INFORME NIÑOS INSTITUCIONALIZADOS

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Diversos estudios de los últimos tiempos han determinado la importancia del apego en la primera infancia. Normalmente ese apego se da con los padres, que es la relación más importante en la vida de un niño, aunque no siempre tienen por que ser ellos, puede ser cualquier persona que reúna las características básicas para desarrollar un apego saludable. Un apego seguro no tiene porque medirse en el tiempo que pase el niño con el adulto ni que éste satisfaga solamente las necesidades básica de supervivencia; el buen apego se dará en la persona que muestre su dedicación, cercanía, disponibilidad hacía el niño y que todas estás características se mantengan en el tiempo. Un apego seguro tiene como característica final que el niño lo sienta presente y cercano aunque no esté físicamente presente en ese momento y que con el tiempo se independice de él.

Las entrevistas que hoy comentamos versan sobre niños entre 0 y 3 años que viven en Centros de atención a menores de primera infancia de la Comunidad de Madrid hasta que se tome una decisión sobre su futuro. La causa de que estos niños se encuentren en estos centro suele ser porque los padres han perdido la tutela de sus hijos debido a que no pueden hacerse cargo de ellos o que tienen hacia ellos unos cuidados precarios y por lo tanto la administración pasa a encargarse de estos niños; también puede que sean los padres los que soliciten ayuda a la administración porque no pueden cuidar como deben de sus hijos por distintas causas como puede ser el trabajo. Para que su desarrollo evolutivo sea positivo no deberían estar en el centro más de 18 meses aproximadamente, todo lo que supere este tiempo puede dar lugar a problemas de conducta, desapego, irritabilidad, etc, por lo tanto el apego que los niños tienen en este tipo de centros es transitorio hasta que su situación se solucione, bien sea porque vuelven con sus familias de origen o porque son entregados a familias de adopción o acogida.

Durante su estancia en estos centros se intenta que su figura de apego sean sus educadores y para ello se establece una organización de no más de 5 niños por cada educador y se trabaja por secciones donde la sección para los menores de 18 meses se llama nido; esta sección se divide en dos con un educador cada uno. Para conseguir un apego seguro con los niños el educador intentará tener una estabilidad con el grupo, se cuidaran los espacios, se personalizaran los objetos de los bebes, se anticiparán las actividades y se realizaran con ellos actividades cotidianas como puede ser el comer, jugar o adquirir hábitos de higiene, etc. Todo ello potenciando el contacto visual en los momentos en que están a solas con el educador, teniendo una cercanía corporal y dedicándoles el tiempo que necesiten para realizar las actividades. Durante todas estas tareas se intentará en todo momento favorecer la independencia del bebe y aumentar su autoestima.

La mayor parte de tiempo los niños están en el centro, aún son demasiado pequeños para asistir a la escuela infantil y por lo tanto todas las actividades diarias las realizan dentro aunque existe la posibilidad de un régimen de visita para las familias o salidas los fines de semana.

Los niños que residen en estos centros no tardan en crear un apego hacía sus educadores de referencia, y lo crean con cada uno de ellos, ya que debido a los turnos de trabajo cada grupo de niños tienen varios educadores; aún así diferencian cuales son sus educadores de referencia frente a los que no lo son y esto lo demuestras con distintas señales de alegría o tristeza cuando estos van o vienen. El tener varias figuras de apego es algo positivo, que también se da en familias, y más actualmente que los niños pasan más tiempo con sus abuelos, en las escuelas infantiles etc. Esta variedad de figuras les permitirá enfrentarse de mejor manera a situaciones difíciles que se les puedan presentar como puede ser la perdida o ausencia prolongada de algún padre o cuidador. Normalmente los niños debido a sus preferencias o afinidades tienden a crear un apego distinto con cada educador lo que le lleva a elegir uno en concreto para depende que actividad. Esto dentro del centro no supone ningún problema, todo lo contrario, significaría que se está consiguiendo el objetivo de crear un vínculo seguro lo más natural posible, siempre actuando con sumo cuidado y procurando que este vínculo no pase de un vínculo seguro a una relación de dependencia ya que al fin y al cabo el apego que tendrán en el centro deberá ser transitorio, pues se pretende que no pasen allí más tiempo del necesario.

En el caso de niños que debido a la no resolución de su situación deben pasar más tiempo del deseado en este tipo de centros suelen empezar a demandar la necesidad de una familia y a ser evidente que el vinculo que tienen en ese momento es deficiente y no satisface sus necesidades;

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comienzan a tener problemas de conducta y adaptación, empiezan a demandar mayor atención por parte del educador, todo ello sin una razón aparente. En casos muy extremos, los síntomas que estos niños presentan puede ser la tensión muscular, evitan el contacto visual con el educador en los momentos en que están a solas con ellos, realizan movimientos repetitivos de cabeza o extremidades. Este tipo de síntomas también se pueden dar en otro tipo de niños a los que se les puede categorizar como niños con necesidades especiales, aquellos con una historia previa, prematuros, con malformaciones o síndrome de abstinencia que necesitan mucha más atención por lo tanto el riesgo de que se cree un apego inseguro y de dependencia es más alto.

Las medidas que se toman para que los niños no lleguen a estas situaciones extremas o para paliar las condiciones con las que ya llegan al centro es en primer lugar y aunque sea muy evidente, procurar que el tiempo de estancia en el centro no supere los 18 meses ; en segundo lugar se revisará la coordinaron de la tarea educativa y se intentará garantizar la estabilidad del niño y del educador que deberá mostrarse más sensible y receptivo ante las demandas del niño dedicarle más atención, en definitiva, aumentar la calidad de una asistencia individualizada, intentando en todo momento evitar una sobrecarga emocional por parte del educador que no le beneficia ni a él, ni al niños ni al grupo en general ya que en todo momento se debe procurar una atención equitativa a cada niño. Para conseguir todo esto una de las medidas que se pueden tomar a la hora de revisar la tarea educativa puede ser bajar el ratio de niños por educador o adjudicar un educador de apoyo o refuerzo al grupo.

La transición del apego para los niños cuya situación se resuelve con el acogimiento de una familia de acogida o adopción, se realiza de manera paulatina. Normalmente en los niños sanos con con apego seguro esta transición suele durar 4 o 5 días, mientras que en niños con dificultades especiales la transición puede durar unos 10 días. Esta transición consiste en las visitas reiteradas de las nuevas figuras de apego en cuyas sesiones el adulto se ocupa de realizar con el niño las tareas cotidianas del día a día, como puede ser el darles de comer, jugar con ellos, ocuparse de su medicación o su rehabilitación en el caso de que sea necesario. Por regla general los niños suelen responder de manera positiva y en poco tiempo, ya que notan que les dedican más atención y cuidados de los que reciben en el centro de acogida, por lo tanto la transición de un vínculo a otro se da sin problemas.

Los primeros estudios, pensaban que el apego era debido a la necesidad de cubrir necesidades básicas sin embargo durante los años 40, Spitz realizó un estudio en niños hospitalizados que habían sido separados de sus padres y donde lo único que se les cubría eran estas necesidades básicas y se comprobó que los niños tenían grandes problemas en su desarrollo. Bowlby contribuyo en los años 70 con su estudio de niños institucionalizados. La conclusión de Bowlby fue que el apego se crea en los niños antes de los 36 meses, y que si durante este tiempo no se ha creado un apego seguro esto influirá en sus relaciones sociales en un futuro; sin embargo los estudios de Anna Freud, mantenían que el potencial de apego está presente a lo largo de la vida, y que cuando un apego es deficiente o desaparece tendemos a buscar otros.

Un apego saludable desde la infancia será el molde que tomará el niño a lo largo de su vida para desarrollar futuras relaciones. El apego es algo instintivo del hombre y de su desarrollo psicológico, todo ser humano tiene la necesidad básica de sentirse protegido y seguro de manera incondicional y sin límite de tiempo; Distintos estudios, han determinado que el apego no tiene porque ser rígido y sólo darse en la primera infancia sino que el apego es algo que evoluciona, se enriquece y puede cambiar a lo largo de la vida, uno se va independizando de su vinculo de apego infantil y crea otros vínculos como puede ser la pareja o los propios hijos.