Iglesia sinfronteras abril 2011

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Revista católica misionera Iglesia sinfonteras de abril 2011. Tema central: ética del ciudado del planeta.

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Misioneros CombonianosCalle 42 nº. 13-50

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Dedicamos el tema de este mes a reflexionar sobre la necesidad de una ética de cuidado del planeta, ya que el próximo 22 celebra-mos el Día de la Tierra y el 24 la fiesta de

la Pascua de Resurrección, en que profesamos que Jesucristo hace nuevas todas las cosas, incluyendo la Creación (cf. Rom 8, 18ss ). Efectivamente, Cris-to vino a salvar al mundo; no sólo a las personas que lo habitan. Pierre Teilhard de Chardin decía que intentaba formular una cristología que fuera sufi-cientemente amplia para incorporar al Cristo Total, ya que Cristo no es sólo un acontecimiento antro-pológico, sino también un fenómeno cósmico. “La resurrección trajo a nuestro mundo un nuevo poder, una nueva organización de las cosas, una nueva esperanza y algo tan radi-calmente novedoso que só-lo puede compararse con lo ocurrido en la creación inicial, cuando al principio comenzó el universo”, se-ñala Ron Rolheiser.

La crisis actual del me-dio ambiente y la situación precaria del planeta se han convertido, actualmente, en un tema ético para la humanidad. Nuestra civili-zación no vive en armonía con la Madre Tierra, sino que, en general, mantie-ne una relación agresiva y destructiva.

Desde la perspectiva de la fe, la creación es a la vez don de Dios y responsa-bilidad humana. Estamos llamados a dar gracias al Creador y a asumir res-ponsablemente el cuidado del don que recibimos. Los obispos de nuestro conti-nente afirman, en el docu-mento de Aparecida, que la creación es el reflejo de la sabiduría y la belleza del Logos creador (DA, 470). Subrayan que la creación es nuestra Casa Común, el espacio donde Dios reali-za su alianza con la humanidad. Nuestro continente posee una de las mayores biodiversidades del plane-ta y una rica socio diversidad representada por sus pueblos y culturas (DA 83). En América Latina y El Caribe, se está tomando conciencia de la naturale-za como una herencia gratuita que recibimos para

Todos los discípulos misioneros estamos llamados a descubrir el don de la creación, sabiéndola contemplar y cuidar como casa de todos los seres vivos y matriz de la vida del planeta.

proteger, como espacio precioso de la convivencia humana y como responsabilidad cuidadosa del se-ñorío del hombre para bien de todos. Sin embargo, somos testigos como esta herencia gratuita se con-vierte ahora en herencia frágil frente la invasión de los intereses económicos poderosos que explotan los recursos naturales de una forma irracional y rapaz (DA 471). La riqueza natural del continente experi-menta hoy una explotación irracional que va dejando una estela de dilapidación, e incluso de muerte, por toda nuestra región. En todo ese proceso, tiene una enorme responsabilidad el actual modelo económico que privilegia el desmedido afán por la riqueza, por encima de la vida de las personas y los pueblos y del respeto racional de la naturaleza (DA 473). Por

eso, como profetas de la vida, debemos insistir que en las intervenciones sobre los recursos naturales no predominen los intereses de grupos económicos que arrasan irracionalmente las fuentes de vida, en perjui-cio de naciones enteras y de la misma humanidad (DA 471).

Los obispos nos invitan a todos los discípulos mi-sioneros a descubrir el don de la creación, sabiéndola contemplar y cuidar como casa de todos los seres vi-vos y matriz de la vida del planeta (DA 474). Alabar a Dios significa poner fin a la depredación irracional de los bosques, especialmen-te de la Amazonia; de los deshielos de la Antártida y los Andes y los efectos de-sastrosos que esto tendrá dentro de pocas décadas (DA 87). También nos pro-ponen que busquemos un modelo de desarrollo alter-nativo, integral y solidario,

basado en una ética que incluya la responsabilidad por una auténtica ecología natural y humana, que se fundamenta en el evangelio de la justicia, la solida-ridad y el destino universal de los bienes (DA 474). Practicar e incentivar una ética del cuidado del pla-neta es una tarea de todas y todos los bautizados, llamados a proclamar el Evangelio de la vida y a construir un mundo mejor para todos. ISF

Cuidemos nuestra Casa ComúnCuidemos nuestra Casa ComúnCuidemos nuestra Casa ComúnEditorial

MUNDO

Cristianos: Perseguidos y olvidados

Se dice que fue un fundamen-talista islámico quien asesinó

al padre Ragheed Ganni en 2007 gritándole antes de asesinarlo, “Te dije que cerrases la Iglesia, ¿Por que estás aquí todavía?”.

Esta escena fue recordada por el cardenal Seán Brady, arzobis-po de Armagh, Irlanda, el pasado 16 de marzo, en el evento de lan-zamiento de la edición 2011 del informe de Ayuda a la Iglesia Ne-cesitada sobre los cristianos opri-midos por causa de su fe. Este año el volumen se titula Perseguidos y olvidados.

La reflexión del cardenal Brady respondió a un discurso del ar-zobispo Bashar Warda de Erbil, Iraq. El discurso del arzobispo Warda dio la respuesta a la pre-gunta inquietante del asesino. “Los iraquíes, dijo, son gente que ha experimentado un sufrimien-to inmenso pero a la vez son muy fuertes, resistentes y están prepa-rados para reclamar su derecho a existir”.

Arrojando luz

“El manifiesto y agresivo senti-miento anti-cristiano que es pri-vado y público es evidente en Iraq sin embargo no se limita a este país”, declaró. “Se encuentra a lo largo y ancho de todo Oriente Medio, a través de Asia. Se puede encontrar en África y de manera creciente se puede encontrar en aquellos que una vez fueron los países cristianos del Occidente de Europa”.

El cardenal habló de la cla-ra y convincente evidencia de que la Cristiandad está “siendo desarraigada agresivamente de Oriente Medio, las mismas tierras que la vieron florecer por prime-ra vez”.

Pero, a la vez señaló la “me-nos clara” y “menos sangrienta agresión en Occidente, que está

so, pero lo que está en juego es lo mismo, es decir, los derechos de los cristianos de reunirse en pú-blico y profesar su fe de palabra y de obra”.

“Y seamos claros, los cristia-nos tienen todo el derecho de es-tar ‘aquí’: a reunirse en una plaza pública, transmitir la fe a sus hi-jos y proclamar al mundo la ver-dad cristiana sobre la dignidad de cada ser humano y el infinito amor de nuestro Dios misericor-dioso”.

El cardenal Brady describió la misión de Cristo en la tierra como la de reconciliar al hombre con Dios. “El mandato permanente de la Iglesia es continuar esta mi-sión, este proceso de reconcilia-ción y de curación de los espíritus y sociedades rotas”, afirmó el car-denal. “La misión en la tierra de la Iglesia de Cristo es curar al mun-do, llevar a la gente y a los pue-blos al reino de Dios”. (Zenit, ISF)

poniendo a la Cristiandad bajo la amenaza de un “ateísmo grave” –no del tipo de la antigua Unión Soviética, dijo el prelado–, sino que “hay un nihilismo que está re-cientemente de moda que niega insistentemente cualquier verdad que provenga de la fe”.

El cardenal continuó diciendo: “A través de Europa y a través del mundo occidental, a los cristia-nos se les pregunta: ¿Por qué es-táis aquí todavía?”.

“Esta pregunta fundamental que gritó el supuesto asesino del Padre Ganni hace cuatro años en el norte de Iraq no ha desapare-cido”.

“También quiero sugerir que deberíamos reconocer que exis-te una guerra cultural que se libra en Occidente como otra que se li-bra en Oriente Medio”, prosiguió el cardenal. “Quizás no hay derra-mamiento de sangre y quizás hay diferentes reglas de compromi-

Panorama mundial

Escombros de una iglesia después de un atentado en Iraq .

En una ceremonia celebrada recientemente en Kingston, Jamaica, organizada por el Consejo de las Iglesias de Jamaica y por el Consejo de Iglesias del Caribe, las Antillas han sido desig-nadas como sede de la próxima Convocatoria Internacional Ecuménica por la Paz, un encuen-tro ecuménico sobre la paz que se celebrará del 17 al 25 de mayo.

La Jornada Mundial de la Juventud que se ce-lebrará en agosto en Madrid (España), será una actividad sostenible y respetuosa con el medioambiente, 100% natural. Para compen-sar las emisiones directas de dióxido de car-bono producidas durante los actos se compra-rán créditos de carbono en 5 proyectos, uno por cada continente.

Siete ediciones iniciales con un total de un millón doscientos mil ejemplares y contratos firmados con veintidós editoras de todo el mundo. Son los números del libro de Benedicto XVI Jesús de Nazaret - Desde la entrada en Jeru-salén hasta la Resurrección. El volumen se pre sentó la tarde del 10 de marzo en la Oficina de información de la Santa Sede.

A principios de marzo, la representación diplo-mática de Colombia ante la Santa Sede organizó el foro Juan Pablo II y su huella en Colombia 25 años después, coincidiendo con el aniversario de su visita a tierras colombianas.

Más de 400 niños han muerto desde noviembre en el norte de Nigeria debido al envenenamien-to por plomo. Las minas de oro de la región de Zamfara son las causantes de la contaminación, según informó la Agencia Nacional de Gestión de Emergencias Nigerianas. La Onu denunció que otros 400 niños murieron el año pasado debido a la extracción de oro en yacimientos ilegales a cielo abierto.

En Burundi más de 4.2 millones de personas sufrieron diversos grados de malaria en el 2010, lo que supone la mitad de la población, según datos del Ministerio de Salud Pública y Lucha contra el Sida. La malaria, provocada como es sabido por un mosquito, es la primera causa de hospitalización de muertes en el país, según dijo la ministra Sabine Ntakarutimana.

En Colombia en 2010, 174 defensores y de-fensoras de derechos humanos sufrieron agresiones según un informe del Sistema de Información de Agresiones contra Defensores y Defensoras de Derechos Humanos del Programa No Gubernamental de Protección a Defensores de Derechos Humanos Somos Defensores.

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MUNDO

Beatificación de Juan Pablo II, el Papa misionero

Juan Pablo II, uno de los Papas más misioneros de la historia

de la Iglesia será beatificado el próximo 1 de mayo. Su carácter itinerante y su espíritu misione-ro le llevaron a viajar incansable-mente por el mundo. Realizó 104 viajes apostólicos. De esos, 18 fueron a América Latina y 14 al continente africano, del que visi-tó un total de 42 países. Además, escribió la encíclica misionera Re-demptoris Missio y bajo su ponti-ficado se celebró en 1994 el I Sínodo Africano, con el lema La Iglesia en África y su misión evan-gelizadora hacia el año 2000: Uste-des serán mis testigos.

A comienzos del mes de ene-ro Benedicto XVI aprobó el mi-lagro de la curación de la monja francesa Marie Simón Pierre, que padecía de un parkinson en esta-do terminal (la misma enferme-dad que tenía Karol Wojtyla); este milagro ha abierto paso a la de-finitiva proclamación de la bea-tificación de Juan Pablo II. La celebración en la Plaza de San pedro será presidida por el Pa-pa el próximo 1 de mayo, primer domingo después de Pascua, de-dicado a la Divina Misericordia, en cuya víspera, el 2 de abril de 2005, Juan Pablo II había regre-sado a la casa del Padre. ISF

COLOMBIA

Población awá logra la restitución de tierras

Tras un largo proceso de ges-tión 150 familias de la étnia

awá lograron la restitución de 127 hectáreas de tierra en el munici-pio de Ricaurte al sur de Nariño. El proceso fue acompañado por las Hermanas Lauritas y por di-ferentes organizaciones entre las que se cuenta el Secretariado Na-cional de Pastoral Social con los proyectos Isep (Seguridad alimen-taria y construcción de paz). ISF

COSTA DE MARFIL

AMÉRICA LATINA

Personas mayores, la revolución silenciosa

En América Latina y el Caribe, las personas de edad suman alrededor de 57 millones, 10 por

ciento de la población total. En el lapso de cuatro décadas, su número se habrá más que triplicado, alcanzando 186 millones, lo que representará una cuarta parte de los habitantes de la región. Se trata de una revolución silenciosa –como lo ha afirmado las Naciones Unidas–, que por la velocidad sin pre-cedentes y el contexto de desigualdad en el que se produce, tendrá serias consecuencias para el desa-rrollo, las políticas públicas y los derechos humanos.

Estudios realizados por el Celade –División de Población de la Cepal (Comisión Económica para América Latina y Caribe)– concluyen que en la ac-tualidad existe una enorme dispersión respecto a los derechos de las personas mayores en la doctri-na internacional de los derechos humanos, lo cual deriva en ambigüedades para su reconocimiento y dificultades para su promoción y protección por parte de los estados, los actores internacionales y la sociedad civil.

Frente a este diagnóstico, varios países de la re-gión proponen ampliar la protección y vigilancia de los derechos de este grupo social por medio de un

tratado jurídicamente vinculante, tal como en su momento ocurrió con las mujeres, los niños y las personas con discapacidad.

Una convención, afirman, es hoy un instrumen-to necesario para dotar de máxima prioridad a las personas mayores y para clarificar los principios de derechos humanos que deberían orientar las leyes, políticas y programas de desarrollo en contexto de cambio demográfico. (Cepal, ISF)

Panorama mundial

Miles de desplazados

En Man (al oeste del país), las infraestructuras sociales

y económicas, que ya estaban convalecientes desde 2002, es-tán sufriendo un daño enorme a causa de la violencia que ha esta-llado por la crisis política deriva-da de la negativa del presidente en salida, Laurent Gbagbo, a re-conocer la victoria de Alassane Ouattara, en la votación presi-dencial del 28 de noviembre de 2010.

“En la diócesis de Man, a 586 km de Abidján, la ciudad de Duékoué ha sido escenario de enfrentamientos entre diversos grupos étnicos en la semana del 3 al 8 de enero” di-jo Mons. Gaspar Beby Gneba, Obispo de Man. “Los enfrentamientos han provocado diversos daños ma-teriales, la pérdida de vidas humanas y ha creado numerosos movimientos migratorios internos y ex-ternos”. En particular, “sólo en Duékoué tres luga-res han acogido desde el inicio a más de 30 mil

personas desplazadas, de las cuales 15 mil en la misión católica de Santa Teresa, de los salesianos.

En la actualidad, muchos desplazados han al-canzado a sus familiares en el sur de Costa de Marfil, pero todavía hay más de 22 mil personas desplazadas en los centros de Duékoué”, explicó Mons. Gneba. (Fides, ISF)

Manifestante anti-Gbagbo cerca de un control de carretera en la región de Abobo Abidján.

Shahbaz Bhatti, el único ministro cristiano de Pakistán, titular de la cartera para las Minorías Religiosas, fue asesinado a tiros en Islamabad el pasado 2 de marzo.

Goodluck Jonathan, presidente de Nigeria, fir-mó la ley que duplica el salario mínimo mensual de los trabajadores tanto del sector público como del privado. El nuevo sueldo mínimo es de 18.000 naira, unos 125 dólares.

El Centro Popular para América Latina de Comunicación-Cepalc y Mur-Colombia, en ocasión de la conmemoración del 8 de marzo, con el apoyo económico del Fondo de Solidari-dad Ecuménica del Consejo Mundial de Iglesias, han presentado el libro Violencias contra las mujeres, ¿un camino de nunca acabar?

Monseñor Fidel León Cadavid Marín tomó posesión de la Diócesis de Sonsón-Rionegro (Colombia), el pasado 19 de marzo.

Ante la beatificación de Juan Pablo, que ten-drá lugar el 1 de mayo, se ha lanzado en Fa-cebook (www.facebook.com/vatican.johnpaul2)una página dedicada a él, con audios y videos.

El arzobispo Nikola Eterovic, secretario ge-neral del Sínodo de los Obispos, presentó en la Oficina de Prensa de la Santa Sede los Linea-menta de la XIII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, que se celebrará en el Vaticano del 7 al 28 de octubre de 2012, con el tema La nueva evangelización para la transmi-sión de la fe cristiana.

El cardenal Gianfranco Ravasi, presidente del Pontificio Consejo de la Cultura, presentó la ini-ciativa conocida como el Patio de los Gentiles. Se realizó en París, del 24-25 de marzo. Fueron días de diálogo entre creyentes y no creyentes.

Mons. Silvano M. Tomasi, observador per-manente ante la Oficina de la ONU en Ginebra, intervino durante la XVI sesión ordinaria del Consejo de los Derechos Humanos, sobre la cuestión de la educación y la libertad de con-ciencia. El prelado subrayó la preocupación de la Santa Sede por la defensa del “derecho hu-mano a la libertad de religión en el contexto de la educación y en relación con ella”.

Las Naciones Unidas, van apoyar Sudán del Sur para establecer estrategias en el sector educativo. El 92 por ciento de las mujeres del nuevo país (será proclamado independiente el 9 de julio) no sabe leer ni escribir, y únicamente el 27 por ciento de las niñas van a la escuela.

COLOMBIA

Más desarrollo, menos armas

El 24 de marzo se realizó en Bogotá, en la sede de la Conferen-cia Episcopal, el lanzamiento de la Declaración de la Sociedad

Civil Colombiana sobre Reducción de la Violencia Armada y Promo-ción del Desarrollo. Esta Declaración fue elaborada por la Campaña Colombiana Contra Minas (Cccm), la Red Nacional de Iniciativas por la Paz y Contra la Guerra (Redepaz), la Comisión Colombiana de Ju-ristas (Ccj), el Centro de Investigación y Educación Popular (Cinep), el Secretariado Nacional de Pastoral Social (Snps/Cáritas Colombia-na) y el Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos (Cerac), con el apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarro-llo (Pnud).

Con la firma de esta declaración se busca el compromiso indivi-dual y conjunto para trabajar en la identificación y construcción de mecanismos que contribuyan a la reducción efectiva y duradera de la violencia armada, promoviendo el desarrollo y la construcción de paz en Colombia. ISF

MUNDO

Proteger niños de la calle

Los cien millones de niños que viven en la calle tienen derechos fundamentales que

deben ser respetados y protegidos por los Estados y por la población adulta en general, dijo la Alta Comisionada de la Onu para los Derechos Humanos. Durante su participación en un debate dedicado a las garantías de los niños que celebró el Consejo de Derechos Hu-manos de Naciones Unidas, Navi Pillay alertó sobre la gran cantidad de menores que care-cen de un hogar y advirtió que la cifra estima-da podría estar muy por debajo de la realidad puesto que no existe un método adecuado para cuantificar a esta población. ISF

JAPÓN

Santa Sede envió ayuda

Benedicto XVI envió una donación de 100 mil dó-lares a la Conferencia de Obispos Católicos del

Japón para ayudar a las víctimas del terremoto y el tsunami que azotaron la isla el pasado 11 de mar-zo. Mons. Anthony Figueiredo, del Pontificio Conse-jo Cor Unum, encargado de las obras de caridad del Papa, señaló que lo ocurrido en Japón es “una vas-ta tragedia” que se suma al tsunami de 2004 en Asia, el terremoto y las inundaciones en Pakistán y el devastador terremoto de Haití en enero de 2010. “Obviamente se necesita ayuda material y concreta. El Papa envió esta suma a la Conferencia de Obis-pos japoneses porque esta es la forma más rápida en que los fondos puedan llegar a las diócesis más afectadas”. El número de fallecidos, al cierre de la edición, alcanzaba las 9.811 personas, mientras otras 17.541 se encontraban desaparecidas. ISF

COLOMBIALIBIA

“La guerra no soluciona nada”

El Vicario Apostólico de Tripolí, monseñor Giovan-ni Innocenzo Martinelli, manifestó su oposición

a las acciones militares aprobadas por las Naciones Unidas (resolución 1.973). El pasado 20 de marzo, Francia y Gran Bretaña realizaron ataques aéreos para proteger la zona de exclusión en Bengasi. Es-tados Unidos lanzó misiles desde sus barcos. “La guerra no resuelve nada. No sé cómo terminará es-ta nueva guerra que despierta recuerdos tristes en el pueblo libio sobre su pasado reciente. Sigo repi-tiendo que es necesario que cesen las armas y se inicie de inmediato una mediación para resolver la crisis pacíficamente”, señaló Mons. Martinelli.

Monseñor Martinelli asiste también a 2.500 mi-grantes eritreos que huyeron de su país y se han quedado bloqueados en Libia. ISF

Panorama mundial

Marcha contra la discriminación

Imagen de la destrucción causada por el terremoto y el tsunami en Japón.

Participantes en la marcha.

Huyendo de un ataque en Libia.

El pasado 21 de marzo, Día Internacional para la Eliminación de la Discriminación Racial, se rea-

lizó en Bogotá una marcha en la que participaron centenares de personas. Se reivindicó, a través de consignas y pancartas, una Colombia democrática, sin exclusión racial y donde el Estado implemente políticas públicas diferenciadas para eliminar la po-breza y elevar el nivel de desarrollo humano de las poblaciones afrocolombianas e indígenas. En el Año Internacional de los Afrodescendientes, se hizo un llamado a los gobiernos, instituciones públicas y a la sociedad civil para visibilizar la historia y los va-lores culturales de los pueblos afrodescendientes, estableciendo fondos, mecanismos de cooperación y políticas públicas que fortalezcan el ejercicio de sus derechos humanos, la organización social, las oportunidades laborales, el acceso a la educación y su empoderamiento ciudadano y político. ISF

do, –sin duda, sentido y plenitud de nuestra fe– pe-ro olvidándonos del Jesús de la historia. Y es ahí donde se deforma nuestra vida cristiana pensando que basta con participar en la liturgia y pedirle al Cristo glorioso por todas nuestras necesidades sin revisar las demás instancias de nuestra vida (lo po-lítico, cultural, social, económico), creyendo que Él no tiene nada que ver con eso.

Pero ese Cristo glorioso no se puede separar del Jesús de la historia quien nos invita a meternos en el corazón del mundo preguntándonos, por qué hay injusticia, desigualdad y muerte, por qué la política no responde al bien común, por qué la Iglesia no da un testimonio más claro de los valores del reino, por qué aún no es verdad en todos los ambientes –incluido el eclesial–, una participación igualitaria

sin discriminaciones por sexo, raza, credo, etcétera.

El Jesús de los evangelios anun-ció incansablemente el reino de in-clusión, de rechazo a todo poder, a toda riqueza, a todo honor. Y confir-mó sus palabras con sus acciones. Todos los milagros no son prueba del poder divino sino signo palpable del amor de Dios. Jesús curó a los enfermos no porque tuviera conoci-mientos privilegiados, sino porque la enfermedad era concebida en térmi-nos de castigo divino y exclusión de la comunidad. Derribó las mesas de

los mercaderes del templo no porque no practicaran correctamente la liturgia, sino por practicar un culto discriminatorio donde la fraternidad no era el ele-mento convocante. En otras palabras, Jesús se ga-nó la muerte por tener una fe capaz de denunciar lo que no es reino y de proponer con su propia vida lo que en verdad agrada al Señor: “Romper las cade-nas injustas, desatar las amarras, dejar libres a los oprimidos y romper toda clase de yugo” (Is 58,6).

Que al recordar los misterios dolorosos de la vi-da de Jesús no los espiritualicemos de tal manera, que desvirtuemos lo esencial de nuestra fe. Por el contrario que encontremos en ellos la audacia y la valentía suficientes, para dar testimonio del evan-gelio vivo, de ese que se inclina por los pobres, del que opta por lo sencillo, del que renuncia a toda os-tentación y poder, del mismo porque el que Jesús dio la vida, evangelio esencial que realmente vale la pena vivir y anunciar. ISF

Celebramos en este mes la Semana Santa, tiempo propicio para recuperar lo esencial del Evangelio porque en momentos como estos, donde algunas personas abando-

nan la Iglesia católica bien para participar de otras Iglesias o simplemente para vivir su religiosidad de manera privada sin referencia a una comunidad eclesial, conviene preguntarnos cómo ofrecer lo real-mente genuino del Evangelio, lo central del reina-do de Dios anunciado por Jesús, lo que en verdad cuenta a la hora del seguimiento.

Porque hay muchas cosas que no son esenciales y se convierten en pesadas cargas como decía Jesús a sus contemporáneos hablando de los maestros de la ley y fariseos: “Preparan pesadas cargas muy di-fíciles de llevar y las echan sobre las espaldas de la gente, pero ellos ni siquiera levantan un dedo para moverlas. Todo lo hacen para aparentar ante los hombres por eso hacen muy anchas las cintas de la Ley que llevan colgando y muy lar-gos los flecos de su manto. Les gusta ocupar los primeros asientos en los banquetes y los principales puestos en las sinagogas, también les gusta que los saluden en las plazas y que las gente les diga: maestro” (Mt 23, 4-7). No están lejos de esa realidad –por duras que suenen estas pala-bras– algunos ambientes eclesiales donde todo es lujo, protocolo, etique-ta, títulos nobiliarios, formalidad litúrgica, ostenta-ción de poder, juicios condenatorios sobre diversas realidades. Gracias a Dios existen también ambientes donde todo es sencillez, apertura, acogida, calidez, vida que rebosa y solidaridad verdaderamente vivida.

Por eso en esta Semana Santa donde volvemos a recordar los misterios centrales de nuestra fe, po-demos hacernos preguntas que nos conecten con lo esencial del misterio que celebramos. ¿Por qué matan a Jesús? ¿Cómo vivió su muerte? ¿Qué signi-fica su resurrección para nosotros? Para responder hemos de mirar el evangelio y recuperar la vida his-tórica de Jesús pero no como mero recuerdo que más o menos todo el mundo sabe, sino para pre-guntarnos a fondo cómo su actuar debe marcar el nuestro y cómo su vida –real, palpable, cotidiana– deber dirigir nuestra vida cristiana.

Lamentablemente nos quedamos muchas veces en el Cristo de la fe, es decir, en el Jesús resucita-

Huellas

Dra. Consuelo Vélez C.Pontificia Universidad Javeriana

El Cristo glorioso no se puede separar

del Jesús de la historia, quien nos

invita a meternos en el corazón del mundo preguntándonos, por

qué hay injusticia, desigualdad y muerte.

En el artículo anterior se ana-lizaron algunos elementos antropológicos para com-

prender el matrimonio y la fami-lia. Por supuesto que, lo escrito no es suficiente, hay que avanzar y profundizar otros aspectos de importancia en este ámbito de la antropología. Vamos a insistir en este tema, porque en el común de mucha gente, hablar de matrimo-nio y familia es asumir un valor propio de una religión determina-da o como pretenden los defenso-res de la ideología de género, negar la institución natural, y dejarla como el fruto de una construc-ción social o la imposición de unas determinadas formas culturales.

Es importante que pro-fundicemos los conteni-dos antropológicos que nos permiten enten-der que el matrimo-nio y la familia es una institución natural, que brota de la realidad mis-ma de las personas, que no podemos reducirlas a unos argumentos religio-sos o a una simple cons-trucción social, sin fun-damento en la identi-dad propia de los in-dividuos. Analicemos otros fundamentos an-tropológicos.

1 Dimensión re-lac iona l . “No es bueno que el

hombre esté solo”. Des-de el principio el hombre ha sido creado para entrar en relación con otro dife-rente a él, pero de su mis-ma naturaleza. No ha sido creado para vivir solo,

P. Jaime RestrepoDir. Sección Familia [email protected]

sino para hacerlo en función de otro, en el cual encuentra un in-terlocutor, y por medio del cual se descubre varón y mujer.

Desde su creación, el hombre es un ser para los demás, con los demás, toda su existencia está orientada hacia los demás. Su vida es ser reflejo de la comunión existente en la Trinidad. Esta co-munión toma forma en la familia, comunidad de amor y de entre-

ga, donde las personas se descu-bren a sí mismas y se reconocen como seres en relación. “La índo-le social del hombre demuestra que el desarrollo de la persona hu-mana y de la propia sociedad es-tán mutuamente condicionados. La vida social no es, pues, para el hombre sobrecarga accidental. Por ello, a través del trato con los demás, de la reciprocidad de ser-vicios, del diálogo con los herma-nos, la vida social engrandece al hombre en todas sus cualidades y le capacita para responder a su vocación” (GS, 25).

Esta experiencia de ser-con-los-demás constituye el funda-

mento antropológico esen-cial para entender la vo-

cación del ser humano a la vida matrimonial y familiar. Nace en el interior de la per-sona, no es el fruto de una construc-ción cultural. Na-cemos inclinados a convivir, a entrar en comunión y no

sólo como un dato de la naturaleza, sino también como un desafío para construir comunión. El matrimonio y la familia

requieren una buena base de formación personal en el

ámbito de la relaciones y a la vez contribuyen a la realización personal en este aspecto im-portante de la vida de las per-sonas. Las buenas relaciones, la comprensión, la valoración del otro, la cercanía, la acep-tación de los demás, son valo-res fundamentales para cons-truir una buena familia. Esto lo da la naturaleza y lo cul-tiva la inteligencia humana.

Elementos antropológicos fundamentales para comprender el matrimonio y la familia

u Inscriba a sus seres queridos, vivos o difuntos, en la Obra del Re-dentor para que participen de los frutos espirituales de una misa dia-ria. Con su donativo contribuirá a la proclamación del Evangelio en todo el mundo.

u La Obra del Redentor fue fun-dada por san Daniel Comboni y ha sido aprobada por los Papas como un apoyo para ayudar a la forma-ción de los futuros misioneros.

Inscripción anual: 10.000

Informes:Misioneros Combonianos

Calle 42 -13 50Bogotá

Tel. 245 47 54

Familia Abierta

2 Complementariedad–reci-procidad. Estos dos aspec-tos hay que considerarlos ín-

timamente vinculados, cuando se habla del matrimonio. La comple-mentariedad tiene que ver con la identidad del varón y de la mujer. Dos seres creados en igualdad de circunstancias pero diferentes en su modo de pensar, de obrar, de sentir y de amar. Pero la diferen-cia no es para la competencia, ni para la división, sino para la com-plementación, para buscar la in-tegridad y la totalidad del ser hu-mano expresada en su diferencia de género. Esta complementarie-dad no debe entenderse sólo des-de el punto de vista sexual, sino que abarca toda la persona, todo el ser en sus capacidades y poten-cialidades. La búsqueda del varón por parte de la mujer y de ésta por parte de aquél no es por un interés utilitarista, para emplear al otro a mi favor, sino que es una atrac-ción que involucra la totalidad de la persona, es el otro (varón-mu-jer), que me atrae, me enriquece y me construye como ser humano.

Por su parte, la reciprocidad tiene que ver con la mutua dona-ción. La búsqueda sincera del uno por la otra y viceversa, es una di-

námica en doble dirección, da y recibe, recibe y da. El enemigo de esta dinámica es el egoísmo, pues la persona sólo se busca a sí mis-ma y reduce al otro, al nivel de un objeto, ya sea para el placer, para el tener o para el dominio. Aquí es donde se equivoca mucha gente al pensar en el proyecto de vida lla-mado matrimonio y familia.

En este punto de nuestra re-flexión tenemos que referirnos a la familia como educadora en el amor. A veces los padres se equi-vocan en el proceso educativo de sus hijos, cuando los forman úni-camente dándoles todo lo que pi-dan y haciéndolos centro de todo cuidado y atención. Las nuevas ge-neraciones se forman en la menta-lidad de creer que ellos son únicos y poco tienen para ofrecer y com-partir, todo lo piden para ellos y se olvidan de los demás. Este estilo debe corregirse, pues se le hace un gran daño a la persona, hacién-dola incapaz de pensar en el otro, valorarlo, respetarlo y ofrecerle lo que se tiene.

Un buen matrimonio y una buena familia se proyectan des-de la formación integral en el ho-gar y en las comunidades educa-tivas. ISF

Es sabido que el movimien-to que surge a partir de la muerte y resurrección de Jesús nace en el seno

mismo de Israel. Jesús era judío y también lo eran sus primeros se-guidores. Pero no es menos cier-to que este grupo percibió que tenía una novedad (“vino nue-vo”, Mc 2,21-22 y paralelos; Mt 26,29; “enseñanza nueva”, Mc 1,27; “mandamiento nuevo”, Jn 13,34; 1 Jn 2,8; “nueva alianza”, Lc 22,20; 1 Cor 11,25; 2 Cor 3,6; Heb 8, 8; 9,15-20; 12,24; “ca-mino nuevo y vivo”, Heb 10,20; “nueva masa” 1 Cor 5,7; “nueva creación”, 2 Cor 5,17; Gal 6,15; “vida nueva”, Rom 6,4; “nuevo es-píritu”, Rom 7,6; “hombre [huma-nidad] nuevo”, Col 3,10; Ef 2,15; 4,24; “nuevo nacimiento”, Jn 3,3.7; “nombre nuevo”, Ap 2,17; 3,12; “nueva Jerusalén” Ap 3,12; 21,2; “nuevos cielos y nueva tie-rra”, 2 Pe 3,13; Ap 21,1; “un can-to nuevo”, Ap 5,9; 14,3 porque hace “nuevas todas las cosas”, Ap 21,5). Ahora bien, ¿qué tan nue-vo es todo lo que tenemos? Por-que podía ser totalmente nueva de modo tal que lo antiguo ya hubie-ra caducado, podía ser una nove-dad meramente cosmética o una novedad que aportara una nue-va mirada a lo que se venía vivien-do. No todos en el grupo de los seguidores de Jesús estaban de acuerdo en el grado de novedad que tenían. Algunos miraban más la continuidad, otros más la nove-dad. Veamos un ejemplo sencillo. El antiguo Israel tenía unas escri-turas. Poner todo y sólo el acento en la novedad significaría que esas escrituras no son nuestras, que no tienen nada que decir. Sin embar-go, fue frecuente señalar que esas escrituras se habían cumplido, por lo que había a su vez una continui-

En escritos anteriores vimos que Pablo, por ejemplo, se sabe y se piensa a sí mismo como ju-dío. La novedad radica en que los no-judíos son invitados a in-corporarse a la alianza que Dios hizo con Israel al aceptar (fe) a Je-sucristo. Por eso llama a la Igle-sia, “el Israel de Dios” (Gal 6,16). Sin embargo, las relaciones en-tre lo que a partir de la destruc-ción de Jerusalén será el judaísmo oficial (los rabinos, que eran fari-

dad y una novedad. Destaquemos –entre paréntesis– que ese es uno de los riesgos al hablar de nuevo Testamento ya que si hay uno nue-vo, eso indica que el antiguo ha perdido todo su valor. Por eso mu-chos prefieren primer testamento, o escrituras judías o sencillamente nueva alianza ya que alianzas pue-de haber varias, no así testamen-tos (téngase también en cuenta que en griego alianza y testamen-to se dicen con la misma palabra).

Comunidad cristiana presidida por Clemente Romano, finales del siglo I.

Eduardo de la Serna Presbítero, doctor en Teología

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grupo se empieza a dar a sí mis-mo ministerios. Como ahora ve-mos, también se empieza a dar, a sí mismo un cuerpo, lo que llama-mos doctrina. Es interesante notar, por ejemplo, que el término doc-trina (en griego didaskalia) aparece casi con exclusividad en los escri-tos de los discípulos de Pablo que se remontan a fines del siglo I o co-mienzos del siglo II (en las cartas a Tito y la 1 y 2 a Timoteo, 4, 8 y 3 veces respectivamente). Es que ante la novedad, ellos quieren evi-tar “falsas doctrinas” (1 Tim 1,10; 4,1; 2 Tim 4,3) y confirmar la “sana doctrina” (1 Tim 4,6.13.16; 2 Tim 3,10.16; Ti 1,9; 2,1.7.10).

Una de las características prin-cipales de la búsqueda de la pro-pia identidad es saber quiénes somos, qué decimos, qué ideolo-gía nos nutre. Y también cuáles no son nuestras. Es muy interesante notar que precisamente a partir de esta reflexión el cristianismo em-pieza a poder hablar de ortodoxia y de herejías, y de que tales o cuales son verdaderos o falsos maestros (1 Tim 6,13). Sobre este trasfondo, reflexionado cada vez más profun-damente por los seguidores de Je-sús, se empieza a ir fundando una reflexión, y empiezan a escribirse muchos de los escritos del Nue-vo Testamento. Sobre esto volvere-mos en escritos posteriores.

Los primeros cristianos tenían claro que seguían a Jesús, y para seguirlo bastaba dejarse acompa-ñar por los primeros padres, los apóstoles. Pero desaparecidos es-tos, y en el medio de situaciones de conflicto y de búsqueda de la propia identidad, los cristianos co-menzaron a profundizar su iden-tidad mirada como camino, y a reconocer los caminos que no los conducían a la meta, que es Cris-to. No podemos menos que recor-dar lo dicho por el papa Benito XVI: “No se comienza a ser cris-tiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizon-te a la vida y, con ello, una orienta-ción decisiva” (DCE, 1). ISF

Biblia y misión

seos) y el grupo de Jesús se em-piezan a fracturar. Unos y otros se reclaman a sí mismos como el ver-dadero Israel y –obviamente– mi-raban a los otros como falsos. Es lógico pensar que esta mutua se-paración a su vez conllevó una re-flexión sobre la propia identidad. “Somos Israel, pero ¿en qué sen-tido? ¿Qué decimos de nosotros mismos?” Esta reflexión sobre la propia identidad a su vez llevó a ver a los otros, los que no son.

Es en este contexto donde va a surgir, más tarde, la palabra cris-tianismo, para distinguirse de ju-daísmo. El primero en usarla fue san Ignacio de Antioquía, en la primera parte del siglo II.

Al ir estructurándose, como vi-mos en nuestro artículo anterior, el

REP

OR

TAJE

Niñas descansando en el centro de las salesianas en Secunderabad, India.

La amarillenta foto que tiene la Hna. Crocetta Thomas en un estropeado folder mues-tra una diminuta niña con

un sucio vestido. Su enmarañado y ondulado cabello asemeja unos hilos enredados. Swathi, entonces de cinco años, miraba fijamente a la cámara con la combinación de hostilidad y confusión, sus manos aparecen débiles y a un costado de su diminuto cuerpo.

Delante de mí está la misma ni-ña. Swathi tiene ahora ocho años, está vestida con un limpio y blanco uniforme de colegio, corbata roja y un elegante chaleco color turque-sa. Ella está leyendo –deletreando, pero leyendo al fin y al cabo– en inglés. Su limpio y oscuro cabello está peinado con dos trenzas. Ella luce ágil, sana, con la vista alta y sonriente. La Hna. Crocetta son-ríe también. “La misma niña –dice ella– sólo en circunstancias dife-rentes. Esto es: nosotros provee-mos circunstancias diferentes”.

En Secunderabad, ciudad tec-nológicamente avanzada, en el sur de la India, las hermanas salesia-nas, como la hermana Crocetta, trabajan rescatando niñas de los barrios pobres, de la mendicidad, a los rechazados de la sociedad, a los más pobres de los pobres.

Muchas de ellas han sido sexual-mente explotadas o abusadas, al-gunas vendidas como prostitutas, tan pequeñas como Swathi cuan-do fue rescatada por las hermanas.

En la tradición de su santo fundador, Don Bosco, quien dedi-có su vida a los pobres y a los jó-venes menos favorecidos, las tres hermanas, que viven aquí, y las cuatro que viven en el convento cercano, luchan contra la invenci-ble suerte a la que están conde-nadas 500 millones de indianas; las más vulnerables entre éstas son las niñas y las mujeres jóve-nes, todo esto parece un intermi-nable ciclo de pobreza.

Un día visité a las salesianas en la pequeña Navajeevana (Lugar para una Nueva Vida), allí había 75 niñas en la residencia. El número podría elevarse a 100; una noche tuvieron 125. A pesar de lo reducido de los cuartos, las hermanas siempre en-cuentran lugar para acoger a las niñas que les llevan. Ellas conocen las alternativas: las calles o la po-breza de los lugares administrados por el gobierno donde la comida es escasa (aunque se supone que ellas deben recibir alimento diario generalmente no sucede así), los cuartos son apenas un poco más limpios que aquellos de los barrios de donde ellas vienen, y los golpes y los abusos sexuales que sufren las niñas por parte de los trabaja-dores proliferan.

Adoptando un día de nacimiento y un nombreLa ciudad de Hyderabad –como otras ciudades importantes en la India, especialmente aquellas con

larga presencia de negocios occi-dentales– están tratando de erradi-car el trabajo infantil. Trabajadores del gobierno patrullan las calles durante el día con el fin de encon-trar niños que no estén en el co-legio. Medidas bien intencionadas como esta son insuficientes por falta de refugios, escuelas y hasta los más básicos servicios sociales.

Fue en este contexto que las sa-lesianas entraron en escena, hace casi cuatro años, cuando ellas in-gresaron en el National Child Labor Project. Sabiendo que los refugios gubernamentales podrían ser un poco menos habitables que la vi-da en los slums, ellas hicieron una arriesgada promesa: recibirían la mayor cantidad posible de chicas.

“Algunas no sabían ni sus nom-bres; ellas habían gastado su vida entera en las calles, en los slums”, explica la Hna. Margaret Yedana-palli, una robusta y enérgica reli-giosa quien habla tan rápido como una adolescente, aunque tiene 62 años. “Muchas no sabían su edad. Nosotras les miramos sus dien-tes y tratamos de fijar una fecha aproximada (la pérdida de los dientes de leche es un indicador), y damos a cada una fecha de cum-pleaños, y si lo necesitaban un nombre”.

Ella abre el libro de registros y aparece el número 963 que co-rresponde a la última entrada. Este es el de Shanti, quien fue traída solo una hora antes. Noso-

Uno de los barrios pobres de la India. Niña del hogar.

tros permanecíamos en las esca-leras en tanto que los oficiales del gobierno traían a Shanti a las her-manas. El olor de esta pequeña abarcaba unas 20 yardas –des-de la parte baja de las escaleras hasta arriba–, donde las herma-nas Crocetta y Margaret la esta-ban esperando.

Shanti no quería estar aquí. “Ella es la que proveía dinero a la familia”, afirma la hermana Cro-cetta. “Ella quería regresar y pedir ayuda a su madre, que es soltera y con quien vive en un barrio pe-riférico. Ella podría ganar un dó-lar diario clasificando botellas de plástico, latas, trapos, material re-ciclable”. Cuando le preguntamos si ella también, alguna vez, había sido una mendiga, Shanti indig-nada nos miró, dándonos a enten-der que “no”. “Ella está orgullosa de estar ayudando a su madre; ellas son muy pobres; esto es todo lo que ellas podían hacer para so-brevivir”, asegura la hermana Cro-cetta.

Muchas de las niñas, como Shanti, son reclamadas, eventual-mente, por un familiar o un parien-te cercano, quien debe obtener una orden de la corte y prometer enviar a la niña a la escuela; este es un noble deseo, “sin embargo muchos de ellos no tienen casa, dinero, ni comida. Hay muchos niños a los que vemos a cada rato regresando de trabajar en el local de té, mien-tras a otros los vemos pidiendo en las calles para sobrevivir”, afirma la hermana Alice Chacko, superio-ra del cercano convento y escuela.

Algunas de las niñas son consi-deradas como huérfanas absolutas porque sus parientes han muerto, muchos de sida o de enfermedades relacionadas con el alcohol. Otras son hijas de prostitutas; probable-mente serán ofrecidas como niñas prostitutas para que de esa mane-ra tanto madre como hija puedan sobrevivir. Otras eran hijas ilegíti-mas o fueron simplemente aban-donadas en la estación del tren o bus por sus familiares, quienes no podían sobrevivir por sí mismos y mucho menos sostener a una niña. Algunas madres vienen, y con lá-

grimas en sus ojos, entregan a sus hijas, cuando su nueva pareja, que desea sólo varones en la casa, no acepta a las niñas.

La fe no trabaja de esa maneraDependiendo de donaciones, re-cibiendo alguna entrada de sus escuelas y la escasa ayuda del go-bierno, las salesianas de Secunde-rabad esperan, día tras día, que la comida que hay en su alacena al-cance para todas las niñas. “De al-gún modo, con la gracia de Dios, ninguna queda con hambre” afir-ma la hermana Crocetta, de 61 años, quien es la superiora del or-fanato. “Hubo noches en que fui a la despensa y lloraba. Pero, enton-

ces, quién sabe cómo, había lo su-ficiente. Si nosotras hubiéramos tenido que planear exactamente lo que teníamos y lo que era necesa-rio para alimentarlas nos hubiéra-mos vuelto locas. La fe no trabaja de esa manera. Ella sonríe, como lo hace a menudo, tratando de ver por encima de sus gafas. “He aprendido”.

Durante la semana con las hermanas de Secunderabad ja-más las escuché quejarse o recla-mar acerca de la precariedad de su situación. Ellas parecían más divertidas que preocupadas, sin saber quién podría ser traído y sin saber cuántas de ellas esta-rían para las comidas, ni cuántas

Hermana consolando las niñas que llegan por primera vez al centro.

necesitarían un par de zapatos o medicina.

Algunas niñas llegaban con ma-laria, tifoidea o tuberculosis; ane-mia o malnutrición y brotes en la piel y es casi seguro encontrar también infecciones respiratorias.

En 1842, don Bosco acogió a un niño pobre, un muchacho de las calle. Hoy, su institución tiene 25 mil sacerdotes en todo el mun-do quienes cuidan de niños y jó-venes y 15 mil hermanas quienes trabajan con niñas y jóvenes mu-jeres.

Caminando en los barrios pobresAsí como la hermana Crocetta, la hermana Margarita y yo camina-mos a través de Nagavaigunta, un barrio pobre cerca de Vidyanagar, respirando el aire contaminado que nos afectaba los pulmones, entretanto una multitud de ni-ños nos rodeaba. Las hermanas entraron a las chabolas construi-das con plástico impermeable, adentro encontraron pedazos de madera, cartón, latas de metal y cualquier cosa que pudiera ayu-darles a mejorar su vivienda.

Es aquí donde su trabajo co-mienza. Muy fácil será para ellas ver algunos de esos niños en las

camionetas del gobierno algún día.

“Nosotras queremos que la gen-te nos conozca como sus amigas, solo queremos lo mejor para estas chicas. Pero, para ellas la educa-ción es un lujo que no pueden si-quiera considerar. Cada chica es

una potencial fuente de ingresos, clasificando basuras, mendigando, y algunas en otras actividades de las cuales se sienten avergonzadas para admitirlo”. Son traídas a las hermanas, quienes les proveen se-guridad en lugares que aunque son reducidos son al menos más lim-pios y donde pueden dormir y ali-mentarse mejor. Además, reciben ayuda para conseguir un cupo en el colegio. “¿Estas mujeres aman a sus hijos menos que las mujeres in-dias de clase media?”, pregunta la hermana Crocetta. “Este es nues-tro trabajo. Ayudar a las madres pobres a mirar más allá de las ne-cesidades del día, mostrarles que solo a través de la educación pue-den sus hijos tener la esperanza de una mejor vida. Los mismos niños se tienen que convencer de ello. Ellos disfrutan de la libertad de las calles, donde pueden pedir limosna y conseguir dulces o com-prar alcohol o una botella de tinta para inhalar, la cual los hace sentir-se mejor”.

Estas hermanas no arden en fer-vor evangélico solo para conseguir conversiones. El tipo de cristianos con los cuales ellas laboran, son dentro del gobierno de India, pre-dominantemente hindú, los más ol-vidados. “Nosotras tratamos de ser madres, hermanas y amigas de las chicas”, dice la hermana Marga-rita. “Primero, debemos ganar su confianza, solo entonces ellas esta-rán de acuerdo en permanecer con nosotras, ir al colegio, para inten-tar mejorar sus vidas. Algunas se convierten en católicas, pero esta no es nuestra principal meta. Yo no creo que Dios nos llame a nosotras para trabajar en los barrios pobres solamente con el propósito de que las chicas se hagan católicas. Él nos pide un cuidado amoroso por ellas. Y esto no sólo significa dar-les un techo y una comida. Signi-fica amarlas como nuestras niñas. Muchas no han tenido la experien-cia de este tipo de amor. Esta es la clase de amor que las va a levantar, transformar y dar esperanza. Sin amor, ellas estarían viviendo situa-ciones parecidas a las que tenían antes de venir con nosotras”.Paul Wilkes con Reena, niña rescatada de las mafias.

Swathi (5) rescatada de la prostitución.

Y la vida de ellas continúa. Cin-co chicas de Navajeevana se han casado consiguiendo buenos es-posos y buenos trabajos.

Oportunidad para una nueva vidaLas chicas nuevas que son lleva-das a Navajeevana, no son lleva-das inmediatamente al colegio. “Si nosotras las enviáramos a co-legios distantes, sería la última vez que las veríamos”, dice la herma-na Crocetta. Una vez las niñas se han estabilizado y han crecido, las enviamos al colegio público, don-de la instrucción es en telagu, la lengua local. Las más jóvenes, que tienen mejores oportunidades de aprender el inglés, son enviadas al Auxilium School, de propiedad de las salesianas a pocos kilómetros de camino.

Una buena educación en inglés, tanto en primaria como en bachi-llerato, es una realidad exclusiva-mente privada en la India. Algunas iniciativas empresariales no religio-sas utilizan el nombre de santos o instituciones eclesiales con el fin de atraer estudiantes, porque sa-

ben que la educación católica tiene mejor reputación que las escuelas no católicas.

Las hermanas podrían fácil-mente llenar sus clases con estu-diantes con mejores condiciones económicas, “pero esto no iría en línea con el carisma de nuestro fundador”, dice la hermana, Rosily Theckanath, directora del Auxilium School. “Nuestro trabajo es con los pobres; nosotras no lo hemos ol-vidado”. A diferencia de otros co-legios católicos en la India que ofrecen una buena educación a las clases media y alta, con altas men-sualidades, las hermanas, en ésta, que es una de las seis provincias salesianas en India, donde operan 18 colegios, desde pre-kínder, has-ta bachillerato, hacen caso omiso a las demandas del mercado.

“Nosotras podríamos enviar a nuestras chicas de la calle a cole-gios de clase media, pero el trau-ma de sus vidas, la dificultad en el aprendizaje de una lengua ex-tranjera, sería algo que ellas no podrían resistir” dice la hermana Crocetta. “Sin importar el lugar de

donde vienen, todas van al cole-gio”, añade, y “nosotras estamos al final de cada día para acoger-las y escuchar sus experiencias, ofrecerles un refrigerio y ayudar-las con sus tareas. Nosotras so-mos su familia”.

Después de la cena, usualmen-te arroz y vegetales al curry, llega la hora de la recreación, pero co-mo el orfanato está localizado en un pequeño edificio en la Krishna-nagar road, una calle muy transita-da, la hermana Margaret lleva las niñas afuera a través de una puer-ta lateral. Forma un círculo con las niñas, y haciéndose como ellas, alegremente danza con las niñas en esa parte polvorienta de la ca-lle, parando momentáneamente de tiempo en tiempo, por la gran can-tidad de bicicletas y automóviles que pasan por allí.

Después de rezar el rosario, las niñas van al último piso del edifi-cio y se recuestan en esteras, las cuales están dispuestas una des-pués de la otra. Todas las niñas es-tán a salvo, todas tienen alimento, al menos, por un día más. ISF

Historia

La mayoría de los mexicanos ha crecido creyendo que no hay población negra en México. Sin embargo, la presencia de africa-nos y sus descendientes apare-ce en las crónicas desde 1519 con Hernán Cortés. Se dice que con él viajaba Juan Cortés, un negro a quien los nativos creye-ron dios por el color. Se dice quePánfilo Narváez también estuvoacompañado por un negro en su viaje de 1520.

En México, al igual que en Perú, la explotación de plata constituyó zonas con gran can-tidad de población negra, espe-cialmente de sudaneses, congos y bantúes, quienes tenían expe-riencia en la producción de ar-mas de hierro y joyas de oro y cobre. Algunos autores señalan inclusive que México era para aquel entonces la cuarta ciudad con mayor cantidad de esclavi-zados, recibiendo entre 1521 y 1639 la mitad de los esclavos transportados al hemisferio.

El punto de entrada de los esclavizados era Veracruz. De allí se extendieron a diversos

rumbos, asentándose princi-palmente en las costas de Gue-rrero, Oaxaca y Veracruz. En el Estado de Oaxaca, los morenos están asentados sobre todo en los distritos de Jamiltepec y Ju-quilla, limitando con el Estado de Guerrero.

La situación de los negros y sus descendientes, sobre to-do en los siglos XVI y XVII os-cilaba entre el cautiverio total y la libertad ganada al huir. En 1537 se registra la primera re-belión de negros en la capi-tal del virreinato y en las minas aledañas. En 1540 se da cuen-ta de dos rebeliones adiciona-les. En 1609 Gaspar Yanga se escapó de la esclavitud y fun-dó San Lorenzo de los Negros,

un pueblo en las montañas de Veracruz. Este pueblo tuvo go-bierno propio, aunque por muy poco tiempo. También se funda-ron palenques como La Sabana y Coyula en lo que es Huatulco. Luz María Montiel ha documen-tado cómo las minas y los inge-nios fueron dos generadores de rebeliones esclavas durante es-te tiempo.

Situación de los afrodescendientes

Para las estadísticas oficia-les la población afromexicana no existe. No obstante, se habla de un porcentaje estimado de po-blación afromexicana que va del 3 al 9 por ciento del total de la población. Unas 200 mil per-sonas de origen africano viven en la capital en condiciones de marginación y discriminación, según un informe de la Coordi-nación Jurisdiccional perredista en la Cámara de Diputados pu-blicado a inicios de 2011. El di-putado César Flores Maldonado, indicó que los afromexicanos “no entran en los parámetros” de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol). “Cuando se pregun-ta si son chontales, tlapanecos, mazahuas, triquis o cualquier otra etnia, responden que no y por ende no son inscritos en pro-gramas de apoyo al empleo, vi-vienda, alimentación o salud”, denunció el legislador. ISF

2 0 1 1 – A ñ o I n t e r n a c i o n a l d e l o s A f r o d e s c e n d i e n t e s

En México, aunque presentes hace más de 500 años, se tiene la idea de que la población afro no existe. No entran en las estadísticas oficiales. Por eso, se están planteando reformas legislativas para su inclusión, de manera que los pueblos afromexicanos, inmersos frecuentemente en la

pobreza extrema, reciban el apoyo de los programas sociales.

Testigos

En México hay más de cinco millones de afrodescendien-tes, para la mayoría de sus

compatriotas desconocidos e ig-norados. Aunque para un país con más de 100 millones de habi-tantes pueden pasar desapercibi-dos, no sucede lo mismo para las misioneras combonianas. Surgió en nosotras un fuerte deseo de in-teresarnos más por ellos y decidi-mos visitar y conocer los lugares donde se encuentran, en los esta-dos de Guerrero y Oaxaca.

De acuerdo con monseñor Eduardo Carmona, obispo de Puerto Escondido, y algunos pá-rrocos, una hermana y yo empe-zamos a ir unos días al mes para conocerlos, con la intención de abrir más adelante una comuni-dad entre ellos. Disfrutamos de sus raíces africanas que se mani-fiestan en la acogida, la alegría, la generosidad. Son muchas sus ne-cesidades: evangelización, forma-ción, apoyo en sus proyectos, de-rechos humanos…

Aunque poseen una tierra fér-til, rica en frutas y verduras, hay mucha injusticia en la venta de sus productos ya que los interme-diarios y los comerciantes se que-dan con la mayor tajada. Los días que estuvimos con ellos los con-vocamos a un encuentro que ilu-minamos con la Palabra y, según sus necesidades, con el diálogo y la reflexión. A los niños les ofreci-mos catequesis, juegos y cantos. A los jóvenes fue difícil reunirlos porque la religión les dice poco debido al abandono, las sectas y la droga. Debemos seguir bus-cando alternativas para ellos.

El último pueblo al que fuimos estaba muy cerca del mar. Nos le-vantábamos muy temprano e íba-mos a la costa para ver salir el sol y aprovechar el magnífico pai-saje para rezar. En esas visitas ex-

perimentamos claramente la sa-biduría popular que posee esta gente y encontramos muy posi-tivo el diálogo con ellos, pues al escuchar y saber lo que piensan nos introducen en su ambiente y nos hacen experimentar realida-des completamente desconoci-das para nosotras.

En uno de los viajes monseñor Carmona nos invitó a participar en la asamblea diocesana. Para nosotras fue un encuentro muy interesante porque nos permitió conocer mejor la diócesis y sus desafíos, luchas, logros y espe-ranzas. Éramos más de 300 per-sonas, la mayoría laicos, lo que nos infundió una gran esperanza.

El obispo nos invitó a parti-cipar en una manifestación de apoyo a las comunidades del Va-lle de Santiago de Jamiltepec, en el Paso de la Reina, donde algu-nos empresarios y el gobierno es-tán tratando de hacer una gran re-presa para producir electricidad para los países vecinos, sin tener en cuenta el desastre ecológico que sufrirán estos pueblos. Mons. Carmona nos invitó a respetar la creación; dijo que son necesarias actitudes serias y responsables para guardar un equilibrio ecoló-gico y prevenir el calentamiento global. Luego, todos los presen-tes firmamos un manifiesto re-chazando la Presa de la Reina. ISF

Opción por los afromexicanosHna. María Julia PérezMisionera comboniana

Puerto Escondido, México

Mujer afromexicana en el mercado.

Chispazos

TE QUEDAS, SEÑORTe quedas, Señor,En el pan, para calmar nuestra hambre espiritualY, cuando te vemos partir y repartir así la hogaza,vemos que nos amashasta el extremo que tu Cuerpo,se desangra y se derrama en sangre,para que, nosotros tus amigos,tengamos asegurado alimento en nuestro caminar.

Te quedas, Señor,Y, al quedarte entre nosotros,lo haces como el que siempre sirve y se da.Como el que, arrodillándose o inclinándosenos indica que el camino de la humildades el secreto para llegarnos hasta Diosy para mitigar penas y sufrimientos.

Te quedas, Señor,Con un amor tremendamente asombrosonos enseñas el valor de la fraternidad

la clave para vivir contigo y por Ti.La llave para, abriendo la puerta de tu casacontemplar que, el interior de tu morada,está adornado con el color del amory con la entrega de tu Sacerdocioo con el sacrificio de tu vida donada.

Te quedas, Señor,Para que, sin verte,te adoremos en tu Cuerpo en tu Sangre.Para que, al llevar el pan hasta tu altar,nos acordemos que es signo de tu presencia.Para que, al repartirlo entre los necesitados,comprendamos que es sacramento de tu presencia.

Te quedas, Señor,Y nos dejas un mandamiento: ¡Amaos!Y nos sugieres un camino: ¡El servicio!Y te quedas para siempre: ¡La Eucaristía!Y eres, sacerdote que ofreceY eres, sacerdote que se ofrecepor toda la humanidad.Gracias, Señor.

P. Luis Alfredo PulidoMisionero Comboniano

Hace unos meses estuve con un grupo de aspiran-tes combonianos cele-brando la Navidad con la

comunidad cristiana de una zona petrolera del país. La experiencia generó unas situaciones típica-mente misioneras que yo resumo en doce desafíos, los cuales voy a trabajar con nuestros lectores a partir de este mes confiando que puedan iluminar la vocación misionera de muchos jóvenes que nos escriben. En esta primera en-trega presento los dos primeros desafíos: El salir geográfico versus salir de sí mismo y el contemplar para poder ver.

El salir

Cuando Jorge Benavides se sintió llamado a ser misionero debió en-frentarse a dos realidades: la que dejaba en Boyacá al lado de su familia con su trabajo en la finca y la que ahora acogía en la gran ciudad, en Medellín, dentro del postulantado comboniano. Sabía que después iría a Perú y así fue. Sin embargo no sabía después cuál era su destino y terminó llegando a Brasil donde actualmente termina sus estudios para ser sacerdote misionero comboniano. Desde que estudia para ser misionero hasta sus últimos años, el comboniano hace muchos viajes. Por eso el primer aspecto de su vocación mi-sionera es el salir. Salimos de los lugares que nos son familiares para ir a otros totalmente desconocidos. Para los Misioneros Combonianos el salir geográfico implica cambiar de país y de continente, de cultura, de comidas, de idioma, de clima y de usos horarios. A veces eso es costoso pero otras veces es emocionante: por la aventura, el experimentar otras cosas, conocer a gente nueva, aprender, enriquecer la propia vida con experiencias que no cualquier persona de nuestro entorno puede vivir.

No obstante, a los que somos de Latinoamérica nos cuesta más ese desarraigo físico que sufrimos de nuestra familia y nuestra tierra. Somos muy afectivos por naturale-

za y fácilmente creamos apegos, sanos a veces pero que nos domi-nan en otras. Eso, sin embargo, no ha dificultado para que vivamos ese mismo calor afectivo en otras zonas de la tierra a donde vamos. El viaje geográfico es con todo eso más fácil que el otro: salir de nosotros mismos.

Cuando viajamos llevamos con nosotros todo un equipaje que, al fin y al cabo, es mucho más de lo que llevamos en la maleta: llevamos lo que creemos, lo que somos, nuestros miedos, nuestras experiencias anteriores, nuestra mentalidad, lo que nos enseña-ron. Todo este equipaje nos sirve como referencia para poder vivir y comportarnos, pero también nos puede obstaculizar para poder entender la realidad de los demás y caminar con ellos. Para Jorge, salir de sí mismo implicó dejar de ver las cosas en blanco y negro y empezar a acoger otros matices de la vida que fue descubriendo en la gente y la sociedad de Medellín, de Perú y ahora de Brasil. No signifi-caba dejar a un lado su identidad de colombiano, ni su amor al campo, ni su formación cristiana anterior, sino purificar, contrastar, enriquecer, acoger y aportar con espíritu crítico en la construcción de sí mismo y de la gente con la que vive. Tuvo que dejar su autosu-ficiencia para aprender portugués y entonces vivió ese desafío como un niño que aprende a hablar. Pero le enseñó a ser más humilde, a saber escuchar, a saber caminar con los otros, a ir sin prisa, a gozar el momento día a día.

Aprender a contemplar para poder ver

Cuando Jorge llegó a Sao Pablo –ciu-dad del sureste de Brasil– llegó con

Salir y aprender a

contemplar son dos características

fundamentales para el joven que se siente llamado por Dios a ser

misionero más allá de las propias

fronteras.

ChicosP. Luis Alfredo Pulido

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su equipaje. Eran sus maletas, pero también sus prejuicios e ideas acer-ca de la gente de ese país. Le habían dicho que Brasil era sinónimo de carnaval y zamba, de morenos y tugurios. Él vio la gente, leyó su historia, escuchó sus conversacio-nes. Sin embargo, seguía siendo el turista del momento, hambriento de la novedad, de paisajes y monu-mentos, de lo fantástico y exótico, y cuidadoso al mismo tiempo de equivocarse o de ir a sitios peligro-sos. Con el tiempo tuvo que entrar en las vidas de aquella gente, en la cotidianidad de sus tugurios salpi-cados de droga, prostitución y de-lincuencia. Pronto se unió a la causa de los Campesinos sin Tierra, una asociación que busca que grandes terratenientes devuelvan sus tierras robadas. Hace poco viajó a la parte norte de Brasil para estar con los indígenas en zonas muy alejadas de cualquier vida moderna. Sabía que iba como enviado de Jesucristo, como misionero comboniano y eso implicaba actitudes que en nuestra vida moderna y urbana cuestan más: escuchar, permanecer, orien-tar, caminar con lentitud, saber es-perar el momento deseado, insistir, perseverar, leer el corazón, llevar de la mano y luego soltar.

Fue entonces cuando dejó de ver para empezar a contemplar. Ver, significa permanecer como espectador, leer unas estadísticas y noticias, observar desde mis pro-pias seguridades y seguir siendo igual. El ver es fugaz y es casi por accidente, por inercia. En cambio contemplar es detenerse e ir más adentro de lo mirado, es usar otros sentidos; los del corazón, es proce-sar a la luz de Dios y del Evangelio lo que aquella persona o situación me interpela, me demanda.

La realidad, la vida de la gente nos parecerá o muy normal o algo muy diferente de lo que acostum-bramos. En ambos casos necesita-remos leer estas situaciones para poder ver más profundo, o sea, para contemplar lo que a simple vista de turista no puede ser con-templado. Ver, como misionero, sig-

nifica alcanzar cierta profundidad en el conocimiento de la realidad, significa entender un poco más, significa poder distinguir la presen-cia de Dios en tal acontecimiento, persona, gesto o palabra. Y para poder ver necesitamos unas gafas que nos ayuden a “ver”. Necesaria-mente me estoy refiriendo a Jesús, a su vida, a su enseñanza.

Jesús vivió intensamente los dos desafíos misioneros de hoy. Hizo un viaje geográfico a través de toda Palestina. Desde Belén hasta Jerusalén, desde la querida Betania donde estaban sus amigos hasta la explosiva Nazaret donde tenía muchos adversarios. Tuvo que salir de sí mismo en el Monte de las Tentaciones, y cuando lo buscaron para coronarlo rey e in-cluso en la soledad de Getsemaní en el impulso de no querer beber el

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cáliz de su pasión. Ante los pobres, los pecadores, los poseídos por malos espíritus Jesús no estaba como quien ve y critica sino como aquel que contempla y acoge. El contemplar de Jesús le permitió desentrañar las injusticias reinan-tes en la sociedad de su tiempo porque sabía ir más adentro de las apariencias y porque vivió en carne propia el drama de su pueblo.

Estos dos desafíos terminan enriqueciendo la vida de quien los vive. Jorge es hoy feliz de ser boyacense y colombiano entre el pueblo del Brasil que le ha acogi-do. Todavía debe aprender mucho, pero dejó ya la puerta abierta para seguir saliendo de sus autosufi-ciencias y nacionalismos y para contemplar (desde adentro) lo que otros simplemente ven (desde afuera). ISF

La Misión Continental fue una propues-ta que nos hizo el papa Benedicto XVI desde la V Conferencia de Aparecida,

para ponernos en estado permanente de misión. Ya está en marcha en nuestra Iglesia. En Colombia se han dado pasos importantes. Se creó un Consejo para la Misión Continental, coordinado por un gran misionero, monseñor Luis Augusto Castro Quiroga, arzobispo de Tunja. Se ha hecho una propuesta de trabajo para todo el país en varias etapas:

• Etapa 1: Sensibilización general de todos los colombianos.• Etapa 2: Formación de animadores de la misión, que a la vez son evangelizados y evangelizadores.• Etapa 3: Misión con los grupos priorita-rios: pequeñas comunidades, asociaciones• Etapa 4: Misión sectorial. Con educado-res, comerciantes, empresarios, emplea-dos oficiales, etc. • Etapa 5: Misión territorial, en el ámbito parroquial, sector familia, organizaciones comunitarias, instituciones educativas.

Se fijaron unos criterios:

• La Misión Continental refuerza el Plan de pastoral de cada jurisdicción evitando ser un programa paralelo.• La Misión Continental Busca la máxima participación de los laicos.• La Misión Continental fortalece la centralidad de la Palabra y el sentido de comunidad eclesial.• La Misión Continental utiliza al máximo las tecno-logías actuales de comunicación.• La Misión Continental está acompañada con in-tensas campañas de oración en todos los niveles.• La Misión Continental llega a todos los estamentos de la sociedad, para que a partir del conocimiento de su realidad se comprometan en la transforma-ción de la misma.• La Misión Continental tiene momentos y signos celebrativos comunes en el ámbito diocesano, re-gional y nacional.Para lograr esta noble tarea de hacer discípulos y misioneros a todos los bautizados de las Iglesias Particulares se han sugerido algunas estrategias:

• Visitar todos los hogares de las jurisdicciones, para lo cual se sugiere un pequeño equipo de aproxima-damente cuatro personas, formado por un adulto, dos jóvenes y un niño, quienes, con una guía, harán las visitas a todos los hogares, llevando el tríptico, la oración y demás elementos que se consideren necesarios.• Crear desde las jurisdicciones , parroquias, grupos y comunidades, los grupos animadores de la misión.• Realizar una ceremonia de lanzamiento de la mi-sión a escala diocesana, parroquial y sectorial para que todos se involucren y se den cuenta.Benedicto XVI quiere que América Latina, con esta Misión, haga de sus hijos bautizados unos verdade-ros discípulos en estado permanente de misión. ISF

Misión sin fronteras

Pbro. Óscar Múnera Ochoa Director del Centro Nacional

Misionero – CEC

¿En qué consiste concretamente la nueva evange-lización?” (Etelvina R. – Tunja).Aunque la expresión ha sido bastante criticada, es necesario recalcar que la nueva evangelización, nada tiene que ver con volver los ojos atrás para preten-der restaurar un pasado arcaico. Para entenderla, conviene quizá recordar lo que decía Pablo VI en la Evangelii Nuntiandi nº. 22: “No hay evangelización verdadera mientras no se anuncie el nombre, la doc-trina, la vida y las promesas, el misterio de Jesús de Nazaret Hijo de Dios”. Y más adelante en el nº. 27: “La evangelización tiene que contener siempre una clara proclamación de que en Jesucristo, Hijo de Dios, vivo, muerto y resucitado, se nos ofrece la salvación a todos los hombres, como don de gracia y de la misericordia de Dios”. “La evangelización no debe limitarse al anuncio de un mensaje, sino que pretende alcanzar y transformar con la fuerza del Evangelio los criterios de juicio, los valores deter-minantes, los puntos de interés, las líneas de pen-samiento, las fuentes inspiradoras y los modelos de vida de la humanidad que están en contraste con la Palabra de Dios y con su designio de salva-ción” (EN 19).

Se exige evangelizar “–no de una manera deco-rativa, como un barniz superficial, sino de una ma-nera vital, con profundidad y hasta en sus mismas

raíces- la cultura y las culturas del hombre en el sentido rico y amplio que tienen sus términos en la GS (n. 53)” (EN 20). La Nueva Evangelización, por tanto, es encarnar el evangelio en las culturas de los pueblos, no como una mera adaptación externa, sino como una íntima transformación de los autén-ticos valores culturales mediante su integración en el cristianismo y el enraizamiento del cristianismo en las diversas culturas (cf. RM 52-54). La nueva evangelización es llegar al mundo de la comunica-ción que está unificando a la humanidad, es trans-formar la nueva cultura urbana global, es lograr el compromiso por la paz, promover la justicia, defen-der los derechos humanos, construir la civilización del amor. La nueva evangelización es urgente porque “enteros países y naciones, en los que en un tiem-po la religión y la vida cristiana fueron crecientes y capaces de dar origen a comunidades de fe viva y operativa, están ahora sometidos a dura prueba e incluso alguna que otra vez son radicalmente trans-formados por el continuo difundirse del indiferen-tismo, del secularismo y del ateísmo” (ChL 34).

La nueva evangelización es la forma en la que hoy en día se reitera lo que Pablo VI escribió hace casi 40 años: “Evangelizar constituye la dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda. Ella existe para evangelizar” (EN 14). ISF

P. Francisco Niño SúaCanciller de la Arq. de Bogotá

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