Ilán Vet - Principios de Urbanismo en MEsoamérica

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El estudio de la ciudad en Mesoamérica ha estado fuer- temente influido por la visión de urbanistas, sociólogos, economistas e historiadores centroeuropeos, que durante los siglos XIX y XX se dedicaron principalmente a la inves- tigación de su pasado. Conceptos como el de la “ciudad- estado”, acuñado por alemanes e ingleses para explicar el término p o l i s , 1 utilizado por los griegos para denominar sus asentamientos; el de “re volución urbana”, concebido por Gordon Childe para describir el surgimiento de las primeras ciudades en los valles del Nilo, Tigris-Eufrates y el Indo; 2 y el del “centro ceremonial”, empleado por primera vez para describir cierto tipo de asentamientos en la China del periodo Sh a n g ; 3 han sido utilizados para explicar los fenómenos urbanos descubiertos arqueológi- camente en Mesoamérica. Sin embargo, la evidencia re v- elada exige la elaboración de modelos particulares. La noción de “ciudad” en el siglo XIX fue empleada como un calificativo del avance cultural, económico y político de una sociedad, cuyo modelo esencial, fue con- cebido a partir de los resultados obtenidos en Europa. Muchas de las dificultades que afronta el estudio del 74 | REVISTA DE LA UNIVERSIDAD DE MÉXICO Principios de urbanismo en Mesoamérica Ilán Vi t * Agradezco los comentarios de Linda Manzanilla y Laura Vit, con los que se enriqueció la estructura y el contenido de este artículo, así como las largas conversaciones con Juan Miró. El contacto con ellos representa una verdadera fuente de iluminación. 1 Jacob Burckhardt utiliza el término Stadtstaat para describir la Polis griega, en un escrito de 1898 titulado Griechische Kulturgeschichte . En 1893 William Warde Fowler introduce una versión inglesa del mismo concepto en The City-State of the Greeks and Romans. 2 En el ensayo “The Urban Revolution”, presentado en el Contem - porary Archaeology. A Guide to Theory and Contributions de 1972, Gor- don Childe dedica una parte al área maya durante el periodo clásico. 3 Dicho concepto fue definido por Paul Wheatley en The Pivot of the Four Qu a rt e r s de 1971, para describir asentamientos donde habita- ba una familia real y se concentraban edificaciones religiosas para una población que no compartía el mismo asentamiento. El factor central de este concepto es la ausencia de funciones económicas. La comprensión cabal de las culturas prehispánicas sigue sien- do una de las tareas fundamentales de nuestro tiempo. Sólo mediante el estudio de sus formas particulares de pensamiento y organización social podemos apro x i m a rnos al rico tesoro de sus logros en ámbitos como el conocimiento, la técnica, la ima- ginación. Ilán Vit se aproxima desde el urbanismo a este uni- verso fascinante que siempre nos depara nuevos hallazgos.

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El estudio de la ciudad en Mesoamérica ha estado fuer-temente influido por la visión de urbanistas, sociólogos,economistas e historiadores centro e u ropeos, que durantelos siglos X I X y X X se dedicaron principalmente a la inve s-tigación de su pasado. Conceptos como el de la “c i u d a d -e s t a d o”, acuñado por alemanes e ingleses para explicar eltérmino p o l i s,1 utilizado por los griegos para denominarsus asentamientos; el de “re volución urbana”, concebidopor Go rdon Childe para describir el surgimiento de lasprimeras ciudades en los valles del Nilo, Ti g r i s - Eufrates y

el In d o ;2 y el del “c e n t ro cere m o n i a l”, empleado porprimera vez para describir cierto tipo de asentamientosen la China del periodo Sh a n g;3 han sido utilizados paraexplicar los fenómenos urbanos descubiertos arq u e o l ó g i-camente en Mesoamérica. Sin embargo, la evidencia re v-elada exige la elaboración de modelos part i c u l a re s .

La noción de “ciudad” en el siglo XIX fue empleadacomo un calificativo del avance cultural, económico ypolítico de una sociedad, cuyo modelo esencial, fue con-cebido a partir de los resultados obtenidos en Europa.Muchas de las dificultades que afronta el estudio del

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Principios deurbanismo enMesoamérica

Ilán Vi t

* Agradezco los comentarios de Linda Manzanilla y Laura Vit, conlos que se enriqueció la estructura y el contenido de este artículo, asícomo las largas conversaciones con Juan Miró. El contacto con ellosrepresenta una verdadera fuente de iluminación.

1 Jacob Burckhardt utiliza el término Stadtstaat para describir laPo l i s griega, en un escrito de 1898 titulado Griechische Ku l t u r g e s c h i c h t e.En 1893 William Warde Fowler introduce una versión inglesa delmismo concepto en The City-State of the Greeks and Romans.

2 En el ensayo “The Urban Revolution”, presentado en el Contem -porary Archaeology. A Guide to Theory and Contributions de 1972, Gor-don Childe dedica una parte al área maya durante el periodo clásico.

3 Dicho concepto fue definido por Paul Wheatley en The Pivot ofthe Four Qu a rt e r s de 1971, para describir asentamientos donde habita-b a una familia real y se concentraban edificaciones religiosas para unapoblación que no compartía el mismo asentamiento. El factor centralde este concepto es la ausencia de funciones económicas.

La comprensión cabal de las culturas prehispánicas sigue sien-do una de las tareas fundamentales de nuestro tiempo. Sólomediante el estudio de sus formas part i c u l a res de pensamientoy organización social podemos apro x i m a rnos al rico tesoro desus logros en ámbitos como el conocimiento, la técnica, la ima-ginación. Ilán Vit se aproxima desde el urbanismo a este uni-verso fascinante que siempre nos depara nuevos hallazgos.

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urbanismo en Mesoamérica, radican en el uso de dichanoción como un medio de comparación para los fenó-menos de esta región. Es por ello que ciertos conceptosde o rden, como el uso de una retícula ortogonal o la altaconcentración poblacional en reducidas extensionesterritoriales, no coinciden con las características de lasciudades mesoamericanas, produciendo una descalifica-ción por la que se les reduce a términos menores.

Los primeros esfuerzos por explicar la tradición urba-na de Mesoamérica han sido orientados a la distinciónde dos componentes fundamentales: forma y función.4

En el primero se reconocen diversos modelos: el con-céntrico, radial, lineal, reticular, sectorial y el de múlti-ples núcleos; que posteriormente son analizados paradeterminar su nivel de planeación. El segundo, corres-ponde a las actividades que desarro l l a ron esencialmentey que re p resentan los indicadores de diversos tipos de es-tados; el antropólogo Richard Fox las ha clasificado comociudades: reales-rituales, administrativas-burocráticasy mercantiles.5

En este ensayo expondremos un análisis de la formaurbana mesoamericana y su capacidad para materia-lizar las necesidades de sus sociedades, a través de la re-visión de principios que pudieron haber establecido unanoción de orden. Partiremos de una perspectiva con-temporánea capaz de incorporar los conceptos mesoa-mericanos, identificados en los documentos etnohistóri-cos, los hallazgos arqueológicos y las interpretacionesepigráficas. Utilizaremos la “teoría sobre los artefactosurbanos”, concebida por Aldo Rossi, como un métodoque identifica a la ciudad como una creación humana.Definida como un fait urbain, que no sólo existe comouna cosa física en el entorno edificado, sino que tambiénincorpora su propia historia, geografía y conexión conla vida de la ciudad.6

EL C O N C E P TO D E C I U D A D

La discusión sobre los componentes que definen a unasentamiento como “ciudad” sigue vigente. Al acotar

su estudio a experiencias part i c u l a res en el tiempo y el es-pacio, como el de la “ciudad renacentista en Italia” o la“megalópolis en Latinoamérica”, hemos avanzado consi-derablemente; aún así, la definición de “c i u d a d” se com-plica por la insistencia de generalizar un artefacto quenace de una dinámica socio-cultural específica.

En 1921, Max Weber vio a la ciudad como un sitiodonde se concentra un alto número de viviendas y pro-duce una identidad más amplia que la simple vecin-dad: “caracterizada por el conocimiento personal yrecíproco de sus habitantes”. Para 1938, Louis Wirthidentifica tres rasgos esenciales —una densa concentra-ción poblacional y una alta heterogeneidad interna—asociados a la presencia del anonimato, la movilidadespacial y vertical, así como un cierto código moral in-dependiente a la religión.7 Sin embargo, a finales de losaños cincuenta, Gideon Sjoberg rectificó la visión soci-ológica etnocéntrica predominante, señalando que lasciudades preindustriales más bien eran pequeñas y conuna fuerte función política e ideológica, generalmentehabitadas por una población menor a la de cinco milpersonas, cuya moralidad estaba directamente deter-minada por la religión.8

A principios del siglo XX la antropología describió eldesarrollo de la humanidad como un proceso en el quese había evolucionado desde los primeros estadios del“salvajismo” y la “barbarie” para llegar al de la “civili-z a c i ó n”, determinado por el surgimiento de las ciudades.Los primeros dos estadios fueron arqueológicamenteidentificados con cierta facilidad, como una etapa de cazay recolección, seguida por los primeros avances agrícolas.

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4 Joyce Marcus y William Sanders han dedicado importantes estu-dios al análisis de estos modelos. El primero, en un libro editado porEvon Vogt y Richard Leventhal en 1983, titulado Prehistoric SettlementPatterns. Essays in Honor of Gordon R. Willey, con el ensayo “On theNa t u re of the Mesoamerican City”; en el mismo libro, Sanders y Ro b e rtSantley escriben sobre Teotihuacan, Tula y Tenochtitlan en “A Tale ofT h ree Cities”. En 1988, Sanders publica en la revista American An t h ro -p o l o g i s t,número 90, “The Mesoamerican Urban Tradition”.

5 En 1977, Richard Fox describe diversos tipos de ciudades enUrban Anthropology. Las que hemos enlistado son las que correspon-den a los casos de Mesoamérica.

6 A finales de la década de los años setenta, el arquitecto italianoAldo Rossi recopila en L’architettura della città una serie de ideas y posi-ciones relativas al desarrollo de las ciudades que durante quince añoshabían surgido a través de ponencias, proyectos y ensayos.

7 En la revista American Journal of Sociology de 1938, número 44,Louis Wirth publica “Urbanism as a Way of Life”.

8 En 1960 Gideon Sjoberg presenta un libro importante para lahistoria del urbanismo, The Preindustrial City, Past and Present.

Teotihuacan, c a. 450 d.C. (a) Alineamiento entre la Ciudadela, la plaza frente a lapirámide del Sol y la plataforma adosada de la pirámide de la Luna con la estrella P o l a r i s.(b) Alineamiento con el atardecer del 13 de agosto, constituye un eje perpendicular a laCalzada de los Muertos y liga a la pirámide del Sol con el cerro Malinal. (c) Alineamientode la plataforma adosada a la pirámide de la Luna con el cerro Chiconautla y la Sierra deGuadalupe para registrar el atardecer del solsticio de invierno. (d) Una vista a mayorescala del entorno del valle de Teotihuacan, con los alineamientos mencionados.

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El reconocimiento del tercero ha sido más complicadopor la dificultad para cuantificar los elementos que dis-tinguen a una ciudad. Al inicio de los años setenta, Childes o s t u vo que: “la e s c r i t u ra es una señal de la civilización,ya que actúa como un indicador confiable de caractere smás profundos y es arqueológicamente fácil de identi-f i c a r” .9 Hoy en día, los geógrafos culturales agregan otro sfactores de gran importancia a la identificación de laciudad, como son las cualidades estratégicas de su ubica-ción y posición en un sistema jerarquizado para colonizarun territorio específico. Estos nuevos factores han diri-gido las investigaciones arqueológicas hacia el contextoregional, cuya ventaja consiste en el hallazgo de elemen-t o s que explican con mayor claridad la dimensión pro-p o rcional del asentamiento y su ubicación en el contextopara explotar sus recursos.10

Por último, consideramos a la identidad culturalcomo una fuerza de cohesión social, en la que se fundenla cotidianeidad del ritual y la cosmovisión que lo susten-ta. La presencia de este elemento, en el ámbito urbano deMesoamérica, constituye una de sus principales carac-terísticas. La identidad cultural de algunos pueblos me-soamericanos tuvo una gran capacidad de expansión einfluencia en la vida de otros pueblos. Wheatley describea los centros urbanos como:

Un instrumento para la diseminación de creencias entodos los niveles de la sociedad, que permitía a quienese j e rcían el poder político, justificar sus intereses comop a rte de los va l o res sociales esenciales y presentar la ejecu-ción de objetivos por clase, como la implementación depolíticas colectivas deseables.11

En este sentido, Rossi identifica la arquitectura comoel medio de comunicación esencial, ya que considera:

La importancia del ritual, colectivo en esencia, y capaz depreservar el mito, como la llave para comprender el sig-nificado de los monumentos y, por otro lado, las impli-caciones relativas a la fundación de la ciudad y la trans-misión de ideas en un contexto urbano.12

LA C I U D A D E N ME S OA M É R I C A

La delimitación de Mesoamérica realizada por PaulKirchhoff, más que territorial es cultural; corresponde

a una extensión donde se identifican los componentes deuna tradición considerada como única o, por lo menos,compartida. Un factor sobre el que se sustenta dichaunidad, es la base alimenticia: maíz, calabaza, frijol y chile.A éste se unen otros: la permutación de un calendarioritual de doscientos sesenta días, asociado a veinte sig-nos astrológicos agrupados en series de trece días, conel calendario solar de trescientos sesenta más cinco días,organizado en dieciocho veintenas más un grupo de cincodías de mal augurio; el uso de un sistema de escritura conglifos para describir sustantivos, verbos, adjetivos, adve r-bios y sonidos; la fabricación de códices constituidospor una serie de pantallas plegables elaboradas en papel dec o rt eza vegetal o pieles de animales; el uso de un extensoconocimiento sobre el comportamiento de los cuerposcelestes para vincular el calendario con los ciclos naturalesy agrícolas; una cosmovisión sustentada por la interacciónde los seres que habitan el cielo y el inframundo con los dela tierra; una vasta red de intercambio mercantil; el usode semillas de cacao como moneda; una constante con-frontación bélica; el sacrificio de víctimas en actos pú-blicos masivos y el autosacrificio como una vía de con-fesión y penitencia privados.

Alfredo López Austin explica el complejo religiosomesoamericano como un conjunto estructurado de pro-cesos sociales, creencias, prácticas, valores y representa-ciones que evolucionan a lo largo de los siglos, al quedeberíamos re c o n o c e r :

Su naturaleza de hecho histórico y ver que en su hetero g é n e acomposición son muy distintos los ritmos de transforma-ción de sus diferentes elementos. Este hecho histórico,en efecto, tiene componentes que constituyen su núcleod u ro, muy resistentes al cambio histórico (…). La unidadp rovocada por la existencia de un núcleo duro que pro t e g elos va l o res, creencias, prácticas y re p resentaciones funda-mentales permite hablar de una religión mesoamericanacon múltiples variantes.13

La constitución geográfica de Mesoamérica cuentacon una gran biodiversidad, aunque pocas regiones tie-nen una amplia gama de recursos como para ser auto-suficientes. Su accidentada topografía produce clarasdivisiones entre las distintas regiones, permitiendo uncontrol efectivo de quienes las habitan. Estas condi-ciones produjeron, desde el periodo arcaico hasta la lle-gada de los españoles, una intensa actividad mercantilque conllevó una profunda interacción cultural. Re-giones como el Altiplano Central y los Valles Centralesdel actual estado de Oaxaca han sido idóneas para el

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9 Gordon Childe, op. cit., p. 43.10 La forma en que esta nueva visión dictó la exploración de sitios

importantes en Mesoamérica fue sintetizada por Richard Blanton en“The Rise of Cities”, publicado en el Suplemento de Arqueología delHandbook of Middle American Indians, editado en 1981 por la Univer-sidad de Texas en Austin.

11 Paul Wheatley, op. cit., p. 305.12 Aldo Rossi, op.cit., p. 24.

13 El concepto de “núcleo duro” de Braudel, utilizado por LópezAustin en Mesoamérica, se encuentra en Los mitos del tlacuache y Ta -moanchan y Tlalocan. La cita que presentamos se encuentra en la página11 del segundo.

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desarrollo de grandes civilizaciones, tanto por su biodi-versidad como por su extensión. Las regiones del nortey poniente son semidesérticas, mientras que las del sur yel oriente, están cubiertas por diversos tipos de selvatropical.

De esta manera, las condiciones territoriales se im-p u s i e ron sobre los procesos de urbanización, permitien-d o el advenimiento del estado en las regiones más fa-vorecidas. Un replanteamiento reciente del conceptode la “ciudad-estado” ha permitido definir a las socie-dades que desarrollaron un modelo menos sofisticadoque el del estado. En él se describe a un gobierno orga-nizado en un sitio central, autónomo y de considerabledimensión, en el que hay un cierto grado de estratifica-ción y una distinción sobre los sitios que conforman sup rovincia, en los que ejerce un dominio político, econó-mico y cultural.14

Las sociedades estatales del Altiplano y Oaxaca du-rante el clásico, fincaron un sistema de dominación eco-nómica, política y militar sobre grandes extensiones te-rritoriales, cuya población fue organizada en una redde asentamientos jerarquizados, sometidos por el sitiocentral; un esquema que los antropólogos denominan“sistema solar”. Aunque los señoríos mayas conformaro n

un modelo similar, nunca alcanzaron la misma escala,s o b re todo por la dificultad que sus territorios impusiero nen la producción masiva de alimento. El sustento parauna familia de cinco integrantes, durante diez años, pro-ducido por el sistema de “quema y roza” necesita tresparcelas de una hectárea y media, cultivadas sucesiva-mente durante tres temporadas de lluvia, que poste-riormente debe re p o s a r, de tres a cinco temporadas. Estoindica que un sitio como Tikal, durante su apogeo enel clásico, habitado por una población superior a losdoce mil individuos, necesitó más de ciento veinte kiló-metros cuadrados para alimentarlos. Su ubicación, enla densa selva del Petén guatemalteco, entre diversosrivales en un radio menor a los quince kilómetros, con-dicionó el área que pudo haber dedicado a la produc-ción agrícola. El territorio dominado por Tikal, menora los setecientos kilómetros cuadrados, permitió menosde un quince por ciento para el cultivo.

En el mismo periodo, Monte Albán con una pobla-ción cercana a los catorce mil quinientos individuos,c o n t rolaba directamente a seis sitios con una poblaciónp romedio de mil quinientos personas; un total de nuevemil pobladores más. Entre estos sitios se sometían at reinta aldeas, con unas quinientas personas en pro m e-dio; por lo tanto, quince mil individuos más. Por último,se integraban al sistema otras cuatrocientas aldeas pe-queñas, con ciento cincuenta habitantes, que re p re s e n t a-ban un total de sesenta mil personas. Al sumar todos

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La Venta, ca. 600 a.C. (a) Mosaicos de serpentina verde sepultados ritualmente bajo tres plataformas. (b) Principal eje compositivo norte-sur, alineado con la estrella Polaris.(c) Vista axonométrica de la isla en la que estuvo asentada La Venta. (d) Alineamientos del territorio seleccionado para La Venta al pie del río Tonalá y el volcán San Martín para registrar el atardecer del solsticio de verano y hacia el sur con el cerro Santa Marta para el del 13 de agosto.

14 David Webster dedica un capítulo a las ciudades-estado mayasen The Archaeology of City-States, Cross-Cultural Approaches, editadopor Deborah Nichols y Thomas Charlton en 1997.

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estos habitantes, llegamos a un total de noventa y ochomil quinientos individuos sustentados por una regióncercana a los dos mil kilómetros cuadrados. Al com-parar población y superficie re c o n o c e remos que podríandedicar el cincuenta por ciento al cultivo.1 5 La densidadde población en los Valles Centrales durante la hegemo-nía zapoteca, es de cuarenta y nueve individuos por kiló-metro cuadrado, mientras que la de Tikal, es de dieci-siete; prácticamente uno a tres.

En Teotihuacan, ciudad contemporánea a estas dos, s econcentró una población promedio durante cinco siglosde ciento veinticinco mil habitantes, ubicados en un va l l ecuya extensión es cercana a los ciento sesenta y cincok i l ó m e t ros cuadrados, la densidad de población en Te o-tihuacan, es avasalladora, más de setecientos cincuentaindividuos por kilómetro cuadrado. Cincuenta años des-pués de la erupción del Xitle, los teotihuacanos habíanconcentrado al noventa por ciento de la población de laCuenca de México en dicho va l l e .1 6 Un siglo después,Teotihuacan se había extendido por todo el AltiplanoCentral sometiendo a una población superior a los cua-tro cientos mil individuos.

Mientras el concepto de la “ciudad-estado” ha sidorevisado para su aplicación en Mesoamérica, el del “c e n-t ro ceremonial” sigue presentando varios cuestiona-mientos, entre otros, el re l a t i vo a su fundamento princi-p a l : la ausencia de funciones productivas y mercantiles.Al comparar dos sitios en los extremos de la cronologíamesoamericana como La Venta y Tenochtitlan, el pri-m e ro catalogado como un centro ceremonial y el segun-d o como una vasta ciudad cosmopolita, descubriremosque hay varias coincidencias en la forma con la que so-m e t i e ron a un territorio y constru ye ron un sitio central.Utilizar el concepto de centro ceremonial como una ve r-sión de menor escala o de una función diferente, para LaVenta, creemos que es un erro r. So b re todo porque pen-s a m o s que la organización de las poblaciones agrícolasen ambos casos y la forma en que se relacionan con elsitio central que las domina ejerce un patrón de asen-tamiento diseminado a nivel regional, en el que dichositio funge como el núcleo urbano por excelencia.

En este sentido, el caso de Tenochtitlan, ampliamentedocumentado en el ámbito etnográfico, revela ciertascondiciones que podrían ser estudiadas para La Venta.En la década de los años sesenta se realizó un estudio eneste último sitio para revisar el volumen de alimento quepudo haberse producido durante su esplendor. Dichoestudio reveló que la superficie cultivable de la isla no

pudo haber mantenido a más de ciento cincuenta habi-tantes, sin embargo la escala y dimensión de los art e f a c t o surbanos indican una función cívico-ceremonial para unagran población. El caso de Tenochtitlan re vela condicio-nes similares: ambos poseyeron una compleja arquitec-tura pública; se ubicaron sobre una isla pequeña, cuyacapacidad de producción agrícola era insuficiente paraalimentar grandes poblaciones, y ejercieron una influ-encia cultural sobre vastas extensiones territoriales.

A mediados de la década de los años setenta, Ed w a rdCalnek, realizó una investigación sobre los distritos deTenochtitlan donde se cultivaba en c h i n a m p a s, así comola composición social de los grupos que las utilizaron.Una de las conclusiones primordiales es que la ciudaddebió depender de otras regiones de la Cuenca de Méxicopara el abasto de alimento, ya que la producción agríco-l a de Tenochtitlan debió tener un alto grado de insufi-ciencia.17 En este sentido La Venta pudo haber tenidouna dependencia similar, con resultados equivalentes.

Otra condición urbana determinada por la visiónc e n t ro e u ropea del siglo X X, con la que se ha calificado elnivel de civilización en Mesoamérica, es la planeación.Esta condición también se relaciona con las característicasque definen al “centro ceremonial”, como un estadioprimitivo de la ciudad. Sin embargo, el patrón de asen-tamiento diseminado para una población, esencialmenteagrícola, en derredor a un núcleo cívico-ceremonial, conel que se define al centro ceremonial, es justamente el mo-delo de planeación mesoamericano. Pero como estemodelo no concuerda con los principios centro e u ro p e o s ,relativos al trazo de una retícula ortogonal, la concen-tración de la población en un área reducida y la orga-nización de los artefactos urbanos en una serie de ejesc o m p o s i t i vos, entonces, los asentamientos mesoameri-canos no tienen un orden claro y preconcebido.

Nu e vamente, el modelo mesoamericano que re s p o n-de a las condiciones geográficas de su territorio y a sucosmovisión es calificado por modelos generados enmomentos históricos y contextos regionales distintos.Muchos de los ejemplos en Mesoamérica revelan unaconcepción urbana que permite un desenvolvimientoflexible, sumamente distinto del europeo. La concep-ción de los primeros, parte de un análisis estratégico delterritorio para ubicar el núcleo urbano en el mejor sitioposible, considerando los elementos simbólicos, topo-gráficos y militares que aseguren una condición de ve n-taja. Posteriormente se incorporan vías de cre c i m i e n t oorgánico a través de la articulación de ejes, plazas, plata-formas y la modificación de los cauces hidrológicos.

Uno de los mejores ejemplos sobre esta forma de ord e-nar el espacio público es Teotihuacan. En sus inicios, el

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15 La información sobre los valles de Oaxaca se encuentra en LaCivilización Zapoteca. Cómo evolucionó la sociedad urbana en el valle deOaxaca editado por Joyce Marcus y Kent Flannery, 2001.

16 René Millon realiza un estudio importante sobre el dominioteotihuacano en el Altiplano Central enThe Collapse of Ancient States andCivilizations editado en 1988 por Norman Yoffee y George Cowgill.

17 Investigación publicada en la revista American Antiquity, de1972, volumen 37, bajo el título “Settlement Pattern and ChinampaAgriculture at Tenochtitlan”.

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asentamiento se encontraba alrededor de la pirámidede la Luna, resguardada de los vientos fríos del nortepor el Cerro Gordo. Al sur de ella se encontraba unacaverna, tallada en el subsuelo, frente al cerro Malinal,sobre la que posteriormente se construyó la pirámidedel Sol. Con la erupción del Xitle terminó la rivalidadcon los habitantes de Cuicuilco, que fueron concentradosen el valle de Teotihuacan. En ese momento se cons-t ruyó la primera etapa de la pirámide del Sol, conectadacon la de la Luna por la Calzada donde se fueron locali-zando una serie de complejos arquitectónicos confor-mados por tres basamentos piramidales en derredor auna plaza central. Posteriormente, se extendió la Calzadahacia el sur, convirtiéndose en un eje de desarrollo para laedificación de nuevos complejos para la élite teotihua-cana. Luego, se cruzó el río San Juan, cuyo cauce fuetransformado para incorporarlo a la traza ortogonal dela ciudad y aumentar su profundidad como una medidadefensiva. Al otro lado del río se construyó un nuevoc e n t ro de reunión, constituido por la Ciudadela y el Gr a nConjunto. Este último fue conformado por un par deplataformas, en cuya superficie se edificaron varios con-juntos, con las que contuvieron una plaza de enormesdimensiones. El nuevo centro debió ser utilizado paralas funciones administrativas, mercantiles y militares.En él se articuló un eje perpendicular al de la Calzada,con el que se determinó el trazo canónico para el tejidourbano. Más de dos mil conjuntos residenciales, habi-tados por unos ciento veinticinco mil individuos de di-versos pueblos de Mesoamérica conformaron dichotejido. Más de tres siglos hasta este momento en que seconsolidó la gran metrópoli cosmopolita. En unos cin-cuenta años, el Estado teotihuacano impulsó y apoyóla construcción de dichos conjuntos, donde por más dec u a t ro siglos vivió una de las sociedades más influye n t e sde toda Mesoamérica.18

LA C I U D A D E N LA V I S I Ó N M E S OA M E R I C A N A

El punto de partida para definir los principios de urba-nismo en Mesoamérica debe ser mediante la identifi-cación de conceptos que pudieron haber sustentado laedificación de las ciudades. Muchos de ellos fueron re-gistrados etnográficamente por los cronistas españoles;o t ros, han sido identificados por la arqueología y la epi-grafía. Re a l i z a remos un bre ve recorrido por los que consi-deramos constituyen la esencia de la tradición urbanamesoamericana.

El primer concepto que revisaremos es el altepetl,utilizado durante la hegemonía azteca para describiruna visión sacralizada, de las elevaciones topográficas conm a yor presencia en el territorio. Se les define como una“montaña de agua”, que constituye la representaciónsimbólica de la montaña mítica, donde se conservabanlos mantenimientos, el Tonacatepetl. Dicha montañacontenía, bajo su cobertura, el maíz y otros granos esen-ciales para el sustento alimenticio, hasta que Qu e t z a l c o a t llos libera para entregarlos a la humanidad. Ya que muchosde los glifos toponímicos con los que se representa a laspoblaciones re l e vantes, en los códices de dicho periodo,incorporan el glifo del altepetl, consideramos que la re-lación con las montañas es un factor esencial en la ubi-cación geográfica y la composición urbana de un asen-t a m i e n t o. Mediante estas ideas, establecían una re l a c i ó ncon la montaña de mayor relevancia en el territorio.

El altepetl no sólo designa a la montaña sino quetambién hace re f e rencia a un pueblo que está ligado a ella.Los primeros traductores occidentales re g i s t r a ron algu-nos de sus significados más profundos como: “pueblosde todos juntamente”, “rey” y “provincia”. Tambiénfunge como raíz de términos más complejos, como:altepenayotl, cuya traducción es “principal ciudad quees cabeza de reino”; altepetlianca, “sujeto o comarca deciudad” y altepetequipanoliztli, “obra pública u oficiopúblico”. 19

Posiblemente el altepetl fue un concepto estru c t u-ral que vinculó a la montaña, la ciudad y el gobernantecomo la unidad esencial de dominación regional y con-formación de una sociedad organizada. La concepción

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18 En “Teotihuacan Studies: from 1950 to 1990 and beyond”,René Millon expone su visión más reciente sobre el proceso de urbani-zación en Teotihuacan. El artículo forma parte del Art, Ideology and theCity of Teotihuacan: A Symposium at Dumbarton Oaks, 8th and 9thoctober 1988, recopilado por Janet Berlo en 1992.

19 Estas palabras fueron registradas en el Vocabvlario en lengvamexicana y castellana, compuesto por el muy reuerendo padre fray Alonsode Molina, de la Orden del Bi e n a u e n t u rado Nu e s t ro Pa d re Sant Fra n c i s c o ;dirigido al mvy excelente señor don Martin Enriquez, visorrey destaNueua España, en 1571.

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Tenochtitlan, c a. 1450 d.C. (a) Vista axonométrica de la isla en la que estuvo asentadaTenochtitlan y su entorno en la Cuenca de México. (b) Alineamiento entre el acceso ponienteal Templo Mayor y los templos de Tláloc y Huitzilopochtli en su cima para registrar elamanecer del 4 de marzo, día en que iniciaba el ciclo de Tlacaxipehualiztli, en que se con-memoraba el nacimiento del Quinto Sol. (c) Vista axonométrica de la isla de Te n o c h t i t l a ndonde se muestran las calzadas que ordenaban a los cuatro distritos de la ciudad.

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del gobernante como un ser divino establecía un vínculocon el mito de Quetzalcoatl y el Tonacatepetl, el héroereencarnado en el gobernante volvía a liberar el susten-to alimenticio bajo la cubierta del monte y lo entre g a b aa la humanidad. En cada uno se reestablecía esta u n i ó n .La elección del territorio ideal debió estar determinadapor la presencia de montañas importantes.

Muchos de los glifos emblema mayas revelan con-ceptos de dominación territorial similares. En sitios delperiodo clásico como Tikal, Calakmul, Palenque o Copán,sus glifos emblema están conformados por un glifo pre-ponderante, relacionado con la identidad del sitio, asícomo por una serie de glifos complementarios. El deTikal ha sido identificado como una forma de atarse elcabello, que debió distinguir a la nobleza del sitio, mien-tras que el de Palenque podría re p resentar el caparazónde una tortuga. Los glifos complementarios son unaserie de afijos que representan los atributos de un asen-tamiento que lo distinguen como una ciudad re a l .Se hanidentificado tres afijos distintos, uno anterior y dos su-periores: el primero forma parte de un grupo acuático,interpretado como un adjetivo que significa “precioso”o “s a g r a d o”; los superiores han sido designados como unglifo llamado Ben-Ich, cuya interpretación es “gober-n a n t e” o “señor de” . 2 0 De esta manera el glifo emblemare vela una característica esencial del asentamiento maya:está gobernado por un señor que posee una cualidaddivina, considerado sumo sacerdote y capaz de establecerun vínculo con los diversos estratos del universo.

Existe una importante concordancia entre los mayasdel clásico y los aztecas del posclásico, de suma re l e va n-c i a para la conformación de sus asentamientos, relacio-nada con su concepción del universo y del tiempo. Ambosg rupos coincidían que el universo estaba constituido porc u a t ro regiones, cada una gobernada por uno de los pun-t o s cardinales. Mientras que el centro poseía la capaci-dad para vincular las dimensiones horizontal y verticaldel universo. También creían que el tiempo fluía a tra-vés de dos ciclos íntimamente relacionados; uno, deter-minado por el tránsito solar, y el otro por los distintossignos astrológicos. Este último era considerado comoel tiempo ritual. El re g i s t ro de ambos se hacía agru p a n d olos días en diferentes tipos de atados: veinte días para elcalendario solar y trece para el ritual. El inicio de cada unode los atados estaba asociado con un signo astrológico,que a su vez correspondía a una de las cuatro regiones.De esta manera el flujo del tiempo se vincula con las re-giones del espacio y el destino de los humanos se deter-mina por el signo con el que inicia cada atado. La pri-mera trecena del ciclo ritual pertenece al oriente, luegoal sur, al poniente y finalmente al norte. El tiempo giraen el espacio y el ritual humano lo acompaña. En esteúltimo, los artefactos urbanos fungen como un instru-mento para registrar el constante movimiento de losciclos naturales.

Cada ceremonia prehispánica comienza con el re c o-nocimiento de las cuatro regiones y el centro. En esteúltimo, se establece un hogar para el fuego colocando last res piedras míticas que lo contienen, cada una re p re s e n t aa una deidad específica.21 Una vez encendido el fuego,se abre el portal por el que se comunicarán los seres delinframundo y el cielo para asistir en la ceremonia a loshumanos. Los mayas del clásico llamaron al centromixik’ balamil, “el ombligo del mundo”, ya que en él segenera el conducto que da sustento a la vida humana enla tierra.22 Estas nociones de la cosmovisión mesoame-ricana son esenciales para comprender los conceptos quee s t ru c t u r a ron el espacio urbano, ya que en él se funde lavisión del espacio simbólico.

LA R E P R E S E N TAC I Ó N D E L UN I V E R S O

El principio que exponemos está relacionado con ladescripción del universo dado y su re p resentación sim-bólica como la base compositiva del espacio urbano. Lamanera en que estos conceptos influyen en el trazo y

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2 0 En el Mesoamerican Writing Systems. Propaganda, Myth andHi story in Four Ancient Civilizations de 1992, Joyce Marcus dedica uncapítulo a los topónimos y el establecimiento de influencias políticasen el territorio.

2 1 En el inicio de los Anales de Cu a u h t i t l á n se describe una cere m o n i ade iniciación para los gobernantes chichimecas en los que se describen losdioses que conforman el hogar del fuego: Mi xcoatl, To z p a n e Ih u i t l.

22 En Maya Cosmos. Three Thousand Years on the Shaman’s Path de1993, Linda Schele, David Freidel y Joy Parker exponen estos concep-tos desde la perspectiva de la arqueología, epigrafía y etnografía.

Monte Albán, ca. 650 d.C. (a) Alineamiento para registrar el atardecer del 5 de octubre, 52 días después del paso ceni-tal del Sol en Izapa. (b) Alineamiento del Edificio J para registrar la posición de la estrella Capella y el amanecer de losdos pasos cenitales del Sol, el 8 de mayo y el 5 de agosto. (c) Vista esquemática de los valles centrales del actual estadode Oaxaca, mostrando al centro, las colinas sobre las que está asentado Monte Albán. (d) Sección transversal esquemáti-ca del perfil de los valles centrales y de la plaza principal de Monte Albán, reflejando condiciones espaciales similares.

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o rdenamiento de las ciudades mesoamericanas se re f l e j aen los esquemas cuatripartitas. En los códices F é j e rv á ry -Ma ye r, de tradición mixteco-poblana con fuerte influen-c ia azteca y el Tro-Cortesiano, correspondiente a la tra-dición maya, se representan imágenes de esquemascuatripartitas. Dichos esquemas han sido interpreta-dos como mapas que describen un territorio específico ycalendarios donde se registran los veinte signos astroló-gicos, ligados con las cuatro regiones del universo.23 Laimportancia de la relación entre el calendario y el espa-cio, simbólica y práctica, debe ser concebida como laesencia del espacio colectivo, ya que en éste se constru-yeron los artefactos para calibrar los alineamientos conlas montañas donde se anclaron los días en que ciertosfenómenos astronómicos marcaban el inicio del calen-d a r i o. A partir de ese día, el continuo fluir del tiempo eraregistrado en los artefactos urbanos que representabana las cuatro regiones.

La relación del tiempo con las regiones del espacioimpulsó la construcción de artefactos urbanos con losque no sólo se les re p resentaba, sino que también eranutilizados como instrumentos de observación astro n ó-mica y re g i s t ro cro n o m é t r i c o. Tal es el caso de innumera-bles plazas re c t a n g u l a res y altares al centro, flanqueadaspor basamentos piramidales coronados con templos,plataformas de diversas alturas con o sin aposentos, edi-ficaciones porticadas y pequeños altares, en cada uno delos cuatro lados que las constituyen, a lo largo y ancho deMesoamérica durante sus diversos periodos históricos.

Dicho modelo arquitectónico es un ejemplo de laforma en que se materializó el concepto del universo,para generar el núcleo urbano de los asentamientos. Enalgunos lugares el esquema cuatripartita incorpora ele-mentos más complejos, como templos de gran enve r g a-dura, necrópolis, juegos de pelota, complejos para sa-c e rdotes y guerreros, así como acrópolis con funcionesdiplomáticas, administrativas y residenciales para la cort edel gobernante.

El núcleo urbano de Tikal fue conformado por unaexplanada en cuyos extremos se localizaron dos grandes

templos confrontados, uno en el oriente y otro menoren el poniente. Al norte, una serie de terrazas escalonadasalojaban templos donde fueron enterrados los gober-nantes de la ciudad. En el sur, la acrópolis central que fun-gía como el centro de gobierno. Entre esta última y eltemplo de mayor tamaño se localiza el juego de pelota,mientras que al sur oriente está una de las re s e rvas de aguamás grandes del sitio. La disposición de cada uno de estosa rtefactos responde tanto a determinantes prácticas comosimbólicas.

En otros lugares la re c reación de las cuatro re g i o n e sno está generada por los artefactos urbanos sino por unarelación del sitio con la topografía circundante. Da i n z ú ,un asentamiento bajo el dominio de Monte Albán, ejem-plifica esta versión. Su plataforma principal y juego depelota, localizados sobre terrazas al pie de una montaña,delimitan el nodo del que parte un eje hacia el ponienteque remata con otra montaña de forma y proporcións i m i l a res. En el mismo punto se intersecta un eje nort e -sur que remata en otras dos montañas equivalentes. Elcruce de los dos ejes en forma de T determina la ubica-ción del asentamiento, desde la que se domina una vistade las tres montañas que conforman el paisaje del terri-torio bajo su control.

La disposición jerárquica de los artefactos en Tikaly Dainzú refleja otro concepto primordial de la cosmo-visión mesoamericana: la región del oriente tiene unamayor importancia. Esta condición persiste en todaslas versiones donde se recrea el modelo, desde la escalaurbana hasta la residencial. Teotihuacan es un granejemplo de esta condición. La pirámide del Sol, el arte-facto urbano de mayor importancia, está ubicada en eloriente de la ciudad y su escalinata principal mira haciael poniente, donde se localiza una montaña que desde laCalzada parecería tener una dimensión similar a la de ella.La pirámide de la Luna en el norte y la Ciudadela en elsur marcan las otras dos regiones en la escala urbana,haciendo eco con las montañas detrás de ambas. Cadauno de los conjuntos residenciales que constituyen el te-jido de la ciudad reproduce la misma condición en supatio central. Cu a t ro aposentos orientados hacia los pun-t os cardinales rodean un patio rectangular. El aposentodel oriente, cuya fachada mira hacia el poniente, es el demayor jerarquía. De esta forma, dicho aposento repre-senta para el grupo que habita el conjunto lo mismo que

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URBANISMO EN MESOAMÉRICA

Muchos de los ejemplos en Mesoamérica revelan una concepción urbana que permite

un desenvolvimiento flexible, sumamente distinto del europeo.

23 Para una explicación más profunda de la forma en que se hanregistrado el tiempo y el espacio en los códices Féjerváry-Mayer y Tro-Cortesiano sugerimos el libro Códices. Los antiguos libros del NuevoMundo de Miguel León-Portilla.

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la pirámide del Sol para todos los teotihuacanos. Decierta manera, podríamos pensar que esta concepciónarmónica y estructurada tiene una condición similar a loque recientemente se ha definido como un fractal.

Por último, el recinto del Templo Ma yor en Te n o c h-titlan, contenido por una plaza amurallada re c t a n g u l a r,que fungía como el centro del asentamiento de dondepartían cuatro calzadas orientadas hacia los puntos car-dinales, revela la persistencia de estos conceptos. Dichacomposición generó una serie de distritos organizados enc u a t ro zonas distintas. De cierta manera, la continuidadque se ve reflejada en asentamientos tan distantes en eltiempo re f u e rza la noción de un núcleo duro en el cora-zón de la tradición mesoamericana.

LA O B S E RVAC I Ó N A S T RO N Ó M I C A

La importancia del calendario en la vida cotidiana deMesoamérica radica en su función como herramientaesencial para registrar los ciclos naturales, su compor-tamiento y la forma en que afectan la actividad agrícola.El cultivo del maíz, la calabaza y el frijol requiere unacuidadosa sincronía con los ciclos de las lluvias, las hela-das y la sequía. Es por ello que la necesidad de estableceralgún método para llevar la cuenta de los días fue de vitalimportancia. El reconocimiento de ciertos fenómenoscelestes re p e t i t i vos, como el paso cenital del Sol y la Lu n a ,los solsticios y los equinoccios fue el primer descubri-miento en la conformación de dicho método. El si-guiente paso fue anclar su observación con las elevacio-nes topográficas significativas del territorio, alineandosus artefactos urbanos con ellos. Posteriormente, esta-b l e c i e ron una secuencia de días por paquetes o “a t a d o s”,para registrar un ciclo completo, hasta que alguno de losfenómenos se volviera a repetir. Cada uno de los atadosadquirió una identidad, mediante los signos astro l ó g i c o s ,que fue ligada con las lluvias, heladas y sequía, respecti-vamente. La invención de sistemas matemáticos y deescritura surgió como un apoyo esencial para transmitirel conocimiento a las nuevas generaciones. De esta ma-nera se ligó la dinámica agrícola con la observación delos fenómenos celestes cíclicos, utilizando a estos comoun cro n ó m e t ro para controlar los procesos para el abas-tecimiento masivo de alimento.

La coexistencia de dos calendarios simultáneos, unoritual de doscientos sesenta días con funciones astroló-gicas, y otro solar de trescientos sesenta más cinco días,ha sido explicada por el geógrafo Vincent Malmströmcomo el resultado de una serie de esfuerzos para deter-minar el calendario en la región del Soconusco, utili-zando primero los pasos cenitales del Sol como re f e re n-cia y posteriormente uno de los solsticios. El primercalendario dependía del lapso de tiempo que transcurre

entre los dos pasos cenitales del Sol en dicha región,e q u i valente a doscientos sesenta días. El segundo debiósurgir como una versión que sustituyó a la primera, yaque re c o n o c i e ron una mayor precisión en la observa c i ó nde los solsticios, pues representan a los puntos de de-clinación máxima con respecto al horizonte en un lapsocompleto de trescientos sesenta y cinco días. Ma l m s t r ö mintuye que la incorporación del primer calendario a lavida simbólica del pueblo tuvo tal aceptación, que debióser un impedimento para desecharlo, una vez que se des-cubrió uno mejor. El primer calendario se debió ir des-fasando de la llegada de las lluvias, ya que intentaronmantener una cuenta con atados de trece días; veinteatados entre los pasos cenitales y ocho para regresar alprimero. Con cada cuenta completa fueron perdiendoun día, por lo que el pronóstico de llegada para las lluviasse fue adelantando. Al reconocer un ciclo solar completode trescientos sesenta días, contados en veinte atados dedieciocho, más uno de cinco días nefastos, los ciclos de laslluvias quedaron mejor registrados. Finalmente, termi-naron integrando ambos calendarios como cuentas pa-ralelas, cuyo inicio volvía a coincidir únicamente, cadacicnuenta y dos años, en un día equivalente al 13 deagosto. Un factor que debió determinar la elección deeste día como el inicio del calendario es la lluvia de es-trellas que los astrónomos llaman Perseica, en la nocheanterior al 13 de agosto.24

En Izapa, un sitio del Soconusco donde se alcanzóun importante desarrollo cultural durante el preclásicotardío, no sólo se cumple el ciclo de doscientos sesentadías exactos entre ambos pasos cenitales, sino que el pri-mero de ellos, conforme el Sol se va recostando hacia elsur, sucede el 13 de agosto. Este día fue de suma impor-tancia para los mayas del clásico, ya que correspondía ala fecha mítica en que nació el tiempo. El re g i s t ro de estafecha en múltiples estelas y cerámica corresponde al13.0.0.0.0 4 A h a u 8 Cu m k u, equivalente al 13 de agostodel 3114 a.C. según la correlación Go o d m a n - Ma rt í n ez -Thompson, establecida a partir del momento en que seprodujo el primer contacto entre el calendario occi-dental y el maya, el 4 de noviembre de 1539 d.C.correspondiente al 11.16.0.0.0 13 Ahau 8 Xul.

El descubrimiento de éstos y otros indicios sobre elorigen del calendario en el Soconusco han llevado aMalmström ha considerar esta región como la cuna delos olmecas; desde ahí emigraron hacia la región de losTuxtlas, cruzando el Istmo de Tehuantepec, donde Ig n a-c i o Bernal identifica un área metropolitana olmeca.Di c h o grupo ha sido considerado, por muchos investi-gadores, como la primera civilización que dio sustento

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2 4 Malmström resume cuarenta años de investigaciones en un mag-n í f i c o l i b ro titulado Cycles of the Sun, Mysteries of the Moon. The Ca l e n d a rin Mesoamerican Civilization, de 1997.

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a una cultura pan-mesoamericana. Durante el pre c l á s i c ose ha identificado una fuerte influencia olmeca en losValles Centrales de Oaxaca, el Altiplano Central, la Re-gión del Río Mezcala en Guerrero, el Valle de Morelosy la Costa del Golfo de México. La presencia de alinea-mientos entre los principales artefactos urbanos y las ele-vaciones topográficas significativas, que registraban elatardecer del 13 de agosto y los solsticios en los sitios deestas regiones durante el preclásico tardío y gran partedel clásico, podría ser evidencia del uso de los calendariossimultáneos de origen olmeca. Con la caída del clásico,buena parte de esta tradición sobrevivió entre los tolte-cas y llegó más bien disminuida hasta los aztecas delposclásico.

La observación astronómica durante los tres perio-dos tuvo una influencia vital en la ubicación de los asen-tamientos y la posición de sus artefactos urbanos. Pri-mero debieron identificar la elevación topográfica másimportante a la que anclarían sus observaciones astro-nómicas, después debieron buscar el punto de mayorventaja para realizarlas, conformándolo como el sitiopara erigir el artefacto urbano más importante del asen-

tamiento ya que desde su cima se vigilaría el comport a-miento del Sol conforme recorría los perfiles topográficosdel entorno. De esta manera producían un alineamientoe n t re la elevación y el artefacto donde el sumo sacerd o t el l e varía a cabo la ceremonia para celebrar la reunión conel Sol, re f o rzando el vínculo entre la montaña, el monu-mento y el ser divino. La capacidad de un sitio para ge-nerar ésta unidad representaba el grado de civilizaciónmayor que un pueblo mesoamericano podía alcanzar.

Teotihuacan, Monte Albán y Tikal, los centros urba-nos más importantes del clásico, presentan diversosalineamientos. Uno de los más importantes es con elatardecer del 13 de agosto. Para Malmström, dicho ali-neamiento está directamente asociado al uso del cal e n-dario olmeca, que durante el clásico fue adaptado de di-versa manera por los mayas, zapotecas y teotihuacanos;aunque perduró el uso del atardecer del 13 de agostocomo el día en que coincidía el inicio de los dos calen-darios simultáneos.

La ubicación de los asentamientos olmecas que ejer-cieron una influencia y control suprarregional duranteel preclásico, tienen alineamientos con importantes eleva-

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URBANISMO EN MESOAMÉRICA

Tikal, ca. 750 d.C. (a) Alineamiento entre los Templos I y IV para registrar el atardecer del 13 de agosto. (b) Mapa esquemático de Tikal, rodeado por zonas de pantano temporal, seña-lando los núcleos urbanos principales ubicados sobre suaves colinas. (c) Alineamiento entre los Templos IV y III para registrar el amanecer del solsticio de invierno. (d) Alineamientoentre los Templos V y II para registrar la posición de Polaris. (e) Alineamiento entre los Templos III y I para registrar el amanecer de los equinoccios. (f) Vista del horizonte en el quese muestra el amanecer del solsticio de invierno sobre la crestería del Templo III.

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ciones topográficas, que registraban el amanecer o atar-decer de alguno de los dos solsticios. Los sitios más im-p o rtantes son: San Lore n zo, La Venta, Cerro de las Me s a sy Tres Zapotes. Algunos sitios donde el nivel de influen-cia olmeca es difícil de determinar son Izapa: Abaj Ta-kalik, Kaminaljuyu, Cuicuilco, Tlatilco y Tlapacoya.Finalmente, los sitios que también utilizaron el 13 deagosto durante el clásico son: Chalcatzingo, Edzná, Chi-chén Itzá, Dainzú, La Quemada, Hochob, Izamal,Oxkintok y Zaachila.25

La conformación del núcleo urbano de Tikal repre-senta una de las matrices de observación astronómicamás compleja de toda Mesoamérica. La ausencia de ele-vaciones topográficas con las que pudieron haber ancladosus observaciones produjo el uso de sus propios arte-factos como re f e rencias en el horizonte. Para ello, fue ne-cesario construir basamentos piramidales sobre los quese pudiera colocar un templo cuya crestería sobre s a-liera de la densa capa de vegetación y la bruma del Pe t é nguatemalteco. Los cinco templos de Tikal, con sesentam e t ros de altura aproximadamente, se distribuyen sobresuaves colinas en posiciones que permiten la observa-ción del amanecer del solsticio de invierno, el atardecerdel 13 de agosto, los amaneceres y atardeceres de losequinoccios y la ubicación de Polaris, la estrella que semantiene como el único punto fijo de la bóveda celesteen el hemisferio norte.26

LA R E C R E AC I Ó N D E L E N TO R N O

Hemos expuesto dos principios fundamentales en la fun-dación de los asentamientos. El primero corresponde ala materialización de un esquema simbólico del uni-verso. El segundo, al alineamiento entre los artefactosurbanos y las elevaciones topográficas con los que loscuerpos celestes interactúan en fechas específicas. Elt e rcer principio que presentamos consiste en un re f i n a-

miento de los dos anteriores y vuelve a formar parte delámbito simbólico mesoamericano. Pa rtimos del re c o n o-cimiento de los cuerpos celestes como divinidades es-pecíficas; las principales elevaciones topográficas comoescenificaciones de lugares míticos y el sumo sacerdoteo gran gobernante como una encarnación de lo divinoen la tierra. Estos fundamentos tienen una fuerte re p e r-cusión en la conformación de un entorno urbano yaque se debió buscar en los recorridos por el territorio lapresencia de estos lugares míticos y la forma en que losdioses interactuaban con ellos cuando se buscaba la ubi-cación de un nuevo asentamiento.

Estos fundamentos regían la forma en que los arte-factos debían ligarse con las elevaciones topográficasrecreando el escenario mítico donde el sumo sacerdoterealizaba la ceremonia con la que se forjaba el vínculoe n t re los habitantes de la tierra, el cielo y el inframundo.Para generar la unión con una mayor fuerza, los arte-factos urbanos fueron concebidos como elementos arq u i-tectónicos capaces de reinterpretar las formas y pro-p o rciones de las montañas con las que se producía dichaunión.

Volvemos a encontrar una noción de orden equipa-rable a la de un fractal. Imaginemos un visitante arri-bando a un territorio mesoamericano particular en el quereconoce la presencia de ciertas elevaciones topográficasy las características del espacio natural que las rodean.Conforme se acerca a la ciudad que domina dicho te-rritorio descubre que los principales monumentos delespacio público recrean las relaciones espaciales y volu-métricas de las montañas y su entorno. Los basamen-tos piramidales tienen forma y proporción similares alas de la montaña más importante y su relación con elentorno; dichas características se emulan en el contex-to urbano.

En Cuicuilco, el basamento principal tiene la formade un cono truncado, cuya base es amplia y su alturareducida. Esta forma recrea la imagen de múltiples vol-canes en la cordillera sur de la Cuenca de México quepueden ser observados desde el basamento. Inclusive elXitle, volcán que terminó con la hegemonía de Cu i c u i l c o,tiene esta misma forma.

El mejor ejemplo de esta manera de evocar el geniusl o c c i es Monte Albán. Las colinas sobre las que se localiza

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El asentamiento mesoamericano buscó establecer un vínculo fundamental con el entorno geográfico,

reconociendo sus principales montañas y las cualidades del espacio natural...

2 5 En Ob s e rva d o res del cielo en el México antiguo, de 1997, AnthonyAveni presenta un apéndice donde registra los alineamientos de losartefactos urbanos más importantes de varios sitios mesoamericanos.

26 El descubrimiento de estos alineamientos fue realizado por Vin-cent Malmström, op. cit., pp. 166-173.

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están al centro de un complejo geográfico constituidopor tres valles con la forma de una Y griega. El espacionatural, contenido por las montañas alrededor de estascolinas, ha sido recreado en la plaza central de MonteAlbán. En ella se ha conformado un perímetro de basa-mentos que contiene el espacio público, en cuyo centrose localizan tres plataformas coronadas con aposentosque representan a las colinas en el centro del valle. Enesta distribución espacial no sólo se recrea una versiónurbana del contexto territorial que re p resenta una ima-g e n simbólica del universo, sino que también se cons-truye una representación formal de la estructura socio-política zapoteca. Los basamentos alrededor de la plazapertenecieron a las distintas élites que constituían lasclases gobernantes de los múltiples asentamientos bajoel dominio de Monte Albán. La acrópolis principal en eln o rte de la plaza concentraba los espacios rituales, admi-n i s t r a t i vos, cortesanos y residenciales de la casta de gober-nantes, sacerdotes y guerreros que dirigían el territoriozapoteca.

En el caso de Teotihuacan, existe un glifo identifi-cado como un topónimo de la ciudad llamado el glifode “las tres montañas”. En él se re p resentan tres arc o sparabólicos con un punto al centro. Dos de ellos se en-cuentran al mismo nivel y un terc e ro, encima. La abs-tracción gráfica de la montaña posiblemente sea unantecedente del a l t e p e t l que sería empleado posterior-mente. Lo más interesante del glifo de “las tres mon-t a ñ a s” es que describe las características del territoriodonde se localiza Teotihuacan. La primera de las tre ses el Cerro Go rdo en el remate norte de la Calzada delos Mu e rtos. La segunda, en el remate sur de la Calzada,es el cerro Patlachique que emerge de una suave hon-donada rodeada por pequeñas colinas. Justo en fre n t ede la pirámide del Sol, el cerro Malinal re p resenta a lat e rcera.

La estructura urbana de Teotihuacan, no sólo estáligada a estas montañas, sino que la forma de sus art e f a c-tos urbanos las recrea también. La vista frontal de lapirámide de la Luna re p roduce la silueta del cerro Go rd oy la vista lateral desde el oriente, la del cerro Malinal.En cuanto a la pirámide del Sol, su vista lateral desde laplaza de la Luna coincide con la del cerro Patlachique.Por último, la composición arquitectónica de la Ciu-dadela evoca las características volumétricas y espa-ciales del cerro Patlachique, la hondonada frente a él ylas pequeñas colinas que lo rodean. Cada uno de estosa rtefactos no sólo está íntimamente ligado con sus mon-tañas respectivas, sino que también está consagrado auna de las tres deidades más importantes de la ciudad:el Cerro Gordo y la pirámide de la Luna con la GranDiosa; el Malinal y la pirámide del Sol con el Dios dela Tormenta, y el Patlachique y la Ciudadela con la Ser-piente Emplumada.

LA M AT E R I A L I ZAC I Ó N D E L P O D E R

La combinación de estos principios esenciales pro d u j ouna gran variedad de centros urbanos donde los resul-tados parecerían ser equivalentes. El asentamiento mesoa-mericano buscó establecer un vínculo fundamental conel entorno geográfico, reconociendo sus montañas prin-cipales y las cualidades del espacio natural, a los queasociaban cualidades simbólicas de su rica cosmov i s i ó n .La unión entre territorio y urbanización responde deigual manera a las necesidades prácticas de la sociedad,íntimamente ligadas al calendario y su capacidad paraidentificar los ciclos naturales que regían sobre los agrí-colas. La relación entre el mundo metafísico y las nece-sidades cotidianas fue cuidadosamente tejida por va r i a sgeneraciones de sacerdotes y gobernantes. La ideologíamesoamericana ve al sacerdote como una encarnacióndel héroe mítico, por lo que cuenta con una cualidad sa-grada que permite a los habitantes de la tierra estable-cer un vínculo con lo divino.

El planteamiento urbano que genera la conexióncon el orden preestablecido constru ye un escenario parael ejercicio del poder. Una imagen del ámbito divino sematerializa en la tierra donde seres con capacidadesmágicas establecen el contacto con dicho ámbito. Estosseres gobiernan al resto de los humanos, así como lasf u e rzas naturales lo hacen sobre la tierra. De esta manera,el espacio público tiene una cualidad divina ya que formap a rte de un mundo al que los habitantes de la tierra tansólo tienen acceso en los momentos en que se re e s t a b l e c edicho enlace.

La conformación de dicho espacio fundamentada enlos principios que hemos expuesto y los que habría queseguir desentrañando, produjo una noción de orden ala que se incorporaron diversas tipologías arquitectóni-cas. Estas tipologías fueron indicadores del nivel decivilización alcanzado por una sociedad mesoamericana,como los juegos de pelota, las plazas para el merc a d o , losmonasterios para sacerdotes y guerreros, así como lasacrópolis para la corte y las necrópolis para los antiguosgobernantes.

Podemos imaginar que este tipo de principios rela-t i vos al planteamiento geográfico, a la composición delespacio urbano y a las tipologías arquitectónicas, hubie-ran sido recopilados en tratados similares a los que so-b re v i ven, hasta nuestros días, en el oriente, como el Va s t uShastra hindú o el Feng Shui japonés.

Finalmente, la claridad y consistencia con la que es-tos principios han sido aplicados en múltiples sitios deMesoamérica, más allá de las fronteras del espacio y eltiempo, sugieren la existencia de una larga tradición ur-banística que fue evolucionando por más de tres mile-nios y de la que nos hemos ido percatando tan sólo pau-latinamente.

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