Ideas de Hanna Arendt

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Revista de Ciencias Sociales (Ve) Universidad del Zulia [email protected] ISSN (Versión impresa): 1315-9518 VENEZUELA 2005 Francisco José Ávila Fuenmayor ALGUNAS IDEAS DEL PENSAMIENTO POLÍTICO DE HANNAH ARENDT: SU IMPACTO ACTUAL Revista de Ciencias Sociales (Ve), abril, año/vol. XI, número 001 Universidad del Zulia Maracaibo, Venezuela pp. 181-191 Red de Revistas Científicas de América Latina y el Caribe, España y Portugal Universidad Autónoma del Estado de México http://redalyc.uaemex.mx

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Revista de Ciencias Sociales (Ve)Universidad del [email protected] ISSN (Versión impresa): 1315-9518VENEZUELA

2005 Francisco José Ávila Fuenmayor

ALGUNAS IDEAS DEL PENSAMIENTO POLÍTICO DE HANNAH ARENDT: SU IMPACTO ACTUAL

Revista de Ciencias Sociales (Ve), abril, año/vol. XI, número 001 Universidad del Zulia

Maracaibo, Venezuela pp. 181-191

Red de Revistas Científicas de América Latina y el Caribe, España y Portugal

Universidad Autónoma del Estado de México

http://redalyc.uaemex.mx

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Revista de Ciencias Sociales (RCS)Vol. XI, No. 1, Enero - Abril 2005, pp. 181-191

FACES - LUZ � ISSN 1315-9518

Algunas ideas del pensamiento político de HannahArendt: su impacto actual

Ávila Fuenmayor, Francisco José*

ResumenEl telos o propósito del presente trabajo es presentar algunos aspectos del pensamiento político de

Hannah Arendt. Particularmente nos referiremos al análisis crítico que hace del totalitarismo, concepto que seconvierte en centro de su ethos. La acción política, la historia, el poder, la violencia, el dominio, el espacio públi-co, la esfera privada entre otros, son temas que aborda no como una ascesis purificatoria sino mediante un dis-curso apofántico que caracteriza su manera excepcional de concebir la política. Postula que en los antípodas dela violencia, encontramos la paz, el amor, el respeto y también el discurso, puesto que la violencia es el extremoopuesto del discurso. La profunda crisis ecológica que vive hoy el planeta, tiene su origen en la violencia contrala naturaleza, particularmente, en la utilización desmedida de tecnologías. Como conclusión del trabajo desta-camos que el dominio entendido en términos de poder del hombre sobre el hombre es una errónea interpretaciónde la esencia del poder político, es decir, el poder no puede coexistir con la violencia.

Palabras clave: Totalitarismo, poder, violencia, acción política, libertad.

Some Ideas in the Political Philosophy of HannahArendt: Present Day Impact

AbstractThe telos or purpose of this paper is to present some aspects of Hannah Arendt´s political thought. In par-

ticular we will refer to the critical analysis she makes of totalitarianism, a concept that becomes very central inher ethos. Political action, history, power, violence, dominion, public space, the private sphere, among others,are all subjects touched upon not as a purifying ascesis, but through an apophantic speech that characterizes herexceptional manner of conceiving what is political. It postulates that in the antipodes of violence, we find peace,love, respect and speech as well, since violence is the opposite of discourse. The intense ecological crisis we ex-perience today on this planet, has its origins in violence against nature, particularly, in the excessive utilizationof technologies. As a conclusion we emphasize that dominion, understood in terms of the power of man overman, is an erroneous interpretation of the essence of political power, which is the power that cannot exist withviolence.

Key words: Totalitarianism, power, violence, political action, liberty.

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* Profesor Titular adscrito al Programa Postgrado, Universidad Nacional Experimental Rafael MaríaBaralt (UNERMB). PPI - Nivel 1. Editor de la Revista Venezolana de Ciencias Sociales (RVCS) de laUNERMB. Cabimas, estado Zulia. E-mail: [email protected] - [email protected]

Recibido: 04-07-07 � Aceptado: 05-01-18

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Introducción

La prolífica obra dejada a la humanidadpor Hannah Arendt, se ha convertido en materiade estudio obligatoria para los investigadores,filósofos y sociólogos, por cuanto aborda temasque tienen plena vigencia en la realidad actual.Entre estos podemos resaltar: La acción política,la historia, el poder, la violencia, el dominio, lalabor, el trabajo, el espacio público, la esfera pri-vada, entre otros. Cabe destacar también, el pro-fundo análisis que realiza del totalitarismo, quelo toma como epicentro de sus reflexiones en supensamiento filosófico; insiste en que la luchacontra el totalitarismo no puede demorarse hastaque se haya comprendido, ya que no se com-prenderá hasta que no haya sido derrotado.

Una de las principales virtudes denuestra pensadora, es la denuncia permanen-te de las causas que llevaron a la instauracióndel nazismo, a fin de que la humanidad nuncaolvide lo ocurrido y evitar que se repita en elfuturo. Fue una mujer que siempre tuvo pre-sente que el totalitarismo era el fenómeno delsiglo y que con la simple desaparición del na-zismo o del stalinismo, su derrota final no ha-bía llegado. Por el contrario, continúa siendoun peligro potencial en las sociedades desa-rrolladas en las que se realizan experienciasde impotencia política y falta de libertad.Además, es una realidad actual la reapariciónde movimientos neofascistas y neonazis queluchan por ganar espacios en algunas socie-dades europeas.

Ahora bien, ¿Cómo definir a HannahArendt? Quien escribe este trabajo, la definecomo la arqueóloga del pensamiento político,ya que en la medida en que va desarrollandosus ideas, distinciones y fronteras, va descu-briendo nuevas vetas, nuevos tesoros que es-taban sumergidos en la paz de la historia.

Para nuestra autora, el siglo XX hasido el siglo de las guerras y de la violencia.Por tanto, recomienda reflexionar sobre estaúltima como denominador común del pre-sente siglo. Destaca la eficacia de las accio-nes no violentas y el permanente interés teó-rico de distinguir para comprender. En estemismo sentido, insiste en que los nuevosproblemas que afrontará el ser humano en laera contemporánea, impactan más allá delos asuntos exclusivamente políticos. Elhambre, las consecuencias funestas de ladrogadicción, la destrucción paulatina delplaneta como habitat del ser humano, cons-tituyen temas que se han convertido en fuer-tes desafíos mundiales que generan expecta-tivas en gran parte de la población del orbe.A estas observaciones hechas por nuestraautora en su época podemos agregar ahora,los temas del SIDA, el calentamiento paula-tino y progresivo de la tierra producto de ladestrucción de la capa de ozono que traecomo consecuencia el deshielo de los cas-quetes polares que causan inundaciones endiversas parte del orbe, entre otros.

El legado político y filosófico deHannah Arendt, se encuentra en su abundanteobra, que tiene como objetivo primordial, res-catar la importancia de la acción política comola más grande y enaltecedora actividad huma-na. Sus principales ideas han quedado para laposteridad en Los Orígenes del Totalitarismo(1951); Rahel Varnhagen: la vida de una ju-día (1958); La Condición Humana (1958);Eichmann en Jerusalén (1963); Hombres enTiempos de Oscuridad (1968); Entre el Pasa-do y el Futuro: ocho ejercicios sobre la refle-xión política (1968); Reflexiones sobre la Vio-lencia (1969); Crisis de la República (1972);La Vida del Espíritu (1978).

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1. La comprensión deltotalitarismo

Hannah Arendt nos dice “(…) no pode-mos demorar la lucha contra el totalitarismohasta que lo hayamos comprendido, puestoque no lo comprenderemos (…) hasta quehaya sido derrotado” (Arendt, 1995:31).

Tomando como postulado de nuestraautora, el contenido de la cita anterior, pode-mos establecer que en la medida en que han idoapareciendo en el mundo no totalitario, los mo-vimientos totalitarios, el proceso de su com-prensión también implica un proceso de autocomprensión, ya que si se conoce sin compren-der, se conoce y comprende aún menos lo quese está adversando. Nuestra pensadora, realizaun análisis pormenorizado del tema de la com-prensión -que considera fundamental para po-der enfrentar y derrotar al totalitarismo en cual-quiera de sus formas y modalidades- al estable-cer distinción entre conocer y comprender, apesar de que guardan estrecha relación. Igual-mente, define una secuencia condicional entrecomprensión y conocimiento.

De tal manera pues, que la comprensiónen su opinión, descansa en el conocimiento yéste no puede darse sin una preliminar e implí-cita comprensión. En otras palabras, la condi-ción necesaria para que exista conocimiento esque haya una comprensión inicial. En esta mis-ma línea de pensamiento argumenta que lacomprensión de los asuntos políticos e históri-cos, en virtud de ser básicamente humanos tie-ne algo en común con la comprensión de los in-dividuos. En tal sentido nos dice: “(…) sólo co-noceremos quién es esencialmente alguiendespués de su muerte (…). Para los mortales, loeterno y definitivo comienza sólo después de lamuerte” (Arendt, 1995: 31).

Nuestra autora establece una relaciónentre comprensión y conocimiento que utiliza

para apuntalar el estudio del totalitarismocomo fenómeno político de nuestras socieda-des. En efecto: “La comprensión precede yprolonga el conocimiento. La comprensiónpreliminar, base de todo conocimiento, y laverdadera comprensión que lo trasciende tie-nen en común el hecho de dar sentido al cono-cimiento”. Más adelante nos dice: “(…) Si,por otra parte, el estudioso quiere trascendersu propio conocimiento (…) debe hacer galade humildad y escuchar muy atentamente ellenguaje popular, en que palabras como totali-tarismo son usadas a diario (…) empleadas fa-lazmente como slogans para poder restablecerel contacto entre conocimiento y compren-sión” (Arendt, 1995: 33).

En este mismo orden de ideas, coinci-dimos plenamente con nuestra autora en quela comprensión preliminar denuncia el totali-tarismo como tiranía y presupone que nuestralucha sólo busca la libertad. La historia re-ciente revela que muchas otras formas de go-bierno, han negado la libertad, pero nunca enla forma extrema y radical como lo han hecholos regímenes totalitarios, pero la compren-sión preliminar se constituye en un obstáculomás eficaz para que la gente pueda unirse a unmovimiento totalitario que la informaciónmás cierta y más fiable, el análisis políticomás certero o el más profundo conocimientoacumulado.

Si abundamos en el término totalitaris-mo, observamos que su uso popular se genera-lizó para denunciar el mal político por exce-lencia, hace algunas décadas. En tal sentido eltérmino que hacia la postguerra se utilizabacon más frecuencia era “imperialismo” comoetiqueta para referirnos al mal político de laépoca. Su connotación era sinónimo de agre-sividad en política exterior; sin embargo, losdos términos llegaron a imbricarse o mejor di-cho, se utilizaban como sinónimos. De mane-

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ra similar, totalitarismo se utiliza en nuestrosdías para denotar ansias de poder, afán de do-minio, terror y para señalar “una estructura deEstado monolítica” (Arendt, 1995: 33).

En este mima línea de pensamiento, po-demos afirmar que históricamente, es sólo a lacaída del imperio británico y la incorporaciónde la India a la Commonwealth y no la guerra oresistencia al totalitarismo, los sucesos quecontribuyeron a consolidar el totalitarismocomo fenómeno político mundial que sustituyóal imperialismo como hecho determinante.

Podemos abundar en algunos detallespara corroborar la identificación en el lengua-je popular de los dos términos “imperialismo”y “totalitarismo”. En tal sentido, señalamosque dichos términos se utilizaron como sinó-nimos para identificar otros males del pasadocomo la agresividad y afán de expansionismoterritorial en el caso de imperialismo; terror ysed de poder en cuanto al totalitarismo.

Así pues, el totalitarismo para nuestraautora “(…) se ha convertido en nuestro tiem-po en un objeto permanente de estudio sólodesde que la comprensión preliminar lo seña-ló como el problema fundamental y el peligrode mayor importancia de nuestra época”(Arendt, 1995: 34). Sin embargo, señalamosque las diferentes interpretaciones comunes,incluso a nivel académico, siguen la línea dela comprensión preliminar pues, identifican eldominio totalitario con la tiranía o con la dic-tadura de un partido político.

Sobre el concepto de libertad abunda-remos más adelante, ya que es uno de los tér-minos básico para analizar el pensamiento po-lítico de Hannah Arendt.

Estas ideas de Arendt en torno al totali-tarismo pueden ser extrapoladas para estudiaraunque sea someramente la historia recientede América Latina Dicha historia está llena demúltiples ejemplos de gobiernos tiránicos que

han contado con respaldo inicial de sectoresde la población, principalmente sectores eco-nómicos, políticos y militares que han logradoposiciones importantes en la jerarquía guber-namental para provecho propio y de los suyos.

Así pues, si tenemos pendientes los ele-mentos totalitarios existentes en las socieda-des de masas, la alienación, el chantaje nu-clear, la injusticia, el consenso impuesto, lairracional utilización de las tecnologías queatentan contra el equilibrio ecológico de laTierra y la imposición de criterios económi-cos de los países industrializados sobre lospaíses subdesarrollados, se puede inferir quese vive una especie de estado de excepciónpermanente. Los movimientos totalitarios noaparecieron intempestivamente, sino que susestructuras de dominio fueron el resultado dela dinámica histórica producto de las circuns-tancias de ciertos elementos contenidos en lamisma sociedad.

De manera similar, las sociedades demo-cráticas no han adquirido mágicamente sus pro-piedades y no son de manera alguna ajenas o in-munes al totalitarismo. A pesar de que existeuna tendencia mundial a coartar todo lo que hue-la a totalitarismo, el afán de control por parte delas potencias mundiales a través de la tecnolo-gía, constituye otra modalidad de totalitarismoen el cual se utiliza una especie de discurso quesólo sirve para encubrir las verdaderas intencio-nes. En efecto, el totalitarismo siempre se man-tiene atento a hacer aparición en cualquier socie-dad; es decir, está en estado latente o potencial,listo para irrumpir bajo cualquiera de sus moda-lidades contemporáneas.

2. Los conceptos de poder,violencia y dominación

Hannah Arendt, se ha destacado en susescritos por enfrentarse a la tradición filosófi-

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ca, en lo que se refiere a la esencia de la políti-ca. La distinción permanente entre poder, vio-lencia y dominación, constituye una nota re-saltante en su pensamiento; Esquirol quien es-tudia la posición de Arendt en relación al po-der y la violencia, sostiene que “el reto de lapolítica siempre es el poder, nunca la violen-cia” (Esquirol, 1994: 39).

Esquirol se muestra de acuerdo con lapensadora de origen alemán, en cuanto a que laviolencia es algo particularmente humano. Asívemos que la historia está llena de accionesviolentas con distintos matices y modalidades:en este sentido, sólo el hombre es violento ysólo la acción del hombre sobre el hombre pue-de ser calificada propiamente de violenta, yaque la acción sobre la especie animal puede de-finirse como cruel. En efecto, en relación a laviolencia, podemos decir que la profunda crisisecológica que hoy vive el planeta, tiene su ori-gen en la violencia contra la naturaleza, parti-cularmente, en la utilización desmedida de tec-nologías. Los efectos provenientes del uso in-discriminado de agentes químicos en la agri-cultura; la escasez de fuentes de agua comoconsecuencia de la tala indiscriminada de losbosques y pulmones vegetales, constituyenejemplos frecuentes de dicha violencia.

En este mismo sentido, podemos decir,que el homicidio es también violencia, puestoque se trata de anular al otro. En los antípodasde la violencia, encontramos la paz, el amor,el respeto y también el discurso, puesto que laviolencia es el extremo opuesto del discurso.Eric Weil, manifiesta convencido “la violen-cia es siempre interrupción del discurso; eldiscurso es siempre interrupción de la violen-cia” (Weil, 1967: s/p). Arendt insiste en queante el temor de que la violencia se apoderedel mundo, debemos estar vigilantes ante lasmúltiples formas en que la violencia se disfra-za de discurso y denunciar a toda persona que

la ejerza mediante encubrimientos discursi-vos o retóricos.

En este mismo orden de ideas, la histo-ria política de los hombres está llena de vio-lencia y en muchos casos ésta ha sido, el ejecentral de los cambios y de las revoluciones.La utilización de la violencia ha sido unaconstante histórica cuando se ha puesto enpráctica el poder político, en tal sentido, esoportuno mencionar, un pensamiento de We-ber que Esquirol interpreta en sus propias pa-labras. En efecto: “(…) el poder político tieneel monopolio de la violencia es lo mismo queafirmar que la violencia es su medio específi-co y tendencialmente exclusivo (decimos“tendencialmente exclusivos” porque inclusoen nuestras sociedades se dan, además del“Estado”, grupos terroristas, gansteriles o in-dividuos que hacen uso de la violencia)” (Es-quirol, 1994: 42).

Además, nuestra autora al reflexionarsobre la violencia considera que ésta ha sido eldenominador común del siglo XX, sin embar-go, al constatar el vacío teórico que ha existi-do sobre el fenómeno de la violencia, espe-cialmente si consideramos la gran importan-cia que ha ejercido en los asuntos humanoshace una dura crítica al respecto. Al efecto,nos dice: “Nadie consagrado a pensar sobre laHistoria y la Política puede permanecer igno-rante del enorme papel que la violencia ha de-sempeñado siempre en los asuntos humanos,y (…) ha sido singularizada tan escasas vecespara su especial consideración” (Arendt,1973: 116).

Es que gran parte del pensamiento polí-tico ha estado impregnado de la filosofía he-geliana y marxista, que han hecho de la vio-lencia como necesaria para lograr el cambiohistórico y el progreso. Vale la pena pregun-tarnos si ¿La violencia ha sido la clave de todocambio radical, en la vida política de los hom-

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bres?. A pesar de que la idea hegeliana, de lajustificación histórica de la violencia, la hacensuya autores de la talla de Sorel, Pareto y Sar-tre, Arendt se opone rotundamente e intentamostrar que la violencia es más el arma de lasreformas que de la revolución.

Pero paralelamente al tema de violenciatambién estudia el de la no violencia. Al res-pecto, nuestra autora pone en duda la eficaciade la violencia a lo largo de la historia. Convie-ne que formulemos en este momento dos inte-rrogantes ¿Es oportuna y eficaz la no violenciaante las exigencias de la realidad histórica?¿Puede definirse la no violencia como cobardíao evasión? Al respecto, el autor de En torno aHannah Arendt, nos dice: “El Sermón de laMontaña, que constituye una gran expresióndel planteamiento histórico de la no violencia,¿ha sido estéril respecto a la historia o la hamarcado sustancialmente? ¿Fecundidad o este-rilidad?“ (Esquirol, 1994: 40-41).

A los efectos del estudio de la no violen-cia, cuestión que es una permanente aspiraciónen el pensamiento político de Arendt, nuestraautora reflexiona en el sentido que existe algo“político”, es decir, relativo a la pluralidad delos hombres y “no violento” capaz de acabarcon la violencia. En esta línea de pensamiento,se opone rotundamente a la consideración deque sólo la fuerza y la violencia han sido histó-ricamente eficaces y como veremos más ade-lante, su concepción del poder tiene muy pocoen común con esta interpretación.

Veamos ahora, lo relativo al poder.Arendt coincide con Hobbes, sólo en la formadel concepto de poder, pero en cuanto al con-tenido del mismo, existe una profunda dife-rencia entre ambos. En el Leviatán, Hobbesnos dice que “durante el tiempo que los hom-bres viven sin un poder, que les obligue a to-dos al respeto, mantienen la condición que sellama guerra; una guerra de todo hombre con-

tra todo hombre” (Arendt, 1993: 223). Paranuestra autora, la guerra es una forma de vio-lencia que se produce al margen de la políticay del poder, propiamente dichos. Pero encuanto a la esencia del poder difiere diame-tralmente de la posición hobessiana.

Aclaremos más lo expresado en el pá-rrafo anterior. En el sentido habitual, el térmi-no poder hace alusión a la capacidad de algo ode alguien para producir determinados resul-tados. Pero cuando hablamos de poder socialo político, nos referimos a la posibilidad delhombre de actuar en lo público, y frecuente-mente dicha posibilidad de acción pública serefiere al poder del hombre sobre el hombre,es decir, poder como dominación, coacción,determinación.

Al referirnos al poder, podemos decirque una de las cosas que debilita y luego ani-quila a las comunidades políticas, es la pérdi-da del poder. Éste no puede almacenarse nillevarse al mercado de cambio, para hacerfrente a emergencias sino que sólo existe en surealidad. En La Condición Humana, Arendt,hace hincapié en el poder, cuando nos diceque “El poder sólo es realidad donde palabra yacto no se han separado, donde las palabras noestán vacías y los hechos no son brutales, don-de las palabras no se emplean para velar inten-ciones sino para descubrir realidades, y los ac-tos no se usan para violar y destruir sino paraestablecer relaciones y crear nuevas realida-des” (Arendt, 1993:223).

En relación al concepto de poder, po-demos decir, es lo que mantiene la existenciade la esfera pública, que es el espacio de apari-ción de los hombres que se agrupan medianteel discurso y la acción, es decir, es el espaciode aparición de los hombres que hablan y ac-túan. Nuestra autora establece diferencia entrepoder y fuerza, al decir que “(...) el poder essiempre un poder potencial y no una intercam-

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biable, mensurable y confiable entidad comola fuerza. Mientras que ésta es la cualidad na-tural de un individuo visto en aislamiento,como función corporal, (…) el poder surgeentre los hombres cuando actúan juntos y de-saparece en el momento en que se dispersan.(...)” (Arendt, 1993: 223).

Conviene que expresemos, que Arendtse aparta de la tradición del pensamiento polí-tico que hace aparecer al poder y la violenciacomo un binomio inseparable, hasta el puntode considerar que la violencia es una de lasmanifestaciones del poder. La apología quehace nuestra autora del poder, proviene de lainterpretación que ella hace como consenso,concierto, coordinación, precisamente lo queProudhon, consideraba como opuesto al po-der. En Efecto, Proudhon identificaba podercon fuerza, y así como él, teóricos defensoresy detractores del poder han caído en la indis-tinción, que confunden y entienden como si-nónimos, poder, autoridad y dominación.

Arendt, en Crisis de la República insis-te en que “Poder, potencia, fuerza, autoridad yviolencia no serían más que palabras que indi-can los medios por los que el hombre dominaal hombre; se utilizan como sinónimos porqueposeen la misma función” (Arendt, 1973:146). Conviene entonces que aquí resaltemos,lo que nuestra autora dice en relación a los tér-minos mencionados y que tradicionalmente sehan utilizado como sinónimos. “Es, creo, unamuy triste reflexión sobre el actual estado dela ciencia política, recordar que nuestra termi-nología no distingue entre palabras clave talescomo “poder”, “potencia”, “fuerza”, “autori-dad” y, finalmente, “violencia” – todas lascuales se refieren a fenómenos distintos y di-ferentes, que difícilmente existirían si éstos noexistieran-. (...) Emplearlas como sinónimosno sólo indica una cierta sordera a los signifi-cados lingüísticos (...) sino que también ha te-

nido como consecuencia un tipo de cegueraante las realidades a las que corresponden.(...)” (Arendt, 1973: 145-146).

Nuestra autora en La Condición Huma-na, trata en varios capítulos el tema de la vio-lencia y su desarrollo desde la antigüedad has-ta la época moderna. En efecto, ser político,vivir en una polis, significaba que todo se de-cía por medio de palabras y de persuasión, yno con la fuerza y la violencia. Aquí convienedecir que todo aquél que estaba fuera de la po-lis, esclavos y bárbaros, estaban desprovistosde una forma de vida, en que sólo el discursotenía sentido y donde la principal preocupa-ción de los ciudadanos, era hablar entre ellos.

Toda la obra de Arendt está marcadapor la necesidad de lograr una comprensión dela especificidad de la política, en la cual lapunta del iceberg en su pensamiento es la ideade la libertad que está inmersa en el propioconcepto de la polis. En efecto, nuestra autorano dice: “Lo que dieron por sentado todos losfilósofos griegos, fuera cual fuera su oposi-ción a la vida de la polis, es que la libertad selocaliza exclusivamente en la esfera política,que la necesidad es de manera fundamental unfenómeno prepolítico, característico de la or-ganización doméstica privada, y que la fuerzay la violencia se justifican en esta esfera por-que son los únicos medios para dominar la ne-cesidad –por ejemplo, gobernando a los escla-vos y llegar a ser libre” (Arendt, 1993: 43-44).

En la cita anterior, nuestra pensadorareafirma que nosotros, los hombres, al usar lapalabra y la acción, nos insertamos en el mun-do humano, el cual en su opinión lo definecomo un segundo nacimiento. En su sentidomás amplio, actuar, significa comenzar, con-ducir, gobernar. Es que con la creación delhombre, el principio del comienzo entró en elmundo, con lo cual Arendt interpreta que elprincipio de la libertad, se creó al crearse el

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hombre. Es decir, el concepto de libertad esinherente a la misma condición humana. Si-multáneamente, la razón de existir de la políti-ca es esa misma libertad, por cuanto es por la li-bertad por lo que los hombres conviven organi-zados políticamente. En cambio, la razón de serde la historia es el aprendizaje de reconocer lalibertad en las acciones del pasado preservan-do y rescatando todo el sentido de éstas.

Sin ninguna duda, podemos enfatizarque parte del poder del discurso de nuestra au-tora, descansa en la teoría del poder políticode Maquiavelo cuando éste manifiesta, que elpropio acto de fundación, es decir, el comien-zo consciente de algo nuevo requiere y justifi-ca el uso de la violencia. Arendt, identifica lacapacidad de comenzar del hombre con el co-mienzo mismo. Si la creación del hombrecoincide con la de un comienzo en el universo,lo que conlleva a la creación de la libertad, en-tonces el nacimiento de los hombres indivi-duales, siendo nuevos comienzos, reafirma elcarácter original del hombre.

En otro orden de ideas, pasemos ahoraa definir “violencia” en términos arendtianos.En Crisis de la República, ella nos dice: “Laviolencia (...) se distingue por su carácter ins-trumental. Fenomenológicamente está próxi-ma a la potencia, dado que los instrumentos dela violencia, como todas las demás herramien-tas, son concebidos y empleados para multi-plicar la potencia natural hasta que, en la últi-ma fase de su desarrollo, puedan sustituirla”(Arendt, 1973: 148).

Del texto anterior, podemos columbrarque Arendt, construye el concepto de violen-cia, como amplificación de la potencia huma-na mediante instrumentos. El término poderlo entendemos en términos arendtianos comola acción humana concertada. Según hemosvisto, nada es tan cotidiano como la combina-ción de violencia y poder. Digamos más bien

que en la realidad se da una combinación deviolencia y poder para indicar los medios quedispone el hombre para dominar al hombre.En Crisis de la República nos dice que “políti-camente hablando lo cierto es que la pérdidadel poder se convierte en una tentación parareemplazar al poder por la violencia” (Arendt,1973: 156).

La causa de la libertad es lo que ha de-venido en la existencia de la política. Así hasido desde el comienzo de la historia. Liber-tad, acción y poder, son los temas clave de lareflexión filosófica de Arendt frente a los antí-podas del totalitarismo. Éste, el totalitarismo,como la historia ha demostrado, más que untipo de política y de poder, es la negación depolítica y poder.

La clave de todo está en que la violenciaen forma de terror elimina la comunicación entrelos seres humanos, la acción común, la identidady la personalidad de los sometidos. Aquí el terrordebemos entenderlo como el dominio de la vio-lencia cuando todo poder ha sido anulado; enotras palabras, el terror lo podemos considerarcomo una variante de la violencia. En Crisis de laRepública al referirse al terror, nos dice que “(....)El terror no es lo mismo que la violencia; es másbien, la forma de gobierno que llega a existircuando la violencia, tras haber destruido todo po-der, no abdica sino que, por el contrario sigueejerciendo un completo control. (.....) Todo tipode oposición organizada ha de desaparecer antesde que pueda desencadenarse con toda su fuerzael terror” (Arendt, 1973: 156-157).

En definitiva, pues, nuestra autora seopone a la concepción de la política como luchapor el poder, en la cual algunos hombres que re-chazan la política, buscan el poder de un modomás personal. Una verdadera revolución seidentificará como un fenómeno de rebelión quelleva explícita e implícitamente a la constitucióny consolidación de un espacio de libertad.

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En este sentido, Weber al referirse a laesencia del Estado moderno, que es la asocia-ción política más importante de nuestra época,lo define como una relación de dominación dehombres sobre hombres, que se sostiene pormedio de la violencia legítima.

Arendt, se muestra sorprendida de lapoca importancia que se le da a la violencia,para ser considerada como variable importantede estudio. En efecto, nuestra autora menciona-da por Esquirol nos dice “Cuando el fenómenode la violencia ha sido tratado, casi siempre seha hecho subordinándolo a otro tema la “políti-ca” o la economía, del cual constituía una pro-longación o un medio. Desde estos plantea-mientos se hace imposible entender lo que sig-nifica la violencia en sí misma y lo que, en laperspectiva social, la distingue del poder políti-co” (Esquirol, 1994: 46-47).

Insistimos pues, en que para Weber lapolítica se asimila a la dominación, y el Esta-do como expresión política, es aquella rela-ción de dominación que pretende sostener elmonopolio de la violencia física de manera le-gítima. Arendt, no rechaza dicha relación en-tre poder y violencia sino la identificación depoder con dominación. En la obra Economía ySociedad de Max Weber, éste define el podercomo la capacidad de disponer de los mediospara influir en la voluntad de otro.

Más adelante, Weber, cuando nos ha-bla de dominación, dice “Por dominacióndebe entenderse la probabilidad de encontrarobediencia a un mandato....” (Weber, 1964:43). Este autor utiliza la secuencia poder-polí-tica-dominación-coacción, que ha tenido enla historia del pensamiento político un usocasi generalizado. Incluso, identifica, asocia-ción política con asociación de dominación.

Nuestra autora reflexiona reiterada-mente sobre el papel preponderante de la vio-lencia en el siglo XX, y utiliza dichas reflexio-

nes para criticar las guerras que han manteni-do en jaque a la humanidad, especialmente lasdos guerras mundiales en las que se perdieronmillones de vidas humanas por el afán de depoder y expansionismo de las potencias mun-diales que ejercían el liderazgo en esos mo-mentos. En consecuencia es un principioconstante en toda su obra, la defensa de la efi-cacia de las acciones no violentas e insiste enel interés de distinguir para comprender, quees uno de sus lemas según Esquirol (1973,p.45); en este aspecto, estamos alineados conlo afirmado por Esquirol. En efecto, la autoracontrasta los conceptos de poder y violenciaen algunos estudiosos de la materia, quieneshan entendido que el poder implica violencia.Por ejemplo, para Bertrand de Jouvenel, el po-der consiste en mandar y en ser obedecido, yaque la esencia del poder es el mando.

En cambio, Passerin d’Entreves hasido, en opinión de la autora, el único de losestudiosos que ha hecho una distinción funda-mental pero ligera entre poder y violencia.Para Passerin, el poder es la violencia o lafuerza conforme a la ley; es decir, cuando laviolencia está respaldada o justificada por laley; en este caso, el poder puede implicar laviolencia. Como se ve, Passerin identifica po-der y violencia, exclusivamente en el ámbitode la ley, es decir, justifica bajo el imperio dela ley, el uso de la violencia.

No obstante, la diferencia es sólo degrado, ya que lo más frecuente ha sido ver enla violencia la máxima manifestación del po-der. Además, ha sido tradicional la identifi-cación de poder y violencia. La dominaciónde unos hombres sobre otros, ya sea impuestao deseada, lleva implícito el ejercicio de laviolencia.

Así pues, Arendt de manera opuesta alos autores mencionados, se refiere al términopoder, “como la capacidad humana para ac-

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tuar de manera concertada” (Arendt, 1973:46). Para nuestra autora, el poder nunca perte-nece a un individuo sino a un grupo de indivi-duos y continúa existiendo mientras el grupose mantenga unido. En otras palabras, unhombre tiene poder cuando actúa en nombrede un grupo de personas; sin el consentimien-to del grupo, la persona deja de tener poder. Elhombre como individuo, por sí mismo, carecede poder sólo tiene potencia. En el párrafo an-terior, se utiliza el término “potencia”, quepara nuestra autora designa inequívocamentea algo en una entidad singular, individual; esla propiedad inherente a un objeto o persona ypertenece a su carácter, que puede demostrar-se a sí mismo en relación con otras cosas o conotras personas, pero es esencialmente inde-pendiente de ellos.

El poder es una condición de posibili-dad del espacio político, del espacio de apari-ción de los hombres: En La Condición Huma-na Arendt expresa que el poder es lo que man-tiene la existencia de la esfera pública, es elpotencial espacio de aparición de los hombresque actúan y hablan entre sí. También Arendthace referencia a que el poder surge entre loshombres cuando actúan juntos y desapareceen el momento en que se dispersan.

El reto más grande que afronta la socie-dad contemporánea es el de la impersonali-dad, el de la falta de responsabilidad personal,el de la falta de diálogos, de preguntas y res-puestas en el ámbito de lo público. En otraspalabras, en ausencia de sujetos y en presenciade complejas estructuras impersonales, nadani nadie es responsable de nada ni de nadie.

Reflexiones finales

Como epílogo de este trabajo, reafir-mamos que para Arendt, a quien reafirmamoscomo arqueóloga del pensamiento político,

postula una nueva manera de entender la polí-tica, a diferencia de los estudiosos clásico yaconocidos como Weber, Hobbes, Maquiave-lo, Bertrand de Jouvenel, Passerin d’Entreves(este último ha sido el único autor que haaceptado una distinción entre poder y violen-cia) con quienes ha contrastado sus puntos devista. Una posible explicación de esta formaoriginalísima, para la época, de entender lapolítica obedezca quizás a su carácter de ale-mana perseguida por el régimen nazi, en vir-tud de su condición de judía, cuestión que laobligó a emigrar primero a Francia y luego alos Estados Unidos de América.

En su permanente crítica al totalitaris-mo en cualquiera de sus manifestaciones, yasea absolutismo o tiranía, postula que es emi-nentemente una relación de dominación y vio-lencia que se ha impuesto a través de la histo-ria porque el ser humano no ejerció el poderdel que hubiera sido capaz. Esta posición queentendemos como un postulado de su pensa-miento, es la que explica que la violencia esinferior al poder, en virtud de que donde existepoder, la violencia no puede consolidarse. Ode otro modo, el poder nunca puede surgir dela violencia; ésta puede contribuir a destruir elpoder pero nunca a crearlo; o mejor, en ausen-cia de poder, la violencia domina absoluta-mente. Esto explica que lo contrario de la vio-lencia más que la no- violencia es, paradójica-mente el poder. Pero además insiste en que“La pérdida del poder se convierte en una ten-tación para reemplazar el poder por la violen-cia” (Arendt, 1973: 156).

Ahora bien, si asumimos la preguntaclave de la filosofía política hecha por algu-nos estudiosos de la materia como LeoStrauss ¿Cuál es el mejor de los gobiernos? Ola pregunta de la filosofía moderna de ¿Cómomantener el poder?, vemos que nuestra auto-ra en su interpretación atípica, pues, se sale

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Algunas ideas del pensamiento político de Hannah Arendt: su impacto actualÁvila Fuenmayor, Francisco José _________________________________________________

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de los cánones clásicos, realizaría mejor estaotra: ¿Qué se esconde tras la confusión entrepoder y dominio?

En su genuina interpretación, refiereque una tiranía o los totalitarismos de los mu-chos que se han instaurado en diversas partesdel orbe en la época contemporánea, han re-querido de cierto consenso, al menos del gru-po de hombres que sostienen el aparato políti-co-administrativo del Estado. En el caso lími-te, que imagináramos todos los instrumentosdel mal en las manos de un solo hombre, éstecarecería de poder y en definitiva de posibili-dades políticas, sin la ayuda de otros hombres.En cambio, el poder que proviene de la acciónconcertada no tiene rival; nada ni nadie puededominarlo o anularlo y ninguna violencia pue-de destruirlo. Por eso afirma ”(…)Sólo dondelos hombres viven tan unidos que las poten-cialidades de la acción están siempre presen-tes, el poder puede permanecer con ellos (…)(Arendt, 1993: 224).

Es bueno referir en estos momentosque la tiranía se caracteriza por el aislamientodel tirano con respecto a sus súbditos, y de es-tos entre sí debido al mutuo temor y sospecha,de ahí que Arendt reafirme que la tiranía es unforma de gobierno totalitaria que contradice laesencial condición humana de la pluralidad, elactuar y hablar juntos, que es la condición detodas las formas de organización política.

Una última reflexión antes de finalizar.El título de arqueóloga del pensamiento políti-co, que le hemos dado a Arendt en este trabajoproviene de la circunstancia o razón, de utilizarel concepto de libertad así como la distinciónentre esfera pública y esfera privada, entreotros, remontándose a la época de los griegos yespecialmente a la polis que conocía igualesmientras que la familia era el centro de la más

estricta desigualdad. En tal sentido, “ser libresignificaba no estar sometido a la necesidadde la vida, ni bajo el mando de alguien y nomandar sobre nadie, esto es, ni gobernar ni sergobernado” (Arendt, 1993: 45). De esta ma-nera el jefe de familia sólo se consideraba li-bre cuando tuvo la facultad de abandonar elhogar y entrar en la esfera política, donde to-dos eran iguales. De allí, que la igualdad lejosde relacionarse con la justicia como en estostiempos, era la propia esencia de la libertad:ser libre era serlo de la desigualdad presenteen la gobernación y moverse en una esfera enla que existían gobernantes ni gobernados.

Se trata en definitiva de otra manera deconcebir la política.

Bibliografía citada

Arendt, Hannah (1973). Crisis de la República.Editorial Taurus. Madrid, España.

Arendt, Hannah. (1995). De la Historia a la Ac-ción. Traducción al castellano de FinaBirulés. Editorial Paidós. Barcelona,España.

Arendt, Hannah. (1993). La Condición Huma-na. Editorial Paidós. Barcelona, España.

Esquirol, Josep y otros. (1994). En Torno aHannah Arendt. Editorial Centro deEstudios

Constitucionales. Madrid, España.

Hobbes, Thomas (1983). Leviatán. Traducciónal castellano de A. Escohotado. EditoraNacional. Madrid, España.

Weber, Max. (1964). Economía y Sociedad.Fondo de Cultura Económica. México.

Weil, Eric. (1967). Logique de la Philosophie.Vrin. París, P. 40.

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