Informacion de Penal Erika

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Conducir un vehículo en estado de ebriedad es un delito Por Guillermo Olivera Díaz; Los conductores en general de vehículos motorizados, o sea, automóviles, camionetas, motocicletas, ómnibus, camiones, etc., y los choferes más jóvenes en particular, no están debidamente informados que conducir en estado de ebriedad es un delito. Si lo están, no son conscientes de los aprietos en que entran al ser descubiertos por la policía, que se agazapa para intervenirlos. La ebriedad que exige el Código Penal es pequeña. Basta una modesta presencia de alcohol en la sangre en proporción mayor de 0.5 gramos por cada litro, que puede ser producto o resultado de la asimilación del alcohol que contienen 2, 3 o 4 cervezas. La prueba del dosaje etílico mide esta cantidad de alcohol en la sangre, por cuya razón los infractores se resisten a someterse a dicho examen, hasta optan por tomar las de Villadiego o ponerse insolentes ante la policía como el desventurado Carlos Cacho que purga condena por lo que causó estando ebrio y fugó. 2. El artículo 274° del Código Penal contempla esta inadvertida figura delictiva como de “peligro común”, que sirve, con frecuencia, para que los malos policías hagan su agosto. Su texto es elocuente: “El que encontrándose en estado de ebriedad con presencia de alcohol en la sangre en proporción mayor de 0.5 gramos-litro, o bajo el efecto de drogas tóxicas, estupefacientes, sustancias psicotrópicas o sintéticas, conduce, opera o maniobra vehículo motorizado, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de seis meses ni mayor de dos años o con prestación de servicios comunitarios de cincuentidos a ciento cuatro jornadas e inhabilitación, conforme al artículo 36, inciso 7”. La punición de este comportamiento no cumple la intimidación general y especial que la ley pretende. Siguen los conductores al volante de sus unidades apretando el acelerador incentivados por el alcohol y a veces estimulados también por la ocasional acompañante y los amigotes. Del mismo modo la pena de muerte no previene o evita los delitos graves, como el asesinato, el secuestro por rescate, la violación sexual de menores y el asalto a mano armada en búsqueda del botín, pese a querer que la amenaza de las penas forje una sociedad sin delitos, paradisíaca.

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Derecho Penal

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Conducir un vehículo en estado de ebriedad es un delito

Por Guillermo Olivera Díaz;  Los   conductores  en  general  de  vehículos  motorizados,  o   sea, automóviles, camionetas, motocicletas, ómnibus, camiones, etc., y los choferes más jóvenes en particular, no están debidamente informados que conducir en estado de ebriedad es un delito. Si lo están, no son conscientes de los aprietos en que entran al ser descubiertos por la policía, que se agazapa para intervenirlos.

La ebriedad que exige el Código Penal es pequeña. Basta una modesta presencia de alcohol en la   sangre   en  proporción  mayor   de 0.5   gramos  por   cada   litro,   que  puede   ser   producto  o resultado de la asimilación del alcohol que contienen 2, 3 o 4 cervezas.

La prueba del dosaje etílico mide esta cantidad de alcohol en la sangre, por cuya razón los infractores se resisten a someterse a dicho examen, hasta optan por tomar las de Villadiego o ponerse insolentes ante la policía como el desventurado Carlos Cacho que purga condena por lo que causó estando ebrio y fugó.

2. El   artículo   274°   del   Código   Penal   contempla   esta   inadvertida   figura   delictiva   como  de “peligro común”, que sirve, con frecuencia, para que los malos policías hagan su agosto.

Su texto es elocuente: “El que encontrándose en estado de ebriedad con presencia de alcohol en  la  sangre en proporción mayor de 0.5  gramos-litro,  o  bajo el  efecto de drogas tóxicas, estupefacientes,   sustancias  psicotrópicas  o  sintéticas,   conduce,  opera  o  maniobra  vehículo motorizado, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de seis meses ni mayor de dos años o con prestación de servicios comunitarios de cincuentidos a ciento cuatro jornadas  e inhabilitación, conforme al artículo 36, inciso 7”.

La punición de este comportamiento no cumple la intimidación general y especial que la ley pretende.   Siguen   los   conductores   al   volante   de   sus   unidades   apretando   el   acelerador incentivados por  el alcohol y a veces estimulados también por la ocasional acompañante y los amigotes. Del mismo modo la pena de muerte no previene o evita los delitos graves, como el asesinato, el secuestro por rescate, la violación sexual de menores y el asalto a mano armada en búsqueda del botín, pese a querer que la amenaza de las penas forje una sociedad sin delitos, paradisíaca.

3. Con desventura debo decirlo,  sin ambages. La configuración de este ilícito le brinda a la policía un rubro más para corromperse. El solo hecho de no someterlo al conductor al dosaje etílico   tiene   precio,   que   lo   paga   fácilmente   quien   realmente   sabe   que   empinó   el   codo repetidamente,   con   fruición.  Quien  no  obla   la   torcida   insinuación  o   carece  de   fondos  es enviado   inexorablemente   a   dicho   examen,   coyuntura   que   se   aprovecha   para   mostrar autoridad con aspaviento.  Cuando se sabe el   resultado superior a 0.5 gramos por  litro de sangre el asunto es de marca mayor, pues se está en la puerta de un atestado policial, de una formalización de denuncia penal que hace el fiscal y de un auto de inicio de proceso que dicta el   juez   y  al  final  de una sentencia  con  suspensión o cancelación, según sea el  caso, de  la licencia para conducir. El brevete del conductor paga el pato.

Principio de Oportunidad.- Cumplo, entonces, una labor de profilaxis social, al divulgar estos conceptos  en   forma sencilla.  El  Derecho  Penal   sin  quererlo   también  sirve  a   la   corrupción policial.Una  forma de evitarla:  Esperar  que el  asunto   llegue a   la  Fiscalía,  donde se puede arribar a un arreglo con la víctima sobre los daños causados, en cuya hipótesis el fiscal ya no 

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formaliza denuncia penal en aplicación del principio de oportunidad que regula el Artículo 2° del Código Procesal Penal, con lo cual se evita el  engorroso  proceso  judicial.

Son arreglos o conciliaciones legales en casos de poca monta, basados en otro principio: el de la insignificancia, cuando no se afecta el interés público.

Por Juan Carlos Torres Marquéz

Los  accidentes  de tránsito  pasados –   tales  como,  el  choque del  vehículo  en  el  que  iba  el periodista Álvaro Ugáz Otaya (42) contra un tráiler,  cuyo desenlace fatal   fue  la muerte de aquel, el atropello de una madre, Edith Soriano (34) y su bebé (quienes fueron hospitalizados), por un conductor, Omar Abarca Duran (24), quien pretendió darse a la fuga, y otros más – generaron  en   su  oportunidad  mucha   indignación  en   la  población  civil,   así   como  también, reacciones rápidas en las carteras del Interior y de Justicia.

 

En lo que se refiere al sector Justicia, fue una buena iniciativa la propuesta de crear juzgados especializados en tránsito, para efectos de acelerar los procesos por accidentes de tránsito, de modo tal, que estos casos se resuelvan en 30 días.

Con  ello   se  descongestionaría,  en  parte,   la   recargada  carga   laboral  de   la  Policía  Nacional Peruana (PNP), del Ministerio Público y del Poder Judicial.

Lo que restaría por hacer es aplicar las sanciones correspondientes para los chóferes que al manejar irresponsablemente un vehículo, ocasionen la muerte o lesiones graves a alguien; o que simplemente, conduzcan en estado de ebriedad.

Tales supuestos se encuentran previstos en los artículos 111º, 124ºy 274º  del Código Penal peruano.

Tratándose del supuesto de los conductores que conduzcan en estado de ebriedad (Art. 274° del CP); somos de la opinión que se debe aplicar el principio de oportunidad, regulado en el Art. 2º del Código Procesal Penal, por las razones siguientes:

1.- Si bien es cierto que ante la comisión de un hecho delictivo corresponde al ente persecutor; esto es, al  Ministerio Público,   la  investigación y denuncia formal del  hecho; no siempre se aplica esta regla general.

2.- La regla general es la aplicación del principio de legalidad procesal penal (7). Sin embargo, al igual que sucede con todo el ordenamiento jurídico nacional, los derechos y obligaciones no son absolutos, conllevan excepciones, las mismas que deben de estar expresamente señaladas en nuestros cuerpos legislativos. Asimismo, deben guardar coherencia con los instrumentos internacionales y con nuestra Constitución de 1993.

3.- El   fundamento  del   principio   de  oportunidad,   también   conocido   como   acuerdo  previo, obedece  a   la   recargada  agenda   tanto  del  Ministerio  Público,   como  del   resto  de  órganos jurisdiccionales. Ahora bien, ello no significa que cada vez que exista sobre carga procesal, el ente persecutor se abstenga de cumplir sus cometidos.

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4.- El   objetivo  del   principio  de  oportunidad   faculta   al   fiscal   a   elegir   entre   formalizar   una denuncia, elevándola o; pidiendo que esta se sobresea.

5.- Existen dos clases de principio de oportunidad: voluntario y reglamentado (  [8]   ). El primero es propio de los modelos jurídicos anglosajones; el otro, supone una aplicación estricta de ciertas reglas preestablecidas. Nuestro ordenamiento procesal penal acoge esta modalidad.

6.- De lo que se trata es de una renuncia a  la persecución penal porque hablamos de una conducta, manejar un vehículo habiendo ingerido bebida alcohólica, en cuya realización no hubo   víctima   alguna   a   quien   indemnizar,   factor   característico   de   los   delitos   de   peligro abstracto.

7.- Asimismo, la penalidad prevista en el Art. 274º no supera los dos años de pena privativa de libertad.

8.- Por otro lado, hay que tomar en cuenta si  el agente se dedica al transporte público de pasajeros o al transporte de carga pesada. En caso contrario, que no se trate de un chofer privado o de un taxista que busca su propio ingreso.

9.- Por   último,   se   debe   considerar   si   el   comportamiento   del   infractor,   durante   las investigaciones preliminares,  ha sido reconocer  los hechos materia de la  investigación;  por ende, que no haya entorpecido la actividad probatoria, ni se haya sustraído de la persecución penal.

En   síntesis,   fundamentos   como   los   descritos   en   los   párrafos   anteriores   ameritarían   una aplicación   del   principio   de   oportunidad   para   los   chóferes   que   conduzcan   en   estado   de ebriedad; por consiguiente, una conclusión anticipada de las investigaciones preliminares. Ello es conforme a: la observancia de lineamientos procesales pre establecidos, el reconocimiento de los hechos del caso, la ausencia de víctimas y una actitud dispuesta a colaborar con el ente persecutor.

Por  otro  lado,   también haría   falta  castigar  a   todos aquellos  peatones  que al  desobedecer determinadas normas de tránsito generan un “riesgo” innecesario en las pistas, las autopistas y las vías públicas.

El riesgo en materia penal, es uno de los elementos básicos de la imputación objetiva.

El origen más remoto de de la teoría de la imputación objetiva se encuentra en los trabajos académicos de Karl Larenz; pero su desarrollo posterior se debe a las publicaciones de Claus Roxin ([9]).

Se  entiende por   imputación  objetiva (Zurechnung),   la   creación  por  parte  de  una conducta humana de un riesgo no permitido o el incremento de uno aceptado más allá de lo permitido por la ley; produciéndose un resultado, el cual se encuentra dentro del ámbito de protección de la norma ([10]).

En conclusión, el resultado debe ser la expresión de un riesgo jurídicamente desaprobado (no aceptado socialmente) contenido en la acción.

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El riesgo en materia civil extra contractual, es una clase de factor atributivo de responsabilidad. Por factor atributivo de responsabilidad se entiende aquel justificativo teórico del traspaso del peso económico del daño de la víctima al responsable. En otras palabras, por qué alguien debe ser   considerado   responsable   y;   en   consecuencia,   indemnizar   a   otro,   asumiendo   el   costo económico del daño ([11]).

El riesgo es aquel factor atributivo de responsabilidad que excede de manera excepcional el normal grado de resistencia individual o colectiva de los sujetos.

El riesgo implica un costo que es asumido por la sociedad a efectos de obtener un beneficio mayor   para   la  misma,   siendo   una   salida   racional   que   adopta   para   proveerse   de   bienes indispensables para su desarrollo económico y social ([12]).

El tema del riesgo se encuentra incorporado en el artículo 1970º del Código Civil, cuyo texto literal señala lo siguiente:

“Aquel que mediante un bien riesgoso o peligroso, o por el ejercicio de una actividad riesgosa o peligrosa, causa un daño a otro, está obligado a repararlo”.

El riesgo supone tres niveles:

 Riesgo normal: Es aquel nivel de riesgo que es asumido por la sociedad porque produce un beneficio económico a la misma y, porque conlleva un exceso que puede ser controlable por los individuos. Por ejemplo, el tráfico vehicular.

 Riesgo anormal: Es aquel grado de riesgo que no produce ganancias a la sociedad y cuyo costo asumido   por   algunos   es   irracional,   no   controlable.   Por   ejemplo,  montar   un   espectáculo circense en una discoteca con fieras y hombres come fuegos.

 Ultrariesgo: Este nivel  de riesgo es mucho mayor, difícilmente controlable por la sociedad; pero   no   obstante   ello,   reporta   beneficios   económicos   y   un   desarrollo   para   aquella.   Por ejemplo: las plantas de energía nuclear.

En los casos expuestos, materia de análisis, consideramos que castigar única y excesivamente a aquellos   conductores   que   manejan   ebrios,   como   si   ellos   nomás   originasen   un   riesgo, desincentivaría el normal y ágil desenvolvimiento del comercio y de la vida social en general.

Por citar un ejemplo:  en una autopista,  durante  la noche, se encuentran dos vehículos,  el primero es manejado por un conductor diligente, quien conduce su vehículo a la velocidad exigida; el otro es un carro conducido por un conductor que acelera, le impide el paso y le tapa la visión al primero. De repente un peatón ebrio, en lugar de subir por las gradas que conducen al   puente  peatonal,   salta   por   encima  de  una   valla,   atraviesa   la  pista   intempestivamente, esquiva al coche del segundo conductor, el primer vehículo frena de golpe, pero aun así la inercia del movimiento hace que el vehículo avance y atropella a aquel.

¿De quién es la responsabilidad? ¿Del chofer diligente o del conductor que aceleró?

¿Quién introdujo el riesgo en la autopista? ¿Los chóferes o el peatón ebrio?

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Para nosotros está clarísima la falta de punibilidad para el conductor diligente.

La imprudencia provino del propio peatón ebrio, puesto que él se colocó a sí mismo en una situación riesgosa.

De similar opinión es la jurisprudencia peruana, para la cual la muerte del agraviado en estos supuestos   se   produce   como   consecuencia   de   su   propia   conducta: “No se configura un homicidio culposo si el procesado conducía su vehículo de acuerdo a las reglas pertinentes. Que la muerte del agraviado fue consecuencia de su conducta temeraria de conducir en bicicleta en estado de ebriedad y en sentido contrario al tránsito” ([13]). Por tanto, no se configuraría el tipo penal de homicidio culposo (Art. 111° del CP), puesto que el resultado fatal se produjo como consecuencia de la inobservancia del propio peatón.

Un criterio jurisprudencial similar se aplica para las lesiones culposas (Art. 124° del CP): “Si el factor predominante del accidente de tránsito que produjo lesiones en el agraviado es la propia acción imprudente de éste, quien sin eliminar el riesgo incursionó en el carril de tránsito vehicular, en circunstancias que no pudo prever el encausado, puesto que delante del vehículo conducido por su persona se encontraba otra unidad; es procedente confirmar la sentencia absolutoria” ([14]).

En conclusión, no basta pues que sea únicamente el chofer quien cumpla las reglas de tránsito; también le corresponde al propio peatón una cuota de responsabilidad.

El tránsito no es otra cosa que la interacción de chóferes y peatones viales.

Egresado de la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Ha trabajado en la Procuraduría Ad Hoc “Casos Fujimori – Montesinos” (2000-2005). También trabajó en la Comisión de Fiscalización y Contraloría del Congreso de la Republica (2009-2010). Actualmente es miembro del “Estudio Jurídico Bronstein, Neyra, Pachas & Sanchez, Abogados Asociados”.

([1]) Con fecha 23 de marzo de 2009. Nota del autor.

([2]) Con fecha 21 de marzo de 2009. Nota del autor.

([3]) Artículo 111º.- Homicidio Culposo.

“El que, por culpa, ocasiona la muerte de una persona, será reprimido con pena privativa de libertad no mayor de dos años o con prestación de servicios comunitarios de cincuenta y dos a ciento cuatro jornadas.

La pena privativa de la libertad será no menor de cuatro años ni mayor de ocho años e inhabilitación, según corresponda, conforme al Artículo 36º incisos 4), 6) y 7), cuando el agente haya estado conduciendo un vehículo motorizado bajo el efecto de estupefacientes o en estado de ebriedad, con presencia de alcohol en la sangre en proporción mayor de 0.5 gramos-litro, o cuando sean varias las víctimas del mismo hecho o el delito resulte de la inobservancia de reglas técnicas de tránsito. (…)”.

([4]) Artículo 124º.- Lesiones Culposas.

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“El que por culpa causa a otro un daño en el cuerpo o en la salud, será reprimido, por acción privada, con pena privativa de libertad no mayor de un año y con sesenta a ciento veinte días-multa.

La acción penal se promoverá de oficio y la pena será privativa de libertad no menor de uno ni mayor de dos años y de sesenta a ciento veinte días-multa, si la lesión es grave.

La pena privativa de la libertad será no menor de tres años ni mayor de cinco años e inhabilitación, según corresponda, conforme al Artículo 36º incisos 4), 6) y 7), cuando el agente haya estado conduciendo un vehículo motorizado bajo el efecto de estupefacientes o en estado de ebriedad, con presencia de alcohol en la sangre en proporción mayor de 0.5 gramos-litro, o cuando sean varias las víctimas del mismo hecho o el delito resulte de la inobservancia de reglas técnicas de tránsito. (…)”.

([5]) Artículo 274º.- Conducción en estado de ebriedad o Drogadicción.

“El que encontrándose en estado de ebriedad, con presencia de alcohol en la sangre en proporción mayor de 0.5 gramos-litro, o bajo el efecto de estupefacientes, conduce, opera o maniobra vehículo motorizado, instrumento, herramienta, máquina u otro análogo, será reprimido con pena privativa de la libertad no mayor de un año o treinta días-multa como mínimo y cincuenta días-multa como máximo e inhabilitación, según corresponda, conforme al Artículo 36, incisos 6) y 7).

Cuando el agente presta servicios de transporte público de pasajeros o de transporte pesado, la pena privativa de libertad será no menor de uno ni mayor de dos años o cincuenta días-multa como mínimo y cien días-multa como máximo e inhabilitación conforme al Artículo 36 incisos 6) y 7)".

([6]) Artículo 2º.- Principio de oportunidad.

“El Ministerio Público, con consentimiento expreso del imputado podrá abstenerse de ejercitar la acción penal en cualquiera de los siguientes casos:

1. Cuando el agente haya sido afectado gravemente por las consecuencias de su delito y la pena resulte inapropiada.

2. Cuando se tratare de delitos que por su insignificancia o su poca frecuencia no afecten gravemente el interés público, salvo cuando la pena mínima supere los 2 (dos) años de pena privativa de la libertad o se hubiere cometido por un funcionario público en el ejercicio de su cargo.

3. Cuando la culpabilidad del agente en la comisión del delito, o su contribución a la perpetración del mismo sean mínimos, salvo que se tratare de un hecho delictuoso cometido por un funcionario público en el ejercicio de su cargo.

En los supuestos previstos en los incisos 2) y 3) será necesario que el agente hubiere reparado el daño ocasionado o exista un acuerdo con la víctima respecto a la reparación civil.

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Si el acuerdo con la víctima consta en instrumento público o documento privado legalizado por Notario no será necesario que el Juez cite a las partes a que presten su consentimiento expreso para la aplicación del principio de oportunidad.

Si la acción penal hubiera sido ya ejercida, el Juez podrá, a petición del Ministerio Público, o de la parte agraviada, dictar auto de sobreseimiento en cualquier etapa del proceso, bajo los supuestos ya establecidos, en un plazo no mayor de diez días.

En los delitos de lesiones leves, hurto simple y apropiación ilícita de los artículos 122º, 185º y 190º del Código Penal y en los delitos culposos, en los que no haya pluralidad de víctimas o concurso con otro delito, antes de formalizar la denuncia penal, el Fiscal citará al imputado y a la víctima para proponerles un acuerdo reparatorio.

Si ambos convienen en el mismo, el Fiscal se abstendrá de ejercitar la acción penal. Si el imputado no concurre a la segunda citación o se ignora su domicilio o paradero, el Fiscal formalizará la denuncia correspondiente”.

([7]) SAN MARTÍN CASTRO, César. Manual de Derecho procesal penal. Lima: Grijley, 2003, T.I., p. 225.

([8]) ORÉ GUARDIA, Arsenio. Manual de Derecho Procesal Penal. Lima: Alternativas, 1996, pp. 84-85.

([9]) CANCIO MELIÁ, Manuel. “Aproximación a la Teoría de la Imputación Objetiva”. En: XVI Congreso Latinoamericano, VIII Iberoamericano y I Nacional de Derecho Penal y criminología, 22, 23, 24 y 25 de setiembre de 2004. UNMSM, pp. 94-95.

([10]) BRAMONT – ARIAS TORRES, Luis Miguel. Manual de Derecho Penal – Parte General. Lima: EDDILI, 2002, p. 186.

([11]) BELTRAN PACHECO, Jorge Alberto. Teoría General de la Responsabilidad Civil. Materiales de enseñanza.

([12]) TRIMARCHI, Pietro. Rischio e Responsabilitá Oggettiva. Milano: Casa Editrice Giuffré, 1961.

([13]) En: Exp. N° 1789-96; PRADO SALDARRIAGA, Víctor. Derecho Penal, Jueces y Jurisprudencia. Lima: Palestra Editores, p. 95.

([14]) En: Exp. N° 5729-97-Lima; ROJAS VARGAS, Fidel. Jurisprudencia Penal Comentada. Lima: Gaceta Jurídica, p.

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DELITO DE PELIGRO COMUN CONDUCCION DE ESTADO DE EBRIEDAD A RAZON DE LA MOSIFICATORIA EFECTUADA MEDIANTE LA LEY 29439

El delito de Peligro Común - Conducción en Estado de Ebriedad al ser visto que es muy frecuente su comisión, los legisladores han dado una Ley que contiene penas un poco más severas, pero no drásticas, dado a que a pesar de la publicación de la Ley N° 29439 la comisión del delito en comento no ha disminuido más al contrario parece que sea incrementado, lo que a mi parecer se debe tal vez a la permisibilidad de la ley penal en esta clase de delito que inclusive permite que se aplique el Principio de Oportunidad, cuando por ser un delito que pone en riesgo a la sociedad no debe tener este tipo de privilegio sino debe ser más drástica en caso de reincidencia.

El delito de Peligro Común – Conducción en Estado de Ebriedad, se encuentra regulado y penado en el Artículo 274 del Código Penal[1] y que textualmente dice: “El que encontrándose en estado de ebriedad, con presencia de alcohol en la sangre en proporción mayor de 0.5 gramos-litro, o bajo el efecto de drogas tóxicas, estupefacientes, sustancias psicotrópicas o sintéticas, conduce, opera o maniobra vehículo motorizado, será reprimido con pena privativa de la libertad no menor de seis meses ni mayor de dos años o con prestación de servicios comunitarios de cincuenta y dos a ciento cuatro jornadas e inhabilitación, conforme al artículo 36 inciso 7).Cuando el agente presta servicios de transporte público de pasajeros, mercancías o carga en general, encontrándose en estado de ebriedad, con presencia de alcohol en la sangre en proporción superior de 0.25 gramos-litro, o bajo el efecto de drogas tóxicas, estupefacientes, sustancias psicotrópicas o sintéticas, la pena privativa de libertad será no menor de uno ni mayor de tres años o con prestación de servicios comunitarios de setenta a ciento cuarenta jornadas e inhabilitación conforme al artículo 36, inciso 7)."CONCORDANCIA: Ley N° 27753, Art. 3, 4 y AnexoDe la lectura del artículo precedente se concluye que si bien con la Ley N° 29439 se quiso dar drasticidad a aquellos conductores que en evidente estado de ebriedad o con efectos de otras sustancias estupefacientes conduzcan sus vehículos muchas las penas ahí dispuestas no son aplicadas como corresponde, pues en algunos casos sólo se les impone las penas de prestaciones de servicios o en otros casos la investigación concluye con la aplicación del Principio de Oportunidad, lo que da cabida a que los conductores crean que es fácil librarse de la justicia con simplemente pagar una reparación civil que en muchas ocasiones es una suma irrisoria.Por otro lado no debemos olvidar que además de la sanción penal también se les impone la sanciones administrativas a aquellos conductores que en estado de ebriedad o con efectos de sustancias estupefacientes conduzca un vehículo, sanciones que son tramitadas ante el Ministerio de Transportes y Comunicaciones con la suspensión de la licencia de conducir o retención de la misma, así como que además se les impone la papeleta correspondiente conforme lo establece la tabla de multas del Reglamento de Tránsitos.Por consiguiente antes de conducir en estado no ecuánime hay que pensarlo mil veces pues no solo se pone en riesgo la integridad física de la población, sino que además se pone en riesgo la integridad del mismo chofer y sus pasajeros, evitemos que muchas familias peruanas sufran o que se corte la vida de un ser inocente.

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[1] Artículo modificado según Artículo 1° de la Ley N° 29439 – 19 de noviembre del 2009.

LA RETENCION DE LICENCIA DE CONDUCIR O UNA SANCION ANTICIPADA

Para la mejor aplicación del Texto Único Ordenado del Reglamento Nacional de Tránsito-Código de Tránsito en lo que respecta al capítulo relacionado a las infracciones de transito se ha establecido la figura de llamadas medidas preventivas, las mismas que no constituyen sanción, sino más bien se aplican con la finalidad de que la infracción cometida y verificada por el Policía de Tránsito en su función de control no genere situaciones más graves ni problemas mayores.Las medidas preventivas de acuerdo a su finalidad cautelar deben aplicarse fundamentalmente para impedir o interrumpir la comisión de una conducta sancionable o de cualquier situación que ponga en peligro la seguridad del tránsito y transporte terrestre, ya que no basta el levantamiento de una papeleta de infracción por ejemplo en el caso de un vehículo que no cuenta con las luces reglamentarias y permitir que continúe con su desplazamiento con el riesgo que esto implica.

Si se tuviera que dar un concepto de los que es una medida preventiva según lo indicado en el Reglamento, diríamos que es el retiro de la circulación de vehículos, dispuesto por la Autoridad competente, si estos o sus conductores no reúnen las condiciones establecidas para circular, entorpezcan el tránsito o atenten contra la seguridad de los demás usuarios de la vía, contraviniendo lo dispuesto en los Reglamentos  Nacionales de Tránsito y de Vehículos (artículo 298 RNT).Según este artículo se entiende que las medidas preventivas solo procederían sobre vehículos y que, para su aplicación estos vehículos o sus conductores deben encontrase en cualquiera de estas tres condiciones:

a.      No reúnan las condiciones  establecidas para circularb.      Entorpezcan el tránsitoc.      Atenten contra la seguridad de los demás usuarios de la vía.Bajo estos principios extraña por lo tanto que se haya incluido como medida preventiva  la retención de la licencia de conducir, la misma que en ningún caso concurre a la finalidad preventiva de dichas medidas.

La retención de licencia de conducir según el reglamento consiste en el acto de incautación del documento que autoriza la conducción del vehículo, realizado por el efectivo de la Policía Nacional del Perú asignado al control del tránsito y se aplica en el caso de las siguientes infracciones:

M.01    Conducir en estado de ebriedad o bajo efecto de drogas y participar en un accidente de tránsito. (Cancelación de la licencia)

M.02    Conducir en estado de ebriedad o bajo efecto de drogas. (Cancelación de la licencia)

M.04    Conducir vehículos estando la licencia de conducir retenida, suspendida o cancelada o estando inhabilitado para obtener licencia de conducir. (Cancelación de la licencia)

M.05    Conducir un vehículo con licencia de conducir cuya clase o categoría no corresponde al vehículo que conduce. (Suspensión de la licencia)

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M.32    Tramitar u obtener duplicado, recategorizacion, revalidación, canje o nueva licencia de conducir de cualquier clase, por el infractor cuya licencia de conducir se encuentre retenida, suspendida o cancelada o se encuentre inhabilitado para obtenerla. (Suspensión de la licencia y/ inhabilitación del conductor)

Es importante señalar que la retención de la licencia no es un acto discrecional y solo procede en los cinco (5) supuestos antes señalados en cumplimiento del artículo 300 del TUO-RNT-CT el cual dice que “La Autoridad competente no puede hacer uso de medidas preventivas en situaciones no contempladas expresamente en el presente Reglamento, bajo responsabilidad”.

Según el MTC la aplicación de esta medida de retención de licencia de conducir se justifica en estas infracciones ya que se trata de casos en los cuales la licencia va a ser suspendida y/o cancelada y que, se debe de retener preventivamente el documento para evitar un uso no autorizado luego de la aplicación de la sanción. Esta lógica, con la cual no estamos de acuerdo, confunde la Medida Preventiva del reglamento de tránsito con la medida CAUTELAR dentro de un procedimiento administrativo sancionador, siendo esta última una medida que sirve para garantizar la eficacia de la sanción impuesta al finalizar dicho procedimiento. 

La lógica de, si te voy a sancionar para que te la devuelvo, genera un problema entre los conductores infraccionados, en el sentido que son sancionados sin cumplir con el debido procedimiento y/o por periodos de tiempo que exceden lo dispuesto en el reglamento, como pasaremos a explicar a continuación.

Se entiende por suspensión de la licencia de conducir al retiro temporal de la autorización concedida a una persona para conducir vehículos en la vía pública por un espacio de tiempo determinado pero manteniendo la titularidad del derecho;  mientras que la cancelación significa que, la autorización concedida oficialmente para conducir un vehículo, ha sido revocada en forma definitiva pudiendo su titular  obtener una nueva licencia de acuerdo con lo dispuesto en el Reglamento, siempre que no haya sido inhabilitado.

Si analizamos la finalidad de la sanción de Suspensión de la Licencia de Conducir la cual es, que el conductor mantenga la titularidad del derecho adquirido pero, que no se le permita realizar la conducción de vehículos por un espacio de tiempo veremos que coincide con la finalidad de la retención de la licencia de conducir; o sea que son lo mismo por lo que afirmamos que la retención de licencia en realidad es una sanción de suspensión anticipada con el agravante de no cumplir con los requisitos del debido procedimiento para su aplicación, vulnerando derechos del administrado en abierta contravención con el principio de legalidad de la potestad sancionadora consagrada en la Ley 2744 ley del Procedimiento Administrativo General.

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INDICES DE ACCIDENTES DE TRANISTO EN EL PERU

El Perú tiene el índice más alto de muerte en accidentes de tránsito en América Latina, 30 fallecimientos por cada 10 mil vehículos, informó el director del Centro de Investigación de Transporte Terrestre (Cidatt), detrás del Perú están países como México y Colombia con 28 y 24 muertos, respectivamente, por cada 10 mil vehículos, frente a los siete por cada 10 mil vehículos, que se registran en Chile y los cinco de Argentina.

Un reciente informe elaborado por el Cidatt para el Banco Mundial señala que "la tasa de motorización calculada como el número total de vehículos por cada mil habitantes en el Perú es una de las más bajas de América Latina”. “Sin embargo, la muerte por accidentes de tránsito por cada 10 mil vehículos es la más elevada y evidencia graves problemas estructurales en la gestión del tránsito y transporte", agrega el estudio, El documento indica que en Buenos Aires y Santiago de Chile hay 335 y 172 vehículos por cada mil habitantes, respectivamente, mientras que en Lima hay 108, siendo la mayoría de las victimas peatones, a pesar de que en el Perú se registran constantes accidentes de autobuses interprovinciales, la mayor cantidad de decesos se registra en Lima Metropolitana, donde de cada diez accidentes, en siete las víctimas son peatones.

Precisó que entre los años 2001 a 2008 el número de muertos y heridos en accidentes de tránsito se redujo en 6% fuera de la capital, pero en Lima se incrementó en 82%, "principalmente por la imprudencia de los conductores y los más afectados son los peatones.

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Es posible la aplicación de principio de oportunidad en los casos de homicidio culposo – figura agravada

Distinto a un  proceso penal, pero regulado por el C.P.P, nos brinda el principio de oportunidad, el cual por mandato de la Ley N° 28117, Ley de Celeridad y Eficacia Procesal Penal, es aplicable a los delitos culposos siempre que no haya pluralidad de víctimas o concurso con otro delito. Sin obviar la responsabilidad penal del investigado, quien deberá aceptarla. También depende de que la parte agraviada esté plenamente de acuerdo, así como busca asegurar el pago de la reparación civil consecuente del delito cometido, y evitar se prolongue en demasía un probable proceso penal, perjudicando al afectado o a sus familiares; o que concluya con una sentencia sin el pago efectivo de la reparación civil o que al término del proceso no se condene a nadie, ni menos se establezca la correspondiente reparación por problemas de irregularidades procesales o deficiente actividad probatoria.

El artículo 2 del Código Procesal Penal no hace ninguna distinción entre supuestos culposos básicos y agravados, lo que vía interpretación extensiva permite concluir inicialmente que el principio de oportunidad se puede aplicar a todas las modalidades agravadas de homicidio culposo.

Estando a precedentemente desarrollado nos referirnos a la mínima culpabilidad del agente en la comisión del delito, porque si bien hay un resultado muerte estamos ante una modalidad culposa o imprudente y consiste o implica que existencia de la inobservancia de un deber de cuidado por parte del conductor al manejar un vehículo motorizado y en estado etílico.

Debemos distinguir que el Articulo "Artículo 111 del Código Penal, respecto a la tipo penal de homicidio Culposo prevé un tipo base:

El que, por culpa, ocasiona la muerte de una persona, será reprimido con pena privativa de libertad no mayor de dos años o con prestación de servicios comunitarios de cincuenta y dos a ciento cuatro jornadas. La conducta Agravada:

"La pena privativa de la libertad será no menor de cuatro años ni mayor de ocho años e inhabilitación, según corresponda, conforme al artículo 36 -incisos 4), 6) y 7)-, si la muerte se comete utilizando vehículo motorizado o arma de fuego, estando el agente bajo el efecto de drogas tóxicas, estupefacientes, sustancias psicotrópicas o sintéticas, o con presencia de alcohol en la sangre en proporción mayor de 0.5 gramos-litro, en el caso de transporte particular, o mayor de 0.25 gramos por litro en el caso de transporte público de pasajeros, mercancías o carga en general, o cuando el delito resulte de la inobservancia de reglas técnicas de tránsito."

COMERCIO Y NEGOCIOS INTERNACIONALES Parra Nauca Esleyter, 26/11/14,
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Que, en el extremo, del primer párrafo no existe mayor comentario a que realizar, en razón de que no existe inconveniente o duda de su aplicación, tanto más que no es materia de la presente exposición.

Que el párrafo final del artículo 2 del Código Procesal Penal señala expresamente que el principio de oportunidad es inaplicable en los supuestos en que haya concurso de delitos, pueden ser estos un concurso real o concurso ideal. En esta modalidad agravada de homicidio culposo del artículo 111 del Código Penal, expresamente no presenta un tipo penal con un concurso ideal con el delito de conducción en estado de ebriedad del artículo 274, y que de acuerdo a la Doctrina como lo expresado en el propia Norma, son tipos penales autónomos el uno del otro.

En consecuencia, al existir concurso de delitos, no es viable la aplicación del principio de oportunidad en este caso y en todos los casos de homicidio culposo por conducción de vehículo en estado de ebriedad, pese a cumplirse con los presupuestos generales establecidos para su activación, asociado a lo prescrito por el Art. 1º de la Constitución Política del Estado, que expresamente señala, la defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad son el fin supremo de la sociedad y del Estado, afectando la vida humana.

Conclusión

¿ES POSIBLE LA APLICACIÓN DE PRINPIO DE OPORTUNIDAD DE OPORTUNIDAD EN LOS CASOS DE HOMICIDIO CULPOSO – AGRAVADO?

Concluimos que no, tampoco es posible aplicar un acuerdo reparatorio por la concurrencia de tres supuesto legales:

El párrafo final del artículo 2 del Código Procesal Penal señala expresamente que el principio de oportunidad es inaplicable en los supuestos en que haya concurso de delitos.

Por la automonia de la concurrencia de los delitos de homicidio culposo, como de Conducción de vehículo en estado de ebriedad – Existiendo la concurrencia Ideal de delitos.

La Defensa de la persona humana prescrito en Art. 1 de la Constitución Política del estado, concordante con el Inc. 1, "b", del Articulo 2 del Código Procesal Penal.

Comentario

Las autoridades deben prever que la comisión de la conducta sancionable no resulte más ventajosa para el infractor que cumplir las normas infringidas o asumir la sanción. Sin embargo, las sanciones a ser aplicadas deberán ser proporcionales al incumplimiento calificado como infracción, debiendo observar los siguientes criterios que en orden de prelación se señalan a efectos de su graduación:

a) La gravedad del daño al interés público y/o bien jurídico protegido;

b) EI perjuicio económico causado;

c) La repetición y/o continuidad en la comisión de la infracción;

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d) Las circunstancias de la comisión de la infracción;

e) EI beneficio ilegalmente obtenido; y

f) La existencia o no de intencionalidad en la conducta del infractor y bueno ,La responsabilidad debe recaer en quien realiza la conducta omisiva o activa constitutiva de infracción sancionable.