Info y textos

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E.I.D.F.S 3ero 3era pág. 1 Material para Lengua y Literatura 3er año Contenidos: Lengua y Literatura 1er Trimestre 2do Trimestre 3er Trimestre Origen y evolución del castellano Composición de palabras Texto expositivo Subrayado de ideas Notas marginales Procedimientos Cuadros comparativos Red conceptual Nociones gramaticales Cohesión semántica: sinonimia, hiperonimia, campo semántico Oración simple Revisión Géneros literarios y subgéneros La narrativa: cuento - novela Nociones gramaticales Oración compuesta Coordinación Descripción técnica y literaria Géneros literarios y subgéneros La lírica: versificación, rima, recursos poéticos. Texto argumentativo Carta del lector: partes y recursos argumentativos Cohesión sintáctica: conectores, sustitución. Nociones gramaticales Oración compuesta: subordinación Verbos irregulares: conjugación Géneros literarios y subgéneros El drama: elementos y características El texto y sus propiedades

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Material para Lengua y Literatura 3er año

Contenidos:

Lengua y Literatura

1er Trimestre 2do Trimestre

3er Trimestre

Origen y evolución

del castellano

Composición

de palabras

Texto expositivo

Subrayado de ideas

Notas marginales

Procedimientos

Cuadros comparativos

Red conceptual

Nociones

gramaticales

Cohesión semántica:

sinonimia, hiperonimia,

campo semántico

Oración simple

Revisión

Géneros literarios y

subgéneros

La narrativa:

cuento - novela

Nociones

gramaticales

Oración compuesta

Coordinación

Descripción

técnica y literaria

Géneros literarios y

subgéneros

La lírica: versificación, rima,

recursos poéticos.

Texto

argumentativo

Carta del lector:

partes y recursos

argumentativos

Cohesión sintáctica:

conectores, sustitución.

Nociones

gramaticales

Oración compuesta:

subordinación

Verbos irregulares:

conjugación

Géneros literarios y

subgéneros

El drama:

elementos y

características

El texto y sus

propiedades

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Actividad de diagnóstico Lectura 1

Lea el texto con atención y subraya las ideas más importantes:

EL ECLIPSE

Augusto Monterroso

Cuando fray Bartolomé Arrazola se sintió perdido aceptó que ya nada podría salvarlo. La selva

poderosa de Guatemala lo había apresado, implacable y definitiva. Ante su ignorancia topográfica se

sentó con tranquilidad a esperar la muerte. * Quiso morir allí , sin ninguna esperanza, aislado, con el

pensamiento fijo en la España distante, particularmente en el convento de los Abrojos, donde Carlos

Quinto condescendiera una vez a bajar de su eminencia para decirle que confiaba en el celo religioso

de su labor redentora.

Al despertar se encontró rodeado por un grupo de indígenas de rostro impasible que se disponían a

sacrificarlo ante un altar, un altar que a Bartolomé le pareció como el lecho en que descansaría, al fin,

de sus temores, de su destino, de sí mismo.

Tres años en el país le habían conferido un mediano dominio de las lenguas nativas. Intentó algo. Dijo

algunas palabras que fueron comprendidas.

Entonces floreció en él una idea que tuvo por digna de su talento y de su cultura universal y de su

arduo conocimiento de Aristóteles. Recordó que para ese día se esperaba un eclipse total de sol. Y

dispuso, en lo más íntimo, valerse de aquel conocimiento para engañar a sus opresores y salvar la vida.

-Si me matáis -les dijo- puedo hacer que el sol se oscurezca en su altura.

Los indígenas lo miraron fijamente y Bartolomé sorprendió la incredulidad en sus ojos. Vio que se

produjo un pequeño consejo, y esperó confiado, no sin cierto desdén.

Dos horas después el corazón de fray Bartolomé Arrazola chorreaba su sangre vehemente sobre la

piedra de los sacrificios (brillante bajo la opaca luz de un sol eclipsado), mientras uno de los indígenas

recitaba sin ninguna inflexión de voz, sin prisa, una por una, las infinitas fechas en que se producirían

eclipses solares y lunares, que los astrónomos de la comunidad maya habían previsto y anotado en sus

códices sin la valiosa ayuda de Aristóteles.

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TEMA: ORIGEN Y FORMACION DEL CASTELLANO

Algunos aseguran que la lengua que hablamos hoy en día llega a mas de 400 millones de personas en el

mundo; nació en la región montañosa de Cantabria, al norte de la península ibérica.

El uso de la lengua castellana se ha rastreado hasta el siglo X en las proximidades de la región de Burgos

(región de Castilla La Vieja, también al norte de la península ibérica, muy cercana a la región de los montes

cantábricos).

Sin embargo, el uso de dicha lengua no fue automático, no surgió espontáneamente, sino que sufrió un

largo y trajinado proceso de formación que se emparenta, inevitablemente, con muchos sucesos acaecidos

en la península ibérica desde más de dos milenios.

1.- Lenguas primitivas.

-Antes de la llegada de los españoles, en el siglo III A.C. ya vivían en la península ibérica

algunos pueblos de procedencias diversas y que tenían sus propias lenguas (obviamente

primitivas), a saber, los íberos, los celtas, los vascos, los cartagineses y los griegos.

Posteriormente los íberos se fundieron con los celtas y dieron nacimiento a la cultura celtíbera.

Se sabe que diversas culturas colonizaron la península en diferentes momentos históricos y,

como es natural, cada una dio a estos territorios un nombre. Por ejemplo, los fenicios la

llamaron Ishepanim (Tierra de Conejos), de donde

los cartagineses derivaron Spanija y

los romanos Hispania; claro que antes de estos

últimos los griegos la llamaron Iberia.

De las culturas antiguas, primeras, la única que ha

sobrevivido hasta ahora son los Vascos quienes

mantienen el uso de su lengua vascuence o

euskera, actualmente en uso en el país Vasco,

perteneciente al estado español. Pero hasta las que no

han sobrevivido han dejado su huella en el

vocabulario español: barro, cabaña, cerveza, salmón,

carpintero, conejo, charca, perro, lanza, balsa...

2.- Dominación romana.-

Los romanos invadieron la península ibérica en el siglo III AC y su influencia política militar

persistió hasta el siglo V dC.

Una vez declarada Hispania provincia romana, los invasores organizaron y colonizaron la

mayor parte del territorio peninsular, impusieron sus costumbres, su cultura, sus normas

jurídicas y, obviamente, su lengua (el latín).

En el tiempo en que Roma colonizó la península se usaban hasta tres tipos de latín: el latín

clásico o literario (lengua en la que escribían los grandes poetas romanos); el latín

urbano (usado en las ciudades por los patricios y ciudadanos en sus conversaciones diarias); y

el latín vulgar (usado por el ejército y los colonos).

Este ultimo latín vulgar, usado por los legionarios romanos en las provincias conquistadas y

por la masa popular de los colonos y comerciantes fue el que dio original romance castellano.

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El Vasco no sufrió la dominación romana como el resto de la Península y por eso conservó su

propia lengua. La mayoría de las palabras del castellano proceden del latín (70 %): los días de

la semana (menos el sábado), los meses del año, muchos nombres de ciudades y pueblos

(Pamplona, León, Zaragoza, Lugo, Mérida, Astorga...), los numerales, etc.

Tema: composición de palabras prefijos y sufijos

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TEMA: ORIGEN Y FORMACION DEL CASTELLANO (cont)

3.- La invasión de los Visigodos.- Ya en el siglo V d.C., un conjunto de pueblos no

conquistados (a los que los romanos dieron la denominación general de bárbaros) invadió las

provincias romanas. Esto originó un rompimiento del vínculo político social y militar

con Roma y las formas vulgares del latín traído

por los legionarios empezaron a diferenciarse

cada vez más, no solo de la lengua romana sino

también entre las diversas regiones que dejaron

de pertenecer al Imperio.

Los Visigodos, pueblo de origen germánico,

fueron los que se establecieron en la península

ibérica. Paulatinamente fueron adaptándose a las

costumbres y lenguas propias de la región,

romanizándose profundamente, sobre todo

desde su conversión al catolicismo en el siglo VI.

La actual nacionalidad española está basada en la

cultura hispano visigoda. Si bien los visigodos, se adaptaron a la cultura y al latín vulgar que

se utilizaba en España; nos dejaron muchas palabras de su lengua que se llaman

germanismos: parra, ropa, ganso, aspa, guardia, espía, tapa, brotar…

4.- La invasión árabe.- Obedeciendo los preceptos religiosos del Islamismo, los árabes

invadieron la península ibérica en el año 711 d.C. Casi todo lo que se conoce ahora como

territorio español cayó bajo dominación musulmana.

Es así como una nueva cultura y una nueva lengua se posesionan en la península ibérica y

nutren al que luego será el romance castellano. Se calcula que cerca del 5% del léxico

castellano proviene del árabe. Después del latín es la lengua que más términos ha aportado a

nuestra lengua. Su cultura es superior a la de los visigodos. Por esto y por la cantidad de

tiempo que estuvieron con nosotros, nos dejaron muchísimas palabras: Ejemplo:

Agricultura: alcachofa, acequia, albaricoque, algodón,

azúcar, zanahoria, aceituna, naranja... Jardinería: alhelí,

azucena, azahar Construcción: albañil, alcoba, tabique,

alcantarilla, azotea, azulejo. Ropa y utensilios: alfombra,

taza, almohada, tarima, albornoz Ciencias: álgebra, alcohol,

cifra, jarabe, azufre, alambique.

5.- Lenguas románicas.- La expresión lengua

romance o románica proviene de Roma de la

expresión hablar a la romana, muy usada en la época de la influencia visigoda y que sirvió

para señalar a las personas que hablaban en algún dialecto del latín vulgar que aun

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permaneció vigente, tomando cada vez más su propia personalidad región a región, en los

antiguos territorios del Imperio Romano.

Con el transcurrir de las centurias

estos hablares a la romana fueron

transformándose y adquiriendo su

propia personalidad, llegando hasta

nuestros días con sus propios

nombres: castellano, francés,

italiano, portugués, provenzal,

rumano, sardo, catalán,

retorrománico, asturiano y gallego.

6.- Formación del Castellano.- La

llamada Guerra de la Reconquista le

costó a los españoles alrededor de ocho siglos de penurias y enfrentamientos contra los árabes

(711-1492).

Los reinos cristianos, replegados en la zona montañosa del norte, combatieron contra los

musulmanes que dominaban todo el sur y el centro de la península.

Pero estos más de ocho siglos no fueron de permanente tensión bélica entre los dos pueblos.

Hubo largos periodos de paz entre cristiano y musulmanes. Un numeroso grupo de

pobladores hispano godos, llamados mozárabes vivieron en lugares de abierta dominación

árabe.

En los reinos del norte, lentamente se fueron diferenciando los romance gallego, castellano y

catalán. En el centro y sur de la península, los árabes hablaban el árabe y los hispanogodos el

mozárabe.

Los habitantes del reino de

Castilla fueron, siempre los

adelantados en la Guerra de la

Reconquista; siempre

estuvieron en el límite entre

los cristianos y los árabes y

fueron ellos quienes

consiguieron, lentamente,

replegar a los musulmanes

hacia el sur de la península.

Con ese espíritu combativo,

independiente y abnegado,

reflejado en las mismas costumbres de la población, se fue nutriendo el romance que

hablaban. El romance castellano recibe así, una marcada personalidad frente a las otras

lenguas.

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7.- Préstamos lingüísticos: El

vocabulario de esta época se

enriqueció con numerosas voces

tomadas del latín, pero también con

términos de origen italiano (bisoño,

escopeta, piloto, centinela, terceto,

novela<), francés (servilleta,

trinchera, bayeta, corcel, batallón<).

En el arte: fachada, escorzo,

carroza, medalla, soneto, terceto,

piano, barcarola, etc.; milicia:

escopeta baqueta, centinela, alerta,

Los siglos XVIII, XIX son épocas de

importantes avances materiales y

científicos, lo cual creó una gran demanda de términos para denominar los nuevos conceptos

y realidades; algunos se acuñaron utilizando los recursos de la propia lengua, pero otros

muchos fueron préstamos que se tomaron del francés (galicismos). Ejemplos: hotel, silueta,

chofer, manjar, vinagre, servilleta, etc

En el siglo XX, el anglicismo ha tenido un progreso imparable, acrecentado en los últimos

tiempos por las innovaciones tecnológicas y de la irrupción de los neologismos y calcos del

inglés. Ejemplo: Voley, golf, surf, shampoo, ok, click, compact, sketch, fan, túnel, vagón, yate,

etc.

8.- En el año 1492 Colón arribó a las costas de América. Para ese entonces en la península

ibérica el castellano ya se encontraba fuertemente asentado.

En América el objetivo era imponer el español, y a este largo proceso se lo llamó

hispanización. Este duró largos años debido a que el continente americano era el más

fragmentado lingüísticamente. Se calcula que había más o menos entre 123 familias de

lenguas. De ellas destacamos a algunas

como: el taino, el maya, el quechua, el

guaraní, el mapuche, el náhuatl y el

aymará.

El quechua se utilizaba en la zona de lo

que hoy en día es Perú, Bolivia y Ecuador,

ejemplo: mate, papa, locro, chacra,

pampa, ojota, choclo, zapallo, Andes,

cancha, etc. El aymará, en Bolivia. El

náhuatl se hablaba en México, ejemplo:

chocolate, cacao, tomate, cacahuate,

chapulín, etc. Y el guaraní era un habla

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predominante en lo que en la actualidad conocemos por Paraguay y las provincias argentinas

de Misiones y Corrientes, ejemplo: ombú, ñandú, tapera, tucán, etc. El Caribe en las Antillas,

ejemplo: canoa, colibrí, cacique, maíz, huracán, etc.

9- El español en la Argentina

El idioma español, presenta un sistema y rasgos gramaticales, los cuales son únicos e

inalterados. No obstante en nuestro país este idioma se diferencia en algunos aspectos de tipo

morfológico, fonético, sintáctico, semántico y especialmente en el vocabulario. Eran de

esperarse estas diferencias, debido a las disímiles realidades, costumbres, estilo de vida,

ubicación y propiedades geogr{ficas. Por ejemplo palabras como “mate”, “puma” y “pampa”

son solamente aplicables para la Argentina. En cuanto al resto de América las desigualdades

se deben a factores socio-culturales.

Sin embargo, entre las distintas regiones de Argentina también hay diferencias en el habla.

Esto se debe a las distintas influencias por parte de los grupos indígenas y a las inmigraciones

extranjeras.

Hay dos clasificaciones posibles de la lengua, la lengua escrita (o culta) y la hablada (o

coloquial). La primera, no ha sufrido muchos cambios y fue mejorándose a través de la

variedad de obras con autores argentinos. La segunda podemos observar a grandes rasgos dos

diferencias: la escasez de vocabulario, en las zonas con mayor población y en las zonas rurales,

características fonéticas vulgares.

A ejemplos de las características fónicas:

*El seseo aplicado de manera similar a la “s”, “c”, y “z”, ejemplo: siruela por ciruela, sapato en

vez de zapato y sapo por sapo.

*El yeísmo, que es la pronunciación de la “ll” como “y”, ejemplo: yama por llama y yanto por

llanto. En la provincia de corrientes la herencia del guaraní, determinó en la fonética una “ll”

muy marcada. En algunas provincias, la “ll” fue remplazada por el sonido de la letra “i”,

ejemplo: cabaio por caballo y iave por llave.

*En las provincias de la Rioja y Catamarca se pronuncia la “rr” similar a la “y”,

ejemplo: yisa por risa y ayeglo por arreglo.

*La aspiración de la “s” cuando esta se encuentra al final de la sílaba, ejemplo: do o tre como

dos o tres.

*La acentuación del pronombre en el caso del pronombre enclítico, ejemplo: sientesé por

siéntese y tomenlá por tómenla.

*En el caso de algunas provincias como Córdoba, Santiago del Estero, Tucumán y Salta, el

acento sufre una alteración, varía la cantidad de vocales, abreviándolas o alargándolas según

el tono.

Las siguientes son características de aspecto sintáctico:

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*El voseo: reemplazo del pronombre personal “tú” por el pronombre personal “vos”. Este

último concuerda con la persona del plural, pero contraída, y pierde el diptongo (vos contás,

vos tenés, y vos estudiás).

*El uso de ustedes por vosotros concordando con la tercera persona del plural (ustedes

cantarán, ustedes tienen)

*Ciertos tiempos verbales, como el futuro indicativo, son reemplazados por frases (voy a salir,

voy a comer)

*En las oraciones condicionales se utiliza en lugar del pretérito imperfecto, el modo potencial

(si tendría ganas lo haría, si podría iría en vez de si pudiese iría o si tuviese ganas lo haría).

*Uso de la forma “lo de” por “la casa de” (iré a lo del médico). Y m{s grave todavía (iré del

médico).

*La muletilla denominada “dequeísmo” consiste en agregar la preposición “de” en algunas

frases (me dijo de que vendrán por me dijo que vendrán).

Aspectos morfológicos:

*El ya nombrado voseo, puede categorizarse también en el área morfológica debido a la

pérdida del diptongo en el verbo (vos podés en lugar de puedes).

*El uso de diminutivos y aumentativos (paisanote, grandote, cerquita, gauchito).

Características léxicas:

*En la gran ciudad se produjo un fenómeno que fue el crecimiento de una jerga paralela. Esta

jerga denominada lunfardo, se originó en las clases sociales más pobres y fue desarrollándose

a través del tiempo hasta formar parte del habla porteña. Es frecuente también que algunos

escritores nacionales mezclen alguna palabra del lunfardo con el castellano generalmente en el

género narrativo o teatral. En lunfardo es el legado de las inmigraciones, a comienzos del siglo

XX, de Italia principalmente y de Francia.

*Algunas palabras solo son utilizadas en nuestro país como: tiento, mate, puestero, velorio,

churrasco, yuyo, trincar, apechugar, tranquera, masita, retrucar, pampero, canillita, etc.

Ejemplo de lunfardo en la letra de los tangos:

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Yira yira

Cuando la suerte qu' es grela,

fayando y fayando

te largue parao;

cuando estés bien en la vía,

sin rumbo, desesperao;

cuando no tengas ni fe,

ni yerba de ayer

secándose al sol;

cuando rajés los tamangos

buscando ese mango

que te haga morfar...

la indiferencia del mundo

-que es sordo y es mudo-

recién sentirás.

Verás que todo el mentira,

verás que nada es amor,

que al mundo nada le importa...

¡Yira!... ¡Yira!...

Aunque te quiebre la vida,

aunque te muerda un dolor,

no esperes nunca una ayuda,

ni una mano, ni un favor.

Cuando estén secas las pilas

de todos los timbres

que vos apretás,

buscando un pecho fraterno

para morir abrazao...

Cuando te dejen tirao

después de cinchar

lo mismo que a mí.

Cuando manyés que a tu lado

se prueban la ropa

que vas a dejar...

Te acordarás de este otario

que un día, cansado,

¡se puso a ladrar!

Grela: mugre, basura

fayar-fayando: defraudar

estar en la vía es quedarse

sin nada

tamangos: zapatos

mangos: dinero

morfar: comer

yirar: andar sin rumbo, vagar

cincha: esforzarte

manyar: comer, pero en el

sentido que lo dice es darte cuenta,

avivarte

otario: ingenuo, un tonto

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Tango 1930

Música: Enrique Santos Discepolo

Letra: Enrique Santos Discepolo

Sorpresas del idioma / Sugerencias e imposiciones de la Real Academia Española

Cómo manejarse con la nueva ortografía

Supresión de tildes, castellanización de palabras provenientes de otras

lenguas, nuevos nombres para viejas letras, entre los cambios

Domingo 02 de enero de 2011 | Publicado en edición impresaAdriánSack

Para LA NACION

MADRID.- La llegada de 2011 no sólo significó una vuelta de página para la historia, sino

también para el uso del idioma español. A partir de ayer, las nuevas reglas y recomendaciones

incluidas en las 745 páginas de la flamante edición de la Ortografía de la lengua española ,

editada en diciembre último por la Real Academia Española (RAE), comenzaron a regir y a

generar, al mismo tiempo, dudas y polémicas sobre la necesidad de llevar a cabo esta muy

comentada reforma.

No obstante, y ante el vendaval de críticas y objeciones recibidas desde la prensa ibérica, el

propio presidente de la RAE, José Manuel Blecua, se esmeró en aclarar en los últimos días que

la mayoría de las modificaciones anunciadas por los medios como "cambios impuestos" por

esa institución no son más que "simples recomendaciones", mientras que las alteraciones más

radicales "sólo obedecen a la consolidación de reglas" que en la edición anterior de la

Ortografía , publicada en 1999 y con 577 páginas menos que la actual, presentaban alternativas

en su empleo o aparecían como recomendaciones.

A pesar de las aclaraciones, en esa última categoría es donde aparecen los cambios más

profundos.

Es el caso de las palabras "guión", "huí", "Sión", "truhán" o "fié", que desde ayer deben

escribirse obligatoriamente sin tilde, a no ser que sean empleadas, como en esta nota, para dar

cuenta de la modificación de la regla. Pero desde la RAE se insistió en que el uso de las nuevas

formas prescindentes de acentuación ortográfica ya habían sido aprobadas 11 años atrás, por

lo que tal supresión representa, apenas, la ratificación de una regla preexistente que no fue

debidamente acatada tras su presentación.

De igual manera, la muy española tendencia a castellanizar los términos extranjeros -en

especial provenientes del inglés- tiene, desde ayer, forma de ley.

Ya no será correcto escribir "piercing", "catering", "sexy", "judo" o "manager" si no se hace en

bastardilla o cursiva, con el fin de remarcar su origen extranjero. Desde el primer minuto de

2011, sólo se puede escribir sin este recurso la forma adaptada al idioma español de estas

palabras, es decir, "pirsin", "cáterin", "sexi", "yudo" y "mánayer". También sucede lo mismo con

los nombres propios, donde Tchaikovski pasará a escribirse Chaikovski.

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En la lista de las imposiciones más drásticas, también se hace notar la muerte de la tilde en la

conjunción disyuntiva "o" cuando es escrita entre números, lo que originalmente se

recomendaba para que la letra "o" no fuera confundida con el número "0". Pero ya no estará

bien escribir "4 ó 5". La única forma aceptada será "4 o 5".

Además, ya no existen más los ex presidentes ni los ex maridos, aunque sólo nominalmente,

porque luego de las modificaciones publicadas en la Ortografía de la lengua... , pasaron a ser

"expresidentes" y "exmaridos". Tan sólo las expresiones compuestas, como alto comisionado o

capitán general, podrán utilizar el prefijo "ex" en forma separada.

En cambio, y contrariamente a lo interpretado en un primer momento por varios medios

internacionales, la supresión del acento ortográfico en el adverbio "sólo" y los pronombres

"éste", "ése" y "aquél" no será obligatoria, ya que, tras arduas discusiones entre académicos, se

decidió mantener el uso de ambas formas.

"A partir de ahora se podrá prescindir de la tilde, incluso en casos de doble interpretación",

dice el texto, donde el "deberá" fue degradado en su rigor a un simple "podrá".

El empleo opcional de las modificaciones también se extiende a una de las reglas que más

polémicas despertaron: el reemplazo de la "b" corta por la más castiza "uve" para denominar a

la letra "v", o la desaparición del nombre "i griega" para designar a la "y", que la Docta Casa,

fundada en 1713, prefiere llamar "ye" por resultar su uso "el único recomendado para todo el

ámbito hispánico, por ser más simple y distinguirse directamente, sin más necesidad de

especificadores, del nombre de la vocal i».

Frente a las controversias y resistencias generadas por la gran cantidad de modificaciones de

las reglas incluidas en la nueva ortografía, que comprende la supresión en el alfabeto de la

"ch" y la "ll", José Manuel Blecua, de 71 años, se esperanzó de que todos los cambios impuestos

y propuestos "serán asimilados en cuanto se empiecen a enseñar en las escuelas", tal como

sucedió con reformas anteriores.

"En cuanto eso se enseñe en la escuela, no habrá inconvenientes. El problema es para nosotros,

para los que hemos aprendido así. A mí se me irá la mano en guión, es inevitable. Yo viví el

cambio de fue, vio , dio , que antes se escribían con tilde. Pero la nueva generación no ha tenido

ese problema", señaló el director de la RAE.

A partir de ahora, José Manuel Blecua será el encargado de demostrar que la nueva Ortografía

de la lengua española no fue inspirada por el guion de un truhan, sino por el trabajo conjunto y

consensuado de expertos y algún mánayer del idioma español en todos los países

hispanohablantes.

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Lectura 2

EL CRIMEN CASI PERFECTO

La coartada de los tres hermanos de la suicida fue verificada. Ellos no

habían mentido. El mayor, Juan, permaneció desde las cinco de la tarde hasta las

doce de la noche (la señora Stevens se suicidó entre siete y diez de la noche)

detenido en una comisaría por su participación imprudente en una accidente de

tránsito. El segundo hermano, Esteban, se encontraba en el pueblo de Lister desde

las seis de la tarde de aquel día hasta las nueve del siguiente, y, en cuanto al

tercero, el doctor Pablo, no se había apartado ni un momento del laboratorio de

análisis de leche de la Erpa Cía., donde estaba adjunto a la sección de dosificación

de mantecas en las cremas.

Lo más curioso de caso es que aquel día los tres hermanos almorzaron con

la suicida para festejar su cumpleaños, y ella, a su vez, en ningún momento dejó de

traslucir su intención funesta. Comieron todos alegremente; luego, a las dos de la

tarde, los hombres se retiraron.

Sus declaraciones coincidían en un todo con las de la antigua doméstica que

servía hacía muchos años a la señora Stevens. Esta mujer, que dormía afuera del

departamento, a las siete de la tarde se retiró a su casa. La última orden que recibió

de la señora Stevens fue que le enviara por el portero un diario de la tarde. La

criada se marchó; a las siete y diez el portero le entregó a la señora Stevens el

diario pedido y el proceso de acción que ésta siguió antes de matarse se presume

lógicamente así: la propietaria revisó las adiciones en las libretas donde llevaba

anotadas las entradas y salidas de su contabilidad doméstica, porque las libretas se

encontraban sobre la mesa del comedor con algunos gastos del día subrayados;

luego se sirvió un vaso de agua con whisky, y en esta mezcla arrojó

aproximadamente medio gramo de cianuro de potasio. A continuación se puso a

leer el diario, bebió el veneno, y al sentirse morir trató de ponerse de pie y cayó

sobre la alfombra. El periódico fue hallado entre sus dedos tremendamente

contraídos.

Tal era la primera hipótesis que se desprendía del conjunto de cosas

ordenadas pacíficamente en el interior del departamento pero, como se puede

apreciar, este proceso de suicidio está cargado de absurdos psicológicos. Ninguno

de los funcionarios que intervinimos en la investigación podíamos aceptar

congruentemente que la señora Stevens se hubiese suicidado. Sin embargo,

únicamente la Stevens podía haber echado el cianuro en el vaso. El whisky no

contenía veneno. El agua que se agregó al whisky también era pura. Podía

presumirse que el veneno había sido depositado en el fondo o las paredes de la

copa, pero el vaso utilizado por la suicida había sido retirado de un anaquel

donde se hallaba una docena de vasos del mismo estilo; de manera que el presunto

asesino no podía saber se la Stevens iba a utilizar éste o aquél. La oficina policial de

química nos informó que ninguno de los vasos contenía veneno adherido a sus

paredes.

El asunto no era fácil. Las primeras pruebas, pruebas mecánicas como las

llamaba yo, nos inclinaban a aceptar que la viuda se había quitado la vida por su

propia mano, pero la evidencia de que ella estaba distraída leyendo un periódico

cuando la sorprendió la muerte transformaba en disparatada la prueba mecánica

del suicidio.

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Tal era la situación técnica del caso cuando yo fui designado por mis

superiores para continuar ocupándome de él. En cuanto a los informes de nuestro

gabinete de análisis, no cabían dudas. Únicamente en el vaso, donde la señora

Stevens había bebido, se encontraba veneno. El agua y el whisky de las botellas

eran completamente inofensivos. Por otra parte, la declaración del portero era

terminante; nadie había visitado a la señora Stevens después que él le alcanzó el

periódico; de manera que si yo, después de algunas investigaciones superficiales,

hubiera cerrado el sumario informando de un suicidio comprobado, mis

superiores no hubiesen podido objetar palabra. Sin embargo, para mí cerrar el

sumario significaba confesarme fracasado. La señora Stevens había sido asesinada,

y había un indicio que lo comprobaba:¿ dónde se hallaba el envase que contenía el

veneno antes de que ella lo arrojara en su bebida?

Por más que nosotros revisáramos el departamento, no nos fue posible

descubrir la caja, el sobre o el frasco que contuvo el tóxico. Aquel indicio resultaba

extraordinariamente sugestivo. Además había otro: los hermanos de la muerta

eran tres bribones.

Los tres, en menos de diez años, habían despilfarrado los bienes que

heredaron de sus padres. Actualmente sus medios de vida no eran del todo

satisfactorios.

Juan trabajaba como ayudante de un procurador especializado en divorcios.

Su conducta resultó más de una vez sospechosa y lindante con la presunción de un

chantaje. Esteban era corredor de seguros y había asegurado a su hermana en una

gruesa suma a su favor,; en cuanto a Pablo, trabajaba de veterinario , pero estaba

descalificado por la Justicia e inhabilitado para ejercer su profesión, convicto de

haber dopado caballos. Para no morirse de hambre ingresó en la industria lechera,

se ocupaba de los análisis.

Tales eran los hermanos de la señora Stevens. En cuanto a ésta, había

enviudado tres veces. El día del “suicidio” cumplió 68 años; pero era una mujer

extraordinariamente conservada, gruesa, robusta, enérgica, con el cabello

totalmente renegrido. Podía aspirar a casarse una cuarta vez y manejaba su casa

alegremente y con puño duro. Aficionada a los placeres de la mesa, su despensa

estaba provista de vinos y comestibles, y no cabe duda de que sin aquel

“accidente” la viuda hubiera vivido cien años. Suponer que una mujer de ese

carácter era capaz de suicidarse, es desconocer la naturaleza humana. Su muerte

beneficiaba a cada uno de los tres hermanos con doscientos treinta mil pesos.

La criada de la muerta era una mujer casi estúpida, y utilizada por aquélla

en las labores groseras de la casa. Ahora estaba prácticamente aterrorizada al verse

engranada en un procedimiento

judicial.

El cadáver fue descubierto

por el portero y la sirvienta a las

siete de la mañana, hora en que

ésta, no pudiendo abrir la puerta

porque las hojas estaban

aseguradas por dentro con cadenas

de acero, llamó en su auxilio al

encargado de la casa. A las once de

la mañana, como creo haber dicho

anteriormente, estaban en nuestro

poder los informes del laboratorio

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pág. 16

de análisis, a las tres de la tarde abandonaba yo la habitación que quedaba

detenida la sirvienta, con una idea brincando en el magín: ¿y si alguien había

entrado en el departamento de la viuda rompiendo un vidrio de la ventana y

colocando otro después que volcó el veneno en el vaso? Era una fantasía de novela

policial. Pero convenía verificar la hipótesis.

Salí decepcionado del departamento. Mi conjetura era absolutamente

disparatada: la masilla solidificada no revelaba mudanza alguna.

Eché a caminar sin prisa. El “suicidio” de la señora Stevens me preocupaba

(diré una enormidad) no policialmente, sino deportivamente. Yo estaba en

presencia de un asesino sagacísimo, posiblemente uno de los tres hermanos que

había utilizado un recurso simple y complicado, pero imposible de presumir en la

nitidez de aquel vacío.

Absorbido en mis cavilaciones, entré en un café, y tan identificado estaba en

mis conjeturas, que yo. que nunca bebo bebidas alcohólicas, automáticamente pedí

un whisky. ¿Cuánto tiempo permaneció el

whisky servido frente a mis ojos? No lo sé; pero de pronto mis ojos vieron el vaso

de whisky, la garrafa de agua y un plato con trozos de hielo. Atónito quedé

mirando el conjunto aquel. De pronto una idea alumbró mi curiosidad, llamé al

camarero, le pagué la bebida que no había tomado, subí apresuradamente a un

automóvil y me dirigí a la casa de la sirvienta. Una hipótesis daba grandes saltos

en mi cerebro. Entré en la habitación donde estaba detenida, me senté frente a ella

y le dije:

- Míreme bien y fíjese en lo que me va a contestar: la señora Stevens,

¿tomaba el whisky con hielo o sin hielo?

-Con hielo, señor.

-¿Dónde compraba el hielo?

- No lo compraba, señor. En casa había una heladera pequeña que lo

fabricaba en pancitos. - Y la criada casi iluminada prosiguió, a pesar de su

estupidez.-

.-Ahora que me acuerdo, la heladera, hasta ayer, que vino el señor Pablo,

estaba descompuesta. Él se encargó de arreglarla en un momento.

Una hora después nos encontrábamos en el departamento de la suicida el

químico de nuestra oficina de análisis, el técnico retiró el agua que se encontraba

en el depósito congelador de la heladera y varios pancitos de hielo. El químico

inició la operación destinada a revelar la presencia del tóxico, y a los pocos

minutos pudo manifestarnos:

- El agua está envenenada y los panes de este hielo están fabricados con

agua envenenada.

Nos miramos jubilosamente. El misterio estaba desentrañado.

Ahora era un juego reconstruir el crimen. El doctor Pablo, al reparar el

fusible de la heladera (defecto que localizó el técnico) arrojó en el depósito

congelador una cantidad de cianuro disuelto. Después, ignorante de lo que

aguardaba, la señora Stevens preparó un whisky; del depósito retiró un pancito de

hielo (lo cual explicaba que el palto con hielo disuelto se encontrara sobre la mesa),

el cual, al desleírse en el alcohol, lo envenenó poderosamente debido a su alta

concentración. Sin imaginarse que la muerte la aguardaba en su vicio, la señora

Stevens se puso a leer el periódico, hasta que juzgando el whisky suficientemente

enfriado, bebió un sorbo. Los efectos no se hicieron esperar.

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pág. 17

No quedaba sino ir en busca del veterinario. Inútilmente lo aguardamos en

su casa. Ignoraban dónde se encontraba. Del laboratorio donde trabajaba nos

informaron que llegaría a las diez de la noche.

A las once, yo, mi superior y el juez nos presentamos en el laboratorio de la

Erpa. El doctor Pablo, en cuanto nos vio comparecer en grupo, levantó el brazo

como si quisiera anatemizar nuestras investigaciones, abrió la boca y se desplomó

inerte junto a la mesa de mármol. Lo había muerto de un síncope. En su armario se

encontraba un frasco de veneno. Fue el asesino más ingenioso que conocí.

Roberto Arlt.

Tema: El Texto y sus propiedades

¿QUÉ ES UN TEXTO?

Es la máxima unidad de comunicación con sentido completo que un hablante

puede elaborar. Existe solo en la medida en que comunica algo en una situación

determinada.

El texto tiene:

- Un sentido concreto (significado): se lo proporcionan las unidades de la lengua que lo

componen (palabras y estructuras). El significado del texto es: “Lo que se dice”.

- Un sentido diferente que adquieren en el acto comunicativo. El sentido del texto es: “lo

que se quiere decir”.

CARACTERÍSTICAS DEL TEXTO

1. No tiene una extensión limitada. Una frase o una novela extensa son,

igualmente, textos.

2. Siempre es una unidad cerrada. Acaba en punto final.

3. Constituye un todo unitario y coherente.

4. Posee una función propia (una finalidad) que llamaremos sentido o función

textual.

5. Por ser una unidad comunicativa, necesita de un hablante concreto (emisor), que

envíe el mensaje (el texto) a uno o varios oyentes (receptores) en un momento y

circunstancias determinados (tiempo, lugar, conocimientos compartidos) y un

canal de comunicación.

PROPIEDADES BÁSICAS DEL TEXTO

1. COHERENCIA (Lógica)

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Es una propiedad del texto que consiste en que haya conexión entre los elementos

que lo componen (los elementos se encuentran conectados entre sí formando un

todo).

SE LOGRA:

a. Unidad temática: todos los elementos del texto deben tratar sobre el mismo

tema.

b. Ordenación lógica de los enunciados que componen el texto.

UN TEXTO ES INCOHERENTE:

- Si las palabras que lo conforman son semánticamente incompatibles.

- Usamos mal los marcadores textuales.

- Falta unidad temática.

- Mala construcción sintáctica de un enunciado.

Ejemplo: lea el siguiente texto y determine la falta de coherencia.

Por escrito gallina una “Con lo que pasa es nosotras exaltante. R{pidamente del

posesionado mundo hemos nos, hurra. Era un inofensivo aparentemente cohete

lanzado Cañaveral americanos Cabo por los desde. Razones se desconocidas por

órbita de la desvió, probablemente algo al rozar invisible la tierra devolvió a.

Cresta nos cayó en la ¡paf!, y mutación golpe entramos de. Rápidamente la

multiplicar aprendiendo de tabla estamos, dotadas muy literatura para la somos de

historia, química menos un poco, desastre ahora hasta deportes, no importa pero:

de ser{ gallinas cosmos el, ¡carajo qué!”.

Julio Cortázar.La vuelta al día en ochenta mundos

2. COHESIÓN (Lingüística)

Relaciona a los elementos de un texto para que tenga coherencia. Se manifiesta en

la interrelación semántica y sintáctica de los enunciados que lo constituyen. Es el

reflejo lingüístico de coherencia.

MECANISMOS DE ENLACE:

Los mecanismos que enlazan los enunciados del texto se denominan

procedimientos de cohesión textual y pueden ser:

a) Los mecanismos de recurrencia. Consiste en la utilización reiterada de un mismo

elemento lingüístico. Entre ellos se encuentran:

- Repetición de una misma palabra.

- Utilización de palabras que pertenecen al mismo campo léxico.

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- Empleo de frases con una misma estructura sintáctica.

- Uso de términos con un mismo significado connotativo.

b) Los mecanismos de sustitución. Se emplean para evitar la repetición de una

palabra ya mencionada en el texto. Entre ellos se encuentran:

- Sustitución de una palabra por su sinónimo o por un hiperónimo.

- Uso de pronombres o adverbios, demostrativos que permiten hacer referencia anafórica o

catafórica a otras palabras o enunciados ya mencionados en el texto.

c) Los marcadores y conectores textuales: son elementos gramaticales que dirigen

la interpretación del sentido de un texto. Sus características lingüísticas son:

- Son elementos invariables.

- Pertenecen a distintas categorías gramaticales: conjunciones (luego, porque, mientras,

además), adverbios (también, entonces, seguidamente), locuciones conjuntivas o adverbiales

Ejemplo: lea el texto con atención y escríbelo empleando, apropiadamente,

mecanismos de la cohesión.

En este momento, Carlos, que estaba muy nervioso, llamó por teléfono a Luisa,

hermana de su alumno Luis, porque quería ver a Luisa. Luisa le dijo a Carlos que

en este momento no podía. Entonces Carlos llamó por teléfono a su alumno Luis

para que convenciera a Luisa; pero Luis no estaba en casa. Desesperado, llamó por

teléfono a Pedro, compañero de la infancia; por suerte, Pedro estaba en casa. Carlos

le pidió a Pedro que necesitaba hablar con él. Carlos y Pedro quedaron en verse al

lado de la estación. La estación estaba a las afueras de la ciudad y deberían tomar

un autobús; pero a Carlos no le gustaba el autobús y decidió ir en su propio coche.

3. ADECUACIÓN (a la situación)

La adecuación es la propiedad textual que se refiere a la adaptación del texto a la

situación comunicativa. Las personas ponemos en práctica nuestro dominio de las

variaciones socio-lingüísticas (registros o niveles de uso) para decir lo apropiado

en el momento preciso y de la manera apropiada. Todas las lenguas disponen de

muchos registros para adecuarse a las situaciones comunicativas: culto, vulgar,

coloquial, técnico...Los sinónimos nos ofrecen una muestra particular de cómo la

lengua se adapta a las situaciones concretas de comunicación. (Tienda: local,

almacén, puesto, negocio, despacho, comercio)

FACTORES DE ADECUCACIÓN

Los factores que determinan las diferencias lingüísticas entre los registros son

cuatro:

a) La intención comunicativa: Es la finalidad que pretendemos con un texto o una

comunicación: informar, ordenar, instruir, convencer, entretener, etc. Desde esta

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perspectiva, los textos se clasifican en informativos, prescriptivos, argumentativos,

expositivos, informativos, lúdico-estéticos, etc. El emisor del mensaje debe adaptarse a la

intención con la que escribe el texto.

b) El canal o soporte: Es el medio que empleamos para transmitir la información. Los dos

medios básicos de expresión lingüística son: el medio oral y el medio escrito. En cada uno de

ellos pueden aparecer distintas modalidades.

c) El enfoque del tema: Es el tratamiento que le queremos dar a la información que

transmitimos: general, específico, divulgativo o técnico.

d) El grado de familiaridad: Es la relación que mantenemos con los destinatarios de

nuestras comunicaciones. Esta relación se manifiesta en los tratamientos, las formas de

cortesías y el registro empleado.

- Es necesario indicar que la adecuación semántica se traduce en la elección del vocabulario

que ha de ser preciso, rico y creativo.

PROBLEMAS DE ADECUACIÓN MÁS FRECUENTES:

1. Falta de precisión sobre la finalidad de los escritos.

2. Dificultades al expresar la relación formal con el destinatario.

3. Dificultades al considerar los conocimientos previos del destinatario y

sobreentender conocimientos que no tiene.

4. Usar términos inadecuados o pertenecientes a niveles de uso relacionados con la

oralidad (coloquialismos, vulgarismos).

Actividad: mejore la redacción de los siguientes textos empleando mecanismos

de cohesión.

El otro día en la calle me encontré con unos amigos. Los amigos me contaron que

habían comprado una moto. Habían comprado la moto con un dinero que habían

ganado en verano. En verano habían estado trabajando para ganar dinero y

comprar una moto.

Tener animales en casa es muy agradable. También tener animales en casa tiene

problemas. Tienes que sacar a los animales a pasear y tienes que llevarlos al

veterinario. Hay personas que no quieren tener animales en su casa. No quieren

tener animales por varios razones. Algunas personas tienen alergia a los animales.

Otras personas no pueden cuidar a los animales.

Mis padres vivían en una casa junto a un campo de fútbol. Mis padres siempre van

a ver los partidos de fútbol y antes también iban a ver los partidos. Ahora mis

padres viven en el campo. Se mudaron al campo porque quieren vivir ahora una

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vida más tranquila y siempre han vivido junto a un campo de fútbol. Hay mucho

ruido junto a un campo de fútbol.

Lectura 3

«UNA DE TERROR» de PABLO DE SANTIS

Tengo una caja de cartón a laque llamo “la caja de los tesoros”. Seguramente a nadie le

podrían parecer tesoros más que a mí. Hay un soldado de plomo del ejército

napoleónico al que le falta un brazo, un yoyo “profesional” Russell, un cortaplumas

roto, una brújula con el cristal astillado, una figurita de El Zorro (la única que me

quedó de las miles que junté cuando era chico) y una postal que me envió una novia

desde alguna playa. En la postal solamente se ve una ola, y nada más, y en el reverso

ella me escribió:¿Viste alguna vez una postal m{s estúpida que ésta?” Si cualquier

persona se asomara a esa caja (desde luego, ese acto sería castigado con la pena de

muerte) no podría advertir cuál es el objeto más extraño de todos, y quizás el más

precioso: un pedacito de papel viejo, quebradizo, casi quemado, encerrado en un

sobre. En el papel no puede leerse casi nada. Es apenas una huella.

Cuando tenía doce años empecé a dibujar historietas. En ese momento la mayoría de

los chicos leían las revistas mexicanas de Batman, Superman, Fantomas, La Pequeña

Lulú, y las chicas Susy, Secretos del corazón; a mí me gustaban, en cambio, las de

terror. Era difícil conseguirlas, no estaban en todos los quioscos sino en ferias de

plazas o en viejas librerías. Había dos: Doctor Tetrick y Doctor Mortis. En una de ellas

vi una página —en la revista decía que era la única que se conservaba— de un

dibujante llamado Ashton Forbes. A partir de ahí empecé a seguir los pasos de Forbes

y pude conocer su historia, aunque de poco me sirvió.

En una minúscula revista de historietas que publicaban (bueno, fotocopiaban en

realidad) unos amigos, puse un aviso llamando a los interesados en Ashton Forbes. A

pesar de que la revista debía tener una venta que rara vez superaba los treinta

ejemplares, alguien me contestó. La carta que me mandó estaba firmada sólo con unas

iniciales: L.M. Jam{s hubiera imaginado que la “L” era de Lucía. LM

Cuando entré en el bar vi que la única persona que tenía la revista “Doctor Tetrick”

sobre la mesa era una chica. Me presenté, combinando un desconcertado tartamudeo

con algunos gestos con las manos, por completo incomprensibles. (En ese tiempo uno

no esperaba que las chicas se dedicaran a las revistas de

terror. Nunca supe muy bien en qué se interesaban las

chicas. Hubo un momento en que no existían en

absoluto para mí, y un tiempo después ya eran tan

importantes, que tampoco pude detenerme a mirar qué

cosas les gustaban. Existían, y eso era suficiente.)

Lucía era terriblemente alta. Me llevaba una cabeza y

media. (Pero de eso me enteré sólo al salir del bar.) Creo

que los dos estábamos nerviosos, y si no hubiera sido

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por Forbes, cada uno hubiera salido corriendo por su lado. Teníamos pocos datos de

Forbes, pero entre los dos reconstruimos parte de su historia.

Ashton Forbes era un dibujante norteamericano que se había venido a vivir a Buenos

Aires en 1956. Es posible que estuviera escapando de algo. Durante un año trabajó en

la ciudad dibujando historietas para la revista “El espanto de lo cotidiano”. Después

se fue a Córdoba y nada más se supo de él. Quizá volvió a Estados Unidos, o se murió,

o puso un hotel en las sierras. También había dibujado algunas tapas de novelas

policiales de la Editorial Tor, libros de páginas y portadas amarillas. Aunque los

dibujos no llevaban firma, me parecía reconocer su estilo en algunas novelas de Edgar

Wallace y Gastón Leroux.

Le pregunté a Lucía si había conseguido alguna revista de “El espanto de lo cotidiano”

y se rió.

—No existe un solo ejemplar en todo el mundo.

—¿Se perdieron?

—No. Se autodestruyeron.

Lucía iba mucho más adelantada que yo en la investigación sobre Forbes. Había

logrado ubicara un viejo guionista que vagamente recordaba la historia de los veinte

números de “El espanto de lo cotidiano”. La publicaba la editorial Nocturno; su dueño

había tenido la mala suerte de comprar el papel más barato que había en plaza, y que

probablemente había entrado de contrabando. Ese papel, se supo más tarde, tenía

unas características muy curiosas: envejecía aceleradamente y era alérgico a la tinta.

Apenas las revistas salían a la venta comenzaba su lento proceso de desintegración.

Las destruía la luz. Cinco años después del cierre de la editorial (“El espanto de lo

cotidiano” fue un fracaso total) no quedaba un solo ejemplar. Todos se habían vuelto

cenizas.

El editor murió poco después y de los originales de Forbes nunca se supo nada. La

única página publicada que se salvó (y que yo había descubierto en Doctor Tetrick)

había sido salvada del devastador efecto de la luz porque su dueño la había recortado,

guardándola entre las páginas de un manual de cocina. No la guardó por los dibujos,

sino porque en el reverso había una receta: “El espanto de lo cotidiano” incluía una

sección de cocina. Platos típicos de Transilvania, qué comía Edgar Poe entre botella y

botella, especialidades de la cocina caníbal (se podían reemplazar algunos

ingredientes).

Cuando salí del bar me importaba mucho menos Ashton Forbes y sus malditas

páginas inexistentes que volver a ver a Lucía, aunque salir con ella me trajera algunos

problemas en el cuello. Fuimos una tarde al cine de la parroquia que quedaba a la

vuelta de casa para ver “Cuentos de ultratumba”: a mí me asustó tanto que estuve a

punto de irme de la sala, pero como ella resistía, me llevé las manos a la cara y

espiando apenas por entre las rendijas de los dedos pude llegar hasta el final. Creo

que una semana después la invité a mi casa para ver “El cuervo”, con Vincent Price y

Peter Lorre en “S{bados de súper acción”.

A los tres días me llamó por teléfono. Había ido a casa de un viejo coleccionista a

cambiarle unas Billiken del año treinta que había encontrado en su casa por algunas

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revistas de terror importadas. El canje no debía haber sido muy ventajoso para Lucía,

porque apenas se cerró el trato el viejo empezó a saltar de contento. Y hasta le confesó:

—Tengo un ejemplar de “El espanto de lo cotidiano”, donde est{ la historieta “El

cuarto de arriba”, de Ashton Forbes. Es el último ejemplar que existe.

Lucía le ofreció toda su colección de historietas por la revista, pero el viejo se negó. Al

final le arrancó el permiso para que fuéramos juntos a ver la revista. El hombre dudó,

pero finalmente aceptó: a veces los coleccionistas se cansan de tener algo cuyo valor

todos ignoran, y quieren divulgar, aunque sea por unos instantes, su secreto al

mundo.

Un sábado a la mañana fuimos a Flores, hasta un caserón en ruinas, cerca de la

estación de tren. Cruzamos la verja oxidada: entre los altos pastos amarillos había

figuras de piedra que parecían dibujos de Forbes. El viejo nos recibió con pocas

palabras y nos condujo al primer piso de la casa.

Había una habitación entera destinada a “El espanto de lo cotidiano”. El coleccionista

encendió una lámpara de luz roja, que no dañaba el papel. Vi, en el suelo, una caja de

cristal negro. El viejo la abrió: allí estaba el ejemplar de una especie extinguida, la

última huella del paso de Forbes por el mundo. Pero no habíamos venido solamente a

mirar la revista. Éramos traidores, y habíamos organizado todo para fotografiar las

páginas. A la hora señalada el teléfono sonó y el viejo no tuvo más remedio que

dejamos solos para hablar con uno de mis amigos, que trataría de entretenerlo durante

diez minutos, consultándolo sobre revistas desaparecidas. Sólo el gato estaba con

nosotros.

Yo suponía que los breves golpes de flash no le harían daño a las páginas. No había

notado, mientras Lucía pasaba hoja tras hoja, que el papel se ennegrecía con cada

relámpago. No tuvimos tiempo de leer la historieta, ni siquiera de mirar los dibujos.

Cuando terminamos la revista se había convertido en sesenta páginas indescifrables,

manchas grises contra el papel amarillo.

Ya se oían los pasos del viejo en la escalera. Escondí la cámara, pero no podía ocultar

la revista. Lucía fue más rápida que yo: abrió la puerta, de la que llegaba la luz

implacable de una ventana, y atrapó al gato, colgándoselo de la camisa. Cuando el

viejo vio que la puerta estaba abierta, entró corriendo, horrorizado; Lucía simulaba

defenderse del pobre gato. Dijo que la había atacado y que casi se muere del susto. El

coleccionista ni siquiera la miró: sus ojos estaban clavados en la revista que, con la

nueva luz, ya no sólo se desdibujaba sino que comenzaba a hacerse polvo ante

nuestros ojos. En medio del caos alcancé a guardar un papelito que se desprendió.

¿Creyó el viejo la mentira de Lucía? Nunca supimos si quiso vengarse burdamente del

animal, o sutilmente de nosotros, porque agarró al gato, le retorció el cuello, y lo tiró

escaleras abajo. Nosotros habíamos empezado nuestra huida apenas oímos el crack. El

cuerpo del animal cayó a mis pies.

Nunca hablamos con nadie de lo que había pasado. Ni siquiera entre nosotros.

Durante unos quince días dijimos que éramos novios y nos besamos en las plazas

vacías, pero eran tiempos en que todo pasaba rápido y no sé muy bien cómo pero nos

alejamos (ella se mudó a otro barrio, yo cambié de colegio, pero a lo mejor son cosas

que no tuvieron nada que ver, aunque seguramente les echamos la culpa). Evitamos

siempre hablar de ese día, pero no sé si fue por culpa o por miedo. Porque cuando

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pág. 24

revelamos las fotografías para hacerlas publicar, vimos que la historia que había

contado Ashton Forbes era la de unos chicos que en busca de una revista rara visitan a

un coleccionista, y cuando están solos allá arriba, en la oscuridad, se confiesan que

todo aquello no era otra cosa que un pacto de amor...

Nunca supimos cómo terminaba la historieta, porque a pie de página decía

“continuar{”, y como ya no quedaban ejemplares en el mundo, la aventura había sido

cancelada para siempre.

Tema: El Texto expositivo

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pág. 25

REPASAMOS:

Tipos de textos

Tipos de textos expositivos:

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pág. 26

Formas de organizar la información en el texto:

Procedimientos de los textos expositivos:

Se trata de procedimientos que en ningún caso son exclusivos de la exposición,

pero que sirven para desarrollar contenidos.

La DEFINICIÓN es el punto de partida de muchos textos expositivos.

Las CLASIFICACIONES no son más que una serie de definiciones relacionadas

entre sí.

La COMPARACIÓN tiene como objetivo facilitar la comprensión.

La EJEMPLIFICACIÓN. Los ejemplos sirven para apoyar lo que se explica;

ayudan a la comprensión.

La DESCRIPCIÓN es un apoyo fundamental de la exposición, sobre todo en

aquellos casos en los que es necesario explicar las partes o funciones de un objeto o

fenómeno.

Textos:

EL LIBRO, ESE OBJETO INDESTRUCTIBLE

Un libro abierto es un cerebro que habla;

cerrado,un amigo que espera;

olvidado,un alma que perdona;

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destruido, un corazón que llora.

Proverbio hindú

Hace más de 4500 años, en Mesopotamia, un

pastor cuenta sus animales. Para no olvidar el

número, lo anota sobre una tablilla de arcilla. La

historia del libro acaba de comenzar. Sobre la

arcilla blanda los hombres, con la ayuda de un

punzón, escriben sus leyendas y conocimientos.

Un libro (del latín liber, libri, membrana,

corteza de árbol) es una obra impresa,

manuscrita o pintada en una serie de hojas de

papel, pergamino, vitela u otro material, unidas por un lado (es decir,

encuadernadas) y protegidas con tapas, también llamadas cubiertas.

Desde su comienzo, la humanidad ha tenido que hacer frente a una cuestión

fundamental: la forma de preservar y transmitir su cultura, es decir, sus creencias y

conocimientos, tanto en el espacio como en el tiempo.

El más antiguo precedente de los primeros documentos impresos de que se tiene

memoria se remonta a la prehistoria con las primeras manifestaciones pictóricas de

nuestros antepasados: las pinturas rupestres del hombre paleolítico. Con un

simbolismo, posiblemente cargado de significados mágicos, estas pinturas

muestran animales, cacerías y otras escenas cotidianas del entorno natural del

hombre antiguo, que trataba de dominar las fuerzas adversas de la naturaleza

capturando su esencia mediante su re

presentación.

Durante las edades Antigua (desde la

aparición de la escritura hasta el siglo V

después de Cristo) y Media (siglo V al

XV) los libros eran escasos y costosos,

pues todos estaban escritos a mano en

grandes pergaminos hechos a partir de

la piel de carneros, becerros o caprinos,

muy usados a partir del siglo II a, C. En la Antigüedad, un gran centro de

producción de pergaminos y, según algunos, el lugar de su invención, era la

ciudad de Pérgamo, en el Asia Menor, surgida hacia el siglo XII a. C. donde hoy

está la ciudad turca de Bérgamo. Estos pergaminos eran custodiados celosamente

en algunas bibliotecas, como por ejemplo, las de Pérgamo, Alejandría o Bizancio,

de modo que las personas que querían instruirse en ellos debían viajar a dichas

ciudades y solicitarlos. El acceder a un libro de la época era un trámite al alcance

de pocos. Desde la antigüedad, predominaban la ignorancia y la superstición, pero

se reconocía el enorme poder e influjo que tenía la información para quien decidía

obtenerla.

En el siglo XV se dieron dos innovaciones tecnológicas que revolucionaron la

producción de libros en Europa: una fue el papel, y la otra, la imprenta de tipos

móviles, inventada por Johannes Gutenberg. Se inicia así la época de expansión

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bibliográfica, de la modernidad y del pensamiento crítico. Estos avances

tecnológicos simplificaron la producción de libros, por consiguiente, la

alfabetización creció enormemente.

En el siglo XVI, tanto el número de obras como el número de copias de cada una

aumentó de un modo espectacular, y este crecimiento comenzó a estimular el

apetito del público por los libros.

A partir de la Revolución Industrial, la producción de libros se fue convirtiendo en

un proceso muy mecanizado. Se transforma en una mercancía de fácil acceso y

comienza a ser valorado por las minorías ilustradas de la sociedad.

PANTALLA VERSUS PAPEL

Actualmente, el objeto libro no queda circunscrito al mundo impreso o de los

soportes físicos, dada la aparición y auge de los nuevos formatos documentales y

especialmente de la World Wide Web. Por ejemplo, el libro digital conocido como

e-book está irrumpiendo con fuerza cada vez mayor en el mundo del libro y en la

práctica profesional bibliotecaria y documental. Además, el libro también puede

encontrarse en formato audio, en cuyo caso se denomina audiolibro.

A pesar de que los modernos medios de

comunicación, como la radio, el cine y la

televisión, han quitado protagonismo

cultural al libro, continúa constituyendo

el principal medio de transmisión de

conocimientos, enseñanza y experiencias

tanto reales como imaginadas.

Tema: Recursos de cohesión –repaso y síntesis-

Procedimientos de Cohesión de un Texto

Para lograr la cohesión en un discurso, es necesario tener en consideración una serie de

elementos, que son llamados “mecanismos de cohesión”, los que permiten establecer

conexiones entre las muchas ideas que se entregan en un texto. Estos factores se unen unos con

otros, cumpliendo la función de dar unidad a la estructura textual.

Los Conectores

Son palabras que sirven de nexos al interior de las oraciones y permiten dar claridad y

organización a las ideas que se van planteando; estos conectores son elementos de sintaxis,

tales como:

Las Conjunciones: enlazan palabras en las frases u oraciones (y, ni, o, u, e)

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Las Preposiciones: se utilizan de nexo para unir una idea principal con las ideas que la

apoyan y sirven de complemento (a, ante, con, para, por, según, sin; de, desde, hacia,

etc.)

Los Pronombres Relativos: estos nexos sirven para reemplazar a un sustantivo, adjetivo

o adverbio que ya ha sido mencionado en el texto (quien, que, cual, etc.)

La Elipsis

Consiste en no dar explícita la información en el texto, pues ya está dada a conocer con

anterioridad y, de esta forma, el lector puede inferir de modo muy fácil. Ejemplo:

“Ella estaba hablando sobre la lluvia de anoche, otros del viento que hubo y las caídas de los {rboles.”

Lo que se hizo en ese ejemplo fue suprimir el verbo “hablaban”, pues sería una reiteración

innecesaria, ya que se entiende que eso se continúa diciendo en la oración.

La Sustitución (Sinonimia)

Es un elemento, donde se reemplaza una palabra o una expresión por otra; esta técnica

favorece la claridad de ideas y evita la repetición innecesaria. A lo largo de un texto, en sus

diferentes párrafos conformados por oraciones, hay palabras que se van reiterando; la idea de

la correferencia es utilizar sinónimos para esas palabras, ideas o lugares ya mencionados, de

modo que el texto mantenga una semántica lógica. La correferencia busca mencionar al sujeto

de la oración o al tema de un texto, con expresiones diferentes a la palabra original utilizada.

Ejemplo:

“Romi era una niña de 13 años, un poco introvertida pero amable. Esta tímida muchacha no

quería ir al colegio, pues le daba temor lo que otros pensaran de ella.”

Hiperonimia e hiponimia:

Los hiperónimos son palabras capaces de abarcar un conjunto de vocablos.

Ejemplo:

“Herramientas” es el hiperónimo de “tenaza”, “martillo” y “pala”.

“Tenaza”, “martillo” y “pala” son hipónimos de “herramientas”.

Campo Semántico:

Las palabras utilizadas en un texto deben pertenecer al campo semántico del tema o asunto

que se esté tratando. Es decir, un campo de palabras que se relacionan con un mismo tema, por

ejemplo:

Si en el texto estamos hablando del cuidado del jardín, es probable que encontremos las palabras que

pertenecen al campo semántico de jardín: césped, tierra, plantas, flores, riego, cavar, etc.

Marcadores Discursivos

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pág. 30

Son las palabras o expresiones que van ubicando las diferentes partes que componen o en que

se organiza un texto. Dentro de los marcadores discursivos podemos mencionar:

Presentación del tema: el fin de estas líneas, la idea de escribir este texto es<, etc.

Comienzo del tema: primeramente, para empezar, antes que todo, etc.

Desarrollo del tema: en primer lugar, en segundo lugar, para finalizar, etc.

Continuación del tema: a continuación, seguidamente, siguiendo con lo anterior, etc.

Resumen del tema: sintetizando, en resumen, en síntesis, recapitulando, etc.

Conclusión del tema: para terminar, concluyendo, finalizando, para cerrar, etc.

Transición del tema: por otro lado, por otra parte, viéndolo de otro modo, etc.

Digresivos: a propósito, a todo esto, por cierto, etc.

Espacio temporal del tema: hasta ahora, hasta el momento, hasta aquí, etc. (señala

anterioridad); ahora mismo, en este instante, mientras, etc. (señalan presente,

simultaneidad); posteriormente, después de, luego que, más adelante, próximamente,

etc. (indican posterioridad)

La referencia pronominal

Es cuando se hace uso de pronombres, para referirnos a palabras que están siendo partícipes

en el texto, con la intención de no causar iteración en el mismo. Ejemplo:

“Rosario entró a la universidad después de un largo proceso de estudio. Ella se preparó por un año

completo, asistiendo a clases en un preuniversitario y repasando en su casa.

Los Signos de Puntuación

Son los elementos de expresión gráfica, es decir, las pausas o entonaciones existentes al interior

de un texto, quedan reflejados por medio de signos escritos, que son los signos de puntuación.

Signos de Pausas: utilizados para dar descanso y coherencia al discurso, pues si no

existiesen la lectura o exposición del mismo sería una lluvia y aglutinación de ideas sin

sintaxis ni semántica. Acá se hallan la coma, los dos puntos, el punto y coma y el

punto.

Signos de Apoyo: son los que se utilizan para agregar elementos de información extra

al texto, es así que conocemos los signos de paréntesis, los guiones y asteriscos para las

notas al pie.

Signos de Entonación: estos signos dan el énfasis necesario para que una idea tenga la

fuerza que requiere, asimismo, entrega el ritmo y la entonación pertinente para la

comprensión del discurso. Signos interrogativos, exclamativos y el uso de las comillas.

Textos expositivos:

Rayos, tormentas y

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pág. 31

fenómenos meteorológicos

espectaculares

Ahora mismo se están produciendo en el mundo unas 20.000 tormentas, que

lanzan unos cien rayos por segundo. Por término medio, tienen lugar al año entre

16 y 17 millones de tormentas, unas 44.000 diarias. Esto supone que caen 8

millones de relámpagos al día, capaces de liberar una energía comparable a 2

millones de toneladas de dinamita.

Se calcula que cada rayo mide unos 5 kilómetros de longitud por solo 1 centímetro

de anchura, y descarga entre 1.000 y 10.000 millones de julios de energía, con una

corriente de hasta 200.000 amperios y 100 millones de voltios. El aire circundante

puede alcanzar temperaturas de 20.000 ºC, más de tres veces la de la superficie del

Sol, que ronda los 6.000 ºC. Por eso los rayos son tan letales.

El proceso de formación de rayos en la atmósfera es complejo. Se trata de una

descomunal descarga eléctrica que se produce cuando el movimiento ascendente y

descendente del aire dentro de un cumulonimbo –la nube de tormenta– crea dos

zonas de potencial eléctrico opuesto: en la parte superior de la nube se acumulan

las partículas con carga positiva y en la parte baja, las negativas. Cuando la

separación entre unas y otras es muy grande, se produce el rayo en el interior de la

nube, entre nubes distintas o entre la nube y la tierra. La mayoría de las descargas

eléctricas que se generan en una tormenta no llegan a la superficie terrestre.

Imagen: U.S. National Oceanic and Atmospheric Administration

Las redes sociales nos hacen menos

inteligentes

Estar conectados a nuestros perfiles de Twitter y Facebook a cada momento nos

hace parecer más inteligentes, pero en realidad merma nuestras capacidades

intelectuales, según afirma un nuevo estudio publicado por la Royal Society. Las

redes sociales constituyen una fuente primaria de información para muchos

usuarios, aunque algunos estudios afirmen que leemos noticias sin pretenderlo y

que en realidad siempre nos conectamos

para saber qué hacen nuestros

conocidos. Sea de casualidad o no, leer los

artículos publicados por nuestros

contactos nos hace estar al tanto de lo que

ocurre, pero no agudiza nuestro intelecto,

ya que la sobre información a la que nos

exponemos a través de las redes

disminuye nuestra concentración,

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contemplación y reflexión, ha demostrado este trabajo.

Para obtener esta conclusión, los investigadores entrevistaron a un grupo de 100

universitarios divididos en cinco grupos que utilizaban redes sociales diferentes y

asignadas al azar. La mitad de los voluntarios estaban conectados con todos los

demás, mientras que el 50 por ciento restante no tenían ningún tipo de conexión

con el resto. Los científicos sometieron a los participantes serie de preguntas

basadas en el razonamiento analítico para comprobar su nivel intuitivo. Los

resultados mostraron que los primeros eran más propensos a reproducir las

respuestas correctas de sus contactos que a razonar las suyas propias. Las redes

sociales ayudaban a los voluntarios a elegir mejores respuestas, pero les eximían de

aplicar su propio razonamiento analítico.

La tendencia a copiar "hace que parezcamos más inteligentes cuando en realidad

cada vez pensamos menos", concluyen los autores del estudio. En vista del

hallazgo, quizá debamos buscar fuentes de información alternativas y desistir en

nuestro empeño de aparentar intelecto en nuestros perfiles digitales, sobre todo los

hombres, que son quienes intentan parecer más eruditos.

Y los electrodomésticos cambiaron

nuestras vidas...

¿Te cuesta mucho realizar las tareas domésticas? Es raro el hogar en el que no haya

disputas para mantener el orden y la limpieza, y en general estas labores se llevan

a cabo a regañadientes. Sin embargo, gracias al avance de la tecnología, hoy en día

es mucho más sencillo mantener la casa en orden, por no hablar de la liberación de

la mujer, que ha permitido el reparto de los trabajos del hogar entre todos los

miembros de la familia.

Hasta hace pocos años, nuestras abuelas cargaban a sus espaldas con todo el peso

de la casa, y para colmo no disponían de las facilidades de las que disfrutamos

nosotros en la actualidad.

La lavadora es uno de esos electrodomésticos imprescindibles hoy en día. ¿A

alguien se le ocurre, por ejemplo, lavar a mano las sábanas, los manteles o las

cortinas del salón? Sin embargo, hasta hace muy poco, nuestras abuelas y

bisabuelas limpiaban la ropa en el río o empleaban las tradicionales tablas de lavar,

frotando durante horas para limpiar las prendas manchadas. Aunque la primera

patente para una lavadora se concedió en 1691, en Europa su uso no se popularizó

hasta después de la Segunda Guerra Mundial, hace apenas 60 años.

Y si no podemos vivir sin lavadora, ¿qué decir del frigorífico? Es uno de los

pocos electrodomésticos que están conectados las 24 horas del día, y gracias a él

conservamos los alimentos y disfrutamos de bebida fresca. El inventor de este

aparato insustituible fue Charles Tellier,

quién comenzó diseñando una máquina de

hacer hielo y acabó patentando el primer

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refrigerador funcional en 1876. Los primeros frigoríficos comerciales surgieron en

torno a los años 20: apenas un siglo de convivencia entre el hombre y esta máquina

imprescindible. Ahora, ya no solo enfrían sino que consiguen gracias a

innovadoras tecnologías controlar los alimentos para mantenerlos frescos más

tiempos.

Lavadora, secadora, refrigerador, aspiradora, batidora... la vida cotidiana es más

sencilla gracias a la tecnología. Pero, a pesar de la comodidad de nuestros

modernos electrodomésticos, el trabajo de la casa consume tiempo y energía, y en

muchos hogares estas tareas aún siguen siendo competencia exclusiva de la mujer.

Aunque atrás quedaron los tiempos en los que las niñas estudiaban "labores del

hogar" y "economía doméstica" y la mujer se preparaba exclusivamente para ser

madre y esposa, aún hay desigualdades en el reparto de tareas. Un estudio llevado

a cabo por el Ayuntamiento de Vitoria revela que las mujeres dedican al cuidado

de personas y a las labores del hogar una media de 110 minutos más al día que los

hombres. La incorporación de la mujer al mundo

laboral también ha obligado a repartir las cargas domésticas y la mejora de las

tecnologías ha simplificado el trabajo casero. De hecho algunas innovadoras

tecnologías consiguen, por ejemplo en el lavado de las prendas, imitar los

movimientos de la limpieza manual, para que la ropa se estropee menos. Pero aún

queda mucho por recorrer para que la imagen de un hombre planchando la ropa

deje de ser la excepción.

Encuentran pruebas de un "cine

paleolítico"

No es un fenómeno moderno. Nuestros parientes del Paleolítico ya hacían sus

pinitos en el arte de la animación e intentaban dar sensación de movimiento en

sus pinturas rupestres. Estos son los resultados de un estudio que se publica en la

revista Antiquity, que analiza 53 obras descubiertas en varias cuevas francesas.

Algunas de las pinturas analizadas presentaban animales con muchas patas, o

algunas partes de su cuerpo repetido, lo que para los investigadores supone una

prueba de intentos primitivos de animación. Según afirman en el trabajo, esta

forma de dibujar los

animales permitía que las

imágenes parecieran moverse

bajo la luz de las llamas.

La cueva Lascaux, al suroeste de

Francia, es la que contaba con

mayor número de animaciones.

"Se han encontrado unas 20

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pág. 34

representaciones de animales, principalmente caballos, con la cabeza, patas o cola

multiplicadas", afirma Marc Azema, de la Universidad de Toluose-Le Mirail

(Francia).

Además, los científicos han encontrado discos grabados por ambas caras que

pudieron ser usadas como taumatropo, un juguete que consiste en un disco en el

que se insertan dos cuerdas o una goma a cada lado. Al girar rápido el disco con la

ayuda de las cuerdas las imágenes se combinan y se obtiene una animación. "Estos

discos y las imágenes en las cuevas estaban anunciando la creación del cine", ha

señalado el científico.

¿Por qué recordamos los sueños?

Hay personas que tienen una gran facilidad para recordar con un impresionante

abanico de detalles el sueño que han tenido la noche anterior. Otras, sin embargo,

manifiestan no recordar nada o prácticamente nada. ¿Por qué sucede esto?

Aunque la razón por la que soñamos sigue siendo un misterio para la ciencia, no

lo es el hecho de que existan estos dos tipos de soñadores. Para averiguar por qué

se produce esta diferencia en el recuerdo del sueño, un equipo liderado por Perrine

Ruby del Centro de Investigación de Neurociencia de Lyon (Francia), ha realizado

un estudio, publicado en la revista Neuropsychopharmacology, sobre la actividad

cerebral de ambos.

Los resultados del estudio

revelan que la unión

temporoparietal (centro de

procesamiento de

información en el

cerebro) es mucho más

activa en las personas que

recuerdan los sueños (y

también lo es durante la

vigilia).

Gracias a este aumento de

la actividad cerebral, se produce una especie de vigilia dentro de la ensoñación. El

individuo queda en una situación de predisposición a los estímulos auditivos del

sueño, que pueden provocar pequeños despertares durante la noche y favorecer

así la codificación de esas fantasías en la memoria, porque “el cerebro dormido

no es capaz de memorizar nueva información; tiene que despertar para poder

hacer eso”, afirma la investigadora Perrine Ruby.

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pág. 35

¿Qué mensajes ocultan los cuentos

infantiles?

El cuento de Caperucita Roja revela la sexualidad de una niña en la pubertad para

la que no está preparada. Duda entre lo que quiere hacer y lo que le dice su madre

que debe hacer. Hay un componente de narcisismo, pues le gusta ser seducida y

que el lobo –trasunto del padre– le dedique toda su atención. El mito de Eva está

representado en el hecho de que es la figura femenina la que se deja tentar por su

curiosidad. Caperucita desobedece la orden de no hablar con desconocidos y se

deja embaucar por el lobo.

El relato diferencia entre el poblado, habitado y seguro, y el bosque, lleno de

peligros. Esta contraposición era típica de la Edad Media, cuando se gestó

originalmente el cuento. En los cuentos, los personajes son o buenos o malos.

Maldad y bondad nunca están presentes a la vez en una persona, como ocurre en

la realidad, sino en forma de arquetipos. Y es que los niños no están preparados

para la ambigüedad, necesitan certezas que la literatura les proporciona.

La literatura cumple una función terapéutica.

Casi todos los niños temen el sexo, pero a la vez quieren descubrir los secretos

eróticos de los adultos. En la versión de Perrault, Caperucita está asustada y a la

vez fascinada por el lobo –"¡Qué boca tan grande tienes!"–. Inconscientemente,

busca la excitación. Bruno

Bettelheim dice enPsicoanálisis de los

cuentos de hadas que "muchos padres

creen que deben ocultar a sus hijos

los instintos de sexo y violencia y

solo presentarles la cara amable de

la vida". Pero los cuentos, en sus

versiones antiguas, sí mostraban ese

lado oscuro, aunque con el tiempo

se fueron edulcorando. Por ejemplo,

en la Caperucita de Perrault (1697),

el lobo se come a la niña y a su

abuela. En cambio los hermanos Grimm introdujeron al cazador que las salva en su

versión de 1812. La norma del final feliz se hizo obligatoria en las películas de

Disney.

CHIMPANCÉS DEPRIMIDOS

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Después de vivir encerrados en un laboratorio, siendo partícipes de múltiples

experimentos médicos, los chimpancés no pueden regresar a una vida normal

una vez dados de alta

Después de vivir encerrados en un laboratorio, siendo partícipes de múltiples

experimentos médicos, los chimpancés no pueden regresar a una vida normal una

vez dados de alta. La mayoría sufren de depresión y traumatismo y son incapaces

de relacionarse con los

demás miembros de su

especie.

Debido a que

compartimos el 99% de

nuestro ADN con los

chimpancés, estos

animales sirven como

ideales modelos de

humanos en la investigación médica. Su similitud genética significa que pueden

contraer casi todas las enfermedades que afectan a las personas hoy en día. Han

sido utilizados principalmente en la elaboración de vacunas y tratamientos como la

de hepatitis A, B y el SIDA.

Alrededor de mil chimpancés se encuentran actualmente en laboratorios, tanto

privados como gubernamentales, tan solo en Estados Unidos. Una vez servida su

sentencia, la mayoría son liberados en santuarios. Muchos de ellos, tras 10 o 15

años de encierro. Solitarios, apáticos y con varios trastornos mentales, no pueden

resumir una vida social sana.

Afortunadamente para los chimpancés, un nuevo estudio apunta hacia los

antidepresivos como una posible solución a la vida tras el laboratorio. Godelieve

Kranendonk del Centro de Rescate para Animales Exóticos y Martin Bruene,

psiquiatra de la Universidad de Bochum en Alemania, han administrado a cinco

chimpancés dosis de SSRI (inhibidores selectivos de recaptación de serotonina) con

excelentes resultados.

Después de 6 a 8 semanas, los chimpancés recobraron su vitalidad y empezaron a

interactuar y jugar con otros simios. Conforme presentaban un comportamiento

normal, el medicamento se suspendió gradualmente. Más allá de ser físicamente

similares, nuestros parientes también comparten respuestas emocionales y

psicológicas.

¿QUÉ DICEN LOS PERROS CUANDO LADRAN? Un nuevo estudio demuestra que los perros tienen un sistema de comunicación de gran complejidad

Un nuevo estudio demuestra que los perros tienen un sistema de comunicación de

gran complejidad. Los ladridos de

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tu perro, más allá de causarte problemas con vecinos y no dejarte dormir, están

cargados de significados que los canes, y a veces los humanos, pueden

decodificar.Brian Hare y Vanessa Woods, investigadores de la Universidad de

Duke, convencidos de la inteligencia canina, condujeron varios experimentos en

los que comprueban existe entre los perros un elaborado lenguaje.

Al igual que los humanos, los perros pueden vocalizar. Si bien no lo hacen con la

misma sofisticación, la movilidad de sus cuerdas vocales les permite alterar su voz

para producir diferentes sonidos con diferentes significados. Los ladridos y

gruñidos varían según el contexto.

En una prueba, los científicos grabaron a dos perros gruñendo, uno mientras

protegía su comida y otro al acercársele un desconocido. En una segunda etapa, se

colocó un hueso jugoso y cada que un perro iba hacia él se reproducían las

grabaciones. Los perros titubeaban al escuchar el gruñido por la comida más que el

de por un extraño.

En un experimento similar, se grabó el ladrido de un perro al sentirse solo y otro

cuando se aproximaba un extraño. Diferentes perros escucharon las grabaciones y

se ponían en alerta al oír el ladrido provocado por un extraño. Claramente, los

perros podían distinguir entre los diferentes sonidos y comprender sus

significados.

Sin embargo, la comunicación canina no es exclusiva de los perros. Durante otro

experimento se le pidió a un grupo de personas que escucharan diferentes

ladridos. La mayoría pudo distinguir entre aquellos que eran amistosos, agresivos,

por soledad, o causa de un extraño. Se cree que los ladridos son consecuencia de la

domesticación, ya que los lobos raramente lo hacen.

A pesar de acompañarnos durante miles de años, realmente sabemos poco acerca

del lenguaje canino, quizá estudios como éste nos ayuden a entender mejor a

nuestro mejor amigo.

LLUVIA DE ARAÑAS

FECHA DE PUBLICACIÓN: 2013-02-13 AUTOR: REDACCIÓN

El pasado 8 de febrero, el pueblo brasileño de San Antonio da Platina presenció

un espectáculo impresionante: una red comunal de miles de arañas cubrió el cielo

con una telaraña gigante.

A pesar de lo impactante del suceso, la bióloga Leticia Aviles, de la Universidad de

British Columbia, explicó que lo ocurrido es un fenómeno bastante común: Hay

ciertas especies de arañas que mantienen un comportamiento colaborativo e

inclusive forman colonias.

En concreto, estas arañas se clasifican en dos grupos: arañas sociales y arañas

coloniales. Las arañas sociales construyen una red grupal y se auxilian a la hora de

cazar una presa. Las arañas coloniales, por otro lado, conforman una red gigante

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compuesta por pequeñas telarañas individuales, que cada una habita, defiende y

en la que caza por separado.

Por las características fenotípicas de las arañas observadas en Brasil, la entomóloga

Deborah Smith, de la Universidad de Kansas, cree que se trata de la

especie Parawixia bistriata, una araña colonial grande y robusta que construye

telarañas espirales.

Formar colonias le permite a la Parawixia bistriata capturar más presas ya que la

telaraña comunal abarca un área mucho más amplia que una telaraña individual.

Así mismo, reduce la cantidad de seda que cada araña debe aportar para

conformar su propia red. Las colonias suelen mantenerse hasta que las arañas

llegan a su edad reproductiva, cuando éstas se dispersan.

Aún no se sabe si las arañas

observadas en San Antonio da

Platina estaban instalándose en

una nueva colonia o salían para

dispersarse. Pero de lo que no

queda duda es que ofrecieron un

espectáculo que pocos olvidarán.

El pueblo brasileño de San Antonio da Platina presenció un espectáculo impresionante: una red comunal de

miles de arañas cubrió el cielo con una telaraña gigante

¿CÓMO SE DOMESTICARON LOS PERROS? La respuesta está en los desechos de los humanos

FECHA DE PUBLICACIÓN: 2013-01-24 AUTOR: REDACCIÓN

Un estudio propone que los primeros desechos humanos provocaron la

domesticación del lobo salvaje.

Es sabido que el perro desciende del lobo, pero ¿en qué momento se domesticó?

Aunque durante miles de años ha sido el mejor amigo del hombre, se desconoce

cómo y cuándo fue que empezó esta relación. Un nuevo estudio comparativo de

genes caninos argumenta que el secreto detrás del comportamiento de estos

animales está en su alimentación.

Un equipo de investigadores de La Universidad de Uppsala en Suecia, La

Universidad de Hedmark en Noruega y el Instituto de Tecnología de

Massachusetts (MIT) en Estados Unidos, entre otros, examinaron el ADN de más

de 50 perros de diferentes razas en contraposición con la información genética de

12 lobos alrededor del mundo. Las diferencias más relevantes, se encontraron en

los genes pertenecientes a la metabolización del almidón y el desarrollo cerebral.

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En contraste con el lobo, el can tiene muchos más genes que codifican las enzimas

necesarias para digerir el almidón. Esto significa que puede hacer mejor uso de los

nutrientes en ciertos carbohidratos. Los cambios que ha provocado esta dieta, son

responsables de la personalidad dócil y energética del perro.

Los hallazgos en la investigación sustentan la teoría de que el proceso de

domesticación se originó a partir de aquellos lobos capaces de robar y digerir los

desechos de los primeros agricultores. Las sobras de los asentamientos primerizos

de nuestros ancestros representaron una nueva fuente de alimentación que, con el

paso del tiempo, provocó que el perro viviera permanentemente cerca del hombre.

En otras palabras, la evolución del perro está íntimamente ligada a su consumo de

nuestra basura.

Lectura 4

Un pacto con el diablo

Juan José Arreola

Aunque me di prisa y llegué al cine corriendo, la película había comenzado. En el

salón oscuro traté de encontrar un sitio. Quedé junto a un hombre de aspecto

distinguido.

-Perdone usted -le dije-, ¿no podría contarme brevemente lo que ha ocurrido en la

pantalla?

-Sí. Daniel Brown, a quien ve usted allí, ha hecho un pacto con el diablo.

-Gracias. Ahora quiero saber las condiciones del pacto: ¿podría explicármelas?

-Con mucho gusto. El diablo se compromete a proporcionar la riqueza a Daniel

Brown durante siete años. Naturalmente, a cambio de su alma.

-¿Siete nomás?

-El contrato puede renovarse. No hace mucho, Daniel Brown lo firmó con un poco

de sangre.

Yo podía completar con estos datos el argumento de la película. Eran suficientes,

pero quise saber algo más. El complaciente desconocido parecía ser hombre de

criterio. En tanto que Daniel Brown se embolsaba una buena cantidad de monedas

de oro, pregunté:

-En su concepto, ¿quién de los dos se ha comprometido más?

-El diablo.

-¿Cómo es eso? -repliqué sorprendido.

-El alma de Daniel Brown, créame usted, no valía gran cosa en el momento en que

la cedió.

-Entonces el diablo...

-Va a salir muy perjudicado en el negocio, porque Daniel se manifiesta muy

deseoso de dinero, mírelo usted.

Efectivamente, Brown gastaba el dinero a puñados. Su alma de campesino se

desquiciaba. Con ojos de reproche, mi vecino añadió:

-Ya llegarás al séptimo año, ya.

Tuve un estremecimiento. Daniel Brown me inspiraba simpatía. No pude menos

de preguntar:

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-Usted, perdóneme, ¿no se ha encontrado pobre alguna vez?

El perfil de mi vecino, esfumado en la oscuridad, sonrió débilmente. Apartó los

ojos de la pantalla donde ya Daniel Brown comenzaba a sentir remordimientos y

dijo sin mirarme:

-Ignoro en qué consiste la pobreza, ¿sabe

usted?

-Siendo así...

-En cambio, sé muy bien lo que puede hacerse

en siete años de riqueza.

Hice un esfuerzo para comprender lo que

serían esos años, y vi la imagen de Paulina,

sonriente, con un traje nuevo y rodeada de

cosas hermosas. Esta imagen dio origen a otros

pensamientos:

-Usted acaba de decirme que el alma de Daniel Brown no valía nada: ¿cómo, pues,

el diablo le ha dado tanto?

-El alma de ese pobre muchacho puede mejorar, los remordimientos pueden

hacerla crecer -contestó filosóficamente mi vecino, agregando luego con malicia-:

entonces el diablo no habrá perdido su tiempo.

-¿Y si Daniel se arrepiente?...

Mi interlocutor pareció disgustado por la piedad que yo manifestaba. Hizo un

movimiento como para hablar, pero solamente salió de su boca un pequeño sonido

gutural. Yo insistí:

-Porque Daniel Brown podría arrepentirse, y entonces...

-No sería la primera vez que al diablo le salieran mal estas cosas. Algunos se le han

ido ya de las manos a pesar del contrato.

-Realmente es muy poco honrado -dije, sin darme cuenta.

-¿Qué dice usted?

-Si el diablo cumple, con mayor razón debe el hombre cumplir -añadí como para

explicarme.

-Por ejemplo... -y mi vecino hizo una pausa llena de interés.

-Aquí está Daniel Brown -contesté-. Adora a su mujer. Mire usted la casa que le

compró. Por amor ha dado su alma y debe cumplir.

A mi compañero le desconcertaron mucho estas razones.

-Perdóneme -dijo-, hace un instante usted estaba de parte de Daniel.

-Y sigo de su parte. Pero debe cumplir.

-Usted, ¿cumpliría?

No pude responder. En la pantalla, Daniel Brown se hallaba sombrío. La opulencia

no bastaba para hacerle olvidar su vida sencilla de campesino. Su casa era grande y

lujosa, pero extrañamente triste. A su mujer le sentaban mal las galas y las alhajas.

¡Parecía tan cambiada!

Los años transcurrían veloces y las monedas saltaban rápidas de las manos de

Daniel, como antaño la semilla. Pero tras él, en lugar de plantas, crecían tristezas,

remordimientos.

Hice un esfuerzo y dije:

-Daniel debe cumplir. Yo también cumpliría. Nada existe peor que la pobreza. Se

ha sacrificado por su mujer, lo demás no importa.

-Dice usted bien. Usted comprende porque también tiene mujer, ¿no es cierto?

-Daría cualquier cosa porque nada le faltase a Paulina.

-¿Su alma?

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Hablábamos en voz baja. Sin embargo, las personas que nos rodeaban parecían

molestas. Varias veces nos habían pedido que calláramos. Mi amigo, que parecía

vivamente interesado en la conversación, me dijo:

-¿No quiere usted que salgamos a uno de los pasillos? Podremos ver más tarde la

película.

No pude rehusar y salimos. Miré por última vez a la pantalla: Daniel Brown

confesaba llorando a su mujer el pacto que había hecho con el diablo.

Yo seguía pensando en Paulina, en la desesperante estrechez en que vivíamos, en

la pobreza que ella soportaba dulcemente y que me hacía sufrir mucho más.

Decididamente, no comprendía yo a Daniel Brown, que lloraba con los bolsillos

repletos.

-Usted, ¿es pobre?

Habíamos atravesado el salón y entrábamos en un angosto pasillo, oscuro y con un

leve olor de humedad. Al trasponer la cortina gastada, mi acompañante volvió a

preguntarme:

-Usted, ¿es muy pobre?

-En este día -le contesté-, las entradas al cine cuestan más baratas que de ordinario

y, sin embargo, si supiera usted qué lucha para decidirme a gastar ese dinero.

Paulina se ha empeñado en que viniera; precisamente por discutir con ella llegué

tarde al cine.

-Entonces, un hombre que resuelve sus problemas tal como lo hizo Daniel, ¿qué

concepto le merece?

-Es cosa de pensarlo. Mis asuntos marchan muy mal. Las personas ya no se cuidan

de vestirse. Van de cualquier modo. Reparan sus trajes, los limpian, los arreglan

una y otra vez. Paulina misma sabe entenderse muy bien. Hace combinaciones y

añadidos, se improvisa trajes; lo cierto es que desde hace mucho tiempo no tiene

un vestido nuevo.

-Le prometo hacerme su cliente -dijo mi interlocutor, compadecido-; en esta

semana le encargaré un par de trajes.

-Gracias. Tenía razón Paulina al pedirme que viniera al cine; cuando sepa esto va a

ponerse contenta.

-Podría hacer algo más por usted -añadió el nuevo cliente-; por ejemplo, me

gustaría proponerle un negocio, hacerle una compra...

-Perdón -contesté con rapidez-, no tenemos ya nada para vender: lo último, unos

aretes de Paulina...

-Piense usted bien, hay algo que quizás olvida...

Hice como que meditaba un poco. Hubo una pausa que mi benefactor interrumpió

con voz extraña:

-Reflexione usted. Mire, allí tiene usted a Daniel Brown. Poco antes de que usted

llegara, no tenía nada para vender, y, sin embargo...

Noté, de pronto, que el rostro de aquel hombre se hacía más agudo. La luz roja de

un letrero puesto en la pared daba a sus ojos un fulgor extraño, como fuego. Él

advirtió mi turbación y dijo con voz clara y distinta:

-A estas alturas, señor mío, resulta por demás una presentación. Estoy

completamente a sus órdenes.

Hice instintivamente la señal de la cruz con mi mano derecha, pero sin sacarla del

bolsillo. Esto pareció quitar al signo su virtud, porque el diablo, componiendo el

nudo de su corbata, dijo con toda calma:

-Aquí, en la cartera, llevo un documento que...

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pág. 42

Yo estaba perplejo. Volvía a ver a Paulina de pie en el umbral de la casa, con su

traje gracioso y desteñido, en la actitud en que se hallaba cuando salí: el rostro

inclinado y sonriente, las manos ocultas en los pequeños bolsillos de su delantal.

Pensé que nuestra fortuna estaba en mis manos. Esta noche apenas si teníamos

algo para comer. Mañana habría manjares sobre la mesa. Y también vestidos y

joyas, y una casa grande y hermosa. ¿El alma?

Mientras me hallaba sumido en tales pensamientos, el diablo había sacado un

pliego crujiente y en una de sus manos brillaba una aguja.

"Daría cualquier cosa porque nada te faltara." Esto lo había dicho yo muchas veces

a mi mujer. Cualquier cosa. ¿El alma? Ahora estaba frente a mí el que podía hacer

efectivas mis palabras. Pero yo seguía meditando. Dudaba. Sentía una especie de

vértigo. Bruscamente, me decidí:

-Trato hecho. Sólo pongo una condición.

El diablo, que ya trataba de pinchar mi brazo con su aguja, pareció desconcertado:

-¿Qué condición?

-Me gustaría ver el final de la película -contesté.

-¡Pero qué le importa a usted lo que ocurra a ese imbécil de Daniel Brown!

Además, eso es un cuento. Déjelo usted y firme, el documento está en regla, sólo

hace falta su firma, aquí sobre esta raya.

La voz del diablo era insinuante, ladina, como un sonido de monedas de oro.

Añadió:

-Si usted gusta, puedo hacerle ahora mismo un anticipo.

Parecía un comerciante astuto. Yo repuse con energía:

-Necesito ver el final de la película. Después firmaré.

-¿Me da usted su palabra?

-Sí.

Entramos de nuevo en el salón. Yo no veía en absoluto, pero mi guía supo hallar

fácilmente dos asientos.

En la pantalla, es decir, en la vida de Daniel Brown, se había operado un cambio

sorprendente, debido a no sé qué misteriosas circunstancias.

Una casa campesina, destartalada y pobre. La mujer de Brown estaba junto al

fuego, preparando la comida. Era el crepúsculo y Daniel volvía del campo con la

azada al hombro. Sudoroso, fatigado, con su burdo traje lleno de polvo, parecía,

sin embargo, dichoso.

Apoyado en la azada, permaneció junto a la puerta. Su mujer se le acercó,

sonriendo. Los dos contemplaron el día que se acababa dulcemente, prometiendo

la paz y el descanso de la noche. Daniel miró con ternura a su esposa, y

recorriendo luego con los ojos la limpia pobreza de la casa, preguntó:

-Pero, ¿no echas tú de menos nuestra pasada riqueza? ¿Es que no te hacen falta

todas las cosas que teníamos?

La mujer respondió lentamente:

-Tu alma vale más que todo eso, Daniel...

El rostro del campesino se fue iluminando, su sonrisa parecía extenderse, llenar

toda la casa, salir del paisaje. Una música surgió de esa sonrisa y parecía disolver

poco a poco las imágenes. Entonces, de la casa dichosa y pobre de Daniel Brown

brotaron tres letras blancas que fueron creciendo, creciendo, hasta llenar toda la

pantalla.

Sin saber cómo, me hallé de pronto en medio del tumulto que salía de la sala,

empujando, atropellando, abriéndome paso con violencia. Alguien me cogió de un

brazo y trató de sujetarme. Con gran energía me solté, y pronto salí a la calle.

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E.I.D.F.S 3ero 3era

pág. 43

Era de noche. Me puse a caminar de prisa, cada vez más de prisa, hasta que acabé

por echar a correr. No volví la cabeza ni me detuve hasta que llegué a mi casa.

Entré lo más tranquilamente que pude y cerré la puerta con cuidado.

Paulina me esperaba.

Echándome los brazos al cuello, me dijo:

-Pareces agitado.

-No, nada, es que...

-¿No te ha gustado la película?

-Sí, pero...

Yo me hallaba turbado. Me llevé las manos a los ojos. Paulina se quedó

mirándome, y luego, sin poderse contener, comenzó a reír, a reír alegremente de

mí, que deslumbrado y confuso me había quedado sin saber qué decir. En medio

de su risa, exclamó con festivo reproche:

-¿Es posible que te hayas dormido?

Estas palabras me tranquilizaron. Me señalaron un rumbo. Como avergonzado,

contesté:

-Es verdad, me he dormido.

Y luego, en son de disculpa, añadí:

-Tuve un sueño, y voy a contártelo.

Cuando acabé mi relato, Paulina me dijo que era la mejor película que yo podía

haberle contado. Parecía contenta y se rió mucho.

Sin embargo, cuando yo me acostaba, pude ver cómo ella, sigilosamente, trazaba

con un poco de ceniza la señal de la cruz sobre el umbral de nuestra casa.

Tema: La oración simple –repaso-

Trabaja con el siguiente texto:

Los osos polares.

Parque Nacional Wapusk en Canadá. Una osa, gigante y somnolienta, juega con

sus crías. Un cuadro conmovedor. Los oseznos, como bolas de nieve, no han

desarrollado aún el peso ni la pelambre suficientes. La muerte de la madre los

volvería vulnerables. Los cachorros necesitan dos años para independizarse.

La hembra, diestra cazadora, está hambrienta. Recorre el parque nevado en busca

de alimento. Las crías la siguen y le exigen cuidados especiales. Construye la osera

durante el día cavando en la nieve con sus enormes zarpas.

Page 44: Info y textos

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pág. 44

Hay un cachorro muy débil. La madre lo protege tierna y cálida. Le da la leche,

alimento básico de los oseznos. La escena, enternecedora. Más lejos, otra familia de

osos. Saco fotografías. Las imágenes serán admiradas en numerosos países por los

amantes de los animales.

Norbert Rosing, Revista National Geographic, (texto adaptado)

Función

sintáctica

Forma de reconocimiento Clase de palabra

Sujeto

Núcleo

S

n

Se pregunta al verbo ¿Quién hace o sobre quién

recae la acción? Concordancia en persona y

número con el verbo.

Tipos:

Simple: un núcleo

Compuesto: más de un núcleo

Expreso: sujeto presente

Tácito: sujeto ausente, lo reconocemos por la

concordancia pronombre/ verbo. (elipsis de

sujeto)

Sustantivo Lucas llegó.

Pronombre: Él llegó

Verbo en infinitivo: Esperar es

lo más conveniente.

Adverbio sustantivado: El sí es

la respuesta correcta

Modificadores del núcleo del sujeto

Directo m.d Acompaña directamente al núcleo, sin nexo. Adjetivos o artículos

Indirecto m.i Acompaña indirectamente al núcleo, con nexo Prep. + construcción sustantiva

Aposición Apos

.

Es equivalente semántico del núcleo (sustantivo)

Puede intercambiar su lugar con el núcleo sin

variar su significado.

Es una aclaración, va entre comas.

Sustantivo o construcción sustantiva

Construcció

n

comparativa

c.c Modifica indirectamente al núcleo a través del

nexo comparativo: como, cual.

Nexo comparativo + construcción

sustantiva.

Predicado

Núcleo

P

n

Se pregunta ¿qué hace o qué es el sujeto?

Concordancia en persona y número con el

verbo.

Tipos:

Simple: un núcleo

Compuesto: más de un núcleo

Verbal: verbo presente

No verbal: verbo ausente, se reconoce por la

presencia de una coma que puede ser

reemplazada por el verbo elidido. (elipsis de

verbo)

Verbo en el predicado verbal.

Sustantivo o adjetivo en el predicado no

verbal nominal (Pnvnom)

El mejor amigo del hombre, el perro.

(es)

Adverbio: en el predicado no verbal

adverbial. (Pnvadv)

El almacén, en la otra cuadra.

(está)

Modificadores del núcleo del predicado

Objeto

directo

o.d Se pregunta al verbo: ¿Qué cosa<?

Se puede reemplazar por los pronombres la, las,

lo, los según el género y número.

Al pasar a voz pasiva el o.d pasa a ser sujeto.

Sustantivo o construcción sustantiva.

El joven regaló unas flores.

¿Qué cosa regaló?

El joven las regaló.

Unas flores fueron regaladas por el joven.

Sólo cuando se refiere a una persona lleva

la prep.. a.

Buscó a Marcos. Lo buscó.

Objeto

indirecto

o.i Se pregunta al verbo: ¿A quién o para quién?

Se puede reemplazar por los pronombres le o les

según el número.

Sustantivo o construcción sustantiva

encabezada por la preposición a o para

El joven regaló unas flores a su madre.

¿A quién regaló unas flores?

El joven le regaló unas flores.

Circunstanci

ales

C C. T -tiempo- ¿Cuándo? C.M –modo- ¿Cómo?

C.L -lugar-¿Dónde? C.C –cantidad- ¿Cuánto?

C.I –instrumento- ¿Con qué? C.t –tema- ¿De

qué?

Adverbio

Habló rápidamente

Construcción equivalente (encabezado

por una preposición)

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pág. 45

C.c – compañía- ¿Con quién? Cn –negación-

C a –afirmación Cd – duda CF –finalidad- ¿Para

qué? C.ca –causa- ¿Por qué? Etc.

.Habló con rapidez.

¿Cómo habló?

Predicativo pred Modificador bivalente: está en el predicado pero

se refiere al núcleo del sujeto.

Concuerda en número y/o género con el núcleo

del sujeto. Si éste cambia también, el predicativo.

Pred. Obligatorio: cuando el verbo de la oración

es ser, estar, parecer, semejar.

Adjetivo.

Su voz es suave.

(Sus voces son suaves.)

Sustantivo.

El autor es un arquitecto.

(Las autoras son arquitectas.)

Complemen

to agente.

c.ag Sólo aparece en voz pasiva.

En voz activa es el sujeto.

Encabezado por la prep.. por.

Construcción sustantiva.

Unas flores fueron regaladas por el joven.

V.P

(El joven regaló unas flores.) V.A

Voz pasiva V.P La acción recae sobre el objeto. Se observa el siguiente cambio de voz activa a voz pasiva:

Tomás guardó el CD en el estuche. (V:A) Tomás guarda el CD en el estuche. (V:A)

n/S o.d n/S o.d

El CD fue guardado por Tomás en el estuche.(V:P) El CD es guardado por Tomás en el

estuche.(V:P

n/S c.ag n/S c.ag

Tomás guardará el CD en el estuche. (V:A) El CD será guardado por Tomás en el estuche

.(V:P)

n/S o.d n/S c.ag

El verbo ser va en el tiempo del verbo que está en voz activa + participio del verbo

conjugado

Lectura 5

MONÓLOGO DE LA GRINGA

Soy la "Gringa Loca" y mañana todo el pueblo hablará de mí. Como cuando era "La

gringa" a secas y empezaron a llamarme así porque no me vieron llorar en el

velorio del Basilio. Era el único hijo varón que en mala hora tuve con el Gervasio;

me lo mataron como a un pato de estero, con perdigones...

Y yo pregunto si no es como para volverse loca si una dejó que se le seque el alma

durante veinte años cuidando un hijo para que al final... Me había salido

demasiado rubio y hermoso como para que durase.

La hija no: negra y mala como su padre, sólo nos parecíamos en el odio.

Cuando mi hijo murió sangrando por diez mil agujeros yo ya estaba seca desde

siempre, Se me había ido la vida de a poco gambeteándole a la muerte desde que él

nació. El resto fue sólo para exprimirme lo que quedaba.

El Basilio nació cuando Gervasio ya se había mandado a mudar a tentar suerte a la

capital; esperé mucho la plata para seguirlo. Un día apareció para hacerme la otra

hija y contarme que todavía no era tiempo para que yo también me vaya.

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pág. 46

Nunca más lo vi. Cuando la chica quiso ir con el padre me alegré. Cada uno con lo

suyo, pensé, ambos eran iguales, que me dejen con lo mío.

Y yo pregunto si una es loca si sabe que la muerte está en todas partes queriéndose

llevar un pedazo de carne rosada y tibia y toda mía. Había una muerte silenciosa

ondulando entre los yuyos; había otra en los oscuros remolinos de la correntada;

otra en esta maldita resolana que no perdona, y otras mil en las noches que no

acaban, en las madrugadas en las que mi hijo ya no vuelve...

Había peligro en todo: en los aljibes, en las zanjas, en las ventanas abiertas, en la

escuela, en la hamaca y las hondas, en los cuchillos y las tormentas. Para que no

sufra, yo misma enseñé a mi Basilio a leer, sola lavé, cociné y corté la leña. Lo tenía

en cajoncitos cuando tuve que trabajar afuera y cuando caminó no dejé que llegue

más allá del portoncito.

Iba conmigo a la iglesia, al almacén y a los velorios. En las visitas me sobaba todo

el tiempo la cartera sentado al lado mío y por suerte nunca lo invitaron a una

fiesta.

Yo misma le cortaba el pelo y las camisas; le mostré cómo hay que afeitarse y

ponerse talco para evitar las paspaduras. Quemé la citación del regimiento y

cuando me preguntó por qué no lo llamaban le mentí que a los sin padre no los

necesita nadie.

Recién cuando me enfermé de la pierna dejé que fuera solo a comprarme la

provista y a entregar la ropa lavada. Le indicaba el camino más corto pero empezó

a demorar siglos en volver. Esas veces me volvía más loca que nunca. No hubo

caso, al principio se demoraba un rato para escucharlos, luego ya se sentó de

amigo con los del Bar.

Tantos años de sufrimientos para que termine en la mesa de un boliche con media

docena de atorrantes, escuchando porquerías. Por lo menos, decía yo, si ninguno

de ellos trabaja, ni juega al fútbol, ni sale de caza, no hay peligro. Eran seis o siete

inútiles, jugando al dominó en la vereda para poder sacar mejor el cuero a la gente.

Terminé por darle para el café con tal que se quedase allí sin moverse y venga a

comer y dormir a la casa.

Pero no, el más inútil de todos, el hijo de Pereda, tuvo que llevar una escopeta para

hacerse ver. Él, el hijo del más rico del pueblo, tenía que ser al que se le escape la

perdigonada que me dejó sin alma...

Después del entierro escribí a la hija, seguí lavando ropa afuera y comencé a criar

cuanto perro guacho y abandonado encontraba por ahí. Por tan poco me llamaron

la "Gringa Loca".

Pero mañana todos hablarán de mí.

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pág. 47

En el mismo jeep en el que lo llevaron preso al hijo de Pereda lo trajeron hace unos

meses, en "libertad condicional", o suelto "por falta de pruebas", o algo así; lo único

seguro son los millones que había aflojado el padre para que lo larguen. ¿Cuánto

haría falta para que me devuelvan el mío?

Sé también que el cretino volvió más porquería que nunca, y que persigue hace

rato a una pobre sirvientita que tomaron. No para mucho le ha de dar el amor

porque se sabe que la cacheteó un día porque se le quemaron unas ropas con

lavandina. No le servirán ésas pero se compra otras... pero yo, ¿qué hago con dos

cajas con las de mi hijo? Ahí están sobre el ropero, mejor lavadas y planchadas que

nunca, ropas que para siempre no usará el Basilio; como las mías, ya que quemé

todas las que no pude teñir de negro.

También dicen que el Pereda armó un escándalo porque a la chica se le rompió un

frasco de colonia. , . Y yo que dejé a mano uno que era del Basilio, para olerlo de

vez en cuando si me amenaza el olvido o se me quiere espantar la rabia que

siempre tuve... Entonces, en vez de llorar como el mundo quiere, salgo al patio y

les destrozo el espinazo a palos a los perros que junto, que para eso están, para que

me aguanten la bronca. Y gracias a ellos mañana todo el pueblo hablará de mí.

Hace tres meses que todas las noches les rompo el alma a esos veinte perros,

vistiéndome con las ropas que tiró el hijo de Pereda porque se le "quemaron" con

lavandina. Veinte perros alimentados a carne cruda, que cuando olfatean una

colonia que se le rompió a la sirvienta de los Pereda, se retuercen de dolor y

espanto, queriendo morder a quien desde las sombras los castiga sin piedad,

mientras silba como un tordo.

Y esta noche vendrá el hijo de Pereda, caliente y perfumado, buscando el cuerpo

de una sirvientita con la que hace tiempo afila en el portoncito de un rancho, en las

afueras del pueblo; una negrita que sale a mañerearle la boca apenas siente que él

le silba como un tordo desde la oscuridad.

Digo yo si será estúpida la gente, que habiendo otras atorrantas en el pueblo, justo

tuvo que gustarle ésta, una pobre muchachita con modales de porteña, en mala

hora hija mía y del Gervasio, que se me parece sólo en el odio que tenemos, desde

que le escribí a Buenos Aires, contándole lo de su hermano.

La misma sirvientita que cuando sienta el ya pactado silbidito "como de tordo"

llamándola por última vez desde el portoncito abierto, me ayudará a soltar veinte

perros famélicos, para que mañana y siempre todo el pueblo hable de mí.

Abel Pohulanik, si bien nació en Corrientes por circunstancias fortuitas (Su madre iba allí para tener a sus

hijos), residió toda su vida en Resistencia (Chaco). Es profesor en Letras. El relato que a continuación se

transcribe, "Monólogo de la Gringa" , mereció el segundo premio de la Subsecretaría de Cultura de la

Provincia de Chaco, en 1981, en el Concurso Regional de Cuentos.

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pág. 48

Tema: La oración compuesta

Coordinación

Cuando las oraciones simples (unimembres o bimembres) se conectan entre sí, pierden

su autonomía sintáctica y forman unidades de sentido mayores, que se

llaman oraciones compuestas.

Las primitivas oraciones pasan entonces a llamarse Proposiciones.

Ej: (El sabio investiga la verdad) y (el erudito la difunde).

proposición proposición

Concepto de proposición

La Proposición es entonces una palabra o conjunto de palabras con sentido

completo, pero en relación sintáctica con otra.

Al analizar un texto, cada oración se descompone en sus proposiciones

componentes, y luego cada proposición se analiza interna y separadamente:

Ejemplo:

S.S. P.V.S S.S. P.V.S

(El sabio / investiga la verdad) y (el erudito / la difunde) . O.B.C.

md. N. N. o.d nexo md. N. od. N.

Prop. Coord. Cop. Prop. Coord. Cop.

Esta relación o dependencia de proposiciones puede hacerse mediante palabras de

enlace, llamadas nexos, o sin ellos:

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pág. 49

Ø Con nexo: Vos leés y yo aprendo.

Ø Sin nexo: Vos leés; yo aprendo.

Estos nexos pueden ser coordinantes (conjunciones) o señales gráficas y fónicas

(coma, punto y coma, dos puntos, puntos suspensivos, pausas y entonación).

Proposiciones coordinadas (con nexo o sin él)

Coordinación es la unión de proposiciones de valor sintáctico

equivalente.

Son proposiciones conectadas entre sí mediante conjunciones (nexo

gramatical coordinante). La coordinación también puede hacerse sin conjunciones, por yuxtaposición

es decir, separadas únicamente por pausas gráficas (coma, punto y coma,

dos puntos).

Las proposiciones coordinadas (y yuxtapuestas) admiten internamente el

mismo análisis que las oraciones: sujeto, predicado, y los modificadores de

cada uno, etc.

Clases de coordinación

La Coordinación puede ser:

Con Nexos:

Ø Copulativa

Ø Disyuntiva

Ø Adversativa

Ø Consecutiva

Sin Nexos:

Ø Yuxtapuesta

COPULATIVAS

Las coordinadas copulativas ocurren cuando las proposiciones se suceden unas a

otras por simple adición.

Se usan los nexos: y, e, ni. (Se los nombra n/c: nexo coordinante)

Ej:

(Pablo escribe) y (Juan pinta).

n/c

(Pablo escribe) e (Ignacio pinta).

n/c

(Pablo no escribe) ni (Juan pinta).

n/c

DISYUNTIVAS

Las proposiciones disyuntivas expresan ideas contradictorias que no pueden ser

verdaderos a la vez, o verificarse al mismo tiempo. Lo que expresa una proposición

excluye lo que expresa la otra.

Se usan los nexos: o, u.

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pág. 50

Ej:

(Esto es verdadero) o (o me han engañado).

n/c

(Hágalo usted) u (otro lo hará antes).

n/c

ADVERSATIVAS

Las proposiciones adversativas contraponen una proposición afirmativa a una

negativa. En otras palabras. En otras palabras, establece una contrariedad entre las

proposiciones.

Los nexos que se usan son: mas, pero, sino, aunque, sin embargo, no obstante,

antes bien, con todo, etc.

Ej:

(Eres bondadoso) pero (tus actos no lo demuestran).

n/c

(No lo demuestras) aunque (tu mirada es bondadosa).

n/c

(Eres bondadoso) mas (tus palabras no lo demuestran).

n/c

CONSECUTIVAS

La segunda de las proposiciones expresa una consecuencia o efecto de lo

expresado en la primera.

Los nexos que se usan son: luego, por consiguiente, por lo tanto, así que, de modo

que, de manera que, etc.

Ej:

(Ganaste) luego (tendrás el premio).

n/c

COORDINACION EXTRA ORACIONAL

En algunos casos, el nexo comienza la oración o párrafo y no está presente la

primera proposición, pero como hay una concatenación lógica del pensamiento, se

lo sobreentiende.

Se dice entonces que hay coordinación extra oracional.

Por lo general, este tipo de coordinación tiene un valor estilístico, busca un efecto

artístico.

Ej:

Y así será.

n/c

¿Pero por qué?

n/c

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pág. 51

Transcribe el siguiente texto a tu cuaderno y reconoce las oraciones compuestas,

destaca las proposiciones y analiza sintácticamente.

Texto 1

Alejandro Casona, el autor de “La barca sin pescador”, desarrolló una amplia

cultura en tiempos de la República Española y su literatura llegó a los medios

populares campesinos. Se inició en las letras con un libro de poemas y, después

compuso su primera comedia en 1934.

“La sirena varada” fue estrenada, con éxito, por Margarita Xirgu y Enrique

Borrás. En el exilio, tras la guerra de España, continuó su obra de manera

ininterrumpida.

Texto 2

Una mañana apareció un Falcon gris enfrente de casa, pero yo 0conocía0 bien los

coches de todos los vecinos, y este auto no pertenecía a nadie de la cuadra.

Me pidieron los datos del coche y yo les di la marca, el color y el número de la

patente. Al día siguiente me llamaron. El Falcon no tenía pedido de captura de la

policía; por eso ninguna compañía de seguro lo había denunciado.

Tal vez, el hombre tuvo un accidente en el camino, y está inconsciente en la cama

de un hospital; o peor aún, había sido secuestrado.

Lectura 6

LA TORMENTA

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pág. 52

En muchas partes he oído acerca de “ahogados”. Quien m{s quien menos

nos relata que estaba “bellísimo”, otro que era horrible como escuerzo y así

cada uno con su versión.

Cuando yo vi al ahogado en la playa, boca abajo, bebiéndose el océano con

sed infinita, tuve la sensación que la gente exagera demasiado, porque un

ahogado es un muerto y éste, bien digo, era el muerto más muerto del universo.

Nada más. La playa silenciosa y la puesta de sol era un espectáculo digno de

cualquier funeral. Nadie, salvo yo, había notado la presencia del cadáver en la

playita baja de Punta del Dunar, o eso creí, entonces, y me quedé un rato,

mirando extasiado cómo el agua mojaba y remojaba el cuerpo, como las olas

jugaban con él, meciéndolo rro, rro, rro. Me acerqué. Un cuchillo clavado en su

espalda corroboró mi primera impresión.

La sangre salía a pequeños borbotones y se escurría buscando el declive

de la arena. El agua diluía la sangre y la convertía en una delgadísima cáscara

rosada desde el cuerpo hacia el borde de arena. La cara del hombre no se veía

bien, es decir, no pude verla mejor, de cualquier modo no la hubiera reconocido

dado que yo era un turista más de los miles que invadíamos la playa en esa

época del año. Un brazo había escondido abajo del cuerpo y el otro, cuan largo

era, a su costado. ¡Ni que estuviera dormido! Observé con tamaño espíritu de

investigación que el cuchillo era de los comunes, casi se diría que no hubo

necesidad de afilarlo, y ya en el tema: como los peces no usan cuchillo y los

hombres no se suicidan por la espalda, concluí que era un asesinato.

Por fortuna la seccional no distaba mucho

de la playita y fui retrocediendo con alguna

cautela, creo que en puntas de pie, siempre de

cara al ahogado y recién al llegar al murallón

del puente, comencé a caminar con paso

normal. Trepé de un salto hasta alcanzar la

pasarela y casi sin ninguna prisa, me detuve a

mirarlo. No, no era una pesadilla. Allí estaba.

Posado en la barandilla pude apreciar un detalle que antes me pasó

inadvertido: los anteojos. Sus anteojos habían quedado a poca distancia del

cuerpo, tan poca, que quizás estuve a punto de pisarlos. El detalle que en un

principio me pareció de crucial importancia, luego me lo fue pareciendo menos

y ya, cuando decidí seguir camino de la comisaría, lo había olvidado por

completo. ¡Qué va a hacer uno! Si no lo vi fue porque soy chicato de nacimiento

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pág. 53

y, de cerca, sin los lente, no veo “ni mi sombra” (eso es lo que dice Doris, mi

mujer, cada vez que sale a relucir el tema)

Del puente a la calle principal no hubo más que un paso. El trayecto

incluía un pequeño desvío: entrar al hotel donde nos hospedábamos con Doris,

y contárselo. Fue entonces cuando recordé el compromiso contraído con

Manolo para ir al teatro todos juntos esa noche. Ya no quedaba demasiado

tiempo y supuse que Doris estaría enfurecida por la demora, de modo que pasé

frente al hotel con toda velocidad y doblé en la primera esquina.

Al cruzar la calle, vi el escudo en la fachada del único edificio de dos

plantas y al guardia en la puerta. Buenas tardes, pero debió ser por el frío que

ya se anunciaba o porque los guardias no saludan a nadie, no devolvió mi

saludo. Traspasé la puerta principal y cuatro internas “Oiga, agente, vengo a

denunciar un asesinato. Mire, yo lo único que quiero es informarles que he visto un tipo

muer< SE DAN CUENTA QUE ES UN CRIMEN ALEVOSO Y<maldito el

apunte que me llevaron. O estaban sordos o se hacían los idiotas, el caso es que

traspuse nuevamente las cuatro puertas internas y la principal, ya ni saludé al

guardia y si la mismísima policía no se daba por enterada, a quién diablos le iba

a contar lo que sabía.

Sentí la tremenda necesidad de volver a la playa. Doris no tenía más

remedio que esperar.

Acomodé lo mejor que pude el muñón izquierdo (un accidente como

cualquiera tiene uno en la vida, sólo que éste me dejó sin brazo) y caminé con

rapidez, diría yo, eché a correr en dirección al puente, como si el muerto

pudiera escaparse. Pero no. Allí estaba, tal como lo había dejado. Creo que si no

se hubiera tratado de algo tan macabro, en verdad sería un espectáculo muy

hermoso: aquel cuerpo tendido con tanta paz, con tanta frescura, con un sol que

ya no era sino una sola raya horizontal abierta sobre el mar para señalarlo<

Quedé un rato pensando en mi dilema: no podía irme así tan tranquilo y

dejar al muerto librado a su suerte, ni sabía a quién recurrir.

Ensimismado en tan profundos pensamientos, noté, tardíamente que una

pareja me había estado observando todo el tiempo, y ahora se alejaba a gran

velocidad, ambos tomados del brazo y cuchicheando entre ellos. Entonces me

invadió la desesperación porque, alguien que vuelve al lugar del hecho como si

en realidad le importara, ¿quién es? EL ASESINO, no cabe duda. Por otra parte,

me habían visto realizar los movimientos más sospechosos e inquietantes que

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pág. 54

pueda llevar a cabo una persona en estado de culpabilidad. ¿Y SI DAN AVISO

A LA POLICÍA? Porque a mí podrían haberme ignorado, pero dos testigos<

Entre qué hago, qué no hago, le largué una nueva y profundísima mirada de

respeto al cuerpo yaciente, vaya a saber por qué y salí del puente como alma

que se la lleva el diablo<

Doris. Sí. Exactamente iría al hotel y le contaría a Doris.

Pero en el cuarto del hotel no había nadie. Sólo una nota para el personal

encargado de la limpieza con un dinero en calidad de propina.

Creo que en ese instante olvidé al muerto para sorprenderme: ¡si aún

faltaban quince días para terminar nuestras vacaciones en Punta del Dunar! De

pronto, como una luz, recordé el teatro. Y a Manolo, mi amigo de infancia, cuya

presencia en aquella ciudad balnearia había hecho posible nuestras vacaciones.

Entonces decidí llegar hasta nuestro chalet, no demasiado lejos del hotel, ni del

muerto, ya que debería pasar nuevamente por ese lugar, maldita la gracia que

me hacía.

La noche me acompañó como si hubiera sabido de antemano el desenlace.

Una neblina intensa comenzó a cubrir el cielo y la tierra, y los nubarrones del

sur indicaron la tormenta próxima.

El chalet estaba a oscuras y por más que sacudí el timbre, las palmas y me

desgañité gritando, nadie salió a recibirme. Di la vuelta por la entrada de

servicio: estaba abierta. Con más terror que sigilo, porque además de lo que ya

estaba sabiendo lo que hacía era ni más ni menos que una violación de

domicilio, entré. Pero allí no pasó nada: la casa algo revuelta, alguien con

mucho apuro, seguramente. Calcetines en el living, lo cual no me extrañaba en

la casa de Manolo, un soltero con pinta y plata (¿te acordás, Doris? Yo siempre

dije que manolo iba a terminar mal), los discos desparramados sobre el sofá,

dos vasos de whisky en la alfombra mullida y mis anteojos<

Mis anteojos, sí, caramba. Mis anteojos dejados en el hotel, no en la casa de

Manolo. Entonces me fui a la habitación: la cama estaba desarmada, nada raro

por cierto, pero la alfombra adornada con enormes flores rojas de sangre. Me

puse blanco. Ya ni terror sentí. Sólo asco, vergüenza y rabia. Salí.

No sabía qué hacer ni a dónde dirigirme. Al llegar al puente me detuve

pero ya no miré el cadáver, que pienso seguirá solo, solo hasta que mañana la

policía descubra el hecho. Recuerdo la pareja que vi alejarse con gran velocidad

de allí, ya no cabe duda. La tormenta arrecia., el agua corre cenagosa por todos

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lados, es una lluvia infernal con viento y todo. Me quedo muy quieto, inerme y

aho ra sí miro al muerto más muerto del universo que no es ni feo, ni lindo, ni

escuerzo. Me miro a la distancia y pregunto por qué.

Dejo oleaje venga y vaya, me moje y me remoje, que la tormenta me

empuje más allá, más acá, que la arena trague toda mi sangre o se diluya en el

agua. Aprieto contra el cuerpo mi muñón izquierdo para que la gente crea que

he caído con el brazo doblado. ¡Que tengan buen viaje! Yo ya he partido hacia

otros rumbos.

Liliana Aguilar de Paolinelli. Ed. Sanjuanina

Tema: los géneros literarios

¿Qué es un género literario?

Es posible clasificar las obras literarias según distintos criterios: se pueden

agrupar según el movimiento cultural o la época que les dio origen (literatura

romántica, literatura medieval), según el lugar en el que fueron escritas (literatura

hispanoamericana, literatura francesa), según la estructura que tienen las propias

obras, etc. En este último caso, se atiende a cómo están dispuestos los elementos

que las componen y cómo se presenta la materia de la que tratan. Las obras se

disponen así en diversos géneros literarios o esquemas básicos de composición.

Aunque existen distintas clasificaciones, la más aceptada establece tres grandes

géneros literarios: la lírica, la narrativa y el teatro o género dramático.

Los géneros han ido adquiriendo a lo largo del tiempo formas concretas

diferentes según los gustos estéticos de la época y del movimiento artístico en el

que se inscriben. A las variedades genéricas se las denomina subgéneros.

Algunos de los subgéneros líricos más importantes son la canción, la égloga, la

oda y la elegía. Entre los subgéneros narrativos destacan la epopeya, el cantar

de gesta, el romance, la novela o el cuento. Por último, en el género dramático,

los subgéneros más representativos son la comedia, la tragedia y el drama.

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La clasificación de las obras literarias en géneros y subgéneros permite

relacionar una obra con creaciones anteriores; facilita su comparación con otras

composiciones que emplean el mismo esquema y ayuda al estudio del

fenómeno literario. Además, el autor tiene en cuenta estos modelos cuando

escribe su obra, para seguirlos o para romperlos.

Características de los géneros literarios

Uno de los criterios básicos que definen un género es la actitud del autor ante la

materia que trata y la forma que tiene de expresarla. Según este criterio,

diferenciamos los siguientes géneros literarios:

1. El género lírico. Pertenecen al género lírico las obras que se caracterizan

por presentar desde un punto de vista personal el contenido tratado. Las

obras líricas reflejan el estado de ánimo, los pensamientos o los

sentimientos de la persona que habla.

2. El género narrativo. Se incluyen en el género narrativo las obras en las

que el autor crea una voz, denominada narrador, que relata una historia.

El narrador sitúa los hechos en un tiempo y en un lugar determinados,

describe ambientes y personajes, introduce diálogos y va tejiendo la

trama o argumento.

3. El género dramático o teatro. Como en el género narrativo, el género

dramático presenta una acción desarrollada por unos personajes en un

espacio y en un tiempo. Sin embargo, las obras de teatro se crean para ser

representadas en un escenario ante el público. Esto hace que las obras

dramáticas presenten unos rasgos específicos de contenido y de forma.

En la actualidad, los géneros literarios no se conciben como categorías cerradas.

Aunque una obra se inscriba dentro de un género, puede participar de las

características de otro. Así, determinadas obras de teatro pueden tener, por

ejemplo, un carácter lírico. Podemos, incluso, encontrarnos con una obra que

combine pasajes líricos, dramáticos, narrativos, etc.

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Tema: La descripción literaria

y la descripción informativa

Describir un ser o un objeto es presentarlo por medio de las palabras, de forma

que el receptor pueda hacerse una idea precisa de cómo es; es decir, consiste en

presentar las partes o los rasgos característicos de seres, lugares, ambientes,

objetos, sentimientos o fenómenos. Por tanto, la realización de una descripción

exige seguir una serie de pasos o fases, entre los que destacan los siguientes:

1. La observación minuciosa del objeto que se va a describir.

2. La selección de los rasgos característicos que distinguen a ese objeto: su

forma, su color, su tamaño, sus constituyentes<

3. La disposición de los elementos seleccionados: de arriba abajo, de derecha a

izquierda, de lo anterior a lo posterior<

4. La redacción de la descripción, siempre de acuerdo con los objetivos que se

busquen: exactitud, expresividad<

Recursos de la descripción

Para realizar una descripción, contamos con diversos recursos de carácter

lingüístico. Estos son los principales:

La adjetivación. Los adjetivos expresan las cualidades o estados de los objetos a

que se refieren. Ejemplo: “Era Yurrumendi un hombre enorme, con la espalda ancha,

el abdomen abultado, las manos grandísimas… “

Las imágenes, por ejemplo: Luis es una ardilla. Celia es un verdadero ciclón.

Las comparaciones o las metáforas. Para presentar gráficamente el objeto, se

emplean comparaciones o metáforas, que sugieren nuevos aspectos de la

realidad descrita. Ejemplo: “… una chaqueta de paño negra, fuerte, que debía de estar

calafateada como una gabarra. “; “La chimenea ofrecía un aspecto siniestro, como una

boca enorme y hambrienta incrustada en la pared.” Al comparar podemos utilizar

dos tipos de rasgos:

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Los rasgos diferenciales de cada objeto. Son las características que distinguen a

unos objetos de otros.

Los rasgos comunes a las cosas que comparamos. Son las características que

hacen que podamos agrupar a los seres en clases.

Para comparar hay que tener en cuenta lo siguiente:

Se deben comparar variables análogas. Al comparar objetos podemos observar

el tamaño, la forma, la materia, el precio, la procedencia<

Se deben indicar las semejanzas y las diferencias.

Se deben ordenar la comparación. Primero las semejanzas y después las

diferencias o al contrario.

Tipos de descripción

Hay distintos tipos de descripción y cada uno de ellos presenta unos requisitos

peculiares:

- La descripción técnica, por ejemplo, se caracteriza por su precisión,

claridad y objetividad.

- En la descripción literaria, en cambio, pueden ser más importantes la

expresividad o la capacidad de evocar determinados sentimientos.

1- Según los rasgos de la realidad que el emisor seleccione, la descripción

puede ser:

La descripción exhaustiva refleja de forma detallada y meticulosa todos los

rasgos de la realidad que se quiere representar, mostrándola a veces desde

puntos de vista distintos. Esta forma de descripción es propia de los textos

científicos y técnicos. Ejemplo: albaricoque [...] Fruta parecida al melocotón, pero

de menor tamaño, con piel de color amarillento y de superficie lisa, pulpa dulce y

aromática y semilla en forma de hueso acorazonado del que se extrae un aceite semejante

al de las almendras.

La descripción selectiva presenta solo los rasgos más significativos o

expresivos de la realidad descrita. Ejemplo: “Asomaban los albaricoques entre el

follaje como rosadas mejillas de niño”.

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2- Según el tratamiento que el emisor dé a la realidad que describe, la

descripción puede ser:

La descripción estática presenta una realidad fija, estable. Ejemplo:

España es abondada de mieses, deleitosa de fructas, viciosa de pescados, sabrosa de leche

et de todas las cosas que se della facen; llena de venados et de caça, cubierta de ganados,

loçana de caballos, provechosa de mulos, segura et abatida de castiellos, alegre por

buenos vinos, folgada de abondamiento de pan; rica en metales, de plomo, de estaño, de

argent vivo, de fierro, de arambre, de plata, de oro, de piedras preciosas, de toda manera

de piedra de mármol, de sales de mar et de salinas de tierra de sal en peñas, et dotros

mineros muchos. Crónica general de España, Alfonso X El Sabio.

La descripción dinámica presenta una realidad cambiante.

Ejemplo: “Entonces, empujando una gruesa línea de nubes plomizas que negreaba en el

horizonte, un viento frío y húmedo empezó a soplar desde el este”. El capitán

Alatriste, Arturo Pérez Reverte.

3- Según la intención comunicativa del emisor, su punto de vista, la

descripción puede ser:

La descripción objetiva es propia de los textos científicos y técnicos. Tiene una

finalidad informativa: pretende mostrar la realidad tal como es. En ella, el

emisor se limita a reflejar lo que ve de una manera minuciosa y precisa, sin

manifestar sus propios sentimientos o emociones. Este tipo de descripción

utiliza un lenguaje objetivo y riguroso. Ejemplo: “El refranero es un libro en el que

se recogen refranes, máximas, aforismos, etc.”

La descripción subjetiva es propia de los textos literarios. Tiene una finalidad

estética. El emisor no se preocupa tanto de reflejar la realidad como de dar

cuenta de los efectos que esa realidad produce en su ánimo; por eso, la

descripción pierde en minuciosidad y exactitud y se llena de valoraciones

personales que transmiten al receptor las emociones y sentimientos de quien

hace la descripción. Ejemplo: “Hay en ella un sosiego, una paz exterior, que puede

provenir de frialdad de espíritu y de corazón, de estar muy sobre sí y de calcularlo todo,

sintiendo poco o nada, y pudiera provenir también de otras prendas que hubiera en su

alma; de la tranquilidad de su conciencia, de la pureza de sus aspiraciones y del

pensamiento de cumplir en esta vida con los deberes que la sociedad impone, fijando la

mente, como término, en esperanzas m{s altas.” Pepita Jiménez, Juan

Valera.

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Los tonos de la descripción

La descripción tiene que ser viva y estar próxima a la realidad. Para ello hay

que observar el mayor número de detalles posible y destacar los que llamen

más la atención en el receptor, porque sean llamativos, enérgicos o tengan algún

tipo de significación en el texto. También es común adoptar un punto de vista

propio en función de lo que se quiere reflejar; así se hará con más eficacia. El

punto de vista puede cambiar según la perspectiva con que el autor decide

mirar la obra, desde un objetivismo puro hasta los enfoques más subjetivos.

Antes de escribir un retrato de un personaje, el escritor decide qué tono

adoptará en él; por ejemplo, un tono serio o un tono burlón. Así se pueden

exagerar mucho los rasgos de una persona, con intención satírica o humorística,

para que el retrato pase a ser una caricatura.

Si el autor intenta describir la realidad tal como se presenta, nos encontramos

ante una descripción realista. Ejemplo: “El gabinete de lectura, que también servía

de biblioteca, era estrecho y no muy largo. En medio había una mesa oblonga cubierta de

bayeta verde y rodeada de sillones de terciopelo de Utrecht.” La Regenta, Leopoldo Alas,

Clarín.

Si el autor selecciona los aspectos positivos de la realidad con el ánimo de

ennoblecer lo descrito, hablamos de descripción idealizadora. Esta forma de

descripción es frecuente en los panegíricos o discursos en alabanza de una

persona. Ejemplo:

“Tu aliento es el aliento de las flores, tu voz es de los cisnes la armonía; es tu mirada el

esplendor del día y el color de la rosa es tu color.” Rimas, Gustavo Adolfo Bécquer.

Si el autor intenta rebajar lo descrito destacando sus aspectos negativos, la

descripción es degradante. Las caricaturas y las sátiras se basan en este tipo de

descripción. Ejemplo:

“Érase un hombre a una nariz pegado, érase una nariz superlativa, érase una alquitara

medio viva, érase un peje espada mal barbado; era un reloj de sol mal encarado, érase un

elefante boca arriba, érase una nariz sayón y escriba, un Ovidio Nasón mal narigado.

Érase el espolón de una galera, érase una pirámide de Egipto, las doce tribus de narices

era; érase un naricísimo infinito frisón archinariz, caratulera, sabañón garrafal, morado

y frito.”

A un hombre de gran nariz, Francisco de Quevedo.

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Descripción de personas

Hay varias formas de describir a una persona. Según se describan sus rasgos

sería una:

Prosopografía Es la descripción de los rasgos físicos de la persona, de su

apariencia externa.

Etopeya Es la descripción de rasgos psicológicos o morales del

personaje: su manera de ser, de actuar, su carácter.

Retrato

Es una descripción combinada en la que se describen las

características físicas y morales de la persona. Une la

prosopografía y la etopeya.

Caricatura

Es un tipo de descripción en la que los rasgos físicos y

morales de la persona se presentan de manera exagerada,

acentuando los defectos.

Ordenar la información. El orden espacial

En la descripción, los elementos que integran la información pueden aparecer

relacionados en el espacio: se sitúan unos al lado de otros, o encima de otros o

detrás de otros, o bien constituyen partes de un todo. La información se

organiza, pues, en estos casos según un orden espacial, aunque el orden

también puede ser lógico o temporal. Antes de hacer una descripción hay

que observar, seleccionar y hay que presentarlos en un orden determinado. Se

pueden seguir distintos criterios. Por ejemplo:

De dentro afuera (o a la inversa). Ejemplo: “En el interior de la casa, todo estaba a

oscuras; fuera, las últimas luces del día permitían aún reconocer la forma de los

objetos.”

Del primer plano al fondo, de lo general a lo particular (o a la inversa). Ejemplo:

“En el primer plano, se veía a los alumnos, alineados; al fondo estaban los padres.”

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De izquierda a derecha (o a la inversa). Ejemplo: “A la izquierda, se amontonaban

los seguidores del equipo local; en el lado derecho, los hinchas del equipo visitante.”

Lectura 7

Paranoia De Memorias del futuro, Alberto Vanasco , Torres Agüero Editor, Buenos Aires, 1986.

Mendizábal había leído la noticia la noche anterior, antes de acostarse, pero no

le había prestado una especial atención. La había leído, simplemente, entre

otras informaciones y después había doblado el periódico con sumo cuidado

como era su costumbre, y se había ido a la cama.

Ahora lo había recordado y de un salto fue hasta el comedor y volvió con el

diario.

Buscó la información y volvió a leerla. El cable decía así: “M{laga, 19 (U.P.) El

sábado por la noche numerosas personas afirmaron haber visto maniobrar

sobre el mar una flotilla de objetos voladores que luego se perdieron en lo alto.

Al parecer se han observado fenómenos similares en diferentes ciudades de

Europa y América”.

Pequeñas anomalías ocurridas esa mañana habían hecho que se acordara:

primero fue cuando Delia le trajo el desayuno y comprobó que ya eran las siete

y media de la mañana.

—Son las siete y media —había dicho él, mientras se incorporaba sobre

un codo para poner la bandeja en el costado.

—Se me hizo tarde —aclaró ella— Tuve que usar el calentador a alcohol.

—¿Por qué?

—No hay gas.

—¿Lo cortaron?

—Supongo que sí. Ayer estaban arreglando las cañerías en la calle.

Pero después, cuando fue a afeitarse, comprobó que tampoco había agua en el

baño.

—¡Tampoco hay agua! —le dijo a su mujer.

—No. Tampoco. Deben estar arreglando los caños de la calle. Tuve que hacer

café con lo que había quedado en la pava.

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—Es raro —se limitó a comentar él y trató de peinarse y de lavarse los dientes

con el poco de agua que había sobrado. Y cuando por fin quiso prender la radio

para escuchar el noticioso no tuvo más remedio que aceptar que tampoco había

corriente.

—Es demasiado — dijo entonces, y en ese momento recordó la noticia: trajo el

diario y se echó de nuevo en la cama.

—Aquí está la explicación —le dijo a Delia.

—¿La explicación de qué? —dijo ella.

—De todo. ¿Te parece normal que corten el gas, la luz y el agua, todo al mismo

tiempo?

—Sí, creo que es normal —dijo ella—. Siempre están cortando algo. Algún día

tenía que faltar todo a la vez.

Mendizábal le leyó entonces, en voz alta, la noticia que traía el diario. Recordó

después que el día anterior había leído algo parecido. Buscó en la pila de

periódicos que había debajo del televisor y no tardó en encontrar la página.

También le leyó a Delia esta noticia: “Ayer han sido observados siete

gigantescos OVNIS en siete ciudades distintas de América latina. Se trata, según

las declaraciones de los testigos, de platos voladores madres pues han visto

desprenderse de ellos otras naves más pequeñas que al cabo de realizar rápidos

vuelos regresaron al aparato principal.”

—¿Y eso qué tiene que ver? —dijo ella.

—Son los marcianos. Al fin nos han invadido.

—Estás loco —dijo Delia—. Vestite de una vez y andá a trabajar. Ya van a ser

las ocho.

—¿Dónde está la portátil? —preguntó él.

Buscó en el ropero y sacó la pequeña radio a transistores que en vano intentó

hacer funcionar: ningún sonido partía del diminuto parlante.

—¿No te lo dije? —insistió con maligna satisfacción-. Las radios han dejado de

transmitir. Toda la ciudad está en poder de los marcianos.

—Las pilas están gastadas, eso es lo que sucede. Desde el año pasado que no las

cambiamos.

—Vos a todo querés encontrarle una justificación. Pero yo te lo puedo asegurar:

han bajado a la Tierra y están ocupando todos los países.

Salieron al balcón y desde aquel tercer piso pudieron contemplar la calle

desierta, los frentes de los negocios cerrados, los autos inmóviles, vacíos junto a

las dos aceras.

En la esquina un policía cruzó la calzada y se detuvo un momento sobre el

cordón, con una pierna en alto, y después desapareció detrás de la ochava. Pasó

un ómnibus con tres pasajeros estáticos, absortos, que miraban con fijeza hacia

adelante como tratando de reconstruir mentalmente y esforzadamente algo.

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Pasó también una camioneta conducida por una monja y donde viajaban cuatro

monjas más.

—¿Viste? —dijo ella.

—Mirá —dijo Mendizábal—. Los negocios están cerrados.

—Siempre están cerrados a esta hora —dijo Delia—. Es mejor que te vayas

enseguida.

Lo empujó hacia la puerta mientras le ayudaba a ponerse el saco, y después lo

oyó bajar las escaleras porque el ascensor, por supuesto, no andaba.

Cuando se vio sola fue hasta el teléfono y levantó el auricular: en efecto, no

había tono; discó dos o tres números y constató que habían cortado la línea. Se

asomó nuevamente a la calle y pudo divisarlo a él cuando llegaba a la esquina y

doblaba por la avenida para esperar el ómnibus. En ese preciso momento una

señora gorda volvía del mercado con un bolso repleto y después de cruzar se

fue acercando con toda parsimonia por la vereda de enfrente. Delia cerró las

puertas del balcón y fue hasta la cocina de donde regresó con el escobillón y un

trapo para la limpieza,

No había terminado de tender la cama cuando sintió el golpe de la puerta al

cerrarse; y Mendizábal se precipitó en el dormitorio y se lanzó sobre el ropero

de donde, después de subirse a una silla, empezó a sacar cosas

atropelladamente. Tiraba mantas y valijas sobre la cama. Delia se había

quedado allí tiesa, tensa, con una almohada en las manos y la boca entreabierta.

—Te lo dije, son ellos. Han ocupado la ciudad. Han tomado las casas. Y se han

llevado a la gente.

Lo que Mendizábal estaba ahora sacando del estante superior del ropero eran

armas de fuego: una carabina, dos pistolas y una ametralladora de mano.

Después empezó a buscar y a sacar las cajas de proyectiles.

—¿De dónde trajiste todo eso? -dijo Delia.

—Las fui comprando de a poco para un caso como éste. Estaba seguro de que

pasaría.

Mendizábal arrastró el armamento hasta el balcón y sin esperar más comenzó a

disparar ráfagas de ametralladora hacia la calle hasta terminar la carga y

después tiró con la carabina y por último empuñó las pistolas. Disparaba hacia

abajo, hacia la esquina, hacia las ventanas del edificio público que tenían

enfrente. Delia se había quedado congelada, de pie en el centro del comedor con

una mano tapándose la boca.

—No te quedés ahí como una estatua —le gritó él—. Cargame de nuevo las

armas.

Ella se hincó junto a las cajas de proyectiles y repuso el cargador de la

metralleta y después el de la carabina. Mendizábal hacía fuego ahora

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espaciadamente. A veces apuntaba con un gran cuidado y al rato, por fin,

tiraba. Por lo visto, todos en la vecindad se hallaban ocultos.

Se oyó llegar varios coches de la policía y sonar las sirenas agudas como un

alarido y en una de las ventanas de enfrente resonaba la voz del megáfono:

—¿Hay alguien más ahí en esa casa? ¿No puede usted detener a ese loco?

Delia no respondió: se limitó a levantar un brazo haciendo un ademán que

quería ser de impotencia. Después, desde el otro lado de la calle, también

hacían fuego.

—Quienquiera sea usted —seguía el megáfono, arroje las armas a la calle.

Dentro de unos segundos desalojaremos el edificio.

—¡Busquen un médico! —gritó Delia—. ¡No está bien de los nervios!

—¡Vamos a la azotea! —exclamó Mendizábal y tomándole una mano, la

arrastró a ella escaleras arriba, con todos sus paquetes de municiones. Cuando

llegó a la terraza cerró la puerta con llave y se asomó sobre el antepecho

barriendo la calle con las descargas de su ametralladora.

Entonces, desde un piso más alto, se volvió a oír la voz del megáfono:

—Sixto Mendizábal, sabemos quién es usted. No tema. No le pasará nada.

Arroje sus armas a la calle y levante los brazos.

La única respuesta de Sixto fue una rabiosa, furiosa, cerrada, interminable

descarga contra los ventanales del edificio público. Se oyó luego un grito y casi

en seguida las sirenas de otros autos que llegaban.

Delia se debatía mientras tanto llenando y

volviendo a llenar compulsivamente el almacén

de cada una de las armas, se quemó las manos

con los caños humeantes.

—Le damos un minuto —dijo el megáfono—.

Dentro de un minuto asaltaremos esa azotea.

Delia vio a varios uniformados que corrían a

guarecerse tras las chimeneas cercanas. Contó

cinco, diez. Estaban rodeados. Lo miró después a Sixto, enardecido, frenético,

enajenado. En un arrebato de cordura levantó las cuatro armas y las arrojó a la

calle. Mendizábal se volvió hacia ella:

—¿Por qué lo hiciste? —dijo. Pero fue lo último que dijo. Los hombres

uniformados se aproximaron en círculo y con una descarga compacta acabaron

con él. Cayó con los brazos abiertos sobre las baldosas, perforado como una

bestia salvaje. Delia quedó de pie, inerte junto al cuerpo de Sixto, como

cataléptica, y cuando ellos se acercaron no dirigieron ni una mirada al cadáver

ni se ocuparon de él. La tomaron a ella y le ataron los brazos atrás. Después, la

condujeron escaleras abajo.

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Y mientras se la llevaban en uno de los coches, con una mordaza en la boca, ella

pudo ver que cada uno de aquellos seres uniformados tenía una cresta coriácea,

una horripilante y monstruosa excrecencia de escamas en la espalda, que les

llegaba desde la cabeza hasta más abajo de la cintura.

Tema: El verbo irregular

SOBRE VERBOS IRREGULARES

¡Bestias !

La duda suscitada cierta vez entre dos personas sobre si debía decirse ¡ soy un bestia! o

¡ soy una bestia! nos mueve a aclarar que bestia es un sustantivo femenino, sinónimo de

animal cuadrúpedo, especialmente los de carga, como el caballo, la mula, etc., de modo

que si alguien quiere exagerar y decir: ¡trabajó como una bestia!, puede hacerlo, que no

cometió ninguna transgresión. Pero usándolo con ese significado o como adjetivo,

sinónimo de persona ruda e ignorante, puede sincerarse y decir ¡soy un bestia! o ¡soy

una bestia!, que de los dos modos está bien dicho. Esto nos recuerda una clase de

castellano durante la cual un profesor preguntó a los alumnos cómo era lo correcto: "Me

conducí como un bestia" o "me conducí como una bestia". La mitad de la clase se

inclinó por "un bestia", la otra mitad por "una bestia". Entonces el profesor dio un

golpe en el pupitre y vociferó: "Está mal de las dos maneras (estupefacción general)...

porque no se dice me CONDUCÍ sino me conduje, ¡bestias !"

Luis Canossa

Las irregularidades se repiten en todos los verbos terminados en ducir, tales

como producir, traducir, seducir, deducir, introducir, reducir, etc.

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Este verbo cambia la raíz conduc por conduzc, en la 1° persona del presente del

indicativo y en todas las formas del presente del subjuntivo.

Presente del indicativo Pretérito perfecto simple

Yo conduzco Yo conduje

Tú conduces Tú condujiste

Él conduce Él condujo

Nosotros conducimos Nosotros condujimos

Vosotros conducís Vosotros condujisteis

Ellos conducen Ellos condujeron

Presente del subjuntivo Pretérito imperfecto del

subjuntivo

conduzca condujera o condujese

conduzcas condujeras o condujeses

conduzca condujera o condujese

conduzcamos condujéramos o condujésemos

conduzcáis

condujerais

o

condujeseis

conduzcan

condujeran o

condujesen

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Tema: Género lírico

Características -

recursos

Gracias a la vida (Violeta Parra)

Gracias a la vida que me ha dado tanto.

Me dio dos luceros que, cuando los abro,

perfecto distingo lo negro del blanco,

y en el alto cielo su fondo estrellado,

y en las multitudes el hombre que yo amo.

Gracias a la vida que me ha dado tanto.

Me ha dado el oído que, en todo su ancho,

graba noche y día grillos y canarios,

martillos, turbinas, ladridos, chubascos,

y la voz tan tierna de mi bien amado.

Gracias a la vida que me ha dado tanto.

Me ha dado el sonido y el abecedario,

con él las palabras que pienso y declaro:

madre, amigo, hermano, y luz alumbrando

la ruta del alma del que estoy amando.

Gracias a la vida que me ha dado tanto.

Me ha dado la marcha de mis pies cansados;

con ellos anduve ciudades y charcos,

playas y desiertos, montañas y llanos,

y la casa tuya, tu calle y tu patio.

Gracias a la vida que me ha dado tanto.

Me dio el corazón que agita su marco

cuando miro el fruto del cerebro humano,

cuando miro el bueno tan lejos del malo,

cuando miro el fondo de tus ojos claros.

Gracias a la vida que me ha dado tanto.

Me ha dado la risa y me ha dado el llanto.

Así yo distingo dicha de quebranto,

los dos materiales que forman mi canto

y el canto de ustedes que es el mismo canto,

y el canto de todos, que es mi propio canto.

Gracias a la vida que me ha dado tanto.

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Hagamos un trato

Compañera,

usted sabe

que puede contar conmigo,

no hasta dos o hasta diez

sino contar conmigo.

Si alguna vez

advierte

que la miro a los ojos,

y una veta de amor

reconoce en los míos,

no alerte sus fusiles

ni piense que deliro;

a pesar de la veta,

o tal vez porque existe,

usted puede contar

conmigo.

Si otras veces

me encuentra

huraño sin motivo,

no piense que es flojera

igual puede contar conmigo.

Pero hagamos un trato:

yo quisiera contar con usted,

es tan lindo

saber que usted existe,

uno se siente vivo;

y cuando digo esto

quiero decir contar

aunque sea hasta dos,

aunque sea hasta cinco.

No ya para que acuda

presurosa en mi auxilio,

sino para saber

a ciencia cierta

que usted sabe que puede

contar conmigo.

Táctica y estrategia

Mi táctica es

mirarte

aprender como sos

quererte como sos

mi táctica es

hablarte

y escucharte

construir con palabras

un puente indestructible

mi táctica es

quedarme en tu recuerdo

no sé cómo ni sé

con qué pretexto

pero quedarme con vos

mi táctica es

ser franco

y saber que sos franca

y que no nos vendamos

simulacros

para que entre los dos

no haya telón

ni abismos

Mi estrategia es

en cambio

más profunda y más

simple

Mi estrategia es

que un día cualquiera

no sé cómo ni sé

con qué pretexto

por fin me necesites.

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Mario Benedetti

Poema XX

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada,

y tiritan, azules, los astros, a lo lejos".

El viento de la noche gira en el cielo y canta.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Yo la quise, y a veces ella también me quiso.

En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.

La besé tantas veces bajo el cielo infinito.

Ella me quiso, a veces yo también la quería.

Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.

Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.

Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.

Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.

La noche está estrellada y ella no está conmigo.

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.

Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Como para acercarla mi mirada la busca.

Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.

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La misma noche que hace blanquear los mismos

árboles.

Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.

Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.

De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.

Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.

Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.

Porque en noches como ésta la tuve entre mis

brazos,

mi alma no se contenta con haberla perdido.

Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,

y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.

Pablo Neruda

Soneto

Si para recobrar lo recobrado

debí perder primero lo perdido,

si para conseguir lo conseguido

tuve que soportar lo soportado,

si para estar ahora enamorado

fue menester haber estado herido,

tengo por bien sufrido lo sufrido,

tengo por bien llorado lo llorado.

Porque después de todo he comprobado

que no se goza bien de lo gozado

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sino después de haberlo padecido.

Porque después de todo he comprendido

que lo que el árbol tiene de florido

vive de lo que tiene sepultado.

Francisco Luis Bernárdez

Es que yo también tengo derecho

Es que yo, yo también tengo derecho

aunque vos por mí no hayas vivido.

No es que no quiera, no.

Te llevo adentro

y tu apellido es mío, no tu credo.

Y es que yo tengo derecho,

porque no soy revancha de destinos.

Soy mi pasión y soy

mi varadero,

no el comodín final

en tu proceso.

Porque duele, pero sé: tengo derecho

sin que sea renegar de tus auxilios

y es que voy y quiero ser

sin parejeros

que sofrenen con mi prisa

mis arrestos.

Y es que sé que yo tengo derecho

a dirimir gigantes o molinos,

a legislar mi fe,

mi propio precio

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y el tajo de mi hoz

porque es mi riesgo.

Porque duele, pero sé: tengo derecho

a recorrer sin vos mi laberinto,

a repetir tu erial, tu desconsuelo

pero no a ser inquilino entre mis huesos.

Mónica Ferrero

Un día, tu sonrisa

Hasta que un día,

tu sonrisa,

atravesando el follaje de las dudas,

me alumbró el alma.

Fue el amanecer de la alegría. Bien lo recuerdo.

Estabas en el bosque de los rostros.

Quizás muchas veces te había visto

y seguía sin mirarte

practicando senderos

que siempre concluían en la sombra...

Hasta que un día, tu sonrisa,

superando el bosque de los rostros,

me encendió los ojos de esperanza.

Y fue el despertar. Bien lo recuerdo.

Se llenaron mis cántaros de fe

y el corazón de amor.

Y fui campanario

de la dicha más honda, celebrando, ese día,

un milagro de luz

en tu sonrisa.

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Él vivía en el barrio de las latas,

Ella en un piso de Avenida Alvear.

Él cargaba carbón en alpargatas,

Ella no laburaba, iba a estudiar.

Él morfaba en "El Mago de la Costa",

un fondín muy barato y atorrante.

Ella iba siempre a sitios elegantes

y pedía perdices y langosta.

Ella tenía un auto convertible,

a él le prestaban una bicicleta.

Él soñaba sus sueños imposibles,

mientras ella, tiraba la chancleta.

Él era humilde, ella arrogante,

ella era hermosa, él fulero.

El viejo de él, un tano laburante,

él de ella, ministro y estanciero.

Ella sufría fuertes depresiones

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que le curaba su psicoanalista,

Él tenía terribles sabañones,

y jamás en su vida, fue al dentista.

Una tarde, entre medio de la gente,

se encontraron los dos y.......

¡oh maravilla!!!.

Cruzaron sus miradas,

de repente.

Se estudiaron muy bien y finalmente....

No se dieron, ni cinco de bolilla...

Alejandro Dolina

Tema: Oración compuesta - Subordinación

Las oraciones subordinadas son aquellas que tienen una situación de

dependencia con respecto a otra.

Estas oraciones se reconocen porque:

1. Cumplen una función de sustantivo, adjetivo o adverbio dentro de la

oración subordinante o principal.

2. Pueden comenzar por un nexo o, simplemente, estar yuxtapuestas.

ESTRUCTURA DE LAS ORACIONES SUBORDINADAS

Para que exista la subordinación es necesario que haya dos oraciones: una

principal, o subordinante, y otra subordinada. Por ejemplo:

El árbol que sembré creció

Oración principal o subordinante: El árbol creció

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Nexo subordinante: que

Oración subordinada: que sembré

La oración principal o subordinante está unida a la oración subordinada por

medio de un nexo subordinante, en este caso la partícula que.

La oración subordinada puede estar al principio, al final o intercalada en la

expresión, y depende siempre de la oración principal, pues no se entiende por sí

misma.

Subordinación adjetiva

Las oraciones subordinadas adjetivas tiene la función de modificar a un

sustantivo, llamado antecedente. Estas oraciones van siempre introducidas por

un pronombre relativo (que o quien).

Ejemplos de oraciones subordinadas adjetivas:

David, quien es el más rápido, fue superado.

Oración principal o subordinante: David fue superado

Nexo subordinante: quien

Oración subordinada: es el más rápido

La oración subordinada, en el ejemplo anterior, cumple una función adjetiva,

porque la palabra rápido es un adjetivo que modifica al sustantivo: David.

Cortamos los mangos que estaban maduros

Oración principal o subordinante: Cortamos los mangos

Nexo subordinante: que

Oración subordinada: estaban maduros

Esta oración también es subordinada adjetiva, porque la palabra maduros es un

adjetivo que modifica al sustantivo: mangos.

En resumen: las proposiciones subordinadas adjetivas.

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Son aquellas que cumplen la función de modificador. Se denominan

proposiciones subordinadas adjetivas porque tienen la misma función de un

adjetivo dentro de un sintagma nominal. En este caso el pronombre relativo se

refiere a una palabra que se conoce como antecedente.

La película que estoy viendo es alucinante.

Los libros que nos ha dejado son geniales.

El sintagma nominal que contiene la proposición subordinada adjetiva se

incluye siempre dentro de un grupo nominal que puede hacer cualquier

función: sujeto, complemento directo, etc.

Estuve en esa casa que está casi destruida.

En este caso, que está casi destruida, modifica a un complemento circunstancial

de lugar.

Los nexos de las proposiciones subordinadas adjetivas.

Pronombres relativos.

Recordemos que los pronombres relativos son: que, el que, la que, los que, las

que, quien, quienes, el cual, la cual, los cuales y las cuales.

Escuche al profesor, quien rectificaba los errores del examen.

Vive en una ciudad, que está en pleno auge industrial

Adverbios relativos:

También estos adverbios se refieren al antecedente. Son: donde, como y

cuando.

Llegó por fin al pueblo donde estaba su madre.

Por último no podemos olvidar los determinantes relativos, que tienen valor

posesivo.

Recuerda: cuyo, cuya, cuyos y cuyas.

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Tengo esa película, cuyo casting viví en primera persona.

Veamos otros ejemplos

El hombre que trae los libros vive muy cerca de aquí.

Lectura 8

La pata de mono W.W. Jacobs

La noche era fría y húmeda, pero en la pequeña sala de

Laburnum Villa los postigos estaban cerrados y el fuego

ardía vivamente. Padre e hijo jugaban al ajedrez. El

primero tenía ideas personales sobre el juego y ponía al

rey en tan desesperados e inútiles peligros que

provocaba el comentario de la vieja señora que tejía

plácidamente junto a la chimenea.

-Oigan el viento -dijo el señor White; había cometido un

error fatal y trataba de que su hijo no lo advirtiera.

-Lo oigo -dijo éste moviendo im placablemente la reina-.

Jaque.

-No creo que venga esta noche -dijo el padre con la mano sobre el tablero.

-Mate -contestó el hijo.

-Esto es lo malo de vivir tan lejos -vociferó el señor White con imprevista y

repentina violencia-. De todos los suburbios, este es el peor. El camino es un

pantano. No se qué piensa la gente. Como hay sólo dos casas alquiladas, no les

importa.

-No te aflijas, querido -dijo suavemente su mujer-, ganarás la próxima vez.

El señor White alzó la vista y sorprendió una mirada de complicidad entre

madre e hijo. Las palabras murieron en sus labios y disimuló un gesto de

fastidio.

-Ahí viene -dijo Herbert White al oír el golpe del portón y unos pasos que se

acercaban. Su padre se levantó con apresurada hospitalidad y abrió la puerta; le

oyeron condolerse con el recién venido.

Luego, entraron. El forastero era un hombre fornido, con los ojos salientes y la

cara rojiza.

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-El sargento mayor Morris -dijo el señor White, presentándolo. El sargento les

dio la mano, aceptó la silla que le ofrecieron y observó con satisfacción que el

dueño de casa traía whisky y unos vasos y ponía una pequeña pava de cobre

sobre el fuego.

Al tercer vaso, le brillaron los ojos y empezó a hablar. La familia miraba con

interés a ese forastero que hablaba de guerras, de epidemias y de pueblos

extraños.

-Hace veintiún años -dijo el señor White sonriendo a su mujer y a su hijo-.

Cuando se fue era apenas un muchacho. Mírenlo ahora.

-No parece haberle sentado tan mal -dijo la señora White amablemente.

-Me gustaría ir a la India -dijo el señor White-. Sólo para dar un vistazo.

-Mejor quedarse aquí -replicó el sargento moviendo la cabeza. Dejó el vaso y,

suspirando levemente, volvió a sacudir la

cabeza.

-Me gustaría ver los viejos templos y faquires

y malabaristas -dijo el señor White-. ¿Qué fue,

Morris, lo que usted empezó a contarme los

otros días, de una pata de mono o algo por el

estilo?

-Nada -contestó el soldado apresuradamente-.

Nada que valga la pena oír.

-¿Una pata de mono? -preguntó la señora

White.

-Bueno, es lo que se llama magia, tal vez -dijo con desgana el militar.

Sus tres interlocutores lo miraron con avidez. Distraídamente, el forastero llevó

la copa vacía a los labios: volvió a dejarla. El dueño de casa la llenó.

-A primera vista, es una patita momificada que no tiene nada de particular -dijo

el sargento mostrando algo que sacó del bolsillo.

La señora retrocedió, con una mueca. El hijo tomó la pata de mono y la examinó

atentamente.

-¿Y qué tiene de extraordinario? -preguntó el señor White quitándosela a su

hijo, para mirarla.

-Un viejo faquir le dio poderes mágicos -dijo el sargento mayor-. Un hombre

muy santo... Quería demostrar que el destino gobierna la vida de los hombres y

que nadie puede oponérsele impunemente. Le dio este poder: Tres hombres

pueden pedirle tres deseos.

Habló tan seriamente que los otros sintieron que sus risas desentonaban.

-Y usted, ¿por qué no pide las tres cosas? -preguntó Herbert White.

El sargento lo miró con tolerancia.

-Las he pedido -dijo, y su rostro curtido palideció.

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-¿Realmente se cumplieron los tres deseos? -preguntó la señora White.

-Se cumplieron -dijo el sargento.

-¿Y nadie más pidió? -insistió la señora.

-Sí, un hombre. No sé cuáles fueron las dos primeras cosas que pidió; la tercera

fue la muerte. Por eso entré en posesión de la pata de mono.

Habló con tanta gravedad que produjo silencio.

-Morris, si obtuvo sus tres deseos, ya no le sirve el talismán -dijo, finalmente, el

señor White-. ¿Para qué lo guarda?

El sargento sacudió la cabeza:

-Probablemente he tenido, alguna vez, la idea de venderlo; pero creo que no lo

haré. Ya ha causado bastantes desgracias. Además, la gente no quiere

comprarlo. Algunos sospechan que es un cuento de hadas; otros quieren

probarlo primero y pagarme después.

-Y si a usted le concedieran tres deseos más -dijo el señor White-, ¿los pediría?

-No sé -contestó el otro-. No sé.

Tomó la pata de mono, la agitó entre el pulgar y el índice y la tiró al fuego.

White la recogió.

-Mejor que se queme -dijo con solemnidad el sargento.

-Si usted no la quiere, Morris, démela.

-No quiero -respondió terminantemente-. La tiré al fuego; si la guarda, no me

eche la culpa de lo que pueda suceder. Sea razonable, tírela.

El otro sacudió la cabeza y examinó su nueva adquisición. Preguntó:

-¿Cómo se hace?

-Hay que tenerla en la mano derecha y pedir los deseos en voz alta. Pero le

prevengo que debe temer las consecuencias.

-Parece de Las mil y una noches -dijo la señora White. Se levantó a preparar la

mesa-. ¿No le parece que podrían pedir para mí otro par de manos?

El señor White sacó del bolsillo el talismán; los tres se rieron al ver la expresión

de alarma del sargento.

-Si está resuelto a pedir algo -dijo agarrando el brazo de White- pida algo

razonable.

El señor White guardó en el bolsillo la pata de mono. Invitó a Morris a sentarse

a la mesa. Durante la comida el talismán fue, en cierto modo, olvidado.

Atraídos, escucharon nuevos relatos de la vida del sargento en la India.

-Si en el cuento de la pata de mono hay tanta verdad como en los otros -dijo

Herbert cuando el forastero cerró la puerta y se alejó con prisa, para alcanzar el

último tren-, no conseguiremos gran cosa.

-¿Le diste algo? -preguntó la señora mirando atentamente a su marido.

-Una bagatela -contestó el señor White, ruborizándose levemente-. No quería

aceptarlo, pero lo obligué. Insistió en que tirara el talismán.

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-Sin duda -dijo Herbert, con fingido horror-, seremos felices, ricos y famosos.

Para empezar tienes que pedir un imperio, así no estarás dominado por tu

mujer.

El señor White sacó del bolsillo el talismán y lo examinó con perplejidad.

-No se me ocurre nada para pedirle -dijo con lentitud-. Me parece que tengo

todo lo que deseo.

-Si pagaras la hipoteca de la casa serías feliz, ¿no es cierto? -dijo Herbert

poniéndole la mano sobre el hombro-. Bastará con que pidas doscientas libras.

El padre sonrió avergonzado de su propia credulidad y levantó el talismán;

Herbert puso una cara solemne, hizo un guiño a su madre y tocó en el piano

unos acordes graves.

-Quiero doscientas libras -pronunció el señor White.

Un gran estrépito del piano contestó a sus palabras. El señor White dio un grito.

Su mujer y su hijo corrieron hacia él.

-Se movió -dijo, mirando con desagrado el objeto, y lo dejó caer-. Se retorció en

mi mano como una víbora.

-Pero yo no veo el dinero -observó el hijo, recogiendo el talismán y poniéndolo

sobre la mesa-. Apostaría que nunca lo veré.

-Habrá sido tu imaginación, querido -dijo la mujer, mirándolo ansiosamente.

Sacudió la cabeza.

-No importa. No ha sido nada. Pero me dio un susto.

Se sentaron junto al fuego y los dos hombres acabaron de fumar sus pipas. El

viento era más fuerte que nunca. El señor White se sobresaltó cuando golpeó

una puerta en los pisos altos. Un silencio inusitado y deprimente los envolvió

hasta que se levantaron para ir a acostarse.

-Se me ocurre que encontrarás el dinero en una gran bolsa, en medio de la cama

-dijo Herbert al darles las buenas noches-. Una aparición horrible, agazapada

encima del ropero, te acechará cuando estés guardando tus bienes ilegítimos.

Ya solo, el señor White se sentó en la oscuridad y miró las brasas, y vio caras en

ellas. La última era tan simiesca, tan horrible, que la miró con asombro; se rió,

molesto, y buscó en la mesa su vaso de agua para echárselo encima y apagar la

brasa; sin querer, tocó la pata de mono; se estremeció, limpió la mano en el

abrigo y subió a su cuarto.

II

A la mañana siguiente, mientras tomaba el desayuno en la claridad del sol

invernal, se rió de sus temores. En el cuarto había un ambiente de prosaica

salud que faltaba la noche anterior; y esa pata de mono; arrugada y sucia, tirada

sobre el aparador, no parecía terrible.

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-Todos los viejos militares son iguales -dijo la señora White-. ¡Qué idea, la

nuestra, escuchar esas tonterías! ¿Cómo puede creerse en talismanes en esta

época? Y si consiguieras las doscientas libras, ¿qué mal podrían hacerte?

-Pueden caer de arriba y lastimarte la cabeza -dijo Herbert.

-Según Morris, las cosas ocurrían con tanta naturalidad que parecían

coincidencias -dijo el padre.

-Bueno, no vayas a encontrarte con el dinero antes de mi vuelta -dijo Herbert,

levantándose de la mesa-. No sea que te conviertas en un avaro y tengamos que

repudiarte.

La madre se rió, lo acompañó hasta afuera y lo vio alejarse por el camino; de

vuelta a la mesa del comedor, se burló de la credulidad del marido.

Sin embargo, cuando el cartero llamó a la puerta corrió a abrirla, y cuando vio

que sólo traía la cuenta del sastre se refirió con cierto malhumor a los militares

de costumbres intemperantes.

-Me parece que Herbert tendrá tema para sus bromas -dijo al sentarse.

-Sin duda -dijo el señor White-. Pero, a pesar de todo, la pata se movió en mi

mano. Puedo jurarlo.

-Habrá sido en tu imaginación -dijo la señora suavemente.

-Afirmo que se movió. Yo no estaba sugestionado. Era... ¿Qué sucede?

Su mujer no le contestó. Observaba los misteriosos movimientos de un hombre

que rondaba la casa y no se decidía a entrar. Notó que el hombre estaba bien

vestido y que tenía una galera nueva y reluciente; pensó en las doscientas libras.

El hombre se detuvo tres veces en el

portón; por fin se decidió a llamar.

Apresuradamente, la señora White se

quitó el delantal y lo escondió debajo

del almohadón de la silla.

Hizo pasar al desconocido. Éste

parecía incómodo. La miraba

furtivamente, mientras ella le pedía

disculpas por el desorden que había

en el cuarto y por el guardapolvo del marido. La señora esperó cortésmente que

les dijera el motivo de la visita; el desconocido estuvo un rato en silencio.

-Vengo de parte de Maw & Meggins -dijo por fin.

La señora White tuvo un sobresalto.

-¿Qué pasa? ¿Qué pasa? ¿Le ha sucedido algo a Herbert?

Su marido se interpuso.

-Espera, querida. No te adelantes a los acontecimientos. Supongo que usted no

trae malas noticias, señor.

Y lo miró patéticamente.

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-Lo siento... -empezó el otro.

-¿Está herido? -preguntó, enloquecida, la madre.

El hombre asintió.

-Mal herido -dijo pausadamente-. Pero no sufre.

-Gracias a Dios -dijo la señora White, juntando las manos-. Gracias a Dios.

Bruscamente comprendió el sentido siniestro que había en la seguridad que le

daban y vio la confirmación de sus temores en la cara significativa del hombre.

Retuvo la respiración, miró a su marido que parecía tardar en comprender, y le

tomó la mano temblorosamente. Hubo un largo silencio.

-Lo agarraron las máquinas -dijo en voz baja el visitante.

-Lo agarraron las máquinas -repitió el señor White, aturdido.

Se sentó, mirando fijamente por la ventana; tomó la mano de su mujer, la apretó

en la suya, como en sus tiempos de enamorados.

-Era el único que nos quedaba -le dijo al visitante-. Es duro.

El otro se levantó y se acercó a la ventana.

-La compañía me ha encargado que le exprese sus condolencias por esta gran

pérdida -dijo sin darse la vuelta-. Le ruego que comprenda que soy tan sólo un

empleado y que obedezco las órdenes que me dieron.

No hubo respuesta. La cara de la señora White estaba lívida.

-Se me ha comisionado para declararles que Maw & Meggins niegan toda

responsabilidad en el accidente -prosiguió el otro-. Pero en consideración a los

servicios prestados por su hijo, le remiten una suma determinada.

El señor White soltó la mano de su mujer y, levantándose, miró con terror al

visitante. Sus labios secos pronunciaron la palabra: ¿cuánto?

-Doscientas libras -fue la respuesta.

Sin oír el grito de su mujer, el señor White sonrió levemente, extendió los

brazos, como un ciego, y se desplomó, desmayado.

III

En el cementerio nuevo, a unas dos millas de distancia, marido y mujer dieron

sepultura a su muerto y volvieron a la casa transidos de sombra y de silencio.

Todo pasó tan pronto que al principio casi no lo entendieron y quedaron

esperando alguna otra cosa que les aliviara el dolor. Pero los días pasaron y la

expectativa se transformó en resignación, esa desesperada resignación de los

viejos, que algunos llaman apatía. Pocas veces hablaban, porque no tenían nada

que decirse; sus días eran interminables hasta el cansancio.

Una semana después, el señor White, despertándose bruscamente en la noche,

estiró la mano y se encontró solo.

El cuarto estaba a oscuras; oyó cerca de la ventana, un llanto contenido. Se

incorporó en la cama para escuchar.

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-Vuelve a acostarte -dijo tiernamente-. Vas a coger frío.

-Mi hijo tiene más frío -dijo la señora White y volvió a llorar.

Los sollozos se desvanecieron en los oídos del señor White. La cama estaba

tibia, y sus ojos pesados de sueño. Un despavorido grito de su mujer lo

despertó.

-La pata de mono -gritaba desatinadamente-, la pata de mono.

El señor White se incorporó alarmado.

-¿Dónde? ¿Dónde está? ¿Qué sucede?

Ella se acercó:

-La quiero. ¿No la has destruido?

-Está en la sala, sobre la repisa -contestó asombrado-. ¿Por qué la quieres?

Llorando y riendo se inclinó para besarlo, y le dijo histéricamente:

-Sólo ahora he pensado... ¿Por qué no he pensado antes? ¿Por qué tú no

pensaste?

-¿Pensaste en qué? -preguntó.

-En los otros dos deseos -respondió en seguida-. Sólo hemos pedido uno.

-¿No fue bastante?

-No -gritó ella triunfalmente-. Le pediremos otro más. Búscala pronto y pide

que nuestro hijo vuelva a la vida.

El hombre se sentó en la cama, temblando.

-Dios mío, estás loca.

-Búscala pronto y pide -le balbuceó-; ¡mi hijo, mi hijo!

El hombre encendió la vela.

-Vuelve a acostarte. No sabes lo que estás diciendo.

-Nuestro primer deseo se cumplió. ¿Por qué no hemos de pedir el segundo?

-Fue una coincidencia.

-Búscala y desea -gritó con exaltación la mujer.

El marido se volvió y la miró:

-Hace diez días que está muerto y además, no quiero decirte otra cosa, lo

reconocí por el traje. Si ya entonces era demasiado horrible para que lo vieras...

-¡Tráemelo! -gritó la mujer arrastrándolo hacia la puerta-. ¿Crees que temo al

niño que he criado?

El señor White bajó en la oscuridad, entró en la sala y se acercó a la repisa.

El talismán estaba en su lugar. Tuvo miedo de que el deseo todavía no

formulado trajera a su hijo hecho pedazos, antes de que él pudiera escaparse del

cuarto.

Perdió la orientación. No encontraba la puerta. Tanteó alrededor de la mesa y a

lo largo de la pared y de pronto se encontró en el zaguán, con el maligno objeto

en la mano.

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Cuando entró en el dormitorio, hasta la cara de su mujer le pareció cambiada.

Estaba ansiosa y blanca y tenía algo sobrenatural. Le tuvo miedo.

-¡Pídelo! -gritó con violencia.

-Es absurdo y perverso -balbuceó.

-Pídelo -repitió la mujer.

El hombre levantó la mano:

-Deseo que mi hijo viva de nuevo.

El talismán cayó al suelo. El señor White siguió mirándolo con terror. Luego,

temblando, se dejó caer en una silla mientras la mujer se acercó a la ventana y

levantó la cortina. El hombre no se movió de allí, hasta que el frío del alba lo

traspasó. A veces miraba a su mujer que estaba en la ventana. La vela se había

consumido; hasta casi apagarse. Proyectaba en las paredes y el techo sombras

vacilantes.

Con un inexplicable alivio ante el fracaso del talismán, el hombre volvió a la

cama; un minuto después, la mujer, apática y silenciosa, se acostó a su lado.

No hablaron; escuchaban el latido del reloj. Crujió un escalón. La oscuridad era

opresiva; el señor White juntó coraje, encendió un fósforo y bajó a buscar una

vela.

Al pie de la escalera el fósforo se apagó. El señor White se detuvo para encender

otro; simultáneamente resonó un golpe furtivo, casi imperceptible, en la puerta

de entrada.

Los fósforos cayeron. Permaneció inmóvil, sin respirar, hasta que se repitió el

golpe. Huyó a su cuarto y cerró la puerta. Se oyó un tercer golpe.

-¿Qué es eso? -gritó la mujer.

-Un ratón -dijo el hombre-. Un ratón. Se me cruzó en la escalera.

La mujer se incorporó. Un fuerte golpe retumbó en toda la casa.

-¡Es Herbert! ¡Es Herbert! -La señora White corrió hacia la puerta, pero su

marido la alcanzó.

-¿Qué vas a hacer? -le dijo ahogadamente.

-¡Es mi hijo; es Herbert! -gritó la mujer, luchando para que la soltara-. Me había

olvidado de que el cementerio está a dos millas. Suéltame; tengo que abrir la

puerta.

-Por amor de Dios, no lo dejes entrar -dijo el hombre, temblando.

-¿Tienes miedo de tu propio hijo? -gritó-. Suéltame. Ya voy, Herbert; ya voy.

Hubo dos golpes más. La mujer se libró y huyó del cuarto. El hombre la siguió

y la llamó, mientras bajaba la escalera. Oyó el ruido de la tranca de abajo; oyó el

cerrojo; y luego, la voz de la mujer, anhelante:

-La tranca -dijo-. No puedo alcanzarla.

Pero el marido, arrodillado, tanteaba el piso, en busca de la pata de mono.

-Si pudiera encontrarla antes de que eso entrara...

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Los golpes volvieron a resonar en toda la casa. El señor White oyó que su mujer

acercaba una silla; oyó el ruido de la tranca al abrirse; en el mismo instante

encontró la pata de mono y, frenéticamente, balbuceó el tercer y último deseo.

Los golpes cesaron de pronto; aunque los ecos resonaban aún en la casa. Oyó

retirar la silla y abrir la puerta. Un viento helado entró por la escalera, y un

largo y desconsolado alarido de su mujer le dio valor para correr hacia ella y

luego hasta el portón. El camino estaba desierto y tranquilo.

Tema: texto argumentativo – la carta de lector

Carta de lector

Definición

Es un texto que un lector de un medio

de comunicación escrito escribe al

director de la publicación pero con el

propósito de que el mismo sea

publicado en ese mismo medio.

¿Quiénes suelen

escribirlas?

Los lectores de la publicación en la que

aparecen

¿En qué

medio/circunstancias

se la emplea?

Cuando un lector quiere hacer un comentario sobre algo

aparecido en un medio de comunicación escrito, presentar

su punto de vista sobre un asunto de interés general,

realizar algún pedido o solicitud de carácter público a

alguna institución o llevar a cabo una denuncia.

Aparecen en una sección especial de la publicación escrita

dedicada a las mismas.

¿A qué audiencia

está destinada?

Al público lector en general del medio

escrito en el que aparecen.

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Características

generales

Es importante tener en cuenta que el tema de estos

textos debe ser de interés público y general para que

puedan aspirar a ser publicados. Por lo general las

cartas de lectores incluyen la narración de un hecho y

luego una opinión sobre él. A menudo se trata de

denuncias sobre algo que no funciona bien, de

reclamos a las autoridades, de sugerencias en relación

con un problema, de agradecimientos, o de discusiones

de la opinión de un periodista de la publicación.

Pueden basarse o no en una experiencia vivida

personalmente.

¿Qué rasgos la

distinguen de otros

textos?

Se trata de una carta, con algunas de las

características de este género, pero posee la

particularidad de haber sido pensada desde el principio

para ser publicada en un medio masivo de

comunicación. Desde este punto de vista, se diferencia

de la carta familiar o personal por los temas de los que

se ocupa, y de los diferentes tipos de carta formal por el

carácter más o menos público o general de los

propósitos o intereses que guían su escritura.

¿Qué función,

intención o

finalidad tiene?

Su función es predominantemente apelativa, aunque

por supuesto poseen aspectos emotivos y referenciales.

En general quienes las escriben lo hacen por intereses

que pueden ir de lo estrictamente personal a lo

colectivo, aunque siempre deben tener un alcance

relativamente general. Habitualmente se ocupan de

dar una opinión, hacer un pedido, agradecer, comentar

o denunciar. En relación con la diversidad de acciones

que pueden llevar a cabo, sus fines son variados.

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pág. 93

Composición

Formato

Estilo

Se usa un registro formal y la lengua es estándar, es

decir, se tiende a no incluir marcas que se aparten de

la norma general escolar.

Se usan los recursos característicos de la

argumentación escrita: ejemplificación, generalización,

referencia apelativa, analogía, refutación, pregunta

retórica, repetición, etc.

A la hora de escribir cartas de lectores, conviene pensarlas como

cartas formales dirigidas al director del medio gráfico del que se

trate, aunque no deben incluir las formulas de cortesía que

encabezan o cierran ese tipo de cartas. Es importante no olvidar

incluir el nombre del autor y datos básicos que sirvan para

identificarlo (número de documento, localidad de residencia, etc.).

Al ser publicadas, el medio de comunicación en el que aparecen

suele adosarles un título que sirve para que los lectores identifiquen

el tema de la carta.

La carta de lectores suele dividirse en dos partes fundamentales: la

primera consiste en una exposición de los hechos a los que se refiere, y

la segunda es un comentario de los mismos. Como muchas veces

predomina en ella la trama argumentativa, la segunda parte puede

estructurarse planteando una tesis y dando argumentos para

defenderla. La tesis puede aparecer hacia el principio o hacia el final de

la carta, o incluso puede quedar librada a la interpretación del lector.

Hay que tener especialmente en cuenta que los medios gráficos suelen

incluir restricciones respecto de la extensión de las cartas de lectores, y

además recortan o editan las cartas que finalmente publican. Es

fundamental incluir en este tipo de textos elementos que permitan

identificar fehacientemente a su autor, como su nombre, su número de

documento o su lugar de residencia.

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pág. 94

Opinión

El auto evolucionó; el hombre, no Por IaninaZanazzi

Para LA NACION

Soy piloto de autos de carrera, estoy estudiando marketing, y también me desempeño como instructora de conducción deportiva en el Autódromo de Buenos Aires, en la escuela de José Bianchi. Los autos en los últimos 20 años evolucionaron mucho en frenos, suspensión y ganaron cada vez más potencia. Este cambio no lo hizo el hombre en la misma medida respecto a su manejo, quedando de algún modo superado por la máquina. Si bien la mayoría de los accidentes se producen por imprudencia, otra gran parte de ellos tiene como motivo esta falta de control del conductor sobre su automóvil, que es producto del desconocimiento de la técnica conductiva. Según las estadísticas, los accidentes más graves son causados por conductores hombres, a pesar de la suposición general de que ellos son mejores conductores que las mujeres. La mujer es, por lo general, más distraída y un poco más insegura que el hombre manejando, pero sí es más consciente que el hombre de sus limitaciones conductivas. Para explicarlo, vale un ejemplo cotidiano que se ve en la calle: una mujer va por el carril izquierdo, y un hombre la pasa por la derecha, dado que ésta no se corrió del carril para cederle el paso, y le dice: "Salí de ahí y andá a lavar los platos!". Pero la realidad es que los dueños de los "mejores bifes" son ellos, por lo menos así lo marcan las estadísticas. Esto sucede porque desde chiquitos fabrican los autos con los que juegan, corren por la vereda con el autito atado de un piolín y van haciendo todos los ruidos, pasan cambios, tocan bocina, frenan...en cambio nosotras jugamos con muñecas. De adolescente la mujer aprende a cocinar con la mamá y el papá le enseña a manejar al "nene" y después de los 17 el hombre sale con sus amigos en su primer auto, y a las mujeres los padres se turnan haciendo pool para llevarlas y traerlas a casa. Tras muchos años con este sistema, el resultado es que el hombre maneja más rápido que las mujer, y es más pasional con el auto. Le cambia las llantas, el escape, le baja la suspensión, lo potencia, le hace tratamiento de teflón, etc... Una rayita sobre la pintura del capó significa una semana de depresión. Las mujeres, en cambio, no hacen nada de esto, lo resumen a un medio de transporte. A la hora de explicar los choques también se nota la diferencia, el hombre utiliza el cuerpo para describir los movimientos del auto, imita los ruidos y utiliza frases como: se pasó la cola, se bloquearon las ruedas, bajé un cambio me hizo un trompo y choqué contra el guarda rail. Los choques de las mujeres suelen ser inexplicables. Por suerte esto cambió en los últimos tiempos y la mujer ya tiene su propio auto, así que en unos pocos años manejaremos como los hombres pero seguiremos siendo causales de menos accidentes, y ahí si me gustaría que los hombres nos alcancen o superen.

La autora es piloto de la categoría Fórmula Renault, en el Equipo Crespi Junior.

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Animales abandonados San Juan 04/11/2010

Sr. Director:

El drama que se vive en San Juan por causa de los animales vagabundos es alarmante y parece

que no quiere ser considerado ni por la población ni por las autoridades.

Hay gente que comete infracción por acumular más animales de lo permitido en sus

domicilios, que reproduce mascotas libremente para la venta o para "regalar'', o abandonar

deliberadamente en cualquier parte, ocasionando perjuicio a sus semejantes y quienes se

dedican a envenenar sistemáticamente y con total impunidad, poniendo

en riesgo, además, la vida de la población.

Lejos de escuchar a los protectores, desde los distintos estamentos

estatales, las autoridades dan nuestros números telefónicos para que

solucionemos cuanto reclamo les llega y así se lavan las manos. Es más,

la mayoría de las personas que nos llama, por un reclamo, (por

supuesto, nadie lo hace para ofrecer ayuda) lo hacen convencidos de

que tenemos la obligación de ir a buscar el animal en cuestión, creen

que tenemos el servicio de ambulancia y albergue para todos los problemas.

Es hora de que nuestros mandatarios presten atención al problema de los animales y, como

política de Estado, dispongan darle solución ética y definitiva. Al exceso de animales, se suma

el gravísimo incremento de los "potencialmente peligrosos''. Todo perro tiene el instinto

propio de la especie, aplacado por la convivencia con los humanos, pero cuando se les desata

ese instinto, se tornan peligrosos.

Sin embargo, no puedo dejar de reconocer la tarea iniciada por la Subsecretaría de Medio

Ambiente, con el quirófano recientemente implementado, que junto con lo que realiza

algunos municipios, es totalmente insuficiente, dada la magnitud del problema. Este problema

debe ser encarado con seriedad y responsabilidad, en toda la provincia: esterilizar y poner en

ejecución leyes restrictivas, tal como existen en países civilizados.

Rita Aída Spinosi. APA (Agrupación Protectores de Animales) DNI 4.500.302

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Tribus urbanas

Sr. Director:

Me llamo Macarena Merino, soy una adolescente de 15 años y en mi colegio tengo la posibilidad de

asistir a un taller de argumentación, en el que elaboré esta carta para opinar sobre las tribus urbanas

presentes en San Juan.

Los procesos de adaptación e identificación en esta etapa de la vida son completamente comunes, lo que

me preocupa es hasta qué extremo pueden llegar los actos y pensamientos de los integrantes de estos

grupos. Las tribus urbanas argentinas son varias, en San Juan se pueden observar floggers, emos,

punks, rolingas, cumbieros, rastafaris y los hippis.

Toda esta diversidad es excelente, pero son justamente estas diferencias las que me preocupan. Por

ejemplo, a los floggers los rechazan, hasta he escuchado que unas cuantas personas dicen "los floggers

se merecen la muerte". Escuché que dicen lo mismo de los emos, y cuando uno les pregunta por qué

ese odio, simplemente responden "así son las tribus urbanas, Maca". Además dentro de las tribus, de

cierta manera, los chicos pierden su personalidad. Empiezan a vestirse, pensar y actuar igual, dejan sus

intereses personales de lado con tal de ser mejores en el grupo o ser más aceptados.

Aparte la gente tiende a clasificarte tan solo por lo que llevas puesto, supongamos que un día se nos

ocurre vestirnos con colores llamativos o de negro, cortarnos el flequillo o hacernos un jopo y ya nos

están gritando ¡Rolinga!, ¡Flogger!, ¡Darky!, etc. Por lo tanto yo digo ¿Qué hay de malo en ser diferente,

distinto? ¿Está tan mal querer pertenecer a un grupo sin ser discriminado? Aceptar las diferencias del

"otro" es lo que tenemos que hacer, sino, todos seríamos iguales.

MacarenaMerino

DNI 36.911.596

''El acto solidario de la donación de órganos

Si bien los trasplantes se han convertido en una práctica habitual, aún persisten fuertes

temores en la población para donar órganos. Lograr su superación es la clave para

aumentar el número de los dadores solidarios que hacen falta para salvar miles de

vidas. Las razones que dificultan la decisión de ser donante son múltiples. En muchos

casos, arraigan en convicciones de índole religiosa, moral o filosófica que cuestionan la

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pág. 97

donación. En otros, se fundan en el temor a la existencia de traficantes de órganos, o en

la desconfianza en el sistema de salud, que llevan a pensar que alguien podría no ser

asistido bien o a tiempo para obtener sus vísceras. También está el caso frecuente de

quienes no pueden sentirse solidarios en el momento en que atraviesan el dolor por la

muerte de un ser querido, que es cuando se les requiere que dispongan la entrega de

los órganos para prolongarle la vida a otro ser humano. Es preciso, entonces, que se

aclaren algunas cuestiones. Primero, que la complejidad del procedimiento de ablación

y trasplante, en el que intervienen varios equipos médicos altamente especializados,

torna muy improbable la existencia de circuitos clandestinos. Segundo, que la necesaria

compatibilidad entre donante y receptor también aleja la posibilidad de

manipulaciones que pudieran derivar en muertes “a pedido”. La última cuestión es la

más compleja. Porque hasta el presente, aunque alguien haya manifestado

expresamente su voluntad de donar, es a la familia a la que se consulta en el momento

en que aquélla puede efectivizarse. Y tal consulta llega en un momento crucial, en

general poco propicio para las reflexiones profundas, máxime si tienen que llevar a la

toma de una decisión rápida. Cuando esté vigente el consentimiento presunto previsto

en la ley, que implica que sólo deba manifestarse expresamente la negativa a donar,

muchos de estos problemas se evitarán. Mientras tanto, las campañas públicas deben

esclarecer sobre la naturaleza de los procedimientos técnicos, para disipar fantasmas.

Pero, esencialmente, deben apuntar a que se tome conciencia de lo que significa salvar

otra vida. Porque para decidirlo en un momento límite es menester que la idea se haya

considerado y discutido previamente, con calma y en profundidad. Nadie está exento

de que la vida a salvar pueda ser la propia o la de un ser querido. Por eso debería

destacarse que es más fácil lamentar el no haber consentido una donación a tiempo que

arrepentirse por haberlo hecho.''(Clarín. Opinión. Viernes 26 de julio de 2002)

Tema: texto dramático

Vocación

de Jorge Maestro y Sergio Vainman

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(La madre cose una camisa. El hijo está con un block, dibujando a su madre).

MADRE: —A veces quisiera ser pulga para ver qué hacés con las camisas< (la

enarbola). Mir{< ¡Ni un botón!

CÉSAR: —¿Qué querés que haga mamá?... Lo que hace todo el mundo.

MADRE: —¿Y estos puños? ¡Mirá cómo están estos puños! ¿Qué les pasás,

papel de lija?...

CÉSAR (Mecánicamente): —No, mamá.

MADRE: —¿Y estas manchas de qué son?... Parece grasa< pintura< ¿Qué es

esto?

CÉSAR (Cada vez más automáticamente): —No sé, mamá.

MADRE: —César, no te hagas el pavo. (Hace un bollo con la camisa). Esta

camisa no sirve más. (Se levanta para ir a tirarla).

CÉSAR (La ataja) —No, no. Traela, d{mela<

MADRE: —¿Para qué la querés?... ¡Es una vergüenza de tanto zurcido!

CÉSAR: —A mí me gusta, dej{<

MADRE: —Vos lo hacés todo para llevarle la contra a tu madre< ¿Qué querés?

¿Qué digan que tu madre no se ocupa de vos?... ¿Qué soy una mugrienta? (Tira

la camisa hecha un bollo que cae en el proscenio).

CÉSAR: —¡Pero vieja!

MADRE: —No me digas vieja que no me gusta<

CÉSAR: —La quiero para pintar.

MADRE: —Ah<(Reacciona) ¿Para pintar qué?...

CÉSAR: —Para pintar. En la escuela de Bellas Artes todos usan ropa gastada

para no ensuciarse<

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MADRE: —¿Y vos qué tenés que ver con la escuela de Bellas Artes?

CÉSAR: —Todavía nada, pero<

MADRE: —Pero qué, César< ¡Habl{, por Dios!

CÉSAR: —¡Eh< par{! Yo estuve pensando y< resolví que<

MADRE: —¿Resolviste?

CÉSAR: —Bueno< sí< averigüé. ¡Quiero estudiar pintura! (La madre lo mira

azorada).

MADRE: —¿Desde cuándo?

CÉSAR: —Cuando termine la secundaria, mam{<

MADRE: —Desde cuándo se te metieron esas ideas, quiero decir.

CÉSAR: —Hace rato que lo vengo pensando.

MADRE: —¿Y cómo no se te ocurrió decirme nada, nene?

CÉSAR: —Porque no sabía, ¿viste?... No estaba muy seguro<

MADRE: —¡Ay! Cuando se entere tu padre<

CÉSAR: —Ay, ay< ¡Qué va a pasar, mam{!

(Llega el padre. Viene muy cansado. Se afloja la corbata, deja el saco que cuelga

prolija y solemnemente).

PADRE: —Hola, vieja< ¿Qué tal, César?

CÉSAR: —Bien<

PADRE: —¿Cómo anduvo el colegio?

CÉSAR: —Bien. (Sigue dibujando).

PADRE: —¿Alguna novedad?

CÉSAR: —No. (La madre nerviosa espera a que el hijo hable).

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MADRE: —¿Te parece que no tenés ninguna novedad?

CÉSAR: —¿Eh?

PADRE: —Dej{ de garabatear, César. Te est{ hablando tu madre<

CÉSAR (Ofendido): —No estoy garabateando, papá. La estoy dibujando a

mamá.

PADRE: —Ah, se te dio por ahí< ¿A ver, che? (César muestra el dibujo que el

padre mira) T{ bien, eh< ¿Viste, vieja?... ¡Tá lindo, eh! Te sale bien< Es un

lindo pasatiempo< Yo, cuando era pibe, así como vos, se me había dado por

desarmar todos los relojes que encontraba<

Hasta llegué a pedir los folletos de un curso por correspondencia que salía<

(Trata de recordar) ¿Cuánto salía? (Se queda pensativo).

CÉSAR: —Para mí no es un pasatiempo.

PADRE: —¿Ah, no? Para mí, sí. Yo me pasaba horas. Estoy seguro que hubiera

llegado a ser un buen relojero. Me gustaban las cosas chiquitas de los relojes. (A

la mujer que va a servir la mesa). Es como un trabajo de cirugía, no te vayas a

creer. (Al hijo). Quizá me hubiera hecho de un oficio, un negocito< pero tu

abuelo no quería. Era muy estricto el abuelo< ¿Te acord{s del abuelo, vos? (El

hijo va a hablar, el padre sigue). ¡Qué te vas a acordar!... Era bravo el abuelo, un

día cortó por lo sano: me tiró todas las herramientas, los relojes viejos, los

folletos, todo< Y me dijo que en casa no había lugar para distracciones: “Ac{

hay que trabajar, amiguito”, me dijo. En aquel momento me dio mucha rabia,

bronca, ¿viste? (La madre ha estado sirviendo la mesa). A uno cuando es joven

le molestan las cosas que le dicen, pero<

después pasan los años, a uno le vienen las responsabilidades< en fin.

(Transición). Así que ni siquiera como pasatiempo< Pero lo hacés bastante

bien, ¿eh?

CÉSAR: —Viejo< No entendiste. Es al contrario: yo quiero ser pintor. Pintor de

cuadros, o dibujante, o grabador. Dedicarme< (La madre ha terminado de

servir).

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MADRE: —Vienen a comer< (El padre mira a César).

PADRE: —¿Cómo que querés ser pintor?... ¿Cómo es eso? Esa te la inventaste

hoy<

CÉSAR (Agresivo): —Viejo, no empecés< ¿Cómo que me la inventé?

PADRE: —¡Yo no empiezo nada! Digo que te la inventaste hoy, porque hasta

hoy no sabía nada. (A la madre). ¿Vos sabías algo, Clara?

MADRE (Haciéndose la distraída): —¿De qué hablan?

PADRE: —De que vamos a tener un artista en la familia< ¿Vos sabías algo?

MADRE (Rapidito y bajo): —No.

PADRE (Al hijo): —Ahí lo tenés< Si ni tu madre ni yo sabíamos nada es

porque te lo inventaste hoy< (Se le acerca). Porque algo tenemos que ver tu

madre y yo, ¿no?... ¿O somos extraños?...

CÉSAR: —Pero quién dice eso, pap{< Lo que pasa es que lo pensé bien,

averigüé hasta estar seguro y< ahora sí te lo puedo decir porque lo tengo

decidido<

PADRE: —¡Ah, qué bien! ¡Ya lo decidiste! ¡Nosotros somos de palo!

MADRE: —Vengan a comer, que se enfría<

PADRE (Nervioso): —¿Podés esperar un minuto?

MADRE: —¡La comida no puede esperar! ¿O querés comer las albóndigas frías?

Claro, ¡total! Después soy yo la que se levanta a prepararte la sal de fruta y el

tecito<

CÉSAR (Displicente): —Por mí podemos hablar mientras comemos<

PADRE (Estalla. Casi gritando): —¡Es que con vos ya no se habla en esta casa!

¡El señor decide solo! ¡Le creció la barba!... ¡Se manda solito! Mirá, César, ¡sabés

muy bien que para mandarte solo, también hay que mantenerse solo!

MADRE: —Par{, viejo< No te pongas así< Sentate a comer.

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CÉSAR: —Dejalo mam{< Tiene razón, pero yo me la voy a saber bancar<

PADRE: —¡Pero qué vas a saber bancar sino sabés sonarte los mocos!

CÉSAR: —Como quieras, pero yo lo tengo decidido. (Transición del padre. Se

calma).

MADRE: —¿Comemos?

CÉSAR: —No tengo hambre<

PADRE: —Esper{, Clara<

MADRE: —César< (Padre e hijo se dan vuelta y

dicen al mismo tiempo).

PADRE Y CÉSAR : —¿Qué?

MADRE: —Le hablo a tu padre. (Al padre). Vamos

a comer, César. Dejalo al chico.

CÉSAR: —Ya no soy un chico, mamá.

PADRE: —Claro, ahora defendelo. Acá el que tiene que hacer el papel de malo

soy yo. (Lo mira a César). Pero mirá qué lindo: ¡pintor!... ¿Y de qué vas a vivir,

che?... ¿Qué vas a comer?... ¿Acuarela? (Resopla. Transición. Se sienta. Lo sienta

al hijo. Va a comer). (A la madre).

Estas albóndigas no se pueden comer, están frías. (La madre toma los platos y

sale). (<) (Sale César).

(<)

MADRE: —Yo de nuevo no las caliento. (Agresiva).

PADRE: —¡Ah!... ¡Ahora te la agarrás conmigo, encima!

MADRE: —¿Y cómo no querés que me la agarre? ¿Siempre hay que repetir la

historia, César? (El padre come pan).

PADRE: —Yo no repito ninguna historia<

MADRE: —¿Ah, no? ¿Te creés que yo no te miro cuando salimos?

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PADRE: —¿Cuándo salimos?

MADRE: —Yo te miro, César<

PADRE: —¿Qué mirás?

MADRE: —Te miro. Te parás delante de cuanta relojería encontramos en el

camino, si hay un relojero componiendo sos capaz de quedarte horas< ¿Qué

mir{s, César? < ¿Mir{s los relojes que te tiró tu pap{?

(El padre va a hablar y vuelve a las albóndigas. Transición).

PADRE (Probando las albóndigas): —No est{n tan mal frías< (Come).

MADRE: —Yo creo que lo que mirás es lo que no pudiste ser< Un camino que

se cortó y que vos no tuviste la valentía de pelear como hoy

la tiene el nene.

PADRE (Reflexiona y agrega sonriendo): —¡El nene! Yo le voy a dar valentía.

(Estalla. Transición). Estas albóndigas están frías. (Aparta el plato. Se pone de

pie). ¡Pero mirale la facha de pintor a este!

MADRE: —¿A qué hora te lo pongo para mañana?... (Caminando, sin notarlo,

llegó hasta el block. Mira el dibujo. La madre toma un despertador y le da

cuerda).

PADRE: —A las siete< No, siete menos cuarto. Hoy sonó tarde.

MADRE: —Debe atrasar<

PADRE: —A ver. Traé, traé < (Saca un destornillador y se pone a desarmarlo.

El padre mira el reloj desarmado. La madre, de pie lo observa. Mira

alternativamente el block y el reloj. A la madre). ¿Cuántos años son la escuela

de pintura?

MADRE: —No sé, ¿por?

PADRE: —Por nada< (El padre deja el reloj, toma el block saliendo llama al

hijo). (Va a buscar al hijo). (La madre mira la camisa que ha quedado tirada.

Sonríe. La mira. La extiende. La observa y la dobla con cuidado). ¡César!<

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La isla desierta

(Roberto Arlt)

PERSONAJES:

EL JEFE

MANUEL

MARÍA

EMPLEADO 1

EMPLEADO 2

TENEDOR DE LIBROS

EMPLEADA 1ª

EMPLEADA 2ª

EMPLEADA 3ª

CIPRIANO (MULATO)

DIRECTOR

ACTO ÚNICO

ESCENA: Oficina rectangular blanquísima, con ventanal a todo lo ancho del salón,

enmarcando un cielo infinito caldeado en azul. Frente a las mesas escritorios,

dispuestos en hilera como reclutas, trabajan, inclinados sobre las máquinas de escribir,

los empleados. En el centro y en el fondo del salón, la mesa del JEFE, emboscado tras

unas gafas negras y con el pelo cortado como la pelambre de un cepillo. Son las dos de

la tarde, y una extrema luminosidad pesa sobre estos desdichados simultáneamente

encorvados y recortados en el espacio por la desolada simetría de este salón de un

décimo piso.

EL JEFE.- Otra equivocación, Manuel.

MANUEL.- ¿Señor?

EL JEFE.- Ha vuelto a equivocarse, Manuel.

MANUEL.- Lo siento, señor.

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EL JEFE.- Yo también. (Alcanzándole la planilla.) Corríjala. (Un minuto de

silencio.)

EL JEFE.- María.

MARÍA.- ¿Señor?

EL JEFE.- Ha vuelto a equivocarse, María.

MARÍA.- (Acercándose al escritorio de EL JEFE.) Lo siento, señor.

EL JEFE.- También yo lo voy a sentir cuando tenga que hacerlos echar. Corrija.

(Nuevamente hay otro minuto de silencio. Durante este intervalo pasan

chimeneas de buques y se oyen las pitadas de un remolcador y el bronco pito de

un buque. Automáticamente todos los EMPLEADOS enderezan las espaldas y se

quedan mirando la ventana.)

EL JEFE.- (Irritado.) ¡A ver si siguen equivocándose! (Pausa.)

EMPLEADO 1º.- (Con un apagado grito de angustia.) ¡Oh! no; no es posible.

(Todos se vuelven hacia él.)

EL JEFE.- (Con venenosa suavidad.) ¿Qué no es posible, señor?

MANUEL.- No es posible trabajar aquí.

EL JEFE.- ¿No es posible trabajar aquí? ¿Y por qué no es posible trabajar aquí?

(Con lentitud.) ¿Hay pulgas en las sillas? ¿Cucarachas en la tinta?

MANUEL.- (Poniéndose de pie y gritando.) ¡Cómo no equivocarse! ¿Es posible

trabajar sin equivocarse aquí? Contéstame. ¿Es posible trabajar sin equivocarse

aquí?

EL JEFE.- No me falte, Manuel. Su antigüedad en la casa no lo autoriza a tanto.

¿Por qué se arrebata?

MANUEL.- Yo no me arrebato, señor. (Señalando la ventana.) Los culpables de

que nos equivoquemos son esos malditos buques.

EL JEFE.- (Extrañado.) ¿Los buques? (Pausa.) ¿Qué tienen los buques?

MANUEL.- Sí, los buques. Los buques que entran y salen, chillándonos en las

orejas, metiéndosenos por los ojos, pasándonos las chimeneas por las narices.

(Se deja caer en la silla.) No puedo más.

TENEDOR DE LIBROS.- Don Manuel tiene razón. Cuando trabajábamos en el

subsuelo no nos equivocábamos nunca.

MARÍA.- Cierto; nunca nos sucedía esto.

EMPLEADA 1ª.- Hace siete años.

EMPLEADO 1º.- ¿Ya han pasado siete años?

EMPLEADO 2º.- Claro que han pasado.

TENEDOR DE LIBROS.- Yo creo, jefe, que estos buques, yendo y viniendo,

son perjudiciales para la contabilidad.

EL JEFE.- ¿Lo creen?

MANUEL.- Todos lo creemos. ¿No es cierto que todos lo creemos?

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MARÍA.- Yo nunca he subido a un buque, pero lo creo.

TODOS.- Nosotros también lo creemos.

EMPLEADA 2ª.- Jefe, ¿ha subido a un buque, alguna vez?

EL JEFE.- Y para qué un jefe de oficina necesita subir a un buque?

MARÍA.- ¿Se dan cuenta? Ninguno de los que trabajan aquí ha subido a un

buque.

EMPLEADA 2ª.- Parece mentira que ninguno haya viajado.

EMPLEADO 2º.- ¿Y por qué no ha viajado usted?

EMPLEADA 2ª.- Esperaba casarme...

TENEDOR DE LIBROS.- Lo que es a mí, ganas no me han faltado.

EMPLEADO 2º.- Y a mí. Viajando es como se disfruta.

EMPLEADO 3º.- Vivimos entre estas cuatro paredes como en un calabozo.

MANUEL.- Cómo no equivocarnos. Estamos aquí suma que te suma, y por la

ventana no hacen nada más que pasar barcos que van a otras tierras. (Pausa.) A

otras tierras que no vimos nunca. Y que cuando fuimos jóvenes pensamos

visitar.

EL JEFE.- (Irritado.) ¡Basta! ¡Basta de charlar! ¡Trabajen!

MANUEL.- No puedo trabajar.

EL JEFE.- ¿No puede? ¿Y por qué no puede, don Manuel?

MANUEL.- No. No puedo. El puerto me produce melancolía.

EL JEFE.- Le produce melancolía. (Sardónico.) Así que le produce melancolía.

(Conteniendo su furor.) Siga, siga su trabajo.

MANUEL.- No puedo.

EL JEFE.- Veremos lo que dice el Director General. (Sale violentamente.)

MANUEL.- Cuarenta años de oficina. La juventud perdida.

MARÍA.- ¡Cuarenta años! ¿Y ahora?...

MANUEL.- ¿Y quieren decirme ustedes para qué?

EMPLEADA 3ª.- Ahora lo van a echar...

MANUEL.- ¡Qué me importa! Cuarenta años de Debe y Haber. De Caja y

Mayor. De Pérdidas y Ganancias.

EMPLEADA 2ª.- ¿Quiere una aspirina, Don Manuel?

MANUEL.- Gracias, señorita. Esto no se arregla con aspirina. Cuando yo era

joven creía que no podría soportar esta vida. Me llamaban las aventuras... los

bosques. Me hubiera gustado ser guardabosques. O cuidar un faro...

TENEDOR DE LIBROS.- Y pensar que a todo se acostumbra uno.

MANUEL.- Hasta a esto...

TENEDOR DE LIBROS.- Sin embargo, hay que reconocer que estábamos

mejor abajo. Lo malo es que en el subsuelo hay que trabajar con luz eléctrica.

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MARÍA.- ¿Y con qué va a trabajar uno si no?

EMPLEADO 1º.- Uno estaba allí tan tranquilo como en el fondo de una tumba.

TENEDOR DE LIBROS.- Cierto, se parece a una tumba. Yo muchas veces me

decía: "Si se apaga el sol, aquí no nos enteramos"...

MANUEL.- Y de pronto, sin decir agua va, nos sacan del sótano y nos meten

aquí. En plena luz. ¿Para qué queremos tanta luz? ¿Podés decirme para qué

queremos tanta luz?

TENEDOR DE LIBROS.- Francamente, yo no sé...

EMPLEADA 2ª.- El jefe tiene que usar lentes negros...

EMPLEADO 2º.- Yo perdí la vista allá abajo...

EMPLEADO 1º.- Sí, pero estábamos tan tranquilos como en el fondo del mar.

TENEDOR DE LIBROS.- De allí traje mi reumatismo. (Entra el ordenanza

CIPRIANO, con un uniforme color canela y un vaso de agua helada. Es

MULATO, simple y complicado, exquisito y brutal, y su voz por momentos

persuasiva.)

MULATO.- ¿Y el Jefe?

EMPLEADA 2ª.- No está. ¿No ve que no está?

EMPLEADO 2º.- Fue a la Dirección...

MULATO.- (Mirando por la ventana.) ¡Hoy llegó el "Astoria"! Yo lo hacía en

Montevideo.

EMPLEADA 2ª.- (Acercándose a la ventana.) ¡Qué chimeneas grandes tiene!

MULATO.- Desplaza cuarenta y tres mil toneladas...

EMPLEADO 1º.- Ya bajan los pasajeros...

MANUEL.- Y nosotros quisiéramos subir.

MULATO.- Y pensar que yo he subido a casi todos los buques que dan vuelta

por los puertos del mundo.

EMPLEADO 2º.- Hablaron mucho los diarios...

MULATO.- Sé los pies que calan. En qué astilleros se construyeron. El día que

los botaron. Yo, cuando menos, merecía ser ingeniero naval.

EMPLEADO 2º.- Vos, ingeniero naval... No me hagas reír.

MULATO.- O capitán de fragata. He sido grumete, lavaplatos, marinero,

cocinero de veleros, maquinista de bergantines, timonel de sampanes,

contramaestre de paquebotes...

EMPLEADO 2º.- ¿Por dónde viajaste? ¿Por la línea del Tigre o por la de

Constitución?

MULATO.- (Sin mirar al que lo interrumpe.) Desde los siete años que doy

vueltas por el mundo, y juro que jamás en la vida me he visto entre chusma tan

insignificante como la que tengo que tratar a veces...

MARÍA.- (A empleada 1ª.) A buen entendedor...

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MULATO.- Conozco el mar de las Indias. El Caribe, el Báltico... hasta el

océano Ártico conozco. Las focas, recostadas en los hielos, lo miran a uno como

mujeres aburridas, sin moverse...

EMPLEADO 2º.- ¡Che, debe hacer un fresco bárbaro por ahí!

EMPLEADA 2ª.- Cuente, Cipriano, cuente. No haga caso.

MULATO.- (Sin volverse.) Aviada estaría la luna si tuviera que hacer caso de

los perros que ladran. En un sampán me he recorrido el Ganges. Y había que ver

los cocodrilos que nos seguían...

MARÍA.- No sea exagerado, Cipriano.

MULATO.- Se lo juro, señorita.

EMPLEADO 2º.- Indudablemente, este no pasó de San Fernando.

MULATO.- (Violento.) A mí nadie me trata de mentiroso, ¿sabe? (Arrebatado,

se quita la chaquetilla, y luego la camisa, que muestra una camiseta roja, que

también se saca.)

EMPLEADA 1ª.- ¿Qué hace, Cipriano?

EMPLEADA 2ª.- ¿Está loco?

EMPLEADA 3ª.- Cuidado, que puede venir el jefe.

MULATO.- Vean, vean estos tatuajes. Digan si estos son tatuajes hechos entre

la línea del Tigre o Constitución. Vean...

EMPLEADA 2ª.- ¡Una mujer en cueros!

MULATO.- Este tatuaje me lo hicieron en Madagascar, con una espina de

tiburón.

EMPLEADO 2º.- ¡Qué mala espina!

MULATO.- Vean esta rosa que tengo sobre el ombligo. Observen que

delicadeza de pétalos. Un trabajo de indígenas australianos.

EMPLEADO 2º.- ¿No será una calcomanía?

EMPLEADA 2ª.- ¡Qué va a ser calcomanía! Este es un tatuaje de veras.

MULATO.- Le aseguro, señorita, que si me viera sin pantalones se asombraría...

TODOS.- ¡Oh... ah!...

MULATO.- (Enfático.) Sin pantalones soy extraordinario.

EMPLEADA 1ª.- No se los pensará quitar, supongo.

MULATO.- ¿Por qué no?

EMPLEADA 3ª.- No, no se los quite.

MULATO.- No voy a quedar desnudo por eso. Y verán qué tatuajes tengo

labrados en las piernas.

EMPLEADA 1ª.- Es que si entra alguien...

EMPLEADA 3ª.- Cerrando la puerta. (Va a la puerta.)

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MULATO.- (Quitándose los pantalones y quedando con un calzoncillo corto y

rojo con lunares blancos.) Miren estos dibujos. Son del más puro estilo malasio.

¿Qué les parece esta guarda de monos pelando bananas? (Murmullos de "Oh...

ah...") Lo menos que merezco es ser capitán de una isla. (Toma un pliego de

papel madera y rasgándolo en tiras se lo coloca alrededor de la cintura.) Así

van vestidos los salvajes de las islas.

EMPLEADA 1ª.- ¿A las mujeres también les hacen tatuajes?...

MULATO.- Claro. ¡Y qué tatuajes! Como para resucitar a un muerto.

EMPLEADA 2ª.- ¿Y es doloroso tatuarse?

MULATO.- No mucho... Lo primero que hace el brujo tatuador es ponerlo a uno

bajo un árbol...

EMPLEADA 2ª.- Uy, que miedo.

MULATO.- Ningún miedo. El brujo acaricia la piel hasta dormirla. Y uno acaba

por no sentir nada.

EMPLEADO 1º.- Claro...

MULATO.- Siempre bajo los árboles hay hombres y mujeres haciéndose tatuar.

Y uno termina por no saber si es un hombre, un tigre, una nube o un dragón.

TODOS.- ¡Oh, quién lo iba a decir! ¡Si parece mentira!

MULATO.- (Fabricándose una corona con papel y poniéndosela.) Los brujos

llevan una corona así y nadie los mortifica.

EMPLEADA 1ª.- Es notable.

EMPLEADA 2ª.- Las cosas que se aprenden viajando...

MULATO.- Allá no hay jueces, ni cobradores de impuestos, ni divorcios, ni

guardianes de plaza. Cada hombre toma a la mujer que le gusta y cada mujer al

hombre que le agrada. Todos viven desnudos entre las flores, con collares de

rosas colgantes del cuello y los tobillos adornados de flores. Y se alimentan de

ensaladas de magnolias y sopas de violetas.

TODOS.- Eh, eh...

EMPLEADA 2ª.- ¡Eh! ¡Cipriano, que no nacimos ayer!

MULATO.- Juro que se alimentan de ensaladas de magnolias.

TODOS.- No.

MULATO.- Sí.

EMPLEADO 2º.- Mucho... mucho...

MULATO.- Digo que sí. Y además los árboles están siempre cargados de toda

clase de fruta.

MANUEL.- No será como la que uno compra aquí, en la feria.

MULATO.- Allá no. Cuelgan libremente de las ramas y quien quiere, come, y

quién no quiere, no come... y por la noche, entre los grandes árboles, se

encienden fogatas y ocurre lo que es natural que ocurra entre hombres y mujeres.

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EMPLEADA 1º.- ¡Qué países, qué países!

MULATO.- Y digo que es muy saludable vivir así libremente. Al otro día la

gente trabaja con más ánimo en los arrozales y si uno tiene sed (toma el vaso de

agua y bebe.) parte un coco y bebe su deliciosa agua fresca.

MANUEL.- (Tirando violentamente un libro al suelo.) ¡Basta!

MULATO.- ¿Basta qué?

MANUEL.- Basta de noria. Se acabó. Me voy.

EMPLEADA 2ª.- ¿A dónde va, don Manuel?

MANUEL.- A correr mundo. A vivir la vida. Basta de oficina. Basta de

malacate. Basta de números. Basta de reloj. Basta de aguantarlo a este otro

canalla. (Señala la mesa del jefe.) (Pausa.)

EMPLEADO 1º.- ¿Quién es el otro?

TODOS.- ¿Quién es?

MANUEL.- (Perplejo.) El otro... el otro... el otro... soy yo.

EMPLEADA 3ª.- ¡Usted, don Manuel!

MANUEL.- Sí, yo; que desde hace veinte años le llevo los chismes al jefe.

Mucho tiempo hacía que me amargaba este secreto. Pero trabajábamos en el

subsuelo. Y en el subsuelo las cosas no se sienten.

TODOS.- ¡Oh!...

EMPLEADO 1º.- ¿Qué tiene que ver el subsuelo?

MANUEL.- No sé. La vida no se siente. Uno es como una lombriz solitaria en

un intestino de cemento. Pasan los días y no se sabe cuándo es de día, cuándo es

de noche. Misterio. (Con desesperación.) Pero un día nos traen a este décimo

piso. Y el cielo, las nubes, las chimeneas de los transatlánticos se nos entran.

Desnudas de los pies a la cabeza. Con collares de flores. Que se alimentan de

ensaladas de magnolias. Y hermosos hombres desnudos. Que bailan bajo los

árboles, como ahora nosotros bailamos aquí...

La hoja de la bananera

De verde ya se madura

Quien toma prenda de joven

Tiene la vida segura.

(La danza se ha ido generalizando a medida que habla el MULATO, y los

viejos, los empleados y las empleadas giran en torno de la mesa, donde como un

demonio gesticula, toca el tambor y habla el condenado negro.)

Y bailan, bailan, bajo los árboles cargados de frutas.

De aromas...

(Histéricamente todos los hombres se van quitando los sacos, los chalecos, las

corbatas; las muchachas se recogen las faldas y arrojan los zapatos. El

MULATO bate frenéticamente la tapa de la máquina de escribir. Y cantan un

ritmo de rumba.)

La hoja de la bananera...

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EL JEFE.- (Entrando bruscamente con el DIRECTOR con voz de trueno.) ¿Qué

pasa aquí?

MARÍA.- (Después de alguna vacilación.) Señor... esta ventana maldita y el

puesto... Y los buques... esos buques malditos...

EMPLEADA 2ª.- Y este negro.

DIRECTOR.- Oh... comprendo... comprendo. (a EL JEFE). Despida a todo el

personal. Haga poner vidrios opacos en la ventana.

TELÓN

Fuente:Roberto Arlt. “La isla desierta”. Teatro completo, Tomo

II. Presentación por Mirta Arlt. Buenos Aires: Editorial Schapire,

1968, págs. 15-28.

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