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I Congreso Internacional El Protocolo contemporáneo (Madrid, 23 al 25 de abril de 2014) Desde el Congreso de Viena hasta la actualidad (1814-2014) Dolores del Mar SÁNCHEZ-GONZÁLEZ (coord.)

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  • I Congreso Internacional

    El Protocolo contemporneo

    (Madrid, 23 al 25 de abril de

    2014)

    Desde el Congreso de Viena

    hasta la actualidad (1814-2014)

    Dolores del Mar SNCHEZ-GONZLEZ (coord.)

  • I Congreso Internacional El Protocolo contemporneo (Madrid, 23 al 25 de abril de 2014)

    Desde el Congreso de Viena hasta la actualidad (1814-2014)

  • DOLORES DEL MAR

    SNCHEZ-GONZLEZ (coord.)

    I Congreso Internacional El Protocolo contemporneo (Madrid, 23 al 25 de abril de 2014)

    Desde el Congreso de Viena hasta la actualidad (1814-2014)

  • Edita: Seeii. Sociedad de Estudios Institucionales

    Consejo Editorial

    Dra. Regina M Prez Marcos

    Dr. Fernando Ramos

    Dr. Enrique Somavilla Rodrguez

    Coordinadora

    Dolores del Mar Snchez-Gonzlez

    ISBN: 84-697-1412-0 Depsito legal: M-29560-2014 Fotocomposicin: Dolores del Mar Snchez-Gonzlez

    Imagen de portada: mosai.me

    Madrid, Espaa. 2014.

    Los autores Dolores del Mar Snchez-Gonzalez Seeii

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    ndice General

    Nota preliminar de la coordinadora...11

    I.- ASPECTOS HISTRICOS DEL CEREMONIAL Y DEL PROTOCOLO..16

    El ceremonial martimo: historia, tradicin y usos

    Fernando Ramos Fernndez..17 Aproximacin al ceremonial del ejrcito romano

    Chantal Subirats Sorrosal.43 Evolucin de los usos sociales desde el Congreso de Viena hasta la

    actualidad

    Mara del Mar Castro Maestre .61 El poder satisfecho

    Regina M Prez Marcos...79 Evolucin del protocolo y ceremonial en la inauguracin de

    Exposiciones Internacionales: Zaragoza 1908-2008

    Ana Beln Egea Fuentes94 El protocolo y ceremonial funerario en Espaa de la primera

    mitad del siglo XX segn Federico Garca Lorca

    Daniel Delms Martn y Diana Rubio Calero111 Antecedentes histricos del ceremonial y la etiqueta en el Cabildo

    Municipal sevillano

    Luca Rodrguez Castillo.125

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    Los gestos y las condecoraciones como estrategia diplomtica de la Reina Regente: la Gaceta de Madrid 1833-1840

    Daniel Bartolom Navas136 Diplomacia y Protocolo: el polmico comportamiento de la

    Infanta Eulalia de Borbn en su viaje a las Amricas en 1833

    Mercedes Mairal de Mingo.155 El protocolo en las Cortes Medievales Aragonesas

    Mara Vanesa Monge Antoln178 Los juramentos en el constitucionalismo contemporneo espaol

    Manuel Casado Trigo190

    II.- TCNICAS Y ESTRATEGIAS DE PROTOCOLO.207 Protocolo: tcnica de ordenacin al servicio de la imagen pblica

    Olga Casal Maceiras208 La comunicacin y los mensajes diplomticos

    Marta Gonzlez Pelez220 La investigacin en protocolo y organizacin de eventos

    Mara Gmez Requejo..239 Protocolo en el Estado de la Ciudad del Vaticano. Los contrastes

    entre los pontificados de los papas

    Enrique Somavilla Rodrguez255 Aproximacin al concepto de mrito personal como generador

    de honores

    Olga Casal Maceiras279 Protocolo hotelero internacional

    ngela Garca Carrasco290

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    Paralelismos y diferencias en el protocolo funerario de los Jefes de Estado: comunicacin y relaciones internacionales

    Olga Snchez Gonzlez, Mara Sarhan Assy y Sara Perera Rodrguez..295 Protocolo y discapacidad: una aproximacin desde la praxis

    profesional

    Concep Mir y Carrera..315 Protocolo universitario races y rituales

    Isabel Nvoa-Tavares329

    III.- EL PROTOCOLO COMO DISCIPLINA.338 Mitos del protocolo

    Mara de la Serna Ramos...339 Protocolo y Derecho. La juridicidad del protocolo

    Dolores del Mar Snchez Gonzlez.344 Formas diplomticas y precedencias

    Jos Alfredo Snchez lvarez.358 Protocolo: analizando la etimologa, interpretando significados y definiendo

    el concepto

    Cristina Fernandes372

    IV.- PROTOCOLO, DIPLOMACIA, COMUNICACIN Y RELACIONES PBLICAS385

    Diplomacia y protocolo: el ascenso y la cada

    Isabel Amaral.386 Comunicacin y protocolo de la ONU. El Patrimonio Mundial de

    la UNESCO como instrumento diplomtico entre naciones

    Artur Filipe dos Santos400

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    Comunicar con emocin: hacia la arquitectura de las palabras no efmeras

    Mara del Mar Castro Maestre421 Imagen personal, imagen pas y la imagen poltica: mensajes orales,

    visuales y gestuales. Charles Maurice de Talleyrand

    Marta Gonzlez Pelez..429 Protocolo y redes sociales: la era del microblogging como

    herramienta comunicativa

    Diana Rubio Calero y Daniel Delms Martn....441

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    Nota preliminar de la coordinadora

    Un 26 de abril naci Marco Aurelio, de la dinasta antonina, uno de los llamados cinco emperadores buenos, el tercero de los empera-dores romanos de origen hispano.

    Aunque su mandato estuvo marcado por los conflictos y revuel-tas, su obra se considera un monumento del gobierno perfecto, "es-crita de manera exquisita y con infinita ternura" (Stuart Mill).

    Esa inmensa ternura es la que me embarga ahora al prologar este libro.

    Los das 23, 24 y 25 de abril de 2014 tuvieron lugar en el Saln de Actos de Humanidades de la UNED, las sesiones del Congreso In-ternacional "El Protocolo contemporneo: desde el Congreso de Viena hasta la actualidad (1814-2014)", VIII Jornadas sobre Protoco-lo "Protocolo y Diplomacia", organizado por el Grupo de Investiga-cin de Historia del Pensamiento Jurdico-Poltico (GIHPJ-P) de la UNED y la Sociedad de Estudios Institucionales (Seeii), aprovechan-do la conmemoracin del bicentenario de tan importante aconteci-miento para los orgenes del protocolo contemporneo.

    Hace 200 aos, en la ciudad austraca de Viena, las grandes potencias de la poca realizaron un encuentro internacional para restablecer las fronteras de Europa tras la derrota de Napolen I y realizar una reforma ideolgica importante en las bases conceptuales de los Estados, sobre el principio monrquico de legitimidad y los de igualdad y equilibrio entre los Estados. El protocolo, como imagen del poder, nace diferencindose del ceremonial de la mano de Napolen I y de las Cortes de Cdiz, por diferentes motivos, pero con el mismo fundamento: la necesidad de prestarle legitimidad. Desde entonces la concepcin ceremonial europea cambia, las precedencias entre Estados se adecuan al nuevo orden que parten del principio de igualdad, y la diplomacia se adaptar a las nuevas circunstancias. Los acontecimientos polticos fijarn las lneas por las que el protocolo evolucionar hasta conformar lo que es. En este Congreso hablamos de esos acontecimientos, del protocolo, del

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    ceremonial, de la evolucin del protocolo a partir del ceremonial, de la naturaleza del protocolo, de su carcter, de los elementos en que se apoya y las tcnicas que utiliza, as como sus diferentes mbitos de actuacin en una sociedad moderna y globalizada. Por ello dicho Congreso coincidi con las VIII Jornadas sobre Protocolo de la UNED que llevaban como lema Protocolo y Diplomacia.

    Siete Secciones integraron el Congreso Internacional "El Proto-colo contemporneo": 1. Aspectos histricos del protocolo, 2. Tcni-cas de protocolo, 3. Estrategias de protocolo, 4. El protocolo como disciplina jurdica, 5. Diplomacia y protocolo, 6. mbitos especficos del protocolo, 7. Protocolo, comunicacin y Relaciones Pblicas. Por razones meramente editoriales hemos reducido y adecuado esos campos ya que no todos los que intervinieron en el Congreso han aportado sus intervenciones a la elaboracin de este libro.

    Inaugurado por D. Ricardo Mairal, Vicerrector de Investigacin, en nombre del Magnfico Sr. Rector de la UNED, el Congreso estu-vo estructurado en siete secciones, dos conferencias (una de inaugu-racin y otra de conclusin), y dos mesas de comunicaciones que contaron con un tiempo de dos horas cada una. Se trataron tanto de los aspectos histricos del ceremonial y del protocolo, como de tc-nicas, estrategias, diplomacia y otros mbitos especficos del protoco-lo, destacando especialmente el dedicado al protocolo como discipli-na jurdica dada su novedad dentro de los estudios de este tipo y el hecho de que se haya verificado un Master oficial en Protocolo en la UNED, dentro de los estudios de la Facultad de Derecho de la mis-ma en la que actualmente se ha ledo la primera tesis publicada sobre ceremonial y protocolo en una Facultad de Derecho en Espaa, y se encuentran inscritas otra media docena de tesis.

    Ms de 250 profesionales se dieron cita para poner en comn ex-periencias y saberes, con un total de 2 conferenciantes, 26 ponentes y 16 comunicaciones, pusieron de manifiesto la intensa necesidad de dilogo, debate y de reflexin, de cara a la configuracin del protoco-lo como una disciplina cientfica, su estructuracin, diferencia con otras materias, y su consolidacin como elemento transmisor de la imagen de las instituciones pblicas.

    Hubo representantes extranjeros, procedentes de sitios tan leja-nos y diferentes como Israel, Alemania, Panam, Mxico o Portugal,

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    por citar algunos, adems de constatar la presencia de personas vin-culadas con Naciones Unidas y la Unin europea. Cinco presidentes de asociaciones espaolas y extranjeras dedicadas al Protocolo expu-sieron en este foro, contando con la presencia de miembros de todas ellas. Profesionales, profesores, investigadores y alumnos coincidie-ron en la necesidad de actos acadmicos universitarios de este tipo que permitan conciliar la Universidad con las demandas sociales exis-tentes en materia de protocolo y la investigacin centrada en el mis-mo.

    El protocolo sale de este Congreso reconocido como una disci-plina cientfica transversal, desde un enfoque holista para lograr una formacin integral del individuo, especfica de las Humanidades y Ciencias Sociales.

    Quiero finalizar estas palabras transmitiendo mi ms intensa grati-tud a todos los que lo hicieron hecho posible. A todos los asistentes, alumnos, profesores, profesionales, instituciones, asociaciones... A todos los ponentes y comunicantes con los que contraigo una deuda de gratitud extrema. A la UNED, por el magnfico apoyo institucio-nal y la ayuda recibida en todo momento. Al Rector, Alejandro Tiana, al Vicerrector de Investigacin, Ricardo Mairal, a la Vicerrectora de Formacin Permanente, Mara Garca, a la Directora de Protocolo y su equipo Pilar Ruiz-Va. A los congresistas, de diversas procedencias, que con su presencia alentaron el debate.

    Pero muy especialmente, quisiera de las gracias al equipo que me ha ayudado a que este Congreso haya sido nico para m: a Cristina Allott, mi fiel asistente; a Jos Alfredo Snchez-lvarez cuya tranquilidad impona sosiego sobre los dems; a Manuel Casado Trigo que atendi a todos con una sonrisa; a Enrique Somavilla, apoyo moral en todo momento. Todos son miembros de la Sociedad de Estudios Institucionales. Todos son compaeros y amigos. Pero no puedo ni quiero olvidarme de Ana I. Ramos mis manos en todo momento, Regina Prez Marcos, Eulogio Fernndez, Consuelo Juanto Jimnez, Julio Panizo Alonso, Begoa Belda Bartolom, Silvia Pastor, Carlos Gonzlez Mazn, Begoa Barbero, Blanca Pinedo, Mar Escriva

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    Habr otros Congresos, otras Jornadas, otros cursos... pero la verdad es que la mayor satisfaccin es la de haber podido dar un abrazo y saludar con todos los que de manera virtual nos tratamos a diario... Este Congreso no se me olvidar nunca.

    Lo que no cabe duda es que el protocolo es emocin Hay que saber transmitirla

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    I. ASPECTOS HISTRICOS

    DEL CEREMONIAL Y DEL PROTOCOLO

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    EL CEREMONIAL MARTIMO:

    HISTORIA, TRADICIONES Y USOS

    THE MARITIME CEREMONIAL: HISTORY, TRADITIONS AND USAGES

    FERNANDO RAMOS FERNNDEZ Universidad de Vigo

    ferramos@tel efoni ca.net

    Resumen El ceremonial martimo es el conjunto de usos, costumbres y tradiciones que se desarrollan en el mbito naval a lo largo de la vida de los navos, desde que se cons-truyen, botan y entregan, hasta que causan baja. Por otro lado, dado el carcter de un buque con relacin a la bandera que enarbola, sea un buque de guerra o una nave comercial o de otro tipo, la cultura naval ha desarrollado a lo largo y ancho de todo el mundo una serie de muestras de cortesa y saludo entre los barcos cuando se encuentran en la mar, y con respecto a la presencia de los mismos en los puertos donde atracan. Una de las caractersticas de este fenmeno es la similitud de usos y tradiciones por parte de todos los pases con fachada martima, as como la exten-sin y pervivencia de tradiciones que hunden sus races en el fondo de la historia. Acabada su vida de un buque de guerra, antes de ser desguazado o convertido en un pecio (cosa que se suele hacer en algunos casos para transformarlos en arrecifes artificiales), se celebra una solemne ceremonia de baja y arriado de bandera (de la que en su da se dot en otro acto solemne). Cuando un barco muere, se suele conservar como recuerdo algn elemento substantivo de a bordo, la campana o la rueda del timn en su caso, tanto en los de la Armada como en los mercantes o pesqueros. Palabras clave: Tradiciones navales. Barcos. Cultura naval. Protocolo. Ceremonial. Abstract The ceremonial maritime is the set of usages, customs and traditions that are de-veloped in the field of naval during the life of the ships, since they are built and delivered, until they cause low. On the other hand, given the nature of the ship in relation to the flag that flies, a warship or a commercial ship or other, naval culture has developed far and wide around the world a series of samples of courtesy and greeting between the boats when they are at sea, and concerning the presence in the ports where it docks. One of the characteristics of this phenomenon is the similarity of uses and traditions by all countries with maritime faade, as well as the expansion and survival of traditions that sink their roots at the bottom of the story.

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    Finished his life of a warship, before being scrapped or converted into a wreck (which is usually done in some cases turning them into artificial reefs), held a sol-emn ceremony of low and launching of flag (which in his day was given another solemn event). When a boat dies, is usually to keep as a souvenir something sub-stantive Board, the campaign or the wheel if necessary, both of the Navy and the merchant or fishing vessels. Key words: Naval traditions. Boats. Naval culture. Protocol. Ceremonial.

    1.- INTRODUCCIN

    Con el trmino Ceremonial martimo expresamos en nuestros das una serie de conceptos referidos a las diversas secuencias de la vida de un buque, de guerra, mercante, pesquero o deportivo, desde que nace hasta que acaba sus das. Los barcos se botan con una determi-nada ceremonia, y en el caso de los navos de guerra, son dados de baja con otra no menos solemne. Los barcos se saludan al encontrar-se en la mar. Es cierto que ante lo hacan con los caones o las velas, pero ahora lo hacen con otras seales o sus comandantes o capitanes se envan mensajes por radio. Cuando un buque de guerra o un cru-cero llega a una ciudad, el capitn visita a sus autoridades y las recibe a bordo posteriormente. Les ofrece un agasajo y les entrega (si no lo ha hecho ya), un recuerdo del buque, al tiempo que autoridades ha-cen lo propio con respecto a la ciudad. Adems, los barcos se engala-nan y empavesan en determinadas fechas, y sus toldillas son el espa-cio de numerosos actos sociales a lo largo de su vida.

    En todos estos casos el elemento esencial que mantiene la vigen-cia de los viejos usos y costumbres es la tradicin. La cortesa naval es un valor que comparten los marinos de todo el mundo, as como la solidaridad y el respeto. La historia, la tradicin y la cultura naval son los tres pilares de estos usos y costumbres que desde antiguo llegan a nuestros das.

    Bien es cierto que en el pasado, el ceremonial martimo estaba presidido por las exigencias de los pases ms poderosos de recibir muestras de respeto y sumisin, pero con el avance de los tiempos, esos rituales se extendieron como muestra de mutuo respeto y consi-deracin.

    En el caso de nuestra Marina de Guerra, la Armada, nuestras Or-denanzas Navales establecen que se conservarn con respeto todas

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    aquellas tradiciones, usos y costumbres que mantengan vivo su espri-tu y perpeten el recuerdo de su historia.

    Seala Adolfo J. de Urquiza (1932:129) en su tratado de Ceremo-nial Pblico, que el ceremonial martimo consiste en un conjunto de prescripciones a que se someten los buques, puertos o fortalezas para tributar honores y testimonios de cortesa a altas personalidades ofi-ciales o simplemente para tributrselos los buques entre s. No fue fcil, en tiempos de convulsiones entre las naciones, ponerse de acuerdo a la hora de elaborar un cdigo comn para estas ceremo-nias, especialmente por parte de las naciones ms poderosas que desearon seguir usando smbolos que subrayasen su supremaca.

    As dice Urquiza queLas tentativas que se hicieron en el Congre-so de Aquisgrn del ao 1818, con el fin de que la Conferencia de Londres acordase adoptar un Ceremonial nico para todos los pases, resultaron infructuosas. Desde entonces, estos reglamentan el suyo a su manera, pero atenindose a normas en cierto modo comunes y que la tradicin ha generalizado. Casi siempre, aplicndose el princi-pio de reciprocidad o el derecho consuetudinario.Los saludos a los que se refieren los honores martimos se realizan de cuatro formas: al can, con las velas, a viva voz y con la fusilera y con el pabelln. El sistema de rendir honores con el pabelln cay en desuso, segn dice Urquiza, por los conflictos que cre y por lo que tuvo de humillante. Explica este autor que El derecho de pabelln que se atribuan ciertas naciones que aspiraban al dominio de los mares acab hacien-do odioso el formulismo. Segn l, los buques deban saludar prime-ro a los de otros pases ms poderosos, vindose forzado incluso a arriar la bandera bajo amenazas seversimas, aun cuando los Estados respectivos mantuvieran cordiales relaciones.

    Esas fueron, un tiempo las pretensiones de Inglaterra. Pero Francia y Es-paa protestaron. Felipe II prohibi a sus flotas que acataran los deseos de los ingleses. Luis XIII y Carlos I de Inglaterra convinieron en el sentido de que la preferencia en la recepcin de honores correspondiera a los barcos de la nacin que tuviera sus costas ms cerca del lugar del encuentro. Pero Luis XIV estim que deba reservarse la exclusividad del privilegio para las unidades francesas. Ho-landa en desacuerdo tambin, pag con la derrota su rebelda en una guerra que mantuvo dos aos con Gran Bretaa.

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    El Gobierno de la Revolucin francesa, con criterio ms justo humano, dis-puso al principio, sin duda para reaccionar contra estos deseos imperialistas, que en la proa de sus navos se inscribiera la conocida frase libertad de los mares; igualdad de derechos para las naciones .Y as poco a poco, se desterr el proce-dimiento. Los restantes usos perduran.

    Sobre esta misma cuestin, Gins Vidal y Saura (125: 118-143) en su obra Tratado de Derecho Diplomtico, escribe Aunque la historia nos ensea que muchos pases, en su poca de preponderancia, han pretendido ejercer su soberana sobre determinados mares, sabido es que el principio de libertad del mar es una de las ms apreciadas conquistas del Derecho moderno. En este sentido es determinante la doctrina de Hugo Grocio, contenida en la obra Mare Liberum cuyos principios forman parte del acervo esen-cial de todos los pueblos del orbe y que son axiomas del Derecho Internacional que nadie discute.

    2.- LOS SALUDOS NAVALES: EL CAN

    El saludo que se hace con el can es el ordinario y regular. Se dispara un cierto nmero de caonazos siempre impar y variable, llegando hasta el 21, e incluso hasta el 101, que son siempre devueltos, tiro por tiro. El saludo de velas se hace cargado de velas altas o bajndo-las hasta la mitad del mstil. Y el de viva voz y fusilera, mediante bienvenidas personales, hurras y salvas de armas de pequeo calibre. El de fusilera es poco frecuente. As como la costumbre de colocarse en el barco a sotavento o enviar a bordo del otro navo uno o varios oficiales para cumplimentar.

    Las diferencias exteriores que caracterizan a cada ceremonial no presuponen ni inferioridad ni sometimiento del pas, en relacin con los dems. Como queda apuntando ms arriba, las reglas habituales son comunes a todos. No devolver un saludo poda ser considerado un hecho impoltico, ante el que cabe pedir explicaciones.

    Las salvas se ejecutan mediante el disparo de un determinado nmero de caonazos sin proyectiles, slo la carga propulsora, y constituye una seal de bienvenida, saludo, expresin de jbilo, conmemoracin de grandes acontecimientos. Esta prctica se remonta a la aparicin de las primeras armas de artillera y se prolong durante mucho tiempo transformndose en costumbre

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    obligatoria, que se extendi tambin a la Marina, la que ejecutaba las salvas cuando un barco se aproximaba a un puerto amigo o neutral o se cruzaba con otro durante la navegacin, evidenciando la ausencias de intenciones ofensivas. Ese es el origen que le atribuyen a este uso en el mundo anglosajn.

    Al parecer el probable origen de la salva de 21 caonazos fue en la ciudad alemana de Augsburgo (Baviera) cuando se realizaron los preparativos para la recepcin del Emperador Carlos V (1500-1558). Segn crnicas de la poca, al arribo del soberano deba ejecutarse una salva de cien caonazos. Tras la prolongada serie de estampidos, el oficial encargado de la operacin, equivocando la cuenta, ejecut un disparo ms. Esta prctica de 101 caonazos se repitieron en las ciudades vecinas, pero ms adelante, tal vez por el tiempo que de-mandaba la operacin o por razones de economa, la serie se dismi-nuy a veintiuno, conservndose el histrico caonazo impar agrega-do por aquel artillero. Esta prctica de 101 caonazos se repitieron en las ciudades vecinas, pero ms adelante, tal vez por el tiempo que demandaba la operacin o por razones de economa, la serie se dis-minuy a veintiuno, conservndose el histrico caonazo impar agregado por aquel artillero.

    3.- RECUPERAR LA MEMORIA: EL REINA MERCEDES

    Dice el embajador Jos Mara de Areilza (1968: 7-9) que los na-vos son como organismos vivos. Trasciende de su armazn, hoy metlico, ayer maderero, una personalidad inconfundible que los confiere carcter, perfil y personalidad.

    Son ciudades movibles, cambiantes, que se adaptan a climas antagnicos, t-rridos o glidos, y que vencen a los elementos naturales, como las olas y los vientos, para alcanzar el rumbo o el destino deseados, enfrentndose con ellos. Las naves de guerra tienen ms ceida personalidad que las del trfico mercantil. Sus hom-bres estn ligados por una vigorosa disciplina, y el cdigo del honor inspira a las tripulaciones una conducta tica que desborda del estricto reglamento para elevarse a una categora moral. Un navo tiene el alma de sus jefes, y la historia dramti-ca y emocionada de estos buques lo demuestra. Cada uno es un trozo del pasado reciente de Espaa, y en casi todos ellos ha dejado el transcurso de los aos estelas de sacrificio y cicatrices de gloria.

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    Estas hermosas palabras han sido tomadas del prlogo del libro Buques de Guerra Espaoles. 1885-1971, de Aguilera y Elas, publica-do por Editorial San Martn en 1968, con diversas reediciones poste-riores.

    Sigamos el relato del emotivo caso del buque espaol Reina Mercedes

    Yo recuerdo haber intervenido como protagonista en el captulo final de la vi-da de uno de ellos [se refiere a los buques de la Escuadra del Almirante Cervera perdidos en la Guerra de Cuba de 1898], el Reina Mercedes. Fue este crucero de tres mil toneladas, mal protegido, uno de los que defendan Santiago en las jorna-das trgicas. Por su mala aptitud para el combate activo, luch amarrado, con la parte de su artillera que no se haba desembarcado, hasta que se le orden atra-vesarse y hundirse en el canal de entrada, para impedir el paso al victorioso enemigo. Del fondo del mar lo extrajeron intacto los norteamericanos, llevndoselo como trofeo de guerra a su pas. Me lo encontr cuando visit la primera vez la base de Annapolis, recin posesionado de la Embajada en Washington.

    Llevaba all desde 1912 sirviendo de portn como club de oficiales, museo de la guerra del 98 y correccional de cadetes arrestados. A pesar de hallarse desarbo-lado, la vista del navo, impecablemente pintado de blanco, con su balconcillo de popa, su puente de mando, los tejadillos de cubierta y el mascarn de proa poli-cromado, me produjo una dolorosa impresin. Hasta 1912 haba servido para esos menesteres el casco del Hartford, navo insignia de Farragut, el gran Almi-rante norteamericano de origen menorqun. Era bien triste que fuera un navo de guerra espaol del 98 el que ahora se ofreciese a la atencin de los millares de vi-sitantes que todos los aos acuden a las bellsimas instalaciones navales.

    Las gestiones de Areilza no fueron inicialmente fciles, si bien poco a poco fue hallando comprensin por parte de los norteameri-canos, interesados obviamente en mantener unas buenas relaciones con Espaa, cuyas bases eran y son elemento esencial de su desplie-gue. Fue precisamente la propia Marina de los Estados Unidos la que se mostr, desde el primer momento en la mejor disposicin a cola-borar para que el presidente, como jefe supremo de las Fuerzas Ar-madas accediera a lo que el embajador llama aquel despojo en el in-ventario de la Marina.

    Por fin, un da el Almirante Carney, Jefe del Estado Mayor de la Navy, me vino a comunicar personalmente la buena nueva. El Reina Mercedes desapa-reca de Annapolis y era entregado al desguace. Pero no se quera hacer eso sin ce-remonia, y se me invitaba a presidirla. Fue un acto sencillo y conmovedor. En

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    una tribuna decorada con gallardetes nos sentamos el Almirante Jefe de la Base y yo, con los dems invitados. Una mesa, con varios documentos, sostena un objeto de gran tamao, de forma cnica, que envolva la bandera norteamericana. La Academia en pleno formaba rgidamente, frente a nosotros, en la explanada. Le-y el Almirante los decretos correspondientes y las Stars and Stripes fueron arriadas del mstil del Reina Mercedes a los acordes de su himno. El Almirante dijo a continuacin que deseaba ofrecerme un recuerdo de aquel acto de confrater-nidad.

    Descubri el objeto y apareci la campana del Reina Mercedes, bruida y re-luciente, con su inscripcin original y la fecha, Cartagena 1887. Pronunci unas palabras resaltando el simbolismo del acto. Los cadetes desfilaron ante la tribuna en impecable columna de honor. Creo que fue uno de los momentos ms gratos de mi estancia y misin en los Estados Unidos. La campana se la ofrec al Museo Naval de Madrid, donde se guardan tantos tesoros del pasado bajo la amorosa tutela del egregio maestro de nuestra historia naval y aun de las historia a secas, el Almirante don Julio Guillen.

    La gloriosa campana, recuperado despojo de nuestra derrota, que picara la hora del acontecer diario de aquel desdichado buque reposa ahora en el patio cen-tral del antiguo Palacio del Marqus de Santa Cruz, sede del Archivo General de la Armada lvaro de Bazn, en la localidad manchega de El Viso del Marqus.

    4.- EL CEREMONIAL DE LOS ASTILLEROS. LA BOTADURA

    DE UN BARCO

    Un astillero civil es una empresa mercantil que genera empleo y riqueza, es una actividad estratgica en el conjunto de la economa de un pas. Pero es algo ms. Es el primer eslabn de la cultura martima de los pueblos, y en consecuencia, se le supone una especial sensibili-dad ante el propio papel que le corresponde en las naciones con fa-chada martima, gusto por conservar tradiciones, usos y rituales nava-les, que vienen a significar que cada entrega para el armador de un barco, salido de sus gradas, es la culminacin de un proceso que tiene a la excelencia como divisa, por lo que la secuencia final de botadura o entrega ha de ser especialmente solemne. En los actos de botadura y entrega, por lo general, en los astilleros espaoles, se siguen siempre con rigor y sensibilidad las mejores tradiciones.

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    Siempre se ha dicho que el ciclo vital de un buque o de un barco cualquiera (sea deportivo, de pesca, mercante o de guerra) se parece mucho al de una persona. Tiene un largo periodo de gestacin en el astillero, donde poco a poco adquiere los perfiles de su personalidad. Acabada la construccin, es lanzado solemnemente al mar en un acto que en todas las culturas martimas tiene parecido ceremonial. Luego, se celebra otro acto no menos relevante cuando es entregado al ar-mador. Un barco tiene nmero de registro, puerto base y nombre propio.

    Insistimos, en que barcos son como ciudades movibles. Acabada su vida, antes de ser desguazado o convertido en un pecio (cosa que se suele hacer con algunos buques de guerra para convertirlos en arrecifes artificiales), se suele en el caso de estos celebrar una cere-monia de baja y arriado de bandera (de la que en su da se dot en otro acto solemne). Por lo general, cuando un barco muere, se suele conservar como recuerdo algn elemento substantivo de a bordo, la campana o la rueda del timn en su caso.

    En Europa somos subsidiarios de los usos y costumbres de nues-tra tradicin cultural greco-latina. Los astilleros prestigiosos no son meras empresas, sino que se sienten orgullosos de conservar y man-tener como divisa de su propio buen hacer convertir la botadura y la entrega de cada barco que fabrican en un acontecimiento social y cultural, acorde con las mejores tradiciones navales.

    En toda botadura hay tres elementos esenciales: el astillero, el arma-dor y la madrina. El primero est representando por el director y el personal de la empresa constructora; el segundo, quien adquiere el barco; y la madrina una dama representativa de la sociedad, elegida por el armador, desde su esposa o familiar, la esposa de una autori-dad, etc. Luego, los invitados, autoridades, pblico, medios de comu-nicacin. Y hacer esto bien exige organizacin, sensibilidad y cario. Es preciso elaborar un organigrama que debe ser desarrollado con puntualidad y eficacia. Y no olvidemos el agasajo, pues como here-damos de griegos y romanos, no se concibe un acto pblico sin re-unir posteriormente a los invitados en torno a la mesa.

  • FERNANDO RAMOS FERNNDEZ

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    5.- ORIGEN DE LAS TRADICIONES EUROPEAS

    La tradicional ceremonia de botadura o lanzamiento de un barco est tradicionalmente a las ceremonias romanas de los augures de la buena suerte, que de diversos modos llegan a nuestros das. Lo ms comn es romper una botella de vino (lo del champagne o el cava vino despus) por parte de la madrina, que suele ser la esposa del armador o de una autoridad relevante. No siempre se tiene en cuenta que en el momento de estrellar la botella se debe decir Que Dios bendiga a este barco y a todos los que naveguen en l!, o alguna frase que exprese el mismo sentimiento (si se prepara y se le dice a la dama previamente queda mejor, si sta no lo olvida). La botella debe ir siempre unidad a un cabo, aunque ahora se inventan modernos sistemas de sujecin y lanzamiento que, a mi entender, quitan naturalidad la acto.

    En Galicia como en los lugares de tradicin vitivincola, debera aprovecharse para el bautismo de la nave vino del pas, por ejemplo un excelente albario. Griegos y romanos tenan la misma costum-bre. Algunos autores sostienen que al inicio, la costumbre de bende-cir un barco empleaba vino tinto en la cubierta de un barco recin botado y en la superficie del mar, como libacin para los dioses del mar y para pedirles disculpas por la grosera irrupcin en sus domi-nios. Los romanos empleaban a menudo agua como smbolo de pu-reza, pero los griegos preferan el vino. Lo del cava o el champagne parece asociado al concepto del lujo y la solemnidad. Ya que algunos consideran que este vino fermentado es ms caro, ms solemne que el vino comn, cosa de la que discrepo, especialmente en casos como Galicia.

    Los griegos eran especialmente teatrales en esto de las botaduras: Cada barco se pona bajo la advocacin de algn dios y en la cere-monia intervena con gran aparatosidad un sacerdote. Este rito sola celebrarse en la proa. A lo largo de la historia, los usos de las botadu-ras dependan de la cultura de los pueblos. Los vikingos, especial-mente crueles, amarraban a sus prisioneros a las gradas de desliza-miento de sus naves, de modo que al pasar la quilla sobre los desgra-ciados, su sangre bautizaba el casco. Un barco nacido de este mo-do era una ofrenda a los dioses que lo habran de proteger en todas sus correras. No existe constancia de otros usos brbaros, como

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    sostienen algunos autores que los romanos aplastaban a un recin nacido contra el casco. No lo creo, si bien parece que en el Medite-rrneo alguna vez imitaron a los vikingos en el caso de algunas gale-ras.

    Dado que los marinos son, a veces, supersticiosos hay que cono-cer bien los usos locales. Lo ideal es que la botella rompa contra el tajamar del marco. En Italia dicen que trae mala suerte que la botella no rompa por el costado de estribor si no se quiebra directamente contra el tajamar. Pero esto no siempre es posible segn el tipo de barco. Del mismo modo, si accidentalmente la botella no se rompe y el buque se desliza, es habitual que algn miembro del astillero o de la tripulacin se acerque al barco en un bote y remate la escena.

    6.- FASES DE LA ORGANIZACIN DE UNA BOTADURA

    6.1. Fase inicial

    6.1.1. Diseo general

    1. Primera reunin previa astillero/armador. 2. Esquema general del acto. 3. Elaboracin de la lista de invitados. 4. Lista VIPs. 5. Lugar de la botadura. 6. Fecha y previsin de contingencias. 7. Esquema general del acto (intervenciones, discursos). 8. Precisin del agasajo. 9. Obsequio a la madrina. 10. Previsin de la maqueta del buque (costo y entrega). 11. Tradiciones locales (en su caso, imagen de la Virgen del

    Carmen u otros). 12. Plan de relaciones con los medios. 13. Presupuesto inicial.

    6.1.2. Previsin de proveedores

    1. Viajes, vuelos, reserva de hoteles.

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    2. Contrata (de restauracin). En este caso depende de que se vaya a servir un vino espaol en el propio astillero o almuerzo en otro lugar.En el primer caso, previsin y di-seo del lugar; en el segundo, previsin de transporte y tiempos muertos.

    3. Logstica del acto (tarima, megafona, banderas, ornato) 4. Seguridad y control de acceso. 5. Sealizaciones. 6. Seguridad. 7. Azafatas. 8. Estacionamiento de invitados. 9. Diseo de material grfico e imprenta. 10. Fotos de empresa. 11. Obsequios y recuerdos (en su caso). 12. Previsin de firmas en el Libro de la Empresa. 13. Flores para la madrina. 14. Previsin de contingencias meteorolgicas. 15. Plan B.

    6.2. Fase ejecutiva

    6.2.1. Previa

    1. Envo de invitaciones. 2. Confirmacin de asistencia. 3. Plan de Ordenacin de autoridades e invitados (se acon-

    seja mezclar alternativamente por rangos. Las autoridades son invitados. El anfitrin es el astillero).

    4. Elaborar un croquis detallado de la posicin de cada per-sona que interviene en el acto de botadura.

    5. Cuidado especial en el orden de colocacin de banderas y smbolos.

    6. Elaboracin pautada (clculo de tiempos) de la botadura. 7. Elaboracin de los discursos. 8. Notas y dossier de prensa. Medios invitados.

    a. Historia y antecedentes del astillero. Otros buques recientemente botados.

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    b. Fotos. c. Rueda de prensa y visita al barco. d. Confirmacin de los medios. e. Publicidad de apoyo (en su caso, en prensa general

    o publicaciones especializadas. Es publicacin de prestigio).

    9. Eleccin del obsequio a la madrina y a los invitados (en su caso).

    10. Revisin de proveedores (prueba del catering). 11. Comprobacin de accesos y elementos ornamentales (al-

    fombra, etc.). 12. Prueba de megafona. 13. Previsin de contingencias y remedios. 14. Previsin de recepcin y despedida de autoridades e invi-

    tados. 15. Personal implicado en el acto con asignacin de funciones

    de protocolo (altos directivos, familia del armador y del director del astillero, etc.).

    16. Todo previsto, nada a improvisar. 17. Plan general de Seguridad, especialmente relevante en el

    caso de las primeras autoridades o representaciones de la nacin, que siempre exige reuniones previas y atenerse a lo pautado.

    18. Con carcter general, el astillero debe disponer de un Plan de Relaciones Pblicas en funcin de todos los elementos implicados.

    6.2.2. Final. Da de la botadura

    1. Dos horas antes. Repaso general previo. 2. Sera aconsejable que un directivo del astillero asuma la

    funcin de coordinador general del acto, con una secreta-ria para ordenar su ejecucin.

    3. Es necesario cuidar la recepcin y llegada de invitados. 4. Prever que siempre hay impuntuales.

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    5. Prever sala descanso y estancia previa del armador, ma-drina, invitados Vips.

    6. Refrigerio previo (segn la hora, caf pastas). 7. Vino espaol o almuerzo posterior. Aplicar previsiones

    segn el caso.

    6.2.3. Variaciones de casos

    Se pueden dar diversas situaciones con relacin a la botadura y entrega de un barco. Las ms comunes son:

    a) Botadura y posterior entrega.

    b) Firma de entrega y botadura.

    Lo expuesto hasta aqu contempla dos actos distintos.

    Teniendo en cuenta las indicaciones previas de carcter general, el caso de firma de entrega y botadura en la misma secuencia, el organi-grama puede ser:

    1. Llegada de invitados y medios de comunicacin. 2. Llegada y recepcin de autoridades. 3. Bienvenida por el director del astillero (breve discurso). 4. Firma de la entrega del buque. 5. Discursos por orden de intervencin. 6. Firma en el libro. 7. Discurso de Presidente del astillero. 8. Saludo de la madrina. 9. Discurso de la autoridad poltica invitada. 10. Bendicin del buque (en su caso). 11. La madrina romper la botella de cava en el casco. 12. Botadura del barco. 13. Vino espaol o almuerzo posterior.

    7.- TRADICIONES LOCALES

    En el caso de Espaa, y segn los usos y costumbres del armador, pero muy generalizada en los astilleros de tradicin, antes de la

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    botadura se suele bendecir el buque por un sacerdote catlico o de otra religin cristiana.

    Del mismo modo, es habitual que en la madrina entregue al ar-mador una imagen de la Virgen del Carmen (especialmente en los barcos de pesca, para que vaya en un lugar de honor del puente del barco).

    En algunos casos, dentro de la contratacin general del barco, se suele incluir una maqueta del mismo, cosa asimismo optativa, dado el precio de las mismas.

    8.- LA ENTREGA DE UN BARCO

    Dependiendo del astillero y del armador, la entrega de un barco puede ser un acto solemne, ms o menos privado, y un trmite co-mercial-administrativo. En la Armada, dado que supone el alistamien-to de nave en la nmina naval, siempre se ha cuidado. En el mundo de los astilleros de buques comerciales, de pesca o deportivos, no existe una regla general.

    El acto de entrega en s mismo supone la ejecucin final del con-trato de construccin, de modo que el astillero y el armador firman las actas correspondientes. Por lo general, se suele invitar a los me-dios, pues es una excelente publicidad. Puede aprovecharse en ese sentido para alguna entrevista o reportaje. Luego, se concluye con un almuerzo, pero en este caso es notable le diferencia entre las esplen-didez espaola y otros usos de pases europeos, donde esta comida es un mero almuerzo de trabajo.

    La variedad de casos es enorme, segn las culturas.

    9.- TRADICIONES, USOS, CEREMONIAL Y HONORES

    NAVALES DE LA ARMADA

    La tradicin de los honores militares y el ceremonial martimo es-taban fijados en Espaa mediante el Real Decreto 1024/1984, de 23 de mayo, por el que se aprobaron las Reales Ordenanzas de la Arma-da. Con carcter no oficial, pero como utilsima referencia a seguir, en 1988, en entonces jefe del Estado Mayor de la Armada, Fernando

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    Nardiz Vidal, orden redactar y publicar un utilsimo y hermoso li-bro, titulado Ceremonial Martimo, con el fin de complementar los reglamentos e infundir en ellos, a travs de los preceptos tradiciona-les en nuestra Armada, el alma que nos personifica por nuestro quehacer en la mar. Cabe recordar que los usos y tradiciones que conforman nuestro ceremonial martimo, en cuando a honores y saludos, aparecen en el Real Decreto de 4 de enero de 1922, que es-tablece el Reglamento a que deben ajustarse los honores a la voz y al can que se rinden en los buques de la Armada.

    Podra decirse que el da en un barco es o era- una sucesin de rituales. Y ese ritual tiene momentos especialmente evidentes, como el de las buenas noches que el oficial ms moderno da al comandante o a la persona de ms rango, al ponerse el sol y despus de la oracin.

    En los tratamientos, la Armada es muy tradicional. El Don se emplea no slo para oficiales, sino tambin para contramaestres, figura central en los buques; caballeros los guardiamarinas; los cabos y marineros, por su apellido o alias.

    La persona de mayor grado es la ltima en abordar un bote y la primera en desembarcar. En los buques, la banda de estribor de bar-lovento se considera la parte de los superiores, de modo que, salvo que sean invitados a quedarse, los inferiores deben abandonarla en la presencia de aqullos. Otro aspecto interesante de los protocolos navales se refiere al riguroso vestuario que ha de emplearse en cada situacin, aspecto muy importante cuando un nuevo oficial se pre-senta al comandante del buque, con guantes incluidos, o al resto de sus compaeros. En la Armada espaola, al contrario que en otras marinas, el uso del sable ha quedado restringido a algunas ceremonias y guardias, si bien en el pasado formaba parte del atuendo ordinario.

    El bastn es un elemento identificativo de mando caracterstico de nuestra Armada, pero sujeto a sus propias reglas: Su uso est reserva-do, desde el grado de capitn de corbeta a superior, a comandantes de buques o de dependencia naval. Su uso es esencialmente ceremo-nial. A bordo del propio buque no se usa, salvo para la entrega del mando. Se debe usar en actos protocolarios colectivos. No se usa en puerto extranjero ni en presencia del Rey o de quien lo represente.

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    La convivencia a bordo, dado por lo general, lo reducido de los espacios, est reglamentada para mejorar la convivencia. Las normas no escritas son muchas, y las tradiciones varias. Cuando el coman-dante preside la comida y la conversacin deriva hacia aspectos no adecuados para la mesa, ste puede indicar discretamente que se cambie el tema dndole la vuelta a la copa del agua. Es una tradicin de origen romano, ya que el anfitrin verta agua cuando presida el banquete, en los mismos casos.

    El picado de la hora es otra de esas costumbres compartidas por los buques de guerra de todas las naciones. La campana, con el nombre del barco y la fecha de su botadura en relieve, es una pieza tradicional del cargo.

    En tiempos pasados fue un instrumento utilitario necesario para dar la alarma, avisar a otros de nuestra presencia en tiempo de niebla cerrada, celebrar algn acontecimiento con su repique y, lo ms im-portante, regular la vida a bordo picando la hora para marcar los cuartos de guardia. Para ello se marca un repique por cada hora transcurrida y un pique en las medias en ciclos de cuatro horas. Picar la hora ya no es indispensable, porque todo el mundo puede saber la hora sin que se la recuerde la campana, pero los marinos dicen: Orla nos hace compaa en las guardias de mar y no orla produce cierta sensacin de vaco. Es una tradicin menor, podramos decir que humilde, pero es tradicin al fin y al cabo, que cuesta poqusimo de mantener y merece ser mantenida.

    Leyes Penales. Es un acto, normalmente semanal, en el que se da lectura a artculos de las Ordenanzas o legislacin en vigor y se leen, para ejemplaridad, los premios y castigos recados desde el ltimo acto celebrado. Este acto contina con la revista del Comandante a la dotacin y la inspeccin de compartimentos y servicios de a bordo.

    La dotacin, en posicin de firmes, espera la llegada del Coman-dante, al que el Segundo ha ido a dar la novedad. Llegado el Coman-dante, y con su venia, el Contramaestre de cargo da una pitada de atencin, la guardia pone las armas sobre el hombro y el escribiente de la comandancia, despus de pedir permiso al Comandante, da lectura a los textos seleccionados previamente por ste. Terminada la lectura, el Comandante da un grito de "Viva Espaa", contestado por toda la dotacin. Seguidamente se leen los premios y castigos y, en

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    algunos casos, el Comandante suele dirigir unas palabras a la dota-cin. La guardia en esta ltima lectura y alocucin est con el arma descansada.

    Otro de los elementos fundamentales de la cortesa naval son los saludos a toque de pito o chiflo, tan tradicionales y conocidos, sobre todo cuando los contramaestre o cabos de mar son hbiles en su manejo. El saludo se hace siempre desde el portaln y admite varias variantes segn el motivo, pero generalmente se da al subir a bordo el coman-dante u otras autoridades e invitados.

    Otra forma de exquisita cortesa a bordo es la Parada o forma-cin de toda la dotacin en cubierta para ser revistada. Las brigadas forman en ambas bandas, dando frente a cruja (la lnea imaginaria que divide el barco en dos de proa a popa).

    Otra forma de saludo tradicional en la Armada Espaola es la de Cubrir pasamanos. El saludo a la voz es tpico de nuestra Armada y tiene gran vistosidad, aunque menos sonoridad que el saludo al can, al que precede o puede sustituir, y cuenta con la ventaja de que lo pue-den ejecutar todos los barcos, desde patrulleros a portaviones, tanto en todos los puertos como en la mar. Consiste en dar un nmero determinado de voces de "Viva Espaa", desde el puente, contesta-dos por la dotacin desplegada en la banda por un "Viva" a pleno pulmn, subrayado por pitadas cortas de los contramaestres.

    Cuando el saludo a la voz se ejecuta independientemente, las normas para su iniciacin y final son las mismas que las del saludo al can, bien entendido que aqu se sustituyen el primer y ltimo ca-onazo por el primer y ltimo "viva". Si los dos saludos se realizan juntos, el saludo a la voz precede al can.

    En los veleros, los gavieros y juaneteros, previamente situados en los altos, a la voz de "cubrir vergas y pasamanos", despliegan de pie sobre las vergas y contestan a las voces sin saludar. Otra parte de la dota-cin se distribuye por la tabla de jarcia, dando frente afuera.

    Una peculiaridad del saludo practicada hasta el siglo XIX consis-ta en que, en lugar de hacer el saludo militar, la gente se descubra y levan-taba la gorra en la mano a cada "viva".

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    Tremolar insignias y gallardetes. Durante los saludos a la voz y al ca-n, desde el instante de iniciarlos hasta su terminacin, las insignias y gallardetes de grado inferior al saludo, se arran hasta el tercio alto del mastelero y se agita su driza de modo que tremolen. Cuando la insignia saludada se iza en el propio buque, se arra el gallardete o insignia de grado inferior despus de tremolarla. Si lo que se iza es un distintivo, no se arran insignias ni gallardetes, slo se tremolan.

    Combinacin de los elementos de saludo

    El saludo de los buques, cuya graduacin y modo debe hacerse en cada caso con extremado cuidado, pues si se hacen por defecto se ofende al saludado y si por exceso se devala el saludo, es el resulta-do de la combinacin y dosificacin de los elementos anteriormente descritos, siendo sus reglas bsicas:

    A banderas, estandartes, insignias y distintivos: saludo a la voz y al can (o atencin en cubierta) y guardia militar.

    A otros buques: guardia militar, atencin en cubierta y pito. A personas: guardia militar, pito y formaciones o comisiones. Debe recordarse que el saludo con pito corresponde exclusi-

    vamente a las autoridades navales, y que los honores militares de guardia raramente se tributan a personas civiles.

    Las ocasiones en las que se tributan honores son:

    Al pas visitado, en puertos o aguas extranjeras. Al arbolar o arriar estandartes, insignias o distintivos. En los encuentros, en la mar o en puerto, con insignias no sa-

    ludadas anteriormente, con el Estandarte Real en todas las ocasiones.

    A otros buques, al acercarse en la mar o en puerto a distan-cias menores de un cable.

    Al recibir o despedir a personalidades a bordo.

    Adems de lo anterior, hay que citar ciertos actos de cortesa que aunque no presuponen la rendicin de saludo por el barco se hacen en nombre suyo, como son:

    Despedidas a buques que se destacan de una unidad o puerto. Visitas a autoridades locales en tierra.

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    Intercambios de visitas con buques de guerra extranjeros.

    Saludo al pas visitado

    Consiste en una salva de 21 caonazos durante la cual se arbola en el tope la bandera nacional del pas visitado (no la bandera de gue-rra de su marina), se toca "atencin en cubierta" y se forma la guardia militar en "presente". Se realiza a la llegada a puerto, pero solamente si se conoce de antemano que ser contestado al can. Para evitar dudas, debe concer-tarse previamente por canales diplomticos, y se dispone de veinticuatro horas despus de la llegada a puerto para realizarlo.

    En tiempos pasados, este saludo se tributaba tambin en aguas costeras al cruzar frente a determinados fuertes.

    Saludo al Estandarte Real

    Es saludado al arbolarlo y arriarlo a la voz y al can, mantenin-dose arbolado mientras permanezca a bordo la Persona Real. Si los Reyes embarcan a travs de una Base Naval, se tendr en cuenta que al entrar en la Base, en sta se dispara una salva de ordenanza, salva que el buque ms antiguo entre los presentes secundar, iniciando su primer disparo cuando en la Base se dispare el segundo caonazo.

    El Estandarte de Prncipe u otra Persona Real que tenga derecho a l recibir idntico tratamiento al anterior, graduando las voces y caonazos con arreglo a lo especificado en el Reglamento.

    Saludo a insignias

    Las insignias son banderas especiales que indican la presencia a bordo de una autoridad naval con mando. Son saludadas a la voz (y al can) al ser izadas en el momento de tomar el mando la autoridad naval que las ostenta, y permanecen as da y noche hasta que sta cesa, momento en que se arran y son saludadas de nuevo. Los gallar-detes de los Comandantes de buques, aunque son insignias, no tienen saludo, salvo como devolucin.

    Saludo a distintivos

    Los distintivos son banderas especiales que indican la presencia a bordo de autoridades militares o civiles, sin potestad de mando

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    operativo, en visita oficial. A diferencia de las insignias, solamente se les saluda una vez a la voz y al can, bien sea al izarlos o al arriarlos. Se exceptan de esta regla los de: Presidente del Gobierno, Ministro de Defensa y Embajadores de Espaa en el pas de su misin, los cuales reciben saludo al izarlos y al arriarlos.

    Saludos entre buques

    Cuando dos buques se cruzan al alcance de la voz en horas com-prendidas entre el orto y el ocaso del sol, intercambian los siguientes saludos.

    Si uno solo de los buques est en movimiento y cualquiera de los dos arbola insignia:

    El ms moderno manda "atencin en cubierta" con corneta, si dispone de ella, o pitada y el ms antiguo responde segui-damente, tocando tambin "atencin" y, despus de una pau-sa, toca "descanso".

    El buque ms moderno, cuando el ms antiguo ha mandado descanso, hace lo propio.

    Si las guardias estuvieran formadas, la del buque ms mo-derno adopta la posicin de armas de "presente" si corres-ponde a la insignia que se saluda, y "sobre el hombro" en los dems casos, y, si dispone de msica toca el honor musical correspondiente.

    Si no se dispone de msica el saludo transcurre en silencio. Si el otro buque es extranjero y existen dudas sobre la relativa

    antigedad, nuestros barcos estarn siempre dispuestos a ser los primeros en saludar.

    Si uno solo de los buques est en movimiento y ninguno de ellos ostenta insignia: Se procede de forma similar, omitiendo el toque de corneta y

    los honores musicales. Las guardias militares se ponen "sobre el hombro".

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    Se omitirn los saludos en puerto entre buques que van a quedar abarloados.

    Si los dos buques estn en movimiento: Se ordena atencin en cubierta con pito solamente. Si hay guardias formadas, adoptan la posicin de armas co-rrespondiente. Aunque alguno de los buques ostentase insignia, el saludo se limita a lo dicho. Si el otro buque fuera extranjero y pareciese que va a tocar cornetas o rendir algn otro honor, nuestros buques corres-pondern de igual forma. Se omitirn estos saludos si se est en maniobras marineras, como dar el remolque, aprovisiona-miento en la mar, etc.

    Saludo a mercantes

    Los barcos mercantes saludan al paso de buques de guerra arrian-do su Bandera. Se les responde arriando momentneamente la Ban-dera a media driza, izndola inmediatamente a tope, despus de lo cual el mercante iza la suya. Hace tiempo los mercantes solan izar y arriar tres veces su Bandera.

    Saludos al paso de falas con insignia:

    Si una embarcacin menor, ostentando insignia en la proa, pasa junto a un buque atracado o fondeado.

    Forma la guardia (y msica). Atencin en cubierta. Si la insignia que pasa es de grado menor que la propia no se

    forma guardia y slo se toca "atencin en cubierta". El Oficial de Guardia, o su subalterno, saluda militarmente

    desde la meseta alta del portaln.

    Si la embarcacin con insignia cruza a la voz de un barco en mo-vimiento:

    Se ordena "atencin en cubierta" con pitada.

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    Si hubiera una guardia formada, sta adoptar la adecuada posicin de armas.

    El Comandante o el Oficial de Guardia saludarn desde el alern del puente.

    La toldilla

    En muchas de las ceremonias que se han descrito se ha citado la toldilla como su escenario habitual, por ser sta, a bordo, el lugar de honor. Esto es debido a que la toldilla, zona de cubierta que nor-malmente estaba a un nivel ms elevado que la cubierta principal, era un lugar casi sagrado donde ondeaba la Bandera, el puesto de comba-te del Comandante, el lugar desde donde se gobernaba el barco, la "plaza de armas" para la formacin de guardias, el punto de recep-cin de personalidades y, adems, por estar cerca de sus cmaras, el lugar de paseo del Almirante, Comandante y Oficiales. En tiempos ms antiguos, incluso, en el mamparo del saltillo de toldilla, se entro-nizaba la imagen de la Virgen.

    Actualmente, la tcnica se ha extendido a la popa y ha alejado de ella las cmaras, el gobierno del barco y los puestos de combate del mando, y ya no es siempre posible utilizarla como lugar de honor, como ocurre en los portaviones y ciertos tipos de buques de asalto anfibio. Cuando esto ocurra, ser obligado acotar algn otro espacio de cubierta adecuado a los fines anteriores y que reemplace la popa como "toldilla". Tal espacio debe marcarse con seales en cubierta o con barreras de beta tejida con decoraciones de recorrida, estachas adujadas artsticamente, casquillos de municin pulimentados, etc. En este espacio acotado y en sus cercanas, debern observarse todas las marcas de respeto que se observaban en la autntica toldilla.

    Baja de un buque en la Armada

    Como queda dicho, la tradicin de los honores militares y el ce-remonial martimo estaban fijados en Espaa mediante el Real De-creto 1024/1984, de 23 de mayo, por el que se aprobaron las Reales Ordenanzas de la Armada, pero que, con carcter no oficial, se usa como referencia un manual titulado Ceremonial Martimo, con el fin de complementar los reglamentos e infundir en ellos, a travs de los preceptos tradicionales en nuestra Armada.

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    Como ejemplo de la notable diferencia entre el texto del Real De-creto y la tradicin naval podemos comparar la norma aplicable a uno de los ms solemnes, emocionantes y, por qu no decirlo, triste entre los actos cotidianos de la Armada: la baja de un buque de guerra.

    Recordemos lo dispuesto en las Ordenanzas de la Armada:

    Artculo 590.

    La Armada conservar con respeto todas aquellas tradiciones, usos y costumbres que mantengan vivo su espritu y perpeten el recuerdo de su historia.

    Artculo 613.

    La baja en la Armada de los buques se realizar con una ceremonia solemne, cuyo acto fundamental ser el arriado de la Bandera y el desembarco de la dota-cin.

    Al ser desarmado un buque, su Comandante lo entregar al Arsenal para su custodia y disposicin de la forma que el mando ordene. La ceremonia la preside el Almirante del Arsenal que lo recibe. La dotacin forma como para Leyes Penales y el Coman-

    dante ordena leer la disposicin oficial de baja del buque. El capelln reza a continuacin unas preces de gracia y de recuerdo para los fallecidos entre los que formaron parte de la dotacin. El Comandante toma la palabra para resumir el historial marinero y militar del buque. Se arra la Bandera con los honores correspondientes. El Comandante toma en sus manos la Bandera plegada y la entrega al Almirante del Arsenal. Desembarca la dotacin formando en tierra, siendo la guardia militar la ltima formacin que abandona el bu-que, seguida por el Comandante. La guardia de Arsenales o de la Infantera de Marina de-signada al efecto y previamente formada en el muelle, en-tra a bordo.

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    Oracin

    Todos los das, al anochecer, se rene la dotacin formada en cu-bierta o en una chaza o sollado si el tiempo es adverso, y en posicin de saludo militar canta a coro la Oracin. Preside el acto el Oficial de Guardia y, cuando termina, se da lectura a la orden para el da si-guiente.

    Durante el canto de la Oracin, todo el personal en cubierta salu-da dando frente al lugar donde se canta.

    Aunque el acto de la Oracin debera celebrarse siempre, tanto en puerto como en la mar, en puerto pierde parte de su solemnidad si por la salida de francos gran parte de la dotacin est en tierra.

    Es una tradicin tan antigua, por lo menos, como la propia Ar-mada espaola, que despus de sucesivos cambios de forma ha llega-do a producir en nuestros das esta autntica joya que no debemos permitir que desaparezca, como desaparecieron las viejas salomas de las que es residuo y quintaesencia, ni que sea sustituida por una sim-ple lectura a travs de la red de altavoces, como en la marina esta-dounidense.

    Oracin de la Noche de la Armada Espaola

    T que dispones de viento y mar, haces la calma, la tempestad. Ten de nosotros Seor, piedad, piedad, Seor, Seor, piedad.

    Autor: J. Snchez Marraco Director Musical: Coronel Don Agustn Dez Guerrero

    La Virgen del Carmen

    Real Orden de 28 de junio de 1901, por la que se dictan instrucciones para la celebracin de la festividad de la Patrona de la Marina.

    Como complemento de la Real Orden de 19 de Abril ltimo, con objeto de resol-ver las consultas que han sido dirigidas a este Centro por los capitanes generales

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    de los departamentos; S.M. el Rey, (q.D.g.) y en su nombre la Reina Regente del Reino, ha tenido a bien disponer, que para celebrar la festividad de la Santsima Virgen del Carmen, declarada Patrona de la Marina de guerra por Real orden de la indicada fecha, se observen las prescripciones siguientes:

    Primera. El 16 de julio ser festivo para todos los individuos que pertenez-can a la Marina militar, ondear el pabelln en las dependencias estable-cidas en tierra, y en los buques que se encuentren en puertos nacionales, se mantendr izado el engalanado de sol a sol.

    Segunda. En el mismo da se celebrar en esta Corte, en los departamentos y buques de primera que es donde hay personal eclesistico una misa, a la que asistirn en traje de gala los individuos de todos los cuerpos y re-presentaciones de las clases subalternas y de las de marinera y tropa.

    Tercera. El da 17 se celebrar una misa de rquiem en sufragio de los com-paeros fallecidos, debiendo asistir a ella el personal indicado, en traje de media gala.

    Cuarta. En los departamentos se celebrarn dichos actos precisamente en las parroquias castrenses; los tenientes vicarios, facilitarn los recursos pro-pios de aquella.

    Quinta. En las provincias y distritos martimos se verificarn tambin los actos que quedan expresados, aun cuando sea con la mayor modestia, y si aun de tal manera no puede sufragar el personal de aquellas los gastos que origine, bastar para el espritu y fines que informan esta disposicin, la asistencia personal a ellos.

    Sexta. Las autoridades locales de Marina, invitarn para los actos indicados, a comisiones de la Mercante, de los buques que se hallen en los puertos donde aquellos se verifiquen, pues teniendo las dos Marinas una misma Patrona, mantendr y aun estrechar tal medida, sus lazos de afecto y confraternidad.

    En los buques, cuarteles, destacamentos, academias y dems dependencias de la Marina, se mejorarn los ranchos de la marinera, tropa y alumnos y se

  • EL CEREMONIAL MARTIMO: HISTORIA, TRADICIONES Y USOS

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    facilitarn los medios para que celebren algn otro acto de esparcimiento. Los gastos que esto origine se satisfarn por los fondos econmicos y de entretenimiento, respectivamente.

    Los buques que se encuentren en el extranjero no verificarn ninguna ceremo-nia exterior.

    REFERENCIAS BIBLIOGRFICAS

    Bibliografa y fuentes

    AGUILERA Y ELAS, A. Buques de guerra espaoles. 1885-1971, Madrid, San Martn, 1968.

    MANERA REGEYRA. E et al. El buque en la Armada Espaola, Madrid, Silex, 1981.

    URQUIZA DE. ADOLFO J. Ceremonial pblico, Madrid, Edicin del autor, 1932.

    VIDAL Y SAURA, G. Tratado de Derecho Diplomtico, Madrid, Editorial Reus, 1925.

    VV.AA. Ceremonial Martimo, Madrid, Editorial Naval, 1988.

    Disposiciones oficiales

    Reales Ordenanzas para las Fuerzas Armadas.

    http://www.defensa.gob.es/RROO_2009/

    Reales Ordenanzas de la Armada. Armada Espaola.

    http://www.armada.mde.es/ArmadaPortal/page/Portal/ArmadaEspannola/mardigital_docinstituc/prefLang_es/

    Armada Espaola. Reglamentos. Ceremonial martimo.

    http://www.armada.mde.es/ArmadaPortal/page/Portal/ArmadaEspannola/mardigital_docinstituc/prefLang_es/00_docu-institucional-armada+--06_ceremonial-maritimo

    Reglamento de Honores Militares.

    http://noticias.juridicas.com/base_datos/Admin/rd684-2010.tp.html

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    APROXIMACIN AL CEREMONIAL DEL EJRCITO ROMANO

    AN APPROACH TO THE ROMAN ARMY CEREMONIAL

    CHANTAL SUBIRATS SORROSAL Universi tat Int ernacional de Catalunya

    chsubirat s@gmai l .com

    Resumen A lo largo de la historia observamos que toda organizacin compleja ha desarrolla-do una serie de ceremoniales para dar solemnidad a sus actos pblicos. Con esta investigacin demostramos que el ejrcito romano no fue una excepcin. El estu-dio recoge las ceremonias militares romanas del Alto Imperio (31 a.C.-235 d.C.). A partir de la definicin de los actos que podan haber existido tratamos de definir, por un lado, los actos protocolarios del soldado en el campamento y, por otro, los rituales relacionados con la muerte y la sepultura segn su muerte aconteciera hon-rosa o ignominiosamente. Dado que el ejrcito romano no edit un protocolo ceremonial propiamente, nos basamos en las Reales Ordenanzas del Ejrcito Espa-ol, en las que se exponen y detallan los actos militares actuales. Palabras clave: Ceremonial. Ritos militares. Ejrcito romano. Alto Imperio. Historiografa moderna.

    Abstract Along history, any complex organization has developed different ceremonials in order to give solemnity to their public events. This research shows that the Roman army was no exception. The study includes the Roman military ceremonies devel-oped during the early Roman Empire (31 BC-235 AD). On one side we will try to define the formal events of the soldier during his military life. On the other side, we will explain the rituals related to death and burial depending on the honourable or ignominious circumstances of the soldiers death. Since the Roman army never published a specific protocol for their solemn acts, this investigation will be based upon the Royal Spanish Army Ordinances, which details current military ceremo-nies, from which we will try to discover those of the Roman Army. Keywords: Ceremonial. Military rites. Roman army. Roman Empire. Modern historiography.

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    1.- CONTEXTO DE LA INVESTIGACIN

    Son numerosos los estudios que se han realizado a lo largo de la historia sobre el ejrcito romano. En la historiografa ha ido variando el enfoque sobre el cual se cimientan los estudios de la historia militar en la Antigedad. Se pueden hacer aproximaciones segn los distin-tos puntos de vista: institucional, tctico, armamentstico, econmico, social, etc. Algunos aspectos han interesado ms que otros, como por ejemplo, la polmica sobre la ubicacin del lugar exacto de la resis-tencia de las tropas de Vercingtorix contra Csar, alimentada por diversos estudios desde el siglo IX, y que cautiv especialmente a Napolen III quien, siguiendo los pasos de su augusto to, Napolen Bonaparte, en sus Comentarios a La Guerra de las Galias, tena la inten-cin de escribir una biografa de Julio Csar. Esta obra lleg a publi-carse annimamente entre 1865 y 1866, y es uno de los mltiples casos de historia militar romana que se podran encontrar desde Ve-gecio en adelante.

    Tras su poca de gloria durante las ltimas dcadas del siglo XIX y primera del XX, la Historia Militar adquiri mala fama tras los horrores de las dos Guerras Mundiales. Aquella era una Historia ba-sada en el anlisis de las batallas antiguas y slo entre un grupo relati-vamente reducido de intelectuales se mantena activo el inters por la investigacin de los conflictos blicos y por la investigacin del mo-dus vivendi de quienes en ellos participaron.

    Anecdticamente tambin podemos hablar de las asociaciones de recreacin histrica que existen en Norteamrica y Gran Bretaa, interesadas en simular batallas del pasado, o tambin la proliferacin de los juegos de estrategia o incluso de rol en vivo que buscan descubrir o interpretar los eventos clave de nuestra historia1. El fenmeno recreacionista, que se inici en los aos sesenta del siglo pasado, propone encuentros regulares con los participantes pertrechados como legionarios, con mayor o menor acierto, para realizar exhibiciones o practicar combates simulados, como forma de reivindicacin de los valores tradicionales atribuidos a la civilizacin

    1 Society for Creative Anachronism, Dagorhir Battle Game Association o Rome-national classical

    combat simulation, por citar algunos ejemplos.

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    occidental y encarnados en la cultura romana2. Adems, estos aficionados proporcionan espectculos que dan vida al ejrcito romano ante el gran pblico, aparte de contribuir en gran medida al conocimiento del equipo militar gracias a su afanosa reconstruccin y prueba de armaduras, armas y utensilios.

    Desde los aos ochenta del siglo XX, sin embargo, la situacin fue cambiando gradualmente en Europa y los Estados Unidos. Para las nuevas generaciones que llegaban a la adolescencia y la madurez, la angustia de la experiencia directa de la Guerra Mundial quedaba atrs, al igual que la percepcin de la amenaza sovitica. La tradicio-nal fascinacin por las armas, los desfiles, la tecnologa y la integra-cin en un grupo cohesionado han generado una creciente demanda de literatura militar divulgativa, y tambin el regreso del pndulo de la moda acadmica, facilitado adems por un notable giro en su enfo-que3.

    En efecto, la Historia Militar presta hoy atencin sobre todo a as-pectos que antao fueron menos valorados, como la logstica, los smbolos y ritos de guerra, los aspectos sociales, la composicin de-mogrfica, tnica y social de los ejrcitos, las finanzas, la psicologa del combatiente, etc., sin abandonar los temas tradicionales como el asedio y dems estrategias para vencer fsicamente a los enemigos. El estudio de las armas y las tcticas, de las operaciones, acaba siendo central para entender los mecanismos y el funcionamiento de la gue-rra, al igual que el comportamiento de los hombres que emplean esas armas.

    Las nuevas aproximaciones al estudio de la guerra han dejado a un lado la forma de verla a un nivel macro, es decir, todo aquello relativo al aparato tcnico, estratgico, tecnolgico y logstico, para dar paso a la sensibilidad, la moralidad y la experiencia del soldado, a veces traumtica, en su condicin ms humana.

    La consolidacin de los estudios militares de la Antigedad en Espaa se ha hecho evidente en los ltimos aos en diversos frentes. En primer lugar, debe anotarse la aparicin en las Universidades de

    2 CORTADELLA, J. (2011): Los grupos de recreacin histrica, La guerra en la antigedad desde

    el presente, I, pp. 91-140. 3 QUESADA, F. (2011): Arqueologa e historia militar antigua en Espaa, la guerra en la anti-

    gedad desde el presente, I, pp. 41-74.

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    asignaturas especficas de Arqueologa e Historia Militar antigua, den-tro de postgrados y msters oficiales, de grupos de investigacin y portales de Internet creados en distintas Universidades espaolas y dedicados a los campos de batalla de todos los periodos.

    En paralelo, actividades universitarias de Historia Militar, que hasta ahora slo haban tomado en cuenta desde el mundo medieval en adelante, recientemente integran en sus programas el mundo anti-guo. Existen cursos dependientes del Ministerio de Defensa integra-dos, naturalmente, por especialistas civiles y militares. Los propios militares, adems, adquieren desde hace unas dcadas una cada vez ms slida formacin histrica, bien dentro de sus planes de estudio, bien realizando licenciaturas aadidas. Tambin se vienen desarro-llando en los ltimos aos Proyectos de Investigacin del mayor nivel dentro de los Programas de I+D de los ministerios correspondientes, dedicados especficamente a temas militares de la Antigedad desde la perspectiva del estudio de las armas, campamentos militares roma-nos, etc. Gracias a todo este contexto favorable, en el mbito acad-mico espaol es perfectamente posible realizar Tesis Doctorales y trabajos de investigacin sobre Arqueologa e Historia Militar anti-gua, abarcando cualquiera de sus facetas.

    2.- METODOLOGA Y ESTRUCTURA DE LA INVESTIGACIN

    Para determinar las ceremonias a tratar, partimos del ceremonial que celebra en un ejrcito contemporneo, el Ejrcito Espaol. Divi-dimos los actos ceremoniales en tres grandes grupos: las celebracio-nes seguidas en el campamento militar mientras el soldado est en activo, rituales relacionados con la muerte del soldado, y ceremonias de recuerdo del militar.

    En torno a estos bloques se estructuran las ceremonias que estimamos plausibles tambin en el ejrcito romano. En el primer bloque encontramos actos como la parada militar, la jura de Bandera, la entrega de estandartes cuando se crea una unidad nueva, el cambio de poderes entre distintos mandos, los ascensos y las distinciones, la jubilacin del militar y las festividades guerreras. En el segundo se incluyen los actos luctuosos en forma de funerales. Y en el tercero, todas aquellas ceremonias de recuerdo y gloria del militar que se

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    llevan a cabo a nivel de fiestas religiosas, visitas de Estado y en todas las ceremonias anteriores como parte secundaria -pero obligatoria- del evento principal que la motiva.

    Una vez obtenido el marco y una estructura iniciales acudimos a las fuentes primarias (fuentes de la poca) y secundarias (estudios actuales sobre el ejrcito romano).

    En otras ocasiones utilizamos los restos arqueolgicos, como la Columna Trajana, para describir e ilustrar algunas de estas ceremo-nias, especialmente las paradas militares, los discursos del general o los ritos de purificacin. Tambin las imgenes monetales nos son de ayuda en este mismo sentido.

    Otro tipo de fuentes a tener en cuenta son los monumentos fune-rarios, cenotafios y representaciones en relieve que pueden ofrecer informacin explcita e implcita de todo aquello relativo al recuerdo y al buen nombre del militar fallecido.

    Partimos de la base que todo ejrcito permanente, basado en la disciplina y la organizacin jerrquica de sus mandos, requiere unos ceremoniales y tiene unas necesidades protocolarias parecidas. Sobre la base de que no siempre podremos responder al esquema inicial por falta de datos, la comparacin de dichos ceremoniales con los del ejrcito espaol nos servir para establecer hiptesis que nos ayuden a completar aquellos detalles poco claros o sin referentes en las fuen-tes antiguas.

    3.- CEREMONIAL SOLEMNE

    3.1.- Estructura y rituales de construccin del campamento militar

    El campamento romano, como asentamiento militar, se convirti a la vez en enclave ofensivo y defensivo: ofensivo porque agreda un territorio ajeno mediante la conquista; y defensivo en el sentido de que el campamento supona la traslacin a las provincias romanas de la propia Roma. Desde el punto de vista simblico, la agresin al campamento militar poda ser entendida como un ataque a Roma y, por este motivo, haba que defenderlo. El general Paulo Emilio, durante la guerra de Macedonia, afirm al hablar del campamento:

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    Para el soldado, el campamento representa la patria ausente, las trincheras y la tienda son su casa y sus penates.

    La fortaleza legionaria era un microcosmos religioso, pues estaba bajo la proteccin de su propio genio (genii). Durante la fase de construccin del mismo, se contemplaban toda una serie de ritos: (a) Inauguratio, (b) Orientatio, (c) Limitatio y (d) Lustratio y Consecratio.

    a. La inauguratio se refiere a la previa consulta de la voluntad de los dioses, que realizaban los augures castrenses, antes de fundar el cam-pamento: si stos eran favorables, se proceda al sacrificio de purifi-cacin. Era costumbre, ya en las ceremonias religiosas y tambin en los negocios, emplear con el mayor cuidado los nombres cuya signifi-cacin expresara algn recuerdo o cosa agradable: se procuraba que los individuos que ayudaban en los sacrificios, los sacerdotes y los soldados tuvieran nombres venturosos. El sacrificio consista en una suovetaurilia o, al menos, la ofrenda de uno de estos animales a los dioses.

    b. Con el segundo rito, la orientatio, el augur determinaba la direccin (orientacin) de las dos lneas principales: el cardo y el decumano mximo. El primero iba de norte a sur, mientras que el segundo de este a oeste. Adems estableca, junto con los agrimensores militares, el centro de la fortaleza, donde se ubicaban los edificios principales del mismo. El decumano sola conectar dos puertas: la Praetoria, es decir, la ms cercana al enemigo, y la Decumana, en el extremo opues-to.

    c. Una vez el augur haba determinado la orientacin general de las lneas, los agrimensores militares realizaban el diseo del permetro y de los lmites interiores del campamento (limitatio).

    d. El ltimo rito es conocido como lustratio y posterior consecratio, ltimo nombre debido a la determinacin del campamento como espacio sacro. Se realizaba un sacrificio expiatorio. Tena una elevada carga psicolgica en la mentalidad de los soldados: el campamento implicaba una porcin de Roma en aquel territorio. Era necesario purificar la tierra y el espacio que iba a ser el hogar temporal de los soldados. Los sacerdotes efectuaban un nuevo sacrificio para consagrar el campamento. Formulismos como la exclamacin Age!, es decir, Hazlo! O Hiere!, formaban parte del ritual de los sacrificios.

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    En la ceremonia participaban los estandartes de las unidades, aunque no los portaestandartes. Esto poda ser debido a que ningn individuo estaba autorizado a penetrar en el interior del recinto hasta que el rito no estuviera completado. La presencia de los estandartes -todos ellos tenan connotaciones sagradas-, parece que jugaba un doble papel: por un lado como representacin de los dioses y los genii campestres, y por el otro, como delegacin de las cohortes y dems unidades que componan el ejrcito presente.

    Por aadidura, este microcosmos tena su propio ritual guerrero. Haba das nefastos en los que se evitaba entablar batalla (festividades dedicadas a los dioses infernales o a los muertos). En el altar se reali-zaban lecturas de los auspicios y ofrendas para que los dioses favore-cieran la victoria, y en caso de haberlo hecho, se construan monu-mentos y se efectuaban ofrendas.

    Tambin exista un orden de acceso: la salida del campamento se haca por la puerta pretoria, situada al oeste, en direccin al enemigo para ir a batallar. Y al regresar de la contienda se entraba por ella en caso de derrota o, por la puerta principal en caso de victoria. En cualquier situacin, fuera cual fuese la puerta de regreso, sta tena colgada una rama de laurel, o bien se barra su entrada con una esco-ba ritual para que no entrara la contaminacin que representaba la sangre y la muerte de la guerra.

    3.2.- Actos en vida

    Tanto para recibir rdenes, como para repartir el estipendio, transmitir un discurso o participar en cualquier acto solemne que se llevara a cabo, era esencial que la tropa permaneciera formada. As pues, por la misma mecnica de los actos, o por la necesidad de esta-blecer un orden de ejecucin en los mismos, la parada militar se con-virti en un ejemplo de aplicacin del Protocolo, entendido como la distribucin determinada de las unidades militares participantes y sus componentes. Si bien es cierto que gracias a las representaciones en la Columna de Trajano hemos conocido algunas ubicaciones, no ha sido posible determinar con exactitud la colocacin de todos los inte-grantes en cada una de ellas. Por ejemplo, en ceremonias sacrificiales sabemos que el general, los oficiales y los sacerdotes ocupaban un espacio principal. Este poda ser una tribuna o un muro alrededor del

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    espacio del altar. Fuera de ste, el espacio se distribua del siguiente modo: una primera fila ocupada por los portaestandartes (con o sin las enseas), detrs el resto de legionarios distribuidos por centurias y al final las tropas auxiliares. Sin embargo, que no se determinara en este estudio el orden de precedencia interna de cada grupo no signifi-ca que no existiera un protocolo de formacin de acuerdo con algn tipo de gradacin o distribucin.

    Tambin se detecta que, en las paradas cuyo motivo no eran el de recibir las tareas del da o establecer la formacin en el campo de batalla, se exiga a la milicia que se presentaran afeitados, bien vesti-dos, con las armas lustradas y llevando todas las condecoraciones recibidas, tanto las individuales como las colectivas. Los cargos que quedaban exonerados de la obligacin de afeitarse para tener un as-pecto an ms intimidador eran los portaestandartes, que vestan con pieles de animales por encima del casco.

    El segundo acto detectado es el de la creacin de una unidad. Pa-ra el reconocimiento oficial y solemne por parte de los poderes p-blicos, se haca entrega de sus enseas. Sin embargo, sobre esta ce-remonia no disponemos de ms datos. Quiz se entregaran en una reunin del Senado en el templo de Bellona, o se realizara un acto de presentacin ex profeso, tal y como ocurre hoy en da en el ejrcito espaol. Si fuera ste el caso en Roma, cabra la posibilidad de que los sacerdotes militares pudieran realizar un ritual para acercar o iden-tificar el emblema con alguna divinidad, del mismo modo que en la actualidad el capelln militar bendice la ensea de una unidad para contar con el beneplcito de Dios. Parece plausible, sin embargo, que al crearse una unidad, los soldados asignados a sta veran la ensea que los representaba cuando se produjera el juramento militar, mo-mento en que formalizaran el vnculo de fidelidad de la unidad para con las instituciones oficiales y el Emperador.

    Por lo que respecta a la entrega de mandos, se trataba del traspa-so de poder militar entre comandantes. Con seguridad habra algn tipo de comunicacin formal, en forma de discurso, a las tropas de dichos cambios. La problemtica reside en el silencio de las fuentes en este punto, que se limitan a narrar el trasfondo poltico o, lo que es lo mismo, el inters subyacente del comandante-magistrado para ascender rpidamente en el cursus honorum.

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    En este sentido, se detect que la actitud habitual del mando sa-liente era hostil y que se empleaban tretas para poner en aprietos al nuevo comandante al no disponer de efectivos: licenciar las tropas, enrolarlas en otras contiendas fuera de aquella provincia o, si hubiera puesto fin a un conflicto, disolver filas y celebrar un triunfo. El Ce-remonial que poda tener lugar era el del discurso de despedida del antiguo cargo y otro de presentacin del general entrante. Todo ello en dos ceremonias separadas porque el nuevo cargo tardaba un tiem-po en llegar al lugar y el comandante saliente ya no estaba, por lo que debera haber un oficial al mando durante este tiempo como interino. Los soldados no repetan el juramento de fidelidad al nuevo mando, pues se realizaba en base a los poderes pblicos, no a la persona.

    Asimismo, todo cambio de posicin, promocin o ascenso era registrado en el expediente militar. Si el cambio era decidido por el comandante, ste informaba mediante despacho a los cnsules o al emperador, quienes a su vez lo podan comunicar durante sesin en el Senado. Las promociones de los oficiales eran determinados por el Senado, y posteriormente, por el Emperador con una posible ratifi-cacin del Senado. Lo mismo ocurra con la concesin de las coronas honorficas, que eran decisiones del Emperador, y quizs refrendadas por el poder del Senado. Exista una gradacin de coronas (mayores y menores) que slo estaban al alcance de unos pocos.

    Aparte de las coronas, cuando se reconoca una virtud o hazaa se otorgaban galardones individuales o colectivos que incrementaban el prestigio del soldado, el de su unidad y el de su familia, y daba pre-rrogativas y privilegios: promocin interna, pecunio, indumentaria diferenciada, ocupar un lugar destacado o de honor en cortejos triun-fales, desfiles, procesiones funerarias y en la hornacina del hogar si dispona de una mscara.

    Esto ocurra en asamblea, tras una contienda victoriosa. El co-mandante ordenaba dar al agraciado un paso hacia adelante, le haca un elogio pblico y le comunicaba el premio.

    Por un lado se constata la existencia de un protocolo premial, pues una misma hazaa poda ser reconocida con distintas recompensas, segn el rango del individuo y de la unidad que sirviera (infantera o caballera). La repeticin de una condecoracin representaba la promocin del individuo en el mismo grado.

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    El emperador era el nico que tena el privilegio de llevar una Gorgona en la coraza, motivo que apareca supuestamente en el peto de Alejandro Magno. Los comandantes llevaban imgenes de anima-les o alusiones mticas. Adems, los generales disponan de una insig-nia propia plenamente identificativa y simblica para indicar su pre-sencia en el campamento o en el campo de batalla.

    Los generales notables tambin podan ser recompensados por el Senado o el Emperador mediante Ttulos de Victoria. stos eran los sobrenombres que reciban aludiendo al conflicto blico que haban resuelto favorablemente. Si el Senado o el Emperador queran dar este mismo honor a una legin determinada, se llamaba Cualificacin, pero tambin se poda perder uno de estos ttulos como forma de castigo. Cuando el conflicto se resolva con apenas derramamiento de sangre o el enemigo era considerado muy inferior, se otorgaba una ovacin al general. Por el contrario, se celebraba un triunfo si el con-flicto haba terminado despus de fuertes enfrentamientos. Este era uno de los ms grandes honores para el general y sus tropas.

    En Roma el cortejo tena su propio ordenamiento interno: sena-dores, exhibicin del botn, reproducciones de las batallas y de las ciudades capturadas, toros blancos para sacrificar a los dioses, mues-tra de los prisioneros, cuadriga con el comandante con atributos di-vinos y soldados. Era tradicin que estos ltimos cantaran canciones obscenas y de mal gusto. Terminaba el triunfo con un gran banquete para el pueblo con el objetivo de que ste recordara la generosidad del triumphator. Contribuan a perennizar ese triunfo personal los ar-cos, edificios, emisiones monetales, juegos y espectculos que se pro-ducan a tal efecto.

    Todos estos premios, as como la trayectoria satisfactoria de un soldado, contribuan a que obtuviera un licenciamiento honroso. Tambin lo poda obtener por causa de enfermedad grave o, si su comportamiento no haba sido honorable en el ejercicio de sus fun-ciones, se converta en ignominioso.

    Respecto a los sacrificios acontecidos dentro festejos cvico-religiosos, se seleccionaban a las vctimas: si se hacan en honor a una divinidad celestial eran de color blanco, pero si era infernal eran ele-gidas de color oscuro.

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    Tambin existan fiestas guerreras que tenan lugar todos los aos al principio de la temporada de guerra en marzo y al finalizar sta en octubre. Y durante este intervalo se celebraban otras festividades, las propias del culto imperial o el aniversario de la legendaria fundacin de Roma, o las propiamente castrenses, como la conmemoracin del nacimiento de la unidad o el culto a los estandartes. En esta ltima, las guirnaldas que decoraban los estandartes tenan un significado de victoria, fama, gloria, inmortalidad, valenta y coraje. Eran tambin una ofrenda floral a los dioses en tanto que divinos eran los estandar-tes. El uso de la rosa en muchas de estas ceremonias provena del mundo griego: la rosa era un smbolo de la vida gracias a su belleza, un smbolo de la muerte por la inevitable y rauda extincin de sus flores, y un smbolo de la vida eterna por su asociacin con los dio-ses. En Roma, se celebraba la Fiesta de las Rosas que honraba la transformacin de los muertos en rosas y la trascendencia del amor sobre la muerte.

    3.3.- Caractersticas de los actos luctuosos

    El ltimo gran rito de paso era el funerario, y a su alrededor se desarroll un Ceremonial luctuoso. Tras la batalla se solan pedir unos das de tregua para recoger los cadveres y darles las honras apropiadas. Para computar las bajas, se formaba a la tropa y se pro-ceda a la identificacin de los cados en el frente romano. Luego se elevaba una gran pira para quemar sus cuerpos mientras los jinetes cabalgaban a su alrededor constituyendo un rito de despedida. A con-tinuacin se enviaba un despacho con los resultados al Emperador y la burocracia se encargaba de comunicarlo a las familias afectadas por la prdida para que empezaran a preparar las exequias de los cados.

    Como este tipo de muerte era honrosa, el Estado costeaba el fu-neral sin el cuerpo presente en la ciudad