprender la construcción de los derechos sociales como veremos en el apartado
siguiente.
199
3. 6 El ejercicio de los derechos sociales. Primera etapa de actuación.
Uno de los temas más polémicos respecto a la ciudadanía es el de los derechos
sociales. Las confrontaciones teóricas van desde si el Estado debe o no proveer
de esta prerrogativa a sus integrantes u otras instancias son las que deberían
resolverlo. Aunque en realidad lo que se pone en cuestión es lo que planteé en el
capítulo uno: los imaginarios de una comunidad política. Las consideraciones
liberales de algunos autores como Sartori o Zolo respecto a la función del Estado
como proveedor del orden público y vigía de la soberanía territorial parece bien
avenir la idea de que la obligatoriedad estatal es inexistente. Ello me permite
cuestionarme: cómo se puede ejecutar un proyecto de Estado-Nación si este no
cuenta con las disposiciones mínimas para que todos sus miembros tengan las
mismas condiciones de desarrollo. Quizá ello forme parte de la tutela que una
comunidad política deba asumir. Además, frente a las discusiones crecientes de la
transformación de las funciones estatales y el desvanecimiento del Estado de
bienestar, el cumplimiento de los derechos sociales parece desaparecer bajo el
argumento de no sólo ser irrelevante, sino ni siquiera considerarlos dentro de los
atributos de derechos. Con los problemas económicos que surgieron a partir de la
década de 1970, los Estados se vieron obligaron a restringir los derechos sociales.
El deterioro de las políticas y programas sociales se dieron de una forma
acelerada y con ello las condiciones de pobreza se acentuaron.
Para autores como Abramovich y Courtis (2002), la diferencia en la estructura de
los distintos tipos de derechos fundamentales -sociales, políticos y civiles- es
inexistente. Todo tipo de derecho es exigible más allá de las condiciones del
Estado.
"La estructura de los derechos políticos y civiles puede ser caracterizada como un complejo de obligaciones negativas y positivas por parte del Estado: obligación de abstenerse de actuar en ciertos ámbitos y de realizar una serie de funciones, a efectos de garantizar el goce de la autonomía individual e impedir su afectación por otras particularidades. Dada la coincidencia histórica de esta serie de funciones positivas con la difusión del Estado liberal moderno, la caracterización de los derechos civiles y políticos tiende a ‘naturalizar’
200
esta actividad estatal y poner énfasis sobre los límites de su actuación” (2002: 24).
En todo caso, como señala Ferrajoli se trata de un asunto de igualdad:
"sobre el principio y las garantías del ‘debido proceso’ que suplen la falta de una forma más específica de tutela jurisdiccional; [_ ] sobre los más tradicionales derechos civiles y de libertad y sobre el mismo derecho a la vida, ya que en su defensa efectiva supone necesariamente la de los derechos sociales vitales como el derecho a la salud o a la subsistencia” (2002: 12-13).
En el caso de Latinoamérica, el desarrollo de los derechos fundamentales surgió
con los derechos sociales. En México, estos formaron la base social y política del
régimen posrevolucionario; la instalación y el mantenimiento del priísmo sólo fue
posible gracias a la ampliación de los derechos sociales a cambio de la limitación
y restricción de los civiles y políticos (Assies, Calderón y Salman, 2002). El
sistema de bienestar social que se desarrolló durante las décadas de 1940-1970
otorgó a la política social un papel complementario en el modelo de desarrollo
nacional donde el Estado se concebía como conductor de la economía, además
de otorgar a la ciudadanía ciertos beneficios sociales: 1) Un sistema de seguridad
social limitado a trabajadores asalariados. 2) Limitación de los dispositivos de
orientación universalista al área de la educación y la salud. 3) Mecanismos de
aplicación generalizada de subsidios a productos de consumo básico y servicios
públicos (Duhau, 2002).
Al plantear algunas prerrogativas como acciones de beneficio social se consolidó
un mecanismo excluyente que sólo garantizó su ejercicio y acceso a un sector de
la sociedad. Sobre todo, evidenció que las desigualdades sociales son producto
de un largo proceso histórico-social que no ha resuelto y que sólo ha perpetuado
las condiciones de discriminación y segregación de varios grupos sociales, entre
ellos las poblaciones indígenas. De acuerdo con Sojo (2002), los derechos
sociales son más controvertidos en el contexto de la globalización "primero por el
alcance de las políticas sociales que generan en la actualidad y, segundo, por su
definición misma atinente al efecto que deben tener en la estructura social” (2002:
31).
201
A partir de lo anterior, la construcción de la ciudadanía social con base en las
acciones de las organizaciones económicas solo son posibles gracias a la
consolidación de algunos derechos civiles y políticos. Es así que, el apartado
siguiente tiene como propósito mostrar las prácticas dirigidas al ejercicio de
acciones ciudadanas sociales en el ámbito local como un primer acercamiento.
3. 7 El contexto de actuación para la construcción de los derechos sociales
De acuerdo con Marshall (1992) entendemos que los derechos sociales son
aquellos que permiten gozar a los individuos de cierto nivel mínimo de vida,
bienestar y seguridad económica que cada sociedad establece con estándares,
principalmente a través de instituciones del sistema educativo y de seguridad
social.'45 Para Bottomore (1992), ellos deberían basarse en la redistribución del
conjunto de la producción de bienes y de la riqueza lo que evitaría su minimización
y reduciría la desigualdad socioeconómica y de poder. Reto que las
organizaciones económicas están enfrentando ante el contexto de la globalización.
En ambos casos de estudio, el retraso educativo, la falta de servicios de salud y
de seguridad social han sido realidades presentes y uno de los elementos
ciudadanos más difíciles de ejercer. Dichas condiciones no difieren mucho de
otras poblaciones rurales y urbanas; aquí lo importante es comprender el
escenario en que las organizaciones económicas realizan su accionar para
transformar el contexto local y acceder a algunos derechos sociales. Acciones
que, en estos dos casos, ni siquiera están incluidos en los índices y variables de
medición, pero forman parte de los avances que se han hecho en materia de
justicia social y de acceso a una vida más digna. Al respecto, entiendo entonces
que, las praxis de los hombres y mujeres de las organizaciones económicas
constituyen estrategias mediante las cuales modifican sus situaciones y crean
condiciones de bienestar social.
145También llamados económicos.
202
3.8 Estado y poder económico. Discordias inclusivas entre indígenas organizados y otros grupos sociales.
En ambos casos de estudio, lo que tenemos es un largo proceso de discriminación
y segregación permanente de los derechos sociales que está ligado a los
presupuestos que configuraron el Estado de Bienestar. Dicho proyecto no
garantizó las condiciones mínimas de sus pobladores, muy al contrario, la falta de
servicios sociales, la inestabilidad económica y de seguridad social acrecentaron
las desigualdades sociales. Así, entiendo que la ciudadanía, cualquiera sea su
forma histórica, posee una serie de atributos comunes. Siempre ha significado una
cierta reciprocidad de ‘derechos frente’ y de ‘deberes hacia’ la comunidad (Held,
1997). A partir de esa idea, las organizaciones económicas pueden considerarse
como espacios para desarrollan estrategias de integración, a la vida social a
través de su condición ciudadana.
En Cuetzalan, la situación económica nacional redujo considerablemente las
condiciones de vida de los cuetzaltecas. A pesar del interés por modificar
sustancialmente la situación de la población indígena, las confrontaciones
permanentes con los no indígenas y con el gobierno estatal imposibilitaron que los
proyectos sociales avanzaran exitosamente. Sobre todo cuando éstos pretendían
convertir a la cooperativa en una asociación autosuficiente con capacidad de
absorber programas de educación, vivienda, seguridad y empleo. Bajo ese
contexto, la construcción de derechos sociales no sólo se presenta como
accidentada sino obstaculizada por los intereses del poder económico.
A finales de la década de 1980, la Tosepan recibió un crédito del Fondo de
Garantía y Fomento para la Agricultura, Ganadería y Avicultura (FIRA) a través del
Banco Oriente para desarrollar proyectos de autoempleo. El FIRA, como señalan
Flores, Paré y Sarmiento (1988), era una institución oficial que se encargaba de
canalizar los recursos para apoyar a los productores privados. Sin embargo, las
condiciones crediticias hacían difícil que los productores respondieron a los
compromisos en un plazo considerable y la deuda se prolongaba, lo que
representaba su exclusión como sujetos de crédito en otras instituciones. El
203
préstamo que se le otorgó a la cooperativa no fue la excepción. El pago no se
cubrió en el plazo que se estableció debido a que la organización se quedó sin
recursos cuando perdió la mayor parte de la cosecha de café y los cafetales con la
helada de 1989. La deuda ascendió a 1 millón quinientos mil pesos con un pago
de 150 mil pesos mensuales de intereses. Eso se estaba com iendo a la Tosepan.
Como señala Torres (1998) el problema más grave de la cartera vencida era la
imposibilidad real del pago que podía llevar a una parálisis productiva como
resultado de la falta de rentabilidad. Esto es precisamente lo que sucedió al
interior de la organización, desde 1989 hasta 1994 no pudo crecer
económicamente y muchos socios empezaron a retirarse. Además, las acciones
orientadas a la construcción de derechos sociales parecían no desarrollarse.
Durante 1996, la Asamblea Regional resolvió liquidar el adeudo bajo la presión del
banco de embargarles. Miguel Cabrera era presidente del Consejo Administrativo
y estuvo a cargo de las dos sesiones en las que se acordó cómo se absorbería la
deuda. La cooperativa no podía declararse insolvente porque el banco tenía como
aval las escrituras de los beneficios de café, las bodegas rurales y los recursos
materiales. Sí desconocían el compromiso les embargarían esas propiedades y la
organización se quedaría sin nada. Así que decidieron ceder la "Casa de
Máquinas” que no estaba en garantía.146 Como relata Miguel la decisión no fue
fácil:
Me acuerdo que cuando se propuso la venta de la casa fueron dos dom ingos que no se podía resolver. Se votaba y no alcanzaba e l 50%, hasta que llegó e l m om ento de llega r a l 90%. Claro que ese 10% quedó enojado para siempre, pero n i modo, tuvieron que aguantar.147
146 En Cuetzalan se instalaron dos firmas españolas compradoras de café. En 1898 se estableció Goroztizaga y Cía., y en 1903 Carlos Ortiz y Cía. Esas firmas construyeron beneficios de café; la primera, una planta que se conoció como la Máquina Chica y la de Carlos que se identifica aún como Máquina Grande, beneficio que para su época poseía lo más adelantado en cuanto a tecnología cafetalera (Barrios, 1991). En 1980, la Máquina Grande fue adquirida por Rubén Flores Huidobro, quien permaneció como dueño hasta que la Tosepan la compró en 1988. Después de que la cooperativa utilizó el inmueble para pagar su deuda, José Luis Flores Hernández, secretario de finanzas del estado en ese momento, obtuvo en inmueble en donación para los cuetzaltecas. Hoy es la instalación de la Casa de la Cultura.147 Miguel Cabrera, exdirigente y excooperativista, campesino, entrevista realizada en su domicilio particular en abril del 2007.
204
El Consejo Administrativo acordó con la institución financiera entregarle las
escrituras de la casa y con ello saldar la deuda. Meses después la propiedad pasó
a sus manos, aunque algunos socios no se resignaron a la pérdida.
No debimos perderla [la Máquina Grande]. Pensaba yo por qué no sacamos cooperaciones otra vuelta y teníamos para pagar todo eso. Pero no se pudo, empezamos a criticar y ya sabe que con eso seamuelan las cosas. 148
Algo que nos dolió de la casa que ahora es la casa de cultura, pues era de la cooperativa, era la Máquina Grande. Ahí se compró y se compró en $100,000. Luego resultó que el banco les recogió la casa. Lo que supimos fue nada más eso que se las recogieron porque habían agarrado el dinero del café. 49
Durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994), la Tosepan
desarrolló un proyecto de autoempleo bajo la figura de la Cooperativa Yankuik Ojti
(Camino nuevo). En él se implementó la construcción de caminos con mano de
obra cooperativista para darle seguimiento al programa que se implementó desde
la mitad de la década de 1980. En 1991, solicitó un crédito al Fondo Nacional para
las Empresas Sociales (FONAES) con el cual adquirió maquinaria nueva:
tractores, motoconformadores, vibro compactadoras, retroexcavadoras, camiones
de volteo y trituradoras. Además, obtuvo recursos para pavimentación bajo el
esquema del Programa Nacional de Solidaridad. Las localidades beneficiadas
debían aportar el 20 por ciento del costo de la obra, aunque la cooperativa fue
quien absorbió las contribuciones ya que la gente no tenía recursos para pagar en
efectivo debido a la crisis del precio del café.
A pesar de las condiciones desfavorables, la organización extendió sus proyectos
para emprender un cambio considerable en la población indígena. Para ello
requería capitalizarse, así continuó con la comercialización de pimienta durante
sus años difíciles y en 1993 conformó la Unión Nacional de Organizaciones
Productoras de Pimienta con la participación de diversas organizaciones de los
estados de Oaxaca, Chiapas, Veracruz y Tabasco. 148 149
148 Nicolás Ávila, fundador y socio de la Tosepan, entrevista realiza en su domicilio particular en febrero de 2007.149 Teresa Mora, exsocia de la Tosepan y Regidora de Salubridad (1987-1990). Entrevista realizada en su domicilio particular en enero de 2007.
205
En 1997, el gobierno estatal de Manuel Bartlett Díaz (1993-1999) interrumpió el
trabajo de construcción y pavimentación de caminos que habían emprendido
favorablemente. La cooperativa no estaba dispuesta a renunciar al proyecto.
Primero, porque aún tenía la deuda con FONAES; segundo, porque había
desarrollado las estrategias necesarias para auto-emplearse sin depender de otras
instancias. Aunque ello representaba una confrontación con el gobierno estatal y
con el grupo de priistas locales, decidió continuar con su labor y extender sus
servicios a otros estados del país. En poco tiempo, obtuvo un contrato en Chiapas
que no tuvo éxito y finalmente la maquinaria fue rematada para pagar el crédito
(Bartra, Paz y Cobo, 2004).
Por su parte, la Maseual, implementó dos proyectos para mejorar las condiciones
de vida de sus miembros: Uno enfocado al desarrollo de microempresas, a través
de las cuales no solamente se auto-emplearon, sino permitieron emplear la mano
de obra familiar. En 1991, se introdujo la producción de calabaza, cilantro, col,
jitomate y chile a través de huertos comunitarios; a partir de 1994 se convirtieron
en huertos familiares. Entre 1992 y 1993 se establecieron granjas de engorda de
cerdo en la localidad de San Miguel Tzinacapan, mientras que en las localidades
de Chicueyaco y San Andrés Tzicuilan se implementó la engorda de aves de
pastura. Entre 1992 y 1996, se instalaron tortillerías y molinos de nixtamal en
localidades participantes: San Andrés Tziculan y San Miguel Tzinacapan. El otro
proyecto se enfocó al bienestar social y la salud a través del cual se construyeron
letrinas y estufas rurales. En 1995, obtuvieron créditos para el mejoramiento de
sus viviendas que obtuvieron en la Secretaría de Desarrollo Social.
En San Felipe, se puso en marcha uno de los proyectos más ambiciosos de la
comunidad que no sólo representó la modificación de las condiciones de vida de
los san felipeños de la segunda manzana, sino la posibilidad de emprender
proyectos productivos como sucedió en los años subsecuentes.
Después de que la facción organizada en torno a la UCEZ accedió a los cargos
locales, su trabajo se desarrolló de manera incipiente y fue entorpecido por la
facción antagónica. Durante año y medio se dedicó a resolver desacuerdos e
206
inconformidades originadas por su acceso. Cuando los malos entendidos fueron
resueltos, entonces el comisariado de Bienes Comunales no sólo se enfocó a
resolver problemas de linderos y propiedades, además impulsó la labor del Comité
Comunitario de Planeación (COCOPLA). La COCOPLA tenía como objetivo dar
asesoría y capacitación para el trabajo comunitario en cada localidad. Su labor
abarcaba poblaciones de Crescencio Morales, Donaciano Ojeda, Francisco
Serrato, Nicolás Romero, Curungueo, San Felipe, La Trinidad, San Matías
Grande, San Isidro, San Bartolo, Santiago y Puritzio en Zitácuaro, además de los
municipios de Maravatio, Senguio y Susupuato. Se integraron a nivel regional a
través de una Asamblea General constituyéndose como un grupo de trabajo.
Prudencio Baltazar, secretario del comisariado, fue el encargado de participar en
el Comité de San Felipe, darle seguimiento al proyecto y gestionar la construcción
de un pozo de agua en la manzana de La Mesa donde, debido a las condiciones
orográficas e hidrográficas, el suministro de agua era inexistente.
Costó trabajo [hacer el pozo], porque entre más alto es, más zona volcánica, y más bancos de arena hay. Ahí estuvimos insiste e insiste con lo del agua, porque aquí no teníamos agua por ser la parte más alta y logramos hacer lo del pozo y eso no lo dieron [el recurso económico] porque no funcionó lo de un aserradero que le iban a dar a DonacianoOjeda. 150
Así, se iniciaron los estudios para localizar el sitio de excavación donde
posiblemente se podría extraer agua del monte. Sin embargo, la determinación del
lugar fue difícil. Entre los resultados de diagnóstico que no detectaban la
existencia de agua, entre la normatividad que prohibía construir un pozo a menos
de un kilómetro de distancia de un ojo de agua, la construcción fue retrasándose.
Vamos a hacerlo aquí, y nos fuimos haciendo estudios hasta que logramos ahí donde está ahorita el pozo. [_ ] Tuvimos una serie de problemas para la construcción del pozo por la razón de que se nos perdía la herramienta por los derrumbes, y después otro lado y otrolado, fueron tres excavaciones. 150 151151
Líder otomí, floricultor, entrevista realizada en su invernadero en agosto de 2008.150151 Prudencio Baltazar, líder otomi, floricultor, entrevista realizada en su domicilio particular en septiembre de 2008.
207
El pozo se construyó para almacenar agua de riego, pero no dio resultado porque
las tierras en La Mesa están agrietadas y resecas, agua que echas agua que se
traga. Los costos de suministro eran excesivos y ningún comunero, en ese
momento, era capaz de absorber los gastos de su consumo de luz, sobre todo, por
la cantidad de litros cúbicos que tenía que utilizar para regar sus tierras. Cuando
llegó el primer recibo, el comité asumió la deuda para evitar que les cortaran la
corriente.
Una manera de resolver los costos era dejar de utilizarla, sin embargo corrían el
riesgo de que la bomba se pegara ; así decidieron darles autorización a quien lo
deseara. Con la introducción de la flor de nochebuena, poco a poco la gente
empezó a racionar su uso y se crearon mecanismos de almacenamiento.
Es un chorrazo de agua com o de 8 pu lgadas y a presión, salía trem enda e l agua, de a montón. [_ ] A q u í h icim os unos hoyos y luego le pusim os unos p lásticos y ya llenamos. Con esa agua llenam os y pues le echam os casi rapidísimo, rápido se llenaba e l hoyo y cortaban e l agua luego, luego .152
El auto-abastecimiento del recurso en la manzana permitió que durante esa
temporada, por un lado los indígenas organizados tuvieran agua para hacer
producir sus huertas -de aguacate y granada china; generar un servicio público
auto-sostenido y empleo a través de la auto-contratación y contratación de peones
para ayudar en sus cultivos. Sin embargo, como señala Barbalet (1988) esto
también representa exclusión y estratificación, y una fuente de conflicto entre los
indígenas organizados y beneficiados y el resto de la población que no gozaba del
servicio. Finalmente, se estableció una cuota y se inició la gestión para extender la
red de agua y beneficiar a todos.
El acceso al suministro de agua implica un proceso de conflicto social y
negociación, el cual excluye a los que están fuera del proceso ciudadano y
preserva los derechos de bienestar y otros ventajas sociales para quienes
participan en las organizaciones. En este sentido, la provisión de un servicio
152 Prudencio Baltazar, líder otomí, floricultor, entrevista realizada en su domicilio particular en septiembre de 2008.
208
autogestionado por los propios ciudadanos, es un ejemplo de cómo la solución de
necesidades comunitarias pueden resolverse por sus mismos integrantes. Al
mismo tiempo, que estas acciones generan prácticas ciudadanas se crean
espacios de conflicto entre quienes deliberadamente son capaces de trasformar
sus condiciones de vida y aquellos que no confían en su condición para ejercer su
posición ciudadana. Así, los indígenas organizados establecen mecanismos de
participación, alianza colectiva, consolidación de sus expectativas de vida para lo
cual requieren apropiarse y aprenderse de los intereses comunes e intervenir
intencionalmente en la eficacia de sus acciones.
3.10 Construcción de derechos sociales. Dinámicas resolutivas en una primera etapa de actuación.
En Cuetzalan como en San Felipe, la construcción de derechos sociales se ha
dado de una manera mucho más pausada que los civiles y los políticos, aunque
ello también ha significado un impacto importante en la construcción de una
ciudadanía local. Principalmente, porque su acciones se establecen en el marco
de los intereses comunes y el bienestar social.
Si bien el Estado ha establecido algunas formas y mecanismos para asumir su
tutela, su quehacer no ha sido suficiente para resolver las necesidades de la
población; sobre todo al considerar que, frente a la "cultura de dependencia” que
generó el Estado de Bienestar nadie más podía actuar. Así, la praxis de los
indígenas organizados se convierte en fundamental para mejorar sus condiciones
de vida, pero reconociendo el papel que juega el Estado en esa proposición. Sus
acciones pretenden incidir en los resultados previstos del quehacer estatal para
desarrollar proyectos como alternativas viables. A través de ellas, sus iniciativas
se convierten en posibilidades para descargar las tareas estatales y asumir, como
sujetos de derecho, su responsabilidad ciudadana en el desarrollo del bienestar
común. Bajo esta propuesta las organizaciones económicas se están perfilando
para que sus miembros actúen en y desde los intereses colectivos sin depender
del subsidio estatal.
209
Ahora bien, ante el contexto del desempleo, el analfabetismo, la inseguridad
médica, así como las diversas manifestaciones de desigualdad y discriminación
que aseguraron la posición ventajosa de algunos grupos sociales, los indígenas
organizados han establecido dinámicas resolutivas que permitan colocarse en otra
posición. El desmantelamiento de las políticas de bienestar del Estado mexicano
irrumpió en los proyectos de atención social en términos de restringir el acceso y
los recursos a cambio de crear políticas paliativas. En Cuetzalan, eso se resolvió
con los proyectos de autoempleo, aunque al inicio ello representó prácticas de
confrontación y divergencia con el grupo de no indígenas locales y con los
representantes del gobierno municipal y estatal. Ahí, los espacios de construcción
de ciudadanía se tradujeron en arenas de discrepancias permanentes. En San
Felipe, la puesta en marchas del proyecto de obtención y abastecimiento de agua,
concretaron el surgimiento de los grupos de nochebueneros entre los indígenas ya
organizados, afianzaron la economía local, sin que ello estuviera exento de
prácticas de desacuerdo con algunos grupos locales.
El progreso social presenta cambios lentos por una maniobra mayor de los
indígenas organizados, principalmente cuando estos mejoran y fortalecen algunas
condiciones económicas. En ese sentido, la destreza cuetzalteca es, hasta cierto
punto, semejante a la de San Felipe. En esta última, el desarrollo social fue
marcado por el abastecimiento del agua y con ello, la creación de empleos, en
Cuetzalan la generación de proyectos de autoempleo, a través de la construcción
de caminos; ambos orientados a incluirse en los beneficios del bienestar social a
favor de las condiciones de vida de población indígena. Es decir, se requiere de un
posicionamiento colectivo nuevo para crear formas de inclusión novedosa al
interior de la comunidad política.
Otro avance es la apropiación de su condición ciudadana como una de las formas
de resolver las problemáticas locales, que no sólo representa su adhesión a una
comunidad política sino que requiere de la misma movilidad de sus miembros para
asumirse como tal para modificar el ambiente local. Dichas observaciones revelan
que los indígenas organizados, en tantos ciudadanos, son quienes han de definir
210
las condiciones y normas por medio de las cuales la ciudadanía, como un proceso
de inclusión, representación y reconocimiento en una comunidad política, puede
hacerse efectiva. Lo cual requiere considerarlo como un proceso inacabado que
se construye desde la intencionalidad, desde acciones reflexionadas que buscan
cambiar el contexto social en el que se desarrollan las desigualdades. No sólo se
pone en juego la intencionalidad, sino las relaciones y las prácticas que se
establecen con base en su posición social.
La inclusión indígena supone un aprendizaje previo de la acción comunitaria al
interior de las localidades. En este caso, los indígenas organizados no buscan
exigir al Estado el cumplimiento de sus compromisos sociales, más bien actualizar
sus acciones para incluirse y/o participar en la construcción de un proyecto político
a través de las mejoras que hacen en sus localidades. De ahí que, sus formas de
inserción estén caracterizadas por confrontaciones permanentes; por un lado, por
la implicación de desafiar a la autoridad estatal y crear modelos de eficiencia
estatal; por otro, con los grupos sociales locales que han controlado las obras
públicas, la seguridad, el acceso a la educación, al servicio médico y al empleo.
Estos presuponen la exclusión de los derechos sociales a los individuos y a las
colectividades indígenas por su condición étnica y de clase. Este proceso formula
la existencia de condiciones sociales en beneficio de toda la comunidad política.
No se trata de grandes logros o actos espectaculares, sino de acciones que
mesuradamente son capaces de transformar las desigualdades y cambiar el
rumbo de las comunidades indígenas -una toma de agua, un camino, una
escuela- sino al contrario, la ciudadanía debe dar muestra de inclusión en las
acciones más pequeñas, pero tan trascendentales que generan un bienestar en la
vida de la colectividad.
A lo largo de esta primera etapa de la construcción ciudadana -derechos civiles,
políticos y sociales, las organizaciones económicas -las cuetzaltecas con mayor
trayectoria que las de San Felipe- iniciaron por reconocer su condición de
subordinados y visibilizar las relaciones desiguales de poder para asumirse como
ciudadanos y con ello incidir paulatinamente en las decisiones locales.
211
Las organizaciones económicas dan paso al interés local general, lo que posibilita
el crecimiento económico por encima de posiciones e intereses de grupo. De esta
forma, los indígenas organizados pueden cambiar la relación de fuerzas entre
diversos grupos sociales en función de su interés. Las disputas generadas por la
creación de espacios de inclusión se refieren a la distribución de las
externalidades de los proyectos de desarrollo. Estos proyectos suelen poner en
movimiento a los miembros de las organizaciones económicas, y quizá sea el
mecanismo principal para contrarrestar los efectos de su condición subordinada.
Los derechos sociales forman parte de aspectos decisivos del desarrollo de una
ciudadanía plena, en tanto que tienden a promover las desigualdades ilegitimas
provenientes del sistema de clase, para representar una función integradora clave
(Barbalet, 1988). Para que los ciudadanos puedan ejercer efectivamente sus
derechos civiles y políticos, precisan ser libres de la inseguridad y la dependencia
impuesta por la pobreza, por las condiciones precarias de salud, y la falta de
educación y de empleo. La ciudadanía social es, entonces, un eficaz medio para
lograr la integración social ante las desigualdades creadas en la economía de
mercado (Marshall, 1950). El conjunto de prácticas articuladas por los indígenas
organizados nos muestran que la emergencia de la ciudadanía local es resultado
de un proceso largo e inacabado que siempre busca el ejercicio de nuevas
prácticas ciudadanas como veremos en los siguientes capítulos.
212
CAPÍTULO IVLos indígenas organizados y la emergencia de derechos civiles y políticos
en tiempos de globalización.
En mi primera estancia de campo en Cuetzalan en el 2002, me percaté que los
proyectos económicos y políticos de las organizaciones económicas se estaban
desarrollando en un segundo plano. Más bien, sus acciones estaban orientadas a
generar planes para resolver las necesidades educativas, de salud, entre otras,
que aquejaban a las localidades indígenas. Poco tiempo después, di cuenta de
que los indígenas organizados iniciaban nuevamente acciones contundentes en
términos de su inserción en el mercado -ahora internacional- y se perfilaban para
convertirse en una alternativa viable ante las exigencias del sistema capitalista y el
escenario de la economía global. Simultáneamente, estaban incursionando en las
elecciones locales y nacionales a través de una relación directa con los
candidatos. En años subsecuentes, ello significó su transformación en fuerzas
políticas con determinismo local que marcaría el rumbo de los partidos políticos al
interior del municipio. Por su parte, en San Felipe, la lucha permanente por
mantener las propiedades comunales y el acceso a los recursos naturales obligó a
los indígenas organizados a replantear sus acciones. En el nuevo contexto
económico, el fortalecimiento de la floricultura y el impulso de sus integrantes para
ocupar los cargos locales les permitirían continuar con una praxis ciudadana.
Como mostré en los capítulos anteriores, durante su primera etapa de actuación
ciudadana las organizaciones económicas se caracterizaron por crear mecanismo
para reconocer su condición de subordinados y visibilizar las relaciones desiguales
de poder para asumirse como ciudadanos y con ello incidir paulatinamente en las
decisiones locales. Ahora, en un contexto donde la globalización económica
estaba marcando cambios considerables en diferentes ámbitos de la sociedad, las
organizaciones económicas se transformaban para adaptarse a dichas
innovaciones y con ello incluirse a la comunidad política apelando a las exigencias
globales.
Así entendí que, una de las paradojas de la ciudadanía es la que deriva de su
relación entre la sociedad civil y los mecanismos contractuales de la economía de
213
mercado. A partir del planteamiento de Marshall (1992) comprendí que las
responsabilidades públicas son el motor de los derechos, principalmente sociales,
al mismo tiempo que el lucro personal lo es para el sistema liberal de contratos.
Ante ello, la construcción de derechos -civiles, políticos y sociales- son resultado
de antagonismos permanentes entre los ideales liberales y los democráticos.
Situación que se exacerba frente a los principios del neoliberalismo y la
globalización de la economía. Pugnas
Los derechos pensados en este contexto, podrían interpretarse como sugiere
Sojo:
"en lo que toca a los [...] políticos y civiles existe, como expresión del proceso de globalización, una tendencia a la uniformidad, a la definición de parámetros universalmente aceptables por encima de diferencias culturales o étnicas (como en el caso de los sistemas políticos). No sucede lo mismo respecto de los derechos sociales, que son los más controvertidos, primero por el alcance de las políticas sociales que generan en la actualidad y, segundo, por su definición misma atinente al efecto que deben tener en la estructura social” (2002: 31).
Ello supone que las acciones encaminadas a la construcción ciudadana están
ancladas en procesos más amplios, es decir no sólo están vinculadas a la
integración social de una comunidad política sino a las exigencias económicas
globales. Para Calderón, Hopenhayn y Ottone (1996), la unificación social y
política debería enfocarse hacia: 1) Una mayor productividad, lo que permitiría
acceder equitativamente a los bienes y servicios; 2) Una mayor equidad simbólica
que concedería la formación de derechos y el cumplimiento de normas 3) Una
mayor equidad en el ejercicio de los derechos y en el reconocimiento de las
colectividades.
Los derechos ciudadanos, entonces, están en constante construcción, sobre todo
porque los Estados-nación están siendo trastocados por las profundas
transformaciones del mundo global. En este sentido, el presente capítulo tiene
como propósito mostrar cómo las organizaciones económicas están construyendo
prácticas ciudadanas bajo el escenario de la globalización, a partir de haber
214
consolidado algunos derechos -civiles, políticos y sociales- en un primer momento
de actuación.
4.1. El ejercicio de los derechos civiles en la globalización
En el Estado moderno, los derechos civiles son fundamentales para garantizar la
libertad y la igualdad de los individuos, en tanto que son garantes del ejercicio del
individualismo y en consecuencia de los supuestos de la economía de mercado.
Así, se convierten en atributos inherentes al individuo que ponen de manifiesto su
libertad de conciencia, expresión, opinión, asociación, pensamiento, religión, y
desplazamiento; además de los derechos a la propiedad, a la conclusión de
contratos, a la justicia, a la vida y a la seguridad. Su ejercicio pleno está
relacionado con la consolidación de formas de administración de justicia y
defensa, accesibles jurídicamente para todos los miembros de la comunidad
política.
Para la concepción liberal clásica, dichos derechos son la base de la economía de
mercado en tanto que ellos garantizan el accionar de los individuos para ejercer su
voluntad en igualdad de condiciones como sujetos contractuales. Es decir, su
condición ciudadana le permite establecer contratos, reflejo de su libertad
económica individual (Marshall, 1992). Ello supone una “disposición de
capacidades de contratación, libre empresa, libre acceso a los mercados incluidos
el laboral, así como el derecho a la justicia” (Sojo, 2000: 57).
A partir de lo anterior, mostraré el desarrollo de los derechos civiles en el contexto
de globalización considerando tres expresiones fundamentales: libre empresa,
expresión-asociación y justicia. Ellos son evidencias de cómo las organizaciones
económicas generan prácticas ciudadanas a partir de su contexto próximo, de
cambios en las estructuras económicas locales y al interior de las colectividades.
Lo que muestro entonces es: 1) El establecimiento de contratos mercantiles desde
su transformación como empresas indígenas; y 2) el ejercicio de una justicia
distributiva.
215
Respecto a esta última, he considerado el largo debate que existe sobre el
universalismo y el particularismo de su concepción. Sugiero que para entender
cómo las organizaciones económicas desarrollan acciones ubicadas en un
contexto de justicia se requiere retomar la idea de Walzer (1993), quien demuestra
que la justicia, la moralidad y la igualdad son condiciones necesarias para que los
instrumentos económicos y políticos tengan una mayor legitimidad y un consenso
participativo dentro de nuestras sociedades.
4.1.1 La transformación de las organizaciones económicas en empresas indígenas.
Con la implementación de las políticas neoliberales en México, los proyectos
productivos de las organizaciones económicas fueron afianzándose no sólo a nivel
local y estatal, sino en el ámbito nacional y para el caso de algunos en el ámbito
internacional. Con el propósito de crear estrategias de sobrevivencia mercantil y
demandas comunes frente al Estado se desarrolló una acción colectiva en la
actividad económica tanto en el proceso de gestión como en el establecimiento de
vínculos con otras organizaciones. Sobre todo, tuvieron que buscar formas para
incrementar su productividad. Según Rubio (1996), los miembros de las
organizaciones se vieron en la necesidad de convertirse en empresarios si
aceptaban las reglas del juego económico; una transformación que debían asumir
si querían perpetuarse. "No era posible integrar a los campesinos al proyecto
neoliberal sin transformar sus organizaciones en empresas agrícolas” (1996: 141).
Fueron pocas las organizaciones que tuvieron la capacidad de conducirlas con
éxito en un contexto económico sumamente desfavorable. "Acostumbradas a un
trato paternalista, autoritario, y a un ambiente marcado por prácticas poco
transparentes, resultaba en extremo difícil pretender que en poco tiempo se
convirtieran en administradoras eficientes de los recursos que se les otorgaban”
(Mackinlay, 1996: 208).
Los casos de estudio no fueron la excepción. En Cuetzalan y en San Felipe los
procesos organizativos se consolidaron y se transformaron en empresas familiares
y comunales, aunque cada una con diferencias considerables en las formas de
216
inserción en el libre mercado y el alcance en el ejercicio de los derechos civiles.
Los proyectos productivos de Cuetzalan son de larga data; en San Felipe la
producción organizativa es mucho más reciente. En ambos casos, la creación de
nuevas formas productivas y comerciales abrió espacios de comercialización
mientras dividió a las organizaciones económicas; fracturó el monopolio comercial
al mismo tiempo que creó liderazgos al interior de las colectividades. Con la
apertura del mercado, se facilitó el rompimiento del caciquismo que hasta
entonces mantenían los no indígenas y los grupos indígenas adheridos a estos.
En Cuetzalan, a partir de la segunda mitad de la década de 1990, los indígenas
organizados se integraron a la competencia comercial, aunque no fue hasta la
siguiente década que se incorporaron abiertamente. La Tosepan y la Maseual se
transformaron y se constituyeron en empresas indígenas, con sus proyectos se
adaptaron al nuevo contexto económico, sobre todo al considerar, como sugiere
Shiva que "la competencia es muy desigual, no sólo porque las empresas son
poderosas y los pobres no lo son, sino porque las normas del libre comercio
permiten a las empresas emplear la maquinaria de la nación-Estado para
arrebatar recursos a la población, e impiden a la gente que reafirme y ejerza sus
derechos” (2001: 166). Dicho proceso no estuvo, ni ha estado libre de
negociaciones y contrariedades, tanto al interior de las organizaciones como con
otros grupos sociales, quienes ven en sus transformaciones un mecanismo
netamente mercantil.
La Maseual, quien surgió en el contexto de las políticas salinistas y de los
proyectos productivos impulsados por el Instituto Nacional Indigenista (INI), se
constituyó como una compañía de mujeres indígenas desde sus inicios. Una
empresa de desarrollo sustentable con características específicas de producción:
financiamiento sin intereses, diseño administrativo contable, formatos y controles
administrativos, costos de producción y manejo de cuentas bancarias (Mejía,
Oyorzabal y Pastrana, 2001). Proyecto que se desarrolló entre diversos conflictos
y confrontaciones con otros grupos locales cuyas acciones pretendían reafirmar la
condición de subordinación y discriminación de las mujeres indígenas al negarles
217
el reconocimiento como sujetos de crédito, en la toma de decisiones y en la
gestión.
Si bien, la iniciativa de producción artesanal surgió como la mejor alternativa
comercial para las mujeres indígenas, no fue hasta el establecimiento y
funcionamiento del Hotel Taselotzin que la organización se consolidó como una
empresa. Ello originó enfrentamientos con el poder económico que acapara el
ingreso turístico con hoteles, restaurantes, centros de entretenimiento, tiendas de
artesanías -artículos que ofrecen a los turistas por debajo del precio real- y venta
de productos agrícolas.
La creación de prácticas para incrementar los ingresos de las maseual se orientó
hacia un proyecto económico que se ofrecería como una alternativa turística a los
visitantes en igualdad de condiciones que los servicios turísticos a cargo de la
familia Soto -entre otros- en la ciudad de Cuetzalan. En 1996, esta inquietud se
expuso en la Asamblea General de la organización. La desconfianza y la
inseguridad por parte de la mayoría de las socias convirtieron la sesión en un
espacio de confrontaciones y discrepancias. No estaban convencidas de tener la
capacidad para desarrollar un proyecto de esa magnitud; una cosa era producir y
comercializar artesanía y otro muy diferente era convertirse en una empresa
sustentable a través de un servicio turístico. A ello se sumó la incapacidad
financiera de asumir una deuda e invertirle mientras el hotel se consolidaba;
además del escepticismo de que éste prosperara y tuviese éxito.
La propuesta no fue desechada y decidieron que el proyecto se desarrollara por
quienes lo consideraban era un opción económica. Así, un grupo de 44 socias le
darían seguimiento y quedó asentado en el acta de la sesión que serían las
inversionistas iniciales del hotel. Este grupo utilizó su posición subordinada de
mujeres indígenas pobres como un elemento para hacer frente a su condición, en
vez de subsumirse en sus desventajas.
Para todas mujeres la toma de decisión sobre su participación significó una acción
deliberada, consciente y voluntaria; para unas sobre su fallo de no aceptar y, para
218
otras sobre la manera de proponer, gestionar y desarrollar el proyecto, es decir,
una práctica reflexiva sobre el rompimiento de las estructuras locales, con base en
las diferenciaciones sociales. "Las socias interesadas en participar en el proyecto
son 44 y quedaron como socias accionistas responsables de elaborar el proyecto,
el consejo regional con el apoyo de una asesora. Se acordó que las socias del
proyecto van a aportar $200.00 cada una para la compra de terreno, así como dar
aportación de 10 faenas cada una cuando inicie la construcción.”153 Para los
nahuas el trabajo colaborativo y la reciprocidad forman parte fundamental de su
organización social. En las actividades productivas utilizan "darse la mano” entre
los grupos residenciales y cuando alguien del grupo no puede participar por
enfermedad o por alguna otra causa, la ayuda se repone con el trabajo de otra
persona que lo sustituye. Puede o no pagarle, dependiendo de la relación o de los
favores que se deban, pero nunca se repondrá la colaboración con alguna cuota
económica. Bajo esta misma lógica, las accionistas construyeron el hotel. Cada
una debía aportar sus 10 faenas a través de los varones cercanos -esposos,
padres, hermanos o hijos- o en todo caso pagarle alguien para que cumpliera con
su compromiso.
Las dinámicas resolutivas puestas en juego aquí estuvieron enfocadas en
sobrepasar las condiciones de desigualdad y diferenciación a partir de las cuales
se posibilitaba el ejercicio de las libertades individuales y colectivas de forma
igualitaria. Es decir, la propuesta, aceptación y ejecución del proyecto turístico
forman parte de una serie de acciones encaminadas a disolver las estructuras de
poder que por su condición de género, etnicidad y clase viven estas mujeres.
Este ofrecimiento ecoturístico abrió sus puertas en 1997, gracias a un crédito
otorgado por el Programa Mundial de Alimentos, el Instituto Nacional Indigenista y
Fomento Nacional de Apoyo para las Empresas en Solidaridad (FONAES). "La
idea se presenta como un Proyecto Ecoturístico ‘Una alternativa de las mujeres
indígenas’, cuya propuesta era ofrecer al turismo un servicio alternativo para los y
las usuarias de hospedaje: cabañas, albergues, restaurantes y un salón de usos
153Acta de Asamblea General Ordinaria, 12 de diciembre de 1996, Libro de Actas: 80.
219
múltiples para eventos y educación ambiental” (Mejía, Oyorzabal y Pastrana,
2001: 256).
Su funcionamiento, al igual que cualquier empresa, está integrado por la junta
directiva; la toma de decisiones depende de ella y funciona a través de la voz y el
voto de cada una de sus integrantes. La asamblea de socias es el máximo órgano
administrativo y está constituido por accionistas. La administración y atención del
hotel está a cargo de un grupo de empleados, que son las mismas mujeres o
familiares de éstas. El hotel no solamente reditúa económicamente a las mujeres
organizadas quienes como accionistas reciben sus dividendos o a las empleadas
maseual quienes son contratadas legalmente (perciben un sueldo quincenal,
aguinaldo, utilidades y cuentan con seguro social) sino a los miembros de las
localidades que lo abastecen con productos agrícolas, artesanales y de servicios.
El establecimiento de un hotel administrados por mujeres indígenas implicó una
serie de confrontaciones y negociaciones con otros actores locales. No sólo con
los no indígenas asentados en la cabecera municipal, sino con hombres y mujeres
indígenas no organizados. Por ejemplo, durante el proceso de construcción, las
maseual sufrieron las hostilidades por parte de los habitantes del barrio de
Zacatipan donde está asentado actualmente el hotel.
P o r ejemplo, en este lu ga r donde se construyó e l Taselotzin, a l p rincip io fue difíc il. Fue una lucha contra e l m ismo, o sea e l m ism o barrio tenía contra la M aseual, porque no podían conceb ir que las m ujeres indígenas fueran dueñas de algo. L legaron a pen sa r que era un regalo del gobierno, no sólo e l terreno sino todo e l recurso que se invirtió ahí. S í nos apoyaron pero fue un préstam o que se nos otorgó y que todavía estam os pagando. N o querían que construyéram os, nos pusieron todo tipo de obstáculos. 54
Tuvimos que hacernos fuertes, la gente no quería que nosotras, indígena, estuviéram os aquí. Nos cerraron e l paso para sub ir e l material, todas tuvim os que ca rga r desde allá aba jo .155
154 Rufina Villa, líder maseual, entrevista realizada en el local de elaboración de productos de medicina tradicional en enero de 2007.155Líder maseual, entrevista realizada en su domicilio particular en agosto de 2007.
220
Sin hacer caso a las provocaciones, las maseual subieron en carretillas, en bolsas
y en costales el material hasta el terreno. Durante varios días les obstaculizaron el
acceso. Un día decidieron acercarse a la gente para platicar con ella y hacerle ver
que la instalación de hotel, independientemente de que fuera manejado por
mujeres indígenas, también le favorecía. El barrio podía ser beneficiado con
servicios públicos -hasta antes inexistentes- y el empedrado del camino. Aunque
la gente no cedió inmediatamente, poco a poco fueron permitiendo que se
asentaran ahí.
Por su parte, los hoteleros y restauranteros de la ciudad rechazaban el desarrollo
del proyecto. Incluso ya terminado y en funcionamiento, los comerciantes y los
prestadores de servicios turísticos negaban su existencia. Las maseual se
empezaron a dar cuenta de ello cuando varios huéspedes les comentaron que les
había costado trabajo llegar porque nadie les daba referencia del hotel. En una de
las reuniones del sector turístico que organiza el ayuntamiento, una de las líderes
de la maseual les hizo ver que negar la presencia y participación de las mujeres
indígenas en la cabecera sólo desprestigiaba a los mestizos y evidencia las
condiciones de subordinación de la población indígena. En vez de desconocer el
proyecto se podrían establecer lazos de solidaridad y ayuda mutua como se hace
en sus comunidades. Después de esa reunión disminuyeron los ataques.
La capacidad negociadora que las mujeres desarrollaron en estas y otras
situaciones les permitió que el proyecto avanzara para convertirse en una de las
alternativas sustentables de la región; incluso forma parte de la Red de Turismo
Alternativo Totaltikpak A.C., donde la gerente del hotel es la secretaria de la mesa
directiva.
Por su parte, durante el gobierno de E. Zedillo, la Tosepan inició el proyecto
sustentable "Tikyktalia tonemilis uan totekipanolis” para convertirse en una
empresa autosuficiente en inversión económica, asistencia técnica, capacitación,
insumos para la producción agropecuaria, abasto, educación, y darle un giro a su
economía campesina. Éste se desarrolló a partir de varios programas de trabajo
que pusieron en marcha algunas estrategias de subsistencia.
221
Una de los primeros fue la formación de jóvenes cooperativistas como asistentes
técnicos y promotores agrícolas. Su capacitación permanente contribuye a que la
producción orgánica del café y de nuevos cultivos se vaya consolidando, sobre
todo al implementar técnicas agrícolas con base en el conocimiento de las
condiciones de la región. Además instruyen y orientan personalmente a los socios
respecto a sus cultivos, la utilización integral del cafetal y la producción orgánica
de alimentos, el desarrollo de proyectos productivos, de parcelas y de huertos
familiares.
Esta estrategia creó mecanismos de aprendizaje para la explotación total del café.
Así, se implementó el programa de aprovechamiento integral: la cáscara o pulpa
se emplea como sustrato para la producción de hongos comestibles y como abono
orgánico mediante un sistema de lombri-compostaje. El mucílago o mielecilla se
utiliza como alimento de las lombrices composteadoras o se destila para obtener
alcohol industrial que se utiliza como combustible en el beneficio húmedo. El grano
procesado se vende como tal o se industrializa para comercializarlo.
Simultáneamente se diversificó la producción agrícola. La inestabilidad en el
mercado del café y las heladas que invariablemente caen en la región han
mermado la producción del grano, ello obligó a que los cooperativistas buscaran
algunas soluciones para enfrentar la dependencia a este monocultivo y considerar
la posibilidad de incursionar en otros. La instalación de viveros ayudó a diversificar
la producción al obtener cada año una cantidad de árboles de café, nuez de
macadamia, pimienta, zapote-mamey, cedro rojo, caoba, cedro rosado, canela y
últimamente bambú.'56 Esta producción se lleva a cabo a través del sistema de
cooper block (contenedores) con lo que se producen "diez veces más plantas en el
mismo espacio que el sistema tradicional”. Además se implementaron los injertos 156
156 El exceso de humedad en la zona no ha permitido que algunos cultivos se desarrollen exitosamente, p.e. después de varios años de estar trabajando la vainilla, el cultivo no resistió las enfermedades ocasionadas por la concentración de agua. La producción de especias como el clavo también se dejó de lado al darse cuenta que este condimento perdía su buqué al ser cosechado. Finalmente, el cultivo de hongos setas ha tenido éxito esporádicamente; es un producto con un mercado extenso, sin embargo, las condiciones de producción deben ser extremadamente controladas para evitar que se contamine y en varias ocasiones -no sólo la cooperativa sino otros grupos dedicados a este cultivo- han perdido toda su cosecha.
222
como una técnica para reducir los tiempos de producción de plantas. Con esta
variación productiva se creó otra fuente de ingresos independiente a la
comercialización del café además de reforestar la zona (Bartra, Paz y Cobo,
2004).
Otro de los programas es la inclusión de las mujeres en el desarrollo, aplicación y
administración de diversos proyectos productivos y sociales. Por medio de la
producción artesanal, la atención de molinos de nixtamal, tortillerías, panaderías,
tiendas de abasto, producción de hongos comestibles y de carne en granjas
comunitarias y familiares se han establecido pequeñas empresas a cargo de las
socias, las cuales generan empleo comunitario e ingresos familiares.
Finalmente, este proyecto que se enfocó en convertir a la cooperativa en una
empresa autosuficiente con autonomía financiera, constituyó la Caja de Ahorro y
Crédito Tosepantomin en 1998. A través de ella se ha consolidado el trabajo
empresarial de la organización; durante la época de cultivo se financian los
trabajos e insumos; en la cosecha se utilizan algunos créditos para el acopio y
comercialización de los productos. La inversión en la caja no se limita sólo a los
socios, cualquier persona puede acceder a los servicios de captación de ahorros,
otorgamientos de créditos, seguro para gastos de defunción y cambio de cheques
en las más de 43 cajas comunitarias establecidas por toda la región. Aunado a
ello, se implementó el proyecto de turismo alternativo Tosepan Kali en el 2004.
A diferencia de las confrontaciones y negociaciones que las mujeres indígenas
pusieron en marcha debido a su condición de género y etnicidad con los miembros
de las localidades, con los miembros de la Tosepan, con los vecinos del Barrio de
Zacatipan y con los terratenientes comerciales por su producción artesanal, la
instalación hotelera y su construcción autonómica como mujeres indígenas; la
cooperativa desarrolló sus proyectos en espacios de enfrentamiento y discordia
permanente con algunos exsocios, autoridades locales, actores políticos y otros
indígenas organizados:
223
Em pezaron a cam biar; yo d igo que es una organización lucrativa porque al m ane ja r y tene r una caja de ahorro, pues yo la veo, cóm o la puedo llam ar, pues pintada nada m ás. Porque la tendencia, e l objetivo que teníam os no era así. Lo otro es que ya com ienzan a pagarse todos, ya nadie da su aportación, no existe e l servicio socia l, se acabó. Para la gente se acabó esa experiencia de la cooperativa, porque llegó e l m om ento en que transform aron en otra cosa.^^^
Ahora los que han ido entrando ya son com o dueños, no son como antes que trabajábam os, que realm ente estábam os organ izados y que dependíam os, bueno decían: ‘la Cooperativa R egiona l es e l á rbo l y ustedes, todas sus com unidades son sus ramas. D ependen de aquí y de aqu í tienen que ver todo lo que van a hace r’. [...] Ya no es igual, com o que se perd ió e l respeto, aquella cosa que era com o una fam ilia, algo en que todos trabajábam os ahí. 58
La Tosepan como una empresa autogestora enfrentó y desafió el poder caciquil
comercial al mismo tiempo que negoció con el poder político algunas prerrogativas
económicas para desarrollar sus proyectos -como fue el acceso a recursos
públicos a través de proyectos productivos financiados por la Secretaría de
Desarrollo Social (SEDESOL)- lo que coadyuvó a la formación de una nueva élite
de líderes. Al participar un grupo considerable de indígenas que con anterioridad
vivían en condiciones deplorables, su orientación cooperativista se convirtió en
institucionalistas; es decir tuvieron que comprometerse con el sistema político para
satisfacer sus exigencias sociales (Beaucage, 1994; Mejía, Villa y Oyorzabal,
2003). Negocian para conseguir que se satisfagan sus necesidades, pero también
se movilizan y desafían la manera en que son tratados por las autoridades del
Estado (Harvey, 2000).
Hay que reconocer que la Tosepan ha aprendido a dinamizar sus proyectos y
plantear nuevos retos; sólo así es ha sido capaz de responder a las exigencias del
sistema económico:
Q ue la cooperativa ha sido m uy d iferente de cóm o em pezó a com o está ahorita , a lo m e jo r son opin iones de la gente que estuvo m uy de cerca de la Tosepan y es posib le que sea verdad. Pero lo que yo digo es que * 158
157 Miguel Cabrera, exdirigente y excooperativista, campesino, entrevista realizada en su domicilio particular en enero de 2007.158 Teresa Mora, exsocia de la Tosepan y Regidora de Salubridad (1987-1990). Entrevista realizada en su domicilio particular en enero de 2007.
224
cada organización está respondiendo a su m om ento y a su época. A veces responde com o quis iera la m ayoría, otras veces responde a in tereses de un grupo m ás pequeño. 159
En San Felipe, por su parte, las organizaciones económicas han desarrollado
acciones enfocadas directamente a un solo proyecto. En el caso de la flor de
Nochebuena, el proceso productivo requiere de 11 meses que abarca desde el
momento en que se preparan para recibir las espejes hasta su comercialización.160 161
Mientras que en las organizaciones cuetzaltecas la cantidad de socios y el tipo de
proyectos permiten diversificar la producción -café, pimienta, miel, artesanías,
servicios turísticos- entre los san felipeños la obtención de la flor requiere
supervisión diaria.
La forma en que algunas sociedades, grupos de productores o de trabajo de
floricultores han hecho eficiente su producción y se han convertido en empresas
competitivas ha sido a través de: 1) la consolidación de agrupaciones más
numerosas y 2) la apropiación del proceso productivo.
Los integrantes de la Sociedad de Producción Rural de Responsabilidad Limitada
"Viveros de la Mesa de San Felipe Los Alzati” están registrados formalmente y
pueden acceder a préstamos y financiamientos. No obstante, requieren de otros
beneficios, principalmente comerciales, que no necesariamente los obtienen con la
sociedad. De ahí que se hayan agrupado con otros floricultores para constituir el
"Grupo Invernathós” (Invernaderos nathó, que hace referencia a la
autodenominación de la variante lingüística que se reconoce para San Felipe). La
agrupación fue constituida en el primer lustro de la década 2000 y auspiciada por
J. Jesús Manuel.'6' En su momento pretendió ampliar los canales de
comercialización a través de la Feria de Nochebuena que más adelante describiré.
En la actualidad está representada por Prudencio Baltazar -líder comunero, quien
159 Ignacio Rivadeneyra, exmiembros de Takachiualis, entrevista realizada en su domicilio particular en febrero de 2007.160 La mercantilización inicia cuando las plantas están "terminadas”, es decir, han adquirido el tamaño ideal y la coloración de la flor dependiendo de la variedad.161 En otros capítulos he hablado sobre el papel que jugó para la construcción de los derechos políticos entre los san felipeños. Fue pieza fundamental para acceder al ayuntamiento y beneficiar con obras públicas a la localidad de San Felipe.
225
desde 2010 ocupa la presidencia de la Comisaria de Bienes Comunales- agrupa a
50 nochebueneros de las manzanas de San Felipe que se distinguen por tener
lazos de consanguinidad, amistad y vecindad -p.e. tres unidades productivas de la
familia Manuel de la localidad de Agua Blanca, tres unidades productivas de la
familia Lázaro, entre otros.
Al igual que este grupo existen otros con el mismo propósito. El que tiene mayor
representación contempla a 100 comuneros nochebueneros y 170 floricultores de
otros lugares -el ejido de San Felipe, Ocurio y Zirahuato-, el cual está liderado por
el comunero Juan Albino de Jesús. Además los floricultores cuentan con una
delegada en el Comité Nacional de Sistema Producto Ornamentales que a su vez
es la presidenta del Sistema de Ornamentales del estado de Michoacán, A.C. -
Carolina Reyes González. En este último participan 1100 productores de los
municipios de Cuitzeo, Tingambato, Tuxpan, Uruapan, Zamora, Ziracuaretiro y
Zitácuaro.
Lo que respecta a la producción, para los indígenas organizados y para todos los
floricultores en general ha sido importante apropiarse del proceso de propagación
de la planta. Al mismo tiempo que establecen y desarrollan de manera autónoma
algunos procedimientos para la obtención de espejes se posibilita la autonomía de
los floricultores. A continuación describo el proceso de producción que inicia con la
adquisición de las espejes hasta su comercialización.
Cada año se importan millones de E.U. al estado de Morelos, desde donde se
distribuyen por todo el país -Michoacán, D.F., Puebla, Estado de México, Jalisco,
Veracruz, Querétaro, Guanajuato, Chiapas y Guerrero. Desde hace más de veinte
años, los floricultores de San Felipe conocen las implicaciones económicas que
ello representa para su producción -aduana, gravamen, pago por derechos,
pérdida de espejes por contaminación o quemadura. Para disminuir los costos y la
dependencia a las empresas estadounidenses, desde un par de años optaron por
establecer viveros con plantas madre, proceso en el cual sólo interviene el dueño
de la nave y dos peones. Su producción se realiza entre enero y febrero, y se usan
como plantas madre las no se vendieron en diciembre. Durante la obtención de
226
espejes debe romperse la cadena de pigmentación de la planta, para lo cual se
utiliza luz artificial con intervalos de cuatro horas en la noche, además deben
controlarse las plagas y enfermedades tal y como se realiza en la planta
comercial. La cosecha de espejes -o corte- se da entre la quinta y séptima
semana después del último pinchado, es decir, del suministro de sustrato con ph -
alrededor de 6. El corte se realiza de manera diagonal con una navaja o cutter
filoso a un tamaño aproximado de 5 cm y cuando menos tres hojas. Se debe evitar
la deshidratación de los esquejes antes de ser enraizadas.
Esta es la parte de la producción que ha permitido a los indígenas organizados
disminuir los costos y asumir el proceso total para la obtención de la flor de
nochebuena. Además es el momento en el que se ponen en juego las redes de
amistades, sobre todo en el préstamo de plantas madre. Un floricultor que vendió
toda su producción recurre a otro -ya sea de la misma sociedad u otra- para que
le facilité algunas plantas, durante el proceso productivo él las retribuirá con algún
agroquímico.
Al mismo tiempo que se termina la cosecha de espejes se reciben las compradas,
ambas deben inspeccionarse visualmente para asegurarse de que estén libres de
insectos o enfermedades, uniformes de longitud, diámetro y madurez; alguna de
estas variables podría retrasar la cosecha. Después de que el dueño de la nave y
sus peones realizan la revisión se pasa al enraizamiento donde participa toda la
familia -esposa, hijos y algún adulto mayor que viva con ellos. Esta organización
pone en juego sus estrategias de producción familiar implementadas con
anterioridad en la alfarería. De acuerdo con Domínguez se trata de:
"una forma de producción basada, fundamentalmente, en la mano de obra familiar, organizada en pequeñas explotaciones agropecuarias de tecnología intensiva en trabajo, que usan medios de producción naturales, y que precisan en diversos grados del recurso a los bienes comunales, a las actividades complementarias y al mercado para asegurar su producción económica” (1993: 122).
Los varones, mujeres y niños colocan los espejes en una maceta 2.5 a 3 pulgadas
con sustrato conformado de dos partes de agrolita, tezontle o granzón delgado y
227
una de polvillo de coco -también se agrega el sustrato de osmocote. Para el
proceso de enraizamiento se requieren cuatro semanas, una humedad relativa
entre 70 y 80 por ciento y una temperatura entre 38 y 40° C.
El enraizamiento requiere de varias fases, las cuales serán supervisadas por los
varones de la unidad productiva; además se lleva a cabo en diferentes fechas,
dependiendo del tamaño que se quiera lograr para que toda la cosecha llegue en
condiciones óptimas de comercialización.
Fase 1. Formación del tallo.
De 7 a 10 días después de que colocó el espeje deben presentar una formación
callosa alrededor de la base del tallo. Esta es la etapa más crítica de propagación
y debe evitarse cualquier tipo de estrés que sea provocado por marchitamiento o
desecación. Para evitar ello es necesario revisar constantemente los espejes para
verificar que mantengan una capa delgada de humedad en la superficie de las
hojas, además de poca circulación de aire y una humedad alta (entre 90 y 100 por
ciento).
Además requiere de un sistema de nebulización, intensidad de luz y temperatura.
El fotoperíodo se realizará entre las 10 de la mañana y seis de la tarde; en la
noche sólo se requiere durante las tres primeras noches de enraizamiento. Para
ello utilizan unos nailons enormes, negros, gruesos y pesados, por tal motivo son
los varones quienes intervienen en este proceso.
Fase 2. Iniciación y crecimiento de raíces.
Dado el uso de agroquímicos participan generalmente los varones en este
proceso, aunque cuando se trata de orgánicos también las mujeres.
El crecimiento de las raíces se inicia entre el décimo y catorceavo día. Después se
aumenta la intensidad de la luz. Además se debe reducir la temperatura del aire a
24 y 27° C durante el día y en la noche de 20 a 21° C. La nebulización puede
ocasionar deficiencias nutricionales, por ello, los varones preparan unos
contenedores con fertilizantes (nitrógeno, potasio y micronutrientes) que les
228
colocarán cada 4 o 5 días. Al mismo tiempo rocían un insecticida para evitar la
propagación de las larvas del mosquito de hongos.
Entre el día 17 y 21, los espejes habrán desarrollado raíces. Se condicionan las
naves con mayor luz y poca humedad a través de los plásticos para que los
espejes empiecen a aclimatarse, además se les coloca una toma de regulador de
crecimiento. La temperatura del aire debe oscilar entre 22 y 24° C. Al mismo
tiempo se reducen los intervalos de nebulización. Entre el día 21 y 28, los espejes
están listos para ser removidos. Las mujeres y los niños son quienes las
trasplantan de un envase a otro.
Los jóvenes varones -peones- se dedican a:
a) La fertilización, la fumigación y la poda que es manual
b) Riego, para a cual utilizan un bastón y cebolla cada tercer día con
aproximadamente de 240 a 250 ml de agua por maceta.
c) Nebulización: abrir-cerrar las naves con los plásticos negros.
Otros varones se encargan de capacitarse y darle seguimiento al proceso para
obtener plantas de calidad.
A finales del mes de octubre, la planta está lista y los jefes de familia y dueños de
las naves son quienes realizan las negociaciones para su comercialización en
diferentes partes del país. Este último, es uno de los problemas más grave que
atraviesa el proceso de producción. Después de sortear las inclemencias del
tiempo para que la planta "pinte”, es decir, para que floree y tomé la tonalidad
deseada, la mercantilización resulta difícil. La saturación de los mercados, el
abaratamiento de los precios, la intermediación y las prácticas desleales ponen en
riesgo el capital invertido de los productores cada año.
En la caso de los "Viveros de la Mesa de San Felipe Los Alzati”, al igual que otros
grupos de productores sólo los jefes de familia están registrados como socios;
cuentan con un comité y a través de él obtienen recursos para la adquisición de
229
fertilizantes -cuyos precios se duplican cada temporada- y diversos cursos de
capacitación. Durante un año recibieron financiamiento del Fondo Nacional para
las Empresas en Solidaridad (FONAES) y gracias a su constitución legal han
accedido a diversos créditos como los que otorga la Caja Morelia-Valladolid.
Una de las prácticas de confrontación que los indígenas organizados han
generado es la que deriva del proceso de producción de otros floricultores en la
región y en otros estados. La obtención de la planta ha crecido y se ha extendido
desmedidamente y ello ha provocado una competencia desleal.
M uchos productores, no sólo los de Ocurio y Zirahuato, quienes tam bién están produciendo sino hasta los de Morelos, no quieren entrarle a las reglas de l juego. No tienen una p laneación sobre sus cultivos; producen sin im porta r la calidad, la m ayoría de buena, para vender barato, la cosa es vender. H ay floricu lto res que están sem brando hasta 80,000 p lantas a l año de buena ca lidad que ofrecen a los revendedores en $20 y que en segundos e llos [los revendedores] las venden hasta en $200. No sólo tiran su trabajo sino nos perjud ican a nosotros quienes valoram os lo que cuesta la inversión, la producción yla calidad. 162
La dificultad para establecer acuerdos ha sido difícil. Así que, la sociedad de
producción rural a través del Grupo Invernathós puso en juego diversas acciones a
través de las cuales están interviniendo para modificar su condición desigual en el
mercado local y nacional.
En el 2005, se instauró la Feria de Flor de Nochebuena; un proyecto que crearon y
gestionaron Prudencio Baltazar y J. Jesús Manuel. Desde entonces, cada año se
instala en el centro de San Felipe una muestra con la finalidad de promocionar la
flor, establecer vínculos comerciales y posicionar la producción en el mercado
local y nacional. El trabajo de ambos líderes había venido desarrollándose en
conjunto desde antes que este último ocupara los cargos locales. Ambos
impulsaron diversas propuestas para apoyar la producción y buscaron mercado
para su comercialización, de ahí surgió la feria. Aunque en su momento la
exposición logró sus objetivos, hoy se ha convertido en un espacio de
162 Prudencio Baltazat, líder otomí, floricultor, entrevista realizada en su domicilio particular enmayo 2008.
230
discrepancias al no resolver en su totalidad la problemática para la cual fue
creada, sobre todo por la excesiva producción que existe en la región, las
prácticas desleales de comercialización, la apropiación municipal del proyecto y la
exclusión de un grupo considerable de productores.
Por su parte, la Sociedad Productiva de Mujeres "Mejor Progreso”, surgió en el
contexto de consolidación de las políticas neoliberales y la globalización
económica. En 2005, la brigada cultural ejecutó en San Felipe un proyecto
educativo cuya finalidad fue la capacitación en el procesamiento del chile
manzano. La invitación se realizó a la población en general y de ahí surgió la
organización que se conformó con doce mujeres en su mayoría mayores de 50
años, hablantes de ñañhu, dedicadas principalmente al comercio de frutos en Cd.
Hidalgo y originarias de la manzana de El Rincón: Elvia González Cayetano
(presidenta del grupo inicial); Agustina Cayetano Vega; Magdalena Castro
Contreras; Remedios Cruz Gómez; Verónica Baltazar Hernández; Pascuala
Paniagua Alvarado; Antonia Silverio Bernal; Anita González Espinosa; Angelina
Romero García; Catalina Espinosa Hernández; Isabel Espinosa Hernández; Alicia
Espinosa Hernández. Las dos primeras son hija y madre; las tres últimas son
hermanas; el resto sólo conserva una relación de vecindad. En la actualidad, las
tres primeras ya no forman parte del grupo e Isabel es la representante de éste.
Después de un año de instrucción, decidieron producir y comercializar
colectivamente sus productos. Durante los dos primeros años, iban y venían con
sus utensilios de cocina, preparaban cacahuates, habas y palanquetas de avena
en un fogón improvisado en un patio prestado. Con un porcentaje del recurso que
recibieron de un programa federal para la crianza de borregos compraron un par
de animales cada una, el resto lo utilizaron para adquirir un lote a la entrada de la
manzana. Para su construcción, invirtieron capital propio y un porcentaje de la
venta de sus productos, ello entusiasmó al grupo, el trabajo tomó mayor fuerza y
se diversificó su producción. No obstante, después de un año, la organización se
descapitalizó y los conflictos al interior empezaron a hacer mella. Elvia Cayetano,
representante del grupo en ese momento, es originaria de la manzana de El
231
Rincón, hija de comuneros y profesionista. Su nivel académico le permitió
incorporarse a otras actividades económicas y gestionar recursos en algunas
instancias gubernamentales. Al mismo tiempo, empezó a ejercer poder al interior
el grupo a través de comentarios ofensivos y denigrantes -por su edad, su
analfabetismo y su condición económica. Así que, en cuanto vieron la oportunidad
la destituyeron y colocaron a Isabel Espinosa como presidenta; tiempo después
ella se retiró del grupo.
En el mes de noviembre de 2008, Isabel Espinosa, Verónica Baltazar y Pascuala
Paniagua acudieron a Centro Coordinador de la Comisión para el Desarrollo de los
Pueblos Indígenas Zitácuaro (CCDI) para solicitar su ingreso al Programa de
Organización Productiva para las Mujeres Indígenas (POPMI) y obtener
financiamiento para su proyecto.
M edio habíam os escuchado qué era CDI, pero la verdad n i nos habíam os acercado. Hasta entonces nos la habíam os aventado solas. A lguien nos dijo que ah í podíam os encontrar apoyo. U n día nos arm am os de valor, averiguam os donde estaba la oficina y fu im os tres mujeres. N o tuvim os suerte, e l d irecto r no estaba. Pero se enteró de nuestro proyecto y un día nos fue a visitar. Lo atendim os afuera de l local, se sentó en e l escalón de la casa y ah í platicam os. Nosem ocionam os porque pensam os que podríam os segu ir trabajando. 163
Fuim os hasta la oficina de CDI, me lleve a m is h ijas porque yo soy responsable de cuidarlas, sino m i esposo se enoja. D espués vino e l Lic. David. A q u í p la ticó con todas y se in teresó en nuestro proyecto, más cuando vio que hem os trabajado so las .* 164
No obstante, encontraron que en los datos con los que cuenta CDI la población de
la localidad no está reconocida como indígena, un obstáculo para acceder al
recurso. De acuerdo al Lic. David Barrios, director del CCDI- Zitácuaro de ese
momento, San Felipe de los Alzati no alcanza los estándares lingüísticos por
medio de los cuales se reconoce si una población puede o no acceder a recursos
federales administrados por la institución. Pero conforme al "Catálogo de las
163 Isabel Espinosa, líder indígena, presidenta de Mejor Progreso, entrevista realizada en su domicilio particular en enero 2009.164 Verónica, secretaria de Mejor Progreso, entrevista realizada en el local de la organización en enero 2009.
232
Lenguas Indígenas Nacionales: Variantes Lingüísticas de México con sus
Autodeterminaciones y referencias geoestadísticas” publicado el 14 de enero de
2008 en el Diario Oficial de la Federación, dicha localidad se reconoce con
hablantes de ñathó (otomí del oeste), además de otras localidades de San Felipe:
Agua Blanca (La Palma), El Bordo, El Derrumbadero, El Hortelano (Puerto de
Santa María), Macutzio, Mesa de Loma Larga (Loma Bonita), Mesa de los Alzati
(2da. Mza de San Felipe) Macutzio, Mesa de Loma Larga (Loma Bonita), Mesa de
los Alzati (2da. Mza de San Felipe), Ocurio, Ojo de Agua de San Felipe (1ra.
Manzana), Puerto de San Felipe (Rancho el Trébol), San Felipe los Alzati (Colonia
Nueva).
La información del director desalentó a las integrantes del grupo quienes días
después cuando las entrevisté me externaron:
Nos desilusionó m ucho que no pud iéram os acceder a los recursos,todas hablam os la lengua, no era justo. 165
Prim ero nos pusim os tris tes y d ijim os qué hacem os. Vam os a tene r que de ja r e l proyecto porque ya no tenem os dinero p a ’ seguir. P laticam os entre las que queríam os seguir, v im os los requisitos, m etim os de todas form as la so lic itud y seguim os trabajando para convencer con nuestro traba jo .* 166
Las mujeres organizadas emprendieran diversas acciones para hacer valer su
condición de sujetos de derecho: Realizaron reuniones al interior del grupo, con
las autoridades de CCDI, trámites burocráticos, actas de asamblea, regularización
de la propiedad del local, reestructuración del grupo, las cuales fueron
desarrolladas en función de su posición diferencial. Así hicieron frente a su
situación de desigualdad y exclusión que en este caso fue marcada por su
etnicidad no reconocida formalmente. Mientras que durante décadas su
adscripción étnica ha significado discriminación y desigualdad, en esta ocasión la
falta de elementos identitarios se convirtió en la principal limitación.
165 Isabel Espinosa, líder indígena, presidenta de Mejor Progreso, entrevista realizada en su domicilio particular en enero 2009166 Verónica, secretaria de Mejor Progreso, entrevista realizada en el local de la organización en mayo 2009.
233
Después de varias entrevistas y pláticas de ambas partes, CDI México reconoció
la existencia de hablantes en San Felipe pero sólo a los habitantes de la manzana
de El Rincón, con ello se convirtieron en el primer grupo de mujeres de esa
tenencia que recibe el apoyo y la capacitación por parte de la dependencia. El
trabajo de convencimiento no fue fácil, durante ese tiempo tuvieron que poner en
juego diversas acciones enfocadas en mostrar su cohesión grupal, la labor que
habían venido realizando alrededor de tres años y sobre todo su identidad étnica.
Con anterioridad, el grupo completo se reunía esporádicamente, ahora tenían que
asistir las doce mujeres a las reuniones convocadas por CCDI en las que incluso
se anotaban en una hoja de registro; debieron firmar una carta de acuerdos,
además de comprometerse a cumplir con el establecimiento de estufas ecológicas
en sus hogares y utilizar su lengua materna. Para que ello sucediera, el grupo
realizó varias reuniones en las cuales tuvieron que tomar la decisión de aceptar el
reto para trabajar en tiempos y actividades establecidas. Las mujeres que
decidieron comprometerse con esta etapa del proyecto son las que continúan
trabajando.
Los arreglos y acuerdos que la organización estableció al interior del grupo y con
la instancia gubernamental atrajeron recursos estatales para acondicionar su
incipiente local. En marzo de 2009 recibieron el primer recurso de POPMI. Con él
adquirieron utensilios de cocina, un refrigerador, una estufa, una mesa, sillas, la
colocación de herrería y cristales para asegurar el local. Condicionado el lugar, su
producción se centró en la preparación de cacahuates, habas o garbanzos
enchilados, palanquetas de avena, conservas de chiles manzano, tarugos (dulces
de tamarindo) y otros productos.
Con base en los datos etnográficos de las cuatro organizaciones de estudio,
entiendo que la lucha por la continuidad del ejercicio de los derechos civiles
sugiere un posicionamiento económico que se define en los contextos locales. Ello
significa la apropiación de espacios mercantiles que sólo son atribuibles para
quienes poseen el control económico y político local que son persistentes en los
marcos de relaciones entre indígenas y no indígenas, organizados y no
234
organizados, hombres y mujeres. Su accionar en este ámbito ha requerido
cambiar los patrones de producción-mercantilización, al mismo tiempo que se
reproducen algunas formas de producción tradicional.
Lo anterior sugiere que, en ambos casos los indígenas organizados crean un
conjunto de acciones con base en su posición de subordinación que utilizan de
contrapeso para hacer frente a las condiciones desiguales de producción y
comercialización con otros grupos sociales. Cada una de estas prácticas es un
mecanismo de intervención para cambiar las estructuras existentes, es decir,
pautas enraizadas en el monopolio y con ello su acceso comercial que va más allá
de lo local mayormente presupone que su transición va más allá de la inmediatez.
La ejecución de un conjunto de prácticas económicas permitió que la dinámica
resolutiva se centrara en la inclusión de los indígenas organizados en el ámbito
mercantil y con ello en el ejercicio de ciertos atributos de las garantías
individuales. Ello demandó de una conciencia reflexiva enfocada deliberadamente
en crear una trasformación no sólo en la iniciativa de impulsar sus propios
proyectos, sino en la modificación de sus condiciones de vida como sujetos de
derecho.
4.1.2 La comercialización de productos. Una de las tareas p e n d ie n te s para las organizaciones económicas en la construcción de los derechos civiles
Ante el reto que implica asumir las reglas nuevas del mercado, las organizaciones
económicas le han hecho frente con estrategias novedosas para insertar sus
productos no sólo a nivel nacional sino mundial.
La producción orgánica del café, pimienta y miel; y su comercialización a través
del Sistema de Comercio Justo y otros mecanismos de exportación significó un
empuje importante para la Tosepan. En la actualidad, es una de las tácticas más
impactantes que la organización lleva a cabo, no sólo para contrarrestar la crisis
del mercado del café y del campo mexicano, sino para confrontar de formar
propositiva las políticas neoliberales y la economía del mercado mundial. Además,
genera mayores ingresos, sobre todo crea condiciones para el ejercicio de
235
distintos derechos -educación salud, empleo- a través de proyectos de orden
social.
Desde 1997, un grupo de cooperativistas de la localidad de Reyeshogpan
propusieron a la Asamblea General de la Tosepan la producción orgánica del café.
El proyecto se implementó entre los socios hasta 2001. Después del retiro del
Instituto Mexicano del Café (INMECAFE), los caficultores centraron sus labores
sólo en la recolección de la cereza e hicieron a un lado la inversión y el trabajo
agrícola: dejaron de podar los cafetos, permitieron el crecimiento de las ramas de
otros árboles lo que produjo sombra, una mayor concertación de humedad y el
desarrollo de roña y broca en los cafetales.167
El cultivo orgánico se estableció por medio de un huerto madre de café Oro
Azteca de donde se obtienen las semillas que se utilizan para la producción de
cafetos y un Banco de Germoplasma con 20 variedades distintas que son
comparadas y seleccionadas para competir en el mercado justo con un grano de
calidad.
El trabajo inició con 260 cooperativistas, de los cuales 140 fueron certificados en el
2003 por Organic Crop Improvement Association (OIAC). Dentro de Comercio
Justo México (CJM),168 la organización fue reconocida como socio titular en el
2001.169 En el 2003, Romualdo Zamora Ángeles, integrante de la cooperativa,
ocupó el cargo de vocal de Estándares dentro del Consejo Directivo 2003-2005.
Durante ese año, obtuvo la certificación de Certimex y se convirtió en socia de
Sobre la producción de café orgánico en la Cooperativa Tosepan Titaniske, ver Morán, 2005.167168 “El Comercio Justo nació como una iniciativa conjunta entre México (URICI) y Holanda (Solidaridad) con un primer sello ‘Max Haverlaar’, lanzado en Holanda en 1989[...] Comercio Justo México se constituyó a finales de 1998 como un grupo de personas de las Organizaciones de Pequeños Productores y de Organismos de la Sociedad Civil de México; su propósito fue crear un sello para el mercado interno del país” (CJM, 2004: 6-10). En septiembre de 1999 se legalizó la constitución de CJM a través de ocho organizaciones entre las que se encontraban la Asociación Mexicana de Arte y Cultura Popular, A. C; la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productores del Campo, A. C; El Café de Nuestra Tierra, A. C; la Coordinadora Nacional de Organizaciones Cafetaleras, A. C; la impulsora de Alternativas Regionales, S. C; los Servicios Informativos Procesados, A. C; la Unión de Comunidades Indígenas de la Región del Istmo de R. I; y la Fundación para el Desarrollo Sustentable, A. C.69 “A partir del 2001 se diferenciaron dos tipos de asociados: los Asociados Titulares, con plenos
derechos y obligaciones; y los Asociados solidarios, con derecho a voz. A partir del año 2003 se cuenta con 16 asociados titulares y 9 asociados solidarios” (CJM, 2004: 11).
236
Agromercados, organización que fue fundada en el 2000 con 11 organizaciones
de pequeños productores donde se comercializan, distribuyen y exportan sus
productos. Hasta el 2004 dicha organización era la única certificada bajo la norma
de Empresa Mexicana de Comercio Justo. Cabe señalar que, para avalar el sello
de garantía de Comercio Justo México se realiza un proceso de supervisión y
certificación con base en la Norma General del CJM similar a la internacional del
Fairtrade Labelling Organizations International (FLO) aunque con algunos ajustes
en consideración a la particularidad de los pequeños productores y el mercado de
consumo mexicano.
Desde la década de 1980, la Tosepan creó y registró su propia marca de café que
vende bajo el modelo de comercio justo desde 2003. A partir de 2007,
comercializa un porcentaje de su producción en la ciudad de México a través de
Green Corner, empresa mexicana que ofrece productos orgánicos, agroecológicos
y sustentables que se obtienen en diferentes partes del país. La mayor parte de la
producción de la Tosepan se exporta a mercados como Estados Unidos y Japón,
aunque su principal comprador es la empresa GEPA (Casa del Comercio Justo),
con sede en Wuppertal, Alemania. En 2009, la cooperativa exportó 670 sacos de
café orgánico bajo condiciones de comercio justo; 62 por ciento del total fue
adquirido por la GEPA.
De acuerdo con algunos socios y asesores de la cooperativa, el comercio justó
rompió por completo con el monopolio, el caciquismo mercantil y el
intermediarismo, dando la oportunidad de generar beneficios ecológicos,
económicos y sociales a favor de las comunidades. Este proyecto se creó a través
de la autogestión permitiendo que los indígenas organizados sean participes en el
desarrollo de sus localidades y en la generación de acciones que incidan en la
mejora de sus condiciones de vida, además de la construcción y el ejercicio de
algunos derechos que son esenciales para el desarrollo de las prácticas
económicas de mercado: capacidades de contratación, libre empresa, libre acceso
a los mercados, incluido el laboral. No sólo se trata de la realización de tales
237
derechos en condiciones materiales, sino que a partir de ellas sea posible generar
un avance en el proceso de integración a la comunidad política.
No obstante, la implementación y el seguimiento de la producción orgánica ha sido
un desafío para los integrantes de la cooperativa, quienes a través de reuniones
permanentes entre caficultores, el resto de los socios, capacitaciones, inversión
económica y agrícola a los cultivos, búsqueda de mercado, establecimiento de
redes y convenios comerciales han desarrollado el proyecto. "Por un lado,
entramos en la producción de este tipo de café cuando ya muchos lo cultivan, de
modo que para competir en el mercado tenemos que ofrecer un producto de
buena calidad” (Bartra, Cobo y Paz, 2004: 96). Por otro lado, está el reto del
propio caficultor:
Hace com o cuatro años que entram os a l café orgánico, eso para que tengam os un poco de precio en e l café porque e l convenciona l pues no, sólo café orgánico. Pero es m ucho trabajo, de veras, hay que seleccionar, hay que cuidar, hay que pon e r en sacos m uy lim p ios queno sea de propileno, no lo perm iten. 170
No me parecía que ahora me d ijeran com o tenía que cu ltiva r e l café, desde niño lo venía haciendo y ahora me decían que no podía utilizara ningún fertilizante, com o le iba a hace r para la cosecha. M e enoje m ucho con los prom otores. 171
N os echam os varias pe leas p o r e l café orgán ico. Tuvim os que tom ar acuerdos en la asam blea para saber cóm o le íbam os a hacer. Nadie
179quería em pezar con cafetos nuevos .172
Así, después de un trabajo de convencimiento e imposición de la producción de
café orgánico, éste se estableció como uno de los mecanismos más eficientes de
autogestión, de sobrevivencia y de inserción en el mercado global.
Por su parte, la Maseual consolidó su proyecto ecoturístico durante la última
década con la oferta de sus servicios a través de la Red Regional de Turismo
Alternativo RETA, la Red de Turismo Indígena de México RITA, la creación de una
170 Nicolás Ávila, cooperativista, campesino, entrevista realizada en su domicilio particular en febrero de 2007.171172Cooperativista, entrevista realizada en su domicilio particular en febrero de 2007.
Cooperativista, entrevista realizada en su domicilio particular en marzo de 2007.
238
página WEB y su promoción como alternativa turística en varias agencias de
viajes. Así se han convertido en una opción para extranjeros provenientes
principalmente de Chile, Estados Unidos, España, Bélgica y Francia, cuyos
contactos los realizan por recomendación, accediendo a la página o contratando
un servicio turístico.
En casi quince años de existencia, este proyecto representa una de las acciones
colectivas más importantes de las mujeres indígenas para insertarse dentro del
mercado mundial. Ello significó que en el 2001 recibieran un premio en el II
Concurso Latinoamericano de Emprendimientos Exitosos Liderados por Mujeres
que fue otorgado por la Red de Educación Popular entre mujeres de América
Latina y el Caribe (REPEM). Además han recibido en dos ocasiones el Distintivo
"M”,173 reconocimiento que otorga la Secretaria de Turismo a las Empresas
Turísticas que logran implementar exitosamente el Programa de Calidad
Moderniza avala la adopción de las mejores prácticas y una distinción de empresa
turística modelo.
Aunque esa misma efectividad no ha tenido la exportación de sus productos
artesanales. Las dificultades para afianzarse en este mercado son diversas. Van
desde la calidad de la prenda hasta el cumplimiento de los requisitos burocráticos.
La idea de exportación surgió a inicios de esta década; su propuesta en asamblea
creó discordias y desacuerdos, sobre todo porque aceptar el proyecto implicaría
reestructurar los mecanismos de producción. Si bien, la organización ha
desarrollado diversos mecanismos para el control de calidad, muchas de las
socias ven en la producción sólo una forma de obtener recursos para resolver
problemáticas de sobrevivencia. Aunado a ello, los requisitos de accesos legales y
no legales para certificar la calidad, la producción en pequeña escala, la carencia
de mecanismos mercantiles como catálogos, la falta de recursos y de mano de
173 El distintivo tiene una vigencia de 2 años a partir de la fecha en que la SECTUR federal lo expide. El primero abarcó del 21 de diciembre de 2006 al 20 de diciembre de 2008; el segundo, del 16 de abril de 2009 al 14 de abril de 2011. Ambos reconocen el cumplimiento con los estándares del Programa de Calidad Moderniza mediante el sistema de gestión y la generación de resultados en satisfacción del cliente, mejora de procesos de rentabilidad y desarrollo humano de sus empleados.
239
obra para responder a las necesidades del mercado dificulta su venta en el ámbito
internacional.
Lo anterior no es prioritario de la producción de exportación. La fabricación de
textiles y cestería para el mercado local y nacional representa varios retos;
negociaciones y confrontaciones al interior de la organización, principalmente
porque su acopio no garantiza la generación de recursos económicos en la
inmediatez. Algunas socias optan por vender sus productos como artesanas
"libres” con lo cual avalan el pago inmediato aunque no recuperan la inversión
inicial. De acuerdo con Bonfil y Marcó "la producción artesanal, dentro del
capitalismo contemporáneo, sirve para que las artesanas campesinas resuelvan
sus necesidades de dinero corriente” (1999: 102). Aunque para la doctrina liberal,
la elección de estas mujeres por un mercado libre tendría que ver con la
culminación del ejercicio de los derechos individuales (Stavenhagen, 1992).
Ante la excesiva oferta de mercancía artesanal y la diferencia de precios en
productos similares ha generado la competencia mercantil en la región (Martínez
Corona, s.f.). La producción artesanal en el mercado local es colocada en
condiciones de desigualdad, tanto en su calidad como en las acciones de
generación de ingresos. Según Bonfil y Marcó (1999), la actividad artesanal es un
recurso que las mujeres utilizan para organizarse y resolver colectivamente sus
necesidades. Su producción constituye un aprendizaje de autoconsumo, un
elemento organizativo y una estrategia de sobrevivencia ante las exigencias del
sistema económico, que ante la competencia se puede convertir en una actividad
de comercialización individualizada. No obstante, una de las características de las
maseual es la búsqueda del mercado nacional donde desean consolidarse como
una opción productiva y mercantil ante las exigencias de los estándares
internacionales.
Por otra parte, el conocimiento y la actividad artesanal no sólo son estrategias de
sobrevivencia sino elementos de pertenencia (Manzano, 2001). Las mujeres
organizadas no sólo han consolidado su identidad como indígenas, sino como
artesanas con proyectos productivos con un claro enfoque de género, razón por la
240
cual la organización ha impactado a nivel regional, nacional e internacional. Con la
apertura de caminos y el incremento de indígenas en el proceso migratorio
durante la década de 1970, las mujeres indígenas habían empezado a cambiar su
vestimenta y sustituir su lengua materna por el castellano. Con las organizaciones,
las mujeres no sólo decidieron continuar usando sus naguas, además decidieron
dignificarla y utilizar el náhuatl en todos sus espacios sociales. Asimismo, las
maseual se han distinguido por su trabajo artesanal, mercantil, turístico y sobre
todo por la reivindicación de derechos étnicos y de género; acciones que han
mejorado sus condiciones de vida y su forma de construirse como sujetos de
derecho.
En San Felipe, la colocación de la producción de "Mejor Progreso” es rústica y
austera. Poco a poco las mujeres organizadas han abierto el mercado local, pero
aún no logran posicionarse del proceso de comercialización. La elaboración
semanal se distribuye entre las socias. Cada una es responsable de vender una
cantidad de productos, los cuales ofrecen a familiares, amigos, vecinos o usuarios
de transporte público. Esto pone de manifiesto una conciencia reflexiva que se
traduce en el mejoramiento de las condiciones productivas, la calidad e
intensificación de la producción y la innovación comercial. Aunque, localmente
existe un reconocimiento a la calidad productiva y a las actividades que realizan
para obtener recursos económicos, aún es incipiente su impacto económico. No
así, el efecto de trasformación en las pautas de comportamiento de género que se
ha manifestado en el acceso y ejercicio de derechos que estaban negados para
las mujeres otomíes. Por ejemplo, la participación y toma de decisiones en las
asambleas, la elección de autoridades locales, la obtención y control del recurso
económico, el acceso a la propiedad de la tierra -Isabel posee algunos predios y
administra las propiedades de la familia.
Por su parte, la introducción de la flor de Nochebuena al mercado internacional ha
sido lenta. Si bien la producción y comercialización se desarrolló
considerablemente en los últimos años, su exportación no se ha consolidado. A
partir de 2008 se obtuvo un incremento del 30 por ciento, lo cual convirtió a la
241
entidad en la segunda productora del país, con una obtención anual de 6 millones
de plantas. En total, la producción de la flor se ha transformado en una industria
importante en la localidad con aspiraciones de exportar.
Además, su producción anual contribuye a la generación de empleos y a
desarrollar distintas acciones en beneficio de las localidades. Ello muestra el
despliegue de una conciencia reflexiva entre los indígenas organizados que, si
bien en su momento desvaneció las diferencias sociales, hoy es difícil incidir
directamente en las estructuras de poder. En el contexto actual de la entidad y en
específico de la localidad, el ejercicio de los derechos civiles no sólo se traduce en
una condensación de relaciones de poder de los individuos y asociaciones, ya
sean grupos familiares de producción, comerciales, o el Estado. Se trata de un
déficit de estatalidad -stateness— donde se generan fenómenos como la
extorsión, la inseguridad y la inefectividad de las políticas públicas. Los indígenas
organizados no sólo ponen en juego diversas acciones de confrontación con
algunos grupos locales con cierto poder político y económico o con las propias
trabas de la burocracia comercial -como instituciones de certificación, aduanas,
embajadas- sino con el crimen organizado, quien ve en las empresas familiares
una fuente de ingresos segura.
Lo que observé en mi estancia de campo fue que cuando estos grupos afianzaron
sus redes y estrategias de movilización, los indígenas organizados tuvieron que
desarrollar otros mecanismos no sólo como productores sino como sujetos de
derecho. Algunos, al verse amenazados por cuotas imposibles de pagar,
decidieron abandonar los cultivos; unos, negociar y cumplir parcialmente con un
porcentaje, varios más adherirse al grupo -La Familia Michoacana. Otros, la
mayoría, continuar con el trabajo de la floricultura, crear alianzas y redes de
seguridad, contactar a los mandos altos de la delincuencia organizada y negarse
a cubrir "los impuestos de seguridad”. El clima de tensión se incrementó cuando
las amenazas, extorsiones y secuestros se convirtieron en asuntos de la
cotidianidad, amén de lo que implica la presencia constante del ejército y la policía
federal, quienes también cometen atropellos.
242
Lo que tenemos en San Felipe, como en otras partes del país, es la persistencia
de áreas "café”; territorios e instituciones donde no operan ni burocracias eficaces
ni una legalidad oficial garantizada (O'Donnell,1999). El ascenso panista a la
presidencia de la República, las confrontaciones entre perredistas y priístas en
Michoacán sólo han coadyuvado a afianzar algunos grupos políticos y lidiar con
las nuevas estructuras sociales forjadas en el narcotráfico. Entre las nuevas
formas de mercado mundial, la generación de redes delictivas y la trasformación
de las funciones del Estado, los procesos ciudadanos también son reformados.
En Cuetzalan como en San Felipe, la construcción de algunos derechos civiles
está implicada en decisiones individuales y colectivas que resultan del proceso
económico. Entre ellos figuran algunas acciones novedosas como la producción
orgánica, la comercialización productiva y de servicios al extranjero y las
negociaciones con otros grupos locales. En estas organizaciones existe una
preocupación creciente en proyectos económicos que tienen formas particulares
para sobrevivir y generar sus propios recursos -producción sustentable, la
exportación de productos agrícolas (café, pimienta, miel, flor de nochebuena), la
prestación de servicios turísticos (hoteles, restaurantes, y recorridos en la zona).
Además se desarrollan capacidades e intereses para incidir en distintos ámbitos:
derechos humanos, salud reproductiva, liderazgo, manejo de tecnología, entre
otros que, como señala Zárate (2002), pueden ser vistas como una ciudadanía
construida en la práctica, como un ejercicio cotidiano.
En ambos casos de estudio, las propuestas y mecanismos de producción y
comercialización colocan a los indígenas organizados en una mejor posición
comercial que al resto de los productores. La praxis dentro de este ámbito se
despliega en un espacio de divergencias y desacuerdos, no sólo con los no
indígenas sino al interior de las propias organizaciones. Ello supone, como un
rasgo característico del actuar en San Felipe, una creciente producción que está
acompañado de una derrama económica gradual y vinculada a diversas
negociaciones con los grupos que controlan la seguridad local. Por su parte, la
distinción particular en Cuetzalan está determinada por los proyectos productivos y
243
su impacto en el mercado internacional, ambos acompañados por una creciente
capacitación no sólo en la producción agrícola sino en cuestiones referentes a los
derechos étnicos y de género. Sus formas de acceso al mercado y a la economía
global marcan cambios significativos tanto en la labor campesina como en la
identidad indígena entre los organizados, los indígenas no organizados y los no
indígenas.
4.1.3 ¿Desde dónde se hace justicia? Las acciones de concertación y negociación de los indígenas organizados en los procesos de inequidad local
Para entender la justicia social como parte del ejercicio ciudadano es necesario
comprenderla como una práctica social que se produce en un contexto particular y
que refiere a un asunto de cómo se distribuyen los bienes. Así, se percibe la
relación que guarda el ser con el hacer y el tener, como con la producción, el
consumo, la identidad, el estatus, el país, el capital o las posesiones personales
(Walzer, 1993: 3-17). En ese sentido, la justicia se basa en dos premisas: 1) la
gente distribuye bienes y, 2) la gente concibe y crea bienes que después
distribuyen entre sí. Su distribución está determinada por una variedad de
perspectivas que los individuos poseen de los bienes a repartir. Para ello, se debe
considerar que los principios de la justicia son en sí mismos plurales en su forma;
los bienes sociales distintos deberían ser distribuidos por razones distintas, en
arreglo a diferentes procedimientos y por distintos agentes; y todas estas
diferencias derivan en la comprensión de los bienes sociales mismos, lo cual es
producto inevitable del particularismo histórico y cultural (Ibídem, 6-19). Es decir,
los bienes objeto de la justicia distributiva poseen significados histórico culturales
con independencia a su valor real, convirtiéndose en bienes sociales para una
comunidad dada. '74 El sentido de los bienes es lo que determina su forma; los
criterios y procedimientos distributivos son intrínsecos no con respecto al bien en
sí mismo sino con respecto al bien social (Ibídem, 7-21). De este modo, entiendo 174
174 Para Walzer (op.cit) no existe un conjunto de bienes primarios que sean concebibles para todos los mundos morales y materiales, es ahí que se debe reflexionar sobre su particular. En el caso específico de los otomíes de San Felipe, la propiedad de la tierra puede interpretarse como un bien social.
244
que algunas prácticas de las organizaciones económicas están dirigidas a resolver
el problema de la distribución de bienes -desigualdad- a través de una esfera
distributiva que con base en los elementos valorativos de la comunidad se
traducen en acciones de justicia.
En ambos casos de estudio, las desigualdades locales se presentan en diferentes
ámbitos de la vida. En el municipio de Cuetzalan, la justicia está determinada por
la adscripción étnica y es a través de ella que se construyen las dinámicas
resolutivas. En el municipio de Zitácuaro, este referente está diluido y se dejan las
prácticas enfocadas a la impartición de justicia formal a las instancias del poder
local.
El contraste entre estos dos casos es interesante, ya que cada uno desarrolla su
propio accionar con base en las significaciones propias del bien social, aunque
uno y otro forman parte de un escenario político donde las desigualdades sociales
están presentes. Ambos apelan a su condición étnica y a sus derechos de pueblos
originarios para establecer prácticas de justicia distributiva.
Cuetzalan refiere a un complejo sistema sociopolítico y de cargos tradicionales
para evidenciar su desarrollo en derechos civiles. Al comprender la justicia como
una construcción social, su coherencia y apropiación está dada por el contexto; los
miembros de una comunidad particular construyen lo que es justo. La eficacia
social de un sistema de justicia depende de un conjunto de significados
compartidos socialmente, sin los cuales la asignación de los bienes no tiene
sentido. Lo que tenemos en Cuetzalan es que, por debajo de las normas legales o
el concepto universalista de justicia, existe un derecho consuetudinario que es
socialmente aceptado y funciona de manera paralela al estatal (Robles, 2002). La
implantación del Juzgado Indígena a través del cual se pretendía revitalizar la
justicia comunitaria, no tuvo significado hasta que diferentes organizaciones
económicas y sociales le dotaron de un sentido local.
En el 2002, el poder judicial del estado a través del Tribunal Superior de Justicia
instauró un Juzgado Indígena en la cabecera municipal a cargo de un Juez
245
Indígena, un miembro del Centro Estatal de Mediación, una secretaria y un
traductor.175 176 177 Las autoridades municipales quedaron al frente de su funcionamiento,
pero la forma en cómo se desarrollaba, creó inconformidades y la Comisión de
Takachiualis, una organización regional con trayectoria en el trabajo de Derechos
Humanos, intervino.
Diversas organ izaciones presid idas p o r Takachiualis em pieza a m anifestarse con e l m aestro Chui [presidente m unic ipa l] d iciéndole que hay un Juzgado Indígena pero realm ente no es un juzgado adecuado, se le está dando m altrato a la gente indígena, se le está cobrando, se le está tratando igua l que en e l otro juzgado que im parte la justic ia m estiza y no estam os viendo m ucho benefic io para la gente. Entonces, m al entiende e l m aestro Chui y les contesta ‘quién de ustedes quiere pasa r a su lu ga r’. Le dice Takachiualis ‘no es eso lo que estam os planteando. N osotros no querem os e l puesto de juez, lo que querem os es que senom bre un consejo que haga que e l ju zgado func ione ’. 176
Fue a pa rtir de una serie de reclamos, de in iciativas, de sugerencias de Takachiualis hacia e l presidente m unicipa l de l período 2002-2005 [profr. Jesús G onzález G a lic ia ] que nace la in iciativa de un consejo de l Juzgado Indígena.
Así, convencieron a la autoridad local para intervenir y convocar a la Maseual, al
Centro de Asesoría y Desarrollo de Mujeres (CADEM) y a la Radiodifusora La voz
la Sierra Norte de la CDI para la conformación del Consejo. Su participación
estribaría en buscar a hombres y mujeres indígenas con experiencia en cargos
comunitarios y con conocimientos en la ley "tradicional”. Después de varias
reuniones, sugerencias, negociaciones, acuerdos y desacuerdos, el Consejo del
Juzgado Indígena quedó conformado por Hermilio Diego Mendoza de la localidad
de Ayotzinapan, José Martín Arroyo de la localidad de Tzicuilan, Juana Antonia
García de Tzicuilan (Maseual), Rufina Villa de Tzicuilan (Maseual), Martín Ramos
de Tzicuilan, Pedro Antonio Trinidad de la localidad de Xiloxochico, Danira
Contreras Segura de Xiloxochico (Maseual) Alejandro Pérez Alvarez de la
localidad deTzinacapan, Cristina López de Xiloxochico (Maseual) y María
Una investigación más acabada respecto al Juzgado Indígena, véase a Terven (2005).175176 Rufina Villa, líder maseual, entrevista en el local para elaboración de productos de medicina tradicional en enero de 2007.177 Ignacio Rivadeneyra, exmiembro de Takachiuales, entrevista realizada en su domicilio particular en febrero de 2007.
246
Francisca de Tzicuilan (Maseual). [...] Cecilia Oyorzábal (CADEM), Susana Mejía
Flores (CADEM), María Angélica Rodríguez (Maseual), Luis Felix (Takachiualis),
Isauro Chávez (Radiodifusora XECTZ), Ignacio Rivadeneyra y Ricardo Saldaña
(Terven, 2005).
Después de que el Consejo fue asignado, se prosiguió con la elección del Juez
Indígena. Los candidatos para este cargo fueron: Hermilio Diego Mendoza,
Alejandro Pérez Álvarez, José Martín Arroyo y Juana Antonia García. Esta última
es iniciadora del grupo de artesanas de la localidad de San Andrés Tzicuilan,
pionera de la Comisión de Artesanas de la Tosepan y fundadora de la Maseual
con una activa participación en la organización.
En la radio se hace la prim era reunión donde se habla prim ero entre organizaciones, luego se invitó a señores de edad avanzada de las com unidades que habían sido autoridades y se em pieza a traba ja r sobre lo que debe tener un consejo. Y cuando ya se tiene a l consejo vam os con e l presidente y tenem os una reunión con é l. Ah í en la presidencia se hace una reunión donde digam os ya se creó e l consejo y después se nom bró a l juez. Entre todos vem os quién debe se r e l juez y queda A le jandro Pérez Á lvarez y después le ponem os su suplente a l ju e z . Q uedó un señor que p o r prob lem as no pudo ser, entonces se pone a D on Herm ilio D iego que son los que ahora están com o jueces .178
Sierra (2004b) señala que la instalación y apropiación del Juzgado por parte de las
organizaciones y autoridades indígenas es probable que se revista de la
interlegalidad entre la ley y la costumbre siempre y cuando se mantenga su control
y no se convierta en una instancia más de legitimación del poder estatal. No
obstante, en el lustro de vida que tiene la institución, el Consejo se ha apropiado
de este espacio desde y para los indígenas. Como señala Terven (2005), es un
ejemplo de cómo las autoridades indígenas construyen y renuevan el derecho
"tradicional” dentro de los marcos estatales. Si bien el Juzgado es una institución
impuesta desde el Estado, en este caso se ha dado la construcción de un
pluralismo jurídico en la región. El Juzgado es "un espacio de respuesta ante la
justicia del estado. Como parte de un campo social semiautónomo, el Juzgado *
178 Rufina Villa, líder maseual, entrevista en el local para elaboración de productos de medicina tradicional en febrero de 2004.
247
Indígena ha definido, de acuerdo con sus marcos culturales, la figura del Juez
Indígena y del Consejo Consultivo, dándoles legitimidad; lo mismo sucede con los
procedimientos de resolución de conflictos que ponen en operación a los usos y
costumbres” (2005: 80).
Aún cuando Sierra (2004b) reconoce que es una experiencia reciente y su
instalación es una respuesta del gobierno estatal a las demandas indígenas por
reconocer una justicia "tradicional” con un marco de control para su aplicación, las
instancias gubernamentales, en específico el gobierno poblano y el Tribunal
Superior de Justicia han sido indiferentes a este proceso:
El Tribunal es la instancia que pone el Juzgado pero nunca ha sabido qué es lo que se tiene que hacer en un juzgado. O sea instala las oficinas y pone un juez y punto. Ha sido el Consejo del Juzgado Indígena el que ha creado las estructuras, de qué tiene que hacer, cómo tiene que funcionar y qué tipo de apoyo debe tener, de lo cual el Tribunal tampoco se ha metido, ni a favor, ni en contra. Solamente dice ‘está funcionando el Juzgado Indígena porque hay un consejo’ y ya. Las veces que hemos querido tener conversación con el Tribunal sobre los procedimientos, ellos han dicho ‘el mejor Juzgado que está funcionando en el estado es el de Cuetzalan porque hay un Consejo, que sigan trabajando; algún otro punto a tratar’ y se retiran. No les interesa construir el proceso, eso ha permitido la instancia del Consejo para quefuncione. 179
Para las organizaciones éste representa el resultado de un proceso más amplio de
justicia indígena que se perfila como una institución jurídica; es la consolidación de
su lucha por el reconocimiento de la ley y las autoridades tradicionales.
Cuando se abre el Juzgado Indígena decimos: ¡Órale! Es ahí donde se tiene que trabajar la conciliación entre las partes como procedimiento fundamental en la impartición de justicia tradicional. En este sentido, es una continuidad [del trabajo organizativo], en el sentido de losprocedimientos tradicionales de la impartición de justicia. 180
En la actualidad, el Juzgado a través del Consejo Consultivo es una institución con
presencia entre la población indígena, lo cual ha revitalizado la ley "tradicional”. 179 180
179 Ignacio Rivadeneyra, exmiembro de Takachiualis, entrevista realizada en su domicilio particular en febrero de 2007.180 Ignacio Rivadeneyra, exmiembro de Takachiualis, entrevista realizada en su domicilio particular en febrero de 2007.
248
Sin embargo, su consolidación y la restitución de la autoridad a los jueces de paz
es un trabajo pendiente. Así, lo que tenemos es muestra del ejercicio ciudadano.
Primero, el accionar de las organizaciones estuvo dirigido a dirimir diferencias con
otros grupos sociales, cuya relación pone de manifiesto las condiciones desiguales
de poder. Dichas discrepancias están determinadas, en principio, por posiciones
étnicas. Ello supone que los mecanismos para llevar a cabo las dinámicas
resolutivas se establecen con base a la otredad, es decir, en los acuerdos y
desacuerdos que se establecen entre diferentes grupos sociales. Segundo, dichas
prácticas están cargadas de significados y dirigidas a romper con las estructuras
sociales. Cuando indígenas organizados apelan a intervenir en el funcionamiento y
dirección del Juzgado, están poniendo en acción un acto deliberado y racional
respecto a la transformación de los sistemas de impartición de justicia y con ello
su representación e inclusión en la comunidad política. Además, Sierra sugiere
que:
"como parte de las dinámicas globales en las que se encuentran insertas las comunidades indígenas, se ha generado una serie de cambios en lo económico y en lo político que está trastocando de manera importante la vida de las comunidades; tales dinámicas han propiciado también la introducción de nuevos lenguajes legales transformando los referentes jurídicos locales” (1997: 135).
Por su parte, en San Felipe la justicia distributiva está enfocada al mantenimiento
de la tierra comunal. Si bien, ha habido intentos por incidir en mecanismos de
impartición de justicia y se han generado participaciones significativas en la
Asociación para la Defensa de los Indígenas A.C. (ADIMAC), éstas siempre se
remiten a la defensa legal de los comuneros quienes se ven envueltos en litigios al
hacer uso de su derecho de origen respecto a la propiedad comunal.
Para los otomíes, el bien social está determinado por su condición de comunero
indígena. En ese sentido, el uso y manejo de los recursos naturales y la defensa
del territorio comprendido en la Comunidad Indígena son considerados acciones
de justicia. Mantener, conservar y salvaguardar la propiedad para y entre los
comuneros es un asunto de igualdad y moralidad social que permiten reparar los
abusos del pasado y el presente. Aquí, vale mencionar los conflictos y los arreglos
249
que los indígenas organizados han establecido con la empresa Resistol a través
de los cuales han puesto en juego su concepción de justicia.
Durante la gubernatura de Cuauhtémoc Cárdenas (1980-1986), el municipio se
convirtió en la esperanza económica de la región cuando el gobierno estatal
proyectó el desarrollo de cinco parques industriales. El único que se consolidó fue
"Resistol”, el cual se ubica al noroeste del municipio en la Comunidad Indígena de
San Felipe. Rexcel, como se denomina hoy, es una compañía que elabora
tableros de madera, tableros de madera laminados en baja presión, sin presión y
alta presión, tableros enchapados, resinas y formol, aglomerados para cimbra y
paneles ranurados. Forma parte del sector de productos de consumo del Grupo
KUO uno de los grupos corporativos más importantes de México, quien desde
1973 y hasta marzo de 2007 se denominó Desarrollo Económico S. C. (DESC),
una sociedad de fomento industrial que canalizaría, por una parte, los recursos
financieros provenientes de varios inversionistas y, por la otra, organizaría un
grupo técnico especializado para asesorar profesionalmente, tanto a las empresas
ya existentes, como a las que estaban por fundarse.
El terreno donde se instaló la planta se ubica en los límites de la propiedad
comunal, estaba abandonado, nadie lo reclamaba ni ocupaba y los comuneros no
habían decido qué hacer con él aunque parecía pertenecer a un particular. Hacia
finales de la década de 1970, los gobiernos estatal y municipal proyectaron la
construcción de una pista aérea en terrenos ejidales. En lugar de indemnizar a los
afectados, se les reubicó en esas tierras. Los comuneros accedieron al
otorgamiento pues muchos ejidatarios también son comuneros y viven en la
comunidad. El problema surgió cuando se decidió instalar la planta en dichos
terrenos y se indemnizaron a los ejidatarios sin considerar a la comunidad (Zárate,
1987).
Alfonso Olivares -pequeño propietario- informó a la Asamblea que en dichos
terrenos se construiría una cementera -Apaxco-, donde se habían iniciado trabajo
de perforación para la instalación de pozos. Meses después se confirmó el
establecimiento de Resistol, denominada planta Vikingo.
250
Durante el período en que Roberto Herrera Medina fue presidente municipal
(1978-1980), el Cabildo y el Comisariado firmaron los papeles que acreditaban a la
empresa como propietaria de los terrenos.
Se dice, de acuerdo a un periód ico de circulación local, “E l Tizne", que e l cuerpo de l com isariado recibió d inero p o r la venta de los terrenos, ‘Otilio Orihuela para tractor, Juan A rreola para vacas'. No sabem os si fue verdad o no, lo cierto es que cuando se firm aron los docum entosLeobardo González form aba parte de l com isariado. 181
Cuando los comuneros se percataron de que el terreno se había vendido sin el
consentimiento de la asamblea, iniciaron un proceso de litigio que fue
acompañado por manifestaciones y protestas para restituir la propiedad.
Entre los primeros ofrecimientos de Resistol para negociar su instalación con los
indígenas organizados fue que se convertiría en una fuente de empleo para los
habitantes de la región, además aprovecharía "racionalmente” los recursos del
bosque. Hasta la fecha, las únicas personas de San Felipe que han trabajado ahí
han sido los albañiles y los peones que se emplearon para su construcción.
Cuando entró en funcionamiento contrataron a personal de la cabecera municipal
y el resto la trajeron de la Ciudad de México y Toluca.
Por su parte, la facción de comuneros que estaba organizada alrededor de la
propiedad comunal y que ocupaba los cargos locales determinó que ningún
comunero vendería madera extraída de los montes de la comunidad a la planta de
Rexcel (Zárate, 1987).
En la búsqueda de asesoría para resolver el conflicto con Rexcel y recuperar el
predio, esta facción se integró a la Unión de Comuneros Emiliano Zapata (UCEZ),
a través del Comisariado de Bienes Comunales Santos Alvarado, en 1982. Para
ello, interpuso una demanda contra la compañía. En su estudio, Zárate señala
que:
"La UCEZ exigía la devolución y entrega a favor de la Comunidad Indígena de San Felipe Los Alzati, de 145,000 metros cuadrados de
181 Líder otomí, floricultor, entrevista realizada en su invernadero ubicado en la manzana de La Mesa en agosto de 2008.
251
tierras comunales que ocupan las instalaciones de la Empresa Resistol, S.A. La perdida a favor de la comunidad de las instalaciones, equipo, maquinaria, herramienta, materia prima y productos elaborados, en compensación a la ocupación indebida a dicha empresa ha realizado en los 145,000 metros cuadrados en terrenos comunales. El control y administración por parte de la Comunidad Indígena [_ ] de las instalaciones ubicadas en terrenos comunales” (CNPA/UCEZ citado por Zárate, 1987: 95).
La mayoría de los acuerdos y negociaciones se realizaron en el Ministerio Público.
Durante el tiempo que se llevó a cabo el litigio y se determinaba un resolutivo
judicial, los comuneros organizados realizaron varios mítines y plantones en las
oficinas de la Procuraduría Agraria con sede en Morelia. En una de las
movilizaciones, antes de llegar a establecer alguna negociación, hubo un
accidente automovilístico en el que murieron cuatro comuneros.
No fue fácil, R exce l solicitó un lapso para tom ar acuerdos respecto a lo que iba a hacer. A través de cada audiencia se fueron llegando a acuerdos. Aunque la com unidad tenía la posib ilidad de quedarse con las instalaciones, no aceptam os porque en ese m om ento no teníam os recursos para hacer p roduc ir la fábrica, as í que m e jo r negociam os la indem nización. 182
La instalación de esta industria cerca de la zona boscosa y en terrenos comunales
trajo consigo varias contradicciones. Por una parte, el Decreto de Conservación de
la Mariposa Monarca donde se incluía al municipio de Zitácuaro, 183 la declaración
de las "áreas naturales protegidas para los fines de la migración, hibernación y
reproducción de la mariposa Monarca” '84 y la Ley Forestal de 1992 no
disminuyeron el problema de deforestación en la zona. Sin embargo, dichas leyes
sólo aplicaron para las poblaciones que tradicionalmente viven de la actividad
forestal en pequeña escala porque la presencia de talamontes no disminuyó y
Rexcel se benefició de la tala clandestina para abastecerse de celulósicos que
continúa adquiriendo a bajo costo.
182 Líder otomí, floricultor, entrevista realizada en su invernadero ubicado en la manzana La Mesa en agosto de 2008.183184DOF, 9 de abril de 1980.
DOF, 9 de octubre de 1986.
252
Por otra parte, el impacto ecológico en la zona obligó a transformar el ecosistema
e implementar nuevos cultivos y actividades que finalmente han llevado a la
deforestación casi total de los cerros de Huatepec y del Tecolote. De acuerdo con
Martín:
"el manejo forestal está socialmente definido y redefinido en pugnas. Los actores interesados en los recursos llevan a cabo una serie de pugnas continuas y entretejidas sobre cada detalle de las actividades de aprovechamiento y de cuidado, la línea divisoria entre acciones legítimas e ilegítimas, los derechos y los deberes de cada actor y los arreglos institucionales. Este sin número de luchas constituye un proceso continuo que define el uso y manejo forestales, siempre cambiantes, en cada lugar y momento determinados. En estas pugnas los actores ejercen relaciones de poder, en las cuales intervienen sus posiciones diferenciadas en un campo social dinámico” (2001: 202).
En el caso de San Felipe, el establecimiento de Rexcel en propiedad de la
comunidad indígena no sólo evidenció las relaciones desiguales de poder y
visibilizó los conflictos entre diversos grupos de la Comunidad. La lucha no sólo
representó acciones concretas para la recuperación del territorio comunal, sino la
posibilidad de acceso al gobierno local por parte de la facción organizada en torno
a la Unión. Aquí, las discordias representativas y la construcción de derechos -
civiles y políticos- se trazaron entre diversos espacios de confrontación y
negociación entre diversos grupos sociales en diferentes niveles. Por lado, al
interior de la Comunidad se evidenciaron las disputas entre los comuneros
"zapatistas”, en específico los de La Mesa, y los comuneros del El Rincón; es
decir, entre los indígenas organizados y el grupo que hasta ese momento
ostentaba el control del cargo del Comisariado de Bienes Comunales. Por otro
lado, las negociones y acuerdos que establecieron los comuneros en su
generalidad -encabezados por los indígenas organizados- y los representantes de
Rexcel.
Sin duda, el mantenimiento del bien social -la propiedad comunal- deviene de una
acción reflexiva y deliberada encaminada a romper, por un lado, con las relaciones
de poder; por otro, a modificar su posición social respecto a otros actores sociales
locales. En este sentido, las prácticas generadas en este contexto se derivan de
253
una acción colectiva que son valoradas por su integración a la vida política. Ello es
lo que hace posible emprender nuevas reglas y procedimientos ajenos a la
democracia liberal y a la relación con el Estado-nación (Harvey, 1998a).
El reconocimiento de diversas acciones en la búsqueda de una justicia distributiva
no ocurre espontáneamente sino que suele implicar largos procesos históricos y
sociales de lucha por parte de las colectividades, pero a su vez estos procesos
son el principio de transformaciones en un contexto mucho más amplio.
Parafraseando a De la Peña (1999) las negociaciones que emprendieron los
indígenas organizados con Rexcel implicaron el reconocimiento a su condición de
sujetos de derecho y a formas diferenciadas de ejercer dicha condición.
En la actua lidad ya hicim os a R exce l nuestro vecino. A través de la Asam blea tom am os e l acuerdo para estab lecer una m e jo r re lación con la empresa. Fue p o r m edio de un ju ic io que logram os acorda r la indem nización de p o r vida de Rexcel. Se hizo e l convenio con e l com isariado y con acuerdo de la Asam blea y se daría una cuota p o r m anzana para obras públicas. En cada m anzana existe un com ité que decide en qué se va a inve rtir e l recurso. A través de l Com isariado se recibe e l m ateria l, no se recibe dinero, sino m ateria l para las obras quelas m anzanas determ inan. 185
Entiendo que su accionar requiere de "una comprensión y una práctica de la
ciudadanía que sean más completas, más ricas e incluso más sutiles” porque "lo
que el Estado necesita de la ciudadanía no se puede obtener mediante la coerción
sino solamente por medio de la cooperación y el auto-control en el ejercicio del
poder privado” (Cairns y Williams, 1985: 43).
En ambos casos -Cuetzalan y San Felipe- se tratan de acciones desarrolladas
para incidir en el mejoramiento de sus condiciones de vida, de usar sus
mecanismos de acción para mantener y de ser posible desarrollar otras prácticas
en beneficio del ejercicio futuro de la ciudadanía (Gunsteren 1978; Lechner, 1986).
Al mismo tiempo, se pone de manifiesto que las organizaciones económicas, en
su proceso de ciudadanización, son históricamente construidas en la confrontación
185Líder otomí, floricultor, entrevista realizada en la manzana La Mesa en agosto de 2008.
254
y la negociación; sus bordes son variables y en muchas ocasiones confusos (De la
Peña, 1999).
4.2 El ejercicio de los derechos políticos en la globalización
En el capítulo tres, describí la forma de organización política del municipio de
Cuetzalan y de la Tenencia de San Felipe para comprender cómo están
configurados los espacios de poder político local. A lo largo de un primer
acercamiento en la construcción de derechos políticos, los indígenas organizados
reconocieron su situación de subordinación, pusieron al descubierto las relaciones
desiguales de poder e iniciaron un ejercicio de representación e incidencia en la
toma de decisiones locales. Las experiencias del sufragio, el ejercicio individual
del voto, el proselitismo, la defensa de la voluntad colectiva, fueron en su
momento un desarrollo político de las organizaciones económicas. No obstante,
los derechos políticos construidos en un segundo momento, colocan a los
indígenas organizados como una fuerza política, que va más allá del voto y la
representatividad. 186
En Cuetzalan, la participación política no sólo se restringe al acceso a los cargos
de elección popular, sino a un proceso mucho más complejo donde se ponen en
juego diversas dinámicas resolutivas. Para Kymlicka y Norman (1997) se necesita
desarrollar:
"una capacidad de tolerar y trabajar conjuntamente con individuos diferentes; su deseo de participar en el proceso político con el propósito de promover el bien público y sostener autoridades controlables; su disposición a autolimitarse y ejercer la responsabilidad personal en sus reclamos económicos, así como en las decisiones que afectan su salud y el medio ambiente” (1997: 6). 186
186 En su sentido estricto, los derechos políticos son el sufragio y el acceso a cargos de representación. Pero también existen otras manifestaciones contempladas por la libertad positiva que forman parte de dicho ejercicio: los derechos de la dimensión participativa (la libre asociación, manifestación, reunión, petición, afiliación a partidos políticos, libre sindicalización y huelga); derechos relativos a la expresión e información; derechos de intervención para el diseño de programas y políticas públicas (órganos, foros, consejos consultivos y consultas creados bajo la cobertura jurídica e institucional de las administraciones estatales.
255
En San Felipe, los indígenas organizados intentan añadir sus intereses privados
con los colectivos para formar una voluntad política de la comunidad que sea
capaz de controlar y vigilar los intereses comunes. Dicha comparación descubre
las formas de avance político: la particular participación agraria de San Felipe con
la complejidad representativa en la tendencia política de Cuetzalan. Esto
constituye esencialmente la extensión de los provechos generales de las
organizaciones económicas.
Es así que, mi argumento sobre la construcción de los derechos políticos no sólo
se limita al ejercicio de votar y ser votado, ni a espacios de lucha y discrepancia,
sino a acciones que paulatinamente van generando nuevos escenarios de
concertación, negociación y confrontación para hacer posible otro tipo de política.
Es decir, una praxis dirigida a garantizar la igualdad y representación para todos
los miembros de las organizaciones, de las localidades y de la comunidad política
en el ejercicio de los derechos políticos y de las garantías individuales. Una de las
coyunturas políticas que me permiten describir este proceso es la llegada del
panismo a la presidencia de la República. Considero que, como sugiere Alonso
(2000), la tendencia política está supeditada a un contexto nacional y determinada
por circunstancias locales; "aun en zonas rurales depauperadas hay ciudadanos
que hacen uso del voto cruzado por distintos partidos dependiendo de las
coyunturas locales y de aspiraciones en relación con lo nacional” (2000: 126).
Con los resultados electorales del 2 de julio de 2000 se evidenció la
desestructuración del PRI, la apertura de información de las instituciones
gubernamentales al interés público, la ciudadanización de otras instituciones con
injerencia del viejo régimen, la promoción de la participación social, el impulso de
las reformas del Estado, entre otras (Alonso, op.cit.). El impacto y la forma en que
las organizaciones económicas -en Cuetzalan como en San Felipe- percibieron y
participaron en dicho cambio, es un punto comparativo para conocer y comprender
el avance en el proceso de ciudadanización.
La praxis que se generó con el cambio partidista pone en contraste las formas de
accionar de los indígenas organizados en dos contextos nacionales, cuyas
256
trayectorias políticas no son tan disímiles. El contraste entre los dos casos de
estudio deriva justo de ello. Cuetzalan tiene un referente tradicional de política.
Aquí, el ámbito electoral se estableció entre las fuerzas priístas y panistas,
alternándose en el poder. Desde el 2000, la correlación de fuerzas entre estos
partidos desarrolló posibilidades parecidas para ganar la presidencia municipal en
cada período electoral. Por su parte, en San Felipe, las pugnas crecientes entre
priístas y perredistas han estado presentes en la toma de decisiones agrarias y en
la elección de representantes locales, haciendo evidente las formas de acceso a la
jefatura de tenencia y la comisaria de bienes comunales.
Los cambios estructurales que vivió México en la última década respecto a las
nuevas condiciones político-económicas favorecieron el cambio de sistema en las
elecciones del 2000 que modificaron drásticamente el panorama político del país.
En Cuetzalan, la tendencia electoral en el municipio se perfiló hacia el PAN,
aunque fue hasta el 2005 cuando accedió al ayuntamiento. Desde las elecciones
de 1998, la mayoría de la población cuetzalteca empezó a cambiar su preferencia
partidista, incluso la diferencia de votos entre el PRI y el PAN fue cada vez menor.
En esa elección el PRI ganó la presidencia municipal con 752 votos de diferencia
respecto al PAN y en el 2001 con 992. Sin embargo, en el 2004 el triunfo del PAN
fue rotundo; 2879 votos lo separaron de su adversario más próximo: el PRI.
Cabe señalar que, durante las elecciones municipales realizadas en noviembre de
2004 contendieron cuatro partidos políticos: PAN, PRI, PT y PVEM. El candidato
del PAN - José Norberto Aparicio Bonilla- era chofer de trasporte colectivo en la
cabecera municipal antes de la contienda. El candidato del PRI -Manuel Morales
Soto- es un mestizo conocido por toda la población, vive en la cabecera. Los
aspirantes del PT y PVEM fueron José Ignacio Zamiter y José Roberto Jaimez
Bonilla, respectivamente. La contienda se dio entre Manuel Morales, representante
del grupo con poder económico-político del municipio y Norberto Bonilla, que si
bien no es indígena en ese momento representó los intereses de la gente pobre,
es decir de los indígenas. La falta de experiencia de los perredistas cuetzaltecas
187 Véase cuadro 1.
257
les impidió registrar su planilla a tiempo, con ello se quedaron sin candidato y
fuera de la contienda. Si bien las votaciones por el PAN rebasaron las
expectativas con una cifra jamás obtenida por un partido en elecciones locales, es
probable que la falta de candidato perredista haya coadyuvado a ello. 188
En el caso de San Felipe, las elecciones municipales con mayor controversia
política fueron las que se realizaron en el 2001. Los municipios michoacanos se
perfilaban para adoptar una línea perredista, que fue claramente impulsada por el
entonces gobernador del estado Lázaro Cárdenas Batel. El PRD necesitaba
recuperar los espacios perdidos y consolidar los ganados en la elección anterior.
Así, establecieron la Coalición Unidos por Michoacán (CUPM) integrada por los
partidos de la Revolución Democrática, del Trabajo, Convergencia, Verde
Ecologista de México, Alianza Social y de la Sociedad Nacionalista. En esa
elección, la presidencia municipal de Zitácuaro como la de varios municipios
michoacanos fue ocupada por dicha alianza durante el período 2002-2004.
En Zitácuaro, Silvano Aureoles Cornejo ocupó la candidatura y obtuvo el triunfo.
Para los indígenas organizados en particular y para los comuneros otomíes en
general, representó la primera llegada del PRD al ayuntamiento. Después de más
de una década de lucha que surgió con la conformación del Frente Democrático
Nacional, por fin vieron cristalizadas sus aspiraciones con un perredista en la
representación municipal. No obstante, eso no estuvo exento de algunos
desacuerdos al interior de la Comunidad. Las posturas entre perredistas y priistas
fueron radicales y se movilizaron para atraer adeptos. Después de las elecciones,
los ánimos disminuyeron, aunque al finalizar el trienio, los priístas aprovecharon
para recriminarle a los perredistas el mal proceder del gobierno municipal; estos
últimos tomaron distancia del partido hasta las elecciones federales de 2006.
Desde las organizaciones económicas, la praxis política es una estrategia de
inserción, representación y reconocimiento a través de acciones intencionadas
para garantizar su condición ciudadana. Ello supone, no sólo maniobrar con el
188 Véase cuadro 2.
258
ejercicio del voto, sino hacer efectivo el sufragio a través de la persuasión, la
negociación y la confrontación ante las instancias estatales y los grupos locales.
4.2.1 “Voto por voto, casilla por casilla” . Los indígenas organizados en el contexto de las disputas sobre la validez de las elecciones presidenciales de 2006.
Entre las diferencia en la actuación política de ambos casos, hay un contraste
esencial que se refiere a la intervención de los indígenas organizados en el
proceso de elección a la presidencia de la República y el movimiento que surgió a
nivel nacional en el 2006. Su participación en este escenario político representó un
nuevo desafío para las organizaciones económicas quienes durante un periodo
habían permanecido, en apariencia, inertes a las elecciones locales. Su
incorporación, primero a la promoción y segundo a la lucha por la defensa del voto
del PRD, refrendó su práctica para incluirse como sujetos de derecho y
desarrollar dinámicas resolutivas que visibilizaran su incorporación al ámbito
nacional. Las prácticas emergidas aquí pretendieron crear un bloque subalterno en
los espacios de confrontación y discrepancia locales, sobre todo al poner en juego
intereses políticos en una estructura formada por un grupo social con hegemonía
política y económica.
Para este momento, la toma de decisiones y dirección de las organizaciones
fueron asumidas por líderes cuyas historias de vida -marcadas por la
discriminación y subordinación- los convirtieron en luchadores sociales. Su actitud
decidida -a veces autoritaria- fue y ha sido criticada por algunos integrantes de las
organizaciones, incluso por otros actores sociales, aunque las decisiones finales
sean tomadas en asamblea. No obstante, ello es lo que permitido avanzar a sus
agrupaciones en términos del ejercicio ciudadano. En la Tosepan existe una
marcada y activa participan de los pobladores de la localidad de San Miguel
Tzinacapan, sus integrantes en conjunto conforman el grupo que liderea la
organización. Por su parte, en la Maseual se reconocen a Rufina, Juana y
Dominga. En el caso de los nochebueneros, sin duda la experiencia en
movilizaciones sociales, gestiones, defensa de derechos humanos y agrarios ha
259
colocado a Prudencio Baltazar como la directriz; algo parecido sucede con Isabel
en Mejor Progreso.
En el proceso de participación de las cuatro organizaciones se observan algunas
variables relacionadas con la búsqueda de alternativas para incluirse e integrarse
en la comunidad política con la aspiración de construir un nuevo proyecto de
nación. De esta manera, las organizaciones económicas alcanzaron una nueva
fase de participación política, de concepción sobre sí mismas y del papel que
juegan tanto en las coyunturas nacionales como en la construcción de un proyecto
incluyente. Lo que tenemos en el contexto de la globalización son organizaciones
económicas vinculadas -no así afiliadas- con los partidos políticos a través de los
cuales buscan impulsar sus demandas y crear una nueva sociedad sobre la base
de la autonomía, la autogestión y la ciudadanización. Su desarrollo participativo
permite acceder a mecanismos de inclusión en el ámbito público. Ello lleva a que
los indígenas organizados nahuas y otomíes no sólo ejerzan su derecho a votar y
ser electos sino a otros procesos más complejos que se traducen en la
construcción de derechos políticos durante la última década.
La Comunidad Indígena de San Felipe tiene una larga trayectoria perredista.
Desde e l 88, cuando estaba e l Frente D em ocrático Nacional. Cuando se viene e l FDN, casi era p a ’ pe learse los partidos, o sea, los de l PRD contra los de l PRI. Como que se levantó algo, algo que no había visto que se pe leaban entre m ism os fam iliares. En una fam ilia se peleaban que ‘porque tú eres priísta y que son ra te ros ’; se fueron bajando los ánim os después de dos o tres elecciones. Prim ero fue e l de presidente de la República, se viene lo de diputados federa les y luego lo de los diputados locales conjuntam ente con presidencia municipal. An tes era de agarrarse a fregadazos entre perred istas y priístas. D espués como que las gente fue echándole cerebro y ahorita la gente ya baja a votar.189 La gente aqu í está entre e l PR I y e l PRD, m uchos de los nochebueneros de acá La M esa estam os con e l PRD, otros m ás com o e l Jefe de Tenencia está allegado a l priísm o de l m un ic ip io .190
189Prudencio Baltazar, líder otomí, floricultor, entrevista realizada en su domicilio particular enseptiembre de 2008.190 Líder otomí, floricultor, entrevista realizada en su invernadero instalado en La Mesa en enero de2009.
260
La candidatura de López Obrador abrió la posibilidad para integrarse a las
propuestas de gobierno y acceder al proyecto nacional. Si bien, en la comunidad
se reconoce la adhesión partidista de la mayoría de los comuneros, ella no estuvo
exenta de confrontaciones y enfrentamientos con otros grupos quienes vieron
amenazados sus intereses. Uno de estas acciones se llevó a cabo en el 2006,
cuando los indígenas organizados decidieron movilizarse a la cabecera municipal
para dar la bienvenida y su apoyo al candidato perredista. A partir de entonces, los
señalamientos y las intimidaciones se convirtieron en confrontaciones cotidianas
entre priístas y perredistas hasta las elecciones federales. Con los resultados de
los comicios, los ánimos políticos entre los indígenas organizados decayeron
considerablemente.
No fu im os a la c iudad de México, pero apoyam os a López Obrador, votam os p o r él, h ic im os propaganda .191 Decid im os no ir a la ciudad, era época de m ayor trabajo con la nochebuena, no se le puede de ja r ytodos estábam os preocupados p o r las heladas y no tener perdidas. 192
Todos le entram os con nuestros votos, aquí la gente estaba anim ada en votar p o r O brador y h icim os campaña. Ya cuando vim os que perd ió nos desanim am os y e l trabajo con la flo r se nos vino encima. Teníam os que sacar prim ero esto.
Su acción política se limitó a ejercer sus derechos como votantes; sin que esto sea
necesariamente un retroceso en sus prácticas ciudadanas, más bien es un
elemento que sobresale del actuar de los san felipeños.
El proselitismo perredista no es exclusivo de los otomíes, en Cuetzalan sucede
algo similar. Durante la campaña del 2006 para presidente de la República, la
Maseual, junto con otros actores sociales, emprendieron una cruzada en favor del
candidato Andrés Manuel López Obrador. Ello representó un enfrentamiento
directo con los no indígenas asentados en la cabecera municipal y con otros
grupos sociales, quienes vieron en ese actuar una insurrección abierta de las
mujeres indígenas. Si bien, el grupo de líderes maseual se había identificado con
191 Prudencio Baltazar, líder otomí, floricultor, entrevista realizada en su domicilio particular enmayo de 2009.192 Líder otomí, floricultor, entrevista realizada en su invernadero instalado en la manzana de LaMesa en enero de 2009.
261
dicho partido y la participación de Rufina Villa como regidora confirmaba su
adhesión, ello no había representado una alteración en la estructura política local.
Para las mujeres organizadas, al igual que para otros actores sociales, su apoyo al
PRD y López Obrador se desprendía de su trayectoria partidista dentro del
municipio. Su relación se empezó a delinear durante los años noventa, cuando el
partido surgió como una propuesta política y como un proyecto del ejercicio de la
democracia. En esta ocasión, la popularidad que había adquirido el candidato
sirvió para que una gran parte de las maseual se aglutinaran rápidamente, sobre
todo al ver en él su posibilidad de realizar política.
Hem os aprendido que política es todo aquello que nosotras podem os cam biar; o sea todo lo que nosotras hacem os, nos dam os cuenta de que en todo hacem os política y que hay que organ izarnos para hace r las cosas de la casa, o sea, en cada casa hay una política diferente. D esde ah í yo creo que es política, e l que querem os cam bia r las cosas para que pueda benefic ia r a la soc iedad .193 Para nosotras, hem os aprendido que la política es pa rtic ipa r en las decis iones de la com unidad para m ejorar en todo lo que nos involucra com o m ujeres com o indígenas. Solo as í se pueden cam bia r las cosas. 194La m ás es la política partidista, p o r los puestos políticos, los cargos públicos, comouna lucha p o r tra ta r de m anifestarnos cuando algo está mal. 195
De acuerdo, con las prácticas de la organización, su dinámica resolutiva enfocada
en la participación política representa la recuperación y/o construcción de la
capacidad de actuación e inserción en la toma de decisiones que genere las
condiciones mínimas de bienestar y de ciudadanía para ellas, el resto de la
población indígena y la sociedad en general. Ello implica asumir una posición y
desarrollar una acción frente a los escenarios de desigualdad social, donde las
relaciones de poder visibilizan las condiciones de género y etnicidad. Su apoyo a
la campaña perredista abrió la posibilidad de incorporar sus proyectos, al mismo
tiempo confrontar a los grupos locales quienes sojuzgan y pretenden mantener su
posición de subordinación. * 195
193194Rufina Villa, líder maseual entrevista realizada en el hotel Taselotzin en febrero de 2004.
Dominga Ramos, líder maseual, artesana, entrevista realizada en el local de artesanías en abril de 204.195Joaquina Diego, líder maseual, artesana, entrevista realizada en su domicilio particular en febrero de 2003.
262
La visita de López Obrador a la región no sólo movilizó a los simpatizantes
cuetzaltecas a la ciudad de Zacapoaxtla, sino que permitió reestructurar el Comité
Ejecutivo Municipal del PRD. Silvio Juárez Villa, hijo de Rufina, tomó la
presidencia y se incorporaron varios simpatizantes de forma activa a las
actividades y sesiones del partido.
Aunque, los resultados electorales no fueron los esperados en el municipio, ello
estableció prácticas de acuerdos y alianzas entre la Maseual y la Tosepan.
Después de las elecciones presidenciales y como apoyo a la movilización para
exigir un reconteo de la votación, la Maseual y el PRD municipal participaron
activamente en la Convención Nacional Democrática y en las Asambleas
Informáticas que se desarrollaron en la capital del país. Incluso la Tosepan se
incorporó a las acciones del partido y asistió junto con otros simpatizantes al
Distrito Federal para apoyar al candidato perredista. Dos mantas de tres metros
caracterizaron la presencia cooperativista: "Los indígenas de la Sierra Norte de
Puebla rechazamos las políticas de Fox. Voto por Voto, casilla por casilla”; "López
Obrador y Tosepan Titataniske, Juntos Venceremos”.
Cuando nosotros los invitam os nos dijeron que en rea lidad e llos ya estaban trabajando a l respecto, que habían tenido ya a lgunas reuniones, que estaban de acuerdo en apoyar a l seño r Obrador. Los señores de la Tosepan coincid ieron en que se debía apoyar a l señor Obrador, estuvimos, d igam os en e l m ism o canal. Igua l los señores de Takachiualis [Comisión de Derechos Indígenas], aunque no trabajan la cuestión política para nada, es m uy aparte, pero sí estaban convencidos de que e l señor O brador es e l mejor. 96
A l princip io cada uno ja lab a p o r su lado, pero vim os que deberíam os con jun tar nuestros esfuerzos en e l m unicip io y así acordam os traba ja r p o r lo m ism o.197
Si bien ambas organizaciones continuaron participando en los mítines, su atención
se centró en la próxima contienda electoral.
196 Rufina Villa, líder maseual, entrevista realizada en el local para elaboración de productos de medicina tradicional en enero de 2007.197 Líder maseual, artesana, entrevista realiuzada en el Hotel Taselotzin en agosto de 2007.
263
A través de este elemento comparativo entre las organizaciones nahuas y otomíes
se puede reflexionar sobre los supuestos liberales de la ciudadanía. Por un lado,
los otomíes, caracterizados por una lucha frontal, reconocidos en la región y en el
estado por prácticas de enfrentamiento y confrontación permanentes, parecen
desarrollar acciones fuera "de la buena ciudadanía”. No obstante, bajo estos
mismos principios su actuar en el desacuerdo sobre los resultados de los comicios
del 2006, mostró un interés que resolvería y mantendría las condiciones
económicas y sociales en favor del ejercicio de derechos civiles. Es decir,
actuaron bajo la idea de que los ciudadanos liberales deben justificar sus reclamos
políticos en términos que sus conciudadanos puedan entender y aceptar como
consistente su estatus de ciudadanos libres e iguales. Por su parte los indígenas
organizados de Cuetzalan, distinguidos por la capacidad de poner en juego
prácticas negociadoras, decidieron sumarse a las diversas campañas,
movilizaciones y manifestaciones como resultado de esta coyuntura.
Tradicionalmente, las organizaciones indígenas y campesinas piensan su actuar a
través de su referente identitario y tienen dificultades para construir alternativas
para enfrentar los cambios económicos, sociales y políticos. En su caso, las
organizaciones económicas de ambos casos de estudio luchan por restaurar la
organización social comunitaria trastocada por las políticas neoliberales y por
participar activamente en la vida pública, no así con lo que se relaciona a los
proyectos económicos. Tienden a pensar su acción social y política en términos de
un sujeto social "indígena” al mismo tiempo que se posicionan diferencialmente
respecto al resto de la población indígena y otros grupos sociales.
4.2.2 La configuración de derechos políticos desde la concertación y la condescendencia.
Durante la última década, la participación política de los indígenas organizados se
ha desarrollado entre la transición democrática y el posible acceso de los
perredistas a la presidencia de la República. Ello ha significado nuevos arreglos
entre las organizaciones económicas, los partidos políticos y otros grupos
sociales. En ambos casos, la presencia de nuevos y viejos actores políticos y las
264
coyunturas políticas han dado a los actores la oportunidad para disponer de
mecanismos de inserción al escenario local desde otra posición política.
En Cuetzalan, con el resultado inesperado de los comicios federales y la
preparación de las elecciones municipales, las prácticas se orientaron a afianzar al
partido de la Revolución Democrática en el contexto local. Es decir, “la búsqueda
de una nueva institucionalidad para la democracia que sea capaz de atender
conjuntamente los principios de reconocimiento, participación y redistribución
(Fraser), marca el momento actual de búsqueda de una articulación entre
innovación social e institucional” (Fleury, 2004: 74).
D espués de los resultados con lo de López Obrador, consideram os que era necesario darle im pulso a l partido para llega r a la presidencia m unicipal. Em pezam os a reunirnos para m arcar e l rum bo aquí en Cuetzalan.
En San Felipe, las acciones otomíes se dirigieron a recobrar el acceso a la
Jefatura de tenencia, continuar con el acceso a la Comisaria de Bienes
Comunales y afianzar la posición de los comuneros en las disputas agrarias.
N ecesitábam os que los com uneros de La M esa nos afianzáram os bien con e l cargo de Com isariado de B ienes Comunales. Aquí estuvim os im pulsando fuertes a unos paisanos, nochebueneros; es im portante tene r fuerza para llega r con las autoridades agrarias.
Durante esta etapa, el desarrollo de las prácticas de inclusión se centró en la
representación y en una práctica dirigida a concertar intereses políticos y
establecer reglas de mantenimiento para la convivencia colectiva con base en el
ejercicio de los derechos políticos. Este avance permite que la dinámica resolutiva
se oriente hacia la consolidación de las organizaciones económicas en el ámbito
político, no sólo como un mecanismo de fortalecimiento hacia el interior, como
sucedió durante su primera etapa de actuación, sino como el eje conductor de la
política local. Ello demanda, como se observa en los discursos, de una conciencia
reflexiva que se dirigiera a generar una transformación en su quehacer.
Esta cadena de actuaciones dio como resultado un complejo mecanismo de
participación política. En Cuetzalan, la Tosepan y la Maseual, desarrollaron un
265
instrumento eficaz de participación que ha ido más allá de las urnas. Su práctica,
como sujetos con la habilidad de trasformar deliberadamente su entorno
inmediato, dotó credibilidad y confianza a la población organizada y no organizada
para determinar el rumbo político municipal. En San Felipe, los líderes de las
organizaciones económicas quienes cuentan con una larga trayectoria política,
continúan siendo una "especie” de autoridad comunitaria. En ambos casos, las
organizaciones económicas no son sólo colectividades enfocadas al ámbito
mercantil, sino una fuerza política cuyas prácticas se caracterizan por generar
condiciones de igualdad e inclusión. Esta dinámica resolutiva es la que da
contenido a su movilización política.
La divergencia entre Cuetzalan y San Felipe se establece en, primera instancia, en
las formas de organización social, en la contraste entre las extensiones
territoriales y en la estructura política. Como señalé en el capítulo tres, esas son
las características generales del espacio donde se ejerce el poder político local.
Ello es justamente lo que nos permite entender la forma en cómo está constituida
la geometría política de ambos casos y cómo, de manera particular, se construyen
los derechos políticos a través de concertaciones y concesiones dadas desde las
instituciones y desde las propias organizaciones económicas.
Por ejemplo, en noviembre del 2007 se realizaron elecciones municipales en
Cuetzalan y en esta ocasión el PRD representaba un contrincante que había
tomado fuerza en toda la región, aunque el triunfo dependería del candidato que lo
representara. Entre junio y julio, los partidos políticos llevaron a cabo sus
elecciones internas. En el caso del PRI, la candidatura se disputó entre Joel Soto
-expresidente municipal y miembro de una familia de terratenientes comerciales- y
Manuel Morales Soto -candidato en la contienda anterior-; éste último fue quien
representó al partido. El PAN nombró a Arturo Báez Carmona, el PT al
excooperativista y expresidente municipal Agustín Ramiro Olivares y Nueva
Alianza al profesor Nahum Vaquero Olivares.
El PRD realizó una consulta a la población para determinar quién sería el
candidato. Meses anteriores, los miembros del comité municipal habían tenido
266
desacuerdos para determinar quiénes podrían contender para dicho cargo, entre
ellos estuvieron Rufina Villa, Silvio Juárez y David García. Finalmente, se
nombraron dos precandidatos: El primero fue Gregorio Méndez, excandidato del
PPS en la contienda de 1993 quien fue apoyado por algunas maseual, miembros
del CADEM y otras figuras que participan activamente en la reivindicación de
derechos indígenas. El segundo precandidato fue Abraham Moisés Bautista,
médico boliviano que acude a Cuetzalan cada de fin de semana a prestar servicio
médico y representa a varios simpatizantes de Xiloxochico y a algunos profesores
de la cabecera.
De acuerdo con la consulta, Abraham obtuvo 176 votos y le ganó a Gregorio sólo
por seis. Sin embargo, el presidente del comité municipal entregó un documento
de impugnación al consejo electoral porque encontraron varias anomalías en la
elección. Días después, Abraham declinó a favor de David García; sin embargo, el
otro precandidato que estaba registrado era Gregorio y el único que podía ocupar
la candidatura con base en los estatutos. Las versiones de por qué renunció son
diversas: para detener una campaña de desprestigio en su contra por la
adquisición de bienes en el municipio; porque el PRD nacional rechazó su
candidatura; por la inminente coalición entre PRD y Convergencia para apoyar a
Joel Soto como aspirante del partido.
El proceso de elección del candidato fue difícil y sin duda éste entorpeció el
avance del partido en el municipio. Un día anterior a la consulta, el PRD estatal
firmó un convenio de coalición con Convergencia y registró a Joel Soto como
candidato. El comité municipal perredista aún no resolvía el problema respecto a
sus precandidatos, cuando tuvo que apelar para que fuera tomado en cuenta el
proceso interno y rechazar la imposición de Convergencia. Su registro fue un
golpe para el partido, sobre todo si consideramos que Joel es miembro de una de
las familias de terratenientes comerciantes contra las que han estado luchando los
indígenas organizados, fue el contrincante priísta en las elecciones donde
participó Rufina y representa una figura antagónica respecto al PRD. La dirigencia
perredista del municipio emitió un comunicado deslindándose de esa candidatura.
267
Para muchos cuetzaltecas la necedad de Joe l Soto tiene en ja que a l gobierno,
tiene en ja q u e a l pueblo , tiene en ja q u e a los partidos, tiene en ja q u e a todo
mundo, porque insistió en ser candidato. Al principio lo hizo a través del PRI,
después en el PAN y finalmente en el PRD a través de coalición con
Convergencia. Incluso se acercó a Gregorio para convencerlo de que apoyara su
candidatura.
Antes de la presencia de Joel, el PRD parecía ser el triunfador inminente durante
esa contienda, aunque dependía del candidato que postulara, era claro que la
mayoría de la población votaría por él. Además, de acuerdo con la participación de
la Tosepan y la Maseual durante los últimos meses, seguramente su tendencia
electoral se inclinaría hacia ese partido. Finalmente en las elecciones municipales
realizadas en noviembre de 2007 contendieron cinco planillas: PAN, Coalición
Unidos para Ganar (PRI/ PVEM), Coalición (PRD/ Convergencia), PT y PNA.198
Nuevamente el PRI, a través de la Coalición Unidos para Ganar accedió a la
presidencia municipal después de que el PAN ocupó el cargo el trienio anterior. A
pesar de que Acción Nacional se colocó en las votaciones detrás del PRI, su
trabajo a cargo del ayuntamiento durante el período que terminaba dejó en
descontento a la población, así que la falta de credibilidad hacia su desempeño,
aunado a los conflictos perredistas permitió que el PRI retomara su hegemonía
política.
Siguiendo a Foweraker (1997) la presencia permanente de indígenas organizados
en elecciones y en la competencia por los cargos locales durante dos décadas
responde a tres factores. El primero, existe un impacto de la cultura del
clientelismo y caciquismo en la movilización popular. Segundo, la pérdida del
soporte electoral para el apoyo del gobernante como la falla de su aparato
electoral. Tercero, la inserción de los movimientos populares en la arena electoral
y la efectiva alianza entre los movimientos y los partidos políticos. Sobre todo una
consolidación económico-política y un desarrollo de derechos civiles y políticos de
las organizaciones económicas.
198 Véase cuadro 3.
268
En ambos casos -Cuetzalan y San Felipe- su opción puede orientarse, como
propone Fleury
"por una democracia concertada en torno a los consensos estratégicos, donde las políticas sean negociadas con los diferentes actores sociales envueltos en el proceso y cuyos intereses sean afectados, es la recomendada en situaciones de enorme complejidad, involucrando fuertes expectativas e intereses altamente contradictorios, en especial en sociedades con un elevado grado de fragmentación social y económica” (2004:74).
Este proceso lo ilustraré con dos situaciones para observar por una lado, los
mecanismos de pertenencia que se dan al interior de las comunidades. Una
especie de membresía local a través de la cual, los indígenas organizados
pretenden avanzar en el ejercicio de los derechos étnicos-políticos traducidos en
agrarios. Por otro lado, las estrategias de concertación a las cuales aluden las
organizaciones económicas y que hoy representan la fuerza, presencia e impacto
entre los indígenas no organizados y los no indígenas.
En el 2007, se llevó a cabo un registro de comuneros en San Felipe, con el
propósito de resolver dos problemáticas fundamentales. Uno, dotar de miembros a
la comunidad y resolver a través de ello la "legitimidad” de las demandas agrarias.
Segundo, el reconocimiento legal de las autoridades locales.
Antes, hace nueve años me dijo e l Com isariado que estaba, me invitó a M orelia y dijo ‘sabe qué, hay com unidad pero no hay población, hay com unidad sin com uneros. ’ Porque cuando se conform ó la com unidad había com o 80 com uneros y se fueron muriendo. D espués ya no había com uneros [_ ] D espués vam os a l Registro Agrario Naciona l y dice ‘sabes qué hay com unidad pero no hay com uneros y eso es un prob lem a ’. Así, p o r dec ir ganaba un com isariado y decían ‘no porque este es e jida ta rio ’ y siem pre venían las inconform idades y venía laReform a Agraria y lo echaba p a ’ bajo. 199
La cédula agraria fue levantada por 14 comuneros asignados en Asamblea, la cual
reconoce a todos los mayores de 18 años, nacidos en la Comunidad, como
comuneros. Categoría que, si bien reconocía una posesión titular de la tierra y
199Prudencio Baltazar, líder otomí, floricultor, entrevista realizada en su domicilio particular en noviembre de 2010.
269
ciertos derechos y bienes colectivos, se convirtió en una forma de adscripción. La
comunalidad dotó a 1776 hombres y mujeres con derechos de membresía y de
pertenencia a la Comunidad Indígena, quienes se registraron a través de
documentos implementados desde el Estado.
Entre los com uneros se hizo e l censo p id iendo e l acta de nacim iento, su credencia l de e lecto r y su com probante de dom icilio [ ^ ] . A s í fue com o detectam os quien es com unero y quien no [ ^ ] Se m etió fam ilias completas, aqu í e l que tiene 18 años para arriba se le consideró com o comunero, tenga tierra o no. Pero cóm o va a se r com unero alguien que tiene un lo tecito no m as donde vive. A q u í no se puso reglas, se hubieran puesto reglas. Q uien tenga p o r lo m enos una hectárea de terreno que sea comunero, pero aqu í se m etió pare jo .200
De acuerdo con Walzer (1993), la membresía o la pertenencia a una comunidad
humana, es el primer bien que nos repartimos, y ella es fundamental para la
posibilidad de participación en las restantes esferas distributivas. La determinación
de un criterio de reconocimiento y asignación de la misma depende
fundamentalmente de una decisión política interna, basada en una consideración
del significado socialmente atribuido a esta pertenencia. Es así que la membresía
define los contornos de la comunidad política y con base a ella se distribuyen los
bienes sociales; no obstante, existen dos esferas en particular que están
directamente relacionadas con dicha determinación: la seguridad- bienestar y el
poder político.
Respecto a este último, tenemos varias situaciones. Uno, a partir de este
reconocimiento no sólo los indígenas organizados sino todos los miembros de la
colectividad son participes de la toma de decisiones, con voz y voto en las
Asambleas. Segundo, abrió la posibilidad a las mujeres de hacer efectivos los
derechos de participación y de representación, aunque no todas los ejercen.
Tercero, tanto en las candidaturas como en las elecciones sólo participan quienes
están adscritos a dicha categoría.
Ahorita ya tenem os dos com isariados, que fue Mario Vázquez y ahora su serv ido r que se elig ieron con lista de com uneros [ ^ ] Ahora ya no
200 Líder otomí, floricultor, entrevista realizada en su domicilio particular en agosto de 2009.
270
pueden dec ir este es e jidatario porque entre los m ism os com uneros seO í)'I
hizo e l reg istro .201 202
Si bien, el registro parece un mecanismo efectivo de inclusión, siempre hay
proceso de exclusión implícito. Para el actual comisariado, realizar un censo que
represente a la totalidad de los miembros de la comunidad y la efectividad de los
derechos agrarios es un reto.
Acabo de hace r la prim era asam blea com o Comisariado, vem os la dem anda de la gente que no está en e l censo y que sí es de aquí y está aquí. Ahorita vam os a am p lia r e l censo, vam os a hace r otro enlistado con los que faltaron, ya después p e d ir que se depure ese censo. Lo voy a hace r antes de que salga yo, lo voy a ped ir porque no es posib le tene r tantos com uneros, m ucha gente que no está aquí, está en Estados Unidos [_ ] A veces es un problem a gobernar una com unidad contantos comuneros. 202
Entiendo que este tipo de ciudadanía local-comunal se vuelve mediática del
contenido integrador de una comunidad de pertenencia. Una especie de
democracia con una dimensión igualitaria de inclusión. Este parece ser un logro
político de los otomíes que entre los nahuas no se ha establecido. Aún los
procesos organizativos afianzados en la identidad no han construido ninguna
categoría de adscripción local que generalice su condición de ciudadanía
cuetzalteca.
Por su parte, durante el 2010 se llevó a cabo una de las campañas y elecciones
para presidente municipal más disputadas y controvertidas de los últimos tiempos
en Cuetzalan. Después de que los partidos políticos realizaron alianzas, eligieron
a sus candidatos y se iniciaron las campañas, las diversas organizaciones
económicas y sociales del municipio marcaron su tendencia electoral y
emprendieron diferentes actividades de adhesión política.
A principios de junio, el Movimiento Ciudadano Cuetzalteca (MCC), bajo la
coyuntura electoral, dio a conocer las acciones de participación ciudadana que
201 Prudencio Baltazar, líder otomí, floricultor, entrevista realizada en su domicilio particular ennoviembre de 2010.202 Prudencio Baltazar, líder otomí, floricultor, entrevista realizada en su domicilio particular en noviembre de 2010.
271
emprenderían: La realización de una cruzada en favor de una "cultura de la
denuncia” ante el condicionamiento de votos, la creación de mecanismos de
participación - los cabildos abiertos-, la solicitud de la declaración patrimonial por
parte del presidente electo, el desarrollo de un debate público de los candidatos y
la revitalización de las formas de participación comunitaria. El MCC surgió en el
2007 cuando varias organizaciones civiles -CADEM, Tosepan, Maseaul,
Asociación Masculina de Atención y Capacitación AC y seis organizaciones más-,
se manifestaron en contra del proceder del entonces presidente municipal
Norberto Aparicio Bonilla, a quien acusaron de enriquecerse ilícitamente e
incumplir con las demandas ciudadanas. En la mesa redonda denominada
"Derechos, Ciudadano y Elecciones” que trasmitió la radio regional La Voz de la
Sierra Norte, el movimiento se manifestó por construir una nueva cultura política
local para rescatar los valores comunitarios de servicio, de colectividad y de apoyo
mutuo.
A mediados del mismo mes, la Tosepan convocó a la sociedad civil y algunas
organizaciones como la Maseual, Ticoteno y el Consejo Comunitario de Abasto del
Almacén Diconsa, a adherirse a la movilización que encabezaría Anastasio
Gutiérrez para solicitar la Declaratoria de reconocimiento del municipio como
pueblo indígena, y así regirse por medio de usos y costumbre. Anastasio, indígena
náhuatl, originario de la localidad de San Miguel Tzinacapan, empleado en el
Almacén Diconsa, era el aspirante a la presidencia municipal por Coalición Puebla
Avanza, alianza hecha entre el Partido Revolucionario Institución (PRI) y el Partido
Verde Ecologista de México (PVEM). Con ello, la organización mostró
abiertamente su inclinación política, aunque según su asesor, "no es por el
candidato del PRI, ni del Verde Ecologista, sino una lucha porque Cuetzalan sea
municipio del pueblo y por los orígenes y trayectoria de Anastasio y porque mucha
gente de las comunidades se identifica con el.”203
Al acto asistieron varias organizaciones, mujeres y hombres indígenas
organizados y no. Ahí comprometieron al candidato de la Coalición PRI/PVEM a
203 www.lajom adadeoriente.com .m x/2010/06/16/puebla/cue113.php
272
asumir las exigencias de las comunidades indígenas como una prioridad en su
plan de trabajo si éste llegaba a la presidencia. Anastasio acordó escuchar a la
población y a convertirse en un auténtico representante. Por su parte:
"El Movimiento Ciudadano Cuetzalteco estamos convocando a los candidatos a presidentes municipales de los diferentes partidos políticos a la presentación pública de sus propuestas de trabajo y para conocer nuestras propuestas en un clima de paz y de respeto y para la construcción de una ciudadanía consciente de sus derechos y obligaciones. Este evento se realizará el día 20 de junio en punto de la una de la tarde a un costado del kiosco municipal de Cuetzalan. Invitamos a toda la ciudadanía del municipio para que estén presentes por su propia voluntad para escuchar y hacer escuchar su voz.”
A la convocatoria asistió el candidato de la Coalición Compromiso por Puebla,
integrada por los partidos Acción Nacional, Revolución Democrática, Nueva
Alianza y Convergencia; y el abanderado del Partido del Trabajo, David García
Ortiz.204
Al mismo tiempo, cerca de cuatro mil indígenas de ocho organizaciones, entre
ellas la Tosepan y la Maseual, marcharon por las calles de la ciudad y realizaron
un acto público en la plaza principal para manifestar su apoyo al candidato de la
alianza PRI/PVEM. Durante un par de horas, varios líderes de las organizaciones
tomaron la palabra en náhuatl.
"A Gutiérrez Contreras le pidieron la declaratoria de Cuetzalan como pueblo indígena y le advirtieron: ‘Tacho (...), si hoy nos movilizamos gustosos para venir a este lugar igualmente nos va a dar mucho gusto volver a concentrarnos todas las veces que nos invites a tomar decisiones y para que nos rindas cuentas claras (...) pero también te decimos que nos va a dar mucho coraje si no nos cumples, si nos llegas a defraudar, esto no te lo vamos a permitir, porque si lo haces ten la seguridad de que volveremos a movilizarnos para reclamarte con todo el coraje que tengamos.’ El abanderado priista se comprometió ante los presentes y ante el representante del Consejo de Ancianos, Blas Méndez, a cumplir con las demandas de sus hermanos indígenas”.205
204 David García fue por quien claudicó uno de los precandidatos perredistas en las elecciones anteriores. Su participación ahora con el PT está relacionado con la imagen de Andrés Manuel López Obrador y su adhesión a este partido.205 www.lajom adadeoriente.com .m x/2010/06/21
273
No obstante, estas acciones no estuvieron exentas de conflictos, disputas y
desacuerdos entre diferentes actores sociales, aún cuando los indígenas
organizados hicieron un frente común. Primero, el hecho de que diversas
organizaciones, sobre todo las de mayor presencia y poder económico,
intervinieran como un bloque para apoyar al candidato del PRI causó
controversias. Si bien la Tosepan y la Maseual se reconocen como importantes
actores sociales de los cambios ciudadanos dados en la región, cada uno ha
trazado su propia trayectoria, en su mayoría antagónica una de otra.
La incorporación de Rufina Villa, líder maseual reconocida por su trabajo en la
defensa de los derechos humanos y género, a la movilización en apoyo al
candidato priísta- ecologista fue causa de severos cuestionamientos por parte de
varios actores sociales. Hasta antes de las últimas elecciones Rufina había
mostrado una postura clara en contra del cacicazgo coyomej,2206 económico y
político representado por las familias priistas -p.e.. los Soto. La dirigente se había
caracterizado por su afiliación al PRD, pero con la fragmentación de éste, la salida
del excandidato López Obrador del partido, el mal sabor de boca que dejó el
trienio panista en el municipio, Rufina optó por favorecer a un candidato indígena,
no así al PRI. Con esa misma claridad tuvo que sostener su postura y enfrentar las
severas críticas que se le hicieron por su apoyo. La adhesión de Rufina no devino
de una conducta espontánea, requirió conocer, evaluar y tomar una decisión
respecto a su elección. Ello implicó necesariamente que su accionar fuese
resultado de una reflexividad dirigida a cambiar el contexto próximo, en este caso
desde las elecciones municipales.
En el caso de la Tosepan, su tendencia política no sorprendió. La organización se
ha caracterizado por realizar prácticas de negociación y acuerdos con los
diferentes actores políticos. Como mencioné anteriormente, la organización
aprendió a conducirse entre ser un adversario para el poder político y económico,
y afable para la obtención de recursos públicos. Contrario a lo que podría
206 Palabra en náhuatl que se utiliza para hacer referencia a los mestizos.
274
pensarse eso le ha permitido avanzar en diferentes aspectos, incluyendo en la
construcción de derechos ciudadanos.
El 4 de julio se llevaron a cabo los comicios en los que resultó triunfador Arturo
Baez Carmona -regidor suplente en el ayuntamiento del trienio anterior- aspirante
de la Coalición Compromiso por Puebla (PAN, PRD, PANAL y Convergencia) con
8 178 votos. La alianza Puebla Avanza (PRI/PVEM) obtuvo 7 232 votos y el PT
406 votos. ¿Cómo fue posible que el candidato apoyado por ocho organizaciones
indígenas del municipio no obtuviese el triunfo? Como en toda elección, la
respuesta es el voto condicionado a programas federales. De acuerdo con una
nota de un periódico de circulación nacional:
"Se le quiere dar un uso electorero a los programas, y desgraciadamente se aprovechan de la ignorancia de la gente. Aquí hay muy poca información, la gente no está acostumbrada a informarse, pero no porque no quiera, aquí no hay radio ni periódico, y eso es algo que hemos ido apoyando poco a poco, en que la gente se informe, pero los promotores del PAN reparten el Piso Firme y le dicen a la gente que eso lo manda Felipe Calderón, les piden que voten por la coalición (Compromiso por Puebla), ese es el uso que se le está dando al programa’. ‘En Cuetzalan hay enojo entre los campesinos porque los promotores del PAN, que ahora también son promotores de la Sedesol, visitan sus casas en la mañana, a horas en que aquellos están trabajando en el campo y cuando sólo están en las viviendas mujeres y ancianos, a quienes les dicen que los recursos que reciben del gobierno federal los manda Felipe Calderón, por lo que deben votar por los candidatos de la coalición Compromiso por Puebla.”207
Sin embargo, el condicionamiento de Piso Firme y otros programas federales no
fue el único motivo para que Anastasio no ganara la elección presidencial. Si bien
las organizaciones económicas y sociales suelen actuar como sistemas
corporativos, también existen facciones que pueden determinar la dirección
política. En el caso de la Maseual, el grupo de artesanas de la localidad de
Cuauhtamazaco es un ejemplo de ello. La organización, al igual que Rufina,
estaba caracterizada por su simpatía perredista. Muchas de ellas, como otros
indígenas organizados y no organizados, decidieron votar por la alianza que
207 www.lajom adadeoriente.com .m x/2010/06/28/puebla/pol103.php
275
representaba dicho partido. Pero en caso de este grupo, las relaciones que
establecieron con ambos candidatos previas a las elecciones determinaron su
postura.
En una sesión de trabajo, el grupo de artesanas acordó solicitar al candidato
priísta-ecologista su apoyo para solventar algunas necesidades del local que
tienen a la entrada de la localidad. Organizaron acciones y una comisión se
encargó de visitar al aspirante en las bodegas donde labora. En una entrevista,
Anastasio convino en apoyarlas en cuanto tuviese recurso para hacerlo, sin
embargo eso nunca sucedió.
Fuimos a buscar a las bodegas varias veces para que nos apoyara. Nos traía vuelta y vuelta y nosotras ya estábamos invirtiendo más en ir que en lo que necesitábamos.208
Una mañana llegó a la localidad el candidato que encabezaba el PAN. Buscaba al
grupo de artesanas para plantearles su plataforma política y solicitar su apoyo en
su candidatura; ellas aprovecharon para hacerle saber de sus necesidades.
En poco tiempo, no sé cómo le hizo, pero ya nos había resuelto y decidimos apoyarlo. Mucha gente nos decía que a quien deberíamos de apoyar era al otro porque es indígena, pero vimos que no importa si es indígena sino no nos apoya. Vimos que como candidato no nos apoyó, menos cuando fuera presidente. Así, otros grupos vieron con buenos ojos que este podía ser el bueno y votaron por el PAN. 209
Durante, las últimas tres décadas, desde el surgimiento de la UPSS pasando por
la conformación y consolidación de las dos organizaciones económicas más
importantes del municipio y la región, hasta las elecciones para presidente
municipal de Cuetzalan en el 2010, los indígenas organizadas han avanzado en la
construcción de derechos políticos no sólo como sufragistas, candidatos, o como
grupos corporativos, sino como organizaciones que generan acciones para incidir
en el mejoramiento de su vida cotidiana y con ello en la trasformaciones de las
estructuras de poder local y en los mecanismo de acceso, representación e
208 Dominga Ramos, líder maseual, artesana, entrevista realizada en el local de artesanías en julio de 2010.209 Dominga Ramos, líder maseual, artesana, entrevista realizada en el local de artesanías en julio de 2010.
276
inclusión. Así, las organizaciones económicas cuetzaltecas hoy se nos presentan
como autoridades morales, cuyos partidos deben recibir su anuencia si quieren
figurar en la lucha política. No son ellas las que ahora buscan o proponen
candidatos, son los propios partidos que buscan el consentimiento de los
indígenas organizados. Sin duda, este es uno de los mayores avances de las
organizaciones económicas; un desarrollo que ha estado marcado por muchas
disensiones.
Para finalizar, señalaré que en la actualidad existe una fuerte propensión a
demandar de la sociedad civil, en este caso a las organizaciones económicas, los
atributos estatales y de la esfera pública, sin embargo, es imprescindible darle a
cada ámbito su peso justo. En todo caso, se requiere pensar en nuevas formas de
pensamiento y acción que lleven a la construcción de nociones novedosas de
derecho, universalizando demandas específicas y fortaleciendo las acciones
colectivas como lo proponen las organizaciones económicas.
En el siguiente capítulo veremos cómo los indígenas organizados también están
ampliando los derechos sociales en beneficio de los grupos que las integran y que
socialmente han estado discriminados.
277
CAPITULO VEl ejercicio de los derechos sociales como exigibilidad del bienestar
comunal. Controversias entre los derechos individuales y los derechoscolectivos
Como he señalado en otro apartado de la tesis, los derechos sociales han estado
presentes en las luchas históricas de nuestro país y reconocidos jurídicamente por
el Estado como una prioridad durante todo el siglo XX. Se consideró que la
obligatoriedad, laicismo y gratuidad de la educación como un derecho social
garantizaría el éxito del proyecto nacional puesto en marcha después de la
Revolución. Las acciones para desvanecer las diferencias socio-culturales se
convirtieron en el soporte de la ciudadanía mexicana nacionalista -hacer
"mexicanos” a los indígenas. En términos formales, el Estado determinó los
atributos de membresía e intentó dotar a sus miembros de características
homogéneas para que se reconocieran como parte de la comunidad política,
aunque ello no aseguró el acceso igualitario para todos sus integrantes, y mucho
menos disminuyó las desigualdades sociales. Así, los movimientos de mujeres e
indígenas que surgieron en el último cuarto del siglo XX, como señala Bernal:
"se han movilizado para exigir el reconocimiento de sus identidades, intereses y problemas colectivos. [_ ] Han luchado por alcanzar reconocimiento, aceptación y protección de sus diferencias. Una forma de hacerlo ha sido la reivindicación de derechos especiales, entre ellos, de varios derechos denominados ‘colectivos” (2000: 35).
Durante mi estancia de campo en ambos lugares de estudio observé que las
acciones de los indígenas organizados referían a su condición de subordinación
económica, política y social, ya fuese étnica o de género. Esa referencia me
permitió, por un lado, cuestionar y profundizar sobre los significados del Estado y
las prácticas ciudadanas. Por otro lado, entender que la ciudadanía es un asunto
de grupalidades particulares y plantear que la construcción de la ciudadanía
colectiva se deriva de las luchas de diversos grupos por el reconocimiento a su
diferencia que no sólo responden a lo étnico sino a diferentes construcciones
sociales. -p.e. el género.
278
Por ello decidí visibilizar otros procesos de reconocimiento y lucha ciudadana
como parte de la diferencia cultural y que se ha calificado como "ciudadanía
étnica”, "auténtica”, "intercultural”, "multicultural”, "diferenciada”, etc. Para hablar
de derechos individuales me refiere entonces a la forma a través de la cual se
constituye la ciudadanía colectiva. En este sentido, las organizaciones sociales,
por un lado, son mecanismos colectivos de reconocimiento social que expresan
identidades modernas con contenidos culturales, sociales y simbólicos en
constante reconfiguración. Por otro, son intermediarios políticos que dan voz a las
necesidades y demandas de la población desfavorecida en el espacio público.
Entendemos que, el Estado liberal le atribuye a la ciudadanía rasgos
individualistas y universalistas. En el proyecto neoliberal esa percepción se retoma
con mayor fuerza, al mismo tiempo que las luchas de grupos socialmente
discriminados manifiestan la emergencia de una ciudadanía colectiva y el
reconocimiento de derechos de género, étnicos, de preferencia sexual, entre otros.
Reivindicaciones que los antropólogos han colocado en la mesa de discusión al
encontrar en los derechos colectivos las condiciones necesarias para acceder a
los individuales (Walzer, 1993; Villoro, 1998; Taylor y Gutmann, 2003).
Existe una amplia literatura para tratar el tema de los derechos individuales en su
primera y segunda generación y la concepción de los derechos colectivos. Para
entender dicha relación recurro a la propuesta de la ciudadanía étnica. Kymlicka
(1996) y Villoro (1998) señalan que la correspondencia entre los derechos
individuales y colectivos es indisoluble. Los últimos sólo pueden considerarse
entre los derechos humanos fundamentales. En la medida en que "pueblo” sea
una condición necesaria para la autonomía de las personas; entonces sólo puede
referirse a la comunidad cultural en cuyo marco se da cualquier elección
autónoma; en esa medida, el derecho colectivo no contradice los individuales sino,
por el contrario los refuerza. Para López esto es importante
"porque los indígenas no estamos reclamando más derechos como individuos o condiciones para ejercerlos que no tengan los individuos indígenas. [...] Aquí de lo que se trata es de algo completamente
279
distinto: derechos colectivos, que son a la vez marco para el ejercicio de los derechos individuales de diferente manera” (1997: 227).
Por su parte, Harvey (1998a) señala que la construcción de derechos requiere que
los individuos o las comunidades conformen alianzas con fuerzas políticas y con
nuevos actores políticos.
A partir de lo anterior, planteo que la manifestación ciudadana del individuo se ve
minimizada frente al poder de un grupo social o del Estado, por lo cual se requiere
de prácticas ciudadanas colectivizadas para contrarrestar dicho poder. Sobre todo
si consideramos que las situaciones de alejamiento entre ciudadanía, nacionalidad
y etnicidad son más claras en donde el Estado-nación dominante ha discriminado
a los grupos étnicos en el contexto de las oportunidades económicas, derechos
civiles y privilegios políticos (Oommen, 1997). De acuerdo con Jelin (1996), eso
significaría analizar los procesos a través de los cuales la ciudadanía se ha
construido como un concepto culturalmente significativo. La fuerza de la
comunidad y la solidaridad social son precisamente lo que permite a las personas
verse mutuamente como miembros de una colectividad oprimida. Las personas se
identifican entre sí como miembros de grupos discriminados y expresan sus
exigencias no sólo desde la perspectiva de los derechos individuales, sino como
derechos colectivos. Es decir, "la igualdad de derechos de las colectividades [_ ]
resulta entonces condición necesaria para el ejercicio de libertades y derechos
individuales” (Stavenhagen, 1992: 92).
Lo que he mostrado hasta ahora es cómo una colectividad construye prácticas
ciudadanas que están cimientadas en los derechos individuales reconocidos
formalmente -civiles, políticos y sociales. Sin embargo, las prácticas de las
organizaciones económicas no están exentas de ampliar el ejercicio ciudadano en
términos de derechos colectivos, sobre todo cuando los indígenas organizados, a
partir de su condición étnica, han emprendido acciones para cambiar relaciones
desiguales de poder. Es decir, es en las grupalidades que se crean las
posibilidades de dirimir y alterar las estructuras de poder y acceder a ciertos
derechos, ya sean individuales o colectivos.
280
En el análisis de la práctica y en la práctica misma resulta difícil deslindar un
derecho de otro. Por ejemplo, las mujeres indígenas apelan a su posición de
género para acceder, ejercer y ampliar su condición ciudadana. No sólo
direccionan sus prácticas a los derechos individuales, sino a maniobras que
rompen con las estructuras asimétricas de poder entre los géneros, por ejemplo
acceder a la educación formal, tomar decisiones en las asambleas, asumir los
cargos de mayordomía. Para Reygadas:
"Lo notable son las pequeñas acciones e iniciativas que millones de mujeres latinoamericanas han emprendido durante los últimos lustros. Mediante actos tan simples como asistir a la escuela, alargar su periodo de educación, retrasar la edad de matrimonio, utilizar métodos anticonceptivos, reducir el número de hijos y espaciar sus nacimientos, conseguir y sostener trabajos remunerados, dejar oír su voz y tomar más iniciativas en el hogar y en muchos otros espacio” (2004:100).
En ese sentido, el problema debe plantearse en términos de la particularidad
dentro del contexto de la globalización financiera, es decir, en qué medida la
singularidad limita los derechos de los individuos y en qué medida permite avanzar
en consideración al mercado económico.
El tránsito hacia a la democracia no puede perder de vista las formas en que se
resuelve la discriminación y desigualdad étnica y de género, en tanto que los
pueblos indios requieren hacer efectivo el ejercicio de su ciudadanía. Las mujeres
indígenas en diversas partes del país han desarrollado un proceso de construcción
de derechos colectivos enfocados principalmente en categorías de género y etnia
que cuestionan las formas comunitarias que en ocasiones legitiman las
desigualdades. En ese sentido, su lucha es una apuesta por resignificar su
diferencia. El reconocimiento de los derechos colectivos -de género y de etnicidad-
implica una vinculación con las formas de organización social que incida en
niveles locales y nacionales (Palomo, 1997; Tarrés, 1999; Hernández, 2004;
Sierra, 2004a).
A continuación mostraré en este capítulo cómo las mujeres indígenas, como
colectividad, establecen estrategias de cambio para reconocer su condición de
ciudadana, ejercer los derechos sociales y modificar las estructuras de poder. A
281
través de los aprendizajes adquiridos en su participación organizativa, las
indígenas organizadas construyen prácticas cotidianas dirigidas a dichas acciones.
En este caso, sus dinámicas resolutivas se derivan de su condición de género y de
etnicidad para desarrollarse en espacios de negociación y confrontación frente a
los varones indígenas y no indígenas. Al mismo tiempo, presento cómo las
organizaciones económicas, en tanto su condición étnica, intervienen en el
desarrollo de acciones que están dirigidas a promover sus derechos colectivos
que "deberán ser reconocidos como derechos humanos en la medida en que su
reconocimiento y ejercicio promueve a su vez los derechos individuales de sus
miembros” (Stavenhagen, 1992: 92).
5.1. El escenario local para la construcción de derechos de género.
La construcción de derechos de género responde a procesos históricos
específicos que hicieron del ámbito privado el espacio privilegiado para las
mujeres. No obstante, la lucha feminista que se ha desarrollado en nuestro país ha
permitido resolver algunas problemáticas de desigualdades, aunque sus alcances
no han trascendido de la misma forma entre todas las mujeres. Las condiciones
sociales que surgen como consecuencia de la diferencia de género, etnia y clase
colocan las demandas de las mujeres indígenas en una discusión particular. Es
decir, las demandas femeninas no son necesariamente elementos de resolución
para todas las mujeres, es por ello Tuñón señala que "en otras circunstancias la
existencia de diversas posturas, derivadas de las múltiples posiciones de sujeto
que portan las mujeres, cancelaría le legitimidad de que alguna de ellas se
abrogue la representación de todas” (1999: 15). Por su parte, Muñiz argumenta
que "las demandas étnicas deben pasar el tamiz del género y dar respuestas
concretas a las demandas específicas de las mujeres indígenas, en su relación
con el hombre, con las otras mujeres y con el poder representado por las
instituciones, desde la familia hasta el Estado” (1997: 263). Al considerar el género
como matriz de análisis en el movimiento étnico es posible entender que los
pueblos indios son culturas vivas y dinámicas cuya organización social está
determinada por representaciones sociales de género. Ello posibilita visibilizar los
282
modos de comportamiento genéricos dentro de las comunidades que dota a las
indígenas de su especificidad y diferenciación. Entender estas diferencias requiere
conocer la organización social donde se construye el marco de interacción entre
los géneros.
En ambos casos de estudio, la organización social ha marcado las desigualdades
de acceso a diversos derechos en el contexto inmediato. Un estudio realizado por
Arizpe (1973) en la localidad de Zacatipan, Cuetzalan, reveló que el
comportamiento de los hombres y las mujeres indígenas estaba supeditado a la
organización social. La norma es el matrimonio virilocal, sin embargo, si el grupo
doméstico carece de tierras o tiene una parcela muy reducida, los jóvenes optaran
por el matrimonio uxorilocal, buscando integrarse a una familia donde no haya
hijos varones para regular la economía local. La sucesión es patrilineal, aunque
con la posibilidad de adherirse al grupo de descendencia materna. Ello establece
una filiación utrolateral, es decir, la alianza se realiza al grupo de residencia
patrilateral o matrilateral según sea su conveniencia.
Casi todos los jefes de familia son dueños de alguna propiedad. Las normas de
herencia son determinantes para la distribución de la tierra que se reparten de
forma diferencial entre hijos e hijas, estas últimas reciben una parte menor. Se
espera que las mujeres se casen entre los 14 y 25 años y los hombres entre los 15
y 30 años. La residencia es viripatrilocal y durante un promedio de 8 a 10 años el
matrimonio vive en casa del padre del esposo, aunque en circunstancias
especiales viven con el padre de la esposa. Durante este tiempo, las mujeres
casadas reciben la ayuda de una mujer mayor -suegra o madre- en los cuidados
durante el embarazo, el parto y las tareas posnatales. Además, es la suegra quien
les enseña las labores del hogar.
Enseña a hace r la comida, e l nixtamal, a todo. A veces no saben ni hacer e l café, o las tortillas. Tam bién enseña a te je r en e l te la r de cintura o a borda r o a ir a l campo, p o r e jem plo ahorita, las m ujeres tienen que ir a l cam po a trabajar. Es tiem po de que se esté doblando la m ilpa para que dentro de 20 días, un mes, se vaya a corta r la mazorca, y de eso no saben nada. La suegra enseña cosas que uno no sabe. Se
283
casan m uy chicas y no saben hace r nada, así que la suegra se encarga de enseñarles. 210
Los varones casados se incorporan a la vida pública a través del servicio civil en la
comunidad y de las relaciones mercantiles que establecen con los mestizos y
otros indígenas, además son quienes acceden a los cargos religiosos y políticos.
Las mujeres adquieren su reconocimiento y adscripción comunitaria a través de la
jefatura familiar. Permanecen en el hogar a cargo de las actividades domésticas,
la crianza de los hijos, la reproducción de hortalizas y animales de traspatio. La
actividad agrícola se desarrolla con relación a la organización social donde los
lazos de solidaridad y la interdependencia de los grupos residenciales permiten la
circulación de bienes de capital escasos.210 211 En cuanto a las actividades de
subsistencia, el cultivo del café no requiere una inversión inicial en fuerza de
trabajo. Un solo hombre con la ayuda de un hijo pequeño puede sembrar y
mantener los cafetos. El único momento en que se requiere un grupo regular es
durante la cosecha. Ahí intervienen las mujeres -esposa e hijas-. Antes de que
sus hijos lleguen a la pubertad, la pareja se traslada a su propio hogar. En la
medida en que los hijos crezcan, se irán casando y se reiniciará el ciclo (Arizpe,
1973; Alberti, 1997).
En San Felipe, el comportamiento de hombres y mujeres se basa en las normas
de la organización social. La norma es el matrimonio patrilocal. La sucesión es
bilateral, con la posibilidad de adherirse a cualquiera de los dos grupos. Ello
establece una filiación cognaticia bilateral, es decir, la alianza se realiza de forma
igual y simétrica siguiendo línea materna y paterna ascendente y descendente y a
través de ambos sexos.
Lo que encontró Zárate en su estudio fue que:
"La herencia es ambilateral, es decir, se reparte por partes iguales (o equitativas) a hijos e hijas. Cuando alguien se casa entonces se le reparte la herencia o las tierras que corresponden; no obstante, el
Cecilia Cabrera, maseual, entrevista realizada en el local de artesanías en junio de 2008.210211 Con anterioridad, la siembra y cosecha de maíz requería de la mano vuelta. Hoy son pocos los que aún se dedican a este cultivo.
284
hombre puede seguir cultivando las parcelas de su padre hasta que éste muera; mientras que la mujer recibe su herencia como un tipo de dote que pasará a formar parte de la tierra de su marido y éste podrá disponer de ella como le parezca” (1987: 74).
Para algunos informantes:
Esa es decisión de los padres. A lgunos le dan a los puros hijos, pero la m ayoría les da a hom bres y mujeres. Si tiene, p o r decir, terreno, yo le doy partes igua les o un poquito m ás a m is hijas. Mi papá nos dio a nosotros un poquito m ás grandecillo y m is herm anas les d ieron un pocomenos. 212
Se espera que las parejas se casen en la adolescencia o entrando en la juventud.
Los padres del novio buscan a un tío , persona mayor con prestigio, para que hable
con los padres de la novia. En esa visita, les entregará los m onos , pan y atole que
la familia del novio preparó como muestra de que el compromiso es serio . Si
aceptan, entonces los padres del novio acuden a la casa de la novia para acordar
la fecha del matrimonio. Pueden convenir entre cuatro y seis meses o un año, para
garantizar que el novio no se arrepienta durante el matrimonio.
Aunque prefieren ir los padres personalm ente, ya no buscan a l tío para que les haga e l favor. Los padres de l novio van a la casa de l la novia y conciertan con sus padres. Incluso hay m uchachas que ya no quieren que les lleven los m onos.* 213
La novia va a vivir a casa del padre del novio, ahí, la suegra le enseñará todas las
obligaciones de esposa. Ellas son las encargadas de preparar el almuerzo y
llevarlo a la milpa donde trabaja el marido. Los varones, en apoyo a los grupos
domésticos patrilocales, ayudan en las faenas del campo con la siembra y
cosecha de maíz, frijol, trigo, (en las últimas décadas se cosechan algunos
frutales: aguacate, granada china, guayaba, durazno, y flores). Hasta hace 50
años, cuando las mujeres debían permanecer en sus hogares pendientes de las
tareas domésticas, los comerciantes de Zitácuaro llegaban a las localidades de
212 Prudencio Baltazar, líder otomí, floricultor, entrevista realizada en su domicilio particular en julio de 2010.213 Isabel Espinoza, líder otomí, presidenta de Mejor Progreso, entrevista realizada en el local de la organización en junio de 2010.
285
San Felipe a comprar los productos. Sin embargo, hoy es común que las mujeres
salgan en la madrugada hacia la carretera para tomar el camión y comercializar
sus productos en Zitácuaro, Tuxpan o Ciudad Hidalgo. Mientras los varones, se
ocupan de algunas actividades del campo, en los viveros, o realizando algún
trámite en la jefatura de tenencia.
En Cuetzalan como en San Felipe, la organización social en el ámbito familiar es
un mecanismo eficiente para mantener el control social y para determinar los
estereotipos de comportamiento con base en la edad y el género. Ello dota de
sentido a los cambios en las estructuras sociales que las mujeres indígenas
intentan poner en marcha a través de prácticas que permitan la construcción y el
ejercicio de los derechos de género.
5.1.1 ¿Ser o no ser mujer organizada? Hacia la construcción de derechos de
género
En ambos casos de estudio, los patrones de comportamiento están supeditados a
las relaciones de género, a la relegación de las mujeres al espacio privado y al
ejercicio de la violencia de género. En el municipio de Cuetzalan, la idea que se
tiene sobre el deber ser femenino juega un papel determinante para ejercer la
violencia hacia las mujeres indígenas (Alberti, 1997; D’Aubeterre, 2000; Mejía,
2003; Mejía, Villa y Oyorzabal, 2003). En San Felipe, los estudios y el análisis
sobre dichas problemáticas son inexistentes, pero ello no impidió que se
visibilizaran las desigualdades de género y la naturalización del ejercicio del poder
masculino.
Las similitudes entre estos no son de sorprendernos, sobre todo al considerar que
las estructuras sociales de las que devienen forman parte de un proceso histórico
más amplio. Tanto en Cuetzalan como en San Felipe se observan varias
coincidencias que propician la violencia hacia las mujeres. Primero, "algunos
aspectos relacionados con el poder y el control, así como con las formas culturales
que representan identidades diferenciadas entre hombres y mujeres, en las que se
286
valoran, sobre todo, las cualidades masculinas y no las femeninas” (Mejía, Villa y
Oyorzabal, 2003: 92).
Segundo, el alcoholismo entre los varones que se ha incrementando en los últimos
años. En ambos casos la ingesta de alcohol forma parte de la ritualidad. En San
Felipe, la bebida tradicional -sende- se ha ido sustituyendo por cerveza y tequila
principalmente. En Cuetzalan, el aguardiente -Yolixpa- se utiliza al igual que elO H A
tequila.2'4 Aunque en algunas localidades con presencia indígena, el yolixpa sigue
siendo la bebida tradicional. Sin embargo, el alcohol no sólo forma parte de los
rituales. La vida cotidiana se ha ido trastocando y sus causas a veces aparecen
como contradictorias. Las condiciones económicas locales que llevan a que los
varones no se contraten o realicen labores del campo, el tiempo libre y las
carencias es propicio para que los varones se reúnan continuamente, charlen y
mientras lo hacen se embriaguen. Al mismo tiempo que, la derrama económica de
algunos proyectos productivos trae consigo el consumo de alcohol al destinar la
mayoría de las ganancias. Una distribución de bienes cuya práctica es sólo
masculina. Lo que observé en San Felipe es que las reuniones inician al medio
día, cuando algunos de los varones asisten a las oficinas de la tenencia,
conversan y trasladan la charla a algún depósito de cerveza en la localidad;
reunión que se extiende hasta altas horas de la noche, cuando la cerveza o el
recurso financiero se termina, o cuando el fiador decide retirarse. En Cuetzalan, el
encuentro que inició al medio día, cuando los varones acuden a realizar alguna
diligencia a la cabecera, se extiende hasta media tarde. El aguardiente o la
cerveza corren hasta que hayan hecho estragos y los varones regresan a sus
localidades de origen.
La tercera similitud es el papel que juegan otras mujeres como vigías del orden
social. "Las suegras [_ ] juegan un papel importante en el control del deber ser de
las mujeres [_ ] y, especialmente, el de sus nueras, de quienes esperan respeto,
obediencia y atención, tal como ellas lo hicieron con sus respectivos esposos”
(Mejía, Villa y Oyorzabal, 2003: 95).
214 Existe un tipo de bebida fermentada de maíz -atole agrio- que se prepara en Semana Santa uotras festividades para ofrecer a los invitados, danzantes y ayudantes principalmente.
287
La modificación de dicha percepción -el deber ser- entre las indígenas
organizadas ha sido importante para avanzar en cuestiones de género y en la
construcción de una ciudadanía colectiva. Principalmente, cuando la violencia no
sólo se presenta en el ámbito doméstico, sino en el trato de discriminación por
parte de mestizos, autoridades y servidores públicos.
En Cuetzalan, el contenido de género que poseen las mujeres organizadas, en
específico la Maseual, se centra en el mejoramiento de las condiciones de vida y
en la desaparición de acciones de explotación y subordinación. Además, según
Mejía, en torno a ello se encuentra:
"un planteamiento de transformación global en la propuesta de formar una instancia amplia de mujeres para transformar su situación de vida y de trabajo como mujeres indígenas, esto se ha visto traducido en la promoción y realización de diferentes encuentros de mujeres campesinas e indígenas de la región y con otras regiones del país” (1995: 343).
Así, las indígenas organizadas han emprendido acciones colectivas que de forma
individual realizarían con mayor dificultad (Alberti, 1994; Martínez Corona, 2001;
Mejía, 1995; Bravo, 1998; Vallejo, 2000; Mejía, Oyorzabal y Pastrana, 1999; 2001;
Pérez, 2001). Por ejemplo, acceder a financiamientos para la producción de
artesanías, contar con canales de comercialización, desarrollo de hortalizas
familiares y cría de aves recibir apoyos para el mejoramiento de sus casas y la
instalación de letrinas, obtención de ganancias como resultado de sus inversiones
financieras en el hotel, entre otras. Al mismo tiempo, el intercambio de
experiencias, la capacitación y la participación permanente en talleres y foros
sobre equidad de género, derechos humanos y/o violencia intrafamiliar les ha
permitido avanzar no sólo en el proceso de inserción al espacio público sino en
asuntos que inciden directamente en el bienestar familiar y personal. En ese
sentido, el caso de la Maseual nos muestra las vinculaciones entre demandas
generales y las específicas asociadas a su condición de género y de etnia:
defensa de derechos de las mujeres, la salud, la represión y el maltrato (Mejía,
1995).
288
En San Felipe, el contenido de género que posee las mujeres indígenas se centra,
principalmente, en la modificación de comportamientos relacionados con el deber
ser femenino. La elaboración de productos, no sólo es parte de un proyecto
productivo, implica acciones que aún siendo sencillas rompen con las conductas
esperadas para las mujeres indígenas: trasladarse a la ciudad de Zitácuaro para la
compra de materia prima, la inversión de tiempo familiar a la producción; el
establecimiento de relaciones mercantiles -en su mayoría con varones-, la gestión
de recursos en instancias públicas, la búsqueda de canales de comercialización;
todo ello bajo el marco de interrelaciones tradicionalmente marcadas.
Las diferencias entre las indígenas organizadas de Cuetzalan y San Felipe son
notables en términos del avance y las formas en que se construyen las prácticas
ciudadanas. Dicha diferencia se desprende del la temporalidad de acción que
cada organización ha tenido. Mientras la trayectoria de las nahuas es de casi 25
años; las otomíes tienen un lustro de haberse organizado. Estas últimas requieren
primero consolidar sus derechos civiles y políticos para plantear acciones en aras
de las resolución de espacios de reconocimiento e inclusión. Aunque ello no
significa necesariamente que realicen algunas maniobras orientadas a la
ciudadanía social. En el caso de las cuetzaltecas, su accionar ciudadano se
traduce, por una parte, en una participación y promoción permanente de los
derechos de la mujer a nivel municipal, regional, estatal y nacional. Por poner un
ejemplo, en 1998, la radiodifusora La voz de la Sierra Norte junto con el Centro
Coordinador Indigenista de Zacapoaxtla organizó un evento denominado "La mujer
como creadora y trasmisora de cultura”. A él asistieron la Maseual, Nochipa
Nechikol Xochimisiuamej, el Centro de Asesoría y Desarrollo de Mujeres
(CADEM), la Comisión de Takachiualis, entre otras organizaciones.
El foro sirvió como espacio de intercambio de experiencias, denuncia, reflexión y
manifestaciones:
"1. Las participantes a este foro nos pronunciamos en contra de la constante violación de los derechos reproductivos de las mujeres que fueron denunciados valientemente en este día; solicitamos atención integral y calidad de nuestra salud reproductiva, acceso a la información
289
de planificación familiar y respeto a nuestras decisiones. 2. Nos solidarizamos con la lucha y las demandas de las mujeres y hombres indígenas de Chiapas, por la salida del ejército de las comunidades, el respeto de sus derechos humanos indígenas y el cumplimiento de los Acuerdos de San Andrés Larráinzar” (Luna, 1998: 31).
Con base en el estudio de Pérez (2001) en Cuetzalan, se deduce que algunas
prácticas de confrontación y negociación se establecen bajo las condiciones de
oportunidades desiguales: la falta de mercado para comercializar sus productos;
las dificultades para asistir a los talleres de capacitación; la confrontación a
chismes en la comunidad; y el analfabetismo. No obstante, los mecanismos para
enfrentar dichas desigualdades no han sido desarrollados por todas las indígenas
organizadas de la misma forma, el tiempo de incidencia en la organización marca
la diferencia. Las pioneras "se han situado en una posición de autonomía y de
equilibrio frente al poder en relación a las instituciones, a las organizaciones y al
interior de su propia cultura” (Mejía, 1995: 346).
H ay grupos m ás m aduros que apoyan m ás a la organización. Yo veo, quizás porque es m i grupo [San Andrés Tzicuilan], pero las com pañeras son m ás com prom etidas. S iem pre se están preocupando p o r lo que se va a hacer, apoyar a los problem as de la organización. Son m ujeres ya m ás grandes, de edad, y quizás porque es e l grupo in ic iador com o que tienen un de poco m ás experiencia y m ás sensib ilidad ante los problem as. Son las que hacen m ás presencias, siem pre en todos los eventos de la organización y en la com unidad.215
Para las indígenas organizadas de Cuetzalan, la activa participación y el
posicionamiento respecto a las problemáticas de género no serían posibles sin la
generación de prácticas colectivas e individuales dirigidas a modificar las
estructuras de poder dentro y fuera de las localidades, la cual no está exenta de
pugnas y retrocesos, confrontaciones y negociones con otros grupos sociales. Al
inicio de la organización, las maseual tuvieron muchos conflictos con sus parejas,
que al igual que los parientes y vecinos, no vieron "bien” que dejaron sus labores
domésticas y salieron de sus casas. Al final de día ello resultaba en verdaderos
pleitos que en muchas ocasiones terminaron en las golpizas propinadas por los
maridos. Contrariamente a la actitud que se esperaría en dichas condiciones, las
215 Rufina Villa, líder maseual, entrevista realizada en el Hotel Taselotzin en febrero de 2004.
290
indígenas organizadas no sólo continuaron asistiendo a las reuniones, sino que
poco a poco fueron aprendiendo, reconociendo y ejerciendo sus derechos que
fueron "trasmitiendo” a sus maridos -con amenazas de denuncias, con
confrontaciones verbales y físicas, con invitaciones a participar. Ello requirió años,
en los cuales tanto las indígenas organizadas como sus maridos y parientes
aprendieron a ceder espacios -el público para las mujeres, el privado para los
varones- y negociar formas de convivencia. Durante ese tiempo, algunas mujeres
desertaron y continuaron bajo la subordinación de sus esposos.
La dinámica resolutiva es resultado de un largo proceso de aprendizaje crítico y
reflexivo al interior del grupo respecto a su posición como mujeres y como
indígenas, en tanto que la organización representa el espacio de conocimiento y
autoayuda. En ella no sólo obtiene recursos económicos para la subsistencia
familiar que consiguen con el acopio de sus artesanías, préstamos sin intereses,
financiamientos y otros proyectos productivos. Además reciben capacitaciones
permanentes con diferentes temáticas sobre derechos, salud, gestión, entre otros.
Aunque ello no está exento de las censuras que algunos indígenas no
organizados realizan hacia adentro de las localidades.
De este modo, sus dinámicas resolutivas se traducen en la toma de decisiones
sobre su actuar, el destino de los recursos económicos sin consultar a los varones,
la distribución de las cargas de trabajo doméstico entre los integrantes del grupo
sin considerar su condición de género, la solución de problemáticas familiares, la
decisión de cómo educar y asistir médicamente a sus hijos, la movilización en las
instancias gubernamentales para realizar algún trámite o gestión, el
desplazamiento fuera de los espacios domésticos sin considerar los
señalamientos sociales, la asistencia a foros, reuniones o talleres, la elección de
autoridades y representantes, la participación en espacios públicos, el control y
acceso a la información sobre su cuerpo, entre otros, es decir, su
empoderamiento. En la práctica, dichas acciones son emprendidas
deliberadamente como resultado de un proceso de razonamiento respecto a su
291
condición que no sólo modifica su autopercepción como mujeres sino como sujeto
de derecho y ciudadanas.
Las dinámicas resolutivas entre las mujeres organizadas con menor trayectoria en
la Maseual se construyen con mayor lentitud, aunque ello no implica que no
experimenten contrariedades respecto al deber ser y las posibilidades de vivirse
como mujeres indígenas de forma distinta. De manera general, para las maseual,
las relaciones de género y del deber ser femenino y masculino están en constante
redefinición, ello les permite emprender cambios sustanciales al interior del grupo
doméstico y sus localidades.
En San Felipe, el proceso organizativo es relativamente reciente, las mujeres que
participan en Mejor Progreso comenzaron el proyecto juntas, así que su tiempo de
inserción no es un elemento distintivo. Las diferencias al interior radican, por un
lado, en cómo se han apropiado del proyecto, su participación y las formas de
adhesión a las actividades. Por otro lado, la manera en cómo es introyectado por
las mujeres en su vida personal al mismo tiempo, que crean diversas estrategias
para modificar su quehacer femenino en el ámbito privado y público. La
organización no sólo es un espacio para realizar maniobras de sobrevivencia, sino
una alternativa para construir y ejercer derechos de género y etnicidad.
En ambos casos de estudio, se entiende que al incidir de manera racional en la
transformación de los patrones de comportamiento de género, se anticipa un
cambio sustancial en las relaciones de poder y en el acceso a espacios
socialmente determinados por el género. Así, las indígenas organizadas ponen en
marcha su capacidad para alterar los resultados de dichas relaciones y crear
escenarios inclusivos y representativos de los intereses propios y del bien común.
Ello va acompañado de la apropiación de nuevos valores y de formas culturales
entre los grupos sociales, tanto en su diferencia de género como de etnia. Es así
que, las indígenas organizadas se constituyen como ciudadanas con una praxis
que cuestiona y confronta las formas de organización social y de la política local.
En suma, la construcción de prácticas ciudadanas devienen de diversos proyectos
económicos: medicina tradicional, producción y comercialización de productos,
292
ecoturismo, engorda de animales de traspatio, que al convertirse en mecanismos
de acción permiten crear mecanismos dirigidas a producir prácticas de inclusión y
representación.
Entiendo entonces que, el proceso organizativo ha generado en las mujeres una
apropiación y aprehensión de identificaciones con base en su condición
socialmente diferenciada. Su capacidad de accionar para alterar las pautas que
sumisión, subordinación y discriminación es resultado de la visibilización de su
posición y de la reflexión-análisis de sus problemáticas concretas con relación al
hecho de ser mujer, indígena y pobre, lo que les permite conformarse comoO H O
sujetos sociales colectivos.2'6 Además se promueve la búsqueda de medios para
satisfacer sus necesidades básicas y humanas al participar individual y
colectivamente. Para la conformación y emergencia de dichas identidades Mejía,
Oyorzabal y Pastrana sugieren que:
"ha sido fundamental la conformación del sujeto colectivo ‘Maseualsiuamej’ [en San Felipe, "Mejor Progreso”], a través de un proceso organizativo autónomo y autogestivo; con una organización estructurada de manera flexible, abierta, participativa y en permanente reconstrucción, adecuándose a los cambios y transformaciones de la organización, de las sujetas participantes y en función de la problemática externa” (2001: 273).
Se trata de organizaciones que además de contener una fuerte composición de
género y étnica, realizan acciones orientadas a transformar las prácticas de
subordinación femenina para incorporarse al espacio de la toma de decisiones en
diferentes ámbitos de la vida social y con ello establecer su condición ciudadana.
En este proceso, la conformación de redes regionales con el propósito de
fortalecer sus organizaciones y construir relaciones de cooperación ha sido
fundamental (Albeti, 1994; Mejía, 2000). En este sentido, la Maseual ha construido
algunas prácticas de acuerdo y alianza en diferentes espacios que visibiliza las
formas relacionales entre las mujeres indígenas y otros grupos sociales para
disipar su condición de subordinación y segregación. Así, la Coordinadora Poblana
216 Pérez (2001) considera que la capacidad de ser sujetos sociales colectivos y la satisfacción de necesidades son elementos esenciales que las mujeres de la Maseual han desarrollado.
293
de Organismos de Derechos Humanos, la Escuela de Formación de Dirigentas de
Comaletzin A. C., y la Coordinadora Nacional de Mujeres Indígenas, entre otros,
funcionan como espacios de coincidencia con otras mujeres que viven las mismas
problemáticas de género, para trascender sus demandas a otras esferas de la vida
pública. Esta acción recíproca presupone la modificación de las relaciones entre
mujeres y otros grupos sociales.
La presencia e impulso de estas y otras organizaciones indígenas ha permitido
que las demandas colectivas respecto a las problemáticas de género se hayan
intensificado en la zona durante la última década. De ello se desprende el
proyecto del Centro de Apoyo de la Mujer Indígena CAMI. En el 2003, CDI y la
Secretaria de Salud impulsaron y financiaron un programa piloto destinado a
zonas con densidad de población indígena. En Cuetzalan, la responsabilidad del
funcionamiento de la CAMI está a cargo de un grupo de mujeres que provienen de
diversas organizaciones: María Cristina López (Maseual) es la coordinación
general; Celestina Cruz Martínez (Maseialsiuamej Chikaujka Tajkitini) está a cargo
de área de apoyo legal; María Angélica Rodríguez (Maseual) es responsable del
área de apoyo emocional; y Aurelia Mora (Yankuit Siuat) del área de salud.
Diariamente estas mujeres se desplazan desde sus localidades a la cabecera
municipal, sitio donde se localiza la casa, para prestar atención integral a las
víctimas de violencia intrafamiliar, además de desarrollar talleres de apoyo,
prevención y capacitación a promotoras con la asesoría del CADEM (Terven,
2005).
En el caso de Michoacán, donde se ubica el otro estudio, el proceso de instalación
del proyecto ha sido difícil. En el 2008, la CDI, a través de las oficinas centrales de
la Coordinación de Programas y Proyectos Especiales de la Dirección de Fomento
de Capacidades de los Indígenas y la Delegación estatal, convocó a las
organizaciones de la sociedad civil, investigadores, instituciones gubernamentales,
presidencias e instancias municipales de la mujer para participar en el Foro de
"Diagnóstico de Atención a la Salud Sexual y Reproductiva y Violencia de Género
que viven las mujeres indígenas de Michoacán”. El evento se llevó a cabo el 06 de
294
agosto en la ciudad de Uruapan con el propósito de analizar dichas problemáticas,
conocer los grados de incidencia, atraer el proyecto al estado y determinar la zona
donde se desarrollaría la CAMI- Michoacán. Un mes después, un evento parecido
se realizó en la ciudad de Zitácuaro.
El 23 de octubre de ese mismo año, representantes de CDI convocaron a las
mujeres indígenas de Zitácuaro para informarles que la instalación del proyecto
sería en Pátzcuaro. Ahí, las asistentes tomaron la tribuna para solicitar que se
estableciera la CAMI en el oriente del estado, bajo el argumento de que en las
comunidades indígenas de la región existe un alto índice de embarazos entre
adolescentes y muertes maternas. Además, apelaron a la condición de
subordinación respecto a los purépechas, al ser ellos los beneficiarios de todos los
proyectos estatales. Un poco presionadas por las indígenas y otro por cuestiones
políticas, los funcionarios optaron por instalar una segunda casa en Michoacán.
A finales del mismo mes, se realizó un Encuentro de Mujeres Líderes Indígenas
Mazahua-Otomí en la tenencia de San Juan Zitácuaro. Ahí participó la Asociación
de Derechos Humanos, A.C. quien se encargó de organizar el evento para elegir a
las participantes en el grupo operativo de la CAMI. Si bien, todas las que
conformaron el grupo para operar el proyecto fueron reconocidas por su
trayectoria en el trabajo comunitario, no todas eran indígenas. No obstante, se
decidió continuar con el trabajo considerando las características particulares del
grupo. Durante el proceso, Isabel -presidente de Mejor Progreso- fue invitada a
participar en el proyecto, pero no aceptó debido a la carga de trabajo que su
organización tenía con el financiamiento del programa POPMI-CDI. Además de
ella, ninguna otra mujer otomí participó en la propuesta inicial.
La apropiación del Modelo Autogestivo de Atención a la Violencia y Salud
Reproductiva en las Zonas Indígenas propuesto para el desarrollo de la CAMI no
ha sido lo suficientemente efectiva en esta región. La falta de integración e
intereses comunes del grupo, las diferencias étnicas, la falta de conocimientos
sobre las temáticas de atención y asuntos administrativos, y la lejanía de las
instalaciones, han puesto en jaque su permanencia. Al mismo tiempo, resulta un
295
buen ejemplo para mostrar lo que he venido señalando en el texto alrededor de las
prácticas colectivizadas para la construcción ciudadana. Las interacciones que se
basan en los valores morales -la honestidad sobre el gasto de los recursos, la
solidaridad para apoyar a las compañeras que no habían tenido información sobre
las temáticas, la reciprocidad en las acciones que debían emprender en el grupo-
establecidos en la organización social como mecanismos de regulación, los
valores culturales sobreentendidos y los derechos y obligaciones inherentes y
naturalizados en los contextos locales, devienen en relaciones más solidas.
Cuando los individuos provienen de contexto diferentes, la integración de los
sentidos de bien común y solidaridad resulta inverosímil. Aunado a ello, existen
elementos de identificación y pertenencia que los adscribe a un contexto
inmediato, al estar ausentes en la colectividad sus acciones pierden efectividad.
La reciprocidad, los sentidos de pertenencia, lealtades y afectividades y el marco
de derechos que se crean en la convivencia cotidiana, permiten entender y hacer
efectivo las prácticas colectivas de ciudadanía.
En ambos casos, -Cuetzalan y San Felipe- el análisis de la praxis de las indígenas
organizadas es crucial para entender cómo construyen y desarrollan acciones
para resolver su condición diferenciada. La coincidencias con otras organizaciones
de mujeres indígenas y las discordancias con otros grupos sociales -género,
etnicidad, clase- la manera en cómo se ponen en marcha las dinámicas
resolutivas entre las maseual para hacer efectiva su ciudadanía me permite
establecer un punto de comparación entre ambos casos. Entiendo que la amplia
experiencia organizativa, de gestión y de participación política contribuye en la
generación de acciones por medio de las cuales las indígenas organizadas
intervienen en la estructura social. Con ello construyen una imagen respecto a su
incidencia social, lo cual también se traduce en la trasgresión de las normas
sociales comunitarias. A través de la construcción de una ciudadanía étnico-
genérica, las indígenas "plantean retomar, desde su cosmovisión, su cultura y sus
necesidades, herramientas que les permitan transitar hacia esta nueva relación de
igualdad, con una educación y formación sobre sus derechos; que conozcan
cuáles son las leyes mexicanas que las protegen” (Palomo, 1998: 19). Las
296
acciones ciudadanas no sólo se plantean en términos de representación; ellas se
relacionan con prácticas de integración y reconocimiento. Para que dicha práctica
resulte eficiente se requiere negociar permanentemente con varones mestizos e
indígenas, además de emprender acciones para modificar sus condiciones de vida
respecto a la salud integral, reproductiva, atención médica, educación, atención y
seguimiento legal, la propiedad, el trabajo; es decir, el ejercicio pleno de los
derechos civiles y sociales tanto para ellas como para los miembros de su
comunidad.
5.1.2 Prácticas de confrontación y negociación en la inserción al ámbito masculino. Trasgrediendo las normas sociales.
Para entender cómo las mujeres organizadas han estado ocupando espacios que
con anterioridad eran inaccesibles para ellas, es indispensable conocer las
funciones, reacomodos y transformaciones que al interior de las comunidades
indígenas se ha dado a la organización social; sobre todo lo que refiere a la
estructura tradicional de cargos.
En ambos casos de estudio, el sistema de cargos es el espacio de participación y
membresía local, donde se establecen los criterios de derechos y obligaciones
comunitarias. En las localidades indígenas de Cuetzalan, este sistema se
desarrolla a través del cumplimiento de los compromisos civiles y religiosos
previamente establecidos. Su desempeño es piramidal y alternante, es decir, se
pasa de un cargo civil o uno religioso y viceversa, y se inicia con los más simples
hasta llegar a ocupar el de mayor rango como es la presidencia auxiliar.
En San Felipe, sucede algo similar, aunque en los últimos años, los cargos
religiosos se han deslindado casi completamente de los civiles. Los varones
casados cuetzaltecas y san felipeños requieren de, como señala Velásquez:
"la obligación de cumplir con un cargo o servicio comunitario como
mínimo; la reciprocidad en la distribución de las cargas y servicios; y el
prestigio como retribución por el número de servicios prestados y como
mecanismo de diferenciación de estratos de poder; y la sanción tanto
297
por el incumplimiento de cargos, servicios u otras obligaciones
comunitarias como por el cumplimiento de los mismos” (2003: 154).
El matrimonio permite al varón heredar posesiones, hacerse de propiedades,
acceder a las prerrogativas de la membresía local y tomar parte en los asuntos
comunitarios. Las mujeres adquieren esta condición a través del parentesco ritual,
sin ejercerla abiertamente (Ibídem).
Los procesos sociales, políticos y económicos han ido marcando las diferencias en
la organización social de ambos sitios. En Cuetzalan el proceso de aculturación ha
sido mucho más lento y ello ha permitido conservar algunas características
generales en su funcionamiento. Cada cargo, como mencioné en el capítulo tres,
es una pieza del esquema cívico-religioso y ocupa un lugar con base en su
jerarquía e incidencia. En la estructura social, el acceso a los cargos un
requerimiento político comunitario, que expresa los mecanismos de espacialidad
que refieren al Estado: la verticalidad y la cobertura (Ferguson y Gupta, 2002).
Con base en esta metáfora, entiendo que el sistema tradicional de cargos está
asociado con la idea de que es una institución que de algún modo está por encima
de los miembros de la comunidad, de ahí su obligatoriedad. La ocupación de
cargos produce jerarquías espaciales y de posición de género, generación,
etnicidad y clase, lo que genera marcadas diferencias sociales.
Asumir las obligaciones de teniente y de mayordomo representa un mecanismo
eficiente para adquirir prestigio social y congraciarse con la divinidad en custodia.
El mayordomo es el responsable de la celebración religiosa. "La participación en
las mayordomías, así como en los demás cargos, se concibe como un servicio a la
comunidad del que ningún hombre adulto está exento” (Arizpe, 1973: 128). "Los
cargos de prestigio los ocupan los varones casados” (Mejía, 1995: 343). Las
mujeres sólo acceden a éste por medio de los varones -jefes de familia-
adquiriendo los derechos comunitarios y la membresía a la comunidad.
En San Felipe, los cargueros representan esta figura y son los responsables de la
celebración; aquí el mayordomo realiza las funciones de campanero. Hasta antes
298
de la llegada del mayordomo actual, la duración de su cargo dependía de su
voluntad y posibilidades personales. Vivía con su familia en una de las
habitaciones aledañas al templo y disponía de un horno para fabricar loza de barro
si este era su oficio.
Su trabajo princ ipa l era a tender las necesidades de l templo; llam ar a las asam bleas de l pueblo, anunc ia r la fiesta, la m isa o a lgún fallecim iento. Adem ás se encargaba de toca r las cam panas a l m edio día y siete de la noche, lim p ia r los candelabros y floreros, qu ita r las flores m architas y sahum ar todo e l tem plo con la prim era cam panada de las siete de la noche; in iciaba desde e l a lta r sahum ando cada una de las im ágenes y cruces, después salía a hacer lo m ism o con la cruz de l a trio .217
En la actualidad, Genaro Vázquez es el mayordomo, tiene 17 años ocupando este
cargo, también es el sacristán, lo que le permite mantenerse en la iglesia
permanentemente. Su trabajo como mayordomo es dirigir la fiesta, cuidar la
iglesia, atender a la gente y resolver las necesidades de los cargueros en la
organización de la celebración.
Las geometrías religiosas tienen diferencias en ambas localidades de estudio. En
Cuetzalan, cada localidad tiene un número determinado de imágenes, pero la
representación de mayor prestigio es la del Santo Patrón y los indígenas son
quienes ocupan los cargos de la mayordomía. En la cabecera municipal, las
fiestas más importantes están ocupadas por los mestizos.218 219 Por su parte, en San
Felipe "el ciclo de fiestas grandes o "de adentro” que se celebra durante el año se
rige según la cosmovisión local por pares de opuestos: arriba-abajo y masculino-
femenino” (Zarate, 1987:55).2'9 Hoy, todas las manzanas cuentan con una capilla
y su santo patrón, aunque la advocación de San Felipe continúa siendo el centro y
referente religioso de la población otomí: San José (Puerto Azul); la Virgen
Auxiliadora (La Mesa); El señor de la Columna (El Rincón); La Virgen del Carmen
(Colonia Nueva); y San Isidro (Macutzio). Además tiene un sistema de
217 Genaro Vázquez, mayordomo de San Felipe, entrevista realizada en la Iglesia de San Felipe en agosto de 2008.21'8 Las fiestas más importantes en la cabecera municipal son San Francisco de Asís, la Virgen de Guadalupe y la Virgen de la Concepción.219 Las fiestas “de adentro son las dedicadas a San Felipe, La Virgen de la Candelaria, San Cristóbal y la Virgen de la Asunción.
299
celebraciones denominado las fiestas de "afuera” que se caracterizan por las
pastorelas de la Virgen de Guadalupe, del Nacimiento del Niño Jesús y la danza
de los Santiagueros.
En ambos casos, la responsabilidad de la celebración es de la pareja. En
Cuetzalan, el mayordomo es el custodio de la imagen durante un año y es asistido
por los diputados220 y sus esposas. La cantidad de diputados depende de muchas
cosas.
De la cantidad de re laciones de am istad, com padres o favores de l m ayordom o. P o r ejem plo de los favores que uno hace a algo s im ila r a eso [es decir, alguien que anteriormente le pidió que fuera diputado], ya sé que voy. O depende de l santo o s i es m uy católico. H ay personas lo que hacen p o r e l santo, pero sí, tam bién p o r am istad221.
El día de la celebración litúrgica el mayordomo debe realizar la fiesta con una
misa, encargarse de los coheteros, las danzas, la música y los alimentos para los
danzantes y los invitados. Las celebraciones son el eje central de las actividades
de cooperación que se condensan en lo que conocemos como m ano vuelta -
imagen estructurada de apoyo y solidaridad entre los miembros de la colectividad
que se construye en la vida cotidiana. Los varones -diputados, invitados de los
diputados, vecinos y familiares- se reúnen en casa del mayordomo para la
elaboración de las coronas de la flor de cucharilla que adornaran la Iglesia y la
casa del mayordomo, lugar donde se realiza la fiesta. Las mujeres no colaboran
en esas actividades, ellas se dedican a la preparación de los alimentos: ajolemol
y/o chipozontle222 -para el almuerzo o antes de la celebración- mol223 -para
después de la celebración litúrgica-, café y tortillas. El gasto económico recae
sobre el mayordomo, aunque existe colaboración por parte de los diputados y los
220Se le nombra asi a las personas que apoyan al mayordomo durante el cargo de mayordomia,
pueden ser de uno a diez, cada mayordomo decide cuantos. Durante ese tiempo deben ayudar a cuidar la imagen, elaborar arreglos florales, los alientos y apoyar en la atención de los invitados eldía de la celebración.221 Dominga Ramos, líder maseual, artesana, entrevista realizada en su domicilio particular en juliode 2008.222 El ajolemol es una preparación de ajonjolí y chile (chitepin) molidos en el metate. Sirven para sazonar y espesar el caldo de pollo. Comúnmente se conoce como pipián. El chipozontle, es el caldo de pollo sazonado con jitomate y hojas de pimienta. Este lo sirven a las personas que no comen picante.223 Mol, palabra en náhuatl que utilizan para referirse al mole.
300
invitados del diputado quienes asisten con su esposa a casa del mayordomo con
una botella de aguardiente, maíz, cera y pueden aportar un incensario -que
entregan al jefe de familia- y una gallina -que obsequia la esposa. En los días
subsecuentes, el mayordomo junto con su esposa estará obligado a retribuir el
apoyo con el obsequio de un cesto con alimentos preparados -mole y tortillas.
En San Felipe, con anterioridad cada imagen requería de dos cargueros asistidos
por seis fiscales y sus respectivas esposas quienes se turnaban para vivir un mes
en las habitaciones construidas junto al Curato; los cargueros realizaban ayuno y
se mantenían en abstinencia sexual durante la festividad. Tanto el carguero como
el fiscal eran impuestos por el juez. Los fiscales tenían la obligación de recoger la
limosna en especie o en dinero, además de mantener el orden en sus respectivas
manzanas y conservar en buenas condiciones la iglesia (Zárate, 1987).
En las fiestas de San Felipe, p o r decir, las fiestas de l 2 de febrero, de l 15 de agosto, e l 25 de ju lio , hay tenían que se r 12 personas que le dicen fiscales, 12 personales porque tenían que esta r cada mes, le tocaba uno, cuando se cum plía su fecha salía ese y le tocaba a otro y así. Para que ellos cum plieran tenían que firm ar un acta, tenían que esta r p o r le y ah í con D on G enaro. A h í tam bién había un m ayordom o com o don G enaro.224
Su estadía en el curato, permitía tener un espacio para organizar las fiestas, matar
las reses u hornear el pan: la 1® habitación era la cocina de la fiesta; la 2® la casa
de los cargueros; la 3® la cocina de la Virgen de la Candelaria, y la 4® habitación
estaba el horno para cocer el pan. Durante ese tiempo debían dejar a sus familias
y ocupaciones para dedicarse exclusivamente al cuidado de la iglesia, de ese
modo la parroquia estaba resguardada todo el año, además de mantenerse limpia.
Hoy este espacio es casa del mayordomo, así que los cargueros ya no viven en el
centro religioso.
Las celebraciones ponen en juego las redes de solidaridad entre parientes y
amistades para realizar la fiesta y atender a todos los invitados; gracias a ello es
posible ofrecer de comer y beber a toda la comunidad. Cada carguero ofrece una
224 María Castillo, danzante, entrevista realizada en su domicilio particular en enero de 2009.
301
res que se prepara en el patio del Curato de la Iglesia de la Virgen de la
Candelaria -ya sea como caldo de azafrán o menudo; dependiendo de la hora en
que se ofrezca-. Antes de su preparación, el carguero pasea por todo el pueblo a
la res, la cual se le adorna con collares elaborados con flores, fruta y pan. La
peregrinación es acompañada por cohetes y por la música de un violín y un
tambor.
El carguero y los fiscales son los encargados de matar y destazar la res. Además,
son los únicos a los que se les permite adornar la iglesia con un arco de flores de
cucharilla -en cuya elaboración sólo los valores pueden participar- y con los
rosarios de fruta y pan que previamente sus esposas armaron. Ellas son las
responsables de preparar el pan, el atole negro, el caldo de azafrán y las tortillas.
Los varones son los anfitriones así que son quienes se encargan de asistir a los
invitados mientras las mujeres sirven los platos con alimentos.
Si bien, las normas son claras respecto al deber ser de cada uno de sus
miembros, es importante evidenciar cómo las mujeres indígenas acceden a los
espacios de representación, inclusión y reconocimiento en la inmediatez. Sobre
todo cuando el actuar participativo de los actores tradicionales vinculados al
mantenimiento de los valores y deberes socio-jurídicos comunitarios -sistema de
cargos- se ha estado entretejiendo con el acceso de las mujeres a espacios
tradicionalmente masculinos. Ella resulta de diversas acciones para recuperar -o
adquirir- el estatus de ciudadanía local.
En Cuetzalan, el grupo de artesanas de San Andrés Tzicuilan fue mayordoma del
Santo Patrón -San Andrés- en el 2002. En noviembre de ese año realizaron la
celebración patronal con un financiamiento que obtuvieron en la Dirección General
de Culturas Populares del Conaculta. En el 2004, la Maseual a través del hotel
Taselotzin, recibió la mayordomía de la Virgen de la Concepción, patrona del
Barrio de la Conchita. La celebración patronal se realizó en diciembre de ese año
en cuya organización participaron todas las accionistas del hotel.
En m i com unidad fuim os m ayordom as de l Santo Patrón [San Andrés].Anteriorm ente no se daba que una m u je r fuera m ayordom a. Hace
302
pocos años que em pezó a tom arse en cuenta a la mujer. Ya van dos años en que es un grupo de m ujeres que está a l fren te de la m ayordom ía y bueno tam bién e l loca l que tenem os nos lo han pedido para un evento de l pueblo y bueno hay esos com entarios de que reconocen nuestra labor, nuestro trabajo .225
En San Felipe, las mujeres mayores con apoyo de sus hijos adultos están
accediendo a la toma del cargo; no obstante, éste aún sigue siendo bajo el
respaldo de los varones. Anteriormente, para acceder a cualquier cargo se
requería que fuesen jefes de familia. Pero con la creciente migración,
principalmente de los varones, son las mujeres quienes toman los cargos o os
jóvenes solteros que aceptan la responsabilidad cuando el jefe de familia está
ausente. Una posición más participativa en asuntos que antes correspondían a los
varones, como la siembra del maíz y la organización de fiestas y celebraciones.
Ello, desde luego, aunado a sus labores en el cuidado de los hijos, la cocina y el
pastoreo de borregos. Las indígenas organizadas todavía no se animan a
incorporarse a dicho proceso.
La práctica comunitaria que emerge de la estructura religiosa entra en conflicto
con el acceso de mujeres a los cargos considerados masculinos, no así cuando se
trata de las indígenas organizadas. Máxime, al considerar que la inclusión de las
mujeres en la toma de decisiones para la celebración se constituye en una
conducta dirigida a convertirse en una acción instrumental y estratégica. No
obstante, la dinámica resolutiva desarrollada por la Maseual no sólo se enfoca a
construir prácticas de negociación para solucionar su problema de integración
local sino preservar el antiguo carácter expresivo del bien común. Por poner un
ejemplo, al tomar el acuerdo en asamblea para proponerse como mayordoma -
como un corporativo- debió buscar a los responsables de asignar el cargo,
proponerles las actividades para la celebración, demostrar solvencia económica y
moral y concertar la ganancia para la iglesia. Después de asignado el cargo, debió
planear y gestionar, contactar con los encargados de la feria, los músicos, las
danzas, las autoridades locales, el párroco, poner en acción sus redes sociales
para la elección y participación de los diputados; todo ello requirió tiempo pero
225 Rufina Villa, líder maseual, entrevista realizada en el Hotel Taselotzin en febrero de 2004.
303
sobre todo acuerdos entre las propias mujeres y capacidad de negociar con el
resto de los actores involucrados en diferentes niveles. Cuando construyen
derechos, no sólo lo hacen para resolver necesidades de género, para trasgredir
normas o trasformar las tradiciones y costumbres como insurrección, sino para
satisfacer necesidades sociales y generar acciones de beneficio colectivo.
Por otra parte, en San Felipe se han establecido mecanismos tradicionales de
inclusión de las mujeres indígenas a la vida comunitaria. Las danzas que ocupan
un papel esencial en la vida religiosa otomí, implican el establecimiento de
jerarquías, derechos, obligación y la confirmación de su adscripción dentro del
grupo social, además consolida las relaciones con miembros de diversas
localidades e incluso con grupos étnicos diferentes. Se sabe que las danzas
prehispánicas eran fundamentales en la vida religiosa de los pueblos
mesoamericanos, estaban asociadas a diversos ritos sobre el origen del cosmos,
la fertilidad, y a algunos acontecimientos históricos. Con la llegada de los
españoles su propósito se modificó al convertirse en un mecanismo
complementario para las tareas evangelizadoras.
La participación en las fiestas religiosas representa un instrumento eficiente para
adquirir prestigio social; sobre todo de reconocimiento para las mujeres quienes en
la vida cotidiana viven en un ambiente de violencia y sometidas a las decisiones
masculinas. Su inserción en la danza las adscribe al grupo y con ello adquieren su
membresía dentro de la comunidad. Llama la atención dos situaciones de sus
integrantes: la primera que la mayoría de las mujeres maduras son profesionistas;
aunque el resto del año se mantienen al margen y marginadas de las actividades
locales, desde los ensayos se restablecen los vínculos con su identidad indígena,
se r indígena es se r parte de la danza, las pa labras de los cantos están
incom pletos y eso confirm a su identidad, se denota que se es indio, porque así
aprendim os los cantos con nuestro m al español.226 La segunda situación es la
cantidad de niñas y adolescentes que participan; saben del prestigio que esto
representa. De las indígenas organizadas, ninguna participa en la danza. Ellas 226
226 Josefina Vega, líder otomí, entrevista realizada en las oficinas de la tenencia en diciembre de2008.
304
consideran que su estatus lo han conseguido con su trabajo individual y colectivo,
aunque son promotoras de las tradiciones comunitarias. Así, una sobrina de Isabel
-presidenta de Mejor Progreso- tiene varios años participando en la danza de la
Pastoras, ella es quien le compra su vestuario cada año y la anima a seguir
participando.
En ambos casos de estudio, las asambleas comunitarias son ámbitos del
quehacer masculino, sin embargo, el reconocimiento al trabajo organizativo de las
mujeres indígenas ha abierto el espacio para que participen en la toma de
decisiones comunitarias. Además, "el status de las mujeres ha cambiado en
relación con los mestizos; hay respeto de los hombres hacia ellas; antes las
mujeres mostraban miedo, ahora es lo contrario, si no es miedo, es respeto, las
reconocen y las ubican en relación con las otras mujeres, no organizadas” (Pérez,
2001: 157).
P o r ejemplo, en la com unidad de X iloxoch ico o en Tzicuilan, p o r m encionar algunas, las m ism as autoridades reconocen a l grupo y lo tom a en cuenta en sus actividades, para las reuniones, para tom ar parece r de lo que van a hacer, para involucrarlas en alguna cosa.227 Aquí, tanto e l je fe de tenencia com o e l com isariado de b ienes com unales nos buscan para que los apoyem os en alguna decisión o tom ar nuestro pa rece r sobre a lguna obra o algún problem a en lacomunidad. 228
Para el caso de las mujeres de San Felipe, el reconocimiento como comuneras les
ha abierto la puerta para asistir a las asambleas comunitarias e iniciar un proceso
de participación política permanente a través del ejercicio de su voto y la toma de
decisiones.
Las prácticas de confrontación y desacuerdos se traducen en acciones de
transformación en el marco de las interrelaciones entre los grupos sociales y el
cambio deliberado de dichas relaciones. Lo que resulta de ello es la incorporación
femenina al proceso productivo y la conformación de una organización de mujeres
indígenas sin la tutela masculina; la toma de decisiones en el manejo de recursos
227228 Rufina Villa, líder maseual entrevista realizada en el Hotel Taselotzin en febrero de 2004.
Isabel Espinoza, líder otomí, presidenta de Mejor Progreso, entrevista realizada en el local de laorganización en marzo de 2008.
305
económicos; la reapropiación de un espacio que con anterioridad perteneció a la
población indígena -las cabeceras municipales-, la decisión de insertarse en lo
político y su activa participación en este ámbito a través de candidaturas y la
adhesión a los partidos políticos, el acceso a las mayordomías y a las asambleas
comunitarias, la redefinición de los roles de género y el cuestionamientos a la
autoridad masculina. En conclusión, cuando las mujeres indígenas decidieron salir
del espacio de lo privado e insertarse en lo público inició un proceso de
ciudadanización permanente. Sin embargo, este proceso no tendría sentido si las
mujeres indígenas no accedieran y ejercieran sus derechos ciudadanos como
individuos.
5.1.3. Acciones individuales desde la construcción de los derechos colectivos.
En ambos casos se observan varias similitudes respecto a cómo los indígenas
organizados significan a las organizaciones en la vida personal -como mostraré
con el caso de Joaquina y María más adelante- y en las acciones que generan
para conducirse como individuos revestidos de ciudadanía. Así, entiendo que las
organizaciones económicas se han constituido en espacios de enseñanza y
aprendizaje -p.e. de socialización política- donde no sólo a través de la
colectividad o para la colectividad se transforman las condiciones de vida, las
relaciones sociales y los procesos de acción ciudadana, sino de manera particular,
cada uno de sus miembros es capaz de tomar decisiones como individuos; actuar
y moverse en el ámbito de la legalidad conforme a su condición ciudadana.
De acuerdo con algunos indígenas organizados, sus agrupaciones son escuelas
con reglas y obligaciones que no todos están dispuestos a acatar, por lo que
prefieren no asistir. Aunque esta decisión pareciera una dinámica resolutiva, ni
tiene como finalidad resolver problemas de integración, representación y/o
inclusión. Al contrario su actuar está al margen de resolver cualquiera de estos.
Antes llegaba alguien, vam os a hacer una escuela, vam os a preguntarle prim ero allá en e l m unicipio. Hasta e l presidente m unicipa l ‘hay que preguntarle a fu lano ’. Todo eso se rom pió gracias a l esfuerzo de la gente y la gente p o r haber partic ipado de m unicip ios d iferen tes a éste, [ ^ ] todos aprendieron m uy bien la política de gobierno, a comercializar,
306
a hacer reuniones, consultar, planear, unificar criterios, todo eso fue una escuela bien importante. En pocos años se aprendió más; aquí se aprendió a grandes rasgos todo, rápido y macizo.229Para mí, la organización ha sido mi escuela, por los diferentes cursos en los que participamos, los encuentros, los talleres mismos que teníamos acá sobre derechos humanos y de organización. Todo el tiempo que he estado dentro de la organización ha sido de capacitación continua, de alguna forma esa fue mi escuela.230De alguna manera sentimos que la organización nos ha hecho un poquito libres... yo diría muchísimo libres y aún más independientes de nuestras familias porque no estamos atenidos a que me dé algo para que yo compre algo. [...] Las mujeres no organizadas lo que les asusta, yo creo que la disciplina en principio. Creo que es la disciplina porque se tiene que cubrir con reuniones, con talleres de capacitación. [Para las mujeres no organizadas] el estar aquí platicando es una pérdida de tiempo, el venir al taller es una pérdida de tiempo. ‘Nada más estar sentada ahí todo el día, escuchando lo que dicen, no, yo ni loca, yo no voy a ir, yo mejor pongo mi puesto y vendo un peso, porque ahí no voy a ganar ni un peso’. No se dan cuenta que aquí pueden aprender muchas cosas. Ella [se refiere a una mujer que compra hilo] nunca ha ido a la escuela, pero ella sabe hablar español y lo aprendió aquí. Sabe muchas cosas de trabajo, de cómo moverse en la ciudad, pero todo lo aprendió aquí. De alguna manera la organización ha sido una escuela de muchas compañeras.231 232Dentro de la organización hemos aprendido muchas cosas. Todo eso que aprendimos nos fue metiendo la idea de todo lo que somos; sí, somos indígenas, somos indígenas, pero no con eso quiero decir que somos inferiores. La organización nos enseñó a que nos identifiquemos como indígenas porque es un orgullo. 232
Para nosotras ésta es nuestra escuela, somos mujeres mayores y nuestros padres no nos enviaron a estudiar. Aquí hemos aprendido y queremos que otras mujeres, las jóvenes participen para que aprendan otras cosas y vivan diferentes.233
229 Miguel Cabrera, pionero y fundador de la Tosepan, entrevista realizada en su domicilio en enero de 2007.230231 Rufina Villa, líder maseual, entrevista realizada en el hotel Taselotzin en febrero de 2004.
Cecilia Ávila, líder de la organización de artesanas Maseualsiuaxochitl Tajkitini, entrevista realizada en la tienda de artesanías en la localidad de Yohualichan en agosto de 2006.232 Luis Felix, miembro de la Comisión de Takachiualis, entrevista realizada en el Juzgado Indígena en enero de 2007.233 Isabel Espinoza, líder otomí, presidenta de Mejor Progreso, entrevista realizada en su domicilio en la manzana de El Rincón en enero de 2009.
307
Yo soy abuelita, pero aqu í he aprendido cosas, a veces me cuesta trabajo entender, ya no tengo edad, pero aqu í valoram os que seam os m ujeres indígenas.234
El aprendizaje dotado ahí ha permitido cambiar la percepción acerca de la
educación formal. Su valoración estaba supeditada a la situación de marginación,
a la discriminación en las instituciones educativas, a la resolución de
problemáticas de sobrevivencia, a los estereotipos de género, entre otros. En San
Felipe, por ejemplo, un proceso largo de discriminación obligó a que muchos
otomíes ocultaran su condición étnica, sobre todo si asistían a la escuela. Este
proceso se intensificó durante la década de 1950 cuando las políticas públicas y
los proyectos nacionalistas coadyuvaron a que lo "indígena” se convirtiera en
sinónimo de despojo, desigualdad y violencia; la mayoría de los padres consideró
que sus hijos no deberían aprender la lengua para mantenerlos alejados de las
humillaciones de las que ellos fueron objeto. Sobre todo porque no hablarían un
castellano "martajado”, según ellos, producto de saber previamente ñahñu. Poco a
poco fueron relegados del proceso de "castellanización”; no sólo no recibieron una
educación formal sino perdieron rasgos distintivos de su etnicidad. Bajo este
contexto, las mujeres indígenas quienes son una mano de obra gratuita para las
labores del campo y domésticas quedaron totalmente excluidas de recibir una
educación escolarizada.
No obstante, la revalorización de la escuela como un espacio para el ejercicio
ciudadano, ha permitido que los indígenas organizados impulsen el ingreso de sus
hijos a la educación formal. Aunque, el acceso no sólo es generacional, sino de
género; las mujeres organizadas son quienes están impulsando a que sus hijas se
preparen escolarmente como resultado de una resignificación del ámbito familiar y
de la redefinición de las concepciones y prácticas sociales de ser madre y esposa.
[Mis hijos] se dieron cuenta de que a p a rtir de la organización ellos tuvieron m ás posib ilidad de estudiar, s i no yo creo que no hubiera tenido e l va lo r de que m is h ijas estudiaran porque está tam bién vedados para nosotras las mujeres, pues com o yo ya me ganaba m i
234 Verónica, m iembro de M ejor Progreso, entrevista realizada en el local de la organización enmarzo de 2009.
308
propio dinero, no podía m i esposo dec ir ‘no la m andes ’, yo le decía yo voy a ver de qué m anera le com pro los útiles, no te preocupes tú p o r eso, m i trabajo ha servido tam bién para eso, para que m is h ijos se puedan superar. 235
A m i m adre la vi te je r mucho, día y noche y no paraba. Mi papá no quería que estudiara, pero m i mamá me dijo que iba a te je r m ucho y vender sus cosas en la organización para tene r su d inero y m andarm e a la escuela. Si ella no hubiera estado en la organización no hubiera tenido dinero, no va lo r para en fren tar a m i papá .236M i abuela está siem pre en la organización, ya le dije que cuando crezca voy a partic ipa r ah í para que otras m ujeres se s ientan apoyadas com o m i abuela lo ha hecho conmigo. 237
Las indígenas organizadas con o sin jefatura familiar aprendieron a renegociar y
redefinir sus responsabilidades familiares, lo que significa aceptar que no sólo son
madres y esposa, sino mujeres con expectativas propias. Esto sólo es posible a
través de las vivencias y experiencias al interior de las organizaciones, que
también beneficia a las no organizadas aunque sin un proceso de reflexión:
Yo siento que la organización cam bió m i vida totalmente. Anteriorm ente yo no podía n i ir a v is ita r a m í m am á porque no había e l perm iso de l esposo, y s i no había perm iso yo no podía ir. A través de la organización yo conocí, no sólo yo, sino todas m is com pañeras conocim os los derechos, aprendim os que debíam os de hace r que se nos valorara y se nos respetara. Una de las cosas que nosotros queríam os era pa rtic ipar en la organización, tuvim os que negocia r con e l esposo, convencerlo que era im portante. Yo tuve que pasa r p o r esa lucha de supera r los prob lem as con m i esposo, porque en varias ocasiones, sobre todo cuando tenía que sa lir a la ciudad, a l princip io fue m uy difícil. M i esposo no quería, discutíam os, nos enojábamos, fina lm ente yo me iba, ya después ya no le pedía perm iso sólo informarle. Fue as í com o em pecé a dec ir a dónde iba y cuándo.
Entiendo que las mujeres reconocen su situación diferencial con relación a la
subordinación, discriminación y desigualdad. Al darse cuenta y visibilizarlo, se
construyen estrategias mediante las cuales las mujeres se ubican con la
235236237
Rufina Villa, líder maseual, entrevista realizada en el Hotel Taselotzin en febrero de 2004. Hija de una maseual; entrevista realizada en su domicilio particular en marzo del 2007.Nieta de un miembro de Mejor Progreso, entrevista realizada en su domicilio particular en abril
2009.238 Rufina Villa, líder maseual, entrevista realizada en el Hotel Taselotzin en febrero de 2004.
309
capacidad de cambiar dichas condiciones. Es decir, a través de reconocerse como
mujeres indígenas son capaces de hacer que dichas condiciones no limiten su
ejercicio cotidiano. Para las maseual, ser mujer indígena organizada significa no
tener miedo, hablar en público, vestir con pulcritud y limpieza, sobre valorar su
cultura. Su presencia y actitud ha hecho que los miembros de otros grupos
sociales establezcan relaciones horizontales, de respeto e igualdad.
Al insertarse en los espacios públicos, rompen -o transforman- las estructuras
establecidas, cuestionan, trasgreden el poder y establecen los ejes rectores para
realizar cambios en los marcos de interacción.
Además su participación ha roto con el confinamiento de las mujeres al ámbito
doméstico.
Sí, con la cooperativa fue donde empezamos a trabajar las mujeres, con la cooperativa porque capaz que nosotras saliéramos. Yo era una señora que vivía en mi casa, encerrada, casi no platicaba con la gente. Entonces ya con la cooperativa fue donde empezamos a jalar a las mujeres para que trabajaran, pero a muchas no las dejaban, que no querían sus esposos. Pero poco a poco nos fuimos convenciendo hasta que logramos hacer un grupo. [...] Ahí fue donde la mujer empezó a trabajar.^3
Nuestro trabajo fue también el ejemplo, no sólo para que otras mujeres se organizaran, que ahora ya hay muchos grupos de mujeres en el municipio. Pero, las mismas mujeres no salían de su casa a trabajar. Actualmente no es mal visto que la mujer que en su casa tiene carencias económicas salga a realizar trabajos a Cuetzalan y ya el marido lo permite. Antes ni siquiera eso, muerta de hambre pero no sales de tu casa, porque no está permitido. 240
Antes sólo estaba en mi casa, mi esposo no me dejaba sola. Ahora voy a Zitácuaro a comprar lo que necesitamos para preparar nuestros productos, vamos a capacitaciones y salimos a exposiciones. Al principio me daba miedo, pero aprendí a perderlo241.
Cuando salía solo era con mis hijas, nos íbamos a ciudad Hidalgo a vender lo del bote [fruta]. No le hablaba a nadie. Ahora me voy todo el
239 Teresa Mora, exsocia de la Tosepan y Regidora de Salubridad realizada en su domicilio particular en enero de 2007.
(1987-1990). Entrevista
240241 Rufina Villa, líder maseual, entrevista realizada en el Hotel Taselotzin en febrero de 2004.
Verónica, secretaria de Mejor Progreso, entrevista realizada en febrero de 2009.
310
cam ino vendiendo m is cacahuates o lo que me toque, y cuando meOá.0
pregunta la gente s i yo los preparé, les p latico e l proyecto .242 243 244 245
La autoconfianza, el conocimiento y el valor, como refieren las indígenas
organizadas, son características que fueron desarrolladas en el proceso
organizativo y que ahora les permite movilizarse en instituciones públicas o
privadas para realizar algún trámite o alguna denuncia que hasta hace una década
ningún hombre o mujer indígena se atrevía a realizar -por miedo o por ignorancia.
Hoy son capaces de denunciar los atropellos ante las autoridades competentes.
La población en genera l cuando tenía un problem a venía a Takachiualis [Organización para la defensa de los derechos humanos] ahora va alJuzgado. 243
Ahora ya la gente no necesita m ucho de los Takachiualis o de otras organizaciones para ir frente a la autoridad. E llos nada m ás te preguntan ‘dónde puedo ir porque tengo este p rob lem a ’ se les d ice y ya van e llos solos. Ya no es necesario que uno vaya con ellos. Ahora ellos ya te d icen que se van abriendo paso. 244
Cuando em pezamos, la gente nos venía a ver porque en ese tiem po era responsable de una organización en Morelia [en la Asociación para la Defensa de los Indígenas A.C. ADIMAC]. Le echábam os la m ano y arreglábam os los asuntos. Ahora la gente se sabe m over y s i no viene pregunta y uno les dice como, pero e llos son quienes lo hacen, ya no se dejan com o antes. 245
Las diferencias entre las acciones de las indígenas organizadas cuetzaltecas y
san felipeñas estriban en cómo se han acercado al ámbito jurídico y cómo
resuelven sus condiciones de subordinación, discriminación y violencia en el
contexto local. En Cuetzalan, las mujeres indígenas recurren cada vez más a
denunciar las situaciones de agresión y maltrato de las que son objeto, aunque
"sabemos que hay muchas otras que ni siquiera logran hacerlo, por las siguientes
razones: ‘nos da vergüenza de que la comunidad se entere’, ‘no contamos con
recursos, ni conocimiento para hacerlo’, ‘nos amenazan los hombres violentos’ y,
242Josefina Andrés, entrevista realizada en su domicilio particular en marzo de 2009.243 Ignacio Rivadeneyra, exmiembro de Takachiualis, entrevista realizada en su domicilio particular en febrero de 2007.244 Luis Felix, miembro de Takachiualis, entrevista realizada en el Juzgado Indígena en enero de 2007.245 Prudencio Baltazar, líder otomi, floricultor, entrevista realizada en su domicilio particular en septiembre de 2008.
311
sobre todo, prevalece la idea de que ‘hay que guardar el secreto del hombre”
(Mejía, 2003: 45). Los delitos de violencia intrafamiliar son más frecuentes entre
mujeres no organizadas, pero no exenta a las organizadas que, a diferencia de las
primeras han aprendido a defenderse a través de las instituciones jurídicas. El
caso de "María” lustra esa diferencia.
María es pionera y fundadora del grupo de artesanas de San Andrés Tzicuilan de
la Maseual. Desde sus inicios se involucró en el proceso organizativo asistiendo a
talleres, reuniones y capacitaciones. A través de la organización se beneficia
económicamente con la venta de su artesanía, recursos para el mejoramiento de
su vivienda, préstamos personales, además de recibir información respecto a
salud reproductiva, derechos humanos y de la mujer, entre otros. Después de más
de veinticinco años de un matrimonio relativamente tranquilo, una noche fue
agredida física y verbalmente por su esposo cuando ella descubrió su relación
extramarital. Entre la discusión y los golpes, ella le pidió que se fuera de la casa.
Al día siguiente, cuando se vio con marcas de mordidas en los senos y moretones
en el cuerpo decidió avisar a las autoridades de la agresión. No fue fácil acudir al
CAMI y al Juzgado, se sentía avergonzada por lo que podían pensar en la
comunidad y sus compañeras de la organización. Sin embargo, denunció e inició
un proceso legal de repartición de bienes como resultado de la separación a
petición del esposo. En la actualidad, María continúa en el litigio, trasladándose
sola y continuamente a la cabecera municipal y a Zacapoaxtla. Ella reconoce que
"la Maseual me hizo tomar la decisión de denunciar”, incluso su esposo le adjudica
la responsabilidad de su decisión a la organización, "porque es quien me da valor ’.
Por otra parte, "la violencia institucional que reciben por ser indígenas [como] el
maltrato en los hospitales por el uso de su lengua, el que los médicos no les
expliquen los padecimientos ni los tratamientos” (Mejía, 2003: 45), entre otros
hace difícil el acceso al servicio médico. No obstante, algunos hombres y mujeres
organizados empezaron a exigir a las instituciones médicas un trato digno como
pacientes, independiente a su condición étnica. Además se han convertido para
sus comunidades en quienes poseen el aprendizaje y el conocimiento necesario
312
para acceder a otros espacios que permitan el mejoramiento de sus condiciones
de vida y la resolución de problemáticas cotidianas. El siguiente caso muestra lo
anterior:
Joaquina Diego ingresó a la Maseual en 1989, vive en la comunidad de Xilochico,
tiene dos hijos y está a cargo del cuidado de su padre; es la única del grupo
doméstico que participa en alguna organización. Hace algún tiempo, uno de sus
sobrinos llevó a su pareja embarazada a casa de sus padres246 mientras él
trabajaba en la ciudad de Puebla. Antes de irse habló con Joaquina para que
estuviera al pendiente de los cuidados y la atención médica que requiriera su
esposa embarazada. No lo hizo con su madre porque reconoció que ella no sabría
hacerlo. Durante esos meses, Joaquina fue quien se encargó de llevarla a las
revisiones médicas a Cuetzalan y a recoger los giros bancarios a Zacapoaxtla.
Cuando llegó la hora del parto, contrató un "viaje” para que las transportaran a la
cabecera municipal. Ahí le dijeron que no podían atenderla, así que se movilizó
para que la trasladaran a Teziutlán y se responsabilizó de la salud de la madre y
de su hijo. Horas después nació una niña. Ninguno de los padres del sobrino
intervino en las decisiones de Joaquina, reconocieron que ella era la que sabía
qué hacer. Días después, su cuñada admitió que "me da mucho miedo, yo qué iba
a hacer, qué les iba a decir a los doctores”.
Entender este proceso ha significado visibilizar el problema de exclusión que las
mujeres indígenas. El acceso a los derechos individuales como sujetos de derecho
ha implicado, en primera instancia, discrepancias y desacuerdos con otras
mujeres y con los hombres indígenas bajo el argumento de alterar los usos y
costumbres instaurados en sus localidades. Acceder a los cargos religiosos, a la
educación formal, participar en asambleas, denunciar abusos o agresiones físicas,
ya sea por parte de sus familiares o autoridades, ha roto con los acuerdos
implícitos de convivencia social, al mismo tiempo que ha representado un avance
en la construcción de derechos. En segunda instancia, implica poner en juego
estrategias de confrontación con la población mestiza, quien ve en las indígenas
246Arizpe (1973); Nutini e Isaac (1974) señalan que a medida que los hijos crecen y se casan, lasnueras se incorporan al grupo doméstico como resultado de la residencia viripatrilocal preferente.
313
organizadas una confrontación permanente a su condición de clase. Así, las
mujeres han aprendido a dirimir y negociar sus diferencias con otros grupos
sociales y generar un proceso de inclusión en su contexto próximo.
5.2. Hacia la construcción de los derechos étnicos entre los indígenas organizados. Espacios de concordias y discordias entre los indígenas y el Estado.
La lucha por el reconocimiento de derechos étnicos tiene una larga trayectoria en
México. Durante las dos últimas décadas, los indígenas han luchado por el
reconocimiento de su estatus como sujetos políticos y de derecho en tanto
miembros de una colectividad diferenciada. Estas inconformidades tomaron fuerza
durante la década de 1980 cuando los líderes de las organizaciones
independientes articularon un discurso en el que la etnicidad y la resistencia
cultural se definían como componentes básicos en la lucha por los derechos
sociales, cívicos y políticos (De la Peña, 1999®; Mattiace, 1998). Alrededor de todo
el país se gestaron diversos movimientos indígenas que se exacerbaron en 1994
con el surgimiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en una
zona donde la mayoría de la población indígena había sufrido despojos y
expulsiones. Para Harvey el movimiento zapatista permitió, por un lado, romper
con la ciudadanía corporativista del Estado mexicano, y por otro, cuestionar el
modelo de la ciudadanía democrática. "Los zapatistas no sólo evidenciaron el
abismo entre los ideales liberales y la realidad cotidiana [...] también dieron lugar a
la posibilidad de una concepción más radical de la ciudadanía y de la democracia”
(2000: 34). Este fue el contexto en que se avivaron las discusiones antropológicas.
La ciudadanía étnica ha sido ampliamente discutida por varios autores en México.
Entre ellos se encuentra De la Peña (1999b), quien argumenta que en el contexto
de la globalización esta categoría:
"se refiere al reclamo de mantener una identidad cultural y una organización societal diferenciada dentro de un Estado, el cual a su vez debe no sólo reconocer, sino proteger y sancionar jurídicamente tales diferencias. Todo ello implica el replanteamiento de lo que hasta ahora llamamos el Estado Nacional” (1999b: 23).
314
En este sentido, la lucha por el reconocimiento de derechos étnicos pretendía que
las indígenas fueran reconocidos como una comunidad diferenciada y como parte
del Estado-nación, en igualdad de condiciones en escenarios para hacer efectiva
su condición. Los Acuerdos de San Andrés intentaron recoger estas y otras
inquietudes que los pueblos indígenas del país estaban planteando: la libre
determinación derivada de su condición de pueblo, en donde podemos considerar
los derechos de carácter político. Esta consideración enuncia la posibilidad de
organizar su gobierno interno con base en sus propias decisiones y respetar los
mecanismos de participación en los diferentes órganos de representación federal
(Mattiace, 1998; Sierra, 2001; 2004a). En este sentido, Harvey (1998a) considera
que los movimientos étnicos han permitido modificar los paradigmas tradicionales
del mundo occidental y la categoría de ciudadanía étnica ocupa un lugar central en
esas transformaciones.
Llama la atención como algunos investigadores centran su interés en dar cuenta
de la diferencia y en que el Estado reconozca los derechos colectivos,
principalmente étnicos. Sin embargo, el reconocimiento deja de ser prioritario
cuando gran parte de dichos grupos no se adscriben a la comunidad política, ni al
proyecto estatal. No es suficiente reconocerse como ciudadano "a secas”, se
requiere repensar la noción liberal de ciudadanía para entender las alternativas de
cambio y las propuestas concretas que se desarrollan en la cotidianidad.
Comprender los planteamientos de algunos pueblos indígenas e incidir con una
propuesta metodológica para el abordaje de la ciudadanía étnica nos plantea
varios retos. Primero, este proceso debe abordarse en los terrenos políticos
particulares donde los actores se confrontan y negocian sus condiciones sociales.
Resulta imprescindible considerar el movimiento indígena como heterogéneo y
reconocer las diversas formas de interlocución que establecen con el Estado. El
segundo reto es mirar esta particularidad dentro de un contexto más amplio: la
globalización. Por ello, "la movilidad de los pueblos ahora exige que la ciudadanía
étnica no sólo se plantee ante un sólo Estado Nacional, sino ante el orden jurídico
internacional en general” (De la Peña, 1999b: 23).
315
A partir de lo anterior, el entendimiento de la construcción de derechos étnicos en
ambos casos de estudio requiere evidenciar los significados que localmente dan
los indígenas organizados a su pertenencia y a su lucha étnica. Cada uno, con
base en sus prácticas, busca incorporar sus demandas y reconocer sus
diferencias culturales como un proceso histórico particular de larga data. De ahí
que, las prácticas sociales y los significados culturales que devienen en las
acciones ciudadanas sean parte de la emergencia de derechos étnicos locales. El
contraste entre Cuetzalan y San Felipe resulta justamente de las divergencias de
sus reivindicaciones constituidas en los procesos históricos específicos y de su
relación con el Estado.
Para comprender estas diferencias y mostrar la particularidad de cada uno en el
campo de la heterogeneidad del movimiento indígena, expondré primero el caso
de las organizaciones económicas de Cuetzalan, quienes vinculados al
movimiento étnico nacional y a las demandas del Ejército Zapatista de Liberación
Nacional (EZLN), han desarrollado diversas acciones dirigidas al reconocimiento,
la inclusión y la representación con base en su diferenciación cultural. Después
mostraré cómo los indígenas organizados de San Felipe ponen en juego la idea de
pertenencia étnica para defender su propiedad comunal y el uso de los recursos
naturales como prácticas dirigidas a la construcción de derechos étnicos. Ello nos
permitirá comprender porque a pesar de que la vestimenta y la lengua se han
perdido casi por completo entre los otomíes de San Felipe, existen otros
elementos de adscripción étnica que perpetuán su diferenciación -p.e.. las
posesiones de tierras, las celebraciones de las cruces.
5.2.1 La participación de las organizaciones económicas cuetzaltecas en la lucha zapatista.
Desde la década de 1990, las organizaciones cuetzaltecas venían luchando por la
resolución de demandas y el reconocimiento de derechos indígenas, así que los
ideales zapatistas fueron bien aceptados. La primera organización que se
identificó con el movimiento fue la Comisión Takachiualis, quien después de que
Ignacio Rivadeneyra -miembro de esta organización- asistió a un evento que
316
organizó la Academia Mexicana de Derechos Humanos se incorporó a las mesas
de trabajo en el Diálogo de San Andrés. En septiembre de 1995 se reinició la
concertación entre el EZLN y el gobierno federal y se fijaron las mesas de trabajo
y procedimiento: Mesa 1. Derechos y Cultura Indígena; Mesa 2. Democracia y
Justicia; Mesa 3. Bienestar y Desarrollo; Mesa 4. Conciliación en Chiapas; Mesa 5.
Derechos de la mujer en Chiapas; Mesa 6: Cese de Hostilidades.
"La estrategia de diálogo de los zapatistas incluyó la participación de todas las voces posibles. El Comité Clandestino Revolucionario Indígena dio un nuevo golpe político al anunciar que invitaría a más de 100 asesores, entre dirigentes indígenas, antropólogos, historiadores, intelectuales y representantes de diversas organizaciones sociales y políticas, a participar con ellos en las negociaciones de San Andrés” (Muñoz, 2003: 110).
Para los indígenas organizados, la experiencia fue novedosa e iniciaron un
proceso de participación permanente:
Hubo un in tegrante de la com isión que s í estuvo m uy a l pendiente, Ignacio Rivadeneyra. Ese fue e l enlace entre e l e jército zapatista y la comisión. É l estaba yendo continuam ente a reuniones. Estuvo ah í tam bién cuando se h ic ieron los acuerdos de San Andrés, su partic ipación fue m uy activa en ese aspecto .247
P o r parte de Takachiualis me nom braron a m í para ir a ese foro y llevam os una presentación. A h í asistió m ucha gente que después estuvo com o asesor de l EZLN, porque yo lo que percib ía es que la gente que estuvo ah í fue la m ism a gente que estuvo acá en e l EZLN. Ya cuando em pezaba lo de los Acuerdos de San Andrés sim plem ente salió en e l periód ico una lista de personas invitadas com o asesores de l EZLN. [...] P o r eso yo estuve yendo en cuatro m om entos diferentes que fue lo que conform ó la construcción de los Acuerdos de San Andrés; me tocó traba ja r con una mesa que se llam a de justic ia .
Por su parte, la Maseual inició su acercamiento en 1995.
Estuvim os en tres encuentros a llá en C h iapas con los zapatistas. Yo anim aba a las com pañeras, les decía: no, no va a pasa r nada, vam os a
248Luis Felix, miembro de Takachiualis, entrevista realizada en el Juzgado Indígena en enero de 2007.Ignacio Rivadeneyra, extakachiualis, entrevista realizada en su dom icilio particular en febrero de
2007.
317
ir, vam os a apoyar, que sientan que la M aseual está con ellos. Sí habíam os ido cuatro com pañeras en tres ocasiones.249
El primer encuentro al que asistieron tuvo como propósito incorporar en las mesas
de trabajo de los Acuerdos de San Andrés la situación de las mujeres indígenas. A
ese evento asistieron indígenas de diferentes partes del país con las que
intercambiaron vivencias e ideales, aunque no tuvieron un trato directo con los
zapatistas.
En enero de 1996, participaron en el Foro Nacional Especial de Derechos y
Cultura Indígena, "en el que más de 500 representantes de por lo menos 35
pueblos indios discutieron y llegaron a diversos consensos sobre sus demandas.
La autonomía indígena, acordaron, sería el eje de la lucha por una nueva relación
de los pueblos indios con el Estado” (Muñoz, 2003: 114). Ese fue el primer
contacto directo con los compas, porque tuvim os una plática de cara a cara con
e llos . Para Palomo (1997) en ese encuentro se planteó la autonomía como un
conjunto de procesos que va desde lo individual hasta lo colectivo, que más tarde,
la Maseual acogió dentro de su discurso de derechos étnicos.
En 1999, cuando 5 mil zapatistas bases de apoyo salieron de sus comunidades
para recorrer todo el país como mecanismo de Consulta Nacional por el
reconocimiento de los Derechos Indígenas y por el fin de la Guerra de Exterminio,
la Maseual sirvió de organización sede para recibir a un zapatista.
C uando vin ieron después, ve que m andaron después a cada com unidad. Yo, para m í fue un orgullo es ta r cerca con ellos, servirles de apoyo, ven ir a quedarm e aqu í para cuidarlos, se quedaron en esta casa [la que está a lado del Taselotzin] y pues ah í estábam os para protegerlos y para m í eso era grandioso, pod e r es ta r cerca de ellos.250
Con la ‘Marcha por la Dignidad Indígena’ dirigida por el EZLN en el 2001, se
afianzó el interés de las organizaciones cuetzaltecas por la reivindicación de los
derechos indígenas. La Maseual, concretamente, participó en algunas actividades
como muestra de apoyo y solidaridad con la lucha: el 27 de febrero en Tehuacán,
249250 Rufina Villa, líder Maseual, entrevista realizada en el Hotel Taselotzin en enero de 2007.
Rufina Villa, líder maseual, entrevista realizada en el Hotel Taselotzin en enero de 2007.
318
Puebla, un grupo de maseual encabezada por Joaquina Diego -presidenta de la
organización en ese momento- dio la bienvenida a la Comandancia Zapatista.
Posteriormente otro grupo participó en las mesas de trabajo del 3° Congreso
Nacional Indígena que se realizó entre el 2 y 4 de marzo en la comunidad indígena
de Nurio, municipio de Paracho, Michoacán.
El 14 de agosto de 2001, el presidente Vicente Fox decretó las reformas a la
Constitución en materia indígena con la publicación de las mismas en el Diario
Oficial de la Federación. No obstante, ellas no respondían a las inquietudes del
movimiento zapatista ni a la de los pueblos indígenas.
"Entre julio y octubre de 2001 fueron presentadas ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) un total de 330 controversias constitucionales, por parte de los municipios de los estados de Oaxaca, Chiapas, Guerrero, Morelos, Veracruz, Michoacán, Jalisco, Puebla, Tabasco, Hidalgo y Tlaxcala, en contra de las reformas hechas a los artículos 1,2, 4, 18 y 115 de la Constitución Federal y del procedimiento empleado para su aprobación” (Muñoz, 2003: 211-212).
El 6 de septiembre del 2002, la SCJN anunció improcedentes los litigios y se
declaró incompetente para atender las demandas de los pueblos indígenas.
Durante este tiempo el EZLN continúo movilizándose. Al mismo tiempo la Tosepan
y Maseual realizaron acciones para rechazar las modificaciones en el estado como
describiré en el siguiente apartado.25'
En el 2006, durante la Otra Campaña que realizó el Ejercito Zapatista por todo el
país, el Delegado Zero visitó Cuetzalan. La caravana llegó el 13 de febrero a la
localidad de San Miguel Tzinacapan y fue recibido por las ocho organizaciones
adherentes a la Sexta declaración de la selva Lacandona: la Comisión
Takachiualis de Derechos Humanos, el Proyecto de Animación y Desarrollo
(Prade), la Tosepan Titataniske, la Maseualsiuamej, el Centro de Apoyo de la
Mujer Indígena (CAMI), el Centro de Asesoría y Desarrollo Entre Mujeres
(CADEM), Dignidad Rebelde de Huauchinango, el Centro de Estudios y Desarrollo
Rural (CEDER) y el Proyecto Muéstrame tu Álbum Familiar. Y otras diez que son
251 La Comisión Takachiualis participó permanentemente en todos los encuentros.
319
simpatizantes: Bachillerato Santiago Yankuiktlalpan, Bachillerato Cuantlatoatzin,
La Esperanza del Mañana, Entrelazando Culturas, TelesecundariaYohualichan,
Organización de Comunidades Indígenas de Cuautlapanaloyan, Yolchikaualis,
Comité de Protección y Promoción del Patrimonio Cultural de Zacapoaxtla,
Sociedad Civil de Jonotla, Consejo del Juzgado Indígena de Cuetzalan y la UPN
Zacatlán. La organización anfitriona de la Otra Campaña fue la Comisión
Takachiualis (La Jornada, febrero 14 de 2006; Rebeldía, abril 21 de 2006).
Los que tienen la re lación con e l Delegado Zero es Takachiualis p o r m edio de la R ed Kualem elistli, y p o r lo tanto aqu í en la región convoca Takachiualis.[...] En e l caso de la M aseual las invitam os para que vengan, no para que organ icem os o para que veam os com o lo vam os a hacer. Desde luego que en e l m om ento que llega, [el delegado Zero] Takachiualis decide pon e r com o m esa de honor a la Maseual, a CADEM, a CEDER de Zautla, a Tosepan y a Takachiualis, o sea se hace una mesa plural.^5
Las organizaciones económicas se vincularon con el movimiento casi desde sus
inicios, han participado en distintas manifestaciones nacionales y han sido
anfitrionas de las bases de apoyo y de la dirigencia del EZLN. A partir de estas
experiencias, retomaron el asunto de los derechos indígenas en el estado y
establecieron una lucha frontal en contra de las imposiciones estatales que fueron,
entre ellas, la implementación de leyes indígenas en los estados.
5.2.2 El bien común en disputa. La defensa de los derechos étnicos en el proyecto de la Ley Indígena
Durante el 2000, el gobierno estatal formuló una propuesta de ley indígena. Para
avalarla, realizó una consulta en agosto de 1999 en la ciudad de Zacatlán con la
participación de funcionarios, académicos y representantes de algunas
organizaciones indígenas que estaban vinculadas con los Fondos Regionales de
Solidaridad y el INI. Con ello pretendió adelantarse a las exigencias de una
reforma constitucional nacional. Sin embargo, las organizaciones indígenas y
mestizas de derechos humanos de diferentes partes del estado hicieron 252
252 Ignacio Rivadeneyra, extakachiualis, entrevista realizada en su dom icilio paricular en febrero de2007.
320
contrapeso al conformar la Red Enlace y formular una propuesta legal alternativa
(Sierra, 2004a).
Supim os que e l gobernador M elquíades había ordenado la e laboración de un anteproyecto de Ley y é l lo negaba públicam ente. Pero nosotros obtuvim os un e jem p lar y se lo h icim os sabe r a l D irec to r de Asuntos Jurídicos.
Con las reformas del artículo 1°, 2°, 4°, 18° y 115° en la Constitución Federal, los
gobiernos estatales tenían que realizar las modificaciones pertinentes en su
constitución. En octubre de 2001, el gobierno poblano convocó a la sociedad civil y
a las organizaciones cuetzaltecas para participar en el Foro Regional de Consulta
sobre Cultura y Derechos Indígenas. El Enlace Estatal de Organizaciones
Indígenas y Derechos Humanos, a la cual pertenecen las dos organizaciones de
estudio, dio a conocer en voz de Rufina Villa, su rechazo a la consulta pública por
considerarla como "ilegítima de origen”, puesto que:
”no podrá tener un mayor alcance a la reforma constitucional aprobada por el Congreso de la Unión, la cual no reconoce los derechos colectivos de los pueblos indígenas”. [_ ] "Esta legislación sería inútil porque no reconocería derechos colectivos como la libre determinación y autonomía” de este sector de la población.” 253
A través de un comunicado de prensa, criticó la decisión de las autoridades y del
Congreso del estado de Puebla de realizar dicha consulta en un período en el que
se desarrollan las campañas electorales. "Lo que indica es un acto de proselitismo
del partido político en el poder local en un intento por ganar legitimidad entre los
pueblos indígenas así como conseguir sus sufragios” (La Jornada de l Oriente,
octubre 3 de 2001).
La consulta se realizó entre las inconformidades y manifestaciones de rechazo de
los líderes de la Tosepan, la Maseual y Takachiualis que continuaron hasta que
las autoridades estatales se retiraron del Foro.
253La Jornada del Oriente, octubre 3 de 2001.
321
Posteriormente se distribuyeron en diferentes mesas de trabajo para continuar con
la construcción de propuestas sin la presencia de las autoridades.
No nos perm itieron op inar abiertam ente y las partic ipaciones fueron in terrum pidas a los cinco m inutos. S ituaciones de esas se d ieron en todas las m esas, no sólo con Takach iua lis. V ino la prensa, la prensa tam bién sacó que Takachiualis y otras organ izaciones de Cuetzalan no estaban de acuerdo con lo que estaba pasando. Fueron años en los que había m uchos pronunciam ientos. La prensa en Puebla daba m ucho seguim iento a lo que pasaba en Cuetzalan en re lación a derechos hum anos y a Takachiualis. Se fueron y no pasó nada, o sea no hubom odificaciones a las leyes. 254
En el 2003 se retomó el Foro de Consulta en el municipio, aunque en esa ocasión
sólo convocaron a las organizaciones para que avalaran un anteproyecto de ley.
Vino una diputada, que era de la Com isión Indígena de l Congreso E sta ta l y dijo que estaba haciendo una consulta p o r todas las regiones y que ella quería p resen ta r a l Congreso esas m odificaciones de Ley para m odifica r la Constitución de l Estado de Puebla en m ateria indígena. H ubo un abogado, Alberto, que pertenecía a l Frente de Abogados Dem ocráticos y dijo que ‘eso no era una consulta, era una im posic ión ’. Luego, otro com pañero de otra de red de derechos hum anos de Zacapoaxtla dijo que no estaba de acuerdo con que haya un instrum ento sino que eso se tenía que construir.^5
Al calor de las inconformidades, la sesión fue interrumpida. La Comisión
Takachiualis convocó a las mismas organizaciones a reunirse el día siguiente en
San Miguel Tzinacapan, localidad cuetzalteca. Ahí acordaron que no participarían
en la consulta y asignaron a dos representantes para informar sobre su resolutivo,
aunque el foro siguió sesionando con grupos en las localidades de Huachinango y
Tehuacán.
Diversas organizaciones, incluyendo la Maseual y la Tosepan se constituyeron
como bloque para rechazar la consulta y el anteproyecto de ley, al mismo tiempo
realizaron diversas acciones de confrontación para que no fuera retomada por el
poder legislativo estatal. El argumento que utilizaron para objetar la Ley Indígena 254 255
254 Ignacio Rivadeneyra, extakachiualis, entrevista realizada en su domicilio particular en febrero de 2007.255 Ignacio Rivadeneyra, extakachiualis, entrevista realizada en su domicilio particular en febrero de 2007.
322
Estatal fue que las modificaciones constitucionales en materia indígena son de
interés público.
Cuando yo te hago referencia a se r de in terés púb lico es porque en las m odificaciones a l artículo 2° de la Constitución dice que todos los pueblos tendrán libre determ inación y autonomía, PERO, as í con esas letras, hay dos trampas. Una, que eso será cum plido siem pre y cuando los estados lo autoricen dentro de su constitución. Y e l otro es que, los pueblos indígenas serán considerados de in terés público. ¿Qué quiere dec ir la palabra de in terés púb lico? Pues que e l Estado se va a preocupar prioritariam ente p o r ellos, pero no son una instancia autónom a e independiente para tener autonom ía o para tener libre determ inación. [...] Nosotros desde los acuerdos de San Andrés peleábam os porque se reconociera no de in terés público, sino sujetos de derecho. Porque si som os sujetos de derecho y los pueblos indígenas son considerados sujeto de derecho tienen p leno sentido de autonom ía y libre determ inación, sino la autonom ía y la libre determ inación son mentiras, ju ríd icam ente son mentiras. P o r eso es p o r lo que peleam os tam bién en Puebla y la d iputada esa que vino no sabía de lo que estaba hablando, dice ‘bueno eso de se r sujeto de derecho o de in terés púb lico eso no está en discusión porque eso lo decid im os nosotros y eso ya viene en la constitución genera l’. 256
Los indígenas organizados no sólo intervinieron para detener la iniciativa de la Ley
Indígena Estatal en ese año, también participaron activamente para confrontar el
proyecto gubernamental del Plan Puebla-Panamá. Ello da pie para considerar,
como sugiere Harvey que:
"A pesar de las limitaciones de la nueva Ley Indígena, la resistencia al PPP ha seguido creciendo. Esta resistencia se ha manifestado de diferentes maneras. A parte de emprender acciones locales, cientos de organizaciones sociales y sindicatos han participado en la formación de una red de resistencia que abarca toda la región. Esta red ha realizado varios foros llegado a exigir la moratoria del PPP, la consulta amplia a toda la sociedad y la conformación de un plan alternativo que refleje mejor las necesidades de la mayoría de la población” (2004: 127).
Por ejemplo, en mayo del 2001 la Tosepan y Takachiualis participaron, junto con
108 organizaciones nacionales e internacionales, en la Declaración del Foro de
Información, Análisis y Propuestas "El Pueblo es Primero Frente a la
Globalización”, en el cual anunciaron su posición frente al proyecto "Plan Puebla
256 Ignacio Rivadeneyra, extakachiualis, entrevista realizada en su dom icilio particular en febrero de2007.
323
Panamá” y propusieron la construcción y el impulso de un "Plan Panamá México”
alternativo.
Durante el 2002, los gobiernos estatal y federal reactivaron los trabajos para
realizar las modificaciones en materia indígena en la constitución estatal.
Nos convocaron tres días antes y un día antes nos m andaron un CD, en donde se supone que nos dan el texto de la consulta para leerlo y poner nuestras ideas. Entonces llegan a Cuetzalan y nos dicen que ya conocíam os el objetivo de la reunión, que venían a hace r una consulta y que nos sentáram os en las mesas, que ah í nos iban a da r unas ho jas para que pensáram os si estábam os de acuerdo o no con las cosas que ya venían. Nada m ás es dec ir s í o no y e llos se retiraban tranquilam ente. Les dijim os ‘perm ítanos, aqu í acostum bram os que si escucham os a alguien, tam bién querem os que ese a lgu ien nos escuche. Entonces les quiero dec ir que le podrán llam ar com o quieran a esto, pero no es una consulta, n i estam os los ind icados para consultarnos. Som os indígenas, organ izaciones form ados p o r indígenas pero no som os los representantes de los pueb los indígenas, som os parte. Quiénes son los representantes. H ay otro tipo de organ izaciones tradicionales, hay teniente de danzas, caporales, fiscales, d iversos comités, esos son creo los in terlocutores para una consulta. Y en las com unidades indígenas acostum bram os que las cosas se consulten despacito y no en una hora. Pensam os que esto puede llam arle com o quieran pero no es una consulta y exig im os que se consulte a los pueblos indígenas y no sólo cum plir con un requisito lega l y dec ir que nos consu lta ron ’.257
Con los discursos anteriores se observan varios elementos de análisis respecto al
trabajo de las organizaciones en el avance de derechos colectivos en la región.
Por una parte, existe un interés permanente de reivindicación étnica que valora
ciertas tradiciones y fortalecer sus sistemas normativos. Desde finales de la
década de 1990, la Comisión de Takachiualis inició la elaboración de una Ley
Indígena. Para Sierra esta propuesta:
"tiende a reproducir una visión idealizada del pasado y sus autoridades, construidas como ‘consejos de ancianos’ su interés en rescatar las costumbres a través de una investigación co-participativa en la que se involucraron a las autoridades pasadas, los ha llevado a mirar críticamente antiguas prácticas” (2004a: 317).
257 Francisco Sánchez, takachiualis, entrevista realizada en su dom icilio particular en agosto de2006.
324
Empero, para algunos autores como Bartra:
"la restauración de las tradiciones indígenas supuestamente basadas en la comunidad y la democracia directa, en realidad, más que una alternativa se trata de una exaltación de un punto de vista que se ubica en el pasado tradicional y que legitima una reacción conservadora. [...] Las formas de gobierno defendidas por el indigenismo suelen basarse en caciques varones que fusionan los poderes civiles con los eclesiásticos; normalmente excluyen la participación de mujeres y jóvenes” (2007: 111).
Aquí es donde la participación de hombres y mujeres organizados toma sentido,
sobre todo porque el trabajo cooperativo, comunitario, social y político les permite
insertarse en cargos cívico-religiosos y abrir espacios en la comunidad que con
anterioridad estaban negadas para las mujeres indígenas. Con ello, no sólo han
avanzado en materia indígena sino en derechos de género.
Por otra parte, el discurso de derechos humanos al cual también recurren para
calificar sus costumbres y sus autoridades nos permite observar, en palabras de
Sierra: "una problemática central en el debate actual referido a la práctica de los
derechos humanos en contextos étnicos, ya que se ponen en juegos lógicas
culturales y jurídicas distintas que no pueden valorarse solamente desde una
visión individualista de los derechos humanos” (2004a: 317).
Por ello es que uno de los retos de las organizaciones se enfoca en la necesidad
de discutir desde una perspectiva multicultural su praxis. Aunque es una
problemática que rebasa su experiencia concreta pero obliga a pensar en
alternativas prácticas y teóricas para la reivindicación de derechos humanos y la
diferencia cultural (Sierra, 2004b). Stavenhagen (1992) señala que
"el surgimiento reciente de la temática de los derechos étnicos de los pueblos indígenas como instancia especial de los derechos humanos plantea una serie de interrogantes conceptuales que necesitan ser abordadas desde diversos ángulos” pero concluye que "los derechos grupales o colectivos deberán ser considerados como derechos humanos en la medida en que su reconocimiento y ejercicio promueve a su vez los derechos individuales de sus miembros” (1992: 91-92).
325
Para estas organizaciones, la construcción de propuestas sobre Ley Indígena y
derechos étnicos apunta necesariamente a los derechos humanos, y es través de
éstos que pretenden que el Estado reconozca sus demandas.
5.2.3 La construcción de derechos étnicos a través de la defensa del territorio comunal. Los indígenas organizados en su lucha por la comunalidad.
De acuerdo con algunos teóricos, el reclamo de las organizaciones de los pueblos
indígenas con respecto a los derechos étnicos deviene de considerarse, por un
lado, como "pueblos o naciones originales” lo que les acredita derechos históricos.
Por otro lado, víctimas de invasiones, conquistas y despojos en tiempos históricos
por lo que solicitan la restitución de derechos perdidos (Stavengahen, 1992). Su
autonomía se funda en ser originarios, de residir en el territorio antes de la
emergencia del Estado. La lucha por la tierra no es por el uso del recurso
económico, sino por el reconocimiento efectivo de la multietnicidad (Assies, 1999).
Bajo estos argumentos, los indígenas organizados de San Felipe sustentan la
construcción de sus derechos étnicos. A pesar del interés creciente y de las
movilizaciones permanentes, para Stavenhagen:
"los derechos a la tierra y la cuestión agraria ya no reciben mucha atención en la era de la globalización económica, estos problemas son fundamentales para la sobrevivencia de los pueblos indígenas en América Latina y constituyen una de sus demandas principales. La pérdida de sus tierras ha sido una constante en la historia de América Latina y la lucha por la preservación o la restitución de sus derechos agrarios está en la base de muchos de los intentos recientes de los indígenas por organizarse (1996: 90-91).
En San Felipe, el rasgo distintivo de su actuar político y de su ejercicio ciudadano -
civil, político, social y étnico- ha sido la lucha por la restitución y el reconocimiento
de la propiedad comunal, cuya trayectoria ha marcado el tipo de prácticas de
confrontación y negociación, y el tipo de interlocución con otros grupos sociales y
con el Estado. El acercamiento a estas acciones nos permite resaltar "el carácter
relacional y de construcción social de la identidad étnica y abre una ventana hacia
las relaciones de poder y los procesos de estratificación así como hacia los
conflictos en el interior de las sociedades indígenas que son parte integral de la
326
operación de la reorganización étnica” (Assies, 1999: 45). Al mismo tiempo que
dichas acciones lo son de las propias organizaciones económicas.
Los orígenes de la disputa por la tierra se hallan en la dominación y monopolio
político y económico que ejercen ciertos actores sociales, quienes en distintos
momentos históricos, convinieron los modos de apropiación y de utilización de losO fTQ
bienes sociales, en este caso, la tierra.258 259 Vale señalar que, entre los otomíes de
San Felipe la defensa de la propiedad comunal es un asunto de justicia
distributiva, patrimonio que han protegido desde su constitución como República
de Indios, a mediados del siglo XVI. Sabemos que durante los últimos cuatro
siglos los otomíes no han dejado de luchar por mantener su territorio comunal,
pero lo que interesa aquí es mostrar cómo los indígenas organizados han
emprendido acciones para hacer valer su condición ciudadana. Una praxis ligada
netamente a la lucha agraria.
Hem os venido luchando p o r la le y de Em iliano Zapata y peleando p o r los derechos de los terrenos com unales. Hem os tenido m uchos problem as de las tierras com unales aquí. Pero m uchos terrenos estam os en posesión . Tú sabes que la gente, uno aguanta y otro no, y así. Tengo edad 77 años, pero hem os luchado todos p o r nuestras tierras com unales. [ ^ ] Las tierras com unales son de los com uneros ynosotros som os com uneros. 259
Cómo señalé en otros capítulos, la organización de los comuneros en términos
agrarios, económicos y políticos está asociada a su adhesión a la Unión
Comunera Emiliano Zapata (UCEZ), sobre todo aquellos que tenían la convicción
de conservar la propiedad comunal en manos de los comuneros. "La facción se
integra a la UCEZ [Unión Comunera Emiliano Zapata]260 en 1982, precisamente
buscando apoyo en su conflicto contra Industrias Resistol que se había asentado
ilegalmente en terrenos comunales” (Zárate, 1987:62). Además, las prácticas de
confrontación que se generaron al interior de la comunidad coadyuvaron a debilitar
258 La tierra y sus recursos se consideran principalmente como bienes colectivos.259 Cecilio Baltazar Martínez, comunero indígena, entrevista realizada en su domicilio particular en marzo de 2011.260 En adelante me referiré a dicha facción como comuneros organizados
327
el cacicazgo de Leobardo González. No sólo accedieron al poder político, también
recuperaron algunos predios que estaban bajo su control.
En aque l entonces lo dem andam os en la prom otoría agraria. Cuando nos vio allá nos dijo ‘ustedes no tienen nada que dec ir’. Ese día nos quedam os hasta ro jos porque dice ‘sus padres fueron gatos de l hacendado y cóm o es posib le que estén aqu í pe leando a capa y espada, vergüenza deberían de tene r es ta r pe leando conm igo ’. Y así fue la form a de que les fu im os desp lazando un poquillo e l poder. Entonces que nos dicen unas gentes ‘ahora es cuando ’, dicen, ‘deben de recuperar esas tierras, porque son de la com unidad.261
Auspiciados por la UCEZ, entre 1982 y 1983, los comuneros organizados
expropiaron y repartieron los predios grandes y algunos medianos que estaban
totalmente desocupados. Entre 1983 y 1984 las invasiones se extendieron a los
predios con construcciones o con sembradíos; ello agudizó el conflicto en la
comunidad. Ya no sólo se trataba de recuperar las tierras sino de confirmar su
condición étnica; "los zapatistas definen lo étnico (o el ‘ser indio’) a partir de la
pertenencia a la comunidad indígena como al hecho de reclamarse y actuar como
indígenas-comuneros” (Ib ídem : 86). Con la UC EZ se m anejó e l concepto de
com unidad indígena, dentro de l m ovim iento había una in iciativa de re iv ind icar
cuestiones indígenas.
Hubo varios enfrentamientos entre los comuneros organizados y los propietarios
particulares; uno de los más violentos fue el que se llevó a cabo el 29 de agosto
de 1984, donde murieron dos comuneros que cuidaban el rancho de un
particular.262 Se detuvieron a cinco personas, entre ellos a Santos Alvarado y
Cecilio Baltazar quienes cumplieron una condena de tres años de prisión. Ninguno
ocupaba un cargo dentro del sistema local en ese momento aunque seguían al
frente de la invasión y repartición de tierra como una forma de mantener la
comunidad dentro de la comunidad.
261 Prudencio Baltazar, líder otomí, floricultor, entrevista realizada en su dom icilio particular enseptiembre de 2008.262Véase Zárate, 1987: 82-85.
328
Ya he sufrido la cárcel hartas veces, pero si le hemos avanzado por la lucha de los terrenos comunales de San Felipe. [_ ] En el 84, no nos comprobaron nada, tú sabes que uno anda en la bola. Que le van a comprobar, la gente corre pa’ca corre pa’lla. Nadie ve las cosas o lo que puede pasar. No hubo prueba de nada, sin embargo, nos castigaron [ ^ ] En aquel tiempo, cuando yo me fue a la cárcel éramos tres personas, éramos nosotros quienes organizábamos la gente. 263
Bajo la autoridad de Alfredo Maya, primer Comisariado de Bienes Comunales de
la facción zapatista, se iniciaron acciones legales para recuperar los predios que
poseían los particulares a través del reconocimiento de los títulos de propiedad y
concertaciones con el Estado. Durante 1986, el comisariado solicitó a la
Procuraduría Agraria información sobre los expedientes de exclusión de presuntas
pequeñas propiedades al interior de la propiedad comunal.264 Suponían que bajo
la adscripción de comuneros indígenas podían exigir al Estado la restitución de
dichas propiedades. La respuesta señaló que en la Resolución y Titulación de
Bienes Comunales se omitió excluir las propiedades que se encontraban
legalmente escrituradas dentro de la superficie confirmada y su solución era del
fuero civil.265 No obstante, este no fue motivo para dejar de exigir que las
propiedades privadas pasaran a manos de la comunidad.
Las tierras comunales pertenecen a la comunidad indígena; lo que cada uno
ocupa como propiedad está avalado por una constancia de posesión, pero
finalmente es de la comunidad. Aunque los mismos comuneros hacen uso de ella
como propiedad privada al venderla, hipotecarla y arrendarla. Incluso existe un
mercado local de tierras y es el Juez Menor de la Tenencia quien se encarga de
legitimar las posesiones. Algunos han intentado registrarlas como propiedad
privada y de ahí se derivan los problemas internos, sobre todo porque los
comuneros se rigen "por normas legales no escritas, como sería el respeto de los
263
264
Cecilio Baltazar Martínez, comunero indígena, entrevista realizada en su domicilio particular en marzo de 2011.
Archivo de Registro Agrario Nacional de Morelia, Bienes Comunales, expediente 276. 1/13760, Foja 0006.265 Archivo de Registro Agrario Nacional de Morelia, Bienes Comunales, expediente 276. 1/13760,Foja 0016.
329
linderos plenamente reconocidos por todos, respecto de la herencia, etc.”
(Vázquez León, 1984: 40).
Nosotros tenem os m ojoneras a lrededor de la com unidad a donde llegan nuestras tierras com unales. No estam os peleando terrenos de Ziráhuato. C olindantes, sí, pero cada qu ien tiene su p lano de la com unidad indígena.266
Lo único que tienen en común es el cerro. Todos pueden hacer uso de él: leña
para uso doméstico, agua, hierbas, animales, tierras para pastoreo, no obstante,
en los últimos años ha habido gente que vende su propiedad, se va al cerro y
solicita una constancia de propiedad; así han ido ocupando la mitad del monte. De
acuerdo a los estatutos de la asamblea general de comuneros, un predio puede
ocuparse, venderse a los "fuereños” o constituirse como propiedad privada
siempre y cuando se apruebe por la mayoría; y muchas veces la corrupción hace
de la suyas.
Una de las maniobras más claras sobre la defensa de la tierra es el conflicto con
Rexcel, fábrica de conglomerados asentada en propiedad comunal. Las dinámicas
resolutivas que los indígenas organizados pusieron en marcha para defender,
expropiar, confrontar y negociar, como señalé en el capítulo cuatro, son resultado
de una acción reflexiva y deliberada encaminada a romper con las relaciones de
poder y a modificar su posición social respecto a otros actores locales. Sus
negociaciones se desprenden de su reconocimiento como sujetos de derecho y
las formas diferenciadas de ejercer dicha condición. Apelan a su posición agraria
para defender lo que "por derecho nos corresponde”. Así, recurren al ámbito legal,
a la demanda, al litigio, para recuperar las tierras que consideran deben estar en
manos de comuneros.
Tenem os los papeles m uy b ien preparadas de aqu í la com unidad indígena de San Felipe, nosotros sem os indígenas. Nuestro trad ición de uno pues, nosotros sem os tom iteros, sem os unos que estam os defiendo nuestro interés, e l patrim onio de nuestras com unidad indígena.
266 Cecilio Baltazar Martínez, comunero indígena, entrevista realizada en su dom icilio particular enmarzo de 2011.
330
Ahora estamos peleando unos terrenos de aquel lado. Esta la demanda en el tribunal agrario. [_ ] Ya se hizo todo, el peritaje de todo, tenemos derecho, vino el personal del tribunal agrario de Morelia. [...] teníamos un compañero indígena que estudiaba para abogado y dice ‘San Felipe, juicio que agarra, juicio que se gana, compañeros’ porque están bien preparados los papeles de la Comunidad Indígena. 267
Para nosotros los tribunales [agrarios] han funcionado, aunque es muy tardada, pero seguro. Seguro porque nosotros no perdemos ningún juicio. Cada que metemos una demanda no perdemos, siempre lo ganamos. Siempre hemos ganado. 268
A través de la UCEZ ‘tumbamos’ juicios de las catorce hectáreas que Rex-cel se adjudicó, de igual forma ganamos el juicio del nuevo panteón con cuatro hectáreas. Los terrenos del hotel Villa Monarca ha sido el único que hemos perdido. Hubo mucha corrupción, tráfico de influencias y amenazas. Hubo paros, denuncias, pero la parentela con políticos de Zitácuaro pudo más.* 268 269
Hay que señalar que la tierra por la tierra no es lo único que se pone en juego, la
utilización de recursos que están en ella forma parte de la disputa. Zárate señala
que:
"Mientras que unos particulares actúan más acorde con las normas que imponen la convivencia comunal [otros] cercaron sus terrenos no permitiendo el libre paso ni de los animales ni de las personas [_ ] cogieron parte del espacio que va a los lados de los caminos [_ ] han cercado terrenos donde había ojos de agua que los vecinos utilizaban para sus necesidades [_ ] tumban el agua cuando se les da la gana, sin pedir permiso a los vecinos” (1987: 77).
Por otro lado, el programa de certificación de derechos ejidales y titulación de
solares urbanos (PROCEDE) no ha sido implementado en la comunidad indígena
de San Felipe. Los intentos por convencer a la población de que su
implementación otorgará garantías de seguridad a la propiedad de la tierra han
sido inútiles.
267 Cecilio Baltazar Martínez, comunero indígena, entrevista realizada en su domicilio particular en marzo de 2011.268 Prudencio Baltazar, líder otomí, floricultor, entrevista realizada en su domicilio particular en juniode 2011.269 Líder otomí, entrevista realizada en su domicilio particular en agosto de 2008.
331
Desde el acceso del primer comunero zapatista al Comisariado de Bienes
Comunales y la incidencia de los indígenas organizados -que en su mayoría se
desprendieron de la UCEZ- han procurado mantener el control del poder político
haciendo valer su condición ciudadana, étnica y agraria. Su participación en
dichos cargos se ha caracterizado por una lucha permanente para restituir las
tierras de la propiedad comunal y por reconocer su posición como comunero-
indio; es decir, su pertenencia a la comunidad indígena. Después de 25 años de
participar en la lucha agraria, hoy, Prudencio Baltazar es presidente de
Comisariado de Bienes Comunales. Fue propuesto por 92 personas después de
que les repartió 4 hectáreas de un lote que le fue donado. Su labor, como
autoridad indígena agraria, está enfocada en restituir 9 hectáreas de tierra
comunal que están en manos de un ejidatario- heredero de Perfecto Márquez.
Estam os en litigio, seguim os defend iendo nuestros derechos y nuestra propiedad.
Antes no pud ieron con nosotros, cuando m enos ahora que som os autoridad.
La lucha por la defensa de la tierra comunal no está exenta de la intervención de
los grupos del crimen organizado. Así, su intrusión con los indígenas organizados
-extorsionando, protegiendo, intimidando-, es parecida a la compra-venta,
adquisición y despojo de propiedades de la Comunidad Indígena.
En la parte suroriente, en la parte de abajo parece que de todo lo que tiene un pequeño prop ie tario son 55 hectáreas y de esas ahorita están divid iéndose entre dos herm anas diecisiete pero es n o ’ m as lo puro de cultivo, falta todo lo que agostadero y según me están d iciendo que lo iba a com prar Chón Orihuela, son los m ás fuertes de Zitácuaro, y la gente está consciente y dijo ‘no pues aqu í no se puede hace r nada ’, ahorita p o r lo de, les decim os nosotros lo de la maña. A q u í pues com pran y después com o se valen de esas gentes y ya. A q u í hasta la gente que tiene poquito d inero tam bién se vale de eso. Es un problem aahorita fuerte con eso. 270
Estam os luchando p o r nuestras tierras y hem os ganado, pero tú sabes que nos quita a la fuerza, ora que hay gente mala, nos espanta, pues,
270 Líder otomí, entrevista realizada en su dom icilio particular en agosto de 2008.
332
es gente que pega p o r ahí. Nada m ás que dicen que no se puede dec ir nada. 271
Ello puede llevar a que las nuevas ciudadanías concebidas en el México rural se
caractericen, como señala Maldonado,
"por un fatídico individualismo, exacerbado por la ausencia de esferas de representación política y de instituciones oficiales. [_ ] están forjándose cada vez más peligrosamente, conforme el Estado abandona grandes regiones rurales y los campesinos experimentan demasiada inequidad, de manera que la violencia y el narcotráfico rural parecen ser una expresión compleja de la combinación de estos factores con la migración y la ausencia de la ley” (2010a: 61).
Por otro lado, estas estrategias de reconocimiento, inclusión y representación
frente al Estado-nación ha situado a los indígenas de San Felipe en una posición
de desventaja frente a otros grupos que apelan a su condición étnica -p.e. los
purépechas. Los discursos institucionales sobre la desaparición de los otomíes en
Michoacán supone que el ejercicio a sus derechos étnicos sea inefectivo; empero
su lucha agraria no sólo va dirigida a modificar las condiciones campesinas, sino a
repensar y revalorar su etnicidad. La falta de reconocimiento a su identidad étnica
ha contribuido a que su relación se establezca en términos de subordinación,
segregación e invisibilidad como indígenas frente a la comunidad política, no así
como una entidad agraria.
Ahora bien, lo que tenemos en San Felipe y Cuetzalan respecto a la construcción
de una ciudadanía étnica es un proceso largo y persistente íntimamente articulado
a la participación en procesos organizativos que se originaron en experiencias
locales y que implicaron el enfrentamiento con caciques, terratenientes y
funcionarios de gobierno. Si bien, al inicio su capacidad de acción social dependía
del acceso al poder político, a partir de la década de 1990 las prácticas
económicas se convirtieron en la acción más viable para confrontar al poder local,
las políticas públicas nacionales y adaptarse al mundo global. Si bien, en esta
construcción ciudadana hay cabida para los indígenas organizados; el proceso de
construcción ciudadana deviene de las acciones reflexivas que se general al
271 Líder otomí, entrevista realizada en su domicilio particular en agosto de 2008.
333
interior de las organizaciones económicas; como maneras de incidir en la
modificación de sus condiciones de vida a través de la inclusión, la representación
y el reconocimiento.
A partir del desarrollo de las prácticas generadas al interior de estas
organizaciones se desprenden varias reflexiones. La primera se vincula con la
discusión sobre derechos indígenas y su relación con la situación vulnerable en
que los grupos étnicos se encuentran respecto a la sociedad dominante
(Stavenhagen, 1992). Dichos derechos sólo adquieren significado en un contexto
socio-político específico; para el caso otomí la lucha se desprende de la defensa
de un territorio, de la autonomía a su forma de gobierno, de la autodeterminación,
del uso y manejo de recursos naturales. El referente étnico está dado por su
pertenencia a la colectividad y en consecuencia a la realización de prácticas
establecidas por y para los comuneros en beneficio de la generalidad y dentro del
marco de interacción de la comunidad indígena.
La segunda reflexión está ligada a la creación de diferentes mecanismos de
participación política que han permitido a sus miembros incidir en la toma de
decisiones locales. Esta incidencia es resultado de una experiencia acumulada, de
una toma de conciencia y de una identidad construida en y fuera de la
organización social. La pertenencia a ésta garantiza no sólo la gestión de
recursos, la producción y (a veces) la comercialización, sino su participación como
sujetos de derecho. Ello les ha provisto de la capacidad de intervenir e influir en
procesos de transformaciones políticas y con ello la apertura del espacio público a
través de la representación, la cual hasta 1980 respondía a las estructuras
clientelares del poder político local. En este sentido, se convirtieron en un
mecanismo de contrapeso dentro de la política institucional donde los indígenas se
convirtieron en actores sociales. 272
La tercera reflexión se articula con un aprendizaje permanente que se traduce en
procesos de socialización de sus miembros. Sólo a través de la participación han 272
272 Prudencio Baltazar, María Castillo, Isabel Espinosa son líderes indígenas que han incidido enotros espacios para adscribirse como otomíes.
334
aprendido a hacer uso de los derechos que como ciudadanos mexicanos les
corresponden: acceso a la educación, salud, vivienda, etc., y a movilizarse en
varios espacios; difícilmente este aprendizaje hubiese podido darse fuera de las
organizaciones, sobre todo si consideramos que las relaciones de los indígenas
con el Estado estuvieron mediadas por los mestizos.
Las mujeres y hombres indígenas organizados han encontrado, a través de su
participación, una forma distinta de vivir su diferencia. En comparación con otros
indígenas o mestizos sus condiciones de vivienda son austeras, muchos aún
conservan techos de lámina o paredes de madera, continúan utilizando el fogón
para la preparación de sus alimentos, cuentan con un mínimo de aparatos
eléctricos, -en Cuetzalan- se comunican a través de su lengua materna y
mantienen su vestimenta, aunque han realizado algunos cambios como la
instalación de letrinas, reciclado de basura, elaboración de compostas, entre otras.
La distinción entre ser organizado o no va más allá de las condiciones materiales,
radica en cómo se establece la relación con los mestizos, con instituciones
gubernamentales y cómo ejercen la ciudadanía desde la vida cotidiana en el
contexto local.
En suma, la presencia de organizaciones en las tenencias de San Felipe de los
Alzati y Cuetzalan del Progreso ha redefinido el poder local. Esta redefinición
genera diferentes opciones como alternativas de supervivencia, de convivencia
igualitaria y formas de participación política específica. Además creó los
mecanismos para la construcción de una ciudadanía desde su cultura política y las
instituciones jurídicas para la defensa de sus derechos -sobre todo la
permanencia y defensa de la comunidad indígena-. En todas estas acciones está
en discusión la lucha y el reconocimiento a sus formas culturales y el resolutivo de
generar un proyecto que asuma las funciones del Estado, es decir, un cambio
hacia un modelo de sociedad, donde no sólo es un supuesto el ejercicio de los
derechos sino una realidad viable. "Garantizar este objetivo significa,
políticamente, combatir tanto los términos de representación como de ejecución de
las instituciones gubernamentales. Significa afirmar que es la gente la que hace la
335
historia, que las luchas de los pueblos indígenas puedan articularse en luchas de
mayor escala por las elecciones democráticas” (Harvey, 2000:56) y reconocer que
son capaces de generar propuestas para redefinir sus relaciones como sociedad
civil con el sistema político y el Estado.
CONCLUSIONES
Para desarrollar este apartado partiré del argumento etnográfico de la
investigación que se refiere a la emergencia de nuevas ciudadanías en localidades
indígenas dentro del escenario de la globalización. En términos particulares, se
trata de algunas acciones que los indígenas agrupados en torno a diversas
organizaciones económicas han construido a través de la confrontación, la
negociación, y la convergencia. En este caso se alude a: La Sociedad Cooperativa
Agropecuaria Regional Tosepan Titataniske, la Sociedad de Solidaridad Social
Maseualsiuamej Mosenyolchicaunij, la Sociedad de Producción Rural con
Responsabilidad Limitada "Viveros de la Mesa de San Felipe Los Alzati” y la
Sociedad Productiva de Mujeres "Mejor Progreso”. A través de ellas pude
comprobar que la práctica desarrollada por los indígenas organizados está ligada
a visibilizar las relaciones desiguales de poder local, crear mecanismos de acceso
a una igualdad legal, asociarse y vivir en condiciones de bienestar. Es decir, con
base en diversos proyectos resuelven problemáticas de integración,
reconocimiento y representación en el contexto inmediato dando paso a la
emergencia de una ciudadanía local.
A partir del análisis de las acciones de dichas organizaciones se entiende que la
ciudadanía es:
1) Una construcción permanente e inacabada. Las observaciones de la
investigación revelan que los indígenas organizados, en tantos ciudadanos,
son quienes han de definir las condiciones y normas por medio de las
cuales la ciudadanía, como un proceso de inclusión, representación y
reconocimiento en una comunidad política, puede hacerse efectiva. Lo cual
336
requiere de considerarlo como un proceso inacabado que se construye
desde la intencionalidad, desde acciones reflexionadas que buscan cambiar
el contexto social en el que se desarrollan las desigualdades. No sólo se
pone en juego un propósoto, sino las relaciones y las prácticas que se
establecen con base en su posición social.
2) La ciudadanía es un proceso que se construye en la interacción de
prácticas (acuerdos-desacuerdos) entre los grupos sociales para modificar
las condiciones de exclusión, discriminación y desigualdad;
3) Deviene de una lucha emprendida por los propios actores bajo la formación
de Estado, en contextos socio-históricos particulares y principalmente, en el
escenario inmediato. Ahí es donde las prácticas toman sentido al poner en
juego su condición social para modificar las relaciones desiguales de poder
que resultan de dicha condición. Es así que, la idea de dinámicas
resolutivas es idónea para dar cuenta de ello.
Ambos casos de estudio nos muestran que para iniciar la construcción ciudadana
se requiere de sujetos conscientes de su propia historia -construida a partir del
surgimiento de las organizaciones económicas-, es decir, que reconozcan su
capacidad de confrontar las relaciones de poder local y de crear escenarios para
incluirse en la sociedad. En ese sentido, los indígenas organizados necesitaron,
en primera instancia, desafiar abiertamente a quienes ostentaban el poder
económico y político local a través de levantamientos o revueltas sociales. En
segunda, agruparse en torno a intereses comunes.
Cabe señalar que, como di cuenta en el texto, dichos intereses surgen como
mecanismos para resolver situaciones de la vida cotidiana, sobre todo aquellas
que se relacionan con las cuestiones económicas. Así, lo que concluyo es que en
la medida en que las personas cuentan con los recursos para mejorar sus
condiciones de vida se crean las condiciones para iniciar un proceso de
construcción ciudadana y estas a su vez, dotan de los mecanismos de inclusión a
la comunidad política.
337
Ahora bien, la ciudadanía en tanto proceso, se va construyendo con pequeños
avances; algunos imperceptibles, otros considerables, otros más de mayor
trascendencia. Su actuar se presenta gradualmente; un desarrollo que va desde
los derechos civiles -como un principio constructivo o cimientos ciudadanos- hasta
el ejercicio de derechos que responden a intereses de un grupo con base en su
condición social. La forma en que se exhibe pareciera configurarse como un
espiral donde los derechos civiles dan paso a los políticos y estos a su vez a los
sociales, sin que ello represente necesariamente una realización total. Al contrario,
en permanente construcción como si fuese una obra de teatro compuesta de una
serie de escenas ligadas unas entre sí, cuyas actuaciones se presentan en etapas
sin un cierre y vinculados a la siguiente actuación.
Lo que encontré en la primera etapa de actuación fue que la construcción de los
derechos civiles está determinada por un conjunto de prácticas de resistencia que
se dirigen a desafiar el poder económico y cambiar las estructuras sociales. De ahí
que, el primer avance ciudadano se establece con la instauración de formas de
comercialización directa que pusieron en desventaja a los comerciantes
regionales. Ello implicó un nuevo escenario de disputa, acuerdo y negociación
entre los indígenas organizados y los grupos de poder y control económico. Entre
ellas se distinguen algunos instrumentos de comercialización directa que pusieron
en circunstancias desventajosas a los comerciantes regionales. La ruptura de los
cacicazgos y latifundios existentes conformó un nuevo escenario para la
interrelación entre los grupos que mantenían el control económico y los indígenas
que vivían supeditados a sus decisiones como resultado de su condición étnica y
de clase.
La utilización y explotación de la mano de obra indígena, el coyotaje de sus
productos y el despojo de tierras fueron actos que, de manera naturalizada,
efectuaron los no indígenas -y algunos indígenas aliados-, sobre todo cuando
estos se convirtieron en figuras representativas del orden nacional.
Por su parte, los indígenas estaban y han estado sometidos a los grupos de poder
económico y político local, con lo que se construyeron relaciones asimétricas. Los
338
indígenas organizados, atrapados en dichos contextos buscaron, a través de las
organizaciones económicas, articular formas de responder y transformar las
condiciones locales. En este sentido, la articulación de prácticas en espacios
caracterizados por la confrontación y la resistencia abrió la posibilidad de modificar
la situación de subordinación y diferenciación social. Al mismo tiempo, se
desarrolló una capacidad de intervención e influencia en los procesos de
transformación económica que hasta 1980 respondía a las estructuras clientelares
locales. Las organizaciones económicas se convirtieron en un mecanismo de
contrapeso dentro del contexto local donde los indígenas se convirtieron en
actores sociales. En Cuetzalan, eso se convirtió en dispositivos de
comercialización directa de sus productos. Al crear sus propios mecanismos de
mercantilización se estableció un nuevo referente de las relaciones entre los
indígenas y no indígenas; los productores y comerciantes; dominantes y
subordinados. Es decir, la recreación de los marcos de interrelación entre los
grupos sociales colocaron a los indígenas en una posición diferente y con ello se
dio la posibilidad de conformarse como actores en vías de alternativas
ciudadanas. Aunque en San Felipe, las incipientes formas de organización
económica devienen de un largo enfrentamiento con los latifundistas locales, ello
no detuvo el proceso constructivo ciudadano. Al contrario, el rompimiento con
dichas estructuras no sólo les permitió a los indígenas recuperar las propiedades
comunales, sino acceder a mecanismos de producción y comercialización, lo que
en pocos años se tradujo en la fuente más importante de recurso y empleo.
Así, el avance en derechos civiles tiene ocasionalmente arreglos como resultado
del accionar de los actores, principalmente cuando sus prácticas se orientan al
desarrollo de una economía de mercado, que desde la postura marshalliana
proporcionan la base para la conquista del beneficio social. Gracias al progreso
económico, la influencia de clase en el bienestar se reduce, y el lenguaje social se
incorpora a las relaciones de mercado. Se espera que en una sociedad más justa
y civilizada los individuos desarrollaren conductas más sociables, y sean más
conscientes de sus deberes para con el desarrollo colectivo, inspirando sus actos
339
"en un vivido sentido de la responsabilidad hacia el bienestar de la comunidad”
(Marshall. 1992: 60).
Respecto a la dinámica resolutiva cuetzalteca y san felipeña en los derechos
civiles, es parecida. El mayor potencial del actuar ciudadano en Cuetzalan es el
impacto que las organizaciones económicas han tenido en las condiciones de vida
de sus miembros y en la población en general. Los datos mostraron a continuación
pueden mostrar un panorama general de las poblaciones de ambos casos de
estudio.
CUADRO. DATOS SOBRE ACCESO A SERVICIOS DEL MUNICIPIO DE CUETZALAN DEL PROGRESO,PUE. Y LA TENENCIA DE SAN FELIPE LOS ALZATI, ZITÁCUARO, MICH. DE LOS AÑOS 2000 Y 2010
Municipio de Cuetzalan del Tenencia de San
VARIABLES Progreso Felipe Alzati2731997 2010 2000 2010
% % % %Agua potable 50 75.14 45.24 57.24
Drenaje 25 72.47 45.32 57.35Energía eléctrica 35 85.49 89.37 95.15Analfabetismo 30 19.91 34.32 14.35
Primaria incompleta 31.8 11.61 45.78 21.47Servicio de salud como derechohabiente 98.1 67.91 56.84 79.31
Viviendas particulares habitadas que disponen de luz eléctrica, agua entubada de la red pública y drenaje 31.12 57.19 39.94 42.97
Viviendas particulares habitadas sin ningún bien 55 15.49 12.72 6.64FUENTE. Para 1997se utilizó la información del Cuaderno Estadístico Municipal Cuetzalan del
Progreso, Estado de Puebla, México, INEGI.Para 2000 y 2010 se utilizaron los Censo de Población y Vivienda 2000 y 2010.
En San Felipe, la introducción de la producción de la Nochebuena trajo consigo
cambios en la infraestructura local, principalmente con el grupo de comuneros
zapatistas cuyas condiciones de vida no habían sido favorables. A partir de lo
anterior entiendo que el cambio más importante es lo que se produce con un
accionar racional y deliberado para modificar los resultados de las relaciones
asimétricas establecidas en el contexto local.
Para obtener las cifras de la tenencia, se consideraron los datos que se reportan para las siguientes localidades: Macutzio, Mesa Los Alzati, Puerto Azul, El Rincón, Colonia Nueva, Puerto San Felipe, Ojo de Agua, El Hortelano, El Kilómetro, Agua Blanca, La Miel, La Resistol.
340
Al considerar dicha práctica, se observa que la construcción ciudadana sobre la
base económica va orientada a intervenir en la toma de decisiones, en los
mecanismos de producción, de comercialización y en los instrumentos de inclusión
en la vida económica de la región: crecimiento del mercado, empleo, mejor
competitividad, mayor equidad, innovación tecnológica y sustentabilidad
ambiental. Ello supone que el ejercicio de los derechos civiles implica una relación
en dos niveles 1) con los grupos locales con los cuales se disputa, negocia o
acuerdan acciones; 2) con la comunidad política. Ello hace referencia a las
acciones y prácticas que ponen en juego los actores sociales para adherirse y
establecer un sentido de pertenencia a un contexto inmediato.
Con lo que respecta a los derechos políticos, ambos casos de estudio representan
una especie de subversión inmersa en una serie de mecanismos que definieron la
estructura política -el paternalismo, el autoritarismo, la servidumbre y la
discriminación étnica. La explotación tradicional de la población indígena por parte
de los no indígenas fue ejercida gracias a estas conductas y a diversas formas de
coerción y reciprocidad asimétrica que aseguraron la posesión de tierras y
producción agrícola, y permanencia de las formas de trabajo servil. Los indígenas
son y han sido grupos organizados comunalmente, que desde el surgimiento de
las agrupaciones productivas luchan por defenderse del abuso, crean alianzas
intercomunales para enfrentar el poder económico, político o armado de los no
indígenas; y colaboran con ellos para obtener beneficios en reciprocidad. El
proyecto modernizador del Estado mexicano que inició en la década de 1990
diversificó los campos económicos y políticos en términos de nuevas grupalidades,
la reivindicación de identidades y del surgimiento de nuevas lealtades. Tanto en
Cuetzalan como en San Felipe, ello se tradujo en una lucha por el poder político;
es decir, el acceso a los cargos locales se convirtió, en primera instancia, en un
avance significativo.
El desarrollo político sufre eventualmente acomodos por un accionar mayor de los
indígenas organizados, sobre todo cuando avanzan y consolidan algunas acciones
económicas. En ambos casos de estudio, en sus inicios la trama política se dirigió
341
a desmantelar el poder político local a favor de la representación indígena que fue
posible gracias a la cohesión, el consenso y la legitimidad de prácticas y actores.
Además, se apropiaron del ejercicio del voto como una de las formas de los
derechos políticos, que para los actores sociales no sólo representa la posibilidad
de iniciar la conquista de un derecho, sino un cambio en el contexto inmediato al
marcar una tendencia política. Visto como un proceso que ha estado dotado de
intencionalidad, la práctica del sufragio simboliza una lucha en un espacio de
confrontación permanente. Al mismo tiempo, se ponen en juego afiliaciones
políticas que se entrecruzan con construcciones sociales de género, generación y
etnicidad. Así, el apoyo, afiliación y/o votación hacia un partido político
representan prácticas eficientes y eficaces en la construcción de los derechos
políticos. Simultáneamente, la defensa de la voluntad colectiva, en tanto una forma
de accionar ciudadano simboliza una ruptura en el modelo paternalista, la más
importante desobediencia civil y resistencia ciudadana para los grupos de estudio.
Entiendo entonces que, al crear instrumentos de representación, los actores
sociales buscan actualizar sus proyectos políticos al mismo tiempo que desarrollan
mecanismos para incluirse en el sistema hegemónico. De ahí que su inserción en
el ámbito político esté determinada por confrontaciones permanentes con las
propias formas que este proceso implica y con los grupos sociales que han
controlado el acceso y ejercicio de los derechos políticos en el contexto local. Esto
último presupone la exclusión de individuos y colectividades por su condición
social y en marco de una sociedad de clases. Se deduce entonces que la praxis,
el nivel de actuación política, el grado de capacidad de promoción y desarrollo
político es resultado de la interacción con otros grupos.
Las vivencias del sufragio, el ejercicio individual del voto, el proselitismo, la
defensa de la voluntad colectiva, en suma, todas las acciones que se desarrollan
como mecanismos de representación, por mucho que parezcan un simple avance,
tiene un significado social más decisivo. Crea distinciones entre los actores al
estar permeados de construcciones sociales; en estos casos, indígena y no
indígena, entre indígena organizado y no organizado, entre quién puede y debe
342
acceder a su condición ciudadana y quién no, entre excluidos e incluidos, lo cual
conduce a una lucha continua por construir derechos en el marco de la otredad.
La relación de los individuos con su comunidad política se define por las formas
particulares que asumen las relaciones de dominación con sus pobladores y por
las interacciones cotidianas de dichas relaciones para representarse en la
comunidad. Así, la construcción de derechos políticos no se limita al ejercicio de
voto y el acceso de representatividad, ni a espacios de lucha y discrepancias, sino
una praxis mucho más extensa que se genera lentamente en un imaginario que es
políticamente posible. Además, los procesos de construcción y ejercicio de
derechos políticos funcionan sobre la base de los avances de los derechos civiles.
Este desarrollo expresa la existencia de situaciones sociales que consideran a
todos los integrantes de la comunidad política, aunque al igual que en otros
contextos aparecen como determinantes en la construcción ciudadana.
Con lo que respecta a los derechos sociales, estos se han dado de una manera
mucho más pausada que los civiles y los políticos, aunque ello también ha
significado un impacto importante en la construcción de una ciudadanía local.
Principalmente, porque su acciones se establecen en el marco de los intereses
comunes y del bienestar social.
Si bien el Estado ha establecido algunas formas para asumir su tutela, su
quehacer no ha sido suficiente para resolver las necesidades de la población;
sobre todo al considerar que, frente a la "cultura de dependencia” que generó el
Estado de Bienestar nadie más podía actuar. El accionar de los actores sociales
para ejercer su condición ciudadana debe transitar por una posición donde se
logre mejorar sus condiciones de vida, pero reconociendo el papel que juega el
Estado en esa proposición. Además, sus resultados deben incidir en el quehacer
estatal para desarrollar proyectos como alternativas viables. Es decir, sus
iniciativas deben convertirse en una posibilidad para descargar las tareas estatales
y asumir, como sujetos de derecho, su responsabilidad ciudadana en el desarrollo
del bienestar común. Bajo esta propuesta las organizaciones económicas se están
343
perfilando para que sus miembros actúen en y desde los intereses colectivos sin
depender del subsidio estatal.
Por otra parte, ante el escenario de discriminación, desigualdad social y el
desmantelamiento de las políticas de bienestar del Estado, los actores sociales se
ven obligados a establecer dinámicas resolutivas que permitan generar un nuevo
escenario y posicionarse de manera diferente en el contexto local. En Cuetzalan,
eso se resolvió con los proyectos de autoempleo; en San Felipe con el
abastecimiento de agua.
Sin duda, el desarrollo social de las organizaciones económicas se debe a las
maniobras que se generan principalmente cuando sus acciones se orientan a la
optimización y fortalecimiento de algunas condiciones económicas. El logro de
beneficios sociales requiere de una movilidad colectiva nuevo para crear formas
de inclusión novedosa al interior de la comunidad política. Así, la apropiación de
su condición ciudadana como una de las formas de resolver las problemáticas
locales representa su adhesión a una comunidad política.
Los indígenas organizados no buscan exigir al Estado el cumplimiento de sus
compromisos sociales, más bien actualizar sus acciones para incluirse en -o en
todo caso construir- un proyecto político a través de las mejorar que hacen en sus
localidades. De ahí que, sus formas de inserción estén caracterizadas por
confrontaciones permanentes; por un lado, por la implicación de desafiar a la
autoridad estatal y crear modelos de eficiencia estatal; por otro, con los grupos
locales que han controlado las obras públicas, la seguridad pública, el acceso a la
educación, al servicio médico y al empleo. Esto presupone la exclusión de los
derechos sociales a los individuos y las colectividades indígenas por su condición
étnica y de clase. El proceso ciudadano formula la existencia de condiciones
sociales en beneficio de toda la comunidad política. La inclusión de los actores
sociales a su contexto inmediato y a la comunidad política supone un aprendizaje
previo de la acción comunitaria al interior de las comunidades de referencia. No se
trata de grandes logros o actos espectaculares, sino de acciones que
mesuradamente son capaces de transformar las desigualdades y cambiar el
344
rumbo de las comunidades indígenas; una toma de agua, un camino, una escuela-
sino al contrario, la ciudadanía se da en las acciones más pequeñas, pero tan
trascendentales que generan una mejorar en la vida de la colectividad.
De esta forma, los indígenas organizados han transformado la relación de fuerzas
entre diversos grupos en función de su interés. Las disputas generadas por la
creación de espacios de inclusión se refieren a la distribución de las
externalidades de los planes de desarrollo -pozo de agua, piso firme,
pavimentación de caminos. Estos proyectos suelen poner en movimiento a los
actores sociales y quizá sea lo más eficiente para contrarrestar las desigualdades
sociales. Los derechos sociales forman parte de aspectos decisivos del desarrollo
de una ciudadanía plena, en tanto que tienden a promover las desigualdades
ilegitimas provenientes del sistema de clase, para representar una función
integradora clave (Barbalet, 1988). Para que los ciudadanos puedan ejercer
efectivamente sus derechos civiles y políticos, precisan ser libres de la inseguridad
y la dependencia impuesta por la pobreza, por las condiciones precarias de salud,
y la falta de educación y de empleo. La ciudadanía social es, entonces, un eficaz
medio para lograr la integración social ante las desigualdades creadas en la
economía de mercado (Marshall, 1950).
A lo largo de esta primera etapa de la construcción ciudadana -derechos civiles,
políticos y sociales-, los indígenas se caracterizaron por reconocer su condición de
subordinados y visibilizar las relaciones desiguales de poder para asumirse como
ciudadanos y con ello incidir paulatinamente en las decisiones locales. Sin duda, la
construcción ciudadana deviene de una acción reflexiva y deliberada encaminada
a romper, por un lado, con las relaciones de poder; por otro, a modificar su
posición social respecto a otros actores locales. En este sentido, las prácticas
generadas en este contexto se derivan de una acción colectiva que son valoradas
por su integración a la vida política. Ello es lo que hace posible emprender nuevas
reglas y procedimientos ajenos a la democracia liberal y a la relación con el
Estado-nación (Harvey, 1998a).
345
El reconocimiento de diversas acciones no ocurre espontáneamente sino que
suele implicar largos procesos históricos y sociales de lucha por parte de las
colectividades, en este caso de los indígenas organizados. Pero, a su vez estos
procesos son el principio de transformaciones en un contexto mucho más amplio
en donde se pone en juego el reconocimiento a su condición de sujetos de
derecho y a formas diferenciadas de ejercer dicha condición. Entiendo que el
accionar de los actores requiere de "una comprensión y una práctica de la
ciudadanía que sean más completas, más ricas e incluso más sutiles” porque "lo
que el Estado necesita de la ciudadanía no se puede obtener mediante la coerción
sino solamente por medio de la cooperación y el auto-control en el ejercicio del
poder privado” (Cairns y Williams, 1985: 43). En ambos casos -Cuetzalan y San
Felipe- se tratan de acciones para incidir en el bienestar social, usar mecanismos
de acción para mantener y de ser posible, desarrollar otras prácticas en beneficio
del ejercicio futuro de la ciudadanía (Gunsteren 1978; Lechner, 1986). Al mismo
tiempo, se pone de manifiesto que las organizaciones económicas, en su proceso
de ciudadanización, son históricamente construidas en la confrontación y la
negociación; sus bordes son variables y en muchas ocasiones confusos (De la
Peña, 1999).
Respecto a la segunda etapa en la lucha por la continuidad del ejercicio de los
derechos civiles se propone un posicionamiento económico que se define en el
contexto local. Ello significa la apropiación de espacios mercantiles que sólo son
atribuibles para quienes hacen efectivo su condición ciudadana. Lo anterior
sugiere que, los actores sociales emplean un conjunto de acciones con base en su
posición de subordinación que utilizan de contrapeso para hacer frente a las
condiciones de desiguales de producción y comercialización con otros grupos
sociales. En la medida en que dichas las prácticas son innovadas se construyen
dinámicas resolutivas que se centran en la inclusión de los actores en el ámbito
mercantil y con ello en ciertos atributos de las garantías individuales.
Durante, las últimas tres décadas, desde el surgimiento de movimientos sociales
pasando por la conformación y consolidación de las organizaciones económicas,
346
hasta las elecciones de cargos locales, los indígenas organizados han avanzado
en la construcción de derechos políticos no sólo como sufragistas, candidatos, o
como grupos corporativos, sino como organizaciones que generan acciones para
crear condiciones que beneficien en la vida cotidiana y con ello en la
trasformaciones de las estructuras de poder local y en los mecanismo de acceso,
representación e inclusión. Hoy, las organizaciones económicas se nos presentan
como autoridades morales, cuyos partidos deben recibir su anuencia si quieren
figurar en la lucha política. No son ellas las que ahora buscan o proponen
candidatos, son los propios partidos que buscan el consentimiento de los
indígenas organizados. Sin duda, este es uno de los mayores avances de las
organizaciones económicas; un desarrollo que ha estado marcado por muchas
disensiones.
Ahora bien, lo que tenemos a la construcción de ciudadanía local es un proceso
largo y persistente íntimamente articulado a la participación en procesos
organizativos que se originaron en experiencias comerciales y que implicaron el
enfrentamiento con caciques, terratenientes y funcionarios de gobierno. Si bien, al
inicio su capacidad de acción social dependía del acceso al poder político, a partir
de la década de 1990 las prácticas económicas se convirtieron en la acción más
viable para confrontar al poder local, las políticas públicas nacionales y adaptarse
al mundo global.
A partir del desarrollo de las prácticas generadas al interior de estas
organizaciones se desprenden varias reflexiones. La primera se vincula con la
discusión sobre derechos indígenas y su relación con la situación vulnerable en
que los grupos étnicos se encuentran respecto a la sociedad dominante
(Stavenhagen, 1992). Dichos derechos sólo adquieren significado en un contexto
socio-político específico; para el caso otomí la lucha se desprende de la defensa
de un territorio, de la autonomía a su forma de gobierno, de la autodeterminación,
del uso y manejo de recursos naturales. El referente étnico está dado por su
pertenencia a la colectividad y en consecuencia a la realización de prácticas
establecidas por y para los comuneros en beneficio de la generalidad y dentro del
347
marco de interacción de la comunidad indígena. Para el caso nahua, se crearon e
impulsaron prácticas para modificar los marcos de interacción entre no indígenas e
indígenas; no sólo se plantearon metas sobre el control del poder, como otras
organizaciones, por el contrario, su fuerza residió y reside en el cuestionamiento a
dicha lógica, en la confrontación con el Estado y en la generación de propuestas
económicas y políticas desde su condición étnica.
La segunda reflexión está ligada a la creación de diferentes mecanismos de
participación política que han permitido a sus miembros incidir en la toma de
decisiones locales. Esta incidencia es resultado de una experiencia acumulada, de
una toma de conciencia y de una identidad construida en y fuera de la
organización social. La pertenencia a ésta garantiza no sólo la gestión de
recursos, la producción y la comercialización, sino su participación como sujetos
de derecho. Ello les ha provisto de la capacidad de intervenir e influir en procesos
de transformaciones políticas y con ello la apertura del espacio público a través de
la representación. En este sentido, se convirtieron en un mecanismo de
contrapeso dentro de la política institucional donde los indígenas se convirtieron
en actores sociales.
La tercera reflexión se articula con un aprendizaje permanente que se traduce en
procesos de socialización de sus integrantes. Sólo a través de la participación han
aprendido a hacer uso de los derechos que como ciudadanos mexicanos les
corresponden: acceso a la educación, salud, vivienda, etc., y a movilizarse en
varios espacios; difícilmente este aprendizaje hubiese podido darse fuera de las
organizaciones, sobre todo si consideramos que las relaciones de los indígenas
con el Estado estuvieron mediadas por los mestizos.
A través de las organizaciones económicas, las mujeres y hombres indígenas
organizados han encontrado una forma distinta de vivir su diferencia. En
comparación con otros indígenas o mestizos sus condiciones de vivienda son
austeras, muchos aún conservan techos de lámina o paredes de madera,
continúan utilizando el fogón para la preparación de sus alimentos, cuentan con un
mínimo de aparatos eléctricos, -en Cuetzalan- se comunican a través de su lengua
348
materna y mantienen su vestimenta, aunque han realizado algunos cambios como
la instalación de letrinas, reciclado de basura, elaboración de compostas, entre
otras. La distinción entre ser organizado o no va más allá de las condiciones
materiales, radica en cómo se establece la relación con los mestizos, con
instituciones gubernamentales, entre los propios indígenas organizados y cómo
ejercen la ciudadanía desde la vida cotidiana en el contexto local.
En suma, la presencia de organizaciones en San Felipe de los Alzati y Cuetzalan
ha redefinido las formas de incorporación a la comunidad política. Esta redefinición
genera diferentes opciones como alternativas de supervivencia, de convivencia
igualitaria y formas de participación política específica. Además han generado la
construcción de una ciudadanía desde su cultura política y las instituciones
jurídicas para la defensa de sus derechos -sobre todo la permanencia y
pertenencia a un contexto local. En todas estas acciones está en discusión la
lucha y el reconocimiento a sus formas culturales -lengua, cosmovisión, manejo y
uso de recursos naturales, forma de gobierno- y el resolutivo de generar un
proyecto que asuma las funciones del Estado, es decir, un cambio hacia un
modelo de sociedad, donde no sólo es un supuesto el ejercicio de los derechos
sino una realidad viable.
En este contexto, el sentido local de la ciudadanía de los indígenas organizados
en Cuetzalan se caracteriza porque la apertura de espacios locales, estatales y
federales para expresar sus demandas ciudadanas, para gestionar recursos y
para generar propuestas políticas y económicas autosuficientes. Esta incidencia
es resultado de una experiencia acumulada, de una toma de conciencia y de una
identidad indígena construida en y fuera de la organización. La pertenencia a ésta
garantiza no sólo la comercialización de sus productos, sino su participación como
sujetos de derecho. Al mismo tiempo que han desarrollado una capacidad de
intervención e influencia en los procesos de transformaciones políticas a través de
la representación, que hasta 1980 respondía a las estructuras clientelares del
poder político local.
349
Por otra parte, la dinámica dentro de las agrupaciones fomenta diversos
aprendizajes que se refleja en la forma de conducirse de sus miembros al resolver
problemáticas cotidianas. Sólo a través de la participación ejercen la efectividad de
los derechos. Difícilmente este aprendizaje se hubiera dado fuera de las
organizaciones. Esto empezó a marcar una diferencia respecto al resto de la
población. Por ejemplo, las mujeres organizadas comenzaron a recibir atención
médica durante el embarazo, a acceder y utilizar métodos de anticoncepción y/o a
denunciar actos de violencia intrafamiliar. En la actualidad los hijos e hijas de
indígenas organizados asisten a la escuela, muchos de ellos están terminando
estudios de educación superior y algunos se han incorporado a las organizaciones
como promotores o profesores de educación bilingüe. El cambio en la preparación
profesional no sólo es generacional, sino de género; las mujeres organizadas son
quienes están impulsando a que sus hijas se preparen escolarmente como
resultado de una resignificación del ámbito familiar y de la redefinición de las
concepciones y prácticas sociales de ser madre y esposa. Los espacios de
socialización-educación son el escenario donde se están redefiniendo prácticas de
género y etnicidad.
El sentido local de la ciudadanía de los indígenas organizados en San Felipe está
implicada en una especie de contrahegemonia e inmersa en una serie de
mecanismos que definen la estructura de poder. Es así que, el mayor potencial
del ejercicio ciudadano en San Felipe es su capacidad de presión negociadora
como entidad agraria que, desde la ideología liberal, representa un retroceso en el
desarrollo de las sociedades democráticas al considerar las manifestaciones,
sublevaciones y actos de resistencia civil como incivilizadas. Si bien, la existencia
de derechos constitucionales proporciona a los grupos sociales los elementos para
apelar legalmente, el proceso de movilización al que aluden para emplear esta
legalidad está basado en la memoria histórica, en las prácticas culturales y en los
símbolos políticos (Harvey, 2000). Así, que su ejercicio ciudadano apela a una
interacción de prácticas que den eficacia al resultado. Es decir, para los otomíes
de San Felipe la propiedad comunal representa el eje cohesionador. Su
mantenimiento significa la puesta en marcha de diversos mecanismos de ejercicio
350
del poder local; al mismo tiempo es el bien a través del cual hacen valer su
condición étnica, ciudadana y su relación con el Estado. Otro avance, es el que
refiere a los derechos políticos y la apropiación del voto como una de las formas
de acceder a los espacios de representación.
De manea general, me gustaría señalar que, los procesos de ciudadanía son
espacios de socialización con una larga permanencia donde los ciudadanos
pueden elaborar propuestas de intervención en políticas públicas, estrategias de
competencia en el mercado internacional, proyectos autosuficientes, participación
en asuntos de interés local, nacional e internacional, participación en la lucha por
el reconocimiento de derechos indígenas, entre otros. Lo anterior, supone, por un
lado, una pérdida de visión en su labor a favor de los derechos políticos y sociales;
por otro, una posible cooptación por parte del Estado. Para resolver ambos casos,
los integrantes de las organizaciones han intentado establecer un eje de acción
que determinaría, en primera instancia, una visión como organizaciones
económicas; pero con un compromiso de bienestar hacia sus socios y hacia la
sociedad en general.
Aunque no tienen una estrategia definida específicamente para evitar su
cooptación; es claro que su perspectiva como organizaciones les ha permitido
"capotear” los intereses estatales. Ello ha significado responder, en ocasiones,
frente a las instituciones que representan el orden estatal como negociadores -i.e.
la obtención de recursos públicos para el desarrollo de proyectos a cambio de
permanecer "inertes” ante las elecciones locales- como insurrectos -cuando
realizan alguna protesta para manifestar sus inconformidades ante las decisiones
de las autoridades; i.e. los otomíes organizados cierran la carretera Zitácuaro-
Morelia ya sea para abrir una universidad como para apoyar las exigencias de
pobladores de otras localidades. La maseual toma las calles de la ciudad de
Cuetzalan para llamar la atención de las autoridades y atender los casos de
violencia y trata de personas. El caso más significativo fue el de pederastia en el
que se vio involucrado e exgobernador de Puebla, Mario Marín. Las maseual
realizaron varias marchas para exigir el esclarecimiento del caso y promover una
351
ley sobre la trata de personas. También lo hacen como conciliadores -i.e ambas
organizaciones cuetzaltecas intervinieron en el proceso de apropiación del
Juzgado Indígena, a través del cual llegaron a acuerdos con las localidades
locales, estatales y el resto de la población indígena.
La relativa "autonomía” que han logrado, ha sido generada gracias a la capacidad
de movilización que poseen. Es decir, la estrategia que desarrollan depende de lo
que quieren lograr. Para algunos pobladores no organizados, principalmente
mestizos, esta movilidad ha sido parte de un juego "engañoso” que los miembros
de las organizaciones económicas han sabido manejar muy bien. Su relación con
el Estado -a través de actores políticos y sociales locales, regionales y
nacionales- ha sido incierta y discontinua; no obstante, ello no ha obstaculizado su
desarrollo.
Con respecto a la generación de prácticas ciudadanas con referente político y
social, se puede observar que su continuidad está vinculada justamente a la
transformación de organizaciones sociales en empresas étnicas. Los contextos
locales habían imposibilitado que los indígenas accedieran a los derechos
políticos y sociales. Sin embargo, paradójicamente, al establecer las
organizaciones con carácter económico -con tendencia empresarial- se aseguró
la incidencia en diferentes ámbitos ciudadanos, lo que contribuyó a modificar la
estructura social. Este proceso no ha sido lineal, más bien bastante contradictorio.
Sobre todo porque, la generación de dichas prácticas parece diluirse aunque ello
responde al mismo proceso de ciudadanización.
La construcción ciudadana no emana del sentido formal que el Estado les da sino
de las acciones que realizan para resolver problemáticas cotidianas. Un proceso
caracterizado por su temporalidad, persistencia y articulación con la participación
en procesos organizativos que se originaron en experiencias locales de
comercialización. Su construcción no es de un jalón, sino paso a paso, de manera
deliberada e intencional, siempre y cuando, estas prácticas y espacios sean
estratégicos para incluirse en el contexto local y en todo caso en la participación
de la construcción de un proyecto nacional. Es decir, no son avances o procesos
352
terminados o inmutables descontextualizados de lo cotidiano, sino al contrario,
construida desde abajo, en un espacio de lucha social, sobre la base de las
contradicciones sociales. Además este proceso corre paralelo a los proyectos de
desarrollo económico y social sin enfrentarse, ni excluirse, como generalmente lo
presentan otros estudiosos sociales preocupados por el desarrollo social. 274 Más
bien, la experiencia de las organizaciones económicas nos permite cuestionar y
profundizar sobre los significados del Estado, la noción liberal de la ciudadanía y
las prácticas ciudadanas. Con ello, es factible considerar que la inserción en el
mercado es lo que posibilita la construcción de la ciudadanía.
Todo lo anterior me permite considerar que el objetivo planteado en la
investigación sobre indagar, establecer y analizar el sentido local de la ciudadanía
construido a través de las organizaciones económicas con relación a diversos
procesos sociales generados en el mundo global en dos poblaciones indígenas
fue cubierto.
He de señalar que este trabajo es sólo un acercamiento y una de las muchas
interpretaciones que se puede dar a este tipo de investigación. Con el fin de
entender la complejidad de las relaciones de poder y el proceso de inclusión a una
contexto próximo y a la comunidad política propuse la categoría de dinámicas
resolutivas. Con ello pretendí abrir el campo de interrogantes y planteamientos
respecto al tema de la ciudadanía, el Estado y la globalización.
274 Me refiero a aquellos teóricos weberianos quienes consideran que el Estado es el único que puede determinar las formas de desarrollo -social, económico, político- de una comunidad política, en tanto es quien posee el monopolio efectivo de la violencia y en su condición de dominación puede establecerlo. Con ello se niega la existencia de otras formas alternas de desarrollo.
353
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Documentos hemerográficos y de archivo
Archivo Histórico del Poder Ejecutivo de Michoacán, Serie Hijuelas, Distrito de Zitácuaro, Libro 1; Fojas 246.
Archivo Histórico del Poder Ejecutivo de Michoacán, Serie Hijuelas, Distrito de Zitácuaro, Libro 1; Fojas 247.
Archivo Histórico del Poder Ejecutivo de Michoacán, Serie Hijuelas, Distrito de Zitácuaro, Libro 1; Fojas 248.
Archivo Histórico del Poder Ejecutivo de Michoacán, Serie Hijuelas, Distrito de Zitácuaro, Libro 1; Fojas 249.
Archivo Histórico del Poder Ejecutivo de Michoacán, Serie Hijuelas, Distrito de Zitácuaro, Libro 1; Fojas 257.
Archivo Histórico del Poder Ejecutivo de Michoacán, Serie Hijuelas, Distrito de Zitácuaro, Libro 1; Fojas 258.
Archivo Histórico del Poder Ejecutivo de Michoacán, Serie Hijuelas, Distrito de Zitácuaro, Libro 1; Fojas 260.
Archivo Histórico del Poder Ejecutivo de Michoacán, Serie Hijuelas, Distrito de Zitácuaro, Libro 1; Fojas 263.
Archivo de Registro Agrario Nacional de Morelia, Bienes Comunales, 276. 1/13760, Foja 0006.
Archivo de Registro Agrario Nacional de Morelia, Bienes Comunales, 276. 1/13760, Foja 0016.
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expediente
expediente
372
"Efervescencia en elecciones de Jefe de Tenencia” en Cambio de Michoacán, 6 de marzo de 2008.
373
ANEXO 1. Resolución en el expediente de restitución de tierras promovido por vecinos del pueblo de San Felipe y Santiago, hoy de los Alzati, Estado de Michoacán
secretaría de gobernacio»ORGANO DEL GOBIERNO CONSTITUCIONAL DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS
¡PIreetor: MAFlTb E. DURAND.
como Articulo tSe * <’ ... .....Xa. clase, en el año de 3SS4. MEXICO, j i Evr.-s ai nn excko i>e 102* •iroaío xxTx M'M.
----- ------------------------- ......... ........... ..... ■ . .. ------- -
PODER EJECUTIVO -
SECRETARIA DE HACIENDA Y CREDITO PUBLICOCIlíCULAfl Xijiii. *2i, fijando J;»5 tnofas <juo <lf'l»t'i*án
<Jm'íiíJte el día l í de <‘uei'o <Io para laexp<?rtaci6n de la plata.
Al margen un sello que dice: Poder EjecutiTo Federal.— Estados Unidos Mexicanos.— México.— Secretaría de Hacienda y- Crédito Público.— Departamento Consultivo.— Sección de Legislación.— Núm. 31021-1.
CIRCULAR NUM. 21
Valor del kilo de plata y cuotas que deberán regir para su exportación el día 14 del actual:Valor del kilo de plata...................... .En barras o lingotes.............................E:i minerales y concentrados. . . .
$ 43.27 O. N.,, 2 .38 ,, „M 2.SI „
Sufragio Efectivo. No Reelección.México, 24 cls enero de 19,24.— P. O. del Secreta
rio, El OScial Mayor, B. Marín, Rúbrica.AI C..................
(’lUCl'LAB Xúni. fijando las cuotas que- deberánregir <lurante el día 17 de enero de para !aexi)ortacióii de la plata.
Al margen un sello que.dice: Poder Ejecutivo Federal.— Estados Unidos Mexicanos.— México.— Secretaría íle Hacienda y Crédito Público.— Departamento Consultivo.-—Sección de Legislación.— Núm. 31021-1,
CIRCULAR NUM.. 22
Valor del kilo de «plata y cuotas que deberán regir jvira su exportación el día 1-7 del actual:Valor del kilo de plata...................................$ 42.84 O. N.En barras o lingotes....................................... . 2 .3 6 ,, ,,Em ü’inorales y concentrados.......................... 2.7S ,, ,,
Kufra.gio Efectivo. No Reelección.México, 24 de enero do 1024.— p. O. del Secreta-
Ho, El Oficial Mayor, 15. ^farín, Rúbrica.- Al r ............. ,
riRCUL.AIl Núm. 2í5, lijando la.s cuotas que deberán »•egír durante el día de eiiero de 15>2í, pai'a la <’. >oi tac!Ón de la i>lata. . •
Al margen un sello que dice: Poder Ejecutivo Federa^.— Estados Unidos Mexicanos.— México.— Secretaría de Hacienda y Crédito Público.— Departamento Consultivo.— Sección de Legislación.— Núm, 31021-1.
CIRCULAR NUM. 23
Valor del kilo de plata y cuotas que deberán regir para su exportación el día 18 del mes en curso:V'alor del kilo de plata................................. 42.56 O. N.En barras o lingotes............................ . . 2 .3 4 ,, ,,En minerales y concentrados........................ 2 .77 ,, ,,
Sufragio Efectivo. No Reelección.' México, 24 de enero de 1924.— P. O. del Secretario, El Oficial Mayor, 15. .Marín, Rúbrica.
Al C............
CíItCUL.^K Núm. 24, fijando las cuotas que deberánix'gir duvíjute el día 21. de enero de lb24, i>ara laexportación de la plata.
Al margen un sello que dice: Poder Ejecutivo Federal.— Estados Unidos Mexicanos.— México.— Secretaría de Hacienda y Crédito Público.— Departamento Consultivo.— Sección de Legislación.— Núm. 310 21-1.
CIRCULAR NUM. 24
Valor del kilo de plata y cuotas que deberán regir para su exi^ortación el día 21 del actual:Valor del kilo do plata...................... 42.53 O. N.En ])arras o lingotes.......................... ... 2 .34 ,, ,,En minerales y concentrados. . . . . .,, 2 .7 6 ,, ,,
Sufragio Efectivo. No Reelección.México, 25 de enero de 1924.— P, O. del Secreta
rio, El Oficial Mayor, 15. Marín, Rúbrica.Al C............ , ;
374
p
IStif'es T.ivcn rio la, inrtustria ngrfcola y cafecpn de te-' :iTenos, mi sólo para esa industria, sino' para et pasteo
SsnadüR, y ami de fundo legal. Siendo agrlcul- ^ r o s , sus habitantes, es conveniente que tengan sus tie
, , P ’’ dP« procuren su desarrollo y bioiiestar. La« circunstancias de que los habitantes de l.s. inoncionuda Cuadrilla viven de la industria-ogrícola, do quG carecen de terrenos y de que año por año se ven oh ligado«'a to- niarlos en arrendamiento, indican la noceoldad que 'loa
■ mismos vecinos tienen de tien'.'is.. CONSIDERANDO SEGUNDO. — Como loa terrenos
Qne circundan a la Cuadi'illa aon de temporal, de maí .calidad, dadas In p.vtensión do la finca rústica que puede afectarse, el uúniero do agricultores y la circunstancia do que c-n la misma finca están otras cuadrillas que han solicitado d.otación' de tierras, el Ejecutivo de mi cargo, en uso de la facultad que me concede la ley, ha estimado bnstantd una superficie de 840 hectáreas, que se tomariin de los terrenos del señor Emigdio Pas- tranq, haciendo la expropiación correspou'diente y dejando al propietario sus derechos a salvo para que, en caso de inconformidad, reclame la .indemnización de acuerdo con la ley.
. CONSIDERANDO TERCERO.— Que la existencia defv.-' . los bosques y arbolados es de ingente necesidad para
asegurar las mejores condiciones climatéricas y meteo- rológioas del país y con.servar una de las principales
fuentes naturales de la riqueza, pública; y que para dar fi. plena satisfacción a las necesidades sociales citadas, se
hace de todo punto necesaria la explotación en común ' de los terrenos forestales y. el exacto cumplimiento -de
J.5‘. las leyes de la materia,Sp” Por todo lo expuesto, con fundamento en los ar-
tículos^-3o., 7o., fio. .r 10 de la Ley de 6 de enero de 1913, y 27 do la Constitución General de la República, se resuelve: ' ’
■ : PRIMERO.— ñe modifica la resolución provisional0 : dictada por el C. Gobernador del Estado de Guerrero, iS- en 5 do diciembre do 1921...I. ■ SEGUNDO. — Se dota a la Cuadrilla de Xiloxintla,
dcl. Municipio de Tepeccacuilco, del Distrito de Hidalgo,■" Estado de Guerrero, con una superficie de 840, ochocien- iU. -tas cuarenta hectáreas, entre terrenos laborables, nion- • te y pastal, qne deberán tomarse de la finca del señor -'V Emigdio Pastrana.
TERCERO.— Se decreta la expropiación de los terrenos, en la c.xten.sión antes indicada, dejando al pro
. pietario a salvo su derecho pava qne, en caso de incon- ' formidad, reclame la indemnización que corresponda.
„ CUARTO.— Se previene a los vecinos de la Cua-jf' drilla de Xiloxintla. que a partir de la fecha de la acá- tnal resolución, quedan obü.gados a mantener, conser
var y fomentar la vegetación forestal existente en la ' superficie de terreno que es les concede y a explotarla ^ en común, aplicándose ol producto de dicha explotación
a los servicios públicos de la comunidad, en la inteligencia de que el cultivo a que fuere susceptible el terreno de la parte arbolada tiel ejido, deberá sujetarse
1 a las ordenaciones que sobre el particular contenga la Ley de Bosques respectiva. ,
QUINTO.— Inscríbanse en el Registro Público de l,a - Propiedad las modi.ficaciones que ha sufrido la finca i afectada con la dotación concedida a la Cuadrilla de
. Xiloxintla, para cuyo efecto remítase copia autorizada |
do la presente reaóiticí'óri'^a Ííil3iiciíia éoi*'í¿Sp¿á(lieutQ, por conducto de la Comisión I,40cál AgtariW d'el Estado do Guorrnro.
SEXTO.— Ksfa resolución debe oónsíderarse como título comuiiul, para el efccfn do umpurar y-defender la extC'UMión total do los l(urouoa <iuu la misma resolución comprendo. SEÍ^TIMO. — K1 Comité Particular Administrativo
recibirá los terrenos ya mencionados, y organizará la explotación comunal de los mismos, en acatamiento a lo dispuesto por el artículo 27 constitucional en su párrafo 7o., fracción VI, y con sujeción a las reglas establecidas por las circulares mimeros 22 y 51 de la Comisión Nacional Agraria.
OCTAVO.— Las rguas para el riego de las tierras, ce usaran de acuerdo con un plan general encaminado a obtener el máximo de utilidad, el cual será siempre sujetado a la aprobación de la Comisión Nacional Agraria; y una vez que se acepte dicho plan, se procederá a la construcción de las obras hidráulicas respectivas.
NOVENO.— Remítase copia autorizada de esta resolución al Relegado de la Comisión Naclonal^Agraria en él Estado de Guerrero, para su notificación a los interesados y su debido cumplimiento.
DECIMO.— Publíquese esta misma resolución en el“Diario Oficial“ de la Federación y en el Periódico Oficial del Gobierno del Estado de Guerrero. -
Dada en el Palacio del Poder Ejecutivo de la Unión', en México, a los veinticuatro días del mes de diciembre de mil novecientos veiníkrés.— El Presidente Constitucional de los E.stados Unidos Mexicanos, A. Obregón.— El Subsecretario de Agricultura y Fomento, Presidente de la Comisión Nacional Agraria, ti. V. Denegrí, Rúbrica.
HESOLUCIOX en el expediento ele restitución de (iei*i*as promovido por vecinos del líueblo do-San Felipe y Santiago, lioy de los Alzad, Kslado de Miclioacáli.
Al margen un sollo que dice: Poder Ejecutivo Federal.— Estados Unidos Moxicanos.— M éxicoC om isión Nacional Agraria.— Secretaría Cfeneral.
VISTO eii revisión el expediente sobre restitución de tierras promovida por lo.s vecinos del pueblo de San Felipe y Santiago, hoy de l^s Alzatí, Municipio de Zitácuaro, del Estado de Michoacán; y
RESULTANDO.— Que en 4 de novi^embre de 1915 los vecinos del pueblo expresado solicitaron restitución de tierras, ante el C. Gobernador deí Estado de Michoacán, manifestando haber sido desposeídos de ellas por medios clandestino.«;, y señalando como actual poseedor al señor don Luis Márquez, heredero de don Perfecto del mismo apellido; que los solicitante^para probar su acción presentaron: , •
u).— Copia certificada de los títulos originales que obran en.el Archivo General y Público de la Nación, en los cuales consta que ios Reyes de España hicieron a los indígenas dcl pueblo de San Felipe y Santiago merced de las tierras que reclaman; ,
b).— La copia de iin plano levantado en 15 de junio de 1S95 por el Ing. Gustavo Roth^.uyos linderos soü los mismos que constan en los títulos aludidos; y , 'W'-'
375
h , , ("«jH» I?íi Vitílpit PMfTltUMs 1\» ri)niprn'VWit»,., ‘ i pi'omm ii» v«nt^ Íiefii4 nnr «% unos y^inos
ol sffiftf rlrtn Perfecto Márquií, en l!iSS;. - íl ).^-’Oficio fjpl Ülrentor del Archivo Oenoral y I’u-
- Mlío ilfe'l E'siado ds M;choar«ii, par o) cual (oiistu oiio Jpiatft 1900 no «e había verificiicto e! reparto de tievra.£ (’oíminulos (lo Sun Felipe y SanUaeo, ae uua manera od-
f cinU • '
t ) .— Vn certificado del Ileraitdaclor de Rentas de ^Itácuiiro por el cine consta que Luis Márquez, heredero
.: do don rerfccto del inismo apellido, posee varios predios «n ol pueblo do San Felipe y Santiago, por todo lo que, cl Cv. Gobernador del Estado de Michoacán, en resolución ¿ietmia el 27 de febrero de 1919 acordó restituir al pueblo solicitante las tieri’as que reclama, habiendo alegado rl «dual propietario que di(;has tierras fueron adqui-
•^^ridas por su padre en virtud do compra-venta hecha a los veeino. del rciferido pueblo, pero sin aducir rarnhi legal
•• en favor de su propiedad. ■CON'SmEUANDO PKÍMKKO.— Que la solicitud de
Tostituc’ón bocha por los vecinos del pueblo de »San FeV lipe y Santiago debo declararse prcí'.edente supuesto que
r eíuá plonamonte ciemost;*ada la propiedad de las tierras' que reclaman, las que fueron adquiridas por el actual
J' poseedor de personas que iio tenían derecho a enajenar- las, ya que no se había hecho el reparto comunal, de acuer-
rio con la Ley da 25 de junio de 185 6, y como tales tierras están perfectamente identificadas por medio do los
^ . títulos y plano jn-esentados por ios soUcituutes, deben j restituírseles, declarándose nulas las rautas y enajena-
clones hechas en favor de los señores, Márquez los que Y lio probaron los derechos que tienen sobre odas.' GONSIDEKAXDO SEGUNDO.— Que de acuerdo con
las prevenciones contenidas en el art. 27 de la Gonstitu- U ciíMi Federal, relativas a que- cuando las tierras pertene-
cientos a un pueblo hayan sido poseídas en nombre pro- i, pió o a título de dominio por más de diez años deben cx-
coptuarso de la restitución las superficies que no excedan de 50 hectáreas por io que cabe en el-ca.so respetar al sefior Luis Mcirqnez, actual propietario de las tierras pertanecioníGs al pueblo de San Felipe y Santiago, la extensión señalada.
CONSIDERANDO TERCí«JÍO.-^Qiie la existencia de ’ los bosques y arbolados es de ingente necesidad para ase
gurar las mejores condicione.^ climatéricas y meteorológicas del'país y (ionservar una de las principales fuentes naturales de la riqueza pública; y que para dar plena satisfacción a las necesidades sociales citadas, so hace de todo pumo necesaria la explotación en común de los terrenos forestales y el exacto cumplimiento .de 1«3 leyc.s de la materia.
Por todo 1o expuesto y con fundamento en lo artículos lo. y .‘''o. de la Ley de 6 de enero de 1915, y 2 7 Constitucional, y do acuerdo con el parecer de la Comisión Nacional Agraria, el suscrito' Presidente de la República, debía resolver y resuelve:
PRIMERO.— 3g raotíifica la re-solución dictada por el C. Gobernador ciel Estado de rrliclioacán, o;i 21 de f '- brero de 1919, en los términos del siguiente punto.
SEGUNDO.— Se declaran nulas lar. ventas y onajo-1 naciones de los terrenos pertenecientes ni pueblo de ñau F«Hpe y Santiago, boy los Alzaíi. verificadas a favor del Heñor don Perfecto Márquez del que es heredero don Luis'
df'i mí>ímí'> írpMifiy ítojfintio a tSto “iffu ’ílUq rii< orir itt l.i'jb ^
TFUGtSRíb'- 'SÍ rPstilntrrti v to rfiUfiiv^n aíbbf' blo oxprpsnMo ion forronon d*' (po' r«' ha hecho inórlpq ilt? a(uerd,) roa los título« v plíuto'4 ptoNciitudoin a qitá PQ uizo M-,t.'ivncia m el ib''. iiUitiulo df !a i i'Gjicntf* Vuj o» lucion.
.CUARTO.— Tnscrni:jsc' on g1 Ib gi-tro IbtbUro do I» Fabpiodad la modificación qi'.o suiren los Unrenoi* res.tt*- tiiidcís al pueblo do 8au Felipe y naiu.iTgo, hoy los Alzani Municipio de Zitácuaro, riel E-stado de Michoacán; para cuyo efecto remítase copia autorizada de la 'presente vg’«' soluci(3n a la Oficina correspondiente, por conduelo de la óJomislón Local Agraria del Estado de Miclíoaciiu. •••
QUINTO.— En los caeos en que sea necesario, esta .solución debe considerarse como título comunal, para ql efecto do amparar y deieuder la cxtsn.sión total do l09. terreno.« que* la misma resolución comprendo.
8 .;\T O .— El Comité Particular Ailmiiibstrativo rect-, birá Ío;s t'urenos ya mencionados y or.gauizará la exiRo4’; tación comunal de los mismos, en acatamiento a lo dispuesto por el art. 27 Ccnstitucional, en su párrafo 70v - fiaccb'm VT, y con sujeción a la.s ro.glas establecidas portas cirnuluros;'. números ¿2 y- 51 de la Comisií^n Nacional Agraria.
Sr'.PTíMO.— Las aguas para el riago de las tierras, S3 usaran da acuerdo con un plan general encaminado a obtener el máxlnio de utilidad, el cual será tiampre su- jfetado a la apróbaclón de la Comisión Nacional Agraria y una vez quo se acepta dicho plan, so procedeni a la cons- irucción de las obras hidráulica.^ re.spectivas.
OCTAVO.— Remítase copia autorizada de esta r(v solución al Delegado de ia Comisión Nacional Agravia en el Estado de Michoacán, para su notificación a. los Interesados y su debido cumplimiento.
NOVENO.— Publiquase esta misma resolución en el Diario Oficial de !a Federación y en el periódico oficial del Gobierno del Estado de Michoacán. '
Duda en el Palacio del Poder Ejecutivo "(lo la Unión, en Méíiico, u los veinticuatro días dei mes do diciembre de mil novecientos veintitrés.— El Jb'esidonte Consti'tú- clonal de los Estados Unidos Mexicanos, A. Obis'g'ón.-r— El Subsecretario de Agricultura y Fomento, Presidenta de la Comisión Nacional Agraria, II. P. Denegrí.— Rúbrica.
j4
í lE S ( ) í .l '< '1 0 \ 0.1 t i ovnedioii fe <h‘ flidiu ión de e jid os pro- n’ovido j>ói* verm o« de ¡ii \ 'illa de 'i'iiíKjaián, E stado (hr ?í«ii Inii.s Potí^sí.
AÎ margen un scHo que poder Ejecutivo Federal.— Estados Unido;; á tex ir im o M éx ico .— Comisión Nacional Agraria.---Pccr-ctaidc i;.,:ícra!. • , ,
VISTO en vevl ié*n • 1 oyu-dieatv número <1 sobre dó- tación de e.üdos soliritcí!:; loa v-'cinos de la Villa de Tanquián, ?dur.ifipio d 'i ml-inio nombre, Distrito de Va- lies. Estado (lo San Luir J’r-.'.osí, y
RESUUTA?'PW) I'RIMERO.— Que en I'l ie marzo de 1021, los •ccinos d,-. b:. X'illa de Tanauián, solicitaron al 0. Gobernachu’ del Jvdado de San Jmis Potosí que se les dotara de Ueu'as nuíicieiiU's para la satisfacción de sus necesidades agrícolas, . : -
1 :
FUENTE. Diario Oficial de la Federación, 31 de enero de 1924.
376
ANEXO 2. Resolución en el expediente de dotación de tierras al poblado San Felipe de los Alzati, Estado de Michoacán.
377
Juevd^ 24 de diciembre de 193G. Í ) I A K 1 Ü O F I C I A L
Agrario, se Tegó a conocimiento, entre otros hechos, de que los vecinos del núcleo gestor cuentan con tierras de mala calidad para usos comunales, careciendo en lo absoluto de terrenos de labor, motivo por el cual sb ven obligados a trabajar como aparceros en la hacienda de Ocurio; que por resolución pres'dencial de fecha 24 de diciembre de 1923, les fueren restituidas a los vecinos del núcleo de que se trata, únicamente 54 hectáreas de mala calidad; y que las fincas afectables para la. presente dpr tación, son la de Ocurio, propiedad de la sucesiós del señor José G. Córdova, finca que fue fraccionada por el señor Luis Bartheneuf en 1932, pero s ‘n que surta^efec- tos dicha división, por haberse llevado a cabo despuéo de la publicación de la solicitud de ejidos que originó este expediente; y }?> hacienda. Tie La Corucha, de la que son dueños proind.'viso jos señores Manuel y Luis Córdova, quien son dueños, asimismo, de la hacienda de^San- ta Catarina, que está ubicada, así como la anterior, en el Municipio de Tuxpan; que la hacienda de Ocurio, después de las afectaciones sufridas para los poblados de
' Camémbaro, Corucha y Laguna Seca, le reatan 1,334 hectáreas, de las cuales, 182-30 hectáreas son de riego, 788 hectáreas de temporal y laborable, 350-40 hectáreas de monte laborable, 11-20 hectáreas que ocupa úna presa y 2-50 hectáreas que ocupa el casco de la finca; que la hacienda de La Corucha, después de deducir las superficies que se tomaron de dicho predio para constituir el ejido de Tuxpan, le quedan 571 hectáreas, de las cuales, 491-80 hectáreas son de temporal y laborable y 79-20 hectáreas de pastal, debiendo hacer la aclaración de que esta finca, después de la publicación de la solicitud da ejidos que originó este expediente, fue rematada y fraccionada según reg'stro llevado a cabo el 8 de agosto de 1930; y finalmente, que al estar en estudio el expediente de que sé trata, en el Departamento Agrario, los representantes de los pueblos de Corucha, La.guna Seca y San Felipe de los Alzati, convinieron-'en permutar las tierras que el tercer poblado nombrado pudiera afectar en la hacienda de La Corucha, con paf'te de las que se le señalan a los vecinos de San Felipe de los Alzati en la finca de Ccuno, ,toda vez que los de Corucha y Laguna Seca en-
^tiendep que por sí solos no pueden ser dotados en la fin- ca de La Corucha, .en virtuii de haber sido ésta fraccio- , nada antes de la publicación de la solicitud de ejidos.r ■ - RESULTANDO SEXTO.—Durante la tramitación del • eX'pedáente, compareció el señor Luis Bertheneuf, pidien
do que mo Se diera curso a la solicitud de ejidos presentada por los vecinos de San Felipe de los Alzati, en virtud de qáe la Ley 4 de enero de 1927, prohíbe la tramitación de expediervtes de poblados que hubiesen obtenido restitución de tierras, siendo éste el caso en que se halla San Felipe de loa Alzati.
Con los elementos anteriores, el Departamento Agrario emitió su dictamen; y .
CONSIDERANDO PRIMERO.—El presente caso aebe ser resuelto con sujeción á las disposiciones del Cód'go Agrario vigente, de conformidad con lo que previene el artículo transitorio del propio ordenamiento.
CONSIDERANDO SEGUNDO.~‘La capacidad del po' biado de San Fel:pe de Ibs Álzati para obtener ejidos, ha
quedado demostrada, ya que en el mismo existen 272 individuos con derecho a dotación, los cuales se dedican a l a 'agricultura, viven, exclusivamente de ella y carecen de■ las tierras quedes son indispensables para satisfacer;
sus necesidades, y porque se comprobó que no se encuentra comprendido dicho núcleo en n nguno de los casos de excepción a que se refiere el aitículo 42 del Código Agrario vigente.
CONSIDERANDO TERCERO.—Respecto a las alegaciones presentadas por el señor Luis Bertheneuf, cabe dec:r que son de desecharse, por no tenor dicho señor pítn-sonalidad en el expediente, ya que según datos del Registro Público de la Propiedad, compró la hacienda de Ociino GÍ 10 de marzo de 1931. .
CONSIDERANDO CUARTO. — Tomando en cuenta que en la finca de La Corucha existe enclavado el poblado de igual nombre e inmediato a la misma finca el de Laguna Seca, los cuales legalmente no pueden afectarla por haberse fraccionado años antes de la publicación de ’a solicitud de ej'dos que originó este expediente, y existiendo el antecedente de que los representantes de los poblados de Corucha y Laguna Seca están dispuestos a permutar las tierra.s que se les han proyectado en la hacienda de Ocurio, con las que se han señalado para San Felipe de los Alzati en la finca de La Corucha, permuta que acepta este último pueblo por convenir también a sus intereses, es de aceptarse el intercambio de que se ha hecho mérito, ya que con ello se benefician en realidad las tres comunidades.
CONSIDERANDO QUINTO.— Atendiendo a que las fincas afectables para la dotación de que se trata, son las de Ocurio y la de La Corucha; atendiendo, asimismo, a la extensión y calidad de las tierras con que cuentan dichos predios y a las demás circunstancias que en el presente caso concurren, así como lo dispuesto por los artículos 47 y 49 del Código Agrario, procede conceder en dotación definitiva a los vecinos de San Felipe de los Alzati, una superficie total de 1,202-40 hectáreas, que se tomarán como sigue: de la hacienda de La Corucha, propie- , dad de los señores Manuel y Luis Córdova, 483-80 hectáreas de temporal y tierras susceptibles de cultivo, y 79-20 hectáreas ue pastal, y de ia finca de Ocurió, propiedad de la sucesión del señor José G. Córdova, 167-60 hectáreas de riego y 471-80 hectáreas de temporal y tierras susceptibles de cultivo, destinándose las tierras de labor y laborables para formar 161 parcelas, inclusive la esCojar, y los terrenos no laborables para los usos colectivos de los solicitantes, dejando a salvo los derechos de 112 capacitados para quienes no alcanza a señalárseles parcela, para que soliciten la creación de un nuevo centro de población agrícola. Por lo tanto, se revoca la resolución que con fecha 15 de diciembre de 1933, dictó en este ' asunto el C. Gobernador del Estado de Michoacán.
CONSIDERANDO SEXTO. — Siendo de utilidad pública la conservación y propagación de los bosques y ai'- bolados en todo el territorio nacional, debe apeicibir.so a la comunidad beneficiada *con esta dotación, que queda obligada a conservar, restaurar y propagar los bosque: y y arbolados que contenga la superficie dotada.
Por todo lo expuesto, y con apoyo en los artículos 21.42 inciso b), interpretado a “contrario sensu,” -17. 49 y demás relativos, del Código Agrario, el suscrito, [‘rcssiden- te de la República, previo el parec(*r del .DepaJ'támento Agrario, resuelve: ,j , . -
PRIMERO.—Es procedènte la dotación de lien-as promovida poi* los vecinos del poblado de San Felipe de los .Alzati, Municipio de ZUániaro. Ksta<l<> de Michoacán.
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S' I» í A K I U O Í- ì ( i A ì, Jucvt-'. 24 d f iticu'mbri' u*:;d.
SKGUNDO _ Se revoca la resolución que en este | dad, todo acto o contrato que contravenga este puntoasunto^i:ctn con fecha 15 de diciembre de 1933, el C. Go- resolutivo, asi como todo acto o contiato de venta o a.ren-•: _ -_ 1- A 1 _ r> M rio nPI'-bernador de Ja c.tada entidad feuerai.va.
TERCERO.__Se dota a los vecinos del mencionadopoblado de San Felipe de los Alzati, con una superficie total de 1.202 Hs. 40 As. (un mil doscientas do.s hectáreas cuarenta área.s), que se tomarán como sigue: de la hacienda de La Corucha, propiedad de los señores Manuel y Luis’ Córdova, 483 Hs. 80 As. (cuatrocientas pchbn- ta y tres hectáreas ochenta áreas) de tenrooral y tierra Rusceptibles de cultivo y 79 Hs. 20 As. (setenta y nueve hectáreas veinte áreas) de pastal; y de la finca de Ocurio, propiedad de la sucesión del señor José G. Córdova^167 Hs. 60 As. (ciento sesenta y siete hectáreas sesenta áreas') de riego y 471 Hs. 80 As. (cuatrocientas setenta
-y una hectáreas ochenta áreas) de temporal y tierras sus- ccpt'bles de cultivo.
Las anteriores superficies pasarán a poder del po- biado beneficiado, con todos sus usos, accesiones, costumbre--y servidumbres, localizándose de acuerdo con el plano aprobado por el Departamento Agrario; en el concepto de que este Departamento fijará el volurnen de agua necesario para el riego de los terrenos que de esta clase se conceden. »
CUARTO._Al ejecutarse el presente fallo, debeiánfijarse las zona.s de protección a los edificios y dema: obras a que se refiere el artículo 54 del Código Agrariovigente. . ■ , i n.-
QUINJO.—Se dejan a salvo los derechos de los •individuos para quienes no alcanza parcela en el ej. o. a fin de qüe oportunamente y por conducto de as au or ; dades respectivas, gestionen la creación de un nuevo centro de población agrícola. |
SEXTO.—Para cubrir la presente dotación, se decreta la expropiación de las tierras indicadas, dejando a sa - Í“ Tos derechos de los propietarios afectados, patj que íéciamen la indemnización correspondiente de acuerdo corla lev. .
SEPTIMO.—La presente resolución debe considerarse comò titulo comunal, para el efecto de amparar y defender la extensión total de los terrenos que la misma co ^ prende a vafor del poblado beneficiado, cuyos vecinosquedan obíigs^dos u.
a ) ._ A sujetarse a las disposiciones que sobre administración ej=dal y organización económica, agrico a y soc al dicte el Gobierno Federal;
b ) _ A construir y a conservar en buen estado detránsito -los caminos vecinales, en la parte que les concierna; ,
e) _ A cumulir las disposciones que dicte el Departamento Forestal, por lo que se refiere a conservación, restauración, propagación y explotación de sus bosquesy arbolados. •
Por lo tanto, deben cooperar con las autoridades mu- iiicipalcs, del justado o de la Federacbn, en todo caso de incendio de bosques de su región, estándoles prohibido, en términos absolutor, ejecutar todo acto que destruja sus bosques o arbolados.
Les será permitida la explotación de sus bosques cuando'el Departamento Forestal los haya organizado en cooperativa forestal y cuando sean atendidos, en caso de quo nececiteii crédito, por la institución que señale el Gobierno Federal, quedando prohibido, con sanción de nuli-
damiento de sus montes en pie y la intervención de personas o empresas extiañas al ej.do, en los casos de que ¿e trata.
No se les permitirá tala en las extensiones de bosques que se hayan declarado o que se declaren Parque Nacional o Reserva Forestal Nacional, en las cuales podrán aprovechar madera muerta, y s to s y esquilmos que -10 Impliquen su perjuicio o destruccióii.
Se remitirá un tanto de esta resolución al Departamento Fore.'.tal, para que este órgano de! Ejecutivo proleda a dictar y a psner c-n práctica las med.das regla- .mentarias conducentes.
OCTAVO.__Inscríbase esta resolución en el Registro.Agrario Nacbnal, y en el de la'Propiedad háganse consai- las modificaciones que sufren ¡os inmuebles afecta
dos por virtud de esta expropiación; publiquese la pre- 'lénte resolución en el “Diar.o Oficial’' de la Federación y en el Periódico Oficial del Gobierno del Estado de Michoacán; notifique.se y ejecútese.
Dada en el Palacio del Poder Ejecutivo de la Unión, en México, a los ve ntiocho días del mes de octubre de mil novecientos treinta y seis.—Lázaro Cárdenas.—Rúbrica._Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos. — Gabino Vázquez.^Rúbrica.—Jefe dél Departa- nento Agrario. i
FUENTE. Diario Oficial de la Federación, 24 de diciembre de 1936.
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ANEXO 3. Resolución sobre confirmación y titulación de bienes comunales al poblado San Felipe de los Alzati, en Zitácuaro, Michoacán.
14 D I A R I O . O F I C I A L Martes 27 de marzo fie 1956 |
RESOLUCION sobré confirmación y titulación de bienes comunales al poblado San Felipe de los Alzati, en Zi- tácaaro, Mich.
Al margen un sello que dice: Poder Ejecutivo Federal.—^Estados Unidos Mexi canos.—México.—Esepartamento Agrario.
VISTO para resolver en única instancia el expediente de confirmación y titulación de bienes comunales al poblado de San Felipe de los Alzati, Municipio de Zita- cuarc, del Estado de Michoacán: y
RjEBULTANDO PRIMERO.—Por escrito de fecha 25 de_ septiembre de 194I. vecinos, del poblado de que se tmta, solicitaron del titular del Departamento Agrario la titulación y confirmación de sus terrenos comunales. La instancia se remitió a la Dirección de Tierras y Aguas del citado Departamento, la que inició el expediente respectivo el 20 de octubre siguiente, procediéndose desde luego a la ejecución de los trabajos técnicos e informativos.
RESULTANDO SEGUNDO.—^Terminados ios trabajos mencionados en el resultando anterior, se llegó a conocimiento de lo siguiente: que de acuerdo con los trabajos planimétricos practicados, la superficie comunal abarca una ¿xteMi&ióe3j¿92j80^^he^^ terrenos de diversascalidades; qué ' üpor^üñameñte fueron citados y emplazados los núcleos colindantes sin que se presentaran alegatos dentro del término legal; que no existen conflictos por cuestión de límites con los poblados circimvecinos según se desprende de las actas de conformidad que previa.Tiente fueron levantadas; y que la opinión de la Edrección de Tierras y Aguas del Departamento Agrario, es en el sentido de que es procedente la confirmación y titulación de los bienes comunales de que se trata. '
42 a la 67 los linderos son con los terrenos comimales de f Zirahuato y los,del vértice 67 a la mojonera Agua Azul,' lindan con el ejido definitivo de San Felipe de los Alzati, de la mencionada mojonera Agua Azul al vértice N? 157, mojonera conocida con el nombre de Los Magueyes, en línea quebrada y con rumbo E y partiendo del denominado Agua Azul hay una distancia de 1,200 metros siguiendo la misma línea y con rumbo SW hay una distancia de 660 metros, sobre la misma línea y con rumbo E, hay una distancia de 1,080 métros; continuando dicha línea con rumbo SE, hay una distancia de 870 metros; sobre la misma ' línea y con rumbo SW se cuentan 230 metros sobre esta línea y con rumbo SE, hay una. distancia de 760 metros, esta descripción linda con los terrenos correspondientes al ejido definitivo de Curunguéo; del último punta citado o sea él vértice 157, mojonera Los Magueyes, hasta el vértice 147, con rumbo general NE, hay una distancia de 1,457 metros, de este punto al vértice 127, con rumbo general NE, en línea sinuosa, hay una distancia de 2,ÍOO metros, de este punto al vértice 104 en línea recta, y con rumbo general NE, hay ima distancia de 3,0G0 metros, deteste punto al vértice 80 en línea ligeramente sinuosa y con rumbo v .general NE, hay una distancia de 2,580 metros, de este punto al vértice 1, punto de partida, con rumbo general NE, y en línea recta, hay una distancia de 11,430 metros, los linderos últimamente.descritos, son entre los comunales; deí’ ' - pcblario que nos ocupa y los correspondientes aí poblado de Curungueo. . .
Por lo expuesto, y con apoyo además en ios artículos 306. 307, 308, 309, 210, y demás relativos del cócigo de la ^ materia, se resuelve: :
. , anterioras, c) Cvi.' rpo Agrario emitió isu dictanieu en ci seiitido dé esí«
CONSIDERANDO UNICO.—Atendiendo a que los solí- citantes comprobaron plenamente la posesión de sus tierras; y que por otra parte no existen conflictos por cuestión de límites, procede reconocer y titular correctamente a favor del poblado de San Felipe de los Alzati, una superficie total de 3,692.89 hectáreas, de terrenos comunales, cujas colindancias y linderos a continuación .ie apresan: Partiendo del vértice N? 1 conocido con el nombre de Puerto de Media Luna, al vértice N? 3. Mojonera Media Luna con rumbo NW, con una distancia aproximada de 490 metros, se Uega al vértice N? 15 mojonfera del Divisadero, en linea recta y con rumbo SW, con uñ¿ distancia . apro;ilmada de 2,960 metros, de este punto en línea recta y con rumbo general W al vértice N“? 28 mojonera C. del Tecolote, hay una distancia de 2,530 metros, de-este punto al vértice N 42, mojonera conocida con el nombret de la 7, con rumbo general W hay una distancia de 2^^^ metros, todos estos punto.3 linóíiii con los terrenos comunales de San Cristóbal, Municipio de Ocampo, Mich., del anterior punto cita.do y ron rumbo general SW al vértice 51, pasando por la mojonera C. de Huatepec, hay una distancia de 1,150 metros, de. este punto al vértice 58, con rumbo general SSW, ht.y una distancia de 2,000 metros, de este punto con nunbo geiieral SW en línea sinuosa, al vértice 07, mojonera conocida cor^ el nombre del Pucato, hay una distancia aproximada d< i,708 metros, de este punto en línea quebrada y con nimbó ener^ SE. a la mojonera conocida con el nombre de Agua zul,^ay una distancia de 3,700 metros, de la mojonera
PRIMERO.—Se confirma y debe titiiTaraé cori*ecta^éi ' te a favor' de los vecinos del pobif»‘ío'*de Felipe ak los Alzati, Municipio de Zitácuaro, del Es'tado 'diB VN& una superficie total de 3,692.80 Hs. (tires mil seiscientas noventa y dos hectáreas, ochenta áreas) de terrenos en ge neral que le pertenecen en propiedad comunal, ciiyas éó- iidancias y linderos quedaron descritos en la parte considerativa de este fallo.
.f SEGUNDO.—Las superficies que correspondén a prediosparticulares que quedan dentro de los téjenos comuriáles que se confirman, no se incluyen dentro-de dicha coníir-, macióa siempre y cuando reúnan los requisitos que establecen ios artículos 66 y 306 del Código Agrario, para cuyo efecto quedarán a salvo les derechos de sus propietarios.
TERCERO.—Pubiíqüesé la presente resolución en- él “Diario Oficial” de la Federación y en el Periódico • Oficial del Gobierno del Estado de Iffichoacán, e,-i^cribase en el Regis^p Agrarió^Nacional y en el Registrn^Bi^co de la Propiedad en . Cuya , jurisdicción se ubican los terrenos que se confirman; notifíquese y cúmplase. . -
^^'da en el Palacio del Poder Ejecutivo de la Unión, enfece. Distrito Federal, a los dieciocho días del mes de ene-
it^e mil novecientos Cincuenta y seis.—Adolfo Ruiz Cor- r>.es.—Rúbrica.—Presidente Constitucional de los Estados
Unidos Mexicanos.—Cástulo Villaseñor.—Rúbrica.—Jefe del Departamento Agrario, ,
FUENTE. Diario Oficial de la Federación, 27 de marzo de 1956.
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ANEXO 4. Acta para solicitar la presencia militar en la zona de Cuetzalan, Puebla
Cn C uut u lu n M u n lc l . i lo dii »u nian i n u w ü ra, L u tu iio d s H u < ib la lta n d o l<ia d lo it MuruB d e l d ía d l s z y saala da a b r i l de 1 9 7 9 m i l navÉ C feaotos a a t a n t a y nuauSg oa r d u n la r o n Bo l a a O f ic i n e ^ da l a P r u a id a n c ia M u n ic ip a l da É a ta P o d ía c l ó n lo B t lC .'A n u s l M o lin a G o n z á le z , P r u c ld tn i .o M u n ic ip a l C o n & t ltu c io n a l da — C u e t z a la n , P ú a . , J u a n H arnfindez T e l l e z , P í e e i d a n t e í^ u x i l ia r M u n ic ip a l da x ilg^ x o c h l c a , Jot>6 M ig u e l C a c i l l o P r a o ld e n t e A u x i l i a r M u n ic ip a l o s H ,y e a a n p a n ,d s r a f i n C ápez M yyea , P r a o ld o n t a A u x i l i a r M u n ic ip a l de o a n t in g o V a n c u ic t ia lp a n , - f r« ínci a có M a r t in J u l i á n P r a a lp a n t e A u x i l i a r M u n ic ip a l de V o h u o l lc h a n , L o t CC. J u l i o H u b er to C a ld a e 6 n C a ld a r fin , P r a a iu a n t e de l a F a d a r a c ió n L s t a t e l de l e Pe queda P r o p ie d a d de P u e b la , Ja lm a Mora C a e t i l l o P r o a id e n t e de l a A a o c la c ló n Ge ñ a ñ a ra L o n a l de C u e t z a lu n , P u o . , L n r iq u « M a r t ín e z M ore, P r a s l i a n t e da l a ►-bo- c i a c i ó n M u n ic ip a l da lu P eq u eñ a P r o p ie d a d de C u o t z a la n , P u e . , Cd a r d o J a im e z - U a le r u , P r e a id e n t e da l a A e o c a ic ió n M u n ic ip a l de l a P eq u eñ a P r o p ie d a d de A yo- t o x c o da O uB j-raro, o e i como te m b ie n un g ru p o de c a n p e a in o a p oq u en u a p r o p i n t a - r io a y g a n a d e r o s da l a a p o b l a c l o n e e de C u e t z a la n , Can A n to n io H aySn, Papo - — Oal J a r d ín d a l H u n lc i l o da J o n o t l e y da Tuzam apon de G a le a n a , c o n o b j u t o d e - t r e t a r a a u n to r e la c io n a d o c o n e l e a t a b l e c l n l e n t o de uno p a r t i d a M i l i t a r e n — Can A n to n io R ayón .
Al r e s p e c t o e l C. J u l i o H u b e. t o C a ld e r ó n C a ld e r ó n h u c iu n d o u so do la p a la b r a e x p u s o : a n t e l o s p r s a n t e a l o e g e s t l o n e e r o a l i z a d a e h a o ta l a f t ic h s — tom ando un c o n e ld o m c l ó n I b u i t u a c l ó n a l g l d a que p r iv a an I s u r g i n ea tttsn cla n a d a s c o n m o tiv o de l o a d u l i t o e c o m e t id o s p o r g r u p o s de Im vaEordU que t l e n s n - eu p r i n c i p a l a s i e n t o e n Can A n to n io R ayón m lsntcu que a l a fa c h a han I l e v - do - a c a o o r o t io t de g tsn ado, m u t i l a c i ó n d e l ittluraa, d e l i t n u que a te n g a n c o n tr a l a v i da co n o s o n : l e s i u n e s y a s e e i n e t a a pOl como tiunD lón d e l i t o s e n c o n t r a de l a - m ural como s o n : v i o l a c i o n e s .A n t e u sa s i t u a c i ó n y da a c u e r d o c o n l o » p l a n t e a — m ie n t o s h e c h o s a l C. D r. '‘I f r e d o T o x q u l F a r n ó n o e z de L e r a , G o o e :n a o o r C o n s t i t u c i o n a l d e l C a ta d o de P u e b la , c o n a p o y o e n l a r e p r e s e n t a c ió n d a l C o m ití T écn ic o purm an onta A .g ra r io e n e l c a t a d o da P u o b la , h i z o s a b e r » l o s p f u a a n t e s — l e bu en a d i s p o s i c i ó n d a l P : lm e r M a n d a ta r io d e l C a ta d o en e l a e n t ld o de que pa ra que l a P a r t id a M i l i t a r que s e e s t a b l e z c a e n Can « n t c n lo Re ón o t o r g o una - c a n t id a d de (qUIfJiCNTÜC MIL PLCLC CcRC CLM aUuu) p a r a l a c o n s t r u c c i ó n d e l a l b e r g u e que a l o j e p e r m a n e n tem e n te a d ic h a p a r t i d a m i l i t a r , p a r a l o c u a l s e r o - q u le r u do un t e r r e n o de une o una h e c t á r e a y m ed io quo so d is p o n g a p a r a l a c o n e t m e c i ó n d e l m laaio . A s i mioma s i g u í e x p l lc e n d o qua e x p u s o a l ueA or G d b sr- n a o o r quo dada l a n e c u e id a d d e l e s t a o l o c i m l o n t o u r g e n t e do l a P a r t id a M i l i t a r p r e v ia m e n te s e p o r d r la e o n s s g u l r una c o s f e n t a n t o e n c u a n to s e l l e v a n a c a b o - l o a t r a b o j o o p e n d i e n t e s a l a c o n a t r u c c ió n d e l a lb a r g u u m a n c lo n a a o .P u o s to a — c u n - l d o r c c l ó n da l o s p r e o e n t a o l u s u n t e r l i r o a c o n a ld e r a c l c n u a s s r e c ib i e r o n - l a a B lg u le n t e a : P r o p o b l c l - n u « . - £1 C r . t o u a r d o J a im n z U n ie r a d i j o : <ue pone - a 01 a p o s i c i ó n do l a a o c r o t n r l a de l a ü o fo n o a N a c io n a l une c a s e p a r a e l s l o j a - w .e n t o p r e v io de l o P a r t id a M i l i t a r , a s i como ta m b ié n qus d is p o n e de un t o n o no l o c a l I z b d o e n Can A n to n io Rayón uondo p u d ie r a c u n a t r u lr a e a l a lb e r g u e p e r m a n en te p a r a e l a lo j a m ie n t o d e l D e s ta c a m e n to M i l i t a r , raeci nfc tem b ló n l a a x i s t a n d a □» o t r o t e r ono u b ic a d o e n Can ' 'n t o n io Rayón quS te m b ló n reú n e c o n d ic iu ne& f a v o r u b la s p a ra o l p r o í io s i t o da que su t r a t a , y que e e p r o p ie d a d d e l a r . - e i l g i o J .ilm o z . Torn.,nao l a p a la b r a s i ú r . Ja im e Horu C a s t i l l o , P r e s id e n t e de l a A u o c ip c ló n G anadera L o c a l oe C u e t z a la n , p r o p o n e que de ir r o e d ia to s e o n t a b le z l e
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FUENTE. Legajo Numérico 4, año 1979, mes abril, presidencia municipal, Archivo Municipal de Cuetzalan.
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ANEXO 5. Descripción etnográfica de una asamblea general de la "S.S.S. Maseualsiuamej Mosenyolchicaunij”
El 24 y 25 de enero de 2003 se llevó a cabo la Asamblea General de la maseual. Ella se realizó en el salón de usos múltiples del Hotel Taselotzin. El salón se ubica atravesando la recepción del hotel; es un espacio cerrado que mide cuatro por siete metros aproximadamente. Su construcción es de concreto y los accesorios como los marcos de las ventanas, las puertas, las mesas y sillas son de madera. Hacia el lado izquierdo, en el fondo, se encuentra el altar de la maseual con la imagen de San Andrés, La Divina Providencia y un Niño Dios; en el extremo izquierdo un televisor. Hacia el lado derecho se ubica un pequeño bar y el acceso a la cocina. Las paredes están decoradas con diversas fotografías enmarcadas de paisajes de Cuetzalan que están a la venta. Al lado contrario de la entrada se encuentra una terraza, que en días despejados permite disfrutar de un buen paisaje.La sala de usos múltiples fue diseñada para realizar diferentes eventos y en esta ocasión fue adaptada para llevar a cabo la reunión. Las mesas que comúnmente forman parte del servicio de restaurante se arrinconaron, eso permitió tener espacio para acomodar las sillas por hileras, colocadas hacia el altar, una tras otra. Al frente se colocó una mesa y un pizarrón con rotafolios; uno de ellos contenía la orden del día:
1. Lista de presentes e instalación legal de la asamblea2. Lectura del acta anterior y revisión de acuerdos3. Admisión y bajas de socias4. Informe de consejo de cada proyecto5. Evaluación comunitaria y regional6. Planeación comunitaria y regional por área7. Cambio de consejo8. Asuntos generales
Desde las nueve de la mañana algunas socias fueron llegando. Estuvieron dispersas en la entrada del hotel, la recepción y el salón de usos múltiples hasta las once de la mañana. En su mayoría iban con sus naguas blancas, arropadas con un rebozo o una "peruana” intentando cubrirse del frío. Algunos llevaban a sus hijos menos quienes entre juegos, risas, llantos y gritos acompañaron la sesión de la asamblea. Juana Chepe -administradora del hotel- es indicó que entraran y se concentraran en el salón de usos múltiples. Ahí fueron abordadas por miembros del Partido México Posible quienes intentaron persuadirlas para que participaran como candidatas de su partido ofreciéndoles alguna candidatura de diputación federal en las próximas elecciones. Las mujeres nahuas son reservadas y en esta ocasión no fue la excepción. Platicaban entre ellas -en náhuatl- sobre el frío o la cosecha de café, pero ninguna hizo comentarios respecto al tema. Se diría que los asistentes se fueron desilusionados ante la indiferencia de las mujeres.
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El frío, la humedad y la neblina intensa formaron parte del escenario de la sesión que dio inicio cerca de las 13:30 horas y contó con la presencia de 60 socias. La asamblea estuvo presidida por el Comité Ejecutivo en turno y el presidente municipal quien de manera formal abrió la asamblea. Después de ello se retiró del hotel justificándose con trabajo pendiente que realizar en la presidencia. A mi parecer, su retirada obedeció, primero por desconocimiento de los puntos a tratar en la reunión y, segundo, al desinterés por inmiscuirse en los asuntos de la organización. La presencia de la autoridad muy probablemente obedece a que requieren avalar formalmente los acuerdos que se establezcan ahí; sobre todo aquellos que tienen que ver con el financiamiento del hotel.Después de ello, la secretaria del comité -Angélica- fue nombrando a cada una de las socias. Lo hizo con una relación que tiene de cada comunidad. Mientras eso sucedía las mujeres platicaban entre sí y cuidaban a sus hijos, ocupando el espacio destinado para sentarse. Al finalizar se dio lectura al acta anterior. Es interesante cómo estas mujeres utilizan el náhuatl y el castellano simultáneamente. Las actas están escritas en español, pero la sesión se lleva en su lengua materna. Los acuerdos verbales se toman en náhuatl al mismo tiempo que se registran por escrito en español.Mientras la secretaria leía el acta, las socias permanecieron cayadas incluso cuando se les cuestionó si tenían alguna pregunta o comentario. Se continuó con el punto de admisión y bajas de socias; el procedimiento consistió en dar a conocer a las socias, a través de las representantes de comités, a las candidatas. En esta ocasión, la representante de la localidad de San Andrés presentó a dos jóvenes, comentó donde vivían y que actividad artesanal realizaban. Mientras ello sucedía, unas a otras volteaban a verse sin comentar nada. Angélica les cuestionó sobre lo que opinaban. Se dio un gran silencio y una socia dice algo como "está bien”, nadie más dijo nada. Angélica dio por aceptada la admisión.Las responsables del consejo de cada proyecto se levantaron de sus sillas y se colocaron en la parte de enfrente. Colocaron tres rotafolios en las paredes y una de ellas tomó la palabra. Explicó que en la sesión se tocarían tres puntos y que se desarrollarían en la sesión:
1. El desarrollo y condiciones del proyecto2. Ingresos y egresos3. Estado de cuenta del crédito de éstos
Las responsables de cada uno de los proyectos fueron explicando cada uno de estos puntos de acuerdo a su responsabilidad. Los informes que se presentaron fueron de los proyectos de: medicina tradicional, artesanías, molino de nixtamal y tortillerías.Dominga, responsable de medicina tradicional, fue la primea que tomó la palabra y expuso las deudas actuales, las condiciones de producción y la perspectiva del proyecto. Mientras tanto, algunas mujeres permanecían sentadas, se paseaban con sus hijos en brazos, los amamantaba, o realizaban alguna costura, sobre todo las mujeres de la localidad de San Miguel. Cada una de las responsables fue
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exponiendo las condiciones del proyecto. Casi en toda la sesión las mujeres estuvieron indiferentes. Cuando la responsable de artesanías expuso, el ambiente de la sesión cambió. Algunas mujeres cuchicheaban entre si y al finalizar la exposición, varias de ellas cuestionaron las formas en que se estaba ejecutando el proyecto, solicitaban que se les pagara más e inmediatamente su mercancía, que la responsable abriera más días para que se vendiera y que buscara otros mercados. Esta fue una de las partes más álgidas de la sesión.Durante la sesión, Juana, gerente del hotel, entró y salió del salón. Estuvo atendiendo la recepción y dando instrucciones respecto a los alimentos de las socias y la atención de los huéspedes. Rufina llegó casi al finalizar la sesión.Con el término del informe financiero, lo cual sucedió cerca de las seis de la tarde, se dio por finalizada la sesión. En ese momento, se empezaron a servir los platos con pollo y mole, tortillas y café. Después de comer se retiraron del hotel.Al día siguiente, inició la segunda sesión cerca de las 10:30 horas. Primero se realizó el pase de lista de asistencia de la misma manera que la sesión anterior. En esta ocasión, participó el Centro de Asesoría y Desarrollo entre Mujeres (CADEM) a petición del consejo de mujeres. Los trabajos de ese día los atendió Cecilia Oyorzabal mientras Susana Mejía fungía de observadora.En esta sesión se registraron 68 socias y la presencia de un varón con una notable ausencia de mujeres de las localidades de Pepexta y Tzinacapan. Después del registro de asistencia, se desarrollaron trabajos de evaluación comunitaria y regional por áreas. Para ello, Cecilia fue preguntándoles sobre el trabajo que el comité había desarrollad durante ese período. La asesora fue induciendo a las socias para que participaran y externaran sus opiniones, las cuales de manera genera fueron positivas. Sin embargo, se dio un momento de tensión cuando una de las socias tomó la palabra y se dirigió abiertamente al comité para cuestionar su trabajo y su apoyo hacia el proyecto de artesanías. La socia es madre de Angélica, responsable del proyecto. Aunque esto resultó en una larga polémica entre la socia y las dirigentes, finalizó en la propuesta de buscar espacios como canales de comercialización. El resto de las socias permanecieron calladas. El desarrollo de este punto duró tres horas.Respecto a la planeación comunitaria y regional por área, para lo cual se les solicitó a las socias se agruparan por localidad y discutieran, propusieran y planearan las actividades anuales de grupo y las sugeridas por el consejo. Cada grupo eligió a la socia con mayor facilidad para escribir. Se anotó en hojas rotafolio y al finalizar fueron expuestas en plenaria. Durante las exposiciones algunas mujeres continuaron elaborando su artesanía. Al finalizar, la asesora rescató las ideas principales y se establecieron algunos aspectos que la organización debe considerar para su desempeño.Antes de proponer y elegir al nuevo Consejo, las socias evaluaron el desempeño de cada una de las integrantes del consejo en turno. Se fue nombrando a una por una y algunas socias fueron señalando los aciertos y desaciertos de su trabajo que fueron complementándose con los comentarios de otras socias. De manera general señalaron que su desempeño había sido bueno. Abiertamente, las socias
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propusieron que Dominga Ramos y Joaquina Diego serían las que deberían de quedarse para apoyar el trabajo del consejo. Al terminar de externar sus opiniones, la secretaria fue presentando a cada una de las socias que cada grupo había seleccionado con anterioridad -en sus comités locales- y que ahora son representantes del comité -mujeres que en minutos pasarían a formar parte del consejo. Se inició con Xiloxochico y el orden de propuestas fue el siguiente:
1. María Auxilio Barrios de Xiloxochico2. Eustolia Chepe Lucas de Chicueyaco3. La localidad de Tzinacapan no tuvo propuesta. Ya que varias socias no
habían asistido y las que lo habían hecho se habían retirado.4. Juana María Josefa de Tzicuilan5. Nicolasa Chico Jiménez de Cuauhtamazaco6 . Flora del Carmen Martín de Pepexta.
Después de que se presentó al grupo se dio inicio a la selección de cargos que cada una de ellas. En ellos incluyeron a Dominga y Joaquina. Esta última propuesta salió de la evaluación sobre su desempeño como presidenta de la organización. Como sucede en otras organizaciones, el manejo de nombres y cargos es una situación previa a la elección, a lo cual la Maseual no está exenta. Según me comentó Joaquina, ella sabía que sería propuesta nuevamente; sin embargo había decidido no aceptar debido a que quería dedicarle tiempo a su familia. Eso mismo fue lo que externó en la asamblea. Sin embargo, las socias ignoraron su negación y la propusieron nuevamente como presidenta antes de que ella aceptara seguir participando y le asignaran el cargo de tesorera.El procedimiento de elección estuvo a cargo de Rufina Villa, en cual consistió en nombrar a la representante, alguna socia le proponía un cargo. Si la asamblea estaba de acuerdo unísonamente respondían "kema” (sí). Si alguna socia consideraba que alguien más podía ocupar el puesto lo proponía y entonces se llevaba a votación con voto directo. Quien tuviera mayor cantidad de votos se quedaba con el cargo.Este procedimiento trascurrió sin la presencia de las asesoras. Durante las votaciones algunas mujeres se colocaron de pie para enfrentar el frío y tener una perspectiva más amplia de lo que ocurría, otras continuaron sentadas refugiándose de las inclemencias del clima y permaneciendo en el anonimato mientras los murmullos en náhuatl, las risas y los silencios firmaban parte de la escenografía en la selección de los cargos del comité ejecutivo. No fue fácil asignar los cargos a pesar de que estos ya habían sido discutidos en los comités comunitarios y entre las socias en encuentros esporádicos.Lo que observé es que existe una visualización previa de a quiénes les deben de otorgar los cargos claves, así que durante el proceso vigilan que la presidencia, la tesorería y la responsabilidad de la comercialización de artesanías queden en manos de mujeres con experiencia y entusiastas. Al finalizar de establecer el nuevo Consejo de Mujeres, Rufina dio por terminada la sesión.
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CUADRO 1RESULTADOS DE ELECCIONES LOCALES ORDINARIAS 1998, 2001, 2004
AYUNTAMIENTO DE CUETZALAN DEL PROGRESO
PartidoPolítico
Contienda ElectoralV O T A C I Ó N
1998 2001 2004
PAN 3458 3825 7786PRI 4210 4817 4907PRD 761 1078 No tuvo candidato
FUENTE. Instituto Electoral Estatal. www.iiepuebla.org.mx
CUADRO 2PROCESO ELECTORAL ORDINARIO PUEBLA 2004
COMPUTO FINAL DE LA ELECCIÓN DEL AYUNTAMIENTO CUETZALAN DEL PROGRESO
PARTIDO N° DE VOTOS % DE VOTOSPartido Acción Nacional PAN 7 786 55.13
Partido Revolucionario Institucional PRI 4 907 34.75Partido de la Revolución Democrática PRD - -
Partido del Trabajo PT 209 1.48Partido Verde Ecologista de México PVEM 145 1.03
Partido CONVERGENCIA 18 0.13Candidatos no registrados 3 0.02
Nulos 1 054 7.46Votación total 14 122
FUENTE. Instituto Electoral del Estado de Puebla.
CUADRO 3PROCESO ELECTORAL ORDINARIO PUEBLA 2007
COMPUTO FINAL DE LA ELECCIÓN DEL AYUNTAMIENTO CUETZALAN DEL PROGRESO
PARTIDO N° DE VOTOS % DE VOTOSPartido Acción Nacional PAN 3 565 24.39
Coalición Unidos para Ganar PRI/PVEM 5 192 35.52Coalición por el Bien de Puebla PRD/
Convergencia1 795 12.28
Partido del Trabajo PT 631 4.32Partido Nueva Alianza PNA 2 332 15.95
Alternativa Socialdemócrata, Partido Político Nacional
- -
Partido Esperanza Ciudadana - -Candidatos no registrados 7 0.05
Nulos 1 095 7.49
Votación total 14 617FUENTE. Instituto Electoral del Estado de Puebla.
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MAPA 1. Ubicación del municipio de Cuetzalan del Progresoen el estado de Puebla.
FUENTE. INEGI, Cuaderno Estadístico Municipal, Cuetzalan del Progreso, estado de Puebla, 1997
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MAPA 2. Ubicación de la Comunidad Indígena San Felipe Los Alzati en el municipio de Zitácuaro, Michoacán.
FUENTE. H. Ayuntamiento de Zitácuaro, Michoacán, 2009.
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MAPA 3. Colonias de hibernación de la Mariposa Monarca en los estados de Michoacán y México.
FUENTE. Comisión Nacional para Áreas protegidas; SEMARNAT.
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MAPA 4. Ubicación de las Juntas Auxiliares y las localidades del municipio deCuetzalan del Progreso, Puebla.
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MAPA 5. Ubicación de las manzanas en la Comunidad Indígena de San Felipe Los Alzati, Zitácuaro, Michoacán
FUENTE. Comisaría de Bienes Comunales de San Felipe Los Alzati; información obtenida en trabajo de campo, junio 2008
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