Identificación del Joven Metalero de entre los 20 y 24 años de edad de la Zona Metropolitana de...
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1
UNIVERSIDAD DEL VALLE DE ATEMAJAC
LICENCIATURA EN CIENCIAS Y TÉCNICAS DE LA COMUNICACIÓN
INCORPORADA A LA SECRETARIA DE EDUCACION PÚBLICA SEGÚN ACUERDO N° 900770
EXPEDIDO EL 05 DE ABRIL DE 1990
IDENTIFICACIÓN DEL JOVEN METALERO DE ENTRE LOS 20 Y 24 AÑOS DE EDAD DE LA ZONA METROPOLITANA DE GUADALAJARA CON LAS COSTUMBRES Y FESTIVIDADES QUE CONFORMAN LA
IDENTIDAD MEXICANA TRADICIONAL
PARA OBTENER EL TÍTULO DE LICENCIADO EN CIENCIAS Y TÉCNICAS DE LA COMUNICACIÓN
PRESENTA:
RODOLFO CARLOS TORRES GUTIÈRREZ
ASESORADO POR:
MTRA. YADIRA ROBLES IRAZOQUI
GUADALAJARA, JAL. ENERO DE 2009
2
AGRADECIMIENTOS
Sin el esfuerzo y dedicación de mis padres, Rodolfo y Judith, no hubiese
podido terminar mis estudios. Gracias a su entrega, motivación y sobre todo,
amor, puedo considerarme un hombre íntegro que busca ser mejor día con día.
A mi abuela María y a mi tía Silvia por su apoyo incondicional y por creer
siempre en mí. Gracias a su cálido respaldo he podido culminar exitosamente
otra etapa en mi vida. Con orgullo puedo levantar la frente y exaltar mi
admiración y eterna solidaridad con ellas.
De férreos ideales y de una incalculable calidad humana, Yadira Robles,
más que profesora, es un ejemplo a seguir que me ha incitado a valorar la vida
desde múltiples enfoques. Ser humano cuya esencia descuella lo más hermoso
de la humanidad: la búsqueda de caminos a través del conocimiento para ser
mejores personas.
A Pablo por su descomunal apoyo frente a todos los obstáculos, así
como por su comprensión en los andares de la vida. A Gabriela por surcar
conmigo los ríos extraños de la sociedad y la existencia, extraña existencia
humana.
Y por último, a mi Universidad del Valle de Atemajac, por todo lo bueno y
malo que he vivido entre sus aulas, sus profesores y sus estudiantes.
3
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN XVII
CAPÍTULO I
CONCRETANDO LA ODISEA
LA INVESTIGACIÓN EN MANIFESTACIONES JUVENILES Y PROCESOS
IDENTITARIOS
1.1 Medios electrónicos, jóvenes y campo de estudio de la comunicación 3
1.2 Análisis de identidades y campo de estudio de la comunicación 7
1.3 Comunicación, ciencias sociales y las minorías 13
CAPÍTULO II
TEJEDORES SIMBÓLICOS
POSTULADOS CIENTÍFICOS SOBRE LA CONSTRUCCIÓN IDENTITARIA
INDIVIDUAL Y COLECTIVA
2.1 Interaccionismo simbólico 28
2.2 Teoría del modelaje o Teoría del aprendizaje social u observacional 38
2.3 Teoría de los lazos sociales 49
2.4 Teoría de la diferenciación social 54
2.5 En conclusión 65
4
CAPÍTULO III
ARGO HA SURCADO AL MAR NEGRO
LAS ARGONÁUTICAS METODOLÓGICAS EN LA INVESTIGACIÓN
3.1 Elaboración de reactivos 77
3.2 Selección de participantes a entrevistar 78
3.3 Contacto con candidatos 79
3.4 Aplicación de entrevista 80
3.5 Seleccionar información 81
3.6 Interpretación de información 83
CAPITULO IV
LOS MUERTOS MEXICANOS
MACETEANDO LA IDENTIDAD MÉXICO-METALERA
4.1 El metalero en lo individual y colectivo
4.1.1 El joven y su identidad metalera 91
4.1.2 Significados de la cultura metalera 100
4.1.3 Agentes sociales y la cultura metalera 112
4.1.4 Grupo metalero y sociedad imperante 119
4.1.5 El grupo y su identidad metalera 137
4.2 El metalero y la identidad mexicana tradicional
4.2.1 El metalero se asume como mexicano 155
4.2.2 Agentes sociales y la cultura mexicana tradicional 172
5
4.2.3 Percepción de festividades y costumbres de la identidad mexicana
tradicional 180
4.3 Recepción y emisión de mensajes en el reforzamiento de la identidad
4.3.1 El joven metalero y las prácticas culturales 192
4.3.2 La música, canal de emisión y recepción de mensajes 209
CONCLUSIONES 222
BIBLIOGRAFÍA 232
ANEXOS
6
Introducción
“La juventud no es más que una palabra”’
Pierre Bourdieu (1930 - 2002)
Sociólogo francés
El estudio de manifestaciones juveniles, así como del proceso de
conformación de identidades culturales, requiere una labor científica que
permita conocer a detalle las características de quienes protagonizan estos
fenómenos eminentemente sociales. La interacción de ideologías que permite la
globalización, ha permeado la noción de identidad local por una de corte
mundial entre los jóvenes principalmente. En ese sentido, resulta interesante
elaborar estudios de este tipo, pues dejan conocer desde la ciencia el proceso
en el que el joven asimila su identidad así como del entorno en el que ésta
cobra forma.
El investigador colombiano Martín Barbero (2000), citado por Rolando
Pérez Sánchez (2003), señala que la noción de una identidad nacional carece
del impacto ideológico que en otra época poseía frente a este fenómeno
mundial. Barbero destaca tres aspectos: una oferta cultural mayor, la poca
importancia de la geografía, y la reevaluación que se hace de lo local.
7
Es interés de esta investigación profundizar en la transfiguración de las
identidades locales, como es el caso de la mexicana, ante la oferta cultural de
otros países, como es la cultura del metal.
Este capítulo introductorio se desglosa en ocho bloques, donde puede
leerse la dinámica seguida en este estudio. Su acomodo va desde lo general a
lo particular, es decir, en primer lugar se toma conciencia sobre cómo debe
entenderse esta investigación, luego, se consideran aspectos relevantes que
sirven de apoyo para el abordaje del fenómeno de estudio, y por último, se
describen brevemente los capítulos que componen este trabajo científico.
En el primer apartado se reflexiona sobre las implicaciones del
concepto juventud como una construcción social; de ello depende explicar esta
investigación como estudio de la juventud o también llamado estudio juvenil. En
el segundo, se enfatiza el fenómeno estudiado así como los objetivos que se
persiguen. En el tercero, se remarca la pertenencia de este trabajo al campo de
estudio de la comunicación. En el cuarto, se expone la necesidad de enfocar el
trabajo del investigador en la juventud y en los procesos de identidad. En el
quinto, se elabora una conceptualización del movimiento metalero,
entendiéndolo desde el debate entre los términos contracultura y subcultura. En
el sexto, se describe el aparato teórico que abordó científicamente al fenómeno
estudiado. En el séptimo, se reseña la metodología aplicada. Y por último, se
enlistan los capítulos que alberga esta tesis.
8
La juventud como construcción social
La conceptualización del término juventud dentro de las ciencias
sociales, entre ellas el campo de estudio de la comunicación, es un punto de
reflexión por la manera en la que se realizan los estudios juveniles. En opinión
del investigador chileno Roberto Brito Lemus (1998), se prioriza lo empírico en
lugar de construir un aparato teórico capaz de interpretar y analizar desde
diversos enfoques de las ciencias sociales, a las manifestaciones juveniles.
Aboga porque los jóvenes no sean vistos sólo como factores de la
demografía sino también como sujetos de estudio. Considera que al hablar de
la juventud, el investigador tiende a considerarla como un componente físico o
real, y no como significación social que podría analizarse como un modelo
teórico apegado al rigor científico.
En su uso coloquial el término juventud cae en terrenos de lo subjetivo.
Puede comprenderse desde un ámbito fisiológico como social. El primero se
enfila a cuestiones meramente biológicas, ser joven equivale a un proceso de la
vida humana en la que el individuo madura su sexualidad; el segundo, se
plantea como la inserción social de quienes atraviesan cierta edad biológica,
para convertirse en agentes reproductores de los significados predominantes.
No se debe subestimar la importancia que tiene el sector juvenil en
México. Es habitual observar en estampas cotidianas, la participación de este
9
sector creciente y demandante de oportunidades en la esfera pública. Para
darse cuenta basta recurrir a cifras del Consejo Nacional de Población del año
2007, donde los jóvenes representaron el 19% de la población total, equivalente
a poco más de 20 millones de personas, cuyas decisiones presentes y futuras
comienzan a trazar el rumbo de la sociedad.
Con la intención de cumplir con los lineamientos que una investigación
de esta clase requiere, se aborda el concepto juventud desde su acepción como
construcción social. En concordancia con el sociólogo francés Pierre Bourdieu
(1990), para hacer ciencia, ésta no puede construirse a partir del objeto real o
físico, sino de lo que se desprende de ésta. Así también para Brito Lemus
(1998), la ciencia no sólo es dedicarse a la experimentación como sucede en la
mayoría de los estudios juveniles, también es contar con un marco teórico
específico que certifique el análisis del fenómeno estudiado y la interpretación
de la realidad a partir de él.
Brito Lemus afirma que la juventud como hecho social, adquiere
notabilidad en la reproducción de significados para buscar la cohesión de la
colectividad. Establece que el joven asimila su posición y adquiere conciencia
de las habilidades que puede emplear en el engranaje social.
A partir de esta reflexión se entiende que la juventud es una
construcción simbólica social, orientada a la inserción de quienes
10
biológicamente la viven a los parámetros que dan forma a la colectividad; sin
embargo con grupos juveniles como el metalero, cuya expresión critica y
expresa su inconformidad con la sociedad, hace suponer que dicha inserción no
es del todo exitosa. Estas manifestaciones discordantes tienden a formular
esquemas de socialización propios, que merecen su tratamiento desde la
comunicación y por ende, de las ciencias sociales. El presente trabajo intentó
abordarlo de esta forma.
Tanto los estudios juveniles como los de género deben tener, en
consideración de Brito Lemus, una visión preponderante en la esencia que les
da forma sobre toda división social, como podrían ser el estrato
socioeconómico, la zona geográfica o el contexto histórico.
Objeto de estudio y objetivos de investigación
Esta investigación que lleva por título ‘Identificación del joven metalero
de entre los 20 y 24 años de edad de la Zona Metropolitana de Guadalajara
(ZMG) con las costumbres y festividades que conforman la identidad mexicana
tradicional’, se centra en la relación existente entre dos procesos de
comunicación consumados en identidades específicas.
A pesar de que esta relación será detallada posteriormente, se puede
comentar que estos procesos son los que conforman la identidad mexicana
tradicional y la identidad metalera. Se dice que son procesos de comunicación
11
porque inmiscuyen la emisión y recepción de mensajes. Ambos finalizados al
momento en que el joven autodefinido como metalero, ha tomado conciencia de
su identidad y de su entorno. Esta relación es conocida entonces, a través de
quien ha participado en ellos según su historial de vida.
Cabe decir que el proceso comunicativo generador de la cultura
mexicana tradicional, es propiciado por la sociedad en la que el joven se ha
desarrollado, y el de la cultura metalera, por su contexto personal.
El objetivo rector de este estudio es conocer por qué no se da la
identificación del joven metalero de entre los 20 y 24 años de edad de la ZMG
con las festividades y costumbres de la identidad mexicana tradicional. Esta
identificación se puede definir como el producto de la relación entre las
identidades referidas.
Son tres los objetivos específicos propuestos para llegar al objetivo
general. Primero, conocer las razones que tiene el joven para no asumir la
identidad mexicana tradicional; segundo, determinar los factores atractivos que
le identifican con la cultura del metal; y tercero, descubrir el discurso juvenil
metalero sobre la cultura mexicana tradicional.
La hipótesis apunta a que el joven autodefinido como metalero no se
acepta como mexicano, y por tal motivo, no se siente afín a la axiología y
12
dinámica social imperantes. En este estudio, las festividades y costumbres son
tomadas como referentes de la identidad mexicana tradicional, porque
refuerzan en la práctica, la identidad de un individuo consciente de su
pertenencia a una sociedad.
La definición del sujeto de estudio de esta investigación, es la que
formula la Organización de las Naciones Unidas en 1985, año internacional de
la juventud. Se cataloga como persona joven, a aquella que se encuentra entre
los 13 y 24 años de edad. Este concepto se utiliza en las investigaciones y
estadísticas oficiales del órgano internacional, y se clasifica según dos rangos
de edad: el joven adolescente, de los 13 a los 19 años; y el joven adulto, de
entre los 20 y 24 años. Para este estudio se tomó el segundo.
Relación de la presente investigación con el campo de estudio de la
comunicación.
Además de analizar la manifestación juvenil del grupo de los metaleros
y conocer la relación entre las identidades culturales referidas, este estudio
reconoce la presencia del fenómeno comunicativo.
La conformación de la identidad de un individuo evidencia este
fenómeno, entendiéndolo como un proceso netamente humano. El receptor a lo
largo de su vida ha ido adquiriendo series de mensajes emitidas por diversos
agentes sociales creadores de significados, que decretaron finalmente su
13
identidad, es decir, pautas conductuales y de pensamiento específicas. La
diferencia entre una persona y otra, aunque ambas hayan pertenecido al mismo
núcleo, estriba en las características propias y determinantes de su contexto
individual.
La aportación de esta área de las ciencias sociales permitirá
comprender la dimensión e impacto de los fenómenos juveniles y de identidad.
Se toma como punto de partida la identidad de un individuo, vista como el
resultado final de una construcción simbólica iniciada con la asimilación de
significados provenientes de dos series de mensajes, enfocadas por un lado a
la identidad mexicana tradicional, y por el otro a la identidad metalera.
Para abordar este fenómeno de estudio desde varios enfoques
posibles, se consideró oportuno recurrir a las aportaciones que hacen otras
ciencias sociales. Se hace comunión con el enfoque crítico gestado en Europa
con los teóricos de Frankfurt, citado por José Carlos Lozano (1996), respecto a
que el estudio de la comunicación necesita de un análisis interdisciplinario, ya
que por ser amplio y complejo, se tornan indispensables las contribuciones
únicas que proporcionan sólo otras ciencias sociales.
Para Miquel Moragas (1981) investigador catalán partidario del enfoque
interdisciplinario, citado por Lozano, muchos estudiosos de la comunicación no
prestan atención al aspecto epistemológico de su área de estudio que resulta
14
necesario para desarrollar la labor científica, a pesar de que han reconocido
que la comunicación es un fenómeno evidente tanto en la parte cognoscitiva de
una persona como en sus acciones sociales.
Por ello este trabajo se preocupó por abordar el campo de estudio de la
comunicación como un fenómeno humano. Pretende conformar una base sólida
para la interpretación de fenómenos concernientes a la juventud y a la
conformación de identidades, evitando caer en sobreestimaciones o viceversa
al aceptar el conocimiento de otras ciencias sociales.
Con la complementación de ciencias hermanas, Moragás (1981)
manifiesta que es posible la existencia de un verdadero campo pluridisciplinario,
único, y capaz de interpretar la realidad de manera abierta soslayando cualquier
tipo de parcialidad.
Se reflexiona entonces que la comunicación, perteneciente a las
ciencias sociales, no sólo se especializa en el estudio de los medios de
comunicación y en la relación que existe entre ellos y los receptores. Ante todo,
es un fenómeno que incentiva la percepción propia del individuo, su interacción
con los otros, y finalmente su asimilación colectiva.
El estudio de manifestaciones juveniles, así como de conformación de
identidades, son temáticas poco tratadas por este campo, por lo que resulta
15
atractivo el resultado que arroja esta investigación; además es necesaria la
óptica que proporciona a las ciencias sociales y al conocimiento humano en
general.
Como aportaciones de esta investigación se podrá conocer la
consistencia del discurso de lo que implica ser joven y metalero en la sociedad,
así como los elementos que inciden en este fenómeno identitario juvenil.
Destaca el aparato científico empleado, por su capacidad de analizar a la
juventud como construcción simbólica independientemente de su factor
biológico.
Así mismo, aspira a que sea considerada como soporte científico en la
elaboración de programas educativos y culturales, cuyos mensajes motiven a
que niños y jóvenes tomen conciencia cívica, aun y cuando se asumieran bajo
otras identidades culturales.
Y por último, desea constatar científicamente el fenómeno de la
hibridación cultural y del desenvolvimiento de la juventud de inicios del siglo XXI
en esta región, inspirando con su entendimiento a la acción social que mejor
favorezca al desarrollo humano.
Los estudios de la juventud y los estudios de identidad
Realizar estudios juveniles y de identidad representa para el campo de
la comunicación y demás ciencias sociales, la oportunidad de profundizar en el
16
fenómeno donde la identidad nacional, se ve opacada por la vasta oferta
cultural que trae consigo la globalización.
El estudio de la juventud, así como del desenvolvimiento de las
identidades culturales en este momento histórico, no debe pasar desapercibido.
El hecho de que el joven mexicano se encuentre lejano ideológicamente a los
preceptos que le dan forma a la nación a la que pertenece, entendiendo éstos
como agentes de cohesión, desintegraría la estabilidad social en un futuro no
muy lejano cuando la actual juventud se convierta en el sector que sostenga
política y económicamente a la sociedad.
Se alienta con este estudio la labor investigativa hacia un sector social
clave que cobra mayor relevancia. Por ello, se ha considerado para efectos de
esta investigación a la ZMG porque es una de las ciudades con mayor
influencia social, cultural y económica en la República Mexicana. Por sus
características puede servir como punto de referencia de otros centros urbanos
latinoamericanos con rasgos similares.
Este espacio geográfico está compuesto por ocho municipios del
Estado mexicano de Jalisco que son Guadalajara, Zapopan, Tlaquepaque, y
Tonalá principalmente, así como El Salto, Tlajomulco de Zúñiga, Juanacatlán, e
Ixtlahuacán de los Membrillos.
17
La investigación juvenil en México, según Carlos Welti (2003), científico
del Instituto de investigaciones sociales de la Universidad Nacional Autónoma
de México, está limitada a dos temas centrales, uno relacionado con el
comportamiento sexual y reproductivo de los jóvenes, y el otro, asociado con la
educación y el empleo. Desde el punto de vista sociodemográfico, Welti afirma
que la relevancia de estudiar a la juventud, vislumbra la propia dinámica
demográfica de México, donde los jóvenes en corto y mediano plazo pasan a
ser el grupo más importante de la sociedad.
La conformación o hibridación de identidades, como parte del
fenómeno de la globalización cultural, en específico del imperialismo cultural
estadounidense es un tema que no debe ser soslayado. La noción de la
identidad local, en este caso la mexicana, se ve debilitada o modificada según
la respuesta de cada joven. Algunos llegan a combinar su cosmovisión propia
como mexicano con la que adquieren del exterior, para finalmente formular una
visión local de lo global.
Sin llegar a una tropicalización de los productos culturales extranjeros
al ser asimilados por los jóvenes mexicanos, se da una explotación simbólica de
la juventud. De pronto las calles, los muros, y los espacios públicos son
intervenidos por su acción social. Alentados por las nuevas tecnologías, se
organizan en nuevos y diversos grupos entorno a sus necesidades, que
pregonan esquemas de vida distintos al establecido.
18
Es por eso que desde el enfoque del área de estudio de la
comunicación, los estudios juveniles y los de identidad pueden ser analizados
detalladamente a partir de los códigos únicos de interacción, convenidos entre
los jóvenes de fenómenos como el presente, para conocer su aparición,
desarrollo, extensión y trascendencia en la vida colectiva.
Historia del metal y movimiento metalero
Dentro del sistema que implanta la sociedad en busca de su cohesión,
surgen expresiones que proponen alternativas de pensamiento, conducta y
organización. Este fenómeno es claro en varios grupos urbanos juveniles que
muestran su inconformidad al sistema hegemónico, por lo que algunos
investigadores lo llaman contracultura o subcultura.
La delimitación conceptual de un término u otro ha ocasionado
numerosas imprecisiones al momento de entender a un grupo social
determinado, al menos en varias de las investigaciones identificadas. Esto se
debe a su acelerado surgimiento así como a la reducida bibliografía que existe
sobre ellos, motivos por demás suficientes para emprender una labor de
investigación.
A continuación se presenta la conceptualización realizada por varios
autores, así como la que se aplica en este trabajo respecto al grupo de los
metaleros.
19
Carles Feixa (1998), antropólogo español, considera que la
contracultura es la forma en la que algunos conjuntos juveniles critican los
convencionalismos sociales que no concuerdan con sus intereses. Es evidente
en sus concretos estilos de vida que los diferencian de lo que la mayoría social
acepta.
Una definición mayormente elaborada de este término es la que
plantea Manuel Fernández Ríos, catedrático de la Universidad Autónoma de
Madrid, quien concibe a la contracultura como “un fenómeno que debe ser
considerado como el antagonismo sociocultural que un grupo o movimiento
colectivo manifiesta hacia el sistema social al que pertenece, frente al que
contrapone otras formas alternativas de vida” (Fernández, 1999: 249).
Con fundamento en Fernández, un grupo contracultural se conforma a
través de una re-elaboración de los significados y las dinámicas sociales
ejecutadas por la colectividad dominante, entre todos aquellos que lo integran.
Habla de un “paralelismo” (Fernández, 1999) entre los significados imperantes y
los propios del grupo contracultural, lo que hace suponer que cada sujeto
interpreta por sí mismo, su realidad personal, colectiva, y social.
A manera de reflexión se permite establecer que el factor que define a
un grupo contracultural, es la solidez identitaria con la que se manejan sus
miembros ya sea dentro o fuera de él. Para Fernández las experiencias internas
20
resultan ser contundentes, al grado de que sus participantes refuerzan su
identidad personal en el resguardo de una identidad colectiva. El individuo se
sabe capaz de “confrontar su antagonismo contra los modelos sociales que
rechaza desde una visión más notoria y amenazadora para el sistema social”
(Fernández, 1999: 249)
Sin definir aun a los metaleros como grupo contracultural o subcultural,
resulta adecuado remarcar, que su actuar individual y colectivo se aboca a la
defensa de su ideología y estilo de vida. No se toma importancia al hecho de
que al interior del movimiento, existen diferencias motivadas por la preferencia
hacia una vertiente de la música metal.
Los jóvenes metaleros tienden, dependiendo de su perspectiva
individual, a conformar subgrupos o sectores alrededor de una vertiente musical
metalera. Es común que los integrantes de algún sector tengan fricciones con
los de otro, pues cada cual ostenta que la música de su preferencia posee
mejores cualidades que la del otro.
Este tipo de situaciones se llegan a dar dependiendo de cada persona.
Hay jóvenes metaleros que optan por no enfocarse a un subgénero de manera
tan notoria. Gustan de la pluralidad de estilos, y no tienen problema alguno en
tratar a otro que no concuerde con sus gustos musicales dentro del metal.
21
Fernández (1999) divide a los grupos contraculturales en dos: no
violentos y violentos. Los no violentos actúan desde la periferia social, es decir,
desde el rechazo que la sociedad imperante tiene hacia ellos. Sus estrategias
no suelen tener impacto ya que su campo de acción es limitado. Por su parte,
los grupos violentos tienen la seguridad que su modelo social alternativo tendrá
mayor resonancia en la sociedad, si logran implantarlo a través del desorden.
El grupo metalero podría ser considerado como un grupo contracultural
de tinte no violento, debido a que no busca el desorden social por medio de
actos agresivos. Ese malestar cobra territorio en productos culturales metaleros
como letras y composiciones musicales, e imágenes empleadas para
ejemplificar sus postulados.
Los productos culturales metaleros no pueden considerarse como
estrategias que retan directamente al sistema social. Independientemente del
reducido campo de acción que pueda tener todo grupo juvenil con
características particulares, se requiere de coordinación para demostrar esa
inconformidad social. Para Fernández (1999), la acción de todo grupo
contracultural, debe generarse desde un marco grupal, no individual.
Quizás en otros países donde también se hace presente este
movimiento, pudiera existir mayor coordinación entre sus integrantes; sin
embargo, ello ya saldría del universo definido para esta investigación.
22
Las características fundamentales de todo grupo contracultural, según
Fernández son:
• “Expresan un conjunto de contradefiniciones relativas a los valores centrales
del sistema social. El antagonismo es socialmente significativo porque lo
que se pone en juego son los valores que afectan a los fundamentos de la
sociedad” (Fernández, 1999: 250).
• “Los comportamientos de oposición no se sustentan en la escasa influencia
del ámbito individual, sino en el marco de una rebelión grupal y colectiva”
(Fernández, 1999: 250).
• “El repertorio ideológico que una contracultura contrapone al sistema
sociocultural debe propugnar formas de acción y modelos de vida
alternativos y diferenciados” (Fernández, 1999: 250).
Para él resulta complicado delimitar conceptualmente a un grupo
contracultural por las semejanzas que tiene con uno subcultural. Fernández
considera que mientras el primero confronta de manera directa a la axiología
dominante, el segundo se queda al margen de la misma. A continuación se
muestra lo que varios investigadores conocen por subcultura.
23
Según lo entendido por Karl Heinz Hillman (2001) una subcultura
puede convivir con el discurso dominante, siempre y cuando haya una lejanía
simbólica entre el grupo y la sociedad en general. Incluso afirma que los grupos
subculturales contribuyen con sus características propias a darle pluralismo a
las sociedades. Pertenecer a un grupo subcultural proporciona a sus
integrantes “muchas posibilidades de identificación, porque por lo general
prestan más atención a los problemas vitales específicos a la situación
existencial social. Crean por ello más seguridad en la conducta que las formas
anónimas y abstractas de la cultura colectiva” (Hillman, 2001: 931)
David Downes (1966), Profesor emérito de Administración social de la
Escuela de Economía de Londres, clasifica a los grupos subculturales en dos
tipos:
• Conformados al margen del grupo hegemónico o que preceden de él;
como es en el caso de los grupos emigrantes.
• Derivados de las estructuras sociales, ya sea positivamente según las
exigencias de la sociedad, como en el caso de grupos de
profesionistas; o negativamente, como en los grupos criminales.
Visualizando al grupo metalero en el marco de esta clasificación, sería
producto de las estructuras sociales. En lo que confiere a los jóvenes
24
entrevistados en este estudio, los metaleros son ante todo, hombres y mujeres
que participan en los sectores educativo y laboral.
Luciano Gallino (1983) visualiza a la subcultura como “un conjunto que
se forma rápidamente con el encuentro de sujetos orientados en forma afín, y
declina con la misma rapidez; es completamente distinta de la cultura
dominante y está separada de ella, aunque con frecuencia representa una
reacción frente a ella; además, es inclusiva y exhaustiva, en cuanto, por un
lado, limita y penaliza la pertenencia a otras subculturas, y por el otro, tiende a
cubrir todo el arco de la vida cotidiana de los miembros del grupo, satisfaciendo
la mayor parte de sus necesidades” (Gallino,1983: 854).
Gallino (1983) exalta los siguientes cuatro puntos básicos en la
conformación de un grupo subcultural:
• “La existencia de un cierto número de sujetos en posición social similar y
con problemas de adaptación afines” (Gallino, 1983: 855).
• “El establecimiento entre esos sujetos por causas objetivas como la
proximidad, la vivienda o la concentración en un lugar de trabajo, de formas
de interacción” (Gallino, 1983: 855).
25
• “La existencia de una discrepancia entre la situación y las necesidades de
los sujetos considerados y la totalidad del sistema social” (Gallino, 1983:
855).
• “La conformación de la eficacia de particulares, normas, modelos, estilos de
vida originales o tomados de otras subculturas, para satisfacer las
necesidades del grupo. Sólo los elementos que aparecen como
reiteradamente eficaces para ese fin sobreviven y se segmentan como
subcultura, o bien como una entidad independiente y separada de los
individuos” (Gallino, 1983: 855)
Fernández opina que las características que atribuye a un grupo
contracultural, sólo son válidas en la dinámica grupal; es decir, deben darse
conjuntamente en el marco de la colectividad. Toma como ejemplo a un grupo
mafioso, al cual no considera contracultural porque carece de modelos
alternativos que se opongan radicalmente a la ideología dominante. En cambio,
si se recurre a la definición de Gallino, este mismo grupo puede ser entendido
como subcultural porque actúa de forma independiente al área simbólica
predominante sin dejar de recibir y reinterpretar el discurso oficial.
La contracultura es entonces un derivado de la subcultura. La
diferencia estriba en que la primera busca la desestabilización social para
implantar su modelo alternativo sobre el hegemónico que no le satisface,
26
mientras que la otra vive en al borde reinterpretando los significados imperantes
para adecuarlos a su conveniencia.
La relación entre ambas concepciones tiende a ser estrecha.
Fernández hace hincapié en que la contracultura sólo llega a la incidencia
cultural cuando el individuo es consciente de su inconformidad y presenta
conductas de evidente antagonismo sociocultural. Por ejemplo, muchas
personas que viven según los valores centrales de la sociedad, no se percatan
de que el matiz de su inconformidad social puede ser propio de la contracultura,
por lo que no llega a atacar directamente las normas establecidas
El joven metalero por lo que se verá en esta investigación, sí es
consciente de su discrepancia con el sistema central de valores. Para eliminar
la ambigüedad respecto a que si su antagonismo tiene débil impacto social, o
que es nulo por carecer de coordinación colectiva, es conveniente analizar si
sus características podrían ubicarlo como miembro de una subcultura.
Lo dicho por Gallino es acorde a las características analizadas del
grupo metalero. Su expresión crítica y distante al discurso hegemónico no
puede ser considerada como destructor social, pero sí como una reacción frente
a él. Quien se autodefine como metalero puede llegar a reinterpretar los
significados de su entorno y construir su visión propia a partir de esta ideología;
27
sin embargo no por ello pasa a formar parte de otros grupos en este caso,
subculturales.
Tomando en cuenta lo anterior, se establece que un grupo subcultural
se distancia de la cultura mayoritaria por sus características culturales,
admitidas más fácilmente por la sociedad universal y no del todo por la local. La
contracultura por su lado, se desenvuelve radical y opuestamente a los valores
centrales de la sociedad imperante.
Para efectos de este estudio, se determina que el grupo metalero de la
ZMG es de tipo subcultural porque su confrontación respecto a la cultura
hegemónica no es contundente, así mismo porque carece de coordinación
efectiva en su interior. La música metal, la vestimenta y las formas de
interacción social de los metaleros son entonces reacciones discrepantes de la
sociedad.
Esta investigación no pretende que el debate por conceptualizar
contracultura y subcultura termine en este trabajo, aspira a profundizarlo para
lograr mayor puntualidad al momento de abordar el estudio de estos grupos
urbanos que aparecen con mayor frecuencia en la escena social. La intención
de esta tesis, recae además en fomentar la reflexión sobre esta imprecisión
latente en el campo de las ciencias sociales, reiterando la necesidad de
28
adentrarse con mayor seriedad y rigor científico al estudio de las
manifestaciones juveniles e identidades culturales concretas.
Para comprender este movimiento juvenil, se muestra a continuación la
evolución histórica del género musical del metal, los principales iconos, y las
características de este grupo de jóvenes.
El origen de este movimiento, lejano a la identidad mexicana
tradicional, se remonta a finales de la década de los años sesenta en Inglaterra.
Sam Dunn (2005), antropólogo estadounidense, afirma que el género musical
del Metal como hoy se conoce, se llamó en un principio Heavy Metal. Cambió
de nombre a finales de la década de los ochenta cuando su oferta musical
adquirió grandes dimensiones y aparecieron diversas vertientes o subgéneros.
El término Heavy Metal actualmente se utiliza para designar al subgénero que
recopila a las agrupaciones metaleras que comenzaron el movimiento.
El metal dista de otros géneros por la creación de ritmos potentes
logrados a través de guitarras distorsionadas, bajos recalcados, y una batería
de doble pedal. A pesar de que las temáticas empleadas por cada subgénero
son distintas, guardan una relación estrecha por la forma en que son utilizados
los instrumentos musicales. Los tópicos recurridos en las vertientes musicales
más populares, aluden a situaciones negativas y crudas de la vida; también a
conflictos armados y enfrentamientos violentos; a propaganda antirreligiosa,
29
critica política y preservación ambiental; al orgullo y poder personal; a la
mitología nórdica, medieval, e incluso al vampirismo.
Lo que consagró al Heavy Metal como naciente género musical,
resultado de la fusión entre el blues, rock, y rock psicodélico, fue el llamado
power trio: la unión del bajo, la batería, y la guitarra, elementos cardinales para
la producción musical metalera. Robert Walser (1993), musicólogo de la
Universidad de California, atribuye esto a las bandas Cream y Jimi Hendrix
Experience. El sencillo de 1967, ‘Are you experience’ contenido en el disco
Purple Haze de Jimi Hendrix Experience, es considerado como el que inauguró
al género.
La innovación tecnológica en cuanto música se refiere, fue dando
forma al Heavy Metal, tal fue el caso de la banda The Kinks, que instauró un
elemento hoy fundamental en el género: las guitarras distorsionadas y los
sonidos altos. La introducción de amplificadores y su potente sonido, hicieron
que guitarristas como Dave Davis de The Kinks forjaran nuevos estilos de
percusión más salvajes que los del rock de Elvis Presley.
Conviene decir que la tecnología en instrumentos musicales y en
sistemas de grabación, fue y sigue siendo parte medular en el desarrollo del
metal como género.
30
Al término de esta década el género cobró gran aceptación entre los
jóvenes británicos y estadounidenses. Diversas bandas comenzaron a
experimentar con sonidos distorsionados y potentes, en las que destacaron:
Blue Cheer, Steppenwolf, The Yardbirds, The Beatles y Led Zepellin. Ésta
última, determinó criterios básicos del género como la guitarra distorsionada y la
voz aguda del vocalista en la melodía.
Para la década de los setenta, bandas como Black Sabbath y Deep
Purple, jugaron un rol substancial en la permanencia del llamado Heavy Metal,
ya que concretaron un estilo impetuosamente oscuro en sus acordes y líricas.
La influencia de ambas generó nuevos proyectos como Uriah Heep, UFFO y
Black Widow, agrupaciones cuyo tinte lóbrego era más que evidente.
La presencia del metal en otras latitudes del mundo surge en esta
década, así ocurrió con Scorpions banda alemana que apareció en escena en
1972, y AC/DC de Australia en 1975.
En este mismo periodo la música metal estadounidense encontró un
sello propio con la agrupación Grand Funk Railroad, que desde 1970 a 1976
cosechó un éxito desmedido influenciando a otras agrupaciones como Blue
Öyster Cult de 1972 y Kiss de 1974 gracias a su tinte comercial de gusto
masivo.
31
En contraparte, en Inglaterra nace Judas Priest, una agrupación que
instauró la apariencia distintiva y básica para el metalero, compuesta por
pantalones de mezclilla, chamarras de cuero, playeras regularmente negras,
botas militares, y una larga cabellera lacia. Actualmente existe mayor diversidad
al respecto.
Walser (1993) apunta a que la creciente popularidad que tuvo el género
en la década de los setenta, desencadenó una campaña de desprestigio en
varios medios de comunicación porque las canciones de diversas agrupaciones
criticaban la axiología establecida. Menciona el caso del reportero
norteamericano Robert Christgau, autodefinido actualmente como ‘decano de
los críticos del rock americano’, quien definió de “aburrido y
decadente…explotación tonta y comercial” a un disco de Black Sabbath en un
periódico local.
Con la aparición del punk a finales de los setenta, el número de
seguidores del Heavy Metal se vio reducido considerablemente. El mayor
número de opciones de entretenimiento para jóvenes se dirigía primordialmente
hacia el punk, al rock más ligero e incluso a la música disco.
Al verse disminuida la popularidad del género, la escena metalera se
sostuvo de manera independiente. Se abrió a partir de ese momento, en
vísperas de entrar en los ochenta, otra etapa en la historia del Heavy Metal que
32
lo reviviría del momentáneo olvido, la New Wave of British Heavy Metal, con
grupos como: Iron Maiden, Motörhead, Saxon y Def Leppard.
El sonido característico del metal hasta ese entonces conocido, se
hace mucho más potente con estas bandas. La novedad no tardó en acaparar
nuevos públicos y recuperar el perdido, lo cual convirtió a la década de los
ochenta como una de las más fructíferas dentro del género, ya nombrado
oficialmente como metal.
Por estos años, las ganancias económicas tanto para las agrupaciones
como para sus respectivas disqueras fueron cuantiosas. Su éxito masivo y
comercial fue promovido ampliamente por canales musicales como MTV. Las
bandas pioneras pronto sintieron el paso de estafeta. Deep Purple, Led
Zepellin, y Black Sabbath presenciaron nuevas propuestas musicales: Van
Halen, Quiet Riot, Ratt, Mötley Crüe y WASP.
Los ochenta se caracterizaron por la fractura social que se vivió al
interior del movimiento metalero. Un numeroso sector de seguidores comenzó a
cuestionar la esencia del género, tachándolo por ser de gusto masivo y
comercial. Varias agrupaciones musicales eran percibidas como grupos
interesados en generar ganancias económicas y no como propuestas
contestatarias a la cultura dominante.
33
Por este motivo en los noventa proliferaron diversas vertientes o
subgéneros, cada uno con estilo y temática propios acordes a las necesidades
de quienes los promovían y se identificaban con ellos. Muchos de estos
subgéneros, que no soslayan su pasado en común, han prosperado lejos de la
escena comercial que hubo ocasionado fricciones años atrás.
Entre los subgéneros más destacados figuran: el thrash metal,
caracterizado por un sonido potente, más enérgico y de crítica política; el death
metal, enfocado al satanismo y la violencia con la implementación de una voz
gutural y tenebrosa; el black metal, orientado al paganismo, al culto a Satán, y
atmósfera oscura; el power metal en cambio apunta a pasajes épicos de belleza
y valor; el metal progresivo, centrado en la capacidad técnica de los músicos y
duración de las canciones; el doom metal, caracterizado por manejar tiempos
musicales lentos en comparación con otros; y el metal gótico, que mezcla
música clásica con voces femeninas y elementos sinfónicos. [Anexo 1].
Actualmente, en la primera década del siglo XXI, el metal como género
musical está compuesto por diversas vertientes que se mezclan entre sí,
produciendo una hibridación sumamente compleja.
Durante el desarrollo histórico del metal, el movimiento social que se le
desprende ha estado acompañado de una visión particular. Sus seguidores no
34
lo aceptan sólo como una cuestión artística, sino como estilo de vida que
sustenta una ideología.
La ideología metalera está compuesta por la axiología presente en la
música metal y varía según la vertiente. Se desprenden pautas conductuales
que contribuyen a reforzarla. Éstas son el léxico que se maneja en el grupo, la
forma en que se mantienen las conversaciones, los protocolos sociales
metaleros, y la indumentaria característica.
Existe un lenguaje no verbal entre los metaleros compuesto
primordialmente por movimientos corporales, cuyo significado es propio de su
comunidad. Los más difundidos se presentan a continuación.
La mano cornuta [Anexo 2] es un signo realizado justamente con la
mano, consiste en tener los dedos índice y meñique estirados mientras los
demás se hayan abajo. Existen dos versiones sobre la apropiación de la cultura
metalera sobre esta señal, la primera según Dunn (2005), apunta a Ronnie
James Dio durante su época con Black Sabbath, quien la utilizó en un concierto
inspirado en relatos de sus abuelos, quienes la utilizaban para ahuyentar a los
malos espíritus. La segunda, a Gene Simmons, bajista y vocalista de Kiss,
quien también la empleó durante una presentación.
35
El sacudir la cabeza al compás de las canciones de metal también es
una práctica muy usual dentro de la comunidad metalera. Esto sucede como
signo de satisfacción ante lo que el joven está escuchando. Al sujeto que realiza
tal movimiento se le ha denominado ‘Headbanger’, o en términos de metaleros
locales como ‘Macetero’ [Anexo 3].
Con la ramificación del género, la vestimenta básica del metalero ha
adaptado estilos distintos al que implementó Judas Priest en los setenta. El tipo
de prendas y accesorios utilizados depende del gusto de quien los porta; por lo
general el color predominante es el negro y es frecuente observar logotipos o
fotografías de agrupaciones musicales en las playeras de los jóvenes. Incluso el
cabello largo en los varones se ha convertido en algo opcional.
Entre los accesorios más recurrentes se encuentran cadenas de
distintos tamaños, guantes de red, gafas oscuras, sombreros, paliacates o
medallones con motivos distintos. La indumentaria en la mayoría de los casos
se ve condicionada por la música e ideología de cada vertiente.
Es de destacar, por lo realizado en esta investigación, que varios
jóvenes que se asumen como metaleros e incurren en las dinámicas de tal
movimiento, no tienen una apariencia física metalera, es decir, no utilizan la
indumentaria que los haría distinguirse de los que no son metaleros. Una razón
es la constante discriminación social y laboral que enfrentan, y otra, que el
36
sujeto no considera necesario reforzar su identidad a través de la apariencia
física, porque se sabe consciente de quien es, del entorno en el que se
encuentra, y de las acciones que comete bajo su percepción. Se permite
establecer que el fuerte de la conceptualización de la identidad está entonces,
en el área cognoscitiva del individuo.
Soporte teórico del fenómeno estudiado
El estudio de las expresiones juveniles, así como el desarrollo de las
identidades culturales, requiere de una plataforma científica que brinde a todo
investigador social, las herramientas teóricas que expliquen certeramente estos
fenómenos entendiendo a los protagonistas como construcciones simbólicas de
contextos particulares y no como casos aislados e irrepetibles.
La presencia del campo de estudio de la comunicación con la batuta
del rigor científico, se hace efectiva y necesaria para explicar estos fenómenos
sociales, primordialmente el de este estudio que aborda el área de las
construcciones simbólicas.
Se reafirma que las teorías empleadas en la presente investigación,
suponen la explicación de ciertas realidades sociales, mas no es del todo
absoluto que sus postulados sean la única y verdadera respuesta. Por ello el
investigador social debe entramarlas y forjar con ellas, una plataforma de
análisis que incentive a la ciencia, y en especial, a la reflexión orientada a
37
comprender la realidad. A continuación se presenta la selección de cuatro
teorías y el entramado que forman ese aparato científico.
La primera de dichas teorías corresponde al llamado paradigma del
Interaccionismo Simbólico, una visión forjada por Charles Horton Cooley y
George Herbert Mead. Esta visión entiende a la sociedad como un sistema de
significados en el que los individuos interactúan a través de un lenguaje en
común y generan la aparición de expectativas compartidas, encaminadas al
cumplimiento de ciertos modelos. Para esta visión, el individuo desde sus
relaciones sociales construye un marco de referencia que asimila al interior de
sí, que le permite definir su razón de ser y la comprensión del mundo como
escenario de acción.
La Teoría del Modelaje, derivada de la Teoría del Aprendizaje Social
establecida por Albert Bandura en 1977, se enlaza a la visión anterior con la
peculiaridad de que exalta la condición de agente social creador de significados
de los medios de comunicación masiva. Esta teoría dictamina que los modelos
ofertados a través de los mensajes de los medios, pueden ser considerados por
el receptor, según sus necesidades, como guías que puede aplicar en su vida
diaria. En conjunto con el paradigma del Interaccionismo simbólico, la relación
de mensajes en la sociedad se vuelve compleja.
38
En base a los anteriores fundamentos teóricos, que examinan las
formas en las que los individuos toman conciencia de sí mismos, de los demás
y de su entorno, conviene razonar cómo se desarrollan las relaciones humanas.
Para ello, se utilizó la Teoría de los Lazos Sociales, un referente teórico creado
por Ferdinand Tönnies en 1887, mismo que sigue vigente pues define dos tipos
de relaciones bajo las cuales actúan los seres humanos: las familiares y
cercanas; y las de convenio, donde los individuos se tratan según sus intereses
en torno a un mutuo acuerdo.
Con lo anterior se tiene la base para comprender que la motivación del
joven para identificarse con la cultura del metal, se desprende de la acción que
han tenido los agentes sociales en su vida, sobre todo la familia, la escuela, y
los medios de comunicación. El joven teje una red de significados propios y del
entorno que solidifica su percepción de la realidad. Inclusive en su relación con
los diferentes, reafirma su estructura cognitiva porque confronta su esquema
axiológico con el de otros respecto a la satisfacción de necesidades.
Por último, también se cuenta con la Teoría de la Diferenciación social,
porque analiza desde un enfoque macro, la dinámica social que siguen los
grupos humanos conformados a partir de la afinidad de sus integrantes; incluso,
toma en consideración a aquellos grupos que proponen otras alternativas al
sistema social hegemónico. Apunta la teoría, a que la sociedad funciona mejor
39
cuando los seres humanos se congregan en grupos, porque cada uno al
desarrollarse en espacios diferentes integra al espectro social.
Las dos últimas teorías sobre las relaciones humanas, podrían dar
cuenta cómo los jóvenes metaleros interactúan con la sociedad en general, con
los otros distintos, y entre sí mismos. Las relaciones descritas pueden ser una
forma de enfrentar a un mundo cuyos significados y los propios difícilmente
concuerdan, lo que deja inconclusa la satisfacción de expectativas de ambas
partes. En contraste, cuando se trata de una relación con quienes se identifican
bajo los mismos preceptos, se dibuja una dinámica cuya carga simbólica tiene
mayor penetración.
Metodología en esta investigación
Debido a las características de esta tesis, eminentemente cualitativa,
se cataloga dentro de los estudios descriptivos, pues como su nombre lo dice,
define y explica cómo se comporta un fenómeno dado, y cuya intención no
sobrepasa comprender o asimilar su magnitud.
La investigación cualitativa tiene para su realización varias
herramientas que le permiten recabar la información necesaria para cumplir con
los objetivos que se plantea. En este estudio, la técnica seleccionada es la
entrevista de profundidad, que por su naturaleza, facilitó la interacción con los
protagonistas de este fenómeno.
40
La entrevista utilizada, compuesta por treinta reactivos, se aplicó a
siete personas, seis hombres y una mujer; es de aclarar que la cuestión de
género no fue tomada en cuenta como parte fundamental de este estudio.
La selección de entrevistados se llevó a cabo a través del portal de
Internet myspace.com; un sitio que desarrolla comunidades virtuales tejidas a
partir de páginas personales con preferencias comunes. La selección comenzó
en fijar en el buscador interno del portal, a personas de entre 20 y 24 años de
edad que radicaran en la ZMG principalmente en Guadalajara, Zapopan,
Tlaquepaque, y Tonalá, y que mostraran identificación con la cultura del metal
al autoafirmarse como integrantes de tal movimiento.
Una vez hecho el contacto a través del internet, los entrevistados
fueron citados en persona y de manera individual en el lugar que eligieron para
la realización de la entrevista, cuya duración promedio fue de dos horas.
Con la finalidad de argumentar científicamente la forma en que fueron
armadas las preguntas y las respuestas proporcionadas por los individuos, esta
entrevista fue elaborada a partir de las premisas que componen cada teoría
según la realidad a interpretar.
Una vez recabada la información de las entrevistas, se prosiguió a
categorizar los resultados. Los bloques formulados responden a esferas
41
distintas del fenómeno de estudio, donde cada uno responde a un objetivo
específico, y desde luego al general de esta investigación.
Capítulos de esta investigación
Esta investigación no pretende transformar una realidad existente,
solamente quiere evidenciar la magnitud de este fenómeno que atañe a las
sociedades contemporáneas preponderadamente urbanas. La realización de
estudios juveniles no es muy evidente dentro del campo de estudio de la
comunicación; por ello mismo, desde este enfoque, resulta digno de reflexión,
estudio y análisis, tener en cuenta el fenómeno comunicativo que permite a un
joven mayor cercanía con una identidad cultural gestada en el extranjero, y no
con la mexicana de la sociedad en la que se ha desarrollado.
Se espera así que esta investigación contribuya a impregnar mayor
rigor científico a las investigaciones focalizadas a manifestaciones juveniles y
de identidad, campos reducidos en el espectro de estudio de la comunicación.
La investigación tiene total conciencia de que sería absurdo luchar
contra un suceso de magnitudes internacionales como es la globalización; sin
embargo procura la posibilidad de regular el consumo y tráfico de productos
culturales provenientes del exterior y reforzar las áreas generadoras de
significados que permitan un equilibrio en la ubicación de las identidades, donde
42
tanto global como local, aporten beneficios para las sociedades
contemporáneas de Latinoamérica.
Este estudio está compuesto por cinco capítulos que de manera
detallada muestran al lector el proceso realizado en términos de indagación y
procesamiento de datos para elaborar conclusiones.
• En este apartado de introducción, se abordó de manera general la línea
que sigue esta investigación y la constitución que posee.
• En el primer capítulo, de Antecedentes, se recopilan investigaciones
encontradas que, a manera de soporte, muestran lo que se ha realizado
en el área de estudios juveniles y de estudios de identidad, desde la
perspectiva de la comunicación.
• En el segundo, se muestran las teorías que permiten interpretar el
fenómeno estudiado.
• En el tercero, se muestra la metodología que se siguió en la aplicación
del instrumento de investigación generado por el referente teórico y la
forma en que se seleccionó a los sujetos de estudio.
• En el cuarto, se interpreta la información a través de la relación entre
datos y teorías.
• El último apartado corresponde a las conclusiones que ha generado este
trabajo a lo largo de su realización.
43
El impulso de este trabajo es la preservación de la identidad mexicana
en niños y jóvenes, quienes al ser adultos, serán los mexicanos que den
continuidad a lo que ha sido y sigue siendo la cultura de esta nación, poseedora
de riqueza capaz de conjugar vanguardia con tradición. No se trata de satanizar
a las expresiones juveniles de la contracultura como la metalera, sino conocer a
profundidad una situación real y latente en los jóvenes de hoy, que en su
mayoría, se apegan sólo a una postura ideológica y soslayan el aparato cultural
que la historia ha forjado para la cohesión de la sociedad mexicana a la cual
pertenecen.
Se recalca que esta investigación aspira a ser un material útil para
posteriores estudios encaminados a la educación o pedagogía. Podría ser
posible conjuntar armónicamente una identidad cultural ajena a la mexicana que
solventa inquietudes personales, con aquella que dota al individuo de
pertenencia cultural y social abocada a sembrar, sobre todo, el compromiso y
participación en asuntos que competen a todos los mexicanos como la
construcción de la democracia, el respeto a la diversidad, la comunicación y
generación de acuerdos, y el trabajo diario de la nación mexicana.
Se trata de comprender hasta donde pueda llegar esta investigación, la
manera en que el fenómeno de interacción de identidades culturales, propio de
la globalización, interviene en varias esferas de la vida diaria, así como la
respuesta que las personas brindan ante ella.
44
Es deseo de esta tesis que el campo de las ciencias sociales, y sobre
todo el que concierne a la comunicación, se abran a una labor investigativa
integral, que incluya en la formulación de una investigación, las distintas ópticas
que cada rama puede ofrecer. Abordar manifestaciones juveniles así como
procesos de conformación de identidad, son dos fenómenos con un amplio
campo de acción que debe ser explotado actualmente pues la interacción
cultural es un hecho cotidiano que concierne a millones de personas de todas
las latitudes.
Finalmente, este estudio es también un llamado de atención a las
autoridades competentes del Estado Mexicano, para que enfaticen sus
esfuerzos en la juventud y grupos minoritarios de la sociedad, la cual necesita
de personas comprometidas para fortalecerse como nación, que acorde al
discurso oficial, ostente la competitividad que es posible.
Queda entonces al análisis.
45
Concretando la Odisea
La investigación en manifestaciones juveniles y procesos
identitarios
1.1 Medios electrónicos, jóvenes y campo de estudio de la comunicación
1.2 Análisis de identidades y campo de estudio de la comunicación
1.3 Comunicación, Ciencias Sociales y las Minorías
46
Concretando la Odisea
La investigación en manifestaciones juveniles y procesos identitarios
“Una sociedad que aísla a sus jóvenes,
Corta sus amarras: está condenada a desangrarse”
Kofi Annan (1938 - )
Secretario General de las Naciones Unidas 1997-2006
Hasta hace algunos años el estudio de la vida juvenil y del desarrollo de
identidades culturales ha ido tomando interés en el campo de la comunicación.
Varias de las investigaciones encontradas que esbozan un panorama actual de
lo que se ha realizado respecto a la juventud e identidad, apuntan solamente a
la presencia de los medios masivos de comunicación. Limitan el fenómeno
comunicativo a una visión donde prevalecen los dispositivos o canales por los
que se transmite un mensaje determinado y no el valor humano que
intrínsecamente tiene.
En este capítulo se presentan estudios que aluden al fenómeno de
estudio, con la intención de fundamentar lo que se ha venido haciendo en la
historia científica de las ciencias sociales, primeramente desde el área de la
comunicación y en segundo plano, desde otras ciencias afines.
47
Este capítulo cuenta con tres líneas temáticas. En la primera se tienen
aquellas investigaciones del campo de la comunicación donde la presencia de
los jóvenes es relevante. En la segunda, se acomodan los trabajos
pertenecientes al campo de la comunicación centrados en la conformación de
las identidades. Y en la tercera, aquellas extraídas de otras áreas sociales
como la sociología y la antropología, en las que se reconoce la presencia del
fenómeno comunicativo en la constitución identitaria de grupos particulares.
1.1 Medios electrónicos, jóvenes y campo de estudio de la comunicación
El consumo de los medios de comunicación o sus repercusiones ya sea
de manera directa o indirecta de quienes se exponen a ellos, fueron ejes
fundamentales en la labor investigativa de muchos trabajos realizados en la
década de los noventa.
Se identifica una investigación de 1999 bajo el título “Consumo y
exposición de adolescentes a los medios masivos de comunicación”, realizada
por Ramiro Caballero Hoyos y Rosa María Pineda. En ese trabajo se estableció
la relación entre los medios de comunicación y la juventud jalisciense. Tuvo
como objetivo primordial, describir las diferencias entre consumo y exposición a
los medios masivos que hacen los adolescentes de 15 a 19 años, enfatizando
variables como estrato socioeconómico y sexo.
48
La metodología utilizada consistió en la aplicación de una encuesta por
muestreo mediante un cuestionario anónimo y confidencial entre 1995 y 1996.
Se encuestaron 529 jóvenes de ambos sexos y de estratos socioeconómicos A,
B, C y D de la Zona Metropolitana de Guadalajara. La conclusión a la que
llegaron los investigadores, muestra que existió en esos momentos, un elevado
consumo hacia los medios electrónicos y uno menor a los impresos. Se
determinó que las clases económica, social y cultural, influyen en la forma en
que el joven se expone y consume el contenido de los medios.
“Del imaginario internacional de jóvenes regiomontanos” es el nombre de
otra investigación de 1998 realizada por Gabriela De la Peña Astorga que
señala el nexo entre medios de comunicación y jóvenes. Su objetivo consistió
en rastrear el posible impacto de los mensajes de los medios en la juventud
regiomontana. La investigadora parte del contraste entre el conjunto de
imágenes mentales que sobre Estados Unidos y América Latina tienen los
jóvenes de distintos estratos sociales.
Esta investigación tomó como herramienta metodológica a la encuesta.
Por sus cualidades, le permitió analizar el comportamiento de variables clave
para el estudio: acceso y consumo de medios, y características de los
imaginarios.
49
Se fijó como universo a una población compuesta por individuos de tres
diferentes escuelas preparatorias, cada una de un contexto sociocultural
distinto. Fueron seleccionados 5200 estudiantes, de los cuales 3000 eran de
una escuela pública de clase baja, 1500 de una privada de clase alta, y 700 de
una privada de clase media. Posteriormente se subdividió la muestra en 317
sujetos, donde 100 fueron de clase media, 108 de clase baja, y 109 de clase
alta.
Los resultados obtenidos con este proyecto revelan que el imaginario de
los jóvenes regiomontanos sobre Estados Unidos, está basado en conflictos
diplomáticos con México, racismo, materialismo, individualismo, y dominación
hacia Latinoamérica. En contraparte, el imaginario hacia América Latina recae
en situaciones como pobreza, narcotráfico, y violencia. Gracias a un análisis de
contenido de los mensajes difundidos por los medios de comunicación realizado
por la investigadora, se determinó que ambos imaginarios surgen a partir del
consumo juvenil de sus productos culturales.
Es de llamar la atención el estudio titulado “La influencia de la televisión
en la juventud es algo más que una ideología: aproximación cualitativa a las
comunidades de significación familiar” realizado en 1997 por Martha Renero, ya
que liga el aspecto del consumo de los medios de comunicación por parte de
los jóvenes, con los resultados que los contenidos de éstos pudiesen tener en la
identidad familiar.
50
Se propone en ese trabajo como objetivo general, una estrategia de
reconstrucción de los contextos de recepción televisiva de algunas familias de
adolescentes. Se buscó ubicar a la actividad asociada de ver y usar la televisión
como parte constitutiva y constituyente de la institución familiar, en la que a
través de procesos de toma de decisiones, se fijan las maneras en las que los
individuos interactúan unos con otros dependiendo de factores que las
condicionan, como el socioeconómico, por dar un ejemplo.
La herramienta metodológica fue la entrevista semi-estructurada. Se
aplicó a integrantes de familias de un grupo de estudiantes de secundaria de
entre los 13 y 14 años de la Ciudad de México de distintas clases sociales. La
información recabada de estas entrevistas, dio paso a la interpretación de los
discursos obtenidos según una clasificación de tres dimensiones: a) estructura
familiar, donde se identifican los rasgos de los roles de autoridad a partir del uso
de los recursos económicos de los integrantes mayores; b) las dinámicas de
comunicación de los miembros; y c) los usos y valoraciones de la televisión y
otros medios domésticos como la videograbadora y los juegos portátiles.
Los resultados arrojados por este estudio señalan que las instituciones
familiares y escolares de todos los niveles socioeconómicos, modelan la
particular influencia que tiene la televisión en los jóvenes. Se confirmó que
mientras para la clase alta le corresponde mayor espacio para el ejercicio de la
autonomía adolescente y una comunicación abierta y especializada entre
51
generaciones, para la clase baja sucede lo contrario. Renero puntualiza que los
usos de la televisión y la tecnología en general, refuerzan la institución familiar
en las clases sociales media y alta.
El estudio de fenómenos juveniles desde el campo de la comunicación
devela la trascendencia de este sector en áreas estratégicas de la sociedad.
Bajo esta óptica, los jóvenes son vistos como meros receptores de diversos
mensajes difundidos por los medios de comunicación masiva. En este periodo
de los años noventa, el área de estudio de la comunicación a juzgar por las
investigaciones identificadas, no profundiza en la capacidad que tiene el joven
de generar tanto significados como dinámicas sociales a partir de los mensajes
que intercepta de su alrededor, con excepción quizás del estudio realizado por
Renero.
1.2 Análisis de identidades y campo de estudio de la comunicación
Los medios de comunicación, como canales que permiten la transmisión
de mensajes, tienen un papel primordial en las sociedades contemporáneas; a
través de ellos, varios sectores pueden tener acceso a contenidos culturales
que quizás en el pasado, por circunstancias económicas o sociales, no podían
consumir. Por ello se dice que los medios contribuyen notablemente a la
construcción de significados de la realidad colectiva. En este módulo se aborda
la construcción de una identidad desde el área de estudio de la comunicación.
52
Como antecedente se toma una investigación titulada “Recepción
televisiva en tres familias de Guadalajara: Primer acercamiento a su identidad
tapatía” presentada en 1998 por Armando Ibarra López. En ella se evidencia
que la conformación de la identidad de los individuos tiene una estrecha
relación con los medios de comunicación. Esto abre un espectro diferente al de
los trabajos presentados en el primer bloque, cuyo común denominador estaba
en el consumo y exposición ante los medios.
El objetivo general de dicha investigación consiste en explicar la relación
entre el proceso de recepción televisiva de tres grupos familiares socio-
económicamente diferentes en la Zona Metropolitana de Guadalajara y la
concepción que tienen acerca de su identidad tapatía. La metodología
empleada en este trabajo de 1997, consistió en el empleo de la entrevista y en
la convivencia cercana con las familias, con lo que se obtuvo información sobre
lo que piensan y sienten acerca de la agenda televisiva cada vez más
globalizada, para contrastarla a su vez con lo propio de la cultural local y el
sentimiento que los hace ser tapatíos.
Ibarra López concluye por un lado, que las regiones se organizan gracias
a una serie de procesos realizados por todos los agentes sociales que habitan
ese territorio determinado, produciendo una cultura local que implanta maneras
de vivir convenidas en las inmediaciones de ese espacio geográfico. Por el otro,
descubrió que las familias estudiadas conciben su identidad tapatía con la
53
imagen que tienen de los hechos ocurridos en el pasado, así como con los
edificios y monumentos que instituyen el entorno donde viven. También toman
en cuenta elementos contemporáneos considerados importantes en la
constitución de la identidad tapatía, como las victorias del equipo de fútbol más
popular de la ciudad.
El autor reconoce la falta de profundidad en los estudios de identidades,
pues la comunicación no es un fenómeno que concierne sólo a los medios
masivos, sino también al proceso de interacción de mensajes derivador de
relaciones humanas.
La construcción de la identidad de un hombre como padre de familia, es
el punto central de otra investigación que también aborda el área de la
conformación identitaria, específicamente, de género. Su título es
“Construyendo puentes: la identidad de género de los jefes de familia y la
recepción televisiva”. Fue presentada en el año 2005 por la investigadora Aimeé
Vega Montiel.
El objetivo de este estudio, es reflexionar sobre las posibilidades de
incorporar la categoría de género al análisis de procesos comunicativos. La
herramienta metodológica que se utilizó fue el grupo de discusión, pues facilita
que el flujo de información se suscite naturalmente entre sujetos con puntos de
vista aparentemente compartidos.
54
Se tomó en cuenta a un grupo de audiencia de padres de familia
residentes en la Ciudad de México de entre los 25 y 35 años, cuyo nivel escolar
fuese básico y que pertenecieran al sector socioeconómico bajo, mismo que en
consideración de la investigadora, radica la mayor parte de la población
mexicana.
Los hallazgos de esta investigación suscriben que la categoría de género
conforma un sitio importante para el análisis de los procesos comunicativos,
como es en el caso de la construcción identitaria. Una vez definida la
participación de los jefes de familia en todo este proceso de recepción
televisiva, se concretó que la identidad de género, en este asunto del ‘ser
hombre’, determina formas concretas de entender la realidad social y de
interactuar con los mensajes que provienen de la televisión. La identidad les
genera también lugares, hábitos y prácticas en específico.
Siguiendo el mismo rumbo en el que se aborda a la identidad como
resultado de un proceso comunicativo, donde los medios tienen una relevancia
insoslayable mas no absoluta, se presenta un estudio que analiza la
trascendencia del discurso de un programa radiofónico en uno de los barrios
marginales de la capital boliviana. Realizado en el año 2004 por Marlene
Choque, lleva por título “La construcción de identidades colectivas, los usos del
‘nosotros’ en los discursos mediáticos de audiencias populares en la ciudad de
La Paz, Bolivia”.
55
El objetivo de la investigación fue el de analizar el proceso de
construcción de identidades colectivas en los discursos emitidos por los medios
de comunicación, específicamente, por el de un programa radiofónico titulado
‘La Calle’, dirigido a barrios populares.
En ese proyecto, la autora expresó su interés en la manera en que las
personas construyen sus propias representaciones como sujetos de derechos,
tanto en lo individual como colectivo, para formular sus demandas sociales.
Como herramienta metodológica, utilizó el análisis del discurso promovido por el
programa radiofónico, para dar cuenta de los contenidos manifiestos y
subyacentes de los mensajes que desencadenan esas representaciones
simbólicas que los habitantes de los barrios marginales bolivianos realizan de sí
mismos al expresar públicamente sus demandas sociales.
Las conclusiones de este trabajo dan cuenta del complejo proceso de
construcción discursiva de las realidades colectivas, así como de los
mecanismos de reconocimiento, la diferenciación que operan, y los tipos de
representaciones que los vecinos crean de sí mismos. Puede notarse con ‘La
Calle’, que muchos barrios de La Paz están inmersos en la pobreza y exclusión,
por lo que sus habitantes recurren a espacios como éste para presionar, de
alguna manera, a las autoridades.
56
“Chicanos y mexicoamericanos en tres comunidades electrónicas”, es el
nombre de otra investigación que analiza la manera en la que los medios de
comunicación refuerzan la identidad tanto individual como colectiva. Se denota
la presenta del internet como herramienta clave en estas nuevas formas de
interacción social. Tal estudio fue realizado en el año 2002 por Francisco Javier
Cortázar Rodríguez.
El objetivo fundamental de la investigación consistió en conocer las
formas en las que se expresa la identidad colectiva de este grupo cultural en los
Estados Unidos a través de internet. La confrontación entre las costumbres
típicas mexicanas y el contexto cultural estadounidense entre todos aquellos
inmigrantes o descendientes de ellos, deja que el flujo de mensajes que
componen el proceso comunicativo que edifica la identidad individual dentro de
una sociedad, haya tomando para el investigador, relevancia y rasgos
particulares dignos de análisis.
Como base de la metodología se recurrió al análisis de más de 800
mensajes impresos entre mediados de junio y septiembre del año 2000 y de
junio a noviembre del 2001, obtenidos de tres foros de discusión utilizados por
la comunidad chicana y mexicoamericana. Este análisis constató la vida
cotidiana de estos grupos, su evolución y decadencia; así también los distintos
niveles en el uso del lenguaje, discusiones, temas de debate, y sus
representaciones individuales y colectivas.
57
Los descubrimientos derivados del estudio, apuntan a que tales
comunidades establecen redes sociales informales frecuentadas como marcos
principales de intercambio y competencia. Esto brinda la oportunidad de que el
grupo social imponga su lógica de funcionamiento ante la cotidianidad.
El internet hace accesible la información a través de varios formatos, ya
sea de forma gráfica, escrita o audiovisual. Es una herramienta que por sus
características y penetración en algunos sectores sociales, permite organizar
descentralizadamente manifestaciones sociales en las que se exalta la
identidad.
Con las investigaciones de este segundo bloque, a diferencia del
anterior, puede notarse un mayor interés desde el campo de estudio de la
comunicación hacia la conformación de la identidad de las personas, en gran
medida por la acción que tienen los medios masivos de comunicación. A partir
de esta segunda línea temática, se establece que las investigaciones, en su
mayoría realizadas en la década del año 2000, prestan mayor preocupación y
naciente atracción por abordar la cimentación de identidades culturales en las
sociedades actuales.
Para comprender integralmente el fenómeno de estudio de esta tesis, se
han tomando investigaciones provenientes de la antropología, la etnografía y la
sociología. Presentan atractivas aproximaciones científicas respecto a las
58
llamadas identidades juveniles, que resultan convenientes para esta
investigación porque contribuyen a forjar la visión interdisciplinar a la que se
pretende llegar con el tratamiento de manifestaciones juveniles e identitarias.
1.3 Comunicación, ciencias sociales y las minorías
En esta tercera y última división de antecedentes se agrupan aquellos
estudios orientados en la construcción de grupos juveniles así como en los
factores que inciden en ellos. Se reconoce que las investigaciones de esta línea
temática, cuyo origen se desprende de otras ciencias sociales, fueron
consideradas en esta tesis porque se identificó en ellas procesos de
comunicación orientados a la constitución de identidades culturales.
El trabajo del investigador no debe ignorar el conocimiento que cada una
de las ciencias sociales genera, pues de otra forma no podrá conseguir el
enfoque integral que requiere la comprensión de la realidad social.
Independientemente de las aportaciones que brinden a manera de herramientas
metodológicas o de construcciones teóricas en lo individual, los fenómenos
sociales deben ser analizados por su conjunto ya que resulta posible y
necesario abordarlos desde matices distintos. Segmentar una visión de otra,
equivaldría no sólo a parcializar la transcendencia y dimensión de expresiones
sociales, limitaría la creación de conocimiento humano.
59
“La lucha por lo auténtico como fundamento de la estética de lo precario:
una mirada al rock subte”, es el nombre de la investigación realizada por Juan
Carlos Murrugarra Cerna en el año 2001 sobre el movimiento juvenil
denominado subte en Lima, Perú.
Su objetivo recayó en establecer un panorama del movimiento juvenil
sustentado en factores que lo moldean como agrupación, como sus logros,
tensiones, límites, y características.
En dicha investigación, Murrugarra (2001) establece el término ‘Estética
de lo precario’ para definir una forma concreta de expresión juvenil que consiste
en la apropiación de manifestaciones artísticas no eruditas, para buscar y
demostrar la autenticidad.
Esta definición se refiere al fenómeno en el que los jóvenes adoptan y
generan productos culturales como composiciones literarias, plásticas, y
musicales, así como un lenguaje y protocolos conductuales, para expresar un
sentido de autenticidad entre quienes se encuentran en el mismo movimiento.
El investigador aplicó la entrevista a profundidad entre varios jóvenes que
se reconocieron dentro de esta manifestación conocida como cultura subte. A
través de la información obtenida, pudo llegar a varias conclusiones. La primera
de ellas resulta que estos individuos perciben a la sociedad como un
60
mecanismo opresor que lucha contra el individuo para someterlo bajo sus
estatutos.
Otro de los puntos concluyentes es que el discurso de la cultura subte
ataca todo aquello que considera integrador, comercial o fanfarrón. Para el
investigador este movimiento se convierte en instrumento de protesta juvenil,
porque critica lo socialmente establecido con la ostentación de una unicidad
basada en los productos culturales que sus miembros generan.
Finalmente, el autor dice que el movimiento subte, a pesar de ser una
expresión libertaria de ideas para los jóvenes que la utilizan, no construye un
mundo autónomo porque muchos de sus partidarios al verse limitados
económicamente, están obligados a acatar las normas dominantes.
Bajo la misma directriz que marca este apartado, se presenta un estudio
realizado entre jóvenes bogotanos titulado “El movimiento juvenil de los Candy
Kids en Bogotá: una mirada desde la historia oral” elaborado por Laura Stella
Parra Espitia en el año 2005.
El objetivo que motivó el trabajo fue demostrar la conformación de los
Candy Kids como factor de identidad y nuevo estilo de vida para los jóvenes de
la capital colombiana. Para ello, la investigadora tomó como punto cardinal la
historia de vida de un joven perteneciente al movimiento.
61
El recurso metodológico empleado en este trabajo es conocido como
historia oral. Fue elegido porque su empleo proporciona al investigador, los
medios adecuados para construir la memoria de una generación tocando un
terreno íntimo de la cultura e identidad del grupo. La observación de estos
jóvenes en sus centros de reunión, también generó información relevante para
su comprensión.
El primer paso fue entrevistar al individuo autodefinido como parte de
esta agrupación para posteriormente analizar su historial de vida. A su vez, se
revisó bibliografía sobre esta expresión juvenil para reconstruir, en conjunto con
aportaciones directas de otros chicos, su desarrollo histórico y social.
Se vislumbra que los Candy Kids son un grupo de jóvenes que desea
preservar la esencia de la niñez para construir un mundo sin fronteras, donde
juicios y odios no existan. Se concluye en esta investigación que el ser humano,
tras la necesidad de cambio, busca agruparse con otros mediante necesidades
e inquietudes compartidas, para generarle una identidad común y sentido de
pertenencia.
Se marca en el estudio que los jóvenes de este grupo juvenil, utilizan
símbolos y modas particulares cuya intención es marcar un sello que los
diferencia frente a los otros, así como manifestar la existencia de la diversidad
entre los seres humanos.
62
La investigadora pudo argumentar con el estudio de esta expresión
juvenil, que los grupos humanos se cohesionan alrededor de factores comunes
para los individuos; pueden ser de toda índole, y son reforzados con el empleo
de medios de comunicación como el internet o publicaciones impresas, cuyo
contenido reafirme las significaciones que los unifican.
“La construcción de la identidad gay en un grupo de jóvenes de la Ciudad
de México”, es el nombre de otro estudio que analiza la construcción identitaria
de un grupo, en este caso, el homosexual.
Este trabajo realizado en el año 2001 por Porfirio Miguel Hernández
Cabrera, persiguió como objetivo, conocer el papel del organismo no
gubernamental UNIGAY en el proceso de construcción de la identidad gay de
jóvenes urbanos del Distrito Federal a través de interconexiones entre sus
individuos bajo ópticas como la política, la afectiva, y la lúdica.
El investigador expresa la necesidad de hacer investigaciones sobre este
tema en contextos geográficos como el mexicano, incluso sugiere tocar otras
esferas como las representaciones sociales de los jóvenes ante la
homosexualidad, el papel del performance en la identidad de género, las
diversas construcciones sociales de lo gay y las formas de sociabilidad de este
grupo.
63
Aunque en México existen numerosos grupos de homosexuales,
lesbianas, transexuales, bisexuales y de otras preferencias sexuales, son pocas
las investigaciones que se han hecho del tema en las ciencias sociales. El autor
recalca que la importancia de estudiar a este grupo, radica en la mayor
participación que ha desempeñado en los espacios públicos.
Las conclusiones de esta investigación, dictaminan que el discurso
identitario gay proveniente de los Estados Unidos, en conjunto con las
adaptaciones que se hacen de él para su aplicación en una ciudad como la
capital mexicana, a través de grupos y asociaciones de diversidad sexual,
permite construir una identidad gay positiva y socialmente viable en la localidad.
Este discurso se concreta y reproduce en un grupo determinado, para
posteriormente, permitir la conformación de relaciones interpersonales a través
de códigos identitarios.
Hernández Cabrera afirma que el grupo gay constituye un espacio
relacional muy importante para el joven en la medida que le permite validar su
condición sexual; ahí, el joven adquiere autoestima y conciencia de pertenecer
a un grupo marginado, que le proporciona elementos para desarrollar o reforzar
una identidad alternativa que afronte las recriminaciones de la sociedad
imperante.
64
Otra de las publicaciones encontradas que abordan la temática de los
grupos juveniles, proviene de Chile y fue presentada por Mario Moraga
González y Héctor Solórzano Navarro en el año 2005, en la que analizan al
movimiento juvenil que se desprende del género musical Hip-Hop.
El trabajo titulado como “Cultura urbana Hip-Hop, movimiento
contracultural emergente en los jóvenes de Iquique, Chile” tiene como objetivo
interpretar las formas y dinámicas de expresión de los jóvenes hip-hoperos que
aparecen como vanguardia cultura en Iquique. Es clara la presencia del
fenómeno de la comunicación dentro de este grupo juvenil, porque a través de
él se establecen mecanismos particulares de acción individual y grupal.
Las formas de acercamiento metodológico fueron principalmente
empáticas y participativas, enlazadas bajo un fuerte compromiso e implicación
histórico-existencial entre los investigadores y los investigados. Se utilizaron
técnicas propias del paradigma interpretativo, caracterizado porque comprende
e interpreta los significados culturales de los fenómenos sociales; dichas
técnicas son la revisión documental, la observación directa, la entrevista a
profundidad y el análisis de contenido.
Las herramientas surgidas de las técnicas señaladas, fueron aplicadas a
una muestra compuesta por hombres y mujeres que viven la cultura urbana del
65
Hip-Hop en Iquique de forma constante y pública, distribuidos en tres diferentes
puntos de la ciudad.
Las conclusiones a las que se llegó por medio de esta labor, establecen
que la cultura urbana del Hip-Hop en Iquique tiene una existencia propia que va
más allá de los jóvenes que la componen; supera las limitantes del tiempo y las
diferencias generacionales. Este movimiento sobrepasa la existencia de las
personas, por lo que adquiere vida propia al subsistir entre generaciones,
temporalidades y geografías.
Dentro del movimiento, existen contenidos que revelan una acción
contracultural que en el perdurar del tiempo, son reapropiados, manifestados y
desplegados en entornos cotidianos y públicos de los jóvenes. Los elementos
que componen estas manifestaciones adquieren las características propias de
cada época y del sitio en el que se despliegan.
Se descubre así, que a través de un largo proceso de interpretación y
aprendizaje, que la cultura urbana del Hip-Hop de los jóvenes de Iquique, se
manifiesta como un movimiento contracultural trascendente a esta época;
expresa la resistencia, la demanda por reivindicaciones y la denuncia como
medio de participación política y social.
66
El análisis de la interacción que da forma y origen a muchos de los
grupos urbanos, muestra una gama infinita de identidades juveniles que
efectúan procesos autónomos de comunicación, pues a través de ésta
construyen significados en común y expresan elementos propios de su
ideología, misma que es reforzada a la par.
“Cuerpos posibles… cuerpos modificados… Tatuajes y perforaciones en
jóvenes urbanos” es una investigación del año 2003, realizada por Cupatitzio
Piña Mendoza y se centra en la práctica del tatuaje y las perforaciones entre los
jóvenes que constituyen a través de ellas, un grupo social que una marca una
identidad muy definida.
Se dan a conocer en este trabajo, las sensaciones y los motivos que
alientan a los jóvenes a adentrarse en estas prácticas, donde la concepción y
significado del cuerpo propio, toman una dimensión alternativa a la que se dicta
socialmente. Así mismo, pretende acercar al lector a los significados y
discusiones desde diferentes ópticas epistemológicas que debaten las maneras
en que debe apropiarse o no el cuerpo humano.
Este trabajo fue realizado a lo largo de un año en cinco ciudades de la
República Mexicana: Distrito Federal, Guadalajara, Monterrey, Guanajuato y
Morelia, en donde a través de la observación participante, el registro fotográfico,
los diarios de campo y la realización de un total de treinta entrevistas de
67
profundidad entre jóvenes usuarios del tatuaje y las perforaciones, así como de
tatuadores y perforadores, se fueron mostrando los diferentes sentidos y
convicciones a partir de los cuales, los integrantes de esta comunidad
comienzan esa resignificación de su cuerpo, existencia y espacio, y las
implicaciones que esto trae dentro de la sociedad hegemónica.
Se hace un valioso análisis sobre aquellos elementos que construyen y
refuerzan la identidad de estos jóvenes, así también de las consecuencias que
conlleva formar parte de una minoría que enfrenta frecuentemente tapujos
discriminatorios y recelo a la diversidad que sobrepasa los límites socialmente
establecidos. Con el estudio, el investigador remarca que la re-elaboración de
significados de cada parte del cuerpo, proporciona a los jóvenes de esta
comunidad, una identidad propia y colectiva. Cada modificación corporal,
apunta a ser un deseo aferrador a no olvidar el pasado, a tener en cuenta las
alegrías, tristezas, dolores, y pasiones que van construyendo a cada individuo.
El autor da paso a la polémica porque acepta su pertenencia a esta
comunidad desde hace una década. Esto podría cuestionar para muchos la
objetividad que debe tratarse una investigación científica; sin embargo, en
concordancia con él, se puede decir que el conocimiento de uno mismo, se
deriva en gran medida, del entorno próximo.
68
La riqueza de este trabajo, captada desde un enfoque comunicativo, se
haya en dos premisas: la primera, consistente en plantear al cuerpo humano
como un canal de comunicación, donde los mensajes interpretan la
individualidad del sujeto y la percepción que tienen del mundo; y la segunda, de
todos los símbolos y elementos propios que refuerzan la identificación entre
sujetos que realizan dichas prácticas, en otras palabras, los miembros de un
mismo grupo
Existe un texto llamado “Desde la esquina se domina. Grupos juveniles:
identidad cultural y entorno urbano en la sociedad moderna” realizado por
Rogelio Marcial de 1994. En esta investigación, a pesar de no establecer de
forma clara su metodología ni objetivos a seguir, busca conocer en medida de
lo posible, la realidad de los jóvenes que viven bajo el estigma de pandilleros en
la ciudad de Guadalajara. Estos jóvenes han conformado toda una identidad
grupal de autodefensa y solidaridad ante un sistema que sólo juzga y recrimina,
y que es incapaz de brindar oportunidades para alcanzar las expectativas que
cada persona desea.
Para concretar dicho trabajo, el investigador realizó un estudio de campo
que consistió en determinar la distribución geográfica de estas agrupaciones,
así como encontrar toda la bibliografía existente. Una vez realizados, se entabló
relación con los protagonistas de esta manifestación social.
69
A lo largo de los capítulos de este material, Marcial instaura un panorama
que permite conocer los elementos que dan forma a la identidad de estos
jóvenes, así como su desarrollo en la sociedad. Llama la atención que este
estudio se haya realizado en los años noventa, pues como se comentó al
principio de este capítulo, muchas de las investigaciones de aquel entonces
apuntaban tópicos como el consumo y recepción de medios. La investigación
de Marcial denota, a pesar de su tinte sociológico, el resultado de un proceso
comunicativo, motivo suficiente para tomarlo en reflexión.
Como puede observarse, los estudios juveniles y de conformación de
identidades han cobrado mayor relevancia con el paso del tiempo. En estas tres
líneas temáticas, se ha constatado que el campo de la comunicación se ha
interesado gradualmente en el análisis de manifestaciones juveniles; sin
embargo, aún no es suficiente. La misma situación prevalece con los estudios
de identidad.
Conjugar las aportaciones que puedan hacer tanto el campo de estudio
de la comunicación como el de otras ciencias sociales, contribuirá al armado
científico del esqueleto que requieren los estudios juveniles. Así será más
factible, confiable y precisa, la interpretación de fenómenos sociales como
estos, destacándolos más como construcciones humanas derivadas de la
socialización y no cómo etiquetas o condicionantes biológicos o demográficos.
70
Los tejedores simbólicos
Postulados científicos sobre la construcción identitaria
individual y colectiva
2.1 Interaccionismo simbólico
2.2 Teoría del modelaje o teoría del aprendizaje social u observacional
2.3 Teoría de los lazos sociales
2.4 Teoría de la diferenciación social
2.5 En conclusión
71
Los tejedores simbólicos
Postulados científicos sobre la construcción identitaria individual y
colectiva
“Aceptar que la experiencia es la materia prima de la cual los espíritus humanos
extraen significados y valores es parte de la madurez”
Howard Thurman (1899-1981)
Filósofo, educador, luchador social estadounidense
Muchos estudios de comunicación han contado en su formulación teórica
con el apoyo de otras ramas pertenecientes a las ciencias sociales como la
sociología y la psicología; en ambas, la presencia del fenómeno de la
comunicación es una constante clara. Melvin De Fleur (1983), menciona que las
primeras preocupaciones que dieron origen al campo de estudio de la
comunicación, se centraron desde estas ciencias, para conocer la compleja
relación entre los nacientes medios masivos de comunicación y la exposición de
las personas ante ellos.
Al hacerse más compleja la necesidad de conocer los procesos de
interacción entre los seres humanos y de creación de significados que devienen
de sus relaciones, se fueron constituyendo diversas teorías e investigaciones
72
que resultaron en un campo de estudio capaz de profundizar en el minucioso
fenómeno comunicativo.
Con estos antecedentes que originaron el estudio de la comunicación,
originalmente de naturaleza complementaria, el empleo de postulados
sociológicos y psicológicos en los que se consideran procesos comunicativos
notorios es justificable. Bajo esta situación, se acentúa aún más el tinte
interdisciplinar que pretende esta investigación.
Conviene reiterar que el estudio de la comunicación no se limita a los
medios masivos, al análisis de contenido que se hace de éstos, o al consumo y
exposición de las audiencias. Puede enfocarse al proceso humano que permite
la interacción de las personas, el cual parte de un flujo de mensajes que suscita
la creación y asimilación de significados compartidos. En este proceso se dan
cita varios agentes creadores de significados. Al respecto, Melvin De Fleur
señala:
“Las relaciones entre los medios, la sociedad y los individuos […] no
pueden ser estudiadas en un vacío teórico. La investigación sobre los
procesos y efectos de la comunicación de masas, debe ser guiada por
algún grupo de supuestos básicos sobre la naturaleza de la sociedad, de la
persona humana y de la relación entre ambas.” (De Fleur, 1983: 52-53)
73
Tomando lo anterior como premisa, se reflexiona que las personas son
construcciones de su entorno, es decir, construcciones sociales. La identidad
se cimbra a través del tiempo con los mensajes que se reciben de relevantes
agentes sociales como la familia, el Estado, la escuela, la religión, e incluso los
medios.
Los significados dictaminados por todos ellos instauran pautas de
comportamiento y esquemas intelectuales determinados que tienden a
reafirmarse.
En este capítulo que se divide en cinco apartados, se presentan las
cuatro teorías utilizadas en la presente investigación, la relación que sostienen
con el fenómeno estudiado, así como una conclusión sobre ello.
2.1 Interaccionismo Simbólico
Dentro de las ciencias sociales, según Melvin De Fleur, existen cuatro
paradigmas que le aportan al científico de la comunicación una base importante
para el desarrollo de su investigación. El funcionalismo estructural, la evolución
social, el modelo del conflicto social y el interaccionismo simbólico, son
paradigmas con una percepción particular que explican el comportamiento de la
sociedad y de las diferentes maneras en las que los individuos convergen para
mantenerla activa.
74
Para esta investigación se tomó el paradigma del interaccionismo
simbólico; una visión construida durante siglos que según Charles Morris
(1934), es concretizada por George Herbert Mead y Charles Horton Cooley,
considerados sus principales exponentes en el siglo XX.
El interaccionismo simbólico se caracteriza porque entiende a la
sociedad como un sistema de significados compartidos entre los individuos, en
el que a través de símbolos propios del lenguaje, les genera expectativas
estables y comúnmente entendidas hacia patrones conductuales previsibles.
Dentro de este paradigma, se enfatiza el desempeño del lenguaje, ya que forja
tanto a sociedad como a individuo.
Este enfoque desarrollado por la historia, revela que el lenguaje tiene un
punto clave en la movilidad de las sociedades. Es destacable la contribución de
Jhon Locke (1975), pues describió la relación entre las palabras y sus
significados en lo individual con los lazos existentes entre las personas,
definiendo al lenguaje como un fuerte lazo social.
De Fleur refiere que en el siglo XVIII, las contribuciones de escritores
como Immanuel Kant, teorizaban sobre la relación de los seres humanos con el
mundo que ellos mismos construyen en sus mentes. Los individuos a través del
intercambio de mensajes, según este postulado, instauran una perspectiva en
común y personalizada del entorno que ocupan.
75
Esta forma de comprender la movilidad social se refinó a finales del siglo
XIX con los investigadores John Dewey, William James y Charles Pierce.
Establecieron que el enfrentamiento entre las personas y su realidad era
provocado por ideas individuales sobre ciertos ambientes, que derivaban
finalmente en formas específicas de actuar.
Para el siglo XX, aparecerían las premisas que definieron concretamente
al interaccionismo simbólico, las del sociólogo Charles Horton Cooley, y las de
filósofo, George Herbert Mead. El primero desarrolló una visión sobre la
adquisición de la naturaleza humana por parte del individuo, y no por su
composición genética; el segundo, un análisis sobre la acción del lenguaje en la
vida humana individual y colectiva.
Para De Fleur (1983), este paradigma recibe actualmente muchas
aportaciones y debates al respecto. Establece como premisas básicas las
siguientes:
• La sociedad se concibe como un sistema de significados, que “para el
individuo, la participación en los significados compartidos, que están
vinculados a los símbolos de un lenguaje, es una actividad interpersonal,
de la que surgen expectativas estables y comúnmente entendidas, que
guían a la conducta hacia esquemas previsibles” (De Fleur, 1983: 63).
Se entiende entonces que el flujo de mensajes en el campo social,
76
emanado por diversos agentes sociales para ser interpretados por el
individuo, instaura un patrón que aspira a su cohesión y mantenimiento.
• Desde el enfoque propio de la conducta “tanto las realidades sociales
como las físicas, son construcciones de significados ya definidas, como
consecuencia, de la participación de las personas, individual y
colectivamente en la interacción simbólica; sus interpretaciones de la
realidad pasan a ser socialmente convenidas e individualmente
internalizadas (De Fleur, 1983: 63). Se determina que la conducta del
individuo y del grupo al que pertenece, se ve condicionada por la
interpretación que hacen de sí para ejecutarla una vez asimilada.
• Establece: “los lazos que unen a las personas, las ideas que tienen de
otras personas y sus creencias sobre sí mismas, son construcciones
personales de significados que surgen de la interacción simbólica” (De
Fleur, 1983: 63). El interaccionismo simbólico, además de apuntalar la
conformación del mundo social de los individuos, decreta las formas en
la que éstos perciben y visualizan su realidad. Se toma como referencia
el lente de mundo social construido, para luego aplicarla en la valoración
personal y de los demás seres humanos.
77
• Señala: “la conducta individual, en una situación dada de acción, está
guiada por las etiquetas y significados que las personas vinculan con
esta situación” (De Fleur, 1983: 63). Con base en el mundo que
construyen los seres humanos, las experiencias conductuales ahí
manifestadas se encuentran como producto del bagaje subjetivo
arraigado en el individuo, no por factores externos a ese contexto.
De Fleur reconoce que la trascendencia que tienen los medios de
comunicación en las sociedades contemporáneas es contundente por su alta
inmersión en todas las esferas sociales. Para el interaccionismo simbólico, al
igual que los otros agentes, considera, construyen de ese mundo social que
habitan los seres humanos.
“Los medios son parte esencial de los procesos de comunicación en las
sociedades modernas. En sus descripciones e informes aportan
interpretaciones de la realidad, que son internalizadas por sus públicos. Las
personas pueden desarrollar construcciones subjetivas de la realidad a
partir de lo que leen, escuchan o miran” (De Fleur, 1983: 64).
La estructura subjetiva formada durante el desarrollo del individuo, a
partir de las interpretaciones que genera el flujo de mensajes presente en su
entorno, puede considerarse como identidad según lo comprendido con el
interaccionismo simbólico. No pueden existir dos personas con estructuras
78
cognitivas iguales a pesar de haberse expuesto al mismo flujo simbólico, debido
a que las condiciones contextuales de cada una, son únicas e irrepetibles.
Referirse al término identidad, alude al reconocimiento que el individuo
hace de sí mismo, respecto a todo el engranaje subjetivo que le compone. Es
asumirse como tal frente a uno mismo como ante los demás. Eric Erikson
(1969), experto en el tema, estableció que la identidad es el resultado de los
procesos biológico, psicológico y social, cuya dinámica es constante e
ininterrumpida pues dependen unos de otros.
Erikson observó que la identidad está vinculada estrechamente con los
roles y compromisos sociales que predominan en la sociedad donde convergen
los individuos.
El sociólogo chileno Jorge Larraín (2001) reconoce que el término
identidad, tiene muchas aplicaciones y significados, por lo que realiza una
distinción entre varias acepciones. Las primeras se remontan a la tradición
aristotélica donde, desde una visión filosófica, se admite como un principio
fundamental del ser y del pensamiento. A pesar de que el entendimiento de la
identidad se consideró de formas distintas en la historia, prevaleció su vena
filosófica. Larraín construye un significado más adecuado para su comprensión
en el campo de las ciencias sociales.
79
“Un significado más adecuado de identidad deja de lado la mismidad
individual, y se refiere a una cualidad o conjunto de cualidades con las que
una persona o grupo de personas se ven íntimamente conectados. En este
sentido la identidad tiene que ver con la manera en que los individuos o
grupos se definen a sí mismos al querer relacionarse –identificarse- con
ciertas características. Esta concepción es más interesante para científicos
sociales porque aquello con lo que alguien se identifica puede cambiar y
está influido por expectativas sociales” (Larraín, 2001: 23).
Tugendhat, citado por Larraín (2001), hace una distinción del anterior
concepto de identidad; lo separa en identidad individual e identidad cualitativa.
Indica que esta última permite a las ciencias sociales, crear un punto de
referencia más certero para el trabajo de investigación porque destaca el
carácter subjetivo de las cualidades que forman la identidad y por el hecho de
que dichas cualidades pueden cambiar.
“La identidad cualitativa responde a la pregunta acerca de lo que cada cual
le gustaría ser. La respuesta a esa pregunta puede estar influenciada por el
pasado, pero se refiere básicamente al futuro. En el ejemplo propuesto por
Tugendhat, yo puedo ser padre en un sentido biológico, pero en otro
sentido, que es fundamental para la identidad, yo soy padre sólo si escojo
serlo” (Larraín, 2001: 23).
80
Muchos científicos sociales, a consideración de Larraín, se ven
confundidos entre estas dos últimas acepciones. Recalca que la denominada
identidad cualitativa, a pesar de ser la más detallada al respecto, no deja en
claro por qué personas diferentes se identifican con cualidades diferentes. En
referencia a Aristóteles, el autor llama a estas cualidades disposiciones, que
constan en la capacidad que tiene cada individuo para actuar de manera
independiente.
La identidad, de esta manera, no sólo responde a construcciones
subjetivas emanadas por el individuo para el individuo, alude a la presencia del
sí en el entorno con otras personas, también condiciona y amplía tal estructura.
De este hecho, dice Larraín (2001) se logran dar cuenta tanto Erikson como
Tugendhat.
“El medio social juega un rol fundamental en su construcción y de que para
contestar la pregunta ‘¿Quién quisiera ser yo?’ el juicio de los otros es crucial.
Tugendhat habría hecho bien en darse cuenta, como Erikson, de que no
basta el recurso a disposiciones internas.” (Larraín, 2001: 24).
Tugendhat se ve influenciado por el trabajo de George Herbert Mead,
exponente destacado del interaccionismo simbólico; influencia que lo lleva a
señalar el carácter social del proceso de conformación de identidad. En
consideración de Tugendhat, citado por Larraín (2001), la relación de uno
81
mismo consigo mismo, debe ser comprendida como un proceso intersubjetivo
que entrevé una relación con otros. Lo anterior se aprecia como premisa clave
del interaccionismo simbólico para dar sustento a esta tesis.
La identidad se puede relacionar con el consumo de las industrias
culturales e industrias tradicionales, que al generar diversos productos, tanto
materiales como subjetivos, propagan una serie de significados contenidos en
los mensajes que emiten.
“Cada compra o consumo de estas mercancías es tanto un acto por medio
del cual la gente satisface necesidades, como un acto cultural en la medida
que constituye una manera culturalmente determinada de comprar o de
consumir mercancías. […] El acceso a ciertos bienes materiales, el consumo
de ciertas mercancías, puede también llegar a ser un medio de acceso a un
grupo imaginado representado por esos bienes; puede llegar a ser una
manera de reconocimiento.” (Larraín, 2001: 27).
Esta relación entre identidad y productos culturales muestra que en el
presente fenómeno estudiado, la música metal, la indumentaria, los iconos,
junto al estilo de vida metalero, son emisores de mensajes cuyos significados
son consumidos por los jóvenes, quienes encuentran la satisfacción de
determinadas necesidades. El consumo constante de ellos, aunado a la
interacción con sujetos afines, refuerza el vínculo entre el joven y el movimiento
82
metalero. Se puede decir que los productos culturales metaleros son un
vehículo de la identidad metalera gestados por agentes creadores de
significados como pueden ser los músicos y medios de comunicación.
Hans Gerth en coautoría con Charles Wright (1980), citados por Lazarrín
(2001), afirman que la construcción que hace un individuo de sí mismo,
requiere de los demás para internalizar las expectativas que tienen de él,
pudiendo hacerlas suyas para encontrarse o diferenciarse de ellos, adquiriendo
un carácter único, específico, y distintivo.
Para Mead, según Lazarrín (2001), cuando el individuo se relaciona con
los demás, forma dentro de sí diversas percepciones o expectativas que otros
le han proferido. A esto le llama identidad socialmente construida. La
construcción identitaria no supone solamente un fenómeno de expresión libre, y
mucho menos pasivo, también es el resultado de una lucha por ser reconocido
por los demás.
El joven metalero, según los lineamientos del interaccionismo simbólico,
ha construido su identidad con la asimilación de significados orientados a que
se asumiera de esta forma, de igual manera, por el contacto que ha tenido con
otras personas similares o distintas a él. Estos incidentes le han afianzado y
siguen haciéndolo dentro de aquel marco de referencia o identidad, para
satisfacer sus expectativas.
83
El fenómeno de la comunicación es claro en esta interacción entre los
individuos en la que circulan varias cargas simbólicas. La convivencia humana
invariablemente refuerza cada estructura cognitiva, es decir, la identidad de
cada persona.
El interaccionismo simbólico, explica la forma en la que el joven que
responde a la identidad metalera ha conformado su identidad como tal.
Siguiendo la lógica de esta teoría, el joven a lo largo de su historial de vida fue
adquiriendo cargas de mensajes emanadas desde distintos agentes sociales,
relevantes para él, en las que sus deseos y expectativas se fueron viendo
reflejados. Su lejanía hacia la identidad mexicana tradicional, y preferencia a la
identidad metalera, se ve condicionada justamente por la efectividad de los
agentes sociales. En el primer caso, los agentes encargados de difundir una
identidad mexicana cuando el individuo era un infante y posteriormente un
adolescente, quizás no tuvieron un fuerte impacto en él por varias razones,
como emitir mensajes confusos, o carecer de una presencia cercana en el
individuo, lo que facilitó que se viera seducido por otras propuestas ideológicas
contenidas en los mensajes emitidos por agentes sociales, en este caso,
propagantes de la identidad metalera.
2.2 Teoría del modelaje o Teoría del aprendizaje social u observacional
No puede negarse que la construcción de significados en las sociedades
actuales se debe en gran medida a los medios de comunicación masiva.
84
Construyen junto a otros agentes sociales, la realidad en la que actúan las
personas. Bajo este sentido, se aplican para comprender este fenómeno de
estudio, las teorías del aprendizaje social y del modelaje, ya que describen el
proceso de asimilación de mensajes emitidos por las fuentes creadoras de
sentido.
La teoría del aprendizaje social u observacional fue presentada en los
años sesenta por el psicólogo Albert Bandura. Para De Fleur “no es
precisamente un informe sobre el aprendizaje que se alcanza como fruto de la
exposición a la comunicación de masas, sino más bien, una explicación general
sobre cómo la gente adquiere sus nuevas formas de comportamiento” (De
Fleur, 1983: 276). Se le denomina como social, porque se encamina al proceso
en el que el sujeto interpreta las acciones que observa en los demás, tomando
de ellas, modelos de respuesta a conflictos o situaciones específicas de su
vida.
La teoría del aprendizaje social se orienta al proceso en el que las
personas adoptan los modelos contenidos en los significados difundidos por los
mensajes de los agentes sociales. La teoría del modelaje, profundiza en
aquellos que sólo emiten los medios de comunicación. En consideración de De
Fleur, el fenómeno que ambas teorías analizan es el mismo, ya que la del
modelaje es una derivación de la del aprendizaje social.
85
La teoría de aprendizaje social como explicación sobre la manera en la
que se adquieren pautas de comportamiento, tiene características en común
con otras teorías también del aprendizaje. Se distingue de otras formulaciones
teóricas, porque se aboca al estudio de aquellos sistemas por los que la gente
aprende y adopta nuevos modelos conductuales, debido al consumo que hacen
de los medios de comunicación, concerniente sobre todo, en la teoría de
modelaje.
“Al igual que otras explicaciones psicológicas, la teoría del aprendizaje
social presupone que la gente establece nuevas conexiones entre las
condiciones de los estímulos concretos que reciben de su entorno y los
modelos estables de acción (que son capaces de seguir) como respuestas
a dichas condiciones” (De Fleur, 1983: 277).
Estas conexiones son firmes en el individuo cuando las reafirma de
manera constante, es decir, que los modelos estables de acción son
apropiados por el sujeto cuando le son funcionales en la situación que los
mismos plantean. De Fleur (1983) señala que las teorías contemporáneas
sobre aprendizaje postulan que este proceso se da de distintas formas,
inclusive si es accidental.
Se puede especular en base a esta teoría, que los jóvenes metaleros se
asumieron bajo esta identidad cultural porque los modelos propagados por los
86
agentes sociales que le dan forma, surtieron un efecto satisfactorio en ellos.
Tales modelos, también pueden ser todos aquellos que surgen de la
socialización que sostiene el joven con otros afines a él. Enfatizando lo que
supone la teoría del modelaje, los modelos metaleros que el individuo ha
interiorizado son aquellos que encontró en los medios de comunicación masiva
como la televisión, el radio, las publicaciones impresas, el cine, y el internet.
Al hablar de la teoría del aprendizaje social, De Fleur acentúa el llamado
condicionamiento operativo, que se refiere a la adquisición de un modelo de
respuesta a través de secuencias de reforzamiento que se desarrollan
inesperadamente. Se puede decir que el joven metalero es reconoce cuando
está en constante cercanía con los modelos que le responden, muchas veces
sin que se percate de ello.
“Si una forma concreta de comportamiento es interpretada por un modelo
(paradigma humano) y se identifica con solución de problemas,
recompensa, o cualquier otra cosa deseable en cuanto a sus
consecuencias, la probabilidad de que un observador cualquiera la adopte
es mayor. Y si la adopción produce realmente consecuencias positivas, es
probable que esta forma concreta persista como una parte más o menos
permanente del repertorio del individuo” (De Fleur, 1983: 279).
87
El lenguaje es un elemento fundamental para que una persona adquiera
esquemas conductuales y de pensamiento a través de su contacto con los
modelos que emiten los mensajes de los agentes sociales. Cuando las
personas emplean un lenguaje común, pueden pensar, recordar e interactuar
con los demás. Bandura (1977) citado por De Fleur dice:
“La capacidad de usar símbolos proporciona a los seres humanos medios
poderosos para hacer frente al entorno. A través de símbolos verbales e
imaginados, la gente procesa y conserva sus experiencias en formas
figurativas que sirven de guías para el comportamiento futuro. La capacidad
de actuar de forma intencionada se enraíza en la actividad simbólica […]
Sin poderes simbolizadores los humanos serían incapaces de pensamiento
reflexivo. Por lo tanto, una teoría del comportamiento humano no puede
permitirse el rechazo de las actividades simbólicas” (Bandura, 1977, cit.
por De Fleur, 1983)
A través del lenguaje puede entenderse cómo los jóvenes metaleros
construyen en lo individual y colectivo, formas únicas de comprender al entorno
que les permiten relacionarse y crear una expresión en común. Su
manifestación, en calidad de subcultura, cuestiona y critica al sistema
establecido a través de símbolos que le son característicos, al tiempo que
propine una alternativa distinta de organización.
88
Al momento en el que el joven, quien ha interiorizado todos aquellos
modelos que promueven la identidad metalera y que lo han hecho visualizarse
dentro de ella, posee una estructura identitaria sólida, toma parte en la creación
de significados del metal mismo. Cuando toma conciencia de sí como metalero,
del grupo al que pertenece y de la forma en la que establece sus relaciones, el
individuo, quien había figurado como receptor de mensajes durante el proceso
constitutivo de su identidad, se convierte también en emisor de cargas
simbólicas metaleras por su relación con otros metaleros y por su estilo de vida
como tal. Este nuevo papel que adquiere es denominado representación social,
concepto empleado que se presenta en las siguientes líneas.
Para el psicólogo francés Serge Moscovici (1979), una representación
social es un proceso en el cual los individuos juegan un papel activo y creador
de sentido. Para él, las representaciones se originan a partir de la interacción
entre las personas y del cúmulo vivencial de cada individuo. Todos estos
factores, dice, permiten la movilidad del sujeto en su contexto social y material.
En otras palabras, una representación social es un vínculo entre construcciones
subjetivas y comportamientos.
Entendiendo a Moscovici, se puede ver que el joven metalero se puede
asumir después de haber solidificado su identidad, como un creador de
significados para sostener el ambiente social en el que se desenvuelve. A
través de la práctica de lo que dicta su parte cognitiva refuerza a la misma, ya
89
que obtiene experiencias placenteras ante lo individual, y al estar con sus
símiles, en lo colectivo.
Denise Jodelet (1986) doctora en psicología social, afirma que tales
representaciones no son de origen genético, son construidas por los grupos
humanos, ya que son adherentes a su naturaleza y a los objetos a los que se
refieren.
“Lo social interviene ahí de varias maneras: a través del contexto concreto
en el que se sitúan los individuos y los grupos; a través de la comunicación
que se establece entre ellos; a través de los marcos de aprehensión que
proporciona su bagaje cultural; a través de los códigos, valores e ideologías
relacionados con las posiciones y pertenencias sociales específicas”
(Jodelet, 1986: 473).
Herbert Blummer y George Mead, estudiosos del interaccionismo
simbólico, reconocen que los fenómenos de representación se originan a partir
de un proceso de comunicación. Se puede decir que las representaciones
instauran un panorama donde las cargas de mensajes sostienen el sistema
creado para su funcionamiento.
Moscovici, citado por María Auxiliadora Banchs (1984), entiende a las
distintas representaciones sociales según tres características. La primera de
90
ellas se refiere al grado de extensión que alcanza una colectividad; la segunda,
a que son el resultado de la expresión de una organización social; y la última, a
que incentivan la formación y orientación de comportamientos.
Para explicar el proceso en el que el joven ya asumido como metalero,
emite mensajes para sostener el movimiento en el cual se encuentra inmerso
junto con similares suyos, se entiende que una representación social es la
expresión particular de lo colectivo, es decir, la emisión personal de la identidad
que se ha asumido y bajo la cual se participa. No se trata de que el joven
reproduzca lo que él ha asimilado en el proceso de construcción de su
identidad como metalero, es la construcción que él mismo hace de toda la
carga de mensajes que en su vida ha ido recibiendo, evidenciando su carácter
activo, creativo, grupal y perceptivo del mundo en el que habita.
“La noción de representación social nos sitúa en el punto donde se
intersectan lo psicológico y lo social. Antes que nada concierne a la manera
en que nosotros, sujetos sociales, aprehendemos los acontecimientos de la
vida diaria, las características de nuestro ambiente, las informaciones que
en él circulan, a las personas de nuestro entorno próximo o lejano. En
pocas palabras, el conocimiento espontáneo, ingenuo, que tanto interesa en
la actualidad a las ciencias sociales, ese que habitualmente se denomina
conocimiento de sentido común, o bien pensamiento natural, por oposición
al pensamiento científico. Este conocimiento se constituye a partir de
91
nuestras experiencias, pero también de las informaciones, conocimientos y
modelos de pensamiento que recibimos y transmitimos a través de la
tradición, la educación y la comunicación social. De este modo, este
conocimiento es, en muchos aspectos, un conocimiento socialmente
elaborado y compartido […] En otros términos, se trata [además] de un
conocimiento práctico” (Jodelet, 1986: 476).
Los procesos supuestos por las teorías del aprendizaje social y del
modelaje, permiten la generación de significados una vez consumada
determinada identidad, compuesta por modelos que los agentes sociales han
difundido en la vida de cada persona. El joven, antes de ser metalero, es un
receptor de la carga simbólica de los agentes que dan forma a dicha identidad,
y una vez asumido como tal, pasa a ser emisor de una expresión social a partir
de su construcción cognitiva propia.
“Las representaciones sociales constituyen modalidades de pensamiento
práctico orientado hacia la comunicación, la comprensión y el dominio del
entorno social, material e ideal.” (Jodelet, 1987: 349).
Dentro de los estudios de la comunicación la teoría del aprendizaje
social, y por ende, la teoría del modelaje, se vuelven útiles para conocer
también la manera en la que una persona analiza el contenido de los mensajes
que recibe, siendo regularmente situaciones dadas que ofertan modelos de
92
respuesta a ellas mismas. En el caso específico de la teoría del modelaje, esto
logra darse comúnmente con los productos audiovisuales.
“Los actores que representan a gente real en los medios audiovisuales, y
cuyas acciones se reflejan en los medios escritos, pueden servir como
modelos a imitar por otros […] los miembros del público que observan
dichas descripciones pueden adoptar, después de haberlo puesto a prueba,
el comportamiento pautado sobre una base más o menos permanente” (De
Fleur, 1983: 276).
La teoría del modelaje establece que los medios de comunicación son
una fuente de modelos o estructuras, que son atractivas y fácilmente
disponibles, donde éstas brindan un sentido de las formas concebibles de
conducta. De antemano, este pensamiento aclara que las personas expuestas
a algún medio de comunicación no adoptarán con toda seguridad el modelo
que se presenta.
Para explicar la adquisición del individuo sobre algún modelo que
encuentra tanto en los medios de comunicación, como en otros mensajes de
determinados agentes creadores de sentido, se denomina a este fenómeno
como proceso del modelaje, que De Fleur (1983) resume en seis puntos.
93
• Un miembro individual del público observa o lee algo acerca de una
persona (modelo) que está representando un modelo específico de
acción en el contenido de los medios.
• El observador se identifica con el modelo, es decir, cree que es como el
modelo, quiere ser como el modelo, o ve al modelo como algo que vale
la pena imitar.
• El observador se da cuenta consciente, o inconscientemente llega a la
conclusión de que el comportamiento observado o descrito será
funcional. Es decir, que la persona acaba creyendo que el
comportamiento conllevará un resultado satisfactorio si se imita de una
forma concreta.
• El individuo recuerda las acciones del modelo cuando las confronta con
las circunstancias pertinentes (la situación del estímulo) y reproduce el
comportamiento como vía de respuesta a dicha situación.
• La realización de la actividad reproducida en situaciones estimuladoras
adecuadas reporta al individuo algún tipo de alivio, recompensa o
satisfacción, lo que provoca la conexión entre los estímulos y las
respuestas modeladas que han de ser reforzadas.
94
• El reforzamiento positivo incrementa la probabilidad de que el individuo
utilice la actividad reproducida como instrumento para responder a
situaciones similares.
Para De Fleur, la formulación de esta teoría se fundamenta en nociones
como identificación y comprensión por parte del individuo, en lo subjetivo de sí.
La presencia de mensajes y el proceso de recepción por parte del individuo,
exaltan el tinte del campo de estudio de la comunicación en lo que muestra esta
teoría. El individuo mismo sabrá con qué modelo podría sentirse identificado y
con cuál no; esto no quiere decir que forzosamente algún modelo específico de
acción tiene que ser empleado o imitado por las personas.
“Lo que sí está claro es que la teoría del modelaje es una formulación muy
prometedora para el estudio de las comunicaciones de masas. Siempre y
cuando no se haga ninguna suposición en el sentido de que, si los medios
de masas modelan el comportamiento, el público lo adoptará como propio
con toda seguridad, será una teoría convincente y capaz de dar cuenta –al
menos- algunas influencias directas o inmediatas –así como indirectas y a
largo plazo- sobre los individuos que están expuestos al contenido de los
medios de comunicación” (De Fleur, 1983: 284).
95
Con lo que establecen las teorías del aprendizaje social y del modelaje y
el paradigma del interaccionismo simbólico, se puede pensar que los
significados presentes en el contexto donde se desarrollan los sujetos, podrían
ser los responsables de construir en cada persona, un aparato cognitivo único
capaz de satisfacer inquietudes personales; así mismo de conformar
imaginarios y posturas definidas sobre todo aquello con lo que no concuerdan.
2.3 Teoría de los lazos sociales
Para explicar cómo son las relaciones humanas ante la interacción de
mensajes que construyen la realidad social, resulta útil la presencia de la teoría
de los lazos sociales de Tönnies, en la que se presentan dos tipos de
relaciones que establecen los individuos según su entorno social: la
Gemeinschaft, en comunidades pequeñas, y la Gesellschaft, en grandes
centros urbanos.
Esta teoría fue propuesta en 1887 en Alemania por Ferdinand Tönnies,
primeramente como un análisis sociológico sobre la organización humana tanto
en sociedades rurales como en las nacientes sociedades industrializadas.
Profundiza en los vínculos que extienden las personas según las características
de las sociedades que habitan.
La utilidad de esta teoría sigue vigente en el año 2007, porque estudia la
generación de nexos humanos según la realidad social que habitan. Tönnies
96
estudió la manera en la que se origina la convivencia humana, siendo ésta por
afinidad, tradición, y afectividad, o por convenio y necesidad. Sin importar
tiempo o geografías, estos factores atañen el espectro de las relaciones
humanas.
La teoría de los lazos sociales describe los vínculos humanos en un
contexto cambiante como el de la Revolución Industrial, en el que la tecnología,
la economía y la política, mermaron fuertemente la convivencia social. El
nacimiento de las sociedades industriales trajo consigo constantes
movilizaciones hacia los centros urbanos, que desencadenarían nuevas formas
de concebir al mundo por el choque de tradiciones diversas.
Si se compara el entorno descrito con el presente no resulta del todo
diferente. Con la globalización, la movilización humana sigue siendo un
fenómeno contundente, lo mismo que el desarrollo tecnológico y sus
repercusiones en otras esferas de la vida pública, específicamente en las
dinámicas de convivencia social. La teoría de los lazos sociales de Tönnies aún
podría tener validez, pues describe dos tipos de relaciones humanas, que
toman como base el vínculo entre individuo y entorno.
En el análisis de Tönnies, cuyo título es Gemeinschaft und Gesellschaft,
se abordan dos tipos de relación. Uno de ellos es la que su autor, según De
Fleur (1983), denomina Gemeinschaft, término que hace referencia a la relación
97
que permite un fuerte vínculo entre las personas, ya sea por parentesco,
tradición, amistad u otro factor cohesivo. Tal estructura ve al individuo dentro
del alcance de fuertes sistemas de control social.
“La idea de la Gemeinschaft aparece mejor ilustrada sugiriendo algunos de
los tipos de vínculos interpersonales que se incluyen en ella. Los lazos y
sentimientos entre los miembros de una familia normal ofrecen un ejemplo.
Pero la idea va más allá de los confines de la familia. Los integrantes de
una aldea en particular, o incluso, los de alguna pequeña sociedad, se
caracterizan con la palabra Gemeinschaft” (De Fleur, 1983: 203).
Este tipo de relación, se produce cuando las personas comparten rasgos
muy cercanos como la familia o porque viven en un contexto en el que se
desempeñan de manera profundamente integrada. De hecho, De Fleur,
menciona que en la mente del individuo puede existir este tipo de relación, es
decir, cuando las personas se confiesan mutuo respeto, mantienen en
compañía, las tradiciones, costumbres y demás prácticas de identidad del
grupo al que pertenecen, o por las creencias que dan soporte a su existencia.
Estos factores, determinan una arraigada organización social.
En el análisis presentado por Ferdinand Tönnies, se ve a la
Gemeinschaft como un “sentimiento recíproco y vinculante […] que mantiene
juntos a los seres humanos como miembros de una totalidad” (Tönnies ct. De
98
Fleur, 1983, 203). Esta totalidad puede ser referida con figuras como la familia,
el grupo de amigos, la colonia donde se vive o incluso, una sociedad pequeña.
El joven que se asume como metalero logra mayor afinidad con aquel
que también se visualiza de dicha forma. Ambos, al interactuar con más
individuos que comparten sus inquietudes, gustos y deseos, pasan a forjar un
lazo social fuerte, de cercanía e identificación. Este lazo que los jóvenes
establecen entre sí, acorde a esta teoría, es el Gemeinschaft. Con la teoría de
los lazos sociales de Tönnies, se pueden explicar los vínculos sólidos y fuertes
que mantienen unidos a los jóvenes metaleros; tales vínculos, recurriendo a lo
estipulado por el interaccionismo simbólico, refuerzan la carga de significados
que da sustento a su identidad como metaleros, así como al movimiento social
que construyen.
Conforme al crecimiento de las sociedades, las relaciones Gemeinschaft,
en experiencia de Tönnies quien presenció la transición entre lo rural y lo
industrializado en su país, no se extienden a nivel macro. En las grandes
concentraciones humanas, como la de la ZMG, este tipo de relaciones se
limitan a pequeños círculos en la vida de cada persona. Para esas sociedades
grandes, imperan las relaciones de tipo Gesellschaft.
La Gesellschaft, en la que se coloca al sujeto dentro de un sistema
impersonal y anónimo, en el que la relación que comparte con la mayoría de las
99
personas de dicho sistema, se realiza por medio de lo que Tönnies llama,
citado por De Fleur (1983), “contratos”. En ellos, todas las partes involucradas
se comprometen a cumplir obligaciones específicas entre sí. Este tipo de
relaciones, son muy propias de las sociedades que cuentan con créditos
complejos, mercados mundiales, grandes corporaciones y una compleja
división del trabajo.
“La condición esencial de la relación social en una Gesellschaft es el
contrato. Éste, en su sentido más amplio es una relación social voluntaria,
convenida racionalmente, donde ambas partes se comprometen a cumplir
obligaciones específicas entre sí, o a cederse ciertos bienes si se rompe el
contrato. El contrato es una relación formal (a menudo escrita, y siempre
respaldada por mecanismos impersonales de control social), mientras la
relación social de la Gemeinschaft es informal” (De Fleur, 1983: 204).
En el Gesellschaft, las esferas de actividad de los seres humanos están
claramente separadas, por lo que cada uno rechaza el contacto y la admisión
de su esfera propia. Las intrusiones son percibidas como sucesos hostiles. Las
relaciones son mediadas y establecidas por contratos, nadie quiere conceder o
producir algo para los demás. Los sujetos a diferencia de la primera estructura,
no son tratadas por sus peculiaridades personales, son valorados por el grado
en el que puedan mantener su parte en las obligaciones contratadas.
100
Una sociedad compleja como la mexicana de la ZMG, inmersa desde el
contexto latinoamericano de las comunicaciones y los mercados globales,
donde cada vez existe una alta competitividad entre sus componentes y una
enorme estratificación del trabajo, genera inevitablemente, que las relaciones
entre los sujetos, sean bajo lineamientos de contrato.
Los jóvenes metaleros al no poder aislarse de la sociedad con la que
están inconformes, a pesar de que conforman un movimiento subcultural crítico
a la lógica dominante, presentan relaciones del tipo Gesellschaft según lo
estipulado por Tönnies, sin embargo, su interacción con el entorno a través de
normas establecidas no es del todo exitosa si llegan a percibir hostilidad por
parte de los demás.
La relación que un joven metalero mantiene con otros sujetos que no lo
son, puede por un lado reforzar su identidad, que le proporciona esa bandera
de unicidad y diferencia ante el resto; e incluso descubrir puntos en común que
permitan una sana y respetuosa comunicación con el diferente.
De Fleur, señala que las relaciones que describe son mostradas a
manera de contraste para comprender los fines teóricos que cada cual aporta.
No puede ser determinante la dinámica social en una u otra. La Gesellschaft se
hace presente al momento de interactuar en actividades competitivas y
contacto con los otros componentes sociales, la Gemeinschaft en aquellos
101
círculos donde el individuo siente identificación y cercanía con personas que le
parecen afines.
La teoría de los lazos sociales de Tönnies devela la trascendencia de las
relaciones humanas en el proceso de construcción de significado; éstas
contribuyen concretamente a que el joven metalero adquiera, refuerce y emita,
las cargas simbólicas que dan origen a su identidad. Con las relaciones de tipo
Gemeinschaft, el joven junto a sus similares, refuerza su identidad al compartir
acciones y deseos comunes; así mismo, con las de tipo Gesellschaft, entra en
contacto con el o los diferentes, con quienes se reafirma su postura e interactúa
bajo condicionantes determinadas.
2.4 Teoría de la diferenciación social
Para comprender esta teoría, es necesario remontarse al debate
científico que incitó a indagar sobre por qué las personas son distintas unas de
otras así como la manera en la que los seres humanos adquieren conocimiento.
La interrogante fundamental fue descubrir si la estructura cognitiva de cada
persona, es el resultado de la influencia del entorno social, o bien, es producto
de la carga genética.
En un primer momento, varios estudiosos de la psicología, partieron de
la premisa de que la estructura corporal influía en el comportamiento; se pensó
a principios del siglo XX, como refiere De Fleur (1983) que la conducta humana
102
estaba estrechamente vinculada con la fisiología de cada cual; en otras
palabras, las capacidades y las expectativas individuales eran heredados de
padres a hijos. A esta relación entre conducta y naturaleza se le denominó
como instinto. El ser humano compartía con los demás animales, motivaciones
parecidas que derivaban en pautas conductuales.
En contraparte, existía otro grupo de investigadores que insistían en que
las personas adquirían sus peculiaridades, según el entorno en el que se
encuentran. La premisa fundamental de esta otra postura es que el entorno
social determina la directriz que cada individuo, perteneciente a él, recorre
durante su vida. A través de la adquisición, el ser humano, estaba construido de
hábitos, capacidades y normas.
Al transcurrir el tiempo, De Fleur (1983) hace mención de que la segunda
postura de tal debate, fue mayormente aceptada. Respecto a la analogía entre
humanos y animales, en la psicología se desarrolló una vertiente en la que, por
medio de la experimentación y estudio con animales, se comprendería el
fenómeno en el que el individuo se ve teñido por la influencia social. El objeto
de estudio sería entonces, la forma en la que se va construyendo aquella
estructura cognitiva individual en base a los estímulos provenientes del exterior
y los resultados que tal construcción tiene en la persona. A esta vertiente se le
llamó psicología del aprendizaje, que sería incluso, potenciadora del área de la
comunicación en este fenómeno.
103
“Esta psicología del aprendizaje, iba a ser, por último, de vital importancia
para el estudiante de los efectos de las comunicaciones de masas. Los
medios de comunicación eran mecanismos a través de los cuales, se
transmitían ideas a enormes masas de personas que constituían su
audiencia. Parecía evidente que estas ideas producirían cambios en la
organización psicológica (estructura cognitiva) de aquellos que recibían los
mensajes. Este aprendizaje alteraría, a su vez, su comportamiento” (De
Fleur, 1983: 229).
Esta postura, dentro del campo de la comunicación, no sólo contribuye a
comprender el fenómeno en el que las audiencias reciben los mensajes,
también implicaría aquellas situaciones cotidianas donde el fenómeno
comunicativo está más que presente, como es el caso de la interacción entre
las personas.
Esta psicología del aprendizaje, cuya característica era la
experimentación con animales para entender el condicionamiento social en el
individuo, suponía que los animales podían, mediante un proceso de
aprendizaje, adquirir de su entorno pautas de comportamiento ajenas a su
biología propia. Así mismo, los estudiosos de esta vertiente encontraban que
los procesos característicos de los animales también podían encontrarse en los
seres humanos. Tal es el experimento que realizó el fisiólogo ruso Ivan Pavlov
que De Fleur describe a continuación.
104
“…justo después del inicio de nuestro siglo, un fisiólogo ruso llamado Ivan
Pavlov realizó algo con animales que parecía casi imposible en aquel
tiempo. Fue capaz de relacionar una norma conductual que era parte de la
actividad natural del perro (salivación) con un estímulo completamente
extraño a la misma (un timbre). Es muy probable que ningún perro, en su
entorno natural, hubiera salivado jamás como respuesta al sonido de un
timbre, pero el experimento de Pavlov conectó ambos según un modelo de
hábito estable.” (De Fleur, 1983: 231).
A partir de estos experimentos, y superado dicho debate, varios
científicos sociales, sobre todo los psicólogos, se dieron a la tarea de seguir
investigando. Al paso de los años aparecieron varias teorías acerca del
aprendizaje, incluso de forma mayormente especializada, donde no sólo se
incluía el condicionamiento operativo, se agregaban además, propuestas como
el aprendizaje social, el verbal y el cognitivo por medio de la creación de
modelos. De Fleur menciona que el constante estudio sobre la forma en la que
los humanos adquieren conocimientos, devela la trascendencia de la sociedad
en el moldeado de la individualidad.
“Al margen de cuáles sean los principios sobre el aprendizaje que se
acaben considerando correctos para los seres humanos, este aspecto
esencial desarrollado por los psicólogos mostró por qué las personas, en
una sociedad determinada, tienen una constitución psicológica tan distinta
105
unas de otras. Aunque todos los individuos heredan una dotación biológica
que les proporciona potenciales de desarrollo diferentes, sus pautas de
comportamiento se modifican de mil maneras, debido a lo que aprenden de
su sociedad y cultura.” (De Fleur, 1983: 232).
Con esto se explica que el fenómeno de estudio de esta tesis, revela que
la identidad se construye a partir de las experiencias individuales en el entorno
social y de los mensajes que éste emite. La relación entre las identidades
mexicana tradicional y metalera, se entiende con el historial del joven metalero.
Su identificación como tal hacia las fiestas y costumbres de la identidad
mexicana tradicional, está sujeta al proceso de modelado que vivió en su
contexto particular, en el que convergieron cargas simbólicas de distinto calibre.
Las del metal, por su asimilación identitaria, fueron al parecer las de mayor
éxito.
Ninguna persona logra ser igual que otra a pesar de radicar en el mismo
espacio social. Cada una asimiló de manera distinta las cargas de significados
que recibió de la sociedad. Con esto se logra reconocer el impacto que la
sociedad tiene en la construcción interna del individuo; sin embargo, el tipo de
mensajes y la manera de apropiarlos, puntualiza la diferencia de una persona
con otra. Incluso, acorde a esta teoría, un metalero no puede ser igual a otro, a
pesar de que se asuman bajo esta identidad cultural, gusten de la misma
música, e integren a este movimiento.
106
De Fleur (1983) refiere que al reconocerse la relevancia que tiene la
sociedad en el proceso del aprendizaje, surgió un nuevo foco de estudio. Este
nuevo ámbito fue denominado motivación, en el cual, siguiendo con los
experimentos con animales para comprender este fenómeno humano, se
ofrecieron distintos tipos de recompensas y satisfacciones, o dado el caso, se
recurrió a sufrimiento y privaciones. Las conclusiones de estos experimentos
apuntan a que los motivadores que incitan a la conducta humana, pueden ser
de dos tipos, los de orden físico, y sobre todo, los de tipo adquirido.
Los motivadores adquiridos, llevan a que las personas necesiten
determinadas sustancias, situaciones o experiencias para actuar de manera
específica. A través de las motivaciones, distintas en cada persona debido a su
particular historial de vida, producen la diferenciación de unos y otros,
compartiendo aún así, elementos y características en común.
Por consiguiente, el joven metalero está orillado por varias motivaciones
de índole personal, al momento en que decide asumirse como metalero, así
como al reafirmar su pertenencia a tal movimiento. Tales motivaciones, generan
a su vez, satisfacciones en el individuo.
Con estos estudios, constata De Fleur (1983), los investigadores sociales
desarrollaron nuevas puntas de lanza. Muchos de ellos insistían en que las
personas tenían sistemas motivadores profundos y de carácter universal que
107
eran heredados de una generación a otra. Para los años veinte del siglo
pasado, esto exaltó aún más la importancia de la socialización, la
culturalización y el aprendizaje como forjadores de la personalidad.
Este nuevo enfoque llevó a que los científicos se deshicieran del término
instinto, para cambiarlo por el de actitud. Este nuevo concepto respondía,
según De Fleur, como producto neto del aprendizaje; a su vez, remarcaba más
las diferencias entre las personas por medio del aprendizaje, en lugar de las
similitudes ocasionadas por la composición biológica.
El campo de estudio de la comunicación entra en contacto con este
planteamiento justamente en la Segunda Guerra Mundial, cuando se creía que
los mensajes de los medios masivos de comunicación moldeaban las actitudes
de las personas. Es de notar que los primeros estudios de la comunicación,
invariablemente estaban relacionados con la presencia de los medios, y que
dejaban de lado manifestaciones donde la comunicación entre los humanos no
requería de los medios masivos.
“El papel de las diferencias individuales en el modelado de respuestas
dirigidas a las comunicaciones de masas fue la formulación orientadora más
importante para la investigación relacionada con los medios, desde pocos
antes de la segunda guerra mundial hasta bien entrados los años sesenta.
La idea básica era que las diferencias individuales en la estructura
108
psicológica o cognitiva de los miembros del público eran factores clave para
determinar, tanto su atención a los medios como su comportamiento ante
los temas y objetos que aparecían ante ellos.” (De Fleur, 1983: 236).
Esto deja entrever que las maneras de apropiación de mensajes en cada
persona son exclusivas de ellas, como lo es también la asimilación que hacen
de los mensajes que emiten los agentes sociales. Esta unicidad es posible
pues, a que cada ser humano posee una maquinaria cognitiva irrepetible.
Los agentes creadores de significados encargados de difundir una
identidad colectiva encaminada a la cohesión social, en el caso de la sociedad
mexicana, muy posiblemente no están teniendo la respuesta esperada en
algunos sectores, ya que no se está tomando en cuenta lo que comenta esta
cuarta teoría, no se están generando mensajes específicos para grupos de
personas con características únicas. Como resultado de ello, aparecen grupos
sociales que no asimilan su identidad mexicana, ya que la misma no ha sido
interiorizada por ellos de forma exitosa, permitiendo consecuentemente que
otras identidades culturales tengan mayor arraigo en los sujetos.
De Fleur (1983) indica que el interés de la comunicación respecto a las
diferencias individuales, está estrechamente ligado al desarrollo de la
publicidad a gran escala. Los grupos poderosos a lo largo del siglo XX, se han
visto en la necesidad de convencer al resto, de los beneficios de determinados
109
productos. Tal es el caso de campañas políticas, programas de interés social, e
incluso, negocios particulares. Se recurrió entonces a las diferencias
individuales para elaborar mensajes específicos a cada sector.
“Así pues, antes de diseñar una campaña de persuasión, se tenían que
identificar las características cognitivas específicas de los distintos tipos de
gente a los que se iban a dirigir los mensajes y, para hacer que un mensaje
fuera más eficaz, había que encajar los atractivos, argumentos, eslóganes y
otros aspectos, en un contenido que pudiera atraer la atención de este
segmento concreto de la audiencia” (De Fleur, 1983: 237).
De Fleur destaca que estas ideas bien pudieron realizarse antes de los
años treinta; sin embargo, afirma que no se tenía este conocimiento científico
sobre las diferencias individuales para elaborar mensajes acordes al receptor
deseado. La teoría de las diferencias individuales se apoya en estudios de
grandes comunidades, y soslaya la estructura psicológica del individuo para
analizar la estructura social de la sociedad industrial.
La teoría de la diferenciación social, como producto del desarrollo
descrito en este cuarto apartado, reconoce que los seres humanos presentan
diferencias unos de otros pero que al agruparse según los elementos que
comparten, presentan cuadros de comportamiento similares. De Fleur, en esta
teoría, pondera que las personas en las sociedades actuales, no son anónimas,
110
homogéneas y mucho menos antisociales, sino que tienden a reunirse con
aquellos con los que tienen rasgos comunes, entre ellos, la religión, clase
social, identidad étnica, residencia, e ideología.
De Fleur (1983) comenta que con la aparición de la sociedad industrial,
algunos investigadores sociales, establecieron que las relaciones entre los
humanos eran menos estrechas a diferencia de los preservados en contextos
rurales. Autores como Comte, Spencer, Durkheim e incluso el mismo Tönnies,
enfocados al análisis de las relaciones humanas durante la industrialización,
estipularon tal sentencia. Para las sociedades actuales, el autor, dibuja un
panorama equilibrado respecto a las relaciones humanas. Reconoce que el
individuo puede funcionar bajo relaciones que Tönnies denomina Gesellschaft,
sin soslayar las del tipo Gemeinschaft. La diferencia radica en la socialización
grupal en la que el individuo se ve envuelto.
La diversidad de grupos humanos en la sociedad globalizada se debe a
múltiples razones como la urbanización, la modernización, la estratificación, las
migraciones constantes, la división del trabajo y la movilidad social en aumento.
Factores de este tipo, incentivaron la creación de sociedades complejas con
relaciones igual de complejas entre sus componentes.
Las personas hoy en día mantienen relaciones según varios factores. La
urbanización originó la aparición de grandes centros poblacionales con clases
111
sociales que los sostenían; así mismo, la modernización, permitió el desarrollo
de tecnología e industria, lo que redefinió usos y costumbres entre personas
que provenían de distintos lugares.
“Debido a los enormes cambios sociales indicados anteriormente, las
sociedades industriales urbanas, y en particular las del hemisferio
occidental, desarrollaron estructuras sociales sumamente diferenciadas […]
La gente constituye categorías sociales numerosas y distintas cuando la
clasificamos en base a las características compartidas específicas.” (De
Fleur, 1983: 242).
Si bien es cierto que cada persona tiene maneras particulares de
apropiación de mensajes, lo que les hace ser diferentes de unos y otros,
también lo es que las personas construyen su marco de referencia en modelos
y representaciones contenidos en mensajes difundidos por agentes sociales
específicos y relevantes en su experiencia, para crear grupos de interacción a
partir de él. En ellos, las personas con características afines, en este caso los
metaleros, llevan a cabo acciones orientadas al reforzamiento de su identidad
individual y colectiva.
Con la teoría de la diferenciación social, se puede comprender la manera
en la que los metaleros, unificados como grupo en el que llegan a suscitarse
fricciones entre sus miembros, pueden actuar en el complejo espectro social, y
112
más aún por su calidad de grupo subcultural que cuestiona y critica la dinámica
imperante pero que no la confronta de forma contundente.
2.5 En conclusión
Este último apartado exalta a manera de síntesis, la relación que
establecen el paradigma del interaccionismo simbólico, las teorías del
aprendizaje social u observacional y del modelaje, la teoría de los lazos
sociales y la teoría de la diferenciación social, para explicar el fenómeno de
estudio de la presente investigación.
La identidad del joven metalero, a partir de lo que establece el
interaccionismo simbólico, puede ser entendida como el resultado de la
asimilación que ha venido haciendo el sujeto, consciente e inconscientemente,
de los modelos y representaciones contenidos en las cargas de mensajes
emitidas por los agentes sociales más relevantes de su contexto personal.
La teoría del aprendizaje social supone la forma en la que el joven
interiorizó las cargas simbólicas a partir de sus relaciones sociales más
trascendentes, porque le ofertaron paradigmas funcionales ante situaciones con
las que pudo identificarse. Por su parte, la del modelaje, la apropiación de
paradigmas difundidos por los medios.
113
Tejiendo estos tres postulados teóricos, se sospecha que la identidad del
joven metalero se originó de todos aquellos mensajes con los que se identificó
venidos tanto de relaciones humanas como de los medios. La participación del
individuo en este proceso es constante, ya que independientemente de poseer
una identidad sólida, refuerza la maquinaria subjetiva que le da forma.
En contraste, se puede especular que todos aquellos mensajes con los
que el joven no se identificó, conformaron un imaginario sobre aquel agente
social que los emitió o sobre el significado que propagaban. El metalero
construyó con todos esos mensajes que no resolvieron sus inquietudes, una
postura conductual e ideológica lejana e indiferente a ellos. Eso podría ser la
razón del por qué no se identifica con las festividades y costumbres mexicanas
tradicionales, y desde luego, con la cultura mexicana en general.
Es de remarcar que el interaccionismo simbólico prepondera la
convivencia entre las personas como valuarte para ratificar tanto modelos o
representaciones, como la creación, consolidación y emisión de cargas
simbólicas compartidas. La teoría de los lazos sociales justamente tiene cabida
bajo esta situación, pues detalla los tipos de relaciones entre los individuos,
para determinar los flujos de mensajes.
La teoría de la diferenciación social permite comprender la dinámica
social a partir de los grupos. Supone que al interior de éstos se viven relaciones
114
estrechas que los sostienen, ya que sus miembros comparten características
similares; mientras que al exterior, cada grupo tiene un lugar diferenciado
gracias a sus aportaciones.
Con la relación entre las teorías de los lazos sociales y la diferenciación
social, se puede establecer que los jóvenes metaleros mantienen relaciones del
tipo Gemeinschaft al interior del grupo, ya que su cohesión se fundamenta en
ideología, estilo de vida, productos culturales identitarios, y desde luego en sus
relaciones interpersonales. Al exterior del mismo, establecen relaciones del
tipo Gesellschaft ya que al no estar aislados, deben convivir con los que son
diferentes a ellos. Su indiferencia hacia la cultura mexicana tradicional podría
atribuirse a la poca o mala influencia de sus relaciones sociales encaminadas a
enraizar cargas simbólicas orientadas a instituir un apego hacia lo mexicano.
Las teorías aquí presentadas y la vinculación que se hace de ellas, son
tomadas por este trabajo de investigación para explicar integralmente, como
resultado del interés científico, el desenvolvimiento de una manifestación social,
y sobre todo juvenil, en este momento histórico.
Encaminar los esfuerzos científicos, académicos, educativos, e
intelectuales, en fenómenos como el de la conformación de identidades
culturales, el desapego a las culturas tradicionales, la hibridación sociocultural
que alcanza dimensiones globales, o el surgimiento de distintas expresiones
115
juveniles notorias en sociedades como la de la ZMG, requiere de trabajo y
coordinación entre todas las ramas de las ciencias sociales; si bien es
aceptable que cada campo de estudio exalte su óptica particular, también debe
ser el apoyo que puede encontrarse en las otras áreas de estudio.
Abordar fenómenos como el que presenta esta investigación en la
actualidad, donde se vive un constante interaccionismo simbólico que rebasa
fronteras lingüísticas, físicas, económicas e incluso políticas, requiere de alta
sensibilidad científica e investigativa. Es necesario comprender el
desenvolvimiento social como el resultado de construcciones netamente
simbólicas, no como el producto de procesos biológicos, históricos o
territoriales, que sí bien inciden de gran manera, no son del todo determinantes
en lo que respecta a grandes centros urbanos.
Este conjunto de teorías, es realizado precisamente con la intención de
entender, desde la comunicación un proceso clave y fundamental para concebir
la estructuración existencial de un grupo de jóvenes, con la que hacen frente a
una sociedad en la que su arraigo es por demás dudoso. El campo de estudio
de la comunicación, está aquí, para seguir forjando un área de trabajo en la que
hace falta su presencia y en la que indudablemente, puede hacer prácticas
aportaciones, tanto teórica como socialmente.
116
El investigador social, sea de la rama que sea, tiene el enorme
compromiso en el umbral de este siglo, de retomar el conocimiento gestado
hasta la actualidad para aplicarlo interdisciplinaria y metacognitivamente en la
comprensión del fluctuante espacio social. Como estudiosos de la
comunicación, vale la pena recordar que el origen de dicha rama de estudio fue
posible gracias a la complementariedad de varias ciencias sociales, para con
más razón trabajar por ese enfoque interdisciplinario que no sólo necesita la
comunicación, sino todas las ciencias del conocimiento humano.
117
Argo ha surcado al Mar Negro
Las argonáuticas metodológicas en la investigación
3.1 Elaboración de reactivos
3.2 Selección de participantes a entrevistar
3.3 Contacto con candidatos
3.4 Aplicación de entrevista
3.5 Seleccionar información
3.6 Interpretación de información
118
Argo ha surcado al Mar Negro
Las argonáuticas metodológicas en la investigación
“No se nace joven, hay que adquirir la juventud
Y sin un ideal, no se adquiere”
José Ingenieros (1877 - 1925)
Filósofo y psicólogo argentino
El trabajo científico sobre la cotidianidad social requiere de un enfoque
que facilite su organización y le proporcione además, un marco de estudio único
y útil para que el investigador social se guíe frente a los obstáculos que pueda
encontrar en su estudio. Tomas S. Kuhn señala que “un paradigma representa
una ‘matriz interdisciplinaria’ que abarca generalizaciones, supuestos, valores,
creencias y ejemplos corrientemente compartidos de lo que constituye el interés
de la disciplina” (Kuhn, 1970, 181-187).
Este capítulo tiene como finalidad detallar la metodología aplicada en
esta investigación para obtener la información necesaria que clarifique el
fenómeno de estudio; así mismo, determinar los lineamientos académicos y
científicos bajo los cuales debe ser entendida.
119
Ante esta necesidad, el presente trabajo de investigación se concibe
desde el paradigma cualitativo porque facilita el desarrollo de estudios como
éste, preocupados en conocer fenómenos concretos y existentes en la realidad
social. Las características de este paradigma, según Thomas Cook (1986) son:
• Está interesado en comprender la conducta humana desde el propio
marco de referencia de quién la lleva a cabo.
• Su observación es naturalista, no tiene control.
• La perspectiva con la que aborda el fenómeno de estudio, se realiza
desde su interior.
• Está fundamentado en la realidad, orientado a los descubrimientos.
• A diferencia del cuantitativo que está encaminado a los resultados, se
enfoca en el proceso.
• No es generalizable, sus estudios son casos únicos.
Se recuerda que el objetivo fundamental de este estudio es conocer la
relación existente entre dos procesos de comunicación consumados. El
parámetro que dejará conocer la relación entre ellos, es la identificación del
joven metalero de entre los 20 y 24 años, habitante de la ZMG con las
costumbres y festividades de la identidad mexicana tradicional. En otras
palabras, se desea conocer si el joven que se asimila como metalero se
reconoce también como mexicano.
120
Acorde a lo que establecen Maycut y Morehouse (1994), citados por
Bernardo Carrasco y Fernando Calderero, la investigación cualitativa permite
mayor interacción del investigador con los participantes de algún fenómeno
social.
“La investigación cualitativa pretende describir e interpretar los fenómenos
educativos, como parte de los fenómenos sociales, estudiando los
significados e intenciones de las acciones humanas desde la perspectiva de
los propios interesados. Se sirve de las palabras, de las acciones y de los
documentos orales y escritos para estudiar las situaciones sociales tal y
como son construidas por los participantes” (Maycut, Morehouse cit. por
Carrasco, Calderero, 2000:94).
Debido a la esencia social de este trabajo, el paradigma cualitativo es el
enfoque más conveniente para tratarlo y elaborar desde él, una interpretación
de la realidad. Comprender científicamente al fenómeno social que originó esta
labor investigativa, generará conocimiento de primera mano que permita
comprender los factores que en él inciden, así como el resultado de todos ellos.
La mayor característica del paradigma cualitativo, conforme a lo revisado,
es la posibilidad de formular una reflexión científica desde la práctica, es decir,
desde un contacto con la realidad. En el caso de esta investigación, la realidad
de los sujetos de estudio no sólo está integrada de hechos observables y
121
externos, sino de una serie de significados, símbolos, y representaciones
provenientes de ellos mismos, que centran el interés de la acción científica.
Gracias a esta particularidad se concibe a esta tesis como un estudio de arraigo
cualitativo.
Para Roberto Hernández Sampieri (1998) con el paradigma cualitativo
pueden realizarse tres tipos de estudio. Esta clasificación depende de la
manera en que cada uno obtiene y registra información durante el desarrollo de
una investigación. El primer nivel corresponde a los estudios exploratorios,
aquellos que se realizan cuando el objeto de estudio es poco conocido o que no
se haya investigado con anterioridad. El segundo pertenece a los estudios
descriptivos, cuya finalidad es conocer al fenómeno de estudio a través del
análisis de las variables que en él inciden. Y finalmente, los estudios
correlaciónales, que pretenden medir el grado de relación existente entre dos
conceptos vinculados para explicar el fenómeno que ambos provocan.
Por sus características, esta investigación pertenece al rubro de los
estudios descriptivos, pues como su nombre lo indica, se limita sólo a presentar
las circunstancias actuales del fenómeno de estudio. Los elementos que
analiza son los dos procesos de comunicación consumados anteriormente
referidos, el desempeño del joven autodefinido como metalero, sus discursos
acerca de las culturas mexicana y metalera, y el impacto de los agentes
sociales que han incidido en el proceso constitutivo de identidades.
122
Entender este estudio como de tipo descriptivo, facilitará la comprensión
de un fenómeno que se desarrolla lentamente durante años, al fijar la acción del
investigador en su resultado. En este sentido, la tesis quiere conocer la
magnitud de un proceso resuelto, así como las circunstancias que inciden en él
actualmente.
“En un estudio descriptivo se selecciona una serie de cuestiones y se mide
cada una de ellas independientemente, para así (válgase la redundancia)
describir lo que se investiga” (Hernández, 1998: 60).
Los estudios descriptivos se dedican a mostrar diversos aspectos,
dimensiones o componentes de un fenómeno determinado a estudiar.
Hernández (1998) afirma que el investigador social debe ser capaz de definir
qué es lo que va a describir, a quiénes y de qué manera va a hacerlo.
Hernández cita a Dankhe (1986), quien dice que “la investigación descriptiva
requiere considerable conocimiento del área que se investiga para formular las
preguntas específicas que busca responder” (Dankhe cit. Por Hernández,
1998).
Son varias las herramientas que permite utilizar este paradigma; sin
embargo, dadas las condiciones del tema que se maneja, se optó por la
entrevista de profundidad porque facilita la interacción con los protagonistas del
fenómeno estudiado.
123
Según Patricia Balcázar (2006) una entrevista de profundidad es un
conjunto de cuestionamientos que reclaman el conocimiento, detallado,
exhaustivo, y profundo, de un tema específico. Reconoce que esta es una de
las herramientas más utilizadas en el campo de las ciencias sociales, porque
reúne vasta información, además, su aplicación y procesamiento son de relativa
facilidad.
“Cabe subrayar que las entrevistas a profundidad permiten conocer a la
gente lo bastante bien como para comprender lo que quieren decir, y crear
una atmósfera en la cual se exprese libremente. Mediante las entrevistas, el
investigador hábil logra por lo general saber de qué modo los participantes
se ven así mismos y a su mundo, obtiene a veces una narración precisa de
acontecimientos pasados y de actividades presentes, y casi nunca pierden
con exactitud la manera en la que un informante actuará en una situación
nueva” (Balcázar, 2006: 65).
Balcázar (2006) enlista de la siguiente manera, las características más
relevantes de esta herramienta metodológica:
• Está basada en la comunicación verbal
• Es estructurada, metódica y planificada
• Se complementa con un guión o cuestionario
• Es un procedimiento de observación
124
• Su fin es acopiar información
• Su uso es de selección, diagnóstico, terapéutico, o encuesta.
• Se da una relación asimétrica entre entrevistador y entrevistado
• Existe una influencia bidireccional entrevistado-entrevistador
La aportación más sobresaliente de la entrevista de profundidad, según
Balcázar, es la reevaluación del espacio inconsciente de la vida diaria que
surge al momento en que los individuos entrevistados se autodescubren y
analizan su entorno social.
“La virtud de la entrevista cualitativa es que abre las puertas de la vida
ordinaria al extrañamiento subjetivo de lo propio como ajeno extraordinario,
a la luz impredecible de una conversación banal” (Balcázar, 2006: 66).
Las entrevistas de profundidad se realizan sólo con una persona, y
dependiendo del tema y de lo que se espera de las preguntas, se instaura su
duración. Para aplicarla como herramienta metodológica, se necesita que el
entrevistado cuente con un clima de confianza para que exprese libremente sus
intereses informativos, creencias y deseos. Bajo esa atmósfera de confidencia,
el científico social debe adoptar un rol ajeno al de investigador, debiendo
interactuar con el entrevistado a manera de alumno.
125
“El investigador, con su realidad, quiere acceder a la realidad informante, y
por ello debe adoptar una actitud de alumno, de ignorancia cultural, de
estimulación constante, de confiabilidad, etc. La realidad del informante
debe ser como un maestro; es decir, sentirse confiado y motivado para
mostrar su ‘realidad’. En ese sentido, el entrevistador debe estar dispuesto
a aprender un ‘nuevo lenguaje’, el del informante” (Balcázar, 2006: 66).
Balcázar (2006) menciona que la guía de preguntas diseñada para el
momento de la entrevista, no debe en ningún momento ser inducida. Su
cometido es, en todo caso, acceder a los significados propios de la persona
entrevistada. Puede ser considerarse como ventaja el que el entrevistado
exprese su individualidad sin tener la presión del grupo al que pertenece; caso
contrario en el grupo focal, que no recaba una versión individual, sino la de una
comunidad determinada en base a una experiencia compartida.
Después de haber abordado la esencia de esta investigación de acuerdo
a lo que establece la disciplina en investigación, se presenta a continuación
paso a paso, las jornadas que conformaron el aparato metodológico de este
estudio.
3.1 Elaboración de reactivos
Respecto al fenómeno social que aborda esta investigación, se aplicó
una entrevista compuesta por treinta preguntas [Anexo 4] a un universo
126
compuesto por siete personas, seis hombres y una mujer. Se destaca que no se
tomó en consideración la cuestión de género para su aplicación.
Para elaborar los reactivos que conformaron esta entrevista, se tomaron
en cuenta los fundamentos teóricos del entramado científico que soporta a esta
investigación [Anexo 5]. Inicialmente había un total de cien preguntas,
formuladas a raíz de lo que suponen las premisas de cada teoría. La elección
final de treinta cuestionamientos estuvo condicionada por la necesidad de
abarcar, lo más que fuese posible en un tiempo considerable, la dimensión del
fenómeno de estudio al momento de confrontar lo estipulado por la ciencia con
la viva voz de los entrevistados.
Es conveniente aclarar que la formulación de las preguntas, estuvo
ligada al análisis de cada una de las premisas científicas que componen las
teorías señaladas; es decir, por cada planteamiento teórico enfocado a explicar
cierta realidad supuesta, se determinó en base a esa realidad, un
cuestionamiento dirigido al joven metalero para corroborarla.
La interpretación científica del fenómeno en el que los jóvenes median
dos procesos de comunicación, por un lado el de la identidad mexicana de la
sociedad en la que convergen y de la que seguramente proceden, y por el otro,
del que adoptaron la identidad metalera, pudo ser posible con esta vinculación
entre teorías y preguntas.
127
3.2 Selección de participantes a entrevistar
Teniendo una vez la guía de entrevista se prosiguió a identificar a los
participantes del fenómeno de estudio. La búsqueda de candidatos se llevó a
cabo con el sitio en internet myspace.com; un portal que desarrolla
comunidades virtuales a partir de páginas web personales con preferencias
similares. Los servicios que ofrece el sitio son variados, ya que los usuarios
pueden construir su página personal, tejer redes de amigos, conocer personas
con gustos afines, añadir fotografías, escribir blogs, escuchar y descargar
música, leer noticias del día, así como acceder a una red de mensajería para
comunicarse unos con otros.
Los perfiles en este sitio web están clasificados según los intereses de
los usuarios. Tal clasificación recae en aspectos como gustos musicales,
películas y programas de televisión favoritos, libros de cabecera, aficiones y
pasatiempos; también por factores como edad, zona geográfica de residencia,
profesión, ingresos socioeconómicos, nivel de estudios, institución educativa a
la que se pertenece, religión, raza, complexión física, estado civil, y preferencias
sexuales.
Para encontrar jóvenes metaleros que pudiesen ser entrevistados, se
tecleó en el buscador interno del sitio web, el nombre de varios solistas y
agrupaciones metaleras, especificando en sus parámetros de búsqueda, la
edad y espacio geográfico deseado, en este caso, los municipios de
128
Guadalajara, Zapopan, Tlaquepaque y Tonalá que conforman principalmente la
ZMG.
Los resultados que arrojó la búsqueda mostraron alrededor de 150
perfiles de hombres y mujeres precisamente de entre los 20 y 24 años de edad,
habitantes de la ZMG. Con la finalidad de seleccionar a los jóvenes que podrían
participar en la entrevista, se prosiguió a revisar los perfiles uno a uno; es
necesario decir que algunos perfiles no contaban con la información suficiente
para determinar al usuario como candidato, por lo que no eran tomados en
cuenta. Los sitios elegidos tenían fotografías del joven metalero en compañía
de sujetos afines, imágenes de agrupaciones musicales metaleras, así como
una descripción personal escrita por él mismo en la que reconociera su
cercanía con la cultura metalera.
3.3 Contacto con candidatos
Para entablar contacto con los perfiles seleccionados fue necesario crear
un perfil en myspace.com, en el que se mostrara la personalidad del
investigador. El sitio contó con fotografía, descripción personal y reseña de
preferencias individuales. Se aclara que el investigador de este estudio no
pertenece al movimiento metalero, ni se define dentro de él.
A través del servicio de mensajería que ofrece el portal, se invitó
personalmente a 50 posibles candidatos para aplicar la entrevista, ya que en
129
sus respectivos perfiles de usuario se cumplían los criterios de selección
descritos atrás. Al cabo de una semana sólo se tuvo la respuesta de diez
personas.
El funcionamiento del servicio de mensajería de myspace.com, se puede
definir de dos tipos, en tiempo real y a manera de buzón. Por ejemplo, si un
usuario en línea envía un mensaje a otro que esté conectado al mismo tiempo,
el mensaje es recibido inmediatamente y desencadena una conversación
recíproca. También puede suceder que el destinatario no esté en línea, por lo
que el mensaje se guarda en un buzón cibernético que le notificará de su
existencia al conectarse. Por lo realizado en la investigación, la respuesta de los
entrevistados se conoció a través de la segunda modalidad, puesto que no se
coincidió en los tiempos.
Con la disposición de diez personas para ser entrevistadas, se envió de
nueva cuenta un mensaje en el que se invitaba a intercambiar teléfonos y
correo electrónico entre el investigador y cada uno de los jóvenes, para fijar
individualmente fecha y hora de la entrevista.
3.4 Aplicación de entrevista
Tal y como lo requiere la herramienta metodológica, los individuos fueron
entrevistados por separado. La elección del día y sitio fue del joven metalero
para que se sintiera cómodo durante su aplicación. La duración de cada sesión
130
de entrevista dependió de la persona, ya que en algunos casos fue de 60
minutos y en otros hasta de 120 minutos.
Resulta interesante decir que en dos casos, la entrevista se realizó en el
domicilio particular del joven metalero, ya que significó entrar en la intimidad del
participante y conocer más de sí y de su forma de vida. Son notorias las
características compartidas entre las habitaciones tanto de Maiden como de
Miguel, sitios donde se aplicó la entrevista respectivamente. Destaca la
decoración del sitio con imágenes de bandas musicales y artistas metaleros, y
con el instrumento musical de su preferencia, el bajo en el caso de Maiden, y la
guitarra con Miguel. En los cinco casos restantes, la entrevista se realizó en
diversos bares de la ciudad.
La aplicación de entrevistas se realizó durante el mes de junio de 2007.
Es importante decir que las fechas del calendario de entrevista estaban una
después de otra, por lo que no se aplicaron dos o más en un mismo día.
Conforme se establecía una cita con joven, ésta se llevaba a cabo.
3.5 Seleccionar información
De las diez personas que originalmente se tenían contempladas para
desarrollar la entrevista de profundidad, se decidió reducir el número a siete
porque la información recabada hasta la séptima entrevista mostraba muchas
similitudes y caía a la redundancia por momentos. Según el rigor científico, en
131
este tipo de casos, la información comenzó a saturarse. Janice Morse (2002)
exalta la importancia de utilizar estrategias de verificación durante el proceso
investigativo, ya que así, el científico le otorga a la investigación, la validez y
confiabilidad desde él mismo, y no por agentes externos al finalizar el estudio.
Entre las estrategias de verificación existentes en la investigación
cualitativa, se encuentran acorde a Morse (2002): la creatividad, sensibilidad,
flexibilidad y habilidad del investigador para responder lo que sucede en una
investigación; la coherencia metodológica entre preguntas planteadas y
métodos usados; el muestreo apropiado, es decir, seleccionar a los
participantes que mejor representen el fenómeno estudiado; la recolección y
análisis de información, que logren la interacción entre lo que se conoce y se
necesita conocer; y por último, la saturación de información, la cual fue la
aplicada en el presente trabajo de investigación.
La saturación de información, acorde a Morse (2002), se alcanza cuando
hay redundancia en la información; es decir, cuando el investigador obtiene la
misma información o similar, pues los informantes no indican algo diferente de
lo ya dicho.
3.6 Interpretación de información
Durante la recopilación de información emitida por el metalero, se contó
con el apoyo de una grabadora de audio para que registrara la charla, y no
perdiera detalle del momento preciso en el que se estaba dando el encuentro.
132
Las siete personas entrevistadas, seis hombres y una mujer, se asumen
así mismos como metaleros, reconocen incluso estar dentro de este movimiento
social y tomar su ideología como estilo de vida. Todos ellos comparten un gusto
por la música metal; sin embargo, cada cual se enfoca en mayor medida a
alguna vertiente, mientras uno de los jóvenes prefiere el goth metal, otro opta
por el heavy metal, mientras que otro por el thrash metal [Anexo 6].
A propósito de las vertientes musicales, la preferencia a unas sobre otras
no influyó en ningún sentido para seleccionar a los entrevistados, quienes
incluso comentaron no tener inconveniente en relacionarse o escuchar aquellos
subgéneros que no frecuenta. Incluso, se pronunciaron por separado, en forjar
una visión integral del metal, y aprovechar la diversidad de sus propuestas.
Al terminar la aplicación de entrevistas, se prosiguió a transcribir la
información captada con la grabadora. Una vez impresa, se establecieron
distintas líneas temáticas del fenómeno de estudio para comprenderlo;
conforme a lo dicho por los jóvenes, se detectaron setenta y dos categorías
cuyo contenido respondía parcialmente a lo estudiado.
Para organizar tales categorías devenidas de lo recabado con los
metaleros y las teorías, se construyeron tres bloques para agruparlas. A partir
de éstos, las categorías, como respuestas a los reactivos aplicados, se
133
analizaron detenidamente junto con la premisa teórica que mejor se ajustaba a
su explicación. Relacionar la información brindada por el joven con el aparato
teórico de la investigación, permitió construir una explicación llamativa que
deslumbrada el meollo del fenómeno social estudiado.
Clasificar la información en tres grupos, responde a final de cuentas, al
proceso de construcción de conocimiento en el que se inmiscuyen operaciones
intelectuales específicas. Para Miguel Romero (2006), catedrático de la
Universidad de Guadalajara, estas son la observación, comparación,
clasificación y categorización.
Romero reconoce que tales operaciones cognitivas no surgen unas
después de otras; ya que en algunas de ellas tienen lugar operaciones múltiples
y simultáneas. Determina que su perspectiva es epistemológica, porque
comprenden procesos de acercamiento, construcción, comprensión e
interpretación de la realidad.
Ante la necesidad de comprender la realidad seleccionada para esta
investigación, se recurre entonces a categorizar la información obtenida de los
protagonistas de estudio. Esta habilidad de nombrar o asignar categorías de
pensamiento, en opinión de Romero, permitirá aprehender el sentido profundo
de las cosas y determinar secuencias, cronologías, órdenes y tipologías.
134
“Esta operación […] constituye la condición epistemológica de la
construcción del saber. En la historia del pensamiento la construcción de
categorías ha representado la posibilidad de acceder a segmentos de
realidad para finalidades de comprensión científica. El supuesto que
subyace en ello radica en que la realidad no es algo dado en sí mismo, sino
algo construido por la actividad cognoscitivo. Sin las categorías de
pensamiento sencillamente no existiría pensamiento filosófico, científico,
religioso, mítico o cotidiano” (Romero, 2006:34)
Las ventajas de clasificar la información, no sólo radican en un mejor
orden de elementos o variables, sino de instaurar una línea significativa a la
experiencia. Contribuye a reconocer la disposición de los datos bajo un criterio
específico que aliente a su reflexión y análisis.
En el siguiente capítulo de esta tesis, se presenta la información ya
interpretada, analizada, y adecuada a manera de explicación del fenómeno de
estudio; también los descubrimientos más relevantes que responden a los
objetivos que persiguió este trabajo, y datos interesantes que lo complementan.
A continuación se presentan brevemente esos tres bloques en los que se
ordenó.
El metalero, en lo individual y colectivo. En este bloque se analizan las
razones que han orillado al joven al metal; las motivaciones que tiene para
135
identificarse como metalero y pertenecer a ese grupo; las relaciones que
establecen los metaleros entre ellos mismos; y las relaciones que establecen el
metalero con otros sujetos distintos a él.
El metalero y la identidad mexicana, se reflexiona sobre la percepción
que tiene el joven metalero de las festividades y costumbres de la identidad
mexicana tradicional; y su identificación como mexicano siendo metalero.
El último bloque titulado Recepción y emisión de mensajes en el
reforzamiento de la identidad juvenil realza la importancia de los mensajes
emanados de los agentes sociales y de la convivencia humana, que ha tenido
en el proceso de construcción de identidad en el joven, y en el reforzamiento de
la misma una vez asentada. Se toman en cuenta aspectos como la presencia
de los agentes sociales; el papel de la música en la vida del metalero; y las
prácticas que refuerzan la identidad.
Como se puede apreciar, en este tercer capítulo, se planteó el desarrollo
que tuvo esta investigación para definir el fenómeno estudiado. La herramienta
metodológica forjada gracias a las premisas teóricas que lo sostienen
científicamente, así como las cualidades del paradigma cualitativo, pudo tener
un contacto sólido con las diversas formas de expresión que tienen los jóvenes
metaleros, quienes independientemente de reconocerse como tales, responden
a procesos simbólicos únicos de los cuales proceden.
136
Concluyendo este capítulo es necesario admitir que la elaboración de
una herramienta metodológica útil para la explicación de un fenómeno social,
requiere de lo que suponen las teorías científicas. Se debe considerar a estas
como una aproximación, basada en el trabajo científico, sobre la realidad social,
mas no es una certeza absoluta; al contrario, la confrontación crítica que surja
de la acción investigadora nutrirá su reforzamiento o adecuación. Crear
herramientas a partir de las teorías da pauta a que puedan ser ubicadas en
contextos humanos.
La labor investigativa en el mundo de hoy debe manejar todas las
opciones posibles que ofrece el campo científico, al menos en lo que respecta
en las ciencias sociales. La ruptura de esquemas socioculturales y la
convergencia de numerosos y complejos sistemas simbólicos, características
actuales de las sociedades universales, requieren de un estudio meticuloso y
por demás necesario que apoye a que los cambios inevitables, generen
escenarios donde la raza humana pueda ejercer lo mejor de sí.
137
Los Muertos Mexicanos, un nacionalismo evasivo
Maceteando la identidad méxico-metalera
4.1 El metalero en lo individual y colectivo
4.1.1 El joven y su identidad metalera
4.1.2 Significados de la cultura metalera
4.1.3 Agentes sociales y la cultura metalera
4.1.4 Grupo metalero y sociedad imperante
4.1.5 El grupo y su identidad metalera
4.2 El metalero y la identidad mexicana tradicional
4.2.1 El metalero se asume como mexicano
4.2.2 Agentes sociales y la cultura mexicana tradicional
4.2.3 Percepción de festividades y costumbres de la identidad
mexicana tradicional
4.3 El joven y la emisión y recepción de mensajes en el reforzamiento de
su identidad
4.3.1 El joven metalero y las prácticas culturales
4.3.2 La música, canal de emisión y recepción de mensajes
138
Los Muertos Mexicanos, un nacionalismo evasivo
Maceteando la identidad méxico-metalera
“La globalización está provocando
un obsesivo afán de identidad,
que va a provocar muchos enfrentamientos.
Nuestras cabezas se mundializan,
pero nuestros corazones se localizan”
José Antonio Marina (1939 - )
Filósofo español
La intención de recalcar el objetivo de esta investigación, está en la
necesidad de no desviar la atención del lector a situaciones que podrían
desprenderse de la manifestación juvenil que se aborda. A decir esto, se desea
en este estudio, conocer la relación existente entre la identidad metalera y la
identidad mexicana tradicional, entendidas como procesos de comunicación,
consumados en construcciones subjetivas en el joven metalero de entre los 20
y 24 años de edad de la ZMG.
No se busca analizar el desarrollo que tuvo la conformación identitaria
del joven, puesto que ello implicaría, un lapso mayor en la investigación que
comenzara acompañando al sujeto desde su infancia hasta la actualidad, en la
139
que se define concienzudamente como metalero. Los esfuerzos de este estudio
se encaminan a explorar minuciosamente, un fenómeno juvenil que involucra
una interacción constante de cargas simbólicas detonadoras de identidades
culturales en la actualidad.
En este capítulo se exponen las construcciones científicas emanadas a
partir de las entrevistas de profundidad que se aplicaron y de las premisas
teóricas que sustentan esta investigación. Está organizado en tres bloques,
donde cada uno aborda un espectro distinto del fenómeno estudiado.
Comienzan en lo individual con una explicación científica del punto que tratan,
posteriormente muestran las voces recabadas de los jóvenes metaleros, y por
último, concluyen con los aspectos más relevantes del área que están
abordando.
En el primer bloque titulado El metalero, en lo individual y colectivo, se
examina la composición del discurso simbólico que toma el joven para
autodefinirse. De igual forma, el papel que han tenido los agentes sociales y las
relaciones interpersonales en su proceso identitario; así mismo los significados
que comprenden su discurso personal, colectivo, y del entorno en el que se
desenvuelve.
El segundo bloque cuyo título es El metalero y la identidad mexicana,
analiza la percepción que tienen los jóvenes entrevistados sobre la cultura de
140
México, tomando como referencia su identificación con las festividades y
costumbres tradicionales. Se detalla cómo el individuo metalero precisa su
identidad como mexicano.
En el último bloque, designado como Recepción y emisión de mensajes
en el reforzamiento de la identidad juvenil, se atiende la participación del joven
metalero en los procesos comunicativos orientados en las identidades
mexicana y metalera. Se notan aspectos como el desenvolvimiento que ha
tenido en las distintas prácticas culturales, siendo él, producto de ambos
conjuntos simbólicos seleccionados para esta tesis. Se estudia el papel que
tiene la música como pieza clave, para que el chico metalero interprete la
realidad que habita a distintas escalas.
Para finalizar, a manera de reflexión fundamentada desde la práctica
investigativa, se responde integralmente los objetivos que alentaron esta
investigación. Esta conclusión final es la que engloba los esfuerzos técnicos,
académicos e intelectuales que requirió este trabajo, que aspira asentar un
precedente en la costumbre científica social al abordar fenómenos juveniles que
involucren identidades culturales.
4.1 El metalero en lo individual y colectivo
4.1.1 El joven y su identidad metalera
141
Cuando una persona es consciente sobre quién es, le resulta sencillo
describir su identidad. En este punto se conocerá de viva voz del sujeto de
estudio, aquellas acepciones que construyen la imagen que tiene de sí mismo
como metalero.
Antes que nada, se debe partir de un concepto básico como identidad.
Según lo referido por Lazarrín (2001) puede entenderse como una
construcción simbólica a partir de un proceso, en el que el individuo fue
interiorizando los significados prevalecientes en su entorno.
La identidad no podría pensarse sin la influencia del ambiente social.
Además de que el chico participe en series simbólicas compartidas dentro de la
sociedad, su identidad se ciñe también por el tipo de relaciones que establece
con los otros. Se puede decir que los mensajes que conforman una identidad
tal, son emitidos por dos esferas: una, los agentes sociales creadores de
sentido como familia, amigos, iglesias, escuela o medios de comunicación; otra,
las relaciones humanas según su profundidad.
El interaccionismo simbólico advierte que la asimilación del individuo
sobre su identidad, es un proceso intrínsecamente personal y constante. A
partir de los significados que interioriza, interpreta las realidades físicas y
sociales que le rodean, y también determina la manera de guiarse en ellas.
142
Por consiguiente, la concepción que tiene el joven de sí puede
comprenderse como un montaje subjetivo. Ese aparato cognitivo que le hace
ser quien es, inclusive antes de entenderse metalero, estuvo forjado por
modelos atractivos ofertados por agentes significantes y relaciones humanas.
Se supone entonces que optó por esa expresión juvenil para concebirse en
medida que concientaza sus preferencias. Ese discurso que hace el joven de su
persona, está conformado por varios significados o acepciones que a
continuación se desarrollan.
La primera acepción sobre su identidad metalera no podría ser posible
sin la música metal. El individuo se considera una persona que posee una
desmedida y notable afición por este tipo de música, que en algunos casos
llega a denominar como megalomanía. Es destacable la presencia del factor
música, porque partiendo de ella, logra nutrirse ideológicamente de la
plataforma que sostiene la expresión metalera, integrada por tópicos
específicos, un lenguaje propio, e incluso, normas conductuales dentro y fuera
de la colectividad metalera.
Independientemente que la música sea el canal por el que se propaga y
refuerza la ideología metalera, es también el espacio fundamental que elige el
sujeto para interpretarse. Se puede suponer que con ella, el joven adquiere un
filtro con el que asimila su realidad social, grupal y existencial.
143
Lo dicho por los metaleros, entreve que la preponderancia que hacen de
la música, no sólo radica en su deleitación, también en la explicación ontológica
que les proporciona. Les representa la oportunidad de expresar por medio de
ella sus inquietudes o experiencias personales.
“Para mi ser metalero es una pasión por la música, por una música que es
totalmente diferente a las demás, que tiene una gran calidad comparada
con la de otros géneros, también por cuestión de una identificación
ideológica. Más que nada, es un estilo de vida, no es una moda ni nada, es
una actitud” (Gerardo, 22)
“Un metalero es pasión por la música, pero pasión de adeveras por el
metal” (Miguel, 24)
“A un metalero no lo hace la ropa, lo hace la música, la música guía la
ideología de las personas, no la ropa; pero he conocido metaleros que se
visten como cualquier persona, te dicen por qué les gusta y qué es lo que
les deja cada canción” (Araceli, 23)
Se puede pensar que este fuerte vínculo musical, es originado porque el
joven se siente inmiscuido íntegramente en ella. Es cautivado sensorial como
intelectualmente porque se acopla al esquema sociocultural que ahí se
promueve. La explicación de su identificación con la cultura del metal y su
144
lejanía de las prácticas culturales mexicanas, podría tomar un eje importante en
la música.
Se habla en el párrafo anterior, de una contundencia auditiva por el tipo
de sensaciones que pueden provocar las composiciones musicales metaleras,
creadas con los instrumentos básicos del metal; y filosófica, porque la clase de
temáticas empleadas, corresponde en gran medida, a situaciones propias de
contextos urbanos y relaciones interpersonales, con las que el joven podría
tener mayor contacto.
Como segunda acepción que lo hace juzgarse como metalero, el chico
se aprecia por defender la música metal y estilo de vida metalero que ha
adquirido, frente a expresiones ajenas al movimiento. Descuella en su
autopercepción una necesaria actitud fuerte, dura, y enérgica para defender los
elementos simbólicos que instituyen su identidad.
“Un metalero se compone de sentimientos de fuerza, de poder, es una
persona que no está apagada, es una persona a la que le gusta mover la
caña, el pinche greñero, wey, el sentir la pinche energía, el querer gritar, el
querer brincar, el querer hacer un pinche desmadre con una cancioncita, de
querer explotar con una canción, yo creo que eso es un metalero, esa es la
parte fundamental” (Roberto, 24)
145
“Un metalero es gente que defiende lo suyo, si te late, lo defiendes bien
cabrón, es como un punk que defiende lo que le late, el metal me late y
pues lo quieres. Acá le chingamos, queremos tocar, vivir de tocar, tener una
banda que pegue chido. La actitud de hacer música es lo principal”
(Gerardo, 22)
“Yo soy metalera porque me gusta el metal, pero sólo un género, pero
independientemente de esto, yo creo que lo que te compone como persona
metalera, es que te guste el metal y que sepas qué es lo que estás
escuchando, que lo defiendas, que defiendas lo que escuchas, pero con
una razón objetiva, no fantástica, que defiendas también el por qué lo
escuchas” (Araceli, 23)
En su calidad de miembro de un grupo subcultural, crítico de las normas
establecidas, puede verse que reformula los significados imperantes para
adecuarlo a sus características. Al estar consciente de su posición social,
genera mecanismos de defensa que promueven en él, esa actitud firme, como
podrían ser el congregarse entre ellos mismos y mantenerse apartados del
resto.
La preocupación de los metaleros por preservar el campo simbólico que
da pauta a su expresión individual y colectiva, podría ser suscitada gracias al
rechazo social que percibe de los demás. Esto dependería del tipo de
146
relaciones sociales extendidas con los otros que no son metaleros; sin
embargo, ya por su calidad lejana y en algunos casos, contestataria a la
dinámica imperante, se establece por añadidura un rechazo hacia ellos.
Otro de los significados que componen su propia visualización, resulta
del sentido de pertenencia que posee y valora, de la convivencia con otros
individuos con características similares a las suyas.
“Para mi el ser metalero es algo muy bello, es una hermandad, es saber
quién eres, saber qué tienes, que puedes ver a un wey en una esquina y
decir ‘¡Ahhh! ¡A ese wey le late tal banda! ¡Me voy a ir con él!’ es un tipo de
rebelión, donde das tu punto de vista, das lo que tú quieres decir, tu opinión
hacia la vida cotidiana, sobre lo que tú vives, y eso para mi, es ser
metalero, algo que es muy tuyo, algo que tú buscaste ser” (Maiden, 20)
“Lo que me gusta de este lado es que te puedes topar con personas con un
modo de pensar fregón, que se han analizado así mismos, que te pueden
aportar un cotorreo bien chido porque a la vez es compatible con el tuyo.
Toda esa gente de la banda metalera forma una gran fiesta no sólo
superficial, sino de ideas” (Daniel, 20)
“Juntos nos quejamos de la sociedad, de que entre ellos se traten mal; me
molesta esa incongruencia de que es una sociedad que funciona, que es lo
que ellos creen…nosotros sí funcionamos, igual y no perfectamente, pero
147
funcionamos porque nos entendemos, muchos o pocos ahí tenemos la
ideología. Todos estamos aquí por la música, eso es lo que nos mueve, es
nuestra vida” (Daniel, 20)
“Si yo conozco a un tipo al que le gusta el mismo grupo que a mí, pues se
hace una conexión chida, terminamos cayendo en la misma ideología y nos
quejamos de lo represivos que son aquí” (Roberto, 24)
Su presencia en un espacio cómodo, donde otros exaltan
preocupaciones y preferencias similares, y concurren en prácticas que
solidifican esa confortabilidad, le brinda un sentido de posesión. Además de
participar como miembro en esas cargas simbólicas, repara en crear nuevas
bajo la misma línea filosófica.
La música, a pesar de la vasta diversidad artística e ideológica, se vuelve
punto central de reunión para el metalero. Es el lazo que los reconoce así
mismos como miembros de una comunidad. En el tercer bloque de este
capítulo se hurgará más sobre el desempeño de esta variable en el desarrollo
identitario de los chicos de estudio.
La presencia en la cultura del metal de valores que reconoce tener, como
honestidad, sinceridad, congruencia y búsqueda de libertad, resulta un
significado instituyente de su autopercepción.
148
“Al metal no le interesa quedar bien con los demás, le interesa más estar
satisfecho consigo mismo, y eso es lo que a mí me gusta mucho; es algo
bien sincero. Muchas veces me dicen ‘¡no hagas esto!, ¡no hagas aquello!’,
eso lo escucho y analizo, pero hago lo que yo quiera, por eso me siento
muy sentado en el metal, muy de ahí, es el género donde he encontrado
honestidad, aquí me quedo no necesito cambiarme” (Maiden, 20)
“Me gusta la música metal, empezando por el modo de pensar, por la
actitud, por el pensamiento, por la filosofía, soy metalero porque en el
metal encuentro todo esto” (Daniel, 20)
“Siento que la cultura mexicana carece de sinceridad en muchos aspectos,
en muchas, muchas cosas, por eso me llama la atención el metal, es para
mí uno de sus puntos más fuertes” (Miguel, 24)
“El metal tiene mucha sinceridad en sus letras, en su presencia artística, la
neta a los metaleros nos gusta lo sincero, nos gusta bien cabrón; en el
metal hallamos este pedo, te ves reflejado mucho en esto, o sea, vemos
cosas que la demás banda no puede ver” (Miguel, 24)
Llama la atención que el chico metalero no se identifique con la cultura
mexicana tradicional, a pesar de que promueva los valores con los que se
identifica en algunas de sus prácticas culturales. Esta paradójica situación
149
podría explicarse en el cómo se difunde su axiología, así como la percepción
que tiene el metalero de los agentes sociales que incentivan estas prácticas.
La teoría de la diferenciación social determina la relevancia de adecuar
mensajes según las peculiaridades de un sector humano. Independientemente
de las diferencias que puedan existir entre las personas, éstas presentan
cuadros de comportamiento similares cuando se agrupan bajo determinados
intereses.
Según al planteamiento anterior, la identificación metalera fue facilitada
por la manera atractiva y amigable en la que fue presentado su discurso
simbólico. Para corroborarlo sólo basta recordar la actitud defensiva que el
chico hace de tal expresión, así como su desenvolvimiento en ella.
Presumiblemente, el discurso cultural mexicano, a pesar de que promoviera
valores similares, no recurrió a especializadas formas de acaparar la atención
de receptores, tanto jóvenes como infantes.
Se hablaría de una negativa percepción arraigada en las relaciones
interpersonales con los otros, pues el metalero alude a la falta de sinceridad en
el discurso mexicano tradicional; que en conjunto con la deficiente emisión de
mensajes, terminaron por alejarlo.
4.1.2 Significados de la cultura metalera
150
La identidad de cada persona se construye, tal como lo conjeturan el
interaccionismo simbólico y las teorías del aprendizaje y modelaje, en la
asimilación de todos aquellos modelos o también considerados significaciones,
de mayor relevancia. La manera de ser y pensar, está íntimamente ligada a ese
largo proceso que nunca termina pero que sí llega a estabilizarse; es decir, la
identidad se sostiene gracias a la aplicación reiterada de aquellos elementos
satisfactoriamente interiorizados, y culmina cuando el individuo concientaza su
propia existencia.
Los chicos por ser metaleros, obviamente se vieron identificados con las
significaciones que dan forma a la cultura del metal. Sin embargo, el formar
parte de la sociedad mexicana desde su nacimiento, no los exento de receptar
también sus significaciones, por lo que resulta del interés de esta tesis
determinar el resultado de esas dos cargas simbólicas en él. A continuación se
desarrollan aquellos significados que potenciaron la vinculación del joven hacia
la cultura bajo la que se denomina.
Cabe decir que las teorías del aprendizaje social y del modelaje,
estipulan que esa interiorización de mensajes difundidos por agentes sociales,
se debe a la identificación de la persona con los modelos o significaciones que
le parecieron más seductores. Un modelo específicamente, es la
representación de patrones conductuales o epistemológicos empleados en
circunstancias a las que aspira el individuo, o con las que se puede reflejarse.
151
El interaccionismo simbólico deja en claro que tales modelos, cuando
logran un resultado exitoso por ser imitados conscientemente por el individuo,
se popularizan hacia otros sujetos que pudieran también encontrarlos
convenientes.
La cultura metalera es imaginada por el joven, como un espacio catártico
que da cabida a todo aquello que se reprime en otras esferas de su vida. La
música metal, conquista un rol importante al permitir el desarrollo de vivencias
excepcionales que no tienen cabida en la cotidianidad, proveedoras de
sensaciones de poder, confianza y satisfacción.
“Yo me guió dentro del metal porque, para empezar su música es la que
me hace sentir bien. Yo escucho la putazera y me siento agusto, me hace
sentir feliz, bien cabrón, me levanta el ánimo sin importar que ande
deprimido o cojeando; el metal me hace sentir mejor cabrón” (Roberto, 24)
“El metal me inspira a desenvolverme como persona, yo me siento
identificado con el metal porque me ayuda a olvidar mis penas, me ayuda a
tener motivaciones, incluso me ayuda en mi vida amorosa” (Evan, 20)
“Me encanta la música, me llena, me da mucha satisfacción, yo te puedo
decir que Slayer es euforia, es todo, me dan ganas de pararme y patear
152
cráneos y golpear cosas, pero es una sensación que me gusta, pero claro
que no la hago; son sensaciones únicas, cosas bien chingonas, te llenan
de alegría e incluso de poder, es algo bien cabrón” (Miguel, 24)
“¿Por qué me hice metalero? Porque fue la música que más me llenó,
fueron las letras que más me llenaron, fue la onda con la que más me
identifique como persona; con el metal siento mi otro yo, mi complemento,
es mi Perfect Circle, jajaja, haz de cuenta, sí, como ese grupazo” (Miguel,
24)
“Escuchar este tipo de música me da esa energía, que de estar así
agüitado, de tener una pinche bronca, escuchas algo pesado y ¡Uhhh!
¡Mandas a la chingada, todo! ¡A la chingada, todo! ¡Eso es lo perro cabrón!
¡Eso es lo que eres y en eso es en lo que te conviertes!” (Roberto, 24)
El común denominador de estas declaraciones apunta a la libertad. El
manejo de este concepto en las producciones musicales, así como en los
protocolos sociales que se desarrollan al interior del grupo, emiten cargas
simbólicas que el joven apropia porque se siente identificado.
Resulta medular para concretar la identidad individual, que el sujeto tome
conciencia de su autonomía; es decir, de su capacidad de elegir, de hacer, de
pensar, de su unicidad como ser humano antes que cualquier otra cosa. El
chico elije incorporarse con la identidad metalera, pues ahí, en la zona
153
simbólica que gesta tal expresión, siente ser él mismo. Involucra sensaciones,
pensamientos y conductas que le dejan ser quien es.
La cultura metalera es pensada también, como una explicación cómoda y
amigable sobre el mundo. El joven la ve como una formulación ideológica que a
través de sus productos culturales y pautas sociales, obtiene su manera de
concebir la realidad y los estándares para incurrir en ella.
“El metal te está hablando de la realidad, wey, de lo que está pasando y de
las experiencias que ha tenido la banda, lo que han logrado hacer, los
errores que no debemos cometer” (Maiden, 20)
“Por ejemplo, Opeth es un grupo de black, tiene una voz gutural, muy
melodiosa, las letras me gustan, hablan de cómo se siente una persona al
ser dejada por otra; habla de cómo sufrimos algunos jóvenes. Sí te ayuda
a reflexionar un poquito las cosas, eso es la repercusión que ha tenido la
música en mí” (Araceli, 23)
“El metal te habla sobre matar, matar, matar, entonces cuando andas en
un desamor, pues te sientes agüitado, andas con penas. Tienes que sacar
ese desamor para seguir adelante; a mí el heavy metal me levanta desde
los suelos, me levanta, me hace funcional, de que mates eso malo para ser
mejor, yo así modifico el mensaje” (Evan, 20)
154
“El metal te quiere decir, sacúdete y muévete, sacúdete las ideas, quítate
los prejuicios; muévete si no te gusta su país, sus creencias o su religión,
sacúdete y muévete eso. Sólo importa actuar, eso es lo que dicen sus
letras, y por eso su música es muy, muy buena” (Daniel, 20)
“Yo se que tengo metal en la sangre y eso es todo lo que me importa, wey,
me encanta traer la greña larga, me encanta traer tatuajes, me encantan
mis camisas con mis bandas, no me gusta traer camisas que digan
“Florecitas ¡Qué bonito es todo!’ cuando las cosas no son así. Toda la vida
está llena de esfuerzos y de tropiezos. Si te tropiezas, acepta tus errores,
eso es lo que me gusta mucho del metal, que te hace reconocer eso”
(Maiden, 20)
“Yo me identifico con el metal porque te habla de cosas de cómo puedes
ser tú mismo, de lo que tú eres, de que nadie te podrá arrebatar eso. De
que sueñes, de que sueñes tú solo, sólo tú” (Evan, 20)
La noción de libertad ha resultado una constante en la cercanía del joven
con el metal. Incrusta este concepto en su preferencia hacia el discurso
metalero porque no encuentra la misma respuesta en otro distinto, como podría
ser el mexicano tradicional.
Esta libertad también puede verificarse en la maleabilidad que tienen, por
llamarlas de algún modo, las premisas filosóficas metaleras; el chico puede
155
interpretar el discurso metalero como mejor le convenga. Tanto la música, los
temas que aborda la cultura metal, así como la adaptabilidad que permiten,
arraigan aún más ese precepto.
Cabe decir que los modelos emitidos por la cultura metalera, aluden a la
superación personal frente a todo tipo de adversidades por muy crudas que
sean.
El factor inconformidad podría jugar un punto clave para que el individuo
no se vea cercano a la cultura mexicana tradicional, y mucho menos, que
quiera asumirse como mexicano. Su malestar social ocasionado por la
dinámica imperante, las ideas promovidas y la percepción de una recriminación
constante hacia quien no se acata las normas, sospecharía una ofuscación en
el individuo al ver coartada su individualidad.
Es clara la necesidad que tiene el joven de solventar sus cuestiones
existenciales y los conflictos que genera su posición en una sociedad con la
que no concuerda. El metal vendría ser para estos chicos, una concretización
de esa rebeldía que sólo puede manifestar su punto de vista.
La postura de rechazo a actitudes intolerantes que no reconocen la
diversidad humana, es otro de los significados relevantes para identificarse con
la cultura metalera. Como miembro de la subcultura, el chico metalero
156
concuerda con esta cuestión; sin embargo no todos lo hacen, ya que expresan
rechazo hacia sujetos distintos a ellos, principalmente cuando no concuerda
con ellos o porque se siente amenazado.
“Yo soy intolerante con la intolerancia, yo creo que tiene que haber una
diversidad, creo que cada persona es algo diferente, somos pinches
criaturitas del universo. Acá en la banda metalera somos más conscientes
de ese pedo” (Roberto, 24)
“Creo que a la sociedad le falta mucho, como personas, como humanos,
bien dicen que la educación se da en casa. La gente no tiene educación,
estoy cansada de que uno tenga que andar demostrándola con todos
cuando no la recibes” (Araceli, 23)
La percepción de rechazo social sobre el metalero y su movimiento,
formulada por estos jóvenes, está fundamente primordialmente en experiencias
personales, que en algunos casos, le han generado un celo especial al
movimiento del cual forma parte. Los significados que componen ese supuesto
imaginario que posee la sociedad sobre ellos, serán analizados a profundidad
en otro punto de este capítulo.
La intolerancia como fenómeno social, está presente en la vida del
metalero a pesar de que diga rechazarlo. Le desagradan las personas que no lo
157
aceptan, aquellas que se abocan a situaciones que no le parecen, sujetos que
se sustentan bajo preceptos ideológicos que considera inferiores, e incluso, a
otros metaleros según la vertiente musical de su preferencia.
“Pues podemos ser todos mexicanos, pero somos muy diferentes. A mi no
me gustan esos reguetoneros bien latinos, ese virus llamado reggaeton,
porque no tienen la mentalidad de respeto o de reconocer que no somos
iguales. El respeto es muy importante, pero si no te lo dan, por qué dárselo
a quien te agrede” (Daniel, 20)
“Los cholos son culeros hasta con ellos mismos, siempre están en guerra.
Según ellos son una gran pandilla, pero nada, y qué bueno que no lo son.
Siempre te ven feo y para ellos a huevo estás mal” (Daniel, 20)
“Los emo son una mierda, una caca, no tienen nada original. Toda la
música es emocional, desde ahí simplemente están mal, se echan la mierda
en la cara ¿Emo? ¿Emotional music? ¡Toda la música es emocional por
favor! Son una cagada” (Maiden, 20)
“Pues los anarquistas, yo no creo que haya anarquía en Guadalajara,
necesitas ser muy cabrón para ser anarquista, porque igual tomas un
camión, tienes que levantar la mano para que se pare, haces filas para
todos lados, pagas cosas, en fin, hay muchas reglas” (Araceli, 23)
158
Es necesario decir que esta situación no se da entre todos los chicos
metaleros, depende del tipo de persona que la ejecuta y las experiencias que la
hayan llevado a cometerla.
Debido a ese rechazo social que el metalero percibe, define al metal
como un movimiento exclusivo, sólo de personas con cierto nivel intelectual
para comprenderlo. Valora esta propiedad como distintivo favorable para
diferenciarse de aquellos que lo rechazan, y que por obviedad, cataloga de
ignorantes.
“Muchos pendejos creen que esto es una rebeldía, que aquí todo mundo
se quiere hacer el bien malo y armar pedos con todo mundo. Están
equivocados, ni al pedo con eso, la neta yo lo veo de otra forma, por ahí no
va la cosa” (Gerardo, 22)
“Mi ideología metalera no es de que yo me crea vikinga o que siempre esté
hablando de los dioses vikingos, no, no, no, el metal te dice cómo vivir, yo
me identifiqué con el metal porque se amoldó a mi pensamiento” (Araceli,
23)
“A mí me da risa la banda que dice que aquí hay mensajes subliminales,
¿Cuál pinche mensaje subliminal?, les diría que escuchen a The Site, The
Site les dice, bien cabrón y tal cual ‘¡Me cago en tu Cristo!’, ellos no se
159
andan con mamadas, lo dicen tal cual. El pedo es que no lo entienden,
prefieren andar son sus pavadas inventando cosas” (Miguel, 24)
Probablemente al verse frágil la interacción social entre individuos de
distintas composiciones ideológicas, surgen percepciones quizás de poco
fundamento; sin embargo, una percepción de rechazo que asimila un grupo
subcultural, en este caso, podría estar motivada por la presión social que
enfrentan al disentir de la línea a seguir. Esto explicaría el por qué del recelo y
defensa de los movimientos contraculturales o subculturales que hacen sus
miembros.
La cultura del metal se muestra atractiva para el joven porque ve en ella
una alternativa sociocultural a la promovida por la Iglesia católica en México.
Los significados que emite esta institución no concuerdan con su cosmovisión,
inclusive le atribuye la responsabilidad de la actual situación social, que según
su opinión, es de mediocridad y conformismo.
Recordando lo que se dijo, el metalero tiende a alejarse de todo aquello
que percibe como imposición. El notar esta característica en la iglesia católica,
hace que descarte todos sus significados y se enfoque sólo a aquellos que le
remitan libertad.
160
Para contextualizar la presencia que tiene esta institución en México, y
visualizarla como un relevante agente social, conviene decir que en el país
habitan poco más de 74 millones de personas que profesan la religión católica,
según el censo poblacional del año 2000.
“No me identifico con la religión, y mucho menos con eso de la iglesia, a mi
nunca se me dio eso, ¡nunca!, y vaya que mis papás le intentaron un buen.
Aquí en México, por tradición o la chingada, se te mete la religión por todos
lados, siempre rezagué eso de Cristo y sus elementos, nunca me gustó,
nunca funcionó para mí” (Daniel, 20)
“Yo creo que la banda metalera rechaza la onda de la religión; no es que
estemos en contra de un Dios, sino que estamos en contra del Dios que ha
creado al hombre para estar bajo su látigo, que es el látigo del mismo
hombre. Somos antirreligiosos porque la religión es el hombre que
gobierna a los otros. Es una de las principales ideas que tenemos” (Daniel,
20)
No se puede considerar igualmente lo que implica una religión y lo que
es una iglesia. Dentro de esta situación, el rechazo del joven apunta más a lo
que se entiende por iglesia, pues hace referencia a una imposición sobre otros.
Ambos conceptos podrían incentivar dudas sobre su utilización, por lo que se
aclara que sólo se tomará en cuenta lo concerniente al segundo.
161
Es de considerar que el factor iglesia católica podría también explicar la
lejanía del joven metalero de la cultura mexicana, ya que muchas de las
celebraciones tradicionales incluyen motivos netamente religiosos como ejes
de su realización. Cabe decir que gran parte del folclor mexicano tiene su
origen en el proceso de mestizaje de los siglos XVI al XVIII, en el que se
fusionaron las prácticas culturales indígenas y europeas, alrededor de la
religión católica como eje cohesivo.
El origen extranjero que tiene el género musical del metal, y
consecuentemente el movimiento social que se le desprende, significa para el
chico metalero un distintivo que le dota también de identidad. En este sentido,
el joven se adentra a un terreno simbólico de tinte universal que no conoce las
pautas socioculturales propias de la región.
Este fenómeno es concebido en la formulación conceptual tanto de
Heinz Hillman (2001) como de Gallino (1983), pues dicen que la subcultura es
un fenómeno con mayor aceptación a escala global. Los grupos de este tipo
adecuan su cosmovisión universal original, por decirlo de alguna forma, a los
cánones que permite lo local para edificar una más conveniente a su entorno
próximo.
162
“Es un movimiento que viene de otro lado, que no nació aquí para nada, el
movimiento del metal y su música, sus temas, sus líricas, todo es un
movimiento, no le puedes quitar nada, así es perfecto” (Daniel, 20)
“El metal es mundial, es un género que todo mundo necesita, wey, todos
somos humanos, todos tenemos enojos, todos tienen algo qué desquitar,
por eso es que el metal está en todo el mundo, no nomás en una parte, es
universal el metal” (Maiden, 20)
“En México es un género no reconocido, en otros países sí lo es, es muy
reconocido. Hay muchas bandas mexicanas, pero falta apoyo, tocan chido,
pero se desintegran, siempre se trata bien a otros géneros, pero a este no,
allá afuera sí” (Gerardo, 22)
“Me identifico mucho con los weyes europeos, porque de allá viene el
metal y todo eso, los admiro porque están haciendo la música que les
gusta, están teniendo trabajo por eso y están ganando lana, eso es algo
que se admira, yo los admiro” (Gerardo, 22)
Sería importante reflexionar que esta especie de malinchismo en el que
cae el joven metalero, bajo este supuesto, se fomenta porque encuentra en las
prácticas culturales y sociedad mexicanas, aspectos que le incomodan.
También podría ser porque no adapta fácilmente el discurso cultural
163
universalista con el propio de la región, pareciéndole complicada una
reformulación de lo local.
Es de suponer que su lejanía hacia ellas también podría ser producida
porque los valores que podrían ser equiparables con él, puesto que los ve en el
metal, no le son y ni le fueron presentados de manera atractiva, por lo que no
los interiorizó para definirse en ningún momento.
4.1.3 Agentes sociales y la cultura metalera
El rol que tienen los agentes sociales en el proceso de conformación y
reforzamiento de una identidad cultural es determinante. A través de ellos, los
individuos reciben los significados que originan un entramado ideológico dado.
Con lo que suponen el interaccionismo simbólico y las teorías del aprendizaje
social y del modelaje, es posible comprender la magnitud y trascendencia que
representan en el individuo, pues además de brindarle un terreno para edificar
su identidad, llegan a sostener la cosmovisión de un grupo, o de la sociedad en
general.
Resulta importante la labor de un agente social, pues con él, quien
recibe los significados que emite y que le parezcan convenientes, implanta
maneras concretas de ser. Por ello, en este punto se conocerán aquellos
sociales que el chico metalero reconoce como trascendentes en la composición
de su identidad metalera.
164
Se hace mención de figuras autoritarias relevantes, como padres de
familia o maestros escolares, quienes inculcaron directa e indirectamente
mensajes orientados a promover la cultura metalera. El joven siendo niño,
presumiblemente los encontró fácilmente disponibles y atractivos a su forma de
ser. También se menciona en ese sentido, a los amigos y a los medios de
comunicación.
“Mi primer acercamiento fue mi jefe, mi papá. A mí me interesó el metal
porque yo trabajaba con mi papá, escuchaba la misma música que él, te
podía escuchar desde Janis Joplin, Eric Clapton, Bob Dylan, a Deep
Purple, incluso a Judas, cabrón, ¡Escuchaba a Black Sabbath, wey!, un día
esculcándole los acetatos, le encuentro un disco de Black Sabbath ¡Yo me
cago, wey! ¡No mames! ¡Está bien chido!” (Roberto, 24)
“Desde chico fue como que empecé a acercarme a estas cosas, me incline
primero como con películas de terror y todo eso; luego con música más
pesadona, como la que a mi papá le gustaba, también le recuerdo algunas
rolas de Queen” (Daniel, 20)
“Yo tengo un amigo que ahorita tiene 47 años, y bien chido, wey. Ahorita lo
veo tatuado, con su greña larga, ¡imagínate!, es metalero desde hace 30
años; lo que se me hace chido es que él ahí está, me late cómo piensa”
(Maiden, 20)
165
“Para mí ser metalero significa mucho, es remontarme a la historia, desde
que mi papá era un biker; él siempre con su vestimenta, siempre con
paliacates en la cabeza, chamarras de cuero, estoperoles, botas negras,
con su moto bien chopper, oyendo toda su vida el heavy metal. Yo no le
conocí otra música que no fuera el metal” (Evan, 20)
“Mi primer acercamiento con el metal, fue en la primaria, digo, igual no era
metal, era como música pesadona para mí en aquel entonces; yo recuerdo
que nuestro profesor nos ponía rolas de Caifanes y nos hablaba un buen
de eso, ¡Nos ponía a La Lupita!” (Roberto, 24)
“Recuerdo que no había metaleros en la prepa, y me sentía rara, tenía 15 y
fui a un cyber, me encontré con una chava gótica, yo no sabía qué era
gótica y nada relacionado con el metal. Me la hice amiga, me dio
curiosidad, me enseñaba fotos, música, recuerdo perfectamente que eran
las de Sopor Aeternus. No sé cómo describirlo, pero el metal es muy
atmosférico, algo muy chido, muy dramático, muy melancólico, me gusta
demasiado. Así conocí más del metal, me fui nutriendo y todavía lo hago”
(Araceli, 23)
“Yo tenía como 12 años, y empecé a poner ‘El Despeñadero’ en la radio,
era un pedo así adictivo. Empecé escuchando a bandas como Black
Sabbath, de lo fuerte, también me latían Pink Floyd, The Doors, y demás.
166
Es más, podía dormir a todo volumen con ‘El Despeñadero’, te estoy
hablando que tenía unos 12 o 13 años” (Miguel, 24)
El papel que llevan los padres de familia determinó en gran medida la
afición de algunos chicos por la cultura del metal. Como referentes más
cercanos y de mayor influencia en la vida de una persona, los padres
presentaron cargas simbólicas directas que remitían de cierta forma, a un estilo
de vida metalero y a productos identitarios que reforzaran ello.
Se sospecha entonces que si la influencia directa y trascendente que
puede tener un padre, no despide esas cargas orientadas a fomentar un apego
a la cultura del entorno, el impacto de otros agentes sociales que sí se enfocan
a ello será de menor contundencia, ya que se trata de un agente cuya
influencia es constante y educadora. Lo mismo podría decirse de lo que implica
un profesor, guardado sus respectivas dimensiones con el anterior.
El rol que poseen los amigos embona también con lo que se ha visto de
las teorías del aprendizaje social, del modelaje, y el interaccionismo simbólico.
La presencia de ellos, catapulta sobre todo la identificación del sujeto cuando
comprende de mejor manera la realidad; los entrevistados ubican su acción a
partir de la secundaria aproximadamente.
167
Los medios de comunicación masiva por su parte, al igual que un padre
o un maestro, están presentes en los primeros años de vida de una persona. A
través de la diversidad de modelos que oferta, se presumirían varias razones
que pudieron alimentar la lejanía a las prácticas culturales mexicanas. Una
podría apuntar a que no se difunden de manera contundente y especializada
según el tipo de receptor, o bien, que la oferta de otras expresiones es de
mayor competencia.
Es a través de algunos medios de comunicación, llámense televisión,
radio, revistas, internet, o bien discos, videos y cualquier otro material
audiovisual, que la cultura metalera alcanza solidez a nivel mundial; puesto que
por ahí se difunden aquellos iconos y agrupaciones musicales que dan forma a
la cultura metal.
Se puede considerar que tanto artistas como bandas musicales
metaleras, son agentes sociales por sí mismos, al ser los artífices de la música
que incentiva un movimiento, desarrollan una influencia compleja pronunciada
constantemente en cargas significantes, ya sea en sus composiciones, imagen
o comportamiento.
El joven asimila en el desenvolvimiento de ellos, modelos enraizados en
nociones como congruencia, libertad, poder y pasión por la música. Estos
modelos alimentan su identificación pues se ve reflejado. Tales promotores del
168
metal, representan esa aspiración a la que el joven desea llegar, la realidad
supuesta que conviene y atrae ante las circunstancias en las que se encuentra.
Se puede hablar de una mayor efectividad en los modelos que emiten
las agrupaciones musicales metaleras, si se alude a la teoría de la
diferenciación social. Sólo basta subrayar que la especialización de grupos
humanos, que muestran cuadros de comportamiento similares, fue posible en
el metal gracias a su ramificación a finales de la década de los ochenta, en sus
subgéneros o vertientes.
“Me identifico con las bandas pequeñas que están saliendo, que son
verdaderos, que no tienen contratos con grandes compañías. Nada más
están haciendo lo que ellos son, dan su opinión, graban lo suyo, ellos son
así, y pues con todo eso, su música suena más perro” (Maiden, 20)
“¡No mames wey! ¡No mames!... quiero tocar y cantar como el George
Fisher, el de Canibal Corpse, él está haciendo algo original, algo que está
sacando de él mismo, así como lo hacen también los de Judas Priest. Lo
original, lo único, lo chido, eso es el metal, me gusta, lo amo, es más, Rob
Halford, es uno de los mejores vocales que puedo encontrar en la vida”
(Maiden, 20)
169
“Se me hace perrísimo, bien cabrón, que a Slayer le valga madre todo,
ellos salen con las greñas tiesas, con los pelos despeinados, que sean
bien ellos” (Miguel, 24)
“Me identifico con los grupos que son profundos, que son interesantes, que
pueden hablar de teología, o que se metan a rollos existenciales, que
hablen el ser humano y la madre. También hay cosas superficiales, pero
eso es lo chido, que encuentras desde cosas tipo metafísicas hasta sexo y
chelas, el metal es bien extenso” (Daniel, 20)
La percepción de rechazo social que también se ve aplicada a estos
artífices de la música metalera, ejerce un importante significado para el chico
metalero, pues le refuerza su concepción de quien la rechaza. Califica a todos
sus detractores como personas incapaces de apreciar el contenido y ejecución
de las piezas sonoras metaleras, así como de entender el surgimiento de
manifestaciones diversas.
Ese halo despreciativo a estos agentes sociales, incentiva un vínculo
que refleja lo que él también vive; hace consciente su participación en un
movimiento que reitera como profundo intelectual, artística, y técnicamente.
“Mucha gente dice que es música estúpida, música sin sentido, pero no
saben que tiene un trasfondo. Para mí este estilo de música es muy bueno
170
porque te habla de culturas, de la cultura vikinga, de la nórdica. También
tiene un trasfondo porque todos sus músicos, son gente que tiene la
música clásica en las venas” (Araceli, 23)
“Lo que a mí más me ha atrapado de la música metal, es que a los
músicos metaleros les guste la música clásica, son estudiados, no son
músicos del tipo que sólo agarran la guitarra y ya” (Araceli, 23)
“El fundador de Lacrimosa, Tilo Wolf, es una persona que está sumamente
influenciada por Mozart, para él, Mozart es su máximo, no es gente de
‘¡Aggrr soy metalero y tengo un género de música pesada!’. Mucha gente
cree que es música del diablo, y no es así, muchos músicos son gente
estudiada” (Araceli, 23)
Es de reflexionar las incongruencias a las que puede llegar algún joven
metalero respecto a este punto. Por lo dicho en estas citas textuales, se puede
apreciar que existe una confusión entre lo que percibe que la sociedad piensa
de su expresión y lo que valora de estos creadores musicales. No puede
considerarse igualmente un estigma social basado en la apariencia o impresión
no fundamentada sobre los metaleros, con los conocimientos que posee un
músico.
171
No es intención de este trabajo evidenciar el sustento ideológico que
pueden tomar algunos chicos, vale la pena conocer desde un enfoque crítico
todos aquellos espacios en los que se representan.
4.1.4 Grupo metalero y sociedad imperante
La convivencia humana resulta un fortificador de la identidad en las
personas. Además de todos aquellos mensajes que generan los creadores de
sentido, las relaciones entre hombres y mujeres confrontan esas máquinas
cognitivas que profieren de personalidad a cada cual. Tanto Larraín (2001),
Erikson (1969) y Tugendhat, se pronuncian por comprender a la identidad como
una obra facturada desde la coexistencia, donde la opinión personal no se
sustente sólo en impresiones internas.
En este punto se analizarán las construcciones simbólicas que surgen
entre el contacto de los metaleros, individual y colectivo, con la sociedad en
general. Se determinan así pues, dos imaginarios: el que la sociedad tiene
sobre la cultura del metal y sus miembros, creado por el metalero según lo que
percibe del trato social; y el que el metalero formula sobre la sociedad
mexicana.
La expresión colectiva lleva a que sus integrantes compartan una
identidad grupal, es decir, una imagen del conjunto que integran frente al
espectro social.
172
Se conocerán a continuación las distintas lecturas que componen el
primer imaginario referido, aquel que el metalero considera tiene la sociedad
respecto a su persona y del grupo que constituye. Toma como referencia la
experiencia cotidiana para establecerlo.
En la primera de estas lecturas, estos chicos son vistos como personas
antirreligiosas que gozan de rendir un tributo a Satanás, asimismo como
individuos con problemas emocionales y psicológicos que los hacen
comportarse de manera dada.
“Pues hay muchos problemas con la policía, igual y con la gente no tanto,
pero pues, a veces sí. A mí me han gritado que soy ‘el loco de la cuadra’,
‘el raro de la cuadra’, incluso hasta ‘satánico’; imagínate hasta a mi mamá
le llegaron a preguntar que si yo hacía exorcismos aquí en la casa. Me
cagaba cuando los policías me tiraban contra la pared, les preguntaba que
cuál era mi delito, qué si era porque andaba de negro, pues les decía que
no estaba ni rayando paredes ni drogándome” (Miguel, 24)
“A veces es incómodo salir a la calle, desgraciadamente pasa eso,
recuerdo que me llegaron a gritar ‘¡No manches! ¡Ahí viene la bruja!’, o la
típica de que te digan ‘Morticia’, no falta quién te grite cosas y que te
satanice ‘¡Mira! ¡Adora al diablo! ¡Tiene al diablo metido!’. También se
burlan de ti, o te ven feo, en fin” (Araceli, 23)
173
“En mi trabajo, no te voy a decir que no, yo sufro como de racismo, porque
como saben que soy la única chava que se viste de negro y que ando en
estas cosas, me toman por satánica, yo no espero algo bonito de la
sociedad, son gente con una mentalidad muy pobre” (Araceli, 23)
“Cuando yo voy a fiestas o algo, entro rápido, dicen ‘¡Ya entró el familiar de
los Locos Adams!’, así es como me perciben, pero pues, igual y eso
pasaría en una fiesta fresa o de gente que se considera normal y todas sus
pendejadas” (Daniel, 20)
“Te ponen una etiqueta de satánico, de asesino, de drogadicto, o sea, un
chingo de cosas a lo pendejo” (Roberto, 24)
“Cuando una persona me ve en la calle, el 80% de las que me ven en la
calle, por lo mismo de los prejuicios o influencias que tienen, se preguntan
‘¿Por qué está de negro? ¿Por qué tiene el cabello largo? ¿Si no es mujer,
será brujo?’ siempre me asocian con algún tipo de culto o con el
satanismo” (Daniel, 20)
“Yo pienso que la sociedad me percibe como una persona o que tiene
problemas en su casa, o que está triste, o que es satánico, o que no es
religioso, o que está en contra de Dios. Es más, soy todos esos aspectos
negativos que se le pueden poner a alguien, pero pues, para nada soy
eso” (Daniel, 20)
174
Con las citas anteriores, puede comprenderse el por qué el metalero
llega a comportarse de cierta forma con los que no son metaleros; en el mismo
sentido, el que determine que su expresión sólo es para quienes puedan
comprenderla. El tipo de improperios recibido de los otros, fija que evite
contacto con quienes los emiten, a su parecer, mayoritariamente de quienes ve
seguir los parámetros de la iglesia católica sin determinación alguna o los
estándares hegemónicos, ya que figuras como Satanás o el Diablo, o
personajes de televisión aparecen concurrentemente.
Otro de los significados que componen la perspectiva atribuida a la
sociedad respecto a la expresión metalera, apunta a que estos jóvenes son
personas que no desean trabajar, porque optan por consumir drogas y cometer
actos delictivos.
“Cuando voy por la calle me dicen ‘¡Ahí va un drogadicto!’ o también ‘¡Mira!
¡Un wey que no vale nada en la vida! ¡Ahí va Satán en vivo, va a hacer su
rito!’ (Maiden, 20)
“No me gusta eso de este país, de México, de la gente, que en cualquier
trabajo, desde los de sueldo bajo, hasta donde sí contratan a muchos
jóvenes, no te acepten por tener el cabello largo, ni tampoco una ‘buena
imagen’, o porque tengas aretes y tatuajes. En muchos trabajos son bien
mamones donde no afecta que tengamos la greña larga como en bodegas
175
o cosas así, y simplemente porque la empresa dice que tienes mala
imagen, no te aceptan. Esa es gente grosera, mamona y cerrada, no se
vale” (Daniel, 20)
“Nunca vas a esperar respeto de nadie ¡Jamás!, es mejor que te
acostumbres a que la gente es así y ya. Aquí la gente te reprime bien
cañón, no te deja ser tú, no te deja crecer” (Araceli, 23)
“Hay mucha ignorancia, lo peor de todo esto es que nos tachen de
drogadictos. El metal se lleva adentro, ya lo traemos adentro. Te juzgan
por tu imagen, yo lo vivo, conozco metaleros súper underground que les
gusta lo más brutal, y tienen puestos fregones en alguna compañía. Las
imágenes engañan, yo tengo que andar siempre ‘bien vestido’, con traje y
todo eso por el trabajo, pero aún así soy metalero fuera de ahí” (Roberto,
24)
“Nos ven como gente irresponsable, como una persona que no tiene
madre. Sí somos fiesteros y la madre, pero pues exageran, nos tachan
como lo peor de lo peor” (Roberto, 24)
La importancia del tipo de relaciones humanas, así como la calidad de
éstas, puede ser explicación a la lejanía del metalero con la cultura dominante y
todos los significados que tienen que ver con ella. Al no encontrar respecto en
los demás que le son diferentes, opta por terminar cualquier contacto con ellos,
176
o puede darse el caso, de que contraataque a los mismos. La oportunidad de
extender lazos ya no íntimos, sino de cordialidad o civilidad, se torna escasa.
En opinión del chico, el rechazo social hacia su expresión cultural
también recae en el abordaje de temáticas que la sociedad no toma en cuenta.
El sujeto dice que el metal le permite hablar y expresar una verdad que no se
soporta. Por lo general se refiere a tópicos que aluden a guerra, muerte,
pobreza, sangre, o cualquier situación en la que se aniquila la integridad
humana.
“El metal te está diciendo a cada ratito que abras los ojos, te lo viene
diciendo desde los 70, te dice ‘Abre los ojos, estás vivo, acepta lo que
tienes, vive con lo que tienes, mejórate, ve lo que está pasando’. Te da
muchos ejemplos, wey, pero la gente no lo escucha ¿Por qué? Porque a la
gente no le gusta cuando le dicen sus verdades, se molestan, se enojan”
(Maiden, 20)
“Como el metal es un género fuerte, que habla con la verdad, pues la
gente lo rechaza porque siempre desea quedar bien con los demás, el
metal no. No se dan cuenta que esos demás, quieren quedar bien con
otros, y esos otros con otros, haciéndose un círculo que no tiene fin”
(Maiden, 20)
177
Esto deja ver que el metalero necesita de representaciones de la
realidad, que tomen como referencia, aspectos crudos o negativos. Sus ansías
de verdad también instauran ese apego al metal, pues con la formulación
cultural que ofrece, considera apreciar tal cual es el entorno y la vida humana.
Por lo visto, ni siquiera las relaciones Gesellschaft, sustentadas en una
convivencia superficial cuyo punto medular es el contrato que conviene a las
personas, se logra dar fácilmente. Independientemente de que el chico
metalero recurra a este tipo de relaciones en aspectos como comprar
productos en una tienda, tomar el transporte público, o asistir a la escuela o al
trabajo, no entabla un contacto respetuoso con aquellos de quien recibe
menosprecio, rechazo y burla.
Cabe decir que la intensidad de esta situación depende de cada
persona. Se establece que es difícil o en algunos casos hasta nula, porque las
diferencias entre distintos y los metaleros mismos, son tan contundentes que
no permiten su interacción, limitada quizás por impresiones negativas o
prejuicios.
Gracias al trato social recibido, de evidente toque peyorativo a la
expresión juvenil, el individuo teje a partir de él, un discurso social
contestatario. En los párrafos posteriores se presentan los significados que
178
integran tal entramado, que les resulta en patrones conductuales y de
abstracción.
Se tacha a la sociedad mexicana como ignorante, ya que ella misma,
considera el metalero, bloquea sus áreas de desarrollo. Se denota
responsables de esta situación, a agentes sociales como la iglesia católica y
los medios de comunicación masiva, pues propagan gracias a su alta presencia
social, un pensamiento tajante a propuestas culturales que no siguen sus
lineamientos, que genera además, dependencia a él.
“México es mucho de creencias, piensa que un día va a bajar Dios y le va
a aliviar todo, y que va a ser feliz para siempre, eso de la esperanza y la
solución fácil. Eso no me gusta, es conformismo.” (Maiden, 20)
“No más te quieren imponer Televisa y TV Azteca, ¡hay más cosas, wey!,
¿Por qué en lugar de estar viendo el pinche Big Brother, no te vas a un
recital de piano gratis afuera del Ex Convento del Carmen?. La banda por
desgracia tiene atrofiado el cerebro por su cultura Televisa y TV Azteca”
(Miguel, 24)
“La gente se deja llevar por cualquier pendejada que diga algún wey, sí
ese ya dijo una pendejada, ahí van todos los pendejos detrás. Según ellos
piensan, pero ni madres wey, no lo hacen” (Maiden, 20)
179
“El mexicano es muy religioso, es parte de su vida. Lo que mueve a los
mexicanos es su creencia, eso está ligado a todo. A través de la religión,
se permiten o se prohíben muchas cosas, aunque las quieran” (Daniel, 20)
La falta de congruencia y credibilidad que el joven metalero advierte en
las instituciones políticas mexicanas y en la gente que pertenece a ellas,
conforma también uno de los significados que disponen su percepción sobre la
sociedad. Cuando el chico advierte estos factores, opta por evitar todo mensaje
que provenga de ellos, piensa que sólo buscan su interés propio bajo el
amparo de causas que no cometen congruentemente.
“Yo creo que nos falta un buen gobierno, pero pues, eso nunca se va a
dar, yo creo que desde ahí debería empezar todo. Tenemos añales en el
mismo hoyo, creen que por poner a un cabrón al que le enseñaron a hablar
frente a un micrófono, para que mande y diga las cosas, creo que no se
vale. No hay educación, eso apendeja a las personas, el gobierno siempre
va a tener ignorantes a las personas, le conviene” (Miguel, 24)
“Las personas son frívolas, son superficiales, son frías, y son hipócritas,
wey, sobre todo eso, eso es lo que no nos lleva a crecer en nada” (Daniel,
20)
“Yo soy anti-PAN cabrón, me molesta que se actúe con elitismo en un país
donde el 70% de la población es pobre ¡Pobre! ¡Pobre!, ya ni siquiera clase
180
media. Como mexicano me duele que estén explotando a este país, pinche
PAN de mierda” (Miguel, 24)
“Vivimos en un mundo de hipocresías, me molestan las famosas
cucarachas de templo, sí, esas señoras que están todo el día en el templo
dándose golpes de pecho. Esas son las verdaderas basuras de la
sociedad, te aseguro que si llega un metalero muriéndose de sed o con
algún dolor, nomás por el simple hecho de verlo así, lo mandan a la
chingada cuando Dios le dice a la gente católica ‘Ayuda a tu prójimo’”
(Gerardo, 22)
“Se me hace estúpido eso de que cuando es natalicio de Benito Juárez, la
gente deje de trabajar, y peor, que no les importe qué fue lo que hizo, es
más, ni siquiera saben qué hizo, no les interesa sólo toman lo que les
conviene de ese día” (Daniel, 20)
“Según eso el gobierno se fija mucho en nosotros los jóvenes, según eso
siempre hace cosas importantes por nosotros, pero sólo dice eso para
quedar bien, ya que si realmente quisieran apoyarnos, al menos a
nosotros, nos abrirían más espacios, a los que somos de otra onda muy
diferente” (Araceli, 23)
Se nota que agentes sociales como el gobierno mexicano, partidos
políticos y la iglesia católica, no incentivan la integración del joven porque
181
quienes los conforman, despiden directa e indirectamente, series simbólicas
con su comportamiento o postura ideológica, en las que ni siquiera ellos se
enfilan fervientemente a lo que dicen seguir.
Resulta interesante la formulación discursiva respecto al mundo y a los
demás a la que llega el metalero, porque se alimenta de aquellas impresiones
fundadas en las vivencias personales. La conciencia del grupo que conforman
estos chicos, aunada a la experiencia social que les devine por instituirlo,
detonan una visión particularmente sólida que lucha por abrirse un espacio.
El metalero se preocupa por reforzar su entorno cercano, ese que está
compuesto por los suyos, para actuar libremente y sin recriminaciones. Lo que
no sucede con el ecosistema social del cual forma parte.
Otra línea simbólica de esta percepción respecto a la sociedad, entiende
que aquellas personas que critican el movimiento metalero, no han incurrido en
un análisis propio; es decir, actúan bajo lo establecido por determinado agente
social sin la conciencia de que ellos mismos eligen hacerlo, por esto dice,
carecen de personalidad concreta y definida que responda más a sus
características.
“Yo pienso que las personas son muy cerradas, y no se dan el tiempo para
preguntarse el por qué de su persona. Siento que necesitan atención,
182
buscan la manera de llamarla, pero se me hace mal pedo que lo hagan
juzgando a las personas por su vestimenta cuando no saben qué onda; es
que México tiene mentalidad cerrada” (Miguel, 24)
“Existe poca tolerancia, obviamente los grupos mayores no van a dejar de
pisotear a los menores. Yo creo que se sienten menos, que no sabe que
los humanos somos complejos, distintos, sólo se quedan con su modelo
que hasta ni ellos conocen, nomás lo siguen y ya” (Evan, 20)
“Es muy cerrada wey, muy cerrada, bastante. Llega al punto de estar tan
cerrada que le faltan conocimientos sobre su misma cultura, y sobre otras
que vienen de otros países” (Gerardo, 22)
La sociedad mexicana está conformada mayoritariamente, según el
chico metalero, por personas conformistas que no aspiran a un mejor nivel de
vida. El mexicano, acorde a esta definición, es visto como un individuo que no
se esfuerza ni se interesa en crecer como ser humano o mejorar su entorno.
“Los mexicanos no se preocupan por otros países, el mexicano sabe que
vive en México, y no le importa salir, se queda en que nomás va a trabajar
aquí, que se va a morir aquí, creyendo en Dios y en la Virgen. Los
mexicanos tienen familias como casi casi a los 17, no saben cuidarse, por
eso tenemos tanto pinche papá joven” (Maiden, 20)
183
“Yo rechazo a la sociedad y a toda esa onda de la cultura mexicana, por el
conformismo, wey. El mexicano es bien conformista, todo le vale madre, no
se informa, vive conforme pensando ‘soy mexicano y vivo en un país
madreado económicamente, sólo quiero ser empleado y no quiero crecer
porque está bien cabrón’. Se me hace bien culero y denigrante que no se
quiera aspirar a más. Ese modelo no tiene curvas, no es horizontal o
vertical, todo estancado” (Gerardo, 22)
“La sociedad mexicana se caracteriza por tener una mentalidad
tercermundista, la neta, aunque no les guste” (Daniel, 20)
Esta apreciación de la sociedad mexicana también apunta a que ésta es
rígida respecto a otras corrientes ideológicas completamente distintas a su
estructura. En consideración del metalero, esta posición resulta inconveniente
para el país.
Resulta curioso que se llegue a considerar ello, cuando debido a la
globalización, movimientos diversos y tendencias de todo tipo, incurren en la
dinámica social de todo el mundo y en países como México. Sin embargo,
sentando la atención a lo que concierne regionalmente, éstos llevan largos
procesos de digestión por parte de la sociedad imperante. De nueva cuenta
aparece la esencia universal que permite entender expresión juvenil metalera.
184
“Está bien pinche cerrada, como sociedad nos hace falta crecer un chingo,
un chingo de cosas, abrirnos más a propuestas de afuera, y eso porque las
que son de aquí tampoco las aceptamos. Es una sociedad muy retraída,
muy cerrada, muy hermética. Se me afigura que a veces México es como
un rancho grande” (Miguel, 24)
“La sociedad tiene un pensamiento muy retrógrada, muy lejano del
progreso, de la gente. Han venido corrientes de otros países, propuestas
nuevas que van desde religión hasta filosofías, ha venido música, pero esa
mentalidad mexicana es el punto número uno que no permite aprovechar
lo chido de eso nuevo que llega” (Daniel, 20)
Ese hermetismo a corrientes culturales externas de los otros, produce
como respuesta, según el metalero, un nacionalismo frágil que sólo cobra
fuerza al presenciar esos elementos foráneos.
“De pronto los mexicanos son bien nacionalistas, bien México, digo, se me
hace chido que estén orgullosos pero pues pueden seguir teniendo lo
mismo y conocer lo chido de otras corrientes, a final de cuentas todo está
ligado” (Daniel, 20)
En este sentido, los receptores de la crítica elaborada por el metalero,
son por obvias razones, personas que no se identifican con la cultura del metal.
Estos son los distintos, los otros que están fuera del círculo metalero, los que
185
siguen el discurso mayoritario y hegemónico que fomenta las prácticas
culturales tradicionales mexicanas.
No todo en esta impresión sobre la sociedad mexicana que tiene el
metalero es de tinte negativo, también encumbra cuestiones contrarias con las
que se puede identificar. Uno de los significados que conforman esta
percepción despunta la cualidad que tienen los mexicanos para unirse
alrededor de ciertas situaciones, diferencias y conflictos.
“Aunque nos chinguemos unos a otros, a final de cuentas si es por
defender a México, defender a un mexicano, pues ahí estamos, eso me
agrada del país” (Araceli, 23)
“Creo que México es como un equipo muy grandote, que cuando se trata
de echarle ganas todos se unen, lo feo es que se queda en el intento”
(Araceli, 23)
Llama la atención que el metalero se refleje en esos que le son
diferentes, cuando rememora cuestiones que han involucrado la participación
de varios sectores sociales. No específica cuáles han sido esas situaciones,
pero evidencia que de cierta forma tiene noción de su similitud con ellos.
186
Otro significado que conforma el discurso metalero sobre la sociedad,
dice que los mexicanos son personas alegres y festivas. Reconoce estas
cualidades en su persona por lo que entabla un contacto común. Sin embargo,
tilda que estas propiedades se hacen más evidentes en los mexicanos para
tratarse con extranjeros, que entre ellos mismos.
“Yo creo que algunas personas, pues son muy alegres, los mexicanos son
muy alegres, muy expresivos, también son muy cálidos sobre todo con los
extranjeros, no tanto entre nosotros” (Araceli, 23)
“Así como hay cosas culeras, los mexicanos tienen cosas buenas, pues es
gente como muy alegre, ese título lo perciben en muchos países. Me gusta
que el mexicano sea curioso, también de que seamos personas a las que
nos guste la fiesta” (Daniel, 20)
“La gente es alegre, cálida, si yo fuera extranjero y me acerco a cualquiera
a preguntarle qué hora es, o para que me ubique, nadie se limita a decirte
solamente la hora o la dirección, te hacen el paro, la gente es abierta en
eso” (Evan, 20)
A diferencia del imaginario que tiene la sociedad sobre los chicos
metaleros, creado por ellos mismos, en el que se deja suponer que en su trato
social han predominado situaciones de intolerancia, este otro discurso
187
supondría que el joven también ha establecido relaciones significativas con los
distintos.
El factor extranjero se torna relevante al momento de que el metalero
concibe a la sociedad mexicana. Por un lado establece que ésta rechaza toda
aquella ideología o corriente cultural que proviene del exterior, mientras que por
el otro, dictamina que la algarabía y cordialidad mexicana se maximiza con los
extranjeros.
Esta paradoja vendría a ser comprendida en primera instancia con el
paradigma del interaccionismo simbólico. La creación de imaginarios respecto a
los demás, a uno mismo y al entorno en general, en cada persona en particular,
depende de las experiencias vividas. Quizás el metalero recibe un rechazo
social por la manera en la que se viste, así mismo, por los elementos
constitutivos de su identidad no muy apreciados por algunos mexicanos.
Ese desprecio no se sustenta del todo, se permite vislumbrar, en la
esencia extranjera del movimiento, sino en la utilización de símbolos y en el
discurso metalero contrario al hegemónico. Probablemente el metalero no se ha
percatado de esta situación, por lo que atribuye ese rechazo que percibe, al
tinte universalista de su expresión.
188
La percepción metalera de la sociedad destaca la valoración hacia la
familia y la dinámica que se desprende de ella en los mexicanos. Los distingue
como personas de fuerte y arraigado apego familiar.
“La gente mexicana se cataloga mucho por convivir, por la convivencia
familiar, las personas son muy apegadas a su familia, ya ves hasta hay un
día para la familia” (Araceli, 23)
“La gente es mucho de ‘qué la abuelita, la tía, la comadre, el papá, la
mamá, fulana, mengana’. Los mexicanos tienen mucho apego a las
personas que son de su familia, es muy cercana esa onda” (Evan, 20)
Puede parecer incongruencia el hecho de que el metalero destaque una
actitud trabajadora en lo que percibe de los mexicanos. Lejos de las
aspiraciones o expectativas limitadas que el metalero señaló en otro punto,
admite que existe una fuerte capacidad de trabajo. Esta cualidad da la pauta
para que el mexicano, según su opinión, frente a quien no lo es.
“México es un país que quiere crecer, todos salimos adelante, mucha
gente trabaja. Fíjate, lo feo es que aquí tenemos todo y no lo sabemos
aprovechar, nos apendejamos bien gacho, no le tenemos que pedir a otro
país nada” (Gerardo, 22)
189
“El mexicano es una persona que sale adelante, que le echa huevos a
como dé lugar, ya sea lamiéndole los pies a un pinche gringo,
afortunadamente no me toca ver eso seguido” (Gerardo, 22)
“Pues, los mexicanos son bien ingeniosos, de alguna manera le buscan
para salir adelante, para sacar el jale. Mucha banda no se apena de nada,
se desenvuelve chido, lucha por alcanzar lo que tiene” (Evan, 20)
“Algunas personas son bien nobles, eso es bien chingón, esos son los
mexicanos que trabajan, que le echan ganas, que reciben a todo mundo de
la manera más chida, y somos los más fregones” (Roberto, 24)
“Se me hace chido la gente de rancho, el mexicano de allá es un cabrón
calludo, que tiene la pinche espalda quemada hasta la chingada, wey, por
tanto arar, de tanto andar en el pinche rancho. Así es esa banda,
encabronadamente fregona” (Roberto, 24)
La imagen del mexicano cambia o se complementa con esta otra visión,
lo que hace suponer que cuando el metalero razona más detenidamente una
cuestión, como ésta de los imaginarios o percepciones, se percata de un
panorama que comprende tintes de todo tipo. Sin importar que sus relaciones
dentro de la sociedad se limiten en el mejor de los casos a las de tipo
Gesellschaft, conocidas como de convenio, cuando concientaza su contexto es
190
capaz de encontrar características que lo reflejen en el otro, lo que no resultaría
extraño pues ha estado en contacto con él desde su nacimiento.
4.1.5 El grupo y su identidad metalera
Para Albert Bandura (1977) el empleo de un lenguaje compartido,
proporciona a las personas estándares definidos en la convivencia con el
entorno. Estos esquemas están compuestos de símbolos verbales e
imaginarios que al interiorizarse, pueden ser ejecutados en la práctica diaria.
Cuando los jóvenes metaleros tienen noción de su identidad como grupo,
enfrentan de mejor manera al resto de la sociedad y reiteran aquellos
elementos que comparten. El reconocimiento individual y colectivo es un
proceso constante que se alimenta de la interacción simbólica permanente en
su interior.
Esta reciprocidad puede ser posible gracias a que en grupos como éste,
se extienden relaciones humanas de tipo Gemeinschaft, que según Tönnies
son aquellas amarradas por sentimientos fuertes, correspondientes a aspectos
familiares, amistosos, tradicionales o de potente empatía. La formulación
teórica de este tipo de vínculos, en un principio era usada en la explicación de
las relaciones sociales cometidas en sociedades rurales; sin embargo, la misma
llega a tener sentido en las urbanas contemporáneas, ya que cohesionan los
grupos en los que se segmenta la sociedad.
191
A través de nexos Gemeinschaft aparece un espacio que alberga el
resultado de la experiencia simbólica de cada persona; es decir, la práctica del
esquema ideológico y conductual. Los significados se comparten y asimilan sin
la intervención de otras series de mensajes extraños a la expresión metalera.
La ventaja de que los miembros del grupo metalero compartan un mismo
lenguaje, permitirá que en lo individual asimilen sin obstáculo alguno, modelos
que le son efectivos y reafirmarlos posteriormente como parámetros de vida. La
interpretación que hacen de su entorno y de sí como grupo, es responsiva a su
participación en esa serie de significados.
Se examinará en este apartado los significados que generan esa visión
colectiva que tienen los jóvenes metaleros, con la finalidad de entender la
generación de sus cuadros de acción y filosofía, y lo que solidifica la existencia
de un movimiento de características subculturales.
El joven define al grupo metalero como una colectividad heterogénea,
confeccionada de chicos que se identifican más con algunas vertientes sobre
otras. Esta diversidad al interior del grupo, llega a ocasionar discrepancias entre
algunos jóvenes; sin embargo, los entrevistados insinúan que el estado ideal de
cualquier persona que se identifique con esta cultura, es que guste y respete de
todos los subgéneros que se desprenden de ella.
192
“La ideología del metalero está bien relacionada con el subgénero en
particular que les agrade. Somos metaleros porque nos gusta el metal,
pero la manera de expresar ese gusto al metal y de pensar, está
relacionada con los subgéneros. Por ejemplo, los blakers tienen una
ideología que comprende más ondas como demonios, fantasías, y la
cultura de los vikingos. El heavy, te habla más de chicas, de diversión y a
veces, de hadas y duendes. El death o el black pagano, se mete en
satanismo, demoniología, ondas anticristianas” (Araceli, 23)
“Hay metaleros que se cierran demasiado, es algo bien curioso, porque si
todos estamos de acuerdo en que la sociedad es un asco porque está
cerrada, no puede ser posible en que ahora con nosotros mismos nos
cerremos porque nos gusta más un género u otro” (Araceli, 23)
“Hay algunas diferencias entre la raza metalera, y más aparte están los
pseudometaleros, esos son los que más se cierran. Para mí, lo mejor de
ser metalero, es ser alguien que puede escuchar desde Heavy metal hasta
Brutal Death, alguien que escuche todos los géneros, aunque haya
algunas cosas madreadas, pero tienen algo bueno” (Gerardo, 22)
“Casi siempre hay disputas en lo personal por los diferentes gustos de
música, es muy competitivo el asunto. Se me hace una babosada que
estén compitiendo por decir quién es el mejor liro, o el mejor baterista, con
193
eso a final de cuentas te estás olvidando de la propuesta que tiene la
música y el grupo” (Miguel, 24)
Cabe decir que no existe una comunión extrema entre todos aquellos
que se asumen como metaleros. Como en todo grupo social, el
comportamiento y forma de pensar, recae en la decisión de cada persona; así
como existen metaleros dispuestos a promover una integración sin importar las
preferencias musicales, están aquellos que se inmiscuyen profundamente sólo
en aquella propuesta que es de su interés y que llegan a cometer actos de
intolerancia entre otros metaleros.
Los grupos de amigos, son en todo caso, ese espacio idóneo para
comprender las relaciones cercanas, esas de tipo Gemeinschaft, y la
interacción que permiten. También pondría ubicarse en este rubro a aquellos
sitios que abren espacio a la manifestación cultural metalera en general, como
bares o centros de reunión clandestinos que la comunidad visita.
Los jóvenes entrevistados declaran que aquellas personas que incurren
en actos de discordia, motivados por las preferencias musicales y que se dicen
ser metaleros, no pueden considerarse como parte del movimiento. Esta
situación produce desagrado, pues afirman que todos los subgéneros parten de
un mismo origen.
194
“Me da coraje que haya gente que rechace otros géneros, como al Heavy
Metal por ejemplo, ¡o sea! ¡Esos son los meros iniciadores de todo el
movimiento! Ahí tenemos de muestra a Deep Purple, Black Sabbath, Judas
Priest y Led Zepellin, ¡esos son grupos leyendas!, puedes llegar con un
chavo que se dice blaker y le preguntas ‘¿Te gusta Led Zepellin?’ y te
puede decir ‘¡Guácala!’, ese es un idiota porque no se da cuenta de que
las bandas que le gustan, son producto de esa otra” (Araceli, 23)
“Es castrante que algunos te llamen ‘farsante’ nada más porque te late
más un género que otro, en la raza metalera se da un friego eso. Eso no
me late, no va conmigo” (Gerardo, 22)
“Mucha banda que se cree metalera es la banda más farsante que pudiera
existir, eso existe muchísimo en el metal, es el gran porcentaje de la
banda” (Miguel, 24)
Siguiendo la evolución histórica del metal como género y movimiento
social, referido en el capítulo introductorio de esta tesis, puede constatarse que
en efecto, los subgéneros maximizados a finales de la década de los ochenta,
son producto invariablemente de la heterogeneidad gestada desde sus inicios.
Las bandas pioneras servían de influencia a otras del momento.
195
Al interior del grupo, se vive un ambiente competitivo por saber quién es
el individuo que conoce el mayor número posible de bandas musicales así
como del historial artístico y técnico de cada agrupación o artista metalero.
“La misma raza te tira mierda, se me hace una pendejada, nada más
porque no conoces tanto de bandas como otras personas. Eso es obvio, si
no trabajas, te la pasas viendo de bandas y la madre, esos no son
metaleros” (Gerardo, 22)
“Es muy chido cotorrear entre metaleros, pero todo llega a un límite wey.
Entre yo metalero hombre y tú metalero hombre, es mucho de ver quién
conoce más bandas y eso es de a ley, cabrón. Si tú empiezas a hablar de
una banda, se empieza a ver quién chingados sabe más de muchas, es
una pinche competencia. Si hablas con una chava, está más tranquila la
cosa, ellas son más sentimentales, más tranquilas, los metaleros hombres
son brutales, son unos cabrones” (Roberto, 24)
Independientemente de la discrepancia engendrada por el gusto de una
vertiente musical sobre otra, y de que los sujetos inmiscuidos en ella no son
identificados por el grupo como metaleros, los jóvenes se ven como individuos
que saben respetar la diferencia humana aunque no se concuerde en algunos
puntos con los diferentes.
196
Por lo revisado anteriormente, se puede notar que existen algunos
jóvenes que se autodefinen como metaleros, que juegan ese doble discurso.
Por un lado pueden hablar de ser tolerantes, pero por el otro, incurrir en
situaciones de rechazo hacia los distintos. En lo que respecta a los jóvenes
entrevistados, ellos se dicen ser respetuosos, y toman tal sentencia para
reafirmarse como tales.
Cabe recordar que los calificativos negativos empleados para designar
manifestaciones juveniles como los emos o los cholos, o los mismos proferidos
hacia con la sociedad, para notar esa tolerancia que podría ser cuestionable,
según cada persona.
“Somos gente que te respeta, esa es la gran diferencia entre la sociedad y
nosotros, ¡somos gente que te respeta!, la gente si se diera la oportunidad
de conocerte mejor, te respetaría por lo que eres” (Araceli, 23)
“A mí me gusta ser amable con la gente, doy lo que me gustaría recibir,
pero yo lo doy sin esperar nada, yo bien puedo ayudar a alguien en la calle
y no me cuesta nada” (Araceli, 23)
“Yo me relaciono muy bien con la gente que es diferente a mí, al menos lo
hago con respeto. Supongo que eso de ser fresa o cosas que la neta no
197
me gustan, son un movimiento, sería muy incongruente de mi parte no ser
abierto cuando pido apertura hacia conmigo” (Daniel, 20)
“No somos weyes malos, yo no soy un wey malo, tampoco egoísta, al
contrario si te veo y te puedo echar la mano, te la voy a dar, si veo y te
puedo ayudar en algo, te voy a ayudar” (Maiden, 20)
El grupo metalero se descubre así mismo como una manifestación
crítica, como una rebelión constante que se expresa desde aspectos físicos,
como la vestimenta, hasta la perspectiva que tiene de la realidad. En este
punto, los jóvenes hacen de su inconformidad social, un punto determinante
para concebirse.
“Lo que nos hace diferentes a los metaleros de mi tipo, es que ninguno
pensamos igual, pertenezcas al subgénero que pertenezcas. Podemos ser
parecidos en algunos aspectos, por ejemplo, nos diferenciamos porque
nos vestimos de negro para empezar. El negro es para mí un color
profundo, el color del abismo, si tú indagas en lo que es un abismo puedes
encontrar muchas más cosas que no están al acceso de cualquiera”
(Daniel, 20)
“El color de ropa, las cadenas, los accesorios, las mallas, todo eso nos
identifica, incluso tú que eres distinto a mi, puedes acercarte, eso no es
impedimento para que seamos compas” (Daniel, 20)
198
“Somos un grupo que tiene ganas de expresar lo que tiene, de que la
gente nos escuche, pero que de adeveras se dé ese tiempo para
escucharnos, somos como un grito callado. Nos tienen reprimidos, así nos
consideramos, un grito callado, ¡esto está de la chingada!” (Miguel, 24)
“Yo creo que aunque sean diferentes ideologías dentro del mismo género,
yo creo que todos tenemos un punto en común, que es la intolerancia de la
gente hacia nosotros. La mayoría somos jóvenes, debemos unirnos más,
ver por la música, eso es lo que nos une. Así podemos buscar tolerancia,
respeto y sobre todo que nos dejen expresar lo que pensamos” (Araceli,
23)
“Es un tipo de rebelión donde das tu punto de vista, das lo que tú quieres
decir, lo que es tú opinión hacia la vida cotidiana, lo que tú vives, wey”
(Maiden, 20)
El grupo metalero se contempla como una hermandad, en la que el
joven convive con personas afines a él, que enfrentan el rechazo de la
sociedad en general. Un lugar donde además de recibir y brindar apoyo, gusta
de la música metal de manera colectiva y es él mismo.
“Cuando tú vas al slam, cuando conoces a un metalero, te sientes en
hermandad, wey, te sientes agusto con los demás que son metaleros, son
greñudos, son gordos, son feos, ellos vienen a lo que vienen, a escuchar el
199
metal, a escuchar los guitarrazos, batacazos, una voz distorsionada fuerte,
reírse, echarse una cerveza, todo agusto” (Maiden, 20)
“Si yo conozco a un tipo al que le gusta el mismo grupo que a mi, haces
conexiones chidas, conexiones chidas y caes en la misma, a veces, en la
misma ideología del por qué son tan represivos en Guadalajara, nos une
ese sentimiento de rechazo” (Araceli, 23)
“Aquí te la vas a pasar bien porque es un ambiente que no te pide nada,
salvo que seas tú mismo, nos enfocamos a las liberaciones del ser
humano. Siempre queremos ser nosotros mismos, actuar libremente,
quitarse las máscaras, aquí te las puedes quitar” (Daniel, 20)
Los metaleros reconocen que no tienen un apego a la cultura mexicana
tradicional, sobre todo una vez que se autodeterminaron como metaleros.
Piensan que quizás no se vieron identificados con ella, porque no les interesó
en ningún momento, o porque su contexto próximo no los acercó de manera
agradable, o por la decepción que les generó.
“Pues en el metal agarras mucho la ideología, incluso hay tipos que se
pueden creer nórdicos, pero ser bien mexicanotes. O sea, no nada más
porque estás güero y todo eso, puedes agarrar la cultura de otros países.
¡Nosotros ya la agarramos!, imagínate que tan pobres raíces mexicanas
200
tenemos como para adoptar otra ideología. La neta te desilusionas
demasiado de tu país” (Araceli, 23)
“El metal nació en Inglaterra, luego se difunde mucho por Europa, en
Noruega se hace mucho metal, de hecho es uno de los países europeos
donde se hace más metal. Nosotros tomamos lo que se hace en otros
países, con otras culturas completamente diferentes a la de aquí, y lo
tomamos tal cual; quienes adoptamos eso somos mexicanos, pero sólo
porque vivimos aquí, no podemos evitar estar muy influenciados. Somos
todos lo mismo, sólo que estamos en países diferentes con idiomas
diferentes” (Daniel, 20)
Una vez analizada la información respecto a cómo se elaboran los
discursos metaleros sobre su persona, sobre su relación con otros metaleros, y
la que extiende con la sociedad, se puede suponer una serie de conclusiones
creadas a partir de lo que explican las teorías utilizadas en esta tesis y lo dicho
por los chicos metaleros.
Los puntos más destacados en este primer bloque que explica un
fragmento del fenómeno de estudio, permitirán comprender desde la noción
individual y grupal metalera el por qué no se identifican con la cultura
tradicional mexicana, y dibujar así la relación entre los procesos comunicativos
metalero y mexicano
201
Para argumentar la manera en la que se construyen estos puntos
concluyentes de este primer bloque, que hacen entender un fragmento de la
realidad seleccionada, se toma la formulación ontológica Romero (2006), sobre
los beneficios de instaurar núcleos simbólicos en el práctica de generar
conocimiento a partir de información específica.
El acercamiento fenomenológico a un segmento de realidad que se
desea conocer, siendo esto una habilidad propia del pensamiento, es definido
por Romero por una serie de niveles de análisis que no guardan
necesariamente un orden cronológico, sino que pueden yuxtaponerse unos
sobre otros como si fuesen caminos que se cruzan, alejan, o se ubican
paralelamente, sin que por eso generen confusión ya que su lógica es clara.
Descubre que tales niveles son: a) el de la percepción sensorial, que
parte de la curiosidad y del uso de la observación; b) el de la identificación de
los núcleos simbólicos que obligan a la descodificación; c) el de interpretación,
para buscar sentido; y d) la contextualización de los núcleos simbólicos.
Se puede entender como núcleos simbólicos a aquellos detalles que
conforman determinado fenómeno, que pueden ser susceptibles de ser objeto
de ejercicio de interpretación o descodificación. Se desprenden por un
momento del hecho social que integran para ser analizados con base a lo que
ya se conoce, para entender desde ellos la complejidad del mismo.
202
“Durante ese mismo nivel de análisis se manifiesta un flujo creciente de
toma de conciencia” (Romero, 2006:129) que involucra no sólo a los chicos
metaleros en este caso, sino al investigador mismo del fenómeno que lleva.
La mayor aportación de recurrir a estos núcleos simbólicos, que se
efectuarán al término de cada bloque en este capítulo, consiste en resignificar
los elementos analizados en este fenómeno, para determinar una descripción
densa del mismo que vislumbre su totalidad desde su parte más intrínseca.
Una vez determinados estos núcleos, podrá concluirse a través de su
contextualización e interpretación, la reflexión final que da sustento a esta
investigación.
1.- En el proceso de asimilación y reforzamiento de modelos o
significaciones, se prepondera el papel que tiene la música. Para este tipo de
jóvenes, resulta el motor de su campo de expresión que abarca su esfera
individual, colectiva y la del entorno. Así también, es el pilar bajo el cual
reafirma la expresión metalera que la música en sí misma difunde.
Debido a todo ello, se puede suponer que para lograr la efectividad de un
determinado discurso, integrado por modelos dados, se pude recurrir a la
música como un canal trascendente. En el caso de los metaleros, logró
203
traspasar las barreras cognitivas hasta enraizarse en lo que concierne a los
sentidos.
Sin importar que en la sociedad, como lo piensa el interaccionismo
simbólico, convergen cargas de mensajes cuyo contenido es totalmente
variado, aquellas que ostentan de la música pueden ejercer mayor
contundencia en ciertos sectores, que como el metalero, pueden tomarla como
herramienta expresiva del conjunto ideológico bajo el cual se entienden y
agrupan.
Su lejanía con las prácticas tradicionales de la cultura mexicana,
apuntaría fuertemente a la presencia del factor música, que además del efecto
sensorial que produce, enarbola tópicos más adecuados a las sociedades
urbanas en las que se gestan manifestaciones como la metalera, como puede
notarse en el anexo 1.
Además de las características referidas sobre la música, es de relevancia
la facilidad que ve el joven en ella para moldearla según su contexto particular.
Permite que los chicos reformulen su composición, la adapten a sí, sin perder la
esencia que la formaliza; caso contrario podría ser con las prácticas culturales
mexicanas, que muestran mayor rigidez para adecuarse a la perspectiva de
estos jóvenes.
204
No se quiere decir que sea un hecho imposible, pero es probable que tal
resignificación del folclor mexicano adaptado a los estándares metaleros, no
promueva la esencia de una cultura u otra, sino justamente, la fusión de ambas,
situación que no parece agradar a algunos metaleros. En el caso del subgénero
musical Metal Muerte Prehispánico, que adapta elementos de culturas
mesoamericanas, cabe decir que no se toma del todo a la cultura mexicana
tradicional tal cual se conoce, sino que las culturas azteca y maya
específicamente, aluden a otras cargas simbólicas.
El joven se identifica más con el pasado prehispánico mexicano, que con
la serie de significados que forman la identidad mexicana tradicional, producto
de la época novohispana, aquel momento de fusión cultural entre indígenas y
europeos.
2.- Los patrones conductuales y filosóficos instaurados en el metalero, lo
caracterizan por su actitud defensiva, hacia todo aquello que represente
amenaza de aquel campo simbólico que le alberga.
El comportamiento del metalero depende en gran medida, de qué tan
consciente es de su posición en el organigrama social. Si logra entenderse
como miembro de un grupo subcultural, que representa una alternativa
contraria, distinta o amenazante al discurso oficial, comprenderá que representa
205
un estigma para la sociedad, que inevitablemente rechazará o mirará con
recelo.
Con este marco subjetivo, las relaciones sociales que entabla tanto con
sus camaradas como con aquellos que se asumen bajo otras expresiones, y
con aquellos que se apegan a la cultura hegemónica, se debaten dentro de una
jerarquía cualitativa, que sea cual sea el punto referencial, dotará de una fuente
simbólica que lo lleven a dibujar imaginarios.
Resulta curioso la necesidad que tiene por reafirmarse como un sujeto
ajeno a la intolerancia, pues justamente, dentro del grupo, reconoce de su
existencia entre metaleros mismos. Tacha de farsantes y los niega como parte
de su expresión cultural a todos los que desprecian o rechazan la diversidad
humana.
Sin tomar en cuenta el manifiesto alterno a la cultura dominante, el
desagrado y disonancia con expresiones como la propia de cholos, emos, o
anarquistas lo puede mostrar.
3.- Con el ejemplo de los metaleros, se puede decir que el ser humano
está pendiente de la libertad para conceptualizarse; así mismo de sensaciones
que pueden estar ligadas a esta premisa, como lo son el poder, la pasión y la
206
necesidad de presentarse ante el mundo, soslayando limitantes de cualquier
tinte.
Entre más consciente sea el individuo, podrá desarrollar una visión
propia de su entorno, una elaboración simbólica a partir del discernimiento. La
búsqueda constante del ser humano por conocerse y establecer su razón de
existencia podría cobrar forma a través de la reflexión misma.
El chico metalero piensa encontrar tal estructuración en la cultura metal;
sin embargo, a pesar de las incongruencias a las que puede llegar como
miembro de ella, tiene la capacidad de encontrarse en el otro, en el diferente,
en aquel que en momentos ataca o rechaza. La reflexión de uno mismo y del
mundo subjetivo que concibe a la sociedad humana, proporciona en medida de
lo posible, ese deseo de libertad que tanto se anhela.
El metalero por lo visto sólo llega a él en determinadas ocasiones, y no
con la totalidad que esperaría, ya que está propenso a ser sujeto por las
significaciones que entrelazan al mismo tiempo construcciones culturales
diversas en la sociedad. Lo que le lleva a luchar por su campo propio de
expresión.
4.- El desempeño particular de los agentes sociales próximos al joven
metalero, determinó en gran medida, su cercanía con la cultura metal. El padre
207
de familia principalmente, al acompañar al joven durante sus primeros años de
vida, figuró como uno de mayor trascendencia.
Los mensajes emitidos por el comportamiento del padre, así como los
que facilitó con su propio consumo de productos culturales, nótese la presencia
de la música, llevó a que el joven hoy metalero, supiera de otras propuestas
culturales a edades tempranas, que de otra manera no hubiese podido conocer.
Las primeras cargas simbólicas metaleras, alentadas quizás por la
ausencia de un entramado ideológico atractivo a edades tempranas, pudieron
llevar al joven a que incentivara por sí mismo con el paso del tiempo, su arraigo
a lo que éstas le pronunciaban.
De igual forma, su cercanía con personas que le remitían a dichas series
simbólicas, así como lo encontrado entre la gama colorida de modelos ofrecida
por los medios de comunicación, concretaron su preferencia al metal.
El ejercicio simbólico ejecutado desde los artífices de la música metal
supone un contacto directo e íntimo con el joven. Además de que utilizan la
música como canal difusor de ideas, los artistas concebidos también como
metaleros, engloban los dos aspectos que dibujan la totalidad de lo que implica
ser metalero; por un lado, aquel individuo que vive para la música, y por el otro,
que la utiliza como forma catártica de expresión.
208
Puede ser criticable que la sociabilidad entre metaleros tome a estos
agentes sociales en específico, como generador de relaciones. Cabría
preguntarse qué tanto puede concebirse el metalero sólo por la comunión de
ideas que profesa, sin tener que centrarse en detalles que podrían rayar en la
inverosimilitud, sobre las bandas e iconos del metal.
Si bien la música es la parte fundamental de todo el movimiento y la auto
conceptualización, la primacía se localiza en los significados constructores del
aparato cognitivo, y que en efecto, se impulsa con lo sensorial.
5.- La lejanía del joven metalero a las prácticas culturales mexicanas
puede ser originada por varias causas. Una de ellas es la ineficacia de los
agentes creadores de sentido al momento de emitir modelos encaminados a
reforzar su aparato filosófico, ya que no se mostraron de manera atractiva al
individuo cuando se hallaba a edades tempranas y no concretaba aún su
identidad.
Otra puede consistir en la incompetencia que presentó el entramado
simbólico identitario mexicano tradicional, respecto a la potente interacción de
significados presente en la sociedad. Los propios de la cultura mexicana
tradicional pueden estar viéndose cortos en el impacto que desean, cuando los
modelos de otras formulaciones culturales se adecuan a las características
propias de los grupos humanos que integran las sociedades.
209
También vale señalar que la noción de rechazo experimentada por su
trato con los demás, y forjada con los imaginarios alrededor de ella, pudo
haberlo condicionado para que desviara su atención de todo aquello que fuera
emanado por la sociedad mexicana.
El hecho de que el joven se acerque a la cultura metal porque encuentra
en ella componentes axiológicos que reconoce a su vez en sí mismo, dice
mucho de esta situación. El chico desconoce que las prácticas mexicanas
tradicionales, ricas en una axiología que incluye elementos como la sinceridad,
la verdad, la justicia y la libertad, pueden ofrecerle aquello que busca y desea.
Sin embargo, la percepción negativa, alimentada por cuestiones ya referidas
que tiene sobre la sociedad mexicana hace que las ignore.
Es criticable también el papel de la escuela en este sentido, pues los
profesores no enfocaron quizás sus esfuerzos en fomentar una actitud de
apego cívico y cultural a lo mexicano. Tal muestra de ello, podría recaer en el
limitado conocimiento que estos jóvenes tienen de la historia mexicana.
4.2 El metalero y la identidad mexicana tradicional
4.2.1 El metalero se asume como mexicano
Resulta interesante conocer, desde la perspectiva actual del joven
metalero, cómo fue y sigue siendo la relación con los significados instituyentes
de la cultura mexicana tradicional. Esto puede ser posible si se logra
210
comprender que el sujeto está inmerso en un entorno social que engloba la
interacción de cargas simbólicas diversas, y que sin importar su identificación
con las propias del metal, se expone al efecto de las demás, le hayan sido o no
relevantes.
Esta relación simbólica es compleja por la convivencia con los otros
sujetos que efectivamente no son metaleros; porque a través de las relaciones
humanas puede reforzar lo que le identifica o dejarse convencer por otras
formulaciones culturales.
En este segundo bloque del presente capítulo, se analiza la lectura que
hace el chico metalero de los significados de la identidad mexicana tradicional
que le parecen agradables.
Para Erick Erikson (1969) la identidad es producto de los procesos
biológico, psicológico y social que atraviesa una persona. Se implanta en el
sujeto una serie de compromisos y roles, que cuentan con la incidencia de los
significados que existen en la sociedad, formen o no parte de la identidad
mexicana tradicional.
Con esto se quiere decir que el pensamiento autónomo se gesta desde
la participación individual en los significados compartidos. La
autodeterminación como metalero demuestra que el contenido de dichos
mensajes de la cultura mexicana, no logró que el joven se identificara con ellos
211
a edades tempranas; sin embargo, ello no lo exentó que los interiorizara
presionado por el entorno.
En los párrafos siguientes se conocerán aquellos significados que orillan
al chico metalero, a asentir su mexicanidad; es decir, el reconocimiento de
aquellas cargas simbólicas que lo relacionan culturalmente con lo mexicano.
Una cierta identidad mexicana que asume el joven metalero, cobra forma
cuando éste escucha música metal producida por agrupaciones mexicanas. El
individuo se identifica como mexicano, cuando nota que éstas lo hacen y
emplean temáticas que le son mayormente cercanas, pero que no distan de lo
que crean las bandas extranjeras.
“Me siento mexicano, me gusta el desmadre y todo, yo siempre en lo mío,
sí me siento bien mexicano porque me encantan las bandas mexicanas,
¡bien cabrón!, le damos mucho auge a las bandas que son de aquí, que
apenas están saliendo, lógicamente del metal” (Roberto, 24)
“Para mí el ser mexicano significa todo, wey, es un estandarte para mí, a
mí lo que más me gustaría hacer es formar una banda metalera mexicana,
la neta por eso yo apoyo a Transmetal y a bandas que veo fuertes aquí en
lo mexicano, porque hay que apoyarlas, hay que seguirles dando. Las
veces que yo he tenido de cotorrear con ese grupo, les digo ‘yo los voy a
212
seguir apoyando, en lo que pueda, yo voy a seguir comprando sus discos
originales’. Yo sé que a Transmetal le duele que no les compres un disco
en original, no por ejemplo a Slipknot de Estados Unidos” (Miguel, 24)
El impacto que tienen las agrupaciones en el metalero es determinante.
En el caso de Transmetal se aclara que se no realiza una resignificación de los
discursos metalero y mexicano, tampoco se fusionan ambos para generar uno
nuevo, y mucho menos se toman elementos mexicanos tradicionales. Se
destaca aquí, que la cercanía identitaria que el chico extiende con las bandas
metaleras surgidas en México, es a raíz de verse reflejado en ellas por
percatarse de que salieron del mismo entorno geográfico en que él vive.
La significación que interioriza respecto a la nacionalidad de las bandas
metaleras genera en el joven, pautas determinadas como el apoyarlas según
crea conveniente. Como agentes sociales metaleros con los que puede
encontrar mayor entendimiento, las bandas mexicanas despiden cargas
simbólicas que al ser receptadas, ocasionan un lazo mayormente íntimo y
aspiracional.
El joven metalero se entiende como mexicano cuando nota que la
historia, así como los elementos que conforman la cultura mexicana, despiertan
el interés y admiración de personas que provienen del extranjero. Se asume
como mexicano al ver que lo tradicional es valorizado por personas ajenas ello.
213
“Fíjate, a mi me hubiera gustado ser mexicano, pero de esos bien cabrón.
Para mí no hay otro pinche país más chingón que México, imagina lo que
hemos vivido tantos años. Te apuesto que miles de europeos, wey,
quisieran estar en México, miles de africanos quisieran también estar en
México. Vivimos una pinche diversidad encabronada, vivimos dentro de
todo, en libertad, lo que en otros países no se vive” (Roberto, 24)
“Pues se me hace bien chingón haber nacido aquí en nuestro país, es bien
cabrón, a pesar de que este movimiento no esté tan fuerte. La sociedad
mexicana generalmente es cerrada, pero aún así me da mucho orgullo y
me late este país, y de lo que representa en el mundo” (Gerardo, 22)
Cuando el chico reflexiona que la sociedad mexicana en la que vive, es
resultado de un proceso histórico montado en los siglos, hace consciente otro
elemento que le agrada y le hace visualizarse dentro de él, la pluralidad étnica
que incita el interés en otros países. Nótese que aparece otra vez, la incursión
en los terrenos de la conciencia.
El reconocimiento del chico como mexicano se extiende cuando los
elementos culturales tradicionales, son apreciados por artistas y agrupaciones
musicales metaleras con las que se identifica. Se reconoce en elementos como
la bandera mexicana, el himno nacional, el discurso antiestadounidense y las
culturas mesoamericanas.
214
“Se me hizo bien hermoso cuando fui a ver a Haggard, imagínate ver a 17
cabrones en escena, aventándose el himno nacional al último ¡cerraron
con eso!, Imagínate a un wey alemán, a todos esos weyes que se
quedaron fascinados con México. De hecho la primera vez que vinieron a
México sacaron un DVD en vivo ¡el DVD en vivo!, antes de irse del
concierto allá en el Hard Rock, dijeron ‘queremos hacerle un homenaje a
esta gran tierra y a esta gran gente’, y ¡no manches cabrón! Pasó una de
las sopranos con una bandera mexicana, y tocaron el himno con
instrumentos clásicos. Fue un súper detalle de los batos, ese hecho a mi
me decía ‘¡Despierta!’ ‘¡Ve dónde estás parado!’ ¡A huevo que volteas otra
vez a tus raíces! Es fregón que un grupo te despierte algo que ya tenías
dormido, ese sentimiento que tienes ahí arrinconado y aletargado” (Miguel,
24)
“Hay un grupo de Alemania que se llama Therion, que no tiene nada que
ver con México, pero imagínate que de alguna forma, hasta allá les haya
llegado lo que es la cultura mexicana, que hasta ellos tienen una canción
que se llama Quetzalcóatl que habla del calendario maya y de la profecía
ésta. La rola está en inglés y los coros en español, una fregona
instrumentación” (Daniel, 20)
“Hay un grupo que se llama Brujería, me parece que el guitarrista o el
vocal es pocho, no sé, es gabachón. Esta banda sí tiene que ver mucho
con México porque todo su cotorreo es político, está fregón lo que hacen.
Hablan de una manera muy fuerte, hablan de narcos, e incluso, hay una
215
canción que se llama Matando Güeros, igual y es muy racista respecto a
los gringos y ese rollo. La rola dice ‘Matando güeros al estilo Pancho Villa’.
Brujería es grande acá en México, también en Estados Unidos, por ellos sí
vale la pena pagar $150 o $200 pesos para irlos a ver” (Daniel, 20)
La fascinación proferida por las culturas prehispánicas le motiva
calificarse como mexicano. Esta significación que le atrae al discurso cultural
mexicano tradicional, descuella elementos que también ubica en el metal, como
son el poder y la fuerza que vincula con los guerreros indígenas, también la
intelectualidad que se atribuye cuando reflexiona sobre la existencia.
“De lo que me puedo sentir orgullosa de ser mexicana, es de cómo en
siglos, hubo mucha gente aquí que fuera tan inteligente, como toda la
cultura maya por ejemplo, o también la cultura azteca, ¡Qué chingones
fueron!. Me admiro de cómo fueron a buscar un sitio y a implantarse a
pesar de todo, también de la valentía que tuvieron para defenderse de los
españoles, desgraciadamente esos eran más que nosotros. Creo que la
historia de México me hace sentir muy orgullosa, ¡Cuauhtémoc gracias te
sacrificaste!, todo ese aspecto es bien admirado de México en el mundo”
(Araceli, 23)
“Soy mexicano por las raíces que tiene este país, un país con mucha
magia, magia que lo envuelve y que te lleva a ciudades antiguas como
Chichén Itzá, todas esas zonas arqueológicas” (Evan, 20)
216
“Me gusta mucho la cultura ancestral, toda esa grandeza que hubo de las
civilizaciones que incluso se conoce a nivel mundial, me hace sentir
orgullosote de mi país. Todo ese rollo de los mayas y sus avances, todo
mundo está bien metido en lo del calendario y hasta preocupadones por
las profecías. De los aztecas, mis respetos, híper guerreros y la madre.
Eso debería de recalcarse ahora” (Daniel, 20)
“¡Los aztecas eran unos cabronzotes! Me identificó porque eran unos
guerreros, pinches cabrones, bien poderosos, no sé mucho de ellos, pero
sé que fueron grandes, muy perros, muy civilizados, ¿Quién sabe por qué
murieron tantos?” (Maiden, 20)
La imagen que tiene el chico metalero sobre las culturas prehispánicas,
en específico maya y azteca, que asentaron parte del folclor que aún se vive en
algunas zonas de país, está compuesta por significados con los que se puede
reflejar fácilmente. Hace mención de figuras como guerreros y científicos para
vincularse con estas culturas a pesar de que su conocimiento sobre ellas,
pudiera estar limitado.
Al elegir estas figuras que también pueden considerarse como modelos
de lo que entiende por dichas culturas mesoamericanas, toma noción de una
carga simbólica que pudiera adjudicarle una identidad devenida de ellas, logra
verse como mexicano cuando las toma de referencia, es decir, cuando
concientaza sobre las similitudes que comparten.
217
Es importante reflexionar sobre la relación entre las culturas
prehispánicas y la identidad mexicana tradicional. Bien se puede decir que la
segunda está ampliamente nutrida de la primera; sin embargo, hay que dejar en
claro, que las significaciones de culturas como la maya o azteca, son únicas de
dichas sociedades que distan de lo que se conoce como identidad mexicana
tradicional. Refieren a una parte de México, más no comprenden del todo la
identidad tradicional mexicana.
En ese sentido, el joven metalero se vincula más estrechamente con las
formulaciones simbólicas mesoamericanas, que con la identidad mexicana
tradicional, hoy presente en la sociedad. A reconocer este punto, se establecerá
aún así que la figura de las culturas prehispánicas serán consideradas en este
estudio como un vínculo que refiere al chico de cierta mexicanidad.
Llega a ser tan contundente su nexo con los modelos que asimila de las
culturas precolombinas, que ha originado una vertiente musical metalera
netamente mexicana, el Metal Muerte Prehispánico, en el que sobresale el uso
de instrumentos musicales autóctonos en fusión con los básicos del metal.
El individuo, según el grado con el que se identifique a esta significación,
se relaciona a este género por la cercanía cultural que ahí encuentra. Su
autonomía metalera subjetiva se mezcla con los significados del discurso
218
cultural mexicano, para dar paso a una hibridación representativa de ambas
culturas, sin que se potencie una sobre otra.
“Aquí surgió el Metal Muerte, o sea, un Metal Prehispánico, que tiene
precisamente sonidos prehispánicos. Hay palos, caracoles, y todas esas
ondas. Mictlán es el nombre de un grupo que, bueno, ya no tocan ahorita,
pero hay muchas bandas, Mictlán llegó a ser muy sonado, incluso por
Sudamérica y otras partes del mundo. Tenía mucha aceptación. En
internet se sigue colando su música, a muchos gringos les late el rollo.
Otro grupo que está creciendo es EK, en sus líricas hablan mucho de los
aztecas, los guerreros jaguar, o sea, utilizan lo rico de la cultura mexicana,
elementos que dan mucha tela de dónde cortar. La neta es el mejor tema
que hay en la cultura mexicana, y lo chido es que se hace una mezcla
padre con el metal” (Daniel, 20)
Como se analizó en el primer bloque de este capítulo, el joven metalero
se considera tal cual, porque en la cultura del metal aprecia el ejercicio de
figuras como la congruencia, la honestidad, y la sinceridad. Su visualización
como mexicano, también se hace posible, cuando las refleja en su
desenvolvimiento social a sabiendas de que al ejercerlas, contribuye a un
ambiente mejor al desarrollo de todos. El metalero se llama mexicano, en
cuestiones como respetar a los demás, no ensuciar las calles y empeñarse en
su desarrollo individual.
219
“Yo siempre trato de irme por el lado de que la persona es la que tiene que
cambiar, de empezar a pensar diferente, de no limitarse, de que México no
es un país jodido y que no hay varo porque no hay. Pienso que me voy
más por ese lado que solamente ir a votar. Cuando pienso diferente, de
que quiero crecer y trabajar, sé que eso puede ayudar a México. Me gusta
contribuir en no tirar basura en las calles, en no meterme con nadie, en fin,
para que esto cambie tiene que cambiar uno” (Daniel, 20)
“No me considero tan mal ciudadano, digo, no me late ensuciar la ciudad,
¡me caga tirar la basura en la calle!, me gusta estar informado y tratar de
compartir lo que sé. Me gusta trabajar y echarle ganas” (Miguel, 24)
“Yo trato de salir adelante, estudiando, preparándome, dedicándome a lo
que me gusta. Quiero hacer algo por este país desde lo que me toca, ahí la
voy llevando” (Gerardo, 22)
En otro sentido, algunos jóvenes metaleros, señalan que ser mexicano
se debe a una cuestión meramente circunstancial sobre la que no tuvo
injerencia alguna. Reconoce su gusto hacia algunos elementos, e incluso hacia
la denominación que se adjudica con ellos, mas rechaza concretarla como tal
cuando toma en cuenta el imaginario negativo que tiene sobre la sociedad,
analizado en el bloque anterior.
220
“Pues el nacer es algo que tú no escoges, a final de cuentas lo chido es
nacer y ya, donde quiera que estés. Yo no me siento mexicano, tampoco
me siento orgulloso ni nada, es más me da igual. Nunca negaré que soy
mexicano, soy mexicano porque nací aquí, en México. Si me sintiera mal
de serlo, es como si me sintiera mal por haber nacido” (Maiden, 20)
“Me considero mexicano por el hecho de haber nacido aquí. Cuando
creces pues se te van pegando algunos modos y costumbres, digo, me
gustan muchas cosas de aquí y por eso soy mexicano, pero pues, me
siento más metalero ya que las cosas que no me gustan son las más de lo
mexicano” (Daniel, 20)
“Me gusta mucho México, me encanta, soy mexicano y no negaré mis
raíces pero pues lo que no me gusta, es que la gente es bien mediocre,
igual y por eso no me identifico con nada de esto. Es muy hermoso, pero la
gente lo echa a perder, el mexicano es muy de ‘primero yo y luego tú’. Yo
pienso que si alguien quiere mejorar, que si la sociedad quiere mejorar,
pues todos deben ayudarse entre todos. En el metal, en el grupo, a pesar
de los problemas, pues sí está eso” (Maiden, 20)
“Yo nunca voy a negar que soy mexicano, soy un mexicano orgulloso, pero
no me gusta la gente, ni el gobierno que se tiene, ni tampoco las cosas
culeras. Sí me veo como mexicano” (Maiden, 20)
221
“No me gusta la poca apertura que tiene la gente acá en México, me gusta
mucho el país, pero la gente es muy cerrada a nuevos proyectos, ideas,
propuestas distintas. Para mi cotorreo y todo eso del metal, pues es muy
desfavorable en este país” (Daniel, 20)
“Yo la verdad sí soy malinchista, digo, sí me gusta México, me gusta mi
casa, pero yo creo que el gobierno es malo, además la misma gente aquí,
se anda catalogando como un país tercermundista, la misma gente se jode
así misma y entre los demás para que nadie sobresalga. Eso la verdad me
desilusiona mucho” (Araceli, 23)
A través de estas declaraciones, puede suponerse que todas aquellas
significaciones que incentivan esa mexicanidad en el sujeto, sean consideradas
como elementos que gozan de cierta preferencia, y no como detonadores de
una identidad tal cual que se infunde en formas de ser y pensar.
Curiosamente el factor que interrumpe la asimilación de cierta identidad
mexicana a través de esas significaciones, es la gente misma que sigue el
discurso hegemónico. Para el metalero, como primera impresión, lo mexicano
es considerado como un adjetivo y no como una construcción simbólica; sin
embargo, cuando reflexiona al respecto, y se ubica desde una trinchera
analítica, es capaz de reconocer que algunas cargas simbólicas le componen
también.
222
Las series de mensajes encaminadas a propagar la cultura mexicana
tradicional, no pudieron haber cumplido con su cometido, pero eso no quiere
decir, que no sean relevantes en la cosmovisión del chico metalero; gracias a
su lejanía con ellas, construyó una percepción de la sociedad al exterior de lo
que conoce de la cultura metal y de los entornos cercanos.
En otro significado, el metalero se asume como mexicano, cuando da
razón de que tanto él como los otros atraviesan circunstancias adversas sin
importar la identidad de cada uno. En esa interpretación, recalca la situación
económica desfavorable.
“En el metal agarras mucha ideología, la verdad como te digo, tenemos
muy pobres nuestras raíces mexicanas, tan así que agarramos la ideología
de otros lados. La neta somos mexicanos, vivimos como mexicanos,
somos mexicanos porque chingados estamos. La neta te desilusionas de
todo, del gobierno, de la situación económica nefasta, de esa mentalidad
de perdedores que te quieren meter” (Araceli, 23)
Las figuras históricas que dan forma al concepto de nación mexicana,
generan varias cargas simbólicas en su calidad de agentes sociales, que al ser
interiorizadas por el joven, le promueven simpatía siempre y cuando encuentre
en ellas los factores con los que se identifica. No importan los datos precisos en
223
fechas o nombres, sino que las acciones sean contundentes para establecer
una sintonía.
“Me hace sentir orgullosa de ser mexicana que un curita y una señora
tuvieron los pantalones suficientes para decir ‘¡Ni madres! ¿Me están
chingando? ¡Ahora los vamos a chingar nosotros!’, eso sí te hace sentir
orgulloso, de que tuvieron los huevos para hacer eso, que con sus propias
garras defendieron algo, y eso que eran mexicanos” (Araceli, 23)
“Me gusta mucho eso de que hubo movimientos como la Independencia o
la Revolución, incluso de que haya habido presidentes con un modo de
pensar muy fregón, como el de ese tipo que dijo que el respeto al derecho
y todo eso. Me gustan los visionarios, los guerreros, como Pancho Villa o
Zapata, me da orgullo que gente así de grande sea mexicana” (Daniel, 20)
“Me late mucho lo que hicieron varios cabrones a lo largo de la historia,
que sin ellos, no hubiéramos incluso caminar de manera libre en la calle.
Sin esos putos, no hubiéramos estado donde estamos, o sea, ¡qué chingón
por ellos!” (Roberto, 24)
“La neta yo admiro mucho a los que estuvieron en el 68; yo estoy seguro
que sí me hubiera toca vivir en ese tiempo, yo hubiera sido un cadáver,
wey, estoy seguro que yo hubiera estado ahí, me identifico con ese
movimiento” (Roberto, 24)
224
“Yo no sé de fechas, ni de nombres, nada, la neta, pero sé que fue
chingón, que fue bien perro todo lo que hizo Benito Juárez, que gente
como él nos hizo un país como chingón en algunas cosas” (Roberto, 24)
Estas figuras históricas pueden surgir de la cultura de masas, fomentada
primordialmente por el cine y la televisión. La figura de Pedro Infante, actor y
cantante mexicano, es apropiada en el mismo sentido por los mensajes que
difunde.
“Sinceramente yo no me siento identificado con Hidalgo o Zapata, porque
pues, fue algo como que no seguí mucho. Igual y sí estuvo chido, porque
pues, por ellos somos lo que somos ahora. Me identifico más con Pedro
Infante, para mí él fue el primer dark de México, sus canciones siempre
hablaban de dolor, de tristeza, de traición, sufrimiento, desamor, incluso el
sonido de sus rolas, es muy de ese estilo, como de soledad, dolor y pena”
(Evan, 20)
No resulta interesante el que los metaleros no tengan mucho
conocimiento de la historia y sus personajes, ya que no es esa la finalidad de
esta tesis, sino el que registran dentro de sí todo aquello que les parece
relevante, como puede ser el caso, de las acciones o comportamientos de los
demás. Por ejemplo, uno de los entrevistados ni siquiera recordó el nombre de
Benito Juárez, pero citó una de las máximas de este personaje “El respeto al
225
derecho ajeno es la paz”, lo que finalmente deja pensar que para estos chicos
resulta significativo todo aquello que definen práctico en sus vidas, como el
respeto según el ejemplo citado.
La noción del espacio geográfico, también contribuye a que el joven
metalero se identifique como mexicano. En el caso particular de Evan, quien
nació en la ciudad estadounidense de Los Ángeles, California, recibió desde
pequeño a través de sus padres y del entorno que le rodeaba, cargas
simbólicas que le hicieron formar una percepción sobre la cultura mexicana y el
lugar del cual formaba parte.
“Yo me considero mexicano, pues hago siempre una retrospectiva, pues
así me considero. Yo soy mexicano a pesar de que nací en Los Ángeles.
Mi papá es mexicano de Estados Unidos y mi mamá es de México. Desde
chico todo era algo confuso, porque en casa se hablaba español y se
hacían cosas como muy familiares, religiosas, y todo eso; y afuera de la
casa, era otra onda diferente. No me sentía parte de ese lugar, aquí me
siento más cómodo, como que imaginaba que era de otro lugar más lejano,
y pues en cierta parte sí” (Evan, 20)
“En cuanto a mi me dicen México, lo primero que se me viene a la mente
es el país, el país en el que vivo, ¡el mapa! ¡el mapa se me viene a la
mente!” (Roberto, 24)
226
Saberse mexicano implica para el joven metalero, una reflexión de lo que
vive y que considera propio de esa cultura. El espacio geográfico resulta un
significado también importante al tiempo que discierne sobre ello. Caso notorio
es el de Evan, quien pequeño comenzó a diferenciar la sociedad fuera de casa,
con lo que se hacía dentro. Gestó dentro de sí que el entorno en el que nación,
no correspondía a su origen, sino a otro localizado en un espacio distinto según
lo entendido por su madre.
El metalero se identifica como mexicano al reflejarse con los otros que no
son metaleros a partir de aspectos con los que concuerda, tal es el caso de una
actitud férrea ante la adversidad. De igual forma cuando visualiza desde su
lugar, a otras sociedades similares con la mexicana.
“Yo creo que los mexicanos estamos hechos de un pedo muy especial, de
una fibra bien cabrona, de que podemos ser sarcásticos, de que podemos
reírnos de nuestra propia desgracia, como bien dicen por ahí de que la
carreta suicida nos sale seguido. Esta chido ser mexicano, porque somos
distintos, porque somos fuertes y de humor negro, al menos con eso sí me
siento como bien parte de México” (Miguel, 24)
“Somos una raza única, wey, si te pones a ver, podremos tener muchas
similitudes con muchos sudamericanos y ondas así, pero México tiene un
227
rollo muy de México. Es algo raro de explicar, pero como que sí somos
muy especiales” (Miguel, 24)
4.2.2 Agentes sociales y la cultura mexicana tradicional
Los agentes sociales emisores de la cultura mexicana tradicional, y las
relaciones que el joven tiene con todo aquel no metalero, alientan
invariablemente, una asimilación única de su posible percepción como
mexicano. Como se ha podido apreciar hasta el momento, el joven metalero se
identifica de manera parcial con la cultura mexicana, condicionando su relación
en torno a los nexos sociales y algunas características epistemológicas que no
comparte.
En este punto, se analiza el desempeño que tuvieron y que siguen
teniendo, los agentes sociales de sentido orientados a difundir la cultura
mexicana tradicional. El razonamiento de dichos agentes posiblemente pueda
establecer más motivos que expliquen por qué el chico protagonista de estudio,
no optó por el discurso cultural mexicano para reconocerse.
En primer lugar, la percepción del joven respecto a la cultura mexicana,
está ligada con la dinámica familiar fomentada por sus padres. Las prácticas
religiosas y los elementos culturales católicos, son reformulados
simbólicamente por el joven metalero; dejan atrás su sentido original y se
228
enclavan en ese aspecto familiar. La imagen de la Virgen de Guadalupe es
asociada con la madre de familia y la infancia.
“Pues, recuerdo mucho que mi mamá nos hablaba de la Virgencita de
Guadalupe y todo eso. Las raíces y la educación, pues la adquieres desde
la casa. Para esas cosas influye mucho la familia, a mí me gustaban
mucho, pero pues, pasa el tiempo y te decepcionas de las personas,
entras en la llamada disfunción familiar” (Araceli, 23)
“La influencia de la religión católica es muy fuerte en la familia. Tiene cosas
muy padres con las que me pudiera identificar, pero hay otras que no me
parecen, como esa cuestión eclesiástica, digo, políticamente hablando con
todo eso de los padres. A mí me basta con saber que hay alguien arriba y
punto, él y yo y ya” (Araceli, 23)
“Pues nunca en mi casa nos olvidamos de la onda mexicana, mi mamá
desde siempre es la que cada primero de mes le prende una veladora a la
Virgen de Guadalupe o a las ánimas; también de que participaba con otras
personas en peregrinaciones y nos llevaba, uno va conociendo eso de la
tradición ¿No?” (Evan, 20)
En este sentido, el chico metalero apunta más a elementos o personajes
de la religión católica, no tanto de la iglesia que la promueve. Figuras como las
229
referidas, gracias a sus significaciones, permiten que el metalero solidifique un
lazo con su pasado, y específicamente con su familia.
Resulta interesante la trasfiguración del sentido original de determinadas
prácticas religiosas a uno netamente personal. Esto podría haber sucedido
cuando el metalero, haciendo una vez más conscientes las cosas, eligió
desprenderse de lo que implicara imposición por parte de la iglesia católica sin
descartar aquellos elementos que le generan cierta vinculación.
Los platillos tradicionales de la gastronomía mexicana resultan ser
agentes poderosos de sentido. Se puede inferir que la degustación de los
mismos llevó a que el joven gestara un agrado e identificación basada en esa
experiencia placentera. Lo mismo ocurre con las variables que inciden en ese
momento en que los ingiere, que bien pueden ser fiestas o reuniones de notoria
convivencia familiar.
Resulta interesante que estos elementos, que desprenden cargas
simbólicas que lo inmiscuyen incluso sensorialmente, le signifiquen cierta
mexicanidad que acepta y disfruta, y que le haga ignorar otros factores que le
desagradan como el religioso.
“En mi casa éramos así de que todos estábamos en la mesa, comiendo
que las tortitas, tomando agua fresca de muchas frutas, mi mamá nos
inculcó mucho eso, de que conviviéramos todos juntos. Incluso, nos
230
llevaba a las fiestas del templo, esas típicas fiestas del templo, cuando
llegaba la Virgen de Zapopan y se ponían los juegos, con los danzantes, el
tiro al blanco” (Araceli, 23)
“Pues en mi casa sí se hacen muchas cosas como bien mexicanas, que mi
mamá hace la comida para mucha gente, en las posadas, cumpleaños, y
cosas así. También traen mariachi, y pues todo ese pedo” (Gerardo, 22)
“Imagínate, mi familia es de rancho, mi mamá es de Ameca y mi papá de
Los Altos, entonces, cuando se da el ir al rancho, pues es otro pedo bien
diferente, es otro mundo wey. Es padre comer todo lo que allá te
encuentras, rodeado de gente chida. Aquí somos bien sedentarios,
además de que tragamos de la chingada, allá la gente es más longeva y se
la pasan chido” (Miguel, 24)
Es criticable el desempeño que ha tenido la escuela como agente social
orientado a fomentar la identidad mexicana en niños y jóvenes, ya que no
propició un ambiente adecuado y cómodo para su asimilación. Se puede
especular respecto a que el proceso que gesta el discurso tradicional
imposibilitó, cuando era necesario, la identificación y posterior reafirmación de
individuos en ella.
Es indispensable que el receptor se sienta integrado, tomado en cuenta
en los flujos simbólicos, que se identifique con ellos y encuentre en sus
231
modelos alternativas viables para su vida; sin embargo, al vivir un ambiente de
obligación y nula atención a sus características, permitió que otras cargas
simbólicas ocuparan mayor lugar en su concepción individual.
“En la primaria más que nada, según eso se encargan de que tengas la
cultura mexicana y te sientas mexicano, pero pues, te obligan más que
nada a participar en festivales. A mí me hicieron bailar en uno de la
Revolución, andaba vestida yo de Adelita y toda la cosa, no me gusta, soy
muy mala bailando. No me gusta que me obliguen a hacer cosas que no
quiero. Igual me divertí y toda la cosa, pero no le di la importancia que
quizás ameritaba” (Araceli, 23)
“En la escuela siempre fui una mierda, la neta nada me interesaba, la
maestra siempre nos obligaba a hacer lo que ella quería. Me gustaba la
música, y ella siempre se enojaba, nos regañaba. Siempre traté de
esforzarme pero pues, a mi me latían otras cosas” (Maiden, 20)
“En la escuela, ya ves que andan con eso de que tú tienes que ser México
y la madre, y de que tienes que andar siempre con dos o tres banderitas
de México, con esas cosas dices ‘órale que chido, es día de la
Independencia’ pero pues no lo haces con la convicción porque no te
hacen sentir que es importante, y la neta creces y no te importa, porque si
no te importó desde chavo menos ahorita” (Daniel, 20)
232
“La neta nunca fui bien clavado en ese aspecto; o sea, sí me ponía chido a
la hora de los honores a la bandera los lunes, la neta sentías un rato
chingón, pero después de que pasaba eso y regresabas a la normalidad,
como que ya ni te acordabas. La neta, siento que los libros de primaria que
hablan de historia, pues como que no son para que un morro los entienda,
y al no entenderlos, le vale. A mi me tocaron unos como de güeva, que me
cansaban mucho y no entendía nada” (Miguel, 24)
“Pues se supone que en la escuela a todos los alumnos les imponen seguir
la tradición, pero yo me he dado cuenta que muchos niños y jóvenes no la
quieren seguir, como que eso se debe a que han entrado más cosas, como
más fuertes, más influyentes. Sólo ponen decoraciones, que la neta está
padre y todo, pero pues como que falta más” (Evan, 20)
“A mi me cagaba eso de la escuela, nel wey, la neta yo no puedo estar en
eso de cantar el himno, no me gusta, no me gusta que me tengan
formadito como soldadito, no soy un soldado, no lo soy ¡eso me caga la
madre!, yo creo que por eso nunca me ha gustado. No me gusta reflejarme
en algo que no soy. Sí quiero a la bandera y la neta se me hace chingona y
al puto que me la toque le rompo su madre, pero no por eso voy a estar
parado saludándola sólo porque un cabrón me lo está ordenando. ¡Las
cosas se hacen porque uno quiere!” (Roberto, 24)
233
Como puede observarse, la escuela como agente social no fomentó en
estos jóvenes una cercanía notable con la cultura mexicana. Se enlistan
aspectos como: el desconocimiento en los jóvenes sobre aspectos culturales
mexicanos para tomarlos con importancia; la sensación de imposición por parte
de los profesores como figuras de autoridad; y la presentación desfavorable de
contenidos educativos para atraer el interés del niño.
Se puede considerar que los padres de familia son los agentes más
relevantes en el infante. A través de los mensajes que emiten y de la estrecha
relación que mantienen, generan una potente carga simbólica que fundamenta
la identidad del joven. En el caso de Evan, joven metalero que nació en Los
Ángeles, California, dicha carga que asimiló con el tiempo, le arraigó un fuerte
sentido de pertenencia con la cultura metalera. Reconoce su identificación con
el metal, mas no rechaza su identidad como mexicano; su concepción de la
cultura tradicional lo ligó hacia aquello que veía lejano y a lo cual aspiraba
llegar.
“Pues desde que naces, ya piensas diferente al resto, la neta mis papás
siempre me decían, me influenciaron mucho, de que yo era mexicano, y de
que soy de México. Sí me siento muy apegado a las raíces, pero la neta
hay cosas que no me gustan, pero pues, culturalmente hablando, sí me
gusta mucho y lo considero propio” (Evan, 20)
234
“Con quienes más convivía era con mis hermanos, ellos me enseñaron
muchas cosas, a saber cómo moverme dentro del mundo, a que lo
comprendiera siempre con respeto. A que fuera una persona fuerte, y
sobre todo noble, que exprese siempre lo que pienso” (Evan, 20)
“Se me despertaba el orgullo de México, cuando en la televisión o en las
calles, veíamos trajes de charro o lugares mexicanos, dices ‘¡Ehhh el lugar
de donde yo soy!’. Uno quiere más las cosas cuando no las tiene o cuando
está lejos de ellas” (Evan, 20)
En las sociedades actuales, donde la presencia e impacto de los medios
de comunicación masiva es más que evidente, los significados que éstos
emiten adquieren una mayor profundidad en quien los asimila. Es a través de
los productos culturales, adquiridos desde los medios masivos, que el individuo
adquiere los modelos que ofrecen en respuesta a su deseo de verse dentro del
grupo que los genera; o de igual forma, los toma como reforzadores de la
posición cómoda que posee con su identidad. Entre los mensajes emitidos por
los medios de comunicación masiva, se identifican los siguientes:
“Me gustan mucho los comerciales que hace TV Azteca sobre ‘valor de
México’ o algo así, se me hacen padre, como que difunden mucho el color
de lo mexicano, de que es bonito ser mexicano, me identifico con ellos,
igual y tienen un doble sentido por eso de la promoción de ellos mismos,
235
pero son bonitos, como que difunden la cultura para que la gente no se
olvide de eso” (Araceli, 23)
“Me caga que en muchas películas o programas se dé una mala imagen de
México, de que mundialmente ya es visto el mexicano como un wey que
todavía anda en caballo, que es todo borracho y que vive debajo de un
pinche cactus, o de algún maguey, que siempre usa sombrero. De hecho
hay mucha gente que llega aquí y ‘Where’re the sombreros?’ ¡Chingado!
Ya pasaron 100 años y creen que seguimos en lo mismo” (Maiden, 20)
“Me puedo llegar a considerar mexicano cuando veo películas con las que
me pueda identificar, con las que puedo compartir cosas en común, que
tengan ideas buenas como esa de Amores Perros, o muchas películas de
ese tipo. No me gusta que algunas saquen siempre los mismos temas de
delincuencia, políticos corruptos, problemas, como la de La ley de
Herodes. Se me hace algo chido esto de El Laberinto del Fauno, ese tipo
de temas me gustan mucho, y lo chido es que la hizo un mexicano,
también me puedo identificar con Kilómetro 31” (Daniel, 20)
“De niño recuerdo que nos poníamos la camiseta de la selección y
veíamos el fútbol en la televisión, un partido de México, nos sentábamos,
gritábamos y todo ese desmadre. La neta veía en la televisión cómo era
eso del Grito de Independencia, y nunca nos gustó ir, ¿Para qué chingados
vas a que te agarren el culo a ti o a tu vieja?, yo mejor veo los toros desde
lejos” (Roberto, 24)
236
“Me siento identificado cuando veo documentales sobre las culturas maya
o azteca, o sea, cuando veo el resplandor de todo lo que hicieron, de su
escritura, de sus construcciones, sus religiones, de todo el sistema que
crearon para saber los días y las noches, eso me hace decir ‘órale, pues
qué chido que en este país, exista todo esto’” (Evan, 20)
4.2.3 Percepción de festividades y costumbres de la identidad mexicana
tradicional
Si el interaccionismo simbólico entiende a la sociedad como un sistema
de significados, todas aquellas personas que están dentro, adquieren y
reproducen esos significados de maneras distintas según la apropiación que
hacen de ellos.
Con la teoría del modelaje se entiende que las relaciones establecidas
entre las personas, son parte de esos esquemas conductuales con los que
refuerza los significados que ha asimilado.
El ejercicio de la subjetividad lleva a que la persona se refuerce en su
plataforma cognitiva, y en su posición en el organigrama social. Al hacer esto,
emite cargas simbólicas de lo que ha asimilado, convirtiéndose por ello, en un
emisor de significados, es decir, en un agente social. Esta conversión puede
entenderse como representación social del conglomerado ideológico metalero.
237
En este punto se analiza a detalle, aquella interiorización que hace el
joven respecto a las festividades y costumbres de la identidad mexicana
tradicional. Estas prácticas son resultado de los parámetros establecidos por
las construcciones cognitivas que pretende infundir la cultura mexicana
tradicional en las personas, con la finalidad de seguir latente en esa zona que
permite la relación entre unos y otros. El metalero, lejano a esa zona pero
propenso a recibir dicha carga de mensajes, logra invariablemente un
imaginario, con el que puede incluso, sentir identificación y forjar su propia
imagen como mexicano.
En un primer significado, las costumbres y festividades de la identidad
mexicana tradicional son consideradas por el joven, como actividades propias
de las comunidades indígenas mexicanas, las cuales le despiertan interés y
admiración, más no un sentido de pertenencia.
“Se me hace algo tremendamente interesante, algo que quisiera conocer a
fondo, es toda la onda de los tarahumaras, los huicholes, otros grupos.
Quiero conocer su idioma, a los verdaderos mexicanos. Nosotros dizque
somos mexicanos y hablamos español. Mucha gente se cree bien
mexicana pero ¿haber por qué no habla náhuatl?, en fin, a la gente ni le
interesa eso” (Araceli, 23)
238
“Muchas veces he visto a los voladores de Papantla, y ¡wow qué rifados
son!, las danzas que se echan en los aires, los colores que tienen los
vestidos de sus mujeres. Eso se me hace bien fregón del país, de que todo
tiene ese color, desde los bailes, la ropa, la comida de las personas,
también los cantos originales de México” (Evan, 20)
El joven metalero señala que las festividades y costumbres de la
identidad mexicana tradicional, carecen de contenido entre quienes las
realizan. El individuo se siente lejano a ella, porque considera que no se valora
por personas que dicen identificarse como mexicanos, quienes las toman como
pretextos para no trabajar e incurrir en reuniones donde estén presentes
bebidas alcohólicas. Las celebraciones que asocia con esta situación son las
referentes al aniversario de la Guerra de Independencia y a la Revolución
Mexicana.
“Yo no celebró el día 16 de septiembre, cuando se celebra el día de la
Independencia, yo creo que todo el mundo que cae en esto, pues, o sea,
yo no voy a dar el Grito porque no me siento tan hipócrita. No es que no
ame a mi país, pero la neta la gente me tiene bien decepcionada,
solamente te quiere chingar, no te deja ser tú, no te deja crecer” (Araceli,
23)
“Me caga que muchas fiestas así como patrióticas, tengan un cotorreo bien
superficial, es echar desmadre por echar desmadre, y pues la música
239
incluso que se toca también es superficial, pura banda con letras que
remarcan muchos problemas de México como el narcotráfico, eso no me
late porque soy una persona pacífica, la neta ni siquiera me gusta tocar
ese tema de que estamos jodidos y la chingada, no me gusta remarcar los
errores” (Daniel, 20)
“El día de la Independencia es un día que la gente toma como de cotorreo,
yo la neta soy mexicano y todos los días me siento así, y me emputa que
una bola de pendejos lo tomen como un pretexto, la neta no hago nada de
eso, con que yo sepa lo que soy y lo que pienso me basta. No tienes por
qué sentirte más mexicano un día y no siempre” (Gerardo, 22)
“Esos días la gente los agarra como ‘¡Ayyy voy a pistear!’ pero realmente
ni siquiera saben por qué se celebra ese día, o sea, hay gente que piensa
que la Revolución la hizo Miguel Hidalgo, wey, y la Independencia, Zapata”
(Gerardo, 22)
El Día de Muertos, es una de las celebraciones mexicanas tradicionales,
con la que más se identifica el chico metalero. Se ve reflejado en los no
metaleros al momento en que consideran temáticas oscuras que no tocan en
otros momentos, como puede ser el culto a la muerte. La asimilación metalera
de lo mexicano se entiende plenamente con esta festividad.
240
“De las tradiciones más perras de México, a mi me encanta el Día de
Muertos y todas las chingaderas que de ahí se desprenden” (Maiden, 20)
“Me gusta el Día de Muertos, esa sí me gusta, creo que de las pocas, sino
la única, me gusta porque por lo menos por un día, la neta la gente está
siendo oscura, o sea, me refiero a que se están yendo a saludar a un
familiar ya muerto, de que van a su tumba, eso es un ambiente tétrico.
Imagínate ese escenario en un día normal, de que una familia esté sobre
una tumba. No sé, la gente tiene un culto raro, ya que sólo por ese día no
tiene miedo de relacionarse con los muertos o con ese tema tan oscuro
para muchos en otros días del año. Yo me identifico con ese día, con eso
de las tumbas, los muertos, y la neta me gusta que la gente lo acepte, las
fregaderas de poner banderas y echar gritos pues son sólo para echar
desmadre” (Daniel, 20)
“El Día de los Muertos se me hace chido, aunque hay gente que no lo sabe
apreciar, como que no lo valoran como debería ser, incluso hay muchos
cínicos que dicen ‘Ps vámonos a pistear’” (Gerardo, 22)
“El Día de los Muertos me gusta, se me hace una forma chida de recordar
a nuestros caídos, se me hace muy chingón eso, wey. La neta es verlo con
mucho humor, como una forma de diversión de que los mexicanos veamos
a la muerte de esa forma” (Roberto, 24)
241
Los elementos culturales que participan en esta festividad mexicana,
producto de la era novohispana en el país, le generan al metalero un cierto
grado de identificación; sobre todo, cuando percibe de los otros, de aquellos
que ve lejanos de sí, incurrir en actividades y considerar cuestiones que sólo en
ese día pueden ser posibles, pero que destacan en el discurso diario del chico
metalero.
Esa sensibilidad colectiva que le atañe resulta ser de su agrado. Se ve
permeado en esa carga simbólica, promovida por la conciencia colectiva
respecto a la muerte y su veneración; al grado de equiparar esa carga
simbólica que ha asimilado respecto a la mexicanidad, con lo que sostiene en
la cultura metal.
El joven encuentra en la cultura mexicana tradicional, una expresión
humorística con la cual se identifica; se refiere a la práctica oral de los chistes y
los albures, en especial, cuando se maneja el humor negro.
“Lo que sí me gusta mucho de este pedo, es el humor del mexicano, de los
albures, el humor negro, la carreta. Es reírme de lo que me está doliendo,
cabrón. Eso me encanta de este lugar, de lo que es la gente, me encanta
el humor negro” (Roberto, 24)
242
“El mexicano siempre es el fregón en los chistes, el que le gana a todo.
Nada se le escapa, está padre jugar con el cinismo un rato” (Araceli, 23)
Según lo presentado en este segundo bloque, se presentan una serie de
núcleos simbólicos para analizar y reflexionar sobre el fenómeno de estudio.
1.- El joven metalero puede asumir y reconocer cierta carga simbólica
proferida por los agentes constituyentes de la cultura mexicana tradicional. Esto
logra ser posible, cuando toma conciencia de su entorno a través de esa
significación; mientras que no la rememora, prosigue con solidez el discurso
metalero que lo compone en gran medida.
Resulta de interés para este trabajo que la mexicanidad, entendida como
aquellas significaciones o acepciones que despiertan en el chico, un gusto y
cercanía, mas no una identificación total o absoluta, sea concebida en su
estructura cognitiva a través de la reflexión y análisis.
Se sospecha entonces que efectivamente la acción de discurso
simbólico cultural mexicano, logró introducirse de alguna forma en la
subjetividad del joven metalero. La supuesta realidad que explica el
interaccionismo simbólico podría encontrar un referente en este fenómeno, ya
que a pesar de la competencia y diversidad de significados que se entrelazan
en el campo de expresión que alberga a la sociedad en su conjunto, los
243
modelos de la cultura tradicional mexicana pudieron ser asimilados por el
joven. Inclusive, con la peculiaridad de que no se adecuan a las características
de los distintos tipos de receptores para su asimilación.
La identidad del metalero, es de antemano apegada a la cultura del
metal; sin embargo, si llega a reconocerse como mexicano cuando toma en
consideración elementos que le agradan, no quiere decir que se asuma
identitariamente como tal. El hecho de que las significaciones de la cultura
mexicana tradicional despierten cierta cercanía con el joven, recae sobre todo
en el desarrollo del individuo, desde su nacimiento, en el campo simbólico
donde éstos se extienden.
Es de llamar la atención la significación que profiere la imagen de las
culturas prehispánicas en el metalero. Independientemente de que él mismo
reconozca su poco conocimiento al respecto, entabla por lo que encuentra en
ellas, una vinculación que le parece satisfactoria.
Puede conjeturarse que esto encuentra diversas causas, como la
idealización de un pasado remoto que no incluye, en lo que se percibe de él,
elementos del presente como el idioma español, los centros urbanos, la religión
católica y la identidad mexicana vista como resultado de la colonización. Otra
causa podría ser la admiración que incitan las sociedades maya y azteca en la
historia de la humanidad.
244
La identificación con las culturas precolombinas, sostenida en figuras
como los guerreros e intelectuales, ha determinado como patrón conductual,
que el individuo profiera respeto y cierta clase de culto a ellas. El caso de la
vertiente musical metalera que se enfoca a esta significación es una clara
muestra de ello. Tal parece que la carga simbólica que el joven encuentra en
las culturas prehispánicas le resulta cómoda y favorable, pues llega al grado de
fusionarla con su propia cultura para generar un entramado híbrido de una
expresión autonombrada como universalista de localismo medular.
Esa clase de identificación posiblemente pueda generarse, la noción de
que la cultura tradicional mexicana solamente es aquella que realizan las
personas indígenas. Las relaciones que extiende con la sociedad y que no le
hacen sentir pertenencia a ella, así como el imaginario que de ella tiene, le
hacen pensar que los verdaderos mexicanos son aquellos que siguen su
manera de pensar, pese a la presión y rechazo social.
Pueden entonces, aparecer conceptos como el campo, las lenguas
nativas, los lugares, o las expresiones de esencia indígena, como parámetros
para determinar su vinculación, debidamente diferenciada por él mismo a
través de su propia expresión cultural, hacia los indígenas tanto del pasado
como del presente.
245
Cabría detenerse a pensar sobre lo que implica entonces la identidad
mexicana tradicional. Para estos jóvenes existe una mayor cercanía con todas
aquellas significaciones que aludan a lo indígena. Como ya se comentó en este
apartado, la identidad mexicana tradicional como tal, puede ser entendida
como ese proceso gestado a partir del mestizaje en el territorio mexicano, lo
que hace suponer que además de las significaciones indígenas,
necesariamente están las europeas con las que ya no está esa misma
estrechez.
La relación con lo indígena, visto como lo verdaderamente mexicano,
abre el camino a una incongruencia. Mientras que se abre y admira una
extensión hacia lo indígena, que sólo sale a flote cuando se reflexiona sobre
ello, la identidad metalera se arraiga fuertemente en iconos de tal expresión,
que bien provienen de Europa y Estados Unidos principalmente.
2.- Con la celebración y costumbres del día de muertos, el joven
metalero satisface las dos construcciones subjetivas que dan forma a su
identidad. Al encontrar en ella los elementos que le identifican y satisfacen
dentro de la cultura metalera, refuerza al mismo tiempo, su apego y sentido de
pertenencia a esta tradición. Con el día de muertos, el metalero se ve reflejado
en los demás, quienes incurren en acciones no comunes para la cotidianidad
mexicana, pero sí para la cultura metalera. La carga simbólica que se difunde
desde esta festividad, basada en el tema que trata, las acciones que requiere y
246
los nexos sociales que instaura con los demás, le producen armonía con el
bagaje cultural que le hace ser quien es.
Esta celebración da cabida a las dos cargas simbólicas seleccionadas
para este estudio. El metalero alcanza la concepción más alta de su
mexicanidad cuando ve en los otros, en los diferentes, el empleo de figuras o
elementos culturales similares a los de la cultura del metal. Se puede decir que
las cargas simbólicas de ambos procesos comunicativos orientados a
identidades claras, se amalgaman para entrar en un campo simbólico que
permite al joven exaltarlas a ambas.
3.- La lejanía entre el joven metalero de la cultura tradicional mexicana,
podría entenderse por su asimilación interrumpida o deficiente de los
entramados simbólicos; así también, por la poca flexibilidad de sus contenidos
para amoldarse a las características propias del metalero, y a las relaciones
interpersonales o grupales en las que se ha ido desenvolviendo.
Como ya se ha mencionado, las relaciones sociales y los agentes de
sentido han instaurado en gran medida la identidad de una persona. En este
caso concreto, los encargados de fomentar el discurso cultural mexicano, no
recurrieron a los medios más adecuados; al contrario, incentivaron gracias a
esa situación, una lejanía mucho más marcada.
247
El ser humano, con base en lo visto de los metaleros, requiere de una
estimulación tanto ideológica como sensorial de los agentes simbólicos
presentes en su entorno. Un ejemplo podría ser el rechazo a las instituciones
como la iglesia católica por parte del joven; primeramente hace sólo
conscientes las ideas que tal agente promueve, sin embargo, cuando toma en
consideración aspectos como el pasado familiar o la vinculación que hace a
momentos relevantes para él, se permite determinar su cercanía a ese agente,
con la condicionante de que le cambió el contenido simbólico original.
Resultaría obvio pensar que el metalero, quien se identifica y sustenta
con esa ideología, también logra hacerlo con algunas prácticas culturales
mexicanas. Su permanencia en el campo simbólico en el que se edifican todas
las expresiones de la sociedad mexicana, invariablemente le inculcó esa carga
simbólica que le permite verse, cuando lo concientaza, en el rostro del otro, del
diferente, del que critica y juzga, pero con el que también comparte ciertos
elementos.
4.- La identificación del metalero con algunos significados emitidos por la
cultura mexicana tradicional, se afianza gracias a que en ellos encuentra los
mismos elementos que le atraen de la cultura metalera. Esta situación lo hace
consciente de las dos culturas con las que puede identificarse, y considerarse
cómodo con lo que apropia de cada una. Se da por hecho que lo propuesto por
el interaccionismo simbólico cobra validez, al observar que al ser la sociedad
248
un sistema de significados complejo y heterogéneo, el individuo que se haya
dentro, interpreta todas las cargas simbólicas posibles.
Los modelos que conforman esas cargas simbólicas presentes en la
sociedad, asimilados o no por el individuo pueden generar patrones
conductuales y de pensamiento. Cuando los asimila, es porque los encontró
funcionales en la práctica; si los rechaza, es porque no se identificó con lo que
proponían, motivo por el cual formuló nuevos esquemas para hacerles frente.
Estos puntos, conforman una manera de digerir los mensajes que apropia.
5.- La relación de los procesos comunicativos elegidos en esta
investigación para su análisis, encuentra en este punto, una explicación
concreta. Se puede inferir con lo desarrollado hasta el momento en este
capítulo, que la relación mediada entre ambas identidades culturales se ve
sujeta a la capacidad cognitiva del individuo receptor de sus significaciones. Se
dice pues, que gracias a la habilidad filosófica del chico metalero de la reflexión
y análisis, ambos entramados simbólicos logran mezclarse como pilar de su
expresión humana.
El ser humano, lejos de colocarlo en una cultura u otra, puede
comprenderse él mismo desde su posición presente; si bien su pasado le
condiciona, es en el tiempo presente donde puede hacer uso, a través de su
propio raciocinio, de todo aquello que elije para identificarse. Mientras no lo
249
toma en cuenta, prácticamente sigue con la guía identitaria mayoritaria con la
que a conciencia se conduce.
El individuo capaz pues, de reelaborar los significados que en su historial
ha presenciado y con los que sigue en contacto en su entorno. Se asienta en
un espacio simbólico cómodo, con el que intenta elucidar su existencia misma.
4.3 El joven y la emisión y recepción de mensajes en el reforzamiento de
su identidad
4.3.1 El joven metalero y las prácticas culturales
Está por demás claro y comprobado que la sociedad es un sistema de
significados, en el que el individuo interpreta los que están más presentes en
su entorno diario. La personalidad de un individuo es el resultado de su
participación en ese sistema simbólico constante y heterogéneo. Bien se habla
de un proceso comunicativo, en el que hay receptores, emisores, mensajes, y
canales por donde transmitirse.
Una identidad concreta se ve reflejada además de la forma de pensar,
en comportamientos determinados concebidos desde la trinchera de las
prácticas culturales. Cuando una persona incurre en ellas, refuerza su identidad
gracias a que le generan cargas simbólicas que le dan forma. Por ejemplo, si
un individuo que se identifica como metalero, participa en acciones propias del
metal, alienta su cercanía con esta cultura y con los otros con quienes las lleva
250
a cabo. Así mismo, si participa en las propias de la cultura mexicana
tradicional, se forja dentro de sí una perspectiva acerca de ellas y dependiendo
de la satisfacción que encuentra, interpretaría su afinidad con la cultura
mexicana.
El sujeto antes de tener una identidad concreta, y una vez teniéndola, es
al mismo tiempo receptor y emisor de mensajes. Es receptor porque
constantemente participa en el sistema de mensajes presente en la sociedad
en general, así como del círculo en el que se desenvuelve. Emisor porque al
momento de identificarse con determinada cultura y aplicar a la vida diaria, los
modelos ofertados con los que se identifica, emite desde esa práctica, cargas
simbólicas que refuerzan su afinidad y le permiten desarrollarse.
Las prácticas culturales como las costumbres y festividades tanto del
metal como de la cultura mexicana tradicional, se orientan a salvaguardar los
espacios de convivencia social, donde es posible sostener ese sistema de
mensajes que da forma a todos los que en él participan. El joven metalero, al
estar en medio de estos dos procesos comunicativos, hace una lectura de
ambos. Se concibe originalmente como metalero, mas también asume en
determinadas situaciones, el entendimiento de que también es mexicano.
El objetivo de este apartado en la presente investigación, es conocer la
trascendencia que tienen las prácticas culturales, en la concepción que tiene el
251
joven tanto de su persona, como del grupo al que pertenece y la sociedad en
general.
A continuación se muestran, con base a lo dicho por los jóvenes
entrevistados, aquellas prácticas que consideran relevantes en la formulación y
sostenimiento de la identidad metalera. Revisar su contenido y significación,
permitirá determinar los factores atractivos que desprenden, para ser
consideradas importantes y detonadoras de su identidad.
Dentro de las prácticas culturales metaleras que le dan forma al
individuo, se distingue la denominada maceteo, que consiste en girar la
cabeza en círculos al ritmo de la música metal. Se realiza cuando varios
jóvenes están reunidos en algún concierto, bar o casa particular. Los
significados emitidos entre los mismos jóvenes metaleros, señalan a que se
sacudan de ideas y prejuicios que la sociedad impone y con los que no
concuerdan; también significa que la música metal tiene un efecto catártico.
“Aquí tenemos muchos, una onda de mover la greña en círculos. La neta
es bien chido hacerlo y más cuando está la música a todo volumen, o
cuando estás tocando tu instrumento. Yo toco el teclado, y la neta está
poca madre; es para quitarte los prejuicios y todas esas chingaderas
mentales” (Daniel, 20)
252
“Puta, me encanta mover la greña, andarle maceteando cuando voy a los
conciertos, la neta es un éxtasis se siente fregón, como la energía te fluye
junto con la música” (Roberto, 24)
Otra de las prácticas trascendentes entre los partidarios de la cultura del
metal, es el participar en conjuntos numerosos de personas y aventarse los
unos a los otros mientras se escucha una canción metalera. Este suceso es
conocido como slam. Los significados que arroja entre los mismos metaleros,
registran a que a través de la violencia física que se genera con esos
movimientos, se descarga todo aquello que en otros aspectos de su vida no
pueden. Lo mismo el hecho de que exalta el sentimiento de hermandad que
expresa.
“Pues dentro del metal no bailamos propiamente. Baila quien quiere, pero
no hay así como algún baile definido, lo que sí está chido son los slams; a
través de ellos sentimos la música, nos sentimos a nosotros mismos.
Suena raro y medio masoquista, pero está chido recibir putazos, de tu
banda pues, además no están tan fuertes, sólo es aventarse unos y otros.
Uno tiene que ser fuerte, y que mejor manera de aprenderlo que desde
adentro” (Daniel, 20)
“Cuando tú vas a un slam y cuando conoces a algún metalero, te sientes
en hermandad, wey, te sientes bien agusto con los demás. Meterse al
slam, es fregón, te ríes, te echas unas chelas y agusto. Es más, si uno se
253
cae en el slam, paran todo y te levantan en putiza y a seguirle; eso es
hermandad” (Maiden, 20)
Como requisito de la identidad cultural bajo la que se asume, el chico
metalero realza los elementos que componen una apariencia física que lo
distingue de los demás, con los que puede también, entrar en contacto con los
que son afines. Tales elementos pueden ser playeras con imágenes alusivas a
bandas metaleras, accesorios como anillos, cadenas, y redes, botas
industriales, ropa de color negro, y por último, una larga y lacia cabellera.
“A mi me gusta mucho vestirme de negro; igual y me puedo vestir de rojo o
de morado, pero el negro para mí representa mucho, además siento que
es el que mejor me va. No porque sea oscuro, necesariamente es malo, no
todo lo oscuro es malo, no es pesadilla, no es maldad. El negro es para mí,
un color profundo. Haber, dime ¿De qué color es un abismo?” (Daniel, 20)
“Pues eso del cabello largo, yo creo que es, al menos para nosotros, una
especie de rebeldía ante lo que la sociedad establece que tiene que ser. Si
no te da trabajos y todo eso por traer un hombre el cabello largo, pues
¡Cómo no! Es una rebeldía pero no que lastime u ofenda, pero ¿Quién dijo
que un hombre no podía tener cabello largo?” (Daniel, 20)
“El color, el metal, las cadenas, accesorios, mallas, todo eso nos identifica
por fuera. Si yo voy pasando por la calle y me topo a una persona de negro
254
con cadenas, sea hombre o mujer, me voy a sentir inmediatamente
identificado e incluso en la libertad de ir y hablar con él” (Daniel, 20)
“La vestimenta de negro es igual a un imán para muchos cuicos; o sea,
siento que a mí eso se me hace una tontería, porque hay mucha banda
mucho más podrida que nosotros y sólo por verse fresas no les hacen
nada. Lo más importante es lo que uno trae dentro, y pues, igual y si nos
identificamos con eso, pero no hay que perder de vista lo importante, la
cabeza” (Miguel, 24)
Cabe decir que también existen metaleros cuya preferencia es no portar
una determinada vestimenta que los diferencie como tales. Los motivos pueden
ser variados, según lo que se puede intuir, atañen factores como el trabajo o
porque simplemente no lo consideran necesario.
El tipo de vestimenta y los accesorios que porta un metalero, dependen
en gran medida de sus preferencias. Así como hay metaleros que se enfocan
por exaltar su identidad a través de estos elementos, están aquellos a los que
no les importa. Lo que puede reflexionarse con esta situación, es que la
identidad se sustenta en un proceso netamente personal de tinte simbólico y
subjetivo, y que no está en contra de ser reforzado con aditamentos externos.
255
Cabe decir también que a través de la vestimenta, pero sobre todo, del
conocimiento e identidad metalera argumentada según los preceptos de la
expresión, los jóvenes pueden socializar unos con otros a partir de detectar
elementos de este tipo.
La imagen es entonces, un detonador de las relaciones sociales entre
estos jóvenes. El grupo metalero como tal, sustenta también su propia
percepción de si mismos, al verse bajo ciertos aditamentos.
Los chicos metaleros, en base a su afición marcada por la música metal,
tienden a conformar agrupaciones musicales, cuya finalidad es gestar nuevas
producciones dentro de este género. Aunque no es una cuestión extendida
entre todos los jóvenes entrevistados, sí se contempla como parte de este
comportamiento que genera su identificación con el metal.
“La neta me encanta la música, todos estamos aquí por música. Tengo una
banda, y la neta me siento fregón, la música es un templo para mí, es eso,
wey. Me encierro en la música, todos los de la banda lo hacemos, de estar
en la calle o de que tus jefes te enfaden, en la música está fregón, te
olvidas de todas esas pendejadas” (Daniel, 20)
“A mis compas y a mi nos hace aferrarnos a la banda el que la gente nos
escuche y nos dé la oportunidad de que vean de que el metal no es puro
256
ruido, sino que tiene cosas chidas que uno puede poner en su vida”
(Miguel, 24)
“La mayoría tocamos algún instrumento musical, te puedo decir que el 90%
de los metaleros que conozco tocan algún instrumento, la neta. Es que es
lo más sincero que hay, un instrumento es bien sincero porque sólo tú lo
tocas y el sonido que sale sólo tú lo haces. Eso me late del metal y como
ya te decía, de la sinceridad también” (Maiden, 20)
La participación del metalero en algunas festividades y costumbres de la
identidad mexicana tradicional, instaura en gran medida la asimilación que
hace de sí mismo como mexicano. Participa de manera directa en los
significados que desprenden estas pautas conductuales; posteriormente los
interioriza y construye, dependiendo de la identificación que tenga con ellos, un
escenario cognitivo en el que los puede interpretar. A continuación se
presentan aquellas prácticas que generan en el individuo, esa serie de
mensajes que le motivan a identificarse como mexicano, sin perder su
autopercepción de metalero.
Para el chico metalero, tomar bebidas alcohólicas en determinadas
reuniones con otros metaleros, le exalta un sentimiento de pertenencia con lo
mexicano. El individuo considera su identidad como mexicano cuando está
divirtiéndose en reuniones y tomando alcohol.
257
“Ps, se me hace chido cuando te estás echando unas chelas con la banda,
la neta te la pasas poca madre; la mayoría de la gente toma chelas, pistea
un rato. Me gusta eso del mexicano, que le pistea a todo” (Roberto, 24)
“La neta cuando es día del Grito, me gusta mucho, nos juntamos una bola
y celebramos, nos vamos a pistear, la neta digo festejamos entre comillas
porque ps, mira, yo sé que es padre que existió eso, y que todos los
mexicanos somos beneficiarios de las acciones del pasado, pero pues, si a
todos les vale, a nosotros más. Lo reconozco y todo, pero pues, prefiero
relajarme y tomar unas chelas con los compas. A como son los mexicanos,
hasta le celebran las gracias al perro” (Roberto, 24)
“Cuando pienso en México, pues para mí es un país chingón, la neta
quiero al país a pesar de su gente. Cuando ando pedo, a veces analizo
eso, y se me viene como un orgullo padre” (Roberto, 24)
“Pues somos mexicanos, y la neta, aunque seamos más metaleros,
cualquier pretexto de fiesta es bienvenido; si sé que es algo importante
para mi país, pues, sí hago las cosas con gusto. Me gusta juntarme con
mis compas, esa onda de cantar, poner banderas o andar poniendo papel
picado y demás, pues es como mucho de folclor” (Daniel, 20)
258
“Si hablamos de fiestas mexicanas, fiestas patrias y todo eso, pues como
que soy medio rara, porque soy algo huraña, igual me gustan mucho por el
tequila, la neta le entro por el tequila” (Araceli, 23)
“Yo pienso que nos podemos sentir mexicanos cuando andamos en
fiestas, acá a los metaleros nos gusta pistear; también es chido salir a
pistear y ver qué onda con las morras. El pisto puede ser lo que nos hace
sentirnos chido dentro de fiestas mexicanas” (Gerardo, 22)
Una acción concreta, como lo es el ingerir bebidas alcohólicas, despierta
en el chico metalero, un vínculo con los otros, los mexicanos. Al apreciar en
ellos esta actividad, al momento en que él mismo la realiza, dibuja una
conexión que le permite asumirse como mexicano.
Los jóvenes metaleros entrevistados revelan que no participan de
manera directa en festividades ni costumbres mexicanas tradicionales. De
hecho, su cercanía con ellas se realiza de manera lejana ya que manifiestan
agrado e incluso orgullo en algunos casos, mas no se inmiscuyen debido a que
no lo desean. Prefieren tener una relación distante, o en dado caso, amoldar la
carga simbólica que encuentran en ellas de forma cómoda.
“Tengo añales que no participo en cosas de esas, la neta no, en parte
porque no me gusta. No lo hago porque no me gusta, punto. Digo, me
259
gusta verlo, pero de lejos, se me hace padre, pero de lejos; hay muchas
cosas que te llenan de orgullo, pero pues, tú te las quedas callado, como te
digo, los toros se ven desde afuera; lo veo en mi familia a veces en la calle,
pero no me gusta participar en nada que no me guste” (Roberto, 24)
“Pues por ejemplo, me gusta ver eso del día de muertos, también aspectos
relacionados a las culturas maya y azteca, todo lo de los indígenas; pero
no sé, como que no me veo haciendo cosas así ya de manera directa. Lo
puedo apoyar, pero pues, no participando” (Evan, 20)
“Me gusta mucho la historia, y lo que se hace alrededor de ella; nunca he
sido de festejar hechos históricos como todo mundo lo hace; dentro de mí
les doy el valor que tienen, muy importante y todo para México, pero igual
y yo me enfoco a conmemorarlo de otra forma, como ir con la gente que
me cae bien y convivir” (Daniel, 20)
“Igual y sí le doy importancia a ciertos días, cuando se conmemoran fechas
importantes, hasta me puede dar gusto, pero sólo es de un rato. Además,
como que se me hace chistoso ver a tanta gente amontonada, la verdad no
me siento parte” (Araceli, 23)
“Cuando ando en la calle, veo que a veces hay espectáculos de ballet
folclórico y la madre, pero pues, lo veo sólo un ratito y me voy. No me
gusta engentarme, igual y sí lo hago en los conciertos de metal, pero pues,
porque ahí es diferente, como que estás más en tu onda” (Araceli, 23)
260
Algunas festividades y costumbres, exhiben en realización el apego que
tienen con la religión católica. Sin embargo, exalta el sentido familiar con el que
las vincula, y satisfacer así las expectativas que tiene. El metalero se identifica
con ellas al reinterpretarlas como prácticas familiares en las que participó en el
pasado. Hace mención de las fiestas barriales entorno a la figura de la Virgen
María y de la Navidad.
“México es un país bien religioso, su cultura se basa mucho en eso, las
cosas que hace la gente, sus vidas, todo está asociado con la religión. Del
catolicismo y cosas religiosas, me identifico con la cuestión de la fe, pero la
fe vista desde cualquier religión. Me gusta eso de que te enseñan a creer
en algo, vaya, no me considero católica, pero ese hecho de que creas me
gusta y me identifico con eso” (Araceli, 23)
“Aquí hay muchas fiestas religiosas, es muy colorido ese asunto. La gente
asiste mucho, mi mamá nos llevaba de niños, como a eso de visitar los
siete templos. Mi mamá era muy ferviente a la Virgen de Guadalupe, y nos
fomentó eso, de ponerle velas, rosarios benditos, yo creo que a lo mejor de
ahí proviene mi fascinación por las cruces y los rosarios, tengo una
colección, siempre me gustaron mucho” (Araceli, 23)
“Yo te puedo decir que soy metalero, pero aun así me gusta la Navidad,
porque se me hace una pinche época en la que estoy con mi familia, es un
261
momento chingón, wey, un momento en el que ellos creen y disfrutan, y
pues se me hace bien perro, wey, verlos a todos bien felices, y pues yo
indiscutiblemente también me pongo feliz” (Miguel, 24)
“Algo que se me hace bien característico de México, es la típica llegada de
la Virgen de Zapopan a la colonia, ese tipo de cosas con todos sus
elementos, pues es bien de nosotros, entonces ¿Para qué cagarte de algo
que es muy tuyo? Se me hace irreverente el cabrón que diga ‘¡Agggr me
caga que venga la Virgen al templo y la chingada!’ cuando ves a los
morritos bien felices tronando globos y aventando canicas en la feria,
también rompiendo huevos con confeti, la neta uno se divirtió de la misma
forma cuando era un morro. La neta uno no creció con el pentagrama ni la
cruz invertida, uno es mexicano, y más si eres de un barrio acá normalón,
donde todos pasamos por estas fiestas y costumbres. Se me hace criminal
que estas cosas desaparezcan, porque se estaría perdiendo nuestra
esencia como mexicanos, y sobre todo porque son milenarias” (Miguel, 24)
Se reafirma entonces, que las prácticas culturales refuerzan patrones
conductuales y de pensamiento una vez que se vuelven a aplicar. En este
caso, el joven reconoce que las realizó a edades tempranas en compañía de
sus padres; ahora, cuando ya se reconoce como metalero, afirma su cercanía
con ellas. El significado que las mismas ostentan, posiblemente sea
transformado por el chico como ya se ha visto, a elementos más significativos
como la familia o buenas temporadas. Estas remembranzas positivas a tales
262
prácticas, llevan a que el metalero las realice en aras de seguir recibiendo
satisfacciones, como es el caso de celebrar la Navidad con la familia, o llevar a
los hijos a las fiestas barriales en honor a alguna figura religiosa.
La percepción que el joven metalero tiene de las prácticas culturales
está ligada totalmente, a su bagaje cultural gestado durante su desarrollo. Se
cumple lo supuesto por el interaccionismo simbólico, al establecer que la
participación colectiva en los significados convergentes en la sociedad,
refuerza en conjunto con el contexto personal de cada cual, la interiorización de
las significaciones más relevantes. En el caso del metalero, éste se da la
libertad de modificar las premisas centrales de las celebraciones en las que
participó, y las adecua según sus recuerdos, vuelve a efectuarlas precisamente
con la intención de seguir experimentando sentimientos que le son gratos.
“Como te dije a mi me gusta mucho la Navidad porque veo a mi familia
feliz; yo sé que a mi me encanta el metal, me fascina, igual y soy extraño o
diferente a otros metaleros, pero para mí el metal es parte de mi vida y así
lo veo, así lo aplico. Las cosas que me gusten que no sean del metal,
como la Navidad, pues ni pedo, las hago sin que eso signifique que deje de
ser metalero. La neta me gusta mucho la Navidad por mi morrita y mi
chava, por mis hermanas, y la neta eso está chido” (Miguel, 24)
263
“Me late llevar a mi vieja a las kermeses que hacen acá en el barrio, la neta
se ponen chidas, porque ves desde la onda de los antojitos o los juegos
mecánicos. Sé que muchas cosas son así como populares, como la
llegada de la Virgen, pero pues, uno las adopta a como quiere ¿no?”
(Miguel, 24)
“En el rancho de mi familia se hacen unas fiestas bien perronas, o
simplemente acá en la ciudad con eso de las de la cuadra, la neta yo sí
voy con Alex, y nos la pasamos chido; voy porque me gusta, wey, por eso;
la neta siento que como sociedad estamos perdiendo nuestra esencia, de
que ya no seríamos mexicanos. Por desgracia ves un puto McDonald’s en
cada esquina, también los Seven eleven, Starbucks y los putos Walmarts;
puras chingaderas” (Miguel, 24)
“Hace poco fui a una fiesta de esas rancherotas, la neta no es lo que
esperaba pero me divertí porque ahí estaban dos que tres compas, ni
modo que me esté amargando, mejor me enfoque en los compas, en la
comida y en que me la estaba pasado chido; lo importante es que siempre
haya respeto, de tu parte y de la de los demás” (Gerardo, 22)
El chico metalero expresa que no gusta de participar en actividades
culturales mexicanas, porque se consideraría un hipócrita respecto a su
identidad como metalero. Critica que otros sujetos que se hagan llamar
metaleros, tomen como pretexto las celebraciones mexicanas para divertirse y
264
no las valoren como se debería, ya que caerían en lo mismo que hace la
sociedad en general.
“Todo mundo es un hipócrita cuando es el 16 de septiembre, la neta, yo
prefiero no hacer nada y punto. Yo me he encontrado, así, metaleros entre
comillas, que se van a dar el Grito, pero ¡O sea!, no entiendo cómo si se
creen metaleros ¡Van a dar el Grito!, el metal es una onda extranjera ¿y se
van a celebrar la independencia de México? ¡Cuando nadie se siente
mexicano!, digo, la neta sí amo a mi país, pero la verdad, estoy muy, muy
desilusionada, de que quiero hacer algo por ayudar y no se puede, y
menos siendo como soy, la misma gente te quiere chingar, y no te dejan.
Igual y me dan ganas de irme a Estados Unidos, pero ps, a la mera y sale
la misma cosa” (Araceli, 23)
Ya se había referido en el bloque anterior, sobre el papel que tiene la
gastronomía mexicana como agente social creador y difusor de significados. Lo
que resulta también trascendente respecto a este elemento, son las prácticas
culturales que se le desprenden. Al haber mencionado que la efectividad de
este agente alcanza niveles tanto cognitivos como sensoriales en el joven
metalero, cabe decir que dicho impacto se refuerza con la dinámica social que
se suscita a su alrededor, como es el hecho de sentarse en la mesa con otras
personas para ingerir diversos platillos tradicionales.
265
Tal espacio simbólico, gestado a través de las relaciones sociales que lo
mantienen, involucra al individuo hasta hacerlo sentir parte de él. Cuando el
sujeto se percata de tal hecho, reconoce su identificación en los otros, y
adquiere un sentido de pertenencia, significativo para él en esos momentos. No
deja de ser metalero para ser mexicano, sino que sigue siendo metalero al
mismo tiempo que se asume e identifica como mexicano.
Es relevante discernir respecto a que este sentido de pertenencia es
logrado, gracias a la aceptación de los otros. Se disuelve esa percepción de
rechazo por medio de una relación afectiva y respetuosa que el chico considera
conveniente.
“Están perrísimas acá en México, la onda familiar, wey, o sea, que es
mucho de familia que te dicen ‘¡Ayyy mi chiquito!’ ‘te vamos a hacer tu
pozole y tu menudo’ a mi me encanta ver que viene la tía María, la Santa
María, Doña Cuca, el compadre Juan, que Juanito, Pedrito, Doña Chuchy
¡Ayyyy, es tan hermoso eso! Sobre todo cuando mi mamá me pone el plato
de pozole ¡Hermoso! ¡Me encanta! Las comidas mexicanas son lo más rico
que hay en el mundo, ¡Yo adoro la comida mexicana!” (Maiden, 20)
“Tenemos una gran variedad de comida, es la onda la comida mexicana,
es una chingonería” (Gerardo, 22)
266
“En mi familia se hacen grandes reuniones, y que traen pozole, tacos,
música de mariachi y todo eso. Lo de la música la neta no me gusta tanto”
(Gerardo, 22)
“Hace poquito fui aquí cerquita a La Crucita, un día entre semana, a una
fiesta con los de la cuadra donde estuvieron regalando pozole, hasta
pusieron castillos y toda la cosa, estuvo bien perro; cerraron las calles, yo
creo que por las mismas familias del barrio, y estuvo fregón, pistié un buen
con los compas, comí pozole delicioso, de hecho el pozole es lo más
deliciosos del mundo, y más el que hacen las abuelitas mexicanas.
¡Hermoso, wey, hermoso eso de las comidas!” (Maiden, 20)
Reiterando lo visto en esta parte, la identidad conforme a lo que se ha
estipulado en el capítulo del marco teórico, necesita de la experimentación del
bagaje subjetivo que la conforma, para reforzarla. Dicha práctica por lo general,
se realiza en el espacio simbólico generado por las relaciones que establece el
sujeto con los demás. El sujeto por consiguiente es receptor y emisor de las
cargas simbólicas que le dan forma a su personalidad; adopta el rol de receptor
cuando las ingiere porque recién se ha identificado con ellas, y el del emisor
cuando ya las ha interiorizado y busca afianzarlas.
4.3.2 La música, canal de emisión y recepción de mensajes
267
Como se ha comentado en este cuarto capítulo, la música posee un lugar
importante en la vida del metalero. A través de ella, el individuo entra en un
terreno que le permite interpretarse así mismo, así como entablar relación con
el sitio donde se ubica.
La finalidad de este apartado, apunta a analizar el desempeño que tiene
la música, en ese proceso de recepción y emisión de mensajes para reforzar la
identidad cultural de estos jóvenes. Bien se ha dicho que la música no sólo es
considerada como un canal de significaciones, sino que es al mismo tiempo, un
terreno simbólico que determina la facturación cognitiva de algunos seres
humanos, como es el caso de los metaleros.
Ya sea a través de la música mexicana tradicional, o la música metalera,
el joven edifica su propia existencia, que de otra manera, no habría podido
hacer gracias a las características que tiene. La música lo convierte en un
intérprete del entorno, es su materia prima, por llamarla de alguna forma, para
concebir el espacio simbólico que da forma a la sociedad, y sobre todo, al ser
humano como tal.
Como sustento de lo anterior, puede notarse que esa lejanía hacia lo
mexicano por parte del metalero, radica en su desagrado hacia la música
banda, elemento cultural que el chico asocia con lo tradicional de México;
asume que en la sociedad mexicana, este género en particular es de
268
sobresaliente consumo. Le desagrada por el tipo de melodías que le son
características, también por las temáticas que maneja, que desde su opinión,
fomenta problemas sociales como el narcotráfico. La música banda, configura
pues, una significación destacada en el imaginario que tiene sobre la sociedad
mexicana y las prácticas culturales tradicionales.
“Aquí en México, desde tiempo atrás obviamente, lo que siempre va a
gustar y todo ese rollo, es la banda, y todo lo que se haga de banda es lo
que rifa, es lo más tradicionalón, es lo que suena más mexicano, incluso
hasta maneja botas y sombreros” (Daniel, 20)
“No me agrada para nada la banda, porque para empezar esa música es
muy disonante para mí, a mi me gusta mucho lo melodioso, el metal es
melodioso, igual para muchos es ruido y estruendo, pero no saben
escuchar metal.” (Daniel, 20)
“Yo creo que la sociedad mexicana está muy en la ideología de escuchar
banda. Para los demás, el bandero es una buena persona entre comillas,
mientras nosotros, somos de lo peor” (Roberto, 24)
“Imagina que yo salgo a la calle y me toca cruzar una avenida, y en el alto,
hay un wey en su auto, oyendo música banda a todo volumen, con sus
temas tan perjudiciales, que te hablan de machismo, narcos y cosas así.
Ambos somos mexicanos, pero somos muy diferentes, tanto así que sí me
269
ve, seguramente empezará a decirme de cosas, porque en su ambiente
tradicional personas como yo no tienen cabida. No somos compatibles, si
él siendo así, faltándole a los demás el respeto, es mexicano, yo prefiero
no serlo. Digo, sé que sí soy, pero pues, creo que igual puede ser ondas
individuales. Aunque, ya me ha pasado varias veces que los rangers sean
así” (Daniel, 20)
“No me siento identificado totalmente como mexicano, y en gran medida,
por la música mexicana, siempre es lo mismo ¿No creen que es tiempo de
cambiar? Además la música siempre es bien comercial, ya no importa el
arte, la música o el talento, sólo es hacer dinero, ahí tienes al Valentín
Elizalde. Imagina esas personas que tienen esa música como primera o
única opción, se amarran con ella y se les cierra la posibilidad de apreciar
otros tipos de música, que podría ser bien enriquecedor para ellos salir de
eso” (Daniel, 20)
“No me puedo sentir identificado con la cultura mexicana porque no me
late, no, no, no, no, no me late la música banda, ni el cotorreo; igual
conozco a gente que le gusta ser bandera y tenga ese cotorreo, pero la
neta no” (Gerardo, 22)
“La música que se considera tradicional, wey, no me gusta, la música
mexicana, wey, se me hace música muy tonta, sin sentido, wey, con una
rítmica igual, que hablan de que ‘ando bien pedo y quiero chingarme
270
muchas viejas’ puras estupideces, como eso de que tienes que ser narco
para ser chingón” (Gerardo, 22)
“Me caga la banda, y también el mariachi, en mi familia ponen mucho de
eso, pero pues, prefiero estar alejado muchas veces de eso. Me gustaría
que eso cambiara, porque la neta hay mucha música muy chida que es
mexicana, con todo y estructura con propuestas interesantes, la banda y el
mariachi son comerciales y no tienen estructura” (Gerardo, 22)
Cabría analizar que el metalero minimiza sin reparo lo tradicional
mexicano con el género de la banda. Posiblemente se de esta situación, porque
dicho género, según lo que percibe de ello y su entorno, es uno de los más
populares y con los que tiene un contacto más frecuente. Esto hace suponer
que el metalero desconoce la diversidad musical netamente tradicional
mexicana, pues sólo se deja guiar por las significaciones más palpables de su
entorno.
Es curiosa la forma en la que el joven expresa su rechazo hacia los
tópicos que emplea este género. Cabe recordar que dentro del mismo metal,
muchos de los temas empleados abordan cuestiones que, según su
consideración, la sociedad no desea tomar en cuenta, aludía así pues a la
violencia, las guerras, la sangre o la muerte. En el caso de la banda, cuyos
271
temas se enfocan a otras manifestaciones sociales como el narcotráfico o el
sexo, el joven las califica de inferiores o nocivas por lo que infiere de ellas.
La forma de tratar ciertos temas en las composiciones musicales de la
música banda, a pesar de tocar ciertos hechos sociales, no es acople a la
cosmovisión del metalero. Podría conjeturarse que independientemente de las
temáticas empleadas en las composiciones musicales, la música necesita ser
apreciada por el receptor, para que sus modelos o significaciones tengan mayor
relevancia.
La figura de quien se identifica con la música banda, o también llamado
el bandero o ranger, desprende una serie de significados que el joven metalero
asimila para determinar su imaginario respecto a ellos. Puede notarse que es a
través de la música, que el joven despide calificativos para interpretar a los
demás, a su entorno, y por supuesto, a sí mismo.
Las experiencias personales, que asocia con las personas y la música,
son también punto importante a reflexionar. Parece ser que el metalero, lejano
a lo mexicano además de lo ya mencionado, subraya su distanciamiento por las
experiencias negativas, de confrontación o falta de interacción social, que
pudiese haber mantenido con los otros, esos distintos que en este punto
particular, se denominan banderos.
272
Cabe decir que cuando el joven reflexiona sobre su cercanía con lo
mexicano, específicamente desde el aspecto musical, puede llegar a considerar
otros géneros con los que se ve identificado. Las temáticas gestadas en los
boleros, por ejemplo, también refieren situaciones que en el metal, se
encuentran. Tal es el caso de emociones como tristeza, amor, dolor, y pena.
“Lo que sí me gusta de la verdadera música mexicana, son los boleros, los
tríos, los escuchaba mucho de chico allá en Los Ángeles, la neta están
muy bien, me identifico con muchas canciones por lo que dicen; por sus
letras, por que te hablan de que tienes que ser fuerte, y enfrentar tristezas.
También de amores bien profundos, igual es cursi ahora, pero te puedes
dar cuenta de la magnitud de los sentimientos, eso es lo fregón, además
de que en el metal también se nota eso” (Evan, 20)
“Lo que sí veo es que en la música mexicana se habla mucho de
depresión, de que se me dejó abandonado a alguien, cabrón, se habla de
despechos, es una forma de sacar la depresión con la música. Se me hace
chido, porque se parece un poco al metal en ese aspecto. La música que
escuchas, es la que habla de sí. Muy pocas rolas, sí he visto en la onda
mexicana, se ponen a hablar de que ‘¡Yo soy cabrón y me vale madre el
mundo!’, cosa que sí hay en el metal” (Roberto, 24)
Una vez más se reafirma que la reflexión sobre lo que el individuo siente
y piensa, tanto de sí como del entorno incluidas las demás personas, le lleva a
273
encontrar puntos en común. Con estas similitudes, el joven metalero puede
llegar a destacar su mexicanidad.
La música en general también permite que los chicos metaleros
establezcan relaciones sociales entre ellos mismos. Gracias a ella, logran
reforzar los lazos que los cohesionan, aquellos de tipo Gemeinschaft,
indispensables para la identidad colectiva.
Además de la ideología metalera, las premisas filosóficas que maneja
cada vertiente musical, las distintas variedades de vestimenta o los sitios de
reunión, la música sostiene primordialmente todo el aparato cultural del
movimiento metalero. Las siguientes voces dan prueba de ello.
“Acá los metaleros nos relacionamos en conciertos, tocadas, bares, fiestas.
Todos nos unimos por la música; igual como en todo hay gente mamona,
pero pues, tú sientes con quién si y con quién no” (Gerardo, 22)
“Estamos aquí principalmente por la música metal, lo es todo, nos gusta,
es nuestra vida. El metal es lo que nos da forma como personas y como
grupo. Hablamos siempre de música, de bandas, de cómo tocar tal rola, y
cosas así. No se necesita ser buen músico para ser metalero, hay gente
que no toca nada y sólo oye, lo chido del metal es que tienes que ser bien
sincero” (Daniel, 20)
274
“Pues como me ves, yo no me visto así como metalero. Me encanta el
metal y me siento metalero, pero igual y no me veo así. Bueno, pues si
llego así con una bola de metaleros, ps, van a pensar de que ‘¡Qué pedo
con este wey!’, pero si les comienzo a hablar de bandas metaleras y de
todo el movimiento, puedo hacer charlas chidas” (Evan, 20)
“Un metalero se enfoca más a hablar de música, mucha música como ‘¡No
mames, escuchaste cómo Steve Di Giorgio le metió tal bajo aquí!’, ‘¡Wow
qué perro!’; o sea, yo no he escuchado a otra gente que hablé así como de
otros géneros, igual se puede hablar de Jazz porque son como de los
padres del metal” (Maiden, 20)
Los imaginarios sobre otras personas, vinculados fuertemente a sus
gustos musicales en consideración del metalero, determinan en algunos casos
que las relaciones sociales extendidas entre él y los que no se identifican con la
música metal, se limiten considerablemente. La música tradicional mexicana,
entendida desde la óptica metalera principalmente como banda, así como los
géneros musicales socialmente aceptados, acentúa su distanciamiento
respecto a la sociedad y a todo aquello que tenga que ver con ella, incluidas,
las significaciones de lo mexicano.
“Yo creo que la música genera diferencias entre unos y otros. Por ejemplo,
si yo llego con alguien a platicarle que fui al concierto de Megadeath, luego
luego me va a decir que esa música no le late. Si te gusta un género tienes
275
que hablar forzosamente con alguien a quien también le guste.
Obviamente como aquí está más difundida la cultura mexicana, pues como
que es más seguida la banda y también el mariachi, todo eso que es
ranchero” (Evan, 20)
“Por ejemplo, si te das cuenta, la gente que va al concierto, por decir, de
Shakira, es mucho de ‘¡Ayyy sí, yo nomás conozco dos canciones!’ ‘¡Van a
ir todas mis amigas!’ ‘¡Ayyy las mías también!’. O sea, todas van porque
las otras van y así, a pesar de que no conozcan nada, y peor aún, que sea
música como muy comercial. En el metal es diferente, ahí sí hay pasión”
(Maiden, 20)
“La neta yo sí evito llevar relaciones con gente a la que le gusta música
completamente diferente a mí. Eso habla de cierta forma, cuál es su
cotorreo, y además, pues yo sé que para ellos el mío, con todo lo del
metal, pues luego luego me van a decir que soy un satánico y la madre”
(Maiden, 20)
Siguiendo la dinámica de los bloques anteriores, se procede ahora a
conformar núcleos de reflexión, para abordar detalladamente el fragmento de
realidad estudiado en este apartado, y comprender la totalidad del fenómeno
de estudio.
1.- Las prácticas culturales son esquemas previsibles resultado de la
participación del individuo en el sistema de significados que está en su medio
276
ambiente. Se afirma lo concebido por el interaccionismo simbólico, porque el
joven metalero, además de asimilar los significados de la cultura metal,
invariablemente hace lo mismo con los de la cultura mexicana tradicional. Con
ambas cargas simbólicas se visualiza así mismo de manera independiente a la
de otros metaleros, ya que cada uno conllevó un proceso distinto.
Este proceso se distingue en unos y otros, por las características
singulares del contexto en el que cada individuo se desarrolló. Vale la pena
citar elementos como los agentes sociales creadores de sentido, y las cargas
simbólicas más relevantes hasta el momento actual, cuando el chico preserva
una identidad concreta.
Si bien es cierto que el joven ha interiorizado las cargas simbólicas del
entorno, tanto metaleras como mexicanas tradicionales, y seguramente
muchas otras, cabe decir que las metaleras en específico, son las que mayor
repercusión tuvieron, es por ellas que se autodefine dentro de dicha expresión.
Si se habla de las emanadas por agentes de la cultura mexicana tradicional, se
puede suponer que éstas lograron cierta penetración gracias a la geografía y a
las prácticas culturales mexicanas tradicionales, en las que invariablemente el
joven se ha visto inmerso por crecer en la sociedad mexicana.
A pesar de que el individuo no tomó como sustento identitario a la
cultura tradicional, conformó a partir de sus significaciones los distintos
277
imaginarios que tiene respecto a la sociedad y a las prácticas culturales que en
ella tienen cabida.
2.- El joven metalero encuentra en las prácticas culturales la oportunidad
de transformar su sentido original, para reformularlas bajo significaciones que
le resulten atractivas. Soslaya todo motivo que le sea desagradable, para
visualizar tal práctica desde su propia óptica.
Tal es dicha resignificación que incluso, el joven tiende a aplicarla de
nueva cuenta en aras de buscar lo grato o positivo que le significan. Por lo
regular, visto a partir de lo expresado por los metaleros, el nuevo significado
apunta a situaciones familiares o a momentos del pasado. La teoría del
modelaje, justamente puntea a la efectividad y reiteración de los modelos, una
vez exitosa su aplicación.
Puede decirse que algo similar ocurre con las significaciones de la
cultura del metal. Acorde a lo manifestado por los chicos metaleros, incurren en
la modificación de significados, para amoldarlos según las peculiaridades de su
entorno. Gracias a esta condición de maleabilidad respecto a las premisas que
instituyen esta expresión, el joven tiende a verse más cercano a ella.
Gracias a este antecedente, el individuo tiende a repetirlo en lo que
confiere a la cultura mexicana tradicional; prevalece de todas formas, el
discernimiento del individuo ante lo que reelabora simbólicamente.
278
3.- Las prácticas culturales afianzan la identidad de una persona dentro
de los aspectos con los que se ve cercano. Para ser realizadas necesitan de
una zona donde puedan ser concebidas, sustentada por varios individuos que
se identifican en las cargas simbólicas que las originan. Esto demuestra que el
metalero, antes de serlo, es ante todo producto subjetivo de la cultura
hegemónica dominante, pero que no se haya del todo identificado con los
parámetros que le dan forma. Esto facilita su apropiación de la serie de
mensajes que definen a la cultura del metal.
Por esto puede entenderse la necesidad de sostener el campo de
expresión, concebido sólo cuando el sujeto está en relación con sus
camaradas, con aquellos con los que puede extender lazos identitarios.
La gastronomía mexicana, y en específico la dinámica social que gira en
torno a ella, dota al individuo de ese campo simbólico que lo hace sentir parte
de él. Gracias a esta incursión en un terreno donde todos sus integrantes, son
vistos a manera de iguales y que por ende, toman participación en lo que
concierne a dicha colectividad, el sujeto metalero se ve en los otros, al grado
incluso, de reconocerse como tal.
El ser humano por lo tanto, necesita de un campo simbólico en el que se
vea afín a los otros, siempre y cuando, no exista rechazo o desprecio por sus
279
características. El sentido de pertenencia resulta fundamental, para que un
individuo afirme su identidad, y realce con los que sienta similares, las prácticas
orientadas a su expresión de una manera libre. El humano debe sentir su
autonomía de pensamiento, conducta y decisión para valorarse como tal, como
un ser único.
4.- La asociación que realiza el metalero entre divertirse y tomar bebidas
alcohólicas con una práctica mexicana, permite dar cuenta de que la carga
simbólica que ha recibido de su ambiente cercano, respecto a lo que implica
una festividad o costumbre mexicana tradicional, le ha hecho formular tal
percepción.
Se permite conjeturar con base a lo anterior, que las significaciones de lo
que conforma filosóficamente a la cultura mexicana tradicional, están lejanas
respecto a lo que el joven metalero entiende de ella. Podría suponerse que el
chico tomó aquellos elementos más representativos o los de mayor
accesibilidad en algunas celebraciones, como puede ser alguna bebida
alcohólica por ejemplo, para definirlas. Quizás por no tener arraigado dentro de
sí un sentimiento de pertenencia total a la cultura mexicana, se limitó a formar
parte de prácticas culturales que en algunos casos, le parecen agradables y
con las que se identifica.
280
Es criticable entonces, la labor que tuvieron agentes sociales como la
escuela o los mismos padres de familia, para inculcar de manera personalizada
en los que hoy se definen como metaleros, el sentido que tienen las
festividades y costumbres tradicionales que instituyen la identidad de la
sociedad mexicana. Al desconocer ese sentido principal, el joven interiorizó los
significados próximos a su entorno dejando de lado, la carga axiológica que las
compone.
Se reitera que no es intención de este estudio evidenciar la manera en la
que el joven sustenta sus creencias y conocimientos respecto al entorno. Cabe
decir, desde un enfoque crítico, que el chico metalero interiorizó lo que en la
misma sociedad ocurría, y que incluso, sigue haciendo. Si no se exalta la
axiología mexicana tradicional entre toda la amalgama de significaciones
dentro del espectro social, difícilmente harán que el joven se acerque a ellas
cuando ni siquiera, suponiendo que así fuese, se fomentan de manera
atractiva.
281
Conclusiones
Para concluir este trabajo de investigación, cabe recordar que el objetivo
que lo motivó, es conocer la relación existente entre la identidad mexicana
tradicional y la identidad metalera, abordadas como procesos de comunicación
orientados a conformar precisamente identidades. El foco referencial entre una
y otra, es la identificación del joven metalero de entre los 20 y 24 años de edad,
residente de la Zona Metropolitana de Guadalajara, con las costumbres y
festividades tradicionales mexicanas.
Es necesario advertir que la formulación teórica a la que se llegó al
finalizar esta investigación, no se ostenta como una verdad absoluta de esta
manifestación social. Se pronuncia como una propuesta científica que pretende
explicar el por qué de esta situación y el cómo se desarrolla actualmente.
Conforme a lo analizado, se establece que la relación entre estos
procesos, podría ser constante; es decir, que el joven metalero llega a
identificarse como mexicano sólo en algunos momentos. Cuando es consciente
de su persona, su entorno y los demás, establece vínculos directamente con
los que no son metaleros, y que al igual que él, vienen del campo simbólico que
sostiene a la sociedad mexicana y por ende, a todas sus pautas culturales.
282
Concientaza solamente aquellas significaciones que le son atractivas, o
que le remiten a cuestiones relevantes en su vida. Las que no logran ello,
podrían formar parte del marco referencial que se gesta desde su aparato
cognitivo.
Se puede suponer que el joven, antes de definirse como metalero,
posiblemente durante su infancia, no se identificó con la cultura mexicana
tradicional porque los agentes sociales más notables de su entorno próximo, no
ejercieron el fomento de esas significaciones.
Tanto la escuela como los padres de familia, posiblemente emitieron de
manera inadecuada a las características del infante, las premisas axiológicas y
filosóficas que sostienen el entramado simbólico de la cultura mexicana. Se
habló durante este capítulo de cuestiones como la imposición de actividades
que el individuo no lograba comprender y que no se le explicó el motivo de las
mismas. Como ejemplo están los honores a la bandera, el tratamiento de
contenidos educativos orientados a fomentar el civismo y la historia mexicanos,
y los mensajes divulgados por los medios de comunicación.
Situación que contrasta con lo propio del metal. El chico metalero
atribuye su preferencia identitaria, a la influencia que sus padres y algunos
maestros le ejercieron, así mismo, a su contacto temprano con los productos
283
que promueven la cultura metal, tal sería el caso de discos, películas, o ciertas
vestimentas características de esta expresión juvenil.
La identidad mexicana tradicional, al momento en el que el joven
concreta su identidad metalera, quizás llega a perder fuerza de
convencimiento, y más aún cuando en años anteriores presumiblemente no se
ejerció de manera adecuada.
Esto deja ver que el discurso tradicional mexicano, requiere de maneras
óptimas para que sus contenidos sean asimilados, y gestar durante el proceso
de conformación de identidad de un individuo, su apego a la filosofía social.
Cuando el sujeto, una vez con ese bagaje referencial, llegue a la madurez y se
pueda ver seducido por otras formulaciones culturales o identitarias, quizás
sepa cómo balancear lo mejor de ambas, tanto de la adquirida como de la que
proviene.
Al visualizarse como adulto, el metalero tiene la capacidad de analizar y
comparar, desde lo que percibe del mundo, aquellos significados que por un
lado instituyen la cultura con la que se identifica, y por el otro, con los del
entorno dominante, los de la sociedad mexicana. Se llega a percatar de que la
segunda enarbola aquellas situaciones que no le son de su agrado, y que
precisamente por ser parte de una subcultura, no logra comprender del todo.
Es así como aparecen sus expresiones de rechazo hacia lo que dictaminan
284
agentes simbólicos dominantes como la iglesia católica, algunos partidos
políticos, el gobierno, algunas instituciones sociales, la televisión como aparato
de control social, así como a aquellos que sigan sus respectivos discursos.
Se puede decir entonces que la identidad mexicana, en el joven
metalero, se entiende desde dos aspectos: a) circunstancial y b) solitaria. Es
circunstancial porque el individuo se reconoce como mexicano cuando toma en
cuenta algunos elementos tradicionales con los que se identifica. Es de tipo
solitaria porque desde la trinchera personal hace esa identificación con los
significados que percibe de la cultura mexicana tradicional, pero no entra en
contacto con quienes en su consideración, se asumen como mexicanos porque
percibe de ellos un rechazo hacia su persona, o porque no concuerda con ellos
en la manera de comportarse.
El paradigma del interaccionismo simbólico y la teoría de la
diferenciación social establecen, según lo anterior, que las relaciones sociales
son fundamentales para reforzar cargas simbólicas en los individuos e instaurar
en ellos, conductas y esquemas intelectuales determinados.
También se puede considerar como solitaria en el hecho de que la
recepción de mensajes de la cultura mexicana tradicional que percibe, es muy
distinta a la que pueden hacer otros metaleros. Algunos de ellos, incluso,
reelaboran el sentido original de las cargas simbólicas de la cultura tradicional,
285
y lo ubican en un plano más cercano, que incluso, le hace participan en ellas.
Tal es el caso de la presencia familiar, en la que dichas prácticas van más
encausadas a sostener esas relaciones.
Sin ese vínculo familiar, los mensajes de la cultura tradicional carecen de
ese impacto en otras esferas de su vida. Por eso, el joven es empujado a
buscar otras alternativas que satisfagan sus necesidades, porque los modelos
que oferta la cultura mexicana tradicional, no le proporcionan un marco de
referencia a su medida.
La identidad metalera no puede comprenderse sin la existencia del factor
música metal. En específico, las bandas y artistas metaleros, como destacados
agentes creadores de sentido orientado a promover esa cultura, a diferencia de
los padres de familia o la escuela, han encontrado en la música un canal
efectivo de difusión de mensajes. Al ser este tejido simbólico sostenido por la
música, hace que ésta sea el origen de todo el movimiento.
Los jóvenes que se identifican como metaleros, preponderan el papel
que tiene la música apegándose a ella no sólo por los sonidos potentes que le
satisfacen, también por las temáticas y el estilo de vida que se difunde con
ellas. Los modelos, acorde a la teoría del modelaje, que aparecen ofertados en
las producciones musicales, alientan su fácil adopción y posterior aplicación,
que al ser satisfactoria, se enraíza en la persona. Así llegó a construirse
286
posiblemente el metalero, y más aún, cuando los modelos encaminados a forjar
una identidad mexicana tradicional, no surtieron el impacto esperado y que
desde luego, no son adoptados por el joven.
A través de la música en general, el metalero instaura una óptica con la
que puede juzgarse a sí mismo, a los demás y al mundo en el que se
desenvuelve. Esta base musical de interpretación, por definirla de algún modo,
le genera formas conductuales que condicionan su relación con los otros.
En los siguientes párrafos se dispondrá entonces a responder las
interrogantes de los objetivos específicos de esta investigación.
El joven metalero se acercó a las significaciones instituyentes de la
cultura del metal porque en ellas encontró nociones como: a) un espacio
catártico donde puede ser él mismo; b) una plataforma ideológica que le
proporciona una óptica de interpretación; c) una zona donde se respeta la
diversidad, en especial la que critica a la cultura dominante (con sus
respectivos puntos debatibles); d) un tejido simbólico que le profiere
exclusividad, unicidad y distinción ante los otros que no lo entienden; e) una
alternativa de dinámica social ante la que establece cierta tendencia de la
iglesia católica con la que no concuerda; y f) un escaparate a la cultura local
gracias a su sentido universal.
287
Los factores que hacen atractiva la cultura metalera para el joven que se
identifica como tal, pueden ser posibles gracias a su participación en ese
complejo sistema de significados. Así mismo, por las relaciones sociales con
otros metaleros y con la sociedad. Una vez apropiados los modelos con los que
se identificó, la solidificación de su identidad fue un proceso gradual y
constante, gracias a la implementación práctica de su esquema de
pensamiento.
Al referirse a las prácticas culturales, se nota que la participación del
metalero en ellas, refuerza la construcción interna que ha hecho de los
significados que conforman su personalidad. Así mismo, de aquellos
significados con los que no se identifica, pero que también se apropia para
forjarse un imaginario sobre lo que difunden.
La percepción del chico metalero sobre las festividades y costumbres
mexicanas tradicionales consiste en: a) están vinculadas con la religión
católica; b) las culturas indígenas son factor que las define; c) carecen de
sentido; d) el Día de Muertos permite unificar aspectos de su identidad
mexicana con la metalera; y e) se arraigan en chistes, albures y sarcasmo.
Cabe decir que dicha percepción puede tener significaciones hasta cierto
punto contrarias unas de otras; se determina que tal imaginario fue conformado
a partir de lo que varias voces exclamaron. Se comprende por consiguiente,
288
que dentro de la expresión juvenil metalera, la consideración hacia este rubro
depende de uno metalero a otro. Se presentan aquí las que mayor reiteración
tuvieron al ser expresadas.
Además de esta percepción sobre la cultura mexicana tradicional, el
chico metalero asume su mexicanidad de manera circunstancial, cuando: a)
escucha música metal hecha por bandas mexicanas; b) se percata de que la
cultura tradicional es apreciada por extranjeros, y más cuando lo hacen
agrupaciones metaleras con las que se identifica; c) se toma en cuenta a las
civilizaciones mesoamericanas; d) comprueba que su manera de ser puede
ayudar al desarrollo social; e) determina que ese distintivo no lo eligió; f)
enfrenta situaciones similares al igual que los no metaleros; g)se identifica con
figuras históricas mexicanas; h) está en un contexto geográfico y social distinto
al mexicano; y por último, i) se refleja en los no metaleros por su carácter
alegre, defensivo, protector y festivo.
La identidad del joven metalero de entre los 20 y 24 años de edad,
residente en la ZMG, puede ser considerada como un producto simbólico único
y distinto a cualquier otro. Cada joven que se hace metalero, en mayor o menor
medida, asume sus dos entramados simbólicos, siendo el del metal el
predominante. Se limita a reconocer la mexicana tradicional, adjudicándosela
sólo en las ocasiones ya referidas.
289
Los estudios de identidad dentro del campo de la comunicación, deben
realizarse bajo la premisa de que ésta es producto de los mensajes que son
apropiados por el individuo. Si bien la sociedad mantiene distintas cargas
simbólicas, es cierto también que el sujeto como receptor, las interioriza según
sus características particulares. La identidad es el resultado de la presencia de
una persona dentro de la sociedad, y la manera en la que han sido
satisfactorias las respuestas generadas por los mensajes que interiorizó.
El mundo global de esta primera década del siglo XXI, gracias al
desarrollo de los medios de comunicación masiva, promueve aún más esa
interacción compleja y cada vez más heterogénea de significados. Es deber de
los investigadores sociales, sobre todo de la comunicación, enfocarse en la
construcción o reforzamiento que se hace de las identidades culturales a partir
de la oferta simbólica preponderante, ya que esto deviene en comportamientos
y formas de pensar únicas. Al conocer este proceso, podría instaurarse desde
aquellos ámbitos, generadores de significados a cargo de las instancias
gubernamentales mexicanas, procesos de aprendizaje más atractivos hacia
niños y jóvenes, quienes puedan identificarse con cargas simbólicas que
produzcan comportamientos de respeto a la diversidad, la tolerancia, la cultura
y el arte mexicanos, el trabajo en equipo y sobre todo, la colaboración de todos
en beneficio de la sociedad mexicana, deber que por naturaleza tendría que
asumir también la formación familiar.
290
No se trata de coartar la libertad de pensamiento sino de enseñar a
pensar y a tener en cuenta la riqueza cultural que da sustento a la sociedad en
la que éstos y muchos otros jóvenes, se han desarrollado. Tampoco de
satanizar a la globalización y la carga simbólica que promueve, se trata de
construir un híbrido simbólico que cumpla si se desea, con expectativas
personales y grupales, sin que pierda su sentido de pertenencia a la gran
colectividad.
El campo de estudio de la comunicación puede hacer grandes
contribuciones al desarrollo de los estudios juveniles de este tipo. Las
manifestaciones sociales en las que intervienen los jóvenes, deben ser
abordadas desde los entramados subjetivos que conforman sus aparatos
cognitivos, y entenderlos desde este punto, no como meros receptores o
emisores de mensajes, sino como entes que cumplen ambos roles y que están
en constante conformación.
Entendiendo este proceso de conformación de identidades juveniles,
puede analizarse el origen de sus comportamientos, las formas en las que se
perciben a sí mismos, y sobre todo, el frente que hacen tanto individual como
grupalmente hacia la sociedad con la que no concuerdan y que los recrimina o
subestima constantemente.
291
El aparato teórico que aborda a esta clase de jóvenes, podría aplicarse
de nueva cuenta para comprender a otras expresiones juveniles. Su propuesta
se centra en analizar las cargas simbólicas que las originan, y que abren
espacios simbólicos para concebirse. Es necesario entender a la juventud
como una construcción social única, promovida desde la influencia social, y
sobre todo, de las relaciones interpersonales que le rodean.
Se puede concluir que no debe perderse el aspecto ontológico y
fenomenológico de la comunicación. Realizar investigaciones de la realidad
social albergada por un complejo entramado de significados, permitirá dilucidar
muchas interrogantes sobre lo que compone al ser humano actual, sobre todo,
en un periodo histórico ostentoso en tecnología informativa, mas no en
acuerdos que velen por un mejor entorno.
Vivir la juventud y no cuestionarse la existencia misma,
equivale a no haberla vivido.
Rodolfo Torres
292
ANEXO 1
Subgéneros más populares del metal
Folk Metal
El folk metal se caracteriza principalmente por una temática letrística
propia de la música folk. Los temas más comunes son tradiciones populares, la
naturaleza o batallas épicas entre bandos opuestos. Uno de los grupos más
representativos de este género es Finntroll. Es un subgénero desarrollado a
partir de los años noventa.
Thrash Metal
Los orígenes del thrash metal se sitúan a finales de los setenta y
comienzos de los ochenta, cuando un grupo de bandas de speed metal
comenzaron a incorporar variantes, una gran velocidad y un sentimiento
anarquista -similar al del hardcore punk-, a su metal tradicional. Los
considerados creadores de esta forma de música son el grupo Overkill.
Básicamente el thrash metal consiste en acelerar y volver más pesado el sonido
del metal y abordar en algunos casos, temas políticos.
293
Death Metal
El death metal es derivado del thrash metal. Podría decirse que éste y el
black metal son los dos subgéneros más pesados dentro del metal y dentro de
la música en general.
El death metal normalmente se identifica por su extrema brutalidad. Las
voces guturales (llamadas en inglés growls) son ásperas y frecuentemente
incomprensibles. Además, está caracterizado por unas baterías muy rápidas. La
letra de sus canciones está relacionada con anticristianismo, Apocalipsis,
muerte, satanismo, visiones y profecías impopulares del mundo, violencia
explícita, sueños macabros, vida extraterrestre o de ultratumba, problemas
mentales y físicos en el hombre.
A veces se tocan temas sobre algunas ramas de la ciencia y religión de
manera detallada, así mismo letras sobre denuncia política, o filosofía. También
son frecuentes temas relacionados con asesinos en serie, psicopatías,
canibalismo, y necrofilia.
Black Metal
El black metal es una vertiente surgida a mediados de los ochenta,
desarrollada principalmente en Noruega, Suecia y Finlandia. Se caracteriza por
líricas anticristianas y en contra de la moral; abarcan temas que van desde el
odio y la misantropía, hasta el satanismo, la violencia o el ocultismo. Nace como
294
una expresión musical de los movimientos anticristianos que proliferaron en
Europa, cuyo máximo exponente fue la quema de numerosas iglesias en países
fuertemente cristianizados como los escandinavos, cunas de dicho subgénero.
Power Metal
El power metal es un subgénero creado en Alemania. Como casi todos
los subgéneros del metal, éste es difícil de caracterizan porque está a su vez
dividido en más vertientes. Se reconoce que hay dos grandes variantes del
mismo: la europea y la estadounidense.
Un aspecto clave del power metal es la clara influencia del thrash, nunca
tan agresivo como este. Las voces que emplea esta vertiente tienden a ser
limpias y agudas. Por el lado de la guitarra, es muy clara la influencia de la
música clásica.
Metal Progresivo
El metal progresivo es un subgénero musical que incluye las guitarras y
la dureza del metal, con las características rítmicas e influencias del rock
progresivo.
Los elementos que están presentes son: frecuentes cambios de tiempo y
diferentes tipos de amalgama, modo de la música, improvisaciones, una gran
técnica por parte de los músicos, la aparición progresiva de instrumentos, líneas
de bajo complejas, entre otros.
295
Doom Metal
El doom metal ha tendido a englobarse dentro de las ramas más
extremas y underground del género metal. Pese a su desconocimiento por
individuos ajenos a la escena, incluso dentro del propio metal extremo, el doom
metal es el subgénero más antiguo, más rico en subgéneros, siendo éstos
tremendamente distintos entre sí.
El doom Metal es considerado como ‘metal pesimista’ o ‘metal de la
condenación’, y es el género más lento, pesado, depresivo, y melancólico del
metal extremo, siendo éste además uno de los más oscuros y tenebrosos.
Gothic Metal
El metal gótico toma elementos densos del doom metal, caracterizado
por el uso de sopranos y tenores, y su técnica más famosa es ‘el canto de la
bella y la bestia’ (una voz femenina clara o soprano y una voz masculina
gutural), suele explotar elementos de la música clásica, la barroca y la
medieval, como son las orquestas, órganos, violines, y en otros casos cantos
gregorianos y goliardos.
La temática de las letras suele tratar sobre religión, especialmente el
catolicismo o creencias derivadas, e Interpretaciones propias de la misma.
Sentimientos como amor, odio, honor, depresión y horror son comúnmente
expresados de manera romántica.
298
ANEXO 4
GUÍA DE PREGUNTAS
METALEROS MEXICANOS 1.- ¿Qué significa “ser metalero” para ti? ¿Por qué te consideras uno? 2.- ¿Qué repercusiones te ha traído con el resto de la sociedad el adoptar la identidad metalera? 3.- ¿Qué piensas de la sociedad mexicana? ¿Cómo crees que te percibe? 4.- ¿Qué significados unen a los metaleros como grupo? ¿Esos significados son compatibles con los que unen al resto de la sociedad? 5.- ¿Cómo es la relación con los demás miembros de la banda metalera? 6.- ¿Es la misma relación con los diversos tipos de metaleros? ¿Qué nociones se manejan de un grupo a otro? 7.- ¿Qué tienes en común con las personas que no son metaleros? ¿Cómo te relacionas con ellos? 8.- ¿Qué aportaciones da la comunidad metalera a la sociedad mexicana? ¿En qué consiste la propuesta? 9.- ¿Qué opinión tienes de la intolerancia que tiene la sociedad mexicana con los grupos minoritarios como el metalero, llamados subculturas o contraculturas? 10.- ¿Te puedes sentir identificado con otros grupos de minorías? ¿Con cuáles? 11.- ¿Por qué te identificas con el movimiento metalero y no con otros? ¿Cómo se dio tu primer acercamiento? 12.- ¿La cultura tradicional de México ha influido para que te sientas identificado con la cultura del metal? ¿De qué forma te ha determinado? 13.- ¿Crees que las prácticas, acciones y costumbres de la cultura del Metal se pueden relacionar con las de la cultura Mexicana tradicional? 14.- ¿Qué representa para ti el haber nacido con la nacionalidad mexicana? 15.- ¿Cómo defines tu participación como ciudadano mexicano? 16.- En términos generales ¿Qué significado tiene para ti la cultura mexicana tradicional? 17.- ¿Las fiestas y las costumbres de la cultura nacional te parecen agradables o desagradables? ¿Qué elementos las hacen agradables? ¿Cuáles la hacen desagradables?
299
18.- ¿Estas prácticas típicas del país te hacen sentirte parte de la sociedad? 19.- ¿Para ti qué es un “mexicano típico”? ¿Te consideras mexicano? 20.- ¿Qué símbolos conforman al “mexicano típico”? ¿Con cuáles te identificas? ¿Con cuáles no? 21.- ¿Cuáles son para ti los elementos más representativos de México? ¿Con cuáles te identificas? ¿Con cuáles no? 22.- ¿Cuál es el papel que tiene la cultura del país en la vida de la banda metalera? 23.- ¿Cuándo eras pequeño en tu casa se fomentó todo lo relacionado a lo típico de México? ¿Cómo fue? 24.- ¿Cómo fue en la escuela? ¿Te gustaba o te desagradaba? 25.- Últimamente haz realizado alguna celebración mexicana cívica o típica ¿Sí? ¿No? ¿Por qué? ¿Qué representó o representaría para ti el suceso? 26.- ¿Qué significado te representa la historia nacional y los héroes patrios? 27.- ¿Desde tu perspectiva cómo es el estereotipo de México o el mexicano que muestran los medios de comunicación (televisión, cine, revistas, radio)? ¿Te identificas con él? ¿Sí? ¿No? ¿Por qué? 28.- ¿Qué tienen los símbolos, iconos y modelos que ofrece el Metal que no tengan los de la cultura Mexicana para que no te identifiques con ellos? 29- ¿Llevas a tu vida diaria esos símbolos, iconos, ideas y modelos del metal con los cuales te identificas? ¿De qué manera te han sido funcionales? 30.- ¿Qué te produce el rechazo a la Cultura mexicana tradicional?
301
Material Teórico Propuesta Teórica Elementos para instrumento
de investigación Jóvenes Metalero
s
1 ¿Qué significa para ti el término ‘ser’ mexicano’? X
2 ¿Qué símbolos consideras que componen al mexicano típico? X
3 ¿Qué significado tienen para ti las fiestas patrias o cívicas? X
4 ¿Qué representa o significa para ti el haber crecido bajo la nacionalidad mexicana? X
5 ¿Qué elementos de la cultura mexicana tienen significado para ti? ¿Por qué? X
6 ¿Qué elementos de la cultura mexicana no tienen significado para ti? ¿Por qué? X
7 ¿Qué significado tiene para ti el Metal? X
8 ¿Consideras que las festividades y las
tradiciones de la cultura mexicana te ligan al resto de la sociedad
X
INTERACCIONI
SMO SIMBÓLICO
(Charles Horton
Cooley y George
Herbert Mead)
1
La sociedad puede ser entendida como
un sistema de significados. Para el
individuo, la participación en los
significados compartidos, que
están vinculados a los símbolos de un lenguaje, es una
actividad interpersonal, de la
que surgen expectativas estables, y
comúnmente entendidas, que
guían a la conducta hacia esquemas
previsibles. 9
¿Qué significados encuentras en la identidad metalera que no hay en la identidad
mexicana? X
10
¿Se estímulo la noción de identidad mexicana en el entorno donde creciste? X
11 ¿Qué factores provocaron que te sintieras afín a la identidad metalera? X
12
¿Qué situaciones significantes para ti existen en el ámbito actual metalero en el que te
desenvuelves? X
13
¿Cuáles consideras las costumbres más relevantes en la cultura mexicana?
X
2
Desde la perspectiva de la
conducta, tanto las realidades sociales
como las físicas son construcciones de significados, ya
definidas; como consecuencia de la participación de las personas, individual
y colectivamente, en la interacción simbólica, sus
interpretaciones de la realidad pasan a
ser socialmente convenidas e
individualmente internalizadas.
14 ¿Con qué costumbre de la cultura mexicana consideras sentirte identificado? ¿Por qué? X
15 ¿Cuál es tu percepción de la sociedad Mexicana en general? X
16 ¿Qué significa para ti la vida metalera? X
17 ¿Cuál crees que sea la percepción que tienen los demás individuos que no son
t l d ti?X
302
ANEXO 6
JÓVENES ENTREVISTADOS
Daniel (20) Toca el teclado en una banda metalera llamadaSicssors. Así mismo, realiza esculturas condesperdicios y las vende en el Tianguis sabatino dePlaza Juárez de Guadalajara.
303
Evan (21) Creció en Los Ángeles, California. Actualmente sedesempeña como perforador en un estudio de body
pearcing y tattoo en la ciudad de Guadalajara.
Maiden (20) Trabaja en el negocio de la familia, una mueblería en Tlaquepaque. Tiene deseos de formar una banda, toca el bajo.
Roberto (24) Trabaja en el Ayuntamiento de Guadalajara en elárea de atención al ciudadano. Es locutor en unaestación metalera por Internet. Vive en Guadalajara.
304
Araceli (23) Trabaja como operadora en un parque dediversiones. ‘Parque Rehilete Alcalde’. Vive enZapopan, Jalisco.
Gerardo (22) Estudia mercadotecnia, se dedica a la música, toca el bajo. Vive en Guadalajara.
305
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http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/f/fc/Headbang_dans_la_cuisine.jpeg
http://www.abc.net.au/atthemovies/img/2006/ep39/metal01.jpg