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/,"'IISliYOS y lWoliogn~l/l1s

JOH(;E FABH E(;/\

B~:~~i~.y...la

La extraordiiiaria nnportaiiciae mfluenCla de la obra de .J ERE-

MIAS BENTIlAM en el movi-miento Latino-Americano de re.forma Judícal ha sido objeto decscasa atención. Lo cierto es queBentharn ha influido notabk-rnenlt' n() slio en el estableci.

miento de ideas democráticas enInglaterra, en las corricn tes jurí-dicas inglesas y en las institucio-nes judicialcs de ese país y de los

Estados Unidos--intervino en laelaboracióii de leyes de Estado

de la UniÓn SllO que tambiénse ha hecho sentir en Latínoa-

ménca la mt1uelicia de su pen-samienlo y todavía hoy día dIsurgir, un c1amor respecto a lanecesidad de relc)fnas judiciales,advertimos su presencia. La m-Il uencia de l:kn tham se ha dadopor dos medicis distintos: poruna parte, directamente, a través

E

,.;¡i.JÎliJ/i~ì_nO(l'I'.fJttlillllil.

de sus obras, quc aun se consul

tan v estudiaii ~ qne h,1l1 coiilnbuido a la evolución del pensa-

miento procesal nwderno; porotra partc, iiidirecianiente, a tra-vés de las rcforillds que (",1 lIev(.,a las leves inglesas y IlolÏe-anH'-

ricanas, y que ;1 su vez, siiven defUelite a nuestras re!onnas acluales.

Benthaii ¡ue lJn CClItestariodel sistema Judicial iigks. Asi

lo reconcicÍó .J oh n Stuari MilI-quieii lo Irai,-, \ virtualmen-

te fue imo de sus discípulos

al calificado de "1'he ~realquesLIoner ul ihmgs eSlablished ",(Disscrtions aiid Discussions, pag,332). El sistema Judicial mglés

en el common law, pero espe-cialmente en el eyuity --igual queel derecho procesal romano-canó-nico que imperaba en el ("Hllinui-te fue objeto de censuras \

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críticas por historiadores y no-velistas. Vívida e inolvidable esla descripción de los novelistas.Vívida e inolvidable es la descrip-ciÚn aquella de Dickens en su

Bleak IIouse, en el Capítulo inti-tulado "In Chancery".Escribio Dickcns:

"Fog everywherc. Fog up theriver, wherc it flows amonggreen aIts and meadows; fogdown the river, where itrolls desfiled among the tiersof shipping, and the water-

side pollutions of a great

(and dry) city. Fog on theEssex manches, fog on theKentish heights. Fog creeping

into the cabooses of collier-brigs; fog lying out on theyards, and hovevering in the

rigging of great ships; fog

drooping on the gunwales of

barges and smaU boats. Fog inthe eyes and throats of ancientGreenwich pensioners, whee-zing by the firesides of theirwards; fog in the stem andbowl of the afternoon; pipe

of the wratful shipper, down

in this close cabin; fog cruelly

pinching the toes and fingersof his shivering liulc prentice

hoy on deck.

Gas fIaming through the fog indiver place s in the streets,

much as the sun may, fromthe spongy fic1ds, be se en to100m by husbandman andploughboy.

The new afternoon is rawest,and the dense fog is densest,ancl the muddy strcl's are

2

muddiest, ncar that leaden-

headed old ornament for thethreshold of a leaden headed

old corporation Temple Bard.

And hand by Temple Bard, inLincoln's inn Hall, at the veryheart of the fog, sits thc LordHigh Chanccllor in his High

Court o l Chancery.

Never can there come fog toothick, ncver can there come

mud and mire too deep, toassort with the groping and

t10undering conditions which

his High Court of Chancery,

most pestilent of hoary sinners,holds, this day, in the sight ofheaven and earth".

Vale recordar que en la Can-cilería, a que se refiere Dic-kens, se seguía el procedimientoromano-canÓnico (con su sistemaescri to, recepción de pruebas porexaminers, tarifa legal de prue-bas, cuestiones dilatorias etc.)que aún existe en algunos países

Latinoamericanos -entre ellos,Panamá-- y que es el que se tratade eliminar en la nueva codifica-ción procesal Latinoamericana.

En el proceso del common lawtambicn dominaban las reglastécnicas, formalismos, etc.

La crítica no era sfilo de Dic-kens, ni era aplicable sólo a In-glaterra. La situación en el restode Europa era iguaL.

Bentham se mostró siempreinsatisfecho con las institucionesjudiciales arcaicas y buscó su mo-dificacifin mcdianle la aplicacióndel principio utilitario.

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Prccisamente el critcrio utilita-rista de Bentham llegó muy apropÓsito en ese momcnto. Ben-tham permanentemcnte tuvo sumente en la neccsidad de refor-mas; era, como cn otra ocasión

expresó Stuart Mill, un hombre"dc un solo ojo" ("one eyedman") (Dissertations and Discus-sions) CriticÓ el sistema de "jud-ge made law" y se burló dela tesis del célebre Magistrado

Mansfield, de que los Jueceseran instrumentos más idóneos

que el órgano legislativo paraintroducir reformas jurídicas.Censuraba acremente la "antipa-thy to reform" del tradiciona-

lista -otrora admirado por el-Blackstone. Bentham, según ano-

tó Dicey, "llevÓ la fe en la le-gislación científca a la genera-

ción i.nglesa". Trasladó al mundoanglosajim el concepto de la"codificación" (1) Y abogó por-que se sistematizara todo el dere-cho a un Código científicamentediseñado. (En una ocasión abrigó

el proyecto de viajar a Venezue-

la, a elaborar un Código que pu-diera servir de modelo a los otrospaíses Latinoamericanos). Los es-critos de Bentham se dirigierona criticar los abusos del sistemasocial apoyado en las institucio-nes judiciales que a su vez lescrvÍan de sostén. Bentham fucun reformador --reafirma Diccy-que fijó sus ojos no en ideales va-gos e indefinidos, sino en un plan

específico de reformas prácticasde las leyes inglesas. "¿ Dónde po-dría encontrarse un maestro detanta aceptación para gentc de

sentido común como la de unabogado quc hah Ía estudiado elderecho inglés con más profun-didad que muchos, y que lo ha-b ía estudiado fundamentalmentecon miras a rcmoverle sus defec-tos"? A su vez Vedros observa:

"Bentham emprendió una críti-ca reformadora del derecho posi-tivo de su época y es indudable

que influyÓ como reformador so-cial en la legislación ing!csa de

aquellos años. Su influencia seexplica fácilmentc con sólo con-

siderar que su objeto de estudiono fue el hombre imaginario de

Hobbes, Locke y Rousseau, sinoel hombre de la vida diaria ysus necesidades" (La Filosofíadel Dcrecho del Mundo Occiden-tal, pág. 201 y ss.).

Bentham atacó el tradiciona-lismo jurídico: "Authority is nota reason" (PrincipIe of Le gisla-tions, Cap. XIII). Se mofaba dela escuela histórica de Savigny.

Bentham abogaba por la igual-dad, la seguridad social y el "seU-goverment".

Las ideas de Bentham crista-lizaron en leyes reformatorias.

Fue prccisamente a mediados delSiglo XIX cuando sus ideas filo-sóficas, jurídicas y económicasdominan (ya en 1808 hab Ía lOl-

(1) La batalla de Jeremías Bentliam por la codificación del derecho inglés ftsultó infruc-tuosa -quizá la única de las grandes batallas benthamianas que resultó derrotada

(Véase M. Cappelletti, Proceso, Ideologías, Sociedad).

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mulado una serie de recomenda-ciones sobre organizaciÚn judi-cial, con ocasiÓn de un proyectode ley orgánica de los tribunalesde Escocia, intitulado "ScothRef orm ").

John Hill Burlon --amigo deBentham, quien prologÓ la edi-cifm completa de sus obras- citólas siguientes recomendaciones

de Bcntham que lograron crista-lizar en leyes:

"Reforma en el sistema repre~sentativo. Reforma Municipalque consagrÚ la abolición dc fue-ros y privilegios. Atempcración

del Código PenaL. AdopciÓn deun sistema de disciplina carcc-lario adaptado a la re forma. Re-

forma de los defectos del sistemajudiciaL. ConsagraciÓn del embar-go de bienes del deudor en lugardcl arresto personaL. Abolición

de derechos e impuestos a losprocesos. EliminaciÓn de las nor~mas que establecen inhabilidadespara declarar. Sistema uniformc

de leyes sobre los pobres (Pour

Law's) bajo una administración

central, y mecanismo para erra-dicar la mendicidad y el desem-pleo. Sistema para internar niñospobres, con el propósito de trans~

formarlos de seres dependientes

en miembros productivos de lasociedad. Bancos de Ahorros ySociedades de Auxilio sobre bie~

nes. Giros Postales (Postal MoneyOrders). Registro completo denacimiento, matrimonios, defun-

ciones, (Estado Civil). Registrosde marinos mercantes y un có-

digo para protegerlos. Circula-ciÚn de la Gaceta del Parlamento.

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Protección de los Inventores enel procedimiento de inscripciónde patentes."

En el curso del siglo xix seexpidieron numerosas leyes inspi-radas cn Bentham. En materia ju-dicial se promulgaron las Le-

yes Judiciales y de Apelación

("Judicature and Appelate Judi-cature Acts") que le daban tlexi-bilidad al sistema procesal. El

año de i 850 fue de trascendenciaen la historia de las instituciones

jurídicas inglesas y cn él crista-lizaron numerosas ideas de Ben-tham, mediante diversas leyes.Posteriormente, en los aIÌos de

1873 y 1895 cobraron mayor vi-gcncia las ideas de Bentham y seprohijaron numerosas de sus re-comendaciones de reformas a lalegislación procesal -a pesar del

carácter conservador del sistema

y pensamiento inglés. Sir HellYMaine anotó en 1874: "No co-nozco de una sola reforma legalefectuada desdc los días de Ben-

tliam que no pucda ser trazadoa su influencia." (Lectures, pág.

397). La opinión let,rislativa do-minante -según expone Dicey-ha sido "la aceptación general

del benthanismo". (Op. cIt).Wigmore anota: "Rememberer-ing that in less than three genera-tions nearIy every rcform whichlkntham advocate for the Lawof Evidence has come to pass,we might also regard his con-demnation of any roles as pre-sumpLively an index 01' Itsultimate downfall". (Evidence,

1934, 2251). Chiovcnda destaca

en sus Ensayos la extraordinaria

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int1uencIa de las labores en favorde la oralidad de Pagano, en Ita-lia, Mittermeir, en Alemania yde Bentham, no sólo en Inglate-rra, sino en el resto del conti-

nente. (Véase Ensayos, T. 1. pág.364; 1. pág. 124, 143, 496,499). En su trabajo "Las Formasen la Defensa jurídica del dere-

cho" reitera Chiovenda la labor

en favor de la "eliminación abso-

luta de las espórtulas judiciales

que Bentham colocaba entre losprincipios cardinales del ordena-

miento judicial". Chiovenda citauna obra de Bentham poco cono-cida, "De la OrganizaciÓn Judi-

ciaL. "

Cappelktti, a su vez, anota:

"Pero el movimiento reformador,una vez iniciado, no pod ía estar

por largo tiempo encadenadodentro de confines tan angostos.

El movimiento era en realidad,como veremos, la expresión ge-nuina de las exigencias de una

nueva sociedad liberal y burgue-sa, el producto natural dc la nue-va cultura y estructura económi-ca de la Europa del Siglo xix yde comienzos del xx.

"En cuanto tal, el movimientoreformador fuc ciertamente obracolectiva y social, la cual sería

completamente falseada si se qui-siera reducirla a la historia de

aportes individuales de algunas

grandes personalidades. Sin em-

bargo, no parece dudoso que,por. 10 menos en el campo delas reformas jurídicas, grandeza

individual ha significado siempre,sobre todo, b'Yan capacidad para

interpretar las nuevas exigencias

generales y para elaborar solucio-

nes adecuadas para los nuevos

problemas materiales, políticos eideológicos de la sociedad. La

ciencia procesalística de la épocaes rica en personalidades que de-mostraron cabalmentc esa capa-cidad. La larga lista incluye ahombres como Pagano en Italia,Bcllot en Suiza, Fcuerbach y Mi-ttermaier cn Alemania, y, por so-bre todos ellos, Jeremías Ben-

tham, con su penetrante, tajan-te y brutal crítica del pasado: unoutsider (disconforme, fuera de

serie), pero plenamente introdu-cido en el continente por una fa-mosa y oportuna traducciónfrancesa de sus obras jurídi-cas." (Mauro Cappelletti, Proce-so, Ideologías, Sociedad, pág. 41).

Todas las reformas inglesasfueron resultados naturales de laaplicación del principio utilitario,que "abstracción hecha de su va-lor filosúlïco --debe estar siem-

pre prcscnle en toda labor legisla-tiva." (Y sobre todo, en materia

de instituciones judiciales, endonde aún domina, con cicrtasatenuaciones, en Latino América,el proceso romano --canóni-co). (2) Y su pensamiento desta-

(2) Enrico Tulio Liebman escribe: ". , .aquel proceso italiano que debió después difun-dirse en todo el occidente europeo y mantenerse vigente, inás o menos puro, aun en

los códigos modernos, y de la península ibérica trasplantáronse a la América Latina,en donde aún es. en buena parte, derecho vigente," (Problema del Proceso Civilc, pág,479).

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có la importancia de los efectosque producen la interpretaciónde las leyes, más que su estruc-tura lógica. Las leyes buenas sonaquellas que, al ser aplicadas,

producen buenos efectos; leyesinjustas son aquellas que, al seraplicadas, producen m,ùos efec-tos. Y así con la interpretaciónde las mismas.

Las ideas de Bentham fueronobjeto, sin embargo, de severas

críticas por los autores marxis-

tas. El propio Marx lo califi-có de "archifilisteo" y como"oráculo seco, pedantesco ycharlatanesco en el sentido co-

mÚn burgués del siglo xix" (ElCapital, T. 1, pág. 490). Marx yEngels expusieron que la ilustra-ción elevada de la ilusión de ins-taurar el reino de la razÓn habíacombatido la ideología y al irra-cionalismo de las tradicionesfeudales y que el triunfo de laburguesía en la revoluciÓn fran-cesa vino a realizar estos idealespero resultó, como no podía sermenos que el reino de la razón serevelaba como el reino idealizadode la burguesía, con todas sus in-solubles contradicciones. Marx

comparó a Helvetius con Ben-tham: "Este se limita a copiar,sin pizca de ingenio lo que Helvc-tius y otros franceses del Siglo

xviii habían dicho ingeniosa-

mente". Marx parece en la com-paracifm, aun desde su perspecti-va política, injusto con Rentham.Luckacs explica, dentro del mis-mo contexto, que el contrasteentre el ingenio y la falta de Ben-

tham no refleja, en este caso sim-

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plemente, la diferencia entre eltalento de Bentham y el de Hel-vetius, sino que responde, sobretodo, a dos fases distintas en latrayectoria del capitalismo y, porconsiguiente, en la de la ideologíaburguesa. Helvetius podía ser in-genioso, porque ponía alas a supensamiento un odio visionariocontra la podrida sociedad abso-

lutista feudal, contra el oscuran-

tismo de la iglesia y la religiÓn ycontra la hipocresía de las capas

dominantes. Bentham, en cam-bio, no podrá dar muestras de

ingenio porque defendía, a todo

trance el capitalismo, ya victo-rioso y sólo podría hacerlo pa-

sando por alto los fenómenosmás importantes de la sociedado desfigurando bajo bellos colo-res su esencial reaL. Luckacs vesólo en Bentham un apologistadel capitalismo. (El Asalto a laRazón, pág. 279).

No es de extrai'ar la posiciÓnmarxista. Es la que asume frentea todo reformismo, porque cree

ver allá en el fondo, una raciona-lizaciÚn del sistema y un encu-

brimiento de la situación reaL. Ydesconoce el contenido de laobra de Bentham ya que en una

sociedad en que los núcleos de

intereses ejercen su poder direc-tamente, el solo pensamiento de

que las leyes no deben mera-

mente regular conductas indivi-duales sino dirigirse a tutelar elinterés general constituye un

punto importante de referencia.Además, todos aquellos medios ymecanismos que tienden a robus-tecer el derecho de acción (facili-

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tando los procesos y haciéndolos

más eficaces) sirven para frenarel poder inmediato que tiene elcapital en el tráfico. Y así nohan faltado autores marxistas

que reconocen que, con todo, laobra de Bentham entraña un pro-gresismo tanto en derccho matc-rial, como cn materia procesal(V case, vs. Prokrosvski: Historiade las Ideas Políticas, Grijalvo).

En el continente europeo lasideas procesales de Benthamcjercieron intcresante influencia.El Código de Procedimiento Ci-

vil de Ginebra, de 1819, pleno

de innovaciones, fue elaborado

por Bellot, "fucrtemente inspira-do en las ideas de un gran filÓso-fo y jurista inglés, J crcmías Ben-tham en el prefacio del CÓdigo:"IIe debido a la amistad dc M.

Dumont la comunicación de susextractos inéditos de los manus-

cristos de Bentham sobre el pro-cedimiento; me es grato recono-cer que ellos han sido para mÍ. ...más de una vez útiles en el cur-so de mi trabaj o". (3). HastaRusia llegaron sus efectos (Véa~

se Halavy, The Growth of Phi-losophic Radicalism, 1928, pág.

80-81). En varias ocasiones hablóde la posibilidad de elaborar unCÓdigo Procesal para Grecia (V.gr.: Bentham to the Greek Le-gislative Assembly, January 28,1825, folio 12). El Código Proce-sal del Estado de Nueva York,

uno de los más innovadores, yque influyó decididamente en lasreformas judiciales norteamerica-nas posteriores fue elaborado porDavid Dudley Field, "a powerfigure. . . a leading lawyer of histime "(Kapplan); un "follower 01'

the great English Law reformCl

Jeremy Bentham" Qurispruden-ce, Patterson, pág. 422). "Auncuando el movimiento (de refor-ma procesal en los EE.UU.) obtu-vo su ímpetu inicial de los ingle-ses, quizá el último triunfo en

materia de reforma procesal seobtuvo en Nueva York". (Fieldy Kaplan, Materials for a basiccourse in Civil Procedure, page

33).

Los rasgos esenciales fueron laeliminación de las "forms of ac-tions", la eliminación de numero-sos procesos especiales y reduc-ción a un proceso único, y lafaÓlitación del ejercicio del de-recho de acción. El CÓdigo fue

copiado por el del Estado de Ca-

lifornia y éste, a su vez, sirvió de

modelo a numerosos códigos-v. gT.: Kentuky, 1851; Ohio,

1855; lowa, 1855; Wisconsin,1856; Kansas, 1859; Nevada,1861; Dakota, i 862, Oregón,1862; ldaho, 1864; Montana,1864, Arizona, i 866, Washing-

ton, 1869; etc.- influyendo ellosen los Federal Rules. Los FederalRules adeudan M-anota Kaplan,op. cit. pág. 3338- mucho al

(3) "Y ai düe a L'amittitê de M. Dumont la eomunieation de ses cxtraits enCOle ineditsdes manuserits de Bentham sur la proeedure; je me plais a reeonnaitre qui i1 m'ontete. . . . plus dune fois utiles dans la eours de mon travail."

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CÓdigo de Field. El Juez norte-americano Clark, expresó que lasFederal Rules "presentan una in-terpretación y ejecucifm actual

de lo que en el fondo son los

principios de Field".

Las ideas y proyectos deBentham fueron conocidos enLatInoamérica (4). Bentham si-guió de cerca los movimientoslatinoamericanos. Andrés Bello(4bis), Miranda, Rivadavia, Bolí-var, Santandcr, José del Valle,Justo Arosemena, recibieron susint1uencias. El "Universal Legis-

lator" llegó incluso a pensar en

preparar una codificación paratoda Latino-América. Qiiso ir aresidir a México, lugar en el cualencontraría campo para sus acti-vidades. En otra ocasión proyec-

tó ir a Venezuela a "hacer algo

propio de mi oficio ("my trade"),

a sahcr "preparar una codifica-ción ("to draw up a body oflaws for the people there")

(G. K. Ogden "Introduction tothe theory of legislation "). Unacspecie dc lazo misterioso, desimpatía íntima, tUYO estc gran

Reformador con Latino-América,por cuya codificaciÓn mostrÓvivo y continuado interés, y hoydía -como ha ocurrido siempreen Latino-América, con efectosdiferidos- estamos recibiendolos beneficios de las ensefianzas

de Bentham. Bentham se convir-tió en una escuela de pensamien-

to procesal. Sus obras circularon

profusamente en Latino-Améri-ca, en tanto que en Inglaterracirculó sÓlo una décima parte,según Ogden (Intruduction). Elextraordinario procesalista co-

lombiano del siglo pasado, Deme-trio Porras -padre del Presidente

(4) Antonio Rocha relata que 1m Colombia a mitad del siglo pasado, ßentham tuvo unaenorme influencia y que su tratado de prueba judicial fue texto en las escuelas dederecho y jurisprudencia, y que es dato curioso y significativo que el abogado Rai-mundo Rossi, tristemente famoso en la historia de la alta criminalidad criolla, se hizosu propia defensa, aunque sin éxito, pues fue condenado a muerte por un jurado porel asesinato de Manuelito Ficrro en 1861, analizando las declaraciones e indicios quepresentó el Fiscal de la causa. a la luz de las teorías de Bentham sobre pruebas. Elhistoriador 1. M. Cordovez Mouie, en Reminiscencia de Santa Fe y Bogotá -Juicio yEjecución de Rossi-- dice:

"El jurado, presidido por el respetable ciudadano Don Josc María Triana, empe-zó sus tareas con la lectura del sumario. que se componía de varios abultados

expedientes. Rossi observaba continuamente reposado y en apariencia se ocupa-ba de la lectura de las Pruebas Judiciales, de ßentham, pero hacia de cuando encuando apuntaciones de los documentos que leía." (Véase Antonio Rocha, Dela Prueba en Derecho, pág. 14).

(4 bis) Andrcs Bello trató a Bentham en Londres y recibió su influencia. Bello y Bolívar co-nocieron a Bentham en 1810, guiados por Miranda. Siguiendo a Bentham, criticaba elsistema judicial: "Porque nada es más a propósito para oscurecer el brillo de la magis-tratura y para envilecerla en cierto modo a los ojos de sus compatriotas y de las nacio-nes extranjeras que la dura necesidad en que cste coloca de administrar un sistema vi-cioso, cuyos malos efectos se imputan sin razón a los jueces en vez de atribuirlos alas leyes y prácticas establecidas". En 1852 se le confió a Bello la preparación delCódigo de procedimiento civiL. (Véase Sergio Pernández Laurain. Cartas a Bello enLondres, l8tO a 1829. Edit. Andrés Bello, Chile).

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Porras- se refiere con frecuenciaa Bentham, en su obra PrácticaForense cada vez que desea con~

signar consideraciones doctrina~

lcs sobre la materia de pruebas.

y en relaciÓn con la influcnciade Bentham en Justo Arosemena,anota Soler:

"Santander, fundador del par-tido liberal colombiano, amigode Bentham, había exigido elempleo de sus textos en laenseñanza superior colombia-na (Soler cita a Hoeningsberg,

J.: Santander, el clero y Ben-tham). En México, el teóricodel liberalismo, José María

Luis Mora y Mariano Otero,conocieron, discutieron y asi~

milaron el utilitarismo bentha~nÎano. En Argentina la Univer-sidad de Buenos Aires, creadapor la administración liberalde Rivadavia para oponerla a

la virtual y conservadora CÓr-doba, las obras de Bentham

virteharon los intentos renova-

dores de la enseñanza jurídica.En Panamá el criollo liberalistade la zona de tránsito no po-día menos que encontrar en elprincipio de estabilidad la jus-tificación de su actividad eco-

nÓmica y de su actividad vir-tual. No podía esperarse me-

nos de un Bentham, el mismolibre-cambista, que había con-

sagrado una de sus obras a laDefensa de Usura (5) En Bcn-

tham había de inspirarse, pues,su nueva c'tica y su nueva filo-sofía. Tal fue la funciÓn his~

tÓrÎco-social y el sentido de lainspiración bcnthamista que

encontramos en la obra jurídi-ca, ética, rilosÓ rica de .J us tuArosemena" (Ricaurte Soler,Formas ideológicas de la Na-ción Panameña).

Sin embargo, en cuan to a re-formas judiciales, podemos afir-mar que a pesar de que JustoArosemena había recibido la in-fluencia de Bentham, el propioCódigo Judicial que Justo Arose-

mena preparó para el Estado Fe-deral de Panamá (1871, lmprenlade Hallet L Breen, Nueva York),

prescindiÚ en concreto de losideales de Bentham, y se afcrrÓ alsistema procesal romano-canóni-co que existía. (Ello tiene unainmediata explicación: era im-

posible, dados los standards jurí-dicos existentes y los usus fori,novar, en el Estado Federal de

Panamá, que viv ía dentro delcontexto colombiano, toda unaestructura procesal).

Las ideas de Bentham en ma-teria de pruebas judiciales son

hoy día objeto de admiración ydeterminantes en el movimiento

No es totalmente justa la afirmación de Soler en cuanto a la defensa dc la usura.Es cierto que, a mediana edad, en Petrogrado, Bentham escribió una defensa de lausura, Pero posteriormente, durante toda su vida, la combatió, y, como efecto dela obra de Bentham, en Inglaterra, se adoptaron leyes contra la usura. (Vcasc "Ben-tham's Place in thc English Legal Hístory", por Sir Wiliam Holding Sworth, Cali-fornia Law Review, VoL. 28).

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de reforma procesal Latinoameri-cano. En Colombia, en 1957, laCorte Suprema decidiÓ un casofundado en el criterio de Ben-tham sobre un aspecto probato-rio. (C.J. LXXVI, W 2188-9001, 5en tencia de 5 de octu-bre de 1957). Nuestra CorteSuprema se ha valido de las doc-trinas de Bentham que clasificalas normas en "sustantivas" y"normas adjetivas" reconociendoque procede de Bentham (S. de20 ùe diciembre de i 944, R.j.NQ 1 de 1945). Son de especialrelevancia las numerosas reco-

mendaciones foltiiuladas por Ben-tham en materia probatoria desu obra "Rationale of judicialEvidence", en la cual describe

los métodos que los tribunalesdeben seguir para obtenCJ la vCJ-dad lo más rápido posible. Laobra fue publicada en franccs

("Traité de preuves judiciares"),por Bentham en Francia, 1R23y la ediciÓn en inglés en 1827 enInglaterra (Treatise on Judi cialEvidence). (En espai'iol se hanpublicado varias traducciones. Laúltima la dirigiÓ el procesal islaSantiago Sentís Melendo y fuepublicada por E..J. E.A.). Dillonen su Select Essays in American

Legal History, Vol. 1, pág. 492,

scÏ'ala que ésta es la obra máscrítica de las que se han escritoen contra de las institucionesprocesales. Anota: "No produjoefecto inmediato en la men te de

los profesionales del derecho. Se

le consideró como la especula-ciÓn de un visionario". La edi-non en inglcs estuve) a cargo del

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joven .Tohn Stuart Mill, quien

nos relata en su Autobiografía

(Austral, pág. 72) cÓmo preparÓla versión y las penalidades por

las que pasÓ.

Bentham dedicÓ una atenciónpreferente a la cuestiÓn procesaL.

Además de su obra fundamental,antes citada, "la Teoría de las

Pruebas," puhlicÓ numerosos tra-hajos que niencionaremos en elcurso de este ensayo, y ofreciÓelaborar proyectos de CÓdigosProcesales para el Gobierno in-glés y para el Gobierno griego.Se dirigía continuamente a fun-cionarios de distintos países

-Francia, GrecIa, España, Esta-

dos Unidos, LatinoamérIcaformulándoles recomendaciones

de reformas a las institucionesjurídicas y ofrecií~ndo1es su coo-

peraciÓn mediante la c!aboracií)lde proyectos de CÓdigos espe-

cialmen te el procesaL.

En sus "PrincipIes of .JudicialProcedure wIlh the Outliness ofa l'rocedure Code" -que apare-

cen en el tomo segundo de susobras completas ya se adviertenlas preocupaciones del reformis-ta y su "Scoth Rcform" (lROR)constitu ye el primer trabajo crí-tico y maduro. En 1820 apareciÓel "Elements 01' Art 01' Packing

as supplied to Special juries"(1821). En 1824 apareció "Ra-tiona!e of J udicIal Evidence".

En 1828 publicó el "Constitu-tional eode", que le dedica gran

parte a la cuestiÓn procesaL.

Bentham anticipÓ numerosas re-fOflnas procesales que se llegaron

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a adoptar después. "La reforma

legal significaescrihiÚ Ben-tham- particularmente reformaprocesal" (Portafolio, 4, f. 93).

SeIÌalaremos los aspectos en

los cuales Bentham ha innuidoen el movimiento de reformaprocesal o ha coincidido con (:1.1.. cuestión procesal fue un temafavorito de Hentham.

1. Oralidad. El movimiento dereforma procesal ve en la orali~dad la única soluciÓn al problemade la crisis que existe en la admi-nistraciÚn de justicia. EnserÌd

Chiovenda que, simultáneamentey aun con anterioridad a la grancampaña por la oralidad empren-dida en el continente por estu-

diosos y reformadores como Pa,gano, Barhacovi y Nicolini, en Ita-lia, Feurbach, Maurer y Mitter-mair en Alemania, Hellot en Sui-za "un gran jurista y filósofo in-glcs (quien) había escrito sobre laoralidad páginas inmortales, po~

niendo en claro su relación conla prueba." (La Oralidad y laPrueba, Ensayos). Chiovenda, ob-vio es, refiérese a Bentham y asus "críticas formuladas.... alsistema, que en Inglaterra no cs,taba vigente más que en lasCortes eclesiásticas y en las cor-tes del almirantazgo, pero que

estaba entonces extendido en elcontinente". Sistema según elcual, en la descripción de Ben-

tham, "las partes no son llama-

das a comparecer ante el juez;todo tiene lugar por medio de

los apoderados. Los escritos enforma de memorias, discursos,

declaraciones, dúplicas, réplicas,contrarréplicas, se admiten sinfin y sin cesar, siempre en el

estilo prolijo y en las formas

redundantes de los prácticos.El testimonio (es) recibido enmuchos casos de la manera másimperfecta, es decir sin las garan-tías que 10 pueden hacer exactoy completo; testimonio sin pu-blicidad, por el juez. solamente osin in terroga torio cruzado ocontra-examen por las partcs in-teresadas: declaraciones recibidaspor escrito sin someterlas a la

prueba de la contradicciÚn. . . .Las causas son registradas y losdías fijados de acuerdo a reglasgenerales, según la convenienciamutua de los procuradores, dedonde resultan peticiones conti-nuas de dispcnsa y pretextospara prolongar indefinidamente

los negocios. . .. Un Juez recibelos lestimonios y no decide; otro

decide, sin haber oído él mismo alos testigos.... Los diversos es-

critos expositivos de demandas yde defensas.... SCJI asfixiados

por prolongaciones infinitas."En el lugar de este tipo com-

plicado de "procedure techni-que" -en realidad el tecnicismono es más ljue una modalidad,la más sofisticada, del formalis-mo-, Bentham se convertía enpropugnador de un tipo de pro-cedimiento "naturelle", "basadoprincipalmente en aquellos crite-rios que, en el continente, carac-

terizarán, en gran parte, la ideade "oralidad" y las reformas que

bajo este nombre se propugna-

rán: "Apenas si es del caso obser-

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var que, con la referencia al pen-samiento de Bentham, no sequiere sustituir en absoluto uiiahistoria de individuos y de ideas

a una historia de grupos sociales

y de problemas. El pensamiento

de Bentham ha tenido, al menosen el campo a que nosotros ~iquí

nos interesa, pleno éxito por lasimple razón de que su análisisreflejaba exactamente las exigen-cias y los problemas llegados a

maduracifm en la sociedad in-glesa y de gran parte de Europaen la primera mitad del siglo pa-sado." (Vcase a Chiovencla, "Las

Formas del Procedimiento...."Ensayos, T. T. 11, Ej EA,pág. 497, Mauro Cappel1ctti. LaOralidad y la Prueba en el Proce-dimiento Civil, pág. 61). En otrotrabajo, vuelve a recordar Chio-

venda los afanes de Mario Paganoen Italia; Bentham, en Inglaterra,Mittermair en Germania" (Chio-venda, Las Ideas Romanas en elProceso Civil, Ensayos T. 1., pág.364). Y Cliiovenda destacÓ que

el moderno principio del libreconvencimiento del juez puede

encontrar su actuaciÓn sÓlo en

un proceso oraL. "La libertad 'delconvencImiento -escrihifi- violelaria e la luce dcll'udicnza; nei

laberinti del processo scrilto essa. " (S 'si corroinpe e inucire. ,aggi,n, pág. 225).

Y Bentliam concibiÓ la orali-dad en funcifin de inmediación.Censura el sistenia de "separarla funciÓn de interrogar y la dejuzgar" (El Juez sustanciador y elJuez fallador). Anota que en laforma procesal que la ley canfi-

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nica introdujo en Europa, las de-claraciones escritas eran cuesiifinde necesidad. "El juez A. que

pronunciaba la sentencia, no ha-b Ía escuchado un solo testigo ytomaba su decisif)l basándose enlas declaraciones escri tas." Comose puede advertir, la figura delJuez instructor sustanciador queel Cfidigo italiano de 1940 con-sagrfi como una novedad y queen estos últimos tiempos algunos

ordenarnientos han prohijado-Bentham la critiea y haee énfasisen que el centro de gravedad de

la proteccifin jurídica se encuen-tra en la determinacifm de los

hechos por el propio juez. En

nuestros paíscs el Juez inslruc"tor lo es el Secretario del Tribu-

nal (Nuestros vecinos de Costa

Rica han legalizado las figuras delJuez instructor y del Juez Falla-dor que el j\,'fovirniento de refor-ma procesal adversa).

2. Proceso Unico. Como hemosvisto con antelación Bentharn tu-vo en mentes un proceso Único,un "process naturelle" en contra-posición con el "process techni-que". En esa época en Inglaterray en el continente- existían

"follns of actions" y se daban enel CÓdigo francés y en la ley es-paiìola de enjuiciamiento civil unnÚmero extraordinario de juiciosespeciales. Los Cfidigos procesa-

les LaLIwi"Arnericanos también

ado!ccen de un nÚmcro crecidode juicios especiales. (Nuestro

Cfidigo Judicial excede de 56procesos especiales). Uno de losideales del iiovimienio de refor-ma procesal es el de reducir los

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innumerables procesos especialesa procesos tipo. En Inglaterra laLey de i 8 7 5 -concebida bajo laint1uencia de Bentham-- consa-gró el "proceso único". El Códi-

go de Nueva York, elaborado porDavid Dudley Field, conformeexpusimos, admirador reconoci-do de Bentham, aboliÓ la dis-tinción de los juicios y los re-ducía a un proceso único. El Fe-deral Rules de los EE. UU. esta-

blece "one form of actions", LaLey Mexicana Federal de Proce-dimiento Civil establece el "jui-cio único". Nuestro Proyecto Ju-

dicial -más t ímido- consagra"procesos tipos".

3. Tasas Judiciales Benthamcensuró en forma vivaz e impla-cable las tasas judiciales ("espór-tulas"). En i 793, al enterarse

que el Parlamento se proponía

aumentar las tasas judiciales, seopuso y publicÓ un folleto "Pro-test against law taxes". Se con-

sidera que, con tal publicaciónde Bentham, se frustró el pro-yecto para siempre. Su amigo yadmirador y discípulo Dumontescribió al respecto:

"Aquella protesta está escritaen estilo popular, enérgico, a

veces vehemente. El argumen-

to es vivo, elocuente, cerrado

y presenta con todo rigor susconsecuencias. Se me habríaacusado de exageración si lohubiese traducido literalmen-te. BENTHAM escribía paraInglaterra, donde esas tasasalcanzaban un extremado abu-

so; mientras que yo escribo

para Francia, donde el malno es todavía tan grande. Hayuna diferencia esencial a esterespecto entre esas dos juris-prudencias: En Francia laacción pública persigue casi to-dos los delitos y carga con los

gastos; en Inglaterra la acción

pública no actúa sino en unpequeilo número de casos; supersecución es asunto de losindividuos lesionados. En con-secuencia, las tasas judicialesobran en dos sentidos: por unlado, disuaden a la genle agra-

viada a emprender una acciÓnonerosa, y por otro dan áni-

mos indirectamente a los de-lincuentes. En los asuntos ci-vilcs, los gastos de procura-

dor y abogado son ya excesi-vos y las tasas judiciales re.presentan una sobrecarga que

ha de producir frecuentemen-

te los efectos que BENTHAMDESCRIBE CON UNA FUER-ZA que parecería exageradafucra de Inglaterra".

Más adelante agrega Dumont:"Poner fuera de leyes un me-

dio de rigor extremo. Se ponefuera de ley a quienes se sus-traen a la jurisdicción de los

tribunales. Con las tasas sobrelos procedimientos se ponefuera de la ley aquellos que

tienen una mayor necesidad delos tribunales y que los implo-ran ".

Recapitula Dumont el pensa-miento de Bentham:

"O mucho me cngailo o estáprobado que las tasas sobre los

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proccdimientos judiciales sonlas peores que existen; queson, en muchos casos, unadcnegaciÓn de justicia y, en lamayoría, una contribuciÓn im-puesta a la miseria; quc obli-gan a soportar el fardo, noa quienes obtienen más bene-

ficios de los tribunales, sino a

quienes obtienen menos; yque, lejos de tender a dismi-

nuir el nÚmero de procesos,

ofrecen un aliento directo alos litigantes de mala fe."

Se preocupÓ de la situaciónde las personas de escasos recur-

sos. Cada tribunal deb ía tener un

Abogado Gubernamental y unAbogado Gratuito ("Eleemosina-ry Advocate") en lugar del Procu~rador General, cuyo despacho eradeficiente en diversos sentidos, y

se quejaba de la ausencia dc unpúblico de reprcsentar o asistir alos litigantes pobres en casos civi-les y criminales. (Works, 4, pág.

384).

4. Juicio Público. Es uno delos conceptos que continuamen-te insiste Bentham. Como anotae! reputado procesalista nortea-mericano Wyness Miler, "los ca-pítulos de Bcntham sobre publi-cidad y reserva -uno de los mássólidos productos de su genio-serían siempre considerados co-mo ocupando e! primer lugar cnla enseñanza de esta materia",Pág. 69). En el Capítulo xiv,

pág. 321, sintetiza Bentham supensamiento así:

"La opresiÓn en todas sus for-mas, trata de rodearse del ma-

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yor secreto; no hay nada quetema tanto como la luz de!día. El Magistrado más tirá-nico se hace moderado, el másaudaz, se convierte en circuns-pecto, desde el momento enque, expuesto a todas las mira-das, advierte que no puede for-mular ningún juicio sin ser juz-gado cl mismo".

En el Tratado de las Pruebas

Judiciales cxpone que la publica-ción es la más eficaz salvaguarda

del testimonio y de las decisionesque es el alma de la justicia y de-be hacersc extensiva a todas laspartes del procedimiento y a to-das las facultades del espíritu queconcurren para producir una ex-posiciÓn fiel y en particular laatención, tan necesaria a la tareade la reminiscencia. "La solemni-dad de la escena los inmuniza

contra su ligereza o su indolen-cia".

La publicidad influye sobrc laveracidad del testigo. La mentirapuede ser audaz en un interroga-torio secreto, mas es difícil que

lo sea en público, e incluso es

extremadamente improbable porparte de cualquier hombre queno sca un depravado completo.

Todas las miradas dirigidas sobreun testigo lo desconciertan si tie-ne un plan dc impostura; perci-be que la mentira puede encon-

trar un contradicto en cada unode los que lo escuchan. Tanto

una fisonomía que le es conocidacomo otras mil que no conoce, 10inquietan por igual y se imagina,

a pesar suyo, que la verdad que

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trata de ocultar surgirá del seno

de esa audiencia y lo expondrá alos peligros del falso testimonio.

Se da cuenta de que hayal me-nos, una pena a la que no podráescapar: la vergüenza en presen-cia de una multitud de especta-

dores.

Bentham hace énfasis en quela publicidad en el procedimien-

to puede también tener un efec-to saludable, creando una con-

ciencia pública con relación altestimonio y formando así, en es-te punto esencial, la instrucciónde los individuos.

5. Antiformalismo. Criticaba"la obscuridad en que todo elsistema procesal estaba envuelto

por una espesa nube de tecni-cismo". (Works, VoL. 2, pág.171). (El tecnicismo, como he-mos dicho, no es sino la formamás sofisticada del formalismo).

Consideraba que existía unaespecie de conjuración entre Jue-ces y Abogados con el objeto demantener obscuro, complejo ytécnico el régimen procesal. Haceunos setenta años -escribió- de-

serté del ejército de los abogadosy he llevado en contra de ellos "aguerrila war ever since". "Entrelos abogados y Jueces existe unaespecie de sociedad en comanditao ilícita, "J udge & Co." Precisa-mente era esa minoría que cons-tituía, según Bentham, el mayorobstáculo para una reforma pro-cesal, al ilNal que ocurría con to-do tipo de reforma, en que los

Gobiernos estaban contaminadospor estas "ruling classes the sub-

ruling few". (PrincipIes of Judi-cial Procedure, Works, VoL. 2,

pago 120).

Bentham insiste en que el fon-do debe prevalecer sobre la for-ma y señala, con ironía, que elprocedimiento francés era tan en-marañado que el propio Montes-quieu, Presidente de un TribunalSuperior, declaraba que no lo en-tendía. Se preguntaba, con burla,"¿cómo sería un procedimientoque el propio Montesquieu nopodía entender?".

¿Qué es una regla falsa en ma-teria de procedimiento t Es unaregla que tiende a poner en con-tradicción la decisiÓn del juez y

la ley, que constriñe al juez a

pronunciarse en contra de su ín-

tima persecusión, a sacrificar elfondo a la forma, a juzgar comohombre de ley de muy distintamanera que 10 haría como hom-bre privado.

En todas esas hipÓtesis lo quela ley sustantiva promete a los

ciudadanos, la ley adjetiva lesquita los medios de obtenerlo;

los dos aspectos de la ley están

en oposiciÓn el uno con el otro.Las reglas probatorias ideales,para Bentham, se logran noacudiendo a una investigaciónerudita ("erudite research"), sino

examinando la "unidad familiar"-el tribunal doméstico. El mode-

lo del procedimiento está cerca

y es inalterable. Un buen padrede familia, en medio de los su-yos, regulando sus disputas, esla imagen de un buen juez. Enél encuentra "the natural model

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of legal procedure". "El hombredel campo lo sigue por instinto;el hombre de ley se aparta de élpor erudiciÓn". Se queja de que

cl Legislador tímido por razón

de su ignorancia, haya pcrmitidoque los abogados asuman el abso-luto dominio de las formas delproceso y quc contemplen elproceso como una fuente de in-gresos y hayan "Iaboured to mul-tiply unjust defences, delays, in-

cidents, expenses". Se han inge-niado para hacer el proceso lomás complejo y absurdo posible.

¿Cómo es este procedimiento?Bentham lo expone así:

"Veamos ahora cuálcs son losrasgos más destacados de ese

procedimiento doméstico onatural. El padre de familia,desde el momento en quese promueve una discusión en-tre personas que dependen deél, o que ha de decidir en un

caso de contravención de sus

órdenes, hace comparecer anteél las partes interesadas, les

permite declarar en su propiofavor; exige una respuesta a

todas sus preguntas, incluso ensu perjuicio; y considera su si-lencio como una confesión, amenos que perciba los motivosque pueden incitar al inocentea callarse. Hace el interrogato-rio en el lugar mismo; la con-

testación es dada inmediata-

mente después de cada pregun-ta, sin que se conozca la queha de venir a continuación.

No excluye ningún testigo: es-cucha todo, reservándose la

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apreciación de cada testimo-nio, y no se pronuncia deacuerdo con el número sino deacuerdo con la calidad de lostestigos. Permite a cada uno deellos hacer de corrido su narra-ción, a su manera, y con ex-

presión de las circunstancias

necesarias para obtener la co-

hesión de todo. Si hay contra-dicciones, las confronta inme-diatamente, carea una con otray de esa oposición surgirá laverdad. Trata de llegar rápida-mente a una conclusión, a finde no fomentar los génnenes

de disensión en su famila; ypuesto que los hechos recien-tes son más fácilmente conoci-dos y probados, no concederá

aplazamientos sino por razo-nes especiales." (Tratado delas Pruebas Judiciales, J. Ben-

tham, pág. 19).

Los tribunales se han pobladode "harpies, who devour theunhappy litigants, legal fictions,multities, superfluous forms, pri-vilcged lies". El justiciable se en-cuentra con frecuencia que la re-paraciÓn de la lesión es más rui-nosa que la lesión en sí misma.

(Judicial Evidence, L. 1. Cap.13).

Critica el exceso de nulidadespor infracciones formales. (Vol

6, pág. 471).

6. La Carga de la Prueba. Ben-

tham formuló un ataque a laconcepción clásica de la teoríade la carga dc la prueba -con~

cepción que hoy día es objetode una revisión. Según Bentham,

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la obligación (la carga) de la

prueba debe ser impuesta en ca-da caso individual, a la parte quepueda asumirla sin el menorinconveniente, esto es, con me-

nos dilación, molestias y gastos.

7. La función de la prueba. ßen-iham destacó la función vitalque deben tener las pruebas enel pronunciamiento de la senten-cia y la eliminacifin de las vallas

4ue separan al .J uez de los he-chos. La reacción contra el pro-ceso romano-canónico vigente seinicifi con Bentham. Fue él quienacentuó la importancia del he-

cho, de la experiencia, en el pro-ceso. "El arte del procedimienio--escribió Bentham-- es el de ad-ministrar las pruebas." El Juezdebe recoger los hechos en su

totalidad, no hacerles decir lo

que no dicen, examinando elconjunto de la prueba "the mass

ol evidence", expresión de Ben-

tham, que popularizó Wigmore.

8. Teoría unitaria de las prue-bas. Vemos que Bentham aun sindilucidar específicamente la cuçs-tifin, examina conjuntamente losproblemas de la prueba civil yprueba penal, en una cpoca enque dominaba el criterio de quese trataba de dos sistemas distin-tos. Hoy día el movimiento de

reforma preconiza la concepcifinunitaria de la prueba. En el Capí-

tulo 1 del Tratado de las Pruebas

Judiciales, anota: "Todo lo dichose refiere a la ley penal cuanto

a la comúnmente llamada leyciviL. "

9. Sistema racional de la prue-

ba. Bentham ataca el sistema dela prueba legal e inicia la ló-gica de la prueba testimoniaL. Cri..ticó el sislema de la prueba tasa-da del Derecho Canónico "-tris-te residuo del conceptuoso esco-

lasticismo que sobrevivía en los

Códigos europeos" -con su esca-la matemática de plena prueba,prueba semiplena (con "mi n us

plena probatio", "semi plena ma-

jor", "semiplena ininor", uncuarto de prueba o un octavo de

prueba). De Bentham es la gráfi-ca expresifin de que los testigosse pesan, no se cuentan. Ben-

tham cs el producto del nuevo

espíritu científico que empiezaa surgir en Europa y que, andan-do el tiempo, será eficaz instru-mento en el industrialismo euro-peo. Conforme anota Max Weber(" Formas racionales e irraciona-les de administración de justi-cia", en HalVard University Press,1959, págs. 349-356), la natura-leza cada vez más compleja de

los asuntos producidos en una

econom ía cada vez más raciona-lizada no podía ser enfocada conlas antiguas técnicas toscas del jui-cio por ordalías o juramentos,

sino que requería una tccnicaracional de investigación de loshechos, tal como la conocida poresos hombres de formación uni-versitaria. El factor de la estruc-

tura económica cambiante operó,es verdad, en todas partes -inclu-sive en Inglatcrra- donde losprocedimientos racionales depruebas fueron introducidos porla autoridad real en interés de

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los comerciantes. Bentham cali-ficaba las reglas de la ley: "ma-nivclas con que se conduce cie-gamente" y estimaba que lalógica judicial dcb Ía colocar al

hombre de lcycs en estado dejuzgar las pruebas no dc acuer-

do, sino por principios razona-

dos. (Tratado de las Prucbas, In-troducciÓn, VII).

Bentham preconizó la elimi-naciÓn de la prueba formal yla adopciÓn de un sistema ra-cional, quc, por cicrto, fue adop-

tado en Inglaterra. En la página

45 dc su Tratado sobre las Prue-bas, escribe:

"Analizar los motivos, discer-nir los diversos grados de in-

tención, dcsembrollar las cau-sas que influyen sobre la sen-sibilidad, valorar un testimo-

nio frente a otro, sopesar un

lestimonio particular contrauna probabilidad general, re-presentan operaciones que su-ponen un grado de estudio delcorazón hUmano. A medidaque esos conocimicntos psico-lÓgicos fueron desarrollándose,se han abandonado aquellosmedios sin¡,i-lares y extrava-gantcs, a los quc se tenía que

rccurrir para la investigación

de las vcrdadcs legales: las or-dalías, los combates judiciales,los juramentos cxpurgatorios,las torluras. Los proccdimien-tos han dcjado de ser un jue-go de azar o escenas de jungle-

rías; los lógicos han rcemplazado a los exorcistas y a losverdugos, el hombre vigoroso

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que habría defendido cien in-justicias con el hierro en lamano, no se atreve a afrontar,en presencia del público, lasmiradas inquisiiorias de unjuez. "Bentham formula observacio-

nes de interés sobrc la prueba

indiciaria y destaca que su mé-rito se funda en el encadena-

miento de las causas y de losefectos y que los diversos hechos

circunstancialcs -los indicios-

deben concurrir conjuntamente

a demostrar el hecho sujeto aprueba. (T. 1, pág. 312 y ss.)

Ello ha motivado incluso elreconocimiento de autores so-cialistas. Así por ejemplo, mien-tras quc Engels censuraba acer-

bamente el sistema probatorioinglés anterior (Obras Comple-

tas, T. n. pág. 384), Vishinski ensu obra sobre "La teoría de laPrueba en el Derecho Soviéti-co" da muestra visible de admi-raclOn (Bentham reconoció lasingular importancia de la pruebade testigos, a las cuales calificabade ser "los ojos y los oídos de la

justicia".) (T. 1. Cap. II). En otrolugar se refiere a "las causas sico-

lógicas de la verdad o de la false-dad del testimonio" y del "exa-

men de las facultades intelectua-les y de las disposiciones moralesdel litigio". (Pág. 47).

10. Facultades Probatorias. A pe-

sar del carácter privatista de lasconcepciones procesales de ese

entonces, Bentham insistió en lanecesidad de que el juez tuvieraamplia facultad para investigarlos hechos controvertidos.

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En el Libro ix, Cap. V. es-

cribe:

"Después de estas nocionespreliminares, las cinco reglas

siguientes serán suficientemen.te inteligible s sin ninguna pre~

paración ulterior.

Primera regla. El procedimien-to de investigación debe ser

aplicable a toda clase de cau-

sas, tanto civiles como no pe-nales.

Segunda regla. Cada tribunalde justicia debe poseer y ejer-cer esa facultad procesal.

Tercera regla. Con relaciÓn acada causa individual, la potes-tad para la sentencia definiti-va, debe estar en las mismas

manos que la del procedimien-to de investigacifm."

Más adelante agrega:"Regla Segunda. Cada tribunalde justicia debe gozar del mis-mo poder investigador. Estaregla es consecuencia necesariade la precedente. Puesto que

no hay ninguna causa que nolo necesite, no habrá ningúntribunal que pueda estar segu-ro de hacer justicia si no tienela facultad de ejercer ese po-

der. "

Fue una idea muy arraigada lade Bentham la de libre investiga-ciÓn del Juez tanto en materia

penal como en materia civiL. Apa-rece, además, en notas a los códi-gos Napoleónicos ("Procedureeode Bonaparte's").

i i. La eliminación del juramen-to. El racionalIsmo de Ben tham

lo indujo a atacar vehementemen-te el juramento con garant ía de

los juicios, fundándose en dos ra-zones; a) En primer término, con-dena la absurda regla que exclu-ye de la categoría de los testigosa aquellas personas que, por ra-zones religiosas, no prestan eljuramento en la forma prescrita.En segundo término, desvirtúala especie de que el juramento

es un mecanismo que impide elengaño. Considera el juramentocomo una supervivencia de unaantigua superstición. Escribe

Bentham:

"A un Juez experto no le ins-pira ninguna confianza el jura-mento. Ya lo he visto tantasveces prostituido a la mentira.

Por esto toda su atenciÓn rc-cae sobre la naturaleza del tes-timonio. Escudriña al testigo;examina su tono, su aire, lasimplicidad, sus variaciones, suacuerdo consigo mismo y conotros. Hay síntomas que per-miten apreciar la probidad dequien habla; no los hay para

juzgar de su religión. Cuanto

más ha envejecido el juez ensu oficio, menos creerá en lainfluencia del juramento."

Toda la legislacífm europea

exigía el juramento. El juramen-to crea una con fianza ilusoria aldar a los tcstimonios una facha-

da engañosa y transformarse en"una almohada de pereza" paralos jueces mal preparados; es de-cir, la renuncia a todo esfuerzo

crítico. No pasa de ser un vesti-gio del antiguo sistema de la le-

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galidad. Desde el momento enque actualmente el juez apreciacon toda libertad los testimo-riios, puede atenerse a cuales-

quiera disposiciones que le parez-can preferibles, aun hechas sin

juramentos. "La falta de cstcno impide la veracidad de lasprimeras declaraciones, hechas

antes de que intervengan iniluen-cias deformadoras o, sencilamen-te, el olvido de ciertos detalles".

(Véase, Gorphe, de la AprecIa-ción de las Pruebas, pág. 386).

La Ley de Juramento de 1838

("Oaths Acts") establecía quese puede prestar cualquier tipode juramento que el testigo esti-me vinculan te y Leyes posterio-

res de 1869 y 1888, permitie-ron la afirmaci(m en reemplazo

del juramento. De iè,'lal manera,mientras que la codificaci(m tra,dicional Latino-Americana exige

el juramento, las leyes actuales

-nuestro proyecto de CÚdigo Ju-

dicial- establecen la afirrnaciÚn

de decir verdad.

12. Inhabilidad de los testigos.Bentham preconiza la elimina-ciÓn de las inhabilidades de tes-tigos, de suerte que declare todapersona que pueda arrojar luz alproceso. Como se recordará elproceso romano-canónico -yaun nuestros cÓdigos tradiciona-les contiene un régimen rígido

de inhabilidades y tachas, que

más que nada obstruyen las fuen-tes de informaciones sobre los

hechos. Beniham defiende inclu-so la declaraciÓn de parte; elreconocimiento de que las partespueden declarar en los procesos,

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ya que nadie mejor que ellosestán familiarizados con los he-chos que han dado margen ala controversia. Los CÚdigos tra-dicionales no permiten que laspartes declaren en su propiacausa ni personas vinculadas a

ellas. Bcntham viviÓ criticandoeste sistema y se han aceptado

sus ideas en los CÓdigos de estosÚltimos veinte alÌos.

En efecto, al igual que ennuestros cÓdigos Latino-america-

nos actuales incluyendo elnuestro- el common law estaballeno de exclusionary rules y dis-qualifications. Se excluía el testi-monio de parte, el del cÚnyugede la parte, de empleados, cual-

quier persona que tuviere "finan-cial interest," al igual que de laspersonas acusadas por cÎcrtosdelitos. Toda persona que pudie-ra tener un interés en el proceso,

por pequeIIo que fuere, eran -yson, cn nuestros C/¡digos Latino-

Americanos- inhábiles para de-clarar. En el aIIo de 1843 fue eli-minado en Inglaterra, medianlela influencia de Bentham, el ré-gimen de inhabilidades de testi-gos -régimen que no es sino enel actual Proyecto de nuestro

CÓdigo Judicial que se suprime.

Cappelletti expone que las "ideasde Bentham no tardaron enabrirse camino. . . Es inútil decirque la escuela "uLilitarística" queha arrancado del pensamicnto

benthemiano era nada favorablea las viejas abtraccIones y a los

apriorismos formalísticos que

inspiraban la lÚgica escolástica y

que estaban formando la base de

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la prueba legal y de aquella ex-

presión del mismo representadapor el sistema de los disqualifica-tions y de los exclusionary ru-

les". (Cappelletti, El Proceso Ci-

vil en el Derecho Comparado).Los Códigos Latino-America-

nos modernos rechazan esos "ex-clusionary rules" y "disqualifi-cations" (esclusiones e inhabili-dades) y someten la apreciaciÓnde todos esos testimonios a la"sana crítica"

La eliminaciÓn de las exclu-siones de los testigos y su recep-

ción como "testigos sospecho-sos" procede de Bentham.

Bentham ClltlCa igualmentela "absolución de posiciones"que Hernando Devis denom~na"un fÓsil jurídico" y que loscÓdigos Latinoamericanos mo-dernos rechazan y que la han sus-tituido por la declaración de par-

te.

13. El reconocimiento del "he-

cho notorio". Bentham se refie-re en distintos pasajes a los he-

chos notorios (v. gr. Cap. XVIIIdel Libro I y Libro V). Escribe:

"Sin embargo, hay casos enque los hechos son tan noto-rios, que ni la parte adversa

se atrevería a negarlos sin ex-ponerse a una imputación de

mala fe".

Es cierto que no lo hace conla visiÓn de un Calamandrei, pe-

ro lo esencial es que muestra con-ciencia del problema y que seaparta radicalmente de aquelapotegma -que aún subyace en

nuestros códigos tradicionales ,,--de que 10 "que no está cn el ex-pediente no está en el mundo".

El movimiento procesal latino-americano insiste en que se rele-ve al Juez aquel principio de que,para que tome en cuenta cual-quier hecho aunque sea notorio,debe éste estar comprobado.Nuestro Código Judicial vigentesigue aferrado al mencionadoapotegma.

Por cllo exclama Bentham, nosin sorna, que el arte de fallar erael arte de ignorar lo quc todo elmundo sabe.

14. Crítica a la regla de "the

best evidence rule" ("La regla de

mejor prueba"). Según esta regla,la parte ha de presentar la mejorprueba de que es susceptible lanaturaleza del hecho. De acuer-

do con ello, las siguientes prue-bas se excluyen totalmente:1. Prueba referencia!. 2. Pruebasecundaria de documentos--co-pias- cuando existieren drigina-les. 3. Prueba de documentos queno sean presentados por los quelos hubieren suscrito. Benthamcensuró la "best evidence rule"

-que, de paso, aparece reflejada

con frecuencia en la jurispruden-cia recaída sobre los CÓdigos

Latino-Americanos tradiciona-les- y 10 cierto es, que sea bajo

la influencia o no de la obra deBentham, los cÓdigos modernos

Latino-americanos la abandonan.Anotan G.W. Keeton y O. R.Marshall (Bentham's influenceon the Law of Evidence): "therules governing production rea-

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ched thcir maximum stuctness inthe interest to convenience -a

development to which Bentham

contribu ted, for in his treatise

on judicial Evidente, he ar¡nes

forceful1y for a less rigid rule".

El positivismo benthamianosignificó un enfrentamiento res-pecto al concepto clásico de laprueba. Bentham introdujo elconcepto moderno cle pnieba, Enlos tiempos modernos -explicaA. Giuliani, "Il concelto diProva" - la historia de la teoría

de la prueba, se con funde con lahistoria de la lÓgica de la induc-

ción; y también en el derecho laprueba es -desde un punto devista lÓgico- "un fait suppose

vrai, que lon considere comme

devant servir du motif de credi-bilite sur lexistence ou la nonexistence dun autre fait". (Trai-tc, T. p. 16). Por tanto, la esen-

cia del concepto científico de

prueba consiste en el pasaje delhecho conocido al hecho desco-

nocido. Es indiscutible la innuen-cia que el benthanismo ha ejer-cido en la doctrina continental,por la afirmaciÓn de la concep-

ción moderna de la prueba.

Nuestro Proyecto de Códigojudicial --al igual que los recien-

tes CÓdigos de Argentina, Brasil,Guatemala, Colombia, los Códi-gos dc los Estados Mexicanos deSonora, Morelos, Sinaloa y Zoca-

tecas, el Proyecto Uruguayo, elde Venczuela, Ecuador, etc- h,ii

acogido esas concepciones deBentham. Quien lee las disposi-ciones del Proyecto sobrl' mate-

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ria probatoria podrá advertir lapresencia, siempre eficaz, de Ben-tham.

Los autores italianos -fuentede nuestro movimiento de refor-ma procesal- se refieren a Ben-tham con las más profunda admi-raciÚn. Chiovenda, como hemosvisto, destaca que más que nadieque la oralidad tiene una gran

deuda al "gran jurista y filósofoinglcs (quien) había escrito sobre

la oralidad páginas inmortales,

poniendo en claro su relacióncon la prueba." (La Oralidad y

la Prueba, Pág. 322) Y continua-

mente se refiere al "Gran Trata-do",

A su vez, anota un autor nor-teamericano, Robert Wyness Mi-

ller (A History of Continental

Civil Procedure, Prolegomena,1969) "Los Servicios de Ben-tham a la causa de la reformaprocesal no pueden ser sobresti-mados".

No existe procesalista Latino-americano actual -Couture, De-

vis Echandía, Briseño Sierra,etc.- que, al referirse al proble-

ma de reformas judiciales -sobretodo, en cuanto al régimen pro-

batorio- no recuerde, en unaforma o en otra, las enseñanzas

de jeremías Bentham. Tomemos,en vía de ejemplo, el caso de Her-

nando Devis Echandía, el autorprincipal del Código Colombianode 1970. En su obra "Tratado de

las Pruebas judiciales" mencionaa Benthaff 32 veces. A su vez

Couture ._-el precursor del movi.miento de reforma procesal Lati-

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no-Americano- había escrito so-bre BENTHAM:

"He escogido a jeremías Ben-tham porque él es en mi con-cepto y a pesar del pasajero

eclipse que en este momentoestá sufriendo, el filósofo del

progreso jurídico" (Couture,

Tres Poetas del Derecho: Ben-tham, Va1ery y Rodó).

Sentís Me1endo, al referirse alTratado de las Pruebas Judiciales,anota: "Es un libro de ayer y dehoy, de todos los tiempos. Re-

dactado y compilado hace bas~

tante más de un siglo, no puededejar de estudiarse hoy". Más

adelante se refiere a las coinci-dencias entre la exposición de

Bentham y preceptos de Códi-gos procesales actuales.

y continúa vigente el pensa-miento de Bentham, y aplicablea nosotros, en el sentido de que

menos perjuicios se puede ocasio-nar por una reforma sistemática

que mediante una reforma par-cial de las instituciones judiciales

(Véase el Prólogo de john StuartMill al Rationale of judicialEvidence), y cobra actualidad

también su teoría sobre las fic-ciones -dentro del contexto delmovimiento de reforma proce-sal- que incide en la función del

juez al momento de dictar sen-tencia. Aplicando la teoría de las"ficciones" a la función judicial,todo nombre, todo término jurí-dico, responde a algo y ese algo

es el interés que tutela la ley.Los términos y las normas se re-ficren a entes reales, corren el

riesgo de convcrtirse en ficticiossi se descuida ese hecho. Los en-tes ficticios son necesarios para

"la conveniencia del discurso,pero la claridad requiere que la

referencia a los hechos sca pre-

ceisamente convocada. "Han sidolamentables la confusión y la os-curidad producidas al tomar losnombres de entes ficticios comosi se tratara de entcs reales"

(Theory of Fictions). Benthamaspira, mediante el principio uti-litario, ser el gran disolvente delas ficciones. Las ficciones "nun-ca se han empleado sino para jus-tificar algo que de otra manerasería injustificable".

Al cstudiar la labor dc Ben-

tham y la actuación de los con-temporáneos se reafirma esa ex-periencia dc que quienes máshan contribuido a reformar las

instituciones jurídicas son lostcóricos y que, en gencral el abo~

gado en ejercicio, inmerso en losusus fori, es quien más se afcrra alas formas y estructuras estable-cidas. El primero fue el caso de

Bentham, en que es de admirar,por 10 demás, que a pesar de per-tenecer a una época dada en uncontexto dado ---Bentham perte-necía a la burguesía inglesa triun-fante del Siglo XIX- no sólotuvo conciencia de sus injusticias,sino un valor moral para comba-tirlas, y a Bentham correspondihsocavar las bases del sistema ju-dicial tradicional vigente enton-ces cn Inglaterra y en Europa ytodavía en Latino-América yademás sentar las bases del mo-vimiento de reforma procesal,

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que significa a lo menos una po-sibildad en la solución de los

problemas que aún suscita, ennuestro hemisferio, la adminis-

tración de justicia. Por lo demás,a pesar de que Bentham se agi-taba en un ambiente totalmente

individualista, se preocupaba

grandemente por el aspecto so-

24

cial, y fue muy explícito al de-clarar que la propiedad es una

creación de la ley y que sin leyno existen derechos subjetivos' yvivió acentuando el interés delproceso civiL. Murió, como habíavivido, con la pluma en la manoy criticando las instituciones ju-diciales arcaicas.

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JUDU TU ANGUIZ()LA HERRERA

INTltOOUCOON:En este ensayo hemos inten-

tado e! enfoque de un hechohistÓrico que ha tenido, a nues-

tro juicio, las más espectacularesconsecuencias para la vida de!

Istmo. La Guerra de los Mil12i. æar:G~ d-flwi-l ie lJ ~ca, ya que fue la úliiina ~~rra çli ç," G(ÛQæ mß, unacontienda trágica, y el i!)icio de

.!-, \ia re-P_lJblic.;ma ilc;. &iostentando ésta todás las huellasque acarreó el desgarramiento

económico, social e idcológicode los panameños, lo cual con-dujo inexorablcmcnte a una in-dependencia plagada de fragili-dades, intervenida y protegida.

Estudiamos los personajes clavesque dominaron las dos etapas dela guerra, las motivaciones que

sub yacen a las decisiones que setoman; la pugna por el poder, laactitud a nivel individual que

acarrea insospechadas conse-cuencias a nivel de facción po-

lítica, ejército, y llega a afectarel futuro del propio país.

y concluimos en que las ne-gociaciones y los recién ratifica-dos tratados Torrijos-Carter sonfácilmente traceables a través de

los aÙos de dependencia metro-

politana.

Se ratificó hoy algo que fueimpuesto en el artículo XXXVdel Tratado Mallarino-Bidlack de

J 848 entre la República deNueva Granada y los EstadosUnidos de América en e! que seentregó al Istmo al rcgimen de

protectorado neo-coloniaL.

En 1903 sÚlo se suprimiÓ lapresencia de Colombia y semantuvo el derecho de interven-Clon de Estados Unidos deAmérica.

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ANTECEDENTES HISTORI.COSo

Para escribir sobre un hechohistórico de la vida de un país,

por imperativo metodolÓgico es

necesario estudiar sus anteceden~

teso

El Istmo de Panamá vivía su

siglo xiX. Como parte de Co-lombia experimentaba un per-manente alejamiento del gobier-no central, al punto de no serparte integral de la nacionalidad

colombiana jamás. En el Actadel 28 de noviem bre de 1821Panamá, "espontáneamente yconforme al voto general de lospueblos de su comprehensión se

declaraba libre e independiente

del gobierno español".En su artículo 90. decía: "El

Istmo por medio de sus repre-sentantes formará los reglamen-

tos económicos convenientes pa-ra su gobierno interior; y en elintcrim gobernarán las leyes vi-gentes en aquella parte que nodiga contradicción con su actualestado... "

Ya para el 31 de diciembre

de 1821 se contaba con un"Reglamento para el Comercio

del Istmo de Panamá". En éste

se enumeraban medidas aduane-

ras para diferentes mercancías

provenientes de diversos países

dando protección arancelaria alos producloS americanos sobre

los europeos.Panamá tenía clara conciencia

de la importancia de su autono~

mía para usufructuar los bene-

26

ficios de su posiclOn geográfica,

y también de su debildad anteEspafia e Inglaterra. Esta la llevóa unirse a Colombia, pero dejan-

do establecido su ideal federalis-ta en el acta mencionada en la

que ya solicitaba para sí legisla-ción especial, diferente de la delos demás depariamentos.

La idea federalista, ampliadaa los ojos colombianos por eléxito logrado en la aplicación

del sistema por Estados Unidos

de América, indujo siempre amuchos colombianos a pensarque este régimen sería una es-tructura ideal como sistema degobierno.

Pero en Colombia la federa-ciÓn en vez de unir los deparla-mentos para aglutinarlos en unanación fuertc, el sistema de~

bilitaba el cuerpo nacional al

convertirse en estados pseudo-

nacionales de caracleres pa-rroquialcs.

Además, la tendencia fede-ralista estructuraba distintiva-mente las tendencias políticas.Los liberales eran federalistas,1 a icos, propugnadores delcambio, de mayores libertadesciudadanas. Los conservadoreseran centristas, propugnaban elstatu quo y la hegemonía ecle.

siástica.

Sin embargo, las considera-

ciones en torno a un cuerpo na~

cional homogéneo no sc aplica-ban al Istmo de Panamá y a éstese le convirtió en el Estado Fe-

deral de Panamá en 1855.

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Esta era la época de Justo

Arosemena, paladín de la patriafederaL.

Para 1863, tras una atrozguerra civil la antigua NuevaGranada se convirtió en los Es-tados Unidos de Colombia, con

la constitución federalista de

Río Negro.

La realidad se encargó de de-

mostrar que el sistema no fun-cionaba ni en lo regional ni en10 nacionaL. Lo que para elIstmo por razones de distancia,la separación de Colombia, mo-tivaciones y actividad económi-

co-cultural era el máximo idea-rio político, para Colombia sig-nificó la total anarquía. Esto

porque la asociación federal dePanamá y Colombia conservabala unidad entre ambas, pero no

así el federalIsmo para los de-

partamentos de Colombia. Fueun error aplicar el mismo mcto-do, fuera el central o el federal,

igualmente a Panamá y a los De- ~partamentos colombianos, porser entidades de distinto carác-

ter. Panamá no era parte históri~ea de la nación colombiana, sinootra nación asociada a Colom-

bia. En esto, el liberalismo co-

lombiano no supo imitar el mo-delo de Estados Unidos, que era

para agregar Estados ya consti-tuidos y no para subdividir losterritorios que de antemano for-maran parte de un Estado.

El regimen federal hubieraservido para invitar a asociarse aVenezuela, o Ecuador, o soste-nérselo a Panamá, pero no para

fragmentar partes constitutivasde Colombia como sí lo eran ylo son sus Departamentos.

y vino la guerra de 1885. Ra-

fael Núnez, el Regenerador, po-

lítico contrario al federalIsmo

fue agrupando en torno a sí a

conservadores hasta lograr una

victoria militar a través de la cual

abrogó la constitución de 1863,

federalista, y luego hizo expedirla centralista de 1886.

MIENTRAS ESTOOCURRIA INTERNAMENTEEN LO INTERNACIONAL SEJUGABA LA SUERTE DELISTMO.

Regía el Tratado Mallarino-Bid I a c k del 84 6. E s t adosUnidos e Inglaterra se disputa-ban la esfera de poder america-

na. Celebraban el TratadoClayton- Bul wer en 1850 dondeambos se comprometen a que"ni el uno ni el otro obtendrá

jamás para sí mismo ningún pre-dominio exclusivo sobre un Ca-

na para buques que se constni-ya entre los Océanos Atlánticoy Pacífico y convienen en que

ni el uno ni el otro construirá nimantendrá jamás fortificacionesque lo dominen, o que estén en

sus inmediaciones, ni tampoco

ocupará ni fortificará ni coloni-zará Nicaragua, Costa Rica, o laCosta de los Mosquitos, ni asu-

mirá ni ej ercerá ningún dominiosobre estos países ni sobre nin-guna otra parte de América Cen-tral." (Arl. io.

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Ese mismo ario, 1850, se ini-cia el Ferrocarril de Panamá. Laidea del ferrocarril, "el f-'lanpensamiento" databa de muchosaños, pero se tornh viable paraEstados Unidos cuando 10t,'laroncon el Tratado cle 1846 conver-

tirse en protectores y guardianesdel orden de esa regi(m. El fe-rrocarril eliminaría los sufrimien-

tos que emanaban del cruce apie y lomo de mula lleno de pe-ligros en un área insalubre en

exlremo que convertía la aven-tura en un auténtico vía-crucis.

Se concertaron las concesio-nes de rigor entre Nueva Granaday los financIstas norteamerica-

nos y el proyeclo echó a andar.

El ferrocarril se concluyÓ en1855. Primera obra de granmagnitud hecha por el imperia-lismo norieamericano, distantede su territorio, en trrea de cli-ma inhóspito e insalubre, queprobó ser una veta de oro paralos inversionistas.

Para Panamá aquel ferrocarrilno representÓ más que el espe-jismo del progreso. Durante su

construcción había fuentes detrabajo y el dinero circulaba; pe-

ro al finalizar éste, hubo una

gran desocupación, y del oro quenuía del oestc al cste de Esta-

dos Unidos sólo fuimos especta-dores.

1\ través del Istmo se alimen-

th todo el litoral pacífico de

Estados Unidos en la época do-

rada de la California. Las con-di ciones soÓo-econhmicas delIstmo eran deplorables y las tcn-

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SlOnes enormes que produjo la

conslante presencia norteameri-

cana y los vejttmenes recibidos ypobrezas de los Islmeñös semanifestó en el famoso episodio

de la Tajada de Sandía.

En Francia, la magnética per-

sonalidad de Fernando deLesscps reaJizaba sus actividades

al margen de Inglaterra '/ Esta-dos Unidos, tras la finalizaciÓndel Canal de Suez en 1869. Elinicio de sus aventuras america-

nas estuvo en Nicaragua donde

trató de conseguir una conce-

sión para un canal a esclusas,que no logrh. El sentimientopro-norteamericano era tan fuer-te que el Francés no pudoalcanzar su objetivo, por lo quevolvió a la idea de un canal a

nivel del mar en el Istmo de Pa-

namá.

FormÓ la Compañía clel CanalInteroceánico con el objeto de

promover la '\'lan idea". Paralograr su prophsito, el 6 deoctubre de 1876 la sociedadautorizÓ al Teniente Lucien Na-

poleÓn Bonaparle Wise de laMarina Francesa a explorar elIstmo. Wyse fue a Bogotá enmarzo de 1878 y firmó con elMinistro de Relaciones Exterio-

res la llamada ConcesiÓn Wyse.

Los Estados Unidos reacciona-ron sorprendidos:

"Las noticias de estas activi-dades causaron alarma en losEstados Unidos; y pronto se

reflejaron en las resoluciones

de ambas cámaras del congresocuando declaraban que cual-

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quier canal por el Istmo de-

bía ser norteamericano. EnNicaragua se formÓ una com~

paiiía rival norteamericana. Alesparcirse los rumores de queColombia quería abrogar lostratados de 1864 se trató deimpedir con una nota del Se-cretario de Estado Blaine, en

la que llamaba la atenciÓn a

todos los Ministros de Esta-

dos Unidos en Europa, y lesordenaba informar a los res-pectivos gobiernos que cual-quier intento de suplantar sus

garantías será considerado co-mo una intrusión en los dcre~chos de la UniÓn. De Lesseps

fue a Estados Unidos paracrear interés en su empresa yvisitó al Presidente Hayes.

Inmediatamente el 8 de mar-

zo de 1880 éste hizo unafuerte declaración sobre lapolítica de Estados Unidos".

(1 ).

Dijo Hayes:

"Los americanos tienen el de-recho y el deber de ejercer con-

trol y autoridad sobre todavía interoceániea en este con-

tinente. De este modo los Esta~

dos Unidos reclaman el derechode ejercer un protectorado ex-

clusivo sobre el canal que losfr.uiceses se proponen construirsobre territorio de Colombia".

Los trabajos del canal se ini-ciaron.

"En el espacio de pocos me-

ses se contrataron miles deempleados para la gran em-

presa. El registro de sus es-

fuerzos, sus victorias y sus

tragedias constituye unapiedra miliar en el progreso

de la raza humana. Si en cier-to sentido representó un fra-caso, no lo fue; su denuedofue el gran experimento y elpreludio necesario para larealización finaL." (2)

En lo interno, el Istmo veía

desplomarse su ideal de ledera-lismo disfrutado por treintaaños. Los desÚrdenes no tarda-ron en explotar. Aunado al de-sencanto del retorno al centralis-mo, Colombia no otorgÓ ni si-quiera el carácter de Departa~

mento al Istmo sino que estruc-turó una dependencia directa deBogotá, ya que el gobierno deColombia quería el coiitrol di-recto sobre la faja de tierra don-de se construía un CanaL. Pal-

pando el estado de ánimo de lospobladores panamefios, el Minis-tro de Estados Unidos en Bogo-

tá recomendÚ al Departamentode Estado que algunos barcosdeb Ían permanecer alcrta en Pa-namá por los disturbios inmi-nentes. En el resto de Colombialas actividades revolucionarias

eran tales que la fuerza militaracantonada en el IS tmo fue tras-ladhda. Este desplazamiento de-

(1) DUV AL Miles. Cádiz a Catay. Editorial Universitaria 1973 p_ 126

(2) Ibid, p, 128

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jÓ al Istmo inerme para la re-volución en un momento en quela Compañía del Canal estaba enintensa actividad,

El Gobcrnador Pablo Aros e-mena pidió ayuda a las fuerzasde Estados Unidos para custo-diar los depósitos de carga en

ColEm. Esta situaciÓn fue apro-vechada por Rafael Alzuru paraefectuar un intento separatista.Se proiei",-Ó el área dc tránsitocon un dcstacamento de "ma-rines" hasta la llegada de tropas

nacionales que obligaron a Al-

zuru a retirarse.

Para ésto, Pablo Presián orga-

nizó una revuc!ta y tomÚ con-

trol de Colón. Al ser reprimidos,

se retiraron de la ciudad y la in-cendiaron. Antcs dc que pudiera

sofocarse el fuego, la mayor par-te de la ciudad estaba en ruinas.

"La Compañía del Canal seinquietó. ¿Qué ocurriría si a!;us propias dificultades se su-maban las que una guerra ci-vil tendría por necesidad qucacarrear? Por sisiema, la polí-tica de Lesseps tanto en Egip-

to corno en Panamá había si-do la de observar una estrictaneutralidad en caso de con-

flctos inlernos. Sabía que lo

peor para sus empresas era to-rnar partido por uno u otrobando. ¿Además, no estabanpara eso los Estados Unidos?

¿Acaso el Tralado de i R4(ì nolos obliga a man tener libre el

tráfico y restablecer el orden

en el Istmo? ¿No se daba conello una prueba al Gobiernode Washington que la Com-panía del Canal era una com-panía comercial y no un di.

simulado instrumento de polí-ti ca colonialista francesa?"(3)Liquidado el federalismo en

i 886, convertido en territorioadjunto a Bogotá, siendo menos

que un Departamento, destruidala ciudad de Colón, la Compa-ñía del Canal lnteroceánico en

problemas económicos, la si-tuación anímica de los istmeñosera deplorable. La humilaciÓnalcanzaba límites insoportables.

Luego vemos cómo se ma-nifiesta la fragilidad institucionalcolombiana:

"Por manipulcos políticos deMiguel Antonio Caro, presi-dente en 1889 colocó a dosancianos en la presidencia pa-ra seguir manejando a trasma-no al país.

Manuel Antonioy José Manuelconservadores.Frente a esto había dos fac-ciones liberales, un grpo ci-vilista convencido que eón lasarmas nada se solucionaba yun grupo de liberales "guerris-tas" con Uribe Uribe y su pe-

riÓdico para quienes la revolu-ción armada, aunque marcha-

SanclementeMarroquín,

(3) LEMAITln: Eduardo, Panamá y Su separa.cón de Colombia. Banco Popular. Bogotá1972. 2da, edición Italgraf, SA P. i 51

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ra al sacrificio, era indispensa-

ble para heccr salir al libera-lismo de su letargo." ( 4)

El espíritu de antagonismo aColombia se avivaba en elIstmo. Los libera!cs vencidos en1895 volvieron a la carga en1899 iniciando en Santander un

movimiento revolucionario quese vio correspondido en todoslos departamentos.

Se inicia así para Panamá laGuerra de los J\1i1 Días.

Análisis ideológico de las partes,unidas y en conflcto

Las ideologías liberales y con-servadoras no presentaban aris-tas tan agudas en Panamá comoen Colombia ya que la cir,~uns-tancia histÓrica había sido dife-rente. En Panamá no hubo en-comenderos poderosos, ni escla-vitud, ni grandes latifundios. Porel carácter transitista-comercial

del Istmo, la Iglesia no acaparó

tierras aquí; el poder terrate-niente de la Iglesia fue en otroslados uno de los pilares del con-servadurismo. Su poder fue, en-tonces, reducido. Las clases so-ciales no mostraban abismos tanprofundos.

Justo Arosemena delineaba elpensamiento general de su éticay fios of ía liberal as í: Mecan icis-

ta en el método, agnosticismo

radical, cientiticismo y moralexperimental. El, como otrosmiembros de su generación en

(4) LEMAITRE Eduardo. Op. Cipo Pp. 276 y 277

Hispanoamérica forjaron los ins-trumentos conceptuales adecua-

dos para liquidar las pertinacessupervivencias de las ideologías

coloniales y feudales.

La burguesía comercial de lazona de tránsito, como clascascendente en su momento pro-grcsista, constituirá el funda-

mento social y suministrará losinstrumentos políticos exigidos

para la concreción histórica dela conciencia liberal y la realiza-ción práctica de la teoría de lapa tria.

Esta teoría de la patria ha-bría de oponer una conciencianacional panameña en forma-ciiJl, a las estructuras consolida-das del Estado Liberal Colom-

biano. Desde las primeras etapasde la formación de la conciencialiberal istmeña el destino históri-co-político del país estuvo estre-chamente ligado a la zona detránsito y a las formas económi-cas librecambistas que se desea-

ba para dicha zona.

La reivi ndicación para elIstmo de esta autonomía econó-mica constituyó la meta que ca-racterizó el pensamiento econó-mico y político de los paname-

ños más esclareci dos del SigloxiX.

"Este imperativo librecambis-

ta, vinculado al autonomismoeconómico y político, lo en-contramos con reiteración através de los mismos docu-

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mentos oficiales que tratabancle justificar los diferentes in-tentos separatistas cid Siglo

XIX." (5)El Acta adicional a la Consti-

tucifm de la Nueva Gr,uiada que

crea en 1855 el Estado Federal

Soberano de Panam,i dispone ensu artículo 5 que "el sislcma de

Aduanas no podrá restablecerseen el Estado de Panam,i sin laaclquiesencia de su propia legis-latura. "

yecto al1sea tista de unirse a unade las potencIas desarrolladas sinentrar en contradicción.

Estas tesis de genuina califica-ción liberal coniienen los funda-

mentos fiosÓfico-políticos de lateoría federalista que entraría

en pleno auge a partir de 1855.

"El Istmo de Panamá es unaestructura social y política

simple y por lo tanto, máscercana de los intereses de lospanameflOs como individuosconcretos, y más alejacla delas pretenciones, siempre"abstractas", de la naci(m Co-lombiana, requiere, exige, unstatus administrativo, jurídicoy político propio, singular,autónomo." (6)Había, además, una gran masa

que seguía al grupo comercianteburqués. Esto es explicable dadoque, ideolÓgicamente, el libera-lismo postula en un lenguajeabsoluto las reivindicaciones par-ticulares de esa clase y articulatoda una metodología que lepermite reclutar la adhesión delas demás clases gravadas por lascontradicciones del feudalismo.

Este triunfo cle los librecam-

bistas va unido al rechazo per-

manente de involucrar al Istmoen las guerras civiles de Colom-bia. Al liberalismo panamcflO nole importa nada con los motivos

y propósitos que mueven al libe-ralismo colombiano en su lucha

con los conservadores.

Los istmefios en reuniones denotables (ohscrvese que sin espe-cificar que hubiese diferencia

ideolÓgica enlre los notables)

protestaban por el drenaje depobladores reclutados para lash'lerras civiles y se sefialan losgra ves perj uicios que estas

guerras acarreaban al desarrollodel país.

El Istmo tiene razones históri- ~ncas y geográficas que exigen el lNICIACION DEreconocimiento de un estructura LA CONTIENDA:social y política única con unadefinición propia de sus intere-ses colectivos.

Curiosamente, este ideal de

autonorn Ía convivió con el pro-

a) Primera fase de la guerra.En Panamá se alzaron en Na-

tá y ArraÎ ján teas revolucÎona-

rias.

(5) SOLER Ricaurtc: Formas ideológicas de la Nación Panamena. Editorial UniversitariaCentroamericana. 4a, Edición Costa Rica 1972, P. 54

(6) SOLER Ricaiirte. (lp. Cit. p. 58

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El General Rafael UnbeUribe, periodista y fervoroso li-beral, partidario de la lucha ar-

mada desde las columnas de superiódico "El Autonomista" in-flamaba con su pluma a los jÓ-venes panamenos. Ya iniciada lacontienda en El Cauca, visitóPanamá en su ruta a CentroAmérica.

"Era el General Uribe Uribe

hombre de virtudes excelentes eilustración poco común y todaslas cualidades del hombre deci-dido y de acción. Por ello se leconsidera el paladín de la reivin-dicación de nuestros derechos

arrebatados en 1885. De ahíque la idea de alcanzar por me-

dio de las armas el triunfo delpartido calaran hondamente enel espíritu de las masas y de lajuventud que engrosaban la granmayoría del liberalismo locaL."(7)En Centro América estuvo

gestionando ante los gobiernos

de Guatemala y Nicaragua sucolaboración para la guerra co-lombiana en dinero y armas. En

estas gestiones colaboraba conél, el Dr. Belisario Porras, joven

istmeno doctorado en leyes enBogotá y liberal desde siempreque actuaba en los países n'n'troamericanos como a~('nl(: dela revolución.

En la ciudad de Pan;i ni::i seeùitaban "El Aspirante" v "El

Criterio" ambos liberales. Sus

artículos se reproducían a mi.meÓgrafo y eran repartidos paramayor circulación por jÓvenes li-berales.

A fines de 1899 había cona.

tos de levantamientos y comen-

zaban a pasar peripecias losliberales dentro de la ciudad porla falta de armas y de fondos

para obtenerlas. El General Do-

mingo de la Rosa a su regreso

de Colombia narró al Dr. PabloArosemena el sentir de los jefesliberales que iniciaban la revolu-ción en El Cauca.

El Dr. Aroscmena se opuso alproyecto de iniciarla en el Istmodada la falta de preparaciÓn de

que adolecían.

En marzo de 1900 desembar-có cn las playas de Chiriquí laexpedición libnal que encabeza-

ba el Dr. Porras.

Nombrado por el directoriodel Partido Liberal Jefe Civil yMiltar del Departamento de Pa-

namá, se tomaron David. Porrasnombró a Erniliano Berrera co-mo J de de Operaciones de suexpedici ón.

Emiliano Berrera era un malestratega, desconocía el terrenopor completo, y como colofónse le despcrtaron celos terriblescon tra el Dr. Porras lo que lo

hacía vivir al acecho de cual-

quier oporttmidad para torcerlos planes de éste y desconocer

su autoridad.

(7) DE LA ROSA, Domingo, Recuerdos de la Guerra. Imprenta del Departamento. Ba-rranquila. p_7

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Al mando de las tropas con-servadoras estaban los Generales

Carlos Albán y Víctor ManuelSalazar.

Lemaitre nos bosqueja la per-sonalidad de Carlos Albán "co-mo un poeo extravagante, va-liente, y sin duda un hombre su-perior tanto por su ilustracióneomo por su genio polifacéticoy versátiL.

Salazar era, en cambio, laprudencia personificada y su va-lor como soldado tenía el dobleméri to de la modestia y la sen-

cillez." (8)

Estos breves perfiles debemostenerlos siempre presentes, yaque la personalidad de los jefesde esta contienda nos darán en

gran medida la clave de losacontecimientos que habrían de

desarrollarse.

Obviamente toda gestiónacordada por Porras y su estadomayor estaba sujeta a la inter-pretación subjetiva y emotiva desu Jefe de Operaciones. El nuli-ficaba cualquier estrategia porfinamente hilada que estuviese,ciegamente guiado por los celosY por las diferencIas ideolÓgicasmencionadas.

En cambio, en las filas con-servadoras a mb os generales,Albán y Salazar se acoplaron a laperfección supliendo el uno elarrojo necesario en el combate yel otro la prudencia indispensa-

ble para prevenir una temeridad.

(8) LEMAITRE, Eduardo Op. Cit, p. 283

34

En el bando conservador iodas

las figirras eran colombianas (nopanameñas ).

De David iniciaron los revolu-cionarios su avance por el inte-rior del país. En realidad, el go-bierno centrano conservadorconcentró su esluerzo militar endefender la zona canalera,oponiendo resistencia menor enel Interior. Sin encontrar resis-tencia avmizaron hasta Aguadul-ce, donde lograron su siguientevictoria al tomar la plaza trasbreve lucha. La popularidad de

Porras aumentaba al tomar me-didas de beneficio popular comola eliminación del impuesto de

degÜello y de la sal permitiendocon esto al campesino sin recur-sos una mejor alimentación.

. De Aguadulce pasaron a Cha-me donde eslablecieron su cam-pamento.

Ya estaban los revolucionariosen las goteras de la ciudad. Al

ver desde la perspectiva históricael desarrollo de estos aconteci-

mientos nos detenemos ante va-rios interrogantes que van pocoa poco delineando respuestas.

¿Por quc se enzarzó el Istmoen esta lucha cuando tradicio-nalmente se apartaba de las con-tinuas contiendas que sacudían

a Colombia"

¿Quiénes de los seguidores po-pulares entendían cabalmente laideología liberal?

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Cuáles de nuestros campesi-

nos y habitantes de las ciudades

agrícolas y ganaderas eran capa-

ces de encontrar la resonancia

interior que producían en Be-lIsario Porras los términos"godo" y "filbustero". Hoy endía se diría "mercenario".

¿Qué buscaban los panameñosal segur a Porras?

¿Qué significÓ en el devenirhistórico la guerra que iba to-mando cuerpo?

Veremos más adelante sus res-puestas.

En Chame como en Aguadul-ce se sintió en los campamentosel efecto del no profesionalismo

de los componentes volwitariosde la tropa. El alcohol, el ocio yel difuso significado de los pos-

tulados de la revolución traj olaxitud e indisciplina en la tro-pa. Esto, aunado al evidentedistanciamiento entre el más al-to comando era motivo de ver-dadera preocupaciÓn.

Nos cuenta el Dr. Porras:"En las relaciones de Herreraconmigo se veía ya que habíalaguas, soluciones de con-tinuidad, pero yo no me dabacuenta de ello, ni percibíaquiénes de los que me rodea-

ban podían fomentar divisio-nes entre él y yo." (9)

"En Aguadu!ce y Natá recru-decieron los incidentes áspe-

ros entre ambos. Al mismotiempo que huía o se aparta-ba de nosotros se le veíaatraer solícito a todo oficialdescontcnto; pero sin podcr

reprimir, por otra parte, su

invencible enojo contra losque me mostraban adhesióny simpatía: chocaba con ellosy los alejaba, consiguiendo

sólo anarquizar, desunir elEjército, creando una línea

divorcial entre él y yo." (10)

En estas circunstancias la ela-boración de una estrategia paraalgo nimio es difícil, ahora paraalgo tan delicado como era latoma de la capital que cotÙleva-ba si no el inminente triunfo li-beral en Colombia, algo tan se-rio y complejo como la separa-ción del Istmo de Colombia.

Así:

"La sorda rebelión de Herreradaba pábulo indudablementea las maquinaciones de la dis-cordia. En Chame se ve íanuestra situación cargada de

rivalidades y amenazas. Habíamuchos oficiales desconten-tos." (11 ) "Al principio se

creía en mí como en un

(9) PORRAS Belisaio. Memori de la capañas del btmo. Imprenta Nacional. Panamá1922. p. 205

(lO) PORRAS Belisaio. Op. Cit. p. 217

(11) Ibid. p. 218

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oráculo, todo obedecía a mipensamiento; todo recibía elimpulso de mi voluntad, y yaen esa época, con cualquierprctcxto se comentaban mishumanas fallas y se desconfia-ba de mi acierto."El Doctor Porras era miltante

liberaL. Berrera era militar. Estotraía un doble prisma de enlo-que a las decisiones de combate.Porras pelea por el poder políti-co, no por la destrucciÓn deaquello sobre lo cual se desea

ejercer ese poder."La guerra es siempre una lu-cha armada, mas el objetivono es siempre la matanza. Laconsideramos como un artede inteligencia y de audacia,

de ardid -a la vez que de fuer-za, en el que prepondcra el

contingente de la primera a

medida que progresa más. Lavictoria misma que corona unataque o una resistencia no lacreemos sino un medio. El fines otro; colocarse en aptitud

de dominar al enemigo, o re-ducido, si es posible sin

combatir, sin sacrificar un so-lo hombre, sin perder un soloelemento de los que po-seemos." (i 2)

El ejército se enriquecía en

hombres que llegaban al campa-

mento diariamente, desde P..na-má, Taboga, Chorrera, del Da-rién.

Regresaba también de Nicara-gua el incansable Eusebio A.Morales a bordo del barco "Mo-motomb o" con armamento,contingente y jefes.

"El armamento fue transpor-tado a la línea de batalla por

los indios de las montañas deCoclé comandados por Victo-riano Lorenzo, quien pactóesta ayuda con Porras a cam-

bio de ciertos ofrecimientos,

tales como redimidos delinicuo pago de diezmos y deotras cargas que pesaban aúnsobre ellos como resabio delos encomenderos de los tiem-pos coloniales." (13)

Entra por primera vez a esce-na el "Cholo Gucrrilero", Vic-toriano Lorenzo, figura muy dis-cutida en la actualidad.

Era Gobernador de los indiosde "La Trinidad." ¿Cuáles eranlos propósitos que lo llevaban a

colaborar con la revolución "res-tauradora"?

Victoriano era un cholo enarmas, uno de esos pobres cho-los ignorantes, oprimidos por elfeudalismo panameño.

(12) Ibid. p. 279

(13) CARLES Rubén D. Vktoriano Lorenzo. Editorial Litográfica. Panamá 1966, 2da.Edición P. 25

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"La revolución liberal de lostres años le abrió una senda

inesperada y el Cholo históri-co se arrojó a ella. ¿Por qué

tomó el Cholo Victoriano Lo-renzo el fusil del guerrilero?¿Por qué le siguieron las cho-ladas y las indiadas? Porque

en Victoriano Lorenzo se veían

e identificaban. Todo caudi-

llo, todo conductor, se ha di-cho, es una respuesta personal

a una interrogación colectiva.El indio y el cholo coc!esano

avistaban en Victoriano Loren-zo producto telúrico comoellos, la posibilidad de evadir-

se de su miseria y de recon-

qwstar, no la libertad meta-

física que no podían vislum-brar ni comprender, sino latierra que un día no tuvolímites para sus plantas. En

Coclé como en Veraguas, tu-vo el gamonalismo feudad pa-

nameñc) su más hosca faccióny más durable arraigo."Fue allí una realidad casi has-ta i 903, quizás hasta después,el gamonal dueño de vidas yhaciendas. El indio y el cholo

vieron a sus iguales ajusticia-dos por el amo en castigo defaltas contra la intocabilidad

del feudo. La cerca era para

ellos el símbolo concreto y

asequible de su opresión. Elganado del amo, un intrusoque les expulsaba de sus lade-ras y valles. Por reacción na~

tural, elemental, instintiva

quemaban las cercas y mata-ban el ganado. La "candela"

era un instrumento libertador.Toda esta fuerza geológica,

toda esta protesta primaradel hombre oprimido nutrió ye nardeció las guerrilas deVictoriano Lorenzo. Ni éste

ni alguno de sus secuaces ha-

brían podido ofrecer una ex-plicación doctrinal de su in-surgencia. El hombre común,horro de infecciones retóricas,no analiza apenas sus necesi-

dades. Las siente, las vive yactúa bajo su determinación.

No sabe tal vez a dónde va,pero sí que hubo de empren~

der la marcha y la continúa

con ansia finalista." (i 4)

Evidentemente su ideologíano era liberal. Era una esperanzade cambio, de obtener algunos

beneficios tan escamoteadossiempre a los indios. En su pri-mer trabajo pide a cambio lomás elemental. Suprimir losdiezmos.

Ya con armas el ejército avan-za.

"Se trazó la estrategia. Partedel ejército iría de Arl'aiján aCocolí, Miraflores y Corozal

hasta encontrarse con un con-tingente que venía de Chepoen Perry's Hil al mando delGeneral Emiliano Herrera.El Dr. Porras iría en la flotillahasta las playas de La Boca,

con el fin de subir el Cerro

(14) DE LA ROSA Diógenes. Eniiyo. Vario.. Editora lstmeña. Panamá. p. 84

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Ancón y asaltar la ciudad aldía siguiente." (15)El Dr. Porras nos dice:

"En la Chorrera, el 1 7 de ju-lio nos reuniremos en Consejode Guerra para acordar elplan de ataque finaL. Por lovisto, pues, Panamá no tieneacceso por el lado de tierrasino por una estrechura de700 a 800 mts. Fuera de éstano queda, hallándose sobreuna península, sino el marque la rodea por todos lados

casi. Habiendo estudiado de-tenidamente los mapas de laciudad y sus alrededores, pro-puse asaltar la ciudad ennuestros botes, por los lados

de Farfán. El grueso del ejér-cito avanzaría por Arraiján,en seguida a Cocolí y al acCl-carse a la vía fcrrea cruzaría aMiraflores, seguiría luego aCorozal y se apoderaría desus lomas. De Corozal ocupa-

rían otras lomas hasta la mar,Cangrejo, Bella Vista yPerry's Hil. Mientras 300hombres ocultos en Farfánaguardarían el aviso para ata-car por la noche la cosla.Por la Boca y Barraza. Subir

con sigilo al Cerro Ancón yatacar por detrás en la ma-

ñana al enemigo en la estre-chura y favorecer la entradade los aparentes atacantes de

las lomas." (16)

(15) PORRAS Belisaio. Op. Cit. p. 292

(16) PORRAS Belisario, Op. Cit. p_ 295

38

Al Uegar Rertera a Corozaltiene lugar la más flagrante de-sobediencia de Berrera, ya quese apartó de 10 aprobado por elconsejo mayor y atacó dos días

antes de lo convenido iniciándo-se así un desencadenamiento desucesos que tenían que desem-

bocar en iragedia.

Herrera atacó y venció. Pero

no persiguió a sus enemigos en-

tre los cuales iba el propio Ge-

neral Albán. Perdió dos días

ofreciéndo capitulaciones de Pa-

namá y Colón a Albán dándoletiempo a reorganizarse. De ha-ber atacado Panamá la hubieratenido sin resistencia algua.

El estado de pánico nos lodescribe el General de la Rosa

así:

"Tras la derrota en Corozalen vista de la entrada inmi-

nente a la ciudad por los libe-rales la plana mayor del con-selVatismo y los jefes superio-res encargados de la defensa

de la plaza se apresuraron a

abandonar sus puestos y serefugiaron en las naves mer-

cantes surtas en las aguas de

la Isla Flamenco. El General

Herrera envió a la ciudad con-

minacion de rendimiento.Albán y Salazar pasaron gran-des aprietos pues su posiciónera muy débiL. Pero negaronrendición. Segundo error deHerrera fue perder dos días

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yendo y regresando de la ges-tión de rendición cuando sihubiera atacado la ciudad hu-biera caído irremediablemen-

te." (1 7)

Así las cosas, los destacamen~tos que debían ir por mar hastaLa Boca que habían quedado en

Farfán a Órdenes del Dr. Porras

hacían preparativos. Pero tam-bI(~n cometieron dos crasoserrores:

"Un barco, El Gaitán, aban-

donó la playa sin órdenes ytraía un velero a remolquecuando se oyeron cañonazosdesde las Bóvedas.

Gran imprudencia cometidapor los nuestros. La sorpresa

del ataque se había perdido.."( 18)

"Avistando el gobierno delataque por mar el enemigo nocesÓ de disparar con su gran

cañón." (19)En tretanto, Herrera asume

otro papel que sella la suerte delos restauradores:

"Herrera había trocado supapel por otro muy distinto;su impetuosidad de antes delcombate se había convertidoen moderaciÓn tras la victo-ria. No quería forzar, con-

quistar, emplear la violencia

para entrar a la ciudad, sino

(17) DE LA ROSA Domingo. Op, Cit, p, 76(18) PORRAS ßelisaio. Op, CiL p. 295

(19) PORRAS ßelisario. OP. Cit, p, 306

(20) Ibid. p. 307

(21) Ibid. p. 310

entrar a ella como amigo a re-cibir los lauros, en virtud deuna entrega oficial: renuncia-ba a su actitud batalladora de

guerrero y se asentaba en elsilón del magistrado; envaina-

ba la espada y empuñaba lapluma.

"Entregue usted incondicio-nalmente -había dicho- lasplazas de ColÓn y Panamá ytoda nave, puerto o ciudadocupada por la Regeneración'y el otro había hallado las

condiciones duras." (20)

Dispuesto a destruir el Inte-rior pero no a dañar la Ruta-no era panameño- (para losinterioranos, la capital es un en-

clave colombo-extranjero).

Como colofón en Farfánocurría:

"El General.J osé CicerÚn Cas-

tillo hizo en Farfán un simu-lacro de batalla al aire libre,ensayando la toma del CerroAncón, a la vista de la ciudadque los miraba tranquila y ca-llada, frente a nosotros, y pa-

recía animarse y mirarnosalelada y triste, sus torres em-pinándose para vemos bien yconvencerse del sainete pere-grinamente ridículo que se es-taba represenlando," (21)

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Sc recibe entonces la visita deun emisario de Herrera:

"El Coronel Carlos E. J arami-llo emisario de Herrera trajolas noticas de Coroza! y la so-licitud de rendición y una soli-citud para que Porras le envia-ra las tropas con las que Porrasdebía atacar por La Boca parareforzar su ataque a la ciudad.

Porras se negó. El GeneralSimón Chaux intervino a favorde Herrera, y ante la negativa

de Porras exclamÓ: --"Puesbien doctor, IIerrera atacará

mañana a la ciudad y si lohace sin las fuerzas que usted

retiene aquí y es rechazado,

usted y no otro será el res-ponsable. "

Ante 10 cual Porras declinó ysometió su opinión a la dc

sus colegas preguntándoles:

¿Creen que voy errado y quie-rcn que cambie de camino?Lo haré de tal modo sacrifi-cando mi opinión pero repi-tiendo que vamos al desastre.De los amigos presentes EUse-

bio A, Morales que siempreestuvo identificado con Po-

rras dijo: Sí, creo que usteddebe poner las fuerzas a Órde-nes del General Chaux para

que se les lleve a Herrera."

Mendoza dijo: "Mándalaspues". Icaza guardó silencio.Dos horas después quedabanen Farfán con un 6'1UPO de

(22) Tbidem. p. 3 i 1

(23) DE LA ROSA Domingo. Op. Cit, p. 86

40

oficiales y emplcados y conlos restos del llamado Bata-

llón Panamá. El Gaitán y La

Cisterna bajo el mando deChaux habían salido del este-ro en dirección a la Boca de

la Caja en vía al Campamentode Perry's HiU." (22)

Parten las tropas en los dos

barcos, pero dado el aviso impru-dente de los revolucionarios enFarfán al gobierno, no pudieronllegar a la dirección propuesta

por encontrarse reforzada.

Se dirigen entonces a PeñaPrieta.

"Las fuerzas fueron avistadas

desembarcando y los fue a re-cibir el General Salazar. La ba-talla fue cruenta. A medidaque avanzaban iban quedandomuchos tendidos en la playa yel mangle, muertos o heridos."(23)

Amanecía y no se iniciaba elataque. Lo inaudito resultó serque Herrera atacaba a la luz ple-na del soL. Había comenzado aretumbar el fuego y ya no cesó

más.

"Con más de i ,000 hombres ysu Estado Mayor en Perry'sHil se inició el combate cn lamañana del 24 de julio. Lasfuerzas del gobierno se vieron

cm pujadas a sus trincheras pe-ro desde ahí causaron granmortandad en los revoluciona-

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nos que peleaban gallarda-mcntc a pecho descubierto.Uno tras otro entraban los ba-tallones a la siega imperturba-ble de la muerte." (24)La tragedia continuaba y los

resultados, a lo lejos, eran ob-

vios:

"Al medio día la situaciónera la misma pero en la tardecuando ya el sol se hundía enel ocaso solo retumbaban loscañones. Sus rugidos eran lú-gubres y para nosotros era cla-ro que el enemigo se manteníafirme en sus trincheras y quelos nuestros no habían podidoentrar a la ciudad. Si no, ¿porqué ese incesante estallido delas bombas? ¿Por qué cesó elruido de la fusilería cuando

una vez dentro de la ciudad

la lucha tendría que ser cuer-po a cuerpo?A prima noche no nos queda-ba más que ir a constatar lacatástrofe. Por el plano incli-nado de un abismo Herrera ycuatro o seis más de sus par-tidarios hab ían estado arras-trándonos y aunque habíamosresistido firmemente, soste-niéndonos cuanto pudimos,agarrándonos de lo que en-

contrábamos, habíamos caídopor fin y itodo estaba termi-

nado! En un momento de des-pecho me había quedado enFarfán significando así mi rc-

probación, mi protesta acercade los autores de tan tremenday forzada desgracia; pero aho-

ra, cuando la rabia impotentese sucedía al dolor debíamos

ir al Campamento a ver si po-díamos servir de algo, comoquien da una mortaja paraencubrir la verguenza de lairreparable desventura, frutode obcecados errores." (25)Todo estaba terminado."La revolución había fracasa-do en su intento de tomar lacapital; y aun cuando el Dr.Porras tomó el 25 las dispo-siciones para un nuevo ataque,por mediación de los cónsulesse llegó a un armisticio y final-mente los jefes liberales acep-taron una capitulación el 26,influyendo en la decisión lallegada del General CampoSerrano a Colón, con 1,000hombres de refuerzo para elgobierno, de Barranquila."(26)

y se consumó la pesadila. Ensólo cinco días se habían destrui-do sueños de años, preparativos,vidas valiosas sin cuento. La ba-talla del Puente de Calidonia pa-saba al juicio de la historia comoun absurdo holocausto construi-do por pequeñas pasiones y gran-des errores.

qquidada la invasión del Ejér-cito Restaurador en el Puente de

(24) SOSA Juan B. y ARCE Enrique J. Op. Cit. p. 298

(25) PORRAS Belisaio. Op. Cit. p. 314(26) SOSA Juan B. y ARCE Enrique J. Op. Cit. p. 298

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Calidonia el 26 de julio de 1900,sUs jefes se dispersaron en todas

direcciones: Porras, Mendoza,

Eusebio A. Morales partieron pa-ra Centro América. Pablo Mora~

les, Chaux, Ramírez, Toledo yEmiliano Herrera se dirigieron aTUmaco. No Así Victoriano Lo-renzo. Los indios presurosos re-cogieran las armas de los caídos

y regresaron a sus montañas.

Ocurría entonces en Colombiaun movimiento en el seno delpartido conservador.:

"Derrocan al gobierno nacio-nalista de Sanclemente siendopresidente el Vice-Presidente

Marroquín. El General Albánfue nombrado Jefe Civil y Mi-litar de Panamá.

"Pasada la espectativa sc reini-cIaron en e! Istmo las escenas

de sangre, con la diferencia dcque la guerra regular fue reem-plazada por el sistcma de gue-

rrilas. Desde el Daricn hastaBocas del Toro los indígenas

fueron armados y capitanea-dos por Victoriano Lorenzo.

"El gobierno tuvo que mante~

ner constantemente tropas pa-ra devolver la paz a esos pue-

blos víctimas de las demasías

de los contendores." (27)

Se iba sellando la suerte delIstmo por giros insondables de!destino, cuando comienzan aconcatenarse situacioncs y perso-najes. Colombia se destrozaba in-

(27) Ibidem. p, 299

(28) PORRAS Bclisario. Op. Cit. Introducción p. x.

42

ternamente y nos arrastrabainexorablemente al fondo de su

abismo.

Belisario Porras se defiendeasí:

"La revoluciÓn liberal de Co-lombia que creía contar conmuchos y muy prestigiososconductores, no tuvo propia-mente hablando, un jefe, estoes, una espada que sumara to-das las aspiraciones del parti-do.Las emulaciones dieron origenal desconcierto completo.

La revolución, arrastrada porun vértigo devastador llegÓ alextremo de juzgar indispensa-ble destruir algo, ya que impo-tente había sido para acabar

con el adversario. No tenien-

do laureles que disputarse se

lanzÓ al rostro el lodo de lasderrotas.Los partidos en desgracia son

implacables consigo mismos.

Si no pueden arrancarse las en-trañas se despedazan las hon-

ras.

Sin el franco, decidido, leal yoportuno apoyo con que secontaba para triunfar, el éxitono acudía al llamamiento delos combatientes; en cambio

la desgracia los perseguía, el

monstruo de la anarquía, deldesconcierto: de ahí el desas-tre moral y material del libe-ralismo" (28)

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El Istmo en lo internacional

Los Estados Unidos se desarro-llaban como una gran potencia.Con la expansiÓn del país haciael oeste era de creciente impor-

tancia conseguir un medio paramanejar adecuadamente el co-mercio entre las dos costas y

consolidar la expansión ganada

previamente a través de guerras,tratados y compras.

El Tratado Clayton-Bulwer es-taba en el camino de estos pla-nes e Inglaterra no tenía ningúninterés en abrogarlo. Fue nece-

sario esperar la coyuntura his-tórica de la Guerra Bocr en la quese enzarzó Inglaterra y la apertu-ra de los comercios asiáticos a

través del Canal de Suez desde

1869, y para el dominio de loscuales Inglaterra deseaba a Esta-

dos Unidos como aliado en la po-lítica de puertas abiertas.

Dominando Gibraltar, despuésSudáfrica y Suez, Inglaterra seconcentró en la política medite-rránea, retrocediendo en el Cari-be.

Estas circunstancias hicieronque Inglaterra perdiera interésen conservar una posición enAmérica Central y se mostraraanuente a revisar el Tratado. Des-pucs de elaboradas negociaciones

en las que la posibilidad de laruta de Nicaragua era la favorita,el 18 de novicmbre de 1901 se

firmó el Tratado Hay-Pauncefote

(29) DUV AL Miles, Op. Cit. p. 160

(30) lbidem p. 164

en Washington. QuedÓ EstadosUnidos libre para proseguir supolítica del CanaL. La idea del ca-

nal tomaba forma definitiva.

Se inicia entonces la lucha porlas ru taso

Desde finales de 1888 la apa-ratosa quiebra de la Vieja Com-pañía del Canal Interoceánico ha-bía sacudido con sus últimas con-secuencias financieras a Francia

y el proyecto quedó convertido

en una zanja a medio terminar ychatarra.

Buneau Varila que había esta-do trabajando como .J de de laCompañía de Excavación deCulebra fue relevado de responsa-bilidades en su actuación.

"No obstante, al tencr que em-pezar una nueva vida, conser-vÓ los objetivos más importan-tes: la restauración de la gran-deza real de De I,esseps a losojos de Francia y la prosecu-

ción de "la gran idea" hasta suéxito finaL." (29)

Es accionista de la NuevaCompañ ía del Canal de Panamá ydemostró ser un negociador au-

daz que aprendiú muy tempranoel arte de manejar negociaciones

dif Íciles "con hombres situadosen posiciones importantes y en

desarrollar esa "perspicacia intui-tiva" y arrojo característico que

usualmente marcan verdadera-mente al líder victorioso de cual-quier movimiento." (30) Paso a

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paso va inclinando la opinión sc-natorial y presidencial de EstadosUnidos por la ruta de Panamádesplazándose con rapidez felina,valiéndose de lo que fuera nece-sario para la consecución de suspropósitos.

El 26 de abril de 1900 Colom-bia otorgaba a la Nueva Compa-ñía del Canal una extensión a suconcesión hasta 1910. La situa-ción política y económica de Co~

lombia está en los límites de 10

amorfo y agónico. Graves aprie-tos financieros, absoluta falta de

decisión en gobiernos desgarra-

dos por las luchas de liberales yconservadores hacían de Colom-bia un país de gobiernos débiles,caducos, carente s de estabilidad,de control de decisiones al pun-

to que hubo hasta una tenden-cia a "vender el Istmo a los Esta-dos Unidos." El propio Istmoera escenario de la lucha con He-rrera y Porras en armas en la des-garradora guerra de los mil días.

En este contexto, la negocia-

ción se convirtió en un proyectointerimperialista entre Estados

Unidos y Francia a espaldas deColombia y Panamá que eran laspartes afectadas, ya que al de-

mostrar Marroquín su incapaci-dad de efectuar el traspaso de laconcesión francesa a EstadosUnidos, los franceses decidieron

tomar el asunto directamente ensus manos.

Comienza a mencionarse aaltos niveles el secreto a voces dela decisión que va tomando cuer-po en los istmeños de indepen-

44

dizarse y negociar directamentc

con Estados Unidos si no se llegaa concretar un tratado.

b )S~:ncla fase de la guerraAl cumplirse año y meses de

finalizada la tragedia del Pucntede Calidonia llegó a San Carlos

una fuerza expedicionaria enca-

bezada por el General DomingoDíaz.

El contingente cruzó el Istmo

y sorpresivamente tomó Colón.

Albán los venció en sangrientoscombates en Emperador, San Pa-blo y Buenavista. Colón capituló

el 28 de noviembre de 1901cuando intervino el comandantedel crucero Iowa anclado en laBahía de Limón.

Obsérvese que para esta fechaya el Senado de los Estados Uni-

dos había aprobado la Ley Spoo-ner y las negociaciones para la

construcción del canal están en

fase embrionaria. Es entonces

cuando ocurre la intervención delos marines en 1901. Desde 1885cuando el incendio de Colón nointervenían. En 1899 desembar-caron en Pedregal tras el arribode Porras "para protecciÓn desus nacionales." Se retiraron y notuvieron ninguna actitud adicio-nal mientras Porras avanzaba vic-

torioso por el Istmo.

Pero en 1901 la situación eraotra. La hegemonía de EstadosUnidos en las negociaciones eraevidentemente de mayor enver-gadura. Era del interés norteame-ricano el control sobre el Istmo.

Necesitaban la paz en la región

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amparados en el mantenimientode la zona de tránsito durantelas negociaciones las cuales pro-gresarían más satisfactoriamentepara ellos si los liberales eran

aplastados.

Bajo la dirección del Almiran-te Casey fue ocupada la zona de

tránsito y las vejaciones a las tro-pas colombianas hirieron profun-damente el orgullo colombiano.Los Estados Unidos no estabangarantizando la soberanía de Co-

lombia sobre el Istmo. Velaban

por sus propios intereses y eneste momento crítico de las ne-gociaciones la intervención en elIstmo tuvo gran influencia y lascondiciones cambiaban con rapi-dez.

Los métodos del AlmiranteCase y levantaron una oleada de

indignación en Colombia lo cua!afectó severamente las negocia-ciones llevando el incidente a larenuncia del Dr. Concha comoMinistro de Colombia en EstadosUnidos.

La capitulación de Colón fuefirmada en la cubierta del buquede guerra norteamericano Marie-

tta.Luego de esta victoria, el Ge-

nera! Albán ordenó la persecu-ción del indio Victoriano Loren-

zo al Coronel Sotomayor. Este

ordenó la quema de varios ran-chos y los indios dieron el gritode guerra que resonó por lasmontañas circunvecinas.

(31) CARLES Rubén D. Qp. Cit. p. 34

"Si en verdad a Viclorianole atraía la milicia y la vida

de aventuras de los revolu-cionarios, aún no entendía nile apasionaban las razones de

la lucha armada que movíana las huestes liberales. Los cho-los no tenían un concepto cla-ro de la ideología, pero ellos,al igual que las clases sufridasy trabajadoras sobre las que

pesaban toda clase de gravá~

menes, sin privilegios socia-les, se denominaron liberales. "(3 i)

Los capitanes PatIño y Norie-ga, remanentes del fracaso delPuente de Calidonia, al notar larelevancia de Victoriano y viendoen él una esperanza para la causaliberal tan mal parada, llegaron alas montañas con sus contingen-tes y se unieron a las tropas de

Victoriano.

"Sin embargo, los recién llega-(31) CARLES Re910.5immesD (Ministr 113as tropas de) Tj /F31ncla48 Tvícti7 Tfo Viás"Sioranza para la cauarie-

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que era la representacifm ge-

nuina de su raza." (32)

"El rompimiento de Noricga y

Victoriano ocurrió. El cholo

no entendía otra manera dehacer la guerra que guerrean-

do. Dc allí partiÓ su resenti~

miento y sospcchas hacia No-

riega quien no estaba colocadoen igualdad dc condiciones a

las CIe Victoriano, a quien sehubiera fusilado sin previo

juicio en el caso de caer pri-

sionero." (33)

En los primeros diez meses de1901 hubo en el Istmo una seriede combates entre los que sobre-salieron los Tres Picachos, cerca

de Olá, Santa Fé que terminócon la retirada de los gobiernistasy Gago en el distrito de Penono-mé. En todos estos combatesvenció Victoriano y su tropa.

VIctoriano se toma Penonomcy entonces envió por el Dr. Po-rras que desde la finalización dela tragedia del Puente de Calido-nia se hallaba exilado en Costa

Rica.

Este vino con Manuel Quinte-

ro Vilarreal y Carlos Mendoza

por la vieja ruta de tránsito con-

trabandista de Codc del Norte amediados de octubre.

Al frente del ejército, Porras y

Victoriano pusieron sitio a Agua-dulce pero fueron sitiados a suvez por Albán.

(32) Ibidem p. 4)

(33) Ibidem. p. 43

46

No hahía transcurrido un mesdel somctimiento total de los ex-pedicionarios del General Domin-go DÍaz cuando una nueva inva-sión más numerosa y mejor equi-pada llega a la Bahía de Búcaro,Tonosí el 24 de diciembre de1901 al mando del bizarro Gene-ral Benjamín IIerrera.

Estratega e intrépido soldado

de acción, enérgico, de mirada

aquilina, valiente, macizo confama de no tolerar en sus filashombres viciosos ni miltares sinhonor.

El General Alhán tenía enton-ces dos problemas gravcs. Victo-riano Lorcnzo en las montañas

de Coclc y a Benjamín Herrera

en TonosÍ.

Así la situación desembarcael Ceneral Benjam ín Herrcra ini-ciando la tercera y última etapade la guerra,

Sus subordinados tenían ver-dadera devoción por éL. Fue cs-parciendo su dominio tanto porAzuero como por Chiriquí. En-tonces propuso Heflera a Albánun canje de prisioneros.

"Cuando los presos liberalcsllegaron a TonosÍ traían todaslas novedades importantes dela capitaL. Se enteró así queAlbán se hab ía apoderado del'L,autaro'. El General Albánestaba a bordo.

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De repente, Albán que no dis~tinguía al Padila sintiÚ el ca-ñonazo bajo la línea de flota~ción y una granada que cayÓ

a sus pies lo destrozÓ." (34)El Padila viró de redondo y se

alejó. La conmociÓn que produjola mucrle de Albán fue cnorme.

Salazar fue nombrado en sureemplazo; y desaparecido el pe-ligro marino, Herrera fue en auxi-lio de Porras que se encontraba

pasando dificultades en Aguadul-ce.

En esta guerra la posesión deAguadulcc era de vital importan~cia. Estando cn la mitad del Ist~mo, poseer csta plaza significa-ba poseer AzuelO y Chiriquí, conriquezas agrícolas y centros po-

blados de importancia.

La intervenciÓn de Berrera enesta ocasiÚn es conocida como su"primer Aguadulce,"

"Un mes bastó para ceñirse es-te nuevo laurel y no obstantehaber tenido muchísimas ba-

jas puso prácticamente en fugaal General Castro y obtuvo uncuantioso parque en la escapa-da.

Berrera ya no tenía enemigos

en el Istmo. Desde el ferroca-rril hasta la frontera con CostaRica era suyo." (35)

Ocurre entonces la coyunturafatídica del Istmo. Tras la muer-

(34) LEMAITRE Op. Cit. p. 287

(35) lbidem. p. 290

(36) lhidcm. p. 292

te de Albán, Herrera había cruza-

do cartas con Arjona, J de Civil ymilitar interno de la plaza:

"Haciendo proposiciones deneutralizar en la contienda lasciudades de Panamá y Colón yabogaba por la soberan ía, laintegridad y la dignidad de la

patria, frentc a la intervenciÓnamericana. Arjona contestÚ:Conforme al Tratado de 1846entre el gobierno de NuevaGranada y Estados Unidos, és-te último tiene el derecho de

garantizar positiva y eficaz-

mente la neutralidad de las dosciudades y de la vía con la mi-ra de que en ningún tiempo

sea interrumpido o embaraza-

do el libre tránsito de uno aotro mar. Y si esto es así nopuede privarse al gobierno, le-gítimo representante de la so-beranía nacional del derecho

que tiene al concurso de aque-

Ha nación cuando Hega comoha llegado ya, el caso que

contempla el referido trata-do." (36)

Esta era la tragedia que palpi-taba y determinaba la suerte fa-tal del Istmo y que determinÓ lade la campafia de Benjamín He-

rrera.

Herrera se retirÓ a David de-

jando a buen recaudo Aguadu!ce.

No quería atacar Panamá por-que ya el gobierno de Colombia

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había solicitado a Estados Uni-

dos que interviniera e! Istmo encaso de ataque a Panamá.

"Quiso atraer los ejércitos dePanamá hacia el interior. Debi-litó a propósito a Aguadulce ySalazar cayÓ en la trampa.Sobre el 'segundo Aguadulce'

como se ha llamado esta famo-sa y última batalla de Herrcra

en el Istmo se ha discutidomucho, dándole y negándolcméritos." (37)

Ocurre entonces 10 inevitable.El gobierno del General Salazar

trata de restar valor a la victoriade Berrera en Aguadulce mien-

tras el gobierno reforzaba Pana~

má y Colón, y conseguía un bar~

co mayor que e! Padila.

Pero sobre todo, corriendoaterrorizado a solicitar oficial-mente al gobierno de los EstadosUnidos el desembarco de su in-fantería de marina para que man~tuviera libre e! tránsito de un mara otro y para que a Herrera no se

le fuera a ocurrir, de una vez portodas, acercarse a Colón o Pana-

má.

En David, otro factor aflora enlos ejércitos de JIerrera:

"Al iniciarse la guerra de losmil días el elemento paname-ño no tenía ninguna experien-cia en el ejercicio de las armas.Estas diferencias con el ejcrci-to veterano de Berrera y el

(37) Ibidem. p. 295

(38) CARLES Rubén D. Op. Cit. p. 79

48

neófito voluntario panamefio

se ponían de manifieslo másen la oficialidad que en la tro-pa pues los panameños no ha-b ían ganado su posición porméritos militares sino por su

capacidad de mando o adhe~sión a la causa liberaL. En este

plan de apreciación siempre

los centranos llevaban la pri-macía y las distinciones de lajefatura de la guerra lo que

motivaba un permanente gra-do de inconformidad de losque hacían méritos para mayo-res reconocimien tos sin lograralcanzarlos y por lo tanto se

consideraban desplazados por

los de afuera aun en su propioterruño." (38)

Las figuras se muestran en unejército ocioso y falto de metas.

"En ese momento culminantede su carrera militar Benjam ín

Herrera llegÓ a tener bajo su

mando entre e! Istmo y el Cau-ca algo más de 8,000 hombresy con razÓn se ha dicho que estal vez el ejército revoluciona-

rio más grande que caudillo al-guno tuvo en América Latina.Pero ¿de quc le servía aquellafuerza? Adelantarse hasta la lí-nea del ferrocarril o atacar lasciudades terminales estrellán-dose contra las defensas de!

gobierno reforzadas CCli "ma-rines" ya llamados por Marro-

quín era un suicidio. Reem-barcarse para e! Cauca era la

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confesión de la inutilidad desu campaña Ístmica así hubie-ra resultado ésta. victoriosa.Organizar una expedición porel Atlántico donde el gobiernotenía dos barcos de guerra yla revolución ni siquiera trans-portes era un sueño de hadas.

Además hab Ía fricciones ensus fias. Su autoridad había si-do desconocida por varios ge-nerales y al Dr. Porras llegó

hasta a condenarlo teórica-mente a varios años de prisión.Por otra parte el Istmo estaba

totalmente arruinado. El man-tenimiento de aquel enormeejército ocioso era material-

mente imposible." (39)Los únicos caminos que se

ofrecían al caudilo victoriosoeran: permanecer en su sitio perosin oficio y con muy pocos recur-sos para mantenerse.

Capitular porque ya surcabalas aguas del Pacífico rumbo aPanamá el "Bogotá Herrera quesentía los dolores de la patria co-mo los de su partido se avino ala capitulación.

Ya Uribe Uribe hab Ía capitula-do en el Tratado de Nerlandia. Eljefe liberal no lo pensó más y el21 de noviembre de 1902 firmómediante los buenos oficios delalirante norteamericano Silas

Casey el histórico Tratado delWisconsin celebrado en este aco-razado norteamericano surto en

(39) LEMAITRE Op. Cit. p. 294

la bahía de Panamá con el cualterminó la última guerra civil enColombia.

El Istmo quedó postrado. Ter-minaba ya el 1902 y la situaciónera atroz.

"La Regeneración de RafaelNúñez destrozó de un mano.tón el Estado Federal Istmeño

y "rebajó al Istmo a la humi-

llante condición de territorionacionaL." El exacerbado cen-

tralismo de la Regeneraciónreavivó los sentimientos nacio-

nalistas de los panameños ypreparó las condiciones para

un alzamiento. La revoluciónliberal, de 1899-1902 fue en elIstmo, a más de un movimien-to político, una acción nacio-

nal contra el centralismo rege-

nerador. Es posible que la inne-gable preponderancia numéri-ca del liberalismo en Panamásea en parte expresión y pro-

ducto de la oposición del na-cionalismo panameño al cen-tralismo 'regenerador.' Prue-

ba de ello puede ser el he-cho de que en ninguna delas regiones colombianas logróla revolución liberal imponersetan ampliamente como en elterritorio del Istmo. Entre latoma de David, después delcombate de San Pablo y lapaz del Wisconsin la revolu-ción liberal dominó el Istmoy el gobierno conservador no

ejercía jurisdicción operante

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más allá de las afueras de laciudad de Panamá." (40)

El Tratado Herrán-Hay estaba

en la fase de la estructuración fi-naL. Se podía preveer lo que seríapara el Istmo su implementación.

Tras la firma de la paz del Wis-

consin, se palpó que la amnistía

a los jefes liberales se efectuabapara aquellos que eran colombia-nos. A los jefes y oficiales pana-meños se les persigue y exila, seaprehende a Lorenzo. Se aplastaal Istmo y se preparaba el caminoa su total sometimiento a Colom-bia, tras esto, el Tratado Herrán-Hay. La política norteamericanase transparentaba. Es por elloque la guerra de tres años trasun-ta los rasgos más generalcs de la

guerra de independencia. Los co-

merciantes estaban arruinados sinpoder restablecer sus negocios;los hacendados sin una sola respara recomenzar el procreo; aaquellos que pose ían fortuna se

les había exigido hasta el últimopeso en contribuciones de guerra;las familias que formaban los po-blados estaban ahítas de la in-quietud y sobresalto que produ-

cían los revolucionarios que cir-cundaban las poblaciones o lostoques de cornetas que impartíanórdenes a los soldados para ocu-par sus puestos en las trincheras,

Tras la firma del Tratado del,Wisconsin los jefes y oficialesdebían entregar armas. Victoria-

(40) DE LA ROSA Diógenes Op. Cit. p. 97(41) CARLES Rubén D. Op. Cit. p. 116

50

no Lorenzo, a la sazón en San

Carlos no entendía las razones deello. Tras la paz firmada a bordodel Marietta había sido persegui-do y obligado a replegarse a lasmontañas, pero su ejército ibaarmado y tenía cómo defender-se. Ahora la paz del Wisconsin

debía semejarle algo parecido.No iba a someterse y dÚcilmentevolver a la vida de explotación

para él y su pueblo. Al ser reduci-

do por Hellera dijo: "Estoy pre-

so entregado por Herrera al Go-

bierno." Se sintió traicionado.Pensemos ahora, si el perdón

alcanzó a los jefes liberales, sien-do Lorenzo un hombre de Porrassi se vuelve a internar en las mon-tañas, con su ejército en armas, elpeligro de que volviera a llamar aPorras exilado en Costa Rica,como había hecho en años ante-riores, continuaba. ¿No resultabaLorenzo un peligro para las nego-ciaciones que ameritaba que Co-lombia eliminara, y a través de

ello desconyuntara el movimien-to guerrilero que podía volver a

alzarse si su 1 íder permanecía, yasí ase¡"'lraba el total aplasta-

miento de los liberales exilado s,sin una cabeza de puente quepermitiera otro levantamiento?

Al entregar Berrera a Victoriano

Lorenzo a Salazar y Vásquez Co-

bo dijo: "Pongo a la disposiciónde ustedes este oficial, pero bajola garant ía plena del Tratado."(41 )

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"A lo cual respondió Salazar:

Ofrezco a usted solemnementeque mientras yo sea Go-bernador de Panamá, Loren-zo será jusgado estrictamente

de acuerdo con las cláusulas denuestro convenio de paz, que

es para mí ley de la Repúbli~

ca." Vásquez Cobo contestóde igual manera. (42)

A bordo del Bogotá permane-

ció Lorenzo hasta el 24 de di-ciembre. Se abrigaba el proyectotrazado de alejar al guerrilero delIstmo y retenerlo en el Cauca

como una garantía de tranquil-dad en el Departamento de Pana-má.

"Pero he aquí que por circuns-tancias que nadie ha podidoaveriguar el General Lorenzo,libre a bordo del "Bogotá" ba-jo la palabra de honor del Ge-neral Nicolás Perdomo, y poralgún torpe consejo o por algu-na trama siniestra prefirió es-caparse del buque y esconder~

se en la ciudad.

Aquello se consideró comouna fuga y la policía lo apre-hendió con suma facilidadhasta el punto de hacersesospechoso que alguno delos jefes del cuerpo fue elque le dio al fugitivo los me-

dios para escaparse y luego lle-narse de gloria capturándolo yen seguida le dieron curso a lossumarios iniciados para expli-

(42) Ibidem p. 122

(43) CARLES Rubén D. Op. Cit. p. 11 7

car su prision, como resulta-do de una investigaciÓn pordelitos comunes." (43)

Sin embargo, su juicio no si-guió dicho curso y fue sometidoa Consejo de Guerra verbal poralgunos crímenes cometidos porlas tropas bajo su mando, a pesarde estar en vigencia el Tratado dePaz y la amnistía.

y así, abandonado de todos,

fue condenado y fusilado en laplaza de armas del Cuartel deChiriquí el General Victoriano

Lorenzo.

Prejuicios y resabios brilaronmeridianamente en el fusilamien-to. Usado mientras fue útil yabandonado después. Es que pen-samos que quizás si Herrera hu-biera estado en lugar de Salazar y

Vásquez Coba la suerte del indiono hubiera sido muy diferente.Quizás no hubiera sido fusilado.,pero sí apartado del lado delblanco.

¿Que fue sanguinario? Sí. Pe-leaba al modo del indio. Losblancos en esa guerra también lofueron. Al modo como fue trata-do el indio por el blanco. Toda lahistoria del indio en América

brotaba del cañÓn de sus rifles yde los de su ejército. No puedeculpársele de ello ni tampoco sepuede culpar a su subalterno delos desmanes de guerra cometidosmientras Benjamín Herrera era elJefe Supremo. ¿Es que Herrera

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acaso los ignoraba? Era h'1erramientras vencían. Eran crímenes

al ser vencidos. Pero no fue He-rrera, Jefe máximo el que tuvoque pagar por lo que hizo sutropa a ciencia y paciencia de to-

do el Estado Mayor. Lorenzo fue

un General de División entre to-dos los que hab ía. Pero es que

era indio, y el único indio en to-ù'o el Estado Mayor. Ese era,pucs, a juicio del blanco vence-

dor y del blanco vencido el que

tenía que morir.

La guerra y sus consecuencias,

como etapa preindependentistaFlota en nosotros ya casi al fi-

nalizar el estudio de la contiendauna pregunta y una certidumbre:

Nos preguntamos, si el Trata-do de 1846 fijaba una realidadescueta que se manifestó tanpronto la invasión de Porras so-

bre David en 1899..."Tan pronto la invasiÚn de Po-rras avanzó sobre David losguardia~marinas del barco deguerra Pennsylvania desembar-caron en Pedregal para infor-marse de la suerte que hubie-ran corrido sus connacionales.

Caso curioso y sorprendente es

que en el transcurso de los su-cesos ocurridos en el avancc dePorras sobre Panamá no me-diara ninguna otra interven-ción de las fuerzas navales nor-teamericanas.

Regía el Vallarino-Bidlack de1846 entre Colombia y Esta-

(44) CARLES Rubén D, Op. Cit. p. 104

52

dos Unidos, en el que Colom-bia por temor a Inglaterra su-girió e insistió a Estados Uni-dos que la nación norteña sehiciera garante de la neutra-

lidad del Istmo "con miras a

que en ningún tiempo exis-tiendo este tratado sea inte-rrumpido o embarazado el li-bre tránsito de uno a otro mar;y por consiguiente quedarían

garantizados los derechos de

soberanía y propiedad que laNueva Granada tiene y poseesobre este territorio. Estados

Unidos intervenía o no según

las apreciaciones de las auto-ridades navales." (44)

Es obvio que las intervencio-nes se sucedían conforme al inte-rés norteamericano más que alcolombiano. Prueba absoluta deello fue la intervenci(m de 1903.¿Era lo inteligente ignorar esta si-tuación? ¿Proceder acorde era fa-talismo y resignación? ¿Si luchar

contra la omnipotencia yanquiera suicidio la aceptación de latutela no habría concluido la his-toria del Istmo como Puerto Ri-co, convertido en colonia?

La presencia del poder de uncentro hegemónico persiste en ladeformación de nuestra naciona-lidad. A lo largo de los siglos he-

mos tenido a nuestra derecha aun demonio tutelar.

Pobres, pequeños, inermes, losyanquis nos han tratado de con-vertir en una sociedad a su ima-gen y semeJanza.

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El peso formidabla de la rutaha moldeado nuestra personali-dad.

Nos han penetrado amplia-mente. Los historiadores al ser-vicio de la oligarquía extranje-

rizante nos han hecho creer quesomos cobardes, ignorantes, irres-ponsables. Nos tergiversan nues-tra historia para que veamos unpasado inconexo, carente de sig-nificado, sombreado por la ima-gen de uns independencia de"Mentira" hecha a la medida de

las necesidades yanquis. Pero...¿Por qué se luchaba de 1899 a1902? ¿Por qué se enzarzó ellst-mo en esta única y última ?;e-rra? ¿Qué significaba la doctrinaliberal para el ideal istmeño?

La doctrina liberal era el pen-samiento progresista de la épocaque propugnaba por la autono-mía federal o independencia conbase popular.

Este liberalismo expresa en iopolítico al ser social de la bur-

guesía comerciaL. Desdc estepunto de vista, conciencia libe-ral y conciencia nacional son

un todo indiviso.

Era en la que el pueblo veía

su posibilidad de reivindica-ciones. Se luchó en el Istmo en-

conadamente, perdió un cuartode su población de por sí magra,

en esta lucha contra poderes in-mensos.

Huido Porras, muerto Victo-riano, quedaron como dirigen-cia los representantes conserva-

dores que a su vez eran funcio-

narÎos del FerrocarriL. Amador,Arango, o individuos como Huer-tas que tras su actuación en eljuicio de Lorenzo era figura rele-vante.

Pesaba la amenaza de i".iterven-ción. Estaban negociando Marro-

quín, un "buan viejo" epítetoque arropa a un débil y miserable

anciano en la historia y Roos-

Ilvelt, el fatal oso, Teddy Roos-evelt al que no ha podido con-ceder, ni ante sus nacionales, un

atenuante a su conducta con Co-lombia y Panamá,

Cada debilidad de Marroquíny su gobierno era aprovechada

por Roosevelt exigiendo más y

más hasta llegar al ex-abrupto ju-rídico con el que hoy, a casi unsiglo, todavía luchamos.

Finalizada la guerra y liquida-do el ideal liberal para Estados

Unidos la situación se torna enextremo favorable para sus pro-pósitos. Como resultado de la fi-nalización de la guerra, el Istmointervenido, los sectores liberalesdesbandados, el Tratado Herrán-

Hay rechazado por el Senado Co-lombiano la situación no pod.ía

presentarse mejor. Los elementosrepresentativos del Istmo sab ían

y sentían la necesidad de la inde-pendencia y la concertación de

un Tratado con Estados Unidos.

Panamá necesitaba el'canal. '.:así inexorablemente marchamosal encuentro de nuestro destino

marcado por el determinismogeográfico.

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¿y por qué? Porque la guerrade los mil días canceló la posibi-lidad contraria. liquidó al anheloreformista que subyacía a losideales liberalcs y al predominiode uno u otro caudilo.

Los líderes que no murieronmarcharon al exilio, Como anota-mos previamente, al resquebraja-'miento de la economía se aunó ladepresiÓn total de los espíritus.

Ante la derrota, con el corazón

estrujado, hubo que abandonar elcampo a conservadores acomoda-ticios que apresuradamente pac-taron la independencia, y de la

misma forma aprobaron el Trata-do Buneau-Varrila-Hay para elCanal Interoceánico que aúnarrastramos como cuerpo extra-ño en la geografía de nuestro

Istmo.

CONCLUSIONES:

La primera etapa de la Guerra

de los Mil Días fue perdida por

los liberales fundamentalmente

por la rivalidad existente entre

colombianos y panameños.

La segunda etapa se vio obs-taculizada por el cambio operadoen las circunstancias históricas dela negociación que se tramitabapara la construcción del canal en-tre Estados Unidos y Colombia

que impidió el acceso a la capitalde las tropas liberales a través de

la intervención de los marines enla zona de tránsito.

La paz del Wisconsin otorgó

amnistía a los generales colom-

bianos pero persiguió y exiló a

54

los panameños y fusiló a Lorenzoliquidando así la dirigencia libe-ral y descoyuntando el movi-miento.

Las causas de la guerra de losmil días fueron:

La decapitación de la autono-mía federal y el propósito del go-bierno central de negociar al Ist-mo con Estados Unidos en untratado que fuera para su único

beneficio. Esta guerra fue en ver-

dad nuestra guerra de indepen-

dencia.

Como consecuencia del resul-tado de esta i"ruerra surge nuestraindependencia, mediatizada, pro-tegida, intervenida. No es acepta-

ble, tras el estudio realizado, la

versión caduca, simplista y tea,i--versada de que nuestra indepen-dencia fue debida al rechazo delTratado Herrán-Hay por el sena-do colombiano y que en virtudde ese rechazo, alewe e irrespon-sablemente coadyuvamos a crearuna independencia de mentira yuna república de opereta comomedio para la consecución de untratado que hiciera el Canal In-teroceánico, y a través de él, rei-vindicaciones económicas.

Nuestra historia es mucho másrica en aconteceres y severa en

consecuencias. Debemos esfor-zarnos en hacerla conocer en for-ma debida para que, a través deese conocimiento observemos eldebido respeto al esfuerzo y li-mitaciones que experimentaron

nuestros antepasados en una lu-cha de trágica desigualdad de

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fuerzas. Solo así podremos en-frentar con serenidad y adecuadapreparación el reto que nos pre-

scnta el futuro inmediato al ini-ciarse la implementaciÓn de lostratados Torrijos-Cartcr.

IV BIBLlOGRAFlA:

AL V ARADO Pablo j. Recuerdo de la Guerr de los Mil Días. Impresora Panamá. Panamá1967.48 pgs.

ARCHIVOS NACIONALES. Proceso, Sentencia y Ejecución de Victoriano Lorenzo. Fer-gunson. Panamá 1973. 65 pgs.

AROSEMENA Juan Q. La Guerr de los Mil Días. Imprenta Bárcenas, S,A. Panamá 1964.65 pgs.

CARLES Rubén D. Victoriano Lorenzo. El guerrero de la Tierra de los Cholos. 2da. Edi-ción. Edilto. Panamá 1966. 141 pgs.

DE LA ROSA Diógenes. Ensayos Varos. Editora Istmaña. Panamá 151 pgs.

DE LA ROSA Domino S. Recuerdos de la Guerra. Imprenta del Departamento. Bananqui-Ha 1940. 174 pgs.

DU V AL Miles. Cadiz a Catay. Editorial Universitaria 1973. 680 pgs,

LATORRE Benjamín. Recuerdos de Campaña. Editorial San Juan. Eudes. Colombia 1938.231 pgs.

LEMAITRE Eduardo. Panamá y sU separación de Colombia. Banco Popular. Bogotá 1972,2da. Edición. ltalgraf, S.A. 724 pgs.

PORRAS Belisaio. Memoris de la Campa del Istmo. Tomo 1. Imprenta Nacional. Pa.nará 1922. 380 pgs.

SOLER Ricaurte. Formas ideológicas de la Nación Panameña. Editorial Universitaria Centro-americana. 4ta. Edición Costa Rica, 1972 147 pgs.

SOSA Julio B. José Agstín Arango. Su vid y su obra. Fergunson y Fergunson. Panamá1948. 156 pgs.

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EDDIJR OSCAR POVEDA

1. Concepto y realidad

Debido a las particulares ca-racterísticas que revistiÚ la con-

quista y colonizacifm espafiola delos territorios del Nuevo Mundo,la denominación de "negro" da-da a la población esclava traída

de Africa y a sus descendientes

nacidos en América adquiereconnotaciones muy peculiaresque trascienden al mero hecho

de tener la piel de tal color. Es

dd conocimiento general que pa-ra los propósitos de colonizaciónde los vastos territorios reciéndescubiertos, la poblacifm indÍ-

gena fue rápidamente extermina-da o asimilada bajo los implaca-

bles proi:'Tamas de dominio y ex-plotacii)f puestos en práctica porlos conquistadores ibéricos; tam-bién es sabido que los africanosfueron entonces traídos para re-forzar y eventualmente reempla-

zar la fuerza laboral indígena dis-

56

minuida y debilitada; que a la ca-si ausencia de mujeres entre lashuestes colonialistas tuvo lu-gar un amplio mestizaje entre lostres grupos ctnicos dominantes, atal punto que ya a fines de! sigloXVII la poblaciÚn mestiza eranuméricamente camparablc, yluego superior, a los grupos ba-

ses; y que los europeos impusie-ron en Amcrica una figura ~,;cIalestratificada basada en el color

de la piel y no en cualidades hu-manas. Según su c1asificacIfm, amayor pigmentación de la piel,menor e! estatus de su portador.Así establecido, la cabeza socialestaba representada por los pe-ninsulares ibéricos, seguidos ensentido descendente por los crio-llos, luego los mestizos e indios,y finalmente, los mulatos y losnegros. También entre los mez-clados se impuso un estricto or-den vertical según la oscuridad oclaridad de la pieL.

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En base a lo establecido po-

demos entender entonces que; afin de obtener algunos privilegiosexistiÓ desde entonces la tenden-cia a pasar por lo menos negro

posible. Lo anterior es de funda-

mental importancia al momentode comprender por qué en laAmérica Latina un mulato o unsambo, no importa qué tan oscu-ra sea su piel niegue considerarsede raza negra, y por el contrario,sí sea considerado como negrodentro de la comunidad anglosa-

jona. y es que scr mulato o zam-

bo en las colonias españolas sig-

nificaba estar en mejor posiciÓnsocial que el negro propiamentetal y por lo tanto el mezclado

racial obtenía pequeÙas conce-

siones que en nuestros días pa-

recían ridículas pero que enaquellos tiempos tenían peso entérminos de consideraciones detrabajo y trato. En las colonias

británicas ocurría algo diferente.Allí, cualquier evidencia de as-cendencia negroide colocaba alindividuo en igualdad de trabajodel que tuviera poca o ninguna

mezcla. ASÍ, pues mientras en elárea de influencia anglosajona

cualquier contacto racial con an-tecedentes negros catalogaba a

un idividuo como negro; en La-tinoamcrica, una persona era ca-talogada como negra sólo en elcaso de ascendencia negra muymarcada. En el área ibérica. l'ual-

quier interferencia racial compro-bable o evidente de mczcla era

suficiente para sacar al individuode la consideración como "ne-

gro" y transformarlo en un mes-tizo, mulato, zambo, ladino o encualquiera de la multifacctica cla-sificación racial que imperC) du-

rante el período colonial (1).

n. La desaparición del negrocoloniaL.

Desde el comienzo mismo dela colonizacicm europea, el negrocomo grupo humano, fue factorprimordial en el desarrollo dc losacontecimientos mas importantesde la vida en Panamá. Con carac-

teres muy similares a la historiaantillana, el grupo negro arribÓ aterritorio istmeño casi al mismotiempo que desembarcaba enCuba y la Española. Así, la pre-sencia negra en Panamá se da pa-ralela a la invasión blanca europcapor lo que es básico establecer de

partida que la historia de Panamá,a partir del año 1500 es el resul-tado de las acciones de tres gru~

pos étnico s difcrentes, el indíge-

na americano, el negro africano yel blanco europeo y de la luchaque cada uno librÓ para sobrevi-vir en los rigurosos parajes dc sel-vas y primitivismo social de laCastila de Oro istmeña.

Los negros africanos llegaron aPanamá en la peor dc las condi-

1. Más sobre clasificaciones étnicas L'OI",llales en el artículo de Julian Pitt-Rivers "Race,Color, and Class in Central America and the Andes" que aparece en el libro de Nor-man Yetman y Hoy Steele, Majority and Minority. AlIyn and Bacon, lnc. -Boston--1975 - Pp. 90-98.

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ciones humanas; más que escla-vos fueron desembarcados comomercancía de comercio a ser uti-lizada en labores tan pesadas queniguno de los otros dos grupos

estaban en condiciones de reali-zar. La casi totalidad de los esc!a-

viiiados hab íatl sido capturados uobtenidos para negocio en opera-

ciones de aprovisionamiento que

se hacían a todo lo largo de lascostas y territorios interiores delAfrica Occidental, luego de locual eran transportados al NuevoMundo en condiciones tan indi-gentes y miserables que muchosde ellos morían en el viaje víc-timas no solo de tantas necesi-dades y escasez sino también deenfermedades y malos tratos.Muy poco se ha hablado del asun-to, pero lo cierto es que tambiénlos africanos descubrieron Amé-rica si bien a ellos les tocarían lasmás difíciles faenas de la cxplo-ración, conquista y colonización

a la va que las más modestas re-

compenzas, si es que hubo alguna.

Entonces, dentro de las consi-deraciones que deben tomarse encucnta para la correcta compren-sión de la trágica aventura ame-

ricana del visitante de color afri-cano, debe quedar entendido que:

1. Ellos no vinieron por volun-tad propia; es decir que nunca es-tuvo en el ánimo o entre sus pla-nes de vida embarcarse en lacamparia americana. Fueron, por

el contrario, traídos a la fueri'a yen condiciones totalmente fuerade su control y voluntad. Desde

el momento en que fueron captu-

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rados en Africa ninguna de sus

acciones responderían a sus de-seos o razonamientos. Perdie-

ron control de su destino; y co-mo es natural debe comprender-se, en su circunstancia, el traulliaindividual de una persona que escapturada y sacada de su propia

historia para enviarla hacia lodesconocido.

2. Desposeídos del control desu futuro, los africanos fueron

embarcados en un viaje sin regre-so; es decir, que fueron arranca-

dos de su realidad geográfica ysocial sin posibilidad alguna devolverla a encontrar. Concluían

allí mismo una etapa de su vidaen la que, indcpendientemente

de sus vicios o virtudes o de sus

acciones bucnas o malas, les espe-raba un futuro de irremediable

esclavitud. Cada individuo se des-conectaba de su familia, allega-dos, amigos, valores culturales yde todo tipo de propiedad indivi-dual para ingresar al bloque deprisioneros. Para sobrevivir debíavolver a nacer en un mundo nue-vo en donde cada uno de ellos,como individuo, serían subesti-mados y demeritados.

3. El Nuevo Mundo que losnegros descubrieron fue un mun-do de explotación, abandono y

discriminaciÓn. En adelante, de-bieron convivir con personas queno hablaban su lengua y que secomportaban en forma muy dife-rente. Los primeros africanos en-frentaron un nuevo mundo quepara ellos fue especialmente rudo.

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El grupo negroide fuc traído

en forma masiva a Latinoamérica.

Según Frank Tannenbaum (2),mas de doce milones de africa-nos fueron transportados porcomerciantes de esclavos entrelos años 1500 y 1850. Desde lospuertos del Caribe eran distribui-dos hacia aquellos lugares deTierra Firme donde fueran más

solicitados. Nungún otro lugar dela América hispana rccibiría unaproporción mayor de negros quePanamá. De acuerdo con los estu-dios de Leslie Rou t (3) de las35,920 personas que habitaban laProvincia de Panamá en 1789,22,504 (alrededor de! 63% deltotal) eran esclavos o negros li-bertos.

No cabe duda de que la vidafue ciertamente ardua para lagran mayoría de esta genta. Consu fuerza física, ellos cargaron

con la intensa actividad econÓ~

mica del Istmo durante siglos.Trabajaron en las minas, cn lashaciendas, en las plantaciones, enlas obras públicas, con los hatosde ganado, la pesca de perlas yen el tráfico interoceánico, comobestias de carga. En todos loscasos les tocó el trabajo más

difícil, con la sola ayuda de sucuerpo. LÓgicamente, el abusoconstante de sus fucrzas era cau-sa de una alta rata dc quebrantosy muerte entre ellos. Cualquierestudio de sus condicioncs de

vida demuestra que a pesar desus muchos servicios, era poco oninguno e! cuidado que se lebrindaba a sus necesidades físicasen términos de alimentación, sa-lud, sanidad y reposo. En tiem-

pos de auge económico debidoal descubrimiento y explotaciónde nuevas minas, de cosecha o

construcciones urgentes de carre-teras, edificios; o de tráfico pe~

sado en la zona transístmica, losnegros fueron forzados a trabajarinhumanamente.

'La explotación corporal corrióparalela a la condición social yestatus general del negro en lacomunidad. En la estricta escalavertical de la sociedad colonial

hispanoamericana el color de lapiel, más que ningún otro rasgo,era la medida para el estatus yla consideración sociaL. De esemodo, a mayor oscuridad dc lapiel correspondía el mayor pesocn las obligaciones; y a mayorclaridad en el color de la pielmejoraban las consideraciones so~cia!cs y los derechos ciudadanos.El ser negro durante los tiemposcoloniales, pues, correspondía

fríamente el ser ubicado en loslugares más bajos de la escalerasociaL. Esto explica que desde unprincipio la propia gente de co~

lor tendiera a buscar las conexio-

nes que les permitiera aclararlegal y genéticamente su situa-ción raciaL. Una vasta miscegina-

2. Sobre el tráfico de esclavos a América escribe Frank Tannenbaum, Ten Key. to Latin

America -Altred A. Knopt -New York- 1962 - Pp. 45-6,

3. Rout, Leslic B. -The Africa Experience in Spaniih America.- Cambridge UniversityPrcss- London - i 97 6- p. 273.

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cîón tuvo lugar. Para ello, el pro-ceso de españolizacîón no solo

fue impuesto sino rápidamente

asimilado. El idioma, vestuarios,costumbres y usanzas ibéricasfueron adaptadas mientras que laevangelización reemplazaba a loscredos y creencias religiosas traÍ-das de Africa. Y era que los ne-gros nacidos en tierras america-nas crecieron regidos por moldesespañoles; en la base, claro, deuna sociedad que los segregaba.

Lo que no se puede dejar demencionar y que merece espe-cial consideración para los finesde este estudio es el reconoci-

miento de las actitudes del ne-gro hacia el grpo dominante.En tal sentido, encontramos dosactitudes fundamentales opues-

tas, a saber: 1) Los negros do-

mésticos o sometidos; es decir,aquellos que abandonaron sus va-lores africanos hacia una rápidaadopción de la manera españo-

la; y 2) Los sublevados. Aque-

llos que evadieron las maneras

dominantes, se opusieron a sus

captoreS y se convirtieron enbandidos, enemigos de los blan-cos colonialistas.

A los segundos se les denomi-nó "cimarrones" y llegaron aconstituir un grupo de considera-ble presión en el Istmo, especial-

mente durante los siglos XVI yXVII. Los "cimarrones" se des.plazab&.f entre la selva, cerca

de los poblados, desde donde,sin perder contacto con ellos,podían evadir las redadas oficia-les organizadas en su contra. Por

60

allí, al margen de las normas ibé-ricas, los cimarrones vivían a supropio estilo, conservando de esamanera mucho de su legado afri-cano, modificado, naturalmente,

por la omnipresencia del poder

imperial y por su propia condi-

ción de fugitivos. Tal condiciÓnles empujaba a vivir de una ma-nera seminómada, en permanen-

te escape, hasta el siglo XVIII,

cuando el número de "cimarro-nes" disminuyó. Poco a poco,al dejar de ser una amenaza se-

ria a las autoridades y vecinos

españoles, se establecieron encomunidades más permanentes.

Cabe dejar anotado que los"cimarrones", en su apogeo, lo-graron ser una fuerza cultural-mente importante contra la do-minación española. No solo de-sestabilzaron las actividades en

las ciudades y poblados, sino

que atacaban haciendas y planta-ciones, interrumpían el tránsitotransÍstmico y movilizaron costo-sas campañas militares en su bús-queda. Los sublevados renegaron

de las normas y leyes ibéricascreando un lenguaje propio llenode matices afroides y locales eincluso recurrieron a nombres deascendencia africana y crearon

otros para designar poblados y

parajes geográficos. Con frecuen-cia los renegados se aliaron con

piratas franceses y británicospara asaltar poblaciones y pro-piedades españolas. Mas, no obs-

tante haber conservado muchode su patrimonio africano duran-te gran parte del período colo-

nial, al ilegalizarse la esclavitud y

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reducirse ellos en número y fuer-za, los cimarrones se abocaron

a un tardío y lento proceso de

asimilación con la sociedad ma-

yoritaria. Al paso del tiempo,cuando muchos de los mulatosy zambos integrados fueron ad-quiriendo mejores niveles deadaptación a la sociedad colonialy fueron incluso desarrollando

un cierto sentimiento de perte-nencia al lugar dc nacimiento,

resultó ser que los cimarrones y

sus descendientes fueron quedan-do relegados en niveles inferioresde consideración y participaciónsociaL. El cimarrón fue dura-mente reprimido por la auto-ridad coloniaL. Poco se ha escri-to de la cacería y terribles cas-tigos de que fueron objetos. Dela furia colonial, pocos sobrevi.

V1eron.

Por su lado, el negro domés-

tico o asimilado fue aquel que

ciertamente sobrexistió bajo eldominio españoL. Siendo explo-tado hasta la saciedad y habien-

do también perecido en formamasiva ante los rigores de las exi-gencias coloniales y finalmente

habiendo sucumbido incluso cul-turalmente, cabe notar que fue através de ellos que se infiltraronen la sociedad general las formasafricanas más . importantes queprevalecerían en el istmo.

El negro en Panamá ha sidohistóricamente de carácter urba-no. Si bien hubo un gran núme.ro de negros trabajando en las

minas y en tareas agrícolas pro-pias de las áreas rurales, el grue-

so de la población colonialnegra se concentraba en la zo-na de paso. En las ciudadesy poblados mayores -Panamá,Cruces, Portobelo y Nombre deDios- un considerable númerode esclavos laboraba en la indus-tria artcsanal, en la construcción,cn los puertos, en el comercio yen oficios domésticos. Algunos

incluso obtenían el permiso de

sus amos para hacer trabajosque les permitieran ganar dineroextra con el que pagaban elprecio de su libertad. De cual-quier manera, esta enorme pobla-ción negra doméstica vivía muycerca de sus patronos que con elpaso del tiempo y dadas las cir-cunstancias, la convivencia resul-tó en lo siguiente:

1. Una rápida asimilación porparte del negro, de las formas devida hispánicas, especialmente a

través de la mezcla raciaL. Comoresultado de dicha convivencia

racial, un enorme número de mu-latos podía encontrarse a todolo largo de la ruta transístmica.

2. El negro y el mulato domés-ticos reemplazaron a los indíge-

nas en cuanto a su ubicación enla escala y consideración social.La explicación a 10 dicho se debeposiblemente, por un lado, a surápido crecimiento numérico y,por el otro, al rápido decreci-

miento de la población nativa entos orígenes de la colonización.De hecho, los negros llegaron aconvertirse en el grupo genética-

mente dominante en relación ala cantidad de blancos e indíge-

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nas. Así, mientras los indígenas

sobrevivientes fueron ignorados

o asimilados, los negros fueron

mantenidos cerca, en la conviven-cia diaria, bajo la mirada vigilantede sus amos blancos.

3. Las nuevas generaciones de

color moreno no conocieron otralengua que la española ni otra re-ligión que la católica. Negros,

mulatos y zambo~ se formaroncomo hispanoamericanos; y cadavez con mayor naturalidad ves-tían los aparejos hispanoides, se

adaptaron a las ciudades y cons-trucciones de tipo ibérico y no

conocieron en su vida diaria sinolas herramientas y modismos a lausanza española.

4. No obstante, la presencia

africana persistió. A pesar de queel estilo español prevaleciÓ en ca-si todas las actividades de su vida.La herencia ancestral se coló através de la mente, la tradición yde las actitudes. Las tradiciones

de la lejana Africa se implantaronen América yel grupo ejecutantefue lo suficientemente numerosocomo para que éstas echaran raí-ces indestructibles. Los primerosafricanos no sabían hacer las co-sas sino de la manera como lo ha-cían en su nativa tierra. Es más,encontraron en Panamá un me-dio ambiente geográfico muy pa-recido al nativo, de modo queaunque se copiaron las normasespañolas impuestas, en casi to-dos sus actos adaptaron las for-mas españolas a su propia expe-riencia vivencial y, en la convi-

vencia tropical, si bien es cierto

62

que conservaron las ibéricasvestiduras, bebidas y comidas,

medicamentos, modos de crian-za, métodos y modelos de cons-truccicm, pasatiempos, música yarte en general, lo mismo qUtestilos de pensar y vivir, tancierto es también que en cadauna de esas manifestaciones,la presencia negra. es harto

evidente. Es más, en muchoscasos, los colonizadores s'e to-maron como suyas las innova-ciones que al ambiente america-

no realizaron los negros. De todoello sale a relucir que al concluir-se el período colonial, la vida enPanamá estaba ciertamente es-tructurada al estilo español; perodadas las pautas contempladas,

este estilo dc vida era muy dife-rente al que se practicaba en la

península ibérica. La aportaciónnegra es fundamental para la ex-plicación de tales innovaciones.

5. Las únicas referencias sobre

Africa que quedaban a los negrosnacidos y criados en Panamá eranlas nostálgicas reminiscencias quesus antecesores pudieran relatar-les. Por lo demás, los negros ist-meños efectuaron una rápida in-tegración a la realidad en que ha-

bitaban. Con el paso del tiempo

y la eliminación paulatina de las

prácticas esclavistas, los negros

panameños se integraron a las cir-cunstancias sociales que se fabri-caban en el Nuevo Mundo. Eneste proceso integracionista suanexión fue mucho más rápida yefectiva que la de los indígenas.

Tanto como los criollos y losmestizos, los mulatos, zambos y

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negros fueron desarrollando un

sentimiento de pertenencia a estaparte del mundo llamada Pana-má. Al declararse la independen-cia del Istmo del dominio espa-

ñol; si bien la gestión liberadora

fue comandada por la minoría

criolla, ésta se basó naturalmenteen el apoyo y adhesión que aellos dieron el greso de la pobla-ción la cual estaba compuestaprecisamente por mestizos y mu-latos. Durante los siguientes

ochenta y dos años de vida de-partamental unidos a la Gran Co-lombia, la gente de Panamá sefue haciendo más integrada y ho-mogénea. A pesar de que la oli-garquía criolla se acaparó e! con.trol de los medios de produccióny de la riqueza nacional, la tur-bulencia política que caracterizó

a la época movilizó en e! Istmohasta a sus más remotos habitan-tes. El sentimiento nacionalista

se hizo más notable convirtiendosencillamente en "panameños" alos diferentes grupos genéticos

residentes en el istmo de Panamá.

III. Discnminación del negro an-tilanoDurante las últimas décadas

de! siglo xix y comienzos del

presente un nuevo número deinmigrante s negros arribaron ma-sivamente a Panamá. Las princi-pales razones de esta llegada fue-ron la gran dcmanda de mano deobra que exigicron las tres enor-mes empresas producto de la aco-metida imperialista norteameri-cana en el Istmo: la construcciónde! ferrocarril transístmico, el

trabajo en las grandes plantacio-

nes bananeras y la conclusiÓn delcanal de Panamá.

Esta vez la migración no fue

desde Africa sino básicamente delas Indias Antillanas. En especial

provenían de las colonias de ha-bla inglesa y francesa en las anti-llas menores y Jamaica. El hechode que provinieran de tales re-manentes coloniales caribeños yde que trabajaran en Panamábajo la dirección y planillas delgobierno de los Estados Unidos,

le da caracteres exclusivos a todala cadena de sucesos que poste-

riormente ocurrirían.

En efecto, Jamaica, Barbados,

Martinica, Dominica, Trinidad,Guadalupe y las otras islas dedonde provenían los antilanoseran para ese entonces coloniasbritánicas o francesas. En amboscasos, pero con mayor rigor enlas gobernadas por Inglaterra,existían severas condiciones desegregación y atraso. La mezcla

racial fue tan poco común enlas Indias antilanas que las for-mas étnicas y culturales africanaspermanecían casi intactas a tra-vés del paso de los siglos. Es más,como señalamos en el prólogo,en marcada contradicción con losmoldes hispanos; bajo el esquemasocial británico cualquier rela-ción con ancestros negros designa

como tal a la persona, incluso

en los casos en que las caracterís-ticas étnicas negroides no sean

evidentes. De allí resulta quesiendo la población negra mas del80% del total de la población en

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las islas caribeiìas, el porcentajede la mano de obra traída a tra-bajar a Panamá era en su totali-dad negra.

Los inmigrantes antillanoseran casi todos analfabetos, em-

pobrecidos y sin experiencia enel trabajo de jornal. Su impactoen el Istmo fue más que (~tnico,cultural; empezando porque sulengua y modos de expresiÓneran diferentes. Dado que habla-ban vocablos tomados del ingléso del franccs, su tradiciÓn afro-

británica o francesa contrastaba

con la tradición afro-ind ígena-

española de la población locaL.Cabe anotar aquí que para finesde trabajo, los antillanos no ne-

cesitaron aprender el español

pues su relación era con empre-

sas norteamericanas y poco te-nían quc hacer con el gobierno ola gente dc Panamá.

La mayoría de ellos proveníade asentamientos rurales en susislas y llegaron a las zonas másurbanizadas en Panamá. Es decirque de campesinos coloniales pa-saban a cnrolarse en actividadesaltamente mecanizadas que losconvertía al cabo del viaje, deagricultores dc subsistcncia y

plantación a obreros asalariados.

No se debc pasar por alto elaspeclo religioso. Aparte de lasprácticas primitivas propias o

de ascendencia africana, cabe re-cordar que los colonizadores eu-ropcos impusieron en las islas deBarlovento y Sotavento prácticasreligiosas de corte Prolestante,

mientras que la comunidad pana-

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meña de fines del siglo xix erade tradición Católica RCJIiana.

Pero los antillanos no venían

para Panamá; venían para la Zo-na del Canal, a trabajar en em-

presas norteamericanas. All í,ellos pod ían mantener su propialengua y practicar sus propiosritos religiosos. Allí, como la se-gregaciÓn no era ninguna nove-

dad para ellos, aceptaron ser con-finados en sectores especiales

aparle; tampoco fue sorpresa pa-ra los recién llegados el ver sus

nombres en las planillas del "Sil-ver roll" que los diferenciaba

desventajosamente en condicio-nes de empleo y salario de losdel "golden roll" de los privile-giados blancos.

En la Zona del Canal, los anti-llanos mejoraron su conclición devida en comparación a la que te-nían en las islas. Ahora teníanun empleo con salario regular,casa, facilidades sanitarias, entre-namiento de un oficio, acceso aescuelas, entretenimientos urba-

nos; todo en el mismo marcotropical rodeado de otros paisa-

nos y familiares con quienes com-partir la buena racha. Con todoeso a mano poco les importÚaprender o integrarse a 10 pana-meno.

Pero los panameños sí resintie-ron la presencia y actIludes de

la colonia antillana. Primero por-que los obreros panamei'os fue-ron colocados en las mismas ta-rifas discriminatorias del "sil verroll". Eso significaba que con re-

lación a los extranjeros rubios,

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los Ilativ(is istmeIlos serían consi-derados como inferiores en tér-minos de salarios y consideracio-nes sociales independientementede que los locales lueran instrui-dos o no. Las prácticas discrimi-nativas, comunes en los EstadosUnidos y ell las colonias caribe-rìas, fueron fuerleniente resenti-das en Pananhi. Desde la llegadade los inmigrantes, norteamerica-nos y antillanos, los panameÙosen lorma generalizada fueron in-feriorizados social y econÓmica-nicnte en su propio país por el

americano blanco, Pero molestÓtainbi(~n a los istiie1Ïos las acti-tudes que hacía ellos manifesta-ban los inniigrantcs caribeÙos.Por las particularidades de la his-toria antillana, los emigrantes noestaban muy familiarizados conel sistema de vida basado en sala-rios y jornal de trabajo. En el

Istmo, ellos encontraron una si-tuaciÓn distinta en el sentido deque ahora manejaban un dinerodel cual ellos podían disponer li-bremente. Al mismo tiempo, elhorario de trabajo les daba laplata y el tiempo libre suficien-te para gastar en ellos mismos.

I,as apuestas, el consumo de li-cor, la prostituciÚn y las fiestasllenaron sus tiempos libres. Pro-vistos de empleo, vivienda y aten-ción médica, sobrevino la tenden-cia hacia la diversión y la posc-

siÓn de biencs innecesarios y os-

tentosos objetos de lujo, Sobrevi.no una hostilidad mutua entreantillanos y panamei'os. Los pri-mcros, conectados al sistema nor-teamericano de la Zona del Ca-

nal, mostraron hacia los localeslas mismas actiiudes de indiferen-cia y subestimaciÓn que los an-

glosajones del norte. Los istme-

Ùos, al mismo tiempo, copiaron

de los gringos actitudes de des-

deÎIo hacia los jornaleros de co-

lor tan oscuro. Así, para diferen-

ciarse de los inmigrantes antila-nos, los panameiìos adoptaron elmote de "choribos" para desig-nar a los negros de procedencia

antilana y diferenciarlos de los

negros latinos descendientes de

los traídos a Panamá en los tiem-pos de la colonización española.

La crisis hizo erupciÓn con laculminaciÓn de los trabajos deconstrucciÓn del canaL. Al finalde las etapas de excavación y deconstrucción, los trabajos dispo-

nibles en el área canalera dismi-

nuyeron dramáticamente, resul-tando en la cancelación masiva

de los contratos de trabajo. So-

brevino el desempleo. Esta situa-ción afectó primariamente a losnumerosos antilanos que se en--cargaban en su casi totalidad delas labores manuales. El impac-to fue igualmente devastador en

la econom ía y sociedad del Ist-mo. Los cientos de miles de de-sempleados, contrario a lo estipu-lado, no regresaron a sus islasde origen sino que, expulsados

de la zona canalcra, fijaron resi-dencia en las diferentes ciudadesy poblados aledaÙos al canal dePanamá.

En los años subsiguientes, lapoblación antillana se vio a sí

misma ubicada en los más bajos

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nivcles de la escala social y eco-

nómica en un país cuyos valoresculturales, lengua, religión, cos-

tumbres, historia y ~odos deconducta eran diferentes a lospropios.

iv. El "problema del negro" en

Panamá.

La primera cuestión que apare-ce cuando se trata de estudiosconcernientes a la poblaciÓn ne-

gra es, naturalmente, el asunto

raciaL. Desde el momento mismoen que utilzamos el negro comotérmino para designar a un con-glomerado humano ya estamosreliriéndonos a un asunto raciaL.Este asunto étnico, en principio,demarca estructuras corporalesrelacionadas con el color de la

piel; pero que también apuntaa la presencia en d individuo dealgunas formas corporales, facia-les y del cabello que suden pre-sentarse juntas aunque en dife-rentes matices. Otra referencia

que suele citarse siempre que sehabla del negro es su proceden-

cia africana. Un tercer elementoes la constante referencia al an-

tecedente esclavista del negro enAmérica. De los tres clcr~entosmencionados resulta que el colory estructura corporal afín, la pro-cedencia africana y el anteceden-te esc!avista determinan el sitioocupado por el negro colonialen el Istmo.

Este negro esclavizado fue des-piadadamente discriminado porel colonialista esparìol. Así, entre

más oscura era su piel, menor erala consideración que en términos

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sociales, econÓmicos y políticosmerecía el individuo, indepen-diente, claro está, del talento o

gracia que éste poseyera.

Con el paso del tiempo la com-posición étnica de la población

istmeña fue variando de tal modoque la profusión de mezclasraciales afectó las relaciones so-

ciales, incluso en el mismo perío-do coloniaL. Después de 300 añosde convivencia con los otros gru-pos, los caracteres etnocéntricos,ancestrales y de esclavitud cam-

biaron dramáticamente modifica-dos por el mestizaje, integración,aculturaciÓn y liberación de losesclavos. Para 1821, cuando Pa-namá proclamó su independenciade Esparìa, el grupo blanco-crio-llo sumaba no mas del 10% deltotal de la población. El resto dela gente estaba compuesta de unnúmero mayoritario de mestizosy mulatos. Los indígenas y los

negros también formaban gruposnuméricamente menores. Paraeste tiempo la diferenciación ra-cial era específica solo en la pe-queña elite blanca. El grueso dela poblaei()J se catalogÓ como"moreno" o "trigueño", siendocasi imposible especificar cuántosnegros o trigueños habitaban en

el país puesto que, independientede qué tan oscura fuera su piel, almomento de entrar en posesiónde los valores culturales y nacio-nales del Istmo, dejaba de sernegro o indio para convertirse

en panameño.

Después de 1 82 1 fue el accesoa los medios de producciÓn y el

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éxito económico lo que prima~

riamcnte dctcrminó el "lugar"del individuo en la socicdad. El

color de la piel, si bien contaba,se hizo suplementario y condicio-nado a la suma de caracteressubjetivos que poseyera la perso-na. La solvencia económica, por

ejemplo, restaba importancia a lanegritud del individuo, modifi-cando incluso los valores tradi-cionales de atractivo y belleza.

Sin embargo, los antilanostrajeron consigo las característi-cas coloniales de confrontaciónraciaL. Víctimas de las políticassegregacionistas en la Zona delCanal, los caribei'os fueron ubi-cados en comunidades separadas,con menor salario y considera-ción sociaL.

Con todo lo dicho sería ri-dículo negar la existencia y prác-ticas de discriminación racial enPanamá. La elite oligárquica eshasta nuestros días reluctante asocializarse con los negros. Masno hay evidencias de rechazoexplícito cuando se trata de ne-gros pudientes. Los negros adine-

rados en Panamá se unen sin pro-blemas a Clubes sociales -Leo-nes, Rotarios, Unión, etc.- viven

en barriadas caras y asisten aescuelas tradicionalmente atendi-das por las clases sociales altas.También hay entre la clase me-dia un núcleo de personas que

en su pretensión de ser acepta-dos en los estratos altos podrían

4. ROUT, L.B. (1976) - p. 278

5. ROUT, L.B. (1976) - p. 276

considerar la negritud como unimpedimento. Pero la cuestiónracial pierde fuerza en las clasesbajas, que es donde se concentrala mayoría de la población.Aquí, el factor económico es mu-cho más importante que el colorde la pieL.

Un segundo "problema" quepodríamos señalar al estudiar lavida de los negros en Panamá es

el balance entre el grado de inte-gración a lo panameiìo y de con-servación de sus valores cultura-les, especialmente entre los des-

cendientes de los negros antilla-nos. (4) Algunos críticos de estatesis integracionista afirman quepor empujar a los negros hacia

la panameñidad se impide queéstos desarrollen una conciencia

racial que les permita defender

sus derechos como grupo de pre-sión (5).

V. Conclusión: exterminio y dis-criminación vs integración.

En base a lo expuesto se pue-den hacer algunos enunciados:

1. De aceptar la existencia deprácticas y actitudes racistas enPanamá habría que prestar igualatención a las actitudes moslra-das hacia otros grupos minorita-rios como los asiáticos, indíge-nas, espaí'oles y noriearnerica-nos. En todo ello ClJ~nta la sol-vencia econÓmica y algunos fac-tores culturalcs e histÓricos tantocomo el color de la pieL. El pana-

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me1Ìo común suele mostrar ciertareluctancia cuando se encuentraante la presencia de algLiien que

hable otro idioma, que luzca di-ferente, que marque acentosextranjeros, que tenga costum-bres exóticas o que practique re-ligiones poco familiares a losojos del nacionaL. El panameñono recuerda experiencias muypositivas en convivencias conforáneos; al contrario, por razo-

nes históricas, los panameños

suelen ser desconfiados del ex-tranjero, cualquiera sea su proce-

dencia.2. Se puede afirmar la existen-

cia de una política destinada a

que el negro se olvide de su co-lor aunque eso signifique una ne-gación de su propia realidad. Lasrelaciones humanas internaciona-les son un hecho tan antiguo ynotable en el istmo como lacomunicación interoceánica mis-ma. La historia ha obligado casia los paname1Ìos a convivir con

grupos humanos inmigrante s o depaso desde todas partes del mun-do. Esto ha motivado que a pe-sar de su poca población, Panamásea ni más ni menos que un mer-cado internacional de razas y cul-turas diversas. Los cruces raciales

se han dado a tal nivel y frecuen-cia que a nivel colectivo no sor-

prenden las mezclas más sor-prendentes y a nivel individual,como es lÓgico, el empareja-miento depende del atractivo fí-sico, personal o económico quepueda ejercer la otra persona.

3. En Panamá, el concepto depanameño es dominante incluso

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entre muchos de los grupos inmi-grados numerosos. A diferenciade países de ininigrantes comoEstados Unidos, Argentina o Ale-mania donde los extranjeros tien-den a tener fuertes vínculos con

su procedencia, en Panamá, la

voz de las minorías no sueletener mayor trascendencia comotal. Lo que se quiere decir con

lo anterior es que las minorías

chinas, jamaicanas, zoneitas, ju-días o españolas no tienen mayorre!cvancia en las tomas de de-cisiones sobre políticas de la vidadel panamej'o. La clasificaciónde la poblaciÚn de Panamá segúnsu procedencia es obsoleta e im-practicable. Es más, la mayoríade los panamei'os se negarían a

clasificarse en términos de negro,blanco, antilano-panamei'o ozonian-panameño. La casi totali-dad de los escritos y ensayos alu-sivos a la inmigración al istmo

o los grupos humanos tiendena perder la pureza de las diferen-tes partes de la vasta mezclaracial que libremente opera conel transcurso dd siglo veinte,

Quedaría entonces por aclararla vigencia de la denominación

con ribetes despectivos del"chombo", tal como lo expusi-mos, es un fenómeno de este si-glo en Panamá y se da con lallegada de alrededor de 300,000personas procedentes de las anti-llas, las cuales fueron traídas alistmo a trabajar con las grandes

empresas norteamericanas. Suposterior proceso de integracióna la nacionalidad panameña revis-te caracteres especiales debido a

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sus antecedentes culturales, so-cia!cs e histÓricos. Los caribei'os

entraron al Istmo en condiciones

de extrema pobru.a y aquí en-

contraron trabajo, escuela y di-versión. Todo dio mientras ocu-

rriu la excavaciÓn del canaL.Finalizados los trabajos sobrevi-

no la crisis y su incorporación

a la ciudadanía panameíia se vol-vih más necesar Id.

Existen entonces dos situacio-nes bien claras con que podemosmirar el presente y devenir de

la población de color en Panamá.Por un lado, podemos dedicamosa dibujar su martirilogio para lle-gar a la conclusión que el negro,como individuo ha sido no sola-mente explotado en vida sinoque poco parece haber importa-do su apaleamiento y exterminio.Nadie salió en su defensa cuandoera objeto de abusos, nadie hablÓde su carácter de humano ni pa-rece haberse sentido lástima opiedad por esos hombres que semorían haciendo todavía un in-tento de sobrevivir a través deltrabajo. Se intentaría entonces

una reválida del papel del negro

en la construcciÓn de nuestrahostoria y juzgar a aquellos que

le han negado su merecido lugar.Pero también se ha hecho otracanallada; el cual es la negación

de la concIencia misma de ser

negro. Habría que organizar todauna nueva ética a través de lacual el negro llegue a quererse a

sí mismo como tal y así corregir-se hacia una mayor autoestima-

ción. El negro se impone como

f-'TUpO, exige su lugar social yenfrenta el futuro con confianza.

Por otro lado podría plantear-

se la real e irremediable desapari-ción del negro, que de hecho es

la tesis que ha prevalecido. Aquíse puede afirmar que en el casoespecífico de Panamá los factoresmestizaje y aculturacIhn llenaron

el cometido. Lo mismo ha pasa-do con los otros grupos que aquí

conviven. Y entonces habría quereplantear la sobrevivencia del

negro en otros términos. Resul-

taría que hoy, el problema que

los morenos tienen en Panamá noes un problema de color sino másbien de derecho sociaL. De acep-

tar el ejercicio de prácticas discri-minatorias contra el negro habríatambién que considerar la silua-ción del indígena, del cholo, ddcampesino y de la poblaciÓnemergente de las barriadas brujas.

Tal como están las cosas pare.ciera que no se margina en el Ist-mo por ser más o menos negrosino que existe una especic de

desnivelación despectiva hacia losmás pobres, los más analfabetasy malnutridos. A medida que losindividuos van superando talescaracterísticas no solo van to-mando conciencia de sus propiosvalores y talentos sino que laspropias estructuras se van aflo-jando sin que haya paralelamen-

te un ablancamiento en su pieL.Se trata pués de la solución deun problema integral en la con-formación social del país, nopara que cada cual se sienta másorgulloso de su raza o de la con-

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textura de su cabello sino para laconstruccÍi)l de un hombre mássolidario, maduro y productor.El hombre que satisface sus necc-

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sidades fundamentales tendrá to-do el tiempo del mundo para en-contrar elementos decorativos.

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" en)ii i ('(I.o..y -111 e'(' I ol (1,0.

ERNESTO CAST!LLERO R,

iijl~~g\~)\'::'.::.. .)'...:L'~~. _:ilii"'il~,""',\.,\,:\"\':\":'::'

Lesseps viene a Panamá.

El i o de Enero es el ccntena-no de la solemne iniciaciÓn en1880 del Canal de Panamá porlos franceses, hecho que consti tu-Y(l una de las más bellas páginassociales de la capital istmena enel siglo pasado. Este aconteci-miento, por contraste, fue igual-mente el comienzo de la gran tra-gedia 4ue motivÚ la triste celebri-dad por mucho ticmpo del nom.bre de "Panamá" como signifi-cado de desastre financiero, esta-la, robo en gran escala, engafw,

etc.

Acababa de constÍlu irse eiiFrancia la "Coinpaliía Universal

del Canal InlelOceánico", inicia-tiva del genio emprendedor delConde Fernaiido de Lesseps,quieii asurniÚ la presidencia de la

sociedad. La Junta Dírectiva de

la misma la forinaban Carlos deLesseps hijo dd Conde, el Bar/)lHenry Cottu y Mano Fontane,participantes con el primero en laconstrucci()n del Canal de Sue/"

por cuyo éxi to fue llamado Lc-sseps al lo mar aSIenTo en la Aea-denlÍa Francesa, y nada menosque por el céldnc orador ("unbe-tla, el "Gran Francés".

El objeto de la compali iaera emprender la construecion

del Canal de Panamá. Fueronpresupuestados para realizar laobra alrededor de seiscientos lTii-Ilones de francos, los cuales de-

b ían colectarse por suscripciÚn

popular. DesgraClddarncnle Id ma"

la leputaciÚn del lstmo COllO lu-

gar poco salubre, hl/O que elempréstito fuese acogido conindiferencia por el pueblo fran-ceso

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Lesseps, que 110 admitía ren-dirse a la primera dificultad,adoptÓ una actitud espectacularque había de herir el espírituimpresionista y romántico de suscoterráneos. Anunció su viaje alIstmo en compañía de su fami-lia para inaut,'Urar las obras. De-mostraría de esta manera quePanamá no ofrecía peligro algu-no, ya que si 10 hubiera, no habíade exponer cl a su joven y bellaesposa y a sus hijos a las garras delas mortíferas enfermedades tro-picales, motivo de tanto temorpor parte de los europeos.

En el atardecer luminoso del

30 de Diciembre de 1879, arribÓa la bahía de LimÓn, en la coslapanameÙa, el trasatlántÎco Lafa-yettc. El barco se o lreciÓ a lavista de los habitantes de la ciu-dad de ColÓn empavesado con lasbanderolas de todos los paísas,

entre las que se destacaban el

tricolor de Francia y el pabe-

n(m de Colombia que parecíaun retazo de arcoiris arrancado

al firmamento. Aquellos colores

familiares ten ían para los istme-ños cn csos momentos el sim-bolismo dc la patria y el anun-cio de la nueva era dc abundan-

cia y de bienestar anhelados,

que se les prometía en la perso-na del ilustre visitante.

Presidía el gobierno del EstadoSoberano de Panamá Don Gerar-do Ortega, quien estaba en laspostrimerías de su administra-ción. DesignÓ éste para recibiral Conde dc Lesseps y su comi-

tiva en ColÓn a los sd'íores Ra-

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món G. de Paredes, Rafael Aiz-puru, Manuel J osi~ Hurtado, Car-los Icaza Arosemena, José Agus-tíii Arango y el Dr. Manuel Ama-dor Guerrero. En el mismo bar-co, tornado en el puerto de Sa-

banilla, vinicron al Istmo el dele-gado del Gobierno Nacional Dn.

Antonio Ferro, y representantesoficiales de olros Estados de Co-lombia.

Descendiii el distinguido hués-

ped a tierra istmeña en compa-

ñ ía de sus familiarcs y del perso-

nal de su comitiva, compuesta

por famosas personalidades en elcampo de la cicncia; ßonaparteWise -sobrino de Napole()l (elGrande) y autor con ArmandoReclús y con nuestro sabio y ma-

logrado coterráneo Pedro J. Sosa,del proyecto del canal que se ibaa construir--,Dirks, Dauzats y

Albers, ingenieros de las obras

hidráulicas de Holanda, Ver-brugghe, Blanchet Couvroux yFontan, ingenieros .:iviles; los se-cretarios Bionne, Wioner, Callayy Dauprat y otros ilustres sabiosde renombre. La comitiva, portodo, la formaban iso persona-

lidades.

El Istmo ante el suceso de laprescncia en él del ilustre visi-tante, se estremeciÓ con unaintensa emociiin. "Desde que seanunció su llegada-dice RubénDarío-, los jardines alistaron susflores. LlegÓ, y Panamá todo fueflores, banderas y espumas dechampaÙa. Lesseps fue recibidocomo si hubiese sido un dios.Desde el báculo del Obispo PaÚI

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hasta e! sombrero de! último ope-rario, todo se movía en su nom-bre y a su gloria. Dudo que ensu smalah oriental haya obteni-do mayores honores y triunfos".

El 31 atravesÓ e! Istmo en fe-rrocarril para llegar a Panamá.

Desde la una de la tarde la esta-ción de esta ciudad estuvo debote en bote con la multitud que

aguardaba. Sin distingo s de colo-res ni clases, la gente se apiñaba,llenos todos de ansiedad y de lamás viva curiosidad.

En una tribuna especial, pro-fusamente adornada con palmas

y gallardetes, se encontraban elPresidente del Estado Dn. Gerar-

do Ortega, sus Secretarios de Go-

bierno y Hacienda Dn. José M.

Alemán y Dn. Manuel Cervera;el Presidente de la Cámara Legis-lativa Dn. Constantino Aroseme-na, y la diputación; el Obispo

Dr. José Te!ésforo Paúl y perso-

najes de! alto clero; Dn. Manue!J. Díaz, Comisionado especial delgobierno panameño, y oficialesde la Guardia Colombiana acan-

tonada en e! Istmo. El tren nollegó sino hasta las 5 de la tar-de, retrasado con los festejos quese celebraron en e! trayecto,

Cuando la sirena de la locomo-tora anunció su proximidad, un

grito de júbilo de la multitud co-rrespondió al silbido de la máqui-na y miles de sombreros y de ma-nos se batieron espontáneameiieen señal de bienvenida y de! másentusiasta regocijo.

Un cronista contemporáneodescribe así este momento: "Un

caballero de semblante risueño,alegre, ágil, robusto, que llevabaen sus brazos a una niña de sieteaños, FERNANDA, descendióde! tren. Era el Conde de Les.

seps. Detrás bajó su hermosa einteresantísima esposa con doshijos más, uno de los cuales, lla-mado Ismae!, de ocho años deedad, tenía una singular belleza.La señora era muy joven. Ten-dría apenas unos treinta años".

En la estación dieron la bien-venida en representación de! Go-bierno y de los Estados Unidos

de Colombia, los señores Anto-

nio Ferro, comisionado de la Na-ción, e! Presidente don GerardoOrtega y los doctores Carlos Hol-b'lín, Lino Ruíz, Dionisio Araujoy Juan Campo Serrano. Hablóigualmente el jefe de la iglesia pa-nameña, Obispo Paúl. Las encan-tadoras niñas Elvira Vallarino yDolores Méndez recitaron poe-sías y obsequiaron con hermososramiletes a la señora de Lesseps.

El Conde contestó a todos entérminos gentiles y en espafiol,i~~oma que conocía a la perfec-cion.

Banderas francesas y colom-bianas, coronas y guirnaldas de

flores en profusión adornaban laciudad, sobre todo a lo largo dela Calle Real por donde los fran-ceses habían de pasar, camino delGran Hotel reservado para loshiicspedes.

Una vez pronunciados los dis-cursos de recibimiento en la esta-ción, extensa hilera de coches

desfió entre dos fias de los bata-

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llones 30 Y 110 dc la Guardia Co-lombiana uniformada de gala, ba-jo arcos con inscripciones ade-

cuadas que fueron colocados de

trecho en trecho a lo largo de laruta del desfile. Las damas pana-meñas con su espléndida bellezaanimaban los espíritus y la multi-tud, llana, hcterogénea, manifes-

taba con ovaciones continuas su

desbordante regocijo.

La plaza de la Catedral, dondeestaba el Gran Hotel, había sido

revestida con variados adornos.

Múltiples nombres de los insig-nes zapadores de la vía interoceá-nica que se iba a iniciar, de ex-ploradores y de sabios de todo elmundo, figuraban inscritos en lascolumnas que sustentaban los ga-llardetes de la Calle Real pordonde la comitiva había de pasary sobrc todo, de la Plaza misma.

Allí Balboa y la fecha 1513;Dampier, 1549; Paterson, 1698;Donoso, 1761; Ariza, 1783;Ga-rella y Courtines, 1843, etc., etc.No faltaba un recuerdo para To-tten, Trautwinc, Harrison, Lull,Sclfridge, etc., ni para los másrecientes exploradores: Bonapar-te Wyse, Reclús, Sosa, Verbrug-

ghe, Bixio, Lccharme, Musso,Brooks, etc., quienes eran los úl-timos en explorar y estudiar en1877 y 1878 la ruta istmeña yen levantar planos del canal, va-rios de los cuales volvían a Pana-

má acompañando a Lesseps ypresenciaban emocionados el ho-menaJe.

En la noche hubo gran ilumi-nación de la ciudad. Se dio al74

ilustre huésped un banquete y enél hicieron oir su voz varios de

los concurrentes más autorizadospara brindar por la persona del

Conde y por el éxito de su ge-nial empresa. El señor Lesscps

contestó nuevamente en castella-no con frases llenas de entusias-mo y energía, anunciando que enel término de siete años tcndría

abierto el canal panameño para elservicio del comercio universaL.

Terminado el banquete, sc hizouna brilantc exhibición de fue-

gos artificiales en presencia de loshomenajeados y de una extraor-dinaria multitud congrcgada en

la Plaza, que gritaba de placer

y aplaudía con frenesí.

Los festejos se prolongaron

hasta el 4 de Enero. Fueron muyvariados: hubo paseos, mascara-

das, más fuegos de artificio yotros banquetes, corridas de to-ros, carreras de caballos (en lasque Lesseps tomCJ parte con re-gocijo de los asistcntes), excur-siones lacuslres por la bahía, bai-

les, etc. "El trÚpico ístmico es deuna bclleza cálida; las gentes, so-bre todo las entonces colombia-

nas, eran afectuosas y entusias-

tas. Lesscps tenía el más bellocielo, la más bella gloria y cadahabitante del Istmo era un súb-

dito. Lcsseps Bajá era nada ante

Lesscps ídolo; no había nochesin baile, ni baile sin derroche",ha apuniado un observador ex-iranjero.

El gran día de históricos re-cuerdos fue ello de Enero de1880, señalado para la toma de

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posesión del nuevo Presidente delEstado don Dámaso Cervera, yescogido por el "Gran Francés"

para iniciar la apertura del CanaL.

Después de la primera cere-monia oficial en la Catedral, sedirigieron los asistentes a la se-

gunda. El inmortal 1Irida RubénDarío, a quien hemos citado, hadescrito ésta así: "La procesiÓn

era triunfaL. Primeramente pasa-ba el grande hombre entre lasautoridades y los cónsules, entreestandartes colombianos y fran-ceses; después las familias, en cu-yas casas no faltaba el retrato delanciano ilustre; luego innumera-ble tropa de los europeos, yan-

quis, centroamericanos, jamaica-

nos negros puros, y chilenos que

se quitaban la gorra de labor alpaso del dios. . . Jamás, ni en susesplendores de Egipto, ni en susíntimas fiestas imperiales pudover el 'Gran Francés' tan supe-

rior victoria".La comitiva tomÚ en el mue~

lle del ferrocarril el vapor Tabo-guila para trasladarse a La Boca,en el estuario del Río Grande,

señalada para la entrada por ellado del Pacífico, del Canal en

proyecto. Más de trece mil per-sonas que se transportaron al si-tio indicado en botes y canoas

por mar; en coches, a caballo, encarretas y a pie por tierra, presen-ciaban la ex traordinaria ceremo-

nia.

Lesseps hablÓ con profundaemociÓn. Su voz, acostumbrada

a dejarse oir en los Congresos desabios de Europa, temblaba bajo

la impresión solemne del momen-to. Un como presentimiento deque aquel minuto int1uiría en suvida de celebridad, amargaba suespíritu de luchador y, sobre to-do, de afortunado vencedor. Por

suerte las crónicas de aquel tiem~

po recogieron su palabra sencillay trascendentaL. Lesseps dijo así:"Bajo la autoridad de la Repúbli-

ca de los Estados Unidos de Co-

lombia; con la bendición del Ilus-trísimo señor Obispo de Panamá;en presencia del Delegado del

Gobierno General y de todos losEstados de Colombia; con asis-tencia de los miembros de la co-misión técnica de los estudios de-finitivos del Canal marítimo inte-roceánico, se dará hoy, primerode Enero de mil ochocientosochenta, por la señorita Feman-da de Lesseps, el primer golpe dezapa en el sitio que marcará la

entrada del canal marítimo en lacosta del Océano Pacífico. Todoslos asistentes darán enseguida unzapazo en señal de alianza detodos los pueblos que contribu-yen a la unión de los dos Océa-

nos para bien de la humanidad".Una vez dicho lo anterior,

mientras la gentil Condesa, DoñaLuisa Elena Autard de Lesseps,

ayudaba a su hija Fernanda asostener en una mano las bande-ras de Francia y de Colombia

unidas en el destino común porlos vínculos de la magna empre-sa, el Conde de Lesseps, su padre,puso en la otra una pica de platacon que debía la niña arrancar elprimer terrón de tierra istmeña,de esta tierra unida por el Crea-

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dor que había de desunirse alimpulso del genio humano "promunrli beneficio".

Tronó el cañón anunciando labuena nueva. Las bandas milita-res elevaron las notas marcialcs

de los himnos de Colombia y deFrancia; a 10 lejos las campanasde las iglcsias de la ciudad toca-ron a gloria; lluvia de flores cayÓsobre el suelo herido por las ma-nos infantiles de la pequeñaLesseps; atronadores gritos de in-contenible regocijo brotaron delas gargantas de los miles de es-pectadores y el champaña brotóa raudales. El Ilustrísimo Obis-

po Paúl bendijo el lugar, renovan-do así los votos hechos con ante-rioridad desde Roma por el Pon-tífice León XIII, quien pidió alAltísimo sus bendiciones para latrascendental obra. De esta ma-

nera, bajo los sagrados auspicios

de la Iglesia católica, el Canal dePanamá quedó iniciado.

Comprendemos la emoción delviejo luchador y adivinamos las

impresiones que sentiría su tiernahija Fcrnanda, símbolo en esa

hora de la heroica y generosa

Francia, tierra gentil que prontose sacrificaría al secundar la gi-gantesca concepción de aquelvisionario que una época fue casiun semidios. ¡Cuán lejos estabala alba y blonda criatura, cándiday bclla como un serafín, tÎcrna ydulce como corresponde a unainfantil mademoiselle parisina,que era ella, en ese día, inocenteiniciadora del drama más ruidosoque se representaría en aquellacenturia! (i)

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A continuación anunciÚ Les-seps que a fines del mes su pro~

pia hija Fcrnanda haría volar porconducto elécirico algunas minasque se colocarían en el cerro deCulebra, en la cumbre misma dela línea del CanaL. El hecho se

efectuó, pero las minas no explo-

taron, 10 cual fue tenido por al-gunos como un mal presagio.

Mientras tanlo, la fecha para

la terminación dc las fiestas ydar comienzo inmediatamentea los trabajos, quedÚ fijadapara el domingo 4 de enero yun opíparo banquete servidoen el Gran Hotel, que presidióel comisionado del Gobierno Na-cional Dr. Antonio Ferro, fue elbroche de oro de tantas alcgrías.Alrededor de las mesas, delica-damente adornadas por el señorGeorge A. Loew, ocuparon asien-tos los invitados. A la derecha delDr. Ferro, quicn era el anfitrióny tenía el puesto de honor, fue

colocada la Condesa de Lesseps

y a la izquierda el propio Conde.Honraron el acto con su presen-cia el ilustre Prelado panameño,Mon. José Telésforo Paúl y elPresidente Cervcra, acompañadoéste de sus Secretarios; los Comi-sionados oficiales dc los Estados;los científicos que acompañabanal Conde; el Coronel Totten, elGeneral Wrigh y el señor J. C.Cambell, ingeniero americano;

los señores Trenor W, Park,Thompson, Hoyt y Burk, Presi-dente y Directores del Ferroca-

rril de Panamá; los miembros delcuerpo consular de Panamá y Co-lón; representantes de la prensa

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de Nueva York y varios otros ca-balleros nacionales y extranjeros.

A los postres el Dr. Ferro ma-nifestó en un elocuente discurso

la complacencia del Gobierno na-cional por la presencia en el Ist-mo de la señora de Lesseps, delConde y de sus distininidosacompañantes, e hizo un intere-sante recuento histórico acerca

de la idea, desde el momento deldescubrimiento de América, sos-tenida a través de los siglos: deabrir por el Istmo la comunica-

ción de los dos Océanos, Con há-

bil oportunidad citÓ la magnífi-

ca concepción del Libertador Si-món Bolívar, tesonero alentadorde tan generoso proyecto; men-

cionó a varios de los célebresexploradores, quienes sobre el te-rreno hicieron estudios del Canal

y felicitó a los ingenieros presen-

tes, Wyse, Reclús y Sosa, por elruidoso éxito alcanzado por ellosen el Congreso Internacional de

París, donde se adoptó la líneade Panamá a Colón propuestapor los tres, Presentó al Conde

como un genio de voluntad in-quebrantable, inspirado por laProvidencia para la realizaciÚn degrandes proyectos. Recordó sus

esfuerzos inauditos y su constan-

cia desp!cgados en Egipto, endonde tiene ya como monumen-to imperecedero, levantado a su

gloria, el portentoso Canal a tra-vés del Istmo de Suez. Mani-festó que Colombia no sólo sesentía honrada con la presenciadel señor Lesseps en su territorio,sino particularmente agradecida asu bella esposa, la Condesa de

Lesseps, por haber venido en es-tos momentos al Istmo para serel adorno de una gran fiesta yel anuncio de la alianza de to-dos los demás pueblos civiliza-dos, del Norte y del Sur, delEste y del Oeste, en este lugarque no muy tarde será uno -delos más importantes focos delprogreso universaL. Dio una bien-venida especial a las comisiones

científicas de los distintos países,

presentes en el banquete, ymanifestó que no dudaba, sino,por el contrario, estaba seguro deque la gran empresa del Canal

interoceánico no hallaría oposi-ción alguna, antes bien, recibiría

el apoyo universal de parte delos gobiernos de Europa y Amé-rica, muchos de los cuales esta-ban dignamente representadosallí en esos momentos. Envió unsaludo particular al gobierno deFrancia por medio de su Cónsul,

y terminÓ su elocuente discursoque fue muy aplaudido, con pala:bras de absoluta confianza en eléxito brilante de la obra magní-

fica que había tomado a su cargoel señor de Lesseps.

Este dio respuesta al orador yanfitrión con un breve, pero ex-

presivo discurso, cuyas palabras

textuales son las siguientes:

"Señores: El orador que me haprecedido os ha hablado de lasdecisiones de la ciencia que ha-

bía fijado la línea del canal ma-

rítimo de Colón a Panamá. Lasoperaciones de la Comisión téc-nica que se van a principiar ma-

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ñana entre la bahía de Limón yla de Panamá, cofirmarán las pre-visiones de la ciencia, a la vez

que constituirán las bases delllamamiento que se hará a loscapitalistas de todos los pueblospara llevar a cabo la magna obrade que tantos beneficios se espe-

ran. Mas, ¿cuál será el poderosomotor que dará el impulso finala la formación de la Compañía

Universal encargada de construiry mantener el canal marítimode Panamá? Será la opinión pú-blica, el poder preponderante denuestra época, representado por

la prensa de todos los países. Pro-

pongo por esto un bnndis porlos redactores de la prensa de

América del Norte, del Centroy del Sur, y por sus honorables

cofrades de Europa, Asia yAfnca" .

En medio de una atronadoraovación terminó el improvisadodiscurso del ilustre empresario,

objeto de tanta admiración, y

con este banquete se diö fin alos actos sociales que por una se-mana se estuvieron celebrando enel Istmo en su honor.

Lesseps, nacido en Versalles el19 de Noviembre 1805, era hijode una dama española. Hablabael castellano como un académicoy su voz tenía acento andaluz, elcual tomó en Málaga, donde sir-vió por muchos años el cargo deCónsul de Francia. De allí fuepromovido al consulado Generalde Barcelona y más tarde a laLegación de Francia en Madrid

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con el nombramiento de MinistroPlenipotenciario, hasta que elPresidente de Francia, Luis Na-

poleón, envió para sustituido aJerónimo Bonaparte. Los cargosque Lesseps desempeñó en Espa-ña, su trato afable y el tacto so-

cial que puso en todo, le granjea-ron la amistad de los prohombresde todos los partidos e hicieronde él el ídolo de la sociedad ma-drileña en aquella época. La reinaIsabel II de España le condecorócon la Orden de Carlos III.

Separado por Luis Napoleón,como se acaba de decir, al aban-donar la diplomacia se dedicó a

dar impulso a la empresa que ha-

bía de inmortalizar su nombre:

la apertura del Canal de Suez. Apesar de ser pariente por su ma-

dre de la Emperatriz de Francia

Eugenia, también española, comose sabe, se mantuvo alejado de lasesferas oficiales durante toda laépoca del Imperio. Esta graciosaSoberana le dispensó el honor deir personalmente a inaugurar en

1869 el Canal que había de unira Europa con el Asia. El actoconstituyó la mayor apoteosis

que se le haya hecho jamás a unempresario de corazón. Desde ese

día el nombre de Lesseps pasó ala inmortalidad con radiaciones

de gloria. Para purificar su perso-

nalidad, le faltaba el ruidoso de-

sastre de Panamá.

Suez fue para Lesseps, sin du-da, el Tabor; Panamá estaba, parasu desgracia, reservado a ser suCalvario, como vamos a ver.

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