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    SUBJETIVIDAD Y ONTOLOGIA DE LA FUERZA

  • LA CONSTITUCIN DE LA SUBJETIVIDAD EN NIETZSCHE

    Metforas de la identidad

    Mnica Cragnolini

    Una de las caracterst icas del modo de filosofar de Nietzsche que permite la aper tu ra a otras formas de entender el pensa-miento, es el aspecto tensional de su filosofa, esa presencia de la negacin y de la afirmacin que no se resuelve en u n a snte-sis. Al Nietzsche crtico de los valores y modos de vida de Occi-dente, al destructor de las grandes nociones que conforman las arqui tec turas filosficas y morales, al negador y maestro de la sospecha, no le "sigue" el Nietzsche afirmador y creador de nuevos sentidos como si u n a "evolucin" del pensamiento obli-gara a afirmar despus de negar, a construir despus de des-truir, olvidando el poder de la negacin. No existe superacin del "no" por el "s", sino que tal vez lo caracterstico del pensa-miento nietzscheano sea jus t amen te el mantenimiento de la tensin entre el si y el no. Mantenimiento de la tensin que se compadece con u n a visin trgica de la existencia, que impide toda sntesis totalizadora.

    Esta tensin del pensamiento, esta no resolucin se hace vi-sible en diversos aspectos de su filosofar: abordar en este tra-bajo la idea de la constitucin de la subjetividad, interpretada en el modo del "entre" o Zwischen. Ms all de la tradicional visin de Nietzsche como crtico "destructor" de la nocin mo-derna de subjetividad, es posible analizar en su obra otra posi-bilidad de constitucin de la misma desde esta idea de "entre". En este sentido, se pueden indicar tres niveles de abordaje de la temtica: u n primer nivel, critico de la nocin moderna de sub-jetividad; u n segundo nivel, de consideracin de la misma como

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  • "error til" a los efectos de la necesidad de "logicizacin" del mundo; y u n tercer nivel, relacionado con el nihilismo futuro, en el que se manifiestan diversas "metforas" de la posibilidad del "entre". Ms all del hecho de que Nietzsche no utilice explcita-mente el trmino Zwischen para caracterizar su idea de consti-tucin de la subjetividad, considero que es adecuado en la me-dida en que puede dar cuenta de ese proceso por el cual las fuerzas que se entrecruzan generan u n a peculiar tensin en la que la identidad siempre es, al mismo tiempo, un proceso de des-identificacin mediante el cual la subjetividad se constituye en el trnsito hacia la des-subjetivizacin. sta es la paradoja del Nietzsche que, an hablando en nombre propio, est siem-pre desaprop indose .

    LA CRTICA A LA NOCIN MODERNA D E SUBJETIVIDAD

    En el pr imer nivel de anlisis , es necesario sealar que la criti-ca a la nocin moderna de subjetividad se encuadra en el mar-co general de la critica nie tzscheana a la metafsica. Esta criti-ca apun ta a la deconstruccin de los conceptos que se organizan en u n sis tema piramidal centrado en torno a u n principio que opera como arfch-dios, fundamento del ser, del pensar y del obrar. Con el trasfondo de las sospechas ante lo que aparece como principio que satisface los intereses "egipticistas" de los filsofos taxidermistas y momificadores de conceptos, el sujeto moderno se presenta como nueva sombra de dios, u n a vez muerto ste. Esto significa que el sujeto ocupa en la moderni-dad el lugar dejado vacante por el dios muerto , y cumple sus funciones fundamentadoras del mbito de lo ontolgico, de lo gnoseolgico y de lo tico-poltico.

    Si pensamos en los caracteres bsicos de la nocin de sub-jetividad moderna tal como han sido delineados por Heidegger en su idea de la "metafsica de la subjetividad", debemos con-siderar al hombre, t ransformado en subjectum, "centro de refe-rencia del ente como tal"1, en su enfrentamiento con el mun-do, convertido en objectum. El mbito de la objetualidad, como aquello que el hombre coloca frente a s, y de lo cual dispone, es llevado al "teatro de la conciencia" en el modo de la repre-sentacin. El sujeto representacionista convierte el mundo en imagen en ese espacio que es su conciencia, por ello el ente es

    M. Heidegger, "Die Zeit des Weltbildes", en Holzwege. Frankfurt am Main: V. Klostermann, 1950, p. 81 .

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  • slo en la medida en que es establecido por el hombre que se lo re-presenta (Vor-stellen). El representar significa para Heidegger el "traer como opuesto ante si lo presente, referirlo a si, en cuanto uno es el representante (el que realiza la representa-cin) y retrotraerlo en esta referencia a si"-'.

    Ahora bien, en la interpretacin nietzscheana de la historia de la metafsica, la conciencia no es u n concepto caracterstico de la modernidad, sino que Nietzsche la ubica en el inicio mis-mo de la filosofa con Scrates. Podramos decir que, en trmi-nos modernos, razny conciencia son dos conceptos estrecha-mente unidos: la razn que intenta, en el i luminismo, a r rasa r con los restos de oscuras mitologas y creencias, es u n a razn que se esclarece en el mbito de la conciencia. Por ello utilic anteriormente la expresin "teatro" para referirme a la con-ciencia: sta es u n a suer te de "espacio" al que se remiten los objetos de conocimiento con el fin de tornarlos ms claros. Este operar caracterstico de la conciencia aliada a la razn, Nietzsche lo descubre en ese intento de Scrates de destruir la posibili-dad de lo trgico.

    Uno de los aspectos bsicos de la tragedia que imposibilita toda consideracin dialctica de la misma, es su carcter de opacidad para la razn, en la medida en que los conflictos en ella presentados se resisten a toda resolucin o sntesis supe-radora o dialctica. Como seala Steiner, la tragedia, en virtud de su relacin con el fondo agonal h u m a n o , siempre nos colo-ca frente a conflictos "no negociables"3 . Esta "opacidad" es la que no soporta la razn hipertrofiada socrtica, que quiere co-nocer y "esclarecer" todo, y que por ello reivindica el poder de la conciencia como agente iluminador, "asesinando" en tr-minos nietzscheanos el espritu trgico. Si no hay nada opa-co para la razn, eso significa que nada se le resiste. Si nada se le resiste, puede dominar todo. Esa act i tud, que parecera paradigmtica de la filosofa moderna, para Nietzsche est pre-sente ya desde los albores de la filosofa. De lo que se t ra ta es del espritu tirnico del filsofo, y de su intento de dominar, de "tornar pensable todo lo que existe", y asegurrselo en el modo del fundamento.

    J u n t o a las nociones de representacin y conciencia, ha-bra que indicar como caracterst icas de la concepcin metaf-

    2 Ibid., p. 84. 3 G, Steiner. Antgonas. Una potica y una filosofa de la lectura, trad. A. Bixio,

    Barcelona: Gedisa, 1991, p. 179.

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  • sica de la subjetividad las ideas de libertad, autonoma y pro-piedad. El hombre moderno se postula como auto-nomos, ca-paz de dictarse su propia ley sin referencia a una entidad exte-rior que la sustente, en virtud de su pertenencia a un reino universal, el de los "hombres libres", el "reino de los espritus", etc. La pertenencia a ese reino est posibilitada por la igual-dad, y el elemento igualador por excelencia es la razn. La ra-zn argumentadora permite la igualdad a partir de la absoluta neutralizacin de las circunstancias, todos esos elementos "pa-tolgicos" en trminos kantianos. La libertad es un elemento fundamental en esa caracterizacin de la autonoma: puedo elegir mi propia ley solamente si soy libre, y esa libertad se expresa en la "exterioridad" en la propiedad. La nocin de "in-dividuo autnomo" supone, entonces, los conceptos de racio-nalidad igualante y propiedad. La propiedad puede especificarse en tres modos: propiedad de uno mismo en el modo de la identidad; de la propia libertad en su ejercicio la posibili-dad del actuar moral, y del resultado de dicho ejercicio en la "exterioridad" (el propietario como fundamento de la sociedad civil). El ejercicio de la "propiedad", como se ha sealado, se hace visible en diversos mbitos: en el mbito cognoscitivo, en la apropiacin de la realidad y del mundo todo en la categora de objeto; en el mbito de la "interioridad", transformando al individuo en responsable de la coherencia de sus modos y atri-butos, que le "pertenecen"; y, por ltimo, en el mbito de la vida social, convirtiendo a los otros hombres en material "do-minable" o sujetable (disciplina de los cuerpos que Foucault hizo explcita en diversos sentidos). Lo que se pierde al conver-tir el otro en material dominable, es justamente el carcter de la otredad, esa opacidad que resulta diluida en virtud de la necesidad de comprensin y apropiacin de lo diferente.

    El sujeto moderno se instaura frente a la realidad como aquel que conforma su identidad cuando es poseedor de sus atributos: la identidad implica la posibilidad de reconocer di-versos aspectos del yo, y de remitirlos a un cierto fondo sus-tancial. El sujeto acepta que tiene emociones, pasiones, diver-sas actitudes pero, la propiedad de todos esos atributos la unifica l mismo como centro fundacional. Este aspecto de la propiedad de si en la identidad ser deconstruido por Nietzsche al caracterizar la idea de mscara y de multiplicidad del yo, y del Selbst como actuando "por detrs" del yo-/ch4. El yo es esa

    4 Vase KSA 4, pp. 39-41 ; AZ I, "De los desprecadores de cuerpo", pp. 60-62.

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  • "pequea razn" que cree dominar la realidad, cuando no es ms que u n ins t rumento del s mismo, de la pluralidad de fuer-zas en constante devenir que es la corporalidad.

    Por otro lado, la posibilidad de la constitucin de la subjeti-vidad como entre se ha r visible en la deconstruccin de las nociones modernas de libertad, autonoma y propiedad: la idea de ultrahombre es abordada por Nietzsche desde imgenes como la donacin de si algo que resul ta difcil de entender cuando se asimila a Nietzsche con u n tipo de filosofa individualistay de amorfat i ese amor a lo que acontece que desbara ta toda idea de autonoma en el sentido m