INDICE - PUCP

257

Transcript of INDICE - PUCP

Page 1: INDICE - PUCP
Page 2: INDICE - PUCP

INDICE Página Artículo

Autor

7 LA VIGENCIA Y VALIDEZ DE LAS NORMAS JURÍDICAS EN LA JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL Marcial Rubio Correa

19 LA BUENA FE CONTRACTUAL Shoschana Zusman T.

31 LA VERDAD CONSTRUIDA: ALGUNAS REFLEXIONES HETERODOXAS SOBRE LA INTERPRETACIÓN LEGAL Fernando de Trazegnies Granda

43 “EL CIELO DE LOS CONCEPTOS JURÍDICOS” VERSUS LA SOLUCIÓN DE PROBLEMAS PRÁCTICOS. A PROPÓSITO DE LA DOCTRINA DE LOS ACTOS PROPIOS Cecilia O´Neill de la Fuente

57 DIÁLOGO ENTRE EL JUEZ Y EL PROFESOR Enrique Ghersi

65 CONTRADICCIÓN SIN CONTRICCIÓN (NI ENMIENDA): YANACOCHA Y UN TEST PARA ARGUMENTAR VÁLIDAMENTE A CONTRARIO Gonzalo Zegarra Mulanovich

79 KELSEN DE CABEZA: VERDADES Y FALACIAS SOBRE EL CONTROL DIFUSO DE LAS NORMAS POR LAS AUTORIDADES ADMINISTRATIVAS Alfredo Bullard G.

97 LAS ERRATAS EN LA PUBLICACIÓN DE LAS NORMAS LEGALES Carlos Cárdenas Quirós

115 LA NATURALEZA DE LA ARGUMENTACIÓN JURÍDICA Rodrigo Valenzuela

Page 3: INDICE - PUCP

121 ¿ACTORI INCUMBIT PROBATIO? PRESUNCIONES Y CARGAS DE LA PRUEBA REPENSADAS: COMMON LAW VERSUS CIVIL LAW José Domingo Rivarola

133 PRESUNCIÓN DE INOCENCIA Y ESTADO DE DERECHO Róger Yon Ruesta Armando Sánchez Málaga C.

151 EL ORDEN PÚBLICO INTERNACIONAL Y EL ORDEN PÚBLICO INTERNO DESDE LA PERSPECTIVA DEL DERECHO INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS HUMANOS Elizabeth Salmón G.

159 LAS POTESTADES DE CALIFICACIÓN Y RECALIFICACIÓN COMO MECANISMOS ANTIELUSORIOS EN EL DERECHO ESPAÑOL César García Novoa

171 EL EJERCICIO ABUSIVO DEL DERECHO EN LAS DECISIONES DE LAS JUNTAS DE ACREEDORES DENTRO DE UN PROCEDIMIENTO CONCURSALJuan Espinoza Espinoza

179 ABUSO DE POSICIÓN DE DOMINIO CONJUNTA Y COLUSIÓN TÁCITA: ¿INFRACCIONES SIN CONTENIDO REAL? Eduardo Quintana Sánchez

205 UNA INTRODUCCIÓN AL SISTEMA COMUNITARIO DE DEFENSA DE LA LIBRE COMPETENCIA: LA DECISIÓN 608 EN EL MERCADO AMPLIADO ANDINO Pierino Stucchi López Raygada Luis Gabriel González Delgado

233 “EL DERECHO NO SE PUEDE FUNDAR SOLAMENTE EN TÉCNICA ARGUMENTATIVA” Entrevista a Franco Bonsignori

239 ACERCA DE “ARBITROFOBIAS” Y “ARBITRALITIS” Entrevista a Ignacio Suárez Anzorena y Alejandro Garro

Page 4: INDICE - PUCP

249 “EL DERECHO DE COMPETENCIA TIENE QUE FORMAR PARTE DE LA CONSTITUCIÓN ECONÓMICA DE UN ESTADO” Entrevista a William E. Kovacic y Antonio Creus

257 MESA REDONDA: REGIONALIZACIÓN Y DESCENTRALIZACIÓN

269 MESA REDONDA: ¿DE QUIÉN ES EL DERECHO? CUESTIONANDO NUESTRO SISTEMA DE PROTECCIÓN A LOS DERECHOS DE AUTOR

279 CRÉDITOS

* La numeración de las páginas es coincidente con la de la revista en su versión impresa, más no, en su versión electrónica.

Page 5: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

7

Mar

cial

Rub

io C

orre

a

La norma jurídica tiene un lugar protagónicoen todo ordenamiento jurídico. Es por esto queMarcial Rubio, con la claridad que locaracteriza, dedica el presente artículo a hacerun detallado análisis sobre la vigencia, validez,y eficacia de las normas jurídicas, a la luz dereciente jurisprudencia emitida por el TribunalConstitucional peruano. Este análisis se realizaabarcando interesantes temas, tales como laaplicación ultractiva de una norma derogadao la validez de una ley de reformaconstitucional.

Consideramos que la precisión en el uso delos términos jurídicos presentados hará de ésteun artículo de consulta continua y obligatoriapara quien quiera hacer una aplicación correctadel Derecho peruano.

LA VIGENCIA Y VALIDEZ DELAS NORMAS JURÍDICAS EN LA JURISPRUDENCIA

DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

Marcial Rubio Correa *

* Vicerrector académico y profesor principal de la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Abogado y Doctor enDerecho por la Pontificia Universidad Católica del Perú.

Page 6: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

8

La norma jurídica no mereció casi atención en laliteratura y la jurisprudencia peruana. La excepción esel Tribunal Constitucional que sí enfrenta este temateórico y de intensa aplicación práctica dentro de susresoluciones. Los siguientes son comentarios a susaportes sobre los temas de vigencia y validez de lasnormas jurídicas, acompañados de un intento desistematización de las ideas, necesariamente dispersaspor la naturaleza jurisprudencial de su producción.

En este trabajo sólo tratamos de normas generales,no de normas particulares. La diferencia entre ambases formal y de contenido. Desde el punto de vistaformal, las normas generales pertenecen a la legislaciónque es el conjunto de reglas aplicables a todas laspersonas de la sociedad que caigan bajo sus supuestos.Desde el punto de vista de contenido, las normasgenerales son aquellas de cuyo texto no aparecen laspersonas específicas a las cuales su cumplimiento estádestinado (cosa que sí ocurre con las normasparticulares).

Es norma general: “Toda persona tiene derecho a lavida”. Es norma particular: “Reconózcase a tal personatantos años de servicios al Estado”; u, “otórgueseindulto a tal reo”.

1. VALIDEZ, VIGENCIA Y EFICACIA DE LA NORMAJURÍDICA

Estos tres son conceptos generales conocidos yutilizados por todo aquel que se interna en materiajurídica. Se recurre a ellos desde el primer curso deestudios de Derecho en una universidad. Sin embargo,no es fácil discriminar sus contenidos y, muchas veces,son utilizados como sinónimos. El TribunalConstitucional ha hecho un trabajo de deslinde entreellos, precisando su contenido y diferenciándolos unosde otros para, luego, aplicar este marco conceptual aconsecuencias normativas muy concretas.

Las citas jurisprudenciales que estimamos másimportantes en relación con el tema son las siguientes:

“Sin embargo, la validez de una norma no debeconfundirse con la cuestión relativa a su “pertenencia”al sistema normativo. Esta última incluye a las normasválidas e, incluso, a las inválidas, pues, tratándose deestas últimas, existe una presunción de validez quesubsiste en tanto no se expida un acto jurisdiccionalque la declare como inválida. Y es que si bien, pordefinición, toda norma válida se considera vigente, no

necesariamente toda norma vigente es una normaválida.

Para que una norma jurídica se encuentre vigente, sóloes necesario que haya sido producida siguiendo losprocedimientos mínimos y necesarios previstos en elordenamiento jurídico, y que haya sido aprobada porel órgano competente. En tanto que su validezdepende de su coherencia y conformidad con lasnormas que regulan el proceso (formal y material) desu producción jurídica (STC N.° 0010-2002-AI/TC).

Por ello es que la pertenencia de una norma al sistemajurídico atañe, incluso, a las normas derogadas, siempreque éstas tengan una vocación de aplicación ultractiva.De modo que, pese a no estar vigentes, puedeconfirmarse que pertenecen al ordenamientojurídico”1.

Para desarrollar debidamente este texto debemostrabajar con los siguientes conceptos:

• Vigencia de la norma.

• Validez (e invalidez) de la norma.

• Norma derogada con aplicación ultractiva.

• Pertenencia de la norma al sistema normativo.

Veámoslos sucesivamente.

1.1 La vigencia de la norma

La vigencia está suficientemente descrita en el segundopárrafo de la cita. El Tribunal Constitucional exige paraque una norma jurídica esté vigente que “(...) hayasido producida siguiendo los procedimientos mínimosnecesarios previstos en el ordenamiento jurídico, y quehaya sido aprobada por el órgano competente”.

Puede verse que el concepto de vigencia es elemental,mínimo, un concepto que está al nivel del piso y nodel techo en lo que atañe a la conceptualización de lanorma jurídica.

En realidad, el concepto de vigencia no estudia detallesni entra en profundidades (ello se hará cuando seanalice la validez de la norma). La vigencia es,prácticamente, una circunstancia de hecho en relacióncon el nacimiento de la norma: si la dictó el órganocompetente siguiendo el procedimiento establecido y

1 Sentencia del Tribunal Constitucional emitida el 10 de diciembre del 2003 en el expediente 0014-2003-AI/TC sobre acción de inconstitucionalidadinterpuesta por don Alberto Borea Odría y más de cinco mil ciudadanos contra el denominado “documento promulgado el 29 de diciembre de1993 con el título de Constitución Política del Perú de 1993” (sic).

Page 7: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

9

Mar

cial

Rub

io C

orre

a

la promulgó el órgano a su vez competente para ello,entonces la norma está vigente.

Hay aquí que abordar la diferenciación conceptualentre vigencia y eficacia de la norma jurídica porque,en nuestro criterio, el Tribunal Constitucional ha abiertouna brecha conceptual que debe ser cerrada. Nóteseque en el texto que acabamos de repetir tres párrafosarriba, la jurisprudencia no exige expresamente, parala vigencia, que la norma haya sido dada a publicidad.Esto es importante porque el artículo 51 de laConstitución, en su parte final dice: “La publicidad esesencial para la vigencia de toda norma del Estado”.Esto anunciaría que el Tribunal Constitucional la haincorporado a la publicación, tácitamente, en la parteen que expresa la necesidad de que la norma jurídica“(...) haya sido producida siguiendo los procedimientosmínimos necesarios previstos en el ordenamientojurídico (...)”. Sin embargo, no es muy claro que enesta parte de la cita jurisprudencial se refiera a lapublicación de la norma, desde que todavía estátratando de los prolegómenos y, recién luego, se refierea la necesidad de que la norma haya sido aprobadapor el órgano competente. No ha habido claridad eneste punto.

Por otra parte, el mismo Tribunal ha hecho menciónexpresa a que la publicación o no publicación de unanorma jurídica tiene que ver con su eficacia y,simultáneamente, con su vigencia:

“4. Por lo tanto, los cuestionamientos que puedansurgir en torno a la publicación de una norma, nodeben resolverse en clave validez o invalidez, sino deeficacia o ineficacia. Una ley que no haya sidopublicada, sencillamente es ineficaz, pues no hacobrado vigencia. Y sobre aquello que no ha cobradovigencia, no es posible ejercer un juicio de validez enun proceso de inconstitucionalidad, pues no seráposible expulsar del ordenamiento jurídico aquello quenunca perteneció a él”2.

Es evidente que el punto de partida del TribunalConstitucional, integrando las dos citas que llevamoshechas en sus partes pertinentes, consiste en que lavigencia de una norma jurídica depende de que hayasido aprobada y promulgada por los órganoscompetentes, y que haya sido publicada cumpliendoel mandato del artículo 51 de la Constitución. Sóloentonces, la norma será también eficaz. De estamanera, el efecto práctico de la vigencia de una normaes su eficacia. Que una norma sea eficaz quiere decir

que es de cumplimiento exigible, es decir, que debeser aplicada como un mandato dentro del Derecho.

Hay que notar, sin embargo, que la norma que gozadel atributo de estar vigente porque fue aprobada,promulgada y publicada de acuerdo a los mínimosexigidos por el Derecho, puede tener vicios tales comocontradecir una norma superior, o no haber cumplidocon algún detalle importante de procedimiento al serdictada. Esto porque, al estudiar si la norma estávigente, debe analizarse los requisitos formalesmínimos de su elaboración, según vimos en la cita delTribunal Constitucional.

Puede por tanto suceder que una norma vigente, ypor tanto eficaz, tenga algún vicio jurídico que debieraconducir a que no sea aplicada. Para evitar la eficacia,esto es, la exigibilidad de una norma jurídica vigenteporque atenta contra el Derecho, debemos recurrir alconcepto de validez.

1.2 La validez de la norma

La cita número 1 de este trabajo, que viene dando eleje estructural a nuestro desarrollo, tiene elementosde juicio para definir este concepto. Dice, a propósitode la norma jurídica, que: “(...) su validez depende desu coherencia y conformidad con las normas queregulan el proceso (formal y material) de su producciónjurídica (...)”.

El Derecho es un sistema jerárquico de normas. Laprimera norma escrita que tiene supremacía normativay que da base a todo el resto del sistema jurídico es laConstitución. Luego vienen en segundo nivel lasnormas con rango de ley y luego diversas disposicionesde carácter general dictadas por la AdministraciónPública. Todo ello está señalado en el artículo 51 de laConstitución que dice:

“Constitución, artículo 51.- La Constitución prevalecesobre toda norma legal; la ley, sobre las normas deinferior jerarquía, y así sucesivamente (...)”.

De esta manera, la validez de una norma inferior enrango depende de que tanto su forma como sucontenido guarden una relación adecuada desubordinación con las normas de categoría superior.Esta adecuada subordinación no ha sido claramenteestablecida en la Constitución pero puede inferirse delos artículos 200 inciso 4 y 138 de la Constitución quedicen lo siguiente:

2 Sentencia del Tribunal Constitucional emitida el 24 de junio del 2004 en el expediente 0021-2003-AI/TC sobre acción de inconstitucionalidadinterpuesta por el Colegio de Biólogos y el Colegio de Arquitectos del Perú contra la Ordenanza Municipal 006-2002-MPP.

Page 8: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

10

“Artículo 200.- Son garantías constitucionales:

(...)

4. La Acción de Inconstitucionalidad, que procedecontra las normas que tienen rango de ley: leyes,decretos legislativos, decretos de urgencia, tratados,reglamentos del Congreso, normas regionales decarácter general y ordenanzas municipales quecontravengan la Constitución en la forma o en el fondo.(...)”.

“Artículo 138.- (...)

En todo proceso, de existir incompatibilidad entre unanorma constitucional y una norma legal, los juecesprefieren la primera. Igualmente, prefieren la normalegal sobre toda otra norma de rango inferior”.

El artículo 200 inciso 4 de la Constitución establece elcontrol de constitucionalidad concentrado paraaquellos casos en los que las normas inferiorescontravienen a las superiores. El artículo 138 es máspreciso al establecer el control difuso para los casos enlos que exista incompatibilidad entre la norma superiory la inferior. En realidad, lo correcto desde el punto devista constitucional es exigir la incompatibilidad. ElTribunal lo ha establecido así:

“La validez en materia de justicia constitucional, encambio, es una categoría relacionada con el principiode jerarquía normativa, conforme al cual la normainferior (v.g. una norma con rango de ley) será válidasólo en la medida en que sea compatible formal ymaterialmente con la norma superior (v.g. laConstitución). Constatada la invalidez de la ley, por suincompatibilidad con la Carta Fundamental,corresponderá declarar su inconstitucionalidad,cesando sus efectos a partir del día siguiente al de lapublicación de la sentencia de este Tribunal que así lodeclarase (artículo 204 de la Constitución)”3.

De manera que podemos tener una norma vigente ypor tanto exigible que, sin embargo, sea inválida por ircontra una norma superior por el fondo o por la forma.En tal caso, como norma vigente será exigible porprincipio y la única manera de evitarlo será proceder alcontrol de rango superior: control de constitucionalidadsi se trata de normas inferiores a la Constitución o,también, control de legalidad si se trata de normas detercer nivel (decretos y resoluciones). Ello a través delcontrol difuso o concentrado, según sea el caso.

1.3 Norma derogada con aplicación ultractiva ysu efecto en las sentencias que pasaron encalidad de cosa juzgada

El Tribunal Constitucional ha resuelto casos en los cualesuna norma ya derogada producía sin embargo efectosultractivos y, por consiguiente, estaba en el sistemanormativo aun cuando ya no tenía vigencia.

El caso más reciente fue el de la Ley 28568 que modificóel artículo 47 del Código Penal dándole la siguienteredacción: “El tiempo de detención preliminar,preventiva y domiciliaria, que haya sufrido el imputado,se abonará para el cómputo de la pena impuesta arazón de un día de pena privativa de libertad por cadadía de detención (...)”.

Al 21 de julio del 2005, cuando el proceso deinconstitucionalidad estaba a resolverse, la Ley 28568había sido ya derogada mediante la Ley 28577publicada el 9 de julio del 2005.

El Tribunal se planteó el problema de si podía declararla inconstitucionalidad de una ley derogada y, tomandoun precedente de su propia jurisprudencia, consideróque sí debía hacerlo. Dijo lo siguiente:

“5. Sobre el particular, cabe recordar lo establecido poreste Colegiado en el Caso ITF (STC 0004-2004-AI/acumulados), en el sentido de que: (...) no toda normaderogada se encuentra impedida de ser sometida a unjuicio de validez pues, aun en ese caso, existen dossupuestos en los que procedería una demanda deinconstitucionalidad: a) cuando la norma continúedesplegando sus efectos, y, b) cuando, a pesar de nocontinuar surtiendo efectos, la sentencia deinconstitucionalidad puede alcanzar a los efectos que lanorma cumplió en el pasado, esto es, si hubiese versadosobre materia penal o tributaria” (Fundamento 2).

En tal sentido, la derogación de la ley no esimpedimento para que este Tribunal pueda evaluar suconstitucionalidad, pues la derogación es una categoríadel Derecho sustancialmente distinta a lainconstitucionalidad. Mientras que la primera nonecesariamente elimina los efectos (capacidadreguladora) de la ley derogada (así, por ejemplo, loscasos de leyes que, a pesar de encontrarse derogadas,surten efectos ultractivos), la declaración deinconstitucionalidad “aniquila” todo efecto que lanorma pueda cumplir; incluso los que pueda habercumplido en el pasado, en caso de que haya versado

3 Sentencia del Tribunal Constitucional emitida el 21 de setiembre del 2004 en el expediente 0004-2004-AI/TC y otros acumulados, sobre acciónde inconstitucionalidad interpuesta por diversos colegios profesionales contra diversos artículos del Decreto Legislativo 939 y otros dispositivoslegislativos.

Page 9: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

11

Mar

cial

Rub

io C

orre

a

sobre materia penal o tributaria (artículo 83 del CódigoProcesal Constitucional).

De ahí que el artículo 204 de la Constitución establezca:

“La sentencia del Tribunal que declara lainconstitucionalidad de una norma, se publica en eldiario oficial. Al día siguiente de la publicación, la normaqueda sin efecto”.

6. Así pues, como es de público conocimiento,mientras estuvo vigente la ley impugnada sepresentaron diversas solicitudes de excarcelación,algunas de las cuales aún no han sido resueltas, o susresoluciones se encuentran en etapa de impugnación,de modo que, a la fecha de expedición de la presentesentencia, los efectos de la disposición aún se vienenverificando, razón por la cual, a pesar de suderogación, en el presente caso no se ha producidola sustracción de materia”4.

La tesis sostenida por el Tribunal en relación con estecaso, como a su turno lo había dicho ya en el casoanterior citado por su propia resolución aquí transcrita,consiste en que sus sentencias no tienen efectoretroactivo salvo en materia penal cuando favorecenal reo, o cuando se trata del último párrafo del artículo74 de la Constitución (aplicación concordada delartículo 204 y el 103 de la Constitución, y dado el casode su artículo 74, así como de los artículos 81 y 83 delCódigo Procesal Constitucional).

Cuando una norma jurídica es declaradainconstitucional y la sentencia respectiva empieza asurtir sus efectos5, dicha norma no puede ser aplicadaen adelante. Esto, sin embargo, debe ser aclaradodesde el punto de vista de su conexión con la aplicaciónen el tiempo. Para ello es necesario diferenciar dosposibles situaciones:

• La primera es aquella en la cual la norma declaradainconstitucional fue ya aplicada por una sentenciaque pasó en calidad de cosa juzgada. En tal caso,esa sentencia es inmodificable y seguirá rigiendoaun cuando se fundó en una normainconstitucional, debido a la necesidad de respetar

la inmodificabilidad de la cosa juzgada que mandael artículo 139 inciso 2 de la Constitución. Las únicasexcepciones son dos: la primera, aquel caso en elque la sentencia se fundó en una norma penal queagrava la condición del reo: en tal situación seaplicará la retroactividad benigna de la sentenciade declaración de inconstitucionalidad y semodificará la sentencia (con efecto penal más grave)que ya había pasado en calidad de cosa juzgada; lasegunda excepción consiste en que se declareinconstitucional una norma de naturaleza tributariapues, según la parte final del artículo 74 de laConstitución, “No surten efecto las normastributarias dictadas en violación de lo que estableceel presente artículo”. Todo esto ha sidoexpresamente mandado, por su parte, en el artículo83 del Código Procesal Constitucional que, en laparte pertinente, dice: “Las sentencias declaratoriasde ilegalidad o inconstitucionalidad no concedenderecho a reabrir procesos concluidos en los que sehayan aplicado las normas declaradasinconstitucionales, salvo en las materias previstasen el segundo párrafo del artículo 103 y últimopárrafo del artículo 74 de la Constitución (...)”.

En otras palabras, las sentencias que pasaron encalidad de cosa juzgada son inmodificables por lassentencias de declaración de inconstitucionalidado de ilegalidad de una norma6 salvo en los casos deretroactividad benigna y de invalidación dedisposiciones tributarias que contrarían losmandatos del artículo 74 de la Constitución.

• La segunda situación es aquella en la cual hay unprocedimiento en trámite y se va a aplicar dentro deél la norma declarada inconstitucional (o ilegal, segúnhemos visto en la nota de pie de páginainmediatamente anterior). En este caso, la norma queha quedado sin efecto no puede ser aplicada y, enconsecuencia, la sentencia de inconstitucionalidadproduce efectos inmediatos sobre las resolucionesjurisdiccionales y administrativas que se dicte a futuro.Es, precisamente, el caso de la aplicación de la Ley28568 al que ya nos referimos anteriormente y quefue expresamente resuelto en este sentido por elTribunal Constitucional.

4 Sentencia del Tribunal Constitucional emitida el 21 de julio del 2005 en el expediente 0019-2005-PI/TC sobre proceso de inconstitucionalidadinterpuesto por más del veinticinco por ciento del número legal de miembros del Congreso de la República contra la Ley 28568, cuyo artículoúnico modifica el artículo 47 del Código Penal.

5 El primer párrafo del artículo 204 de la Constitución indica cuándo comienza a surtir efectos dicha sentencia de inconstitucionalidad: “Lasentencia del Tribunal que declara la inconstitucionalidad de una norma se publica en el diario oficial. Al día siguiente de la publicación, dichanorma queda sin efecto (...)”. Esta disposición se halla ratificada en el primer párrafo del artículo 81 del Código Procesal Constitucional y esextendida, a su vez, a los efectos de la sentencia que declara fundada la acción popular contra normas generales de rango inferior al de la ley.

6 Nos referimos a las “sentencias de declaración de inconstitucionalidad o de ilegalidad” porque hay que recordar que el artículo 83 del CódigoProcesal Constitucional es aplicable tanto al Proceso de Inconstitucionalidad de las Leyes como al Proceso de Acción Popular. El primero tramitapretensiones de inconstitucionalidad de las normas de rango de ley en tanto que el segundo tramita pretensiones de inconstitucionalidad denormas inferiores al rango de ley que, por consiguiente, pueden ser tanto inconstitucionales como ilegales (entendiendo por este último términosu incompatibilidad con las normas con rango de ley).

Page 10: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

12

Un tercer caso sui generis de efectos de las sentenciasque pasaron en calidad de cosa juzgada, tambiénanalizado por el Tribunal Constitucional, no tiene quever con la declaración de inconstitucionalidad denormas de rango inferior a la Constitución, sino conlos efectos de una modificación constitucional sobrelas sentencias dictadas bajo la norma constitucionalprevia y que debieran seguir produciendo efectos. Elproblema se presentó a raíz de la modificación de laPrimera Disposición Final de la Constitución mediantela Ley 28389. La versión original de esta disposiciónfinal establecía que en materia de reglas sobrepensiones de seguridad social regía el principio de losderechos adquiridos. La modificación constitucional,declarada válida por el Tribunal en una sentencia sobreproceso de inconstitucionalidad, estableció que enadelante regiría para materia pensionaria el principiode los hechos cumplidos.

Así, ocurrió que antes de la Ley 28389 el Tribunal habíaseguido una consistente línea jurisprudencial dedefensa de los derechos adquiridos en toda la aplicaciónde las normas pensionarias de los Decretos Leyes 19990y 20530. La Ley 28389 y las normas que la siguieronmodificando el régimen pensionario establecieronlímites a las pensiones máximas a pagar por el Estadoe, inclusive, dictaron normas para la reducciónprogresiva de las pensiones más altas en vigencia. Estogeneró que pensionistas que habían recibido antessentencias que mandaban respetar sus derechosadquiridos, exigieran que dichas sentencias se siguierancumpliendo luego de la Ley 28389 por el principio dela cosa juzgada.

El Tribunal Constitucional rechazó esta pretensióndiciendo lo siguiente:

“9.- (...) Es conveniente determinar, vistos losargumentos de los demandantes, si este Colegiado seencuentra vinculado en su actuación a las sentenciasemitidas cuando estaban vigentes las normasconstitucionales modificadas. Es decir, si se encuentracondicionado por la jurisprudencia dictada cuandoregía la Primera Disposición Final y Transitoria de laConstitución, que consagraba un régimen de derechosadquiridos para los pensionistas de los Decretos LeyesN° 19990 y N° 20530.

Como bien se acaba de mencionar, para resolver lapresente controversia constitucional sólo se podrán usarlas normas que no están sujetas a escrutiniojurisdiccional, y siempre que se pudiera haber producido

una grave y clara violación al “contenido fundamental”de la Constitución. Por ello, la interpretación realizadapor este Tribunal respecto a las normas que sí estánsujetas a control sólo pueden ser consideradas comoválidas relativamente, lo cual condiciona la inexistenciade cosa juzgada respecto a su jurisprudencia (Vid.,fundamento 116).

Si bien, como señala el artículo 82 del Código ProcesalConstitucional, “(...) las sentencias del TribunalConstitucional en los procesos de inconstitucionalidad(...) que queden firmes tienen autoridad de cosajuzgada, por lo que vinculan a todos los poderespúblicos”, no podrá ser considerado como válido queeste Colegiado se supedite a su jurisprudencia cuandoel parámetro normativo constitucional que losdemandantes invocan para resolver sus demandas yaha sido modificado”7.

El primer párrafo de la cita presenta el problema y lohemos transcrito por su carácter descriptivo. El segundopárrafo, al menos para nosotros, es sumamente oscuroo, tal vez, tiene un error de redacción que le quitasentido. Pero el tercero es muy claro: el principioconstitucional cambió con la Ley 28389 desde losderechos adquiridos hacia los hechos cumplidos y, enla aplicación a futuro de las normas jurídicas, estos dosprincipios son excluyentes entre sí. Por consiguiente,al haber cambiado la norma constitucional, lassentencias anteriores fundadas en el principio previoahora inexistente quedan sin sustento constitucionalde cumplimiento a pesar de ser cosa juzgada.

La argumentación del Tribunal Constitucional continúade esta manera:

“116.- (...) Casi toda la jurisprudencia emitida enmateria previsional antes de la reforma de la PrimeraDisposición Final y Transitoria de la Constitución(incluida la de este Colegiado), se fundamentaba en lateoría de los derechos adquiridos, y, en los casoscorrespondientes, en el derecho a la nivelación de laspensiones. Tales exigencias formaban parte delparámetro constitucional entonces vigente y,consecuentemente, los órganos de administración dejusticia (entre los que se encuentra este Tribunal) teníanel deber de aplicarlas y de declarar lainconstitucionalidad de los actos que pretendiesendesconocerlas.

¿Significa ello que a las personas que hayan sidofavorecidas por dichas resoluciones judiciales no les

7 Sentencia del Tribunal Constitucional emitida el 03 de junio del 2005 en el expediente 0050-2004-AI/TC y otros acumulados, sobre proceso deinconstitucionalidad interpuesto por el Colegio de Abogados del Cusco, por el Colegio de Abogados del Callao y más de cinco mil ciudadanoscontra las leyes 28389 y 28449.

Page 11: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

13

Mar

cial

Rub

io C

orre

a

resulta aplicable la reforma constitucional aprobada apesar de que este Tribunal la encuentre válida? Desdeluego, la respuesta es negativa.

El derecho a la ejecución de las resoluciones judicialesfirmes, como todo derecho fundamental, no esilimitado. Las resoluciones judiciales no sitúan alvencedor en juicio en una suerte de ‘ordenamientoaislado’ que impida que a éste alcancen lasmodificaciones jurídicas que puedan tener lugar luegode expedida la sentencia que le favoreció. En efecto,en tanto que las resoluciones judiciales se fundamentanen presupuestos fácticos y jurídicos que condicionanla estimación de una determinada pretensión, laextinción que a posteriori y dentro del marcoconstitucional opere en relación con alguno de talesfundamentos, condicionan y en algunos casos impidensu ejecución. Dicho de otra manera, en estos supuestos,la Constitución admite que una resolución puededevenir en inejecutable”8.

El Tribunal Constitucional tenía el deber de aplicar lateoría de los derechos adquiridos antes de la Ley 28389porque ése era el parámetro constitucional vigente.Sin embargo, al haber variado las normasconstitucionales, entonces estas nuevas disposicionesdeben ser aplicadas también a los beneficiarios de lassentencias anteriores y las razones que da el Tribunalpara ello son fundamentalmente dos:

• La primera, que ningún derecho es ilimitado y quetampoco lo es el de la cosa juzgada (ha repetidoesto una y otra vez en sus sentencias a propósitode diversos derechos).

• La segunda, que quienes recibieron sentenciasbasadas en los derechos adquiridos pensionarios enel pasado no están en un ordenamiento jurídicoaislado sino que se rigen siempre por el ordenconstitucional. Al variar éste, varía también lacondición de sus derechos (no ilimitados). Cuandolos fundamentos constitucionales de una sentenciacambian, la aplicación de dicha sentencia tiene quemodificarse para adaptarse a los nuevos principiosconstitucionales en vigencia.

Y añade aun el Tribunal lo siguiente:

“116.- (...) Así las cosas, no es que la reformaconstitucional acarree la nulidad de resolucionesjudiciales ni mucho menos que desconozca el principiode cosa juzgada. Lo que ocurre es que algunos de losfundamentos jurídicos que condicionaron que las

resoluciones judiciales a las que hacen alusión losdemandantes sean estimatorias, han sido modificados,e incluso, expresamente proscritos constitucionalmente(así resulta del nuevo contenido de los artículos 103 yPrimera Disposición Final y Transitoria de laConstitución). En consecuencia, han devenido eninejecutables.

No obstante, es necesario precisar que dado que lareforma constitucional no tiene efectos retroactivos,debe reconocerse los plenos efectos que cumplierondichas resoluciones judiciales durante el tiempo en quela Ley Nº 28389 aún no se encontraba vigente. Demodo tal que, por ejemplo, si antes de la fecha en quela reforma cobró vigencia una persona resultófavorecida con una resolución judicial que ordenaba lanivelación de su pensión con la del trabajador activodel mismo cargo o nivel en el que cesó, dicha personatiene derecho a una pensión nivelada hasta el díainmediatamente anterior a aquel en que la reformapasó a pertenecer al ordenamiento jurídico-constitucional”9.

Aquí el Tribunal Constitucional diferencia los efectos dela reforma constitucional en el tiempo: no puedemodificar lo que ya sucedió, pero afecta lo que sucedaen adelante que es, precisamente, la característica de lateoría de los hechos cumplidos. Ella sostiene que cadahecho que ocurre en la realidad se rige por la normavigente en su momento. Esto quiere decir que la Ley28389, al modificar la Constitución, no puede enmendarlos cobros anteriores que hayan hecho los pensionistas(sobre la base de la teoría de los derechos adquiridos),pero sí puede modificar los cobros que vayan a hacerinmediatamente después que ella entró en vigencia.

Por lo dicho en todas estas resoluciones, queda claroque dentro del sistema normativo están no sólo lasnormas vigentes sino también aquellas otras que,aunque derogadas, siguen produciendo efectosjurídicos ultractivos.

La consecuencia práctica es que estas normas ultractivasya derogadas pueden por tanto ser sometidas a controlde constitucionalidad. Si fueran declaradasinconstitucionales (como fue el caso de la ya derogadaLey 28568), sus efectos ultractivos cesan desde el díasiguiente al de publicación de la sentencia del TribunalConstitucional. Fue lo que ordenó este órgano en elcaso que venimos comentando:

“61. Así las cosas, si bien no es posible que por mediode esta sentencia se puedan anular los efectos

8 Idídem.9 Idídem.

Page 12: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

14

beneficiosos para el reo que el extremo viciado deinconstitucionalidad de la ley impugnada cumplió enel pasado, ello no obsta para que, a partir del díasiguiente de publicación de esta sentencia, dichoextremo quede sin efecto incluso en los procesos quese hayan iniciado mientras estuvo vigente, esto es, enaquellos procesos en los que los efectosinconstitucionales de la ley aún se vienen verificando.

Y es que, tal como quedo dicho en el Fundamento 5,supra, la declaración de inconstitucionalidad, adiferencia de la derogación, anula los efectos de lanorma, o lo que es lo mismo, su capacidad reguladora,por lo que, una vez declarada su inconstitucionalidad,será imposible aplicarla.

62. En consecuencia, por virtud del efecto vinculantede una sentencia del Tribunal Constitucional para todoslos poderes públicos (artículo 82 del Código ProcesalConstitucional), las solicitudes de aplicación de la leyimpugnada (en lo que a la detención domiciliaria serefiere) que no hayan sido resueltas, deberán serdesestimadas, por haber cesado sus efectosinconstitucionales”10.

Finalmente, es importante señalar que las sentenciasque pasaron en calidad de cosa juzgada permanecencomo normas aplicables a las partes en el sistemanormativo, hasta que una modif icaciónconstitucional las haga inaplicables porque cambianlos fundamentos en que se sustentaron. En tal caso,las sentencias existentes deberán ser adaptadas a lanueva normatividad constitucional o, si no puedenser aplicadas en su totalidad, deberán ser dejadasde lado para apl icar las nuevas normasconstitucionales.

Nos parece que debemos entender, para completar elargumento, que si la modificación normativa es denaturaleza inferior al rango constitucional, lassentencias que queden contradichas con los contenidosde la nueva ley o decreto permanecerán en vigenciaporque el principio de inmutabilidad de la cosa juzgadatiene rango constitucional y las modificaciones de lasnormas inferiores no pueden afectarlo.

1.4 Pertenencia de la norma al sistema normativo

Buscando sintetizar lo visto hasta aquí, podemos decirque pertenecen al sistema normativo todas lasdisposiciones vigentes y aun las que ya fueronderogadas, siempre que estén produciendo efectos

ultractivos. Algunas de estas normas podrán tener viciode invalidez por ser incompatibles con normas de rangosuperior, por el fondo o por la forma. En tales casoshabrá que recurrir al control difuso o al controlconcentrado para lograr que la norma inválida no seaaplicada.

El control de constitucionalidad y el de legalidad puedenser ejercitados por los órganos jurisdiccionales tantocontra las normas vigentes, como contra las normasderogadas que estén produciendo efectos jurídicosultractivos.

Las sentencias se aplican a las partes cuando pasaronen calidad de cosa juzgada. Sin embargo, si unasentencia de estas se fundó en principios y normasconstitucionales que han cambiado de contenido porla reforma constitucional, y dicha sentencia aúnproduce efectos, estos deben ser adecuados a lasnuevas normas constitucionales a partir del momentoen que ellas entran en vigencia.

2. LA VALIDEZ DE LAS LEYES DE REFORMACONSTITUCIONAL

Según el Tribunal Constitucional, todas las leyes estánsometidas al control de constitucionalidad. No escapansiquiera las leyes de reforma constitucional.

La fundamentación más detallada está en la sentenciarecaída en el expediente 014-2002-AI/TC del 21 deenero del 2002 pero, a nuestro juicio, los argumentoscentrales están condensados en el siguiente texto:

“2. Que dado que la norma impugnada es una ley dereforma constitucional, es pertinente evaluar si esteTribunal es competente para admitir la demandainterpuesta y ejercer el control de constitucionalidad sobredicha ley. En primer lugar, porque ella no se encuentraexpresamente enumerada en el inciso 4) del artículo 200°

de la Constitución como supuesto normativo pasible deimpugnación. En segundo lugar, porque cuando elCongreso del República expide una ley de reformaconstitucional, lo hace en ejercicio del poder de reformaconstitucional que le confía el artículo 206° de la mismaNorma, desplegando su capacidad de modificarelementos de la propia Constitución, que es el parámetrode control de este Colegiado, conforme al artículo 1° dela Ley N.° 28301 –Orgánica del Tribunal Constitucional–.

3. Que respecto al primer tema, este Tribunal ha tenidooportunidad de precisar que la lista de normas

10 Sentencia del Tribunal Constitucional emitida el 21 de julio del 2005 en el expediente 0019-2005-PI/TC sobre proceso de inconstitucionalidadinterpuesto por más del veinticinco por ciento del número legal de miembros del Congreso de la República contra la Ley 28568, cuyo artículoúnico modifica el artículo 47 del Código Penal.

Page 13: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

15

Mar

cial

Rub

io C

orre

a

contempladas en el inciso 4) del artículo 200° de laConstitución como susceptibles de ser impugnadas enun proceso de inconstitucionalidad, tiene un carácterestrictamente enunciativo, mas no taxativo (STC N.°0010-2002-AI/TC, Fundamento N.° 21). Un criteriodistinto implicaría reconocer la existencia de normaseventualmente infractoras del ordenamientoconstitucional y que, sin embargo, se encuentranexentas de ser sometidas a un juicio deconstitucionalidad, lo que a todas luces resultainaceptable en un Estado de Derecho basado en elprincipio jurídico de supremacía constitucional, comodisponen los artículos 45° y 51° de la Constitución.

Conviene enfatizar que es deber de este Colegiadopreservar el mencionado principio de supremacíajurídica de la Constitución, haciendo respetar los valoresconstitucionales –función valorativa–, expulsando lanorma contraria a la Constitución –funciónpacificadora–, y restableciendo la racionalidad yunidad del ordenamiento jurídico-constitucional –función racionalizadora–.

4. Que, por otra parte, a pesar de que, como quedódicho, las leyes de reforma constitucional tienen lacapacidad de incorporarse e innovar la Constitución(parámetro y no objeto de control en un proceso deinconstitucionalidad), este Tribunal considera que esposible asignar a tales leyes la calidad de fuentesnormativas susceptibles de control de validez, debidoa que, si bien es cierto que la Constitución es creaciónde un Poder Constituyente, también lo es que las leyesde reforma constitucional son creación de un PoderConstituyente Constituido y, consecuentemente,restringido en su actuación por los límites jurídicoscontemplados con antelación por la fuente que loconstituye.

Este Colegiado ha tenido oportunidad de advertir queel poder de reforma constitucional se encuentrasometido tanto a límites formales como materiales.Mientras que los primeros aluden a los requisitoscompetenciales y de procedimiento para que la reformaprospere, los segundos se refieren a los valores materialesy principios fundamentales que dan identidad yconstituyen la esencia del texto constitucional, pudiendoser tanto expresos como implícitos (STC N.° 0014-2002-

AI/TC, Fundamentos 71 y ss.).

Por todo lo dicho, una ley de reforma constitucional síes susceptible de ser impugnada en un proceso deinconstitucionalidad”11.

El Tribunal Constitucional considera en primer lugarque la Constitución no es solamente un texto formal,sino que tiene valores y principios. Estos forman unnúcleo central normativo que siempre debe serrespetado y al que la doctrina denomina núcleo duro:

“122. En cuanto a la reforma total o parcial, a juicio delTribunal Constitucional, el factor numérico de los artículosconstitucionales no es necesariamente el factordeterminante para decidir si se trata de una reforma parcialo total. Tampoco lo es el simple cambio de redacción,pues el contenido puede permanecer igual. Por ende, hade analizarse si el contenido esencial de la Constituciónvigente permanece o es cambiado, según el contenidodel texto propuesto: si se varía en este nuevo texto lo queen doctrina se llama “núcleo duro” de la Constitución (ola Constitución histórica, como se refiere a él la leyimpugnada) será una reforma total, aunque no semodifiquen todos los artículos de la Constitución vigente.

123. En consecuencia, cuando el Tribunal alude a unareforma total, ésta será aquella que modifica losprincipios y presupuestos básicos de la organizaciónpolítica, económica y social, que sirven de fundamentoo núcleo duro a la Constitución de 1993. En cambio,cuando se refiera a una reforma parcial, ésta será aquéllaque no modifica tales principios y fundamentos”12.

No todo es igual y de valor parejo en la Constitución:existen normas regla y normas principio. Las normasregla contienen estipulaciones que pueden sermodificadas y, aun, aclaradas o precisadas por lasnormas de rango inferior13. Las normas principio, porel contrario, son normas que se aplican extensivamenteen todos los casos y que sirven como reglashermenéuticas que dan significado a todo el conjuntoconstitucional.

Pero, además, existen determinados principios quedeben ser escrupulosamente observados porque fueronestablecidos por el constituyente originario

11 Resolución del Tribunal Constitucional emitida el 17 de diciembre del 2004 en el expediente 0050-2004-PI/TC sobre acción de inconstitucionalidadinterpuesta por el Colegio de Abogados del Cusco contra los artículos 1, 2 y 3 de la Ley 28389.

12 Sentencia del Tribunal Constitucional emitida el 21 de enero del 2002 en el expediente 0014-2002-AI/TC sobre acción de inconstitucionalidadinterpuesta por el Colegio de Abogados del Cusco contra la Ley 27600.

13 El Tribunal ha dicho lo siguiente: “El Tribunal Constitucional no comparte tal criterio. Los “silencios” constitucionales no pueden ser interpretadoscomo tácitas concesiones al legislador, a efectos de que expida regulaciones desvinculadas de la Norma Fundamental. Allí donde las “normasregla” previstas en la Constitución omiten precisiones, la ley o, en su caso, el Reglamento parlamentario están obligados a estipularlas, perosiempre en vinculación directa a las “normas principio” contenidas en la propia Norma Fundamental” (Sentencia del Tribunal Constitucionalemitida el 01 de diciembre del 2003 en el expediente 0006-2003-AI/TC sobre acción de inconstitucionalidad interpuesta por 65 Congresistas dela República contra el inciso j del artículo 89 del Reglamento del Congreso de la República).

Page 14: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

16

(desarrollamos este concepto unos párrafos después)y no pueden ser modificados en reformasconstitucionales parciales. El Tribunal ha hecho unaenumeración genérica de ellos en la siguiente sentencia:

“35.- (...) El Congreso de la República no puede haceruso de la reforma constitucional para variar el sistemademocrático de gobierno, para sustituir el régimen‘representativo’, para modificar la Constitucióneconómica o para alterar el principio de alternanciadel gobierno, a tenor de los artículos 1, 3, 43 y 58 dela Constitución.

Precisamente, para evitar que los órganos constituidosen ejercicio del poder constituyente derivado que le hasido acordado constitucionalmente, produzcan cualquiermodificación de esos principios sustanciales, estos hanquedado fuera del alcance del constituyente derivado.Los derechos fundamentales son consustanciales alEstado social y democrático de derecho”14.

Además ha dado, cuando menos, dos casos específicosde núcleo duro constitucional. El primero es el siguiente:

“39.- (...) Es decir, la reforma será inconstitucional,desde el punto de vista material, si el legislador comoconstituyente derivado, modifica el contenido esencialdel derecho fundamental a la pensión, siempre ycuando este hecho constituya un elemento vulneradorde la dignidad de la persona humana, y termine, porlo tanto, desvirtuando la eficacia de tal derecho”15.

Y el segundo ejemplo es el que sigue:

“(...) cuando el artículo 27º de la Constitución estableceque la ley otorgará “adecuada protección frente aldespido arbitrario”, debe considerarse que este mandatoconstitucional al legislador no puede interpretarse enabsoluto como un encargo absolutamente abierto y quehabilite al legislador una regulación legal que llegue alextremo de vaciar de contenido el núcleo duro del citadoderecho constitucional. Si bien es cierto que el legisladortiene en sus manos la potestad de libre configuraciónde los mandatos constitucionales, también lo es que

dicha potestad se ejerza respetando el contenido esencialdel derecho constitucional. Una opción interpretativadiferente sólo conduciría a vaciar de contenido elmencionado derecho constitucional y, por esa razón, laley que la acogiera resultaría constitucionalmenteinadmisible”16.

Hay en todos estos ejemplos una superposición deconceptos entre el núcleo duro de la Constitución y elcontenido fundamental17 de los derechosconstitucionales. No es éste el lugar de estudiar a fondoestos dos conceptos pero, sin embargo, es evidenteque el contenido fundamental de los derechos essiempre perteneciente al núcleo duro constitucional demanera que el resultado último es el mismo.

Lo cierto es que una Ley de Reforma Constitucional nopodrá alterar ni el núcleo duro de la Constitución ni elcontenido fundamental de los derechos. Si lo hace seráinconstitucional.

Todo ello tiene que ver con los dos conceptos ya antesanunciados de poder constituyente originario y depoder constituyente derivado.

Haciendo un análisis dialéctico entre ambos conceptosel Tribunal Constitucional ha dicho:

“Como bien refiere, a guisa de ejemplo, GuillermoCalandrino (“Reforma Constitucional”, en AA.VV.Curso de Derecho Constitucional, Editorial La Ley,Buenos Aires 2001) “El poder constituyente originarioes aquel que establece los cimientos de una casa (techo,hormigón y columnas), en tanto que el poderconstituyente reformador es aquel que se ejerce paramodificar el orden en que recibimos una casa (anularuna ventana, abrir una puerta, recortar el jardín)”.

80. En efecto, si el poder de la reforma constitucionales una competencia jurídica, una reforma quepretendiera la sustitución integral de la Carta,incluyendo la propia cláusula que autoriza talcompetencia, implica un acto de revolución y es, porello, antijurídica”18.

14 Sentencia del Tribunal Constitucional emitida el 03 de junio del 2005 en el expediente 0050-2004-AI/TC y otros acumulados, sobre proceso deinconstitucionalidad interpuesto por el Colegio de Abogados del Cusco, por el Colegio de Abogados del Callao y más de cinco mil ciudadanoscontra las leyes 28389 y 28449.

15 Ibídem.16 Sentencia del Tribunal Constitucional emitida el 11 de julio del 2002 en el expediente 1124-2001-AA/TC sobre acción de amparo interpuesta por

el Sindicato Unitario de Trabajadores de Telefónica del Perú S.A. y la Federación de Trabajadores de Telefónica del Perú (FETRATEL) contra lasempresas Telefónica del Perú S.A.A. y Telefónica Perú Holding S.A.

17 El contenido esencial de un derecho está a nuestro juicio bien definido en el siguiente texto: “El contenido esencial de un derecho fundamentalesa constituido por aquel núcleo mínimo e irreductible que posee todo derecho subjetivo reconocido en la Constitución, que es indisponible parael legislador, debido a que su afectación supondría que el derecho pierda su naturaleza y entidad. En tal sentido, se desatiende o desprotege elcontenido esencial de un derecho fundamental, cuando éste queda sometido a limitaciones que lo hacen impracticable y lo despojan de laprotección constitucional otorgada” (Sentencia del Tribunal Constitucional emitida el 06 de diciembre del 2002 en el expediente 1042-2002-AA/TC sobre acción de amparo interpuesta por don Miguel Cabrera León contra la Municipalidad Distrital del Rímac).

18 Sentencia del Tribunal Constitucional emitida el 21 de enero del 2002 en el expediente 0014-2002-AI/TC sobre acción de inconstitucionalidadinterpuesta por el Colegio de Abogados del Cusco contra la Ley 27600.

Page 15: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

17

Mar

cial

Rub

io C

orre

a

El poder constituyente originario está exclusivamenteen el pueblo como gestor del orden político aestablecer. Lo puede ejercitar directamente o puedeencargarlo a una Asamblea Constituyente19. Es unpoder especial que requiere de una representaciónextraordinaria como señaló Sieyès, clásico autor muchasveces citado por el Tribunal en sus sentencias20.

Por el contrario el poder constituyente derivado es unencargo del originario pero dentro de ciertos límitesde forma y de fondo y no puede confundirse con esteúltimo porque el originario es más poder que elderivado. Por consiguiente, “(...) la competencia parareformar parcialmente la Constitución no puedeentenderse como la constitucionalización de un poderconstituyente originario, sino como la condición de unpoder constituyente derivado y, en esa medida, comoun poder constituido, sujeto por lo tanto a un régimenespecial de limitaciones (procedimentales, formales ymateriales)”21.

Solo con un poder especial emergente del poderconstituyente originario se puede establecer una nuevaConstitución, una que cambie los aspectosfundamentales de la existente. Con el poderconstituyente derivado, el núcleo duro y el contenidofundamental de los derechos no pueden ser cambiados.

Es por ello que, según el Tribunal Constitucional, lasleyes de reforma de la Constitución pueden serestudiadas en su constitucionalidad y, eventualmente,se podrá declarar que son inválidas para modificar laConstitución, caso en el cual ésta permanecerá con sucontenido previo al intento de modificación.

Es interesante notar que el Tribunal Constitucionalsostiene que aun el pueblo es poder constituyente

derivado cuando actúa a través del referéndum. Elfundamento de esta afirmación consiste en que elpárrafo final del artículo 32 dice: “No puedensometerse a referéndum la supresión o la disminuciónde los derechos fundamentales de la persona, ni lasnormas de carácter tributario y presupuestal, ni lostratados internacionales en vigor”. El razonamiento delTribunal fue el siguiente: si el referéndum no puedemodificar determinados aspectos de la Constitución,entonces no es poder constituyente originario sinoderivado.

En nuestro criterio, salvo las limitaciones expresamenteconsideradas en la Constitución, el pueblo puedeaprobar reformas por el procedimiento delreferéndum en todos los demás aspectosconstitucionales. En este sentido es probable que elpueblo, mediante referéndum, tenga mayor libertadde modificar la Constitución que el Congresomediante votaciones con mayoría calificada deacuerdo al artículo 206 de la Constitución. Es decir,consideramos que al controlar la constitucionalidadde una Ley de Reforma Constitucional, el Tribunaldeberá exigir al pueblo cuando se pronuncia mediantereferéndum solo la observancia del párrafo final comolímite a su atribución de modificar al Constitución.En cambio, al Congreso le podrá exigir que nomodifique aspectos más amplios de la Constitucióndesde que es un poder constituido y por tantoderivado pero, además, representativo y no el pueblomismo. En el plano constitucional, siempre tiene másautoridad el pueblo expresando su voluntaddirectamente, que expresándola a través de susrepresentantes.

De manera que, concluyendo, podemos decir quetampoco están necesariamente dentro del

19 “112. En cambio no sucede lo mismo si el Pueblo encomienda la elaboración y aprobación de un distinto ordenamiento constitucional, enexclusiva, a la Asamblea Constituyente, pues en este caso, este órgano ad hoc es la expresión del auténtico Poder Constituyente Originario, yaque el contenido de su obra sólo depende de sí mismo” (Sentencia del Tribunal Constitucional emitida el 21 de enero del 2002 en el expediente0014-2002-AI/TC sobre acción de inconstitucionalidad interpuesta por el Colegio de Abogados del Cusco contra la Ley 27600).

20 Dijo Sieyès: “Con ayuda de estos esclarecimientos podemos responder a la pregunta que nos hemos hecho. Es notorio que las partes de lo quecreéis ser la constitución francesa no están de acuerdo entre sí. ¿A quién, pues, corresponde decidir? A la nación, independiente, comonecesariamente lo es, de toda forma positiva. Aun cuando la nación tuviera esos Estados generales regulares, no sería ese cuerpo constituidoquien hubiera de pronunciarse sobre una diferencia que toca a su constitución. Habría en ello una petición de principios, un círculo vicioso.Los representantes ordinarios de un pueblo están encargados de ejercer, en las formas constitucionales, toda esta porción de la voluntad comúnque es necesaria para el mantenimiento de una buena administración. Su poder está limitado a los asuntos del gobierno.Representantes extraordinarios tendrán un nuevo poder tal como plazca a la nación dárselo. Puesto que una gran nación no puede reunirse ellamisma en realidad todas las veces que circunstancias fuera del orden común pudieran exigirlo, es menester que confíe a representantesextraordinarios los poderes necesarios en esas ocasiones. Si pudiera reunirse ante vosotros y expresar su voluntad, ¿osaríais disputársela porqueno la ejerce en una forma más bien que en otra? Aquí la realidad es todo y la forma nada.Un cuerpo de representantes extraordinarios suple a la asamblea de esta nación. No tiene necesidad, sin duda, de estar encargado de la plenitudde la voluntad nacional; no necesita más que un poder especial, y en casos raros; pero reemplaza a la nación en su independencia de toda clasede formas constitucionales. No hay necesidad aquí de tomar tantas precauciones para impedir el abuso de poder; estos representantes no sondiputados sino para un solo asunto y por un tiempo solamente. Digo que no están constreñidos a las formas constitucionales sobre las cualestienen que decidir: 1. Eso sería contradictorio, pues esas formas están indecisas y ellos tienen que regularlas. 2. Ellos no tienen nada que decir enel género de asuntos para el que se habían fijado las formas positivas. 3. Están puestos en lugar de la nación misma que tiene que regular laconstitución. Son independientes de esta como ella. Les basta querer como quieren los individuos en el estado de naturaleza. De cualquiermanera que sean diputados, que se reúnan y que deliberen, con tal que no se pueda ignorar (¿y cómo lo ignoraría la nación que los comisiona?)que obran en virtud de una comisión extraordinaria de los pueblos, su voluntad común valdrá por la de la nación misma”. SIEYÈS, Emmanuel.“¿Qué es el Tercer Estado?”. Capítulo V. Madrid: Aguilar. 1973. pp. 82-84.

21 Sentencia del Tribunal Constitucional emitida el 21 de enero del 2002 en el expediente 0014-2002-AI/TC sobre acción de inconstitucionalidadinterpuesta por el Colegio de Abogados del Cusco contra la Ley 27600.

Page 16: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

18

ordenamiento jurídico las leyes de reforma de laConstitución. Ellas podrán ser inválidas frente al textoconstitucional existente, debido a problemas deinvalidez de fondo o forma. Corresponde al Tribunal

Constitucional declarar la eventual inconstitucionalidaden estos casos. La ley de reforma constitucional, unavez declarada inválida, no surte efecto y no puedemodificar la Constitución.

Page 17: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

19

Shos

chan

a Zu

sman

T.

¿Debe exigirse la buena fe en la celebraciónde contratos? De ser el caso, ¿debe serconsiderada como una regla o mas bien comouna excepción?

A través del presente artículo la autora haceun interesante análisis del concepto de labuena fe así como de sus posibles implicancias,al mismo tiempo que nos lleva a tomarconciencia del importante rol que dichainstitución debe desempeñar en elordenamiento jurídico.

LA BUENA FE CONTRACTUAL

Shoschana Zusman T.*

* Abogada. Profesora de Destrezas Legales en la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica del Perú.

Page 18: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

20

I. LA PROBLEMÁTICA DE LA BUENA FE

En el siglo I AC, Cicerón planteaba el hoy famoso acertijodel trigo de Rodas. La historia es la siguiente: duranteuna hambruna en Rodas, un comerciante vendió uncargamento de trigo a precios exorbitantes, ocultando asus compradores que estaban por llegar a Rodas dosgrandes embarcaciones de trigo. El acertijo sugiere variaspreguntas: ¿debió el comerciante revelar a suscompradores que estaban por llegar las dosembarcaciones? ¿o era legítimo que mantuviera dichainformación oculta? ¿por qué? ¿en virtud de qué habríatenido que dar esa información? ¿no atentaba eso contrasu propio interés? pero, por otra parte ¿era legítimo quese aprovechara de la hambruna del pueblo de Rodas?

Estas y otras preguntas son las que conducen alconcepto de buena fe.

A diferencia del sistema inglés que no acepta lanecesidad de exigir buena fe en el contrato, lossistemas del Derecho Continental1 la requieren demanera expresa. El Código Civil peruano no es unaexcepción e impone la buena fe en la negociación,celebración, cumplimiento e interpretación de loscontratos2. No obstante, ninguna norma del Códigodefine, siquiera de manera aproximada, el conceptode buena fe. Porque, ¿qué es la buena fe? ¿laconciencia interna de una actuación correcta o laimposición de estándares externos? Y, en este últimocaso, ¿existen estándares universales o se trata de losespecíficamente vigentes en una comunidad? De otrolado, ¿aplica la definición de buena fe a la negociación,celebración, interpretación y cumplimiento o sólo aalguno de esos supuestos? Asimismo, ¿cuáles son loslímites de la buena fe? ¿hasta qué punto debensacrificarse los legítimos intereses de una parte paraque la otra obtenga lo que pretende, como plantea elacertijo de Cicerón? Finalmente, ¿cuáles son los efectosde la buena fe? ¿únicamente la ineficacia del contrato,como señala Manuel de la Puente3? ¿o también ladeclaración de eficacia, que es precisamente loopuesto? Como puede verse, el asunto no es tansencillo. Y no lo es, porque se trata de un concepto deuna amplitud tal, que puede alojar a casi cualquierideología. Y hay varias, sobre todo cuando la redacciónes tan parca como la del Código Civil peruano.

Planteadas así las cosas, me propongo en el presenteartículo divulgar el trabajo de Adams y Brownsword,

destacados autores ingleses que plantean una seriede reflexiones sobre las diversas ideologías quepretenden explicar la naturaleza del contrato y surepercusión sobre el concepto de buena fe. Dichasreflexiones servirán de base para formular algunas ideasdestinadas a lograr que jueces y tribunales peruanos,tanto civiles, como administrativos y arbitrales,comiencen a utilizar dicho concepto sin temor a salirsede la letra del contrato. Para ello, comenzaremospreguntándonos si exigir buena fe en el contrato es ono necesario, teniendo en cuenta que la aceptacióndel concepto no es unánime. A continuación,consignaremos algunas definiciones sobre la buena fe,con la finalidad de apreciar la falta de coincidenciaideológica entre las mismas y terminaremospreguntándonos por los límites de la auto-restricciónque impone la buena fe. Finalmente, expondremoslos ejemplos de actuaciones de mala fe del “Catálogode conductas de mala fe” de Robert Summers4,algunos fallos emblemáticos expedidos por cortesinglesas, consignados por Adams y Brownsword ensu obra Key Issues in Contract, y dos laudos arbitralesexpedidos por tribunales peruanos, en cuyos procesosse discutió el concepto de buena fe. El artículoterminará sustentando la necesidad de utilizar la buenafe como herramienta primordial de administración dejusticia y propondrá algunas ideas que permitantrascender la parquedad del Código Civil, apuntandoa que dicho concepto se aplique más y mejor.

II. ¿ES NECESARIA LA EXIGENCIA DE BUENA FE?

No todos los autores consideran necesaria su exigencia.Adams y Brownsworth detectan la existencia de trestendencias al respecto: la teoría de la “repugnancia”;la teoría “pragmática”; y, la teoría de la exigencia debuena fe.

Como su nombre lo indica, la teoría de la“repugnancia” rechaza la necesidad de exigir buenafe en el contrato. Consideran sus seguidores queexigirla atenta contra el modelo clásico de contrato,conforme al cual, al celebrarse y ejecutarse un contrato,cada parte busca maximizar su propio interés. Elcontrato tiene, entonces, naturaleza cofrontacional ymientras no se cometa fraude o engaño ni seestablezcan falsos presupuestos, es legítimo que cadacontratante persiga su propio interés de la manera másamplia. Como señalan Adams y Brownsworth5, “a unnivel doctrinario, la visión clásica (del contrato) es que

1 Los sistemas de Derecho Continental son los derivados del Código Civil Francés y el BGB.2 Artículos 1362 y 168 del Código Civil.3 DE LA PUENTE Y LAVALLE, Manuel. “El Contrato en general”. Volumen XI. Primera Parte. Tomo II. Lima: Fondo Editorial de la Pontificia Universidad

Católica del Perú.1996. p.45.4 SUMMERS, Robert. “The general duty of good faith-its recognition and conceptualization”. En: Cornell Law Review 810,03. 1982.5 ADAMS, John y Roger BROWNSWORD. “Key Issues in Contract”. Gran Bretaña. 1995. p. 297.

Page 19: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

21

Shos

chan

a Zu

sman

T.

la ley establece un marco regulatorio para lastransacciones, dentro del cual los contratantes puedennegociar buscando su propio interés, aún cuandotomen ventaja sobre la ignorancia o vulnerabilidad dela otra parte (...). De manera correspondiente, en unnivel práctico, para el modelo clásico, los contratantesoperan como despiadados maximizadores de suspropios beneficios, explotando cualquier oportunidad,dentro de la ley, que les permita incrementar su interéspropio (...)”. (Subrayado agregado).

No se crea, sin embargo, que la teoría de la“repugnancia” es una postura descabellada y sin límites,propia de un capitalismo salvaje. Todo lo contrario, éstaencuentra un sólido fundamento en la seguridad jurídicay en el principio de santidad del contrato, motor queimpulsa el desarrollo del mercado, pues permite a losagentes predecir las consecuencias de sus actos con unimportante grado de certidumbre. Pero, además de ello,la teoría clásica tiene una base realista. Así, si se observael juego de dos niños, se apreciará que, casi sinexcepción, tratan instintivamente de obtener lo mejorpara sí. ¿Cabe entonces esperar algo distinto de doscontratantes? ¿No es acaso contrario a la naturalezahumana? Asimismo, es de la esencia del concepto de“competencia” –pilar del desarrollo del mercado– ladestrucción del rival hasta expulsarlo del mercado,siempre que no se infrinjan ciertas reglas básicas. Si lacompetencia es, entonces, una guerra (casi) sin cuartel¿por qué debemos exigir que el contrato sea altruista?Si es legítimo destruir a un rival, ¿por qué no esigualmente legítimo destruir a un co-contratante quetambién puede ser visto como un rival?

La seguridad jurídica y los dilemas que genera, es untema central de “El Mercader de Venecia”. Así, cuando,ante el Dux de Venecia, Shylock exige a Antonio quecumpla con el contrato y que le entregue la libra de sucarne que se comprometió a entregar en caso de nopagar su deuda, se produce el siguiente diálogo:

“Portia: La demanda que intentáis es de extrañanaturaleza y, sin embargo, de tal naturaleza legal, quela ley veneciana no puede impediros proseguir. (AAntonio): Y vos, estáis bajo sus garras, ¿no es verdad?

Antonio: Según él dice, sí.

Portia: ¿reconocéis haber hecho ese trato?

Antonio: Sí, lo reconozco.

Portia: Entonces Shylock debe mostrarse misericordioso.

Shylock: Decidme, ¿por qué tendría que hacerlo?

Portia: (Luego de ponderar la misericordia y de pedírseladirectamente a Shylock) (...). Así, pues Shylock, aunquejusticia sea lo que reclamáis, considerad que a ningunode nosotros bastará la justicia para salvarnos. Todos ossuplicamos piedad y es la súplica misma la que nosenseña a ser piadosos. Si hablo tanto es para instaros amoderar la justicia de vuestra demanda. Mas, si persistísen ello, esta severa corte de Venecia, fiel a la ley, deberápronunciar sentencia contra este mercader.

Shylock: ¡Que mis actos caigan sobre mi cabeza! Exijola ley, la pena y el cumplimiento del contrato.

Portia: ¿Es que no podéis pagar la deuda?

Bassanio: Sí, yo la pago en su nombre a este tribunal yla duplico. Y si no fuera suficiente, me comprometo apagarle diez veces más y, como aval, ofrezco mis dosmanos, mi cabeza y mi corazón. Y si esto no fuesesuficiente, será evidente, entonces, que la maldad seimpone a la sensatez. Os ruego que por una sola vezsometáis la ley para hacer un gran bien con un pequeñomal y detener la obstinación de este demonio cruel.

Portia: No es posible. No hay poder en Venecia quepueda alterar lo que dicta la ley. Constaría comoprecedente y se producirían en el Estado todo tipo deabusos siguiendo este ejemplo. No es posible”6.

El contrato es, pues, ley entre las partes. Y la razón dedicho rigor es evitar abusos y arbitrariedades, comoseñala Portia al final del extracto citado.

Pero, además de lo anterior, se sostiene que la teoría dela “repugnancia” es la única que guarda coherenciacon la regla de la separación entre la moral y el Derecho.Se señala, en ese sentido, que la buena fe es un conceptocuyo contenido es puramente moral y, por tanto, ajenoal Derecho. De otro lado, lo que es moral (o inmoral)para unos, no lo es para otros. Hay plazas comerciales,por ejemplo, donde el engaño es tolerable, lo queconduce a la práctica del regateo, pues se asume queel precio propuesto por el vendedor ha sidosobredimensionado con el objeto de llegar a un precioque, en otra plaza comercial, sería el inicialmente pedido.Asimismo, la usura es, para algunas plazas comerciales,perfectamente moral, en tanto que para otras es objetodel mayor de los repudios.

Finalmente, para los seguidores de la teoría de la“repugnancia” (y, con ello, del modelo clásico de

6 El Mercader de Venecia. Edición del Grupo Shakespeare dirigida por Manuel Angel Conejero Dionís Bayer.

Page 20: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

22

contrato) la introducción del requerimiento de buenafe atenta contra el principio de libertad contractual,pues impone a las partes contratantes una restricciónque no tienen por qué aceptar.

La teoría pragmática, por su parte, surge con el objetode mitigar en algo el rigor de la teoría de la“repugnancia”. Según sus seguidores, los sistemasjurídicos pueden vivir perfectamente sin necesidad deintroducir la buena fe como requisito del contrato, siendosuficiente con incorporar un catálogo de reglas decomportamiento que emanen del sentido moral de unacomunidad. Y dichas reglas, al ser específicas, no llevarána resultados imprevistos y excesivos como sí ocurriríacon un concepto tan amplio, abstracto y ambiguo comoes el de buena fe. Señalan, asimismo, que los juecesnunca dejarán de repudiar la mala fe y que lo mássaludable, en términos de seguridad jurídica, esestablecerla caso por caso, de manera que lastransferencias de propiedad –principal preocupación delos regímenes de libre mercado– tengan un suficientegrado de certeza. A la luz de esta postura, lajurisprudencia inglesa ha fijado ciertas reglas emanadasde la buena fe, aplicables a casos particulares. Se haseñalado en relación a la resolución del contrato, porejemplo, que quien incumple demuestra una falta decompromiso con el contrato (incumplimiento calculado);que quien incumple crea preocupación en relación a sudiligencia (incumplimiento por negligencia); que quienincumple pone en riesgo a la parte inocente; y, que esprevisible que la parte inocente no pueda seguircumpliendo debido al incumplimiento de la otra.

Por último, la tesis de la incorporación de la buena fecomo requisito del contrato, es, según sus seguidores,no solo moral, sino racional, pues permite a los juecesfallar de acuerdo a la moral, sin necesidad de buscarcircunloquios ni de crear nuevos conceptos que, comoel de “términos implícitos”7, permitan que la buenafe, expulsada por la puerta, reingrese por la ventana.En relación a la falta de predecibilidad que ocasionaríala introducción de la regla de buena fe, señalan losseguidores de esta teoría que, también introduciendola buena fe, las partes sabrán a qué atenerse y secomportarán según esta regla explícita. Y eso, porqueel problema no está en la exigencia de buena fe, sinoen cómo actuará la jurisprudencia ya que los problemassurgen generalmente por la actuación arbitraria de lajurisprudencia y no por causa de la ley. Finalmente,para los defensores de esta teoría, con la introducción

del requisito de buena fe disminuirán los costos detransacción, pues no hay necesidad de que el contratohaga una previsión exhaustiva de todos los casos demala fe para que el juez pueda condenar la actuaciónde mala fe mediante la sola apreciación de los hechos.

Pues bien, con independencia de la simpatía o rechazoque pueda despertar una u otra teoría, lo cierto es quehay dos aspectos que resultan incuestionables (i) que laregla de la buena fe restringe la búsqueda del interéspropio, a un nivel que va más allá de las restriccionesmínimas impuestas por el modelo clásico de contrato (elengaño, el fraude y la incorporación de presupuestosfalsos); y que (ii) en la práctica, los jueces no pueden dejarde lado la exigencia de buena fe, viéndose forzados aincorporar dicho requisito a través de ficciones tales comola de “términos implícitos” o, en el caso del “Mercaderde Venecia”, de la sentencia que ordena a Antonio cumplirsu contrato, entregando a Shylock una libra de su carne,aunque, “sin derramar una gota de sangre”.

Expuestas las tres teorías y su vinculación con losmodelos de contrato, corresponde precisar el conceptode buena fe.

III. ¿QUÉ ES LA BUENA FE?

Consignemos textualmente algunas definiciones debuena fe y apreciemos si son o no equivalentes.

Díez Picazo8 define la buena fe como “un standard deconducta arreglada a los imperativos éticos exigiblesde acuerdo a la conciencia social imperante. Eso quieredecir que (...). 1° los contratos han de ser interpretadospresuponiendo una lealtad y una corrección en sumisma elaboración, es decir, entendiendo que las partesal redactarlos quisieron expresarse según el modonormal propio de gentes honestas y no buscandocircunloquios, confusiones deliberadas u oscuridades;2° la buena fe, además de un punto de partida ha deser también un punto de llegada. El contrato debe serinterpretado de manera que el sentido que se leatribuya sea el más conforme para llegar a undesenvolvimiento leal de las relaciones contractuales ypara llegar a las consecuencias contractuales conformea las normas éticas” (subrayado agregado).

Por su parte Erich Danz9, antiguo comentarista del BGB,señala que buena fe significa “confianza, seguridad yhonorabilidad basadas en ella, por lo que se refiere,

7 Los “términos implícitos” son una creación de la jurisprudencia inglesa destinada a mitigar el rigor de los contratos, entendiendo comoimplícitamente establecidas por las partes, ciertas reglas de buena fe. ADAMS y BROWNSWORD reportan entre los casos en los que se trató elproblema de la buena fe como uno de “términos implícitos” los siguientes: Luxor (Eastbourne) Ltd. versus Cooper; Bournemouth and BoscombeAthletic Football Club v. Manchester United Football Club y Liverpool City Council versus Irwin.

8 DÍEZ PICAZO, Luis. “Fundamentos del Derecho Civil Patrimonial”. Volumen 1. Madrid: Tecnos. 1983. p. 263.9 DANZ, Erich. “La interpretación de los negocios jurídicos”. Madrid: Revista de Derecho Privado. 1955. p.194.

Page 21: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

23

Shos

chan

a Zu

sman

T.

sobre todo, al cumplimiento de la palabra dada;especialmente la palabra fe, fidelidad, quiere decir queuna de las partes se entrega confiadamente a laconducta leal de la otra en el cumplimiento de susobligaciones, confiando en que ésta no la engañará”.Incorpora Danz, asimismo, el criterio de “normalidad”de la actuación de los contratantes, señalando que “labuena fe prohíbe dar por querido lo que es usual ogeneral querer.(...) el hombre cree y confía que unadeclaración de voluntad producirá sus efectos usuales,los mismos efectos que ordinaria y normalmente hasurtido en casos iguales (...)” (subrayado agregado).

Para Manuel de la Puente10, “la buena fe es un elementode la relación humana que se ha incorporado al Derecho,pero que éste no ha recibido tal como es sino dándoleprecisiones técnicas, lo cual ha determinado que seconvierta en un concepto jurídico. En otras palabras, labuena fe no es una creación del legislador, que hapreestablecido su contenido, sino la adaptación de unprincipio inherente a la conducta de los hombres en laesfera más amplia de sus relaciones. (…). El mismo autorconsigna, seguidamente, una serie de definiciones sobrela buena fe: “(...) Se dice, así, que la buena fe es la“ausencia de dolo o mala fe” (BONFANTE), la “honestaconvicción” (WINDSCHEID), la “honradez” (TUHR), la“voluntad sincera, leal y fiel” (GORPHE), la “sinceridad ylealtad” (GHESTIN), el “deber de asistencia, decolaboración, de cooperación, de ayuda mutua y, al límite,de amistad y fraternidad” (CORNU), la “ausencia de finesulteriores ocultados a la contraparte y que le son dañinos”(MICCIO), la “obligación de obrar como hombre honradoy consciente” (PLANIOL y RIPERT) (subrayado agregado).

En lo que se refiere al Derecho Anglosajón, el UniformCommercial Code (UCC) sección 2-103 (1) (b) definela buena fe como “la honestidad y la observancia deestándares comerciales razonables de negociación justaen el comercio” (subrayado agregado).

Como puede apreciarse de las citas anteriores, la buenafe se define a través de diversas expresiones: lealtad,confianza, comportamiento normal o usual, sinceridad,ingenuidad, ausencia de fines ulteriores, deber deasistencia y de colaboración, y razonabilidad. No todaslas definiciones son, sin embargo, coincidentes porque,por ejemplo, el “deber de asistencia y fraternidad”,que solo es reconocido por un autor (Corfu), respondea una idea de contrato muy alejada del modelo clásico-confrontacional. Los demás autores, en cambio, noparecen llegar tan lejos, limitándose a señalar ciertosvalores como la lealtad y la confianza que, a diferenciade la “asistencia y fraternidad”, sí son compatibles con

algunas tendencias del modelo clásico de contrato, quetoleran una exigencia moderada de buena fe. De otrolado, algunos textos citados aluden directamente aestándares comerciales (Díez Picazo y el CCU), mientrasque otros (la mayoría) omiten pronunciarse sobre lanecesidad de recurrir a modelos o paradigmas,manteniéndose de todas formas la duda de si la buenafe se “deduce” de un estándar de conducta del“hombre honrado universal” o de un estándar deconducta de “hombre honrado ubicado en unacomunidad”. De otro lado, salvo la definición del UCC,que alude directamente a la buena fe en la negociacióndel contrato, ninguna de las definiciones consignadasdistingue entre la buena fe en la negociación y en elcumplimiento, lo que obliga a concluir que, o lostratadistas no se han planteado el problema, o hanoptado por considerar que su tratamiento es común(cosa que no es correcta, como se verá). Existen, pues,diferencias en las definiciones propuestas, las cualesdenotan no solo éticas distintas, sino maneras distintasde ver y entender el contrato: el formalismo, en unextremo y el realismo, en el otro y, dentro de ésteúltimo, el liberalismo y la protección del mercado, enun extremo y la protección al consumidor, en el otro.

Procederemos ahora a preguntarnos si la buena fe enla negociación y la buena fe en el cumplimiento delcontrato son o no conceptos equivalentes.

IV. ¿SON EQUIVALENTES LA BUENA FE EN LANEGOCIACIÓN Y LA BUENA FE EN ELCUMPLIMIENTO?

Como hemos señalado, el Código Civil exige la buena feen cada una de las fases del contrato, aunque no establecesi la buena fe en la negociación tiene diferencias con labuena fe en el cumplimiento e incluso en la interpretación.Se trata, sin embargo, de situaciones distintas que tienenefectos distintos. Así, como señalan Adams yBrownsword11, “en el primer sentido (el de buena fe enla negociación), la buena fe denota una particular(inocente) actitud, es decir, una actitud libre de sospechas,una buena fe en el sentido de corazón puro y mentevacía...En el segundo sentido (el de buena fe en elcumplimiento) (...) la buena fe no tiene nada que hacercon una actitud inocente (...) (sino) denota decencia,corrección y razonabilidad en el cumplimiento (...) y estáunida a la idea de un término implícito que requierecooperación de una parte con la otra, de manera queninguna quede privada de sus expectativas razonables”(subrayado agregado). Pero, además de las diferenciasseñaladas por Adams y Brownsword, existe otra, que es

10 DE LA PUENTE Y LAVALLE, Manuel. Op. Cit. p. 24.11 ADAMS, John y Roger BROWNSWORD. Op. Cit. p. 213.

Page 22: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

24

fundamental: al negociar un contrato, nada une a laspartes, salvo el interés común de celebrarlo. ¿Por qué,entonces, tendrían éstas que restringir sus legítimasaspiraciones, al punto de “deber asistencia y fraternidad”una a la otra, como señala Corfu? ¿No son acaso laspartes libres de retirarse de una negociación? En cambio,al ejecutar un contrato, existe ya un vínculo jurídico entreéstas que les impone considerar las legítimas expectativasde su contraparte, cuyos intereses –ahí sí– estánrespectivamente obligadas a respetar12. Puede decirse poreso, que la diferencia entre ambos órdenes de buena fe –la buena fe en la negociación y en el cumplimiento13– es,por encima de todo, una diferencia de grado, pues, sibien, ambas suponen una auto-restricción en la búsquedadel propio interés, la presencia de la libertad contractualen la fase de negociación y no en la de cumplimiento,hace que el requerimiento de buena fe sea, en la primerafase, menos estricto que el que se exige en la segunda.

Pero, además de ser distintos en su naturaleza y grado,los dos órdenes de buena fe son distintos en sus efectos,porque la mala fe en la ejecución puede llevar a laineficacia del contrato, privando así al contratantedeshonesto de beneficiarse del mismo, mientras quela mala fe en la negociación no podría –vis a vis– obligara la parte deshonesta a celebrar el contrato, porque –ahí sí– la libertad de contratar se impone sobre la buenafe y solo procederá el reclamo de daños y perjuiciosfundados en la culpa in contrahendo, cuya vía es, comose sabe, la responsabilidad extracontractual.

No son, pues, lo mismo, la buena fe en la negociaciónque la buena fe en la ejecución. No obstante, en ambosmomentos del contrato se formula una mismapregunta: ¿hasta qué punto debe una parte priorizarel interés de la otra? o, lo que es lo mismo, ¿cuánto esnecesario renunciar a la búsqueda del propio interéspara cumplir con el requerimiento de buena fe?Preguntémonos, entonces, ¿cuál es el límite de la auto-restricción impuesta por la buena fe?

V. ¿HASTA DÓNDE DEBE LLEGAR LA AUTO-RESTRICCIÓN? ¿BUENA FE COMO EXCEPCIÓNO COMO REGLA?

Esta pregunta está en la base de la problemática de labuena fe y del contrato, y su respuesta depende de laposición que se tenga sobre la naturaleza del contrato.

Los partidarios de la tesis de la “repugnancia”responden a dicha pregunta señalando que afectar o

limitar los propios intereses es un sinsentido, porque,¿cuál interés se prioriza? ¿el de la otra parte? ¿y porqué no el propio? ¿es acaso el derecho del otro másimportante que el de uno mismo? Por eso, losseguidores de esta teoría consideran que, lo que en elfondo se propone con la exigencia de buena fe, esuna inaceptable visión altruista del contrato, que atentacontra su naturaleza individualista y confrontacional.

Pero, aun si se tratara de un modelo altruista decontrato, al exigirse la buena fe a los dos contratantes,se establece un balance que coloca a ambas partes enuna situación equivalente a la que se produciría si labuena fe no fuera exigida. Se señala también que, entodo caso, es mejor adoptar un modelo altruista decontrato que uno que permita la ilimitada persecucióndel propio interés, pues en este último caso, se crearíansituaciones de abuso e injusticia que resultaríanintolerables para cualquier sociedad civilizada. Y,además, no se trata propiamente de “altruismo” sinode dar el mismo peso a los intereses de la otra parteque a los de uno mismo o, de manera más precisa, derespetar los legítimos intereses de la otra parte, lo queimplica, necesariamente, la auto-imposición derestricciones en la persecución del interés propio. Sedice por eso que, aunque el concepto de legítimointerés es difícil de precisar, puede considerarse que elinterés de una parte es legítimo, en tanto seacompatible con el interés de la otra.

¿Cómo establecer, entonces, los límites a la persecucióndel interés propio?; ¿cuán egoísta se permite ser?;¿dónde se pone, pues, la valla?

La respuesta a dichas preguntas depende delparadigma de conducta deseable adoptado por unacomunidad. Porque, como hemos señalado al referirnosal engaño, al regateo y a la usura, los modelos dehonestidad, razonabilidad y lealtad de una plazacomercial –es decir, los requerimientos de buena fe–no necesariamente coinciden con los de otra. Y todoindica que hay un mayor grado de tolerancia frente aciertas prácticas –“criolladas”, que les dicen– ensociedades menos desarrolladas que en sociedades másdesarrolladas, donde la “criollada” es, sencillamente,inadmisible, entre otras razones, por el valor que seconcede a la palabra dada. Lo cual no significadesconocer que la manera de hacer negocios en, porejemplo, Wall Street, es muchas veces más agresiva ymás de mala fe que cualquier “criollada”14. Así y todo,no puede dudarse de que la cultura de la confianza

12 La distinción que se propone lleva a la curiosa conclusión de que la buena fe en la negociación se parece más a la buena fe en la adquisición dela propiedad –que también implica creencia, ingenuidad y confianza– que a la buena fe en el cumplimiento.

13 No nos referimos a la buena fe en la interpretación con identidad propia porque se trata de un principio de interpretación que obliga a analizarla conducta de las partes antes, durante y después de la suscripción del contrato.

14 Prueba de lo señalado son los casos de entrega de información falsa al mercado por parte de grandes empresas (id est casos Enron y Parmalat).

Page 23: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

25

Shos

chan

a Zu

sman

T.

está en directa relación con el desarrollo, lo que significaque, a más desarrollo, menos tolerancia a la mala fe y,a la inversa, a menos desarrollo, más tolerancia a lamala fe. Y eso tiene que ver con el grado deinstitucionalidad y, en particular, con sus respectivossistemas judiciales: disuasivos los del mundodesarrollado y poco o nada disuasivos los del mundosubdesarrollado.

La buena fe responde, pues, a un determinado modelode comunidad y de contrato15. Y, como concepto“relativo” que es, Adams y Brownsword plantean dosdistintos “ideales” de buena fe que reflejan dostendencias sobre la naturaleza del contrato: la buenafe como excepción y la buena fe como regla. La primeraadhiere al modelo confrontacional, que es propio desociedades con una marcada tendencia al mercado yal individualismo, mientras que la segunda –la buenafe como regla– adhiere a un modelo de cooperación,propio de sociedades con tendencia al control estataly a la protección del consumidor. Ambas posicionespueden, por cierto, ser llevadas al extremo: la primera,al capitalismo salvaje, que no reconoce otra cosa queno sea la voluntad de los particulares como fuentecreadora de Derecho y la segunda, a la “publicización”del contrato, donde la injerencia del Estado en lacontratación es tan intensa, que puede llegar a diluirla distinción entre el Derecho Público y Privado, comoocurrió con el Código italiano de 1942 cuandointrodujo concepciones colectivistas y de economíaplanificada y controlada16, que “pusieron de lado” lainiciativa individual.

Cada una de las nociones de buena fe tiene, porsupuesto, adeptos y detractores. Los partidarios de la“buena fe como excepción” –Summers por ejemplo–consideran que la única manera de definir un concepto(lo que es) es mediante la definición de su opuesto (loque no es), por lo que la buena fe se define porexclusión, es decir, enumerando los supuestos de malafe. Por eso, la buena fe es una excepción y funciona,como señala Summers, a modo de “estándar mínimo,más que un alto ideal”17. Los partidarios de la “buenafe como regla” (id est Byles, Burton, Eisenberg), encambio, consideran que el contrato surge ensituaciones en la que A tiene lo que B quiere y B tienelo que A quiere o que A y B quieren lo mismo, pero nopueden lograrlo sin cooperar el uno con el otro. Locual no supone, ni mucho menos, que dejen de

perseguir su propio interés, sino, simplemente, quecada una respete los legítimos intereses de la otra. Sehabla así del “mutuo beneficio” del contrato (Byles);de la “racionalidad” de la buena fe y de la “moralidad”del concepto en el marco de los estándares de lasociedad (Eisenberg).

Llegado a este punto, conviene “bajar a la realidad” ydar cuenta de las tendencias (a veces opuestas) de lajurisprudencia inglesa sobre la buena fe, exponiendopara ello dos casos que fueron vistos por tribunalesarbitrales en el Perú, donde se plantearon dos puntosde vista distintos sobre la importancia de la exigenciade la buena fe.

VI. ALGUNOS CASOS EMBLEMÁTICOS DEMALA FE

VI.1 Según el “Catálogo de conductas de malafe” de Summers

Como hemos señalado, Robert Summers es uno delos principales exponentes de la tesis de la buena fecomo excepción. De ahí que se haya ocupado de hacerun catálogo de supuestos típicos de mala fe, quepuedan servir como excepciones a la regla depersecución del interés propio.

VI.1.1 Mala fe en la negociación

Son supuestos de mala fe en la negociación lossiguientes: mostrar una intención de no cerrar elcontrato (iniciar negociaciones únicamente con elobjeto de que la otra parte no las inicie con un tercero);abusar del derecho de retirarse de la negociación (enlos casos de alzas o bajas intempestivas de precios);celebrar un contrato a sabiendas que el cumplimientoserá imposible (información privilegiada sobre laquiebra inminente de la empresa) o ser reticente, esdecir, omitir revelar a la otra parte ciertas característicasdel bien que podrían desalentarla a celebrar el contrato(no revelar al comprador que el caballo tiene una lesiónen la rodilla que le impide competir).

VI.1.2 Mala fe en el cumplimiento

Evadirse del espíritu del contrato (interpretacionesforzadas de cláusulas mal redactadas); cumplir sólo conlo sustancial y no con lo accesorio (en un contrato de

15 Algunos consideran, sin embargo –concretamente los ius naturalistas– que el concepto de buena fe es universal. Nosotros discrepamos condicha posición.

16 Señalaba Messineo hace más de 5 décadas, que el contrato se guía por el principio de socialidad, que supone “la preeminencia de los interesesgenerales sobre los intereses particulares”, lo que, a todas luces, apunta a la “publicización” del contrato que corresponde a un sistema políticoque apunta a convertir en público, aquello que nació como privado. MESSINEO, Francesco. “Doctrina general del contrato”. Tomo I. BuenosAires: Ediciones Jurídicas Europa-América. p. 21.

17 Summers Robert en ADAMS y BROWNSWORD. Op. Cit. p. 219.

Page 24: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

26

construcción, negarse a ejecutar ciertos trabajosimplícitamente considerados); abuso en determinar elincumplimiento (incumplimientos nimios o sinimportancia); interferir en el cumplimiento de la otraparte (otorgar un mandato y privar al mandatario delobjeto del mismo, transfiriendo el bien); soluciónabusiva de disputas (haciendo interpretacionesantojadizas de las cláusulas del contrato, a fin de tomarventajas sobre la otra parte para lograr larenegociación); remedios oportunistas (renegociar elcontrato imponiendo condiciones mucho másonerosas); y, finalmente, abuso del poder determinación del contrato.

VI.2 En la jurisprudencia inglesa

VI.2.1 “Jugando al mercado” (Playing the market)

(i) Arcos versus Ronansen: Se trataba de un contrato desuministro de madera donde, debido a un atraso muypoco significativo, los compradores decidieron resolverlopor incumplimiento. No obstante, parecía que su intenciónera “escapar” del contrato, debido a que los precios dela madera estaban cayendo y podían conseguirla en elmercado a un precio bastante más bajo. En este caso, laCorte, acogió la teoría de la “repugnancia” y sostuvoque los compradores tenían derecho a desvincularse delcontrato, puesto que había habido incumplimiento y esoera suficiente para ponerle fin.

(ii) Docker versus Hyam: Se trataba de la venta de unproducto manufacturado “a satisfacción delcomprador”, donde éste lo rechazó en variasoportunidades. La Corte consideró que el comprador“era el juez del contrato” y que, si bien le estabaprohibido actuar deshonestamente, no le estabaprohibido actuar irracionalmente.

(iii) Rockland Utililities Inc. versus Amerade Hess Corpn:Se trataba de un contrato de suministro de gasolinacelebrado por un plazo de cinco años, donde se pactóun precio fijo. Los montos mensuales de suministro,sin embargo, quedaron sujetos a las necesidades delcomprador, quien mes a mes podía variar lascantidades. El precio de la gasolina bajó y el compradorcomenzó a hacer pedidos inusualmente grandes, loque motivó que la Corte diera por finalizado el contrato,debido a la mala fe del comprador. En este caso, laCorte acogió la teoría de la buena fe como regla.

VI.2.2 Renegociación oportunista

(i) Headley versus Hackley: Headley debía a Hackley6000 libras esterlinas por la compra de unos troncos.Pasado un tiempo, el deudor se percató que el acreedortenía un apuro económico y le ofreció pagar 4000 librasesterlinas en lugar de las 6000 libras esterlinas que le

debía, cosa que el acreedor aceptó. La Corte decidióque el deudor había actuado de mala fe y que elacreedor debía recibir la diferencia.

(ii) Alaska Packers Association versus Domenico: Setrataba de la contratación de unos pescadores desalmón en Alaska quienes, poco antes de que se iniciarala pesca, pidieron un aumento de salario. La Corteconsideró que había “renegociación oportunista” delos pescadores al pedir el aumento en un momento enque cambiar de personal era muy difícil, considerandoque la temporada de pesca era bastante corta.

(iii) Goebel versus Linn: En este caso, el proveedorsolicitó un reajuste de precio, debido a que le eraimposible suministrar al comprador cierta cantidad dehielo al precio comprometido, debido a una inesperadaola de calor, que hizo que los precios subierandrásticamente. La Corte consideró que la renegociacióndel contrato no fue oportunista, para lo cual tomó enconsideración la situación económica en la que quedóel proveedor de hielo debido a la ola de calor.

(iv) The Atlantic Baron: Este es un caso en el que elarmador demandó un reajuste de precio por ladevaluación de la moneda. La discusión se centró endeterminar si la devaluación era una situación queestaba fuera del control del armador, decidiendo laCorte que no, porque la ausencia de una cláusula quelo cubriera de una devaluación, era indicativa de queéste había asumido dicho riesgo.

VI.2.3 Términos implícitos

Bournemouth and Boscombe Athletic Football Clubversus Manchester United Football Club: Se trataba dela transferencia de un jugador del club Bournemouthal Manchester. La transferencia se pactó en 175,000libras esterlinas más 25,000 libras esterlinas, pagaderassiempre que el jugador metiera 20 goles encampeonatos de primera. Antes de que el jugadormetiera los 20 goles, cambió la directiva del Manchestery el club vendió al jugador al club West Ham Unitedpor 170,000 libras esterlinas. El club Bournemouthalegó la mala fe del Manchester y el incumplimientode un “término implícito” de dar un tiempo prudencialal jugador para que pudiera meter los 20 goles. LaCorte no acogió la demanda, señalando queManchester no había actuado de mala fe.

VI.2.4 Reticencia

(i) Banque Financiere de la Citè S.A. versus WestgateInsurance Co Ltd: Se trata de un caso en el que eldemandado no reveló al demandante un hechoimportante cuando negociaron el contrato. La Cortefue tolerante con la reticencia del demandado,

Page 25: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

27

Shos

chan

a Zu

sman

T.

señalando que la ley no puede controlar la correcciónen el cumplimiento de los contratos y que si bien larevelación de ese hecho hubiera evitado pérdidas aldemandante, no era procedente reabrir unanegociación ya cerrada.

(ii) The Good Luck: En este caso se produjo tambiénreticencia. La Corte consideró que el contrato es denaturaleza confrontacional y que las partes no tienenpor qué revelar hechos, ni siquiera en el caso que seanrelevantes para la otra parte.

(iii) Smith versus Hughes: La Corte consideró que ungranjero vendedor de avena no tenía obligación derevelar a su comprador –un entrenador de caballos–que la avena que le estaba ofreciendo no estaba enbuen estado. El razonamiento de la Corte se basó enque el entrenador había examinado la avena y pudohaber apreciado por su cuenta si estaba en buen o malestado. Era, pues, su responsabilidad.

VI.3 Dos laudos expedidos por tribunalesperuanos

VI.3.1 El caso del Grupo Económico Familiar

Se trataba de un grupo de empresas de propiedad deuna familia (padre y hermanos), donde todos trabajaban.En un momento, uno de los hermanos (el Hermano A)decidió que lo más conveniente era separarse del grupoeconómico familiar (el Grupo), porque –sostenía– era élquien trabajaba para el resto. El Hermano A logróconvencer al resto y se acordó la separación. Para dichofin se suscribieron los siguientes contratos: (i) uno depermuta, donde el Hermano A permutaba con el Grupoacciones de distintas empresas, a fin de individualizar lapropiedad de cada uno; (ii) un contrato de licencia deuso de nombre comercial, donde se reconocía al Grupoingresos por franquicia equivalentes al 5% de las ventasdel Hermano A; y, (iii) un contrato de arrendamientoque garantizara indefinidamente al Grupo los ingresospor arrendamiento y derecho de paso por lasinstalaciones del Grupo.

Cuatro meses después de suscribirse los contratos, elHermano A decidió poner fin unilateralmente elcontrato de licencia, alegando que ya no necesitabausar el nombre comercial. Esa alternativa había sidoprevista en el contrato, aunque ocasionaría el pago deUS$ 350,000 como cláusula penal. Pocos días despuésde la resolución del contrato de licencia, el Grupo diounilateralmente por resuelto el contrato dearrendamiento, alegando que el Hermano A no habíacontratado un nuevo seguro, sino, renovado el anteriory que había dejado de pagar 2 meses y 15 días derenta adelantada. El Hermano A, sin embargo, habíaintentado consignar la renta impaga ante el Tribunal,

cosa que fue rechazada por éste por razones formalesy tampoco pudo hacerlo en el Banco de la Nación,porque éste no recibía depósitos referidos a procesosarbitrales. La resolución de los contratos dearrendamiento –que, además, activaba cláusulaspenales de US$ 500,000 cada una– creaban unverdadero problema al Hermano A, no sólo por elmonto de las cláusulas penales, sino porque –lo másimportante– el inmueble arrendado le servía de pasopara ingresar a sus propias instalaciones y crear uningreso alternativo resultaba sumamente oneroso. Ladiscusión se centró en la mala fe y en el abuso delderecho del Grupo frente al Hermano A, al intentarresolver el arrendamiento por razones poco relevantesya que –alegaba el Hermano A– lo que los motivabaera el deseo de venganza porque éste le había puestofin al contrato de licencia. El Tribunal no acogió dichoplanteamiento y adoptó una posición formalista,señalando que la demora en la contratación de la pólizade seguro no había podido ser justificada por elHermano A, aun cuando la renovación del segurocubría el riesgo y se abstuvo de pronunciarse sobre lafalta de pago de la renta porque era suficiente con laocurrencia de una sola causal para que el contratoquedara resuelto. Durante la discusión entre losárbitros, se pusieron en debate dos posicionesclaramente contrastantes: una formalista que,invocando la seguridad jurídica, sólo reconocía la letradel contrato, y otra, mas bien, realista, que postulabala necesidad de apreciar los motivos del Grupo pararesolver el contrato de arrendamiento, sosteniendo quesi los motivos eran –como el árbitro suponía– lavenganza, debía negársele la resolución. Esta últimaposición no fue acogida por el Tribunal, por considerarque la investigación no podía alcanzar a los motivos.Pero la reflexión puede ir todavía más allá. Así, era claroque existía un desbalance a favor al Grupo en toda latransacción, lo que podía llevar a pensar que elHermano A había suscrito los contratos con el ánimode “firmo y luego peleo”, lo cual podría ser un supuestode mala fe consistente en contratar con el ánimo derescindir. Pero, ¿actuó el Hermano A de mala fe? ¿noes, mas bien, lógico pensar que su actuación fuelegítima al firmar “lo que sea” porque, era la únicamanera de lograr la separación? porque ¿era justo tenerque trabajar para toda la familia? ¿no hay, entonces,abuso? Pero, ¿interesa quién trabaja más a efectossocietarios, donde lo único que cuenta es el númerode acciones? Si el Hermano A trabajaba más, debiópedir un aumento de sueldo, pero no necesariamentela separación ¿qué es, entonces, lo moralmentecorrecto y qué no?

VI.3.2 El caso de la Consultora

En el mes de diciembre de 1999, una empresaconsultora (la Consultora) celebró con un banco con

Page 26: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

28

problemas financieros (el Banco) un contrato deasesoría financiera para la valorización del Banco y parala estructuración de una operación financiera queimplicaba la incorporación de un socio estratégico. Elplazo del contrato era de 3 meses renovables poracuerdo entre las partes. Las partes acordaron unhonorario fijo ascendente a US$ 50,000.00.Adicionalmente, se pactó un honorario de éxito, conel siguiente texto: “En caso que, por razón de la asesoríafinanciera de la Consultora llegara a incorporarse unsocio estratégico al Banco, la Consultora dejaestablecido que en el marco de las condiciones que sepactarán con dicho socio, la Consultora le cobrará porlos servicios prestados el monto de US$ (...). Al montoresultante se le añadirá el IGV, así como el pago que elsocio estratégico hará a la Consultora en aplicación deéste acápite, el cual se realizará al momento de cierrede la transacción” (subrayado agregado).

La Consultora comenzó a ejecutar el contrato deasesoría y el Banco le pagó el honorario fijo pactado.No obstante, a pesar de que dicha empresa organizóuna licitación para ubicar un socio estratégico, no pudolograrlo.

Pues bien, unos meses después de fracasada lalicitación, se expidió un Decreto Supremo que permitióque el Estado apoye económicamente el salvataje deempresas bancarias. La expedición de dicha normapermitió que el Banco acordara realizar una operaciónde reorganización, mediante la cual se aportaría unbloque patrimonial integrado por ciertos activos ypasivos de su propiedad a una institución financiera.

Efectuada dicha operación, la Consultora exigió alBanco –y no a la institución adquirente, como seestipulaba en el contrato de asesoría– el pago delhonorario de éxito, alegando que la operación se habíaefectuado como consecuencia de su trabajo y que, porlo tanto, le correspondía recibir dicho honorario. Y que–como ocurrió– si el adquirente aducía su calidad detercero, correspondía al Banco pagar ese honorario. ElBanco le respondió que no existía estipulación algunaque lo obligara a efectuar dicho pago, y que laoperación no era consecuencia de los serviciosprestados por la Consultora, porque no se trataba dela incorporación de un socio estratégico, sino de unareorganización patrimonial.

La discusión en el Tribunal se centró en la buena fe. Unárbitro sostenía que, aun cuando eso no se habíapactado en el contrato, era obligación del Bancoinformar a la institución adquirente del bloquepatrimonial la existencia de un compromiso de pago ala Consultora y que, si no lo hizo, debía asumir laresponsabilidad del pago con la Consultora. Otroárbitro sostenía, en cambio, que dicha obligación no

había sido pactada y que, en todo caso, la operaciónno era consecuencia de la actividad de la Consultora,porque se había efectuado después del vencimientodel contrato de asesoría y, además, era de naturalezatotalmente distinta a la incorporación de un socioestratégico, que era lo que se había acordado con laConsultora. Para el primer árbitro, había mala fe en elBanco por no haber dado noticia a la Consultora de lanueva operación, mientras que para el segundo árbitro,la mala fe era de la Consultora, al pretender cobrar unhonorario que no le correspondía por no haber gestadola operación. En conclusión, pues, para el primer árbitro,el contrato implicaba colaboración y, por tanto, existíala obligación implícita de notificar a la Consultora sobrela adquisición del bloque patrimonial; para el segundoárbitro, en cambio, la obligación de colaborar no podíallegar al extremo de considerar obligada a una personaque ni siquiera sabía que le correspondía cursar lanotificación, dado que, para ésta, el contrato deasesoría había vencido y la operación de reorganizaciónno era consecuencia del trabajo de la Consultora. Estesegundo árbitro acogió, como puede apreciarse, la tesisdel contrato como búsqueda del propio interés. Elárbitro dirimente tomó una posición intermedia,otorgando a la Consultora una indemnizaciónsignificativamente menor que la solicitada, acogiendoen la argumentación del laudo la tesis del contratocomo colaboración extrema, pero expresando a travésde la reducción de la indemnización, sus reservas adicho planteamiento.

VII. ¿QUÉ HACER EN EL PERÚ?

Lo expuesto hasta ahora permite concluir que laexigencia de buena fe en los contratos, sea como reglao como excepción, es necesaria. Mas aun: esindispensable si lo que se quiere es contar con unsistema de contratación no solo seguro, sino tambiénjusto. La letra del contrato, pues, puede crearinequidades y es bueno que éstas sean “corregidas”por los jueces.

Pero, aun cuando la incorporación de la buena fe esracional y moralmente correcta y, a pesar de que elCódigo Civil la exige en todas las fases del contrato, lafigura tiene poca aplicación en el Perú.

Una primera razón de su poca aplicación es elpredominio del pensamiento formalista en lacomunidad jurídica peruana. Ello es perfectamenteexplicable, desde que nos hemos formado (y seguimosformando a nuestros alumnos) bajo el criterio de que“lo mejor es limitar la discrecionalidad de los jueces”.Por eso, desde la perspectiva de los juzgadores, existeuna explicable animadversión a la figura por el temorde que, introduciéndola, puedan terminar modificandoel contrato.

Page 27: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

29

Shos

chan

a Zu

sman

T.

Una segunda razón de la poca aplicación de la buenafe es la predilección del razonamiento jurídico delDerecho Continental por la abstracción. Esaabstracción domina la técnica de redacción normativa,donde la “regla de oro” es el “sistema” y la norepetición. En esa línea de pensamiento, si la reglageneral de buena fe ya ha sido incorporada, no haynecesidad de definirla (pues la definición es restrictiva)y mucho menos de reiterarla a propósito de supuestosespecíficos, donde, no obstante, podría favorecersesu aplicación. Esa es, en el sistema continental, labuena técnica jurídica, no importa si la abstraccióndel concepto lo convierte en inaplicable. Alguna vezhe escuchado decir al profesor Roberto Mac Lean,con gran sabiduría, que el Derecho se ha convertidoen un intrincado sistema de reglas complejas einentendibles y que eso ha llevado a que laadministración de justicia pierda su esencia, que es,sencillamente, resolver problemas entre las personas:A le debe a B y no le quiere pagar; C pretende unareparación por haber sufrido un accidente; J y Kquieren divorciarse; el vecino M ha invadido el terrenode Y; X ha incumplido el contrato de mala fe, etcétera.

Una tercera razón de la poca utilización de esta figuraes la escasa importancia que los juristas formados enel sistema continental conceden a los hechos. Así,por ejemplo, la teoría del Acto Jurídico plantea unaserie de “verdades” que obligan a los jueces a alejarsede los hechos. Baste mencionar la regla de que elintérprete no puede investigar la “voluntad interna”sino la “voluntad declarada” (sin que se sepa concertidumbre cuál es cuál); o la regla de que los“motivos” no interesan en los contratos, mientras quela “causa” sí (sin que pueda determinarse sudiferencia); o la idea de que la interpretación es unprocedimiento puramente objetivo (es decir, se refierea un “texto”), y no analiza las “intenciones” de laspartes (siendo así que la búsqueda de “la comúnintención” tiene que ver con la voluntad de las partes).Y, como queda claro en el caso de la empresa familiar,esas “verdades” no permiten hacer justicia porqueno cabe “penetrar” en la mente de las personas paraanalizar qué los motivó a actuar y acoger o repudiaractitudes que merecen (o no) protección. Existe, pues,una tremenda restricción impuesta por la teoría delDerecho Civil Continental de aproximarseabiertamente a los hechos y, más concretamente, alas intenciones, deseos y pensamientos de las partes.Si, en el antes expuesto caso de la empresa familiar,el Tribunal hubiera desestimado la venganza comorazón de terminación del contrato, habría llegado,tal vez, a una mejor composición de los intereses delas partes. Pero, de manera totalmente explicable, elTribunal no quiso llegar tan lejos y se mantuvo fiel ala letra del contrato. De otro lado, ¿quién no haescuchado decir a colegas procesalistas que los hechos

tienen una importancia secundaria frente a laimportancia del Derecho y que, dado ese carácter, laspruebas sobre los mismos, deben obtenerse despuésde hacer el planteamiento jurídico? No importa siluego no “calzan” exactamente, porque la discusióncentral es netamente jurídica.

¿Qué hacer, entonces, para incentivar la utilización dela buena fe?

La primera responsabilidad compete a nuestrasfacultades de Derecho, que tienen el deber de“relativizar” el valor que hoy se concede a la teoríaformalista y comenzar a tratarla como una manerade ver el Derecho, que no es, ni mucho menos, laúnica. Eso no quiere decir, por supuesto, que laseguridad jurídica pase a segundo plano. Todo locontrario, ésta tiene la mayor relevancia, pero esaimportancia no excluye que en determinados casospuedan elegirse pociones más flexibles si ameritapreocuparse más por la justicia que por la seguridadjurídica. Lo mismo deben hacer las Facultades deDerecho con la predilección a la abstracción ycomenzar a fomentar una mirada más “humana” dela justicia, es decir, más concentrada en su misión deresolver problemas entre personas, como bienplanteaba el profesor Mac Lean.

Compete también a las facultades de Derecho,fomentar la importancia del estudio y del análisis delos hechos de un caso, con lo cual se podrá acceder alas intenciones y, con ello, a la buena o mala fe. Laindiferencia frente a la importancia de los hechos, noes, sin embargo, un problema que sólo se produce enel Perú. Por el contrario, la propia doctrina anglosajonareclama, igualmente, mayor atención a los hechos. Así,por ejemplo, en Essential Lawyering Skills, Krieger yNeumann señalan lo siguiente: “Durante el procesode representación del cliente, uno maneja hechos.Cuando un cliente acude donde el abogado–independientemente de si lo hace para pedir unaindemnización por un accidente, para interponer unreclamo sobre un contrato o para comprar unapropiedad (...)– el cliente entrega al abogado hechos yno teorías legales. Al preparar el caso, el abogadodedicará más tiempo a los hechos que a la investigaciónlegal. En la mayor parte de las negociaciones, losabogados se concentran mucho más en los hechos queen la ley aplicable (...) En juicio los testigos declaransobre hechos (...) Lamentablemente, pasamos pocotiempo en las escuelas de Derecho, analizando temasde cómo investigar, organizar y presentar hechos (....).Las teorías sobre interpretación se centranexageradamente en la lectura de textos y las diversasestrategias de interpretación aportan reglas paraentender dichos textos (....) entender los hechos, seescapa como una parte del proceso poco interesante,

Page 28: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

30

poco estimulante o irrelevante. Una vez en la práctica,los abogados deben desarrollar “en el trabajo” lashabilidades para investigar los hechos, organizar loshechos y diseñar una teoría persuasiva sobre loshechos”18 (subrayado agregado).

Finalmente, en relación al Código Civil y su eventualreforma, parece claro que su parquedad es unobstáculo, si se considera que existe un temorreverencial a la letra del contrato, una predilección porlos conceptos abstractos y que se concede pocaimportancia a los hechos. Y si a eso se añade la faltade institucionalidad y, en general, el subdesarrollo –más tolerantes con la mala fe–, seguiremos con unCódigo Civil altamente moral, pero de escasaaplicación. Por eso y aunque parezca paradójico, alreformar el Código sería recomendable “dar un paso

atrás” y comenzar incorporando la buena fe comoexcepción, como paso previo a la aplicación de la buenafe como regla, estableciendo, como ha hechoSummers, un catálogo de conductas de mala fe enrelación a temas clave tales como la culpa incontrahendo, la reticencia, la resolución abusiva delcontrato y la renegociación oportunista. Eso permitiráa los jueces –a falta de una jurisprudenciasistematizada– contar con reglas claras, precisas ysencillas, que permitan incorporar la buena fe en losaspectos esenciales de los contratos, sin el temor amodificarlos. Dicho tratamiento puede ser temporal,esperando un desarrollo jurisprudencial que permitapasar a la buena fe como regla. Con esto, laadministración de justicia se aproximará al ideal dejusticia y seguridad jurídica, y perderá el temorreverencial a las formas y a los conceptos abstractos.

18 KRIEGER, Stephan y Richard K. Jr. NEUMANN. “Essential Lawyering Skills”. Aspen Publishers. 2003. p. 129.

Page 29: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

31

Fern

ando

de

Traz

egni

es G

rand

a

La mayoría de operadores del Derecho quedaríanespantados –o al menos preocupados– ante unaaseveración como la del título del presenteartículo. Y es que uno suele estar acostumbradoa pensar que la verdad es única e incuestionable,más aún en el mundo jurídico. Sin embargo, elpresente artículo nos demuestra que todo análisisde un texto de contenido jurídico requiere unainterpretación, lo cual es muy distinto a afirmarque la interpretación pueda ser cualquiera.

Con el interesante estilo de siempre, eldestacado autor desarrolla, en primer lugar, loslineamientos generales de la interpretaciónjurídica, para después establecer las diferenciasentre la interpretación legal y la interpretaciónde los contratos, poniendo especial énfasis enel principio de la buena fe y la doctrina de losactos propios.

Se recomienda sobremanera la lectura de esteartículo, la cual deberá ser realizada con elfirme compromiso de poner todo conocimientobajo cuestionamiento.

LA VERDAD CONSTRUIDA: ALGUNAS REFLEXIONESHETERODOXAS SOBRE LA INTERPRETACIÓN LEGAL

Fernando de Trazegnies Granda*

Miembro del Comité Consultivo de THEMIS

* Profesor Principal de la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica del Perú.

Page 30: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

32

I. DE LA INTERPRETACIÓN JURÍDICA EN GENERAL

1. El planteamiento básico

Ante todo, amigo lector, quiero prevenirte antes deque sigas leyendo que intento dar una estocadaintelectual directamente a lo que es posible que sea elcorazón de tus convicciones jurídicas.

Seguramente piensas que en Derecho existen verdadesirrefutables, que las normas tienen un sentido claro –y, por tanto, indiscutible– que nos conduce a unasolución única mediante un razonamiento silogístico.Cuando esta verdad no aparece a primera vista, nosurge de una lectura literal, piensas que el autor –quiencreó la norma– ha tenido un defecto de expresión, noha sabido comunicarse adecuadamente, pero esesentido único está ahí, oculto entre los pliegues deltexto y hay que hurgar para descubrirlo. Y crees queesa es la interpretación: un instrumento para, en casosexcepcionales, descubrir la intención recóndita de unautor con capacidad de expresión deficiente.

Sin embargo, lector tolerante, quiero compartir contigoen estas líneas algunas reflexiones heréticas. No creoque existan verdades jurídicas. Todo lo que tenemosson perspectivas desde nuestro punto de vista, algunasde las cuales son aceptables por la comunidad dentrode la que vivimos y otras son rechazadas y, por tanto,estas últimas, aunque sigamos creyendo personalmenteen ellas, carecen de eficacia jurídica. La verdad no es enel Derecho un objeto que se encuentra “ahí afuera” yque simplemente nuestra mente tiene que comprobarlo.Y me atrevería a decir lo mismo de todo conocimientohumano, dejando aparte las verdades de fe. La definiciónde la verdad como adequatio intellectus ad rem1 fueminada por Descartes cuando nos hizo ver que todo loque tenemos en nuestra mente son ideas de las cosas yno cosas, y que es imposible comprobar la verdad deesas ideas mediante una comparación con la cosa mismaporque cada vez que lo intentamos solo recibimos devuelta una nueva idea, de modo que solo comparamosideas con ideas.

2. La interpretación como elemento indispensablepara la aplicación del Derecho

Todo abogado sabe, cuando menos intuitivamente, queel punto crucial del Derecho está en la interpretación.

Si pensáramos que la verdad jurídica es única yperfectamente comprobable, si la ley o el contrato

pudieran ser entendidos como una ecuaciónmatemática, no serían necesarios los jueces y muchomenos los abogados. Bastaría una computadora, quenos daría la solución perfecta, técnica, irrefutable. Porotra parte, el hecho de que dos abogados defiendandos posiciones diferentes sería absolutamentecondenable porque solo se podría explicar de una dedos maneras: o uno de los dos no conoce bien elDerecho y por eso no se da cuenta de que no tiene larazón y debe ser censurado por ignorante; o los dosabogados conocen muy bien el Derecho –y, porconsiguiente, saben de qué lado está la razón, la verdadúnica– pero uno de ellos está engañando al clientehaciéndole creer que puede ganar solo para cobrarlehonorarios.

En cambio, si admitimos que la verdad jurídica es unaperspectiva que siempre admite una confrontación conotra perspectiva, todo vuelve a su lugar y tanto juecescomo abogados resultan indispensables.

La vida no es matemática y por eso una computadorano puede resolver las discrepancias apelando a unrazonamiento silogístico para encontrar así la soluciónúnica. En la vida las soluciones son siempre múltiples,porque son el producto de una dinámica sutil, complejay ambigua, que se desarrolla en un mundo dediscrepancias y confrontaciones. Es por ello que hacefalta abogados opositores que resalten las distintasformas como puede ser vista una misma situación yjueces que puedan evaluar cuál de esas perspectivases la que corresponde mejor a lo que el orden jurídicoy los valores sociales en juego pretenden. Esta inevitableambigüedad en la comunicación jurídica es la quejustifica el principio fundamental de nuestro Derechomoderno expresado en la frase audiatur et altera pars2,que es uno de los principios fundamentales del debidoproceso.

Claro está que, como una perspectiva siempre puedeser opuesta a otra hasta el infinito ya que no hay unaverdad absolutamente incontrovertible y carente deperspectivas, el sistema tiene que prever que a un ciertonivel ya no puede haber más objeciones y debeaplicarse la perspectiva a ese entonces predominante.Esto es lo que justifica la res iudicata o cosa juzgadainamovible: agotados un cierto número de recursos yde instancias, el proceso termina aunque una o todaslas partes puedan seguir cuestionando la soluciónadoptada. Notemos que este punto final no obedecea que hemos llegado a la “verdad” sino simplementea que se ha dado una oportunidad razonable de

1 “Ad primum ergo dicendum quod veritas est adequatio intellectus ad rem” (por tanto, en primer lugar digo que la verdad es la adecuación delintelecto a la cosa). DE AQUINO, Santo Tomás. “Quaestiones disputatae”. De anima. Quaestio tertia.

2 “Debe ser escuchada la otra parte”.

Page 31: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

33

Fern

ando

de

Traz

egni

es G

rand

a

explorar el tema y la voluntad de lograr una seguridadjurídica –no el razonamiento de la controversia– exigeque se determine en forma definitiva una solución quepueda ser aplicada a la situación concreta en conflicto,pues de otra manera las controversias podríandiscutirse ad infinitum (precisamente por la naturalezacontradictoria y no apodíctica del Derecho). En cambio,más allá del plano de la voluntad legal que se expresaen la cosa juzgada, la razón puede seguir cuestionandoel fallo y es así como encontramos muchas vecesdistintas opiniones sobre una resolución judicial queya pasó como cosa juzgada. Esas opiniones posterioresno tienen fuerza legal y, por tanto, ya no modifican loresuelto; pero tienen fuerza racional y la prueba estáen las fuertes discusiones doctrinarias que podemosencontrar en los comentarios de la jurisprudencia.

3. El mito: in claris non fit interpretatio3

Hay un mito –que, en el fondo, no es sino un armadialéctica dentro de esa confrontación cotidiana depuntos de vista que es la actividad jurídica– quesostiene que la interpretación de una norma o de uncontrato es una operación extraordinaria y excepcionalque tiene lugar solo en los raros casos en que laspalabras del texto no bastan para comprender elsentido porque son oscuras o confusas.

Sin embargo, todo texto es oscuro o confuso, todotexto es ambiguo y puede dar origen a variasinterpretaciones si nos atenemos solo a su literalidad.Lon L. Fuller, en su conocida polémica con H.L.A. Hart,ha demostrado que una norma tan simple yaparentemente tan clara –mientras la reduzcamos auna mera proposición lógica– como “Prohibidoingresar dentro del parque con vehículos” resultaconfusa si analizamos todas las posibilidades que ofrecesu aplicación a la realidad: ¿la palabra “vehículo” queparece tener un significado nítido implica que nopueden ingresar al parque los coches de los bebés, loscarritos y triciclos de los niños, las bicicletas de losadolescentes, la carretilla del heladero, el camión-tanque que riega los jardines, etcétera, etcétera?4. Noes claro el concepto y necesitamos otros elementosadicionales a las palabras claras de la norma paraaplicarla de una manera sensata. En consecuencia, lainterpretación es una operación normal y obligada enla aplicación del Derecho; y, más bien, tratar de

maniatar el sentido a la pura letra del texto conducemuchas veces a error porque nos hace perder de vistasu espíritu, su finalidad, el sentido razonable del textoen función de lo que se persigue.

En realidad, todo enunciado –jurídico o de otra clase–tiene que ser interpretado para obtener de él unsignificado útil –comprensible– desde el punto de vistade nuestra cultura y de nuestra realidad: los enunciadosno tienen un sentido propio sino una significación que,enmarcada por las palabras, requiere completarse consu entorno conceptual y cultural dentro de una realidadconcreta. El texto no es nada sin un contexto, comoun recipiente no es nada sin su contenido. De ahí quetodo deba ser objeto de un análisis racional quepermita completar el texto; en cambio, quedarse enlas palabras del texto es no pasar del recipiente. Y,como decía Gastón Bachelard, “lo que cree saberseclaramente, ofusca lo que debiera saberse”, porqueno permite encontrar toda la riqueza de contenidosque tiene ese recipiente textual. La claridad, lejos deser una virtud, se convierte así en un obstáculoepistemológico5.

Toda comunicación implica un lenguaje, que no essolamente el idioma que hablamos sino también laforma como lo entendemos. La semiótica modernadestaca las posibles interferencias y ambigüedades quetiene todo proceso de comunicación. Pero ya Jean-Jacques Rousseau había advertido esta imposibilidadde una claridad plena a través de la literalidad de laspalabras. Alguna vez, quejándose de que sus libroseran muy mal interpretados, señaló que ello se debíaa que las palabras tienen muchos sentidos. Y comentóque le gustaría escribir un libro que se vendieraacompañado de un diccionario escrito por él mismodonde se explicaría el sentido preciso con el que habíausado cada palabra en el libro. Pero, agregaba, elproblema es que el diccionario también estaría escritocon palabras que habría que explicar a su vez con otrodiccionario; y así sucesivamente6.

Esta necesidad de interpretación se encuentra incluso enla lectura de los textos más canónicos, como el Antiguoy el Nuevo Testamento. “Los fundamentalistas”, dice elPadre Ahrens, “toman al pie de la letra el lenguaje, oconsideran sagrado y no toman en serio el hecho de quees solamente un medio y que por tanto no debe ser

3 “En la claridad no se hace interpretación”.4 FULLER, Lon L. “Positivism and Fidelity to Law: A reply to Professor Hart”. En: Harvard Law Review 71. 1958. pp. 661-669.5 BACHELARD, Gaston. “La formación del espíritu científico. Contribuciones a un psicoanálisis del conocimiento objetivo”. México: Siglo Veintiuno.

1978. p. 16 et passim.6 “J’ai fait cent fois réflexion en écrivant qu’il est impossible dans un long ouvrage de donner toujours les mêmes sens aux mêmes mots. (…) La

méthode de définir tous les termes et de substituer sans cesse la définition a la place du défini est belle mais impraticable, car comment éviter lecercle? Les définitions pourraient être bonnes si l’on n’employoit pas des mots pour les faire”. ROUSSEAU, Jean-Jacques. “Emile ou de l’éducation”.Libro II, nota. En : “Oeuvres complètes”. Tomo IV. Francia: Bibliothèque de la Pléiade. Gallimard. 1969. p. 345.

7 AHRENS, Eduardo. “La Biblia sin mitos. Una introducción crítica”. Tercera edición. Lima: Asociación Hijas de San Pablo. 2004. p. 61.

Page 32: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

34

absolutizado”7. Esto los lleva a profundos errores de fondoen su afán de fortalecer aspectos superficiales, que handado lugar incluso a exterminios, guerras religiosas ycrímenes, debido a los errores derivados de la literalidadde la lectura bíblica8.

En el Derecho, esta necesidad omnipresente de lainterpretación ha sido puesta de relieve incluso porrepresentantes del positivismo más radical, ya que éste,bajo sus formas inteligentes, comprendió siempre estanaturaleza incompleta del texto.

Así Hans Kelsen nos dice que afirmar que una sentenciajudicial (podríamos decir también un laudo) está basadaen la ley (o en el contrato) no quiere decir que sea laexpresión de una única solución contenida en la letradel texto9. Esa solución es siempre una construcciónpor el jurista de un sentido razonable sobre la base deun texto determinado.

He mencionado en las líneas precedentes un aspectode la discusión entre H.L.A. Hart y Lon L. Fuller sobreel alcance de la interpretación. El fondo de esacontroversia académica puede ser planteado de lasiguiente manera. Hart sostiene que hay casos quecalifica como familiares –los denomina “planecases”10– que parecen no requerir interpretación; peroreconoce que al lado de estos textos referidos alsentido “nuclear” de las palabras usadas en la norma,hay la posibilidad de que las palabras tengan, ademásde ese sentido nuclear, una muy amplia zona periféricadonde el texto por sí solo no ayuda a la comprensiónde su sentido. Solo cuando la cuestión está referida aestos casos vinculados con el área de penumbradentro de la significación de las palabras es queprocede la interpretación11. Fuller le demuestra quesu teoría sobre “the core and the penumbra”12 esinsostenible, porque la interpretación es siemprenecesaria y requiere ser bastante más amplia de loque usualmente se admite, ya que los llamados casosclaros que aparecen en el núcleo de significaciónpueden pasar fácilmente a la penumbra de la periferia,y viceversa; y esta inestabilidad obedece a que sucalidad de casos claros o confusos no surge de sutexto sino de su contexto13.

En algunos cuerpos legales –nuestro Código Civil noha incurrido en ese error– existe una norma expresaque manda que solo se interpreten los textos oscuros

o ambiguos, haciendo suya la idea del brocardo in clarisnon fit interpretatio. Y algunos tratadistas, al comentaresta regla, han señalado que en estos casos “la normase interpreta a sí misma”. Esta última frase no es enverdad un argumento, sino una figura retórica quecomporta una metáfora que evoca un círculo vicioso(una norma que se interpreta a sí misma aun cuandoesa interpretación no conste en ninguna parte sino enla misma norma interpretada). De otro lado, debemostener en cuenta que cuando el brocardo fue expresadooriginalmente –en el siglo XII o en el XIII– todavíaDescartes no había planteado la duda como métodoinevitable de conocimiento y se seguía pensando quela verdad era simplemente la confrontación de una ideao de una expresión con la realidad en sí.

Pero intentemos explorar seriamente una norma deese tipo. Notemos que, si es exacto que toda normatiene que ser interpretada, esas normas sobreinterpretación –la mencionada y otras– tambiénrequieren una interpretación. Recordemos la reflexiónde Rousseau antes mencionada sobre la necesidad dediccionarios de diccionarios.

Porque, ¿qué es un significado oscuro o ambiguo? Lallamada claridad de un texto depende, en últimainstancia, del acuerdo que pueda existir sobre suinterpretación entre quienes van a usarla (sujetos deDerecho, partes contractuales, abogados, jueces,árbitros). Así, esa presunta claridad no es una cualidaddel texto en sí mismo sino de la interpretación comúnrecaída en tal texto. Contrariamente, la ambigüedad uoscuridad implica que hay discrepancia razonable sobrela interpretación de tal texto. Así como no hay unaclaridad objetiva, tampoco hay una ambigüedad o unaoscuridad objetivas sino que esta condición del textoresulta de que se han propuesto diferentesinterpretaciones del mismo todas ellas consideradasrazonables por sus proponentes.

Por consiguiente, decir que una norma es clara suponeque ya se ha hecho una primera interpretación. Y asíla norma es clara para quien afirma que es clara; nonecesariamente para los otros. Si logra persuadir a otros(a la contraparte, al juez, al árbitro) de que esa es lainterpretación correcta, la norma se convierte en claradentro de los términos y alcances de talconvencimiento. Pero no más allá; porque en Derechono hay claridad ni oscuridad en sí sino solo frente a las

8 Ibid. p. 17.9 KELSEN, Hans. “Théorie Pure du Droit”. Traducción francesa de la segunda edición de la «Reine Rechtslehre» por Charles Eisenmann. París:

Dalloz. 1962. pp. 456-462.10 Casos “planos”, como un mar tranquilo, sin olas; en otras palabras, casos claros.11 HART, H.L.A. “The Concept of Law”. 1961. Oxford: Clarendon Press. 1970. p. 123.12 “El núcleo y la penumbra circundante”.13 FULLER, Lon L. Op. Cit. pp. 661-669.

Page 33: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

35

Fern

ando

de

Traz

egni

es G

rand

a

interpretaciones que se proponen respecto de las reglasjurídicas aplicables (sean éstas normas legales oacuerdos contractuales).

Dentro de esta lógica –a mi parecer, irrefutable– cadavez que hay una discrepancia sobre lo que en últimainstancia quiere decir un texto jurídico, podemosafirmar que ese texto es ambiguo u obscuro porque,dentro de nuestro sistema jurídico basado en ladialéctica de adversarios y en el debido proceso, nopodemos dar preferencia a priori a ninguna de las dosinterpretaciones para resolver la ambigüedad uobscuridad que se deriva de la existencia deinterpretaciones diferentes o contradictorias. Paraestablecer una preferencia por una u otra interpretaciónhace falta previamente un acuerdo entre las partes oun proceso judicial o arbitral seguido conforme a lasexigencias del debido proceso.

Por consiguiente, en toda controversia judicial o arbitral,la cuestión debatida es siempre obscura o ambigua y,por tanto, se requiere de todos los mediossuplementarios de interpretación posibles paraconvencer al juez o árbitro respecto de cuál es lainterpretación que él también acepta.

4. Los criterios generales de interpretación

Sin embargo, vivir entre perspectivas no significa quese pueda adoptar cualquier perspectiva sobre loshechos, por absurda que ésta sea. La interpretación esconstrucción de sentido pero no invención deconceptos o normas. Por tanto, cabe siempre hacerun desarrollo de las perspectivas posibles; pero lasúnicas admisibles serán aquellas que se enmarquendentro de los criterios disponibles.

En este sentido, no cabe duda de que el texto literalde la ley constituye un marco para la interpretación:no es admisible una interpretación contra legem. Perohay que comprender que dentro de ese marco ofrontera conceptual caben todavía muchasinterpretaciones en el interior del territorio legal asícreado.

De un lado, la ley no es una respuesta completa –aunque así lo pretenda– sino que únicamente delimitael campo de juego y da ciertas pautas sobre cómo sedebe jugar. Cada equipo jugará realizando unainterpretación desde su propia perspectiva con la ideade hacer más tantos que la otra parte. La interpretación

implica no dejar de lado el texto literal de la ley sinorellenar su interior con las verdades y métodosnormalmente aceptados por la comunidad jurídica(doctrina, jurisprudencia establecida, etcétera) y conotros elementos que no proceden del Derecho sinodel entorno de realidad dentro del cual se da actividadjurídica (criterios generalmente aceptados de ética,economía, política, etcétera).

De otro lado, aun cuando es cierto que si la ley diceque algo es blanco la interpretación no puede decirque es negro, cabe la posibilidad de que el intérpreteproponga que eso de lo cual la ley dice que es blancono es de lo que están hablando las partes y, porconsiguiente, esa norma no es aplicable: el partido nodebe ser jugado en ese campo sino en otro.

Por tanto, la interpretación así entendida –sobre la basede perspectivas en conflicto– no es hacer lo que a unole venga en gana con la ley y el Derecho. Pero tampocoes someterse a la tiranía de una supuesta voluntad dellegislador que daría todas las respuestas necesarias parala correcta aplicación de la ley. La ley no manda sinoen lo que dice su texto; pero ese texto, contra lo quemuchos quisieran, no nos da todo el cuerpo delmandato sino, como sostiene Kelsen, solamente nosproporciona su contorno: el resto tiene que serrellenado por los actores jurídicos con las diferentesperspectivas posibles que caben dentro de esadelimitación textual.

II. LA INTERPRETACIÓN DEL CONTRATO

1. Diferencias entre la interpretación de la ley yla del contrato

Ahora bien, contra una opinión que se escucha o selee con una cierta frecuencia, la interpretación jurídicano es igual si se trata de interpretar la ley o deinterpretar el contrato.

En uno y otro caso, la naturaleza de las normas esdiferente, su procedencia es distinta y su objetivo esotro. La ley es un mandato público y, por tanto, generalen su aplicación y genérico en sus expresiones; la normacontractual constituye un mandato privado y solo serefiere a las partes (res inter alios acta aliis praeiudicarenon potest14), reglamentando sus derechos yobligaciones recíprocos con una precisión mucho mayorque la de cualquier ley. El origen de la ley se encuentraen un proceso complejo donde se exponen opiniones

14 “Lo acordado entre ciertas partes no puede perjudicar a un tercero ajeno a tal acuerdo”. El principio se encuentra en múltiples citas del Digestode Justiniano tanto aplicado a las sentencias, las que no pueden perjudicar a los terceros no presentes en el proceso (DIGESTO. Macer. 42.1.62),como también a los actos privados (DIGESTO. Imperatores Diocletianus, Maximinianus, C.J. 7.56.4). El principio fue acogido también porteólogos y juristas de la Edad Media (GREGORII PAPAE IX (compilador). “Decretalium D”. Título XII. Capítulo VII: res inter alios acta non debeateis praeiudicium generare).

Page 34: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

36

contrarias y cuyo resultado muchas veces se basa encomponendas regidas por otro orden de cosas ajenoal Derecho, por lo que hablar de “el legislador” comosi fuera una persona real con una voluntad unívoca esuna ficción; en cambio, el origen del contrato es lavoluntad de dos partes perfectamente definidas conideas relativamente claras sobre sus intereses. Elobjetivo de la ley es político: se propone normar siemprecon vista al todo social (aun cuando cada ley enconcreto se refiera solo a un aspecto de ese todo); elcontrato está conformado por normas autogeneradaspor las partes y orientadas a regir el acuerdo de dos (omás) individuos para realizar en común un negocioprivado.

Todo ello lleva a que la ley pueda ser interpretada conmucha mayor amplitud que el contrato: no hay detrásde la ley una voluntad tan claramente unívoca comoen el contrato; y además la ley, por su carácter general,precisa mucho menos lo que ordena y deja un campointerior mucho más grande para el desarrollo frente alcaso concreto. En cambio, en el contrato las voluntadesde quienes lo han creado están a flor de piel y lascláusulas diseñan con más detalle los términos de larelación jurídica.

Pero ello no debe llevar a pensar que entonces la ley sepuede interpretar y el contrato no: todo se tiene queinterpretar. Todo lo que sea materia de unacomunicación tiene que interpretarse. Pero lacomunicación de la ley es erga cives, es decir, estádirigida a un receptor anónimo (todos los ciudadanos)y se emite desde la perspectiva del todo social; mientrasque el contrato es una comunicación entre partesperfectamente identificadas y tiene como justificaciónel interés de cada una de ellas. Estas diferencias danorigen a que criterios y alcances entre la interpretaciónde la ley y la interpretación del contrato sean distintos.

2. Principios fundamentales de la interpretacióndel contrato

Dentro del Derecho peruano, el Código Civil garantizala autonomía de la voluntad15 y, en atención a ello, porrespeto a la voluntad de las partes, no hay contratomientras las partes no estén conformes sobre todassus estipulaciones16. De este predominio de la voluntadcomo elemento formativo del contrato se deriva quelas disposiciones de la ley en esta materia tengan enprincipio que ser simplemente supletorias de la voluntad

de las partes17, considerándose que las leyes imperativasson verdaderamente excepcionales.

Por otra parte, la manera de conocer tal voluntad esciñéndose a las palabras o sistema de significacionesmediante las cuales se expresa la voluntad concordada,sobre la base de que los contratos son obligatorios encuanto se haya expresado en ellos; para este efecto sepresume que esa declaración expresada responde a lavoluntad de las partes; pero nótese que estamos anteuna presunción solamente: las palabras o la literalidaddel contrato es un primer indicio de la voluntad de laspartes que es posible rebatir. Pero es un indicio tanfuerte que quien alegue lo contrario debe probar queno hay tal correspondencia18.

Pues bien, los contratos son obligatorios en cuanto sehaya expresado en ellos. Nadie podría oponerse a estanorma. Pero, ¿qué es lo que se ha expresado en ellos?Ese es un problema de interpretación. Y la prueba deque el texto literal puede no coincidir con lo realmenteexpresado en el contrato es que la misma norma agregaque a quien niegue la coincidencia entre la declaracióny la voluntad de las partes le corresponde la prueba dela divergencia. Por consiguiente, la divergencia entredeclaración e intención es posible y, si es alegada, nopuede ser rechazada acudiendo a una simple literalidadsino que se tiene que permitir a quien alega taldiferencia que la demuestre.

Notemos cómo, si bien la ley remite en este caso la“verdad” jurídica a lo querido por las partes, ello noexime la necesidad de una interpretación.

Pero entonces, ¿cómo se realiza tal interpretación, conqué criterios? No cabe duda de que esa interpretacióntiene que hacerse sobre una base razonable; no sepuede leer de cualquier manera un texto. Como diceUmberto Eco, usando el humor como forma deenfatizar, si Jack el Destripador nos dice que cometiósus crímenes inspirado en una interpretación delEvangelio según San Lucas, es probable que aunquienes apoyan las líneas más creativas de lainterpretación pensarían que el tal Jack había leído aSan Lucas en forma descabellada19.

La norma fundamental a este respecto es la queprescribe que los contratos deben interpretarse yejecutarse de acuerdo a la buena fe y a la voluntad delas partes20. En este ensayo estudiaré con un poco más

15 Artículo 1354 del Código Civil peruano de 1984.16 Artículo 1359 del Código Civil peruano de 1984.17 Artículo 1356 del Código Civil peruano de 1984.18 Artículo 1361 del Código Civil peruano de 1984.19 ECO, Umberto. “Interpretation and overinterpretation”. Cambridge: Cambridge University Press. 1992. p. 24.20 Artículo 1362 del Código Civil peruano de 1984.

Page 35: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

37

Fern

ando

de

Traz

egni

es G

rand

a

de detalle la aplicación del principio de la buena fe,dejando para otra oportunidad toda la inmensa gamade otras preguntas que surgen de la interpretacióncontractual.

3. El principio de la buena fe

La buena fe, dentro de su acepción clásica dehonestidad fundamental, de razonable inocencia y decoherencia en la actuación es, sin duda, un principioesencial dentro del Derecho moderno: sin buena fe, elDerecho se convertiría en una vacilante regla de juegoentre tahúres. El mercado es la búsqueda dinámica y aveces agresiva del propio interés; pero no puedefuncionar normalmente sin una cierta lealtad básica.

Lo que no puede admitir una economía de mercadocuya base es la libre iniciativa de las partes es una suertede buena fe moralista que asume principios distintosde la voluntad de las partes y que pretende dar piepara la intervención, sea del Estado, sea del juez, dentrodel pacto contractual. Esa buena fe –que algunosllaman “objetiva” porque no responde a la intenciónde los sujetos sino a patrones que son consideradoscuasi sagrados y superiores a la voluntad de las partes–no puede ser aceptada porque pretende consagrar underecho de intromisión del Estado (léase en muchoscasos, del juez) en lo que corresponde al dominioprivado y libremente determinable de las partes,contrariando las reglas de interpretación del contratocontenidas en el Código Civil vigente, a las que hehecho referencia en los párrafos anteriores. Comoseñala Max Weber, la contratación moderna no puederegirse por criterios ajenos y superiores a las partes, yaque la racionalización y formalización del Derechoactual lleva a ver los contratos como expresiones delinterés individual y no como formas de realizar unapolítica o de poner en práctica un principio con unvalor intrínseco y general.

Sin embargo, esto no significa que el mercado carezcade ética sino que, más bien, el mercado da lugar a lacreación de una ética intrínseca que se sustenta no encriterios externos y objetivos sino en la fidelidad a lalibre formación y a la correcta y consecuente ejecuciónde la voluntad de las partes. Y es solo en ese sentido,explica Weber, que se puede y se debe hablar en unasociedad de mercado de buena fe y de negociación ytrato honestos21.

La buena fe dentro del mercado consiste, entonces,precisamente en lo contrario de lo que plantea la buena

fe “objetiva” o moralista: no apunta a valorestrascendentes e independientes de la voluntad de laspartes –un concepto abstracto y absoluto de justicia ode solidaridad social– sino que se dirige precisamentey solamente a aclarar la voluntad de las partes. Dentrode este sentido, actuar con buena fe es permitir que lalibre voluntad de las partes se manifieste de la maneramás diáfana y, luego de haber sido concertada en unavoluntad común a través de un contrato, se cumpla demanera cabal, sin triquiñuelas. Así, actuar con buenafe en la ejecución de un contrato es cumplir con elcontrato, llevar adelante esa voluntad acordada quedio origen a la relación contractual.

El Código Civil peruano reconoce expresamente laobligación de los contratantes de tener buena ferecíproca, no solamente como una obligación moral sinocomo consecuencia de un mandato legal. Así, el artículo1362 ordena que los contratos se negocien, celebren yejecuten según las reglas de la buena fe y de la comúnintención de las partes. Y el artículo 168 del mismocuerpo legal establece que el acto jurídico debeinterpretarse de acuerdo al principio de la buena fe.

Por consiguiente, en el Derecho peruano la aplicaciónde la buena fe es una obligación legal.

La buena fe es así un espíritu que forma, interpreta,ejecuta y, en general, anima toda la relacióncontractual. Esta buena fe resulta indispensable parael funcionamiento normal de una sociedad de mercado,no basada necesariamente en valores éticos o religiosostrascendentales sino en la claridad y transparencia dela expresión y del comportamiento. Sin ella, los agentesjurídico-económicos no puedan calcular lasconsecuencias de sus actos porque el co-contratantede mala fe puede desajustar el acuerdo con cualquierpretexto. Y esto implica que, frente a tal actituddeshonesta, un contratante de buena fe no puedeasumir obligaciones responsables con loscorrespondientes derechos definidos de manera recta,decente.

La contratación honesta –en el sentido de leal, franca,sin medias verdades ni medias falsedades– es parte delhoneste vivere que Ulpiano señalaba como uno de lospilares del Derecho22. Una conducta contractual que faltaa esta honestidad no permite un buen entendimientoentre las partes debido a que la comunicación –aparentemente satisfactoria– no logra mostrar lo quese debería poner en evidencia entre los contratantesporque está entorpecida por reservas de información,

21 WEBER, Max. “Max Weber on Law in Economy and Society”. New York: Clarion Book. 1954. pp. 306-307. KRONMAN, Anthony T. “MaxWeber”. Stanford University Press. 1983. pp. 8-10.

22 DIGESTO. 1.1.10.

Page 36: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

38

errores voluntarios o involuntarios, interpretacionesliterales que distorsionan el espíritu del acuerdo,distinciones no razonables, segmentaciones desituaciones que forman una unidad de proceso, etcétera.Y, obviamente, con un entendimiento confuso, quecambia su sentido a medida que las relaciones continúan,las partes no pueden prever ni calcular el desarrollo delcontrato, la economía de mercado no funciona porquelas opciones no son claras, la inversión se retrae porque,aunque le dicen que tiene garantías, en la prácticasuceden situaciones imprevistas y contrarias a la formacomo le habían sido presentadas las cosas al momentode atraer la inversión.

En consecuencia, un aspecto fundamental de la buenafe que debe primar en las partes de una relación jurídicaes la adecuada presentación –o representación, si seprefiere– de los hechos y situaciones en los que intentaninvolucrarse o en los que ya están involucrados. Estees el sentido del artículo 1362 del Código Civil peruanoque ordena que “Los contratos deben negociarse,celebrarse y ejecutarse según las reglas de la buena fey común intención de las partes”.

Pero, en el fondo, la buena fe, entendida como laadecuada representación que cada parte realiza de supropio punto de vista frente a la otra, es un principiogeneral del Derecho que no puede ser eludido enninguna de las relaciones jurídicas, cualquiera que seala rama del Derecho o el tipo de relación formada opor formarse.

4. La interpretación fundamentada en lacoherencia de la conducta contractual

Dentro de este sentido, uno de los aspectos claves dela buena fe –aunque no es el único– consiste en lacoherencia de la conducta contractual.

No es admisible que un contratante o parte en generalactúe unas veces en un sentido y otras en otro, afirmeciertos hechos en una situación y los niegue en otra,reconozca y acepte ciertas interpretaciones oconsecuencias jurídicas y las desconozca en otra similar,simplemente porque en una le conviene y en otra no leconviene. Y, si bien la falta de coherencia en la conductageneral de una persona es reprobable social o

moralmente, cuando ésta se presenta en el transcursode un proceso de relaciones contractuales y entre lasmismas partes, la falta de coherencia en los actosadquiere connotaciones jurídicas y se transforma en unafalta contra la buena fe contractual que tiene que sertomada en cuenta cuando se produce una controversia.

La regla fundamental en este caso está constituida porel principio venire contra factum proprio non valet23,que también se expresa como protestatio factacontraria non valet24 o a veces como venire contrafactum proprium nemini licet25 o como non conceditvenire contra factum proprium26. Estas formulacionesno son propiamente del Derecho romano,eminentemente casuístico, sino de la glosa medievalsobre la compilación justinianea. Accursio en la GlossaOrdinaria comenta, dándole un carácter general, laregla del Digesto sobre un caso de herencia en la quese establece que “(…) adversus factum suum (…) patermovere controversiam prohibetur”27. Sin embargo, esPortius Azo, a fines del siglo XIII, quien, en su libro“Brocardica Aurea D. Adonis: Cononiensis AntiquorumIuris Consultorum Facile Principis”, acuña la frase nonconcedit venire contra factum proprium. Como esconocido, la glosa brocárdica28 pretendía resumir enfrases muy breves el conocimiento jurídico antiguo parael efecto de consultar más fácilmente los principios.Era, pues, un esfuerzo de síntesis y de teorización que,bajo su modesta apariencia intelectual, se proponíasobrepasar los límites de la casuística romana.

La teoría moderna de los actos propios tiene una basegermánica (suiza y alemana). Es conocida la definición deEnnecerus, que tiene las virtudes de la concisión y laclaridad. Pero en el sistema jurídico anglosajón existe unainstitución relativamente análoga llamada estoppel, alpunto que algunas Cortes han llegado hasta laidentificación entre ambas instituciones sobre la base deconstituir una manifestación de la buena fe y del sentidocomún. Es así como en el Reino Unido la Court ofExchequer ha llegado a decir que “nadie puede serpermitido de soplar caliente y frío, es decir, afirmar en unmomento y negar en el otro (...). Este principio tiene susbases en el sentido común y en la justicia común y, ya seaque se le denomine como estoppel o por cualquier otronombre, es uno de los que más fructuosamente hanadoptado los tribunales modernos”29.

23 “No vale actuar (o argumentar) contra el hecho propio”.24 “Alegar hechos contrarios (a los realizados por el propio alegante) no vale”.25 “A nadie le es permitido alegar en forma contraria a sus propios hechos”.26 “No se acepta la argumentación contra el propio hecho”.27 “Se prohíbe que el padre promueva controversia contra su propio hecho”. DIGESTUM. L. I. Título VII. 25.28 No se conoce con seguridad la etimología de la palabra “brocardo” y del adjetivo “brocárdica” empleada por Azo. Según el Diccionario de la

Lengua de la Real Academia Española (edición de 1770) procede de Burchardus, quien era Obispo de Worms entre los años 1120 y 1149.Friedrich Kart von Savigny pensaba que se derivaba de “brotchen” (en alemán, panecillo) porque la sabiduría como alimento del alma seexpresaba en aforismos o pequeños trozos de pan intelectual.

29 Reino Unido, Court of Exchequer. Cave v. Mills (1862) 7 Hurlstone & Norman, p. 913, at p. 927.

Page 37: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

39

Fern

ando

de

Traz

egni

es G

rand

a

El fundamento de la regla sobre los actos propios esde carácter racional y se enmarca dentro del principiode la buena fe ya que no actúa correctamente –conbuena fe– quien dice y se desdice, quien obra de unacierta manera y luego pretende reclamar lo contrario.Esta vinculación de la doctrina de los actos propios y elprincipio general de la buena fe se encuentra enprácticamente toda la doctrina. Es así como José PuigBrutau afirma que “el fundamento de este principioestá muy estrechamente relacionado con la doctrinaque exige dar protección jurídica a la buena fe (…)”30.Y Alejandro Borda sostiene categóricamente: “La teoríade los actos propios es una regla de derecho derivadadel principio general de la buena fe”31. En el Perú, RenéOrtiz sostiene, siguiendo a Wieacker, que esa máximaimplica la obligación de comportarse de acuerdo a labuena fe32.

El contratante no puede crear una apariencia frente ala otra parte y después actuar contrariamente a ella,porque ello constituye una falta contra la buena fe.Ana I. Piaggi nos proporciona una muy clara explicaciónde la doctrina de los actos propios entendida de estamanera, cuando dice: “La protección objetiva de laapariencia jurídica resulta, a mi criterio, uno de los másacusados rasgos del ´venire…´, una suerte depreclusión que impide a una parte alegar hechos quecontradicen la apariencia que creó y en la que sucontraparte confió”33.

Es por ello que el principio que constituye la base de lallamada doctrina de los actos propios es ahora una delas piedras angulares del sistema jurídico moderno y,particularmente, de la interpretación de los contratos.

Esto hace que el principio lo encontramos en todos loscampos de aplicación del Derecho y en todos los forosnacionales e internacionales. Es así como lajurisprudencia de la Corte Interamericana de DerechosHumanos lo acoge en el caso de un país que habiendosostenido una tesis ante esa misma Corte pretendíahacer en otro procedimiento “una posición orientadaen sentido opuesto sobre el mismo punto”, lo que elvoto del Presidente de la Corte deniega sobre la base

del principio de jurisprudencia internacional alleganscontraria non audiendus est34.

En Argentina, Marcelo J. López Mesa cita varios fallosjudiciales que incorporan la doctrina de los actospropios en el Derecho argentino; entre ellos cabedestacar el texto jurisprudencial siguiente que definemuy claramente este principio jurídico: “Nadie puedeponerse en contradicción con sus propios actosanteriores, a través del ejercicio de una conductaincompatible con una anterior deliberada,jurídicamente relevante y plenamente eficaz”35.

En sede arbitral, este principio fue reconocidotempranamente, en 1930, en el Caso Shufeldt, dondeEstados Unidos reclamó a Guatemala por el hecho deque, habiendo reconocido durante seis años la validezdel contrato del reclamante y habiéndole permitidoseguir invirtiendo en éste, no podía ahora negar suvalidez, aun cuando el contrato no había recibido laaprobación del Congreso de Guatemala. Y, a pesar deesta irregularidad formal de tanta gravedad, el árbitroapoyó este planteamiento considerando que era“sensato y acorde con los principios del derechointernacional”36.

En el Perú, hasta la década de los años ochenta, ladoctrina de los actos propios no había todavía tomadosuficiente fuerza. De un lado, la jurisprudencia no habíarecogido aún la institución y, por tanto, se carecía deese parámetro fundamental para apreciar su valorjurídico. De otro lado, el concepto había llegado enforma imprecisa, envuelto en una confusión denombres (tales como “doctrina”, “principio generaldel Derecho”, “aforismo”, “constante normativa”) quedio lugar en muchos casos a una discusión bizantinasobre su presunta naturaleza37.

En cambio, a partir de los años noventa, la doctrina delos actos propios se instala plenamente en el Perú. Alpunto que un reputado jurista, el doctor Manuel de laPuente y Lavalle, la elige como tema para su Discursode Incorporación como Miembro de Número a laAcademia Peruana de Derecho38. Los autores peruanos

30 PUIG BRUTAU, José. “Estudios de Derecho Comparado. La doctrina de los actos propios”. Barcelona: Ediciones Ariel. 1951. p. 102.31 BORDA, Alejandro. “La teoría de los actos propios y el silencio como expresión de voluntad”. En: ALTERINI, Atilio Aníbal; DE LOS MOZOS, José

Luis y Carlos Alberto SOTO. “Contratación contemporánea. Teoría General y Principios”. Lima-Bogotá: Palestra-Temis. 2000. p. 71.32 ORTIZ CABALLERO, René. “La doctrina de los actos propios en el Derecho Civil peruano”. En: “Revista Derecho”. Lima: Facultad de Derecho de

la Pontificia Universidad Católica del Perú. Diciembre de 1991. pp. 273-274.33 PIAGGI, Ana I. “Reflexiones sobre dos principios basilares del Derecho”. En: CÓRDOBA, Marcos A (director). “Tratado de la buena fe en el

Derecho”. Tomo I. Buenos Aires: La Ley. 2004. p. 118.34 “El que alega lo contrario (de un alegato o un hecho propio anterior), no debe ser escuchado”. Voto concurrente del doctor Cançado Trindade

en Opinión Consultiva 16/99. Corte Interamericana de Justicia. 01 de octubre de 1999.35 LÓPEZ MESA, Marcelo J. “De nuevo sobre el principio general de la buena fe y la doctrina de los actos propios”.

En: http:/www.eft.com.ar/doctrina/articulos/lopez_mesa_actos_propios2.htm. Ver especialmente nota 13.36 Shufeldt Claim, USGPO. 1932, pp. 869-70.37 ORTIZ CABALLERO, René. Op. Cit. pp. 273-274.38 DE LA PUENTE Y LAVALLE, Manuel. “La doctrina de los actos propios”. En: Anuario de la Academia Peruana de Derecho. Lima. 1990. pp. 159-169.

Page 38: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

40

que tratan el punto, adhiriéndose a una corrientegeneral de pensamiento, religan la doctrina de los actospropios a la buena fe39 y, en consecuencia, este principioes aplicado a los contratos a través de los artículos 168y 1362 del Código Civil de 198440. Actuar con buenafe es actuar correctamente; y la corrección dentro deuna sociedad de mercado consiste en actuar de maneraracional, expresar los intereses propios en forma claraa fin de llegar a un acuerdo relativamente diáfano, ycumplir con lo acordado o prometido. Ciertamente,no es un hombre correcto ni racional quien secontradice a sí mismo, sea en la interpretación delcontrato, sea en los hechos regulados por el contrato;por tanto, esa persona deja de ser confiable, vale decir,se pierde la confianza en ella debido a su falta de buenafe. En consecuencia, el venire contra factum propriumno es admisible contractualmente y no puede seramparado por el Derecho.

En el Perú actualmente, los jueces invocannormalmente la doctrina de los actos propios en sussentencias. Así, en un juicio seguido por una empresaconstructora contra un Banco sobre nulidad de actojurídico, la Juez Roxana Jiménez manifestó que esperaruna futura actuación coherente es algo que “se derivade directamente del principio de la buena fe, de ladoctrina de la apariencia y, como tal, integrante denuestro derecho positivo” en virtud de los artículos 168y 1362 del Código Civil41. Y, citando una sentenciaargentina, expresó que “La doctrina de los actospropios guarda correspondencia con el postulado dela buena fe en cuanto el ordenamiento jurídico imponea los sujetos el deber de proceder, tanto en eldesenvolvimiento de las relaciones jurídicas como enla celebración y ejecución de los negocios jurídicos conrectitud y honradez, de forma que es inamisible queun litigante pretenda fundamentar su accionaraportando hechos y razones de derecho quecontravengan sus propios actos, es decir, que asumauna actitud que lo venga a colocar en contradiccióncon su anterior conducta”42.

La Corte Suprema de Justicia ha acogido también estadoctrina declarando que “Según la teoría de los actospropios, nadie puede contradecir sus propios actos(venire contra factum proprium)”43. Y es muysignificativo para probar la vigencia jurídica de la

doctrina de los actos propios en el Perú que en elDiccionario de Términos Jurídicos que publicaprecisamente el Poder Judicial en Internet puedeencontrarse la expresión “actos propios” como partedel vocabulario jurídico aplicable en el Perú. Ladefinición que proporciona el Poder Judicial peruanoes la siguiente: “Principio general de derecho en virtuddel cual nadie puede contradecir lo que por sucomportamiento ha venido manteniendo de manerauniforme”44.

La doctrina de los actos propios ha sido recibida en elPerú también por los tribunales arbitrales e incluso porlos organismos estatales que supervisan la inversiónprivada. En ese sentido, es muy importante la largaResolución del Consejo Directivo del OrganismoSupervisor de Inversión Privada en Telecomunicaciones-OSIPTEL 071-2004-CD-OSIPTEL de 3 de Septiembre de2004, recaída en un recurso interpuesto por Telefónicadel Perú S.A. En esta Resolución, OSIPTEL hace suyoslos conceptos y las palabras textuales de un tribunalarbitral peruano que a la letra dice: “(…) este Tribunalno puede menos que concluir al amparo de la doctrinade los actos propios, según la cual nadie puede hacervaler un derecho en contradicción con su anteriorconducta, que Telefónica se encontraba impedida deretroceder sobre sus propios pasos para pretender queel organismo regulador modifique un entendimientopreviamente alcanzado con la empresa regulada”45.

Por su parte, el Proyecto de Reforma en curso del actualCódigo coloca en el futuro Título Preliminar un artículoV del tenor siguiente: “Los derechos se ejercen y losdeberes se cumplen conforme a la buena fe”; lo que,como señala la juez Roxana Jiménez, eleva a lacategoría formal de principio a la buena fe, para todoslos casos, ya sea en el ejercicio de un derecho o en elcumplimiento de un deber”46. En realidad, parece máspropio decir que esa inclusión en el Título Preliminarno hará sino reconocer explícitamente el principio dela buena fe como uno de los pilares del Derecho, elcual hoy existe también pero repartido en múltiplesartículos del Código Civil y de otras leyes, en la doctrinageneralmente aceptada y en las interpretacionesjurisprudenciales. A su vez, el artículo VI del TítuloPreliminar del proyectado nuevo Código reconocedirectamente la doctrina de los actos propios, habiendo

39 DE LA PUENTE Y LAVALLE, Manuel. Op. Cit. p. 163; y ORTIZ CABALLERO, René. Op. Cit. pp. 273-274.40 DE LA PUENTE Y LAVALLE, Manuel. Op. Cit. p. 163.41 Sentencia de 28 de Mayo de 2004, Considerando décimo quinto, del Sexagésimo Tercer Juzgado Civil de Lima, contenida en el expediente

33633-2000. Constructora El Pacífico S.A. versus Banco Continental.42 Ibídem.43 Sentencia de 22 de Agosto de 2002, de la Sala Civil Permanente de la Corte Suprema de Justicia. Caso 2849-2001; procedente de Jaén.44 República del Perú. Poder Judicial: Diccionario Jurídico. En: http://www.pj.gob.pe/paginas/Diccionario%20Jurídico/INDICE%20JURIDICO.htm45 Resolución de Consejo Directivo 071-2004-CD-OSIPTEL de 3 de setiembre de 2004, contenida en el expediente 00001-2004-CD-GPR/TT.46 JIMÉNEZ VARGAS-MACHUCA, Roxana. “El principio de la buena fe”. Lima. p. 10.

Page 39: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

41

Fern

ando

de

Traz

egni

es G

rand

a

sido redactado de la siguiente forma: “No es lícito hacervaler un derecho en contradicción con una conductaanterior, cuando en razón de ella otro sujeto hayatenido motivo justificado para confiar razonablementeen que no se ejercerá tal derecho”47.

III. EL SINO INTERPRETATIVO DEL SER HUMANO

Para concluir, debemos decir que el ser humano hasido condenado desde su origen a vivir de lainterpretación y que no puede liberarse de este destinosimplemente tapándose los ojos frente a lo que cadauno hace realmente todos los días y respecto de todaslas cosas. Las frases retóricas –no se debe interpretarlo que es claro- no resuelven el problema.

En primer lugar, la llamada “realidad” física que sepresenta ante nosotros no es “la” realidad sino unamera transcripción de ésta a la medida de nuestrossentidos. La belleza policromática de una puesta desol o de un hermoso y florido paisaje no existirían sinuestros ojos no pudieran percibir colores, como sucedeen un buen número de animales. Por el contrario, sinuestra vista pudiera llevar impulsos al cerebro de ondassituadas más allá del rojo o del violeta –los extremosdel arco iris– posiblemente veríamos paisajes y coloridosen la naturaleza que ahora no podemos siquieraimaginar. Lo mismo sucede con la función auditiva: lamúsica sería enteramente diferente si nuestro oídopercibiera una gama más amplia o una gama másestrecha de la actual banda de frecuencias audiblespor el ser humano.

Por consiguiente, el mundo sería otro –cuando menospara nosotros– si los filtros sensoriales propios de lanaturaleza del hombre fueran distintos. Pero a esasdiferencias en la percepción sensorial hay que agregarlas diferencias culturales. Toda percepción tiene unaparte sensorial, física, pero también una parte mentalque recoge la sensación y la clasifica intelectualmentedentro de un conjunto de ideas y conceptos que hemosvenido adquiriendo a lo largo de nuestra vida. De estamanera, la imagen mental que nos formamos delmundo exterior es el resultado de una interacción deun estímulo exterior, filtrado por nuestros sentidos y“entendido” por nuestra mente culturizada. Porconsiguiente, el conocimiento no es una meracomprobación sino que es inevitablemente un procesocomprobativo-constitutivo, válido solo entre quienestienen similares órganos sensoriales y una culturarelativamente análoga. Es decir, ese conocimiento no

es un simple espejo de la realidad sino que es unainterpretación de la realidad.

Si esto sucede con nuestra observación de la naturalezafísica, en el plano de las comunicaciones la necesidadde la interpretación se hace aun más apremiante.

Toda comunicación humana supone un agentecomunicador, una transmisión codificada (el idioma,los fonemas, la escritura, etcétera) de un significado yun agente receptor. En consecuencia, cuando recibimosuna comunicación (por ejemplo, una ley, un mandatojudicial, la cláusula de un contrato) tenemos que realizartres operaciones inevitables. Primero la recepción físicade la señal, ya sea través de una onda sonora, de unpapel, etcétera. En segundo lugar, hay que descodificaresa señal traduciendo los sonidos en ideas o leyendo oconvirtiendo los signos físicos de escritura llamadosletras igualmente en objetos mentales. En tercer lugar,tenemos que interpretar, es decir, realizar la operaciónintelectual de colocar el mensaje recibido dentro deun contexto cultural (que puede ser técnico o de culturausual), examinar su verdadero sentido, determinar suslímites, etcétera.

Umberto Eco, en su “Tratado de Semiótica General”48,nos dice que precisamente lo que distingue unacomunicación entre máquinas y una comunicaciónentre personas es precisamente la necesidad de lainterpretación. Si conectamos dos computadoras,podremos pasar los datos de una a la otra. Pero estatransmisión es solo el resultado de un estímulo físico.La computadora que recibe no “entiende” el mensajede la computadora que transmite sino que se limita areaccionar en una forma u otra por estímulos eléctricos.Hay una transmisión de información pero ésta no pasade la una a la otra con un carácter significante. Encambio, cuando un humano se comunica con otrohumano, el mensaje presupone un sistema designificación y “solicita una respuesta interpretativa deldestinatario”49.

En la comunicación jurídica, eminentemente humana,transmitimos modelos culturales bajo la forma dederechos y deberes, reivindicaciones y sanciones. Portanto, no será posible captar el significado del mensajesi no se coloca la información dentro del sistema designificación correspondiente que, en este caso, estáconstituido por las leyes que conforman el ordenjurídico vigente y por los principios, teorías einstituciones que estructuran el Derecho, como también

47 SOTO COAGUILA, Carlos Alberto. “El Título Preliminar del Código Civil peruano: ¿reforma o enmiendas?”. En: “Comisión de Reforma deCódigos del Congreso de la República del Perú: El Código Civil del S. XXI”. Tomo I. Lima: Ediciones Jurídicas, 2000. p. 165.

48 ECO, Umberto. “Tratado de Semiótica General”. Segunda edición. España: Lumen. 1981. pp. 34-35.49 ECO, Umberto. Op. Cit. p. 35.

Page 40: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

42

por las perspectivas desde las cuales nos aproximemosa la praxis social en todos sus aspectos (económico,sociológico, etcétera), ya que tal praxis de la vida ensociedad es de donde salen los requerimientos alDerecho y donde deben tener éxito las soluciones queproponga el Derecho frente a tales requerimientos.

Por tanto, la interpretación es inevitable con relación atoda prescripción legal, se encuentre ésta contenidaen una ley o en un contrato. No hay prescripcionesclaras sino solamente prescripciones en las quecoinciden las interpretaciones y por eso pasan porclaras. Pero esta inevitabilidad del trabajo interpretativoy el factor de creación que lleva implícito, no significanen ningún caso caer en el irracionalismo, en laarbitrariedad y en el desconocimiento de la ley o delcontrato. La interpretación puede y debe ser razonable,es decir, realizada desde una perspectiva guiada por laopinión considerada válida por la comunidad jurídica;o cuando menos, si se aparta de tal opinión, para seraceptable debe lograr persuadir a sus interlocutoresde que una nueva línea de interpretación otorga dentrode las circunstancias un sentido más claro y adecuado

a la norma interpretada.

No hay, pues, que escandalizarse ni rasgarse lasvestiduras gimiendo por la desestabilización jurídica quepudieran producir estas heréticas e irresponsables –pero, nos guste o no, insoslayables– ideas sobre lainevitabilidad de la interpretación. Todo lo que me hepropuesto con esta exposición es simplemente produciruna toma de consciencia de que, con consciencia o sinella, interpretamos a cada instante de nuestra vida einevitablemente interpretamos cada vez que actuamosen el plano jurídico; y en el caso del Derecho, lohacemos de manera aun más compleja pero con lamisma urgente necesidad.

Esta percepción de que la interpretación no es un actoexcepcional sino que es la forma normal e ineludiblede trabajar en el campo del Derecho no debe producirinseguridad alguna sino, por el contrario, nos llevará aque seamos más cuidadosos con ese sinnúmero deinterpretaciones inconscientes o mecánicas quesembramos a cada paso en el camino jurídico quehemos emprendido.

Page 41: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

43

Cec

ilia

O‘N

eill

de la

Fue

nte

Muchas veces uno suele perderse en la riquezaacadémica que una institución jurídicaproporciona sin reparar en cómo la mismapuede ayudar a solucionar problemas de larealidad. El presente artículo tiene justamentela cualidad de desarrollar una instituciónjurídica tan importante en el mundo modernocomo es la doctrina de los actos propios, sinperder de vista cómo debe aplicarse la mismapara solucionar un caso concreto.

La autora realiza este análisis tomando enconsideración el fundamento de dichainstitución y desarrollando cuándo estamosante la doctrina de los actos propios y cuándono. La claridad y profundidad del análisis, asícomo lo interesante del caso presentado,proporcionan los elementos necesarios parahacer de éste un artículo de indispensablelectura.

“EL CIELO DE LOS CONCEPTOS JURÍDICOS” VERSUSLA SOLUCIÓN DE PROBLEMAS PRÁCTICOS.

A PROPÓSITO DE LA DOCTRINA DE LOS ACTOS PROPIOS

Cecilia O´Neill de la Fuente*

Ex miembro del Consejo Directivo de THEMIS

* Abogada por la Pontificia Universidad Católica del Perú. Master en Derecho por la Universidad de Pennsylvania. Socia del Estudio Jorge AvendañoV. Abogados. Profesora del Seminario de Integración de Derecho Civil y Procesal Civil de la Pontificia Universidad Católica del Perú.

Page 42: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

44

I. INTRODUCCIÓN

Ihering escribió un cuento curioso. Un profesor deDerecho Romano murió y subió al “cielo de losconceptos jurídicos”. Para quedarse en él tenía queaprobar un examen, y para rendirlo, debía recorrer unagalería donde podía identificar los conceptos jurídicosmás básicos como la posesión, el dolo o la mora. Almostrársele los problemas más difíciles para resolvercomo parte del examen, preguntó si se trataba deasuntos prácticos, con algún significado para la vida.Su interlocutor le contestó:

“Vuelves ahora a demostrarme que no entiendes nada.¿Problemas prácticos? Ni menciones aquí la palabra“práctico”; si te hubiera escuchado alguien que nofuera yo, te habrían expulsado de inmediato.¿Significado para la vida? ¿Es que acaso aquí hay vida?Aquí impera la ciencia pura, la lógica jurídica, y lacondición para su imperio y para toda la magnificenciaque de ella emana, consiste en un desentendimientoabsoluto de las cuestiones de la vida”1.

Con la doctrina de los actos propios ocurre todo locontrario, pues sin perjuicio de la complejidad teóricade sus fundamentos, su propósito práctico es evitarsituaciones injustas. El sentido de justicia estáimpregnado en la formulación de la doctrina de losactos propios, pues con ella se pretende tutelar laconfianza que determinada conducta suscitó en quiencondujo sus actos amparándose en ella.

Se trata de un tema fascinante pero poco aprovechadoal solucionar conflictos de intereses. Poco aprovechadoporque, por lo menos en el ámbito académico peruano,no ha logrado calar en la conciencia jurídica de losoperadores del Derecho. No muchos trabajos abordanel tema, son escasos los espacios de discusiónuniversitaria, pocas son las resoluciones judiciales queemplean esta herramienta y finalmente, la doctrinaque ahora delineamos ni siquiera ha sido enunciadade manera específica por nuestra legislación civil. Estoúltimo está a punto de cambiar, si el Título Preliminardel Código Civil es modificado en los términos que seestá proponiendo.

Al encontrarnos frente a este tema para escribir estaslíneas, detectamos varias dificultades. La primera fuela falta de acuerdo en la literatura jurídica sobre susverdaderos alcances. De otro lado –y los alumnos delSeminario de Integración de Derecho Civil son testigosde ello– en el mundo de las ideas jurídicas éstas nopueden ser aprehendidas de forma aséptica eindependiente de la realidad sin correr el riesgo de

brindar soluciones sesgadas, parciales, insuficientes;en buena cuenta, equivocadas.

Es aquí donde nos encontramos con otra dificultad.¿Cómo hacer para presentar este tema desde unaperspectiva práctica? En este punto aprovecho paraaplaudir la brillante iniciativa de los editores de estarevista, que, al fin, decidieron dedicar una ediciónentera a la Teoría General del Derecho, sin cuya sólidainteriorización los abogados seríamos solo aplicadoresrobotizados de leyes. Calculamos que ese no es el tipode abogados o futuros abogados en quienes estarevista está interesada.

Afortunadamente nos encontramos con un caso real(la identidad de sus verdaderos protagonistasnaturalmente no será revelada), que permitirádemostrar dos cosas.

Primero, veremos qué se necesita para invocar con éxitola doctrina de los actos propios. Veremos lo fácil quees utilizarla equivocadamente y confundirla con otrasinstituciones, como la renuncia de derechos o el deberde cumplir las prestaciones contractuales.

La segunda cosa que vamos a demostrar es que,aunque los conceptos jurídicos son teóricamenteseparables entre sí, aunque a cada uno le correspondeuna lista de características propias, en la vida real lasconductas humanas prescinden de las categorizacionesteóricas, de forma que al resolver o entender unconflicto con implicancias jurídicas habitualmente nosencontraremos con varios temas estrechamentevinculados.

Si no enfocamos así los conflictos de intereses cuyasolución se nos encomiende, incurriremos en el errorque sarcásticamente criticó Ihering en el cuento sobreel “cielo de los conceptos jurídicos”. Él pensaba que“la facultad de pensar idealmente constituye la ventajapeculiar del jurista teórico, y ella consiste en la facultadde desligarse, en el pensar jurídico, de todos aquellospresupuestos que atañen a la realización práctica delos problemas. La cuestión de la aplicación queda desdeun principio descartada. Lo que el jurista piensa, esoexiste. De esa manera se salva de las dificultades quetanto entorpecen la labor del jurista práctico. Para élno existe la cuestión de cómo han de reconocerse enla práctica las sutiles diferencias por él establecidas, nicómo puede probarse en el caso concreto unadiferenciación de la voluntad que es posible inabstracto. Su campo de trabajo está en el reino de laabstracción; las cuestiones concretas se las deja alpráctico, y que vea éste cómo se las arregla. De ese

1 VON IHERING, Rudolf. “Bromas y Veras de la Ciencia Jurídica”. Madrid: Civitas. 1987. p. 222.

Page 43: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

45

Cec

ilia

O‘N

eill

de la

Fue

nte

modo se elimina la antítesis entre el pensar y la realidad,que tanto da que hacer a todos los demás mortales”2.

Esperamos que esto no ocurra al estudiar el tema dela doctrina de los actos propios.

“Nadie puede ir válidamente contra sus propios actos”.Pocas veces nos encontramos con una regla jurídicade tanta vaguedad y falta de concreción. Ante tan pocointeriorizada delimitación, la peligrosa consecuenciaes que usualmente sea invocada de manera intuitiva.Esperamos contribuir a aumentar el rigor y a reducir laintuición en la aplicación de la regla.

II. PRESENTACIÓN DEL CASO

Un Banco (“el Banco”) y una Empresa (“la Empresa”)decidieron llevar a cabo una operación financiera, cuyaestructuración requería la celebración de tres contratosque tenían la categoría de “conexos” puesconformaban un conjunto de acuerdos que respondíana la misma finalidad económica. Ninguno de loscontratos tenía sentido sin los otros (el tema de loscontratos conexos ameritaría en realidad uncomentario aparte). El caso se enriquece –y secomplica– porque tiene elementos internacionales.Mientras el Banco se constituyó en el Perú, la Empresafue constituida en España.

El primer contrato era de cesión de créditos, que laEmpresa decía ostentar frente a un deudor domiciliadoen Colombia, con quien estaba enfrentada en unarbitraje para lograr el cobro. El Banco pagó variosmillones de dólares por dichos créditos (asumamos quecinco millones). Sabía que eran litigiosos, pero al serlecedidos se le dijo que en efecto existían3. A estecontrato de cesión se le aplicaba la ley española.

A propósito de la cesión, y ante la necesidad de hacerefectiva la contraprestación a cargo del Banco (por latransferencia de los créditos), éste abrió en el Perúuna cuenta corriente, sin celebrar un contrato porescrito. En el caso concreto y tratándose de uncontrato entre ausentes, se produjo una viva discusiónjurídica sobre el lugar de celebración, lo cual eraimportante para determinar la ley aplicable. Segúnlas reglas peruanas, se entiende celebrado donde laaceptación es conocida por el oferente. En efecto,habiéndose determinado que las autoridadesjudiciales peruanas eran las competentes para resolverel caso, había que tener en cuenta la “lex fori”, de

modo que las normas peruanas sobre contratos entreausentes eran las pertinentes para saber dónde secelebró el contrato de cuenta corriente. Esto permitióal Banco concluir que la ley peruana se aplicaba alcontrato de cuenta corriente.

Hasta aquí tenemos entonces que el Banco peruanoentregó a la Empresa española cinco millones dedólares por unos créditos que eran materia de arbitrajesen Colombia.

Para resguardar su patrimonio, el Banco exigió quelos cinco millones se depositen en una cuenta bancaria.En este punto es relevante el tercer contrato: uno dedepósito a plazo, al que, por haber sido celebrado enel Perú (por las mismas razones que el de cuentacorriente), se le aplicaba la ley peruana4.

En realidad, la retención del precio pagado por el Bancoa cambio de los créditos tenía como propósito asegurarel cumplimiento de las obligaciones de la Empresa: deun lado, la obligación de restituir el importe recibido, sioperaba alguna de las condiciones resolutorias pactadasen el contrato de cesión, o de otro lado, la obligaciónde garantizar la existencia y legitimidad de los créditos.

Efectivamente, en el contrato de cesión se pactó queel Banco podía resolverlo si la solvencia de la Empresase veía deteriorada. Esto último se producíaautomáticamente, según el propio contrato, si laEmpresa presentaba en España una solicitud para ladeclaración de suspensión de pagos (en el Perú esoequivale a ingresar a un procedimiento concursal).

La Empresa solicitó la suspensión de pagos a lasautoridades españolas. El Banco se enteró y entendióque se había activado una causal para resolver elcontrato de cesión. Así lo hizo. Lo que correspondíaentonces era que el Banco devolviera los créditos yque la Empresa devuelva los cinco millones.

Habíamos dicho que los tres contratos celebradosestaban estrechamente vinculados: el de cesión decréditos, el de cuenta corriente y el de depósito a plazo.El de cesión era el contrato “principal” y se le aplicabala ley española, mientras que los de cuenta corriente yde depósito eran una suerte de contratos “satélite” yse les aplicaba la ley peruana.

Los contratos estaban tan vinculados que si la cesiónno se producía, no había cuenta corriente que abrir ni

2 Ibid. p. 232.3 En la realidad se discutió si existía esta obligación, considerando que los créditos eran litigiosos. El Banco argumentaba que esto último no

impedía a la Empresa garantizar su existencia y legitimidad, como en efecto hizo.4 En la realidad el caso era más complicado porque las partes se sometieron a las leyes del Estado de Nueva York, aunque este sometimiento no

habría tenido efectos, por razones contenidas en las leyes norteamericanas que no viene al caso comentar.

Page 44: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

46

depósito “en garantía” que constituir. Dicho a lainversa, si la cesión quedaba sin efecto, el depósito notenía razón de existir.

En este punto me parece necesario dedicar unas líneasa la relevancia jurídica de la categoría “contratosconexos”5. La consecuencia económica de la vinculaciónde contratos que son estructuralmente independientespero funcionalmente conectados, es que el resultadoplaneado por las partes solo puede conseguirse si semantienen vigentes todas las relaciones jurídicas, o,desde un punto de vista comercial, si se lleva a cabo elnegocio en su conjunto. O sea, aunque desde unaperspectiva contractual hablemos en plural (dos o máscontratos vinculados), desde una perspectiva comercialel “negocio” es uno solo.

De otro lado, y esto es muy importante, la consecuenciajurídica de la conexidad de los contratos es que laineficacia del contrato principal arrastra la del contratoaccesorio o satélite.

Tenemos entonces que ante la extinción del contratode cesión, la Empresa debía devolver al Banco los cincomillones recibidos a cambio de los créditos. Asimismo,ante el cierre de la cuenta de depósito (debía cerrarseporque ya no había contrato al que estaba conectada),el Banco debía devolver a la Empresa los fondosdepositados.

El Banco debía entonces cinco millones a la Empresapor la extinción del contrato de depósito, y la Empresadebía al Banco cinco millones ante la resolución delcontrato de cesión. La compensación entre ambosmontos se instrumentó en la cuenta corriente.

Esta compensación se llevó a cabo en la cuentacorriente porque para eso sirve un contrato de estanaturaleza. Las cuentas corrientes tienen un innegablepoder de atracción, cumplen una finalidad decoordinación, y su sustento económico se encuentraen los contratos de depósito y en la apertura de crédito.La cuenta corriente sirve para compensar lasobligaciones que tienen entre sí las partes contratantes.

Compensadas ambas obligaciones, el Banco se dio porsatisfecho, pero la Empresa no lo estaba. Argumentóque la solicitud de suspensión de pagos presentada enEspaña activó la prohibición de cobrar deudas ocompensar créditos. Es lo que habría ocurrido en elPerú a partir de la publicación de su situación deinsolvencia.

El Banco replicó que el proceso judicial de suspensiónde pagos no tenía efectos en el Perú, que era el lugardonde se ubicaba la cuenta corriente. Es más, el Bancoinició un proceso judicial en el Perú para que se declarela validez de la compensación efectuada en la cuentacorriente, argumentando que la suspensión de pagospuede tener efectos en el país solo si se tramitabapreviamente un proceso de reconocimiento judicial desentencias extranjeras (exequátur).

Todos sabemos que un principio esencial del DerechoInternacional Público es que los límites de losterritorios son a su vez los límites de la soberanía delos Estados. Así, siendo competentes las autoridadesjudiciales peruanas para conocer de la compensacióny siendo la ley peruana la aplicable, el Banco dijo enel proceso iniciado por él que no se trataba dedeterminar los efectos de la insolvencia española, sinolos efectos que le reconoce la legislación peruana. ElBanco considera que no hay efecto alguno, pues nohay exequátur. Añade que, en todo caso, aunque esteproceso hubiera terminado y se hubiera producido elreconocimiento de la suspensión de pagos extranjera,la ley peruana ordena satisfacer primero las acreenciasperuanas y destinar el remanente a pagar a los demásacreedores.

En cambio, para la Empresa el exequátur no eranecesario porque en su opinión, por razones que noviene al caso comentar, la cuenta corriente no estabaubicada en el Perú. Sin perjuicio de lo anterior, laEmpresa estima que su deuda frente al Banco por laresolución del contrato de cesión no cumple con losrequisitos para que opere la compensación: ese créditoera inexigible e ilíquido.

Inexigible, como consecuencia de la suspensión depagos, hasta que la Junta de Acreedores reprogrameel pago de las deudas de la insolvente. Ilíquido, porqueademás de decidir una reprogramación de pagos, laJunta de Acreedores está facultada para determinaruna reducción de los créditos concursales por la vía dela condonación.

Nada de esto era relevante para el Banco, porque lasuspensión de pagos no estaba reconocida en el Perúy porque, aunque lo hubiera estado, el artículo 132inciso 11 de la Ley 26702 (Ley peruana del SistemaFinanciero) permite a los Bancos compensar sus créditosincluso con deudores insolventes. Éste es otro temapresentado en el caso concreto que ameritaríacomentario aparte.

5 Ver LÓPEZ FRÍAS, Ana. “Los Contratos Conexos. Estudio de Supuestos Concretos y Ensayo de una Construcción Doctrinal”. Barcelona: Bosch.1994. En Perú hay un interesante trabajo de: MORALES HERVIAS, Rómulo. “Contribución a la teoría de los contratos conexos”. En: Derecho &Sociedad 19. Lima. 2002. pp. 119-138.

Page 45: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

47

Cec

ilia

O‘N

eill

de la

Fue

nte

Estamos tratando de presentar los hechos y argumentosmás relevantes para así esbozar los elementos másimportantes de la doctrina de los actos propios, que esel tema que ahora nos convoca. Lo que ocurre es queeste tema no se va a comprender sin entender el marcogeneral de este complejo caso.

Los hechos presentados revelan que el conflicto sepresentó cuando el Banco decidió resolver el contratode cesión. Esto desencadenó una discusión sobre laresolución del contrato de depósito y la posteriorcompensación en la cuenta corriente. La razón invocadapara dejar sin efecto el contrato de cesión fue lasuspensión de pagos tramitada en España, noreconocida en el Perú.

La tesis de la Empresa es que si el Banco, de formamanifiesta y contundente, reconoció eficacia jurídica ala suspensión de pagos, al punto que la invocó comocausal de resolución del contrato de cesión, luego nopodía desconocer esa situación para compensarcréditos en la cuenta corriente.

Para la Empresa hay una contradicción evidente, yaque, para compensar los créditos, el Banco desconocióla suspensión de pagos, mientras que la resolución delcontrato de cesión (que permitió dicha compensación)no habría sido posible sin invocar la referida suspensión.

Es a propósito de la contradicción en las conductas delBanco que la Empresa invocó la doctrina de los actospropios. En relación con esta última, es nuestro deberadvertir que las siguientes líneas no son tanto un puntode llegada sino el punto de partida para escudriñar untema que debería suscitar la mayor de las atenciones,tanto por su utilidad práctica como por su riquezaconceptual.

III. LA DOCTRINA DE LOS ACTOS PROPIOS

3.1 Fundamentos: el principio de buena fe

Esta riqueza conceptual está nutrida del principio debuena fe, en el que la doctrina de los actos propiosencuentra su mayor sustento. Lo curioso es que la buenafe es otro concepto jurídico dotado de imprecisión, porser el típico ejemplo de cómo la ética y la ciencia jurídicaestán estrechamente vinculadas. De hecho, loselementos que componen la denominación “buena fe”dan cuenta de la delgada línea que divide el Derecho dela moral. “Fe” alude a la creencia sustentada en laconfianza (más que en el conocimiento), mientras que“buena” alude a “bien”, que naturalmente atiende a

una perspectiva moral, no jurídica. Por lo demás, la moralimpregna de contenido a otros conceptos jurídicos, talescomo el enriquecimiento indebido, el abuso del derecho,las buenas costumbres, la reducción de penalidades,etcétera.

De allí que el concepto “buena fe” sea uno de los másdifíciles de aprehender y que aún no haya coincidenciasobre sus alcances y sobre la protección que confiere.Lo curioso es que al mismo tiempo se trata del sustentode las más importantes ideas jurídicas, como laprescripción adquisitiva de dominio, la interpretación delos contratos, la protección en la etapa de las tratativaspre-contractuales, la protección del derecho depropiedad, la eficacia de los negocios jurídicos, etcétera.

El sustento de la doctrina de los actos propios es elprincipio de la buena fe porque su propósito esfomentar que las personas actúen de modo coherente,sancionando a quienes incurran en contradicciones.Algunos autores distinguen a la coherencia de la buenafe, invocando ambos conceptos como fundamentosde la doctrina de los actos propios que operan de formaautónoma e independiente.

Así, se ha dicho que “La doctrina y la jurisprudenciavarían en los fundamentos: desde aquellos quesostienen que deriva del principio de buena fe, hastaquienes afirman como sostén de la teoría una baseobjetiva como sería el principio de coherencia o deseguridad jurídica, sin descartar las tesis intermedias oaquellas que recurren a la múltiple fundamentación”6.

No nos queda otra alternativa que discrepar. Nos cuestaentender cómo el deber de actuar coherentemente esextraído del principio general de la buena fe como sise tratase de compartimentos divididos, sin ningunazona de intersección. Opinamos mas bien que esteprincipio tiene diversas manifestaciones, una de lascuales exige respetar la confianza suscitada y castigarlas conductas contradictorias.

“Una de las consecuencias del deber de obrar en buenafe y de la necesidad de ejercitar los derechos de buena fe,es la exigencia de un comportamiento coherente significaque, cuando una persona, dentro de una relación jurídica,ha suscitado en otra con su conducta una confianzafundada, conforme a la buena fe, en una determinadaconducta futura, según el sentido objetivamente deducidode la conducta anterior, no debe defraudar la confianzasuscitada y es inadmisible toda actuación incompatiblecon ella. La exigencia jurídica del comportamientocoherente está de esta manera estrechamente vinculada

6 BERRO, Federico. “La Relevancia Jurídica de la Conducta Anterior (Teoría de los Actos Propios)”. Montevideo: Ediciones Jurídicas Amalio M.Fernández. 1989. p. 49.

Page 46: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

48

a la buena fe y a la protección de la confianza”7.

Casi no hay discrepancias en doctrina sobre la doblevertiente de la buena fe: objetiva y subjetiva.Atendiendo a la buena fe subjetiva hay que evaluar laintención con la que actuó determinada persona,mientras que ello –analizar el fuero interno de laspersonas– no es necesario desde la perspectiva de labuena fe objetiva. En el caso de esta última se estableceuna conducta tipo o modelo que sirve de punto dereferencia al analizar un comportamiento.

Para algunos se trata de dos caras de la misma moneda,pero desde nuestra perspectiva se trata de dosconceptos en sustancia distintos, que responden anecesidades diferentes y que inducen a descartar laexistencia de una concepción unitaria de la buena fe.Así, aunque en ambos casos se trate de juzgar unaconducta, la buena fe subjetiva permite determinar siel sujeto actuó porque honradamente creyó y la buenafe objetiva permite analizar si el sujeto actuó de acuerdoa lo que honradamente debió8.

La buena fe objetiva da lugar a un standard de conductaal cual se deben sujetar quienes realizan negocios jurídicos.Dicho prototipo de conducta debe diseñarse considerandoel contexto social. En cambio, cuando hablamos de buenafe subjetiva no estamos frente a la imposición de uncomportamiento ajustado a un canon de conducta, sinoque se atiende a la creencia subjetiva –aunque razonada–de que se está actuando conforme a Derecho.

Dicho con otras palabras, “se trata, en el primer caso,de una creencia subjetiva que induce a la persona aactuar de determinada manera y, en el segundo caso,de una regla objetiva que le impide actuar de unamanera distinta a la prescrita por esta regla”9.

3.2 La doctrina de los actos propios: ¿principio oregla de Derecho?

Mientras que la buena fe es un principio general delDerecho, la doctrina de los actos propios toma la formade una regla de Derecho. Nos parece importantededicar unas líneas a este tema, ante la disparidad dedenominaciones identificada en la literatura jurídica.

La buena fe es un principio general porque se trata deuna norma básica de organización social. Como tal,

no admite excepciones y abarca una importantegeneralidad de situaciones. Así, la “condición de labuena fe como principio general de derecho pareceinimpugnable en tanto la regla de la lealtad o buenafe es de tal magnitud que no podríamos imaginar unorden jurídico que admitiera el principio contrario”10.

En cambio, la doctrina de los actos propios no llega ala categoría de principio general, sino que se queda enla de regla de Derecho, porque además de admitirexcepciones (no siempre la contradicción de la conductaestá proscrita), deriva de un principio de alcancesuperior (buena fe) y naturalmente abarca menorcantidad de situaciones.

En varias lecturas con las que nos hemos encontradose cita como una importante fuente de investigación aEnneccerus, quien sostiene que “a nadie es lícito hacervaler un derecho en contradicción con su anteriorconducta, cuando esta conducta, interpretadaobjetivamente según la ley, las buenas costumbres o labuena fe, justifica la conclusión de que no se hará valerel derecho, o cuando el ejercicio posterior choquecontra la ley, las buenas costumbres o la buena fe”11.

Nótese que para dicho autor la doctrina de los actospropios puede invocarse cuando una persona interpretala conducta de otro sujeto sobre la base de la buena fey confía en que su comportamiento posterior serácoherente con esa conducta inicial. Hasta allí estamosde acuerdo. En lo que discrepamos es en invocar comosustento de la interpretación (de la conducta inicial) ala ley o a las buenas costumbres.

Ciertamente, si la conducta inicial se interpretaobjetivamente según lo dispuesto por la ley (no la buenafe) y de esa forma se concluye que no se hará valer elderecho, estaríamos fuera del ámbito de la doctrinade los actos propios, porque estrictamente hablando,habría una prohibición legal de ejercer el derecho. Lomismo puede decirse si la interpretación se realiza sobrela base de las buenas costumbres. Es decir, no podemosacudir a la doctrina de los actos propios si la razónpara cuestionar una conducta que contradice uncomportamiento anterior es lo que establece la ley (olas buenas costumbres). En cambio, sí podemoscuestionar la contradicción –en el ámbito de la doctrinaque ahora estudiamos– si el sustento es la buena fe,entendida como tutela de la confianza.

7 DÍEZ-PICAZO PONCE DE LEÓN, Luis. “La Doctrina de los Propios Actos. Un Estudio Crítico sobre la Jurisprudencia del Tribunal Supremo”.Barcelona: Bosch. 1963. p. 142.

8 DE LA PUENTE Y LAVALLE, Manuel. “El Contrato en General”. Volumen XI. Tomo II. Primera Parte. Lima: Fondo Editorial de la PontificiaUniversidad Católica del Perú. 1991. p. 26.

9 Ibid. p. 34.10 BERRO, Federico. Op. Cit. p. 54.11 ENNECCERUS, Ludwig. “Tratado de Derecho Civil”. Volumen 2. Tomo I. Barcelona: Bosch. 1950. p. 495.

Page 47: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

49

Cec

ilia

O‘N

eill

de la

Fue

nte

3.3 Antecedentes más importantes

Como en casi todas las instituciones de Derecho Civil,la casuística del Derecho romano fue un aporteimportante para formular la teoría. Así por ejemplo,en el Derecho romano no se permitía que un padreimpugnara el testamento otorgado por su hijaargumentando que había sido emancipada sin cumplirlas formalidades. Una solución rigurosa habríaconducido a invalidar el testamento por incapacidadpara otorgarlo (por no haber sido emancipadacorrectamente), pero se decía que era contrario a laequidad alegar la incapacidad solo después delfallecimiento de la hija y no mientras vivía. Esainequidad no era sino la contradicción de la conductaanterior.

Para revisar brevemente cómo se incorporó este temaal trabajo de los glosadores y tratadistas recomendamosalgunas lecturas12.

Ahora bien, la regla venire contra factum proprium nonvalet acuñada por los compiladores del Derechoromano sirve no solo de fundamento a la doctrina delos actos propios sino también a la figura del estoppelanglosajón. Este último responde a la necesidad deimpedir hechos contradictorios con la apariencia creadapor una de las partes. Nótese que mientras en elestoppel el núcleo es la apariencia y la confianza queésta suscita en quien se deja llevar por ella, en ladoctrina de los actos propios, más que la apariencia,se protege la coherencia de las conductas, pues locontrario importaría vulnerar el principio de buena fe.

Otra forma en que el Derecho anglosajón usa estadoctrina es el llamado “laches”. Este último operacuando el titular de un derecho lo ejercita con un retrasonegligente, que se interpreta razonablemente como laexpresión de que no será ejercido. Lo que busca el“laches” es proteger a quien confió en una apariencia,que fue creada por la actitud pasiva de otro sujeto.

En este punto conviene referirse brevemente a uno delos temas más complicados de la doctrina de los actospropios: el silencio y la prescripción extintiva.

Para unos, la falta de ejercicio de un derecho por untiempo prolongado, pero no lo suficiente como paraque opere la prescripción extintiva, podría dar lugar aque se genere en otro sujeto la confianza de que elderecho no será ejercido. Así, invocando la teoría delos actos propios, el titular del derecho no podríaejercerlo.

Discrepamos con esta posición, pues la inseguridadjurídica que se crearía sería peligrosa, ya que podríallegarse al extremo de perder la acción para ejercer elderecho sin que haya operado la prescripción. Dehecho, el silencio no puede tener la misma categoríaque una manifestación expresa de voluntad cuando setrata de la creación o extinción de derechos. Cosadistinta es que el silencio pueda tener cierto pesoespecífico cuando de la interpretación de un negociojurídico se trata. Por lo demás, el rol de determinarcuáles son los efectos de la falta de ejercicio de underecho por un tiempo prolongado ha sido asignadoal legislador, que es el encargado de fijar los términospara que opere la prescripción extintiva.

Una institución similar al estoppel y también relacionadacon el silencio es la verwirkung alemana, moldeadapor la jurisprudencia. Esta figura trata de evitar el abusodel derecho que importa el ejercicio retrasado de unaprerrogativa. Así, el silencio del titular del derechopermite a otro sujeto confiar en que aquél tiene lavoluntad de renunciar al ejercicio de su derecho, siendoirrelevante que exista o no tal voluntad.

Ahora bien, conocidos los antecedentes másimportantes, cabe preguntarse qué se necesita paraque opere la doctrina de los actos propios.

3.4 Presupuestos para su puesta en práctica

Los elementos cuya presencia puede activar larealización de este remedio son: (i) una conductavinculante; (ii) una pretensión contradictoria; y, (iii) laidentidad de sujetos.

a) Conducta vinculante

En primer lugar, para que la doctrina opere es necesarioque una persona haya observado determinadaconducta y que además sea vinculante. En otraspalabras, no se trata de cualquier actitud, sino que éstadebe ser jurídicamente relevante, de forma que quedanexcluidas, por ejemplo, las meras opiniones o lasexpresiones de una intención. Esta conducta es tomadaen cuenta por el sujeto que la recibe y que actúaconfiando en ella.

Es importante señalar que los actos que constituyen laconducta vinculante no pueden ser una declaraciónde voluntad o negocio jurídico vinculante por sí mismo,porque en tal caso sería innecesario acudir a la doctrinade los actos propios para defender los intereses deltercero en quien la declaración suscitó una confianza

12 DIEZ-PICAZO PONCE DE LEÓN, Luis. Op. Cit. pp. 43-60. BORDA, Alejandro. “La Teoría de los Actos Propios”. Buenos Aires: Abeledo-Perrot.2000. pp. 19-23.

Page 48: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

50

protegible. En tal caso bastaría activar los mecanismosque usualmente operan para lograr que lasdeclaraciones efectuadas en el marco de un negociojurídico sean respetadas.

Cabe preguntarse qué ocurre si la conducta está viciadade nulidad. En tal caso, la contradicción posterior de laconducta debería estar permitida, de forma que esaceptable volverse contra un acto jurídico viciado denulidad sin invocar esta doctrina como protección. Pero¿qué pasa cuando la conducta está viciada por error?En otras palabras, la pregunta es si es jurídicamenteaceptable que quien emitió una conducta por errorpretenda volverse contra ella. Nosotros pensamos queno.

En este punto es pertinente recordar la distinción entrebuena fe subjetiva y objetiva, para luego determinarcuál de estos dos conceptos, que como ya expresamos,atienden a necesidades diferentes, es el que inspira ladoctrina de los actos propios.

La distinción tiene relevancia práctica si resulta que laprimera conducta fue llevada a cabo por error, porejemplo. Naturalmente, si el error reúne los requisitospara que el acto sea anulado, no hay protección posibleal tercero, pues el acto viciado con error será dejadosin efecto. En cambio, cuando se ha cometido un errorque no reúne la gravedad suficiente como para afectarla validez del acto, hay dos posibilidades.

Para quienes el fundamento de la doctrina de los actospropios está en la buena fe subjetiva, naturalmente laexistencia de un error cometido por el emisor de laconducta puede ser invocado por éste para admitir laconducta contradictoria.

Sin embargo, estamos con quienes sostienen que elvalor protegido con esta doctrina es la confianzasuscitada en los terceros (desde luego, en el marco delprincipio de la buena fe). Así, la única forma de invocarel error como justificación de la contradicción de laconducta es que el tercero que pretende ampararseen ella haya conocido el error, pues en tal caso no habríaconfianza alguna que resguardar.

Tenemos entonces que si escogemos la versión objetivade la buena fe, la existencia de un error es irrelevantey por tanto no se admite la contradicción de la conductaerrada, pues de lo que se trata es de proteger laconfianza que la conducta suscitó en los terceros. Encambio, desde una perspectiva subjetiva, lacontradicción es admitida porque de esa forma se

rectifican las consecuencias de la equivocación (el sujetoemisor de la conducta actúa de buena fe). Nótese quecon la perspectiva objetiva, quien actúa de buena fees el tercero receptor de la conducta cuya confianza seprotege, mientras que desde un punto de vistasubjetivo, quien actúa de buena fe es el emisor de laconducta que puede contradecirla para rectificar elerror.

Estamos con quienes piensan que la buena fe objetivaes la que sustenta la doctrina de los actos propios,“porque ella impone como hemos dicho el deber deproceder con rectitud y honradez en eldesenvolvimiento de las relaciones jurídicas y en lacelebración, interpretación y ejecución de los negociosjurídicos”13. Esto obliga a proteger la confianzasuscitada por el comportamiento.

b) Pretensión contradictoria

También es necesario para que opere la doctrina delos actos propios que exista una pretensióncontradictoria con la conducta vinculante.Evidentemente, la conducta expresada con lapretensión es posterior a la conducta vinculante. Estaúltima, objetivamente considerada, marca el sentidodel comportamiento que debe observar el sujeto enrelación con los terceros a quienes afectó su conducta.

La pretensión importa el ejercicio de un derecho quemerece protección. De hecho, el ejercicio de esederecho es lícito y amparable, pero cuando se produceluego de una conducta vinculante, entran en juegootros elementos, como la buena fe y la confianza, cuyaprotección revela la existencia de otras prioridades. Deesta forma, no es admisible ejercer un derecho subjetivoque a pesar de ser válido y protegible, es contradictoriocon una conducta anterior y vinculante.

De allí que “la pretensión contradictoria, teniendocomo referencia un acto anterior, permite la defensadel sujeto que ha receptado ambas conductas, que haconfiado en la primera de ellas y que ha actuadoconsecuentemente con dicha confianza...”14, siempreque haya actuado de buena fe. Ejemplos de conductascontradictorias hay muchos. Así, son incompatiblesentre sí las conductas de considerar extinguido underecho y luego considerar que existe, respetardeterminado acuerdo y luego impugnarlo, o reconocerun derecho para luego discutirlo.

Ahora bien, la pretensión contradictoria no tiene queser ejercitada necesariamente mediante la interposición

13 BORDA, Alejandro. Op. Cit. pp. 60-61.14 Ibid. p. 77.

Page 49: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

51

Cec

ilia

O‘N

eill

de la

Fue

nte

de una demanda, sino también al proponer excepcioneso al contestar la demanda y reconvenir.

c) Identidad de sujetos

Finalmente, el último elemento para que opere estadoctrina es que los sujetos que intervienen en ambasconductas sean los mismos. El sujeto activo es el emisorde la conducta que luego decide contradecirla. Encambio, el sujeto pasivo es el receptor de la conductaque luego se opone a la pretendida contradicción. Laidea es que la conducta vinculante anterior y lapretensión contradictoria tienen que haber sidoformuladas por la misma persona. En caso que se hayatratado de personas distintas, dichas conductas debenser imputables a la misma persona (con esto últimonos referimos a los herederos y los representantes).

Cumplidos los requisitos para que opere la doctrina delos actos propios –una conducta vinculante y unapretensión posterior cuyos sujetos activo y pasivo sonlos mismos– es pertinente preguntarse cuál es el efectoque ocasiona en el proceso su invocación exitosa.

3.5 Resultados de su aplicación

Lo que es claro es que el pago de una indemnizaciónno puede derivarse de la aplicación de la doctrina. Noes el resarcimiento lo que busca el sujeto pasivo queinvoca la doctrina para oponerse a la contradicción,sin perjuicio de que pueda conseguirlo, siempre quese le haya infringido un daño acreditado.

¿La consecuencia es acaso que el sujeto activo de laconducta vinculante y pretensión posterior pierde suderecho? La respuesta es que no. La contradicción a laque se opone el sujeto pasivo no extingue el derecho,sino que limita su ejercicio.

Para otros, la ineficacia es la sanción que corresponde.“Ineficacia” es un concepto acuñado por el DerechoCivil para sancionar a los negocios jurídicos que incurrenen ciertas irregularidades, como una actuaciónfraudulenta o la propia decisión de las partes depostergar sus efectos hasta un momento posterior. “Sinembargo, es una idea amplia de ineficacia –falta delresultado o del efecto buscado o querido– la que aquíencuentra aplicación. Por esto yo diría que la ineficaciade una pretensión es su inadmisibilidad”15.

Así, cuando el sujeto activo, emisor de la conductavinculante, ejercita su derecho a exigir una pretensióncontradictoria, esta pretensión será desestimada porel encargado de resolver el conflicto de intereses.

Hasta este punto hemos descrito los caracteres másimportantes de la doctrina de los actos propios. Deesa forma podremos determinar en qué casos estamosante una situación que puede dar lugar a la aplicaciónde la doctrina. En las líneas que siguen veremos encambio cuándo no puede aplicarse. Para ello vamos ausar algunos puntos de referencia, de los cuales esnecesario diferenciarse.

3.6 Lo que NO es la doctrina de los actos propios

La doctrina de los actos propios debe diferenciarse delas declaraciones tácitas de voluntad, que se presentancuando el sujeto no se manifiesta directamente, sinoque realiza una determinada conducta que es valoradacomo declaración. Si el sujeto manifiesta su voluntad,directa o indirectamente, mediante una declaracióntácita o expresa, no es necesario acudir a la doctrinade los actos propios, pues son suficientes lasherramientas asignadas al sujeto pasivo de ladeclaración para hacer que esta última sea cumplida.

Algo similar puede decirse sobre los actos propios y laconducta interpretativa. Quien haya estudiado ladoctrina de la interpretación de los negocios jurídicoscoincidirá en que los actos practicados por los sujetosde un negocio jurídico sirven como criteriohermenéutico de singular importancia. Sin embargo,para que el comportamiento sirva de elementointerpretativo del negocio jurídico y para que de esaforma sirva de criterio para determinar sus alcances,es necesario que los actos realizados sean comunes aambas partes (naturalmente, si el negocio es bilateral).

En todo caso, una vez que nos encontramos frente auna conducta interpretativa, no es necesario acudir ala doctrina de los actos propios para lograr el efectovinculante de la conducta. Basta, como ya se ha dichosobre las declaraciones tácitas de voluntad, aplicar elprincipio general de la eficacia vinculante de losnegocios jurídicos. En el ejemplo, los alcances delnegocio habrían sido interpretados sobre la base deuna conducta practicada por las partes. La doctrina delos actos propios nada tiene que hacer en este punto.

Finalmente, un concepto del cual debe deslindarse estadoctrina es la renuncia. Aunque son conceptos enesencia distintos, no puede negarse la facilidad paraconfundirlos.

Para entender por qué se trata de conceptosesencialmente distintos, debemos recordar lo que sedijo en relación con las declaraciones tácitas de voluntado la conducta interpretativa. En estos casos no se aplica

15 DIEZ-PICAZO PONCE DE LEÓN, Luis. Op. Cit. p. 248.

Page 50: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

52

la doctrina de los actos propios porque en ellos existeuna voluntad negocial que ha sido manifestada y quecomo tal es exigible.

“En cambio, en el “factum proprium” lo que elordenamiento jurídico valora, para hacer dependerde ello un efecto jurídico, no es una “voluntadnegocial” que los actos revelen, sino el sentidoobjetivo que estos actos poseen. No se decreta lainadmisibilidad de la conducta contradictoria paravedar un cambio de voluntad, sino para vedar unaconsecuencia que es objetivamente inconciliable conla buena fe”16.

En el mismo sentido, actos propios y renuncia tácitason conceptos esencialmente distintos, que no puedenni deben confundirse. Así, cuando hay actos propiosno puede haber renuncia y de igual manera, cuandohay renuncia tácita no puede invocarse los actospropios. De hecho, cuando alguien renuncia a susderechos, en realidad está manifestando su voluntad,aunque sea de forma tácita. Está expresando suvoluntad de abandonar un derecho. En cambio, adiferencia de la renuncia, con los actos propios no existela voluntad de perder un derecho, sino que el efectoes desestimar la conducta contradictoria endeterminado litigio y en determinadas circunstancias.Indudablemente esto importa una limitación al ejerciciode un derecho subjetivo, pero no su pérdida.

Esbozadas las principales condiciones para que operecon éxito la doctrina de los actos propios, veamos si enel caso presentado líneas más arriba la Empresa lainvocó correctamente o no.

IV. DE VUELTA AL CASO. SU VINCULACIÓN CONLA DOCTRINA DE LOS ACTOS PROPIOS

Recordemos que en el caso concreto el Banco resolvióel contrato de cesión de créditos porque operó unacondición prevista para ello: el deterioro de la solvenciade la Empresa, lo que quedaba manifestado si estaúltima presentaba una solicitud de suspensión de pagosante las autoridades españolas. Sobre eso no haydebate. De hecho, ambas partes reconocen que laresolución del contrato operó válidamente.

Las discrepancias empiezan cuando el Banco pretendeextender los efectos de la resolución del contrato decesión a la resolución del contrato de depósito, paraque así opere la compensación en la cuenta corriente.La doctrina de los actos propios es relevante para laEmpresa en la medida que dicha compensación nohabría sido posible, según ella, si el Banco hubiera sido

coherente con su anterior conducta. En tal sentido, sipara el Banco la suspensión de pagos fue relevantepara activar la resolución del contrato de cesión,también debió serlo para impedir la compensación enla cuenta corriente, pues las empresas españolas cuyasobligaciones han sido suspendidas no están habilitadaspara satisfacer libremente a sus acreedores, sino queel orden y plazos en que esto ocurre es determinado alinterior del proceso concursal.

Para la Empresa, no es válido que el Banco pretenda hacervaler los efectos de la suspensión de pagos para resolveranticipadamente el contrato de cesión y que al mismotiempo ignore los efectos de la suspensión cuando setrata de compensar obligaciones en la cuenta corriente.

Dicho con otras palabras, la decisión del Banco de dotarde efectos a la suspensión de pagos (y así lograr laresolución anticipada del contrato de cesión) esvinculante, de forma que dicha conducta no puedeser desconocida en un momento posterior. No puedeser desconocida cuando solicita judicialmente que sedeclare la validez de la compensación, argumentandoque la suspensión de pagos no está reconocida en elPerú por la vía del exequátur.

Para la Empresa, se encuentran presentes todos loselementos que conforman la doctrina: una conductavinculante, una pretensión contradictoria y los mismossujetos. Además, la buena fe y la confianza depositadaen el comportamiento anterior justifican, según ella,la invocación de la doctrina de los actos propios.

Empezaremos por los sujetos. Se exige que sean losmismos y en este caso lo son. El emisor de la supuestaconducta vinculante es el Banco, que como sujeto activo,es quien además ejerce la pretensión supuestamentecontradictoria. El sujeto pasivo sería la Empresa, que hasido demandada con la pretensión contradictoria. Losprotagonistas de ambas situaciones jurídicas son pueslos mismos. La primera situación jurídica es el ejerciciode la facultad resolutoria invocando para ello lasuspensión de pagos. La segunda situación jurídica es larealización de la compensación, para lo cual se omitióconsiderar la suspensión de pagos. Los sujetos queprotagonizan ambas situaciones son los mismos.

De otro lado, según la Empresa, la conducta vinculanteo el comportamiento anterior que suscitó una confianzaque debe ser protegida es el ejercicio de la facultadresolutoria previsto en el contrato de cesión, invocandocomo causal el deterioro de la solvencia de la Empresa,lo cual se manifestó con la presentación de la solicitudde suspensión de pagos.

16 Ibid. p. 163.

Page 51: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

53

Cec

ilia

O‘N

eill

de la

Fue

nte

La conducta vinculante fue pues la expresión de que lasuspensión de pagos tenía relevancia jurídica para elBanco. No era necesario para ello que el Banco emitauna declaración de voluntad en el marco de unarelación jurídica diciendo que la suspensión de pagosespañola surte todos sus efectos, inclusive en el Perú.En otras palabras, no era necesario que la conductavinculante haya sido expresada a través de unamanifestación de voluntad por la cual el Bancorenunciara a la potestad de invocar el exequátur parareconocer los efectos de la suspensión.

Nótese que, como hemos dicho anteriormente, dichadeclaración de voluntad vinculante en el marco de unarelación jurídica habría sido incompatible con lainvocación de la doctrina de los actos propios. Estaúltima no habría sido necesaria, pues habría bastadocon exigir el cumplimiento del compromiso asumido.La conducta vinculante cuya existencia alega la Empresatampoco puede ser calificada como una renuncia, puesrepetimos que este concepto no puede ni debeconfundirse con los actos propios. Es más, sonirreconciliables.

Además de la identidad de sujetos y de una conductavinculante, la Empresa considera haber demostrado queexistió una pretensión contradictoria. En efecto, lademanda presentada por el Banco tiene comopropósito que se declare la validez de la compensaciónefectuada en la cuenta corriente, para lo cual fuenecesario resolver el contrato de cesión y ademásdesconocer los efectos de la suspensión de pagosespañola.

Es en este punto en que la Empresa sustenta laaplicación de la doctrina de los actos propios. Así,mientras la conducta vinculante anterior fue sustentarla resolución del contrato en la suspensión de pagos,la pretensión contradictoria posterior fue desconocerla misma suspensión con el propósito de evadir laslimitaciones que tiene una empresa en concurso paracompensar sus obligaciones.

Por las razones anteriores y habiendo acreditado laexistencia de los tres elementos necesarios para queopere la doctrina de los actos propios, la Empresaconsidera que debe desestimarse la pretensión delBanco de que se declare válida la compensación, pues,para que ésta se lleve a cabo, el Banco desconoció supropia conducta anterior: luego de reconocer efectosen España a la suspensión de pagos (para resolver elcontrato de cesión), desconoció que los efectos seprodujeron en el Perú, para así lograr la extinción de laobligación de la Empresa por la vía de la compensación.

La posición del Banco es precisamente la contraria. Sinperjuicio de que para el Banco y por razones que no

viene al caso comentar, la compensación habría sidoigualmente posible con la suspensión de pagosreconocida en el Perú, el Banco sostiene que no se hancumplido los requisitos para que opere la doctrina delos actos propios.

Sobre la identidad de los sujetos es obvio que no haydiscrepancias. Tampoco hay discrepancias en el hechode que el Banco formuló una pretensión en el proceso,sustentada en el desconocimiento de los efectos de laresolución judicial de suspensión de pagos española.

En donde sí hay discrepancias es en lo referido a laconducta vinculante y específicamente, en la confianzaque habría suscitado en la Empresa el comportamientodel Banco.

Recordemos que la doctrina de los actos propios sesustenta en el deber de actuar con buena fe, y desdenuestro punto de vista, con buena fe objetiva, deforma que el objeto protegido con esta institución esla confianza que suscita en un sujeto la conductapracticada por otro en determinada situación jurídica.

Tampoco debemos olvidar que por encontrarnos en elcampo de la buena fe objetiva es necesario adecuarsea ciertos standards, cuyos límites están definidos segúnel criterio de razonabilidad.

En tal sentido, hay que determinar si era o no razonableque la resolución del contrato por la suspensión de pagosgenere en la Empresa la confianza de que no seproduciría la compensación en la cuenta corriente. Si larespuesta es negativa, no se habrá cumplido uno de losrequisitos necesarios para que opere la doctrina de losactos propios como medio de defensa de la Empresa.

Bajo la perspectiva del Banco, a diferencia de lo que laEmpresa considera, no puede haberse generadoconfianza en que por la resolución del contrato decesión, sustentada en la suspensión de pagos, el Bancoestaría inhabilitado para compensar obligaciones en lacuenta corriente. Esto último supondría conferir efectosen el Perú a la resolución de suspensión de pagos,cuando en realidad no se ha llevado a cabo un procesode reconocimiento judicial en el Perú (exequátur).

Son varias las razones por las que para el Banco no erarazonable que esa confianza se suscite.

Al presentar este caso indicamos que se celebraron trescontratos entrelazados, o mejor dicho, conexos. Esto esmuy importante a los efectos de analizar la razonabilidadde la confianza que la Empresa dice haber tenido. Esmuy importante porque dichos contratos conexos, quepor cierto tienen los mismos sujetos, se celebraron enpaíses distintos y se regían por leyes también diferentes.

Page 52: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

54

En efecto, mientras el contrato de cesión se celebróen España, los de depósito a plazo y de cuentacorriente se celebraron en el Perú. Asimismo, mientrasque el contrato de cesión se regía por la ley española,los de depósito y de cuenta corriente se regían por laley peruana17.

Tenemos entonces que la ley española era la aplicableal contrato de cesión de créditos y la ley peruana era laaplicable al contrato de cuenta corriente. Bueno pues,para la ley española y de acuerdo al diseño contractualelegido por las partes, la suspensión de pagos solicitadapor la Empresa era razón suficiente para resolver elcontrato de cesión. Esto es innegable y todos están deacuerdo. Lo que no puede ocurrir es extender losefectos de dicha suspensión fuera de las fronteras deEspaña; específicamente hasta un país cuyas reglas deDerecho Internacional Privado exigen la tramitación delexequátur para dotar de efectos jurídicos a unaresolución expedida por tribunales extranjeros.

Sostener lo contrario importaría conferir al Banco solodos alternativas. La primera ser que el Banco hayareconocido los efectos de una resolución judicialextranjera sin mediar exequátur, de forma que lacompensación no habría sido posible. Esta alternativaen realidad no cuenta, pues supondría atentar contralas normas peruanas de orden público.

En efecto, la soberanía nacional es un bien jurídico quese impone frente a la voluntad de las partes de dotarde efectos jurídicos a una resolución extranjera noreconocida judicialmente en el país.

Si lo que la Empresa buscaba era coherencia en lasactitudes del Banco frente a la suspensión de pagos,este último tenía una segunda alternativa, incluso másinsólita que la primera: para guardar coherencia con eldesconocimiento en el Perú de la suspensión de pagosespañola, esta última no debió activar la resolucióndel contrato de cesión. Se habría solucionado elproblema de “raíz”: no hay resolución de la cesión ypor tanto nada hay que compensar. Esta alternativano parece razonable si consideramos que el contratode cesión, regido por la ley española, previó que podríaser dejado sin efectos ante una suspensión de pagostramitada bajo la ley también española.

Nótese que con la primera alternativa, la coherenciade las conductas se preservaba de la siguiente manera:la suspensión de pagos tiene efectos en España y en elPerú (sin exequátur). Con la segunda alternativa, encambio, la coherencia se preservaba haciendo todo lo

contrario: en ningún caso la suspensión de pagos teníaefectos, ni siquiera en España, de modo que la causalde resolución prevista contractualmente no podríahaber operado en ningún caso.

En nuestra opinión, ninguna de las dos opciones tienesentido. La explicación para la supuesta incoherenciaes el carácter internacional del conflicto, lo cual explicaque mientras en un país la suspensión de pagosdesplegó sus efectos, en el otro país, por razones deorden público, dichos efectos no podían suscitarse.

La Empresa podría haber intentado la aplicación de ladoctrina de los actos propios si los contratos conexoscelebrados en el marco del negocio con el Bancohubiesen sido celebrados en una misma jurisdicción yse hubiesen regido por las mismas normas. Esto últimono ocurrió.

Repetimos que se trata de un tema de vulneración deconfianza. Cabe preguntarse cómo ésta podría habersevulnerado, si la compensación se produjo en el Perú,país en el cual el patrimonio de la Empresa no goza dela protección conferida por la suspensión de pagos.Para sostener que la confianza de la Empresa fuevulnerada, habría que sostener entonces que lavoluntad privada puede imponerse a las normasperuanas de Derecho Internacional Privado. Esto últimociertamente no es posible.

No podemos terminar la presentación de ambasposiciones del caso sin expresar nuestra satisfacciónpor la próxima incorporación en el Derecho peruanode una regla que sanciona expresamente la posibilidadde aplicar la doctrina de los actos propios. Se trata delproyecto de artículo VI del Título Preliminar del CódigoCivil, según el cual:

“No es lícito hacer valer un derecho en contradiccióncon una conducta anterior, cuando en razón de ellaotro sujeto haya tenido motivo justificado para confiarrazonablemente en que no se ejercerá tal derecho”.

Nótese que la propuesta de norma incluye los treselementos necesarios para que opere la doctrina: (i)una conducta anterior que generó confianza; (ii) unapretensión (“ejercicio de un derecho”) contradictoriacon esa conducta; y, (iii) la identidad de los sujetos. Esimportante enfatizar que para el proyecto de norma laconfianza tiene que haber sido “razonablemente”vulnerada, lo cual confirma, en nuestra opinión, queel principio de buena fe inspira la aplicación de ladoctrina desde una perspectiva objetiva.

17 Recordemos que aunque existe controversia sobre estas afirmaciones, partimos de esta premisa a los efectos de presentar el caso con propósitosestrictamente académicos.

Page 53: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

55

Cec

ilia

O‘N

eill

de la

Fue

nte

Por cierto, independientemente de la aprobación deltexto antes citado, la doctrina de los actos propios tienecabida en nuestro ordenamiento, que, como no podíaser de otra manera, está sustentado en el principiogeneral de la buena fe.

V. CONCLUSIÓN

La doctrina de los actos propios, aunque inspirada enelementos teóricos de gran riqueza conceptual, seinserta en el mundo real para solucionar sus problemasprácticos. Esta doctrina, además de satisfacer las máselevadas necesidades académicas, debe servir, comoen buena cuenta sirve el Derecho, para brindarsoluciones viables a los conflictos de intereses.

La doctrina de los actos propios ofrece mucha utilidad,

pues sobre la base del principio de la buena fe, tienecomo propósito tutelar la confianza suscitadarazonablemente y, como contrapartida, desincentivarla realización de conductas contradictorias.

Para su aplicación exitosa en un caso concreto esnecesaria una herramienta indispensable: unrazonamiento lo suficientemente afinado como paradistinguir esta figura de otras semejantes perodistintas en esencia, para de esa forma brindar unasolución sofisticada y a su vez práctica a losproblemas reales. En buena cuenta, para eso debenservir los juristas, abogados y jueces, que comocualquier otro operador del Derecho, tienen ladelicada labor de abordar problemas concretos consoluciones precisas, más que elevarse al “cielo delos conceptos jurídicos”.

Page 54: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

57

Enriq

ue G

hers

i

¿Es el derecho anterior al actuar de la sociedado es un producto del mismo? ¿Es posibleentender al contenido de la norma jurídicacomo ilógico? ¿Puede concebirse a las fuentesdel Derecho como no jerárquicas ycontradictorias?

En las páginas siguientes, el autor, al puro estiloplatónico, lleva a cabo un interesante y ágilejercicio dialéctico sobre las fuentes delDerecho, logrando de esta forma responderlas interrogantes antes planteadas valiéndosedel análisis económico, y además, cuestionary criticar las posiciones tradicionales sobre eltema, invitándonos así a la reflexión.

DIÁLOGO ENTRE EL JUEZ Y EL PROFESOR*

Enrique Ghersi**

* Para Lucas y Alfredo, more platónico.** Profesor de Economía y Derecho de la Universidad de Lima. Profesor Visitante de la Universidad Francisco Marroquín (Guatemala). Profesor

Honorario de la Universidad Laica Vicente Rocafuerte (Guayaquil). Académico Adjunto del Cato Institute (Washington). Miembro de la MontPelerin Society. Miembro de la Royal Economic Society. Miembro de la Philadelphia Society. Miembro de la American Law and EconomicsAssociation. Miembro Representante de la International Society for Individual Liberty. Ex Diputado por Lima. Coautor de “El Otro Sendero”con Hernando de Soto y Mario Ghibellini.

Page 55: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

58

JUEZ: Mi querido profesor, tengo que resolver un casosometido a mi jurisdicción. Se trata de una señora queha construido su casa en un terreno a sabiendas queno es suyo.

PROFESOR: Pero si la ley es muy clara sobre elparticular. No veo por qué mi opinión podría serrelevante, máxime siendo yo profesor de análisiseconómico y no de derecho civil.

JUEZ: Sé perfectamente que el artículo 938 del CódigoCivil establece el principio de accesión, según el cual,el dueño del suelo es dueño de la fábrica. Sé tambiénque, como consecuencia de ello, el artículo 942 deese mismo Código dice que, quien construye de malafe en propiedad de otro, construye mal y no puedereclamar compensación alguna. Pero, de otro lado,observo que en la sociedad peruana, mucha genteconstruye sobre terreno ajeno libremente, al punto deconvertirse en titular de todos los derechos sobre elsuelo.

PROFESOR: ¿Dónde sucede eso? ¿Se trata de unacircunstancia accidental o se encuentra generalizada?¿Tienes idea de la antigüedad con que vieneproduciéndose el fenómeno?

JUEZ: No tengo idea de su antigüedad. Sospechoque tiene tiempo, porque me parece muy extendido.Ocurre, sin duda, en los pueblos jóvenes. Yo mismovivo en uno y recuerdo de chico cuando mi padre ymadre invadieron el arenal. Nadie nos desalojó.Construimos nuestra casa. Inclusive, el gobiernofinalmente la tituló. Lamentablemente, mi padre noestuvo ya para recibir su título. Era vendedorambulante de libros. Mi madre lo recibió. Nadiepretendió decirnos que habíamos construido para eldueño del terreno y que el propietario de la ladrillerainvadida, era, en realidad, quien tenía el dominiosobre nuestra casa.

PROFESOR: Pero ¿no estás tomando la excepción porla regla? Una explicación podría encontrarse en lasnormas redistributivas que, a partir de la Ley 13517,se dieron en el país para, en nombre de la justicia social,garantizar a todos el acceso a la vivienda.

JUEZ: Ahora me parece que es usted quien toma elefecto por la causa, pues las leyes son, a mi entender,respuestas bastantes tímidas e incompletas que elgobierno trata de dar con posterioridad a laocurrencia de los hechos, tratando de confinarlos enregímenes de excepción que, sin embargo, siemprese prorrogan.

PROFESOR: Bueno, ¿pero por qué crees que se estágeneralizado ese fenómeno?

JUEZ: Porque antes ocurría en los pueblos jóvenes yahora ocurre en los barrios acomodados. Antes sóloinvadían los pobres. Ahora invaden también los ricos.¿Qué son las playas del sur sino “barriadas de blancos”donde al igual que en las otras barriadas se construyeen terrenos de propiedad de otros, y másparticularmente, en este caso, sobre bienes de usopúblico no susceptibles de derechos privados?

PROFESOR: Pero ¿realmente crees en esa analogía oestás utilizando un recurso retórico para persuadirmede que ensaye una explicación económica para esteproblema?

JUEZ: En los pueblos jóvenes y en las playas del sur seconstruye de mala fe en propiedad de otro. Ambosasentamientos son fruto de la invasión. En ambos,organizaciones privadas vienen a reemplazar algobierno. Son éstas las que proveen servicios básicostales como agua, luz y seguridad. Pero tambiénproveen reglas jurídicas para el desarrollo de la vidaen común. Son ellas, además, quienes resuelvenconflictos mediante sus asambleas.

PROFESOR: Primero invadieron los pobres, másnumerosos. Luego, los ricos.

JUEZ: Efectivamente.

PROFESOR: Pero, ¿no es un delito invadir? Misconocimientos penales son bastante superficiales, perocreo recordar que ese tipo de conductas estabancriminalizadas.

JUEZ: Por supuesto. Se encuentran tipificadas bajo lafigura del delito de usurpación, que en estos casosmuchas veces incurre, inclusive, en la modalidadagravada, pues se trata generalmente de invasionesdonde interviene mucha gente. Pero –que yo sepa, ysoy juez– nadie va preso por invadir. Tal vez haya casosmuy excepcionales en que alguno está preso, pero nopor invadir sino por alguna lesión o muerte que pudierahaberse producido. Difícilmente un policía persigue,un fiscal denuncia o un juez procesa a una de estaspersonas. No se olvide que muchos de nosotrosvivimos, precisamente, en pueblos jóvenes.

PROFESOR: Eso hace aún más fascinante el problema.Me voy a atrever a darte una opinión sobre tu caso.Creo que se ha producido una inversión del principiode accesión.

JUEZ: Bueno, pero hay antecedentes legislativos. Nocreo que sea un proceso consuetudinario. El DecretoLegislativo 495 del 14 de noviembre de 1988, al crearel registro predial, establecía una disposición según lacual se presumía titular de la construcción al poseedor.

Page 56: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

59

Enriq

ue G

hers

i

Lamentablemente, tuvo efímera vigencia, pues fuederogada el 5 de enero de 1999 por la Ley 27046.

PROFESOR: Sí, pero fíjate en la fecha de esa ley. Esmuy reciente. Además, fue derogada al poco tiempo.Esa ley trató de recoger la experiencia consuetudinaria,no la creó. Es un poco lo que ha pasado con las leyesque reconocieron invasiones hasta cierta fecha. Vencidaella, el gobierno las volvía a prorrogar. Este antecedentelegislativo ratifica el proceso de inversiónconsuetudinaria del principio de accesión.

JUEZ: Pero, ¿cómo puede ser eso posible?

PROFESOR: Vayamos primero al análisis de los hechospara aventurar después una hipótesis sobre el probableorigen económico de los mismos. En mi concepto, elcaso que consultas consiste en que el principio deaccesión realmente existente no coincide con elprincipio tal como está definido positivamente. La leydice que es dueño de la fábrica, el dueño del suelo;pero en los pueblos jóvenes y en las playas del sur–por ejemplo– sucede que el dueño de la fábrica es eldueño del suelo.

JUEZ: Esa es efectivamente la paradoja que no medeja sentenciar este caso.

PROFESOR: Lo destacable es que, además, pareceexistir evidencia de un proceso social de imitación, puesestá implícita en tu consulta, la idea de que la inversióndel principio de accesión ocurre, primero, en lospueblos jóvenes –formados por invasión, al margen yaun en contra de la ley nominalmente aplicable– paraextenderse después a otros sectores sociales demayores ingresos económicos.

JUEZ: No vaya a pensar usted que exagero. También hayzonas en que el principio de accesión, tal como estádefinido por el Código Civil, se cumple. Creo que no haycontroversia alguna sobre este particular en un barrio dela Lima tradicional, como El Cercado o Miraflores.

PROFESOR: Lo que significa que, dependiendo dediferentes condiciones, la gente decide qué principio deaccesión utiliza, escogiendo bajo qué sistema normativoquiere regirse. Si estás de acuerdo, los hechos son lossiguientes: el principio de accesión realmente vigente nocoincide en todos los casos con el principio de accesiónpositivamente definido y esta situación parece serresultado de un proceso social por el cual los ricos hanimitado la conducta de los pobres. ¿No es cierto?

JUEZ: Me parece que sí.

PROFESOR: Pues bien, esto significa que lo que hasucedido aquí es que se ha ido generando

paulatinamente en el tiempo una costumbre contralegem que ha empezado a competir con la ley comouna fuente alternativa de normatividad a disposiciónde los ciudadanos. Primero empezaron invadiendo lospobres. Debido a su masa crítica en la sociedad, estaconducta se convirtió en jurígena y el uso se transformóen costumbre. La invasión pasó así, de ser un delito, atener efectos civiles: invirtió el principio de accesión.Producida esta inversión, los demás ciudadanostuvieron una alternativa adicional a la ley y comenzarona servirse de ella como en los balnearios de lujo de tuejemplo. El proceso que ha venido ocurriendo, alinvertirse consuetudinariamente el principio deaccesión, es que la invasión pasó a convertirse en unmodo de adquisición originaria de la propiedad.

JUEZ: Jurídicamente esto no es posible. La jerarquíade las normas coloca a la ley por encima de lacostumbre. No puede haber una contradicción de esetipo sin que se ponga en riesgo la estabilidad delsistema en su conjunto.

PROFESOR: Si quieres engañarte, limítate a repetiresos tópicos del derecho civil tradicional, pero prontote darás cuenta de que no son principiosincontrovertibles, sino errores en la definición de cómoopera un sistema normativo. Chaim Perelman, ofrecióuna explicación muy útil sobre esto que sugiero leer atodos los jueces: el derecho es una rama de la retóricay no una rama de la filosofía. La verdad jurídica no esentonces ni deductiva ni inductiva, sino dialéctica, enel sentido platónico del término: depende de cómo seexpongan los argumentos no de los argumentosmismos. Me atrevo ahora a aventurar una hipótesissobre el origen de este fenómeno. Creo que estoshechos son consecuencia del carácter competitivo delas fuentes del derecho, según el cual en una sociedadconviven distintos proveedores de normatividad quelas personas utilizan en función de su propia escala decostos y beneficios.

JUEZ: Disculpe usted, ¿sugiere, entonces, que cadauno obedece al derecho que le da la gana?

PROFESOR: Sí. Tradicionalmente los abogados y loseconomistas han vivido de espaldas. Esta ignoranciarecíproca los ha llevado a cometer múltiples errores.Los abogados suponen que el derecho es gratuito; loseconomistas que es constante. Ambos se equivocan.El derecho ni es gratuito, ni es constante. Es costoso yvariable.

JUEZ: Pero se supone que la justicia es gratuita.

PROFESOR: No me refiero a eso. El derecho es costosoporque cumplir con él supone tiempo e información.Tiempo que el ciudadano detrae de sus otras

Page 57: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

60

actividades. Información que necesita para cumplir susexigencias. Podría decirse, entonces, que el derechocuesta la cantidad de tiempo e información necesariospara cumplirlo. Siendo que hay distintas fuentes delderecho, estas observaciones se extienden también aellas. La ley es costosa. La costumbre también. Si algunapersona cumple con el derecho, sea porque obedecela ley o se somete a la costumbre, es porque ha podidocubrir sus costos, dados los beneficios previsibles queespera tener de esta decisión. Si, por el contrario, unapersona desobedece el derecho será porque no habrápodido cubrir su costo. Igualmente, si incumple la ley,pero cumple la costumbre, será porque para unapersona, de acuerdo con su propia y particular escalavalorativa, ésta habrá sido más ventajosa que aquélla.Las leyes se obedecen o desobedecen en función desus costos y beneficios, subjetivamente consideradospor los ciudadanos llamados a cumplir con ellas. Lomismo las costumbres.

JUEZ: La doctrina jurídica, sin embargo, resultaincompatible con esas observaciones, porque el sistemade fuentes tiene un ordenamiento jurídico y unajerarquía lógico-normativa que hace obligatorio sucumplimiento en una sociedad.

PROFESOR: Lo que sucede es que la teoría tradicionalde las fuentes del derecho parte de una suposiciónequivocada. Sea jusnaturalista o positivista, cree –porigual– que el derecho se genera monopólicamente. Losjusnaturalistas suponen que éste se genera de laprovidencia –si son religiosos– o de la razón –si sonseculares. Los positivistas, a su turno, piensan que elderecho es un producto deliberado de la autoridad através de la ley. Pero ambos, parten de la idea,ciertamente equivocada, de que el derecho se generamonopólicamente. Sucede, todo lo contrario. Elderecho se genera competitivamente. En toda sociedadconviven diferentes procesos que producen normas quepueden ser utilizadas o no por los ciudadanos enfunción de su propia escala valorativa.

JUEZ: ¿Cuál sería la relación entre ley y costumbre,entonces?

PROFESOR: Sería una relación competitiva que la teoríaeconómica denomina cataláctica, por la palabra griegakattallattein, que la designa. Ambas son fuentes delderecho que coexisten en una sociedad. Ofrecennormas que son utilizadas por las personas si sebenefician de hacerlo. En caso contrario, buscannormas alternativas. Si la ley es demasiado onerosapara una persona, ésta se desplazará hacia la costumbreen búsqueda de una norma satisfactoria para susintereses. Si, por el contrario, la costumbre se tornaonerosa, esa persona se desplazará hacia la ley. Esto

sucede todos los días. Piensa por un minuto en unciudadano perfectamente formal que vive en unainvasión, por ejemplo. O en el que compra un productopirata. O en el que convive en servinakuy. Todos ellos,en realidad, están desplazándose de una fuente delderecho hacia otra: de la ley a la costumbre; de lacostumbre, a la ley.

JUEZ: Me resulta una visión particularmente caóticade la sociedad.

PROFESOR: Es cuestión de lo que se entienda pororden social. Desde el punto de vista económico, elorden social es producto no deliberado de la acciónhumana. No es producto de la naturaleza ni de la razón.El orden natural, por ejemplo, difiere de lo humano entodo sentido. Carece de instituciones para empezar. Elorden racional, a su turno, responde a elaboracionesdiseñadas en laboratorio completamente ajenas a loque ocurre en la vida cotidiana. Por eso se dice que elorden social es praxeológico. Deriva de la acciónhumana –praxis. No de la voluntad humana ni de lanaturaleza. El derecho es, pues, un fenómenopraxeológico, como lo es el lenguaje o la moneda. Elorden social se autogenera. Ni está dado por necesidadnatural ni es producto arbitrario de la sociedad.

JUEZ: Pero el derecho es lógico.

PROFESOR: El razonamiento jurídico puede serlo, perono la norma sustantiva. El debate entre Klug y Kelsenes particularmente relevante para el caso. Ulrich Klug,defendía el carácter lógicamente necesario del derecho.Hans Kelsen, por el contrario, sostenía que elrazonamiento jurídico –por ejemplo, el de unasentencia– es necesariamente lógico, pero no elcontenido de las normas jurídicas. Acá, tuvo razón sinduda, Kelsen. Donde se equivocó fue en considerarque el contenido normativo era pura función positiva.La lógica no tiene nada que ver con el origen delderecho. Éste es un producto no deliberado de lainteracción y cooperación humana, donde centenaresde millones de personas –cada una tratando desatisfacer su propio y particular interés– tienenconductas regulares con capacidad jurígena. Lasociedad va creando el derecho, como va creando laspalabras. Aquél se recoge en leyes y en costumbres.Éstas en diccionarios y en habla.

JUEZ: ¿Debo preferir la ley a la costumbre o viceversa?

PROFESOR: Tu pregunta va a los fundamentos de ladoctrina de las fuentes del derecho. Tradicionalmentese supone que las fuentes son un sistema racionalmenteorganizado sobre la base de un principio de jerarquía ya un principio de no contradicción. A esta idea ha

Page 58: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

61

Enriq

ue G

hers

i

contribuido la exitosa metáfora de la “pirámidenormativa”, generalmente atribuida a Kelsen, peroobra en realidad de Puchta. Desde un punto de vistaeconómico, sin embargo, esta idea es altamenteinsatisfactoria. Si como hemos dicho, el derecho seproduce competitiva y no monopólicamente, no haytal cosa como jerarquía entre las fuentes del derecho.Tampoco principio de no contradicción. La “pirámidenormativa” no es más que un error. En toda sociedadexisten diferentes fuentes del derecho como procesoscomplejos de los que los ciudadanos se sirven enfunción de sus costos y beneficios. La ley no está encimade la costumbre ni la costumbre encima de la ley. Todasse encuentran en un mismo plano. El “sistema” nodecide la preeminencia normativa de por sí. Quiendecide esta preeminencia es el ciudadano que escogede qué fuente va a servirse para cumplir con el derecho.Tampoco hay ordenamiento lógico de las fuentes, sinopraxeológico. Son producto competitivo. La gente vaa utilizar lo que le resulte más beneficioso. No sé si lasmetáforas geométricas sean las mejores para ilustrarel problema, pero tal vez sea mejor pasar de la pirámidea la esfera normativa.

JUEZ: No me explico cómo se puede aceptar que elderecho no existe con prescindencia de las personas.Se trata de un ordenamiento exterior y no interior delos individuos. Savigny pensaba que era algo así como“el espíritu del pueblo”. Pero veo de sus reflexionesque concibe al derecho como algo puramente subjetivosin virtualidad propia. La existencia de capacidadescoactivas y coercitivas debería ser suficiente paraacreditar al derecho como exterior y aún superior a lavoluntad humana.

PROFESOR: Para advertir el carácter subjetivo delderecho tal vez sea importante destacar que, desde elpunto de vista económico, el derecho es un bien decapital. Esto lo hace de una naturaleza económica iguala un martillo o una máquina cualquiera. Siendo exteriora las personas que lo utilizan –como productopraxeológico que es– cada uno debe incorporarlo a supatrimonio obedeciéndolo. Para ello, se sirve de lasdistintas fuentes: si el derecho legalmente generadotiene un costo que excede su beneficio, se desplaza ala costumbre o viceversa. Luego, la decisión de quéfuente del derecho utilizar no depende ni del juez nide la autoridad, sino del ciudadano que se sirve deuna de ellas en función de su propia escala valorativa.

JUEZ: No toda infracción legal puede considerarsecomo fundamento de una norma consuetudinaria. Paraque un uso se convierta en costumbre, además de serobservado, tiene que ser socialmente deseable. Por esolos clásicos dicen que para que haya costumbre debehaber inveterada consuetudo y opinio necessitatis. Esto

es, un elemento subjetivo compuesto por el usodilatado en el tiempo y un elemento objetivoconstituido por el reconocimiento espontáneo de suvalidez.

PROFESOR: Los civilistas tienden a pensar que la leyes la fuente del derecho predominante y reconocen lacostumbre secundum legem. Los comercialistas –decriterio usualmente más práctico– agregan lacostumbre praeter legem, pues no existiendo leyaplicable, les resulta evidente que las mores de loscomerciantes son jurígenas. A la costumbre contralegem, lamentablemente no se le toma en cuenta. Nofue así en la antigüedad. El derecho romano y elromanista admitían la costumbre contra legem comoválida. También al desuso, al punto de reconocer eldesuetudo como una forma de derogación de la ley.Desde el punto de vista económico, creo que resultaninnegables los efectos jurígenos de la costumbre contralegem. Aunque no encuentro objeción tampoco conel desuetudo, creo que se trata de un problema distinto:simplemente deja de utilizarse una ley, probablementetambién por un problema de costos y beneficios. Es lacomúnmente denominada “letra muerta”. En el casoque motiva tu consulta lo que sucede, más bien, esque costumbre y ley compiten y el ciudadano puedeescoger entre una y otra, de manera que aún estandovigente una ley, pueden las personas servirse de unacostumbre que le sea completamente antagónica. Noes que se derogue la ley por el desuso –como ocurreen el desuetudo–, sino que ley y costumbre contralegem son alternativas de las que las personas puedenservirse como fuentes del derecho de acuerdo con lascircunstancias. Eso es exactamente lo que sucede enel caso que me consultas: consuetudinariamente unvasto sector de la población se sirve de normas quecontradicen aquellas definidas positivamente.

JUEZ: Entonces, tendremos un país en el que unaspersonas se regirán por unas reglas, mientras que otrasse rigen por las contrarias. Un caos. ¿Cómo resolversemejante conflicto de leyes, en sentido material?

PROFESOR: No es un caos, es un orden sencillamentediferente del que has estado imaginando. No hayconflicto de normas alguno, porque la idea de que lasfuentes del derecho son jerárquicas, alternativas ylógicamente no contradictorias –como he venidososteniendo– es falaz. Las fuentes del derecho, por elcontrario, son competitivas, simultáneas ypraxeológicas. Recalco que siendo consecuencia de lacooperación voluntaria, el orden social es praxeológico.Deviene de la praxis, de la acción. Otra cosa es que losabogados quieran hacer que la realidad calce con susdeseos, en cuyo caso no estarán haciendo ciencia sinoliteratura. Mala literatura.

Page 59: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

62

JUEZ: No creo que al principio quienes invadíanterrenos para vivir en ellos hayan escogido entre unaley y la costumbre, sino entre obedecer la ley o noobedecerla. La costumbre debe haberse generadodespués para que otros, como los invasores de playas,hayan recurrido a ella.

PROFESOR: Efectivamente. La costumbre de suyo noexiste siempre. Se forma con el tiempo. Supone unaregularidad de comportamiento social. Es, en esesentido, un producto histórico. Para que tal regularidadempiece a producirse se requiere que un determinadocomportamiento adquiera una cierta masa crítica quelo haga socialmente relevante. En cierto sentido haytambién un proceso de aprendizaje en el cual, al emularla conducta precedente, quienes la siguen contribuyenal fortalecerla.

JUEZ: Estoy en lo cierto, entonces, al considerar alinfractor original como actuando puramente en contrade la ley, en ausencia aún de la costumbre.

PROFESOR: Lo que el infractor original –como tú lollamas– hace es comparar los costos y beneficios decumplir la ley con la posibilidad de ser detectado ysancionado por ello. Si de la evaluación subjetiva detales consideraciones resulta conveniente para esapersona, debemos esperar que infrinja la ley. Estosucede en general en cualquier infractor: el delincuente,el contrabandista, el evasor de impuestos, quien se pasauna luz roja. Gary Becker mereció el Premio Nóbel deEconomía precisamente por estudiar estos procesos.Sin embargo, para que tal infracción sea jurígena –esto es, genere una costumbre en tanto fuente dederecho– se va a requerir de una masa crítica depersonas que emulen tal conducta. Con un infractorno basta para generar costumbre. La infracción tieneque generalizarse.

JUEZ: ¿En particular, al momento de tomar la decisiónde invadir y quebrantar la ley, los invasores estánactuando justificadamente desde un punto de vistaeconómico?

PROFESOR: Siendo subjetivos los valores, finalmenteson también incognoscibles. Lo que tenemos a nuestroalcance son las decisiones. Debemos suponer que ellasson producto de una comparación de esos costos ybeneficios. No quiero parecer utilitarista, pero un gruesosector de la doctrina económica además considera quequien maximiza la utilidad debe tener derecho a quese le asigne la titularidad de los bienes en disputa. Enotras palabras, desde ese punto de vista, es eficienteasignar los recursos a las partes que les atribuyan losusos más valiosos. En este caso en particular tendríamosde un lado a los propietarios invadidos, que muchas

veces podrían haber tenido los predios en abandono opor lo menos sin utilización inmediata y, de otro, a losinvasores dándoles con su presencia en ellos unautilización inmediata. Así sería posible sostener que lainvasión es eficiente económicamente y que todo elproceso que, empezando por los infractores originales,da lugar a aparición de una costumbre contra legemcomo fuente de derecho en materia de principio deaccesión ha cumplido con el propósito económico demaximizar la utilidad.

JUEZ: A mí me parece que si se aceptara esa posturase estaría actuando con una ceguera total, ya que seestaría diciendo que la invasión es más eficiente que lapropiedad, quitándole toda seguridad al sistema dederechos reales a largo plazo.

PROFESOR: Y tienes toda la razón, por lo que hice lasalvedad que se trataba de una postura utilitarista conla que no estaba necesariamente de acuerdo. Es verdadque en cierto sentido el invasor maximiza utilidad frenteal propietario que tiene abandonado un terreno, porejemplo. Pero el problema es que los valoreseconómicos cambian en el tiempo. Puede ser que almomento de invadir resulte maximizándose la utilidadinmediata de un terreno de propiedad privada o públicaabandonado, pero como nadie sabe a largo plazo cuálserá el valor futuro del recurso, no puede haberseguridad alguna de que esa maximizaciónefectivamente tenga lugar. Al final eso se expresa enuna evidencia: en Lima miles de hectáreas de cultivovalioso se han convertido en asentamientos humanos.Es verdad que sobre ellos hay viviendas que algunosvaloran en más de doce mil millones de dólares, pero acuánto podría haber ascendido la producción agrícolade esos terrenos en el mismo período. Nadie lo sabe aciencia cierta, aunque sería interesante poderlodeterminar.

JUEZ: A mí me parece que en su análisis falta elelemento político. La gente invade porque espolíticamente posible. La redistribución es bien vistapor los distintos grupos políticos, especialmente debidoa la ética cristiana de nuestra sociedad, por lo que nose hace enojoso apoyar iniciativas tales como la tomade tierras.

PROFESOR: La política no está ajena para nada de ladecisión. Existen, por lo menos, dos formas en queprobablemente ella afecta el proceso. En primer lugar,los valores políticos forman parte –como todos los demásvalores– de la estructura subjetiva de costos y beneficios.Son un elemento más a tomar en cuenta al momento dedecidir si se obedece o no determinada legislación. Si porejemplo, se sabe que un gobierno será particularmenterepresivo, las personas serán seguramente menos

Page 60: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

63

Enriq

ue G

hers

i

propensas a infringir la ley. Si se sabe, que es un gobiernodébil, los incentivos crecerán en sentido contrario. Ensegundo lugar, la política misma tiene una lógicaeconómica. Además del mercado económico existe elmercado político. Los partidos son equivalentes a lasempresas; los electores, a los consumidores. Cada unotrata de maximizar su beneficio. Aquéllos, poder; éstos,redistribución. Sucede que, a diferencia del mercadoeconómico, en el mercado político lo que se intercambiano son bienes privados sino bienes públicos y esto produceestrategias y conductas acordes con estas características.Siendo que los políticos quieren administrar el poder,pueden ser permisivos con ciertas conductas queconsideren benignas, como la redistribución. No poraltruistas, sino porque esperan atraer de una formarespaldo para sus posiciones. De qué otra forma explicar,si no, que puedas encontrar pueblos jóvenes que sedenominan sucesivamente Clorinda Málaga de Prado,María Delgado de Odría, Lucila Belaunde de Cruchaga,Consuelo Gonzales de Velasco, Rosa Pedraglio de MoralesBermúdez, Violeta Correa de Belaunde, Pilar Nores deGarcía, Susana Higuchi y Elianne Karp de Toledo.

JUEZ: Encuentro altamente oportunistas esasconductas, tanto de los invasores como de los políticos.

PROFESOR: Son oportunistas y, gracias a elloprecisamente, racionales. Implícito se encuentra uncálculo de costo y beneficio a valores subjetivos queexplica la forma en que termina desarrollándose elsistema.

JUEZ: Entiendo que la gente tenga conductasoportunistas pero ellas son siempre opuestas a la nociónde justicia a la que se ajusta el derecho. Además, meparece francamente irreal la idea de ciudadanos queestén calculando todo el tiempo sus costos y beneficiospara tomar decisiones. Nadie camina con calculadoraspor la calle sumando y restando. La gente actúa connaturalidad.

PROFESOR: Nadie ha dicho que el cálculo económicose produce con sumas y restas. Es un procesopsicológico más que una operación matemática. Lagente actúa sobre la base de lo que cree que le va acostar su decisión, en comparación a lo que cree quele reportará. No hay convicciones, sino opiniones. Seactúa en función de suposiciones, de creencias, deprejuicios, no de verdades formales ni seguridadesmateria de comprobación.

JUEZ: Racionales o irracionales, como magistradostenemos la obligación de impartir justicia.

PROFESOR: Discrepo. Los jueces sólo pueden evitar lainjusticia. La justicia no existe. Bastiat, decía que en larealidad sólo había injusticia, que las personas debíanevitar o, cuando menos reducir. Como juez es poco loque puedes hacer. Confórmate con disminuir en todolo que se te sea posible las situaciones injustas. Essuficiente.

JUEZ: ¿Debo sentenciar, entonces, a favor de la señoraque construyó en terreno ajeno?

PROFESOR: No lo sé. No soy juez. Lo que creo, es quedebes analizar la fuente del derecho predominante ytratar de resolver el caso en consecuencia. No tengootro consejo que darte.

JUEZ: Pensaba que a través de un juicio era posibledevolverle paz social a una comunidad resolviendoconflictos humanamente sensibles…

PROFESOR: Un juicio es sólo un mecanismosustitutivo del mercado para determinar la asignaciónde los recursos. Ahí donde el mercado ha sidoincapaz de determinar quien debe recibir unatitularidad sobre ellos, el juicio se convierte en unaalternativa para resolver esa asignación. Por eso sedice en la teoría económica que, siendo el principiode maximización de utilidad la guía racional delmercado, tenderá a ganar un juicio la parte que leasigne el mayor valor a los bienes en disputa. En elmercado eso se decide mediante el mecanismo delos precios. En un juicio, mediante sentencias. Ésaes la lógica económica implícita en la decisiónjudicial.

JUEZ: Pensaba que las cosas eran particularmentecomplejas en el Código Civil, pero creo que en larealidad son aún peor. Además de verse perjudicadopor el principio de accesión ¿sabía usted profesor queel derecho establece que quien construye de mala fedebe también los frutos, aun así no los hubierapercibido?

PROFESOR: Debe sobre un sueño, entonces. Dime,¿le cobran también intereses?

(RISAS)

Page 61: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

65

Gon

zalo

Zeg

arra

Mul

anov

ich

La argumentación a contrario es un mecanismode interpretación o integración jurídica,dependiendo de la función que vaya a cumplir,destinado a buscar o desentrañar una verdadnormativa.

En el presente artículo, el autor realiza uninteresante análisis sobre la argumentación acontrario, desarrollando sus principalessupuestos de aplicación, el principio de nocontradicción, entre otros, para finalmente,sobre la base de los errores cometidos en elcaso Yanacocha, proponer un innovador testa fin de clarificar cuando una norma podrá serinterpretada válidamente a contrario sensu.

CONTRADICCIÓN SIN CONTRICCIÓN (NI ENMIENDA):YANACOCHA Y UN TEST PARA ARGUMENTAR

VÁLIDAMENTE A CONTRARIO*

Gonzalo Zegarra Mulanovich**

Ex miembro del Consejo Directivo de THEMIS

* A Gabriela, fuerza de la naturaleza, más allá de toda lógica.** Abogado. Profesor de Derecho Mercantil y de Filosofía del Derecho en la Pontificia Universidad Católica del Perú y en la Universidad Peruana de

Ciencias Aplicadas. Master en Derecho por la Universidad de Yale. El autor agradece los valiosos comentarios del doctor Álvaro Zegarra Mulanovich,profesor de la facultad de Derecho de la Universidad de Piura, pero asume toda la responsabilidad por cualquier error.

Page 62: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

66

I. INTRODUCCIÓN

La profesión jurídica atraviesa un interesante dilema. Porun lado, los avances insospechables de los fenómenosque afectan a la sociedad moderna –tecnificada yglobalizada, tecnificándose y globalizándose más– exigende los operadores jurídicos un grado creciente deespecialización. Por otro lado, sin embargo, el costo deesa especialización, llevada a sus extremos, es producirprofesionales que pierdan de vista lo general –peroesencial– del Derecho; a saber, el rigor del razonamientojurídico, la comprensión a fondo de los principiosgenerales, el claro entendimiento de los fundamentosfilosóficos de la disciplina jurídica, y su manifestación enla regla de Derecho específica. Finalmente, por mássofisticada que una regulación pueda llegar a ser, comoparte de un ordenamiento unitario siempre se regirá porla misma lógica que el resto del Derecho, y apuntará a laconsecución de las mismas viejas aspiraciones de lademocracia liberal y sus ideales de justicia. Por tanto, unabogado especializado que entiende como nadie unarama específica del Derecho, nunca será un buenabogado si no comprende la lógica del Derecho engeneral, ya sea para aplicarla a su rama o para justificarcon solidez argumental por qué cabe apartarse de ellaen algún supuesto específico (siempre excepcional).

La realidad constantemente nos demuestra, pues, quemanifestaciones intrincadas de alguna especialidadjurídica frecuentemente exigen un entendimiento de losfundamentos del Derecho en general para poder resolvercon éxito ciertos conflictos o dilemas específicos.Encuentro que en ello radica la necesidad de reivindicarla importancia de la Teoría General del Derecho y susdiversas aplicaciones. El famoso “caso Yanacocha”, elcual utilizaré como ejemplo en este artículo para aplicarel mecanismo procedimental que propongo para uncorrecto razonamiento a contrario, es un ejemplo de esto.Las consecuencias de una operación profundamente

compleja desde el punto de vista de los negocios, conuna lógica económica sofisticada, generaron un conflictoque requería ser resuelto –sin embargo– desde el Derechoy, en parte, desde la Teoría General del Derecho.

El caso Yanacocha, resuelto en 1998, es para muchosuna jurisprudencia ejemplar por su audaciaaparentemente justiciera y antiformalista. Me permitodiscrepar radicalmente de esa supuesta sabiduríaconvencional. En mi opinión, ese caso, tal como fueresuelto, sentó precedentes no solo equivocados, sinoincluso nefastos en varios aspectos (y me refieroexclusivamente a aspectos jurídicos1). Aunque, como sesabe, en nuestro país no funciona (¿aún?) el sistema deprecedentes jurisprudenciales obligatorios propio delsistema anglosajón, no por ello el desacierto deviene enaceptable. Solo para citar algunas instituciones jurídicasque el caso Yanacocha ayudó a malentender y mal aplicaren el Perú2, he de mencionar que los criterios acogidospor la Corte Suprema (e instancias inferiores) fueronlamentables al menos en lo que concierne a cuestionescomo los alcances del artículo 78 del Código Civil queconsagra la distinción entre la persona jurídica y losmiembros que la conforman (se dijo que solo se aplica acuestiones patrimoniales, entendidas como obligacionesde dar); la teoría del levantamiento del velo societario (sedijo que no constituía levantamiento del velo societarioel exigir a una subsidiaria obligaciones no explícitamenteasumidas por ella y atribuirle las consecuencias de actosde su empresa matriz); el momento en que resulta exigibleun derecho de preferencia (se dijo que se activa con lamera voluntad de vender de un accionista3); los alcancesdel sistema de casación en el Perú (se dijo que el error desubsunción –adecuación del supuesto de hecho a lanorma jurídica– es un error de hecho y no de Derecho, ypor tanto no puede ser materia de casación4); la aplicaciónpor analogía de reglas que restringen derechos (se dijoque su prohibición alcanza solo a reglas cuya fuente seala ley); entre otros.

1 Sabido es que por lo menos uno de los vocales de la Corte Suprema que conoció la materia en sede de casación se reunió con VladimiroMontesinos, ex jefe de inteligencia de facto de Alberto Fujimori, y que Montesinos lo presionó para que votara en determinado sentido. Sinembargo, el vocal le respondió que ya había emitido su voto el día anterior (en el sentido que Montesinos pedía).

2 Justo es reconocer, sin embargo, que algunos extremos fueron resueltos razonablemente. En mi opinión, es el caso de la alegada (por losdemandados) sustracción de la materia. Luego de iniciado el litigio los demandados modificaron uno de los acuerdos cuyas consecuencias erancontrovertidas, y alegaron que con esa modificación ya no ocurriría la transferencia que –alegaban los demandantes– podría generar un derechode preferencia a su favor. Soy de la opinión que la buena fe contractual y procesal exigía no admitir que se tenga por modificado el asunto a lamitad del litigio, al menos para efectos de ese litigio. Por tanto, era legítimo analizar si se había producido la infracción alegada. Es decir, eranecesario entrar a analizar el asunto de fondo (aunque considero que en el fondo no hubo vulneración) y no debía ampararse la alegadasustracción de la materia. De hecho cambiar las cosas a mitad del litigio generó en los juzgadores y hasta cierto punto en la opinión públicaenterada de la materia, por el contrario, una sospecha de que esa vulneración se debía haber producido, bajo la lógica siguiente: si estabanseguros de que no habían vulnerado el derecho de preferencia, ¿por qué los demandados modificaban las cosas para asegurarse más?

3 De menor gravedad, pero únicamente a la luz de la sustitución de la Ley General de Sociedades aplicable (que consagró un sistema de “registro”más efectivamente oponible como es la matrícula de acciones) resulta el criterio acogido en el caso Yanacocha respecto del remedio a unasupuesta violación de un derecho de preferencia. En efecto, se resolvió que dicho remedio debe consistir en la obligación de vender las accionesa los accionistas cuyo derecho de preferencia se habría burlado. En mi opinión, eso tiene sentido con la actual ley, en la que los pactos limitativosa la libre transmisibilidad de las acciones se inscriben en la matrícula –y son por tanto cognoscibles por un eventual interesado o compradorexterno a la sociedad– adquiriendo una calidad similar a la de un derecho real (en todo caso, un derecho reivindicable por estar inscrito y seroponible erga omnes). Sin embargo, no existía la misma lógica bajo la ley anterior (aplicable al caso Yanacocha) que no preveía esa funciónregistral o cuasi registral de la matrícula. Bajo esa normatividad, el remedio más idóneo para este supuesto probablemente hubiera sido unaindemnización por la naturaleza más bien obligacional –no reivindicable– de los derechos supuestamente infringidos.

4 Sobre esta materia, aplicada en concreto al caso Yanacocha, ver PEREZ-COSTA PISCOYA, Gabriela. “Delimitando el verdadero alcance delrecurso de casación en el Perú: reflexiones a propósito del caso Yanacocha”. En: Diálogo con la Jurisprudencia. 50. 2002. pp. 85-93.

Page 63: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

67

Gon

zalo

Zeg

arra

Mul

anov

ich

Es con relación a este último aspecto –la aplicaciónanalógica de normas que restringen derechos– que sesuscitó en el caso Yanacocha un interesante debate:el estatuto de la sociedad, que preveía un derecho depreferencia en caso de que alguno de los accionistastransfiriera sus acciones de Yanacocha a una sociedadno controlada por dicho accionista (pérdida de control)fue interpretado en el sentido de abarcar incluso lapérdida de control a nivel de una sociedad “madre” o“abuela”; es decir, en el caso de una pérdida del controlindirecto de las acciones de Yanacoha. Mientras quela defensa de los demandados argumentó que estoconstituía una aplicación analógica de una norma(estatutaria) que restringía derechos (la libretransmisibilidad de las acciones), las instancias judicialesafirmaron que no existía tal analogía, sino una mera“argumentación a contrario”. Una paráfrasissintetizada del razonamiento judicial sería como sigue:“el estatuto prevé el derecho de preferencia en todoslos casos, excepto en cuatro supuestos establecidosen el estatuto. Como quiera que los supuestos dehecho del caso no coincidían con ninguna de lasexcepciones del estatuto, debe entenderse –por elcontrario– que sí se aplica el derecho de preferencia”.

Así planteadas las cosas, desde luego, la inferenciano parece descabellada. Sin embargo oculta unatrampa: el estatuto se refería exclusivamente atransferencias de acciones de Yanacocha –pérdida decontrol directa–; por tanto, un correcto razonamientoa contrario, antes de aplicarse a las excepciones, debíaaplicarse al encabezado que solo incluía transferenciasdirectas como desencadentantes de un derecho depreferencia y por tanto no incluía transferenciasindirectas. De ahí se desprende que lo que se quisohacer pasar como una mera argumentación acontrario encierra en realidad una analogía restrictivade derechos, como con encomiable honestidadintelectual ha reconocido en un artículo doctrinal unode los abogados de los demandantes5.

Pasados varios años desde que se resolvió el caso, unanálisis algo más exhaustivo y desapasionado del casoYanacocha denuncia cierta incapacidad de la judicaturaperuana –en diversas instancias incluyendo las másaltas– para distinguir una argumentación a contrariode una analogía. Esto quiere decir que a nivel deoperadores jurídicos relevantes existe escasoentendimiento sobre los alcances de una y otrainstitución. Y es que, como señala de Trazegnies, “unode los procedimientos lógicos que más perturbacionescausa en el razonamiento jurídico es el argumentum a

contrario”6. La escasa doctrina nacional sobre ellas –yen particular sobre la argumentación a contrario–contribuye a que esta ignorancia esté mucho másdifundida de lo deseable, y recomienda emprender unintento por precisar los alcances de la figura, cosa queaspira hacer este artículo.

Así pues, la propuesta acá contenida abordará ladefinición de la argumentación a contrario, pero nopretende hacer un aporte novedoso acerca de taldefinición. Tampoco elaborará una teoría propia sobrecuándo procede y cuándo no la argumentación acontrario, materia en la que –aunque si presentaalgunas discrepancias– este artículo únicamente seadhiere a una postura preestablecida. En cambio, loque este artículo busca, además de reforzar las razonespor las que la argumentación a contrario se debeaplicar solo en determinados casos, es proponer unprocedimiento o mecanismo de razonamiento –unasuerte de test de validez– para que los agentes jurídicospuedan juzgar casuísticamente cuándo es lícita lainterpretación a contrario que se está haciendo en cadaaplicación concreta. Ello, porque la doctrina ha fijadoen teoría en qué casos sí y en qué casos no debehacerse, pero lo ha hecho de manera teórica, y esasdefiniciones no son fáciles de aplicar. El procedimientoque se plantea aspira, pues, a facilitar la constataciónconcreta acerca de la validez específica delrazonamiento a contrario.

II. ARGUMENTO A CONTRARIO: CATEGORÍA YALCANCES

Un primer aspecto que conviene descifrar es cuál es lacategoría de la argumentación a contrario. ¿Es unprincipio general del Derecho? ¿Es una regla de buenafe? ¿Es un método de interpretación?, ¿una forma deanalogía?, ¿un mecanismo de integración? Luego,¿cuál es su valor o peso jurídico?, ¿cuál suvinculatoriedad? ¿Quién está autorizado aemprenderlo?

La mayor parte de la doctrina se refiere a unaargumentación o un razonamiento a contrario,mencionando pocas veces un concepto tal como “lainterpretación a contrario”. De hecho, no suele sermencionado cuando se enumeran los métodosconocidos de interpretación (literal, sociológica,histórica, teleológica, ratio legis, etcétera). A pesar delo anterior, por su naturaleza, y por sus efectos, laargumentación a contrario puede ser tanto unaherramienta interpretativa, como una forma de

5 DE TRAZEGNIES, Fernando. “La transferencia del control social a través de una sociedad holding”. En: Advocatus 4. 2001. pp. 240 y siguientes.El autor defiende con respetables argumentos la tesis –que no comparto– de que la prohibición de aplicar analógicamente disposiciones querestringen derechos abarca solo a las restricciones que tienen su fuente en la ley, no en los negocios jurídicos privados.

6 DE TRAZEGNIES, Fernando. “El Derecho Civil y la Lógica: los argumentos a contrario”. En: THEMIS-Revista de Derecho 12. 1988. p. 66.

Page 64: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

68

integración. Puede ser una forma de interpretaciónporque consiste en un ejercicio lógico que pone aprueba si el silogismo que pretende abarcar unsupuesto de hecho en una norma es correcto y porqueestá destinado a desentrañar el sentido o el alcance –incluso cuando por oposición o de manera negativa:en qué supuesto no se aplica– de una normaefectivamente existente.

También puede ser una forma de integración porquees aplicable ante la constatación de un vacío normativo(o seudo vacío normativo, o aparente vacío normativo)o una laguna del Derecho a partir de los cuales adquierevocación de aplicabilidad, con miras a resolver unaincertidumbre jurídica mediante la producción de uncontenido normativo destinado a llenar ese vacío. Sinembargo, difiere de la analogía7, pues se refiere siemprea una norma concreta e identificada, el contrario decuya consecuencia jurídica se quiere conocer, lo cualsupone –a su vez– delimitar los alcances de suaplicación (en qué momento se deja de aplicar esaconsecuencia jurídica positivamente prevista). Dehecho, la doctrina suele reconocer en la argumentacióna contrario una suerte de antítesis de la analogía. Así,por ejemplo, Kelsen –al negar valor a ambas– señalaque “las reglas corrientes de interpretación queprescriben recurrir a la analogía y al argumento acontrario están desprovistas de todo valor, puesconducen a resultados opuestos y ningún criteriopermite decidir cuándo debe darse preferencia a unao a otra”8. Más cercano a nosotros, Marcial Rubiopropone por su parte que “en la Teoría del Derecho, allado de la analogía en sus diversas modalidades, existeel argumento a contrario (...) el argumento a contrario,llevado al extremo, niega la analogía porque impidecon sus dos variantes que la norma jurídica extiendasu normatividad a campos distintos de los previstos enella, al bloquear las dos posibilidades existentes”9. Estadiferenciación con la analogía –que es para muchosuna forma de integración– refuerza el planteamientode que la argumentación a contrario debe ser admitidatambién como uno de los métodos de interpretaciónjurídica, acaso bajo el paraguas de la interpretaciónratio legis (como una subespecie de ésta), cuya finalidady función es conocer la razón o racionalidad que inspira

a una norma cualquiera10.

Admitiendo, pues, que la argumentación o razonamientoa contrario conduce ora a una interpretación jurídica, oraa una integración, nos referiremos en este artículo –comopor lo demás lo hacen diversos autores– indistintamentea “interpretación a contrario”, “razonamiento acontrario”, “argumentación a contrario” o “integracióna contrario”.

Ahora bien, dicho lo anterior, resulta importante indicarentonces cuál es su funcionalidad específica, en vistade que, en la operatividad del Derecho –en el que losprocedimientos adquieren especial relevancia y son aveces confundidos con el fin, olvidando que siempreson un medio– la manera más segura de traicionar unainstitución cualquiera es dejar de tener obsesivamentepresente para qué se emprende el ejercicio operativodestinado a aplicarla. Por tanto, resulta fundamentalque los agentes jurídicos que emprendan unaargumentación a contrario recuerden y se haganrecordar a sí mismos con insistente meticulosidad ydurante toda la operación lógica, para quéemprendieron dicho ejercicio. Pues bien, ¿qué buscao debe buscar alguien que argumenta jurídicamente acontrario?. Busca o debe buscar desentrañar unaverdad normativa. Nótese qué distinto resulta descubriruna verdad de inventar una. Descubrirla supone admitirsu preexistencia –aunque sea abstracta o implícita–;inventarla induce a la mañosa tergiversación delprocedimiento, y a la traición del sentido de esa añoradaverdad. Por tanto, la argumentación a contrario nodebe en ningún caso desnaturalizarse para serconvertida en una triquiñuela retórica o argumentativaque esconda una lógica en virtud de la cual, si una leytiene un contenido X, el intérprete artificiosamenteextraiga como conclusión algo distinto de X, soloporque aparenta ser lo contrario de lo regulado por lanorma.

La razón por la que la argumentación a contrario esrequerida para encontrar una verdad normativa ocultao implícita es porque la norma no reguló undeterminado supuesto, sino aparentemente sucontrario –atribuyéndole una consecuencia jurídica–;

7 “(...) La analogía difiere de la interpretación a contrario por los presupuestos, el objeto y el resultado. Presupone la falta de la norma expresa,mientras que la interpretación presupone su existencia; objeto de la una es la investigación del principio jurídico por aplicar al caso no contemplado,mientras que el fin de la otra consiste en la determinación del sentido de la ley; la una establece normas nuevas, la otra no”. COVIELLO, Nicolás.“Doctrina General del Derecho Civil”. Cuarta Edición Italiana. Ciudad de México: Unión Tipográfica Editorial Hispano-América. 1938. p. 95.

8 KELSEN, Hans. “Teoría Pura del Derecho”. Decimoséptima edición. Buenos Aires: Editorial Universitaria de Buenos Aires. 1981. p. 168.9 RUBIO CORREA, Marcial. “El Sistema Jurídico-Introducción al Derecho”. Octava edición. Lima: Fondo Editorial de la Pontificia Universidad

Católica. 1999. pp. 300-301.10 Sin embargo, Rubio aborda el tema de la argumentación a contrario en el capítulo referido a integración jurídica y, de hecho, como implica

Guastini, en la medida en que permite generar contenidos normativos no previstos positivamente, la argumentación a contrario suele ser unaherramienta que conduce a la integración jurídica: “(...) el argumento a contrario puede utilizarse tanto para acreditar una interpretaciónmeramente declarativa o literal cuanto para justificar la formulación de una norma nueva de contenido negativo: puesto que no existe ningunanorma que conecte al supuesto de hecho F la consecuencia G, debe mantenerse que existe una norma implícita según la cual al supuesto dehecho F corresponde la consecuencia no-G. Éste es precisamente el uso productor del argumento a contrario”. GUASTINI, Ricardo. “Estudiossobre la Interpretación Jurídica”. México: Porrúa. 2000. p. 101.

Page 65: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

69

Gon

zalo

Zeg

arra

Mul

anov

ich

y, por tanto, lo que se necesita saber es si el supuestode hecho contrario al regulado debe tener laconsecuencia jurídica exactamente contraria a laprevista en la norma. Por ello, al referirse al argumentoa contrario, señala Du Pasquier “De que el legisladorha adoptado tal reglamentación para tal caso, seconcluye que, para el caso contrario ha querido lasolución opuesta”11.

Adelantándonos a lo que, con más detalle,precisaremos al abordar cuándo es lícito recurrir a estemecanismo, resulta pertinente llamar en este punto laatención sobre una fundamental constatación: laargumentación a contrario busca descubrir cuál debeser la consecuencia jurídica de un supuesto opuesto –contrario– al regulado, y no solo meramente diferenteo distinto.

Lo importante, entonces, es saber si el legislador –entendido como la abstracción de la voluntadlegislativa, no como la voluntad subjetiva de laspersonas que legislaron– quiso que el supuesto dehecho contrario al supuesto que efectivamente regulótuviera la consecuencia jurídica contraria a la sanciónimpuesta en la norma existente. Ciertamente, no esesto algo que se deba o se pueda siquiera inferirautomáticamente, mecánicamente o superficialmentemediante un ejercicio retórico. Es importante tener claroy presente que a lo que se debe llegar es a una opciónpolítico-social para un supuesto determinado deaplicación general: ¿es el resultado de la argumentaciónel resultado socialmente deseable, el que el legislador–siendo consistente con el resto de la regulación–hubiera elegido si no hubiera guardado silencio? Comoseñala con acierto Coviello, las reglas de lainterpretación “deben desplegar su fuerza obligatoriaen los límites en que el legislador quiso establecerlas:si no se puede traspasar sus límites, tampoco es lícitono llegar hasta ellos”12.

Por ello, desde el punto de vista del resultado de laargumentación a contrario, toda aplicación de éstadebería ser sometida por el intérprete a una pruebaácida antes de aprobarla definitivamente. Dicha pruebadebe consistir en responder afirmativamente a lapregunta sobre si la ley X –que se interpreta “acontrario”– al establecer un determinado contenidonormativo –típicamente con la estructura “si A,

entonces B”– fue diseñada para tener comoconsecuencia normativa también que la negación desu supuesto de hecho (no A) tenga como consecuenciala negación de su consecuencia jurídica (no B). En otraspalabras, si se puede concluir que la norma al establecer“si A entonces B” estaba implicando también “si noA, entonces no B”. Cuando quiera que esta preguntano se responda afirmativamente con facilidad einmediación, habrá que concluir que la argumentacióna contrario no es tan evidente, y hay por tanto queprofundizar más en la validez del razonamiento, porejemplo, a través del mecanismo o test que este artículopropondrá.

III. TERCIO EXCLUIDO Y NO CONTRADICCIÓN

El fundamento de la argumentación a contrario, comoreconoce la mayoría de la doctrina, es el principio lógicodel tercio excluido, también conocido como el principiode no-contradicción. Como señala Fernando deTrazegnies, el argumento a contrario “es un recursoindispensable y aparentemente basado en uno de lospilares centrales de toda lógica: el principio de nocontradicción”13. Por su parte, Marcial Rubio llega aconsiderar ese fundamento como la “trampa” queencierra el argumento a contrario en tanto querazonamiento jurídico; vale decir, como la fuente desu sistemática aplicación errónea. En efecto, segúnRubio “(...) el argumento a contrario encierra unatrampa que es la siguiente: todo el argumento estáfundado en el principio de no contradicción que soloadmite lo siguiente: algo es “A” o es “NO-A”. No haypuntos intermedios válidos”14. Por ello, indica deTrazegnies con acierto: “Para que el razonamiento acontrario sea válido, debemos encontrarnos ante unasituación en la que tanto el tatbestand (sic)15 como elrechtsfolge (sic)16 constituyan una polarizada lógica queno admita otras posturas. Si el tatbestand admite otroshechos ajenos a la polarizada o si el rechtsfolge admiteotras soluciones no necesariamente contrapuestas ala de la regla interpretada, el razonamiento falla. Porconsiguiente, el argumento a contrario es inválidocuando hay otras soluciones posibles además del textolegal y la solución contraria”17.

Ahora bien, la imposibilidad de aplicar de manera universale indiscriminada el argumento a contrario reside en quelos enunciados normativos no reflejan la estructura de

11 DU PASQUIER, Claude. “Introducción a la Teoría General del Derecho y a la Filosofía Jurídica”. Lima: Librería e Imprenta Gil. 1944. p. 209.12 COVIELLO, Nicolás. Op. Cit. p. 84.13 DE TRAZEGNIES, Fernando. Op. Cit. p. 66.14 RUBIO CORREA, Marcial. Op. Cit. p. 301.15 En realidad “Tatbestand” (supuesto de hecho), pues en alemán los sustantivos –incluso los que no son nombres propios– van siempre en

mayúsculas.16 En realidad “la Rechtsfolge” (consecuencia jurídica) ya que, además de ir en mayúscula (vid. nota 15 supra), el sustantivo es femenino: die Folge,

die Rechtsfolge.17 DE TRAZEGNIES, Fernando. Op. Cit. p. 66.

Page 66: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

70

una realidad en que las cosas sean –como regla general–, o blancas o negras, A o no-A. Y es que “(...) en el Derechoel principio de no contradicción carece de la aplicaciónuniversal que tiene en otros ámbitos del conocimientohumano como por ejemplo en las matemáticas”18. Larazón –no tan esotérica– por la que esto es verdad en ladisciplina del Derecho reside en la estructura del enunciadonormativo (entendido en sentido amplio).

Por causa de cómo los seres humanos o las sociedadesdeciden regular las conductas e imputarlesconsecuencias, sucede que son muchas las premisasde hecho que pueden llevar a una misma consecuenciajurídica. De ello se deriva que el solo hecho de que nose cumpla con un supuesto de hecho explícitamenteregulado, de ninguna manera permite concluir demanera tajante que no se aplicará esa consecuenciajurídica, porque ella puede ser resultado de la aplicaciónde cualquier otra premisa no regulada en esa normasino en otra (o implícita en el ordenamiento, o en lanaturaleza de las cosas)19. De ello se deriva que,producida la consecuencia jurídica, no por ello cabepresumir que el supuesto de hecho se produjonecesariamente. Es decir, es absolutamente incorrectoconcluir que, dada la norma “si A entonces B”, laverificación de “no-A” implique necesariamente “no-B”, ya que B puede perfectamente ser la consecuenciatambién de C, D o E. O, en palabras de de Trazegnies:“En el caso de que una persona tenga gripe(tatbestand), debe administrársele aspirina(rechtsfolge); pero de ello no se sigue que solo lapersona que tiene gripe debe tomar aspirinas; a lapersona que no tenga gripe pero que sufra de simpledolor de cabeza puede también administrársele laaspirina”20. Asimismo, dado el mismo contenidonormativo “si A entonces B”, que se produzca B no

implica necesariamente que se haya producido A21. Yes que, como señala Mixán, si bien “cuando unapremisa de un argumento es una proposiciónimplicativa, afirmar el antecedente exige afirmar elconsecuente” y “si una premisa de un argumento niegael consecuente de la otra premisa, el antecedente debeser negado en la conclusión”, lo cierto es que “cuandose produce el sentido contrario en cada una de dichasreglas, se incurre en incorrección”22.

En efecto, y parafraseando al autor citado, (i) “si Aentonces B” y se verifica que A, entonces puedeafirmarse válidamente que se producirá la consecuenciaB; y (ii) bajo el mismo enunciado normativo, si se verificaque no B, entonces puede negarse válidamente quese haya producido A. En cambio, en el primer caso, sise verifica que no A, no puede negarse válidamenteque se vaya a producir B (porque podría serconsecuente de otra premisa); y, en el segundo caso,si se verifica que B, no puede afirmarse válidamenteque A necesariamente se ha producido (porque Bpuede ser consecuencia de otra premisa también).

Como señala Rubio: “(...) en el Derecho caben tercerasposibilidades que (...) ocurren en muchísimas y variadassituaciones. Esto tiene que ver con lo siguiente: lanorma puede establecer un mandado de esta manera:“siempre que A, entonces X” o “solo si A, entoncesX”. Pero también puede establecerlo así: “Siempre ysolo si A, entonces X”. La diferencia es notoria. Comovimos (...) en los dos primeros casos (…) cabían otrasposibilidades normativas. Por tanto, el principio de nocontradicción solo puede ser aplicado en lasimplicaciones recíprocas”23. Así lo entiende tambiénMixan Mass –citando a Alice y Morris– cuando afirma:“En general, puede considerarse falaz todo argumento

18 RUBIO CORREA, Marcial. Op. Cit. p. 301. Tal vez resulta pertinente preguntarse por qué ello es así, cuando el tercio excluido describe con generalacierto el mundo que nos circunda; cuando la fenomenología de la naturaleza solo permite identificar la identidad de los objetos y de los hechosprecisamente mediante la no-contradicción. ¿Admite acaso el Derecho la contradicción? ¿Es que el Derecho está tan desvinculado del “mundoreal” que no le resulta aplicable una máxima que, en otras disciplinas, permite conocer con éxito y acierto casi cualquier objeto de estudio comoes el tercio excluido?. En realidad el principio de no contradicción sí se aplica universalmente a todo el Derecho. Así, pues, en Derecho una cosay su contraria no pueden ser ciertas a la vez. Es decir, cuando una sentencia –por ejemplo– debe analizar si algo sucedió o no, el tercio excluido(o no contradicción) deviene en ineludible. Realmente solo hace falta expresar de manera completa el principio de no contradicción: nada es y noes a la vez y en el mismo sentido. O sea: “grande” no es “rojo”, pero una cosa roja puede ser a la vez grande. En el caso de la ley ocurre lomismo: el valor asertivo que pueda tener se mueve en un plano determinado. Ahora bien, mientras que los supuestos de hecho que las normasjurídicas recogen existen en la realidad simplemente, y al margen de que el Derecho los prevea o no, las consecuencias jurídicas solo se verificarán(como tales) en la medida en que exista la regla de Derecho que las imponga como mandato, remedio o sanción que debe derivarse del supuestode hecho. No preexisten al Derecho, ni se producen al margen de éste. Son, por tanto, una “realidad” creada –o, en el mejor de los casos,inducida– que cuando deba verificarse en los hechos “de la vida real”, se sujeta inexorablemente al principio de no contradicción (o el acusadoes recluido en la cárcel, o no lo es).

19 Por ello, señala COVIELLO: “Recordemos, en fin, cuán falsa es en su generalidad la máxima “ubi lex voluit dixit; ubi noluit, tacuit”, y qué criteriotan poco lógico y jurídico muestran los que la invocan tan fácilmente y sin discernimiento alguno, porque esa máxima, si fuera justa no soloexcluiría en cualquier caso la interpretación, que es el de buscar la intención del legislador, sometiéndose inexorablemente a la norma del dixit(…). Lo mismo debe decirse de las máximas no menos usadas fuera de razón: “incluso unius, exclusio alterius”, “qui dicit de uno, negat dealtero”, que valen solo con respecto a las disposiciones excepcionales para impedir la extensión analógica, y constituyen el fundamento delllamado argumentum a contario”. COVIELLO, Nicolás. Op. Cit. p. 85.

20 DE TRAZEGNIES, Fernando. Op. Cit. p. 66.21 O, como señala Mixán: “Si mediante una premisa se afirma el consecuente de otra que es una preposición implicativa y se concluye afirmando

el antecedente de ésta, se incurre en la falacia de “afirmar el antecedente” o en el paralogismo del mismo nombre. Ejemplo: Si “X” estámatriculado en la Facultad de Derecho, entonces es estudiante de Derecho; “X” es estudiante de Derecho . Entonces, está matriculado en laFacultad de Derecho”. MIXAN MASS, Florencio. “Razonamiento Incorrecto: Falacias y Paralogismos”. En: THEMIS-Revista de Derecho 31. 1995.p. 136.

22 Ibídem.23 RUBIO CORREA, Marcial. Op. Cit. pp. 301-302.

Page 67: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

71

Gon

zalo

Zeg

arra

Mul

anov

ich

que en una premisa niega el antecedente de la otra, yluego pasa a negar el consecuente de esa premisa enconclusión. De la negación del antecedente, no puedeen absoluto inferirse nada acerca del consecuente (...).En estos casos de incorrección la conclusión no fluyede manera inexorable de las premisas, y la veracidadde la conclusión queda determinada (puede serverdadera como puede ser falsa, es cuestión deverificarla); pero “cuando se trata de juicios queexpresan una relación bicondicional no existe peligrode incurrir en falacia en estos casos”24. En efecto, ycomo se desprende de lo anterior, la argumentación acontrario es perfecta e inequívoca cuando la regla deDerecho que se quiere aplicar (a contrario) tiene lasiguiente estructura: “Si y solo si A, entonces B”. Enese caso es perfectamente inobjetable concluir que,verificado sea que no A, entonces no B: la consecuenciajurídica prevista no se aplicará, porque el Derechoexcluye toda otra posible causa para su aplicación. Bes la consecuencia jurídica exclusiva y excluyente delsupuesto de hecho A.

Nótese que no es éste un capricho retórico ni unautomatismo formal. Lo que en el fondo entraña estaconstatación es que cuando la ley está planteada conese rigor, resulta incuestionable que la voluntadlegislativa ha sido, precisamente, que la consecuenciaB solo se produzca cuando la premisa A se verifica. Portanto, está claro que si no se verifica esa premisa, resultacierto que el legislador quiso que la consecuenciajurídica fuera no B. Pero esto no pasa cuando lavinculación entre premisa y consecuente es una simpleimplicación “si A, entonces B”.

Conviene reparar en que un enunciado bicondicialvincula antecedente y consecuente, desde el punto devista lógico, mediante una implicación o condicionalidada la vez necesaria y suficiente. Así pues, “la implicaciónrecíproca supone los términos esquemáticos siguientes:siempre y solo si S, entonces C”25; vale decir, unacondición necesaria y suficiente. Por el contrario, lasnormas simplemente implicativas –es decir, aquellas cuyacondicionalidad va en un solo sentido– contienentípicamente una condicionalidad suficiente, y una“consecuencialidad” –si se quiere– necesaria. Es decir,en una estructura normativa típica “Si A, entonces B”,A es condición suficiente (pero no necesaria) para B yB, a su vez, es consecuencia necesaria de A, que no eslo mismo que condición necesaria para A.

La condicionalidad necesaria es aquella que suponeque la premisa producirá la consecuencia si se cumplen,además, otras condiciones necesarias26. La condiciónnecesaria entonces, para estar completa, debe leerseasí “solo si A–además de otras condiciones– entoncesB”. En efecto, si retiramos la digresión entre guiones,podríamos estar no ante una condición necesaria, sinoante una condición necesaria y suficiente, vale decir,ante una implicación recíproca o bicondicional: “Solosi A entonces B” permite razonablemente presumir –sino se manifiesta la insuficiencia– que ese “solo” implicaun “siempre”.

Como ha quedado dicho l íneas arr iba, laargumentación a contrario es incuestionablementeválida para enunciados bicondicionales, es decir, losque consagran una causalidad necesaria y suficiente.Cabe indicar ahora que el argumento a contrariofunciona también, en todos los casos, para losenunciados normativos con una condicionalidadnecesaria pero no suficiente. Veamos. Dado un(infrecuente) enunciado de causalidad necesariacomo el mencionado anteriormente “Solo si A–además de otras condiciones–, entonces B” (cuyotexto entre guiones puede, por cierto, ser implícito),la verificación de que no se produzca A –argumentoa contrario– excluye necesariamente que se vaya aproducir la consecuencia B, incluso si las demáscondiciones necesarias (y desconocidas, al menos enel enunciado mismo) se verificaran. Ello porque lacausalidad necesaria pero no suficiente supone unarelación copulativa entre todas las condicionesnecesarias: B se producirá en la medida en que todaslas condiciones se verifiquen. Basta que una no severifique para que B no sea una consecuencia cierta.Por tanto, en este tipo de vinculación lógica, es válidoconcluir que, si no llegase a producirse A, entoncesno se verificará la consecuencia B (incluso cuando Asola no baste para causar B). De ello se desprendeque la argumentación a contrario está estrechamenteligada a la condicionalidad necesaria. Es decir, aplicavál idamente cuando hay bicondicional idad(condicionalidad necesaria y suficiente) y cuando haysolo condicionalidad necesaria, pero no aplicaválidamente cuando hay solo causalidad suficiente.La clave de la argumentación a contrario, entonces,es la condicionalidad necesaria. Siempre que hayauna relación de necesidad entre la premisa y laconsecuencia jurídica se puede argumentar a

24 MIXAN MASS, Florencio. Op. Cit. pp. 136-137.25 RUBIO CORREA, Marcial. Op. Cit. p. 111.26 A la condicionalidad suficiente, Marcial Rubio la llama “implicación extensiva” (siempre que A entonces B); a la necesaria, “implicación intensiva”

(solo si A entonces B) y a la bicondicionalidad, “implicación recíproca” (siempre y solo si A, entonces B). Sin embargo, nótese lo fácil que esconfundir, así planteadas las cosas, la “implicación intensiva” con la “recíproca”. En ese “solo si A” de la implicación intensiva es fácil presumirla suficiencia de la premisa. Por ello, es importante recalcar que la implicación intensiva o condicionalidad meramente necesaria (pero nosuficiente) lleva necesariamente implícita su insuficiencia, es decir, la mentada necesidad de que se cumplan otra u otras condiciones necesariasno contenidas en ese enunciado normativo (sino en otro, expreso o tácito). De lo contrario será una implicación recíproca.

Page 68: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

72

contrario válidamente y extraer conclusionescorrectas.

IV. EL TEST DE CONDICIONALIDAD NECESARIA

Como apunta Marcial Rubio con acierto, las normasjurídicas rara vez tienen una estructura explícitamentebicondicional, o de implicación recíproca27. Hemos vistotambién, líneas arriba, que la estructura completa deuna condición necesaria pero no suficiente podría serincluso más exótica e improbable de encontrar queuna norma con una implicación recíproca –pues estetipo de condicionalidad, para ser explícita debería hacerprovisión manifiesta de su insuficiencia–.

Por el contrario, lo cierto es que las normas jurídicassuelen ser implicaciones simples o de condicionalidadmeramente suficiente, del tipo de las utilizadas en losejemplos anteriores de este artículo: “Si A, entoncesB”. ¿Quiere decir esto que la interpretación a contrarioha de restringirse a las normas explícitamentevinculadas por condiciones necesarias (ya sea necesariasy suficientes o solo necesarias pero no suficientes)?

Según Rubio “(...) es tarea del agente aplicador delDerecho desentrañar el asunto en cada caso para segúnello, aplicar el argumento a contrario”28. De ello sedesprende que habría casos en que la argumentacióna contrario podría ser válida para normas que no haganexplícita su estructura bicondicional o “necesariamente-condicional”. Esto sugiere, entonces, que existennormas que son implícitamente bicondicionales y otrasque contienen una condicionalidad necesaria implícita.Sobre esto afirma de Trazegnies (citando a GeorgesKalinowski) que “el argumentum a contrario se basaen la introducción dentro de la regla de la expresión“solo” o “únicamente” u otra similar, suponiendo queel legislador la ha dejado sobreentendida”29. Nóteseque “solo” –sinónimo de “únicamente”– es expresiónde condicionalidad necesaria (o como la llama MarcialRubio, de implicación intensiva: “solo si A, entoncesB”30). Ahora bien, como continúan razonando losautores citados, “el problema de interpretación estribaen determinar cuándo es legítimo suponer que ellegislador ha dejado sobreentendido un adverbiolimitante”31.

Es en este punto que cobran relevancia y aclaradorsentido las palabras del maestro Coviello cuandoseñala: “(...) es lícito y justo (usar el argumento a

contrario) cuando se trate de disposiciones de índoleexcepcional; porque entonces se encuentra sufundamento lógico en el principio “exceptio firmatregulam in casibus non exceptis”: fuera de los límitesen que está colocada la excepción, no puede hallarsemás que la regla, la cual, por la fuerza de las cosas, escontraria a la excepción. Por lo cual antes de recurrira tal argumento, es necesario indagar la índole de lanorma que se quiere interpretar: solo cuando éstaresulte excepcional frente a un principio de derecho,expreso o implícito, en el sistema legislativo, perosiempre diverso del que quiere inferirse, el argumentoa contrario puede dar resultados satisfactorios. (...)Por lo tanto, el argumento a contrario, en general, esválido, cuando se emplee para deducir de una normaexcepcional una norma general, que se refiera a casosno contemplados ni por la letra, ni por el espíritu dela ley, aunque presenten grandes semejanzas con losprevistos por la norma”32.

En efecto, nótese que la fórmula “solo si” (que denotacondicionalidad necesaria) establece siempre ynecesariamente excepcionalidad, pues ninguna reglageneral puede ser planteada con ese cuantificadorexcluyente; por el contrario, las reglas generales puedenreducirse (casi) siempre a una fórmula “si A entoncesB”, es decir, a una condicionalidad suficiente.

De lo anterior se puede concluir que no cabeargumentación a contrario para normas de alcancegeneral, ni para normas que contienen unacondicionalidad meramente suficiente; y en cambio sícabe para normas excepcionales o que contengan unacondicionalidad necesaria (incluyendo condicionalidadrecíproca).

El criterio de la excepcionalidad, entonces, deviene endeterminante para establecer si una norma contieneimplícita una condicionalidad necesaria, y por tantopara saber si puede ser materia de argumentación acontrario. Ello significa que no basta un análisismeramente formal del enunciado normativo paradeterminar si la norma es interpretable a contrario;cuando no sea posible desentrañar de su estructuralógico-formal una condicionalidad necesaria, habrá queatender a su sustancia para poder determinar si sucarácter es verdaderamente excepcional (y deducir lacondicionalidad necesaria implícita). Esto requiere unconocimiento profundo y sustantivo de la disciplina delDerecho, y del ordenamiento (o subordenamiento)

27 RUBIO CORREA Marcial. Op. Cit. p. 302.28 Ibídem.29 DE TRAZEGNIES, Fernando. Op. Cit. p. 67.30 Ver nota 26 supra.31 DE TRAZEGNIES, Fernando. Op. Cit. p. 67.32 COVIELLO, Nicolás. Op. Cit. p. 90.

Page 69: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

73

Gon

zalo

Zeg

arra

Mul

anov

ich

jurídico en el que se ubica sistemáticamente la normainterpretada33.

Así pues, siguiendo a de Trazegnies y Kalinowski,cuando una norma no sea de manera explícita“necesariamente-condicional” habrá que establecer si,por su naturaleza sustantiva –derivada de su contenidonormativo y de su posición en el sistema jurídico– puedeser parafraseada de manera que, si incluyera elcuantificador “solo” (u otro equivalente)34, la normaconservaría intacto y exacto su sentido normativo. Deser afirmativa la respuesta, la norma podrá serválidamente interpretada utilizando la argumentacióna contrario.

Ciertos principios generales del Derecho, o principiosinherentes a ciertas ramas del Derecho, pueden ser muyútiles para determinar la excepcionalidad (ocondicionalidad necesaria) implícita en las normasjurídicas. En general, resulta funcional centrar lacuestión en la pregunta acerca de si el contenidonormativo inferido mediante argumentación acontrario de la norma es la excepción o la regla en elordenamiento al que pertenece la norma que se quiereinterpretar.

Así, entonces, si estamos ante un ordenamiento en elque la normalidad es la permisión de conductas o lalibertad de transigir (reglas dispositivas), entonces unanorma explícitamente permisiva no puede serválidamente interpretada a contrario para inducir desu texto una prohibición implícita. Ello, porque la normainterpretada a contrario no tiene un carácterexcepcional dentro de ese ordenamiento permisivo.Planteado el mismo razonamiento en términos delógica formal, la norma en cuestión no podría serparafraseada en términos de una condicionalidadnecesaria que se lea “solo cuando se verifique talsupuesto de hecho, la consecuencia jurídica será lapermisión de tal otra conducta”, porque en tal caso seestaría prohibiendo por implicación y por principio. Ello,pues, traicionaría la naturaleza normativa de la regla

en cuestión, cuyo texto explícito no contienecondicionalidad necesaria y cuyo contexto jurídico nopermite inferir que se pretenda permitir algo soloexcepcionalmente (pues se presume que se permitepor principio). Este sería el caso, por ejemplo, delDerecho Civil, que tiene naturaleza dispositiva y en elque la prohibición de las conductas (o inalienabilidadde las normas) es la excepción35. Por tanto, en estarama del Derecho –y otras de Derecho Privado que sebasan en la autonomía privada– las normas queautorizan conductas no deberían –como regla general–ser interpretadas a contrario a menos que contenganuna condicionalidad necesaria explícita, ya que en estoscampos el principio general es “nadie está prohibidode hacer lo que la ley no prohíbe”. Por el contrario, lasnormas que prohíben conductas –que sí sonexcepcionales en este ordenamiento– sí pueden serinterpretadas a contrario en el Derecho Civil (y en losdemás ordenamientos permisivos o dispositivos), ya seaque contengan una condicionalidad necesaria explícitao implícita. Así, en estos ordenamientos, si no se verificael supuesto de hecho de una norma prohibitiva, puedeconcluirse válidamente que tampoco debe producirsela consecuencia jurídica prohibitiva y, por tanto escorrecto argumentar a contrario36.

Asimismo, y por otra parte, cuando se trata de normasque regulan –por ejemplo– las funciones y prerrogativasdel Estado y sus órganos u organismos, así como suspotestades punitivas, sancionadoras y tributarias (y engeneral todas las formas de limitación de la libertadindividual desde el Estado o la colectividad), la reglageneral es la prohibición implícita de intervenir exceptocuando una norma explícita lo autorice (ya que elEstado solo hace lo que está explícitamente facultadoa hacer, en virtud de los principios de competenciareglada y legalidad). Por tanto, si una norma prohíbeal Estado determinada conducta, solo podrá serinterpretada a contrario si es que contiene unacondicionalidad necesaria explícita. Si no la tiene, nose puede inferir –a contrario– una autorización al Estadopara actuar cuando no se cumpla el supuesto de hecho,

33 Como señala Du Pasquier, “decidir si dos hechos deben producir las mismas consecuencias de derecho, no es problema lógico, sino axiológico,ya que supone un juicio de valor sobre aquellos”. DU PASQUIER, Claude. Op. Cit. p. 233.

34 Para efectos de establecer un test de aplicabilidad de la argumentación a contrario es mejor uniformizar el funcionamiento del mecanismo conla introducción de un único elemento, en este caso la palabra “solo”.

35 Esto podría no abarcar los libros de Familia y Sucesiones del Código Civil peruano, cuyo actual contenido resulta más bien harto intervencionistay consagra una generalidad de normas inalienables antes que dispositivas.

36 La interpretación a contrario (y el mecanismo acá propuesto) es por cierto igual de válida y tiene las mismas limitaciones para la ley que para losnegocios jurídicos privados. De hecho, la ley informa todo el razonamiento de aplicación del argumento a contrario a un negocio jurídico (porejemplo, porque solo en la naturaleza de la ley aplicable pueden residir las cuestiones sustantivas que deben tomarse en cuenta para decidir si unargumento a contrario es válido mas allá de la cuestión formal: la verificación de la condicionalidad necesaria implícita dependerá de los derechosque se transen en el negocio, y ello depende en última instancia de la ley). En el fondo la interpretación y la integración apuntan a lo mismo enla ley que en el negocio jurídico: a determinar si debe primar la voluntad implícita o la declaración explícita. Si bien en el campo de los negociosjurídicos hay voluntades tácitas relevantes que deben ser amparadas, el peligro es –con ese pretexto– imponer voluntades presuntas, fictas oficticias, que finalmente –en el caso de restringir derechos– estarían vulnerando, por la vía de la interpretación de los negocios jurídicos, lo quela ley no permite vulnerar por la vía de la aplicación –interpretación, integración– de la ley. Por tanto, no veo razón para que la interpretación acontrario de negocios jurídicos sea más laxa o permisiva que cuando de la ley se trate. En uno y otro caso habrá que buscar la condicionalidadnecesaria (implícita o explícita, lo cual dependerá del ordenamiento –en el caso de la ley– y de la naturaleza de los derechos –en el negociojurídico–) para determinar si cabe la interpretación a contrario.

Page 70: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

74

porque ello traicionaría la naturaleza normativa de laregla, cuyo contexto jurídico no permite inferir que lanorma pretenda prohibir una intervención estatal soloexcepcionalmente. Por el contrario, la prohibiciónimplícita de tal intervención es la regla general en estosordenamientos, debido a los principios garantistaspropios de la democracia liberal que imponenlimitaciones a la actuación del Estado para evitar elatropello sistemático a los individuos.

Esta lógica es aplicable –evidentemente– al DerechoAdministrativo, al Derecho Administrativo Sancionador,al Derecho Tributario y, sobre todo, al Derecho Penal. Enlos ordenamientos antes nombrados, entonces,tratándose de facultades de la Administración –paraintervenir, limitar libertades de todo tipo o sancionar–, esválido interpretar a contrario solo aquellas normas quetienen una condicionalidad necesaria explícita, y aquellasque –sin tenerla– permiten la intervención estatal (paraconcluir que si no se cumple el supuesto de hecho, no esválida la intervención y prevalece la libertad). En tales casos,es válido concluir que basta con que no se cumpla elsupuesto de hecho para que la consecuencia(intervencionista, prohibitiva contra el individuo) tampocose aplique. En cambio, si la norma prohíbe la intervenciónestatal o permite alguna conducta privada, no es posibleargumentar a contrario para inferir que si no se cumpleel supuesto de hecho, el Estado está permitido deintervenir, o el privado prohibido de actuar.

De todo lo anterior se desprende entonces, que paradeterminar si un aserto normativo cualquiera puede serinterpretado a contrario, éste debe ser sometido a untest de condicionalidad necesaria (explícita o implícita).Ese test podría ser planteado en los términos siguientes:

1. Determinar si la norma vincula al supuesto de hechoy la consecuencia jurídica mediante una condiciónnecesaria explícita (sin importar si la condición es,además, suficiente o insuficiente). ¿La norma exigeque el supuesto de hecho se verifique necesariamente(solo, o en conjunción copulativa con otros) para quesea de aplicación la consecuencia jurídica? Si larespuesta es positiva, la norma admite argumentacióna contrario y por tanto basta que no se verifique elsupuesto de hecho para que no sea aplicable laconsecuencia jurídica. Si la respuesta a la preguntaanterior es negativa, y esa condicionalidad necesariano es explícita, habrá que determinar si ésta esimplícita (ver paso 2).

2. Determinar si la norma vincula su supuesto de hechoy su consecuencia jurídica mediante una condiciónnecesaria implícita. ¿Tiene la consecuencia jurídica

naturaleza excepcional dentro del ordenamiento enque se ubica la norma?. ¿Es la consecuencia jurídicade naturaleza prohibitiva en un ordenamientopermisivo, o de naturaleza permisiva en unordenamiento prohibitivo? Al parafrasear la normaintroduciendo el adverbio “solo” en lacondicionalidad que vincula premisa y consecuencia¿mantiene dicha paráfrasis el contenido normativoo lo desnaturaliza? Si la respuesta a las dos primeraspreguntas es afirmativa, y si la paráfrasis mantiene,en lugar de desnaturalizar, el contenido normativode la regla interpretada, la norma contiene implícitauna condición necesaria y es por tanto válida laargumentación a contrario.

3. Si, a la luz de los dos pasos anteriores, no se puedeconcluir que haya una condición necesaria explícitao implícita contenida en la norma–porque laintroducción del adverbio “solo” sí desnaturalizasu contenido normativo, porque no es una normaexcepcional, porque su consecuencia es permisivaen un ordenamiento permisivo, o prohibitivo en unoprohibitivo–, entonces la norma no puede serinterpretada válidamente a contrario.

V. ARGUMENTACIÓN A CONTRARIO EN EL CASOYANACOCHA

Hace ya varios lustros reflexionaba Fernando deTrazegnies a propósito de la argumentación a contrario:“los juristas (...) creemos saber mucho de lógica,cuando no sabemos más que el hombre común; contoda la posibilidad de errores que el saber vulgarimporta. Y es entonces cuando pontificamos sobre elDerecho; recortamos posibilidades de sentido a lasnormas o creamos relaciones de necesidad ahí dondesolo existe una mera afinidad; obligamos a las partescontratantes a que quieran lo que no quisieron;prohibimos conductas que son lícitas y útiles”37.

Tal como se aplicó la supuesta argumentación acontrario que pretendió fundamentar, en parte, lasolución a la controversia que suscitó hace algunos añosel famoso caso “Yanacocha”, tal reflexión parece unasuerte de profecía autocumplida. En efecto, como haquedado señalado en la introducción de este trabajo,la jurisprudencia que quedó sentada a raíz delmencionado caso precisamente obligó a las partes aquerer lo que no quisieron –cumplir con un supuestoderecho de preferencia indirecto que nunca fuepactado–, y prohibió conductas lícitas y útiles.

Veamos, entonces, por qué la alegada argumentacióna contrario en el caso Yanacocha deviene en espuria.

37 DE TRAZEGNIES, Fernando. Op. Cit. p. 71.

Page 71: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

75

Gon

zalo

Zeg

arra

Mul

anov

ich

El artículo decimoprimero del Estatuto de MineraYanacocha S.A. establecía lo siguiente:

“La transmisión de las acciones deberá ser comunicadapor escrito a la sociedad para ser anotada en el Librode Registro de Acciones. Excepto en los casos deTransferencia por causa de muerte, anticipo deherencia, terminación de sociedades conyugales y dereorganización de las sociedades tenedores de lasmismas en favor de otras sociedades controladas porlos mismos accionistas o socios, el accionista que seproponga transferir sus acciones deberá comunicarlopor escrito a la sociedad conforme al siguienteprocedimiento:

(...) La comunicación antes indicada deberá ser puestaen conocimiento de los demás accionistas (...) Losaccionistas tendrán el derecho de adquirir las accionesofertadas a prorrata de sus tenencias en el capital social.

(...)

Igualmente, el derecho de preferencia resultará deaplicación en los casos de aporte de las acciones asociedades que no sean controladas por el accionistatransferente o sus socios en caso de ser éste personajurídica”38.

Estas provisiones estatutarias fueron interpretadas ensede judicial de la siguiente manera:

“(...) el mismo dispositivo establece la procedencia delderecho de preferencia a favor de los demás socios encaso de reorganización de las sociedades tenedoras delas acciones de Minera Yanacocha, en cuyo supuesto,sin transferirse formalmente las acciones de MineraYanacocha, se transfirió el control de aquélla a favor deotra empresa no controlada por el socio transferente;(...) es del caso precisar que esta última estipulación sedesprende de una interpretación “contrario sensu” dela norma estatutaria –lo que resulta válido dado que laregla general es la existencia del derecho de preferencia–(…), de donde se deduce que sí existe preferencia encaso se reorganice la sociedad tenedora de acciones –MINE OR S.A.– a favor de otra sociedad no controladapor el mismo accionista, como ha sucedido en el casode autos; que a mayor abundamiento, la normaestatutaria no exige como requisito para la procedencia

de la preferencia, el que como consecuencia de lareorganización se transfieran las acciones de Yanacocha,por cuanto su contenido es más extenso, pues bastaque se produzca la reorganización de la sociedadtenedora de las acciones a favor de otra no controladapor el mismo accionista, con prescindencia de que seproduzca o no una transferencia formal de las accionesde Yanacocha (...)”39.

Sometida la sentencia anteriormente citada a unrecurso de casación, la Sala Civil Transitoria de la CorteSuprema de Justicia de la República sostuvo su validez,y afirmó:

“Que la interpretación contrario sensu no estáprohibida por el artículo cuarto del Título Preliminardel Código Civil y además es una herramienta dehermenéutica jurídica distinta de la analogía, pues laprimera supone la existencia de una norma mientrasque se recurre a la segunda como mecanismo deintegración ante el defecto o deficiencia de la ley; (...)Que, a mayor abundamiento, la acotada norma dederecho material prohíbe la analogía respecto de leyesy no a normas estatutarias”40.

Como hemos visto, la judicatura –en sus diversasinstancias– ha seguido un razonamiento en virtud delcual concluyó: (i) que el artículo 11 del estatuto deYanacocha establece como regla general que latransferencia de sus acciones genera un derecho depreferencia a favor de los demás accionistas; (ii) quedicho artículo prevé cuatro excepciones, verificadas lascuales no se producirá el referido derecho depreferencia; a saber, a) muerte; b) anticipo de herencia;c) terminación de sociedades conyugales y; d)reorganización de las sociedades tenedoras de acciones(en virtud de la cual se transfieran acciones a favor deotras sociedades controladas por los mismos accionistaso socios); (iii) que dichas excepciones son excluyentes;ergo en todo otro supuesto la transferencia –no solode acciones de Yanacocha, sino también del controlde las sociedades tenedoras de dichas acciones– síresulta aplicable el derecho de preferencia mentado;(iv) que no se transfirieron acciones de Yanacocha“formalmente” o “directamente”; (v) que, en cambio,se transfirió el control societario de sociedades que asu vez eran tenedoras de acciones de Yanacocha (acasopara burlar el derecho de preferencia); (vi) que como

38 Escritura Pública de Constitución de Minera Yanacocha S.A. otorgada por Societé d’Etudes, de Recherches et d’Exploitations Minieres-Serem,Compañía Minera Condesa S.A. y Newmont Second Capital Corporation con fecha 14 de enero de 1992, ante Notario Público de Lima, doctorJulio Antonio del Pozo Valdez (fojas 655-658).

39 Resolución sin número de fecha 14 de febrero de 1997, contenida en el expediente 578-96. Por el contrario, la vocal Encinas Llanos resolvió ensu voto singular: “(...) Que, no cabe la interpretación sobre la intención de las partes cuando ello no fluye de lo expresamente pactado; (…) Quedel acuerdo marco y de sus modificaciones no se establece la transferencia de la titularidad de las acciones de Yanacocha (…) Que, en consecuenciala cláusula de preferencia solo se activa cuando exista una venta o transferencia directa de las acciones, que en el caso de autos no ha sucedido,pues se llega al convencimiento de que solo se ha pactado la cláusula de preferencia por la transferencia de las acciones de la Compañía MineraYanacocha y no por la modificación accionaria de los tenedores de las acciones de ésta.”

40 Casación 461-97 de fecha 3 de junio de 1998, contenida en el expediente.

Page 72: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

76

tal reorganización de sociedades no transfirió lasacciones a una sociedad controlada por el mismoaccionista o socio (en este caso, de manera indirecta,el accionista denominado BRGM), no es de aplicaciónla excepción d) del punto (ii) anterior; y, (vii) que porno ser tampoco de aplicación ninguna de las otras tresexcepciones (no copulativas), no se aplica ningunaexcepción, y por tanto se aplica la regla general; lacual –como se ha visto en el punto (i) anterior–, es quetoda transferencia genera derecho de preferencia.

Desde luego, la circularidad del razonamientosintetizado en el párrafo anterior contiene un trucoque invalida su aplicación. Veamos.

En primer lugar, hemos de identificar la norma que seinterpreta a contrario. Ésta evidentemente ha de ser elartículo 11 del estatuto de Yanacocha. Apliquemosahora el test de condicionalidad necesaria. El paso unosugiere que preguntemos: la norma en cuestión¿vincula al supuesto de hecho y la consecuencia jurídicamediante una condición necesaria explícita?. ¿Exigeque el supuesto de hecho se verifique necesariamentepara sea de aplicación la consecuencia jurídica?. Comola norma es compleja, hay varios supuestos de hecho yvarias consecuencias jurídicas, vinculadas en relaciónde oposición, o de excepción; es decir, la normaconsagra un contenido normativo general (derecho depreferencia) y un contenido normativo excepcional(excepción al derecho de preferencia). Vayamos de atráspara adelante. Comencemos por la excepción. Lanorma establece: “Excepto en los casos a, b, c y d, elaccionista que se proponga transferir sus accionesdeberá comunicarlo por escrito a la sociedad conformeal siguiente procedimiento (que desemboca en underecho de preferencia)”. Esto equivale a decir: “soloen los casos a, b, c y d no habrá preferencia”. Por tanto,estamos ante un contenido normativo excepcional,ante una norma que contiene una condicionalidadnecesaria. Podríamos, entonces, parafrasear esta partedel artículo 11 del estatuto de Yanacocha de la siguientemanera: “solo si a, b, c o d (que no son copulativos)no habrá derecho de preferencia”. Es decir, cada unode los cuatro supuestos excepcionales del artículo 11es una condición necesaria para que no haya derechode preferencia. El artículo 11, pues, genera una reglageneral que consiste en la aplicación de un derechode preferencia, pero siempre que haya transmisión otransferencia de acciones de Yanacocha, y los supuestosexcepcionales exceptúan (valga la redundancia) de esapreferencia en los casos particulares que describen. Portanto, es una norma que sí puede ser interpretada acontrario. Nótese que esta constatación no basta paraconcluir que la interpretación a contrario a la que arribóla judicatura sea válida. Veamos, pues, ahora cómosonaría la correcta interpretación a contrario de estaprovisión estatutaria.

Si la norma parafraseada tiene consecuencia negativa(solo si a, b, c o d, entonces no P), el argumento acontrario, al verificar que no se producen los supuestosde hecho, debe negar un consecuente negativo y ladoble negación es afirmación, por tanto estaargumentación a contrario implica que “ya que ni a,ni, b, ni c ni d, entonces p”. Es decir, sí debe producirsela preferencia prevista. Ahora bien, la pregunta delmillón es ¿cuál es esa preferencia prevista? (y acá radicael error en el razonamiento de la judicatura).

La única preferencia prevista es la que se menciona enel primer párrafo o encabezado así como en el segundopárrafo del artículo 11° del estatuto de Yanacocha que,como se recuerda, aluden a la transmisión ytransferencia de acciones de Yanacocha. La reglaaparentemente general a la que se llega a contrario delas excepciones a, b, c y d (el derecho de preferencia)es a su vez una excepción a una normalidad anterior,que es la libre transmisibilidad de las acciones. Portanto, la regla que consagra el derecho de preferenciaes a su vez susceptible de ser interpretada a contrario.Veamos. El artículo 11 señala “La transmisión de lasacciones deberá ser comunicada por escrito a lasociedad para ser anotada en el Libro de Registro deAcciones (y desembocar en un derecho depreferencia)”. Apliquemos ahora nuevamente el testde condicionalidad necesaria: la norma en cuestión¿vincula al supuesto de hecho y la consecuencia jurídicamediante una condición necesaria explícita? ¿Exige queel supuesto de hecho se verifique necesariamente parasea de aplicación la consecuencia jurídica? Parece claroque no contiene cuantificador o adverbio “solo” uequivalente, por tanto no hay una condicionalidadnecesaria explícita. Procedamos entonces a aplicar elpaso 2 para buscar una condición necesaria implícita.¿Tiene la consecuencia jurídica naturaleza excepcionaldentro del ordenamiento en que se ubica la norma?¿Es la consecuencia jurídica de naturaleza prohibitivaen un ordenamiento permisivo? La respuesta es sí. Alparafrasear la norma introduciendo el adverbio “solo”en la condicionalidad que vincula premisa yconsecuencia ¿mantiene dicha paráfrasis el contenidonormativo o lo desnaturaliza? La respuesta es que símantiene su contenido normativo intacto, no sedesnaturaliza en absoluto, porque se trata de unanorma excepcional: un derecho de preferencia nopuede ser la generalidad en un ordenamiento que,como el societario, el mercantil y el civil (todos los cualesinforman la materia en cuestión) consagra como reglageneral la libre transmisibilidad de las acciones en lageneralidad de los casos. Por tanto, esta norma puedeser interpretada a contrario. Ya que la estructura de lanorma es: “Solo la transferencia de acciones debe sercomunicada a la sociedad (y desemboca en un derechode preferencia)”, entonces su lectura a contrario debeser “Ya que no hay transferencia –directa– de acciones,

Page 73: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

77

Gon

zalo

Zeg

arra

Mul

anov

ich

no hay nada que deba ser comunicado a la sociedad,ni que desemboque en un derecho de preferencia”.

Desde luego, es esta segunda aplicación delrazonamiento a contrario la que la judicatura pasó poralto, con desconcertante falta de rigor, induciendo ensu lugar toda clase de otras alegaciones acerca de losalcances de las normas que separan a las personasjurídicas de sus miembros (artículo 78 del Código Civil).Mediante ellas, se quiso pasar por alto la evidentelimitación que el estatuto de Yanacocha contenía,desde el encabezado de su artículo 11, al referirse únicay exclusivamente a las acciones de la propia sociedaddenominada Yanacocha. Por ello, si bien cabía razonarque la reorganización de sociedades que implicaratransferencia de acciones a sociedades no controladaspor los propios accionistas de Yanacocha debía generarderecho de preferencia, el límite de ese razonamientoera que éste era de aplicación siempre y cuando (solosi) tales reorganizaciones transfirieran directamente lasacciones de Yanacocha (y no las acciones o el controlde sus sociedades tenedoras). Sin embargo, estoúltimo–que fluye con meridiana claridad del propioestatuto– fue completamente desconocido, parainducir un supuesto “derecho de preferencia indirecto”.

Es, acaso, por ello que –al comentar el razonamientojudicial sobre la materia– concluye Espinoza: “Auncompartiendo la decisión de los vocales de la mayoría,discrepo del argumento interpretativo utilizado”. Y esque, como bien explica el propio autor “si la premisamayor es que las sociedades accionistas de Yanacochatienen derecho de preferencia; la premisa menor es laexcepción contenida en el artículo 11 del estatuto (...)y la premisa menor que se obtiene de la interpretacióna contrario es que sí existe preferencia en caso sereorganice la sociedad tenedora de acciones (...). Nocabe efectuar una interpretación a contrario de unapremisa menor a otra, máxime cuando la primerapremisa es de carácter excepcional, por cuanto elcarácter de la premisa que se obtiene no esexcluyente”41.

En otras palabras, ya que el derecho de preferencia –restricción de derechos– es siempre excepcional en elcontexto normativo en el que se produce (derecho de

propiedad de las acciones de una sociedad), para concluirsu existencia por la vía de una argumentación a contrario,habría que interpretar a contrario una norma general y,como hemos visto, solo son susceptibles deinterpretación a contrario las normas excepcionales42

(que contienen una condicionalidad necesaria implícitao explícita). También podemos observar que se quisoconcluir una regla restrictiva (preferencia indirecta) apartir de interpretar a contrario una norma permisiva(las cuatro excepciones a la preferencia del artículo 11del estatuto) en un ordenamiento en última instanciapermisivo (libre transmisibilidad de las acciones), lo cual–como hemos visto en la sección IV de este artículo– noes correcto porque las normas permisivas enordenamientos permisivos no son excepcionales y no sedeben interpretar a contrario. Por todo ello, elrazonamiento a contrario en el caso Yanacocha fueincompleto e incorrecto.

VI. CONCLUSIÓN

Como hemos visto, la ausencia de una doctrinafacilitadora de mecanismos para validar la correctaaplicación de razonamientos a contrario –comométodos de interpretación o integración jurídica–puede haber tenido efectos harto nocivos para elEstado de Derecho en el Perú, desde que ha sidoocasión para que cierta jurisprudencia, de granenvergadura y de graves consecuencias, eluda uncorrecto o completo entendimiento de la disciplina.Con miras a contribuir modestamente a la superaciónde semejante obstáculo, este trabajo propone un testde causalidad necesaria que puede ser de utilidad paradeterminar cuándo una norma puede ser interpretadaválidamente a contrario sensu. El test consiste endesentrañar si la norma vincula supuesto de hecho yconsecuencia jurídica mediante una condicionalidadnecesaria, y propone que únicamente cuando talcondicionalidad esté presente, de manera explícita oimplícita, será válida la argumentación a contrario. Paratal efecto, se ofrecen algunos criterios para identificartal implicación según la naturaleza permisiva oprohibitiva de la regla en cuestión y el ordenamientoen que se ubica. En los demás casos –cuando no hayacondicionalidad necesaria implícita o explícita– laargumentación a contrario no es válida.

41 ESPINOZA ESPINOZA, Juan. “¿Puede aplicarse el artículo IV del Título Preliminar para interpretar las cláusulas de un estatuto?”. En: Diálogocon la Jurisprudencia 50. 2002. p. 67.

42 Ver nota 32 supra.

Page 74: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

79

Alfr

edo

Bulla

rd G

.

En los últimos meses, hemos sido testigos deun debate referido a la posibilidad de que lasautoridades administrativas apliquen controldifuso. Tal debate se ubica en el medio de dosinterrogantes extremas, las mismas queseñalan: ¿es posible afirmar que losfuncionarios públicos se encuentran facultadospara inaplicar cualquier ley con solo señalarque es contraria a la Constitución? Si nosencontráramos bajo el supuesto de una leyabiertamente inconstitucional que limitearbitrariamente los derechos de los ciudadanos,¿sería posible señalar que una autoridadadministrativa se encuentra obligada a ordenara los particulares el cumplimientos de dichanorma?

Es refiriéndose a dichas interrogantes que elautor realiza un detallado análisis, el mismoque –partiendo de un minucioso estudio delos principios en conflicto– nos presenta conclaridad su posición en la materia.

KELSEN DE CABEZA: VERDADES Y FALACIASSOBRE EL CONTROL DIFUSO DE LAS NORMAS POR

LAS AUTORIDADES ADMINISTRATIVAS*

Alfredo Bullard G.**

Ex miembro del Consejo Directivo de THEMIS

* El autor desea agradecer la valiosa y decidida colaboración de César Higa en la investigación y elaboración del presente artículo.** Profesor Principal de la Facultad de Derecho en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Presidente de la Asociación Latinoamericana y del

Caribe de Derecho y Economía-ALACDE. Master en Derecho, Universidad de Yale.

Page 75: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

80

I. INTRODUCCIÓN

Primera clase de Derecho en cualquier Universidad. Elcurso: Introducción al Derecho. El profesor entra alsalón, toma la pizarra y dibuja el primer gráfico quelos futuros abogados han visto sobre el funcionamientodel sistema legal. El gráfico es un triángulo separadoen varios pisos. El profesor dice que es una pirámide,la pirámide de Kelsen.

El alumno aprende así el principio de jerarquía denormas. Según dicho principio, el sistema legal tienenormas de diversa jerarquía. De acuerdo a la pirámidede Kelsen la Constitución está por encima de la ley yla ley, de los reglamentos. Y entre los reglamentostambién algunos tienen más rango que otros.

El profesor dice entonces que aprender la pirámide esfundamental para todo conocimiento jurídico posterior.Entenderla para un futuro abogado es casi parte deun rito de iniciación. El principio que la sustenta es tansimple como básico. Si surge un conflicto entre dosnormas que ocupan distintos pisos de la pirámide, éstese resuelve dejando de aplicar la que se encuentre másabajo. Como que dos más dos son cuatro. Así, laConstitución prima sobre la ley, la ley sobre losreglamentos y entre estos, los de más jerarquía primansobre los de menos jerarquía.

Lo dicho es tan obvio que, la verdad, suena aburrido.Todos (al menos los abogados) sabemos que es así. Esuna verdad tan básica que todas las demás verdadesen el Derecho quedan sometidas a esta primera granverdad.

Imaginemos a un alumno de ese mismo profesor, solounos siete u ocho años después de la clase en la queaprendió lo fácil que era aplicar la pirámide bendita.Ahora, gracias a sus buenas calificaciones, que incluyensu excelente nota al recitar de paporreta cómo funcionala jerarquía kelseniana, es nombrado integrante de unórgano administrativo encargado de resolver conflictosentre empresas en el sector telecomunicaciones.

El tema del caso que enfrenta es relativamente sencillo.Un Decreto Supremo ordena a una de las empresasregalarle a la otra el uso de un conjunto de postes sinpago alguno. Según la norma, una empresa que yahizo la inversión en instalar su red de postes estáobligada a ceder la propiedad gratuitamente a la otra

empresa sin compensación alguna. Es, en términossimples, una confiscación por mandato de una norma.

El funcionario recuerda su primera clase de Derecho ydescubre que el caso es como que dos más dos soncuatro. Si la Constitución dice que la propiedad nopuede ser tomada sin previa compensación y el DecretoSupremo ordena que se regale algo, la norma encuestión está en conflicto con la Constitución. Y comola Constitución está más arriba en el benditotriangulito, no puede ordenar que se confisque algoen contra de lo que la Constitución manda. Finalmente,se ha comprometido, al asumir el cargo, a hacercumplir la Constitución y las leyes, y hacer algo distintoes incumplir su compromiso. Además, pasa por sucabeza que si ordena que se tome lo ajeno, y luego seplantea una acción de amparo, se le puede atribuirresponsabilidad por haber ido en contra de laConstitución.

Entonces, el asesor jurídico del órgano de decisión delcaso (un abogado administrativista por supuesto) ledice que eso no se puede hacer. Le dice que laautoridad administrativa no puede dejar de cumplircon una norma y que el control difuso de laconstitucionalidad de un reglamento1 está en manosexclusivas y excluyentes del Poder Judicial. Entonces,le asaltaron algunas dudas existenciales. Recordabavagamente en sus clases de Derecho Administrativohaber escuchado algo similar. Sin embargo, no le hizomucho caso porque no tenía sentido. Era tan absurdoque, o su aburrido profesor de Administrativo estabaequivocado, o él no le había entendido lo que dijo.Era algo así como que el funcionario administrativodebe, al revés de lo que dice Kelsen, preferir la normaque está más abajo a la que está más arriba.

Evidentemente, no podía ser. A Kelsen, a su pirámidebásica, a su conocimiento de iniciación, no se le puedeponer de cabeza. Nadie puede poner la pirámide deKelsen “patas arriba” y sostener que se aplicaprecisamente al revés de como se lo enseñaron.

Y no se trataba solo de un problema de lealtad y mayorcariño al profesor de Introducción al Derecho en relacióncon el profesor de Derecho Administrativo. Hay unproblema de sentido común. Un acto administrativosiempre es revisable por el Poder Judicial. Sí recordabade su profesor de Derecho Administrativo que uno delos elementos básicos del procedimiento administrativo

1 Para efectos del presente artículo se entenderá que el control difuso está referido tanto al control de constitucionalidad de las leyes, como alcontrol de los reglamentos frente a las leyes, que es lo que usualmente llamamos control de legalidad. Existe la tendencia a llamar control difusosolo al control de constitucionalidad. Sin embargo, para efectos prácticos, la naturaleza de preferir una norma sobre la otra es una derivación delprincipio de jerarquía. Si bien la diferencia entre constitucionalidad y legalidad es adecuada, para fines expositivos vamos a colocar ambassituaciones bajo la misma denominación (control difuso), evitando además que se confunda la legalidad como expresión del principio dejerarquía con el principio de legalidad entendido como aquel según el cual la Administración solo puede actuar dentro de las facultades que laley le otorga.

Page 76: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

81

Alfr

edo

Bulla

rd G

.

es, justamente, darle la oportunidad al funcionario develar por la legalidad de los actos de la Administracióny preparar las decisiones para superar el escrutiniojudicial. Confiar en sus malos recuerdos revividos por elasesor legal, respecto a poner la pirámide de cabeza,no parece tener lógica. ¿Acaso le está diciendo que loscriterios con los que él puede decidir son diferentes alos criterios con los que puede decidir quien va a revisarsus actos? ¿Quiere decir que el sistema legal lo fuerza acometer un error insubsanable solo para que el juez, alrevisar su decisión, lo haga puré por actuarinconstitucionalmente, y él no pueda hacer nada paraevitarlo? ¿Quiere decir que está obligado por la Ley acometer una ilegalidad? ¿Significa entonces que laConstitución lo obliga a actuar inconstitucionalmente?

Su inteligencia le sugiere que en todo esto hay algoraro, algo que no huele bien. Hay una trampa de esasobvias, de esas en las que en la entrada, antes de queuno caiga en ella, tiene un cartel colgado que dice“Esto es una trampa”. Habría que ser muy torpe paradejarse atrapar. Pero resulta que le están diciendo queestamos obligados a caer en ella.

Sin embargo, la convicción con la que otrosargumentan que está equivocado le hace dudar de loevidente, le hace dudar si el profesor de primer cicloestaba en lo cierto y si el famoso triangulito sirverealmente para algo. Le dicen que la AdministraciónPública está sujeta al principio de legalidad y por tantono puede actuar fuera de las facultades que la leyexpresamente le confiere. Además, le dicen que laAdministración Pública no es una jurisdicción y que sibien administra una suerte de justicia porque resuelvecontroversias entre particulares, en realidad noadministra justicia (¿?). Los órganos administrativos nohan sido dotados de las garantías y poderes que seconceden al Poder Judicial. Por ello, para proteger losderechos de los ciudadanos no pueden actuar endefensa de los derechos ciudadanos (¿?). En pocaspalabras, ante una norma que consagra unaarbitrariedad, están obligados a actuar arbitrariamente.

El funcionario de nuestra historia es colocado “entrela espada y la pared”. Le dicen que si no aplica laConstitución comete una ilegalidad. Pero si aplica laConstitución comete otra ilegalidad. Está condenado,por las buenas o por las malas, a actuar contra laConstitución, a violentarla, a no respetarla.

Cuando lee el artículo IV del Título Preliminar de la Leydel Procedimiento Administrativo General, que define

el principio de legalidad, no puede sino quedar aunmás perplejo. La norma dice que “Las autoridadesadministrativas deben actuar con respeto a laConstitución, la ley y al Derecho, dentro de lasfacultades que le estén atribuidas y de acuerdo conlos fines para los que les fueron conferidas”. Le dicenque de esa norma se desprende que no puede aplicarla Constitución. Pero justo la norma dice que debeactuar con respeto a la Constitución. Se siente entoncesvíctima de una esquizofrenia irreversible.

La conclusión del funcionario es simple: mejor renunciay se olvida de este tema. Eso de poner a Kelsen de pieen ocasiones y de cabeza en otras no suena muy lógico.Sin duda, algo debe de estar mal. Mejor dedicarse alDerecho Civil. Finalmente, la pirámide siempre estáde pie, sobre su base, en esa rama del Derecho.

La discusión de nuestro ejemplo no es nueva.Actualmente, en la doctrina y la jurisprudencia, sediscute si los órganos administrativos pueden hacer ono control difuso, esto es, declarar inaplicable una leyporque vulnera la Constitución. Y el tema se hareavivado con una reciente Sentencia del TribunalConstitucional2 en la que expresamente se mencionaque los órganos administrativos están en posibilidadde realizar control difuso, aunque, la verdad sea dicha,sin establecer cuáles son los límites y parámetros bajolos cuales puede ejercerse ese control.

En esa discusión algunos proponen que dichaactuación sería contraria a la Constitución, mientrasque otros proponen que, por el contrario, dichaactuación se realizaría en defensa de la Constitución.Curiosa discusión aquella en la que ambos ladosinvocan al mismo Dios para decir que una misma acciónes, vista de un lado, virtud, y vista del otro, un gravepecado. El mismo acto te lleva al cielo y al infiernosegún del lado del que lo mires.

Existen funcionarios de carne y hueso que han tenidoque enfrentar el dilema del funcionario de nuestroejemplo. Imaginemos qué sucede si el Congresopromulga un tributo que es claramente inconstitucionalporque discrimina a los contribuyentes o porque nocumple con algunos de los requisitos establecidos porla Constitución para su validez. El Tribunal Fiscal¿debería o no considerarse facultado a inaplicar eseimpuesto por inconstitucional? En caso no pudiera, eladministrado tendría que ir al Poder Judicial y reciénahí podría cuestionar la validez de ese tributo, luegode un largo proceso y, quizás, hasta del cobro de un

2 La Sentencia a la que hacemos referencia es la sentencia del pleno jurisdiccional del Tribunal Constitucional del Perú del 3 de junio de2005, en el proceso de inconstitucionalidad iniciado por el Colegio de Abogados del Cusco, por el Colegio de Abogados del Callao y másde cinco mil ciudadanos contra el Congreso de la República. Dicha sentencia fue publicada el 12 de junio de 2005 en el Diario Oficial ElPeruano.

Page 77: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

82

tributo inconstitucional. Podrían ser embargados susbienes, privado de su propiedad, y sujeto a la violaciónde su derecho, solo porque la Administración Públicaestá obligada a ser injusta. Pero cuando el caso se hapresentado en la realidad, no es extraño encontrarsituaciones en las que los funcionarios han actuadoprefiriendo la Constitución sobre otra norma legal.

Así, el Tribunal Fiscal ha expedido diversas resolucionesen las cuales ha realizado juicios constitucionalespositivos, tanto de las normas tributarias como delCódigo Civil, interpretándolas de conformidad con laConstitución en materia del derecho fundamental dela igualdad, a fin de declarar inafectas del impuesto alpatrimonio vehicular o al impuesto predial, a las iglesiasprotestantes en las mismas condiciones que a la IglesiaCatólica3.

Otro caso en el que el dilema se presentó ocurrió enun procedimiento concursal administrado porINDECOPI4. En este caso, se promulgó un Decreto deUrgencia que declaró la conclusión del procedimientoconcursal de una empresa propietaria de un canal detelevisión y se dispuso la entrega del canal a uno desus administradores. En este caso, con dicho Decretode Urgencia, los acreedores vieron afectados suderecho de crédito, de propiedad y a un debidoprocedimiento.

La norma era evidentemente inconstitucional, pues sehabía dictado para favorecer a una empresa específica,y más claramente, a los accionistas de dicha empresa.Así, el 4 de diciembre de 2000 fue publicado el Decretode Urgencia 110-2000. La norma decía:

“Artículo 1.- Cuando, en los procedimientos deinsolvencia seguidos conforme al Texto Unico Ordenadode la Ley de Reestructuración Patrimonial aprobadopor Decreto Supremo N° 014-99-ITINCI, se demuestreque el acreedor que ha solicitado la insolvencia de unaempresa de la actividad de telecomunicaciones estávinculado al deudor, según los criterios del Artículoquinto de la Ley de Reestructuración Patrimonial,quedará concluido el proceso de insolvencia y disueltala junta de acreedores.

Para efectos de la aplicación de lo dispuesto en estanorma, se requerirá asimismo, que la administracióndel insolvente esté o haya estado en poder de unadministrador judicial y no conste la participación delDirectorio y de la Junta General de Accionistas de laempresa deudora en el proceso de insolvencia.

Quedan a salvo los derechos de los acreedores parainiciar un nuevo proceso de insolvencia”.

La norma se había dictado en relación con la EmpresaRadio Difusora 1160, titular de un canal de televisión yúnica empresa de telecomunicaciones del paísdeclarada en insolvencia en la que dicha declaraciónhabía sido dictada a solicitud de un acreedor vinculadoy había existido además un administrador judicial,administrador nombrado por una resolución judicialque justamente privaba de facultades de actuación ala Junta General y al Directorio. La norma estaba hechaa su medida. La situación provenía del evidente lobbyefectuado por un grupo de accionistas para evitar elcontrol de la insolvencia por otro grupo de accionistas.Era una ley con nombre propio. Pero además se habíadictado, sin mayor explicación, usando un Decreto deUrgencia, sin sustento en situación de urgenciaeconómica alguna, y determinando la inaplicaciónpermanente de la Ley de Reestructuración a unsupuesto totalmente específico.

La mayoría del Tribunal de INDECOPI se limitó a aplicarla norma sin evaluar su constitucionalidad. Sinembargo, el autor de este artículo sostuvo una posicióncontraria y señaló que no cabía aplicar el Decreto deUrgencia porque era inconstitucional. Para ello analizólos problemas que son objeto del presente trabajo,concluyó que la facultad de control difuso sí podía serejercida por el Tribunal del INDECOPI y que, siendoclaramente inconstitucional el Decreto de Urgencia queordenaba levantar la insolvencia, correspondíainaplicarlo y preferir la Ley de Reestructuración.

Sin perjuicio de la discusión directa sobre la aplicacióndel control difuso, los propios funcionarios hanencontrado caminos para hacer más o menos lo mismosin entrar a la discusión de si se puede o no aplicarcontrol difuso. Así, cuando se han encontrado con untexto de dudosa constitucionalidad, han dicho que dedos interpretaciones posibles de una norma se debepreferir aquella que es consistente con la Constitución,aplicando el principio de conservación de normas segúnel cual el intérprete debe preferir de dos posiblesinterpretaciones, aquella que conduce a la eficacia yvalidez de la norma. Ello implica identificar dos posiblesinterpretaciones, una de ellas constitucional y la otrano. Entonces, el intérprete, en este caso un funcionariode la Administración Pública, usa su facultad deinterpretar las normas para descartar aquellainterpretación de efectos inconstitucionales y quedarsecon aquella que conduce a la vigencia y plena

3 Tribunal Fiscal expedientes 5229-96; 5446-96; 1587-97; 1588-97. Al respecto, ver: LANDA, César. “Derecho fundamental al debido proceso y ala tutela jurisdiccional”. En: Pensamiento Constitucional 8. Año VIII. Lima: Fondo Editorial Pontificia Universidad Católica del Perú. 2002. pp.445-461.

4 Ver Resolución 0259-2001/TC-INDECOPI, de fecha 16 de abril de 2001.

Page 78: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

83

Alfr

edo

Bulla

rd G

.

aplicabilidad de la misma. Así, sin perjuicio de que sediscuta si tiene o no facultades para inaplicar la norma,no se le puede negar su facultad de interpretarla. Peroesta salida no resuelve todos los problemas. No resuelveel caso en que no se encuentren dos interpretacionesrazonables, siendo una de ellas consistentes con laConstitución y la otra no. Si solo hay una interpretacióno, habiendo dos, ambas son inconstitucionales, eldilema no tiene solución vía interpretación. Cuandoello se presenta, la discusión sobre la facultad de ejercercontrol difuso se torna inevitable.

Pero el tema es aun más complicado. Si admitimos elcontrol difuso, entonces podríamos llegar a la posiciónmaximalista que cualquier funcionario, sin importar sucargo o rango, podría atribuirse la facultad de efectuardicho control. Un policía o un militar podría atribuirsela facultad de juzgar o condenar a un reo si interpretaque las disposiciones que no le permiten hacerlo soninconstitucionales. Una persona que atiende en unaventanilla en un Ministerio podría negarse a tramitaruna solicitud invocando la inconstitucionalidad de unanorma que lo obliga a recibirlo. Llevado al extremo,todo el sistema jerárquico de organización del Estadose derrumba porque ya nadie tendría que cumplir loque su superior dice, simplemente alegando lainconstitucionalidad de la orden dada. La capacidadde desobedecer una ley o un reglamento simplementealegando que no es constitucional es algo que genera,sin duda, temor, temor que se torna serio cuando elfuncionario no está sujeto a reglas de independencia,autonomía y accountability claras, y por tanto puedefácilmente convertir su discrecionalidad enarbitrariedad.

II. EL CONSIDERANDO 156 DE LA SENTENCIA DEFECHA 3 DE JUNIO DE 2005 DEL TRIBUNALCONSTITUCIONAL

Quizás sea el temor de tener policías y personas queatienden en la mesa de partes de las entidadesadministrativas aplicando control difuso lo que hagenerado reacciones tan airadas en contra de la tímidareferencia que el Tribunal Constitucional ha hecho sobreel tema en la Resolución de fecha 3 de junio de 2005,en particular, en el muy controvertido considerando156. El considerando en cuestión señala:

“(...) en los supuestos de manifiesta inconstitucionalidadde normas legales o reglamentarias, la Administraciónno solo tiene la facultad, sino el deber de desconocer lasupuesta obligatoriedad de la norma infraconstitucionalviciada, dando lugar a la aplicación directa de laConstitución”.

Como se ve, no hay mayor parámetro que la referenciaa “manifiesta inconstitucionalidad”, es decir, a un caso

flagrante. Sin embargo, no hay criterios de qué seentiende por manifiesto. Debe destacarse que elconsiderando está incluido en la sentencia que resuelvelas acciones de inconstitucionalidad contra las leyes dereforma del sistema pensionario que eliminó latristemente célebre Célula Viva, y el considerando seencuentra dentro de un acápite que analiza el deberde la Administración pensionaria de defender y hacercumplir la Constitución. Con ello, daría la impresiónque el Tribunal está sugiriendo una barra de exigenciabastante baja para la aplicación del control difuso.

Sin embargo, ¿ha querido el Tribunal considerar en lamisma situación al policía de barrio, al ventanillero delMinisterio, al Viceministro o al Tribunal del INDECOPIo al de la CONASEV? A la fecha, por la parquedad dela sentencia en este aspecto, no lo sabemos. Quizás elTribunal tampoco lo sabe, o sabiéndolo, ha queridolanzar la idea para medir la temperatura de lasreacciones, y reservarse, como lo ha hecho antes, parauna futura oportunidad, la definición de los criteriosque deben seguirse. Lo cierto es que el considerando156 parece entrar en contradicción abierta condecisiones anteriores del mismo Tribunal que hannegado expresamente la facultad de la AdministraciónPública de hacer control difuso.

Así, en la Sentencia de fecha 9 de marzo de 2003 elTribunal estableció que:

“(…) el Tribunal estima que la municipalidad emplazadaha incurrido en un evidente exceso, pues la facultad dedeclarar inaplicables normas jurídicas conforme a lo queestablece el artículo 138 de la Constitución Política, solose encuentra reservada para aquellos órganosconstitucionales que, como el Poder Judicial, el JuradoNacional de Elecciones o el propio Tribunal Constitucional,ejercen funciones jurisdiccionales en las materias que lescorresponden y no para los órganos de naturaleza ocompetencia eminentemente administrativa”.

De manera similar, en la Sentencia de fecha 16 deoctubre de 2002 el Tribunal reconoció que no eranecesario agotar la vía administrativa para laprocedencia de una acción de amparo, cuando se trata:

“(…) de la inconstitucionalidad del cobro de un tributoy su cuestionamiento en sede administrativa, puesexiste jurisprudencia reiterada y constante del TribunalFiscal en el sentido de que, en la medida que éste noposee el rango de órgano jurisdiccional, no escompetente para declarar la inaplicabilidad de leyes onormas con rango de ley, pues tal actuacióncontravendría la Constitución”.

La incertidumbre está entonces sembrada y es deesperar que los próximos meses el Tribunal nos dé

Page 79: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

84

nuevos lineamientos (o anuncie nuevas incertidumbres)sobre los alcances del control difuso por autoridadesadministrativas con el que, parece, empieza asimpatizar.

El presente trabajo pretende abordar el problema yentender qué límites podrían imponerse y cómo.Como resulta obvio, el autor de este artículoconcuerda con que la Administración debe tener lafacultad de aplicar control difuso, pero no con elhecho de que sea una facultad que pueda seruti l izada indiscriminadamente por cualquierfuncionario y en cualquier situación. Como todopoder, requiere l ímites y parámetros derazonabilidad, que deben ser estudiados con cuidadopara no generar problemas más grandes que los quese quieren resolver.

Si bien no se trata de poner a Kelsen de cabeza,tampoco se trata de poner la organización del Estadoy el esquema de separación de poderes de cabeza.Se trata de entender cómo lograr un equilibrio quepermita un mejor funcionamiento del sistema legal ysobre todo una mejor tutela de los derechos de losciudadanos.

III. EL PRINCIPIO DE JERARQUÍA VERSUS ELPRINCIPIO DE LEGALIDAD

El problema de la viabilidad del control difuso porautoridades administrativas gira en torno al aparenteconflicto entre dos principios. El de jerarquía,expresado de manera clara y básica por la pirámidekelseniana, que tiene que ver con la primacía de laConstitución sobre las leyes y las leyes sobre lasnormas reglamentarias. El de legalidad implica que laAdministración Pública solo puede actuar sobre la basede facultades concedidas por la propia ley, por lo queno es posible para una autoridad administrativa salirsede su ámbito. ¿Cómo funcionan estos principios ycómo debe resolverse el conflicto entre ellos?

Sobre la naturaleza de los principios Leguina Lavillanos dice:

“(…) el Derecho, como ciencia y como arte de lo justoen la regulación de las relaciones sociales, no se agotaen la ley o en la norma escrita, sino que, además yante todo, se expresan en unas reglas primeras que,por un lado, ordenan las instituciones el tejido de lasrelaciones de convivencia social y, por otro, organizanel sistema jurídico en general”5.

Entre estas llamadas “reglas primeras” se encuentranprecisamente los principios, entre los que se incluyenlos de jerarquía y legalidad. Haciendo una analogía queconsideramos válida, el sistema legal es como unsoftware relativamente sofisticado en unacomputadora. Las leyes establecen relaciones entre síy unos datos llaman a otros, se establecen conflictos yformas de resolverlos. Pero, para correr, el programade software requiere de un sistema operativo, unsistema base que ordena el funcionamiento delsoftware sobre ciertos principios operacionales que danlos criterios para resolver los problemas cuando elprograma corre. Pero estos principios carecen desentido en sí mismos. Su valor y sus límites se ven en laoperación concreta en la computadora. A veces, losprincipios se ajustan a las necesidades del programa osustituyen u orientan las decisiones del mismo. Esasson las normas primeras o principios a los que nosreferimos. La aplicación de los mismos principios puedellevar a soluciones diferentes según la naturalezaconcreta del problema que enfrentan.

Respecto de los principios, es importante analizar ladistinción que realiza Alexy respecto de qué normasserían principios y cuáles reglas. Así, para él, principiosserían:

“Normas que ordenan que algo sea realizado en lamayor medida posible, dentro de las posibilidadesjurídicas y reales existentes. Por lo tanto, los principiosson mandatos de optimización, que estáncaracterizados por el hecho de que pueden sercumplidos en diferente grado y que la medida debidade su cumplimiento no solo depende de lasposibilidades reales sino también de las jurídicas”6.

En cambio, para el mismo autor las reglas serían:

“Normas que sólo pueden ser cumplidas o no. Si unaregla es válida, entonces debe de hacerse exactamentelo que ella exige, ni más ni menos. Por lo tanto, lasreglas contienen determinaciones en el ámbito de lofáctica y jurídicamente posible”7.

En ese sentido, se puede decir que si se exige la mayormedida de cumplimiento en relación con lasposibilidades jurídicas y fácticas, se trata de un principio.Si solo se exige una determinada medida decumplimiento, se trata de una regla8.

La distinción anterior nos sirve para analizar la colisiónque puede existir entre los principios y las reglas.

5 LEGUINA LAVALLE, Jesús. “Principios generales del Derecho y Constitución”. En: Revista de Administración Pública 114. 1987. p. 8.6 ALEXY, Robert. “Teoría de los derechos fundamentales”. Madrid: Centro de estudios fundamentales. 1987. p. 86.7 Ibid. p. 87.8 ALEXY, Robert. “Sistema jurídico, principio jurídico y razón práctica”. En: Doxa 5. 1988. p. 144.

Page 80: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

85

Alfr

edo

Bulla

rd G

.

Cuando colisionan dos reglas, una de ellas se inaplicaya sea introduciendo una cláusula de excepción queelimine el conflicto o declarando inválida una de lasreglas9. Un ejemplo del primer caso es el conflicto entreuna norma general y una especial. Por excepción, seaplica la especial sin que ello signifique dejar sin efectola general. Así, si se crea una tasa a la importación decereales y por otra norma se crea una tasa a laimportación de trigo, si estamos frente a unaimportación de trigo se aplica la norma especial, sinque la norma que establece la tasa para cereales quedederogada o resulte inválida. Es solo que en ese casodesaparece el conflicto porque se prefiere, por mediode una excepción, la norma especial.

Por el contrario, un ejemplo del segundo caso es elconflicto entre dos normas jerárquicamente distintas,en la que la de mayor jerarquía deja sin efecto la demenor jerarquía. Si la Constitución entra en conflictocon la ley, se entiende que la ley inconstitucional esinválida e ineficaz. Otro ejemplo es la temporalidad,pues si dos normas de la misma jerarquía entran enconflicto, la posterior desplaza e invalida la anterior,de manera que un nuevo Código Civil deja sin efectoel Código Civil antiguo.

Cuando se presenta una colisión de principios, elresultado no es el mismo. En el caso de colisión deprincipios, uno de los principios cede frente al otro, locual no significa que se declare inválido al principiodesplazado ni que en el principio desplazado haya queintroducir una cláusula de excepción. Lo que sucedees que, bajo ciertas circunstancias concretas, uno delos principios precede al otro. En otras circunstanciastambién concretas, la cuestión de la precedencia puedeser solucionada de manera inversa. No hay reglasinmodificables ni totalmente lógicas, si por lógica seconcluye que nos lleva siempre al mismo resultado.Por ello, es que Alexy afirma que en los casos concretoslos principios tienen diferente peso y que prima elcriterio del mayor peso para el caso concreto. En uncaso, el principio de no discriminación puede cederfrente al de libertad de expresión. En otras ocasionesocurre lo contrario. Los conflictos de reglas se llevan acabo en la dimensión de la validez; mientras que losde principios se dan en la dimensión de peso para elcaso concreto10. Ello significa que, en algunossupuestos, según las características del problema queenfrentamos, el principio de legalidad debe primarsobre el de jerarquía, de manera que un órganoadministrativo no puede preferir la normajerárquicamente superior, sino por el contrario debe

ajustarse al principio de legalidad. Pero en otrascircunstancias puede tener sentido que el principio dejerarquía prime sobre el de legalidad, y que por tantola autoridad administrativa sí deba entenderse facultadaa preferir la aplicación de la jerarquía sobre la legalidad.

Como puede apreciarse, al final la solución a losconflictos entre principios se resolverá en el planoaxiológico, esto es, a cuál de los principios en conflictose le asignará un mayor valor para el caso concreto.Ahora bien, como ya señalamos, para efectos delpresente trabajo queremos tratar dos principios queserán claves para entender nuestra propuesta, luegode lo cual entraremos a explicar bajo qué circunstanciasuno de ellos puede primar en el caso concreto.

Ello no significa que el conflicto entre principios puedaser resuelto arbitrariamente en cada situación. Decirque depende del caso concreto no significa dejarloamarrado a la discrecionalidad de quien decide. Casossemejantes deben ser tratados igual y casos diferentesde manera distinta. Esto significa que debemosidentificar una tipología de casos en los que debeprimar la jerarquía sobre la legalidad y otros en los quela legalidad debe primar sobre la jerarquía. Loimportante es que las categorías de casos esténagrupadas con un criterio razonable y ordenado quehaga predecible el resultado.

Para entender cómo resolver el conflicto entre losprincipios de jerarquía y legalidad hemos creídoconveniente trabajar en torno a la evolución históricade los mismos para entender sus funciones yracionalidad y así poder determinar su aplicabilidad encada caso en concreto.

IV. EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LOS PRINCIPIOS DELEGALIDAD Y JERARQUÍA

El principio de legalidad surgió como respuesta a lasarbitrariedades cometidas por el monarca francés:

“(...) la administración del Antiguo Régimen funcionabasobre la idea central de la soberanía del Rey, capaz deactuar tanto por normas generales como por rescriptossingulares no vinculados a Ley alguna y capaces,además, de pasar por encima de las Leyes existentes;(…)”11.

El Rey era el soberano y no había poder alguno quepudiese limitar su autoridad o la de sus ministros, locual desembocó en grandes arbitrariedades. Con el

9 ALEXY, Robert. Op. Cit. p. 88.10 Ibid. p. 89.11 GARCÍA DE ENTERRÍA, Eduardo. “La Administración Pública y la Ley”. En: THEMIS-Revista de Derecho 40. p. 230.

Page 81: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

86

poder concentrado en el monarca, no es extraño queel principio de legalidad naciera de la mano con elsistema de separación de poderes del Estado.

Así, ante esta situación, una de las consecuencias dela Revolución Francesa fue la de limitar el poder de laAdministración, bajo el concepto de separación depoderes, naciendo así el principio de legalidad segúnel cual: “la Administración sólo puede hacer lo que laLey le manda”.

En sentido contrario, los particulares se rigen por elprincipio de libertad: “nadie puede ser obligado a hacerlo que la Ley no manda ni impedido de hacer lo que laley no prohíbe”12.

Así, la actuación de los gobernantes debía limitarse aexigir el cumplimiento de la ley y, nada más que loestipulado en la ley, pues ello era garantía de que losderechos de los ciudadanos serían respetados, siempreen el entendido que las leyes eran fruto de larepresentación popular y por tanto iban a proteger alciudadano de los excesos del monarca.

Así, la revolución, influenciada por Rousseau, creyóciegamente en la ley:

“(...) cuando todo el pueblo legisla sobre todo elpueblo, no considera sino a sí mismo, y si estableceuna relación, es la del objeto entero bajo un punto devista hacia el objeto entero bajo otro punto de vista,sin ninguna división (del todo). Entonces la materiasobre la cual se legisla es general así como la voluntadque legisla. Es aquel acto llamado ley”13.

La ley era producto de la decisión del pueblo entero(voluntad general) decidiendo sobre el pueblo entero,por medio –y esto es igualmente esencial– de normasgenerales y comunes14, lo cual significaba que todoórgano público (del Rey para abajo) ejercía solo el poderque la ley había definido previamente, en la medidatasada por la ley, mediante el procedimiento y lascondiciones que la propia ley establece, y ningún otropoder. Solo la ley manda y todos los agentes,administrativos o judiciales, en cuanto agentescomisionados por el pueblo, son simples ejecutores de

la misma, que comprueban que el supuesto de hechoprevisto por la ley se ha producido y que seguidamentedeciden lo que la ley ha determinado previamentecomo procedente15.

Sobre el particular, García de Enterría afirma losiguiente:

“El Derecho Administrativo es un hijo directo de laconsagración del sistema revolucionario del “reino dela Ley”, el cual supone la legalización completa de todala acción del Estado sobre los ciudadanos, a quienesúnicamente en virtud de la Ley se puede exigirobediencia. En la concepción originaria, la Ley notendría objeto (art. 4 de la Declaración de Derechos de1789) que asegurar la coexistencia de las libertades delos ciudadanos entre sí, garantizar, en definitiva, lalibertad y la igualdad”16.

Sin embargo, resulta importante lo que señala de Ottorespecto de las condicionantes históricas quesustentaron el principio de legalidad:

“(...) Pero por una serie de razones poderosísimas–entre ellas la existencia de monarquías– en Europano llega a afianzarse claramente la idea de que esaConstitución escrita es efectivamente una normajurídica que obliga a los Poderes del Estado y cuyainfracción resulta antijurídica. La finalidad garantistadel constitucionalismo se persigue por una vía interna–por decirlo así– al aparato de poder del Estado, demodo que el Estado constitucional significa Estadoorganizado con arreglo a ciertos principios, pero nonecesariamente sumisión de los Poderes del Estado anormas situadas por encima de ellos. Por eso, esposible que precisamente el país donde tiene su cunael régimen constitucional, la Gran Bretaña, ni siquieratenga una Constitución escrita y se asiente sobre lasoberanía del Parlamento, sobre su no sumisión anormas jurídicas; y que en la más clásica realizaciónfrancesa del régimen constitucional, la III República,la Constitución fuera considerada una ley comocualquier otra que no vinculaba al poder legislativo.El resultado es que la posición suprema en elordenamiento jurídico corresponderá a la ley(v.§.34)”17.

12 La expresión más clara del principio de libertad está en la Constitución Política del Perú:“Artículo 2. Toda persona tiene derecho:(...)24. A la libertad y a la seguridad personales. En consecuencia:a) Nadie está obligado a hacer lo que la ley no manda, ni impedido de hacer lo que ella no prohíbe.(…)”.

13 Ibídem.14 GARCÍA DE ENTERRÍA, Eduardo. Op. Cit. p. 230.15 Ibid. p. 233.16 GARCÍA DE ENTERRÍA, Eduardo. “Democracia, Jueces y Control de la Administración”. Madrid: Civitas. Segunda Edición. 1996. p. 40.17 DE OTTO, Ignacio. “Derecho Constitucional: Sistema de Fuentes”. Segunda edición. Barcelona: Ariel. 1988. p. 12.

Page 82: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

87

Alfr

edo

Bulla

rd G

.

Dentro de este esquema conceptual e ideológico, elestricto cumplimiento de la ley no solo estaba dirigidoa la Administración sino que también se exigió al juezque sea solo la boca por la que habla la ley, cuyaspalabras debían limitarse a repetirla, sin modificarla.Esto claramente refleja la ideología acerca del poderpolítico del soberano –el pueblo–, en la medida quedicha exigencia constituía un criterio orientado a limitarel poder judicial al momento de interpretar y aplicar laley18.

Por ello, no es extraño que en los orígenes de laseparación de Poderes tampoco se considerara que elPoder Judicial tenía el control difuso de las normas. Elpueblo se expresaba a través de la ley por lo cual ningúnórgano –judicial o administrativo– podía modificar lavoluntad del pueblo soberano. Esta doctrinaactualmente ha sido totalmente superada. El PoderJudicial era antes un mero aplicador de la ley a un casoparticular; mientras que la Administración cumplía loque la ley le ordenaba.

La evolución contraria se dio a través delconstitucionalismo americano, en donde la Constitucióndesde sus inicios tuvo un papel preponderante en susistema jurídico. En tal sentido, de Otto señala que:

“(...) en el constitucionalismo americano, donde faltanlos factores condicionantes que se dan en Europa,resulta claro desde el principio que las normascontenidas en la Constitución escrita son derecho, elderecho supremo del país, al que han de sujetarse losórganos del Estado en el ejercicio de sus poderes, conla consecuencia de que es posible el control de laconstitucionalidad del mismo. En palabras del JuezMarshall, que expresan con claridad esta idea, “lospoderes del legislativo son definidos y limitados y paraque tales límites no se confunden u olviden se ha escritola Constitución”. La doctrina inglesa de la soberaníadel Parlamento no encontró eco y fue sustituida por laclara conciencia de la supremacía jerárquica de laConstitución. Éste es también el sistema que se afianzaen el continente europeo a partir del período deentreguerras”19.

Es por ello que, en Estados Unidos, se desarrolla yconsolida la institución del control difuso como expresióndel principio de jerarquía de las normas. Esta instituciónotorga a los “jueces” la facultad para, en un casoconcreto y dentro de un “proceso judicial”, inaplicar

una norma que a su criterio consideran inconstitucionalo infractora de una norma de jerarquía superior. Estadoctrina alcanza popularidad con el pronunciamientoque emitió el juez John Marshall en el caso Marburyversus Madison en los Estados Unidos, consagrando asíel llamado control difuso. Al momento de resolver elcaso, el juez Marshall señaló que la ley que facultaba aMarbury a solicitar directamente a la Corte la emisiónde un writ of mandamus que obligue al gobierno a quelo nombre como juez era inconstitucional, pues dichanorma no estaba dentro de los supuestos que preveía laConstitución para que los particulares pudiesen recurrirdirectamente ante la Suprema Corte.

Cuando en 1803 se sentencia por la Corte SupremaFederal el célebre caso Marbury versus Madison, el juezMarshall sostiene que si una ley está en oposición conla Constitución, y ambas se aplican a un caso particular,el tribunal debe decidir: O a) aplicar la ley dejando delado la Constitución, o b) aplicar la Constitucióndejando la ley, es decir, tiene que determinar cuál delas dos normas en conflicto rige el caso20.

El principio lógico de no contradicción dice que ante laposibilidad de que dos normas sean contradictoriasentre sí, hay que afirmar que las dos no pueden serválidas (este principio no nos indica cuál es válida ycual es inválida). Saber qué norma es válida requeriráacudir a un principio que no es lógico-jurídico, sino deordenación política-jurídica, esto es, el principio desupremacía constitucional: será inválida la normainferior que esté en pugna con la superior21. En otraspalabras, cuando existen dos normas contradictoriasentre sí y las dos normas se invocan para la aplicacióndel caso concreto se debe escoger cuál es la aplicable,siendo ésta la de mayor jerarquía. Luego, siempre lasnormas constitucionales son aplicables por encima decualquier norma con rango legal. Esta fue la reglaestablecida en la sentencia del juez Marshall.

En ese sentido, se puede señalar que “(...) sólo hayConstitución como norma cuando el ordenamientoestablece que el cumplimiento de esos preceptos esobligado y, en consecuencia, que su infracción esantijurídica. Sólo entonces cabe decir que hayConstitución y que la Constitución escrita es norma, lanorma suprema”22. A ello cabe agregar que:

“(...) el constitucionalismo no puede aceptar laaprobación popular como el único, ni siquiera el

18 FROSINI, Vittorio. “Teoría de la Interpretación Jurídica”. Bogotá: Temis. 1991. p. 2.19 DE OTTO, Ignacio. Op Cit. pp. 13-14.20 BIDART CAMPOS, Germán. “La interpretación y El Control Constitucionales en la Jurisdicción Constitucional”. Buenos Aires: Ediar Sociedad

Anónima Editora, Industrial y Financiera. 1987. p.119.21 Ibid. p. 79.22 Ibid. p. 15.

Page 83: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

88

principal, criterio de legitimidad de una decisión política.Para un constitucionalista, una ley aprobadaunánimemente por el Congreso y firmada por elpresidente no tendría legitimidad alguna en el caso deque invadiera la esfera de la autonomía individual. Elconstitucionalista no puede pesar la moralidad políticaen una escala en la que la opinión pública esomnipotente. Los verdaderos criterios son la libertadindividual, la autonomía y la dignidad”23.

Esta idea, como veremos más adelante, es sumamenteimportante. La soberanía popular expresada por mediodel principio de legalidad no debería ser un límite paraque los ciudadanos alcancemos la protección denuestros derechos fundamentales. Si ello es así, la lógicaesencial del constitucionalismo está siendo afectada.Por ello, la pregunta central es si una norma vulneraun derecho fundamental, ¿puede la autoridadadministrativa dejar de aplicarla invocando la normasuperior que reconoce el derecho fundamental paraproteger así el derecho del administrado? Ello esimportante, porque significaría que una de las ideascentrales para resolver en conflicto entre legalidad yjerarquía puede precisamente ser la tutela de losderechos fundamentales o básicos del ciudadano.

Así, si bien uno de los principales principios de nuestroordenamiento jurídico es el principio de jerarquía, elprincipio de legalidad también tiene un rol que jugardentro de nuestro ordenamiento jurídico. Siendo así,la cuestión estriba en determinar cuáles serán lascircunstancias específicas en las que se aplicará elprincipio de jerarquía y en cuáles se aplicará el principiode legalidad.

V. EL PODER EJECUTIVO, LA ADMINISTRACIÓNPÚBLICA Y LAS AGENCIAS “AUTÁRQUICAS”

Todo el análisis de la aparición y evolución de losprincipios de jerarquía y legalidad parten de un Estadoque ya no existe. La tradicional separación en trespoderes obedece a una concepción de Estado primitiva,muy lejana del Estado real que hoy existe. Las funcionesadministrativas, legislativas y jurisdiccionales ya no estánrepartidas en órganos distintos. El cambio se puedever en los tres poderes pero es mucho más evidente enel Poder Ejecutivo.

Cuando uno habla de “la Administración” se estárefiriendo al Poder Ejecutivo, y de inmediato uno asumeque el Ejecutivo administra. Pero hace bastante másque ello. El ejecutivo moderno legisla, en el sentidoque da normas de aplicación general, buena parte de

ellas con jerarquía de ley, como ocurre con la legislacióndelegada y la legislación de urgencia. Nos podrán decirque no es propiamente legislar y en el sentido formalquizás no lo sea, pero esa es una típica distinción deformalismo constitucionalista o administrativo. En elfondo, dan normas de aplicación general que debenser obedecidas por los individuos igual que las dadaspor el Congreso.

Pero además decide casos y administra justicia, no soloen sus relaciones con los particulares, sino dentro derelaciones entre particulares. Nos pueden decir que noes jurisdicción, nuevamente con un argumento muyformal, pero hacen algo idéntico a lo que hacen losjueces, es decir, reciben pretensiones, corren trasladode ellas, reciben respuestas, actúan pruebas, escuchanalegatos y dictan resoluciones que se ven igualitas quesentencias. Decir que no es función jurisdiccional, o almenos cuasijurisdiccional, es una broma de mal gusto.Quizás la única diferencia con la jurisdicción del PoderJudicial es que esta última dice Derecho de maneradefinitiva, porque el acto administrativo es siemprerevisable. Pero ello no cambia la esencia de lo que hace.Solo establece cuál es su valor formal. Pero que laadministración declara justicia en el sentido de decirDerecho sobre determinados hechos, lo hace.

Y el asunto es aun más complejo. Dentro del propioEjecutivo, han comenzado a aparecer entelequias uorganizaciones que, sin dejar de ser parte delEjecutivo, se levantan como entes autónomos eindependientes, no sujetas a mandato jerárquico denadie distinto a ellas mismas, y que incluso resuelvenconflictos entre el Estado y los particulares. Se lesreclama autonomía e independencia, se les pidetecnicismo y se les pretende aislar del controldemocrático en el sentido de no dejar que sucumbana las presiones populistas típicas de todo Estado,exactamente como se busca que ocurra con el PoderJudicial. Cuando un ente regulador tiene que decidiruna fijación tarifaria, todos esperamos que lasempresas prestadoras de los servicios no influyan ensu decisión. Pero tampoco queremos que losconsumidores lo hagan y menos que los congresistaso el Presidente le den órdenes sobre cuál es el nivelde tarifa aplicable para satisfacer a sus votantes.Queremos que actúen autárquicamente, separadosdel Ejecutivo, con independencia y sujetándose a untecnicismo real.

Cuando el INDECOPI resuelve un caso concursal,asumimos que lo hará en función a los derechos de losacreedores y deudores involucrados y no canalizando

23 MURPHY, Walter F. “El Tribunal Supremo”. En: SIGMUND, Paul E. y Javier ROIZ (compiladores). “Poder, Sociedad y Estado en USA”. Barcelona:Teide. 1985. p. 128.

Page 84: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

89

Alfr

edo

Bulla

rd G

.

una presión de un Ministro que pueda reflejar unaagenda política. Y lo mismo esperamos de las demásáreas de decisión. Regresemos si no al caso que citamoslíneas arriba de la Empresa Radiodifusora 1160.Imaginemos que el Presidente de la República hubierallamado al Presidente del Tribunal de INDECOPI aordenarle que levante la insolvencia. El Presidente delTribunal de INDECOPI debería negarse a ceder a supresión, porque debe resolver según las normasgenerales aplicables. Si el Presidente da un Decreto deUrgencia que ordena lo mismo que se hizo por teléfono,¿debe el INDECOPI ceder a la presión solo porque estáformalmente contenida en una norma que contravieneel resto del ordenamiento legal? Parece que si queremosuna agencia realmente autónoma, no debe ceder ni alo primero ni a lo segundo. Si es así, cumplir con lajerarquía de normas es una forma de preservar yproteger la autonomía de la institución.

Es más. Cuando tenemos un caso ante la Comisión deAcceso al Mercado, porque queremos que se levanteuna barrera burocrática, esperamos que el INDECOPIsea suficientemente independiente para fallar en contradel propio Poder Ejecutivo, incluso declarando lailegalidad o irracionalidad de dispositivos reglamentariosdictados por un Ministerio.

Y los ejemplos sobran y cada vez son más. Parece quela división de Poderes fue insuficiente. Hemos creadonumerosas agencias y entidades a las que inclusohemos entregado funciones legislativas yjurisdiccionales (en el sentido material del término) paraque controlen a otros entes del Estado. Así, la divisiónde poderes ya no se da solo entre poderes, sino alinterior de los mismos. Estas entidades autónomas sonresultado de procesos de descentralización del poder,procesos que justamente se dan para mejorar la tutelade los derechos de los ciudadanos, aislándolos tantode excesivas presiones democráticas, de una parte,como de las presiones de facciones o grupos de poder,de la otra. Parece ser que los modernos monarcas, apesar de enfrentar a los demás poderes del Estado quelos controlan, son todavía demasiado grandes yacumulan demasiado poder. La respuesta ha sidodividirlos a su interior y crear autarquías que refuerzanla división del poder incluso dentro de un mismo Poderdel Estado.

En este nuevo Estado no se puede esperar que losprincipios de jerarquía y legalidad actúen de la mismamanera que en el anterior. La propia Administración hacreado sistemas de control interno, que deberían en suactuación crear garantías a los ciudadanos por medio

de una actuación independiente. Pero sin la posibilidadde controlar la jerarquía de normas pueden verseimpedidas de cumplir su función satisfactoriamente.

En nuestro país, el Presidente es el jefe del gobierno y,por tanto, del Poder Ejecutivo. El Poder Ejecutivo es asu vez el órgano dentro del Estado encargado deejecutar y llevar a cabo las leyes, así como de ejecutarel plan de gobierno por el cual ha sido elegido elPresidente. Dentro del Poder Ejecutivo se encuentra laAdministración Pública que, como su nombre lo indica,debería dedicarse solo a administrar.

Tratemos de explicar con mayor detalle la diferencia entrePoder Ejecutivo, Gobierno, Administración Pública, yOrganismos Constitucionalmente Autónomos.

Se entiende que, normalmente, el Presidente tieneentre sus facultades la facultad de nombrar y destituira los funcionarios que integran el Poder Ejecutivo. Sumandato popular parece facultarlo a escoger quiénesvan a ejecutar el plan de gobierno por el cual fueelegido. Sin embargo, ello está matizado en los Estadosmodernos.

Así, por ejemplo, en Estados Unidos, las diferenciasentre las agencias administrativas se han intentadoconstruir básicamente en función a dos criterios: porun lado, cuáles son los poderes para relacionarse conlos ciudadanos y, por otro, la existencia o no de límitesa la libre destitución presidencial del personal directivode la agencia. Aunque esta segunda distinción, comoveremos, está relacionada con los poderes delegadosa la agencia24.

En un primer momento, las agencias administrativasse diferenciaron en reguladoras y no reguladoras, segúnse atribuyeran poderes para incidir en las situacionesjurídicas de los ciudadanos. Las agencias reguladorasson las que ejercen, por delegación del Congreso (apesar de estar en el Poder Ejecutivo), poderesnormativos y de decisión que afectan a los ciudadanoscon los que se relacionan, condicionando sus derechos,libertades o actividades económicas. Así, tienencapacidad para resolver conflictos entre la propiaAdministración y los ciudadanos o entre los mismosciudadanos25.

En el caso de las agencias no reguladoras, éstas eranproducto del Estado de Bienestar, de servicios socialescuya actividad se reducía a reconocer beneficios yayudas a los más desfavorecidos. La particularidad deestas agencias surgía al concebir sus acciones como

24 CARBONELL, Eloísa y José Luis MUGA. “Agencias y Procedimiento Administrativo en Estados Unidos de América”. Madrid: Marcial Pons. 1996. p. 48.25 Ibídem.

Page 85: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

90

privilegios y, por ello, quedaban a la discrecionalidadde la agencia, que no estaba sometida a requisitos quelimitaran su actuación. Sin embargo, los Tribunalesreaccionaron contra esta interpretación, defendiendoque cuando un ciudadano obtiene, puede obtener, ose le priva de un beneficio, ese beneficio se convierte,para el Derecho, en una forma de propiedad y, portanto, cualquier actuación administrativa al respectoestá sujeta a las garantías derivadas de la cláusulaconstitucional del procedimiento debido26.

Posteriormente, apareció un segundo criterio quediferencia las agencias en ejecutivas e independientes,en atención a la existencia de limitaciones en el poderde destitución por el Presidente del personal directivode la agencia. En las agencias ejecutivas su personal sedestituye libremente por el Presidente. Por el contrario,las agencias independientes se caracterizan porque estadestitución se condiciona por el Congreso y solo puedeproducirse si concurren las causas tasadas que fija sunorma de creación. La constitucionalidad de estalimitación del poder del Presidente ha suscitado unamplio debate en Estados Unidos que solo puedecomprenderse desde la perspectiva político-constitucional de ese país27.

En efecto, para entender la existencia de cláusulas quelimiten el poder de destitución del Presidente, deberecordarse que todo sistema administrativonorteamericano parte de la necesidad de unadelegación de poderes a las agencias28. La cesión auna agencia administrativa de poderes cuasilegislativosy cuasijudiciales se acompañaría garantizando a supersonal directivo la permanencia en el cargo para queactúe según su experiencia y conocimiento, sin cedera la presión del Presidente, que no podría librementedestituirlo. Esto explica, además, que en la prácticacoincidan las agencias independientes con aquellas queejercen amplios poderes normativos y resolutivos.

Desde este planteamiento podrían explicarse lasdecisiones del Tribunal Supremo ante esta cuestión,que tienen en cuenta la concreta actividad que realizala agencia; si el Congreso pudo delegar su poder,también puede condicionar su destitución; por elcontrario, en las agencias ejecutivas en sentido estricto,que carecerían de dichos poderes o los tendrían enmenor extensión, no se puede limitar la libre destituciónpresidencial.

Así, de acuerdo a Schwartz, en un primer momento, elprincipio básico era que en la Administración ordinariase seguía el principio de jerarquía ejecutiva, con elPresidente a la cabeza. No hay independencia; laresponsabilidad dentro del Ejecutivo debe ser absoluta29.Para que lo anterior fuera realmente efectivo, elPresidente debía tener la facultad de destituir a cualquierfuncionario del Ejecutivo. Si el Jefe del Ejecutivo puedeseparar de los cargos a su antojo, es imposible que losque desempeñan esos cargos se resistan eficazmente asu voluntad, “porque es del todo evidente que quiendesempeña un cargo solo mientras le plazca a otro, nopuede esperarse que mantenga una actitud deindependencia frente a la voluntad de aquél”.

Lo anterior se desarrolló en el Caso Myers30, en dondeel Magistrado Taft señaló que el “artículo II [de laConstitución de los Estados Unidos] otorga al Presidenteel poder ejecutivo del gobierno, es decir, el controladministrativo general de los que ejecutan las leyes,incluyendo el poder para designar y destituir a losfuncionarios ejecutivos, una conclusión confirmada porsu obligación de cuidar que las leyes sean fielmenteejecutadas”31.

Sin embargo, posteriormente, la regla enunciada porel Magistrado Taft fue matizada, toda vez que existíanentidades al interior del Poder Ejecutivo que para elejercicio de sus funciones no estaban sujetos a ladirección jerárquica del Jefe del Ejecutivo. El Presidente,para ejecutar las leyes, debe ser capaz de controlar alos funcionarios realmente dedicados a las tareasejecutivas por medio de las cuales ejerce su mandatoconstitucional. Pero esto no es cierto cuando elfuncionario en cuestión no realiza funciones ejecutivasy, como tal, no forma parte del poder ejecutivo investidoen el Presidente por la Constitución32.

La jurisprudencia norteamericana trazó en el casoHumprey una clara línea divisoria entre los funcionariosque formaban parte de la institución ejecutiva, y eranpor lo mismo movibles en virtud de los poderesconstitucionales del Presidente, y aquellos que sonmiembros de un cuerpo para ejercer su juicio sin licenciani obstáculo de otro funcionario alguno de cualquierdepartamento gubernamental, y respecto a los cualessolo existe el poder de destitución si es que el Congresolo ha establecido y bajo las causales que éste hayapreviamente establecido.

26 Ibídem.27 Ibid. pp. 49-50.28 Lo cual no es pacíficamente admitido.29 SCHWARTZ, Bernard. “Los Poderes del Gobierno. Comentarios sobre la Constitución de los Estados Unidos”. Volumen 1. Nueva York: Macmillan.

1966. p. 53.30 MYERS versus UNITED STATES, 272 U.S. 52 (1926).31 Ibid. p. 55.32 Ibid. p. 56.

Page 86: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

91

Alfr

edo

Bulla

rd G

.

Así, la mayoría de los organismos que no estabansujetos, en el ejercicio de sus facultades, a la solavoluntad del Presidente, se debía a que teníancompetencia para decidir sobre situaciones relativas alos derechos, intereses u obligaciones de los ciudadanosdentro de sus respectivos campos de competencia. Elejercicio de ese poder se cumple mejor en unaatmósfera de independencia, que evite que seencuentre expuesto a todas las presiones que actúansobre los poderes políticos. La independencia esimposible, sin embargo, si los funcionarios que ejercenese poder están sujetos al control y la direcciónpresidenciales. El objeto de las leyes que crean talesorganismos es dar al ciudadano la garantía de que sucaso será decidido por ellas con independencia delEjecutivo político. Es tan legítimo hacer efectiva esagarantía en estos organismos, como cuando se protegeal juez de cualquier injerencia en sus funciones33.

Posteriormente, en el caso Wiener se estableció que enel caso de una comisión o agencia dotada de considerableautoridad de juzgar, el poder de destitución solo existe siel Congreso lo ha conferido específicamente. Loimportante se encuentra en determinar si los miembrosdel organismo se encuentran investidos de funcionescuasi-judiciales pues si es así solo pueden ser separadosde sus cargos por el Presidente por una causa concreta,independientemente de si el Congreso lo ha especificadoo no34.

En ese sentido, en el caso de agencias independientes oque ejercen funciones cuasi-jurisdiccionales, en las quesus pronunciamientos afectarán los derechos subjetivosde los ciudadanos, se aplica la doctrina Humprey-Wiener.Si ese organismo solo realiza funciones ejecutivas, sintareas cuasijudiciales importantes, sus miembros entrandentro de lo sostenido por Myers, independientementede la forma del organismo o del hecho de que elCongreso haya preferido no situarlo dentro de uno delos departamentos ordinarios35.

El desarrollo fenomenológico del sistemanorteamericano no difiere en la esencia del de otrosEstados, incluyendo el peruano. Las autarquías existeno al menos están en proceso de consolidación. Y noparece lógico que los conflictos entre jerarquía ylegalidad se resuelvan de la misma manera como seresuelven dentro del resto de la Administración Pública.

Sin duda, lo anterior está ligado al nivel de protecciónque el marco legal dé a los funcionarios que deciden.

Cuanto más blindados estén los funcionarios de laagencia contra la destitución y la presión política, menosdebería preocuparnos un relajamiento del principio delegalidad a favor del principio de jerarquía de normas.Esa es una de las razones que justifica la entrega delcontrol difuso al Poder Judicial y en tanto condicionessimilares se presenten dentro de ciertas agenciasadministrativas, la razón para conceder el control difusoserá la misma.

Sobre la independencia de la Administración, Dromimanifiesta que: “el órgano administrativo a veces esjuzgador parcial, por ser parte interesada, pero siempreestá sujeto a órdenes e instrucciones. LaAdministración carece del presupuesto político-jurídico,que da razón de esencia y justificación al Poder Judicial:La independencia”36. Desde nuestro punto de vista,esta concepción no es aplicable a los TribunalesAdministrativos o agencias autárticas. Estos organismosal momento de resolver un caso particular no tienenautoridad jerárquica por encima que les ordene cómoresolver sino que, por el contrario, su decisión debeceñirse a lo estipulado en el ordenamiento jurídico.Ninguna autoridad puede ordenarle cómo decidir enlos casos que son de su conocimiento. Así, de la mismamanera como un juez no está sujeto a un mandatojerárquico, ni siquiera por un Tribunal superior, almomento de resolver, un Tribunal administrativo noestá sujeto a ningún mandato superior al momento deresolver un caso sometido a su competencia, sinperjuicio que su decisión sea revisable por otro órganoadministrativo o por el órgano judicial.

Como bien dicen García de Enterría y Fernández,

“(...) el Juez es viva vox iuris, iuris dictio, directamentevinculado al Derecho, sin insertarse jerárquicamentepara el ejercicio de su función en organización alguna,sin perjuicio de que exista un aparato administrativoque contribuya al adecuado ejercicio de susfunciones”37.

Esta misma caracterización del juez podemosmanifestar sobre la función que cumplen los TribunalesAdministrativos o agencias autárticas cuandoadministran justicia administrativa.

Aquellos organismos que en el ejercicio de susfunciones van a afectar directamente las situacionesjurídicas de los ciudadanos tienen que tener, como yase dijo, ciertas garantías para que ejerzan sus funciones

33 Ibid. p. 57.34 Ibid. p. 59.35 Ibid. p. 60.36 DROMI, José Roberto. “Introducción al Derecho Administrativo”. Madrid: Grouz. 1986. p. 163.37 GARCÍA DE ENTERRÍA, Eduardo y Tomás Ramón FERNÁNDEZ. “Curso de Derecho Administrativo”. Tomo I. Madrid: Civitas. 1999. p. 30.

Page 87: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

92

de la manera más independiente, neutral e imparcialque puedan frente a los ciudadanos. En estos casos,estos organismos deberán ejercer sus funcionesteniendo en consideración además lo dispuesto en laConstitución y las leyes, no debiendo encontrarsesujetos, al menos al momento de decidir, a mandatoimperativo ni al Poder Ejecutivo ni al Congreso. Elcontrol de lo que hagan estará en manos del PoderJudicial, entidad que deberá justamente revisar si laaplicación de las normas fue correcta, incluido el controldifuso que hubieran podido efectuar en defensa delprincipio de jerarquía. Así, es lógico esperar que enentes que tienen estas garantías de independencia yautonomía, el principio de legalidad ceda frente al dejerarquía.

Ello es diferente en los entes u organismos noautárticos, en los que es más lógico que la legalidadprime sobre la jerarquía. La organización del Estadoexige que “donde manda capitán no mande marinero”.Si el Viceministro puede declarar la inconstitucionalidadde los actos del Ministro, lo que se pone de cabeza noes la pirámide de Kelsen, sino la propia organizacióndel Estado.

A ello se añade la necesidad de un principio básico desimetría en los criterios de decisión. Si un ente autárticode la Administración Pública va a resolver con facultadescuasijurisdiccionales y va a decir Derecho de lasrelaciones jurídicas entre individuos, es lógico que sudecisión quede sujeta a revisión judicial. Pero ellosignifica que al decir Derecho este ente se encuentreen la posibilidad de ajustar su decisión a todos losprincipios y reglas sobre la base de que su decisión vaa ser revisada. Si el Poder Judicial está en capacidad dehacer control difuso, al menos el órgano administrativoautártico debería estar en la misma posibilidad para“vacunar” su decisión contra la revisión judicial,dejando además a los administrados en la posibilidadde no verse forzados de llegar al Poder Judicial paraver concretarse su derecho.

VI. LA PROTECCIÓN DE LOS DERECHOSFUNDAMENTALES DE LOS CIUDADANOS

Ya vimos que cuanto más autártica sea la institución acargo de la decisión, más razones habrá para que elprincipio de jerarquía sea preferido sobre el delegalidad, y por tanto menos peligroso que se leentregue la facultad de hacer control difuso. Unsegundo factor será el sentido o razón por la que elcontrol difuso pueda ser utilizado.

Como todo en la vida, el control difuso puede ser usadoen dos sentidos. A través de aplicación del principio dejerarquía de la Constitución sobre las leyes y de estassobre los reglamentos se puede restringir derechos de

los ciudadanos, o se puede extender o proteger mejoresos derechos.

El principio de legalidad nació, como hemos visto, conel propósito de garantizar mejor los derechos ciudadanosde los excesos del monarca. Por ello, es legítima lapreocupación cuando el control difuso pueda ser usadopor la Administración para liberarse de esos límites y asípoder actuar en contra de los derechos ciudadanos,sosteniendo que los límites que le impone la ley o losreglamentos son inconstitucionales o ilegales. Sinembargo, si su uso en lugar de facilitar que laAdministración se escape de los límites, refuerza losderechos subjetivos, parece que la preocupación dejade ser tal.

Imaginemos el caso de un impuesto que atenta contrael principio de no discriminación porque trata a dosgrupos de ciudadanos (el A y el B), que se encuentranen una situación idéntica de manera diferente. Elfuncionario a cargo de la aplicación de la norma llegaa la conclusión que la discriminación es inconstitucionaly por tanto decide que no puede cobrarles distinto.Pero si A está menos gravado que B la discriminaciónpuede eliminarse subiendo los impuestos a A o bajandolos de B. Si se aplica control difuso, la decisión nodebería resultar en impuestos más gravosos, sino enmenos gravosos. Por ello se debería bajar los impuestosa B antes de subírselos a A.

La razón de que el control tenga que efectuarse a favordel ciudadano y no en su contra parte justamente dela importancia del principio de legalidad. Si el legisladoren el ejercicio de sus potestades limitó la facultadtributaria, pero al hacerlo discriminó, el control deconstitucionalidad es más consistente con el principiode legalidad, si se respeta la parte de la norma queimpuso límites, a fin de poder justamente proteger elderecho del ciudadano.

Otro ejemplo sería el de un reglamento que, excediendola ley, limita el derecho de propiedad de un ciudadano.La intervención de la autoridad, a través del controldifuso, no debería permitir que el resultado sea unaprivación mayor de la propiedad, pero sí podría resultaren una afectación menor que la prevista en la normade menor jerarquía.

Ello significa que, el conflicto entre el principio delegalidad y el de jerarquía es menor si el principio dejerarquía se usa para reforzar derechos del ciudadanoy no para limitarlos. Los propios revolucionariosfranceses se sentirían cómodos si les comentaran quesu invención (principio de legalidad) puede relajarse sisu aplicación afecta los derechos fundamentales. Si dereforzar derechos individuales se trata, los principiosde jerarquía y legalidad no solo no entran en

Page 88: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

93

Alfr

edo

Bulla

rd G

.

contradicción, sino que se complementan.

Por supuesto que ello no está libre de objeciones yproblemas. No siempre es sencillo saber si una decisiónfavorece o perjudica al ciudadano. Y ello es muchomás problemático en el caso de procedimientostrilaterales donde hay dos ciudadanos y el control difusoafecta a uno y beneficia al otro. Sin embargo,sostenemos que el principio debe mantenerse. Elanálisis será uno de afectación de derechosfundamentales. Si la norma cuya aplicación se buscaevitar es una que afecta un derecho fundamental deuna parte generando un beneficio ilegítimo en la otra,la aplicación del control difuso parece recomendable.Ello pasaba por ejemplo en el caso inicial que citáramosde la toma de la propiedad de postes de una empresapor otra. Allí se justifica el control difuso porque resolverde manera distinta implica la afectación ilegítima deun derecho constitucional por el de otro particular. Laidea no es no afectar al ciudadano a secas, sino noafectar un derecho de naturaleza fundamental. En casode duda, la autoridad debería abstenerse de hacerlo.El principio guía debería ser que la aplicación del controldifuso debería restringirse al reforzamiento de losderechos fundamentales, no a su debilitamiento. Deaplicarse correctamente esta idea, las preocupacionesde buena parte de los detractores del control difusopor parte de autoridades administrativas deberíandesaparecer, pues el principio de legalidad no esdesvirtuado, sino complementado.

Así, como puede apreciarse, si los funcionarios de unaagencia administrativa independiente realizanfunciones cuasijudiciales en el sentido de que suspronunciamientos afectarán los derechos, obligacioneso intereses de los ciudadanos, estos funcionariosdeberán, como ya se dijo, tener ciertas garantías paraque puedan ejercer efectivamente sus funciones yresolver en consistencia con el sistema legal en suconjunto.

Si bien las facultades de las agencias independientenacen de las leyes, estas muchas veces ejercenfacultades para resolver conflictos intersubjetivos,motivo por el cual se debe interpretar las leyes enconcordancia con la Constitución. Así, si bien una leycrea y otorga facultades a las agencias, lo que no puedehacer una ley es negarles la posibilidad de poner envigencia los derechos que la propia Constituciónreconoce.

En ese sentido, las agencias respectivas deben tenerlas facultades legales, en concordancia con laConstitución, que sean necesarias para lograr que esosprincipios se optimicen y puedan ser puestos enpráctica. Si una ley vulnera el sistema económico o losderechos fundamentales de la persona humana, ésta

sería inconstitucional y, por tanto, inaplicable. Una leyno debería establecer que los Tribunales Administrativosno pueden hacer control difuso, pues ello estaríavulnerando la lógica misma de la resolución deconflictos intersubjetivos, en los que los ciudadanostienen derecho a la aplicación del sistema legal en suconjunto, incluida la Constitución y la ley.

En los procedimientos administrativos trilaterales, laposición de los administrados frente a laAdministración no es más una situación total dedesventaja sino que, más bien, la actuación delTribunal Administrativo debe ser neutral, imparcial eindependiente, sometida únicamente al Derecho y,en concreto, al ordenamiento jurídico. Las agenciasautárticas administran justicia, y por tanto debendecidir casos entre particulares sujetándose a losderechos y obligaciones que la ley impone a estosparticulares. Esto no implica que se desarrolle funciónjurisdiccional en lo formal, la que está limitada al PoderJudicial por el artículo 139, inciso primero, de laConstitución. Función jurisdiccional quiere decir queel órgano que la ejerce es el que está en capacidadde decir Derecho de manera definitiva, lo cual no esaplicable a los órganos administrativos, cuyasdecisiones siempre pueden ser revisadas por el PoderJudicial. Pero sí desarrollan función jurisdiccionalmaterial, es decir, de aplicar el Derecho a un conflictointersubjetivo, dándole solución.

Así, son cuasijuridiccionales porque, a pesar de impartirjusticia, no pueden emitir pronunciamientos definitivose irrevisables, potestad que es exclusiva del PoderJudicial. En ese sentido, materias que antes eran decompetencia privativa del Poder Judicial como losprocesos concursales, de protección al consumidor,entre otros, ahora son de conocimiento previo por partede organismos administrativos especializados en dichasmaterias, teniendo la Administración una competenciaprimaria, esto es, casos que podrían ser conocidos o lofueron de manera directa por el Poder Judicial, sonpor razones técnicas o de diverso orden derivadas demanera previa a la Administración. Al resolver estoscasos, los Tribunales Administrativos hacen y dicenjusticia sin perjuicio que corresponda a las Cortesdeterminar de manera definitiva si hicieron y dijeronjusticia de manera correcta.

Como hemos visto, la labor de los TribunalesAdministrativos se asemeja a la realizada por los jueces,toda vez que son entes que deben actuar de maneraneutral, imparcial e independiente, siendo susdecisiones producto del análisis del ordenamientojurídico al caso particular y para el cumplimiento de sufunción resolutoria, los Tribunales Administrativos noestán sometidos a autoridad alguna. Asimismo, debenaplicarse las garantías del debido proceso a los

Page 89: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

94

procedimientos administrativos que se tramitan anteellos38. Esto implica que los administrados tienen elderecho que los conflictos entre particulares sujetos ala decisión administrativa sean resueltos resguardandosus derechos fundamentales. Y es un derechofundamental de todo administrado que la Constitucióntenga plena y total vigencia en el procedimiento, y dichavigencia no puede estar limitada al proceso judicial,debe incluir al procedimiento administrativo. Por ello,el Tribunal Administrativo deberá velar por que laConstitución se aplique y no podrá inaplicarla en elcaso concreto que tiene que resolverse.

Por otro lado, debemos recordar lo que enseñabaKelsen sobre la regularidad de la producción de lasnormas, ya sean éstas generales o particulares:legislación y ejecución (supuestamente, los actos queemiten los jueces y, en especial, la Administración) sondos etapas jerarquizadas de “creación del Derecho”, ydos etapas intermedias. La Constitución, ley,reglamento, acto administrativo y sentencia, acto deejecución, son simplemente los estados típicos de laformación de la voluntad colectiva en el Estadomoderno39. Las garantías de la legalidad de losreglamentos y las de la constitucionalidad de las leyesson, entonces, tan concebibles como las garantías dela regularidad de los actos jurídicos individuales. Enotras palabras, las normas de inferior jerarquía, ya seangenerales o particulares, deben respetar las normas demayor jerarquía40. El control difuso es uno de losmecanismos por el cual se busca garantizar laregularidad de la producción de las normas.

Al momento de emitir nuestros actos, puede darse elcaso que la ley aplicable sea inconstitucional. Bajo elprincipio de legalidad, debemos emitir el actoadministrativo cumpliendo la ley, a sabiendas que elacto emitido es legal pero, paradójicamente, porrespeto a los principios clásicos del Derecho,inconstitucional. Al momento de decidir un casoconcreto, debemos preguntarnos: ¿qué debemospreferir? ¿emitir actos administrativos legales peroinconstitucionales o constitucionales pero legales?.Asimismo, ¿podríamos decir que el acto administrativoemitido es un acto fundado en Derecho si viola laConstitución?

Es importante recordar que al momento en que el juezJohn Marshall emitió el pronunciamiento que facultabaa realizar control difuso a los jueces, no existía norma

expresa alguna en la Constitución que lo facultase ainaplicar una ley para un caso particular41. Lajurisprudencia entendió que implícitamente estabadentro de sus competencias la facultad de inaplicaruna norma que vulnerase la Constitución para el casoparticular. Debía preferirse la Constitución por sobrecualquier otra norma.

Este pronunciamiento fue una decisión bastantepolémica en su momento y no del total agrado de lospolíticos. Sin embargo, a la luz de los años esta decisiónha sido una de las decisiones judiciales más acertadasque ha emitido la jurisprudencia en la historia jurídicamoderna. El control difuso se ha convertido en uno delos mecanismos más eficientes de defensa de laConstitución y de los derechos fundamentales queactualmente existe.

No existe pues razón para pensar por qué la pirámidede Kelsen, que establece la primacía de la Constituciónsobre otras normas de inferior jerarquía, debe invertirsecuando quien debe decir Derecho es un TribunalAdministrativo o una agencia autártica. Ello, ademásdesvirtuaría por completo el control que laAadministración debe hacer sobre sus propios actosprecisamente para preservar la legalidad de los mismos.

Es un derecho de los particulares que al decirse Derechose apliquen las normas pertinentes y es una facultadde la Administración poder enmendar cualquier defectocuya corrección pueda ser llevada a cabo por el PoderJudicial.

La finalidad de un procedimiento administrativo nopuede ser otra que la vigencia absoluta de la ley(entendiendo por ley, toda norma del ordenamientojurídico). Lo señalado se refuerza por el hecho particulary específico en virtud del cual la Administración Públicaactúa regida por el principio de legalidad. A partir detal constatación, es lógico afirmar que quien se rige ensus actuaciones por la ley debe también tener comofinalidad el irrestricto cumplimiento de la misma cuandode aplicarla a casos particulares se trata.

La finalidad de aplicar la ley a través de unprocedimiento administrativo coloca a la autoridadadministrativa en la necesidad de tener que definir quéley es la aplicable al caso que conoce y definir laconsecuencia querida por el legislador paradeterminadas conductas en un tiempo determinado.

38 ESPINOSA-SALDAÑA, Eloy. “Apuntes sobre la exigibilidad de un debido proceso en los diferentes Procedimientos Administrativos. Reflexionessobre las experiencias peruanas y mundiales sobre el Particular”. En: Derecho & Sociedad 15. 2000. pp. 83-92.

39 KELSEN, Hans. “La garantía jurisdiccional de la Constitución”. En: Ius et Veritas 9. p. 18.40 Ibid. pp. 18-19.41 QUIROGA LEÓN, Aníbal. “Control difuso y control concentrado en el Derecho Procesal Constitucional peruano”. En: Derecho 50. Lima: Facultad

de Derecho de la Pontifica Universidad Católica del Perú. pp. 207-233. GARCÍA BELAÚNDE, Domingo. “De la Jurisdicción Constitucional alderecho procesal constitucional”. Segunda edición. Lima: Grijley. 2000. p. 118.

Page 90: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

95

Alfr

edo

Bulla

rd G

.

En otras palabras, en la aplicación de la ley la autoridadadministrativa no puede sustraerse a la evaluación eidentificación de la ley vigente al momento deproducirse los hechos cuyo juzgamiento tieneencomendado pues, precisamente, esa es la actuaciónque le corresponde para garantizar la plena vigenciade la misma.

Por el contrario, en los procedimientos bilaterales, másque la solución a un conflicto intersubjetivo, lo queexiste es la obligación de tutela por parte de laAdministración Pública de los intereses colectivos. Eneste caso, la doctrina entiende que la funciónadministrativa es la actividad desarrollada por losórganos públicos en relación jerárquica (aspectoorgánico), para la ejecución concreta y práctica de loscometidos estatales (aspecto sustancial) que se haceefectiva mediante actos42 y hechos jurídicos públicos(aspecto procesal)43. Así, la Administración es unaorganización encaminada a concretar los fines delEstado, para lo cual recaudará impuestos; evaluará quelos administrados cumplan con determinados requisitospara realizar determinadas actividades y luego losfiscalizará; será titular de ciertos servicios, etcétera.

Así, el principio de legalidad nació y tuvo su desarrollodentro de la concepción de las relaciones jurídicasbilaterales Administración-Administrado pues sería enestos casos en que era importante limitar la esfera deactuación de la Administración Pública, la cual seconcebía como una organización dotada de privilegiosy prerrogativas frente al particular. En esta relaciónbilateral la Administración, originariamente, exigía oprohibía determinadas conductas a los ciudadanosporque se entendía que la gestión y el servicio queprestaba la Administración estaban en función delinterés colectivo.

Sin embargo, es aconsejable, como ya se ha visto, queentre los límites que se ponga al principio estéjustamente el que hemos señalado: que la aplicacióndel control difuso no resulte en una restricción de losderechos individuales. Así, podemos ser consistentessin necesidad de avivar justificados temores respectode que el control difuso sea un poder más de laAdministración, poder que podría ser mal utilizado.

Bajo estas consideraciones, como ya se ha anotado, elriesgo de un conflicto entre el principio de jerarquía yel de legalidad se reduce, porque la legalidad siguesiendo guardiana de los derechos ciudadanos y loslímites al poder, encontrando en el principio de jerarquía

antes que un enemigo, un aliado en el cumplimientode su meta.

VII. QUE LA NORMA INAPLICADA SEAMANIFIESTAMENTE INCONSTITUCIONAL

Éste es el único principio que se desprende delconsiderando 156 de la sentencia de fecha 3 de Juniodel 2005 del Tribunal Constitucional, en la que sesugiere tímidamente la posibilidad de aplicar controldifuso por órganos administrativos. Lo que parece quese quiso decir es que el control difuso no se justifica encualquier violación al ordenamiento, sino solo a aquellaque sea manifiesta y evidente. Pareciera que el Tribunalha querido evitar que los órganos administrativostengan una suerte de control difuso “muy sofisticado”.Prefieren solo conceder a la autoridad administrativael control de lo “grosero”.

Lamentablemente no existen criterios definidos, peroen términos generales parece un principio saludable.El control debe hacerse para aquello que, siendomanifiestamente inconstitucional, no puede obligar ala Administración a apañarlo.

Al igual como ocurre con los conceptos anteriores, lainconstitucionalidad manifiesta reduce el riesgo dearbitrariedades pues impone en la Administración unestándar alto.

¿Qué es manifiestamente inconstitucional?Posiblemente el Tribunal nos lo aclare en próximassentencias. Ahora, si concordamos este aspecto con elreferido a que el control solo se puede aplicar paraproteger derechos fundamentales, lo que deberíamosbuscar es una manifiesta violación en la normainaplicada de un derecho fundamental de losciudadanos.

VIII. CONCLUSIÓN

Sin duda voltear la piramidal de Kelsen en un sentidoo en el otro va a generar controversia. Sería aventurarsemucho reconocer un control difuso general para todala Administración en toda circunstancia. Pero tambiénresultaría obtuso negarse a reconocer en ciertascircunstancias cierto nivel de control.

Este artículo plantea finalmente que el control difusodebe operar en aquellas circunstancias concretas enque el conflicto entre el principio de legalidad y el dejerarquía de las normas no sea realmente serio. De los

42 En donde se refleja claramente la situación de ventaja que tiene la Administración frente al administrado es en los caracteres jurídicos que rodeanal acto administrativo: la presunción de legitimidad, ejecutividad, ejecutoriedad, estabilidad e impugnabilidad. Al respecto, Ver: DROMI, JoséRoberto. “El Acto Administrativo”. Buenos Aires: Ciudad Argentina. 1997. pp. 75 y siguientes.

43 DROMI, José Roberto. “Introducción al Derecho Administrativo”. Madrid: Grouz. 1986. p. 74.

Page 91: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

96

muchos elementos que pueden identificarse, hemosindicado tres, uno de los cuales ya ha sido reconocido,aunque de manera imprecisa, por el TribunalConstitucional. Estos elementos hacen que el tintegarantista del principio de legalidad no se veaseriamente afectado, y que por el contrario se veareforzado por la asistencia que el principio de jerarquíapuede dar para tutelar los derechos fundamentales.

Estos elementos son:

a. El carácter autártico del órgano o Tribunaladministrativo. Cuanto más independiente yautónomo sea, y cuanto más esté vinculada suactividad a la solución de conflictos intersubjetivos,más servirá el control difuso como una herramientade garantía de los derechos ciudadanos y de límiteal ejercicio excesivo del poder.

b. La protección de derechos ciudadanos. Si el controldifuso se usa para reforzar derechos ciudadanos (yno para debilitarlos) sus fines estarán plenamente

alineados con los perseguidos por el principio delegalidad, es decir, el de poner límites al gobernante.Un control difuso que usa el principio de jerarquíapara limitar al gobernante es consistente con elprincipio de legalidad.

c. Carácter manifiestamente inconstitucional de lanorma inaplicada. Cuanto más evidente sea laviolación, más evidente será que el emisor de lanorma se excedió, por tanto los riesgos de excesospor parte de la autoridad que controla y protege lajerarquía de las normas serán menores.

Sin duda, Kelsen ha contribuido mucho a la concepcióndel Derecho como lo conocemos. Pensar en que supirámide se aplica sin excepciones siempre es tanutópico como pensar que la Administración Pública nodebe poder aplicarla nunca. El control difuso no es otracosa, como todo en el Derecho, que una simpleherramienta para mejorar la convivencia humana.Mientras ese sea nuestro objetivo, no será necesarioponer a Kelsen de cabeza.

Page 92: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

97

Car

los

Cár

dena

s Q

uiró

s

¿Cuándo nos encontramos ante una errata?¿Cómo debe efectuarse el procedimiento derectificación? ¿Qué consecuencias se generanpor la no corrección de aquellos errores? Talesinterrogantes son solo algunas de lascuestiones que el autor absuelve al desarrollar–con claridad– un tema que, habiendo sidopoco estudiado, puede traer gravesconsecuencias en el ordenamiento jurídico.

A través del presente artículo el autor realizaun minucioso análisis sobre las erratas, elmismo que partiendo de una aproximacióngeneral –ilustrada con gráficos y curiososejemplos– se centra luego en las erratas en lapublicación de normas legales.

LAS ERRATAS EN LA PUBLICACIÓNDE LAS NORMAS LEGALES*

Carlos Cárdenas Quirós**

Miembro del Comité Consultivo de THEMIS

* La presente, es una versión revisada y ampliada de parte sustancial del discurso que el autor leyó en el acto de su recepción como Académico deNúmero de la Academia Peruana de Derecho realizado el 15 de marzo de 2004.

** Catedrático de Derecho Civil en la Pontificia Universidad Católica del Perú y la Universidad de Lima. Académico de Número de la AcademiaPeruana de Derecho. Académico Correspondiente de la Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales de Córdoba. Académico Honorariode la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de España. Socio Extranjero de la Academia de Iusprivatistas Europeos de Pavía (Italia). ExSuperintendente Nacional de los Registros Públicos.

Page 93: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

98

I. INTRODUCCIÓN: LAS ERRATAS

El presente trabajo está dedicado a formular algunasreflexiones acerca de las erratas en la publicación delas normas legales.

Antes de entrar en la materia estrictamente jurídica,considero de interés abordar la cuestión de las erratasde una manera más general.

La expresión errata es definida en el Diccionario deAutoridades de la siguiente manera: “Es lo mismo queerror; si bien el uso moderno contrae este nombre alos defectos y mentiras que se hallan en lo impreso oescrito, por negligencia de quien imprime o escribe; yasí se dice: este libro está lleno de erratas (...)”.

Todos aquellos que someten un texto a publicaciónson potenciales víctimas de los yerros en lareproducción por obra y gracia de los así llamadosduendes de la imprenta.

José Esteban, quien ha dedicado un simpático libro altema, titulado “Vituperio (y algún elogio) de la errata”1,menciona el caso del escritor mejicano Alfonso Reyes(quien definió la errata como “especie de viciosa floramicrobiana siempre tan reacia a todos los tratamientosde la desinfección”), uno de cuyos libros “apareciótan lleno de erratas que suscitó este graciosocomentario de Ventura García Calderón: “Nuestroamigo Reyes acaba de publicar un libro de erratasacompañado de algunos versos”2.

Según el mismo Esteban, las fe de erratas aparecieronsólo cuarenta años después de la imprenta, siendo laprimera conocida de 14783.

Las erratas pueden perturbar ligeramente el sentidode un texto o alterarlo completamente. Como explicael autor citado4, refiriéndose a los principales tipos deerratas, éstas “técnicamente, pueden consistir en lasustitución de una letra o signo por otro; en la omisiónde una o más palabras, y aun de todo un pasaje; en larepetición de una o varias palabras o de todo un trozo;

en la mala división de las palabras al final de línea; enel espaciado irregular; en las ‘calles’ ocasionadas porel encuentro fortuito de varias terminaciones depalabras en el mismo lugar de varias líneas sucesivas,con lo que los blancos del espaciado forman porsuperposición una línea blanca continua”.

Muchas erratas producen efectos cómicos. A esterespecto no puedo resistirme a la tentación dereproducir algunas pocas de entre aquellas que Estebantoma de la obra de Juan José Morato, “Guía prácticadel compositor tipográfico”5.

“Al emplear el aparato de mi invención para pecar adistintas profundidades, conviene poner untermómetro en el punto de amarse.” (Por pescar yamarre).

“Muchos funcionarios han sido ascendidos parapremiar sus vicios especiales.” (Por servicios).

“En el quinto toro de esta tarde le dieron la oveja aldiestro encargado de estoquearle, y el público leobsequió con palomas, boinas rotas y cigarros.” (Pororeja, palmas y botas, respectivamente)

(Crónica de toreo) “El público ha tributado una granoración al diestro.” (Por ovación).

“El joven crudito (.... )” (Por erudito).

“Se ensaya en el Teatro Español un drama históricotitulado La expulsión de los mariscos.” (Por moriscos).

“La corte hacía alarde en sus ceremonias de un hijoasiático.” (Por lujo).

Joaquín Edwards Bello, distinguido escritor chileno,Premio Nacional de Literatura en 1943 y PremioNacional de Periodismo en 1959, protagonista de lamagnífica novela de Jorge Edwards de recienteaparición que lleva por título “El inútil de la familia”,se refirió también a esta materia en las crónicas quepublicaba en el diario “La Nación” de Santiago de

1 ESTEBAN, José. “Vituperio (y algún elogio) de la errata”. Segunda edición. Madrid: Renacimiento. 2003.2 EDWARDS BELLO, Joaquín. “En torno al periodismo y otros asuntos”. Santiago de Chile: Andrés Bello. 1969. p. 11. EDWARDS BELLO, Joaquín

relata este mismo episodio así: “Cuentan del maestro de escritores mexicanos Alfonso Reyes, lo siguiente: apareció uno de sus libros convertidoen mazamorra de erratas; el crítico Diez Canedo interpretó el caso con humorismo: un libro de erratas con algunos versos. Alfonso Reyes guardócama una semana”.

3 Ibid. p. 12. Es interesante referir que, en el largo procedimiento al que estaba sometida en España la publicación de un libro en el siglo XVII,existía la necesidad de contar con el denominado “testimonio de las erratas”, que suponía “la verificación de que lo imprimido se correspondíacon lo aprobado” (ver: “El ‘Quijote’ de 1604”, nota aparecida en el suplemento “Babelia” de El País en su edición de 6 de noviembre de 2004).En efecto, basta mencionar como ejemplo que la edición del Quijote de 1605 incluye el “Testimonio de las erratas” firmado por “El LicenciadoFrancisco Murcia de la Llana” en los siguientes términos: “Este libro no tiene cosa digna de notar que no corresponda a su original; en testimoniode lo haber correcto di esta fe. En el Colegio de la Madre de Dios de los Teólogos de la Universidad de Alcalá, en primero de diciembre de 1604años”.

4 Ibid. p. 104.5 MORATO, Juan José. “Guía práctica del compositor tipográfico” Madrid: Hernando. 1900. pp. 13-19.

Page 94: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

99

Car

los

Cár

dena

s Q

uiró

s

Chile, las que daban lugar a interesantes diálogos consus lectores. Uno de éstos, de nombre HipólitoBuenavista, le escribió en cierta ocasión diciéndole losiguiente:

“Asi como otros coleccionan sellos, antigüedadesartísticas o dinero, a mí me ha dado por entretenermejuntando errores de imprenta, o ‘patos’ graciosos, enlos diarios y en libros de actualidad. Como el famosoRipley, yo podría probar la autenticidad de mis‘perlas’”6.

Y a continuación hace una enumeración de ejemplosde erratas especialmente divertidas, algunas de lascuales reproduzco seguidamente:

“Donde dice: ‘El obispo padecía una encefalitislitúrgica’, debió decir: ‘el obispo padecía una encefalitisletárgica’.

Donde dice: ‘El Ministro es un brujo para el país’, léase‘el Ministro es un lujo para el país’.

Donde dice: ‘Yo mamo con fruición a mi patria’, debiódecir: ‘yo amo con fruición’.

Donde dice: ‘los diarios publicaban el retrato de Francoen forma destaca’, debió decir: ‘en forma destacada’.

Donde dice: ‘Chile adhirió al Pacto, en principio, consalvavidas’, debió decir ‘con salvedades’.

Donde dice: ‘la señora Fulana de Tal amenazó laceremonia cantando’, debió decir, ‘la señora amenizó’.

Donde dice, ‘Zabaleta es el primer aprista del mundo’,debió decir ‘Zabaleta es el primer arpista’.

Donde dice: ‘Los conquistadores trajeron de Españaun cerdo católico’, léase ‘un credo católico’.

Donde dice: ‘El coronel Perón fue arrestado cuandosalía de la piscina con levita’, debió decir ‘con la Evita’”7.

El mismo Joaquín Edwards Bello, quien refiere quesufrió “la afrentosa publicación clandestina de En elviejo almendral, con más de 160 errores de todasclases”8, ofrece el siguiente testimonio como víctimaconstante de las erratas:

“Momento de emoción para los escritores, es aquelde ver a la persona que compra uno de sus libros ensu presencia, sin conocerles. Cuando me ha ocurridoeso, y veo que una persona de apariencia extranjeracompra uno de mis libros, indeseables para mí, sufrobastante. Remedio radical sería comprarlos todos yhacer un auto de fe. Lo intenté, pero son como lescheveux de Leonore, quand y en a plus y en a encore(...). Hace poco en cierta baratura vi salir dos docenasde Viejos almendrales en dos días. Pensé hacer unaclave para entregar a los lectores de dicho adefesio.Diría así poco más o menos: donde dice en el dintelde la puerta, lea bajo el dintel; donde dice dura, leapura; donde dice abuelo, lea padre; donde dicefrazada, lea zafada; donde dice oreja, lea ojera; dondedice Esmeralda, lea Esmaltada; donde dice galpones,lea galopes; donde dice tasaban, lea rasaban (...).

Si por mí fuera, no permitiría que publicaran librosmíos hasta dentro de unos cien años (...) y depurados,corregidos, compendiados. Ver La chica del Crillón, enlibrerías, o en manos de alguien, es algo que meproduce un desorden mental considerable. El indicadolibrito tuvo un solo mérito: el de tranquilizar a losenvidiosos. Todo fracaso es una contribución a lachatura general”9.

Según Jardiel Poncela10, “la errata más grande y másgrave que se recuerda es aquella en que en unperiódico, dando cuenta de un naufragio en alta mar,apareció publicado lo siguiente:

“A pesar de los esfuerzos de la marinería y de laoficialidad del barco siniestrado, que se comportaronheroicamente en el salvamento del pasaje, perecieronahogadas 34 personas.Descansen en pez.”

6 EDWARDS BELLO, Joaquín. Op. Cit. p. 139.7 Ibid. pp. 139-140.

En carta de 21 de junio de 2004, el ilustre académico español Juan Vallet de Goytisolo me escribió lo siguiente:“Recuerdo entre las erratas no jurídicas, dos de un diario de Bilbao de hace ya años. Una por escaparse una ‘t’, apareció que el Obispo ‘ponderólos hermosos culos de las hijas de María’; y otro, por saltar una línea de un artículo a otro (hoy ya no sería posible al desaparecer las linotipias yhaberse introducido el ordenador en las imprentas), que detrás de una línea que concluía por la ‘divina Santa Teresa’, decía en la otra ‘pistola enmano hizo frente a la guardia civil”.

8 EDWARDS BELLO, Joaquin. Op. Cit. p. 128. Dice el autor en otra de sus crónicas: “Creo que entre las obras nacionales del último tiempo,ninguna le gana en errores de imprenta a la titulada En el viejo almendral, por la librería Séneca, publicada por una imprentilla de lance, enBuenos Aires. Será por lo mismo que he sentido un goce mezquino al notar errores en otras obras. La naturaleza humana es deleznable”. Ibid.p. 134.

9 Ibid. p. 130. Cuenta Edwards Bello que “en la Casa Grasset, editorial de París, situada en la calle de Saints Péres, 61, el editor hacía poner en lasvitrinas, para que el público las viera desde la calle, los pliegos de las pruebas corregidas, pero no definitivas, para que el público ayudara acorregirlas. A la persona capaz de indicar un error le daban en el acto dos francos. Cuenta don Antonio Romera que él iba seguido a mirar paraentretenerse. Si en Chile adoptaran el sistema de Grasset, algunas editoriales quebrarían”. Ibid. p. 133.

10 JARDIEL PONCELA, Enrique. “Máximas mínimas y otros aforismos.” Barcelona: Edhasa. 2000. pp. 218-219.

Page 95: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

100

A decir de Francisco Mendoza Díaz-Maroto11, “lacorrección de erratas ha constituído siempre una gravepreocupación –y hasta pesadilla– de los autoresescrupulosos, que no somos todos. No lo era Cervantes,y si a su escaso interés sumamos el no muy exquisitotrabajo de Juan de la Cuesta y sus muchachos, elresultado es la muchedumbre de erratas que afean laedición príncipe del Quijote. El daño fue en algún casoirreversible, pues el episodio del robo del rucio, omitidoen ella, aparece intercalado en la segunda edición deCuesta, pero en lugar inadecuado, ¡por el propioautor!”.

Con aguda ironía, Jardiel Poncela12 indica que “laimprescindible necesidad de corregir las erratas quepueden aparecer en un libro da la certeza de quealgunos libros se han leído, al menos una vez y poruna persona al menos”.

Pablo Neruda distingue creativamente entre las erratasy los erratones:

“Las erratas se agazapan en el boscaje de consonantesy vocales, se visten de verde o de gris, son difíciles dedescubrir como insectos o reptiles armados de lancetasencubiertos bajo el césped de la tipografía. Loserratones, por el contrario, no disimulan sus dientesde roedores furiosos”13.

Cuenta que en uno de sus libros lo atacó un erratónque califica de “bastante sanguinario”.

Indica el poeta: “Donde digo ‘el agua verde del idioma’la máquina se descompuso y apareció ‘el agua verdedel idiota’. Sentí el mordisco en el alma. Porque paramí, el idioma, el idioma español, es un cauceinfinitamente poblado de gotas y sílabas, es unacorriente irrefrenable que baja de las cordilleras deGóngora hasta el lenguaje popular de los ciegos quecantan en las esquinas. Pero ese ‘idiota’ que sustituyeal ‘idioma’ es como un zapato desarmado en mediode las aguas del río”14.

Admite que “la novela puede pasar por encima de lostraviesos errores de composición y linotipia. Pero lapoesía es sensible y tropieza en los lancinantesobstáculos. La poesía se resiente a menudo del ruidode las cucharillas de café; de los pasos de la gente queentra y sale, de la risotada a destiempo. La novela tiene

una geografía más montañosa y subterránea dondese guardan trajes prehistóricos y equivocacionesartificiales”15.

Y cuenta el caso de su “amiguísimo” ManuelAltolaguirre, “poeta gentil de España”, de quien diceque “procreaba erratas y erratones, y hasta llegó acolocarlos en la portada, donde se advirtieron despuésde estar los libros derramados por las librerías. A él, ami queridísimo Manuel Altolaguirre, pertenece aquellaproeza en el campo de los errores que contaré. Porquese trataba de un rimbombante y melífluo rimadorcubano, jacarandoso como él solo, para quien y enmuy pocos ejemplares imprimió mi amigo una pequeñaobra maestra tipográfica.

- Errores? preguntó el poeta.

- Ninguno, por cierto – contestó Altolaguirre.

Pero al abrir el elegantísimo impreso se descubrióque allí donde el versista había escrito: ‘Yo sientoun fuego atroz que me devora’, el impresor habíacolocado su erratón: ‘Yo siento un fuego atrás queme devora’.

Jacarandoso autor y culpable impresor tomaron juntosuna lancha y sepultaron los ejemplares en medio delas aguas de la bahía de La Habana”16.

No es de extrañarse, en consecuencia, dado el singularprotagonismo alcanzado por las erratas, que seanobjeto de citas célebres como ésta atribuida a MarkTwain: “Hay que tener cuidado con los libros de salud:podemos morir por culpa de una errata”; de novelas,como la de José Saramago titulada “Historia del cercode Lisboa” (aun cuando en este caso no se tratapropiamente de una errata sino de un error deliberado:un no introducido por el personaje del corrector depruebas, Raimundo Silva, con lo que resulta que loscruzados no ayudaron a los portugueses a recuperarLisboa de manos de los moros); de cuentos, como eldel escritor cordobés Norberto Luis Romero titulado“Erratas”; y aun de sonetos dedicados a ellas.Transcribo a continuación dos. El primero pertenece alescritor y político uruguayo Emilio Frugoni y se titula“La errata”. Su texto es el siguiente:

11 MENDOZA DÍAZ-MAROTO, Francisco. “La pasión por los libros. Un acercamiento a la bibliofilia.” Madrid: Espasa Calpe, S.A. 2002. p. 236.12 JARDIEL PONCELA, Enrique. Op. Cit. p. 217.13 NERUDA, Pablo. Op. Cit. Tomo V. Barcelona: Galaxia Gutenberg. Círculo de Lectores. 2002. p. 236.14 Ibídem. En casos como el relatado por Neruda, uno encuentra explicación para la ingeniosa frase de Jardiel Poncela cuando dice que “una errata

de imprenta es siempre una invitación al crimen” (Ibid. p. 218).15 Ibídem.16 Ibid. pp. 236-237. Nota 2.

Page 96: INDICE - PUCP

Car

los

Cár

dena

s Q

uiró

s

II. ERRORES Y ERRATAS. EL CASO DE LAS NORMAS LEGALES. ALGUNOS EJEMPLOS

Preciso es distinguir las erratas de los errores propiamente dichos. Los errores son equivocaciones que aparecen en la redacción de un escrito y que son de orden conceptual. Diferentes, por tanto, de las erratas, que son equivocaciones involuntarias de naturaleza puramente material producidas al transcribirse un texto. Como expresa Acosta Romero18, “la errata es la equivocación material cometida en un impreso o manuscrito por descuido, torpeza, confusión o lo ilegible de un original”19. Ello coincide con la definición de errata que ofrece el Diccionario de la Lengua Española: “Equivocación material cometida en lo impreso o manuscrito”.

Veamos el siguiente caso citado por Luis Moisset de Espanés a propósito de las traducciones que, por cierto,

son un campo especialmente fértil para que se produzcan errores con frecuencia:

“En un trabajo publicado por un profesor universitario encontré un día la siguiente frase, que reproduzco textualmente: ‘En el antiguo derecho francés se le denomina renta vitalicia o viajera...’.

¡Pobre renta! ¡Me la imagino descendiendo de un viejo coche de postas, ahogada por el polvo del camino, sosteniendo en sus manos una gran maleta de cuero, algo gastada, como corresponde al equipaje de los trotamundos!

¿De dónde había sacado este buen señor que a la renta se le llamaba ‘viajera’? El error proviene de una defectuosa traducción de la palabra francesa ‘viagère’, que significa precisamente ‘vitalicia’ y ha sido traducida

17 FRUGONI, Emilio. “La errata”. Citado por EDWARDS BELLO, Joaquín. Op Cit. pp. 126-127. Debo dejar constancia de que el texto de Edwards Bello que he tenido a la vista, consigna, en dos ocasiones (pp. 126 y 141), como apellido del autor del soneto Frugone y no Frugoni, atribuyéndole además la nacionalidad argentina. Lo primero confirma, una vez más, que Edwards Bello era un autor al que ciertamente perseguían sin descanso las erratas. Como curiosidad, cabe mencionar que uno de los libros de poemas del poeta español José María Parreño se titula “Fe de erratas”.

18 ACOSTA ROMERO, Manuel. “Segundo Curso de Derecho Administrativo”. Segunda edición actualizada. México: Porrúa. 1993. p. 64. 19 En el ámbito bursátil no son infrecuentes tampoco los errores tipográficos, según da cuenta una noticia aparecida en el diario “El

Comercio” de Lima el 3 de septiembre de 2004 con el título de “Un dedazo puede costar muchos millones en Wall Street”. En el texto se informa del caso de un operador de Morgan Stanley que “colocó una orden para comprar una gran canasta de acciones valorada en varios miles de millones de dólares, en lugar de decenas de millones correspondiente al precio que quería pagar”. También de otro en que “un error tipográfico en Lehman Brothers Holdings Inc. resultó en una exageración de US$1.000 millones en la cantidad de apuestas bajistas o posiciones cortas, para las acciones del grupo de medios de comunicación Viacom Inc.”. Se agrega que “en Wall Street, esta clase de errores se denominan comúnmente ‘síndrome del dedazo’ porque a menudo son causados por pulsar la tecla errónea”. “El País”, en su edición de 24 de septiembre de 2005, informa del caso de una madrileña que, gracias a un error tipográfico en un folleto publicitario que recibió en su casa, ha podido adquirir un auto de lujo, cuyo precio real ascendía a 45.000 euros, por 9.000 euros. Señala la noticia que la mujer recibió un folleto publicitario en el que se ofertaban autos de lujo por 9.000 euros por lo que acudió al concesionario para adquirir uno. “Los empleados del concesionario le dijeron que debía haber un error tipográfico en la edición. Además, los trabajadores del establecimiento adherido al sistema arbitral de consumo, restaron importancia al precio que figuraba en la publicidad y respondieron a la mujer que nadie que conociera mínimamente el mercado podía dar credibilidad a semejante descuento, según un portavoz de la Dirección General de Consumo. Ante esta respuesta la mujer acudió al Instituto Regional de Arbitraje de Consumo para solicitar su mediación. En su laudo arbitral, el instituto estableció que el concesionario debía vender el coche a la mujer por el importe publicitado ya que al buzoneo de la publicidad errónea no siguió otro avisando del error ni tampoco se expuso un cartel en el comercio en el que se alertara de la errata”.

THEMIS 51 Revista de Derecho

101

Car

los

Cár

dena

s Q

uiró

s

"Es un duende maligno y solapado. Saltaen medio de las frases que el ingenio combina,

hunde en plena belleza el puñal de una falta.

La construcción magnífica del pensador asalta. Al globo del estilo clava traidora espina.

Y en el concierto mágico del verbo desafina

emitiendo su nota perturbadora y alta.

El incansable artífice, a golpes de martillo y de cincel ilustra su castillo encantado, y él de un papirotazo desbarata el castillo.

En el cáliz del numen su ponzoña deslíe, y en el templo de Apolo, tras el dios colocado,

con una mueca infame, grotescamente, ríe”17.

El segundo se titula “Soneto a la errata” y es del escritor y dramaturgo español Alfonso Sastre:

“Escritores dolientes, padecemos esta grave epidemia de la errata.

La que no nos malhiere es que nos matay a veces lo que vemos no creemos.

Tontos del culo todos parecemos ante el culto lector que nos maldice:

y nos trata de gilis o de memos.

Los reyes de Rubén se hicieron rayos. Subrayé, mas no vino la cursiva.

Donde pido mejores van mujeres.

Padecemos, leyéndonos, desmayos. El alma queda muerta, más que viva

pues de erratas te matan o te mueres.

Con sólo cinco erratas y un desliz en mi soneto, sería yo feliz”.

“Este escritor no sabe lo que dice”,

Estrambote:

y con una terrible voluntad asesina

Page 97: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

102

por ‘viajera’. ‘Viagère’ deriva del latín ‘vi-agere’, ysignifica que obra o actúa de por vida, es decir ‘vitalicio’;en cambio el vocablo que en francés sirve para designara una viajera es ‘voyageuse’. El traductor, seducido porla similitud de los vocablos, incurrió en un error quehabría obviado con sólo recurrir al diccionario”20.

Como reza el proverbio italiano: “traduttore,tradittore”.

Las normas legales no escapan al riesgo de incurrirseen errores en su redacción, como parece evidentesiendo como son obra humana21. Además, conformelo recuerda don Ramón Serrano Suñer22, “como dicecrudamente Carnelutti, el legislador puede ser –y loes muchas veces– analfabeto, y el juez no puedeserlo”.

Por supuesto, tampoco en este ámbito, como señalaPérez Serrano23, “vale confundir las especies: unacosa es... la errata auténtica, material, pura y sinmalicia, y otra muy distinta la equivocación padecidapor el autor del texto, aunque más tardecommoditatis causa, con un fácil endoso de culpasy responsabilidades, se quiere imputar al sufridotipógrafo lo que fue inadvertencia del redactor. Locual entraña también cierta gravedad, porquemediante ese mecanismo simplista se intenta corregircomo si fuera un fallo de la linotipia lo que realmenteno lo es, y así se prescinde arbitrariamente delprocedimiento legal adecuado para modificar untexto que se aprobó en términos indebidos, pero quefue aprobado desde luego”.

Así, puede ocurrir, por ejemplo, que un mismo cuerpolegal contenga normas contradictorias entre sí,resultado de la falta de prolijidad en la regulaciónatribuible al legislador.

¿Cómo resolver esta situación a todas luces censurable?

Considero que en ese caso corresponde al intérpreteprocurar la conciliación de las normas que aparecencomo incompatibles entre sí y, por tanto, determinarque es factible su coexistencia.

Pero, si ello no es posible, comparto la opinión deMessineo en el sentido de que “se debe recurrir a laque se llama interpretación abrogante (interpretatioabrogans), o sea, considerar como no escrita aquellade las dos normas que se presente, respecto de la otra,como desviación de los principios”24.

Hay otro tipo de errores, no de erratas, que se producencuando se emplea una expresión impropia, comoocurría, por ejemplo, con el artículo 1433 del CódigoCivil que señalaba:

“Las reglas de los artículos 1431 y 1432 son aplicablescuando el incumplimiento de la prestación se haceparcialmente imposible...”.

Esa era la redacción conforme al texto autógrafo delCódigo. Errónea, sin duda (¿incumplimientoparcialmente imposible?), pero no afectaba a fin decuentas el sentido de la regla cuyos alcances podíanestablecerse sin mayor dificultad.

Cabe a este respecto relatar una anécdota. Producidala publicación del Código Civil de 1984, lo que se hizodurante varios días sucesivos en el mes de julio de eseaño en separatas especiales del diario oficial “ElPeruano”, se detectó este error que provenía de losprimeros proyectos de reforma. Alguien le propuso alMinistro de Justicia de ese entonces, que a la sazónera el doctor Max Arias Schreiber Pezet, rectificar eltexto, a lo que éste se opuso rotundamente diciendo:“Ese es un error del Código, no una errata”. Y elartículo en cuestión quedó tal cual, hasta que reciénen mayo de 1995 se dictó la Ley 26451 que enmendósu texto25.

20 MOISSET DE ESPANÉS, Luis. “El cazador, casado”. Córdoba: Miguel Angel Libros. 1991. p. 16.21 Cabe mencionar también el caso de los errores materiales producidos en las resoluciones judiciales, en el laudo y en las resoluciones administrativas.

A propósito de los que pudiera contener una resolución judicial, el primer párrafo del artículo 407 del Código Procesal Civil, bajo el epígrafe“Corrección”, establece: “Antes que la resolución cause ejecutoria, el juez puede, de oficio o a pedido de parte y sin trámite alguno, corregircualquier error material evidente que contenga. Los errores numéricos y ortográficos pueden corregirse incluso durante la ejecución de laresolución”.En materia arbitral, la Ley General de Arbitraje 26572 señala en el primer párrafo de su artículo 54, bajo el epígrafe “Corrección e integración dellaudo”, lo siguiente: “A solicitud de parte, formulada dentro de los cinco (5) días posteriores a la notificación, o por propia iniciativa de losárbitros dentro del mismo plazo, éstos pueden corregir errores materiales, numéricos, de cálculo, tipográfico y de naturaleza similar”.Finalmente, a propósito de los actos administrativos, el artículo 201.1 de la Ley del Procedimiento Administrativo General, Ley 27444, indica:“Los errores material o aritmético en los actos administrativos pueden ser rectificados con efecto retroactivo, en cualquier momento, de oficio oa instancia de los administrados, siempre que no se altere lo sustancial de su contenido ni el sentido de la decisión”.

22 SERRANO SUÑER, Ramón. “Discurso a los abogados jóvenes”. Publicaciones del Ilustre Colegio de Abogados de Ciudad Real. 1963. p. 8.23 PÉREZ SERRANO, Nicolás. “Las erratas en las leyes.” En: Escritos de Derecho Político. Tomo II. Madrid: Instituto de Estudios de Administración

Local. 1984. pp. 849-850.24 MESSINEO, Francesco. “Manual de Derecho Civil y Comercial.” Tomo I. Traducción de Santiago Sentís Melendo. Buenos Aires: Ediciones Jurídicas

Europa-América. 1979. pp. 103-104.25 Como resultado de la modificación introducida por la Ley 26451, el artículo 1433 quedó redactado así: “Las reglas de los artículos 1431 y 1432

son aplicables cuando el cumplimiento de la prestación se hace parcialmente imposible (...)”.

Page 98: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

103

Car

los

Cár

dena

s Q

uiró

s

Un caso especialmente llamativo de error propiamentedicho se presenta con el artículo 1967 del Código Civilespañol referido al plazo de prescripción dedeterminadas acciones y cuyo texto es el siguiente:

“Por el transcurso de tres años prescriben las accionespara el cumplimiento de las obligaciones siguientes:

1ª. La de pagar a los jueces, abogados, registradores,notarios, escribanos, peritos, agentes y curiales sushonorarios y derechos y los gastos y desembolsos quehubiesen realizado en el desempeño de sus cargos uoficios en los asuntos a que las obligaciones se refieran.

2ª. La de satisfacer a los farmacéuticos las medicinasque suministraron; a los profesores y maestros sushonorarios y estipendios por la enseñanza que dieron,o por el ejercicio de su profesión, arte u oficio.

3ª. La de pagar a los menestrales, criados y jornalerosel importe de sus servicios, y el de los suministros odesembolsos que hubiesen hecho concernientes a losmismos.

4ª. La de abonar a los posaderos la comida y habitación,y a los mercaderes el precio de los géneros vendidos aotros que no lo sean, o que siéndolo se dediquen adistinto tráfico”.

Y a continuación el texto concluye señalando:

“El tiempo para la prescripción de las acciones a quese refieren los tres párrafos anteriores se contará desdeque dejaron de prestarse los respectivos servicios”.

¿Cuáles tres párrafos si el artículo tiene cuatro?26

Díez Picazo dice que esa referencia a los tres párrafosanteriores, cuando el artículo contiene cuatro, “haocasionado una interminable y al parecer insolublediscusión doctrinaria”27.

De Castro28 menciona que el “párrafo final del artículo1967, no sólo no se encontraba en el Proyecto de 1888,sino que el Proyecto de 1851 contiene una regla

totalmente contraria (‘corre la prescripción aunquehayan continuado los servicios, trabajos o suministros’)(art. 1974), sin más excepción que respecto a jueces,abogados, procuradores y curiales (art. 1972)”.

El mismo De Castro propone tres soluciones posibles29:

1. La exclusión del primer párrafo derivada de unainterpretación estrictamente literal.

2. Excluir el cuarto párrafo, estimando que el párrafofinal no constituye uno independiente sino queintegra el numerado como 4°. En tal caso, los trespárrafos anteriores serían el 3°, el 2° y el 1°. Lasolución que se propone se ve respaldada por elhecho de que el párrafo 4° no se refiere a servicios.

3. Incluir todos los párrafos. El legislador se proponía decir“los cuatro párrafos anteriores”. Menciona De Castroademás que el Proyecto de 1888 contenía sólo trespárrafos, que en las ediciones primitivas y reformadadel Código Civil, publicadas en la Colección legislativa,se dice “los cuatro párrafos anteriores”. Y se pregunta¿intento de corrección “in extremis” de un error?30

A pesar del tiempo transcurrido desde que entró envigencia este Código (en 1889), no se ha modificadoel texto del párrafo en cuestión.

Error también es el que se presenta en la Ley registralargentina 17801 y sobre el que llamaba mi atención elprofesor Moisset de Espanés31.

En el artículo 21 se hace referencia a “la forma en quela documentación podrá ser considerada (...)”,debiendo haber dicho “consultada”.

Con ese error apareció en el Boletín Oficial. Lo curioso esque algunas editoriales decidieron por sí y ante sí, manumilitari, “corregir” el error y transcribir el texto con elvocablo “consultada”. Inclusive algunos comentaristasde la ley han procedido sin más de ese mismo modo.

Pero como señala Moisset de Espanés32, “el errorsubsiste, pero no ha provocado problemas en el

26 Una situación semejante se plantea en nuestro país a propósito del artículo 30 de la Ley General del Sistema Concursal 27809 que remite al segundoy tercer párrafos del artículo 32 de la misma ley, siendo que dicho artículo 32 tiene sólo dos párrafos. Al parecer, el error resulta de haberse eliminadoun párrafo del artículo 32, que sí estaba considerado en los trabajos preparatorios, sin cuidar de rectificar el texto del artículo 30.

27 DÍEZ PICAZO Y PONCE DE LEÓN, Luis. “La prescripción extintiva. en el Código Civil y en la jurisprudencia del Tribunal Supremo”. Madrid: Civitas.2003. p. 237.

28 DE CASTRO Y BRAVO, Federico. “Temas de Derecho Civil”. Reimpresión de la edición de 1972. Madrid: Rivadeneyra. 1976. p. 160.29 Ibid. pp. 159-160.30 DÍEZ PICAZO Y PONCE DE LEÓN, Luis. Op. Cit. p. 238, señala que a la última solución propuesta “pareció inclinarse finalmente De Castro, al

señalar que no se ven razones intrínsecas para preferir la eliminación del párrafo primero o la del cuarto, mientras que existen razones parapermitir que los jueces valoren el normal término de los servicios, porque no es usual a las buenas relaciones sociales exigir el pago antes de queterminen unos u otros”.

31 En comunicación de 9 de enero de 2004.32 Ibídem.

Page 99: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

104

funcionamiento de la norma, ya que por lo general laslegislaciones locales, como la ley cordobesa 5771,hablan de ‘consulta’, que es lo correcto”.

Igualmente, se presenta un caso de error en el siguienteejemplo referido a un texto único concordado.

El artículo 155 de la Ley de Sociedades Mercantiles(posteriormente Ley General de Sociedades –vigentehasta el 31 de diciembre de 1997– pues a partir del 1de enero de 1998 quedó sustituida por la Ley 26887)tenía la siguiente redacción original:

“El cargo de director es personal, salvo que el estatutoautorice la delegación”.

El Decreto Ley 20152 de 25 de setiembre de 1973reemplazó el texto del citado artículo en los términossiguientes:

“El cargo de director es personal, salvo que el Estatutoautorice la delegación.

Sólo podrán ser Directores, titulares, alternos o pordelegación, los residentes del país”.

Posteriormente, mediante Ley 23243 de 7 de abril de1981, se derogó el Decreto Ley 20152. El artículo únicode dicha ley estableció:

“Derógase el Decreto Ley 20152”.

Tal derogación no restableció la vigencia del textooriginal del artículo 155 de la Ley de SociedadesMercantiles, por lo que en estricto sentido ese artículoquedó sin contenido.

Ahora bien, mediante Decreto Legislativo 311 de 12de noviembre de 1984, se modificó la Ley deSociedades Mercantiles transformándola en LeyGeneral de Sociedades.

El artículo 8 del citado Decreto Legislativo dispuso queel Poder Ejecutivo debía aprobar mediante DecretoSupremo el “Texto Único Concordado de la Ley Generalde Sociedades”.

Pues bien, mediante Decreto Supremo 003-85-JUS de14 de enero de 1985 fue aprobado el indicado TextoÚnico Concordado, en el que aparece como artículo155 el texto original de dicho artículo contenido en laLey de Sociedades Mercantiles antes de su modificaciónpor el Decreto Ley 20152, en un caso claro de error deinterpretación.

En efecto, se ha asumido equivocadamente que laderogación del Decreto Ley 20152 supuso la

reviviscencia del texto original del artículo 155.

Distinta habría sido la situación, por supuesto, si elcitado Decreto Ley se hubiera limitado a agregar alartículo 155 un segundo párrafo (el referido al requisitode residencia en el país para ser director), lo queciertamente no hizo porque reemplazó el artículocompleto. Si aquél hubiera sido el caso, la derogaciónde tal modificación no habría afectado en absoluto elprimer párrafo.

Finalmente, se presenta también un error en el CódigoCivil de 1984 cuando dos de sus artículos, con textosligeramente distintos, regulan la misma materia. Merefiero al caso de los artículos 1881 y 1884 que seocupan de los efectos que se producen para elacreedor negligente en la excusión de los bienes deldeudor.

La explicación de esta situación es sencilla. El CódigoCivil de 1936 contenía una regla equivalente al artículo1881 en su artículo 1781. Sin embargo, el Proyecto dela Comisión Reformadora reemplazó ese texto por eldel actual artículo 1884, cuyo antecedente es el artículo1955 del Código Civil Italiano. La Comisión Revisoraasumió equivocadamente que la materia no estabasiendo regulada e incorporó el tenor del artículo 1781citado.

Es cierto que el caso descrito no produce grandestrastornos, pero en aras de una apropiada técnicalegislativa corresponde eliminar uno de los dos artículos.En una futura reforma del Código deberá suprimirseel artículo 1881, cuyos alcances son menos ampliosque los del artículo 1884.

Dicho esto, pasemos a abordar la materia centralpropuesta.

III. LAS ERRATAS EN LA PUBLICACIÓN DE LASNORMAS LEGALES

Con arreglo al artículo 51 in fine de la ConstituciónPolítica del Perú de 1993, “la publicidad es esencialpara la vigencia de toda norma del Estado”.

Tal publicidad se cumple mediante la publicación delas normas legales correspondientes en el diario oficial“El Peruano”. La publicación tiene por objeto, comoes evidente, permitir que los destinatarios de la normaestén en aptitud de conocer su contenido.

La fórmula constitucional no es ciertamente la másacertada pues puede motivar que se concluya que lanorma aún no publicada ya existe, pero no está vigente,entendido ello en el sentido de que todavía nodespliega efectos jurídicos.

Page 100: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

105

Car

los

Cár

dena

s Q

uiró

s

Sin embargo, no debe perderse de vista que lapublicación de la norma constituye una etapa delproceso para su formación que concluye precisamentecon su reproducción en el diario oficial.

Sólo en ese momento la norma cobra propiamenteexistencia, pasa a integrarse al ordenamiento jurídicoy es capaz de producir los efectos correspondientes,dependiendo, por supuesto, de si su eficacia esinmediata o diferida (esto último, por ejemplo, si mediavacatio legis).

Tratándose particularmente de las leyes, son varias laspatologías33 que pueden presentarse:

a) En un régimen bicameral, el texto aprobado en laCámara de origen se trasmite erróneamente a laCámara revisora o, comunicado correctamente a larevisora, ésta se equivoca y aprueba un textodiferente, él que es promulgado y publicado.

En este caso, en opinión de Moisset de Espanés34, “nohay ley válida, porque no se produjo la necesariacoincidencia en los textos votados en los dos cuerpos”.

Considero por mi parte que lo que procede en estecaso es dictar una nueva norma con el contenidocorrecto. Habría que señalar sin embargo que, si elvicio no afecta la ley en su integridad, sino sóloparcialmente, correspondería la enmienda,mediante una nueva disposición del mismo rango,sólo de la parte perjudicada por el vicio.

b) La ley es aprobada correctamente, pero se trasmiteerróneamente al Poder Ejecutivo cuando le eselevada para su promulgación, lo que deriva en lapublicación de un texto que no es congruente conel propiamente aprobado.

En este caso debería aprobarse una nueva normaque derogue la precedente y la sustituya con el textocorrecto.

Como señala Santaolalla López35, “aquí no puedehablarse (...) de que la voluntad del legislador ha

sido mal reproducida por órgano distinto, pues esel documento original de la ley el que padece laerrata y, consiguientemente, lo plasmado en él tieneque aceptarse como voluntad auténtica eindiscutible del Parlamento: el único órganolegitimado para ello (el Presidente de la Cámara)declara que el texto que remite es el que recogefielmente la voluntad de las Cortes”.

Obviamente, si la norma no ha sido objeto depublicación aún, es posible enmendar lo actuado yproceder a la promulgación del texto correcto o, sies el caso, a una nueva promulgación36.

c) La ley es aprobada y elevada correctamente al PoderEjecutivo, pero éste promulga un texto diverso delque le fue enviado, el que es publicado.

En este supuesto corresponderá proceder a unanueva promulgación, dejándose sin efecto lapublicación anterior.

d) La ley es promulgada conforme al texto aprobadopor el Legislativo, pero su texto es comunicadoerróneamente al diario oficial para su publicación.

Aquí procederá una nueva publicación sobre la basedel texto auténtico, dejándose sin efecto lapublicación anterior, haciéndose constar el errorincurrido.

e) El texto finalmente enviado para su publicación esel correcto pero el error, la errata propiamente dicha,se produce al reproducirlo.

Esta última es, concretamente, la materia a la queinteresa dedicar atención.

Conviene señalar por anticipado, que en todos los casoscitados no puede descartarse que al tiempo deintroducirse el remedio, la norma publicada hayadesplegado algunos efectos.

Más aún, debe tomarse en consideración la presunciónde legitimidad, autenticidad o regularidad de las

33 Así las denomina Jorge Rodríguez-Zapata en su texto “Sanción, promulgación y publicación de las leyes”. Madrid: Tecnos. 1987. p. 172.34 Comunicación de 2 de enero de 2004.35 SANTAOLALLA LÓPEZ, Fernando. “Comentarios a la Constitución Española de 1978”. Tomo VII. Madrid: Cortes Generales. Editoriales de Derecho

Reunidas. 1978. p. 454.36 A este respecto es ilustrativo el siguiente caso que menciona PÉREZ SERRANO, Nicolás. Op. Cit. pp. 857-858: “Recordamos algún caso, que no

es público, pero nos consta, en que se produjo una auténtica errata en la sanción de la ley. Suprimida la redención a metálico en el servicio delEjército, subsistía en la Marina, y para corregir la anomalía se tramitó el oportuno proyecto de ley, en el que se derogaba el artículo setenta y sietede la Ley de 17 de agosto de 1885 y se abolía, por tanto, para el futuro (desde el día siguiente a la promulgación nada menos) la redención ametálico en el servicio de la Armada. Por desgracia, se deslizó una errata en el texto impreso llevado a la sanción de S. M., pues se derogaba elartículo sesenta y siete en vez de derogar el deseado. Firmados los ejemplares y cuando se iba a proceder a la promulgación por el Departamentoafectado, se advirtió el error padecido y fue necesario llevar el nuevo texto, depurado ya, a la firma del rey, para que, rompiendo los ejemplaresdefectuosos, quedara todo en debida forma. Y, al fin, se publicó la ley, que es la de 2 de julio de 1914, aunque con la peripecia de demorarse laentrada en vigor de una disposición cuya urgencia era notoria”.

Page 101: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

106

normas conforme al texto publicado de ellas. Esaceptable, por consiguiente, que los destinatarios dela norma asuman en principio –porque la presunciónes sólo iuris tantum– que existe fidelidad en lareproducción del texto auténtico de la norma.

En consecuencia, si como resultado de una publicaciónposteriormente rectificada se ha irrogado daños aalguna persona, ésta se encuentra perfectamentelegitimada para accionar contra el responsable con elobjeto de obtener la indemnización correspondiente37.

De lo que se trata, entonces, es de analizar el caso deque la publicación de las normas en el diario oficial serealice con erratas, entendidas éstas comoequivocaciones materiales de orden involuntario quealteran sustancialmente el texto genuino de la norma.

No puede descartarse, sin embargo, que, so pretextode haberse incurrido en una errata se encuentre por lavía de la rectificación un medio de modificación ilegalde un texto legal, el que se busca corregir por haberseadvertido en él algún defecto o deficiencia.Lamentablemente, esta práctica no ha sidoprecisamente inusual en nuestro medio38.

En este caso, como bien indica Pérez Serrano39, se trata

de “erratas apócrifas, impuras, y que en el fondo de laoperación late un poso execrable y repugnante por ladeslealtad con que se actúa: no son casos de erratasino de felonía”.

El mismo autor40 señala que la errata puede ser “trivial eintrascendente, y el ‘buen sentido del lector’, la salva,según la fórmula estereotipada. Pero también puede sertan grave o fundamental (...) que el lector no caiga en lacuenta, pues en el precepto que se redactó para expresarla afirmativa se intercala una extemporánea negación quesubvierte por completo el sentido, induciendo a gravísimoerror al que no estuviera advertido de antemano”.

A decir de Biglino Campos41, “los errores que nomodifican el contenido de la ley constituyenirregularidades que carecen de relevancia. (...). Por sufalta de trascendencia en realidad estas erratas norequieren ni tan siquiera de corrección. En efecto, elartículo 19 del Real Decreto de Ordenación del BoletínOficial del Estado establece la necesidad de rectificartan sólo aquellos errores que supongan una alteracióno modificación del sentido de las disposicionespublicadas, o puedan suscitar dudas al respecto”42.

Tres ejemplos referidos al Código Civil de 1984 puedengraficar adecuadamente lo indicado.

37 Coinciden en este parecer, SANTAOLALLA LÓPEZ, Fernando. Op. Cit. p. 453 y RODRÍGUEZ-ZAPATA, Jorge. Op. Cit. p. 173.38 Tampoco, por lo demás, en otros países. Así, refiriéndose al caso de México, señala ACOSTA ROMERO, Manuel. Op. Cit. p. 64, lo siguiente:

“En estricto sentido, como ha quedado asentado, en la fe de erratas deben indicarse los errores materiales, señalando la palabra cambiada, lapuntuación omitida, el renglón mal ubicado, etc. Sin embargo, en nuestro país se ha llegado a hacer un mal uso de las erratas, ya que a travésde ellas se ha modificado el contenido de una ley o cambiado su sentido al darse cuenta, en un momento posterior, que la ley presenta algunadisposición inconveniente.Esto es a todas luces indebido, ya que si se ha seguido todo un procedimiento para establecer una ley, no es correcto que se cambie unadisposición por la vía de la fe de erratas, ya que en ella no intervienen los órganos que constitucionalmente están facultados para determinar elderecho; pues conforme al artículo 72, inciso f), de la Constitución para la modificación de las leyes debe seguirse el mismo procedimiento quepara su formación.Conviene aclarar que, teóricamente, la errata no es una modificación de la ley, sino enmendar o corregir un error de imprenta”.El mismo autor menciona el siguiente caso de uso indebido de las fe de erratas:“Otro ejemplo de dicho uso es la fe de erratas que modifica el decreto por el cual se redujo a casi la mitad del área de los predios que sedesincorporaron del Departamento del Distrito Federal, designándolos a determinadas personas, a las cuales se les causó un perjuicio patrimonial.Pues este decreto se publicó en el Diario Oficial de la Federación, del 27 de abril de 1981, y la fe de erratas, el 26 de noviembre de 1986, es decir,cinco años después, mismo que transcribo enseguida:FE de erratas al decreto por el que se desincorporaron 206 predios del dominio del Departamento del Distrito Federal, a favor de las personas einstituciones que se indican, publicado el 27 de abril de 1981.En la página 60, de la primera sección, primera columna, párrafo cuarto, renglón cuarto dice:ción catastral 62-144 con superficie de 392.00 m2 yDebe decir:ción catastral 161-144 con superficie de 241.76 m2”.

39 PÉREZ SERRANO, Nicolás. Op. Cit. p. 847.40 Ibid. p. 848.41 BIGLINO CAMPOS, Paloma. “La publicación de la ley”. Madrid: Tecnos. 1993. p. 142.42 El artículo 19 del Real Decreto 1511/ 1986 de 6 de junio, de Ordenación del Boletín Oficial del Estado, establece lo siguiente:

“Si alguna disposición oficial aparece publicada con erratas que alteren o modifiquen su contenido, será reproducida inmediatamente en sutotalidad o en la parte necesaria, con las debidas correcciones. Estas rectificaciones se realizarán de acuerdo con las siguientes normas:1a. El diario oficial del Estado rectificará, por sí mismo o a instancia de los Departamentos u Organismos interesados, los errores de composición

o impresión que se produzcan en la publicación de las disposiciones oficiales, siempre que supongan alteración o modificación del sentido delas mismas o puedan suscitar dudas al respecto. A tal efecto, los correspondientes servicios de la Dirección General del Boletín Oficial delEstado conservarán clasificados por días, el original de cada número, durante el plazo de seis meses, a partir de su publicación.

2a. Cuando se trate de errores padecidos en el texto remitido para publicación, su rectificación se realizará del modo siguiente:a) Los meros errores u omisiones materiales, que no constituyan modificación o alteración del sentido de las disposiciones o se deduzcan

claramente del contexto, pero cuya rectificación se juzgue conveniente para evitar posibles confusiones, se salvarán por los Organismosrespectivos instando la reproducción del texto, o de la parte necesaria del mismo, con las debidas correcciones.

b) En los demás casos, y siempre que los errores u omisiones puedan suponer una real o aparente modificación del contenido o del sentido dela norma, se salvarán mediante disposición del mismo rango”.

Page 102: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

107

Car

los

Cár

dena

s Q

uiró

s

Así, el artículo 1153 fue publicado inicialmente con lasiguiente redacción: “El incumplimiento parcial, tardíoo defectuoso de la obligación de hacer ...”, siendo queel texto autógrafo señalaba: “El cumplimiento parcial,tardío o defectuoso ...”. La errata no era en verdadtrascendental y podía ser salvada fácilmente de lasimple lectura del texto43.

Tampoco tiene carácter esencial la falta de concordanciaque se encuentra en el inciso 3 del artículo 2058 quedice:

“Cuando las partes se sometan expresa o tácitamentea su jurisdicción. Salvo convención en contrario,contemporáneo o anterior a la sumisión, la eleccióndel tribunal es exclusiva”.

Grave en cambio era la errata que también aparecióen la publicación inicial, en que la parte final del artículo1256 decía así: “(...) Sin el asentimiento del acreedor,no se imputará el pago parcialmente, a una deudailíquida o no vencida”. El texto correcto, conforme ala autógrafa, es: “(...) Sin el asentimiento del acreedor,no se imputará el pago parcialmente o a una deudailíquida o no vencida”.

El primer texto sustituyó la conjunción disyuntiva “o”por una coma lo que alteraba completamente el sentidode la norma, de acuerdo con la cual lo que no resultabaprocedente sin mediar asentimiento del acreedor eraimputar el pago parcialmente a una deuda ilíquida ohacerlo, también parcialmente, a una no vencida, loque carece de sentido, cuando el propósito más bienes comprender tres situaciones: no poder imputarse elpago parcialmente, no poder hacerlo a una deudailíquida y, finalmente, no poder hacerlo a una novencida sin que medie asentimiento del acreedor44.

Lo que sorprende es que esa versión inicial erróneasigue siendo reproducida en muchas ediciones delCódigo Civil, incluyendo algunas calificadas comooficiales.

Pérez Serrano también se refiere a las erratas sarcásticasy vengadoras45, a las que podría agregarse las que

correspondería calificar como malvadas o maliciosas,aunque éstas carecen del carácter involuntario con elque procede tipificar estrictamente a las auténticaserratas.

Baste mencionar un caso ocurrido en España dondeen la transcripción en el Boletín Oficial del Estado deuna norma, en lugar de hacerse referencia al ConsejoGeneral del Poder Judicial se mencionaba al ConsejoGeneral del Joder Judicial –¡con perdón!–.

El propósito de una rectificación, cuya necesidad seorigina en la existencia de un defecto en la publicación,es reproducir el texto auténtico de la norma. Por ello,la rectificación debe guardar perfecta armonía condicho texto. En cambio, si el propósito verdadero esmodificar el texto originalmente aprobado, esindispensable que se dicte una nueva norma en talsentido, respetándose escrupulosamente elprocedimiento para ello. De lo contrario, la supuesta“fe de erratas” carecerá de todo valor legal.

En relación con este asunto, cabe mencionar loocurrido con la Constitución Política del Perú de 1979,después de mandarse publicar y cumplir el 28 de juliode 1980.

El diario oficial “El Peruano” la publicó en su ediciónde 30 de julio de 1980. Días más tarde, el 13 de agostode 1980, apareció una rectificación, insertándose loque aparentemente resultaba ser un texto faltante: unaDeclaración de la Asamblea Constituyente sobre losfondos oceánicos y subsuelo aprobada el 3 de mayode 1979.

Sin embargo, confrontado el texto de la autógrafa,copia de la cual he tenido a la vista, dicho texto noaparece incluido en ella. Sí aparece, en cambio, otraDeclaración de la misma fecha sobre la Antártida.

Al formularse el texto autógrafo se omitió sin dudainsertar esa primera Declaración. Pero no estabajustificada la rectificación, que debió hacerla en dichotexto autógrafo la propia Asamblea Constituyentemientras se encontraba en funciones.

43 Lo mismo ocurre en el caso del Decreto Legislativo 295 de promulgación del Código Civil de 1984 que, en su artículo 1, indica inicialmente queel Código consta de 2132 artículos, lo que es erróneo, siendo que el propio artículo in fine, al referirse al Título Final del Código, indica quecomprende los artículos 2112 al 2122.Lo singular es que en algunas ediciones del Código Civil, se ha “corregido” el contenido del Decreto Legislativo 295 y allí donde dice 2132,conforme aparece en su texto autógrafo, se ha colocado 2122.

44 Y pensar que todo ello se originaba por una “simple” coma, lo que me hace recordar la siguiente anécdota que reproduzco del diario “ElComercio” de Lima, que la publicó bajo el título de “La traviesa coma” en fecha que no puedo precisar:“El maestro Domingo Faustino Sarmiento fue inspector de escuelas y después de examinar a los alumnos de un aula, le dijo al profesor:- Sus alumnos están muy bien en historia, geografía y matemáticas, lo felicito. En cambio, están mal en el uso de los signos de puntuación.- Sí, señor inspector, trataré de corregir esa falla, aunque me permito decirle que no me parece muy importante.- ¿Que no es importante la buena puntuación? Se lo voy a demostrar. Se acercó al pizarrón y escribió: ‘El maestro dice, el inspector es un

ignorante’.45 PÉREZ SERRANO, Nicolás. Op. Cit. p. 849.

Page 103: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

108

De hecho, la edición oficial del texto constitucionalpublicada en cumplimiento de la Resolución Ministerial020-81-JUS de 2 de febrero de 1981, dictada siendoMinistro de Justicia el doctor Felipe Osterling Parodi,justificadamente no la incluyó. Sí lo hizo en cambiouna edición del diario oficial “El Peruano”.

En opinión de Lacruz Berdejo46, “en cualquier caso,emplear el sistema de las correcciones para cambiar elsentido de una ley (como si, por ejemplo, se corrige laedad de sesenta años para la jubilación y se pone la desetenta), sería proceder evidentemente ilegal y larectificación así publicada es nula”.

En el mismo sentido se pronuncia Andrés AramburúMenchaca47 al decir que “una fe de erratas sólo puedereferirse a una equivocación material de lo impreso omanuscrito, según el Diccionario de la Academia de laLengua. Si lo que publicó ‘El Peruano’ no coincide conla autógrafa del decreto legislativo, lo cual es fácilestablecer comparando ambos textos, laresponsabilidad correspondía al diario oficial y larectificación –más que fe de erratas– era procedente.Equivocaciones de esta índole pueden ocurrir encualquier diario. Pero si no es así, si el error provienede haberse puesto en la autógrafa lo que no se quisoponer, la fe de erratas no es tal sino que deviene unprocedimiento irregular para cambiar lo legislado y estoes inadmisible”. Y más adelante agrega: “Por unasimple fe de erratas no se puede variar el fondo de lasnormas legales, ni los plazos que contempla, ni lasautoridades señaladas para su cumplimiento”.

Pérez Serrano menciona un caso que merece la penacitarse48. Dice que “en comprobación de lo expuestoal afirmar que a veces se procede a ‘corregir’ como sifueran erratas de imprenta lo que en realidad eran‘errores de redacción’, evoquemos un peregrinoepisodio: la Ley de 28 de junio de 1940 (Boletín Oficialdel Estado de 10 de julio siguiente) dispuso en suartículo 3°, que disfrutarán de las pensionescorrespondientes según el Estatuto de Clases Pasivas‘... las viudas, huérfanos y madres viudas’ defuncionarios que se hallaban en prisión. No cabe dudardel generoso espíritu que animaba al legislador; mascomo quiera que resultaba evidentemente un tantoextraño que existieran viudas y huérfanos cuando vivíael marido y padre de los interesados, pronto vino larectificación, y el periódico oficial, con fecha 17 de julio,

volvió a publicar el texto, pero hablando ya de ‘esposas,hijos y madres viudas’ (aparte de alguna otra variante)”.

Biglino Campos49 opina en términos similares al indicarque “servirse de la corrección de errores para objetivosdistintos puede provocar consecuencias sobre la validezde la norma. Esto ocurriría, por ejemplo, si se utilizasepara alterar un texto que en realidad era auténtico,introduciéndole modificaciones que no han sidoaprobadas por el Parlamento. En este caso la correcciónde errores no intentaría reparar un defecto, ya que ésteno ha existido, sino que constituiría un acto gravementeviciado, por ser una actuación puramente materialcontraria al ordenamiento jurídico. El resultado deberíaser la invalidez de la rectificación”.

Luis María Díez Picazo50 se refiere, en el caso deutilizarse la corrección de erratas como un mecanismoderogatorio, a las derogaciones extra ordinem. Diceque “la errata verdadera (cometida por quien copia eltexto normativo para el diario oficial), (...) puede sercorregida por quien la ha cometido y, por tanto, por elencargado del diario oficial. El problema surge, encambio, cuando lo que se corrige, por leve eintrascendente que sea, no es un error material deltranscriptor, sino que se modifica el texto aprobadopor el legislador. En este último supuesto, hay siemprederogación extra ordinem”.

Agrega que ello, “además de suponer, en su caso, lacomisión del delito de usurpación de funciones porparte del funcionario correspondiente, implica lainvalidez de la nueva disposición que ha aparecido enel diario oficial”.

En este caso, procederá la interposición de una acciónde inconstitucionalidad o una acción popular,dependiendo del tipo de norma afectada por el vicio,a partir de la publicación de la fe de erratas.

También conviene mencionar a este respecto un casoocurrido hace algunos años en nuestro país.

Con fecha 7 de abril de 1988 se dictó el Decreto Legislativo469 de las “operaciones bancarias para asegurar su eficazgestión, descentralización y democratización”.

El 10 de abril de 1988 se publicó una primera versióndel indicado decreto legislativo en la separata de

46 LACRUZ BERDEJO, José Luis. “Elementos de Derecho Civil. Parte General del Derecho Civil”. Volumen I: Intruducción. Tomo I. Barcelona: Bosch.1982. p. 160.

47 ARAMBURÚ MENCHACA, Andrés. “Erratas”. El Comercio, Lima, 8 de enero de 1982. p. 2. Incluido posteriormente en “Notas al margen de laConstitución”. Lima: Talleres Gráficos P. L. Villanueva. 1990. pp. 207-208.

48 PEREZ SERRANO, Nicolás. Op. Cit. pp. 850-851.49 BIGLINO CAMPOS, Paloma. Op. Cit. pp. 147-148.50 DÍEZ PICAZO, Luis María. “La derogación de las leyes”. Madrid: Civitas. 1990. p. 158.

Page 104: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

109

Car

los

Cár

dena

s Q

uiró

s

normas legales del diario oficial “El Peruano”. Luego,el 26 de abril de 1988 fue publicada una nueva versiónque contenía modificaciones sustanciales al textopublicado inicialmente.

Días más tarde, el 4 de mayo de 1988, apareciópublicado en el diario oficial “El Peruano” el siguienteComunicado Oficial con el título: “Decreto Legislativo469 publicado el 10 de abril tiene validez legal”:

COMUNICADO OFICIAL

1. El día domingo 10 de abril de 1988 se publicó enel diario oficial “El Peruano”, el texto aprobadopor el Consejo de Ministros del Decreto Legislativo469.

2. El día martes 26 de abril de 1988, a solicitud de laSecretaría General del Ministerio de Economía yFinanzas, se hizo una nueva publicación de dichoDecreto Legislativo en el diario oficial “El Peruano”,sin autorización ni conocimiento del Ministro deEconomía y Finanzas.

3. La Secretaría General del Ministerio de Economía yFinanzas luego de reconocer este error presentórenuncia al cargo, la misma que ha sidoinmediatamente aceptada.

4. Por lo expuesto en el presente comunicado, resultaque la única versión del Decreto Legislativo 469 seha publicado el día domingo 10 de abril de 1988en el diario oficial “El Peruano”. Las erratas formalesde este Decreto Legislativo serán publicadaspróximamente.

OFICINA DE COMUNICACIONES

MINISTERIO DE ECONOMÍA Y FINANZAS

Lima, 3 de mayo de 1988.

IV. LA RECTIFICACIÓN.

Teniendo en cuenta los casos planteados, ¿cómo debeprocederse entonces para efectuar una rectificación?

Siempre que se trate de la corrección de un errorinvoluntario incurrido al publicar el texto, será suficientedejar sin efecto, en todo o en parte, él que se publicócon fallas e insertar la versión correcta.

La publicación deberá ser dispuesta a iniciativa de lamisma autoridad que ordenó o verificó la anterior.

En España, según el artículo 19, 1a. del Real Decreto1511/1986 de 6 de junio, la rectificación debe realizarlael Boletín Oficial del Estado por sí mismo o a instanciade los Departamentos u Organismos interesados.

Pérez Serrano51 se pronuncia en este sentido y señalaque “lo correcto, pues, consiste en recordar elconsabido principio tantas veces invocado en Derechocon arreglo al cual illius est toliere cujus est condere.No es que deba exigirse siempre una nueva votaciónparlamentaria, por ejemplo, del texto legal adulterado.Pero si en el decreto de promulgación se produjo elyerro, parece natural que la misma autoridad (y enrigor con idénticas formalidades) deje sin efecto laversión equivocada y dé a conocer la válida yvinculante. (...). Desgraciadamente, no suele hacerseasí. Lo corriente es que con la rúbrica inexpresiva de‘Rectificación’ se nos diga simplemente que‘habiéndose padecido error en la inserción ...’etcétera, se ‘figura a continuación’ la forma en queha de quedar la norma respectiva. Y esto se hace (...)por una simple gacetilla, sin consignar más que unafecha a lo sumo, y, por supuesto, sin que nadie firmeni autorice la susodicha rectificación. ¿Qué opinar detan expeditivo procedimiento?”

Es de mencionarse que en nuestro país la publicaciónde una fe de erratas se efectúa cumpliéndose conindicar el funcionario que la ha solicitado. Ello derivade lo establecido en el artículo 6 de la Ley Marco parala producción y sistematización legislativa 26889 de 9de diciembre de 1997 y que lleva por título “Fe deerratas”52.

El artículo 6 señala lo siguiente:

“6.1.Las leyes y normas de menor jerarquía publicadasen el Diario Oficial que contengan errores

51 PÉREZ SERRANO, Nicolás. Op. Cit. p. 863.52 Un caso excepcional, anterior a la vigencia de la Ley 26889, se produjo respecto de la Ley 24971, publicada el 23 de diciembre de 1988 en el

diario oficial “El Peruano”. El 31 de diciembre de 1988 apareció en la separata de normas legales del mismo diario oficial (p. 71243), con el título“Fe de erratas de la Ley 24971”, el siguiente texto:“En mi calidad de Presidente de la Comisión de Economía, Finanzas y Banca, de la Cámara de Senadores para solicitarle que disponga lacorrección de la errata que aparece en ‘El Peruano’ de su digna dirección, Sección Normas Legales, página 70977, del día viernes 23 dediciembre, en donde se transcribe equivocadamente el artículo 40 de la Ley 24971 o del Equilibrio Financiero del presupuesto del GobiernoCentral para 1989.Dice el artículo errado: ‘Art. 40. Amplíase hasta el 31 de diciembre de 1980...’, debe decir según consta en el texto de la Ley aprobada por ambasCámaras cuya versión remitida al Poder Ejecutivo obra en mi poder y es comprobable en la Oficialía Mayor del Senado: ‘Amplíase hasta el 31 dediciembre de 1989...’.Carlos Enrique Melgar López, Senador, Presidente de la Comisión de Economía, Finanzas y Banca del Senado”.

Page 105: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

110

materiales deben ser objeto de rectificaciónmediante fe de erratas. Las erratas en que incurrael Diario Oficial son corregidas por éste, bajoresponsabilidad, dentro de los diez días útilessiguientes.

2. La rectificación debe ser solicitada, bajoresponsabilidad, por el funcionario autorizadodel órgano que expidió la norma, mediante unescrito en que exprese con claridad el errorcometido y el texto rectificatorio. La solicituddebe ser entregada al Diario Oficial dentro delos ocho días útiles siguientes a la publicaciónoriginal, a fin de que se publique en un plazoperentorio no mayor de los dos días útilessiguientes, bajo responsabilidad del Director delDiario Oficial. De no publicarse la fe de erratasen el plazo señalado, la rectificación sóloprocede mediante la expedición de otra normade rango equivalente o superior”53.

Como puede apreciarse, la norma distingue los erroresmateriales que contengan las leyes y normas de menorjerarquía publicadas en el diario oficial, que debenser objeto de rectificación mediante fe de erratas, delas erratas en que incurra el mismo diario oficial yque deben ser corregidas por éste. Parece evidenteque en este último caso se está aludiendo a erroresde impresión o composición que son precisamenteerrores materiales, involuntarios, que pueden serdetectados fácilmente comparando el texto publicadocon la autógrafa de la norma, y que son los únicosque pueden dar lugar con propiedad a una fe deerratas.

Sin embargo, ¿a qué errores materiales susceptiblesde rectificación se refiere entonces la norma?

Es incomprensible que si la denominada rectificaciónde los errores materiales no se produce dentro del plazoque indica la norma, resulte necesario acudir a laexpedición de otra de rango equivalente o superiorpara efectuar la corrección. Esto no puede significarotra cosa que el hecho de que los llamados “erroresmateriales” constituyen más bien defectos formales oconceptuales, resultando inadmisible en consecuenciay desde un principio su rectificación por la vía de la fede erratas.

Se hace necesaria, pues, una modificación del artículo6 de la Ley 26889 con el objeto de corregir su textoque incurre en un exceso manifiesto.

Sin perjuicio de ello, debe relevarse la circunstancia deque la norma establezca un plazo breve para procedersea la corrección.

En opinión de Santaolalla López54, “la rectificaciónde erratas no debiera ser más que el remedioquirúrgico al que hay que recurrir en situacionesextremas y, de darse, darse cuanto antes, o sea,publicarlas con la mayor inmediatez posible a lapublicación defectuosa”.

Biglino Campos55, refiriéndose al ordenamiento españolmenciona que éste “no establece ningún tipo de límitetemporal dentro del cual cabe realizar la corrección deerrores. Únicamente, el Real Decreto de Ordenacióndel Boletín Oficial del Estado establece, a estos efectos,la obligación de dicho organismo de conservar duranteel plazo de seis meses el original de cada número delperiódico oficial (art. 19, 1a.). Ello no significa, sinembargo, que sea correcto retrasar la corrección hastael límite. Para poder llegar a alguna conclusión acercade este tema es preciso recurrir a las reglas generalesacerca de la publicación, ya que la rectificación del error,constituye, en definitiva, la primera publicación deltexto auténtico de la ley. Por ello, resulta de aplicaciónpara la misma el mandato constitucional contenido enel artículo 9156, que establece que la publicación serealice de forma inmediata”.

No obstante, en España se han presentado situacionescomo la de la Orden de 29 de noviembre de 1995 quese corrigió sólo el 7 de mayo de 1999, transcurridosmás de tres años y cinco meses de su dación.

V. EFECTOS DE LA RECTIFICACIÓN

¿Desde cuándo produce efectos la rectificación?

Es necesario advertir que el texto auténtico de la norma,en todo o en parte, según los casos, cobra existenciasólo a partir de la publicación de la rectificación de laerrata. En consecuencia, corresponde que la nuevapublicación produzca efectos ex nunc y no de ordenretroactivo.

53 Antes de la vigencia de la Ley 26889 regía el artículo 4 del Decreto Supremo 018-97-PCM de 18 de abril de 1997 que establecía lo siguiente: “Elente emisor de la norma cuenta con un plazo de 30 días naturales para presentar a las oficinas del Diario Oficial El Peruano, un único documentoconteniendo la fe de erratas de la norma. El plazo se computará a partir de la fecha de publicación del dispositivo legal correspondiente.Luego de la presentación oportuna del documento referido, el ente emisor no podrá volver a presentar una nueva fe de erratas. En caso hayatranscurrido el plazo sin la presentación del documento mencionado en el primer párrafo, el texto publicado solamente se modificará mediantela emisión de una norma modificatoria”.

54 SANTAOLALLA LÓPEZ, Fernando. Op. Cit. pp. 452-453.55 BIGLINO CAMPOS, Paloma. Op. Cit. pp. 149-150.56 El artículo 91 de la Constitución Española señala lo siguiente: “El Rey sancionará en el plazo de quince días las leyes aprobadas por las Cortes

Generales, y las promulgará y ordenará su inmediata publicación”.

Page 106: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

111

Car

los

Cár

dena

s Q

uiró

s

Como señala Biglino Campos57, “sólo a partir de lacorrección de errores puede considerarse que el nuevotexto está presente a todos los efectos en el mundodel Derecho, entre otras razones porque antes no eraposible su conocimiento”.

Y más adelante agrega que “en el caso del error, larectificación no esclarece lo oscuro, sino que modificalo claro”.

Esto tiene especial significado cuando la correcciónsupone una rectificación de un defecto material en lapublicación, que no es simplemente ortográfico, casoen el cual carece, por lo demás, de significado, sinoque altera sustancialmente el contenido de la norma.

Interesa plantear el supuesto mencionado por ManuelBatlle Vásquez58, esto es, “que la ley se publique conerratas en el Boletín Oficial y posteriormente y en elpropio Boletín se rectifiquen aquéllas. ¿Qué fecha sirvede arranque para el cómputo de la vacatio?”

El autor citado se refiere al caso en que para entrar envigencia la norma debe mediar un determinado lapso(vacatio legis) y no que ella opere el mismo día de lapublicación o el siguiente, y dentro del lapso seproduzca la publicación de la fe de erratas.

Batlle Vásquez, para resolver la cuestión, distingue lossupuestos59: “si las erratas son meramente de imprentay no alteran la comprensión y sentido de la ley elproblema es irrelevante, pero si la alteran debeconsiderarse la fecha de la rectificación, aunque noparece que haya inconveniente en atender a la fechade la primera publicación en cuanto a aquellos extremosde la ley que no guarden relación con lo rectificado”.

Las mismas soluciones deben aplicarse si no mediavacatio legis. En efecto, si se trata de errores que noafectan el sentido de la norma, la corrección será enverdad irrelevante. No así si afecta los alcancesoriginales de la norma –el defecto de la publicaciónfue sustancial–, en cuyo caso la norma corregidaempezará a regir considerando la oportunidad de larectificación.

Conviene mencionar acerca de este asunto el artículo141 de la Constitución de la República de El Salvadorde 15 de diciembre de 1983, de acuerdo con el cual:“En caso de evidente error en la impresión del textode la ley, se volverá a publicar, a más tardar dentro de

diez días. Se tendrá la última publicación como su textoauténtico; y de la fecha de la nueva publicación secontará el término para su vigencia”.

En el mismo sentido se pronuncia el artículo 44 de lasBases para un cambio constitucional60: “En caso deproducirse error en la impresión o composición alpublicarse las disposiciones legales, éstas deberánvolverse a publicar en su totalidad, con las debidascorrecciones, ciñéndose al texto autógrafo aprobado.Se tendrá la última publicación como texto auténticode las disposiciones legales y su vigencia se contará apartir de la nueva publicación.

En caso de errores sustanciales o formales en lasdisposiciones legales, será necesaria su modificación oderogación de conformidad con el ordenamientojurídico vigente”.

Por su parte, el artículo 3 del Anteproyecto de LeyGeneral de Aplicación de las Normas Jurídicas delProfesor Haroldo Valladao, señala lo siguiente: “Lareedición de la ley con objeto de proceder a sucorrección es permitida sólo a fin de zanjar divergenciasdel texto publicado con el original firmado” (parágrafo4). “Hecha la reedición, la vigencia del texto seráconsiderada a partir de la nueva publicación”(parágrafo 5).

¿Cómo evitar en lo posible los errores en la publicaciónde las normas legales?

En el primer borrador del Anteproyecto de ley dedemocratización de las decisiones de gobiernopreparado por el Instituto Libertad y Democracia (ILD)y publicado en una separata especial del diario oficial“El Peruano” de 28 de febrero de 1990, se establecelo siguiente:

“Las normas a que se refieren los incisos a) al h), n) y o)del artículo anterior serán publicadas a través de mediosde reproducción fotomecánica y reducida de la versiónautógrafa ...”.

De este modo se buscaba excluir la necesidad de las fede erratas –cuya utilización indebida constituía unacostumbre inveterada–, disponiéndose la publicacióndel texto autógrafo de la norma.

Así se procedió, por ejemplo, con la primera ediciónoficial del Código Civil que hizo el diario oficial “El

57 BIGLINO CAMPOS, Paloma. Op. Cit. pp. 152-153.58 BATLLE VÁSQUEZ, Manuel. “Comentarios al Código Civil y Compilaciones Forales”. Tomo I. Madrid: EDERSA. 1978. p. 72.59 Ibídem.60 Instituto de Economía de Libre Mercado. Lima. 1993.

Page 107: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

112

61 SANTAOLALLA LÓPEZ, Fernando. Op. Cit. p. 450.62 ESTEBAN, José. Op. Cit. p. 69.63 BIGLINO CAMPOS, Paloma. Op. Cit. pp. 142-143.64 Ver nota 56, supra.

Peruano” en 1984, que es el único texto fidedignoexistente de la versión original promulgada.

Los avances de la informática debieran ofrecernosmedios adecuados para evitar que se presenten erroresen la publicación de las normas.

No obstante, como bien dice Santaolalla61, “la prácticademuestra que el mal no ha desaparecido del todo yque incluso las ventajas que se obtienen por un lado aveces se compensan negativamente por otro”. Yagrega: “Me refiero al exceso de confianza que puedebrindar el soporte informático, que al rebajar la atencióndel corrector de los textos favorece el arrastre de erroresy erratas”.

Aun con los adelantos de la técnica y los extremoscuidados que puede ponerse en la revisión de laspruebas, no puede asegurarse totalmente que unapublicación esté libre de erratas.

Recuerda Esteban62: “Conocido y hasta bochornosoes el caso de aquel libro en cuya última página se insertóesta orgullosa declaración: ‘Este libro no tiene erratas’,y la fatalidad hizo que se imprimiera, ‘eratas’”.

VI. CONSECUENCIAS DE LA FALTA DECORRECCIÓN DE ERRORES

Corresponde analizar ahora las consecuencias que seproducen, entre otros casos, como resultado del hechode haberse publicado una norma con errores sinhaberse procedido a su corrección.

Previamente es importante hacer notar, como lo haceBiglino Campos63 que “sólo cuando el error en lapublicación ha supuesto una alteración que hatransformado el contenido de la ley aprobada por elParlamento, puede tener consecuencias sobre la validezde la ley. En efecto, en este caso se ha producido unainfracción del texto constitucional.

Es evidente que el mandato de publicación contenidoen el artículo 91 de la Constitución (española)64 serefiere a la ley con el contenido que ha recibido durantelas anteriores fases procedimentales. En caso de quela publicación altere dicho texto de forma significativa,se produce un doble fenómeno. (...) De una parte, eltexto auténtico de la ley, que por la deformidad de lapublicación no ha llegado a publicarse, carece deexistencia porque su procedimiento de elaboración no

se ha completado. Pero por otra parte, se publica yadquiere eficacia una norma cuyo contenido no ha sidoobjeto de ninguna de las fases que componen elprocedimiento”.

Precisamente para enmendar esa publicación infiel sehace necesaria la correspondiente corrección de erratas.

Pero tal corrección de erratas puede no efectuarse orealizarse sólo de modo parcial y, por tanto, incompleto,o puede ocurrir que se haga, pero alterando, además,el texto auténtico de la norma.

En los dos primeros supuestos, la norma publicadaequivocadamente no habrá revertido en tal caso sucondición de inconstitucional o ilegal, lo quedeterminará que pueda interponerse contra ella lacorrespondiente acción de inconstitucionalidad anteel Tribunal Constitucional o la acción popular.

Igual posibilidad está abierta en el caso de que se hayautilizado la corrección de erratas para modificar elcontenido auténtico de una norma.

La acción de inconstitucionalidad resultará procedentetratándose de leyes, decretos legislativos, decretos deurgencia, tratados internacionales que hayan o norequerido de aprobación del Congreso, Reglamentodel Congreso, normas regionales de carácter general yordenanzas municipales, con arreglo a lo dispuesto enlos artículos 200, inciso 4, de la Constitución Políticadel Perú de 1993 y 77 del Código ProcesalConstitucional (Ley 28237).

Tratándose de reglamentos y normas administrativas yresoluciones y decretos de carácter general, procedela interposición de la acción popular, conforme a loestablecido en los artículos 200, inciso 5, de laConstitución Política del Perú de 1993 y 76 del CódigoProcesal Constitucional (Ley 28237).

El artículo 76 mencionado señala que la demanda deacción popular procede siempre que las normas citadasinfrinjan la Constitución o la ley o cuando no hayansido expedidas o publicadas en la forma prescrita porla Constitución o la ley, según el caso.

Debe anotarse que, de resolverse favorablementeacerca de la inconstitucionalidad o ilegalidad de lanorma publicada con errores sustanciales no corregidos,así como en los otros casos mencionados, ello

Page 108: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

113

Car

los

Cár

dena

s Q

uiró

s

determinará que la norma cuestionada quede sin efectoen todo o en parte.

Sin embargo, hará falta la publicación del textoauténtico sin vicios en su transcripción para que cobreexistencia.

Al respecto, comparto la opinión de Biglino Campos65

en el sentido de que a fin de “evitar el vacío jurídico enel lugar ocupado por la norma invalidada, a la esperade que se procediese a la publicación del texto de laley omitido”, correspondería que el propio TribunalConstitucional en el caso de la sentencia deinconstitucionalidad o el Poder Judicial tratándose dela acción popular, declare en su sentencia el contenidoauténtico de la norma, el que adquiriría plena eficaciadesde el día siguiente de la publicación de dichasentencia.

Admitir tal posibilidad, en palabras de la autora citada66,“conlleva dos consecuencias que son armónicas conlos principios de nuestro ordenamiento. En primer lugar,consiente que se transforme en ley el contenido de lavoluntad del Parlamento, con lo que no sólo se respetala libertad del legislador, sino que además se protegensus decisiones. En segundo lugar, se independizan laeficacia y entrada en vigor de la ley de la actuación delEjecutivo, responsable no sólo de haber publicadoerróneamente la ley, sino también de no haberprocedido a su corrección en el momento oportuno”.

Sin perjuicio de lo anterior, debe considerarse ademásque, de conformidad con el artículo 138 de laConstitución, los jueces podrán apreciar laconstitucionalidad o legalidad de una norma y preferirla de mayor rango.

A propósito de la materia que se analiza, obviamentetal preferencia podrá justificarse sólo en la medida enque la errata contenida en la publicación suponga unaalteración sustancial del texto auténtico y no puedasalvarse el error con facilidad, como ocurriría, porejemplo, tratándose de un simple error ortográfico.

En opinión de Zanobini67, “cuando el error es tal que,de la simple lectura del texto, sin necesidad de consultarel original o los trabajos preparatorios, una persona demediana inteligencia pueda advertirlo y entender, enel lugar de la palabra errada, la palabra correcta, carecede carácter relevante”.

VII. NECESIDAD DEL ESTABLECIMIENTO DE UNREGISTRO OFICIAL DE NORMAS LEGALES

Sin embargo, surge un problema fundamental en todosestos casos: el referido a los medios de prueba parasustentar la existencia de una errata en la publicaciónno rectificada o para establecer que la rectificación hasido sólo parcial o que se ha hecho pero alterando,además, el texto auténtico de la norma.

En el caso del Perú no se cuenta con un Registro Oficialde Normas Legales, lo que constituye una carencia muyimportante.

En efecto, ¿cómo asegurar entonces la veracidadabsoluta de los textos publicados?

¿A quién acudir para obtener una copia auténtica dela autógrafa de una ley por ejemplo?

No se presenta un problema serio tratándose de normascomo los decretos legislativos o decretos de urgenciau otras normas de inferior jerarquía, las quenormalmente son conservadas en los archivos de larepartición pública que originó su dación.

No obstante, ello no garantiza la incolumidad de lasversiones originales de las normas legales quefácilmente pueden ser objeto de alteracionesinteresadas, alegándose posteriormente la presenciade erratas no advertidas oportunamente.

La existencia de un Registro Oficial de Normas Legalesaseguraría la conservación de las autógrafas de lasnormas a las cuales cabría acudir con carácter exclusivoy excluyente para contrastar las publicacionesefectuadas y confirmar o descartar, en su caso, que seincurrió en errores al reproducirlas en el diario oficial.

Sería, además, la única institución autorizada paraexpedir copias auténticas de las normas legales.

Es interesante lo que señala Biglino Campos acerca deesta materia68. Refiere que en los países anglosajones“el único texto que es realmente indiscutible para lostribunales de justicia es el texto auténtico de la ley. Eltexto publicado de la ley da fe ante los tribunales dejusticia, pero no se excluye la posibilidad de ponerloen cuestión comparándolo con el original que debeprevalecer en caso de conflicto”.

65 BIGLINO CAMPOS, Paloma. Op. Cit. p. 172.66 Ibid. p. 173.67 Citado por BIGLINO CAMPOS, Paloma. Op. Cit. p. 158.68 Ibid. pp. 164-165.

Page 109: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

114

Agrega que “en Gran Bretaña, desde el Acta de 1911,enmendada en 1949, el certificado del Speaker esdeterminante a todos los efectos y no puede sercuestionado por ningún Tribunal (sección 3). Por otraparte, desde 1849 la Imprenta Real elabora dos copiasimpresas autentificadas por el Clerk, una de las cualeses conservada en el Public Record Office. El textopublicado de la ley da fe sin que sea necesario probarsu existencia, aunque es posible confirmar la exactituddel ejemplar publicado mediante su comparación conlos registros del Parlamento (...). Algo similar ocurre enEstados Unidos. Únicamente la impresión de la ley como‘enrolled bill’, certificada por los oficiales de la Cámaray conservada en los archivos del Gobierno por elSecretario de Estado, constituye la copia auténtica delas leyes (...). Desde la Printing and Binding Act de 12de enero de 1895 (sección 73), la Secretaría de Estado

publica los Statutes at Large que entre otras cuestionescontienen las leyes elaboradas por el Congreso.Expresamente, el Acta declara que los Statutesconstituyen la evidencia legal de las leyes en elloscontenidas para todas las Cortes de Justicia (...). Encaso de conflicto, el texto auténtico de la ley prevalecesobre el texto publicado (...). En un sentido similar, laConstitución irlandesa, en su artículo 25.5, disponeque, tras la firma y promulgación por el Presidente dela República, las leyes se registran en el TribunalSupremo y constituyen prueba concluyente de lospreceptos de la ley en cuestión”.

A la vista de lo expuesto, resultaría altamenterecomendable que en nuestro país se estableciera unRegistro Oficial de Normas Legales con los propósitosindicados.

Page 110: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

115

Rodr

igo

Vale

nzue

la

¿Para qué argumentamos los abogados? ¿Quéesperamos lograr con nuestros escritos?¿Cómo convencer a un auditorio? En definitiva,¿en qué consiste la labor de los abogados?

En el presente artículo el autor realiza unestudio acerca de la argumentación jurídica,pero desde una perspectiva práctica, “saliendoa la calle”, como él mismo dice, lo que sin dudahace que este artículo sea de mucha utilidadpara los operadores del derecho, ya queexpone de manera explícita muchas de lasmotivaciones implícitas en el ejercicio de laprofesión.

LA NATURALEZA DE LA ARGUMENTACIÓN JURÍDICA*

Rodrigo Valenzuela**

* Presentación realizada por el autor en el seminario “La justificación de las decisiones judiciales” organizado por la Facultad de Ciencias Jurídicasy Sociales de la Universidad Austral de Chile el 23 de marzo de 2005. Agradecemos a Rodrigo Valenzuela por la sesión de este trabajo paranuestra publicación.

** Director jurídico tributario para América Latina, Ernst & Young.

Page 111: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

116

Nos hemos reunido a conversar acerca de la naturalezade la argumentación jurídica. Los invito a que, en estaoportunidad, dejemos de lado la abstracción regalonaque cada uno de nosotros seguramente tiene acercade lo que es o debiera ser la argumentación jurídicacanónica, y hagamos algo intelectualmente másmodesto y prudente: salgamos al mundo a mirar.Salgamos a mirar para qué argumenta jurídicamenteel abogado, sea como asesor, como litigante o comojuez.

Miremos para qué argumenta, porque el abogado noargumenta por argumentar. Argumenta para lograralgo. Dicho de otro modo, la argumentación es unaherramienta.

Y sucede que, para comprender la naturaleza de unaherramienta, es indispensable saber primero para quése usa esa herramienta. Si un marciano que ha llegadoa investigar la Tierra encuentra en el suelo esaherramienta de metal que nosotros llamamos“cuchara”, poco podrá comprender de ella si no sabecosas tales como que los terrícolas tenemos brazos,manos y boca de un cierto tamaño, que tomamoslíquido y que usamos esa herramienta para hacerlosin mojarnos. Pero una vez que tenga ese conocimientosobre para qué usamos las cucharas, ahí entoncespodrá comprender, por ejemplo, el hecho que esteextraño instrumento tenga un receptáculo cóncavo,que no esté hecho de esponja, que el mango no tengados metros de largo e incluso estará en condicionesde hacer una evaluación crítica del ejemplar de cucharaque tiene delante señalando cómo podría ser aún másefectivo para lograr la finalidad que él ahora conoce.

Si queremos comprender y evaluar la herramienta quees la argumentación jurídica, entonces miremosprimero para qué argumenta el abogado.

Miremos a nuestro derredor. ¿Para qué argumenta elabogado? Quiero destacar tres cosas que se ven alláafuera.

Lo primero que vemos es que el abogado noargumenta para teorizar acerca de lo que es inferibleen un sistema, sino que argumenta para dardeterminada solución aquí y ahora a un problema. Seaque como asesor aconseje, que como litigante defiendao que como juez falle, en el centro de suspreocupaciones está el problema concreto de alguiena ser resuelto. Así como del médico no se espera unalección de anatomía sino que se pase el dolor por el

cual lo visitamos y del ingeniero no se espera una charlasobre mecánica de suelos sino el puente que resolveráel problema de circulación, del abogado no se esperauna clase de teoría de las obligaciones sino ellanzamiento del arrendatario que estaba destruyendola propiedad. El abogado no argumenta para satisfacertales o cuales exigencias teóricas de la academia, sinopara ayudar a quien le ha pedido consejo, defensa ojusticia ante un problema.

Lo segundo que quiero destacar en este breve recorridopor la ciudad es que, cualquiera sea la solución que elabogado dé al problema que enfrenta, esa soluciónsiempre consiste en que determinados terceros actúende cierta manera. El asesor no fue exitoso en ayudar aquien le pidió consejo si le entregó informes con unsesudo análisis de la legislación aplicable pero despuésen ventanilla al cliente le dijeron que no se puede hacerlo que él pretende. No fue exitoso porque suargumentación no logró de los terceros con quiennecesitaba interactuar su cliente la acción queconstituía la solución que él quiso dar al problema. Ellitigante no fue exitoso en ayudar a quien le pidiódefensa si presentó en juicio alegaciones del rigor dignode un texto de lógica deóntica, pero el defendidoterminó en la horca. No fue exitoso porque suargumentación no logró del juez, ministros de corte yotros terceros pertinentes la acción que constituía lasolución que quiso dar al problema. El juez no fueexitoso en ayudar a quien le pidió justicia si en losconsiderandos de su sentencia vertió su visión y másprofunda convicción de lo que era justo para este caso,pero un tribunal superior revirtió la decisión o bien laspartes o la comunidad no vieron que la decisiónencarnara principios y valores que compartimos sinocapricho y arbitrariedad con el consiguiente descréditode la institución o daño para la paz social1. No fueexitoso porque su argumentación no logró del tribunalsuperior, de las partes o de la comunidad pertinenteacuerdo sobre la razonabilidad de la solución que quisodar al problema.

El abogado, entonces, argumenta para lograr elacuerdo de determinados terceros cuya acciónconstituye la solución que él busca dar al problemaconcreto para el cual se la ha pedido ayuda.

Lo tercero que quisiera destacar en nuestro ejerciciode reconocimiento de los alrededores es que aquellosterceros cuyo acuerdo busca el abogado con suargumentación, son personas a quienes –al igual queal lector y al que escribe– les importan las

1 Un hecho reciente que destaca lo importante y operante que puede ser que los tribunales superiores logren para sus decisiones la aceptación dela comunidad es que, al hacerse público en diciembre recién pasado el informe de la Comisión sobre Tortura y Prisión Política, la Corte Supremahaya estimado necesario formular en tribunal pleno una declaración pública para explicar a la ciudadanía sus decisiones de hace más de treintaaños. Es probable (y deseable) que el asunto no haya terminado ahí.

Page 112: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

117

Rodr

igo

Vale

nzue

la

consecuencias morales y políticas de sus decisiones.Almorcé la semana pasada con un juez tributario quienme decía que uno de los desafíos que enfrentaba confrecuencia era cómo evitar aplicar a pequeñoscontribuyentes ciertas sanciones legales que procedíanconforme a la letra de la ley pero que, por su magnitud,dejarían sin capital de trabajo y por tanto sin mediosde subsistencia al modesto afectado. En la misma líneade anécdotas de esa semana, notemos como en losalegatos ante la Corte Suprema en la apelación deldesafuero de Pinochet por el caso de la muerte delgeneral Prats, los abogados de ambas partes estimaronpertinente hacerse cargo de la noticia aparecida enprensa el día anterior acerca del centenar de cuentasbancarias que alguna vez tuvo en el exterior la familiaPinochet. ¡Recordemos que para este paseo les hepedido dejar guardadas en la universidad susabstracciones favoritas como, por ejemplo, aquellassobre la separación entre moral, política y derecho!Les he pedido dejarlas atrás para que no nos impidanver lo que allá afuera hay que ver ya que es para esemundo que estamos viendo y no para las aulas de laacademia que ha sido desarrollada la herramientaargumentativa del abogado.

Demás está decir que si el abogado argumenta paralograr el acuerdo de determinados terceros cuyoacuerdo está condicionado por percepciones moralesy políticas sobre el caso, el abogado no puede sinohacerse cargo de dichas percepciones morales ypolíticas en su argumentación, de manera explícita oimplícita según sean las circunstancias y su particularestrategia.

Veamos dónde estamos. El abogado no argumentapor argumentar sino para lograr otra cosa, lo queequivale a decir que la argumentación jurídica es unaherramienta y, por tanto, comprenderla y criticarlarequiere primero saber para qué se la quiere. Comoestamos hablando de una práctica social milenaria yextendida, y no de un artefacto que las personas enesta sala de conferencias pudiéramos diseñar a nuestrocapricho con pretensión de operatividad en el mundo,los he invitado a que dejemos atrás por un rato nuestrasparticulares predilecciones y salgamos a mirar para quése quiere esta herramienta allá afuera. Lo que hemosvisto en nuestro breve recorrido se puede sintetizarcomo sigue. En términos amplios el abogado, sea ensu rol de asesor, de litigante o de juez, argumenta paracumplir con su compromiso profesional de ayudar aquien pide consejo, defensa o justicia ante un problemaconcreto. Lo anterior se traduce en que el abogadoargumenta para dar determinada solución a unproblema concreto de alguien; argumenta para lograrel acuerdo de determinadas terceras personas cuyaacción constituye dicha solución al problema;argumenta para hacerse cargo, entre otras cosas, de

las inquietudes morales o políticas a las que dichasterceras personas condicionan su acuerdo.

Bien. Ahora estamos en condiciones de responderpreguntas acerca de la naturaleza de la argumentaciónjurídica. Volvamos entonces a nuestras aulas y esbozarérespuestas a tres preguntas tradicionales, más que nadacon el propósito de ilustrar el efecto de haber salido almundo antes de abocarnos al tema.

1. ¿QUÉ SENTIDO TIENE LA PREGUNTA POR LARESPUESTA CORRECTA?

Si el abogado argumenta para que se de determinadasolución a un problema concreto, entonces la preguntaque importa respecto de las bondades de su discursoes la pregunta por sus consecuencias ante eseproblema concreto, no por su derivabilidad desde talo cual sistema. Si el juez elabora un discurso para quese haga efectiva su visión de lo justo para el caso, estoes, si el juez elabora una herramienta con esa finalidado, por usar una imagen, si el juez elabora un martillopara clavar ciertos clavos, la pregunta que importa noes si el martillo fue elaborado conforme a tales o cualesespecificaciones teóricas sino si sirvió o no para clavarlos clavos para lo cual fue elaborado. Dicho de otromodo, si alguien se acerca a un abogado en busca deconsejo, defensa o justicia, lo que está en juego esdemasiado importante para que el abogado se dediquea jugar un juego donde lo que importe sea la pulcritudlógica con que se jugó.

Contrario a lo que a veces piensan quienesmalentienden lo que es el acercamiento pragmático aun problema, la pregunta por las consecuencias es unapregunta por todas las consecuencias. Es así como ellector seguramente conoce sentencias en que, porejemplo, la decisión ha sido motivada, entre otrascosas, por las consecuencias que el tribunal havisualizado para la economía nacional o para laestabilidad institucional. Pues bien, entre lasconsecuencias que siempre importan al auditorio cuyoacuerdo el abogado corteja, se incluye que elargumento no se perciba como caprichosamentealejado de la ley. Por eso nunca veremos a un abogadoinvitar a su auditorio a prescindir de los textos legalespertinentes para resolver un problema, sino que loveremos previamente invitar a su auditorio a entenderde cierta nueva manera los hechos y los textos legalespertinentes para resolver el problema. De este modo,dado ese nuevo entendimiento de los hechos y lostextos, la argumentación no se percibe ya comocaprichosamente alejada de la ley.

Esta invitación a entender de nueva manera los textosy los hechos tiene, en cada caso, límites. Peroentonces, podría rebatírseme lo que he planteado

Page 113: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

118

anteriormente aduciéndose que, a todas luces, elabogado no argumenta solamente para lograr elacuerdo de determinado auditorio cuya acción podríaconstituir la solución buscada para el problema, sinoque argumenta además de manera de mantenersedentro de ciertos cauces inferenciales pre-establecidos. Pero no es así. Es ese determinadoauditorio –y no los dioses- quien debe aceptar queno ha habido un alejamiento caprichoso de los textoslegales. Dicho de otro modo, sigue siendo el caso queel abogado argumenta para lograr el acuerdo de undeterminado auditorio y que, a ese efecto,obviamente debe hacerse cargo de todo aquello a locual dicho auditorio pudiera condicionar su acuerdo.Y sucede que, entre aquellas consideraciones quecondicionan el acuerdo de cada auditorio seencuentran no solo sus percepciones morales ypolíticas, como antes habíamos señalado, sino,además, su entendimiento de lo que constituye o noconstituye un alejamiento inaceptable de la ley. Elabogado argumenta para modificar eseentendimiento.

De este modo, el sentido tradicional de la respuestacorrecta como aquella inferible dentro de un sistemaconforme a reglas anteriores a la argumentación, setransforma en entender la respuesta correcta comoaquella de la cual resultan ciertas consecuenciasposteriores a la argumentación y entre las cuales seencuentra la aceptación que el auditorio de para esecaso a determinado alejamiento de lo que es unalectura corriente de la ley o de los hechos.

La pregunta por la respuesta correcta, entonces, es lapregunta por las consecuencias de la argumentación.

2. ¿QUÉ PAPEL TIENEN LA MORAL Y LA POLÍTICAEN LA ARGUMENTACIÓN JURÍDICA?

Como ya he destacado anteriormente, si el abogadoargumenta para que determinados terceros contribuyancon su acción a dar cierta solución a un problemaconcreto, entonces necesita tomar en cuenta en suargumentación todo aquello que puede mover a suauditorio a la acción. Y como la observación del mundonos muestra que el auditorio del abogado está siemprecompuesto por personas para quienes¡afortunadamente! las consecuencias morales y políticasde una decisión son importantes, el abogado no puededejar de hacerse cargo de dichas consideracionesmorales y políticas pertinentes para su auditorio. Es asícomo, en el caso de la argumentación del juez, talesconsideraciones morales o políticas a menudo aparecenen los considerandos de los fallos, a veces implícitamente,a veces explícitamente, según sean las característicasdel asunto específico y la consiguiente estrategia delargumentador.

3. ¿QUÉ PAPEL TIENE LA LÓGICA EN LARECONSTRUCCIÓN O ANÁLISIS DE LAARGUMENTACIÓN JURÍDICA?

Es indiscutible que toda argumentación contienecadenas inferenciales que pueden analizarse oreconstruirse como derivaciones lógicas a partir decierto entendimiento de los hechos y ciertoentendimiento de la ley. Pero rara vez se puede reducirla argumentación completa a una o varias cadenas deinferencia lógica y, probablemente, nunca se puedereducir así una sentencia interesante.

Esto es así porque el abogado argumenta para lograr elacuerdo de un determinado auditorio, haciéndose cargode percepciones morales y políticas pertenecientes alterreno de los fines inconmensurables, donde lasdistancias entre posiciones contrapuestas no se acortancon fundamentos y puentes lógicos sino con la atraccióndel sentido. Sin necesidad de fundamento explícito nicadenas deductivas, la argumentación del abogado lograque el auditorio reconozca que la solución propuestapara el caso encarna principios y valores que al auditorioimportan, además de incorporarse coherentemente asu entendimiento global de cómo las cosas son ydebieran ser. Los instrumentos discursivos con que elabogado logra así dar sentido (no fundamento) a lasolución que propone son la narración de los hechos, eluso de la tradición (incluyendo el uso especial a dar enel caso a los textos legales) y el vocabulario, imágenes,composición y estilo de su discurso. Esto es, poética,hermenéutica y retórica.

Luego, la reconstrucción de una argumentación jurídicapara fines de análisis debe incluir, sin duda, las cadenasde inferencia lógica, pero debe identificar y destacarseparadamente, además, aquellos puntos de apoyo queaparecen sin lógica ni fundamento pero plenos de esaautoridad autosuficiente que da la narración dirigidade los hechos, el uso intencionado de la tradición y, engeneral, un discurso adaptado al auditorio concretocuyo acuerdo se busca. Esos puntos del discurso,carentes de lógica o fundamento, no son debilidadesde la argumentación sino que son su mayor fortaleza.Sin ellos la solución buscada no habría sido alcanzableporque el auditorio cuya acción constituye esa soluciónno habría sido persuadido. Esos puntos del discursoconstituyen el suelo sobre el cual después construye lalógica. Y ese suelo no está dado, en algún sentidometafísico, sino que es construido retóricamente porla propia argumentación que después se apoya en élpara desarrollar su lógica.

Las respuestas recién esbozadas a tres preguntastradicionales sugieren cómo el camino que hemosseguido da cierta marca distintiva a la comprensión dela argumentación jurídica. Por una parte, este camino

Page 114: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

119

Rodr

igo

Vale

nzue

la

nos ofrece una explicación de la realidad tal cual se laobserva, como sería de esperar de una reflexión hechacon la mirada puesta sobre las prácticas sociales. Enseguida, tal explicación de la práctica constituyeinevitablemente un instrumento efectivo para actuaren el mundo de la argumentación, aunque con ciertosénfasis y desarrollos que no han sido materia de estapresentación. Finalmente, contrario a lo que a vecesse me ha objetado (aunque nada de esto elaboraremosen esta oportunidad), el paso desde una visióndogmática a una visión pragmática de laargumentación, no significa pasar de una postura críticaa una postura acrítica ante el fenómeno, sino quesignifica mas bien pasar de la crítica lógica de laargumentación a la crítica retórica de la misma. Ladiferencia es importante. La crítica lógica ocurre entre

cuatro paredes, con la mirada puesta sobre el texto,para satisfacer el rigor técnico de los especialistas. Lacrítica retórica ocurre en la calle, con la mirada puestaen cómo el texto interviene el mundo, para evaluar,por ejemplo, si nuestras prácticas discursivas forjancomunidad haciéndose cargo de lo que todos losafectados consideran estar en juego en cada caso; o sicon la riqueza de su análisis van contribuyendo a unacomprensión más fina de nuestras tradiciones; o si sonoportunas en renovar dichas tradiciones como amenudo lo exigen para mejor convivencia los cambiosen el entorno; o cómo ha incidido en la decisión quiénesfueron las partes, o lo que las partes representan o losdebates públicos del momento. Así como la críticalógica es filosóficamente más rigurosa, la crítica retóricaes políticamente más productiva.

Page 115: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

121

José

Dom

ingo

Riv

arol

a

¿A quién corresponde la carga de la prueba?¿Qué función cumplen las presunciones enmateria probatoria? ¿Qué criterios debe seguirel legislador para establecer presunciones?

La carga de la prueba influye de manerasignificativa en el desarrollo y resultado de losprocesos. Es por ello que resulta de vitalimportancia que la misma se asignerazonablemente.

En el presente artículo, el autor realiza uninteresante examen de las presunciones ycargas de la prueba, contrastando nuestroordenamiento con el norteamericano.

¿ACTORI INCUMBIT PROBATIO?PRESUNCIONES Y CARGAS DE LA PRUEBA

REPENSADAS: COMMON LAW VERSUS CIVIL LAW

José Domingo Rivarola*

* Master en Derecho por la Universidad de Virginia. Profesor de Derecho Civil y Destrezas Legales de la Pontificia Universidad Católica del Perú yla Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas.Agradezco especialmente a Oscar Súmar, Director de Contenido de THEMIS, quien se tomó el trabajo de leer cuidadosamente una versiónpreliminar de este trabajo y de alcanzarme valiosos comentarios que lo han mejorado.

Page 116: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

122

INTRODUCCIÓN

Pareciera que uno de los problemas más complejosque afrontan los jueces cuando tienen que decidir uncaso, es cómo completar la historia que los abogadosles han presentado. En efecto, el juez conoce elDerecho aplicable, sin embargo no conoce los hechos.Incluso está prohibido de aportar su conocimientoprivado de los hechos al proceso. Sin embargo, ¿quéocurre si no hay manera de completar la historia?¿Quién gana y quién pierde?

La respuesta del amante del latín será actori incumbitprobatio1, con esa belleza que caracteriza a losaforismos latinos, capaces de comunicar mucho conpocas palabras y con palabras sencillas. La respuestadel positivista será que para definir quién gana y quiénpierde hay que atenernos al artículo 196 del CódigoProcesal Civil peruano, que establece que la carga dela prueba le corresponde a quien alega hechos quesustentan su pretensión, salvo disposición legaldiferente.

Sin embargo, esta salvedad es muy importante porquecualquier ley general como el Código Civil o sectorialcomo la Ley de Telecomunicaciones, pueden cambiarla regla actori incumbit probatio y por lo tanto puedencambiar el resultado de un caso y definir ganadores yperdedores2. Así, por ejemplo, cuando el artículo 1969del Código Civil dice que el descargo por falta de doloo culpa corresponde al autor del daño, cambia la reglaactori incumbit probatio por una regla diferente: sepresume que las alegaciones del demandante sonciertas, que su versión de los hechos es cierta, y que eldemandado actuó con culpa o hasta con dolo. Sepresume entonces el dolo. Por supuesto que se admiteprueba en contrario. Le corresponderá al demandadoprobar que actuó sin dolo. Sin embargo, ¿no noshabían enseñado que el dolo nunca se presume? ¿Oque la mala fe nunca se presume? Parece que nosenseñaron mal. Los académicos interesados en la Teoríade la Prueba han abordado la carga de la prueba y laspresunciones desde una perspectiva esencialmentedogmática sin necesariamente identificar las cuestionesde política que están detrás del antojo del legislador3.

En efecto, si asumimos entonces que la ley puededefinir ganadores y perdedores asignando la carga dela prueba a su antojo, entonces quienes hacen las leyes

deben ir más allá del antojo y tener un conjuntouniforme de criterios para asignar la carga de la pruebay por ende definir con claridad cómo deben funcionarlas presunciones legales denominadas iuris tantum, esdecir, aquellas que admiten probar en contrario de lasconclusiones presumidas. Nuestra intención es plantearcómo identificar estos criterios y demostrar que losmismos tienen una intensa relación con la finalidadque tiene o debe tener el proceso civil.

Para ello comparamos el proceso civil peruano,heredero de la tradición romano-germánica o de latradición del Civil Law, como se nos suele llamar; conel proceso civil norteamericano, uno de los sistemasherederos del Common Law. El ejercicio seráespecialmente útil porque nos permitirá entender cómofuncionan las cargas de la prueba y las presuncionesen un sistema procesal especialmente complejo, en elque cargas de la prueba y presunciones actúan endiferentes etapas del proceso. Ello contrasta connuestro sistema, en el que la carga de la prueba y laspresunciones son una preocupación del juez solo almomento de sentenciar.

Comenzaremos echando un vistazo al sistema procesalnorteamericano para compararlo con el nuestro,identificando los criterios que pueden tenerse encuenta para asignar presunciones y cargas. En elcamino comentaremos varios ejemplos y casosextraídos de jurisprudencia relevante. Concluiremosnuestro análisis identificando algunos criterios paraasignar cargas y establecer presunciones.

I. JUECES SOLOS O ACOMPAÑADOS

Cuando se toma contacto por primera vez con elsistema legal norteamericano4, uno quedadesconcertado ante la complejidad del proceso judicial.Y cuando ese primer contacto se convierte enconocimiento, se advierte que la complejidad no essinónimo de eficiencia. Si bien el desarrollo económicode los países del Common Law es evidente, noparecería que ello se deba necesariamente a su sistemaprocesal5.

La primera complejidad reside en la coexistencia delsistema de jueces con el sistema de jurados. La reglade oro es que los jueces tienen a cargo la aplicacióndel Derecho mientras que le corresponde al jurado

1 La prueba le corresponde al demandante.2 Cosa distinta ocurre en los casos penales, en los que constitucionalmente la carga de la prueba de los hechos que configuran responsabilidad

penal le corresponde siempre al fiscal, sin que quepa variar legalmente esta situación. En ello reside la garantía de la presunción de inocencia.3 Micheli, Goldschmidt, Devis Echandía, entre otros.4 A lo largo del artículo, el uso de la palabra Norteamérica aludirá exclusivamente a los Estados Unidos de América.5 John Langbein, agudo crítico del sistema procesal americano, ha inspirado muchos de los puntos en este artículo. Ver LANGBEIN, John H. “The

German Advantage in Civil Procedure”. En: University of Chicago Law Review 52. 1985. pp. 823-831.

Page 117: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

123

José

Dom

ingo

Riv

arol

a

evaluar los hechos en función de las pruebas que hayansido admitidas por el propio juez. Como veremos unpoco más adelante, esta regla de oro tiene excepcionesy ello agrega complejidad. En contraste, en el Perú asícomo en todos los demás países herederos de latradición romano-germánica, existe únicamente el juez,quien investiga los hechos, admite las pruebas y dictala regla de Derecho aplicable.

El jurado no es parte del escenario legal de nuestrospaíses6, sin embargo tampoco es parte de nuestracultura. En efecto, aunque en algunos países comoEspaña existen disposiciones legales para procesos conjurados, estas disposiciones rara vez se aplican, han caídoen desuso o tal vez nunca se aplicaron. La explicaciónes sin duda la ausencia de una cultura de jurados.Algunos países europeos, sin llegar a una clara divisiónentre jurados para los hechos y jueces para el Derecho,establecieron tribunales mixtos conformados por legosy abogados que decidían conjuntamente todas lascuestiones de hecho y de Derecho relevantes del caso7.Hoy en día estos países europeos son países del CivilLaw que cuentan únicamente con un sistema detribunales profesionales integrados por hombres deleyes. Sin embargo, en Inglaterra se mantiene el sistemade jurados aunque únicamente para los juicios penales8.

La segunda complejidad, que se deriva de la primera,es la curiosa estructura de presunciones y cargasprobatorias del sistema procesal norteamericano. Laausencia de jurados en nuestros países hace que laestructura de presunciones y cargas sea más simple.En parte debido a esto último es que no ha habidomayor debate entre nuestros académicos sobre cómodeben ser reguladas las presunciones y cargas. Existen,sin embargo, trabajos de corte descriptivo o positivista.Por el contrario, el debate sobre presunciones y cargasentre los investigadores norteamericanos ha sidoabundante9. Como resultado, tienen un mejorentendimiento del tema, aunque no siempre unentendimiento integral de la interacción entre laspresunciones y las cargas o de las cuestiones políticasque están detrás de las presunciones.

La tercera complejidad es que la carga de la prueba enel proceso penal norteamericano es diferente a la carga

de la prueba en su propio proceso civil. En el procesopenal, se requiere convicción de la culpabilidad másallá de la duda razonable. Sin embargo, en el procesocivil, como regla general y con excepciones, se requiereque el jurado encuentre que los hechos que sustentanla pretensión, a partir de las pruebas, quedenverificados con una probabilidad mayor al cincuentapor ciento (50%). En nuestro sistema, las cosas sonmás sencillas: el estándar de convicción que el juzgadornecesita para declarar fundada una pretensión civil esel mismo que el necesario para declarar fundada unapretensión punitiva, es decir, para declarar culpable alprocesado. En ambos casos se requiere que las pruebasgeneren mayor convicción de que la pretensión esfundada que convicción de que no es fundada.

La cuarta complejidad reside que en que la regla deoro consistente en que el jurado se encarga de loshechos y los jueces del Derecho, evidentemente no esaplicable en los procesos en los que no hay jurado.Así, en el proceso penal norteamericano, por lo menosa nivel federal, el acusado está obligado a tener unproceso con jurado y solo puede renunciar a éste encircunstancias muy limitadas10. Es por ello que, laindustria televisiva y cinematográfica muestranormalmente al abogado litigante ejerciendo ladefensa en un proceso penal. Sin duda, los procesospenales norteamericanos se prestan al espectáculoporque hay jurados y se suele caracterizar a estos comogente común y corriente que se deja persuadir por elhistrionismo de los abogados más que por las pruebas.

El panorama del proceso civil norteamericano es menosespectacular y, sin embargo, más complejo einteresante para desarrollar nuestro análisiscomparativo. Debe pues notarse que, a diferencia delproceso penal, el proceso civil norteamericano tieneun sistema dual para resolver la controversia. Losprocesos sin jurado y los procesos con jurado. En losprocesos civiles con jurado, sistema ajeno a la realidadperuana, las cargas y las presunciones actúan sobrelas pretensiones de las partes a manera de unaestructura con filtros rigurosos diseñados para que alo largo del proceso solo subsistan las pretensionesmás verosímiles. La naturaleza dual del sistema procesalcivil norteamericano hace que las cargas probatorias y

6 Entre los siglos XVI y XVIII, países como Francia, Alemania e Inglaterra tuvieron sistemas de jurado.7 SCHIOPPA, Antonio Padoa (editor). “The Trial Jury in England, France, Germany, 1700-1900”. Berlin: Duncker & Humblot. 1987. pp. 7, 10.8 Ver THAMAN, Stephen C. “Europe’s New Jury Systems: The Cases of Spain and Russia”. En: VIDMAR, Neil (editor). “World Jury Systems (Oxford

Socio-Legal Studies)”. Oxford University Press. 2000. pp. 319-320.9 Ver ALLEN, Ronald. “Burdens of Proof, Uncertainty, and Ambiguity in Modern Legal Discourse”. En: Harvard Journal Law & Public Policy 17.

1994. p. 627. nota 2. Allen da cuenta de diversos estudios que representan más de 200 artículos escritos sobre presunciones y cargas. Sinembargo, Allen reconoce que estos estudios son “legales”, en el sentido que solucionan la cuestión “técnica” y “formal” del problema de laspresunciones y cargas.

10 En el caso Singer v. United States, 380 U.S. 24 (1965) se declara constitucional el artículo 23 literal a de las Normas Federales del ProcedimientoPenal, el mismo que requiere el consentimiento de un tribunal antes de que el acusado renuncie válidamente a su derecho a ser procesado conjurado. Antes del consentimiento del tribunal a la renuncia, el caso no puede verse sin jurado.

Page 118: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

124

las presunciones actúen de manera diferente según elproceso sea con jurados o solo con jueces. Como ellodepende de la naturaleza de la controversia suscitada,las cargas probatorias y presunciones tendrán distintoefecto según cuál sea la pretensión planteada por eldemandante. Por ejemplo, si la pretensión es laejecución forzada de contrato, no hay lugar al sistemade jurados. En cambio, si es daños y perjuicios, haylugar a un proceso con jurado11.

En cualquier caso, en los procesos con jurado, el juezes el gran contralor de cómo funcionan las cargas ypresunciones. En efecto, como resultado de su podersobre el procedimiento, los jueces usan las cargas y laspresunciones para controlar la calidad y la cantidad deinformación que las partes y sus abogados intentanhacer llegar al jurado (por ello es frecuente la pugnaentre los abogados litigantes por plantear y defendersede objeciones a la introducción de determinadomaterial probatorio) y para controlar qué tipo depretensiones son las que finalmente merecen llegar ala etapa decisoria del proceso y ser sentenciadas12. Eljurado está a cargo exclusivamente de determinar loshechos que sustentan aquellas pretensiones que el juezha permitido que lleguen a la etapa decisoria. Cuandose llega a esta etapa, el jurado recibe instrucciones deljuez sobre cuál es el Derecho aplicable y permite quelos jurados decidan sobre los hechos.

En el proceso civil peruano existen otros controles queactúan sobre las pretensiones de las partes para lograrque solo las más sólidas arriben a la etapa decisoriadel proceso. Así, por ejemplo, el rechazo liminar de lademanda o improcedencia de plano (artículo 427 delCódigo Procesal Civil peruano) y el saneamientoprocesal o despacho saneador (artículo 465 del mismoCódigo), se encargan de que algunas pretensionesqueden en el camino por no cumplir con determinadospresupuestos. En nuestro sistema, la carga de la pruebay las presunciones no cumplen la función de filtrarpretensiones poco sólidas de tal manera que soloalgunas lleguen a la etapa decisoria, porque la etapaen la que el juez determina si la pretensión debedescartarse por no haberse satisfecho la carga de laprueba, es la misma etapa decisoria. No hay etapasprevias en las que se pueda cumplir con la mismafunción. Tenemos entonces una primera gran diferenciaentre ambos sistemas: en el sistema norteamericano,las presunciones y cargas filtran pretensiones yrestringen el trabajo de los juzgadores a los casos

realmente serios. En nuestro sistema, las presuncionesy cargas no cumplen esta función y parecería quetampoco deberían cumplirla, porque existen otrasherramientas con las que se logra la misma finalidad.Veamos entonces qué otras funciones cumplen cargasy presunciones, y qué funciones deberían cumplir.

II. PRESUNCIONES

1. Nociones básicas: entre lo sustantivo y loprocesal

Se suele distinguir entre presunciones legales yjudiciales. Las primeras son las fijadas en una normamientras que las segundas son las creadas por el juezpara el caso concreto. En este último caso, creemosque es más acertado hablar de razonamientopresuntivo y no de presunción judicial, porque eljuzgador (sea éste un jurado o un juez) tiene libertadde razonamiento, en el sentido que le corresponde soloal juzgador determinar si de determinados hechosprobados se derivan lógica o probabilísticamente otroshechos desconocidos. En las verdaderas presunciones,a nuestro criterio, las presunciones legales; hay unaimposición de razonamiento por parte del legislador.

Las presunciones legales se dividen en presuncionesiuris et de iure o absolutas (que no admiten “pruebaen contrario”) y presunciones iuris tantum o relativas(que admiten “prueba en contrario”). Las realmenteinteresantes para este estudio son las presuncionesrelativas porque es en ellas que el razonamiento críticodel juzgador tiene un rol fundamental en decidir quiéngana y quién pierde el caso. En efecto, la prueba encontrario permite que quien comienza el procesoperjudicado por la presunción, pueda demostrar al juezque el hecho presumido no se produjo en la realidad.En estricto, las presunciones relativas desplazan la cargade la prueba y la colocan sobre la parte que empieza elproceso con una presunción relativa en contra. Por ello,finalmente las presunciones son como las “primashermanas de la carga de la prueba”13.

Incluso, dudamos de que las presunciones absolutasdeban ser llamadas “presunciones” porque se tratamás bien de asunciones o consecuencias legalesimpuestas por el legislador a partir de un supuesto dehecho, en ese sentido, no encontramos diferenciapráctica entre las llamadas ficciones y las presuncionesabsolutas (artículos 278 y 283 del Código Procesal Civil

11 Ver Tull v. United States, 481 U.S. 412 (1987).12 De acuerdo a las tablas estadísticas del Sistema Judicial Federal para los tribunales distritales de los Estados Unidos de América, durante el

período de 12 meses que termina el 31 de marzo de 2002, solo 1.9 por ciento (1.9%) de los casos que los tribunales atendieron, es decir 4766,llegaron a la etapa decisoria del proceso. Ver Informe preparado por la Oficina Administrativa de los Tribunales de los Estados Unidos de América.En: http://www.uscourts.gov/caseload2002/tables/c04mar02.pdf

13 ALLEN, Ronald. Op. Cit. p. 627.

Page 119: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

125

José

Dom

ingo

Riv

arol

a

peruano). No elaboramos más del tema porquefinalmente es un problema terminológico14, sinembargo, en adelante, cuando nos refiramos a laspresunciones; entenderemos que son las presuncioneslegales relativas o presunciones iuris tantum.

Existe un gran debate doctrinario sobre si laspresunciones son normas procesales o normassustantivas. En el proceso civil norteamericano estedebate tiene un impacto práctico porque puede darseel caso que un juez federal con sus propias normasprocesales federales, deba aplicar normas sustantivasestatales para resolver el caso. Entonces, si laspresunciones son procesales, las presunciones reguladasen normas estatales no se aplican. Si las presuncionesson sustantivas, como creemos nosotros, entonces lasnormas estatales sí se aplican (por ejemplo, la presunciónde negligencia en la responsabilidad extracontractual).

Éste, que es un problema típico de los sistemas federales,en nuestro sistema podría presentarse en un caso deDerecho Internacional Privado en el que el juez peruano,tramitando el caso bajo sus propias normas procesales,deba aplicar normas sustantivas de otro Estado porque,por ejemplo, las partes del contrato así lo han pactado.Si las presunciones se consideran procesales, entoncessí se aplicaría la presunción del artículo 1329 del CódigoCivil al incumplimiento de un contrato regido por leycolombiana. Si las presunciones se consideransustantivas, entonces no se aplicaría la presunción delartículo 1329, y habría que mirar las presuncionesestablecidas por la ley colombiana.

Creemos que corresponde adoptar una visión funcionalpara determinar si las presunciones son procesales osustantivas y, más allá de las definiciones, lo que debetenerse en cuenta es que las normas procesales estánrelacionadas a la conducta de las personas dentro delas salas de los tribunales mientras que las normassustantivas modelan, a través de premios y castigos, laconducta de las personas fuera de las salas de lostribunales y antes de que siquiera exista controversia15.

Si bien las normas procesales también creanincentivos para que las partes se comporten de unamanera u otra dentro del proceso (por ejemplo, elprincipio del vencimiento en la condena a costas ycostos –artículo 412 del Código Procesal Civil

peruano– o la conducta procesal como sucedáneode los medios de prueba –artículo 282 del mismoCódigo), las normas llamadas sustantivas son las quedefinen quién gana y quién pierde el caso. Y quéduda cabe que regular una presunción de una manerao de otra, en un caso con información incompleta, esdeterminante de quién gana y quién pierde. En lajurisprudencia norteamericana, se considera que unapresunción es determinante del resultado y por endedebe ser considerada sustantiva. En el Perú no hemosencontrado jurisprudencia que defina la cuestión. Sinembargo, lo importante es determinar qué criteriosdebe guiar el establecimiento de presunciones. ¿Setrata solo de generar incentivos para que las partesse comporten con eficiencia?

2. ¿Deben ser los jueces sacerdotes confesores?

La pregunta que surge es si los jueces debensimplemente resolver la controversia sobre la base delo que las partes les presentan y tomar en cuenta laposición que les genera más convicción a pesar de queninguna los convenza totalmente, o si deben hacerconfesar a las partes qué es lo que realmente ocurrió.Esta dialéctica entre verdad formal y verdad materialha sido resuelta en el sistema norteamericano a favorde la verdad material. En nuestro sistema procesal laopción es parecida, aunque con algunas notas a favorde la preclusión en sacrificio de la verdad.

El objetivo de encontrar la verdad es dominante en eldiseño de las Normas Federales del Procedimiento Civilnorteamericano. El Código Procesal Civil peruanoprivilegia el objetivo de solucionar la controversia conjusticia, aunque no desdeña la búsqueda de la verdadcomo objetivo. En efecto, el artículo 194 del CódigoCivil concede al juez poderes para actuar pruebas deoficio y para investigar los hechos más allá de ladeclaración de rebeldía (artículo 461 inciso 4). Sinembargo, una muestra contundente de que el sistemaprocesal norteamericano nos lleva ventaja en lo que ala búsqueda de la verdad se refiere, es que si la apariciónde nuevas pruebas demuestra una verdad diferente ala que se estableció en la cosa juzgada, se permite dejarsin efecto la misma16. La regulación de la cosa juzgadafraudulenta en el artículo 178 de nuestro CódigoProcesal Civil no permite reabrir un procesosimplemente por la aparición de nuevas pruebas.

14 Entre los autores norteamericanos, la confusión terminológica es aún más grave. Ver LILLY, Graham C. “An Introduction to the Law of Evidence”.Tercera edición. West Group. 1996. sección 3.3. p. 63. El autor da cuenta de términos y clasificaciones tan distintas como: presunciones de ley,presunciones refutables, presunciones irrefutables, presunciones concluyentes, presunciones permisivas, y así sucesivamente.

15 Ver SANCHIRICO, Chris. “Character Evidence and the Object of Trial”. En: University of Columbia Law Review 101. 2001. pp. 1227, 1230. (Enadelante el Objetivo del Juicio).

16 Por ejemplo, supongamos el siguiente escenario: (i) un marido piensa que el niño que su mujer acaba de dar a luz es hijo de otro hombre e iniciaacción cuestionando su paternidad. El padre tiene éxito; (ii) Posteriormente, como resultado del progreso de la ciencia, la prueba de ADN se hacedisponible; (iii) De acuerdo con las Normas Federales del Procedimiento Civil norteamericano, la madre puede buscar la exoneración de lasentencia final otorgada y atribuir la paternidad a su marido sobre la base de las pruebas de ADN. Ver las Normas Federales del ProcedimientoCivil norteamericano (FRCP por sus siglas en inglés), Norma 60 literal b numeral 2.

Page 120: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

126

Parece entonces que los jueces están llamados a actuarcomo sacerdotes confesores y a extraer la verdadhistórica17 o por lo menos acercarse a ella. Desde estaperspectiva, las presunciones deberían fijarse con unfuerte vínculo probabilístico entre los hechos primarioso hechos de base para que opere la presunción y loshechos secundarios o hechos presumidos. Sin embargo,¿qué implica un fuerte vínculo probabilístico? ¿Implicaconvertir al legislador en matemático? Posiblementesí.

Desde hace mucho tiempo los abogados, y los que nolo son, han definido y usado el término presunciónpara referirse a la facultad de la mente humana desacar conclusiones basándose en los diferentes nivelesde probabilidad entre el hecho probado y el hechosupuesto. En realidad, durante el siglo doce y aún hoyen día, está de moda decir que el mundo real estálleno de incertidumbres que necesitan resolverse através de conclusiones científicas, por ejemplo,conclusiones basadas en métodos cuantitativos comoson las estadísticas y las probabilidades. La idea generales que estos métodos proporcionan una base racionalpara perfeccionar el proceso mental de deducción que,en ausencia de tales métodos, sería meramenteintuitivo18.

Lo cierto es que las presunciones eliminan lasincertidumbres solo racionalmente. Si el objetivo delproceso judicial y, por lo tanto, de las presunciones, esresolver incertidumbres de manera racional, laspresunciones deberían ser creadas teniendo en cuentaque el hecho secundario será inferido del hechoprincipal de una manera racional. Así, el vínculo entreel hecho primario y el secundario será siempre unvínculo de probabilidades.

A pesar de este aparente concepto dominante debúsqueda de la verdad, en la exposición de motivos delas Normas de Evidencia Federales se reconoce que labúsqueda de la verdad es solo un factor con igual pesoque otros factores detrás de la creación depresunciones. Así, se ha señalado lo siguiente: “Lasmismas consideraciones de justicia, política yprobabilidades que dictan la asignación de las cargas

de los diversos elementos de las pretensiones y defensasde demandantes y demandados, son las quefundamentan la creación de presunciones”19.

Si el propósito del proceso civil es el descubrimientoracional de la verdad, resulta sorprendente entoncesque algunas veces encontremos presuncionesdiseñadas únicamente como un débil vínculoprobabilístico entre los hechos primarios y secundarios.La razón fundamental para crear presunciones con débilvínculo probabilístico podría ser eliminar lasincertidumbres a efectos de resolver finalmente y demanera preclusiva la controversia o evitar que ésta segenere, más no necesariamente encontrar la verdadde manera racional. Así, por ejemplo, se ha concluidoque “(…) las presunciones legales tienenprincipalmente una función sustancial y extraprocesal,además de la indirectamente probatoria: darleseguridad a ciertas situaciones de orden social, político,familiar o patrimonial, como a la legitimidad de loshijos nacidos dentro del matrimonio (...)”20. Nótese quepara el autor citado la función sustancial o extraprocesalimplica eliminar incertidumbres y la funciónindirectamente probatoria es la búsqueda de la verdadmaterial.

Sin embargo, más allá de la búsqueda de la verdadracional y el objetivo de eliminar incertidumbresevitando que una controversia se promueva osolucionando la que surgió de manera final y preclusiva,el propósito del proceso también puede ser elestablecimiento de incentivos. Consecuentemente, laspresunciones deben ser analizadas desde unaperspectiva ex ante, también llamada perspectivacreadora de incentivos o perspectiva externa al tribunal.

Hasta acá hemos concluido que detrás de laspresunciones existen factores de búsqueda de laverdad, eliminación de incertidumbres o creación deincentivos. Asimismo, hemos expresado que laspresunciones son vínculos probabilísticos, fuertes odébiles, entre dos hechos (uno conocido y otrodesconocido).

Sin embargo, no siempre es fácil distinguir qué es una

17 Por hechos históricos queremos decir “lo que efectivamente sucedió en el mundo real fuera del tribunal”. Debemos notar que las afirmacionesde hecho traídas por las partes al proceso y hasta ese grado pueden o no pueden ser consistentes con los hechos históricos que dieron origen ala controversia. La falta de coincidencia entre los hechos históricos y los hechos que las partes presentan puede depender de la diferentepercepción de las partes sobre lo que realmente sucedió. Ver MILLER, Richard E. y Austin SARAT. “Grievances, Claims, and Disputes: Assessingthe Adversary Culture”. En: Law and Society Review 15. 1980-1981. p. 525. Asimismo, esta falta de coincidencia podría deberse a los testigosque mienten o los testigos que no son precisos porque su capacidad de percepción o memoria falla sin que ellos se den cuenta. (UVILLER, RichardH. “Credence, Character, and the Rules of Evidence: Seeing through the Liar’s Tale”. 1993. 42 D. UKE. LJ 776).

18 FINKELSTEIN, Michael. “Quantitative Methods in the Law”. Free Press. 1978. p. 2. Aunque el autor se refiere al uso de métodos cuantitativoscomo un fenómeno reciente, también señala que G.W. Leibniz fue el primer abogado que analizó el Derecho desde una perspectiva matemática.

19 Traducción libre del autor. La versión original es la siguiente: “The same considerations of fairness, policy and probability which dictate theallocation of the burden of the various elements of a case as between the prima facie case of a plaintiff and affirmative defenses also underlie thecreation of presumptions”. Comentarios del Comité Consultivo que revisó la propuesta de Reglas Federales de Evidencia propuesta por la CorteSuprema, en particular los comentarios al artículo 301.

20 DEVIS ECHANDÍA, Hernando. “Teoría General de la Prueba Judicial”. Cuarta edición. Volumen 2. Bogotá: Temis. 1976. p. 695.

Page 121: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

127

José

Dom

ingo

Riv

arol

a

cuestión de hecho y qué es una cuestión de Derecho21.Por lo tanto, cuando se trata de presunciones quevinculan cuestiones de hecho con cuestiones deDerecho, los criterios para regular y crear esta clase depresunciones podrían diferir de los criterios a serutilizados en presunciones que vinculan hechos conhechos22.

¿Cómo analizar las presunciones que vinculan materiasde hecho con materias de Derecho o viceversa y cuálesdeben ser los criterios detrás de esta clase depresunciones? Sin duda, el criterio que fundamentaesta clase de presunción no puede ser la búsqueda dela verdad, porque este factor implica la existencia deun vínculo probabilístico y una cuestión de hecho nopuede estar vinculada de manera probabilística a unacuestión de Derecho.

Tomemos las siguientes presunciones como ejemplos:(i) si una carta es dirigida a un destinatario y se envíapor correo, se presume que el destinatario recibió lacarta; (ii) si se encuentra un bote a la deriva con todoslos tripulantes muertos y no hay causas externas (comopor ejemplo, maretazos o huracanes), se presume quees porque el bote fue conducido de maneranegligente23. La primera presunción vincula dos hechosy el factor de búsqueda de la verdad está claramentedetrás. En efecto, esta presunción puede estar basadaen la verificación empírica de que el servicio postalcumple con entregar todas las cartas en un noventa ynueve por ciento (99%)24.

La segunda presunción vincula el hecho con unaconclusión de Derecho. Se trata pues de una presunciónmixta. Ergo, hasta que no se defina el significado denegligencia y qué hechos equivalen a un caso denegligencia estándar, no podemos decir que hay unvínculo probabilístico entre un bote a la deriva y unamaniobra negligente. Es así que las presunciones mixtasnos llevan a sospechar de la ausencia del criterio de labúsqueda de la verdad. Tómese nota que no estamosdiciendo que tales presunciones no sean deseables. Porel contrario, nuestro argumento es que éstas nodeberían ser analizadas bajo el paradigma de labúsqueda racional de la verdad sino que deberían seranalizadas a la luz del establecimiento de incentivos ola eliminación de incertidumbres.

Luego de haber identificado los criterios que puedenestar detrás de las presunciones, veamos cuál es larelación entre presunciones y cargas y si realmente sepuede decir que las presunciones son las “primashermanas de la carga de la prueba”.

III. PRESUNCIONES EN ACCIÓN: ASIGNACIÓN DECARGAS

Las presunciones, cualquiera sea el criterio detrás de suregulación (generación de incentivos para conductaseficientes, reducción de incertidumbres y controversias,búsqueda de la verdad), permiten la refutación del hechosecundario o hecho presumido. Decir que la negligenciase presume equivale a decir que la carga de la pruebade la negligencia la tiene el perjudicado con lapresunción, ya sea que actúe como demandante (enuna pretensión declarativa para que se diga que no actuócon negligencia deberá probar la ausencia denegligencia) o como demandado (defendiéndose frentea una demanda que le imputa negligencia y probandoque no hubo negligencia). En suma, las presuncionesasignan la carga de la prueba. Sin embargo, la carga dela prueba no es la única carga que soporta el litigante.

1. La carga de alegación en la etapa postulatoriadel proceso

Tanto el proceso civil norteamericano como el peruano,se inicia con una etapa postulatoria claramentedefinida. El primer paso que debe dar el demandantebajo cualquier sistema procesal, es alegar una serie dehechos que, conjuntamente con el Derecho aplicable,configuren su pretensión. Se trata entonces de cumplircon la carga de alegar.

En nuestro Código Procesal Civil, el incumplimiento de lacarga de alegar trae como consecuencia la inadmisibilidadde la demanda. El incumplimiento de la carga de alegarse puede producir por omisión, es decir, cuando no seseñalan los hechos relevantes que sustentan el petitorio(artículos 424 inciso 6 y 426 inciso 1) o cuando no hayadecuación, es decir, cuando los hechos que se aleganno tienen relación con el petitorio (427 inciso 5 del mismoCódigo). En el proceso norteamericano hay mayorflexibilidad porque no es necesario contar la historia, comoveremos en el punto 2.

21 JAMES, Fleming; HAZARD, Geoffrey y James LEUBSDORF. “Civil Procedure”. Foundation Press. 2001. sección 3.7. p. 192. Cabe destacar que elsistema con jurado genera una necesidad práctica de distinguir los asuntos que son competencia de la decisión del juez de los que competen ala decisión del jurado, distinción que está enraizada en la regla tradicional que establece que las materias de hecho competen al jurado y lasmaterias de derecho al juez.

22 Esta complicación fue por primera vez descrita por Bohlen en 1920. Ver BOHLEN, Francis. “Mixed Questions of Law and Fact”. En: University ofPennsylvania Law Review 72. 1923-1924. p. 111.

23 La conocida doctrina res ipsa loquitur no es otra cosa que un razonamiento presuntivo para probar la negligencia y por ende es un razonamientopresuntivo que une cuestiones de hecho con cuestiones de Derecho. Para una amplia explicación véase BULLARD, Alfredo. “Cuando las cosashablan: el res ipsa loquitur y la carga de la prueba en la responsabilidad civil”. En: THEMIS-Revista de Derecho 50. Lima. 2005.

24 Esta cifra no corresponde a la estadística real del desempeño del servicio postal.

Page 122: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

128

La carga de la alegación implica la carga de afirmar, enprimer lugar, cuáles son los elementos de hecho queconfiguran la pretensión. Por el contrario, cuando setrata de una defensa de fondo (affirmative defense enel sistema norteamericano), el demandado tiene lacarga de la alegación de los elementos de hecho queconstituyen su contestación.

Al prepararse para un proceso, los abogados debenmirar la ley sustantiva para poder identificar loselementos de hecho de la controversia que son partede la demanda y los que son parte de la contestacióno defensa de fondo. La asignación de la carga de laalegación entre las partes (o sea, quién tiene que decirqué) es una materia reservada a la ley sustantiva. Sinembargo, hay que ser cauteloso porque la ley sustantivapuede asignar la carga de la prueba utilizando ellenguaje de la presunción –“se presume elincumplimiento de los contratos”– o el lenguaje de lacarga de la prueba –“la prueba del cumplimiento (pago)le corresponde a quien alega haber cumplido”.

La doctrina tradicional dispone que el demandantedebe afirmar los hechos demostrando en su demandalos siguientes componentes o elementos: (i) la existenciade una obligación del demandado frente aldemandante; (ii) el incumplimiento de esa obligación;(iii) la existencia de una lesión al demandante; y, (iv)una relación de causa entre el incumplimiento de laobligación y la lesión25.

Durante la etapa postulatoria, el papel de laspresunciones es relevar a la parte de la carga de laprueba, con los distintos matices que correspondansegún el tipo de proceso que, en ausencia de lapresunción, recaería en ella. Así, por ejemplo, si bienla regla actori incumbit probatio prevista en el artículo196 del Código Procesal Civil exigiría que eldemandante alegue y pruebe el incumplimiento, elartículo 1229 del Código Civil establece que la cargade la prueba del cumplimiento le corresponde a quienes acusado de incumplir. En consecuencia, basta alegarque hay incumplimiento para que la carga de probarlole corresponda al demandado.

Nótese que en el lenguaje de las presunciones, el hechopresumido o hecho “secundario” (en nuestros

ejemplos, el incumplimiento) se desencadena cuandola parte favorecida por la presunción alega y prueba elhecho “primario” (en nuestro ejemplo, la existenciadel contrato del que deriva la obligación). Por lo tanto,tales presunciones vinculan dos cuestiones de hechocon cuestiones de Derecho (si el contrato existeentonces hay un incumplimiento de contrato). Comoconsecuencia, el objetivo consistente en la búsquedaracional de la verdad no puede estar detrás de estetipo de presunciones.

Si la búsqueda de la verdad no constituye unaexplicación verosímil para las normas de la asignaciónde cargas de la prueba explicadas, podríamos encontraruna razón reviviendo una antigua máxima acuñada pornuestros abuelos y frecuentemente citada en lostribunales. Esta máxima dice lo siguiente: la carga dela alegación recae en aquel que afirma y no en el queniega26, constituyendo una prueba diabólica exigirprobar lo negativo. Así, la máxima parece fácil deentender y administrar. Sin embargo, no es tansorprendentemente ilustrativa porque cada afirmaciónes susceptible de enmarcarse en lo afirmativo o en lonegativo27.

Por ejemplo, en un caso de responsabilidad civilextracontractual, el demandante A puede redactar sudemanda de dos diferentes maneras: (i) puede afirmarque el demandado B no cumplió con sus deberes o, (ii)puede aseverar que el demandado B violó el derechode A de no sufrir daños (deber general de no dañar).En el primer reclamo, el demandante está negando yen el segundo está afirmando. Siguiendo la antiguamáxima, en la primera formulación el demandantetiene la carga de alegar mientras que en la segundaformulación no tiene la carga de alegar. Es claro que laasignación de las cargas en un mismo caso no puededepender de la redacción de la demanda. Enconsecuencia, esta máxima tradicional no aportamucho para determinar la razón de ser de laspresunciones y cargas en un proceso y su vinculacióncon el cumplimiento de la finalidad del proceso. Elrazonamiento implícito en estos aforismos o máximastermina siendo circular28.

En una tendencia comparativamente reciente sobrecargas y presunciones, el académico Dale Nance ha

25 JAMES, Fleming, HAZARD, Geoffrey y James LEUBSDORF. Op. Cit. sección 3.11. p. 201. En sentido similar MICHELI, Gian Antonio. “La carga dela prueba”. Temis: Bogotá. 1989.

26 Philadelphia Co. v. Securities and Exchange Commission (SEC), 175 F.2d 808, 818 (C.A.D.C. 1949) (sosteniendo que la SEC violó la cláusula deldebido proceso al requerir que la Philadelphia Company debía soportar la carga de probar que las acciones de la SEC no fueron lícitas. Encambio, el Tribunal sostuvo que la SEC debió probar que sus acciones fueron lícitas).

27 Ver NANCE, Dale. “Civility and the Burden of Proof”. En: Harvard Journal Law & Public Policy 17. 1994. pp. 647, 663. Un artículo anterior deCleary expresó lo mismo. Ver CLEARY, Edward. “Presuming and Pleading: An Essay on Juristic Immaturity”. En: Stanford Law Review 12. 1959.pp. 5, 11. Nota 22.

28 Sin embargo, académicos como Epstein han defendido esta máxima. Ver EPSTEIN, Richard A. “Pleadings and Presumptions”. En: University ofChicago Law Review 40. 1973. pp. 556, 573.

Page 123: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

129

José

Dom

ingo

Riv

arol

a

introducido el concepto que la carga de la alegacióndebe permanecer del lado de la parte que alega que laotra parte ha cometido una infracción. Asimismo,argumenta que el estándar de la prueba29 debe ceñirsea la severidad de la infracción alegada.

Nance argumenta que la razón detrás de esto es queel sistema legal no debe presuponer infracciones, porel contrario debe fomentar entre los ciudadanos lacreencia optimista que nuestros vecinos son personascon principios, propensos a actuar siempre de buenafe y en cumplimiento de sus “obligaciones socialesserias”. Nance llama a esta meta del sistema legal elprincipio de la civilidad30 y señala que las tradicionalesreglas de asignación de las cargas siguen el principiode la civilidad31.

El primer argumento en contra de esta tesis es que nose contextualizan los objetivos del proceso civil ni seestablecen cuáles deberían ser esos objetivos. Pareceríaque el reclamo implícito de Nance es que el objetivodel proceso civil es promover principios morales.Estamos de acuerdo con la importancia de promoverlos principios morales. Sin embargo, Nance no explicapor qué el proceso civil es más idóneo que otrasinstituciones sociales (tales como la escuela, la familia,etcétera.) para llevar a cabo esta tarea.

El siguiente punto débil es que presenta el principio dela civilidad como un principio central y dominante queabsorbe cualquier otro principio subyacente en laspresunciones y cargas. Posiblemente se debe a que suteoría es demasiado general y no le permite explicarporqué existen diversas desviaciones a su llamadoprincipio de civilidad y qué justifica esas desviaciones.Una de las desviaciones que Nance obvia y que nopuede ser explicada por el principio de la civilidad es laque abordaremos ahora, al explicar los incentivos parala producción de pruebas32.

2. De la carga de la alegación a la carga deproducir pruebas

En el proceso civil norteamericano, la etapa postulatoriaqueda restringida a las funciones de enmarcar lacontroversia y notificar de ella a la contraparte. Laprimera función está relacionada con la fijación de la

competencia jurisdiccional por los tribunales33 y lasegunda al cumplimiento de los requisitos del debidoproceso, es decir, el derecho del demandado a conocerla naturaleza de la demanda que se le ha interpuesto34.

En el proceso civil peruano, la etapa postulatoria cumplefunciones adicionales: hay que individualizar todas lasfuentes de prueba en el mismo momento en el que sealega, es decir, con la demanda (artículo 425 incisos 5y 6 del Código Procesal Civil). Ello no ocurre en elnorteamericano, que permite una amplia etapa dediscovery, mecanismo mucho más amplio y complejoque la exhibición de documentos prevista en losartículos 259, 260 y 261 del Código Procesal Civilperuano.

En el sistema norteamericano, como explicamos en elpunto 1, la carga de la alegación se cumple solamentecon una descripción general de los hechos e inclusode manera incierta. La razón para permitir este procederes que, luego de la etapa postulatoria, el demandantepodrá presentar pruebas que perfeccionen supretensión. Una vez que el demandante supera la cargade la alegación estará en condiciones de presentarpruebas. En ese sentido, cumplir solamente con la cargade la alegación requiere un mínimo esfuerzo y lasventajas son muchas: el demandante tiene en su bolsillola llave para abrir la puerta a la producción de pruebas.

En contraste, los países del Civil Law carecen de la etapade presentación de pruebas o identificación de lasfuentes de prueba (etapa distinta a la actuación depruebas, sin duda) como una etapa distinta de la etapapostulatoria. Todas las pruebas de actuación inmediatadeben presentarse con la demanda y contestación ylas de actuación diferida deben identificarse conclaridad. La función de la etapa postulatoria en nuestrospaíses, tributarios de la tradición romano-germánica,es identificar y tamizar cuáles son los hechos en disputay cuáles no. Un elemento importante de la postulaciónes la identificación de las fuentes de prueba en lascuales las partes sustentarán sus reclamos más adelantedurante la audiencia ante el juez. Una vez que la etapapostulatoria ha precluido, no se permite identificarnuevas fuentes de prueba o modificar la demanda paraintroducir nuevos hechos que han sido conocidosdespués de la etapa postulatoria. En suma, en los países

29 El estándar de prueba se define por la cantidad de pruebas que es necesaria para prevalecer en un proceso. En otras palabras, el estándar deprueba significa cuántas pruebas son necesarias para superar el riesgo de no persuadir.

30 NANCE, Dale. Op.Cit. pp. 647-648.31 Ibid. p. 660.32 Más adelante en este mismo punto describiré cómo en Gomez v. Toledo no tiene sentido presuponer que un funcionario público actúa siempre

de buena fe y que cumple con sus “obligaciones sociales serias”. En cambio, debemos presuponer que actuó de mala fe y que la carga de refutartal presunción debe recaer en él. Esto se basa en el acceso a los criterios de evidencia.

33 La idea es que los tribunales saben desde el inicio de qué se trata la controversia y tienen la facultad de rechazarla inmediatamente si determinanausencia de competencia personal o de asunto.

34 Ver JAMES, Fleming, HAZARD, Geoffrey y James LEUBSDORF. Op. Cit. Sección 3.1. pp. 179-180.

Page 124: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

130

del Civil Law no se permiten las incertidumbres, porqueel diseño de su etapa postulatoria presupone, de unamanera poco realista, una absoluta certeza sobre loshechos históricos y sobre las pruebas de los mismos35.

Sin embargo, lo cierto es que la existencia de asimetríaen la información entre demandantes y demandadosrespecto a los hechos históricos36 en algunascontroversias37, es la razón principal para que las cargasde alegar tengan que ser asignadas de tal manera quelos demandantes puedan superarlas fácilmente.

Sin embargo, una vez que se supera la etapa alegacióny ofrecimiento de pruebas, la asimetría en lainformación continúa, porque siempre una de las partestiene información privada sobre los hechos relevantespara el desenlace del proceso que la otra parte no tiene.Cuando la parte desinformada puede verificar lainformación (por ejemplo, un record médico en poderde la parte informada que demuestra un daño es unainformación verificable; sin embargo las creencias opreferencias de la parte informada no son informaciónverificable porque no revelan un hecho comprobable),las normas que obligan a exhibir pruebas (y por lo tantola información que emana de ellas) bajo apercibimientode extraer conclusiones en contra del obligado a exhibirla prueba, producen la revelación de la informaciónprivada. En el contexto del proceso judicial, no se podríallegar a tal información si no existiera tal coerción38.

Si se requiriera que la demanda contenga una relaciónespecífica y exacta de los hechos históricos, se crearíauna inmunidad de responsabilidad para aquellosdemandados informados que, en caso la regla fuerauna distinta, habrían podido ser demandados por eldemandante que carece de información39. En suma, sila carga de alegar fuera una carga de alegar enespecífico, el demandante no tendría derecho a laentrega de información que no posee ni a la produccióny exhibición de pruebas que no controla. Como la cargade alegar es genérica, superarla es fácil y transitar porla etapa de producción de pruebas le permite aldemandante desinformado, informarse y perfilar sucaso mejor.

Así, el sistema procesal norteamericano tiene unapoderosa combinación de etapa postulatoria flexible yetapa de producción de pruebas que favorece aldemandante desinformado. Ello es una poderosa

herramienta, para superar la asimetría de información,que en nuestro sistema no existe.

Nótese que si el demandado es el que controla lainformación relevante de la controversia, éste puedepresentar la esencia de esta información en la etapapostulatoria y, posteriormente, durante la etapa deactuación de pruebas, producir suficiente informacióncomo para satisfacer la carga de la prueba. Enconsecuencia, si el demandado tiene certeza sobre lainformación que pretende usar contra el demandante,revelará su intención de usar dicha información. Conello el demandante conducirá su propia producciónde pruebas y también podrá controlar la confiabilidadde las fuentes de prueba del demandado40.

El caso Gomez v. Toledo es un punto de referencia idealpara ilustrar nuestro enfoque. En dicho caso, unademanda civil contra un funcionario público cuyo cargopodría darle derecho de inmunidad siempre que dichofuncionario actuara de buena fe (este concepto serefiere al estado mental del funcionario al momentode la acción). La Corte Suprema de los Estado Unidosde América sostuvo que el demandante no tenía lacarga de alegar mala fe. La carga de alegar esteelemento de hecho se asignó al demandado. El Tribunalsostuvo que para lograr una compensación, eldemandante no necesitaba afirmar que el funcionarioactuó de mala fe. Por el contrario, el Tribunal concluyóque la carga estaba del lado del demandado, quiendebía alegar la actuación de buena fe a modo dedefensa, caso contrario debía perder el caso41. La reglaes una en la cual la mala fe del funcionario que cometeel acto dañino se presume.

La razón fundamental de la afirmación del Tribunal fueprecisamente que, si una persona actuó de buena omala fe, depende de lo que esa persona cree almomento de su actuación. Dado que esta informaciónva más allá del conocimiento del demandante, la cargase mantiene del lado del demandado, que tiene talcreencia y puede demostrar de manera persuasiva sies fundado concluir que actuó de mala fe.

Para superar la carga de la alegación, el demandadopodría alegar, por ejemplo, que pensó que su actuaciónfue legítima. Podría, por ejemplo, sustentar su creenciaen la asesoría legal que le fue dada antes de suactuación como funcionario, por un abogado interno

35 Langbein inspiró la idea de hacer esta comparación. Ver LANGBEIN, Op. Cit. Sección 2. pp. 830-833.36 Lo que los economistas llamarían información asimétrica. Ver MANKIW, Gregory. “Principles of Economics”. Dryden Press. 1998. p. 581. Ver

BAIRD, Douglas, GERTNER, Robert, y Randal PICKER. “Game Theory and the Law”. Harvard University Press. 1994. pp. 261-266.37 Los casos de responsabilidad civil extracontractual y responsabilidad por productos son aplicables en este punto.38 Ver BAIRD, Douglas, GERTNER, Robert, y Randal PICKER. Op. Cit. pp. 261-266.39 JAMES, Fleming, HAZARD, Geoffrey y James LEUBSDORF. Op. Cit. Sección 3.1. p. 181.40 Este control es ejercido por el demandante quien decide asistir a la audiencia testimonial de los testigos del demandando.41 Gomez v. Toledo, 446 U.S. 635 (1980).

Page 125: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

131

José

Dom

ingo

Riv

arol

a

que lo ilustró sobre la ley aplicable a sus actos defunción. Mas aun, una vez alegada la actuación debuena fe como defensa, debería usar la etapa deexhibición y producción de pruebas para presentar ladeclaración del abogado entregando un testimonio quele permita superar la carga de producción de pruebas.Al mismo tiempo, obligar al demandado a alegar unaactuación de buena fe como defensa de fondo permiteal demandante conducir la exhibición centrada en estehecho e interrogar al abogado interno en la audienciatestimonial.

Resumiendo, la carga de la alegación es un instrumentopara generar información que permite superar laasimetría de información entre las partes, siempre queexista esta asimetría, regulando la posibilidad que laconfiabilidad de esta información sea sometida a untest durante el interrogatorio en la audienciatestimonial.

La carga de revelar información impone al demandanteel deber de conducir la etapa de producción de pruebas.La etapa de producción de pruebas en el sistemanorteamericano significa exhibir las pruebas que unotiene en su poder, pedir la exhibición de las que notiene en su poder, ofrecer testigos y solicitar examinary refutar a los testigos que ha ofrecido la contraparte.Todo ello siempre centrándose en las pruebas relevantesde los elementos de hecho de la demanda.

Una vez que el demandante ha producido pruebas delos hechos que sustentan su demanda, debe contarcon suficiente material probatorio como para persuadiral juzgador de que es el demandante el que debe ganarel caso. Consiguientemente, cumplir con la carga depresentar pruebas sobre los elementos de hechocontenidos en la demanda significa para el demandantetrasladar dicha carga al demandado. Por lo tanto, si eldemandante puede persuadir al tribunal de que eldemandado no ha producido las suficientes pruebascomo para contrarrestar la pruebas del demandante,entonces debe declararse fundada la demanda.

En cuanto a la contestación, cuando el demandadocumple con su carga de presentar pruebas suficientes,traslada la carga de la prueba al demandante, quienpresentará pruebas en contra respecto de los elementosde hecho de la contestación. Si el demandante noproduce pruebas que contrarresten las pruebas deldemandado, entonces el demandante perderá y sudemanda será desestimada. Para ilustrar este punto,vale la pena mirar la sentencia del caso Gomez v. Toledo

aplicando la regla de asignación de la carga dealegación de Gomez a una situación muy similar.

3. El acceso barato a las fuente de prueba

No dudamos que el objetivo de buscar la verdad materialy eliminar incertidumbres y controversias es importantey está implícito en presunciones y cargas. Sin embargoexisten otros criterios para diseñar presunciones. Enparticular, consideramos especialmente importante elcriterio del “más barato productor de información”,según el cual la carga de identificar fuentes de prueba yluego actuar los medios probatorios sea asignada a laparte que puede hacerlo a menor costo. Criteriosparecidos han sido denominados como “teoría de lascargas probatorias dinámicas”. Según esta teoría, laproducción de medios probatorios respectodeterminados hechos corresponde a quien está enmejores condiciones técnicas, profesionales o fácticasde producir dichos medios probatorios42.

Supongamos que estamos frente a un proceso decobranza de una deuda. En ese proceso, el acreedorestá exento de la carga de presentar pruebas referidaal incumplimiento de pago (sin embargo no de la cargade alegar el incumplimiento de pago)43. Por el contrario,el demandado lleva la carga de presentar las pruebasde pago en soporte de su defensa. Esto se debe a queel demandado está o debería estar en posición demostrar el pago (es decir, un recibo).

Supongamos ahora que las partes acordaron que elpago se haría por transferencia bancaria y que no escostumbre emitir un recibo a la persona que realiza latransferencia. En este escenario, el acreedor(beneficiario de la transferencia) y el deudor (el quehace la transferencia) deberían compartir la carga depresentar pruebas porque ambos tienen igual accesoa la fuente de evidencia: ambos pueden solicitar albanco un informe que certifique la ocurrencia o no dela transferencia.

Además de los criterios de acceso menos costosos, lacarga de la prueba podría también ser asignada paracrear incentivos en las partes fuera de la Sala de laCorte. Por ejemplo, supongamos un proceso referidoal embarque de mercaderías, en el que el comercianteque hizo el pedido reclama daños en la mercadería almomento de la entrega de la misma.

El hecho que la mercadería fue dañada durante eltransporte y considerando que el envío se hizo

42 Véase ESBORRAZ, David, FRESNEDA, Mónica y Carlos HERNÁNDEZ. “El Impacto de la Doctrina de las Cargas Probatorias Dinámicas en la Teoríadel Contrato”. En: Procedimiento Probatorio. Revista Jurídica de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales del Rosario, Pontificia UniversidadCatólica Argentina. 1998. p. 97.

43 Ver JAMES, Fleming, HAZARD, Geoffrey y James LEUBSDORF. Op. Cit. Sección 3.11. p. 203.

Page 126: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

132

mediante varios transportistas (suponemos un primerembarque, un intermediario y un transportista finalquien entrega la mercadería al comerciante) nos podríallevar a la conclusión que uno o más transportistascausaron el daño. No obstante esto, ¿qué pasaría siasignamos al último transportista la carga de probarque no causó el daño?

Hasta donde tenemos conocimiento, no hayestadísticas que sostengan que, en más del cincuentay uno por ciento (51%) de los casos, los daños hansido ocasionados por el transportista final. Por lo tanto,el vínculo probabilístico es débil. Sin embargo, laasignación de la carga forzará al último transportista,a riesgo de perder el proceso, a probar que lasmercaderías no estaban en buen estado cuando lasrecibió de manos del intermediario. En consecuencia,a través del establecimiento de incentivos, la asignaciónde las cargas podría obligar al transportista a seguiruna conducta de guardar pruebas del estado de lamercadería al momento de su recepción. No estamosdiciendo que esta conducta sea eficiente o que susimplicancias de distribución sean deseables.

Un ejemplo de asignación de cargas probatorias enfunción del criterio que venimos comentando es elartículo 2 de la Ley 27049. Dicha norma se aprobó conla idea de facilitar la fiscalización y sanción en sedeadministrativa de actos de discriminación en elconsumo. La idea es que la carga de probar recaigasobre quien puede producir a menor costo mediosprobatorios referidos a los hechos constitutivos de ladiscriminación. De esta manera, corresponde alafectado probar que ha sido tratado de maneradiferenciada (esta prueba podría satisfacersefácilmente, por ejemplo, mediante un acta notarial enla que se deja constancia de que el mismo día a unapersona se le impidió el acceso a un determinadoestablecimiento, mientras que a otra no, siendo quelas dos personas estaban en circunstancias similares).

Por el contrario, corresponde al establecimiento probarque la diferenciación se basó en una causa objetiva yjustificada y no en un motivo prohibido por el artículo

2 inciso 2 de la Constitución (por ejemplo, elestablecimiento podría probar fácilmente mediante unadeclaración de parte del presunto afectado que ladiferenciación se basó en que éste portaba una bombalacrimógena, lo que hacía presumir que el sujeto encuestión representaba una amenaza para latranquilidad del establecimiento).

Esta distribución de las cargas probatorias se basa enque resulta extremadamente difícil y costoso para elafectado probar positivamente que la diferenciaciónse basó en una cuestión de raza, por ejemplo (elloimplicaría internarse en el fuero interno deldiscriminador). Así las cosas, se presume que todadiferenciación se basa en motivos prohibidos por elartículo 2 inciso 2 de la Constitución, salvo prueba encontrario que corresponde pues al establecimientodenunciado.

En suma, hemos tomado este ejemplo a fin de ilustrarla perspectiva de la creación de incentivos bajo loscuales se puede evaluar las cargas de la producción depruebas. Nuestro propósito es mostrar lo lejos quepuede estar la perspectiva del incentivo de la tanfrecuentemente elogiada búsqueda racional de laverdad en el proceso civil.

CONCLUSIÓN

El objeto del proceso civil es múltiple y por ende laspresunciones y las cargas de la prueba sirven a estasmúltiples funciones. Esta constatación es válida tantopara el proceso civil peruano como para el procesocivil norteamericano. Así, las presunciones, comomecanismos en la ley sustantiva para asignar la cargade la prueba, sirven para propósitos tan variados comopromover principios morales, buscar la verdad materialque subyace a la controversia o eliminar incertidumbresy conflictos. Sin embargo una de las funciones másimportantes de las presunciones y cargas, aunque nosiempre entendidas ni utilizada al regular presuncionesen las leyes, es la función de ser un dispositivo paragenerar información y para superar la asimetría deinformación entre las partes cuando ésta existe.

Page 127: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

133

Róge

r Yo

n Ru

esta

Arm

ando

Sán

chez

Mál

aga

C.

Los principios del Derecho forman parte denuestro ordenamiento jurídico. Sin embargo,muchas veces ellos son tomados comoenunciados sin aplicación efectiva en los casosque se presentan en la realidad, siendo parteúnicamente de una olvidada literatura jurídica,sin cumplir por tanto el importante rol quejuegan dentro de un Estado de Derecho.

En el presente artículo, los autores nosmuestran, precisamente, la importancia deaplicar los principios del Derecho Penal. Así, através del interesante análisis de una sentenciade la Primera Sala Superior Penal de Lima paraprocesos con reos en cárcel, detallan cómo elprincipio de presunción de inocencia esclaramente dejado de lado.

PRESUNCIÓN DE INOCENCIA Y ESTADO DE DERECHO

Róger Yon Ruesta*

Armando Sánchez Málaga C.**

* Abogado especializado en Derecho Penal y Derecho Constitucional. Profesor de Derecho Penal en la Facultad de Derecho de la PontificiaUniversidad Católica del Perú. Socio fundador del Estudio Róger Yon & Abogados.

** Alumno de sexto ciclo de la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica del Perú.

Page 128: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

134

“El constitucionalismo de nuestro tiempo consiste enla fijación, mediante normas constitucionales, deprincipios de justicia material destinados a informartodo el ordenamiento jurídico. Esto constituye uncambio importante respecto a las concepciones delEstado de Derecho. Durante mucho tiempo no seadvirtió y tales principios fueron relegados al limbo delas proclamaciones meramente “políticas”, sinincidencia jurídica práctica” 1.

-Gustavo Zagrebelsky

El objeto del presente trabajo es brindar una visiónde cómo el principio de presunción de inocencia,consagrado en nuestro orden constitucional de 1979y en el vigente de 1993, así como en tratadosinternacionales de derechos humanos, no ha sidoincorporado en múltiples resoluciones de distintasinstancias penales, siendo que muy pocas de lasmismas lo encaran como una obligación de adoptarrigurosidad en la formulación de juicios de imputacióny de atribución de responsabilidad penal para quesus resoluciones adquieran la razonabilidad que lespermita arribar a una decisión justa.Inexplicablemente, un principio que es base delsistema penal guarda mucha distancia con la prácticapenal, ya que no es aplicado ni desarrollado por losoperadores de control social (policías, fiscales, jueces,etcétera), los que, en un número significativo ypreocupante, suelen practicar, más bien, la máximade la presunción de culpabilidad. ¿Es eso posible enun Estado social y democrático de Derecho como elque señala nuestra Carta Magna? ¿Tal realidad nosayuda a pretender decisiones judiciales previsibles,razonables y por tanto justas?

El tema a desarrollarse se enmarca en la Teoría Generaldel Derecho, pretendiendo brindar una visión respectoa la aplicación del principio de presunción deinocencia en la práctica jurisprudencial penal y laimportancia de dicho principio como fundamentoprimario de atribución de responsabilidad penal decara a la obtención de resoluciones justas. Labúsqueda de un análisis jurisprudencial objetivoresultará acompañada por el entusiasmo de cambiaruna realidad jurisprudencial que viene produciendoresoluciones intuitivas, prejuiciosas y especulativas;de ahí la ambición del presente trabajo en traer adebate la importancia de la aplicación de valores yprincipios como fundamento de una decisión justa.Y qué mejor medio de cumplir nuestro objetivo quehacerlo a través del análisis de una resolución judicial,ilustrando así la relevancia del principio de presunciónde inocencia.

I. INTRODUCCIÓN

La actividad legislativa y la actuación jurisdiccional sondos variables que permiten medir el estado del DerechoPenal en el contexto peruano y fijar pautas respecto acómo éste debe ser orientado. En el presente artículo,efectuaremos un análisis y propuesta respecto a laactuación del juez penal, esencial a la hora de pretenderevaluar en el caso concreto la función motivadora delDerecho Penal en el marco de un Estado social ydemocrático de Derecho, que prescribe una serie degarantías y principios que conforman el marco deprotección de todos los ciudadanos frente a la actividadpunitiva estatal, la que se concretiza finalmente en laactuación de los órganos de control social. Enespecífico, se pretenderá hacer hincapié en el principiode presunción de inocencia como margen de atribuciónde responsabilidad penal. Al respecto, nuestro trabajoestá orientado por lo señalado por el profesor LuigiFerrajoli, quien menciona que “la culpa y no lainocencia debe ser demostrada; y es la prueba de laculpa –y no de la inocencia, que se presume desde elprincipio– la que forma el objeto del juicio”2.

Es pertinente afirmar ab initio que la labor del juezpenal no consiste en una irreflexiva “aplicación de laley” (habría que preguntarse primero cuál es elcontenido de esa ley) y menos aún en “hacer justiciasegún considere conveniente”. La difícil tarea del titularde la función jurisdiccional consiste en “alcanzar unaresolución justa”, llevando a cabo un razonamientojurídico de cara al caso concreto, el cual se sustenteen el respeto a las mínimas garantías que el Estadoconstitucional peruano otorga a sus ciudadanos y cuyoresultado vaya acorde con una realidad social como laque enfrenta. Es decir, que no basta limitarse a la“consagración” de principios en un textoconstitucional, como temática enunciativa muerta, sinoque estos deben integrar la actuación dinámica diariadel juez penal, con el objetivo común de construir unasociedad más justa, en la que las decisiones judicialessean previsibles, razonadas y puedan ser contradichas.

Surge, a primera vista, una interrogante respecto a loque se debe entender por el término justicia. ¿Es justiciaacaso la aplicación de la ley? ¿Será justicia la imposiciónde una drástica sanción al sujeto culpable? ¿La justiciase traduce en una actuación eficaz del juez penal? Daruna respuesta afirmativa a tales interrogantes eslimitarse a una concepción parcial y poco democráticade la problemática de la justicia. ¿Acaso nos hemospreguntado cuál es el contenido de la ley aplicada?¿O cuál es la finalidad de la imposición de una drástica

1 ZAGREBELSKY, Gustavo. “El derecho dúctil. Ley, derechos, justicia”. Madrid: Trotta. 1995. p. 93.2 FERRAJOLI, Luigi. “Derecho y Razón”. Madrid: Trotta. 1995. p. 549.

Page 129: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

135

Róge

r Yo

n Ru

esta

Arm

ando

Sán

chez

Mál

aga

C.

sanción? ¿Cuáles son los factores en los que el crimense origina y la realidad en la que se enmarca? ¿O esque el ciudadano es mero instrumento de la justicia ydebe verse sometido a un aparato estatal violento quepase por alto sus derechos en pro de lograr lasatisfacción de la comunidad por una “sentencia justa”que satisfaga a una población con razón impaciente?Desde ya, deberá afirmarse lo señalado por el profesorGustavo Zagrebelsky, quien plantea una idea de justiciacomo algo concreto, materialmente verificable y señalaque “la vida colectiva, desde el punto de vista delderecho constitucional actual, no es sólo el conjuntode los derechos individuales y de los actos queconstituyen su ejercicio, sino que es también un ordenobjetivo que corresponde a ideas objetivas dejusticia que imponen deberes”3. Así, la justicia resultaun término complejo que implica el logro de cometidospropios de la esencia del Derecho Penal comoinstrumento protector de bienes jurídicos, no debiendolimitarse a un concepto meramente abstracto, sino quese verifique en hechos, conforme señala el profesorcitado, quien respecto al principio de justicia refiereque su “resultado constitucional no viene dado, sinoque debe ser construido. Esto podrá tener lugar,precisamente, en una situación en que se garanticenlos derechos individuales”4.

La justicia no es sólo eficacia, va más allá. Implica elrespeto de garantías mínimas propias de un Estadosocial y democrático de Derecho, que es fruto de siglosde lucha social y política, fenómenos que hanconllevado a sociedades en las que la protección de ladignidad de la persona humana ha de ser medio y finde toda actuación estatal. Así, toda actuaciónjurisdiccional debe remitirse a los principios –y el depresunción de inocencia es uno de primer orden– nosólo porque lo consagre la Constitución y la aplicaciónde la ley penal haya de ser conforme al orden que éstaestablece, sino porque es fundamento de unaAdministración frente a la cual el ciudadano puedadefenderse y de la cual no sea instrumento deconstatación de validez del orden social. No olvidemosque la protección de la dignidad y el bienestar de susciudadanos es medio y fin de toda sociedad, por loque la justicia –y la presunción de inocencia comofactor determinante de la misma– ha de ser factorpreponderante de toda actuación jurisdiccional.

II. ¿CÓMO VEMOS LA PRESUNCIÓN DEINOCENCIA?

En el presente artículo, se pretende otorgar una visióncrítica de la problemática actual en materia de justicia

penal y, en concreto, respecto al papel que juega elprincipio constitucional de presunción de inocencia enla actuación jurisdiccional de cara a unpronunciamiento judicial motivado y razonable, frenteal cual el ciudadano pueda defenderse. Ello nos harácuestionar cuál es el real fundamento de la imposiciónde una sanción penal y, en específico, cuáles son loscriterios mínimos para que el Estado recurra al armamás violenta de la cual dispone: el Derecho Penal.

Se procede a analizar una sentencia emitida por laCorte Superior de Lima, la que es representativa deaquella vertiente muy común de la jurisprudencia, queopta por acudir a un razonamiento de atribución deresponsabilidad penal sobre la base de elementosespeculativos, con los que construye una “presunciónde culpabilidad” respecto al procesado. A lo largo delexamen, se hará evidente, por un lado, los efectosnefastos de someter a valoración un caso construidosobre la base de especulaciones vulnerando así lapresunción de inocencia y, por otro lado, lofundamental que resulta revalorar los principios delDerecho Penal como presupuesto de decisiones justas.Afortunadamente, la condena de dicha arbitrariaresolución ha sido recientemente revocada por la CorteSuprema de la República, la cual ha declarado lainocencia de la condenada en virtud a fundamentosjurídicos, cuyo principal referente es el principio depresunción de inocencia; lo que demuestra lotrascendental que resulta un Derecho Penal de cara aprincipios y valores que limiten el ejercicio punitivoestatal. La diferencia entre ambos pronunciamientoses simple: ¡Quince años de cárcel!

Así, el 13 de abril de 2005, la Primera Sala Penal paraprocesos con reos en cárcel de Lima, en el expediente3056-98, condenó a la señora Rosa Elvira Costa Luquecomo coautora del Delito contra la vida, el cuerpo y lasalud –HOMICIDIO CALIFICADO en la modalidad deasesinato con crueldad y alevosía prevista por el artículo108 numeral 3 del Código Penal– en agravio de JorgeLuis Azaña Soto, imponiéndole la pena de 15 años deprivación de la libertad con ejecución efectiva; sobrela base de los siguientes hechos:

1. El Fiscal Superior formuló acusación contra losprocesados Daniel Delgado Villarreal (reo contumaz)y Rosa Elvira Costa Luque (reo libre), al considerarprobada su responsabilidad por el delito de homicidiocalificado previsto por el artículo 108 inciso c delCódigo Penal, en virtud a lo siguiente: el 22 deoctubre de 1998 en la playa Sarapampa-Pasamayito,altura del kilómetro 105 de la antigua Panamericana

3 ZAGREBELSKY, Gustavo. Op. Cit. p. 95.4 Ibid. p. 96.

Page 130: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

136

Sur del distrito de Asia-Cañete, efectivos policiales, alrecibir una llamada telefónica anónima, se dirigierony constataron el hallazgo de un cadáver noidentificado, de sexo masculino, sepultado en la arena,siendo posteriormente identificado como Jorge LuisAzaña Soto.

2. El mencionado fiscal presentó como pruebas decargo lo siguiente:

a) Atestado Policial 525-IC.b) Manifestación policial de Fresia Odilia Gonzáles

Pomacaja, viuda del occiso, quien indicó losiguiente:

• Por versión de su difunto esposo, tomóconocimiento que los acusados, entre ellos laseñora Rosa Elvira Costa Luque, fueron las personasque lo interceptaron en el Cine Salamanca el 6 deseptiembre de 1998, amenazándolo de muerte aél y a su familia. Además, el 7 de septiembre de1998, la procesada Rosa Elvira Costa Luque la llamóa su casa buscando a su esposo, concurriendo ésteel 8 de septiembre de 1998 a la casa de la citadaprocesada, donde fue interceptado por ellaatribuyéndole ser el secuestrador de sus hijos,siendo que, a la salida de la casa, fue secuestradoy subido a un auto, donde sus secuestradores leconfesaron que Rosa Elvira Costa Luque los habíacontratado para asustarlo por lo que le sugirieronque se esconda para que ésta piense que lo teníansecuestrado.

• Ello motivó que el 9 de septiembre de 1998, suesposo concurriera a las oficinas de un abogado,donde preparó una solicitud de garantíaspersonales para presentar en la Prefectura de Lima.

c) Declaración Testimonial de Martín Alfredo AguayoRisco, esposo de la procesada Rosa Elvira CostaLuque, quien señaló:

• La víctima Jorge Luis Azaña Soto fue su choferdurante dos años, hacia 1993, siendo nuevamentecontratado entre julio y agosto de 1998 para quehiciera un seguimiento personal contra su esposa,la procesada Rosa Costa Luque, descubriendo queésta sostenía una relación sentimental con DanielDelgado Villarreal. Por ello, al verse los procesadosdescubiertos por el difunto en sus relacionesamorosas, fueron los autores intelectuales de lamuerte de Jorge Luis Azaña Soto.

• El 5 de septiembre de 1998, retiró a sus hijos de lacasa donde residía Rosa Costa Luque, contandocon la ayuda de Jorge Luis Azaña Soto. Luego, el 7de septiembre de 1998 recibió una llamada delahora occiso, donde le refirió que la acusada RosaCosta Luque lo había estado buscando paraconocer el paradero de sus hijos.

d) Registro de llamadas del teléfono celular abonado9859388 al teléfono fijo 3234239, por el que se

aprecia que desde el teléfono celular de laprocesada Rosa Costa Luque se efectuaron tresllamadas a la víctima entre el 6 y 7 de septiembrede 1998.

e) Evaluación psiquiátrica 064-966-98-MP-FN-/ML-DICEMEL, por la que se concluye que la procesadaRosa Costa Luque “(...)1.- No presenta AlteracionesPsicopatológicas de Psicosis; 2.- Personalidad deRasgos Histriónicos; 3.- Inteligencia Clínicamentedentro de Parámetros Normales; 4.- No organicidad”.

f) Pericia de grafotecnia 887/99, por la que se señalaque es suficiente el número de muestras paracomparar la firma en cuestión que obra en lasolicitud de garantías personales a favor de JorgeLuis Azaña Soto, determinando que fue falsificadapor imitación servil.

3. De acuerdo a las pesquisas científicas llevadas acabo y el análisis efectuado, la Sala Superior llegóa determinar lo siguiente:

a) Jorge Luis Azaña Soto, antes de ser asesinado, fueamordazado con grilletes que le fueron colocadoscon las manos hacia la espalda, siendo torturadocon violencia pues en uno de los grilletesexaminados se encontró restos de sustancia blandacorrespondiente a células epiteliales descamativas.

b) Se habría producido una tortura llevada a caboaproximadamente por tres o cuatro personas,atendiendo al número de botellas que seencontraron alrededor del cuerpo del occiso.

c) El occiso fue golpeado en la mandíbula izquierdacon un objeto contundente duro, presumiblementela cacha o el tubo de una pistola, acción violentaque también se había realizado en el cráneo dadala fractura occipital que presentaba el cadáver, asícomo el cuello.

d) Se presume que para amedrentarlo habríanefectuado uno o dos disparos, razón por la que seencontró un casquillo de pistola 9 milómetros enel radio donde se ubicó el cadáver.

e) En tal sentido, puede destacarse que el agraviadofue maniatado y conducido a un lugar descampadoubicado en una playa del sur y allí fue torturadopresumiblemente bajo dos móviles: “el primero:por “venganza”, pues la modalidad utilizada parallevar a cabo la tortura es práctica usual en losajustes de cuentas principalmente llevados a cabopor bandas organizadas u organizaciones delictivascontra individuos que no comulgan con susacciones, no participan en éstas o ejercen algúntipo de acción en contra de la organización omiembros de ésta; el segundo: que la tortura sesuscitara en el marco de un “interrogatorio criminalviolento” para poder extraer alguna informaciónque era requerida por los juicios y que al no poderobtenerla o luego de conseguirla con un

Page 131: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

137

Róge

r Yo

n Ru

esta

Arm

ando

Sán

chez

Mál

aga

C.

ensañamiento inhumano le provocaron la muertepara evitar que reconociese a los ejecutores”5.

f) Efectuando un análisis deductivo cuyo puntode inicio empieza en el lugar de ubicación delcadáver, para luego identificar el punto deencuentro de la evaluación con los demás hechosexplicados, se tiene que se encuentra probadopor la forma y circunstancias de su muerte, queel agraviado fue victimado con la participaciónde más de una persona, ya que debió serconducido en un vehículo particular hasta ellugar, debiendo existir una persona que conducíael vehículo y otra que lo mantenía amenazadoconstantemente para que el agraviado no dieseaviso de su situación de peligro al pasar por lasgaritas de control.

g) Dado que se encontraron un casquillo de bala decalibre 9 milímetros y grilletes para inmovilizar lasmanos del occiso, se colige, en uso del sentidocomún y las reglas de la experiencia forense, queen la ejecución del homicidio debieron participaruno o dos miembros retirados o en actividad de laPolicía Nacional quienes habrían proporcionadodichos elementos, sin descartar que lamodalidad de la ejecución responde a unaconstante de las actividades criminalesparalelas que llevan a cabo las organizacionesdedicadas al tráfico ilícito de drogas.

4. La declaración de la procesada Rosa Elvira CostaLuque durante todo el proceso (en el sumariopolicial, la instrucción, así como en el juicio oral) estomada con reserva por la Sala Superior, en tantoque ésta ha demostrado tener cierta habilidadpara negar determinados hechos que por sí hansido probados.

5. El colegiado superior, ante el cuestionamientode la verosimilitud de la firma del occiso en lasolicitud de garantías personales que fueratramitada ante la Sub-Prefectura de Lima antes deser asesinado, señala que la pericia grafotécnica887/99 (la cual determinó que la firma queobra en dicho documento era falsificada porimitación servil) es imperfecta pues los peritosen el procedimiento no cumplieron con lasformalidades que se requieren para llevar a caboel cotejo comparativo.

6. Se encuentra probado, dado los testimonios deMartín Aguayo Risco y de Fresia Odilia GonzálesPomacaja, que el 5 de septiembre de 1998 el occisoJorge Luis Azaña Soto, a solicitud de Martín AguayoRisco, participó en el secuestro de los menores hijos

de éste último, que se encontraban bajo la potestadde la procesada Rosa Costa Luque.

7. Está probado que el 6 de septiembre de 1998, laprocesada Rosa Costa Luque se comunicó desdesu teléfono celular abonado 9859388 al teléfonofijo del domicilio del occiso; que el 7 de septiembrede 1998, la procesada nuevamente realizó dosllamadas desde su teléfono celular al teléfono fijodel domicilio del occiso; por lo que se precisa uninterés personal de ésta en comunicarse con elocciso Jorge Luis Azaña Soto.

8. Está probado que el procesado Daniel DelgadoVillarreal, antes de la desaparición del agraviadoJorge Luis Azaña Soto, mantenía una relaciónsentimental con su coprocesada Rosa Costa Luque,lo que se encuentra corroborado con las fotos queobran en el expediente, de las que por sentidocomún se desprende una relación mucho másíntima que una simple amistad. En tal sentido, dadala relación sentimental entre ambos, se encuentraprobado que el procesado Daniel Delgado Villarrealasumió como propio el interés de ubicar a los hijosde su co-procesada.

9. El móvil que impulsó a la procesada a interceptaral occiso Jorge Luis Azaña Soto no es sino labúsqueda de información en torno al paradero desus hijos, puesto que éste era empleado de suesposo Martín Aguayo Risco, además porque habíaparticipado en el secuestro de sus hijos; por lo quetodo tipo de comportamiento sostenidocontra el occiso Azaña Soto mantuvo unaintencionalidad previa, incluso, que marca unavinculación entre las amenazas que sesuscitaron contra éste y que motivaron lasolicitud de garantías personales.

10. Luego de analizados los hechos del 5, 6, 7 y 8 deseptiembre de 1998, extrañamente el occiso JorgeLuis Azaña Soto desaparece con fecha 23 deseptiembre de 1998, sin motivo alguno y pese ano tener enemigos conocidos que hayan sidoseñalados en autos, existiendo estricta y solamenteuna única vinculación de este hecho con losprocesados, que se desprende en dos momentos:primero, una actitud permanente de la procesadaRosa Costa Luque de acceder a Jorge Luis AzañaSoto para obtener información en torno al paraderode sus hijos y segundo, una amenaza contra elagraviado que se suscitó el 8 de septiembre de1998, la que prudentemente fue denunciada eimputada contra los procesados.

5 Sentencia del 13 de abril de 2005 emitida por la Primera Sala Penal para procesos con reos en cárcel de Lima contenida en el expediente 3056-98.

Page 132: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

138

El razonamiento –según señala la Sala Superior–utilizado para emitir dicha sentencia condenatoria fuesobre la base de la prueba indiciaria. La propiasentencia emite el siguiente razonamiento, el cual llevaa definir –sobre la base de un escenario especulativocontrario a la presunción de inocencia– laresponsabilidad penal de la señora Rosa Elvira CostaLuque: “bajo la estricta evaluación llevada a cabo dela pluralidad de indicios que posibilitan inferenciasrazonables y concurrentes, llevan a este Tribunal aestablecer de manera indubitable que existióconcertación entre la procesada Rosa Costa Luque ylos demás agentes, para llevar a cabo el asesinato deJorge Luis Azaña Soto, (…) pues es evidente que ladivisión de funciones previamente acordadas estuvomotivado bajo un móvil execrable y se inicia con eldescubrimiento de la relación sentimental entrela acusada Rosa Costa Luque con su co-procesadoDaniel Delgado Villarreal, generando la ruptura de larelación matrimonial entre Rosa Costa Luque y MartínAguayo Risco, consecuentemente el secuestro de losmenores (hijos de ambos) por este último conparticipación del occiso, lo que motivó se iniciaranacciones de ubicación e interceptación contra JorgeLuis Azaña Soto, asimismo de amedrentamiento alhaber sido secuestrado por sujetos desconocidosminutos después de haberse reunido con la procesadaRosa Costa Luque el día 8 de setiembre de 1998,teniendo este último acto, relación con la citadaprocesada, en tanto que el móvil de dicha privacióntransitoria de la libertad ambulatoria estaba orientadaa obligar al occiso a informar del paradero de losmenores hijos de Rosa Costa Luque, hecho que seacredita en tanto que al día siguiente fue puesto enconocimiento de las autoridades (Sub-Prefectura) aefectos de lograr las garantías personales ante lasamenazas generadas y que le eran imputadas a laprocesada Rosa Costa Luque, circunstancia queindefectiblemente vislumbra el nexo ilícito entre ladesaparición posterior del occiso y la participacióndelictual de la mencionada acusada y los demás agentesinvolucrados en el caso de autos. Cabe precisar, quees notorio que existió un móvil criminal que llevóa la procesada Rosa Costa Luque a atentar contrala vida del occiso Jorge Luis Azaña Soto, (…)dirigido a extraerle información al agraviado entorno al paradero de los hijos de la citadaprocesada sin importar que ello llevase a la muertecruel de éste; así, el rol delictivo asumido por laprocesada Rosa Elvira Costa Luque, fue la de iniciar elcontacto con Jorge Luis Azaña Soto comunicándosecon éste en varias oportunidades, incluso manteniendodos reuniones previas (en una de ellas donde participóel procesado Daniel Delgado Villarreal), hecho que

posibilitó ponerlo al alcance de su co-procesado DanielDelgado Villarreal y de las demás personas quecooperaban con éste (presumiblemente Juan SilvaCárdenas y Fernando Altez Ríos, quienes lograronefectuarle un seguimiento que fue denunciado por elocciso en su oportunidad para intentar obtenergarantías personales a su favor, ubicándolo el 23 desetiembre de 1998 con la finalidad de secuestrarlo ytrasladarlo contra su voluntad hasta la PlayaSarapampa-Pasamayito (lugar habitual de reunión delprocesado Daniel Delgado Villarreal) donde lo torturansalvajemente hasta darle muerte”6.

III. ¿QUÉ ROL JUEGA EL ORDEN CONSTITUCIONALEN LA ACTUACIÓN JURISPRUDENCIAL?

La Sala Superior construye una supuesta secuencia deacontecimientos para atribuir responsabilidad penal porla comisión del delito de asesinato y condenar a laseñora Rosa Elvira Costa Luque a quince años deinternamiento en una cárcel. La historia criminal querelatan los magistrados se compone, en primer lugar,de la constatación de que la procesada mantiene unarelación sentimental extramatrimonial con suco-procesado, la cual es descubierta por Jorge LuisAzaña Soto, víctima del acto criminal.

A ello se añade que, la señora Costa Luque desearecuperar a sus hijos, de cuyo paradero supuestamentela víctima tendría información, por lo que llama aldespués occiso hasta en tres oportunidades y seencuentra con él en un lugar público, donde –segúnreferencia posterior de terceras personas– lo habríaamenazado de muerte, por lo que la víctima habríasolicitado garantías personales. Al respecto, existe unapericia grafotécnica que señala que la solicitud degarantías es falsa, pericia que es contradicha por laSala Superior en la medida de dudar que los peritoshayan seguido los pasos operativos para la correctarealización de una pericia de dicha naturaleza. La SalaSuperior concluye su construcción especulativaapoyándose en un análisis psicológico de la señoraCosta Luque, donde se establece que la misma tienerasgos histriónicos, insinuando los magistrados laexistencia de una personalidad agresiva en laprocesada, no señalando para tal efecto que partedel examen se efectuó mientras la señora Costa Luquese encontraba detenida en la cárcel.

Sobre la base de dichos elementos, se emitió unasentencia condenatoria, que recluye a la condenada aquince años en una prisión para reos peligrosos. Sobrela base de elementos tales como la supuestaconstatación de una relación extramatrimonial o la

6 El resaltado es nuestro.

Page 133: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

139

Róge

r Yo

n Ru

esta

Arm

ando

Sán

chez

Mál

aga

C.

duda frente a la corrección formal de un examenpericial, la Sala Superior optó por valorar que laprocesada creó un riesgo para la vida de la víctima. Sinembargo, ninguno de los elementos presentados porla sentencia y atribuidos a la señora Costa Luqueconduce a la muerte del occiso. Con dichos elementos,no existe forma de crear un nexo de imputación entrela conducta de la procesada y la muerte de la víctima.

Ello ocurre simplemente porque no existe hechoprobado alguno, que se oriente hacia la muerte de lavíctima con conductas de parte de la procesada comogeneradoras de un riesgo contra la vida. No hay formaasí de encaminar elementos fácticos hacia un potencialriesgo contra la vida. En esa línea, la profesora CorcoyBidasolo7 refiere que “para poder conocer qué hechosdeben examinarse, en orden a determinar su relevanciajurídico-penal, es necesario determinar cómo hansucedido los acontecimientos, es decir, es necesarioprobar positivamente, con una probabilidad rayana enla certeza cuál ha sido el devenir de los hechos,atendiendo a leyes generales, ya sean naturales,estadísticas o, incluso, sociales”. Entonces, no podráexistir valoración jurídico penal alguna mientras noexistan elementos fácticos, probados, que permitanformular tal valoración jurídico penal.

Ante la ausencia de dichos elementos fácticos, la SalaSuperior acude a la especulación y llega –sin apoyarseen hechos– a las siguientes conclusiones:

1) La procesada es una mujer alterada, según señalaun examen psicológico que indica personalidadhistriónica, razón suficiente para presumir supeligrosidad para la sociedad.

2) Existe un móvil que llevaría a la procesada a matara la víctima: la venganza al supuestamente habersido descubierta por la víctima en una relaciónamorosa extramatrimonial.

3) La procesada estuvo concentrada en la búsquedade la víctima días antes de su muerte para obteneruna explicación respecto al paradero de sus hijosque habían sido secuestrados. La Sala –en unaextraña interpretación– asume que la procesadamata a quien podría haber sabido el paradero desus hijos sin obtener información alguna alrespecto.

4) La procesada tendría un amante, quien estáprocesado por Tráfico Ilícito de Drogas y a quienella habría contactado con la víctima, siendo queexiste al respecto una asociación ilícita para matar

que nace del nexo amoroso que habría entreambos.

5) Entonces, se concluye que es coautora del asesinatodel señor Jorge Luis Azaña Soto.

Así, resulta claro que el trabajo efectuado por elcolegiado superior no se condice con lo que definimosal principio como “construir resoluciones previsibles,razonables y contrastables”. Por el contrario, lo quehacen los vocales superiores es sustituir elementosfácticos por especulaciones para así pretender conectaralgunos sucesos atribuidos a la señora Costa Luque–como si fueran hechos probados– y conducirlos haciala muerte de la víctima. Ni la Sala, ni la Fiscalía Superior,quien según la Constitución Política del Perú ostentala carga de la prueba, han podido descubrir oreconstruir elementos indiciarios incriminatorios, quese vinculen a hechos probados de que la señora CostaLuque participó en el asesinato de Azaña Soto.

1. Criterios para un adecuado análisisjurisprudencial

Debe efectuarse el análisis técnico y crítico –de cara ala Constitución– de la sentencia anotada con loseñalado por la profesora Corcoy Bidasolo, quien refiereque “tanto la causalidad como la imputación objetivatiene su función y que, por consiguiente, es necesariosuperar la confrontación entre causalidad e imputaciónobjetiva porque son dos instituciones autónomas yválidas, con naturalezas y finalidades propias, a lo queañade que la relación causal y la relación de riesgodeben probarse en todos los delitos, tanto comisivoscomo omisivos y ya sean de resultado o de meraactividad”8. Debe resaltarse entonces el hecho de quetodo razonamiento jurisprudencial en materia penalha de acudir siempre a las siguientes instituciones: larelación causal, entendida como la certeza respectode cómo se produjo la secuencia fáctica, y la relaciónde riesgo, definida como aquel criterio de imputaciónque se basa en una valoración de la conducta del sujetocomo creadora de un riesgo penalmente relevante elcual se ve reflejado en la idoneidad de lesión o puestaen peligro de un bien jurídico penal. Luego de dichaconstatación, el juzgado, recién, sobre la base delprincipio de culpabilidad, estará en la posición defundar una imputación.

Resulta a todas luces cierto que la relación de causalidadno puede ni debe ser fundamento exclusivo deimputación alguna, ya que ello podría violentar

7 CORCOY BIDASOLO, Mirentxu. “La Distinción entre Causalidad e Imputación Objetiva y su repercusión en el proceso. Presunción de Inocenciae In Dubio Pro Reo”. En: “La Ciencia del Derecho Penal ante el nuevo siglo. Libro homenaje al Profesor Doctor Don José Cerezo Mir”. Madrid:Tecnos. 2002. p. 604.

8 Ibid. p. 594.

Page 134: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

140

gravemente principios como el de culpabilidad alatribuir responsabilidad objetiva por la mera causalidadnatural de determinada acción con un resultado lesivo.Baste recordar el ejemplo de laboratorio en el que unsujeto ocasiona lesiones en el brazo a otro y al ser ésteconducido al hospital para ser curado de las lesiones,la ambulancia en que va sufre un accidente en el queel lesionado resulta muerto. En dicho caso, bajo criteriosestrictos de causalidad aquel que propinó la lesiónpodría ser sancionado por la muerte del lesionado, yaque existe una causalidad, de origen ontológico, entrela muerte del lesionado y la actuación de quien propinóla lesión, en la medida que, de no haberse producidola lesión, el lesionado jamás habría sido conducido porla ambulancia que ocasionó el fatídico desenlace. Dichoejemplo resulta ilustrativo para denotar las seriasdeficiencias de un sistema de fundamentación de lasanción penal sustentado exclusivamente en la relaciónde causalidad. Sin embargo, resultaría errónea, o almenos imprecisa, una postura que descarte de planola utilidad de la teoría de la causalidad en materia penal.Así, en la línea de la corriente doctrinaria citada debeconsiderarse que “dentro de un sistema teleológico yfuncional del Derecho penal una institución como larelación causal no puede fundamentar nada, pero sípuede y debe servir como límite previo, necesario9

para cumplir con los principios de seguridad jurídica ypresunción de inocencia”10.

Así expuestas las cosas, el criterio de causalidad resultarelevante para crear un límite previo a efectos deesbozar un análisis jurídico penal posterior dedeterminados hechos. Sin embargo, ello no essuficiente de cara a la función esencial del DerechoPenal, cual es la motivación en el ciudadano de laimportancia de proteger los bienes jurídicos tuteladospor el Derecho Penal. Dicho objetivo es concretado porlas teorías de la imputación, en la medida que no solobrindan un fundamento jurídico de cara a la imposiciónde una sanción penal, sino que basan la reacción penalen la exigencia de una conducta que sea evitable parael ciudadano y sobre la cual la norma jurídico penalejerza efectivamente la función motivadora para la cualfue creada. En esa línea, la profesora Corcoy anotaque “si atendiéramos, exclusivamente, al punto de vistade la finalidad de protección de bienes jurídicos lacasualidad sería suficiente para fundamentar el castigo,sin embargo, desde la perspectiva de la finalidad demotivación de la norma penal sólo la imputaciónobjetiva, en cuanto basa la imputación del resultado

en la existencia de un riesgo jurídicamente relevante,sirve para limitar las conductas prohibidas, en el casoconcreto”11.

Sin embargo, tampoco basta fundar un criterio deimputación objetiva, sino que será siempre necesariorecurrir a un análisis subjetivo de la imputación quepermita sostener si la conducta se ha realizado a títulode dolo o de imprudencia; en caso contrario,acudiríamos a márgenes de responsabilidad objetiva,que atentan claramente contra el principio deculpabilidad.

En el presente caso, la sentencia condenatoria acude ala creación de una relación de especulaciones, sobre labase de las cuales crea una supuesta secuencia criminal.Sin embargo, no presenta hechos probados, lo cualcontraría seriamente el postulado de culpabilidad aquíesbozado y que debe ser principio rector de unaactuación jurisprudencial justa conforme a laConstitución. Así, como bien refiere autorizadadoctrina, “no es posible llevar a efecto un juiciovalorativo sobre la relevancia jurídico-penal de unadeterminada conducta si previamente no se cuenta conunos hechos racionalmente probados. Obviar lacausalidad supone, en definitiva, infringir el principiode presunción de inocencia”12.

2. Respecto al hecho probado a valorar

Resulta claro que para formular una valoración jurídicopenal de cara a crear una imputación penal, esnecesario que existan hechos probados que puedanser valorados, situación que no ocurrió en el presentecaso. Al respecto, resulta esencial definir queentendemos por hecho. El Diccionario de la RealAcademia de la Lengua Española13 define, entre otrasacepciones, al hecho como la acción u obra, como cosaque sucede, como asunto o materia de que se trata,como acción que se ha llevado a cabo. Por otrolado, el hecho probado es definido14 como aquel quetras la práctica de la prueba en el procedimiento judicial,el juez considera debidamente acreditado y lo consignaasí en la sentencia junto con las razones que le hanllevado a ese convencimiento. Por tanto, resulta claroque un hecho es un suceso de la realidad, quedefinitivamente ha acontecido. No son de ningún modohechos la mera especulación, la idea sin sustento en larealidad, el pensamiento, una opinión, una simplededucción sin antecedente fáctico que la sustente,

9 El resaltado es nuestro.10 CORCOY BIDASOLO, Mirentxu. Op. Cit. pp. 593-594.11 Ibid. p. 594.12 Ibid. p. 604.13 REAL ACADEMIA ESPAÑOLA. “Diccionario de la lengua española”. Vigésima segunda edición. Tomo X. Lima: Q.W. Editores. 2005. p. 808.14 FONSECA-HERRERO RAIMUNDO, José Ignacio. “Diccionario Jurídico Básico”. Madrid: COLEX. 2002. p. 188.

Page 135: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

141

Róge

r Yo

n Ru

esta

Arm

ando

Sán

chez

Mál

aga

C.

etcétera. El hecho es algo que ha sucedido en larealidad, que es verificable, objetivamente contrastable,sobre el cual se puede discutir (contradecir) y efectuarvaloraciones. Y en el proceso penal, dicho hecho debeser probado, es decir, debe constatarse suacontecimiento, para luego de ello ser recogido y unidoa otros hechos probados, los que conjuntamente seránvalorados jurídicamente por el operador de controlsocial. Es así que la relación de causalidad resulta útil ynecesaria a efectos de determinar cuáles son los hechosprobados, lo que constituye el primer paso deljuzgamiento. Luego de ello, la imputación objetiva nosbrindará las pautas para efectuar una valoración dedichos hechos probados. Así, “la distinción entrecausalidad e imputación objetiva es análoga a la que“debería existir”, entre los Hechos Probados y losFundamentos Jurídicos de una sentencia”15.

Entonces, si en la presente sentencia condenatoria noexiste la aludida relación de causalidad, puessimplemente no existen hechos probados, sino merasespeculaciones (como una supuesta relaciónsentimental, un ánimo de venganza, tres llamadastelefónicas cuyo contenido se desconoce, una solicitudde garantías personales con firma falsificada ypresentada a las autoridades con posterioridad a lamuerte de la víctima), no puede aludirse elestablecimiento de una prueba incriminatoria, quesindique a la procesada como partícipe en los hechos.Menos aún pueden valorarse elementos de imputaciónpara sindicarla como homicida. Desde este punto devista, acorde con la Constitución y los tratadosinternacionales de derechos humanos, la presunciónde inocencia exige a los operadores de control socialque no especulen, ya que se encuentran obligados aencontrar hallazgos, hechos probados, que permitanestablecer un lazo de causalidad naturalístico, paraluego pasar a un juicio de imputación y determinacióndel nexo criminal, sobre la base de los patrones decreación de riesgo penalmente relevante. Si bien escierto que la determinación de la relación causal esinsuficiente para atribuir responsabilidad penal, sí esun paso fundamental previo. Así, en el presente casoera imprescindible primero determinar cuál había sidola causa de la muerte de Jorge Luis Azaña Soto, paraluego de ello iniciar un juicio de imputación del hecho.

3. ¿Existió valoración del hecho probadoconforme a los requisitos para formular laimputación?

La Sala Superior, al sustituir la valoración de hechosprobados por un mero ejercicio de especulación,contraviene el derecho a la presunción de inocencia

de la señora Costa Luque y atenta contra su derechode defensa, al verse sometida a un razonamiento frenteal cual no cabe argumento fáctico o jurídico alguno.Es así sometida a una injusticia: purgar quince años enprisión, quedando absolutamente desprotegida luegode siete años de juzgamiento, en los que se la habíaabsuelto en dos oportunidades, pero una vez declaradala nulidad de dichas sentencias, se emitió una terceracondenatoria que es materia del presente análisis. Nila parte civil ni el Ministerio Público encontraronsuficientes elementos que permitieran vincular a laprocesada con la muerte de la víctima. Al respecto,cabe una reflexión acerca de cuáles son los puntos queel Ministerio Público, como titular de la acción penal,debe evaluar antes de la formulación de una denunciao, más aún, de una acusación.

Se trata de principios esenciales, a los cuales laactuación de los órganos jurisdiccionales también debesometerse y corregir cualquier arbitrariedad que puedahaber sido cometida por los fiscales. En pocas palabras,el Ministerio Público, primero, debe seguir tres pasoso requisitos –materialización de los tres criterios parael análisis jurisprudencial esbozados en el punto III.1.–para determinar una imputación penal: verificar larelación de causalidad en el caso concreto, vinculardicha relación a criterios de imputación objetiva de loscomportamientos de los agentes y verificar si laactuación analizada obedece a un delito doloso o auno imprudente. Estos pasos no son exclusivos delMinisterio Público, sino que adquieren especialrelevancia en el trabajo del juzgador de cara a la emisiónde un pronunciamiento judicial respecto a laresponsabilidad penal del juzgado.

a) Relación causal

En cuanto al primer requisito, es decir la verificaciónde una relación de causalidad, resulta esencial lareconstrucción de una secuencia fáctica, sobre la basede hechos probados, a acontecimientos verificados,que tengan un sustento en la realidad. Esa es laprincipal labor del fiscal: obtener la carga de la pruebaincriminatoria. En caso el fiscal no cumpla con su labor,el Estado –sea a través de construccionesespeculativas, inversiones de la carga de la prueba oalteraciones del principio de culpabilidad– no puedeejercer la violencia del ius puniendi en contra de unciudadano, al cual asiste la presunción de inocencia.Así, la profesora Corcoy cita claramente que “probarpositivamente cuál ha sido el devenir causal es unrequisito esencial de la presunción de inocencia,puesto que la carga de la prueba corresponde aquien acusa”. A ello agrega que “en el supuesto de

15 CORCOY BIDASOLO, Mirentxu. Op. Cit. p. 597.

Page 136: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

142

que no exista prueba razonable de cómo seprodujeron los hechos, donde por supuesto se incluiríaquién o quiénes han sido autores, la presunción deinocencia debería llevarnos a un sobreseimiento o,en su caso, a una absolución”16. Es así que la actividadprobatoria, que debe llevar a cabo el Ministerio Públicoen el caso peruano, es el único medio para desvirtuarla inocencia y atribuir responsabilidad penal; hechoque no se verificó en el caso de la señora Costa Luque,en cuya sentencia no se verifica relación causal alguna,ya que, como resulta evidente, no es posible construiruna secuencia fáctica sobre la base de especulacioneso ideas sin sustento en la realidad (como una relaciónsentimental o un documento falsificado).

b) Relación de Riesgo

En segundo lugar, una vez detectada la secuenciafáctica construida sobre la base de hechos probadosy no meras especulaciones, se procede a lavaloración de dichos hechos, v inculando laactuación del sujeto investigado a criterios deimputación objetiva, que encuentre en la variablede creación de riesgo penalmente relevante comogenerador de una afectación al bien jurídico penalla única opción generadora de imputación jurídicopenal. Así, existe una clara diferencia entre lacausal idad y la imputación al t ipo objetivo,existiendo una relación de prelación de la primerafrente a la segunda, de tal modo que “cuando nopueda probarse la causalidad entre una conducta yun resultado ya no será necesario tratar problemaalguno de imputación objetiva, puesto que noexisten unos Hechos Probados que deban servalorados”17. Así, es sobre la base de dichos hechosprobados que la autoridad estatal efectúa unaevaluación jur íd ica de los hechos frente a lordenamiento penal. En este momento, cobraespecial relevancia el principio in dubio pro reoentendido como la variable que en caso de dudarespecto al calificación jurídica de un hecho conaparente relevancia penal, deberá optarse por lasolución más favorable para el ciudadano sometidoa juicio. En la sentencia sub-análisis resulta evidenteque no es posible formular evaluación algunarespecto a la presunta creación de r iesgopenalmente relevante para la vida de la víctima, enla medida que no existe hecho probado algunosobre el cual formular el juicio de valor respectivo.

c) Principio de Culpabilidad

En cuanto al último requisito, debe quedar claro queno basta la existencia en los hechos probados de unarelación causal, a cuyos sujetos participante puedaatribuirse un juicio de imputación objetiva de laafectación al interés jurídicamente protegido; sino que,también, debe evaluarse si la conducta atribuida alreferido participante obedece a un actuar doloso oimprudente, para evitar así los casos de atribución deresponsabilidad objetiva. Aquí entra a jugar un papelvital el principio de culpabilidad, base de un Estadodemocrático de Derecho18, el cual se logra a través delrespeto de cuatro subprincipios. En primer lugar, laresponsabilidad penal es de hecho y no de autor, nopudiendo el órgano de control social efectuar distinciónalguna por quién es la persona juzgado o qué condicióno relaciones tiene. En segundo lugar, la responsabilidadpenal debe ser personalísima, es decir que sea atribuidaa la persona que efectivamente realizó un hechoprobado, al cual –luego de una debida etapa probatoriay subsiguiente valoración jurídica– se le atribuyerelevancia jurídico penal. En tercer lugar, laresponsabilidad penal ha de tomar en consideraciónlas circunstancias personales de la persona a la que seimputa el delito, de cara a una sanción justa. Es el claroejemplo de la responsabilidad restringida para laspersonas mayores de 65 años, que establece el CódigoPenal peruano. Por último, el órgano jurisdiccional sólopuede sancionar una conducta que haya sido cometidaa título de dolo o de imprudencia. Así, se concluyeque no debe existir sanción por responsabilidad objetivao caso fortuito.

Respecto al principio de culpabilidad, el profesorEugenio Zaffaroni nos indica que “pese a sercontrapartida necesaria e inescindible del principio delesividad, el principio de culpabilidad es el másimportante de los que se derivan en forma directadel estado de derecho, porque su violación importa eldesconocimiento de la esencia del concepto depersona. Imputar un daño o un peligro para un bienjurídico, sin la previa constatación del vínculo subjetivocon el autor (o imponer una pena sólo fundada en lacausación) equivale a degradar al autor a una cosacausante”19. El citado autor deja en claro que ladignidad de la persona humana, cuya protección esfin supremo de nuestro orden constitucional, se veafectada ante la atribución de responsabilidad en clara

16 Ibid. p. 615.17 Ibid. p. 600.18 Al señalar que nos encontramos ante un Estado democrático, debe clarificarse lo que se entiende por democracia, ya que –bajo nuestro criterio–

ésta se ha malentendido como la imposición de las ideas, creencias y opciones de la mayoría frente a una minoría que debe acatar “la voz delpueblo”. Ello no se condice con los ideales de libertad y respeto de los derechos fundamentales (como lo son el derecho de opinión y la libertad dedesarrollo de un proyecto de vida personal), que son la base formativa justamente del Estado democrático moderno. La democracia es –bajo nuestraperspectiva– una fórmula que atiende la voluntad de las minorías y que se logra haciendo vivos principios como el de la culpabilidad.

19 ZAFFARONI, Eugenio Raúl. “Derecho Penal”. Tomo I. Buenos Aires: Ediar. 2000. p. 132.

Page 137: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

143

Róge

r Yo

n Ru

esta

Arm

ando

Sán

chez

Mál

aga

C.

violación al principio de culpabilidad. Señala ademásque dicha afectación se produce cuando se imponeuna pena basada en el hecho de verificar una relacióncausal, es decir, en cumplimiento únicamente del primerrequisito explicado líneas arriba; lo que resulta muyilustrativo respecto al caso de la señora Costa Luque,la cual fue condenada a quince años de prisión sinsiquiera haber sido probada la relación de causalidadentre su conducta y la muerte de Azaña Soto,contraviniendo de modo evidente el Principio deCulpabilidad al emitirse una sentencia que no puedeenmarcarse en el orden constitucional.

4. Caracteres de una resolución conforme alorden constitucional

Sobre la base de lo expuesto, ¿resulta admisible ennuestro orden constitucional una sentencia como ladescrita? ¿Qué sucede con los órganos formales decontrol social? ¿Es que acaso estamos asistiendo a unrelajamiento total de las garantías ciudadanas propiasde un Estado democrático de Derecho en pro de unaaplicación de la ley aparentemente eficaz y más bienefectista? ¿Es posible hablar de justicia frente aresoluciones judiciales como la analizada?Definitivamente consideramos que no se puede hablarde justicia entendida ésta como un patrón decomportamiento de las autoridades fiscales y judicialesen pro de emitir pronunciamientos conformes a losprincipios, garantías y derechos que la Constituciónconfiere a todos los ciudadanos.

De una vez por todas debemos alejarnos del discursocoyuntural, de la pretensión de cubrir la expectativaciudadana; para acudir a un verdadero cambio dementalidad en el que la dignidad de la persona humanay el respeto de sus derechos sean la base de todaactuación estatal. Cualquier ley, norma, jurisprudencia,doctrina, opinión o especulación debe sucumbir antela protección de derechos tan fundamentales como lapresunción de inocencia, que en primera y últimainstancia protege la libertad individual, base de todoser humano para forjarse un proyecto de vida digno.Así, solo debe condenarse y privar de la libertad a unapersona cuando se haya transitado por un justoproceso, entendido éste como aquel que trata de unavaloración jurídica efectuada sobre hechos probadosque permiten arribar –sobre la base de criterios deimputación objetiva y subjetiva– a una atribución deresponsabilidad penal legítima y contradecible. Lo quese postula en fin es brindar un claro matiz constitucionala las resoluciones penales, con el objeto de promoversentencias que cumplan con tres requisitosindispensables: que sean previsibles, razonadas y quepuedan ser contradichas. La configuración deactuaciones jurisdiccionales como las que acontinuación se describen son la base del Estado

democrático, que muchos de nuestros políticos ylegisladores utilizan como manto protector de susdiscursos y actuaciones.

A continuación se procede a explicar los caracteres que–bajo el criterio aquí expuesto fundado en el ordenconstitucional– debe reunir toda resolución judicial enmateria penal. En primer lugar, debemos encontrarnosfrente a una resolución previsible, entendida como laexpectativa real de todo ciudadano de obtener unadecisión estatal fundada en el Derecho y dirigida acautelar los principios penales y garantías ciudadanas.

En segundo lugar, toda resolución en materia penalhabrá de ser razonada, lo que se entiende como elproducto de una elaboración jurídico penal fundadaen la aplicación de normas y principios a un casoconcreto. Dicho proceso será entendido como uno derazonamiento, en el que el juez sobre la base de hechosdebidamente verificados, elabore una secuencia fácticacon sustento en la realidad, la que luego será sometidaa una estricta evaluación y valoración jurídica, en laque los principios del Derecho Penal juegan un rol deprimer orden.

Finalmente, debe exigirse una resolución que puedaser contradicha, que permita a quien directamenteafecta, ejercer su derecho de defensa frente al poderpunitivo del Estado. ¿Y qué es lo que puede contradecirel ciudadano? Simplemente hechos probados,acontecimientos debidamente verificados yestablecidos como objeto de un análisis objetivo delcomportamiento. Al procesado podrá confrontarsehechos como si efectivamente estuvo en determinadolugar, frente a lo cual podrá presentar un documentoque compruebe su presencia en un lugar distinto y asíse iniciará una discusión propia de un proceso justo,en el que el procesado tendrá elementos y la posibilidadde defenderse.

Distinto es el caso como el de la sentencia de la señoraRosa Elvira Costa Luque, la cual evidentemente no resultani previsible, ni razonada, al atribuir responsabilidadpenal a una persona sin que siquiera el titular de la acciónpenal haya presentado hechos probados quedemuestren vínculo causal alguno de conductas de laprocesada con la muerte acontecida. Por el contrario,se presenta un razonamiento basado en merasespeculaciones, en presunciones sin sustento fácticoalguno; lo que deja a la condenada en un evidenteestado de indefensión, recibiendo una resolucióncondenatoria frente a la que no puede formularcontradicción alguna, ya que no existen hechos probadosque desvirtuar. Solo existen especulaciones, las cuales–como resulta evidente– no soportan un juicio decontradicción y anulan toda posibilidad de ejercerválidamente el derecho de defensa. Se ha violentado

Page 138: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

144

claramente el principio de presunción de inocencia alefectuar –la Sala Superior– un razonamiento orientadoa “crear” una secuencia criminal que permitiese “dudarrespecto de su inocencia” o “presumir su culpabilidad”,invirtiendo la carga de la prueba en perjuicio de unaciudadana. Lo cierto es que el titular de la acción penal(Fiscalía Superior. La Fiscalía Suprema le enmendó laplana) no cumplió con su labor de presentar hechos consustento fáctico que permitan romper la presunción deinocencia.

IV. LA PRESUNCIÓN DE INOCENCIA

El Estado social y democrático de Derecho es aquel enel que el ciudadano tiene garantías que limitan lafacultad de sancionar del Estado (ius poenale) y en elque dichas garantías no son meros enunciados, sinoque son aplicados en la práctica legislativa y judicial.La Constitución Política del Perú vigente consagra –demanera enunciativa– un Estado social y democráticode Derecho como forma de organización y desarrollodel poder político y de estructuración de unordenamiento jurídico en materia penal. La presunciónde inocencia constituye pues uno de los elementosfundamentales del Estado aludido.

La presunción de inocencia constituye un derechofundamental de la persona, consignado en el artículo2 inciso 24 apartado e de nuestra Carta Fundamentalde la manera siguiente: “Toda persona tiene derechoa la libertad y seguridad personales. En consecuencia,toda persona es considerada inocente mientras no sehaya declarado judicialmente su responsabilidad”. Aeste derecho, que es una manifestación del derecho ala libertad personal del que todo ser humano goza,debe dársele principal ponderación “no sólo en elproceso penal, sino en todos aquellos casos que resulteuna sanción o limitación de derechos”20, como en elcaso de un procedimiento administrativo. El profesorClaus Roxin refiere en esa línea que “la presunción deinocencia debe ser incluida como manifestaciónespecífica del principio del Estado de Derecho, en elmandato de un procedimiento llevado a cabo conlealtad. De ella se infiere, ante todo, que la pena nopuede ser anticipada, esto es, impuesta antes de quese haya condenado a esa consecuencia jurídica”21.

La importancia del principio analizado no se reduce aun pronunciamiento constitucional, sino que traspasafronteras y constituye una constante en distintos

instrumentos internacionales de derechos humanos.En esa línea, el artículo 8 inciso 2 de la ConvenciónAmericana sobre Derechos Humanos refiere que “todapersona inculpada de delito tiene derecho a que sepresuma su inocencia mientras no se establezcalegalmente su culpabilidad”, máxima que es tambiénabordada por el Pacto Internacional de Derechos Civilesy Políticos en su artículo 14 inciso 2 y la DeclaraciónUniversal de los Derechos Humanos en su artículo 11inciso 1. En esa línea, para el Tribunal Europeo deDerechos Humanos, se infringe el derecho a lapresunción de inocencia “cuando el Tribunal o algunode sus miembros entra en el juicio con una ideapreconcebida sobre la culpabilidad del acusado. Estoes, el contenido de este derecho se concreta en que alacusado se le presuma inocente mientras no sedemuestre su culpabilidad”22. La doctrina española,haciendo especial referencia a la doctrina del máximointérprete de su Constitución, señala que la presunciónde inocencia es un principio de contenidofundamentalmente penal y que el TribunalConstitucional de España “ha corregido ya desde susprimeras sentencias una inexacta interpretación de esteprincipio, en virtud del cual éste se entendía aplicablesólo ante la duda (es decir “in dubio pro reo”), puestambién lo es cuando no ha existido en el proceso unamínima actividad probatoria que fundamente la posiblecondena”23. Es decir, que en casos como el de la señoraCosta Luque, en los que el Ministerio Público no llegaa presentar hechos probados que permitan efectuar lavaloración materia del proceso penal, dicho principioha de ser fundamento para la finalización de laactuación estatal en contra del particular.

Así visto el panorama normativo, podemos coincidircon el autor que refiere que la presunción de inocencia“supone que la carga probatoria corresponde a losacusadores y que toda acusación debe ir acompañadade probanzas de los hechos en que consiste, de talmanera que si no concurren tales pruebas el juez otribunal que conozca del proceso deberá declarar lainocencia del acusado”, a lo que se agrega que “elderecho a la presunción de inocencia desenvuelve sueficacia cuando existe falta absoluta de pruebas ocuando las practicadas no reúnen las garantíasprocesales”24. Es así que, en la sentencia analizada, elColegiado Superior hizo caso omiso a dicho principio,creando un panorama especulación y una presunciónde culpabilidad de la procesada, como consecuenciade que el Ministerio Público como ente encargado de

20 QUISPE FARFÁN, Fany Soledad. “El Derecho a la Presunción de Inocencia”. Lima: Palestra. 2001. p. 39.21 ROXIN, Claus. “Derecho Procesal Penal”. Buenos Aires: Editores del Puerto. 2000. p. 78.22 LÓPEZ BARJA DE QUIROGA, Jacobo. “Tratado de Derecho Procesal Penal”. Madrid: Akal. 1999. p. 81.23 GÓMEZ COLOMER, Juan Luis. “El proceso penal en el Estado de Derecho”. Lima: Palestra. 1999. pp. 22-23.24 TOMÉ GARCÍA, José Antonio. En: DE LA OLIVA SANTOS, Andrés. “Derecho Procesal Penal”. Madrid: Centro de Estudios Ramón Areces. 2002.

pp. 463-464.

Page 139: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

145

Róge

r Yo

n Ru

esta

Arm

ando

Sán

chez

Mál

aga

C.

la acusación no brindara prueba de cargo alguna.

1. Naturaleza jurídica de la institución

Actualmente, el Estado democrático ha convertido aeste derecho en uno de los principios cardinales delsistema procesal. Además, su positivización comogarantía del proceso y derecho fundamental nos llevaa explicarlo en una triple consideración de principio,garantía y derecho25.

Pero como el nombre del derecho lo indica, éste setrata de una presunción. Dentro de las presunciones,el Derecho reconoce a aquellas llamadas absolutas (queno admiten prueba en contrario) y aquellas llamadasrelativas (que admiten prueba en contrario). Lapresunción de inocencia se refiere a una presunciónrelativa o iuris tantum, que puede ser desestimada sise cumple el presupuesto básico de una suficienteactividad probatoria, siempre que se hayan brindadotodas las garantías procesales, respetándose el debidoproceso del inculpado. Caso que no ocurre cuando secondena a una persona sobre la base de merasespeculaciones y sin efectuar una real verificación dehechos objetivos que permitan una valoración penal,como se hizo en la sentencia condenatoria analizada.En la línea de nuestra Constitución, y en específico enel marco de la justicia penal, la presunción de inocenciano es sólo un principio del ordenamiento constitucional,sino que también constituye una garantía delciudadano al que se le imputa la comisión de algúndelito frente a la actuación penal estatal que pone enriesgo su libertad personal.

2. Fundamento

Pero, ¿cuál es el fundamento de la presunción deinocencia? Es decir, ¿por qué se prefiere sobre unapresunción de culpabilidad? Es claro que la respuestaa estas interrogantes debe partir de la íntima relaciónentre la presunción de inocencia y la dignidad humana.El mirar a una persona como inocente es una formade creer y respetarla como ser humano que es. Además,el Estado de Derecho exige que la limitación de lalibertad de la persona sea con un mínimo margen deerror. Por ello, ante la incertidumbre el trato comoinocente es preferible.

En esa medida, la única manera de desvirtuar lapresunción de inocencia es a través de una suficienteactividad probatoria. Así, la prueba puede ser directao indirecta. En el sistema peruano, la regla es que se

establezca la culpabilidad de una persona a partir delo que se conoce como prueba directa, consistente enmedios de convicción relacionados de manera precisacon el hecho controvertido26. Pero puede ocurrir quese arribe a la conclusión de que el procesado es culpableprescindiendo de la existencia de prueba directa quela corrobore. A ello es a lo que se le conoce comoprueba indiciaria o indirecta. Para poder decir que enun caso existe prueba indiciaria que demuestre laculpabilidad de una persona, debe estar sustentadaen una pluralidad de indicios probados, concomitantesy que tengan una concordancia y conexión, no solológica y causal, sino también objetiva27. Es decir, que laaplicación de la prueba indiciaria debe ser limitada yencontrarse parametrada por los elementos mínimosque el rompimiento de la presunción de inocencianos exige y que son dos: primero, la existencia de unrazonamiento fiscal y judicial enfocado en tres pasosdeterminados: relación causal, imputación objetiva eimputación subjetiva acorde con el principio deculpabilidad; y, segundo, arribar a un respuesta estatalconsistente en una resolución predecible, razonada yque pueda ser contradicha por el ciudadano.

De lo que trata el proceso penal es de llevar a caboinvestigaciones que permitan establecer pruebas quecorroboren o no la culpabilidad de la persona inculpada.Si estas pruebas son suficientes, entonces se podráenervar la presunción de inocencia. Entonces, es deprimera importancia el acto de la investigación y elanálisis de lo actuado, pues de ello ha de dependerque el que se presume inocente por derecho, puedaconvertirse en culpable y condenado. En esa línea,volviendo al caso de la señora Costa Luque, no puedeimputarse un asesinato a una persona por la supuestaverificación de una relación extraconyugal, o por larealización de llamadas telefónicas cuyo contenido sedesconoce. Menos aún –dando por sentado que elDerecho Penal de intención ha sido definitivamenteabandonado por nuestro ordenamiento constitucional–el hecho de aparentemente existir un ánimo devenganza contra la víctima puede constituir sustentode atribución de responsabilidad.

La doctrina penal y procesal penal ha efectuado unaclasificación respecto a los efectos que trae consigo laaplicación de la presunción de inocencia como principioregulador de la actividad punitiva estatal. En primerlugar, cabe señalar que produce un emplazamiento dela carga de la prueba en el acusador, que en el casoperuano es el Ministerio Público, el que no solo ejercitala acción penal, sino que también se encuentra

25 QUISPE FARFÁN, Fany Soledad. Op. Cit. p. 15.26 CABANELLAS, Guillermo. “Diccionario Enciclopédico de Derecho Usual”. Vigésimo tercera edición. Tomo VI. Buenos Aires: Heliasta. 1994. p.

500.27 MIXÁN MASS, Florencio. “Prueba indiciaria”. Trujillo: BGL. 1995. pp. 201-207.

Page 140: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

146

encargado de conducir la investigación del delito,recreando así la secuencia fáctica y brindando aljuzgador los hechos probados para efectuar la posteriorvaloración jurídica e imputación de responsabilidad.Por tanto, queda claro que es deber del MinisterioPúblico brindar aquellos acontecimientos que poseancorrelato verificable en la realidad, para así permitir unanálisis jurídico de responsabilidad penal de cara a unasentencia justa.

En segundo lugar, surge la necesidad de una mínimaactividad probatoria. Al respecto, el profesor César SanMartín refiere que en el proceso ha de realizarse unaactividad necesaria y suficiente para convertir laacusación en verdad probada28. De modo contrario,podría llegarse a arbitrarias conclusiones como a lasque arriba la sentencia condenatoria analizada, la queseñala como supuesto “hecho probado” en suundécimo fundamento lo siguiente: “se tiene que seencuentra probado por la forma y circunstancias de sumuerte, que el agraviado fue victimado con laparticipación de más de una persona, pues si se tieneen cuenta que debió ser conducido en un vehículoparticular hasta el lugar, debió existir una persona queconducía el vehículo y otra que lo mantenía amenazadoconstantemente para que el agraviado no diese avisode su situación de peligro al pasar por las garitas decontrol, por otro lado resultaba riesgoso que fueseconducido en un vehículo de transporte público o quehaya sido metido a la cajuela del vehículo, por ello yante el hallazgo de cuatro botellas de cerveza alrededordel cadáver (en su ubicación inicial), se colige que porlo menos fueron tres personas las que participaronactivamente en el homicidio”. De la cita anotada, seevidencia lo peligroso que resulta que los operadoresde control social formal violenten la presunción deinocencia, acudiendo a la especulación y creandoverdaderas historias de ciencia ficción, sobre la basede las cuales formulen títulos de imputación, queconducen –eso sí– a la privación de libertad personalpor varios años.

En tercer y último lugar, es efecto de la presunción deinocencia, el in dubio pro reo, máxima consistente enel mandato de absolución de un procesado por dudao incertidumbre sobre su responsabilidad. Es un juicioque se efectúa al momento de la valoración jurídicopenal del hecho probado, es decir al efectuar el juiciode imputación objetiva y no el de causalidad. El in dubiopro reo impone al juez una obligación de fallar y, antela duda, de absolver. Este efecto es de origen romano,en el que se postulaba que “nadie puede sercondenado si no existe prueba evidente y eficiente de

los hechos imputados”. Un importante sector de ladoctrina distingue la presunción de inocencia del indubio pro reo a través de la diferencia entre el momentode establecimiento de la relación causal y el del juiciode imputación, así la profesora Corcoy refiere que “laconfusión entre relación causal e imputación objetivaadquiere especial relevancia, como ya enunciaba, enrelación con el principio de presunción de inocenciaque sólo afecta a la causalidad no a la imputaciónobjetiva. La imputación objetiva, en cuanto se concibecomo la valoración por el juez de los hechos probados,no resulta afectada por el principio de presunción deinocencia sino por la exigencia de motivación ycongruencia y por el principio in dubio pro reo. Porconsiguiente, la validez de una ley causal general nopuede remitirse a la cuestión de la libre valoración dela prueba, sino que el juez debe decidir si las razonesexpuestas por los peritos son suficientes para aceptaresa ley causal”29.

Así, queda claro que es exigencia de todo proceso penalconforme al Estado democrático de Derecho el papelactivo del Ministerio Público como encargado deefectuar la actividad probatoria y ser titular de la cargade la prueba, así como la existencia de órganosjurisdiccionales que emitan sentencias respetuosas delprincipio de presunción de inocencia. De lo contrario,seguirán existiendo condenas, como la aplicada a laseñora Rosa Elvira Costa Luque, la cual fueraafortunadamente revocada por la Sala PenalPermanente de la Corte Suprema. Lamentablemente,es uno de los pocos casos peruanos en los que el valorjusticia finalmente se materializa.

Por último, cabe indicar que, conforme a lo expuestoen el presente trabajo, no es compartible el criterioindicado por el Tribunal Constitucional peruano en susentencia 2868-2004-AA/TC, en la que señala que “elderecho de presunción de inocencia garantiza que todapersona no sea sancionada si es que no existe pruebaplena que, con certeza, acredite su responsabilidad,administrativa o judicial, de los cargos atribuidos.Evidentemente se lesiona ese derecho a la presunciónde inocencia tanto cuando se sanciona, pese a no existirprueba plena sobre la responsabilidad del investigado,como cuando se sanciona por actos u omisiones enlos que el investigado no tuvo responsabilidad”. No sepretende pues aludir a un concepto de prueba plena,que es descartada de plano por la doctrina procesalpenal. Lo que se propone es la construcción de unapresunción de inocencia entendida como la existenciade una mínima exigencia para que toda valoraciónjurídico penal que efectúe el juez penal se sustente en

28 SAN MARTÍN CASTRO, César. “Derecho Procesal Penal”. Tomo I. Lima: Grijley. 2003. p. 116.29 CORCOY BIDASOLO, Mirentxu. Op. Cit. pp. 601-602.

Page 141: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

147

Róge

r Yo

n Ru

esta

Arm

ando

Sán

chez

Mál

aga

C.

hechos probados, que sean objetiva y empíricamenteverificables.

V. EL DERECHO PENAL DE HOY

Con el análisis presentado, se ha pretendido demostrarque la teoría de los principios del Derecho Penal es nosólo de gran utilidad para resolver casos, sino queresulta un parámetro esencial para la concreción delvalor justicia, entendido como objetivo último y primerodel sistema penal. En concreto, se ha pretendidoesbozar la importancia del principio de presunción deinocencia como garantía de libertad del ciudadano, asícomo los efectos nocivos (¡Quince años de cárcel!) quesu no aplicación conlleva.

Aun cuando en la actualidad el Derecho Penal seencuentre sometido a un repensamiento, en el quediversos sectores pretenden un Derecho Penal másligero (esto es, más eficaz recurriéndose por ejemplo ala reincidencia, que delitos menores merezcan carceleríaefectiva, etcétera) y que se base en respuestasefectistas, creemos sólidamente que –para concretarun Derecho Penal que pretenda alcanzar mínimosniveles de justicia– debemos aferrarnos a los principiosconstitucionales.

Un sector importante de la doctrina ha arribado alplanteamiento de un funcionalismo extremo queanaliza al ser humano como un instrumento decomprobación de la validez del sistema, dejando delado un sistema basado en principios y valores,soslayando como medio y fin la protección de losderechos fundamentales del ser humano, cuya dignidades objeto primero de protección de todo ordendemocrático.

Hoy en día, resulta un lugar común la discusión respectoa la consolidación de delitos de peligro abstracto, a laaplicación de remisiones inversas en materia de leypenal en blanco, la discusión respecto a la absolutacomplementariedad del Derecho Penal frente alDerecho Administrativo, al replanteamiento de laprohibición de regreso. Muchos de estos instrumentosson propios de la búsqueda de un Derecho Penalmoderno (acorde con un listado de nuevos delitos conafectaciones supra individuales), que buscafundamentalmente eficacia. ¿Debe entonces ellegislador ceder ante la población impaciente y quizásasegurarse un escaño por los próximos cinco años? Lohace a menudo: reincidencia como factor de agravaciónde la pena, aplicación de penas más severas comocadena perpetua y postulación de la pena de muerte,prisión efectiva para faltas y delitos menores, etcétera.

Tal opción por una supuesta eficacia, que en la realidadno es tal, y el abandono casi absoluto de la garantíacomo fin del Derecho Penal, es la realidad queenfrentamos. Al respecto, cabe preguntarnos yreflexionar: ¿vamos a continuar aumentando las penasy abandonar, alejándonos más del sistema carcelario?¿No nos estaremos arriesgando a que el preso nos hagarecordar su existencia cuando salga luego de una máslarga estadía en la cárcel?

El principio de la presunción de inocencia nos hacerecordar el supuesto choque entre eficacia y garantíacomo fines del Derecho Penal. Al respecto, el profesorJulio Maier menciona que “aquí se nota con toda sufuerza el conflicto de intereses que reside en la basede la función judicial del Estado en lo penal: por unaparte, la necesidad de hacer efectivo el poder penaldel Estado en aquellos casos reales que fundan suaplicación y, para ello, la necesidad de averiguar laverdad histórica acerca de los comportamientos de losindividuos sospechados como delictivos, con el fin degarantizar las condiciones imprescindibles de lacoexistencia social pacífica, y por otro, el interésindividual en la propia vida, con el goce de todas laslibertades y bienes jurídicos que el derecho concede,interés que, en definitiva, también ha sido asumidocomo social”30.

El Derecho Penal de los países más desarrolladostranscurrió hace ya varios años desde las concepcionesontológicas y positivistas, pasando por la crisis delpositivismo y el descubrimiento de que no existen leyescientíficas absolutas, hasta la formulación de unaconcepción normativista y funcional del Derecho Penal,que es materia de debate en la actualidad. Así, seproclamó el abandono de las llamadas teorías de lacausalidad, entre las que destacaba la teoría de laequivalencia de las condiciones, que encontraban enlas leyes de la naturaleza la respuesta al origen de undeterminado resultado lesivo a un bien jurídico; y seoptó por recurrir a las denominadas fórmulas deimputación, basadas ya no en una relación causal,natural, material, de carácter ontológico, sino encriterios normativos, valorativos, como la creación delriesgo penalmente relevante, base de la teoría de laimputación al tipo objetivo, presentada en Alemaniapor Claus Roxin en la década de los setenta.

El análisis respecto a una determinada actuaciónjurisdiccional, y la consiguiente aplicación de lalegislación penal y de las instituciones del Derecho Penala un caso concreto, debe partir de la determinacióndel concepto de Derecho Penal que manejamos, parafijar desde esa óptica los criterios a tomar en cuenta

30 MAIER, Julio. “Derecho Procesal Penal”. Tomo I. Buenos Aires: Editores del Puerto. 2002. p. 90.

Page 142: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

148

en el razonamiento que se pretende efectuar. De esemodo, debe determinarse cuál debe ser la función delDerecho Penal en la sociedad actual y qué relaciónostenta con las finalidades de la imposición de unasanción penal, así como la función que dicha medidadesempeña de cara a la concreción de los objetivospolítico criminales de la rama criminal.

Respecto al concepto de Derecho Penal, el profesorFernando Velásquez refiere que “tal expresión seemplea en el lenguaje académico para designar trescontenidos distintos: el conjunto de normas o derechopositivo (en sentido objetivo); la facultad del Estadopara ejercer el derecho de castigar (en sentidosubjetivo), y la disciplina que estudia ese derechopositivo de manera sistemática (ciencia o dogmáticajurídico-penal)”31. Tales conceptos, usualmenterecogidos por los manuales de Derecho Penalcontemporáneos, tienen como antecedente la corrientepositivista que entendió al Derecho Penal como unDerecho de punición del omnipotente Estado quereunía entre sus leyes a un “conjunto de normasjurídicas que al delito como presupuesto (conductapunible) asocian penas y/o medidas de seguridad o decorrección a título de consecuencia jurídica”32. Dichadefinición, propia de una concepción estática o formalde la ciencia criminal, como lo refiere el citado profesorcolombiano, resulta académicamente ilustrativa, peroentendida aisladamente encierra graves defectos ypodría conllevar consecuencias poco deseables en elmarco de un Estado social y democrático de Derecho,más aún, cuando se elabora alrededor de la mismauna dogmática jurídico penal limitada a la verificaciónde la correcta creación, conformación y ubicación dela norma jurídica penal, sin ingresar a un análisis delcontenido de la misma y sin tomar en consideración larealidad social que dicha norma debiera regular.

A lo que se pretende llegar es a un concepto –desde elpunto de vista constitucional– que no se limite aconstatar la lógica de la conformación de una normajurídica o de su colocación en el marco delordenamiento jurídico, sino que se proyecte de maneradinámica en una sociedad que plantea graves retos allegislador penal y al juzgador penal. Una meraconcepción formal de nuestra rama de estudio podríaconllevar la legitimación de serias arbitrariedades porparte del poder estatal, que vulneren derechosfundamentales protegidos por fórmulas elementalescomo la legalidad y la culpabilidad. En esa medida,surge el concepto subjetivo de Derecho Penal, el cuales orientado hacia postulados fundamentales que se

reúnen en los denominados principios limitadores dela facultad punitiva estatal. En esa medida, lo que sepretende es un Derecho Penal de orden constitucional,cuya aplicación esté fundada en principios y valorescuya finalidad sea la protección de los derechosfundamentales que la Constitución consagra al serhumano.

Así, debe abandonar la concepción del juez como“mero operador del Derecho” entendida en el sentidode funcionario que aplica lo estrictamente señaladopor la ley, razonamiento basado en una concepciónde un principio de legalidad vacío, sin contenido, sinfinalidad, y de espaldas a la realidad. La doctrina sepronuncia frecuentemente al respecto. Vale citar alprofesor Hurtado Pozo, quien señala que “lasdecisiones judiciales, por ejemplo, no sólo deben sertomadas teniendo en cuenta la validez formal de lasnormas legales, sino también considerando tanto susconsecuencias sociales, como si son o no justas”33.

Así, a lo largo de los años, fruto de revoluciones,cambios políticos y sociales, múltiples reformaslegislativas y discusión dogmática, las Constitucionesde los Estados sociales y democráticos de Derecho hanadoptado una serie de valoraciones o principios quehan sido concebidos como criterios rectores de laactividad punitiva estatal, comprendidos como límitesa dicho ejercicio y como garantía de respeto de losderechos fundamentales de los ciudadanos. Uno dedichos principios es la presunción de inocencia, la cualconstituye la base para arribar a decisiones judicialesrealmente justas y que implica que toda atribución deresponsabilidad penal se base en el principio deculpabilidad explicado líneas arriba. Y es para llegar ala correcta aplicación de dicho postulado que el órganode control social dispone de dos importantesherramientas: la teoría de la causalidad, como basepara la determinación de hechos probados, y las teoríasde la imputación objetiva y subjetiva, como bases parala valoración de los hechos en cuestión.

Así, se nos presenta una óptica de aplicación delDerecho Penal que debe estar guiada por elcumplimiento, aplicación de cara a la realidad ydesarrollo jurisprudencial de una serie de principios,que gozan de reconocimiento constitucional en elordenamiento peruano, como es el caso de lapresunción de inocencia. De ese modo, cualquieractuación jurisdiccional que no esté guiada por dichosprincipios o los afecte es contraria a la Constitución yatenta contra la esencia misma del Derecho Penal y su

31 VELÁSQUEZ VELÁSQUEZ, Fernando. “Manual de Derecho Penal Parte General”. Segunda Edición. Bogotá: Temis. 2004. p. 1.32 Ibid. p. 2.33 HURTADO POZO, José. “Manual de Derecho Penal Parte General I”. Tercera edición. Lima: Grijley. 2005. p. 9.

Page 143: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

149

Róge

r Yo

n Ru

esta

Arm

ando

Sán

chez

Mál

aga

C.

función en el marco de un Estado social y democráticode Derecho.

Hemos llegado pues al punto culminante de estapropuesta que consiste en concebir al Derecho Penalcomo instrumento subsidiario y fragmentario deregulación de la actividad social, delimitado de acuerdoa los postulados constitucionales y que cumple enprimera instancia una función motivadora de respetode los bienes jurídicos penales que pretende tutelar.Así, el Derecho Penal proyecta crear en el ciudadanouna inquietud de protección de dichos intereses valiosospara la sociedad y para hacerlo es presupuesto queexistan, por un lado, leyes coherentes, respetuosas delos principios constitucionales antes anotados y deacuerdo a las necesidades, proyecciones yrealidades sociales; y que, por otro lado, la aplicaciónjurisprudencial de dichas normas jurídico penales formeparte del mismo contexto constitucional de aplicacióndel Derecho, en el que sea medio y fundamento elrespeto de las garantías básicas que todo ciudadanoprecisa para vivir en una sociedad que ostente el títulode Estado social y democrático de Derecho.

En la línea de lo anotado, la profesora Corcoy Bidasolorefiere la elaboración del un nuevo concepto deDerecho Penal desde la orientación funcionalista,refiriendo que “desde la concepción funcional delDerecho penal se propone un acercamiento entre ladogmática y la política criminal, en cuanto el Derechopenal sirve a la prevención de lesiones de bienesjurídicos, de acuerdo con los fines que se atribuyen ala pena, por lo que las normas penales han deconcebirse nuclearmente como normas demotivación”34. Así, concordando con la autora citada,la función que se atribuye a una norma jurídico penaldebe ser la de motivar en la ciudadanía la protecciónde bienes jurídico penales, objeto de tutela del DerechoPenal, protección orientada y solventada por la pena,

concebida como herramienta de prevención en elmarco de un sistema penal constitucional que consagrauna serie de garantías-marco para la aplicación de susinstituciones por parte del legislador y muy en especialdel juez penal.

Y la única forma de motivar al ciudadano alcumplimiento de las normas jurídico penales es quetenga la posibilidad de que una decisión justa se concreteen su caso particular en una resolución que priorice elcumplimiento de los postulados constitucionales, lo quese ve reflejado no en meras declaraciones, sino en laprotección de sus derechos fundamentales como lapresunción de inocencia. Creemos con entusiasmo quees posible lograr un nuevo Derecho Penal sobre la basedel orden constitucional existente. Un Derecho Penalque no condene a personas como la que es materia dela resolución analizada y que se base en actuacionesjurisdiccionales cuyo fundamento sea el mismo serhumano35.

Cabe sólo dejar a reflexión lo señalado por el profesorGustavo Zagrebelsky, respecto a la relevancia del ordenconstitucional y la importancia de aplicar al casoconcreto los principios de justicia material, como lapresunción de inocencia. Así, el ciudadano dejará dever a los principios como meros enunciados y podráexperimentar la protección de sus derechos con unaactuación estatal basada en dichas máximas.

En función a lo expuesto, queda la preocupación decómo pretender instaurar un sistema penal depersecución de nuevos delitos (con tipos de peligro yque aluden a delitos de dominio, infracción del deber,etcétera) si frente a aquellos otros denominadostradicionales (tipos de resultado) –como el homicidio–aún no alcanzamos a manejar correctamente loscriterios de imputación y los principios como el depresunción de inocencia.

34 CORCOY BIDASOLO, Mirentxu. Op. Cit. p. 594.35 Debe señalarse que existe una postura opuesta que niega la función de motivación de la norma jurídico penal y que sustenta el establecimiento

de un sistema penal menos personal y de connotación sistémica, en el que las garantías se han replanteado. Al respecto, el profesor GarcíaCavero, en su obra “Derecho Penal Económico. Parte General”. Lima: ARA. 2003. p. 23. refiere que “un desarrollo consecuente de la función derestabilización ha sido llevado a cabo por JAKOBS para el Derecho penal en general. Este autor parte del rechazo de la función de motivación delas normas para evitar lesiones a bienes jurídicos, en la medida que cuando el Derecho penal aparece, éstos se encuentran ya lesionados. La únicafunción que el Derecho penal puede llevar a cabo en este contexto consiste en restablecer lo que aún le resulta posible mediante la imposiciónde una pena; esto es, devolver la vigencia comunicativa-social a la norma infringida”.

Page 144: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

151

Eliz

abet

h Sa

lmón

G.

¿Qué papel cumplen los derechos humanosdentro del Orden Público Interno? ¿De quémanera influye el Derecho Internacionalactualmente en los Estados?

A través de este interesante artículo, la doctoraSalmón realiza un análisis sobre DerechoInternacional y Orden Público valiéndose paraello de casos reales de relevancia internacional.

EL ORDEN PÚBLICO INTERNACIONALY EL ORDEN PÚBLICO INTERNO DESDE

LA PERSPECTIVA DEL DERECHO INTERNACIONALDE LOS DERECHOS HUMANOS

Elizabeth Salmón G.*

* Profesora asociada de Derecho Internacional Público y coordinadora de la Maestría en Derechos Humanos de la Pontificia Universidad Católicadel Perú. Miembro del Comité Editorial de la Revista Internacional de la Cruz Roja.

Page 145: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

152

1. INTRODUCCIÓN

El respeto a los derechos humanos, en tanto garantía dela integridad física y moral de las personas, constituye unprincipio constitucional del orden internacional porquetraduce jurídicamente el concepto de dignidad intrínsecadel ser humano. No obstante, esto no fue siempre así yha supuesto una verdadera revolución en la sociedadinternacional. En efecto, en el Derecho Internacionalclásico, los derechos humanos eran exclusivapreocupación del Estado donde vivía la persona. Suprotección, por ende, no podía llevarse a cabo más quea través de los Estados en un medio por definicióninterestatal y donde la soberanía de los mismos constituíauna suerte de “jaula de hierro desde la que sus súbditosno podían comunicarse jurídicamente con el exterior másque a través de muy estrechos barrotes”1. Con la estelade sufrimientos que la humanidad hubo de atravesardurante los distintos conflictos armados, grandes ypequeños, se produce una extraordinaria innovación enel Derecho Internacional, una transformación sin retorno,que es la afirmación de que la persona humana es titularde derechos propios, que pueden oponerse jurídicamentea todos, incluso a su propio Estado.

Sin embargo esto no significa, y creemos que esimportante poner el énfasis aquí, que el Estado y susoberanía hayan desaparecido, sino que los derechoshumanos y la soberanía han de coexistir y condicionarserecíprocamente. Los derechos humanos, por tanto, hanerosionado pero no destruido el concepto de soberanía2.En efecto, un Estado de Derecho tiene como uno desus fines primordiales la protección de los derechos delas personas, pues estos constituyen la piedra angularde todo ejercicio de la soberanía estatal. En esta medida,los Estados salvaguardan los intereses jurídicamenterelevantes de los seres humanos, no sólo a través de sureconocimiento, sino concediendo situaciones jurídicasde ventaja, a través de normas en las que se reconocela prevalencia del interés del individuo respecto de otrosintereses que podrían colisionar o interferir con aquél3.

Esto lleva al Estado a plasmar su protección en distintosinstrumentos internacionales -al conjunto de los cualestambién se conoce como el Derecho Internacional delos derechos humanos (en adelante DIDH)- que tienencomo principal efecto calificar la protección de losderechos humanos como un asunto de interésinternacional. Si bien el Estado es el primer llamado avelar por el cumplimiento de estos valores, se hancreado una serie de mecanismos internacionales deprotección de derechos humanos para aquellos casosen los que los mecanismos nacionales no logren esteobjetivo y a fin de que los intereses de los individuosno queden en ningún caso desprotegidos4.

Los tratados de derechos humanos revisten un carácterparticular en el marco del Derecho Internacional, entanto que se inspiran en valores superiores y consagranobligaciones de carácter objetivo, lo que supone unquiebre del carácter sinalagmático al ser estoscelebrados en beneficio de los individuos5. Por ello,diversos tratadistas y una reiterada jurisprudencia hanhecho hincapié en que estos tratados prescribenobligaciones que deben ser garantizadas oimplementadas colectivamente y que enfatizan elpredominio de consideraciones de interés general uordre public que trascienden los intereses individualesde los Estados contratantes6.

En el desarrollo del presente artículo, analizaremos dequé manera los derechos humanos forman parte hoyen día del orden público internacional, y en qué medidaeste último se relaciona, repercute y condiciona laactuación de los Estados cuando adoptan medidas queinvocan la protección del orden público interno.

2. LA NOCIÓN DE ORDEN PÚBLICOINTERNACIONAL Y SU RELACIÓN CON ELORDEN PÚBLICO INTERNO

El orden público puede ser entendido como una nocióntrascendente y exterior a la norma, en la medida que

1 POLITIS, Nicolas. ˝Les nouvelles tendences du Droit international˝. Paris, 1927. pp. 91-92, citado por CARRILLO SALCEDO, Juan Antonio. “Soberaníade los Estados y Derechos Humanos en el Derecho Internacional Contemporáneo”. Segunda edición. Madrid: Tecnos. 2001. p. 13.

2 “(It) would be a travesty of law and a betrayal of the universal need for justice, should the concept of State sovereignty be allowed to be raisedsuccessfully against human rights”. Sentencia del caso Prosecutor versus Tadic del Tribunal Penal ad hoc para la ex Yugoslavia de 2 de octubre de1995, parágrafo 483. Sobre esta relación entre soberanía y derechos humanos véase también CARRILLO SALCEDO, Juan Antonio. Op. Cit. pp.173-177.

3 Por ejemplo, el interés del propietario se ve puesto en situación de prevalencia respecto del interés que podrían tener otros sujetos de gozar deese espacio, ya sea para transitar en él libremente o para ocuparlo. Esta posición prevalente de un sujeto (propietario) en sus relaciones con otros(terceros), reconocida en las normas, es la que se conoce como situación jurídica de ventaja.

4 Al respecto véase: SALMÓN, Elizabeth. “Las acciones de interés público y el Derecho internacional de los derechos humanos”. En: GONZÁLEZ,Felipe (editor). “Derechos Humanos e Interés Público. Cuadernos de Análisis Jurídico”. Santiago de Chile: Universidad Diego Portales. 2001. pp.55-70.

5 Sobre el particular, la Corte Europea declaró, en el caso Soering, que el Convenio Europeo para la protección de los derechos humanos ylibertades fundamentales debe ser interpretado en función de su carácter específico de tratado de garantía colectiva de derechos humanos ylibertades fundamentales, y que el objeto y fin de este instrumento de protección de seres humanos exige comprender y aplicar sus disposicionesde manera que haga efectivas y concretas aquellas exigencias. Corte Europea de Derechos Humanos. Caso Soering versus Reino Unido, sentenciadel 26 de enero de 1989, serie A, número 161, parágrafo 87.

6 CANÇADO TRINDADE, Antonio. “El Derecho internacional de los derechos humanos en el siglo XXI”. Santiago de Chile: Editorial Jurídica deChile. 2001. p. 22.

Page 146: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

153

Eliz

abet

h Sa

lmón

G.

no forma parte de su contenido normativo7. En esesentido, se configura como un estándar jurídicorelativo, pues dependerá de la valoración social en untiempo y espacio determinados. Este elemento espacialpermite distinguir un orden público interno, referentea cada Estado, y un orden público internacional u ordrepublic que atiende al conjunto de valoresfundamentales o esenciales de la comunidadinternacional8, y que también puede reorientarse enfunción de los valores que sean consideradosprioritarios por dicha comunidad.

En otras palabras, el concepto mismo de orden públicointernacional surge de un consenso en torno a interesesque la comunidad internacional, así compuesta,considera vitales para su propia supervivencia o, vistoa contraluz, cuya violación afecta a la comunidadinternacional en su conjunto9. Según Levi10, abarcatanto las normas imperativas de Derecho Internacionalo de ius cogens11, como el orden legal en su totalidad,incluyendo sus metas espirituales y sociales. En estesentido, tiene efecto vinculante de manera inmediatay directa y está sujeto a cambios como cualquier otranorma de Derecho positivo.

Esto significa que el orden público internacional no selimita a las normas de ius cogens, sino que se refiereal conjunto de normas mínimas que regulan laconvivencia de la comunidad internacional. En talsentido, según Jaenicke12, contiene principios y reglasrelativos a la formación y cambio del DerechoInternacional, a la estructura organizacional de lacomunidad internacional que, en definitiva, sirvenintereses importantes de la comunidad internacional.

Ahora bien, la protección internacional de los derechoshumanos forma parte indiscutible del orden públicointernacional. En efecto, como señala Cançadorefiriéndose a las normas de DIDH, en la construcción

del ordenamiento jurídico internacional del nuevo siglo,testimoniamos, con la gradual erosión de lareciprocidad, la emergencia pari passu deconsideraciones superiores de ordre public, reflejadasen las concepciones de las normas imperativas delDerecho Internacional general (el ius cogens) y de lasobligaciones erga omnes de protección (debidas atodos, y a la comunidad internacional como un todo)13.

Al respecto, es necesario precisar que los principalesinstrumentos internacionales sobre la materiadistinguen en su interior un grupo de normas mínimasno suspendibles en ninguna circunstancia ni lugar14.Estas normas constituirán un verdadero núcleo durode derechos humanos, absolutos e inderogables, queadquieren el valor jurídico de ius cogens o normasimperativas de la comunidad internacional15 y también,desde una perspectiva más amplia, el carácter deaspiración ética del mundo de nuestros días16. Frentea estas normas imperativas, de acuerdo al DerechoInternacional público, no cabe ninguna normaparticular que pretenda alterar de alguna forma sucontenido.

De esta manera, las normas de derechos humanos queson de ius cogens pertenecen al grupo de normas deorden público, ya que su trasgresión socava las basesde la convivencia social. Al mismo tiempo, todas lasnormas de derechos humanos son normas de interéspúblico y el respeto de su contenido esencial unacuestión de orden público, por cuanto es de interésde la comunidad internacional en su conjunto velarpor la protección de estos derechos. En ese sentido,señala Bianchi que la doctrina de los derechos humanos“has enormously contributed to laying the foundationsof an internacional public order based on acommonality of core values which most people, despitetheir governments’ view, would regard asfundamental”17.

7 CARDINI, Eugenio. “Orden Público”. Buenos Aires: Abeledo-Perrot. p. 24.8 BUCHER, Andreas. “L’ordre public et le but social des lois”. RCADI. Tomo 239. 1993. p. 25.9 En este sentido, el numeral 2 del artículo 19 del Proyecto de Convenio sobre responsabilidad internacional de los Estados de1981 utiliza esta

noción para la definición del crimen internacional que es: “El hecho internacional ilícito resultante de una violación por un Estado de unaobligación internacional tan esencial para la salvaguardia de intereses fundamentales de la comunidad internacional que su violación estáreconocida como un crimen por esa comunidad en su conjunto” (la cursiva es nuestra).

10 LEVI, Werner. “The International Ordre Public”. En: Revue de Droit International 1. 1994. p. 56.11 El artículo 53 de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados de 1969 establece una definición ampliamente aceptada de ius cogens:

“(…) una norma imperativa de Derecho Internacional general es una norma aceptada y reconocida por la comunidad internacional de Estadosen su conjunto como norma que no admite acuerdo en contrario y que solo puede ser modificada por una norma ulterior de Derecho internacionalgeneral que tenga el mismo carácter”.

12 JAENICKE, Günther. “Internacional Public Order”. En: the Max Planck Institute for Comparative Law and International Law (under the directionof Rudolf Bernhardt). “Enciclopedia of Public International Law”. 1992. p. 1350.

13 Corte Interamericana de Derechos Humanos. Opinión Consultiva OC-18/03 de 17 de septiembre de 2003 sobre la Condición Jurídica y Derechosde los Migrantes Indocumentados, voto disidente del juez Antonio Cançado Trindade, parágrafo 76.

14 Véase artículo 4.2 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, artículo 27 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos yartículo 15 del Convenio Europeo para la protección de Derechos Humanos y Libertades Fundamentales.

15 Un mayor desarrollo de este tema se encuentra en CARRILLO SALCEDO, Juan Antonio. Op. Cit. pp. 148-149. Asimismo, véase: SALMÓN,Elizabeth. “América Latina y la Universidad de Derechos Humanos”. En: Agenda Internacional 12. 1999. pp. 123-136.

16 CARRILLO SALCEDO, Juan Antonio. Op. Cit. pp. 142-149.17 BIANCHI, Andrea. “Ad-hocism and the rule of law”. En: EJIL 13. 2002. p. 265.

Page 147: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

154

En síntesis, la comunidad internacional ha consideradoque estas normas del DIDH corresponden a unacuestión de orden público por los valores que seencuentran detrás de ellas. Estos han sido positivizadosy reconocidos por todos los Estados como condicionesmínimas que regulan las actuaciones de los Estados ensus relaciones internacionales y con los particulares bajosu jurisdicción. Mediante este desarrollo conceptual seavanza en la superación de los obstáculos de losdogmas del pasado y en la creación de un verdaderoordre public internacional sobre la base de el respeto yobservancia de los derechos humanos. Dicho desarrollocontribuirá a una mayor cohesión de la comunidadinternacional organizada (la civitas maxima gentium),centrada en la persona humana18.

Como señala Kelsen19, el Derecho Internacional dejade ser un ius inter potestaes (que sólo regula lasrelaciones entre entidades soberanas), para alcanzar alos individuos. De ahí que se esté convirtiendo en unacivitas maxima (que comprende a Estados, individuosy otras entidades). Por esto, el Derecho Internacionalestá en camino de convertirse más que en un ius interpartes (con una regulación esencialmente horizontal)en un ius super partes (un cuerpo de disposiciones queregula los asuntos internacionales «desde arriba»).

Adicionalmente, los Estados han entendido que nobasta con reconocer estos derechos, sino que paradotarlos de eficacia cualquier trasgresión contra ellosdebe ser pasible de sanción. A tal efecto, los propiosEstados han instaurado algunos mecanismos de control

internacionales que cuentan con facultades suficientespara vigilar el cumplimiento de las disposiciones de lostratados20 21.

No obstante, todos estos mecanismos son subsidiariosde la actuación de los Estados desde que son ellosmismos los primeros que deben vigilar por el respeto ycumplimiento de estos derechos y remediar cualquieramenaza o violación de los mismos22. Por esta razónMedina23 sostiene con acierto que el modelo desupervisión internacional ideal es aquel que haceprácticamente innecesario este control.

En consecuencia, corresponde a los Estados velar porel respeto de los derechos humanos y también por elorden público interno, cuyo contenido y alcance variaráde Estado en Estado y, con el tiempo, también al interiorde cada uno de ellos24. A tal efecto, podrán adoptaruna serie de acciones o inclusive dictar medidasrestrictivas de ciertos derechos a fin de proteger el ordenpúblico interno siempre que con ello no se vulnere elorden público internacional. De esta manera, la relaciónentre ambos órdenes responde a un principio decomplementariedad en materia de derechos humanosdonde el orden público internacional actúa como unlímite a la actuación de los Estados.

En ese sentido, Cançado señala que “La primacía deconsideraciones de ordre public sobre la voluntad deEstados individuales, han establecido estándares másaltos de comportamiento estatal y cierto grado decontrol sobre la interposición de restricciones indebidas

18 Corte Interamericana de Derechos Humanos. Opinión Consultiva OC-18/03 de 17 de septiembre de 2003 sobre Condición Jurídica y Derechosde los Migrantes Indocumentados, voto disidente del juez Antonio Cançado Trindade, parágrafo 81.

19 KELSEN, Hans. ̋ Les Rapports de Système entre le droit interne et le droit international public˝. En: RCADI 4.1926. pp. 325-326. En sentido similarvéase CASSESE, Antonio. ˝International Law˝. Segunda edición. Oxford: University Press. 2005. p. 166.

20 Nos referimos al Estado por cuanto los mecanismos de protección que toca examinar atienden denuncias por violaciones de derechos humanosformuladas contra los Estados. No obstante, el Estatuto de la Corte Penal Internacional permite juzgar a los propios individuos que cometanactos violatorios graves de derechos humanos, constituyéndose también como una forma indirecta de protección de los derechos humanos.Estas normas propias del Derecho Penal internacional forman también parte del orden público internacional, pues como se señala en el preámbulode dicho instrumento: “Decididos, a los efectos de la consecución de esos fines y en interés de las generaciones futuras, a establecer una CortePenal Internacional de carácter permanente, independiente y vinculada con el sistema de las Naciones Unidas que tenga competencia sobre loscrímenes más graves de trascendencia para la comunidad internacional en su conjunto”. Para mayor información, véase SALMÓN, Elizabeth yGiovanna GARCÍA. “Los Tribunales Internacionales que juzgan individuos: El caso de los Tribunales ad hoc para la ex Yugoslavia y Ruanda y laCorte Penal Internacional como manifestaciones institucionales de la Subjetividad Internacional del ser humano”. En: Derecho & Sociedad 15.pp. 9-28.

21 “There is a whole logic and common sense in attributing such power to those organs, guardians as they are of the integrity of human rightstreaties, instead of abandoning such determination to the interested States Parties themselves, as if they were, or could be, the final arbiters ofthe scope of their conventional obligations. Such system of objective determination would foster the process of progressive institutionalisationof the international protection of human rights, as well as the creation of a true international public order (ordre public) based on the full respectto, and observance of, human rights”. Corte Interamericana de Derechos Humanos. Caso Caesar versus Trinidad y Tobago. Sentencia de 11 demarzo de 2005. Voto disidente del juez Antonio Cançado Trindade, parágrafo 39.

22 Esto último se ve reflejado en los distintos instrumentos internacionales en materia de derechos humanos, a partir del establecimiento de unaserie de requisitos de admisibilidad para que se pueda acudir a los órganos de protección internacionales, entre los cuales cabe destacar: elconsentimiento de los Estados; el agotamiento de los recursos internos; el no haber acudido ante otro órgano internacional de protección; lacompatibilidad con el Convenio respectivo (en tiempo, lugar, materia, persona) y que la solicitud no sea manifiestamente infundada o carente decontenido (ejercicio abusivo).

23 MEDINA, Cecilia y Jorge MERA (editores). “El Sistema jurídico y Derechos Humanos. El Derecho Nacional y las obligaciones internacionales deChile en materia de Derechos Humanos”. Santiago de Chile: Sociedad de Ediciones Universidad Diego Portales. 1996. p. 33.

24 “The particular circumstances justifying recourse to the concept of public policy may vary from one country to another and from one period toanother, and it is therefore necessary in this matter to allow the competent nacional authorities an area of discretion within the limits imponedby the treaty”. Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas. Caso Van Duyn, sentencia de 4 de diciembre de 1974, parágrafo 18. Véaseademás REVEGNA SÁNCHEZ, Miguel. “Seguridad Nacional y Derechos Humanos: Estudios sobre la jurisprudencia del Tribunal de Estrasburgo”.Navarra: Aranzadi. 2002. p. 43.

Page 148: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

155

Eliz

abet

h Sa

lmón

G.

por parte de los Estados, y han, de modo alentador,fortalecido la posición de los individuos como sujetosdel Derecho Internacional de los Derechos Humanos,con plena capacidad procesal”25.

3. LA REFERENCIA AL ORDEN PÚBLICO INTERNOY AL ORDEN PÚBLICO INTERNACIONAL EN ELCASO CASTILLO PETRUZZI

El 22 de julio de 1997 la Comisión Interamericana deDerechos Humanos (en adelante la Comisión) sometióante la Corte Interamericana la denuncia contra Perú,que tres años antes se le había planteado, con respectode la violación del derecho a la nacionalidad, libertad eintegridad personal y garantías judiciales consagradosrespectivamente en los artículos 20, 5 y 8 de la ConvenciónAmericana sobre derechos humanos, en perjuicio de losseñores Jaime Castillo Petruzzi, María Pincheira Sáez,Lautaro Mellado Saavedra y Alejandro Astorga Valdez.

De acuerdo con los hechos del caso, el 14 y 15 de octubrede 1993, en el marco del operativo Alacrán realizado porla DINCOTE, las personas antes señaladas fuerondetenidas en la ciudad de Lima. Cuando se llevó a cabola detención y el procesamiento ante la justicia militarregía un estado de emergencia y de suspensión de lasgarantías contempladas en los incisos 7, 9, 10 y 20, literalg del artículo 2 de la Constitución (inviolabilidad dedomicilio, derecho de tránsito, derecho de reunión,detención y puesta a la orden de un juez respectivamente).

Durante la fase de investigación policial, el detenido notenía derecho a contar con una defensa legal, sino hastaque rindiera declaración sobre los hechos, oportunidaden que se les nombró un defensor de oficio. El 18 denoviembre de 1993 el Fiscal Militar Especial denunció alos detenidos por el delito de traición a la patria, deacuerdo con los Decretos Leyes 25659 y 25475. Deconformidad con estas normas, los delitos de traición ala patria eran seguidos en un proceso sumario llevadoadelante por jueces “sin rostro”, respecto del cual nocabía acciones de garantía. En el marco de estos procesos

el abogado defensor tuvo una serie de limitaciones paraentrevistarse con sus defendidos, quienes finalmentefueron sentenciados por el delito imputado26.

El Estado peruano argumentó que la adopción de lasmedidas internas respondía a la necesidad de implementaruna legislación penal excepcional para hacer frente a la“irracional violencia de organizaciones terroristas”, demanera que la única meta inmediata era pacificar al paísdentro de un marco jurídico interno que garantice laaplicación de sanciones drásticas a los terroristas27. Enotras palabras, estas acciones del Estado pretendíansimplemente garantizar la seguridad y el orden públicointerno, lo cual ciertamente resulta de su competencia,pues como señaló la Corte Europea: “It falls in the firstplace to each Contracting State, with its responsibilitiesfor the life of its nation, to determine whether that life isthreatened by a public emergency and, if so how far it isnecessary to go in attempting to overcome theemergency”28. De ahí que el Estado declarara el estadode emergencia en la zona y promulgara una legislaciónad hoc para el contexto que atravesaba el país29.

Ahora bien, para la Corte el hecho de que un Estadodecida adoptar una legislación particular en defensadel orden público interno no constituye per se unaviolación de los derechos consagrados en laConvención Americana, más aún reconoce que “unEstado tiene el derecho y la obligación de garantizarsu seguridad y de mantener el orden público”30.Únicamente se configurará una afectación si estasacciones no se realizan “dentro de los límites yconforme a los procedimientos que permiten preservartanto la seguridad pública como los derechosfundamentales de la persona humana”31. En esesentido, la Corte señaló que “por graves que puedanser ciertas acciones y por culpables que puedanresultar los reos de determinados delitos, no cabeadmitir que el poder pueda ejercerse sin límite algunoo que el Estado pueda valerse de cualquierprocedimiento para alcanzar sus objetivos, sin sujeciónal Derecho o a la moral”32.

25 Corte Interamericana de Derechos Humanos. Caso de las Hermanas Serrano Cruz versus El Salvador, sentencia de 1 de marzo de 2005, votodisidente del juez Antonio Cançado Trindade, parágrafo 6.

26 Corte Interamericana de Derechos Humanos. Caso Castillo Petruzzi y otros versus Perú, sentencia de 30 de mayo de 1999, parágrafo 86.27 Corte Interamericana de Derechos Humanos. Caso Castillo Petruzzi y otros versus Perú, sentencia de 30 de mayo de 1999, parágrafo 203, literal a).28 Corte Europea de Derechos Humanos. Caso Irlanda versus Reino Unido, sentencia de 18 de enero de 1978, parágrafo 207. En sentido similar, el

Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas señaló: “Member status continue to be, in principle, free to determine the requirements ofpublic policy in the light of their national needs”. Caso Rutili, sentencia de 28 de octubre de 1975, parágrafo 26.

29 “It is not the Court’s role to substitute its view as to what measures were most appropriate or expedient at the relevant time in dealing with anemergency situation for that of the Govenrment’s which has direct responsibility for establishing the balance between the taking of effectivemeasures to combat terrorism on the one hand, and respecting individual rights on the other”. Corte Europea de Derecho Humanos. CasoBrannigan versus Reino Unido, sentencia de 26 de mayo de 1993, parágrafo 59.

30 Véase Corte Interamericana de Derechos Humanos. Caso Durand y Ugarte, sentencia de 16 de agosto de 2000, parágrafo 69; Caso Castillo Petruzziy otros, sentencia de 30 de mayo de 1999, parágrafo 89; Caso Lori Berenson, sentencia de 25 de noviembre de 2004, parágrafo 91; Caso GodínezCruz, sentencia de 20 de enero de 1989, parágrafo 162; y Caso Velásquez Rodríguez, sentencia de 29 de julio de 1988, parágrafo 154.

31 Corte Interamericana de Derechos Humanos. Caso Bámaca Velásquez, sentencia de 25 de noviembre de 2000, parágrafo 143.32 Corte Interamericana de Derechos Humanos. Caso Castillo Petruzzi y otros versus Perú, sentencia de 30 de mayo de 1999, parágrafo 204.

Page 149: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

156

El Estado peruano consciente de esta situaciónargumentó que, si bien se aplicó una legislación rígiday drástica, lo hizo en aplicación de las garantíasjudiciales mínimas de respeto al debido proceso y a laprotección judicial, considerado como uno de loselementos imprescindibles para enfrentar a lasorganizaciones subversivas33. De esta manera, lo quetrataba de hacer el Estado no era sino justificar lamedida restrictiva sobre la base de una ponderaciónde los derechos involucrados, es decir, la realizaciónde un justo balance entre los intereses propios delindividuo y la comunidad como un todo34.

Los Estados pueden efectivamente restringir derechosutilizando como argumento la defensa del ordenpúblico interno, pero para ello deben cumplirse algunosrequerimientos impuestos por el DIDH que no secumplieron en el caso bajo comentario. En efecto, enel marco de este Derecho resulta válido establecerlimitaciones a aquellos derechos que de alguna manerapuedan entrar en colisión con otros, sin embargo dichaslimitaciones deben ir acompañadas de ciertas garantías.En este caso, las medidas del Estado peruanocorresponden a las denominadas restriccionespermanentes de derechos, aquélla que se aplica entodo momento, independientemente de lascircunstancias. En otras palabras, tiene una vocaciónde permanencia en el tiempo, toda vez que evita quehaya una colisión entre los derechos que le asisten auno y otro sujeto, garantizando su coexistencia.

En ese sentido, estas restricciones deben ser establecidaspor ley, entendida ésta como: “norma jurídica de caráctergeneral, ceñida al bien común, emanada de los órganoslegislativos constitucionalmente previstos ydemocráticamente elegidos, y elaborada según elprocedimiento establecido por las constituciones de losEstados Partes para la formación de las leyes”35.

Es decir, debe tratarse de una ley en sentido formal ymaterial. La exigencia de legalidad de las restriccionespermanentes radica en la exigencia de la necesarialimitación de la interferencia del poder público, de

modo que la restricción sea una decisión de un órganodel Estado que represente por excelencia a la nación yno una decisión discrecional del órgano ejecutivo36.

Por otro lado, una segunda condición de validezconsiste en que la causa de la restricción debe ser deaquellas pasibles de ser invocadas conforme alDerecho Internacional, entre ellas se puedenmencionar, el orden público, la moral pública, laseguridad nacional y los derechos de los demás. Enmateria de seguridad nacional, por ejemplo, se haseñalado que “(…) Las restricciones por motivos deseguridad nacional sólo serán válidas cuando esténorientadas a proteger la integridad territorial del paísy en situaciones excepcionales de extrema violenciaque representen un peligro real e inminente decolapso del orden democrático”37. La CorteInteramericana de Derechos Humanos, por su parteha coincidido en su Opinión Consultiva 6/86 de 9 demayo de 1986, parágrafo 31, en que los conceptosde orden público y bien común, “en cuanto seinvoquen como fundamento de limitaciones a losderechos humanos, deben ser objeto de unainterpretación estrictamente ceñida a las justasexigencias de una sociedad democrática que tengaen cuenta el equilibrio entre los distintos intereses enjuego y la necesidad de preservar el objeto y fin de laConvención”38.

Ciertamente, un Estado no podría garantizar el plenogoce y disfrute de los derechos humanos de laspersonas sometidas a su jurisdicción, sin antessalvaguardar la seguridad nacional y el orden públicoen su territorio, dado que “en el mantenimiento de laseguridad nacional reside el fundamento de todasnuestras libertades”39. De tal manera, que la seguridadnacional es la base para que los ciudadanos puedanejercer adecuadamente sus derechos y compete alEstado, especialmente a su Poder Ejecutivo, protegerlapues esto es “materia de quien carga con suresponsabilidad”40 pero, en esta determinación,concurren elementos de orden público internacionalque deben ser respetados.

33 Corte Interamericana de Derechos Humanos. Caso Castillo Petruzzi y otros versus Perú, sentencia de 30 de mayo de 1999, parágrafo 203, b).34 Véase Corte Europea de Derechos Humanos. Caso López Ostra versus España, sentencia de 9 de diciembre de 1994, parágrafo 51.35 Corte Interamericana de Derechos Humanos. Opinión consultiva OC-6/86 acerca de la expresión “leyes” en el artículo 30 de la Convención

Americana sobre Derechos Humanos del 9 de mayo de 1986, parágrafo 38.36 MEDINA, Cecilia y Jorge MERA (editores). Op. Cit. p. 36.37 Instituto Federal de Acceso a la Información Pública. “Acceso a la información frente a la seguridad nacional: el balance”. En: http://www.ifai.org.mx/

iniciativas/discurso090904.pdf38 El bien común, dentro del contexto de la Convención, se entiende como un concepto referente a las condiciones de la vida social que permiten

a los integrantes de la sociedad alcanzar el mayor grado de desarrollo personal y la mayor vigencia de los valores democráticos. En tal sentido,puede considerarse “como un imperativo del bien común la organización de la vida social en forma que se fortalezca el funcionamiento de lasinstituciones democráticas y se preserve y promueva la plena realización de los derechos de la persona humana”. Opinión Consultiva OC-6/ 86del 9 de mayo de 1986, parágrafos 29 y 31.

39 REVENGA SANCHEZ, Miguel. “Seguridad Nacional y derechos humanos: Estudios sobre la jurisprudencia del Tribunal de Estrasburgo”. Navarra:Aranzadi. 2002. p. 43.

40 REVENGA SANCHEZ, Miguel. Op.Cit. p. 42.

Page 150: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

157

Eliz

abet

h Sa

lmón

G.

Finalmente, la tercera y última condición de validezde este tipo de restricciones consiste en que lasmismas deben ser necesarias en una sociedaddemocrática, lo cual significa, de acuerdo con la CorteInteramericana de Derechos Humanos, lo siguiente:“46. Es importante destacar que la Corte Europea deDerechos Humanos al interpretar el artículo 10 de laConvención Europea, concluyó que “necesarias”, sinser sinónimo de “indispensables”, implica la existenciade una “necesidad social imperiosa” y que para queuna restricción sea necesaria no es suficientedemostrar que sea “útil”, “razonable” u “oportuna”.[Eur. Court HR, The Sunday Times case, judgementof 26 April 1979, Series A, No. 30, parag. 59, págs.35-36]. Esta conclusión que es igualmente aplicablea la Convención Americana (…) entre varias opcionespara alcanzar este objetivo debe escogerse aquéllaque restrinja en menor escala el derecho protegido.

Dado este estándar, no es suficiente que se demuestre,por ejemplo, que la ley cumple un propósito útil uoportuno; para que sean compatibles con laConvención las restricciones deben justificarse segúnobjetivos colectivos que, por su importancia,preponderen claramente sobre la necesidad social delpleno goce del derecho (…). Es decir, la restriccióndebe ser proporcionada al interés que la justifica yajustarse estrechamente al logro de ese legítimo

objetivo”41 42 (la cursiva es nuestra).

En consecuencia, la Corte no rechaza en modo algunola facultad del Estado de vigilar el respeto del ordenpúblico interno, más aún lo considera un deber delEstado43, en tanto es él quien está en mejor posiciónde conocer las necesidades internas y qué medidaspueden satisfacer de mejor manera las mismas44. Perose debe tener en cuenta que éste se encuentra tambiénsometido al escrutinio internacional, cuyo únicopropósito es velar porque estas medidas no trasgredanaquello que resulta fundamental para los cimientosmismos de la comunidad internacional en su conjunto,como es el respeto de los derechos humanos.

4. COMENTARIO FINAL

Afirmar que los derechos humanos forman parte delorden público internacional resulta de la mayorimportancia en el marco de la actuación estatal. Losderechos humanos, en esta línea, constituyen un límiteal poder del Estado pero también un elementolegitimador y configurador del Estado de Derecho. En elplano internacional, por su parte, permite la afirmaciónde un Derecho Internacional orientado a la proteccióndel individuo lo que resulta de la mayor relevancia entiempos en que en nombre de estos se pretende, porparte de algunos Estados, debilitar el orden internacional.

41 Corte Interamericana de Derechos Humanos. Opinión consultiva OC-5/85 del 13 de noviembre de 1985, sobre la Colegiación Obligatoria dePeriodistas, parágrafo 46.

42 Al respecto, MEDINA y MERA señalan: “Esta interpretación constante de la expresión -refiriéndose a lo necesario en una sociedad democrática-podría resumirse diciendo que la restricción debe ser: (i) conducente para conseguir proteger el valor que se puede proteger mediante larestricción de ese derecho particular; (ii) debe ser proporcional, es decir, en la medida de lo estrictamente necesaria para conseguir el finperseguido; y (iii) no debe haber otra alternativa para conseguir el fin que restringir ese derecho, lo que implica que, si la hay, debe emplearse esaalternativa y no la restricción”. MEDINA, Cecilia y Jorge MERA (Editores). Op. Cit. p. 36.

43 Corte Interamericana de Derechos Humanos. Caso Velásquez Rodríguez versus Honduras, sentencia de 29 de julio de 1988, parágrafo 180.44 “By reason of their direct and continous contact with the pressing needs of the moment, the national authorities are in principle in a better

position than the international judge to decide both on the presence of such an emergency and on the nature and scope of derogationsnecessary to avert it”. Corte Europea de Derechos Humanos. Caso Irlanda versus Reino Unido, sentencia de 18 de enero de 1978, parágrafo 207.

Page 151: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

159

Cés

ar G

arcí

a N

ovoa

La elusión tributaria y el fraude a la ley sonmecanismos a través de los cuales loscontribuyentes buscan obtener, mediante lautilización de figuras jurídicas “inapropiadas”para la consecución de los fines que seproponen, beneficios tributarios indebidos.

En el presente artículo, el autor desarrolla losalcances de las potestades de calificación yrecalificación de la Administración Tributariaespañola a fin de evaluar si esta última puedesancionar las prácticas referidas en el párrafoprecedente. Para estos efectos, sobre la basede la legislación española, el autor considerael análisis de la real naturaleza de lasoperaciones realizadas, especificando quéelementos del negocio jurídico deben sermateria de evaluación.

LAS POTESTADES DE CALIFICACIÓN YRECALIFICACIÓN COMO MECANISMOS

ANTIELUSORIOS EN EL DERECHO ESPAÑOL

César García Novoa*

* Abogado. Catedrático de Derecho Financiero y Tributario de la Universidad de Santiago de Compostela, España. Agradecemos a César GarcíaNovoa por la cesión del presente artículo inédito para nuestra publicación.

Page 152: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

160

I. CONTENIDO DE LA FUNCIÓN CALIFICADORADE LA ADMINISTRACIÓN TRIBUTARIA

Podemos entender la “calificación” como el conjuntode operaciones que se realizan por parte de losaplicadores del Derecho con el fin de analizar desde elpunto de vista jurídico aquellas circunstancias delmundo real que pueden ser incluidas en los supuestosde hecho de la norma1. Mucho más gráficamente,Palao Taboada dice que “calificar es poner una etiquetaa un acto o negocio, establecer a qué tipo normativocorresponde”2. Junto con la interpretación, cuyo objetoson normas y, por tanto, hipótesis abstractas previstasen las mismas, la fijación y calificación de hechosconstituye una fase previa e imprescindible del procesode aplicación del Derecho, la cual se encuentra “enpermanente interacción con la norma”3.

En el ámbito tributario, la calificación de hechos –a laque también se ha asignado una función de luchacontra la elusión fiscal– plantea problemas que noderivan de la concurrencia de condiciones especialesen la norma tributaria, sino, en primer lugar, del sujeto“calificador”: es la Administración Tributaria quienprocede a calificar, dotada de especiales facultades quepara esta labor le atribuye la ley. Sin embargo, lageneralización de las autoliquidaciones lleva a que lacalificación como tal se lleve a cabo por los particulares,tanto al realizar las declaraciones –liquidacionespropias– como las declaraciones informativas sobreterceras personas. Esta circunstancia suscita la cuestión,a la que nos referiremos más adelante, de si la funcióntradicional de la Administración para “calificar” seconvierte en una función “recalificadora”, en la medidaen que la primera “calificación” corresponde alcontribuyente.

En segundo lugar, las especificidades de la calificaciónfiscal radican en los hechos a calificar. Con caráctergeneral, se entiende por hechos a calificar lascircunstancias del mundo real de carácter objetivo opersonal, aunque en el caso más común, el objeto dela calificación será el hecho imponible, y por tanto, unelemento fáctico indicativo de riqueza, con un sustratoeconómico, aunque aparezca en el mundo jurídico

revestido de una determinada forma.

Desde este punto de vista, la calificación por parte dela Administración formará parte de su funciónaplicadora del Derecho, tal y como la define la ley. A laAdministración Tributaria corresponde lo que podemosdenominar “aplicación del tributo”, para lo quedispone de una serie de potestades exorbitantes4. Yasí, las funciones de aplicación del tributo se delimitanatendiendo a una de las manifestaciones del privilegiode autotutela: la Administración acreedora estáfacultada para determinar la existencia y cuantía desu crédito y eso se hace a través del “procedimientode gestión”, entendido en su sentido más amplio.

Para el desarrollo del referido procedimiento, resultaimprescindible no sólo la “calificación” sino lo queCasado Ollero denomina una “actividad cognoscitiva”o de obtención del “conocimiento” de hechos, actoso elementos fiscalmente relevantes para, acto seguido,calificarlos. Ese conocimiento tendrá lugar, siguiendola formulación tradicional del procedimiento de gestiónen el que la Administración interviene de modonecesario, bien a través de los datos declarados, quellevan a la liquidación provisional o la comprobacióncon la consiguiente liquidación definitiva, bien a travésdel suministro o captación de esos hechos o datos, loque dará lugar a la iniciación de oficio. Aunque estagestión engloba actuaciones y procedimientos de muydiverso contenido y finalidad, se pueda hablar, en elplano intelectual, de un carácter unitario5. A partir deesta “unicidad teórica”, cabe afirmar que la gestióngira en torno a una “función comprobadora de laexistencia del hecho imponible y de sus circunstancias”,resultando integrada además por una funcióninspectora dirigida a averiguar todos los elementosrelevantes en cada caso para la correcta fijación de ladeuda tributaria6, lo que ha supuesto, como tambiénseñala Casado Ollero, que la actividad cognoscitiva ycalificadora de la Administración se ha venidoconcibiendo implícitamente, como “actividadesfuncionalmente vinculadas y dependientes delprocedimiento de comprobación”7. El referido autorcritica dicha afirmación, en tanto que “la actividadcalificadora de la Administración ni se circunscribe o

1 PRIETO SANCHIS, Luis. “Ideología e interpretación jurídica”. Madrid: Tecnos. 1987. p. 88.2 PALAO TABOADA, Carlos. “Algunos problemas que plantea la aplicación de la norma española sobre el fraude a la ley tributaria”; SÁINZ DE

BUJANDA, Fernando. “Las nuevas medidas frente al fraude de ley tributaria”. Madrid. 2001 (Artículo inédito ubicado en los archivos del autor).3 Sobre la conexión entre interpretación y aplicación: RECASENS SICHES, Luis. “Nueva Filosofía de la interpretación del Derecho”. Tercera edición.

México: Porrúa. 1983. p. 216.4 Como señala CASADO OLLERO, Gabriel. “Los negocios anómalos ante el Derecho Tributario español”. En: “Legalidad tributaria y función

calificadora de la Administración Fiscal”. Boletín 16 del ilustre Colegio de Abogados de Madrid. Septiembre. 2000. p. 41. La Administracióntiene encomendada la aplicación (efectiva y eficaz, con sometimiento pleno a la ley y al Derecho) de un sistema tributario que demanda el cabalconocimiento de unos hechos que, en su mayor parte, ignora.

5 CALVO ORTEGA, Rafael. “Derecho Tributario, Parte General”. Cuarta edición. Madrid: Civitas. 2000. p. 255.6 LOZANO SERRANO, Carmen; MARTIN QUERALT, Juan; CASADO OLLERO, Gabriel y José María TEJERIZO LOPEZ. “Curso de Derecho Financiero

y Tributario”. Décima edición. Madrid: Tecnos. 2000. p. 343.7 CASADO OLLERO, Gabriel. Op. Cit. p. 42.

Page 153: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

161

Cés

ar G

arcí

a N

ovoa

agota en la función de comprobación tributaria (conla que normalmente se identifica) ni resultafuncionalmente dependiente de ella”8.

Para el ejercicio de esta función calificadora en el marcode la función genérica de aplicación del tributo, la LeyGeneral Tributaria española (LGT) 58/2003, de 17 dediciembre, atribuye a la Administración en su artículo13, mencionando expresamente que se trata de unfacultad calificadora, la posibilidad de exigir dichotributo “con arreglo a la naturaleza jurídica del hecho,acto o negocio realizado, cualquiera que sea la formao denominación que los interesados le hubieran dado”.

Como antecedente de este precepto, la derogada LGTde 1963 se refería a la posibilidad de exigir el tributo“con arreglo a la naturaleza jurídica del presupuestode hecho definido por al Ley (...)”9. La redacción deeste precepto procedía, como tantos otros que venimoscitando, de la reforma operada por Ley 25/1995, de20 de julio. Como una de las novedades más relevantesrespecto al mismo, ya no se habla de calificación y,además, se trata de un precepto que se incluye, comosegundo apartado, en el artículo dedicado al hechoimponible, aunque el mismo no deja de ser unareedición, con ciertas variaciones, del derogado artículo25 inciso 2 de la LGT de 1963. Recordemos que esteprecepto distinguía entre hechos imponiblesconsistentes en un acto o negocio jurídico, de aquellosque delimitan conceptos económicos, los cuales podíanser calificados atendiendo a las “situaciones yrelaciones económicas que efectivamente existan o seestablezcan por los interesados” –precepto que, comovimos, amparó el nefando recurso a la “interpretacióneconómica–. El artículo 28 inciso 2 de la LGT de 1963,posterior a la reforma de 1995, parece quererconservar la referencia a los hechos imponibles denaturaleza jurídica, aunque hay que entender, como

ya apuntamos, que la verdadera voluntad del legisladorreformador de 1995 fue establecer la regla de que eltributo “siempre ha de exigirse acorde con lanaturaleza jurídica del presupuesto fáctico”10.

En cualquier caso, en el artículo 13 de la vigente LGTde 2003 se está recogiendo la potestad de calificación.La calificación no se define, aunque de ella tambiénse habla al perfilar las cuestiones que pueden ser objetode consulta vinculante. Así, el artículo 88 inciso 1 serefiere a que los obligados podrán formular a laAdministración Tributaria consultas respecto alrégimen, la clasificación o calificación tributaria queen cada caso les corresponda. La inclusión de la“calificación” como objeto de las consultas supone,en palabras de Villaverde Gómez, la intención dellegislador de “extender el ámbito de las consultastributarias a cuestiones referidas a hechos, disipandolas dudas de su limitación a cuestiones normativas”11,de manera que la consulta, que ordinariamente notendrá carácter vinculante, es uno de los actosadministrativos a través de los que la Administración“califica”12.

II. FUNCIÓN DE CALIFICACIÓN Y FUNCIÓN DERECALIFICACIÓN

La calificación es, por tanto, una actividad que tienepor objeto todos los elementos de hecho, y que en unsentido amplísimo podría abarcar los elementoscuantitativos del tributo13, incluyendo la comprobaciónde valores14. Sin embargo, el estudio de la calificacióndentro de los mecanismos para combatir la elusiónimpone centrarse en la que tiene como objeto el hechoimponible, ya que aquella, en su versión más genuina,consiste en evitar la realización del hecho imponible,lo que puede tener lugar a través de la manipulaciónde figuras negociales. Así, son muchos los autores que

8 Ibid. p. 44.9 A pesar de la polémica que el verdadero ámbito de aplicación de este precepto suscita, sobre todo por arrastrar el estigma de ser considerado un

remedio para excluir la “interpretación económica”, sugerimos revisar: PALAO TABOADA, Carlos. “Notas a la Ley 25/1995, de 20 de julio, demodificación parcial de la Ley General Tributaria (II). Interpretación y aplicación de las normas tributarias”. En: Revista de Contabilidad y Tributación.15. 1996. p. 15. Sobre la inserción de las potestades de calificación dentro de los procedimientos de gestión e inspección, véase: BUEYO DIEZ-JALON, María. “La simulación contractual y su tratamiento en los procedimientos tributarios”. En: Fiscal Mes a Mes 51. 2000. p. 43.

10 PONT MESTRES, Magin y Joan Francesc PONT CLEMENTE. “Análisis de la Ley 25/1995, de Modificación de la Ley General Tributaria”. Madrid:Civitas. 1995. p. 37. También podrá revisarse FENELLOS PUIGCERVER, Vicente. “Los negocios en el Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales:calificación fiscal y límites”. Madrid: Tecnos. 1998. p. 10.

11 VILLAVERDE GOMEZ, María Begoña. “Las Consultas a la Administración Tributaria”. En: Tesis Doctoral 2000. Servicio de Publicaciones de laUniversidad de Santiago de Compostela. Santiago de Compostela. 2000. p. 253. Dicha referencia se mantiene en la Exposición de Motivos delReal Decreto 404/1997, de 21 de marzo, donde se afirma que el objeto de las consultas puede ser “la calificación jurídica de los hechosimponibles”, lo que supone eliminar las incertidumbres que pudieran surgir en torno a la admisión de consultas sobre cuestiones de hecho.Véase ZORNOZA PEREZ, Juan. “Interpretación administrativa y consulta tributaria”. Madrid: Civitas-REDF. 1985. p. 4.

12 La sentencia del Tribunal Supremo de 10 de febrero de 2001 niega que la respuesta a una consulta vinculante “pueda merecer la conceptuaciónde acto administrativo (...)”. En: Tribuna Fiscal 132. 2001. p. 52.

13 El artículo 109 de la LGT de 1963 se refería en su párrafo primero, a la comprobación de “hechos, actos, situaciones, actividades, explotacionesy demás circunstancias que integren o condicionen el hecho imponible”, mientras que el apartado 2 de este mismo precepto incide en las“valoraciones consignadas en las declaraciones tributarias”.

14 La diferencia entre comprobación de hechos y comprobación de valores aparece perfilada por FERNÁNDEZ LOPEZ, Roberto. “La comprobaciónde hechos por la Inspección de los tributos”. Madrid, Barcelona: Marcial Pons. 1998. p. 117. Véase FENELLOS PUIGCERVER, Vicente. Op. Cit. pp.11-12, quien señala “el principio de calificación opera no sólo en la vertiente del negocio constitutivo del hecho imponible, sino en otroselementos del impuesto, tales como los bienes, la denominación que las partes dan a las condiciones a las que subordinan la eficacia negocial oel ámbito de las numerosas exenciones incluidas en el texto normativo (...)”.

Page 154: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

162

entienden que el objeto de la calificación es, enexclusiva, el hecho imponible15, en tanto lasdisposiciones relativas a la calificación pueden tenercomo finalidad, como señala Ruiz Toledano, “que lasmaniobras dirigidas a eludir el tributo tratando demanipular las formas o negocios jurídicos para que nose incluyan en el hecho imponible sean estériles, yaque la Administración atenderá a la verdaderanaturaleza jurídica del presupuesto de hecho conindependencia de la forma o denominación utilizadapor las partes o los defectos que puedan afectar a suvalidez”16. No obstante, también es cierto que unacomprensión demasiado estricta de esta reglasupondría olvidar que la elusión puede consistirtambién en evitar la realización del presupuesto dehecho de otras obligaciones y, sobre todo, la evitacióndel presupuesto de hecho de las retenciones o ingresosa cuenta, por lo que la referencia al hecho imponibleno puede suponer que la calificación deba referirseexclusivamente al presupuesto de hecho de laobligación principal.

La potestad de calificación se atribuye a la AdministraciónTributaria en el artículo 28 inciso 2 de la LGT de 1963,en redacción posterior a la reforma por ley 25/1995, de20 de julio, al determinar que “el tributo se exigirá conarreglo a la naturaleza jurídica del presupuesto de hechodefinido por la Ley”17. Se trata de un precepto que facultaa la Hacienda Pública a “calificar” hechos imponibles18

en el marco de su actividad aplicadora del tributo –habríaque plantearse si también a “recalificar”–19. En sufunción calificadora, la Administración tendrá quecaracterizar hechos –y el negocio jurídico lo es si tenemosen cuenta la significación puramente fáctica del hechoimponible–20.

Cuando el hecho imponible consista en un acto onegocio jurídico, la calificación habrá de llevarse a cabo

en términos jurídicos, partiendo de la que resulteprocedente con arreglo al Derecho Privado,constatando si la norma fiscal le da a ese concepto deDerecho Privado un sentido diferente y, en suma,intentando reconducir el acto o negocio realizado aalguna de las características tipificadas en la hipótesisnormativa. También parece que la Administración, a lahora de aplicar el tributo, tendrá que atender a lasvicisitudes que afectan a la existencia del negocio. Entreellas, la falsedad de la causa, que puede llevar a sudeclaración de nulidad, y por tanto, a la inexistenciadel hecho gravado.

Sin embargo, el artículo 13 de la LGT de 2003, almomento de regular la forma de llevar a cabo lacalificación, impone a la Administración prescindir delos defectos que pudieran afectar a la validez delnegocio21. Este precepto sería, según afirma NavasVázquez, el exponente de lo que podemos llamar“autonomía calificadora” de la AdministraciónTributaria22. Esa autonomía vendría a significar, entreotras cosas, que la Administración no podría extendersu potestad de calificación a la verificación de la validezde los negocios gravados, puesto que, si lo hiciese,tendría que examinar no sólo la veracidad de la causasino también la regularidad del consentimiento, o lalicitud del objeto, arrogándose una función quecorresponde a los tribunales civiles. Ello supone queactos o negocios puedan tributar, incluso cuandoresulten ineficaces para otros sectores del ordenamientoy en la medida en que los órganos jurisdiccionalescompetentes no declaren tal ineficacia.

En suma, la Administración que se encuentra ante un“hecho” consistente en un acto o negocio jurídico nodebe enjuiciar su validez, en la medida en que no tieneque examinar la veracidad de la causa, la regularidaddel consentimiento, o la licitud del objeto a los efectos

15 Véase al respecto NAVAS VAZQUEZ, Rafael. “Interpretación y calificación en Derecho Tributario”. En: Comentarios a la Ley General Tributaria yLíneas para su Reforma. Homenaje a Sáinz de Bujanda. Volumen I. Madrid: IEF. 1991. pp. 396- 397.

16 RUIZ TOLEDANO, José Ignacio. “El fraude de ley y otros supuestos de elusión fiscal”. Valencia: CISS. 1998. pp. 102-103. La independencia de lacalificación respecto al nombre que las partes atribuyan al acto, negocio o contrato es una muestra del principio “los contratos son lo que son yno lo que las partes dicen que son”, consagrada por el Tribunal Supremo en sentencia de 8 de marzo de 1957.

17 A pesar de la polémica que el verdadero ámbito de aplicación de este precepto suscita, sobre todo por arrastrar el estigma de ser considerado unremedio para excluir la “interpretación económica”, sugerimos revisar: PALAO TABOADA, Carlos. Op. Cit. p. 15.

18 NAVAS VAZQUEZ, Rafael. Op. Cit. pp. 396-397.19 Véase al respecto RUIZ TOLEDANO, José Ignacio. Op. Cit. pp. 114-120. En la página 106 sostiene que las posibilidades de recalificación siguen

subsistiendo con posterioridad a la reforma por Ley 25/1995, incluso más allá de limitarse a la corrección de las denominaciones utilizadas por laspartes. Sobre la inserción de las potestades de calificación dentro de los procedimientos de gestión e inspección, véase BUEYO DIEZ-JALO, Mario.Op. Cit. p. 43.

20 Recuérdese que la finalidad de la actividad calificadora es “constatar la realidad de los hechos acaecidos”. CASADO OLLERO, Gabriel. Op. Cit. p.54.

21 El antecedente de este precepto se encuentra en la redacción del artículo 25 inciso 2 de la LGT de 1963 anterior a la Ley 25/1995, de 20 de julio,y según el cual en la calificación se prescindirá “de los defectos intrínsecos o de forma”.

22 NAVAS VAZQUEZ, Rafael. Op. Cit. p. 401; PALAO TABOADA, Carlos. Op. Cit. p. 19. Para FALCON y TELLA, Rafael. “Negocios fiduciarios:régimen tributario” En: Legalidad tributaria y función calificadora de la Administración Fiscal. Boletín 16 del ilustre Colegio de Abogados deMadrid. Septiembre. 2000. p. 202. La ley tributaria no permite nunca extender esa eventual remisión de las categorías privadas a las anomalíasque puedan existir en el negocio. DIEZ-PICAZO, Luis. “Fundamentos de Derecho Civil Patrimonial”. Volumen I. Tecnos. 1983. p. 181. Cuando sesuscite la nulidad en los tribunales ordinarios, operarán las reglas de distribución de la prueba. En relación con esta cuestión, a la Administraciónle corresponderá probar únicamente la falsedad, mientras que será al contribuyente a quien interesará demostrar que los efectos económicospretendidos se pueden lograr a través de ese negocio no gravado.

Page 155: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

163

Cés

ar G

arcí

a N

ovoa

de apreciar si el negocio es válido, porque eso lecorresponde a los jueces y tribunales civiles y porque,a diferencia de lo que ocurre en el plano estrictamentecivil, en el ámbito fiscal la tributación no dependerá dela regularidad del hecho o negocio gravado. En otraspalabras, cuando el artículo 13 de la LGT dispone quese prescindirá de los defectos que afecten a la validezdel negocio, está afirmando que la calificación tributariaes autónoma y limitada a los efectos tributarios, y “nopuede detenerse a averiguar si existe algún obstáculopara la apreciación de dicha realidad, pues laAdministración no es competente para decidir sobretales extremos”23.

No obstante, una cosa es que la autonomía calificadoraimpida a la Administración determinar la invalidez deun negocio y otra muy distinta, que a la Administraciónen cuanto intérprete tributario no se le puedan imponero exigir determinadas calificaciones24. Entender que elartículo 13 LGT impide estimar la inexistencia decualquier clase de invalidez o ineficacia del acto onegocio, incluso la ausencia de causa, supone limitarla apreciación de uno de los elementos que permitendeterminar su verdadera naturaleza. Precisamenteporque las circunstancias de la existencia y validez delacto o negocio gravado son relevantes a ciertos efectosfiscales, es por lo que el artículo 57 del Real DecretoLegislativo 1/1993, de 24 de septiembre, ordena ladevolución del impuesto cuando se declare judicial oadministrativamente haber tenido lugar la “nulidad,rescisión o resolución” del acto o contrato. En el mismosentido, imponer a la Administración desconoceraquellas circunstancias que pueden determinar lainexistencia del hecho, acto o negocio gravado, seríauna exégesis contraria a la verdadera finalidad delpropio artículo 13 de la LGT, que impone calificar “deacuerdo con la naturaleza jurídica”.

Una interpretación de este tipo del artículo 13 de laLGT, como dice Ferreiro Lapatza, “llevaría a laAdministración a calificar los negocios jurídicosrealizados por los administrados de acuerdo con loselementos del “hecho-negocio jurídico” declarado,

aunque éstos no se correspondiesen en absoluto conla realidad”25. Expresión literal y contenido efectivopueden no coincidir, y la función calificadora, en tantoapreciación de hechos desde una perspectiva jurídica,supondrá poder llegar a la conclusión de que lanaturaleza jurídica de un contrato no es la que las partesle atribuyen. En eso consiste el calificar el negocio encuanto “hecho”, sin convertir la calificación en unaoperación puramente formalista26.

La estimación de la verdadera naturaleza del contratopuede suponer tener que tomar en cuenta lainexistencia de la causa típica del negocio que las partesdicen estar concertando27. Así lo viene haciendo laAdministración, y así lo viene ratificando lajurisprudencia. Valga como ejemplo el supuestocontenido en la sentencia de la AN de 3 de mayo de2000, en la que se admite rechazar la calificación dedonación para una transmisión gratuita de accionesde una sociedad, las cuales se encuentran pignoradasen garantía de un préstamo otorgado previamente poresa sociedad al socio donante, como consecuencia delcual el donatario se subroga en su posición28. A estaconclusión se llega atendiendo a las exigencias de causaque deben existir en la donación, a partir del ánimo deliberalidad y de enriquecer al donatario (artículo 1274del Código Civil). Esta actividad de la Administración,orientada a desentrañar la verdadera causa concurrenteen los negocios, forma parte de la función calificadoray se deberá llevar a cabo desde la definición tributariade los hechos gravados. Esto supone tener en cuentael significado peculiar que le puede dar el legisladortributario a un determinado negocio jurídico. Si la leyfiscal no le atribuye ese significado especial, lacalificación habrá de hacerse respetando lacaracterización del negocio jurídico en el DerechoPrivado29.

En este sentido, la calificación “autónoma” quesupuestamente se desprende del artículo 13 de la LGT,a partir de la exigencia que impone no tomar enconsideración los “defectos de validez” del acto onegocio que se califica, supone, por un lado, que la

23 Véase sobre el tema, NAVAS VAZQUEZ, Rafael. Op. Cit. p. 401; CARRASQUER CLARI, Maria Luisa. “El problema del fraude a la ley en elDerecho Tributario”. Valencia: Tirant Monografías. 2002. p. 310. También puede consultarse la sentencia del Tribunal Supremo de 17 dejunio de 1994.

24 FERREIRO LAPATZA, José Juan. “Economía de opción, fraude de ley, sanciones y delito fiscal”. 52. 2001. p. 44. En la referida obra, el autor hacereferencia a la distinción entre defectos que afecten a la validez y los que afecten a la existencia, estos últimos entre lo que se encontraría la causa.

25 Ibídem26 PALAO TABOADA, Carlos. “¿Existe el fraude a la ley tributaria?”. En: Revista de Contabilidad y Tributación. 1998. pp. 7- 9.27 Negar esto sería contradictorio con el dato de que el Tribunal Supremo ha permitido, en ocasiones, incluso que la Administración aplique el

artículo 6 inciso 4 del Código Civil para detectar la existencia de fraude de ley. Este es el caso de las sentencias de 6 de mayo de 1988 (Aranzadi,3771) y 22 de marzo de 1996 (Aranzadi, 2684).

28 Dichas acciones son posteriormente donadas a su cónyuge, quien se subroga en el crédito y procede a venderlas a una sociedad holandesa. Lasentencia llega a la conclusión de que la finalidad de esta operación “no era precisamente la colectiva y universal voluntad de todos losaccionistas de provocar un enriquecimiento en los destinatarios de su ánimo de liberalidad, sino más bien instrumentalizar una serie de negociosjurídicos que desde la perspectiva civil constituyen una donación aparente, para provocar un tratamiento más beneficioso para las plusvalíasgeneradas por sus acciones”. RTT 56. 2002. p. 189.

29 CASADO OLLERO, Gabriel. Op. Cit. p. 57.

Page 156: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

164

Administración no puede invadir competenciasreservadas a los jueces, aun a sabiendas de que se tratade una excepción al carácter ipso iure de la nulidad delos negocios jurídicos30 y por otro lado, implica que lacalificación efectuada limita sus efectos al ámbitotributario, y no prejuzga la naturaleza del negocio desdela perspectiva civil31. Así, por ejemplo, si el hechoimponible es la adquisición por medio de compraventa,y concurre, al menos en su apariencia, unacompraventa, la Administración debe entender que seha producido el hecho tipificado si realmente estimaque está ante una compraventa y no ante un negociodistinto. La Administración no tendrá que analizar sien la compraventa concurren los requisitos de validezdel artículo 1261 del Código Civil u otros específicosque pudiera imponer el ordenamiento, ya que ellosupondría invadir el ámbito de los tribunales ordinarios.

La cuestión es si a esta conclusión de que concurre“un negocio distinto” se puede llegar por la vía de lacalificación-recalificación (artículo 13 LGT), es decir, através de la técnica de apreciar la naturaleza de loshechos o negocios jurídicos como consecuencia deconsiderar la “verdadera causa” de los mismos. Lodicho, en otras palabras, significa saber si es posibledeterminar la existencia de simulación a partir de unartículo como el 13 de la LGT en lugar de acudir a lacláusula de simulación relativa prevista en el artículo16 de la LGT de 2003, y proceder a gravar mediante la“recalificación” el negocio realmente realizado. Deigual manera que, cuando nos encontremos ante unacto o negocio que pudiera ser calificado, en el planoestrictamente civil, como “en fraude de ley civil”,conviene saber si podría apreciarse la eventual nulidaddel mismo por ausencia de causa, es decir, medianteun mecanismo de “recalificación” que tuviese encuenta el sustrato del artículo 6 inciso 4 del CódigoCivil32, en lugar de una cláusula de “fraude a la leytributaria”, como podía ser el artículo 24 de la LGT de196333, sustituido por el artículo 15 de la LGT de 2003,que se refiere a la “cláusula de conflicto”.

La cuestión no debe plantearse tanto en términos desi las facultades de recalificación son aceptables o no,en la medida en que excluirían el recurso a la simulacióno al fraude de ley, sino valorando las verdaderas

posibilidades de la calificación tributaria34. Y a nuestromodo de ver, la cuestión de la posible existencia deuna función recalificadora en manos de laAdministración ha de tomar como punto de partidauna primera evidencia y es la profunda transformaciónoperada en las relaciones entre el sujeto pasivo y laAdministración a partir del fenómeno de lamasificación. En tanto se confía a los particulares tantola aplicación de la ley como la cuantificación ycumplimiento espontáneo de las obligacionestributarias, queda en manos de la Administración unafunción de integrar la actuación de los particulares pararegularizarla o sancionarla. No olvidemos que estacalificación tributaria que la ley obliga a efectuar alparticular tiene como presupuesto las facultades deconfiguración de sus relaciones económicas a partirde la libertad negocial y de la autonomía de la voluntad,lo que puede generar desacuerdos de la Administracióncon la calificación efectuada por el particular.

De salida, la actividad recalificadora de laAdministración sería consecuencia de sus posibilidadesde “regularizar” la situación tributaria declarada ycalificada por el contribuyente. Así, la Administraciónpodrá “recalificar” la calificación fiscal efectuada porlos particulares de los hechos o datos comunicados;por ejemplo, cabe recalificar una renta, sin que ellosuponga variar la calificación civil o mercantil delinstituto –acto, negocio o contrato– del que la rentaprocede. Esta aptitud asignada a la Administraciónaparece integrada dentro de sus facultades decomprobación, incluso dentro de las posibilidades de“comprobación limitada” recogidas en los artículos 136a 140 de la LGT de 2003, las cuales, a pesar de susdificultades de delimitación positiva y negativa, sonmedios de comprobación que legitiman laregularización. Así, es evidente que la potestad paradictar liquidaciones provisionales de oficio de acuerdocon los datos consignados en las liquidacionestributarias, empleando antecedentes obrantes en poderde la Administración o datos derivados de ladocumentación requerida, implica “recalificar” esosdatos. Como señala Casado Ollero, las potestades decomprobación que se reconocen a la AdministraciónTributaria en el artículo 136 inciso 1 de la LGT, a saber“la Administración comprobará e investigará los

30 DE CASTRO, Federico. “El negocio jurídico”. Madrid: Civitas. 1985. p. 475. El referido autor señala que son características de la condición ipsoiure de la nulidad de los negocios jurídicos, el que la misma no precisa la intervención del juez para ser declarada –que sólo será necesaria paraborrar la apariencia de validez que genera el negocio– y que “los funcionarios, en general, han de tener en cuenta dicho carácter de la nulidad,pues habrán de negar su colaboración a cualquier título jurídico que sea visiblemente nulo”.

31 ZABALA RODRIGUEZ-FORNOS, Arturo. “Simulación y “levantamiento del velo” en el ámbito tributario”. En: Tribuna Fiscal. 85. 1997. p. 72. Elreferido autor señala que “la potestad tributaria de calificación se circunscribe a la simulación que incide sobre el nacimiento del créditotributario, a los solos efectos de éste, sin considerar –al menos de manera inmediata– sus consecuencias en la relación inter partes”.

32 FALCON Y TELLA, Rafael. “El fraude a la Ley tributaria como un mecanismo para gravar determinadas economías de opción”. En: QuincenaFiscal. 17. 1995. p. 8. El referido autor señala que el fraude de ley tributaria “debe distinguirse con claridad del fraude a la ley a que se refiere concarácter general el artículo 6 inciso 4 del Código Civil”.

33 Posibilidad absolutamente descartada por CARRASQUER CLARI, María Luisa. Op. Cit. p. 336.34 Véase al respecto RUIZ TOLEDANO, José Ignacio. Op. Cit. pp. 114-120.

Page 157: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

165

Cés

ar G

arcí

a N

ovoa

hechos, actos, situaciones, actividades, explotacionesy demás circunstancias determinantes de la obligacióntributaria” incluyen implícitamente unas potestades decalificación para exigir el tributo en los términos queordena el artículo 13 de la LGT35.

Pero también se puede recalificar el acto o negociocivil o mercantil del que la renta procede, teniendo encuenta que el cambio de “calificación” efectuado porla Administración va a influir en el régimen fiscal detodas las consecuencias económicas derivadas delmismo. Esta recalificación es la que plantea mayoresproblemas, en tanto pudiera verse enfrentada con laautonomía del particular de poder escoger la soluciónjurídica y tributaria que haga posible ordenar la propiaactividad económica del modo fiscalmente menosoneroso36. Pero la misma, se encuentra plenamentejustificada desde el punto de vista teórico, sientendemos que la Administración, a partir del carácterpuramente fáctico del hecho imponible, debe atendera la “realidad de los hechos”, y en lo concerniente ahechos imponibles que consistan en actos o negociosjurídicos, a lo que el negocio “es” de acuerdo con suverdadera naturaleza jurídica, al margen de ladenominación que las partes le hubieran atribuido37.

III. EL RECURSO A LA RECALIFICACIÓN TRIBUTARIAEN LOS SUPUESTOS DE ABUSO DE LASPOSIBILIDADES DE CONFIGURACIÓN DE UNACTO O NEGOCIO

En relación con esta recalificación se suscitanimportantes dudas en la doctrina. Desde quienes comoPalao Taboada niegan que se pueda recalificar,entendiendo por ello “atribuir al negocio la naturalezaque le corresponde de acuerdo con la realidadeconómica”38, si ello supone extender la ley más alláde sus límites, hasta quienes circunscriben esasposibilidades de recalificación a lo que Ruiz Toledanodenomina “recalificación en sentido estricto, tales comolos términos utilizados por las partes, que no afecten

al tipo de negocial pero que pueden hacer pensar, enuna primera aproximación, que se trata de otronegocio”39. Es el caso de Herrera Molina, quien señala“entiendo que debe rechazarse cualquier tipo derecalificación, distinta de la puramente nominal, por lavía del artículo 13 LGT”40. Esta supuesta “recalificaciónnominal” como la única que podría realizar laAdministración, tendría su justificación en la necesidadde evitar, como dice el Tribunal Supremo en sentenciade 30 de abril de 1994, que las partes empleentérminos, palabras o expresiones que traten dedesnaturalizar el negocio realmente celebrado, en arasde conseguir una tributación más favorable41. Elloconsistirá, simplemente, en superar a través de lacalificación, la denominación atribuida por las partesal acto o negocio, pero no se trata de una cuestiónexclusivamente “terminológica” o “semántica”, sinoque, como añade la sentencia citada, el liquidador, anteel documento presentado, deberá descubrir, “lo queel mismo contiene desde la óptica jurídica”42. Lo quesupondrá, por ejemplo, tomar en consideración si elnegocio carece de causa o tiene una causa falsa43.

Esta función calificadora o “recalificadora” que puedellevar a cabo la Administración Tributaria se encuentracon límites importantes. El no haber valoradosuficientemente estos límites es, desde nuestro puntode vista, una de las razones que justifican el rechazogeneralizado a la utilización de la “recalificación” comomecanismo antielusorio. Por el contrario, la doctrinaque rehúsa aceptar el instrumento de la calificación enmanos de la Administración valora, sobre todo, lapráctica administrativa espuria consistente en“adulterar” su sentido, “para calificar directamente losactos fraudulentos de acuerdo con la normadefraudada”. Por tanto, sólo el reconocimiento deciertos límites puede dar a la calificación un marchamode “respetabilidad”44.

Hay que tener en cuenta el límite que suponen lasexigencias de tipicidad que, como dijimos, deben

35 CASADO OLLERO, Gabriel. Op. Cit. p. 63.36 Los recelos contra esta posibilidad de “recalificar” ya se habían manifestado por ESEVERRI MARTINEZ, Ernesto. “Impuesto sobre Transmisiones

Patrimoniales: la amenaza del principio de calificación”. HPE 60. 1979. Véase al respecto, LUPI, Rafaello. “L’elusione come strumentalizzazionedelle regole fiscale”. En: Rassegna Tributaria. 1994. p. 225.

37 Se trata del conocido principio de que “los negocios son lo que son y no lo que las partes intervinientes digan que son”, consagrado en el artículo13 de la LGT, y que permitiría, desde la ya vieja resolución del TEAC de 26 de abril de 1955, exigir el gravamen prescindiendo de los vocablosempleados por las partes y mediante el examen jurídico fiscal de las estipulaciones contenidas en el documento”. Para mayor información, véaseFENELLOS PUIGCERVER, Vicente. Op. Cit. p. 10.

38 PALAO TABOADA, Carlos. Op. Cit. p. 6.39 RUIZ TOLEDANO, José Ignacio. Op. Cit. p. 105.40 HERRERA MOLINA, Pedro Manuel. “Nuevas perspectivas sobre el fraude de ley en materia tributaria”. En: Quincena Fiscal 12. 1999. p. 12.41 Sentencia Aranzadi 3061.42 FENELLOS PUIGCERVER, Vicente. Op. Cit. p. 10.43 A diferencia de lo que ocurriría en otros ordenamientos, como el alemán, de corte abstracto. KIRCHHOF, Paul. “Steuerumgehung und

Auslegungsmethoden”. En: Steuer und Wirtschaft 2. 1983. p. 180. El autor señala al respecto que en el ordenamiento civil alemán, de caráctercausalista, el derecho a la planificación fiscal se enmarca en la libertad de pactos que caracteriza su ordenamiento privado, llegando este autora criticar incluso el límite que supone la cláusula del parágrafo 42 de la Ordenanza Tributaria, relativa al “abuso de las formas jurídicas”.

44 GOMEZ CABRERA, Cecilio. “El fraude a la ley tributaria a la luz de su nueva regulación”. RDFHP 246. 1997. p. 850.

Page 158: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

166

informar el Derecho Tributario. La calificación ha dehacerse “desde la ley” y con los límites que la leyimpone. Así, teniendo en cuenta la significaciónpuramente fáctica del hecho imponible45, cuando elmismo consista en un acto o negocio jurídico, lacalificación habrá de llevarse a cabo en términosjurídicos, partiendo de la que proceda con arreglo alDerecho Privado, lo que supondrá intentar reconducirel acto o negocio realizado a alguna de lascaracterísticas tipificadas en la hipótesis normativa. Perosi la norma tributaria incluye una definición de larealidad o de algunos de sus aspectos –que no tienenpor qué coincidir con la que ofrecen otros sectores delordenamiento–, la calificación habrá de ajustarseinexorablemente a esta tipificación de la realidad.

Por tanto, si la ley tributaria acoge como imponible undeterminado negocio jurídico tipificado en algún sectordel ordenamiento privado, será dicho negocio jurídicoel que habrá de gravarse, y no la posible relaciónsubyacente46. Por el contrario, si la calificación “desde”la norma tributaria difiere de la que procede de haberseefectuado desde una norma de Derecho Privado,ocurrirá como dice Navas Vazquez, que lo que las parteshan celebrado como un contrato de un determinadotipo, tenga que ser calificado tributariamente comoun contrato de otro tipo47, aunque ello será a losexclusivos efectos tributarios, y como consecuencia dela ya citada “interacción” entre unos hechos y unanorma fiscal que, a la hora de emplear un conceptoprocedente del Derecho Común, opta por dotarlo deun significado específico48.

Así pues, si el acto, negocio u operación se encuentran“suficientemente tipificados”, deben liquidarse aplicandoel régimen jurídico querido por la norma tributaria queespecíficamente los contemple, lo cual supone excluircualquier clase de calificación “libre”, incompatible con

el mencionado derecho del contribuyente a ordenar suactividad económica en el modo fiscalmente menosoneroso y, desde luego, cualquiera que sean los resultadoseconómicos producidos, nunca será posible la aplicaciónpor analogía de un régimen tributario distinto49. Estocreemos que debe disipar el peligro de que a través de larecalificación se acabe yendo más allá del límite queimpone el recurso a estos criterios jurídicos. Una cosa esque, como señala la resolución del TEAC de 28 de febrerode 199650, “puede ocurrir que en esa búsqueda elcontribuyente acabe situándose en un presupuesto dehecho reconducible al hecho imponible a través de lacalificación”, lo que habrá de determinar la Administración“caso por caso” y siempre desde la perspectiva del sistematributario51, y otra bien distinta es que las facultades decalificación acaben funcionado como una potestaddiscrecional para recalificar a partir de un resultadoeconómico52, o supongan la aplicación de un régimendiferente al tipificado.

Lo que resulta de todo punto inadmisible es forzar elámbito natural de la actividad calificadora de laAdministración, con la excusa de reaccionar contra elfraude de ley, para sustituir la voluntad del legisladorpor el régimen tributario que la Administración estimedeseable53. El hecho de que la función calificadora sehaya venido utilizando, como recuerda Palao Taboada,para equiparar el negocio jurídicamente realizado altipo negocial que corresponde a su realidadeconómica54, o que, como dice Herrera Molina, larecalificación en la práctica haya venido produciendolos mismos efectos que la interpretación económica55,a nuestro modo de ver, no es excusa para negar estafacultad de recalificación, que parece inherente a todoproceso aplicativo del tributo.

Tampoco se pueden descartar las facultades derecalificación de la Administración, invocando una

45 CASADO OLLERO, Gabriel. Op. Cit. p. 54. Recuérdese que la finalidad de la actividad calificadora es “constatar la realidad de los hechosacaecidos”.

46 CONDE CONDE, M. “El principio de calificación: análisis global del hecho imponible y de las técnicas para su calificación”. En: Impuesto sobreSucesiones, Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados. Volúmen II. Madrid: IEF. 1977. pp. 290-296; ALBIÑANA GARCIA-QUINTANA, César. “La interpretación económica de las leyes tributarias”. Op. Cit. p. 1399.

47 NAVAS VAZQUEZ, Rafael. Op. Cit. pp. 18-19. Para este autor “lo importante a efectos de preservar la unidad del ordenamiento no es que aquelresultado pueda producirse y un mismo presupuesto de hecho merezca calificaciones distintas por las normas jurídicas, sino el hecho de que estaconclusión se obtenga mediante un proceso de interpretación y aplicación de dichas normas que responda a exigencias y límites puramentejurídicos en el que se ponga de manifiesto con toda claridad, tanto la existencia del conflicto de calificaciones posibles, como los fines que sepretenden con cada una de ellas”.

48 SAINZ DE BUJANDA, Fernando. “Sistema de Derecho Financiero”. Volumen I. Madrid. Facultad de Derecho de la Universidad Complutense.1985. p. 186. El autor critica este postulado por considerarlo deudor de un presumible “funcionalismo terminológico”. Por el contrario, el propioEzio Vanoni afirmaba que no cabría dar a los términos de Derecho Privado un sentido diferente al que se deducía del Derecho Civil, salvo que lanorma tributaria se pronunciase sobre el alcance de dichos términos. VANONI, Ezio. “Naturaleza e Interpretación de las Leyes Tributarias”.Madrid: IEF. 1974. p. 55. Traducción realizada por Martín Queralt,

49 GARCIA AÑOVEROS, Jaime. “La interpretación de las leyes tributarias y los organismos autónomos ante el impuesto”. RDFH 39 1960. p. 708.50 En: Quincena Fiscal 9 1996.51 FALCON y TELLA, Rafael. “Calificación del hecho imponible y simulación”. En: Quincena Fiscal 11. 1996. p. 5.52 Algo que llegó a permitir el Tribunal Supremo en alguna sentencia como la de 5 de marzo de 1988 (Aranzadi, 1469).53 CASADO OLLERO, Gabriel. Op. Cit. p. 5654 PALAO TABOADA, Carlos. Op. Cit. p. 655 HERRERA MOLINA, Pedro Manuel. Op. Cit. p. 12

Page 159: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

167

Cés

ar G

arcí

a N

ovoa

suerte de “unilateralismo” o “automatismo” en laactividad calificadora, frente a la vía del “conflicto enla aplicación de la norma tributaria” o la simulación. Sibien en el caso del “conflicto en la aplicación de lanorma tributaria” el artículo 15 inciso 2 de la LGT exigeel “previo informe favorable de la Comisión consultiva”prevista en el artículo 159 y, por tanto, no se aplica larecalificación, para la simulación no se contemplaninguna garantía procedimental especial56, por lo quea efectos de “garantías procedimentales” las mismasno son necesariamente mayores en la simulación.

Por el contrario, esas garantías, respecto a la actividadrecalificadora de la Administración, radicarán, en primerlugar, en el artículo 34 inciso 1 literal m) de la LGT de2003, que reconoce a todo obligado tributario, elderecho a ser oído en el trámite de audiencia en lostérminos previstos en esta ley, que no son otros quelos contenidos en el artículo 99 inciso 8. Loscontribuyentes pueden en todo procedimiento degestión tributaria reclamar su derecho a ser oídos y encualquier momento del procedimiento anterior altrámite de audiencia o, en su caso, a la redacción de lapropuesta de resolución, aducir alegaciones y aportardocumentos y otros elementos de juicio, que serántenidos en cuenta por los órganos competentes alredactar la correspondiente propuesta de resolución57.

Si la “regularización administrativa” de la situacióntributaria del contribuyente puede consistir en la“recalificación” de los hechos representados y calificadospor el propio contribuyente, en los procedimientos decomprobación por los órganos de gestión como en losde comprobación inspectora, los contribuyentes tendráneste derecho a formular alegaciones y trámite deaudiencia en el seno de tales procedimientos. Sinembargo, como afirma Casado Ollero, si se quiereprofundizar en las garantías del contribuyente ante laactividad “recalificadora” de la Administración, “bastaríacon que el acto administrativo que procediera a“recalificar” tributariamente los hechos (situaciones,actos o negocios) representados (calificados) por el

contribuyente en su declaración-liquidación, fuera unacto independiente del procedimiento de liquidación ypor lo mismo, susceptible de impugnación autónoma”58

e incluso de que, como apuntan las sentencias de la ANde 11 de junio de 1996 y 7 de octubre de 199759, enrelación con los actos administrativos por los que seaprueban las comprobaciones de valor, aunque sonconsideraciones que podrían extenderse a los derecalificación de hechos, se abra una fase contradictoriaque permita fijar con exactitud la “calificación de loshechos”. A lo expuesto habría que unir la extensión delas consultas con carácter vinculante para plantear lacalificación de actos, negocios u operaciones, a la quemás adelante nos referiremos.

Por otro lado, el artículo 13 de la LGT impone a laAdministración, al momento de llevar a cabo lacalificación, prescindir de los defectos que pudieranafectar a la validez del negocio60. Este precepto sería,según afirma Navas Vazquez, el exponente de lo quepodemos llamar “autonomía calificadora” de laAdministración Tributaria61, que llevaría a que laAdministración no pudiese extender su potestad decalificación al examen de validez de los negociosgravados, y, por tanto, que no pueda examinar laveracidad de la causa, la regularidad del consentimientoo la licitud del objeto, arrogándose una función quecorresponde a los tribunales de lo civil.

En realidad, a esta cláusula incluida en el artículo 13de la LGT de 2003, habría que darle un alcance máslimitado. La misma tendría exclusivamente comofinalidad, como ya dijimos páginas atrás, reflejar laautonomía de la Administración frente a los demásórganos aplicadores del ordenamiento y, sobre todo,frente a los jueces y tribunales de lo civil. Es decir, laredacción del artículo 13 pretende que laAdministración Tributaria, o en su caso los tribunalesde la jurisdicción contencioso-administrativa, nodecidan sobre la validez de los negocios jurídicos, loque corresponderá en exclusiva a los tribunales civiles.A la hora de calificar, la Administración que se

56 A juicio de PALAO TABOADA, Carlos, esta posibilidad de declarar la simulación podría considerarse superflua, en la medida en que hubierabastado con las normas civiles para negar toda eficacia tributaria a los actos o negocios simulados. Op. Cit. p. 9.

57 En lo relativo a la formulación de alegaciones a que se refiere el artículo 21 de la Ley de Derechos y Garantías de los Contribuyentes, esteprecepto ha venido a introducir la regla de la necesidad de permitir formular alegaciones respecto a todo procedimiento de gestión tributaria,mientras que respecto al régimen de audiencia al interesado, lo que se introduce con el Estatuto del Contribuyente es una regla cuya finalidadbásica es evitar la indefensión del contribuyente al que el procedimiento afecta. Véase DEL PASO BENGOA, Jesús y Carlos JIMENEZ JIMENEZ.“Derechos y Garantías del Contribuyente. Comentarios a la Ley 1/1998”. Valencia: CISS. 1998. pp. 202 y 209; BADAS CEREZO, Jesús, LAMOCAPEREZ, Carlos y José Antonio MARCO SAN JUÁN. “Aplicación de la Ley de Derechos y Garantías de los Contribuyentes”. Valladolid: Lex Nova.1998. pp. 153-164.

58 CASADO OLLERO, Gabriel. Op. Cit. p. 64.59 Jurisprudencia Tributaria 669/1996 y 1206/1997, respectivamente.60 El antecedente de este precepto se encuentra en la redacción del artículo 25 inciso 2 de la LGT, anterior a la Ley 25/1995, de 20 de julio, según

el cual en la calificación se prescindirá “de los defectos intrínsecos o de forma”.61 NAVAS VAZQUEZ, Rafael. Op. Cit p. 19; PALAO TABOADA, Carlos. “Notas a la Ley 25/1995, de 20 de julio, de modificación parcial de la Ley

General Tributaria (II). Interpretación y aplicación de las normas tributarias”. En: Revista de Contabilidad y Tributación. CEF 155. 1996. p. 19. ParaFALCON y TELLA, Rafael, “la Ley tributaria no permite nunca extender esa eventual remisión de las categorías privadas a las anomalías quepuedan existir en el negocio”. Op. Cit. p. 202. Cuando se suscite la nulidad en los tribunales ordinarios, operarán las reglas de distribución de laprueba, siendo a la Administración a quien corresponda probar la falsedad. DIEZ-PICAZO, Luis. Op. Cit. p. 181.

Page 160: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

168

encuentre ante un “hecho” consistente en un acto onegocio jurídico no debe enjuiciar su validez, en lamedida en que no tiene que examinar la regularidaddel consentimiento o la licitud del objeto a los efectosde apreciar si el negocio es válido, porque eso lecorresponde a los jueces y tribunales civiles. Esto últimoes lo único que, a nuestro juicio, pretende decir elartículo 13 LGT cuando dispone que se calificaráprescindiendo de los defectos que puedan afectar a lavalidez del negocio.

En esta línea, señala Ruiz Toledano que “el mandatode prescindir de los defectos que pudieran afectar a lavalidez resulta equivalente al que existía en el derogadoartículo 25 de la LGT de 1963, anterior a la reformapor Ley 25/1995 y, por tanto, debe entenderse quesólo pretende evitar que la obligación tributaria seaevitada mediante el sencillo método de realizar un actoo contrato jurídico con algún defecto que pudieraconllevar su anulación, aunque ello no se produzca alno ejercitarse la correspondiente acción en el ámbitoprivado”, para añadir que “en definitiva, laAdministración Tributaria y los Tribunales de loContencioso-Administrativo deben de prescindir de losdefectos de validez mientras los Tribunales Civiles noresuelvan sobre los mismos”62.

Como también dijimos, entender que este artículo 13de la LGT impide estimar la inexistencia de causa en elnegocio jurídico, supondría limitar la apreciación deuno de los elementos que permiten determinar suverdadera naturaleza y, por lo tanto, cercenar unaspecto importante de las facultades calificadoras dela Administración Tributaria. Sería una interpretacióncontraria a la verdadera finalidad del propio artículo13 de la LGT que impone calificar “de acuerdo con lanaturaleza jurídica”. Una interpretación de este tipodel referido artículo, como dice Ferreiro Lapatza,“llevaría a la Administración a calificar los negociosjurídicos realizados por los administrados de acuerdocon los elementos del “hecho-negocio jurídico”declarado, aunque éstos no se correspondiesen enabsoluto con la realidad”63.

Por tanto, si como vimos, la calificación o recalificación,supone estimar la verdadera naturaleza del contrato,

ello puede suponer tener que tomar en cuenta lainexistencia de la causa típica del negocio que las partesdicen estar concertando64. Esto forma parte de lafunción calificadora y ha de hacerse desde la definicióntributaria de los hechos gravados, lo que supone quehabrá que tener en cuenta el significado peculiar quele puede dar el legislador tributario a un determinadonegocio jurídico. Si la ley fiscal no le atribuye esesignificado especial, la calificación habrá de hacerserespetando la caracterización del negocio jurídico enel Derecho Privado65.

Por tanto, la calif icación “autónoma” quesupuestamente se desprende del artículo 13 de la LGTde 2003, a partir de la exigencia que impone no tomaren consideración los “defectos de validez” del acto onegocio que se califica significa, por un lado, que laAdministración no puede invadir competenciasreservadas a los jueces –aún a sabiendas de que elloes una excepción al carácter ipso iure de la nulidadde los negocios jurídicos–66 y, por otro, que lacalificación efectuada limita sus efectos al ámbitotributario y no prejuzga la naturaleza del negociodesde la perspectiva civil67.

IV. CONCLUSIONES

Resumiendo lo señalado respecto de la calificacióntributaria como instrumento de combate del fraude y laelusión, a partir del artículo 13 de la LGT, laAdministración podrá recalificar la figura jurídico-tributaria utilizada por las partes, siempre que la normatributaria lo permita68. Esta función calificadora tambiénse incardina en el procedimiento de comprobación einvestigación tributaria, cuyo objeto es constatar larealidad de los hechos acaecidos sobre la base de losdatos declarados por el contribuyente y de aquellos quepor otras vías tenga constancia la Administración, de loque podrá derivarse la “regularización” que se estimeprocedente, “regularización” que, como el propioCasado Ollero recuerda, abarca la “recalificación” delos hechos representados o reflejados por el propiocontribuyente en su declaración-liquidación69.

Parece claro que la “regularización” tendrá comoconsecuencia enervar una actuación elusiva del

62 RUIZ TOLEDANO, José Ignacio. Op. Cit. p. 10663 FERREIRO LAPATZA, José Juan. Op. Cit. p. 4464 Negar esto sería contradictorio con el dato de que el Tribunal Supremo ha permitido, en ocasiones, incluso que la Administración aplicase el

artículo 6 inciso 4 del Código Civil para detectar la existencia de fraude de ley: es el caso de las sentencias de 6 de mayo de 1988 (Aranzadi 3771)y 22 de marzo de 1996 (Aranzadi 2684).

65 CASADO OLLERO, Gabriel. Op. Cit. p. 57.66 DE CASTRO, Federico. Op. Cit. p. 475. Ver nota al pie 30.67 Dice al respecto ZABALA RODRIGUEZ-FORNOS, Arturo, que “la potestad tributaria de calificación se circunscribe a la simulación que incide sobre

el nacimiento del crédito tributario, a los solos efectos de éste, sin considerar –al menos de manera inmediata– sus consecuencias en la relacióninter partes. Op. Cit. p. 72.

68 RUIZ TOLEDANO, José Ignacio. Op. Cit. 106 y CASADO OLLERO, Gabriel. Op. Cit. p. 46.69 CASADO OLLERO, Gabriel. Op. Cit. p. 54.

Page 161: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

169

Cés

ar G

arcí

a N

ovoa

particular, de modo que este efecto antielusorio seráuna consecuencia más de la labor comprobadora dela Administración. En este sentido, la actividadcalificadora no es en sí misma un instrumento deevitación de la elusión, aunque el uso normal de laspotestades aplicativas del tributo pueda llevar a esteefecto. Sólo podemos hablar, por tanto, de verdaderaactuación administrativa frente a la elusión cuandoel ordenamiento habilite una potestad específica, alestilo de la contenida en el artículo 24 de la LGT de

70 PALAO TABOADA, Carlos. Op. Cit. p. 6.

1963 o en el vigente artículo 15 de la LGT de 2003,que responda a la tipología de una cláusula general yque constituya, en palabras de Palao Taboada, “unremedio extraordinario del fraude a la ley”. Encualquier caso, y como este mismo autor insiste,“determinar hasta dónde se puede llegar por vía decalificación y el límite a partir del cual, para recalificarun negocio es necesario utilizar uno de estos“remedios extraordinarios”, es sumamenteimpreciso”70.

Page 162: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

171

Juan

Esp

inoz

a Es

pino

za

¿Es posible afirmar que, en el marco de unprocedimiento concursal, la mayoría poseelegítimo interés para adoptar acuerdos quesatisfagan sus propias expectativas? ¿Cuálesson los límites a la toma de decisiones de talmayoría? ¿Podría alegarse que determinadosacuerdos constituyen un ejercicio abusivo dederecho? De ser así, ¿bajo qué supuestospodría realizarse dicha alegación?

Las preguntas anteriormente expuestas sonsolo algunas de las interrogantes que resuelveel autor, a través del presente artículo, el mismoque partiendo de un interesante caso, ydemostrando un profundo conocimiento dela materia, ofrece al lector un análisis claroreferido al ejercicio abusivo de derecho en elmarco de las juntas de acreedores en materiaconcursal.

EL EJERCICIO ABUSIVO DEL DERECHO EN LASDECISIONES DE LAS JUNTAS DE ACREEDORES

DENTRO DE UN PROCEDIMIENTO CONCURSAL

Juan Espinoza Espinoza*

* Profesor de Derecho Civil en las Facultades de Derecho de la Pontificia Universidad Católica del Perú, Universidad Nacional Mayor de San Marcosy de la Universidad de Lima. Miembro de la Comisión de Procedimientos Concursales del Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y dela Protección de la Propiedad Intelectual (INDECOPI).

Page 163: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

172

“Those are mi principles, if you dont’t like them, I have others”.Groucho Marx–

I. EL CASO

En un concurso preventivo, la Junta General de

Acreedores aprobó, con el voto favorable del81,993% y el desfavorable del 16,271% de losmismos, el acuerdo global de refinanciación de unasociedad anónima (Austral). El mismo contenía uncronograma de pagos en el cual se clasificaba a losacreedores en los siguientes grupos:

Grupo F Acreedores contingentes

Grupo deAcreedores

Tipo de Crédito Acreencia sujeta acapitalización(cantidades en

miles de dólares)

Porcentaje delmonto total quesería capitalizado

Capitalizaciónaproximada

(cantidades enmiles de dólares)

Grupo ACréditos derivados de

operaciones dearrendamiento financiero

US$ 56 397,00 15% US$ 8 460,00

Grupo BCréditos laborales y

tributariosNo sujeto a

capitalización

Grupo CCréditos de proveedorescomerciales y acreencias

menores

No sujeto acapitalización

Grupo D

Créditos de acreedorescon garantías específicas,distintos de los acreedores

comerciales

US$ 78 376,00 25% US$ 19 594,00

Grupo EAcreedores sin garantíasespecíficas, distintos de

los comerciales US$ 76 530,00 40% US$ 30 612,00

No sujeto acapitalización

El problema radica en que tres acreedores (que formabanparte de la minoría), no obstante tenían créditosrespaldados, dos con una medida cautelar (StandardChartered y The Nassau Branch of BankBoston N.A.) yotro con un warrant (BankBoston N.A.), en vez de serclasificados dentro del Grupo D, se encontraban dentrodel Grupo E (vale decir, como acreedores no garantizados),con el correspondiente tratamiento diferenciado (gozaríande una menor tasa de interés nominal anual, de unaposibilidad de recuperación de las acreencias un año ymedio después, por citar un par de ejemplos) a pesar deque contaban con afectaciones específicas sobre elpatrimonio de la deudora. Los acreedores minoritariosimpugnaron administrativamente esta decisiónargumentando el ejercicio abusivo de la Junta deAcreedores. Los acreedores mayoritarios sostenían, porsu parte, que el Grupo D se constituyó con los acreedoresque contaban con garantías otorgadas voluntariamentepor la empresa y el Grupo E por acreedores que nocontaban con garantías reales constituidas por la sociedaddeudora, sino con medidas cautelares interpuestas enperjuicio de la misma y contra su voluntad.

II. LAS DECISIONES

Antes de analizar las decisiones, es forzoso remitirnosa un caso que señaló un precedente que debe ser

tomado en cuenta a efectos de determinar si nosencontramos frente a un ejercicio abusivo de derechoen materia concursal. Con fecha 12 de agosto de 1996,Eurobanco presentó a la entonces Comisión de Salidadel Mercado del INDECOPI una solicitud para que sedeclare la insolvencia del Grupo Pantel por mantenerfrente a éste créditos exigibles y vencidos por más detreinta días calendario superiores a cincuenta UnidadesImpositivas Tributarias (UIT). Mediante Resoluciones001 y 002-96-CSA-INDECOPI/EXP-058 del 6 y 13 deseptiembre de 1996, respectivamente, se concedió aldeudor el plazo de diez días hábiles, computados apartir de la fecha de notificación de la última de lasresoluciones mencionadas, para que acredite sucapacidad de pago de las obligaciones invocadas encualquiera de las formas previstas en al artículo 4 delReglamento de la Ley de Reestructuración Empresarial,aprobado por Decreto Supremo 044-93-EF.Transcurrido el plazo otorgado, sin que el emplazadose hubiera apersonado al procedimiento, el 9 deoctubre de 1996, la Comisión emitió la Resolución 003-96-CSA-INDECOPI/EXP-058, por la cual se declaró lainsolvencia del Grupo Pantel, convocándose a susacreedores para que, reunidos en junta, decidan eldestino del deudor. El 9 de octubre de 1996, el GrupoPantel se apersonó al procedimiento deduciendo lanulidad de las resoluciones 001 y 002-96-CSA-

Page 164: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

173

Juan

Esp

inoz

a Es

pino

za

INDECOPI/EXP-058 por considerar que Eurobancoestaría haciendo ejercicio abusivo del derecho. Comosustento de su pretensión, manifestó que, en unprocedimiento concursal, Eurobanco no lograría unacancelación privilegiada de sus créditos, por lo que suverdadera intención sería utilizar este procedimientopara lograr el pago inmediato de los mismos bajo laamenaza de dañar la “imagen” (sic) del Grupo Pantelmediante la declaración de su insolvencia y lapublicación de la convocatoria a su Junta deAcreedores. Por ello, las resoluciones emitidas habríanamparado una pretensión que la ley rechaza,incurriendo en la causal de nulidad tipificada en elinciso b del artículo 43 del Texto Único Ordenado dela Ley de Normas Generales de ProcedimientosAdministrativos, aprobado por Decreto Supremo 002-94-JUS, entre otros aspectos.

Por los mismos fundamentos expuestos anteriormente,el 15 de octubre de 1996, el Grupo Pantel apeló laResolución 003-96-CSA-INDECOPI/EXP-058 y solicitóla suspensión de su ejecución, porque podría causarun “daño irreparable a su imagen”. Por Resolución004-96-CSA-INDECOPI/EXP-058, emitida el 23 deoctubre de 1996, la Comisión calificó el recursopresentado por el Grupo Pantel contra las Resoluciones001 y 002-CSA-INDECOPI/EXP-58 como uno deapelación, declarándolo improcedente por haber sidointerpuesto contra resoluciones que no ponen fin alprocedimiento. En la misma fecha, medianteResolución 005-96-CSA-INDECOPI/EXP-058, laComisión concedió al Grupo Pantel la apelacióninterpuesta contra la Resolución 003-96-CSA-INDECOPI/EXP-058, disponiendo elevar los actuadosa la Sala de Defensa de la Competencia del Tribunalde Defensa de la Competencia y de la PropiedadIntelectual del INDECOPI. En atención al pedidoformulado por el Grupo Pantel, la Sala dispuso lasuspensión de la ejecución de la Resolución queordenaba la inmediata publicación de los avisos deconvocatoria a la Junta de Acreedores en tanto se emitapronunciamiento sobre el fondo de la controversia.

La Sala, mediante Resolución 104-96-TDC, de fecha23 de diciembre de 1996, confirmó en todos susextremos la Resolución 003-96-CSA-INDECOPI/EXP-58,que declaró la insolvencia del Grupo Pantel. En dichaResolución se establecen las siguientes notascaracterísticas del abuso del derecho:

“Para que un acto se encuentre dentro del supuestode abuso de derecho es necesario que: (i) el derechoesté formalmente reconocido en el ordenamiento; (ii)que su ejercicio vulnere un interés causando unperjuicio; (iii) que, al causar tal perjuicio, el interés quese está viendo afectado no esté protegido por unaespecífica prerrogativa jurídica; (iv) que se desvirtúe

manifiestamente los fines económicos y sociales paralos cuales el ordenamiento reconoció el derecho quese ejerce dentro del marco impuesto por el principiode buena fe”.

Esta Resolución, al enfocar la finalidad económica ysocial de la ley, parte del análisis de la nueva naturalezade la declaración de insolvencia, afirmando que:

“El proceso de declaración de insolvencia no debe serentendido como una sanción a la empresa insolvente,sino como la apertura de un marco que permite llegara acuerdos entre los acreedores, en medio desituaciones en crisis, tratando de sustituir una caóticacarrera por cobrar por un ordenado sistema debúsqueda de consenso y establecimiento deprioridades en el cobro. Esto es concordante con lavisión de la nueva legislación concursal, que sustituyóa la Ley Procesal de Quiebras, en la que se concibe alestado de insolvencia, antes que como una condena ala situación de la empresa, como una segundaoportunidad que permite encontrar mecanismos desolución a los estados de crisis”.

Se llega a la conclusión de que Eurobanco estárealizando el ejercicio regular de un derecho,enunciando que:

“El daño que Grupo Pantel alega que puede sufrircomo consecuencia de la declaración de insolvenciano se deriva del actuar de Eurobanco; sino,precisamente, de la situación de hecho en la que seencuentra Grupo Pantel, el cual habría devenido eninsolvente de acuerdo a Ley, al no encontrarse encapacidad de cumplir con sus obligaciones en los plazosy formas previstas.

La afirmación de que el crédito de Eurobanco no esprivilegiado no es un argumento válido para concluirla supuesta intención de dañar, porque el estado deinsolvencia no significa necesariamente la disolucióny liquidación de la misma y porque es razonable que,atendiendo a la situación de Grupo Pantel, el acreedorconsidere que por la vía judicial su cobro puede sersuspendido si posteriormente otra empresa inicia elprocedimiento concursal. De asumirse el argumentode Grupo Pantel, podríamos llegar al sin sentido deafirmar que los acreedores no privilegiados que eligenla vía concursal siempre tienen intención de dañar laimagen de las empresas”.

Como ya lo había mencionado en otra sede, “salvo elerror en el que se incurre al confundir imagen(semblanza física que solo corresponde a la personanatural y al concebido) con reputación (juicio de valorque el grupo u otra persona hace de un sujeto, quecorresponde tanto a la persona natural como a la

Page 165: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

174

jurídica y a los demás sujetos de derecho), compartolos criterios de esta Resolución que establece no unadefinición dogmática del abuso del derecho sino unaserie de supuestos que lo caracterizan”1.

Volviendo al caso que motiva este comentario, laComisión de Reestructuración Patrimonial de la OficinaDescentralizada del INDECOPI en la Cámara deComercio de Lima, mediante Resolución 2557-2000/CRP-ODI-CÁMARA, de fecha 10 de agosto de 2000,amparó este pedido. En efecto, siguiendo elprecedente, analizó los criterios contenidos en laResolución 104-96-TRI-SDC/INDECOPI. Respecto alprimer requisito, el derecho de los acreedores aaprobar el acuerdo global, estaba formalmentereconocido en el artículo 36 del Texto Único Ordenadode la Ley de Reestructuración Patrimonial. Ahora lotenemos en el artículo 53 de la Ley General del SistemaConcursal, 27809, de fecha 5 de agosto de 2002. Apropósito del segundo requisito, vale decir, que dichoejercicio cause un perjuicio a un interés, ello quedaevidenciado en la disminución de categoría de losdeudores de la minoría al quedar clasificados en ungrupo con menos oportunidades y ventajas. Al verificarel tercer requisito, es decir, que el interés vulneradono esté regulado por una norma específica, se entiendeque la única forma de tutela que se tiene es aquella denaturaleza genérica en materia administrativacontenida en los artículos 39 y 40 del Texto ÚnicoOrdenado de la Ley de Reestructuración Patrimonial.En la actualidad, esta forma de tutela genérica laencontramos en el artículo 118 inciso 1 de la LeyGeneral del Sistema Concursal, cuando establece losiguiente:

“El deudor o los acreedores que en conjuntorepresenten créditos de cuando menos el 10% delmonto total de los créditos reconocidos por laComisión, podrán impugnar ante la misma, losacuerdos adoptados por la Junta dentro de los diez(10) días siguientes del acuerdo, sea por elincumplimiento de las formalidades legales, porinobservancia de las disposiciones contenidas en elordenamiento jurídico, o porque el acuerdo constituyeel ejercicio abusivo de un derecho. Asimismo, cualquiercuestionamiento sobre la convocatoria y reunión de laJunta de Acreedores deberá efectuarse mediante elprocedimiento previsto para la impugnación deacuerdos”.

Nótese que, en buena cuenta, este requisito poneénfasis en una nota característica del ejercicio abusivode derecho, que no es más que la de su función

residual. Es decir, si ya se cuenta en el ordenamientojurídico con una medida específica para solucionar unconflicto, no cabría invocar este principio jurídico. Apropósito del cuarto requisito, referido a que sedesvirtúen los fines económicos y sociales por los quese reconoció el derecho, en contravención del principiode la buena fe, se señala que:

“(...) la normatividad concursal es un mecanismotendente a reducir los costos de transacción en lassituaciones de crisis de empresas, a fin de lograr quelos acreedores adopten la decisión que consideren másadecuada respecto del destino de su deudora, ya seasu reestructuración en caso éstos la consideren unaempresa viable o su salida ordenada del mercado deconsiderarla que es inviable, buscando proteger elderecho de los acreedores a recuperar sus créditos enla medida que la viabilidad y/o patrimonio de la empresalo permitan”.

En principio, debe tenerse en consideración el legítimointerés que poseen las mayorías en su calidad de tales,de adoptar acuerdos que satisfagan sus expectativas,los que en muchos casos pueden afectar a los interesesde las minorías, quienes sin embargo, tienen unanatural postergación precisamente por su menorparticipación en la Junta de Acreedores.

No obstante ello, a fin de verificar la existencia de abusodel derecho en el presente caso, se deberá analizar siel perjuicio sufrido por los recurrentes es o no unperjuicio válido y natural en decisiones adoptadas ensede concursal y si la conducta que lo genera afecta lafinalidad económica y social por la que se reconoce elderecho de las mayorías a aprobar un acuerdo global.

En ese sentido, cabe señalar que el Texto ÚnicoOrdenado de la Ley de Reestructuración Patrimonialha previsto limitaciones expresas a los acuerdos quepueda adoptar la Junta de Acreedores por considerarque de adoptarse decisiones contrarias a dichos límitesse desvirtuarían los fines del mecanismo concursal.Dichas limitaciones están referidas a los requisitos quenecesariamente deberá incorporar el Plan, a losacuerdos de capitalización y condonación, a lainformación que deberán poseer los acreedorespreviamente a la adopción de una acuerdo, entre otras.

Sin embargo, la norma no ha previsto limitaciones enel tratamiento que se le deba dar a la deuda concursalal momento de incorporarla al Plan de Reestructuracióncon relación al plazo en que ésta deberá sernecesariamente pagada. Es decir, la norma no limita la

1 ESPINOZA ESPINOZA, Juan. “Los principios contenidos en el Título Preliminar del Código Civil Peruano de 1984. Análisis doctrinario, legislativoy jurisprudencial”. Segunda edición. Lima: Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú. 2005. p. 130.

Page 166: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

175

Juan

Esp

inoz

a Es

pino

za

posibilidad de que ciertos acreedores, por determinadasconsideraciones, reciban un tratamiento diferenciadofrente a otros acreedores y puedan obtener un recuperode sus créditos con anterioridad o ser beneficiados contasas de interés mayores, por ejemplo.

Dicha falta de limitación tiene como finalidad permitirla negociación entre el insolvente y sus acreedores enejercicio de su autonomía privada, con la finalidad deque se generen mutuos incentivos destinados a adoptardecisiones más eficientes que beneficien a losacreedores –principales perjudicados por la crisis de sudeudor–, al propio deudor y al mercado en general.

Uno de dichos incentivos puede estar referido, porejemplo, a promover el otorgamiento de créditos aldeudor concursado obteniendo como contrapartida unpronto recupero de las obligaciones concursales y elpago de intereses con una tasa mayor a la de otrosacreedores que no proporcionen crédito a la insolvente.Sostener lo contrario, es decir, que no se pueda dar untratamiento diferenciado a los acreedores en atencióna determinados parámetros objetivos como el señalado,desincentivaría –por ejemplo en este caso– elotorgamiento de líneas de crédito a deudoresinsolventes.

En el presente caso, deberá determinarse si ladiferenciación efectuada en el acuerdo global aprobadoha sido realizada con base en algún criterio objetivoque la amerite, a fin de verificar que no se tata de unacuerdo discriminatorio que afecte los fines económicosy sociales del proceso concursal.

Tal como se ha señalado anteriormente, el AcuerdoGlobal establece que para la conformación del GrupoD se ha considerado la existencia de afectacionesespecíficas del patrimonio de Austral al pago de loscréditos incorporados en dicho grupo, tomando encuenta el tratamiento que les otorga la Ley a losacreedores que las posean en un escenario dedisolución y liquidación. Por otro lado, en el Grupo Ese han comprendido –entre otros créditos– a aquellosque no están respaldados por garantías realesconstituidas sobre bienes del patrimonio de Austral,incorporándose a los acreedores que tienen a su favorafectaciones del patrimonio de Austral distintas de lasgarantías reales.

Como se puede apreciar, el criterio utilizado paraconformar el Grupo E, es decir, la existencia deafectaciones específicas sobre el patrimonio de Australy el tratamiento que se le otorga a dichos créditos enel caso de la disolución y liquidación de una empresa,le son también aplicables –al igual que a los créditosque cuentan con garantías reales– a aquellosacreedores que cuentan con medidas cautelares

trabadas a su favor, ya que dichas cargas son tambiénafectaciones específicas sobre el patrimonio de Austral.Si bien jurídicamente la naturaleza de una garantía reales distinta de la de una medida cautelar, la normaconcursal equipara ambas y les otorga el mismotratamiento en el caso de una disolución y liquidación.

En ese sentido, la diferenciación efectuada en elAcuerdo Global no se basa en criterio objetivo alguno,ya que de acuerdo al análisis efectuado, no habría razónpara no considerar en el Grupo D a aquellos acreedoresque han obtenido medidas cautelares a favor de suscréditos, por lo que la exclusión de dichos acreedoresdel referido grupo configura un acuerdo discriminatorioque por su naturaleza de tal, desvirtúa la finalidadeconómico social del proceso concursal, al violar elprincipio de la par conditio creditorum que rige elproceso concursal, por el cual todos los acreedoresconcurren en igualdad de condiciones al proceso.

La igualdad de condiciones se encuentra circunscrita alas características de los créditos, sin embargo, es claroque créditos que poseen características similares nopueden tener un tratamiento diferenciado entre ellos, yaque se configuraría un acto discriminatorio al establecerdiferenciaciones sin atenderse a razón objetiva alguna.

De otro lado, lo señalado por Austral en el sentido quelos acreedores incluidos en el Grupo E que cuentancon medidas cautelares interpuestas en perjuicio de laempresa y contra su voluntad, no contaban con dichasmedidas en agosto de 1999, mes en que empezaronlas negociaciones de los términos de la refinanciaciónde las obligaciones, y que fueron ordenadas luego deque dichos acreedores se apartaran unilateralmente delas negociaciones, carece de fundamento ya que,además de que ello resultaba un riesgo natural de lanegociación previa a la solicitud de acogimiento alproceso de concurso preventivo, en esta instancia severifica la situación de los créditos a la fecha depublicación del acogimiento al proceso, fecha en lacual dichos acreedores sí contaban con medidascautelares a su favor y representaban afectaciones sobreel patrimonio de Austral, que si bien se efectuaron encontra de la voluntad de la empresa, otorgan derechossimilares a las garantías reales voluntarias. Es el casodel Banco Standard Chartered y de The Nassau Branchof BankBoston, acreedores que cuentan con medidascautelares que han sido excluidos del Grupo D.

Con relación a la exclusión de BankBoston N.A.,Sucursal del Perú, del Grupo D, se constata que dichobanco no cuenta con media cautelar alguna, sino masbien con una garantía consistente en un warrant.

En ese sentido, el hecho de haber excluido al BancoStandard Chartered, a The Nassau Branch of

Page 167: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

176

BankBoston y a BankBoston N.A., Sucursal del Perú,del Grupo D de acreedores y haberlos incluido en elGrupo E sin razón objetiva que pueda justificarlo, afectala finalidad económico y social del proceso concursal,contraviniéndose así efectivamente el principio de lapars conditio creditoris”. (El subrayado es mío.)

La Sala de Defensa de la Competencia del Tribunal deDefensa de la Competencia y de la Propiedad Intelectualdel INDECOPI, mediante Resolución 0469-2000/TDC-INDECOPI, de fecha 06 de noviembre de 2000,confirmó esta decisión:

“(...) en el extremo que consideró que la clasificacióncomo acreedores no garantizados a los Bancos StandardChartered y The Nassau Branch of BankBoston N.A enel Acuerdo Global de Refinanciación de Austral GroupS.A.A., a pesar de que contaban con afectacionesespecíficas sobre el patrimonio de la deudora, constituíaun abuso de derecho por parte de la Junta deAcreedores. Ello en tanto, si bien existen diferencias ensu naturaleza económica, la ley ha asimilado a ambasmedidas, otorgándoles el mismo orden de preferencia,no existiendo, en ese sentido, margen legal para justificarla diferenciación alegada por la insolvente y el BancoWiese Sudameris S.A.A. Adicionalmente, no se hapresentado elementos de juicio que acrediten unadiferencia entre las garantías reales y las medidascautelares que respaldaban los créditos de dichosacreedores que justifiquen la distinción efectuada en elAcuerdo”.

En atención a ello, la Junta de Acreedores debió reunirsenuevamente a efectos de adecuar el acuerdo adoptadoa lo dispuesto en estas resoluciones.

III. EL COMENTARIO

Una autorizada doctrina argentina2 ha clasificado loscriterios para caracterizar el ejercicio abusivo de losderechos de la siguiente forma:

a. Criterios subjetivos:

i. El abuso de derecho se identifica con la intenciónde perjudicar (Josserand, en un primer momento;Markovitch y Charmont).

ii. El abuso de derecho consiste en el ejercicio delderecho con culpa del titular (Colin, Capitantinicialmente, Demogue, Sourdat, Lalou, losMazeaud y Salvat).

iii. El abuso consiste en el ejercicio del derecho sininterés o utilidad (Bonnecase, Ripert, Lafaille yAguiar).

b. Criterios objetivos:

i. El abuso consiste en el ejercicio contrario al fineconómico y social del derecho (Saleilles, Díaz ySalas).

ii. El abuso consiste en el ejercicio contrario al fin desu institución (Porcherot y Josserand).

iii. El abuso se define por un ejercicio contrario a lamoral y buenas costumbres (Savatier, R.Goldschmidt y Borda).

c. Criterio mixto: que conjuga las distintas ideas paradefinir el abuso (Capitant).

En mi opinión, el abuso de derecho es un principiogeneral del derecho que, como toda institución jurídica,atraviesa por dos momentos, uno fisiológico y el otropatológico. En el momento fisiológico, el abuso delderecho debe ser entendido, junto con la buena fe,como un límite intrínseco del mismo derecho subjetivo3

y ahí sí cabría su estudio dentro de la teoría generaldel derecho4. En cambio, en el momento patológico,el abuso del derecho se asimila, bien a los principiosde la responsabilidad civil (cuando se produce un dañoo hay amenaza del mismo) o bien a las reglas de laineficacia (cuando nos encontramos frente a unapretensión procesal abusiva)5.

En atención a ello, comparto plenamente la opiniónque sostiene que la función de este principio no debeagotarse solamente en la de ser una fuente deobligaciones (como inducirían las tesis subjetivistasseñaladas)6. Las notas características adicionales queha asimilado la Resolución 104-96-TRI-SDC/INDECOPIson correctas y se dirigen hacia una concepción decarácter objetivo del mismo. Es por ello que, aunquese considere al abuso de derecho como un factor deatribución, éste debe ser de naturaleza objetiva7, valedecir, que se tipifique independientemente de la

2 LLAMBÍAS, Jorge. “Tratado de Derecho Civil. Parte General, Tomo II, Personas Jurídicas, Bienes, Hechos y Actos Jurídicos”. Duodécima edición,actualizada por RAFFO BENEGAS, Patricio. Buenos Aires: Perrot. 1986. p. 180.

3 RUIZ SERRAMALERA, Ricardo. “Derecho Civil. Parte General”. Madrid: Facultad de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid. 1980.p. 472.

4 FERNÁNDEZ SESSAREGO, Carlos. “Abuso de derecho”. Buenos Aires: Astrea. 1992. p.163.5 GAMBARO. “Nota a sentencia del Tribunal de Torino”. 13 de junio de 1983. En: “Responsabilità civile e previdenza”. Giuffrè. 1983. p. 824 y

“Abuso del diritto, II) Diritto comparato e straniero”. En: “Enciclopedia Giuridica”. Roma: Istituto della Enciclopedia Giuridica fondata da GiovanniTreccani. 1988. p. 2.

6 LLAMBÍAS, Jorge. Op. Cit. pp. 181-182.7 Permítaseme remitir a ESPINOZA ESPINOZA, Juan. “Derecho de la Responsabilidad Civil”. Tercera edición corregida. Lima: Gaceta Jurídica. 2005.

p. 129.

Page 168: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

177

Juan

Esp

inoz

a Es

pino

za

intención de dañar y si lo asimilamos solo a un standardde conducta, no se entendería por qué debaconfigurarse independientemente de la culpa. Creo quela ocasión de este comentario es propicia para insistiren qué supuestos no nos encontramos frente a unabuso de derecho:

i) No existe identidad conceptual entre elprincipio de abuso de derecho (que es decarácter jurídico) y el abuso de posición dedominio, que es una figura de naturalezapreminentemente económica (que tiene,obviamente, consecuencias jurídicas).

El abuso de derecho es una limitación intrínseca delderecho subjetivo que se configura con el conflictoentre éste y un legítimo interés. Para entender lo quees el abuso de posición de dominio, debemos describirde qué es lo que se abusa, esto es, la posición dedominio, la cual es definida en el artículo 4, del DecretoLegislativo 701, de fecha 5 de noviembre de 1991, dela siguiente manera:

“Se entiende que una o varias empresas gozan de unaposición de dominio en el mercado, cuando puedenactuar de modo independiente con prescindencia de suscompetidores, compradores, clientes o proveedores,debido a factores tales como la participación significativade las empresas en los mercados respectivos, lascaracterísticas de la oferta y la demanda de los bienes oservicios, el desarrollo tecnológico o servicios involucrados,el acceso de competidores a fuentes de financiamiento ysuministros, así como redes de distribución”.

Hasta allí, la posición de dominio no está sancionada porley. Sin embargo, sí el abuso de la misma. Así lo determinael primer párrafo del artículo 5 del texto que comento:

“Se considera que existe abuso de posición de dominioen el mercado, cuando una o más empresas que seencuentran en la situación descrita en el artículo anterior,actúan de manera indebida, con el fin de obtener

beneficios y causar perjuicios a otros, que no hubieransido posibles, de no existir la posición de dominio”8.

Con acierto, se observa que “el “actuar de maneraindebida” debe entenderse referido a utilizar laparticipación en el mercado de manera tal que seproduzca un daño distinto al mero daño concurrencial,es decir el derivado de una competencia leal y libre”9.Evidentemente, entre el abuso de derecho y el abusode posición de dominio existen, como notas comunes,(aunque peque por decir lo evidente), el abuso y que, sise ocasionan daños por éste, surge la obligación a lareparación; pero debido a las diferencias ya anotadas,el órgano competente para conocer el abuso de laposición de dominio (por mandato de la ley, artículo 16del Decreto Legislativo 25878) es la Comisión de LibreCompetencia y, en segunda instancia administrativa, laSala de la Defensa de la Competencia del INDECOPI y,recién podrá hacerse un cuestionamiento a nivel delPoder Judicial, agotada la vía administrativa.

Si analizamos de una manera detenida los supuestosespecíficos de abuso de posición de dominio(discriminación al contratar, discriminación de precios,métodos coercitivos, principalmente), nos damoscuenta que los mismos no encajan dentro de lo queconceptualmente se conoce como abuso de derecho.Son supuestos de colisión de derechos.

ii) Tampoco constituyen una forma de abuso dederecho las cláusulas vejatorias.

El abuso de derecho no es más que el conflicto entreun derecho subjetivo y un legítimo interés que seproduce por el ejercicio irregular de un derecho o porla omisión irregular de su ejercicio (conforme lopodemos interpretar sistemáticamente de los artículosII del Título Preliminar y 1971 inciso 1 del Código Civil)10.Las cláusulas vejatorias (o abusivas) son aquellaspredispuestas previamente por una de las partes, quegeneran una asimetría (en contraste con el principiode buena fe) en la economía de las obligaciones a las

8 En este artículo se agrega que: “Son casos de abuso de posición de dominio:a) La negativa injustificada de satisfacer las demandas de compra o adquisición, o las ofertas de venta o prestación de productos o servicios.b) La aplicación en las relaciones comerciales de condiciones desiguales para prestaciones equivalentes, que coloquen a unos competidores en

situación desventajosa frente a otros. No constituye abuso de posición de dominio el otorgamiento de descuentos y bonificaciones quecorrespondan a prácticas comerciales generalmente aceptadas, que se concedan u otorguen por determinadas circunstancias compensatorias,tales como pago anticipado, monto, volumen u otras y/o que se otorguen con carácter general, en todos los casos en que existan igualescondiciones;

c) La subordinación de la celebración de contratos a la aceptación de prestaciones suplementarias que, por su naturaleza o con arreglo a lacostumbre mercantil, no guarden relación con el objeto de tales contratos;

d) La aplicación en la venta local de materias primas, cuyos precios de venta se rigen en base a cotizaciones internacionales, de sistemas defijación de precio, condiciones de venta, de entrega o de financiamiento que impliquen la obtención de mayores valores de venta en elmercado local que los valores de venta ex planta netos obtenibles en la exportación de esas mismas materias primas;

e) El aprovechamiento de los términos concedidos por los Convenios de estabilidad tributaria suscritos con anterioridad a la vigencia delpresente Decreto Legislativo, en forma tal que impidan a otras empresas productoras de bienes similares las posibilidades de competenciaequitativa, tanto en el mercado nacional, como en el internacional.

f) Otros casos de efecto equivalente”.9 BULLARD GONZALES, Alfredo. “Legislación antimonopólica y el mito del Muro de Berlín”. En: THEMIS-Revista de Derecho 30. Lima. 1994. p. 403.10 ESPINOZA ESPINOZA, Juan. “Ejercicio abusivo del derecho”. En: “Código Civil Comentado”. Tomo I. Lima: Gaceta Jurídica. 2003. pp. 24-31.

Page 169: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

178

que se encuentran vinculadas contractualmente laspartes, en desmedro de la parte que las acepta11.

En el caso concreto, se sabe que si una persona jurídicase encuentra en un procedimiento reestructuración,los poderes de actuación de sus órganos se suspendeny pasan a los acreedores, los cuales, mediante las juntas,deciden el destino de la concursada (artículo 63 inciso1 de la Ley General del Sistema Concursal). En el casodel procedimiento concursal preventivo, los órganosmantienen el ejercicio de sus funciones; pero laintervención de los acreedores se da justamente aefectos de decidir el acuerdo global de refinanciación,dentro del cual se encuentra el cronograma de pagos.Evidentemente, al igual que en las juntas de accionistas,en las juntas de acreedores existen conflictos deintereses entre los mayoritarios y los minoritarios. Laregla será siempre que prevalecerán los acuerdos demayoría. Sin embargo, la minoría no se encuentradesprotegida. El ya mencionado artículo 118 inciso 1de la Ley General del Sistema Concursal faculta tantoal deudor como a los acreedores que representen almenos el 10% de los créditos reconocidos para queimpugnen dichos acuerdos debido al incumplimientode las formalidades legales, inobservancia de las normaso el ejercicio abusivo de derecho. Ahora, no obstanteel reconocimiento formal, resulta sumamente difícilpara los acreedores minoritarios (y para el deudor)demostrar el abuso. Prueba de ello está en que sonraros los casos en los cuales se ha amparado dichapretensión.

Las resoluciones que son materia de este comentario ysancionan el hecho manifiesto que, abusando del poderde decisión de la mayoría, se incluyó desventajosamentea tres acreedores en un grupo que correspondía aaquellos que no contaban con garantías (no obstantelas tenían), motivan las siguientes reflexiones:

a. Se hace mención al “legítimo interés que poseenlas mayorías para adoptar acuerdos que satisfagansus expectativas”. En el proceso de votacióndebemos distinguir los siguientes momentos:

i) Cada accionista o acreedor (según sea el caso)detenta el derecho (situación jurídica de ventajaactiva) a votar y el interés material que la mayoríasea coincidente con el mismo. Aquí no cabe ladistinción entre mayoritario y minoritario.

ii) El hecho de encontrarse en una situacióncuantitativamente superior (al detentar más

acciones o acreencias reconocidas) no generaimpunidad respecto a la toma de decisiones quecontravengan normas imperativas ni de que seconfigure un ejercicio abusivo del derecho.

iii) Si dentro del acuerdo se configura un ejercicioregular de derecho no obstante se lesionen loslegítimos intereses de la minoría, nos encontraremosfrente al supuesto de un daño jurídicamentepermitido (artículo 1971 inciso 1 Código Civil).

b. ¿Cuál es el parámetro para determinar si el acuerdode la mayoría constituye o no un ejercicio regularde un derecho? En la resolución de primera instanciase advierte, con razón, que el tratamientodiferenciado entre los acreedores no constituye apriori un ejercicio irregular de un derecho. Elparámetro será determinar si nos encontrarnosfrente a justificados criterios de diferenciaciónobjetiva.

c. El hecho de diferenciar los tipos de garantías, conla única finalidad de lesionar las situaciones jurídicasde dos acreedores minoritarios (los que contabancon medidas cautelares) revela que se estávulnerando el principio de la par conditiocreditorum.

Es importante distinguir dos conceptos que suelenconfundirse: igualdad y paridad de tratamiento. Enefecto, “mientras la paridad de tratamiento se justificasiempre en base a la lógica de la justicia retributiva yde la par conditio, la igualdad constitucional tiende arealizar la paritaria dignidad social, removiendo losobstáculos que limitan la libertad de los ciudadanospara realizar la justicia social y distributiva”12. El principiode la par conditio creditorum es una manifestación delprincipio de paridad de tratamiento, basado en elcriterio simétrico del do ut des. En otras experienciasjurídicas, como la italiana, la doctrina es sumamentecrítica con el uso indiferenciado y absoluto de esteprincipio, llegando a sostener que su aplicación debeser residual, mientras que la jurisprudencia admite unaserie de excepciones13.

La reflexión final es la de constatar que, dado el carácterdinámico de este principio, resulta sumamente limitadoplantear el estudio del abuso de derecho en abstracto.En efecto, dadas las particularidades de cada derecho delcual se podría abusar, este principio se va enriqueciendoy resulta ser una exigencia analizarlo dentro de lo que loscommon lawyers llaman law in action.

11 ESPINOZA ESPINOZA, Juan. “Las cláusulas vejatorias en los contratos estipulados unilateralmente”. En: LEÓN HILARIO, Leyser (compilador).“Estudios sobre el Contrato en general. Por los sesenta años del Código Civil Italiano (1942-2002)”. Lima: ARA. 2003. p. 584.

12 PERLINGIERI, Pietro. “Il diritto civile nella legalità costituzionale”. Napoli: ESI. 1991. p. 178.13 ALPA, Guido. “I principi generali”. En: IUDICA, Giovanni y Paolo ZATTI. “Trattato di Diritto Privato”. Milano: Giuffrè. 1993. p. 407.

Page 170: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

179

Edua

rdo

Qui

ntan

a Sá

nche

z

¿En qué consisten el abuso de posición dedominio conjunta y la colusión tácita? ¿Sonconceptos equivalentes? ¿Son sancionablesdichas prácticas bajo el Decreto Legislativo701? ¿En qué supuestos?

En este interesante y extenso artículo, el autor,a través del análisis de jurisprudencia nacionaly de la Comunidad Europea, absuelve lasinquietudes planteadas, entre otras. Creemosque el presente trabajo será de gran utilidad,tanto en el ámbito académico, como en laresolución de casos futuros que involucrenestas materias.

ABUSO DE POSICIÓN DE DOMINIO CONJUNTA YCOLUSIÓN TÁCITA:

¿INFRACCIONES SIN CONTENIDO REAL?*

Eduardo Quintana Sánchez**

* Agradezco los comentarios de Martha Martínez al presente trabajo, así como la colaboración de Lucía Villarán en la elaboración del mismo, enespecial en la revisión de la jurisprudencia nacional y extranjera. Los errores que hubieran quedan de mi parte.

** Profesor de la Maestría de Derecho de la Empresa de la Pontificia Universidad Católica del Perú.

Page 171: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

180

1. INTRODUCCIÓN

En el ámbito de las políticas de competencia se haasumido usualmente que los oligopolios conllevanun riesgo inherente de colusión entre empresasrivales. Ello parte de la idea tradicional de que amenor número de empresas menores costos detransacción para que se pongan de acuerdo en nocompetir. Esta presunción viene siendo discutida porcorrientes económicas más recientes, derivadas delos conceptos de la teoría de juegos, que proponenque el oligopolio también puede generar resultadossimilares a los de competencia, pese a que lasempresas participantes en el mercado no seenfrenten activamente.

Esas corrientes plantean que el comportamientooligopólico sigue una lógica en que cada empresamaximiza su beneficio considerando cómo podríanactuar sus rivales, de manera que su comportamientoes interdependiente. Partiendo de tal premisa, algunosoligopolios no permiten que sus miembros entren enesquemas de colusión y producen resultados similaresa los de competencia, esto es, que las empresas fijenprecios menores. No obstante, también se reconoceque, en otros casos, el oligopolio puede ocasionar quelos competidores actúen coordinadamente yproduzcan resultados similares a los de situaciones demonopolio, es decir, que fijen precios por encima delnivel competitivo. Dentro de este segundo grupo, sedistingue entre colusión explícita y lo que se ha venidoa denominar colusión tácita.

La colusión explícita se produce cuando las empresasmiembros de un oligopolio tienen comunicación ocontacto efectivo entre ellas que les permitacoordinar su comportamiento a fin de dejar decompetir. En términos legales este comportamientose califica como acuerdos o prácticas concertadas yse denomina genéricamente como carteles. Lacolusión tácita supone que las empresas puedenajustar su comportamiento al de sus rivales sinnecesidad de contacto ni comunicación directa entreellas. Esto es posible debido a que las particularescondiciones del mercado en cuestión les permitendetectar oportunamente la desviación delcomportamiento esperado y, además, hacen creíbleque se aplicarán medidas de represalia frente acualquier desviación. En cuanto a la respuesta legalpara este comportamiento, se argumenta que elmismo no debería ser sancionado, por ser laconducta racional y esperable en mercados de esanaturaleza.

En el ámbito jurídico existe un nutrido debate sobrelas características de la colusión tácita, sus

consecuencias en el mercado y los eventualesremedios legales que podrían servir para hacerlefrente. En la Comunidad Europea se ha discutidoacaloradamente si las normas de control deconductas –prohibiciones de acuerdos y prácticasconcertadas o de actos de abuso de posición dedominio– o las de control de concentracionesempresariales, son mecanismos idóneos paraenfrentar la colusión tácita. En particular, se habuscado lidiar con la colusión tácita a través delconcepto de posición de dominio conjunta,partiendo del texto de las normas que señalan queuna posición de dominio puede ser ostentada poruna o más empresas en el mercado. En este punto,el debate se ha centrado en examinar la licitud de lacolusión tácita –o de la posición de dominioconjunta– y, por ende, en definir si correspondeactuar ex-post bajo el supuesto de que es unainfracción sancionable o, más bien, uti l izarmecanismos de prevención.

En el Perú aún no se ha planteado esta discusión enel campo académico, pese a que existen interesantespronunciamientos de las instancias correspondientessobre la materia. Estos pronunciamientosreproducen en cierta medida parte del debateocurrido en la Comunidad Europea. En particular,en lo referido al uso del concepto de posición dedominio conjunta como correlato de la colusióntácita y a la legalidad de esta figura, dado que la leyperuana también prohíbe los actos de abuso deposición de dominio llevados a cabo por una o másempresas.

Este trabajo busca exponer las dificultades que lacolusión tácita plantea para las políticas decompetencia y luego discutir críticamente la formamás idónea de enfrentar los resultados que dichafigura puede ocasionar en el mercado. Para ello sedescriben brevemente las ideas económicas queexplican el fenómeno de la colusión tácita. Luego, seanaliza con detalle la evolución de la figura de lacolusión tácita a la luz de la principal jurisprudenciaque ha emitido la Comunidad Europea, poniendoespecial énfasis en el desarrollo de su relación con elconcepto de posición de dominio conjunta. Asimismo,se estudia las líneas argumentales de la jurisprudenciaperuana en la materia, indicando sus semejanzas odiferencias con la experiencia europea, así como losriesgos derivados de asumir una posición errada alrespecto. Finalmente, se plantean algunasconsideraciones finales sobre los derroteros quepodría seguir la figura de la colusión tácita y aquelladel abuso de posición de dominio conjunta,evaluando si efectivamente constituyen infraccionesa las normas de libre competencia.

Page 172: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

181

Edua

rdo

Qui

ntan

a Sá

nche

z

2. EL PROBLEMA DEL OLIGOPOLIO Y LACOLUSIÓN TÁCITA1

El análisis de políticas de competencia utiliza los modelosde competencia perfecta y de monopolio comoparadigmas teóricos para comparar los resultados quearrojan las distintas estructuras de mercado existentes.Bajo la competencia perfecta las firmas son demasiadopequeñas para preocuparse por el poder relativo de susrivales y saben que no pueden afectar el precio demercado. El monopolio no enfrenta competencia, porlo que no tiene que preocuparse por los rivales.

Entre ambos paradigmas se encuentra el oligopolio, cuyacaracterística básica es un número reducido de empresasque son mutuamente interdependientes en su actuar.Esta es la estructura de mercado más común en loshechos, pues en los mercados reales las empresas sí debentener en cuenta las posibles decisiones de sus rivales almomento de definir su propia estrategia comercial, entanto que deben adoptar simultáneamente sus decisionesde precios o cantidades a producir y son conscientes deque tales decisiones influirán en las que puedan adoptarsus competidores.

Tradicionalmente se ha considerado que cuanto másreducido es el número de empresas habrá menorcompetencia, y viceversa. En tal virtud, se asume que losoligopolios llevan consigo casi naturalmente el riesgo decolusión entre empresas rivales, ya que cuanto menos sonéstas mayor posibilidad tienen de ponerse de acuerdo parano competir. Así, la colusión implica un comportamiento

coordinado entre los rivales, que es consecuencia de haberdecidido no competir y de aprovechar el poder de mercadoque logran como conjunto para fijar condiciones de ventaiguales o muy similares, impidiendo que los clientes puedanelegir entre distintas alternativas. El resultado de estecomportamiento es parecido al que arrojaría una situaciónde monopolio. Lo importante para efectos del presenteartículo es que las políticas de competencia parten delsupuesto de que los mercados con características deoligopolio ofrecen mayores oportunidades para talesprácticas, asumiendo que el menor número de empresasreduce los costos de transacción para que los competidoresse pongan de acuerdo2.

Sin embargo, el oligopolio también puede dar lugar aun resultado similar al de competencia, pese a que lasempresas participantes en el mercado no se enfrentenactivamente. En efecto, la teoría de juegos muestra queun oligopolio puede producir un resultado similar a aquelen que hay varias empresas compitiendo agresivamenteen el mercado. Esto indica que no es correcto presumirque el resultado del oligopolio siempre será la colusión.

Basándose en el denominado equilibrio de Nash3, lateoría de juegos no cooperativos plantea el siguienteescenario bajo la lógica del “dilema del prisionero”4.Las empresas A y B, que conforman un oligopolio,deben decidir si fijan un precio alto o bajo. En lasiguiente matriz de pagos se muestran los resultadosque podrían arrojar sus decisiones, identificándose losbeneficios que obtendrían o las pérdidas que sufriríanen cada caso según la decisión que adoptaran.

1 Esta sección se sustenta en los planteamientos de: BISHOP, Simon y Mike WALKER. “Economics of E.C. Competition Law: Concepts, Application andMeasurement”. Londres: Sweet and Maxwell. 1999. pp. 22-27 y 79-86. BRIONES, Juan. “Oligopolistic Dominance: Is there a Common Approach inDifferent Jurisdictions? A review of Decisions Adopted by the Commission under the Merger Regulation”. En: European Competition Law Review 6.1995. pp. 342-347. IVALDI, Marc; JULLIEN, Bruno; REY, Patrick; SEABRIGHT, Paul y Jean TIROLE. “The Economics of Tacit Collusion. Final Report forDG Competition”. European Commission. 2003. pp. 11-57. MOTTA, Massimo. “Competition Policy. Theory and Practice”. Nueva York: CambridgeUniversity Press. 2004. pp. 137-156. NIELS, Gunnar. “Collective Dominance: More than just Oligopolistic Interdependence”. En: European CompetitionLaw Review 5. 2001. pp. 168-172. PHLIPS, Louis. “Competition Policy: A Game-Theoretic Perspective”. Glasgow: Cambridge University Press. 1995.pp. 1-20. STROUX, Sigfrid. “Is EC Oligopoly Control Outgrowing Its Infancy?”. En: World Competition 23. 2000. pp. 7-13.

2 Louis Phlips plantea en los siguientes términos los supuestos usuales de las políticas de competencia: “(...) la presunción implícita parece ser queel único equilibrio oligopólico concebible es la colusión. Si los precios no se mueven, debe haber un equilibrio colusivo. Si los precios se muevensimultáneamente o casi simultáneamente, esto debe ser un movimiento de un equilibrio colusivo a otro. Si una empresa cambia su precio y lasdemás la siguen inmediatamente o casi inmediatamente, esto debe interpretarse como una reacción defensiva para mantener las cuotas demercado acordadas. Consecuentemente, la competencia entre oligopolistas sólo es posible a través de (lo que los teóricos de los juegos llaman)hacer trampa. Por ello la trampa debe ser incentivada por todos los medios y el mejor incentivo es crear o mantener información imperfecta entrelos competidores” (traducción libre). PHLIPS, Louis. Op. Cit. p. 10.

3 En términos muy simplificados, el equilibrio de Nash supone que cada empresa actúa en el mercado de modo que maximiza sus gananciastomando como dado el comportamiento de las demás empresas, de modo que ninguna de ellas considera beneficioso actuar de otra manera,considerando la forma en que las otras se comportarán.

4 La concepción del dilema del prisionero parte de la idea de dos detenidos interrogados separadamente, que se encuentran ante la disyuntiva deconfesar el crimen o guardar silencio, tomando en cuenta lo que el otro podría hacer. Si uno de ellos confiesa, estaría delatando al otro, mientrasque si ambos guardan silencio podrían tener una opción de quedar libres si no hay otras pruebas que los incriminen. Este dilema se traslada alcomportamiento de las empresas que conforman un oligopolio y a las decisiones que pudieran adoptar.

15

15

0

40

precio

alto

precio

bajo

Empresa B

40

0

4

4

5

5

15

15

0

40

40

0

4

4

5

5

Em

pre

saA

pre

cio

alto

pre

cio

baj

o

Equilibrio

de Nash

(“competencia”)

Page 173: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

182

Tomando en cuenta los posibles resultados de la decisiónindividual de cada empresa, ambas deberían preferir elescenario en que las dos fijan un precio elevado frente aaquel en que establecen un precio bajo, pues en elprimero las dos lograrían ganancias de 15 (cuadrantesuperior izquierdo). Pero si, por ejemplo, la empresa Afijara un precio elevado, la mejor alternativa para laempresa B no sería cobrar también un precio elevado,sino mas bien fijar un precio bajo, pues así atraería mayorclientela y vendería más unidades, logrando unaganancia de 40, mientras que su rival no obtendríaganancias (cuadrante superior derecho). De igual forma,si la empresa B fijara un precio elevado, la empresa Apodría establecer un precio más bajo, para ganar 40 ydejar a su competidora sin ganancia alguna (cuadranteinferior izquierdo). Si ambas empresas saben que si fijanun precio elevado su competidor fijará un precio bajopara llevarse todas la ganancias, buscarán fijar un preciobajo, de manera que al final ambas obtengan al menosuna ganancia de 5 cada una (cuadrante inferior derecho).

El ejercicio anterior explica la interdependencia que existeentre los miembros de un oligopolio y muestra que pesea que las empresas preferirían cobrar un precio elevado,la incertidumbre de que una de ellas no fije su precio enese nivel las lleva a cobrar un precio bajo para evitar elriesgo de quedarse sin ganancias. De esta forma, unoligopolio puede dar lugar a los mismos resultados quese producirían bajo una situación de competencia agresivaentre un gran número de empresas rivales, aun cuandolos miembros del oligopolio no parezcan competiractivamente. Así, no competir agresivamente deja de serconsecuencia de una estrategia colusiva y se convierte enparte de una lógica en que cada empresa maximiza subeneficio considerando cómo podrían actuar sus rivales.

Conforme a lo señalado hasta este momento, debeconcluirse que lo más relevante al aplicar las políticasde competencia no es dar por sentado que unoligopolio produce siempre colusión entre loscompetidores, sino mas bien comprender quesolamente bajo determinadas circunstancias lainterdependencia propia de una situación de oligopoliofacilita la existencia de comportamientos colusivos.

2.1. Colusión explícita y colusión tácita

Los tres principales elementos para hacer sostenible ycreíble un esquema de colusión entre competidores, sonque estos últimos: (i) tengan acceso a información sobrelas condiciones de venta que aplicarán los demás(cantidades, precios, etcétera); (ii) puedan determinar sidichas condiciones de venta se aplicaron efectivamenteen los hechos; y (iii) cuenten con algún mecanismo de“sanción” frente a aquellos que pretendan desviarsedel comportamiento pactado o esperado5.

Los dos primeros elementos permiten que losparticipantes decidan su estrategia comercial acordecon lo pactado o esperado, e identifiquen si alguno deellos “hace trampa” aplicando condiciones distintas.El tercer elemento sirve como amenaza para que todosrespeten las condiciones pactadas o las que se esperaríaque apliquen, garantizándose así que las mismas denresultados beneficiosos para todos6.

Si las empresas pueden crear las condiciones para queel flujo de información sea el adecuado y exista la referidaamenaza, la probabilidad de que el oligopolio generecomportamientos anticompetitivos es mayor, pues lacolusión resulta sostenible. Por esta razón, las políticasde competencia persiguen y sancionan los acuerdos, lasconcertaciones o en general los carteles de competidores–como se les conoce en términos legales– pues a travésde estos mecanismos las empresas intercambianinformación relevante sobre las condiciones de venta,coordinan su comportamiento, e identifican a quienesno cumplen lo pactado, diseñando además mecanismosde represalia contra estos últimos.

Este comportamiento oligopólico cooperativoentre competidores, a través de mecanismos deintercambio de información y organización deactividades, se conoce en términos económicos comocolusión explícita, en tanto supone comunicación ocontacto efectivo entre los participantes.

Ahora bien, al momento de explicar los resultados deloligopolio bajo la lógica del dilema del prisionero se

5 Los acuerdos entre competidores generan incentivos para que sus miembros se desvíen de lo pactado, debido a que hacer trampa siempre seríauna opción atractiva. Considérese, por ejemplo, que en una industria compiten cuatro empresas, el precio se fija en S/. 6,00 y la producción totales de 18.000 unidades. Las empresas acuerdan que cada una producirá solamente 3.500 unidades –pese a que tienen capacidad instalada paraproducir más– de modo que restringirán la oferta en 4.000 unidades para fijar un precio de S/. 10,00 por unidad. Si una de ellas hace trampa yveladamente ofrece un precio de S/. 8,00 incrementaría notoriamente su nivel de ventas a costa de las demás empresas. Supóngase que dichaempresa llega a vender 12.000 unidades: 3.500 que le correspondían según el acuerdo; 6.500 que compraron los clientes de los otros miembrosdel acuerdo, atraídos por el menor precio; y 2.000 que compraron algunos de los clientes que habrían dejado de ser atendidos como consecuenciade la supuesta reducción de la oferta en 4.000 unidades. De este modo, la empresa que incumplió el acuerdo tendría ingresos de S/. 96.000mientras que bajo el acuerdo solamente hubiera recibido S/. 35.000. De otro lado, las otras tres empresas que cumplieron estrictamente lopactado, produciendo únicamente 3.500 unidades cada una y ofreciéndolas a S/. 10,00, solamente llegarían a vender 4.000 unidades, perdiendomás del 60% de los ingresos que les habría correspondido según el acuerdo y quedándose con un stock de 6.500 unidades.

6 Si no existe forma de identificar quién incumple lo pactado ni se cuenta con un mecanismo creíble de castigo, la posibilidad de éxito de cualquieracuerdo se diluye, pues los incentivos para hacer trampa y los beneficios esperados de incumplir siempre serán mayores que el riesgo de serdetectado y sancionado. Por ello, los mecanismos de represalia deben constituir una amenaza suficiente para disuadir a aquellos miembros quepodrían verse tentados a hacer trampa. Así, por ejemplo, bajo un esquema de colusión por el que las empresas se reparten el mercado geográficamenteo por clientes, de modo que ninguna entra en la zona o en el segmento de las otras, el riesgo de que todas entren a competir solamente en la zonao el segmento de aquel que incumplió con la asignación pactada, puede resultar un mecanismo de represalia muy convincente y disuasivo.

Page 174: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

183

Edua

rdo

Qui

ntan

a Sá

nche

z

señaló que lo óptimo para las empresas sería cobrarambas un precio elevado, para así obtener mayoresganancias, pero que debido a los incentivos de ofrecerprecios menores y al riesgo de que solo una de ellas lohaga, las dos terminan fijando un precio menor. Lainterrogante es entonces si existe la posibilidad de quelas empresas terminen fijando un precio elevado(cuadrante superior izquierdo de la matriz de pagos)sin comunicación o contacto efectivo entre ellas, esdecir, sin incurrir en una situación de colusión explícita.

La respuesta es afirmativa. En efecto, el ejercicio con lamatriz de pagos antes mencionada considera que latoma de decisiones se da una sola vez, como si lasempresas solo se enfrentaran una vez en el mercado yúnicamente en ese momento definieran su estrategiade precios. Sin embargo, en los hechos, las empresas seencuentran repetidamente en el mercado y cada vezdeben adoptar esas decisiones. Así, consecutivamentepueden ocurrir desvíos, su castigo y, luego, el perdón,de manera que aquel que se desvía sufre el castigo delos otros oligopolistas y luego estos tienen la opción deperdonarlo y tratar de volver al arreglo implícito que seincumplió.

Para que lo anterior pueda suceder, se requiere que laestructura y características del mercado en cuestiónpermitan la presencia de los tres elementos antesseñalados, sin que haya comunicación o contactoefectivo entre las empresas. Esto es, que los flujos deinformación sean suficientes para anticipar elcomportamiento del rival y para identificar si secomportó según lo esperado, y que exista la amenazade represalia para los que pretendan desviarse delcomportamiento esperado, sin necesidad de que lasempresas se pongan de acuerdo para ello.

Recuérdese que el oligopolio crea interdependencia entresus miembros y si estos pueden anticipar con suficientegrado de certeza cuál será el comportamiento de susrivales y, además, pueden verificar si finalmente sucomportamiento fue el esperado, la probabilidad de quefijen precios más elevados sin comunicarse directamentese incrementa. Esto sucede cuando el mercado presentagran transparencia en cuanto a flujos de informaciónsobre las condiciones de venta aplicadas.

No obstante, aun bajo tal supuesto, las empresastendrían incentivos para “hacer trampa” y desviarse delcomportamiento esperado por sus rivales, fijando unprecio distinto al esperado. Por ello, también se requeriríaque puedan adoptarse medidas de represalia contracualquiera que actúe en forma distinta a la pronosticada,de modo que todas sean concientes de que desviarseresultaría bastante costoso. Para que el mecanismo derepresalia sea creíble, sin necesidad de que haya contactoo comunicación entre las empresas, es necesario que sesustente en mecanismos de mercado, esto es, porejemplo, que exista la posibilidad de iniciar una guerrade precios dirigida contra el que decide “hacer trampa”.Identificar si tal mecanismo de sanción es viable resultacomplejo, pues su utilización también afectaría lasganancias de quien lo aplica, por lo cual, tendría queestar dispuesto a recurrir a tal herramienta.

Un ejemplo que se menciona sobre el particular es el dedos estaciones de servicio y venta de combustibles(denominadas en este medio como “grifos”), que seencuentran ubicadas a poca distancia –por ejemplo, unafrente a otra en una doble vía–, que venden combustiblesde características homogéneas, tienen capacidad instaladadisponible similar y no enfrentan la posibilidad de ingresode competidores adicionales en esa zona. Adicionalmente,se encuentra que tales grifos cuentan con una suerte demonopolio geográfico en cierto número de cuadras a laredonda, por lo que, la competencia en el áreacorrespondiente se limita a ambos. Asimismo, se tieneque, por disposición legal, los grifos deben publicar enlugares visibles los precios que cobran y actualizarlosinmediatamente ante cualquier modificación.

Bajo tal escenario, el mercado tendría condiciones quelimitarían la posibilidad de competencia potencial y, además,presentaría fluidez de información, lo cual permitiría quecada grifo anticipe los precios de su rival y luego verifiquesi los aplicó efectivamente. Además, ambos grifos podríanreducir casi inmediatamente sus precios frente a cambiosen el comportamiento esperado de su rival, con lo que laamenaza de sanción (inminencia de una guerra de precios)resultaría bastante creíble. En consecuencia, la probabilidadde que ambos grifos ajusten sus precios llevándolos hacialo más óptimo para ambos, es decir, que fijen un precioalto, se incrementaría considerablemente.

15

15

0

40

precio

alto

precio

bajo

Empresa B

40

0

5

5

Colusión

tacita

15

15

0

40

40

0

5

5

Em

pre

saA

pre

cio

alto

pre

cio

baj

o

Page 175: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

184

En virtud de lo anterior, cuando las empresas puedenajustar su comportamiento al de los rivales sin necesidadde contacto ni comunicación directa entre ellas, se hablade un comportamiento oligopólico no cooperativoque produce la denominada colusión tácita. A diferenciade la colusión explícita, la colusión tácita se sustentaúnicamente en que el mercado por sí mismo permitedetectar oportunamente la desviación delcomportamiento esperado y hace creíble que se aplicaránmedidas de castigo frente a cualquier desviación.

Aceptando que los oligopolios no cooperativos puedendar lugar a colusión tácita, la interrogante que quedaes cómo escogen los miembros del oligopolio el precioelevado que les conviene. La ausencia de comunicacióno contacto entre ellos hace más complicada lacoordinación de comportamientos para elegir el precioa cobrar. En efecto, utilizar las señales de mercado paraindicar la intención de coordinar un precio colusivo nosolo puede ser complicado, sino también costoso.

Por ejemplo, si una empresa decide que el precio decolusión debe ser mayor y eleva el suyo como señal,puede perder mercado en el período de adaptaciónhasta que el rival también incremente su precio. Deotro lado, si una empresa considera que el precio decolusión debe ser un poco menor y reduce el suyo, elrival puede considerarlo como una desviación y aplicarleel mecanismo de sanción, originándose así una guerrade precios.

En consecuencia, si bien la colusión tácita es unresultado probable del oligopolio cuando el mercadoen cuestión presenta las características propicias parael desarrollo de dicho comportamiento, debe tenersedebida cuenta de que alcanzarla implica un procesocomplejo y costoso. En el siguiente cuadro seclasifican los resultados del comportamientooligopólico, según la conducta de los competidores,las características del mercado y la respuesta legalque correspondería:

2.2. Características de mercado propicias para lacolusión tácita

Como se ha señalado, la colusión tácita es sostenibledebido a que las propias características del mercadopermiten que, sin necesidad de comunicación ocontacto, las empresas ajusten su comportamiento alde sus rivales, dando un resultado similar al de losacuerdos o concertaciones entre competidores. Sinembargo, no todos los mercados donde existe unoligopolio y, por tanto, donde las empresas soninterdependientes entre sí, resultan propicios para quese produzca un resultado de colusión tácita. Segúnse ha explicado previamente, el resultado deloligopolio también podría ser uno similar al decompetencia, si las empresas fijan precios bajos antela incertidumbre acerca de cómo actuará elcompetidor.

Así las cosas, la estabilidad de un esquema de colusióntácita depende de los beneficios de ajustar mutuamenteel comportamiento frente a los beneficios de desviarsedel comportamiento esperado. Si el engaño puededescubrirse fácilmente y se cuenta con la posibilidadde aplicar medidas de represalia, los incentivos para lacolusión son mayores y viceversa.

Por ello, corresponde definir cuáles son los factores quellevan a que determinados mercados sean más propiciosque otros para sostener un esquema de colusión tácita.A continuación se detallan sucintamente los principaleselementos que facilitan la colusión tácita.

2.2.1. Factores estructurales del mercado

Las características estructurales del mercado puedenser más o menos propicias para que se produzca una

Oligopolio No

Cooperativo

Oligopolio

Cooperativo

¿Comunicación y/o

contacto efectivo

entre competidores?

NO

Respuesta

legal

¿Condiciones de

mercado?

Calificación

económica

SI

Interdependencia

Competitiva

Colusión

explícita

Colusión

tácita

Aceptada

Prohibida

¿?

Propicias para

comportamiento

coordinado

Propicias para

comportamiento

coordinado

No

comportamiento

coordinado

Oligopolio No

Cooperativo

Oligopolio

Cooperativo

¿Comunicación y/o

contacto efectivo

entre competidores?

NO

Respuesta

legal

¿Condiciones de

mercado?

Calificación

económica

SI

Interdependencia

Competitiva

Colusión

explícita

Colusión

tácita

Aceptada

Prohibida

¿?

Propicias para

comportamiento

coordinado

Propicias para

comportamiento

coordinado

No propicias para comportamiento

coordinado

Page 176: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

185

Edua

rdo

Qui

ntan

a Sá

nche

z

colusión tácita. Son diversos los factores que incidenen ello, como por ejemplo:• Barreras de acceso al mercado. Si el resultado de la

colusión tácita es que se eleven los precios, estasituación podría atraer a nuevos agentes queadvierten la posibilidad de beneficiarse ofreciendoprecios menores en el mercado en cuestión, lo cualpodría poner en riesgo el esquema de colusión. Porello, si es difícil que ingresen nuevos actores almercado por las barreras de acceso existentes, losparticipantes en la colusión tendrán mayor garantíade que no habrán rivales que perturben el arregloimplícito al que se ha llegado.

• Concentración del mercado y simetría entre lasempresas. Si el mercado se encuentra concentradoy las empresas son simétricas en términos decapacidad de producción, costos, variedad deproductos y cuotas de mercado, habrá mayorprobabilidad de coordinación entre ellas.

• Naturaleza del producto y estabilidad del mercado.Si el producto es homogéneo (es decir, no existenmuchos elementos de diferenciación, tales comomarcas u otros, que generen fidelidad del cliente) yse trata de un mercado maduro en que no haymucho lugar para mayores desarrollos o innovaciónconstante, los incentivos para que los agentescompitan se reducen y ello permite que las empresasajusten su comportamiento entre sí.

• Poder de los compradores. Los compradores de granimportancia pueden hacer uso de su poder denegociación para promover competencia entre lasempresas, por ejemplo, concentrando sus comprasen una sola de ellas de modo que las otras traten deganar su preferencia. Inclusive, ese tipo decompradores puede tentar a alguna de las empresasa integrarse con ellos si es que prevén que éstas puedenentrar en un esquema de colusión tácita. En tal sentido,es más probable que la colusión tácita puedamantenerse si los compradores no son poderosos.

Se mencionan también algunas características adicionales,tales como el nivel de crecimiento de la demanda o lasfluctuaciones y ciclos de negocio, pero su incidencia sobrela probabilidad de implementación de un esquema decolusión tácita se encuentra en debate.

2.2.2. Transparencia de precios e información

Cuando las transacciones en el mercado se realizan demodo que no se hacen públicos los términos de

contratación o las negociaciones previas, las empresaspueden modificar su comportamiento sin que susrivales lo adviertan muy fácilmente. Por ejemplo,pueden decidir un incremento de la producción frentea los requerimientos de un cliente de importancia o elotorgamiento de descuentos frente a pedidos pormayor volumen de lo esperado. Así, cuanto menosobservables sean las condiciones de venta aplicadaspor las empresas, más difícil es que las empresas ajustensu comportamiento al de las demás sin contacto ocomunicación directa entre ellas.

Por tal motivo, entre los principales elementos queposibilitan la colusión tácita se encuentra latransparencia del mercado, que permite inferir a losparticipantes cuál será el comportamiento de sus rivales.Si la observación del mercado y su evolución permiteidentificar el comportamiento de los agentes ymonitorear si tiene cambios bruscos o inesperados, esmás fácil que las empresas ajusten su comportamientoentre ellas y lleguen a un arreglo implícito. La existenciade flujos de información adecuados sobre precios,volúmenes de venta, tendencias del mercado, etcétera,permite definir a cada actor, por ejemplo, si mantienelos precios vigentes o si introduce alguna modificaciónen los mismos para mantener el equilibrio con losdemás participantes. Asimismo, esa informaciónpermite detectar si alguno de los participantes estáactuando fuera de lo esperado, a fin de aplicar a tiempolas medidas de represalia correspondientes.

La transparencia no supone únicamente que lascondiciones comerciales aplicadas sean observables porlos competidores, sino que lo sean con suficiente detalley oportunamente, a efectos de que cada uno de ellosadopte las decisiones correctas sobre el precio a cobraro las cantidades a producir. El nivel de desagregaciónes relevante en la medida que permite evaluar mejorlas tendencias del mercado y las condiciones aplicadaspor el competidor en cada transacción. Así, porejemplo, es bastante más complicado identificar elprecio unitario de venta de los demás competidores sila única información que fluye está consolidada yagrupada en rubros muy amplios. De otro lado, elmomento en que se accede a la información enreferencia podría resultar decisivo para que un esquemade colusión tácita funcione. Si usualmente lainformación se obtiene con retraso, el ajuste mutuodel comportamiento de las empresas podría fracasar7.

Finalmente, debe señalarse que aun si existiesesuficiente transparencia en el mercado, las condicionesestructurales del mismo podrían no ser propicias para

7 Considérese, por ejemplo, la información que suelen publicar las asociaciones de comercio sobre precios, cantidades producidas, niveles decapacidad y otros aspectos de la industria. Aún cuando dicha información tenga el detalle suficiente, si existe un retraso considerable entre lapublicación y el momento efectivo en que se realizaron las transacciones a las que dicha información se refiere, ésta podría dejar de ser útil parasostener un esquema de colusión tácita.

Page 177: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

186

que las empresas acomoden implícitamente su accionary, más bien, generen incertidumbre sobre la evolucióndel mercado impulsándolas así a competir.

3. CONTROL DEL COMPORTAMIENTO OLIGOPÓLICOY DE LA POSICIÓN DE DOMINIO CONJUNTAEN LA COMUNIDAD EUROPEA

Como se sabe, las normas de defensa de lacompetencia de la Comunidad Europea tuvieron suprimer y más amplio desarrollo con el denominadocontrol de conductas, incluyendo tanto la prohibiciónde acuerdos o prácticas concertadas entrecompetidores (artículo 81 del Tratado de Roma), comola prohibición de actos de abuso de posición de dominio(artículo 82 del Tratado de Roma). Más adelante, enparticular desde 1989, también se incursionó en elcampo del control de estructuras, es decir, de laautorización previa de fusiones y adquisiciones deempresas (Reglamento (CE) 139/2004, sobre controlde las concentraciones entre empresas, que sustituyóel Reglamento (CEE) 4064/89, modificado por elReglamento (CE) 1310/97).

El tema de la colusión tácita ha sido considerado enlos tres ámbitos de las normas de defensa de lacompetencia comunitarias antes mencionados,evaluándose y discutiéndose con gran interés si dichasnormas constituyen mecanismos idóneos y efectivospara enfrentar los resultados del comportamientooligopólico no cooperativo. Más aún, en los últimosaños ha concitado un importante debate definir enqué medida el concepto de posición de dominioconjunta o colectiva permite enfrentar la colusión tácita.Dicho concepto ha sido utilizado con distintos nivelesde éxito tanto al aplicar la prohibición de actos de abusode posición de dominio, como para el control deconcentraciones empresariales. A continuación sepresenta a grandes rasgos la evolución del tema encada ámbito.

3.1. Prohibición de acuerdos y prácticasconcertadas entre competidores (artículo 81)

El primer ámbito en que la Comunidad Europea debatióla aplicación de las normas de libre competencia frenteal comportamiento oligopólico no cooperativo ocolusión tácita fue el de la prohibición de acuerdos yprácticas concertadas prevista por el artículo 81 delTratado de Roma (previamente artículo 85)8.

Como ya se ha señalado, la colusión tácita parte delsupuesto de que los competidores asumen una líneacomún de acción sin que exista comunicación ocontacto efectivo entre ellos. En términos legales, yparticularmente en materia de prueba de acuerdos oprácticas concertadas entre competidores, elcomportamiento similar entre las empresas delmercado, ya sea en cuanto al establecimiento de preciosu otras condiciones así como a la modificación de lasmismas en el tiempo, suele denominarse paralelismode conductas. La interrogante era entonces si elparalelismo de conductas –entendido como colusióntácita– podía considerarse prueba suficiente paraidentificar, y eventualmente sancionar, una prácticaconcertada.

3.1.1. Dyestuffs

El primer caso de importancia en que se trató estamateria fue el cartel de los colorantes (conocido comoel caso Dyestuffs). La Comisión Europea sancionó porconcertación a diez empresas productoras de tinte deanilino que habían venido elevando consecutiva yuniformemente sus precios hasta en tres oportunidadesen distintos países de la Comunidad Europea. El TribunalEuropeo de Justicia confirmó esta decisiónconsiderando que el número de productores indicabaque no se trataba de un mercado oligopólico, por loque era de esperar que hubiera competencia en elmercado. Por ello, resultaba inexplicable que todos losproductores hubieran incrementado sus precios en unperíodo de solo dos o tres días, sin que ello fueraconsecuencia de una concertación previa. Más aún,cuando el anuncio anticipado de los incrementoseliminaba la incertidumbre entre los competidoresacerca del precio que se aplicaría en el futuro9.

Autores como Rene Joliet y Valentine Korah sugirieronen aquella época que la interpretación del Tribunalsobre el concepto de práctica concertada resultaba tanamplia que podría abarcar inclusive el simpleparalelismo de conductas. Sin embargo, no debeolvidarse que la Comisión encontró evidencia relevantesobre contacto directo e indirecto entre las partes.Existía una inexplicable similitud e incluso igualdad enel texto (frases idénticas) de las órdenes de venta delos productores, pese a haber sido enviadas a diferentespaíses, en el mismo día y hasta a la misma hora.Asimismo, se contaba con registros de reuniones entrelos productores, donde se discutían no solo los precios

8 Tratado constitutivo de la Comunidad Europea, firmado en Roma el 25 de marzo de 1957. (En adelante, el “Tratado de Roma”). Artículo 81.“Se encuentran prohibidos y son incompatibles con el mercado común todos los acuerdos entre empresas, las decisiones de asociaciones deempresas y las prácticas concertadas que puedan afectar el comercio entre los Estados Miembros y que tengan como objetivo o efecto laprevención, restricción o distorsión de la competencia dentro del mercado común. En particular aquellas que: a) fijen directa o indirectamenteprecios de compra o venta u otras condiciones; b) limiten o controlen la producción, los mercados, el progreso técnico o la inversión; c) repartanmercados o fuentes de suministro; (...)”.

9 ICI versus Commission. Casos 48, 49, 51-57/69. 1972.

Page 178: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

187

Edua

rdo

Qui

ntan

a Sá

nche

z

a aplicar, sino también las fechas en que se pretendíananunciar los incrementos10.

Adicionalmente, debe tenerse en cuenta que el TribunalEuropeo de Justicia señaló que “el comportamientoparalelo no debería identificarse por sí mismo comouna práctica concertada”, aunque el mismo podríaofrecer “una fuerte evidencia de tal práctica si lleva acondiciones de competencia que no corresponden alas condiciones normales del mercado, considerandola naturaleza de los productos, el tamaño y número deempresas, y el volumen del mercado en cuestión”(traducción libre)11.

En casos posteriores, el Tribunal Europeo de Justiciaseñaló que en ausencia de pruebas sobre contactodirecto o indirecto entre los competidores, estos podíanadaptar su conducta como una respuesta inteligentefrente al comportamiento de sus rivales, sin que ellofuera una infracción al artículo 81 del Tratado deRoma12. Con esto, se admitía la validez del denominadocomportamiento “líder-seguidor”, pues el Tribunalaceptaba que en determinados mercados podía existiruna suerte de liderazgo “barométrico” en la aplicaciónde precios.

3.1.2. Wood Pulp

No obstante, el caso del cartel de la pulpa de madera(conocido como el caso Wood Pulp) es el que sentó elprecedente más importante en esta materia. LaComisión Europea concluyó que 43 productores desulfato de pulpa de madera de Canadá, Estados Unidosy Finlandia habían incurrido en concertación de precios.Según la Comisión, el mercado no era oligopólico pueshabían muchas empresas y la transparencia existentehabía sido creada artificialmente por las ellas a travésde una política de intercambio de información basadaen el anuncio de precios por adelantado.

El Tribunal Europeo de Justicia encargó la elaboraciónde dos informes a expertos economistas, para queanalizaran el mercado de pulpa de madera y laevidencia encontrada por la Comisión. Sustentándoseen dichos informes, el Tribunal revocó la mayor partede la decisión antes mencionada.

Según el Tribunal, la política de anuncio trimestral delos precios no eliminaba la incertidumbre entre losproductores sobre los precios que efectivamenteaplicarían sus rivales y, de otro lado, existían

explicaciones alternativas para el paralelismoencontrado en el anuncio de precios. En cuanto a latransparencia del mercado, se determinó que lainformación se encontraba disponible sin mayorrestricción porque los mismos compradores secomunicaban entre ellos los precios existentes y,además, algunos agentes de venta actuaban en nombrede varios productores por lo que contaban con losprecios de todos ellos y podían compararlos. Asimismo,se concluyó que, pese al número de empresasinvolucradas, el mercado sí presentaba característicasde un oligopolio. La argumentación del Tribunal fue lasiguiente:

“70. Dado que la Comisión no cuenta con documentosque permitan concluir directamente la existencia deuna concertación entre los productores en cuestión,es necesario examinar si el sistema de anuncio trimestralde precios, la simultaneidad o casi simultaneidad delos anuncios de precios y el paralelismo de anunciosde precios hallados desde 1975 hasta 1985 constituyeevidencia firme, precisa y consistente de unaconcertación previa.

71. Al definir el valor probatorio de tales factores debetenerse en cuenta que el paralelismo de conductas nopuede considerarse como prueba suficiente deconcertación, a menos que ésta constituya la únicaexplicación posible para aquélla conducta. Es necesariotener en mente que si bien el Artículo [81] (...) prohíbecualquier forma de colusión que distorsione lacompetencia, ello no priva a los operadores económicosdel derecho de adaptarse inteligentemente a laconducta existente y anticipada de sus competidores.

(...)

126. Siguiendo ese análisis, debe señalarse que, eneste caso, la concertación no es la única explicaciónposible para la conducta paralela. Para empezar, elsistema de anuncio de precios puede entenderse comouna respuesta racional frente al hecho de que elmercado de pulpa constituye un mercado de largoplazo y a la necesidad de limitar los riesgos comercialestanto para los compradores como para los vendedores.Adicionalmente, la similitud de las fechas de anunciosde precios puede ser el resultado del alto grado detransparencia del mercado, el mismo que no puededescribirse como artificial. Finalmente, el paralelismode precios y de tendencias de precios puede sersatisfactoriamente explicado por las tendencias

10 Autores citados y luego refutados por JONES, Alison y Brenda SUFRIN. “EC Competition Law: Text, Cases and Materials”. Gran Bretaña: OxfordUniversity Press. 2004. pp. 819-820.

11 ICI versus Commission. Casos 48, 49, 51-57/69. 1972. Párrafo 66.12 Suiker Unie UA versus Commission. Casos 40-48, 50, 54-56, 111 y 113-114/73. 1975. Párrafo 174. Zuchner versus Bayerische Vereinsbank.

Caso 172/80. 1981. Párrafo 14.

Page 179: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

188

oligopólicas del mercado y por las circunstanciasespecíficas prevalecientes en ciertos períodos.Consecuentemente, el paralelismo de conductasencontrado por la Comisión no constituye evidenciade concertación” (traducción libre)13.

Como se advierte, esta sentencia redujo casi totalmentela posibilidad de que el mero paralelismo de conductas–o la colusión tácita– constituya prueba suficiente deuna práctica concertada, requiriéndose siempre algúntipo de intercambio de información entre las empresaso, al menos, reciprocidad en la comunicación decondiciones de venta entre ellas14.

Cabe mencionar que el Tribunal Europeo de Justiciadejó abierta la posibilidad de que el paralelismo deconductas constituyera prueba de una prácticaconcertada en aquellos casos en que no hubieraexplicación alternativa plausible para esecomportamiento, salvo la existencia de unaconcertación previa. No obstante, siendo la regla en laComunidad Europea que las empresas pueden adaptarinteligentemente su comportamiento en función al desus rivales si pueden anticipar oportunamente cuál serásu conducta, parece muy poco probable que la únicaexplicación del paralelismo pueda ser unaconcertación15. En todo caso, si se pretendiera sostenerque existe una concertación basándose únicamente enevidencia económica relacionada con el paralelismo deconductas, la carga de la prueba resultaría sumamenteelevada y recaería en la autoridad de defensa de lacompetencia16.

De esta manera, existe ya un consenso bastantegeneralizado respecto de la imposibilidad de enfrentarla colusión tácita –o los mercados cuyas condicionesson propicias para ese tipo de comportamientooligopólico– a través del artículo 81 del Tratado deRoma. Más aún, la jurisprudencia nacida de laaplicación de dicha norma señala reiteradamente quelas empresas tienen el derecho de ajustar sucomportamiento al de sus rivales si es que cuentancon los elementos suficientes para anticipar suconducta; esto es, si independientemente, sincomunicación ni contacto efectivo entre ellas, puedenpronosticar la tendencia del mercado.

3.2. Prohibición de actos de abuso de posiciónde dominio conjunta (artículo 82)

Un segundo ámbito en que se ha estudiado sicorresponde aplicar las normas de libre competenciacomunitarias para enfrentar la colusión tácita ha sidoaquel correspondiente a la prohibición de actos deabuso de posición de dominio contemplada por elartículo 82 del Tratado de Roma (previamente artículo86)17.

De acuerdo con la referida norma, la posición dedominio puede ser ostentada por una o por másempresas. Lo usual es encontrar actos de abuso deposiciones de dominio individuales, por lo que, la dudaera si dicha prohibición también era aplicable aempresas que conjuntamente podían tener unaposición de dominio como consecuencia, por ejemplo,de conformar un oligopolio. Dentro de esta línea derazonamiento, pasó a debatirse si la prohibición delabuso de posición de dominio conjunta podía serutilizada para impedir la colusión tácita.

En una primera etapa del debate, el concepto deposición de dominio conjunta giraba en torno a ladoctrina de la entidad económica única, es decir, a laidea de empresas formal y legalmente separadas peroconformantes de un mismo grupo económico. Bajoesta concepción restringida, la posición de dominioconjunta no era más que un grupo de empresas sujetasa la misma voluntad empresarial y, por ende, noindependientes unas de otras. En consecuencia, seasumía que el grupo era responsable por la actuaciónindividual –es decir el abuso– de cada una de lasempresas que lo conformaban.

Sin embargo, posteriormente, fue una concepción másamplia la que prevaleció. Según ella, empresascompetidoras independientes, tanto legal comoeconómicamente, podían configurar una posición dedominio conjunta18.

3.2.1. Italian Flat Glass

El caso en que se deja de lado la concepción restringidaantes mencionada y se opta por una visión más amplia

13 Ahlstrom OY and others versus Commission. Casos C 89, 104, 114, 116-117 y 125-129/85. 1993. Párrafos 70, 71 y 126.14 JONES, Alison. “Wood Pulp: Concerted Practice and/or Conscious Parallelism”. En: European Competition Law Review 14. 1993. RODGER,

Barry. “Oligopolistic Market Failure: Collective Dominance versus Complex Monopoly”. En: European Competition Law Review 1. 1995. p. 24.15 STROUX, Sigfrid. Op. Cit. pp. 13-16.16 WHISH, Richard y Brenda SUFRIN. “Oligopolistic Markets and EC Competition Law”. En: Yearbook of European Law 12. 1992. pp. 63-64.17 Tratado de Roma. Artículo 82. “Se encuentra prohibido y es incompatible con el mercado común cualquier abuso, por una o más empresas,

de una posición de dominio en el mercado común o en una parte substancial del mismo en tanto afecte el comercio entre los EstadosMiembros. Tal abuso puede consistir, en particular, en: a) imponer directa o indirectamente precios de compra o venta u otras condiciones deventa injustificadas; b) limitar la producción, el mercado o el progreso técnico en perjuicio de los consumidores; (...)”.

18 RODGER, Barry. “Market Integration and the Development of European Competition Policy to meet New Demands: A Study of the Control ofOligopolistic Markets and the Concept of a Collective Dominant Position under the Article 86 of the EC Treaty”. En: Legal Issues of EuropeanIntegration 2. 1994. pp. 15-18. WHISH, Richard. “Competition Law”. Gran Bretaña: Lexis Nexis. 2003. pp. 520-521.

Page 180: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

189

Edua

rdo

Qui

ntan

a Sá

nche

z

fue el de los productores de vidrio italiano (conocidocomo el caso Italian Flat Glass). La Comisión Europeaencontró que tres productores italianos de vidrio planose habían repartido el mercado estableciendo cuotasde venta para cada una, habían fijado concertadamentesus tarifas y concedían descuentos diferencialesuniformemente, por lo cual los sancionó en virtud delartículo 81 del Tratado de Roma.

Adicionalmente, la Comisión entendió que, comoparticipantes de un mercado altamente oligopólico,dichas empresas ostentaban una posición de dominioconjunta, pues podían actuar con independencia decualquier presión competitiva de los demásproductores. Ante tal consideración, concluyó que lasconductas que dieron lugar al reparto de mercadotambién implicaban un abuso de su posición dedominio conjunta, en la medida que las empresas sepresentaban como una entidad única en el mercado,sancionándolas también por infracción al artículo 82del Tratado de Roma.

En apelación, el Tribunal de Primera Instancia precisóque para evaluar la existencia de una posición dedominio conjunta debía considerarse el mismoconcepto de empresas competidoras independientesque se utilizaba en aplicación del artículo 81 del Tratadode Roma, pero concentrándose en la existencia devínculos económicos que pudieran influir en que talesempresas ostenten una posición de dominio. Laspalabras del Tribunal fueron las siguientes:

“357. (...) los propios términos del párrafo primero delartículo [82] establecen que “una o más empresas”pueden explotar de manera abusiva una posicióndominante. Según reiterada jurisprudencia, tal y comopor otro lado admiten todas las partes, el concepto deacuerdo o de práctica concertada entre empresas, enel contexto del artículo [81] del Tratado, no contemplaacuerdos o prácticas concertadas entre empresaspertenecientes a un mismo grupo si las empresasforman una unidad económica. De ello se desprendeque, cuando el artículo [81] contempla acuerdos oprácticas concertadas entre “empresas”, se refiere arelaciones entre dos o varias entidades económicascapaces de competir una contra la otra.

358. Este Tribunal considera que no existe razón alguna,jurídica o económica, para suponer que el término

“empresa” que figura en el artículo [82], tenga unsignificado distinto del que se le ha atribuido en elcontexto del artículo [81]. Como principio, no puededescartarse que dos o más entidades económicasindependientes se hallen, en un mercado concreto,unidas por tales vínculos económicos que, a causa deeste hecho, se hallen conjuntamente en una posicióndominante con respecto a los demás operadores delmismo mercado. Ello podría ocurrir, por ejemplo, si doso más empresas independientes disfrutaran en común,a través de un acuerdo o de una licencia, de un adelantotecnológico que les confiriera la posibilidad decomportarse en gran medida independientementefrente a sus competidores, sus clientes y, finalmente,sus consumidores”19.

En cuanto al caso concreto, el Tribunal revocó ladecisión en lo referente al abuso de posición de dominioconjunta, pues entendió que la Comisión solamentehabía “reciclado” los hechos que infringían el artículo81 para sancionar también según el artículo 82. En talsentido, el Tribunal dejó sentado que para encontraruna infracción por abuso de posición de dominioconjunta se requería analizar el mercado de referencia,sin que bastara probar que dos o más empresas habíancoordinado su comportamiento a través de un acuerdo.

Pese a lo útil de la precisión realizada, en el sentido deque una posición de dominio podía ser ostentada porempresas competidoras independientes, esta sentenciacreó otras dudas al señalar que se requería de “vínculoseconómicos” entre las empresas que tuvieran unaposición de dominio conjunta y al precisar comoejemplo de tales vínculos los acuerdos o licencias quepudieran tener las empresas y que les otorgaban unasituación de preeminencia en el mercado en cuestión.Por ello, este pronunciamiento no ofreció mayores lucespara definir si la colusión tácita podía dar lugar a unaposición de dominio conjunta20.

Cabe señalar que, en posteriores pronunciamientos,el alcance del término “vínculos económicos” fueperfilándose más hacia la idea de la colusión tácita,aunque sin referirse a ella de manera definitiva. Así,en algunos pronunciamientos, el Tribunal Europeo deJusticia llegó a señalar que las empresas conformantesde una posición de dominio conjunta debíanencontrarse ligadas de forma tal que pudieran adoptaruna misma línea de acción en el mercado21. No

19 Societa Italiano Vetro-SIV Spa versus Commission. Casos T-68, 77 y 78/89. 1992. Párrafos 357 y 358.20 JONES, Alison y Brenda SUFRIN. Op. Cit. pp. 828-829. WHISH, Richard. Op. Cit. p. 522.21 Municipality of Almelo and others versus NV Energiebedrijf Ilsselmij. Caso C-393/92. 1994. Se trata de una sentencia emitida por el Tribunal

Europeo de Justicia dentro de un proceso iniciado por una cuestión prejudicial elevada en consulta por la autoridad judicial de uno de los EstadosMiembros de la Comunidad. En el párrafo 42 de la sentencia se señala: “Dicha posición dominante colectiva requiere sin embargo que lasempresas del grupo de que se trate estén suficientemente ligadas entre sí como para adoptar una misma línea de acción en el mercado”. Estaidea fue reiterada luego en otras sentencias de similar naturaleza, como por ejemplo: Centro Servizi Spediporto Srl versus Spedizione Marittimedel Golfo Srl. Caso C-96/94. 1995. Párrafo 33.

Page 181: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

190

obstante, tales pronunciamientos no terminaron dedefinir qué implicaba que las empresas estuvieranligadas entre sí.

3.2.2. Compagnie Maritime Belge

El hito más importante en la evaluación de la posiciónde dominio conjunta bajo el artículo 82 del Tratado deRoma es el caso de las conferencias marítimas queagrupan a compañías navieras que sirven determinadasrutas comerciales (conocido como el caso CompanieMaritime Belge)22. En este caso, la Comisión Europeasancionó nuevamente por infracciones a los artículos81 y 82.

De un lado, la Comisión determinó que tresconferencias marítimas, CEWAL (Associated CentralWest Africa Lines), COWAK y UKWAL, habían infringidoel artículo 81 al repartirse el mercado de transportemarítimo de línea entre Europa del Norte y ÁfricaOccidental, acordando negarse a operar comoarmadores independientes en la zona de actividad delas otras conferencias.

De otro lado, la Comisión concluyó que tres empresasmiembros de CEWAL (Companie Maritime Belge,Companie Maritime Belge Transports y Dafra-Lines)ostentaban posición de dominio conjunta en elmercado de operaciones de dicha conferenciamarítima, es decir, en las rutas de Zaire (RepúblicaDemocrática del Congo) a Europa del Norte. Asimismo,entendió que, aprovechando tal situación, talesempresas habían incurrido en abuso para sacar delmercado al principal armador independiente –noafiliado a CEWAL–, a través de las siguientes prácticas:(i) aplicar un acuerdo con las autoridades de Zaire parapromover el comercio marítimo de dicho país; (ii) reducirsus fletes a valores iguales o menores que los de eseprincipal competidor en los buques que salieran en lamisma fecha (práctica denominada “fighting ships”);y, (iii) contratar a exclusividad con quienes tomaran susservicios en dichas rutas.

En apelación, esta decisión fue confirmada tanto porel Tribunal de Primera Instancia como por el TribunalEuropeo de Justicia. Este último no sólo estableció queempresas independientes podían ostentar una posiciónde dominio conjunta, sino que fue más allá y precisóque no se requerían vínculos legales o formalesespecíficos entre las referidas empresas para que surjauna posición de dominio conjunta, sino que ésta podíaidentificarse analizando otros factores de correlación

entre ellas y, particularmente, a través de unaevaluación económica sobre la estructura del mercadoen cuestión:

“36. (...) la expresión ‘más empresas’ contenida en elartículo [82] del Tratado implica que una posicióndominante puede estar ocupada por dos o másentidades económicas, jurídicamente independientesentre sí, siempre que, desde el punto de vistaeconómico, se presenten o actúen juntas en unmercado específico, como una entidad colectiva.Procede entender en este sentido la expresión ‘posicióndominante colectiva’ que será utilizada en el desarrollode la presente sentencia.

(...)

41. Para apreciar la existencia de una entidad colectivaen el sentido que se ha expuesto anteriormente, esnecesario evaluar los vínculos o factores económicosde correlación entre las empresas afectadas (...).

(...)

45. La existencia de una posición dominante colectivapuede, por tanto, derivarse de la naturaleza y delcontenido de un acuerdo, de su forma de aplicación y,en consecuencia, de los vínculos o factores decorrelación entre empresas que resulten de ellos. Noobstante, la existencia de un acuerdo o de otrasrelaciones jurídicas no es indispensable para afirmarque existe una posición dominante colectiva, afirmaciónque podría resultar de otros factores de correlación ydependería de una apreciación económica y, enespecial, de una apreciación de la estructura delmercado de que se trate”23.

Luego de definir lo que constituye una posición dedominio conjunta, el Tribunal Europeo de Justiciaconfirmó que las empresas habían incurrido en abusode tal posición al implementar la práctica de fightingships. Para arribar a tal conclusión, el Tribunal obviópronunciarse directamente sobre dos importantesargumentos de las empresas investigadas. En efecto,éstas señalaron que solamente habían reducido susprecios para alcanzar a la competencia y, además, queno los habían fijado por debajo de costos, con lo cual,su política de precios no debía ser cuestionada. Másbien, el Tribunal señaló que a través de aquella prácticalas empresas investigadas habían impedido que el únicocompetidor independiente de CEWAL pudiera fijarprecios más bajos que ellas, lo cual reforzaba la posición

22 Cabe señalar que los acuerdos de creación de conferencias marítimas se encuentran exceptuados de la aplicación del artículo 81 del Tratado deRoma en virtud de una exención de bloque aprobada por la Comisión Europea (Reglamento 4056/86).

23 Compagnie Maritime Belge Transports SA and others versus Commission. Casos C-395 y 396/96P. 2000. Párrafos 36, 41 y 45.

Page 182: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

191

Edua

rdo

Qui

ntan

a Sá

nche

z

de dominio conjunta que ostentaban.

Conforme a esta sentencia, el análisis de la estructuradel mercado sería suficiente para definir la existenciade una posición de dominio conjunta. En tal virtud, sibien no lo dice expresamente, el Tribunal Europeo deJusticia estaría entendiendo que, bajo el artículo 82del Tratado de Roma, una posición de dominio conjuntapodría derivarse del comportamiento oligopólico delas empresas, sin requerirse vínculos contractuales oestructurales entre ellas. Esto no sería otra cosa queuna situación de colusión tácita.

Al respecto, cabe agregar que, a la luz de estasentencia, varios autores han sostenido que lainterpretación del Tribunal sobre lo que constituye unaposición de dominio conjunta sería igual bajo el artículo82 que bajo las normas de control de concentracionesempresariales24, ámbito este último en el cual –comose verá más adelante– dicha figura se asimilaexpresamente a la colusión tácita. De otro lado,también se ha afirmando que, pese a su importanciaen la identificación de lo que es una posición dedominio conjunta a la luz del artículo 82, esta sentenciaes de reducida utilidad en cuanto a criterios deinterpretación sobre lo que constituye un abuso de talposición25.

3.2.3. Irish Sugar

Un caso usualmente comentado para hacer referenciaa lo que constituye abuso de posición de dominioconjunta es el de dos empresas que operaban en elmercado de producción y venta de azúcar (conocidocomo el caso Irish Sugar). La Comisión Europea definióque Irish Sugar, principal productor de azúcar enIrlanda, y Sugar Distributirs Ltd. (SDL), que se dedicabaa la distribución del azúcar en distintos países de laComunidad, habían ostentado posición de dominioconjunta entre 1985 y febrero de 1990 –momento enque la primera adquirió la totalidad de acciones de lasegunda– debido a que se encontraban vinculadas porestrechos lazos26.

Adicionalmente, concluyó que dichas empresas habíanincurrido en abuso al implementar las siguientesprácticas: (i) Irish Sugar amenazó a la empresa navieraB&I con negarse a tomar sus servicios si seguíatransportando el azúcar de un competidor francés; (ii)

SDL acordó con un vendedor mayorista y otro minoristaintercambiar el azúcar que estos habían adquirido deFrancia por el azúcar que aquella distribuía; y, (iii) ambasaplicaron descuentos por fidelidad a vendedoresmayoristas que alcanzaban determinadas metas deventa. La Comisión caracterizó estas prácticas comoactos destinados a explotar o preservar una posiciónde dominio conjunta.

En apelación, el Tribunal de Primera Instancia confirmóla decisión de la Comisión, señalando que los actos deabuso de posición de dominio conjunta no tenían queser realizados necesariamente por todas las empresasque ostentaban tal posición, sino que tambiénconstituían abuso los actos llevados a caboindependientemente por alguna de esas empresas siexplotaban una posición de dominio conjunta:

“66. En efecto, si bien la existencia de una posicióndominante colectiva se deduce de la posición queocupan conjuntamente las entidades económicas deque se trate en el mercado de referencia, el abuso nodebe ser necesariamente obra de todas las empresasen cuestión. Basta con que pueda ser identificado comouna de las manifestaciones de la ocupación de talposición dominante colectiva. Por consiguiente, loscomportamientos abusivos de las empresas que ocupanuna posición dominante colectiva pueden ser tantocomunes como individuales. Basta con que dichoscomportamientos abusivos se refieran a la explotaciónde la posición dominante colectiva que las empresasocupen en el mercado”27.

Se ha comentado acertadamente que las tres prácticasen cuestión podrían haberse abordado por vías distintasal abuso de posición de dominio conjunta. En primerlugar, podría haberse considerado que dada laparticipación accionaria de Irish Sugar en SDL, ambasempresas conformaban un solo grupo económico yque las prácticas en cuestión eran actos de abuso deposición de dominio individual. No obstante, al parecer,los alcances del concepto de grupo empresarial no sontan claros en las normas comunitarias europeas. Ensegundo lugar, se podría haber considerado quealgunas de las prácticas eran casos de concertación,como, por ejemplo, los descuentos por fidelidad quefueron acordados coordinadamente –aunque talcalificación no podría haberse extendido a las otrasdos prácticas implementadas independientemente por

24 JONES, Alison y Brenda SUFRIN. Op. Cit. p. 836. MONTI, Giorgio. “The Scope of Collective Dominance under Article 82 EC”. En: CommonMarket Law Review 38. 2001. p. 132. WHISH, Richard. Op. Cit. p. 526

25 PREECE, Steven. “Compagnie Maritime Belge: Missing the Boat?”. En: European Competition Law Review 8. 2000. pp. 390-392.26 Los principales lazos entre ambas empresas eran los siguientes: (i) Irish Sugar tenía el 51% de las acciones del Holding que controlaba SDL y tenía

la facultad de escoger a la mitad de su directorio; (ii) un director de Irish Sugar formaba parte del directorio de SDL; (iii) ambas empresas sereunían mensualmente con la finalidad de discutir las políticas de precios del azúcar y sobre el mercado de distribución; (iv) SDL acordó comprara Irish Sugar toda el azúcar que distribuiría; (v) Irish Sugar asumía todas las promociones y descuentos ofrecidos por SDL a los compradores.

27 Irish Sugar plc versus EC Commission. Caso T-228/97. 1999. Párrafo 66.

Page 183: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

192

las empresas–. Finalmente, podría haberse acusado aambas empresas de incurrir en actos de abuso deposición de dominio individual, tanto por la amenazade Irish Sugar de negarse a contratar a la empresanaviera B&I, como por el intercambio de azúcaracordado por SDL, aunque en este último caso no setenía evidencia de que SDL tuviera posición de dominioindividual. Por ello, se ha sostenido que el Tribunalhabría recurrido a la figura del abuso de posición dedominio conjunta para comprender todas las prácticasen cuestión bajo la misma prohibición28.

Finalmente, se ha planteado también que, siguiendola línea de razonamiento de esta sentencia, podríaconsiderarse como abuso de posición de dominioconjunta los actos realizados por una de las empresasen tal posición destinados a salvaguardarla, aun cuandoello no sea consecuencia de un acuerdo con las otrasempresas en cuestión.

Asimismo, se entendería que el abuso de posición dedominio conjunta no se limita únicamente a empresasen una relación horizontal, es decir entre competidores,sino que puede presentarse entre empresas en relaciónvertical, de productor y distribuidor, si éste últimointenta proteger al primero a través de prácticasanticompetitivas29.

3.3. Control de concentraciones empresariales(Reglamento (CE) 139/2004)

Finalmente, el control de concentraciones empresarialeses el tercer ámbito en que se ha evaluado la posibilidadde controlar la colusión tácita a través de las normasde libre competencia comunitarias. Estas normassujetan a autorización previa de la Comisión Europealas fusiones, adquisiciones y otros actos a través de loscuales se modifique la estructura de control de lasempresas, en tanto que los mismos puedan obstaculizarsignificativamente la competencia, en particular si creano refuerzan una posición dominante en el mercado30.

Las normas de control de concentracionesempresariales no se refieren expresamente a la posiciónde dominio conjunta. No obstante, en su aplicación,las autoridades de defensa de la competenciacomunitarias han evaluado también si, comoconsecuencia de las concentraciones empresarialesnotificadas, se crearía una posición de dominio conjuntaque pudiera restringir la competencia. En otras

palabras, la interrogante ha sido si, de autorizarse laoperación de concentración, se crearían en el mercadoen cuestión condiciones propicias para que las empresasque se mantuvieran en operación pudieran entrar enun esquema de colusión tácita.

3.3.1. Kali und Salz

Entre los casos más relevantes en que se ha discutidoesta materia, el primero es el de la concentración dedos empresas alemanas productoras de potasio, Kaliund Salz AG y Mitteldeutsche Kali AG (denominadocomo el caso Kali und Salz). La Comisión Europeaconcluyó que luego de realizarse la concentraciónnotificada, la empresa resultante adquiriría una posiciónde dominio conjunta con SCPA, su competidora máscercana (las cuotas de mercado de cada una serían de23% y 37%, respectivamente). Para arribar a talconclusión, la Comisión consideró que existían vínculosentre Kali Und Salz y SCPA que permitían su actuarcoordinado. Tales vínculos estaban representados porun joint venture que habían formado para operar enCanadá, por acuerdos de distribución entre ambas paraactuar en el mercado francés, entre otros. Por ello, laComisión condicionó la autorización de la operaciónnotificada a que Kali und Salz diera término a dichosvínculos, a lo cual esta empresa se comprometió. ElGobierno Francés y SCPA apelaron tal decisión,cuestionando que las normas sobre control deconcentraciones empresariales se aplicaran a casos deposición de dominio conjunta.

El Tribunal Europeo de Justicia confirmó que las normasde control de concentraciones permitían analizar si,como consecuencia de las operaciones notificadas, secrearía una posición de dominio conjunta, a efectosde definir si correspondía aprobar la operación. Sinembargo, concluyó que la Comisión no habíademostrado adecuadamente que la concentraciónnotificada generaría una posición de dominio conjunta,por lo que, anuló la decisión en referencia. En particular,el Tribunal expresó lo siguiente:

“221. (...) en el caso de una supuesta posicióndominante colectiva, la Comisión tiene que determinarmediante un análisis prospectivo del mercado dereferencia si la operación de concentración que esobjeto de examen lleva a una situación en la que unacompetencia efectiva en el mercado de que se tratesea obstaculizada de manera significativa por las

28 MONTI, Giorgio. Op. Cit. p. 142.29 Ibid. p. 143.30 Reglamento (CE) 139/2004, del 20 de enero de 2004, sobre Control de las Concentraciones entre Empresas. Artículo 2. “Evaluación de las

concentraciones. 1. Las concentraciones contempladas en el presente Reglamento se evaluarán con arreglo a los objetivos del presente Reglamentoy a las disposiciones que figuran a continuación, a fin de determinar si son compatibles con el mercado común. (...). 3. Las concentraciones quesean susceptibles de obstaculizar de forma significativa la competencia efectiva en el mercado común o en una parte sustancial del mismo, enparticular como consecuencia de la creación o refuerzo de una posición dominante, se declararán incompatibles con el mercado común”.

Page 184: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

193

Edua

rdo

Qui

ntan

a Sá

nche

z

empresas que participan en la concentración y una ovarias empresas terceras que tengan, conjuntamente,debido especialmente a factores de correlaciónexistentes entre ellas, la facultad de adoptar una mismalínea de acción en el mercado y de actuar en granmedida con independencia de los demás competidores,de su clientela y, por último, de los consumidores”31.

Esta sentencia fue criticada debido al formalismo queasumió el Tribunal Europeo de Justicia al requerirfactores de correlación entre las empresas paraidentificar una posición de dominio conjunta. Alrespecto, se precisó que lo más importante era analizarsi las características del mercado en cuestión eranpropicias para un comportamiento oligopólico nocooperativo, es decir, para un esquema de colusióntácita, y no si las empresas se encontraban vinculadasa través de contratos o relaciones comerciales32.

3.3.2. Gencor

El siguiente caso de importancia fue el de laconcentración de dos empresas sudafricanas, Gencor yLonrho, productoras de platino y metales relacionados,que buscaban conformar una empresa en comúndenominada Implats Ltd (conocido como el casoGencor). La Comisión Europea encontró que, si seconformaba Implats, se crearía una posición de dominioconjunta con su competidora Amplats, pues cada unatendría el 35% del mercado mundial de producción deplatino y rodio. En tal sentido, luego de realizar un análisissobre las características del mercado (poco crecimientoy reducido poder de los compradores, elevadaconcentración y barreras de acceso, gran transparenciay productos homogéneos), la Comisión consideró quese crearía un duopolio que restringiría la competenciaen el mercado común europeo, por lo que, prohibió laconcentración. Gencor apeló esta decisión.

El Tribunal de Primera Instancia confirmó tal decisión,aceptando en primer lugar la validez de analizar lacreación de una posición de dominio conjunta bajo lanormativa sobre control de concentraciones. Asimismo,precisó que para identificar una posición de dominioconjunta se requería que las empresas en cuestiónpudieran actuar coordinadamente basándose en ciertosvínculos económicos, pero que ello no significaba quelos mismos tuvieran que manifestarse necesariamentea través de vínculos estructurales entre las empresas.Más aún, el Tribunal señalo que:

“276. (...) no existe ninguna razón, en el plano jurídicoo económico, para excluir del concepto de vínculoeconómico la relación de interdependencia que existeentre los miembros de un oligopolio estrecho dentrodel cual, en un mercado con las característicasapropiadas, en especial en términos de concentracióndel mercado, de transparencia y de homogeneidad delproducto, pueden prever sus comportamientosrecíprocos y se ven, por lo tanto, en gran medidaimpulsados a coordinar su comportamiento en elmercado, para, en particular, maximizar sus beneficioscomunes, restringiendo la producción con el fin deaumentar los precios. En efecto, en tal contexto, cadaoperador sabe que una actuación altamente competitivapor su parte, dirigida a incrementar su cuota de mercado(por ejemplo, una reducción de precios), provocaría unaactuación idéntica por parte de los demás, de maneraque no obtendría ningún beneficio de su iniciativa. Todoslos operadores tendrían por lo tanto que soportar eldescenso del nivel de los precios.

277. Esta conclusión es aún más evidente en el ámbitodel control de las concentraciones, cuyo objetivo esimpedir que aparezcan o se refuercen estructuras demercado contrarias a la competencia. Estas estructuraspueden resultar tanto de la existencia de vínculoseconómicos en el sentido estricto que defiende lademandante como de las estructuras de los mercadosde tipo oligopolístico, donde cada operador puedetomar conciencia de los intereses comunes y, enparticular, hacer subir los precios sin tener que celebrarun acuerdo o recurrir a una práctica concertada”33.

Esta sentencia fue elogiada por haberse apartado dela idea de que se requerían vínculos estructurales entrelas empresas para concluir que se crearía una posiciónde dominio conjunta. No obstante, se planteó que siel concepto de vínculos económicos utilizado por elTribunal de Primera Instancia abarcaba incluso elcomportamiento oligopólico no cooperativo, entoncesno había razón para mantener la idea de “vínculoseconómicos”, pues dicho comportamiento no sesustentaba en vínculo alguno, sino en lainterdependencia entre los miembros del oligopolio34.

3.3.3. Airtours

Finalmente, debe comentarse el caso de laconcentración de Airtours y First Choice, ambosoperadores turísticos, en virtud de una pretendida

31 France and others versus Commission. Casos C-68/94 y 30/95. 1998. Párrafo 221.32 BISHOP, Simon. “Power and Responsibility: the ECJ’ s Kali-Salz Judgment”. En: European Competition Law Review 1. 1999. YSEWYN, Johan y

Cristina CAFFARRA. “Two’s Company, Three’s a Crowd: The Future of Collective Dominance after the Kali & Salz Judgment”. En: EuropeanCompetition Law Review 7. 1998. pp. 469-470.

33 Gencor Ltd versus Commission. Caso T-102/96. 1999. Párrafos 276 y 277.34 KORAH, Valentine. “Gencor v. Commission: Collective Dominance”. En: European Competition Law Review 6. 1999.

Page 185: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

194

adquisición hostil del segundo por parte del primero(conocido como el caso Airtours). La Comisión Europeaevaluó distintas características del mercado de paquetesturísticos para festividades cortas y determinó que elmismo resultaba propicio para el comportamientooligopólico. Por ello, entendió que la entidad resultantede la adquisición antes mencionada gozaría de posiciónde dominio conjunta con los otros dos competidoresmás importantes, esto es, Thomson Travel Group yThomas Cook. En tal virtud, la Comisión prohibió lareferida operación de concentración.

En apelación, el Tribunal de Primera Instancia definiócon mayor claridad que para efectos de las normas decontrol de concentraciones, la posición de dominioconjunta supone evaluar si las características delmercado y la modificación que se generaría comoconsecuencia de la operación notificada, permitiríanque las empresas entiendan que es preferible adoptaruna línea de acción común para elevar los precios envez de competir. Así, el Tribunal manifestó que:

“61. (...) puede crearse una situación de posicióndominante colectiva que obstaculice de manerasignificativa la competencia efectiva en el mercadocomún o en una parte sustancial de éste comoconsecuencia de una concentración cuando, habidacuenta de las propias características del mercado dereferencia y de la modificación que provocaría en suestructura la realización de la operación, ésta daría lugara que cada miembro del oligopolio dominante, siendoconsciente de los intereses comunes, consideraseposible, económicamente racional y por tanto preferibleadoptar de manera duradera una misma línea de acciónen el mercado, con el fin de vender por encima de losprecios competitivos, sin necesidad de celebrar unacuerdo o recurrir a una práctica concertada en elsentido del artículo 81 CE (...)”35.

Adicionalmente, el Tribunal señaló que existían tresrequisitos para una posición de dominio conjunta: (i)que exista transparencia en el mercado para conocercómo se están comportando las empresas y verificar simantienen una línea de acción común; (ii) que se cuentecon un mecanismo disuasivo para que las empresasno se aparten de la línea de acción común, es decir,una forma de represalia convincente36; y, (iii) que lareacción previsible de los competidores actuales opotenciales y de los consumidores no impida los

resultados esperados de la línea de acción común.

No obstante lo anterior, al evaluar el caso concreto, elTribunal de Primera Instancia anuló la decisión de laComisión, al considerar que el análisis de la evidenciallevado a cabo había sido incompleto e incorrecto comopara sostener que el mercado presentaba unatendencia al comportamiento oligopólico. En primerlugar, no se había tomado en cuenta que las cuotas demercado de los operadores mostraban cierta volatilidad,lo que constituía un indicio de un mercado competitivo.En segundo lugar, no se había encontrado suficientetransparencia en el mercado como para permitir lacoordinación tácita entre los principales operadoresturísticos. En tercer lugar, las características del mercadodificultaban la adopción de medidas de represaliaefectivas y oportunas. En cuarto lugar, se habíasubestimado la capacidad de reacción de los operadoresmás pequeños frente a una reducción de la oferta delos principales operadores. En quinto lugar, no se habíaobservado que el mercado presentaba reducidasbarreras de entrada, lo que facilitaba el ingreso decompetidores potenciales. Finalmente, se habíasubestimado el papel de los consumidores, quienes sípodían reaccionar ante un incremento significativo enel precio, recurriendo a otras fuentes deaprovisionamiento.

Entre los diversos comentarios sobre esta sentencia, seha sostenido que su mérito es haber definido con mayorclaridad que la posición de dominio conjunta esequivalente a la colusión tácita y, además, haber creadoun balance entre el poder discrecional de la Comisióny el estándar de prueba que se le exige37. No obstante,también se ha afirmado que, pese a ser una severallamada de atención del Tribunal de Primera Instanciaa la Comisión, exigiéndole mayor rigurosidad en laapreciación de las pruebas, la sentencia no llegó aestablecer reglas claras en cuanto a la evidenciarequerida para determinar cuándo las característicasde un mercado resultan suficientes para que unaoperación de concentración dé lugar a una posiciónde dominio conjunta38.

De conformidad con todo lo señalado previamente, elanálisis de la posición de dominio conjunta bajo elcontrol de concentraciones empresariales ha pasadopor exigir vínculos estructurales entre las empresas, areferirse únicamente a vínculos económicos, para

35 Airtours versus Commission. Caso T-342/99. 2002. Párrafo 61.36 Sobre el particular, en el párrafo 195 de la sentencia, el Tribunal puntualizo que: “En este contexto, la Comisión no tiene que acreditar necesariamente

la existencia de un “mecanismo de represalias” determinado y más o menos estricto, pero debe en todo caso probar que existen suficientesfactores de disuasión para que a ninguno de los miembros del oligopolio dominante le interese apartarse del comportamiento común a expensasde los demás miembros”.

37 WHISH, Richard. Op. Cit. pp. 539-540.38 NIKPAY, Ali y Fred HOUWEN. “Tour de Force or a Little Local Turbulence? A Heretical View on the Airtours Judgment”. En: European Competition

Law Review 24. 2003. pp. 199-200.

Page 186: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

195

Edua

rdo

Qui

ntan

a Sá

nche

z

terminar concentrándose en las características delmercado que permiten el establecimiento de unesquema de colusión tácita.

3.4. ¿Cómo enfrenta la Comunidad Europea lacolusión tácita?

La evolución del Derecho comunitario europeo enmateria de control del comportamiento oligopólico nocooperativo, que conlleva a un esquema de colusióntácita, muestra las complejidades involucradas endefinir la mejor forma de enfrentar ese tipo decomportamientos a través de las normas de defensade la competencia.

De un lado, los Tribunales y la Comisión Europea handescartado casi totalmente la posibilidad de impedir lacolusión tácita a través de la prohibición de acuerdos yprácticas concertadas entre competidores contenidaen el artículo 81 del Tratado de Roma. Ello se debe aque se ha considerado que ese tipo de infraccionesrequiere necesariamente evidencia de alguna forma decomunicación o contacto efectivo entre las empresas,situación que no se verifica en la colusión tácita.

Si bien se ha dejado abierta la posibilidad de considerarque el paralelismo de conductas –como equivalente ala colusión tácita– pueda ser prueba de unaconcertación, ello ha quedado condicionado a que noexista explicación alternativa plausible alguna para elparalelismo, por lo que, la probabilidad de que estoocurra en los hechos es muy reducida. En efecto, enreiterados pronunciamientos se ha reconocidoexpresamente el derecho de las empresas queconforman un oligopolio a ajustar inteligentemente –o racionalmente– su comportamiento al de sus rivales,en tanto que las características del mercado lespermiten anticipar cuál será su forma de actuar sinnecesidad de contacto ni comunicación entre ellas. Estoúltimo es precisamente lo que ocurre en un esquemade colusión tácita.

De otro lado, la Comisión y los Tribunales Europeoshan concluido que una posición de dominio conjuntapuede identificarse según el artículo 82 del Tratado deRoma a través de la apreciación de la estructura delmercado en cuestión y sin necesidad de que existanvínculos contractuales o estructurales entre lasempresas. En virtud de ello, los comentaristas

consideran que la posición de dominio conjunta podríaidentificarse con la colusión tácita, pues, como ya seha mencionado, esta figura se sustenta en que lascondiciones estructurales del mercado permiten a lasempresas ajustar su comportamiento al de suscompetidores. Bajo esta premisa, podría surgir comointerrogante si la colusión tácita sería considerada ensí misma como un acto de abuso de posición dedominio conjunta y por tanto quedar prohibida.

Como es bien sabido, en el caso del abuso de posiciónde dominio individual, se entiende sin lugar a dudasque solo se cuestiona el abuso mas no que una empresaostente tal posición en el mercado. Ello implica que esnecesaria una doble evaluación y pruebas diferentespara demostrar la posición de dominio y los actosespecíficos de abuso. Esta misma distinción debemantenerse al estudiar el abuso de posición de dominioconjunta, dado que ostentar dicha posición no debeconsiderarse ilegal por sí mismo.

Hay quienes sostienen que en el caso de la posición dedominio conjunta este distingo resulta menos claro yque, bajo determinados supuestos, la colusión tácitapuede constituir un acto de abuso por sí misma, porejemplo, si tiene como resultado que se fijen preciosexcesivamente elevados39.

Sin embargo, lo cierto es que más allá de lasexplicaciones teóricas contenidas en las decisiones dela Comisión Europea, así como en las sentencias delTribuna Europeo de Justicia y del Tribunal de PrimeraInstancia, hasta ahora, ninguno de los casos en que seha aplicado el concepto de posición de dominioconjunta se ha referido a supuestos que califiquenestrictamente como esquemas de colusión tácita, sinomás bien a casos en que existían vínculos contractualeso estructurales entre las empresas involucradas40.Piénsese en el acuerdo del reparto de mercado en ItalianFlat Glass, en los acuerdos existentes entre las empresasmiembros de las conferencias marítimas en CompanieMaritime Belge, o en la importante participaciónaccionaria y el contrato de distribución existente enIrish Sugar. Adicionalmente, debe tenerse en cuentatambién que las prácticas sancionadas en algunos deestos casos tampoco fueron comportamientos propiosde un esquema de colusión tácita (es decir, el ajusteracional de la conducta de los agentes para adoptaruna línea de acción común), sino más bien actos que

39 MC GREGOR, Lorna. “The Future for the Control of Oligopolies Following Compagnie Maritime Belge”. En: European Competition Law Review10. 2001. p. 437. Adicionalmente, se ha propuesto que la figura del abuso de posición de dominio conjunta se aplique para sancionar aquelloscasos en que no pueda llegarse a probar la existencia de una práctica concertada prohibida por el artículo 81 del Tratado de Roma, para hacermás completa de esta forma la protección que ofrece el marco legal comunitario de defensa de la competencia; ver al respecto: SOAMES, Trevor.“An Analysis of the Principles of Concerted Practice and Collective Dominance: A Distinction without a Difference”. En: European CompetitionLaw Review 1. 1996. pp. 38-39.

40 HAUPT, Heiko. “Collective Dominance Under Article 82 E.C. and E.C. Merger Control in the Light of the Airtours Judgment”. En: EuropeanCompetition Law Review 9. 2002. p. 438.

Page 187: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

196

podrían haberse caracterizado, eventualmente, comoabusos de posición de dominio individual o comoprácticas concertadas.

En consonancia con lo señalado previamente, existe unconsenso bastante generalizado, entre economistas yjuristas europeos, respecto de que las normas de controlde conductas contenidas en los artículos 81 y 82 delTratado de Roma no deben utilizarse para sancionar losesquemas de colusión tácita41. Asumir que la colusióntácita es evidencia de abuso de posición de dominioconjunta sería entender que está prohibido per se quelas empresas lleguen a ostentar tal posición, lo que noes correcto. Asimismo, debe tenerse en cuenta que lacolusión tácita es el comportamiento racional quepresentan los miembros de un oligopolio cuando lascondiciones de mercado les permiten anticipar laconducta de sus rivales, por lo que no sería atendiblesancionar dicho comportamiento. Adicionalmente, nosería válido considerar un comportamiento que bajo elartículo 81 es lícito –ajustar inteligentemente la propiaconducta a aquella de los rivales– como una prueba deabuso bajo el artículo 8242.

En tal sentido, para sancionar por abuso de posiciónde dominio conjunta se requiere más que elcomportamiento oligopólico que conlleva a unesquema de colusión tácita43. Es decir, se requieredemostrar actos específicos de abuso. Tal sería el caso,por ejemplo, de aquellas prácticas a través de las cualeslas empresas que conforman un oligopolio creancondiciones que facilitan un esquema de colusión tácitaen un mercado que no presenta naturalmente talescondiciones. Esto sería más evidente si dichas empresasutilizan mecanismos que producen artificialmente latransparencia requerida en el mercado para conocer elcomportamiento de los competidores.

Como ejemplos de prácticas que introducenartificialmente transparencia en el mercado puedenmencionarse tanto las denominadas cláusulas denación más favorecida (most-favoured nation clauses),como las cláusulas para alcanzar a la competencia

(meeting-competition clauses). En términos generales,dichas cláusulas permiten a las empresas –en particulara las líderes de mercado– dar señales a suscompetidores sobre los precios y condiciones a fijar.

Mediante las cláusulas de nación más favorecida, lasempresas se obligan frente a sus contrapartes aotorgarles cualquier condición más beneficiosa, comopor ejemplo descuentos, que pacten en el futuro conotros clientes. Este compromiso reduce los incentivosde dichas empresas a otorgar descuentos y, por ende,también reduce la tentación de modificar el preciofijado inicialmente y que podría ser el resultado de unacolusión tácita.

A través de las cláusulas para alcanzar a la competencia,el vendedor se compromete a igualar las mejorescondiciones que pudieran ofrecerle a sus clientes loscompetidores. Con este tipo de cláusulas seincrementan los flujos de información hacia lasempresas vendedoras, en tanto que cada vez que uncomprador recibe la oferta de un precio menor locomunicará a su proveedor a fin de que éste igualeese precio. De esta manera, los competidores podríanmonitorear más fácilmente cualquier desvío del preciofijado a través de un esquema de colusión tácita.

Como se aprecia, la introducción de este tipo decláusulas por parte de empresas competidoras, enespecial las cláusulas para alcanzar a la competencia,permitiría no solo anticipar el comportamiento de losrivales sino también identificar los desvíos delcomportamiento esperado44.

Siendo ello así, en vez de pretender sancionar lacolusión tácita en sí misma como acto de abuso deposición de dominio conjunta, parece más adecuadoque sean las prácticas facilitadoras de esquemas decolusión tácita las que se consideren como actos deabuso sancionables bajo el artículo 82. Así, laintroducción de cláusulas como las indicadas líneasarriba –o de prácticas comerciales con efectos similares–podría constituir un instrumento ad hoc creado por las

41 Entre los economistas ver, por ejemplo: BISHOP, Simon y Mike WALKER. Op. Cit. pp. 136-137. MOTTA, Massimo. Op. Cit. pp. 137-138 y 190-192. PHLIPS, Louis. Op. Cit. pp. 2 y 10-12. Para los juristas puede considerarse, entre otros: HAUPT, Heiko. Op. Cit. p. 439. KORAH, Valentine.“An Introductory Guide to EC Competition Law and Practice”. Gran Bretaña: Hart Publishing. 2004. p. 113. MONTI, Giorgio. Op. Cit. pp. 144-145. WHISH, Richard. Op. Cit. pp. 526-527. WITHERS, Chris y Mark JEPHCOTT. “Where to go Now for EC Oligopoly Control”. En: EuropeanCompetition Law Review 22. 2001. p. 303.

42 En el plano práctico, de aceptarse que la colusión tácita fuera evidencia de abuso en ciertos casos, por ejemplo si conlleva la fijación de preciosexcesivamente elevados, sería la autoridad de defensa de la competencia quien tendría que definir si las condiciones fijadas a través de dichocomportamiento son abusivas o no. Considerando que tanto los casos válidos como aquellos supuestamente ilegales provendrían del mismo tipode conducta, la probabilidad de ejercicio de excesiva discrecionalidad al elegir los casos ilegales es bastante elevada.

43 La necesidad de actos de explotación de la posición de dominio conjunta para encontrar una infracción al artículo 82 del Tratado de Roma hasido reconocida por el propio Tribunal Europeo de Justicia: “37. Pues bien, la acreditación de la existencia de una posición dominante no implica,en sí misma, ningún reproche a la empresa de que se trate (...). 38. Esta misma conclusión debe aplicarse a las empresas que ocupan una posicióndominante colectiva. La afirmación de que dos o mas empresas ocupan una posición dominante colectiva debe proceder, en principio, de unaapreciación económica de la posición en el mercado pertinente de las empresas afectadas, anterior a cualquier examen acerca de si las empresasexplotaron de forma abusiva su posición en el mercado”. Compagnie Maritime Belge Transports SA. and others versus Commission. Casos C-395y 396/96P. 2000. Párrafos 37 y 38.

44 KORAH, Valentine. Op. Cit. pp. 113-114. MONTI, Giorgio. Op. Cit. pp. 146-149. MOTTA, Massimo. Op. Cit. pp. 156-158.

Page 188: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

197

Edua

rdo

Qui

ntan

a Sá

nche

z

empresas que participan en mercados oligopólicos parafacilitar la estabilidad de un esquema de colusión tácita.

Lo dicho hasta ahora resulta coherente con el desarrolloque ha tenido el concepto de posición de dominioconjunta bajo las normas de control de concentracionesempresariales de la Comunidad Europea. En efecto,ante la imposibilidad de prohibir la colusión tácita através del artículo 81 del Tratado de Roma y dado queno es recomendable sancionarla por sí misma comoun abuso de posición de dominio conjunta, se haoptado por prevenir ese comportamiento a través delcontrol de estructuras45.

Así, reconociendo que la colusión tácita puede ser unaconducta racional de las empresas en un mercadooligopólico, el control de concentraciones empresarialesha buscado más bien evitar que se creen condicionesque faciliten tal comportamiento. Para ello, bajo dichasnormas se evalúa prospectivamente si las operacionesnotificadas tienen la capacidad de crear una posiciónde dominio conjunta, esto es, de generar condicionespropicias para que los competidores que se mantenganen el mercado luego de la operación implementenesquemas de colusión tácita.

Dentro de esta lógica, no resulta sorprendente que seaprecisamente en el ámbito del control deconcentraciones empresariales en que se haya hechomás notoria la equivalencia entre posición de dominioconjunta y colusión tácita.

4. COLUSIÓN TÁCITA Y ABUSO DE POSICIÓN DEDOMINIO CONJUNTA EN EL PERÚ

En el Perú, los conceptos de posición de dominioconjunta y colusión tácita han comenzado a evaluarsebajo las normas de libre competencia en los últimoscuatro años de su aplicación. En particular existen trespronunciamientos (conocidos a la fecha de elaboracióndel presente artículo) en que las autoridades de defensade la competencia peruanas han utilizado la figura dela posición de dominio conjunta como sustento de suspronunciamientos. Dicho concepto se ha examinado

tanto al amparo de la prohibición de actos de abusode posición de dominio, como de la prohibición deacuerdos, prácticas concertadas y otras conductasrestrictivas de la competencia.

De un lado, el artículo 5 del Decreto Legislativo 701(en adelante, “DL 701”) prohíbe los actos de abuso deposición de dominio llevados a cabo por una o másempresas46. En este ámbito, la cuestión se ha centradoen definir cuáles son los alcances del término posiciónde dominio conjunta y cuáles los requerimientos paraincurrir en abuso de la misma. De otro lado, el artículo6 del DL 701 prohíbe los acuerdos así como lasactuaciones paralelas o prácticas concertadas quepudieran restringir la competencia47. En este campo,la discusión ha sido si la posición de dominio conjunta,entendida como colusión tácita, se encuentra prohibidapor dicha norma.

Por obvias razones, el concepto de posición de dominioconjunta no ha tenido desarrollo en el ámbito delcontrol de concentraciones empresariales, al no existirtales normas en el Perú, salvo en lo que corresponde ala industria eléctrica.

4.1. Pronunciamientos existentes en el Perú

Las instancias encargadas del Instituto Nacional deDefensa de la Competencia y de Protección de laPropiedad Intelectual-INDECOPI han emitido cada unaun pronunciamiento en el que definen importantescriterios sobre lo que constituye la posición de dominioconjunta y su eventual abuso. De otro lado, elOrganismo Supervisor de Inversión Privada enTelecomunicaciones-OSIPTEL también ha emitido unpronunciamiento al respecto48. A continuación, sedescriben los casos en el orden antes mencionado.

4.1.1. Caso AFP (Tribunal del INDECOPI)

En este caso se denunció que las cuatro administradorasde fondos de pensiones (en adelante, “AFP”) quefuncionaban en el Perú, así como la asociación de AFP,habían incurrido en abuso de posición de dominio por

45 MONTI, Giorgio. Op. Cit. p. 135.46 Artículo 4. “Se entiende que una o varias empresas gozan de una posición de dominio en el mercado, cuando pueden actuar de modo

independiente con prescindencia de sus competidores, compradores, clientes o proveedores, debido a factores tales como la participaciónsignificativa de las empresas en los mercados respectivos, las características de la oferta y la demanda de los bienes o servicios, el desarrollotecnológico o servicios involucrados, el acceso de competidores a fuentes de financiamiento y suministros, así como redes de distribución”.(Subrayado agregado).Artículo 5. “Se considera que existe abuso de posición de dominio en el mercado, cuando una o más empresas que se encuentran enla situación descrita en el artículo anterior, actúan de manera indebida, con el fin de obtener beneficios y causar perjuicios a otros, que nohubieran sido posibles, de no existir la posición de dominio”. (Subrayado agregado).

47 Artículo 6. “Se entiende por prácticas restrictivas de la libre competencia los acuerdos, decisiones, recomendaciones, actuaciones paralelas oprácticas concertadas entre empresas que produzcan o puedan producir el efecto de restringir, impedir o falsear la competencia”. (Subrayadoagregado).

48 Si bien el INDECOPI es la autoridad de defensa de la competencia en todos los sectores económicos, el marco legal vigente en el Perú reconoceun caso especial en que otorga dichas facultades al OSIPTEL, que es la entidad administrativa encargada de aplicar el DL 701 en el ámbito de losservicios públicos de telecomunicaciones.

Page 189: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

198

la fijación de precios excesivos, materializados en elcobro de comisiones muy elevadas a los afiliados comocontraprestación por los servicios de administración desus fondos. Asimismo, se denunció que dichasempresas y su asociación habían incurrido enconcertación de precios al fijar coordinadamente lasreferidas comisiones.

Como primera instancia, la Comisión de LibreCompetencia (en adelante, “CLC”) declaró infundadala demanda por concertación al determinar que noexistía evidencia de que las investigadas hubieranincurrido en tal conducta. De otro lado, declaróimprocedente la denuncia por abuso de posición dedominio, por considerar que la ley peruana no prohibíala fijación de precios excesivos como un acto de abusode posición de dominio, pero sin referirse directamentea la posible existencia de una posición de dominioconjunta por parte de las AFP.

En apelación, el Tribunal del INDECOPI consideró que,según el artículo 4 del DL 701, resultaba posible que laposición de dominio fuera ostentada por más de unaempresa y que esta figura podía presentarse si lasempresas conformaban el mismo grupo empresarial osi, siendo independientes, podían llevar a cabo unaacción conjunta, pero no concertada, debido a laestructura del mercado en cuestión. En particular, elTribunal expresó lo siguiente sobre la posición dedominio conjunta:

“Esta situación puede presentarse cuando los variosagentes que actúan en un mercado determinadoforman parte de un mismo grupo económico, esdecir, cuando la existencia de varios agentes es sóloun elemento formal (existen varias razones sociales),pues en la realidad, se trata de un único grupoempresarial.

Una situación distinta es aquella en que los variosagentes de mercado, independientes entre sí, poseenla posición de dominio como una consecuencia de laparticular estructura del mercado en el cual actúan.Esta situación, singular y poco frecuente, les puedepermitir a todos ellos obtener una posición de dominiocomo consecuencia de la estructura singular delmercado en el cual participan, estructura que se haconfigurado de esa forma peculiar como consecuenciade la propia dinámica de intercambios en el mercado.Este mecanismo no toma en cuenta o considera laexistencia de un agente dominante, sino que, todoslos agentes de mercado, en conjunto, ejercennaturalmente la posición de dominio.

(...)

Puede observarse que entre los factores legalesdeterminantes de la existencia de una posición dedominio en el mercado, el legislador ha cuidado deseñalar que se trata de condiciones que se derivan deacciones que son el resultado de las dinámicas deintercambio intenso en un mercado libre. Así, inclusoen el caso de la existencia de una posición de dominioconjunta por parte de agentes económicosindependientes unos de otros, dicha posición debe serel resultado de una acción de mercado, conintercambios intensos y competencia, que determinaun resultado estructural que hace posible la acciónconjunta - no concertada de los agentes que participandel mismo.

En consecuencia, para la procedencia de la denunciaserá necesario identificar la posición de dominio en elmercado y que dicha posición de dominio seaconsecuencia de las acciones previstas expresamenteen el texto de la ley, para, de ser el caso, disponer laactuación de fondo en el proceso, es decir, laidentificación de una conducta abusiva por parte delas empresas en posición de dominio”49.

Acto seguido, el Tribunal del INDECOPI determinó quelas AFP ostentaban posición de dominio conjunta enel mercado, no por ser parte del mismo grupoempresarial, sino, más bien, porque el mercadopresentaba condiciones estructurales que les permitíaejercer en simultáneo dicha posición, sin incurrir enuna práctica concertada. En particular, señaló que setrataba de un mercado muy concentrado y de unaactividad intensamente regulada, para la cual se habíanimpuesto una gran cantidad de requisitos legales, quea la larga generaban elevadas barreras de acceso almercado.

Sin embargo, el Tribunal precisó que la posición dedominio conjunta de las AFP se derivaba de un mandatolegal previsto en la regulación del sector y que el DL701 no atribuía al INDECOPI facultad para conocercasos de abuso de posición de dominio originada enun mandato legal, por lo que, finalmente, tambiéndeclaró improcedente la denuncia.

4.1.2. Caso Agencias Marítimas (Comisión de LibreCompetencia del INDECOPI)

Este caso se refiere a la denuncia de una empresaoperadora de almacenes para carga marítima contraun conjunto de agencias marítimas por abuso de

49 Resolución 0225-2004/TDC-INDECOPI de 4 de junio de 2004, contenida en el expediente 001-2003/CLC. Central Unitaria de Trabajadores delPerú y el señor Javier Diez Canseco Cisneros contra AFP horizonte, AFP Integra, AFP Unión Vida, Profuturo AFP y la Asociación de AFP.

Page 190: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

199

Edua

rdo

Qui

ntan

a Sá

nche

z

posición de dominio en la modalidad de discriminación.Según la denunciante, las agencias estaban vinculadascon distintas empresas almaceneras y aplicabancondiciones más onerosas por sus servicios a losalmacenes independientes –como la denunciante– quecompetían con sus empresas vinculadas.

Dado que la denuncia no planteó un supuesto de prácticasconcertadas, pero indicaba que las denunciadas estabanllevando a cabo una misma conducta, la CLC evaluó elcaso bajo la figura de la posición de dominio conjunta.Para ello, consideró que esa figura se presentaba enactividades caracterizadas por interdependenciaoligopolística y que implicaba un comportamientoalineado de parte de dos o más empresas que entendíanque esa era la mejor “estrategia” debido a lascaracterísticas especiales del mercado50.

La CLC entendió que la interdependencia oligopólicase derivaba de la estructura del mercado y no de laconducta de los agentes, por lo cual, la mejor vía paraenfrentar los casos de abuso de posición de dominioconjunta era a través de la abogacía de la competencia,que impulsara la modificación de las condicionesestructurales del mercado. No obstante ello, afirmó queen la medida que el abuso de posición de dominioconjunta implicaba una estrategia conscientemente nocompetitiva en el mercado, se encontraba incluidadentro del ámbito de las conductas prohibidas por elDL 701 y que tal práctica encajaba “máscómodamente” bajo la prohibición de acuerdos yactuaciones paralelas o prácticas concertadas:

“47. (...) esta Comisión es consciente de que el‘problema’ de la interdependencia oligopólica y elsurgimiento de colusiones tácitas es uno más deestructura del mercado que de comportamientode sus agentes. Por ende, no necesariamente este tipode conductas debe ser corregido mediante laimposición de sanciones.

48. (…) no tendría sentido sancionar a un agente poractuar del modo que racionalmente le resulta másventajoso, porque le permite maximizar sus beneficios.Sin embargo, en dicho contexto sí puede ser necesarioque la agencia de competencia intervenga medianteotros mecanismos a fin de incentivar unfuncionamiento eficiente del mercado.

49. A criterio de esta Comisión, en los casos de abusode posición de dominio conjunta o prácticasconscientemente paralelas, debería corresponderúnicamente la realización de abogacías de competencia

que busquen rectificar las condiciones de mercado quefavorecen el surgimiento de este tipo de situaciones.

50. Como se ha afirmado, los casos de abuso deposición de dominio conjunta conllevan una acción“conjunta” o “alineada” de las empresas queostentan conjuntamente tal posición. Ahora bien, estaacción conjunta o paralela debe ser una que noencuentre justificación en las condiciones del mercado,sino mas bien en un oportunismo de dichas empresasde su condición de oligopólicas. En otros términos, losoligopolistas deberán adoptar conscientemente unaestrategia no competitiva.

51. Debe considerarse que el paralelismo en sí mismono constituye prueba suficiente para determinar laexistencia de una concertación. Los competidores enuna industria pueden incrementar o disminuir susprecios o sus volúmenes de producción en respuesta aaumentos o disminuciones de precios o volúmenes deproducción de otros competidores, en especial si estosúltimos son líderes en el mercado. Esto último puedeconstituir una conducta económicamente racional yjustificable.

52. El tipo de paralelismo relevante para determinar laexistencia de un abuso de posición de dominio conjuntadebe ser uno particular, que evidencie la adopción deuna estrategia no competitiva de parte de las empresasparticipantes de un oligopolio. Así, no bastará, porejemplo, que se determine la existencia de alzas y bajasen los precios de manera simultánea entre las empresas.Para que pueda inferirse la existencia de una “acciónconjunta no concertada” deberá determinarse que lasempresas se estén comportando de igual forma,cobrando los mismos (o muy similares) precios ocondiciones de comercialización. De lo contrario, laempresa que vende a un menor precio estará en lacapacidad de apropiarse de los clientes de las otras.

53. De acuerdo a lo expuesto en los acápites anteriores,y en línea con lo establecido por el Tribunal, estaComisión considera que los abusos de una posición dedominio conjunta se encuentran dentro del ámbito delas conductas prohibidas por el Decreto Legislativo 701.

54. Pese a la terminología empleada, y a que unsupuesto de abuso de posición de dominio conjuntapodría ser visto indistintamente como un abuso deposición de dominio (llevado a cabo por dos o másempresas independientes entre sí) o como una prácticacolusoria (“colusión tácita”), esta Comisión consideraque este tipo de prácticas deben ser encausadas a través

50 Cabe mencionar que entre las características de mercado consideradas por la CLC se incluyen las siguientes: elevada concentración, simetría enlas cuotas de los oligopolistas, gran transparencia en el mercado, homogeneidad del producto, tecnología de producción madura, altas barrerasde ingreso, entre otras.

Page 191: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

200

del artículo 6 del Decreto Legislativo 701, es decir,dentro de las denominadas prácticas colusorias y, enparticular, bajo el concepto de prácticasconscientemente paralelas.

55. Esto porque el tipo de conducta que involucra estefenómeno encaja más cómodamente en esta últimacategoría, por tratarse de una conducta llevada a cabopor dos o más empresas y con un determinado gradode “cooperación” entre ellas. Por lo demás, como seha visto, las condiciones de mercado que se haconsiderado necesarias para la configuración de unaposición de dominio conjunta son muy similares a lascondiciones favorables para el surgimiento de prácticascolusorias” (resaltados y subrayados en el textooriginal)51.

Luego del análisis concreto del mercado de serviciosde agenciamiento marítimo, la CLC concluyó que elmismo no presentaba las condiciones para unasituación de interdependencia oligopólica que podríaconllevar a una posición de dominio conjunta.Asimismo, no encontró indicios de que las empresasdenunciadas hubiesen adoptado un comportamientoparalelo que restringiese la competencia.

4.1.3. Caso Alfatel (Cuerpo Colegiado de OSIPTEL)

En este caso, una empresa concesionaria del serviciode televisión por cable denunció que Telefónica del Perúse negaba a brindarle acceso a sus postes para queinstale su red de cables para brindar servicios en eldistrito de Huaycán de la ciudad de Lima, y que talpráctica limitaba la competencia en tanto que ladenunciada se encontraba a su vez vinculada con otraempresa prestadora del servicio de televisión por cable.

El Cuerpo Colegiado de OSIPTEL (en adelante, “CCO”)analizó la denuncia bajo los alcances del artículo 5 delDL 701, considerando que el mismo incluía el supuestodel abuso de posición de dominio conjunta. Para talesefectos, consideró que la posición de dominio conjuntaen este tipo de casos no implicaba que las empresaspudieran implementar un esquema de colusión tácita,sino que pudieran ejercer su poder de mercado paraexcluir a los competidores. En tal sentido, los miembrosdel oligopolio debían contar con información suficientepara conocer que no existían incentivos para competirentre ellos, de modo que tuviesen un adecuado margende certeza de que si incurrían en actos abusivos notendrían competidores que neutralizaran su actuar. Lasideas planteadas por el CCO al respecto fueron las

siguientes:

“(...) los procedimientos por abuso de posición dedominio conjunta tienen por finalidad determinar si secometió efectivamente una infracción a las normas delibre competencia. Dentro de este contexto, laidentificación de la posición de dominio conjuntasupone determinar si una o más empresas puedenactuar independientemente de los demás participantesen el mercado imponiendo condiciones de venta sinque hayan empresas que puedan enfrentárseles, paraluego analizar si una o más de dichas empresascometieron actos abusivos. Es decir, la identificaciónde la posición de dominio conjunta es un medio paradefinir posteriormente si se produjo la infracción.

De acuerdo con lo anterior, en los procedimientos porabuso de posición de dominio conjunta no se requiereevaluar si las empresas pueden incurrir en una colusióntácita para no competir, sino si se encuentran encapacidad de ejercer su poder de mercado paraexplotarlo o para excluir a los competidores.

(...)

(...) tratándose de procedimientos por abuso deposición de dominio debe entenderse que latransparencia se refiere a la información suficiente paraque los miembros del oligopolio conozcan que noexisten mayores incentivos para competir entre ellos,de manera que si uno de ellos incurre en una conductaabusiva pueda tener un margen de certeza de que losdemás miembros del oligopolio no se constituirán enfuente alternativa de suministro para el agente afectadopor dicha conducta”52.

Sobre la base de estas ideas, el CCO encontró que elmercado presentaba características propicias para laexistencia de posición de dominio conjunta, pues lasúnicas empresas que tenían instalada una red de postesen el distrito en cuestión y que podían atender el pedidode la denunciante eran la distribuidora eléctrica queoperaba en esa zona y la denunciada. Además, consideróque se trataba de un mercado muy concentrado y conelevadas barreras de entrada, el servicio involucraba unbien homogéneo (los postes) y sin mayores necesidadesde innovación. Adicionalmente, ambas empresas habíandado claras muestras de que no tenían intención dealquilar espacio en sus postes ubicados en el distrito deHuaycán. Gracias a ello las empresas contaban consuficiente información que les indicaba que no habíanincentivos para competir. Consecuentemente, se

51 Resolución 040-2005-INDECOPI/CLC de 18 de julio de 2005, contenida en el expediente 009-2004/CLC. Almacenes Mundo S.A. contra TrabajosMarítimos S.A. y otros, párrafos 47-55.

52 Resolución 039-2003-CCO/OSIPTEL de 20 de enero de 2003, contenida en el expediente 009-2001. Empresa de Telecomunicaciones MultimediaAlfa E.I.R.L. contra Telefónica del Perú S.A.A.

Page 192: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

201

Edua

rdo

Qui

ntan

a Sá

nche

z

concluyó que las dos empresas ostentaban una posiciónde dominio conjunta.

Seguidamente, el CCO analizó la negativa de la empresadenunciada y determinó que la misma no teníajustificación de negocios alguna, por lo cual, concluyóque se trataba de un acto de abuso de posición de dominioconjunta. Ello pese a que la negativa solo había sidoimplementada en los hechos por una de las empresasque ostentaba tal posición. La principal razón para talveredicto sería que su conducta limitaba el acceso de uncompetidor potencial al mercado, pues la operadora detelevisión por cable vinculada a Telefónica del Perú podríaingresar al mismo en el futuro, es decir, la denunciada seestaba reservando un mercado potencial.

4.2. Comparación y crítica de la jurisprudencianacional

Siguiendo el mismo orden de presentación, debeseñalarse que el caso de las AFP indica que la posiciónde dominio conjunta puede derivarse de la doctrina dela entidad económica única, es decir, de empresas delmismo grupo económico, y también –aunque bastanteconfusamente expresado– de una situación en que lascondiciones estructurales del mercado permiten uncomportamiento conjunto pero no concertado entre lasempresas. Dentro de estas condiciones estructurales seincluyó la evaluación de aspectos tales como laconcentración del mercado y las barreras de acceso almismo. Otro punto a resaltar es que en el referidopronunciamiento se señaló expresamente que laevaluación de este tipo de casos implica identificar tantola posición de dominio conjunta como la conductaabusiva (lo que el Tribunal del INDECOPI calificó como“la actuación de fondo en el proceso”).

En tal sentido, si bien se definió incorrectamente laposición de dominio conjunta en el primer supuesto(si las empresas son parte del mismo grupo económicola posición de dominio sería individual y no conjunta),el tratamiento del segundo supuesto resulta adecuado,en tanto que permitiría incluir dentro del concepto deposición de dominio conjunta los esquemas de colusióntácita, tal cual se ha definido en el presente artículo.Así, puede sostenerse que la definición planteada porel Tribunal del INDECOPI se refiere al ajuste racionaldel comportamiento de empresas que conforman unoligopolio, sin necesidad de comunicación o contactoefectivo entre ellas, debido a que las característicasestructurales del mercado así lo permiten.

Más aún, si el concepto de posición de dominioconjunta manejado se refiere efectivamente a lacolusión tácita, la misma no sería ilegal por sí mismacomo un acto de abuso de posición de dominio. Enefecto, si se requiere de actos de abuso de posición dedominio por parte de las empresas involucradas –comoactuación de fondo en la investigación– se tendría quedemostrar, de un lado, la colusión tácita comoequivalente a la posición de dominio conjunta y, deotro, actos específicos de abuso para declarar que seha incurrido en infracción al DL 701.

El caso de las Agencias Marítimas tiene el mérito dehaber precisado con mayor detalle y mejoresargumentos la figura de la posición de dominioconjunta. Sin embargo, resulta contradictorio en cuantoa sus conclusiones y parece ir más allá de lo señaladopor el Tribunal del INDECOPI.

En efecto, la CLC señaló acertadamente que la posiciónde dominio conjunta se deriva de las especialescaracterísticas del mercado y, además, que elcomportamiento oligopólico que conlleva a unacolusión tácita entre los competidores es una respuestaeconómica racional frente a tales condiciones demercado. Más aún, sostuvo que la mejor vía paraenfrentar esa figura no era el control de conductas –en tanto se señala que no tendría sentido aplicar lassanciones que este tipo de normas prevé comosolución–, sino que debía recurrirse a acciones deabogacía de la competencia, para impulsar lamodificación o eliminación de aquellas característicasdel mercado que resultaban propicias para la colusióntácita.

Sin embargo, pese a lo anterior, la CLC llegó a unaconclusión inconsistente con sus afirmaciones.Partiendo de un aparente distingo entre posición dedominio conjunta y colusión tácita, basado en que estaúltima supondría un “determinado grado decooperación entre las empresas”, asumió que la primeraestaría bajo el artículo 5 del DL 701, pero no seríasancionable, mientras que la segunda sí estaríaprohibida por el artículo 6 de dicha norma. Así, la CLCestaría entendiendo que la colusión tácita se encuentraproscrita como una práctica concientemente paralela,no obstante haber reconocido expresamente que setrata de un comportamiento racional y que no implicacomunicación ni contacto efectivo entre los agentes,como ocurre con las prácticas prohibidas por el artículo6 del DL 70153.

53 Aparentemente se estaría entendiendo que cuando el artículo 6 del DL 701 se refiere a actuaciones paralelas las distingue de las prácticasconcertadas. No obstante, el texto de la norma parece tratar ambos términos como sinónimos (recuérdese que el artículo 6 se refiere a las“actuaciones paralelas o prácticas concertadas”). En tal sentido, sería discutible argumentar que el texto de la ley establece que las actuacionesparalelas son un tipo de prácticas colusorias distintas a las prácticas concertadas y que en virtud de ello la colusión tácita se encuentra prohibidapor dicha norma.

Page 193: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

202

Adicionalmente, la CLC indicó que su líneainterpretativa estaba en consonancia con lo resueltopor el Tribunal del INDECOPI, pues consideraba que elabuso de posición de dominio estaba prohibido por elDL 701. Hasta aquí, no habría problema en elrazonamiento de la CLC. Sin embargo, acto seguido,llegó a la conclusión de que, pese a su terminología,esa figura no estaba prohibida por el artículo 5 de dichanorma, sino por el artículo 6 de la misma, referido aacuerdos y prácticas concertadas entre competidores.Como se advierte de lo expresado al comentar el casode las AFP, esta interpretación no se sigue de losargumentos planteados por el Tribunal del INDECOPI.

Por último, el caso Alfatel tiene como mayor virtudplantear la necesidad de un doble análisis paradeterminar un caso de abuso de posición de dominio,esto es, determinar primero la existencia de la posiciónde dominio conjunta, para, luego, analizar si se cometióel acto de abuso. En tal sentido, distinguecorrectamente la posición de dominio conjunta comouna situación inobjetable y el abuso como acto ilícito.

No obstante, el pronunciamiento hace unainterpretación distinta a la esbozada en la jurisprudenciadel INDECOPI. Así, deja de lado la equivalencia entrela posición de dominio conjunta y la colusión tácita,para adoptar una concepción tradicional de lo que esel abuso de posición de dominio, como conducta porla que se aprovecha el poder de mercado para excluira los competidores. Pese a ello, toma en cuenta loscriterios de análisis correspondientes a la identificaciónde mercados propicios para la colusión tácita.

La mixtura realizada puede parecer heterodoxa, al noseguir la línea de razonamiento en que la posición dedominio conjunta es equivalente a la colusión tácita,pero de todos modos recurrir a elementos de juiciopropios del análisis de esta última figura. No obstante,también puede considerarse como un caso sui generisen que el concepto ha sido ajustado a fin de enfrentarun comportamiento abusivo que impedía la entradade un competidor potencial. En tal sentido, podríaasimilarse a casos como los de Companie MaritimeBelge o Irish Sugar.

5. COMENTARIOS FINALES

Como se aprecia, el desarrollo del concepto de posiciónde dominio conjunta por la jurisprudenciaadministrativa peruana ha seguido en líneas generalesderroteros similares a los de la Comunidad Europea,incluyendo sus posibles aciertos y errores.

Así, por ejemplo, esa figura se ha ido equiparado conla colusión tácita, aunque pareciera que finalmentepodría estarse desvirtuando su lógica si la misma se

pretendiera sancionar bajo la prohibición de prácticasconcertadas. No obstante, cabe señalar que, al igualque en Europa, el tratamiento del tema no ha pasadodel campo teórico, pues hasta el momento no se haninvestigado casos en que se haya encontrado que elmercado presentaba características propicias paracomportamientos oligopólicos no cooperativos y en loscuales se haya verificado la implementación de unesquema de colusión tácita.

Otro tema importante es que en la jurisprudenciaperuana parece haberse mantenido la lógica del dobleanálisis, es decir, identificar la posición de dominioconjunta y luego el acto de abuso específico. De estaforma, se conserva la misma racionalidad utilizada paralos supuestos de abuso de posición de dominioindividual, pues se estaría partiendo de que la posiciónde dominio conjunta es inobjetable. Cabe señalar que,al igual que en Europa, el único caso en que se hasancionado por abuso de posición de dominio conjuntaes un caso de características sui generis no relacionadocon un esquema de colusión tácita.

También merece atención el paralelo que puede hacerseentre control de concentraciones empresariales yacciones de abogacía de la competencia. Como ya seindicó, la Comunidad Europea parece haber llegado ala conclusión de que la forma más efectiva de enfrentarla posición de dominio conjunta –entendida comocolusión tácita– es prevenirla a través del control deconcentraciones empresariales. Pese a no contar connormas de esa naturaleza, en el Perú también se haplanteado que la mejor forma de enfrentar la posiciónde dominio conjunta es previniéndola con acciones deabogacía de la competencia. Lamentablemente, eseparalelo se quiebra cuando se considera que la colusióntácita podría encontrarse proscrita al igual que unapráctica concertada entre competidores.

Si se acepta que la colusión tácita es el comportamientoracional en mercados con interdependenciaoligopolística que, a su vez, presentan característicaspropicias para el ajuste del comportamiento de lasempresas a la conducta esperada de sus rivales, dichocomportamiento no debería condenarse por sí mismo,ni como un acto de abuso de posición de dominio, nicomo una práctica concertada. En el primer caso,tendría que seguirse la misma racionalidad que con elabuso de posición de dominio individual e identificarseactos de abuso específicos. En el segundo caso, tendríaque exigirse el mismo estándar de prueba sobre laintención de no competir pese a que el mercado lopermitiría, es decir, que se encuentre evidencia decomunicación o contacto efectivo entre las empresas.

Adicionalmente, es necesario recuperar la idea de queno tiene sentido aplicar las sanciones previstas en el

Page 194: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

203

Edua

rdo

Qui

ntan

a Sá

nche

z

DL 701 a la colusión tácita y extenderla para sostenerque las normas de control de conductas peruanas comotales y en su versión actual no son efectivas paraenfrentar tal comportamiento.

Para explicar lo anterior, es conveniente volver sobre elejemplo planteado al inicio de este artículo respectode los grifos. Bajo el escenario planteado, los grifos nosolo contarían con información suficientementedetallada y oportuna para prever el comportamientode sus competidores, sino que contarían conherramientas de represalia disuasivas. En consecuencia,sería racional que ajustaran su conducta alcomportamiento esperado de sus rivales, paramantener un equilibrio que maximice sus ganancias.

Si la autoridad de defensa de la competenciaconsiderara ilícito ese comportamiento, se toparía conla sorpresa de que cualquier orden de conducta queemitiera no daría lugar a cese efectivo de la práctica,en tanto que las características del mercadocontinuarían siendo las mismas, salvo que se ordenaraa los grifos “taparse los ojos” para no ver lascondiciones y tendencias del mercado, con lo cual,tendrían que actuar sin considerar las señales que lesofrece su actividad. Adicionalmente, las multas u otrassanciones que pudieran imponerse resultaríanineficaces, pues al día siguiente de cumplirlas los grifosestarían nuevamente en condiciones de incurrir en elmismo comportamiento. Esto generaría totalincertidumbre sobre lo que deben hacer las empresasque participan en mercados de ese estilo, con laconsiguiente inseguridad jurídica que ello implica.Razones de esta índole deben ser las que convencierona la Comunidad Europea de seguir el camino de laprevención de condiciones de mercado propicias parala colusión tácita, en vez de prohibir estecomportamiento per se.

Hay dos cuestiones adicionales que se deben mencionaral respecto. La primera es que parece más adecuadoidentificar aquellas prácticas llevadas a cabo por lasempresas para facilitar la aparición artificial de lascondiciones propicias para la colusión tácita, yenfocarse en perseguir y sancionar tales prácticas.Como se explicó previamente, la introduccióngeneralizada de cláusulas de nación más favorecida opara alcanzar la competencia podrían tener talesefectos. Esta óptica se inspiraría en una lógicapreventiva, al atacar la fuente que originaría lasreferidas condiciones de mercado, pero se materializaríaa través de la aplicación del control de conductas.Además, las órdenes de cese de las conductas

infractoras sí resultarían efectivas para reducir lasprobabilidades de una colusión tácita.

El segundo tema es que la situación podría ser distinta–aunque debe reconocerse que también bastante másriesgosa– si la ley de defensa de la competencia peruanacontemplara la facultad de dictar los denominadosremedios de estructura. Es decir, ordenar la separaciónestructural de las empresas infractoras o la venta departe de sus activos, ante el hallazgo de actos de abusode posición de dominio. Si tal fuera el caso, podríatratarse de corregir la implementación comprobada deesquemas de colusión tácita a través de esas medidas,buscándose con ellas la modificación de las condicionesestructurales del mercado. Obviamente, esta lógicapasaría por asumir que la colusión tácita, pese a ser uncomportamiento racional, es sancionable por sí misma.La alerta que cabe plantear en este caso es lo discutiblede otorgar ese grado de poder discrecional a laautoridad de defensa de la competencia54.

Finalmente, una interrogante que surge es si lasmedidas de represalia propias de un esquema decolusión tácita también deben considerarse comoválidas desde un punto de vista legal. Como se hamencionado, si el mercado presenta las condicionespropicias para ello, ajustar el comportamiento propioa la conducta esperada de los rivales sería la respuestaracional de toda empresa. Sin embargo, los esquemasde colusión tácita implican que las desviaciones seráncastigadas a través de mecanismos de represalia talescomo las guerras de precios, de modo que se disuadacualquier propensión a no mantener elcomportamiento esperado.

La pregunta es si la aplicación comprobada de estasmedidas de represalia debería ser considerada lícita, aligual que el ajuste del comportamiento a la conductade los rivales. Al respecto, algunos podrían considerarque tales medidas siguen una racionalidad económicasimilar a la del ajuste del comportamiento entre loscompetidores, por lo que, deberían recibir el mismotratamiento legal. Pero debe tomarse en cuentatambién que el objetivo de esas medidas es garantizarel alineamiento implícito de las conductas disidentespara recuperar así la vigencia del arreglo tácitoexistente. Es decir, los competidores atacan a aqueloligopolista que encontró rentable desviarse y asumióque podía haber lugar para la competencia.Considerando tales posiciones, no sería adecuadoadelantar una respuesta frente a un tema que ameritamayor discusión y que probablemente terminedefiniéndose caso por caso.

54 Cabe mencionar que esta facultad ha sido introducida hace relativamente poco tiempo en el marco normativo de la Comunidad Europea a travésde la Regulación del Concejo 1/2003. También se encuentra prevista en el proyecto de Ley de Defensa de la Competencia que ha propuestoreiteradamente el INDECOPI en sustitución del DL 701.

Page 195: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

204

De acuerdo con todo lo anterior, y retomando el títulode este artículo, corresponde señalar que, si se asumela equivalencia entre posición de dominio conjunta ycolusión tácita, esta última figura no deberíaconsiderarse una infracción. De otro lado, el abuso de

posición de dominio conjunta, entendido, por ejemplo,como prácticas que faciliten la aparición artificial delas condiciones propicias para la colusión tácita o comosupuestos similares al del caso Alfatel, sí resultaría unaconducta sancionable.

Page 196: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

205

Pier

ino

Stuc

chi L

ópez

Ray

gada

Luis

Gab

riel G

onzá

lez

Del

gado

La Libre Competencia es un principiofundamental que rige los Sistemas deEconomía de Mercado. Dicho principio cobramayor importancia en un escenario demercados ampliados como es el de laComunidad Andina. Los autores realizan uninteresante análisis de los postulados delSistema Comunitario de Defensa de la LibreCompetencia así como de los mecanismos yprocedimientos establecidos para asegurar suaplicación y eficacia dentro de los paísesmiembros.

UNA INTRODUCCIÓN AL SISTEMA COMUNITARIODE DEFENSA DE LA LIBRE COMPETENCIA:

LA DECISIÓN 608 EN EL MERCADO AMPLIADO ANDINO

Pierino Stucchi López Raygada *

Luis Gabriel González Delgado ** ***

* Abogado por la Pontificia Universidad Católica del Perú, Secretario Técnico de la Comisión de Represión de la Competencia Desleal del INDECOPIy profesor de los cursos Integración Económica y Derecho Empresarial en la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas.

** Alumno del último ciclo en la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica del Perú, asistente de docencia en la Universidad Peruanade Ciencias Aplicadas en el curso Derecho Empresarial y miembro del equipo de la Secretaría Técnica de la Comisión de Represión de laCompetencia Desleal del INDECOPI.

***Ambos coautores señalan que toda opinión vertida en el presente artículo les es atribuible únicamente a ellos a título personal y que de ningúnmodo involucra parecer alguno de las instituciones en las que participan profesionalmente.

Page 197: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

206

INTRODUCCIÓN

La integración económica de la que participan losestados en el escenario internacional exige cierto nivelde estandarización en los sistemas económicos de losestados que se integran, de modo tal que permita quelos elementos coordinadores de la economía en cadauno de ellos se integre con los elementoscoordinadores de la economía en el escenariointegrado.

Actualmente, no se puede dudar que la economía demercado, en su variante social de mercado o en suformulación teórica más liberal, es el sistema preferidopor los estados del mundo como medio de generacióny asignación de recursos a las necesidades que siempresuperan la disponibilidad de aquellos. En consecuencia,dado el auge de la integración económica, losesquemas de integración son procesos internacionalesen los que las economías de mercado de cada estadose integran.

En la presente entrega, nos dedicaremos a presentar yanalizar las características del Sistema Comunitario deDefensa de la Libre Competencia que, en laComunidad Andina, tiene por objetivo lograr que, anivel del mercado ampliado, prevalezcan lascondiciones necesarias para permitir un procesocompetitivo vigoroso que genere beneficios para loshabitantes de la subregión.

1. LA ELECCIÓN DEL SISTEMA ECONÓMICO

Aunque se pierda de vista frecuentemente, el problematras de la eficiencia de un sistema económico es elbienestar del ser humano. Por ello, las necesidadesinherentes a su existencia y desarrollo han orientado alas sociedades hacia la búsqueda de mecanismos que,como medios, permitan satisfacer las necesidadeshumanas.

La elección del mejor medio posible para lograr dichasatisfacción ha sido y será la principal preocupación

pública. Sin embargo, la experiencia nos permiteafirmar que la imposibilidad de lograr el bienestar plenoradica en el hecho de que las necesidades de unasociedad superan siempre a la cantidad de recursosdisponibles para satisfacerlas.

Será necesario que cada sociedad elija una manera dedistribuir la cantidad de recursos existentes entre losintegrantes de la sociedad, intentando reducir almáximo la brecha generada por el descalce existenteentre lo que hay y lo que se requiere. Este es elproblema que la economía intenta resolver y el objetode un sistema económico. La mejor respuesta posibleal problema de cómo generar el mayor grado desatisfacción posible, dando destino a los bienes yservicios disponibles en la realidad y estimulando elincremento progresivo de estos a través de laproducción, deberá ser entregada por el sistemaeconómico que se elija. En este sentido, un sistemaeconómico deberá determinar el “qué”, el “cómo” el“cuánto” y el “para quién producir”.

Para que el sistema económico, entendido como unconjunto de elementos, normas y principios quepermiten la asignación de recursos, funcione en suplenitud, sus premisas de desarrollo deben encontrarrespaldo en el poder público a cargo del estado o dela organización internacional que administra unmercado ampliado, pues de otro modo cualquieraplicación será insuficiente y se encontrará más alejadadel funcionamiento ideal que el sistema económicopropone.

Actualmente, el mundo contemporáneo presentados paradigmas de sistemas económicos, unofortalecido por la decantación de algunos siglos deexperiencias y desarrollo teórico, el sistema deeconomía de mercado; y, otro debilitado casi algrado de extinción por sus recientes fracasos ytransiciones para lograr su abandono, el sistema deeconomía planificada o dirigida. Presentamos elsiguiente cuadro como resumen de sus principalesrasgos distintivos:

Page 198: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

207

Pier

ino

Stuc

chi L

ópez

Ray

gada

Luis

Gab

riel G

onzá

lez

Del

gado

1.1 El fracaso de la economía dirigida oplanificada

La economía planificada plantea la antítesis de lopostulado por la economía de mercado. Como en elcaso de la desaparecida Unión de Repúblicas SocialistasSoviéticas, las decisiones de asignación de recursos alos agentes económicos no se realizaban a través dela elección individual de los agentes, sino por la decisiónde un ente planificador estatal1, cuya función era: i)medir el volumen de necesidades de toda la sociedad;ii) definir el orden de prioridad en el que se deberíansatisfacer dichas necesidades; y, iii) producir y distribuirlos recursos existentes a las necesidades de cada agentemiembro de la sociedad, conforme a la prioridaddefinida.

En este sentido, sería sumamente difícil y casi imposiblever un automóvil convertible en un país de economíaplanificada, pues los recursos disponibles serían

primero destinados a satisfacer necesidades básicas,luego intermedias y, finalmente, de haber unremanente, a la satisfacción de necesidades suntuarias,lo cual sería de difícil ocurrencia. Tampoco existiría lanecesidad de contar con publicidad, marcas o monedasde cambio circulantes. No existiría precio y, menos aún,algo que pagar, salvo que uno acudiera a los mercadosnegros que podrían formarse ilegalmente en estesistema como vía alterna para la satisfacción denecesidades “no oficiales”.

En una economía planificada, el órgano u organismopúblico que elabora el plan económico y establece lasmetas para satisfacer las necesidades de cada agenteeconómico se encarga de la distribución de bienes yde la prestación de servicios, esencialmentehomogéneos, por lo que no existen bajo este sistemalas compraventas, ni las contraprestaciones, ni lasremuneraciones. Cada agente económico realiza laactividad que el estado le encarga y recibe lo que el

Contraste entre los rasgos distintivos de la economía de mercado y de la economía planificada odirigida:

Economía de mercado Economía planificada o dirigida

Mecanismo de coordinación:“Qué, cómo, cuánto y paraquién producir”

Precios: Generados por la libreinteracción entre la oferta y la demanda.

Plan: Generado por un directoreconómico, desde el sector público.

Objetivos de los agenteseconómicos

Maximizar su bienestar. Lograr el mayorbeneficio al menor costo posible.

Cumplir las metas del plan en todos losniveles.

Organización Descentralizada: En la infinidad dedecisiones y transacciones que searticulan entre demandantes y oferentesde bienes y servicios.

Centralizada: En el órgano u organismopúblico que elabora el plan económico yestablece las metas para satisfacer lasnecesidades de cada agente económico.

Sistemas de propiedadafines

Capitalismo: Los empresarios son lospropietarios de los medios de producción.

Comunismo: La sociedad es lapropietaria de los medios de produccióny su administración la ejerce el estado.

Funciones de las ideologíassobre la convivencia de lasociedad

Socialismo: Propone el predominio deligual itar ismo casi absoluto en lasociedad como premisa para el bienestarcolectivo.

Liberalismo: Mantiene la visión delpredomino o preeminencia de la libertadcomo fundamento de la convivencia. Sereconoce la indiscutible importancia dela igualdad ante la ley.

Socialismo: Compatible con estesistema económico en tanto propongael predominio o preeminencia de laigualdad de oportunidades. Plantea labúsqueda del bienestar colectivo comofinalidad del ejercicio de la libertad.Enfocado en la redistribución.

Liberalismo: Compatibilidad limitada casia la inexistencia de puntos de contactocon este sistema económico. Negado enla mayoría de experiencias históricas.

1 En su momento, la Constitución de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas señalaba como principios: “(1) The abolition of private ownershipof the means of production in favor of state or public ownership; (2) the collectivization of agriculture; (3) the nationalization of naturalresources; (4) a centrally directed planned economy; (5) mandatory employment, in accordance with the formulas, “He who does not work,neither shall he eat” and “From each according to his ability, to each according to his work”; (6) the legal monopoly of the Communist Party”.MACRIDIS, Roy C. y Roberth E. WARD (editores). “Modern Political Systems-Europe”. New Jersey: Prentice-Hall. 1963. p. 504.

Page 199: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

208

estado considera que satisface sus necesidades, a travésde un sistema de distribución y prestaciones públicas.

La economía planificada colapsó en estados como laUnión de Repúblicas Socialistas Soviéticas debido a losenormes costos de información en los que debía incurrirel órgano u organismo público que elabora el planeconómico que establece las metas para satisfacer lasnecesidades de cada agente. Además, complotó en elfracaso de este sistema la dificultad de medir conexactitud los elementos cualitativos y cuantitativos delas necesidades de cada agente. Asimismo, los costosde operación para administrar la ejecución del planeconómico, sumados a los problemas de agencia porfalta de alineación entre los objetivos de los burócratas(agentes) y los objetivos de la sociedad (principal), y ala incapacidad del sistema para que sus logros ofracasos fueran supervisados adecuadamente,culminaron con sus pretensiones de éxito en el objetivode lograr la mejor generación y distribución de recursos.La verdad sea dicha, la Unión de Repúblicas SocialistasSoviéticas era un esquema de integración económicade Repúblicas (que antes eran estados independientesy hoy lo han vuelto a ser algunos) basado en laintegración planificada y no de mercado.

1.2 La elección de la economía de mercado

Por su parte, la economía de mercado tiene a la fijaciónde los precios por el libre juego de la oferta y lademanda como el mecanismo de coordinación paraasignar los recursos disponibles y las necesidades delos miembros de la sociedad2. En la economía demercado el precio estará condicionado, entre otros, alnivel de escasez del bien o servicio transado. El preciode determinado bien o servicio tenderá a ser máselevado mientras más demandantes pugnen porconseguirlo y mientras menos oferentes existan paraproveerlo. Al contrario, el precio tenderá a ser menorsi la oferta del bien o servicio es abundante y lademanda es menor.

La demanda es el conjunto de requerimientos de losagentes económicos sobre determinado bien o servicioy la oferta es el conjunto de ofrecimientos de losagentes económicos sobre determinado bien o servicio,en determinado espacio y tiempo. Por ejemplo, cuandonos referimos a la demanda por servicios de transporteaéreo intracomunitario en la Comunidad Andina, nosreferimos a la cantidad de requerimientos que tienenlos agentes económicos para ser trasladados por dicha

vía, en el espacio territorial de Bolivia, Colombia,Ecuador, Perú y Venezuela, tanto al interior de cadauno como desde uno hacia otro país. Cuando nosreferimos a la oferta de servicios de transporte aéreointracomunitario, como contraparte, nos referimos ala cantidad de asientos disponibles en los aviones, paralas rutas existentes en dicho espacio geográfico.

La ponderación de la demanda es el fundamentoprincipal de la economía de mercado. Sin demanda noexiste oferta alguna que permanezca en el mercado.La demanda representa las necesidades sociales y elprecio aparece de la interacción de aquella con elvolumen de oferta disponible. Ello, tal como ocurriríacon tres imaginarios agentes en el mercado quenecesitan un automóvil y que se constituyen como lademanda de dicho bien. Si en el mercado solamenteexiste un automóvil disponible, se iniciará unacompetencia entre los demandantes para poderobtenerlo y, bajo el mecanismo de coordinación de losprecios, logrará obtenerlo aquel agente que puedapagar el precio más alto posible. El vendedor delautomóvil, como oferente, desarrollará uncomportamiento razonable, maximizando beneficiosy entregándolo a quien pague el mayor precio. Si nadiedemandara el automóvil, el precio de éste sería cero.

La economía de mercado se basa en un esquemadescentralizado conformado por multiplicidad detransacciones que van orientando el nivel de los precios,de acuerdo a la interacción de la oferta y la demanda.Luego de formado el precio en el mercado, éste cumpleuna función informativa derivada y complementaria asu función de coordinación. Así, si se presentara en elmercado un precio que fuera significativamente altorespecto de los costos de producción de determinadobien (excedente del productor alto), se transmiteinmediatamente a los demás agentes que existenoportunidades de lograr excedentes y, en consecuencia,beneficios significativos si deciden ingresar a colocarofertas del bien referido en el mercado.

1.3 Modelo de competencia perfecta

En una economía de mercado, la libre interacción dela oferta y la demanda genera competencia entre losoferentes para lograr transacciones con losdemandantes y viceversa. Este modelo asume que losagentes económicos que participan en el mercado,como demandantes o como oferentes: i) son racionales;ii) tienen por finalidad maximizar sus beneficios al

2 Coincidimos en que “(e)n una economía de mercado el valor se mide en términos de precios y el proceso de valuación lo realizan los consumidoresal gastar sus ingresos. Los consumidores se enfrentan a una amplia cantidad de bienes que pueden adquirir. El valor en dinero que le atribuyena cada bien depende de la urgencia que los consumidores en conjunto tengan de ese bien con relación a los otros, de su capacidad de respaldarsus deseos con dinero y de las existencias del bien”. LEFTWICH, Richard. “Sistema de precios y asignación de recursos”. México: Nueva EditorialInteramericana. 1978. p. 16.

Page 200: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

209

Pier

ino

Stuc

chi L

ópez

Ray

gada

Luis

Gab

riel G

onzá

lez

Del

gado

menor costo posible; iii) gozan de información absolutay transparente sobre todas las ofertas disponibles y sucalidad, lo que les permite asignarle un valor a los bieneso servicios en el mercado; iv) poseen preferenciasconstantes; y, v) tienen a su disposición en el mercadobienes homogéneos que son sustitutos entre sí3.Supone también que no existen barreras de entrada ode salida para que un agente se coloque, en cualquieractividad productiva o de comercio, de oferente odemandante, por lo que la posición de cualquier agente“autoritario” puede ser cubierta inmediatamente.Además, implícitamente, en este modelo se ignora laexistencia de costos de transacción.

En consecuencia, por ejemplo, si un significativo númerode oferentes en el mercado ofrecen una camisa decalidad homogénea a un precio entre $7 y $8, será muydifícil que un demandante le compre a un oferente“autoritario” una camisa de la misma calidad a un preciode $12. Como regla del modelo, ningún consumidorpagará más por algo que puede encontrar en el mercadoa menor precio, pues su comportamiento es racional ymaximizador. Por las mismas razones, será sumamentedifícil que un consumidor compre a un precio entre $7 y$8 una camisa de calidad muy inferior a la que se vendeen el mercado por dicho precio.

En el modelo de competencia perfecta, ningún agenteen el mercado puede actuar con prescindencia de laactuación de los otros, es decir, la conducta de cadaagente es disciplinada por la conducta del resto deactores. Todo agente es obligado por las fuerzas de laoferta y la demanda a acercarse al equilibro, bajosanción económica de no ser elegido para realizartransacción alguna si no lo hace. La variedad de ofertasdisciplinan al oferente de “precio excesivo” o de“calidad deficiente” excluyéndolo del intercambio.

Los postulados de la economía del bienestar reconocenque la sociedad recibe mayores agregados de excedentecuando el mecanismo de coordinación de los preciosfunciona, pues en cada transacción permite que: i) losdemandantes reciban un excedente igual a la diferenciaque existe entre el precio de mercado de un bien o servicio(por ejemplo, $4) y el precio que estaban dispuestos apagar (por ejemplo, $5), siempre el demandante obtendráde la transacción un bienestar medido en los términosdel excedente referido, denominado “excedente delconsumidor” (en nuestro ejemplo $1); y, ii) los oferentesreciban un excedente igual a la diferencia que existe entre

el precio de mercado ($4) y el costo del bien o servicio(por ejemplo $3), siempre el oferente obtendrá de latransacción un bienestar medido en los términos delexcedente referido, denominado “excedente delproductor” (en nuestro ejemplo también $1).

Así, el mercado permitiría asignar los bienes o serviciosa quien más los valora, pues con independencia delnivel de precios, bajo el modelo de competenciaperfecta, solamente transarán, en principio, quienes:i) demandando el bien o servicio, lo valoren más que elprecio del mercado; y, ii) ofreciendo el bien o servicio,lo valoren menos que el precio de mercado, debido aque su costo de obtenerlo o producirlo es inferior.

Si bien, será razonable pensar que alcanzar el modelode competencia perfecta es imposible, será tambiénrazonable realizar los mayores esfuerzos posibles porlograr que el mercado real se acerque a éste, limandoo corrigiendo las fallas que pudieran presentarse. Lafunción del Derecho Ordenador del Mercado en generaly, en particular, de las disciplinas de defensa de la librecompetencia es lograr acercarnos lo máximo posibleal modelo y, en todo caso, evitar que, si la realidad seencuentra muy alejada del modelo, se produzcanperjuicios para el sistema competitivo mismo o unabuso contra los agentes económicos.

2. INTEGRACIÓN Y ECONOMÍA DE MERCADO

Planteadas las características esenciales de la economíade mercado y del sistema competitivo que ésta implica,corresponde presentar el fenómeno de integración ysu relación con la economía de mercado.

Como se registra históricamente, desde finales de lasegunda guerra mundial, el orbe ha transitado haciauna liberalización multilateral del comercio que tuvocomo punto de inicio la suscripción del GeneralAgreement on Tariffs and Trade-GATT I de 1947 y haciauna liberalización regional del comercio y de lacirculación de factores productivos que tuvo como hitoel establecimiento del bloque económico europeo conla suscripción del Tratado de Roma de 1957.

Actualmente, con la Organización Mundial delComercio (OMC) la integración multilateral seencuentra intensificando una liberalización delcomercio que abre los mercados nacionales nosolamente en bienes, sino también en servicios.

3 Sobre el modelo de competencia perfecta, Robert H. Frank considera que “son cuatro las condiciones que definen la existencia de un mercadoperfectamente competitivo (…) 1. Las empresas venden un producto estandarizado. (…). 2. Las empresas son precio aceptantes. (…). 3. Losfactores de producción son perfectamente móviles a largo plazo. (…). 4. Las empresas y los consumidores tienen información perfecta”. FRANK,Robert H. “Microeconomía y Conducta”. Madrid: McGraw-Hill/Interamerica de España. 1992. p. 379.Para mayor profundización sobre este tema se recomienda acudir a dicha obra.

I Nota del editor: siglas en inglés de “Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio”.

Page 201: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

210

Asimismo, de modo complementario, se encuentra enauge el establecimiento de mercados ampliadosregionales entre los que se cuentan: i) zonas o áreasde libre comercio como el North American Free TradeArea-NAFTA II, conformada por Canadá, México yEstados Unidos de Norteamérica4; ii) uniones aduanerascomo la que desea consolidar en un futuro próximo laComunidad Andina, conformada por Bolivia, Colombia,Ecuador, Perú y Venezuela5; o, iii) mercados comunes,uniones monetarias y formas avanzadas de integracióncomo la desarrollada por la Unión Europea6.

La integración regional, conforme se ha descrito,conlleva una ampliación de los mercados,circunstancia que intensifica la competencia y permiteque, en el escenario nacional de cada estado miembro,confluyan una mayor cantidad de agentes económicosque como oferentes compiten por la preferencia dela demanda nacional con los oferentes nacionales e,incluso, con otros agentes económicos extranjeros quetambién participan como oferentes. La integración,en palabras simples, es una expansión de la economíade mercado que suprime las fronteras económicas delos estados.

3. EL SISTEMA COMPETITIVO EN EL MERCADOAMPLIADO

Establecida una apertura del mercado nacional querecibe mayores ofertas desde el exterior y que seencuentra en la posibilidad de enviar sus ofertas aespacios económicos en el exterior, el bienestar socialpropende a incrementarse pues los demandantes debienes y servicios podrán acceder a: i) bienes que nose encontraban a su disposición por no ser producidosen el país; o, ii) bienes que encontrándose en elmercado nacional, pueden provenir desde el exterior amejores combinaciones de calidad y precio. De hecho,los productores nacionales se verán contrastados porla competencia de oferentes extranjeros, por lo quedeberán dedicarse a aquello en lo que seancomparativamente más competitivos que los oferentes

extranjeros para ofrecer bienes y servicios con mejorescombinaciones de calidad y precio, destinando su ofertaya no sólo al mercado nacional sino al mercadoampliado.

Logrando esta dinámica, los excedentes del consumidorse incrementan pues ocurrirá en algunos casos que: i)el producto que antes consumía lo puede obtener almismo precio de mercado pero a una mayor calidadque, siendo valorada, aumenta su precio de reserva, loque a su vez eleva su excedente y, en consecuencia,aumenta su bienestar; y, ii) un producto de calidadhomogénea respecto del que antes consumía lo puedeobtener a un menor precio de mercado, aumentandola distancia entre éste y el precio de reserva, lo que asu vez eleva su excedente y, en consecuencia, aumentasu bienestar.

3.1 La necesidad de defender la libre competenciaen el mercado ampliado

La competencia entre los agentes económicos es lapremisa fundamental para que el modelo decompetencia perfecta funcione. Si quienes ofrecen unbien o un servicio se pusieran de acuerdo para nocompetir, los consumidores no verían aumentados susexcedentes o, peor aún, podrían verlos disminuidos alreducir sus brechas entre precios de reserva y preciosde mercado, sea porque la calidad se reduce o secongela lo cual puede afectar a la baja los precios dereserva; o, porque los precios se elevan o se mantienenelevados acercándose al precio de reserva de quieneslos seguirían adquiriendo. De hecho, el excedente delconsumidor desaparece si el precio de mercado llega asuperar el precio de reserva y ya no se produce unatransacción.

Teniendo en cuenta que son los estados quienes por actosde imperio público, a través de tratados internacionalesbuscan una intensificación de la competencia paraaumentar el bienestar de la sociedad, sería undespropósito que permitan que los agentes económicos

II Nota del editor: siglas en inglés de “Tratado Norteamericano de Libre Comercio”.4“ Un área de Libre Comercio es “un esquema de integración económica que persigue constituir un mercado ampliado, para ello los Estados se

comprometen a no imponer el cobro de aranceles o tributos similares a la importación a los bienes que sean “originarios” (obtenidos ogenerados de la naturaleza, o producidos por la industria) de los otros Estados que son contraparte suya, como miembros de la misma Área deLibre Comercio”. STUCCHI LÓPEZ RAYGADA, Pierino. “Los Tratados de Libre Comercio como instrumentos de integración económica y susefectos en el Comercio de bienes”. En: Revista de Economía y Derecho. 2005. p. 49.

5 “Como su nombre indica, en este tipo de esquema de integración, los Estados que se integran (Estados socios) establecen la libre circulación debienes entre sus territorios y una nueva unidad aduanera conformada por la unión de sus territorios. La unión se verifica al nivel de las aduanas,significando fundamentalmente la aplicación de un mismo nivel arancelario a los bienes que se importan desde el exterior de la unión hacia cadaEstado socio. Así, se genera la conformación de una frontera comercial única que se proyecta hacia el exterior. Adicionalmente, se materializauna política comercial exterior y un sistema de defensa comercial comunes que pueden consistir en negociación internacional conjunta yregulaciones sobre dumping, subvenciones y salvaguardias, entre otras. La Unión Europea, en la evolución de su proceso de integración seconstituyó, en su momento, como unión aduanera”. Ibid. p. 64.

6 “Esta categoría implica el establecimiento de profundos compromisos entre los Estados que se integran (Estados socios) para lograr el objetivode asegurar el libre intercambio y circulación de los cuatro factores de producción: bienes, servicios, capitales y personas, al interior de susterritorios, en condiciones equivalentes a las que se tendría si todos conformaran un único mercado nacional. Así, los ciudadanos de los Estadossocios deben tener derecho de establecimiento y de trabajo en iguales condiciones y sin discriminación en el territorio de cualquiera de losEstados. Del mismo modo, la circulación de bienes, servicios y capitales se debe desarrollar sin discriminación o restricción alguna”. Ibídem.

Page 202: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

211

Pier

ino

Stuc

chi L

ópez

Ray

gada

Luis

Gab

riel G

onzá

lez

Del

gado

pudieran obstruir y limitar la competencia al punto derestringirla o abusar de sus posiciones de dominio en elmercado ampliado. La lucha contra toda conducta querestrinja la libre competencia en el mercado ampliado seconvierte en un imperativo de los estados que se integran,tal como ocurre en la Comunidad Andina7.

3.2 Eligiendo el sistema apropiado

Superada la visión privatista del sistema competitivo,competir no es solo un derecho de los oferentes, sinoademás es una obligación en la economía de mercado,pues ello permitirá el logro del bienestar agregado, alampliar el excedente del consumidor y, enconsecuencia, su bienestar8. Así, el Derecho asume laprotección y defensa de la libre competencia para queel sistema competitivo, como vía elegida, puedagenerar el mayor bienestar posible a la sociedad.

De hecho, la defensa del sistema competitivo, tantoen los espacios nacionales como en el espacioeconómico de la Comunidad Andina, plantearáproblemas derivados de su necesidad de defender laexistencia de la libre competencia en mercados quematerialmente no se ven limitados por la atadura delas fronteras políticas o de los estados, sino que semanifiesta como una realidad concreta que ignora lasfronteras dibujadas en un mapa, más aún si se haproducido una ampliación de mercados comoconsecuencia de un proceso de integración económica.

Las agencias de competencia de cada país podrán,jurídicamente, luchar contra conductas contrarias a lalibre competencia, pero siempre limitadas en suaccionar por el alcance territorial de su jurisdicción,circunstancia que dificulta en gran medida la acción yefecto real que puedan generar al exterior de susestados, aún cuando se postule que aplican la “teoríade los efectos”. Por ello, en un mercado ampliado como

el de la Comunidad Andina será necesario contar conun sistema supranacional que se encargue de tal tarea.

4. LA DECISIÓN 608 DE LA COMUNIDAD ANDINAY EL SISTEMA COMUNITARIO DE DEFENSA DELA LIBRE COMPETENCIA

4.1 Conductas prohibidas y sancionables

La Decisión 608 enfoca un elenco de conductas queclasifica, según las presuma, como i) abuso de posiciónde dominio en el mercado; o, ii) como acuerdosrestrictivos de la libre competencia9. Esta presunción,permite al órgano comunitario competente desarrollaruna labor orientada a encontrar, en estos supuestos,circunstancias a las que deberá prestar la mayoratención indagatoria por ser altamente probable queconstituyan conductas contrarias a la librecompetencia10. Sin embargo, como toda presunción,consideramos que admitirá prueba en contrario, puestiene del otro lado la resistencia de la presunción deinocencia que corresponde a todo sujeto de derecho yque es reafirmada en el artículo 3 de esta Decisión11.

4.1.1 Acuerdos que constituyen conductasrestrictivas a la libre competencia

La Decisión bajo comentario señala textualmente:“Artículo 7.- Se presumen que constituyen conductasrestrictivas a la libre competencia, entre otros, losacuerdos que tengan el propósito o el efecto de: a)Fijar directa o indirectamente precios u otrascondiciones de comercialización; b) Restringir la ofertao demanda de bienes o servicios; c) Repartir el mercadode bienes o servicios; d) Impedir o dificultar el acceso opermanencia de competidores actuales o potencialesen el mercado; o, e) Establecer, concertar o coordinarposturas, abstenciones o resultados en licitaciones,concursos o subastas públicas. (…)”.

7 “(L)a experiencia hace pensar que la integración no basta por sí solo. Por ejemplo, parece que incluso en los mercados grandes en que haypequeños obstáculos internos al comercio, tales como los de la Comunidad Europea y los Estados Unidos, se necesita todavía una activa políticade competencia a pesar de su avanzado estado de integración”. ORGANIZACIÓN MUNDIAL DEL COMERCIO. “El Comercio y la Política deCompetencia. Informe Anual 1997”. Volumen 1. Ginebra. 1997. p. 62.

8 En la misma línea, otros constatan que “(c)onforme al planteamiento del liberalismo decimonónico, el empresario tenía derecho a competir. Setrataba de un derecho. Pero con la legislación “antitrust”, el planteamiento cambió totalmente. No es que el empresario tenga derecho acompetir, sino que tiene la obligación de competir. Y si viola esa obligación, realizando pactos o concertando comportamientos para no competiro para restringir la competencia, entonces está actuando ilegalmente y su actuación está sujeta a sanciones establecidas en la ley”. BERCOVITZRODRÍGUEZ-CANO, Alberto. “Apuntes de Derecho Mercantil”. Quinta edición. Navarra: Arazandi. 2004. p. 343.

9 Es claro, como constatan otros, que “La competencia puede ser entorpecida o eliminada por los propios competidores. Entre los medios másimportantes para este fin se cuentan los carteles y fusiones. El dominio del mercado puede lograrse también por otros medios”. MESTMAECKER,Ernst-Joachim. “Sobre la libertad y monopolios en la economía y los medios de información”. En: INSTITUTO LIBERTAD Y DEMOCRACIA.“Democracia y economía de mercado”. Lima: Industrial Gráfica. 1981. p. 63.

10 Es preciso indicar que la Decisión 616, complementando a la Decisión 608 bajo comentario, dispuso la aplicación del Sistema Comunitario deDefensa de la Libre Competencia en Ecuador de modo inmediato, pese a la vacatio establecida inicialmente. Consultar en:http://www.comunidadandina.org/normativa/dec/D616.htm

11 “La aplicación de la presente Decisión, y la legislación interna de competencia de cada uno de los Países Miembros que resulte aplicableconforme a ella, se basarán en los principios de:(…)c) Debido proceso, en el sentido de asegurar a toda persona natural o jurídica, un proceso justo que le permita plenamente ejercer su derechode defensa respetando los derechos de las partes a presentar argumentos, alegatos y pruebas ante los organismos, entidades administrativas otribunales competentes, en el marco de lo establecido en la presente Decisión, así como un pronunciamiento debidamente motivado”. En:http://www.comunidadandina.org/normativa/dec/D608.htm

Page 203: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

212

Este elenco de conductas se encuentra sometido auna presunción genérica que invita a asumirlas,cuando son verificadas en la realidad conforme a laactuación probatoria del proceso respectivo, comorestrictivas de la libre competencia. Sin embargo,dicha presunción necesitará ser respaldada por laconvicción en la autoridad comunitaria de que, encada caso concreto, dichas conductas, en la realidad,restringen la libre competencia. En este punto espert inente tener presente que el SistemaComunitario de Defensa de la Libre Competenciatiene por objeto: “la protección y promoción de lalibre competencia en el ámbito de la ComunidadAndina, buscando la eficiencia en los mercados y elbienestar de los consumidores”12.

Constatando que la Decisión 608 sigue la tradicióncontinental de defensa de la libre competencia, no seráapropiado señalar que para el análisis de acuerdosrestrictivos de la libre competencia sigue una “reglade lo razonable” y no una “regla per se”, aún cuandomaterialmente la autoridad comunitaria debe analizarsi el efecto de la conducta restringe la librecompetencia. El sistema continental, se regula, en suejecución administrativa, por el principio de legalidady no por las reglas antedichas. En este sentido, segúnse aprecia que en la Decisión 486, existe una presunciónrelativa que evita considerar que las conductasenunciadas en el elenco son consideradas por sí mismascomo proscritas o infractoras, y niega la posibilidad deaplicar una presunción iure et de iure, puesto que éstanecesita que el texto de la norma lo haga explícito, loque no ocurre en el artículo 713.

a) Fijar directa o indirectamente precios u otrascondiciones de comercialización

Por ejemplo, un acuerdo entre las empresas fabricantesde cerveza en la Comunidad Andina para fijar un nivelde precios equivalente en la distribución de bebidassimilares sería considerado como una conductarestrictiva de la libre competencia, pues su “desnudezrestrictiva” generaría de inmediato que el excedentedel consumidor (definido antes como la diferencia entreel precio que paga en el mercado por el bien y el precioque hubiera estado dispuesto a pagar) se mantendríalimitado o, incluso, reducido, por la ausencia de laacciones competitivas por parte de los concurrentesen el marcado para: i) ofrecer mayor calidad de bebidaal mismo precio, o, ii) reducir el precio para ofrecer lamisma calidad de bebida.

En casos como éste, quedará muy claro que la eficienciadel mercado ampliado disminuye debido a que elbienestar de los consumidores se ve afectado por ladisminución de su excedente, al desaparecer lacompetencia que le puede ofrecer mejorescombinaciones de precio y calidad. Éste sería un típicocaso de infracción que, en la realidad, afianza, por susefectos, la presunción que recae sobre la conductadescrita en este acápite.

Sin embargo, el resultado de la presunción de ilicitudpodría ser diferente si se enjuiciara un acuerdoasociativo entre todas las empresas prestadoras deservicios financieros establecidas en Colombia y Perúpara establecer un mismo nivel de comisión por retiro

12 Artículo 2 de la Decisión 608: “La presente Decisión tiene como objetivo la protección y promoción de la libre competencia en el ámbito de laComunidad Andina, buscando la eficiencia en los mercados y el bienestar de los consumidores”.En: http://www.comunidadandina.org/normativa/dec/D608.htm

13 En este punto, también podemos considerar que la Comunidad Andina ha diseñado un sistema compatible con la experiencia peruana encuanto el Tribunal de Defensa de la Competencia del INDECOPI ha considerado, al aplicar el cuerpo normativo de nivel legal que defiende la librecompetencia, el Decreto Legislativo 701, que:“(E)l análisis de razonabilidad (…) está dirigido a establecer si la práctica es o no idónea para dañar la competencia, es decir si, de realizarse lapráctica, esta generaría más perjuicios que beneficios. Así, la distinción entre la “regla per se” y la “regla de la razón” no es que bajo la primeraregla no deban demostrarse los efectos de la conducta, mientras que en el caso de la segunda sí. Por el contrario, en ninguno de los casos esnecesario demostrar los efectos de la práctica restrictiva, sino que, en el caso de la segunda, si se demuestran efectos beneficiosos puedecontemplarse una exoneración de sanción.La aplicación de la regla per se o de la regla de la razón no es un criterio para definir los alcances de la probanza con relación a la realización deuna conducta infractora de la ley de competencia. La aplicación de dichos criterios corresponde más bien a la admisión o no de ciertas justificacionesaplicables en términos de los beneficios o perjuicios económicos que dichas conductas pueden generar en el interés económico general. En otraspalabras, la jurisprudencia norteamericana ha sostenido que existen acuerdos –como la fijación de precios– que siempre son perjudiciales para elinterés económico general, no siendo necesario intentar acreditar al respecto algún tipo de beneficio que la acción pudiera haber permitido enlos hechos. Por el contrario, otros acuerdos, decisiones o prácticas concertadas, siendo reprochables en sí mismos y por ende, también sancionables,podrían quedar exceptuados de la sanción, si se demostrara que, en esos casos, los efectos producidos resultan beneficiosos para el interéseconómico general.Esta Sala (…) considera que para la aplicación del Decreto Legislativo N° 701 no son de aplicación ni la regla per se ni la regla de la razón, todavez que dichos conceptos, fruto de la creación jurisprudencial americana, muy útiles para aproximarse al tratamiento comparado del fenómenode la competencia, no son compatibles con nuestro sistema jurídico de tradición europea continental.En el Perú, para calificar una práctica como restrictiva de la libre competencia y, por tanto, ilegal, es necesario que dicha práctica pueda producirel efecto de restringir, impedir o falsear la competencia y la misma se haya ejecutado en el mercado, lo cual constituye la afectación del interéseconómico general de acuerdo con la valoración positiva de la competencia contenida tanto en la Constitución Política del Perú como en elDecreto Legislativo N° 701”.Resolución 0224-2003/TDC-INDECOPI, emitida en el proceso tramitado bajo expediente 004-2002-CLC en el que se investigó la conducta deAsociación Peruana de Empresas de Seguros, El Pacífico Peruano Suiza Compañía de Seguros y Reaseguros, Generali Perú Compañía de Segurosy Reaseguros S.A., Interseguro Compañía de Seguros de Vida S.A., La Positiva Seguros y Reaseguros S.A., Mapfre Perú Compañía de Seguros yReaseguros, Rímac Internacional Compañía de Seguros y Reaseguros, Royal & Sunalliance Seguros Fénix, Sul América Compañía de Seguros S.A.y Wiese Aetna Compañía de Seguros; que establece además un precedente de observancia obligatoria sobre la materia.En: http://www.indecopi.gob.pe/upload/legislacionyjurispru/resolu_0224_2003.PDF

Page 204: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

213

Pier

ino

Stuc

chi L

ópez

Ray

gada

Luis

Gab

riel G

onzá

lez

Del

gado

de dinero en la ciudad de Oruro, en Bolivia, a través deun sistema de cajeros automáticos establecidos paratal fin. En este caso, si las empresas financieras descritasacuerdan el nivel de precio referido para financiar elestablecimiento del mismo cajero, pues no hubiera sidorentable establecerlo individualmente, sería en realidadun acuerdo en los precios y condiciones decomercialización que podría proveer bienestar a losconsumidores de la zona, que no hubieran podidoacceder al servicio descrito de no haberse producido elacuerdo.

Éste no sería un acuerdo que revelaría una “desnudezrestrictiva”, sino que, por el contrario, habría queanalizar con detalle a efectos de percibir su impactosobre el bienestar de los consumidores y sobre laeficiencia del mercado. En este ejemplo, si las entidadesfinancieras mantuvieran su estado de competencia enlos demás aspectos de sus servicios financieros, talescomo niveles de tasas de interés para ahorros y serviciosadicionales o complementarios, sería sumamente difícilque se pudiera mantener, validamente, la presunciónque presenta el artículo 7 de la Decisión en comentario,de modo tal que no sería razonable considerar elacuerdo descrito como una conducta restrictiva de lalibre competencia.

De hecho, el ejemplo descrito en el párrafo anteriorno puede permitir a alguien señalar que la fijación deprecios u otras condiciones de comercialización en elmercado ampliado generaran un efecto positivo y realsobre el bienestar de los consumidores y sobre laeficiencia del mercado comunitario. Al contrario, elloserá definitivamente lo excepcional.

b) Restringir la oferta o demanda de bienes o servicios

Difícil será también encontrar casos en los que seproduzca un efecto positivo y real sobre el bienestarde los consumidores y sobre la eficiencia del mercadocuando los concurrentes se ponen de acuerdo pararestringir coordinadamente el volumen de la oferta deun bien determinado.

Imaginemos lo que ocurriría por ejemplo si todoslos productores de ron en la región, decidieranrestringir sus producciones, ello, en lo inmediatoelevaría en alguna medida el precio, debido a laescasez relativa del bien, asumiendo por unmomento que la posibilidad de que el ron seasustituido por otros productos no fuera significativa.En un caso como éste, los productores habrían: i)reducido el bienestar de los consumidores quecomprarían el ron pese a la subida del precio; y, ii)eliminado el bienestar de los que dejaron deconsumirlo, al haber sido rebasado su precio dereserva por el nuevo precio de mercado generado

por la “escasez concertada”. Imposible, en este caso,advertir mejora en el bienestar de los consumidores,todo lo contrario, y, menos aún, sobre la eficienciadel mercado. Nos encontraríamos ante una conductacontraria a la libre competencia en el mercadoampliado.

Sin embargo, si no fueran todos los productores deron de la región, sino solamente aquellos quepudieran, juntos, representar una capacidadinstalada o potencia productiva capaz de satisfacerúnicamente el 3% de la demanda de losconsumidores de la Comunidad Andina, el acuerdode restringir la producción sería por sí mismo incapazde restringir el bienestar de los consumidores o laeficiencia competitiva del mercado andino. Ello, porcuanto los demás productores de la región, tambiénconcurrentes en el mercado andino, podrían cubriraquello que dejarán de producir los concertantes,sin que el precio de mercado se elevara por efectode alguna escasez y, en consecuencia, losconsumidores no verían mellado su nivel deexcedente. Naturalmente, esta constatación se hacebajo una presunción de homogeneidad en la calidaddel aludido ron. En un caso como el descrito nopodría exist ir una infracción contra la l ibrecompetencia a nivel comunitario.

c) Repartir el mercado de bienes o servicios

Para que esta conducta descrita pueda ser consideradacontraria a libre competencia en el sistema comunitario,habrá que acreditar que los actores del acuerdo tienencapacidad de repartirse el mercado, generando algúnefecto restrictivo sobre la competencia.

Imaginemos lo incapaz que sería un acuerdo entrecuatro productores de gas licuado de petróleoecuatorianos para producir una afectación en elbienestar de los consumidores o la eficienciacompetitiva del mercado si se reparten los mercadosde Bolivia, Colombia, Perú y Venezuela; ello por cuantoexiste la suficiente capacidad productiva en lasempresas locales que colocan bienes similares en cadapaís, lo que no permitiría que el precio se elevara oque la cantidad se restringiera por el acuerdo de repartode las empresas ecuatorianas.

Ocurriría lo contrario si dos empresas cerveceras degran envergadura se repartieran, para una los mercadosdel sur (Bolivia y Perú) y para otra los mercados delnorte (Colombia, Ecuador y Venezuela). Sí podríanlograr aislar la competencia de una sobre la otra encada submercado artificial, desmembrando por suvoluntad el mercado cervecero de la ComunidadAndina y creando monopolios, con la consecuentedisminución del excedente del consumidor en cada

Page 205: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

214

zona repartida y, en consecuencia, una disminuciónde su bienestar14.

d) Impedir o dificultar el acceso o permanencia decompetidores actuales o potenciales en el mercado

Este supuesto contiene una cláusula general, abiertaque permitirá que la autoridad comunitaria desarrolleacciones contra conductas contrarias a la librecompetencia que, como acuerdos, constituyenconductas restrictivas a la libre competencia, aunqueno se encuentren enunciadas expresamente en losacápites anteriores. Que duda cabe de que lasconductas que son materia de las disciplinas queprotegen la libre competencia evolucionan con ladinámica de los mercados. Por ello, este acápite abiertoy comprehensivo es necesario para que la autoridadcomunitaria pueda hacer frente a ellos con lasdeterminaciones de ilícito necesarias y las sancionesrespectivas.

A nivel comunitario, éste es un supuesto de mayoramplitud que describe un resultado más que unaconducta. El acuerdo en este caso podrá ser de diversaíndole, pudiendo comprender desde actos de boicot,hasta la realización de conductas coordinadas desabotaje contra el competidor. Desde nuestraperspectiva esta modalidad enunciada podría consistir,por ejemplo, en la exclusión injustificada de espaciosde coordinación gremial, de modo tal que dichaexclusión pudiera imponer o erigir barreras de entradaal mercado, tal como lo sería que algunos concurrentesexcluyan de compartir un bien de infraestructuraesencial, necesaria para competir, con un concurrenteen el mercado ampliado.

e) Establecer, concertar o coordinar posturas,abstenciones o resultados en licitaciones, concursoso subastas públicas

La conducta enunciada debe ser una de aquellas enlas que será sumamente difícil encontrar alguna queno pueda ser considerada infractora. No se refieresolamente, a nuestro juicio, a la conducta concertadaen licitaciones, concursos o subastas públicasconvocadas por el sector público de los estados de laComunidad Andina. Será también posible que estaconducta contraria la libre competencia sea promovidaante una convocatoria pública realizada por unprivado.

Coincidimos en que “(l)a licitación fraudulenta puedematerializarse de distintas formas: distintoscompetidores pueden ponerse de acuerdo en el preciode oferta, con la esperanza de obtener todos parte delobjeto de la subasta, o establecer sistemas de rotaciónque aseguren un ganador diferente en cada nuevasubasta”15. En cualquier caso, la eliminación de lacompetencia queda revelada de la transacción quepudieran realizar, en cualquier sentido, los agentesconcertantes para beneficiarse de los excedentes deproductor que pudieran emanar de no pugnar entre sípor la demanda.

4.1.2 Prohibición del abuso de la posición de dominio

En este punto, la Decisión 608 señala textualmente:“Artículo 8.- Se presumen que constituyen conductasde abuso de una posición de dominio en el mercado:a) La fijación de precios predatorios; b) La fijación,imposición o establecimiento injustificado de ladistribución exclusiva de bienes o servicios; c) Lasubordinación de la celebración de contratos a laaceptación de prestaciones suplementarias que, porsu naturaleza o arreglo al uso comercial, no guardenrelación con el objeto de tales contratos; d) Laadopción de condiciones desiguales con relación aterceros contratantes de situación análoga, en el casode prestaciones u operaciones equivalentes,colocándolos en desventaja competitiva; e) Lanegativa injustificada, a satisfacer demandas decompra o adquisición, o a aceptar ofertas de ventao prestación, de productos o servicios; f) La incitacióna terceros a no aceptar la entrega de bienes o laprestación de servicios; a impedir su prestación oadquisición; o, a no vender materias primas oinsumos, o prestar servicios, a otros; y, g) Aquellasconductas que impidan o dificulten el acceso opermanencia de competidores actuales o potencialesen el mercado por razones diferentes a la eficienciaeconómica.

Artículo 9.- Se entenderá que uno o más agenteseconómicos tienen posición de dominio en el mercadorelevante, cuando tengan la posibilidad de restringir,afectar o distorsionar, en forma sustancial, lascondiciones de la oferta o demanda en dicho mercado,sin que los demás agentes económicos competidoreso no, potenciales o reales, o los consumidores puedan,en ese momento o en un futuro inmediato,contrarrestar dicha posibilidad”.

14 En el mismo sentido, ODRIOZOLA, Miguel y Begoña BARRANTES. “Prohibición de prácticas colusorias (II): Restricciones horizontales”. Barcelona:Bosch. 2005. p. 250. “(e)l reparto de mercado puede materializarse mediante un acuerdo por el que se concede a cada una de las partes laexclusividad para operar en un área geográfica determinada, obligándolas a abstenerse de hacerlo en el área otorgada al resto de las partes, unpacto de no agresión, un reparto de mercados de producto, de cuotas de venta o de clientela”.

15 Ibídem.

Page 206: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

215

Pier

ino

Stuc

chi L

ópez

Ray

gada

Luis

Gab

riel G

onzá

lez

Del

gado

La posición de dominio, constituye la capacidad de unagente en el mercado para no encontrarse, en algunadimensión, sujeto a la influencia del sistemacompetitivo, es decir, para no verse influenciado porotros agentes en determinado mercado, pues suposición de dominio revela la plena inexistencia delmodelo de competencia perfecta en el mercado enque concurre16. Y, en este punto, será necesariodeterminar cuál es el mercado sobre el que el agenteostenta su posición de dominio, siendo éste definidocomo el mercado relevante en la investigación, que seentiende como “un concepto que se utiliza paracircunscribir los efectos de una determinada conductau operación económica a un conjunto de productos ovariedades de un producto, y excluir en cambio delanálisis los efectos que dicha conducta u operaciónpueda tener sobre otros productos y variedades (…) esentonces definir qué productos o variedades (y quézonas geográficas en las cuáles dichos productos ovariedades se comercian) conforman un mercado,quedando por oposición fuera de dicho mercado otrosproductos, variedades y zonas geográficas”17.

Para entender el concepto de mercado relevante,debemos preguntarnos, por ejemplo, cuál sería elalcance del poder de mercado de un agente quepudiera tener a su cargo toda la producción de ron enla Comunidad Andina. La primera pregunta que debehacerse la autoridad de competencia comunitaria es¿cuáles son los posibles sustitutos del ron para elconsumidor subregional? ¿Cuáles serían los productosque adquiría el consumidor si el agente antes referidoelevara el precio del ron? ¿Adquiría otros productos ono sería elástica su demanda? Si la respuesta fuera queel consumidor adquiriría más pisco ante dichacircunstancia, éste producto deberá ser incorporadocomo parte del mercado relevante. Por el contrario, siel consumidor no adquiriría ginebra o vermouth, estosproductos no deberían ser incorporados en tal mercado

relevante. El mercado relevante no se definenecesariamente por la similitud de los productos, sinopor las características de la demanda, es decirconsiderando en el mismo conjunto a productos quese dirigen a satisfacer las mismas necesidades o, entodo caso, que pueden utilizarse indistintamente paraello, de manera tal que sean sustitutos, lo cual esdefinido únicamente por la valoración y preferenciasdel demandante.

En el Derecho Comunitario Andino, la posición dedominio no se encuentra proscrita y, en consecuencia,no es sancionada, debido a que por sí misma no escausa del deterioro del bienestar de los agenteseconómicos. Es solo sancionable el uso abusivo de dichaposición. Esta visión comunitaria andina se encuentraen plena sintonía con la visión comunitaria europea18.

La presunción establecida en el artículo 8 de la Decisión608 no desencadena directamente una consideraciónilícita para el elenco de conductas que detalla y que sedesarrollan a continuación, será necesario siempre, yen todos los casos, que las conductas detalladas seancomprobadamente realizadas por uno o más agentesque cuenten con posición de domino, tal como se haexplicado y se describe en el artículo 9 de la mismaDecisión.

Queda claro además que la Decisión bajo cometariopermite a la autoridad comunitaria sancionar a unagente que comete abuso de posición de dominio, seaque: i) excluya a los otros agentes concurrentes de lacompetencia (conductas exclusorias); o, ii) explote alos agentes en los siguientes niveles de la cadenaproductiva o comercial, o a los consumidores,generando transacciones en condiciones que afectansus excedentes y que no habrían sido posibles si nogozaran de tal posición de dominio (conductasexplotativas). La consideración anterior es evidente por

16 Para determinar qué es la posición de dominio en el mercado común europeo, la doctrina ha entendido que “‘Posición dominante’, es (…) laposibilidad de impedir la competencia efectiva, lo que probablemente significa el poder de comportarse con independencia en el mercado. Otrofactor a tener en cuenta es si las otras empresas están obligadas a comerciar con la empresa en posición dominante por no existir otra posibilidadalternativa en el mercado. En la práctica hay cuatro pasos para determinar que una empresa esté en posición dominante.En primer lugar, hay que definir el mercado –‘mercado relevante del producto’– en el que deben evaluarse las condiciones de la competencia yel poder de la empresa en posición dominante.En segundo lugar, hay que demostrar que la empresa tiene una cuota de mercado persistentemente alta en tal mercado.En tercer lugar, hay que demostrar que no es probable que rivales actuales o potenciales erosionen la posición de la empresa en posicióndominante.En cuarto lugar, hay que demostrar que la posición dominante existe en el Mercado Común o en una parte sustancial del mismo”. BELLAMY,Christopher y Graham CHILD. “Derecho de la Competencia en el Mercado Común”. Madrid: Civitas. 1992. p. 508. En esta cita, los autoresrefieren y remiten a trabajos de WISH, KORAH y SHARPE.

17 COLOMA, Germán. “Defensa de la Competencia”. Buenos Aires: Ciudad Argentina. 2003. p. 68.18 En comentario del contenido del artículo 81 del Tratado Constitutivo de la Comunidad Europea, un sector destacado de la doctrina europea

señala que el contenido de las normas comunitarias “no establece en ningún caso la incompatibilidad de la mera posición de dominio con elmercado común; lo que se prohíbe, en efecto, es el abuso de dicha posición dominante llevado a cabo por quien la ostenta –individual ocolectivamente según se desprende del texto del precepto y la jurisprudencia reconoce– (…) (d)e lo dicho se deriva que en Derecho europeoresulta imprescindible en orden a la identificación de prácticas abusivas punibles no sólo la determinación, en primer término, de aquello en loque consista la posición dominante; igualmente y en segundo lugar, resulta exigida la concreción de aquello en lo que consista el abuso de ellapor parte de quien la posee”. ILLESCAS, Rafael. “Los instrumentos jurídicos de la aplicación”. En: Tratado de Derecho de la Competencia. Tomo1. Barcelona: Bosch. 2005. p. 117.

Page 207: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

216

cuanto, como dijimos, el Sistema Comunitario deDefensa de la Libre Competencia tiene por objeto: “laprotección y promoción de la libre competencia en elámbito de la Comunidad Andina, buscando la eficienciaen los mercados y el bienestar de los consumidores”19.

a) La fijación de precios predatorios

Contando con la posición de dominio como antes seha señalado, cuando una empresa coloca sus preciosa un nivel por debajo de sus costos es capaz de generarun deterioro a sus competidores actuales o potencialesde modo tal que puede expulsarlos del mercado olevantar una barrera para impedir su ingreso,respectivamente. Los precios predatorios, tambiénllamados precios ruinosos20, en lo inmediato generanun aumento del bienestar del consumidor que veelevado su excedente. Sin embargo, logrado el objetivode excluir a sus competidores reales o potenciales, elperjuicio que sobreviene en el futuro podrá ser mayorcuando el agente con posición de dominio retorne alnivel de precios usual o, incluso coloque uno mayor,generando que el excedente del consumidor se veanuevamente reducido. Es claro que si un oferente quecarece de posición de dominio intentara desarrollar unaestrategia de precios predatorios no solamente seríaun minimizador de beneficios (lo contrario a lo queespera de él el modelo de competencia perfecta) sinoque además será un obsequioso empresario camino ala quiebra.

Esta estrategia predatoria, pese a ser potencialmentemaximizadora para el agente que cuenta con posiciónde dominio y consecuencia de una conductaestratégica, se opone a la necesidad de que el sistemacompetitivo no presente barreras artificiales causadaspor razones distintas a los postulados de eficiencia.Los precios predatorios tienen por efecto excluir alcompetidor actual o potencial.

b) La fijación, imposición o establecimiento injustificadode la distribución exclusiva de bienes o servicios

Aquí, por ejemplo, si el agente productor de lavadorasde la marca OMEGA ubicado en Brasil impone a susdistribuidores en la Comunidad Andina una exigencia

para que vendan y otorguen servicio técnicoúnicamente respecto de sus lavadoras, difícilmenteestaríamos ante una conducta abusiva. Ello, debido aque el distribuidor, como demandante de dicho bien y,a la vez, intermediario en la cadena de comercializaciónpuede elegir la oferta de cualquier otra empresafabricante de lavadoras para intermediar en su venta yprestar servicio técnico si las condiciones no le sonfavorables. Estarán allí Bosch, LG y Mabe, entre otras.En este caso, la distribución exclusiva es una condiciónque persigue la transmisión de valor al consumidor, aefectos de que la marca pueda atesorar un valor sobrelos productos al hacer exclusiva, por especial, unaatención y enfoque para las ventas y el servicio técnico.

Será distinto el caso de una empresa que posee laposición de dominio en la Comunidad Andina (95%de la participación del mercado) sobre la provisión desoftware para trabajos de oficina (incluidosprocesadores de texto, hojas de cálculo y bases dedatos), que impone a sus distribuidores la distribuciónexclusiva de sus productos impidiendo que distribuyansoftware de otra empresa, bajo condición de retirarlela distribución de sus productos. Aquí sí nosencontraremos ante un abuso de posición de dominio,conforme al cual se excluirá, en los hechos, delmercado, a cualquier productor de software que, pesea poder ser más eficiente si vende a menores costoscon calidad equiparable, no tendría acceso a los canalesde distribución el tiempo necesario para lograrparticipación en el mercado.

c) La subordinación de la celebración de contratos ala aceptación de prestaciones suplementarias que,por su naturaleza o arreglo al uso comercial, noguarden relación con el objeto de tales contratos

Este es un típico supuesto en el que el agente queostenta posición de dominio en el mercado desarrollauna práctica abusiva explotativa, esencialmente.Imaginemos si la empresa antes referida que posee laposición de dominio en la provisión de software paratrabajos de oficina, a nivel de todos los estados de laComunidad Andina, decide exigir a los demandantes,para venderles dicho software, que adquieran ademásun drive de puerto USB (Universal Serial Bus).

19 En este punto, también podemos considerar que la Comunidad Andina ha diseñado un sistema compatible con la experiencia peruana encuanto el Tribunal de Defensa de la Competencia del INDECOPI ha considerado, al aplicar el cuerpo normativo de nivel legal que defiende la librecompetencia, el Decreto Legislativo 701, que:“[c]uando la norma hace referencia a que la conducta cause perjuicios a otros el legislador se refiere necesariamente a los otros agentes delmercado, es decir, competidores y consumidores (…) la norma nacional, siguiendo sus orígenes y fuentes, así como las propias manifestacionespositivas del texto, alcanza tanto a las conductas abusivas de naturaleza exclusoria como explotativa”.Resolución 0225-2004/TDC-INDECOPI, emitida en el proceso tramitado bajo expediente 001-2003-CLC en el que se investigó la conducta deAFP Horizonte, AFP Integra, AFP Unión Vida, Profuturo AFP y Asociación de AFPS, por denuncia de Central Unitaria de Trabajadores del Perú y deJavier Diez Canseco Cisneros. En: http://www.indecopi.gob.pe/upload/legislacionyjurispru/resolu_02251.pdf

20 “La expresión ‘precios ruinosos’ también denominados predatorios, se asocia con una política de precios por una empresa en posición dominanteque tiene como principal objetivo la eliminación o la debilitación seria de un competidor”. BELLAMY, Christopher y Graham CHILD. Op. Cit. p.537.

Page 208: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

217

Pier

ino

Stuc

chi L

ópez

Ray

gada

Luis

Gab

riel G

onzá

lez

Del

gado

Notaremos que un consumidor de software para trabajosde oficina no requiere necesariamente dicho drive y,principalmente, su adquisición conjunta con el referidosoftware no es condición necesaria ni usual respectodel objeto del contrato de licencia de derechos de autorque implica el uso del software. De hecho, será másrepulsivo el asunto si lo que exige la empresa en cuestiónes que los demandantes, para adquirir dicho software,adquieran además una carpa para acampar en la playa21.

El abuso de posición de dominio en esta modalidad puedegenerar una grave afectación al excedente del consumidoren cuanto le “obliga” a adquirir un producto sobre elcual podría ni siquiera tener planteado precio de reservaalguno. En este contexto, cualquier desembolso es pérdidapura para el consumidor, dado que no necesitaba y, menosaún, valoraba el producto que se le “obligó” a adquirir.

Esta conducta además tendrá un efecto negativo deexclusión, al restringir la competencia con los demásoferentes de carpas para acampar en la playa que,pudiendo tener menores costos de producción, concada transacción, podrían generar un mayor excedentepara sí mismos, por tener un mayor margen respectodel precio de mercado, y, en consecuencia, sumar alagregado social de excedente traducido en bienestar.Ello, por cuanto cada carpa “obligada” es una carpamenos que podría comprar el “obligado” a hacerlo.

d) La adopción de condiciones desiguales con relacióna terceros contratantes de situación análoga, en elcaso de prestaciones u operaciones equivalentes,colocándolos en desventaja competitiva

Un agente que ostenta posición de dominio en elmercado, no puede diferenciar las prestaciones queotorga o que exige a los agentes con los que contratarespecto de aquellos bienes o servicios en los que sesustenta su condición dominante en el mercado.

Esta conducta puede producir, entre otros, dos efectosdiferentes, pero potencialmente coexistentes querestringen la competencia. Imaginemos que ladiscriminación se presenta en la prestación de serviciosde transporte marítimo de mercancías, en la que laempresa prestadora con posición de dominio cobra, auna empresa por trasladar un contendedor lleno demaíz desde el Callao a Guayaquil, como precio $100,

y por el mismo servicio cobra a otra $70.

Con estos datos, no será posible determinar que existeuna adopción de condiciones desiguales en situaciónanáloga, pues habrá que determinar en cada caso, entreotros, si: i) el peso de los contenedores era el mismo; ii) si laoportunidad del embarque se realizó en la mismatemporada, baja o alta; y, iii) si la oportunidad de pago fuela misma, diez días antes del embarque o el mismo día, seaal contado o al crédito. En cada caso, factores como estosdeberán permitir a la autoridad comunitaria decidir en cadacaso si existe: i) una situación análoga de contratación; y, ii)condiciones desiguales que han colocado en desventajacompetitiva a un agente económico; de modo tal quegeneran una restricción de la libre competencia.

e) La negativa injustificada, a satisfacer demandas decompra o adquisición, o a aceptar ofertas de ventao prestación, de productos o servicios

Nuevamente, en este punto, como en los anteriores seaprecia que la conducta enunciada es solamenterestrictiva de la libre competencia siempre que existaen el agente que la desarrolla una posición de dominioen el mercado de que se trate. Estos agentes tienenjurídicamente la obligación de contratar la venta delbien o la prestación del servicio sobre el cual recae sucondición de dominio como oferente en el mercado, ola adquisición de los insumos sobre los que recae sucondición de dominio en el mercado.

Por ejemplo, una empresa que controle la mayoría delas fundiciones de la región andina podría negarse aadquirir metales ferrosos en bruto de los extractoresmineros de la región. ¿Ello es un abuso de posición dedominio? Todo depende de la justificación. Sin duda,esgrimir la justificación de una negativa a contratarsiempre nos llevará a un análisis caso por caso. Serájustificado que la empresa que controla las fundicionesde la región se niegue a contratar con un extractorminero que ha incumplido reiteradas veces con la entregadel mineral, o con otro que entregue mineral ferrosojunto con mezclas de mineral no ferroso, impidiendouna adecuada fundición. No será justificado, por elcontrario, que dicha empresa se niegue a contratar conun extractor minero debido a una antipatía personalentre los gerentes o dueños, lujo que sí se podría daruna empresa sin posición de dominio22.

21 Sí será, por el contrario, condición usual a la venta de gaseosas, la exigencia de adquirir los envases para que ésta sea vendida. Si una empresaostentara posición de dominio a nivel subregional, dicha exigencia no sería un abuso de posición de dominio del tipo analizado.

22 Un sector de la doctrina nacional ha recogido como conclusión que “(s)i una empresa tiene una posición de dominio no puede negarse injustificadamentea satisfacer las demandas de compra o de adquisición, u ofertas de venta de productos o prestación de servicios, porque si incurre en esta situación puedeser considerado un abuso de su posición de dominio”. FLINT BLACK, Pinkas. “Tratado de Defensa de la Libre Competencia”. Lima: Fondo Editorial de laPontificia Universidad Católica del Perú. 2002. p. 532. Sin embargo, nos queda la obligación de hacer una precisión de lo antes citado como conclusión paraevitar confusiones, pues, de hecho, una empresa con posición de dominio “sí puede negarse a contratar injustificadamente”, sin embargo “no debehacerlo” para mantener su conducta ajustada a Derecho y, además, sí esta negación injustificada se produce no es que “pueda ser considerada” como unabuso de posición de dominio, dado no “no habrá duda alguna” de que lo que aquella conducta constituye como ilícito contrario a la competencia.

Page 209: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

218

Si la negativa es de venta, la justificación que puedetener un agente con posición de dominio podríaconsistir en negarse a vender a aquél que le adeudapagos vencidos o a aquel que se niega a pagar alcontado, solicitando crédito, cuando ello no esotorgado a otros compradores23.

f) La incitación a terceros a no aceptar la entrega debienes o la prestación de servicios; a impedir suprestación o adquisición; o, a no vender materiasprimas o insumos, o prestar servicios, a otros

Como conducta realizada por un agente o agentes quecuentan con posición de dominio en el mercado, éstaconstituye “el suceso en el que un sujeto o grupo desujetos rescinde, o se niega a iniciar total o parcialmenterelaciones económicas con otro u otro grupo de sujetos,como consecuencia de un requerimiento recibido ental sentido por una tercera parte, la cual tiene intenciónde irrogarle un perjuicio directo o indirecto, de no llevara cabo la conducta encomendada”24.

La claridad de esta conducta, conforme es descrita enel tipo enunciado, ejercida por quienes ostentanposición de dominio en el mercado, nos exime de mayorcomentario. Queda únicamente enfatizar que laconducta referida consiste en una coerción adeterminados agentes bajo el poder los dominantes,con el fin de dañar a otro agente en el mercado,obstruyéndole el acceso a la demanda o a la ofertanecesaria para desarrollar su actividad económica.

g) Aquellas conductas que impidan o dificulten elacceso o permanencia de competidores actuales opotenciales en el mercado por razones diferentesa la eficiencia económica

Este supuesto contiene una cláusula general, abierta,que permitirá que la autoridad comunitaria puedadesarrollar acciones contra conductas restrictivas de lalibre competencia por ser abusos de posición dedominio, aunque no se encuentren enunciadasexpresamente en los acápites anteriores.

Queda claro que las conductas que son materia de lasdisciplinas que protegen la libre competenciaevolucionan con la dinámica de los mercados por lo

que este acápite abierto y comprehensivo es necesariopara que la autoridad comunitaria pueda hacer frentea ellos con determinaciones de ilícito y las sancionesrespectivas.

Este supuesto sí permite que una empresa puedadefender y mantener su posición de dominio si ello esconsecuencia de una conducta eficiente decompetencia por combinaciones de precio y calidadque, ante el demandante, puedan ser apreciadas comoaquellas de mayor valor respecto de otras.

5. APUNTES SOBRE LOS ÓRGANOSCOMPETENTES Y SU PARTICIPACIÓN EN ELPROCESO ADMINISTRATIVO COMUNITARIODE DEFENSA DE LA COMPETENCIA

El procedimiento que regula el proceso comunitariode defensa de la libre competencia es unamanifestación del poder supranacional que se haconstituido por la transferencia de competencias quehan efectuado los estados de Bolivia, Colombia,Ecuador, Perú y Venezuela. Estos estados han decididointegrarse, sobre la base de intereses compartidos, paraformar una comunidad de naciones que goce de unmercado ampliado.

El poder público supranacional “se concreta medianteuna transferencia de competencias que no afecta lapersonalidad de los estados, sobre la base de interesescomunes, los cuales se ponen bajo la tuición deautoridades también comunes”25. En el caso de laComunidad Andina, las autoridades comunes hanemitido la Decisión 608 y serán las encargadas deejercer su aplicación. Así, la Comunidad Andina haejercido la función normativa del poder público al emitirla Decisión bajo comentario y ejercerá la funciónadministrativa al conocer cada uno de los casos que secontrarios que se planteen como contrarios a la librecompetencia y sancionar en aquellos en los queencuentre mérito, conforme hemos desarrollado en elpunto precedente.

Como parte de las características multidimensionalesdel proceso comunitario de defensa de la competencia,debido a la magnitud y diversidad del ámbito territorialsobre el cual se aplican las normas de la Decisión 608

23 Analizando la jurisprudencia del Tribunal de Justicia de la Comunidad Europea, la doctrina constata que en sus pronunciamientos que “unaempresa en posición dominante deberá mostrar una “justificación objetiva” para negarse a suministrar a un cliente suyo. Ello es así tambiéncuando se subordina el pedido a la aceptación de términos no razonables”. BELLAMY, Christopher y Graham CHILD. Op. Cit. p. 533.

24 EMPARANZA SOBEJANO, Alberto. “El boicot como acto de competencia desleal contrario a la libre competencia”. Madrid: Civitas 2000. p. 31.Este autor cita en este punto a BERGERHOFF, Marcus. “Nötigung durch Boykott”. Frankfurt am Main. 17. En la misma entrega, el referido autorconsidera que: “(e)l fundamento de la deslealtad del boicot reside en que se trata de un comportamiento contrario a la competencia eficiente,pues busca la consecución de una mejora en su posición induciendo a otros sujetos a que cancelen las relaciones comerciales con sus competidores,en lugar de potenciar sus propias prestaciones, como correspondería en consonancia con el principio de competencia eficiente”.

25 PÉREZ MONASTERIOS, Marcelo. “Discurso de Inauguración del Simposio Integración y Supranacionalidad”. La Paz, 20 al 21 de noviembre de2000. En: COMUNIDAD ANDINA. “Integración y Supranacionalidad. Soberanía y Derecho Comunitario en lo Países Andinos”. Lima: SecretaríaGeneral de la Comunidad Andina. 2001. p 15.

Page 210: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

219

Pier

ino

Stuc

chi L

ópez

Ray

gada

Luis

Gab

riel G

onzá

lez

Del

gado

y tomando en cuenta la necesidad de realizaractuaciones probatorias en el territorio de los estadosmiembros, la participación de las agencias nacionalesen materia de defensa de la competencia (en adelante,agencias nacionales), resulta de la mayor importancia,dado que se constituyen en una suerte de “brazoslargos” de la Secretaría General de la ComunidadAndina (en adelante, la Secretaría General), comoautoridad comunitaria, para tramitar los procesos ydecidir sobre el fondo de los casos. Solo con lacolaboración de las agencias nacionales, la SecretaríaGeneral podrá proyectar su actuación administrativaen cada uno de los estados miembros con la incidenciay alcance necesarios para el cumplimiento de susfunciones.

Asimismo, para el desarrollo del mencionado proceso,y considerando que, por su naturaleza comunitaria,produce efectos en un ámbito territorial significativo,se requiere de la mayor reflexión y evaluación almomento de ejecutar las actuaciones administrativas.Por esta razón, se ha establecido como necesaria laintervención del Comité Andino de Defensa de la LibreCompetencia (en adelante, El Comité) como entidadque desarrolle una función de orientación y aportetécnico, el cual está conformado por un representantede cada uno de los estados miembros.

5.1 La Secretaría General de la Comunidad Andina

Encargada principalmente de impulsar y conducir lainvestigación, así como de emitir un pronunciamientofinal sobre los resultados de la misma. Su participaciónes imprescindible para el inicio del proceso deinvestigación, porque es la encargada de admitir lassolicitudes de investigación, o impulsar, de oficio,investigaciones orientadas a determinar la realizaciónde conductas que pudieran resultar contrarias a lacompetencia en los espacios del mercado ampliadocomunitario. Será competente cuando la realización olos efectos de la conducta involucren el territorio demás de un estado miembro de la Comunidad Andina26.

Con la finalidad de contar mecanismos de valoraciónque involucren las distintas realidades y contextos delos estados involucrados, en el desempeño de su rolconductor, la Secretaría General solicita cooperación alas agencias nacionales de los estados en los cuales sedesarrollan las conductas investigadas y en los cualesse producen los efectos de las mismas. Por ello, larealización de investigaciones que contribuyan a

determinar la ocurrencia de la conducta sindicada comorestrictiva de la competencia será realizada por lasagencias nacionales conforme al “Plan deInvestigación” según lo determinado por la SecretaríaGeneral.

Asimismo, en ejercicio de las potestades otorgadas enel seno comunitario, la Secretaría General se encuentrainvestida de poder suficiente para exigir a los agentesdel mercado regional la exhibición de todo tipo dedocumentos referidos a su actividad comercial y a laestructura empresarial, de ser el caso, así como losregistros magnéticos que contengan informaciónrelevante para los fines de la investigación. En este mismosentido, con la finalidad de que la Secretaría Generalcuente con la mayor cantidad de elementos devaloración posible, la Decisión 608 le concede la facultadde citar e interrogar, a los agentes económicosinvolucrados en los hechos que son materia de lainvestigación, así como realizar las visitas inspectivasnecesarias en los locales correspondientes, pudiendoobtener registros magnetofónicos y filmográficos, entreotros, que le permitan acopiar la mayor cantidad deinformación posible para emitir una decisión adecuada27.

No obstante, la información recogida de las agenciasnacionales, la Secretaría General, en su condición deconductor del procedimiento, podrá realizar sus propiasdeterminaciones y actuaciones probatorias, así comosolicitar a las agencias nacionales correspondientesinformación complementaria. Ello se debe a lanecesidad de la Secretaría General de involucrarse demanera directa en el proceso de investigación, dada laresponsabilidad que implica ser el órgano encargadode emitir el pronunciamiento final de la controversia.

De otro lado, en la etapa intermedia del proceso, comoinstructora, la Secretaría General tiene la función deelaborar un informe sobre los resultados obtenidos enel transcurso de la investigación, el cual remite a laspartes del proceso y a los miembros del Comité antesde resolver28.

En el desarrollo del proceso, la Secretaría Generaldesempeña una función dispositiva preponderante,pues tiene un poder de decisión significativo que serevela en cada una de las etapas del procedimiento.Así por ejemplo, la Secretaría General puede imponerde oficio o a pedido de parte las medidas cautelaresque sean necesarias, previa opinión de la agencianacional del estado en el que recaerá la medida29.

26 Consultar el artículo 5 de la Decisión 608 en: http://www.comunidadandina.org/normativa/dec/D608.htm27 Consultar el artículo 16 de la Decisión 608 en: http://www.comunidadandina.org/normativa/dec/D608.htm28 Consultar el artículo 20 de la Decisión 608 en: http://www.comunidadandina.org/normativa/dec/D608.htm29 Consultar los artículos 31, 32 y 33 de la Decisión 608 en: http://www.comunidadandina.org/normativa/dec/D608.htm

Page 211: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

220

Asimismo, determina la necesidad de convocar a unaaudiencia pública para confrontar los alegatos de laspartes, audiencia que puede ser realizada de oficio o apedido de parte, y tiene la potestad para aceptar odesestimar los compromisos voluntarios para cesar laconducta objeto de investigación, requiriendo a laspartes, en caso de aceptar el compromiso, informestrimestrales que den cuenta del cumplimiento de dichocompromiso30.

Finalmente, el poder de decisión que ejerce la SecretaríaGeneral a lo largo del proceso de investigación tienesu mayor expresión al final del mismo, pues tiene laresponsabilidad de emitir el pronunciamiento finalsobre el fondo del asunto, determinando la aplicaciónde medidas correctivas o sancionadorascorrespondientes contra los agentes infractores. Alemitir el pronunciamiento final deberá dar cuenta delinforme que haya emitido por el Comité comocontraparte del suyo. Si discrepara con las conclusionesy recomendaciones del informe del Comité, laSecretaría General deberá manifestar de maneraexpresa los fundamentos de la discrepancia en elpronunciamiento final31.

5.2 Agencias nacionales en materia de defensa dela competencia

La Secretaría General requiere de mecanismos que lepermitan extender el alcance de su potestadadministrativa en cada uno de los estados miembros.De este modo, en el proceso bajo comentario se hacenecesaria la colaboración de las agencias nacionalesde los estados involucrados en el caso, como lo es elINDECOPI en el Perú. En este sentido, durante eldesarrollo del proceso estas agencias cumplen una laborde cooperación constante con la Secretaría General.

En este sentido, las agencias nacionales tienen elencargo de colaborar con la Secretaría General en laelaboración del “Plan de Investigación”, y gozan,además, también de la facultad de citar e interrogar, alos agentes económicos involucrados en los hechos queson materia de la investigación, así como de realizarlas visitas inspectivas necesarias en los localescorrespondientes, pudiendo obtener registrosmagnetofónicos y filmográficos, entre otros, que lepermitan acopiar la mayor cantidad de informaciónposible para emitir una decisión adecuada. Esimportante anotar que las agencias nacionales

encargadas de la investigación, aplicarán sus normasnacionales en lo que respecta a la determinación delprocedimiento a aplicar, las facultades de la autoridad,la actuación probatoria, entre otras, no especificadasen la Decisión 60832.

Las agencias nacionales competentes, dada su cercaníaa las realidades fácticas involucradas, cuentan con lacapacidad de acceder a pruebas e indicios respecto lasconductas contrarias a la libre competencia que seinvestiguen en cada caso. Por esta razón, la Decisión608 contempla, por ejemplo, la posibilidad de quepuedan solicitar el inicio de una investigación, así comola continuación de oficio de la misma, en caso éstahaya sido retirada por el solicitante33.

Otra intervención muy relevante de las agenciasnacionales, en el transcurso del proceso, es la opiniónmotivada que emiten para que la Secretaría Generaldicte una medida cautelar con ejecución en el territoriode su estado, lo cual revela una necesidad de coordinarcriterios para este tipo de decisiones, tanto en el ámbitocomunitario como nacional34.

5.3 El Comité Andino de Defensa de la LibreCompetencia

Se encuentra conformado por un representante de laagencia nacional de defensa de la libre competenciade cada uno de los estados miembros de la ComunidadAndina. Es un órgano que cumple una funcióndeliberante y técnica en el procedimiento comunitario.Principalmente, luego de la ejecución del “Plan deInvestigación”, se encargará de emitir un informe queconfronte las consideraciones del informe de laSecretaría General respecto de lo actuado en elprocedimiento y de lo alegado por las partes en él.Dicho informe, pese a no vincular, a la SecretaríaGeneral, la condicionará, pues si ésta discrepa de lasconsideraciones del Comité, deberá sustentar dichadiscrepancia en la resolución que emita sobre el fondodel caso.

Puede considerarse incluso que nos hallamos ante unaespecie de co-decisión, en la que el peso técnico yrepresentativo de los miembros del Comité generaríauna tensión positiva ante las consideraciones finalesa las que podría llegar a la Secretaría General por símisma. El Comité se conforma así en un alter egocalificado de la Secretaría General, por la autoridad

30 Consultar los artículos 26, 27, 28, 29 y 30 de la Decisión 608 en: http://www.comunidadandina.org/normativa/dec/D608.htm31 Consultar los artículos 22 y 34 de la Decisión 608 en: http://www.comunidadandina.org/normativa/dec/D608.htm32 Consultar el artículo 16 de la Decisión 608 en: http://www.comunidadandina.org/normativa/dec/D608.htm33 Consultar el artículo 10 de la Decisión 608 en: http://www.comunidadandina.org/normativa/dec/D608.htm34 Consultar el artículo 31 de la Decisión 608 en: http://www.comunidadandina.org/normativa/dec/D608.htm

Page 212: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

221

Pier

ino

Stuc

chi L

ópez

Ray

gada

Luis

Gab

riel G

onzá

lez

Del

gado

de sus conocimientos en los temas de l ibrecompetencia.

6. COMENTARIO FINAL

Como el título de la presente entrega lo revela, hemospretendido solamente presentar una introducción alSistema Comunitario de Defensa de la LibreCompetencia que ha establecido la Decisión 608 en elmercado ampliado andino, desde inicios del presenteaño y como sucesora de la desfasada e impracticableDecisión 285.

La importancia de los temas vinculados a la defensade la libre competencia y la necesidad de profundizaren cada uno ellos requiere de una extensión que lapresente entrega no permite, notando que el estudiode la defensa de la libre competencia en mercadosampliados es una materia que bien vale la pena

observar a profundidad, en un contexto actual en elque se desarrolla un proceso de liberalización progresivoy convergente en los estados del mundo. Dejamos paraotra entrega la posibilidad que tienen los estadosmiembros de proponer exclusiones para determinadasactividad respecto del cumplimiento de la Decisión 608,propuesta que solamente podría ser aceptada por laComunidad Andina en pleno, solamente si existerecomendación del Comité35.

Como conclusión podemos ofrecer la constatación delos retos que se presentan para la institucionalidad dela Comunidad Andina y de los estados miembros, aefectos de operar un sistema de defensa de lacompetencia a nivel del mercado ampliado que, ensede comunitaria, coexistirá con las funciones, enjurisdicción nacional, de las agencias nacionales paracasos que solo generen efectos al interior de cadaestado andino.

35 Consultar el artículo 6 de la Decisión 608 en: http://www.comunidadandina.org/normativa/dec/D608.htm

Page 213: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

233

Fran

co B

onsi

gnor

i

A continuación se presenta una interesanteentrevista realizada al destacado profesoritaliano Franco Bonsignori, quien tuvo lagentileza de reunirse con nosotros en el mesde noviembre, con motivo de su visita a Limapara la presentación de los libros de los tambiénprofesores italianos Pissoruzzo y Romboli,organizada por la Maestría con mención enPolítica Jurisdiccional del la PontificiaUniversidad Católica del Perú.

La entrevista trata problemas como: los límitesde la interpretación, si el Derecho debederivarse de las normas o viceversa, qué tanimportante es la política o la moral en laaplicación del Derecho, cuál es la naturalezade la argumentación jurídica, entre otros.

Como se podrá apreciar, los temas abordados,si bien son de Teoría General, tienenimportantes repercusiones en el ejercicio“diario” de la profesión del abogado, por loque, creemos que será de lecturaimprescindible y de gran utilidad.

“EL DERECHO NO SE PUEDE FUNDAR SOLAMENTEEN TÉCNICA ARGUMENTATIVA”

Entrevista a Franco Bonsignori* **

* Profesor Ordinario de la Facultad de Derecho de la Universidad de Pisa, Italia. Agradecemos al profesor Gorki González, sin cuya colaboración,hubiera sido imposible la realización de la presente entrevista.

** La entrevista fue realizada por Milagros de Pomar, miembro de la Comisión de Contenido, sobre la base de preguntas elaboradas por Luis MiguelVelarde, miembro de la Comisión de Contenido y Oscar Súmar, Director de la Comisión de Contenido.

Entr

evis

ta

Page 214: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

234

1. ¿Cuál considera es la función de la filosofíadel Derecho? ¿Cuáles son los aportes de dicharama en la formación de la mentalidad delaplicador del Derecho?

La función de la filosofía del Derecho es la función dela filosofía en general. Es un conocimiento más general,más amplio que la ciencia. Va más allá de las cuestionesparticulares. Trata los problemas sustantivos, sean detipo axiológicos, sean de tipo ontológicos; deproblemas epistemológicos, problemas terminológicosque desarrolla el Derecho, y los problemas –al interiorde los problemas epistemológicos– de la posibleevolución del Derecho o de la condición en que debeevolucionar el Derecho.

Asimismo, trata problemas estructurales del Derecho;es un tipo de conocimiento importante. Suele ser muyimportante para los operadores del Derecho porqueobliga al operador jurídico a interrogarse sobrecuestiones que no son meramente técnicas. Estascuestiones son fundamentales en el Derecho, nosolamente para el conocimiento del Derecho, sinotambién para la aplicación del Derecho. Cuando seopera a través de las normas, a través de la aplicaciónde la norma en particular, se opera en contacto conaspectos teóricos, con principios; y por eso la filosofíaestudia estos aspectos teóricos u ontológicos.

Yo creo que la tendencia típicamente anglosajona deutilizar la enseñanza jurídica en una dirección técnicaoperativa no es apropiada. Yo creo que la tendenciaantigua, que era más cultural, es más apropiada,porque permite la formación de un jurista con cultura,que no solo es un jurista técnico, sino un jurista quetiene una visión más amplia de los problemas, y poreso está en condición de tratar las cuestionesparticulares de una manera más precisa.

2. Como es ampliamente conocido, existe unafuerte tendencia a seguir la corrientepositivista, la cual otorga prioridad y mayorénfasis a la ley frente a las demás fuentes delDerecho. ¿En qué medida el positivismo esbeneficioso para una sociedad? ¿Cuál debeser la manera –y los límites– en que debeninterpretarse los postulados de dichacorriente?

Pienso que el positivismo es muy importante porquepermite la concretización de la cultura jurídica endirección de reglas específicas. Es un elemento

fundamental de la legalidad, a través de las normas.Pero pienso también que un exceso de positivismo, deformalismo, de referencia a la ley como única fuente,un exceso de estatualismo legislativo puede ser unacamisa de fuerza. Sería una prisión jurídica, a pesarque debería ser por su naturaleza más elástica.

El positivismo pone una distinción clara entre moral yDerecho. Si el Derecho es una estructura que atraviesacontinuamente los valores, en la cual continuamentela moral y el Derecho se enfrentan, yo pienso que elpositivismo rígido no es útil para un conocimientogeneral del Derecho.

Por eso, el constitucionalismo contemporáneo es unaforma en que el iusnaturalismo evoluciona poniendode referencia a la Constitución. Así, la constitución ponereferencia en un núcleo de principios generales que sonde tipo ontológico y axiológico, los cuales fundan elsistema y se vuelven criterios de reconocimiento de lasdemás normas. Por eso se funda el ordenamientopositivo sobre valores, pero son valores que no sonderivados directamente del mundo extra jurídico de lamoral, sino que son valores que son positivizados comonormas, pero que no son únicamente normas, ya quesiendo valores tienen una semántica abierta. Así,trabajando con esos principios y valores el jurista debenecesariamente hacer Derecho pero también moral,creando un puente entre Derecho y moral.

En general podemos decir que el constitucionalismoes una concepción que funda el ordenamiento sobreuna base en la cual moral y Derecho se integran.

3. Se ha señalado que la “intención” del legisladorno puede ser usada como fundamento de lainterpretación de los textos legales. En esesentido, se sostiene que el “límite” de lainterpretación debe encontrarse en elsignificado literal de las palabras1. Por otro lado,también se señala que, si bien la interpretaciónno se pude fundar en la voluntad “real” dellegislador, sí es posible encontrar una voluntad“abstracta”, según la cual existiría unadeterminada “opción política” que constituiría,a su vez, el límite de la interpretación de lostextos legales2. ¿Cuál es su postura acerca delos límites de la interpretación?

Yo pienso que todas esas figuras son figuras ambiguas,no son datos reales. Cada intérprete a la que se refierenesas figuras hace necesariamente una interpretación

1 En ese sentido, DE TRAZEGNIES, Fernando. “La verdad construida: algunas reflexiones heterodoxas sobre la interpretación legal”. En: THEMIS-Revista de Derecho 51. 2005.

2 En ese sentido, ZEGARRA, Gonzalo. ““Y mi palabra es la ley”: INDECOPI, publicidad comparativa e interpretación contra legem”. En THEMIS-Revista de Derecho 50. 2005.

Page 215: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

235

Fran

co B

onsi

gnor

i

sobre cuál es la letra, sobre la voluntad real dellegislador y sobre la voluntad abstracta de éste. Así,se vuelve en el sujeto último de la elección.

Considero que la interpretación es necesariamentecreativa, pluralista. Es creativa bajo dos perfiles; bajoun perfil elitístico semántico, porque la norma jurídicano es un dato de hecho, implica siempre interpretación,y, bajo un perfil también ontológico, porque la letrajurídica es un proceso que empieza con la creación dellegislador y acaba con la interpretación del intérprete.

El legislador es el primero que crea una especie dematerial bruto que debe ser modelado por el intérprete.Con la interpretación, el proceso concluye, pero seconcluye solo respecto de la particular situación, porquese reabre continuamente con cada otra interpretación.

La imagen que puede reflejar este proceso es la imagende un río, en donde el río emana de una fuente, ellegislador, desarrolla su vida, y se concretiza cada vezque, a través de las fluentes que son las interpretaciones,llega al fin de su vida que es la derogación.

Entonces la regla jurídica es este proceso en el cual tantoel legislador como el intérprete son los sujetos creativos.Ahora, yo creo que el legislador debe ser respetado,porque es la voluntad política. Si entendemos que lavoluntad política en un Estado democrático es lavoluntad del pueblo, el intérprete no puede hacer loque quiere, tiene límites fuertes en la norma y en lavoluntad legislativa que se expresa. Pero un ámbito dela ontología de la semántica de la norma es totalmentedirigida por el legislador. Lo importante es que se realiceun equilibrio, porque no es justo que un legislador quieradominar la interpretación, ni tampoco un intérprete quequiera hacer todo. La creatividad de la interpretaciónno es total creatividad, es parcial creatividad al interiorde la norma.

Es como la relación entre un dibujo formal que debeser llenado de colores. El legislador pone los límites yel intérprete elige los colores que pone en el interior.Estos límites pueden ser políticos, que se traducen enlímites jurídicos en la norma.

4. El sistema peruano tiene como base para laresolución de conflictos la interpretación yaplicación de la ley por los jueces y demásfuncionarios administrativos. ¿En quémedida el concepto de “cultura jurídica”influye en la aplicación de la ley? ¿Consideraque existen los llamados “valores decontrabando” que todo aplicador delDerecho utiliza inconscientemente almomento de resolver una controversia,interpretar o aplicar una norma?

Si la interpretación es una operación creativa, cadaoperación creativa implica diferentes valores. Losvalores no se desprenden solamente de las normas,de la moral, sino también de la persona. Entonces lainterpretación de Derecho es continuamenteinvolucrada por la cultura. El intérprete es un sujetocultural que lleva su operación en el sentido de sucultura. Por eso es que es importante que lainterpretación sea compartida por la cultura generalporque eso un elemento fundamental de salud delordenamiento.

Los elementos políticos deben ser fundados sobre unequilibrio de la aplicación del Derecho y la aplicaciónde la moral, lo que se llama la conciencia jurídica formaly la conciencia jurídica material. Este equilibrio implicauna continua interposición de un mundo con otro.

Esto implica preocuparse en cómo piensa la política ycómo piensa la sociedad, en cómo piensa el Derecho,la cultura y la moral. El intérprete es un sujeto quenecesita que la cultura sea el ambiente, el contexto, elmarco en el cual se cumple la aplicación del Derecho.

5. Constantemente se efectúan comparacionesentre el sistema americano, el cual se sustentaen el common law y, por ende, en losprecedentes para juzgar las situaciones quese presenten, y el sistema romano-germánico,el mismo que parte del ius commune, esto es,de la aplicación de las leyes. En el tiempo enque vivimos, ¿qué modelo le parece másadecuado?, ¿en cual de ellos considera que eljuzgador tiene mayor libertad para resolverlas controversias?

Entre el sistema del common law, en el cual el juezestá fuertemente vinculado con los precedentes, y elsistema del civil law, en el cual el juez está fuertementevinculado con la determinación política de la ley, nohay una diferencia sustancial. Se trata de una diferenciade organización de la política, de la organización delDerecho.

El problema no es cual es mejor, sino que haya unequilibrio entre las dos libertades: el creador de la regla,sea judicial o sea legislativo, y el aplicador o intérpretede la regla.

Yo creo que la utilidad depende de los sistemas, de lasculturas, de las tradiciones. Por ejemplo, en la culturaanglosajona, considero que el sistema del commonlaw funciona bien. Ahora, existe una tendencia entodos los países del common law de Europa adesarrollar algunos ámbitos en la forma del civil law.Esto se da porque el common law es más útil parasociedades más tradicionales, menos economizadas.

Page 216: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

236

El sistema del civil law es más útil para sociedades quetienen una fuerte configuración económica. Así, comoel mundo contemporáneo está volviéndose un mundototalmente economizado, puede ser que la ley seconvierta en un instrumento más útil en el futuro, perono podemos decir nada de forma teórica o rigurosa,depende de las circunstancias, de las situaciones, delos tipos de culturas.

6. Se ha dicho respecto a la naturaleza de laargumentación que ésta busca principalmenteresolver un problema y que esta “solución”pasa por lograr que algunos “terceros” actúenconforme a nuestros intereses. Adicionalmente,se dice, nuestra argumentación va dirigida aconvencer a un auditorio de gente conpreocupaciones de tipo moral o política. En esesentido, se niega que la estructura de laargumentación jurídica deba basarse en un tipode discurso lógico-formal o que se logre inferircorrectamente de un sistema jurídico, sino quedebe ser lo suficientemente coherentey persuasivo para lograr que nuestrosinterlocutores actúen de conformidad connuestros intereses. De esta manera, en ciertamedida se vuelven relativos los principios dela moral o la corrección de los argumentosjurídicos3. ¿Está usted de acuerdo con estapostura? ¿Cuál es su visión acerca de lanaturaleza de la argumentación jurídica?

No estoy muy de acuerdo, porque filosóficamente escomo inducir las conclusiones a posteriori. Yo consideroque en la estructura de la cultura jurídica, el ánima delDerecho, es también lógica. La relación no debe serque el intérprete derive directamente el Derecho delhecho, y el Derecho no se deriva del intérprete, sinodel legislador. El hecho de que exista un legislador queponga límites a la interpretación es un principiofundamental de garantía.

Existe la posibilidad de que una aplicación demasiadoamplia del proceso argumentativo de la aplicación delDerecho pueda resultar en una enemiga de la legalidad.Debemos estar muy atentos a lo que el Derecho formal,con sus operaciones lógicas, o los límites que esasoperaciones lógicas ponen, realiza en dirección delespectro de legalidad, en la relación entre política yDerecho, porque la política actúa en dirección delDerecho en la visión totalizadora del Derecho, tambiéna través de las normas. Son los límites que las normasformales ponen en las operaciones que los juristasdeben cumplir para realizar las normas formales.

Ahora, yo digo que la interpretación es creativa, esuna libertad que se apoya en otra libertad, por lo quecreo que debe existir un respeto en esa otra libertad.El intérprete respeta al legislador en la medida en quecumple una operación que también es limitada por lalógica.

Esto no significa que exista una sola verdad. Sinembargo, el Derecho no se puede fundar solamenteen técnica argumentativa, sea en un sistema decommon law, sea de civil law.

7. En Perú es muy extendido el caso de lasinvasiones de propiedades, en la cualesexistiría una costumbre según la cual el“invasor” se convierte en propietario de loque construye, contrariando la norma segúnla cual un edificio construido en determinadoterreno será propiedad del “propietarioformal” de dicho predio. Al respecto, se haseñalado, realizando un análisis económicoaplicado al estudio de las fuentes delDerecho, que éstas no estarían ordenadas demanera jerárquica, sino mas biencompitiendo entre sí, de tal modo que sonlos propios “administrados-usuarios” quienes–haciendo un análisis costo-beneficio–deciden la conveniencia de aplicar una normau otra4. ¿Está usted de acuerdo con estamanera de enfocar el Derecho, es decir,partiendo del análisis sociológico paraadaptar las reglas formales a lo que sucedeen la realidad, incluso al punto de modificarlos procedimientos para la resolución deconflictos entre normas? ¿Cuál es su opiniónacerca de la posibilidad de que se reconozcavalidez a las costumbres contra legem?¿Debería admitirse el desuso como causal dederogación de normas legales?

El ejemplo siembra más que un problema jurídico unproblema político, no es el Derecho el que es llamadoa resolver dicha situación, modificando el régimen dela propiedad. No podemos volver jurídico un problemasocial y político.

Hablando desde una perspectiva jurídica, yo creo que,como hemos dicho antes, las reglas formales impidendejar de lado la legalidad. Los procedimientos queinvierten la relación entre interpretación y legislación,entre política y Derecho, entre cultura política y culturajurídica, pueden encontrar el riesgo de terminar enproblemas fundamentales de legalidad.

3 VALENZUELA, Rodrigo. “La naturaleza de la argumentación jurídica”. En THEMIS-Revista de Derecho 51. 2005.4 GHERSI, Enrique. “Diálogo entre el juez y el profesor”. En THEMIS-Revista de Derecho 51. 2005.

Page 217: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

237

Fran

co B

onsi

gnor

i

No estoy de acuerdo con esta inversión que pone porencima el entendimiento de los hechos, haciendo derivarde ellos el Derecho. Son dos cosas que deben armonizar.El Derecho es la concepción que tenemos hoy, un Derechofundamentalmente político, que es la concepción que esdesarrollada a partir de un constitucionalismo moderno,que es la idea en la cual todas las sociedades democráticasse fundan en un Estado de Derecho. Estado de Derechosignifica que la vida política, la relación entre losciudadanos, se pone al interior del Derecho, se realizan através del Derecho y con las garantías de los derechosfundamentales, de la legalidad en sentido amplio. Así secrea el constitucionalismo. Esto presupone ante todo unajerarquía total de la Constitución, presupone el respetode la ley independientemente de lo que sucede en lasociedad. Naturalmente el respeto de la ley debe sermodelado sobre la vigencia social. Una ley rígida,excesivamente formal, no es una ley que realicetotalmente su idea de justicia.

Un Derecho formal que entre demasiado encontradicción con la situación social deja de ser unDerecho que signifique una garantía verdadera. Perono podemos sacar de esta consideración que lasociedad guía el Derecho. Si cada regla del Derecho secoloca en una relación no jerárquica, en una relaciónaproximada, en una relación que se modificacontinuamente, el principio de legalidad esprofundamente herido.

En relación al desuso, hay sociedades que lo reconocencomo causal de derogación de las normas. En realidadson los jueces quienes no aplican más una norma. Ahora,un ordenamiento puede introducir una disposición queindique que si una norma no ha sido aplicada o no hasido eficaz, podemos considerarla extinguida. Sinembargo, yo pienso que es preferible un reconocimientojurídico que establezca los mecanismos de derogaciónde normas que considere el desuso. Prefiero esto porqueconfiere más claridad, más precisión al ordenamiento, ysirve al principio de legalidad.

8. ¿Existe alguna diferencia entre la TeoríaGeneral del Derecho y la Filosofía del Derecho?

Decimos que la filosofía del Derecho se interesa máspor cuestiones históricas, de conocimiento jurídico,ético, en los derechos humanos; y también encuestiones de tipo ontológico metodológico. Se diceque la filosofía del Derecho se interesa por problemasmuy generales. Por el contrario la Teoría General delDerecho se interesa por problemas más cercanos alDerecho positivo que a la ciencia jurídica positiva.

Por ejemplo, cómo es hecha la norma, diría que esun problema más de Teoría General del Derecho. Poreso se dice que la Teoría General del Derecho seinteresa por problemas centrales, bastante ampliospero no como los problemas filosóficos generales. Lafilosofía del Derecho tiene más conexión conproblemas de la filosofía general. La Teoría Generaldel Derecho tiene más conexión con problemas delordenamiento jurídico, mira más en dirección de laciencia positiva.

Pueden existir juristas que se hacen teóricos generalesdel Derecho, o juristas que se hacen filósofos delDerecho. Roberto Bobbio, en los años cincuenta, fueel primer ejemplo de crear una filosofía analítica delDerecho, que después se ha desarrollado mucho enItalia. Él dijo que la mejor filosofía del Derecho no esla filosofía hecha por los filósofos generales, que nosaben nada del Derecho, que lo tratan como unargumento secundario marginal dentro de la filosofíageneral. Para él la mejor filosofía del Derecho esaquella hecha por los juristas, que tienen unaformación jurídica, que conocen el Derecho, quepueden realizar una abstracción jurídica. Es unafilosofía que va de lo particular a lo general, de manerainductiva, en vez de una filosofía que va de lo generala lo particular. Sin embargo, yo creo que puede existirun filósofo que conoce el Derecho y que integraambas posturas.

Page 218: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

239

Igna

cio

Suár

ez A

nzor

ena

Ale

jand

ro G

arro

Es indudable que el arbitraje ha tenido un grandesarrollo en las últimas décadas comomecanismo de solución de conflictos. La mayorrapidez que ofrece, la especialidad ytecnificación del mismo, así como la mayorseguridad que da a la protección de inversionesinternacionales, son algunos ejemplos de porqué es preferido en el ámbito del comerciointernacional.

A continuación presentamos interesantesentrevistas realizadas a dos de los mayoresexpertos en arbitraje de habla hispana en elmundo, quienes visitaron Lima en el mes deoctubre para presentarse en el “PrimerSeminario Internacional de Arbitraje”organizado por el Centro de Arbitraje de laCámara de Comercio de Lima.

ACERCA DE “ARBITROFOBIAS” Y “ARBITRALITIS”*

Entrevista a Ignacio Suárez Anzorena** y Alejandro Garro***

* La entrevista a Alejandro Garro fue realizada por Oscar Súmar, Director de la Comisión de Contenido de THEMIS, mientras que la entrevista aIgnacio Suárez fue realizada por Milagros de Pomar, miembro de la Comisión de Contenido de THEMIS. Ambas entrevistas fueron realizadassobre la base de preguntas preparadas por la Comisión de Contenido de THEMIS. Agradecemos espacialmente a Víctor Madrid, del Centro deArbitraje de la Cámara de Comercio de Lima, sin cuya ayuda hubiese sido imposible la realización de las presentes entrevistas.

** Abogado de la Universidad de Buenos Aires. Master en Derecho por la Universidad de Harvard. Consejero especial de Clifford Chance, Londres,e integrante de los grupos de Arbitraje Comercial Internacional y de Derecho Internacional.

*** Master en Derecho por la Universidad del Estado de Louisiana. Doctor de Derecho por la Universidad de Columbia. Profesor de Derecho Adjuntoy Senior Research Scholar del Parker School of Foreign and Comparative Law de la Universidad de Columbia.

Entr

evis

ta

Page 219: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

240

1. ¿Cuáles son las principales ventajas que elarbitraje brinda frente a la resolución judicialde los conflictos?

SUAREZ: Si nos referimos al campo internacional, laprimera ventaja del arbitraje que merece ser señaladaes que permite una planificación más eficiente enmateria de resolución de disputas. Ello significa quecuando en una transacción internacional se incluye unacuerdo de arbitraje, las posibilidades de que la disputasea resuelta por quien uno pactó, es decir, por untribunal arbitral, son más altas que cuando uno pactaotros mecanismos de resolución de controversias. Elloes así porque el acuerdo arbitral está protegido porconvenciones internacionales como la Convención deNueva York. En tales convenciones se establece quecuando un juez de los más de ciento cuarenta paísesmiembros se encuentra con una transacción que tieneuna cláusula arbitral debe, como regla, inhibirse deconocer en el asunto. La Convención de Panamá tieneefectos similares en el ámbito interamericano. Pero eldato importante es que no hay ningún tratadointernacional que establezca un deber semejante frentea un pacto de foro judicial como “tribunales de la ciudadde Lima” o que unifique pautas en materia dejurisdiccional internacional de los Estados, con losalcances de, por ejemplo, la Convención de Nueva York.

Esto genera problemas prácticos importantes. Cuandoen un contrato internacional que tiene puntos deconexión con varios Estados no se planifica jurisdicción;es decir, cuando uno no pone nada, hay altos riesgosde que una disputa relativa a su ejecución terminesiendo resuelta por tribunales inesperados, ya quepuede suceder que los distintos Estados involucradosen la contratación se consideren con jurisdicción sobrela base de elementos distintos de la relación contractualinternacional, como domicilio de las partes o lugar deejecución del contrato, etcétera. Ello se presta a quelas partes especulen con esta situación y procuren llevarla disputa a la jurisdicción que perciben como másfavorable en razón de sus normas procedimentales,sus normas sustanciales o la ubicación de los activosde la contraparte. Esto se suele llamar “secuestrojurisdiccional”, una variante del “forum shopping”, yes muy disruptivo de las relaciones entre las partes, ymuy costoso e ineficiente ya que puede derivar enjuicios paralelos en distintas jurisdicciones. Pero hayque señalar también que incluso cuando se pactajurisdicción en los tribunales de determinado país, siguehabiendo riesgos de que los tribunales de otro paístambién se consideren con jurisdicción pese a que hayun pacto de foro, en razón de normas internas sobrejurisdicción exclusiva u otro tipo de criterios.

En este sentido, el arbitraje permite una planificaciónde jurisdicción eficiente si uno lo compara tanto con

el pacto de foro nacional como, por supuesto, con losgravísimos problemas que se pueden plantear ante laomisión absoluta en materia de calificación dejurisdicción. Desde este punto de vista, el arbitraje hacemás probable que la disputa sea resuelta de la maneraque las partes originalmente planearon.

La segunda ventaja importante del arbitraje,especialmente en el campo de las transaccionesinternacionales, es que transmite una percepción deneutralidad que no existe en igual medida cuando sesomete una disputa a tribunales judiciales, y con mayorrazón cuando se trata de los tribunales judiciales delEstado de una de las partes o, más aun, cuando unade ellas es una dependencia gubernamental. Desdeeste punto de vista, los agentes del comerciointernacional perciben en el arbitraje una forma deevitar quedar expuestos a localismos en materia deresolución de disputas. Esto se aplica tanto a paísescomo los nuestros como a otro tipo de países; es decir,si yo fuera un empresario peruano que hace negocioscon una empresa en Houston, yo no querría comoregla general quedar sometido a los tribunales de Texas.No se debe leer entonces en esta afirmación algúntipo de prejuicio regional sino simplemente unapercepción que se aplica tanto cuando uno hacenegocios en países como los nuestros como cuandouno hace negocios en países de otras latitudes.

La tercera ventaja del arbitraje es el expertise. Elarbitraje permite que la disputa sea resuelta porprofesionales familiarizados con la materia. Todossabemos que hay jueces evidentemente preparados,con un gran dominio del Derecho, pero, hoy en día, lasofisticación de los negocios hace que ciertas industriastengan tecnicismos y prácticas altamente complejas yque, por razones de tiempo y recursos, pueden serextremadamente difíciles de asimilar para jueces quetienen un volumen de causas muy grande y que notienen experiencia práctica en la industria del caso. Deesta manera, lo que permite el arbitraje es que ladisputa sea resuelta por expertos en la específicamateria con la que ésta se relaciona.

La última ventaja importante del arbitraje, en lo quehace a la esfera internacional, es que un laudo arbitralcomo producto normativo es de mucha más fácilejecución en la esfera internacional que una sentenciajudicial. Esto ocurre porque a diferencia de lo quesucede en el campo de reconocimiento de ejecuciónde sentencias judiciales, los laudos arbítrales estáncubiertos por uno de los instrumentos más exitososdel Derecho Internacional contemporáneo que es,como ya dijimos, la Convención de Nueva York. Esdecir, si yo tengo un laudo arbitral dictado en un paísmiembro de la Convención que, como decía, sonalrededor de ciento cuarenta países, sé que mi laudo

Page 220: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

241

Igna

cio

Suár

ez A

nzor

ena

Ale

jand

ro G

arro

sólo puede ser resistido en su ejecución sobre la basede limitadas causales, estando la carga de la pruebaen la parte ejecutada. En cambio, en materia desentencias judiciales no existen instrumentosinternacionales de tal cobertura, por lo cual uno tendríaque ir país por país a ejecutar la sentencia según lasreglas de reconocimiento de ejecución de cada unode los países, las cuales suelen ser bastantes másdificultosas que las que exige la Convención de NuevaYork para el reconocimiento de ejecución de laudosarbitrales. En general, suelen poner la carga de laprueba en el ejecutante, pueden tener una lista decausales de resistencia más amplia y a la vez puede serque exijan un doble exequatur, es decir, que antes deiniciar el trámite de ejecución y reconocimiento en elpaís, uno tenga que obtener una declaración de lostribunales originales diciendo que la sentencia esdefinitiva y vinculante en el país de origen.

Hay otras ventajas más, pero que son comunes alarbitraje doméstico y al internacional, relacionadas concuestiones de costos, celeridad y confidencialidad. Esteúltimo aspecto es de particular importancia y mereceun breve comentario. El arbitraje garantiza en generalque las materias que sean debatidas por un tribunalarbitral permanezcan en ese seno y no sean objeto deescrutinio público, salvo que se verifique algún tipode recurso judicial posterior. Sin embargo, un arbitrajeno se ventila en un expediente de acceso público comosucede en el campo de las jurisdicciones nacionales.Este tema puede ser muy importante por muchasrazones; algunas partes no quieren que el mundo sepaque hay una disputa grave entre ellas por razonescomerciales, o muchas veces se pueden estarventilando aspectos relativos a secretos industriales oa cuestiones comerciales cuya divulgación podría serextremadamente dañina para los intereses de laspartes. Sin embargo, quiero hacer notar que en elarbitraje bajo tratados de inversión hay una tendenciaimportante a hacer más transparente y abierto alprocedimiento, como está sucediendo en casos bajoel Tratado de Libre Comercio de América del Norte,más conocido como NAFTA, o como probablementeocurra en el marco del Centro Internacional de Arreglode Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI) en unfuturo próximo.

En pocas palabras, hay muy buenos motivos paraentender por qué los agentes del comerciointernacional se inclinan hacia el arbitraje comomecanismo de resolución de disputas. En este sentido,es importante tener en cuenta que, como sucede enla física, nada se pierde, todo se transforma; quierodecir con esto que perfectamente un Estado o unaparte local puede imponerle a su contraparteinternacional los tribunales locales si la otra parte loacepta. Yo no descarto que en situaciones

determinadas, por las razones que sean, una parteextranjera acepte someterse a las cortes locales. Esode por sí no tiene nada de malo, pero lo que esprobable es que si la contraparte internacional es unperuano en Texas o un texano en Perú cargue a suscostos contractuales los riesgos que asume comoconsecuencia de someterse a los tribunales locales. Esdecir, para dar un ejemplo, si el valor de un bien es“x”, pactando un arbitraje internacional, el valor delbien será “x + 1” pactando tribunales locales, por elsimple hecho de que el riesgo tiene un costo y estecosto se carga a los precios.

GARRO: La respuesta en principio tiene que destacarlas dificultades en crear un Poder Judicial confiable,eficiente y ágil. El problema de la ineficiencia del PoderJudicial es una de las razones por las cuales el arbitraje,la conciliación y la mediación se van imponiendo comométodos alternativos más populares, pero no la única.El arbitraje, la conciliación y la mediación muchas vecesson aconsejables por el hecho de que son métodosmás aptos y más idóneos para solucionar determinadotipo de conflictos, aun cuando el Poder Judicialfuncionara muy bien. Aun en ese caso, las partespueden beneficiarse de que el conflicto sea resueltopor un mediador o por un árbitro, dentro de uncontexto más conciliatorio. Es por eso que queríadestacar que es “una” de las razones, nada más.

En países donde el Poder Judicial atraviesa una grancrisis, como son la mayoría de países de nuestra región,el arbitraje cuenta, además, con un incentivo muygrande, el que derivar estas cuestiones al Poder Judicialdirectamente lleva un costo y un tiempo que muy pocagente está dispuesta a pagar. Así que la gente quepuede va a recurrir al arbitraje, especialmente en elárea comercial, por ejemplo, pero no exclusivamenteen ella.

2. Los costos de acudir a un arbitraje sonbastante elevados, por lo que el ciudadanocomún no tiene acceso a éste y tiene queconformarse con acudir al Poder Judicial. Enun país de grandes desigualdades socialescomo el Perú hay quienes sostienen queincluso la justicia para los que tienen dineroes mejor. ¿Qué implicancias tiene esto?¿Resulta de algún modo injusto odiscriminador que no todos puedan accedera un arbitraje?

SUAREZ: No tengo ninguna duda de que el acceso ala justicia tiene que ser asegurado a toda la poblaciónpues está asociado a aspectos básicos de igualdad entrelos ciudadanos. De ninguna forma puede concebirseuna sociedad que funcione con justicia para pocos yfalta de acceso jurisdiccional para muchos. Ahora, el

Page 221: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

242

arbitraje es tan caro como las partes quieren que sea.Recordemos que el arbitraje es una figura contractual,por lo que no debería descartarse que las partes en loscontratos pequeños entre ciudadanos comunes, decompra-venta de mercadería simple, u otro tipo decontratos cotidianos de menor cuantía, puedan accedera un arbitraje razonablemente económico. Essimplemente cuestión de que cuando las partes pactenun convenio arbitral pacten centros de arbitraje omecanismos ad hoc, teniendo en cuenta los posteriorescostos del procedimiento.

Ahora, también se suele decir que el arbitraje requierede una técnica procesal que se considera solamenteen manos de gente sofisticada y preparada y que, porende, los costos de representación son muy altos. Peroel arbitraje, en su potencialidad y utilidad, excede alprototipo de arbitraje entre grandes empresas, que escaro y sofisticado porque son operaciones complejasque involucran grandes sumas de dinero y, por ello,abogados bien remunerados y costos significativos. Yosoy el primer interesado en defender que los quehacemos arbitraje tenemos que ser muy caros porquesomos muy sofisticados, pero en realidad no me pareceque ello sea enteramente cierto, especialmente en elmarco del arbitraje doméstico. En el campo de disputasinternacionales sí pueden verificarse problemas másdelicados de Derecho Internacional Privado y Público,y cuestiones relativas a la familiaridad con ciertasprácticas y reglas, y por ello hay una tendencia a laespecialización en este campo legal.

Podríamos concebir otro escenario si las partes en lospequeños contratos tomaran como práctica pactararbitrajes y hubiera mecanismos ad hoc o institucionalesque trasmitieran tranquilidad y certeza en materia decostos. Confieso que desconozco la infraestructurainstitucional en Perú para estos fines. Conozco la labory el merecido prestigio de la Cámara de Comercio deLima o del CONSUCODE, éste último en el ámbito dela contratación estatal, pero no estoy familiarizado conla forma de operación de otras instituciones del país.

Este es un tema de «cultura legal», y todavía, pordesconfianza, desconocimiento, o, justamente,preconceptos sobre los costos del arbitraje, lospequeños contratos no suelen incluir este tipo decláusulas.

Yo creo que el principal problema del arbitraje es la faltade difusión, y también el que existe el prejuicio de queel arbitraje es necesariamente caro. Esos serían los dosprincipales motivos de que no haya penetrado másprofundamente en la cultura legal de nuestros países.

También puede ser que exista un tema ideológico quetiene que ver con la percepción en algunos sectores

del poder público, incluyendo algunos jueces, en elsentido de que el arbitraje es como una privatizaciónde la justicia. Esto es un error de concepto. En lasdemocracias liberales se reconoce a la voluntad de laspartes como la principal fuente de obligaciones eincluso de la legitimidad del Estado. En este sentido, elarbitraje, como expresión de la autonomía de lavoluntad, no puede ser privatizado por la simple razónde que siempre ha sido privado y respetado como tal.Sin perjuicio de ello, evidentemente hay supuestos,como la de contratación por adhesión, en los que elEstado obviamente debe ejercer una tutela de lossectores menos informados para evitar que setransforme en un instrumento de abuso. Pero dejandode lado supuestos como esos, en el marco de lasrelaciones contractuales ordinarias, me parece difícilconcebir al arbitraje como algo que de alguna formahaga mella en el poder estatal.

GARRO: Es una crítica que he escuchado desde elcomienzo a organizaciones gubernamentales (bienintencionadas), quienes cuando discutíamos los temasde arbitraje, en su época, me expresaron supreocupación porque el arbitraje condujera a laaplicación de una justicia de segunda, contra unajusticia de primera (la justicia de segunda para lospobres y la de primera para quienes pueden solventarlos costos del arbitraje). Por lo tanto, no me parecedescabellada la pregunta, me parece importante lapreocupación. De ahí que, a mi juicio, encontrando enel arbitraje un método alternativo de dirimir conflictosjusto y en muchos aspectos más ágil que el PoderJudicial y más apto en muchos casos, yo propugno queel arbitraje se convierta en un método accesible a lapoblación en general y para ello me parece írrito quesólo exista la posibilidad de nombrar árbitros paraaquellos que pueden pagarlo. Considero que deberíahaber un sistema, por ejemplo, de tribunales depequeñas causas y esos árbitros podrían estarsubsidiados por el Estado, al menos en aquellos casosen que las partes no los puedan pagar. Los costosdeberían ser proporcionales a la envergadura de lacuestión que se les somete.

Supongamos que usted es un campesino del interiordel Perú cuyos derechos han sido violados, o suscontratos no han sido cumplidos, o alguien no le pagólos treinta soles que le debía, ¿qué diferencia sustancialexiste entre eso y el problema de la EXON de que no lepagan un contrato de cinco millones de dólares? Ennivel de justicia, ninguno, porque la injusticia que sufreese campesino peruano es tan lesiva, aunque el montosea tan irrisorio como el que estamos hablando, comoal de la empresa a la que no le cumplen un contrato.Ambos casos deben tener una solución. Ahora, comola gran empresa está en condiciones de pagarlo,considero que la gran empresa debería pagar sus

Page 222: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

243

Igna

cio

Suár

ez A

nzor

ena

Ale

jand

ro G

arro

propios árbitros y, por qué no, establecerse un sistemade disputa en el propio contrato, libremente pactadocon la otra que lleve ante un árbitro su problema. Elproblema del campesino, que probablemente nisiquiera tiene un contrato por escrito y si lo tiene porescrito, no tenía asesoramiento para ver como calibrabael contrato, yo creo que la ley, en ese caso, deberíasuplir su falencia, otorgarle acceso a un sistema arbitralque sea de poco costo. Obviamente, probablementeno se necesita para resolver un problema de esaenvergadura designar a un jurista que cobre sesentadólares la hora, puede ser un abogado que preste susservicios gratuitamente, ad honorem al Estado, parasolucionar estos problemas. Yo creo que la buenanoción del arbitraje implica también la regulación deun Estado que lo haga accesible a menores costos. Conel ejemplo que le acabo de dar me parece que es algoque podría se posible.

3. En el Perú, la Ley General de Arbitrajeestablece que los arbitrajes pueden ser deDerecho o de conciencia. Serán de Derechocuando los árbitros resuelvan la controversiacon arreglo a la normativa aplicable y seránde conciencia cuando la controversia searesuelta de acuerdo al conocimiento y lealsaber y entender de los árbitros. Sin embargo,la citada norma no se pronuncia respecto delas normas que protegen el derecho al debidoprocedimiento en la aplicación de los arbitrajesde conciencia1. ¿Considera usted que laaplicación de dichas normas debe serimperativa incluso en los arbitrajes deconciencia?

SUAREZ: No tengo ninguna duda de que el arbitrajede conciencia no implica bajo ningún punto de vistauna renuncia a los principios fundamentales del debidoproceso. El hecho de que los árbitros estén apoderadospara ajustar el resultado del procedimiento a lo queperciben como justo más allá de la pura legalidad noimplica que las partes no tengan derecho a serdebidamente escuchadas y que no se respeten todoslos aspectos básicos de la bilateralidad del proceso. Dehecho, en la mayoría de las normativas que yo conozco,incluso en el caso de arbitrajes de conciencia, nuncase puede presumir la renuncia tanto a cuestionarjudicialmente la extensión de los poderes de los árbitroscomo al cumplimiento y acatamiento de los principiosbásicos del debido proceso. El arbitraje de concienciano es un cheque para la arbitrariedad sino simplemente

un acto de confianza en la integridad del juzgador paraque, como decía, ajuste el resultado a la justicia másallá de la mera legalidad, pero siempre respetando losprincipios del debido proceso.

GARRO: La pregunta es muy pertinente ya que elarbitraje de conciencia es aequo et bono, el arbitrajede equidad, por “árbitros arbitradores”. Ese es un temaque inevitablemente conduce a la polémica porque,aun cuando el arbitraje sea de conciencia, es muy difícildesvincularse de ciertos parámetros para determinarqué significa dar a cabo con la solución. Es muy difícildesvincularse de principios básicos del Derecho. Ahoraclaro, estamos hablando entre abogados que llevamosuna idea innata de que no existe la discrecionalidadabsoluta; de que, en todo problema jurídico, para llegara una solución justa, tenemos que usar cierto tipo dereglas. Por esto, el concepto de “arbitraje deconciencia” es, más que nada, una “llamada deatención” a la flexibilidad. Es decir, que por más quehayan principios jurídicos inherentes que uno vaya autilizar, el arbitraje de conciencia está llamando laatención de que, como toda norma jurídica, se la puedemorigerar con una dosis de equidad, de compasión,de comprensión, de justicia “salomónica”, digamos.Esto es una gran fuente de incertidumbre, de ahí quelos arbitrajes donde están en juego cuestiones muyimportantes, las partes raramente se van a inclinar porun arbitraje de conciencia y de ahí que la legislaciónespañola –a diferencia de la peruana– estipule que, encaso de silencio entre las partes, el arbitraje será deDerecho. Se podría decir que esto es un problemaporque siempre vamos a depender de los abogados,sin embargo, no necesariamente es así en tanto yopuedo ser árbitro ingeniero, psicólogo, o maestro deobras (constructor), y haber sido designado por laspartes como árbitro. En ese caso, cuando tengo quedecidir cuál es el monto de los daños y perjuicios, si sedebieron pagar intereses o no, o si hay un daño nopecuniario que corresponde pagar; como yo soyingeniero y no tengo ni idea de esto, probablementepueda llamar a un abogado como experto, perito. Asícomo yo, como abogado, no tengo idea de aspectosde ingeniería civil y voy a llamar como perito a uningeniero.

Por lo tanto, respondiendo a la pregunta, cuando unohabla de arbitraje de conciencia a lo que se refiere es aque no debe haber un apego estricto a la normajurídica, pero, aun cuando fuera de Derecho tampocodebe haber un apego estricto a la norma jurídica,

1 Ley General de Arbitraje. Ley 26572. Publicada con fecha 03 de enero de 1996 en el Diario Oficial “El Peruano”. “Artículo 3. Arbitraje dederecho o de conciencia. El arbitraje puede ser de derecho o de conciencia. Es de derecho cuando los árbitros resuelven la cuestión controvertidacon arreglo al derecho aplicable. Es de conciencia cuando resuelven conforme a sus conocimientos y leal saber y entender. Salvo que las parteshayan pactado expresamente que el arbitraje será de derecho, el arbitraje se entenderá de conciencia. Los árbitros tendrán en cuenta, de tratarsede asuntos de carácter comercial, los usos mercantiles aplicables al caso”.

Page 223: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

244

porque toda norma jurídica viene interpretada, y unono la puede interpretar divorciada de la equidad o dela justicia. Entonces, respondería diciendo que es untema conceptual, teórico, pero en la práctica me parecedifícil concebir que alguien llamado a decidir un casopor conciencia no vaya a preocuparse en fundamentar,aunque sea interiormente, si no lo tiene que hacer enel laudo, su decisión, para estar tranquilo con suconciencia, siguiendo parámetros jurídicos. No dirénada en el laudo, porque no estoy obligado a decirlo,pero inherentemente me va a preocupar.

Pongamos un ejemplo, supongamos que una parte seha dormido sobre sus derechos y está haciendo unreclamo que pudo haberlo hecho dos años atrás yrecién lo está haciendo ahora. Usted se va a debatir,como árbitro, entre rechazar el reclamo por haberprescrito o aceptarlo teniendo en cuenta que la partecontra la que se ha hecho el reclamo va a serperjudicada porque la parte reclamante lo hizo condemora. Si el arbitraje es de Derecho, probablementevoy a tener que estar muy ligado a los términos deprescripción, pero aun dentro de los términos deprescripción, si yo veo que ha habido razones parademandar, me voy a fijar en si ha habido causales desuspensión o de interrupción de la prescripción, puntode partida, ¿cuándo comienza a “correr” laprescripción? Voy a tratar de morigerarlo, si yo veoque tiene razón la parte que reclama. La norma jurídicaestá inescindiblemente al lado de un criterio deequidad. Entonces, ¿qué quiero decir eligiendo unarbitraje sobre otro? Que si es de equidad, voy a poderdecir en voz alta “estoy haciendo justicia” que noconsiste necesariamente en aplicar estrictamente lanorma jurídica. Pero si dijeran lo contrario y fuera deDerecho haría exactamente lo mismo, aplicaría lanorma pero morigerada con la equidad.

4. Entonces, ¿es una cuestión de grados o en elfondo implica negar la distinción entre ambostipos de arbitraje? ¿Se puede en un arbitrajede conciencia seguir las normas jurídicas?

GARRO: Yo le diría que es una cuestión de grados. Noestoy negando la distinción conceptual, ella está en lalegislación peruana y hay que aceptarla. Si usted medijera que voy a legislar de nuevo, tendría mis dudas siaceptar la distinción entre equidad y Derecho comoalgo tan tajante. Pero ya que está, diría queinevitablemente es una cuestión de grados.

Así, como es una cuestión de grados, precisamente,como yo tengo la misión de decidir, en equidad, miprimera reacción va a ser tratar de ver en que medidael problema que tengo que resolver encuentra unasolución, más o menos sensata en alguna normajurídica que yo encuentre razonablemente aplicable.

Entonces, voy a decir que, como es de conciencia,probablemente no tenga yo la necesidad defundamentarla en un artículo específico o en unadoctrina en especial. Sin embargo, yo creo que mifundamento, ya sea expresamente o implícitamente,dentro de mi conciencia, va tener en cuenta la normajurídica y no veo que exista ninguna disposición queme prohíba a mi, árbitro en conciencia, fundamentarmi decisión en una norma o en una doctrina jurídica oen una jurisprudencia. Lo que obviamente yo no podréhacer, si el arbitraje es en equidad, es negarle razón auna parte o dársela, exclusivamente en base a unanorma jurídica que pretenda dar una soluciónmatemáticamente precisa a un problema fácticodeterminado. Creo que el supuesto es más académicoque real. En la vida real, las partes grises se dan muchomás frecuentemente.

5. Recientemente en el Perú, el Poder Judicial, através de actuaciones que han sido seriamentecuestionadas, ha amparado pedidos desuspensión de procesos arbitrales o desuspensión de los efectos de laudos arbitrales.¿Qué opinión le merece esta situación? ¿Enqué supuestos considera correcta laintervención del Poder Judicial en procesosarbitrales? ¿Cuáles considera usted que sonlos principales peligros de dicha actuación?

SUAREZ: Hay que distinguir dos cosas; una cosa es laintervención del Poder Judicial o la suspensión deprocedimientos durante el trámite del proceso arbitral yotra cosa es el involucramiento del Poder Judicial comoconsecuencia de los remedios legales que la normativaaplicable provee a las partes luego de que se haya dictadoel laudo arbitral, sea en el marco de la revisión de laudoso de la ejecución de laudos extranjeros.

La suspensión de procesos arbitrales en trámite es unahipótesis que como regla general es preocupante. Elarbitraje descansa sobre un principio fundamental quees el principio de kompetenz kompetenz, es decir de«competencia de la competencia». Esto quiere decirque son los árbitros los que deciden en primer lugar ysin posibilidad de cuestionamiento judicial durante lavigencia del proceso, cuál es el alcance de su propiajurisdicción; aunque la parte demandada alegue lanulidad del contrato que contiene un acuerdo arbitralo incluso la nulidad misma del acuerdo arbitral. Porsupuesto, tal decisión es atacable judicialmente unavez que haya un laudo, de conformidad con las causalesprevistas en la legislación procesal que resulte aplicableal arbitraje, también llamada lex arbitri. Tal legislaciónes como regla la de la sede del procedimiento.

Si no se respetara este principio de kompetenzkompetenz, todas las ventajas de celeridad y eficiencia

Page 224: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

245

Igna

cio

Suár

ez A

nzor

ena

Ale

jand

ro G

arro

del arbitraje se perderían, ya que las partes demandadasreticentes que quieren frustrar y estirar ad aeternum elprocedimiento, cuestionarían la jurisdicción del tribunalante los tribunales judiciales con la expectativa desuspenderlo hasta que haya decisión firme sobre elpunto.

Si esto se permitiera, significaría la muerte segura delarbitraje ya que se transformaría en un mecanismo desolución de controversias de duración indefinida ysometido a los tiempos y circunstancias del PoderJudicial. Paradójicamente esto es lo que se pretendeevitar al pactar arbitraje.

Vale señalar también, como dato preocupante, unatendencia en varios países del mundo a admitir lo quese llama anti-suit injunctions, que es el dictado demedidas de naturaleza generalmente cautelar por partede jueces que ordenan a las partes o a los árbitrossuspender procedimientos bajo amenaza de sancioneseconómicas o penales. Medidas con estascaracterísticas han sido adoptadas por tribunales enpaíses de distintas latitudes, y constituyen una prácticapeligrosa que puede prestarse a abusos.

Otro tema distinto es el tema de revisión de laudos,porque esto implica una actuación judicial luego deculminar el procedimiento arbitral que desde el puntode vista funcional no presenta los mismosinconvenientes que se advierten cuando se pretendela interrupción del procedimiento arbitral. En materiade concederle eficacia a los laudos arbitrales es ciertoque muchas veces hay jueces que suelen interpretarde manera demasiado amplia las restrictivas causalesde revisión que proveen las legislaciones. Laslegislaciones más avanzadas limitan las causales porlas que uno pueda revisar un laudo a causales denulidad, es decir, causales que versan sobre lalegitimidad del proceso, tales como las jurisdiccionaleso las relativas al debido proceso. Raramente laslegislaciones modernas permiten una revisión de unlaudo arbitral por la vía del control de sustancia, esdecir, del control de corrección acerca de lo que fue laaplicación del Derecho o la interpretación de los hechos.Los remedios generalmente disponibles se basan enque el laudo carece de integridad procesal y no en queel laudo es incorrecto. La mera incorrección se solucionaeligiendo mejores árbitros la próxima vez y no revisandoel laudo.

Sin perjuicio de que las causales de no ejecutabilidad ode nulidad suelen ser muy limitadas, tanto en laConvención de Nueva York como en la ley modelo deUNCITRAL, permiten que no se ejecute o que se anule,en uno y otro caso, un laudo que no es acorde con elorden público. Muchas veces ha sucedido que los jueceshan usado tal noción para ingresar a aspectos

sustanciales del laudo bajo el argumento de supuestaafectación de tan indefinido parámetro, siguiendo unavisión exageradamente expansionista de tal noción.

El inconveniente de expandir la noción de ordenpúblico, por ejemplo, en materia de reconocimientode un laudo extranjero, es que se corre el riesgo deafectar el crédito de todos los agentes económicos deesa jurisdicción. Así, si una parte extranjera firma uncontrato con un peruano que lleva una cláusula dearbitraje en París, por ejemplo, y la parte extranjeragana el caso y cuando viene a Perú un tribunal ledeniega el reconocimiento de ejecución por razonesde orden público, con base en una noción de ordenpúblico exageradamente localista y expansiva, elmensaje a los demás agentes económicos que hacennegocios con partes peruanas es el siguiente: Atencióncuando uno firma un contrato con un peruano, aunquese pacte arbitraje internacional en el extranjero yobtenga un laudo favorable, corre el riesgo de nuncapoder cobrarse sobre activos en Perú. Pero como yodecía antes, nada se pierde, todo se transforma. Loque harán los agentes económicos internacionalescuando hagan negocios con un peruano es pedirle quepague en efectivo o que ponga garantías en elextranjero, o, alternativamente, le van a cargar losprecios de la transacción para cubrirse del riesgoadicional. Y no va a importar demasiado que se tratedel empresario peruano más cumplidor del universo,ya que el extranjero no va a poder determinar ex antesi su contraparte va a intentar beneficiarse de semejantesobreprotección en el futuro. Los justos terminanpagando por los pecadores.

GARRO: Es una pregunta muy importante en lapráctica. Estratégicamente, comenzaré diciendo quela intervención judicial es, muchas veces, inevitable.Inevitable para complementar, ayudar y auxiliar alárbitro. Empezando por cuestiones de imperio que elárbitro no tiene; puede requerir el auxilio judicial parahacer comparecer a un testigo recalcitrante, hacerejecutar una medida precautoria que las partes nopueden aplicar por sí mismas, en algunos sistemasjurídicos para designar árbitros, en otros para poderconfirmar o revocar una decisión de los árbitros acercade su propia competencia u otros aspectos. Así que, laintervención judicial es muchas veces inevitable.

Sin embargo, como usted bien dice, se corre el granpeligro que ese auxilio o complemento o cooperacióndel Juez se convierta en interferencia indebida, cosaque, en algunas jurisdicciones, ocurre con inusitadafrecuencia. Jueces que en lugar de seguir el mandatode que un laudo arbitral no se puede “tocar”, sino porlas causales de anulación taxativamente dichas en laley y tratado aplicable, entran a analizar el mérito de lacuestión y hacer una especie de revisión del laudo, cosa

Page 225: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

246

que se da con frecuencia. Por lo tanto, respondiendola pregunta, le diré que la cooperación judicial esinevitable, pero ofrece grandes riesgos, y los grandesriesgos muchas veces porque el Juez no entiende quesi las partes se sometieron a un arbitraje, hay que dejara los árbitros que armen el proceso, tomen sus propiasdecisiones y, solamente en casos patológicos, en queel árbitro ya no pueda actuar, o se encuentra ante unasituación de gran arbitrariedad, solamente en esoscasos excepcionales el Juez puede y debe intervenir,no en otros casos. Esto es muy difícil de hacerloentender a jueces que no están entrenados en lo quees un arbitraje y en lo importante que es darle al árbitro,aunque sea en primera instancia, la oportunidad dedecidir y después, si el árbitro pide ayuda o una de laspartes pide ayuda, que es lo que finalmente puedeocurrir, el Juez decida prestarla solamente en aquelloscasos en que se justifique.

6. Uno de los principales problemas que enfrentael arbitraje es el monopolio por parte delEstado de la facultad de ejecutar sentencias.¿Considera usted que sería recomendableadoptar alguna medida a fin de remediar dichasituación?

SUAREZ: Bueno, todavía no me he adherido a ningunaforma de anarquismo. Yo no soy de los que consideranque el Estado es un mal necesario. Yo creo que el Estadoestá legitimado, sobre todo en el marco de regímenesrepublicanos y democráticos, para tener el monopoliode la fuerza. Y es bueno que así sea.

En materia de arbitraje, los árbitros, como regla general,pueden ordenar medidas compulsivas e incluso medidaspreventivas, pero carecen de facultades de ejecución oimperium. Considero que el mecanismo para superaresta problemática no pasa por trasladar o modificar elejercicio de las funciones que legítimamente tiene elEstado, sino por crear una cultura legal en la que losmiembros del Poder Judicial perciban al arbitraje no comouna competencia sino como un producto de laautonomía de las partes que, como agregado, coadyuvaa la fundamental misión de los jueces de administrarjusticia. Uno puede concebir muchas variables procesalese institucionales para facilitar la ejecución de laudos yde decisiones arbitrales, pero creo que lo fundamentales fomentar una cultura de colaboración.

7. Siendo el arbitraje un mecanismo deresolución de conflictos voluntario, ¿consideraválido que la Administración Pública, al igualque los particulares, pueda someterse almismo bajo similares términos y condiciones?

SUAREZ: Yo creo que el arbitraje en materia estataldebe ser analizado sin llegar a posiciones extremas que

muchas veces suelen verse en los grandes enemigosde arbitraje o en los exagerados defensores del arbitraje.A veces uno se encuentra con quienes padecen de“árbitrofobia”, sobre todo en materia de arbitraje conel Estado, y quienes padecen de “arbitralitis”, que esuna inflamación severa de la glándula arbitral queimplica una excesiva confianza en la operación delarbitraje para cualquier escenario y para cualquierterreno. La mejor forma de defender y preservar lasustentabilidad del arbitraje es ser consciente de suutilidad, de su dimensión y de su funcionalidad, puestiene también sus límites como consecuencia de ello.En materia de arbitraje estatal, desde el punto de vistapráctico y hasta filosófico, no conozco argumentosrazonables que se opongan a que se le utilice,especialmente en la esfera contractual.

Ahora, hay que hacer una importante clarificación. Yoconsidero que en el caso de arbitrajes con partesestatales donde están de por medio prerrogativaspúblicas o política económica, los árbitros deben actuarcon un importante grado de deferencia cuando emitenuna decisión. Esto no significa que un árbitro no puedadecidir que existió, por ejemplo, un incumplimientocontractual que tuvo como origen el ejercicio deprerrogativas públicas. Es decir, las consecuenciaspatrimoniales del ejercicio de prerrogativas públicas soncomo regla arbitrables.

También, en este campo, nada se pierde, todo setransforma. No es acertado, desde mi punto de vista,pensar que necesariamente es una ventaja que loscontratos estatales se sometan a jurisdicción estatallocal, ya que en definitiva lo que se percibe como unaventaja resultante de pactar foros “más amigables” o“más comprensivos” se termina pagando, en generalmás onerosamente, en materia de precios decontratación.

GARRO: Si es válido o no, eso está determinado en lamisma legislación peruana que, ya sea al regulararbitrajes especiales o en las normas generales de laLey General de Arbitraje, habilita al Estado a arbitrar.En primer lugar, nadie obliga al Estado a arbitrar asíque si va a participar en un arbitraje va a ser por propiavoluntad. Voluntad que se supone estará precedida deuna discusión y la consideración seria de otrasalternativas. Lo que no debería ser aceptable es queuna vez que el Estado decida aceptar se le permitarenegar de la palabra y pueda salir. Eso no creo quedeba ser permitido.

Otra pregunta es si sería conveniente que el Estadopudiera someterse a arbitraje con la misma facilidadcon que se somete a los tribunales de justicia, y comoyo soy un creyente de que así como hay jueces buenosy malos, hay árbitros buenos y malos, y así como hay

Page 226: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

247

Igna

cio

Suár

ez A

nzor

ena

Ale

jand

ro G

arro

arbitrajes buenos y malos, hay litigios buenos y malos,yo soy favorable al arbitraje. Creo que, en muchascircunstancias, le conviene al Estado arbitrar. Mirespuesta sería que no me parece mal que se convalidela facultad del Estado para someterse a arbitraje. Loimportante es que, si el Estado compromete su voluntada arbitrar, cumpla su palabra.

8. Existe la prohibición de someter cuestiones deius imperium a arbitraje2. Sin embargo, la Leyque Regula el Proceso ContenciosoAdministrativo señala que sí se pueden sometera arbitraje actuaciones administrativas. Esto esun dilema cuando se presenta una controversiaen el marco de la ejecución de un contrato deconcesión, en el que habitualmente se dictanactos administrativos, pero que influyen en eldesarrollo del contrato. ¿Cuál es su opinión alrespecto? ¿Debería permitirse que se sometanactos administrativos al control de árbitros?

GARRO: A mi juicio, el árbitro, en la medida en queestá facultado por una cláusula de arbitraje a expedirseacerca una determinada disputa, tiene el derecho y laobligación de expedirse sobre la validez o invalidez deun acto administrativo. No creo de ninguna maneraque exista una prohibición intrínseca a que el árbitrose pronuncie acerca de si esa actuación es válida. Sinembargo, reconozco que es un tema sumamentecontrovertido que ha llevado a decisionescontradictorias. Probablemente se mencione que en lalegislación peruana existen normas sobre arbitraje,además de la Ley General de Arbitraje, que disponenque ciertos tipos de cuestiones, tales como temaspresupuestarios, no pueden ser sometidas a arbitraje.

Creo que es una contradicción eso que puede surgir,por ejemplo, en la controversia clásica acerca de si losárbitros pueden pronunciarse acerca de cuestiones deconstitucionalidad. Yo estoy a favor de que se den alos árbitros esas facultades, porque si las partes vanpreocupadas ante los árbitros para un caso enparticular, que no necesariamente va a tener validezpara otros casos en el futuro, ni tampoco para terceros,ese árbitro tienen la obligación de ejecutar ese mandatoque le han dado las partes. Y por qué voy a excluir lacuestión relativa a la validez de un acto administrativo,si para poder dirimir la disputa es necesario saber deantemano si ese acto es válido o no. Yo creo que no essólo un derecho de los árbitros, sino una obligación

expedirse sobre dichos actos, en la medida en que enla cláusula arbitral se les otorgue dicha facultad. Nohay ninguna razón valedera para que no lo haga. Quesi es una cuestión de orden público, que si uno estáacostumbrado a que sean jueces de la nación los quedecidan esas cuestiones, yo estoy de acuerdo, pero estoimplica ir en contra de los propios principios del arbitrajeque es lo que estamos tratando de propugnar: hacerrealidad la voluntad de las partes.

9. En nuestro país para aquellos casos referidosal reconocimiento de laudos extranjeros sueleaplicarse la Convención sobre Reconocimientoy Ejecución de Sentencias ArbitralesExtranjeras (conocida como la Convención deNueva York de 1958). Sin embargo, tambiénha suscrito la Convención Interamericanasobre Arbitraje Comercial Internacional(conocida como la Convención de Panamá de1975), la misma que no suele ser utilizada. ¿Aqué atribuye usted este fenómeno?

SUAREZ: Es cierto que Perú, como la mayor parte depaíses de la región, es parte tanto de la Convenciónde Nueva York como de la ConvenciónInteramericana, y también es cierto que la normativaen materia de ejecución de laudos es idéntica tantoen una como en otra. Lo que me parece puede explicareste fenómeno es que, por razones de prácticaslegales y razones económicas, haya habido un mayornúmero de casos relacionados con laudos emitidosen países que no son de la continente. Un grannúmero de transacciones internacionales relacionadascon la región contienen pacto de arbitraje con sedeen París, Suiza o Londres, por ejemplo, lo cual implicalaudos que no están cubiertos por la ConvenciónInteramericana. De esta manera, creería que laexplicación acerca de la mayor utilización de laConvención de Nueva York tiene que ver con la mayorcobertura geográfica de esta Convención, con la sedesde arbitraje que suelen ser pactadas, y, finalmente,con el volumen de inversiones y transacciones deorigen no interamericano que se reciben en Perú y enla región. Es decir, hay más inversionistas franceses,españoles, ingleses o alemanes invirtiendo en grandesproyectos en Perú con cláusula de arbitrajeinternacional generalmente fijando la sede delprocedimiento en Europa, que inversores argentinoso ecuatorianos con vocación de pactar sede en BuenosAires o en Montevideo, por dar un ejemplo.

2 Inciso 4 del artículo 1 de la Ley General de Arbitraje. Ley 26572. Publicada con fecha 03 de enero de 1996 en el Diario Oficial “El Peruano”.

Page 227: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

249

Will

iam

E. K

ovac

icA

nton

io C

reus

Con motivo del seminario internacional“Institucionalidad y Políticas de LibreCompetencia” organizado por THEMIS y laMaestría de Derecho de la Empresa en mayode 2005, estos dos reconocidos juristasvisitaron nuestro país. Naturalmente, nopodíamos dejar pasar la oportunidad deentrevistarlos y escuchar sus opiniones respectode asuntos de interés nacional.

En las páginas siguientes el lector se encontrarácon respuestas tan interesantes comodiscordantes, que sin duda constituyen un granaporte para mantener vivo el debate sobrealgunos temas neurálgicos del Derecho a laLibre Competencia.

“EL DERECHO DE COMPETENCIATIENE QUE FORMAR PARTE DE LA CONSTITUCIÓN

ECONÓMICA DE UN ESTADO”*

Entrevista a William E. Kovacic** y Antonio Creus***

* Las preguntas de las entrevistas fueron elaboradas por Javier Calmell del Solar, ex Director de la Comisión de Financiamiento de THEMIS y OscarSúmar, Director de la Comisión de Contenido de THEMIS. La entrevista a William E. Kovacic fue realizada por Jimena Aliaga, miembro de laComisión de Contenido de THEMIS, quien a su vez tuvo a su cargo la traducción de la misma. La entrevista a Antonio Creus fue realizada porÓscar Súmar, Director de la Comisión de Contenido de THEMIS. Agradecemos al doctor Alejandro Falla, sin cuya ayuda hubiera sido imposiblela realización de las entrevistas.

** Profesor E. K. Gubin de Contratos de la facultad de Derecho de la Universidad George Washington. Ex asesor de la U.S. Federal Trade Commission.*** Profesor de la Maestría en Derecho de las Telecomunicaciones y Tecnología de la Información de la Universidad Carlos III de Madrid.

Entr

evis

ta

Page 228: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

250

1. ¿Qué sentido tiene aplicar Derecho de LibreCompetencia en un país como el Perú, en elque cerca del 80% de la economía es informal?¿Es el derecho de libre competencia unopensado exclusivamente para regular a lasgrandes compañías que dominan el mercadoo, como necesario desarrollo de la constitucióneconómica de un país, los principios de librecompetencia se deben integrar a toda laeconomía, como principios rectores?

KOVASIC: Creo que existe cada vez más evidencia quedemuestra que incluso en los países en los que unaparte significativa de la actividad comercial se da en elsector informal, las políticas de competencia puedenresultar ser muy beneficiosas. Así, pueden obtenersebeneficios de las políticas de eliminación de las prácticasrestrictivas, y de las que impone el Derecho, antes quecualquier entidad estatal, para desmantelar las barrerasde entrada al mercado. Un área particularmenteimportante en la que se han visto mejoras es larelacionada con los carteles internacionales. Hoy endía es más que conocido que algunos de los cartelesinternacionales más importantes, como el de lasvitaminas, literalmente operaban en todo el mundo, yera inusual encontrar un país que no fuera afectadocon las alzas de precios atribuidos a estos.

Pienso que una nación que cuenta con una política decompetencia tiene la capacidad de recuperarse de losdaños causados por ese tipo de comportamientopropio de un cartel internacional. El Derecho, creo yo,puede jugar un papel muy importante al asistir laconversión del sector informal al sector formalestipulando medidas que favorezcan la eliminación delas barreras artificiales a la participación en el mercado,apuntando a reducir las restricciones innecesarias quelas autoridades públicas imponen al conceder licenciasa las empresas nuevas que entran al mercado,eliminando normas artificiales sobre quién y quién nopuede participar en éste logrando, así, reducir losimpedimentos que los informales deben encarar paraformalizarse, en la medida que el Estado pueda llevara cabo tal conversión.

Esto aumenta la base imponible sobre la que elgobierno opera; hay muchas investigaciones, entre lasque lideran las realizadas por peruanos, quedemuestran que los informales pueden ser atraídos alsector formal hasta el punto que estos puedenbeneficiarse de la protección, de las estructuras legalesque promueven la inversión en bienes globales y de lainversión de capital a largo plazo que tiende a ser muyimportante para promover el crecimiento.

CREUS: Evidentemente, el Derecho de LibreCompetencia tiene grados y, por tanto, contestando

la primera parte, se puede aplicar perfectamentecuando hay empresas que no están en la superficie.Esto no es anormal, en muchos países se aplica sinque esté toda la economía visible de alguna manera y,por lo tanto, no debería ser un problema. Yo creo quemás bien la contestación está en la última parte, elDerecho de Competencia tiene que formar parte dela constitución económica de un Estado y es un pocoel equivalente, casi, a la democracia en el contextopolítico. Es decir, lo que nos dará la libre competenciaes un libre juego y que nadie intente distorsionar eljuego. Por lo tanto, no beneficia de alguna manera aunas empresas frente a otras, beneficia a todas, yperjudica a todas. Es decir, beneficiará a quien lo sepausar y perjudicará a quien no lo sepa usar. Entonces,perjudicará también a quien abuse o intente romperel sistema y sea denunciado, no le perjudicará si ésteconsigue que no le denuncien, pero en principio esparte de este sistema. Por lo tanto, son unas reglasmuy básicas. Tampoco hay que complicarse mucho, alfinal, si cogemos el sistema americano o europeo,encontraremos que hay unas tres o cuatro reglas dejuego básicas, no hay más. Luego, a partir de ahí,somos capaces de crear unas construcciones muyavanzadas, pero ahí es donde la gran construcciónavanzada debe ir acompasada con lo que sea laeconomía real de cada país.

2. En el Perú se sancionan los llamados «preciosabusivos», sin embargo, algunos creen que lalógica del mercado nos diría que si unaempresa pone precios abusivos, en realidad,esto haría que ingresen nuevos competidores,porque no se pondrían mantener dichosprecios, con lo cual, ya no existiría el propiomonopolio, lo que nos lleva a pensar en laconveniencia de que el Estado intervenga eneste caso en lugar de dejarlo simplemente a laregulación del mercado. ¿Cuál es su opiniónal respecto?

CREUS: Esta pregunta no es fácil. El precio abusivo comotal no me plantea a mí ningún problema en la medidaen que haya un mercado relativamente abierto quesuponga que, ante la imposición de tales precios, vayana entrar otros operadores al mercado. Por lo tanto, loque hay que examinar es no tanto si el precio es abusivosino si hay barreras de entrada al mercado, o barrerasde salida, es decir, barreras en definitiva, para entrar uoperar en el mercado. Si estas barreras existen tenemosun problema. Entonces, evidentemente hay que vercuales son esos precios y si son abusivos o no. Los preciosabusivos como tales pueden cuestionarse pero yo creoque dentro de unos marcos muy especiales.

Los precios abusivos también pueden ser significativossi es que estamos hablando de una infraestructura

Page 229: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

251

Will

iam

E. K

ovac

icA

nton

io C

reus

básica o esencial, lo que se llama una essential facility.Si estamos ante una essential facility y hay preciosabusivos, puede haber un problema económico y otrode competencia. Si no, si de lo que estamos hablandoes de que alguien se aprovecha y simplemente poneprecios muy altos y por esto se le condena, primerohabría que definir si está en una posición de dominioy si este precio abusivo representa un abuso y afectael mercado. Pero si no a lo que nos arriesgamos es acambiar el Derecho de Competencia por un Derechode control de precios y, evidentemente, el Derecho deCompetencia no es un Derecho de control de preciossino que es un Derecho, más bien, de control del juegode estructuras del mercado. Lo contrario sería pensar,precisamente, en contra de lo que propone lacompetencia, que es la intervención pública,continuada sobre los precios. No es esto lo deseado,sin embargo es cierto que en muchos países se hautilizado el Derecho de Competencia para controlarlos precios de forma que no suban mucho y semantengan hasta cierto punto estables.

3. En INDECOPI se cambian los precedentes deobservancia obligatoria cada vez que semodifica la composición de las Salas. En esesentido, ¿qué problemas puede acarrear lapoca estabilidad de los precedentes? Además,¿qué tan importantes son los nombramientos(y que permanezcan en sus puestos laspersonas nombradas) para el eficazfuncionamiento de este tipo de instituciones?

KOVASIC: Debemos tener en cuenta que muchossistemas de competencia evolucionan así como lo haceel aprendizaje académico y la teoría económica estatal,y es común que la doctrina de las políticas decompetencia cambien con el tiempo y ésta ha sidoprecisamente la característica de muchas jurisdicciones.Considero que lo fundamental es tomar en cuenta elproceso por el que los cambios se llevan a cabo y lasbases dadas para tal cambio.

Es un hecho que siempre habrá cambios. Las preguntascríticas a las que debemos avocarnos son: ¿por quéha habido cambios y cuál es el proceso que la autoridadde Competencia ha seguido para realizar talescambios? ¿Se buscó involucrar en la discusión públicaacerca de la viabilidad de los estándares existentes ysobre la necesidad de hacer ciertos tipos de ajustes aotras instituciones como las Universidades, al Colegiode Abogados o la comunidad comercial? ¿Se puededecir que en la comunidad existe un consenso sobrela sensatez del ajuste? Considero, de esta forma, queuno de los exámenes más importantes a realizarse esel cuestionamiento de cómo es que los cambios sedan, y si estos se han fundado sobre la base de ladiscusión y consulta pública.

Hay dos cambios que considero merecen una especialy continua atención: El primero es el cambio delestándar que prohibía ciertos tipos de acuerdosrestrictivos al considerárselos ilegales, es decir, per seviolatorios, haciéndolos (quizá el término sea relativo)estándares razonables. Considero que hay consensoen que algunas conductas como los carteles deproductores (verbigracia el de vitaminas) no tienennada de redimibles. Es decir, la sociedad no derivabeneficios de ellos y existen justificaciones muy sólidaspara tener un principio claro que no permite excusasen la mayoría de casos. Es por eso que pienso que unárea digna de observar es la consistencia con la quealgunos de los cambios han surgido para volversenormas y estándares globalmente aceptados.

El segundo es la forma en que se lidió con los preciosexcesivos. En muchas jurisdicciones se tienenestándares de abuso de dominio que derivan delartículo 82 del Tratado Constitutivo de la ComunidadEuropea, y se permite al agente de competenciacontrolar el precio excesivo impuesto por las firmasdominantes. La mayoría de jurisdicciones handescubierto que éste es un concepto extremadamentedifícil de aplicar en la práctica. Es por eso que piensoque debe haber una aproximación cuidadosa teniendoen cuenta esta experiencia y para reconocer lasdificultades severas que la Comisión Europea y susmiembros tuvieron que pasar al tratar de aplicar talestándar.

Por último quisiera hacer una sugerencia referida a lapublicidad comparativa. Considero que es posible verdesde la experiencia de otras jurisdicciones y deducirque en muchas de ellas obtuvieron beneficios realesal establecer que los productores haganrepresentaciones veraces de las características de susproductos. Los consumidores tienden a ser buenosdistinguiendo las aseveraciones que son claramentecuestión de opinión de las que están fundadas enhechos. Creo que se puede diferenciar una aseveraciónque dice “vendo la mejor taza de café del mundo” deotra que dice “tengo encuestas que muestran que lamayoría de consumidores piensan que sirvo la mejortaza de café”. La primera de éstas será tomada comouna opinión y el efecto esperado es: “prueba mi café,si no te gusta, no lo vuelvas a probar”; en cambio enel segundo caso aseguro que he llevado a cabo unainvestigación que demuestra que mi café es bebidopor la mayoría de consumidores. Los consumidores, ami parecer, pueden distinguir perfectamente ambos.

CREUS: En esta pregunta hay una parte que no voy apoder responder porque soy español, europeo y, porlo tanto, no voy a poder contestar sobre temasinternos, si bien puedo formarme yo mi propia opinión.Voy a contestar, más bien, con las cuestiones genéricas.

Page 230: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

252

En primer lugar, los cambios de precedentes. Implícitashay varias preguntas, primero, ¿los precedentes puedencambiar? No, los precedentes, creo que no debencambiar. ¿Los precedentes deben cambiar porquecambien los miembros de los tribunales? La respuestatambién es clara, no, no deben cambiar, deben ser unacosa que sobrepase la existencia de unas personasfísicas que desempeñan una función determinada. Losprecedentes están para crear una línea doctrinal, quemuestran donde tenemos que ir. Hay ejemplos desituaciones difíciles en las que se han cambiado losprecedentes. Creo que es difícil plantearse en ciertasoperaciones reglas de la razón. Aunque debemosadmitir que habrá ciertos conceptos donde habrá unaregla per se y en otros reglas de la razón. En una prácticacartelizadora, sin embargo, aplicar una regla de la razónno es algo que entienda desde mi filosofía,seguramente, me debe faltar algo, algún elemento,pero, como tal, no la entiendo.

Dicho esto, es cierto que ha habido un cambio enalgunas economías de reglas per se a reglas de la razón,pero sin duda en otros tipos de acuerdo, los que seanverticales o restricciones que tengan algún sentido másallá de lo económico, pero respecto a los cártelestradicionales nuestra legislación a utilizado la regla perse, en Europa y España, y no se nos ocurre cómo lopuedan cambiar. Por lo tanto, yo creo que es importantedecir que los precedentes no sólo pueden, sino quedeben cambiar, pero los cambios no deben iracompasados con los cambios de grupos quedesempeñan la competencia. Sí deben entrar nuevaspersonas, con nuevas teorías, pero no tendría porqueestar cambiando en un sistema de oscilación pendularo cuasi pendular que nos puede llevar a ciertas dudasacerca de cómo funcionan nuestros sistemas. Esto, enEuropa lo veríamos como una policitación de lainstitución: dependiendo a quien se nombra o no senombra hay cambios de precedentes. En cuanto alnombramiento, no conozco el sistema de nombramientode Perú en concreto, pero sé que por ejemplo en Españase está utilizando el nombramiento por el parlamento,es decir, que no sea el propio ejecutivo el que intervenga,sino que sea el legislativo (esto se hace además en Italia).Esto se hace para crear una cierta independencia yeliminar ciertos vaivenes de tipo personal. Por ejemplo,en España, hemos cambiado de gobierno pero elpresidente de la autoridad competente, que fuenombrado durante el anterior gobierno, sigue en sucargo, y lo mismo ocurrió con el anterior cambio degobierno: por muchos años tuvieron a un presidente dela autoridad competente, nombrado por gobiernodistinto; y no por ello ni es mejor ni es peor. Yo creoque, algunas veces, el gobierno no tiene por quéinmiscuirse en un tema tan importante como es lagestión de la actividad económica a través de la librecompetencia.

4. Posner, Bork y Sullivan al referirse al Derechoa la Libre Competencia establecen que siempreexiste una opción política para conducir laeconomía en una forma específica. ¿Cuálconsidera que debería ser la opción políticaadecuada para una economía incipiente comola nuestra?

KOVASIC: Considero que la opción política involucrael decidir la mezcla correcta de propiedad privada ypropiedad estatal que ha de existir en la economíanacional. Estas son las principales bases. Es una decisiónfundamental que todo país debe toma. En la mayoríade países las opciones no se reducen a tener 100% deuna y 0% de la otra. La mayoría de economías estánmezcladas hasta el punto que virtualmente en cadaeconomía existen empresas del Estado y se tiene a lavez algún nivel de iniciativa privada. La pregunta políticafundamental es cuál es la mezcla correcta aproximadade ambos. Si partimos de una experiencia comparativae histórica, tenemos por un lado sistemas de controlcentral dirigidos y por el otro los sistemasdescentralizados. Creo que existe bastante evidenciaque sugiere que el progreso hacia la descentralizaciónse da más que todo para aumentar la riqueza y eldesarrollo antes que confiar en un sistema de controlcentral dirigidos.

La estrategia que ha de seguirse como probablementela más eficiente es que antes de confiar en la propiedadestatal como mecanismo para lograr los fines debienestar social, es mejor confiar en las decisionesdescentralizadas hechas para la promoción de losobjetivos sociales al usar las políticas tributarias localeso nacionales para acumular rentas para programas debienestar social. De esta forma usar la propiedad estatalcomo mecanismo para lograr directamente los objetivosde bienestar social no sería la opción recomendable.Las políticas de competencia cumplen un rolimportantísimo al asegurar que se elija ladescentralización. Si el consenso político se muestrade acuerdo con esta opción, el mecanismo llega afuncionar más eficientemente ya que no esimportunado por intervenciones públicas ni privadas.

Creo que hay una consecuencia política importantede la descentralización puesto que las políticas decompetencia tienen el efecto de hacer más fácil a losindividuos el participar en el mercado. Esto logradesmantelar las innecesarias barreras públicas deentrada. Pueden obtenerse muchos beneficios sociales,lo que otra vez nos lleva a nuestra discusión sobre laformalidad en una pregunta anterior. Esta opción hacemás fácil que los individuos con habilidades puedanejercitarlas, y no sólo origina una fuente importantede la economía sino que también puede crear unambiente importante para el desempeño personal. Los

Page 231: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

253

Will

iam

E. K

ovac

icA

nton

io C

reus

países que ponen los menores obstáculos en el caminode aquellos que tienen habilidades para serdesarrolladas progresarán más que esos que no.

Parte de nuestra satisfacción personal como sereshumanos consiste en usar las habilidades que tenemos,incluyendo el trabajo. Considero que en partetrabajamos no sólo porque es una necesidad sinoporque tenemos rasgos de nuestra personalidad a losque el trabajo le da efectos pues permite satisfaceraltamente la creatividad. Un sistema económico quepermita que los individuos den la máxima expresión atales habilidades y capacidades probablemente, en unaforma personal y política, pueda contribuir aincrementar la satisfacción individual también. Así, eldecidirse por la descentralización, y por tener unsistema de políticas de competencia que reduzcan lasrestricciones de entrada al mercado y las restriccionesartificiales significa negarse a transmitir el siguientemensaje al individuo: “has de soportar un sinfín derequerimientos para obtener licencias y permisos”, y,por ende, optar por un proceso simple de incorporacióndel negocio. Esto no sólo es una buena oportunidadpara lograr los fines económicos importantes sino quetambién para mejorar la satisfacción de los ciudadanostambién a un nivel personal.

5. ¿Cuál es su opinión acerca de la implementaciónde un sistema de control de fusiones,considerando que éste es un sistema que sepresume costoso, la poca institucionalidad quesufre el Perú y el peligro de captura de empresaspor parte del Estado? Y, en todo caso, si seconsidera que debería haber un sistema decontrol de fusiones, este control, ¿debería serex post o ex ante?

KOVASIC: Yo soy de la opinión de que depende muchode cómo el control de concentración de fusiones esdiseñado. Considero que es muy importante que lospaíses de recursos limitados que están en las etapasiniciales de desarrollo de instituciones sólidas se cuidende tomar responsabilidades que excedan lascapacidades institucionales actualmente existentes.Tenemos la experiencia de un buen número de paísesen los que se comprobó que si ciertos tipos de fusionesson permitidas sin la supervisión de las autoridades decompetencia pueden tener efectos dañinos,especialmente en los mercados de servicios en los queel tráfico internacional no provee de límites, pudiendo,así, concentrarse toda la capacidad comercial de unmercado en particular en una sola empresa. Asítambién, cuando un Estado está en proceso deprivatización habrá beneficios en tanto la privatizaciónse de de tal forma que promueva la competencia, yque las firmas recientemente privatizadas no recreensimplemente la configuración de aquella empresa única

que prevaleció durante el período que el Estado fue elpropietario.

Creo también que ha de darse un ajustamiento a finde tener un sistema de control de fusiones, y no uncontrol de fusiones ex ante, centrado en la revisión delas fusiones que competitivamente resulten ser másserias. Eso significa que las revisiones no se darán enlos niveles bajos, es decir, se llevarán a cabo sólo cuandocon las transacciones se busque reducir el número departicipantes relevantes en el mercado de tres a dos, ode dos a uno. En pocas palabras, el mecanismo decontrol se ha de centrar en los niveles altos como es eldel monopolio o cuando se busque reducir a unmercado con tres firmas a uno con dos, como ya secomentó.

CREUS: Control de concentraciones: ¿sí o no? Yo nosoy quién para decirle a nadie si debe o no debe tenerlo,mas voy a dar elementos y claves para que la gentepiense al respecto, ésta es mi finalidad. Por lo tanto,vamos a abordar el tema, se dice que el Perú es unpaís muy pequeño, bueno, hay países mucho máspequeños que tienen control concentraciones.Entonces no veo por qué éste deba ser unimpedimento.

El costo del control de concentraciones tampoco tienepor qué ser muy alto pues se tiene que adaptar a larealidad de concentraciones a analizarse en cada país.Es decir, no se trata de crear una institución paraanalizar mil operaciones de concentración. No, enEspaña vemos cien al año y de las cuales el 90% sonen primera fase, es decir, un simple intercambio deinformación. ¿Qué hay destinado al control deconcentraciones? En España debe haber unos seis osiete funcionarios dedicados a llevar los procedimientosen primera fase y unas tres o cuatro a nivel de Tribunal.Así, estamos hablando de trece o catorce funcionariospara un país con una economía, a lo mejor, distinta ala peruana. Si hiciéramos una regla de tres, noestaríamos hablando de muchos más funcionarios paragestionar un control de concentraciones aquí. Pero,pueden haber otros problemas y es el tema depolitización del control de concentraciones, pero ésteno es un tema de este país, ni de cualquier otro enparticular; lo es en Estados Unidos, lo es en Europa, loes en España, en Italia, en Alemania y en todos lospaíses. Tiene, pues, una connotación económica muyfuerte.

El siguiente tema era el control ex post o ex ante. Elcontrol ex post no sirve, no es control de acuerdo a lasreglas de Libre Competencia. Si voy a hacer un control,tendría que ser ex ante y por lo tanto, tiene que salvarde alguna manera este obstáculo a la competencia.Entonces, creo que claramente el control tiene que ser

Page 232: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

254

ex ante. El ex post no ha funcionado en casi ningúnpaís: ocurre que es muy difícil deshacer lo que ya estáhecho. Es decir, si el control ocurre ex post, ya se haproducido la concentración y después es muy complejodeshacerla, casi raspando lo imposible. Los conceptos,respecto de la concentración, tienen que ser abiertos,sencillos, fáciles de aplicar –sobre todo fáciles deaplicar– más que correctos jurídica o técnicamente.Entonces, si se hacen fáciles, se adecua uno a losmercados. Ahí tenemos una virtud. Por lo que oídorespecto del Perú, como integrante de la comunidadandina, ya empieza a ser un poco grande, entonceshay que empezar a pensar dónde colocamos el controlde concentraciones. En Europa, el control deconcentraciones no empezó por España, ni por Francia,ni por Italia, empezó a nivel de la Comunidad Europeay, luego, unos años más tarde, lo implementamos haciaabajo. Entonces, quizá es un ejemplo a estudiar, yo nodigo que sea “a seguir”, digo “a estudiar”.

La regla de la razón es una regla necesaria, sobre todo,donde existe algo que ustedes aquí no tienen, peroque en Europa la tenemos, que es la aplicación judicialdel Derecho de Competencia. En ésta, el juez tieneque ver cuáles son los hechos que se han presentado yéstos deben tener alguna racionalidad. Yo creo quepueden convivir ambas reglas dependiendo de lassituaciones. Podemos pensar que hay cosas que sonper se prohibidas y algunas donde es aplicable la reglade la razón, yo siempre lo he entendido así, no creoque sea lo uno o lo otro, creo que hay posibilidades detener las dos. Ahí donde estén involucrados asuntosrelativos a precios, intercambio de información y controlde territorios, creo que siempre será aplicable una reglaper se y la regla de la razón estará restringida a lasoperaciones cuya validez dependa de la racionalidadque haya detrás de ella.

6. ¿Están el derecho a la Libre Competencia y laCompetencia Desleal relacionados de algunaforma?

KOVASIC: Creo que existe un vínculo importante entrelas dos áreas pues a veces al hablar de la competenciadesleal o injusta nos referimos a una forma deprotección al consumidor. Así, creo que uno de losnexos más importantes entre ellos es que los principiosde las normas sobre competencia y la especial atenciónque prestan al establecimiento de medidas en pro deuna mejor situación de los consumidores son una formade imponer disciplina en el desarrollo de los principiosde la competencia desleal. Creo que existen instanciasen las que mediante un estudio comparativo puede

demostrarse que los principios y conceptosdesarrollados en las normas de competenciaconstituyen un armazón importante y, además,estipulan los principios para el entendimiento de lamejor forma de aplicación de las medidas decompetencia desleal.

Un gran número de jurisdicciones tienen contenidos ensus leyes de competencia ambos tipos de medidas y esfrecuente que se le asigne a una sola institución laresponsabilidad del enforcement de ambos. Sobre labase de esa experiencia, creo que pueden sercompatibles, armónicos. Sin embargo, desde laperspectiva analítica que nos presentan las normas decompetencia, los elementos de tales normas de DerechoAdministrativo tienden a ser muy estrictos en lainterpretación de lo que constituye competencia desleal.

7. ¿Se debe implementar un sistema de ejecuciónpública o privada del Derecho a la Competencia?

KOVASIC: Creo que ambos cumplen un rol valioso. Estees uno de los casos en los que ha de tenerse en cuentael diseño institucional y no puede soslayarse que ladecisión de cómo diseñar una institución es muyimportante. El sistema de enforcement privado delDerecho depende en gran parte de la fuerza y lascualidades de los tribunales. La decisión de procedercon un sistema privado de enforcement hace suponerbásicamente que el sistema judicial ha logrado un nivelesencial de calidad, confiabilidad, honestidad y eficiencia.Si tal presupuesto es incorrecto, el enforcement privadono será exitoso. Por eso una de las preguntas claves es:¿está el Poder Judicial preparado para esto? El que hayauna respuesta positiva es una condición esencial paratener los derechos de acción privada1.

Otra pregunta es la forma en la que los derechosprivados han de ser diseñados. Los Estados Unidostienen mucha experiencia con los derechos de acciónprivada y creo que las jurisdicciones que estánconsiderando esta posibilidad pueden aprender muchodel estudio de la experiencia de ese país y otros paísesque se decidieron por ellos. Es posible tambiénidentificar problemas o debilidades en el sistemaamericano y evitarlos. No hay necesidad, por ejemplo,de normar que todos los daños deben ser multiplicadospor tres. Una jurisdicción puede elegir otro tipo demedidas al decidir cómo hacerlo.

De ahí que crea que el enforcement privado puedejugar un rol útil pero para esto el país necesita tenerconfianza en que su sistema judicial puede trabajar

1 Nota del Traductor: el término usado por el Profesor Kovacic fue “private rights of action”. Según el diccionario jurídico Black’s la denominada“private action” es toda pretensión llevada a los tribunales por un privado para la ejecución o protección de un derecho civil o privado.

Page 233: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

255

Will

iam

E. K

ovac

icA

nton

io C

reus

eficientemente, y debe estudiar muy cuidadosamentelo que otras jurisdicciones han hecho porque son esosexperimentos los que pueden informar a un país cómoes que deben llevar a cabo los programas.

CREUS: En cuanto a la ejecución privada del Derechode la Competencia, llevo ocho años escribiendo a favorde ello. En España estamos modificando la ley en esesentido. A nivel comunitario se ha modificado hace unaño y ya se está aplicando. Yo creo que es básico yfundamental. Esto por cuanto descarga al órganopúblico de una serie de temas y se puede plantear aniveles paralelos. Además, da a las empresas laposibilidad de poder ejecutar ante la jurisdicción quecorresponda lo que sea el Derecho de Competencia.Me parece indispensable y me cuesta entender elDerecho de la Competencia sin esta posibilidad,porque, sin ésta, el particular siempre quedadependiendo de un órgano administrativo y si alguienquiere preguntar cuánto se paga por daños y perjuicios,por ejemplo, en un cartel, cuando no hay esteenforcement privado, pues el monto es bajísimo.Entonces, es necesario contar con este sistema siqueremos contar con un Derecho de la Competenciafuerte y serio.

8. En caso sea pública la ejecución ¿se deberíadejar a la administración o se debería ser unsistema apoyado en el Poder Judicial y teneral INDECOPI como una especie de fiscal quesolo se encargue de la “acusación” y laboresde investigación?

KOVASIC: Creo que el modelo que mejor funciona enlos sistemas que están todavía en las décadas inicialesdel establecimiento de nuevos programas es el deestablecer una revisión que han de llevarse a cabo porlas cortes de apelación de mayor grado del país. Estoes, confiar en las decisiones administrativas, es decir,la presentación y evaluación de evidencia ha de hacerseante un Tribunal Administrativo, y contar a la vez conuna posterior revisión de un tribunal superior paraasegurar que el tribunal administrativo haya actuadocorrectamente. Como tribunal superior puede tenerseal sistema existente de apelación de los tribunales dela jurisdicción o a cámaras especiales como las creadasen otros países para lidiar con los problemas quepuedan surgir respecto de las políticas de competencia,o también pueden ser tribunales creadosexclusivamente para ver cuestiones de políticas decompetencia.

La principal razón por la que prefiero el mecanismoadministrativo es que creo que de esta forma hay unamayor probabilidad de desarrollar un cuerpo coherentede políticas y doctrina sobre todo en las jurisdiccionesen las que existen grandes dudas respecto de la calidad

de los tribunales, especialmente aquellos de primerainstancia. Creo que esta es una razón bastante fuertecomo para tener una administración experta cuyafunción sea ser el principal vehículo para la soluciónde los casos.

CREUS: Ésta es una pregunta muy compleja. Primero,si yo creo que debe haber ejecución privada delDerecho de la Competencia, me preocupa un pocomenos que esté en manos del ejecutivo la eficaciapública del Derecho de la Competencia, porque en lamedida en que tenga un remedio privado, ya sea quese trate de una empresa o un interesado, podré acudiral remedio privado, es decir podré acudir a lostribunales y ejercitar y hacer valer mis derechos. Porlo tanto, de ahí a que la entidad pública no quierahacer valer mis derechos o quiera darle influenciapolítica, no me va a afectar, ya que ésta incurre enresponsabilidad.

Dicho esto, está la otra pregunta, es decir,pongámonos en el caso en que no hubiera un sistemade ejecución privada, y sólo dependiéramos delpúblico y, por lo tanto, sea para nosotros másrelevante qué tipo de ejecución pública tengamos.En este caso, yo creo que lo que me interesaría, sobretodo, es que tuviera independencia, no tanto en lafase de instrucción, sino en la de resolución. En algúnmomento, había pensado que hubiera un tribunal,no administrativo, sino jurisdiccional, como tienenalgunos países, y sea éste quien resuelva y la autoridadadministrativa actúe como corrector del caso, fiscal,investigador o acusador. Pero, nuevamente, nosencontraremos aquí con que el problema no loacabamos de salvar, porque se plantea el dilema dequé pasa si la autoridad pública no quiere llevar elcaso. Entonces, si no lo quiere llevar, necesitamos,nuevamente, la acción privada. Por mucho quequeramos solucionar los problemas de la ejecuciónpública, si no tenemos la acción privada estamossiempre muy mal. Lo importante es tener la acciónprivada. La cuestión es compleja, lo importante esdeterminar primero lo privado y luego entrar a analizarque parte del sector público es quien va a analizar loscasos.

9. Suponiendo que la ejecución privada esescogida, ¿cuáles son las desventajas de estadecisión?

KOVASIC: La desventaja más saltante es que el paíspierde la habilidad de tratar de formular políticascoherentes o de establecer una sola política que esestablecida a un nivel nacional. La descentralizaciónbásicamente le quita a la autoridad nacional elmonopolio que tiene sobre la creación de políticas.Los privados pueden usar teorías con las que el

Page 234: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

256

gobierno no siempre coincidirá para sustentar ciertoscasos por lo que pueden generarse costos por taldiscrepancia.

Una postura intermedia se daría si se permite que losderechos de acción privada estén limitados inicialmente

a los comportamientos más dañinos. El país podríaempezar estableciendo los derechos de acción privadapara cubrir los daños impuestos por los carteles y luegoexpandirlo a otras áreas. Así tenemos que es posiblecrear derechos de acción privada concentrándolos entipos específicos de comportamiento.

Page 235: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

257* La presente Mesa Redonda estuvo a cargo de Carmen María Accinelli, Luis Miguel Velarde, miembros de la Comisión de Contenido, y Oscar

Súmar, Director de la Comisión de Contenido.

Mes

a Re

dond

a

REGIONALIZACIÓN Y DESCENTRALIZACIÓN*

Efraín Gonzales de Olarte

Vicerrector Administrativo y Jefe del Departamento de Economía de laPontificia Universidad Católica del Perú. Miembro del Instituto de EstudiosPeruanos. Autor de diversos libros acerca de descentralización ydesarrollo económico.

Francisco Morales Bermúdez

Ex presidente de la República del Perú.

Yehude Simons

Presidente de la Región Lambayeque.

Luis Thais

Presidente del Consejo Nacional de Descentralización.

Page 236: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

258

Nuestro país atraviesa un proceso de Descentralizacióniniciado ya hace algunos años, el mismo que aún noha podido ser implementado completamente y, porende, no ha producido los beneficios esperados. Enaras de complementar el proceso antes referido, se hallevado a cabo un referéndum para evaluar laposibilidad de instaurar una Regionalización, la cualbrindaría cierta autonomía, independencia y poder alas regiones, a fin de que puedan desarrollarse de unamanera más equitativa, dejando de lado el centralismoimperante en nuestro país.

Tomando en cuenta la relevancia de dicho proceso enel desarrollo de nuestro país, THEMIS ha consideradode vital importancia compartir la opinión de distintosespecialistas en la materia, y personas involucradasdirectamente con el proceso de regionalización, loscuales, desde un enfoque multidisciplinario, abordanlos puntos fundamentales de dicho proceso, a fin decoadyuvar al mayor entendimiento de esta iniciativa ybrindar un aporte para su implementación1.

1. Con el transcurso del tiempo, hemos podidoapreciar el constante desarrollo producido enla ciudad de Lima, situación que se ha vistoreflejada en aspectos como el progreso de laindustria, el incremento del número de puestosde trabajo, entre otros. Asimismo, apreciamosuna fuerte visión centralista y etnocentrista porparte de los miembros de la población y losdistintos gobernantes de turno, quienes nohan sido capaces de implantar acertadaspolíticas de Descentralización.

Estos acontecimientos han creado una fuertedependencia e inferioridad de las regiones respectode la ciudad de Lima2, situación que se ha vistofortalecida a lo largo del tiempo. ¿Cómo cree quese llegó a dicha situación y cuáles fueron lasprincipales causas? ¿En qué se relacionan dichadependencia e inferioridad con el proceso deDescentralización?

GONZALES DE OLARTE: Lo de inferioridad es másuna percepción que algo concreto. Lo cierto es que enLima se ha concentrado la economía –producción,comercio, empleo y finanzas– y la ha convertido enun “centro muy fuerte” que, como en la teoría de lagravedad, tiene una fuerza de atracción muy grande,lo que inhibe el desarrollo relativamente mayor de otroscentros secundarios, es decir, de otras ciudades como

Arequipa, Chiclayo o Trujillo. El origen de este centroestá básicamente en el modelo primario exportador ysemi-industrial que tuvimos durante los cuarenta añosposteriores a la segunda guerra mundial, que generóun proceso de migración del resto del país hacia Lima,precisamente por sus atractivos económicos,educativos y de bienestar. Durante el Gobierno deFujimori, que re-primarizó la economía y diezmó laindustria, sobre todo provinciana, se dio un procesode re-centralización económica debido al cambio departe del modelo económico, que viró hacia unoprimario-exportador y de servicios, cuya principalcaracterística es la de haber reducido las interrelacionesentre Lima y el resto de regiones, no sólo porque laproducción industrial fue reemplazada por mayorproducción de servicios, sino porque los productosindustriales se importaron masivamente, apoyados porla liberalización del comercio y la abundancia de dólaresbaratos. El efecto de este proceso ha sido letal para elempleo, pues no sólo ha cambiado sus determinantes,sino que las mayores importaciones generanrelativamente más empleo en el exterior que en lasregiones. Así, actualmente la concentración económicade Lima es un poco más fuerte que antes, pero sobretodo su interrelación con otras regiones se hadebilitado.

MORALES BERMÚDEZ: Podemos señalar que elcentralismo ha sido un vicio histórico de nuestraorganización política. Por contraste, se ha apoyadomucho en el caciquismo y gamonalismo regionales detendencia federalista. Pero los federalistas noexpresaban un anhelo popular y los partidos políticosno sintieron la urgencia de terminar con el centralismo.Los ensayos de Descentralización en la historiarepublicana han adolecido del vicio original derepresentar una concepción semi-centralista. A losumo, han llegado a determinados niveles dedesconcentración administrativa.

Los partidos y los líderes han optado varias veces latesis de la Descentralización, muchas veces poroportunismo político, pero cuando han tratado deaplicarla no han sabido ni han podido moverse fueradel concepto centralista.

La Descentralización llevada con eficacia es el mejormedio que permitirá el desarrollo de las diferenteszonas del país, lo cual requiere recursos y voluntadpolítica para alcanzar resultados en un proceso demediano a largo plazo.

1 Las preguntas de la presente Mesa Redonda fueron absueltas previamente a la realización del referéndum para la conformación de las regionesefectuado el 30 de octubre de 2005, salvo la última pregunta, la misma que se planteó luego de conocer los resultados.

2 “Ponemos especial relieve en presentar la gran concentración de recursos y posibilidades de la “Gran Lima” versus el estancamiento de recursosde las provincias que constituyen el “Perú profundo”. CENTRO DE ESTUDIOS DEL DESARROLLO. “La crítica del centralismo y la cuestiónregional”. Lima: Centro de documentación e información andina. 1984. p. 62.

Page 237: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

259

SIMONS: La centralización como razón principal delos problemas peruanos es un punto común de todoslos analistas que han tenido que ver con nuestrahistoria.

Desde Mayo de 1821, es decir, dos meses antes a laDeclaración de Independencia, se advertía la necesidadde hacer una “distribución conveniente de las riquezasen todas las ramas haciendo discreta combinación”3.La macrocefalia capitalina orientó siempre la ubicaciónde recursos y de expectativas hacia el centro, en unflujo constante que culminó deformando totalmentea Lima, al extremo que la ha convertido en una antítesiscívica y, en la actualidad, por efectos de la alta presiónsocial, ha generado estados intermedios a través deuna atomización con la emergencia de los conos,constituidos en grandes enclaves socioeconómicos deinsospechadas capacidades.

La ubicación de posibilidades de aprendizaje y negocioen la capital despobló, asimismo, al resto del Perú y, almismo tiempo, subjetivizó el tema, haciendo que loshabitantes circunstanciales o coyunturales de Lima sedesprendan avergonzados de sus costumbres y modosdel interior y produzcan una forma cultural que sedistinga luego por la informalidad y el acomodo, porla falta de respeto a las leyes y por la improvisación.Ahora y por mucho tiempo, los modos aislados y faltosde toda ética se han consolidado en una culturallamada “chicha” que ha logrado escalar posiciones yasentarse firmemente, devorando por completo al“centrum” capitalino y amenazando con cercartotalmente al enclave limeñisimo que conformansolamente algunos distritos: San Isidro, San Borja,Miraflores y otros. En ellos es en donde se refugian losúltimos rezagos de la capital, además del perímetroque rodea la Plaza de Armas, frente a Palacio deGobierno.

Así, la superioridad objetiva de Lima sobre el resto delPerú, por contar con las armas de recursos yposibilidades, se dio la mano con la superioridadsubjetiva, aquella “que se cree” o “asume limeñismo”,provocando un fenómeno de absorción que haterminado por complicar el panorama capitalino conuna explosión demográfica totalmente desordenadae imposible de manejar.

Ahora que se habla con fuerza del proceso deDescentralización se procura, con emergencia,distribuir facultades y competencias y lograr que elfenómeno revierta, esto es, que los flujos de

concentración varíen su orientación convirtiéndose enflujos de dispersión. Este proceso tiene que ser de largoaliento pero no debe tener pausa alguna en sudesarrollo. “Salvar a Lima” es también una de lasjustificaciones para impulsar la desconcentración.Igualmente, la conveniente distribución de recursos yde oportunidades en todo el territorio patrio refuerzala identidad nacional y garantiza el proceso de inclusión,debido a que al acercar la gestión gubernativa a losciudadanos, las oportunidades para que todos participenconscientemente del tema llamado “gestión pública”se incrementan tremendamente.

THAIS: Esto es un proceso histórico que discurre a lolargo de 184 años de vida republicana y que el actualproceso de descentralización iniciado en el 2002 tratade enmendar por vez primera en nuestra historia.

2. ¿Cuáles deberían ser los objetivos de laDescentralización? ¿Por qué debemos darleimportancia a la Descentralización comoproceso tendiente a lograr el desarrollo del país?

GONZALES DE OLARTE: La Descentralización estatales un medio para lograr dos objetivos:

1. La desconcentración del poder del Gobierno Centralhacia los Gobiernos sub-nacionales. La centralizaciónpolítica o estatal ha sido un problema que haimpedido una mejor participación y gestión delEstado, generando desigualdad de acceso a lasoportunidades que brinda el Estado en temas comola provisión de servicios públicos y la administracióndel desarrollo.

2. La Descentralización fiscal, como medio parapermitir que los Gobiernos satisfagan los pedidosy necesidades de la población de una maneraequitativa y sin importar donde se encuentra unapersona. Actualmente, si uno vive en la sierra enuna comunidad campesina a más de 3000 metrossobre el nivel del mar, las probabilidades de que elEstado le suministre educación, salud einfraestructura son mucho menores que si vive enuna ciudad o en Lima.

El desarrollo económico del país, definido como eldesarrollo de todas sus regiones y localidades a unmismo compás, es una tarea que va más allá de la actualDescentralización y Regionalización. El desarrollodepende de mayores inversiones, más empleo y másingresos en todos los confines del país y ello no depende M

esa

Redo

nda

3 La Real Orden del 31 de mayo de 1821, señala el último intento de España por adoptar su organización a los nuevos tiempos. En dicha RealOrden se propugna la organización de juntas encargadas de un plan de división política del territorio, teniendo presente: primero, los límitesnaturales (ríos, montañas, etcétera); segundo, que haya proporción en la extensión y las distancias; tercero, que se distribuyan equitativamentelas riquezas en todas las ramas, haciendo discreta combinación.

Page 238: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

260

sólo de la descentralización estatal, en realidad dependemas bien de la descentralización del sector privado y dela descentralización de las capacidades humanas, quehoy se centralizan en Lima y en las grandes ciudades.

MORALES BERMÚDEZ: La finalidad de la Des-centralización es la ruptura del centralismo, cediendopoder. El proceso de Descentralización debe abarcarlos aspectos político, económico, social y administrativo.

Considero que los objetivos generales de laDescentralización son:

1. Lograr el desarrollo integral, armónico y sostenidodel Perú. Al desarrollar las partes, el todo tambiénse desarrolla. Este es el objetivo principal.

2. Crear mercados donde no existen y ampliarlosdonde son reducidos.

3. Reducir las migraciones del campo a la ciudad.

La Descentralización es hoy el instrumento másimportante para lograr el desarrollo de un país con lascaracterísticas del Perú: de geografía variada y difícil,pluricultural, pluriétnico y con grandes vacíos de lapresencia del Estado en el interior del país.

SIMONS: Ya hemos expresado que la Descentralizacióngarantiza la aplicación de una verdadera democracia enel territorio de la patria. Al manejarse con criteriosinclusivos y de plena transparencia, el mando en la gestióntiende a ser compartido, en programación y enresponsabilidades, garantizando la co-responsabilidad enel manejo del Estado y el reconocimiento de ese Estadocomo un ente dentro del cual todos interactuamos. Asílograremos generar el círculo perfecto que encierre a lageneración de riqueza, la contribución impositiva y laaplicación del fondo común y público en proyectosbeneficiosos para todo el grupo, como pilares de laconvivencia ciudadana. Esta situación en un entornogeneral de transparencia y práctica en valores configurael ideal que justifica la existencia del mismo Estado ygarantiza su permanencia en el espacio y en el tiempo,evitando que la quiebra de todos los conceptos terminecon un proceso de dispersión y extravío de la patria.

La Descentralización por ello es urgente. Aquella justificala declaración unitaria del Perú constituido y sus objetivosno deben quedar limitados a la redistribución de

competencia y recursos, sino que debe comprender unfuerte proceso de identidad que permita alimentarautonomías sin descuidar la integridad nacional.

THAIS: Es la única manera de lograr un sano equilibrioentre las regiones del país. Primero, acabando con elcentralismo limeño, demanda reclamada por muchosdesde la década de 1920 y plasmada por este gobiernocomo una política de estado. Segundo, conformandoregiones para que el país tenga mayores oportunidadesde crecimiento y auténtico desarrollo. Y, tercero, creandolas condiciones para un nuevo ordenamiento territorialde la sociedad nacional, un nuevo mapa del Perú, conel fin de construir un Perú moderno y desarrollado.

3. La gestión y políticas regionales se rigen poruna serie de principios establecidos en la LeyOrgánica de Gobiernos Regionales y la Ley deBases de la Descentralización, entre los que seencuentran los principios de Subsidiariedad eIntegración4. ¿Considera que se estáncumpliendo dichos principios? En general, ¿quéopinión le merece la manera como se estáefectuando el proceso de Descentralización yqué puntos considera podrían modificarse?

GONZALES DE OLARTE: El proceso de Descentralizaciónapenas está empezando, en consecuencia aún no sepuede evaluar si se están cumpliendo estos principios.Todavía falta que se apruebe la Ley de Competencias delGobierno Central, que se transfieran las competencias ofunciones a los Gobiernos Regionales y Locales que laLey de Descentralización y las leyes de Regionalización yde Municipalidades contemplan, y que se transfieran losrecursos o las capacidades para generar los mismos a losGobiernos sub-nacionales.

Para mi gusto, la Descentralización se está haciendo ala peruana, es decir, con una gran dosis devoluntarismo, con improvisación y de manera pocoinformada. Imagínese que justo cuando se necesita lamayor información sobre todos los confines del Perú,el Instituto Nacional de Estadística e Informática dejade producir estadística económica por departamentosy hace un censo por demás deficiente para poder dara los Gobiernos Regionales y Locales la informaciónbásica para orientar sus acciones.

Creo que la carencia más importante es no tener unaestrategia de Descentralización, Regionalización y

4 Ley Orgánica de Gobiernos Regionales. Ley 27867, publicada con fecha 18 de noviembre de 2002. “Artículo Octavo: 10. (...) Subsidiariedad:(...) El Gobierno Nacional no debe asumir competencias que pueden ser cumplidas eficientemente por los Gobiernos Regionales y éstos, a su vez,no deben involucrarse en realizar acciones que pueden ser ejecutadas eficientemente por los Gobiernos Locales, evitando la duplicidad defunciones”.14. Integración: (...) La gestión regional es parte de la gestión pública del Estado, lo cual implica el redimensionamiento gradual del GobiernoNacional; la transferencia continua de competencias y funciones a los Gobiernos Regionales y Locales, fortaleciendo sus capacidades eincrementando recursos; el respeto en materia de competencias constitucionales y exclusivas (...)”.

Page 239: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

261

desarrollo. Los componentes de un proceso deDescentralización, como son la parte político-legal, fiscal,administrativa y económica, están entremezclados, notienen plazos y no se sabe cómo se integrarán. Es,obviamente, una Descentralización a la peruana.

MORALES BERMÚDEZ: El proceso de Descentralizacióndebe realizarse en forma progresiva más que en formaacelerada, debiendo cubrir varios períodos de Gobierno,de modo de cimentar cada paso y aspecto principal delproceso.

Uno de los aspectos más importantes a considerar esque en nuestro país no hay conciencia regional, sinomás bien una fuerte conciencia departamental. LaRegionalización no es ni debe ser la finalidad delproceso, sino la Descentralización. La Regionalizaciónbien llevada y con metas claramente establecidas,puede ser un procedimiento para descentralizar.

A nuestro modo de ver, debió en una primera fasecimentarse la Descentralización por departamentos,para pasar en una segunda fase a la Regionalizaciónbien estudiada y de acuerdo también con laspreferencias de los pueblos respectivos.

Más que puntos a modificar hay que contemplar unareorientación del proceso, el cual también adolece de unanecesaria acción pedagógica y de una adecuada difusión.

Considero que los principios de Subsidiaridad eIntegración se vienen cumpliendo débilmente y enforma desordenada porque no guardan relación en suejecución con el principio de Gradualidad (adecuada yclara asignación de competencias y transferencias derecursos del Gobierno Nacional hacia los GobiernosRegionales y Locales, evitando la duplicidad).

SIMONS: La Descentralización es un proceso de largoaliento. No existe la posibilidad de que un país seacueste centralista y se levante al día siguientedescentralizado, ni siquiera por procesos compulsivosy dictatoriales, pues la actuación de los ciudadanos estáimpregnada de una manera “centralista” o“descentralista”, y ello no se puede modificar fijandouna legislación aparente. Esto significa que los mismosprincipios que sustentan un proceso descentralizadorno puedan ser aplicados de inmediato, sino queresultan objeto de un aprendizaje. Por ejemplo, el temade la Subsidiariedad. La misma es imposible decumplir pues aún no se han distribuido las fuentes derecursos. Además, la tendencia asistencialista del Estadoperuano a lo largo de 180 años ha fijado en el

entendimiento común la idea de que mientras más altosea el nivel de Gobierno, tenga mayor cantidad derecursos y las expectativas de solución, grandementeinsatisfechas, se dirijan equívocamente a la fuente queno corresponde, ello se convertirá en un asunto declientela política y de manejo interesado de la demandasocial. Ello superpone y confunde acciones, y no seconsigue una exacta coordinación escalonada ni seactúa en concordancia con la tecnopolítica, sino másbien en directa intención del provecho partidario opersonal.

En el caso de la transferencia de competencias yfunciones, la misma tropieza con una normativaestrecha que impide contar en los nuevos niveles conla infraestructura necesaria para asumir los cambios.No existe forma de insertar en la Administración losrecursos humanos imprescindibles y adecuados parael manejo moderno de la gestión. Tampoco se puedeequipar convenientemente los despachos gubernativosgracias a las normas de austeridad fiscal. De esta forma,la transferencia corre el riesgo de fracasar ya que, alno encontrar una correcta atención a sus expectativas,la ciudadanía entenderá como indebida a laDescentralización y justificará el retorno o lasubsistencia del centralismo en el País.

Considero que se precisa una exigencia de capacitaciónen la gestión pública que vaya más allá de los círculoslaborales del Estado en todos sus niveles y quecomprenda, urgente y obligadamente, a quienespostulan un cargo que resulte fruto del voto mayoritariopara su ejercicio.

THAIS: La descentralización y la conformación deregiones es un proceso de muchos años, necesario paraconsolidarse. Desde hace tres años se están cumpliendoestos principios.

Poco a poco está en marcha una serie de cambios,actividades y transferencias. Por lo pronto existe enfuncionamiento un nuevo orden conformado por tresgrandes estamentos: el gobierno nacional, el gobiernoregional y el gobierno local.

4. Se ha dicho que uno de los “pasos” en el procesode Descentralización es la creación demacroregiones5 6; no obstante, hay quienessostienen que ella solo traerá la creación deeconomías de escala y la “SimplificaciónAdministrativa”. En su opinión, ¿cómo y en quémedida contribuirá la creación de macroregionesal proceso de Descentralización?

Mes

a Re

dond

a

5 Mediante el referéndum que se llevó a cabo el 30 octubre del presente año.6 THAIS, Luis. “La Descentralización”. En: Enfoque Derecho 41. 2005. p. 13.

Page 240: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

262

Específicamente, respecto al modo como seestá llevando a cabo la Regionalización, ¿leparece válido crear una serie de incentivos7

para que se creen regiones, teniendo encuenta que esto está siendo sometido areferéndum? Adicionalmente, parecenhaberse dejado de lado temas tan sencilloscomo la determinación de la sede de lamacroregión que se constituya, entre otros.¿Qué opinión le merece esto?

GONZALES DE OLARTE: Las macroregiones no sóloson necesarias porque permiten obtener economías deescala, que en un país con las carencias del Perú, es unfactor nada desechable. La característica más importantede una macroregión es la de constituir una economíaregional, es decir, un mercado territorialmenteorganizado e integrado en torno a una o varias ciudadeseje que funciona con relativa autonomía de otrasregiones contiguas, entre otras razones por las distanciasy los costos de transporte. Si existe una economíaregional, entonces habrá Sociedad regional; si es así,será posible conformar más fácilmente los distintosniveles de Gobierno y la gobernabilidad descentralizadaserá más sencilla. Si la Descentralización yRegionalización no logran consolidar Sociedadesregionales, allá donde existen, o crearlas donde noexisten, las posibilidades del desarrollo regional o localdescentralizado serán menores.

El ofrecimiento de incentivos se dio debido a que elproceso de Descentralización, en su apresuramiento,se inició con la elección de Gobiernos Regionales sinmacroregiones constituidas, es decir, se puso los bueyesdetrás de la carreta y ahora, para ponerlos adelante,se requiere de estos incentivos, los cuales ayudan adefinir el perfil de instrumentos fiscales, financieros einstitucionales con los que deberán contar todasaquellas regiones integradas.

La sede de la región es la trampa que podría impedir laintegración de regiones, simplemente por la idea deque donde está la capital está el poder –lo queconstituye una contradicción con el espíritudescentralista–. En verdad, es necesario distinguir lasede administrativa y de gestión, que debe quedarseen un lugar fijo para facilitar la administración, de lasede política (el lugar donde se toman las decisionesimportantes), que puede ser rotativa.

MORALES BERMÚDEZ: Debemos partir de lo impropiode la nomenclatura que se ha empleado y no corregidoen el proceso, lo cual trae confusiones de fondo. Aclaro:los actuales departamentos no son regiones y las

llamadas macroregiones deberían ser las regiones. Porello, deberíamos hablar de integración de losdepartamentos en regiones. En mi opinión, la creaciónde macroregiones (regiones) es apresurada cuandotodavía no se ha consolidado la Descentralización en lasregiones (departamentos) ni se ha podido lograr unamotivación psicológica en las poblaciones respectivas.Además, por experiencias producidas en la década delos años setenta y ochenta, sabemos que resulta difícil ycomplicado la determinación de sedes regionales (de ladenominada macroregión).

En síntesis, creo que el proceso de Descentralizaciónpuede tener complicaciones en la conformación de lasmal denominadas macroregiones.

SIMONS: De lo que se habla es de regiones –no demacroregiones–, pues el paso inicial de este procesosignificó el reconocimiento oficial de GobiernosRegionales sobre territorios departamentales. Laposibilidad de conformar regiones gira sobre la decisiónciudadana en referéndum. El objetivo de laRegionalización no queda en crear economías de escalay simplificar el trámite burocrático; nosotros hemospropuesto una integración con una fuerte médulaconstituida por los recursos humanos del norte y susevidentes particularidades, los cuales la reconocencomo sustento de cualquier posicionamiento al interiory exterior del proceso.

Una misma identidad fijada en el plano valorativoconstruirá el espacio viable suficiente para experimentaruna nueva ciudadanía, participativa y confiada, creativay crédula, de la mano con una representacióngubernativa eficiente y honesta, capacitada y justa. Esteproceso ubicado en un territorio geográficodeterminado logrará distinguirse y proyectarse comoun valor agregado al territorio y revertirá los beneficiosde su producción y de su gestión hacia la mismapoblación y hacia toda la población del Perú. Lasidentidades regionales no deben enfrentarse con unaidentidad nacional. Nada de eso. El Gobierno Centraldebe ser entendido como un summun patriarcal ysereno, no intervencionista pero sí capaz de generar elrespeto suficiente como para incrementar las dosis deamor a la unitariedad y a los símbolos comunes de unúnico origen nacional. Los temas íntimos del procesoson muy volubles y débiles. Por ejemplo, la designaciónde capital para los nuevos espacios conformados, si selograse pasar sobre la elevada valla de la exigenciaelectoral (cincuenta por ciento (50%) más uno de losvotos emitidos), contribuye a desvirtuar la propuestade unidad porque estimula chauvinismos y provincianosfuera de época. Resulta muy duro entender que, por

7 Ley de Incentivos para la Integración y Conformación de Regiones. Ley 28274, publicada con fecha 09 de julio de 2004.

Page 241: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

263

ejemplo, luego de haber sido capital de departamentopasemos a ser una sede de dependencias orgánicas, locual se relaciona con la eficacia de la administración,de forma instantánea.

Los incentivos deben entenderse como una suerte demuletas de apoyo para el primer impulso, pero tienenque ser estructurados para que el beneficio de suconcesión sea apreciable. Los incentivos puestos en laley sirven de muy poco, ya que solamente los puedenentender los académicos; no obstante, la derivación derecursos que pueden apreciarse en la gestión eficientesí es muy bien entendida por todas las personas, y elloasegura el camino hacia delante en la Descentralización.Además, tenemos que reconocer que los presupuestosnacionales son de carácter inercial. Se reproducen deun año a otro con ligeras variables y un cambio oreorientación a favor de uno u otro de los espaciosinteriores generaría un terremoto en la estructurageneral. La derivación de recursos para disposición deproyectos de inversión tiene que ser muy cuidadosa.

THAIS: Por ahora no ha sido posible conformarregiones que agrupen tres o cuatro departamentoafines geográfica, histórica, económica y culturalmente.Pero es la meta. Tener un Gobierno Nacional que seríala Gran Lima Metropolitana, 5 o 6 Regiones con susrespectivos gobiernos regionales, elegidos por suspobladores, así como la elección de su sede y un granconjunto de Gobiernos Locales integrados porMunicipios.

5. El artículo 43 de la Constitución Política denuestro país establece que nuestro Estado esunitario y descentralizado, lo cual supone,según lo dispuesto por el TribunalConstitucional8, que las regiones tienen lacapacidad de dictar normas con rango de ley.Asimismo, el literal a) del artículo 35 de la Leyde Bases de la Descentralización9 disponecomo competencia del Gobierno Regional laplanificación del desarrollo integral de suregión, la misma que, según la Ley Orgánicade Gobiernos Regionales10, deberá ser acordecon las políticas nacionales del Estado.

Como puede apreciarse de los dispositivosmencionados, los Gobiernos Regionales tienenfacultades normativas respecto de materiasrelacionadas con el desarrollo óptimo de suregión, las cuales no podrán contravenir laspolíticas nacionales. Podría afirmarse quedicha limitación es razonable debido a lacoherencia normativa que debe existir en unmismo país; sin embargo, conscientes de lasdistintas necesidades, de la disímil realidad delos Gobiernos Regionales y del centralismoimperante en nuestra sociedad, ¿hasta quépunto se justifica que todas las medidasadoptadas deban tener coherencia con lasdisposiciones nacionales (principio de lealtadregional)? ¿No debieran existir criterios, comorazonabilidad y proporcionalidad, para poderapartarse de dichas disposiciones?

GONZALES DE OLARTE: Desde mi perspectiva, en unEstado unitario como el peruano no se puedenintroducir rasgos de experiencias federales, puespueden llevar a la balcanización. Justamente, laDescentralización debería establecer una estructura degobierno con normas genéricas para homogeneizar lasinstituciones. Una dosis de autonomía estácontemplada en cada disposición; sin embargo, en unaprimera fase de la Descentralización se requiere de unorden y control para que el proceso establezca lasnuevas reglas del juego. Posteriormente, quizás sepueda pensar en mayores flexibilizaciones.

MORALES BERMÚDEZ: La autonomía política y lacapacidad de dictar normas con rango de ley de losorganismos descentralizados no puede ser ilimitadani absoluta, porque si así fuera, no estaríamos en unEstado descentralizado como manda la Constituciónsino en un Estado federal. Por ello, debemosentender la autonomía de los organismosdescentralizados teniendo en cuenta las políticasnacionales del Estado.

Para aclarar este concepto, es conveniente tener encuenta cuáles son las políticas nacionales que debenmantenerse centralizadas: principalmente, lamacroeconomía, la política de defensa y la de relaciones

Mes

a Re

dond

a

8 Sentencia de fecha 21 de setiembre de 2005, contenida en los expedientes 0020-2005-PL/TC y 0021-2005-PL/TC (acumulados), en la que elmáximo intérprete constitucional sostuvo que “nuestra Constitución no solo ha conferido a los gobiernos descentralizados (regiones y municipios)autonomía administrativa, sino también económica, y, lo que es más importante, autonomía política. Esta última se traduce, de un lado, en laelección de sus órganos por sufragio directo (artículo 191º de la Constitución), y, de otro, en la capacidad de dictar normas con rango de ley(artículo 192º6 y 200º4 de la Constitución)” (subrayado agregado). Cabe destacar que, en la citada sentencia, el Tribunal Constitucional sostuvola fundamental importancia del principio de lealtad regional (es decir, que las decisiones de los Gobiernos Regionales no pueden contravenir laspolíticas nacionales), señalando que: “Opera como una garantía institucional, pues asegura que el proceso de Descentralización no degenere enuno de desintegración en el que los Gobiernos Regionales puedan confundir el principio de autonomía que le ha sido reconocidoconstitucionalmente (artículo 191º) con los de autarquía o soberanía interna”.

9 Ley de Bases de la Descentralización. Ley 27783, publicada con fecha 20 de julio de 2002. “Artículo 35: Competencias exclusivas:a) Planificar el desarrollo integral de su región y ejecutar los programas socioeconómicos correspondientes”.

10 Ley Orgánica de Gobiernos Regionales. Ley 27867, publicada con fecha 18 de noviembre de 2002. “Artículo 45: “(...) Los Gobiernos Regionalesdefinen, norman, dirigen y gestionan sus políticas regionales y ejercen sus funciones generales y específicas en concordancia con las políticasnacionales y sectoriales”.

Page 242: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

264

exteriores. En cuanto a la educación y salud, porejemplo, el Gobierno Central establecerá políticasgenerales y los Gobiernos Regionales podrán dictar laspolíticas correspondientes adaptadas a sus regiones,normándolas mediante dispositivos con el rango deuna ley regional.

Igualmente, habrá una política de desarrollo nacionalde la cual las regiones tomarán los aspectos generalespara establecer la planificación del desarrollo regional,en función de sus características y necesidadesparticulares. Sin embargo, pueden haber algunoscriterios regionales que no se amolden a las normasde carácter nacional, tal como ha ocurrido últimamenteen el caso de los sembríos de coca. En dichos supuestosde conflicto entre la política nacional y la políticaregional, será el Tribunal Constitucional quien dirimala situación.

SIMONS: La coherencia entre las disposicionesregionales y nacionales amerita una nueva distribucióndentro del Poder Legislativo. Quizá los conflictosprovengan de esa dualidad que se ha reconocido yque debía ser transitoria: la coexistencia de CongresoNacional y los Consejos Regionales. La solución deberíair por el establecimiento de los Congresos Regionalesy una bicameralidad fijada en la capital nacional, enLima, una Cámara de Revisiones: el senado y losintegrantes de esos Congresos descentralizados queestamos proponiendo.

THAIS: Los Gobierno Regionales tendrán autonomíaplena, pero habrá una coordinación con las políticasnacionales y con los Gobiernos Locales que son el granorganismo de base. Las disposiciones nacionales estánrelacionadas con los principios generales que norma laConstitución y se refieren a principios y normas básicasgenéricas como soberanía, defensa nacional, buengobierno y otras.

6. El proceso de Regionalización tieneconnotaciones de orden político, económico,administrativo y social. Específicamente enel ámbito social, se busca propiciar unamayor integración de las regiones, a fin desuperar la discriminación y exclusiónexistentes y, al mismo tiempo, generarciertos efectos sobre el nivel de lasmigraciones, la conservación de las distintastradiciones, mitos y culturas propias de cadaregión11. ¿Cuáles considera serán losprincipales cambios a nivel social y en qué

medida ello propiciará el desarrollo integralde nuestro país?

GONZALES DE OLARTE: Muchos creen que laDescentralización es para frenar las migraciones, yodiría que es todo lo contrario: una buenadescentralización política y una desconcentracióneconómica deberían acelerar las migraciones laborales,pues serían signos de dinamismo económico. Si estosucede, se debería generar una nueva cultura social,menos piramidal, más democrática y con mayoresoportunidades en todas partes.

El mayor cambio que debería generar unaDescentralización es el cambio de la cultura. Hoy elperuano del Perú profundo es muy centralista, muchomás que el que vive en Lima, porque está esperandoque la solución de sus problemas pase por Lima o por elPresidente de la República. Mientras esto no cambie nohabrá desarrollo integral. Sin embargo, el cambio culturales un largo proceso, no se da por decreto, ni ley; se dapor el cambio en las condiciones económicas, sociales ypolíticas, casi como un aprendizaje con retardo.

MORALES BERMÚDEZ: Si se lleva a cabo un buenproceso de Descentralización, esto significará, desdeel punto de vista social, contar en las zonas regionalescon un buen sistema de salud (hospitales, postasmédicas, etcétera), un sistema educativo eficiente(maestros capaces, colegios, institutos técnicos,universidades), así como niveles mínimos dedesocupación y subempleo, condiciones todas quecontribuyan a afincar al poblador en su terruño,limitando las migraciones a las capitales dedepartamento y a la capital de la República.

Nada impide también que en el proceso deDescentralización se constituyan polos de desarrolloregional con mayor desarrollo agroindustrial queincrementen el desarrollo social.

SIMONS: No hay cambio social si al mismo tiempo nose redistribuyen recursos que lo habiliten. De otraforma, todos nos quedaremos en los preciososdiscursos. El cambio social implica una reconsideraciónverdadera de nuestras posiciones. Quienes son Estadose deben a la ciudadanía, y esta última debe participaren las tareas del Estado. Dicha apertura facilitará ymejorará las condiciones para el cambio social.

El índice de desarrollo humano se reorientará tambiénal compás de la tecnología aplicada. Todos sabemos

11 Si el proceso de Regionalización se ejecuta de acuerdo a lo planeado, la necesidad de migrar hacia Lima para poder obtener una buenaeducación, un buen trabajo, entre otros aspectos, se reducirá, ya que las distintas regiones contarán con mayor autonomía y recursos parasatisfacer sus propias necesidades y lograr un mayor desarrollo. Esto permitirá la vigencia de muchas creencias que son de fundamental importanciapara los miembros de las regiones.

Page 243: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

265

que el analfabetismo se ubica ahora en el terreno dela informática y, sin embargo, se siguen analizandolos promedios en función a la capacidad de lecto-escritura que tienen las personas. Si toda la estructuradel Estado y de la Sociedad camina por el terreno dela tecnología, los criterios de cualidades y cantidadestambién tienen que orientarse en ese sentido, siendohacia allá donde debe caminar la tarea del GobiernoRegional no solo para distribuir recursos, sino paraemprender grandes tareas con la cooperacióninternacional que superen los limites del meroasistencialismo.

THAIS: El proceso de regionalización que recién estáen marcha con los Gobiernos Regionales y Localesen cada uno de los 24 departamentos del país, buscaen lo social la integración nacional, la plenaparticipación de todos en sus ámbitos respectivos yla procura de fomentar identidades nacionales, esdecir crear condiciones para que el desarrollo seasustentable, armónico e integral en plenaconcordancia con los intereses de las regiones y dela nación.

7. La Ley de Descentralización Fiscal y suReglamento establecen que los GobiernosRegionales cuentan con la facultad de creartasas y contribuciones, más no impuestos12. Adiferencia de lo que sucede respecto de losdos primeros tributos nombrados, larecaudación y distribución de los impuestosse realiza desde el Gobierno Central, porintermedio de la Superintendencia Nacionalde Administración Tributaria (SUNAT)13. En elmarco del proceso de Regionalización enmarcha, ¿qué opinión le merece estasituación? ¿Cómo considera que se podríamejorar el proceso de Descentralización Fiscal?¿Cuál es la importancia de ésta en el marcode la Regionalización?14

GONZALES DE OLARTE: El proceso deDescentralización fiscal recién esta comenzando. Creoque las normas, si se implementan bien, van a generaruna estructura tributaria descentralizada. Lo que mepreocupa es que no van a cambiar el carácter regresivodel sistema tributario, fuertemente sesgado a losimpuestos al consumo, que son relativamentedesfavorables a los sectores de menores ingresos. Enuna primera etapa, la Descentralización fiscal debería

Mes

a Re

dond

a

tener como meta la ampliación de la base decontribuyentes, para lo cual los Gobiernos Regionalesy Locales deberían jugar un papel importante, puesestán cerca de los contribuyentes, saben quién tienemayor ingreso o riqueza y quién no. Si se reducen laevasión y la elusión en las PYMES y las exoneracionesen los grandes contribuyentes, los recursos para losGobiernos Locales y Regionales podrían aumentardrásticamente y cumplir con sus funciones de unamanera tal que la población notaría que laDescentralización es mejor que el centralismo.

MORALES BERMÚDEZ: La Descentralización fiscal esbásica en el proceso de Descentralización y comprendela descentralización del gasto público y laDescentralización tributaria. En cuanto al gasto público,cada región debe tener su presupuesto aprobado almismo nivel con el que se aprueba el Presupuesto de unMinisterio, formando parte del Presupuesto Nacional.En cuanto a la Descentralización tributaria, debeconstituirse en cada región un órgano recaudador detasas y contribuciones implantadas por la región. Encuanto a los impuestos recaudados por el GobiernoCentral, es conveniente que SUNAT recaude y asigne ala región el cincuenta por ciento de los impuestos quese hayan generado en ella. Cuando se tenga un mayoravance en la organización de la Descentralización, estopuede ser a la inversa, es decir, que la región recaude yenvíe a SUNAT el cincuenta por ciento (50%).

SIMONS: Sin Descentralización fiscal no hayDescentralización posible. No obstante, subsistentemas generales que nos atan: el volumen de la deudaes uno de ellos, porque ninguno de los nuevoscomponentes puede manifestarse reacio a asumirla.Si bien es cierto que los Gobiernos Regionales nopueden crear tributos, sí pueden, gracias a una políticade plena transparencia y honestidad a toda prueba,lograr que la ciudadanía de su jurisdicción contribuyacon mayor voluntad a la bolsa común impositiva.Siempre es duro pagar impuestos cuando el ciudadanopercibe que su dinero es derrochado en viajes, lujos ysueldos astronómicos; una Administración honesta,cercana y austera, sin llegar a los extremos de unfranciscanismo que coaccione, mejorará larecaudación como efecto inmediato.

8. Las provincias del Perú, en general, y las zonasrurales, en particular, han sido olvidadas pormucho tiempo, siendo el Estado el principal

12 Ley de Descentralización Fiscal. Decreto Legislativo 955, publicado el 05 de febrero de 2004; Reglamento de la Ley de Descentralización Fiscal.Decreto Supremo 114-2005-EF, publicado el 09 de setiembre de 2005; Constitución Política del Perú, publicada con fecha 30 de diciembre de1993. Artículo 74.

13 Del monto total recaudado por concepto de impuestos, el Gobierno Nacional asignará el cincuenta por ciento (50%) a la región donde se hayandevengado. Asimismo, cabe destacar que la SUNAT tiene también la potestad de recaudar y administrar las regalías mineras, luego de lo cualdeberá asignar dichos montos a las regiones donde se hayan realizado las actividades mineras (así lo dispone la Ley de Regalías Mineras).

14 Esta pregunta no fue contestada por Luis Thais, no obstante le fue formulada.

Page 244: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

266

responsable de esta situación15. En estecontexto, surge el problema de laresponsabilidad social empresarial de lasempresas mineras al momento de desarrollarsus actividades económicas en las distintasregiones. En determinados casos, las empresashan asumido una posición activa frente a estascircunstancias, brindando a la poblaciónservicios básicos tales como salud, educacióne infraestructura; no obstante, la regla generalha sido la inversa, esto es, la despreocupaciónrespecto de las nefastas consecuencias quepudieran generarse como consecuencia de lano adopción de políticas que aseguren laestabilidad ambiental y seguridad de lospobladores. En este contexto, ¿cuálesconsidera son las obligaciones de las empresasmineras16? ¿Hasta qué punto ha influido lainactividad del Estado en esta situación? Engeneral, ¿qué políticas o “soluciones”propondría para mejorar este escenario?

GONZALES DE OLARTE: Para mi, el mayor problemade la minería con el desarrollo regional y local es queha generado la “enfermedad holandesa”, es decir, susaltos rendimientos que generan rentas diferenciales yque incrementan drásticamente el ingreso de divisas,tienden a sobrevaluar la moneda nacional; enconsecuencia, tenemos un tipo de cambio barato quepermite una importación masiva de productos con losque los sectores rurales alrededor de las minas nopueden competir. La consecuencia social es lageneración de desempleo y pobreza. Aquí es donde elEstado debería intervenir, aprovechando los dólaresbaratos para promover la inversión y el cambiotecnológico en la agricultura, la agroindustria, lamanufactura y los servicios. Si esto no se hace, comosucede actualmente en el Perú donde no se tienepolíticas para impulsar estos sectores, no hay queextrañarse de que hayan tensiones sociales cerca delos centros mineros.

Obviamente, no estoy contra la producción minera quepor sus características es lo que es. Mi problema esque el Estado y el Gobierno no logran aprovechar laparte favorable del dólar barato, por ejemplo,proponiendo una estrategia de desarrollo no mineroen las zonas mineras.

MORALES BERMÚDEZ: Nadie en el Perú puede negarque las empresas mineras, con excepciones, han

abusado de las condiciones del medio ambiente y dela seguridad de las poblaciones. El Estado es el primerresponsable, por lo que la solución debe ser estableceruna clara política de Estado que cambie la situaciónpreexistente. La forma sería, basándose en una buenaLey de Seguridad del Medio Ambiente, establecer reglasprecisas para la actividad minera mediante una Ley deExplotación Minera. Dicha ley debe prescribir que antesde iniciarse las primeras actividades para la explotaciónde una mina, se debe establecer una comisióninstitucional constituida por representantes de laempresa minera correspondiente, del GobiernoRegional de la zona donde está ubicada la mina,representantes de los Gobiernos Municipales(provinciales y distritales) del área posiblementeafectada por la explotación y un representante delGobierno Central, a fin de que se defina cómo y conqué medios deben realizarse los estudios ambientalesrespectivos y la seguridad ambiental durante la etapade explotación, así como los beneficios que puede ydebe recibir la población.

SIMONS: Aunque Lambayeque no tiene actividadminera reconocida, es necesario fijar una política definidaregional y estatal de lucha por la defensa del medioambiente y de los recursos naturales. Lo que sucede esque, como nunca hemos sentido las carencias de losmismos, hemos dado por supuesto que jamás seacabarán, lo cual ha originado que solamentedeterminados y muy contados grupos se interesen porel asunto. Hay que entender que, guardando lasdistancias respetuosamente, los dineros que se muevendentro del tema de la inversión minera son de tangrandes dimensiones que se prestan a la manipulacióny a la ambición por los administradores jurisdiccionales,de igual manera como podría suceder, por ejemplo, conel narcotráfico. Ello significa que las reglamentacionessiguen quedando en el papel y las regulaciones ysanciones dependen muchas veces de los buenos omalos “arreglos” entre los actores. Por ello, el rol de laSociedad civil, como directamente afectada por loserrores o abusos de la explotación de los recursos, debeincrementarse y asumirse con mucha seriedad. No todosaquellos que protestan lo hacen por el simple prurito delevantar su propia imagen. En el seno de la Sociedadcivil vive mucho de la verdad popular.

THAIS: Los grandes pilares que apoyarán y apoyan elproceso de descentralización y que serán las quepotencien las regiones son las exportaciones minera ypesquera, las agroindustriales y el turismo. Las empresas

15 El Estado no ha establecido políticas ni planes adecuados para evitar, o en todo caso disminuir, esta situación.16 Sentencia de fecha 20 de noviembre de 2004, contenida en el expediente 1752-2004-AA/TC: “Es de verse en dicha sentencia, que alude

expresamente a la relación de las empresas con las preocupaciones sociales y medioambientales a través de sus actividades comerciales, que sersocialmente responsable no significa solamente cumplir plenamente las obligaciones jurídicas, sino también ir más allá del cumplimiento invirtiendoen el entorno local y contribuyendo al desarrollo de las comunidades en que se inserta, sobre todo de las comunidades locales”.

Page 245: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

267

Mes

a Re

dond

a

mineras aportan un canon proporcional a las regionesdonde están, lo cual significa un ingreso fundamental.Lo interesante es que con la descentralización y losGobiernos Regionales ese canon funciona plenamentede acuerdo a la ley y las disposiciones vigentes para todaslas empresas mineras a favor de sus respectivas regiones,favoreciendo el desarrollo y crecimiento de sus principalesciudades, mejorando servicios y comunicaciones y, sobretodo, apoyando la satisfacción de las necesidades básicasde los pobladores de las localidades y comunidadesvecinas a estos centros mineros.

9. El desarrollo capitalista ha determinado quelos centros de producción se desplacen delcampo a la ciudad. En ese sentido, la ciudad(Lima) se ha convertido en el centro de losintereses económicos, pudiendo estefenómeno también trasladarse a las propias“regiones descentralizadas” (diferentes aLima) donde la mayor parte de las relacionesse concentran en las ciudades-eje. De estamanera, el “centralismo” parece ser unfenómeno inherente al desarrollo capitalista.¿Cuál es la relación entre la Descentralización(y la Regionalización) y el desarrolloeconómico? ¿La Regionalización está siendorealizada conforme a la instauración de“regiones económicas”? ¿Cómo deberíafuncionar el proceso productivo en el marcode la Descentralización?

GONZALES DE OLARTE: La organización del espaciosobre la base de un centro que articula su periferia esalgo anterior al capitalismo, pues la ciudad lo precede.La diferencia con el desarrollo capitalista es que elcentro se articula con su periferia a través de losmercados de bienes y servicios y del mercado defactores, capital y trabajo. La diferencia entre desarrolloy subdesarrollo capitalista está en el grado dearticulación entre centro y periferia. Cuando haydesarrollo, los niveles de bienestar de la periferia noson muy distintos a los del centro, mientras que cuandohay subdesarrollo, como es el caso peruano, lasdiferencias socio-económicas que hay entre una ciudady su entorno rural son grandes. Esto se debebásicamente al débil desarrollo de los mercados en elespacio. Por ello, el problema del centralismo no esque el centro sea grande o desproporcionado conrelación a su periferia, sino que no la articula y, enconsecuencia, no le hace partícipe de los frutos de sudinámica y crecimiento. Este es el caso del Perú.

Lo ideal es que las regiones económicas coincidan conlas regiones políticas o viceversa, pues esto significa doscosas: la primera es que el Estado descentralizado se hade organizar sobre la base de Sociedades regionales ylocales articuladas por el mercado; la segunda es que la

base económica de una región integrada permite teneruna base tributaria que hace que el proceso de desarrollodependa más de la dinámica económica de la regiónque de las transferencias estatales o de la espera decapitales extranjeros.

MORALES BERMÚDEZ: El proceso productivo en elmarco de la Descentralización debe funcionarfundamentalmente en base a la descentralización dela inversión. Esta conlleva un desarrollo más eficaz yeficiente que el que conduce el Gobierno Central. Losbeneficios serán: complementariedad con la inversiónprivada, menores costos de administración, menospérdida de tiempo en trámites innecesarios, menosburocracia, apoyo en la creación de empleo regional,definición de metas de desarrollo con mayor interés yrapidez que el Gobierno Central e información másclara y eficaz de la gestión, permitiendo la rendiciónde cuentas exigible en una democracia participativa.Por otro lado, el fomento de la inversión privadamejorará sensiblemente el proceso productivo en lasregiones, sumándose a la inversión regional y a lainversión nacional que en determinados casos realiceel Gobierno Central.

La relación entre la Descentralización y el desarrolloeconómico es, pues, directa. Tengo la evidencia de queel Perú no podrá desarrollar si es que no sabemosdescentralizar. Esto debe ser una convicción en todoslos niveles de decisión del Estado.

Lamentablemente, el proceso que estamos siguiendo,descentralizar en regiones que son la suma dedepartamentos, no equivale al concepto de regionesgeo-económicas, las cuales se caracterizan por:complementariedad cultural, productiva, geográfica yde comunicaciones, además de poder establecer ejestransversales de desarrollo y polos de desarrollo.

SIMONS: El proceso productivo regional debe generarentes competitivos y valederos que cuenten con valoresagregados que los distingan en un entorno globalizado.La instauración y fijación de regiones económicasdepende de la fortaleza de nuestras capacidadesprovincianas y tiene mucho que ver con el análisis seriode las posibilidades que nos brinda el territorio y losrecursos de la naturaleza. Así como un represamientode agua en un punto geográfico determinado garantizaenergía para sostener un desarrollo industrial, lapresencia de vientos y energía solar constante permitenen otras zonas suplir este tipo de fuente, abaratandolas despensas y “realizando” las economías. Lacreatividad de los ciudadanos es otro de los recursosque no debe abandonarse jamás, ya que pone sobrela mesa mil y una soluciones basadas en la experienciade radicar en una región determinada. Las autonomíasadministrativas tienen que volar, literalmente, del papel

Page 246: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

268

en donde están impresas hacia el día de trabajo delempresario y obrero, del ama de casa y losprofesionales, hombres y mujeres, ancianos y jóvenes,hombres públicos y ciudadanos de a pie del Perú y decada una de sus regiones, que ojalá se conformen.

THAIS: Las ciudades en todo el mundo concentran lasprincipales actividades y poderes. El problema en unasociedad nacional es lograr que todas ellas esténarticuladas, lo más equilibradas posibles, conautonomía y capacidad de desenvolver y aprovecharsus potencialidades y recursos. Esto significa favorecer,apoyar y estimular la formación de sólidas y potentesregiones económicas en todas las regiones. Sin eseequilibrio no será posible una auténtica regionalización.

10. ¿Cuáles considera las principales razones porlas que ganó el “NO” en el referéndumrealizado el día 30 de octubre de 2005? ¿Cómocree que esto afectará el proceso deDescentralización en el país17 18?

MORALES BERMÚDEZ: Las principales razones son lassiguientes: (i) Tengo la convicción de que en el Perú existeuna fuerte conciencia “departamental”; sin embargo, nose ha logrado convencer sobre la “bondad” de fusionardepartamentos en una región. No hay conciencia regional;(ii) Se politizó el tema. Al intervenir por el SÍ o SÍ, el jefe deEstado creó una corriente contraria a la que se sumaronen forma directa e indirecta los partidos principales; (iii)No ha habido una tarea pedagógicas clara y con el tiemponecesario que favorezca la Regionalización; y, (iv) Creoque el proceso de Descentralización, si es que se separade la propaganda regionalista precedente, continuará.Las provincias están hartas del centralismo. El pueblo pideDescentralización.

SIMONS: El proceso de descentralización en nuestropaís no ha sido asumido honestamente por todos losactores sociales. Si bien existe un entorno legalfavorable, no se ha llegado a subjetivizar el tema alextremo que se traduzca en convencimiento pleno yacción determinada a su favor.

Por ello y con lógica, todo paso hacia delante en estetema tropieza con la fuerte resistencia de aquellos aquienes no interesa el cambio. Es precisamente esemeollo “político y técnico” ubicado en el centro delpaís y de nuestra mentalidad nacional, el principalopositor a que la Descentralización avance. Todo eseconglomerado se unificó para distorsionar alReferéndum. La clase política representada en elCongreso se encargó de pregonar a todo viento lassupuestas cojeras de la propuesta. La burocracia

centralista del ejecutivo colaboró en el mismo sentidocomplicando la provisión de recursos oportunos parala difusión. El temor de la ciudadanía ante estecomplicado panorama se convirtió en terreno fértil paraque aniden los más disparatados rumores sobre laformación de regiones: se dijo que los departamentosmayores, los de más provincias, se apoderarían de lasriquezas de los menores; se mintió respecto a los efectosde una designación de capital dentro del nuevoterritorio a formarse, engañando a la población conrespecto a la demora de sus gestiones en una ciudaddesconocida; a los pobladores de los departamentosmayores o que cuentan con un derecho al canon se lesvendió la idea de que los pobladores de losdepartamentos vecinos pretendían adueñarse de esosrecursos; se alarmó a las madres de familia y a lospequeños comerciantes con la amenaza de que se lescobraría nuevos tributos. Esto y mil cosas fueron dichascon la finalidad de evitar que los pueblos avancen enun proceso reclamado por cerca de doscientos años.Pero este resultado, obtenido en base a la mentira, nodebe significar un revés insuperable. Nos debe servirpara obtener grandes lecciones. Corresponde ahora atodos quienes creemos seriamente en el desarrollo denuestro País, luchar por difundir nuevamente, enlenguaje sencillo, la bondad de trabajar unidos y depermitir que las oportunidades lleguen para todos, nosolamente para quienes residen en los grandes centrosurbanos. La Descentralización no es solamente unarepartija de recursos desde Lima al resto del Perú, sinoque es una desconcentración de posibilidades y unacercamiento del gobierno a la ciudadanía.

Nosotros tememos que luego de este resultado lalectura general sugiera: el pueblo no quiere laDescentralización, quiere vivir dependiendosiempre de la capital y de sus capitostes políticos.Ello debe evitarse y solo se conseguirá emprendiendouna larga peregrinación: la de recuperar la verdad ypredicarla en todo punto de nuestro país. Hay querecordar que la Descentralización navega sobre un ríomuy firme: la honestidad y la transparencia, ademásde una recuperación de todos los valores y una correctay reclamada refundación de nuestro País y de todassus instituciones.

THAIS: No lo afectará. La provincia al votar manifestóabrumadoramente que por ahora es mejor continuarcon los departamentos. Cada uno con su GobiernoRegional elegido por su propios habitantes y no seguircon el prefecto elegido por el poder central. Con elavance del proceso la regionalización va a surgir desdelos gobiernos locales y desde las Juntas de CoordinaciónInterregional.

17 Esta pregunta no fue formulada a Gonzales de Olarte.18 Cabe destacar que sendos referendums serán realizados en los años 2009 y 2013.

Page 247: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

269

* La presente Mesa Redonda estuvo a cargo de Jimena Aliaga, Milagros de Pomar e Isabel Lira, miembros de la Comisión de Contenido. THEMISagradece a APOYO Opinión y Mercado S.A. por los datos estadísticos proporcionados para la presente Mesa Redonda, los cuales permitencontrastar la opinión de especialistas con la opinión de un grupo representativo de nuestra sociedad (y, a su vez, con el consumo de piratería quelos entrevistados admiten a pesar de su opinión desfavorable hacia la piratería). Dichos datos estadísticos provienen de: APOYO OPINIÓN YMERCADO. “Informe Detallado Opinión Data: mayo 2004”. Lima: APOYO Opinión y Mercado. 2004. La encuesta fue realizada sobre la base de611 personas mayores de 18 años en Lima Metropolitana entre el 13 y 15 de octubre de 2004.

Mes

a Re

dond

a

¿DE QUIÉN ES EL DERECHO?CUESTIONANDO NUESTRO SISTEMA DE

PROTECCIÓN A LOS DERECHOS DE AUTOR*

Martín Moscoso

Jefe de la Oficina de Derechos de Autor del Instituto Nacional de Defensade la Competencia y Protección de la Propiedad Intelectual-INDECOPI.

Guillermo Bracamonte

Director General de la Asociación Peruana de Productores de Fonogramas-UNINPRO.

David Bravo

Abogado español y autor de “Copia Este Libro”.

Jan-David Gelles

Master of Arts en Economía, Universidad de Tel Aviv, Israel y Bachelorof Science en Economía y Administración de Empresas en Technion-Instituto de Tecnología de Israel. Profesor en la Maestría de Economíade la Pontificia Universidad Católica del Perú.

Page 248: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

270

Recientemente el Instituto Nacional de Defensa de laCompetencia y Protección de la Propiedad Intelectualviene llevando a cabo una campaña de concientizaciónsocial en contra de la piratería a fin de proteger losderechos de autor. Sin embargo y en oposición a ello,diariamente somos testigos de la presencia de unmercado informal de enormes proporciones, el mismoque, si bien parece ser socialmente aceptado, esrechazado legalmente.

Por este motivo, THEMIS ha considerado importanteestudiar dicho fenómeno desde sus diferentesperspectivas. En tal sentido, se ha optado porconfrontar las posiciones de reconocidos especialistasen la materia, quienes en base a su experiencia y desdeperspectivas encontradas, buscan solucionesadecuadas para un único fenómeno: la violación delos derechos de autor.

1. ¿Considera que la propiedad intelectual versasobre un derecho de propiedad del autorsobre su obra? De ser así, ¿cuál considera quees el límite entre el respeto a este derecho yla piratería?

MOSCOSO: Efectivamente, la propiedad intelectuales una forma de propiedad que se distingue de latradicional pues se relaciona con un intangible, perocon ciertas características especiales. El autor es titularoriginario de la obra y es quien tiene los derechosmorales y patrimoniales sobre la misma, sujetos a lasexcepciones y límites que la ley establece. Siendo quelos derechos patrimoniales pueden ser objeto detransferencia, los titulares derivados podrán ejercerlosa plenitud. Sin embargo, deberán respetar los derechosmorales de los autores, pues estos últimos soninalienables e imprescriptibles.

Cabe distinguir, además, la propiedad del adquirenterespecto de un soporte –por ejemplo, un CD o DVD–de la propiedad que el autor mantiene sobre su obra,en el ejemplo, la obra musical o audiovisual fijada endicho soporte.

El límite entre el respeto a dicho derecho y la pirateríaes grande. La piratería no es un término que nuestralegislación recoja como tal, salvo en la legislación defortalecimiento de la lucha contra la piratería. Esta

última se entiende como la reproducción no autorizadade la obra en su sentido más estricto. Existen otrasinfracciones, como la importación de productosoriginales cuya distribución no fue autorizada por eltitular de derechos para nuestro territorio, caso en lasque no podríamos hablar de piratería.

BRACAMONTE: La propiedad intelectual comprendefundamentalmente a los derechos de propiedadindustrial y a los derechos de autor. En el caso específicode los derechos de autor, el autor o creador intelectualde una obra tiene derechos morales y patrimonialessobre la misma. Uno de los derechos patrimoniales esel derecho de reproducción, que es oponible a terceroscon carácter de exclusivo. La exclusividad dura, en lalegislación peruana, toda la vida del autor y setentaaños después de su muerte, ello permite al autorrealizar, autorizar o prohibir la reproducción orealización de copias de su obra. La piratería es unaviolación a ese derecho de reproducción. Se trata dela realización de una o más copias inautorizadas de laobra realizadas fuera del ámbito estrictamentepersonal.

BRAVO: Creo que las leyes crean una ficción alconsiderar una “propiedad” del autor sobre las obrasque genere. Nadie puede ser propietario de lo que nose puede poseer. Querer ser dueño de algo intangiblee inapropiable choca con el sentido común de lamayoría que no comprende cómo pueden prohibirlela entrada a algo que no tiene paredes, puertas nicandados. Las actuales campañas de concienciaciónno son más que el intento de cambiar esta lógicapercepción popular.

Esto no quiere decir que los autores no tengan o nodeban tener derechos sobre sus obras, sino que esosderechos no deben equipararse legalmente con underecho de propiedad.

Entiendo que el límite de los derechos de los autoressobre sus obras debe ser marcado por los usossociales más extendidos. Esto signif ica queactualmente con la aparición de Internet no tienesentido prohibir la difusión y copia de obrasintelectuales cuando no buscan una finalidadlucrativa. Prohibir lo imposible de frenar es tan eficazcomo dar lo que no tienes.

Page 249: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

271

2. Según el artículo 48 de la ley sobre derechosde autor “es lícita la copia, para usoexclusivamente personal de obras,interpretaciones o producciones publicadas engrabaciones sonoras o audiovisuales”. Porotro lado, son conocidos programas peer topeer (P2P) como Kazaa, Emule, Soulseek,etcétera, mediante los cuales el usuarioconectado a Internet puede descargarcanciones, películas y documentos varios.¿Considera usted que la descarga realizadamediante estos programas entraría en elsupuesto de hecho de la norma? ¿Cuándohablamos del “uso exclusivamente personal”?

MOSCOSO: La Oficina de Derechos de Autor deINDECOPI entiende que la copia para usoexclusivamente personal es una excepción que, comotoda excepción al derecho de autor, debe serinterpretada restrictivamente y no será aplicada a casoscontrarios a los usos honrados (artículo 50 del DecretoLegislativo 822). Los usos honrados son aquellos queno interfieren con la normal explotación de la obra nicausan perjuicio injustificado a los intereses legítimosdel autor o titular correspondiente, en aplicación de laregla conocida como la de los tres pasos.

La descarga hecha bajo esos programas implica lareproducción digital de una obra protegida que noestá en el servidor centralizado del proveedor deservicios, como sucedía en el caso Napster, sino en losservidores de los usuarios partícipes del sistema. Si bienno es posible adelantar opinión sobre programas enconcreto, sí es posible considerar ciertos elementos

de análisis. El primero es que si parten de una infracciónno es posible que gocen de las excepciones. Así porejemplo, no es posible una copia personal de unareproducción no autorizada o pirata. Cabe pues quela obra sujeta a intercambio tenga un origen legal,por ejemplo, una copia privada de un soportelegalmente adquirido o, por el contrario, que sea unareproducción no autorizada. Adicionalmente, esexcesivo entender que el uso exclusivamente personalpermite la puesta a disposición que suponga lasuscripción a un sistema de intercambio a través delcual se permita el acceso remoto a obras protegidasdesde el lugar y en el momento en que elija quienaccede, afectando claramente la normal explotaciónde dichas obras al permitir a miles de personasbeneficiarse de tal acceso sin contraprestación al titular.

Es igual de excesivo pensar que el uso exclusivamentepersonal implica la posibilidad de distribuir o comunicaral público la obra concernida a través de cualquiermedio, pues estas acciones requieren de aprobacióndel titular de derechos.

BRACAMONTE: La tecnología no debe ser censuradaen tanto permita utilizaciones legales (fair uses). Lassanciones deben recaer sobre aquellos individuos querealizan prácticas o usos ilegales de ella.

En los sistemas peer to peer descentralizados puedenexistir transferencias legales de archivos. Sin embargo,es necesario precisar que el uso que mayoritariamentese da a estos sistemas es ilegal. Tal es el caso de lastransferencias de grabaciones sonoras donde unapersona se conecta al sistema peer to peer y descarga

Mes

a Re

dond

a

Con relación a la gente que vende piratería, ¿usted considera que cometen un delito, cometen una falta moral o considera que es una situación normal?

TOTALA B C D E Masc. Fem. 18-24 25-39 40-70

% % % % % % % % % % %

54 63 50 61 52 52 58 51 52 52 58

23 25 31 19 22 21 20 25 21 24 22

22 9 18 19 25 25 20 23 25 23 19

1 3 1 1 1 2 2 1 2 1 1

Tota l: 100% Base Rea l 600 67 103 193 170 67 296 304 149 227 224

Distribución ponderada 100% 3.6% 16.3% 26.6% 34.5% 19.0%

Base: Total de entrevistados Fuente: APOYO Opinión y Mercado S.A. Lima, mayo del 2004

SEXO EDADNIVEL SOCIOECONÓMICORespuestas

Cometen delito

Cometen una falta moral

Situación normal

No precisa

Page 250: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

272

una canción de la computadora de otro usuario(generalmente desconocido). En ese supuesto, seexcede el concepto de copia para uso personalexpresado en el artículo 48 de la Ley de Derechos deAutor, que permite únicamente la reproducción de laobra o producción en un solo ejemplar uso exclusivodel propio individuo que efectuó la copia, y no paraser compartida con terceros.

BRAVO: El uso personal, en mi opinión, engloba eluso familiar o cuasifamiliar. Por lo tanto entiendo quedescargar una obra intelectual para tu propio uso,incluyendo como propio el que hagas con tus familiaresy amigos, es absolutamente legal.

El problema radica en que las peer to peer máspopulares suben datos simultáneamente a la descarga.Este acto pretende calificarse por ciertos sectores comocomunicación pública no autorizada.

Al contrario de lo que sucede en la música emitida porradio, la subida desde una peer to peer, automática ysimultánea a la descarga, puede desde no ser conocidapor el usuario hasta serlo pero ni siquiera pretenderse.La pregunta es si esos elementos subjetivos tienenalguna relevancia para la calificación del acto.

En mi opinión, la respuesta a ello es que en el ámbitocivil la voluntad de las personas que realizan los actoses determinante. Las conclusiones del libro“Comentarios a la Ley de Propiedad Intelectual”secundan esta interpretación subjetivista. Aunque hablade la distribución, el razonamiento es trasladable a lacomunicación pública cuando dice que “lodeterminante para considerar a un determinado actocomo distribución es la finalidad o el propósito deofrecer, directa o indirectamente, el original o copiade la obra al público”.

3. La objeción económica tradicional a losderechos de autor y a los derechos dereproducción (copyrights) es que los mismoslimitan innecesariamente el acceso a lascreaciones intelectuales, trayendo comoconsecuencia una distribución ineficiente dedichos recursos. Respecto de dicho argumento,se ha señalado constantemente que talesderechos constituyen un incentivo para lacreación de obras. No obstante ello, autorescomo Posner sostienen que una protección detan larga duración sólo trae comoconsecuencia la ineficiente distribución derecursos, en tanto no es razonable afirmar queun artista no crearía una obra si no se le otorgauna protección de cincuenta años después desu muerte. ¿Cuál es su posición respecto deesta controversia?

MOSCOSO: Efectivamente, el sistema de protecciónde los derechos de autor tiene como base el asegurarun justo retorno a quien crea y ofrece el resultado desu talento, esfuerzo, tiempo y recursos necesarios parala realización de esa creación. La capacidad creativadel ser humano no se va a recortar por la inexistenciade incentivos, pero sí se va a recortar la cantidad ycontinuidad de dicha producción. Un creador requierede un retorno justo para su labor, pues de lo contrariotendrá que compartir sus labores de creación con otrasde supervivencia, afectando su labor creativa.Igualmente, las industrias culturales deben sersostenibles y desarrollarse en el tiempo, requiriendolos incentivos necesarios para invertir en las creaciones,creando así un círculo virtuoso de nueva inversión ypromoción de creaciones. Finalmente, el sistema deprotección contiene las excepciones y límites necesariospara establecer un balance que permita el acceso a lainformación y la cultura sin perjudicar la creación ydesarrollo de las mismas.

BRACAMONTE: El sistema de protección de losderechos de autor se sustenta en una exclusivaexplotación a favor del autor o titular de los derechospor un plazo determinado por ley. Este sistema tienepor finalidad el establecer un marco jurídico deprotección e incentivo para la creación de obrasintelectuales. Mientras la obra esta en dominio privado,su explotación por parte de terceros está limitada a ladecisión del titular del derecho. El plazo general deprotección dura toda la vida del autor y cierto tiempodespués de su muerte. Este plazo post mortem auctorisva en beneficio directo de los herederos del creadorintelectual. Se estima que por lo menos dos generacionesposteriores deberían de gozar de este beneficio, todavez que muchas veces el éxito de la obra no es alcanzadodurante la vida del propio autor. Extender la protecciónmás allá de lo mencionado, desde mi punto de vista,podría constituir un exceso e impediría que la obra pasea formar parte del acervo cultural común.

GELLES: Estoy de acuerdo con el argumento atribuidoa Posner quien sostiene que no es razonable suponerque un autor no crearía una obra literaria o artística sino se le otorgase una protección de cincuenta añosdespués de su muerte.

El otorgamiento de incentivos económicos excesivospara la creación de obras literarias y artísticas generaineficiencia e inequidad. La ineficiencia se generaporque los creadores de nuevas obras tienen un accesomás limitado a las obras ya existentes por factores comolos altos precios y la poca variedad de canales dedistribución. Y la inequidad se genera por lastransferencias de rentas cuasimonopólicas a los titularesde los derechos, que en muchos casos son grandescorporaciones.

Page 251: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

273

BRAVO: La mayoría de las obras dejan de dar réditoseconómicos al poco tiempo de publicarse, de hechoson una minoría las que no están descatalogadaspasados apenas cinco años desde su publicación. Esoslargos períodos del copyright sólo buscan beneficiar alos pocos autores cuyas obras siguen dando algún tipode beneficio económico casi un siglo después de habersido creadas. Sólo los dueños de Mickey Mouse y cuatromás con igual fortuna pueden tener un interés real enque la protección se extienda durante tanto tiempo.

Mes

a Re

dond

a

Mientras las grandes corporaciones titulares de losderechos sobre estas creaciones, que envejecen peroque nunca se jubilan, siguen ganando tiempo paraseguir explotándolas, los ciudadanos ven cómo lasobras están cada vez más lejos de entrar en el dominiopúblico. Por proteger a unos pocos, la mayoría de lasobras intelectuales coleccionan polvo en algún estantepor ser económicamente estériles sin poder ser usadaspor nadie y a la espera de que varias décadas despuéspasen al dominio de todos.

4. La fácil reproducción de las obras literariasu obras musicales hace que se trate debienes cuyos costos de exclusión sonconsiderablemente altos, esto es, essumamente costoso verificar que todo aquelque hizo uso de una obra efectúe el pagocorrespondiente al creador de la misma.¿Considera que debe ser el Estado quienincurra en estos altos costos? O, en otraspalabras, ¿por qué la sociedad debe pagarestos costos que benefician esencialmente altitular de los derechos de autor sobre la obra?

MOSCOSO: Pensar que los costos de exclusión recaenúnicamente en el Estado es incorrecto. El sistema dederechos de autor ha previsto este rol para la gestióncolectiva privada de los derechos. Las sociedades degestión son las encargadas de reducir los costos detransacción que implican a los autores ejercer sus derechosfrente a los usuarios de sus obras, ello ocasiona unareducción similar para los usuarios interesados en explotarlas obras para darles valor agregado a sus negocios. En elentorno digital, la labor de las sociedades de gestión es

¿A quién cree que perjudica la piratería de libros, DVD, CD?

TOTALA B C D E Masc. Fem. 18-24 25-39 40-70

% % % % % % % % % % %

A los autores 84 94 93 86 85 70 86 82 78 86 87

58 67 59 54 59 55 58 57 60 56 57

Al usuario 18 27 16 18 16 21 16 20 21 16 17

No perjudica 0 0 1 1 0 0 1 0 0 0 0

Total: 100% Base Real 600 67 103 193 170 67 296 304 149 227 224

Distribución ponderada 100% 3.6% 16.6% 26.6% 34.5% 19.0%

Base: Total de entrevistados

Fuente: APOYO Opinión y Mercado S.A. Lima, mayo del 2004

A las empresas de libros,..discos y pelÌculas

NIVEL SOCIOECONÓMICO SEXO EDADRespuestas

más importante aun. Al Estado le corresponde elestablecimiento del juego de reglas básicas sobre las cualeslos agentes del mercado interactúan, el desarrollo demedidas de información al mercado sobre la existenciade dichas reglas así como de la existencia de derechos yel establecimiento de medidas de observancia para quelos titulares puedan ejercer los mismos.

BRACAMONTE: El titular es el “dueño” de la obra ymientras ésta esté en dominio privado decide acercade su utilización de manera soberana. Es lógico quequién desea usar una obra de dominio privado asumalos costos de esa decisión y pague el precio que decidael titular. La verificación de si se han pagado losderechos de autor de una obra cuando ésta ha sidoexplotada por terceros, se facilita en un sistema privadode gestión o administración colectiva. Este sistemabrinda beneficios tanto a los titulares de los derechoscomo a los usuarios de los mismos, y permite unadecuado acceso a las obras y produccionesintelectuales estableciendo un adecuado precio por suutilización. Por ello, no considero en ningún caso queel Estado deba incurrir en tales costos.

Page 252: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

274

GELLES: En una situación donde se protegenexcesivamente los derechos de autor, el Estado, a travésde acciones como la represión de la piratería, protegelas ganancias cuasimonopólicas de la industria delcopyright. El problema no radica en las acciones delEstado para proteger los derechos de autor sino en lasacciones del Estado para proteger derechos excesivos.

BRAVO: En la propiedad tradicional los costos deexclusión son soportados individualmente por suspropietarios. Sólo es necesaria la aparición del Estadoen casos excepcionales. Por lo general una puerta demediana calidad y un cerrojo es suficiente para mantenerfuera de tu propiedad a terceros. Pero ¿qué ocurrecuando algunos propietarios pretenden excluir a tercerosdel uso de unos bienes inaprensibles y que no puedencercarse? Se ven obligados a pedir al Estado que inviertasus recursos económicos y humanos en esa exclusión.El control de lo que cada ciudadano haga con suordenador necesita grandes cantidades de policíaespecializada en redes telemáticas, campañas dedisuasión, continuas reformas legislativas o investigaciónde adelantos técnicos de control y de obstaculizaciónde las copias. En suma, se invierten grandes cantidadesde todos para proteger una propiedad privada de unospocos. Mi postura ante esto es que esas grandes sumaspodrían dedicarse a algo útil como remunerar la actividadcreativa. En lugar de gastarse una buena cantidad enuna campaña de concienciación que disuada de la copiano autorizada y que no tendrá ningún resultado, podríadedicarse a equilibrar los efectos de éstas.

5. De suscribirse el Tratado de Libre Comercio conlos Estados Unidos, ¿qué implicancias traería elmismo en relación a la propiedad intelectual ennuestro país? ¿Cuáles son las principalesventajas y desventajas que ello ocasionaría eneste sentido?3

MOSCOSO: Las reglas de propiedad intelectual sonconsideradas un componente básico que brindaseguridad a la inversión. En ese contexto se explicapor qué en un Tratado de Libre Comercio se incluyenreglas de propiedad intelectual, tendencia que se iniciacon el instrumento de TRIPS o ADPIC1, en los aspectosrelacionados con el comercio. Es necesario mencionarque el capítulo de propiedad intelectual incluyedisposiciones de diversas materias que forman parte oestán relacionadas con la propiedad intelectual: Marcase Indicaciones Geográficas, Patentes, Derecho de Autor,Observancia de derechos, Protección de datos deprueba, Transferencia de tecnología, protección de la

biodiversidad, disposiciones relacionadas con losnombres de dominio, etcétera. De todas formas,estando en proceso las negociaciones, es prematuroensayar una respuesta precisa. Sin embargo, es posibleprever una mayor observancia de derechos, un probabley novedoso compromiso de respeto a la biodiversidad,normas de derechos de autor en el entorno digital,pues las disposiciones de patentes y datos de pruebaaún están en discusión.

BRACAMONTE: En el caso específico de los derechosde autor, nuestro sistema es conceptualmenteadecuado, así como el nivel de protección que brinda.Además, es armónico con el sistema internacional deprotección del cual el Perú forma parte. En el área delos derechos de autor la suscripción del Tratado de LibreComercio con los Estados Unidos no debe traer grandesconsecuencias. Se trata sobre todo de armonizar dossistemas de protección como lo son el Derecho de Autorfranco germánico con el copyright.

GELLES: Estados Unidos tiene una industria del copyrightmuy grande, que genera un balance comercial positivoa ese país. Hay preocupación en ese país por las pérdidasque ocasiona la piratería de películas, música, programasde ordenadores, etcétera, en el Perú (y en el resto delmundo). Históricamente, ese país no fue respetuoso delcopyright de otros países sino hasta que alcanzó unaposición competitiva. El Tratado de Libre Comercio noestá firmado ni ratificado sino en proceso de negociación,sin embargo es lógico pensar que en ese marco haydemandas norteamericanas para incrementar laprotección legal a la industria del copyright así como larepresión de la piratería. El marco del Tratado de LibreComercio no es adecuado para ese tipo de discusiones.Hay necesidad además de regular cuidadosamente a laindustria para evitar la concertación de precios y del ritmode innovación, y así desincentivar la piratería.

6. Actualmente se señala que la tasa de consumode piratería de software en el Perú alcanza un68% del consumo total, porcentaje que inclusoiría en aumento, ocasionándose por ellomillonarias pérdidas que van en detrimento denuestra economía. Sin embargo, en tantosomos catalogados como la quinta economíamás informal del mundo, debemos recordarque un alto porcentaje de nuestra poblacióndepende de dichos empleos informales2.¿Cómo debemos afrontar ambas realidades,teniendo en cuenta que en el Perú los bajoscostos de reproducción de la “empresa pirata”

1 El Acuerdo de la Organización Mundial de Comercio (OMC) sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con elComercio.

2 Para mayor información, consultar: www.indecopi.gob.pe/upload/oci/oci.ppt3 La presente pregunta se realizó el 15 de octubre de 2005 y no fue dirigida a David Bravo.

Page 253: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

275

ha logrado una cadena de distribución a nivelnacional considerablemente eficiente, lo cualha permitido que muchas personas accedan amaterial cultural al que nunca hubieranaccedido?

MOSCOSO: No existe una cifra porcentual depiratería general en el Perú, pues los estimados serealizan por sectores. La Alianza Internacional dePropiedad Intelectual - IIPA establece los siguientesporcentajes: 75 % para el sector audiovisual, 67%para el sector software, 98% para el sectorfonográfico (http://www.iipa.com). Otros estimadosen la industria editorial, señalan un porcentajealrededor del 40% (Proyecto Crecer). La preguntaparte de una premisa equivocada. Si la eficiencia semide por la reducción de costos de cualquier manera,incluyendo la evasión tributaria, el contrabando queahorra pago de aranceles, el incumplimiento de lasobligaciones laborales, la omisión del pago deregal ías por derechos de autor e incluso lareproducción no autorizada de las obras, entoncestodos los que cometen estos actos ilícitos sonejemplo de eficiencia. Es fácil entender por qué estánen mejores condiciones de imponer precios mínimosa sus productos, y por qué generan una barrearapara que el sector formal reduzca precios pues sumercado se ve más reducido sin que puedandisminuir proporcionalmente los costos. Eso no eseficiencia, eso es delito. Si una empresa encuentrauna manera de ser eficiente robándose los insumosde sus productos, el resultado no será mayorcompetitividad, sino la sanción en un proceso penal.Las cuantiosas ganancias de las actividades ilícitassin duda son un incentivo para buscar coparmercados y mejorar canales de distribución, pero ellono es eficiencia, es delincuencia organizada.

Y finalmente, una premisa falsa adicional, lapiratería genera acceso a obras a una poblaciónque de otra manera nunca podría haber accedidoa las mismas. La piratería al ahuyentar la inversión,no nos permite contar con editoriales de paísesvecinos, cuya presencia generaría un impactopositivo en precios y en variedad. La piratería tieneel poder de eliminar la oferta formal, como lo logróal hacer desaparecer a las salas de cine hace diezaños. Preguntemos a nuestra población si no hagozado de música en sus diversos géneros endécadas pasadas sin tener que recurrir a la piratería,haciendo uso de medios legales de acceso. Es ciertoque la piratería ha obligado a las industrias a alterarsus formas de explotación, gracias a las facilidadestecnológicas de reproducción y distribución, perono confundamos los atributos de la tecnología conlos usos ilegales de la misma por los reproductoresy distribuidores piratas.

BRACAMONTE: El tema de la relación entre lainformalidad y la piratería, no es nuevo. Tampoco lo esel de la relación entre la piratería y otros delitos demayor envergadura.

Entre otros, el alto costo de un producto legal como elsoftware está directamente vinculado al volumen depiratería. A mayor piratería mayor costo del producto legal.Tratar de solucionar la piratería exclusivamente con unapolítica de precios bajos no resulta totalmente eficiente,pues el pirata siempre puede vender a precios menores.Tampoco se puede solucionar el problema culturallegalizando la piratería. Se trata más bien de conjugaruna política coherente e integrada. El Estado ya tiene unapolítica en materia de propiedad intelectual, lo que tieneque hacer es armonizarla con una política culturaladecuada. Corresponde al Estado equilibrar y armonizarla protección a la propiedad intelectual con el adecuadoacceso a la cultura, a la educación y al entretenimiento.

GELLES: La legislación sobre derechos de autor otorgauna protección excesiva a las corporaciones que creanlos programas de ordenadores (setenta años desde suprimera publicación). La extensión automática de laprotección legal a los programas de ordenadores, comosi fuesen obras literarias y artísticas, carece de sustentoeconómico. El ciclo de vida del producto informáticoes relativamente corto en término de años y lainnovación tiene carácter incremental, es decir, semejora lo ya existente. Esa es una importante barreralegal que se suma a la barrera tecnológica que requieredoble entrada al mercado, tanto de aplicativos comode sistema operativo. Es necesario reformar lalegislación para evitar que se perpetúen situaciones demonopolio y regular cuidadosamente a la industria.Esas son condiciones necesarias para que disminuya lapiratería de programas de ordenadores. Y ademáshabría que incentivar el uso de software libre.

BRAVO: Esos dos conflictos, los que originan la empresapirata y las descargas de Internet, tienen su origen endos carencias. Sobre la base de estos dos fenómenos seencuentran la precariedad laboral y el hecho de que unacceso satisfactorio a la cultura es sólo el privilegio deunos pocos. Aparte de decir la obviedad de que la únicamanera de eliminar la consecuencia es eliminando lacausa, creo sinceramente que la “empresa pirata” dediscos o películas tienen su final con Internet. Cuandoésta se popularice y alcance unas velocidades deconexión aceptablemente altas, los discos del Top Manta,al no ser originales, no tendrán ningún valor añadidoque ofrecer y nadie gastará dinero en un producto quepuede obtener gratuitamente desde su casa. Esosfenómenos, Top Manta y descargas de Internet, quesuelen englobarse maliciosamente en una mismapalabra: “piratería”, no sólo no son una misma cosasino que más bien son excluyentes entre sí.

Mes

a Re

dond

a

Page 254: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

276

7. En el año 2002 fue promulgada la Ley 28289de “lucha contra la piratería”, la cual aumentólas penas a los tipos penales de protección alos derechos de autor, pudiéndose dar penasde hasta ocho años de pena privativa delibertad a quien reproduce con fines decomercialización una obra sin consentimientoprevio y por escrito del autor (o titular de losderechos)4. Asimismo, actualmente elINDECOPI viene realizando una fuertecampaña publicitaria para difundir la idea deque la piratería es delito. Sin embargo, lamayoría de la población considera talesprácticas como socialmente aceptables antela falta de alternativas viables. ¿Cuál le parecela mejor solución a esta contradicción?

MOSCOSO: Una revisión integral del Código Penaldebiera establecer solución a los problemas deproporcionalidad existentes. Son innegables lasdistorsiones que genera la aplicación de la justicia queevidentemente atraviesa una crisis estructural depúblico conocimiento. Si las penas fueran debida yrazonablemente aplicadas, resultaría innecesarioestablecer mínimos que eviten que los jueces ordenencomparecencia a una persona cuya actividad ilícitagenera un perjuicio de trescientos millones de dólaresa toda una industria cultural, sin cuantificar el impactoen tributos, empleos o regalías. Ante esta situación,resulta impostergable la conformación de un juzgadoespecializado en propiedad intelectual que resuelva loscasos en esta materia con la capacitación debida y elconocimiento adecuado del impacto económico deestas actividades.

Por el lado de la demanda del producto, es necesariocontinuar, ampliar y mejorar los esfuerzos para

comunicar que esta actividad genera perjuicios anuestros creadores y a las empresas que los apoyan,así como a quienes invierten en el país. El cambio deactitudes es posible, como se demostró en la actitudciudadana ante las obligaciones tributarias hace quinceaños. Recientes encuestas de la consultora Apoyodemuestran que un 65 % de la población de Lima semuestra en contra de la piratería. Aunque dicha cifrano se refleje en su actitud de rechazo de la compra, esun paso adelante.

BRACAMONTE: La piratería es un fenómenoperjudicial que tiene una larga cola que arrastramuchos otros males para la sociedad.Desafortunadamente, en nuestro país tenemos unamoral relajada o doble moral. En gran medida esa esla raíz de nuestro atraso como sociedad. Nuestrasreglas no son claras o no se cumplen del todo.Tenemos la tendencia a pensar y a creer que la pirateríaes un delito de menor rango. Hoy por hoy paramuchos copiar ilegalmente un CD de música puedeparecer algo inocuo y hasta un alarde de audacia. Lomismo que pasarse una luz roja o manejar habiendotomado licor. Sin embargo las consecuencias sonnefastas y dolorosas. ¿Cómo pretendemos defendernuestro producto de bandera y nuestra únicadenominación de origen Pisco, si no somos estrictosal respetar la propiedad intelectual?

GELLES: Me parecen que las penas de cárcel sonexcesivas. Las campañas publicitarias pueden ser unmedio eficaz para generar conciencia en la población.Pero la mejor solución es reformar la legislación parano proteger excesivamente a la industria del copyright,regularla cuidadosamente y a la vez fomentar lacreación libre y cooperativa de obras literarias yartísticas.

4 Así, este tipo de acciones podría ser sancionada con la misma pena que quien realiza un homicidio doloso (artículo 106 del Código Penal), quien mataa otra persona manejando en estado de ebriedad (artículo 111), o quien realiza un robo –cuando se utiliza violencia contra el sujeto pasivo–.

La última vez que compró un CD ¿era original o no?

TOTALA B C D E Masc. Fem. 18-24 25-39 40-70

% % % % % % % % % % %

Era original 28 57 39 26 18 27 25 32 25 25 37

No era original 70 43 61 72 81 69 73 67 74 73 60

1 0 0 2 1 0 2 0 1 0 3

1 0 0 0 0 4 0 1 0 2 0

Total: 100% Base Real 307 37 70 106 68 26 178 129 107 125 75

Distribución ponderada 100% 4.1% 22.7% 29.9% 28.3% 15.1%

Base: Total de entrevistados que compró un disco CD en los últimos seis meses

Fuente: APOYO Opinión y Mercado S.A. Lima, mayo del 2004

NIVEL SOCIOECONÓMICO SEXO EDADRespuestas

No sabe

No precisa

Page 255: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

277

BRAVO: Por lo general cuando las leyes imponen sancionesdesmesuradas están dejando en evidencia precisamentela falta de aceptación social y eficacia de esa norma.

Cuando una norma prohíbe una práctica social habitualestamos ante lo que se denomina una norma perversa.El libro «La Eficacia de las Normas Jurídicas» define lanorma perversa como aquella que «es generalmenteincumplida y generalmente inaplicada y queeventualmente se aplica». Este tipo de normas quemandan justo lo contrario de lo que la sociedad hace yque sólo se aplica sobre algunos de sus muchos posiblesdestinatarios, generan una serie de efectos negativos:

Mes

a Re

dond

a

la percepción de la aplicación de la norma es vista comoarbitrariedad y no como justicia, da cancha a lacorrupción de la autoridad encargada de elegir entremillones de destinatarios quién será el cabeza de turcoy, además, este tipo de normas invierte la percepciónque suele tenerse del incumplidor y de la autoridadconsiderándose al incumplidor como una víctima deun sistema injusto que lo ha elegido para que paguepor el pecado de todos.

En lo que respecta a la descarga y subida de datos nolucrativas creo que las normas perversas han deeliminarse.

8. Tomando en consideración la importancia deincentivar la creación intelectual, los altoscostos de protección de la misma, el crecientedesarrollo y difusión de las tecnologíasdigitales, así como la necesidad de que lamayoría de la población pueda acceder a lacultura y a la tecnología; ¿cómo considerausted que se debería manejar la protecciónde los derechos autor y los derechos dereproducción en el futuro, ya sea a un medianoo largo plazo?

MOSCOSO: La pregunta merece una respuesta ampliaque excede el espacio en esta revista. Más de diez añosde discusiones internacionales, dos tratados dederechos de autor y derechos conexos, variasconferencias diplomáticas y abundante doctrina ylegislación comparada intentan brindar respuesta estapregunta. Sin embargo, la respuesta general es la

Con relación a la gente que compra piratería, ¿usted considera que cometen un delito, cometen una falta moral o considera que es una situación normal?

TOTALA B C D E Masc. Fem. 18-24 25-39 40-70

% % % % % % % % % % %

30 27 31 30 29 31 30 29 27 25 36

39 57 46 41 36 33 39 39 38 43 36

29 12 23 25 34 31 27 31 32 30 25

2 4 0 4 1 5 4 1 3 2 3

Total: 100% Base Real 600 67 103 193 170 67 296 304 149 227 224

Distribución ponderada 100% 3.6% 16.3% 26.6% 34.5% 19.0%

Base: Total de entrevistados

Fuente: APOYO Opinión y Mercado S.A. Lima, mayo del 2004

EDADSEXONIVEL SOCIOECONÓMICORespuestas

Cometen una falta moral

Situación normal

No precisa

Cometen delito

misma que ha dado origen al sistema de derechos deautor. Se trata de brindar garantías a los creadores paraque tengan incentivos a seguir creando y explotandosus obras en el entorno digital, sin que este marco deincentivos afecte el beneficio del acceso de losciudadanos a la información y la cultura, beneficio quepuede garantizarse a su vez mediante lacorrespondiente adopción de limitaciones yexcepciones.

BRACAMONTE: La protección de las creacionesintelectuales no tiene un alto costo en la medida quela protección es automática y sin ninguna formalidad.Lo que indudablemente tiene un costo es utilizar oexplotar bienes protegidos por los derechos de autor.Sin embargo, los derechos de autor en su aspectopatrimonial, en alguna medida, también está sujetosal libre juego de la oferta y la demanda. Por otra parte,es totalmente natural que la sociedad deba tener acceso

Page 256: INDICE - PUCP

THEMIS 51Revista de Derecho

278

a la cultura y a la tecnología. El Estado debe dar porello leyes que incentiven a las empresas culturales ypromover el respeto a la propiedad intelectual.

La protección a los derechos de autor conceptualmentedebe ser la misma, el tema está establecer mecanismoságiles y seguros tanto para los creadores como paralos usuarios. Caso similar ocurre con el comercioelectrónico y con las tarjetas de crédito, se hacenecesario agilizar las transacciones online pero tambiénestablecer medios seguros que eviten delitos.

El establecimiento de adecuadas medidas tecnológicasy de gestión de negocios en el ámbito de lo que es laadministración colectiva del derecho de autor debieraser una solución.

Las sociedades de gestión colectiva surgen como lasgrandes administradoras de los derechos de autor, enla medida en que estén adecuadamente manejadas afin de estar en posición de dar solución a muchos delos problemas que hoy nos afligen en materia depropiedad intelectual. Su adecuada gestión y correctafiscalización por el Estado debe ser una garantía paratitulares y usuarios.

GELLES: En el mediano o largo plazo, se deberíacomparar, en la teoría y en la práctica, un sistema dederechos de autor (reformado) con un sistemaalternativo donde la creación de obras literarias yartísticas sea libre y cooperativa. Habría que determinarqué sistema es el que produce mayores incentivos para

crear obras nuevas, variadas y de calidad, a costos deproducción y reproducción bajos, y que permita elacceso de toda la población interesada. Como ejemplodel segundo sistema se puede señalar que Internet esuna red libre y cooperativa, que tuvo su origen en elsector público.

BRAVO: Las leyes no están ni para proteger modelos denegocio ni para ilegalizar comportamientos generalizadose imposibles de frenar en la práctica. Los telares mecánicossustituyeron a los telares manuales y los trabajadores quese quedaron en el paro por este nuevo inventoreaccionaron quemándolo. Los juicios, las persecucionesy las leyes contra las redes peer to peer son esa mismareacción pero en su versión actualizada al siglo XXI. Si lamitad del dinero y el tiempo que gasta la industria enperseguir adolescentes que intercambian música, loinvirtieran en un nuevo modelo de negocio, conseguiríanmás resultados. Del mismo modo, y como decíamosanteriormente, si el Estado invirtiera los costos de exclusiónen la remuneración de la actividad creadora, tambiénconseguiríamos más resultados. En definitiva, los recursostanto privados como públicos malgastados en frenar loimparable deberían dirigirse a adaptarse.

Creo que hay que empezar por eliminar losabsurdamente largos períodos de protección delcopyright, por consolidar la copia para uso personal ypor eliminar la necesidad de autorización para lacomunicación pública. Esto creo que es el techo mínimoporque es pedir, ni más ni menos, que las leyes aceptencuál es la realidad en lugar de intentar prohibirla.

¿Usted considera que la piratería?

TOTALA B C D E Masc . Fem. 18- 24 25-39 40- 70

% % % % % % % % % % %

67 75 74 62 64 72 66 67 66 62 72

27 16 16 32 33 22 27 28 28 32 23

No precisa 6 9 10 6 3 6 7 5 6 6 5

Total: 100% Base Real 600 67 103 193 170 67 296 304 149 227 224

Distribución ponderada 100% 3.6% 16.3% 26.6% 34.5% 19.0%

Base: Total de entrevistados

Fuente: APOYO Opinión y Mercado S.A. Lima, mayo del 2004

Se debe eliminar porque atenta contra la ..propiedad intelectual y los derechos de autor

Se debe mantener porque permite acceder a ..libros, DVD, CD más baratos

EDADNIVEL SOCIOECONÓMICO SEXORespuestas

Page 257: INDICE - PUCP

La comisión de Contenido a cargo de la presente edición de THEMIS-Revista de Derecho estuvo conformada por: Oscar Súmar (Director), Milagros de Pomar, Jimena Aliaga, Luis Miguel Velarde, Isabel Lira y Carmen María Accinelli.