Idea y Acciones en El Maximato (1)

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Reyes Amezcua Ricardo IDEAS Y ACCIONES POLÍTICAS EN EL MAXIMATO (1928-1934) Introducción: El “maximato” El período de la histórica política contemporánea de México que va de la muerte del general Álvaro Obregón al ascenso del General Lázaro Cárdenas a la presidencia (del 17 de julio de 1928 al 1° de diciembre de 1934) es denominado como “maximato”. Término que se adjudica al predominio político del “Jefe Máximo” de la Revolución, el general Calles. Antes de cualquier análisis habría que preguntarse ¿cómo situamos o delimitamos dicho período? En primer lugar se puede decir que el “maximato” se sitúa dentro de los regímenes revolucionarios 1 ; y en segundo lugar, que es un período de transición entre los gobiernos caudillistas 2 (1917- 1928) y el presidencialismo 3 . Es importante mencionar que es un período que se caracteriza por el aspecto político más que otros, como el económico o el social 4 . Habría que decir que suceden muchos conflictos y se llegan a crisis políticas internas. Así se diferencia del caudillismo en que aquí lo político se mezcla con lo militar y los conflictos asumen crisis o levantamientos militares; por tanto el líder político es un caudillo; y del 1 Hemos llamado regímenes revolucionarios, a aquellos que van de 1917 hasta 1934, es decir de Venustiano Carranza hasta Abelardo Rodríguez, en el entendido que el proceso revolucionario no termina en 1917, cuando la lucha armada. Por el contrario, la lucha armada sólo es un momento dentro de la Revolución. Así el “maximato” es un momento de la Revolución, más que posrevolucionario. El tema es extenso y a veces ambiguo, para fines prácticos aquí asumimos que el fin de la Revolución se da cuando se cumplen sus demandas. 2 Garrido, Luis Javier; El Partido de la Revolución Institucionalizada (Medio siglo de poder político en México). La formación del nuevo estado (1928-1945); México, Siglo XXI, 1982, p. 66. 3 “…el presidencialismo se impone mediante la lucha contra el caudillismo y sólo al cabo de su más completa destrucción” (Córdova, Arnaldo; La formación del poder político en México; México, Era, 9ª edición, 1981, p. 49 4 Meyer, Lorenzo; La etapa formativa del estado mexicano contemporáneo (1928-1940), en: Las crisis en el sistema político mexicano (1928-1977), México, El Colegio de México, Centro de Estudios Internacionales, 1977, pp. 8-9. Versión electrónica: http://www.lorenzomeyer.com.mx/documentos/pdf/13La%20etapa%20formativa%20del%20estado %20mexicano%20contemporaneo.pdf 1

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Reyes Amezcua Ricardo

IDEAS Y ACCIONES POLÍTICAS EN EL MAXIMATO (1928-1934)

Introducción: El “maximato”

El período de la histórica política contemporánea de México que va de la muerte del general Álvaro Obregón al ascenso del General Lázaro Cárdenas a la presidencia (del 17 de julio de 1928 al 1° de diciembre de 1934) es denominado como “maximato”. Término que se adjudica al predominio político del “Jefe Máximo” de la Revolución, el general Calles.

Antes de cualquier análisis habría que preguntarse ¿cómo situamos o delimitamos dicho período? En primer lugar se puede decir que el “maximato” se sitúa dentro de los regímenes revolucionarios1; y en segundo lugar, que es un período de transición entre los gobiernos caudillistas2 (1917-1928) y el presidencialismo3.

Es importante mencionar que es un período que se caracteriza por el aspecto político más que otros, como el económico o el social4. Habría que decir que suceden muchos conflictos y se llegan a crisis políticas internas. Así se diferencia del caudillismo en que aquí lo político se mezcla con lo militar y los conflictos asumen crisis o levantamientos militares; por tanto el líder político es un caudillo; y del presidencialismo porque en éste el ejército se ha profesionalizado y la figura política principal no necesariamente es un militar o casi nunca. En este sentido en el “maximato” se mezclan ambas tendencia y toman cuerpo ciertas especificidades en la forma de hacer política.

Con estas advertencias introductorias podemos centrarnos ahora en el período mismo en donde trataremos de dar cuenta en primer lugar del fin del caudillismo y porqué el “maximato” se diferencia históricamente de la era de caudillos. En segundo lugar daremos cuenta de las acciones políticas internas que estructuraron el régimen del “Jefe Máximo de la Revolución”, por tanto intentaremos mostrar su inicio, consolidación y límite. En tercer lugar estructuraremos el conjunto de ideas políticas que principalmente formulaba Calles, pues en éste se reunían todos los aspectos políticos de esos años. Por último intentaremos hacer un ejercicio conjunto entre acciones e ideas políticas y como algunas veces coinciden en cuanto a su

1 Hemos llamado regímenes revolucionarios, a aquellos que van de 1917 hasta 1934, es decir de Venustiano Carranza hasta Abelardo Rodríguez, en el entendido que el proceso revolucionario no termina en 1917, cuando la lucha armada. Por el contrario, la lucha armada sólo es un momento dentro de la Revolución. Así el “maximato” es un momento de la Revolución, más que posrevolucionario. El tema es extenso y a veces ambiguo, para fines prácticos aquí asumimos que el fin de la Revolución se da cuando se cumplen sus demandas.2 Garrido, Luis Javier; El Partido de la Revolución Institucionalizada (Medio siglo de poder político en México). La formación del nuevo estado (1928-1945); México, Siglo XXI, 1982, p. 66. 3“…el presidencialismo se impone mediante la lucha contra el caudillismo y sólo al cabo de su más completa destrucción” (Córdova, Arnaldo; La formación del poder político en México; México, Era, 9ª edición, 1981, p. 494 Meyer, Lorenzo; La etapa formativa del estado mexicano contemporáneo (1928-1940), en: Las crisis en el sistema político mexicano (1928-1977), México, El Colegio de México, Centro de Estudios Internacionales, 1977, pp. 8-9. Versión electrónica: http://www.lorenzomeyer.com.mx/documentos/pdf/13La%20etapa%20formativa%20del%20estado%20mexicano%20contemporaneo.pdf

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contenido y forma, a su significado y significante y otras veces no. En este sentido trataremos de demostrar que las ideas tienen una función política específica, y son usadas sin coherencia propia, sino con coherencia política.

1. El fin del caudillismo.

La muerte del general Álvaro Obregón el 17 de junio de 1928 es el hecho que marca el fin de los gobiernos caudillistas o simplemente caudillismo. Pero ¿cuál es la importancia del hecho? Por un lado abre el período conocido como “maximato” y esto es así, pues se puede considerar que Obregón es el último gran caudillo revolucionario5 , que difiere en la forma de hacer política de Calles y de Cárdenas en muchos aspectos. Por otro lado el asesinato representaba el riesgo de un nuevo levantamiento militar, de un nuevo período de guerra civil, por parte de obregonistas y otros grupos en esencia militares, por lo que es necesariamente una crisis, la más grave que atravesó el período revolucionario6. Teniendo en cuenta que el hecho cuestiona desde sus bases el proceso de la “Revolución”, entonces ¿cómo se resuelve dicha crisis política?

Cuando es asesinado Obregón, había sido declarado candidato a la Presidencia por segunda vez para el sexenio 1928-1934, el cual evidentemente ganaría y asumiría la Presidencia al fin del período callista (La “posibilidad histórica de un obregonato”7). Así se veía, que las figuras más poderosas en ese entonces era la dualidad Obregón-Calles, quienes estaban en constante apoyo mutuo y competencia8. El vacío entonces que deja Obregón con su eventual asesinato es enorme y la única figura política importante que queda es el general Plutarco Elías Calles. Así las posibilidades reales de que el hombre de Guaymas se convierta en la figura preponderante, el “Jefe Máximo de la Revolución”, son enormes; él asumiría el reto de resolver la crisis interna, sería a lo largo de un lustro el eje político de unión y disidencia. Pero ¿cuáles son las acciones políticas de dicha figura? En las siguientes páginas intentaremos inmiscuirnos en los actos del general Calles y de otros personajes que al fin dependían en su mayor proporción del maestro sonorense.

2. Acciones políticas.

En el cuarto informe anual del presidente Calles al Congreso (1° de septiembre de 1928) 9, el general consideraba que había quedado un vacío político con la muerte de Obregón, pero que representaba una oportunidad única en la historia de México para pasar de un régimen de caudillos a uno de instituciones. Por lo que Calles anunciaba que no seguiría en la Presidencia de la República y además que para la provisional era menester nombrar a un civil. Por último declara la necesidad de una amplia formación política que disciplinara a todas las organizaciones y líderes nacionales y locales que se reclamaran de la “Revolución”.10

5 “…prácticamente cuando Obregón murió en 1928, no había en toda la extensión de la República nadie más que pudiera merecer el calificativo de caudillo.” (Córdova, Arnaldo; La ideología de la Revolución Mexicana. La formación del nuevo régimen, México, Era, 7ª edición, 1979, p. 267)6 “La muerte del general Álvaro Obregón fue, en más de un sentido, la crisis interna más fuerte por la que haya atravesado el grupo gobernante durante el período revolucionario…” (Segovia, Rafael y Lajous, Alejandra “La consolidación del poder” en Gonzáles, Luis (coord.), Historia de la Revolución Mexicana 1928-1934. Los inicios de la institucionalización, tomo 12, México, El Colegio de México, 1981, p. 17)7 Medin, Tzvin; El minimato presidencial: historia política del maximato (1928-1935); México, Era, 2ª edición, 1983, p. 28. 8 “En vida de Obregón, Calles no sólo fue un gran auxiliar del caudillo sonorense: fue el competidor de mayor estatura…en sus cualidades disímbolas los dos encontraron apoyo mutuo […]” Córdova, op. cit., p. 308.9 Garrido op. cit., pp. 66-6810 Ibíd., pp. 66-67

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Las declaraciones de Calles nos dejan ver en breve que tomaría dos tipos de acciones: 1) de efecto inmediato: la renuncia a un nuevo período presidencial, es decir a la reelección; y el apoyo para la Presidencia provisional a un civil obregonista. Así logra quitar razones para un levantamiento armado en el momento; y 2) de efecto mediato: el inicio de la institucionalización del régimen mediante una organización política que logre unificar a todos los elementos que se reclamen de la “Revolución”, lo que lograría detener toda acción militar personal en la búsqueda del poder, es pues un freno a cualquier caudillo. Esto le permitiría un control mayor a largo plazo.

Se puede decir entonces que la crisis política de 1928 impulsó dos tipos de acciones políticas unas que resolverían inmediatamente el problema, daban pues solución a la coyuntura; y otras que tendrían un efecto estructural. Visto desde aquí tal inestabilidad del 28 tuvo trascendencia histórica. Trataremos de dar una explicación más amplia a las acciones que se desencadenaron a partir de este hecho.

2.1. La elección de un civil obregonista.

Una de las medidas inmediatas que tomó Calles fue renunciar a la reelección para el período 1929-1934 y en cambio nombró a Emilio Portes Gil, un abogado que se le reconocía por formar parte de las filas del obregonismo.

Después del cuarto informe parecía que habría un levantamiento armado por parte de algunos grupos militares y del ejército. Para contrarrestarlo Calles convoca a los principales jefes militares en Palacio Nacional (5 septiembre de 1928)11, y allí anuncia su rechazo a que le sucediese un jefe militar y entonces les propone que asumiera la presidencia un civil: Emilio Portes Gil; la Cámara de Diputados lo nombra presidente provisional por 277 votos a favor y ninguno en contra (25 de septiembre de 1928) 12, luego el Congreso lo designa presidente provisional (1° de diciembre de 1928)13 con lo que logra calmar a grupos militares que pretendieran hacerse del poder y principalmente a los obregonistas. Otra medida importante que toma Calles es nombrar a Ríos Zertuche, otro obregonista, jefe de la policía para investigar el asesinato de Obregón14, pues se los adjudicaban a Morones, líder de la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM) y por tanto se veía involucrado Calles, al ser ésta una de sus principales bases. Con ello Calles logra conciliar y controlar un momento de la crisis, es decir gana tiempo para formular otro tipo de medidas que tendrán una mayor trascendencia, estamos hablando por supuesto de la formación del Partido Nacional Revolucionario (PNR).

2.2. El Partido Nacional Revolucionario.

Ya hemos dividido entre las soluciones mediatas e inmediatas que tomó el hombre de Guaymas para enfrentar la crisis política del 28. Las primeras fueron conciliatorias con el principal grupo afectado, el obregonismo, quienes habían quedado sin líder y pretendían llevar a cabo su proyecto o conseguir algunas cuotas de poder. Sin embargo la medida más importante que llevó a cabo el general sonorense fue plantear la organización que uniera a toda la “familia revolucionara”; tal y como lo había planteado en su 4º informe al Congreso. 11 Ibíd., p. 6912 Ibíd., p. 7013 Ibíd., p. 7414 Medin, op. cit., pp. 31-32

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La idea de la unificación de todos los “revolucionarios” en un solo organismo político no es enteramente de Calles, sino que ya Obregón la había planteado15, pero fue el maestro sonorense, el estructurador y ejecutor.16 Esto es, no es una idea que haya surgido a una respuesta coyuntural; es cierto que la crisis de 28 “precipitó” históricamente la formación del partido, pero si las alusiones a una organización única de “revolucionarios” se formularon desde antes, entonces puede verse como la continuación a un proceso más largo ¿Cuál es dicho proceso? Es la intención de centralizar las decisiones políticas. 17 Ahora si esto es así ¿Cómo sucede la centralización del poder?

Para intentar responder al proceso de centralización del poder intentaremos dar un rodeo. Primero mostraremos la estructura jurídico-formal y real del partido en el momento de su formación; y segundo intentaremos mostrar la acción misma del partido en donde distinguiremos tres momentos: 1) la centralización misma; 2) el combate a la oposición externa; y 3) combate a la división interna del partido. El desarrollo de los últimos dos puntos serán tratados en apartados diferentes.

A. La estructura jurídica y real del PNR.

En el momento de su formación (4 marzo de 1929) el Partido de la “Revolución” fue un frente para combatir los caudillos y restarle poder a los “partidos” que eran dominados por caciques regionales (líderes políticos locales)18. Nació pues como un centro formal en donde todos los caudillos o caciques que se proclamaran “revolucionarios” podían negociar; así estos últimos entendían el juego político y se integraban a él, por lo que se puede considerar al PNR como una auténtica “confederación de caciques”19. En efecto la estructura real del partido era una confederación de organizaciones regionales y no de individuos, en donde cada cacique guardaba una cierta autonomía política respecto a su organización. Se puede decir que en el Partido los “hombres fuertes” negociaban y se distribuían el poder.

Al ser una organización que pretendía eliminar el localismo político y cualquier levantamiento militar, el Partido tendría que responder en su estructura a dichas demandas; y además es claro que se trata de un proceso de centralización política, entonces ¿Cómo es que se combinan el proceso de centralización política y el localismo político existente en ese momento?

15 Córdova op. cit., p. 292 16 Garrido op. cit.: “La definición del partido fue obra de todos los callistas, pero quien determinó sus características fundamentales fue el propio presidente sonorense.” (73 p.) 17 Medin nos expresa claramente que la formación del PNR es un proceso histórico: “…La rebelión de De la Huerta dio a Obregón la posibilidad de eliminar numerosos divisionarios y reducir así drásticamente los futuros presidenciables; la labor de Amaro como secretaría de Guerra de Calles impuso disciplina y redujo drásticamente el presupuesto militar…y ahora, finalmente, el PNR intentaría pasar oficialmente las decisiones políticas del campo de las armas a la arena del partido político que representaría a todas las tendencias dentro de la revolución” (Medin, op. cit., p. 39) 18 “El Partido Nacional Revolucionario cumple una función…Integra y controla a los <<partidos>> regionales y personales de los caudillos de la revolución…La historia del partido del gobierno es, durante todos estos años, una historia de control de los caudillos y caciques…el gobierno central establece con los caudillos una especie de <<contrato político>> de la más diversa índole […]” (González Casanova, Pablo; La democracia en México, México, Era, 16ª edición, 1985, p. 48 )19 La mejor definición del Partido que encontramos, es de Garrido: “…la mayor parte de los jefes políticos locales que integraban la nueva formación aceptaron sus reglas de funcionamiento por lo que muy rápidamente el PNR se convirtió en una suerte de confederación de los caciques posrevolucionarios” (Garrido, op. cit., p. 99) Muy parecido a lo que nos define Meyer: “En la práctica, el nuevo partido era más bien una confederación de los principales líderes y organizaciones que reconocían la jefatura de Calles” (Meyer. Lorenzo; La institucionalización del nuevo régimen; en. Historia General de México, México, El Colegio de México, 2002, p. 833 )

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La búsqueda de centralización de poder y la existencia de un localismo político muy fuerte nos explica la estructura jurídica doble del PNR. Por un lado tenemos la estructura “directa” representado por el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) y el Comité Directivo Nacional (CDN), organizaciones ligadas al factor territorial; y una estructura “indirecta” en donde confederaban todos los “partidos” municipales, regionales, estatales. Mediante el CEN y el CDN el PNR centralizaba el poder, proponía un control territorial desde el centro; la unión de “partidos” obedecía al localismo, a la autonomía de las organizaciones. 20

Formalmente era un partido de partidos, con una forma doble de regular la acción política. Realmente era una confederación de caciques, profundamente vertical y con una regulación a medias de las organizaciones, en este sentido era un distribuidor vertical de cuotas de poder.

B. El proceso de centralización.

El proceso de centralización de las decisiones políticas se muestra en la Convención Constituyente del PNR en Querétaro (1-4 marzo de 1929). Aquí se habían convocado a todas las fuerzas que se llamaran de la “Revolución”, por lo que a ella habían acudido los representantes de organizaciones sindicales y campesinas, grupos nacionales y regionales y diversos “partidos”. Como ya hemos visto el <<acuerdo>> políticos entre ellos y el grupo callistas, concretizó en una confederación de caciques.

Al aceptar todos los representantes y organizaciones las reglas del juego, cedían o aceptaban a un órgano superior sus decisiones políticas, pero como también ya habíamos dicho antes, cada organización o “partido” guardaba cierta autonomía. La importancia de éste hecho fue constituir un órgano central, el cual se presentaba con legitimidad revolucionaria. Al presentarse bajo ésta bandera, toda organización que no confederara o se adhiriera al Partido era “contrarrevolucionaria”, lo cual eliminaba toda posibilidad de acción nacional. Este primer acto permitió desmovilizar muchas fuerzas locales que estaban fuera del partido, incluso tuvo efecto desmovilizador en algunas que estaban dentro. Con esto podemos decir que el proceso despolitiza paulatinamente las organizaciones y líderes locales.

Así la centralización política va de la mano con la presentación del PNR como partido único. Aunque jurídicamente no se presentaba como partido de Estado o único, la acción unificadora de diversos caciques y “partidos” y además presentarse como los herederos únicos de la “Revolución” le dan esa cualidad. Ahora que hemos mostrado que el eje de la centralidad política reside en el PNR, y que se han eliminado algunas organizaciones y líderes locales en forma “voluntaria” cabe preguntar ¿Cómo se eliminan o se desmovilizan políticamente a los demás grupos que no se reconocían con el partido? En otras palabras ¿Cómo logran los callistas eliminar a la oposición?

2.3. La consolidación del maximato.

Aquí se ubica la consolidación del “maximato” desde el fin de la presidencia provisional de Portes Gil cuando se ha vencido a la rebelión escobarista y se ha decidido el candidato para presidente por parte del PNR, Ortiz

20 “La intención de Calles era someter a la autoridad central a los diversos caciques que ejercían el poder arbitrariamente en diversas zonas del país, y por consiguiente a las organizaciones de masas que lo habían formado, por lo que los miembros del PNR se afiliaban por su adhesión al partido local” (Garrido, op. cit., p. 80)

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Rubio, hasta la renuncia de éste (2 de septiembre de 1932). Otro aspecto general que hay que mencionar es que la presidencia de Ortiz Rubio es muy conflictiva, con lo que estamos ante el momento del período estudiado más turbulento.

A. La presidencia provisional de Portes Gil y el combate a la oposición externa.

Emilio Portes Gil, como hemos visto fue el personaje que sustituyó de manera provisional al general Obregón. Hemos visto también los problemático de su elección y el acierto políticos que tuvo Calles al hacerlo. Su mandato presidencial va del 1 de diciembre de 1928 al 5 de febrero de 1930. En este período suceden: la constitución del PNR y la eliminación de lo que llamaríamos aquí “oposición externa” al proyecto callista, es decir al PNR y por tanto al triunfo de ese proyecto de centralización. Trataremos de demostrar estos aspectos.

En primer lugar diremos que Portes Gil subió a la presidencia provisional como medida política de Calles para tratar de conciliar con el obregonismo que se quedaba sin líder y trataría de implantar su proyecto. Otra cosa importante es que Portes Gil ya era una figura política fuerte21, además era que era ya un adversario del laborismo, de la CROM y de Morones22; estos dos muy ligados a Calles. Con esto damos comienzo lo que hemos nombrado eliminación de la “oposición externa” al PNR, es decir al proyecto callista de centralización de las decisiones políticas.

El primer grupo que se desmoviliza es al Partido Laboral Mexicano (PLM), la CROM y su líder Morones; esto representó un conflicto entre Portes Gil y Calles, ya que los laboristas eran una base de poder este último. El presidente ataca constantemente a los laboristas y logra la desmovilización política de estos, es decir logra su despolitización. 23 Nosotros aceptamos la posición de que la renuncia de Calles a sus bases políticas, es decir la aceptación de los ataques de Portes Gil a los laboristas, se debió principalmente a que el PLM no estaba dentro del PRN y para el “Jefe Máximo” el proyecto del partido era más importante; además de que veía a Portes Gil como algo transitorio. 24 Otra respuesta que podríamos dar es que también fue una medida conciliatoria en ese momento. Otro grupo combatido por Portes Gil fue el Partico Comunista Mexicano (PCM)25, además de demás grupos organizados que no aceptaban ser parte del PNR, como el Partido Nacional Agrarista (PNA), y la Liga Nacional Campesina (LNC) 26 , con lo que logra también la división entre la LNC y el PCM y tiene como resultado que muchos trabajadores y campesinos de adhieran al PRN. Con esto podemos decir que la presidencia de Portes Gil quitó de la escena política a los principales grupos organizados que no formaban parte del PNR. Un triunfo del proyecto callista sobre la oposición de organizaciones.

Otra importante oposición que hemos llamado externa fue la militar. Un día antes de la constitución formal del PNR (3 de marzo de 1929), sucedió la rebelión escobarista, ese mismo día Calles es nombrado secretario de Guerra y Marina. Dicha rebelión se presentó como un movimiento contra la imposición del

21 “…Portes Gil constituye una personalidad política por sí mismo- ‘ tal vez muy portesgilista’ diría su cercano colaborador Luis León- y demuestra ser un experto en el arte de la política mexicana […]” (Medin, op. cit., p. 53) 22 Meyer; La etapa formativa del Estado mexicano contemporáneo 1928-1940, p. 11.23 Medin, op. cit., pp. 61-6324 Ibídem. 25 “Portes Gil había iniciado una violenta represión contra el PCM desde los primeros días de su mandato…” (Garrido, op. cit., p. 85)26 Ibíd., pp. 83-84.

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proyecto callista, sin embargo no representaba más que la práctica común de hacerse del poder desde lo militar27, lo cual no lograrían por dos cosas: porque los causes de distribución del poder ya habían cambiado28 y además por la falta un proyecto nacional claro. Aunque como se indica no fue una oposición clara al PNR y al proceso de centralización, si gracias a éste pudo ser reprimida la rebelión, incluso fortaleció a dicho proyecto y le dio legalidad “institucional”. 29

El último eslabón a reprimir era el que se formaría alrededor de Vasconcelos, como oposición electoral al candidato elegido por Calles por parte del PNR, lo cual trataremos en el siguiente apartado, pero diremos aquí, que también representó una eliminación de la oposición externa al proyecto callista de centralización política representado por el PNR.

B. La sucesión presidencial y el inicio de la división interna.

En este apartado intentaremos mostrar la oposición electoral al PNR como oposición externa y cómo esta fue atacada. Esto es así porque al ser Ortiz Rubio electo como candidato además de la oposición electoral que enfrentan por parte del vasconcelismo, comienzan a fragmentarse los grupos dentro del partido, los callistas y sus opositores. A éstos últimos llamaremos la oposición interna al callismo.

A finales de 1928 se puede hablar que comenzaba la incertidumbre sobre el próximo candidato a la presidencia; entre los visibles se encontraba Sáenz, principal líder obregonista y que partía como favorito quien cual había comenzado ya una campaña. Sim embargo en diciembre del 1928, fue llamado un viejo general revolucionario que se encontraba como embajador de Brasil: Pascual Ortiz Rubio; existen muchas explicaciones sobre su llamado, aquí sólo importa que para el 26 de diciembre de 1928, había llegado a México. Para febrero de 1929 se rumoraba que Calles habíase decidido por Ortiz Rubio30 y sin embargo la prensa ponía a Sáenz como el más fuerte. Para la Convención Constituyente en Querétaro, después de que fue declarado oficialmente constituido el PNR se procedió a nombra a Pascual Ortiz Rubio como candidato. Mucho se dice sobre la elección de Calles por Ortiz Rubio, pero es evidente que fue porque no representaba una figura política prominente; podría representar una cierta “neutralidad” al no tener bases, ni intereses ni injerencia alguna; y además de representar el candidato más manejable para Calles31. Otras razones tienen que ver con Sáenz como por ejemplo sus vínculos con grupos de Monterrey32 . Así los callistas impusieron a Ortiz Rubio como candidato, incluso “jugaron sucio” en la Convención de Querétaro, para que Sáenz no lograra ser el candidato33. Este se dio cuenta y no se presentó a la misma. Se trataba pues de una imposición. Con esto se fortalecía el poder de Calles como el “Jefe Máximo”, pues lograba legitimidad con el PNR y podía además imponer candidatos con una base social organizada.

Una vez que se eligió a Ortiz Rubio como presidente, el grupo en el poder se enfrentó a José Vasconcelos, quien se había lanzado a la presidencia; como oposición electoral estaba conformado por

27 “La revuelta escobarista se presentaba como una tentativa para oponerse al proyecto imposicioncita del callismo, pero en realidad no buscaba más que imponer a Escobar en la Presidencia de la República…” (Ibíd., p. 91) 28 Meyer, op. cit., p. 14.29 Garrido, op. cit., p. 9530 Ibíd., p. 88.31 Medin, op. cit., p. 44.32 Ibíd., p. 43. 33 Ibíd., p. 89.

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grupos urbanos y jóvenes universitarios. Como grupo externo al partido había que eliminarlo y así sucedió, pues aunque se reclamó de fraude electoral cuando las votaciones, el vasconcelismo ya había sido debilitado violentamente con el asesinato de cuarenta de sus partidarios en Topilejo34. Un elemento más, externo se había eliminado.

Casi yuxtapuesto al movimiento opositor vasconcelista pero de una mayor importancia fue la división interna de la burocracia política; lo que va de la mano con la consolidación del “maximato” y por tanto con la debilidad del Presidente de la República.

Dicha división comienza con las relaciones conflictivas entre Calles y Portes Gil. Ya hemos dicho que Portes Gil guardaba cierta autonomía respecto del “Jefe Máximo”. Vimos que este cede ante el Presidente en sus ataques a la CROM; otro punto de tensión era la reforma agraria, pues Portes Gil al tratar de formar sus propias bases impulsa una ligera repartición de tierra que parecía más bien un “populismo cercenado” 35 por Calles, quien ya tenía una posición más conservadora al respecto. Así con la autonomía de Portes Gil respecto a Calles y éste constituido en “Jefe Máximo de la Revolución”, se nos presenta una “diarquía” 36 en donde al principio se veían como dos centros de poder, pero al consolidarse el PNR y cuando la rebelión escobarista dejó de ser un reto, el Jefe Calles, salió victorioso y comenzaba a consolidarse su poder, su “maximato”. Tal y como lo indica Garrido:

“…Portes Gil no tuvo en el curso de esos meses más que un margen de decisión muy débil y en asuntos bastante secundarios; tanto para los funcionarios públicos como para amplias capas de la población, el tamaulipeco no era más que un dócil instrumento en las manos del ex presidente y su poca autoridad se vio por consiguiente rápidamente debilitada. Para los gobiernos extranjeros Calles seguía siendo también el <<hombre fuerte>> del país…Esta situación, que algunos colaboradores de Calles comenzaron a calificar <<dualismo de poder>> o de <<diarquía>>, tuvo una de sus consecuencias más graves la de una falta de unidad de acción en la administración pública…”37

Como es evidente, Portes Gil había comenzado con cierta autonomía y aún trataba de representar una esfera de poder; sin embargo al fin de su interinato, ya se podía considerar con más claridad que sólo representó una especie de “instrumento” de poder. Tesis no del todo correcta, pues se pude matizar que gracias el conflicto Portes Gil-Calles, hubo una división dentro de la burocracia política, lo cual no hubiese ocurrido si la figura del Presidente interino sólo hubiera sido un “instrumento” de poder.

34 Meyer, op. cit., p. 16. 35 “Portes Gil intentó crear su propia base de poder a nivel nacional y llevó a cabo en muchos sentidos una labor populista. Pero fue éste un populismo cercenado de antemano por el límite de catorce meses y por la presencia del Jefe Máximo[…] En un solo años Portes Gil logró repartir cerca de dos millones de hectáreas, beneficiando a 126 317 campesinos. “( Medin, op .cit., p. 59)36 “Durante su interinato [Portes Gil] había tenido que soportar la tutela de don Plutarco, entro otras razones por la falta de una clara delimitación de las esferas de poder; la <<diarquía>> se había aplicado en beneficio de las ideas callistas, más mensuradas y conservadoras que las del presidente interino…” (Meyer, Segovia y Lajous, El maximato, en: Gonzáles, Luis (coord.), op. cit., p. 105.)37 Garrido 105 p.

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Con ello Calles acepta dos cosas, ser el único eje de unión y disidencia y su vuelco al conservadurismo. En declaraciones a la prensa que se publicaron el 21 de diciembre de 1929, el ex presidente se acepta como único interprete de la “Revolución mexicana” y la anuncia como un “fracaso político”38. Lo cual trae un profundo malestar en los medios políticos, pues aún había muchos que no se reconocían con el proyecto callista. Dichas declaraciones provocan que Calles saliera del país el 21 de julio. A su salida comienzan a formarse dos grupos contrarios al callismo, comienza pues la oposición interna.

Por un lado hay un grupo que seguía al presidente Portes Gil que a la ausencia de Calles, comenzó a obtener puestos clave (los portesgilistas); por otro lado se forma una nueva corriente que se instaura alrededor del candidato presidencial, los ortizrubistas. Este último grupo nuevo comenzó a tener fuerza desde la campaña de Ortiz Rubio (10 mayo-16 de noviembre de 1929), pues ella tenía como objetivo la consolidación del PNR y además dar a conocer al candidato del mismo. Así para el 27 de diciembre de 1929, se declara vencedor a Ortiz Rubio, ya que se ha vencido por la fuerza y electoralmente al grupo vansconcelista. Después de la campaña Ortiz Rubio viaja a Estados Unidos (EU) junto con Pérez Treviño y en donde se encuentran con Calles y el presidente Hoover el 16 de diciembre.

En ese invierno de 1929-1930 la burocracia política sufrió un verdadero fraccionamiento. Ante la ausencia de Calles y candidato presidencial, los de Portes Gil aprovechan la situación y se apoderan del CEN del PNR. Sin embargo como hemos visto el presidente trataba de darle cabida a su proyecto como alguien disminuido; así los grupos más bien comienzan a dividirse en dos: callistas y ortizrubista; estos grupos fueron llamados “rojos” en donde se encontraban los del Calles y los portesgilistas, quienes sostenían tesis anticlericales, eran ligeramente agraristas y su posición ante la conservación del poder era la reelección de los delegados, diputados y senadores. Los aliados del candidato comenzaron a ser llamados “blancos” que pugnaban por una renovación del personal político y por la conciliación de clases. Los “rojos” tenían las direcciones del CEN y de los órganos administrativos; los “blancos” eran mayoría en el Congreso. Ante la división Calles regresa el 18 de diciembre de 1929, da su apoyo a los “rojos”, y se expulsa a dirigentes “blancos” del PNR (8 de enero de 1929) 39; aunque después regresan por petición de Ortiz Rubio, cuando lo hacen el Congreso ya es controlado por los “rojos”. Así ante esta división el presidente Portes Gil deja la presidencia provisional y el 5 de febrero de 1930 accede Pascual Ortiz Rubio a ella. Con esto para nosotros se cierra el proceso de combate a lo que hemos llamado oposiciones externas al proyecto callista. Por lo que al fin del interinato de Portes Gil se nota un PNR consolidado a nivel nacional y se presenta como el Partido único de la “Revolución” mexicana, entonces no había oposición alguna, seria al PNR, ni al callismo. Ahora tendríamos otro tipo de oposición al callismo no necesariamente externa a la burocracia política, por lo que hemos llamado a dicho movimiento una oposición interna, pero ¿cómo se manifiesta dicha oposición “interna”?

C. La crisis permanente en el período de Ortiz Rubio y el fin de su gobierno.

38 Ibíd., p. 106. 39 Ibíd., p. 112

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La presidencia de Pascual Ortiz Rubio va del 5 de febrero de 1929 al 2 de septiembre de 1932, el cual se iba a presentar como una crisis política permanente40. Y esto es así por la larga confrontación política entre las “camarillas” antes mencionadas, los “rojos” y los “blancos”. También es el período de consumación política del “maximato”, pues se logra unificar a los bandos bajo la figura del “Jefe Máximo”, es decir se neutraliza la oposición “interna” al proyecto callista.

El mismo día que Ortiz Rubio asume la Presidencia de la República, sufre un atentado, lo que lo inmoviliza durante varias semanas y además disminuye su autoridad política. 41 Después de esto Basilio Vadillo es nombrado presidente del CEN (11 de febrero de 1930) quien tenía la tarea de conciliar a “rojos” y “blancos”. Con el conflicto abierto se convoca el 3 de marzo de 1930 a una convención para los candidatos a las legislaturas. Para estos momentos los “rojos” se presentaban como conservadores del proyecto callista y los “blancos” proponía una cierta descentralización política, sin embargo ambos no tenía su proyecto claro. Para el 6 de abril, cuando las elecciones internas del Partido, el choque se agrava. En el CEN a Vadillo se le reconocía como “blanco” y a la Comisión permanente como “roja”. Dicho conflicto se agravó por la tibia posición de Vadillo. Así para la primavera del 30 ya se estaba en una crisis política interna del Partido. Con lo que se decide cambiar de presidente del CEN a Portes Gil, lo cual permitiría amortiguar la crisis. Portes Gil fue puesto por Calles para neutralizar a Ortiz Rubio, pues había demostrado su habilidad negociadora, su inflexibilidad a grupos opositores y su fidelidad a Calles, lo que hacía que el CEN se sometiera a la autoridad del hombre de Guaymas; Portes Gil logró que los “blancos” no tomaran el control. Así para el 27 de mayo de 1930 en el aniversario de El Nacional Revolucionario (órgano oficial del partido), declaró que el CEN estaría en contra de la reelección de diputados y senadores, pero que respetaría aún a los “partidos” que confederaban en el PNR. Este proyecto comenzaba a redefinir la acción del Partido, que pretendía resolver la pugna entre los “rojos” conservadores del poder callista y los “blancos” quienes pugnaban por una renovación. Tenemos pues a los centralistas conservadores y a los renovadores y no centralistas. El proyecto pues que se anuncia es la evolución del PNR de un partido de “cuadros” a uno de “masas”; sin embargo aún no se lograría. Las pugnas entre el “Jefe Máximo” y el presidente cada vez eran mayores. Los de Ortiz Rubio demostraron ser una oposición sólida del callismo a pesar de algunos titubeos de su líder. Para el 8 de junio se constituyó la Alianza Revolucionaria Nacionalista (ARN), grupo que aglutinaba al PLM, al Partido Nacional Agrarista (PNA), al Socialista Mexicano (PSM) y otros, cuya propuesta venía de un grupo que se había escindido de los “blancos”. Dicho bloque se había propuesto competir con el PNR, lo cual parecería que se trataba de una oposición externa, sin embargo seguía siendo una oposición que tenía su principal cauce dentro del PNR.

Las elecciones legislativas del 6 de julio del 30 se desarrollaron con suma violencia y cuando las calificaciones de las elecciones, la ARN y otros grupos sindicales y campesinos se quejaban de atropellos y violencia; esto demostraba que el PNR seguía siendo profundamente centralista y elitista y que no tenía la capacidad de agrupar a las organizaciones populares. Ante los ataques de la CROM y Morones, Portes Gil declaró que las organizaciones sindicales deberían dejar a sus líderes corruptos; además de tomar partido por los “rojos” en algunos conflictos y se interpretó como una taque del CEN al presidente, quien pidió ayuda

40 “El gobierno de Ortiz Rubio iba a encontrarse…en una crisis política permanente que habría de manifestarse en todos los escenarios…” (Meyer, Segovia y Lajous, op. cit., p. 107)41 Garrido, op. cit., p. 113.

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a Calles. Así Calles, tomó partido por Ortiz Rubio, por lo que Portes Gil tuvo que renunciar (15 de octubre de 1930). Este hecho algunas veces se interpretó como una victoria de Ortiz Rubio sobre Portes Gil, pero no sobre el “Jefe Máximo” 42 Pero también pudo ser que Portes Gil fue incapaz de darle unidad al Partido y desaparecer la “camarillas”43; otra interpretación sugiere que Portes Gil había ganado terreno sobre Ortiz Rubio, pero que al final Calles se decidió apoyar al Presidente con lo que se apropió de la victoria de Portes Gil, entonces éste funcionó como instrumento del maestro sonorense para tratar de neutralizar al Ejecutivo. 44 Lo que es evidente es que la salida de Portes Gil de la presidencia del CEN representó que el eje único de poder era el “Jefe Máximo de la Revolución”, Plutarco Elías Calles; ya que aunque aún no se consolida la política del maximato, ya es eminente que no podía haber un movimiento opositor que desafiara al general, es decir comienza la consolidación real del “maximato” 45

El que sustituiría a Portes Gil como presidente del CEN fue Cárdenas (21 de octubre de 1930), quien trataría de moderar las posturas y darle una mayor integración a las masas populares. Así defendería la disciplina de partido como una institución, además que no mostraría la fuerza y participación política que con Portes Gil. En su período lo más importante fue el vuelco hacia las masas populares por parte del partido sin lograrlo y otra cosa fue que se mantuvo el conflicto por la iniciativa al Congreso sobre la reelección de la burocracia política, donde Cárdenas estuvo a favor del principio de no reelección. Así permitió una mayor mediación entre el PNR y el Ejecutivo, lo cual también fue una constante, y así trataba de comunicar las dos instituciones; cosa que al mismo tiempo marcó su salida. Días antes del Informe presidencial trató de unir las dos instituciones, haciendo que el PNR demostrara su movilización de masas para el Informe del Presidente; lo que fue interpretado como una medida de fortalecimiento de Ortiz Rubio y a favor de los “blancos”; así ante el nuevo conflicto Cárdenas presentó su renuncia el 28 de agosto de 1931 y ese mismo día fue nombrado secretario de gobernación, tal y como Calles se lo había prometido.

El 29 de agosto de 1931 Pérez Treviño fue llamado para presidente del CEN, el cual tendría como meta unificar el Partido. Medida que mostraba más que nunca la preeminencia de Calles, pues Treviño era un callista ortodoxo. Aquí comienza el debilitamiento del presidente Ortiz Rubio, pues en casi la mayoría de sus decisiones Treviño cedería por los “rojos”, incluso hubo una modificación del gabinete con lo cual se dejaría a puros callistas. Así el PNR y el gabinete sería completamente callistas, con lo que en octubre del 31 se llega a la consolidación del “maximato”. El problema era que los puestos de dirección de la burocracia política estaban ocupado ya por “rojos”, pero seguía la tendencia a fines de 1931 a ser mayoría de los “blancos” en diputados y senadores. Para mediar la situación, Calles el 30 de octubre del 31 se declara en contra del inmovilismo existente en los órganos dirigentes del PNR, es decir aprobaría el principio de no reelección. Se organizó entonces el Congreso Nacional de Legislaturas (1-28 de enero de 1932), en donde se prohibieron las candidaturas “independientes” y se mostró el vuelco de la decisión de Calles hacia la no reelección. Para abril se convocaba a una convención nacional para discutir la propuesta de la no reelección. 42 Medin, op. cit., p. 93.43 Garrido, op.cit., p. 12444 “El abogado tamaulipeco habría de ser el encargado de efectuar la purga de blancos dentro del partido mientras Calles, el verdadero beneficiario, aparentaría seguir tan alejado como antes de los conflictos cotidianos. Portes Gil aceptó tan difícil tarea buscando en parte consolidar su propia base de poder dentro de ese <<río revuelto>> que parecería ser la vida política mexicana del momento…” (Meyer, Segovia y Lajous, op. cit., p. 136)45 “Cuando Portes Gil renunció a la dirección del PNR, el maximato quedó establecido definitivamente; excepto Calles, nadie podía aspirar ya a convertirse en el centro de la vida política nacional” (Ibíd., p. 141)

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Y el julio del 32 se llevan a cabo las elecciones legislativas nuevamente caracterizadas por violencia, lo cual seguía representando una oposición desde algunos grupos externos; sin embargo la tensión seguí siendo interna. Los callistas agudizaron la crisis y no iban a ceder más al presidente; y así sucedió cuando Ortiz trató de mediar el conflicto. Calles entonces intervino reemplazando de la secretaría de Guerra y Marina a Amaro, colaborador ortizrubista, por Abelardo Rodríguez, un amigo de confianza de Calles (29 de julio de 1932), lo que para muchos significaba el debilitamiento total de Ortiz Rubio. Así cuando el 1º de septiembre de 1932 Ortiz Rubio se encontraba ya sin apoyos en la burocracia política ni en el ejército. El 2 de septiembre de 1932 don Pascual Ortiz Rubio presenta su renuncia a la presidencia. Con este acto el PNR alcanza un control total sobre el Congreso y el 4 de septiembre nombran a Abelardo Rodríguez Presidente de la República. En esta situación se había llegado a la culminación, a la “institucionalización” del “maximato”46

Hasta aquí hemos dicho que del 5 de febrero de 1930, el fin del interinato de Portes Gil a la renuncia de Ortiz Rubio a la Presidencia el 2 de septiembre de 1932, se dio el proceso de consolidación del “maximato”, incluso autores como Garrido hablan de una “institucionalización” de esa forma peculiar de hacer política. El período de octubre del 30 a septiembre del 32, es el de la superación de las divisiones internas del partido; después habría otras divisiones, pero aquí hablamos de las oposiciones internas al proyecto de Calles, es decir al maximato. Aquí habría que decir que Medin hace la diferencia entre la política del “maximato” y las acciones del “Jefe Máximo” mismo47. Pues para él Ortiz Rubio habría de reconocer a Calles como “Jefe Máximo” pero no habría de someterse a su forma política de imposición (argumenta una forma específica de hacer política), por lo que dice que triunfa el mandato de Calles, pero fracasa la política del maximato. Argumento completamente contradictorio porque la política del “maximato” era el reconocimiento de Calles como “Jefe Máximo” y su manera de entrometerse de cualquier forma y sobre cualquier mecanismo como último elemento de decisión política; para nosotros “maximato” y el reconocimiento del “Jefe Máximo” son lo mismo. Como forma específica de hacer política el “maximato” no tiene una coherencia o una forma coherente de acción, funciona bajo un único fin, el mantenimiento del poder de Calles, es decir la conservación del “Jefe Máximo” como conciliador, arbitro y último elemento de decisión política. Así las formas que toma son muchas, algunas veces opera bajo el CEN otras bajo la Secretaría de Gobernación, no tiene una forma única y específica, es completamente pragmática; tienen pues la acción y el discurso (ideas) una coherencia política. Por lo que es insostenible la posición de Medin al hablar de una consolidación de Calles como “Jefe Máximo” pero no del “maximato”. Para nosotros cuando el callismo se presenta como el único que tiene un proyecto nacional y elimina sus oposiciones externas serias (pues existen excepciones) y logra imponerse sobre sus opositores internos, se consolida el maximato y eso ocurre en otoño del 32. 48

2.4. La “administración” y fin del “maximato”

46 Garrido, op. cit., p. 14047 Medin, op. cit., pp. 86-8748 “El poder del general Calles alcanzó su punto culminante con la renuncia de Pascual Ortiz Rubio; la presidencia quedó subordinada a la <<jefatura máxima>> y desde aquel momento se puso de manifiesto que en las administraciones sucesivas las decisiones importantes iban a ser tomadas por Calles o a contar por lo menos con su anuencia” (Meyer, Segovia y Lajous, op. cit., p. 158)

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Hemos nombrado este apartado como la “administración” del maximato, porque después de su consolidación en otoño de 1932 hasta el 1º de diciembre de 1934, tendría un auténtico control del Presidente, quien se dedicaría a las acciones administrativas y el “Jefe Máximo” a las políticas. Es decir habría una auténtica “administración” del recién “institucionalizado” maximato.49

Durante la administración de Rodríguez se llevó a cabo la Convención Nacional Constituyente en Aguascalientes (30-31 octubre de 1932) donde se revisaría el principio de la no reelección. Los dirigentes callistas se encargaron de controlar la convención. La posición de Calles era claramente a favor de los anti-reeleccionistas. Lo que fue evidente fue la disolución de las “camarillas”. 50 En la Convención de Aguascalientes se aprobaron las reformas, que constituían el primer paso para una mayor integración de las organizaciones populares; Calles había aprovechado esa reforma para intentar centralizar más el poder y poner la mira para desaparecer los diversos “partidos”. Parecería que se habían superado las divisiones del partido pero apareció una vez más el fantasma de los candidatos presidenciales.

Con esto se comenzaron a observar tres corrientes: a la izquierda Adalberto Tejeda ex gobernador de Veracruz; al centro Lázaro Cárdenas; y a la derecha Pérez Treviño. De las tres la precandidatura de Cárdenas parecía de mayor apoyo popular y mayores adhesiones de organizaciones populares. Así para el 12 de mayo de 1933, Treviño abandonaba su presidencia en el CEN, y Cárdenas el 15 de mayo presentaba su renuncia a la Secretaría de Gobernación.

El PNR tendría como tarea organizar las elecciones y el en período de Melchor Ortega sustituto de Treviño, Calles se decide por el que tenía más simpatía popular; el 5 de junio d 1933, Cárdenas asume ser precandidato, del PNR. Y el 7 de junio Treviño declina por Cárdenas.

Una vez reafirmada la alianza entre los cardenistas y los callistas a finales de primavera del 33, parecía que el PNR era la mayor fuerza organizada y nadie podría oponérsele; bajo ese tinte, el PNR comenzaría un largo proceso para pasar de un partido de “cuadros” a uno de “masas”. El 9 de junio Treviño regresó al CEN. Aquí surgirían dos nuevos grupos: los cardenistas y los que estaba al mando en la dirección nacional los pereztreviñistas, grupos que se dividieron por el plan que proponía Calles a realizar para el próximo sexenio. Cada grupo representaba un cierto sector, los cardenistas pretendían incluir en el Plan una serie de reformas en materia de educación, agraria y laboral, mientras que los pereztreviñistas frenaban las reformas para tranquilizar a los empresarios, banqueros e inversionistas.

Para la II Convención Nacional Constituyente del PNR, Calles había considerado ya tres objetivos: 1) nominar a Cárdenas candidato del PNR; 2) la discusión y aprobación del Plan; y 3) las reformas a la estructura del PNR. Los tres objetivos fueron aprobados (3-6 de diciembre de 1933). Con ellos el PNR sufría la modificación de desaparecer todas las organizaciones o “partidos” lo cuales gozaba de cierta autonomía; se les daba 6 meses para su disolución, además de mostrarse bastante flexibles al respecto. En cuanto a los temas del Plan más importantes podemos mencionar el rechazo a la educación socialista y la aceleración de la reforma agraria.

49 “Rodríguez, según lo señala, <<creía, muy en lo íntimo, tener dotes de administrador>>, e intentó diferenciar entre la administración y la política <<dejando la política a los políticos>> “(Medin, op. cit., p. 123)50 “Los <<rojos>> y los <<blancos>> dejaron entonces de existir…la división interna iba a estar en lo sucesivo determinado por la lucha de los aspirantes a suceder al general Rodríguez” (Garrido, op. cit., p. 143)

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Para 1933 el PNR después de la Convención, se había consolidado como única organización política, podría considerarse una institución, sin embargo aquí la figura de Calles representaba un obstáculo que impidió la consolidación del sistema político mexicano y del aparato estatal51

La campaña presidencial sucedió como otras veces con represión violenta del principal grupo opositor, este era Tejeda. Pero Cárdenas tenía una actitud distinta a los callistas respecto a la oposición y algunas veces salió en su defensa. 52 El 1º de julio de 1934 las elecciones federales de nuevo se caracterizaron por irregularidades y Cárdenas ganó absolutamente.

Al final del período del “maximato” podía observarse la dualidad de los ejes del poder, por un lado la Presidencia de la República y por el otro una burocracia política muy fuerte –los callistas- en las que el “Jefe Máximo” tenía una gran influencia. Así el 1º de diciembre de 1934 cuando Cárdenas accede a la Presidencia se puede decir que es el final del período conocido en la historia como “maximato”. Aunque hay divergencias al respecto y hay quienes sostienen que fue hasta mayo-junio de 193553, en donde finaliza la dualidad de poder y Calles es exiliado; en donde vuelve el Presidente de la República a ser el único eje. Aquí puede tomarse como el final desde 1934 hasta la tensión Calles-Cárdenas de junio del 35. El primero es el fin formal, por mencionarlo de alguna manera y en junio del 35 la expresión real. Uno u otro dan cuenta de que Cárdenas sería la figura predominante, lo que da paso al presidencialismo.

3. Ideas Políticas.

En esta sección nos dedicaremos brevemente a meternos en la discusión acerca de las ideas políticas del grupo callista y de Calles, quienes son los principales estructuradores del régimen del maximato. En primer lugar formularemos que el período es parte de una política más general que se nota desde la época de los caudillos hasta el presidencialismo que Arnaldo Córdova ha querido llamar régimen populista54. En segundo lugar daremos cuenta de la particularidad del período, es decir mostraremos lo que logró, nos referimos claro a la “institucionalización de la Revolución”; y por último intentaremos encontrar las especificidades que tiene la forma de hacer política del “hombre fuerte” respecto del caudillismo y el presidencialismo.

3.1. El populismo.

Lo que Arnaldo Córdova nombra régimen populista no es una idea como tal, sino una caracterización del gobierno que surge de la Revolución, la cual tiene tres características: 1) Régimen de masas; donde se manipula a las clases populares mediante la satisfacción limitada de sus demandas; 2) gobierno paternalista y autoritario; y 3) la protección del principio de propiedad privada, bajo una política de conciliación de clases. ¿Cómo entonces una caracterización puede ser considerada idea política? ¿En cuál de esas caracterizaciones se puede ubicar al “maximato”?

En primer lugar es claro que en las tres se puede caracterizar al “maximato”, sin embargo como hemos visto, no se puede adjudicar al proyecto del callismo de manipulación de masas, no era pues un

51 Ibíd., p. 165. 52 Ibíd., p. 167.53“…<<la dinastía sonorense>> había concluido…desapareció la dualidad de centros de poder inaugurada en 1929: el presidente volvió a ser el verdadero eje del proceso político […]” (Meyer, La institucionalización del nuevo régimen, op. cit. p. 855)54 Córdova, La formación del poder político en México, pp. 33-34

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régimen de masas, más bien era una imposición a ella, por tanto esa forma de política no estaba del todo desarrollada. De paternalismo y autoritarismo es clara la Figuera del “Jefe Máximo”. Por último se observa que si tenía una actitud conciliadora de clases, pero también imponía a las clases, esto se puede notar desde el vuelco al conservadurismo. Así desde nuestro punto de vista sólo las últimas dos caracterizaciones tiene cabida en el maximato, pero ¿cómo pueden ser observadas como ideas?

A. La idea del “Jefe Máximo de la Revolución”

La idea del “Jefe Máximo” es sencilla si se ha logrado ver todo su desarrollo. Surge como la autoridad máxima que tiene tintes paternalistas y autoritarios. Se le toma como un árbitro, un juez, un eje de decisiones. Además tiene una doble cualidad, es por un lado un caudillo, y por otro un hombre diferente al caudillo. Se puede hablar que a la muerte de Obregón, el último gran caudillo, y con la renuncia de Calles a ser Presidente, este se erige como la única figura posible que pueda unir los asunto políticos del país. Con lo que rechaza el poder principal-la Presidencia- pero actúa detrás reclamando la autoridad del caudillo muerto; representa pues una especie de “fantasma del caudillo”. La idea es clara, es un caudillo detrás de la Presidencia. Es el poder que lo puede todo porque gobierna por encima del gobierno. Se podría decir que la idea del “Jefe Máximo” es una especie de justificación de última instancia; representa pues todo el soporte de la autoridad. Pero ¿Por qué adquiere estas características?

En primer lugar porque después de un período de guerra el líder máximo siempre es un caudillo militar; pero Calles se situaba en el tránsito entre un régimen militar y uno institucional. Tiene pues las dos cualidades una del pasado y una del futuro; por un lado es la autoridad del pasado, el jefe militar quien pude tener autoridad dentro de los hombres armados, y que además reclama el poder ya adquirido del caudillo muerto, literal y simbólicamente; por otro lado representa un proyecto nuevo que intentará estructurar, es decir la institucionalización que se mezcla con las reformas sociales55. Así reclamando ambas autoridades, la militar y la institucional, cuando una u otra falle, él podría interceder. Es pues la figura transitoria entre un régimen de caudillos y otro de presidentes constitucionales. Así el “Jefe Máximo” adquiere sus cualidades paternalistas y autoritarias, es un protector del orden ante cualquier rebelión militar y es además un guía hacia la institucionalización. Y ante cualquiera de sus dos funciones pude proceder de forma autoritaria como el “Máximo” que es.

A. El vuelco conservador del “maximato”

Otra de las caracterizaciones de Córdova es la protección de la propiedad privada a través de la conciliación de clases. Dicha protección de la propiedad privada está inmiscuida en el grupo callista de manera muy profunda. En primera instancia se puede observar en la no inclusión de las masas populares dentro del PNR, es decir le quitan todo tinte radical e imponen sus estructuras. Ese espíritu conservador se entiende porque

55 “Hablar de reformas como resultados tangibles era hablar de futuro; pero hablar de reformas como instrumentos de dominación política situaba en un presente que nadie se atrevía a poner en duda. Esto era algo no enteramente nuevo, pues ya Obregón lo había puesto de manifiesto en su modo de conducir el gobierno de la República, pero la novedad que introduce Calles le da un sentido completamente distinto: ligar la expectativa a la institucionalización del país, de manera que no se viera ya en las reformas una simple promesa de gobernante, sino una promesa del sistema como tal, es decir, algo que debía venir como resultado necesario de la modernización de las instituciones” (Córdova, La ideología de la Revolución Mexicana…p. 347)

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después de una lucha revolucionaria se trata de reordenar el país mediante un proceso de institucionalización. Así que lo que se requiere es <<conservar>> o <<inmovilizar>> el estado de cosas tal y como se encuentran para que no siga la lucha revolucionaria sino que las trasformaciones sucedan dentro del marco institucional, es decir que se hagan reformas. Así pues la única manera de hacerlo es conciliar con las clases. Garrido en una de sus conclusiones nos muestra con una precisión impresionante dicha idea:

“La ideología partidaria enunciada por el grupo callista era en el fondo bastante conservadora. Las clases poseedoras… carecían de un proyecto y los callistas les proporcionaban entonces uno, pero para ellos era menester que el vocablo <<revolución>> fuese vaciado de su contenido. Los dirigentes del nuevo partido se dedicaron por consiguiente a hacer la apología de <<la Revolución>>, que interpretaron a su manera: es decir, como un fenómenos permanente, fundado en la colaboración de las clases, y del cual el grupo callista sería interprete” 56

Es decir se protegía el principio de propiedad privada a través de un vaciamiento del vocablo “Revolución”, es decir separan el significante de su significado y ahora cualquier movimiento o acción puede ser “revolucionaria”, son los interpretes los que le dan su contenido, su significado.

Con esto último podemos afirmar que dos de las caracterizaciones que hace Córdova están en el “maximato” pero no logra ser completamente un régimen populista, pues la manipulación de las masas aún no es efectivo. Así podemos decir que el “maximato” forma parte los regímenes populistas, según Córdova, es decir se une a ese conjunto de gobiernos que intentan una modernización capitalista en México.

3.2. La institucionalización de la Revolución.

Lo que se ha llamado institucionalización de la Revolución como idea eje del “maximato” tiene que ver con dos conceptos que tratamos en las acciones políticas. Uno es la legitimidad revolucionaria y el otro la legalidad institucional. Ambos se relacionan de una forma muy interesante. Córdova nos sugiere por ejemplo que lo que hace Calles a diferencia de Obregón, es que hace verdadera política:

“…la política populista, de política de caudillismo pasa a ser política institucional, es decir verdadera política […]” 57

¿A qué se refiere Córdova con ésta afirmación? Pongámoslo por partes, primero veamos que es la legitimidad revolucionaria y después la legalidad institucional, y luego como se relacionan.

A. Legitimidad revolucionaria.

Este término puede ser dicho como un reclamo único del vocablo “Revolución”. Es decir la legitimidad revolucionaria de se da cuando un grupo puede reclamarse como único heredero de la Revolución, es decir es el único movimiento revolucionario, y entonces lo demás grupos lo reconocen como tal. Cuando se

56 Garrido, op. cit., p. 10157 Córdova, op. cit., p. 310

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presenta la legitimidad revolucionaria en un grupo todos aquellos grupos que estén en contra se hallaran como “contrarrevolucionarios”. ¿De qué depende la legitimidad revolucionaria?

Para que un grupo como el callismo pueda colocarse como los verdaderos intérpretes de la “Revolución” necesita de la fuerza. Una vez se ha separado el significado y el significante del vocablo “Revolución” entonces cualquier grupo puede presentarse como revolucionario; así la apropiación depende del grupo más fuerte. En México, el callismo pudo tener legitimidad revolucionaria cuando venció al último movimiento armado, es decir cuando derrotó a la rebelión escobarista. Con esto ese vocablo se deforma incluso lo que se nos presenta como “revolucionario” puede ser “contrarrevolucionario” como sucedió con el vuelco al conservadurismo del grupo callista. Entonces la legitimidad revolucionaria se da con los vencedores de la guerra, quienes tienen el “monopolio” de la interpretación de dicha confrontación.

B. Legalidad institucional.

Cuando Córdova nos dice que se ha pasado a hacer verdadera política, se refiere a que el poder se lleva por vías institucionales, es decir cuando se dejan las armas, como en la política de caudillos, a un régimen institucional. Claro que puede ponerse en duda si en el “maximato” se llevó a lo institucional verdaderamente, pero lo importante es que cuando el PNR se afirma como partido único, es decir cuando logra vencer todas las oposiciones que hemos llamado aquí externas, y logra unificarse venciendo las oposiciones internas, podemos decir que se ha afirmado como institución.

Lo que hemos dicho aquí anteriormente es que cuando se forma el PNR el grupo callista adquiere legitimidad revolucionaria y cuando vence a la rebelión escobarista le da legalidad institucional ¿Cómo se relacionan ambas?

C. Legitimidad revolucionaria y legalidad institucional.

El en “maximato” hemos dicho que se juntan ambos conceptos, pero su relación en México es bastante obvia. Por un lado cuando el PNR, se forma como una confederación de “revolucionarios” todo aquel grupo que esté fuera del partido será “contrarrevolucionario”. Y cuando se vence a la rebelión escobarista, dicha la legalidad revolucionaria del grupo callista deviene legalidad institucionalidad, es decir al salir victoriosos de ese enfrentamiento se les presentan como institución, es decir con capacidad de dirigir los asuntos políticos del país. Sabemos aquí que primero fue la rebelión escobarista y al otro día fue la constitución del PNR, sin embargo se puede decir que en México ambos se funden, pongamos más claro el argumento.

La legitimidad revolucionaria se da con los vencedores de la guerra de Revolución, por lo que la victoria sobre los escobaristas les daría a los callistas dicha legitimidad. Ahora la instauración de un partido único reclama legalidad institucional, por lo que el PNR le daría a de Calles dicha cualidad. Pero en México sucede que la formación del PNR una vez como institución afirma la legitimidad revolucionaria es decir su victoria contra los escobaristas y a su vez esta afirmaría al PNR como institución. Lo que nos da como resultado que se afirma al PNR como una institución revolucionaria que a su vez porta la legitimidad revolucionaria y además la legalidad institucional, es decir se presenta a los ojos de todos como la institucionalización de la Revolución.

3.3. El hombre fuerte

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Por último mencionaremos las diferencias entre la forma de hacer política del caudillo y del hombre fuerte, tal y como nos lo presenta Córdova.

Se puede decir que los caudillos militares tales como Obregón, eran grandes manipuladores de masas58, porque por un lado era defensores del principio de propiedad privada y por el otro su discurso era completamente popular, es decir pugnaban por la reformas sociales. En este sentido era unos grandes conciliadores de clases, pues no le tenían miedo a las masas. Otra característica importante es que basaban su poder no sólo en el reconocimiento popular, sino en que fueron o eran militares. Por último podemos decir que el discurso del caudillo era completamente incoherente en sí mismo, más bien su discurso tenía una coherencia política, es decir tenía una utilidad práctica. La única utilidad o el único fin que seguí era el mantenimiento del poder.

El hombre fuerte dice Córdova tiene las mismas características, solo que hace verdadera política, como ya habíamos visto, pasa de una política de caudillos a una institucional; otra característica que lo diferencia es que como vimos también mezcla la promesa de reformas sociales con la idea de institucionalización. Por último se puede decir que Calles no se limitaba sólo a engañar a los sectores populares, sino que negociaba con sus líderes y los hacía partícipes de su poder, lo cual se puede observar perfectamente en el PNR. Pero ¿Qué representa el “hombre fuerte”?

Una tesis que ya hemos sostenido aquí es que el “hombre fuerte” es para nosotros una figura política en transición entre el caudillo militar y el presidente, es decir adquiere ciertas características del caudillo militar, porque necesita someter a los militares, pero que a su vez necesita de un Presidente, es decir de la figura que representa la institucionalidad. Por lo que el hombre fuerte se diferencia del caudillo en que agrega ciertos matices institucionales, y se diferencia del Presidente en que se le quitan ciertos atributos de caudillo. En este sentido la ideología del hombre fuerte confirma nuestro planteamiento inicial de que el “maximato” es un período entre los regímenes caudillistas y el presidencialismo.

4. Conclusiones: Ideas vs acciones.

- El régimen del “maximato” estuvo influido por dos procesos contrapuestos: la centralización de las decisiones políticas y el tremendo regionalismo y localismo político que surgió de la etapa armada de la Revolución. Con ellos se puede explicar la conformación y la estructura del PNR.

- El “maximato” es un período de transición entre un régimen de caudillos y el presidencialismo. Esto se nota en la figura del “Jefe Máximo” en donde conviven las características de la autoridad de caudillos y la autoridad “institucional”. Como hemos visto ambos confluyen en una misma figura.

- La figura del “Jefe Máximo” se contrapone a la figura del Presidente. Esto es el PNR se convierte en un verdadero instrumento político de Calles, cual negaba la verdadera constitucionalidad o toda cualidad “institucional”. Es decir el “Jefe Máximo”, gozaba de poderes meta-constitucionales, en donde la autoridad de Calles debilita el presidente de la República59

58 Ibíd., p. 264.59 “Nacido [el Ejecutivo] como una <<institución>> metaconstitucional del régimen, el PNR lo fue en el curso de sus primeros años de vida, en particular reafirmando la autoridad de Calles y debilitando así, de manera indirecta, una <<institución>> constitucional: el presidente de la República” (Garrido, op.cit., p. 175 )

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- Así también la característica de meta-constitucionalidad puede ser explicada desde el proceso de centralización y el localismo político existente. Pues la institución del Presidente fungía como la autoridad de centralización, y la figura de Calles actuaba como un “caudillo de caudillos”, es decir el que podía tener injerencia a nivel local.

- El PNR representa la “Revolución” institucionalizada, pero como vimos antes el vocablo “Revolución” pierde su significado y quedo pues sólo su significante. Así cualquiera podría ser “revolucionario” dependía de la fuerza de los grupos políticos existentes. El grupo vencedor siempre sería el que se apropiaría del significante y la dotaría de significado. Esto se puede notar fácilmente cuando cada grupo que se presenta como dominante (el callismo, el cardenismo, el obregonismo, etc.), siempre se reclama como heredero legítimo de la “Revolución”. Así la cualidad de “revolucionario” y “contrarrevolucionario” estaría en función de la interpretación del grupo dominante, en este caso el callismo. Aunque el vocablo no cumple las demandas de la Revolución, así con la apropiación del significante, ésta no se realiza.

- El régimen del “maximato” se presenta como el inicio de la institucionalidad en el México Contemporáneo, pero se parece más a una “cuasi-institucionalidad”, pues se nos presenta la dualidad entre “legalidad” y “no-legalidad”. 60 Lo cual también se puede notar con la característica del “Jefe Máximo” con poderes meta-constitucionales. Esto puede ser explicado también desde los procesos de centralización y localismo político, pues en ese momento era necesario dicha dualidad, es decir moverse al margen de la recién creada institucionalidad.

- Podemos decir que el “maximato” sale como representante legítimo de la Revolución, sin embargo, este va perdiendo su carácter de revolucionario, incluso en los hechos se vuelve contrarrevolucionario, pues abandona por completo las demandas surgidas en ella. Así las ideas de “Revolución” y “Contrarrevolución” son usados con tintes políticos, es decir encubren un proceso de abandono a las demandas. 61

- Con esto último podemos decir que en el periodo del “maximato” se anula el proceso de cumplimiento de demandas de la Revolución (exceptuando algunos momentos del interinato de Portes Gil), pero la razón se debe a la imposibilidad de juntar dos procesos, por un lado la formación de una Estado moderno y social y su funcionamiento. Es decir no pueden juntar el momento de formación y el momento de su pleno funcionamiento. Así el “maximato” representa la formación, por lo que es incapaz de poner a funcionar plenamente, es decir en forma desarrollada dicho aparato político.

Bibliografía.

Córdova, Arnaldo; La formación del poder político en México; México, Era, 9ª edición, 1981

Córdova, Arnaldo; La ideología de la Revolución Mexicana. La formación del nuevo régimen, México, Era, 7ª edición, 1979

60 “…la visión de la fundación del PNR como el inicio de la institucionalización política de México, debe ser matizada por diferentes causas, entre ellas por el hecho de que constituyó, precisamente, un medio para el anulamiento de la institución presidencial, último residuo de legalidad constitucional” (Medin, op. cit., p. 41).61 “Los callistas habían ejercido el poder en nombre de una idea: <<la Revolución mexicana>>” (Grarrido, op. cit., p. 78)

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Garrido, Luis Javier; El Partido de la Revolución Institucionalizada (Medio siglo de poder político en México). La formación del nuevo estado (1928-1945); México, Siglo XXI, 1982

González Casanova, Pablo; La democracia en México, México, Era, 16ª edición, 1985

Gonzáles, Luis (coord.), Historia de la Revolución Mexicana 1928-1934. Los inicios de la institucionalización, tomo 12, México, El Colegio de México, 1981

Medin, Tzvin; El minimato presidencial: historia política del maximato (1928-1935); México, Era, 2ª edición, 1983

Meyer, Lorenzo; La etapa formativa del estado mexicano contemporáneo (1928-1940), en: Las crisis en el sistema político mexicano (1928-1977), México, El Colegio de México, Centro de Estudios Internacionales, 1977. Versión electrónica: http://www.lorenzomeyer.com.mx/documentos/pdf/13La%20etapa%20formativa%20del%20estado%20mexicano%20contemporaneo.pdf

Meyer. Lorenzo; La institucionalización del nuevo régimen; en: Historia General de México, México, El Colegio de México, 2002.

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