Inmomatica e-letricas-opinion

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tribuna uando el sector inmobiliario sigue tirando para abajo de todo lo que le rodea y frena de manera injusta el desarrollo de las actividades y profesiones que están vinculadas a la vivienda, una serie de circunstancias positivas hacen que la domótica y sus tecnologías asociadas despeguen de nuevo. Los periodos de crisis, y no es el primero que nos toca vivir, son periodos de reflexión y momentos donde surgen nuevos negocios y oportunidades. Esta crisis es bastante peor que cualquiera de las anteriores, y aunque yo no viví (no soy tan viejo) la gran depresión del 29 que duro 10 años, no creo que esta le tenga mucho que “envidiar”. Puestos a buscar la parte positiva, no de la crisis, ya que las crisis no tiene nada de positivo, pero sí de la situación, podríamos hacer una parada y repasar una serie de temas que sin duda alguna nos van a hacer afrontar el futuro inmediato con mayor seguridad y con mas información de calidad que hace algo menos de 10 años. En esos años, en los que todo valía, cuando se construían cientos de miles de viviendas y aquí había trabajo para todos, y además en exceso, se cometieron una serie de graves errores, fruto de una situación irreal que nos impi- dió desarrollar nuestros sectores de una forma ordenada. El primero fue la falta de tecnologías estándar. Cualquiera construía un sistema domótico de “andar por casa” porque había promotores que lo compraban sin más motivo que anunciar que su promoción tenia domótica (eso sí, invirtiendo lo mínimo en el sistema), error que lo pagaba el comprador de la vivienda y el propio promotor. Tampoco había personal formado para llevar a cabo las instalaciones de estos sistemas tan “novedosos”. En rea- lidad, el exceso de trabajo impedía a los profesionales de la instalación formarse y certificarse en las nuevas tecnolo- gías. Integradores e instaladores no se ponían de acuerdo y se duplicaban trabajos, costes y equipos, encareciendo innecesariamente el valor de las instalaciones domóticas, haciéndolas poco atractivas para los usuarios. Por otro lado, los arquitectos, ingenierías y empresas instaladoras tampoco definan exactamente los proyectos, complicando innecesariamente la puesta en marcha y el mantenimiento de este tipo de instalaciones. Además, las C propias normativas no han contemplado la incorporación de las nuevas tecnologías (aunque ya lo están haciendo) y esto dejaba a los sistemas sin un procedimiento para su operación y mantenimiento que tampoco ha generado la confianza deseada por parte de usuarios y prescriptores. Y por ultimo, una falta de servicio postventa eficaz fue la puntilla para hundir a la domótica y a los nuevos sistemas que tan a “bombo y platillo” iban a cambiar nuestras vidas. Y llego la crisis, y con ella todo esto se complico aún más. La consecuencia es que ya apenas se hacen casas y edificios en los que incorporar todos estos sistemas. Pero, en cualquier caso, cuando pase este ciclo, llegará el día en que ningún edifico ni vivienda se construya sin tecnología y sin sistemas domóticos. Ese día está a la vuelta de la de la esquina y la tecnología, en ningún caso, será opcional, como lo ha sido hasta ahora, será instalada como un elemento constructivo más. En la próxima generación de promociones inmobiliarias la domóti- ca vendrá de serie. Es por eso que se presenta un panorama absolutamente esperanzador y lleno de oportunidades para el instalador electricista de “última generación”. Las instalaciones eléctricas de los nuevos inmuebles, ya sean residenciales, terciarios o industriales, son la infraes- tructura esencial sobre la que se apoyan todas las tecnolo- gías del presente y del futuro: control, eficiencia, seguridad, conectividad, monitorización telegestión, autodiagnostico, mantenimiento activo, comunicaciones, multimedia…. A su vez, las nuevas tecnologías son uno de los motores más importantes de la economía y uno de los pocos sectores (por no decir el único) que crece año tras año. Con esto quiero decir que el nuevo instalador eléctrico o “e-instalador” es el actor principal y pieza clave para que tecnología (en viviendas y edificios) se desarrolle de una forma natural. Esta forma de actuar será la que genere la confianza necesaria para que ya no se considere a la domótica y sus aplicaciones como una tecnología desconocida y que a su vez sea demandada, instalada y mantenida con todas las garantías que se merece la tecnología que mejora nuestras vidas. 5 electronoticias/Diciembre 2010 Por Alfredo Villalba director gerente de Inmomatica Instalaciones e-léctricas, futuro perfecto del instalador

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Las instalaciones eléctricas de los nuevos inmuebles, ya sean residenciales, terciarios o industriales, son la infraestructura esencial sobre la que se apoyan todas las tecnologías del presente y del futuro: control, efi ciencia, seguridad, conectividad, monitorización telegestión, autodiagnostico, mantenimiento activo, comunicaciones, multimedia…. A su vez, las nuevas tecnologías son uno de los motores más importantes de la economía y uno de los pocos sectores (por no decir el único) que crece año tras año.

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5 electronoticias/Diciembre 2010

tribuna

uando el sector inmobiliario sigue tirando para abajo de todo lo que le rodea y frena de manera injusta el desarrollo de las actividades y profesiones que están vinculadas a la vivienda, una serie de circunstancias positivas hacen que la domótica y sus tecnologías asociadas despeguen de nuevo.

Los periodos de crisis, y no es el primero que nos toca vivir, son periodos de refl exión y momentos donde surgen nuevos negocios y oportunidades. Esta crisis es bastante peor que cualquiera de las anteriores, y aunque yo no viví (no soy tan viejo) la gran depresión del 29 que duro 10 años, no creo que esta le tenga mucho que “envidiar”.

Puestos a buscar la parte positiva, no de la crisis, ya que las crisis no tiene nada de positivo, pero sí de la situación, podríamos hacer una parada y repasar una serie de temas que sin duda alguna nos van a hacer afrontar el futuro inmediato con mayor seguridad y con mas información de calidad que hace algo menos de 10 años.

En esos años, en los que todo valía, cuando se construían cientos de miles de viviendas y aquí había trabajo para todos, y además en exceso, se cometieron una serie de graves errores, fruto de una situación irreal que nos impi-dió desarrollar nuestros sectores de una forma ordenada. El primero fue la falta de tecnologías estándar. Cualquiera construía un sistema domótico de “andar por casa” porque había promotores que lo compraban sin más motivo que anunciar que su promoción tenia domótica (eso sí, invirtiendo lo mínimo en el sistema), error que lo pagaba el comprador de la vivienda y el propio promotor.

Tampoco había personal formado para llevar a cabo las instalaciones de estos sistemas tan “novedosos”. En rea-lidad, el exceso de trabajo impedía a los profesionales de la instalación formarse y certifi carse en las nuevas tecnolo-gías. Integradores e instaladores no se ponían de acuerdo y se duplicaban trabajos, costes y equipos, encareciendo innecesariamente el valor de las instalaciones domóticas, haciéndolas poco atractivas para los usuarios.

Por otro lado, los arquitectos, ingenierías y empresas instaladoras tampoco defi nan exactamente los proyectos, complicando innecesariamente la puesta en marcha y el mantenimiento de este tipo de instalaciones. Además, las

Cpropias normativas no han contemplado la incorporación de las nuevas tecnologías (aunque ya lo están haciendo) y esto dejaba a los sistemas sin un procedimiento para su operación y mantenimiento que tampoco ha generado la confi anza deseada por parte de usuarios y prescriptores.

Y por ultimo, una falta de servicio postventa efi caz fue la puntilla para hundir a la domótica y a los nuevos sistemas que tan a “bombo y platillo” iban a cambiar nuestras vidas.

Y llego la crisis, y con ella todo esto se complico aún más. La consecuencia es que ya apenas se hacen casas y edifi cios en los que incorporar todos estos sistemas. Pero, en cualquier caso, cuando pase este ciclo, llegará el día en que ningún edifi co ni vivienda se construya sin tecnología y sin sistemas domóticos.

Ese día está a la vuelta de la de la esquina y la tecnología, en ningún caso, será opcional, como lo ha sido hasta ahora, será instalada como un elemento constructivo más. En la próxima generación de promociones inmobiliarias la domóti-ca vendrá de serie. Es por eso que se presenta un panorama absolutamente esperanzador y lleno de oportunidades para el instalador electricista de “última generación”.

Las instalaciones eléctricas de los nuevos inmuebles, ya sean residenciales, terciarios o industriales, son la infraes-tructura esencial sobre la que se apoyan todas las tecnolo-gías del presente y del futuro: control, efi ciencia, seguridad, conectividad, monitorización telegestión, autodiagnostico, mantenimiento activo, comunicaciones, multimedia…. A su vez, las nuevas tecnologías son uno de los motores más importantes de la economía y uno de los pocos sectores (por no decir el único) que crece año tras año.

Con esto quiero decir que el nuevo instalador eléctrico o “e-instalador” es el actor principal y pieza clave para que tecnología (en viviendas y edifi cios) se desarrolle de una forma natural.

Esta forma de actuar será la que genere la confi anza necesaria para que ya no se considere a la domótica y sus aplicaciones como una tecnología desconocida y que a su vez sea demandada, instalada y mantenida con todas las garantías que se merece la tecnología que mejora nuestras vidas. ■

5electronoticias/Diciembre 2010

Por Alfredo Villalbadirector gerente de Inmomatica

Instalaciones e-léctricas, futuro perfecto del instalador