Intervención Joan Calabuig Pleno debate estado de la ciudad

Sra. alcaldesa Sras. y Sres. Regidores, Nuestro Grupo, quiere hacer hoy, en estos tiempos tan difíciles para muchos de nuestros vecinos y vecinas, una declaración de confianza en Valencia y en el futuro de nuestra ciudad. A lo largo de las últimas décadas los gobiernos de distinto signo han ido impulsando, cada uno en su medida, los recursos e infraestructuras necesarios para que Valencia tenga las condiciones de base para pertenecer a la categoría de ciudades protagonistas de la nueva economía del conocimiento y la creatividad. En este sentido, permítanme reivindicar la aportación modernizadora de los gobiernos socialistas y de progreso en Valencia y en la Generalitat, sin la que muchos de los principales hitos de esta ciudad no se podrían comprender. Confiamos tanto en Valencia como estamos convencidos que es urgente y necesario un cambio de rumbo para no perder el tren de la historia, salir de la crisis y recuperar el optimismo. Además de ofrecer alternativas y aunque no es agradable, nuestra obligación es también señalar los errores. Hoy, ampliamente superados los 21 años de gobierno del PP en la ciudad de Valencia, muchos valencianos y valencianas son más pobres, menos libres y ven el futuro con gran inquietud. En los últimos años, en vez de optar por construir pilares sólidos para el desarrollo económico de nuestra ciudad, crecía el culto por lo efímero, la ostentación y la vanidad mientras empezaba a gestarse una historia muy triste para decenas de miles de habitantes de esta ciudad.

Me refiero a los que ahora no pueden ya pagar sus hipotecas y son desahuciados, los 19 conciudadanos que cada día pierden su trabajo para sumarse a los más de 82.000 que ya están en desocupación, los estudiantes que no se han inscrito en las universidades de nuestra ciudad porque ya no pueden pagar las tasas o porque les han quitado la beca, las personas mayores que dejan de medicarse porque ya están al límite y no tienen con qué pagar sus medicamentos, los 6.000 dependientes y sus familias que están abandonados a su suerte y que esperan desde hace meses la resolución de sus expedientes, los más de 2.000 discapacitados en los centros de atención cuya calidad del servicio se deteriora por unos impagos que afectan ya a los profesionales que no cobran sus nóminas, a las familias con problemas para dar de comer a sus hijos o para comprar los libros de la escuela y a las que se les deniega incluso becas de comedor, o las mujeres que vuelven a ver cómo las decisiones que se toman las relegan de nuevo en el trabajo y en los derechos conquistados. La realidad es que nuestra ciudad está sumida en una crisis de un calado excepcional. Ejemplo de esto es que en la primera mitad del año, el crecimiento de la desocupación en la ciudad de Valencia ha superado el de las grandes ciudades españolas como por ejemplo Madrid, Barcelona, Zaragoza, Málaga o Sevilla. El escenario macroeconómico derivado de las políticas del gobierno del Sr. Rajoy prevé nuevos incrementos de la desocupación que en el caso de nuestra ciudad podría suponer la suma de 10.000 nuevos parados a lo largo del año que viene. Las medidas del gobierno del PP han supuesto además, importantes recortes y amenazas de despido para los trabajadores del sector público, más de 56.000 en nuestra ciudad. La forma errática e improvisada de gobernar del Sr. Rajoy está haciendo crecer la incertidumbre y la inseguridad entre muchas familias, lo que paraliza las decisiones de compra hasta de los bienes más elementales. Todo esto, golpea duramente al comercio de nuestra ciudad generándose cierres de negocios,

caída en las ventas y empeoramiento de las condiciones de trabajo y despidos en este sector. La pérdida de liderazgo y el agotamiento del impulso del gobierno del PP en la ciudad se constatan cada día más ante la falta de consideración del Gobierno de España y de la Generalitat.

En relación con el primero, podemos afirmar que ninguno de los problemas que la Sra. Barberá atribuía al gobierno del Sr. Zapatero se ha solucionado. Es más, la situación se ha agravado y los presupuestos generales del Estado para el 2013 expresan una marginación hacia Valencia que no tiene precedentes, con una caída del 43% en las inversiones y con un impacto previsible de alrededor de 2.500 ocupaciones en nuestra ciudad. En cambio, para comunidades como Galicia o Aragón sí que ha habido más consideración. No menos grave es la caída de las inversiones de la Generalitat para nuestra ciudad que descienden un 42'5% muy por encima del 28% del conjunto del Consell. Esta situación comportará la pérdida de cerca de 1.000 ocupaciones adicionales. La situación de excepcionalidad a que hemos llegado requiere medidas urgentes y extraordinarias por parte de este Ayuntamiento que contribuyan a solucionar de forma efectiva y concreta los problemas que están golpeando de forma cruel a las familias trabajadoras y que están deteriorando rápidamente las condiciones de vida de las clases medias. Sra. Barberá, su gobierno no sabe cómo responder a la situación actual. Ha cambiado profundamente el contexto pero no han sido capaces de cambiar las políticas ni las prioridades. Se han quedado sin impulso, sin liderazgo y sin iniciativa. Esperamos entonces, que escuchen las propuestas que hacemos desde la oposición y al menos las valoren para que, con las aportaciones de todos, cambiemos el rumbo de esta ciudad y ofrezcamos nuevas esperanzas a los valencianos y valencianas. Creemos que tres son los elementos esenciales y urgentes a afrontar para poner en marcha una verdadera agenda municipal de respuesta a la crisis. En primer lugar, es necesario reorientar las prioridades presupuestarias y

de la acción de gobierno y dar prioridad a la reactivación de la actividad económica, el trabajo y la acción contra la pobreza y la exclusión. No es posible que se acelere la amortización de la deuda a los bancos a expensas de los ciudadanos. Es imprescindible destinar mayores recursos a la inserción sociolaboral, a potenciar la rehabilitación y a la puesta en valor de barrios como el Cabanyal. En segundo lugar, es necesario mejorar la calidad de la gestión. Desde 1992 la deuda se ha multiplicado por cinco y las inversiones se han reducido a la mitad. Este crecimiento de la deuda que ya se sitúa por encima de los 1.000 M€, no se explica por la inversión en equipamientos para mejorar la competitividad de la ciudad, sino que se debe fundamentalmente a los reiterados errores en las previsiones presupuestarias correspondientes al gasto corriente, a una gestión poco rigurosa y analítica del presupuesto y a una gestión fiscal desfasada e injusta. Es imprescindible una mejora de la ejecución presupuestaria, particularmente en las áreas más inversoras y un plan de pagos a proveedores que evite la constante sangría derivada de los intereses de demora. En tercer lugar, es imprescindible reclamar un trato justo del Gobierno de España y de la Generalitat para Valencia. En el último pleno ofrecimos unir nuestras fuerzas para reclamar lo que corresponde a nuestra ciudad. Ahora sabemos de su influencia en solitario en Madrid: todas las enmiendas rechazadas. También hay que exigir las inversiones de la Generalitat, así como su deuda con nuestra ciudad que afecta gravemente a nuestra actividad económica y a servicios públicos esenciales como la educación, la sanidad o el transporte. En definitiva, ofrecemos nuestro análisis y nuestras propuestas porque este Ayuntamiento, mejorando la governanza democrática y la participación ciudadana, contribuya activamente a que Valencia recobre la confianza, supere cuanto antes el sufrimiento de muchas familias y libere todas sus potencialidades para salir con fuerza de esta crisis.