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1. Relaciones entre el orden interno colombiano y los Tratados internacionales

Intertextos

Cuadernos del Programa de Comunicación Social

Nº 4Comunicar en la sociedad

de la información y el conocimiento

Facultad de Relaciones Internacionales y Ciencias Jurídicas y Políticas

Programa de Derecho

Facultad de Ciencias Humanas, Artes y Diseño Programa de Comunicación Social-Periodismo

4

Édgar Hernán Fuentes Contreras

Fundación Universidad de Bogotá Jorge Tadeo LozanoCarrera 4 Nº 22-61 – pbx: 242 7030 – www.utadeo.edu.co

Intertextos: Cuadernos del programa de Comunicación SocialNº 4. Comunicar en la sociedad de la información y el conocimiento

isbn: 978-958-725-048-0

Primera edición: 2010Rector: José Fernando Isaza DelgadoVicerrector académico: Diógenes Campos RomeroDecano de la Facultad de Ciencias Humanas, Artes y Diseño:

Alberto Saldarriaga Roa

Coordinador editorial: Andrés Londoño Londoño

Diagramación: Alejandro Sicard CurreaCoordina : Henry Colmenares MelgarejoImpresión digital: Xpress Estudio Gráfico y Digital S.A.

Prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio sin autorización escrita de la Universidad.

impreso en Colombia - printed in Colombia

Comunicar en la sociedad de la información y el conocimiento / César Arrueta… [ t al ]. – Bogotá: Fundación Universidad de Bogotá Jor-ge Tadeo Lozano, 2010.

250 p.; 24 cm. – (Intertextos. Cuadernos del Programa de Comunica-ción Social; Nº 4).

isbn: 978-958-725-048-0

1. Cnologías de la informaCión 2. ComuniCaCiones digitales 3. teCnología eduCativa. i. arrueta, César. ii. ser.

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Corrección de estilo: Sandra Naranjo Pineda

Director editorial (E): Jaime Melo CastiblancoVera Schütz

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Decana del rograma de omunicaciónP C Social-Periodismo:

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1. Relaciones entre el orden interno colombiano y los Tratados internacionales

Intertextos

Cuadernos del Programa de Comunicación Social

Nº 4Comunicar en la sociedad

de la información y el conocimiento

César Arrueta

Marcelo Brunet

César Augusto Giraldo Bareño

Sandra Naranjo Pineda

Rubén Darío Encinales

Nancy Ballestas C.

Pablo E. Rivera B.

Óscar Durán Ibatá

Martha Lucía Mejía Suárez

Luis Carlos Zúñiga

Laura Ubaldina Cardona Muñoz

Facultad de Relaciones Internacionales y Ciencias Jurídicas y Políticas

Programa de Derecho

Facultad de Ciencias Humanas, Artes y Diseño Programa de Comunicación Social-Periodismo

Editor académico: Raúl Alberto Acosta Peña

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Édgar Hernán Fuentes Contreras

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1. Relaciones entre el orden interno colombiano y los Tratados internacionales

Noticiabilidad y planificación. Una mirada desde la teoría de los emisores, los procesos productivos y la cultura tecnológica

César Arrueta y Marcelo Brunet..............................................

Provocaciones tecnológicas. Ideas entorno al ser humano en tiempos de la comunicación digital

César Augusto Giraldo Bareño.................................................

Una lectura semiótica del hipertexto y la comunicación digital Sandra Naranjo Pineda...........................................................

Los ambientes virtuales de aprendizaje en la Universidad Rubén Darío Encinales............................................................

Estrategias pedagógicas en escenarios virtuales Nancy Ballestas C. y Pablo E. Rivera B..................................

Radio y televisión, mucho más que simples medios. Un aporte académico para la formación de estudiantes en medios audiovisuales del Caribe colombiano

Óscar Durán Ibatá...................................................................

La mediación en las organizaciones. Una apuesta desde la comunicación productiva y digital

Martha Lucía Mejía Suárez....................................................

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Contenido

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Édgar Hernán Fuentes Contreras

Prensa digital. Nuevos usos para los consumidores de in-formación en Internet en Cartagena de Indias

Luis Carlos Zúñiga Liñán.......................................................

Descripción de las características de los lectores de la prensa digital en Cartagena: casos El Universal, El He-

raldo y El Tiempo Laura Ubaldina Cardona Muñoz............................................

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1. Relaciones entre el orden interno colombiano y los Tratados internacionales

Presentación

El campo de la comunicación ha encontrado en el uso y apropiación de los dispositivos tecnológicos una posibilidad de reflexión académica que lo ha llevado a repensar sus metodologías de análisis e incluso sus marcos conceptuales. Podríamos agregar aquí que parte del encanto que tiene el estudio de la relación co-municación/tecnología tiene que ver también con este momento histórico, en el que la relación con los dispositivos tecnológicos se ha transformado, pasando de “simples” herramientas –externas al hombre– que contribuían a la ejecución de ciertas tareas, a en-tenderlos como parte de, como cohabitantes de nuestros espacios vitales, generando, incluso, transformaciones en nosotros. Esto nos motivó a invitar a docentes e investigadores a participar con sus textos en torno a la temática de las tecnologías de la informa-ción y la comunicación (tiC) que encauza este cuarto número del cuaderno Intertextos.

Se planteó como objetivo de la publicación proponer re-flexiones acerca de las alianzas comunicación y tecnología, comu-nicación y nuevas tecnologías, comunicación y ciencia tecnológi-ca; comunicación y cultura tecnológica; técnica y comunicación o cualquier otra relación que posibilite ampliar el marco de discu-sión sobre los temas de producción, reproducción, apropiación, etc., de desarrollos tecnológicos en y para la comunicación.

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La idea es invitar a pensar más allá de los marcos regulato-rios que, de forma dicotómica, se aproximan a estas relaciones desde lo “apocalíptico” o lo “integrado”, parafraseando a Um-berto Eco y, mejor, proponer las reflexiones desde la óptica de las mediaciones y las interacciones. Desde allí es posible acercarnos de forma más flexible al entendimiento de lo tecnológico y sus posibilidades comunicativas en lo pedagógico, lo laboral, lo afec-tivo, lo científico, etc.

Me complace compartir con ustedes este nuevo número de la publicación Intertextos, el cuaderno temático del Programa de Comunicación Social-Periodismo, interlocutor del pensamiento y del trabajo de nuestra comunidad académica, y como abrebocas me adelantaré a hacer un breve recorrido por los artículos que ofrecemos en esta edición.

Nos ha parecido importante discurrir sobre aquellas teorías que indagan las rutinas de producción de noticias, revisando par-ticularmente los desacuerdos que aún subsisten en torno a la idea de communication research, y establecer puntos de conexión entre las instancias de planificación y construcciones teóricas respecto al periodismo, suponiendo que así podrán superarse miradas in-strumentalistas, de raíz normativa, que prescinden de la reflexión epistemológica.

Con base en las discusiones generadas durante las jornadas del evento: «La comunicación en la era de la sociedad virtual. Las tiC, nuevas tecnologías, nuevos horizontes… Un nuevo mundo», desarrollado por el Programa de Comunicación Social-Periodis-mo de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, entre el 28 y 31 de noviembre del año 2008, surge un texto que propone interro-

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gantes sobre la relación ciencia/tecnología/ comunicación, y que aborda, en el marco de las interacciones sociales, las mutaciones del conocimiento y/o el saber en este momento histórico de pro-fundos, rápidos y continuos cambios tecnológicos.

El artículo titulado «Una lectura semiótica del hipertexto y la comunicación digital» presenta una reflexión sobre la comuni-cación digital y el hipertexto, a partir de categorías teóricas pro-venientes de la sociología de la comunicación, de las teorías de la comunicación y de la semiótica contemporánea con el objetivo sustentar una comprensión de estos fenómenos de la sociedad de la información y el conocimiento, relacionada con las impli-caciones en las interacciones sociales y las nuevas experiencias de los sujetos.

La educación en Colombia se ve inmersa en cambios social-es, políticos y tecnológicos. En estos tiempos es difícil participar en un debate sobre formación profesional sin que surjan las pa-labras “modalidad virtual” para señalar una concepción dinámica entre los actores de los procesos de enseñanza/aprendizaje que, en el marco de la educación superior, implican la producción de ambientes de aprendizaje y materiales educativos acordes con las políticas que rigen la educación superior y con las tecnologías, los recursos y los medios con los cuentan la institución y sus miem-bros. En este número de Intertextos se hace una reflexión sobre estos aspectos con base en la experiencia de la implementación de los ambientes y objetos virtuales de aprendizaje en la Universidad Jorge Tadeo Lozano.

Por otro lado, en este contexto, a los que estamos vincula-dos a la labor de enseñar, se nos plantea el reto de trazar nuevos

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derroteros, en este caso estrategias pedagógicas en ambientes vir-tuales, propuestas desde el escenario de convergencia de la comu-nicación, la educación y la tecnología, como espacio de reflexión sobre los procesos interacciónales entre usuarios, consumidores y constructores de posibilidades de formación académica, así como sus implicaciones en el orden estructural frente a procesos reales de gestión.

Así mismo, se presenta una invitación a estudiar a la radio y la televisión más que como medios, como disciplinas que propen-den por la estructuración de individuos sensibles a las tendencias comunicativas, y que son especialmente hábiles en el manejo de los dispositivos y creativos en el contexto de la sociedad de la información.

El artículo «La mediación en las organizaciones. Una apues-ta desde la comunicación productiva y digital» pretende construir la relación entre comunicación organizacional y digital, mediante un ejercicio que lleva a la revisión de sus vertientes teóricas para fundar en ellas las posibilidades de vinculación entre ambos cam-pos. La relación se fortalece en la medida en que incorporan los conceptos de sistema y mediación, que permiten considerar po-sibilidades de aplicación, teniendo en cuenta las tendencias orga-nizacionales en los ámbitos de intranet, extranet e Internet, en los cuales se puede apreciar la forma cómo se traduce y ma-terializa la propuesta de comunicación productiva vinculada a la comunicación digital.

Como aporte derivado de los procesos de investigación ad-elantados por los programas de Comunicación Social-Periodismo y Producción de Radio y Televisión, de la Universidad Jorge Ta-

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1. Relaciones entre el orden interno colombiano y los Tratados internacionales

deo Lozano, seccional del Caribe, se presentan dos artículos pro-ducto de un estudio que se está adelantando acerca de los recep-tores de los medios digitales en Cartagena y sus necesidades, así como todo lo que los mueve a consumir productos periodísticos desde la Web.

Agradezco a todos los articulistas nacionales e internacio-nales, docentes e investigadores, que con su aporte enriquecen esta entrega y, con ella, la aproximación al tema de cómo la incor-poración de las nuevas tecnologías de la información y la comu-nicación produce cambios en los modos de interacción social y, por consiguiente, genera formas de mediación que contribuyen a complejizar los procesos de comunicación.

Vera Schütz Smith Decana de los Programas de Comunicación Social-Periodismo,

Tecnología en Producción Radial y Tecnología en Cine y Televisión

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Noticiabilidad y planificación

Noticiabilidad y planificación. Una mirada desde la teoría de los emisores, los procesos productivos y la cultura tecnológica

César Arrueta* y Marcelo Brunet**

Resumen

El artículo se propone generar un ámbito de reflexión en-tre las teorías de la comunicación y la propuesta de planificación prospectiva estratégica de Washington Uranga (2007). Específi-

* Licenciado en Comunicación Social egresado de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Jujuy y doctor en Comunicación So-cial egresado de la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Austral de Buenos Aires. Docente universitario y becario postdoctoral en el Conicet. Miem-bro investigador en la Unidad de Investigación en Historia Regional (Universidad Nacional de Jujuy) Es autor de los siguientes libros: No informarás. Estado y medios de comunicación. Presiones, políticas y lealtad económica (Universidad Nacional de Jujuy); Sociedad, estado y medios de comunicación. Aportes para pensar la responsabilidad comunicativa en Jujuy (comp.) (La Rueca); Noticias en la piel. Microrrelatos (Universidad Nacional de Jujuy), y Sobresentidos. Estudios sobre comunicación, cultura y sociedad (comp.) (Universidad Nacional de Jujuy).

** Licenciado en Comunicación Social egresado de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de Universidad Nacional de Jujuy. Primer graduado de la carre-ra. Se desempeña como coordinador de la Carrera de Comunicación Social en la ucse-Departamento Académico, San Salvador. Es profesor asociado en la misma Universidad y miembro de la Comisión del Área de Ciencias de la Educación. Es profesor adjunto de Planificación en Comunicación Social en la Carrera de Comu-

la

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César Arrueta y Marcelo Brunet

camente enfoca su atención en la teoría del newsmaking: “mirada

constructivista respecto al periodismo que sostiene que la realidad es el resul-

tado, básicamente, de rutinas informativas sujetas a limitaciones y tensiones

propias de la organización periodística” (Pena de Oliveira, 2009,139). Motivan esta propuesta de indagación tres razones particulares: en primer lugar, un interés de conocimiento originado a partir de la discusión de perspectivas de análisis de comunicación (cree-mos que resulta necesario poder sistematizar y reflexionar sobre aquellas teorías que indagan las rutinas de producción de noticias, particularmente atendiendo las implicancias que aún subsisten en torno a la idea de communication research); en segundo lugar, poder establecer puntos de conexión entre las instancias de planificación y construcciones teóricas respecto al periodismo (suponemos que así podrán superarse miradas instrumentalistas, de raíz normativa, que prescinden de la reflexión epistemológica) y, en tercer lugar, el fortalecimiento de la idea de que cualquier proceso de planifi-cación supone el conocimiento de los medios de comunicación y sus lógicas internas, puestos que son ellos piedras angulares de las llamadas sociedades mediatizadas. En este escenario de inten-ciones, vale remarcar el papel asignado a la “cultura tecnológica” presente en las sociedades postindustriales y sus huellas en las prácticas cotidianas. En función de las consideraciones realizadas,

nicación Social en la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Jujuy, donde también integra el Departamento de Ciencias de la Comu-nicación. Es miembro de la Unidad de Investigación en Historia Regional de la Uni-versidad Nacional de Jujuy. Es especialista en Enseñanza de la Educación Superior y doctorando en la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata. Fue becario de postgrado en el Conicet y ha publicado artícu-los en libros y revistas científicas con y sin referato.

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Noticiabilidad y planificación

es posible afirmar que los procesos comunicacionales mediados o no, implican instancias de diagnóstico, planificación propiamente dicha, gestión y evaluación, y resultan sumamente importantes a la hora de la producción de sentidos que propone la institución periodística en las actuales sociedades mediatizadas y su vincu-lación con las nuevas tecnologías de la comunicación.

1. Consideraciones iniciales

Los procesos de planificación son una característica de las sociedades postindustriales. Su esfera involucra “la capacidad de ge-

nerar saberes y procesos técnicos orientados a diseñar, implementar y evaluar

planes” (Abatedaga, 2008, 21). En su matriz subyace, por lo tanto, el hecho de fijar cursos de acción para alcanzar el cumplimiento de determinados objetivos, mediante el uso eficiente de recursos. Podemos considerar a la planificación como una herramienta e incluso una tecnología que, dependiente de la mirada de los seres humanos no es aséptica (Forero Usma, 2005) y puede ser utilizada con diversos fines: para dominar y para liberar o disparar la pala-bra, por ejemplo.

Desde esta perspectiva, podríamos afirmar que la idea de planificar se contrapone con la noción de incertidumbre, es decir, la carencia de certezas evidenciales. En la actualidad, se planifica para concebir seguridades y facilitar el cumplimiento de determi-nadas metas; un propósito nada desatinado si se tiene en cuenta que en las sociedades contemporáneas el conocimiento y la previsión se han constituido en el polo alrededor del cual se organizan gran parte de sus estructuras institucionales. Podemos plantear que es un concepto arraigado en los mitos de la modernidad: sujeto cog-

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César Arrueta y Marcelo Brunet

noscente, racionalidad del mundo, posibilidad de progreso, etc. Como puede verse, se concibe “un sujeto que controla el mundo, las

pasiones, a través de la razón” (Saintout, 1998, 37).Es en este contexto, donde la Comunicación también se ha

transformado en un pilar constitutivo, puesto que la gestión, entre otras, de instancias de información e interacción discursiva supo-ne la transformación de las relaciones sociales y por tanto de la realidad.

“Lo masivo es hoy, en nuestras sociedades, el modo predominante del

funcionamiento cultural” (Mata, 1996, 7), y el rostro de esa cultura masiva, en términos de María Cristina Mata, tiene que ver, entre otras cosas, con la centralidad de los medios masivos que dan lugar a mediatizaciones (capacidad configuradora de las tecnologías y los lenguajes).

Ahora bien, en el escenario de sociedades mediatizadas,1 la planificación –como concepto general– presume la necesidad de asignarle sentidos de certeza a la actuación institucional en el es-pacio público, en otras palabras, infiere “la capacidad de analizar ade-

cuadamente las necesidades de comunicación, considerando aspectos creativos

para saber potenciarlo a través de la estrategia de medios” (González Lobo y Carrero López, 1997, 32).

Frente a ello, es propósito de este trabajo establecer puntos de relación entre las teorías de la comunicación y la propuesta de planificación prospectiva estratégica de Washington Uranga (2007). Específicamente nos enfocaremos en la teoría del news-

1 “Sociedades en que las prácticas sociales (modalidades de funcionamiento institucional, meca-nismos de toma de decisión, hábitos de consumo, conductas más o menos ritualizadas, etc.) se transforman por el hecho de que hay medios” (Verón, 1992, 1).

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Noticiabilidad y planificación

making (Gaye Tuchman, 1978; Herbert Gans, 1979; Alvarado & Bunscombe, 1978; Fishman, 1980; Bantz, McCorkle & Baade, 1981, y Lorenzo Gomis, 1991); “mirada constructivista respecto al pe-

riodismo que sostiene que la realidad es el resultado, básicamente, de rutinas

informativas sujetas a limitaciones y tensiones propias de la organización

periodística” (Pena de Oliveira, 2009,139). Las razones que sustentan este propósito y este enfoque

pueden explicarse desde tres lugares. El primero de ellos relacio-nado con un interés de conocimiento originado a partir de la dis-cusión de perspectivas de análisis de comunicación. Creemos que resulta necesario poder sistematizar y reflexionar sobre aquellas teorías que indagan las rutinas de producción de noticias, particu-larmente atendiendo a las implicancias que aún subsisten en torno a la idea de communication research. En segundo lugar, porque cree-mos útil poder establecer puntos de conexión entre las instancias de planificación y construcciones teóricas respecto al periodismo. Suponemos que así podrán superarse miradas instrumentalistas, de raíz normativa, que prescinden de la reflexión epistemológica. En tercer lugar, porque aceptamos la idea de que cualquier pro-ceso de planificación supone el conocimiento de los medios de comunicación y sus lógicas internas, puestos que son ellos piedras angulares de las llamadas sociedades mediatizadas.

Para cumplir con estos objetivos, el trabajo se organiza en-tre tres bloques: el primero, en el que se desarrollan aspectos ge-nerales de la teoría del newsmaking; el segundo, en el se aborda la cuestión de la planificación prospectiva estratégica y, el tercero, en el que se propone una instancia de reflexión y articulación de los dos anteriores.

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César Arrueta y Marcelo Brunet

2. Newsmaking

En 1979, cuando Golding y Elliott plantearon en Making

the News su posición respecto al mecanismo de la distorsión in-voluntaria, también esbozaron un par de preguntas que pueden considerarse centrales para la corriente de estudio denomina-da newsmaking. Se cuestionaron sobre la imagen del mundo que construyen los informativos radiotelevisivos y su vinculación con la cultura periodística, la organización del trabajo en las sa-las de redacción y la correlación con las rutinas productivas; preguntas que años después quedaron explícitamente asociadas con estos estudios.

Respecto a los planteos originales sobre este tema, existe consenso en afirmar que Benard Roshco, investigador de la Uni-versidad de Chicago, fue el primero en sistematizar estos cues-tionamientos a través de una publicación que tituló Newsmaking

(1975). Allí examinó lo que denominó “sesgos” informativos remi-tidos principalmente al ámbito de la objetividad, la oportunidad de informar y la posible notoriedad del acontecimiento; todos vinculados a un evidente ejercicio de aprendizaje y negociación en las instancias de producción noticiosa, como asegura Garba-rino en un apartado que rescata especialmente Mauro Wolf para explicar estos cuestionamientos:

En la producción de información de masas tenemos, pues, por un lado la cultural profesional, entendida como un inextricable amasijo de retóricas de fachadas y astucias tácti-cas, de código, estereotipos, símbolos, tipificaciones latentes, representaciones de roles rituales y convenciones, relativos a las funciones de los media y de los periodistas en la sociedad,

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Noticiabilidad y planificación

a la concepción de los productos-noticia, y las modalidades que dominan su confección (Wolf, 1987, 215).

Como puede observarse, la mirada está puesta en los puntos de conexión que pueden encontrarse entre la cultura del ejercicio periodístico y su determinación en manos de la organización y sus prácticas naturalizadas. Como señala de manera más precisa Stella Martini a propósito de esta conexión:

Esta nueva etapa de investigaciones, que recibe el nombre de estudios sobre el Newsmaking o construcción de noticia, permite avanzar en el estudio de las formas de producción de la noticia, suprime simplificaciones de las ex-plicaciones de la noticia de una tarea compleja y permite he-rramientas útiles para analizar la relación entre la imagen de la realidad social que construyen los medios, la organización y producción rutinaria de los aparatos periodísticos y los sen-tidos sociales (Martini, 2000, 77).

Adviértase de qué forma la noción de rutinas informativas no se asocia, en este caso, con simplificaciones vinculadas a un mero proceder de puertas que se abren y se cierren, sino que extiende su campo de comprensión a la noción de construcción. En tal sentido, construir la noticia infiere la existencia de procesos dinámicos, entre los que se incluyen las rutinas informativas, que implican espacios de negociación y conflicto en torno a valoracio-nes periodísticas. Para nuestro caso, las rutinas exceden su carác-ter normativo, para transformarse en guías de comportamiento, no rígidas, que se modifican según acontecimientos imprevistos, relación con fuentes de información o demandas de públicos-objetivos. No se trata, si vale la duda, de una definición próxima

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César Arrueta y Marcelo Brunet

a la anarquía informativa, sino de entender la complejidad de este proceso, y señalar que la noticia no es el resultado de un mecanis-mo de selección, sino la construcción organizacional producto de una multiplicidad de factores que intervienen en el proceso de ne-gociación. De allí su carácter no necesariamente preestablecido.

Otra diferencia sustancial de esta corriente teórica, con su antecesora (gatekeeper) es la prevalecía de un enfoque sistemático. Es así que sus primeros resultados fueron frutos de trabajos de in-vestigación provistos de técnicas etnográficas y observación par-ticipante para llegar a la descripción, interpretación y sistematiza-ción de la tarea periodística en el interior de los propios medios. Y en este punto pueden mencionarse trabajos fundacionales lle-vados a cabo por Peter Schlesinger (1978), Herbert Gans (1979) o Lorenzo Gomis (1991). Por su parte, Mauro Wolf también desta-ca las contribuciones de Warner (1971), Epstein (1973), Altheide (1976), Tuchman (1973), Alvarado & Bunscombe (1978), Fish-man (1980) y Bantz, McCorkle & Baade (1981).

El denominador común es una perspectiva metodológica que se sustenta en una forma posible de recoger y obtener sis-temáticamente las informaciones y los datos fundamentales so-bre las rutinas productivas operantes en la industria de los media. Wolf agrega: “Los datos son recogidos por el investigador presente en el

ambiente objeto de estudio, bien con la observación sistemática de todo lo que

pasa, bien a través de conversaciones más o menos informales y ocasionales o

verdaderas y propias entrevistas, llevadas a cabo con los que desarrollan los

procesos productivos” (1987, 211).En este sentido, aparece como una cualidad diferencial la

posibilidad de observación no sólo de procesos productivos ruti-

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Noticiabilidad y planificación

narios, sino, y más importante aún, la forma en que reacciona la institución periodística frente a acontecimientos que exigen una reconsideración de la política editorial, la organización del traba-jo informativo y mecanismos de respuesta frente a imprevistos. Esto resulta valioso si se tiene en cuenta que, históricamente, los estudios enfocaron la mirada en la forma de sistematización del ejercicio periodístico e intentaron predecir un comportamiento naturalizado.

Sobre este punto, Gaye Tuchman advirtió en 1973, en Mak-

ing news by doing work: routinizing the unexpected, la necesidad de ex-plorar los mecanismos que entran en juego en una organización periodística frente a acontecimientos imprevistos o situaciones de crisis. Además resulta sumamente útil para comprobar, desde diferentes enfoques y situaciones, la forma en la que se construyen pilares estructurales de una empresa periodística y una sala de redacción: criterios de noticiabilidad, valores/noticia, manejo de fuentes y rutinas de abordaje.

Retomando esta perspectiva, en 1976 David Altheide definió la noticiabilidad como una perspectiva práctica sobre los acontecimientos; enunciación que Mauro Wolf acentúa especialmente por consid-erar que toma distancia de aquella visión arbitraria impuesta a la selección del trabajo informativo. Por tal razón, no duda en asociar esta perspectiva, con lo que ahora puede llamarse cultura periodística, en clara alusión a ese proceder que se erige en el pro-pio seno de la relación intrainstitucional, el papel que la empresa periodística y el lugar que sus propietarios ocupan en el tejido social-político, los valores que rigen la tarea informativa y las ex-periencias personales puestas en juego por el periodista.

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César Arrueta y Marcelo Brunet

Sobre este punto, Mauro Wolf afirma que “desde este per-spectiva, es noticia lo que –hecho pertinente por la cultura pro-fesional de los periodistas– es susceptible de ser trabajado por el aparato sin excesivas alteraciones y subversiones del normal ciclo productivo” (1987, 217).

De igual manera, en 1979 Gans volvió sobre esta idea y aclaró en Deciding What’s News que la noticia, desde su naturaleza y la capacidad de ser apropiada por el periodista, era en esencia una institución social, producto de informadores insertos en procesos institucionales y en ejecución de prácticas institucionales.

En 1981, Edward Jay Epstein agregó en The Selection of Re-

ality que las determinaciones de espacio y tiempo que rigen la producción de un noticiero condicionan, también, el contexto de elaboración e interpretación noticiosa, contexto que establece cri-terios de noticiabilidad en un medio de comunicación. En este sentido, podría decirse entonces, que la noticiabilidad está acor-dada no sólo por la naturaleza de ruptura de un acontecimiento, sino por limitantes de tiempo y espacio impuestos por el medio en el proceso de producción. Piénsese que hoy, la tradición del valor periodístico puesto en la primicia ha dado lugar al valor puesto en la capacidad de anticipación de los hechos, “instaurando una nueva

dimensión de lo real: lo real informativo” (Mata, 1999, 85).Al respecto de esta situación y tomando como punto de

debate el razonamiento original de Epstein, Wolf agrega:

Estas características de fondo pueden explicarse por las modalidades productivas de la información: el conjunto de factores que determina la noticiabilidad de los aconteci-mientos permite realizar cotidianamente la cobertura infor-

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Noticiabilidad y planificación

mativa, pero obstaculiza la profundización y la compresión de muchos aspectos significativos en los hechos presentados

como noticias (1987, 219)

En esta línea, vale destacar los aportes realizados por Rositi (1975) y Findhal & Höijer (1981). Todos coincidieron en afirmar, según sus observaciones, que la grilla noticiosa de un medio era el resultado de una compleja negociación de los procesos pro-ductivos, negociación en la cual los periodistas cumplen un papel esencial si se tiene en cuenta la capacidad de descontextualización que le es propia.

Por tal razón, al aporte en la comprensión de los procesos productivos, en general, y de las rutinas informativas, en particular, tiene su basamento en la aceptación de que existen distintos niveles de construcción en el proceso de publicación de una noticia, y que esos niveles, determinan, según la orientación de las negociaciones, la condición final de las formas textuales emitidas al público. En este caso, las rutinas expresan el resultado de las incidencias de esos factores circundantes, en tensión con una cultura institucional, y operacionalizan las fases de construcción en un medio masivo. Los aportes realizados en este sentido, desde una perspectiva empírica, advierten “una actividad mucha más compleja que el simple reflejo de los acon-

tecimientos, su producción aparece como un proceso comunicativo que implica

muchas variantes heterogéneas” (Wolf, 1987, 289).Adviértase, en este apartado, de qué forma la noción de ruti-

nas se aborda desde una perspectiva que reconoce en ellas, “el ámbi-to donde suceden operaciones cotidianas de reconstruir la realidad como noticia, y al mismo tiempo, como la materialización de los

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César Arrueta y Marcelo Brunet

procesos institucionales en los cuales tiene lugar la producción de la noticia” (Van Dijk, 1990, 22). Con un carácter más sistémico e in-novador metodológicamente, esta perspectiva extiende su compren-sión a factores circundantes, incluyendo entre ellos, las condiciones socioeconómicas y cognitivas en aquellos que construyen la noticia y dan sentido –no mecanicista– a las rutinas informativas, en tanto espacios de negociación periodística. En este sentido, merecen seña-larse los trabajos de Tuchman (1977) y Fishman (1980).

2.1. Investigaciones y aportes en Argentina*

No quedan dudas de que la Facultad de Periodismo y Co-municación Social de la Universidad Nacional de La Plata, prime-ra institución dedicada a la enseñanza del periodismo en América Latina, ha sido propulsora, en múltiples sentidos, de líneas in-vestigación vinculadas a fenómenos comunicativos y mediáticos. Conscientes de este logro, en 1997 se publicó Comunicación, medios

y cultura. Líneas de investigación en la Argentina. 1986-1996, aporte que resulta útil para ubicar, inicialmente, el terreno abordado en el campo de los estudios de la producción noticiosa.

Si bien el trabajo, realizado por Jorge Rivera, sitúa un interés creciente por la cuestión comunicacional en este país recién en los años 60, tal impulso no incluye, en su estampida inicial, referencias directas a la denominada sociología de la noticia. Y esta tendencia parece repetirse hasta nuestro tiempo, salvo aportes puntuales,

* La siguiente sub-sección del presente artículo ha sido tomada de la ponencia «Estu-dios sobre emisiones y procesos productivos en medios de comunicación. Estado de la cuestión en Argentina», presentada por César Arrueta en las x Jornadas Na-cionales de Investigadores en Comunicación, realizadas en octubre de 2006 en la Universidad Nacional de San Juan, Argentina. (N. del ed.).

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Noticiabilidad y planificación

paradigmáticos e interrelacionados, de investigadores específicos. En este sentido, los estudios referidos a medios de comunicación estuvieron más orientados a las consecuencias culturales de sus mensajes, que a la producción de ellos. Es por esto que los estu-dios vinculados a medios de comunicación parecen sostenerse en el campo que Rivera define como comunicación, cultura y política.

En este escenario se conjugan, temas como “lenguaje-instru-mento, orden simbólico y orden político, medios masivos, simetría y asimetría comunicativa, comportamientos del receptor y otras cues-tiones de inmediato interés comunicológico” (Rivera, 1997, 38). A ello también debe sumarse, un terreno que abarca la comunicación y el marketing político, preocupado generalmente, y gracias a un tras-fondo de regímenes de gobiernos autoritarios, en indagar sobre la relación entre el poder y la comunicación, las conductas políticas, la construcción de sistemas democráticos e incidencia en las agen-das públicas (y mediáticas) para crear sentido. La institucionalización del campo comunicativo y la superación epistemológica de visiones atravesadas por idealismos que marcaron los años 70 y 80 (en menor medida), abrieron paso, con mayor frecuencia, a estudios preocupa-dos por los avatares de la globalización, intangibilidad territorial e identitaria producto de la transnacionalización de las inversiones y una cierta reconsideración de los roles de América Latina en el teatro mundial. Y es aquí donde, entre las temáticas más recurrentes, está el estudio de los medios de comunicación, la televisión, las telenovelas, las noticias y la relación entre democracia y medios masivos.

De manera indirecta, tales estudios iniciaron un camino de ex-ploración de prácticas y rutinas periodísticas, sin que ello signifique un trabajo sistematizado tal cual proponían los defensores de la co-

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César Arrueta y Marcelo Brunet

rriente del gatekeeping y años después, newsmaking. Por el contrario, lo que se impone es una dispersión del enfoque y una asociación con otras problemáticas. Aunque entre los desplazamientos del campo comunicacional ya se consideraba a la comunicación como cuestión de producción y no s lo de reproducción (Saintout, 1998).

En este sentido, Anibal Ford fue propulsor en varios aspectos. Ya en 1985 escribió en Medios de comunicación y cultura popular 2 que los mass media “buscan dar al público los elementos necesarios para que éste forme por sí mismo su opinión (…) desde la diagramación hasta el tipo de información que se selecciona estarán determinados por elecciones que indican un juicio sobre la realidad” (1985, 240). Si bien este razonamiento estuvo, inicialmente, pensado para advertir la existencia de géneros que satisfacen ese objetivo de presentación no-ticiosa, es un indicio claro de jerarquización y relevancia de las prácti-cas periodísticas. Sin embargo, esta idea de reconstrucción de hechos y valoraciones subjetivas, había quedado perfectamente demostrada en el brillante trabajo que el propio Ford escribió, originalmente en 1972, sobre Walsh y la reconstrucción de los hechos.

En 1987, Eliseo Verón3 dijo, respecto a la trascendencia de los discursos, su organización, jerarquización y legitimación, que la alocución informativa “determina en lo esencial nuestras decisiones y luchas

cotidianas (…) y lo que está en juego es lisa y llanamente el porvenir de nuestras

sociedades” (1987, 196). Y allí también está, en el centro de escena, la importancia que tiene la forma de hacer noticia y las modalidades

2 Publicación que compartió con Eduardo Romano y Jorge Rivera.3 Aquí debe considerarse también el trabajo de Eliseo Verón Construir el aconteci-

miento. Los medios de comunicación masiva y el accidente en la central nuclear de Three Mile Island, publicado por Gedisa en 1987.

ó

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de decir la noticia.4 Con este planteo, se hace visible el enfoques de mediaciones que imperó, por aquellos años, en los estudios latinoa-mericanos; estudios preocupados por trabajar, empíricamente, con la relación que existe entre los medios y los sujetos sociales (sociedad).

No es casual que Luciano Álvarez haya escrito en 1990 el libro Medios de comunicación y trampas a la democracia.5 En este texto, aseguró que “la mediatización de la política está instalada y bien instalada; no se trata de sustituirla. Se trata sí de disciplinarla so-cialmente, mejorar su calidad, mejorar su valor informativo para el ciudadano, así como su valor de asesoramiento en la toma de decisiones que incumben a la comunidad” (1990, 30).

Tomando conceptos de Gaye Tuchman, Franco Rositi y Jacques Durand, advirtió de la existencia de procesos de construcción de rea-lidad en medios de América Latina, en especial Argentina y Uruguay, sobre la base de información factual y opinión comprometida que no se corresponden con necesidades de inteligencia social. Vale remarcar el rol de emisario de la sociedad, que se le asigna a los medios de co-municación y la imprescindibilidad de superar prácticas, consideradas en este momento, muy ligadas a intereses partidarios.

En este contexto de situación y crítica, la presidencia de Carlos Menem, a partir de 1989, puso en marcha un proceso de privatización y concentración de la radiodifusión que puede ubicarse, específicamente, en la ley de Reforma del Estado Nº 23.696. Este intento por combatir el déficit fiscal, abrió otro terreno de construcción paralela, que disparó

4 Cfr. Héctor Schmucler y Patricia Terrero, «El incierto destino de la prensa infor-mativa», en Claves del periodismo argentino actual, Buenos Aires, Tarso, 1987.

5 Investigador y periodista nacido en Uruguay con valiosos aportes realizados des-de el Centro Latinoamérica de Economía Humana (Claeh). Sus trabajos atravie-san fenómenos acaecidos en Argentina.

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estudios de producción noticiosa: el crecimiento de la tarea periodística en todas sus facetas, el posicionamiento del papel que cumplen los me-dios de comunicación en el espacio público, y el valor de la noticia en los destinos de la sociedad civil. El papel ascendente que adquirieron investigaciones periodísticas sobre temas de interés público, también fue catalizador de esta temática. Vale recordar, en este punto, los apor-tes realizados por Horacio Verbitsky en Robo para la Corona (1991) y Hacer la Corte (1994) o las que se realizaron en torno al crimen del fo-tógrafo José Luís Cabezas acaecido en Pinamar en el verano de 1997. De más está decir que la aparición del diario Página 12 en 1987 eviden-ció estos cambios e inquietudes al aportar un nuevo estilo periodístico, proponer la hibridación de géneros y, principalmente, dinamizar, hasta ese momento, el tradicional mercado de la prensa gráfica nacional.

Es por eso que en aquellos años empieza a consolidarse el debate sobre el rol del periodista y sus alcances, cómo trabaja y en qué condiciones. Una prueba de ello, es el desarrollo de las iii Jornadas Nacionales de Investigadores en Comunicación, de-nominadas Comunicación: campos de investigación y prácticas, realizadas en 1997 en la provincia de Mendoza y organizadas por la Red Nacional de Investigadores en Comunicación.6 Un número im-

6 En 1995 se formó la Red Nacional de Investigadores en Comunicación con el objetivo de “vincular la investigación en comunicación a un amplio espectro de problemáticas y disciplinas”. Con las i Jornadas, los miembros de la Red buscaron “crear un ámbito posible que aporte a lograr un intercambio productivo en el campo de la investigación en comunicación”. Hasta el 2003, las Jornadas se llevaron a cabo en Buenos Aires (uba, 1995), Olavarría (uniCen, 1996), Mendoza (Universidad Nacional de Cuyo, 1997), San Salvador de Jujuy (Universidad Nacional de Jujuy, 1999), Paraná (uner, 2000) y Córdoba (unC, 2002). El crecimiento de la red es significativo y constante. Se sustenta en el trabajo comprometido de cada comisión or-ganizadora y el aporte reflexivo de sus participantes. Desde sus inicios, la Red Nacional de Investigadores en Comunicación generó espacios de encuentro e intercambio entre los investigadores argentinos de distintas universidades e instituciones.

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Noticiabilidad y planificación

portante de trabajos, como antes no se había visto, centró su atención en formas de construcción de realidad y prácticas periodísticas.

María Rosa Gómez7 presentó un trabajo que tituló Los ries-

gos del periodismo en el mundo de los mercados integrados. Allí puso en evidencia que la disputa por el manejo de la información y el control de los mecanismos creadores de consenso, hacía que la práctica profesional del periodismo quedara expuesta al fuego cruzado de presiones de toda índole, que comprometen por ex-tensión derechos inalienables de la sociedad, como el derecho a la libertad de expresión, derecho a la información y derecho a la comunicación.

En este sentido, Stella Martini8 aseguró en su ponencia «El Periodismo, los medios y la Justicia: las transformaciones de la información en un espacio público en inflexión» que las mutacio-nes económico-políticas globales y nacionales, la concentración de las empresas multimediáticas unidas a la debilidad del Estado y a la crisis de las instituciones, han llevado a una reformulación, en muchos casos, de la tarea del periodismo y del papel de los medios en la sociedad, situación que relata de manera brillante al describir con precisión las modificaciones realizadas en torno a las rutinas de trabajo y las formas de decir la noticia en televisión, radio y diarios. Es más, como conclusión parcial, aseguró que los medios y el periodismo deberían detenerse a pensar desde qué

7 Docente de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora e integrante de utba.8 Docente de Teorías sobre el Periodismo y de Teoría y Práctica de la Comunica-

ción ii. Carrera de Ciencias de la Comunicación, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires. Investigadora en el Instituto de Investigaciones Gino Germani de la Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires.

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lugar encaran su trabajo, sumar a su agenda los intereses sociales y replantearse roles y alcances.9

Sin dudas, fueron Norman Berra y Gisella Fernández (unCp-ba), las que expresaron de manera más concreta, la problemática generada en torno al incipiente interés que suscitaban los estudios de producción noticiosa. Reconociendo la puesta en valor de estas investigaciones, las autoras advirtieron en su trabajo Un modelo para el

estudio de los medios y la construcción social de la realidad dificultades meto-dológicas para el abordaje de esta problemática. Si bien adhieren a la triangulación de métodos para salvar esta situación, se encargaron de aclarar que sólo formaba parte de “una solución de compromiso, una salida

para la práctica de la investigación, hasta que una nueva epistemología venga en

nuestro auxilio y articule de un modo consistente (o supere) las diversas instancias,

el terreno movedizo en el que se encuentran las ciencias sociales” (1997, 3).Adviértanse en este punto, las preocupaciones que regían

el debate. Por un lado, la reconsideración de rutinas periodísticas como consecuencia de cambios estructurales profundos y otra for-ma de ver el periodismo, y las dificultades de abordaje científico10 que presentaba este fenómeno, considerado “reciente e incipiente”.11

9 En 1996 Jorge Gobbi defendió su tesis de licenciatura «Cobertura de un acto de te-rrorismo: la información de la prensa gráfica argentina sobre el atentado a la amia». Carrera de Ciencias de la Comunicación, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires. Lo propio hicieron en La Plata Sandra Gabay y Gustavo Vázquez, «Historia de los trabajadores de prensa de La Plata, lucha y conflictos».

10 Que luego solucionaron brillantemente Stella Martini y Lila Luchessi, con algunas sugerencias marcadas en el libro Los que hacen la noticia. Periodismo, información y po-der (2004). De todas maneras, desde 1996 puede leerse «Acontecimiento, noticia y agenda», un trabajo que Aníbal Ford escribe junto a Stella Martini en un aporte de cátedra que titulan «Producción de la noticia: agenda y newsmaking», CeCso.

11 En esta línea pueden considerarse expositores que también participaron de estas Jornadas: Carlos Sortino, Guillermo Arisó, Omar Gais y Alberto Isuani.

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Noticiabilidad y planificación

En 1997, Alicia Entel publicó un libro de compilaciones que tituló Periodistas: entre el protagonismo y el riesgo, en el que pue-den identificarse aportes importantes a este nuevo debate y el es-tudio de la producción noticiosa. Héctor Schmucler12 fue quien dio visibilidad a la discusión sobre la nueva cultura periodística, y la relacionó con los condicionamientos que ofrece la cultura del mercado. En este sentido, marcó una situación, al menos inquie-tante, al advertir que los periodistas de la talla de Roberto Arlt estaban muy lejos de repetirse en tiempos actuales, y eso por las condiciones en las que trabajan los medios de información, las limitaciones que ofrece una sala de redacción y los interese edito-riales en juego:

El otro día un periodista de un medio muy conocido en Buenos Aires me comentaba que no tenía más que un solo interlocutor. Hablábamos de las redacciones en los diarios y me decía que, en realidad, para él no existen. Trabaja en su casa, y envía escritos por modem. Su único interlocutor es una pantalla. ¿Sigue siendo aquel periodista este periodista? ¿Existe hoy ese periodista que está en mente cuando se plan-tea esta pregunta? (1997, 262).

Este planteo se repite en la alocución de Andrés Dimitriu, quien afirma que “el periodismo ha perdido buena parte de las certezas que

lo caracterizaban como profesión, arte u oficio” (1997, 217). Y esto por haberse transformado, con las lógicas consecuencias en el interior de un medio y sus periodistas, en un sector terciario de presta-ción de servicios que debe competir en un mercado con visión de business-administration, infotainment y news fiction. Sin embargo, Ale-

12 El título del trabajo que se incluye en este libro es «¿Existe el periodista?».

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jandro Piscitelli (1987) fue prudente al advertir que tales transfor-maciones, en algún sentido, podrían ser beneficiosas para los me-dios tradicionales, en tanto y en cuanto se conserve y amplifique la variedad. Esos beneficios tienen que ver con la diversificación de medios electrónicos y mayores ofertas informativas.

Sin embargo, fue una vez más Stella Martini (1997) la que llevó la discusión a la naturaleza propia del ejercicio periodístico y su potestad de crear agenda y construir tramas conversacionales en torno a acontecimiento de interés público e individual.13 En este sentido plantea: la práctica periodística lleva la información a la sociedad, “aquella información que no está a su alcance normalmente. La

propuesta de los temas jerarquizados como importantes cada día constituye la

agenda de los medios. Y esta agenda debería preguntarse por la adecuación a

la necesidades actuales de la sociedad” (1997b, 152).

3. Planificación prospectiva estratégica

Washington Uranga entiende la planificación de la comuni-cación desde una mirada prospectiva, es decir, atendiendo escena-rios futuros a través de las imágenes construidas por los propios actores involucrados. La prospectiva es “primero un acto de imagina-

ción selectiva y creadora de un polo deseado, luego de una reflexión sobre la

problemática presente (para confrontarla con la deseada) y por último una

13 Tal planteo ya lo había sostenido en publicaciones anteriores de cátedra: «Aproxi-maciones a una triangulación fundamental: periodismo, imaginario y opinión pú-blica», en Aníbal Ford y Stella Martini (compiladores), «El periodismo hoy en el espacio público» (cuaderno 8), edición de cátedra Teorías sobre el periodismo, fCs-uba; Acontecimiento, noticia y agenda, Aníbal Ford y Stella Martini (compiladores), y Periodismo, agenda y debate público (cuaderno 11), edición de cátedra «Teorías sobre el Periodismo», fCs-uba. A esto debe sumarse un trabajo de Aníbal Ford de 1995 que llamó «Aplicaciones de la investigación sobre noticiabilidad y agenda».

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Noticiabilidad y planificación

articulación ensambladora de las pulsiones individuales para lograr el futura-

ble (futuro deseable)” (Merello, 1973).Lo hace desde procesos comunicacionales, “en lugar de ha-

blar lisa y llanamente de la comunicación para guardar coherencia con una concepción de la comunicación que se apoya sobre todo en las relaciones y en las interacciones entre los sujetos que son actores de la misma” (Uranga, 2001, 37), porque parte de la idea de que todas las prácticas sociales pueden leerse como prácticas de enunciación. Esto significa que la comunicación ofrece herra-mientas para leer e interpretar los procesos sociales, actuando de manera complementaria con otros campos y disciplinas de las ciencias sociales. Lo comunicacional es inherente a las prácticas sociales (Uranga, 2007) y en su perspectiva predominan las re-laciones antes que los medios, pero sin excluir a estos (Uranga, 2001). La propuesta de Uranga puede caracterizarse, por tanto, de la siguiente manera:

Una mirada inclusiva y dinámica de los actores: los actores participantes se entienden como un colectivo a través del cual es posible pensar sus roles, estrategias intereses y diferencias. Esa mirada colectiva originada a partir de propósitos comunes es lo que permiten proyectar escenarios futuros, desde espacios parti-culares de atención.

Gestión global: la gestión de procesos de planificación se entiende desde una mirada integral, en tanto no entiende sus dife-rentes instancias como lugares estancos sino interconectados. De allí la idea de que la gestión se entienda como un modo concreto de implicación en las prácticas sociales y una forma de gestionar la propia vida y la propia existencia.

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Voluntad de incidencia: la gestión de procesos de planifica-ción implica la manifestación concreta de una actitud de transfor-mación, y por ende, adoptar decisiones que permitan influir en el desarrollo de los acontecimientos.

Mirada contextual: las relaciones entre sujetos, enmarcados en contextos sociales y culturales, es considerada como un proceso social de producción, intercambio, y negociación de formas simbó-licas, la cual es imposible pensar, sin tener en cuenta lo político.

Si partimos de estos enunciados generales, es posible enten-der el proceso general de planificación propuesto por el autor. En representación gráfica sería el siguiente (ver gráfica 1):

Gráfica 1: Proceso general de planificación prospectiva estratégica desde la comunicación

PROCESO GENERAL

Diagnóstico dinámico

Acercamiento inicial

Reconocimiento del ámbito de trabajo

Primera aproximación al marco conceptual

Mapeo de actores

Primeras imágenes del futuro

Diseño de la propuesta de trabajo

Acercamiento prospectivo

Construcción de imágenes de futuro

Explicitación marco conceptual

Explicitación marco metodológico

Análisis comunicacional de las prácticas

Análisis de las brechas

Signos portadores de futuro /Factores inerciales

Presentación de conclusiones del diagnóstico

Planificación de la comunicación

Momento prospectivo estratégico

Escenarios

Filosofía de la planificación

Diseño de estrategias de comunicación

Momento táctico operacional

Diseño de programación

Diseño de evaluación

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Noticiabilidad y planificación

Sobre su propuesta, es el propio autor quien aclara que tal proceso prospectivo “es una ‘sistemática mental’, es decir una forma de

comprender los procesos sociales y actuar para modificarlos” (Uranga, 2007, 72). En igual sentido en cada uno de los pasos surgen evidencias de otros y que mientras se analiza simultáneamente se están ha-ciendo previsiones para la planificación y que cuando ya se está en esta etapa siguen apareciendo elementos que enriquecen el diag-nóstico. Cabe señalar que el proceso es cruzado permanentemente por las concepciones de comunicación que tenga el planificador y de las circunstancias y contextos. Por ejemplo, podría diagnosti-carse desde una perspectiva relacional de la comunicación o desde una noción informacional, porque “diagnosticar también es pensar la

comunicación” (Mata, 1993), y “dentro de esa lógica, la planificación debe

ser entendida como parte integral de la gestión de la comunicación, que se ini-

cia con el diagnóstico realizado desde la comunicación o desde una perspectiva

comunicacional, continúa con la planificación misma y culmina con el diseño

de la gestión” (Uranga, 2001, 35).A fines de este trabajo, consideramos que la propuesta me-

todológica de Uranga implica una instancia superadora de pers-pectivas normativas o exclusivamente estratégicas, en tanto no predomina en ella una tendencia resultadista y asimétrica entre actores implicados.

4. Articulación: mirada reflexiva sobre la construcción

de noticias y la planificación prospectiva estratégica

La pregunta central en este punto es saber cuál es el apor-te positivo de tener en consideración los supuestos de la teoría del newsmaking en la propuesta de planificación de Uranga y qué

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puntos se transforman en medulares a la hora entender la rutinas informativas en relación, por ejemplo, con el diseño de estrategias de comunicación externa. Para clarificar estos puntos es posible establecer cuatro ejes de articulación:

4.1. Mediatización y planificación

La mediatización de los acontecimientos públicos, su drama-tización y, en la mayoría de los casos, su comunicación acelerada, concibe también debates públicos en igual sintonía, y una nueva dimensión del actor social y político. Así, la cultura ciudadana,14 de ejercicio y cumplimiento de nuestros derechos y obligaciones, se traslada hacia un espacio complejo más visible que factual, más atencional que efectivo. El razonamiento que justifica la traslación parece ser la imperiosa necesidad de hacer ostensible el conjunto de ofertas y responsabilidades cívicas, para luego comprometer, atar y obligar soluciones. Por supuesto que esto tiene que ver con una idea de democracia mediática, “que funciona entre corchetes, limitando con ‘amplitud’ –aunque suene paradójico– el campo del debate, que sí se produce y a veces hasta encarnizado, pero siem-pre dentro del sistema y girando alrededor del ‘modelo’, incluso permitiendo en forma dosificada cuestionamientos al mismo” (Guinsburg, 2001, 26).

Los medios se transforman así en la arena en la que se libran las discusiones del quehacer democrático, contenidas por las cuer-das de la trivialización y dramatización. Esta forma de gobierno, de funcionarios electos que se comprometen a representar los

14 “La forma en que entendemos y ejercitamos los derechos y obligaciones que tenemos como miem-bros de una comunidad” (Acosta Valverde, 1999, 23).

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Noticiabilidad y planificación

intereses o las perspectivas de los ciudadanos, moviliza también su centro de edificación hacia los medios masivos y desde allí entablan diálogos con sus representados. A decir de Carlos Fayt (1987), la democracia no puede seguir entendiéndose simplemen-te como el gobierno del pueblo sino, y más importante aún, como una síntesis conceptual de tres niveles: moral (como forma de vida), material (materialidad social y económica) y técnico (prác-tica de gobierno). Obsérvese que estos tres niveles de conforma-ción, necesariamente deben ser interpretados no desde antiguos esquemas, sino desde una perspectiva global transversal que los invade. Los analistas de los procesos culturales llaman a esta pers-pectiva, videopolítica, es decir, “una creciente dependencia de las instituciones respecto a los medios, producto de una pérdida pau-latina de la capacidad de los dirigentes por llegar en forma directa a su público” (Muraro, 2001, 38). En términos de María Cristina Mata, un desplazamiento de la plaza (el lugar público tradicional, con mayor interacción cara a cara) a la platea (el terreno de lo mediático, de las mediatizaciones) “sería entonces la imagen del movimiento sustitutorio que revela los nuevos espacios físicos y simbólicos que se admiten como lugares de producción del senti-do político y unas estrategias propias de tales espacios, articulados por la mediación tecnológica y el consumo cultural” (1992, 68).

En este sentido, pensar la construcción de noticias, tal como lo piensa la teoría del newsmaking, nos lleva a considerar, en pro-fundidad, el “modus operandi reiterado y reiterativo” de los medios ma-sivos (Yelo Díaz, 2001, 108), para proyectar desde allí los momen-tos estratégicos y tacto operacional a la hora de la planificación. No es posible pensar las necesidades globales de la organización y

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César Arrueta y Marcelo Brunet

escenarios posible de actuación, sin no tenemos referencias espe-cíficas de la constitución del espacio público, la caracterización de los medios masivos y particularmente, la lógica de producción de sentido. López Alonso llama a esta instancia “mapeo, segmentación y

caracterización de medios” (2001).

4. 2. Fuentes de información y noticiabilidad

La construcción de estrategias de comunicación, particular-mente externa, sea desde la gestión de contenidos periodísticos o publicitarios implica la aceptación de actuar como fuente in-formativa y reconocer los criterios de noticiabilidad de los me-dios masivos. En el caso de las fuentes informativas, se trata de considerar el escenario posible mediante el cual la institución sea capaz de “facilitar la información que necesitan los medios para suministrar

noticias” (Fontcuberta, 1993,58).Por otra parte, también infiere la posibilidad de gestionar

una relación entre el rol de fuente y las demandas del periodista. El periodista, tal como la demuestra la teoría del newsmaking cons-truye necesariamente un vínculo dual con sus fuentes. Establece una relación de mutua correspondencia y conveniencia, erigida con base en intereses compartidos: sea la reconstrucción de acon-tecimientos noticiables, por parte del periodista, o bien, la inten-cionalidad de imponer una visión segmentada sobre el hecho en cuestión, que impulsa a la fuente a actuar. De allí la idea de que el periodista está sujeto, permanentemente, a atajamientos previos y complejos. No hay que olvidar “que la relación entre periodismo y

actualidad ha propiciado el desarrollo de diversas estrategias que visibilizan

y silencian temas” (Miralles, 2002, 25). Particularmente, en este caso,

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Noticiabilidad y planificación

las fuentes se vuelven decisivas. Allí reside, entonces, la trascen-dencia de considerar este punto en las políticas de planificación.

Igual situación se puede pensar respecto a los criterios de noticiabilidad. Si la intención de una organización es, a partir de una estrategia construida en el consenso de sus actores, visible en el espacio público, uno de los pilares de este proceso es conocer qué es noticia para determinados medios, es decir, cuál es el límite del interés, no-interés.

De acuerdo a la teoría del newsmaking, esa condición de noti-ciable se define desde valores que intervienen en el interior mismo del proceso productivo. Estos valores (news values) se entienden como “tipificaciones destinadas a la obtención de finalidades prácticas, di-

rigida en primer lugar a hacer posible la repetitividad de determinados proced-

imientos” (Wolf, 1987, 224). Representan, en esencia, evaluaciones prácticas de relevancia respecto al acceso e impacto de acontec-imientos noticiables y, por ende, formación de opinión pública.

Si bien es posible encontrar parámetros comunes de noti-ciabilidad en la diversidad mediática, lo cierto es que en contextos particulares los medios tienen valoraciones propias que cada or-ganización debe conocer si su propósito es tener presencia activa en la superficie redaccional de los periódicos.

4.3. Línea editorial

Relacionado con el punto anterior con igual incidencia para el proceso de planificación, la línea editorial es el lugar desde donde el medio de comunicación construye realidad social. Son aquellas coordenadas espacio-temporales e ideológicas-profesionales des-de donde se intenta dar sentido a los mecanismos de inclusión, ex-

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César Arrueta y Marcelo Brunet

clusión, jerarquización y tematización. Los medios masivos obran desde un horizonte común y autónomo a la vez, que les permite organizar sus prácticas y actuaciones sociales. La línea editorial es la médula de ese procedimiento. Al ser los medios masivos me-diadores simbólicos del acontecer cotidiano, la línea editorial tiene matriz generativa en el vínculo que existe entre el medio masivo en cuanto empresa informativa, su público, y los agentes implicados directa e indirectamente en el proceso de producción periodística (particularmente anunciantes y patrocinadores).

La línea editorial puede entenderse desde dos horizontes vinculados. El primero de ellos, referidos a su perspectiva social y el segundo, a su proceder intrainstitucional. Para el primer caso es preciso avanzar en el concepto de ideología, pues es allí donde trasciende sus principales rasgos. Así entonces, la línea editorial de un medio de comunicación es el extremo del iceberg que nos permite entender el porqué de su construcción periodística y las razones del proceso de tematización: por qué publica determina-dos acontecimientos y desecha otros, qué entiende por correcto o incorrecto y por qué juzga o enarbola determinadas actitudes y/o comportamientos de agentes sociales. De esta manera, la ideología instituye actitudes de grupos sociales-institucionales y sustancia opiniones generales y compartidas acerca de determinados temas de relevancia social. Actúa bajo el concepto integral de interés de grupo, definido a través de categorías de identidad, actividades, metas, normas y valores, posición social y recursos.

Así entonces puede articularse el segundo nivel de aná-lisis referido a la línea editorial y que hemos llamado proceder intrainstitucional. Pues si la ideología consiste en conocimientos

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Noticiabilidad y planificación

y creencias, opiniones y actitudes que conforman un sentido de pertenencia al grupo, tales características se materializan en el seno de una sala de redacción; son el trasfondo de las decisiones y la orientación de los vínculos generales entre agentes “sobrevenida

de las rutinas que toda organización humana genera con el paso del tiempo, la

prosecución de sus intereses y la repetición de sus prácticas; pero, intencionados

o no, no dejan ello de estar ahí y de influir poderosamente en la sociedad” (Aznar, 2005, 20).

De esta manera, los medios de comunicación instituyen su naturaleza institucional una forma de actuación y una forma de valoración, que debe ser conocida por los actores de la planifica-ción. “En muchos casos quienes tienen el poder no necesitan ejercerlo abier-

tamente sobre los periodistas, a tal punto se ha impregnado de sus valores

la cultura periodística que prevalece en un diario o en determinados tipos de

diarios” (Randall, 1999, 11). En este punto vale una aclaración. Si bien el propio medio

instaura una base de argumentos valorativos respecto a la realidad social, no es menos cierto que el propio periodista, en cuanto sujeto vinculado paralelamente a otros grupos, también porta una visión de mundo. Y es allí donde se generan los debates internos y aparecen situaciones de tensión y conflicto con la empresa infor-mativa. Mucho se ha escrito sobre los límites, restricciones y limi-taciones del periodista y los alcances del medio de comunicación, en cuanto condiciones editoriales. Suceden, entonces, disputas, resistencias y castigos en el terreno de la producción periodística que tiene como trasfondo el perfil ideológico editorial y la expe-riencia de vida y propia de las cosas de cada uno de los periodistas que trabajan en el medio de comunicación. Así pues, “el equilibrio

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César Arrueta y Marcelo Brunet

entre las propias necesidades profesionales y la limitación informativa de la

ciudadanía, como las presiones del poder –que junto con las instituciones y sus

funcionarios se integra con los propietarios mediáticos–, es inestable” (Mar-tini y Luchessi, 2004, 62).

4.4. Cultura tecnológica

Tanto los procesos de planificación como las rutinas de pro-ducción periodística, están determinadas, en diferentes niveles de progresión, por lo que Eduardo Vizer denomina, en analogía vin-culante con las tiC, “cultura tecnológica”. Con ello se refiere a “nue-

vos espacios-tiempo en donde se constituyen nuevas formas de relación social,

nuevas formas institucionales nuevas categorías de aprehensión de la experiencia

personal y social y nuevas dimensiones de la cultura” (Vizer, 2003, 324). Es-tamos hablando, en términos generales, de nuevos ámbitos de re-configuración del hacer y el mirar en las sociedades postindustriales.

Los estudios de newsmaking consideraron esta variable en la configuración de la cultura profesional y la construcción de senti-do. Partían de la idea de que los procesos primarios de inclusión/exclusión resultaban determinantes para cualquier mecanismo de producción periodística e igualmente sensibles para la construc-ción de formas de visualizar la noticia, en cuanto posibilidad de mitigar o enfatizar su impacto.

Es por ello que los medios no sólo significan desde los acon-tecimientos noticiables que finalmente publican, sino también desde la posición de jerarquía que le asignan a cada una de ellos en el territorio gráfico y tecnológico. De este modo, “las modalida-

des de decir responden a las diferentes agendas temáticas y clasificatorias, que

organizan el significado de la lectura de las noticias” (Martini, 2000,108).

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Noticiabilidad y planificación

Existe una amplia gama de recursos (técnicos) y propiedades para indicar la importancia relativa de una noticia respecto a otra a pesar de que ambas convivan en el horizonte periodístico cons-truido por el medio.

Sin ir más lejos, existen herramientas concretas que dan senti-do al criterio visual: el tamaño, la tipografía, los gráficos, las anima-ciones (para sitios Web), los usos del espacio en blanco y el manejo de las columnas. La conducción que se haga de cada uno ellos res-ponde a un concepto de diseño medular. Es sabido que los diarios han experimentado, en estos últimos años, una profunda alterna-ción de sus diseños en respuesta al crecimiento de la concepción audiovisual de la información. Se ha desencadenado, por tanto,

La búsqueda de formatos más dinámicos en el manejo de los espacios en las páginas, en la búsqueda de despliegue para temas considerados de mayor importancia relativa y en el tratamiento textual de esos temas (…) los avances tecno-lógicos en materia de diseño, impresión y procesamiento de textos han hecho viable este proceso de cambio, ya que otor-garon una mayor amplitud de posibilidades y creatividades en

todos los órdenes de la producción (Clauso, 2007, 31).

Como podrá observarse el predominio de nuevas formas de mirar y hacer desde la matriz de las tiC y una cultura tecnológica, configura propuestas gráficas, focos atencionales, mecanismos de producción noticiosa, criterios de atención del público e inclusive nuevas dimensiones desde dónde mirar el mundo. No debemos per-der de vista que, “los soportes, las costumbres, los lenguajes y la ‘disposición-

hacia’, se re-significan constantemente. Las tecnologías (herramientas que sirven

de sustento para la circulación y proliferación de signos-mensajes) van instaurán-

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César Arrueta y Marcelo Brunet

dose en contextos diferentes y dispersos. Así, ámbitos locales-remotos-globales se

intersecan con entornos reales-simulados-virtuales” (Agüero, 2005, 13). En este contexto, es difícil pensar los procesos de plani-

ficación alejados del impacto de las nuevas tecnologías. No se trata de reflexionar cuestiones de esta naturaleza desde una base tecnócrata, sino comprender –racionalmente– la constitución de nuevas formas de socialización y construcción de sentido a partir de escenarios que, necesariamente, están atravesados por la cul-tura tecnológica. Uranga sostiene este razonamiento al proponer, en sus procesos, el desarrollo de miradas inclusivas y dinámicas sobre los actores en cuestión.

Sin embargo, la experiencia crítica de los estudios de news-

making posibilita considerar a esta presencia tecnológica no sólo como aquel conjunto de herramientas vinculadas a la interven-ción profesional y la edificación de nuevas propuestas atenciona-les, sino como escenario concreto de relaciones y vínculos que se constituyen como tales a partir de la reafirmación de una noción de realidad, sentidos compartidos sobre lo finito y expectativas de construcción de futuro. Allí radica su núcleo central de aporta-ción: la cultura tecnológica es una dimensión desde donde el/los sujeto/s construyen un sentido –no el único– de pertenencia en el mundo y sus microespacios, y con ello, valores que significan sus experiencias cotidianas.

5. A manera de cierre

En este artículo hemos emprendido, a manera de esbozo, la tarea de realizar un mapeo de las teorizaciones en torno a la comunicación mediática periodística (centrando la mirada en las

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Noticiabilidad y planificación

rutinas de producción); entendiendo que este tipo de tareas son absolutamente necesarias, pues “la construcción de mapas orientadores

ante la creciente complejidad del campo es un prerrequisito importante para

la generación de opciones profesionales (y académicas)” (Fuentes Navarro, 1999,108).

Por otro lado, intentamos explicitar la presencia de posturas teóricas en comunicación, presentes en los procesos de planifica-ción, habitualmente transparentes (y por ello no visibles) en las prácticas cotidianas.

Los procesos comunicacionales mediados (como los que abordó este trabajo) o no, implican instancias de diagnóstico, planificación propiamente dicha, gestión y evaluación, y resultan sumamente importantes a la hora de la producción de sentidos que propone la institución periodística en las actuales sociedades mediatizadas.

Siguiendo a Raúl Fuentes Navarro, podemos afirmar que estudiar los procesos de planificación y construcción de sentidos es producir sentidos sociales sobre la producción social de senti-dos, a lo que deben tender los estudios de comunicación (Fuentes Navarro, 1999).

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