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Indefensión y crueldad: ¿Una necesaria intervención del Derecho Penal? 26 abril, 2015 El pasado 21 de abril por la noche las redes sociales no dejaban de exteriorizar la emoción y satisfacción que miles de cibernautas peruanos mostraban ante la aprobación del Proyecto de Ley 3371/2013-CR que propone la “Ley de Protección y Bienestar Animal”. Es te proyecto fue aprobado por la Comisión de Pueblo Andinos, Amazónicos y Afroperuanos, Ambiente y Ecología; y debía ser discutida por el Pleno del Congreso el jueves 23 para su aprobación y posterior promulgación por el Ejecutivo. Para muchos, es indiscutible que el maltrato animal deba ser castigado con pena privativa de libertad, pues aquellas personas merecerían la solución más radical que posee el Estado para controlar conductas antisociales. Sin embargo, esta propuesta no se encuentra exenta de discusión, puesto que hay un sector que considera que el Derecho Penal no es el instrumento idóneo para controlar dichas conductas. El principal argumento en contra de esta medida: El animal no es un sujeto de Derecho, sino que para el ordenamiento jurídico, el animal es un objeto que conforma parte del patrimonio de los sujetos y sobre los cuales recaen derechos reales. Es decir, los animales son parte del tráfico jurídico- comercial y, en ese sentido, su venta, donación, u otras actividades de disposición similares, son legales. Además, los opositores también señalan que el uso del Derecho Penal para este caso, estaría vulnerando el principio de última ratio. ¿Qué responden quienes consideran que sí debe ser aprobada esta ley que otorga una pena privativa de libertad? Los animales son seres vivos, susceptibles de respeto y cuidado como parte de nuestro entorno y como seres sensibles, ya que son bienes jurídicos tutelados.

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Indefensión y crueldad: ¿Una necesaria intervención

del Derecho Penal?

26 abril, 2015

El pasado 21 de abril por la noche las redes sociales no dejaban de

exteriorizar la emoción y satisfacción que miles de cibernautas peruanos

mostraban ante la aprobación del Proyecto de Ley 3371/2013-CR que

propone la “Ley de Protección y Bienestar Animal”. Este proyecto fue

aprobado por la Comisión de Pueblo Andinos, Amazónicos y

Afroperuanos, Ambiente y Ecología; y debía ser discutida por el Pleno del

Congreso el jueves 23 para su aprobación y posterior promulgación por el

Ejecutivo.

Para muchos, es indiscutible que el maltrato animal deba ser castigado con

pena privativa de libertad, pues aquellas personas merecerían la solución

más radical que posee el Estado para controlar conductas antisociales. Sin

embargo, esta propuesta no se encuentra exenta de discusión, puesto que

hay un sector que considera que el Derecho Penal no es el instrumento

idóneo para controlar dichas conductas.

El principal argumento en contra de esta medida: El animal no es un sujeto

de Derecho, sino que para el ordenamiento jurídico, el animal es un objeto

que conforma parte del patrimonio de los sujetos y sobre los cuales recaen

derechos reales. Es decir, los animales son parte del tráfico jurídico-

comercial y, en ese sentido, su venta, donación, u otras actividades de

disposición similares, son legales. Además, los opositores también señalan

que el uso del Derecho Penal para este caso, estaría vulnerando el principio

de última ratio.

¿Qué responden quienes consideran que sí debe ser aprobada esta ley que

otorga una pena privativa de libertad? Los animales son seres vivos,

susceptibles de respeto y cuidado como parte de nuestro entorno y como

seres sensibles, ya que son bienes jurídicos tutelados.

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En el presente Editorial, sin perjuicio de la aprobación definitiva o no (a

cargo del Pleno del Congreso) de este Proyecto de Ley, explicaremos de

manera resumida cuál es la actual protección jurídica que, al día de hoy, se

les brinda a los animales y además, algunas cuestiones jurídicas sobre la

penalización del maltrato animal, específicamente sobre el tema de la

subjetividad jurídica.

1. Protección actual de los animales

Declaración Universal de los Derechos del Animal

A nivel internacional, encontramos la Declaración Universal de los

Derechos del Animal que fue adoptada el 23 de setiembre de 1977 en

Londres por la Liga Internacional de los derechos del Animal y las Ligas

Nacionales Afiliadas en la Tercera reunión sobre los derechos del animal y,

posteriormente aprobada por la UNESCO y la ONU. Fue proclamada

oficialmente en Suiza el 21 de octubre de 1989.

Esta declaración de derechos, tal y como su propio nombre lo señala, le

otorga derechos a los animales y pretende ser lo que para los seres humanos

es la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

En ese sentido, esta declaración reconoce el derecho a la vida, al respeto, a

vivir en un ambiente natural, y entre otros derechos; proscribiendo los actos

de crueldad ejercidos contra ellos.

Esta declaración contiene 14 artículos y, son disposiciones declarativas que

no establecen sanciones y que solo mencionan un listado de derechos de los

animales.

Ha sido cuestionada por dotar a los animales de subjetividad jurídica que

en principio no poseen. Al respecto nos referiremos más adelante.

La ley No. 27265 – Ley de protección a los animales domésticos y

a los animales silvestres mantenidos en cautiverio

Esta ley es la que se encuentra actualmente vigente en nuestro

ordenamiento y es la que el Proyecto de Ley en bajo análisis pretender

suplantar.

En el artículo 1 de la mencionada Ley, se busca prevenir cualquier acto de

crueldad ejercido directa o indirectamente contra cualquier animal

doméstico o silvestre.

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Esta ley, además, prohíbe que los dueños abandonen a los animales y les

impone el deber de alimentarlos, cuidarlos, protegerlos y mantenerlos en

situaciones adecuadas para su vida (Artículos 2 y 3). Este deber de

protección no solo se encuentra dirigido hacia los dueños, sino también

hacia el Estado y las instituciones protectoras de animales debidamente

reconocidas y también un deber de apoyo hacia las autoridades, los

gobiernos locales, regionales, autoridades, políticas, judiciales, y Policía

Nacional (Artículo 4).

Respecto de la investigación con animales, la ley en mención prohíbe los

experimentos con animales vivos que puedan causarle sufrimiento

innecesario, lesión o muerte, con la salvedad de que ello sea estrictamente

necesario para el estudio y avance científico (Artículo 10).

En tanto al sacrificio de los animales, esta ley también se encarga de

establecer los límites y requisitos de estos procedimientos; entre ellos,

autorización del dueño, mandato judicial, o por cuestiones de salud; y

además, se presentan distintos requisitos, haciendo una distinción entre

aquellos animales para el consumo humano, los animales domésticos,

animales enfermos, animales para prestación de servicios, etc. Para cada

uno de estos distintos grupos de animales por los cual la ley se inclinó,

existen distintas maneras de tratar el sacrificio (Artículos 17 al 24).

¿Cuáles son las sanciones que establece esta ley ante su incumplimiento?

El artículo 28 de la misma ley señala que los actos contrarios a lo

dictaminado por ella, son merecedores de sanciones administrativas que

van desde una multa no menor de 1 ni mayor de 50 UIT, la suspensión de

la realización de experimentos o investigaciones, la clausura de locales en

donde se realicen los actos infractores, la suspensión o cancelación de

licencias de funcionamiento, concesión, autorización u otro, entre otras.

Como vemos, son sanciones relativamente leves que afectan el patrimonio

del infractor, mas no buscan resocializarlo, como sí se hace cuando se

tipifica un delito. Además, son sanciones muy poco comunes por la

dificultad en su fiscalización y determinación de las infracciones.

Por otro lado, es importante recalcar que existe una inconsistencia de la ley

y una falta de reglamentación que han imposibilitado la labor de reprimir

los actos de crueldad contra los animales, por lo que ha sido la protesta

social la que ha llevado a que estas propuestas hayan sido presentadas ante

el Congreso.

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La protección en el Código Penal

El Código Penal considera el maltrato animal como una falta contra las

buenas costumbres, ello se encuentra dispuesto de esa manera en el artículo

450-A.

¿Qué quiere decir esto? Que la sanción no viene impuesta por una pena

privativa de libertad sino por días-multa, que en el caso del maltrato animal

corresponden a 60 días-multa; y, si el animal muriera, correspondería una

sanción entre 120 a 300 días-multa.

Los días-multa se calculan en relación al ingreso diario del condenado, y

consiste en una suma de dinero que aquel deberá pagar al Estado en virtud

de la falta que haya cometido. Este tipo de sanción se encuentra contenida

en el artículo 41 del Código Penal.

Las conductas antijurídicas que han sido consideradas como faltas son

aquellas que el legislador ha considerado que no responden a una gravedad

tal que merezca ser condenada con una pena privativa de libertad, que es de

última ratio.

Es importante recalcar que esta tipificación es, además, simbólica, por tres

razones principales, y que han sido reconocidas por varios autores:

1. En caso de faltas, la tentativa no es punible: ello quiere decir que

cuando el acto de maltrato animal y crueldad no se consuma, el autor

de aquella tentativa no sería sancionado por no haberse culminado la

acción típica.

2. En casos de crueldad y maltrato animal, solo es susceptible de

responder por aquel acto el autor de la acción típica y no así el

cómplice o instigador, por lo que no se podría condenar a aquel que

haya participado durante todo el proceso de maltrato pero que no

haya sido un partícipe directo.

3. Finalmente, las faltas prescriben en el plazo de un año, por lo cual el

periodo de investigación y sanción solo podría extenderse por un

plazo máximo de un año. Este es uno de los principales motivos por

los que se señala que es una pena simbólica pues, como bien

sabemos, un año es un plazo realmente mínimo que impediría que en

la mayoría de los casos se pueda dictar condena.

Es por ello que reiteramos que esa norma es, hasta hoy, una norma

insuficiente y que forma parte del Derecho Penal Simbólico que pretende

abarcar un grupo de acciones como típicas y reconocerlas como tales en

respuesta a una petición social pero que, en la realidad, no sirven a los fines

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para los cuales realmente deben estar direccionadas las penas establecidas

por el Derecho Penal.

2. ¿Qué propone el Proyecto de Ley 3371/2013-CR que propone la

“Ley de Protección y Bienestar Animal”?

Lo que el proyecto de ley pretende es sustituir la “Ley de Protección a los

animales domésticos y a los animales silvestres mantenidos en cautiverio”

por la “Ley de Protección y Bienestar Animal” y, que el maltrato animal

deje de ser una falta y pase a ser tipificado como delito.

Entre los principales aspectos que plantea regular destacan: los principios

de la Política de Protección y Bienestar Animal; las responsabilidades del

Estado, de las personas naturales o jurídicas y de los gobiernos locales para

asegurar la protección animal; el establecimiento de competencias de los

sectores involucrados dentro del ámbito de sus atribuciones, tales como el

Ministerio de Agricultura y Riego, el Ministerio de Educación, el

Ministerio de Salud, el Ministerio de la Producción y el Ministerio del

Ambiente; y las infracciones y sanciones[1].

En ese sentido, lo que la Ley propone es que el maltrato animal pase de ser

una falta a un delito con pena privativa de libertad, modificación que

podemos apreciar de la siguiente manera:

*Obtenido del Proyecto de Ley y del Dictamen emitido por la Comisión.

En resumen, cuando se trate de actos de crueldad contra un animal o

sometimiento a trabajos excesivos o con maltrato, será una pena privativa

de libertad no menor de 1 ni mayor de 2 años (y además, de 70 a 180 días-

multa). Cuando el animal muriera como consecuencia de dichos actos, la

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pena será no menor de 3 y no mayor de 5 años (y además, de 180 a 365

días multa).

3. El aval al Proyecto de Ley

Es importante recalcar que este Proyecto de Ley no se encuentra respaldado

únicamente por la sociedad sino también se encuentra ampliamente avalado

por los diferentes Ministerios, ello se ve reflejado en las diferentes

opiniones que estos emitieron ante el proyecto. Las resumiremos a

continuación:

El Ministerio de Agricultura y Riego: Señaló en el Informe

Técnico Legal 026-2014-MINAGRI-DGFFS-DPFFS (DPFFS) que

la actual Ley presenta inconsistencias técnicas y jurídicas que

imposibilitan su reglamentación.

Que cuando se habla de derecho de los animales, no se intenta reconocerles

derechos al igual que aquellos de las personas, que también suponen

deberes, sino que se refieren al deber de las personas de velar por las

condiciones de los animales como seres vivos y sensibles.

El Ministerio de Salud: Mediante Oficio 026-2014-MINAGRI-

DGFFS-DPFFS (DPFFS) emite el Informe Técnico en el que señala

que si bien poseemos un marco legal de protección, este presenta

vacíos que la hacen inaplicable y que el proyecto intenta cubrir

aquellas omisiones, haciendo que la sociedad también participe de

manera activa en la protección animal.

Sin embargo, no todas las opiniones han sido positivas respecto de la pena;

por ejemplo, el Ministerio de Justicia señaló que no es correcto establecer

una pena para una falta (pues el artículo 450-A sigue estando incorporado

en la Parte de Faltas), y que en todo caso, este debería ser elevado a la

categoría de Delitos.

No obstante ello, existe una coincidencia generalizada en que el maltrato

animal es un hecho fáctico que requiere de algún tipo de intervención y que

la actual Ley de Protección de Animales, no es suficiente y, por el

contrario, resulta inaplicable en la realidad.

4. Una cuestión discutible: Los animales ¿Son sujetos de Derechos?

Hemos explicado cómo es que actualmente se encuentra protegido el

maltrato animal en nuestra legislación y también en la Declaración

Universal de Derechos del Animal.

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Sin embargo, existe una discusión respecto a ello: ¿Son los animales

sujetos de derechos?

En dicha línea, un sujeto de derecho es toda entidad susceptible de adquirir

derechos y deberes, como señala Juan Espinoza Espinoza, “un sujeto de

derecho es un centro de imputación de derechos y deberes, adscribible,

siempre y en última instancia a la vida humana[2]”.

Respecto de este último aspecto, cuando se señala que en última instancia

es adscribible a la vida humana, se hace referencia a que es sujeto de

derecho el ser humano en cualquiera de sus modalidades, sea antes de su

nacimiento (desde su concepción), durante su vida, y organizado de manera

colectiva. Por ello, es erróneo equiparar el concepto de sujeto de derechos

con aquel de persona, pues como afirma Fernández Sessarego “Sustentados

en los más recientes y autorizados desarrollos de la ciencia jurídica

distinguimos la expresión „sujeto de derecho‟ de aquella otra de „persona‟.

Ello obedece a la necesidad de aprehender, con la mayor precisión posible,

una compleja realidad, que, hasta hace poco, no había sido tenida en

cuenta, en su amplia dimensión, por la doctrina civilista[3]”.

En ese sentido, son sujetos jurídicos para el ordenamiento jurídico peruano,

el concebido, la persona natural, la persona jurídica y las organizaciones de

personas no inscritas[4].

Los animales entonces, no son sujetos de derechos, por lo cual no pueden

ser portadores de derechos y, evidentemente, no lo pueden ser de las

obligaciones que devengan de aquellos. Los animales por el contrario, a

efectos del ordenamiento jurídico, son considerados como bienes parte del

patrimonio de los sujetos de derechos, quienes pueden vender, donar, y

disponer de ellos como podrían disponer de cualquier otro objeto de su

patrimonio.

Pero es precisamente ahí donde surge el debate, ¿El hecho de que los

animales sean parte del patrimonio de los sujetos de derechos permite que

se pueda ejercer sobre ellos actos de crueldad y maltrato que genere una

vida deplorable y que inclusive pueda llevarlos a la muerte?

Juan Espinoza Espinoza señala en “Derecho de las Personas” que la ley de

protección a los animales domésticos y a los animales silvestres

mantenidos en cautiverio confunde a los animales con sujetos de derechos

cuando estos son en realidad, bienes jurídicos tutelados.

“En estos casos el legislador confunde (gruesamente) los conceptos de

sujeto de derecho y bien jurídico tutelado. Solo pueden ser titulares de

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derechos, aquellos centros de imputación denominados sujetos de derecho

(…) el ordenamiento jurídico puede decidir proteger determinadas

realidades, en función de intereses (humanos) determinados. Así, si se

prohíbe pisar el césped, ello no significa que el pasto tenga el derecho a no

ser pisado: es en función de los intereses propios de los sujetos de derecho

que se tutela su ambiente (césped incluido)[5]”.

Entonces, es cierto que los animales no son sujetos de derecho, pero sí son

bienes jurídicos tutelados, por lo cual su protección por parte del

ordenamiento resulta coherente. Lo que entraría a discusión es si el

Derecho Penal es el mecanismo idóneo para controlar aquellas conductas.

Debemos recordar que el Derecho Penal debe ser utilizado en última ratio,

es decir, como el último mecanismo estatal para controlar determinadas

actitudes. En este caso, ¿Nos encontramos ante una situación de última

ratio? ¿Es que acaso el Estado ya ha intentado controlar estas conductas de

manera efectiva a través de otros medios?

También es importante analizar si se está haciendo un uso adecuado del

Derecho Penal, o se está acudiendo al Derecho Penal Simbólico por parte

de los legisladores, al pretender satisfacer a la sociedad con normas

ampliamente aclamadas.

Si bien es cierto que aquello resulta cuestionable, también debemos

reconocer que la realidad siempre supera al Derecho y, es una realidad que

son miles los animales que sufren de actos extremadamente crueles y

además, no son tratados de manera adecuada. Hace una semana saltó a la

luz en los noticieros la imagen de 15 perros que habían sido abandonados a

su suerte en una propiedad: sin agua, sin alimento, sin cuidado (atentando

además contra la salud de los vecinos del Distrito de La Victoria). La

conmoción fue grande y, tan solo unos días después, la Comisión aprobó el

Proyecto de Ley.

Ya en anteriores Editoriales hemos manifestado que el uso del Derecho

Penal debe ser utilizado con pinzas pues este supone una afectación al

derecho de la libertad de los condenados en razón de conductas

antisociales, y tipificadas como conductas antijurídicas. Pero esa limitación

al pleno ejercicio de la libertad debe encontrar su sustento en la afectación

a un bien jurídico relevante para la sociedad, y, es tarea de la sociedad y del

legislador establecer los límites. Si hemos superado ese límite en este caso

concreto, la pena sería válida y conforme a los Principios del Derecho

Penal (última ratio).

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5. Conclusiones

El maltrato animal es un hecho y una realidad evidente. Es por ello que ha

sido protegida a nivel internacional a través de la Declaración Universal de

Derechos del Animal y a nivel interno a través de la Ley de protección a los

animales domésticos y a los animales silvestres mantenidos en cautiverio.

Es ampliamente reconocido que aquella ley no ha sido efectiva ni ha

permitido reducir las tasas de maltrato animal y que además, presentaba

serios vacíos que imposibilitaban su reglamentación.

El Proyecto de Ley en cuestión propone modificar el Código Penal y que

de esa manera, los actos de crueldad dejen de ser una falta y pasen a ser un

delito con una condena de pena privativa de libertad.

Los animales no son sujetos de derechos, sino bienes jurídicos tutelados;

por lo tanto, es incorrecto afirmar que estos seres son portadores de

derechos; sin embargo, su protección por el ordenamiento es necesaria en

vista a una realidad palpable.

La discusión se centra en si el uso del Derecho Penal es una respuesta a la

protesta social o si verdaderamente es el medio idóneo para proteger estas

actitudes. Y, de ser así, ¿Se estaría vulnerando el principio de última ratio?

El Derecho debe adaptarse a las realidades, y debe, además, controlar

ciertas conductas consideradas como intolerables por la sociedad. El

presente Editorial invita a los lectores a analizar además, cuán efectivo

resultará el uso del Derecho Penal ante estas situaciones ¿Se reducirán los

actos de crueldad? ¿Se condenará a quienes maltraten a los animales?

Finalmente, quien decidirá esto será el Pleno del Congreso.

*Fuente de la imagen: laorquesta.mx

[1] Dictámen recaído en el proyecto de ley y emitido por la Comisión de Pueblos

Andinos, Amazónicos y Afroperuanos, Ambiente y Ecología – Contenido de la

Propuesta.

[2] ESPINOZA ESPINOZA, Juan. Derecho de las personas. Lima : Iustitia : Grijley,

2012. 2 v. ; 25 cm. Language: Spanish, Base de datos: Catálogo Bibliográfico PUCP. P

29.

[3] FERNÁNDEZ SESSAREGO, Derecho de las personas. Exposición de motivos y

comentarios al Libro Primero del Código Civil peruano, Librería Studium Editores,

Lima, 1986.

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[4] Señala Juan Espinoza Espinoza que este listado contenido en el Código Civil no

puede ser entendido como un numerus clausus, sino que existen otros sujetos de

derechos como la sociedad conyugal, la sociedad de gananciales o la unión de hecho.

[5] ESPINOZA ESPINOZA, Juan. Derecho de las personas. Lima : Iustitia : Grijley,

2012. 2 v. ; 25 cm. Language: Spanish, Base de datos: Catálogo Bibliográfico PUCP. P

32-33.