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INESTABILIDAD DE LAS VERTIENTES Se ha realizado un inventario de movimientos de ladera a partir del estudio de la fotografía aérea y su posterior constatación en el campo. Los movimientos observados se clasifican en función de la tipología, tipo de material, actividad y fase de desarrollo, (Varnes, 1978; WP/WLI, 1993; Chacón, et al., 1996; Corominas y García Yagüe, 1997). Se han inventariado un total de 204 movimientos que afectan (rotura más acumulación) al 4 % del total del área de estudio y se dividen en 91 deslizamientos, 68 flujos de derrubios, 30 desprendimientos y 15 movimientos complejos. Las filitas, donde se concentran el 45 % de los movimientos es el material más afectado por los mismos, seguido de los mármoles con el 35 %. Cuarcitas con el 8 % y esquistos con el 5% son litologías menos relevantes al respecto (figura 1). Figura 1: Distribución de los movimientos de ladera en la zona de estudio. A: Porcentaje del área afectada respecto al área total. B: Porcentaje de movimientos de ladera según litología. C: Número de movimientos y porcentaje respecto al número total de cada tipología. D: Porcentaje del área de cada tipología respecto al área movilizada. Deslizamientos Se han inventariado un total de 91 deslizamientos, 89 deslizamientos translacionales y 2 deslizamientos rotacionales. Representan el 45% del número total de movimientos de ladera

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INESTABILIDAD DE LAS VERTIENTES Se ha realizado un inventario de movimientos de ladera a partir del estudio de la fotografía aérea y su posterior constatación en el campo. Los movimientos observados se clasifican en función de la tipología, tipo de material, actividad y fase de desarrollo, (Varnes, 1978; WP/WLI, 1993; Chacón, et al., 1996; Corominas y García Yagüe, 1997). Se han inventariado un total de 204 movimientos que afectan (rotura más acumulación) al 4 % del total del área de estudio y se dividen en 91 deslizamientos, 68 flujos de derrubios, 30 desprendimientos y 15 movimientos complejos. Las filitas, donde se concentran el 45 % de los movimientos es el material más afectado por los mismos, seguido de los mármoles con el 35 %. Cuarcitas con el 8 % y esquistos con el 5% son litologías menos relevantes al respecto (figura 1).

Figura 1: Distribución de los movimientos de ladera en la zona de estudio. A: Porcentaje del área afectada respecto al área total. B: Porcentaje de movimientos de ladera según litología. C: Número de movimientos y porcentaje respecto al número total de cada tipología. D: Porcentaje del área de cada tipología respecto al área movilizada.

Deslizamientos Se han inventariado un total de 91 deslizamientos, 89 deslizamientos translacionales y 2 deslizamientos rotacionales. Representan el 45% del número total de movimientos de ladera

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inventariados y afectan al 1,8% del área de estudio. La extensión de los deslizamientos varía entre 231 m2 y 68 hectáreas (ha), con un valor medio de 3,8 ha. Este tipo de movimientos se suelen producir principalmente en filitas, con el 41% de los deslizamientos inventariados producidos en este material. Por orden decreciente, también se producen deslizamientos en mármoles (23%), cuarcitas (15%), conglomerados (11%) y calcoesquistos (10%). Las figuras 2 y 3 ilustran un deslizamiento translacional y uno rotacional, respectivamente.

Figura 2: Deslizamiento translacional en fase de desarrollo y actividad suspendida. A: Escarpe principal. B: Escarpes secundarios. C: Escarpe de un desprendimiento. D: Filitas. E: Cauce del río Guadalfeo. F: Almegíjar.

Figura 3: Deslizamiento rotacional sobre el cauce del río Seco (Órgiva). A: Filitas, B: Mármoles calizos. C: Superficie de deslizamiento. D: basculamiento producido por el deslizamiento E: Deslizamiento translacional en filitas.

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Desde el punto de vista del análisis de la peligrosidad y el riesgo es importante conocer el grado actividad y la fase de desarrollo de los deslizamientos (WP/WLI, 1993; Chacón et al., 1996). Según la clasificación utilizada en estos trabajos, la mayoría de los deslizamientos inventariados presentan un grado de actividad dormido (86%). El 10% de los deslizamientos presentan un grado de actividad suspendido y sólo el 4% se pueden definir como relictos. La mayoría de los deslizamientos se encuentran en la fase de desarrollo correspondiente a desarrollo (45%), también hay un número importante de deslizamientos en fase de inicio (26%) y avanzada (27%). Tan sólo el 1% de los deslizamientos se encuentra en fase de agotamiento (figura 4).

Figura 4: Grado se actividad y Fase de desarrollo de los deslizamientos inventariados. Flujos de derrubios Se han inventariado un total de 68 flujos de derrubios. Representan el 33% del número total de movimientos de ladera inventariados y afectan al 1,4% del área de estudio. Son movimientos superficiales y, en general, sus dimensiones son inferiores a los deslizamientos y movimientos complejos, variando su superficie entre 286 m2 y 35 ha, con un valor medio de 3,9 ha. El 59% de los flujos de derrubios se producen en filitas muy meteorizadas con un comportamiento tipo suelo. También se producen flujos de derrubios, aunque en menor proporción, en cuarcitas (contienen el 15% de los flujos de derrubios) y calcoesquistos (contienen el 13% de los flujos). En otros materiales como mármoles, micaesquistos y conglomerados se producen el 13% de los flujos restantes. Se comprueba que este tipo de movimientos se genera en litologías fácilmente meteorizables. Se observa que los flujos de derrubios se generan en pendientes menores a las pendientes necesarias para que se produzcan deslizamientos. Al ser movimientos rápidamente erosionables, muchos de estos movimientos son difíciles de identificar, no obstante se han inventariado flujos producidos por las lluvias copiosas del año hidrológico 96/97 donde se puede cartografiar la masa movilizada. Desprendimientos Se han inventariado un total de 30 desprendimientos. Representan el 15 % del número total de movimientos de ladera y afectan al 0,3% del área de estudio. La extensión en este tipo de movimientos varía entre 453 m2 y 23 ha, con un valor medio de 2,4 ha. El 70% de los desprendimientos se produce en mármoles. Otras litologías afectadas por desprendimientos son micaesquistos (presentan el 17% de los desprendimientos), calcoesquistos (10% de los

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desprendimientos) y cuarcitas (3% de los desprendimientos). Se observa que, inversamente a los flujos de derrubios, los desprendimientos se producen, sobre todo, en los materiales más resistentes a la meteorización. Frecuentemente los flujos de derrubios y los desprendimientos están asociados. Los flujos de derrubios que se producen en las filitas descalzan los mármoles generando desprendimientos. Movimientos Complejos Se han inventariado un total de 15 movimientos complejos. Representan el 7 % del número total de movimientos de ladera y afectan al 0,4% del área de estudio. En general, son los movimientos más profundos identificados en la zona de estudio. Su extensión media es de 4,4 ha, aunque varía entre 3,5 ha y 25 ha. Suelen involucrar diferentes litologías, en general, de resistencia contrastada y en pendientes similares a las que producen los deslizamientos. Se trata fundamentalmente de movimientos que pueden ser definidos como flujos de derrubios en la base, habitualmente en filitas, y deslizamientos translacionales y desprendimientos en cabecera. Tomado de:

Jiménez, J.; Irigaray, C.; El Hamdouni, R.; Fernández, T. y Chacón, J. (2005). Rasgos geomorfológicos y movimientos de ladera en la cuenca alta del río Guadalfeo, sector Cádiar-Órgiva (Granada). VI Simposio Nacional sobre Taludes y Laderas Inestables. J. Corominas, E. Alonso, M. Romana, M. Hürlimann (eds.). Vol. II, 891-902. Valencia. ISBN: 84-689-2564-0.