7/26/2019 Inri Mansalva

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De nuestra loca geografa se nos ha venido diciendo desde la escuela queChile limita al norte con el desierto, al sur con la Antrtica, al este con lacordillera y al oeste con el ocano. Este dato no tuviera mayor importancia ysera un lugar comn ms de la educacin tradicional si no fuera porque

!ustamente en su simple"a radica una verdad profunda# estamosencerrados, y no slo de manera geogr$ca sino que ese estado de clausuraha estado presente en nuestra indiosincracia mesti"a desde la conquista ycolonia hasta el da de hoy. %o o&stante, estos lmites naturales en la o&rade 'urita son puestos a prue&a desde la alegora y el canto, como elderrum&e de las paredes de (eric al son de las trompetas. 'urita hacantado a esos lmites !ustamente para que desapare"can como lmites yslo quede su colosal &elle"a y testimonio para el porvenir. El Desierto deAtacama, el )cano *ac$co, la Cordillera de los Andes y los glaciares deChile son esas fronteras que aparecen recurrentemente en su o&ra como sicada ve" que fueran cantadas esos con$nes se movieran, se arre&ataran yfueran li&res de los nom&res y utilidades que les hemos dado comocivili"acin.

INRItrata so&re eso. +iene a compro&ar que toda geografa es a la ve" unahistoria, y que esa historia en el caso de Chile, es tan radical en su violenciay desmesura que !ustamente vuelve a convertirse en una geografa peroespectral, un lugar sin lugar# una tum&a patria. os acontecimientosrecientes de este pas que tienen que ver con la tortura, el dolor y la pasinno han podido ser cantados ni mucho menos narrados, salvo por nota&lesdestellos como lo fue Canto a su amor desaparecidoy este propio li&ro. Antela tragedia de miles de torturados y asesinados polticos, de los cuales unagran cantidad fueron arro!ados al mar y a las monta-as es que runo,/ireya, +iviana y varios ms de los nom&res aqu consignados norepresentan sino las trgicas constelaciones de una larga noche que an no

aca&a. Esta o&ra no es slo uno de los puntos ms altos de un poeta, sinode la poesa misma escrita en nuestra lengua. 0al 'urita se ha convertidocon el paso de los a-os en un autor que no slo ha trascendido la esculidapgina en &lanco, los paisa!es fsicos y mentales o su propia o&ra enfrentadaa su $n, sino, sea qui" el primero, o el ltimo, en devastar su propia autoray en ese gesto invisi&le para l es que podemos desde este otro ladocontemplar la inscripcin de su nom&re en un memorial que nunca seconstruir. 1 no se construir por una sencilla ra"n# ha e2istido desdesiempre. Ese memorial es la humanidad.

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