Impacto Del Sector Agrícola en México
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IMPACTO DEL SECTOR AGRÍCOLA EN MÉXICO
La agricultura con el transcurso del tiempo se ha ido deteriorando y perdido gran
parte de sus integrantes. Estudios arrojados por la Secretaría de Agricultura,
Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA, 2003) considera que sólo 2 a
3 por ciento de nuestra población se dedica al campo, y ser campesino o agricultor
es sinónimo de pobreza, el desempleo de mano de obra en las zonas rurales del
país es uno de los problemas que actualmente enfrenta el sector agropecuario.
Los precios de los alimentos se elevan constantemente e incluso suele haber
escasez debido al abandono del campo y las condiciones climatológicas actuales.
La agricultura ha sido una actividad fundamental para obtener los recursos
naturales que satisfacen sus necesidades. México se considera como uno de los
centros más importantes donde se originó la producción agrícola, poseedor de una
diversidad étnica y de biodiversidad.
Actualmente en México los campesinos implementan sistemas de producción
agrícola donde se continúa utilizando la técnica de roza-tumba-quema. La
agricultura se ha modernizado en donde se emplean las máquinas de combustión
interna, hasta llegar a los adelantos actuales de cultivo bajo invernadero y los
intentos por introducir el uso de materiales transgénicos; aunque las y los
campesinos pobres no pueden pagar estos nuevos cultivos, su siembra se puede
contaminar. Algunos productores cambiaron sus sistemas agrícolas y han
empezado a trabajar lo que se conoce como producción orgánica en donde no
utilizan nitratos como fertilizante y no son modificados genéticamente.
La agricultura ha jugado un papel muy importante en el crecimiento de la
económica mexicana, recordemos que en las últimas décadas del siglo XIX
México abandono definitivamente su característica de economía colonial y empezó
el camino hacia la modernización o desarrollo capitalista, con el régimen del
presidente Porfirio Díaz. La economía se basaba en la producción minería y
agrícola; sin embargo, distintivo de este periodo es la creciente importancia del
desarrollo industrial. La producción suficiente de alimentos fue una de sus
principales debilidades debido al carácter rígido de las haciendas, que no fueron
capaces de responder a una demanda interna creciente, al mismo tiempo que, al
sujetar a la mayor parte de los campesinos por medio del peonaje, impidieron que
este sector de productos abasteciera el mercado interno.
En la década de los cuarenta sólo existían 192 tractores en el estado, lo cual
indica que prácticamente todas las labores se realizaban con tracción humana y
animal. Además, era de uso generalizado el arado criollo o de madera, hecho que
repercutía en los bajo rendimientos por el inadecuado laboreo de la tierra.
Asimismo, sólo unos cuantos agricultores utilizaban fertilizantes químicos,
herbecidas e insecticidas. Si bien todos los agricultores del estado aplicaban
abono animal para fertilizar los campos, la escasez de este insumo impedía
recuperar suficientemente la fertilidad de la tierra. Estas condiciones provocaban
una tenencia al descenso de los rendimientos y sólo el aumento de la superficie
cosechada impedía la reducción de la producción agrícola del estado.
En 1940 se cosecharon 380 mil hectáreas. Más de 95% estuvo dedicada a ocho
cultivos principales, de los cuales se obtuvo una producción de 380 mil toneladas
aproximadamente. Entonces como ahora, el principal producto de estado era el
maíz, con el que se sembré 76.4% de la superficie y se obtuvo 48.9% de la
producción.
La producción agrícola del Estado de México solo se dispone de datos anuales
continuos a parte de 1970. Por ellos es difícil identificar su trayectoria de la
producción a largo plazo y de evaluar los efectos de la difusión del uso de insumos
comparados a partir de la década de los cincuenta. Durante la segunda mitad de
los sesenta y hasta 1974 se mantuvo estancada la producción del maíz en el
estado a causa de una reducción de la superficie cosechada que no fue
compensada por el aumento de los rendimientos. Como la producción de alfalfa,
haba, frijol y avena entre otros productos, continuó creciendo, se mantuvo un ritmo
positivo de la producción agrícola del Estado.
En lo referente a este rubro, es de destacarse que en 2010 la Región I
Amecameca contaba con una superficie sembrada de 45,935 ha, reportando una
superficie cosechada de 45,894 ha, casi el 100% de la misma, cuyo valor
estimado de la producción fue de aproximadamente $899 millones. En lo que
corresponde a los números que presentaron los municipios que integran la Región
I Amecameca en ese mismo año, el de Juchitepec tuvo la mayor superficie
sembrada con el 21.7% del total regional, misma que le produjo un valor estimado
del orden de los $228 millones, cantidad que representó el 25% del total de la
Región I (figura 1).
Figura 1 producción agrícola en la Región I Amecameca, 2010.
En este contexto, en 2010, el valor de producción del sector agrícola lo integraban
principalmente los cultivos de maíz grano con una aportación de 39.2%, la papa
con 20.0%, el tomate verde con 17.1%, el jitomate con 15.1% y la calabacita con
8.6% del valor productivo. En cuanto a la aportación por municipio, los de
Juchitepec y Tepetlixpa contribuyeron con el 60% del valor de producción de la
Región I Amecameca (figura 2).
Ámbito Cultivo Valor de producción/ (miles de pesos)
Región I Amecameca Maíz grano 256,335.22Papa 130,720.00
Tomate verde 111,630.86Tomate rojo (jitomate) 98,479.98
Figura 2 Principales cultivos según valor de la producción en la Región I Amecameca, 2010
La agricultura es un sector relativamente pequeño en México, a la baja con
respecto a la economía total y cerca del 4% del Producto Interno Bruto (PIB). Sin
embargo, esta cifra por sí sola minimiza la importancia económica y social del
sector. La agricultura proporciona empleo a alrededor de 13% de la fuerza de
trabajo, lo que representa unos 3.3 millones de agricultores y 4.6 millones de
trabajadores asalariados y familiares no remunerados. De mayor relevancia aún
para el desarrollo territorial es el hecho de que aproximadamente 24% de la
población total vive en las zonas rurales.
La agricultura en México es cada vez más moderna y está más integrada con el
resto de la economía, al comprar más insumos intermedios y vender sus
productos como insumos intermedios en otros sectores. El empleo es importante
en estas actividades no agrícolas: la selección, el envasado y la refrigeración de
verduras y fruta frescas, así como el tratamiento de productos silvícolas. Aunque
menos significativos, también hay vínculos en la etapa inicial: la producción y
distribución de insumos, maquinaria y equipo agrícolas.
Usar una cifra estimada de un PIB agrícola ampliado aumenta la participación
ajustada de la agricultura del valor nacional total agregado de 4% a cerca de 8%,
tal vez un cálculo demasiado bajo. Además, estos promedios nacionales ocultan el
hecho de que el sector es mucho más importante en determinadas regiones y
estados. Para algunos estados rurales muy poblados, la productividad de la
agricultura es un factor determinante fundamental de su vitalidad económica.
Desde 2001, la política agrícola y su aplicación han sido la base de la Ley de
Desarrollo Rural Sustentable que apoya la generación y la diversificación del
empleo, garantiza la incorporación y la participación del sector agrícola en
pequeña escala en el desarrollo nacional, y asigna prioridad a las zonas
marginadas y a los sectores económicamente débiles de la economía rural. En el
área de la investigación y el extensionismo, la Ley delega su aplicación a la
SAGARPA, la cual coordina a los diversos órganos ejecutores, cuyos cometidos
son la investigación agrícola, la generación de tecnología, la realización de
pruebas y el extensionismo.
El Sistema Nacional de Innovación Agrícola ha experimentado una serie de
reformas durante los últimos veinte años. Esas reformas fueron impulsadas
principalmente por la necesidad de una mayor eficiencia y eficacia en la prestación
de los servicios públicos, la reducción de la nómina del gobierno federal en el
sector, y la necesidad de contar con un sector más competitivo ya que el país se
preparaba para incorporarse al suscribir el Tratado de Libre y Comercio de
América del Norte (TLCAN). En el caso del extensionismo agrícola, las reformas
provocaron la disolución del sistema de extensión nacional y se pusieron en
marcha los medios para estimular la creación de un mercado de extensión privada
en todo el país, que apoyaría la ejecución de los programas gubernamentales en
el nivel local.
El crecimiento agrícola ha sido débil durante las últimas décadas, concentrándose
sobre todo en el sector de agricultura comercial. Durante los años noventa, la
productividad de la tierra y la mano de obra aumentó a un ritmo superior a 2 por
ciento. Por su parte, también se registró crecimiento en la productividad de los
factores. Sin embargo, la productividad de la tierra y la mano de obra en México es
baja con respecto a los estándares internacionales, y la distancia entre la
productividad de la mano de obra en la agricultura y otros sectores es más grande
en México que en ningún otro país de América Latina. Un elemento importante en
la explicación de la baja productividad es la falta de capital variable, que a su vez
puede deberse a las restricciones crediticias que enfrentan los campesinos, que
les impiden emplear cantidades óptimas de insumos. Los programas como:
Alianza para el Campo, Procampo y Aserca se orientan en general al sector
comercial, con apoyo limitado de las necesidades de los campesinos más pobres.
La actividad productiva agrícola genera alimento y trabajo, además provee de
ingresos a personas que no se dedican a la producción agrícola, pero que vendan
de bienes y servicios a este sector.