Idoia Atienza

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Alberti ,uno de los hombres de la generación del 27, nos envuelve en su poesía dedicada A la pintura utilizando sus personales características.

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Alberti ,uno de los hombres de la

generación del 27, nos envuelve en su

poesía dedicada A la pintura

utilizando sus personales

características.

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Se puede comprobar al comienzo del

poema la gran veneración que siente

hacia la pintura y los pintores“

Quién pensara que los viejos

pintores pintaron la Pintura con

tan claros colores; que de la vida

hicieron una ventana abierta, no

una petrificada naturaleza

muerta”.

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Alberti tiene una gran influencia gongorina como se puede comprobar en el uso de la metáfora “que de la vida hicieron una ventana abierta, no una petrificada naturaleza muerta”.

Leyendo minuciosamente el poema se aprecia como utiliza una métrica especial para cada cuadro; así utiliza 14 sílabas para el cuadro de Boticelli “y que Venus fue nácar y jazmín transparente, no umbría, como yo creyera ingenuamente”

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y una rima en pareados para Rubens, Murillo, Goya, etc

“ni que las rubias Gracias de pecho enamorado /corrieran por las salas del

Museo del Prado. /Las sirenas de Rubens, sus ninfas aldeanas/ no eran las

ruborosas deidades gaditanas/ que por mis mares niños e infantiles florestas/

nadaban virginales o bailaban honestas.”

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En la tercera parte del poema “A la pintura” nos describe con

mucha destreza algunas pinturas del Museo del Prado consiguiendo

así que el lector descubra las líneas y los colores que el autor nombra

“Perdida de los pinos y de la mar, mi mano tropezaba los pinos y la

mar de Tiziano, claridades corpóreas jamás imaginadas, por el

pincel del viento desnudas y pintadas.” A través de las más bellas

metáforas consigue introducirnos en el ambiente de recogimiento de

Fra Angélico y La anunciación “¡Oh celestial gorjeo! De rodillas,

cautivo del oro más piadoso y añil más pensativo, caminé las

estancias, los alados vergeles del ángel que a Fra Angélico cortaba

los pinceles.”

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Lo mismo ocurre con la mención a los cuadros de Ribera “Transido de

aquel alba, de aquellas claridades, triste «golfo de sombra», violentas

oquedades rasgadas por un óseo fulgor de calavera, me ataron a los

ímprobos tormentos de Ribera.” . Consigue una descripción

impresionista con simples sustantivos y utiliza alguna que otra

comparación ingeniosa “La miseria, el desgarro, la preñez, la fatiga, el

tracoma harapiento de la España mendiga, el pincel como escoba, la luz

como cuchillo me azucaró la grácil abeja de Murillo.”

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En este libro, artistas, colores, sensaciones, todo lo que pudiera

concernir a la pintura, está presente “Mis recatados ojos agrestes y

marinos se hundieron en los blancos cuerpos grecolatinos. Y me

bañé de Adonis y Venus juntamente y del líquido rostro de Narciso

en la fuente. Y -¡oh relámpago súbito!- sentí en la sangre mía arder

los litorales de la mitología, abriéndome en los dioses que alumbró

la Pintura la Belleza su rosa, su clavel la Hermosura.”

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Gracias a sus conocimientos de pintor podemos apreciar el ojo sagaz de

cómplice, del poeta que sabía pintar sobre todo por la descripción del

color verdiseco del Greco y la gran utilización de epítetos para una

mayor descripción “De su célica, rústica, hacendosa, cromada paleta

golondrina María Inmaculada, penetré al castigado fantasmal

verdiseco de la muerte y la vida subterránea del Greco.”

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Consigue también que, al centrarse

en el color blanco dándole énfasis

con clarísimos, un superlativo, nos

percatemos de cómo Zurbarán

pintaba monjes “Las cortinas del

alba, los pliegues del celaje colgaban

sus clarísimos duros blancos al traje

del llanamente monje que Zurbarán

humana con el mismo fervor que el

pan y la manzana.”

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Cita de nuevo la mezcla de diversos colores además del juego con la combinación

de los oscuros con los claros en dos autores españoles. Hace una metáfora de lo

oscuro de la guerra sacando la claridad de la honesta muerte de los españoles

fusilados en el cuadro de Goya y en la forma que tiene Velázquez de pintar el

aire utilizando el recurso de la concentración “¡Oh justo azul, oh nieve severa en

lejanía, trasparentada lumbre, de tan ardiente, fría! La mano se hace brisa, aura

sujeta el lino, céfiro los colores y el pincel aire fino; aura, céfiro, brisa, aire, y

toda la sala de Velázquez, pintura pintada por un ala.¡Oh asombro! ¡Quién

creyera que hasta los españoles pintaron en la sombra tan claros arreboles; que

de su más siniestra charca luciferina Goya sacara a chorros la luz más

cristalina!”

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Así continua con sus metáforas, comparaciones e imágenes

que utiliza en los diferentes autores “Mis oscuros demonios,

mi color del infierno me los llevó el diablo ratoneril y tierno

del Bosco, con su químico fogón de tentaciones de aladas

lavativas y airados escobones. Por los senderos corren

refranes campesinos. Patinir azulea su albor sobre los pinos.

Y mientras que la muerte guadaña a la jineta, Brueghel rige

en las nubes su funeral trompeta.”

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Idoia Atienza GarcíA

4º ESO B