Impacto Del Nazismo en La Prensa Argentina

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El impacto del nazismo en los medios gráficos argentinos Autores: Gustavo Efron y Darío Brenman “Los periodistas son los historiadores del instante” Albert Camus 1. Introducción ¿Qué informaban los medios de comunicación en Argentina sobre el proceso nacional socialista en Europa? ¿Cuánto podía conocer la sociedad a partir de la simple lectura de los diarios? ¿De qué manera se iba registrando la evolución de las persecuciones a los judíos, opositores políticos y otras minorías; que derivó finalmente en el exterminio? Y más allá de lo informativo: ¿Qué posición tomaron los diferentes medios gráficos desde el comienzo del régimen y ante los diferentes cambios cualitativos en las políticas dictatoriales y genocidas? Estos y otros interrogantes guiarán el recorrido del presente trabajo, que se sustenta en la información recogida en el marco del proyecto Testimonio II, del Centro de Estudios Sociales (CES) de la DAIA. Testimonio II realizó una documentación diaria, sistemática, del impacto del nazismo en la prensa argentina ante la ascensión, consolidación y caída del Tercer Reich, entre los años 1933 y 1945, digitalizando alrededor de 70.000 noticias, editoriales y notas de opinión publicadas en los diarios La Prensa, La Nación, La Razón, Crítica, La Voz del Interior (Córdoba) y Los Andes (Mendoza). El principal antecedente de este trabajo a nivel mundial, en tomar los medios como objeto de estudio en sí mismos en relación con el nazismo, y no como fuentes de información, es el libro Beyond Belief: The American Press & the Coming of the Holocaust , 1933-1945 (Más allá de la Creencia: la Prensa Americana y el Advenimiento del Holocausto, 1933-1945), de la investigadora Deborah Lipstadt. A nivel nacional, el historiador Luis Alberto Romero realizó un informe para la Comisión de Esclarecimiento de las Actividades del Nazismo en Argentina (CEANA), denominado “La Sociedad Argentina ante el Auge y Caída del III Reich, 1933 -1945. Reacción de la Prensa Argentina frente al Nazismo”. La diferencia de este trabajo es que se concentró en la cobertura realizada por los periódicos sobre diez acontecimientos centrales (el ascenso del nazismo, la instauración de la dictadura, las leyes de Nuremberg, la Noche de los Cristales, etc.). En cambio, no se conocen antecedentes, ni en Argentina ni en otros países, de proyectos que hayan encarado el registro y la documentación sistemáticos, de la cobertura diaria realizada sobre el tema por los periódicos: sería ésta una iniciativa pionera. El análisis del abordaje realizado por los principales diarios de la época en torno al régimen nazi ayuda a comprender aspectos significativos, neurálgicos, de la cosmovisión de la sociedad argentina y en particular de los sectores intelectuales- durante esos años.

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Transcript of Impacto Del Nazismo en La Prensa Argentina

  • El impacto del nazismo en los medios grficos argentinos

    Autores: Gustavo Efron y Daro Brenman

    Los periodistas son los historiadores del instante

    Albert Camus

    1. Introduccin

    Qu informaban los medios de comunicacin en Argentina sobre el proceso

    nacional socialista en Europa? Cunto poda conocer la sociedad a partir de la simple

    lectura de los diarios? De qu manera se iba registrando la evolucin de las

    persecuciones a los judos, opositores polticos y otras minoras; que deriv finalmente

    en el exterminio? Y ms all de lo informativo: Qu posicin tomaron los diferentes

    medios grficos desde el comienzo del rgimen y ante los diferentes cambios

    cualitativos en las polticas dictatoriales y genocidas?

    Estos y otros interrogantes guiarn el recorrido del presente trabajo, que se sustenta

    en la informacin recogida en el marco del proyecto Testimonio II, del Centro de

    Estudios Sociales (CES) de la DAIA.

    Testimonio II realiz una documentacin diaria, sistemtica, del impacto del

    nazismo en la prensa argentina ante la ascensin, consolidacin y cada del Tercer

    Reich, entre los aos 1933 y 1945, digitalizando alrededor de 70.000 noticias,

    editoriales y notas de opinin publicadas en los diarios La Prensa, La Nacin, La Razn,

    Crtica, La Voz del Interior (Crdoba) y Los Andes (Mendoza).

    El principal antecedente de este trabajo a nivel mundial, en tomar los medios como

    objeto de estudio en s mismos en relacin con el nazismo, y no como fuentes de

    informacin, es el libro Beyond Belief: The American Press & the Coming of the

    Holocaust, 1933-1945 (Ms all de la Creencia: la Prensa Americana y el Advenimiento

    del Holocausto, 1933-1945), de la investigadora Deborah Lipstadt.

    A nivel nacional, el historiador Luis Alberto Romero realiz un informe para la

    Comisin de Esclarecimiento de las Actividades del Nazismo en Argentina (CEANA),

    denominado La Sociedad Argentina ante el Auge y Cada del III Reich, 1933-1945. Reaccin de la Prensa Argentina frente al Nazismo. La diferencia de este trabajo es que se concentr en la cobertura realizada por los peridicos sobre diez acontecimientos

    centrales (el ascenso del nazismo, la instauracin de la dictadura, las leyes de

    Nuremberg, la Noche de los Cristales, etc.).

    En cambio, no se conocen antecedentes, ni en Argentina ni en otros pases, de

    proyectos que hayan encarado el registro y la documentacin sistemticos, de la

    cobertura diaria realizada sobre el tema por los peridicos: sera sta una iniciativa

    pionera.

    El anlisis del abordaje realizado por los principales diarios de la poca en torno al

    rgimen nazi ayuda a comprender aspectos significativos, neurlgicos, de la

    cosmovisin de la sociedad argentina y en particular de los sectores intelectuales- durante esos aos.

  • Porque en la prensa afloran y se sintetizan tendencias contrapuestas acerca de los

    temas centrales que preocupan a una sociedad determinada en un momento dado.

    Porque ella no solamente ejerce influencia sobre sus lectores, sino que tambin

    reproduce y resignifica discursos que circulan socialmente.

    Porque echa luz sobre aquellas miradas y percepciones que tuvieron sentido por

    entonces.

    Porque la memoria se construye sobre el entrecruzamiento de una multiplicidad de

    enfoques y perspectivas, y las miradas contemporneas de la prensa de la poca aportan

    una versin viva de la historia. Este trabajo comienza con una aproximacin al contexto poltico y cultural de la

    Argentina durante los aos 30 y 40, para luego desembocar en el abordaje especfico del tratamiento meditico, haciendo hincapi en dos variables principales: por un lado la

    informacin que provean los diarios, en sus diferentes variantes y estilos; por el otro, el

    posicionamiento que asuman ante los hechos.

    Saber qu contaban los medios grficos sobre el accionar de la dictadura alemana,

    en qu dimensin se poda ir conociendo el desarrollo del accionar totalitario, y qu

    tratamiento daban a las noticias recibidas.

    Ahondar en las opiniones explcitas e implcitas, las condenas, las complicidades y

    las adhesiones; las interpretaciones y las miradas sobre el rgimen en s, su concepcin

    racial, su poltica econmica, la lgica del Tercer Reich, las persecuciones a judos,

    opositores polticos y otras minoras. Y en este abordaje cualitativo, nos preguntamos:

    se advirti desde un comienzo el peligro del nazismo? Cmo se caracterizaban los

    diferentes medios al lder nazi, Adolf Hitler, en especial en los inicios de la dictadura?

    Qu lugar que ocupaba el judo?

    En el anlisis, se evalan tambin las fuentes de informacin utilizadas por cada

    medio: sean agencias de noticias alemanas, estadounidenses, inglesas-, diarios extranjeros o germanos, voceros del rgimen, intelectuales en el exilio, organizaciones

    de distintos pases que denunciaban lo sucedido

    Ocupan un espacio -adems- la cobertura y el posicionamiento sobre las

    repercusiones del nazismo en la Argentina: sus grados de penetracin, las

    organizaciones, los actos y manifestaciones pblicos, y la influencia de las ideas

    nazifascistas en la sociedad argentina.

    Una dimensin particular de anlisis atraviesa transversalmente buena parte del

    recorrido: las diferentes modalidades del decir, que exceden las crnicas y artculos de

    opinin, y que se expresan a travs de marcas tales como el humor, los ttulos, los

    grficos, los dibujos y las fotografas.

    Al final del desarrollo temtico, se proponen algunas actividades que permitan una

    exploracin didctica, a fin de ayudar a comprender y relacionar activamente algunos de

    los contenidos abordados, en el marco de las escuelas del nivel polimodal.

  • 2. Lo que informaban los diarios argentinos

    Cuando los ejrcitos aliados entraron a los campos de exterminio, en 1945, sus

    gobiernos manifestaron una enorme sorpresa ante la magnitud de la tragedia con que se

    encontraron, supuestamente desconocida. Sin embargo, cualquier lector de peridicos

    argentinos poda tener una dimensin de las atrocidades cometidas durante los aos del

    rgimen nacional socialista, en mayor o menor medida, segn se pudo constatar en la

    presente investigacin. Resultados que coinciden, en gran medida, con los obtenidos por

    la investigadora Dborah Lipstadt, en su abordaje de la prensa de los Estados Unidos.

    En febrero de 1942, por caso, el diario La Nacin reproduca declaraciones del

    ministro de relaciones exteriores britnico, Anthony Eden, que no dejaban dudas: De todos los pases ocupados, son transportados los judos en espantosas condiciones de

    horror y brutalidad hacia la Europa oriental y Polonia que han sido convertidas en el

    matadero principal. Los Ghettos establecidos por los invasores germanos son sistemticamente vaciados de todos los judos salvo aquellos obreros altamente

    especializados, que los necesitan para las industrias blicas. Ninguno de los

    trasladados ha regresado jams o se ha vuelto ha saber de ellos. Los fsicamente mejor

    dotados son sometidos a tareas terribles en los campos de concentracin que

    lentamente los llevan a la muerte. Los enfermos son abandonados para que perezcan en

    la intemperie o de hambre o se los mata deliberadamente en ejecuciones en masa1. Desde el comienzo de las persecuciones a judos, minoras y opositores polticos,

    los hechos fueron relatados con bastante detalle, ocupando espacios importantes en los

    medios grficos, con grandes fotografas, diversidad de fuentes de informacin, anlisis

    de las noticias y cobertura de corresponsales. Naturalmente, no puede afirmarse que

    todos los sucesos hayan sido relatados en el momento y en la forma precisa, pero s

    puede sostenerse que hubo mucha informacin, la suficiente como para enterarse sobre

    el proceso que se estaba llevando a cabo.

    Sin leer un solo libro de historia, y slo valindose de los peridicos como fuente

    de informacin, es posible enterarse que en el ao 1933 comenzaba una intensa ola de

    persecuciones a profesionales, funcionarios, intelectuales y comerciantes judos;

    excluyndolos de sus respectivos lugares de trabajo. Que en marzo se creaba Dachau,

    primer campo de concentracin adonde se enviaban en primera instancia a opositores

    polticos, fundamentalmente comunistas. Que organizaciones judas del exterior -

    fundamentalmente de los Estados Unidos- denunciaban la campaa antisemita y

    convocaban a manifestaciones de protesta. Y que estos reclamos sirvieron de excusa

    para el comienzo de una ola de persecuciones, supuestamente en respuesta a lo que los

    nazis denominaban, la propaganda juda en el exterior. Tampoco dejaron de registrarse acontecimientos tales como la quema de libros, la

    rotura de vidrieras de los negocios judos durante el boycot comercial, el boycot a los

    productos alemanes por parte de los hebreos de todo el mundo, el cierre de teatros y

    peridicos relacionados con judos, entre otras tantas informaciones.

    El 11 de mayo de 1933, por ejemplo, La Nacin daba cuenta de la quema de libros,

    informando que centenares de libros de autores alemanes y extranjeros fueron convertidos en cenizas en grandes fogatas encendidas por los estudiantes en varias

    ciudades de Alemania, reproduciendo las palabras de Goebbels, quien sealaba: El perodo de la intelectualidad hebrea ha terminado 2.

  • En cambio, las leyes raciales de Nuremberg, en septiembre de 1935 que, entre otras cosas, prohiban los matrimonios entre arios y no arios, segn la categorizacin

    racial del Reich-, si bien fueron informadas oportunamente, no se le otorg el grado de

    trascendencia que tuvieron en la retrospectiva histrica.

    Los campos de concentracin no solamente eran pblicamente conocidos sino que

    los medios de comunicacin de la poca tambin lograron filtrarse para conocerlos por

    dentro y difundir sus estructuras y modalidades de funcionamiento. En diciembre de

    1936, La Prensa reproduca la precisa informacin obtenida al respecto por un

    semanario de Berln: En el ltimo nmero del semanario Ilustrierter Beobachter se pblico, en un lugar destacado, un artculo y fotografa del notorio campo de

    concentracin de Dachau. En esta forma el pblico alemn conoce por primera vez el

    pretendido propsito y las apariencias de la tan temida institucin.

    Las fotografas tomadas recientemente muestran las torres de guardia con sus

    ametralladoras y los reclusos con las cabezas afeitadas. Aparecen tambin en las

    ilustraciones guardias nazis uniformados de negro y prisioneros que se adiestran en

    ejercicios militares.

    El artculo manifiesta que la planta del campo de concentracin es de forma

    rectangular, y est rodeada en todo su permetro por un espacio de varios metros de

    ancho. La parte interna de este espacio exhibe fuertes alambrados de pa suspendidos.

    La zona neutral, que se encuentra incluida entre los dos cercos, es espacio prohibido a

    los prisioneros. Solo pueden circular por ella las personas encargadas de los servicios

    de guardia, las que a su vez son observadas por centinelas situados en las torres que

    dominan todo el campo3. A su vez, la difusin de las persecuciones no era restringida a Alemania sino que

    tambin se contaba acerca del antisemitismo creciente en los pases vecinos como

    Polonia, an antes de la ocupacin nazi. El mismo diario deca a comienzos de 1936: el movimiento antisemita empez con la prescindencia sistemtica de los servicios de los

    mdicos judos y pronto degener en ataques contra los comercios, cinematgrafos y

    bancos hebreos mediante agresiones personales y explosivos que ocasionaron

    centenares de miles de zlotys de prdidas4. En el ao 1938 se produjo un salto cualitativo en las polticas del rgimen hacia

    los judos: ya no se trataba slo de exclusin legal sino de expropiacin de sus

    propiedades -en lo que se conoci como el proceso de "arianizacin"-, de violencia

    fsica sistemtica, y del comienzo de las masivas deportaciones. Nada de ello pas

    desapercibido en los medios.

    Precisamente, durante los primeros meses del ao 1938, es importante la gran

    cantidad de informacin que se public sobre el proceso de expropiacin y

    persecuciones en Austria, Alemania y Polonia, describiendo con lujo de detalle las

    circunstancias cotidianas por las que pasaron los judos en estos pases.

    Para ejemplificar, elegimos una entre tantas notas que sintetiza, de algn modo,

    varios meses de amplia cobertura en diferentes peridicos: El duelo y el llanto prevalecan en centenares de miles de hogares judos, de Besaravia a Viena. La ola de

    antisemitismo que se inicio con el Tercer Reich, parece pronta a romper todos sus

    diques. En Rumania se aplico durante el corto rgimen de Goga; los judos austriacos

    tiemblan a raz de los acontecimientos que suceden en Anchslus; sus negocios y comercios fueron requisados y miles de ellos fueron obligados a barrer las calles a

    limpiar los cuarteles de la tropa de asalto. Con ansiedad se preguntan ahora que ms

  • les espera bajo el plan de cuatro aos anunciado por el mariscal Goering para purifica de judos a Viena.

    Mientras tanto, llegaron noticias de que las condiciones en la provincia de

    Burgenland, fronteriza con Hungra, donde el elemento judo es numricamente

    cuantioso, son ms deplorables que las de los israelitas vieneses

    ()Para muchos judos de Europa Central, Estados Unidos aparece como la nica tierra prometida. En todas partes los consulados estadounidenses son asediados.

    Por ejemplo, 30.000 judos se presentaron en cuatro semanas a las autoridades

    diplomticas estadounidenses en Viena, para solicitar la visacin de sus pasaportes...5 Tambin las disposiciones tendientes a arianizar los bienes de propiedad juda

    en Alemania fueron relatados con suma minuciosidad: ha quedado aclarada la duda que exista acerca de la ley de registro de propiedad juda, cuyo objeto no es otro que allanar el camino a los arios a fin de que se hagan cargo de todos los negocios que

    se hallan en manos de los hebreos () La 'marcacin' de restaurantes y tiendas pertenecientes a hebreos termin hoy. Todos los negocios y las propiedades de hebreos

    aparecen sealados con marca blanca y las vidrieras ostentan el nombre de los

    propietarios respectivos, conforme a lo dispuesto por la ley referida6 En junio de 1938, en plena ebullicin de la campaa antisemita del rgimen nazi,

    algunas voces ya comenzaban a esbozar la posibilidad de aquello que nadie en el seno

    de la comunidad israelita quera imaginar como destino final, y que tampoco era algo ya

    decidido por la rgimen segn coincide la historiografa ms actual7- pero que como es visto- ya estaba dentro del universo de lo pensable: el extermino: Las pruebas que se acumulan indican que la inflexible campaa antisemita, que se ha emprendido tiene

    por fin limpiar a la capital (Berln) de los 140.000 judos mas o menos, que todava forman parte de la poblacin de 450.000 habitantes () Ya a indicado el seor Julius Streicher, principal antisemita de Alemania, durante una conversacin personal, que, a

    su juicio, la exterminacin de los judos ser la nica solucin al problema semita8. En ese contexto, hasta se informaba de disposiciones curiosas, que podran haber

    suscitado dudas, pero cuya credibilidad estaba basada en cierta percepcin de la

    sociedad en que del rgimen nazi se poda esperar todo. As una noticia contaba: El gobierno ha decretado que, a partir del 1 de enero prximo, todos los hebreos del Reich

    que tengan nombre no judo debern usar como segundo nombre Israel, si son

    hombres, y Sara, si son mujeres (...) Se informa adems que dentro de poco otro

    decreto obligando a los hebreos con nombres no judos a cambiarlo (....) Los judos

    recin nacidos sern bautizados solamente con nombres semitas. El ministerio del

    interior compilar a su debido tiempo una lista de los nombres que se consideren

    judos9.

    La Noche de los Cristales, o el principio del fin. Crnicas tempranas y

    anticipatorias

    El punto de inflexin hacia la violencia fsica fue la denominada Noche de los

    Cristales Rotos, el 9 de noviembre de 1938, un pogrom que arras con comercios y

    sinagogas, y que constituira un avance claro hacia las posteriores polticas ya de

    carcter genocida. Ya nada sera igual, porque ante todo se haba evidenciado la inercia

    de una sociedad que no reaccionaba pese al incremento de la crueldad de las

    persecuciones.

  • En nuestro pas, todos los diarios dieron notable cobertura a estos sucesos, y la

    escalada de medidas de carcter antisemita que prosiguieron en los meses siguientes: se

    escribieron pginas enteras con crnicas compungidas, fotografas alarmantes de

    revelaban la dimensin de la violencia suscitada.

    Nuevamente, elegimos slo un ejemplo del da siguiente al fatdico 9 de

    noviembre de 1938, que vasta por s solo para evidenciar el grado de informacin

    alcanzado: Una persecucin sin precedentes se lleva a cabo en Alemania contra los judos, titulaba el diario La Voz del Interior, de Crdoba, que en el copete aada: Las turbas queman las sinagogas y comercios y destruyen edificios10

    El matutino cordobs comenzaba informando que Como consecuencia de la muerte del secretario de la embajada en Pars, seor Von Rath, vctima de la agresin

    del israelita polaco Grinzpan, en todo el Reich se ha intensificado en forma violenta la

    campaa antisemita () En todo el territorio de Alemania la poblacin cometi serios desmanes en los negocios de los elementos semitas, adems nueve sinagogas en las que

    figura la principal de Berln fueron incendiadas.11 La Voz no pas por alto la actitud oficial pasiva ante la supuestamente

    espontnea manifestacin de furia popular. Los manifestantes empezaron las pedradas contra las vidrieras de los negocios judos, las que fueron destruidas

    totalmente () La polica intervino cuando ya numerosos vehculos haban sufrido las consecuencias de las agresiones de los manifestantes, estimndose que la tardanza () y el hecho de que no se procediera a la detencin de los perturbadores obedeci al propsito de la autoridad de no oponerse a la reaccin popular violentamente

    manifestada en la forma referida12. Luego, Aspecto impresionante, era el subttulo que preceda a una descripcin

    contundente: Los barrios del oeste de Berln, habitados por judos, presentan un aspecto de impresionante desolacin. Son contadas las casas que no han sido asaltadas

    por las columnas de las juventudes nacional socialistas. Durante toda la maana

    comisiones policiales han estado allanando las casas y negocios judos, y deteniendo a

    centenares de personas, las cuales son enviadas de inmediato a los campos de

    concentracin. El diario La Nacin realiz una notable cobertura diaria de su corresponsal

    Charles Albert, cuyo ojo avizor relat las ms humillantes e indignantes condiciones a

    las que se someta a los judos, dejando entrever que slo era el comienzo. Se hace imposible a los judos vivir en el Reich13, En Alemania, empeora cada da la vida de los judos14, son dos de los ttulos factibles de mencionar. Albert era muy explicito al resaltar la severidad en el trato que reciben los judos en los campos de concentracin, que vara segn los casos. En los campos en los que se los trata relativamente bien, los hombres jvenes son obligados a realizar rudos trabajos

    corporales, a manera de los condenados a presidio, a quienes se hace que se parezcan

    afeitndoles el crneo. Si la edad no excede de 50 aos, se les obliga a partir piedra

    para la construccin de caminos15. Casi todos los das se informaba de nuevas medidas contra los judos, y del

    llamamiento de stos a la ayuda internacional. Es notable incluso que el diario Crtica,

    lleg ya a titular Aniquilacin total de los judos16 una nota en la que adelantaba que los israelitas seran confinados a guetos al estilo medieval.

    La Nacin cont adems de la deportacin de los judos polacos desde Alemania,

    el primer gran traslado de contingentes expulsados del Reich. Se dice que en Leipsig, y en la regin adyacente, donde los judos polacos son casi 50.000, las expulsiones

  • dieron lugar a escenas desgarradoras. Los nios judos que se hallaban en las escuelas

    fueron reunidos bruscamente hoy y llevados a la estacin donde hallaron a sus padres

    ya instalados en los trenes que deban conducirlos ala frontera polaca. Casi todas las

    personas a quienes alcanzaban estas medidas tuvieron que abandonar sus domicilios y

    sus bienes sin poder llevar consigo ni la menor valija17 Luego, vendra lo peor, lo que algunos ya se atrevan a imaginar tal como se

    advierte en algunas notas-. Lleg la deportacin masiva de todos los judos, la

    concentracin en guetos y finalmente el exterminio. Nada pas desapercibido. La

    deportacin fue visiblemente difundida, de lo cual se dio cuenta en la primera cita

    realizada en este artculo. Tambin la vida en los guetos y los asesinatos masivos eran

    ampliamente sabidos, detalles mas, detalles menos; un poco antes o un poco despus.

    Los nazis deportan a Polonia en vagones a todos los judos del Reich, titulaba el diario Crtica en julio de 1942

    18. Segn informaciones que provenan de Estambul, se

    informaba que a partir del 1 de agosto se iba deportar a Polonia en vagones de ganado a

    todos los judos de Alemania. Ese mismo da, este vespertino y La Prensa publicaban la

    misma noticia: que 250.000 polacos haban sido asesinados hasta el momento, segn

    declaraciones del primer ministro, Stanislaw Mikolajcyk, que otros 50.000 polacos

    haban muerto en los campos de concentracin, y por lo menos 200.000 hebreos fueron

    ejecutados.

    El diario de Botana sealaba entonces y en un ttulo, de modo que no pase desapercibido- que Himmler se propone exterminar a los 600.000 judos de Varsovia19. All se informaba que los alemanes tenan el propsito de exterminar a todo el gueto de Varsovia, cuya poblacin se calcula en 600.000 judos. La versin provena de fuentes inglesas, cuyo testimonio se reproduce: Hasta ahora, dijo, dos trenes con hebreos partieron de Varsovia. No se oy nada ms de los que abandonaron

    la ciudad. En el gueto reina la desesperacin, registrndose muchos suicidios20. Esta informacin se difunda tan solo 6 das del inicio de la primera gran deportacin de

    judos del gueto, el 22 de julio de 1942, que a lo largo de tres meses transportara

    alrededor de 300.000 hebreos a los campos de exterminio .

    Varios peridicos relataron tambin, con slo algunos das de demora y con bastante

    nivel de precisin, la rebelin del Gueto de Varsovia, iniciada el 19 de abril de 1942. En

    primera instancia, el 22 de abril, una pequea informacin en La Prensa recoga la

    denuncia de una transmisin repentinamente interrumpida de la radio clandestina polaca

    Swit, que indicaba que se haba firmado la sentencia de muerte de los ltimos 30.000

    judos de ese gueto. Aada que retumbaban los caonazos en las calles de Varsovia y que las mujeres y los nios se defendan a manos limpias21.

    Luego, el 7 de mayo, ya se contaba especficamente del levantamiento: Los sobrevivientes del gueto de Varsovia iniciaron una revuelta contra las autoridades

    nazis, y, segn informantes polacos, grupos de judos armados luchan contra las

    fuerzas germanas y contra su propio exterminio. El levantamiento se produjo el da del Jueves Santo, cuando los invasores condenaron a muerte a los 30.000 hebreos

    restantes en el 'gueto' de aquella capital. Los nazis haban matado a centenares de

    judos antes que los sobrevivientes pudieran reaccionar contra ellos.

    Se expresa que los polacos abastecieron a los defensores con armas y provisiones.

    Cuando los piquetes de ejecucin nazi se disponan a cumplir la matanza, hallaron una

    fuerte resistencia por parte de los hebreos. Entablose entonces una recia batalla, que

    ha seguido en auge da y noche, desde entonces. La fecha exacta de su iniciacin no se

    ha establecido a ciencia cierta. Algunas informaciones dicen que fue el 22 de abril;

  • otros despachos consignan que comenz antes, y que ese da, Jueves Santo, alcanz el

    punto culminante de su violencia.

    Indican los despachos que los judos combatientes convirtieron el gueto en una

    especie de fortaleza. Los hogares, comercios y edificios servan de parapetos para los

    defensores, provistos de fusiles, y an de algunos fusiles ametralladoras. Los

    comerciantes, rabinos, negociantes y dueos de casa se congregaron en una especie de

    ejrcito, enarbolando la estrella de David.

    No se ha podido conocer el nmero de vctimas, pero se cree que la lista de muertos

    es elevada. Colocados ante la alternativa de matar o morir, los judos luchan

    desesperadamente por su propia existencia22. El diario Los Andes, de Mendoza, daba cuenta tambin unos das despus de los

    sucesos, bajo el ttulo Se elimin a los restos de la poblacin semita de Varsovia. La crnica sealaba que La dramtica batalla del gueto librada entre tropas nazis y lo que queda de la poblacin juda de Varsovia termin con el aniquilamiento total de

    40.000 semitas, ltimos restos de la antigua poblacin juda de la capital polaca, que

    alcanzaba a 450.000 personas.

    El rabino Irving Millar, que hizo el terrible anuncio, dijo que el fin se produjo

    despus de una batalla de 10 das en la cual el improvisado ejrcito israelita, formada

    por gente que luchaba por su existencia, hizo frente a los nazis hasta que cedieron sus

    fuerzas.

    Grandes tanques recorran las calles haciendo fuego, mientras piezas de artillera

    pesada daban muerte a los restantes judos que, atrincherados detrs de las puertas y

    ventanas de sus casas, convertidas en fortalezas, se defendan con enorme valor y

    tenacidad23. Luego, el diario La Razn informaba no slo del levantamiento de Varsovia, sino

    tambin de las otras revueltas ocurridas en los guetos: Un portavoz polaco anunci que los judos estn librando encarnizadas luchas en los guetos de las tres principales

    ciudades de Polonia: Varsovia, Cracovia y Stanislawow, en un esfuerzo para evitar su

    exterminio por los nazis24. Como puede advertirse, ya desde el 1938 la palabra exterminio apareca en los

    anlisis, en los discursos polticos, en las posibilidades imaginables, y en la medida que

    transcurran los acontecimientos, y el proceso genocida avanzaba, se iba consolidado

    casi como una verdad evidente, incontrastable, de la que slo faltaba conocer su real

    dimensin.

    Precisamente, ya en el ao 1942, estos relatos, estas hiptesis, fueron dando lugar a

    cifras concretas que algunos diarios fueron difundiendo, que si bien eran imprecisas,

    iban dando una idea de la magnitud de las polticas genocidas. Para ello, La Nacin se

    vali, entre otras fuentes, de la informacin proveniente de organizaciones judas: 'De siete millones de judos que normalmente viven en los territorios ocupados por los

    alemanes, un milln ha sido muerto cruelmente', expresa la seccin britnica del

    Congreso judo mundial, en una declaracin emitida hoy en esta capital25, publicaba. En la misma declaracin de ese organismo, incluso ya se llega a advertir el futuro

    post nazi, en una notable anticipacin de lo que seran los juicios de Nuremberg: Toda larga historia - agrega el documento- de crueldades hacia los humanos no ofrece un

    exponente como este de brutalidad y horror. Cuando llegue el da del ajuste de cuentas,

    buscaremos a los criminales para que nos rindan estrictas cuentas de sus actos. No

    pedimos venganza por que no queremos violar nuestras propias elevadas tradiciones,

  • pero pedimos justicia como requisito indispensable para la implantacin de una nueva

    y mejor ordenacin de la sociedad humana26. Y no slo de fuentes judas se poda vislumbrar ese futuro que ya no se vera tan

    lejano. El obispo de Nueva York manifestaba pblicamente que una de las mas terribles calamidades de la historia del mundo est ahora sucediendo en Polonia,

    donde los judos son exterminados, y pidi que el Gobierno de Gran Bretaa declare repetida y solemnemente que cuando llegue al hora de la liberacin no solo se

    castigar a las que ordenado estas matanzas, sino que tambin se har justicia con los

    que cumplen esas ordenes27 Con el avance de los aos y los trgicos sucesos, hasta tal nivel de conocimiento y

    difusin del proceso genocida se lleg que, en 1944, un ao antes de la llegada de los

    ejrcitos aliados, La Nacin reproduca la informacin del corresponsal de una radio

    rusa, que describa los mismos hornos, en los que se podan quemar 14 mil cadveres por da28 , y detallaba: El crematorio era una estructura amplia y cuadrada; lleno de cenizas hasta una altura de noventa centmetros; lo nico que quedaba de las

    infortunadas victimas. El crematorio era alimentado directamente desde la cmara

    letal, en la cul las vctimas estaban amontonadas en grupos de 250 por vez. El veneno

    era provisto por un equipo especial provisto de mscaras antigas. La muerte por asfixia

    se produca en diez minutos. La agona de las vctimas era observada por sus verdugos

    a travs de una mirilla de vidrio en la pared de la cmara29. Es obvio que, visto desde el hoy, aparece como una verdad evidente que desde 1938

    se vena advirtiendo e informando de sucesos que permitan imaginar el trgico final.

    Pero llegar a una verdad concluyente slo tomando en cuenta la seleccin de

    informaciones citadas puede resultar un tanto reduccionista, porque es desde una mirada

    unificadora, posterior, desde la retrospectiva histrica, que se puede realizar un anlisis

    abarcativo de todas las noticias. Queda entonces abierta la pregunta sobre si todos estos

    elementos alcanzaban para realizar contemporneamente a los acontecimientos un

    diagnstico preciso y anticipatorio del devenir del holocausto.

    3. Los diarios y su toma de posicin

    Una vez comprobado que se contaba con un vasto caudal de informacin acerca de

    lo que fue sucediendo en los diferentes momentos del proceso nacional socialista, nos

    disponemos a evaluar de qu modo se fueron posicionando los diferentes medios

    grficos ante el fenmeno totalitario.

    En el contexto histrico previamente descrito, la llamada "dcada infame" en la

    Argentina, la crisis de las ideas liberales y republicanas, el nazismo y el fascismo como

    alternativas reales de poder, y el comunismo sovitico como una posibilidad

    amenazante para las burguesas occidentales, no todos los diarios se posicionaron contra

    los totalitarismos europeos. Hubo ms bien diversidad de posturas, con mayor y menor

    apego o distanciamiento a los regmenes, algunos sorprendentemente adictos, otros

    reconocidamente crticos, aunque en todo caso las miradas nunca fueron monolticas, y

    fueron variando en funcin del momento e incluso la modalidad de tratamiento de la

    informacin.

  • Cuando La Razn est del lado del nazismo

    El caso ms marcado de posicionamiento filonazi es el diario La Razn, que mostr

    desde el comienzo de rgimen no slo una simpata evidente sino tambin una defensa

    clara de las ideas nazifascistas.

    Tercer diario en importancia y fundado en 1905, si bien su tendencia poltica

    originaria era radical, fue el primer peridico fundado por un periodista (Emilio B.

    Morales), con una postura editorial sin ligazn estricta con el poder poltico sino ms

    bien con una lnea estrictamente comercial, que lo haca variar en funcin de los

    intereses de turno. Si director desde 1935, Ricardo Peralta Ramos, haba declarado que

    los sucesivos gobiernos me han hecho ganar mucho dinero ponindome un revolver contra el pecho30

    El da de la asuncin de Hitler, el diario elabor un perfil fotogrfico del canciller,

    resaltando su figura, bajo el ttulo La personalidad de Hitler es una de las mas vigorosas de la Europa actual31,con imgenes iban acompaadas de algunas de sus rimbombantes declaraciones.

    As, ante el advenimiento del dictador al poder, el diario asuma una actitud

    visiblemente favorable a su persona. Destacaba que no eran pocos quienes lo han exaltado considerndolo el nico posible salvador de Alemania y quienes al no

    compartir su pensamiento han realizado un ataque intenso y violento contra el y sus

    partidarios32. No solo pona a Hitler como victima de agresiones sino que tambin destaca su forzada vocacin idealista y su tesn.

    Marcaba un perfil del lider nazi, haciendo hincapi en su infancia sacrificada; y

    destacaba su vocacin artstica que, de no haber quedado hurfano a los 5 aos -deca-,

    seguramente hubiera continuado. Resaltaba su inteligencia clara y su agudo poder de

    observacin, y recordaba que haba resultado herido cuando ingres al Ejrcito. Pocos fueron los hombres sufrieron, como l, las angustias de estas horas casi definitivas33 (en referencia la revolucin alemana de 1918, que dio origen a la Repblica de

    Weimar). En ese sentido, se pona de relieve que en su carcter de principal opositor a

    Weimar, el fuhrer haba sabido sacrificar sus gustos personales y su dedicacin al arte

    para ayudar a su pas y a su pueblo34. La perlita que mejor grafica esta bienvenida del vespertino al nazismo en el

    suplemento dedicado a La Nueva Alemania35, que public en abril del 1933, con publicidades de las empresas de ese origen radicadas en el pas y que contena una serie

    de notas panegricas del Tercer Reich y hasta la firma del propio Adof Hitler con la

    leyenda Por intermedio del diario La Razn, envo a la prensa argentina y a los alemanes de la Argentina mis cordiales saludos36.

    Entre otros artculos, se destacaba "El verdadero significado del Movimiento

    nazi37, que defenda el sistema de partido nico en Alemania y la anulacin del Parlamento. All, el diario no dudaba en catalogar al hitlerismo como una verdadera

    revolucin, y situaba al antisemitismo y a la agitacin poltica en Alemania en el

    contexto de esa revolucin, una suerte de mal menor en pos de un objetivo superior.

    El autor sostena que el antisemitismo segn lo ha consentido el gobierno de Alemania bajo la presin de las circunstancias ha tomado formas lamentables en

    algunos casos aislados, pero aun teniendo en cuenta a las mas tendenciosas noticiosas,

    no alcanzan ni remotamente a la importancia de los disturbios de la revolucin

    alemana de 1918-1919. 38 .

  • Tendenciosas noticias son para el diario aquellas que reflejan la persecucin contra los judos. Adems, se justificaba en cierta medida el antisemitismo por la

    inmigracin de judos provenientes de Polonia y Rusia, que significan una competencia muy poco leal para el comercio alemn. Rechazados tambin por los

    mismos judos alemanes39. Es verdad que La Razn tambin realiz otros suplementos sobre Italia y Gran

    Bretaa, lo cual podra sugerir que pudo haberse tratado simplemente una poltica

    comercial de coeditar con apoyo de empresas extranjeras. As, por s slo no valdra

    como prueba incontrastable de su postura, pero puesto en el contexto general de su

    cobertura pro nazi, s resulta contundente como ejemplo. Y adems, el autgrafo de

    Hitler fue repetido otro da en sus pginas por fuera de esa edicin.

    Pocos das despus de editar el suplemento, un periodista que firmaba bajo el

    seudnimo Pacfico Buenafe adverta temerosamente el inminente fin de la raza blanca,

    la mejor y la ms civilizada del mundo, por lo cual bregaba a favor del establecimiento de medidas para su preservacin, para que las parejas unidas por el santo lazo se avengan a llenar al mundo de dulces cabecitas rubias que puedan

    convertirse ms tarde en bravos muchachos capaces de actuar valientemente en la

    formidable guerra que todos presienten para el futuro40. No slo puede advertirse su afinidad por el gobierno hitlerista en artculos de

    opinin, sino tambin en las formas que se transmita la informacin, el tratamiento

    fotogrfico y las fuentes de las que se vala, lo cual en muchos casos resulta ms

    efectivo como discurso, ocultarse la estrategia ideolgica detrs de la supuesta

    objetividad de la noticia. En ese sentido, el vespertino publicaba grandes imgenes que

    resaltaban visiblemente los escenarios grandilocuentes del nazismo; y adems

    reproduca las informaciones de la agencia de noticias Transocean, creada por el

    Ministerio de Propaganda alemn.

    As, adems de las posturas explicitas, pueden detectarse diversos ejemplos de

    mayor sutileza, posicionamientos implcitos, subyacentes, que connotaban su apego al

    rgimen. El 2 de marzo de 1933, informaba del allanamiento de un centro judo,

    destacando que las autoridades creen poseer definitivamente la prueba de que la citada organizacin israelita se halla en estrecho contacto con el partido comunista.41. La conexin con los marxistas acta, de alguna manera, como una justificacin del

    operativo, bajo su ptica anticomunista.

    Dos das despus, daba cuenta del suicidio de dos mdicos hebreos, por las

    presuntas persecuciones42 de que eran objeto los judos en Alemania. El diario reproduca la palabra presuntas del cable de United cuando en realidad ya los diarios argentinos hablaban de claros actos de segregacin.

    La temprana adhesin a la concepcin racial poda comenzar a advertirse

    subrepticiamente en algunos trminos utilizados, como cuando se informaba que en

    Macdeburgo las tropas de asalto racistas atacaron un restaurante, donde almorzaban varias personas de tipo israelita (el destacado es nuestro). Aqu se nota que en la concepcin del periodista los judos son una clase de persona, diferente del resto.

    Las voces que aparecen en los medios, aquellos a quienes se confiere la autoridad

    necesaria como para cederle un espacio, son otro de los indicadores de una postura.

    Precisamente, en marzo de 1933, La Razn publicaba un artculo de opinin firmado

    por el vicecanciller del Reich, Frank Von Papen, que haca una apologa del rgimen

    hitlerista, caracterizado como la solucin al problema alemn.

  • Ningn gobierno alemn tuvo jams ni por asomo la autoridad de que est investido el gabinete Hitler-Hindemburg , y tampoco hubo ningn gobierno tan

    profundamente arraigado en el pueblo43, deca el funcionario que haba llegado al poder en alianza con los nazis.

    Von Papen aada que la totalidad nacional alemana apoya con entusiasta generosidad e ilimitada disposicin de sacrificio, las medidas que el nuevo gobierno se

    halla en trance de tener que adoptar, por rigurosas que sean44. Es importante destacar que el diario ofreca este lugar a un representante del

    rgimen en un momento poltico en el cul ya se empezaban a producir persecuciones a

    comunistas y judos, entre otros opositores. Quizs, Von Papen aluda a esto cuando

    hablaba en La Razn de las medidas necesarias a adoptar por rigurosas que sean. En una seccin denominada El Mundo al da apareca la informacin sobre el

    adelantamiento del boycot comercial antisemita planeado para el 1 de abril de 1933

    como respuesta una actitud similar que ellos adoptaron primero en Polonia y ms tarde en los Estados Unidos (el destacado es nuestro)

    45. Es significativa la

    denominacin de ellos a los judos, que podra contraponerse a un nosotros. Adems, el diario se haca cargo de la postura alemana de sostener que el boycot era

    una respuesta a una accin nociva previa de los judos.

    La Razn utilizara, a lo largo de la dcada del 30, todos los recursos disponibles

    para congraciarse con el gobierno nazi -del que, se dice, reciba dinero-, incluso el

    humor antisemita. A tal punto lleg esta actitud que durante varios meses del ao 1936,

    public chistes que ridiculizaban y estereotipaban al israelita cada dos o tres das, todos

    bajo el ttulo Cuento Judo, de los cuales reproducimos slo uno:

    Cuento judo

    Dos pobres judos muertos de hambre andan a lo largo del Danubio, buscando modo, primero de comer; despus, de hacer fortuna. De

    repente, el primero, ensendole al otro algo que ste trata de ver, le

    dice:

    - Hola, mira, estamos casi salvados.

    - Cmo?

    - Lee lo que dice este letrero.

    -Ya sabes que no se leer

    - Pues dice: se recompensar con cien libras al que salve a un ahogado. Tu te tiras al agua, yo te salvo, yo cobro el dinero y nos lo repartimos.

    El infeliz se arroja al agua.

    - Socorro, socorro, que me ahogo.

    - Pero no lees lo que est escrito en el otro cartel?

    - Qu es?, dmelo en seguida.

    - Se recompensar con mil libras al que recoja el cuerpo de un

    ahogado.46 Con el endurecimiento de las polticas represivas del Tercer Reich, a partir de 1938

    todos los diarios comenzaron a mostrarse abierta y manifiestamente contrarios al

    nazismo. Tras el comienzo de la guerra, y el descubrimiento de las actividades de

    infiltracin nazi en el pas -que llev incluso a la creacin de la Comisin Investigadora

    de Actividades Antiargentinas en el Parlamento- ser pro alemn se haba convertido en

  • polticamente inadmisible, excepto para algunas como Crisol, Bandera Argentina,

    Clarinada, La Fronda.

    Pero La Razn fue el ltimo gran diario en cambiar su postura y darle la espalda al

    nazismo. Todava en marzo de 1939, publicaba una nota titulada "El nacional

    socialismo, creacin de Alemania", en la que se destacaba que en los ltimos aos, el

    pueblo alemn "ha tenido la dicha de lograr la unidad de todos los alemanes

    centroeuropeos, ochenta millones de personas, gracias al xito de la poltica de Hitler. E insista: El xito justifica la confianza que el pueblo alemn ha cifrado en su jefe, y no hay nadie que no comprenda que tan feliz resultado se debe a la energa, fortaleza y

    constancia de Hitler47. La editorial defenda la "revolucin alemana", que "no tiene intenciones de ser

    exportada a otros pases", y opinaba que "es mas temible el caso inverso, que los

    extranjeros intenten desvirtuar con sus ideas el sentido del movimiento alemn". Por

    eso, evaluaba como "interpretaciones capciosas" las que denunciaban de infiltracin

    nazi a las organizaciones germanas en el extranjero, "denuncias falsas" detrs de las

    cuales "se esconde" la intencin comercial de excluir a Alemania de los mercados48

    .

    Sin embargo, esta altura estas notas coexistan con otras ya discordantes con el

    rgimen, como la aparecida nueve das despus de esa editorial, en la que se afirmaba

    que al ocupar Bohemia, Hitler se apartaba del Main Kamp (Mi Lucha), y que los

    argumentos raciales de unificacin de los alemanes esgrimidos en la ocupacin de

    Austria y los sudetes ya no podan ser aplicados. "Ya la anexin de la regin sudete

    haba hecho entrar en el gran Reich alemn unos 850.000 checos y eslovacos, que se

    agregaban a los 800.000 polacos que vivan en las provincias orientales. Sin embargo,

    los dirigentes alemanes podan sostener todava que se mantenan fieles a los principios

    del Mein Kamp, que condenaba la poltica de accin imperialista. Ahora, ya no le es

    posible a la propaganda alemana mantener esa tesis49. En esos mismos das, el diario incluso publicara -al igual que otros medios- notas

    con grandes fotos sensibilizadoras que retrataban a los inmigrantes judos varados en los

    buques Conte Grande, Gral. San Martn y Oceana, que no pudieron entrar ni en

    Montevideo ni en Buenos aires, donde permanecan transitoriamente para finalmente ser

    radicados en Chile.

    No obstante, los vaivenes del momento de cambio se volveran a reflejar, el 14 de

    marzo de ese mismo ao, cuando se publicaba una nota en la que La Razn hablaba en

    primera persona, desmintiendo las versiones y las denuncias sobre infiltracin nazi en la

    Patagonia y argumentaba que ni siquiera el diputado Enrique Dickman, uno de los

    motores de la Comisin Investigadora, haba podido comprobar nada a su regreso de su

    viaje a la regin surea50

    Recin una vez entrada la dcada del 40, La Razn ira abandonando estas

    ambivalencias para sostener s una mirada condenatoria del nazismo. Sin duda, cuando

    ya no haba otra alternativa.

    El aguijn del tabano en el corazn del rgimen

    Dios me puso sobre vuestra ciudad como a un tbano sobre un noble caballo para picarlo y tenerlo despierto, era el slogan que populariz a este revolucionario y

  • desacartonado vespertino, fundado en 1913, que integr los dramas cotidianos a la

    crnica periodstica

    Pionero del periodismo amarillo en el pas, que utiliz recurrentemente la caricatura

    como mtodo de opinin, pero que mostr a la vez una gran apertura cultural albergando plumas de jvenes prominentes como Jorge Luis Borges y Roberto Arlt,

    entre otros-, tena una posicin abierta y militante en contra del nazismo, el fascismo y

    el franquismo.

    Fiel a su estilo, ese singular medio dirigido por Natalio Botana ridiculizaba a Adolf

    Hitler a poco de asumir el poder con una carcatura titulada El bello Adolfo, ms Adolfo que Bello"

    51.

    Hitler era para Crtica el pintor de paredes, una irona que recordaba sus orgenes de artista frustrado. El afn de denigrar al lder nazi era constante: por ejemplo ,en una

    suerte de biografa que titulaba De un andamio de albail, Adolfo Hitler salt hasta el comando de Alemania

    52 y cuyos subttulos eran De la incapacidad al poder y Mal obrero de ah proviene su antiobrerismo.

    Fue el nico diario de Buenos Aires que descrey desde un principio de la

    propaganda nazi; por ejemplo, de la versin difundida por el Rgimen sobre el incendio

    del Reichstag (parlamento alemn), atribuida falsamente a un comunista (Von Rath) a

    fin de utilizarlo como excusa para perseguir legalmente a los militantes bolcheviches. "Los nazis piensan que los judos tienen la culpa de todo lo que ha sucedido en

    Alemania, incluso el desastre de la gran guerra. 'Alemania estar salvada cuando sea

    puramente de los Alemanes', han dicho. Y por eso persiguen a todo el mundo que no sea

    nazi. 'Hay que salvar a los herejes del infierno quemndolos', decan los inquisidores.

    Parece ser que en mtodos polticos no se ha adelantado gran cosa en el mundo53, sealaba el "Tbano" cuando comenzaba la poltica de persecuciones, por citar slo un

    ejemplo entre centenares de arengas anti nazis.

    En su minuciosa cobertura, Crtica se ocupaba de sacar a la luz incluso aspectos

    poco difundidos y curiosos del rgimen, tal como cuando informaba que Paula Hitler, hermana del Fuhrer, no quiere compartir con l su trgica gloria de Dictador54.

    El peridico vea nazis en todos lados, hasta donde no los haba55, deca recientemente el historiador Tulio Halperin Dongui, que estudi muy especialmente las

    ideas de la Argentina en aquellos aos, dialogando sobre la mirada de los medios

    grficos en los 30.

    Efectivamente, su postura fue tan insistente que incluso lleg a magnificar algunos

    fenmenos, como cuando intentaba desenmascarar la presencia nazi en el pas,

    desplegando amplios mapas que ocupaban pginas completas. Tambin, cuando dio

    crdito a la versin sobre la existencia de un supuesto Plan Patagonia de lo nazis para colonizar la regin surea, que el mismo Reich habra difundido para desacreditar con

    noticias falsas a sus mximos detractores en la prensa argentina y de la cual tambin se

    hicieron eco el diario alemn antinazi Argentinisches Tageblatt y Noticias Grficas

    Por el contrario, fue muy acertada su campaa junto con el diario La Prensa contra

    la penetracin educativa del rgimen nazi en las ms de doscientas escuelas germanas

    en el pas, que respondan a programas enviados desde el Reich y utilizaban la svstica

    y el saludo nazi, gracias a lo cual el Ministerio de Educacin comenz a realizar una

    investigacin.

    La amplia difusin del escndalo de las escuelas, de los intentos del Reich por

    realizar el plesbiscito sobre la anexin de Austria pese a ser ilegal, y de los incidentes

    violentos registrados el 1 de mayo entre grupos alemanes nazis y antinazis en el Luna

  • Park informaciones de las cuales Crtica fue uno de sus principales impulsores-, rompi la indiferencia en la sociedad argentina sobre la injerencia del nazismo en el pas

    y gener una sensacin de disconformidad y hasto.

    Es en este contexto que se dio la creacin de la mencionada Comisin Investigadora

    de Actividades Antiargentinas, en el Congreso; el surgimiento de grupos de militancia

    antifascista como el Comit contra el Racismo y el Antisemitismo, y Accin Argentina,.

    El 15 de mayo de 1939 el Gobierno prohiba el partido nazi argentino (NSDAP), aunque

    sus militantes continuaron actuando en el Circulo Alemn de Beneficencia y Cultura

    hasta 1942.

    Crtica dara amplia cobertura e incluso impulsara las investigaciones de la citada

    Comisin parlamentaria, en la cual el diputado radical Ral Damonde Taborda, yerno

    de Botana y periodista del diario, era un protagonista central. En una labor conjunta

    entre prensa y poder poltico, desenmascararan a varios medios adictos al rgimen: la

    agencia de noticias alemana Transocean, varias radios permeables a sus informaciones

    -Splendid, Cuyo, Callao, Cultura, Stentor, Del Pueblo, Municipal- , y el diario

    Pampero, entre otros.

    Durante el ao 1938, con el agravamiento de las persecuciones antisemitas, el diario

    mantuvo una poltica sistemtica de denuncia, nunca naturalizando las aberraciones de

    la dictadura, como s llegaron a hacer otros medios. As, Crtica no perda su capacidad

    de sorpresa y al da siguiente de la Noche de los Cristales, entre la serie de notas

    condenatorias se destacaba una central titulada "El tercer Reich se asla de la

    civilizacin con la masacre de ayer"56

    , y una entrevista al Rabino de las congregaciones

    israelitas de la Argentina, Guillermo Schlesinger. Al informar las normas antijudas

    impuestas, sealaba: "El pueblo judo, a travs de la historia y desde pocas

    legendarias, ha atravesado por perodos de grandes penurias (...) pero el alcance de los

    decretos expedidos hoy sobrepasan todas las opresiones y castigos que jams hayan

    sufrido57. En su poltica editorial populista, siempre en la bsqueda de la sensacin, Crtica

    no admita trminos medios, su visin era explcita y a carentes de matices. Pese a su

    mirada antiimperialista y con ciertas simpatas para con el comunismo, el vespertino

    abrazaba la causa aliada en funcin de su antinazismo, y postulaba la sarmientina

    divisin entre civilizacin y barbarie. Crtica seguir una ruta ya de antiguo trazado No admitimos los tonos grises. Deseamos el triunfo de la civilizacin y el aplastamiento

    de los dictadores58, deca una leyenda firmada por Natalio Botana ubicada debajo de la pgina.

    Pero como, mas all de lo que manifiesten, las posturas de los medios de

    comunicacin no son nunca monolticas, la actitud pro democrtica del vespertino no se

    reflejaba en su mirada de la poltica nacional, en la cual haba un apoyo implcito de

    todos los diarios al rgimen de la dcada infame, e incluso el propio presidente Agustn P. Justo integraba la Sociedad Annima que conformaba el peridico.

    En lo que respecta a su denuncia y militancia contra los totalitarismos europeos, su

    labor fue implacable. No slo por sus posturas manifiestas, por sus campaas, por sus

    dibujos y sus caricaturas, por los slogans que repiti una y otra vez, sino fundamentalmente- por esa actitud del periodismo sensacionalista que a riesgo de ser poco serio y cometer graves equvocos- lanza noticias sin comprobacin suficiente, que

    sirven como una advertencia y a veces resultan verdaderamente premonitorias.

    Valga un solo ejemplo. En un artculo de opinin, el autor (H.R. Knickerbocker) se

    preguntaba por qu algn judo no asesinaba a Hitler, y se responda que si ello

  • ocurriera los nazis mataran a todos los israelitas bajo su dominio. Tienen bajo su despotismo en Alemania y las quince naciones conquistadas a unos cinco o seis

    millones de judos. Y cranme que sera perfectamente posible que trataran de matarlos

    a todos en caso que un judo intentara matar a Hitler. Pero si Hitler no es derrotado,

    esas vctimas del odio hitleriano perecern de cualquier manera59.

    La Nacin, de la vacilacin a la condena

    En un principio, ante la ascensin del nacional socialismo, el diario La Nacin

    mostr una actitud pendular, que variaba entre una crtica hacia los aspectos totalitarios

    del rgimen que asomaba y cierta expectativa que el mismo despertaba ante la crisis de

    la democracia liberal.

    El 1 de enero de 1933, cuando ya era inminente el advenimiento de Adolf Hitler al

    poder, un artculo del corresponsal Jules Sauerwein se mostraba despreciativo del

    movimiento al afirmar No es una exageracin decir que la gran mayora de los intelectuales es adversaria, por no decir enemiga, de la nueva orientacin a la que

    niega originalidad. Ciertas publicaciones demuestran que hasta los mnimos detalles

    del sistema hitlerista ha sido copiados de modelos extranjeros, afirmando que ni el

    credo poltico nacional ni el social del partido son concepcin indita de Hitler y sus

    partidarios. Por ejemplo, una de las bases del movimiento nacionalsocialista es el

    antisemitismo en su aspecto mas grosero y comn60

    .

    No ahorraba calificativos el periodista para definir a Hitler, al subrayar las lagunas, las debilidades y los ridculos de ese demagogo alemn devorado por la

    megalomana., y catalogarlo como un farsante de primer orden, un agitador () que hace suyo el principio que el fin justifica los medios61.

    No obstante, el diario fundado en 1881 por Bartolom Mitre como un peridico de

    ideas, una tribuna de doctrina -como se autoproclam-, deposit en el nuevo gobierno cierta esperanza en que se constituyera en una barrera de contencin al peligro del

    comunismo, a pocos aos del triunfo de la revolucin bolchevique. Slo bajo esa lgica

    se puede comprender el ttulo Desde la cada del Imperio, no ha tenido Alemania un momento de tan honda expectativa62, que apareci en el matutino al da siguiente de la asuncin de Hitler.

    La Nacin mostraba ese da un perfil psicolgico del nuevo canciller, una visin

    sociolgica de sus condiciones de ascensin al poder, y una crtica hacia todos aquellos

    que lo haban subestimado. Para advertir la peligrosidad del fuhrer, citaba: Cursio Malaparte, el original ensayista italiano () dijo de Hitler: no es un jefe verdadero, es un dictador malogrado y sostena que Esa afirmacin result demasiado apresurada y excesiva por injusta. No hay duda de que sin profundas condiciones de

    jefe no habra logrado Adolfo Hitler el incomparable prestigio popular ni alcanzado a

    dar cohesin y unidad casi militar a millones y millones de partidarios63. Desde un comienzo, informativamente fue el ms completo, dando una cobertura

    de frecuencia casi diaria a las persecuciones. Si se tienen en cuenta las fuentes de

    informacin y las voces que reproduca el peridico, es destacable que conceda

    espacios permanentes a las denuncias de las organizaciones israelitas, como cuando

    informaba que el Congreso Judo Americano aprob por unanimidad la resolucin de levantar un fondo de un milln de dlares para proteger los derechos de los judos en Alemania en el resto del mundo. La resolucin afirma que los hitleristas estn

  • emprendiendo una campaa mundial de exterminacin de los judos. (el destacado es nuestro)

    64.

    En el marco de esta actitud inicial oscilante durante el primer ao, La Nacin

    public una serie de notas del mismo Sauerwein desde Alemania, a travs de las cuales

    trataba de realizar una radiografa de lo que iba sucediendo en ese pas a partir de la

    instauracin del rgimen nazi, por medio de crnicas de la vida cotidiana y entrevistas.

    All haba reportajes complacientes a Goebbels, Goering y Rosemberg, notas sobre los

    campos de trabajo, la situacin de los judos, la juventud hitlerista, los presos polticos,

    la religin y la vida espiritual, y las opiniones contrapuestas entre adherentes al nazismo

    e israelitas65

    .

    Si bien el enviado catalogaba al rgimen como una dictadura, no efectuaba

    cuestionamientos ni preguntas inquietantes acerca de las visiones racistas y antisemitas

    de los nazis, y prevaleca un tono descriptivo, con tenues crticas.

    En el reportaje a Goebbels, el funcionario nazi defenda el antisemitismo oficial, son

    ser cuestionado: De qu se lamentan? si saban de sobra que ramos antisemitas y que adoptaramos medidas contra su participacin desproporcionada en la vida

    pblica. Desde el punto de vista humano, esas medidas fueron duras, a veces, convengo

    en ello. Pero resultaban necesarias si queramos proporcionar a nuestra raza el lugar

    que le corresponde. Y fueron, ante todo, puestas en vigor apelando a medida

    estrictamente legales. No se que hubiese ocurrido si en vez de proceder as hubiramos

    dado rienda suelta a la exaltacin popular. Recurdese que lo evitamos66 En una de las entregas, dedicada a la vida de los israelitas, sin dejar de mostrar las

    dificultades por las que atravesaban, la postura implcita es ambivalente: digamos, desde luego, que ocurren ya muy pocos incidentes violentos. Los hubo, cierto, en

    provincias sobre todo durante las primeras semanas del movimiento nacional

    socialista. Tampoco son vctimas los judos de ms arrestos arbitrarios que el resto de

    los enemigos del rgimen. Pero es mucho peor que la injuria en pblico o una agresin

    en plena calle el propsito general e implacable que se advierte por doquiera de hacer

    cada vez ms difcil la vida a los israelitas.67

    .

    En conversacin con algunos judos Sauerwein les sealaba que hay todava centenares de miles de judos que viven en Alemania, y que no viven mal a juzgar, por

    el numero de ellos que uno ve en los establecimientos mas diversos. A esto los israelitas le respondan: S. Son los judos que ejercen profesiones y oficios libres y que solo dependen de su capacidad personal y de sus relaciones. Pero, quiere decirme que

    va hacer este invierno de los otros miles de profesores abogados, empleados, actores y

    actrices? En algunos casos, el personal judo percibir sueldos hasta el primero de

    octubre. Pero, y luego? los que tengan ahorro se los comern. Los dems harn lo que

    hemos visto con tanta frecuencia en estos tiempos ltimo: suicidarse......68 De todos modos, la relativizacin de las persecuciones por parte del corresponsal

    puede ser comprendido en el marco del cuidado de su propia seguridad y de la

    negociacin por las condiciones de acceso a la informacin. As incluso lo da a entender

    el autor, cuando dice: En un rgimen de dictadura y de mstica, el observador tropieza con grandes dificultades en la tarea de ir descorriendo velos69. Luego, cuando intentaba componer, sealando: En su fe entusiasta, los partidarios del rgimen no le muestran ms que los aspectos mejores de sus instituciones, y conclua: Hay que desconfiar de sus exageraciones tanto como de las exaltaciones de sus adversarios70.

    Para 1934, esta coexistencia de posicionamientos crticos y complacientes dejara

    lugar en el diario para una postura ms clara y decidida de condena a los aspectos

  • totalitarios del rgimen. Consolidando su poltica de conceder espacios a voces crticas

    del nazismo, publicaba un artculo del presidente del Comit de Auxilios a los

    refugiados alemanes, Henri Berenguer, quien destacaba la actitud hospitalaria de

    Francia para recibir a los perseguidos, y como contrapartida, la escasa colaboracin de

    las grandes naciones de ultramar como Canad, los Estados Unidos, el Brasil, la Argentina, el Uruguay71

    Esta nota de opinin resultaba una clara invocacin a los pases considerados

    democrticos para que adoptaran una poltica mas activa y humana ante la situacin

    desesperante de las vctimas del nazismo.

    Adems, a esta altura, La Nacin cuestionaba las bases de la teora racista postulada

    por el rgimen, y citando a un cientfico (Dr. Nicols Pende), relativizaba la presunta

    pureza de las razas, sugera en cambio un hibridismo social y hasta negaba la existencia de una raza alemana

    72. Se quiere hoy proclamar e imponer la superioridad de una llamada raza reciente y de la pureza de una raza deca Pende-. Es verdad, por el contrario, que ni se forman razas nuevas en el curso de pocos siglos ni puede

    demostrarse que son tales las que se presumen puras. En toda nacin (...) subsisten

    diversas razas originarias, contribuyendo cada cul con sus atributos biolgicos a la

    peculiar civilizacin y grandezas nacionales73. Ante las leyes raciales de Nremberg, que consolidaron legalmente la divisin entre

    arios y no arios para sostener desde all la poltica racista, el diario desarroll una

    cobertura medida, al igual que los dems medios, que no le otorgaron la importancia

    que luego tuvieron. No obstante, esboz algunos reparos a la negacin de derechos a

    los judos que el nuevo status representaba.74

    Durante todo 1938, fue dando cuenta -una por una- de las medidas que fueron

    excluyendo a los judos la sociedad alemana, impidindoles desarrollar sus profesiones

    y expropindoles sus propiedades. La despiadada campaa contra los israelitas, que es apoyada por la accin de los nacional socialistas, se ha extendido, por orden de la Gestapo, a todo el Reich (....) Por doquier los israelitas estn en estado de pnico. Los

    consulados extranjeros estn llenos de hombres y mujeres que desesperadamente

    pugnan por conseguir visaciones para irse a otros pases. Una informacin

    procendente de Worms, dice que los judos de dicha ciudad tienen dificultades para

    conseguir vveres, pues los gentiles temen vendrselos75, retrababa. Tras la Noche de los Cristales, en noviembre de 1938, hubo una notable cobertura

    sobre las persecuciones, con fotos escalofriantes y crnicas muy completas. Se hace imposible a los judos vivir en el Reich, titulaba desde Alemania el corresponsal Charles Albert, en uno de los muchos artculos que describan minuciosamente las

    condiciones de humillacin a las que eran sometidos nuestros hermanos76

    .

    Pero ms all de haber informado del tema, recin el ltimo da del ao hubo una

    editorial, titulada La poltica antisemita en Alemania77, firmada por Rene Lauret, sumamente condenatoria de las atrocidades del rgimen, que mostraba su descreimiento

    en versin que sostena la propaganda alemana sobre la espontaneidad de los actos

    antisemitas.

    El artcuo subrayaba que Estamos acercndonos al momento en que la vida ya no slo ser difcil, penosa y humillante para los judos, sino materialmente imposible78, y consideraba los excesos antisemitas slo eran aprobados por una escasa minora: la mayor parte de los alemanes expresa abiertamente su reprobacin cuando se encuentra en presencia de extranjeros, y sobre todo cuando cree hallarse al abrigo de

    los delatores de la polica79.

  • El autor calculaba que los cupos de los pases a la inmigracin otorgaban en

    conjunto tan slo 40.000 plazas para los 600.000 y 700.000 judos de Alemania, por lo

    cual instaba a que se tomaran decisiones importantes sin prdida de tiempo80

    El comienzo de la guerra no hizo sino profundizar esta postura, sosteniendo una

    defensa de las democracias occidentales y de los aliados, y condenando las aberraciones

    del totalitarismo. Lo que vendra despus, hasta la cada del Tercer Reich, sera ms y

    ms denuncia, aunque en verdad si algo hay que destacar por sobre todo del peridico

    de los Mitre, ms all de sus posturas explcitas, es su campaa de informacin

    sistemtica que no dej lugar a dudas en sus lectores acerca de la ferocidad y crueldad

    del rgimen.

    La Prensa: dudas, y preocupacin por injerencia nazi en Argentina

    La Prensa era el diario ms ledo de la poca, tena los avisos clasificados en la tapa,

    y constitua una vanguardia que expresaba el pasaje de una prensa apndice de los

    partidos polticos al periodismo profesional independiente, con avisos comerciales, y

    noticias sobre gran variedad de temas.

    En un comienzo, se mostr preocupado por la llegada del nazismo, por su

    inexperiencia, sus ideas raciales, la anulacin de la democracia y el control de la

    economa; pero supona que la coalicin de Gobierno licuara sus aspectos ms

    radicales.

    La realidad no tardara en contradecir esta presuncin. Por ello, a tan solo cuatro

    das del ascenso de Hitler, una editorial denominada Es intensa la campaa comunista81, adverta que la juventud alemana al depositar sus esperanza en el flamante gobierno no lograba percibir los peligros que pudieran surgir. Al da siguiente,

    una informacin informaba del primer edicto dictatorial del nuevo gobierno alemn, que dar oportunidad al gobierno para amordazar sin piedad a la prensa y limitar el derecho de reunin82.

    Sin embargo, an mostraba cierta curiosidad en el nuevo experimento poltico que -

    confiaba- espantara el fantasma del comunismo: El mundo presenci el desarrollo del famoso plan quinquenal ruso, y le toca ahora esperar el resultado del plan de cuatro

    aos, plazo que Hitler fij para que Alemania recobre su antigua grandeza y

    prosperidad.83 Adems, el diario reciba en forma gratuita el servicio de la agencia Transocean,

    aunque no abusaba de la informacin que sta le provea. Un cable de la agencia

    sealaba que el gobierno haba sido bien recibido por vastos sectores de la poblacin,

    que pensaba que su accin puede resultar beneficiosa para restablecer la normalidad

    poltica y la tranquilidad social. Es de destacar el carcter supuestamente informativo

    con que se presentaba la noticia.

    La Prensa fue combinando en estos primeros aos una poltica de amplia

    informacin sobre las persecuciones, con una postura independiente, con cierta

    denuncia aunque no militante y algunos rasgos dudosos aparecidos en ciertos artculos

    de opinin.

    Para graficar sus costados crticos, puede citarse la editorial aparecida en febrero de

    1934, que comparaba la segregacin ocurrida en Alemania con la expulsin y persecucin de los judos de Portugal () una pgina lamentable de la historia de ese pas () Origen de tantos males que afectaron su desenvolvimiento intelectual y econmico84.

  • Algunas notas de colaboradores, sobre todo en los suplementos especiales y de

    cultura mostraban otra faceta. Una nota de opinin propona la "difcil" tarea de

    desentraar la personalidad de Hitler, "an en formacin", en la que se destacaban sus

    "convicciones profundas" 85

    .

    El autor destacaba los esfuerzos de Hitler por establecer "la igualdad social" en

    Alemania, intentos que "se asemejan a un ideal democrtico" y distingua la manera en

    que poda juzgar al lder nazi un extranjero y un alemn; porque el primero lo analizara

    framente y el segundo emocionalmente, "ingenuamente" e "interesado con sinceridad

    en su pueblo".86

    Ms significativo an cuando el diario explica que en Polonia exista un fuerte

    resentimiento contra los judos, de alguna manera justificndolo: Sucede () que cuando estos adolescentes llegan a la ciudad se encuentran con que todos los oficios

    cuentan con superabundancia de brazos, y observan que la mayor parte de los que

    trabajan son hebreos. Ya en el campo el labrador polons haba aprendido a

    considerarlos como a enemigos, dado que cada vez que iba al mercado a vender sus

    productos lo hallaba dominado por los mercaderes hebreos, y de stos slo poda

    obtener precios irrisorios87. Sin embargo, paralelamente, otras notas condenaban al rgimen, de manera

    explcita, por lo que la postura editorial an no se adverta como absolutamente

    definida. As, un artculo de opinin firmado por Francisco Nitti denunciaba, Los judos no pueden gozar en Alemania de los derechos de los ciudadanos, ni an si

    cambian de religin: son las victimas de una concepcin tnica del estado y los

    mrtires del arianismo, que es un equivoco y un monstruo absurdo cientfico88. A su vez, publicaba gran cantidad de noticias sobre las aberraciones de la que eran

    objeto los judos, y tal como ya se expres- lleg a develar detalles sobre el funcionamiento de los campos de concentracin, sobre la base de informacin que se

    filtraba desde el interior de los mismos.

    Una noticia venida de Francia deca que los diputados socialistas haban anunciado

    en el Parlamento que auspiciaran la candidatura del socialista alemn Charles Von

    Ossiezky, para el premio Nobel de la Paz del ao 1936. Actualmente, el seor Ossiezky se encuentra internado en un campo de concentracin por el gobierno alemn,

    acusado de pacifista89, aclaraba el peridico. Con la consolidacin de las polticas represivas del rgimen, La Prensa iba a asumir

    paulatinamente una posicin ms crtica, y en lo que mostr una actitud mas activa fue

    en lo inherente a la injerencia del nazismo en Argentina.

    En abril de 1938, realiz una suerte de campaa contra a la llamada penetracin nazi

    en el pas. Un editorial desaprobaba la votacin en el plebiscito austraco (Anchluss) de

    los alemanes residentes en estas tierras, por ser contraria de la legislacin local, y

    denunciaba la actitud permisiva del gobierno nacional al respecto. Realizaba una

    comparacin con la actitud tomada por otros pases: Gran Bretaa, Francia, Estados

    Unidos e incluso Uruguay, que hicieron valer su soberana y reivindicaron su

    dignidad90. En otra editorial aluda al acto realizado por los alemanes en el Luna Park el 10 de

    abril, en conmemoracin del Anchluss, donde se exhiba la esvstica, y a la salida del

    cual se registraron disturbios. All objetaba el hecho que se confunda una celebracin

    patritica con un acto poltico y se utilicen signos de partidos polticos que si bien pertenecen a la nacin de origen de su organizadores, no la representan en su unidad

  • de soberana. De esta manera sealaba se mantienen cuestiones polticas que en nuestro medio carecen de toda razn de ser91.

    Siguiendo con la serie de notas firmadas por el diario, que manifestaban su

    preocupacin por la influencia alemana en el pas, La Prensa consider insuficientes las

    explicaciones dadas al gobierno argentino por el encargado de negocios germano, Erich

    Meynen, sobre los disturbios ocurridos tras el acto, a la vez que fustig la alusin del

    funcionario alemn a una supuesta campaa de prensa en su contra. La editorial

    sealaba que el Reich crea que se deba tener dominada y sumisa a la prensa, y que el

    gobierno deba hacerle entender que la Argentina era un pas donde rega la libertad de

    prensa92

    .

    La Prensa reproducira adems muchas de las voces de denuncia que se alzaban

    desde en diversos pases del mundo y de las propias organizaciones judas. Tiene repercusin en Estados Unidos el antisemitismo en Alemania, proclamaba un ttulo.93. Tambin tuvieron eco en sus pginas los llamamientos del Congreso Judo Mundial que

    instaba a la Sociedad de las Naciones a adoptar medidas para proteger a los hebreos.

    En la dcada del 40 el diario profundizara su poltica informativa, concediendo

    espacios a quienes advertan la gravedad de lo que estaba sucediendo con los judos. El doctor Naum Goldman, alto funcionario del Congreso Mundial Judo, manifest que

    tres millones y medio de hebreos viven en Alemania sujetos a las condiciones de un

    campo de concentracin, y que hay tres millones en Rusia, en prisin colectiva94, destacaba en enero de 1940.

    El 15 de mayo de 1943, una pequea informacin denunciaba: El exterminio de los hebreos de Alemania se estara completando rpidamente () El corresponsal en Berln del Dagbladets de Hesse-Nassau anunci que toda esa provincia y la ciudad de Francfort, que uno de los centros judos alemanes est ahora libre de judos95 De este modo, si bien a veces concediendo espacios no suficientemente generosos, y

    representativos de la gravedad de los hechos, el popular peridico tuvo predisposicin

    de dar a conocer noticias que oficialmente an no se saban pero se presuman a travs

    de lo difundido por diversas fuentes. En el caso del levantamiento del Gueto de

    Varsovia, fue el diario que ms informacin reprodujo: una nota central que informaba

    su final, era titulada: Concese dramticos detalles de la muerte de 40.000 hebreos en Varsovia

    96, y su copete aada: fueron aniquilados por las fuerzas armadas nazis despus de diez das de intensa lucha97. El diario dio testimonio.

    Desde Cuyo, complacencia y naturalizacin del rgimen

    El diario Los Andes, de Mendoza, si bien no fue decididamente favorable al nazismo

    en la totalidad de su cobertura, mostr una mirada ambivalente y naturalizadora del

    rgimen en los aos '30, como si el status quo imperante fuera una realidad dada, e

    incuestionable.

    Ante una informacin acerca de la detencin del director de un peridico comunista

    judo, el diario titulaba: Una enrgica campaa inicio Alemania para combatir la campaa antigubernativa98. De este modo, se estaba dando cierto crdito a la visin del rgimen, que insista en invertir los trminos victimizando a los opresores y

    cargando la responsabilidad sobre los perseguidos.

    Fundado en 1882, el peridico regional -decano de la prensa argentina- mostraba en

    su cobertura diaria durante el agitado ao 1933, un total desinters por las

  • persecuciones de las que eran objeto judos, socialistas, comunistas, opositores polticos

    y minoras en general. En ese contexto, una editorial destacaba el auge econmico del pas, la baja de la desocupacin, la tendencia creciente de la industria, el comercio y la

    agricultura, y la estabilizacin del poder poltico en manos de Hitler99 . El primer da de 1934, haciendo una evaluacin del primer ao del gobierno

    nacional socialista, el diario cuyano buscaba encontrar puntos de equilibrio, y destacar

    los cambios de un ao revolucionario. Pero esta pretendida neutralidad valorativa adquira fisuras cuando contraponan aspectos negativos y positivos del Tercer Reich,

    acentuando claramente estos ltimos: Para los 30.000 refugiados judos, comunistas y socialistas, ste ha sido un ao de depresin y prdida (...) Para los dems, que suman decenas de millones, el ao ha significado el resurgimiento de la patria100. Entre lneas, nos deca que son muchos ms los beneficiados que los perjudicados por el

    nuevo rgimen.

    Para advertir su percepcin respecto de la contraposicin entre dictaduras y

    democracias, puede mencionarse que en 1937, sin emitir mayores juicios de valor, el

    diario sealaba en una editorial: "La filosofa del estado moderno -por lo menos por lo

    que respecta a los pases totalitarios- no se basa sobre la felicidad del individuo, sino

    sobre la felicidad de la nacin. Mientras la nacin no sea libre y feliz, nada importan la

    libertad ni el bienestar del individuo"101

    . Quizs su mera enunciacin pueda ser

    considerada como algn nivel de crtica, sobre todo teniendo el cuenta el espritu de la poca, aunque tambin puede tomarse slo como una descripcin de una realidad evidente.

    En esta misma nota, donde analizaba las relaciones de Alemania con las otras

    potencias, se volva a advertir el apego al rgimen: "Con el indiscutible genio

    constructivo del nacional socialismo y su pasmosa actividad creadora, los alemanes

    tendran pan suficiente y manteca de sobra si es que no se vieran impelidos a alimentar

    los hornos de las grandes fbricas constructoras de armas"102

    .

    Pero la perla que simboliza su postura es la editorial La orden del da: el problema de los judos"

    103, que sobre la base de una cita de Otto Weininger destacaba la esencia

    biolgica y no poltica del judasmo, y manifestaba que "existe una intrnseca

    antiestatalidad en la conciencia juda. El artculo remita incluso al lugar comn del judo usurero: "Puede parecer

    contradictorio que justamente el pueblo que prohibi la usura haya podido ms

    adelante adoptar criterios tan opuestos. Pero la misma historia es a veces

    contradictoria." Y hasta llegaba a justificar las leyes raciales de Nremberg con el

    argumento de que "entre los hebreos exista la severa prohibicin de unirse con mujeres

    de otras razas".104

    La nota tampoco tuvo reparos en caer en la clsica vinculacin entre judasmo y

    comunismo. As, citando al profesor Beonio Brochierri, destacaba la idea de que entre

    los hebreos "no existe psicologa militar ni orgullo de soldado", y se preguntaba: "Ser

    por esta causa que el judasmo, como una manifestacin genrica, ha podido ser en

    algunos pases campen y exponente de aquel internacionalismo que es luego devenido

    sinnimo verbal, sino substancial, del bolcheviquismo?105 La editorial, plagada de los ms difundidos estereotipos antisemitas en boga en la

    poca, conclua con una pregunta retrica: "Tal vez es porque la historia de Israel ha

    sido dominada por la vejez, que la conquista econmica y el predominio financiero

    fueron los substitutos de la conquista poltica militar?106.

  • Unos das despus, una editorial que analizaba cunto se haba cumplido y cunto

    no del Mein Camp, sealaba: "Se ha logrado la unificacin de los alemanes y se est en

    proceso de la reconstruccin econmica del pas (...) La eliminacin de los judos en la

    vida germana se ha logrado tambin en gran parte (...) Seguramente para los pueblos

    democrticos no tiene ningn encanto un gobierno de autoridad absorbente, Pero

    Alemania sin Hitler es indudable que no habra alcanzado a recuperar sus fuerzas

    militares. Y para un pueblo militarista, como ste, eso ya es bastante".107

    En realidad, durante los aos 30, el matutino mendocino razonaba en esos aos

    desde la propia lgica del rgimen hitlerista, dando por descontada la existencia de la

    dictadura, sin cuestionar en absoluto las polticas persecutorias y totalitarias.

    Pero en el ao 1938, con el salto cualitativo en las polticas del rgimen hacia los

    judos, el proceso de arianizacin de sus bienes y el pasaje a la violencia fsica

    sistemtica con La Noche de los Cristales, Los Andes comenz a distanciarse y

    denunciar el totalitarismo del rgimen.

    Por slo citar una muestra de este cambio, puede mencionarse que en enero de 1939,

    el medio cuyano reprodujo un artculo de la revista norteamericana "Cosmopolitan

    Magazine", donde sealaba que Hitler y sus colaboradores "padecen ilusiones de

    grandeza y estn posedos de una mana homicida", y aada que el pueblo alemn esta

    "bajo el mando de un grupo de lunticos"108

    Tambin puede advertirse la nueva tendencia en la forma en que informaba del

    tratamiento inhumano del que eran objeto los hebreos. As daba cuenta Los Andes, en

    marzo de 1939, de la expulsin en masa de los judos de Italia: "Los corresponsales de

    United Press en Montecarlo manifiestan que los refugiados llegados a esa (ciudad) se

    encuentran en un estado verdaderamente lamentable, algunos casi moribundos, debido

    al hambre y al hecho de haber permanecido varios das en la montaa". Al llegar a los

    puestos fronterizos de Francia, se les vea rogar a los encargados de los destacamentos

    que se les permitiera pasar. Entre ellos se encontraban muchos mujeres, nios y

    ancianos, pero hasta el momento las autoridades, por carecer de ordenes, solo

    admitieron a los que se encontraban enfermos o imposibilitados de seguir"109

    . Una

    crnica que no ahorraba detalles ni expresiones que traslucan su condena.

    De este modo, pese a no realizar editoriales especialmente condenatorios, el diario

    haba abandonado la naturalizacin de status quo y en los 40 inform ya con criterios

    no relativistas, que tenan en cuenta criterios morales de humanidad.

    La Voz del Interior: desde Crdoba, contra el nazismo

    El diario La Voz del Interior, de Crdoba, fue probablemente el medio ms adverso

    al rgimen totalitario en toda su dimensin, manifestando ya desde sus inicios una

    postura democrtica y pluralista.

    Por de pronto se tiende a dominar a todos los espritus rebeldes de Alemania y a crear una dictadura mucho peor a cuantas se conocen por desgracia en el mundo

    contemporneo110, deca un artculo publicado el 17 de abril de 1933. Pese a condenar tambin al sistema sovitico, el matutino provincial se posicion

    claramente contra la persecucin de los militantes comunistas y socialistas, que fueron

    los primeros en ser encarcelados. As, proclamaba: Naturalmente, los espritus simplistas creen ahora que la subida al poder de Hitler ha de servir para alejar de

    Alemania el peligro de caer en el comunismo. Creen sinceramente que el poder

    gubernamental es capaz de anular a quienes tengan ideas heterodoxas111.

  • Al igual que Crtica, para denunciar el accionar del nazismo, el diario recurra a las

    modernas tcnicas de imagen: la fotografa, la caricatura y el dibujo. A poco de iniciarse

    el rgimen, publicaba una serie de fotos bajo el ttulo La guerra alemana a los judos, donde se poda ver policas impidiendo la entrada a un negocio de israelitas, y un cartel

    en el consultorio de un mdico hebreo que deca: Atencin, judo, se prohben las visitas112.

    Llamas que entristecen, deca un subttulo que caracterizaba la indignacin provocado por la quema de libros, el 30 de mayo de 1933. En medio de extraos regocijos acaban de quemarse en Alemania, formando una hoguera colosal, 20.000

    libros cuyos autores conoce el mundo y seguir conociendo, pues, que entre ellos los

    hay que a tiempo traspusieron las fronteras de su patria para ser, por el bien que

    realizaron sus espritus dilectos, hijos legtimos de la tierra toda113. Ante la evidencia de que ste era un punto no de llegada sino de partida hacia una

    situacin mucho ms compleja, el diario se preguntaba,. Qu se propone el nacionalismo alemn con semejantes hogueras que retrotrae al mundo a un pasado que

    se crea sepultado en el mar del olvido, en esa Estigia que, segn la creencia, se

    sumerga el alma de los muertos?114 La Voz fue especialmente sensible a la problemtica de los judos, manifestando

    expresiones de conmocin y congoja ante los fenmenos que el mundo estaba

    presenciando prcticamente inmune: Hitler intenta aniquilar con los medios ms abominables a la laboriosa e inteligente poblacin israelita, a la cual Alemania debe

    servicios incalculables en todos los campos del saber y la actividad humana115, clamaba.

    En funcin de esta toma de posicin y esta especial preocupacin, cedi

    permanentemente espacios a las denuncias de las organizaciones judas y humanitarias,

    y se vali permanentemente de fuentes de informacin alternativas.

    Por caso, informaba del llamamiento del Congreso de Israelitas Americanos al

    presidente de Alemania, Von Hindenburg, para que salve los hebreos alemanes "en

    inminente peligro, debiendo para ello ejercer las prerrogativas presidenciales que lo

    facultan hasta para destituir al mismo canciller actual, Hitler, a quien se acusa de ser

    el causante del estallido de odios raciales ms indignante de todos cuantos registra la

    historia de las naciones116. Un artculo cargado de indignacin y solidaridad hacia la comunidad juda apareca

    firmado Irma Montiel, confirmando an ms la actitud del medio: El pueblo de Israel

    no tiene patria y ambula mendigando la migaja miserable de la paz para sus hijos. Hoy

    es el Reich quien los arroja, maana quien sabe quien ser. () Hoy han destruido sus hogares, reducindole a la condicin de los brutos. Es la voz de la humanidad entera

    que se alza indignada frente al crimen que se est cometiendo en el perseguido, vejado,

    humillado y encarnecido pueblo de Israel117. Incluso, en sus pginas haba lugar para notas de opinin escritas por integrantes de

    la comunidad, ms all de la temtica del nazismo; como es el caso un artculo de Dinah

    H. de Gerber, quien destacaba la importancia del renacimiento del pueblo judo a partir

    del movimiento sionista118

    , o un artculo del doctor H. Bercmann, director de la

    Biblioteca de la Universidad Hebrea de Jerusaln (21/3/35).

    Tras la Noche de los Cristales, durante varias semanas las persecuciones antisemitas

    ocuparon un lugar primordial, y en el contexto de una cobertura revelaba la gravedad de

    lo que estaba ocurriendo, apareci una informacin que hoy resulta reveladora: el 12 de

  • noviembre, se anunciaba que fidedignamente, el gobierno reestablecera los llamados guetos para los hebreos, los cuales debern vivir y hacer sus operaciones.

    De este modo, el salto cualitativo que representaron los sucesos de la Cristalnatch en

    las polticas persecutorias contra los judos comenzaba a ser advertido. Era claro ya se

    trataba de un punto de inflexin; aunque an no pudiera presumirse a ciencia cierta

    adonde conducira el proceso.

    En agosto de 1939 se firm el pacto Molotov-Ribbentrop, por el cual

    inesperadamente la URSS estableca un acuerdo de no agresin con el Reich, a pocos

    das de iniciarse la 2 Guerra Mundial. Ante esa situacin, pese a cuestionar al gobierno

    estalinista, el diario nunca se hizo eco de los argumentos que justificaban las acciones

    del nazismo bajo la lgica del mal menor, ante a la amenaza que representaba el comunismo para las democracias capitalistas occidentales.

    As, el 4 de mayo de 1940, denunciaba La burda campaa de propaganda del doctor Goebbels tratando de desorientar al mundo con pretextos como el de la amenaza bolchevique (). Hoy se ha tenido noticias de los patriotas yugoslavos recientemente ejecutados por los nazis en el pas servio, todos ellos conducidos hasta

    tal cadalso bajo el rtulo de comunistas119. Por otra parte, cuando a partir del ao 1938, las actividades del nazismo en la

    Argentina comenzaron a ser desenmascaradas por la prensa grfica, ante los disturbios

    del Luna Park, el asunto de las escuelas y el Anchluss, el diario cordobs tuvo especial

    protagonismo, con una notable cobertura informativa y de denuncia. Tuvo un rol activo

    contra la infiltracin tanto en nuestro pas como en Uruguay, convirtindose adems en

    un canal de difusin de las actividades contrarias al nazismo realizadas en la provincia

    de Crdoba. El 19 de noviembre de 1938, publicaba una gran foto de los asistentes a un

    mitin contra la penetracin nazi en Amrica y la persecucin de los judos en Alemania,

    adonde asistiero