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  • Luis Jaime Castillo Butters

    Pontificia UniversidadCatlica del Per

    PROGRAMA ARQUEOLGICO SAN JOS DE MOROInforme de Excavaciones

    Temporada 2010

  • ndiceI) Generalidades

    A) Indicacin de los Sitios o Monumentos Arqueolgicos Incluyendo Datos sobre Ubicacin, Antecedentes,Estado de Conservacin y Descripcin de los Componentes del Sitio ...................................................... 4

    B) Planos detallados de la Ubicacin de las Unidades de Excavacin en Relacin con el Sitio Arqueolgico, conCoordenadas UTM y el Datum Empleado............................................................................................... 7

    C) Plan de las Labores Efectuadas, tanto en el Campo como en el Gabinete y/o Laboratorio, a manera deCronograma .......................................................................................................................................... 7

    D) Equipo de Investigadores y sus Responsabilidades dentro del Proyecto ................................................. 18

    E) Mtodos y Tcnicas de Reconocimiento, Excavacin y/o Conservacin-Restauracin Empleados dentro delProyecto ....................................................................................................................................................19

    F) Manejo y Deposito Actual de los Materiales Recuperados en el Campo y Sugerencia Sustentada del DestinoFinal del Material ................................................................................................................................. 20

    G) Problemtica de Conservacin y Proteccin del Sitio ........................................................................... 21

    II) Investigaciones

    1. Los Mochicas de la Costa Norte del PerLuis Jaime Castillo Butters ................................................................................................................. 23

    2. Levantamiento topogrfico y excavaciones arqueolgicas en el sitio arqueolgico Dos Cabezas Solsir Cusicanqui Marsano................................................................................................................. 40

    3. Investigaciones en el sitio arqueolgico Cerro Chepn: Levantamiento topogrfico en la Zona Monumental y excavaciones arqueolgicas en el Sector Habitacional de Bajo Rango

    Solsir Cusicanqui Marsano................................................................................................................. 47

    4. Informe Tcnico de las Excavaciones en el rea 35 - Temporada 2010Luis Armando Muro Ynon................................... ........................................................................... 60

    5. Excavaciones en le Sector Oeste de San Jos de Moro: reas Integradas 42, 44, 45 y 46 - Temporada 2010Luis Armando Muro Ynon................................... ........................................................................... 78

    6. Investigacin de cambios en estructura poblacional, biodistancia y distancia social entre individuos enterradosen San Jos de Moro a partir de sus caractersticas fenotpicas dentales

    Richard Sutter................................................................................................................................. 141

    III) Bibliografa y Contribuciones Cientficas del Proyecto San Jos de Moro ......................................151

    IV) Inventario General de Artefactos Arqueolgicos, Temporada 2007 ................................................170

  • 3PASJM, Informe de Excavaciones - Temporada 2010

    I) Generalidades

  • PASJM, Informe de Excavaciones - Temporada 2010 4

    Programa Arqueolgico San Jos de MoroTemporada 2010

    Informe de Investigaciones

    A) Indicacin del o los Sitios o Monu-mentos Arqueolgicos Incluyendo Da-

    tos sobre Ubicacin, Antecedentes,Estado de Conservacin y Descripcin

    de los Componentes del Sitio.

    SAN JOS DE MORO

    El Complejo Arqueolgico de Moro se ubica enel departamento de La Libertad, provincia de Chepn,distrito de Pacanga. Su ubicacin geogrfica es de710 latitud sur y 7930 longitud oeste. Se accedefcilmente al complejo siguiendo la carretera Pana-mericana hacia el norte de Chepn (km 702-703),aproximadamente a 4 kilmetros de distancia de di-cha ciudad. Esta va cruza el complejo dividindoloartificialmente en dos sectores. Hacia el este se ubi-ca el Algarrobal de Moro, un bosque relicto de alre-dedor de 350 hectreas de extensin que alberga al-gunas construcciones coloniales dispersas y un cen-tro administrativo Chim/Chim-Inca. Hacia el oes-te se ubica el complejo ceremonial de San Jos deMoro.

    En el centro administrativo Chim/Chim-Incadel Algarrobal de Moro se realizaron investigacionesdurante las temporadas 1995, 1996 y 1997 (ver In-formes parciales de las investigaciones de 1995-1997).Se trata bsicamente de grandes muros de hasta cua-tro metros de altura que crean patios y plazas rec-tangulares, audiencias y cuartos de almacenamiento.Este inmenso centro administrativo habra sido ocu-

    pado entre los aos 1 200 a 1 532 d. C. Durante suestudio se elabor un mapa detallado del sitio y sellev a cabo una excavacin sistemtica en las dife-rentes unidades arquitectnicas registradas.

    El centro ceremonial de San Jos de Moro sedispone sobre una extensa llanura arenosa que, pro-yectada desde el Algarrobal, alcanza las 10 hect-reas de extensin. Su superficie se eleva en aproxi-madamente tres metros sobre los terrenos de cultivoque la circundan por el oeste y sur. En el extremomeridional de esta llanura se concentran hasta 14montculos artificiales de distinta configuracin.Muchos de ellos parecen ser de carcter habitacionaly albergan densas estratigrafas que testifican unalarga historia de ocupacion que llega a comprome-ter hasta a cuatro culturas distintas en 900 aos desucesin. Las lneas arquitectnicas de estos mont-culos son hoy en da indiscernibles debido a la ero-sin y, sobre todo, a la accin destructiva de loshuaqueros locales. Sobre la misma pampa, dispersasentre las estructuras arqueolgicas, encontramos al-gunas viviendas de familias campesinas dedicadas alaborar en los campos de cultivo aledaos, antes per-tenecientes a la Cooperativa Talambo.

    El complejo arqueolgico de Moro se ubica enla zona norte de las tierras actualmente irrigadas conaguas del ro Jequetepeque y se adscribegeogrficamente a la cuenca del ro Chamn oSeco de San Gregorio, el cual discurre inmediata-mente al sur del complejo. Realmente se trata de uncurso de agua de limitada longitud, paralelo al roJequetepeque que slo trae agua estacionalmente.

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    Otros sitios importantes, mencionadosrecurrentemente en la literatura arqueolgica, que seubican en las inmediaciones de este ro son el centroceremonial Lambayeque Huaca las Estacas(Kroeber 1930; Horkheimer 1965; Kosok 1965) y elsitio residencial de lite Mochica Tardo de CerroChepn o Koslachek (Rowe 1948; Donnan 1978).

    Si bien San Jos de Moro ha sido visitado en elpasado por un nmero importante de arquelogositinerantes (Kroeber, 1930; Schaedel, 1951; Ishida,1960; Kosok, 1965), slo dos se animaron a realizarexcavaciones en l. Uno de ellos fue Heinrich D.Disselhoff, quien lleg al sitio a inicios de la dcadadel 50 guiado por Don Oscar Lostanau, una autori-dad civil del valle que cultiv una gran aficin por laarqueologa de la regin. De sus breves artculos(1957, 1958a y 1958b) inferimos que lo que ms leatrajo de Moro fueron sus profundos depsitosestratificados. Al parecer, su primera intencin fuedevelar la historia ocupacional del sitio. Lasexcavaciones las desarroll durante los meses de no-viembre y diciembre de 1953, centrndolas inicial-mente en un pequeo montculo con forma de me-dia luna que semejaba una duna de arena (1958a:183). El autor fue rpidamente seducido por el ha-llazgo accidental de algunos entierros, decidiendodesde entonces variar radicalmente el enfoque de suinvestigacin.

    Disselhoff dispuso una segunda rea de excava-cin inmediatamente al norte de la Huaca Alta, enun punto donde los huaqueros haban ubicado unantiguo cementerio. All encontr dos tumbas colec-tivas de extrema complejidad. En una de ellas se ha-llaron, entre sus elementos asociados, cermicaLambayeque pintada en tres colores, un plato trpo-de perteneciente a la fase Cajamarca IV, otros cuatroplatos similares pero de factura local y una serie debotellas negras de cuello efigie que l llam de estilotiahuanacoide (1958a: 186, 189).

    Asombrado por el hallazgo de cermicaCajamarca en un sitio de litoral, Disselhoff ahonden la investigacin sobre la interaccin cultural en-tre la costa y la sierra en el antiguo Jequetepeque.Precisamente ste fue el tema central de uno de loscortos artculos que escribiera (1958a). La evidenciarecogida en Moro le permiti inferir la existencia deuna larga tradicin de contactos comerciales entre laregin de Cajamarca y la zona costea aledaa. Losintercambios se habran iniciado durante la fase II dela cronologa para la cermica Cajamarca elaboradapor Reichlen (1949), hacindose ms intensivos du-rante las fases III y IV (1958a: 192). Como dato cu-rioso, a Disselhoff parece no haberle intrigado la exis-

    tencia de un estilo local que imitaba las formas serra-nas, pues en ningn prrafo de su artculo esbozauna interpretacin cultural al respecto.

    A mediados de la dcada de los 70, DavidChodoff, un alumno graduado de la Universidad deColumbia, lleg al sitio con el proyecto de elaboraruna secuencia cermica para Moro que servira decontrol cronolgico para futuras investigaciones enel valle (1979: 38). Este trabajo haba sido concebi-do como el punto de partida de un vasto programa deinvestigaciones que Richard Keatinge, en represen-tacin de la Universidad de Columbia, pensaba em-prender en la regin. En otras palabras, sera la pie-dra angular de un proyecto anlogo al que la Univer-sidad de Harvard auspiciara en el valle del Mochedurante los aos 1969 a 1975. Chodoff planeaba apro-vechar esta experiencia de investigacin como temapara una disertacin doctoral.

    Este investigador desarroll dos temporadas decampo en el sitio (de octubre de 1975 a febrero de1976 y mayo-junio de 1976) excavando tres grandescortes, dos de los cuales ubic en la Huaca Alta yel tercero en el montculo que nosotros denomina-mos Huaca Chodoff.

    Sin embargo Chodoff nunca public los resulta-dos finales de su investigacin. El material excavadoqued indito, no obstante llegara al parecer a con-cluir con el anlisis del mismo. La nica referenciabibliogrfica sobre su trabajo est representada porun breve artculo publicado en 1979. La informacinque se consigna en l es muy limitada. Se trata bsi-camente de una sntesis de los breves informes men-suales de excavacin que presentaba al I.N.C. La-mentablemente, Chodoff tampoco concluy su tesisdoctoral, por lo que la versin definitiva de sus ha-llazgos y conclusiones nunca ser conocida.

    Durante los meses de agosto a setiembre de 1994,Carol Mackey y Marco Rosas, como miembros delProyecto Complejo Arqueolgico de Moro, revi-saron la fragmentera excavada por Chodoff que fueradepositada en los almacenes del Museo Nacional deAntropologa y Arqueologa. El anlisis de la mismase vio dificultado dada la ausencia de las notas decampo originales y a la especial metodologa de ex-cavacin que Chodoff aplicara en el sitio. Inexplica-blemente, Chodoff profundiz por niveles arbitrariosreas caracterizadas por tener una ntida estratifica-cin, resultando esto en la inevitable mezcla de ma-terial extemporneo. Lo que finalmente pudimos con-cluir a partir de nuestra intervencin es que el mate-rial de Chodoff repite bsicamente lo mismo que no-sotros hemos reconocido en nuestros cortesestratigrficos.

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    CERRO CHEPN

    La ciudadela Fortificada de Cerro Chepn seencuentra ubicada en la zona nor-occidental del CerroChepn o cerro San Sebastin, en el departamentode La Libertad, Provincia de Chepn, distrito deChepn. La ubicacin geogrfica del sitio es 673900E, 9202100 N en coordenadas UTM (W.G.S. 84, zona17M). Se ubica aproximadamente en el centro delgran cono aluvial que forman dos ros en suaproximacin al mar: el Ro Jequetepeque, por el sur,y el Ro Loco de Chamn o Ro Seco de San Gregorio,por el norte. (Rosas 2003)

    El asentamiento ms cercano es la ciudad deChepn que bordea las faldas occidentales del cerro.La forma de acceso ms directa es a travs de estamisma ciudad, ubicada en el km 698 de la CarreteraPanamericana Norte, por una escalinata deaproximadamente 100 metros de largo en la zonaoccidental del cerro.

    El sitio de Cerro Chepn ha sido mencionadobrevemente en los trabajos en relacionados a los sitiosarqueolgicos de la Costa Norte del Per. El primerofue Horkheimer en 1944 y posteriormente en sustrabajos de 1965, adems de Ishida et al en 1960.Asimismo, Amlcar Torres (1940), Donnan (1990) yPelez Ro (1990) lo han mencionado en artculosperiodsticos y libros de historia regional. Se ha hechohincapi en su descripcin en la zona monumentaldentro de la muralla, por eso se le ha referido siemprecomo una fortaleza. (Rosas 2003)

    Por otro lado, el sitio ha sido asignado a diferentesperiodos culturales resultado de las faltas deinvestigaciones cientficas. En 1995 (Rosas) elPASJM defini una secuencia estilstica de cermicasomstica del valle que permiti asociar el sitio adiferentes periodos culturales, principalmente alperiodo Mochica Tardo (d.C. 550-850).

    En el 2003 el PhDC Marcos Rosas Rintel(PUCP, UNM) comenz con los trabajos en la zonamonumental de Cerro Chepn. Excav en losedificios VIII y IX con los objetivos de precisarsecuencias constructivas, definir ambientes yestructuras, y determinar la filiacin cultural de susocupantes. Ambos edificios tuvieron ambienteshabitacionales, identificando espacios de preparacinde alimentos y dormitorios. Asimismo, parece queen el Patio 2 y en la galera Norte del Edificio VII lapresencia de una gran cantidad de hoyos concebidoscomo soportes de vasija les sugiri que estos tuvieronfunciones especiales que escapan de lo domstico.Estos ambientes habran tenido, para el autor, un

    carcter ritual, o habran estado relacionados con lavivienda de algn individuo prominente.

    Por otro lado, Rosas registr diseosarquitectnicos comnmente asociados a la tradicinarquitectnica Huari, modelo grupo-patio. Para l,las nicas desviaciones de la tpica planta del grupo-patio Huari advertidas en edificio IX (doble banquetaal fondo y escalonamiento en las banquetas laterales)se explican como una adaptacin al marcado declivedel terreno. Asimismo, estudio la fragmenteracermica domstica la cual se encontraba enasociacin directa al estilo Mochica Tardo registradoen SJM.

    Sin embargo, la cermica de lite evidenciabaun patrn diferente puesto que se asocia a estilosserranos de la zona de Cajamarca (platos CajamarcaCursivo Floral). Esta fragmentera fue registrada encontextos funerarios de mujeres enterradas dentrode los recintos estudiados, as asociados a pisos deocupacin. Por consiguiente, Rosas plantea unaocupacin de pobladores de la zona Cajamarca en lazona monumental de Cerro Chepn, los cualestuvieron contacto con los Huari y habran trado a laszonas bajas del valle tanto estilo cermicos comoestilo arquitectnicos asociados a esta sociedad.Cabe resaltar que el mismo fenmeno se refleja enel sitio de SJM, planteado por Castillo (1993, 2000,2001, 2003).

    SAN ILDEFONSO

    El sitio arqueolgico de San Ildefonso seencuentra ubicado al extremo occidental del Cerrode San Ildefonso, en el departamento de La Libertad,Provincia de Chepn, distrito de Pueblo Nuevo. Laubicacin geogrfica del sitio es 655100 E, 9208400S en coordenadas UTM (W.G.S. 84, zona 17M). Estaasociado directamente al sur de de la cuenca del roChamn o Ro Seco de San Gregorio, por el norte.

    El asentamiento humano ms cercano es SantaRosa ubicado directamente al norte de la cuenca delro Chamn. La forma de acceso ms directa es atravs de la ciudad de Pacanga, ubicada en el km701 de la Carretera Panamericana Norte, desde lacual debe tomarse la carretera que conduce a PuebloNuevo.

    El sitio de San Ildefonso ha sido mencionadobrevemente en los trabajos en relacionados a los sitiosarqueolgicos de la Costa Norte del Per. Entre losinvestigadores se encuentra Horkheimer en 1944,Eling (1987), Amlcar Torres (1940), Donnan (1990)

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    y Pelez Ro (1990) lo han mencionado en artculosy libros. Entre los trabajos ms destacados seencuentran las prospecciones de Tom Dillehay y AlanKolata (1997 y 1999), Dillehay y Swenson (2001),Luis Jaime Castillo (2005) y Swenson (2004).

    Sin embargo, el trabajo ms resaltante es el delPhD. Edward Swenson (2001, 2004) quien realizestudios de los asentamientos del valle bajo delJequetepeque. San Ildefonso fue denominado JE-279en su registro. Sus trabajos se concentraron en laorganizacin espacial de la arquitectura y lasfunciones asociadas, prestando especial inters a lasestructuras de plataforma con rampa, llegando aregistrar 18 en todo el asentamiento. Swenson asociaestas estructuras con funciones rituales realizadaspor las elites de las comunidades locales. El autorplantea una imitacin local de las ceremonias que serealizaban en los centros ms importantes del vallecomo en San Jos de Moro. Esta idea lo llevaexcavar en una de las plataformas con rampas msprominentes del sitio. Se ubica en una zonaestratgica, contiguo a uno de los accesos de laprimera muralla. Entre los muchos datos obtenidos,destaca el registro de fragmentera cermica del estilode lnea fina, registrado slo antes en los sitios deSan Jos de Moro (Castillo 2001) y Portachuelo deCharcape (Johnson 2008), asociado a los ritualesmochicas ms importantes de este periodo.

    B) Planos detallados de la Ubicacin delas Unidades de Excavacin, en

    Relacin con el Sitio Arqueolgico, conCoordenadas UTM y el Datum

    Empleado, Grficos de Plantas, Cortesy Perfiles

    A continuacin se presentan los siguientes ma-pas y grficos generales de los sitios estudiados.

    - Fig. 01. Mapa de ubicacin de los principales sitiosMochicas en la costa norte del Per.

    - Fig. 02. Secuencia cermica establecida en base alas excavaciones en San Jos de Moro.

    - Fig. 03. Mapa de ubicacin de San Jos de Moroen el valle de Jequetepeque segn la Carta Geo-grfica Nacional.

    - Fig. 04. Vista area del sitio San Jos de Moro.- Fig. 05. Plano del sitio San Jos de Moro con indi-

    cacin en coordenadas UTM de la zona arqueol-gica protegida.

    - Fig. 06. Plano de San Jos de Moro con indicacinde las reas excavadas desde 1991 hasta 2010.

    - Fig. 07. Detalle de ubicacin con corrdendas UTMde las reas excavadas durante la temporada 2010.

    - Fig.08. Mapa de ubicacin de los sitios de CerroChepn y San Ildefonso con coordenadas UTMen base a la Carta Nacional (1:100,000).

    - Fig. 09. Mapa topogrfico y planimtrico de las la-dera noroeste de Cerro Chepn realizado durantela temporada 2009 y 2010.

    - Fig. 10. Mapa topogrfico y planimtrico de las que-brada norte de San Ildefonso realizado durante latemporada 2009 y 2010.

    C) Plan de las Labores Efectuadas,tanto en el Campo como en el Gabinete

    y/o Laboratorio, a manera deCronograma

    03 de marzo al 14 de mayo de 2010- Preparacin de la temporada 2009

    17 de mayo al 31 de mayo de 2010- Preparacin de laboratorio de campo y logstica.

    21 de junio al 27 de julio de 2010- Trabajo de Campo- Anlisis en el campo de los materiales

    02 de agosto al 17 de setiembre de 2010- Embalaje de los materiales.- Preparacin del Inventario General- Transporte de los materiales a la PUCP

    20 de septiembre al 22 de diciembre de 2010- Anlisis de los materiales en el laboratorio.- Dibujo de los artefactos encontrados.- Registro Fotogrfico de las colecciones.- Procesamiento de los datos de excavacin.- Elaboracin de dibujos y grficos.

    03 de enero al 18 de marzo de 2011- Preparacin del Informe de excavaciones

    Abril de 2011- Entrega del Informe de Excavaciones de la Tem-

    porada 2010.

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    Fig. 01. Ubicacin del sitio Arqueolgico San Jos de Moro y los sitios Mochicas ms importantes en lacosta norte del Per.

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    Fig. 02. Secuencia cermica establecida en base a las excavaciones enSan Jos deMoro.

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    Fig. 03. Ubicacin del sitio arqueolgico San Jos de Moro en el Valle de Jequetepeque en base a laCarta Geogrfica Nacional.

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    Fig. 04. Vista area del sitio San Jos de Moro (tomada de Google Earth).

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    Fig. 05. Plano del sitio San Jos deMoro con indicacin en coordenadas UTM del rea arqueolgica protegida.

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    Fig. 06. Plano del San Jos deMoro con indicacin de las reas excavadas desde 1991 hasta 2010.

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    Fig. 07. Plano del San Jos deMoro indicando con cooredenadas UTM las reas excavadas durante la temporada 2010.

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    Fig. 08. Mapa de ubicacin de los sitios de Cerro Chepn y San Ildefonso con coordenadas UTM en base ala Carta Nacional (1:100,000).

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    Fig. 09. Mapa topogrfico y planimtrico de las ladera noroeste de Cerro Chepn realizado durante la temporada 2009 y 2010

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    Fig. 10. Mapa topogrfico y planimtrico de las quebrada norte de San Ildefonso realizado durante la temporada 2009 y 2010

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    11. Maricarmen Vega (BA y Licenciatura PUCP,MA PUCP)

    - Responsable de los anlisis de antropologa fsicaen el campo.

    12. Lawrence Coben (University of California, LosAngeles)

    - Supervisin de las labores ejecutadas en el marcodel proyecto Sustainable Preservation Initiative.

    13. Richard Sutter (University of Indiana)- Responsable del estudio de dientes de las poblacio-

    nes del periodo Mochica Tardo y Transicional.

    14. Jos Canziani Amico (Licencitura PUCP, PHDUniversit Libre de Bruxelles)

    - Responsable de los anlisis arquitectnicos y tcni-cas constructivas en los sitios monumentales.

    - Responsable de la Escuela de Campo de Arquitec-tura Prehispnica.

    15. Paulo Dam Mazzi (Licencitura PUCP, PHDUniversit Libre de Bruxelles)

    - Responsable de los anlisis arquitectnicos y tcni-cas constructivas en los sitios monumentales.

    - Responsable de la Escuela de Campo de Arquitec-tura Prehispnica.

    Estudiantes peruanos y extranjerosBajo la supervisin de sus profesores participa-

    ron en diversas labores de investigacin estudiantesde diversas universidades. Durante la presente tem-porada el Proyecto cont con la participacin de es-tudiantes de universidades estadounidenses, espao-las, francesas, belgas y suecas.

    Asistentes de Excavacin- Julio Snchez (Universidad Nacional San Cris-tbal de Huamanga)- Rebekah Montgomery (University of New

    Mexico)

    Alumnos nacionales- Julio S. Snchez Garca (Universidad NacionalSan Cristbal de Huamanga)- Silvana Barbosa Alarcn (Universidad Nacionalde Trujillo)- Liz M. Ramrez Aguilar (Universidad Nacionalde Trujillo)

    D) Equipo de Investigadores y susResponsabilidades dentro del Proyecto

    1. Luis Jaime Castillo (BA y Licenciatura, PUCP;MA y PhDC, UCLA; Profesor Principal de laPontificia Universidad Catlica del Per y DirectorCientfico del Programa Arqueolgico San Jos deMoro desde 1991).- Encargado de determinar las reas de excavacin

    y de la supervisin de las labores de excavacin yde anlisis en el laboratorio.

    2. Luis Armando Muro Ynon (BA y Licencia-tura PUCP)

    - Arqueolgo Residente de San Jos de Moro- Responsable de la excavacin de las unidades lo-

    calizadas en el Sector Oeste (42-46)

    3. Solsir Cusicanqui Marsano (BA PUCP)- Responsable de los aspectos logsticos del Progra-

    ma.

    - Responsable de las los levantamientos topogrficoy trabajos en Cerro Chepn y San Ildefonso

    4. Delia Llamoja Vega (Estudiante PUCP)- Responsable del Laboratorio- Encargado del registro y catalogacin de los mate-

    riales arqueolgicos.- Responsable del inventario de fichas de registro,

    herramientas y suministros.

    6. Julio Saldaa Campos (Estudiante PUCP)- Asistente de Campo de las unidades localizadas enel Sector Oeste (42-46)

    8. Julio Rucabado (BA PUCP, Magister y alumnodoctoral de la Universidad de Carolina del Norte,Chapell Hill)

    - Asesor cientfico del Proyecto.

    9. Elsa Tomasto Cagigao (BA, Licenciatura y MAPUCP)

    - Responsable de los anlisis de antropologa fsicaen el campo y laboratorio

    10. Mellisa Lund (BA y Licenciatura UNMSM,MA PUCP)

    - Responsable de los anlisis de antropologa fsicaen el campo.

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    Alumnos extranjeros- Pilar Escontras (University of Cambrige)- Esme Loukota (University of Cambrige)- Abigail Work (University of Michigan)- Tommy Bendrey (Yale University)- Mollie Dibrell (Yale University)- Tanya Anaya (Universidad de las Amricas,Puebla)- Cory Lipman (McGill University)- Sarah Davidson (University of California,Berkeley)- Hermeline Jourquin (Universit libre deBruxelles)- Lorena Quintero (Universidad de los Andes)- Carol Andrea Ruiz (Universidad Pablo deOlavide)- Fernando Khandon (Universidad Pablo deOlavide)- Antonio Talavera (Universidad Pablo deOlavide)

    Bioarqueologa- Stephanie Schara (University of New York)- Cristina Watson (Northern Arizona University)- Mia Rodrguez (California State PolytechnicUniversity)- lkem Gms (Wilfrid Laurier University)

    E) Mtodos y Tcnicas de Reconoci-miento, Excavacin y/o Conservacin-

    Restauracin Empleados dentro delProyecto

    Al igual que en las temporadas anteriores, todaslas excavaciones se han realizado manualmente. Secontrataron a los mismos auxiliares de campo de latemporada anterior, los que fueron supervisados porun grupo de especialistas.

    Los mtodos empleados en la temporada de ex-cavacin 2010 son en general los mismos empleadosen las campaas anteriores y que han probado serms eficaces en trminos de excavacin, registro ypreservacin de la evidencia arqueolgica. Se excavpor niveles culturales de deposicin, registrndosecada elemento tridimensionalmente y con relacin alas capas o superficies culturales. Se recogieron to-das las evidencias culturales halladas as como mues-tras de tierras donde fue necesario.

    La excavacin de contextos funerarios se ha rea-lizado de acuerdo a un plan de excavacin que con-templa diferentes mtodos. En este sitio, a la fechase han localizado tres tipos de tumbas: tumbas defoso, tumbas de bota y tumbas de cmara. Cada tipode tumba ha requerido de una diferente metodologapara su excavacin as como para obtener la infor-macin ms completa.

    Las tumbas de foso, las ms simples, aparecengeneralmente asociadas con las ocupaciones ms tar-das del sitio, a partir del periodo Transicional hastallegar a la ocupacin Lambayeque Temprano. En lamayora de los casos, las bocas de las tumbas se en-cuentran dentro de las capas que actualmente se re-gistran como un solo estrato producto de algn even-to medioambiental tardo, por lo cual ha sido suma-mente difcil lograr obtener la localizacin y formaexacta de dichas matrices. En la mayora de estoscasos la excavacin y el registro se concentran bsi-camente en el contenido de los sepulcros.

    Las tumbas de bota se han excavado dejandoun perfil que ilustra la superposicin de los elementosinternos de la tumba y el sistema de relleno, de ma-nera muy semejante a como se han venido excavandolas tumbas de bota desde la campaa desde la tem-porada de 1991.

    Todos los hallazgos arqueolgicos que aparecie-ron en este tipo de contexto fueron registrados, lim-piados y fotografiados preliminarmente in situ, sien-do posteriormente levantados y trasladados al labo-

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    ratorio de campo instalado en Chepn. All se com-plet su limpieza. Posteriormente estas piezas fue-ron catalogadas y en algunos casos se implementsu debida conservacin. Los materiales as tratadosy los dibujos que eran terminados en el campo, fue-ron derivados al laboratorio base, donde se profundi-z su anlisis.

    En lo referente a los materiales excavados, suafiliacin cronolgica se ha determinado, en primerainstancia, en base a los estilos de cermica asocia-dos a ellos. Igualmente, se ha prestado especial aten-cin a la superposicin estratigrfica y cambios evo-lutivos de otros materiales que puedan resultar msdiagnsticos. Como se entender, la labor se ha vistoampliamente facilitada por nuestro manejo de un cua-dro general de evolucin de estilos cermicos en elsitio.

    Finalmente, como se ha mencionado, hemos con-tado con el apoyo de especialistas en distintas ramasen nuestras labores de campo. Ellos nos asistieronen las excavaciones durante las maanas, para luegocontinuar el anlisis de materiales en el laboratoriodurante las tardes.

    F) Manejo y Deposito Actual de losMateriales Recuperados en el Campo ySugerencia Sustentada del Destino Final

    del Material

    El sistema de Inventario de las colecciones serealiza en dos fases. La primera se ejecuta en el la-boratorio de campo. Despus de registrar debidamen-te el hallazgo de materiales arqueolgicos en el cam-po estos son conducidos al laboratorio de campo, paraello cada rea de excavacin cuenta con una cajaplstica para realizar el traslado de los artefactos de-bidamente embalados, fichados y ya inventariados enla lista de artefactos provisional que se hace en cam-po principalmente con la finalidad de llevar correcta-mente el nmero correlativo de los materiales. Al lle-gar al laboratorio los materiales son divididos en 10categoras: fragmentos de cermica, material org-nico de capa (en el que se incluye: seo Humano,seo animal, muestras orgnicas), artefactos nocermicos de capa, cermica entera de capa, mate-rial osteolgico humano, cermica entera de tumba,artefactos no cermicos de tumba, fragmentos detumba, material orgnico de capa y muestras de tie-rra. Cada grupo de excavacin elabora un catlogode todos los materiales recuperados teniendo en cuen-

    ta estas categoras, el cdigo de las cajas es indepen-diente para cada rea, este cdigo consta de cuatronmeros, los dos primeros indican el rea a la quecorresponde la caja y los dos ltimos el nmero decaja (ejemplo: 30.01, para la primera caja del rea30). En este catlogo original se consigna la ubica-cin de los artefactos en las cajas donde son almace-nados de manera preliminar y bsicamente para sutransporte a Lima. Las cajas utilizadas para el emba-laje de los materiales son especialmente acondicio-nadas para tal efecto. Por varios aos se viene tra-tando de mantener todos los materiales antes, duran-te y despus de su procesamiento en cajas especia-les de monitores de computadoras. Este tipo de cajashan sido escogidas puesto que entran bien en ana-queles de almacenamiento (de ngulos ranurados) oapiladas una sobre la otra teniendo en cuenta el pesode cada una de ellas, adems el cartn con el queestn hechas es bastante grueso, duro y por endemuy resistente.

    La segunda parte del catlogo o inventario serealiza en el laboratorio de Lima conforme se avanzaen las labores de procesamiento de los materiales.Los catlogos que mantiene el proyecto son bastantedetallados, aunque no se suele consignar el peso delos artefactos dado que generalmente no se conser-van en el sitio muestras que merezcan ser pesadas.Luego de su procesamiento - el cual incluye la sub-divisin de las 8 categoras usadas en Campo con lafinalidad de agilizar el anlisis - rotulacin, dibujo, fo-tografiado y anlisis, las cajas son pintadas del colorasignado para la temporada de excavacin, color quees usado tambin para sealar las reas de excava-cin en el plano general de excavaciones de Moro.Al frente de las cajas y al interior de ellas se colocala lista de artefactos del material almacenado, ade-ms de ello se pega sobre la caja una lmina de losartefactos dibujados (reducida al 20%) contenidos enla caja.

    Sugerencia Sustentada con Respecto al DestinoFinal de las Colecciones y Registros

    A travs de las temporadas de campo conduci-das en San Jos de Moro, desde 1995, se ha recolec-tado una extensa coleccin de artefactos arqueolgi-cos. Estos constituyen una de las ms completas ymejor documentadas colecciones de materiales ar-queolgicos debidamente registradas, inventariadas,almacenadas en bolsas plsticas con fichas en cadabolsa, y dentro de cajas de igual tamao claramente

  • 2 1PASJM, Informe de Excavaciones - Temporada 2010

    rotuladas y con una copia del inventario de contenidotanto en su interior como pegado a la parte externa.Las colecciones arqueolgicas de SJM estn dividi-das esencialmente en las siguientes categoras:

    a) Fragmentos de cermica de capab) Material orgnico de capac) Material osteolgico humano (esqueletos de tum-

    ba)d) Artefactos no cermicos de capa (subdivididos en

    metales, piruros, lticos, cuentas, etc.)e) Cermica Completa de Capasf) Cermica de tumbas (generalmente completa)g) Fragmentos de cermica de tumbah) Artefactos no cermicos de tumbas (subdivididos

    en metales, piruros, lticos, cuentas, etc.)i) Material orgnico de tumba (oseo animal, oseo

    humano y otros restos orgnicos)j) Muestras de tierra

    En tal sentido, el PASJM se ha abocado a latarea de completar un inventario general deespecmenes. A la fecha el catlogo ya ha sido con-cluido y los materiales arqueolgicos han sido dividi-dos en dos grandes colecciones, A y B de acuerdo allugar donde sern almacenados por sus caractersti-cas. Dado que ya los espacios para almacenamientoen la PUCP estn llenos, hemos construido un dep-sito en el mismo San Jos de Moro, como extensinde la vivienda del guardin. En este espacio se alma-cenarn los especmenes de las categoras menossusceptibles de ser robadas y que ya se han termina-do de analizar. As, en el depsito de la PUCP, enLima, quedarn las colecciones que hemos definidocomo A:

    a) Material osteolgico humanob) Material orgnico de tumbasc) Muestras de tierrad) Cermica fragmentada de capas y tumbae) Material orgnico de capaf) Cermica completa de capas

    Dada la importancia cientfica y delicadeza deestas colecciones es que en el plano insitucional laPontificia Universidad Catlica del Per y el ex-Ins-tituto Nacional de Cultura han suscrito un acuerdomediante el cual se otorga la custodia de los materiales

    arqueolgicos de los proyectos arqueolgicosauspiciados por la PUCP, entre los que figura elPrograma Arqueolgico San Jos de Moro, por 5 aoscon carcter renovable.

    Tal acuerdo constan en el Oficio N 151-2008-DN/INC.Durante estos meses (Enero y Febreo 2010) se hallaen la etapa final la realizacin del catlogo generalde estas colecciones tal como lo estipula dichodocumento.

    G) Problemtica de Conservacin yProteccin del Sitio

    En San Jos de Moro el primer y ms importan-te mecanismo de proteccin del sitio arqueolgicoconsiste en involucrar y concientizar a la poblacinresidente en su preservacin y conservacin, lo cualse viene llevando a cabo desde 1991. Este punto esde particular importancia en San Jos de Moro dadala cercana de las residencias domsticas y los restosarqueolgicos. Para tal efecto se ha tratado de crearconciencia en la comunidad acerca de la importanciadel sitio y de los trabajos que aqu se realizan, esto atravs de charlas o proyecciones de diapositivas tan-to en los locales comunales como en la escuela local.Si bien con estos mecanismos se ha logrado una con-siderable disminucin de la depredacin en el sitio,aun se siguen reportando algunas actividades dehuaqueo. Lamentablemente una vez identificados losdepredadores es casi imposible que se les siga todoel proceso penal requerido y aplicrseles las penasestipuladas. Estas personas suelen salir libres en cues-tin de horas y en consecuencia se genera una ima-gen de impunidad en lo referente a delitos contra elpatrimonio cultural.

    Para contrarrestar este efecto negativo se habuscado la participacin de las autoridades locales,tanto del alcalde distrital como del teniente goberna-dor. Ellos deberan convertirse en los principales pro-tectores del sitio. Asimismo, desde hace ocho aos elproyecto cuenta con un servicio de guardiana per-manente en el sitio a cargo del Sr. Julio Ibarrola, quienviene trabajando para el proyecto desde 1991. Paraello se ha construido un Mdulo de Guardiana, Cen-tro de Visitantes y Almacn. Adems de estas medi-das de carcter general, el sitio es protegido median-te el tapado de las unidades de excavacin, dejandosolo un rea abierta donde ya no existe peligro dedestruccin o huaqueo puesto que fue llevada en todasu extensin hasta la capa estril. En esta unidad seha implementado uno de los mdulos de exhibicin.

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    II) Investigaciones

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    Los Mochicas de la CostaNorte del Per

    Luis Jaime Castillo Butters

    INTRODUCCINLos Mochicas (tambin llamados los Moche)

    desarrollaron organizaciones polticas independien-tes e interactivas en los valles de la costa norte delPer entre los aos 200 y 850 DC. Como la mayorade sociedades costeras, los Mochicas pueden ser en-tendidos como un modelo de adaptacin verdadera-mente exitoso al ambiente costero, donde los recur-sos martimos estaban combinados con una agricul-tura avanzada, basada en tcnicas de irrigacin. Losgrandes valles del extremo norte con sus mltiplesros, de Piura, Lambayeque y Jequetepeque, contras-tan con los valles ms pequeos del sur, Chicama,Moche, Vir y Santa (Figura 1). Esto determin pro-cesos histricos bastante distintos, que recientemen-te estn siendo descubiertos mediante una investiga-cin arqueolgica de largo plazo.

    Los Mochicas heredaron una larga tradicin cul-tural, bastante distinta de otras tradiciones en losAndes centrales. Desde las primeras sociedadescosteras del Precermico Tardo al Cupisnique (deri-vado costero del Chavin), a travs de una serie desociedades pequeas y localmente circunscritas comoSalinar y Vir, los Mochicas siguieron una historiade xitos y fracasos, adaptacin y catstrofe ambien-tal, dominio tecnolgico en metalurgia e irrigacin yun gran avance en el arte y la arquitectura religiosa.Pero como no eran una sino varias organizacionespolticas independientesno todos sus logros, rasgoso caractersticas, artsticos o atribuidos a la totalidadde los Mochicas, pero a una o algunas de sus expre-siones regionales.

    Por otro lado, es obvio que los Mochicas no es-tuvieron solos en la costa norte, sino que interactuarona lo largo de su historia con poblaciones de tradicio-nes locales y populares, comnmente denominadasVir o incluso Salinar. Los Mochicas mismos apa-rentemente surgieron de este estrato antiguo y popu-lar, cuando la irrigacin a gran escala cre una nuevafuente de riquezas. En una menor escala, pero igual-mente importante para su configuracin e identidadcultural, los Mochicas interactuaron con sociedadesque surgieron al mismo tiempo, como Recuay en lasalturas vecinas del Callejn de Huaylas, Cajamarcay Chachapoyas en la sierra norte y Vics en la lejanacosta norte.

    Todo el conocimiento sobre los Mochicas estbasado en investigaciones arqueolgicas y an cuan-do hay una gran continuidad con sus sucesores, losLambayeque y Chim, e incluso con las sociedadescosteras modernas, se evidencian agudas diferenciasy discontinuidades culturales. La historia de losMochicas, entonces, es la historia creada por la ar-queologa realizada en sitios Mochica, las ideas delos investigadores que han trabajado en la regin du-rante los ltimos cien aos y los materiales que sehan hecho disponibles mediante la investigacin decampo y las colecciones de museos. La historia inte-lectual de la arqueologa en la costa norte ha mol-deado nuestra comprensin de la antigua sociedadMochica y las futuras investigaciones seguirn mol-dendola una y otra vez.

    En los ltimos veinte aos, la investigacinMochica ha sido uno de los campos ms populares

  • PASJM, Informe de Excavaciones - Temporada 2010 24

    Figura 1: Las regiones Mochicas en la Costa Norte del Per.

    de investigacin en los Andes Centrales, con muchasexcavaciones de largo plazo en lugares como Sipn(Valle de Lambayeque), Huaca de Luna (ValleMoche), San Jos de Moro (Valle de Jequetepeque),Dos Cabezas, (Valle de Jequetepeque) y El Brujo(Valle de Chicama), realizadas por equipos de inves-tigacin peruanos e internacionales. La asombrosacantidad de informacin producida y que est siendo

    generada por la actual investigacin hace que sea casiimposible relatar en forma exacta y actualizada loque est pasando, o mejor dicho, qu sucedi con losMochicas. Incluso cuando este volumen sea publi-cado y seguramente dentro de algunos aos, estamosseguros de que la comprensin arqueolgica de losMochicas habr cambiado.

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    MLTIPLES VAS EN LOS ORGE-NES Y DESARROLLO DE LOS ES-

    TADOS MOCHICA

    A pesar de lo que se dice comnmente, la ar-queologa andina an concibe el desarrollo de los sis-temas polticos como procesos lineales yunidireccionales. La complejidad y ltimamente, laevolucin poltica que conduce a la formacin deestados es vista simplemente como un procesoacumulativo y por momentos inevitable. Las socie-dades acumulaban instituciones y funciones, siste-mas legales y divisiones sociales que los transfor-maban de organizaciones polticas fragmentadas yregionales (dominios de un jefe) a estados centrali-zados y jerrquicos. El aumento y complejidad esnicamente la suma de ms componentesinstitucionales, donde los impuestos reemplazan altributo, los burcratas asumen funciones que antesestaban en manos de autoridades basadas en el pa-rentesco y la produccin controlada por el Estadoreemplaza a la manufactura local. El cambio se pre-sume, proviene de fuentes internas y externas. In-ternamente, el cambio se originara por la acumula-cin de pequeas adaptaciones y mutaciones dentrodel sistema y estara motivado histricamente por lascircunstancias de una sociedad que trat de mante-ner un status quo en un ambiente social y naturalcambiante y por cambios aparentemente inocuos yacumulativos, como aquellos que afectan la evolu-cin de los estilos artsticos. El cambio externo espercibido como ms abrupto, como desrdenes am-bientales o amenazas externas; de modo que es unrompimiento de las tendencias de desarrollo de lasociedad. Pero, como hemos aprendido, el cambioexgeno, an cuando sea catastrfico, como aqulcausado por el Fenmeno de El Nio o las invasio-nes externas, rara vez puede ser la nica explicacinde un cambio cultural y social. Casi siempre, las in-fluencias externas adoptan la forma de interaccionescomerciales o influencias ideolgicas.

    La continua investigacin arqueolgica ha de-mostrado que la realidad de las sociedades en el pa-sado es mucho ms compleja de lo que cualquiermodelo o teora puede predecir, especialmente por-que es muy difcil reducir un proceso histrico quedur ms de medio milenio a una simple descrip-cin. El pasado claramente no es un simple reflejodel presente, o de las condiciones que describen unestado de las cosas ms primitivo. La flexibilidad en el sentido de imgenes que pueden ajustar ms

    variabilidad que regularidad, donde las personas nonecesariamente siguen o dirigen, donde la negocia-cin es ms probable que la dominacin o la resis-tencia parece ser la va para comprender la evolu-cin de las sociedades. El enfoque que proponemospara estudiar a los Mochicas toma en cuenta la sin-gularidad o el desarrollo especfico y la diferenciade las expresiones regionales y los mltiples cami-nos que conducen al mismo resultado.

    Rafael Larco Hoyle, el fundador de la arqueolo-ga en la costa norte, concibi a los Mochicas comouna sociedad nica, unificada y centralizada que seorigin en los valles de Moche y Chicama (Larco1945). Los Mochicas tenan una sola capital, lasHuacas del Sol y La Luna y el centro urbano que seencuentra entre ellas, desde el cual una lite omni-potente dominaba toda la costa norte, combinando lacoercin y la conviccin, el poder militar y una ideo-loga poderosa basada en una liturgia religiosa ela-borada, templos y artefactos ceremoniales que legi-timaban el rgimen dominante.

    Una sociedad Mochica unificada slo pudo ha-ber tenido una nica secuencia de desarrollo, en lacual la extensin del Estado creci al principio enforma continua para controlar los valles al norte ysur y luego disminuy, perdiendo su control sobreestos territorios hasta que finalmente fue absorbidapor una potencia extranjera. La secuencia de desa-rrollo unificada tambin se tradujo en una compleji-dad creciente de sus instituciones y en el alcance yuso de tecnologas. La irrigacin y la metalurgia, dosde las tcnicas ms avanzadas, crecieron en impactoy alcance.

    Para resumir todas estas tendencias, Larco pro-puso la evolucin de la cermica fina en cinco fasesconsecutivas (Larco 1948). La cermica Mochica esincreblemente realista y rica en imgenes de deida-des que interactan en mitos y rituales, as como se-res humanos que desarrollan toda clase de activida-des, religiosas y mundanas. Esta iconografa fue lams sobresaliente fuente de informacin de esta so-ciedad, pero tambin fue una fuente precisa para cal-cular en el tiempo los sucesos que marcaron la histo-ria Mochica (Larco 2001). Ha tomado aproximada-mente setenta aos comprender que Larco estabaparcialmente equivocado y que todos los fenmenos,el origen, desarrollo y cada, el uso de tecnologas,los cnones artsticos y materiales, e incluso las prc-ticas rituales, fueron menos homogneas de lo que lpensaba y que esta heterogeneidad es la clave paradesentraar los misterios de las sociedades en el an-tiguo Per.

  • PASJM, Informe de Excavaciones - Temporada 2010 26

    Figura 2: Fases Cermicas de Mochica Norte y Sur

    Una sociedad unificada debi haber sido el re-sultado de un solo proceso de desarrollo, de modoque, para Larco, los Mochicas fueron los herederosde la vieja y prestigiosa tradicin Cupisnique, la ci-vilizacin formativa de todas las culturas de la costanorte. Cupisnique, tambin conocida como Chavncostera, ha evolucionado hacia la cultura Mochicaen los primeros siglos de la Era Comn, por interme-dio de culturas como Salinar y Vir (Larco 1944,1945). Larco nunca estuvo interesadoespecficamente en los mecanismos que originaron alos Mochicas, sino que ms bien los estudi desde elpunto de vista de la evolucin de su cultura material,particularmente las secuencias cermicas (Larco1948). La cermica Mochica muestra en formas ymotivos decorativos, la evidencia de que muchos ras-

    gos Cupisnique han pasado directamente y as hanunido a ambas sociedades en una continuidad cultu-ral. El hecho de que esta transicin sucediera unasola vez y en un solo lugar, o en mltiples ocasionesy lugares, generando mltiples derivaciones, no fuetratado por Larco. Para l, una vez originados, losMochicas siguieron una sola lnea de desarrollo, cre-ciendo en temao y volvindose ms complejos yrefinados en todas sus formas de vida, particularmenteen el arte. Pero los Mochicas no estaban solos. Amedida que se desarrollaban en el valle de Moche,otra sociedad compleja, la Vir o Gallinazo, se esta-ba desarrollando en el Valle Vir, tan slo a 40 kmsal sur de la Huaca del Sol-Huaca de la Luna. Elfennemo Vir, segn la interpretacin de Larco, fueligeramente anterior al Mochica, incluso ms cerca-

  • 2 7PASJM, Informe de Excavaciones - Temporada 2010

    no al origen del Cupisnique, pero circunscrito a losvalles del sur que fueron incorporados eventualmen-te en el dominio Mochica, a travs de conquistasmilitares (Larco 1945).

    Poco antes de la muerte de Larco en 1966, lacermica Moche Temprana empez a aparecer engrandes cantidades en el valle norteo de Piura, pa-ralelamente con el menos sofisticado estilo Vics(Larco 1965, 1967). La interpretacin de Larco nopredijo esta co ocurrencia y en consecuencia con-tradijo sus ideas. Los contextos funerarios Vics,dentro de los cuales se encontr evidencia Mochica,contenan una extraa mezcla de estilos cermicos,incluyendo Vir y Salinar. Es posible que la lejanaregin nortea de Piura haya sido un rea deinteraccin de todas las tradiciones culturales de lacosta norte (Makowski 1994). Pero el fenmenoMochica-Vics era mucho ms complejo de lo quese pensaba. Por ejemplo, su metalurgia era impresio-nante en comparacin con la que entonces era cono-cida para los Mochica (Jones 1992, 2001). Adems,la secuencia de la cermica Moche-Vics era muydiferente que la que Larco postul para el sur (Figu-re 2). Makowski (1994) ha dividido de manera con-vincente esta tradicin cermica en tres fases, Tem-prana, Media y Tarda (Figura 2). La cermicaMoche-Vics Temprana es de gran calidad, muy pa-recida a la cermica Moche Temprana ms fina delvalle de Jequetepeque en cuanto al moldeado y ladecoracin de las piezas, los colores y el tratamientode las superficies (Donnan 2002) (ntese que al refe-rirse a las fases cermicas y los periodos temporalesel trmino Moche es mayormente utilizado en las pu-blicaciones en ingls, a pesar de que Larco llam aestas fases Mochica). Siguiendo la hermosa cermi-ca Moche-Vics Temprana, en la fase Media se de-sarroll una cermica ms simple y gruesa, Makowski(1994) la denomina Vics-Tamarindo A & B. En lacermica decorada Moche-Vics Medio destac unaforma dominante, botellas de cuello largo, con pe-queas asas a los lados, decoradas con lneas grue-sas, destacando la pintura morada. Los motivosiconogrficos recuerdan a los diseos de Moche tem-prano, a pesar de que fueron creados con muchomenos calidad y cuidado. Esta cermica bastante rarano fue seguida por una cermica Mochica-Vics tar-da, como si el estilo derivara en algo muy distintodel Moche.

    En comparacin con la regin Mochica sur, ycontradiciendo la secuencia de Larco, no se pudie-ron encontrar signos de cermica Moche III y IV enPiura, siguiendo a la elaborada cermica Moche tem-

    prana. Mientras que Larco vio en este estilo cermicoun posible origen de los Mochica, Lumbreras (1979)explic esta anomala como un desarrollo colonial.Los Mochica de los valles centrales de Moche yChicama establecieron un asentamiento en el lejanonorte, ciertamente para fines comerciales. La ano-mala Vics no pudo ser explicada bajo el paradig-ma centralizado y polticamente unificado de Larco.Para complicar el asunto, una cantidad indetermina-da de entierros de gran riqueza fueron encontradosen Loma Negra, un cementerio de la elite en el cora-zn de la regin Vics. An si aceptamos que losMochicas pueden haber tenido una colonia en el nor-te, no tendra mucho sentido haber enterrado a la rea-leza o a las personas ms acaudaladas tan lejos. Porqu no haberlos trado de regreso a su tierra natalpara enterrarlos? Junto con estos peculiares entierros lamentablemente no excavados arqueolgicamente la cermica Moche Media dio un giro inexplicablehacia una baja calidad y una pobre decoracin. Estasinterrogantes no pudieron ser resueltas con la infor-macin disponible a mediados de 1960 y se tuvo queesperar casi treinta aos para ser tratadas.

    Una segunda fuente de confusin y un nuevoreto para la secuencia de Larco y su tesis unificadasurgi cuando se publicaron en el ao 1983, lasexcavaciones de Heinrich Ubbelohde-Doering de1938 de entierros Mochica descubiertos enPacatnam. Estos entierros contenan cermica queno se parecan en nada a la cermica Moche delMuseo Larco, que encaja perfectamente en la secuen-cia de cinco fases. Sin contar unos cuantos ejemplosde cermica de estilo Moche V del sur, encontradosen el entierro MXII, la cermica Moche de Pacatnamera ms gruesa, con una frecuencia ms alta de lonormal de jarras con cuello en forma de rostros ymostrada junto a cantidades inusuales de cermicade estilo Vir. Las decoraciones generalmente esta-ban representadas en el cuello de las vasijas y nofueron hechas con lneas finas, sino con lneas grue-sas. Obviamente, la secuencia de cermica de cincofases de Larco no pudo ser empleada para estudiaresta coleccin. Las excavaciones de Donnan en uncementerio de la clase baja, en el mismo lugar, a ini-cios de los aos 80 produjo una nueva coleccin dela misma clase de cermica, confirmando de estemodo la existencia de una secuencia distinta (Donnany McClelland 1997).

    Las excavaciones de entierros en Sipn (Vallede Lambayeque) y La Mina (Valle de Jequetepeque)a fines de los 80s produjo varios ejemplos de cer-mica Moche temprana y media y joyas de metal ex-

  • PASJM, Informe de Excavaciones - Temporada 2010 28

    traordinarias que retaron nuevamente la hiptesis deun origen y una secuencia de desarrollo nicas paratodo el fenmeno Mochica. En ambos casos las co-lecciones de cermica eran ms parecidas a aquellasencontradas en Loma Negra (Valle de Piura) yPacatnam (Valle de Jequetepeque) que a las cer-micas encontradas en el Valle de Moche. Ms an,los entierros de estos dos lugares, adems de los en-tierros de Loma Negra, pertenecan a personas ex-tremadamente ricas, posiblemente miembros de larealeza que reinaba esos valles. Si haba evidenciade casas de realeza en los tres valles del norte, enton-ces la idea de un gobierno central basado en lasHuacas de Moche tambin era cuestionable (Donnan1988, 1990). Parece ser que al menos durante losperiodos Moche temprano y medio familias realeso linajes y sus correspondientes lugares de entierro,existieron por lo menos en cuatro lugares, cada unoen diferentes valles.

    La ltima y definitiva evidencia que ret el pa-radigma unificado, fue encontrada a fines de 1990en las excavaciones de Donnan en Dos Cabezas yotros lugares de la zona baja del valle de Jequetepeque(Donnan 2001). Donnan encontr entierros que con-tenan cermica y metales asombrosos correspondien-tes al periodo Moche temprano, ambos de gran cali-dad y diseo, junto con cermica domstica Vir. Pa-rece que el Moche temprano y el Vir fueron dosexpresiones de un mismo fenmeno cultural, una vin-culada a las elites y otra al pueblo (ChristopherDonnan, comunicacin personal).

    Considerando toda esta evidencia era claro quela secuencia de cermica de cinco fases de Larco noestaba funcionando en los valles del norte. Haba unanotable ausencia de artefactos de las fases Moche IIy IV y ningn caso reportado de vasos acampanuladosy vasijas retrato. Incluso, las fases que parecan estarrepresentadas en los valles del norte, Moche I, III yV, mostraban grandes diferencias con la cermica delsur (Castillo 2003). La cermica Moche Temprana,encontrada en Loma Negra y Dos Cabezas, era mu-cho ms compleja en el norte que en el sur, mientrasque la cermica Moche Tarda, encontrada casi ex-clusivamente en San Jos de Moro, mostraba un re-pertorio iconogrfico reducido y estaba acompaadade cermica con decoracin policroma (Figure 2).En sntesis, las diferencias en la cermica no sola-mente se encontraban en la forma y el contenido ico-nogrfico, sino tambin en la calidad global (Casti-llo 2000).

    Basados en la gran cantidad de evidencia, esobvio que la hiptesis de Larco de un nico origen

    Mochica, una organizacin poltica centralizada y unasecuencia de desarrollo comn es insostenible. A lomucho, los modelos centralizados postulados porLarco (2001), Ford (1949), Willey (1953), Strong(1952) y otros, describieron en parte lo que pudohaber ocurrido en los valles Mochica del sur, peroincluso para el caso de estas regiones, esas hiptesisdeben ser cuidadosamente reexaminadas. Para elterritorio Mochica del sur parece ms probable quehubo varios orgenes en diferentes partes de los va-lles de Moche y Chicama, armonizados en su desa-rrollo mediante prcticas rituales integradoras con-ducidas por las elites. El efecto armonizador de unceremonialismo compartido pudo haber producidola homogeneizacin de diferentes velocidades dedesarrollo y de los rasgos culturales entre las elitesdominantes (Christopher Donnan, comunicacin per-sonal). Pero esta armonizacin no necesariamentetuvo que producir desarrollos idnticos o culturamaterial idntica. Puede haber grandes diferenciasen la forma cmo se produjeron los artefactos y ensu contenido iconogrfico, que hasta ahora han pa-sado desapercibidos debido a la falta de un marcoterico adecuado. Es probable que a lo largo de sussetecientos aos de existencia los Mochicas del surhayan experimentado periodos de mayor o menorcentralizacin y fragmentacin; que en algunos mo-mentos su sistema poltico centralizado se haya divi-dido en organizaciones polticas regionales coordi-nadas simplemente por medio de prcticas rituales,celebradas centralmente en centros ceremonialescomo las Huacas de Moche. Los desarrollos social,poltico y econmico de cada regin y localidad pu-dieron haber sido diferentes, al menos durante estosperiodos. Sin embargo, en el territorio Mochica delsur, las secuencias cermicas y, en general, la evolu-cin de todas las formas de cultura material, siguenms de cerca el modelo propuesto por Larco, espe-cialmente durante las fases III y IV, cuando parecehaber ms centralizacin. La fase Moche V, ltima ydecadente desde el punto de vista de Larco, pudohaber sido un fenmeno regional del Valle deChicama. Este estilo se habra desarrollado una vezque este valle se separ del valle de Moche y luegose expandi hacia el sur, a Galindo (Bawden 1977;Lockard 2005) y hacia el norte, a Pampa Grande(Shimada 1994).

    Tomando en cuenta los argumentos anteriores,lo ms probable es que el surgimiento de los Mochicashaya sido un caso de orgenes mltiples, que ocurrien varios lugares de la costa norte, en diferentesmomentos, generado por diferentes precondiciones.

  • 2 9PASJM, Informe de Excavaciones - Temporada 2010

    En todos los casos, los Mochicas parecen haber evo-lucionado de sus ancestros, una tradicin de un pe-riodo post-formativo identificada como Gallinazo oSalinar, primero como una tradicin de elite que sedesprendi del componente cultural principal. Esprobable que el componente general para esta diver-sificacin dentro de las sociedades de la costa nortehaya sido la extensin de los campos agrcolas debi-do a mejores y ms confiables tcnicas de irrigacin.Eling (1987) coloca la extensin de los sistemas deirrigacin en el Valle de Jequetepeque en este perio-do temprano y a pesar de que las sociedades poste-riores hicieron que la irrigacin fuera ms eficiente,la extensin original pudo haber creado oportunida-des y riquezas nunca antes vistas. Los canales de irri-gacin ms grandes y avanzados habran producidomayores cosechas agrcolas y en consecuencia, opor-tunidades de enriquecimiento personal. Una nuevay ms acaudalada elite se habra desarrollado en esteambiente, creando la oportunidad y necesidad de di-ferenciacin social adems de una mayor dependen-cia en recursos producidos culturalmente. Elceremonialismo, la necesidad de templos ms gran-des y elaborados y el desarrollo de objetos ritualesms refinados, materializaban una ideologa que ne-cesitaba enfatizar la diferenciacin social y la divi-sin de status (Earle 1987, 1997). Los Mochicas sedesarrollaron en este periodo bajo estas circunstan-cias y oportunidades Es probable que al principio,durante el periodo temprano Moche, slo las clasesaltas de la sociedad hayan sido consideradas comoMochica y el resto de la poblacin como Vir o Ga-llinazo. Pero a medida que pas el tiempo, muchasde las tradiciones, rituales y artefactos desarrolladosoriginalmente para las elites y producidas seguramen-te por artesanos de la elite afectaron a los nivelesms bajos de la sociedad, influyendo y moldeandotodos los aspectos de la sociedad.

    Pero este proceso no fue necesariamente el mis-mo en cada valle o regin, ni estuvo condicionadopor los mismos factores. Es probable que en algunasregiones, el proceso haya sido motivado o inclusoacelerado por la influencia de lo que estaba suce-diendo en las regiones vecinas. Asimismo, segn loindican las fechas, es probable que el proceso hayaempezado y terminado en tres siglos. Tampoco escierto que todas las sociedades de la costa norte tu-vieron que seguir este proceso. Tanto en el valle nor-te de Lambayeque (Shimada y Maguia 1994) comoen el valle de Vir (Bennett 1949) la tradicin Virno tom la direccin de los Mochicas; sino todo locontrario. En ambos lugares, la cultura Vir parece

    haberse mantenido hasta que los Mochicas los incor-poraron a su territorio, mediante conquistas milita-res (Willey 1953). Finalmente, los procesos que lle-varon al surgimiento de los Mochicas no parecenhaber tenido el efecto de articular a todas estas re-giones bajo una sol autoridad poltica. Lo ms pro-bable es que cada valle e incluso sectores dentro deun mismo valle, hayan seguido el mismo camino dedesarrollo, sin alcanzar nunca una centralizacinpoltica.

    El surgimiento de los Mochicas, habiendo ocu-rrido en diferentes lugares y pocas y sin coordina-cin poltica, debera haber producido el desarrollode tradiciones completamente independientes, ha-ciendo que cada proceso sea caso de deriva cultural.Esta tendencia diversificadora parece haber sido elcaso de Piura, donde una tradicin Mochica Tem-prana se convirti en un desarrollo cultural totalmentedistinto al Mochica del norte o del sur. Al mismotiempo las otras regiones - Lambayeque,Jequetepeque y Moche-Chicamaalcanzaron un altogrado de homogeneidad, al punto de que podemosidentificarlos a todos como Mochica. Es probable queexistieran mecanismos internos de las organizacio-nes polticas que previnieron una deriva y diferen-ciacin cultural. Nos inclinamos a creer que los fac-tores de integracin y armonizacin deben haber sidorituales de poder de las elites que incorporaron a losgobernantes y a sus cortes en una tradicin comn,compartida, que permiti interacciones tales comointercambios sociales y el hecho de compartir mate-riales y tecnologas. Las elites de las tres regionescentrales (Lambayeque, Jequetepeque y Moche-Chicama) deben haber estado conectadas, especial-mente durante las fases temprana y tarda cuando ve-mos ms elementos compartidos. A travs de estosprocesos, los Mochicas se desarrollaron independien-temente, pero siempre interconectados einteractuando, compartiendo conocimientos y prc-ticas rituales, pero enfrentando diferentes retos y re-accionando de diferente forma.

    POLTICA, PODER Y LEGITIMIDADEN LA PRIMERA SOCIEDAD ESTA-TAL DE LOS ANDES: LA FUENTEDEL PODER SOCIAL MOCHICA

    A medida que aparece ms informacin, la na-turaleza del poder Mochica comienza a mostrar msnfasis en la ideologa y en las relaciones sociales,que en la coercin, el poder militar, o incluso en las

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    Figura 3: Murales Complejos en la Huaca de la Luna

    centralizaciones o dependencias econmicas. Si-guiendo la propuesta de Mann (1986) para el estudiodel poder como la combinacin de diferentes fuen-tes, pareciera que para los Mochicas, el poder estabaconfigurado como estrategias que combinaban dife-rentes fuentes, en respuesta a las circunstancias, an-tecedentes histricos, tradiciones y recursos. De estemodo, hablar del poder Mochica es estudiar las for-mas cmo las diferentes elites Mochicas, en diferen-tes momentos y situaciones polticas y bajo distintascircunstancias, utilizaron la ideologa, la economa,la poltica y la coercin para disear estrategias paratener el control y legitimar su posicin social. Algu-nas de las cosas de las que podemos estar seguros, esque los Mochicas eran una sociedad elitista, dondelas contradicciones sociales y el acceso desigual alos recursos deban motivar desorden social. Las

    ocupaciones continuas e ininterrumpidas de los si-tios y los procesos de desarrollo a largo plazo, entreotras cosas, dan fe de que el poder Mochica, en cual-quiera de sus formas, fue exitoso durante largos pe-riodos de tiempo. El colapso o los colapsos de losMochicas, en ltima instancia, puede ser atribuido alfracaso de estrategias que haban tenido resultado paraellos, posiblemente debido a un mal clculo de lascircunstancias y capacidades, combinado con facto-res externos e inesperados (ver seccin final).

    En las circunstancias correctas, cualquiera de lascuatro fuentes de poder pudo haber sido preeminen-te sobre la otra. El poder militar debe haber sido fun-damental para enfrentar una amenaza extranjera opara sacar ventaja de la oportunidad para conquistara un vecino dbil. El planeamiento econmico y elcontrol de los recursos deben haber sido decisivos

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    en poca de sequa o fuertes lluvias. Las interaccionespolticas entre las elites de diferentes regiones debenhaber sido fundamentales para las estrategias de le-gitimidad. Los matrimonios entre las casas realesdeben haber sido, hasta cierto punto, ms efectivasque la accin militar. Pero de todas las fuentes depoder, aquella que parece ser ms permanente y al-rededor de la cual giran las dems fuentes, es la ideo-loga y sus materializaciones. Los Mochicas invir-tieron ms recursos en la construccin y manteni-miento de templos que en cualquier otra infraestruc-tura y dentro de estos edificios desarrollaban ritualesque, de acuerdo a la evidencia iconogrfica y la in-formacin arqueolgica, requera la inversin degrandes cantidades de recursos. La produccin deartefactos rituales era una de las actividades ms so-bresalientes entre los Mochicas y de acuerdo a ellase desarrollaban tecnologas y se creabaninteracciones comerciales. Era bajo circunstanciasrituales que la guerra se converta en una batalla ce-remonial y la tributacin se converta en una formade contribucin por el bien de la sociedad. Las mis-mas elites Mochica se convirtieron en expresionesmateriales de su sistema ideolgico, siendo capacesde encarnar las funciones de las principales deidadesy seres sobrenaturales en las representaciones ritua-les (Donnan y Castillo 1994; Alva 2004).

    LOS MOCHICAS DEL NORTE Y LOSMOCHICAS DEL SUR

    Hasta ahora hemos visto que las organizacionespolticas Mochicas surgieron en diferentes valles dela costa norte, aproximadamente al mismo tiempo;que cada una sigui un proceso de desarrollo distin-to, materializado en artefactos que cambiaron con eltiempo siguiendo secuencias de evolucin distintas;y que los rituales e interacciones entre las elites deestas organizaciones parecen haber hecho que estosprocesos sean convergentes. A principios de 1990varios investigadores llegaron a la conclusin de queel territorio Mochica poda ser dividido en dos re-giones distintas, Mochicas del sur y Mochicas delnorte, correspondiendo cada una a una entidad pol-tica diferente (Bawden 1994, 2001; Castillo y Donnan1994; Donnan 1996; Kaulicke 1992; Shimada 1994).

    Los Mochicas del sur

    La regin Mochica del sur, que abarcaba origi-nalmente los valles de Chicama y Moche, fue el lu-gar de la organizacin poltica descrita por Larco(2001), el proyecto del Valle de Vir (Willey 1953;Strong y Evans 1952), el proyecto Moche del Vallede Chan Chan (Donnan y Mackey 1978), Donnan(1968,1978) y varios otros proyectos/investigadores.La secuencia cermica de cinco fases de Larco des-cribe correctamente la evolucin de la cermica enesta regin y la evolucin de otros sistemas de repre-sentacin, incluidos en las pinturas murales y losmetales (Larco 1948). Las Huacas de Moche siem-pre han sido consideradas como la capital de esta re-gin, una idea que permanece irrefutada hasta la fe-cha. Los trabajos recientes en la Huaca de la Luna(Figuras 3 y 4) y en el sector urbano localizado entrelas Huacas del Sol y la Luna han confirmado la con-dicin del lugar no slo como el centro ceremonialms grande del sur, sino tambin como un centro re-sidencial, productor y cvico (Uceda 2001, 2004;Chapdelaine 2002) (Figura 4). El Complejo El Brujoy Mocollope, dos grandes sitios ubicados en el Vallede Chicama pueden haber sido capitales alternativaspara su valle (Franco et al. 2001) o pueden habersido capitales regionales, dependientes de las Huacasde Moche (Larco 2001).

    Comenzando en Moche III, Los Mochicas delsur se embarcaron en una expansin hacia el sur, in-corporando a los valles de Vir, Chao, Santa yNepea. La finalidad de los Mochicas parece habersido tomar el control del bajo Santa, el nico vallecostero que tena abastecimiento de agua todo el ao.Aqu y en menor grado en los otros tres valles, losMochicas desarrollaron nuevos campos agrcolas enlos valles bajos, basados en un uso ms eficiente dela tcnica de irrigacin (Donnan 1968; Wilson 1985).El trabajo de Chapdelaine en El Castillo de Santa yGuadalupito ha confirmado que los Mochicas en elSanta eran casi idnticos a los Mochicas de Moche,al menos en su cultura material y en sus tcnicas deconstruccin (Claude Chapdelaine, comunicacinpersonal, 2004). Al sur de estos valles, encontramosuna presencia limitada Mochica y de distinta natura-leza, probablemente funcionaban como enclaves opuestos comerciales. En todas estas regiones, losMochicas encontraron culturas locales de la tradi-cin Vir, que fueron incorporadas gradualmenteen el territorio Mochica y continuaron con la pro-duccin de su propia cultura material, a medida que

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    Figura 4: Conjunto Ceremonial y Urbano de Huaca de la Luna

    incorporaban un mayor nmero de elementos cultu-rales Mochica.

    Debido a este proceso expansionista es muy po-sible que los Mochicas del sur alcanzaran un altogrado de centralizacin y que se haya formado unestado poderoso en las Huacas de Moche. Es proba-ble que los Seores de Moche tuvieran control sobretodo su territorio a travs de una administracin ba-sada en un patrn de capitales subsidiarias en losvalles y centros locales, mediante un control ceido

    de la elite sobre el territorio y la centralizacin desus recursos. Es evidente que en este proceso, la reli-gin y el ritual jugaron roles importantes y crecien-tes, con ceremonias como los combates rituales(Bourget 2001) y el sacrificio de guerreros (Bourget2001; ilustrado grficamente en Donnan 1988:552-553) que destacaban el poder extremo de los gober-nantes y su control sobre su territorio.

    A pesar de la evidencia a favor de un estadoMochica sur centralizado, varias incongruencias re-

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    quieren ser explicadas. El trabajo de Bourget enHuancaco, la aparente capital Mochica del Valle deVir, ha revelado que este sitio, a la vez que compar-te muchas caractersticas arquitectnicas con lasHuacas de Moche, tiene poca similitud en trminosde las formas y estilos de los artefactos que all seencuentran (Bourget 2003). La cermica de Huancacoes bastante diferente de la forma y estilo cermicopresente en las Huacas de Moche, asemejndose msa la cermica Moche temprana. Es posible que unestado independiente Mochicoide es decir, unaorganizacin social y poltica que comparte muchosaspectos con la cultura estndar Mochica, peroreinterpretada en trminos locales haya existido enel Valle de Vir antes de la extensin de los Mochicasa este valle, o que una organizacin independienteMochica de Vir haya coexistido con los Mochicasexpansivos que controlaron el valle.

    La segunda incongruencia es el origen y la ex-tensin de la entidad poltica Moche V. La ocupa-cin de la Huaca de la Luna, representada en la cer-mica Moche IV, parece haberse extendido hacia elao 800 DC sin la aparicin de alfarera Moche V enel lugar (Uceda 2004; Chapdelaine 2003). Mientrastanto, la alfarera Moche V es bastante comn enGalindo, datando del ao 700 DC, con poca o ningu-na aparicin en el ao 800 (Lockard 2005). La distri-bucin de la cermica Moche V parece estar restrin-gida al Valle de Chicama, donde Larco recolect lamayor parte de sus muestras exhibidas ahora en elMuseo Larco; al lugar de Galindo en la ribera nortedel Valle de Moche y a algunos lugares inslitos de-tectados dentro y alrededor del Valle de Santa(Donnan 1968; Pimentel y Paredes 2003). Tenemosla impresin de que la organizacin de Moche V es-taba restringida principalmente al Valle de Chicama,que evolucion nicamente despus de la fragmen-tacin del Mochica sur en dos entidades polticas(Castillo 2003). Las futuras investigaciones en elValle de Chicama debern probar o descartar estahiptesis.

    Los Mochicas del norte

    La regin Mochica del norte abarca tres siste-mas de valles: 1) el valle alto de Piura, alrededor dela regin de Vics; 2) el sistema de valles del bajoLambayeque, que abarca tres ros: La Leche, Requey Zaa; y 3) el sistema de valles del bajoJequetepeque, que abarca las cuencas de Chamn yJequetepeque. El valle de Piura, tal como se sealanteriormente, fue parte del fenmeno Mochica slo

    durante la fase de Moche temprano o la fase tempra-na Moche-Vics, desarrollando tradiciones no-Mochica en las fases Moche media y tarda. A dife-rencia de todas las regiones, la ocupacin de Mochicaen Piura no est ubicada en una zona costera con ac-ceso a los recursos martimos y con una agriculturabasada en la irrigacin, sino en un enclave frtil delvalle superior, adaptando y explotando un ambientetotalmente distinto.

    El valle de Piura tuvo una breve y an visibleocupacin Mochica localizada alrededor de la reginde Chulucanas, donde se desarrollaron los Vics. LosMochicas y los Vics parecen haber coexistido, puesla mayora de cermicas Moche fueron reportadasprovenientes de profundas tumbas de pozos junto conalfarera de la tradicin Vics (Makowski 1994). Unpequeo montculo funerario en Loma Negra conte-na varios entierros de gran riqueza, del cual loshuaqueros extrajeron abundantes objetos metlicos,incluyendo coronas, narigueras, campanas y orna-mentos de las vestimentas de la elite (Jones 1992,2001). A pesar de que no existe informacincontextual, es claro que los entierros de Loma Negrapertenecieron a personas de la realeza, de identida-des y status similares a los de aquellos enterrados enSipn (Alva 1998) y La Mina (Narvez 1994). Inter-pretar la presencia Mochica en Piura ha sido un acer-tijo. Lumbreras (1979) sostuvo que los Mochicashaban sido una colonia comercial en Piura, asegu-rndose acceso a los preciados recursos ecuatoria-nos como las conchas Spondylus y el oro. Makowski(1994) opina en favor de una sociedad multitnica,un punto de encuentro de varias tradiciones costerasdel norte, donde coexistieron los Mochicas y apa-rentemente compartieron su territorio con otros gru-pos. Tambin es posible, que los Mochicas de Piurafueran elites Vics, que pasaron por el mismo proce-so de transformacin que tuvieron las elites Gallina-zo en Jequetepeque, creando as una cultura materialde elite, con una iconografa y estilo similares a losque se empleaba en los centros reales de Lambayequey Jequetepeque. En todo caso, a partir de estos or-genes del Moche temprano, ya sea una colonia, uncomponente de una mezcla cultural o una cultura deelite, los Mochicas de Piura se convirtieron en algomuy diferente de sus ancestros del sur. Las razonesde esta deriva cultural no son claras y en la actuali-dad este fenmeno no ha sido investigado desde estepunto de vista. Es probable que las elites Mochica dePiura perdieran o cesaran el contacto con losMochicas del sur, o fracasaran en imponer sus cno-nes culturales y hayan sido arrastradas culturalmente.

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    Los valles de Lambayeque y Jequetepeque fue-ron los escenarios del desarrollo de los Mochicas delnorte, a lo largo de las fases Temprana, Media y Tar-da. Debido a sus diferencias geogrficas y ambien-tales, en cada valle el proceso adopt caractersticasdistintas. En trminos de tierra agrcola y agua dis-ponible, cada uno de estos dos valles es equivalenteen extensin a varios de los valles de Mochica delsur juntos (Shimada 1999), por tanto, las interaccionesinternas son mucho ms determinantes que las rela-ciones entre valles. Existe poca o ninguna evidenciade que alguno de estos valles tratara de superar alotro, o retar el poder de los Mochicas del sur. Muypor el contrario, en trminos de territorio, en ambasregiones el objetivo parece haber sido la incorpora-cin de nuevas tierras mediante sistemas de irriga-cin ms grandes y eficientes. En ninguno de los ca-sos el lmite del rea irrigada parece haber sido al-canzado, por tanto, parece que no hubo necesidad deemprender conflictos entre los valles para expandirlas tierras de cultivo y ganar acceso a ms recursosprimarios.

    El sistema de valles de Lambayeque fue, duran-te el periodo Moche Medio, la locacin del Seor deSipn (Alva 2001:243) y posiblemente de otros pe-queos reinos Mochica. Durante la etapa Moche tar-da, su lado este fue el asiento de la ciudad Mochicade Pampa Grande. Nuestro conocimiento de cmose desarrollaron los Mochicas en este valle es, sinembargo bastante incompleto debido a la falta de in-vestigacin de campo. Casi todos los lugares Mochicaconocidos en Lambayeque estn ubicados en la par-te sur del valle, en las cuencas del ro Chancay-Reque(Sipn, Saltur, Pampa Grande, Santa Rosa) y en elro Zaa (Cerro Corbacho, Ucupe). La parte norte,irrigada por el ro La Leche, parece no haber sidoocupada por los Mochicas, pero s por poblacioneslocales Gallinazo (Shimada y Maguia 1994). Slodos sitios, Sipn y Pampa Grande, han sido estudia-dos de forma que pueden revelar algunos aspectosde los principios organizacionales de los Mochicasde Lambayeque. Sipn nos ha mostrado aspectosdesconocidos del liderazgo y la riqueza Mochica,especialmente el tratamiento funerario de las perso-nas de clase alta en la sociedad Mochica (Alva 2001).Lo que los arquelogos ven en estos entierros en unaimagen de gran complejidad social y poltica, conuna vasta elite de clase alta integrada por gobernan-tes y altos funcionarios de distintos niveles a quienesse les conceda el derecho de acompaar a sus Seo-res despus de su muerte. Todos fueron enterradoscon los ornamentos y vestimentas que utilizaban en

    su vida diaria para realizar sus rituales en las liturgiasreligiosas o civiles. En todos los casos se establecaun vnculo especial entre las personas y los objetosrituales que permitan definir sus funciones y pape-les ceremoniales. Estos vnculos continuaban des-pus de la muerte. Los funcionarios y sus objetosdesarrollaron una relacin inalienable, de modoque estos objetos, producidos para ellos bajo condi-ciones y en pocas especiales no podan funcionarpara otros. De este modo, ellos moran con sus due-os, eran enterrados con ellos y seguiran funcionan-do para ellos despus de la muerte para seguir sir-viendo a la sociedad de los vivos.

    Sipn corresponde a la fase Moche Media en elValle de Lambayeque, una poca de posible expan-sin y crecimiento. Saltur, el otro complejo monu-mental contemporneo con Sipn, an no ha sidoexcavado. Sipn y Saltur fueron construidos a am-bos lados del canal de Collique, el sistema de irriga-cin inter valles que abastece de agua al valle bajode Zaa, hacia el sur. Es probable que la riqueza deSipn est relacionada con la expansin de las tie-rras agrcolas luego de la incorporacin del valle deZaa.

    Pampa Grande, uno de los lugares Mochica msgrandes, ocupa ms de 400 ha en el cuello del roChancay, donde los canales de irrigacin tienen susbocatomas. El lugar fue diseado y construido en unperiodo corto de tiempo y combina un enorme com-plejo ceremonial, incluyendo a la Huaca Fortaleza,la plataforma ceremonial ms alta en el Per, insta-laciones de almacenamiento, talleres especializados,santuarios de diferentes tamaos y formas, vivien-das y corrales (Shimada 1994). Es poco probable queel lugar creciera gradualmente hasta lograr sus di-mensiones actuales, ms bien parece que fue el re-sultado de una estrateia de reduccin de la pobla-cin. La poblacin de todo el valle de Lambayequeparece haber sido con centrada en Pampa Grande parafines y por razones que permanecen inciertos. Esteexperimento social y poltico dur slo un corto pe-riodo y al trmino del siglo sptimo el lugar habasido abandonado. Shimada opina que Pampa Gran-de, donde la cermica Gallinazoide es bastante fre-cuente, fue desarrollada porque los Mochicas forza-ron a los Gallinazos a vivir all y trabajar para el es-tado Mochica, en condiciones anlogas a la esclavi-tud (Shimada 1994). Las tensiones sociales dentrodel lugar estallaron en los ltimos das, cuando unarevuelta popular habra incendiado los templos yexpulsado a las elites. Sin embargo, la mayor para-doja sobre Pampa Grande es la preeminencia la cer-

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    Figura 5: Tumba de la Sacerdotisa de San Jose de Moro

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    mica Moche V, de formas y decoraciones idnticas ala cermica del Valle de Chicama y Galindo. Quhaca el Moche V en Pampa Grande y por qu tene-mos una distribucin discontinua de este estilo?Moche V es casi inexistente en el Valle deJequetepeque que yace entre Chicama y Pampa Gran-de.

    La ocupacin Mochica del Valle de Jequetepequeha sido objeto de investigaciones intensivas y exten-sas, convirtindola en una de las regiones ms estu-diadas de la costa norte. Se han realizado varios es-tudios y excavaciones a lo largo de los valles en nu-merosos sitios. Los lugares Mochica ms importan-tes excavados en el Valle de Jequetepeque son DosCabezas, La Mina y Pacatnam, ubicados cerca delocano; y Cerro Chepn, Portachuelo de Charcape,San Ildefonso y San Jos de Moro, en la parte nortedel valle, correspondiente a la cuenca del ro Chamn.Las excavaciones estratigrficas realizadas en SanJos de Moro han producido una secuencia cermicade tres fases, Moche Temprano, Medio y Tardo, queconfigura una tradicin bastante distinta de aquelladescrita por Larco. Slo las cermicas ms elabora-das de la elite se asemejan en formas y decoracionesa las del sur, mientras que las cermicas domsticasmuestran un conjunto de formas, tcnicas y decora-ciones completamente distinto. Las diferencias entrelas tradiciones Jequetepeque y Mochica del sur sonms evidentes en las prcticas funerarias, donde losentierros en cmaras con nichos para la clase alta,las tumbas de clase media en forma de bota y lastumbas pobres en pozos poco profundos, son las for-mas tpicas, en comparacin con las pequeas cma-ras y los entierros en pozos que son comunes en elsur. A pesar de estas diferencias los Mochicas deJequetepeque compartieron con sus vecinos del suruna liturgia religiosa comn y participaron activa-mente en la ceremonia central Mochica, la ceremo-nia de Sacrificio (Alva y Donnan 1993; Castillo2000). Las tumbas ms ricas halladas en San Jos deMoro presentaban entierros de mujeres de la elite ro-deadas de artefactos asociados a la ceremonia del Sa-crificio y a su funcin como la Sacerdotisa (Donnany Castillo 1994; Figura 5).

    La configuracin poltica del Valle deJequetepeque describe un proceso de desarrollo don-de la evidencia de una centralizacin poltica compi-te con la evidencia de una fragmentacin yfaccionalismo. Un modelo de desarrollo gradual ydecadencia no puede explicar la evidencia, que pare-ce encajar mejor en un modelo de oscilamiento pol-

    tico, donde los periodos de fragmentacin eran se-guidos por periodos de ms centralizacin para sa-car ventaja de las oportunidades o circunstancias quebrindaban el ambiente o las interacciones entre enti-dades polticas. En la fase Moche temprana un esta-do pequeo y centralizado centrado en Dos Cabezasse desarroll en los mrgenes del ro Jequetepeque.Durante el Moche Medio la presin de la poblacindebi haber forzado a los Mochicas a expandir suterritorio a los desiertos adyacentes del norte y sur.El sector sur, lo que son ahora los distritos de SanJos y San Pedro, se desarroll mediante un sistemade irrigacin nico y centralizado. El sector norte, lacuenca de Chamn, era irrigado por un conjunto decuatro canales de irrigacin que en efecto creabancuatro jurisdicciones independientes: Chanfn,Guadalupe, Chepn y Talambo. Es probable que laexpansin del sistema de irrigacin haya creado re-giones autnomas que eventualmente se convirtie-ron en organizaciones independientes. Estas organi-zaciones parecen haber emprendido una competen-cia faccional y desarrollado relaciones hostiles querequirieron una auto defensa y por ende, la construc-cin de fortalezas como Cero Chepn, San Ildefonsoy Ciudadela-Cerro Pampa de Faclo. No hay muchossignos de que la integracin poltica haya sido la nor-ma entre estas organizaciones del norte deJequetepeque. Sin embargo, parece haber ocurridouna mayor integracin en algunos momentos paraaprovechar las oportunidades o enfrentar las necesi-dades o amenazas. Se pueden encontrar signos deinteraccin en San Jos de Moro, donde todas estasentidades polticas regionales parecen haber partici-pado en actividades ceremoniales y enterrado a suselites. Se debe enfatizar que en Jequetepeque, el pro-ceso de fragmentacin poltica no parece haber sidoel efecto de un estado dbil, incapaz de prevenir quesus regiones adquieran autonoma, sino ms bien unefecto fundacional. La clave para entender el proce-so de configuracin poltica en Jequetepeque es laforma cmo se cre el sistema de irrigacin, con com-ponentes autnomos y redundantes. La colonizacinde la regin norte de Jequetepeque parece haber sidoel resultado de individuos o facciones emprendedo-ras y no un esfuerzo patrocinado por el estado (Cas-tillo, ms).

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    LA ESTRUCTURA DE LASOCIEDAD MOCHICA

    La organizacin social Mochica ha sido estudia-da mediante en anlisis de los contextos domsticos,las representaciones iconogrficas y los entierros.Estas tres fuentes coinciden en representar una orga-nizacin social compleja que comprende varias divi-siones y segmentos con grupos que muestran un altogrado de especializacin, diferenciaciones de sexo ygnero, agrupacin de personas del mismo status ydiferencias cuantitativas abruptas entre los estratossociales. En trminos generales, se pueden identifi-car tres grupos: la elite gobernante, el pueblo y lospobres. Las elites gobernantes Mochica, que com-prendan hombres, mujeres y nios de linaje real,fueron enterrados en tumbas reales ubicadas en pe-queas plataformas funerarias, generalmente en c-maras rodeadas por finos objetos de metal, cermi-cas, piedras semipreciosas y mltiples entierros decriados. Los entierros de la elite no solamente eranricos y complejos, sino que generalmente incluanvarios objetos con representaciones iconogrficas yparafernalia ritual incluyendo vestimenta e instru-mentos que les permitan participar en ceremonias yrecrear narrativas mticas. Los entierros de los go-bernantes Mochica en Sipn y de las sacerdotisas enSan Jos de Moro son algunos de los ejemplos msdestacados de las elites gobernantes Mochica. Susviviendas generalmente son construcciones grandesy bien hechas con varias habitaciones y pueden serlocalizadas al interior o conectadas con los templos.Las elites Mochica estn claramente representadasen arte mueble y monumental desempeando fun-ciones de liderazgo, como comandantes militares, re-cibiendo ofrendas dentro de estructuras techadas, ocomo deidades participando en eventos mticos yceremonias. La evidencia funeraria e iconogrficacoincide en presentar a las elites con prendas extre-madamente elaboradas, que comprenden no slo fi-nas vestimentas sino tambin varios ornamentosmetlicos: coronas, plumas, narigueras, collares, bra-zaletes y diversos artefactos de metal como cetros,armas, banderolas y literas.

    Debajo de las elites reales haba un gran seg-mento social integrado por personas que no eran niricas ni pobres: el pueblo. Este segmento representael mayor nmero de entierros y viviendas estudiadoy en l podemos observar un alto grado de variabili-dad. Sus entierros generalmente estn contenidos enpequeas cmaras con nichos en la regin sur y en

    tumbas en pozos en forma de bota en la regin norte.Ellos pueden incluir diversos objetos cermicos, al-gunos de ellos incluso con representacionesiconogrficas complejas, pero pocos objetos de me-tal. Parece que el pueblo Mochica tena acceso a lasrepresentaciones de ceremonias y mitos, pero no po-dan desarrollar funciones de liderazgo en sus recrea-ciones. Estos entierros con frecuencia contienen con-juntos de objetos relacionados con actividades espe-cficas, por ejemplo la produccin textil en el casode las mujeres, o trabajos en metal en el caso de loshombres. Parece haber una representacin intencio-nal de los aspectos funcionales de sus identidades almomento del entierro. Las viviendas del pueblo sonmucho ms pequeas que las de la elite.

    La clase pobre Mochica es la menos entendiday estudiada. El estudio de Donnan y McClelland(1997) de un cementerio de pescadores en Pacatnamy las excavaciones de Bawden (1994) de pequeasviviendas a los pies de Galindo son ejemplos de losestablecimientos de la clase baja. En muchas casoslos pobres fueron tratados en formas totalmente dis-tintas de los otros Mochicas, por ejemplo, en SanJos de Moro, la gente pobre, en especial las mujeresy los nios, eran colocados sumariamente en entie-rros poco profundos, con poca o ninguna asociaciny al lado de reas donde haban estado trabajando enla produccin