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1 ------------------------------------------------------------------------------------------------------------- 5. LA INMIGRACIÓN A ESPAÑA (Anexo final del Tema 5, Movimientos migratorios) ------------------------------------------------------------------------------------------------------------- 5.1. Evolución de la inmigración en España. En unas pocas décadas España ha pasado de ser un país emisor de emigrantes a ser un receptor neto de inmigrantes. A partir de 1973, con la primera crisis del petróleo, la emigración de españoles al extranjero empezó a dejar de ser significativa. Se produjo entonces, a partir de mediados de los setenta, el paulatino retorno de muchos emigrantes españoles, regreso que se mantuvo hasta los noventa. Por un lado volvían por la pérdida del atractivo laboral de los otrora países de acogida, y por otro, por cuestiones relacionadas con el cobro de las pensiones de vejez. No olvidemos que la mayoría de quienes se fueron en los años sesenta, estaban jubilados en los noventa. Y el restablecimiento de la democracia en España después de 1975 coincidió con una fase de relativo equilibrio en los saldos migratorios netos, que se prolongó hasta mediados de la década de los noventa. El dinamismo de la economía española desde entonces, particularmente tras la entrada en la Comunidad Europea (CE) en 1986, produjo un fuerte crecimiento de la inmigración no española ya en los noventa. Y desde el año 2000, España viene presentando una de las mayores tasas de inmigración del mundo (por ejemplo de tres a cuatro veces mayor que la tasa media de Estados Unidos, u ocho veces más que la francesa. En 2005 sólo superada en términos relativos en el continente europeo por Chipre y Andorra). En la actualidad, su tasa de inmigración neta llega al 0,99%, ocupando el puesto n° 15 en la Unión Europea. España es, además, el 9° país con mayor porcentaje de inmigrantes dentro de la UE, por debajo sólo de Luxemburgo, Irlanda, Austria o Alemania. España es, por otra parte, el décimo país del planeta que más inmigrantes posee en números absolutos, por detrás de Estados Unidos, Rusia, Alemania, Ucrania, Francia, Canadá o el Gran Bretaña. En los cinco años posteriores –entre 2000-2005-, la población extranjera se multiplicó por cuatro, asentándose en el país casi tres millones de nuevos habitantes. Según el censo de 2009, el 12% de los residentes en España era de nacionalidad extranjera. 5.2. Causas de la inmigración a España. Antes de entrar en las causas de la inmigración a nuestro país, conviene recalcar los cambios estructurales que la hicieron posible, sobre todo tras el ingreso ibérico en la CE de 1986. Los beneficios que España obtuvo de los Llamados Fondos Estructurales (Regional, Social y Agrícola), del Fondo de Cohesión y los retornos obtenidos par la aplicación de la Política Agraria Común (PAC) supusieron que España tuviera un saldo positivo en su balanza financiera con la UE de 351.000 millones de pesetas (casi 2.000 millones de €) ya en 1994. El volumen destinado a Fondos Estructurales se multiplicó por cuatro desde 1986 hasta 1994, beneficiándose además de la creación del nuevo Fondo de Cohesión del que se beneficiaron, además de España, Portugal, Grecia e Irlanda. Los Fondos Estructurales (FE) recibidos por España se multiplicaron por seis en solo ocho años. En el período 1989-1993 España fue el país que recibió un mayor volumen de FE, cerca de 2 billones de pesetas (12.000 millones €), esto es, casi una cuarta parte del total. En el periodo 1994-1999, España siguió siendo el mayor perceptor, con el 23,1% del total de los FE. En definitiva, el ingreso de España en la CE contribuyó decisivamente a una profunda modernización de la economía española, haciéndola más competitiva, abierta, generadora de más riqueza y más internacionalizada. A lo largo del decenio 1985-1994, España creció a una tasa media del 2,9%, superior en medio punto al crecimiento experimentada por el conjunto de los países de la UE (2,4%). Y también entre 1985 y 1995, la renta real por habitante en

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------------------------------------------------------------------------------------------------------------- 5. LA INMIGRACIÓN A ESPAÑA (Anexo final del Tema 5, Movimientos migratorios) ------------------------------------------------------------------------------------------------------------- 5.1. Evolución de la inmigración en España. En unas pocas décadas España ha pasado de ser un país emisor de emigrantes a ser un receptor neto de inmigrantes. A partir de 1973, con la primera crisis del petróleo, la emigración de españoles al extranjero empezó a dejar de ser significativa. Se produjo entonces, a partir de mediados de los setenta, el paulatino retorno de muchos emigrantes españoles, regreso que se mantuvo hasta los noventa. Por un lado volvían por la pérdida del atractivo laboral de los otrora países de acogida, y por otro, por cuestiones relacionadas con el cobro de las pensiones de vejez. No olvidemos que la mayoría de quienes se fueron en los años sesenta, estaban jubilados en los noventa. Y el restablecimiento de la democracia en España después de 1975 coincidió con una fase de relativo equilibrio en los saldos migratorios netos, que se prolongó hasta mediados de la década de los noventa. El dinamismo de la economía española desde entonces, particularmente tras la entrada en la Comunidad Europea (CE) en 1986, produjo un fuerte crecimiento de la inmigración no española ya en los noventa. Y desde el año 2000, España viene presentando una de las mayores tasas de inmigración del mundo (por ejemplo de tres a cuatro veces mayor que la tasa media de Estados Unidos, u ocho veces más que la francesa. En 2005 sólo superada en términos relativos en el continente europeo por Chipre y Andorra). En la actualidad, su tasa de inmigración neta llega al 0,99%, ocupando el puesto n° 15 en la Unión Europea. España es, además, el 9° país con mayor porcentaje de inmigrantes dentro de la UE, por debajo sólo de Luxemburgo, Irlanda, Austria o Alemania. España es, por otra parte, el décimo país del planeta que más inmigrantes posee en números absolutos, por detrás de Estados Unidos, Rusia, Alemania, Ucrania, Francia, Canadá o el Gran Bretaña. En los cinco años posteriores –entre 2000-2005-, la población extranjera se multiplicó por cuatro, asentándose en el país casi tres millones de nuevos habitantes. Según el censo de 2009, el 12% de los residentes en España era de nacionalidad extranjera. 5.2. Causas de la inmigración a España. Antes de entrar en las causas de la inmigración a nuestro país, conviene recalcar los cambios estructurales que la hicieron posible, sobre todo tras el ingreso ibérico en la CE de 1986. Los beneficios que España obtuvo de los Llamados Fondos Estructurales (Regional, Social y Agrícola), del Fondo de Cohesión y los retornos obtenidos par la aplicación de la Política Agraria Común (PAC) supusieron que España tuviera un saldo positivo en su balanza financiera con la UE de 351.000 millones de pesetas (casi 2.000 millones de €) ya en 1994. El volumen destinado a Fondos Estructurales se multiplicó por cuatro desde 1986 hasta 1994, beneficiándose además de la creación del nuevo Fondo de Cohesión del que se beneficiaron, además de España, Portugal, Grecia e Irlanda. Los Fondos Estructurales (FE) recibidos por España se multiplicaron por seis en solo ocho años. En el período 1989-1993 España fue el país que recibió un mayor volumen de FE, cerca de 2 billones de pesetas (12.000 millones €), esto es, casi una cuarta parte del total. En el periodo 1994-1999, España siguió siendo el mayor perceptor, con el 23,1% del total de los FE. En definitiva, el ingreso de España en la CE contribuyó decisivamente a una profunda modernización de la economía española, haciéndola más competitiva, abierta, generadora de más riqueza y más internacionalizada. A lo largo del decenio 1985-1994, España creció a una tasa media del 2,9%, superior en medio punto al crecimiento experimentada por el conjunto de los países de la UE (2,4%). Y también entre 1985 y 1995, la renta real por habitante en

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España subió un 41,3%. En términos de PIB por habitante (en paridad de poder de compra), se pasó de un 66% de la media de la Comunidad Europea-10 en 1985, inmediatamente antes del ingreso español, a un 77% en 1994. Hechas estas consideraciones previas, vemos que la inmigración en España presenta un carácter multifactorial. Entre sus principales causas o factores que atraen a nuestro país a los inmigrantes se encuentran los siguientes: - El factor más importante de atracción migratoria es el desarrollo económico que ha demostrado España desde 1993. Como receptor neto de fondos estructurales para países comunitarios cuya renta per cápita estuviese por debajo de la media de la UE, España recibió, como hemos visto, ingentes trasvases de fondos, en los años noventa. Basada en el crecimiento de la construcción, las infraestructuras y el turismo, sin olvidar auge del consumo interno y de las exportaciones, la economía española ha venido requiriendo desde entonces una gran cantidad de mano de obra no cualificada o escasamente cualificada. En el 2005, el país había creado unos 900.000 trabajos netos, de los que cerca de un 40% eran ejercidos por extranjeros. - La identidad cultural y lingüística con Iberoamérica, de donde proceden el 36,21% de los extranjeros que había en España en el 2009, es un importante factor de elección para los migrantes de esta procedencia. - La suavidad del clima y la atracción por el modo de vida español, siguiendo el denominado efecto Sun Belt o cinturón del sol. El 21,06% de los extranjeros que hay en España proceden de Europa Occidental, especialmente de Gran Bretaña, concentrándose en las regiones insulares y en el tramo costero entre Alicante y Málaga. Muchos de ellos son inmigrantes de alto nivel: jubilados, trabajadores a distancia vía Internet o empresas negocios y servicios, por lo general relacionados con la hotelería y los viajes. - La cercanía geográfica al continente africano: con fronteras terrestres con Marruecos –Ceuta y Melilla-, con las islas Canarias próximas al noroeste africano y el propio sur peninsular cercano al Magreb. La renta per cápita española era, en 2001, doce veces superior a la marroquí; así, la frontera hispano-marroquí es la más desigual en términos económicos de toda la OCDE. De ahí que el 18,13% de los extranjeros censados en España en el 2006 procedían de este continente, muy especialmente de Marruecos. 5.2. Origen de los inmigrantes. La procedencia de la inmigración en España es muy variada y está dominada por la procedente de áreas culturalmente cercanas. La mayoría de los inmigrantes provienen de Iberoamérica (el 36,21% del total de extranjeros afincados en España, según el censo INE-2009); les siguen después los procedentes de la UE-27 (34,45%) y del norte de África (14,83%). A gran distancia se encuentran los extranjeros provenientes de la Europa no comunitaria (4,40%), del África subsahariana (4,12%), del Extremo Oriente (2,72%), del subcontinente indio (1,67%), de América del Norte (0,66%) y de Filipinas (0,48%). Del resto de Asia y de Oceanía sólo proceden el 0,50% restante, mientras que están registrados un 0,02% de apátridas. 5.3. Distribución de la inmigración en España (2005). La población extranjera se suele concentrar en las zonas de mayor dinamismo económico del país, y por tanto con mayor demanda de mano de obra. Así, las zonas de España con mayor proporción de inmigrantes son Madrid y su área de influencia, el arco mediterráneo y las islas. En el caso de los

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inmigrantes comunitarios –como antes se dijo-, la mayoría busca un clima más suave que el de sus países de origen; de esta manera, los residentes de la UE se suelen concentrar en las costas de Levante, Andalucía, Baleares y Canarias. Por el contrario, las regiones con menor proporción de inmigrantes en el 2005 son: Extremadura (2,3% frente al 8,46% nacional), Asturias (2,5%), Galicia (2,5%), País Vasco (3,4%), Castilla y León (3,6%) y Cantabria (3,7%). Hay que señalar que el 44,81% de todos los inmigrantes actualmente censados en España se reparten entre tan sólo tres provincias (Madrid, Barcelona y Alicante). Según el censo de 2009, la localidad española con mayor proporción de extranjeros es San Fulgencio (Alicante), donde el 77,58% de sus 12.030 habitantes son no españoles. Los únicos municipios de más de 10.000 habitantes donde los extranjeros superan a los nacionales son Rojales (65,25% de extranjeros), Teulada (60,37%), Calpe (58,61%), Jávea (51,22%) y Alfaz del Pi (50,89%), todos ellos en la provincia de Alicante, que es la provincia con mayor porcentaje de inmigrantes de España. La ciudad de más de 50.000 habitantes con mayor proporción de extranjeros es Torrevieja (con un 47,65% de foráneos sobre 84.348 habitantes), también en Alicante, y la capital de provincia con mayor porcentaje es Castellón de la Plana (15,23% sobre 167.455 habitantes).

La inmigración a España (2012. Fuente. INE).

Por otro lado, la distribución geográfica de los inmigrantes depende también en gran medida de su nacionalidad. En Madrid y Cataluña, la suma de iberoamericanos y africanos (contando magrebíes) representa en ambas comunidades dos tercios de los inmigrantes, si bien en Cataluña hay el doble de africanos que de iberoamericanos y en Madrid sucede lo contrario. Los marroquíes son la colonia más numerosa en Cataluña y Andalucía, y el 75,51% de todos los paquistaníes del país se encuentran en Cataluña. La mayor parte de los ecuatorianos se encuentran entre Madrid (un 34% de ellos en el 2005), Barcelona y Murcia.

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Cuadro 9. Evolución de la población extranjera en España (1981-2009) Años Extranjeros censados % sobre el total de la pobación española1981 198.042 0,521986 241.971 0,631991 360.655 0,911996 542.314 1,371998 637.085 1,602000 923.879 2,282001 1.370.657 3,332002 1.977.946 4,732003 2.664.168 6,242004 3.034.326 7,022005 3.730.610 8,462006 4.144.166 9,272007 4.519.554 9,992008 5.220.600 11,32009 5.598.691 12,0Fuente: INE

Los británicos son mayoritarios en Alicante y Málaga; los alemanes, en Baleares y Canarias. Por su parte, casi la mitad de los rumanos de España residen entre las provincias de Madrid y Castellón. Por nacionalidades, las más presentes son la marroquí, la rumana, la ecuatoriana, la británica y la colombiana. En la tabla siguiente se describe el crecimiento registrado por las comunidades de inmigrantes más importantes de España en el 2007, y entre los censos de 2001 y 2006. Las que más crecieron en este periodo fueron la paraguaya (+2.980%, aunque partiendo desde niveles muy bajos), la boliviana (+2.012%) y la rumana (+1.187%).

Cuadro 10. Inmigrantes legales en España en 2009 por país de procedencia

País de origen Nº de inmigrantes % sobre el total de la pobación inmigranteRumania 798.892 14,10

Marruecos 718.055 12,70Ecuador 421.426 7,50Reino Unido 375.703 6,70Colombia 296.674 5,30Bolivia 230.703 4,10Alemania 191.002 3,40Italia 175.316 3,10Bulgaria 164.117 2,90China 147.479 2,60Argentina 142.270 2,50Portugal 140.870 2,50Perú 139.179 2,50Brasil 126.185 2,20Rep. Dominicana 87.201 1,70Polonia 86.314 1,65TOTAL 4.791.232Fuente: INE

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5.4. Características socio-económicas. La extrema variedad que presenta la inmigración en España hace difícil establecer un denominador común. Si exceptuamos, claró está, el determinante móvil económico. 5.4.1. Sexo. El 53,40% de los extranjeros censados en 2009 eran varones, frente a un 46,60% de mujeres. Sin embargo, se encuentran diferencias importantes dependiendo del origen de los inmigrantes: - Hay mayor porcentaje de mujeres que de hombres entre los inmigrantes procedentes de Sudamérica (un 53,42% de mujeres) y de Centroamérica (59,42% de mujeres). - La proporción entre mujeres y hombres del continente europeo es ligeramente favorables a los varones (un 52,41% de hombres). - Los hombres son claramente mayoritarios en la inmigración de origen africano (tanto subsaharianos como magrebíes): la proporción de mujeres en este colectivo es de tan sólo 31,81%. - Los grupos con la proporción más aplastante varón/mujer son los provenientes de Malí (tan sólo un 6,68% de mujeres), Pakistán (9,70% de mujeres), Ghana (12,91%) y Bangladesh (16,93%). En el lado opuesto, las nacionalidades con mayores porcentajes de mujeres son la rusa (64,26% de mujeres), la nicaragüense (61,11%) y la brasileña (64,04%). 5.4.2. Edad. La edad media de la población residente en España según el censo de 2009 era de 40,22 años; 40,99 para los españoles y 32,83 para los extranjeros residentes. La mayoría de la población inmigrante viene a España buscando un puesto de trabajo, de ahí que el 51,91% de los extranjeros residentes en España (frente a un 32,66% del conjunto de la población) tengan entre 20 y 39 años y que el 30,19% de los extranjeros tengan entre 25 y 34 años (frente a un 17,44% del conjunto de la población).

Pirámide de población de los extranjeros censados en España en el 2007. Presenta una hipertrofia en la población de entre 25 y 40 años, y una proporción mayor de varones que de mujeres.

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Puesto que la mayoría de los extranjeros vienen a España en búsqueda de empleo, la proporción de mayores de 65 años es escasa, e incluso anecdótica en algunos países, mientras que el bloque más importante corresponde a la población en edad de trabajar (entre 16 y 65 años). El 17,71% de los ciudadanos de nacionalidad española tenía más de 65 años según el censo INE 9; esta cifra era de tan sólo 4,81% para el total de extranjeros. Sin embargo, esto no es uniforme para todos los países: - Dentro de los inmigrantes europeos comunitarios, hay una proporción importante de jubilados (un 15,85% de los comunitarios tiene más de 65 años), por lo que la distribución por edad de este colectivo es muy parecida a la española, aunque con un índice un poco inferior de menores de 15 años. - La proporción de mayores de 65 años es del 1,94% para los iberoamericanos, del 0,62% para la Europa no comunitaria (excluyendo a los naturales de Noruega y Suiza), del 1,35% para los procedentes del Norte de África, un 0,83% para los subsaharianos y de un 1,70% para los chinos. - Las nacionalidades donde hay mayores porcentajes de mayores de 65 años son la suiza (33,19%), la finlandesa (29,86%), la noruega (28,71%) y la sueca (25,82%). Donde menos, entre los naturales de Malí (0,07%), Ghana (0,07%) y Gambia (0,08%). Asi las cosas, la pirámide de edad de la población extranjera residente en España presenta pues una base un poco más estrecha, un centro mucho más amplio y un pico despreciable en comparación con los del conjunto de la población española. 5.4.3. Ocupación laboral. El sector profesional que empleaba más inmigrantes era, en el 2009, los servicios (59%) y la construcción (21%). En la industria y la agricultura, la proporción era mucho menor (12% y 8%, respectivamente). De todas maneras, la ocupación laboral en el que trabajan los inmigrantes en España varía de manera importante en función de la nacionalidad de procedencia: - Entre los inmigrantes de la Unión Europea, suele predominar la ocupación en el sector financiero, comercial o el desempeño de profesiones liberales. - Los procedentes de Iberoamérica obtienen sus principales empleos en la hostelería y el servicio doméstico. - La población del Este de Europa es la que, en proporción, más se emplea en la construcción (el doble que los españoles y casi tres veces más que los procedentes de la Unión Europea). - Los marroquíes trabajan preferentemente en el sector primario. 5.5. Consecuencias demográficas y económicas de la inmigración. La consecuencia más llamativa de la inmigración en España ha sido el aumento de la población: así, entre 1998 y 2005 España había crecido en 4.255.880 habitantes, lo que representa un crecimiento del 10,68% de la población en 7 años. La mayor parte de esta cifra se debe a la llegada masiva de inmigrantes durante este período. Además, la mayor tasa de natalidad de la población inmigrante es la principal causa del repunte de la fecundidad que se ha producido en el país, pasando de una tasa bruta de natalidad del 9,19‰ al 10,73‰ entre 1998 y 2005. En 2005, el 15,02% de los nacimientos registrados en España lo fueron de mujeres de nacionalidad

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extranjera, aunque sólo es extranjera el 8,46% de la población española y el 10,64% de las mujeres en edad fértil residentes en España. Por otro lado, como la mayor parte de la población inmigrante suele tener entre 25 y 35 años, el crecimiento es mayor en este grupo de edades y en consecuencia se rejuvenece el conjunto de la población residente española. Así, el 51,91% de los extranjeros residentes en España tiene entre 20 y 39 años, frente a un 32,66% del total de habitantes de España que se encuentran en esta misma franja de edad.

Distribución por provincias de la población extranjera (2012. Fuente: INE) 5.5.1. Consecuencias económicas. La importante llegada de población inmigrante en edad de trabajar ha repercutido favorablemente en el total de afiliaciones a la Seguridad Social, hasta el punto que cerca de un 45% de las altas registradas entre el 2001 y 2009 correspondieron a trabajadores foráneos. Puesto que casi la mitad del trabajo creado en estos años se ha nutrido de trabajadores extranjeros, su contribución al crecimiento del PIB en estos años (un 3,1% medio anual, en términos reales) ha sido, como se ve, muy significativa. Además, el aumento de la población laboral ha comportado un incremento de la recaudación asociada a los impuestos del trabajo (principalmente por la vía de las cotizaciones sociales). Sin embargo, el bajo porcentaje de su población dependiente (la de menos de 15 años y de más de 65 años, que es del 18,98% para el colectivo extranjero pero del 30,83% para la población general) hace que aporten de manera neta a los presupuestos del Estado más que la población nacional.

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Por otra parte, dado que el empleo extranjero se ha concentrado principalmente en sectores donde la oferta de mano de obra nacional resulta escasa (construcción, hogar, hostelería, agricultura, etc.), la inmigración ha contribuido a suavizar la rigidez de esta oferta, limitando la aparición de tensiones inflacionistas –por la baja cualificación exigida para el desempeño de esos trabajos y sus ajustados sueldos- permitiendo que pequeñas y medianas empresas españolas continuaran con su actividad. El que la población inmigrante ocupe puestos laborales poco deseables para la población española y el que sea una población joven, ha permitido que, a su vez, los españoles ocupen puestos más altos en la pirámide laboral, que los jóvenes puedan acceder a una mayor formación, que las mujeres hayan podido acceder en mayor número al mercado laboral, y en general a que el Estado de Bienestar español haya tenido un desarrollo ascendente. Se han alzado, también, opiniones que sostienen que la inmigración ha comportado distorsiones en el mercado laboral español. Así, aunque el PIB español ha crecido entre el 3% y el 4% entre los años 1997 y 2007, los salarios reales de la población española no sólo no han aumentado, sino que han disminuido ligeramente por la competencia laboral de los inmigrantes. Señalándose, en este sentido, que la llegada masiva de trabajadores inmigrantes, mayoritariamente no cualificados, ha tirado a la baja de los salarios en diversos sectores de la economía española. Sirva como ejemplo la construcción y la hostelería. Si bien esta explicación es deficiente, pues la pérdida de poder adquisitivo de los salarios se debe al aumento de precios por encima de los salarios, cosa que no puede explicarse tan sólo por la contratación de personas por un salario menor. Por otro lado, buena parte de los trabajos asumidos por los inmigrantes han sido creados al calor de la llamada burbuja inmobiliaria pues alrededor del 30% de los trabajadores de la construcción eran extranjeros antes del estallido de esa burbuja en 2008. Así, lo que la inmigración habría permitido, se apunta por algunos, sería el abaratamiento productivo de la economía tradicional española, al hacer innecesario acometer proyectos de modernización e I+D, debido a que la inversión no sería necesaria ya que se conseguían mantener los beneficios mediante la reducción de los salarios. Los críticas negativas apuntan a que este

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fenómeno –el mantenimiento de los beneficios empresariales por el abaratamiento de los costes laborales- ha perjudicado a los trabajadores peor pagados, debido a un aumento de la oferta de mano de obra, en parte infravalorada socialmente por su escasa o nula cualificación laboral. Y también tenemos que apuntar en el “debe” que el aumento de los beneficios económicos –en algunos casos masivos y escandalosos- no se hayan invertido en mejorar el ciclo productivo, la modernización y el utillaje de las empresas tradicionales españolas.

Tras un periodo de crecimiento muy bajo (debido a la disminución de la natalidad) desde 1990 se está

produciendo un pico histórico de crecimiento demográfico debido a la inmigración. 5.5.2. Consecuencias socio-culturales. La llegada de inmigrantes en los últimos años ha generado una mayor diversidad cultural, religiosa y lingüística en España. Aunque la evaluación a largo plazo de la inmigración en España es hoy aventurada debido a su carácter reciente, la llegada mayoritaria de inmigrantes procedentes de ámbitos culturales o lingüísticos cercanos (el 75,02% proceden o bien de Iberoamérica o bien de otros países del continente europeo), unido a que la inmigración es de origen variado, puede dejar entrever una integración menos problemática que la surgida en otros países de la Unión Europea. Con todo, un estudio procedente del Ministerio de Trabajo en Inmigración señala que en los últimos años ha aumentado la tendencia general al rechazo de la población extranjera, es decir, al aumento de la xenofobia. Otro aspecto a considerar es el de la de asimilación cultural se da –o no- con la llegada de los inmigrantes y refugiados a otras naciones. El proceso puede ser complejo o traumático, porque no siempre los inmigrantes desean asimilarse al país de acogida, sino que muchos prefieren defender la cultura propia de sus lugares de origen, aspecto que puede generar marginación y rechazo en el país de acogida. Otros realizan el proceso de asimilación de manera parcial y pragmática, es decir, asumen los elementos culturales dominantes de la

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sociedad receptora y conservan sus manifestaciones propias en el ámbito íntimo. Otros en cambio se muestran completamente abiertos a asumir la cultura que los acoge y olvidan con frecuencia sus orígenes llegando incluso a renegar de ellos. Lógicamente los niños son los más abiertos a la asimilación cultural. En la época contemporánea, la asimilación cultural de los inmigrantes es común en países industrializados a donde llegan cientos de miles de inmigrantes de países en vías de desarrollo que no sólo constituyen una fuerza de trabajo, sino que traen consigo sus propias manifestaciones culturales y lenguas. El elemento cultural que resulta más conflictivo es sin duda el de la religión, al que la mayoría de los grupos humanos se aferran con mayor fidelidad, entrando no pocas veces en conflicto con la religión del grupo dominante o de acogida. Las migraciones, conquistas y colonizaciones han estado presentes en toda la historia de la humanidad. Se generan merced a complejos procesos sociales, políticos y económicos, tales como las crisis económicas, los conflictos políticos internos de una nación o ambos a la vez. La asimilación cultural de inmigrantes que guardan raíces culturales ancestrales, como por ejemplo los pueblos latinos, los anglosajones o japoneses, es más rápida que aquellos que tienen una mayor diferencia histórica. Por esta razón, la asimilación cultural de los latinoamericanos en España, lo mismo que en Italia, es más rápida que la asimilación cultural, si se produce, de inmigrantes marroquíes o paquistaníes. -----------------------------------------------------------------------------------------------------------------

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