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DIZÁN VÁZQUEZ LOYA Iglesia y Sociedad Civil en Chihuahua 1969-1991 1 CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN Director: Dizán Vázquez Publicados por la Unidad de Estudios Históricos y Sociales - Extensión Chihuahua Instituto de Ciencias Sociales y Administración Universidad Autónoma de Ciudad Juárez Chihuahua, primer bimestre del 2002

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DIZÁN VÁZQUEZ LOYA

Iglesia y Sociedad Civil en Chihuahua1969-1991

1CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN

Director: Dizán Vázquez

Publicados por la Unidad de Estudios Históricos y Sociales - Extensión ChihuahuaInstituto de Ciencias Sociales y Administración

Universidad Autónoma de Ciudad Juárez

Chihuahua, primer bimestre del 2002

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INSTITUTO DE CIENCIAS SOCIALES Y ADMINISTRACIÓN (ICSA)UNIDAD DE ESTUDIOS HISTÓRICOS Y SOCIALES – EXTENSIÓN CHIHUAHUA

Cuadernos de Investigación

DIRECTORIO

Felipe Fornelli LafónRector

Jorge Quintana SilveyraDirector del ICSA

Javier Sánchez CarlosJefe del Departamento de Ciencias Sociales

Dizán Vázquez LoyaCoordinador de la UEHS

Unidad de Estudios Históricos y Sociales – Extensión ChihuahuaÁlvarez de Arcila No. 2107, Colonia San Felipe

31240 Chihuahua, Chih., MéxicoTeléfono (614) 4 14 50 23

Correo electrónico: [email protected]

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CONTENIDO

PRESENTACIÓN......................................................................................................... 6

I ANTECEDENTES HASTA LOS AÑOS SESENTAEl magisterio de Juan XXIII y el Concilio Vaticano II .............................................. 7El magisterio de Pablo VI ......................................................................................... 8Medellín..................................................................................................................... 8La Teología de la Liberación ..................................................................................... 9Documentos del Episcopado Mexicano .................................................................... 10

II UN NUEVO ARZOBISPO EN CHIHUAHUASu trayectoria ............................................................................................................ 11Proceso de renovación diocesana ............................................................................. 11La pastoral social. Un método de reflexión-acción. .................................................. 12

III PRINCIPALES ACTIVIDADES DE 1969 A 1979El equipo de Pastoral Social ...................................................................................... 14La declaración de 1972 y otros documentos ............................................................. 16Trabajo en colonias populares. La opción preferencial por los pobres ..................... 17Las Comunidades Eclesiales de Base ....................................................................... 19Otras actividades ....................................................................................................... 19Algunos protagonistas sobresalientes ........................................................................ 20El padre Rodolfo Aguilar ........................................................................................... 21El padre Carlos Bravo, S.J. ....................................................................................... 23La Primera Carta Pastoral y otros documentos ........................................................ 25Investigación socio-religiosa como base del trabajo pastoral .................................... 27La Comisión Diocesana de Pastoral Social ............................................................... 27La beneficencia católica. Caritas .............................................................................. 28

IV LA PASTORAL SOCIAL DE 1980 A 1991Nuevos documentos pontificios y episcopales........................................................... 30La nueva Comisión Diocesana de Pastoral Social .................................................... 31La Tercera Carta Pastoral ........................................................................................ 32La dimensión social de la fe ...................................................................................... 33El trabajo del P. Camilo Daniel ................................................................................. 33El Frente Democrático Campesino ........................................................................... 34COSYDDHAC......................................................................................................... 34Las Comunidades Eclesiales de Base ....................................................................... 35Expresiones de solidaridad ........................................................................................ 36La beneficencia. Los damnificados del 90 ................................................................ 39

V LA IGLESIA Y LA LUCHA ELECTORALLos acontecimientos del 86 ....................................................................................... 40Los Talleres para la Democracia y otros documentos .............................................. 44

VI CAMBIO DE SITUACIÓN EN LOS NOVENTA ................................................ 47

BIBLIOGRAFÍA ........................................................................................................... 49

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Cuadernos de Investigación No. 16

En estas páginas nos proponemos describir aquellosacontecimientos de carácter social y político en elestado de Chihuahua, en los que tuvo un protagonismosignificativo la Iglesia católica. Protagonismo que serealizó básicamente como un acompañamiento solida-rio de la Iglesia a los sectores y movimientos popularesque luchaban por establecer en el estado una situaciónde mayor justicia social y una democracia menosimperfecta.

Por “Iglesia católica” entendemos aquí, sin excluirotros sentidos que pueda tener la expresión, los diri-gentes jerárquicos de la Iglesia, que son los obispos,los sacerdotes y en su momento los diáconos, así comolos miembros laicos de la misma, en cuanto obran ennombre de su fe, es decir, identificándose como cató-licos, generalmente organizados en asociaciones reco-nocidas oficialmente por las autoridades eclesiásticas.

En el estado de Chihuahua hay actualmente seisdiócesis: la arquidiócesis de Chihuahua (diócesis en1891, arquidiócesis en 1958) y las diócesis de ciudadJuárez (1957), Nuevo Casas Grandes (prelatura en1977, diócesis en 2000), Cuauhtémoc-Madera(prelatura de Madera en 1966, diócesis deCuauhtémoc-Madera en 1995), Tarahumara (vicariatoapostólico en 1958, diócesis en 1994) y Parral (1992).El protagonista principal de nuestro trabajo será elarzobispo, el clero y los laicos de la arquidiócesis deChihuahua, aunque haremos referencia a los principa-

les actos protagonizados por las otras diócesis.Los límites temporales de este ensayo son las

décadas de los años setenta y ochenta, por coincidiréstos con el gobierno pastoral de Adalberto Almeiday Merino, el arzobispo que lideró e hizo posible enChihuahua un compromiso de la Iglesia con los an-helos de justicia de la población, de acuerdo con lasdirectivas que arrancan del Concilio Vaticano II.Nos habremos de referir también a la última décadadel siglo XX en la arquidiócesis de Chihuahua, perosólo para señalar un vacío de presencia de la Iglesiaen la sociedad y para poner de manifiesto el contras-te con las dos décadas anteriores.

Teniendo en cuenta los límites de espacio a los queestamos sujetos, hemos querido privilegiar la exposi-ción de los hechos sobre el análisis e interpretación delos mismos, pues creemos que esos hechos y susprotagonistas merecen la recuperación de su memoria.Esperamos, sin embargo, dar suficientes claves ypistas de interpretación, así como la fundamentaciónteórica en que la Iglesia reclama haberse inspirado,pues esta fundamentación ha sido descuidada pormuchos investigadores expertos en ciencias socialespero no en el amplio campo de las disciplinas teológicas.

Este trabajo, en una versión más breve, forma partede la obra en colaboración Chihuahua Hoy, publica-da por la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez(UACJ) en estas mismas fechas.

PRESENTACIÓN

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La encíclica Rerum novarumLa visión de una Iglesia, comunidad de los seguido-

res de Jesús de Nazaret, comprometida con la reden-ción del hombre no sólo en su aspecto espiritual sinointegral, arranca de la esencia misma del Evangelio,que es la Buena Nueva del Verbo de Dios que “se hizocarne y puso su morada entre nosotros” (Jn. 1, 14).Esto significa que la Iglesia procura la liberación delhombre respecto al pecado, no sólo en la dimensiónespiritual y eterna que éste tiene como ofensa a Dios,sino también en las manifestaciones terrenas que elpecado toma al producir formas de vida que no estánde acuerdo con la dignidad humana.

Pasando por alto los inmediatos antecedentes en elsiglo XIX que la hicieron posible, es la encíclica Rerumnovarum del papa León XIII en 1891, la que señalael inicio de lo que se ha llamado la “doctrina oenseñanza social de la Iglesia”,1 con su toma deposición frente al conflicto entre el capital y el trabajo,provocado por la Revolución Industrial. Esta encíclicasirvió inmediatamente de inspiración y apoyo a nume-rosos compromisos de los católicos en el campo de lajusticia social. En México su influencia comenzó asentirse a través de numerosas iniciativas desde prin-cipios del siglo XX, antes de ser barridas, aunque nototalmente, por la Revolución.2

A la Rerum novarum siguieron otros documentossemejantes que se publicaron con ocasión de algúnaniversario de la misma, a la vez que ponían al día sudoctrina adaptándola a nuevas circunstancias históri-cas. Así la Quadragesimo anno, de Pío XI en 1931,y La Solemnità, discurso de Pío XII en 1941, a loscuarenta y cincuenta años, respectivamente, de laRerum novarum.

Juan XXIII y el Concilio Vaticano IIAl comenzar la histórica década de los sesenta, el

papa Juan XXIII (1958-1963) hizo también su apor-tación a la doctrina social de la Iglesia con la publica-ción de la encíclica Mater et magistra, en 1961, y laPacem in terris, en 1963.

Pero la contribución histórica más importante deeste papa fue la convocación del Concilio EcuménicoVaticano II, asamblea de todos los obispos de laIglesia católica, unos 2,400 en ese tiempo, que serealizó en cuatro sesiones, una por año, a partir del 11de octubre de 1962 para finalizar el 8 de diciembre de1965, ya bajo el pontificado de Pablo VI.

En el contexto católico fue el Vaticano II el acon-tecimiento más importante del siglo XX. Dejando intac-to el dogma o las doctrinas fundamentales de la Iglesia,esta asamblea recogió todos los fermentos de renova-ción que se venían gestando desde principios de sigloal interior de la Iglesia, los revisó, sancionó y relanzócon nueva fuerza. Su principal preocupación fue pas-toral, es decir, en el campo de la actividad de la Iglesia,con una atención especial a la relación de ésta con elmundo en el cual está inmersa. En ese sentido elconcilio dejó atrás una actitud de hostilidad y descon-fianza ante el mundo moderno, en la que se había idoparapetando en su enfrentamiento ya secular conmovimientos e ideologías nacidos con la modernidada partir del Renacimiento: el racionalismo, la Ilustra-ción, el liberalismo, el socialismo, el avance de la

I ANTECEDENTES HASTA LOS AÑOS SESENTA

1 Según el Documento de Puebla (CELAM 1979), esta ense-ñanza es “el aporte de la Iglesia a la liberación y promociónhumana (que) se ha venido concretando en un conjunto deorientaciones doctrinales y criterios de acción... Tienen sufuente en la Sagrada Escritura, en la enseñanza de los Padresy grandes teólogos de la Iglesia y en el Magisterio, especial-mente de los últimos Papas. Como aparecen desde su origen,hay en ella elementos de validez permanente que se fundanen una antropología nacida del mismo mensaje de Cristo yen los valores perennes de la ética cristiana” (n. 472).

2 Ver, por ejemplo, Meyer (1985), Ceballos Ramírez (1986,1989).

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ciencia moderna, etc. De esa manera, el ConcilioVaticano II no sólo tuvo importancia y repercusióndirecta en la vida interna de la Iglesia sino en la vida detodas las iglesias y religiones y en la sociedad engeneral, al adoptar hacia ellas una actitud dialogal yhacer suyos, purificándolos y enriqueciéndolos, enmuchos casos, conceptos como libertad religiosa,derechos humanos, justicia social, etc. De una actitudrezagada en ciertos campos, pasó incluso a la vanguar-dia.

En este sentido es digna de mención la constituciónpastoral Gaudium et spes (sobre la Iglesia en elmundo actual) (1965), que establece una posición deapertura y colaboración por parte de la Iglesia haciaasuntos tan “mundanos”, en realidad tan humanos,como la dignidad de la inteligencia, la grandeza de lalibertad, las relaciones entre persona y sociedad, elrespeto a la persona humana, la igualdad de todos loshombres, la autonomía de las realidades temporalesrespecto a la religión, el papel de la Iglesia en lasociedad, la relación entre el Evangelio y la cultura, eldesarrollo económico, el destino universal de los bie-nes, inversiones y política monetaria, el acceso a lapropiedad, naturaleza y fin de la comunidad política, lapromoción de la paz, la obligación de evitar la guerra,la carrera armamentista, la relación entre las nacionesy las instituciones internacionales, la cooperación in-ternacional en el plano económico y el incrementodemográfico. “La verdad es que la Gaudium et spesda mucho más de lo que podría esperarse de undocumento totalmente nuevo en la historia de losconcilios... se muestra pródigo en enseñanzas acercade las cuestiones más urgentes que comprometen hoyla vida de los hombres... brota de sus páginas un auraprimaveral que promete para pronto la maduración deun humanismo cristiano, cuya eficacia en la construc-ción del mundo nuevo naciente ha de ser, sin duda,trascendental”, dice José María Cirarda.3

Del Concilio también es importante por sus reper-cusiones sociales el decreto Unitatis redintegratio,sobre el ecumenismo o nueva relación entre la Iglesiacatólica y las demás iglesias cristianas; sus declaracio-

nes Dignitatis humanae, en la que acepta decidida-mente la libertad religiosa, y Nostra aetate, sobre unanueva actitud de la Iglesia hacia las religiones nocristianas, con una mención especial sobre los judíos ycontra el antisemitismo.4

El magisterio de Pablo VIPablo VI (1963-1978), el papa que llevó a su

culminación el Concilio y que comenzó a aplicar susconclusiones llevando a cabo importantes reformas enla organización eclesial, hizo también importantes apor-taciones a la doctrina social de la Iglesia con suencíclica Populorum progressio (1967), calificadaen su tiempo por el Wall Street Journal de “marxismorecalentado”, por sus posiciones avanzadas en materiasocial. Igualmente importante es su carta Octogesimaadveniens (1971), con ocasión del 80 aniversario dela Rerum novarum.

MedellínEn América Latina el acontecimiento más relevante

de la década de los sesenta fue la II ConferenciaGeneral del Episcopado Latinoamericano, conocidasimplemente como Medellín, por la ciudad colombia-na donde se llevó a cabo. Esta histórica asamblea tuvolugar del 26 de agosto al 6 de septiembre de 1968, añode grandes cambios en el mundo entero. La intencióndel CELAM (Consejo Episcopal Latinoamericano) alcelebrarla fue aplicar a América Latina los decretos delConcilio Vaticano II. Medellín ha sido consideradopor los historiadores como el acontecimiento parteaguasdel continente, así como lo fue el concilio para la Iglesiauniversal. Pero la influencia de Medellín, tal vez mástodavía que la del Concilio, se dejó sentir ante todo enel campo civil. El agudo y valiente análisis de Medellínsobre la situación de dependencia del subcontinenterespecto al capitalismo mundial, representado enAmérica del Sur por regímenes de seguridad nacional,llevó a los católicos a asumir un fuerte compromiso

3 Varios Autores (1968).

4 Los documentos emanados del Concilio han tenido ysiguen teniendo numerosas ediciones en diferentes edito-riales. Nosotros hemos utilizado la edición bilingüe de laBAC de 1968, 6ª edición.

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9Cuadernos de Investigación No. 1

social. Numerosos obispos, teólogos y laicos hicieronque la Iglesia latinoamericana dejara de ser un apoyo,muchas veces sólo por su silencio, del status quo y secomprometiera a favor de los movimientos que lucha-ban por el cambio. De dos formas se concretó en lapráctica la reflexión teológica de Medellín: provocó elnacimiento de la famosa Teología de la Liberación y delas Comunidades Eclesiales de Base, fermento delucha y compromiso social entre las clases medias ymarginadas de la sociedad.

La Teología de la LiberaciónLa reflexión teológica en América Latina, hasta la

mitad del siglo XX, había sido un trasplante de lateología europea. En Europa se formaban los teólogosde nuestro continente y esa teología se enseñaba en losseminarios, prácticamente sin ninguna adaptación alcontexto latinoamericano. A partir del Concilio algu-nos teólogos comenzaron a releer la Biblia y a repensarla teología en clave latinoamericana, es decir, conatención a un contexto marcado por la miseria de lasmayorías y la opresión política y social. La Asambleade Medellín fue la primera en aceptar esta teología eincorporarla al Magisterio de la Iglesia.

La primera sistematización de dicha teología partedel libro del peruano Gustavo Gutiérrez, Teología dela Liberación,5 libro que se fue gestandocontemporáneamente con Medellín. A partir de en-tonces se dio una nutrida reflexión en torno al tema, lacual fue tomando dos direcciones. Una plenamenteortodoxa, en consonancia con la fe de la Iglesia, y otraque se hacía demasiado dependiente del métodomarxista de análisis de la realidad social.6

Esto hizo que la Santa Sede, a través de la Congre-

gación para la Doctrina de la Fe tomara cartas en elasunto para enderezar y orientar esta reflexión típica-mente latinoamericana mediante dos publicaciones:Instrucción sobre algunos aspectos de la Teologíade la Liberación7 e Instrucción sobre libertad cris-tiana y liberación.8 La intención de estas intervencio-nes de Roma no eran ciertamente desautorizar laTeología de la Liberación y acabar con ella, sinocorregir desviaciones y purificarla, pero dado que estareflexión y los compromisos concretos que generabacausaban honda inquietud en sectores muy conserva-dores, éstos se valieron de dichas instrucciones paradesprestigiar la Teología de la Liberación y medirtodas sus manifestaciones con el mismo rasero. Esto,unido a una fuerte tendencia que se dio en la década delos ochenta por acallar a todos los miembros de laIglesia que se distinguían por su compromiso a favor delos pobres y por un cambio social, acabó por asfixiara la Teología de la Liberación.9

¿Se inspiró la acción pastoral social de la Iglesia deChihuahua en el periodo reseñado en la Teología de laLiberación? Podríamos afirmar que directamente nohubo en Chihuahua un planteamiento en ese sentido,pero indirectamente la arquidiócesis recibía su inspira-ción del mismo ambiente eclesial latinoamericano yuniversal en el que se gestó y desarrolló la Teología dela Liberación. El mismo arzobispo Almeida y Merinopublicó en 1980 un amplio artículo en la revista

5 Gutiérrez (1972).6 Como lo explican los obispos paraguayos en su excelente

reflexión crítica Instrucción doctrinal sobre la Teología dela Liberación, publicado por DIC (Documentación e Infor-mación Católica, 3 agosto 1989: “La proclamación delmensaje liberador sustentado en ideologías contrarias a lafe, alejado del Evangelio y cercano a posturasantropológicas horizontalistas desafortunadamente ha pe-netrado entre algunos miembros de la Iglesia”.

7 Congregación para la Doctrina de la Fe (1984).8 Congregación para la Doctrina de la Fe (1986).9 En el ámbito mexicano se produjeron, entre otras, las

siguientes obras sobre la Teología de la Liberación: Rober-to Oliveros Maqueo: Liberación y Teología. Génesis ycrecimiento de una reflexión (1966-1976), EdicionesCRT, México 1977; Samuel Ruiz García: Teología bíblica dela liberación, Librería Parroquial, México 1975; CamiloMaccise: La Teología de la Liberación, CEVHAC, México1987; Juan Gutiérrez González: Teología de la Liberación,evaporación de la teología, Jus, México 1975 (impugna-ción de la obra de Gustavo Gutiérrez). Para el contextohistórico en que se desarrolló la Teología de la Liberaciónse puede ver Christian Smith: La Teología de la Libera-ción. Radicalismo religioso y compromiso social, Piados,Barcelona-Buenos Aires 1994.

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Cuadernos de Investigación No. 110

Miscelánea Pastoral titulado “Consecuenciaspastorales de la Teología de la Liberación”.10

Documentos del Episcopado MexicanoMedellín, sin embargo, no fue un acontecimiento

aislado. Alrededor de él giraron numerosas reuniones,congresos y múltiples actividades que lo prepararon ydespués trataron de dar seguimiento a sus tendencias.Entre estas actividades, para mencionar sólo a Méxi-co, los obispos mexicanos publicaron, pocos mesesantes de Medellín, la Carta del Episcopado Mexica-no sobre el desarrollo e integración del país, prepa-rada por la recién establecida Comisión Episcopal dePastoral Social, que tuvo como primer presidente amonseñor Adalberto Almeida y Merino, obispo deZacatecas. También, como un intento de hacer entrara los obispos en la dinámica y en el conocimiento deMedellín, se organizó en septiembre de 1969 la REP(Reflexión Episcopal Pastoral), que consistió en tresdías de intenso estudio de los documentos de Medellín.11

Todavía en 1973, los obispos mexicanos publicaronEl compromiso cristiano ante las opciones sociales

y la política, en la línea de compromiso marcada porMedellín.

Lo reseñado hasta aquí no es una relación exhaus-tiva de las iniciativas desarrolladas en ese inquieto yfecundo periodo de la historia de la Iglesia.12 Hastaahora nos hemos limitado a mencionar de pasadaalgunos congresos, asambleas y reuniones y los docu-mentos emanados de ellos, aunque apenas hemosdicho algo sobre el contenido de esos documentos.Pero ya se puede ver que esta contextualizaciónhistórica tiene una finalidad muy precisa: dejar bienclaro que las actividades desarrolladas por los prota-gonistas eclesiales de Chihuahua en el campo social ypolítico durante los años setenta y ochenta no surgie-ron de la nada sino que se dieron en un contextohistórico muy bien perfilado y que no tuvieron funda-mentalmente las motivaciones partidistas u oportunis-tas de búsqueda de poder político que algunos obser-vadores externos del fenómeno no alcanzaron a per-cibir, anclados, como estaban, en una visión históricade la Iglesia propia del siglo XIX .13

10 En este escrito Mons. Almeida afirma: “Debemos procla-mar el valor y la necesidad de un anuncio del Evangelio, quepara ser auténtico debe ser histórico, concientizador ypolitizador en el noble sentido de esta palabra. No porquequeramos convertir la evangelización en pura politización,sino porque no vemos la manera de que el mensaje del amortotal esquive dirigirse a un hombre real, envuelto en untejido de relaciones sociales que en nuestro pueblo lemantienen oprimido y en condiciones infrahumanas”.

11 Las conclusiones se publicaron en tres tomos: ComisiónEpiscopal de Pastoral Social (1969-1970).

12 Entre las obras que dan una visión global de este periodode la Iglesia en México se pueden consultar: Dussel (1984y 1979); Blancarte (1993); Romero de Solís (1994).

13 Ver, por ejemplo, Lau (1989).

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Su trayectoriaEl 8 de septiembre de 1969 un nuevo arzobispo

llega a Chihuahua: Adalberto Almeida y Merino,chihuahuense, nacido en Bachíniva en 1916. Ingresó alSeminario de Chihuahua en 1930 y cursó los primerosseis años de la carrera sacerdotal de una manera muyirregular por las condiciones difíciles a las que estabansometidos en ese tiempo los católicos y más todavíalos sacerdotes. En 1936 fue enviado a Roma, aestudiar en la Pontificia Universidad Gregoriana, don-de permaneció nueve años y obtuvo las licenciaturasen Filosofía, Teología y Derecho Canónico. Regresóa su Patria en 1945. Almeida nació y creció durante laRevolución y bajo los regímenes posrevolucionariosque se empeñaron en una dura confrontación con laIglesia. Sin embargo, el seminarista no encontró la pazcon su traslado a Italia. Su periodo de estudios coin-cidió casi totalmente con la II Guerra Mundial, por loque estuvo marcado también por toda clase de sobre-saltos. Regresó a su patria en 1946. Tras diez años deservir a su diócesis, principalmente como maestro enel seminario, Almeida fue nombrado obispo deTulancingo en 1956, donde estuvo hasta 1962. Luegofue obispo de Zacatecas de 1962 a 1969. En estaúltima diócesis Almeida inició un proceso de renova-ción pastoral inspirada en el Concilio, la cual tuvo queinterrumpir por su cambio a Chihuahua.

En 1969 monseñor Almeida regresa a Chihuahua.Una definición cuadraba al nuevo arzobispo: era unhombre a tono con los nuevos tiempos, pues habíavivido y seguía viviendo intensamente los históricosacontecimientos que se desarrollaban en la Iglesia enesos años a nivel mundial, latinoamericano y nacional.Participó en las cuatro sesiones del Concilio VaticanoII, participó en Medellín, fue impulsor y primer presi-dente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social ycomo tal preparó la Carta del Episcopado Mexicanosobre el desarrollo e integración del país, organizó la

REP y participó en numerosas comisiones y reunionesde pastoral social en Europa y América del Sur. Traía,pues, un bagaje impresionante de conocimientos yexperiencias que lo hacían un hombre ideal para enca-bezar la renovación de la Iglesia de Chihuahua según laorientación impresa por el Concilio Vaticano II.14

Ya en Zacatecas había tratado monseñor Almeidade poner en práctica la renovación pastoral del Con-cilio. No era tarea fácil. Había que comenzar porcambiar mentalidades marcadas por una manera dever la Iglesia que ya había quedado superada por elConcilio, por ejemplo una manera autoritaria de go-bernar, la falta de participación del laicado, la ausenciade compromiso de la Iglesia en el mundo, etc., y lo quees aún peor: una especie de esclerosis espiritual queinstala a los católicos cómodamente en una rutina sinnovedad ni aliento y que se enmascara bajo la aparien-cia de fidelidad a la Tradición. Pero apenas habíaechado a andar ese proceso de renovación enZacatecas cuando Almeida fue trasladado a Chihua-hua. Aquí sí contará con largos veinte años para dejaruna huella tan profunda, que ni los intensos esfuerzospor borrarla que se dieron con su sucesor han podidodar plenos resultados.

Proceso de renovación diocesanaApenas llegado a Chihuahua, Almeida estableció

en 1970, bajo la dirección de uno de sus principalescolaboradores, el padre Vicente Gallo Torres, unacomisión provisional que se encargará de impulsar larenovación de la pastoral y de avanzar hacia la elabo-ración de un plan diocesano de pastoral. Así nace laComisión Diocesana Promotora de la Pastoral (CDPP).

II UN NUEVO ARZOBISPO EN CHIHUAHUA

14 La vida y obra de Adalberto Almeida y Merino la he descritomás ampliamente en Don Adalberto: el obispo de larenovación conciliar, aún no publicado.

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Cuadernos de Investigación No. 112

Lo primero que hace esta comisión es poner a lossacerdotes y a los laicos más comprometidos a estu-diar y asimilar los documentos del Concilio VaticanoII. Luego los sacerdotes se agrupan en áreas dereflexión y trabajo según la preferencia de cada uno.Esas áreas corresponden a las necesidades más ur-gentes que perciben en la diócesis. Así se formanequipos para la pastoral social, el apostolado de loslaicos, las necesidades materiales y espirituales de lossacerdotes, el seminario, la educación, los medios decomunicación, la liturgia, la catequesis, el ecumenismoy las misiones. Junto con todo eso, se va avanzandohacia la integración de lo que se llaman los “tressectores” de la Iglesia, es decir, los sacerdotes, loslaicos y los religiosos. Esta integración tiene comoobjetivo fortalecer cada uno de esos sectores y almismo tiempo hacer que trabajen de tal manera encolaboración unos con otros que entre todos lleven acabo la acción pastoral de la Iglesia. Es lo que se llamóla “pastoral de conjunto”.

Este proceso de reflexión llevó en 1972 a la trans-formación de la comisión provisional promotora de lapastoral en la Comisión Eclesial de Pastoral, organis-mo supremo, bajo la dirección del obispo, que seencargaría de dirigir la acción de la Iglesia. La palabra“eclesial” significa en este contexto que la comisión noestaba formada sólo por sacerdotes sino por repre-sentantes de los tres sectores de la Iglesia. Igualmente,los primitivos equipos se van convirtiendo poco a pocoen comisiones especializadas que tienen a su cargo unadeterminada área de trabajo, algo así como los minis-terios o secretarías en el ámbito de un gobierno civil.De entre todas esas comisiones, que después tomaránel nombre de secretariados, surgen las tres más impor-tantes: la Comisión de Evangelización y Catequesis, laComisión de Liturgia y la Comisión de Pastoral Social,pues corresponden a los tres ministerios fundamenta-les de la Iglesia: a) la predicación del Evangelio, b) elculto y c) la orientación ética en base a la cual elcatólico ha de comprometerse, como ciudadano, en laconstrucción de una sociedad más justa y fraterna.

La Pastoral Social. Un método de reflexión-acción.Dada la finalidad de este escrito, nosotros vamos a

centrar nuestra atención en las actividades de la Iglesia

de Chihuahua relacionadas con la acción social y quecaen, por tanto, dentro del ámbito de la Comisión dePastoral Social. Además es importante aclarar que laimportancia que le dio la Iglesia de Chihuahua alcompromiso de los católicos por una sociedad másjusta, no es sino consecuencia de una determinadavisión del hombre y de la pastoral. Esto lleva a superaruna acción espiritualista que se preocupa solamente dela “salvación del alma” y descuida la realidad física,material y, por tanto, social, del hombre15. Pero tam-bién lleva a evitar una visión exclusivamentehorizontalista o materialista, que considera al hombresolamente en su realidad física, que se desarrolla duran-te los breves años que el hombre vive sobre la tierra. Dela nueva visión se deduce el concepto de “evangeliza-ción integral”, una evangelización que hace justicia alhombre completo, es decir, que tiende a satisfacer almismo tiempo sus necesidades físicas y espirituales, averlo en una perspectiva temporal y también eterna.

Serán, por tanto, objeto de la preocupación de estapastoral, no sólo la santidad del individuo y su salva-ción eterna, sino también las condiciones terrenas enque vive este individuo: vivienda y alimentación dignas,salario justo, condiciones de libertad en su vida de ciu-dadano y respeto a sus derechos humanos, etcétera.16

De esa manera, la fe y el conocimiento de sus funda-

15 “El cuerpo no es un mero instrumento del alma y ni siquieraun simple medio expresivo de la voluntad de la persona,sino un elemento constitutivo esencial del hombre, quepara nosotros es justamente un solo ser compuesto de almay cuerpo; de modo que hay que reconocer a la vida suintrínseco valor: hay que conservarla, defenderla, desarro-llarla” (L. Rossi: Diccionario enciclopédico de teologíamoral, Paulinas, Madrid 1974).

16 Esta visión integral de la evangelización, aunque en ciertasépocas y en ciertos ambientes se puede oscurecer, siempreha estado presente en la Iglesia, como lo atestigua la obramisionera, sobre todo entre pueblos de menor desarrollosocial y económico del que tienen los misioneros. Unejemplo son los misioneros que difundieron el Evangelio enMéxico y, por tanto, en el estado de Chihuahua. No sólo sepreocuparon de despertar la fe de los neófitos, sino deincorporarlos a los beneficios de la civilización: alfabetiza-ción, cultivos, cría de ganado, defensa de sus derechoshumanos, etc.

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13Cuadernos de Investigación No. 1

mentos (evangelización y catequesis), el culto debidoal Creador (liturgia) y las condiciones concretas en quevive y se relaciona socialmente ese hombre (pastoralsocial), se implican y complementan mutuamente.17

Para la descripción de los hechos que marcan laacción social de la Iglesia de Chihuahua en este

período hemos optado por seguir un esquemacronológico en el que se vayan describiendo, en elorden en que fueron sucediendo, las acciones y lasexpresiones de los principios que inspiraron esasacciones en una sucesión continua de acción-re-flexión.18

17 Una definición de Pastoral social podría ser ésta: “La acciónde toda la Iglesia, basada en su propia doctrina social, quetiene como finalidad ayudar a crear en la sociedad condi-ciones de vida plenas de justicia, libertad, paz y solidaridad,en las que sea posible el pleno desarrollo del hombre en suámbito individual y social”.

18 Como lo expresa Mons. Almeida en el artículo en Miscelá-nea Pastoral ya mencionado: “Es muy difícil determinar sila acción liberadora de la Iglesia afecta a la teología o si lateología afecta más a la acción. Pero ciertamente se vadando entre una y otra un proceso de alimentación yretroalimentación”.

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Una cuestión que hay que destacar en la década de lossetenta es la activa participación de la Iglesia deChihuahua, de todos sus sectores: arzobispo, presbí-teros, religiosas y laicos, en la vida de la comunidadcivil, y en especial en un compromiso con la justiciasocial y la promoción humana de las comunidades máspobres.

Don Adalberto fue el gran impulsor de este nuevocompromiso social de los católicos de Chihuahua,siempre dentro de una estricta ortodoxia y fidelidad alMagisterio de la Iglesia. En esta inquietud don Adalbertoencontró un fuerte apoyo en no pocos miembros de laIglesia de Chihuahua.

El equipo de Pastoral SocialComo vimos, una de las necesidades más urgentes

que percibieron los sacerdotes en 1970 y para la cualcrearon un equipo de trabajo, fue la atención pastorala los problemas sociales. Vimos también cómo en1972, al quedar constituida la Comisión Diocesana dePastoral, ésta quedó integrada por esos equipos, quese constituyeron en comisiones, de las cuales la deEvangelización y Catequesis, la de Liturgia y la dePastoral Social formarían la estructura básica de la CEP.

Sin embargo, la Comisión Diocesana de PastoralSocial no se constituye todavía con ese nombre tanformal, pues no se quiere formar por decreto, sino quevaya madurando por fuerza de su propia evolucióninterna a partir de un grupo de acción social formadopor personas que ya se dedican a actividades afines.En la integración de este grupo y en su desarrollo hastala formación de la Comisión de Pastoral Social, tuvie-ron notable participación las Hermanas del ServicioSocial, congregación originaria de Monterrey quehabía llegado a Chihuahua en tiempos del arzobispoLuis Mena Arroyo. El equipo de Pastoral Socialestuvo dirigido en ese tiempo por las hermanas VirginiaBahena y Cecilia Bonilla.

Al mismo tiempo, los que trabajaban en la pastoralsocial se pusieron en relación con el SecretariadoSocial Mexicano (SSM), que era el organismo episcopala nivel nacional encargado de la esta actividad.19

El SSM estaba procurando en ese tiempo alentar lapastoral social en las diócesis y podía, por tanto,aportar a los encargados del área social en Chihuahuaelementos de reflexión y ayudarles a dar a su trabajosocial una orientación más sólida, gracias a su enormeexperiencia. El 24 de febrero de 1972 el SSM orga-niza en México una reunión de trabajo con el tema “Lacreación de un nuevo poder popular”, el cual tienecomo fin “Lograr que la Iglesia (cuadros y Pueblo deDios) se oriente a ese objetivo”. Se señalan también lossectores con los que se ha de trabajar prioritariamente:campesinos, obreros, estudiantes y barrios. Se tratabade ir logrando una concientización sobre: “Situación deopresión vs Evangelio. Potencialidad para el cambio.Personalización del pueblo”.20 Ningún miembro delárea de pastoral social de Chihuahua pudo asistir a esareunión, pero no por falta de interés, pues el 3 de marzosiguiente solicitaron las conclusiones “a fin de estar altanto e ir logrando la integración de Chihuahua alSecretariado”.21

Como se ve por el programa, en ese momento elSSM ya estaba tratando de poner en marcha unmétodo de cambio social, que andando el tiempo lohabría de llevar a una serie de conflictos tanto con las

III PRINCIPALES ACTIVIDADES DE 1969 A 1979

19 El SSM es la institución más importante de la Iglesia católicaen el siglo XX dedicada a la pastoral social. Fue fundadopor el Episcopado en 1923. En 1973, la jerarquía, pordesacuerdo con la trayectoria que el SSM venía siguiendoen los últimos años, le reconoció plena autonomía y éstesiguió su propio camino.

20 Carta del SSM, 2 febrero 1972 (AP).21 Cartas de Marianela Madrigal al SSM del 3 de marzo y 18

de abril de 1972 (AP).

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15Cuadernos de Investigación No. 1

autoridades civiles como con la Conferencia EpiscopalMexicana y a su definitiva separación de ésta. La cadavez más pronunciada inclinación del SSM a la izquier-da y el excesivo conservadurismo de la jerarquía de laIglesia en ese momento no ayudaron mucho a evitarese lamentable rompimiento.

El 10 y 11 de abril del mismo año de 1972, lossacerdotes Manuel Velázquez y Esteban Medina,presidente y miembro del equipo directivo del SSM,participaron en un Curso de Pastoral en Chihuahua,colaborando en la reflexión sobre la realidad social ypastoral. En ese curso participaron sesenta personas,entre diáconos, sacerdotes y religiosas.22

Un evento que vino a alimentar oportunamente lareflexión y el compromiso de los católicos chihuahuen-ses en el campo social en el inicio de esta nueva épocade la diócesis fue la celebración del II Sínodo Univer-sal de los Obispos, que se tuvo lugar en Roma del 30de septiembre al 6 de noviembre de 1971 con dostemas: “El sacerdocio ministerial” y “La justicia en elmundo”. El documento conclusivo relacionado con elsegundo tema, tuvo un especial impacto en Chihuahua,máxime que el episcopado mexicano había elaboradopreviamente, con ayuda de todas las diócesis, unaaportación de la Iglesia de México al Sínodo, quedispuso mucho los ánimos para asimilar después esamateria.23 En Chihuahua, los miembros del equipo dePastoral Social se reunieron el 7 de junio de ese añopara reflexionar sobre el documento preparatorio delsínodo, titulado “Justicia”. También estudian los docu-mentos de “Situación de la Familia” y “Educación”.24

El 1º se enero de 1974 se comenzó a publicar larevista bimestral de la CEP, “Pastoral Diocesana”,que en su corta existencia se distinguirá por impulsaruna pastoral con sentido social. Destaca el número 3,de 1975, que contiene los siguientes artículos que sonuna muestra del ambiente que se respiraba en ese

tiempo en la diócesis: “Misión sacerdotal y justiciasocial”, de Carlos Bravo, S.J.; “Vida religiosa yjusticia”, de Marianela Madrigal, H.H.S.; “¿Justiciasocial?”, de Josefina D. de Sotelo; “Desarrollo inte-gral del ser humano”, de Claudina Romero; sereproduce íntegra la declaración del arzobispo y de lossacerdotes de la diócesis de Chihuahua sobre laviolencia, de enero de 1972, añadiéndole este signifi-cativo mensaje en forma de telegrama: “(Urgente).Sres. Sacerdotes de Chihuahua: Nos enteramos de-claración 44 meses atrás. Preguntamos sobre com-promiso vigente. Urgen aclaraciones. Gente esperan-do. Fraternalmente: Pueblo de Dios”.

Los días 3 al 6 de junio de 1974, el SSM realizó enTorreón un Encuentro de Reflexión Teológico-pasto-ral para responsables de la pastoral social en la RegiónPastoral Norte. Objetivo: “Buscar juntos respuestas anuestras inquietudes, conscientes de que una pastoralencarnada y dinámica es la que acepta loscuestionamientos de los acontecimientos y de lassituaciones, conscientes también de que esto exige unaactitud atenta y objetiva a esos acontecimientos ysituaciones y por consiguientes, una re-lectura de la fe,de la doctrina y del magisterio, a fin de que éstospuedan ser iluminadores y dinamizadores del peregri-nar comprometido de los cristianos a través de susrealidades temporales”.25 El equipo de Pastoral So-cial, coordinado por Virginia Bahena M., HSS, mandainvitación a diferentes sacerdotes.

Del 27 de septiembre al 26 octubre de 1974 secelebró en Roma el III Sínodo de los Obispos con eltema: “La evangelización en el mundo contemporá-neo”. El documento conclusivo de dicho sínodo, laexhortación apostólica Evangelii Nuntiandi (Paraanunciar el Evangelio), publicado por Pablo VI endiciembre de 1975, es uno de los planteamientosdoctrinales y pastorales que más influyeron en la Iglesiade Chihuahua en ese tiempo.

Finalmente en junio de 1976 el grupo de pastoralsocial se constituye oficialmente en la ComisiónDiocesana de Pastoral Social, quedando al frente deella Marianela Madrigal, también hermana del Servicio

22 Boletín interno del SSM, abril de 1972 (AP).23 Este documento, titulado La justicia en México, provocó

fuertes reacciones, lo que hizo que el episcopado noaceptara que fuera un documento “oficial”, cf Dussel (1979,165).

24 Documento 31 mayo 1971 (AP: Renovación de la Curia).25 Carta invitación, 3-6 junio 1974 (AP).

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Cuadernos de Investigación No. 116

Social. En ese año la Comisión emprende una ampliareflexión sobre la Ley de Asentamientos Humanos,tema muy debatido en esos días, y publica también unaamplia reflexión sobre las elecciones presidenciales deese año.

La declaración de 1972 y otros documentosA medida que avanzaba el proceso de renovación

de la pastoral en Chihuahua, los actores del mismo,sacerdotes, religiosas y laicos, entrenados ya en unaobservación más analítica y comprometida de la rea-lidad en que vivían, y no sintiéndose de ninguna maneraajenos a ella, tomaron nota de un hecho queconmocionó a la sociedad: la rebeldía de unos jóvenesque perpetran una serie de asaltos a bancos paraallegarse fondos con el objeto de financiar sus activi-dades subversivas. La sociedad en general, al igualque el gobierno, reaccionó duramente contra esosactos terroristas. Los calificó de “actitudes delictivasque están al margen de toda ideología política” y a losautores como “simples delincuentes que matan yroban y se reparten el botín”. El clero de Chihuahuaobservó con más detenimiento lo sucedido y, sinaprobarlo, vio que no se trataba simplemente de actosde violencia criminal sino que pretendía ser una res-puesta, desesperada e inadecuada, ciertamente, peroexplicable, a la violencia institucionalizada que el go-bierno mantenía contra las justas aspiraciones delpueblo. Decidieron entonces invitar a la sociedad ahacer un examen de conciencia sobre las causas deesos hechos y así, el 29 de enero de 1972 Chihuahuase sorprendió al leer en los diarios la Declaración delarzobispo y de los sacerdotes de la diócesis deChihuahua sobre la violencia, firmada por AdalbertoAlmeida y Merino, arzobispo de Chihuahua, y suPresbiterio.26 El documento habla de “la espiral de la

violencia”, retomando una expresión del famoso arzo-bispo brasileño don Hélder Cámara. “Existe comopunto de origen una violencia institucionalizada queoprime al que no tiene, que apoya al poderoso y al ricoy que ahonda las diferencias entre ambos”, dice eldocumento, y luego especifica en qué consiste esaviolencia institucionalizada.

Obviamente, la declaración del arzobispo de Chi-huahua fue recibida con bastante malestar por elgobernador del Estado, Oscar Flores Sánchez (1968-1974) y fue causa de un enfriamiento de las relacionesentre ambas autoridades.

El documento tuvo una amplia e inusitada repercu-sión más allá de los límites de Chihuahua. Inmediata-mente fue reproducido en el boletín de la SociedadTeológica Mexicana27 con amplios comentarios; en elde CENCOS;28 en la revista Christus,29 tambiéncomentado; se incluyó en el libro La Iglesia en Amé-rica Latina, de Editorial Verbo Divino, de España; ytambién el Iglesia y movimientos sociales en Méxi-co, de V. G. Muro González.30 Los menciona EnriqueDussel en De Medellín a Puebla31, y arremete contraellos el periodista católico conservador Antonio RiusFacius en El Universal,32 además de los muy nume-rosos comentarios de articulistas de diferentes medios,ligados al sistema.

A la declaración de 1972 siguió una serie deimportantes documentos de análisis, orientación odenuncia, según la oportunidad, que se habrían depublicar en tiempos de don Adalberto, muchos de loscuales tuvieron resonancia nacional y aun internacionaly seguramente sirvieron para empujar, junto con lasacciones que los acompañaban, la apertura de Méxicoa la democracia. A menos de dos meses de distancia,el 13 de marzo del mismo año y atendiendo a unconflicto que surgió en la Universidad de Chihuahua, el

26 Se publicó en Norte de Chihuahua, 29 de enero de 1972, asícomo en El Heraldo de Chihuahua y Excelsior de México.Antes de esta publicación, sin embargo, ya se había hechopública una declaración titulada “A los que creen en ladignidad del hombre”, que aunque no fue un documento“católico”, participaron en él buen número de laicos cató-licos y doce sacerdotes. El documento era una denuncia delos métodos antidemocráticos usados tradicionalmentepor el PRI. Cf Norte, 5 de mayo de 1970.

27 La Iglesia en México, México 1972.28 4/1972.29 N. 437, abril 1972.30 Muro González (1991).31 Dussel (1979).32 En diferentes artículos entre el 11 de febrero y el 30 de marzo

de 1972, sintetizados luego en su libro Los demoledores dela Iglesia, México 1972.

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17Cuadernos de Investigación No. 1

arzobispo publicó unas Reflexiones sobre la situa-ción de la Universidad Autónoma de Chihuahua,33

tema y enfoque totalmente inusuales entre las preocu-paciones episcopales hasta entonces.

Dada el creciente compromiso social de los cató-licos, don Adalberto juzga conveniente publicar, el 7de agosto de 1975, una Orientación del Arzobispode Chihuahua sobre la Pastoral Social. En ella donAdalberto justifica ese compromiso con una enseñan-za que será la base de toda acción pastoral de la Iglesiade Chihuahua en el campo social y político: La fe nopuede estar ajena a la vida concreta de los creyentes,sino que debe iluminar y motivar toda actividad de ellosen esos campos.

La fe auténtica, don de Dios y ‘sin la cual nadiepuede agradar a Dios’ (Hebr. 11, 6) –dice elarzobispo–, es una aceptación plena de Cristo, desu persona y de sus enseñanzas, y un compromisomuy serio de parte del hombre, en todas las circuns-tancias y momentos de su vida.

La vivencia de la fe no puede reducirse única-mente al aspecto religioso y al culto: el hombre viveinmerso en una cultura, en la política, en la econo-mía, en la sociedad y profesa una religión. En todosestos aspectos de la vida del hombre, que entrañannecesariamente una escala de valores y una seriemuy diversificada de relaciones interpersonales,debe estar presente la fe, iluminando, inspirando ymotivando esas realidades temporales para darlesla auténtica dimensión cristiana.

Al mismo tiempo que en Chihuahua también lasotras diócesis del estado, que son en ese tiempociudad Juárez, el vicariato apostólico de la Tarahuma-ra y la entonces prelatura de ciudad Madera, bullen yaen actividades que impulsan la renovación conciliar.Estas actividades van motivando poco a poco a sacer-dotes, religiosas y laicos y van haciendo que lascomunidades cristianas ardan en deseos de compro-meterse en la transformación de la sociedad en la líneamarcada por el Concilio. Por ejemplo, del 24 al 28 de

noviembre de 1969 se lleva a cabo en ciudad Juárez,teniendo como anfitrión a monseñor Manuel TalamásCamandari, otro gran obispo renovador, el I Congre-so Nacional de la Sociedad Teológica Mexicana(STM), fundada en 1964. El congreso tuvo comotema “Fe y desarrollo”.34 Al año siguiente, del 16 al 18de octubre, siguiendo el impulso del congreso ante-rior, la misma STM realiza también en ciudad Juárez,un “Seminario de Teología de la Liberación”.35 El 2 defebrero de 1972, monseñor Talamás publica, juntocon su presbiterio, un documento muy semejante alque había publicado monseñor Almeida cuatro díasantes y por los mismos motivos.36

Trabajo en colonias populares. La opción prefe-rencial por los pobres

Las Hermanas del Servicio Social comenzaron ahacer vida, antes que institución, la pastoral socialyéndose a vivir a diversas colonias populares, en lasmismas condiciones de vivienda y estilo de vida quetenía el pueblo. Ahí organizaban a la gente para que seproveyeran de servicios, formaran cooperativas, seeducaran y exigieran respeto a sus derechos.

En diciembre de 1973 el grupo de Pastoral Socialpresenta a la Comisión Diocesana de Pastoral uninforme de sus actividades desarrolladas de julio adiciembre de ese año. Estas actividades se hicieron deacuerdo con un anteproyecto que se comenzó arealizar el 24 de julio de 1973, aprobado por la CEPy que contenía las siguientes metas que ahí mismo seevalúan:

1ª meta: Contactar a personas y grupos que reali-zan un trabajo afín a la pastoral social y que trabajan sincoordinación de la CEP. Se trataba de organizarlasdentro de un sano pluralismo con el fin de integrar un

33 El texto en Norte, 20 de marzo de 1973.

34 Dussel (1979, 162-163).35 Dussel (1979, 163).36 Declaración del Obispo y los Sacerdotes de Cd. Juárez

sobre la situación nacional, publicado en Norte de Chi-huahua el 6 de febrero de 1972. Sobre el compromiso socialde la diócesis de ciudad Juárez encabezada por Mons.Talamás, que en este ensayo mencionamos sólo de pasada,hay varios estudios, por ejemplo: Muro González (1991), yacitado, y Limas (1991).

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Cuadernos de Investigación No. 118

equipo eclesial de pastoral social antes de crear unaComisión de Pastoral Social.

Se realizó una primera reunión el 5 de octubre.Asistieron Josefina Sotelo, Benjamín Guerra, JuanCarvajal, Carlos Bravo, S. J., Ma. de Jesús Sánchez,Virginia Bahena y Cecilia Bonilla.

En esta reunión se constató que había grupostrabajando en la problemática social pero sin conexiónde unos con otros. Decidieron que se debían conjugarfuerzas y participar juntos en reflexiones y análisis delas acciones.

Se decidió también: promover la formación degrupos que hicieran frentes en distintos sectores yambientes de la ciudad de Chihuahua; hacer queestuvieran representados en esta acción social a niveldiocesano obreros, campesinos, estudiantes, etc.;conocerse y compartir experiencias; elaborar planesde acción y estrategias comunes.

En otra reunión que se tuvo el 17 de octubre sereforzaron los puntos vistos en la reunión del día 5, enespecial la necesidad de “lograr una visión crítico-científica de la sociedad mediante análisis serios quenos permitan una igualmente seria confrontación conlas exigencias evangélicas”. La reflexión sobre losacontecimientos debería abarcar no sólo el ámbitolocal, sino también el nacional e internacional.

Se propuso efectuar un encuentro entre diversosgrupos con los que trabajaban las personas ahí reuni-das. Esos grupos eran entonces de las colonias Cam-pesina, Ramón Reyes, Cerro de la Cruz yPepenadores.37 El encuentro sería con el fin de lograruna movilización.

2ª Meta: Formar un equipo eclesial. Se siguióinsistiendo en que no se trataba de formar artificialmenteuna Comisión de Pastoral Social que no fuera afuncionar, sino “integrar un grupo eclesial que a partirde los acontecimientos y realidades sociales promue-va, reflexione, coordine y planee, teniendo comoreferencia la Palabra de Dios y el Magisterio de laIglesia, realizando así una Pastoral Social”. “Conside-ramos, decían, que la Pastoral Social no se realizará de

la formación de una Comisión, sino de la inserciónplena en el proceso de cambio que sigue el pueblo, asícomo del contacto con la realidad y la reflexión de lamisma”. De ello debería surgir la forma adecuada derealizar una verdadera pastoral social.

3ª Meta: Mantener una relación frecuente con elSSM (Secretariado Social Mexicano) participando ensus reflexiones, experiencias, y lineamientos. Este con-tacto se estableció. En este periodo se participa en unareflexión sobre “Acción pastoral social en Méxicohoy”, del 6 al 8 de septiembre. También se participa enuna reflexión sobre “Los cristianos, el SecretariadoSocial Mexicano y el cambio social”. En esta reuniónse hace una evaluación del trabajo del SSM en 1973y se dan aportaciones para un plan de acción delmismo organismo para 1974.

4ª Meta: Trabajo en la base. Se realizará directa-mente con los pepenadores para convivir con elloscolaborando en forma participativa y promocional enla solución de sus problemas inmediatos y en la re-flexión de su realidad para lograr un cambio de valores.

El 17 de septiembre de 1973 se realizó una reunióncon los seleccionadores de basura en la que se progra-ma la entrega de varios lotes en un terreno de doshectáreas que les había donado el arzobispo Almeidaen diciembre de 1969. La entrega se hizo el 19 deseptiembre mediante una rifa. La hermana VirginiaBahena hizo memoria del esfuerzo que se había hechodesde hacía tres años y luego se leyó un acta en la que,además de mencionarse a los posesionarios, seexplicitan las diversas condiciones en orden a crearuna comunidad. El P. Salvador Terrazas, vicario gene-ral, en representación del arzobispo, bendijo los terre-nos y junto con las hermanas Virginia Bahena y CeciliaBonilla fungió como testigo del acta, la cual fue firmadapor los señores Eduardo Cabrera, presidente delgrupo, Juan Arenas, tesorero, Aurelio Córdoba yRaymundo Rodríguez, vocales.

Aparte de estas actividades reseñadas, los miem-bros del área de Pastoral Social, al frente de la cualestaban las hermanas del Servicio Social Bahena yBonilla, se dedicaban a asesorar a otras institucionesde servicio y a impartir cursos de concientización. A lasVoluntarias Vicentinas se les da asesoría para unareflexión que llevaron a cabo ellas mismas. Entre los

37 Seleccionadores de basura útil en el basurero de la ciudad,como forma de subsistencia.

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temas estudiados, que se salían ciertamente de la rutinade la asociación, estaban: “La persona humana”, “Lamujer cristiana comprometida hoy”, “El ser y el tener”,y “Análisis de las acciones dentro de una sociedad”.Entre los cursos de concientización está uno en Parraldel 8 al 13 de octubre, otro en Chihuahua a personalde los hospitales el 4 y 5 de noviembre, otro enCoyame del 10 al 14 de diciembre y varios cursos decomunidades de base, que ya mencionamos.

A la labor de promoción que llevaban a cabo lashermanas del Servicio Social en diferentes barrios dela ciudad de Chihuahua y en comunidades ruralescomo Coyame, Villa López y Salaices, hay que añadirla labor del padre Rodolfo Aguilar en Nombre de Diosy de los grupos formados o apoyados por el padreBravo, a los que me referiré más adelante.

Un concepto básico que animaba a los católicos ecomprometerse en la promoción de las clases margi-nadas fue “la opción preferencial por los pobres”.Aunque Medellín subrayó con fuerza la preocupaciónde la Iglesia por los pobres y e invitó al personalapostólico a dar “preferencia efectiva a los sectoresmás pobres y necesitados”,38 la expresión fue acuñadaen Puebla39y puesta como señal de una auténticaevangelización.40

Las Comunidades Eclesiales de BaseDentro del proyecto de renovación pastoral conci-

liar, con una dimensión claramente participativa ycomunitaria y con una nueva visión de la Iglesia comoPueblo de Dios, no podía estar ausente en Chihuahuael interés por las Comunidades Eclesiales de Base(CEB), ya ampliamente recomendadas en Medellín41

y fuertemente ratificadas por Puebla,42 por lo cual sedesarrollaron en muchos países, especialmente en

Brasil, donde llegaron a sumar más de ochenta mil.Desde una fecha tan temprana como el 9 al 18 de mayode 1972, la CDPP organizó en Chihuahua un Curso deComunidades de Base, que impartió el P. José Marinsy su equipo.43 Además de recibir el curso impartidopor el padre Marins, los participantes tenían queimpartirlo por las noches a otras personas, con lo quese consiguió que los efectos del curso se multiplicaran.

Hay que destacar la importancia de este curso decomunidades de base, pues de ahí, con todos losavances y retrocesos que suelen darse en esa clase deprocesos, habría de arrancar un vigoroso movimientode formación de comunidades en Chihuahua. A partirde ese momento, los cursos para formar comunidadesmenudearon en todas las parroquias. Sólo por citar unejemplo, el equipo de Pastoral Social impartió en elúltimo cuatrimestre de 1973 los siguientes cursos: del11 al 16 de septiembre en Parral; del 22 al 26 deoctubre en San Lorenzo; del 19 al 24 de noviembre enel Centro de Pastoral Santa Rita, en Chihuahua; y del3 al 8 de diciembre en la Colonia Panamericana.44

Otras actividadesEn esta década aparece o se fortalece en Chihuahua

un instrumento de ayuda para las clases populares: lascooperativas, tanto de ahorro y crédito, como de pro-ducción y compra-venta. Las cajas de ahorro y créditode Delicias y Lázaro Cárdenas alcanzan un alto nivel y en1974 se funda en el Seminario Regional del Norte laCaja Popular Serenosete, para servicio de los semina-ristas y para su iniciación, como futuros sacerdotes, enel cooperativismo y la solidaridad. En 1975 la caja que-dó afiliada a la Federación DUZACHI de Cajas Popu-lares. En su IV Asamblea Anual del 22 de febrero de1981, al prevalecer en la Caja los socios no seminaristas,salió del seminario y se le rebautizó como Caja Popular“Chihuahua”. En junio de 1987 la directora en turno lallevó a la quiebra mediante un cuantioso fraude.38 CELAM, Medellín (1976): 14, 9.

39 CELAM, Puebla (1979): n. 733.40 CELAM, Puebla (1979): n. 382.41 CELAM, Medellín (1976): 1, 20; 6, 13.14; 8, 9-10; 9, 12; 13,

21.33; 15, 10-13.32.42 CELAM, Puebla (1979): nn. 9, 96-97, 156, 239, 629, 640, 1023,

1048. Aunque Puebla advierte también de sus posiblesdesviaciones: nn. 98, 261-263, 373, 630, 648.

43 El P. José Marins era un famoso pastoralista español quetrabajaba en Brasil, donde promovió las CEB, que llegarona alcanzar en ese país una difusión que no ha sido igualadaen ninguna otra parte.

44 Informe de Pastoral Social, diciembre 1973 (AP).

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También las hermanas del Servicio Social, en sutrabajo en las comunidades urbanas y rurales, promo-vían ampliamente el cooperativismo. En un informe dela Comisión de Pastoral Social para 1975 se dice quesus miembros:

1. Formaron grupos de primaria abierta en las colo-nias Extensión Cerro de la Cruz y Campesina. Lagente tuvo como motivación el que no podían llevarlas cuentas de su cooperativa y la necesidad detener un certificado para poder trabajar. Las encar-gadas de estos grupos fueron las hermanas VirginiaBahena, H.S.S. y Guadalupe Rábago, S.C.J., lascuales han formado ya un grupo de promotoresseglares para ayudar a estos grupos y se tienepensada una secundaria abierta.

2. Marianela Madrigal y Guadalupe Rábago visitandos ejidos (La Boquilla y La Hacienda) de ManuelBenavides, donde trabajan las Hermanas de SanCarlos, para ver la posibilidad de formar coopera-tivas de consumo y crédito. De regreso se detuvie-ron en Coyame, invitadas por las hermanas quetrabajan ahí, para promover también las coopera-tivas. Las hermanas elaboraron “Esquema para unPlan de Educación Cooperativista” que servía talvez para reuniones como las que se han descrito.

La promoción del pueblo para que se convierta enprotagonista de su propio desarrollo no puede pres-cindir de la educación como principal herramienta. Yahemos visto algunas de las preocupaciones que en estesentido mueven a los agentes de la pastoral en Chihua-hua, como los grupos de alfabetización y educaciónabierta que establecen en las colonias populares y lacreación de escuelas de diferente tipo. En septiembrede 1976 se inauguró la escuela secundaria de Rosales.Esta escuela nació como fruto del Plan de Evangeliza-ción Integral que se llevaba a cabo en la parroquia. Laescuela era oficial estatal y el edificio fue prestado porla parroquia. Comenzó con 99 alumnos y 11 maestros.

En mayo de 1977 la hermana Fátima Foelker,norteamericana, de la congregación de Dominicas delSanto Rosario, funda en Delicias el Instituto SanMartín de Porres para la enseñanza de oficios ajóvenes de escasos recursos.

Por otra parte, los jesuitas que tenían el InstitutoRegional y que a principios de los setenta incursionaronen un nuevo tipo de bachillerato con el Centro deEstudios Generales, fueron avanzando cada vez másen la formación de las clases populares mediante unaeducación no escolarizada. Esto los llevó a la medidaextrema y discutible de cerrar el antiguo InstitutoRegional para dedicarse a la educación popular en laColonia Villa, como lo había hecho ya la Compañía deJesús con el Colegio Patria en México.

En junio de 1977, las Hermanas de la Sociedad delSagrado Corazón cerraron el Instituto Femenino deChihuahua después de 26 años de actividad docente.Siguieron con esto el ejemplo de los jesuitas y por lasmismas razones: la congregación religiosa no quiere yadedicar sus esfuerzos a la educación de las clasesmedia y alta, sino que quieren dedicarse a la promo-ción de las clases marginadas.

Atenta a los “signos de los tiempos” la arquidiócesisde Chihuahua sabe que ninguna tarea de importancia enel mundo moderno se puede llevar a cabo sin el auxiliode los medios de comunicación y se propone utilizarloslo más posible. El 7 de marzo de 1976, aparece elprimer número del semanario Notidiócesis, publicadopor el Centro Diocesano de Comunicación, siendofundador y primer director (1976-1994) de ambos el P.Dizán Vázquez. Notidiócesis se habría de distinguir,entre otras cosas, por una evangelización muy abierta enel campo de los social, siendo reflejo e impulsor de esalínea en la diócesis, lo cual le reportó con frecuenciamuchos problemas. Este periódico se distinguió entrelos de su género en toda la República y llegó a tener untiraje de treinta mil ejemplares semanales.

Algunos protagonistas sobresalientesEn todas estas actividades que venimos reseñando

toman parte una multitud de personas de todos losniveles sociales: no sólo sacerdotes y religiosas sinotambién laicos estudiantes universitarios y profesionis-tas, así como vecinos de los barrios periféricos y decomunidades rurales. Precisamente ese es uno de losresultados que se propone la nueva pastoral conciliar:la participación de todos en la tarea de la Iglesia,eliminando protagonismos que asumen toda la tarea yla toma de decisiones, así sea el protagonismo del

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obispo. Entre esas personas que asumieron en Chi-huahua un papel activo en la pastoral social, muchasquedarán en el anonimato, a pesar de que su contribu-ción fue decisiva. Otras personas son nombradasaunque sea de pasada. Pero otras, como es natural,destacan vigorosamente como protagonistas no úni-cos pero sí de primera línea. Entre éstas hemos men-cionado a cada paso al arzobispo, guía y animadorprincipal de todo el proceso. Otras personas a las quedeberíamos dedicar un mayor espacio son las herma-nas del Servicio Social, congregación fundada enMonterrey y que en su mismo nombre llevan expresa-do su carisma y finalidad. Llegaron a Chihuahua entiempos del arzobispo Luis Mena Arroyo. A ellas lesdebe mucho Chihuahua, no sólo en el campo religiososino social, sobre todo en la promoción y defensa delos sectores más marginados, tanto de la ciudad comodel campo. Muchos años, muchas fuerzas gastaronestas hermanas en este trabajo. Tres nombres nos hansalido al paso más arriba: Marianela Madrigal, VirginiaBahena y Cecilia Bonilla, pero son muchas más las quelamentablemente no podemos mencionar por los lími-tes de espacio.

Pero a pesar de estos límites, no podemos pasarpor alto a dos sacerdotes que tuvieron durante los añossetenta un liderazgo y una influencia muy notables.Ellos son Rodolfo Aguilar y Carlos Bravo, S.J.

El padre Rodolfo AguilarRodolfo Aguilar Álvarez, el “Chapo”, como le

decían con afecto desde que era seminarista, se formóen el Seminario de Chihuahua y fue ordenado por donAdalberto el 16 de septiembre de 1974. Ya desde lacarta en que pide la ordenación sacerdotal expresa sufirme determinación de “ser colaborador (de Cristo) enla obra de salvación. Salvación que hoy y siempre en lahistoria humana es liberación, pascua, éxodo de todainfidelidad, opresión e injusticia... Quiero hacer de mivida -dice- una respuesta profética y sacerdotal a lallamada de Dios, mi Padre, y del hombre, mi hermano”.Termina esa carta con unas palabras que revelanclaramente el carácter firme y decidido que demostrarádespués: “Sé qué soy. Sé a dónde voy. Sé a quién meconfío y quiero que sea él mi única recompensa.¡Bendito Dios por siempre! ¡Sé que el Señor me ama!”.

Dos semanas después de su ordenación, el 29 deseptiembre, el arzobispo lo nombra vicario ecónomo,cargo equivalente a párroco, de Nombre de Dios, unsuburbio de la ciudad de Chihuahua, donde se entregacon verdadera pasión a la promoción y defensa de lasclases marginadas. Organiza el “Comité Pro DerechosHumanos entre el Pueblo de Chihuahua”, encabezamarchas de colonos ante el gobernador para exigircorreo, drenaje, terrenos para fincar, nace así lacolonia Dos de Junio. En septiembre de 1976 comien-za a trabajar en un gran proyecto de “Promoción de laeducación de adultos y fomento de cooperativas”, quepresentan el Chapo Aguilar, la hermana MarianelaMadrigal y Mª de Jesús Sánchez.

La acciones, muchas veces radicales, del padreAguilar, lo enfrentan a las autoridades civiles y donAdalberto le muestra siempre, junto a una gran com-prensión, un apoyo crítico, tratando de moderar yencauzar los aspectos más extremosos de su actividad.Una cosa que preocupa especialmente a don Adalbertoen ese tiempo es la relación estrecha que sostiene elChapo con algunos de sus colaboradores parroquiales,de tendencias izquierdistas extremas, incluso afiliados ala Liga terrorista “23 de Septiembre”. Las continuasquejas y muestras de preocupación que recibía elarzobispo de diversos sectores, lo llevaron a removeral Chapo de la parroquia. El 8 de marzo de 1977 donAdalberto le escribe al padre una carta en la que leexpresa su preocupación por la fuerte inclinación haciauna izquierda radical que se nota en la pastoral deNombre de Dios y por lo que don Adalberto consideraal padre como una especie de rehén de los miembrosde la Liga.45 De esa carta copio aquí algunas líneas:

Yo he apoyado tu labor en esa Parroquia deNombre de Dios, porque te vi comprometido conlos pobres y poniendo todo tu empeño en ayudarlesa salir de su situación de marginación. Ha habidoalgunos logros en la línea de justicia y de esome alegro.

45 Esta carta y muchos más datos sobre la relación del Chapocon don Adalberto, los consigno en la biografía de ésteúltimo.

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Pensé que esa parroquia podría ser ‘piloto’ enun trabajo que está pidiendo la Iglesia a partir delVaticano II, de Medellín y en varios DocumentosPontificios como la Evangelii Nuntiandi; y elMensaje Cuaresmal del Santo Padre Paulo VIque acabamos de publicar en la Prensa local. Éstaes nuestra línea y por aquí queremos que vayanuestra Arquidiócesis. Con todo nuestro esfuerzoapoyaremos lo que se haga por los pobres, conestricto apego al Evangelio, bien entendido, y alMagisterio auténtico de la Iglesia...

No queremos lesionar los legítimos anhelos delpueblo ni desalentarlo en sus luchas por la justicia.Lo apoyaremos y queremos estar con él tratandode ser fieles al Evangelio y a la voluntad de Dios.Pediremos a la Comisión de Pastoral Social queatienda y siga animando a los grupos ya formadospara que no se pierda el trabajo positivo que se harealizado.

Obviamente, la remoción del Chapo levanta en losfeligreses más pobres de la parroquia, muy identifica-dos con él, una gran oposición. Varias veces vancomisiones a pedirle al arzobispo que les deje a supárroco. Don Adalberto se niega a dar marcha atrás yel 10 del mismo mes así se lo comunica por escrito alpadre Aguilar. Éste, a juzgar por la carta de donAdalberto, decide quedarse en Nombre de Dios. DonAdalberto respeta esa decisión, pero le retira lasfacultades de párroco. Le vuelve a escribir:

Cierto que el problema de miseria y opresión delos pobres por el sistema capitalista, aunado con elsistema político es gravísimo y lacerante. Esto es loque hace que el pueblo se agarre con todas susfuerzas a una esperanza, aunque sea efímera yengañosa, de liberación.

Te oí esta frase: ‘quiero liberar a Cristo en esospobres que tienen hambre...’. Esta frase tiene elsentido verdadero del Evangelio: ‘tuve hambre yme diste de comer...’ y espero que este sea elsentido que le das. En realidad, Cristo el Señor esquien nos libera a todos; nosotros no somos másque pobres instrumentos de su acción liberadora y,muchas veces, nos convertimos en obstáculo...

Once días después de esta carta, el 21 de marzo de1977, el Chapo es hallado muerto de un balazo en unavecindad del centro de la ciudad. Tenía 29 años deedad y menos de tres años de un ministerio sacerdotalintensamente vivido.

Don Adalberto expresó sus sentimientos por elasesinato del Chapo en un escrito titulado Justicia queclama al Cielo, hecho público el día 25:

Con profunda pena, pero con energía y severi-dad, elevamos nuestra protesta por el artero crimencometido en la persona del sacerdote RodolfoAguilar Álvarez. El 21 de marzo fue asesinadoalevosamente este sacerdote ejemplar, sólo por-que se atrevió a clamar por la justicia a favor de lospobres.

La muerte de este sacerdote es un duro golpe ala conciencia de todos los cristianos. ¿Qué sepretende acallar con este gravísimo pecado? ¿Aca-so la voz de la justicia que clama al cielo? ¿Noqueremos que nadie hable a favor de los pobres?¿Preferimos que esos hermanos nuestros muerande hambre y de necesidad y que no nos molesten?Se matará al que grite... pero el clamor de la justiciaseguirá gritando en nuestras conciencias...

Perdonamos ese gravísimo atropello a la digni-dad humana en la persona del padre Aguilar, por-que así nos lo pide el Evangelio. Pero exigimos quese haga justicia y se castigue a los criminales...

Queda ante nuestros ojos y ante nuestras con-ciencias el testimonio del padre Rodolfo AguilarÁlvarez: un hombre que se comprometió radical-mente con el Señor Jesús y con sus hermanos lospobres. No dudó en renunciar a todo por ese idealy en exponer su vida en aras de la justicia. El Señor,que se ha identificado con los pobres y que llamóbienaventurados a los que padecen persecuciónpor la justicia, lo habrá recibido en su reino. Anosotros nos corresponde imitar su ejemplo.

En esta declaración don Adalberto se remonta másallá de los conflictos y ambigüedades que había perci-bido en el Chapo y pone su atención en sus cualidadesmás puras y auténticas, como se reflejan en su carta depetición de órdenes.

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El padre Carlos Bravo, S.J.Otra persona que tuvo una influencia determinante

en el ambiente eclesiástico y civil de Chihuahua en losaños setenta fue el jesuita Carlos Bravo Gallardo, quellegó a la ciudad a fines de 1970, apenas un añodespués de haber sido ordenado sacerdote.

Nació en Tlaquepaque, Jalisco el 8 de junio de1938 e ingresó a la Compañía de Jesús en 1954. Suformación espiritual e intelectual para el sacerdocio larealizó en México y en España. Se tituló como maestroen psicología y licenciado en teología y el 23 de agostode 1969 recibió la ordenación sacerdotal enGuadalajara. Después de doce años de trabajo enChihuahua se fue otra vez a España para obtener sudoctorado en Teología.

Al llegar a Chihuahua Carlos se integró en lacomunidad jesuita del Colegio Regional y comenzó acolaborar en el Centro de Estudios Generales (CEG),a nivel de bachillerato, que, bajo la dirección deGabriel Cámara, S.J. realizaba un experimento muynovedoso en el campo de la pedagogía. En el CEG seimpulsaba al alumno hacia una actitud más creativa,responsable y participativa, poniéndolo también enestrecha interacción con la realidad social que lorodeaba, especialmente en las colonias marginadas.Una realidad marcada por carencias de todo tipo ymuchas veces marcada por el signo de la explotación.Los adolescentes analizaban, discutían esa realidad ysacaban sus propias conclusiones.

Carlos no se redujo, pues, a dar clases convencio-nales. Impulsaba a sus alumnos no sólo al conocimien-to de la realidad, más allá de los libros, sino alcompromiso de cambiarla, si era necesario. “Sercristiano, desde su perspectiva, era algo más profun-do, más comprometedor y mucho, pero mucho másdifícil de lo que nos habíamos imaginado con los viejoscatecismos”, recuerda una de sus alumnas de esetiempo. “La fe dejó de ser algo etéreo cuando Carlosle puso nombre y cara”, añade otra.46

Carlos fue también uno de los más convencidosimpulsores de las Comunidades de Base en Chihuahua.Se sumó desde un principio a los esfuerzos queestaban llevando a cabo las Hermanas del ServicioSocial en el Cerro de la Cruz, con una evangelizaciónmás encarnada, viviendo con la gente y ayudándoles aresolver, desde el Evangelio, los problemas del barrio.Una vecina del Cerro de la Cruz, testigo y colabora-dora de esos hechos, nos dice:

La intención principal de estas comunidades erahacer vida la Palabra de Dios con un cambiopersonal, vida de hermandad y preocupación porlas necesidades de los demás. En base a esto setrabajó por la instalación de agua potable, titulaciónde terrenos, cooperativas de consumo y produc-ción, se incluyó la soya para mejorar el valornutritivo de los alimentos y se implementó la medi-cina natural con el sistema de microdosis. El padreCarlos asesoraba esas comunidades.

Una día Carlos animó a un grupo de amigos,profesionistas y gente de condición económica des-ahogada, para que se involucraran en la colonia Cam-pesina, que apenas se estaba formando, para queayudaran a los vecinos a resolver sus problemas másurgentes, mediante el método de analizar la realidad.Reunían a la gente en la calle y ahí el padre celebrabala misa. Luego invitaba a la gente a quedarse un ratopara platicar sobre sus problemas. Pronto la figura deCarlos se hizo familiar entre los vecinos: larga cabellerarubia, pantalón de mezclilla y huaraches.

Uno de los problemas que aparecieron en primerplano era la falta de drenaje. El grupo dirigido por elpadre Bravo visitó a la gente casa por casa parainvitarla a colaborar con su trabajo personal en esaobra, al mismo tiempo que se tramitaba la aportaciónde las autoridades municipales. Pronto encontraron larazón de la apatía con que la gente veía el proyecto: susterrenos aún no estaban escriturados y, por tanto, sesentían inseguros en ellos. El equipo analizó los recibosde pagos y encontraron que estaban plagados deirregularidades por parte de los vendedores de losterrenos. Pronto quedó claro en la gente el sentimientode que eran víctimas de una injusticia y decidieron no

46 Dizán Vázquez: El padre Carlos Bravo, S.J. Su paso porChihuahua en el recuerdo de sus amigos. Aportación paraun trabajo más extenso sobre Bravo, que está en prepara-ción en México.

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permitir que los siguieran sangrando en su exiguaeconomía. Con un grupo de unas cuarenta familiasafectadas se formó un Comité de Defensa de losDerechos de la Colonia Campesina, contándose losmiembros de las nacientes comunidades de base entrelos más activos.

El gobernador en ese tiempo era Oscar Flores,calificado como un gobernador de mano dura con losmovimientos sociales. El Comité optó no sólo pordeclarar una huelga de pagos de los terrenos, sino pordotar de un lote a las familias que todavía carecieran deuno, aunque para eso tuvieran que invadir terrenos. En1974, con la toma de posesión de Manuel BernardoAguirre como gobernador, y en vista de que lasinvasiones de tierras se generalizaban no sólo en laciudad sino en todo el estado, el problema se comenzóa solucionar con la creación del Programa de Desarro-llo Urbano, con el que el Comité de la Campesina pudodialogar. El gobierno expropió los terrenos y entregóunos quinientos títulos de propiedad tanto a las familiasmiembros del Comité como a otras familias que noparticiparon activamente en ese movimiento. El núcleomás activo de esos hechos fue un grupo de amas decasa y unos cuantos hombres motivados por la re-flexión del Evangelio que promovía Carlos.

Una experiencia semejante vivieron otras personasen la colonia Progreso, como resultado de la motiva-ción recibida en unos cursos impartidos por CarlosBravo. Este grupo comenzó impartiendo un curso delprograma de Paulo Freire sobre educación liberadora,47

a raíz del cual los vecinos se hicieron conscientes delproblema que tenían con la luz y el agua por los altoscobros que les llegaban. También asesoraron a lagente que no tenía casa para la toma de unos terrenosque eran propiedad del municipio. Con esta toma deterrenos se beneficiaron cincuenta familias.

Un momento privilegiado que Carlos aprovechabahábilmente para compartir sus inquietudes por unasociedad más justa y fraterna, fue la celebracióndominical de la misa en la Catedral a las 12 del día.Esas misas se hicieron pronto famosas en toda la

ciudad y de todas partes acudía gente. Todo el mundohablaba de ellas, bien o mal, pues así como el jesuitatenía entusiastas seguidores, también había quien sepreocupaba de lo que ahí decía o de cómo celebraba.

Prácticamente no había trabajo de base en algunacolonia en el que Carlos no estuviera involucradocomo asesor o inspirador. Además de las colonias quehemos mencionado, recibieron también su influencia lacolonia Emiliano Zapata y Nombre de Dios. En éstaúltima colaboró con el “Chapo” Aguilar, del que yahemos hablado. También colaboró intensamente en elproceso de renovación de la curia que por esos añosestaba impulsando el arzobispo Almeida y Merino.Éste lo apreciaba mucho y lo defendía de las críticas yataques de que era objeto... aunque a veces tambiénlo amonestaba para que no acelerara demasiado elpaso. Una de las acciones más sonadas en las queCarlos participó fue la redacción del famoso docu-mento publicado por el arzobispo y el presbiterio deChihuahua el 29 de enero de 1972, con ocasión de lainsurgencia guerrillera y los asaltos a bancos, de lo queya hemos hecho mención.

Al mismo tiempo que actuaba, Carlos, buen escri-tor y con una excelente formación teológica y filosófi-ca, aprovechaba cuanta oportunidad se le presentabapara expresar por escrito su pensamiento y dar razónde los motivos de su actuar.

En un artículo publicado en Pastoral Diocesana,48

titulado “Misión sacerdotal y justicia social”, CarlosBravo da razón de su propia identidad como sacerdo-te comprometido con el pueblo en sus luchas y aspira-ciones de justicia y de una vida mejor.

Carlos Bravo fue uno de los principales exponentesde la Teología de la Liberación en Chihuahua, la cualaplicó en su labor pastoral con honestidad y coheren-cia. En su escrito “Método teológico y opción cristia-na”, escrito en Chihuahua en 1976, Carlos explica conerudición la diferencia de método entre la teologíatradicional y una nueva teología comprometida con elcambio de estructuras.

En septiembre de 1976 Carlos es trasladado porsus superiores a la Tarahumara, entonces encomenda-

47 Cf Freire, Paulo: Pedagogía del oprimido. Siglo XXI Edi-tores, Buenos aires, 5ª ed. 1972. 48 Agosto 1975, nº 3.

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da a la Compañía de Jesús. Lo destinan a Creel y leencomiendan la formación de los seminaristas deTeología. Carlos implementa con ellos un método deaprendizaje activo, semejante al que había utilizado enel CEG: al mismo tiempo que estudian, los seminaristastienen que trabajar para mantenerse y viven en unacomunidad muy poco parecida a un seminario tradi-cional. Al mismo tiempo, Carlos asesora a un grupo deejidatarios a quienes se les querían expropiar sustierras, acción que se logró impedir. También asesoróla huelga de los trabajadores de una maquiladora demadera, que había estallado por el bajo salario quepercibían. En la Tarahumara Carlos participó también,junto con otros dos jesuitas, los padres Robles y Ávila,en un conflicto suscitado en el lago Arareco por unempresario que celebró con los tarahumares un con-trato leonino para explotar el área como lugar turístico.La intervención de los jesuitas logró evitar el despojo.

Fue en la Tarahumara donde Carlos comenzó aconcebir la idea de Jesús como “un hombre en conflic-to” y a ver la necesidad de estudiar a fondo el evangeliode san Marcos. “Ahí (en la Tarahumara) empezó a very experimentar las dificultades de los rarámuri... Elloslo acogieron y en la apertura de su corazón indio,Carlos se sintió cuestionado y a la vez desafiado. Vioque el conflicto era algo absolutamente ineludible ensus vidas, porque son indígenas, porque viven lejos delos centros de poder, porque el español es su segundalengua, porque son pobres. Fue en medio de eseconflicto donde Carlos comenzó a palpar un nuevosentido de la fe cristiana, un nuevo Jesús. Con estebagaje salió de nuevo a España a estudiar el doctoradoen teología, esta vez tomando el evangelio de sanMarcos como material recurrente. Publicó una tesisexitosa: un comentario y reflexión teológica de esteevangelio, en un libro con el título Jesús, hombre enconflicto,49 donde el conflicto en la vida de Jesús sehace el paradigma central y clave de lectura. El conflic-to con los del poder, el conflicto con el centro cultural

y religioso, el conflicto con las ortodoxias de aquelentonces, el conflicto que le llegó no por ser conflictivosino por buscar la vida del marginado en medio de unasociedad que les niega la posibilidad de encontrarsalud, sustento y conocimiento. O sea, Carlos empezóuna nueva trayectoria a partir de los tarahumares”.50

El 29 de octubre de 1997 Carlos murió en México deun cáncer cerebral complicado con bronconeumonía,cuando no cumplía aún los sesenta años.

La Primera Carta Pastoral y otros documentosEn la base de toda la actividad evangelizadora y

social llevada a cabo en la arquidiócesis de Chihuahuaestá el proceso de reflexión puesto en marcha por donAdalberto. Dicho proceso se iba encaminando poco apoco hacia la renovación de la curia diocesana y haciala elaboración de un Plan Diocesano de Pastoral,instrumento indispensable para saber por dónde ir,qué hay que hacer y cómo hacerlo. Pronto se toma ladeterminación de que ese plan de pastoral asuma laforma de una carta pastoral. La primera carta pastoralfue publicada por don Adalberto el 30 de marzo de1975 con el título de Evangelización.51 Este docu-mento es el primer fruto del largo y difícil proceso derenovación diocesana y primera de una serie de trescartas pastorales en las que quedó plasmado, no deuna manera única, pero sí principal, el espíritu y ladirección pastoral de la diócesis.

En la introducción, después de constatar algunasdeficiencias en la forma en que los chihuahuenses vivensu vida cristiana, las cuales se resumen en dos: ignoran-cia religiosa y falta de coherencia entre la fe que seprofesa y la vida que se lleva, la carta llega a la conclu-sión de que la evangelización es la tarea más urgente yprioritaria en la arquidiócesis y hace un llamado a todoslos católicos para que se sumen a esta tarea.

Una de las cosas que más reflejan en la carta sutalante renovador, son las notas características que

49 Publicado en España por Sal Terrae y en México por CRT,en 1986. De este libro hizo una adaptación más popular conel título de Galilea, año 30, publicado por CRT en 1989. Eneste mismo centro Carlos había publicado en 1982 Apuntespara una eclesiología desde América Latina.

50 Editorial en la revista Christus, México, noviembre-di-ciembre 1997.

51 Esta carta quedó incluida, junto con las dos cartaspastorales que le siguieron, en el libro Evangelización,publicado por Editorial Camino, Chihuahua, 1990,reimpresa en 1992.

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debe tener toda acción evangelizadora y que son unverdadero espejo del espíritu conciliar: “En esta Iglesiaparticular de Chihuahua queremos que toda acciónpastoral, y por consiguiente toda acción evangelizadora,se realice tomando muy en cuenta las característicasque a continuación vamos a explicar”. Luego enumeray describe cada una de las notas siguientes: comunional,auténtica, integral, encarnada, dinámica, personalizante,liberadora, promotora, participativa, corresponsabley planificada. Veamos, por ejemplo, cómo describelas siguientes notas que explican de manera especial elrumbo que tomó la actividad pastoral en la arquidiócesisy el compromiso que asumió en la promoción de lospobres:

Integral: debe proclamar íntegro el mensaje deCristo y debe tener como destinatarios no sólo a todoslos hombres sino a todo el hombre, en su dimensiónfísica y espiritual. Encarnada: la acción de la Iglesiadebe dirigirse al hombre concreto, en su situaciónactual, con sus expectativas personales y comunita-rias, con sus necesidades y problemáticas, en susetapas de desarrollo y crecimiento y en sus anheloslegítimos de liberación. Personalizante: se debe teneren cuenta a la persona con su cultura, temperamento,intereses, sentimientos y capacidades particulares.Aceptar a la persona como es y sobre esa basepropiciar su crecimiento. Liberadora: La respuestade fe exige la conversión del pecado y la reconciliacióncon Dios, pero también exige cambiar estructuraseconómicas, políticas, sociales, religiosas y culturalesopresoras y destructoras de la persona humana porotras que sean promotoras de su desarrollo integral,personal y comunitario.

En la “Exhortación final” de la carta, don Adalbertosubraya dos ideas que no dejarán de estar presentes entoda planeación que se haga de ahí en adelante y quese podrían reconocer como el leitmotiv de toda suactividad como arzobispo de Chihuahua: “La evange-lización es una necesidad grave y prioritaria en nuestraArquidiócesis”, y “Todos somos corresponsables enesta tarea”.

A estas alturas es tan intensa la actividad que llevana cabo los católicos de la arquidiócesis en laconcientización y promoción de los sectores margina-dos, que el arzobispo ve la necesidad de ayudar a los

agentes con una reflexión. Esto lo hace el 7 de agostode 1975 con la publicación de una Orientación delArzobispo de Chihuahua sobre la Pastoral So-cial.52 En ella deja clara desde el principio una idea queretoma de todos los grandes documentos de la Iglesiaa partir del Concilio, que hemos mencionado: “Lavivencia de la fe no puede reducirse únicamente alaspecto religioso y cultual: el hombre vive inmerso enuna cultura, en la política, en la economía, en lasociedad y profesa una religión. En todos estos aspec-tos de la vida del hombre que entrañan necesariamenteuna escala de valores y una serie muy diversificada derelaciones interpersonales, debe estar presente la fe,iluminando, inspirando y motivando esas realidadestemporales para darles la auténtica dimensión cristia-na”. Otras expresiones nos ayudan a ver por quérumbos se dirigía entonces la pastoral de la Diócesis:“Para lograr que los cristianos vivan su fe con sentidointegral... los sacerdotes deberán tocar en su predica-ción y en su reflexión de la Palabra de Dios, temasrelacionados con la política, con la economía, con lajusticia”, “Que nuestra predicación no se abstracta niajena a nuestra vida diaria”, “El sacerdote... orienta alos fieles para que vivan su fe como un auténticocompromiso cristiano... debe formar cristianos adul-tos en la fe, responsables, maduros y capaces de suspropias opciones. El campo propio de los laicos sonlas realidades temporales y ahí ejercen su liderazgo”,“Una parte muy difícil y hasta dolorosa del ministeriosacerdotal es la denuncia de la injusticia. Para esto serequiere la visión clara y verdadera de los hechos quevive la comunidad”.

Obviamente esta visión chocaba de frente con laidea liberal del siglo XIX que había pretendido confinaral clero a los templos para que se ocupara de asuntospuramente “espirituales”, que en su entender erandecir misas, y rezar rosarios y novenas. En otraspalabras, que les dejaran a ellos el campo libre de laacción en el mundo, libre también de todocuestionamiento ético o, si acaso, de acuerdo a unaética hecha a su medida. Esta diferencia de visiones es

52 Circular del Arzobispado de Chihuahua, nº 20, 7 agosto1975 (AP).

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la que explica, más que ninguna otra cosa, el conflictoque se dio en esos años en Chihuahua y en todoMéxico entre la Iglesia y el régimen.

Poco después, la Comisión de Pastoral Social hacepúblico también un documento titulado La diócesis ylos interrogantes de la Pastoral Social. Dice quedespués de haber elaborado las líneas de la Pastoral engeneral, se propone describir el concepto comprensi-vo de la Pastoral Social, que sirva de base paraconstruir una metodología sencilla y esquemática paraconocer mejor la realidad concreta:

Notas constitutivas de la Pastoral Social:1. Es una modalidad específica de la Pastoral.2. Es una acción específica y orgánica de la Iglesia.3. Es un servicio de inspiración y de animación de

las realidades temporales.4. Es un servicio de educación de las conciencias

de los creyentes.5. Es un servicio de elaboración, adaptación y

difusión de la doctrina social de la Iglesia.6. Es una denuncia creadora de todo aquello que

va contra la justicia.7. Es un estímulo y ayuda para orientar todas las

iniciativas que contribuyen a la formación delhombre.

8. Es una ayuda para buscar y para construirestructuras sociales dignas de seres humanos ypropiciadoras de un desarrollo integral.

El documento aporta también unos “Criterios para unareflexión de fe en el contexto social”:

1. “Reflexión en el interior del acontecimiento.2. Reflexión que cuestiona el orden actual de las

cosas y la manera como los cristianos viven su fe.3. Implica entrar en el mundo del otro, el mundo del

pobre, del oprimido que vive su vida no sóloenvuelta en la realidad religiosa de la fe, sinotambién en las realidades de lo cultural, lo polí-tico, lo económica.

4. La fe es práctica: La reflexión debe llevar a unarespuesta libre a la iniciativa gratuita de Dios”.

Luego el documento presenta el “Método de Trabajo”

en cuatro momentos y algunos “Puntos para el Análi-sis”. Ofrece también una serie de pistas para ayudar aanalizar la realidad social.

Investigación socio-religiosa como base del traba-jo pastoral

Otro instrumento que se utiliza entonces al serviciode la nueva pastoral son las visitas pastorales del obispoa las parroquias. Como tales no eran nada nuevo, peroanteriormente, respondiendo a un concepto jurídico decuria, las visitas del obispo estaban más cargadas haciael aspecto jurídico-administrativo, como la revisión delibros parroquiales, etc. Don Adalberto las aprovechapara impulsar en cada parroquia los esquemaspastorales y organizativos que está tratando de crear entoda la diócesis. Como un recurso importante parafuncionar con este nuevo enfoque, se procura quepreviamente a la visita pastoral se haga en cada parro-quia un estudio socio-religioso para partir de la reali-dad. Con el fin de darle a esa investigación el caráctercientífico que requiere, se establece en ese tiempo unequipo de investigación socio-religiosa, dirigido por elP. Manuel Acosta e integrado por hermanas del Servi-cio Social. De esa manera, la visita pastoral, más querevisar el pasado tendía a programar el futuro.

La Comisión Diocesana de Pastoral SocialEl área de Pastoral Social, que hasta entonces ha

trabajado en la forma menos institucional de “equipo”,ve llegado el momento en constituirse en una comisióndiocesana. No lo había hecho antes, como vimos, parano crearla por decreto, con gente poco consciente desu necesidad. Primero se puso a trabajar a fin de quela acción, vigorizada por la reflexión, fuera llevandopoco a poco a la creación de la Comisión Eclesial dePastoral. Ésta fue establecida oficialmente por el arzo-bispo en junio de 1976. Quedó integrada por lashermanas Virginia Bahena HSS, Guadalupe RábagoRSCJ y los seminaristas de la diócesis de Torreón LuisOrozco e Ignacio Hernández, que estudiaban 3º deteología en el Seminario Regional del Norte.53

53 Por lo menos esta es la composición que tiene en abrilde 1977.

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La Segunda Carta PastoralEl proceso de evangelización orientado por la

primera carta pastoral no se detiene Se multiplican enla diócesis las iniciativas y los “diseños” para evange-lizar y cada vez más laicos se suman a esa tarea. Estohace que se sienta la necesidad de preparar mejor a losagentes de esa actividad, lo cual lleva al arzobispo aelaborar su segunda Carta Pastoral, firmada el 4 dejulio de 1978 con el título de Formación deEvangelizadores.54 “Urge poner la Arquidiócesis deChihuahua en su totalidad, en estado de evangelizaciónefectiva, gradual y continuada –dice el arzobispo en laintroducción– ...Para lograr esta evangelización a es-cala diocesana, es necesaria y urgente la promoción deevangelizadores suficientes y cualificados.”

Define don Adalberto las características que identi-fican a un buen evangelizador. Entre otras cosas,afirma: “El evangelizador debe conocer la DoctrinaSocial de la Iglesia... debe ser capaz de analizar larealidad y confrontarla a la luz de la fe en orden adescubrir en ella valores evangélicos y antivalores y atomar opciones y compromisos en las cinco áreasfundamentales: cultural, social, política, económica yreligiosa...” Retoma también en esta carta las caracte-rísticas de la evangelización, que describió en la primeracarta. Luego habla de la formación que deben recibirlos evangelizadores y de los responsables de impartirla.

Finalmente, utilizando ya las prioridades señaladaspor los episcopados latinoamericanos para la III Con-ferencia Episcopal Latinoamericana de Puebla, queestá por celebrarse, agrupa todas las actividadespastorales de la diócesis por áreas de evangelización.En el compromiso que tiene la Iglesia de Chihuahua enel campo de la promoción humana, se señalan lassiguientes áreas de trabajo: Acción social, Cultura,Familia, Educación, Comunicación social y Salud.

La beneficencia católica. Caritas.Se considera generalmente que la labor social de la

Iglesia se desarrolla en dos campos: 1º La promocióndel hombre para que este alcance su pleno desarrollocomo ser humano. Esto se realiza mediante la educa-

ción, la defensa de su dignidad humana, la promociónde la justicia social, la concientización para que elhombre sea sujeto y protagonista de su propio desa-rrollo como persona. 2º La beneficencia o ayuda,generalmente material, como alimentos, servicios mé-dicos, recursos para la vivienda, etc., que se propor-ciona a personas de escasos recursos para que sobre-viva en una situación de emergencia.

Mucho se discutió en los años que estamos rese-ñando sobre la conveniencia de que la Iglesia siguieraejerciendo la beneficencia. Se exaltaba la promocióny se pensaba que la ayuda directa no hacía sinomantener a los pobres en su situación de indigencia ydependencia. La verdad es que ambas acciones sonnecesarias y complementarias. Si bien es cierto que lasola beneficencia no basta y que no resuelve losproblemas sociales a largo plazo, según el dicho de que“Más vale enseñar a pescar que regalar un pescado”,también es cierto que hay situaciones desesperadasque exigen una respuesta inmediata aunque sea paliativa.

Por otra parte, apenas habrá alguien que desconoz-ca la acción caritativa que ha desempeñado la Iglesiaa través de los siglos con los más necesitados.Orfanatorios, hospitales, albergues, comedores públi-cos, etc. siempre han sido y son un distintivo de lapresencia de la Iglesia en una comunidad. Lo mismo lohan sido en Chihuahua. Sin ir más atrás, ya desde losinicios de la diócesis de Chihuahua, se estableció unade las organizaciones más benéficas en este sentido: lasVoluntarias Vicentinas, que actúan según el espíritu deSan Vicente de Paúl. En 1994 celebraron su centena-rio en Chihuahua. La diócesis de Chihuahua, que hastael obispo Guízar Valencia abarcaba todo el estado,heredó a la administración de Almeida y Merino y a lasdemás diócesis que fueron surgiendo, una multitud deobras de caridad, como son hospitales, casas hogarpara niños, asilos de ancianos, dispensarios, distribu-ción de alimentos y ropa, etc. Otras obras semejantessurgieron en este periodo. Especialmente una de laque conviene hablar un poco más: Caritas55Diocesana.

54 También esta Carta, después de varias ediciones indivi-duales, quedo incluida en el tomo Evangelización (1992).

55 Caritas, sin acento, pero pronunciado cáritas, es unapalabra latina que significa caridad, no tanto en el sentidode ayuda o limosna, que se le suele dar, sino de amorespecíficamente cristiano, es decir el amor de Dios infun-dido en el corazón de los creyentes.

Page 27: Iglesia y Sociedad Civil en Chihuahua 1969-1991 (2).pdf · primaveral que promete para pronto la maduración de un humanismo cristiano, cuya eficacia en la construc-ción del mundo

29Cuadernos de Investigación No. 1

El 15 de julio de 1971, Pablo VI instituye en Romael Pontificio Consejo “Cor Unum” y en 1972 Mons.Almeida es nombrado como uno de los dos miembrosasignados a América Latina. El objetivo de “CorUnum” (“Un solo corazón”, en latín) era coordinar,promover e intensificar las actividades y organizacio-nes católicas de ayuda y asistencia, así como promo-ver la puesta en práctica de las recomendaciones delConcilio, de la encíclica Populorum progresio y de lacarta apostólica Octogesima adveniens de Pablo VIen cuanto a iniciativas de promoción humana.

Una de las organizaciones miembro de Cor Unumera Caritas Internacional, una organización fundada en1950 a instancias del papa Pío XII para ayudar en lasolución de los problemas dejados por la II GuerraMundial. En una reunión de Cor Unum en Roma donAdalberto recibió del presidente de Caritas el encargo

de promover en México su fundación por parte de laConferencia Episcopal, cosa que se logró en 1973 conel nombre de Caritas Mexicana.

Con todo esto don Adalberto no podía dejar deimpulsar también en su diócesis la fundación de Cari-tas. Desde principios de 1975 se hacen varios intentoscon ese fin, intentos que finalmente se consolidaron apartir de 1979, cuando tomó la dirección del organis-mo la Sra. Feliza Vázquez de Salgado, quien al frentede un equipo muy entusiasta, lo convirtió en una de lasorganizaciones católicas de ayuda más eficaces enChihuahua. En 1981 el arzobispo dispone que en cadaparroquia se establezca una Caritas Parroquial. El 21de septiembre de 1983 Caritas Diocesana se registralegalmente como “Caritas Diocesana, Institución deBeneficencia Privada”.56

56 Un recuento breve pero completo de las obras y activida-des de promoción que se llevaban a cabo en la arquidiócesisde Chihuahua durante los años setenta, se encuentra ellibro Prioridades pastorales y proyectos, publicado por laArquidiócesis de Chihuahua como resultado de la ReuniónGeneral del Clero de enero de 1982.