Iniciar por lo básico, por aquello que es urgente la alimentación

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Iniciar por lo básico, por aquello que es urgente: la alimentación 20 de enero de 2012 México es miembro de la OCDE, sin embargo se encuentra lejos de los estándares de calidad de vida que caracterizan a las naciones que son miembro de la organización. El problema de la falta de alimentación es el ejemplo más evidente. El que una parte considerable de mexicanos no estén en capacidad de comer adecuadamente ene fundamentalmente tres varias aristas: Volumen 2, N°24

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Iniciar por lo básico, por aquello que

es urgente: la alimentación

20 de enero de 2012

México es miembro de la OCDE, sin embargo se encuentra lejos de los estándares de calidad de vida que caracterizan a las naciones que son miembro de la organización. El problema de la falta de alimentación es el ejemplo más evidente. El que una parte considerable de mexicanos no estén en capacidad de comer adecuadamente tiene fundamentalmente tres varias aristas:

Volumen 2, N°24

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Evidentemente que lo anterior es un primer punto a considerar, las políticas públicas toman una realidad

bastante distinta a la que los médicos recomiendan, basta recordar que se pide tomar 2 litros de agua para

poder satisfacer el requerimiento de un ser humano promedio. Un punto impactante es que a pesar de tener

medidas irrisorias, la pobreza alimentaria va en aumento, y ya llega a 28 millones de mexicanos.

La razón de lo anterior esta en los salario, mas de 6 millones de mexicanos ganan cuando mucho un salario

mínimo, es decir 62 pesos al día en el 2011. Con ello no se puede mantener a una familia que en promedio

tiene 4 integrantes. 10.6 millones de personas ocupadas ganan entre uno y dos salarios mínimos y 9.9 millo-

nes más entre 2 y tres salarios mínimos. Lo anterior implica que más de 26.5 millones de personas perciben

cuando mucho tres salarios mínimos. Si se recuerda el salario mínimo actual es la tercera parte de lo que

constituía en la década de los años setenta, entonces puede observarse que la mayor parte de los 26.5 millo-

nes de personas que como máximo perciben tres salarios mínimos en realidad tienen un poder adquisitivo

inferior al de hace cuatro décadas. Además es una cantidad muy similar a la cantidad de personas en pobreza

alimentaria.

Por tanto el problema de demanda en la parte de alimentación se relaciona con un mercado laboral que paga

mal y ante lo cual la política económica no puede hacer mucho, básicamente porque las empresas son las

encargadas de distribuir la riqueza que generan en forma de remuneraciones y prestaciones. No obstante,

cuando se tiene un entorno de inseguridad, de bajo crecimiento económico, de elevación de impuestos sobre

la renta y de costos a la producción, se entorpece dicho proceso, situación muy delicada cuando ello ha per-

durado por casi tres décadas.

Fuente: SAGARPA

Consumo potencial per cápita por día en kilogramos

Alimento Consumo(gramos por día)

Tortilla de maíz 155.4

Pan blanco 26.0

Pan de dulce 34.1

Arroz en grano 9.2

Bistec: aguayón, cuete, paloma,

pierna 21.1

Costilla y chuleta 20.3

Jamón 4.1

Pollo: pierna, muslo y pechuga sin

hueso 4.5

Pescado entero 3.4

De vaca, pasteurizada, entera, light 203.8

Huevo 33.4

Agua embotellada 411.5

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El problema de Oferta

Todavía más preocupante es el hecho de que México no cuenta con la capacidad productiva para satisfacer

la demanda de alimentos. Las cifras más recientes en la parte básica así lo demuestran.

En el cuadro 1 se observa la producción total que en 2010 alcanzó el sector agrícola mexicano en productos

estratégicos para la alimentación. Si se supone que toda la producción de maíz blanco se utiliza para la ali-

mentación de los 113 millones de mexicanos, ello implicaría que por día el consumo potencial sería de so-

lamente medio kilo por persona. Una situación menos favorable se tiene para los casos del trigo y el arroz.

En el primer caso el consumo potencial solamente sería de 42 gramos, en tanto que para el arroz palay es

de 5 gramos.

En el cuadro 2 se tiene la producción que durante el 2010 alcanzaron diversos tipos de carne. Como puede

inferirse ninguno alcanza para tener un consumo de 100 gramos por día, solamente agregándolos se está en

capacidad de superar dicha cantidad. Sin lugar a dudas lo anterior refleja que la ganadería y la avicultura de

México no tienen la capacidad de cubrir los requerimientos de la población. Si además se establece que la

cantidad de leche producida en el país solamente genera 264 mililitros por persona, poco más de un cuarto

de litro, se puede entender que en realidad el problema de la alimentación no es únicamente por falta de

capacidad de consumo, es decir por el limitado ingreso económico que reciben los trabajadores, sino ade-

más por el hecho de que la nación no es autosuficiente en lo más básico para el sustento de cualquier ser

humano.

Cuadro 1

Producción (miles

de toneladas)

Potencial consumo

per cápita

Maíz blanco 21,613 0.524

Trigo 1,729 0.042

Arroz (palay) 218 0.005

Arroz (pulido) 172 0.004

Cuadro 2

Producción (miles de

toneladas)

Potencial consumo

per cápita

Carne de bovino 1,751.20 0.042

Carne de cerdo 1,165.48 0.028

Carne de Ave 2,693.59 0.065

El problema de fondo es que las cifras presentadas no constituyen una excepción, sino que son uno de los

verdaderos problemas estructurales que enfrenta México desde hace 30 años y los cuales no se han atendi-

do de manera adecuada.

Fuente: SAGARPA

Fuente: SAGARPA

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La insuficiencia productiva de alimentos, un problema estructural

Llegado a este punto ya puede entenderse el por qué la pobreza y la falta de alimentación constituyen el

desequilibrio fundamental en la sociedad mexicana, la cual se traduce en los severos problemas sociales

que afectan a la nación. Evidentemente que al reconocer esto debería ser claro e imperante que las estrate-

gias de la política económica oficial, las de los partidos políticos de oposición, de las organizaciones civiles y

empresariales deberían converger hacia la atención de dicho desafío.

En diversos espacios se ha mencionado que la ausencia de la autosuficiencia alimentaria constituye el com-

bate social al cual México no ha podido responder desde la década de los ochenta, cuando la crisis económi-

ca propició una modificación en el modelo que hasta entonces había regido y al cual se le adjudicó la res-

ponsabilidad de la grave situación que se vivió en dicho periodo. Independientemente de a qué factores se

le deba atribuir el adeudo histórico que ese evento ha representado para la nación, la cuestión aquí es la de

plantear que en términos de producción alimentaria existe una gran problemática. El hecho de que un gru-

po de mexicanos no tenga para comer se encuentra asociado a la existencia de un sistema agrario y ganade-

ro que en tres décadas no ha logrado avanzar de manera significativa, algo que pone en tela de juicio no

únicamente la política económica gubernamental implementada en 30 años, sino que además refleja la

ausencia de una política social exitosa para cumplir con una de las necesidades más básicas de cualquier ser

humano, la de comer.

¿Qué tan grave es el problema? Tomando cifras de producción nacional debe iniciarse con el ejemplo más

representativo, el maíz para consumo humano y del cual depende la elaboración del alimento fundamental

en la dieta nacional, la tortilla. De acuerdo a estadísticas oficiales, en 2008 la producción fue de 23.5 millo-

nes de toneladas, en donde la pregunta obvia es la de si esto representa mucho o poco, es decir, cuestionar-

se si permite satisfacer la demanda nacional. La respuesta a lo anterior debe derivarse de algunos cálculos

adicionales muy simples. Primeramente es imprescindible tomar en cuenta que para 2008 la población me-

xicana era de alrededor de 106.7 millones, por lo que por persona la producción de maíz implicó que en

promedio se tuvieron 220.4 kilos de maíz para todo el año. En una primera instancia parece una cantidad

suficiente pero la perspectiva cambia cuando se hacen algunas estimaciones adicionales. Para terminar de

dimensionar lo que esto implica basta realizar una segunda estimación y es la de dividir los 220.4 kilos de

maíz entre los 365 días del año, lo cual da como resultado final que cada mexicano tuvo 0.604 kilos de maíz

para alimentarse diariamente.

Queriendo ver el vaso medio lleno lo anterior podría significar un resultado positivo, ya que una vez llevado

a la elaboración de tortillas (si se destina el total) la cifra sería mayor (por los insumos que se agregan en el

proceso). No obstante un primer punto no tan optimista a destacar es que en 1980 la cifra per cápita fue de

0.489 kilos, o puesto en otras palabras en casi treinta años la producción nacional de maíz para consumo

humano avanzó alrededor de 115 gramos (4 gramos por año). En este punto debería comenzarse a interro-

gar sobre la efectividad real que ha tenido la política agropecuaria del país si uno de los elementos básicos

de la dieta mexicana, al cual se le destinan apoyos públicos millonarios, ha mostrado tan poco progreso.

Si bien lo anterior deja un sabor de que el avance en la producción de maíz es positivo pero quizás insufi-

ciente, cuando se analizan algunos otros elementos igualmente prioritarios en la alimentación del mexicano

los resultados son todavía menos satisfactorios.

En el caso del frijol la producción de 2008 fue de casi 994 mil toneladas. Realizando el mismo ejercicio que

en el caso del maíz ello se traduce en 9.31 kilos al año por persona y en 0.026 kilogramos por día. El resulta-

do es contundente en el sentido negativo y por lo tanto mucho menos alentador que en el caso del maíz: en

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La insuficiencia productiva de alimentos, un problema estructural

promedio un mexicano no puede recibir ni 50 gramos de frijol nacional al día, ¿Cómo vivir con semejante limi-

tante productiva? La respuesta es obvia se tiene que comprar a otros países. Cuando la comparación se realiza

con 1980 resulta que en aquel año el resultado fue de 13.5 kilos por persona al año, es decir de 0.037 kilos dia-

rios, puesto en otras palabras durante las últimas tres décadas la producción de frijol en términos per cápita ha

retrocedido.

Algunos ejemplos adicionales se deben plantear para terminar de conformar el desalentador panorama alimenti-

cio que existe en México. En el caso de la papa la producción per cápita diaria en 1980 era de 0.042 kilos y en el

2008 de 0.045. En el caso del jitomate las cifras respectivas fueron de 0.052 y de 0.062 kilos. Para el trigo (grano)

en 1980 fueron 0.110 kilos y en 2008 0.090 kilos. La cebolla generó números de 0.015 en 1980 y 0.036 en 2008.

Si bien lo anterior ya pone en claro la precariedad de la disponibilidad de una producción nacional para satisfacer

las necesidades de alimentación de los mexicanos cuando se revisan productos como la lenteja producida en el

país puede observarse que la situación es aún más delicada ya que en ambos años el resultado fue de 0.000,

permitiendo entender que poca gente en el país accede a este alimento.

Cuando se plantea una canasta de 16 verduras y legumbres (cuadro 3) puede agregarse en términos per cápita

durante 2008 los mexicanos podrían consumir 0.932 kilos de los mismos diariamente, en tanto que en 1980 eran

0.791 kilos. Es evidente que el avance en la producción nacional ha sido marginal y más aún cuando se realiza

una precisión adicional: si se retira la contribución del maíz (por ende de las tortillas realizadas con el mismo), el

resultado es poco favorable: en 1980 se tendría una producción total de 0.302 kilogramos por persona de las

verduras y legumbres citadas, en tanto que para 2008 la cifra fue de 0.328 kilogramos, un avance de menos de

treinta gramos: prácticamente un gramo por año. Ante lo anterior cabe realizarse una pregunta adicional ¿Qué

haría la población mexicana sin el maíz? ¿De qué tamaño sería el problema de la falta de alimentación

“adecuada”?

Cuadro 3

Producción de verduras y legumbres

Consumo potencial per cápita por día en kilogramos

Cultivo 1980 1990 2000 2008

Arroz palay 0.018 0.013 0.010 0.008

Calabacita 0.007 0.006 0.011 0.011

Calabaza 0.001 0.004 0.002 0.002

Cebolla 0.015 0.027 0.028 0.036

Chícharo 0.002 0.001 0.001 0.001

Ejote 0.002 0.001 0.002 0.002

Elote 0.004 0.005 0.010 0.015

Frijol 0.037 0.042 0.025 0.026

Garbanzo grano 0.004 0.005 0.007 0.004

Lechuga 0.002 0.004 0.005 0.007

Lenteja 0.000 0.001 0.000 0.000

Maíz grano 0.489 0.478 0.489 0.604

Papa 0.042 0.042 0.045 0.045

Tomate rojo (jitomate) 0.052 0.062 0.058 0.062

Tomate verde 0.006 0.009 0.016 0.019

Trigo grano 0.110 0.128 0.097 0.090

Total 0.791 0.828 0.806 0.932

Total sin maíz 0.302 0.351 0.317 0.328

Fuente: SAGARPA

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La insuficiencia productiva de alimentos, un problema estructural

Podría indicarse que a la ingesta de verduras y legumbres mencionadas se le deben agregar otros elementos

como huevo, leche y carne, lo cual como se verá a continuación no cambia de manera sustancial los razonamien-

tos ya planteados. En el caso del huevo se produjeron casi 2.4 miles de toneladas en 2008, de lo cual se tienen

21.9 kilos por mexicano al año, es decir 0.060 kilos por día, algo así como un huevo de tamaño inferior al prome-

dio. En 1980 la cifra fue de 0.025 kilos por persona al día. Si bien el resultado es positivo no debe perderse de

vista que son casi treinta años de diferencia, por lo que el desarrollo real no es sustancial.

Para el caso de carne de ave (en canal) la cifra de 2008 fue de 0.066 kilos por día y en 1980 fue de 0.015 kilos. A

los “avances” anteriormente citados se les debe restar lo acontecido en el caso de la carne de cerdo: en 1980

fueron 0.049 kilogramos, para 2008 únicamente se promediaron 0.029 kilos. Para la carne de bovino la situación

es de nulo progreso 0.042 kilogramos en 1980 y 0.043 en 2008.

En lo referente a la leche la evolución es marginal ya que la proveniente de los bovinos generó una producción

de 10.6 miles de millones de litros en 2008, con lo cual cada mexicano tuvo acceso a 99.3 litros al año, única-

mente 0.271 litros al día. En 1980 la cantidad fue de 0.266 litros al día, casi lo mismo. Los números de la leche de

cabra también son poco favorables, en 1980 se tuvieron 0.011 litros por persona al día, en tanto que en 2008 la

cantidad fue de 0.004 litros.

Fuente: SAGARPA

Cuadro 4

Producción de carne, leche y huevo Consumo potencial per cápita por día en kilogramos (carne y huevo) y en litros (leche)

Carne en canal 1980 1990 2000 2008

Bovino 0.042 0.036 0.039 0.043

Porcino 0.049 0.025 0.029 0.030

Ovino 0.001 0.001 0.001 0.001

Caprino 0.001 0.001 0.001 0.001

Ave 0.016 0.024 0.051 0.066

Total carne 0.109 0.088 0.121 0.141

Huevo para plato 0.025 0.033 0.050 0.060

Leche

Bovino 0.266 0.200 0.259 0.272

Caprino 0.011 0.004 0.004 0.004

Total leche 0.277 0.204 0.263 0.276

Al conjuntar las estimaciones realizadas en referencia a las verduras y legumbres con la producción de carne,

puede ponerse en evidencia que en promedio la población mexicana tiene a su disposición alrededor de un kilo-

gramo de los productos aquí citados, es decir poco más de 335 gramos para cada una de las tres comidas al día.

De igual manera tendría 100 mililitros de leche para acompañar sus alimentos en cada una de dichas comidas,

algo claramente insuficiente. No obstante debe citarse que en todo lo anterior se están realizando algunos su-

puestos importantes pero que conducen a conclusiones todavía más preocupantes:

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La insuficiencia productiva de alimentos, un problema estructural

Se asume que TODA la producción llega al consumidor, es decir que no hay desperdicio, autoconsu-

mo de los productores, exportación o alguna etapa en la distribución que impida el arribo hacia la

población mexicana.

Que no se utilizan dichos productos para otro destino que no sea el consumo humano, es decir que

no se aplican para elaborar otros productos no alimentarios o en proceso industriales.

De igual manera no debe perderse que esto es un promedio, lo cual encubre que en México existe un

proceso inequitativo en la distribución de la riqueza y que en la realidad algunas personas consumen

más que otras por el simple y lamentable hecho de que no todos los mexicanos tienen el mismo ac-

ceso a los alimentos derivados de estos productos. Las razones pueden ir desde que no se encuen-

tran cercanos a los puntos de producción, que la distribución acaba privilegiando a las grandes ciuda-

des y por ende castiga más a las poblaciones marginadas o debido a que no todos los connacionales

cuentan con el mismo poder adquisitivo.

En el último aspecto se debe remarcar que la producción no implica que el precio de mercado final

haga asequible a toda la población los productos. A esto contribuye que exista una fuerte presencia

de grupos con poder de mercado que puedan obstruir desde la producción hasta la distribución de

los alimentos, de que la infraestructura carretera en los estados más pobres sea mala y limite la posi-

bilidad de transportar una gran cantidad y variedad de alimentos.

No puede dejarse de mencionar que la falta de seguridad constituye el otro elemento a tomarse en

cuenta. Poco se puede hacer en comunidades marginadas en donde además la presencia de las insti-

tuciones ha claudicado ante el creciente poder de las distintas formas que existen del crimen organi-

zado.

Ante la evidencia presentada un argumento que seguramente se puede plantear es el de que las reformas

estructurales implementadas durante las últimas tres décadas han propiciado un mayor intercambio comer-

cial con otros países y que entonces debe contemplarse que las limitantes expuestas pueden resolverse

mediante la compra al exterior de productos alimenticios elaborados, es decir mediante la importación.

Además un defensor del libre comercio podría agregar que ello permite tener alimentos a precios más bajos

y que ello aumentará el beneficio de todos los consumidores. Sin lugar a dudas este es un mecanismo am-

pliamente utilizado desde hace algunos años la cuestión aquí es que la evidencia muestra que dicha estrate-

gia no resuelve el problema fundamental que se planteó al inicio del análisis: el de una población en pobre-

za que no tiene para comer. El motivo es bastante fácil de entender: una población sin empleo formal per-

manente que le genere salarios y prestaciones suficientes para elevar su calidad de vida, que además en-

frenta una fuerte inequidad en la distribución de la riqueza y que tiene una producción doméstica insufi-

ciente difícilmente puede aspirar a solucionar el problema más básico y antiguo de cualquier ser humano, el

de la alimentación, mediante el esquema de aumentar las importaciones, compras que debe pagar con re-

cursos financieros que actualmente no tiene. Finalmente nada garantiza que el precio al que llegan los ali-

mentos nacionales o importados sea el adecuado para que sean adquiridos por los mexicanos más pobres

del país, y nuevamente la razón radica en el hecho de que la pobreza viene de la falta de un ingreso econó-

mico suficiente para 28 millones de mexicanos.

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La insuficiencia productiva de alimentos, un problema estructural

Por tanto la baja cantidad de producción nacional que se ha presentado contiene cuatro elementos rele-

vantes a tomar en consideración: en primera instancia esta producción es insuficiente aunque todos los

mexicanos tuvieran un acceso igualitario. Lo anterior lleva al segundo punto: ¿qué cantidad de alimentos

está adquiriendo la gente que es pobre si en realidad mucho de este producto se destina a otros usos o

mercados?, situación aún más delicada en el caso de aquellos que no únicamente son pobres sino que ade-

más son pobres que no tienen para comer adecuadamente y en este sentido es prioritario una pregunta

adicional ¿cuál es el nivel real de su malnutrición y pobreza? El tercer punto se infiere del previo: la actual

medición de la pobreza no deja ver el grado de dependencia que se tiene respecto al exterior en un tema

tan delicado como la alimentación, ya que las cifras hacen patente que el alimento de origen nacional dispo-

nible para todos es insuficiente. El cuarto punto se refiere justamente a que es necesario investigar cuánto

le cuesta al país no ser eficiente en la producción de alimentos y la cuestión aquí no es únicamente calcular

el costo de las importaciones sino además agregar el gasto público destinado a los sectores como el agríco-

la, el ganadero, el silvícola solo por citar algunos. Agregar lo último conduce a evaluar la política pública apli-

cada en los mismos y por tanto si los recursos financieros acabaron generando los resultados que original-

mente se habían planteado. Dado que conocemos esa parte d la historia es evidente que la respuesta es no.

Lo más lamentable es que esto lacera a los más pobres. La marginación impide que realmente puedan resol-

ver su problema de alimentación esencialmente porque tienen un bajo poder adquisitivo, carecen de em-

pleo formal suficiente, no tienen formas de auto sustento, las vías de comunicación que conducen a sus

comunidades son inadecuadas e inseguras, porque encuentran una oferta limitada de los productos necesa-

rios para cubrir su alimentación, muchas veces manejada por pocas personas con intereses muy particula-

res. Al final la población más necesitada se encuentra a expensas de todas las limitantes que la falta de

desarrollo y las relaciones del poder le imponen al país.

De no existir iniciativas que atiendan eficientemente este problema difícilmente se podrá pensar que en el

mediano plazo se resolverán las necesidades de los mexicanos más marginados, de aquellos que verdadera-

mente requieren lo más básico: comer. Por tanto lo primero que debe puntualizarse aquí es que de no exis-

tir la sensibilidad suficiente en las esferas del poder, México seguirá siendo un país con hambre.

La dependencia alimentaria de México le ha llevado a sufrir los embates de la volatilidad que los precios

internacionales de los alimentos han registrado en los últimos años. La falta de atención a la producción del

campo tiene como consecuencia que la creciente especulación sobre el futuro de los precios de los alimen-

tos restringa la capacidad de compra de los mexicanos, particularmente de los más pobres. Lo anterior se ha

exacerbado por el magro incremento de los salarios. Una comparación del crecimiento en el precio de los

alimentos básicos (frijol, maíz, azúcar, huevo, tortilla, café, leche, carne de ave y de res) permite resaltar

que el aumento en los salarios mínimos ha sido claramente superado por la inflación. Un aspecto central en

este sentido es que la mayor parte de dichos alimentos constituye parte de la precaria dieta diaria de la

gente más pobre. Un segundo elemento es que el 10% de la población de menores ingresos destina más de

la mitad de sus ingresos al consumo de alimentos y bebidas, por lo que los aumentos en sus precios combi-

El problema de los precios y salarios

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La insuficiencia productiva de alimentos, un problema estructural

nados con el pobre incremento salarial representan un duro golpe a su bienestar. Un tercer punto es que

este simple hecho sintetiza lo socialmente inviable de seguir manteniendo una política económica de con-

trol inflacionario en función de los salarios. Finalmente también debe resaltarse que esto indica la carencia

que tiene el seguir pensando en que sí la inflación general este controlada ello se traduce en mayor bienes-

tar para los ciudadanos: la gente que solamente tiene recursos para comprar alimentos y un poco más, es

decir los pobres enfrentan una inflación mayor, situación que es aún más lacerante para los 28 millones de

pobres alimentarios, ellos ni siquiera tienen lo suficiente para alcanzar a alimentarse bien.

Fuente: INEGI

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Dr. José Luis de la Cruz Gallegos

Director del Departamento de Economía y Finanzas

Director del Centro de Investigación en Economía y Negocios

Escuela de Negocios, Tecnológico de Monterrey

Campus Estado de México.

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