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1
YANCARLA QUIROZ
Imágenes
2
© Yancarla Quiroz, 2008
© Editorial Yerba Mala Cartonera de Bolivia, 2008.
Proyecto social cultural y comunitario sin fines de lucro.
http://yerbamalacartonera.blogspot.com
Proyectos análogos: Eloísa Cartonera (Argentina), Sarita Cartonera (Perú),
Animita Cartonera (Chile), Ediciones la Cartonera (México), Dulcinéia
Catadora (Brasil)
______________________________________________________
Impreso en: Imprenta “Río Seco”, patio 2, mzno. P, No. 214, El Alto.
Derechos exclusivos en Bolivia
Hecho el depósito legal: 3-1-1107-08
Impreso en Bolivia
______________________________________________________
Esta publicación ha sido posible gracias al apoyo desinteresado de los
residentes bolivianos en Boston-EEUU y Oswaldo Calatayud y familia..
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Dedicado a Arminda Ortuño Villarroel
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Estoy escondiendo
la consonancia seca
de un suspiro
encaprichando un
mal olor al invierno
aun frente al muro sin ladrillos
un hipócrita no ríe.
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El azul está evocado
su diptonga se reduce
llora el cristal a la superficie
y la caída del espanto se mueve
la aparición del miedo está holgada
ve cómo graniza su vibración
en las formas del temor callan
inerte hace un crepúsculo
de ansía, furia y rencor
y solo se mueven las siluetas
que hace lluvia la cenizas
y el dibujo suena
la gravedad del ruido
y los siglos combinan
los golpes de ser frágil.
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Brillará la hojalata
de un azul muerto
o mil lágrimas
se evaporarán en un hierro,
¿estará callada la campana?
Oh solo yo oigo
la mímica del ruido
que se derrite en grito
con su sudor, con su metal
¡tres sonidos más
y no habrá campana!
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Cómo puede saber
si el corazón es mío,
si en tus diques corren las fuentes de los mares
y la maldición filtra adelgaza mi cárcel
si el torrente lo bebo hasta matarme
¡enpalidezer así a mi corazón!
y dejarlo ebrio de respuestas,
se hace eterno este morir,
desarrollar sus espinas en acero.
Y el crepuscular de tu vacío
ovilla la moribunda brisa,
que alisiada de su despojo
juega a ser hereje
Pero desgarrar el canal de mi ancla,
no es nada
si quedo harapienta
la marca de sus olas.
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¿Que será?
la nebulosa del sol que ronronea
Oh las cavernas cerradas de mi espacio,
Oh las uñas tristes que teje el gigante
talvez comí la fiebre de tu costa
el azul impalpable del costado débil
que tocaste o vaciaste
con los dientes desnudos
del color tenue de sus parpados
Pero te fuiste
como basalto de una noche,
dejando el túnel su arca desvelada
donde la materia del oro envejece
y se hacen lentas las descalzas
tapas de mis mejillas,
de un rubor bajo en azufre
y ahora estoy quemando un sonido pueril
al universo
con la orfandad de mi sombra
que es tuya.
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¿Acaso el desnudo del muro
no está en mi alma?
Si la huella tuerce sin ropas,
y el ocaso huele a piel.
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Callado en mil estaciones
donde las hojas son vulnerables
y el temporal sucede como quejas
en la derecha donde el sol oscurece.
En el petróleo de este otoño
ya no florecen mis metales
ni se planta el humor de mis brazos
que acogían contigo
el pecho de la naturaleza
y nada más queda,
el parpado del teclado que te llora
para no sentir,
la melancolía de la música.
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Se perdió un ojo amarillo
una tempestad no tiene viento
y está sobrio,
un pájaro al no ver.
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No te ocultes, Daniel,
tu cuerpo se convierte en piedra voy formando tu silueta de
amor para
mí.
Hacer de tus vestidos mi romance y creer,
no posibilita ver que eres una estatua adornada en mi jardin;
Que
mirarte descuide mis flores.
Pero sé que te mueves y ríes para mi sola, para recorrer las
tardes de tu
piel sedosa ¡y no llores más, porque sé que tu corazón es duro!
Me
difamo en suspiro al ser escéptico de tus besos, de tu romance y
que
está cargado al mío con inmenso agobió de sentir el amor, auque
sea de
esta forma tan cruel, tan degollada que los tactos de los dedos lo
hago
para concurrir que te siento y el desnudo son dos cuerpos;
Pero
contestarte no siento tu voz, no percibo que quieras hablarme,
ni siquiera
amarme ¡vete! ¡vete! y no vuelvas, que al salir no encuentre los
ojos del
amor ,pero estas clavado en mi casa, en el centro de mi jardín,
en la
polémica unión que haces a mi cuerpo, tu retiro se hace
excesivo y dejo
que me lleves así adolorida al ventanal de tu cuerpo, auque no se
mueva,
estoy amándote y la roca se castañea al ver tu forma humana
perplejo de carne; ¡si estás hecha de todo!, pero nada puedo
hacer, que
descubrirte y entrarme llorando con tu nada.
¿sabor a crudo? Si el frió no tiene sabor, me pregunto, pero hoy
lo sentí
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crudo, porque talvez sigo sintiendo.
Pero estás,
aseverado como un flujo
del agua fuerte de mi vientre
que te pertenece que es tuyo
como el amarro
que anudó sus cuerdas
y voló al silencio de alas
y , !ahora está, está, erguido!
a los signos de la hojarasca
a las pieles disueltas
de tu vértebra frágil
pequeña y rota
de platas turbias
de amarillos ebrios
a azules y sales muertas,
pero el arrecife blanco de tus ojos
es mío
para irritar el oleaje fresco de tu boca,
el pan hambriento de tu lengua
Que afila el círculo dorado
de las carnes vacías
calibrar el ventanal abierto
de tus grietas tenaces y sueltas,
del trueno triangular de tu cuerpo
bordaje terrestre del clima más alto.
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Otoño
Estación ventura
unánime de viento,
entusiasmo de hojas
Viento desasosiego de sed
que golpea las ramas,
amarro de aire, rumor
que se suelta en el aliento
de los árboles
¡gritas en la inmensidad de la vida,
Oh, alma repleta!
Oh, susurro que fuerza
el paisaje vegetal
Vos de la última despedida.
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Luces
Luces que gobiernan
la transversal calle
grandes cruces
en la zona ascendente
¡Altitud incontenible
de farol¡
Rojas, verdes penetrantes
en la sombra que marca el alto,
huye la ciudad inhóspita
farol que mueve la dirección
cambia el brillo
su paso gigante
¡lámpara abismal
del horizonte
Sombra que impresiona
el designio!
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Desnudez
Desnudez
Luz interminable que
arrincona la
habitación inmóvil,
blancura que humedece
la caricia terrenal
Tu piel rubia
Objeto de sombra
Aliento del sol
que viaja en la
pared azul,
Monotonía de lámpara,
Páramo ciego
Estado de la
superficie mental
que guiaba la furia
que los cuerpos
¡parpadeo
indistinguible de
la forma!
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Mar
Mar que asciendes
por un acierto oscuro
la levedad del día,
Tu sombra arranca
del abismo
¡la inmensidad terrenal!
La orilla donde
ancla el mundo
el cielo y el mar
luz que destierra
la penumbra
¡sueño!
horizonte óptimo
de desesperación
¡calavera humeante!
donde se hunde
la esperanza.
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Calor
Se enjuaga el calor
en un espesor de celda
¡dicta nomo de fulgores!
que transporta
al cerebro la emoción.
Boquiabierto el crepúsculo
rojo del cielo
el dolor del ardor,
el color calumnioso
¡Aposento de calidades
que se enciende,
en el frenesí que imita
la voces de los golosos,
un plúmbeo dorado
que dirige la dirección
espeluznante de luz
¡el sol aborrecido!
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Sol
Sol sonámbulo
vigilia espeluznante de luz,
en cada espanto
insuperable de vida
se abre el esparcimiento del cielo
Oh blancura universal,
Oh creación violenta,
límite del día que calienta
el asalto de las cosas,
realidad que fulgurece
en la extrema solemnidad
Oh lucidez que se rompe
en al mundo.
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Ruidos
A veces siento
en la vereda
el sosiego de los
autos
¡fuego de atención
raspante!
que lleva al camino
el asalto de las calles,
Ruta prevista en los
inconclusos patios.
Bocina diaria
que exalta La ciudad;
un llamado que
vuelve en la gente,
un viaje que
susurra la eternidad.
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Ediciones Yerba Mala Cartonera
Para no desesperar en las trancaderas, para dejar pasar las propagandas de la TV, para aguantar las marchas, para
caminar subidas sin darse cuenta, para bailar al ritmo de la cumbia del minibús o para cuando tengas simplemente ganas
de leer. Un libro cartonero, casero, tu mejor cómplice.
Otros títulos
Crispín Portugal, Almha, la vengadora
Gabriel Pantoja, Plenilunio
Juan Pablo Piñeiro, El bolero triunfal de Sara
Jessica Freudenthal, Poemas ocultos
Beto Cáceres, Línea 257
Darío Manuel Luna, Khari-khari
Gabriel Llanos, De muertos y muy vivos
Santiago Roncagliolo, El arte nazi
Vicky Aillón, Liberalia
Adolfo Cárdenas, Sueño de Reyes
Juan José Podestá, Novela Negra
Saavedra, Lourdes: Memorias De Un Walkman
Cuentos De Alasitas (Ganadores Concurso Cuento Breve
Oscar Cerruto