I N D I C E -  · • El obispo auxiliar participó en un debate sobre la muerte digna • Bodas de...

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ALDIZKARI NAGUSIA / BOLETÍN OFICIAL (n. 606. zk.) (junio 2009 ekaina) I N D I C E IGLESIA. BIZKAIA. ELEIZEA Documentos. Agiriak OBISPOS Homilía de mons. Ricardo Blázquez en el funeral de mons. Luis-María de Larrea y Legarreta (Catedral de Santiago, 30 de mayo de 2009) Carta de condolencia del Santo Padre Benedicto XVI Asambleas Dominicales en Ausencia de Presbítero (ADAP). Carta de mons. Ri- cardo Blázquez (30 de mayo de 2009) Mensaje de los obispos de Bilbao en la Solemnidad del Corpus Christi (14 de junio 2009) (Bilingüe) Nota de condena de los obispos de Bilbao ante el atentado en el que resultó muerto el inspector jefe del grupo de la Brigada de Información de la Policía Na- cional, D. Eduardo Puelles García (Bilbao, 19 de junio de 2009) (Bilingüe) Homilía de mons. Ricardo Blázquez en el funeral por Eduardo Puelles García (Bilbao, 20 de junio de 2009) «Los cuidados paliativos, respuesta adecuada a la enfermedad incurable o termi- nal». Conferencia del obispo auxiliar de Bilbao, mons. Mario Iceta Gabicago- geascoa (Palacio Euskalduna, 10 de junio de 2009) Información. Albisteak SECRETARÍA GENERAL Nombramientos Fallecimiento

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I N D I C E

IGLESIA. BIZKAIA. ELEIZEA

Documentos. Agiriak

OBISPOS • Homilía de mons. Ricardo Blázquez en el funeral de mons. Luis-María de Larrea

y Legarreta (Catedral de Santiago, 30 de mayo de 2009) • Carta de condolencia del Santo Padre Benedicto XVI • Asambleas Dominicales en Ausencia de Presbítero (ADAP). Carta de mons. Ri-

cardo Blázquez (30 de mayo de 2009) • Mensaje de los obispos de Bilbao en la Solemnidad del Corpus Christi (14 de

junio 2009) (Bilingüe) • Nota de condena de los obispos de Bilbao ante el atentado en el que resultó

muerto el inspector jefe del grupo de la Brigada de Información de la Policía Na-cional, D. Eduardo Puelles García (Bilbao, 19 de junio de 2009) (Bilingüe)

• Homilía de mons. Ricardo Blázquez en el funeral por Eduardo Puelles García

(Bilbao, 20 de junio de 2009) • «Los cuidados paliativos, respuesta adecuada a la enfermedad incurable o termi-

nal». Conferencia del obispo auxiliar de Bilbao, mons. Mario Iceta Gabicago-geascoa (Palacio Euskalduna, 10 de junio de 2009)

Información. Albisteak

SECRETARÍA GENERAL • Nombramientos • Fallecimiento

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CRÓNICA DIOCESANA • Fallecimiento de mons. Luis-María de Larrea y Legarreta, obispo emérito de Bil-

bao (Biografía, muerte, funeral, semblanza) • Presentado el cuarto Plan Diocesano de Evangelización • Primer Encuentro Diocesano de animadores de ADAP • Fiesta de la familia en Durango • El obispo auxiliar participó en un debate sobre la muerte digna • Bodas de diamante, oro y plata sacerdotales • Encuentro anual de presbíteros y diáconos diocesanos ordenados desde 1994 • La Diócesis participó en el “Woka Euskadi” ELIZBARRUTIKO BARRIAK • Larrea eta Legarreta’tar Koldobika Mirena Bilboko gotzain erretiratuaren herio-

tza (Biografia, heriotza, hileta, azalpen biografikoa) • Ebanjelizatzearen Elizbarrutiko laugarren Egitasmoa aurkeztu da • Jaunaren Eguneko abade bako ospakizunetako sustatzaileen elizbarrutiko lehe-

nengo batzarra • Familiaren jaia Durangon • Gotzain laguntzaileak heriotza duinari buruzko eztabaidan parte hartu eban • Abadegintzaren diamantezko, urrezko eta zilarrezko ezteguak • 1994tik aurrera ordenatutako abade eta diakonoen urteko alkarraldia • Elizbarrutiak “Woka Euskadi”n parte hartu eban

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IGLESIA. ESPAÑA. ELEIZEA

Documentos. Agiriak

• «He visto la aflicción de mi pueblo, he escuchado su clamor». Mensaje de la Co-misión Episcopal de Pastoral Social para la festividad del Corpus Christi, Día de la Caridad (14 de junio de 2009)

• CXIII Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española. Declaración

sobre el anteproyecto de “ley del aborto”: atentar contra la vida de los que van a nacer, convertido en “derecho” (Madrid, 17 de junio de 2009)

Información. Albisteak

• Memoria anual de actividades de la Iglesia en España (2007): Los centros asis-tenciales de la Iglesia atendieron a casi 3 millones de personas (Madrid, 9 de ju-nio de 2009)

IGLESIA. ROMA. ELEIZEA

Documentos. Agiriak

• Benedicto XVI: «El papel de la mujer en la promoción de los derechos humanos». Mensaje a una conferencia internacional sobre el tema “Vida, familia y desarrollo: el papel de la mujer en la promoción de los derechos humanos”, celebrada en Roma (20 de marzo de 2009)

• «Una nueva primavera para la Iglesia». Carta del Papa a los sacerdotes con moti-

vo del Año Sacerdotal Proclamado con ocasión del 150º aniversario de la muerte (el dies natalis) de san Juan María Vianney, conocido como el cura de Ars (Ciudad del Vaticano, 16 de junio de 2009)

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IGLESIA. BIZKAIA. ELEIZEA

Documentos. Agiriak

Homilía en el funeral por mons. Luis-María de Larrea

Estamos celebrando la Eucaristía, que es el memorial de la muerte y resurrec-ción de Jesucristo, en la catedral, en presencia de los restos mortales de quien fue siervo fiel y prudente, pastor bueno de nuestra Diócesis. Agradecemos el ministerio episcopal de Mons. Luis-María de Larrea, pidiendo a Dios nuestro Padre que quien ha participado ya en la pasión y la cruz de Jesús su Hijo, participe también de su glorificación. ¡Bienvenidos todos, los de cerca y de lejos! Termina de morir un hombre justo y bueno, un sacerdote intachable, un obis-po que apacentó la grey confiada por el Señor con fidelidad y amor, con solicitud y dedicación, con respeto y paciencia. Ha muerto a los 91 años; desde hace bastantes ha vivido en una situación de fragilidad y dependencia; quiero agradecer pública-mente a las personas que lo han atendido con amabilidad y esmero en la residencia diocesana de San Vicente. Cuando una sociedad cuida a sus mayores con manos y corazón, con respeto y cariño, particularmente cuando dependen de otros en todo y siempre, está emitiendo signos de alta calidad en humanismo auténtico y amor cris-tiano. En el itinerario histórico de D. Luis-María emergen varios acontecimientos. Recibida la ordenación presbiteral el 27 de junio de 1943, después de haber sido ade-cuadamente formado en el Seminario de Vitoria, amplió los estudios de Derecho Ca-nónico en la Universidad Pontificia de Salamanca, recién restaurada, y de Derecho Civil en la llamada entonces Universidad Central de Madrid. Su ministerio como presbítero transcurrió en el extraordinario Seminario de Vitoria, donde ejerció como formador, profesor y rector. Forjado en aquel Seminario y partícipe del famoso Movimiento Sacerdotal de Vitoria, llevó como impronta la preocupación por la formación y atención de los sacerdotes. Se comprende que la Conferencia Episcopal Española lo eligiera como Presidente de la Comisión Episco-pal de Seminarios y Universidades. La estancia larga en el Seminario de Vitoria como seminarista primero y como responsable de la formación después le dio a D. Luis-María la oportunidad de conocer a gran parte de sus colaboradores en la Diócesis de Bilbao. Fue obispo de la Diócesis de León desde el año 1971 hasta el 1979; agradezco al Sr. Obispo de León su presencia aquí y las muestras de afecto dispensadas a D. Luis-María. En la Diócesis de Bilbao ejerció el ministerio episcopal desde comienzos del año 1979 hasta finales del 1995. El 29 de octubre, en esta catedral, me fue entregado

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como a su sucesor el báculo pastoral, signo del ministerio episcopal en la Diócesis, en nuestra querida Diócesis. Me producen una admiración grande las personas de las que se puede resumir su vida con aquellas palabras de Pablo: “He luchado el noble combate, he acabado la carrera, he conservado la fe” (2 Tim 4,7). Esas personas con la acreditación del reco-rrido vital concluido nos exhortan: “Tú sé sobrio en todo, soporta los padecimientos, cumple tu tarea de evangelizador, desempeña tu ministerio” (2 Tim 4,5). Es una gra-cia inmensa aguardar con las lámparas encendidas la corona de la justicia, que el Señor Juez justo, nos dará al atardecer de la vida cuando seamos examinados en el amor. A diferencia de los discípulos que al ascender Jesús quedaron plantados mi-rando al cielo (cf. Act 1,11), como retenidos por la añoranza y el temor, Pablo en la carta a los Efesios, que terminamos de escuchar, pide a Dios para nosotros: “Que ilumine los ojos de vuestro corazón para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál es la riqueza de gloria que da en herencia a los santos” (Ef 1,18). Y Jesús nos conforta en medio de las tribulaciones y desconciertos: “No se turbe vues-tro corazón; en la casa de mi Padre hay muchas estancias; voy a prepararos un lugar” (cf. Jn 14,1-2). Nosotros los cristianos miramos hacia lo alto pidiendo la fuerza del Espíritu Santo para ser testigos de Jesús; miramos hacia adelante para cumplir la misión que nos ha encomendado; tenemos los ojos fijos en el Señor que es el Cami-no, la Verdad y la Vida. La presencia de Jesús nos da serenidad en medio de las prue-bas, atrevimiento para seguirlo por los caminos de la misión hasta llegar a la casa del cielo, hasta recibir la herencia prometida. La esperanza trascendente es como el nor-te que llevará nuestra nave al puerto. Si no brilla la estrella de la esperanza podemos fácilmente sucumbir a la confusión y al desatino. La fisonomía espiritual de D. Luis-María era una permanente invitación a la rectitud, al respeto y a la bondad afable. Fue mons. Larrea un obispo humilde y pa-ciente. Mostraba exteriormente una finura que, aseguran quienes lo conocieron bien, reflejaba la finura interior. Nunca mostró cara hosca ni semblante adusto. Siempre me admiró su dignidad como persona y como obispo; la elegancia no era sólo de talle sino también de espíritu. Nunca olvidaré los gestos y detalles de amigo y de hermano obispo que tuvo conmigo cuando comencé el ministerio episco-pal en nuestra Diócesis. Su salud no le permitió prestarme la ayuda inestimable de su acompañamiento pastoral. Cuidaba con sumo esmero, en sus escritos e intervenciones públicas en la si-tuación complicada que le tocó vivir, las palabras y las formas expresivas para que fueran siempre precisas y nunca hirientes. Poseía un sentido hondo de la justicia y de la equidad. Tenía fino sentido del derecho que aplicaba con ecuanimidad y cuida-do pastoral, ya que en la Iglesia la ley suprema es la salvación de las almas. Fue buen jurista que captó el espíritu en la letra y animó la letra con el espíritu.

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Seguramente el acontecimiento más saliente durante su pontificado fue la Asamblea Diocesana, convocada el día de Santa Teresa de Jesús, el 15 de octubre de 1984, y concluida el día 17 de mayo de 1987. Mons. Larrea y mons. Uriarte, entonces obispo auxiliar de Bilbao y ahora obispo de San Sebastián, a quien saludo cordial-mente, condujeron su preparación, celebración y actuación de los primeros años. Participaron miles de personas, hombres y mujeres, y se suscitó una gran esperanza. La Asamblea se propuso la tarea primordial de recibir creativamente el Concilio Va-ticano II en nuestra Diócesis. En el acontecimiento de la Asamblea, con sus expe-riencias, reflexiones y conclusiones, se abrió camino y consolidó después un estilo pastoral que ha tenido una incidencia muy importante, por ejemplo, en el servicio de Cáritas, en el Proyecto Hombre, en la Pastoral penitenciaria. Nuestra Diócesis ha desarrollado los aspectos caritativos y sociales de la fe cristiana de manera relevante y eficaz. Durante el pontificado de D. Luis-María tuvo lugar en Roma el año 1988 la ca-nonización de San Valentín de Berriotxoa, misionero dominico, obispo y mártir en Tonkin. Merece ser subrayado que en tres años consecutivos hubo beatificaciones de fieles de nuestra Diócesis: en 1983 fue beatificado el sacerdote trinitario Domingo Iturrate, en 1984 Rafaela Ibarra, esposa y madre y fundadora de las religiosas de Án-geles Custodios y en 1985 el hermano jesuita Francisco Gárate, que durante 41 años fue portero del Colegio Universitario de Deusto, el más excelente maestro de su claustro. Santa María Josefa del Corazón de Jesús, fundadora de las Siervas de Jesús, canonizada el año 2000, había sido beatificada en 1992. En la misma celebración postuló la beatificación de la madre María Josefa D. Luis-María, y yo, recién llegado a la Diócesis de Palencia, tuve el honor de hacer la postulación del hermano Rafael Arnáiz, cisterciense de la Trapa de Dueñas, que será canonizado Dios mediante el día 11 de octubre de este año. La coincidencia de estas efemérides de santidad durante el pontificado de D. Luis-María nos muestra que nuestra Diócesis es buena tierra en que germina la san-tidad, es decir, la perfección del amor a Dios y a los hombres. Hay raíces profundas y vivas, de las que brotan y madurarán frutos evangélicos. La memoria cristiana pro-mueve la fidelidad y alienta la esperanza. A la Virgen Nuestra Señora de Begoña hacemos esta petición a favor de nuestro querido amigo y obispo D. Luis-María: Santa María, Madre de misericordia y esperan-za nuestra, muestra el fruto bendito de tu vientre a quien termina de abandonar este valle de lágrimas y, concluida ya su peregrinación, llama a las puertas del cielo.

Bilbao, 29 de mayo de 2009

+ Mons. Ricardo Blázquez

Obispo de Bilbao

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Carta de condolencia del Santo Padre Benedicto XVI

NUNCIATURA APOSTÓLICA EN ESPAÑA

Madrid, 28 de mayo de 2009

Excelencia Reverendísima Por encargo de la Secretaría de Estado de Su Santidad le hago llegar el siguien-te mensaje: “MONS. RICARDO BLÁZQUEZ PÉREZ OBISPO DE BILBAO

RECIBIDA LA TRISTE NOTICIA DEL FALLECIMIENTO DE MONSEÑOR LUIS MARÍA DE LARREA Y LEGARRETA, OBISPO EMÉRITO DE BILBAO, EL SANTO PADRE DESEA EXPRESAR SU SENTIDO PÉSAME A SUS FA-MILIARES, ASÍ COMO A QUIENES FUERON DIOCESANOS SUYOS EN DICHA DIÓCESIS, COMO PRECEDENTEMENTE EN LEÓN Y, A LA VEZ QUE OFRECE SUFRAGIOS POR EL ETERNO DESCANSO DEL DIFUNTO PRELADO, LES OTORGA CON AFECTO LA CONFORTADORA BENDI-CIÓN APOSTÓLICA, COMO SIGNO DE FE Y ESPERANZA EN EL SEÑOR RESUCITADO.

CARDENAL TARSICIO BERTONE SECRETARIO DE SU SANTIDAD”

Al cumplir sensiblemente este encargo, aseguro mis oraciones de sufragio y de mis colaboradores por el llorado Obispo, rogando transmita a los apenados familia-res mi más sentido pésame y cristiana condolencia. Respetuosamente

Mons. Manuel Monteiro de Castro

Arzobispo titular de Benevento Nuncio Apostólico

__________________________________ Excelentísimo y Reverendísimo Monseñor Ricardo Blázquez Obispo de Bilbao C/ Virgen de Begoña, 38 48006 Bilbao

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Asambleas Dominicales en Ausencia de Presbítero (ADAP)

Probablemente las palabras más autorizadas sobre el domingo son las siguien-tes del Concilio Vaticano II: “La Iglesia, por una tradición apostólica que trae su ori-gen de la resurrección de Cristo, celebra el misterio pascual cada ocho días, en el día que se llama con razón “día del Señor” o domingo. En este día los fieles deben reunir-se a fin de que, escuchando la Palabra de Dios y participando en la Eucaristía, re-cuerden la pasión, resurrección y gloria del Señor Jesús y den gracias a Dios… Por esto, el domingo es la fiesta primordial” de los cristianos (Const. sobre la Liturgia, 106). El domingo es día de fiesta, de alegría y descanso. En situaciones normales de la Iglesia la reunión dominical de los cristianos es asamblea eucarística, donde Jesús viene a nuestro encuentro como salió al camino de los discípulos de Emaús y “partió el pan” con ellos en la casa (cf. Lc 24,13-35). Las ADAP son, como dice el nombre, celebraciones “en ausencia de presbítero”, en una situación de escasez de sacerdotes; una situación no deseada ni ideal, sino deficitaria y especial. Por ello, se introducen cuando son realmente necesarias. La Eucaristía y la celebración dominical sin sacerdote no son celebraciones equivalentes ni inter-cambiables ni se eligen según las preferencias de los participantes. La estimación de las ADAP no se apoya en la subestimación de la Eucaristía. Cuando los sacerdotes son más escasos −en nuestras latitudes desde hace al-gunos decenios y en otras regiones de la Iglesia desde hace mucho tiempo−, cuando no pueden presidir en el nombre del Señor todas las comunidades cristianas, a pesar de poder celebrar hasta tres veces la Eucaristía el domingo (cf. Código de Derecho Canónico, 905.2), se organizan las ADAP, según el criterio razonable de los presbí-teros hablando con la comunidad y el consejo parroquial, y contando con el obispo y sus vicarios. Se comprende que en una parroquia pequeña haya una sola asamblea eucarís-tica el domingo, que en ocasiones por las razones indicadas deberá ser una ADAP; pero en una parroquia grande, si sólo hubiera una celebración dominical sería señal de un escasísimo número de participantes y de una penuria severa de sacerdotes, o terminaría inclinando a una menor participación de los fieles. No hay recomenda-ción litúrgica para que en el domingo haya una sola Eucaristía en toda parroquia. Es comprensible que los horarios de Misas de las parroquias limítrofes se articulen en-tre sí razonablemente. También es de suponer que la movilidad de la sociedad actual repercuta en la convocatoria de los cristianos para la celebración. En el judaísmo y en el cristianismo el día festivo empieza la tarde anterior, abriendo así la posibilidad de reunirse la asamblea dominical la víspera, es decir, el sábado. Aunque la Eucaristía es la celebración normal de los cristianos en el día del Señor, las ADAP poseen grandes valores que las recomiendan como asambleas do-minicales y les confieren una significación muy alta. No son ejercicios privados de devoción ni manifestaciones de piedad popular con amplia concurrencia.

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Me permito recordar los siguientes significados:

a) En el domingo se reúnen los cristianos; es el día de la asamblea de la Iglesia. Somos la familia de la fe que, como toda familia, si no nos reunimos se en-fría, debilita y diluye la comunión eclesial. La asamblea fortalece los lazos entre los cristianos, se prestan unos a otros el testimonio del Evangelio, re-zan juntos, se animan mutuamente a vivir como discípulos de Jesús. Presi-den la celebración quienes han recibido el encargo del obispo; son una asamblea donde se realiza y hace presente la Iglesia de Dios. Por ello, el ser-vicio de los diáconos, religiosas y seglares, que no son espontáneos sino en-viados, es tan importante en las ADAP. Yo quiero agradecer cordialmente su misión en la diócesis.

b) Es una celebración de la Palabra de Dios en que el Señor, a través de las lec-

turas de la Eucaristía del domingo correspondiente, habla a sus fieles y és-tos escuchan la voz que los guía, enseña, conforta, anima la fe, corrige, alienta el amor y la esperanza.

c) Pueden recibir los participantes la comunión sacramental con las sagradas for-

mas consagradas en la celebración eucarística anterior. De esta manera la ADAP está unida a la Eucaristía pasada; y también a la Eucaristía próxima, espoleando en la comunidad la oración y el trabajo por las vocaciones. La ADAP es una celebración no sólo “en ausencia de presbítero”, sino también “en espera de presbítero”, en oración por las vocaciones sacerdotales.

30 de mayo de 2009

+ Mons. Ricardo Blázquez Obispo de Bilbao

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Mensaje en la Solemnidad del Corpus Christi (14 de junio 2009)

Queridos hermanos y hermanas: 1. Nos disponemos a celebrar con gozo la Solemnidad del Cuerpo y Sangre del Señor. En ella conmemoramos la presencia de Jesús como cuerpo entregado y sangre derramada para la vida del mundo (cfr. Jn 6,51). Efectivamente, el Señor es el pan de vida y en la Eucaristía se contiene el memorial del “amor «más grande», aquel que impulsa a dar la vida por los propios amigos”1. La especificidad litúrgica de esta fiesta nos invita a considerar la Eucaristía como presencia amorosa de Jesús, que desea permanecer con nosotros como don que sostiene toda nuestra vida y es fermento de transformación de nuestra sociedad y del mundo entero en una verdadera civiliza-ción del amor. 2. En este día del Corpus, la Iglesia celebra también el Día de la Caridad. Efecti-vamente, la recepción del Sacramento del amor nos inserta en la dinámica de la cari-dad que nos mueve a amar a Dios y al prójimo, indisolublemente unidos. Como afir-ma el Papa, “el amor del prójimo es un camino para encontrar también a Dios, y cerrar los ojos ante el prójimo nos convierte también en ciegos ante Dios”2. Por este motivo es necesario sub-rayar la dimensión social del Sacramento. Eucaristía y caridad desde la justicia son dos dimensiones de una misma realidad. Jesucristo se entrega como don amoroso en la Eucaristía para que nosotros, alimentados y sostenidos con su Cuerpo y con su Sangre, seamos capaces de amar al prójimo “como Él nos ha amado” (Jn 13,34). Ello nos conduce a servir al prójimo con las mismas entrañas de amor y misericordia de Je-sús3. 3. En la Iglesia, contemplando el misterio de amor de Dios hecho carne y pan de vida, somos introducidos en la dinámica del amor que nos convierte en mujeres y hombres nuevos para que extendamos hasta el confín de la tierra este nuevo modo de ver la humanidad y de servirla, hasta la entrega de la propia vida. Por este motivo, el amor que se entrega y que sirve constituye un elemento esencial de la misión del cristiano y de la Iglesia. Para ello, “el amor necesita también una organización, como presupuesto para un servicio comunitario ordenado”4. En este sentido, Caritas constituye el rostro eclesial de la caridad. 4. Celebrar con verdad el día del Corpus Christi implica el servicio solícito a nuestros hermanos y el compromiso por atender sus necesidades, paliando sus con-secuencias y contribuyendo a transformar y purificar las estructuras injustas que degradan la dignidad humana. Constatamos con gozo que nuestra Iglesia particu-

1 Benedicto XVI, Sacramentum caritatis 1. 2 Benedicto XVI, Deus caritas est 16. 3 Cf Benedicto XVI, Sacramentum caritatis 88-89. 4 Benedicto XVI, Deus caritas est 20.

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lar es sensible ante el sufrimiento de quienes padecen de modo más directo las consecuencias de la crisis. Signo de ello es que ha aumentado en un 40% la colabo-ración económica de los fieles. Aun así, quienes dedican tiempo y disponibilidad personal para acoger a los hermanos necesitados se sienten desbordados y, en oca-siones, impotentes ante tanta demanda. A vosotros, voluntarios, socios, bienhecho-res y colaboradores, queremos dirigir una palabra de ánimo y profundo agradeci-miento. 5. También queremos animar a todos los fieles cristianos a que se impliquen per-sonalmente y colaboren en las labores que realizan Caritas y organizaciones simila-res, ofreciendo su tiempo y disponibilidad en la medida de lo posible. Con todo, más importante que el dar es el darse: “para que el don no humille al otro, no solamente debo darle algo mío, sino a mí mismo; he de ser parte del don como persona”5. En este sentido, Cári-tas necesita fortalecer su voluntariado; precisa de nuestro tiempo y de nuestra dis-ponibilidad para acoger y mostrar el rostro más cercano y compasivo de la comuni-dad cristiana. 6. Junto a ello, no olvidemos la oración persistente y confiada: “Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá” (Mt 7,7). El Señor escucha nuestra plegaria y bien conoce nuestras necesidades. La oración personal, familiar y comunitaria nos abren a la esperanza cierta y al amor sincero, para poder aliviar las situaciones dolo-rosas y recorrer los caminos adecuados para la resolución de la crisis y de sus causas más profundas. Vivamos atentos a las necesidades de quienes nos rodean y estemos dispuestos a escuchar, acoger y acompañar. Contribuyamos activamente a la huma-nización de las estructuras en la medida en que tengamos responsabilidades en ám-bitos económicos, políticos, financieros o sociales. Potenciemos el espíritu de parti-cipación y fraternidad. 7. Quisiéramos, así mismo, dirigir una palabra de aliento a quienes sufren direc-tamente las consecuencias de la crisis. No os sintáis solos ni fracasados, sino más bien víctimas de un sistema económico centrado en el consumismo y el afán de lucro sin medida, que no respeta valores fundamentales tales como la dignidad de la per-sona humana, el valor del trabajo, la solidaridad y la fraternidad, la corresponsabili-dad en el sistema económico y financiero, o el destino universal de los bienes. La Iglesia quiere estar con vosotros, para ser ánimo y aliento, compañía y ayuda, en la medida de sus posibilidades, poniendo a vuestra disposición los medios materiales, humanos y espirituales que estén a su alcance, que puedan contribuir a la resolución de vuestra situación angustiosa. 8. Queremos, así mismo, invitar a todos a la esperanza. Dios es nuestra esperan-za cierta. Él mueve en nosotros el querer y el obrar. Por medio de la Eucaristía se nos da para que, al mismo tiempo todos seamos un don para los demás en el servicio fra-terno y la edificación de un mundo nuevo. Que la celebración litúrgica del Cuerpo y Sangre del Señor nos ayude a experimentar con profundidad el amor de Dios que nos

5 Benedicto XVI, Deus Caritas est 34.

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impulsa a la entrega de nosotros mismos al servicio de nuestros hermanos y herma-nas, de modo particular a los más necesitados. Pedimos para ello la intercesión ma-terna y poderosa de la Virgen María. Ella, como Madre nuestra, cuida de nosotros y nos alcanzará del Corazón de su Hijo todo aquello que necesitamos.

+ Mons. Ricardo Blázquez Obispo de Bilbao

+ Mons. Mario Iceta

Obispo Auxiliar

* * *

Mezua Gorpuzti Egunean (2009.eko ekainaren 14a)

Anai-arreba maiteok: 1. Pozarren, Jaunaren Gorputz eta Odolaren Eguna ospatuko dogu. Bertan, mundua biziz beteteko, bere gorputza eskeini eta odola isuri eban Jesusen pre-sentzia ospatuko dogu (ik. Jn 6,51). Hain zuzen ere, Jauna biziaren ogia da eta Eu-karistian aurkitzen da “maitasunik «haundiena», lagunen euren alde bizia emotera garoa-zana”1. Jai honen liturgi berezitasunaren arabera, Eukaristia, gure bizitza osoaren euskarri lez gure artean iraun gura dauan eta gure gizartea eta mundu osoa bene-tako maitasunezko zibilizazino bihurtzeko legamia dan Jesusen presentzia maite-kortzat hartu behar dogu. 2. Gorpuzti egunean, Elizeak Karitate Eguna ere ospatzen dau. Hain zuzen ere, maitasunaren Sakramentua onartzeak Jaungoikoa eta lagunurkoa, banandu barik, maitatzera garoazan karitatearen dinamikan sartzen gaitu. Aita Santuak dinoanez, “lagunurkoa maitatzea, Jaungoikoa aurkitzeko bidea ere bada, eta lagunurkoaren aurrean begiak ixteak itsu bihurtzen gaitu Jaunaren aurrean”2. Horrexegaitik, ezinbestekoa da Sakramen-tuaren gizarte alderdia nabarmentzea. Eukaristia eta justiziatik gauzatutako kari-tatea errealitate beraren alderdi bi dira. Jesukristok bere burua emoten dau do-hain maitetsu lez Eukaristian, gu, “Berak maite izan gaituanez” (Jn 13,34), bere Gorputz eta Odolaz janarituta eta eutsita, lagunurkoa maitatzeko gauza izan gaitezan. Ho-rrek bultzatuta, Jesusek erakutsi eban maitasun eta erruki beraz zerbitzatu behar dogu lagunurkoa3.

1 Benedikto XVI, Sacramentum caritatis 1. 2 Benedikto XVI.a, Deus caritas est 16. 3 Ik. Benedikto XVI.a, Sacramentum caritatis 88-89.

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3. Elizan, haragi eta biziaren ogi egindako Jaungoikoaren maitasunezko miste-rioa hausnartuz, emakume eta gizon barri bihurtzen gaituan maitasunaren dinami-kan sartzen gara, gizadiari begiratzeko eta berau zerbitzatzeko era hau bizia bera emoteraino munduaren azken bazterreraino zabaldu dagigun. Horregaitik, emoten dan eta zerbitzari dan maitasuna kristinauaren eta Elizearen misinoaren fun-tsezko osagaia da. Horretarako, “maitasunak antolakuntza ere behar dau, alkarte zerbitzu ordenaturako oinarri lez”4. Honen haritik, Caritas karitatearen eliz aurpegia da. 4. Gorpuzti Eguna benetan ospatzeak gure anai-arreben aldeko zerbitzu arreta-tsua eta euren beharrizanei aurre egiteko konpromisoa gauzatzera garoaz, ondori-oak arinduz eta giza duintasuna ezerezten daben bidegabeko egiturak aldatzen eta arazten lagunduz. Pozarren ikusten dogu gure lekuko Elizea sentibera dala krisia-ren ondorioak zuzen-zuzenean jasaten dabezanen oinazearen aurrean. Horren adierazle, %40 igo dala fededunen diru laguntza. Dana dala, beharrizanean dagozan anai-arrebei harrerea egiteko denporea eta prestasun pertsonala eskeintzen dabeza-nak gaindituta dagoz eta, batzuetan, ahalmen barik sentitzen dira, hainbeste eska-riri erantzuteko. Zuoi, boluntario, bazkide, ongile eta laguntzaileoi, adorea eta eske-rrik beroenak emon gura deutsueguz. 5. Dei egin gura deutsegu kristau fededun guztiei Caritasek eta antzerako era-kundeek gauzatzen dabezan egitekoetan konprometitu daitezan eta lagundu da-gien, ahal daben denporea eta prestasuna eskeiniz. Dana dala, emotea baino ga-rrantzitsuagoa da nork bere burua emotea: “dohainak bestea makurrarazi ez dagian, nire zerbait emoteaz gainera, neure burua emon behar deutsot; pertsona lez dohainaren zati izan behar dot”5. Honen haritik, Caritasek boluntarioak sendotu behar ditu; geure denpo-rea eta prestasuna behar ditu harrerea egiteko eta kristau alkartearen aurpegirik hurkoen eta errukitsuena erakusteko. 6. Horregaz batera, ez dagigun ahaztu otoitz saiatu eta fidatua: “eskatu egizue, eta emon egingo jatzue; ibili bila, eta aurkitu egingo dozue; atea jo, eta zabaldu egingo jatzue” (Mt 7,7). Jaunak gure otoitza entzuten dau eta ondo ezagutzen ditu gure beharrizanak. Bakarkako, familiako eta alkarteko otoitzak benetako itxaropenera eta maitasun zintzora zabaltzen gaitue, egoera mingarriak arindu eta krisiaren eta bere eragilerik sakonenak konpontzeko bide egokiak hartu dagiguzan. Adi egon gaitezala gure in-gurukoen beharrizanen aurrean eta entzuteko, onartzeko eta laguntzeko prestasuna erakutsi dagigula. Ekonomia, politika, finantza edo gizarte esparruetan erantzuki-zunen bat badaukagu, gogotsu lagundu dagigula egiturak gizatasunez bustitzen. Partehartze eta senidetasun sena sustatu dagigula. 7. Era berean, adorea emon gurako geunskie krisiaren ondorenak zuzenean jasaten dabezan guztiei. Ez zagoze bakarrik, ez dozue porrot egin, kontsumismoan eta neurri bako irabazi gosean oinarritutako sistema ekonomikoaren biktima zaree, gizakiaren duintasuna, lanaren, alkartasunaren eta senidetasunaren balioa, ekono-

4 Benedikto XVI.a, Deus caritas est 20. 5 Benedikto XVI.a, Deus Caritas est 34.

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mia eta finantza sistemako ardurakidetasuna eta ondasunen hedapen unibertsala lako funtsezko balioak errespetatzen ez dituan sistemaren biktima. Eta Elizeak zu-okin egon gura dau, bere ahalmenen arabera, adorea emoteko, lagun egiteko, lagun-tzeko, bere esku dagozan eta zuon egoera larria arintzeko lagungarri izan daiteke-zan baliabide material, gizatiar eta espiritualak zeuon esku izteko. 8. Itxaropenerako deia ere egin gura deutsuegu. Jaungoikoa da gure benetako itxaropena. Berak sustatzen dau gugan nahi izatea eta egitea. Eukaristiaren bidez emoten jaku, danok dohain izan gaitezan besteentzat senide zerbitzuan eta mundu barriaren eraikuntzan. Jaunaren Gorputz eta Odolaren liturgi ospakizunak geure burua gure anai-arreben aldeko, batez ere behartsuenen aldeko zerbitzura eskein-tzera bultzatzen gaituan Jaungoikoaren maitasuna sakontasunez bizitzen lagundu deigula. Birjina Mariaren ama bitartekotza sendoa eskatzen dogu horretarako. Be-rak, ama lez, zaindu egiten gaitu eta behar dogun guztia jadetsiko deusku bere Se-mearen Bihotzetik.

+ On Ricardo Blázquez Bilboko Gotzaina

+ On Mario Izeta

Gotzain Laguntzailea

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Nota de condena de los obispos de Bilbao ante el atentado en el que resultó muerto el inspector jefe del grupo de la Brigada de Información

de la Policía Nacional D. Eduardo Puelles García

Los obispos de Bilbao, ante el atentado perpetrado por ETA esta mañana en Ollar-gan-Arrigorriaga (Bizkaia), en el que ha resultado muerto el inspector jefe del grupo de la Brigada de Información de la Policía Nacional D. Eduardo Puelles García, deseamos:

1. Condenar este asesinato que atenta tan gravemente a la libertad y a la convi-vencia pacífica.

2. Elevar nuestra oración al Dios de la Vida, recordando a Eduardo y a sus fami-liares y allegados.

3. Expresar nuestra condolencia y solidaridad a la familia del asesinado. 4. Pedir una vez más la desaparición de ETA.

Al emitir este comunicado estamos reunidos en sesión ordinaria con el Colegio de Consultores de la diócesis, que se suma a nuestros sentimientos.

+ Ricardo Blázquez, Obispo + Mario Iceta, Obispo Auxiliar

Bilbao, 19 de junio de 2009

* * * Bilboko gotzainok, gaur goizean Ollargan-Arrigorriagan izan dan eta Eduardo Puelles García Polizia Nazionaleko Informazino-Brigadako inspektore buruaren herio-tza eragin dauan atentatua dala-ta, zera adierazo gura dogu:

1. askatasun eta bizikidetasun baketsuaren aurkako eraso larria dan atentatu hau gaitzesten dogula;

2. Biziaren Jaungoikoari otoitz egiten deutsagula, Eduardo eta bere senide eta lagunak gogoan hartuz;

3. gure doluminak eta alkartasuna erakutsi gura deutsaguzala hildakoaren fami-liari;

4. beste behin ere, ETAren desagerpena eskatzen dogula. Adierazpen hau egiterakoan elizbarrutiko Kontsultarien Kolegioagaz ohiko sai-oan batuta gagoz eta honek ere bat egiten dau gure sentimenduekin.

+ Ricardo Blázquez, Gotzaina + Mario Izeta, Gotzain Laguntzailea

Bilbao, 2009.eko ekainaren 19a

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Homilía en el funeral por Eduardo Puelles García

Ayer fue asesinado cruelmente D. Eduardo Puelles, inspector de la Policía Na-cional, cerca de aquí. Saludo con particular afecto a su esposa Dña. Francisca y a sus hijos Rubén y Asier; a toda la familia manifiesto mi cercanía y honda condolencia. Comprendo, querida esposa e hijos de Eduardo, la desolación que os ha inundado al veros privados súbita e injustamente de vuestro esposo y padre. Pido al Señor que la fe y la esperanza derramen su luz en la densa oscuridad del sufrimiento. La solidari-dad de todos, experimentada por vosotros estos días, será como un bálsamo que os alivie y conforte. No estáis solos; un cristiano nunca está solo, y la compañía de per-sonas de buen corazón es una ayuda que aligera el peso de la cruz. Estamos sufrien-do con vosotros; participamos de vuestra tristeza. Cada víctima mortal del terrorismo es un clamor que exige, con la fuerza de la sangre injustamente vertida, respeto a la vida y libertad para todos. La memoria de las víctimas es un recordatorio permanente para que la sociedad continúe rechazan-do enérgicamente la violencia y desenmascarando sus propósitos. Deslegitimar en todos los aspectos el terrorismo es un ejercicio de clarificación que contribuye de manera eficaz a que la luz de la verdad venza las tinieblas de los pretextos y enga-ños. La sociedad debe continuar con paso firme en el camino que conduzca a la desaparición de ETA, que tanto daño nos ha causado. Apoyamos a las autoridades en el recorrido, siempre difícil y a veces muy doloroso, hasta alcanzar plenamente una convivencia libre y segura para todos. Debemos decir todos un NO rotundo e inequívoco al terrorismo, con la cabeza y el corazón, en la conciencia y en la calle, individualmente cada persona y unidos como ciudadanos. La unidad clara y perseve-rante contra la organización terrorista es condición eficaz para vencerla pronto. Quiero expresar a los compañeros de Eduardo y a los miembros de los cuerpos de seguridad del Estado nuestro apoyo y gratitud por la protección de nuestra liber-tad y convivencia, corriendo ellos en ocasiones serios riesgos para su vida. La lectura tomada del libro de las Lamentaciones (3,17-26) pone palabras, que-ridos hermanos Francisca, Rubén y Asier, a vuestro desconcierto y desolación. “Me han arrancado la paz y me digo se me acabaron las fuerzas. Señor, fíjate en mi aflic-ción y en mi amargura. Estoy abatido”. Es un duro trago el que estáis bebiendo; os acompañamos con silencio, oración y respeto. Pero hay un segundo momento en las palabras del profeta que deseamos vaya llegando a vuestro espíritu: “La misericordia del Señor no termina y no se acaba su compasión. Es bueno esperar en silencio la salvación del Señor”. Nuestra manera, quizá la más elocuente de acompañaros, es estar a vuestro lado, compartiendo en silencio vuestro sufrimiento. Queridos herma-nos, nosotros creemos en Jesucristo muerto y resucitado, de quien hacemos memoria sacramental en esta celebración; creemos en el Dios de la vida, del amor y de la paz. Nos acompaña en la tribulación y nos mostrará su rostro luminoso. Después de la cruz brillará nuevamente la luz; los cristianos nos apuntamos a la esperanza a pesar

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de todo, sabiendo que la esperanza auténtica no es evasiva sino paciente y laboriosa. Estamos convencidos de que animar la esperanza es un servicio precioso a la socie-dad en medio de las pruebas y en el camino empinado de la lucha contra la violencia terrorista. El Evangelio (Mc 4,35-41) nos ha hablado de una barca zarandeada por las olas y de unos hombres que palpan su debilidad ante el poder que los amenaza. Una bar-ca avanzando en medio del mar es una comparación antigua de la Iglesia, y podemos ampliarla a la vida de cada persona y a la sociedad. A veces soplan vientos contra-rios, y la barca sacudida por la furia del mar y anegada por las olas avanza a duras penas. Como los discípulos de ayer, también nosotros hoy, nos sentimos amenaza-dos y somos presa de la angustia. Aunque el Señor está en la barca, parece estar au-sente. En esta situación nos dirigimos a Él gritando: “Sálvanos, Señor, que perece-mos”; actúa Señor, que nos hundimos. Soplan en ocasiones vientos recios, que nos amenazan e inquietan profundamente; las adversidades ponen a prueba nuestra con-fianza. Pero el Señor se levantó, nos dice el Evangelio, y en medio del mar, que signi-fica las fuerzas del mal, increpó al viento y corrigió a los débiles en la fe. Y con su poder volvió la bonanza al mar y la serenidad a los discípulos. Aunque soplen vien-tos recios y contrarios, no tengamos miedo. Pedimos a Dios, Padre bueno y Dios de todo consuelo, que conceda a Eduardo la Paz eterna; que la Virgen, Madre de Dios, le muestre a Jesús fruto bendito de su vientre. ¡Que María, que se mantuvo en pie junto a la cruz de su Hijo, “esperando cuando todos vacilaban”, acompañe maternalmente a Francisca, Rubén y Asier y a todos sus familiares y amigos en la dureza de la hora presente!

Bilbao, 20 de junio de 2009

+ Mons. Ricardo Blázquez Obispo de Bilbao

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«Los cuidados paliativos, respuesta adecuada a la enfermedad incurable o terminal»

Conferencia del obispo auxiliar de Bilbao,

mons. Mario Iceta Gabicagogeascoa en el Palacio Euskalduna

Surge de modo recurrente el intento de crear en nuestra sociedad un estado de opinión favorable a la eutanasia, considerándola como una forma aceptable, e inclu-so deseable, de afrontar la enfermedad incurable o terminal, e identificándola con el ideal de una muerte digna. Para abordar este aspecto tan importante de nuestra existencia como es afron-tar la propia muerte, me gustaría ofrecer las siguientes reflexiones que nos ayuden a comprender los aspectos esenciales de la concepción cristiana de la etapa final de la vida y de la muerte. El amor, una luz para la contemplación y la acción Para abordar el problema de la enfermedad incurable y terminal es necesario situarnos en una perspectiva adecuada que parte inexorablemente de conocer la verdad profunda del hombre y de su existencia. No es posible captar la riqueza in-sondable y la dignidad de cada persona si no es a la luz del amor. Es en la experien-cia amorosa donde se revela la irreducible originalidad de cada persona concreta. Ni las ciencias empíricas ni el pensamiento racionalista fruto de la modernidad nos si-túan en la perspectiva adecuada para percibir y reconocer tal dignidad. La originalidad irreducible de la persona humana Ser persona es el modo de ser característico del hombre. Y ser persona quiere decir estar constitutivamente abiertos a la trascendencia y vueltos e inclinados a la comunión con Dios y con los demás. Cada uno de nosotros es un don en sí y para los demás. Esta dimensión personal es de importancia decisiva: por una parte nos indica el modo en que el hombre se realiza a sí mismo y, por otra, nos revela cuál es el fun-damento último de la familia y de la sociedad, así como la referencia profunda de la solidaridad y cooperación verdaderas entre todos los hombres. Efectivamente, el hombre sólo puede alcanzar su plenitud cuando sale de sí mismo para darse. Es lo que se conoce como dimensión extática del amor, el movimiento que fundamenta el ágape. El estar constitutivamente vuelto a la comunión con el otro es el fundamento de toda comunidad humana. Coloquialmente puede afirmarse que porque soy per-sona, he sido creado, en cierto modo, para cuidar de ti, de empeñarme en promocio-nar tu bien y de este modo tanto tú como yo nos trascendemos y nos dirigimos hacia nuestra propia perfección y felicidad. Participamos de una misma esfera vital que

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teje de modo estable y real las relaciones humanas, que son más profundas que las meras relaciones económicas o sociales. La promoción mutua de todos los hombres en el bien se fundamenta en la dimensión personal de cada uno de nosotros. El que tú existas es un don y un bien para mí y viceversa. Un modo distorsionado de percibir la realidad. La cultura de la muerte Esta radical importancia de la noción de persona se vio eclipsada por la irrup-ción del pensamiento propio de la modernidad, principalmente a partir de la época ilustrada. El ser humano no es concebido como persona, sino como mero individuo. Esta visión enormemente reduccionista conlleva graves consecuencias. Cada uno de no-sotros no es ya considerado como un don para los demás, naturalmente inclinados a la comunión, sino que el ser humano es concebido como mera realidad individual cerrada en sí misma, imposibilitada para tender a una comunión real con los demás. La propia perfección y la felicidad no se alcanzarán en la trascendencia humana que saliendo de sí construye la comunión con los demás, sino que dependen exclusiva-mente del ejercicio de mi libertad considerada como un absoluto. Esto nos lleva a concebir la vida de cada hombre no como un don en sí mismo y para los demás, sino como una realidad que se posee y que debe ser únicamente ad-ministrada por una libertad absoluta y radical. La vida es cuestión de cada uno; na-die intente inmiscuirse en la vida del otro. El que tú vivas o mueras no es ya una rea-lidad que entra en mi misma esfera vital y que, por tanto, en cierto modo me afecta y provoca que yo cuide de ti. Cuando se disuelve la dimensión personal del hombre, se termina por disolver el fundamento profundo y real de la sociedad y de la comunión humana, quedando ésta únicamente bajo el arbitrio del contrato social y de intereses espurios. Ante esta concepción individualista de la vida del hombre y de una imaginaria libertad absoluta, la enfermedad es percibida como una amenaza insoportable a mi posesión más preciada: mi propia vida. La muerte pasa a ser la mayor enemiga y la negación de mi libertad. Por eso es necesario que también ella esté sometida: yo de-cido cuándo y cómo morir. Yo ejecuto mi propia muerte. La eutanasia es de este mo-do identificada con la buena muerte, la muerte digna, la muerte deseable, en cuanto que yo me adueño de ella, ni siquiera la muerte debe escapar a mi idílica libertad concebida de modo absoluto. El misterio del sufrimiento y de la muerte Nuestra experiencia moral inmediatamente nos advierte de que este modo de concebir la vida y la muerte colisiona frontalmente no sólo con la realidad sino tam-

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bién con la dignidad del hombre y su verdad más profunda. En el fondo percibimos que el sufrimiento, la enfermedad y la muerte constituyen un misterio que apenas alcanzamos a comprender, pero que de un modo u otro a todos nos afecta. Pero tam-bién surge en nosotros la experiencia de que son realidades que, vividas bajo la mi-rada de Dios que es amor, lejos de dañar la dignidad del hombre y su libertad, consti-tuyen una ocasión excepcional en la que se revela la grandeza de nuestra existencia. El hospital es un lugar en el que se experimenta la fragilidad de la naturaleza humana, pero también las enormes potencialidades y recursos del ingenio del hom-bre y de la técnica al servicio de la vida. La vida de toda persona es siempre un don y misterio. Del respeto y la defensa de la vida en todas sus fases depende la calidad auténticamente humana de una convivencia. La Medicina como servicio El hombre vencido y apaleado que crudamente nos presenta la parábola del buen samaritano es imagen del hombre enfermo e indigente que necesita ser recrea-do y restituido a su dignidad desposeída. Tomando la imagen del buen samaritano como icono del más alto ideal de la profesión sanitaria, la tradición cristiana enriqueció sobremanera la rica herencia de la ética hipocrática. La concepción de la Medicina como ayuda, tutela y promoción de la vida adquiere el nuevo sentido de la diaconía, es decir, de servicio, que incluye la entrega de la propia vida, a imagen del Cristo médico que se inclina sobre la humanidad doliente. Tratamientos, cuidados y soporte vital Por tanto, la raíz última que da sentido a toda profesión sanitaria es el com-promiso por servir, promocionar y tutelar la vida humana, de modo particular aque-lla más débil y necesitada. Con respecto a las situaciones de enfermedad incurable o terminal, este compromiso ético se concreta en la excelencia técnica, moral y huma-na de lo que se conoce como Medicina paliativa. Ésta trata de mejorar todos los as-pectos, tanto físicos como psíquicos, espirituales, familiares y sociales del enfermo. Es evidente que la Medicina tiene la obligación de conocer sus propios límites. No es omnipotente. Llega un momento en que la muerte no puede ser vencida por los me-dios terapéuticos y aparece de modo inevitable. Con el fin de discernir la convenien-cia de los diversos procedimientos médicos, se ha hecho ya clásica la distinción entre tratamiento y cuidados. Esta distinción conlleva una dimensión ética, en cuanto que es doctrina comúnmente aceptada que los cuidados deben ser siempre proporciona-dos, mientras que los tratamientos pueden ser lícitamente suspendidos si se trata de medidas extraordinarias o desproporcionadas. El error más común de esta distin-ción es no darse cuenta de que las medidas de soporte vital (tales como la respira-ción asistida, la reanimación cardiopulmonar o la nutrición parenteral) no pertene-

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cen ni a una ni a otra categoría. Su consideración ética es substancialmente distinta, y merecen una diversa y cuidadosa atención, en cuanto que de su suspensión se si-gue inmediatamente la muerte del enfermo. Solamente podrán ser lícitamente sus-pendidas cuando producen graves alteraciones o efectos secundarios o colaterales que hacen inviable un uso continuado. “¿Acaso soy yo el guardián de mi hermano?” Esta pregunta que de modo insolente dirige Caín a Dios después de haber ase-sinado a su hermano, contextualiza admirablemente el humus en el que crece la mentalidad de la eutanasia. Cuando Caín pregunta altivamente a Yahveh: ¿Acaso soy el guardián de mi hermano?, el silencio de Dios es clamoroso porque la respuesta evidente: Por supuesto que sí, claro que eres guardián, puesto que en la medida en que eres hombre, eres también hermano y eres también guardián. La eutanasia, en último término, viene a indicar al enfermo terminal que su vida es demasiado pesada no sólo para él, sino también para nosotros y para toda la sociedad y no estamos dis-puestos a cargar con ella. Ya no me concibo como alguien llamado a cuidar de ti. Pre-fiero cuidar de mí y sólo de mí. Has dejado de ser un don y un bien para nosotros. La experiencia moral inmediatamente nos indica que este planteamiento es contrario a la dignidad humana porque el hombre es siempre un don. En último tér-mino, la eutanasia es expresión de la abolición del hombre, de la traición de la Medi-cina a su principio esencial de servir y tutelar la vida, convierte a quien la practica en un homicida y constituye el fracaso clamoroso de una sociedad que no quiere hacer-se cargo de quien necesita de modo imperioso no tanto de medios técnicos, sino so-bre todo de humanidad, de nuestro calor y compañía, es decir, la percepción real de no estar sólo sino de que existimos para cuidar los unos de los otros. La eutanasia constituye siempre un mal, aunque se quiera disfrazar de buenos sentimientos y de procedimientos técnicamente correctos, escondidos muchas veces bajo eufemísticas expresiones. Si el aborto, que sigue hiriendo la sensibilidad moral de los hombres, es presentado bajo el término más aséptico de interrupción voluntaria del embarazo (IVE), la eutanasia pretende esconderse bajo expresiones piadosas tales como muer-te digna. Dos modos de afrontar la propia muerte En último término, es preciso afirmar que el momento de la muerte puede ser vivido de dos modos radicalmente opuestos. El pasaje de San Juan, en el que el Señor revela la dinámica profunda de la Pasión, puede ayudarnos a comprender el modo plenamente digno de asumir la muerte. El Señor afirma que en su Pasión nadie le quita la vida sino que la entrega como ofrenda de amor para que nosotros vivamos de esa misma vida. El Señor se refiere específicamente al Misterio de la Eucaristía que anticipa su entrega pascual: “Tomad y comed, esto es mi Cuerpo entregado por vo-sotros”. El cristiano, en su santo bautismo, fue incorporado a esta dinámica del Mis-

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terio Pascual que se renueva cada vez que celebramos la Eucaristía. La muerte no puede arrebatar la vida al cristiano porque ésta, en el bautismo, ya fue entregada y asumida en otra Vida infinitamente mayor. La muerte no es una cuestión de verse desposeído de algo propio, sino de unirse a la Entrega por excelencia que Cristo rea-lizó en su Pasión y unirse y descansar en Él. El Señor nos acompaña en la vida y en la muerte porque nuestra vida está unida a la suya. Él sabe mejor que nadie el momento y el modo y será el que más nos convenga. No nos deja solos. De este modo podemos comprender en qué consiste la buena muerte: no en un acto de autonomía absoluta y de reivindicación sino en un acto de entrega y de don de sí. La eutanasia, de este mo-do, se sitúa como la antítesis de la Eucaristía. La eutanasia, por ello, se situaría en el polo opuesto al amor verdadero y la misericordia. Los cuidados paliativos La Medicina paliativa tuvo sus comienzos en 1842, cuando Jeanne Garnier, establece en Francia la primera institución dedicada exclusivamente al cuidado de los enfermos terminales. También la religiosa irlandesa Mary Aikenhead funda en Dublín el “Hospice de Nuestra Señora” para la atención de los enfermos terminales. La misma congregación crea poco después en Londres el “Hospice de San José”, que continúa prestando servicios a los enfermos teminales o con enfermedades crónicas. De este modo nace el movimiento Hospice. En 1967 se funda en Londres el “St. Christopher Hospice”, dirigido por Cecily Saunders como paradigma moderno del movimiento Hospice. Y en 1973 Belfor Mount, en Canadá, sustituye el término Hos-pice por el término “cuidados paliativos” en el Hospital Real Victoria. Los cuidados paliativos, como respuesta a la enfermedad incurable y terminal, constituyen una nueva filosofía de la curación y del cuidado. Proporciona un cuida-do integral del paciente (asistencia psicológica, social y espiritual), de la familia y del entorno. Procura cuidar, así mismo, a los cuidadores. Proporciona una asistencia no sólo hospitalaria, sino en la medida de lo posible, también domiciliaria. Es una Medicina eminentemente interdisciplinar, de una alta cualificación científica y ética. Aun queda mucho camino por recorrer para que esta nueva concepción del curar y del cuidar esté plenamente desarrollada en nuestro sistema sanitario y en nuestra sociedad. Dos respuestas inadecuadas a la enfermedad terminal o incurable Ante la enfermedad terminal o incurable existen, a mi modo de ver, dos res-puestas que se sitúan fuera del ámbito de la Medicina. Tales respuestas son la obsti-nación terapéutica y la eutanasia. Por un lado, debe rechazarse, por inadecuado, lo que se conoce como obstina-ción terapéutica, ensañamiento o encarnizamiento terapéutico. Con estas acepcio-nes se quiere designar la actitud del médico que, ante la certeza moral que le dan sus

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conocimientos de que los tratamientos aplicados ya no proporcionan beneficio al enfermo, no procede a su suspensión sino que se obstina en continuar o proponer nuevos procedimientos en contra de lo que un adecuado juicio prudencial y la expe-riencia médica aconsejan. La obstinación terapéutica alarga inútilmente la agonía de un enfermo en estado terminal o mortifica innecesariamente a un enfermo incurable. Constituyen la obstinación terapéutica aquellas “intervenciones médicas no ade-cuadas a la situación real del enfermo por ser desproporcionadas a los resultados que se podrían esperar, o bien por ser demasiado gravosas para el enfermo o para su familia” (EV, 65). Como afirma el Código de Deontología médica, “El médico tiene el deber de intentar la curación o mejoría del paciente siempre que sea posible. Y cuando ya no lo sea, permanece su obligación de aplicar las medidas adecuadas para conseguir el bienestar del enfermo, aun cuando de ello pudiera derivarse, a pesar de su correcto uso, un acortamiento de la vida. En tal caso, el médico debe informar a la persona más allegada al paciente y, si lo estima apropiado, a éste mismo” (Código Deontolo-gía médica, 27,1). “El médico no deberá emprender o continuar acciones diagnósticas o terapéuticas sin esperanza, inútiles y obstinadas. Ha de tener en cuenta la volun-tad explícita del paciente a rechazar el tratamiento para prolongar su vida y a morir con dignidad. Y cuando su estado no le permita tomar decisiones, el médico tendrá en consideración y valorará las indicaciones anteriores hechas por el paciente y la opinión de las personas vinculadas responsables” (Código Deontología médica, 27. 2). “El médico nunca provocará intencionadamente la muerte de ningún paciente, ni siquiera en caso de petición expresa por parte de éste” (Código Deontología médica, 27,3). En términos similares se expresa la guía europea de Ética y comportamiento profesional de los médicos: “Cuando la condición del enfermo requiere un procedi-miento de reanimación, todo debe ser intentado, por un tiempo y en las condiciones científicamente razonables para asegurar la eficacia. El ‘ensañamiento terapéutico’, en estas condiciones, es conforme a la obligación de prestar ayuda. Por el contrario, llegado el momento, estas acciones pueden ser legítimamente abandonadas”. En el otro extremo se sitúa la eutanasia. Ésta constituye, así mismo, una res-puesta inadecuada a la enfermedad terminal. La eutanasia es conocida también como homicidio por compasión. Constituye una acción u omisión que por su naturaleza y en la intención causa la muerte. La Asociación Médica Mundial la define como “el acto deliberado de dar fin a la vida de un paciente, ya sea por propio requerimiento o a petición de sus familiares” (AMM 1987). En último término, la eutanasia se sitúa fuera del ámbito y objetivos de la Medicina y significa su propia claudicación. Ade-más, sitúa al profesional sanitario en un ámbito que no le corresponde: decidir sobre la vida y la muerte. La eutanasia debilita la confianza entre el paciente y el médico. Fomenta la sensación de carga en el paciente. La eutanasia, en último término, pro-pone la muerte como remedio de una enfermedad incurable o terminal. Es muy inte-resante examinar las experiencias que acerca de la eutanasia se vienen realizando en el estado de Oregón, y en los estados de Holanda, Bélgica, Luxemburgo y Suiza, don-de esta práctica está legalizada.

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Curar, al menos aliviar, siempre consolar y nunca abandonar En esta conocida expresión podríamos resumir la actitud de los profesionales de la salud ante cualquier tipo de enfermedad, que también es aplicable a la situa-ción de enfermedad terminal o incurable: curar, al menos aliviar, siempre consolar y nunca abandonar. La cuestión de la eutanasia antes de ser un asunto médico y asis-tencial es una cuestión más bien de carácter antropológico, moral y social. Los Cui-dados Paliativos constituyen, a mi modo de ver, la respuesta adecuada de la Medici-na ante las situaciones de enfermedad incurable o terminal. Sería necesario, a este respecto, profundizar en el conocimiento de los principios que sustentan la Medici-na paliativa: el respeto y protección de la debilidad y el reconocimiento de las limi-taciones propias del conocimiento médico. A los profesionales sanitarios cristianos: “Alumbre así vuestra luz a los hombres” En una Medicina que crece a pasos agigantados en conocimientos técnicos y terapéuticos, pero que muy a su pesar, va perdiendo en humanidad, la presencia en el sistema sanitario de profesionales cristianos constituye una necesidad imperiosa. Volver a mostrar la dignidad de la persona, el sentido de la enfermedad y de la muer-te, la dimensión de diaconía, de servicio y entrega de los profesionales sanitarios, la necesidad de su cualificación técnica junto a una altísima cualificación moral, cons-tituyen los elementos fundamentales que los profesionales cristianos y los hospitales católicos están llamados a proclamar en el sistema sanitario actual. Ésta es verdade-ramente la luz y la sal para el mundo de la salud. Y la invitación del Señor es impe-riosa: “Alumbre así vuestra luz a los hombres para que conozcan vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”.

Palacio Euskalduna, 10 de junio de 2009

+ Mons. Mario Iceta Obispo auxiliar de Bilbao

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Información. Albisteak SECRETARÍA GENERAL

Nombramientos

• José María LARRU BURDIEL, OH: Miembro de la Junta del Instituto Diocesano

de Teología y Pastoral/Elizbarrutiko Teologia eta Pastoraltza Institutoa (29 de mayo de 2009).

• Galo BILBAO ALBERDI: Miembro de la Junta del Instituto Diocesano de Teolo-

gía y Pastoral/Elizbarrutiko Teologia eta Pastoraltza Institutoa (29 de mayo de 2009).

* * *

Fallecimiento

• Rvdo. D. José Luis OTAZUA GARAY, jubilado, falleció en Bilbao el día 17 de

junio de 2009, a los 84 años de edad.

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Crónica Diocesana*

Fallecimiento de mons. Luis-María de Larrea y Legarreta, obispo emérito de Bilbao

(Biografía, muerte, funeral, semblanza) Tras una larga enfermedad, el pasado 27 de mayo falleció, en Bilbao, a la edad de 91 años, mons. Luis-María de Larrea y Legarreta, obispo diocesano entre los años 1979 al 1995, hasta el nombramiento del actual obispo mons. Ricardo Blázquez quien le sucedió en el cargo. Durante su episcopado en Bilbao, con la colaboración del Obispo Auxiliar don Juan María Uriarte, la diócesis celebró una Asamblea Diocesana (1984-87), en la que par-ticiparon 20.000 personas, en unos dos mil grupos de toda Bizkaia. Uno de sus primeros frutos fue la creación del Consejo Pastoral Diocesano (20 de febrero de 1988) y el Servicio diocesano de Formación de Laicos (1987). Otro fruto fue el primer Plan Diocesano de Evangelización (1990-1995). Mons. Larrea nació el 19 de abril de 1918 en Miraballes (Bizkaia). Fue ordenado sa-cerdote el 27 de junio de 1943 en Vitoria, tras haber cursado los estudios eclesiásticos en el Seminario Diocesano de Vitoria. Posteriormente realizó estudios de Derecho Canónico y De-recho Civil en las Universidades Pontificia y Civil de Salamanca. Seguidamente amplió estu-dios en la Facultad de Derecho de la Universidad de Madrid. Fue formador y profesor de De-recho Público de la Iglesia, de Derecho Canónico y de Teología Moral en el Seminario de Vito-ria de 1952 a 1971 y rector del mismo Seminario (1965-71). Asimismo fue asesor jurídico del Obispado de Vitoria, fiscal del Tribunal Eclesiástico y canónigo de la catedral de Vitoria. Su consagración como obispo en León se produjo el 25 de septiembre de 1971, donde permaneció hasta el año 1979. Durante algunos meses gobernó simultáneamente la archi-diócesis de Valladolid como Administrador Apostólico y fue obispo de Bilbao, desde abril de 1979, fecha en la que sucedió a su antecesor mons. Antonio Añoveros, hasta el nombra-miento del actual obispo diocesano, mons. Ricardo Blázquez, el 8 de septiembre de 1995. Don Luis-María de Larrea fue presidente y vicepresidente de la Comisión episcopal de Seminarios y Universidades en distintos períodos y miembro de la Comisión episcopal de Misiones y de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal. En los años de su presidencia episcopal en Bilbao se crearon el Instituto Diocesano de Teología y Pastoral (1980), el Consejo Diocesano de Asuntos Económicos (1987), y el Fondo de Atención al Clero (1992). Así mismo don Luis-María promovió la implantación de “Proyecto Hombre” (1983), el Servicio de Pastoral Penitenciaria (1989), el Secretariado diocesano de Pastoral Obrera (1990) e impulsó la nueva etapa de Cáritas Diocesana. Otras dos importantes reali-zaciones de los últimos años de su episcopado fueron el relanzamiento del Monasterio de Zenarruza (1993), primera comunidad de contemplativos varones que se estableció en nuestra Diócesis, y la creación del Museo diocesano de Arte Sacro (1994). La creación de estas instituciones y la promoción de iniciativas reflejan algunas de las líneas de fuerza más significativas de su episcopado como fueron la formación de lai-cos y presbíteros, la autofinanciación diocesana y el compromiso con los más pobres. Así mismo fue un obispo muy sensible a la pastoral vocacional.

* La información de esta Crónica Diocesana está elaborada por la Delegación de MCS.

ALDIZKARI NAGUSIA / BOLETÍN OFICIAL (n. 606. zk.) (junio • 2009 • ekaina)

Con don Luis-María de Larrea, la diócesis de Bilbao fortaleció su colaboración con las de Pamplona, Vitoria y San Sebastián. Uno de los frutos de esa colaboración fueron las pastorales comunes de sus obispos, recogidas en la publicación “Al servicio de la Palabra (1975-1993)”. La Catedral de Santiago acogió el funeral por monseñor Larrea el viernes 29 de mayo Monseñor Blázquez presidió la ceremonia concelebrada por un centenar de sacerdotes diocesanos y ocho obispos, entre los que se encontraban el de León, diócesis de la que D. Luis-María fue obispo, y el de San Sebastián, monseñor Uriarte, que fue su auxiliar en Bil-bao, entre otros. El episcopado de Don Luis-María ha sido el más largo de la historia dioce-sana de Bilbao (16 años). En su homilía, el actual obispo de Bilbao, mons. Blázquez, realizó una semblanza de mons. Larrea que en el apartado de documentos de Bizkaia de este mismo boletín reproducimos en su integridad.

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Presentado el cuarto Plan Diocesano de Evangelización El sábado 16 de mayo, se celebró en la Casa de Espiritualidad de Begoña, la tercera y última sesión ordinaria del curso del Consejo Pastoral Diocesano, en la que se presentó el nuevo Plan Diocesano de Evangelización de la Diócesis de Bilbao (PDE) para los próximos 4 cursos pastorales. El objetivo general del que será cuarto PDE se empeñará en “revitalizar nuestras comunidades atentos a la Palabra de Dios, para ser testigos de su amor a la humanidad”. El obispo, monseñor Blázquez, compartió su experiencia en el Sínodo de la Palabra, de la que se quieren extraer claves para el próximo PDE. Vicente Vide, Director del Instituto de Ciencias Religiosas de la Facultad de Teología de la Universidad de Deusto también participó en este CPD aportando pistas y claves para tener en cuenta en el desa-rrollo del nuevo plan. Con este objetivo de revitalización de las comunidades, se quiere subrayar la necesi-dad de fortalecer tanto las parroquias y unidades pastorales como el conjunto de la comu-nidad diocesana en línea con la iniciada remodelación pastoral, recogiendo los retos y los pasos dados estos últimos años en la transmisión de la fe a niños, adolescentes, jóvenes y adultos. El nuevo PDE no quiere olvidar “la dimensión de presencia pública, el servicio so-cio-caritativo y el compromiso cívico que responda a la plena misión de la comunidad ecle-sial”, afirma Belén Rodero, vicepresidenta del Consejo Pastoral Diocesano y Delegada de Apostolado Seglar. Esta presentación se produce después de meses de intenso trabajo y de numerosas consultas y reflexiones, y, es previa a la sesión extraordinaria del CPD a ce-lebrar el próximo 20 de junio, fecha, en la que se aprobará el texto que se presentará al sr. Obispo. Una de las primeras acciones, que se desarrollaron en la elaboración de este cuarto PDE para la diócesis de Bilbao, fue una “aproximación a la realidad socio-eclesial” que ha servido de punto de partida para consensuar el reto fundamental del próximo Plan y que contó con la aprobación unánime del Consejo. Este análisis es fruto del trabajo de síntesis sobre la realidad social y eclesial, elaborado con las aportaciones de las realidades pasto-rales y con las respuestas de los consejeros y consejeras, que una comisión de trabajo del CPD ha desarrollado. Tras el análisis, la reflexión y la formulación del objetivo general, este se ha concretado en líneas de actuación u objetivos y acciones específicas que permitirán su puesta en marcha.

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Primer Encuentro Diocesano de animadores de ADAP El sábado 30 de mayo, se celebró, en la casa de espiritualidad de Begoña, el primer encuentro diocesano de las personas encargadas de la animación de las “asambleas do-minicales en ausencia de presbítero” (ADAP) que se celebran en nuestra diócesis. Presidi-do por el obispo, monseñor Blázquez, se presentaron los datos de conjunto de la realidad de ADAP en la diócesis y una persona de cada vicaría compartió su experiencia en la ani-mación de las celebraciones. Previamente, las cerca de 90 personas encargadas de la animación de estas celebraciones participaron en un acto oracional en la Basílica de Bego-ña con el que se dio inicio al encuentro. En este primer encuentro, únicamente han participado las personas encargadas de la dirección de las celebraciones dominicales en ausencia de presbítero y no las cerca de 130 que, en la diócesis, colaboran con las ADAP. Ana Berrizbeitia, de la delegación de litur-gia y encargada de acompañar a los territorios en los que está establecido, considera que esta convocatoria supone “un primer momento de encuentro para conocerse, escuchar la experiencia de unos y otros, el reconocimiento por parte del sr. Obispo a los responsables del servicio prestado a las comunidades cristianas por los encargados de presidir las ADAP. También supone hacernos una pregunta para el futuro: ¿Merece la pena encontrarnos de nuevo? ¿Con qué fin?”. La ADAP es un acto litúrgico de la comunidad cristiana que cada domingo, a pesar de la ausencia de la eucaristía, se sigue reuniendo respondiendo a la llamada del Señor. “Ese acto litúrgico es la puesta en práctica del subrayado que la iglesia universal hace: la impor-tancia de que la comunidad cristiana se reúna, escuche la Palabra y participe del pan con-sagrado en la última eucaristía”, explica Ana Berrizbeitia. La experiencia de las ADAP en Bizkaia comenzó hace 20 años en el valle de Arratia y en Carranza. A lo largo de este tiempo se ha ido implantando en Gernika y Mungialdea, en Oiz-Anboto, en Galdakao, Ugao-Orozko, Txorierri, Zona Minera y en Sodupe, Güeñes y Alon-sotegi, “siempre en función de la necesidad pastoral y siempre primando la Eucaristía co-mo plenitud del domingo, y en espera de ella con las ADAP”, puntualiza Ana. Por otro lado, hay otros lugares, como Lea-Artibai y Uribe Kosta, donde las ADAP están en proceso de implantación. Se recoge en este número del Boletín el escrito del sr. Obispo “Asambleas Dominicales en Ausencia de Presbítero” (ADAP).

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Fiesta de la familia en Durango El sábado 7 de junio, el Colegio de los Jesuitas de Durango acogió el tercer Encuen-tro Diocesano de Agentes de Pastoral Familiar organizado por el Secretariado Diocesano de Pastoral Familiar y la Mesa de Pastoral Familiar para las vicarías IV-V. El encuentro, que contó con la presencia del obispo, monseñor Blázquez, reunió a más de 100 personas, entre adultos y niños. Este encuentro diocesano quiso ser en palabras de uno de los directores del Secreta-riado, Iñaki Etxebarria, “un espacio fundamentalmente formativo, oracional y lúdico. Un espacio donde agentes de pastoral familiar y sus familias, así como todas las personas y familias que están en procesos de acompañamiento, puedan compartir oración, reflexión y fiesta”.

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El día comenzó con la acogida a los asistentes y la oración, para a continuación pa-sar a la comunicación que Mari Patxi Ayerra, especialista en pedagogía catequética, forma-dora en Cáritas y autora de varios libros y materiales pedagógicos, desarrolló con el título “¿Qué pinta Dios en nuestra familia en un mundo con tantos dioses?” Tras el diálogo, los asistentes tomaron parte en la Eucaristía presidida por nuestro Obispo y en la que este subrayo la importancia y el valor de la familia y del servicio realizado por los agentes de pastoral familiar para con la Iglesia de Bizkaia. La comida popular y el recorrido turístico por Durango sirvieron para dar conclusión al día. El viernes 5, en el mismo marco que el encuentro de las familias, tuvo lugar una se-sión formativa, organizada, en esta ocasión, por la coordinadora de Catequesis de las Vica-rías IV y V, dirigida a catequistas, monitores y educadores, con la misma ponente que el sábado, Mari Patxi Ayerra. El tema tratado fue “Descubriendo a Jesús en la Kate”.

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El obispo auxiliar participó en un debate sobre la muerte digna El pasado 10 de junio, el obispo auxiliar de la diócesis, mons. Mario Iceta“ participó, junto con más de 40 expertos, entre médicos, juristas y asociaciones en un acto que bajo el título “El fin de la vida ¿Derecho a decidir?”, organizó la fundación Sabino Arana. Mons. Iceta aseguró en su intervención que los enfermos terminales “siempre tienen que partici-par en la toma de decisiones” sobre sus tratamientos y abogó por los cuidados paliativos como la “respuesta adecuada” en casos de patologías incurables o terminales.. El obispo auxiliar abogó por unos cuidados paliativos con un “alto nivel de asistencia técnica y cono-cimientos” así como una “gran humanidad” a los enfermos, frente a la opción de la muerte asistida. “Los cuidados paliativos serían la respuesta adecuada a la situación terminal de enfermedad o situación incurable”, aunque, dijo “todavía en ese aspecto hay mucho que trabajar y desarrollar”. Las líneas básicas de su discurso giraron en torno a la persona humana desde el punto de vista “antropológico y ético” y las respuestas médicas adecuadas ante una situa-ción de dificultad. Reconoció que para ofrecer “buenos cuidados paliativos” es necesario “mejorar” el sistema sanitario y “liberar” a los médicos de la sobrecarga de trabajo. “Mu-chas veces los médicos están sobrecargados de trabajo y eso no ayuda a la calidad de la asistencia y a la relación paciente-médico, especialmente en situaciones de terminalidad o de enfermedades declaradas incurables”. El texto íntegro de su intervención está reprodu-cido en este mimo boletín en el apartado de documentos de Iglesia en Bizkaia. Más de 40 expertos entre abogados, profesionales de la medicina, expertos en bio-ética, representantes de la Iglesia y de asociaciones asistieron al seminario de la Funda-ción Sabino Arana sobre los aspectos legales, éticos, morales, médicos y jurídicos que sur-gen en torno a este tema “complejo y que nos afecta a todos”, según el presidente de la Fundación, Juan María Atutxa, “hemos buscado un debate sereno, sosegado, riguroso y profundo”.

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Bodas de diamante, oro y plata sacerdotales El día 25 de junio se celebran las bodas de diamante, oro y plata sacerdotales de quienes conmemoran su 60, 50 ó 25 aniversario de ordenación presbiteral. El acto comen-zará con una conferencia a cargo de mons. Mario Iceta, Obispo Auxiliar de Bilbao con el título “convocatoria al año santo sacerdotal”, tras ella se celebrará una Eucaristía en la basílica de Begoña presidida por nuestro obispo diocesano, mons. Ricardo Blázquez, y la jornada concluirá con una comida en la casa de Ejercicios de Begoña. DIAMANTEZKO EZTEGUAK OSPATZEN DABEZAN ABADEAK / SACERDOTES QUE CELEBRAN LAS BODAS DE DIAMANTE Elizbarrutiko abadeak / Seculares diocesanos − Eustaquio González Correas − Antonio José García Lapeña − Jesús María Marcaida Asolo − Jesús Monje Hernáez − Manuel Olabarri Zurinaga − Eusebio Sendino Terradillos − Josu Totorica Ogara URREZKO EZTEGUAK OSPATZEK DABEZAN ABADEAK / SACERDOTES QUE CELEBRAN LAS BODAS DE ORO Elizbarrutiko abadeak / Seculares diocesanos − Jesús Arrien Ercoreca − Ignacio Asensio Arrastio − José Antonio Basterra Andersech − José Luis Beltrán de Otalora − Francisco Bilbao Achicallende − José Antonio Ercoreca Ugalde − José María Escribano Otazua − Francisco García López − Xabier Gaztelu Izagirre − José Luis Gutiérrez Amesti − Martín Ángel Hormaeche Basauri − José María Ituarte Eguiguren − Ignacio Maguregi Lete − Ernesto Araco Núñez − Saturnino Barrueta Bilbao − Mario Jesús Sarrionaindia Gorroñogoitia − Fidencio Berrade − Gonzalo Tosantos Díaz de Espada − José Canibe Berganza − Jesús Mª Elejalde Plazaola Elizbarrutiko erlijiosoak / Religiosos diocesanos − P. Jesús Terán Corrales SJ − P. Francisco Jesús Aguirre Santiago SJ

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− P. José Antonio Ezcurdia Lavigne SJ − P. Pedro Anacabe Aspiazu OCD − P. Jesús Ormaza OCD − P. Eusebio Etxebarria Goti OCD ZILARREZKO EZTEGUAK OSPATZEK DABEZAN ABADEAK SACERDOTES QUE CELEBRAN LAS BODAS DE PLATA Elizbarrutiko abadeak / Seculares diocesanos − Miguel Ángel Núñez Iglesias − Kerman López Campo − Félix Ruiz de Larrinaga Escudero − Salvador García San Emeterio − Paulino Ordax Tirado − Javier Oñate Landa − Xabier Ezkauriatza Bilbao

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Encuentro anual de presbíteros y diáconos diocesanos ordenados desde 1994

Del 31 de mayo al 2 de junio se reunieron en la casa de ejercicios de Larrea los presbíteros y diáconos diocesanos ordenados desde 1994. El lema del encuentro de este año ha sido “La sanación de las heridas personales y pastorales” y, los organizadores han resaltado el buen índice de asistencia y han valorado positivamente el tema elegido y las intervenciones de los ponentes y diálogos abiertos mantenidos con ellos. Los ponentes en estas jornadas y los temas desarrollados por cada uno de ellos han sido, Fernando Huarte “El porqué de las heridas que sufrimos”; José Ángel Ubieta “Las marcas de la historia”; José Luis Larrucea “Presbíteros y diáconos: ministros de la sana-ción” y el taller “Aprendiendo a sanarnos” dirigido por la doctora en medicina, Inés Oliveira, consistente en unos ejercicios de relajación e interiorización, que ha supuesto la novedad de esta edición. El sr. Obispo D. Ricardo presidió la Eucaristía de clausura del encuentro.

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La Diócesis participó en el “Woka Euskadi” 40 personas de distintos organismos diocesanos tomaron parte, simultáneamente con otras 120 organizaciones en el “Woka Euskadi”, celebrado el 18 de mayo. Con el enunciado “Queremos salir cuanto antes de esta crisis y hacerlo con mejor preparación para superar los cambios señalados ¿Qué medidas concretas proponemos para encarar esta transformación?” Innobasque quiso que los asistentes debatieran y realizaran pro-puestas en torno al tema tratado. El 18 de junio, en su asamblea general, darán a conocer los resultados de todos estos encuentros simultáneos que reunieron, en distintos puntos

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del País Vasco, a más de 5.000 ciudadanos de 120 instituciones, empresas y entidades que aportaron sus particulares “recetas” contra la crisis. Muchas fueron las propuestas realizadas por los asistentes al “World café” celebra-do en la casa de Ejercicios de Begoña. La dinámica del encuentro fue de trabajo por grupos en torno a un café, en el que rotaban los componentes y se debatía sobre el enunciado principal. Al final de la sesión se hizo un resumen de las propuestas, varias de las cuales fueron reiteradas, como la de recuperar los valores básicos de austeridad y solidaridad; la educación social en valores, así como ser capaces de transmitirlos a distintas generacio-nes. También se habló de implicar a la Iglesia como agente de cambio de valores sociales, “que la Iglesia como institución tenga claro que transformar mentalidades es tarea suya y que colabore con otros agentes sociales y se preocupe de lo ‘social’”, señalaba un grupo “que la Iglesia intente aportar”. Delimitar los sueldos y los beneficios abusivos también fue uno de los temas tratados, así como la importancia de un consumo responsable y solidario o el establecer sistemas que garanticen una renta básica para toda persona en situación de desamparo. En las reflexiones aportadas también se señalaba la importancia de limitar el poder de entidades financieras y la transparencia fiscal así como la redistribución de la riqueza en base a la fiscalidad progresiva y al reparto de empleo. Un grupo quiso reseñar que en este momento es necesario dinamizar medidas con visión Norte Sur: 0,7% +, y la libre cir-culación de personas. También se propuso apostar por el decrecimiento económico y la reducción de la huella ecológica. La agencia vasca de Innovación Innobasque es una entidad sin ánimo de lucro que pretende “impulsar, y liderar la reflexión en torno a la innovación” y estos encuentros están orientados a la búsqueda de propuestas y acciones concretas sobre un tema. La reflexión se hace desde un tono informal “una oportunidad para charlar sobre una cuestión que nos preocupa”, según los organizadores. El presidente de Innobasque, Pedro Luis Uriarte, tildó estos encuentros de “pioneros” y aseguró que deben servir de ayuda “para sentar las ba-ses de una sociedad con capacidad de dar respuesta” al difícil momento por el que atra-viesa. El evento estuvo englobado dentro de Woka Euskadi, un importante proyecto de movilización social, impulsado por Innobasque en el marco del Año Europeo de la Creativi-dad y la Innovación. La Curia Diocesana participó, junto con más de 120 encuentros simul-táneos en otras organizaciones en los que se debatió la cuestión de “cuál es o debe ser nuestra aportación, personal y colectiva, para avanzar hacia la segunda Gran Transforma-ción Vasca, en el contexto de la actual crisis”. El objetivo es el de trasladar a la sociedad la opinión de los participantes de todo tipo de entidades de diferentes naturalezas, empresas, instituciones y personas sobre lo que debe significar el proyecto de transformación social. Los organizadores creen que el mensaje de “una sociedad pensando colectivamente qué hacer para transformarnos y superar la crisis tiene mucha fuerza”.

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Elizbarrutiko Barriak*

Larrea eta Legarreta’tar Koldobika Mirena Bilboko gotzain erretiratuaren heriotza

(Biografia, heriotza, hileta, azalpen biografikoa) Gaixotasun luzearen ostean, joan dan maiatzaren 27an Larrea eta Legarreta’tar on Koldobika Mirena hil zan Bilbon 91 urteko zala. 1979 eta 1995 bitartean izan zan elizba-rrutiko gotzain, on Ricardo Blázquez Bilboko gotzain izendatu eben arte. Bilboko gotzain zala, on Joan Maria Uriarte gotzain laguntzailearen lagutnzagaz, elizbarrutiak Batzar Nagu-sia ospatu eban (1984-87), Bizkaia osoko bi mila talde inguruko 20.000 lagunen partehar-tzeagaz. Batzar Nagusi horren frutu lez, Elizbarrutiko Pastoral Kontseilua (1988.eko otsaila-ren 20an) eta Laikoen Heziketarako Elizbarrutiko Zerbitzua (1987) sortu ziran. Eta Batzar Nagusiaren haritik jarri zan martxan, baita ere, Ebanjelizatzearen Elizbarrutiko lehenengo Egitasmoa (1990-1995). Larrea gotzaina 1918.eko apirilaren 19an jaio zan Miraballesen. 1943.eko ekainaren 27an egin zan abade Gasteizen, elizbarruti honetako Seminarioan eliz ikasketak egin ondo-ren. Gero, Zuzenbide Kanonikoko eta Zuzenbide Zibileko ikasketak egin ebazan Salaman-cako Unibertsitate Pontifikalean eta Zibilean. Ondoren, ikasketak egiten jarraitu eban Ma-drileko Unibertsitateko Zuzenbide Fakultatean. Elizearen Zuzenbide Publikoko, Zuzenbide Kanonikoko eta Teologia Moraleko hezitzaile eta irakasle izan zan Gasteizko Seminarioan 1952tik 1971ra eta Seminario bereko errektore (1965-71). Gainera, Gasteizko Gotzaite-giko aholkulari juridiko izan zan, Eliz Auzitegiko fiskal eta Gasteizko katedraleko kalonje. Leoneko Gotzain kontsakratu eben 1971.eko irailaren 25ean. Leoneko Gotzain izan zan 1971tik 1979ra. Hilabete batzuetan Valladolideko artxidiozesiko Administrari Aposto-liko eta Bilboko Gotzain izan zan aldi berean eta Bilboko Gotzain 1979tik 1995ean on Ri-cardo Blázquez bere ondorengoa izendatu eben arte. Larreta’tar Koldobika Mirena Seminario eta Unibertsitateetarako Gotzain Batzordeko presidente eta presidenteorde izan zan aldi desbardinetan, eta Misinoetarako Gotzain Ba-tzordeko eta Espainiako Gotzainen Batzarreko Batzorde Iraunkorreko kide. Bilbon gotzain zala, Elizbarrutiko Teologia eta Pastoral Institutua (1980), Ekonomia gaietarako Elizbarru-tiko Kontseilua (1987) eta Abadeen Arretarako Fondoa (1992) ere sortu ziran. Era berean, on Luis Mariak “Gizakia Helburu” erakundea (1983), Kartzela Pastoraltzarako Zerbitzua (1989), Langile Pastoraltzarako Elizbarrutiko Idazkaritza (1990) eta Elizbarrutiko Caritasen etapa barria ere sustatu ebazan. Bere gotzaintzaren azken urteetan, beste gauzatze ga-rrantzitsu bi izan ziran: Ziortzako Monasterioari −klausurako mojeen lehenengo alkartea gure elizbarrutian− bultzada barria emotea (1993) eta Eleiz Museoa saortzea (1994). Erakunde honeen sorkuntzak eta ekimen batzuen sustapenak agertzera emoten deuskuez bere gotzaintzaren ardatzak: laikoen eta abadeen heziketea, elizbarrutiaren auto-finantzaketea eta pobreenekazko konpromisoa. Gainera, gotzain guztiz sentibera izan zan bokazino pastoraltzagaz.

* Elizbarrutiko Barriak egitea GKetako Ordezkaritzaren ardurea da.

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Larrea’tak Koldobika Mirena gotzain zala, Bilboko elizbarrutia Iruña, Gasteiz eta Do-nostiakoekin lankidetza estuagoan jarduten hasi zan. Alkarlanean aritutako urte horreen emaitzetako bat elizbarrutiotako Gotzainek batera kaleratutako pastoral idazkiak izan ziran –“Hitzaren zerbitzura (1975-1993). Santiago Katedralean ospatu zan Larrea gotzainaren aldeko hileta elizkizuna maia-tzaren 29an, barikuz. On Ricardo Blázquez gotzaina buru zala, elizbarrutiko ehun abade inguruk emon eben alkarmezea eta baita zortzi gotzainek, besteak beste, on Luis Maria gotzain izan zan Leonekoa eta Bilbon laguntzaile izan eban on Joan Maria Uriarte Donos-tiako gotzaina. On Luis Mariaren gotzaintza Bilboko elizbarrutiaren historiako luzeena izan da (16 urte). Homilian, on Ricardo Blázquez Bilboko gotzainak Larrearen bizitzaren deskri-bapena egin eban eta oso-osorik jaso dogu berbaldi hori Bizkaikoa girien sailean.

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Ebanjelizatzearen Elizbarrutiko laugarren Egitasmoa aurkeztu da Maiatzaren 16an, zapatuz, Elizbarrutiko Pastoral Kontseiluaren ekiturteko ohiko hi-rugarren eta azken saioa ospatu zan Begoñako Gogarte Etxean eta bertan datozan lau pas-toral urteetarako Ebanjelizatzearen Bilboko Elizbarrutiko Egitasmo barria (EEE) aurkeztu zan. Hauxe izango da laugarren EEEaren helburu nagusia: “gure alkarteak suspertu, Jaun-goikoaren Berbeari arretatsu, gizadiari deutson maitasunaren lekuko izateko”. On Ricardo Blázquez gotzainak Berbearen Sinodoan bizi izandako esperientziaren barri emon eban, hurrengo EEEaren nondik norakoak argitze aldera. Vicente Vide Deustuko Unibertsitateko Teologia Fakultateko Erlejino Zientzietarako Institutuko Zuzendari dan Vicente Videk ere EPK honetan parte hartu eban, egitasmo barriaren garapenean kontuan hartu beharreko argibide eta giltzak eskeiniz. Helburu honen bitartez, alkarteak suspertu gura dira, parrokiak eta pastoral barrutiak zein elizbarruti osoa pastoral erabarritzearen haritik sendotu egin behar dirala nabarmendu gura da eta, azken urteotan fedea ume, gaztetxo, gazte eta helduei transmititzerakoan, agertutako erronkak eta emondako urratsak jaso. EEE barriak ez dau ahaztu gura “presen-tzia publikoaren alderdia, gizarte-karitate zerbitzua eta eliz komunitatearen misinoari eran-tzungo deutson herri konpromisoa”, dino Belen Rodero Elizbarrutiko Pastoral Kontseiluko presidenteorde eta Laikoen Apostolutzarako Ordezkariak. Aurkezpen hau, azken hilabetee-tako lanaren eta egindako kontsulta eta gogoeten ondoren egiten da. Ekainaren 20an, EP-Karen ezohiko saioa ospatuko da eta bertan behin-betiko testua onartuko da. Bilboko Elizbarrutirako laugarren EEE hau egiteko lehenengo urratsa “gizarte-eliz errealitatea ezagutzea” izan zan. Hauxe izan da hurrengo Egitasmoaren helburu nagusia adosteko abiapuntua eta Kontseiluak aho batez onartu eban. Azterketa hau, EPKaren lan batzordeak koordinatuta, pastoral errealitateen ekarpenekin eta kontseilarien erantzunekin egindako gizarte eta eliz errealitateari buruzko laburpenaren emaitza da. Azterketa eta gogoetea egin eta helburu nagusia formulatu ondoren, honako hau jardunbide edo helburu berezietan zehaztu da, martxan jarri ahal izateko.

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Jaunaren Eguneko abade bako ospakizunetako sustatzaileen elizbarrutiko lehenengo batzarra

Maiatzaren 30ean, zapatuz, Jaunaren Eguneko abade bako ospakizunetan susta-tzaile lanetan dabizanen elizbarrutiko lehenengo batzarra ospatu zan. On Ricardo Blázquez gotzaina buru zala, ospakizun horreen inguruko datuak aurkeztu ziran eta bikaritza bakoi-tzeko lagun batek ospakizunen sustapenean daukan esperientzia aurkeztu eban. Aldez aurretik, abade bako ospakizunetan sustatzaile lez jarduten daben laurogeita hamar lagun inguruk otoitzaldian parte hartu eben Begoñako Basilikan eta horrela ekin eutsoen jardu-naldiari. Lehenengo alkarraldi honetan, Jaunaren Eguneko abade bako ospakizunak zuzen-tzen dabezanek parte hartu dabe eta ez elizbarruti osoan elizkizun horeetan laguntzen da-ben 130 lagunek. Liturgiarako ordezkaritzako kide dan eta ospakizunok egiten diran lurral-deetan laguntzen dauan Ana Berrizbeitiaren esanetan, deialdi hau, “alkar ezagutzeko, ba-tzuen eta besteen esperientzia entzuteko eta, Gotzainaren aldetik, kristau alkarteetan abade bako ospakizunak sustatzeaz arduratzen diranek eskeinitako zerbitzua autortzeko aukerea izan da. Geroari begira, itaun bat egitea ere izan da: merezi dau barriro ere alkar-tzea? Zein helburugaz?”. Jaunaren Eguneko abade bako ospakizunak, domekero, nahiz eta eukaristiarik ez izan, Jaunaren deiari erantzunez batzen dan kristau alkartearen ekintza liturgikoak dira. “Jarduera honek Eliza unibertsalak nabarmentzen dauan zerbait gauzatzen dau: kristau alkartea batzeak, kristau alkarteak Berbea entzuteak eta azken eukaristian kontsakratu-tako ogian parte izatea daukan garrantzia”, azaltzen dau Ana Berrizbeitiak. ADAP deritzanen esperientzia orain dala 20 urte hasi zan Bizkaian, Arratia eta Ka-rrantzako bailaretan. Harrezkero, Gernika eta Mungialdean, Oiz-Anboton, Galdakaon, Ugao-Orozkon, Txorierrin, Meatze inguru eta Sodupen, Güeñes eta Alonsotegin ezarri izan da, “beti ere, pastoral beharrizanaren arabera eta Eukaristiari lehentasuna emonez, domekea-ren osotasun lez, eta berorren zain ospakizun honeek eginez”, zehazten dau Anak. Beste alde batetik, beste inguru batzuetan, esate baterako Lea-Artibai eta Uribe Kostan, ospaki-zun honeek ezartzeko bidean dagoz. Aldizkariaren ale honetan, “Asambleas Dominicales en Ausencia de Presbítero” (ADAP) gotzainaren idazkia ere jasotzen da.

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Familiaren jaia Durangon Ekainaren 7an, zapatuz, Familia Pastoraltzarako Ekintzaileen Elizbarrutiko hirugarren Alkarraldia ospatu zan Durangoko Jesuiten ikastetxean, Familia Pastoraltzarako Elizbarru-tiko Idazkaritzak eta Familia Pastoraltzarako IV-V bikaritzetako Mahaiak antolatuta. On Ri-cardo Blázquez gotzaina bertan zala ospatu zan alkarraldian, ehun lagunetik gora batu zan, ume zein heldu. Elizbarrutiko alkarraldi honek, Iñaki Etxebarria Idazkaritzako zuzendarietako baten berbetan, “funtsean, heziketa, otoitza eta dibertimendua uztartu nahi izan ditu. Familia pastoraltzako ekintzaile eta euren familientzako, laguntza prozesuetan dagozan pertsona eta familientzako esparrua, otoitz, gogoeta eta jaian bat egin dagien”.

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Lehenengo orduan harrerea eta otoitza egin ziran eta, ondoren, pedagogia kateketi-koan aditua, Caritasen hezitzailea eta hainbat liburu eta lagungarri pedagogikoren egilea dan Mari Patxi Ayerrak jardun eban “Ze eragin dauka Jaungoikoak gure familian, hainbeste jainko daukan munduan?” gaiaren inguruan. Solasaldiaren ostean, partehartzaileek Go-tzaina buru zala ospatu zan eukaristian parte hartu eben, bertan familiaren garrantzi eta balioa nabarmendu ziralarik. Herri bazkariak eta Durangon zehar egindako bisitaldi turisti-koak emon eutsoen amaierea jardunaldiari. Barikuan, ekainak 5, familien alkarraldiaren haritik, Katekesirako IV. eta V. Bikaritze-tako koordinadorak antolatuta, katekista, monitore eta hezitzaileentzako heziketa saioa ospatu zan, Mari Patxi Ayerraren eskutik hau ere, “Jesus Katekesian aurkituz” gaiaren ingu-ruan.

* * * Gotzain laguntzaileak heriotza duinari buruzko eztabaidan parte hartu eban

Joan dan ekainaren 10ean, on Mario Izeta elizbarrutiko gotzain laguntzaileak, “bizia-ren azkena, erabagitzeko eskubidea?” goiburupean eta Sabino Arana fundazinoak antola-tuta, ekitaldi baten parte hartu eban, 40 mediku, jurista eta alkarteekin batera. On Mario Izetak atzo esan ebanez, gaixo terminalek “beti parte hartu behar dabe euren tratamenduei buruzko erabagiak hartzerakoan” eta zainketa aringarrien alde agertu zan, patologia sendaezin edo terminaletan “erantzun egokia” dala esanez. Gotzain lagun-tzailearen esanetan, lagundutako heriotzaren aurrean, “laguntza tekniko eta jakintza maila” haundiko zainketa aringarriak beharrezkoak dira eta baita “gizatasun haundia” gai-xoekin. “Zainketa aringarriak litzatekez −esan ebanez− erantzun egokia gaixotasun termi-nalei edo egoera sendaezinei aurre egiteko, nahiz eta arlo honetan gauza asko egon lan-tzeko eta garatzeko”. Berrogei aditu inguru −abokatuak, medikuntzako profesionalak, adituak bioetikan, Elizako eta alkarteetako ordezkariak− izan ziran Sabino Arana Fundazinoak “guztioi dago-kigun” gai honen inguruan sortzen diran alderdi legal, etiko, moral, mediku eta juridikoei buruz antolatu eban mintegian. Fundazinoko presidente dan Juan Maria Atutxaren berbe-tan, “eztabaida lasai, bare, zorrotz eta sakona bilatu izan dogu”.

* * *

Abadegintzaren diamantezko, urrezko eta zilarrezko ezteguak Ekainaren 25ean, eguenez, Bilboko Elizbarrutiko berrogei abadek euren abadegin-tzaren urrezko, zilarrezko eta diamantezko ezteguak ospatzen dabez. Jardunaldiaren hasie-ran, on Mario Izeta Bilboko Gotzain Laguntzailearen berbaldia izango da, “abadeen urte santurako deialdia” goiburupean eta, ostean, Eukaristia ospatuko da Begoñako basilikan, on Ricardo Blázquez gotzaina buru dala eta amaitzeko, bazkaria egongo da Begoñako Go-garte Etxean.

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DIAMANTEZKO EZTEGUAK OSPATZEN DABEZAN ABADEAK / SACERDOTES QUE CELEBRAN LAS BODAS DE DIAMANTE Elizbarrutiko abadeak / Seculares diocesanos − Eustaquio González Correas − Antonio José García Lapeña − Jesús María Marcaida Asolo − Jesús Monje Hernáez − Manuel Olabarri Zurinaga − Eusebio Sendino Terradillos − Josu Totorica Ogara URREZKO EZTEGUAK OSPATZEK DABEZAN ABADEAK / SACERDOTES QUE CELEBRAN LAS BODAS DE ORO Elizbarrutiko abadeak / Seculares diocesanos − Jesús Arrien Ercoreca − Ignacio Asensio Arrastio − José Antonio Basterra Andersech − José Luis Beltrán de Otalora − Francisco Bilbao Achicallende − José Antonio Ercoreca Ugalde − José María Escribano Otazua − Francisco García López − Xabier Gaztelu Izagirre − José Luis Gutiérrez Amesti − Martín Ángel Hormaeche Basauri − José María Ituarte Eguiguren − Ignacio Maguregi Lete − Ernesto Araco Núñez − Saturnino Barrueta Bilbao − Mario Jesús Sarrionaindia Gorroñogoitia − Fidencio Berrade − Gonzalo Tosantos Díaz de Espada − José Canibe Berganza − Jesús Mª Elejalde Plazaola Elizbarrutiko erlijiosoak / Religiosos diocesanos − P. Jesús Terán Corrales SJ − P. Francisco Jesús Aguirre Santiago SJ − P. José Antonio Ezcurdia Lavigne SJ − P. Pedro Anacabe Aspiazu OCD − P. Jesús Ormaza OCD − P. Eusebio Etxebarria Goti OCD ZILARREZKO EZTEGUAK OSPATZEK DABEZAN ABADEAK SACERDOTES QUE CELEBRAN LAS BODAS DE PLATA Elizbarrutiko abadeak / Seculares diocesanos − Miguel Ángel Núñez Iglesias − Kerman López Campo

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− Félix Ruiz de Larrinaga Escudero − Salvador García San Emeterio − Paulino Ordax Tirado − Javier Oñate Landa − Xabier Ezkauriatza Bilbao

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1994tik aurrera ordenatutako abade eta diakonoen urteko alkarraldia Maiatzaren 31tik ekainaren 2ra, Larreako gogarte etxean batuz iran 1994tik aurrera ordenatutako elizbarrutiko abade eta diakonoak. “Zauri pertsonal eta pastoralak osatu” izan da aurtengo goiburua eta antolatzaileek positibotzat jo dabez partehartzaileen kopu-rua, aukeratutako gaia, hizlariak eta euren hitzaldiak eta guztien artean izandako solasal-diak. Honeek izan dira hizlariak eta eurek landutako gaiak: Fernando Huarte, “jasaten do-guzan zaurien zergaitia”; Jose Angel Ubieta, “historiako arrastoak”; Jose Luis Larrucea, “abade eta diakono: osatzearen ministro” eta “alkar osatzen ikasiz” tailerra, Ines Oliveira medikuntzako doktoreak zuzenduta: erlaxatze eta barruratzerako ariketak, esperientzia barria ekitaldi honetan. On Ricardo gotzaina izan zan buru azken egunean ospatu zan Eu-karistian.

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Elizbarrutiak “Woka Euskadi”n parte hartu eban Elizbarrutiko erakunde desbardinetako 40 lagunek parte hartu eben, beste 120 era-kundegaz batera, “Woka Euskadi” ekitaldian joan dan maiatzaren 18an. “Ahalik eta bizko-rren eta aitatutako aldaketak gainditzeko ahalik eta prestakuntza onenagaz urten gura dogu krisi honetatik. Ze neurri zehatz proposatzen dogu eraldaketa honi aurre egiteko?” goiburupean, Innobasquek aurkeztutako gaiaren inguruko eztabaida biztu nahi izan eban, partehartzaileek proposamenak egin eiezan. Ekainaren 18an, Euskal Herriko leku desbar-dinetan, 120 organismo, enpresa eta erakundetako 5.000 herritar batu ebazan baterako topaketa guztiotako emaitzak ezagutzera emongo dira. Begoñako Gogarte Etxean ospatutako ‘Woka Euskadi” ekitaldian parte hartu ebenek proposamen asko egin ebezan. Taldekako dinamika garatu zan; jentea talde batetik bes-tera pasatu zan eta guztietan ere goiburu nagusiaren inguruan jardun eben. Saioaren amaieran proposamenen laburpena egin zan. Proposamenetako batzuk talde desbardine-tan agertu ziran, hala nola: zorroztasun eta alkartasuna lako oinarrizko balioak berresku-ratu; hezkuntza soziala balioetan; gainera, guzti horreek belaunaldi desbardinei transmiti-tzeko gauza izan behar dogula ere nabarmendu zan. Eliza ere gizarte balioen aldaketarako eragile lez konprometitzea ere aitatu zan, “Elizeak, erakunde lez, mentalitateak aldatzea bere egitekoa dala argi izan dagiala, eta beste gizarte eragile batzuekin alkarlanean jardun dagiala eta ‘gizarte’ gaiaz arduratu daitela”, inoan talde batek, “Elizea ekarpena egiten saiatu daitela”. Gehiegizko soldatak eta mozkinak mugatzea, kontsumo arduratsu eta soli-

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darioak dauan garrantzia edo babes barik dagozan pertsonei oinarrizko errentea berma-tzeko sistemak ezartzea lako gaiak ere azaldu ziran eztabaidan. Hausnarketan, beste ideia honeek ere azaldu ziran: erakunde finantzarioen boterea murriztearen garrantzia, gardentasun fiskala eta aberastasuna, fiskalitate mailakatuan eta enpleguaren banaketan oinarrituta banatzea. Talde baten esanetan, une honetan beha-rrezkoa da Iparralde-Hegoalde ikuspuntuko neurriak sustatzea: %0,7 +, eta pertsonen joan-etorri askea. Ekonomiaren txikiagotzearen eta aztarna ekologikoaren murrizketearen alde egitea ere proposatu zan. Innobasque Barrikuntzarako euskal agentzia irabazi asmo bako erakundea da eta “barrikuntzari buruzko gogoetea bultzatu eta eragin gura dau” eta alkarraldi honeen bitar-tez gai jakin bati buruzko proposamen eta jarduerak bilatu gura ditu. Antolatzaileen ara-bera, gogoetea tonu informaletik egiten da, “arduratzen gaituan gai baten inguruan sola-sean jarduteko aukerea emonez”. Pedro Luis Uriarte Innobasqueko presidentearen esane-tan, alkarraldiok “aitzindariak” dira eta, bizi dauan egoera zailean, “erantzuna emoteko gauza dan gizartearen oinarriak finkatzeko” balio behar dabe. Ekitaldi hau Woka Euskadi dalakoaren barruan ospatu zan, Innobasquek Sormen eta Barrikuntzaren Europar Urtearen haritik bultzatzen dauan gizarte mobilizazinorako egitasmo garrantzitsua dan ‘Woka Eus-kadi” dalakoaren barruan dago. Gotzaitegiak beste erakunde batzuetan aldi berean ospatu ziran 120 bilkuragaz bat egin eban, funtsezko gai bati buruz eztabaidatzeko: “zein da gure ekarpena edo ze ekarpen egin beharko geunke, bakarka eta taldean, Euskadiko Bigarren Eraldaketa Haundirantz joteko, gaur egungo krisiaren testuinguruan”. Era guztietako beste entitate, enpresa, erakunde eta pertsona batzuekin batera, gizarte eraldaketarako egitas-moak izan beharko leukenaren inguruko eritzia aurkeztu gura jako gizarteari. Antolatzaileen ustez, “geure burua aldatzeko eta krisia gainditzeko alkartuta pentsatzen dauan gizarteak indar haundia dauka”.

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IGLESIA. ESPAÑA. ELEIZEA

Documentos. Agiriak

Mensaje de la Comisión Episcopal de Pastoral Social para la festividad del Corpus Christi, Día de la Caridad

(14 de junio de 2009)

«He visto la aflicción de mi pueblo, he escuchado su clamor»

“Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo. Nada hay verdadera-mente humano que no encuentre eco en su corazón”1. En la solemnidad del Corpus Christi, celebramos el misterio del Cuerpo de Cris-to entregado y de su Sangre derramada para la vida del mundo. En esta festividad la Iglesia en España celebra el Día de la Caridad. Hay una relación esencial entre Eucaris-tía y caridad. La celebración de la Eucaristía tiene implicaciones sociales. “Cada ce-lebración eucarística actualiza sacramentalmente el don de la propia vida que Jesús ha hecho en la Cruz por nosotros y por el mundo entero. Al mismo tiempo, en la Eu-caristía Jesús nos hace testigos de la compasión de Dios por cada hermano y herma-na. Nace así, en torno al Misterio eucarístico, el servicio de la caridad para con el prójimo…”2 y damos testimonio de la caridad con los más necesitados, como misión esencial de la Iglesia: “El amor al prójimo enraizado en el amor a Dios es ante todo una tarea para cada fiel, pero lo es también para toda la comunidad eclesial, y esto en todas sus dimensiones: desde la comunidad local a la Iglesia particular, hasta abar-car a la Iglesia universal en su totalidad”3. Los síntomas que percibimos y sufrimos Desde que estalló la crisis financiera, un número creciente de hombres y muje-res afectados por la situación social y económica está llamando a las puertas de nuestras Cáritas, de las parroquias, congregaciones religiosas y otras instituciones eclesiales. En ellos hemos escuchado el clamor de las víctimas y hemos podido des-cubrir los nuevos rostros de la pobreza. Ellos nos hacen experimentar como propios los sentimientos de nuestro Dios cuando dice ante su pueblo oprimido por el Faraón

1 CONCILIO VATICANO II. Constitución Pastoral Gaudium et spes, 1. 2 BENEDICTO XVI, Exhortación Apostólica Sacramentum caritatis, n. 88. 3 BENEDICTO XVI, Encíclica Deus caritas est,20.

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y sufriente bajo los despiadados capataces que controlan su suerte: “He visto la opre-sión de mi pueblo en Egipto, he oído sus quejas contra los opresores, me he fijado en sus sufrimien-tos” (Ex 3,7). Hemos percibido, también, otra pobreza, en este caso espiritual, que subyace entre las crisis materiales, de la economía y el trabajo. Es la pobreza de valores y ac-titudes que se manifiesta y extiende en diversos ámbitos y a través de algunos me-dios de comunicación. Junto a ello no podemos olvidar la crisis educativa que se hace presente también en el seno de la familia. Conocemos los sufrimientos que está ocasionando la crisis en nuestro pueblo. Una crisis que afecta a sectores cada día más amplios y cercanos, que no remite en intensidad y está aumentando los índices de pobreza. Así lo ponen de relieve los da-tos socioeconómicos y los sucesivos informes presentados por Cáritas Española. Los alarmantes índices de desempleo, el creciente número de pequeñas empre-sas en quiebra y de trabajadores a los que se les acaba el subsidio de desempleo, las dificultades de las familias para pagar sus hipotecas y otras deudas, y los desequili-brios emocionales y relacionales que eso genera, nos hacen sentir el dolor humano en toda su crudeza y descubrir que estamos ante una grave crisis que no parece coyun-tural, que está siendo de largo recorrido, y que no sólo afecta a personas sino que cuestiona, también, las estructuras mismas del vigente modelo social y económico. El observatorio que mantiene Cáritas nos hace constatar que en estos primeros meses del año 2009 se ha producido un notable aumento de demandas de ayuda en relación al año anterior. Pero no sólo constatamos un aumento en el número y en la diversidad de las demandas, sino que se están produciendo cambios significativos en los rostros de la pobreza. Entre ellos, junto a los más vulnerables, como padres o madres que se han que-dado solos con hijos a su cargo, personas mayores, familias inmigrantes reagrupadas y en paro, y desempleados sin protección social, aparecen familias y personas satu-radas por las deudas que, seducidas por quienes les ofrecieron dinero fácil, pasaron del consumo por encima de las posibilidades a carecer de lo necesario y a solicitar a Cáritas ayuda para necesidades básicas de vivienda, acceso al empleo, alimentación, ayuda psicológica y para la educación de sus hijos. La crisis habita en lo profundo Recientemente Benedicto XVI sostuvo, ante una cumbre de representantes internacionales, que “las crisis financieras se desencadenan cuando −en parte debido a la falta de una conducta ética correcta− los que trabajan en el sector económico pierden la confianza en su modo de funcionamiento y en sus sistemas financieros”. “Sin embargo, las finanzas, el comercio y los sistemas de producción son creaciones

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humanas contingentes que, en caso de que se conviertan en objetos de fe ciega, lle-van dentro de sí las raíces de su propio fracaso”4. Reducir la crisis a su dimensión financiera y económica puede ser una falsedad y conducirnos a un peligroso engaño puesto que detrás de la crisis financiera hay otras más hondas que la generan. Esta crisis pone en evidencia una profunda quiebra antropológica y una crisis de valores morales. La dignidad del ser humano es el valor que ha entrado en crisis cuando no es la persona el centro de la vida social, económica, empresarial; cuando el dinero se convierte en fin en sí mismo y no en un medio al servicio de la persona y del desarrollo social. En el origen de la crisis actual todos parecen reconocer que otra de sus causas es la falta de “transparencia”, de “responsabilidad” y de “confianza”. Se ha perdido la confianza en las grandes instituciones económicas y financieras y en los sistemas que las regulan, debido a la irresponsabilidad y avaricia de algunos, a la vanidosa competitividad. Transparencia, responsabilidad y confianza no son elementos eco-nómicos o financieros, sino actitudes éticas, lo cual quiere decir que cerraremos en falso la crisis si no estamos dispuestos a afrontar la crisis ética que la sustenta. No podemos subestimar la crisis ni reducirla a una cuestión de ingeniería fi-nanciera. Detrás asoma el fracaso de esta sociedad del bienestar y de un modelo de desarrollo que, como ha puesto de manifiesto el VI Informe FOESSA, no ha logrado reducir las desigualdades ni disminuir la pobreza en los últimos quince años a pesar de ser años de gran desarrollo económico5. Respondamos con espíritu de comunión y participación Si la hondura de la crisis ha puesto de manifiesto muchas miserias personales, sociales y éticas, también es necesario reconocer que está siendo oportunidad para promover otro modelo social y económico más humano y justo, y para despertar ejemplares respuestas de solidaridad. Es admirable la generosidad que se está gene-rando entre amigos y en el seno de las familias para afrontar los efectos de la crisis. Son miles los voluntarios que están dando lo mejor de sí mismos intentando respon-der a los sectores más afectados y vulnerables; como, también, es digno de ser reco-nocido el esfuerzo sincero de muchos hombres y mujeres del ámbito de la cultura, de la economía y la política por aportar respuestas concretas a la crisis. Esta situación y la ramificación espiritual de las causas nos llama a todos a to-mar conciencia no sólo de la responsabilidad de la comunicación cristiana de bienes,

4 Intercambio de cartas entre Benedicto XVI y el Primer Ministro británico Gordon Brown

sobre el G20 (1 de abril de 2009). 5 Cf FUNDACIÓN FOESSA, VI Informe sobre exclusión y desarrollo social en España 2008, capítulo

2. Cáritas Española Editores, Madrid, 2008, pp. 127-155. En el Resumen del mismo informe, p. 5.

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sino también de la necesidad de la conversión personal y comunitaria, de la revisión de las motivaciones y estilos que rigen en nuestras instituciones. Estamos en un momento privilegiado para promover la comunión y la partici-pación de todos, como nos propone Cáritas en este Día de la Caridad en su campaña “una sociedad con valores es una sociedad con futuro”6. La comunión nos permite adquirir plena conciencia de nuestra identidad y de nuestra interdependencia, y nos enseña a “dar espacio” al hermano, llevando mu-tuamente la carga de los otros (cf. Ga 6,2) y rechazando las tentaciones egoístas que engendran competitividad, desconfianza y envidias7. Dejarse interpelar por la comu-nión “conlleva despertar de la indiferencia, salir del propio círculo de intereses e in-volucrarse personalmente en lograr una mayor justicia en la distribución de bienes; y un mayor respeto a la dignidad y derechos de las personas más pobres y excluidas”8. La participación, además de involucrarnos personal y comunitariamente de forma activa en todos los ámbitos sociales donde se pueden aportar ideas y acciones para mejorar y transformar la sociedad, supone también integrar a quienes habi-tualmente ignoramos por su realidad de marginación o exclusión. La Eucaristía, sacramento de comunión y fuente de participación Esta invitación a fundamentar nuestra convivencia en los valores de la comu-nión y participación adquiere particular relevancia y consistencia en la fiesta del Corpus Christi que estamos celebrando. La Eucaristía es sacramento de comunión, pues como dice san Pablo, cuantos comemos del mismo pan formamos un solo cuer-po9. Y porque formamos un solo cuerpo en el Señor, todos estamos llamados a con-tribuir al bien común desde nuestras capacidades y responsabilidades, compartien-do también los bienes para que ningún hermano pase necesidad10. Lo expresa con toda claridad Benedicto XVI: “La mística del sacramento tiene un carácter social, porque en la comunión sacramental yo quedo unido al Señor como todos los demás que comulgan (...). La unión con Cristo es al mismo tiempo unión con todos los demás a los que él se entrega”11.

6 CARITAS, Campaña institucional 2008-2010. Guía de Campaña “Una sociedad con valores

es una sociedad con futuro”, Madrid, 2008, pp. 3-6. 7 Cf JUAN PABLO II, Tertio millennio adveniente, n. 43; PONTIFICIO CONSEJO JUSTICIA Y

PAZ, Compendio de la doctrina social de la Iglesia, nn. 164,391, 392. 8 CARITAS, o.c., 5. 9 Cf 1Cor 10,14-22. 10 Cf 1Cor 11,18-22. 11BENEDICTO XVI, Encíclica Deus caritas est, n. 14.

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Desde la esperanza que despiertan en nosotros la presencia viva del Señor y el compromiso serio de tantos hombres y mujeres en favor de los que sufren, nos ani-mamos a decir que si hay algo positivo en esta crisis es la oportunidad de rectificar y sentar las bases de la convivencia en valores sólidos capaces de construir un orden económico y social más transparente y justo. Aprovechemos el momento y pidamos al Señor en este “Día de la Caridad” que nos ayude a conseguirlo. Oración Señor, Jesús, cuerpo entregado y sangre derramada para la vida de los hombres. Te pedimos por cuantos sufren los efectos materiales, morales y espirituales de la crisis que estamos viviendo. Que cuantos celebramos hoy la memoria de tu vida entregada en el sacramento de la Eucaristía tengamos ojos abiertos para ver la aflicción de los que sufren, oídos atentos para escuchar su clamor y un corazón sensible para compartir en el amor sus sufrimientos y esperanzas. Ayúdanos a ser valientes y creativos para regenerar nuestras vidas y los espacios sociales y económicos en los que vivimos. Que pongamos lo mejor de nuestras capacidades y nuestros bienes a disposición de los hermanos con verdadero espíritu de comunión y participación, de responsabilidad y servicio. Amén.

Madrid, 20 de mayo de 2009

LOS OBISPOS DE LA COMISIÓN EPISCOPAL DE PASTORAL SOCIAL

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CXIII Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española

Declaración sobre el anteproyecto de “ley del aborto”: Atentar contra la vida de los que van a nacer, convertido en “derecho”

1. Hecho ya público, el pasado 14 de mayo, el denominado “Anteproyecto de Ley Orgánica de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embara-zo”, los obispos tenemos el deber de pronunciarnos públicamente sobre sus graves implicaciones morales negativas; porque forma parte esencial de nuestro servicio anunciar el esplendor del Evangelio de la vida, que ilumina la conciencia de los cató-licos y de todos los que deseen acogerlo en orden a una mejor convivencia en justicia y libertad. Estamos convencidos de que “todo hombre abierto sinceramente a la ver-dad y al bien, aun entre dificultades e incertidumbres, con la luz de la razón y no sin el influjo de la gracia, puede llegar a descubrir en la ley natural escrita en su corazón (cf. Rom 2,14-14) el valor sagrado de la vida humana desde su inicio hasta su térmi-no”1. Por eso, aunque nosotros hablamos desde la fe católica y la experiencia de la Iglesia, nuestras reflexiones se dirigen a todos y pensamos que podrían ser aceptadas también por muchos que no comparten esa fe, pues giran en torno al derecho a la vida de todo ser humano inocente, un patrimonio común de la razón humana. 2. Los obispos españoles han anunciado el Evangelio de la vida y han denunciado la cultura de la muerte en muchas ocasiones2. Con esta nueva declaración deseamos poner de relieve algunos aspectos del Anteproyecto en cuestión que, de llegar a con-vertirse en Ley, supondrían un serio retroceso en la protección del derecho a la vida de los que van a nacer, un mayor abandono de las madres gestantes y, en definitiva, un daño muy serio para el bien común. I. La mera voluntad de la gestante anula el derecho a la vida del que va a nacer En las primeras catorce semanas, la gestante decide sobre la muerte del que va a nacer: la violación del derecho a la vida, tratada como si fuera un derecho. 3. El aspecto tal vez más sombrío del Anteproyecto es su pretensión de calificar el aborto provocado como un derecho que habría de ser protegido por el Estado. He ahí una fuente envenenada de inmoralidad e injusticia que vicia todo el texto.

1 JUAN PABLO II, Carta encíclica Evangelium Vitae, 2. 2 Cf. LXXXVI ASAMBLEA PLENARIA DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA,

Instrucción pastoral La familia, santuario de la vida y esperanza de la sociedad (27 de abril de 2001); XLII ASAMBLEA PLENARIA DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA, Instrucción pastoral Actitudes morales y cristianas ante la despenalización del aborto (28 de junio de 1985); y las Declaraciones de la COMISIÓN PERMANENTE La vida y el aborto (5 de febrero de 1983), Despenalización del aborto y conciencia moral (10 de mayo de 1985) y Sobre la proyectada nueva «Ley del aborto» (22 de septiembre de 1994). Estos y otros documentos se encuentran en la colección «Conferencia Episcopal Española», La vida humana, don precioso de Dios. Documentos sobre la vida 1974-2006, EDICE, Madrid 2006, así como tam-bién en: www.conferenciaepiscopal.es (Colección Documental Informática).

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4. En el artículo 3. 2. “se reconoce el derecho a la maternidad libremente decidi-da”. Lamentablemente esta expresión no significa aquí que toda mujer tiene derecho a elegir si quiere o no quiere ser madre; significa, más bien, que tiene derecho a deci-dir eliminar a su hijo ya concebido. Tal es la lectura que viene exigida por las afirma-ciones recogidas en la Exposición de motivos referentes a “los derechos humanos de las mujeres” en el ámbito de la “salud reproductiva” (I) y, en concreto, ”al derecho de todo ser humano, y en particular de las mujeres, al respeto de su integridad física y a la libre disposición de su cuerpo y, en este contexto, a que la decisión última de re-currir o no a un aborto corresponda a la mujer interesada” (II). En consecuencia, el Anteproyecto establece un primer plazo de catorce semanas dentro del cual la vo-luntad de la madre se convierte en árbitro absoluto sobre la vida o la muerte del hijo que lleva en sus entrañas (artículo 14: “interrupción del embarazo a petición de la mujer”). 5. Ahora bien, decidir abortar es optar por quitar la vida a un hijo ya concebido y eso sobrepasa con mucho las posibles decisiones sobre el propio cuerpo, sobre la salud de la madre o sobre la elección de la maternidad. Es una decisión sobre un hijo indefenso y totalmente dependiente de quien lo lleva en su seno. Es, según el Conci-lio Vaticano II, un “crimen abominable”3, “un acto intrínsecamente malo que viola muy gravemente la dignidad de un ser humano inocente, quitándole la vida. Asi-mismo hiere gravemente la dignidad de quienes lo cometen, dejando profundos traumas psicológicos y morales”4. 6. El Estado que otorga la calificación de derecho a algo que, en realidad, es un atentado contra el derecho fundamental a la vida, pervierte el elemental orden de racionalidad que se encuentra en la base de su propia legitimidad. La tutela del bien fundamental de la vida humana y del derecho a vivir forma parte esencial de las obli-gaciones de la autoridad5. “El derecho a la vida no es una concesión del Estado, es un derecho anterior al Estado mismo y este tiene siempre la obligación de tutelarlo. Tampoco tiene el Estado autoridad para establecer un plazo, dentro de cuyos límites la práctica del aborto dejaría de ser un crimen”6.

3 Constitución Gaudium et spes, 51. 4 LXXXVI ASAMBLEA PLENARIA DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA, Ins-

trucción pastoral La familia, santuario de la vida y esperanza de la sociedad, 111. 5 Cf. BENEDICTO XVI, Discurso en el Encuentro con las autoridades y el cuerpo diplomático, Viena, 7

de septiembre de 2007: «El derecho humano fundamental, el presupuesto de todos los demás dere-chos, es el derecho a la vida misma. Esto vale para la vida desde el momento de la concepción hasta la muerte natural. En consecuencia, el aborto no puede ser un derecho humano; es exactamente lo opuesto. Es una profunda ‘herida social’ (…). Hago un llamamiento a los líderes políticos para que no permitan que los hijos sean considerados una especie de enfermedad, y para que en vuestro ordena-miento jurídico no sea abolida, en la práctica, la calificación de injusticia atribuida al aborto».

6 CLX COMISIÓN PERMANENTE DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA, Sobre la proyectada nueva «Ley del aborto», 6.

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II. La salud como excusa para eliminar a los que van a nacer Hasta la vigésimo segunda semana, ambiguas indicaciones médico-sociales: la medicina y la sanidad, falseadas, al servicio de la muerte. 7. El Anteproyecto de Ley presenta el aborto provocado como un derecho que forma parte de un programa de “salud sexual y reproductiva”. La salud, por su parte, es definida, a los efectos de lo dispuesto en esta ley, como “el estado de completo bienestar físico, mental y social y no solamente como la ausencia de afecciones o en-fermedades” (art. 2. a). 8. El Anteproyecto establece que desde la decimocuarta semana de gestación el aborto ya no sería un derecho absoluto de la madre, puesto que para poder ser reali-zado sin sanción habrá de existir entonces “riesgo de graves anomalías en el feto” (art. 15, b) o “grave riesgo para la vida o la salud de la embarazada” (art. 15, a). A te-nor de la definición de salud señalada, los facultativos podrán certificar la existencia de esta indicación médica para el aborto cuando el niño que va a nacer suponga un grave inconveniente para “el completo bienestar físico, mental y social” de la madre. Lo que no se sabe es cuáles serán los criterios que el médico habrá de emplear para poder diagnosticar un grave quebranto de un tal “completo bienestar” eventualmen-te causado por el que va a nacer. Ante esta indefinición, el segundo plazo, teórica-mente ligado a indicaciones médicas, queda también prácticamente asimilado al primero, en el que prima el derecho absoluto de la madre a decidir sobre la vida de su hijo. 9. La inclusión del aborto entre los medios supuestamente necesarios para cuidar la salud es de por sí una grave falsedad. El acto médico se dirige a prevenir la enfer-medad o a curarla. Pero el embarazo no será nunca de por sí una enfermedad, aunque pueda conllevar complicaciones de salud, ser inesperado o incluso fruto de la violen-cia. Por eso, abortar no es nunca curar, es siempre matar. Cosa distinta es que una determinada terapia necesaria lleve consigo un aborto como efecto indirecto no bus-cado. De ahí que incluir el aborto en la política sanitaria falsee siempre gravemente el acto médico, que queda desnaturalizado cuando es puesto al servicio de la muerte. La falsificación es más sangrante cuando el concepto de salud empleado −aunque sea el de la Organización Mundial de la Salud− se convierte en una excusa para en-cubrir el deseo particular de no tener un hijo, aun quitándole la vida. En efecto, si salud es “completo bienestar físico, mental y social”, y tal bienestar se considera amenazado por el que va nacer, éste puede ser tratado como un obstáculo para la calidad de vida, cuya eliminación pasa entonces a ser tenida por lícita. 10. Una auténtica política sanitaria debe tener siempre en cuenta la salud de la madre gestante, pero también la vida y la salud del niño que va a nacer. Por lo demás, la imposición del aborto procurado en el sistema sanitario como prestación asisten-cial para la salud bio-psico-social de la gestante, a la que ésta tendría un supuesto derecho, lleva consigo la transferencia de la obligatoriedad a los profesionales de la sanidad. De este modo queda abierta la posibilidad de que no se respete a quienes

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por muy justificados motivos de conciencia se nieguen a realizar abortos, cargándo-los arbitrariamente con un supuesto deber e incluso con eventuales sanciones7. Es necesario reconocer y agradecer el valor mostrado por tantos ginecólogos y profe-sionales de la sanidad que, fieles a su vocación y al verdadero sentido de su trabajo, resisten presiones de todo tipo e incluso afrontan ciertas marginaciones con tal de servir siempre a la vida de cada ser humano. III. Se niega o devalúa al ser humano para intentar justificar su eliminación Frente a la evidencia de que donde hay un cuerpo humano vivo, aunque sea incipiente, hay un ser humano y una dignidad humana inviolable, se establecen plazos de gestación y de presencia humana de los que no es posible dar razón suficiente. 11. Sorprendentemente, el Anteproyecto no explica en ningún momento por qué fragmenta el tiempo de la gestación en tres periodos o plazos pretendidamente de-terminantes de diferentes tipos de trato del ser humano en gestación. ¿Por qué du-rante las catorce primeras semanas “prevalece el derecho de autodeterminación de las mujeres” y el aborto puede ser realizado por simple petición de la gestante? ¿Por qué se establece un segundo plazo, hasta la semana vigésimo segunda, durante el cual será preciso aducir indicaciones supuestamente médicas? ¿Y por qué las “ano-malías fetales incompatibles con la vida” o “una enfermedad extremadamente grave e incurable” del feto (art. 15, c) permitirían el aborto en cualquier momento de la gestación? ¿Por qué no, entonces, en el momento mismo del nacimiento o un minuto después? En vano se buscará una respuesta a estas preguntas, todas ellas de gran calado moral. 12. Se oye decir a veces que durante algún tiempo determinado el ser vivo produc-to de la fecundación humana no sería un ser humano. Es necesario −no cabe duda− hacer tan irracional afirmación cuando se quiere justificar o tolerar que la mujer de-cida sobre la vida de ese ser que lleva en su seno, como si se tratara de un derecho suyo que el Estado debería tutelar y hacer respetar. Porque es muy duro reconocer que el fruto de la fecundación es un ser humano, distinto de la madre, aunque de-pendiente de ella, y, al mismo tiempo, afirmar que se le puede quitar la vida simple-mente porque así lo decide quien lo gesta. Sería tanto como reconocer que hay un derecho a matar a un inocente. La razón humana se vendría abajo de modo clamoro-so y, con ella, el Estado y la autoridad misma que tal cosa reconocieran. Se hace, pues, necesario, afirmar engañosamente que el objeto de la pretendida “decisión sa-nitaria”, tomada en ejercicio de un supuesto derecho, no sería en realidad un ser humano.

7 Hay que recordar la sentencia del Tribunal Constitucional de 11de abril de 1985, en la que,

tratando precisamente del aborto, afirma del «derecho a la objeción de conciencia que existe y puede ser ejercido con independencia de que se haya dictado o no tal regulación. La objeción de conciencia forma parte del contenido del derecho fundamental a la libertad ideológica y religiosa reconocido en el art. 16.1 de la Constitución y, como ha indicado este Tribunal en diversas ocasiones, la Constitu-ción es directamente aplicable, especialmente en materia de derechos fundamentales».

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13. Pero “el cuerpo humano, en cuanto elemento constitutivo de la persona huma-na, es una realidad personal básica, cuya presencia nos permite reconocer la existencia de una persona. La fecundación es precisamente el momento de la aparición de un cuerpo humano distinto del de los progenitores. Ese es, pues, el momento de la apa-rición de una nueva persona humana (cf. Evangelium vitae, 44-45). El cuerpo, natu-ralmente, se desarrolla, pero dentro de una continuidad fundamental que no permite calificar de prehumana ni de post-humana ninguna de las fases de su desarrollo. Donde hay un cuerpo humano vivo, hay persona humana y, por tanto, dignidad humana inviolable”8. 14. Estos principios antropológicos básicos han sido reconocidos también por la jurisprudencia constitucional de nuestro país9. IV. No se apoya a la mujer para ahorrarle el trauma del aborto y sus graves secuelas Se facilita a las gestantes la eliminación de sus hijos, en lugar de proteger la maternidad y la familia para evitar que las mujeres se conviertan en víctimas del aborto. 15. El Anteproyecto incorpora una definición de la salud en términos de bienestar psicológico y social que, por desgracia, se orienta más que nada a introducir subrep-ticiamente la llamada “indicación social” para el aborto. Así lo pone también de ma-nifiesto el que se silencien las graves consecuencias psicológicas y morales que el aborto tiene para quienes lo procuran. La inconsecuente apelación a la salud ignora y oculta que las mujeres que abortan se convierten también ellas mismas en víctimas del aborto. 16. El Anteproyecto estipula que se entregará a la mujer que solicita abortar una información en sobre cerrado que podrá leer en un plazo máximo de tres días. Sin embargo, ningún proceso médico de consentimiento informado se realiza de un mo-do tan frío e impersonal. La situación de angustia que empuja a la mayoría de las mujeres que se plantean abortar, más que sobres cerrados reclama corazones abier-

8 LXXXVI ASAMBLEA PLENARIA DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA, Ins-

trucción pastoral La familia, santuario de la vida y esperanza de la sociedad, 109. 9 El Tribunal Constitucional, en sentencia de 5 de abril de 1995, se expresa así: «El concebido

tiene un patrimonio genético totalmente diferenciado y propio sistema inmunológico, que puede ser sujeto paciente dentro del útero», de modo que «negar al embrión o al feto condición humana inde-pendiente y alteridad, manteniendo la idea de mulieris portio, es desconocer la realidad». De ahí que «el mismo Código Civil −constata el alto Tribunal− se ve forzado a tener por persona al concebido a todos los efectos favorables (arts. 29 y 30), y no hay nada más beneficioso para el ser humano en gestación que el conservar la integridad física y psíquica». En otra sentencia anterior, de 11 de abril de 1985, que forma parte del llamado «bloque de constitucionalidad», el mismo Tribunal precisaba: «La vida humana es un devenir, un proceso que comienza con la gestación. Esta ha generado un ter-tium existencialmente distinto de la madre». Por tanto, el que va a nacer está protegido por la Consti-tución, lo cual implica para el Estado la obligación «de establecer un sistema legal para la defensa de la vida que suponga la protección efectiva de la misma y que, dado el carácter fundamental de la vida, incluya también, como última garantía, las normas penales».

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tos que les presten el apoyo humano que necesitan para no equivocarse quitando la vida a un hijo y destrozando la propia. 17. Las dolorosas secuelas del aborto se intensifican en las personas que no han alcanzado todavía la madurez personal. Facilitar a las adolescentes la decisión de abortar, marginando a sus padres de tal decisión, es propiciar su soledad e indefen-sión ante un hecho muy nocivo para su salud espiritual y su desarrollo humano. Este proyecto legal no manifiesta interés real por el bien de las mujeres tentadas de abor-tar y, en particular, de las más jóvenes. Se limita a tratar de despejarles el camino hacia el abismo moral y hacia el síndrome post-aborto. 18. Por otro lado, es llamativa la ausencia total de la figura del padre del niño que va a ser abortado. ¿Por qué se le exime de toda responsabilidad y se le priva de todo derecho? No parece admisible que se margine a los padres en algo tan fundamental como es el nacimiento o la muerte de sus propios hijos. 19. Agradecemos la dedicación de tantas personas que, en un número cada vez mayor de instituciones eclesiales o civiles, se dedican a prestar su apoyo personal a las mujeres gestantes. Es una alegría el testimonio de tantas madres y padres que, gracias a la ayuda recibida, han decidido por fin acoger a sus hijos, reconociendo en ellos un don inestimable que trae luz y sentido a sus vidas. También es laudable el trabajo realizado por las asociaciones de mujeres víctimas del aborto. Es muy valioso su valiente testimonio público, que ayuda a la sociedad a recapacitar sobre un cami-no ya demasiado largo de sufrimiento para las mujeres. Ellas ponen particularmente de relieve que no es este el tipo de legislación que se necesita para ayudar a las ges-tantes y para la dignificación de la sociedad. Las mujeres tentadas de abortar o las que ya han pasado por esa tragedia encontrarán siempre en la comunidad católica el hogar de la misericordia y del consuelo. Como madre, la Iglesia comprende sus difi-cultades y nunca las dejará solas con sus problemas ni con sus culpas. V. Privar de la vida a los que van a nacer no es algo privado Se deja al arbitrio individual la vida de los que van a nacer, en vez de reconocerla como un fundamental elemento constitutivo del bien común que merece protección y promoción. 20. El Anteproyecto de Ley presenta el aborto como si fuera un asunto privado ligado prácticamente sólo a la decisión individual de la gestante. La decisión de eli-minar una vida humana incipiente es calificada una y otra vez de asunto íntimo suyo en el que nadie podría intervenir: ni el padre del que va a nacer, ni los padres de la menor, ni el Estado. 21. Sin embargo, es claro que no “se puede invocar el derecho a las decisiones ín-timas o a la vida privada para privar a otros de la vida”10. Eliminar una vida humana

10 CLX COMISIÓN PERMANENTE DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA, Sobre

la proyectada nueva «Ley del aborto», 8.

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no es nunca un asunto meramente privado. Por el contrario, se trata de un acto de gran trascendencia pública que afecta grave y directamente al bien común. La vida de cada ser humano es un bien básico, sagrado e intangible; y el derecho a vivir no está a disposición de nadie: no puede ser violado por ningún ciudadano ni por el Es-tado; menos, si cabe, por aquellos que tienen particulares obligaciones de atención a la vida incipiente de un ser indefenso como son sus padres o los médicos. 22. Se reduce el aborto a mera decisión privada porque se concibe de modo perver-so la libertad, como si se tratara de la mera capacidad de decidir cualquier cosa de modo absolutamente desvinculado del entorno humano en el que se mueve el yo solitario que decide. De este modo se fomenta una visión individualista y antisocial de la persona, cuya libertad vendría a coincidir con su capacidad de hacer prevalecer el propio sentir o el propio interés. Pero eso no es libertad. La libertad es, más bien, la capacidad de querer el bien por encima del aparente interés inmediato de quien decide. Porque el bien propio no está desligado del bien del otro y del bien de todos. “Sí, cada hombre es “guarda de su hermano”, porque Dios confía el hombre al hom-bre”11. Todos sin excepción tenemos el deber de proteger la vida del niño en el seno materno. Para todos es un bien esa vida incipiente, no sólo para sus padres y su fami-lia. 23. El orden social justo no puede basarse en una concepción individualista de la libertad. La autoridad del Estado dimite de su obligación básica si da curso legal a la pretendida libertad que se siente autorizada para eliminar vidas humanas inocentes. El Estado no puede erigirse en árbitro sobre la vida humana adoptando medidas le-gales que toleran o justifican como supuestos derechos acciones individuales que atentan contra el derecho a la vida. Si lo hace, deja de ser garante del bien común en un asunto decisivo. 24. Por el contrario, como garante del bien común, el Estado debe legislar para proteger la vida de todos, en particular de los más indefensos y vulnerables, entre los cuales se hallan sin duda los que van a nacer, así como para establecer políticas de protección y promoción de la maternidad y la paternidad, ayudando de modo eficaz a los padres que experimentan dificultades para acoger a sus hijos; y debe favorecer las iniciativas sociales a este respecto12.

11 JUAN PABLO II, Carta encíclica Evangelium vitae, 19. 12 Todavía hay mucho por hacer en este campo, si se tiene presente que, según datos de 2005,

el gasto público de España en la familia está muy por debajo de la media europea, con sólo un 1,2% del PIB, frente al 3,8% de Francia, el 3,0% de Alemania o el 1,7% de Portugal. O que las prestaciones por hijo a cargo se mantienen congeladas desde el año 2000, lo que supone que su porcentaje respec-to al salario mínimo interprofesional ha disminuido del 5,71% al 3,92% en 2009. Un retraso y un estancamiento que nos coloca en niveles de protección a la maternidad/paternidad muy por debajo de los alcanzados en otros países de nuestro entorno. Así, por ejemplo, mientras que una familia con tres hijos recibe en Luxemburgo una prestación mensual de 1.492 euros o, en Italia, de 774 euros, en España tan sólo llega a los 72,75 euros.

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VI. La educación, instrumentalizada también al servicio del aborto Se comete la injusticia de imponer una determinada educación moral sexual, que, además, por ser abortista y “de género”, tampoco será eficaz ni como verdadera educación ni como camino de prevención del aborto. 25. El Título primero del Anteproyecto de Ley trata fundamentalmente de la pro-moción de una estrategia de formación en “salud sexual y reproductiva” para todo el sistema educativo y, en particular, para los programas de los estudios relacionados con las ciencias de la salud. Ciertamente −como se afirma en la Exposición de moti-vos− “el desarrollo de la sexualidad y de la capacidad de procreación está directamen-te vinculado a la dignidad de la persona”. Pero las directivas de este Anteproyecto no pueden ayudar a una formación de los jóvenes en este campo tan decisivo para su feli-cidad, porque se mueven en el marco de una ideología contradictoria con la verdad del ser humano y la dignidad de la persona, como es la llamada ideología de género. 26. En efecto el “enfoque de género” que se preceptúa en el artículo 5, 2a para toda la educación en el ámbito sanitario incorpora conceptos como “opción sexual indivi-dual” (art. 5, 1a), “orientación sexual” (art. 5, 2b) o “sexo seguro” (art. 5, 2c). Detrás de tales conceptos se hallan, como es sabido, opciones antropológicas incapaces de enfo-car adecuadamente cuestiones de tanta belleza e importancia como las siguientes: el significado básico del cuerpo sexuado para la identidad de la persona, la íntima unión de las dimensiones unitiva y procreativa del amor conyugal y, en definitiva, la integra-ción moral de la sexualidad y la vocación al amor de todo ser humano13. 27. ¡Es fascinante la educación en el amor y para el amor! Alentamos a los padres católicos, a las escuelas a quienes ellos han confiado la educación de sus hijos, a los sacerdotes, catequistas y a todos los agentes de la educación en la múltiple acción pastoral de la Iglesia a empeñarse seriamente en la educación de los jóvenes en este campo tan hermoso e importante de la afectividad y la sexualidad de acuerdo con la visión del ser humano que dimana de una razón iluminada por la fe. A ellos corres-ponden primordialmente el deber y el derecho de la formación humana integral de la juventud. El Estado “no puede imponer ninguna moral a todos: ni una supuestamen-te mayoritaria, ni la católica, ni ninguna otra. Vulneraría los derechos de los padres y/o de la escuela libremente elegida por ellos según sus convicciones”14. 28. La injusta imposición de una determinada concepción del ser humano a toda la sociedad por medio del sistema educativo, inspirado además en modelos antropoló-gicos parciales y poco respetuosos de la verdad del ser humano, no podrá dar frutos buenos. Es necesario permitir y promover que la sociedad desarrolle sus capacidades

13 Cf. LXXXVI ASAMBLEA PLENARIA DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA,

Instrucción pastoral La familia, santuario de la vida y esperanza de la sociedad, 53-55. 14 CCIV COMISIÓN PERMANENTE DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA, La

Ley Orgánica de Educación (LOE), los Reales Decretos que la desarrollan y los derechos fundamentales de padres y escuelas, 10.

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educativas y morales. Es necesario corregir la deriva que nos ha conducido a cifras escandalosas de abortos con todo su entorno de fracasos personales. Conclusión: por el Pueblo de la Vida 29. El Evangelio de la vida proclama que cada ser humano que viene a este mundo no es ningún producto del azar ni de las leyes ciegas de la materia, sino un ser único, capaz de conocer y de amar a su Creador, precisamente porque Dios lo ha amado desde siempre por sí mismo. Cada ser humano es, por eso, un don sagrado para sus padres y para toda la sociedad. No ha de ser considerado jamás como un objeto su-bordinado al deseo de otras personas. Su vida no puede quedar al arbitrio de nadie, y menos del Estado, cuyo cometido más básico es precisamente garantizar el derecho de todos a la vida, como elemento fundamental del bien común. 30. Hablamos precisamente en favor de quienes tienen derecho a nacer y a ser aco-gidos por sus padres con amor; hablamos en favor de las madres, que tienen derecho a recibir el apoyo social y estatal necesario para evitar convertirse en víctimas del aborto; hablamos en favor de la libertad de los padres y de las escuelas que colaboran con ellos para dar a sus hijos una formación afectiva y sexual de acuerdo con unas convicciones morales que los preparen de verdad para ser padres y acoger el don de la vida; hablamos en favor de una sociedad que tiene derecho a contar con leyes jus-tas que no confundan la injusticia con el derecho15. 31. El Anteproyecto presentado constituye un serio retroceso respecto de la actual legislación despenalizadora, ya de por sí injusta. Por tanto, de acuerdo con la doctri-na de la Iglesia, ningún católico coherente con su fe podrá aprobarla ni darle su vo-to16. Tampoco debería hacerlo nadie que atienda a los justos imperativos de la razón. 32. Pedimos al Señor y a su Santísima Madre su gracia y su ayuda para el Pueblo de la Vida. Que las comunidades católicas y todos los fieles perseveren en la plegaria, en especial en este año dedicado a la oración por la vida de los que van a nacer.

Madrid, 17 de junio de 2009

15 Las legislaciones abortistas son un elemento de lo que Julián Marías ha calificado como «sin

excepción, lo más grave que ha acontecido» en el siglo XX (Diario ABC, 10 de septiembre de 1992); a saber: la aceptación social del aborto. Pero este hecho, igual que ha tenido un comienzo, también puede y debe tener un fin. Conviene recordar a este respecto que el primer país europeo en legalizar el aborto fue la Unión Soviética de Lenin (el 18 de noviembre de 1920). Hitler utilizó el aborto legal como parte de sus políticas racistas (desde 1933) en Alemania y en la Europa sometida, donde el aborto fue legalizado para los no arios, mientras era severamente castigado para los pertenecientes a la «raza de los señores». Después de la guerra, Stalin forzó legislaciones abortistas en los países so-metidos al yugo soviético. Más tarde, también los países occidentales introdujeron legislaciones semejantes bajo la presión de ideologías individualistas y materialistas.

16 Cf. JUAN PABLO II, Carta encíclica Evangelium vitae, 73: «En el caso, pues, de una ley intrínse-camente injusta, como la que admite el aborto o la eutanasia, nunca es lícito someterse a ella, ni parti-cipar en una campaña de opinión a favor de una ley semejante, ni darle el sufragio del propio voto».

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Información. Albisteak

Memoria anual de actividades de la Iglesia en España (2007):

Los centros asistenciales de la Iglesia atendieron a casi 3 millones de personas

La Conferencia Episcopal Española (CEE) hace pública la Memoria Justificati-va de Actividades correspondiente al ejercicio 2007. Anualmente, se ha venido en-tregando esta Memoria a la Dirección General de Asuntos Religiosos. Ahora se pre-senta mejorada, tras el compromiso adquirido con motivo del nuevo modelo de asig-nación tributaria. En la Memoria se detallan el reparto del Fondo Común Interdiocesano y las diferentes actividades de la Iglesia Católica en nuestro país. Su contenido quiere ilustrar la gran labor que la Iglesia desarrolla y justificar el empleo de los recursos obtenidos mediante las libres aportaciones de los contribuyentes. La labor de la Iglesia La Vicesecretaría para Asuntos Económicos de la CEE ha encargado un estu-dio sobre la labor de la Iglesia Católica en España en el que se refleja la ingente acti-vidad de esta institución en nuestro país. En el estudio han participado la RED GÉ-NESIS y el GISIC (Grupo de Investigación para el Sostenimiento de la Iglesia Cató-lica). Se ha llevado a cabo con los datos suministrados por las 69 diócesis españolas. Entre los datos que se aportan, destacan las más de 46 millones de horas de dedicación de los sacerdotes y agentes de pastoral en las parroquias españolas a la actividad pastoral y litúrgica. Una actividad que supone, por ejemplo, la celebración de más de 5 millones de eucaristías al año o la formación de cerca de 1 millón de ni-ños y jóvenes en las parroquias. La inmensa actividad caritativa y asistencial de las instituciones de la Iglesia es consecuencia directa del anuncio y la vivencia de la fe, por lo que no puede disociar-se de la actividad pastoral. Los 4.459 centros asistenciales de la Iglesia con un total de 2.955.132 personas asistidas suponen la expresión más visible de la Cáritas cris-tiana, como reflejo del amor de Dios al hombre. En el campo educativo, 1.277.256 alumnos están escolarizados en centros de titularidad católica. Los centros católicos concertados, además de transmitir a los jóvenes valores de humanidad y convivencia que se derivan del Evangelio, ahorraron 3.372 millones de euros en 2007 a las administraciones públicas. Tal ahorro resulta

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de la diferencia entre el coste de una plaza en un centro público y el importe asigna-do al concierto por plaza. En el ámbito cultural, se destaca la gran aportación que realiza la Iglesia con el mantenimiento del 30% de los monumentos existentes en nuestro país. Se ofrecen, por último, algunos datos económicos de las diócesis y parroquias correspondientes a 2007. Estos datos revelan que las aportaciones directas de los fieles son la fuente principal de sostenimiento de las diócesis y parroquias. El impor-te del Fondo Común Interdiocesano destinado a las diócesis españolas cubre en tor-no al 20% de su sostenimiento básico. Resulta imposible cuantificar, en términos económicos, toda la aportación que realiza la Iglesia y el ahorro que para el conjunto de la sociedad española supone su presencia pública. En cualquier caso, por todos los conceptos citados, estaríamos hablando de varias decenas de miles de millones de euros. XTANTOS que necesitan tanto Desde 2008, el sostenimiento de la Iglesia depende exclusivamente de los cató-licos y todas aquellas personas que reconocen la labor de la Iglesia. Quienes libre-mente quieran hacerlo, pueden marcar la casilla de la Iglesia Católica en su Declara-ción de la Renta. Un 0,7 por ciento de sus impuestos se dedicarán así, sin coste adi-cional para el contribuyente, a la labor que la Iglesia realiza. Con el fin de animar a marcar la X en la Declaración de la Renta, el Secretaria-do para el Sostenimiento Económico de la Iglesia de la CEE ha puesto en marcha la Campaña de la Renta 2009. Como en ocasiones anteriores, se utiliza la marca XTANTOS en diversos formatos publicitarios para explicar de forma gráfica la labor que la Iglesia desempeña y la necesidad de que cada vez más personas se comprome-tan con ella para que pueda seguir ayudando a tantos que todavía necesitan tanto.

Madrid, 9 de junio de 2009

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IGLESIA. ROMA. ELEIZEA

Documentos. Agiriak

Benedicto XVI: «El papel de la mujer en la promoción de los derechos humanos»

Mensaje a una conferencia internacional sobre el tema “Vida, familia y desarrollo: el papel de la mujer en la promoción de los derechos humanos”, celebrada en Roma

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A mi venerable hermano Cardenal Renato Raffaele Martino: Me complace enviarle un cordial saludo a usted y a todos los que participan en la Conferencia internacional sobre el tema “Vida, familia y desarrollo: el papel de la mujer en la promoción de los derechos humanos”. Esta Conferencia patrocinada por el Consejo pontificio de Justicia y Paz, con la cooperación de la Alianza mundial de mujeres en favor de la vida y la familia, la Unión mundial de organizaciones femeni-nas católicas y otras asociaciones, es un ejemplo de respuesta a la invitación de mi predecesor el Papa Juan Pablo II a un “nuevo feminismo” capaz de transformar la cultura, impregnándola de un respeto decidido a la vida (cf. Evangelium vitae, 98-99). Cada día percibimos nuevas amenazas contra la vida, especialmente en sus fases más vulnerables. Aunque la justicia exige que sean denunciadas como violación de los derechos humanos, también deben suscitar una respuesta positiva y concreta. El reconocimiento y el aprecio del plan de Dios para las mujeres en la transmisión de la vida y en la educación de los hijos es un paso constructivo en esa dirección. Ade-más, dada la notable influencia de las mujeres en la sociedad, es necesario animarlas a aprovechar la oportunidad de defender la dignidad de la vida mediante su com-promiso en la educación y su participación en la vida política y civil. En efecto, al haber sido dotadas por el Creador con una “capacidad única de acogida del otro”, las mujeres desempeñan un papel crucial en la promoción de los derechos humanos, porque sin su voz se vería debilitado el tejido social (cf. Congregación para la doc-trina de la fe, Carta a los obispos de la Iglesia católica sobre la colaboración del hombre y la mu-jer en la Iglesia y en el mundo, n. 13). Al reflexionar sobre el papel de la mujer en la promoción de los derechos humanos, os invito a recordar una tarea sobre la que he llamado la atención en mu-chas ocasiones, a saber, la de corregir la idea errónea según la cual el cristianismo sería solamente un conjunto de mandamientos y prohibiciones. El Evangelio es un mensaje de alegría que anima a hombres y mujeres a gozar del amor conyugal; lejos

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de reprimirlo, la fe y la moral cristianas lo hacen sano, fuerte y verdaderamente libre. Este es el significado exacto de los diez Mandamientos: no son una serie de “no”, sino un gran “sí” al amor y a la vida (cf. Discurso a los participantes en la Asamblea eclesial de la diócesis de Roma, 5 de junio de 2006). Espero sinceramente que vuestros debates de los próximos dos días se traduz-can en iniciativas concretas para salvaguardar el papel indispensable de la familia en el desarrollo integral de la persona humana y de toda la sociedad. El genio de la mu-jer para movilizar y organizar, la dota de la habilidad y las motivaciones necesarias para desarrollar redes en continua expansión para el intercambio de experiencias y la generación de nuevas ideas. Los logros de la Alianza mundial de mujeres en favor de la vida y la familia, y de la Unión mundial de organizaciones femeninas católicas, son un magnífico ejemplo de esto, y animo a sus miembros a perseverar en su gene-roso servicio a la sociedad. Ojalá que el radio de vuestra influencia siga creciendo a nivel regional, nacional e internacional para la promoción de los derechos humanos basados en el sólido fundamento del matrimonio y la familia. Formulo una vez más mis mejores deseos de éxito para esa Conferencia y ofrezco mis oraciones para que las organizaciones participantes continúen su mi-sión. Invocando la intercesión de María, “la figura y la más perfecta realización de la Iglesia” (Catecismo de la Iglesia católica, n. 507), os imparto de corazón mi bendición apostólica.

Vaticano, 20 de marzo de 2009

[© Copyright 2009 − Libreria Editrice Vaticana]

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Carta del Papa a los sacerdotes con motivo del Año Sacerdotal proclamado con ocasión del 150º aniversario de la muerte

(el dies natalis) de san Juan María Vianney, conocido como el cura de Ars

«Una nueva primavera para la Iglesia»

Queridos hermanos en el Sacerdocio: He resuelto convocar oficialmente un “Año Sacerdotal” con ocasión del 150 aniversario del “dies natalis” de Juan María Vianney, el Santo Patrón de todos los pá-rrocos del mundo, que comenzará el viernes 19 de junio de 2009, solemnidad del Sa-grado Corazón de Jesús −jornada tradicionalmente dedicada a la oración por la san-tificación del clero−1. Este año desea contribuir a promover el compromiso de reno-vación interior de todos los sacerdotes, para que su testimonio evangélico en el mundo de hoy sea más intenso e incisivo, y se concluirá en la misma solemnidad de 2010. “El Sacerdocio es el amor del corazón de Jesús”, repetía con frecuencia el Santo Cura de Ars2. Esta conmovedora expresión nos da pie para reconocer con devoción y ad-miración el inmenso don que suponen los sacerdotes, no sólo para la Iglesia, sino también para la humanidad misma. Tengo presente a todos los presbíteros que con humildad repiten cada día las palabras y los gestos de Cristo a los fieles cristianos y al mundo entero, identificándose con sus pensamientos, deseos y sentimientos, así como con su estilo de vida. ¿Cómo no destacar sus esfuerzos apostólicos, su servicio infatigable y oculto, su caridad que no excluye a nadie? Y ¿qué decir de la fidelidad entusiasta de tantos sacerdotes que, a pesar de las dificultades e incomprensiones, perseveran en su vocación de “amigos de Cristo”, llamados personalmente, elegidos y enviados por Él? Todavía conservo en el corazón el recuerdo del primer párroco con el que co-mencé mi ministerio como joven sacerdote: fue para mí un ejemplo de entrega sin reservas al propio ministerio pastoral, llegando a morir cuando llevaba el viático a un enfermo grave. También repaso los innumerables hermanos que he conocido a lo largo de mi vida y últimamente en mis viajes pastorales a diversas naciones, com-prometidos generosamente en el ejercicio cotidiano de su ministerio sacerdotal. Pero la expresión utilizada por el Santo Cura de Ars evoca también la herida abierta en el Corazón de Cristo y la corona de espinas que lo circunda. Y así, pienso en las numerosas situaciones de sufrimiento que aquejan a muchos sacerdotes, por-

1 Así lo proclamó el Sumo Pontífice Pío XI en 1929. 2 “Le Sacerdoce, c'est l'amour du coeur de Jésus” (in Le curé d'Ars. Sa pensée − Son Coeur. Présentés par

l'Abbé Bernard Nodet, éd. Xavier Mappus, Foi Vivante 1966, p. 98). En adelante: NODET. La expre-sión aparece citada también en el Catecismo de la Iglesia católica, n. 1589.

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que participan de la experiencia humana del dolor en sus múltiples manifestaciones o por las incomprensiones de los destinatarios mismos de su ministerio: ¿Cómo no recordar tantos sacerdotes ofendidos en su dignidad, obstaculizados en su misión, a veces incluso perseguidos hasta ofrecer el supremo testimonio de la sangre? Sin embargo, también hay situaciones, nunca bastante deploradas, en las que la Iglesia misma sufre por la infidelidad de algunos de sus ministros. En estos casos, es el mundo el que sufre el escándalo y el abandono. Ante estas situaciones, lo más conveniente para la Iglesia no es tanto resaltar escrupulosamente las debilidades de sus ministros, cuanto renovar el reconocimiento gozoso de la grandeza del don de Dios, plasmado en espléndidas figuras de Pastores generosos, religiosos llenos de amor a Dios y a las almas, directores espirituales clarividentes y pacientes. En este sentido, la enseñanza y el ejemplo de san Juan María Vianney pueden ofrecer un punto de referencia significativo. El Cura de Ars era muy humilde, pero consciente de ser, como sacerdote, un inmenso don para su gente: “Un buen pastor, un pastor según el Corazón de Dios, es el tesoro más grande que el buen Dios puede conceder a una parroquia, y uno de los dones más preciosos de la misericordia divina”3. Habla-ba del sacerdocio como si no fuera posible llegar a percibir toda la grandeza del don y de la tarea confiados a una criatura humana: “¡Oh, qué grande es el sacerdote! Si se diese cuenta, moriría... Dios le obedece: pronuncia dos palabras y Nuestro Señor baja del cielo al oír su voz y se encierra en una pequeña hostia...”4. Explicando a sus fieles la importancia de los sacramentos decía: “Si desapareciese el sacramento del Orden, no tendríamos al Señor. ¿Quién lo ha puesto en el sagrario? El sacerdote. ¿Quién ha recibido vuestra alma apenas nacidos? El sacerdote. ¿Quién la nutre para que pueda terminar su peregrinación? El sacerdote. ¿Quién la preparará para comparecer ante Dios, lavándola por última vez en la sangre de Jesucristo? El sacerdote, siempre el sacerdote. Y si esta alma llegase a morir [a causa del pecado], ¿quién la resucitará y le dará el descanso y la paz? También el sacerdote... ¡Después de Dios, el sacerdote lo es todo!... Él mismo sólo lo entenderá en el cielo”5. Estas afirmaciones, nacidas del cora-zón sacerdotal del santo párroco, pueden parecer exageradas. Sin embargo, revelan la altísima consideración en que tenía el sacramento del sacerdocio. Parecía sobre-cogido por un inmenso sentido de la responsabilidad: “Si comprendiéramos bien lo que representa un sacerdote sobre la tierra, moriríamos: no de pavor, sino de amor... Sin el sacerdote, la muerte y la pasión de Nuestro Señor no servirían de nada. El sa-cerdote continúa la obra de la redención sobre la tierra... ¿De qué nos serviría una casa llena de oro si no hubiera nadie que nos abriera la puerta? El sacerdote tiene la llave de los tesoros del cielo: él es quien abre la puerta; es el administrador del buen Dios; el administrador de sus bienes... Dejad una parroquia veinte años sin sacerdote y adorarán a las bestias... El sacerdote no es sacerdote para sí mismo, sino para voso-tros”6.

3 Nodet, p. 101. 4 Ibíd., p. 97. 5 Ibíd., pp. 98-99. 6 Ibíd., pp. 98-100.

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Llegó a Ars, una pequeña aldea de 230 habitantes, advertido por el Obispo so-bre la precaria situación religiosa: “No hay mucho amor de Dios en esa parroquia; usted lo pondrá”. Bien sabía él que tendría que encarnar la presencia de Cristo dan-do testimonio de la ternura de la salvación: “Dios mío, concédeme la conversión de mi parroquia; acepto sufrir todo lo que quieras durante toda mi vida”. Con esta ora-ción comenzó su misión7. El Santo Cura de Ars se dedicó a la conversión de su pa-rroquia con todas sus fuerzas, insistiendo por encima de todo en la formación cris-tiana del pueblo que le había sido confiado. Queridos hermanos en el Sacerdocio, pidamos al Señor Jesús la gracia de aprender también nosotros el método pastoral de san Juan María Vianney. En pri-mer lugar, su total identificación con el propio ministerio. En Jesús, Persona y Mi-sión tienden a coincidir: toda su obra salvífica era y es expresión de su “Yo filial”, que está ante el Padre, desde toda la eternidad, en actitud de amorosa sumisión a su vo-luntad. De modo análogo y con toda humildad, también el sacerdote debe aspirar a esta identificación. Aunque no se puede olvidar que la eficacia sustancial del minis-terio no depende de la santidad del ministro, tampoco se puede dejar de lado la ex-traordinaria fecundidad que se deriva de la confluencia de la santidad objetiva del ministerio con la subjetiva del ministro. El Cura de Ars emprendió en seguida esta humilde y paciente tarea de armonizar su vida como ministro con la santidad del ministerio confiado, “viviendo” incluso materialmente en su Iglesia parroquial: “En cuanto llegó, consideró la Iglesia como su casa... Entraba en la Iglesia antes de la au-rora y no salía hasta después del Angelus de la tarde. Si alguno tenía necesidad de él, allí lo podía encontrar”, se lee en su primera biografía8. La devota exageración del piadoso hagiógrafo no nos debe hacer perder de vis-ta que el Santo Cura de Ars también supo “hacerse presente” en todo el territorio de su parroquia: visitaba sistemáticamente a los enfermos y a las familias; organizaba misiones populares y fiestas patronales; recogía y administraba dinero para sus obras de caridad y para las misiones; adornaba la iglesia y la dotaba de paramentos sacerdotales; se ocupaba de las niñas huérfanas de la “Providence” (un Instituto que fundó) y de sus formadoras; se interesaba por la educación de los niños; fundaba hermandades y llamaba a los laicos a colaborar con él. Su ejemplo me lleva a poner de relieve los ámbitos de colaboración en los que se debe dar cada vez más cabida a los laicos, con los que los presbíteros forman un único pueblo sacerdotal9 y entre los cuales, en virtud del sacerdocio ministerial, es-tán puestos “para llevar a todos a la unidad del amor: ‘amándose mutuamente con amor fraterno, rivalizando en la estima mutua’ (Rm 12,10)”10. En este contexto, hay que tener en cuenta la encarecida recomendación del Concilio Vaticano II a los

7 Ibíd., p. 183. 8 A. Monnin, Il Curato d'Ars. Vita di Gian-Battista-Maria Vianney, vol. I, Ed. Marietti, Torino 1870,

p. 122. 9 Cf. Lumen gentium, 10. 10 Presbyterorum ordinis, 9.

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presbíteros de “reconocer sinceramente y promover la dignidad de los laicos y la función que tienen como propia en la misión de la Iglesia... Deben escuchar de buena gana a los laicos, teniendo fraternalmente en cuenta sus deseos y reconociendo su experiencia y competencia en los diversos campos de la actividad humana, para po-der junto con ellos reconocer los signos de los tiempos”11. El Santo Cura de Ars enseñaba a sus parroquianos sobre todo con el testimo-nio de su vida. De su ejemplo aprendían los fieles a orar, acudiendo con gusto al sa-grario para hacer una visita a Jesús Eucaristía12. “No hay necesidad de hablar mucho para orar bien”, les enseñaba el Cura de Ars. “Sabemos que Jesús está allí, en el sa-grario: abrámosle nuestro corazón, alegrémonos de su presencia. Ésta es la mejor oración”13. Y les persuadía: “Venid a comulgar, hijos míos, venid donde Jesús. Venid a vivir de Él para poder vivir con Él...”14. “Es verdad que no sois dignos, pero lo necesi-táis”15. Dicha educación de los fieles en la presencia eucarística y en la comunión era parti-cularmente eficaz cuando lo veían celebrar el Santo Sacrificio de la Misa. Los que asistían decían que “no se podía encontrar una figura que expresase mejor la adora-ción... Contemplaba la hostia con amor”16. Les decía: “Todas las buenas obras juntas no son comparables al Sacrificio de la Misa, porque son obras de hombres, mientras la Santa Misa es obra de Dios”17. Estaba convencido de que todo el fervor en la vida de un sacerdote dependía de la Misa: “La causa de la relajación del sacerdote es que descuida la Misa. Dios mío, ¡qué pena el sacerdote que celebra como si estuviese haciendo algo ordinario!”18. Siempre que celebraba, tenía la costumbre de ofrecer también la propia vida como sacrificio: “¡Cómo aprovecha a un sacerdote ofrecerse a Dios en sacrificio todas las mañanas!”19. Esta identificación personal con el Sacrificio de la Cruz lo llevaba −con una sola moción interior− del altar al confesionario. Los sacerdotes no deberían resignar-se nunca a ver vacíos sus confesonarios ni limitarse a constatar la indiferencia de los fieles hacia este sacramento. En Francia, en tiempos del Santo Cura de Ars, la confe-sión no era ni más fácil ni más frecuente que en nuestros días, pues el vendaval revo-lucionario había arrasado desde hacía tiempo la práctica religiosa. Pero él intentó por todos los medios, en la predicación y con consejos persuasivos, que sus parro-quianos redescubriesen el significado y la belleza de la Penitencia sacramental, mos-

11 Ibid. 12 “La contemplación es mirada de fe, fijada en Jesús. ‘Yo le miro y él me mira’, decía a su santo

cura un campesino de Ars que oraba ante el Sagrario”: Catecismo de la Iglesia católica, n. 2715. 13 Nodet, p. 85. 14 Ibíd., p. 114. 15 Ibíd., p. 119. 16 A. Monnin, o.c., II, pp. 430 ss. 17 Nodet, p. 105. 18 Ibíd., p. 105. 19 Ibíd., p. 104.

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trándola como una íntima exigencia de la presencia eucarística. Supo iniciar así un “círculo virtuoso”. Con su prolongado estar ante el sagrario en la Iglesia, consiguió que los fieles comenzasen a imitarlo, yendo a visitar a Jesús, seguros de que allí encontra-rían también a su párroco, disponible para escucharlos y perdonarlos. Al final, una muchedumbre cada vez mayor de penitentes, provenientes de toda Francia, lo rete-nía en el confesionario hasta 16 horas al día. Se comentaba que Ars se había conver-tido en “el gran hospital de las almas”20. Su primer biógrafo afirma: “La gracia que conseguía [para que los pecadores se convirtiesen] era tan abundante que salía en su búsqueda sin dejarles un momento de tregua”21. En este mismo sentido, el Santo Cu-ra de Ars decía: “No es el pecador el que vuelve a Dios para pedirle perdón, sino Dios mismo quien va tras el pecador y lo hace volver a Él”22. “Este buen Salvador está tan lleno de amor que nos busca por todas partes”23. Todos los sacerdotes hemos de considerar como dirigidas personalmente a nosotros aquellas palabras que él ponía en boca de Jesús: “Encargaré a mis ministros que anuncien a los pecadores que estoy siempre dispuesto a recibirlos, que mi mise-ricordia es infinita”24. Los sacerdotes podemos aprender del Santo Cura de Ars no sólo una confianza infinita en el sacramento de la Penitencia, que nos impulse a po-nerlo en el centro de nuestras preocupaciones pastorales, sino también el método del “diálogo de salvación” que en él se debe entablar. El Cura de Ars se comportaba de manera diferente con cada penitente. Quien se acercaba a su confesionario con una necesidad profunda y humilde del perdón de Dios, encontraba en él palabras de ánimo para sumergirse en el “torrente de la divina misericordia” que arrastra todo con su fuerza. Y si alguno estaba afligido por su debilidad e inconstancia, con miedo a futuras recaídas, el Cura de Ars le revelaba el secreto de Dios con una expresión de una belleza conmovedora: “El buen Dios lo sabe todo. Antes incluso de que se lo confeséis, sabe ya que pecaréis nuevamente y sin embargo os perdona. ¡Qué grande es el amor de nuestro Dios que le lleva incluso a olvidar voluntariamente el futuro, con tal de perdonarnos!”25. A quien, en cambio, se acusaba de manera fría y casi indolente, le mostraba, con sus propias lágrimas, la evidencia seria y dolorosa de lo “abominable” de su actitud: “Lloro porque vosotros no lloráis”26, decía. “Si el Señor no fuese tan bueno... pero lo es. Hay que ser un bárbaro para comportarse de esta manera ante un Padre tan bueno”27. Provocaba el arrepentimiento en el corazón de los tibios, obli-gándoles a ver con sus propios ojos el sufrimiento de Dios por los pecados como “en-carnado” en el rostro del sacerdote que los confesaba. Si alguno manifestaba deseos y actitudes de una vida espiritual más profunda, le mostraba abiertamente las profun-

20 A. Monnin, o.c., II, p. 293. 21 Ibíd., II, p. 10. 22 Nodet, p. 128. 23 Ibíd., p. 50. 24 Ibíd., p. 131. 25 Ibíd., p. 130. 26 Ibíd., p. 27. 27 Ibíd., p. 139.

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didades del amor, explicándole la inefable belleza de vivir unidos a Dios y estar en su presencia: “Todo bajo los ojos de Dios, todo con Dios, todo para agradar a Dios... ¡Qué maravilla!”28. Y les enseñaba a orar: “Dios mío, concédeme la gracia de amarte tanto cuanto yo sea capaz”29. El Cura de Ars consiguió en su tiempo cambiar el corazón y la vida de muchas personas, porque fue capaz de hacerles sentir el amor misericordioso del Señor. Urge también en nuestro tiempo un anuncio y un testimonio similar de la verdad del Amor: Deus caritas est (1 Jn 4,8). Con la Palabra y con los Sacramentos de su Jesús, Juan María Vianney edificaba a su pueblo, aunque a veces se agitaba interiormente porque no se sentía a la altura, hasta el punto de pensar muchas veces en abandonar las responsabilidades del ministerio parroquial para el que se sentía indigno. Sin embargo, con un sentido de la obediencia ejemplar, permaneció siempre en su pues-to, porque lo consumía el celo apostólico por la salvación de las almas. Se entregaba totalmente a su propia vocación y misión con una ascesis severa: “La mayor desgra-cia para nosotros los párrocos −deploraba el Santo− es que el alma se endurezca”; con esto se refería al peligro de que el pastor se acostumbre al estado de pecado o indiferencia en que viven muchas de sus ovejas30. Dominaba su cuerpo con vigilias y ayunos para evitar que opusiera resistencia a su alma sacerdotal. Y se mortificaba voluntariamente en favor de las almas que le habían sido confiadas y para unirse a la expiación de tantos pecados oídos en confesión. A un hermano sacerdote, le expli-caba: “Le diré cuál es mi receta: doy a los pecadores una penitencia pequeña y el re-sto lo hago yo por ellos”31. Más allá de las penitencias concretas que el Cura de Ars hacía, el núcleo de su enseñanza sigue siendo en cualquier caso válido para todos: las almas cuestan la sangre de Cristo y el sacerdote no puede dedicarse a su salvación sin participar personalmente en el “alto precio” de la redención. En la actualidad, como en los tiempos difíciles del Cura de Ars, es preciso que los sacerdotes, con su vida y obras, se distingan por un vigoroso testimonio evangélico. Pablo VI ha observado oportunamente: “El hombre contemporáneo escucha más a gusto a los que dan testimonio que a los que enseñan, o si escucha a los que enseñan, es porque dan testimonio”32. Para que no nos quedemos existencialmente vacíos, comprometiendo con ello la eficacia de nuestro ministerio, debemos preguntarnos constantemente: “¿Estamos realmente impregnados por la palabra de Dios? ¿Es ella en verdad el alimento del que vivimos, más que lo que pueda ser el pan y las cosas de este mundo? ¿La conocemos verdaderamente? ¿La amamos? ¿Nos ocupamos inte-riormente de esta palabra hasta el punto de que realmente deja una impronta en nuestra vida y forma nuestro pensamiento?”33. Así como Jesús llamó a los Doce para

28 Ibíd., p. 28. 29 Ibíd., p. 77. 30 Ibíd., p. 102 31 Ibíd., p. 189. 32 Evangelii nuntiandi, 41. 33 Benedicto XVI, Homilía en la solemne Misa Crismal, 9 de abril de 2009.

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que estuvieran con Él (cf. Mc 3,14), y sólo después los mandó a predicar, también en nuestros días los sacerdotes están llamados a asimilar el “nuevo estilo de vida” que el Señor Jesús inauguró y que los Apóstoles hicieron suyo34. La identificación sin reservas con este “nuevo estilo de vida” caracterizó la de-dicación al ministerio del Cura de Ars. El Papa Juan XXIII en la Carta encíclica Sa-cerdotii nostri primordia, publicada en 1959, en el primer centenario de la muerte de san Juan María Vianney, presentaba su fisonomía ascética refiriéndose particularmente a los tres consejos evangélicos, considerados como necesarios también para los pres-bíteros: “Y, si para alcanzar esta santidad de vida, no se impone al sacerdote, en vir-tud del estado clerical, la práctica de los consejos evangélicos, ciertamente que a él, y a todos los discípulos del Señor, se le presenta como el camino real de la santifica-ción cristiana”35. El Cura de Ars supo vivir los “consejos evangélicos” de acuerdo a su condición de presbítero. En efecto, su pobreza no fue la de un religioso o un monje, sino la que se pide a un sacerdote: a pesar de manejar mucho dinero (ya que los pe-regrinos más pudientes se interesaban por sus obras de caridad), era consciente de que todo era para su iglesia, sus pobres, sus huérfanos, sus niñas de la “Providence”36, sus familias más necesitadas. Por eso “era rico para dar a los otros y era muy pobre para sí mismo”37. Y explicaba: “Mi secreto es simple: dar todo y no conservar nada”38. Cuando se encontraba con las manos vacías, decía contento a los pobres que le pedí-an: “Hoy soy pobre como vosotros, soy uno de vosotros”39. Así, al final de su vida, pudo decir con absoluta serenidad: “No tengo nada... Ahora el buen Dios me puede llamar cuando quiera”40. También su castidad era la que se pide a un sacerdote para su ministerio. Se puede decir que era la castidad que conviene a quien debe tocar habitualmente con sus manos la Eucaristía y contemplarla con todo su corazón arrebatado y con el mismo entusiasmo la distribuye a sus fieles. Decían de él que “la castidad brillaba en su mirada”, y los fieles se daban cuenta cuando clavaba la mira-da en el sagrario con los ojos de un enamorado41. También la obediencia de san Juan María Vianney quedó plasmada totalmente en la entrega abnegada a las exigencias cotidianas de su ministerio. Se sabe cuánto le atormentaba no sentirse idóneo para el ministerio parroquial y su deseo de retirarse “a llorar su pobre vida, en soledad”42. Sólo la obediencia y la pasión por las almas conseguían convencerlo para seguir en

34 Cf. Benedicto XVI, Discurso a los participantes en la Asamblea plenaria de la Congregación para el Cle-

ro, 16 de marzo de 2009. 35 P. I. 36 Nombre que dio a la casa para la acogida y educación de 60 niñas abandonadas. Fue capaz

de todo con tal de mantenerla: “J'ai fait tous les commerces imaginables”, decía sonriendo (Nodet, p. 214). 37 Nodet, p. 216. 38 Ibíd., p. 215. 39 Ibíd., p. 216. 40 Ibíd., p. 214. 41 Cf. Ibíd., p. 212. 42 Cf. Ibíd., pp. 82-84; 102-103.

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su puesto. A los fieles y a sí mismo explicaba: “No hay dos maneras buenas de servir a Dios. Hay una sola: servirlo como Él quiere ser servido”43. Consideraba que la regla de oro para una vida obediente era: “Hacer sólo aquello que puede ser ofrecido al buen Dios”44. En el contexto de la espiritualidad apoyada en la práctica de los consejos evan-gélicos, me complace invitar particularmente a los sacerdotes, en este Año dedicado a ellos, a percibir la nueva primavera que el Espíritu está suscitando en nuestros días en la Iglesia, a la que los Movimientos eclesiales y las nuevas Comunidades han con-tribuido positivamente. “El Espíritu es multiforme en sus dones... Él sopla donde quiere. Lo hace de modo inesperado, en lugares inesperados y en formas nunca antes imaginadas... Él quiere vuestra multiformidad y os quiere para el único Cuerpo”45. A este propósito vale la indicación del Decreto Presbyterorum ordinis: “Examinando los espíritus para ver si son de Dios, [los presbíteros] han de descubrir mediante el sen-tido de la fe los múltiples carismas de los laicos, tanto los humildes como los más altos, reconocerlos con alegría y fomentarlos con empeño”46. Dichos dones, que lle-van a muchos a una vida espiritual más elevada, pueden hacer bien no sólo a los fie-les laicos sino también a los ministros mismos. La comunión entre ministros orde-nados y carismas “puede impulsar un renovado compromiso de la Iglesia en el anun-cio y en el testimonio del Evangelio de la esperanza y de la caridad en todos los rin-cones del mundo”47. Quisiera añadir además, en línea con la Exhortación apostólica Pastores dabo vobis del Papa Juan Pablo II, que el ministerio ordenado tiene una radi-cal “forma comunitaria” y sólo puede ser desempeñado en la comunión de los presbíte-ros con su Obispo48. Es necesario que esta comunión entre los sacerdotes y con el propio Obispo, basada en el sacramento del Orden y manifestada en la concelebra-ción eucarística, se traduzca en diversas formas concretas de fraternidad sacerdotal efectiva y afectiva49. Sólo así los sacerdotes sabrán vivir en plenitud el don del celi-bato y serán capaces de hacer florecer comunidades cristianas en las cuales se repi-tan los prodigios de la primera predicación del Evangelio. El Año Paulino que está por concluir orienta nuestro pensamiento también hacia el Apóstol de los gentiles, en quien podemos ver un espléndido modelo sacer-dotal, totalmente “entregado” a su ministerio. “Nos apremia el amor de Cristo −es-cribía−, al considerar que, si uno murió por todos, todos murieron” (2 Co 5,14). Y añadía: “Cristo murió por todos, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino pa-

43 Ibíd., p. 75. 44 Ibíd., p. 76. 45 Benedicto XVI, Homilía en la celebración de las primeras vísperas en la vigilia de Pentecostés, 3 de ju-

nio de 2006. 46 N. 9. 47 Benedicto XVI, Discurso a un grupo de Obispos amigos del Movimiento de los Focolares y a otro de ami-

gos de la Comunidad de San Egidio, 8 de febrero de 2007. 48 Cf. n. 17. 49 Cf. Juan Pablo II, Exhort. ap. Pastores dabo vobis, 74.

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ra el que murió y resucitó por ellos” (2 Co 5,15). ¿Qué mejor programa se podría pro-poner a un sacerdote que quiera avanzar en el camino de la perfección cristiana? Queridos sacerdotes, la celebración del 150 aniversario de la muerte de San Juan María Vianney (1859) viene inmediatamente después de las celebraciones ape-nas concluidas del 150 aniversario de las apariciones de Lourdes (1858). Ya en 1959, el Beato Papa Juan XXIII había hecho notar: “Poco antes de que el Cura de Ars ter-minase su carrera tan llena de méritos, la Virgen Inmaculada se había aparecido en otra región de Francia a una joven humilde y pura, para comunicarle un mensaje de oración y de penitencia, cuya inmensa resonancia espiritual es bien conocida desde hace un siglo. En realidad, la vida de este sacerdote cuya memoria celebramos, era anticipadamente una viva ilustración de las grandes verdades sobrenaturales ense-ñadas a la vidente de Massabielle. Él mismo sentía una devoción vivísima hacia la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen; él, que ya en 1836 había consagrado su parroquia a María concebida sin pecado, y que con tanta fe y alegría había de aco-ger la definición dogmática de 1854”50. El Santo Cura de Ars recordaba siempre a sus fieles que “Jesucristo, cuando nos dio todo lo que nos podía dar, quiso hacernos herederos de lo más precioso que tenía, es decir de su Santa Madre”51. Confío este Año Sacerdotal a la Santísima Virgen María, pidiéndole que susci-te en cada presbítero un generoso y renovado impulso de los ideales de total dona-ción a Cristo y a la Iglesia que inspiraron el pensamiento y la tarea del Santo Cura de Ars. Con su ferviente vida de oración y su apasionado amor a Jesús crucificado, Juan María Vianney alimentó su entrega cotidiana sin reservas a Dios y a la Iglesia. Que su ejemplo fomente en los sacerdotes el testimonio de unidad con el Obispo, entre ellos y con los laicos, tan necesario hoy como siempre. A pesar del mal que hay en el mundo, conservan siempre su actualidad las palabras de Cristo a sus discípulos en el Cenáculo: “En el mundo tendréis luchas; pero tened valor: yo he vencido al mundo” (Jn 16,33). La fe en el Maestro divino nos da la fuerza para mirar con confianza el futuro. Queridos sacerdotes, Cristo cuenta con vosotros. A ejemplo del Santo Cura de Ars, dejaos conquistar por Él y seréis también vosotros, en el mundo de hoy, men-sajeros de esperanza, reconciliación y paz. Con mi bendición,

BENEDICTUS PP. XVI

Ciudad del Vaticano, 16 de junio de 2009

50 Carta enc. Sacerdotii nostri primordia, P. III 51 Nodet, p. 244.