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15 1. EL MUNICIPIO Y LA CIUDAD Los orígenes históricos del municipio coinciden con los de la ciudad. Es así que puede afirmarse que en la antigüedad, ciudad y municipio se confunden y, aún más, no sería exagerado expre- sar que en la mayoría de los casos se daba el Estado-municipio o Estado-ciudad. Tal sucede con Atenas y Roma, entre otras; a su vez, la ciudad corresponde a una etapa de evolución social en que familias o tribus se asientan en un determinado lugar y se asocian dándose una forma de gobierno que constituye el gobierno del Estado-ciudad-municipio. 2. EL MUNICIPIO ROMANO Como afirmábamos, para los romanos el Estado era la ciudad de Roma, y posteriormente se extendió la denominación de muni- cipio a todas las ciudades libres que se gobernaban por sus pro- pias leyes y cuyos habitantes gozaban, además, de los privilegios y derechos de la ciudad de Roma. El gobierno del municipio o de la ciudad es ejercido por los magistrados que se denominan ediles, cuestores y diunviros y que son elegidos por el pueblo en los comicios. El municipio se compone de un núcleo central, que corresponde al casco urbano y que se denomina urbe, y de un espacio circundante, el territorium. El derecho a sufragio, esto es, el aspecto político de la ciudadanía, se ejercitaba en la asamblea del pueblo, en el Foro. Se ha dicho respecto del Imperio Romano que “no es adecuado llamar a Roma capital del Imperio, sino que Roma es el Imperio, CAPÍTULO SEGUNDO ORÍGENES HISTÓRICOS DEL MUNICIPIO

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1. EL MUNICIPIO Y LA CIUDAD

Los orígenes históricos del municipio coinciden con los de la ciudad. Es así que puede afirmarse que en la antigüedad, ciudad y municipio se confunden y, aún más, no sería exagerado expre-sar que en la mayoría de los casos se daba el Estado-municipio o Estado-ciudad. Tal sucede con Atenas y Roma, entre otras; a su vez, la ciudad corresponde a una etapa de evolución social en que familias o tribus se asientan en un determinado lugar y se asocian dándose una forma de gobierno que constituye el gobierno del Estado-ciudad-municipio.

2. EL MUNICIPIO ROMANO

Como afirmábamos, para los romanos el Estado era la ciudad de Roma, y posteriormente se extendió la denominación de muni-cipio a todas las ciudades libres que se gobernaban por sus pro-pias leyes y cuyos habitantes gozaban, además, de los privilegios y derechos de la ciudad de Roma. El gobierno del municipio o de la ciudad es ejercido por los magistrados que se denominan ediles, cuestores y diunviros y que son elegidos por el pueblo en los comicios. El municipio se compone de un núcleo central, que corresponde al casco urbano y que se denomina urbe, y de un espacio circundante, el territorium. El derecho a sufragio, esto es, el aspecto político de la ciudadanía, se ejercitaba en la asamblea del pueblo, en el Foro.

Se ha dicho respecto del Imperio Romano que “no es adecuado llamar a Roma capital del Imperio, sino que Roma es el Imperio,

C A P Í T U L O S E G U N D O

ORÍGENES HISTÓRICOS DEL MUNICIPIO

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DERECHO MUNICIPAL CHILENO

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y el Imperio sólo existe con relación a esta última ciudad” (Wolf Schneider, Las ciudades y sus hombres, p. 199). Quedaba demos-trada la importancia esencial de la ciudad en esa época con la circunstancia de que los que decidían acerca de las leyes de este inmenso imperio eran concretamente los ciudadanos de Roma, y siempre que lo hicieran en el Foro.

3. EL MUNICIPIO CASTELLANO

En la Edad Media los municipios se constituyeron a partir del siglo VIII, teniendo como razón esencial la defensa de los po-bladores o habitantes de las villas, esto es, de los “villanos” y en España se les otorgaron a estas villas diversos privilegios y fran-quicias que se denominaron “cartas pueblos”, las que trataban acerca de legislación civil, penal, procesal y administrativa para regir la ciudad.

Especialmente gozaron de importantes fueros los municipios de Castilla. Ellos eran gobernados por un concejo, sin perjuicio de que para tratar asuntos de interés vital se convocaba a “con-cejo abierto”, esto es, a la asamblea de todos los vecinos, o sea, al “Ayuntamiento de todos los homes, et de los mayores, et de los medianos, et de los menores”, como dijo el Rey Alfonso el Sabio. En resumen, el municipio castellano en su origen es esencialmente democrático y ejerce en verdad el gobierno de la villa.

Posteriormente va desapareciendo el carácter electivo de los concejales y éstos son designados por el Rey, fenómeno que se agudiza en el absolutismo, al ir desapareciendo los concejos o cabildos abiertos a partir de los Austrias, hasta terminar bajo la dinastía de los Borbones con la venta en pública subasta de los cargos concejiles.

4. MUNICIPIO COLONIAL AMERICANO

Los conquistadores españoles trasplantaron a América su religión, tradiciones, costumbres y sus instituciones seculares, entre ellas el municipio. Lo curioso es que en aquella época el municipio empezaba a languidecer como consecuencia del absolutismo monárquico de Carlos V y Felipe II; en cambio, los municipios o cabildos fundados en América correspondieron inicialmente

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al concepto del antiguo municipio castellano, en el cual le co-rrespondía a este organismo el verdadero gobierno de la villa o ciudad, en su integridad. Felipe II dictó una ordenanza en virtud de la cual se clasificaban las ciudades coloniales en metropolita-nas, diocesanas o sufragáneas y villas o simples lugares, y según lo cual tenían 12, 8 y 4 regidores, respectivamente.

El municipio fue al principio un organismo semiautónomo y se regía por las ordenanzas, reales cédulas y derecho consue-tudinario y tuvo atribuciones tales como nombrar gobernadores internos en los casos de fallecimiento del titular, administrar la ciudad por medio de sus alcaldes ordinarios y designar sus propios funcionarios. En la corporación municipal residía la potestad reglamentaria.

Estas semiautonomías y amplias atribuciones fueron posterior-mente restringidas mediante la designación de los corregidores, que también concentran el poder judicial y, aún más, se les concede la autoridad de examinar las ordenanzas de los cabildos.

Es de este modo que al término del período colonial los muni-cipios se encuentran con sus atribuciones muy restringidas, pero tienen una característica valiosa, que es la única institución en la cual tienen amplio acceso y representación los criollos, lo que determinará el papel o rol fundamental que desempeñarán en la hora de la independencia americana.