I,A PESTE DEL GASTAÑO AMERICANU...fermedad en el castaño chino, Castanea mollíssima, con lo cual...

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XX I,A PESTE DEL GASTAÑO AMERICANU Otra plaga más temible aun que «la tinta» de nuestro casta- ño ha surgido a principio de siglo en Norteamérica, diezmando sus castañares más importante. Esta enfermedad, causada por el hongo microscópico Endothia parasitica ( Murr.) P.J. et H. W. Anderson, es conocida comúnmente en aquel país con el nambre de «Chesnut blight», «peste del castaño». Ha recibido también las denominaciones de «cáncer o chancro del castaño» y enfer- medad de la corteza del castaño, ccChesnut bark disease», que es la más apropiada, o simplemente enfermedad del «chancro ame- ricano», como se la distingue comúnmente en Europa. HISTORIA DE SU PROPAGACIÓN. Esta enfermedad fué observada por primera vez en el Par- que Zoológico de Nueva York en 1904. Es probable que existie- ra en los Estados L'nidas antes de este descubrimiento y segura- mente con varioa centros de infección, dada la rapidez con que se propagó seguidamente por la tan dilatada área en que se re- parte el C. dentata. Desde el foco de infección más antiguo de Nueva York, pron- to se extendió la «peste» por New England, pero six difusicín más rápida se observó que seguía la dirección S.O., corriendo a lo lar- Ro de las montañas de Blue Ridge y de los montes Allegheny. En 1908 se presentó, ya en forma aguda, en el norte de Massa- chusetts, al oeste de Pensylvania, al sur de New Jersey y asi-

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XX

I,A PESTE DEL GASTAÑO AMERICANU

Otra plaga más temible aun que «la tinta» de nuestro casta-ño ha surgido a principio de siglo en Norteamérica, diezmandosus castañares más importante. Esta enfermedad, causada por elhongo microscópico Endothia parasitica ( Murr.) P.J. et H. W.Anderson, es conocida comúnmente en aquel país con el nambrede «Chesnut blight», «peste del castaño». Ha recibido tambiénlas denominaciones de «cáncer o chancro del castaño» y enfer-medad de la corteza del castaño, ccChesnut bark disease», que esla más apropiada, o simplemente enfermedad del «chancro ame-ricano», como se la distingue comúnmente en Europa.

HISTORIA DE SU PROPAGACIÓN.

Esta enfermedad fué observada por primera vez en el Par-que Zoológico de Nueva York en 1904. Es probable que existie-ra en los Estados L'nidas antes de este descubrimiento y segura-mente con varioa centros de infección, dada la rapidez con quese propagó seguidamente por la tan dilatada área en que se re-parte el C. dentata.

Desde el foco de infección más antiguo de Nueva York, pron-to se extendió la «peste» por New England, pero six difusicín másrápida se observó que seguía la dirección S.O., corriendo a lo lar-Ro de las montañas de Blue Ridge y de los montes Allegheny.En 1908 se presentó, ya en forma aguda, en el norte de Massa-chusetts, al oeste de Pensylvania, al sur de New Jersey y asi-

272 JOSE ELORRIETA Y AR7'A"LA

Ao.^► r cv+v^m )A^v aé drshr'br^riá^ qaoq^ir^v oty a^cs^báo^ C. ofo^itb/a.

%r^os a^ pa•tr^%s oreJSO d&17 ^ or cb,tl^í^o^t inusYku:

Límiks ,oaroreĉeAros ^ ^as raoas a^cnnbs.

t^a^o ob w^bc^ ^spa+ádica dd arsMño

Propagación de la peste producida por !a E. ^ara:^itica en los castaños deEE. UU. de América.

mismo sé descubrieron importantes focos de infección en Dela-waXe, Mar,ylañd y Virginia. A partir de entonces se propagó conenorine rapidez y virulencia, calculándosé qué la velocidad depropagación a trávés del Estado de Virginia en dirección sur fuéde 40 kms. por año,, quedando infeccionada el 80'% del área de

Curioso in^erto obteniclo en el roivero f^orestal cle Miraflores de la Sierra

de C. sativa sohrc patrcía Aesculus Hip^ocastanum. Se pue^e a^reciar la

buena sol^lndura lok^radu a lu altura de la nuinitn cle la uiria.

Bolsas protectnras ^+nra la bihridación en cursu dc C. sativa x C. mollis-

sima, cn l_an^ar^ín.

Parcela de C. mollis-

sima, de z3 uiins, 9ue

eon^ienNa a ^ructi^iear

en `UiNcaya.

F.^eneplar ^le C. crenata de

hurn porte y ^rutn ^;rande,

de ^a5 uiios de edad. Viz.ca yu.

A la i,:,yuierda, un tulln de castario arucricuno atacudo por la nl+estcu, ntostrando las l+ústulas

fructí£eras dc la E. parasitica. A la derecha, castuños amcricanns en`crmos, con ^.ch.ancrns•

de bordes hurrdidns y levanta^lns, respectizamcnte.

(1)s "Chrstnut,ldli^ht in ihe $or,^ñern Ap^á acóianr!' por C i. f. Ciraoarr y R. 1', .41ar.hul'^.

A la i::.quiercia, v^ístu^o jovae cott un «ebatt-

crou ert ^^orvnación y rama coa tut rcebattcro•

i•iejo. A la dereclia, micelio eu ábanieo, hlanen-

antarilln, de la E. ^arasitica: est^^s abanieos

se descubrett al levarttar la cortctia at^1eada ^^

ct^nstituyen la prueba ntás evidente ^le la

presencia ^lel l^nn^;o.

fDa "Chotnut ólight in Thc Southcrn

Appalachians", pnr (i. f. (iracatt y

N. P. ^^lurs6al11.

Her^rioso e^emplar áe C. crenata de a^ aiios dc e^lad^ sito eri Viticai^a.

flíbriJu áe C. sativa x C.

mollissima de S nteses, obte-

nian en Lan^artia.

Parcela de C. mollissima

co^a cjemLlares de copa ba^u,

re^londeada, de zs aitus, sita

e^L vi^^aya.

EL CAS'rAÑO EN ESPAÑA 273

sus castañares. En la aótualidád se puede decir que el área - na-tural del castaño, C. dentata, ha sido invadida en . su totalidad,por la Erulothia paiaŝitica, considerándose completamente arrui- ;nada su explotación comerciaL

De la mortandad causáda pór. este • temible hongo eri los cas-:tañares de los Estados Uriidós en' tari breve tiémpo-esĉa^ámente.medio siglo-, nos podemos dar cuenta al saber que," sólo en los-Apalaches meridionales, el área diezmada comprend'e más de lfimillones de hectáreas ^de ŝu.s bosques de -frondosas, en los que elcastaño representaba del 20 al 30% de sus existencias. ^:on. elgráfico que reproduĉ imoŝ , de una publicación de Clapper y Gra-vat ( I943), se puede ^formar clara idea de la vertiginosa progre=,sión de esta epidemia en los castañares del Occidente de Norte-américa.

Desgraciadaménte para Europa, el temible y microscópico pa-rásito ha logrado atravesar el Atlántico y está dando ya muestrasde su peligrosa actividad destructora en los castañares de Italia.

Fué en lyi8 cuando se descubrió por primera vez en Italia;en algunos puntos de la provincia de Génova y seguidsmente enla provincia de Udine. De entonces aquí la enfermedad se ha di-fundido con rapidez, invadiendo casi toda la provincia de Gé-nova y la de 5aboya,: así ĉomo parte de -la ^ de ; Alejandría y unaextensa zona de la de Aveilino. 1VIás recientemente sP ha señaladotambién su aparición en la provincia de Frosinone; sobre los Ape-ninos Pistoieses, en Cutigliano y en Veroli. De estos focos, el másirriportarite es el de Génova y la extensión de los castañares ata-cados pasa de 12.OOU Ha.

^ En T948 ha sido confirmada experimentalmente la identidadde la estirpe.del parásito aisládo en Italia con la ŝ .de Asia y Nor-teámérica. Al efecto, la estirpe recogida en Pontenizza, Pavía, ycultivada en el laboratorio ĉriptogámiĉo regional por Dinno Picco,fué enviada a lós Estados Uñidos al Profesor G. F. Gravatt ($elts-ville, Máryland), quien al cónfrontarla con las estirpes de Asiay Américá afirmá presenta idénfico ŝ aspeĉtos morfológicos y decultivó, ^eriteramente típicos, tanto en el desarrollo de los picni-d^iós cómo en la formación de.'las picnosporas. No se ha observa-do ^ todavía en cultivo la formación de ascosporas.

ts

JOSÉ ELORNI£TA Y ARTAZA

Fuera de Italia no fué señalada en Europa esta enfermedaddeI castaño, porque aunque se anunció había sido descubierta enFortugal, felizmente no resultó cierta la noticia, y de Francia notenemos más información concreta que la dada a conocer por La-porte en la pá^. fŝ4 de Bull. Soc. Agr. Aude (1925), donde se afir-^pa eaiste la Endothia parasitica localizada sobre los injertos de lasvariedades de Tamba, y que en aquella época el patrón de Shi-baguri resistía perfectamente a la infección.

Por lo que se refiere a España no había sido natada su pre-sencia, pero, recientemente, en la visita que en 19^7 hicimos conlos Profesores italianos Aldo Pavari y A. Biraghi a las parcelasde experimentación de castaños asiáticos de Vizcaya y, Guipúz-coa, observamos por primera vez, en ejemplares de Tamba y Shi-ba, el «chancro» característico de la «peste americana» y la for-ma micelial en abanico del hongo productor de la en.fermedad.Recbgidas con sumo cuidado muestras de las porciones enfer•mas de los castaños atacados, y estudiados sus cultivos eri los La•boratorios del Instituto Forestal por nuestro compañera el micó-logo D. losé Benito Martínez, y en Roma por el 1'rofesor de Pa-tolo^ía A. Biraghi, se incliñan ambos a creer se trata efectiva-rnente de la E. parasitica, aunque se presenta en forma fisiológi-ca de patogeneidad más débil que la italiana y con mayor razón quela americana. Antes de pasar adelante, debemos hacer notar quecon anterioridad ya fué señalada en la península Ibérica la pre-sencia de espeeies del ^énero Endothia sobre las Cupulíferas:E. gyrosa Fuck var. rostelluta Sacc. en raíces mizertas de C. Sa-tiva ( año 1881), sobre madera de Quercus ( año 1888) en Por-tugal y sobre tallos de Q. sessili f lora ( año 191$) en España yE. f luens ( Sow.) Shear et Setv. sobre corteza de Q. robur ( año197.5) en Portugal; pero estos ataques carecían de importancia.Más recientemente, en plantaciones de castaños japoneses, var.Tamba, del Sur de Galicia, fueron observadas lesiones en sus ta-Ilo^s, principalmente en las partes bajas, que fueron estudiadas enla Estación de Fitopatología de La Coruña por el Ingeniero Agró-namo D. Juan Sardiña, quíen atríbuye la enfermedad a las es-pecies E. radicalis ( Schw.) Fr. y E. gyrosa Sacc., pero no ha sidodescubierto el micelio en abanico, característico de la E. parasi-

EL CASTAÑO EN ESPAÑA Ĝ7S

tica en las porciones enfermas ni en los cultivos de los hongosparásitos aislados.

Hasta el presente, en España la apeste» no se ha presentadomás que en ejemplares japoneses aislados y en sólo un castañacomún, que se conservaba como testigo en la parcela de experi-mentación de castaños orientales sita en Galdácano, y no se haobservado ataque alguno en los castañares indígenas de las re-giones del norte de España, pudiendo considerarse de momentoconjurado el peligro de la invasión, porque han . sido destruídos ^todos los castaños ata,cados. No obstante, conviene permanecer aler-tas y vigilantes en evitación de su propagación epidémica, a laque no podría oponerse una barrera eficaz, como se ha visto enlos Estados Unidos, donde, a pesar de todos los medios puestos enacción, fracasaron en su lucha con este hongo microscópico queha devastado entera la dilatada área del C. dentata, el castaño fo-restal más importante de América.

ORIGEN.

En los primeros años se discutió mucho en América el arigende esta enfermedad, opinando unos patólogos que el hongo pará-sito era un organismo nativo de la misma América que había ad-quirido repentinamente una forma virulenta, originada por el de-bilitamiento de la planta huésped, provocada, sea por circunstan-cias climatológicas desfavorables, sea por la ruptura del equili-brio biológico que llevaron consigo las talas desmesuradas delos bosques caducifolios del Occidente, o quizá también porquelas variaciones meteorológicas experimentadas en el Castanetumamericano, habían favorecido extraordinariamente el desarrollo dela Endothia. Pero había otro grupo de patólogos que disentía deesta opinión y creía que lo^ gérrnenes de la enfermedad habíansido introducidos de países extranjeros y, probablemente, del Ja-pón, con semillas y productos importados de este país. Los prime-ros se apoyaban en la existencia efectiva de otros hongos del gé-nero Endothia sobre castaños americanos, robles y otras frondo-sas, que no habían podido ser debidamente distinguidos entonces

276 JOSÉ ELORRIETA Y ARTAZA

de la F.. parasiticá, aunque esta última sea la única parásita ac-tiva conocida del género.

Pero en 1913 descubrió Meyer el hongo productor de la en-fermedad en el castaño chino, Castanea mollíssima, con lo cualla discusión la dieron por resuelta los americanos, siendo considerada desde entonces la E. parasitica como un hongo parásitode Asia introducido en América.

Sin ernbargo, se nos ha de permitir que dudemos de ello, yaque al estudiar la copiosa información de la enfermedad de «latinta», hemos podido observar la patogeneidad tan diversa de lasformas fisiológicas de la Phytophthora cambivora que se han su-cedido en el transcurso de los siglos, y, contra'el sentir general,hemos adquirido el convencimiento de que sus gérmenes existíanya de muy antiguo en Europa.

El hecho del descubrimiento de la E. parasítica en los cas-tañares de China, con sus «chancros» curados que delataban suantigúedad, no es suficiente para nuestro convencimiento, así corrlotampoco la invasión acelerada de Norte a Sur de los castañaresde América.

Aun prescindiendo de las otras especies del género Enclothia,cuya presencia, como hemos dicho, ha sido demostrada en losbosques caducifolios de Norteamérica, se sabe hoy que la E. pa-rasitica se desarralla como hongo saprófito en diversas especiesforestales americanas: robles, arce rojo (A. rubrum.), Hicoriaovata, Rhus hirta, etc., habiéndose dernostrado en las inoculacio-nes artificiales practicadas, que estse hongo es tambié,n parásito,aunque en grado limitado, en varias especies de robles america-nos, así como sobre la Rhus hirta ; pero, generalmente, en esto3casos de parasitismo no obra con la virulencia que demuestra so-bre el castaño. No obstante, se vienen observando recientementeen el área natural del Q. stellata serios daños causados por laE. parasitir,a, y también, aunque en forma esporádica, en la delQ. montana, sobre cuyos brotes y ramas se han descubierto lostípicos «chancros».

El castaño chino, C. mollissima, venía siendo cultivado por susfrutoa. desde los más remotos tiempos y se han observado en los^rnismos «chancros» curados, los cuidados y atenciones que dra-

EL CASTAÑO EPI ESPAÑA Ĝ27

de muy antiguo los chinos han prestado a este árbol, pero, encambio, el castaño americano es una especie forestal cuya ex-plotación---sus aprovechamientos maderables y de cortezas táni•cas-es todavía reciente. En estas circunstancias, teniendo en cuen-ta la inmensa extensión de bosques que comprende la Climax derobles y castaños del occidente de América, ^no es posible exis-tiera la E. parasitica en esas formas nada peligrosas, eomo la delos robles, antes de que comenzara su explotación y se rompierael equilibrio biológico de aquellas masas forestales?

^J' INTO^ATOLOGÍA.

Los primeros síntomas del ataque de esta eníermedad, que pue-den distinguirse a distancia, son las hojas amarillentas o pardsi delas ramas muertas, acompañadas a veces de los erizos secos, quese destacan entre el follaje verde del resto de la copa del castañn.Estas hojas y frutos secos continúan sin desprenderse del árboftodo el invierno e incluso la primavera siguiente, si antes un gol-pe de viento no ha provocado su caída. Cuando una rama ataca^3amuere al principio de la primavera, sus hojas adquieren un t^^-maño reducido; pero si sobrevive más tiempo, llegan a tener sn ta-maño natural antes de secarse.

A1 examinar de cerca un tronco muerto, se distingue un «chan-cro» situado en la porción inferior, debajo de las ramas secas, y confrecuencia se observan brotes chupones vivos debajo de Ia lesión.

Cuando la infección es reciente, en los tallos jóvenes de creci•miento vigoroso y corteza lisa se distinguen «chancrosu de menostiempo, cuya superficie es de color amarillo oscuro que contrastacon el color gris verdoso de la corteza normal. Los bordes de estos«chancros» están ligeramente levantados y a veces dan la impre-sión de estar empapados en agua.

En troncos mayores o de crecimiento más lento, pero de cor•teza lisa, las infecciones nuevas no son tan visibles y el «chancronpuede ser hinchado o deprimido y hasta presentar ambas condi-ciones. Cuando la corteza y el cambium mueren con rapidez, seobserva entonces una porción hundida de la corteza, cuya super-

A

dOSÉ ELORRIETA Y ARTAZA

ficie es lisa ; pera si el cambium tarda en morir, se forman del^a jode la superficie infectada nuevas capas de corteza, que provocannna hinchazón con numerosas hendiduras longitudinales.

En todos los easos, sobre la corteza enferma se desarrollan enabundancia pústulas fructíferas, bien sea después que el «chan-cro» en su desarrollo haya efectuado el cerco completo del tallo,en el caso de los árboles jóvenes, o mucho antes de que el vásta-go sea circundado, si se trata de troncos y ramas mayores.

Estas fructificaciones atraviesan la corteza del castaño a cier-ta distancia del borde exterior del «chancro» y surgen en forma depústulas amarillas, anaranjadas o de color rojo pardo y del ta-maño de una cabeza de alfiler.

En los días húmedos, algunas pústulas pueden expeler zar^;ill^slargos y retorcidos ( cirros), que son viscosos y de color amarilloclaro al principio, pero al desecarse después se hacen duros, que-liradizos y de color más oscuro.

EiI los troncos viejos, de corteza gruesa y agrietada, puede elhongo desarrollarse considerablemente antes de que se note su pre-sencia en las primeras etapas de la infección, pero al final delproceso se forman unas hendiduras longitudinales, que dejan aldescubierto la corteza interna de color de cuero amarillo pardo,que se diferencia de la coloración de la corteza sana. Las pústulasfructíferas se presentan, en este caso, en las hendiduras de la cor-teza gruesa.

Lñ síntoma de los más característicos de la E. parasitica loconstituye el micelio qlle se desarrolla en la corteza interior y queIlega a menudo hasta el mismo cambium. Este micelio es de colorleonado y presenta unas superficies planas en forma de abanico,muy características, que se pueden observar al desprender en lá-rninas la corteza, cuidadosamente, con una cuchilla bien afilada.

El ataque de la E. parasitica termina, cuando el «chancro» ensu desarrollo rodea por completo al tronco, matando así las porcio-nes áreas superiores del castaño. En general, se precisan de unoa diez años y, por término medio, de tres a cuatro para que muerael castaño atacado. Como la infección puede tener lugar a un tiem-, po, como hemos dicho, en las ramas y tronco, se concibe sea más.rápida la muerte del árbol cuando los puntos de infección son nu-

EL CASTAIVO EN ESPAÑA 2Tg

merosos, así como cuando los «chancros» del tronco, por su prp^

ximidad, se #usionan y circundan antes al fuate. En el casa de in-feeciones aialadas es mayor la reaister^cia del casttaño y tarda ^en morir.

ETIOLOGÍA.

La <dpeste» del castaño americano es producida por un hongomicroscópico que en 1906 f ué designado con el nombre de Diapar-th.e parasiiica por Murrill ; Rehm 1a denominó Yalsonectria po-rasitica a causa de sus estromas con pústulas fructíferas de brillazrte eolor elaro ; pero este nombre no fué admitido por los Micólo-gos americanos, y ñnalmente, en 1912, se aceptó universalmente ladenominación de Endothia parasitica, que dió Anderaon a este t^r^ible ascomiceto.

La infección se verifica en las porciones aéreas del castaño,fustes y ramas, cualquiera que sea su edad y desarrollo. Las ho-jas, yemas de un aiio y los amentos florales no son infectados; perolo pueden eer los frutos.

lnician la infección las picnidio-esporas y las ascosporas, que,al germinar y desarrollarse en hifas, penetran en el interior de Iaoorteza del eastaño, aprovechanda cualquier herida, ya que son in-oapaces de atravesar la corteza sana, y esto hace suponer que seanlos insectos y pájaros los agentes de difusión más importantes dela «peste», al transportar las esporas y producir heridas que fa-cilitan la infección.

Transcurridas de tres a cinco semanas después de producida lainfección, se manifiestan los primeros síntomas del «chancro» delcastaño, desarrollándose e1 micelio principalmente en la cortezainterna y en el cambium. En menor grado puede propagarse tam-bién en las capas interiores de la albura. En casos excepcionalexla infección permanece estacionaria varios mesea, hasta que re-pentinamente se pone en acción.

El avance del hongo parásito a través de la corteza viva se rea-liea por la acción conjunta de láminas de micelio en forma de aba-nieo e hifas individuales ; en cambio, al atravesar los anillos ex-teriores de la albura, lo hacen exclusivamente las hifas individua-

ZHU JOSÉ ELORRIETA Y ARTAZA

les, que avanzan según las radios medulares para extenderse porlos demás tejidos, pero sin perjudicar a las condiciones mecáni-cas de la madera, ya que puede utilizarse en sus comunes aplica-ciones comerciales, aun después de atacada, si se aprovecha el cas-ta.ño muerto anies de que otros saprófitos y los insectos hagan pre-sa en su madera.

El crecimiento del micelio ^e ve favorecido por la tempera-tura y son los meses de verano cuando más activo se manífiesta ensu desarrolIo, paralizándose su acción en los meses más fríos, aun--que en los períodos más templados del invierno puedé manifestartambién su actividad. Parece ser que las lluvias no ínfluyen ensu crecimíento, aunque favorecen la infección.

Se ha medido el avance anual del micelio en torno al vásta^oinfectado en las diversas regiones atacadas de los Estados Unidos,observándose que aumentaba de NortE a Sur, desde 14 centime-tros en New Hampshire hasta 25 centímetros en Virginia, notándo-se que, en zonas de la misma latitud, decrecía su desarrollo aI as-cender de situaciones bajas a elevadas.

En la rapidez de desarrollo del micelio, se ha observado queno influyen aparentemente ni la edad del castaño ni el diámetro deItallo. Así que suponiendo en el micelio un crecimiento medio anualde 16 cros., se precisarían seis años para que el micelio circun-dara y matara árboles de 30 cros. de diámetro. Claro está que pue-de ser acelerada Ia muerte del castaño, euando se verifica la fusiónde varios c<chancros» que rodean al tronco O bien cuandu son ata-cados a la ve7 las ramas de la copa y el fuste. Así se han dadocasos, en que han muerto los castaños al año de haberse observadolos primeros ataques.

Las ba ĵas temperaturas invernales no de ŝtruyen la vitalidaddel mic.elio, ya que en cultivos helados, practicados durante el es-pacío de un mes, no ha sido aquélla afectada, reanudando el mice-lio su desarrollo normal una vez expuesto a una temperatura con-veniente. Resiste también la desecación y se mantíene vívo, aun enla corteza seca, durante el espacio de diez meses, si se le conserva•a la temperatura normal y con humedad suficiente. A pesar de queel ácido tánico se manifiesta tan tóxico para los micelíos de mu--Chos hongos, no impíde el desarrollo de Ia E. parasítica el alto con--tei7ido en tanino de la corteza del castaño americano. '

EL CASTAÑO EN ESPAÑA 2óZ

Como se sabe, este génera de hongos tiene dos clases de fructi-ficación: picnidios y peritecas.

Los picnídios de la E. parasitica pueden formarse en todotiempo, Normalmente, se presentan un mes después de ocurrida lainfección, atravesando la corteza cancerosa en forma de peque-ñas pústulas, casi esféricas, de color amarillento o anaranjado ydel tamaño aproximado de .una cabeza de alfiler. Cada picnidiocontiene una cavidad lobulada ^evestida con hifas verticales, cuyosextremos llevan las picnospor'ás (espórulas o conidios). Esta ca-vidad se llena pronto de espórulas que se aglomeran en una sus-tancia mucilaginosa hasta que, rompiéndose la pared interna, sa-len al exterior.

Como los picnidioŝ pueden formarse en cualquier ^poca delaño, no cesa la producción de sus esporas, y lo mismo en veranoque en invierno puede ser muy abundante. Por la índole viscosade estas picnosporas se concibe las lleven en gran cantidad los pá-jaros e insectos, y se cree que las infecciones locales muy distan-ciadas de los focos centrales han sido originadas de este modo.

Las espórulas de la E, parasitica son unicelulares, hialinas, deforma cilíndrica, rectas o ligeramente encorvadas, 3- 5=1,5 -- 2 µ, y pueden conservar su vitalidad desde quince días a tresmeses, según las condíciones deI ambiente.

Durante los perfodos húmedos, al desarrollarse algunos picni-dios, se deslizan unos rosarios de conidios que adquieren la for-ma de zarcillos largos y retorcidos, de color amarillento o anaran•jado, que son viscosos al principio, y al ser arrastrados por la llu-via pueden provocar en las porciones inferiores de los troncos yramas nuevas infecciones.

Con el transcurso deI tiernpo los picnidios pueden transformar-se"en estromas, con pústulas peritécicas, siempre que no se sucedanestaciones secas que lo impidan. Cada estroma puede contener va-rias peritecas, por término medio de 15 a 30, profundamente em-butidas y que aparentan ser unos frascos de cuello largo, cuyosextremos superiores se abren en la superficie exterior como pun-titos negros en relieve que resaltan en la masa anaranjada délestroma.

Las ascas son oblongas o de forma de maza ancha, 30 - 60 == 7- 9 w, revistiendo al principio las paredes interiores de la

ZH2 J09É ELORRIE?A Y ARTAZA

periteca, pero después se desprenden y van acumulándoae en elfondo de, la cavidad, hasta que, obligadamente, inician una trasotra áu marcha a la lar^o del cuello y cuando aaoma al exteriorla punta de un as^a, explota, diaeminando en el aire sus asoospo-rsa tjolalds { esporidios), que son hialinas y mueho más grandes( 8-•-- 9^ 4-^-- 4,1^i u ►) q^te las picnosporas.

La expulsión empieza. con ías primeras lluvias calientes en pri-mavera, alcanza su máximo en verano y disminuye en otoño, paracesar durante los meses de más frío.

Como se ve, las pústulas peritécicas pueden descargar vigoro-samente las aseosporas dllrante dos estaciones sucesivas del año,pero en lo cultivos de laboratorio se ha logrado la expulsión dia-ria durante raás de cinco meses.

Las ascospor{as (esporidios), pierden su vitalidad antes que losconidios, por lo que pudiera creerae que son menos vigorosas,pt^ro como, en cambio, reallzan su diseminación en el aire, puedeel viento transportarlas a gran distancia y crear así nuevos focosde infección, alejados de los centros principales de propagación.

Aun muerto el castaño, el mi ĉelio de la E. parasitica puede s^-guir extendiéndo^e a t>}•av^s de la corte^a, sin cesar de produeirpicnidios y peritecios en los que se acumulan gérmenes de nuevasinfecciones. Pero es más; después de apeados los árboles, el mi-eelio puede propagarse también saprof íticamente en la corteza yen los residuos^ procedentes de su explotación, que yacen sobre elsuelo, ^iempre que ^a humedad y alimentos no le falten.

Cotno ae ve, mientras vive el castaño infectado, este terriblehongo produce sin interrupción durante el año entero gérmenes quepuedén ser transportadoa por los pájaros, los insectos, el agua ylvs vientos, difundiéndolos en todas direcciones, y cuando se npue-re el_eastaño puede aun aeguir subsistiendo la Endothia parasitica,,transformándose en hongo saprófito. Así que está perfectame^teequipado, con las mejores armas, para difundirse con suma rapi-dex, y se expliea muy bien que en su marcha acelerada, dada auagud.a patogeneidad actual, haya puesto en peligro de desapari-ción en muy poco tiempo el área tan extensa del castaño amerina-rao, a pesar de ctue esta especie era considerada antes como la fron-dosa. má^ reaistelate d.e Ioa bosques boreales del nuevo continente,

F:1. CASTAÑO EN ESPAIVA

,por el vigoroso desarrollo y sus dos modos de reproducirse: porsemilla y agámicamente.

MEDIDAS DE DEFEN9A CONTE,A LA «PESTE».

La velocidad de propagación de este hongo y el carácter agudocon que se manifiesta la «peste» en los Estados IJnidos, hicieron#racasar todos los intentos para detener su acción devastadora, apesar de los grandes esfuerzos desplegados por la PensylvaniaCheatnut Tree Blight Commission, así como por el Ministerio de^,gricultura, y pronto se convencieron estos Organismos de que laacción directa-supresión radical de los focos infecciosos, poda eincineración de las ramas atacadas, aplicación de loa productos an-ticriptogámicos en pulverizaciones e inyecciones-resultaba inefi-caz para contener la invasión desbordante de la «peste», y hubo quedesistir de estos vanos esfuerzos para concentrarlos en el estudioe investigación de los castaños más resistentes: en ejemplares^ na-tivos y en especiea asiáticas o bien en los productos^ de su hibrida-eión, para ensayar después la reconstitución de los castañares per-didos sobre la base, f irme de castaños de probada resiatencia a logaLaques de la E. pdrasitica.

1Vo es éste el caso particular de España, al menos en loa ac•ttrales momentos, y si se mantiene alerta un servicio de vigilanciaactivo, cabe la aplicación de las medidas directas de defensa yg►.tprimir radicalmente los primeros focos que ae observen, incine-rando sobre el mismo lugar del ataque los castaños enfermos contados sus despojos, incluso los tocones que deben ser arrancado^para la quema más perfecta de todos los gérmenes de la infección.

1]e este moda se ha logrado organizar con éxito la defensa deloe castafiares de fruto plantados en la Costa del Pacífico, y paraevitar la difusión de la «peste» bastó la supresión radical de losfocos de infección que venían surgiendo estos últimos años.

El primer foco de esta Costa fué señalado en Agassi (Colum-^ia) sobre castaños japoneses y europeos, que f ueron seguidamen-te talados e incinerados. La segunda infección fué localizada enel Estado de Oregón, en plantas de castaño americano procedentesde viveros del área infectada de los Estados occidentales y se

284 JOSÉ ELORRIETA Y ARTAZA

procedió sin demora, el año 1929, a su corta y quema, y, mástarde, en 1934, se destruyeron otros árboles atacados, sin que has-ta la fecha se noten nuevos ataques. Una tercera infección fué des-cubierta en Seatde ( Wáshington) en castaños americanos, origina-

. da seguramente al transportar sus gérmenes con las semillas deOccidente. Los árboles atacados fueron igualmente destruídos yposteriormente no se ha observado síntoma alguno de la «peste».

En 1934 se notaron en California otros focos de infección envarios castañares de C. sativa plantados por los españoles al coló-nizar este país y fueron también destruídos radicalmente, pero enlas inspecciones de los terrenos infectados que anualmente se vie-nen realizando por los patólogos del Gobierno Federal, se hándescubierto nuevos árboles atacados que han sido talados y que-mados seguidamente.

A pesar de la persistencia de la infeceión, es de creer que selogrará también suprimirla en California, cómo en los casos an-teriores.

Aunque los americanos aseguraban que el castaño común euro-peo muestra mayoi resistencia a la infección que el castaño ame-ricano en el Occidente de los Estados Unidos, se ha visto que loscastaños europeos allí cultivados y que fueron atacados por laE. parasitica, uno tras otro han muerto todos. Es de interés tam-bién para nosotros conocer el comportamiento de los castaños eu-ropeos de California que se desarrollaban en terrenos de rega-dío con pujante fortaleza, y, sin embargo, los «chancros» carac-terísticos de la «peste» en los atacados se ensanchaban sin que loimpidieran las formaciones callosas, que sólo ofrecían a su des-arrollo escasa o ninguna resistencia.

Así se explica mejor la rápida propagación de este hongo enlos castañares de Italia, que apenas iniciada se está realizando enunas proporciones y con caracteres tan agudos que, según el pró-fesor Aldo Pavari, representa para su país un peligro mayor queel de la enfermedad de la «tinta».

Esta afirmación del ilustre profesor it3liano, nos debe poneren guardia para redoblar nuestra vigilancia, y ante una eventua-lidad análoga que en cualquier momento pudiera surgir en Es-paña, conviene pensar desde ahora en acometer el estudio e in-vestigación de los castaños resistentes a la F. parasitica, con tanto

EL CASTAÑO EN ESPAÑA ZHS

mayor motívo cuanto que se podría llevar esta labor conjuntamen-te con la de las especies refractarias a la «tinta».

MEDIDAS DE RECGNSTITUCIÓN.

Es un hecho perfectamente demostrado que los ataques de estehongo parásito se pueden extender por todo el castaño a partir delcuello vital, provocando irremisiblemente la muerte del fuste yla copa. Siii embargo, no ataca al sistema radical y respeta inclu-so los tejidus del euello del tallo. Así se comprende la facilidadcon yue el castaño americano brota de cepa, después que la in-fección del hongo ha ocasionado la muerte de su tronco.

Pudiera creerse por ello que la reconstitución de un castañarinvadido por la «peste» era tarea sencilla ; bastaría practicar surecepado. Sin embargo, cuando la invasión adquiere las proporcio-nes que en Norteamérica, se puede observar que los nuevos bro-tes vuelven a enfermar en tal grado que, a veces, perecen en el mis-mo año, constituyenda las cepas atacadas centros de infección per-sistente. Por otra parte, los brotes de estas cepas infectadas no al-canzan nunca el desarrollo suficiente para un aprovechamiento^conómico, y, en último resultado, terminan también por morir.

En vista de lo cual, y convencidos los americanos de la inutili-dad de las medidas de aplicación directa empleadas para detenerel curso de propagación de este hongo, reconocieron que contra laplaga de la «peste» no cabía apelar a otro recurso que al de ladeterminación y difusión de los castaños resistentes.

Los estudios de investigación llevados a cabo desde entoncespor los norteamericanos en la reconstitución de sus castañares, sonde gran interés para nosotros, al señalarnos la pauta que debe se-guirse en España, confirmatoria de nuestras previsiones, ya quenos permitirá ahorrar el largo camino desbrozado por ellos y pro-seguir nuestras experiencias de acuerdo con sus últimos resulta-dos.

Es muy importante, pues, la exposición de las investigacionesllevadas a cabo en América ,y ĉobra excepcional interés en los pre-sentes momentos en que ha comenzado ya la invasión de la «pes-te» en Europa.