Incorporación del Componente Sociocomunitario en Programa Ágora San Miguel, Santiago

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Facultad de educación, ciencias sociales y humanidades Departamento de Psicología Carrera de Psicología Universidad de La Frontera Informe final práctica profesional: Incorporación del Componente Sociocomunitario en Programa Ágora San Miguel, Santiago Elaborado por: Lic. Camila Ortiz Supervisora académica: Dra. Alba Zambrano

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El presente proyecto de intervención se enmarca en la práctica profesional de la carrera de psicología de la Universidad de la Frontera, respondiendo a los resultados del proceso diagnóstico realizado con el Programa Ágora San Miguel -Programa ambulatorio intensivo para jóvenes con consumo problemático de drogas e infractores de ley- y sus usuarios. A partir de ello se presentará a continuación una breve contextualización teórica de la problemática encontrada y los resultados del diagnóstico realizado, los cuales fueron elaborados bajo la lógica de la Investigación Acción Participativa.

Transcript of Incorporación del Componente Sociocomunitario en Programa Ágora San Miguel, Santiago

Facultad de educación, ciencias sociales y humanidades Departamento de PsicologíaCarrera de PsicologíaUniversidad de La Frontera

Informe final práctica profesional:

Incorporación del Componente Sociocomunitario en Programa

Ágora San Miguel, Santiago

Elaborado por: Lic. Camila Ortiz

Supervisora académica: Dra. Alba Zambrano

Supervisora Institucional: Ps. María José Ceballos

Temuco, 2014

Índice

Introducción……………………………………………………………………………....3

Antecedentes teóricos...…..…………………..

………………………………………………….….…....4

Elementos diagnósticos……………………………………………………………….…10

Programa Ágora San Miguel………………………………………………………..……10

Territorios………………………………………………………………………………...14

Síntesis diagnóstica integrada………………………………...………………………….19

Focos de Trabajo………………………………………………...…………………..…...21

Objetivos generales y específicos…………………………………..………………...….23

Metodología………………………....……………………………………………..….….24

Evaluación de proceso…………………………………………………………………...30

Proyecciones………………………………….…………………………………………..44

Conclusiones………………………………………….……………….………………….47

Bibliografía………………………………………………….……………………………50

Introducción

El presente proyecto de intervención se enmarca en la práctica profesional de la

carrera de psicología de la Universidad de la Frontera, respondiendo a los resultados del

proceso diagnóstico realizado con el Programa Ágora San Miguel -Programa ambulatorio

intensivo para jóvenes con consumo problemático de drogas e infractores de ley- y sus

usuarios. A partir de ello se presentará a continuación una breve contextualización teórica

de la problemática encontrada y los resultados del diagnóstico realizado, los cuales fueron

elaborados bajo la lógica de la Investigación Acción Participativa.

A partir del diagnóstico se desarrolla un proceso de planificación el cual estuvo

definido en base a tres focos: jóvenes, equipo profesional y territorios, los cuales obedecen

al objetivo de Implementar el enfoque sociocomunitario en el Programa Ágora San

Miguel, desarrollando y aplicando técnicas, instrumentos y metodologías del Modelo

Multidimensional de Intervención Diferenciada con Adolescentes (MMIDA) como

mecanismo de transferencia al equipo profesional ejecutor. Para ello se llevaron a cabo

diversas actividades teóricas y prácticas. Algunas de ellas se centraron en transferencia de

información al equipo técnico y otras en la aplicación práctica de metodologías y técnicas

propias del modelo.

Antecedentes teóricos

El eje motivador de la adolescencia es según la psicología evolutiva la búsqueda y

delimitación de la identidad (Erikson, 1969; Páramo, 2009), por lo que con frecuencia se

trata de un periodo crítico en el inicio y experimentación de conductas de riesgo (Cava,

Murgui y Musitu, 2008). Éstas conductas podrían darse de manera conjunta en varios casos,

como en el estudio realizado por Rioseco, Vicente, Saldivia, Cova, Melipillán y Rubi

(2009), el cual evidencia que una de las relaciones más estrechas, es la que parece existir

entre el abuso de sustancias y la comisión de delitos. Además, otros estudios

epidemiológicos realizados en el país dan cuenta de la misma prevalencia en la relación

droga-delito (Scopus, 2002).

En cuanto al abuso de sustancias, entenderemos adicción como un estado de

intoxicación crónica y periódica originada por el consumo repetido de una droga,

caracterizada por una compulsión a continuar consumiendo, una dependencia psíquica y

física de los efectos, y por implicar consecuencias perjudiciales para el individuo y la

sociedad (Organización Mundial de la Salud [OMS], 2014). Por otro lado, el CIE 10 define

consumo problemático de drogas como aquel que directa o indirectamente produce

consecuencias negativas para la salud, familia, grupo de pares, escuela, seguridad personal

y funcionamiento social.

Por su parte, algunos autores como LeBlanc (2003) han propuesto adoptar una

definición factual de la delincuencia: de este modo, la delincuencia juvenil se da “cuando

un niño o un adolescente comete infracciones contra las leyes criminales de un país”. Esta

definición está confirmada en la utilización en Chile del término “infractores de ley”.

Finalmente, cabe señalar que el fenómeno de la delincuencia, así como los

comportamientos de riesgo que conlleva, especialmente en la población adolescente, es hoy

una preocupación pública (Kliksberg, 2011). Es por ello que desde el año 2007 nuestro país

consta con un sistema penal especializado para adolescentes infractores de ley, por medio

de la implementación de la Ley Nº 20.084, la cual establece un sistema especial para

conocer, juzgar y sancionar las infracciones a la ley penal cometidas por adolescentes entre

14 y 18 años (Servicio nacional de menores [SENAME], 2012). Dicha ley reconoce que

todos los adolescentes entre 14 y 18 años son responsables ante la ley penal, tienen derecho

a defensa gratuita y son derivados a centros especiales, en donde reciben un conjunto de

garantías como acceso a educación, salud y programas de rehabilitación y reinserción

(Sename, 2007a).

Entre las sanciones que establece la ley penal adolescente se encuentran las

privativas de libertad, no privativas de libertad y sanciones accesorias. Entre estas últimas,

se encuentra el Programa Ágora San Miguel – perteneciente a la Fundación Tierra de

Esperanza-, el cual se posiciona para desarrollar intervenciones específicas de tratamiento

del consumo problemático de drogas/alcohol y otros trastornos de salud mental, en

adolescentes infractores de ley. Potenciando así el desarrollo integral de los/as jóvenes, a

través de un programa de intervención con perspectiva integral (Programa terapéutico

Ágora San Miguel, 2014).

Dentro de las orientaciones técnicas del programa, cuyas bases se encuentran en el

modelo ecosistémico, se estipula que las intervenciones deben realizarse en tres niveles que

contemplan el ámbito individual, familiar y comunitario (Programa terapéutico Ágora San

Miguel, 2013). Sin embargo, en la práctica sólo se interviene con los jóvenes a nivel

individual y en menor medida a nivel familiar, prescindiendo de la intervención a nivel

comunitario, lo que se debe a diversos obstáculos que se profundizarán más adelante.

En relación a lo anterior, hallazgos de Alarcón, Vinet y Salvo (2005) permiten

comprobar que el fenómeno de la desadaptación social durante la adolescencia es

multidimensional, que no se reduce solo a una variable que permita predecir estas

conductas, considerando que la adolescencia presenta desafíos constantes y alta

vulnerabilidad a las oportunidades del contexto. Así, el Manual de intervención, práctica y

gestión en redes (Zambrano, Muñoz y Andrade, 2014), señala la relevancia de incorporar

el ámbito contextual y relacional en la intervención con adolescentes infractores de ley.

Visibilizando por un lado la necesidad de modificar dichos contextos, y por otro, dando

sustento ecosistémico y diferenciado a éstas intervenciones.

En el país se han realizado estudios focalizados en poblaciones de adolescentes que

viven en condiciones de pobreza y sus resultados coinciden en señalar que para esta

población la conducta infractora se presenta tempranamente (Riquelme, 2004; citado en

Dionne & Zambrano, 2009, p. 38). Es por ello que la comunidad juega un rol fundamental

en la adquisición aprendizaje y mantención de las conductas antisociales o en su remisión.

A esto hay que sumarle el gran valor que poseen las prácticas y elementos comunitarios

que deben ser integrados en las intervenciones con los jóvenes, ya que al hacerlo, en

palabras de Gómez y Gómez (2009), las probabilidades de desarrollar un buen proceso de

reinserción social son mayores, actuando la integración comunitaria como una variable que

permite desarrollar estrategias completas de trabajo con jóvenes infractores de ley.

Es aquí donde radica la relevancia de este proceso de investigación-acción:

visibilizar la necesidad de integrar la dimensión socio comunitaria a la intervención con

jóvenes infractores de ley y consumidores problemáticos de drogas, para así promover

mejores intervenciones que favorezcan la reinserción social de los adolescentes.

Las actividades enmarcadas en la intervención a realizar, se sustentaran en el

enfoque sociocomunitario, siendo este un marco metodológico capaz de orientar el trabajo

de las instituciones hacia las comunidades con las cuales se enfrenta. Constituyendo

además, una herramienta que permite el diseño, implementación y evaluación de programas

y proyectos que apuntan hacia la intervención social (Martínez, 2006).

Respecto del enfoque comunitario, Martínez (2006), postula una triple articulación:

articulación teórico – práctica, que postula que desde el contexto se desarrollan las

estrategias conceptuales y teóricas que guiaran el proceso, la articulación institucional –

comunitaria, en donde se busca la correcta interpenetración entre el mundo institucional y

el comunitario y la articulación entre encuadre positivo – encuadre negativo que plantea

que identificar los principales problemas de una comunidad, permitiría movilizar una serie

de recursos comunitarios. Con ello, una forma de intervención comunitaria, constituye

favorecer las relaciones comunitarias, las cuales entenderemos como la sinergia entre

comunidad y agentes externos, caracterizada por una cooperación mutua y co-construida,

con el objetivo de responder a las necesidades de las personas que pertenecen a dicha

comunidad (Ramos, 2000).

Así, el enfoque comunitario desde esta intervención, permite conocer cómo es la

vinculación entre las distintas redes y organizaciones que se encuentran presentes en los

diferentes sectores a los cuales pertenecen los/as usuarios/as. Además de permitirles a

ellos/as participar en la problematización de los recursos y obstaculizadores existentes en

sus respectivos barrios, identificando los aspectos que favorecen o dificultan las relaciones

y participación en la comunidad. Esto tiene como fin fundamental crear sinergias que

permitan en un futuro la incorporación de los jóvenes del sector a espacios prosociales.

De acuerdo a esto y para mejorar las condiciones de los barrios y de las

comunidades, es necesario promover relaciones, estructuras sociales que valoren el

componente humano, el protagonismo, el diálogo, la confianza, la articulación y

corresponsabilidad. Jugando un papel fundamental en esto, tanto los protagonistas de la

comunidad como los agentes externos y profesionales destinados a trabajar con dicha

comunidad. Siguiendo esta misma línea, según lo planteado por Zambrano, Bustamante y

García (2009) los profesionales se consideran sujetos de transformación frente al panorama

social presente en los barrios. Es por ello, que se considera relevante incorporar en el

equipo de profesionales del Programa Ágora San Miguel el enfoque socio comunitario, ya

que se requiere que sea capaz de intervenir de manera óptima a través de un contacto

directo con los jóvenes, generando actividades y dinámicas participativas, que permitan la

identificación de problemas y necesidades que presentan los usuarios, como de recursos y

factores protectores que poseen ellos y su entorno para afrontarlos.

Por otro lado, Martínez (2006) define red como un sistema de vínculos entre

nodos, orientados al intercambio de apoyo social, es decir, los nodos son los componentes

entre los cuales surgen los vínculos, siendo el vínculo la relación o lazo que se establece

entre los nodos. Existen según el mismo autor redes sociales focales, que se constituyen en

torno a un sujeto –foco y redes sociales abiertas que constituyen un sistema de

articulaciones multidimensionales.

Lo central en una red es el conjunto de vínculos que se establecen entre los nodos,

así el análisis de redes se centra en la relación entre actores y no en los actores individuales.

Por tanto, es de suma importancia realizar también un análisis de las redes comunitarias de

los sectores con los que trabaja el programa y así hacer consciente y explícita su existencia,

con el fin de fortalecer su contribución al trabajo comunitario que pretende realizar el

equipo a través de su intervención con los adolescentes.

Finalmente, resulta relevante consignar la vulnerabilidad relacional de estos jóvenes,

que generalmente están asociados a espacios contraculturales y redes con altos factores de

riesgo, lo que conduce generalmente a procesos de exclusión social. De ahí la relevancia

de optimizar la red de apoyo para los jóvenes, incorporando los recursos sociocomunitarios

y favoreciendo que los vínculos establecidos permitan ir generando oportunidades, para

acceder a los recursos que las redes primarias no pueden brindar (Bonet i Martí, 2006).

En síntesis, se puede observar como la multicausalidad de los fenómenos de

desadaptación social, requiere un modelo integrador que considere el entorno significativo

del sujeto. Por ello se considera que la psicología comunitaria desde una perspectiva

ecosistemica, será de utilidad para lograr los objetivos del presente proceso. A partir de

esto, se considera necesario utilizar el enfoque socio comunitario y el Modelo

Multidimensional de Intervención Diferenciada con Adolescentes (Zambrano, Muñoz &

Andrade, 2014) para abordar éstas problemáticas. El enfoque socio comunitario desde una

perspectiva ecosistemica, nos permitirá considerar todas las dimensiones de dichos

fenómenos, así como orientar la acción hacia las comunidades en las que se interviene. Y el

modelo multidimensional por su parte– con el apoyo del manual de gestión e intervención

en redes-será fundamental para brindar al equipo herramientas teóricas y metodológicas,

que le permitan planificar y gestionar coordinaciones con actores y redes pertinentes.

Propiciando intervenciones coherentes para los usuarios y estableciendo un escenario de

intervención estable y eficiente.

La primera etapa en el desarrollo de la práctica profesional permitió identificar

recursos y necesidades en el programa y jóvenes usuarios, los cuales serán expuestos a

continuación.

Elementos diagnósticos

El proceso diagnostico ha permitido en primer término conocer el modelo de

intervención aplicado en el Programa Ágora San Miguel, fortalezas y debilidades del

mismo así como la identificación de recursos socio comunitarios, falencias y riesgos y a

partir de ello el nivel de incorporación del enfoque.

Programa Ágora San Miguel

Para identificar las necesidades del equipo de profesionales del programa se utilizaron

diversas técnicas de recolección de datos: Observación participante, revisión de fuentes secundarias,

entrevistas individuales semi-estructuradas y actividades participativas (Grupo focal). De acuerdo

a los resultados del diagnóstico, problematizados en la devolución con profesionales del

programa, se ha constatado que existe una mínima integración de aspectos

sociocomunitarios en la intervención con los adolescentes, expresada sólo en el uso

parcial del enfoque en la etapa de diagnóstico. Sin embargo, el equipo asegura que el

enfoque es usado de forma transversal en el análisis y la reflexión de los casos, otorgándole

un espacio importante en la comprensión de los fenómenos. Un elemento determinante se

deberse a que desde los lineamientos institucionales de Senda y de la misma Fundación

Tierra de Esperanza, el Programa Ágora se considera un Plan de Intervención Individual,

orientado principalmente a trabajar desde el sujeto foco, incluyendo a su red social más

íntima, principalmente a los adultos responsables, desarrollando un trabajo de gestión con

redes de carácter más formal, como instituciones educativas, de salud, de trabajo, de

desarrollo personal y familiar, favoreciendo así la consecución de logros en el proceso.

También existe desconocimiento de cómo abordar el enfoque sociocomunitario debido a la

falta de un conocimiento teórico – metodológico, que guie la utilización del enfoque en la

práctica, ello contrastado con la vasta experiencia de gran parte del equipo en el ámbito

clínico. A esto se suma la peligrosidad y gran dispersión de territorios que posee el

programa, lo que dificulta un seguimiento a los contextos de los/as jóvenes, con la

consecuente cantidad de recursos humanos actualmente disponibles para ello. Por ende, no

existe un conocimiento del entorno comunitario de los/as usuarios/as, por parte del equipo,

lo que produce una serie de dificultades al momento de intervenir de forma integral, como

lo es el desconocimiento de la dinámica barrial en cuanto a las redes potenciadoras o

iatrogénicas que pueden facilitar u obstaculizar la vinculación del joven, un aspecto que es

escasamente consignado en los planes de intervención.

Esta dificultad para integrar los recursos sociocomunitarios repercute en que exista un

desconocimiento mutuo entre el programa y los sectores que abarca, entorpeciendo la

reinserción del adolescente a la red social en la que está inserto además de un

desconocimiento de las oportunidades asociadas a espacios prosociales existentes en los

sectores que habitan los/as jóvenes. Este desconocimiento repercute en que el programa

no sea conocido por agentes o agrupaciones claves en el sector entorpeciendo una

intervención que abarque los diferentes niveles de vinculación de un adolescente. Otro

aspecto que dificulta la integración del enfoque comunitario a la intervención, es que los

profesionales cuentan con numerosas responsabilidades administrativas, esto sumado a la

cantidad de intervenciones directas con los jóvenes exigidas para cada profesional, por el

mecanismo de evaluación de Senda (SISTRAT). Es por ello además que incorporar el

trabajo comunitario se ha visto postergado en el tiempo, a pesar del alto interés que

presenta el equipo por incorporar el enfoque.

En cuanto al trabajo en red, este presenta un desarrollo muy débil, principalmente por la

rotación de profesionales en el equipo del Programa Ágora San Miguel, rotación que

también se aprecia en otros programas externos con los que se relaciona, dificultándose a

partir de ello, la constancia y continuidad de las acciones en el mediano y largo plazo. El

equipo declara que la estigmatización que existe hacia los jóvenes, tanto desde los las redes

formales, como desde sus comunidades de origen, funciona como un obstaculizador para

implementar el enfoque.

No obstante ello el programa se utiliza algunas técnicas de aproximación comunitaria,

entre las que destacan la realización de eco-mapa con los jóvenes, la coordinación menor

con redes y la evaluación general del contexto de los adolescentes, por parte de la

antropóloga. La incorporación del enfoque y la profundización de estas técnicas, con una

base teórica y metodológica más contundente, potenciaría de manera considerable los

resultados de dicha gestión.

Otro aspecto a considerar es que el equipo profesional que conforma el programa

Ágora, es un equipo nuevo por lo que se encuentra en un proceso de adaptación y

redefinición de funciones.

La baja adherencia de los jóvenes al Programa nos plantea la importancia que el equipo

replantee nuevas estrategias, pudiendo constituir lo comunitario como una buena forma de

comenzar el restablecimiento del vínculo con el joven, por cuanto el mismo equipo señala,

que es una forma menos amenazante de llegar a los/as adolescentes.

En este contexto, surge interés y motivación explícita por parte del equipo, por obtener

herramientas teóricas y metodológicas que les permitan aumentar su conocimiento del

enfoque socio comunitario.

Frente a lo anterior surge la necesidad de capacitar al equipo en torno a lo socio-

comunitario, gestionando capacitaciones con expertos en la materia y generando espacios

de reflexión en torno al enfoque y su metodología. Además se requiere generar mayores

nexos con las comunidades que forman parte del programa, comenzando por relacionarse

en forma directa con uno o varios actores del sector que conozca/n la dinámica de

organizaciones o agrupaciones presentes en las comunas con las cuales trabaja el Programa,

lo cual permitiría a las profesionales tener mayor conocimiento de las organizaciones

comunitarias y redes, para favorecer la integración y conocimiento del Programa y sector.

A continuación se presenta un flujograma con los principales elementos

recabados en el proceso de diagnóstico del programa (ver figura 1).

Territorios

El programa presenta una cobertura de atención a las comunas de la zona sur de la

región metropolitana, privilegiándose el ingreso de usuarios provenientes de las

comunas de San Miguel, San Joaquín y La Cisterna., con atención mayoritaria de jóvenes

procedentes de la comuna de San Joaquín – de la población La legua y un número menor

de San Miguel y La Cisterna, Lo espejo, Pedro Aguirre Cerda y San Bernardo. (Ver tabla

N°1).

San Joaquín

San Miguel

Lo espejo

La cisterna

Pedro Aguirre Cerda

San Bernardo

Recoleta

4 3 2 2 3 1 1

Tabla N° 1 Cantidad de adolescentes por comuna.

Inventario de Recursos Sociocomunitarios de la Comunidad (IRS-C)

El proceso diagnóstico realizado con los jóvenes comenzó con la aplicación del

Inventario de Recursos Sociocomunitarios de la comunidad (IRS-C) focalizado en la

comunidad de pertenencia de los jóvenes y las redes formales e informales que posee. Este

inventario evalúa los recursos y obstáculos de la comunidad, así como también las redes

potenciadoras del desarrollo como iatrogénicas.

El Inventario de Recursos Socio comunitarios (IRS-C) ha sido aplicado a un total de

15 jóvenes participantes del Programa Ágora San Miguel. A partir de los resultados se

puede concluir que existen percepciones similares de los jóvenes sobre sus respectivos

contextos sociales y territoriales.

El 50% de los jóvenes no conoce las organizaciones de su sector, los restantes no

participan de ellas, lo cual también se aprecia en sus familias y grupos de pares, aspecto

que pudiera ser determinante para los jóvenes. Señalan conocer a sus vecinos/as pero no

relacionarse con ellos, fundamentalmente por la diferencia de edad que existe y por la

divergencia de intereses, sin embargo también se identifican usuarios que señalan, tener

una buena relación con los vecinos por la cantidad de tiempo que llevan viviendo en el

sector (usualmente toda su vida), razón por la cual la mayoría de los/as jóvenes expresa un

alto sentido de pertenencia con su comunidad, lo cual es reforzado por la presencia de sus

grupos de pares.

Las familias de origen, tienen una relación más cohesionada con sus vecinos que los

jóvenes. Se conocen y apoyan, expresándose muestras de solidaridad frente a hechos

puntuales. No obstante en menor grado, también se observa fragmentación entre vecinos/as

por razones asociadas a pleitos y conflictos en directa relación con la presencia de

delincuentes y narcotraficantes dentro del sector

Existen notorias similitudes, en torno a los altos niveles de consumo de alcohol y

drogas en los barrios, observándose con una frecuencia habitual, por parte de diferentes

grupos etarios, mayoritariamente adolescentes y adultos, en la vía pública (esquinas). El

consumo, se incrementa los fines de semana evidenciándose altos índices de violencia

directamente relacionada a estas prácticas. El micro tráfico se observa en varias comunas y

generalmente es de fácil acceso, siendo las drogas más frecuentes la marihuana y la pasta

base. El uso de armas de fuego es común en distintos sectores, expresado en balaceras,

especialmente por las noches, destacándose en este sentido la Población La Legua.

También se identifica en menor escala tráfico de armas.

Los jóvenes establecen la delincuencia, violencia y consumo, como conductas

naturales en sus sectores, no obstante rescatan la existencia de normas positivas como la

organización entre vecinos para neutralizar acciones delictuales o de violencia. Reconocen

que no hay mayor control sobre el consumo de alcohol y drogas en la calle, lo cual

perciben como negativo, no obstante ellos son consumidores habituales. Por otro lado, un

porcentaje importante de los entrevistados no percibe normas de ningún tipo en su sector y

otro porcentaje percibe solamente normas negativas que favorecen y naturalizan la

delincuencia, la violencia y el narcotráfico, como una forma de vida en sus entornos.

Lo anterior condiciona la percepción externa hacia estos sectores. La mayoría de los

jóvenes señala que la percepción que existe sobre su sector es negativa, por lo cual algunos

de los/as jóvenes expresan que sentir discriminación y estigmatización persona y hacia sus

barrios. Declaran sentirse con ello profundamente perjudicados. Sin embargo la mayoría

manifiesta que se modificando hacia una mirada más positiva.

Así, los sentimientos negativos o de evasión hacia el sector por parte de los/as

jóvenes tienen que ver con los altos niveles de drogadicción y violencia en la mayoría de los

casos, señalando más de una vez entre lo más desagradable/ negativo para ellos/as: “la

esquina de los volaos”. En algunas oportunidades se señala la basura y los sitios eriazos

como aspectos desfavorables para el sector. Los sentimientos positivos en cambio, tienen

relación con los espacios verdes que existen en el sector, entre ellos las plazas y parques.

Cabe mencionar que al poner a los/as jóvenes en una situación hipotética; si

pudieras cambiarte de comuna o de sector, ¿Lo harías?, estos responden afirmativamente, y

a la pregunta ¿Cómo promocionarías tu sector para venderlo?, varios/as responden: “Te lo

regalo”, lo cual demuestra que los jóvenes no se encuentran a gusto en su sector, en tanto

no responde a sus intereses. Sin embargo, a la misma pregunta otros responden “no lo

vendo”, lo que refleja que a pesar de los aspectos negativos destacados, los/as jóvenes

demuestran apego y pertenencia con su sector. En este contexto se hace imperativo

profundizar un trabajo que permita conocer en mayor profundidad el entorno comunitario

que rodea a los/as jóvenes buscando minimizar los riesgos y potenciar factores protectores

del mismo.

A continuación se presenta un flujograma que representa los resultados obtenidos

mediante el inventario (Ver figura 2).

Inventario de Recursos Socio comunitarios Focales (IRS-F)

Una segunda etapa del proceso diagnostico desarrollado con los/as jóvenes consitió la

aplicación del Inventario de Recursos Sociocomunitarios Focales (IRS-F), el cual permite

identificar grupo de pares pro sociales y/o desadaptativos de los jóvenes.

A partir de la sistematización de resultados se desprende que el 100% de los/as jóvenes

posee al menos una figura significativa con consumo, sumándose a ello el 80% de los

jóvenes declara tener al menos un vecino con consumo elevado de drogas. En el 50% de los

casos se reconocen grupos de pares con consumo de drogas e infracción de ley. En el

porcentaje restante declara poseer grupo de pares diverso en los cuales hay miembros con y

sin consumo.

Mayoritariamente las actividades que los/as jóvenes realizan con sus pares, se asocian a

conductas desadaptativas (Consumo y delito). Le siguen actividades cotidianas como “ir al

mall”, “salir a carretear” y practicar fútbol. Un porcentaje muy bajo de sus pares se

encuentran escolarizados.

Síntesis Diagnóstica Integrada

El conocimiento y posterior análisis del modelo de intervención aplicado por el

Programa Ágora, evidencia que el organismo estatal el cual financia su gestión y fiscaliza

la obtención de resultados, no exige la incorporación de un enfoque socio comunitario,

prevaleciendo el enfoque clínico. Ello genera importantes debilidades asociadas al

desconocimiento de los recursos socio comunitarios y de redes pro sociales y redes

iatrogénicas existentes en los territorios de origen de los usuarios del programa.

En este contexto y en base a ambas constataciones se desarrolla un diagnóstico

compartido con el equipo mediante el cual este expresa su motivación y compromiso por

avanzar en la implementación de una metodología de base que permita el uso del enfoque.

Uno de los más importantes aspectos en base a los cuales el equipo manifiesta éste interés,

se asocia a la escasa adherencia de los jóvenes al programa, lo cual torna imperativo

generar nuevas estrategias y cursos de acción que permitan abarcar todos los ámbitos en los

cuales se desenvuelven sus usuarios/as, con principal foco en el territorio, que en esta etapa

evolutiva, cumple un rol crucial para los/as jóvenes, tanto afectivo como de pertenencia,

fundamentalmente por la presencia de sus pares. Otro ámbito de intervención que se vería

fortalecido a través de la aplicación del enfoque sociocmunitario son las familias, las cuales

expresan escaso compromiso con el proceso que llevan a cabo los/as jóvenes dentro del

programa, lo que constituye un gran obstaculizador del tratamiento y de la adherencia de

los/as usuarios/as.

Por otro lado, los/as usuarios del programa tampoco conocen las organizaciones

existentes en su sector ni participan de ellas, por lo que no son capaces de reconocer los

recursos que posee su comunidad, que puedan serles de utilidad.

A continuación se presenta un flujograma de la síntesis de resultados (Ver figura 3).

Figura 3

Focos de acción

El proceso diagnostico desarrollado lleva a establecer tres ámbitos o focos de

intervención específicos; equipo del programa Ágora San Miguel, jóvenes usuarios del

programa y territorios que abarca. Estos se relacionan entre sí, estableciendo una relación

de interdependencia, no obstante requieren de una planificación diferenciada.

Foco: Equipo del Programa Ágora San Miguel

La intervención en este ámbito se orientó a lograr el fortalecimiento de la dimensión

socio-comunitaria en el equipo, gestionando capacitaciones mediante módulos en donde se

expuso información relevante sobre la dimensión sociocomunitaria y la perspectiva de

redes sociales, que permitan al equipo tener una base teórica- metodológica que los guie en

la utilización del enfoque y que les permita generar procesos reflexivos. Lo anterior se

complementará con bibliografía básica para que los profesionales del equipo puedan

estudiar sobre estas temáticas.

Además, se apoyó el trabajo con actividades dinámicas que permitieron al equipo

internalizar conceptos y/o técnicas para trabajar el enfoque. Por otro lado, el diagnóstico

territorial sirvió como insumo para que el equipo pueda realizar intervenciones más

pertinentes y efectivas.

Foco: Territorios

La intervención en este ámbito se orientó a la caracterización territorial de las

diversas comunas que atiende el programa, la cual se obtuvo a partir de la revisión de

fuentes secundarias y el análisis y revisión de información disponible dentro del mismo

programa.

Ésta sistematización territorial se entregó al equipo como un informe, en forma de

insumo, en pos de que el equipo pueda realizar intervenciones contextualizadas al terreno

de los jóvenes, así como también gestionar redes de los jóvenes en conjunto con ellos,

fomentando su participación y reflexión acerca de los recursos socio comunitarios que

poseen y como podrían ser utilizados o potenciados.

Foco: Usuarios/as

Este foco de acción, el más relevante de todos por tanto los usuarios/as son quienes

definen la existencia del programa, determinó una intervención orientada a la

problematización de los jóvenes con respecto a sus entornos, el reconocimiento de riesgos y

recursos sociocomunitarios, espacios socioambientales positivos y negativos y la

significación que ellos/as le otorgan. Además del reconocimiento y problematización con

respecto a sus redes focales –principalmente grupos de pares- desadaptativos y/o pro

sociales.

A continuación se presentan los focos de intervención del presente proyecto (Ver

figura 4)

Objetivos

Objetivo general

Implementar el enfoque sociocomunitario en el Programa Ágora San Miguel,

desarrollando y aplicando técnicas, instrumentos y metodologías del Modelo

Multidimensional de Intervención Diferenciada con Adolescentes (MMIDA) como

mecanismo de transferencia al equipo profesional ejecutor.

Objetivos específicos:

• Capacitar al equipo profesional del Programa Ágora San Miguel, respecto del

Modelo Multidimensional de Intervención Diferenciada con Adolescentes

(MMIDA), sus instrumentos, técnicas y herramientas metodológicas.

• Recopilar y sistematizar información sociodemográfica de las comunas de

intervención, como recurso complementario de información comunitaria para el

programa.

• Identificar desde la perspectiva de los adolescentes usuarios del programa, los

recursos socio-comunitarios y riesgos que ellos perciben en cada uno de sus

territorios y socializar la información con el equipo.

• Identificar redes redes focales y grupos de pares con los que interactúan los/as

jóvenes y socializar la información con el equipo.

• Propiciar problematización en los/as jóvenes con respecto a su contexto/ entorno y

redes formales/ no formales.

Metodología

La presente intervención se realizó mediante la metodología de investigación-acción

con componente participativo, desde el modelo UFRO, la cual está conformada por las

siguientes etapas: Diagnóstico inicial, construcción de la demanda, devolución,

problematización y diagnóstico consensuado, formulación del plan estratégico, ejecución

del plan de acción y evaluación (Zambrano y Palavecinos, s/f), etapas en las cuales se

realiza una constante acción-reflexión-acción, buscándose generar la máxima

participación del equipo profesional y los jóvenes usuarios, con respecto a lo que se

investiga. Es importante mencionar que las etapas de este proceso pueden superponerse

entre sí y que no es un proceso de trabajo lineal.

La primera fase; diagnóstico inicial, se llevó a cabo durante el primer semestre del

presente año, en la cual, previo contacto con el equipo, se realiza una observación

participante de las actividades que se realizan en el programa. Se complementa dicha fase

con la revisión y análisis de fuentes secundarias respecto del modelo de intervención, sus

recursos y sus usuarias/os.

A continuación se realizó la construcción de la demanda mediante la familiarización

con el equipo y sus necesidades, a través de la utilización de técnicas de investigación

cualitativas como observación participante, aplicación de entrevistas semi-estructuradas y

grupos focales.

En forma paralela, y en función de la construcción de demanda, se desarrolla un primer

acercamiento a los jóvenes usuarios del programa, mediante la conversación y observación

cotidiana en pos de generar un vínculo. Posteriormente se identifican sus necesidades

mediante la aplicación de los Inventarios de Recursos Sociocomunitarios focales y de la

comunidad.

El proceso de intervención se lleva a cabo durante el segundo semestre, realizándose

devolución de la información y resultados obtenidos, al equipo y a los jóvenes usuarios del

programa, proceso a través del cual surge un espacio para la problematización y

diagnostico consensuado, en base a la información obtenida. En esta etapa se buscó

estrategias que permitieran adecuarse tanto a las profesionales del programa como a sus

usuarios/as. Se procuró realizar estas devoluciones en espacios que favorecieran un clima

de reflexión y discusión, constatando por sobre todo si la información que se presentaba era

representativa de los contextos en ambos espacios según la percepción de estos actores.

A medida que se fue realizando la devolución de los resultados y mediante ello un

diagnostico consensuado con usuarios y profesionales del programa, se formuló el plan

estratégico con los focos de trabajo a realizar con ambos actores, procurando que existiera

una interconexión en el trabajo. Estos focos se fueron definiendo mediante una previa

problematización de las variables que guardaban relación con los principales

obstaculizadores y recursos encontrados, esto además permitió comprender la causalidad

sobre los factores que guardan relación con los principales elementos diagnósticos respecto

a la vinculación del trabajo con la infracción de ley y consumo de drogas adolescente.

Previo establecimiento de focos de acción y de elaboración de plan estratégico, se

procede a intervenir directamente con los jóvenes (Photovoice) y con el equipo

(capacitaciones y talleres) , propiciando constantemente la retroalimentación durante el

proceso.

Las evaluación de todo el proceso de práctica se llevó a cabo mediante el

cumplimiento de indicadores que cubrieron los objetivos propuestos en el plan de

intervención. Así mismo las actividades que se realizaron durante el proceso se evaluaron

de forma participativa con los destinatarios, favoreciendo que los contenidos fueran

incorporados y problematizados, estableciendo contrastes respecto de la información sobre

la cual se trabajó y generando con ello, líneas de acción para darle continuidad el trabajo.

Los criterios metodológicos interrelacionados entre sí, que guiaron el proceso de

intervención recién mencionado son:

Componente participativo: Se requiere la participación activa del equipo profesional

y de los/as jóvenes/as usuarios/as, involucrando a dichos actores durante todo el

proceso de diagnostico e intervención para obtener así un proceso efectivamente

participativo y que por tanto obedezca a las necesidades reales de los participantes.

Retroalimentación permanente con actores involucrados en el proceso: Para

conseguir la instauración del criterio anterior, se procura realizar devoluciones,

fomentar problematización de los/as participantes y recibir retroalimentación

constante que permita generar un proceso participativo, respondiendo a los reales

intereses de los actores involucrados.

Relación de horizontalidad con actores involucrados: Durante el proceso se

mantiene una relación de horizontalidad con los sujetos implicados. Lo que favorece

la co-construcción de los resultados del proceso. Lo que implica que la interventora

en este caso, no se posicione como experta, por sobre el equipo y/o usuarios/as

estableciendo un orden jerárquico durante el proceso, sino lo opuesto. La

interventora debe mostrarse pertinente en el establecimiento del vínculo con todos

los/as actores/as para no incidir sobre los resultados, de forma arbitraria.

Rol de mediador/ problematizador de interventora: Se requiere tener claridad sobre

el rol que cumple la interventora durante el proceso. Considerando y vinculando

constantemente ambos actores involucrados (equipo y jóvenes), con el fin de

generar un anclaje necesario para abordar ambas necesidades de forma

complementaria.

De acuerdo a los criterios metodológicos mencionados, a continuación se describen de

forma específica las actividades que se desarrollaron en base a ellos:

1) Posterior al diagnóstico participativo inicial desarrollado se realizaron

devoluciones al equipo de trabajo, con el objetivo de devolver y problematizar

la información recabada, lo que permitió visibilizar la nula aplicación del

enfoque socio comunitario en el programa y consensuar la intervención

desarrollada posteriormente y los focos plausibles de trabajar de acuerdo a los

recursos existentes. La devolución se realizó mediante una presentación

expositiva de los datos obtenidos durante el primer semestre, se apoyó dicha

presentación con el uso de flujogramas.

Se realizó capacitación al equipo sobre Modelo Multidimensional de

Intervención Diferenciada con Adolescentes (MMIDA), con entrega de material

bibliográfico de apoyo, con el fin de que el equipo lograra tener un acercamiento

teórico a la gestión, práctica e intervención en red que platea el modelo. Cabe

señalar que todos los instrumentos e insumos otorgados al equipo de

profesionales del programa, han sido aplicados en conjunto con diversos

profesionales

2) Se desarrolla una segunda instancia formativa a través de la metodología de

taller al equipo profesional, para profundizar en los tipos de trayectorias

delictivas diferenciadas en el MMIDA, con generación de material didáctico por

parte del equipo y entrega de material bibliográfico de apoyo. Con el fin de que

las profesionales lograran internalizar conceptos de los tipos de trayectorias

planteadas en el modelo, para posteriormente utilizarlas en la generación de los

planes de intervención de los usuarios/as.

3) Se realizó una capacitación sobre los inventarios de Recursos Socio

comunitarios focales y de la comunidad (IRS-F e IRS-C) con el fin de que el

equipo de profesionales lograra aprender la pauta de aplicación de dichos

instrumentos, para posteriormente incorporarlos en su quehacer.

4) Se realizó un taller al equipo, sobre metodologías participativas, a través del

cual se presentó el modelo de ciclo vivencial del aprendizaje creativo en pos de

su posible utilización con los/as jóvenes.

5) Se elaboró carpeta de enfoque socio comunitario con los siguientes contenidos:

protocolos de aplicación de IRS-C e IRS-F, guía de aplicación de ambos

inventarios, pautas de evaluación de ambos inventarios y sus respectivos

instrumentos (eco mapas). La carpeta incluye además material bibliográfico de

apoyo para cada una de las capacitaciones previamente descritas con el fin de

que las profesionales puedan acceder a la información de ser requerida.

6) Se realizó una devolución a cada usuario/a, de la información recabada en los

inventarios aplicados (IRS-C/IRS-F). Con el fin de generar problematización

por parte de los jóvenes, y con ello desprender posibles focos de trabajo para

aportar sugerencias de intervención al equipo profesional en el ámbito socio

comunitario. Se consignó cada actividad y sus objetivos en un registro

individual, que queda en la capeta de cada joven.

7) Se realizó taller de photovoice con los/as jóvenes que accedieron. La actividad

consistió en fotografiar espacios positivos y negativos de los respectivos

sectores de los/as usuarios y posteriormente se utilizaron dichas fotografías para

que los/as jóvenes lograran generar un relato que represente lo que significa para

ellos/as cada espacio, con el fin de propiciar la problematización y reflexión con

respecto a sus contextos. La técnica de photovoice, es cual es definida por Wang

(1997) como una herramienta de investigación-acción-participativa- que emplea

fotografías para ayudar a las personas a identificar, representar y fortalecer su

comunidad. A su vez el autor define tres objetivos de ésta técnica; capturar y

reflejar las capacidades y las problemáticas de su comunidad (evaluación

participativa de necesidades), promover reflexión crítica y conocimiento sobre

asuntos importantes a través del dialogo en grupo sobre las diferentes

fotografías, y por último informar a los encargados de la toma de decisiones

políticas para facilitar una mejor comprensión de las realidades y condiciones

socio materiales de la comunidad promoviendo el cambio social.

8) Se desarrolló un diagnóstico sociocomunitario para cada joven del programa, el

cual integraba resultados de ambos inventarios, descripción de las actividades

realizadas y síntesis diagnostica de todo el proceso con sugerencias para cada

caso.

9) Se elaboró una caracterización sociodemográfica de los territorios atendidos por

el programa (San Joaquín, San Miguel, La Cisterna, Lo espejo, Pedro Aguirre

Cerda), con el fin de generar un documento como insumo básico para la

utilización del equipo y como esbozo inicial para la generación de un

diagnóstico territorial completo, que identifique redes institucionales y recursos

existentes en cada comuna.

10) Se realizó un catastro de redes institucionales formales de cada uno de las

comunas atendidas por el programa (San Joaquín, San Miguel, La cisterna,

Pedro Aguirre Cerda y Lo espejo) y se concretó un primer contacto telefónico

con el encargado/ coordinador de cada red para dar a conocer el programa.

Evaluación de Proceso

Una evaluación es, en esencia, un proceso de recogida y análisis de información que

permite conocer la calidad o el valor de una actividad o proyecto concreto (Ucar, 2006).

El proceso de intervención en el cual se enmarca la práctica profesional informada, se

guio desde el enfoque y abordaje comunitario, en el cual fue relevante la participación de

las/os actores involucrados/as desde el proceso de diagnóstico hasta la evaluación de

resultados. Se concede especial importancia a la forma en que los sujetos y grupos

implicados, interpretaron, vivieron y sintieron las actividades teóricas y prácticas

realizadas. En este sentido se efectuaron evaluaciones de proceso en cada una de las

actividades, que permitieron ir incorporando la reflexión y aportes de los/as participantes,

(equipo y usuarios/as), lo cual permitió definir cursos de acción y énfasis de contenidos

ajustándose los procesos de aprendizaje a las necesidades detectadas a través de lo cual se

logra una valiosa relación directa entre el proceso de investigación evaluativo y la

implementación de acciones para la transferencia y el aprendizaje.

La definición de objetivos se dio en base a los hallazgos y constataciones logradas

en este proceso de diagnóstico y planificación conjunta, lo cual establece condiciones que

favorecen el cumplimiento de los objetivos planteados.

Los resultados finales en relación a los objetivos de trabajo se establecen mediante el

cumplimiento de los indicadores definidos, (ver anexo 1), los cuales permiten dar cuenta si

fueron logrados satisfactoriamente y los factores que puede haber interferido en el no

cumplimiento de estos.

El objetivo general planteado: “Implementar el enfoque sociocomunitario en el

Programa Ágora San Miguel, desarrollando y aplicando técnicas, instrumentos y

metodologías del Modelo Multidimensional de Intervención Diferenciada con

Adolescentes (MMIDA) como mecanismo de transferencia al equipo profesional ejecutor”,

fue cumplido con éxito, mediante el logro de los objetivos específicos propuestos y la

ejecución de las actividades conducentes al cumplimiento de los mismos.

A continuación se presentará los objetivos específicos con sus respectivos indicadores

y medios verificadores que permitirán dar cuenta del proceso.

Primer objetivo específico:

1.- Capacitar al equipo profesional del Programa Ágora San Miguel, respecto del Modelo

Multidimensional de Intervención Diferenciada con Adolescentes (MMIDA), sus instrumentos,

técnicas y herramientas metodológicas: Para el logro del objetivo referido, se realiza 4

capacitaciones –con respectiva entrega de material teórico- (Modelo multidimensional de

Intervención Diferenciada con Adolescentes, Trayectorias delictivas, Inventarios de Recursos Socio

comunitarios y metodologías participativas) a un 75% de profesionales del equipo (6 de 8). A pesar

de que se intenta capacitar al equipo completo, dicha acción se dificulta debido a las diferentes

jornadas existentes dentro del equipo. Además, un 75% de profesionales aplica el Inventario de

Recursos Socio comunitarios de la comunidad al menos a un joven, y un 62,5% de ellos aplica el

Inventario de Recursos Socio comunitarios Focales. Finalmente, al aplicar la encuesta de

satisfacción al equipo, un 100% reporta satisfacción con la formación recibida.

2-. Identificar desde la perspectiva de los adolescentes usuarios del programa, los recursos

socio-comunitarios y riesgos que ellos perciben en cada uno de sus territorios y socializar

la información con el equipo: Para el logro de dicho objetivo se aplica el Inventario de

Recursos Socio comunitarios al 100% de los usuarios activos del programa -

correspondiendo a un total de 15 jóvenes-, de cuya aplicación se desprende la percepción

de los usuarios/as sobre su sector, en cuanto a organizaciones existentes, participación,

cohesión entre vecinos/as, violencia, microtráfico, etcétera. A partir de ello se genera un

flujograma de síntesis que es socializado con el 75% de los profesionales que conforman el

equipo. Para profundizar en la información además se visita un 27% de los espacios físicos

significativos para los jóvenes, de los cuales se deja registro fotográfico, con el cual además

se trabaja con los jóvenes, dando paso a la reflexión y problematización. Por otro lado, se

realiza al 100% de los jóvenes usuarios un diagnóstico socio comunitario que sistematice la

información obtenida y aporte sugerencias para continuar la intervención.

3-. Identificar recursos focales y grupos de pares con los que interactúan los/as jóvenes y

socializar la información con el equipo: Se aplica a los jóvenes al 75% de los jóvenes el

Inventario de Recursos Socio comunitarios Focales, con el fin de identificar grupos de

pares prosociales y/o iatrogénicos, y figuras protectoras, que pudiesen colaborar en el

proceso de rehabilitación. Posteriormente se socializa la información con el 100% de los

profesionales del equipo, mediante los diagnósticos socio comunitarios realizados a cada

joven.

4-. Propiciar problematización en los/as jóvenes con respecto a su contexto/ entorno,

grupo de pares y redes formales/ no formales: Se realiza devolución a un total de 15

jóvenes (100% de los casos), con respecto a los resultados percibidos en ambos inventarios.

Se deja espacio para la reflexión y problematización desde ellos/as. Por otro lado, se realiza

un total de 4 actividades de photovoice (27% de los casos) en donde se le permite al joven

reconocer su sector con espacios positivos y negativos y expresar que significación tienen

estos espacios para él.

5-. Elaborar caracterización territorial de las comunas de intervención, como recurso

complementario de información comunitaria para el programa: Se elabora caracterización

territorial sociodemográfica de 6 comunas (100%), a partir de la revisión de fuentes

secundarias. La caracterización referida se encuentra adjunta en anexos del informe.

En síntesis, el presente proceso de intervención permitió dar cumplimiento a todas las

actividades asociadas a los objetivos propuestos, lo que ha permitido incorporar mediante el

ejercicio teórico y práctico, el abordaje del enfoque socio comunitario en el Programa

Ágora San Miguel, lo que se ve explicitado por parte del equipo de profesionales, quienes

además señalan que se ha instalado una necesidad de implementar dicho enfoque de forma

permanente.

Si bien la diferencia de jornadas entre profesionales del equipo, impidió realizar

capacitaciones al equipo completo en todas las ocasiones. El proceso se facilitó por la

capacidad reflexiva y crítica de los profesionales, lo que se ve reflejado en la utilización del

enfoque sociocomunitario para la comprensión de los fenómenos, lo que podría haber

favorecido la necesidad del equipo para incorporar el enfoque y la consecuente disposición

y motivación para lograrlo.

El enfoque sociocomunitario brinda al equipo una forma de comenzar a generar

vinculación con redes comunitarias pertinentes, de forma planificada, lo que constituye

actualmente para el programa un desafío. Con ello, a través de los resultados de la

intervención se pudieron obtener avances muy significativos en relación a las

intervenciones individuales de los/as jóvenes, mediante la incorporación de elementos

sociocomunitarios en los planes de intervención y tratamiento. Un aspecto que facilitó la

concreción de estas acciones fue un equipo abierto a integrar la dinámica comunitaria en

las intervenciones y a comprender la relevancia que esta posee. Con ello se fueron

propiciando además espacios de reflexión en las jornadas de trabajo que permitieron al

equipo justificar la necesidad de una intervención más pertinente y contextualizada al

entorno de cada joven.

Además, desde la perspectiva del equipo el abordaje socio comunitario, resulta menos

amenazante para los jóvenes, ya que contempla su contexto, permitiendo comenzar la

vinculación desde factores externos. Surge así, la necesidad de implementar ésta estrategia

para favorecer el vínculo y la adherencia de los/as usuarios/as al programa.

Por otro lado, durante el proceso surgen dificultades en cuanto al foco territorial de

intervención. Debido a la dispersión y peligrosidad de los territorios antes mencionada y a

la existencia de recursos humanos limitados, no se logra generar un acercamiento

sistemático al territorio que permita la elaboración de un diagnóstico territorial completo.

Por otro lado, la mala disposición de las redes -principalmente municipios (DIDECO)- para

otorgar información territorial relevante, no permite la revisión de fuentes secundarias para

la generación de dicho diagnostico.

En cuanto al foco de los/as jóvenes, surge la dificultad para trabajar en grupo con

ellos/as, lo que impidió realizar actividades grupales de reconocimiento barrial, las cuales

habrían constituido una herramienta metodológica importante para trabajar con usuarios de

un mismo sector. Sin embargo su capacidad de análisis y reflexión, y su disposición para

realizar un proceso, favorecen el cumplimiento de los objetivos propuestos, lográndose la

identificación de recursos y riesgos comunitarios y una problematización en base a ello, en

la mayoría de los casos.

Proyecciones

Respecto a las proyecciones de éste proceso de práctica profesional, se considera

fundamental enfatizar en la continuidad del proceso, contemplando la profundización en

aquellos aspectos teóricos y metodológicos, que tengan relación con el Modelo

Multidimensional de Intervención Diferenciada con Adolescentes, específicamente gestión

e intervención en red, siendo éstos los aspectos que cobraron mayor relevancia para el

equipo y resultaron tener mayor coherencia con el objetivo del programa. Esto implica

mantener actualizado el diagnóstico, a nivel territorial y de redes, utilizando dicha

información para la generación de un plan estratégico atingente a los jóvenes. Ello con el

fin de detectar, visibilizar, reforzar redes o construir redes que puedan ser empleadas de

modo estratégico según necesidades de los adolescentes atendidos (considerando factores

de riesgos y recursos).

La intervención en red, con el fin de que la información que se ha sistematizado de la

intervención con los jóvenes pueda servir de insumo para guiar sus intervenciones,

definiendo así un foco interventivo claro y un interventor encargado, con funciones

específicas (responsabilidad de cada profesional) de acuerdo al área de dicho foco. El

propósito de perpetuar la práctica es mantener motivación del equipo por incorporar el

enfoque y generar estrategias que permitan implementar el área socio comunitaria como

una más dentro de las áreas de intervención, que permita potenciar el trabajo clínico del

programa en pos de la rehabilitación del consumo de los/as jóvenes, favoreciendo que el

joven efectivamente pueda reinsertarse en la sociedad.

Se requiere preservar la aplicación de inventarios a los/as jóvenes, con el fin de generar

diagnósticos sociocomunitarios que permitan comprender sus contextos, ya que si bien la

terapeuta ocupacional quedará a cargo de la aplicación del Inventario de Recursos Socio

comunitarios Focales, la complementariedad con el Inventario de Recursos

Sociocomunitarios de la Comunidad, se perderá de no existir un profesional extra que

pueda llevar a cabo esa labor. Se requiere además, realizar un diagnóstico territorial de las

distintas comunas que atiende el programa, utilizando como insumo base la caracterización

sociodemográfica realizada, con el fin de identificar redes potenciadoras, redes

iatrogénicas, recursos sociocomunitarios y riesgos presentes en la comunidad de

pertenencia de cada joven, mediante la aplicación de IRS-C y/o encuesta de redes y capital

social a actores clave de la comunidad. A partir de ello se propone que se continúe el

proceso con énfasis en la vinculación con redes institucionales identificadas en dicho

diagnóstico, pertinentes al objetivo del programa y en la identificación y posterior

vinculación con organizaciones comunitarias, propiciando así un trabajo articulado con la

comunidad y las redes existentes, para conseguir intervenciones más pertinentes y

efectivas.

Respecto a la intervención con los jóvenes ya evaluados, previa aplicación de

inventarios, se sugiere utilizar el diagnóstico sociocomunitario generado, para identificar

una posible tratectoria delictiva y con ello construir un plan de intervención atingente a las

necesidades reales del joven.

Esta modalidad de trabajo cotejar la información obtenida desde los jóvenes respecto a

su comunidad y la percepción de la misma comunidad desde el diagnóstico territorial

generado. Esto permitiría también hacerlos más participes de un plan de trabajo que tiene

como objetivo final a largo plazo que sean ellos quienes se puedan reinsertar en su contexto

social considerando las características de este. Así mismo permitirá ir modelando los

instrumentos y realizando cambios pertinentes a cada caso, potenciando por ejemplo

reinserción a espacios prosociales del sector o vinculación con grupo de pares pro sociales,

así como también reafirmando el sentido de pertenencia e identidad social, aspectos que

pueden abordarse en sesiones complementarias con el plan de intervención en curso.

Para finalizar cabe señalar la necesidad de perpetuar el trabajo con los jóvenes con

quienes se ha intervenido durante este año, continuando los objetivos de intervención

definidos de acuerdo a la información recabada de cada uno los/as jóvenes.

De manera complementaria, constituye un iomperativo, realizar un diagnóstico

territorial de las distintas comunas que atiende el programa, utilizando como insumo base la

caracterización sociodemográfica realizada, con el fin de identificar redes potenciadoras,

redes iatrogénicas, recursos sociocomunitarios y riesgos presentes en la comunidad de

pertenencia de cada joven, mediante la aplicación de IRS-C y/o encuesta de redes y capital

social a actores clave de la comunidad. A partir de ello se propone que se continúe el

proceso con énfasis en la vinculación con redes institucionales identificadas en dicho

diagnóstico, pertinentes al objetivo del programa y en la identificación y posterior

vinculación con organizaciones comunitarias, propiciando así un trabajo articulado con la

comunidad y las redes existentes, para conseguir intervenciones más pertinentes y

efectivas.

Conclusiones

Respecto de los principales resultados obtenidos durante el proceso enmarcado en la

práctica profesional se puede referir un gran avance respecto de la incorporación del

enfoque mediante un proceso de aprendizaje teórico y práctico, lo que se ve explicitado por

parte del equipo de profesionales. Si bien la totalidad del plan de acción inicial no se logró

cumplir, por las dificultades antes mencionadas, se logró el 100% de los objetivos

propuestos.

Uno de los avances más significativos se asocia al objetivo general que da origen a esta

práctica profesional, orientado a la necesidad de hacer visible una intervención que no solo

se oriente a trabajar con el joven de forma individual, sino que sea capaz de incorporar una

intervención en todos los niveles, considerando que el contexto posee recursos y

obstaculizadores necesarios de considerar al momento de re vincular al joven con ciertas

redes, pares y territorio.

Respecto al equipo se puede conlcuir lo que si bien fue capacitado satisfactoriamente,

plantea el desafío de consolidar estos conocimientos, incorporando de manera permanente

la aplicabilidad del enfoque en dicho programa. En tanto desde esa perspectiva la

intervención fue exitosa.

Respecto de los resultados o el impacto generado por la intervención del programa en

los jóvenes se puede concluir que el sistema de evaluación utilizado no permite medir de

manera efectiva el impacto del mismo, en tanto dicha evaluación se centra en aspectos

cuantitativos enfocados en el grado de cumplimiento de las actividades planificadas más

que en el desenlace de las intervenciones generadas (reinserción social, educacional o

laboral).

El abordaje del trabajo en redes y el análisis de territorio de origen de los usuarios

junto al equipo, permitió evidenciar que con el recurso humano existente es imposible

desarrollar un trabajo de articulación real de redes, que involucre a estas en los procesos de

reinserción de los jóvenes planificados en el programa.

En este ámbito se analizó en profundidad el alto número de factores de riesgo presentes

en el territorio percibidos por los jóvenes, los cuales también son constatados por el equipo

profesional. Surgió muchas veces la pregunta respecto de las dificultades de éxito de

programas como el descrito, en contextos tan complejos y en condiciones tan adversas

determinadas por el medio para estos jóvenes. En este sentido la articulación de las

políticas públicas en el espacio comunitario resulta ser un imperativo; la escuela, el centro

de salud, la oferta deportiva, desde el ámbito de estado, debieran articularse para lograr

ofertas integrales que impacten de manera global en problemáticas como las sociales como

las descritas anteriormente.

A modo de conclusión global y en síntesis si los adolescentes no se desarrollan en

entornos adecuados con dispositivos sociales educativos y recreativos que permitan

desarrollan el proceso de busque y configuración de su identidad y la elaboración de

proyectos de vida, tal como sería propia en esta etapa, es posible o incluso probable que se

desarrollen conductas violentas, delictivas y se generen adicciones.

Por tanto las condiciones del territorio son las que deben abordarse estimulando la

participación de los diferentes actores sociales, como el municipio quien debe desarrollar

programas apropiados que potencien factores protectores más que de riesgo.

Reflexión

La primera reflexión o constatación es el un número importante de aspectos

altamente valorables del proceso de práctica profesional desarrollado. En este sentido he

querido mencionarlos uno a uno por tanto todos tiene un valor en sí mismos.

1.- La riqueza del trabajo multidisciplinario, que permite observar e interpretar

desde el análisis teórico conceptual de distintas disciplinas un mismo fenómeno

social. Ello permite fundamentalmente el abordaje integral de una determinada

problemática y nos lleva a pensar que las políticas públicas debieran reforzar este

aspecto, tanto en su diseño como en su implementación.

2.- El valor y la importancia de la aplicación de un método de trabajo, de una

metodología que ordena, prioriza y define las etapas del trabajo, las técnicas y los

resultados a lograr, tanto en el diagnóstico como en la intervención.

3.- La importancia de flexibilizar cuando es necesario, re-direccionar o redefinir las

estrategias o los cursos de acción, cuando la evaluación sistemática así lo indica

4.- El desarrollo de Talleres y capacitaciones con el equipo de profesionales del

Programa constituyó un aprendizaje en términos de liderazgo, trabajo en equipo y

manejo de grupos, lo cual reforzó mis capacidades profesionales demostrando el

valor y la importancia del ejercicio práctico en los procesos formativos-

profesionales.

5.- El trabajo directo con jóvenes, y la necesidad de vincularse en forma previa al

comienzo de un proceso, me permitió desarrollar estrategias para favorecen

relaciones de cercanía y horizontalidad con las personas. Además de la capacidad de

integrarse con humildad a cualquier espacio y/o grupo (Equipo y jóvenes),

observando, escuchando críticas y mejorando.

6-. Por último, considero necesario implementar más políticas orientadas a la

prevención dentro de las comunidades de alto riesgo y sobre todo orientadas a

prevenir comportamientos des adaptativos en la población adolescente,

involucrando además todas las variables; individuales, relacionales y contextuales

en dichos modelos.

El proceso de práctica profesional ha sido enriquecedor, permitiendo dar cuenta de la

necesidad de conectar la intervención individual necesariamente con el contexto de los

jóvenes, por los aspectos anteriormente relevados. Es imperante comprender que la

intervención debe ser vista de manera integral en todo momento, es decir, considerando

siempre que las acciones que se desarrollan en terreno repercutirán en la intervención con el

joven que está en el programa y viceversa.

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