Ideologías Para El Siglo XXI

58
Ideologías para el Siglo XXI Criterios para un nuevo contexto global 14/10/2012 Eugenio Caldararo “(…) No debemos dejar de explorar, porque al final de nuestra exploración llegaremos a nuestro punto de partida y conoceremos el lugar por primera vez.” —Thomas Stearns Eliot Cuando me levanté hoy a la mañana y agarré la pasta dentífrica me puse a pensar en todos los negocios que había detrás. La pasta dentífrica es un negocio. La bolsa del supermercado en la que traje la pasta también, ya que hay una empresa encargada de fabricar bolsas. El supermercado donde compré la pasta es un negocio. La luz que iluminaba la estantería cuando agarré la pasta es un negocio, así como la estantería y el cable que transporta la electricidad de la central eléctrica. El carrito, la caja registradora, el papel y la tinta del ticket, están todos ahí porque para alguien son un negocio. El alquiler del terreno del supermercado, el azulejo del piso donde estaba parado cuando agarré el dentífrico, el aire acondicionado que

description

Ideologías Para El Siglo XXI. Versión 2015. Política Argentina.

Transcript of Ideologías Para El Siglo XXI

Ideologías para el Siglo XXICriterios para un nuevo contexto global

14/10/2012

Eugenio Caldararo

“(…) No debemos dejar de explorar, porque al final de nuestra exploración llegaremos a

nuestro punto de partida y conoceremos el lugar por primera vez.” — Thomas Stearns Eliot

Cuando me levanté hoy a la mañana y agarré la pasta dentífrica me puse a pensar en

todos los negocios que había detrás. La pasta dentífrica es un negocio. La bolsa del

supermercado en la que traje la pasta también, ya que hay una empresa encargada de

fabricar bolsas. El supermercado donde compré la pasta es un negocio. La luz que

iluminaba la estantería cuando agarré la pasta es un negocio, así como la estantería y el

cable que transporta la electricidad de la central eléctrica. El carrito, la caja registradora,

el papel y la tinta del ticket, están todos ahí porque para alguien son un negocio. El

alquiler del terreno del supermercado, el azulejo del piso donde estaba parado cuando

agarré el dentífrico, el aire acondicionado que aclimataba el ambiente, son negocios.

Incluso el servicio de consultoría contratado para distribuir los productos dentro del

supermercado, y el sistema de gestión implementado por la cadena de supermercados,

son negocios. La maquinaria que hizo posible la producción del dentífrico, los camiones

que se usaron para la distribución, sus neumáticos, la nafta y el aceite requerido para el

traslado, son negocios.

“La libre empresa no puede justificarse únicamente por ser un buen negocio. Solo se puede

justificar porque es buena para la sociedad” Peter Drucker

Ni la era del conocimiento, ni la era de la información, ni la era de internet, ni la era de la

sabiduría…  la Era de los Negocios. Inundan nuestra existencia. Incluso las

organizaciones sin fines de lucro, así como los gobiernos, cuando dirimen conflictos de

intereses tras una sociedad más justa, cada vez que adquieren un bien o un servicio están

dando lugar a un negocio. No es sino por medio de los negocios que se estructura y

rediseña a diario la sociedad en la que vivimos. Son esos infinitos contratos de compra-

venta entre dos partes libres que suceden a diario en todo el mundo. Ya que cuando cada

uno de nosotros elegimos adquirir ese bien o servicio, no solo es negocio para el que lo

vende, es negocio para nosotros. Y cuando la competencia otorga variedad de elección, el

poder está en cada una de las personas.

“Debemos pasar de modelos mentales dominados por los hechos a modelos mentales que

reconozcan patrones de cambio de largo plazo y las estructuras subyacentes que generan

esos patrones. Así como el pensamiento lineal domina la mayoría de los modelos mentales

hoy utilizados para decisiones críticas, las organizaciones de aprendizaje del futuro

tomarán decisiones críticas basadas en la comprensión compartida de interrelaciones y

patrones de cambio.” (Senge, 1990)

Entonces, si aquellas decisiones que dan inicio a emprendimientos, las decisiones que

mantienen esos emprendimientos en funcionamiento, esas agrupaciones de gente

diseñadas para cubrir alguna necesidad de un grupo de la sociedad, las que generan

empleo al tiempo de crear productos y servicios, si aquellas decisiones de adquisición de

dichos bienes y servicios por parte de la sociedad, o para utilizar términos más

comúnmente conocidos: si las decisiones de inversión y las decisiones de compra guían

el empleo y el consumo, no entender cómo se hacen los negocios, es no entender cómo

funciona el sistema social en el que habita hoy la humanidad. Los impulsos que

incentivan al empresario para que invierta en un proyecto, y al cliente para consumir

bienes y servicios trazan el sendero del modelo. No saber situarse en la mente del

empresario, o de los distintos grupos de empresarios, cuentapropistas, dueños de

empresas pequeñas, grandes, en los distintos momentos de la evolución de la vida de las

empresas, o no saber situarse en la mente del agente decisorio de la adquisición del bien

o servicio, el consumidor, o los distintos grupos de consumidores, es no entender los

patrones de cambio del sistema. Y no solo dichos patrones sino además las

interrelaciones de cada decisión sobre el resto del sistema.

Semiología

“Vemos al mundo tal y como somos. (…) La mayor parte de los fallos de comunicación son

producto de la semántica: cómo define la gente las palabras. (…) La clave consiste en

comprender el sentido, no pelearse por un símbolo.” Stephen Covey, El 8vo hábito.

¿Por qué un punto de partida tan básico? En primer lugar, porque la esencia de cualquier

construcción fuerte yace en sus cimientos. Mientras más alto y más resistente aspiremos

a construir nuestro edificio, mayor debe ser la dedicación y técnica requerida para

construir la base. De la misma forma, un barco que no tenga una estructura firme no

soporta una tormenta. Y en segundo lugar, porque parece que el común de la población

abusa de cierta terminología sin tener en cuenta el impacto de ciertas cuestiones sobre

los modelos ideológicos. Se usan términos para representar ideas en teoría compartidas

por millones de personas como: radicalismo, kirchnerismo, menemismo, peronismo,

nacional, popular, neoliberal, socialista, patria, imperialismo, corporativismo,

conservador, entre tantas otras, definidas a partir de ciertos sucesos del pasado,

asumiendo que se comprenden uniformemente por sus usuarios. Como si con inferir

superficialmente algunas lógicas de sucesos históricos, bastase para crear una forma de

pensar indiscutible y una teoría compartida aplicable a toda la sociedad.

Historia

“Estamos moldeando el mundo más deprisa de lo que nosotros podemos cambiar, y estamos

aplicando al presente los hábitos del pasado”. Winston Churchill

Cuando Adam Smith no se percató del impacto de la variación del precio sobre el

sistema, alegando que una “mano invisible” lograba el pleno empleo cuando el Estado no

intervenía en la economía, por medio de la asunción que el trabajador iba a estar

dispuesto a sacrificar salario con tal de tener para comer, dio inicio a un diseño trunco de

toda ideología futura.

Fue en base a eso que Karl Marx manifestó que el trabajo aliena a la hombre, no lo

dignifica, premisa verdadera en su entonces, mas no tanto hoy, y para que un vago, por

tener capital, no abuse del sacrificio indignante de un trabajador, el Estado debía

adueñarse de los medios de producción, para dar lugar a un mundo sin Estado, sin

división de trabajo, y sin dinero, dando lugar a la contracara de la historia.

Dado el contexto histórico, donde no había mucha competencia ni información, era de

esperar que alcancen esas conclusiones. A modo de resumen, los precios de los bienes,

por ejemplo el trigo y la soja, están fijos, entonces para que el propietario obtenga un

mayor lucro, solo podía hacerlo reduciéndole el salario del trabajador, el cual podría

conservar su empleo, pero a costa de una disminución de su salario, y de allí nació la

izquierda y la derecha. A la derecha no le importaba la explotación del trabajador

mientras tengan empleo, y la izquierda evidenció la injusticia de aquel que haciendo el

esfuerzo, obtenía lo mínimo.

John Maynard Keynes, en el primer capítulo de su libro póstumo, dio dos respuestas que

se malinterpretan.

“He llamado a este libro Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero, recalcando el

sufijo general, con objeto de que el título sirva para contrastar mis argumentos y

conclusiones con los de la teoría clásica en que me eduqué y que domina el pensamiento

económico, tanto práctico como teórico, de los académicos y gobernantes de esta

generación igual que lo ha dominado durante los últimos cien años. Sostendré que los

postulados de la teoría clásica sólo son aplicables a un caso especial, y no en general,

porque las condiciones que supone son un caso extremo de todas las posiciones posibles de

equilibrio. Más aún, las características del caso especial supuesto por la teoría clásica no

son las de la sociedad económica en que hoy vivimos, razón por la que sus enseñanzas

engañan y son desastrosas si intentamos aplicarlas a los hechos reales.” .

Lo primero fue responderles a los economistas clásicos, diciendo que si se pretendían

aplicar esas ideas sobre casos particulares a la economía como un todo iban a producir

efectos desastrosos. O sea, dijo que la economía es más compleja que el simplismo de

Adam Smith, Ricardo y colegas clásicos. Que si el terrateniente le disminuía el salario al

trabajador, ese trabajador que producía trigo iba a poder comprarle menos soja al otro

terrateniente, lo que iba a producir una disminución del salario del trabajador que

producía soja, el cual iba a su vez a poder comprar a su vez menos trigo, o sea, un efecto

sistémico del funcionamiento de la economía.

Y en consecuencia dio motivo al segundo argumento malinterpretado: que el Estado, en

momentos de recesión, debía intervenir para solventar las fallas del libre mercado,

porque en dichos momentos, sin la intervención estatal, nunca se alcanzaría el pleno

empleo, porque como se explicó anteriormente bajarle el salario a un empleado para

sostener el pleno empleo causa un efecto sobre el resto del sistema que los clásicos no

habían considerado.

Sin embargo, el saber popular asume que el intervencionismo keynesiano es de centro

izquierda, y que intervenir para sostener la demanda agregada es socialista, cuando en

realidad Keynes no le dice nada a Marx, lo ignora indiscutiblemente solo

respondiéndoles a los clásicos. O sea, Keynes postula a favor del libre mercado y la

minimización del Estado, pero le agrega una salvedad al modelo: la intervención estatal

en épocas de recesión. El equivalente a calentar el café cuando se enfría, el cual no deja

de ser café porque se haya enfriado.

Y treinta años después se avivaron de otra salvedad. Se dieron cuenta que el

intervencionismo keynesiano no siempre logra lo deseado, porque cuando los actores

económicos esperan cierto comportamiento racional, el mismo eventualmente solo

produciría un aumento de los precios sin generar un crecimiento de la economía, el gasto

del estado no incentiva la inversión, sino que incentiva el aumento de precios. Y la

destrucción total del mercado se dará cuando las máquinas se rompan, y los inversores

no tengan incentivo a invertir, entremos en un círculo vicioso de mayor desempleo,

menor consumo, y el Estado quiebre.

Saltando otros treinta años en la escala del tiempo, Williamson hizo un resumen de

políticas que en su opinión eran las ideas de los economistas destacados de la ciudad a la

que hace referencia, el Consenso de Washington, el cual postulaba a favor del gasto

público, focalizado en la educación, la salud, la infraestructura y el gasto social. Así y todo

se asume que ese modelo está a favor de un “neoliberalismo” que no considera lo social

como prioridad, y se lo acusa de explotar al trabajador como mencionaba Marx.

O sea, si el comunismo, que apunta a un mundo sin división del trabajo y sin dinero es de

izquierda, y el socialismo, que retiene medios de producción en el Estado es de centro,

todas las demás ideologías son de derecha, solo que evolucionadas. El libre mercado no

deja de ser tal porque el Estado retenga la propiedad de algunas empresas. Esas

empresas generan una infinitésima parte de la riqueza que generan el resto de las

empresas, y por ello vivimos en un mundo exclusivamente liberal.

Mientras el comunismo critica que el burgués obtenga renta que no merece por no

esforzarse, los clásicos consideran que los trabajadores deben obtener un beneficio de

acuerdo a su productividad, o sea, una combinación de esfuerzo y capacidad, en favor del

bienestar general, aunque sin considerar dentro del modelo a aquellos que posean

capital preexistentemente o la relación de poder de unos sobre otros.

Y si consideramos que el trabajo es necesario como medio de devolverle a la sociedad lo

que nos da, aceptamos que el socialismo no genera un impulso necesario al ser humano

al trabajo y a la aspiración al progreso, sino al ocio, la eliminación de la división del

trabajo, así como la eliminación del dinero atentan contra el bienestar general, se

concluye que no hay otro modelo posible más que el capitalismo. Si el modelo socialista

fuese realmente bueno, los cubanos podrían salir del país, y no serían presos de un

régimen, ni Marx no lo hubiese planteado solamente como un medio para llegar al

comunismo.

Y cuando hay libre mercado, como decía Keynes, el impacto de las medidas es sistémico,

o sea, toda medida tiene su efecto negativo y positivo.

Por ahí el capitalismo como existe hoy no sea lo más justo, pero es la mejor alternativa

disponible al bienestar general. La misión que nos queda no es otra que diseñar un

capitalismo más justo que el actual.

¿Y qué es la justicia en la sociedad capitalista?

El concepto de justicia en la sociedad capitalista es, respecto del capital: que el inversor

tenga una relación coherente entre riesgo y rentabilidad, donde el que quiera obtener

renta asuma un riesgo. Y respecto al trabajo: que todos tengan acceso a la educación,

salud, y al trabajo, teniendo las mismas oportunidades de desarrollarse y progresar. La

justicia pasa porque todos tengan las mismas oportunidades. La justicia pasa porque el

que quiera dejar todo por el trabajo y el estudio para tener una vida mejor pueda hacerlo

y el que no, no. La justicia pasa por la distribución de la riqueza, y que pocas manos no

tengan cantidades irrisorias de dinero.

Y para ello es clave entender el funcionamiento del libre mercado, entender que la

inversión estructura y da lugar a todo lo que nos rodea, ergo entender como los

inversores toman decisiones de inversión y los consumidores decisiones de compra.

Visión de país

“Mil cortes en las hojas del árbol del mal equivalen a uno en sus raíces.”  Henry David

Thoreau

¿No debería confluir el pueblo a una visión de país compartida? No niego que los países

desarrollados defiendan los intereses de su pueblo, pero ¿pueden culparlos? ¿No

esperaría el argentino lo mismo de su clase gobernante en el hipotético caso de que su

pueblo sí perteneciera al primer mundo? ¿O estarían dispuestos a sacrificar niveles de

vida por mejorar la calidad de vida de otros países? No creo que el pueblo argentino sea

tan altruista. Tendré una visión ingenua, pero no creo que primen tampoco esos

malvados. Puede que haya gente que crea que las economías de los países transitan

momentos equivalentes a padecer gangrena, donde si no te cortas la mano ya, te vas a

tener que cortar el brazo más adelante. No creo que sea una lógica errada, pero por

sobre todo, soy de los que creen que el mundo es infinitamente más complejo que eso.

“Lo único que se necesita para que triunfe el mal es que los hombres buenos no hagan nada”

Edmund Burke

Por todo ello, en mi opinión, como ciudadanos, electores, como gente responsable que

vive en sociedad y que tiene capacidad de razonar, con acceso a la educación y a la

información, tenemos el deber, la obligación de aprender, de interesarnos. La obligación

de hacer el esfuerzo por entender. Por desarrollar puntos en común sobre el

funcionamiento de la sociedad y tratar de diseñar conjuntamente la visión de país a la

que aspiramos.

Hace unos años un programa de televisión mostró la situación que padecían chicos

desnutridos del norte argentino, a los que la falta de una buena alimentación no les

permitía desarrollar apropiadamente los circuitos cerebrales, lo que producía una

disminución del coeficiente intelectual, y esto solo considerando la alimentación. Eso nos

deja a los que tuvimos otra suerte por haber tenido tanto una buena alimentación y

como la suerte del acceso la educación, una doble responsabilidad.

Y por ello, con razón o sin ella, equivocado o no, me veo en la obligación de desarrollar y

compartir ideas. Algunas fundamentales, otras no tanto, pero primero, con la idea en

mente de que me sirva a mí para aprender, desde la investigación, desde compartir y

recibir retroalimentación de distintas ramas, y segundo, el intento de armar un modelo

ideológico actual, coherente, y a su vez depurar contradicciones que coexisten en

cualquier ideología.

Por lo que me pregunto, ¿es posible hablar de ideologías políticas sin saber de economía

e historia? ¿De economía e historia sin saber de negocios y su desarrollo histórico? ¿De

negocios sin conocer sus desafíos actuales: de planes de negocio, de macroeconomía, de

marketing, de tecnología, de finanzas, de derecho, de gestión de recursos humanos, de

trabajo en equipo, de motivación, de liderazgo, de organización, de eficiencia, de

competencia, y de todas las nuevas dificultades que enfrentan las empresas en este siglo?

Quizá en un pasado no tan lejano la respuesta a todas estas preguntas eran sí. Pero ¿Y

hoy?

Incertidumbre

“El aleteo de las alas de una mariposa pueden provocar un Tsunami al otro lado del mundo”

El efecto mariposa.

Normalmente observamos sucesos donde se abusa del poder económico, o vemos

situaciones de pobreza extrema que nos indigna, y en función de eso determinamos si es

conveniente que el Estado intervenga más o menos en la economía. Aquel Estado que no

interviene es de derecha, el que interviene de izquierda. Entonces las ideologías políticas

se vuelcan al centro, centro izquierda y centro derecha. Pero nunca se discuten criterios

para determinar el grado de intervencionismo aplicable. Con mayor o menor

intervencionismo, en mayor o menor grado, seguimos viviendo en una economía de

mercado, y si no tenemos una idea clara del funcionamiento de la economía, nunca se

podrán diseñar modelos ideológicos compartidos. O hablamos de un Estado que

interviene netamente en la economía sin lugar para fijar un precio o un salario por un

particular, o diseñamos modelos ideológicos basados en entender lineamientos y lógicas

sobre el funcionamiento de la economía. No hay opciones alternativas.

Nos regimos por las reglas de la economía de mercado. El vendedor determina el precio

y el consumidor toma la decisión de compra. El empleador determina qué salario está

dispuesto a pagar y el empleado elige día a día si trabaja o no por dicha compensación.

Se pueden implementar infinitos planes sociales, fijar salarios mínimos, fijar precios a

ciertos productos o servicios, pero mientras pueda bajar al kiosco y decidir si compro un

alfajor a cierto precio las reglas de mercado van a seguir estando, y la inversión va a

seguir funcionando por incentivos. Quizá en los momentos de auge no genere mayores

dificultades implementar ciertas políticas, pero ¿Y en los momentos de crisis? ¿Son

sostenibles? Con esto no estoy diciendo estar en contra de políticas expansivas. El punto

no es estar a favor o en contra. El punto es desarrollar criterios.

Porque no se puede satisfacer a todo el mundo, y no se puede controlar todo. Criterios

para entender aquellos valores y principios que determinen el nivel de vida común

básico que debería tener cada ser humano. Valores y principios que se acoplen al

funcionamiento del sistema y hagan de esa dignidad algo sostenible en el tiempo y no

algo meramente utópico. ¿Son el trabajo y el estudio, como dignificadores del ser

humano, la aspiración de todos por sobre todo? ¿Son la alimentación y el hogar? ¿Qué

calidad de alimentos y que calidad de hogares? ¿Qué combinación de ambos? ¿Para todos

o para la mayoría? ¿Es viable esa concepción? ¿Cómo marcamos los puntos y las bases en

común para lograr ese “bienestar general” afianzando la justicia, del que habla el

preámbulo?

Hablar de valores en una sociedad es, fue y será conflictivo. Nadie tiene derecho a elegir

que calidad de vida pueden llevar los demás. Ni el sistema que va a determinar la manera

en que se va a recompensar el esfuerzo. O definir el concepto dignidad y para quién de

modo tal que hagan al bien común. Entonces, ¿y si en lugar de tratar de diseñar un

sistema de cero, entrando en discusiones eternas sobre valores en lo cual nunca nos

pondríamos de acuerdo, buscamos mantener estáticamente este sistema y mejorarlo para

una vida más digna y justa desde todos los ámbitos?

Hoy en día forma parte del conocimiento general que la economía es impredecible, los

economistas persisten en actualizar modelos debido a fallas de los previos. Se agregan

variables históricas para explicar la ciencia desde el pasado intentando extrapolar

variables en un mundo que cambia a diario, y rediseña incesantemente los desafíos. Se

evoluciona en los conocimientos técnicos económicos, pero no deja exento al Gobierno

que sea, del país que sea, de tener que afrontar alguna crisis. Como los empleados

compiten internamente en las empresas, los negocios en sus mercados, las economías en

el mundo.

Se pueden tomar ideas que marquen rumbos generales, pero éstas no aseguran que se

encuentre el destino deseado. Hay muchas variables en juego. Demasiadas. Imaginemos

40 millones de argentinos tratando de conseguir trabajo, tratando de hacer negocios,

comprando bienes y servicios para subsistir en el día a día. Y lo mismo pero a nivel

global. Ahora imaginemos su impacto en nuestra economía. Intentemos por un segundo

visualizar la complejidad del modelo que rige el mundo con todos sus detalles.

Comprender que la sociedad se configura por infinitas interrelaciones de compra-venta,

así como de expectativas.

“Los líderes no evitan, reprimen ni niegan el conflicto sino que lo ven como una

oportunidad.” Warren Bennis

Y ahí es cuando necesitas un experto, o mejor dicho, varios. Equipos de gente idónea que

hayan dedicado sus vidas a estudiar esas infinitas variables, a tratar de ponderar las que

marcan la diferencia, y armar un plan de vuelo. Tener a un no experto es dejar el viaje

librado al azar. Tener un buen capitán no te asegura que el barco no se va a hundir, pero

¿Es ello motivo para no poner al más idóneo a manejar el barco?

¿Qué criterios necesitamos para elegir al Capitán? ¿Qué condiciones necesita un líder

para llevarnos en la dirección correcta? ¿Ser economista es condición necesaria? ¿Saber

de leyes, de política, de filosofía? ¿Ser hombre de negocios? ¿Tener capacidad de ver las

oportunidades de negocio? ¿Saber trabajar en equipo? ¿Tener la capacidad de organizar

grupos de gente idónea y asignarlas correctamente a los distintos equipos? ¿Todos los

anteriores?¿En qué grado?

A continuación se van a desarrollar requisitos excluyentes, mas no exclusivos, que

debería reunir dicho equipo.

Criterios para un nuevo contexto global.

Humildad

“Ser humilde para con los superiores es un deber; para los iguales, una muestra de cortesía,

para los inferiores, una prueba de nobleza.” Benjamín Franklin

Mi primer criterio es la humildad. Todo un desafío. Uno de los grandes problemas que

hay en este país es la soberbia. Todos sabemos de todo. Somos todos economistas y

opinamos sin saber el impacto que cada variable tiene, somos todos médicos y

pretendemos curarnos sin saber lo que padecemos, todos somos futbolistas

profesionales al punto que criticamos a uno de los mejores futbolistas de todas las

épocas, cuando ni siquiera nos dimos cuenta que la pelota nº 5 en pasto pica distinto que

una pelota de papi en sintético. Y como alguien, hace más de 2000 años, en una ciudad de

no más de 300.000 personas, decidió implementar un sistema más participativo, donde

incluso, errados o no, existían criterios de exclusión (no votaban ni los niños, ni las

mujeres, ni los esclavos), hoy parece ser que ese derecho a voto les da autoridad a todos

para opinar de lo que fuere.

“La ira es un ácido que puede dañar más el recipiente que la contiene que cualquier cosa

sobre la que se vierta” Mahatma Gandhi

Pero eso no es lo grave, lo grave es que se opina con prepotencia, con broncas, con odios

basados en prejuicios. Se asume que se conoce la idea del otro sin llegar a escucharlo.

Nada peor contra la comunicación efectiva. Contra la de ir todos tras una visión común

de sociedad, donde a partir del disenso, el respeto, y el intercambio de ideas se logre algo

superior. Ahí aparecen sobre todo aquellos sujetos a opinar sobre variables que en su

vida dedicaron tiempo a analizar, porque simplemente somos argentinos, todos

opinamos y tenemos que opinar. Yo no quedo exento. Carly Fiorina, CEO de HP decía:

“El liderazgo requiere el equilibrio correcto de confianza y humildad. Confianza para saber

que uno puede hacer la diferencia, confianza para saber que otros pueden también lograr

esto y humildad para saber que nada sucede cuando alguien actúa solo y para saber que

cometemos errores y que necesitamos ayuda y la mirada del otro”

Me incluyo como un argentino más, e intento equilibrar la balanza entre la humildad y la

confianza día a día. Y por eso, este trabajo, se vuelve un trabajo de investigación y no en

una mera exposición. Un trabajo en constante revisión y corrección. Porque confío en mi

criterio pero sé que con eso no alcanza, voy a hablar de lo que estudié, de lo que trabajé,

de varios temas relacionados a lo antedicho pero con un fin en los componentes más

complejos de mi carrera: los negocios, la economía, los impuestos, su impacto

económico, y su factor determinante sobre las ideologías.

Honestidad

“La clave de un buen gobierno se basa en la honestidad” Thomas Jefferson

Mi segundo requisito es la honestidad. Kant solía decir que se debe obrar sólo según una

máxima tal que se pueda querer al mismo tiempo que se torne en ley universal, que no se

puede generalizar una máxima del estilo “Todo médico puede mentir si considera que

beneficia a su paciente”, porque se anula, y que no se puede universalizar el mentir sin

caer en contradicción, por lo que decir la verdad es una obligación perfecta, o sea, que

nunca puede ser infringida.

John Fitzgerald Kennedy dijo que se puede engañar a algunos todo el tiempo y se puede

engañar a pocos mucho tiempo, pero es imposible engañar a todos todo el tiempo. ¿Por

qué la honestidad y la confianza son requisitos excluyentes para los gobernantes? Si un

gobernante miente sistémicamente porque considera que beneficia a la sociedad, le está

quitando el derecho al ciudadano de opinar. Si se le quita el derecho de opinar, se lo está

menospreciando, insultando, y relegando a una posición de inferioridad. Se le quita la

libertad, el derecho a elegir.

Tomar decisiones en una organización tan chica como una empresa requiere de mucha

información y mucho análisis de gente con diferentes perfiles. Imaginémonos en un

gobierno, donde cualquier medida económica tienen efectos positivos y negativos en

toda la sociedad!

Si el mundo es muy complejo como para que lo maneje una persona, es claro que

necesitamos equipos de trabajo en las distintas disciplinas con objetivos en común.

Necesitamos todos tirar para el mismo lado. Confiar en que el otro da lo mejor de sí para

poder dedicarnos a lo nuestro. Incluso no es posible elegir un líder en el que no se confía.

Un líder debería ser una persona a la que podamos admirar por su sacrificio y decencia.

Que tengamos de ejemplo. Que nos inspire a trabajar y sacrificar por este país o este

mundo pensando que somos parte de un equipo y vamos todos para el mismo lado. ¿Es

concebible que alguna idea en común se lleve a cabo por un equipo si no se reconocen los

errores y se engaña con el fin de que uno no salga perjudicado individualmente? ¿Es

concebible que el líder que se va a elegir engañe al pueblo para no dejar una imagen no

deseada? Quizá es una reacción obvia ante la falta de criterio y tolerancia del pueblo para

con los errores, pero ¿Somos todos perfectos que no podemos admitir que alguien tiene

alguna debilidad o alguien se equivocó? Si errar es humano, ¿estamos buscando un

dirigente divino?

Idoneidad

“No hay nada más ineficiente que hacer eficientemente algo que no debió hacerse.” Peter

Drucker

Mi tercer requisito es la idoneidad, y para lograrlo voy a hacer un recorrido por aquellos

ámbitos esenciales para liderar eficazmente un país. No desde un político, ni un

historiador, ni un abogado, ni un periodista, sino alguien que se dedicó a estudiar y

analizar este nuevo mundo de los negocios.

Conceptos filosóficos

Libertad

“Después de la vida misma, la facultad de elegir es nuestro mayor don. Esta facultad y esta

libertad contrastan claramente con la mentalidad de victimismo y la cultura de la culpa

que tanto predominan en la sociedad de hoy.(…) La esencia del ser humano es la capacidad

de dirigir la propia vida. El ser humano actúa, los animales y los «robots» humanos

reaccionan. El ser humano es capaz de tomar decisiones basándose en sus valores.” Stephen

Covey, El Octavo hábito.

¿Qué es la libertad? ¿Qué es la libertad en relación a la política? ¿Qué es la libertad en

función a la sociedad? ¿Qué límites de espacio y tiempo determinan nuestra libertad?

¿Qué factores que determinan nuestra libertad vale la pena debatir?

En principio parecería que no tiene sentido discutir otra libertad que no sea la social,

respecto a los límites que nos imponen y les imponemos a otros seres humanos, sobre

todo a la vista de ideologías políticas.

Desde un punto de vista económico, sin duda alguna, tanto el capital como la falta de

capital delimitan la libertad de las personas. Quién no posee de ninguna riqueza y vive en

un entorno extremadamente pobre, como es el caso de países africanos, su libertad está

extremadamente limitada, ya que está forzada a dedicar todos sus pensamientos en

como buscar el pan para comer ese día, sin posibilidad de proyectar al día siguiente

siquiera.

De la misma forma, quien posee abundante riqueza, tendrá libertad de acceder a bienes y

servicios que otros no. Desde tener la libertad de movilizarse, de no depender de tener

que levantarse para ir a trabajar, de estudiar, hasta la libertad que asegura una mejor

defensa judicial.

Sin embargo, salvando estos casos extremos, en el medio hay una gran parte de la

población cuya libertad está más sujeta a su accionar, a su respuesta.

En este gran grupo, a la hora de encarar un problema se pueden tomar dos actitudes

frente al mismo: victimizarse o ir en busca de la solución de forma proactiva. Echar

culpas y despotricar sobre los problemas que generan los demás, o reconocer la realidad

y hacer lo que haga falta para cambiarlo.

Con tener la voluntad no es suficiente, se necesitan los recursos para tomar decisiones

que no estén influenciadas por terceros. Tanto acceso a información confiable, como

poseer capacidad crítica son requisitos para la libertad.

Es así que la educación juega un rol fundamental, y la falta de una educación que

desarrolle el pensamiento crítico es una forma de limitar la libertad de las personas.

En aquellos casos que los Estados, que incluyen al órgano que debería impartir justicia,

tergiversa la información, está engañando a la sociedad, lo está menospreciando, lo está

subestimando, y ello no es otra cosa que quitarle la libertad de elegir.

Educación en derecho, economía, historia, y en gestión, son esenciales para el

entendimiento del funcionamiento del Estado, la política y el sector productivo, dicho de

otra forma, cierta educación es esencial para comprender las complejidades del sistema

que rige nuestra sociedad actual.

Sin derecho, no se pueden comprender los procedimientos que rigen la sociedad, tanto

en lo público como en lo privado. Sin economía no se puede tener una visión integral de

la sociedad y el mundo. Sin historia no se pueden conocer los intentos pasados, las

recetas fallidas. Sin conocimiento en gestión no se pueden conocer las dificultades de

llevar la teoría a la práctica, tanto en el sector privado como en el sector público.

Peter Drucker: “En unos pocos cientos de años, cuando la historia de nuestro tiempo sea

escrita desde una perspectiva lejana, es probable que los eventos más importantes que los

historiadores verán no será la tecnología, no será Internet, ni será el comercio electrónico.

Se trata de un cambio sin precedentes en la condición humana. Por primera vez —

literalmente — un número importante y en rápido crecimiento de la gente tiene opciones.

Por primera vez, van a tener que gestionarse ellos mismos. Y la sociedad no está en

absoluto preparada para ello.”

L P Bhanu Sharma: “Unos cinco años atrás un participante en un seminario sobre el

desarrollo de liderazgo me preguntó: “¿Cuál es la cosa más importante que diferencia a los

seres humanos de otras criaturas?” No me esperaba esta pregunta al final del programa y

tampoco de un empresario. Pero me tocó el corazón y el alma. Le dije que la libertad de

hacer una elección en la vida es el factor más importante que nos diferencia. Es la mejor de

todas las dotaciones humanas. Las decisiones que tomamos con base en nuestras opciones

de hacer o estropear nuestra vida.

¿Eres independiente de todos los hechos y circunstancias alrededor de tu vida? ¿Eres libre

de elegir lo que sea que sientas que deseas elegir, o estás destinado a aceptar lo que venga?

Cada vez que algo sale mal, empezamos culpar a todo el mundo y desarrollar una

mentalidad de “víctima”. Lo tomamos como si todo el mundo estuviera conspirando para

destruirnos. La vida se convierte en sinónimo de lucha, de competencia, de batalla e incluso

de guerra. Este estado mental nos fuerza para luchar, correr o congelar. Nos olvidamos de

que podemos “responder” y no necesariamente “reaccionar”. Reaccionar es hacer todo de

forma mecánica basado en las circunstancias, mientras que responder es el resultado del

pensamiento, el análisis y la introspección. Responder es ser humano. Es por eso que los

gerentes se les da la “responsabilidad” y no “capacidad de reaccionar’.”

Dignidad en el trabajo

“No pretendamos que las cosas cambien, si siempre hacemos lo mismo. La crisis es la mejor

bendición que puede sucederle a personas y países, porque la crisis trae progresos. La

creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche oscura. Es en la crisis que nace

la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis se supera

a sí mismo sin quedar ’superado’. Quien atribuye a la crisis sus fracasos y penurias, violenta

su propio talento y respeta más a los problemas que a las soluciones. La verdadera crisis, es

la crisis de la incompetencia. El inconveniente de las personas y los países es la pereza para

encontrar las salidas y soluciones. Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es una

rutina, una lenta agonía. Sin crisis no hay méritos. Es en la crisis donde aflora lo mejor de

cada uno, porque sin crisis todo viento es caricia. Hablar de crisis es promoverla, y callar en

la crisis es exaltar el conformismo. En vez de esto, trabajemos duro. Acabemos de una vez

con la única crisis amenazadora, que es la tragedia de no querer luchar por superarla.”

Albert Einstein

¿El trabajo dignifica? Hace poco me junté con un amigo de la infancia que no veía hace

mucho y algo que me dijo llamó mi atención: “Nunca supe valorar lo que tenía hasta que

no lo tuve más”. En aquella época él había tenido la suerte, o la mala suerte, de poder

darse todos los gustos, y como consecuencia nunca había aprendido a valorar lo que

tenía. Uno no valora lo que tiene hasta que lo pierde. Su situación económica fue de

poder hacer prácticamente lo que quisiese, hacer el viaje, comprarse el auto, casi sin

límites. Pero un día su suerte cambio. Su situación empeoró, y tuvo que empezar a

lucharla. Ante la necesidad de lo que antes le fue regalado, fue que aprendió a valorar

aquello que alguna vez tuvo. Y esa lección le dejó una pauta para criar a sus hijos. Saber

que darle todo servido en bandeja no es bueno. Por más que muchas veces mucha gente

aspire a ciertos niveles de vida de lujo, obtenerlos no es necesariamente bueno. Aprendió

el valor del sacrificio, del esfuerzo. Es ante las dificultades que uno atraviesa que

aprende, crece, progresa, crea. Hay que cultivar la mente, enfrentarla a desafíos

constantes, desarrollar la potencialidad del ser humano. Como dijo Aristizábal

Uribe: “Quien vive de lo regalado se anula como persona, se vuelve perezosa, anquilosada y

como un estanque de agua que por inactividad pudre el contenido.”  El hombre tiene una

capacidad genética única, la capacidad de adaptarse a las condiciones. Uno puede ser el

más pobre económicamente hablando, o el más rico, pero se adapta a su situación. Lo

importante no es encontrarse en una situación económica lamentable o gloriosa, sino

que esas personas tengan las condiciones y oportunidades de aprovechar su potencial.

Tener la oportunidad de tener un trabajo donde tenga que esforzarse, pueda crear, y

aprenda a valorar lo que tiene. Tener un trabajo que dignifique su existencia.

Negocios

“La nueva empresa es una red de equipos de trabajos distribuidos que actúan como clientes

y servidores entre sí. Los equipos recibieron un fuerte empuje en los ’80 cuando John Welch,

Gerente General de General Electric lanzó el <Workout Program> centrado en la creación

de equipos con funciones cruzadas. Ahora los equipos llegan hasta el cliente, proveedores y

otros, incluso cambiando las relaciones entre las organizaciones.” (Tapscott, 1996)

Para romper con un paradigma, en un pasado no muy lejano, poseer cierto capital

otorgaba la posibilidad de explotar al trabajador, obteniendo sin inconvenientes una

rentabilidad desmesurada. Existía una dualidad bien diferenciada, la burguesía y el

proletariado. Pero los negocios se volvieron muchísimo más complejos de lo que el

común de la gente se imagina. No se trata de comprar cierta maquinaria y poner

personas a trabajar rutinariamente en trabajos deshumanizantes. Incluso rubros enteros

hallan en la mente humana el medio de producción más importante. No se requiere

mayor inversión que en educación, permitiendo una vida al menos digna.

Después de haber estudiado Negocios durante más de 15 años, desde lo contable, lo

financiero, lo legal, lo impositivo, la gestión, lo económico, viendo la evolución histórica

de las empresas, de haber trabajado en unas siete empresas medianas y grandes,

estudiando la toma de decisión desde varios ángulos y en varios niveles, en empresas de

servicios, en empresas de productos, nacionales e internacionales, argentinas y

extranjeras, haber desarrollado varios planes de negocios, y sobre todo la constante de

pensar los mecanismos del mundo de los negocios, logré rescatar una diferencia abismal

entre ésta empresa y la de hace diez, veinte, sesenta y cien años. Crear un negocio hoy

es diametralmente opuesto a todo lo conocido. Antes se necesitaba capital financiero,

hoy se necesita capital humano. Desde los años sesenta hasta la actualidad, la relación de

los requisitos duros y blandos en las empresas se revirtió, incluso sin considerar el

impacto de Internet en los negocios. Varios rubros buscan el compromiso de los

empleados, la satisfacción laboral, el desarrollo profesional, la responsabilidad del

individuo, y compiten en base a eso. Incluso muchas industrias giran en torno

exclusivamente al conocimiento. Tener capital asegura un mínimo pero solo un mínimo

de rentabilidad, y no que sea sostenible sin riesgo en el tiempo. Obtener una rentabilidad

sobre el capital superior a lo que paga un bono es un desafío único que solo se logra

contadas veces. Empresas grandes quiebran porque el poder económico dejó de ser

determinante. Cualquier tipo de empresa, independientemente del tamaño, el prestigio, y

el poder económico conlleva el riesgo de completar su ciclo de vida. Los costos fijos

poseen componentes estratégicos que en un pasado no existían. El manejo de los

recursos humanos, la tecnología, los sistemas de información para la toma de decisiones,

el marketing, departamentos de legales, contables, tributarios, financieros acarrean

necesidades intelectuales, criterio, dedicación, investigación, acomplejados a niveles que

pueden ser decisivos en la rentabilidad, y perdurabilidad de una empresa, y en la

constante lucha por adaptarse al cambio. La dinámica de los negocios fuerza a las

empresas a desarrollar capacidades distintivas en sus recursos humanos y tecnológicos

para lograr la constante adaptación a cambios en las preferencias de los clientes,

proveedores, y otros actores, innovando permanentemente para sobrevivir.

La excesiva competencia en este mundo globalizado, informatizado, hiperconectado,

donde uno puede acceder a cualquier tipo de información en cualquier momento y en

cualquier lugar mitiga la rentabilidad. Hoy en día, con una buena idea de negocios,

muchas ganas, un equipo de trabajo y un plan bien armado se pueden conseguir los

fondos para llevarlo adelante, sea que provenga de un inversor privado, de una

organización dedicada a financiar emprendimientos, o del Estado mismo. Millones de

personas en el mundo entero piensan a diario nuevos negocios para liberarse de la

relación de dependencia. Las empresas de hoy tienen la ventaja competitiva en el talento,

la capacitación, los sistemas de información, el alineamiento de la gente para la

consecución de objetivos comunes, y no simplemente tener una máquina y forzar con un

látigo a que alguien haga una tarea rutinaria y repetitiva. Esos criterios son obsoletos. Y

no entender la esencia de los negocios que rigen en la actualidad implica no entender la

economía. Y no entender la economía, implica no entender los patrones de cambio del

modelo en que vivimos, el de una economía de mercado.

Capacidad de gestión

El avance de la diversidad de las distintas ramas en esta sociedad del conocimiento,

donde el desarrollo de cada una de las mismas goza de una abundancia de información

que excede la capacidad de retención de cualquier ser humano, deriva en el

requerimiento de especialistas idóneos en cada una de estas áreas. Las empresas

compiten en base a la calidad de sus recursos humanos, ya que son ellos los que hacen la

diferencia. No estamos hablando del ser humano como se lo utilizaba en el pasado, como

parte de una máquina, sino como un ser pensante, cuyo desempeño superior constante

otorga ventajas competitivas a las empresas, sean organizaciones con fines de lucro o

incluso sin fines de lucro, incluyendo el Estado. Estas nuevas condiciones de los recursos

humanos que se requieren en las organizaciones fuerzan a desarrollar conceptos de

liderazgo distintos. Antes se necesitaba al ser humano para que aplique su fuerza y

complemente la operación de una máquina. Hoy se necesita al ser humano para que

cumpla una tarea razonada. No se puede forzar como antes, porque en un caso

significativo y creciente de casos los recursos humanos dejaron de ser commodities.

Tener la capacidad de inspirar a la gente, asignarla a las posiciones donde mejor se

desempeñen, y la escasez de ciertos perfiles combinada con la competencia entre

empresas para obtener dichos perfiles, ejemplifican lo distintivo que es tener capacidad

de gestión en los líderes de la organización que sea. El Estado no está excluido y es por

ello que hoy en día y cada vez más, se necesitan perfiles de líderes con capacidad de

entender una diversidad de temas, y tener criterio para alinear adecuadamente a las

personas.

Los quiebres

Este mundo de los negocios se justifica por una característica a la que hago referencia

como los quiebres. Cuando se tiene una idea revolucionaria, se crea algo único, se pone a

trabajar a la gente en pos de ese servicio o producto diferencial, único, irreplicable, que

agrega muchísimo valor, se crea un valor de empresa diferencial que hace un salto sobre

una empresa corriente. En ese momento se produce la ganancia, cuando se determina

que esa empresa es única e irremplazable. Cuando se define que el valor que agrega

otorga una rentabilidad desmesurada por sobre el valor llano de sus activos. En ese

momento se da la ganancia y el mercado se encarga de nivelarlo. La empresa pasa a tener

un valor superior. El mecanismo que equilibra el valor de la empresa y la rentabilidad

puede ser, por ejemplo, la bolsa de comercio. El valor de la empresa crece hasta nivelar a

cierto nivel de rentabilidad constante. Por ponerlo de una manera simple, el valor de una

empresa es tal que obtiene 10% de rentabilidad anual. Cuando la ganancia de Apple pasó

de 30 dólares a 60 dólares anuales, el valor de la acción pasó de 300 dólares a 600

dólares. Ese es el momento en que se obtiene la real ganancia. El resto es rentabilidad

sobre monto invertido. Vivimos en un sistema que siempre ataca esa rentabilidad sobre

el capital, pero nunca ese valor creado por una exitosa ejecución de una idea distintiva. Y

esa es la riqueza que perdura y agranda la brecha entre los ricos y los pobres.

Coopetencia

Hace no mucho tiempo vi un capítulo de una conocida serie mejicana de televisión en el

cual el protagonista decide vender jugo. Es así que su amigo, el coprotagonista, lo ve e

intenta imitarlo, y no digo competir por el mero hecho de tratarse de “chicos”. Ante la

aparición de un cliente comienza una orgullosa guerra de precios, donde uno de los

actores termina por regalar la bebida. Con la evolución de los negocios, y asociado al

concepto de teoría de los juegos, apareció un nuevo concepto, la Coopetencia,

desarrollado por Barry J. Nalebuff y Adam M. Brandenburger. Básicamente lo que trata

este concepto es algo no arraigado naturalmente en el ser humano, y menos en los

negocios, donde lógicamente se habla de competencia. Se compite para ver quien se lleva

la parte más grande de la torta y a quien se la roba, y hasta incluso a veces es preferible

que si uno no gana, que el otro no gane tampoco. El desarrollo de este concepto trata de

romper con esta concepción con el fin de aprovechar el beneficio de la sinergia, y la

competencia, sin entrar en guerra y destruir el mercado. Primero se debe pensar en

agrandar la torta, cooperar con la otra empresa, y luego competir para dividirla. Pero no

ir tras la competencia exclusivamente a costa de extinguir el negocio para todos. Es así

que hoy en día los hombres de negocio tratan de incorporar este concepto como moneda

corriente. El empresario quiere primero agrandar y mejorar el mercado en beneficio los

actores. Un concepto que no denota un margen claro entre el egoísmo y el altruismo:

Quiero que te vaya bien, así a mí me va mejor.

Usura

Si un empresario quiere tomar la decisión de invertir dinero en un emprendimiento,

para tomar la decisión de inversión se analiza el proyecto, o sea, se contrasta el monto a

invertir con el flujo esperado de fondos. Normalmente se descuenta el valor de los flujos

futuros de fondos esperados al presente para compararlos con el valor a invertir hoy. Se

dice que cualquier ser humano prefiere tener un peso hoy antes que un peso mañana,

incluso si no hay variación de los precios. ¿De qué sirve pagar una casa hoy, si te la

entregan dentro de 40 años y no se te permite disfrutarla? Para determinar dichos flujos

se estudian todas las condiciones del mercado, micro y macro, para llegar a montos que

descontados en el tiempo nos dan una tasa, conocida como la rentabilidad del proyecto.

Dicha rentabilidad se compara con otra opción de inversión con similar riesgo, con el fin

de determinar en qué proyecto se invierte. Esto asumiendo que ambos proyectos tienen

el mismo monto requerido al inicio, porque caso contrario la situación cambia. Ahí puede

aparecer el papel del banco, que otorga la alternativa al dueño de la riqueza de invertir

los sobrantes en un plazo fijo y no perder rentabilidad. La rentabilidad también puede

medirse como la utilidad en relación a las ventas o el activo o el patrimonio neto, pero

esos índices de rentabilidad son limitados porque no tienen en cuenta el tiempo de

manera eficiente lo que lo hace un análisis acotado. Desde el punto de vista de un no

experto puede aparentar válido, pero es con el planteo de las críticas que surgen sus

limitaciones. Y esas decisiones de inversión son las que estructuran la sociedad en la que

hoy vivimos, pero no la sociedad de hace 100 años. En ese entonces era más simple. No

había competencia y la rentabilidad era alta al tiempo que el riesgo era bajo . El concepto

de justicia está relacionado a que haya una relación proporcional entre rentabilidad y

riesgo. Injusto era lo que pasaba en la década del 90 cuando un capital golondrina

obtenía mucha rentabilidad a bajo riesgo. No saber apreciar correctamente los criterios

de rentabilidad y riesgo significa que la decisión “patriótica”, “nacionalista”, que se tome

sea potencialmente lo opuesto, produciendo una pérdida neta al país, que eventualmente

se tendría que afrontar con más impuestos o menos gastos.

Economía

A mediados del año 2001, mientras estudiaba en la prestigiosa Universidad de San

Andrés gracias a una beca que me había sido otorgada por necesidad económica de mi

familia, y habiendo cursado el año anterior el curso de Economía 1 con Juan Carlos De

Pablo, tuve la oportunidad de asistir a una charla suya en un shopping conocido del

barrio porteño de Belgrano. La mayoría del público eran comerciantes chicos buscando

una perspectiva sobre el futuro económico del país con el fin exclusivo de dilucidar el

panorama para saber si aventurarse en algún pequeño o mediano emprendimiento o no.

A pesar de que durante la charla lo había dejado claro, al fin de la misma se hizo una fila

de una singular pregunta repetitiva: ¿Qué va a pasar a futuro? Si quiero emprender un

negocio, ¿me recomendaría llevarlo a cabo? En esa charla no había ni grandes capitales,

ni tampoco habían asistido medios periodísticos que puedan hacer creer que sus

intenciones no eran honestas o buscaban algún propósito oculto de satisfacer el interés

de algún tercero. Estoicamente mantuvo su respuesta inicial frente a la insistencia de los

participantes, decía que no sabía lo que iba a pasar y que nadie puede saberlo, porque la

economía es impredecible. Seis meses después se iniciaba una de las peores crisis de la

historia argentina.

¿Qué es economía? Una definición formal podría ser la rama que se dedica a estudiar la

asignación justa de recursos escasos. La palabra “justa” conlleva implícito un concepto

filosófico. El concepto de justicia y lo social está inserto en la definición básica de la rama

de estudio. El inconveniente surge en encontrar el equilibrio de lo justo respecto de los

recursos escasos, porque la economía se asume en un modelo de una economía de

mercado donde rigen reglas, de la misma forma que no es posible levantar un edificio

pretendiendo modificar la ley de gravedad.

La economía es la ciencia social que intenta analizar a la sociedad como un todo, tras

metas como la justicia social, el bienestar general, para nosotros y para nuestra

posteridad. Y de ahí cabe preguntarse, ¿Qué es más importante, la justicia, el bienestar

general, ambos? ¿Qué es justicia? ¿Qué es bienestar? ¿Qué importancia se le da al hoy

respecto del mañana?

Ahora, ¿queda claro qué desde el momento cero la carrera del economista está orientada

a hacer abstracciones de la realidad con la intención de interpretar y mejorar la vida de

la sociedad? ¿Qué el aspecto social es la base de la carrera? ¿Qué es justamente lo

social lo que justifica la rama de estudio, sin lo cual la misma pierde razón de

ser? ¿Qué ni siquiera los mejores economistas pueden ponerse de acuerdo sobre

modelos debido a la complejidad de la materia? ¿Qué cuando cualquier persona opina

algo tan básico como: “Este gobierno es bueno porque bajó el desempleo” están haciendo

un juicio que corresponde en primer lugar a un economista? ¿Qué realizar dicha

afirmación y después decir que no se sabe de economía es una contradicción? ¿Qué antes

de opinar que es bueno que haya bajado el desempleo tienen que entender las causas de

fondo que motivaron esa baja del desempleo de forma tal que sea sustentable? ¿Qué con

medir simplemente una baja del desempleo no quiere decir que la gente esté mejor, sino

que puede que sea una consecuencia de que el nivel salarial en dólares es bajísimo, y fue

mediante esa “baja” en la calidad de vida de toda la población (relativa a las compras al

exterior) que depende de un salario para subsistir, la que permitió la baja del

desempleo? ¿Qué esa baja del desempleo fue dada quizá debido a que el país se volvió

competitivo frente al exterior, lo que se estaría considerado desde un ángulo socialista

como algo “bueno”, y “malo” a la vez si se lo considera como menor salario de la clase

obrera, ergo, más explotación? ¿Qué si nunca entendieron las fuerzas del mercado, nunca

entendieron hasta qué punto se está disponible a sacrificar niveles de calidad de vida?

¿Qué sabiendo que todos los modelos habidos y por haber, incluido el comunismo,

implican definir qué nivel de vida se sacrifica para quién, y el hecho de no entender las

causas de fondo implica que cualquier opinión que se dé, viene de arranque con

fundamentos sin sustento, y qué decir todo eso con prepotencia es infinitamente veces

peor, porque nos tilda de sabios, faltándole el respeto al otro en una realidad imposible

de predecir para cualquier humano?

Empezando a estudiar economía se puede interpretar que sus modelos guardan ánimos

de manipular el mundo, y los estudiantes asumen la carrera como el timón del barco que

pretenden controlar. Deberían. Pero la macroeconomía enseña historia razonada.

Historia de modelos que se fueron desarrollando a lo largo de todo el siglo pasado, por lo

que la macroeconomía va un paso detrás, corrigiendo modelos que solucionen los

problemas del modelo anterior, dando lugar al surgimiento de nuevos inconvenientes.

¿Por qué? Porque la economía analiza de lo general a lo particular, simplifica con el

agregado de distintas variables, lo que deja lógicas sin considerar que desembocan en

crisis y su correlato en el descreimiento de esta ciencia social que intenta predecir las

decisiones de muchísimas personas. La realidad dista mucho de esos modelos, sobre

todo aquellos desarrollados en un pasado más simple, menos competitivo, menos

globalizado.

“El sistema capitalista no precisa de individuos cultivados, sólo de hombres formados en un

terreno ultraespecífico que se ciñan al esquema productivo sin cuestionarlo” Karl Marx

No había tantas profesiones, tantos bienes y servicios, tantas pymes, tanta comunicación,

tanta competencia, el mundo no estaba tan integrado. Agrupar variables y diseñar

modelos no presentaba mayores inconvenientes. La economía es la disciplina más

compleja de la actualidad, porque intenta controlar infinitas variables impredecibles en

un sistema caótico donde todo se relaciona con todo, así como cada decisión económica

siempre tiene al menos dos efectos directos, uno positivo y uno negativo, y derivados

efectos indirectos. ¿Es coherente plantear que la disciplina más compleja puede ser

controlada por una sola persona, o un equipo? ¿Es coherente plantear críticas a

economistas por un error de pronóstico sin entender el razonamiento previo?

¿Poseemos la capacidad y el conocimiento suficiente para juzgarlos?

Para situarse de la otra vereda, en la carrera del economista ¿Está bien orientado el plan

de estudios? ¿Es correcta la ausencia de materias de negocio que determinen el

planeamiento a largo plazo, que tratan cómo manejar empresas dentro de la complejidad

del mundo en que vivimos?, ¿O acaso resulta más simple y menos caótico manejar la

economía de un país que una empresa?, ¿Y otras materias de negocios?, como marketing,

donde se estudia algo tan esencial como el proceso de determinación del precio, ¿Y

materias impositivas?, en lugar de analizar los modelos con la llaneza de una variable

como el impuesto directo o indirecto, sin considerar las vicisitudes del sistema

tributario, cuando incluso la definición de directo e indirecto es errada desde un aspecto

económico, ¿y materias de derecho mismo?, que determinan el complejísimo

funcionamiento del aparato estatal. ¿Por qué la economía analiza variables como el

ahorro, sin considerar el efecto del tiempo apropiadamente, cuando la definición misma

de dicha variable deriva del concepto de consumo futuro? ¿No debería la economía ser

una ciencia proactiva, en lugar de reactiva, analizando más los negocios nuevos y futuros

en lugar de pretender constantemente corregir errores de modelos pasados mediante

una interpretación no necesariamente acertada de la historia? ¿Cuán seguro está el

economista que la inflación de un momento dado de la historia fue consecuencia de una

emisión tributaria y no de otros factores? Un economista que no conoce todos los

inconvenientes en el armado de los balances contables, ¿Cómo puede imaginarse

siquiera agregar variables para determinar lógicas y patrones cuando ni siquiera es el

balance contable el que se utiliza en las empresas para la toma de decisiones

internamente?

¿El consumo es bueno?

Hace unos años trabajaba en el departamento de finanzas de una cooperativa láctea muy

conocida. Todos los meses se cerraban acuerdos con los bancos, se cancelaban y se

tomaban líneas de crédito, cediendo derechos de cobranzas de facturas o cheques,

adelantando prefinanciaciones de exportaciones o de otras formas. Las tasas de interés

que nos cobraban los bancos variaban constantemente. Una mayor o menor tasa por ahí

en una empresa tan grande no hacía mucho la diferencia respecto del trabajo habitual

pero podría hacer la diferencia respecto de nuevos negocios. Los millones de

trabajadores que cobran cada mes su sueldo tienen básicamente dos alternativas

respecto de qué hacer con su dinero, consumir o ahorrar. Consumir sería gastar su sueldo

el mes que se cobra, mientras que ahorrar sería gastarlo en los meses subsiguientes . Si

deciden ahorrar muchas veces esa plata va a los bancos con el fin de obtener una mínima

renta. En un mundo donde no se ahorra y se consume todo, los bancos no tendrían dinero

para financiar a las empresas que requieren invertir en maquinaria para producir. En un

mundo donde se ahorra todo y no se consume nada, los bancos pueden tener mucho dinero

pero las empresas no tendrían motivación alguna para tomarlo prestado, ya que nadie

compraría aquellos bienes y servicios que dichas empresas pretendan producir. Es evidente

que vivimos en un mundo que requiere de una proporción de ahorro y consumo, ¿Se puede

determinar el grado necesario de cada uno en una economía? No. Pero se puede analizar la

variación de un momento respecto de otro, o quizá en relación a la necesidad futura de

bienes de capital, mientras más bienes de capital se requieran a futuro, más ahorro e

inversión se va a requerir en el presente. Si se da un factor externo, sea cual fuere, donde la

gente empieza a consumir en lugar de ahorrar, es de esperar que dicha falta relativa de

dinero en los bancos produzca un aumento de las tasas de interés, lo que derivaría en una

desmotivación a invertir en negocios en relación al momento anterior. ¿Se puede medir con

certeza el impacto de una menor propensión de la población a ahorrar? Es imposible . Y

volviendo a la pregunta inicial: ¿Es bueno el consumo? Ni sí, ni no, simplemente

indeterminable.

Datos económicos

El empleo representa el 46% de la población, de la cual el 32% son menores de 19 años y

el 15% mayores de 60 años, o sea, población de la cual depende de una forma u otra el

restante 54%, sean hijos mantenidos por los padres, o jubilados mantenidos por el

Gobierno. Sin considerar el cambio demográfico donde se estima un aumento de la

población madura, planteando dos escenarios exagerados, el primero donde el país no

exporta nada e importa, llega un momento en el que a los argentinos se le acaban los

dólares y no puede comprar más. Como si los argentinos tuviesen un stock determinado

de dólares que le otorga respaldo a su moneda y le permite vivir con productos

importados cierta cantidad de tiempo. De alguna forma se debe tener un producto

diferencial que produzca a una relación costo-beneficio mejor que el resto del mundo. Y

el segundo escenario, donde se exporta todo pero no se importa nada. En ese caso no

tendríamos la calidad de los productos importados pero el país tendría más y más

riqueza, para ser distribuida como mejor les plazca a los habitantes. Este segundo

escenario no es posible simplemente porque el resto de los países del mundo producen

en principio con cierta relación costo-beneficio mejor que las empresas locales, y si

bloqueás la importación te bloquean la exportación. Es ahí donde entra salario medio en

dólares al juego. La estructura de costos de una empresa depende esencialmente del

salario, y los insumos, que en su mayoría son salarios en industrias anteriores, sean

manufactureras o mayoristas, ergo, salario. Y es el salario en dólares lo que nos hace

competitivos respecto del resto del mundo. O sea, si el salario medio de los argentinos es

5000 pesos por mes y el tipo de cambio es 10, entonces cada argentino gana y a su vez le

cuesta a la empresa que lo contrata 500 dólares. Y esto no tiene sólo impacto en los

productos que se exportan, porque los productos que se exportan y la gente que trabaja

en esas empresas se dan con un salario en dólares bajo. El salario medio en dólares bajo

hace competitiva a toda la economía. Entonces, si uno no sabe de algunas lógicas

economicas, ¿Cómo puede intentar ponderar el impacto de las políticas públicas o

sociales versus el impacto de tener un salario medio en dólares competitivo sobre la

economía? En diciembre de 2001 el salario medio en dólares era 100, a diciembre de

2003 era 41. Entonces en un país que tuvo una tasa de desempleo cercana al 25%, lo que

significa que la gente padecía una situación económica donde estaba dispuesta a trabajar

por un salario bajísimo, y a su vez, con capacidad instalada ociosa en las fábricas, con lo

cual sólo se requería contratar personal para aumentar la producción sin necesidad de

inversiones extra, donde el personal incluso era barato en dólares, porque el costo era

menos de la mitad de lo que era 2 años antes, ¿No es fácil creer que el crecimiento del

país y la baja del desempleo es algo esperado, en lugar de meritorio? ¿O podemos

considerar meritorio lograr crecer en base a explotar al trabajador?

Ahora, este escenario podría darse asumiendo que los otros países del mundo tienen una

estructura de costos medida en salario en dólares sin variaciones a lo largo de cierto

período de tiempo, y asumiendo además que la productividad se mantiene constante,

entendida como que el esfuerzo empleado por los recursos humanos no varían por

tiempo empleado. Pero este no es el caso real. El salario en dólares de los argentinos

compite con el salario en dólares de otros países, como por ejemplo Brasil. Si Argentina

aumenta el tipo de cambio, lo que le da más competitividad a la industria, pero a su vez

Brasil hace lo mismo, entonces comparativamente no se es más competitivo que Brasil.

El tipo de cambio multilateral pasa a jugar un papel preponderante. Aunque por otro

lado, más desde el punto de vista de los negocios, tener industrias complementarias es

importante si el fin es producir ciertos bienes en particular. Por ejemplo, si quiero hacer

el mejor auto, necesito que todas las partes que se producen sean las mejores. No

podemos hacer un auto de lujo, si no tenemos los proveedores que tengan la calidad

suficiente para construir el auto, y eso limita la visión para determinar en qué industrias

se puede participar y en qué industrias no, viendo el auto de lujo no como un producto

elitista sino como el empleo que genera. O factores netamente exógenos como un

aumento del precio de la soja, que mientras que al 2001 no superaba los 200 dólares,

hacia 2004 llegaba a un techo de 360 dólares, y hoy ronda los 600 dólares haciendo

rentables campos que con un precio de 200 dólares no lo eran, factor el cual combinado

a la baja del salario en dólares hizo al sector mucho más rentable comparativamente, un

sector que impacta no sólo en la balanza comercial, sino que además, en las arcas del

Estado mediante retenciones.

Escuché varias veces de conocidos, incluso gente con estudios universitarios,

reclamando que Inglaterra es cara porque la libra está a 6 pesos. Que una libra esté a 6

pesos no quiere decir que Inglaterra sea más cara, porque si un alfajor cuesta 0,2 libras, y

acá cuesta 2 pesos, el alfajor es más caro acá que allá. Entonces lo que hay que tomar en

cuenta pasa a ser el nivel de precios. El mismo es una canasta de productos y servicios, y

no quiere decir que sea parejo, es solo un índice de referencia por lo que cada industria

va a tener una estructura de costos distinta que va a implicar un nivel de precios

comparativo distinto entre países. Y la dinámica de los precios de las distintas industrias

y los distintos países combinados a los tipos de cambio que maneja cada país sumada a la

evolución de los negocios, hace que analizar algo aparentemente simple como la

exportación e importación de bienes y servicios se vuelva algo extremadamente

complejo.

Ahora, imaginemos que vivimos en un país que importa iphones y ipads y exporta soja.

Los iphones y ipads tienen un valor diferencial no reemplazable por otro producto

producido en el país, más que un celular común y una notebook de muchísimo menor

valor agregado diferencial, o sea, si un rico tiene un stock de ahorros que no piensa

gastar y los tiene fuera del sistema, por “fuera del sistema” me refiero en su casa o en

una caja de seguridad en un banco quedando fuera de generar beneficios en la economía,

su inversión en un iphone y en un ipad no va a afectar significativamente la economía

porque solo va a reemplazar el celular. En dicho caso la importación no tendría un

impacto significativo en la economía, porque el valor agregado diferencial entre las

alternativas saldría de ahorros fuera del sistema. Por otro lado, la exportación de soja

puede dar la errónea impresión de que por tratarse de un producto del agro, no posee

mucho valor agregado. Sin embargo, la logística, la maquinaria, el empleo que genera un

aumento de las exportaciones de soja conlleva un impacto en varios rubros, que a su vez

van a impactar en otros rubros, de la misma forma que la industria de la pasta dentífrica

conlleva negocios asociados. El restante del margen que le queda al productor afectaría,

por un lado, positivamente las arcas del fisco y por otro lado, sería dinero declarado

dentro del circuito económico. Interpretar que un aumento de la exportación de soja

generó un aumento determinado del empleo en la industria automotriz por un aumento

de la producción de camiones, o de neumáticos para los mismos, y el efecto exponencial

sobre otras industrias, es coherente aunque difícil de estimar. Cada razonamiento

económico merece una duda de estar dejando algo de lado, y hace exponencial la

importancia de la humildad y la idoneidad.

Ahora, las exportaciones se miden en dólares. El precio internacional de la soja varía y

afecta la economía según variables que no controlamos y no podemos predecir. China

entra en el juego, y millones de chinos consumen soja que antes no consumían, con lo

cual aumenta el precio. A su vez, el EEUU padece sequías durante cierto año, lo que

produce que aumente más. Esos factores impredecibles e incontrolables, entre otros, son

los que pueden cambiar el precio. El monto de las ventas al exterior se da por multiplicar

el precio de la soja por las unidades vendidas. Un aumento de las exportaciones puede

significar que se vende más cantidad, o a un mayor precio, o se vende menos cantidad

pero a un mayor precio relativo, cuyo resultado final deriva en el aumento de las

exportaciones, y un crecimiento económico del país. Pero si aumentan las exportaciones

según el último caso, el empleo no aumentaría, la logística tampoco, y no se venderían

más neumáticos, sino menos. Y como este caso resumido, puede darse un caso con una

lógica que impacte inversamente.

Entonces, vuelvo a la pregunta inicial, ¿Cómo sabemos con certeza la causal y el impacto

de cierto modelo sobre una variable tan simple y llana como la generación de empleo?

Podría mencionar una infinidad de asuntos que no son tenidos en cuenta, como el

impacto y el uso de los bancos en el sistema y la política monetaria, las expectativas de

los agentes económicos y su impacto, negocios estratégicos claves desarrollar en nuestro

país, la interacción entre las distintas industrias, sus niveles de desempleo, su potencial

de crecimiento, su competencia a futuro respecto de otros países. La infinidad de temas

que afectan al sistema económico hacen del asunto no solo extremadamente complejo

sino la materia más compleja del Universo. Materia que trata de extrapolar y predecir

conductas de miles de millones de personas. Y sin embargo, en lugar de poner gente

idónea a trabajar conjuntamente, estamos peleándonos por apariencias.

Es por ello que hay que ir a la esencia del sistema, a entender la toma de decisiones, a

armar equipos de trabajo idóneos, a buscar la solución natural y no la forzada, a ser

tolerantes con los errores, a estar abiertos a toda idea y pensamiento. Creamos un

mundo más complejo de lo que nadie se puede imaginar.

Decisiones presidenciales

“Deberán aprender todos y de una buena vez por todas, que la economía no es sólo una

ciencia de números, es una ciencia social y que sólo reconoce su objetivo cuando logra que

los derechos a la alimentación, a la vivienda, a una jubilación digna, a un trabajo digno, son

los derechos de todos los argentinos”. Cristina Fernández de Kirchner 9 de febrero de 2009.

Si nos detenemos un segundo y observamos, nos damos cuenta de que todas las

decisiones de la Presidenta actual son en materia económica y de negocios. A excepción

de la reforma del Código Civil, la introducción de elecciones primarias, la condena a los

genocidas y algún otro tema, son todas decisiones económicas: Volver al sistema de

reparto eliminando el sistema de capitalización, los juegos con las exportaciones y las

importaciones, desde los aranceles al agro, hasta el bloqueo a las importaciones, no

aumentar los mínimos imponibles de ganancias, nacionalizar Aerolíneas, ENARSA, YPF, la

ley del Presupuesto, darle laptops a los alumnos de escuelas pobres, pagar deuda

extranjera con fondos del BCRA, el manejo de la política cambiaria, la extracción de dólares

en el exterior, el limite a la compra de dólares, los manejos del INDEC, la asignación

universal por hijo, sacar los subsidios a los servicios públicos, Futbol para Todos, planes

trabajar, etc.

Durante los últimos 20 años y hasta hoy, todos los Presidentes de la Nación mantuvieron

una característica en común. Tanto Alfonsín, como Menem, de la Rúa, Duhalde, Kirchner

y Cristina Fernández. Su formación básica es el derecho. Sin embargo, los principales

problemas que sufrió el país fueron económicos, tratando de encontrar el economista

que los saque de aprietos. Y me pregunto yo, ¿Es el abogado el más idóneo a la hora de

conducir un país? ¿Es el ingeniero que lo diseño, el que tripula el barco, o el capitán? No

me cabe la menor duda que nadie conoce más al detalle la estructura del barco que el

ingeniero, pero ¿eso lo hace idóneo para ejercer la labor de capitán? ¿Qué el barco sea

chico y esté averiado, y el capitán no te asegure llegar a buen puerto, justifica que sea

manejado por el ingeniero, o hay que saber de corrientes, tormentas, vientos, mapas

marítimos, resistencia del barco, entre otras cosas para saber hacer llegar el barco a

buen puerto?

Derecho

“El pueblo inglés piensa que es libre y se engaña: lo es solamente durante la elección de los

miembros del Parlamento: tan pronto como éstos son elegidos, vuelve a ser esclavo, no es

nada. El uso que hace de su libertad en los cortos momentos que la disfruta es tal, que bien

merece perderla.” Jean-Jacques Rousseau

La abogacía, en mi opinión, fue la materia decisiva en el desarrollo de la estructura del

Estado durante más de dos siglos, pero llegamos a un nivel de evolución en la materia,

sumado a un nivel de complejidad en el mundo, donde no es la abogacía la que establece

la diferencia en una economía de mercado, sino la economía y los negocios. La abogacía

sobresaturó el mundo de leyes y reglamentaciones, al punto del desconocimiento de los

más expertos, sea del frente que sea. Mientras que una economía saludable afecta

positivamente todos los ámbitos de una sociedad, la seguridad, la educación, la salud, y

en consecuencia la justicia. El sistema federal, el desarrollo de la democracia, los

controles entre poderes, la organización en los distintos niveles del Estado, central,

municipal y provincial, la Justicia, la legitimidad, la distribución del poder, son aspectos

que llegaron a un grado de desarrollo tal que modificarlo tendría un efecto comparable a

introducir una Elección Primaria en el sistema electoral. Tenemos una elección, y

tenemos el ballotage, y tenemos a 40 millones de argentinos creyendo que saben a quién

votan, o votando “Al menos malo”. Y esos 40 millones de argentinos saben que su voto no

hace a la diferencia, y saben que no pueden terminar de creerle a aquellos que se

postulan, porque está más que probado que se utiliza cualquier promesa con tal de llegar

al Poder, entonces ¿Cuál podría llegar a ser beneficio de introducir una Elección

primaria? ¿Cuántas personas había en Grecia cuando se estableció la democracia?

¿Cuántos problemas de los que hoy existen se podían presentar en aquella época? ¿Es

realmente el pueblo el que Gobierna por medio de la democracia? Y derivado de todo

esto vuelvo a la misma pregunta, ¿Cuan útil puede ser introducir una Elección Primaria

que descarta 3 candidatos y representa menos del 4,5% de los electores? ¿Es ese el

máximo aporte que puede hacer la abogacía al sistema? Seguir saturando el mundo de

leyes solo atenta contra la productividad, el bienestar general, y por ende, la justicia

misma.

Sistema tributario

“… cuando los hombres construyen sobre falsos cimientos, cuanto más construyan, mayor

será la ruina.” Thomas Hobbes

Como Contador, noté muchas veces la confusión incluso en colegas al manejar los

conceptos del devengado y percibido. El primero relacionado al hecho sustancial que

genera la ganancia o perdida, como por ejemplo, la venta en sí. El segundo relacionado al

mero pago o cobro, lo que implica solo el intercambio de activos y pasivos, sin tener

efecto económico alguno, siendo una derivación o consecuencia del hecho económico.

Mientras que la contabilidad se maneja con el concepto del devengado, las finanzas

públicas tienden a manejarse con el concepto de percibido, lo que dificulta el análisis

sobre los hechos sustanciales que transcienden en la economía del país.

“De cada cual según su capacidad, a cada cual según su necesidad” Karl Marx

El sistema tributario argentino se diseñó en base a clasificar a los impuestos como

directos o indirectos, de acuerdo al sujeto encargado de ingresar el pago a las arcas del

fisco. Incluso la Constitución Nacional menciona este aspecto cuando le otorga al

Congreso la facultad de imponer impuestos directos e indirectos. Es el criterio

económico el que nos dice que el pago no es determinante, sino una consecuencia de un

suceso fáctico, entonces el problema surge cuando se considera al sujeto encargado del

pago como relevante para la determinación de los tributos, cuando en realidad el hecho

sustancial que genera el pago proviene por otro lado. En ese punto sería equivalente a

utilizar el concepto del percibido para la contabilidad, considerar que la ganancia pasa

por el pago y no por la venta.

Por otro lado, la economía estudia las variables en función de dos conceptos: flujo y

stock. Flujo podría definirse como la cantidad de agua que corre por una canilla abierta

entre dos momentos, y stock como la cantidad de agua que hay en un tanque a un

momento dado.

Analizar el sistema tributario desde esta perspectiva, implica considerar al Impuesto al

Valor agregado (IVA) y al Impuesto a las Ganancias (IG), como impuestos sobre

transacciones. En ambos impuestos, a grosso modo, se perfecciona el hecho imponible

con el devengamiento, o sea, la compra-venta. Asimismo, se puede considerar el

Impuesto a los bienes personales como impuesto sobre stock, ya que recae sobre los

bienes que posea el sujeto pasivo al 31 de diciembre de cada año.

Si a esto le sumamos la idea de que la economía de mercado significa que el vendedor

determina el precio, y el comprador la decisión de compra, entonces podemos darnos

cuenta que directa o indirectamente el vendedor carga el costo tributario al valor del

bien. En el IVA recae directamente sobre el precio del bien, mientras que en Ganancias, el

impuesto está incluido en el precio del bien indirectamente, ya que antes de determinar

el mismo, el vendedor debe descontar los costos para llegar a la ganancia y de ahí al pago

del tributo.

Por otro lado tenemos el impuesto a los bienes personales (IBP), que a diferencia de los

mencionados anteriormente recaen sobre stocks a un momento dado.

Normalmente se dice que el IVA recae sobre el consumo mientras que el IG recae sobre

la ganancia del empresario, por lo que las ideologías hablan sobre aumentar uno u otro

en función de hacer una política más o menos progresiva. Si se aumenta el impuesto que

recae sobre el consumo o se disminuye el impuesto que recae sobre la ganancia se dice

que es una política socialista, ya que el consumo afecta en mayor medida a la clase baja

mientras que la ganancia afecta a la clase alta. Haciendo lo opuesto sería una política

neoliberal. Esto sería cierto en una economía donde el precio de los bienes este fijo, pero

en una economía de mercado, es el vendedor y solo el vendedor el que fija el precio, y al

fijar el precio traslada el efecto económico del impuesto sobre el precio del bien, sea

directamente en el IVA e indirectamente en Ganancias. Esta concepción sería opuesta a la

tradicional sobre impuesto directo e indirecto, la cual se define a partir de que el pago

del tributo sea efectuado por aquel sujeto sobre el que se perfecciona el hecho imponible

o no. Se dice que el IVA es indirecto porque lo retiene e ingresa al fisco la empresa

mientras que se perfecciona sobre el consumidor. Y Ganancias es directo porque lo

ingresa al fisco el mismo sujeto sobre el que se perfecciona, la empresa.

Sin embargo, desde un punto de vista económico, en una economía de mercado, ambos

impuestos recaen sobre transacciones. Definir una ideología a partir de un concepto que

recae sobre lo mismo, resulta en cierta medida una contradicción.

Ambos impuestos afectan las transacciones y por ende las decisiones de inversión. En

consecuencia, las políticas tributarias no se pueden definir en función de estos dos

impuestos, porque sería ineficiente.

“A una justicia igualitaria corresponde también una igualitaria aplicación de impuestos.”

Thomas Hobbes

Si el objetivo es distribuir equitativamente la riqueza, el único impuesto que debe

aumentarse es el impuesto a la riqueza, que en nuestro país es a los bienes personales, ya

que es un impuesto expost. Se determina cuando ya se ganó, o sea, la riqueza per se. En

cambio, el intento de redistribución de la riqueza por medio de una redistribución más

equitativa de los ingresos atenta contra la esencia del sistema y por ende, de la

redistribución de los ingresos misma. Por otro lado, un aumento de bienes personales

podría motivar inversiones, ya que aquellos poseedores de capital invertirían para que

obteniendo cierta ganancia su capital no se erosione. El impuesto a las ganancias no es

un impuesto a la riqueza.

Un error significativo de este tributo, el impuesto a los bienes personales, es que deja

exento los depósitos en entidades regidas por la ley de entidades financieras, como los

bancos, por lo que un “rico” podría guardar dinero en su casa 364 días al año y

depositarlo el último día del año, siendo así objeto de la exención. O sea, cierto stock de

dinero pasa casi todo el año declarado, fuera del circuito económico, e incluso bloqueado

a ser distribuido a las clases necesitadas por el simple hecho de que la ley otorga la

exención al 31 de diciembre de cada año y solo ese día. ¿Qué lógica, y con qué beneficio

para la sociedad, podría aplicar a esta exención? Si el dinero está en blanco, o sea

declarado por sus propietarios, con depositarlo un día en una entidad financiera se goza

de la exención, por más que haya permanecido fuera del sistema el resto del año, y si el

dinero está en negro, no tendría necesidad el sujeto de depositarlo ya que no formaría

parte de la declaración jurada de bienes personales. ¿Es beneficioso para el Estado que

se deposite dinero en blanco una vez al año en el sistema financiero?

Quizá, el hecho de vivir en un mundo tan globalizado fuerza a que las políticas que se

tomen tengan que ser a nivel global, y no simplemente local. Aplicar una medida local

podría tener un efecto disipador, o de transferencia a otros Estados. Si aplicamos un

impuesto a la contaminación, pero lo hacemos localmente, los negocios que contaminen

van a elegir áreas geográficas, pero su impacto sobre la contaminación global va a ser el

mismo.

De la misma forma, como en un pasado se instauró el sindicato como defensa de los

derechos de los trabajadores, y se lo impulsó desde un país para que termine instaurado

a nivel global, quizá sea momento de movernos en ese sentido. Si nuestro país tiene un

impuesto a la riqueza que los demás países no tienen, quizá es hora de hacer entender

para instaurar un régimen como tal a nivel mundial, de modo tal que la aplicación local

sea realmente efectiva y no derive en una mera transferencia de riqueza a otros países

en los cuales estos tributos se encuentren exentos.

Las consideraciones son infinitas, y ahí es cuando entra la importancia de la economía en

saber explicar los fenómenos históricos, para saber entender y ponderar las ideologías

correctamente, y dejar emociones y apariencias de lado. No hacer bien la tarea, es jugar

con las vidas de todos los argentinos.

¿Qué opciones hay?

Dos opciones: nos integramos al mundo, o nos aislamos del mismo. Pero si nos aislamos

tenemos que estar totalmente aislados, no sirven medias tintas. Porque el segundo que

entramos a formar parte del juego mundial es el segundo que entran a jugar las reglas

del mercado, y donde las políticas dejan de ser sostenibles, la economía se vuelve

compleja, y las relaciones con otros países se vuelven esenciales. En economía las

medidas abrumadoras son causas de crisis, las medidas deben ser graduales. O tendemos

a una apertura de la economía, o la misma economía nos va a forzar a estar cada día más

cerrados al mundo. No apuntar a una apertura implica perder cada día más

productividad del beneficio de los productos del resto del mundo, lo que nos hace entrar

en un ciclo donde cada día se está más cerrado.

Tener en cuenta las principales variables que controlan el mercado, para después

elaborar ideas que hagan a la mejora de la economía, con lógicas independientes que no

afecten al resto de la economía. Lógicas independientes que regulen aspectos

particulares, donde se pueda redistribuir la riqueza de las clases altas a las bajas, sin

afectar las decisiones de compra o de inversión de las personas. Aprender a encontrar e

impulsar negocios estratégicos, diferenciales en nuestro país respecto del resto.

Impulsar medidas impositivas justas para que sean establecidas a nivel global.

Recordemos que nuestro sistema tributario es uno de los más complejos y desarrollados

del mundo, lo que no quiere decir que necesariamente haya sido desarrollado en la

dirección adecuada.

¿El criterio para diseñar el sistema?

“No conozco ningún hecho más alentador que la incuestionable capacidad del hombre para

dignificar su vida por medio del esfuerzo consciente.” Henri David Thoreau

No se vive dignamente sino por medio del trabajo, de aportar a la sociedad en la que se

vive, de esforzarse constantemente en hacer algo por el otro. Esa es una cualidad mal

explotada del capitalismo, cuando se invierte en un negocio, es porque alguien va a

adquirir ese producto o servicio, porque a ese otro le interesa, y no a nosotros. Se diseña

un negocio en función de pretender encontrarle una solución a un tercero. Hay que

aprovechar esa cualidad del capitalismo.

Establecer un sistema que apunte a la dignificación del ser humano y al bienestar

general, para lo cual se necesitan dos principios esenciales del sistema,

el merecimiento y la competencia. Que se recompense, el que lo merezca en función

del esfuerzo realizado, y que se recompense, el que tenga permanentemente la

capacidad de generar valor para el otro.

Impuesto a los bienes personales con una grabación muy superior a la actual,

exclusivamente sobre personas físicas, y no jurídicas, con exenciones sobre la casa-

habitación, y a partir de ahí ser progresivo, con recálculos anuales, de forma tal que

incentive a cada persona que exceda cierto mínimo a reinvertir toda su riqueza

permanentemente con un fin productivo, y no solo aquella parte no exenta, o como se da

en la actualidad donde lo insignificante de la alícuota genera no más que un incentivo

casi irrelevante. Impuesto a la herencia que retenga el total de la riqueza del causante

sobre cierto monto.

El gasto orientado a una educación y salud equivalente para todos los menores, de forma

tal que al momento de salir al mercado de trabajo, y ser productivos para el mundo, lo

puedan hacer en igualdad de condiciones, y solo sea el esfuerzo y la competencia los que

determinen su bienestar.

¡Aprovechemos! Tenemos un país que abunda en riqueza, un potencial único, el campo,

las reservas de agua, de petróleo, de gas, la diversidad única de climas lo que nos otorga

muchísimos parajes turísticos, entre tantas otras cualidades distintivas, pero tenemos

corrupción, cinismo, soberbia, mafias, y gente no idónea en posiciones determinantes, ¡y

estamos poniendo a todos esos en el Gobierno!

¡Podríamos estar muchísimo mejor de lo que estamos, todos! Pero tenemos un problema

de base: la falta de valores que nos destruye la ilusión de lo que podríamos ser. Hasta

que no empecemos a cambiar nosotros individualmente, uno por uno, el país va a seguir

estando donde está. Necesitamos empezar a cambiar cada uno de nosotros,

independientemente del resto. No cambiar porque el resto cambia, cambiemos nosotros si

queremos un país mejor. Saquémonos el orgullo de encima y dejemos de actuar con la

excusa de que el resto roba, y no queremos ser nosotros los “boludos” que no robamos, y

empecemos a aprender a vivir una vida más digna. Más humilde, donde cada uno se

encarga de lo que sabe y antes que nada aprende a escuchar al otro, o al que dedico su

vida ciertos temas. Más honesto y no donde justificamos evadir porque total en el Estado

se roban todo.

“La madurez es el equilibrio entre el coraje y el respeto. La capacidad para expresar los

propios sentimientos y convicciones combinada con el respeto por los pensamientos y

sentimientos de los demás. Es la preocupación por los otros y la preocupación por la tarea,

o “yo estoy bien, tú estás bien”.” Stephen Covey

Aprendamos a educar a la gente que nos rodea en función a criterios superadores. Elijamos

a nuestros gobernantes por humildad, idoneidad, honestidad, y no al prepotente, al

agresivo, al intolerante, al denigrante, que viene con banderas de estar sumergido en una

lucha contra la supuesta tiranía del mundo. Aprendamos a hablar. A comunicarnos. A

tolerarnos. A dudar. A reflexionar. A entender que el mundo es más complejo. Que no es tan

fácil opinar con fundamentos. Que si apuntamos a lograr un mundo más justo, esta nueva

realidad requiere que aprendamos a trabajar en equipos multidisciplinarios altamente

calificados. Y para ello la buena comunicación, la empatía y el respeto son esenciales.