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Bogotá D.C. No. 87, domingo 5 de febrero de 2006 Página web: http//unperiodico.unal.edu.co Correo electrónico: [email protected] Publicación de la Universidad Nacional de Colombia • ISSN 1657-0987 P ÁG 19 Nelson Nieto. Música Bolivia y Colombia entonan el catálogo musical de las misiones. 23 Los fallos de la física forense. Ciencia 18 Nación El conflicto colombiano en videojuegos. 6 Trip bway o los chicos que hacen cruces En San Andrés cientos de jóvenes se dedican al transporte ilegal de cocaína desde el continente. Su pericia como navegantes les ha ofrecido un modo de sustento y, por otro lado, obtener el anhelado reconocimiento social, tan esquivo en la pequeña isla. 14 12 Bachelet y los grises de la economía chilena Las expectativas por la llegada por primera vez de una mujer a la presidencia en Chile, se ven atenuadas por su anuncio de continuar el modelo económico de Ricardo Lagos, cuyos resultados no fueron los mejores. Investigación La “pobreza” de los ricos. 3 En seis meses las palabras hortalizas, fruta- les y forrajes se han vuelto cotidianas en la conversación de muchos araucanos. Y no solo eso, en sus solares y hatos podría haber un espacio para estos alimentos, pues la agricultura se está abriendo paso como al- ternativa económica y de sustento. Gracias a un proyecto de granja experimental en la Sede Orinoquia de la Universidad Nacional, de los suelos de Arauca saldrá más que petróleo y pasto para las reses, porque agrónomos están experimen- tando con éxito cultivos en sus tierras infértiles. sabana inundable Los cultivos de la Dado que la mayoría de hortalizas y frutas son traídas de otras regiones, las propuestas productivas de la granja experimental redundarían en el fortalecimiento de la seguridad alimentaria de los araucanos.

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Bogotá D.C. No. 87, domingo 5 de febrero de 2006 Página web: http//unperiodico.unal.edu.co Correo electrónico: [email protected]

Publicación de la Universidad Nacional de Colombia • ISSN 1657-0987

PÁG 19

Nelson Nieto.

MúsicaBolivia y Colombia entonan el catálogo musical de las misiones.

23Los fallos de la física forense.

Ciencia18NaciónEl conflicto colombiano en videojuegos.

6

Trip bway o los chicos que hacen crucesEn San Andrés cientos de jóvenes se dedican al transporte ilegal de cocaína desde el continente. Su pericia como navegantes les ha ofrecido un modo de sustento y, por otro lado, obtener el anhelado reconocimiento social, tan esquivo en la pequeña isla. 14 12

Bachelet y los grises de la economía chilenaLas expectativas por la llegada por primera vez de una mujer a la presidencia en Chile, se ven atenuadas por su anuncio de continuar el modelo económico de Ricardo Lagos, cuyos resultados no fueron los mejores.

InvestigaciónLa “pobreza” de los ricos.

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En seis meses las palabras hortalizas, fruta-les y forrajes se han vuelto cotidianas en la conversación de muchos araucanos. Y no solo eso, en sus solares y hatos podría haber un espacio para estos alimentos, pues la agricultura se está abriendo paso como al-ternativa económica y de sustento. Gracias a un proyecto de granja experimental en la Sede Orinoquia de la Universidad Nacional, de los suelos de Arauca saldrá más que petróleo y pasto para las reses, porque agrónomos están experimen-tando con éxito cultivos en sus tierras infértiles.

sabana inundable

Los cultivos de la

Dado que la mayoría de hortalizas y frutas son traídas de otras regiones, las propuestas productivas de la granja experimental redundarían en el fortalecimiento de la seguridad alimentaria de los araucanos.

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Economía

Un rendimiento en dóla-res de 160% anual del merca-do de acciones colombiano, es atractivo para cualquier tipo de capital: desde los llamados capitales golondrina hasta los fondos de inversión que bus-can canalizar el ahorro hacia la inversión. No obstante son va-rias las preguntas que muchos analistas se hacen:

• ¿Qué hace de Colombia y de un mercado de capitales incipiente, concentrado e in-eficiente en su formación de precios, atractivo a los inver-sionistas internacionales?

• ¿Qué se considera un pre-cio de equilibrio para las ac-ciones de nuestras empresas? ¿Cuál debe ser el nivel hasta el cual debieran subir los precios?

• ¿El incremento en cin-co años de un 1.100% en los precios en su conjunto puede considerarse una burbuja ne-tamente especulativa?

• ¿Por qué el interés de gran-des conglomerados empresa-riales a nivel mundial por in-vertir en nuestras empresas?

Variables de peso

Encontrar una sola razón para analizar lo que está su-cediendo en el mercado de acciones sería muy simplis-ta, por cuanto el mercado re-fleja las expectativas no solo económicas sino políticas, comerciales, sociales y sobre todo las estrategias que en el

mundo de los negocios cons-tantemente se están plantean-do. Para analizar este conjunto de razones es importante dis-tinguir elementos básicos del mercado colombiano.

Lo primero para quien invierte en este mercado es distinguir el grado de liquidez de la acción. Para ello, la hoy Superintendencia Financiera clasifica la bursatilidad (o ne-gociabilidad) de una acción en cuatro categorías: alta, me-dia, baja o mínima. Particu-larmente, los inversionistas se inclinan por las de alta o me-dia, toda vez que ante situa-ciones de compra y/o venta, según las oportunidades del mercado, se requiere de títulos líquidos.

Una vez se observa la li-quidez de los títulos es impor-tante describir el tipo de inver-sionista que está participando en este mercado. Indiscuti-blemente la participación que vienen teniendo los portafo-lios extranjeros es un elemento que bajo el escenario actual los convierte, junto a los fondos de pensiones y cesantías, en agentes estratégicos en la evo-lución del mercado. En efecto,

al repasar las estadísticas (ver gráfica), la cuantía en dólares pasó de US $230 millones en promedio en 2003 a US $1.500 millones al cierre de 2005, con un incremento particular en el último año cuando la inversión subió en US $1.000 millones, lo que implica un monto de $2,3 billones de liquidez para

un mercado que se ve sujeto a especulaciones y valorizacio-nes en el corto plazo (hay que considerar que estos capitales por ley deben quedarse por lo menos un año en el país). Es de destacar que el inversionis-ta externo propende más por el mercado de renta variable (acciones) que por el de renta fija (TES, bonos CDT), casi a una razón del 75% / 25% res-pectivamente, contrario a lo

que sucede con el inversionis-ta local.

De otra parte no se de-be desconocer el papel de los fondos de pensiones y cesan-tías. El mejor conocimiento del mercado, las rentabilida-des que se vienen presentan-do, la poca oferta de títulos en el mercado local y la cuantía

de inversión que administran son elementos que explican su participación cercana a los $5 billones. Sin embargo, es indispensable la función que estos agentes, junto a otros mecanismos de ahorro como los fondos especiales admi-nistrados por fiduciarias o co-misionistas de bolsa, podrían tener para el mercado, en par-ticular como mecanismo para los pequeños inversionistas.

A la par de estas variables es indiscutible (independien-te de las opiniones que ello suscite), el elemento de con-fianza que en lo político y lo económico ha dado el periodo 2002-2006, lo que atrae estabi-lidad y atractivo para nuestra economía y para sus empresas. Un crecimiento superior a 5% en 2005, una inflación contro-lada por debajo de 6%, tasas de interés estables y liquidez en la economía son elementos que tanto para los proyectos empresariales como para los mercados de capital son di-ferenciadores al momento de asignar los recursos en los por-tafolios de inversión.

Saliendo del letargo

Bajo esta serie de valo-res agregados valdría la pena destacar cuáles son los fun-damentales que tienden a so-portar la hipótesis que, más que especulación, el mercado accionario ha sido de factores estructurales:

1. La economía viene de un rezago de más de siete años

con apenas resultados empre-sariales cuyo nivel era el de 1997 antes de la crisis econó-mica de fines de la década del noventa.

2. La proximidad de un acuerdo de libre comercio con los Estados Unidos hace atrac-tiva la economía colombiana como puente de producción y exportación de empresas cu-yos países no podrían tener di-chos acuerdos y que requieren un mercado tan grande como el gringo para sus productos.

3. Los resultados crecientes y con potencial de sectores co-mo el financiero, cementero y comercial (cuyas rentabilida-des en bolsa superan hasta el 1.000% anual), hacen prever una tendencia alcista en ac-ciones netamente para estruc-turar.

4. Las noticias de adquisicio-nes y fusiones como estrategia de competencia es previsible en un escenario de libre com-petencia y de consolidación comercial en la aldea global del comercio internacional.

5. La confianza política y los resultados electorales darían continuidad a las políticas tra-zadas, lo que se traduce en seguridad en el largo plazo para los inversionistas, máxi-me bajo el contexto de una América Latina que retorna a la izquierda democrática con potenciales riesgos de inesta-bilidad jurídica.

6. Una mayor participación de los inversionistas locales que creen en sus empresas, dando la liquidez necesaria y el atractivo para que muchas vean una fuente distinta a la financiación a la deuda como herramienta de apalanca-miento.

Se dice que el mercado se ha sobrevalorado (como ya la mayoría de analistas lo considera), no obstante lo que no se ha debatido es que las empresas venían de un letargo, y que en economías desarro-lladas las cotizaciones de las acciones superan casi 10 veces promedio su valor en libros (y en Colombia apenas si va en 3 veces). Además existe mucha liquidez no solo en nuestro país sino afuera; la cultura de crecimiento aún persiste en nuestros empresarios; y las condiciones están aún dadas para aprovechar la tendencia positiva que se ha venido pre-sentando.

Las opiniones y conceptos aquí emitidos no comprometen a las entidades mencionadas. La responsabilidad directa es del autor.

¿especulación o estructuración?El mercado de acciones:Ser el segundo mercado de acciones en rentabilidad a escala mundial es un atractivo que catapulta y posiciona la economía colombiana y su estructura empresarial. Pero, ¿cuáles son las razones que explican este comportamiento? Un académico y comisionista de bolsa arriesga algunas respuestas.

Henry Martínez ForeroÐ Gerente de Brokers Investments Financial Advisors y profesor de Extensión Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad

Nacional de Colombia.

El inversionista externo propende más por el mercado de renta variable (acciones) que por el de renta fija (TES, bonos CDT), casi a una razón de 75% / 25%, contrario a lo que sucede con el inversionista local.

Comité editorial: Egberto Bermúdez Cujar � Luis Eduardo Hoyos Jaramillo � Carlos Patiño Villa � Rocío Londoño Botero � Clara Helena Sánchez Botero � Fabio González Benítez � Jorge Cossio � Juan Carlos Chica.

Coordinadora editorial: María C. Rojas � Coordinador gráfico: Andrés Leonardo Cuéllar V. � Corrector: Fernando Carretero P., Alejandro Rodríguez Mendieta � Diseño e impresión: Impresiones Periódicas S. A.

Página Web: http://unperiodico.unal.edu.co Versión Internet: UNDigital Correo electrónico: [email protected] Teléfonos: 316 5348 - 316 5000 extensión: 18384 / Fax: 3165232 Edificio Uriel Gutiérrez Transv. 38 Nº 40-04, piso 5º. ISNN1657-0987

Director: Ramón Fayad Nafah

Las opiniones expresadas por los autores y sus fuentes no compromenten los principios ni las políticas de UN Periódico.

Cortesía: Dirección de Comunicaciones BVC.

Resulta paradójico que con el menguado sector productivo de la economía colombiana se registre un mercado accionario tan exitoso en el último lustro.

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Investigación

La lucha contra la pobre-za ha constituido el centro de la política social. Inicialmen-te la pobreza se consideraba como la privación material incluyendo la falta de acceso a educación y salud, cuantifi-cada mediante un indicador apropiado de ingreso o de consumo. Esta era la visión del Banco Mundial en el In-forme sobre desarrollo mun-dial de 1990. Para el Informe de 2000/2001, dicho organis-mo amplía el concepto de tal forma que debe incluir “la vulnerabilidad y la expo-sición al riesgo, y la falta de representación y la impoten-cia”. Es decir, llevar el con-cepto a lo que Amartya Sen llama las formas de privación que limitan gravemente las capacidades con que cuen-ta una persona, que no es otra cosa que las libertades sustantivas que le permiten disfrutar el tipo de vida que considera valioso.

Este enfoque multidi-mensional, que es el que han adoptado las organizacio-nes internacionales desde la segunda mitad de los años noventa, tiene varios proble-mas. Pretender recoger en un indicador las diferentes di-mensiones de la pobreza, co-mo los índices de Desarrollo Humano diseñados por Sen (combina esperanza de vida, alfabetización e ingreso), el de Pobreza Humana del Pnud (duración de la vida, grado de instrucción y condiciones de vida), o el de Necesidades Básicas Insatisfechas, pone de presente el problema de definir cuál es la pondera-ción a cada dimensión en la determinación del grado de pobreza.

En los diferentes índices que se desarrollan cada vez se pone menor énfasis a las variables monetarias y más a las no monetarias. Bajo estos principios, es perfectamente posible reducir la pobreza en todos los dominios no mone-tarios, sin eliminar la pobreza monetaria, y sin reducir la desigualdad de ingresos en-tre ricos y pobres. Definir la pobreza en términos de tasas de satisfacción en salud, edu-cación, derechos, libertades, participación, cae en el ries-go de culturizar la pobreza, de ponerla en términos de la cultura dominante. El énfasis en las variables no moneta-

rias nos obligaría a definir a los ricos en los mismos tér-minos. Si los ricos pueden medirse en términos de su capital social y cultural, có-mo conciliar la paradoja que a la vez que existen “no ricos”, que igualmente poseen un importante capital social o cultural, por otro lado exis-ten ricos que son analfabetas, enfermos o marginados. ¿Có-mo se explica el desequilibrio abismal entre la gran can-tidad de estudios sobre los pobres, y el desinterés casi absoluto sobre los ricos?

La pobreza es el objeto de estudio de los no pobres, no de la visión que los pobres puedan tener de sí mismos. Se trata de un discurso que tiene una función política disociada de la realidad de las personas pobres, que ade-más no incluye el tema de la desigualdad, porque en este caso habría que incluir a los ricos en el análisis.

La pobreza de los “no pobres”

Una característica del discurso contra la pobreza es que no vincula el tema de la condición del trabajo. La po-breza no se genera solamen-te en la falta de trabajo sino también en el trabajo mismo. Al desvincular la pobreza del trabajo se la define sobre ne-cesidades, lo cual lleva a que

el gasto social se debe focali-zar en aquellos que carecen de tales oportunidades.

La focalización casi nunca presta atención a los trabajadores asalariados, y se define con un criterio dife-rente al del ingreso, bien sea por criterios demográficos o criterios topográficos (habi-tantes de un barrio, tal o cual zona rural). Para poder iden-tificar los pobres meritorios de ayuda es preciso utilizar definiciones muy específicas, como madres solteras cabeza de hogar, desplazados, des-pedidos del sector público, habitante de la calle, etc.

La identificación de los pobres se vuelve un verda-dero lío, porque hay que res-ponder, por ejemplo, quié-nes son, dónde están, cuáles son los más pobres, quiénes reciben ayudas pero no son pobres. Además hay que dife-renciar los malos pobres (los que hay que reprimir), de los buenos (que merecen la asistencia). Los malos pobres no entienden lo que se hace por ellos ni toman las opor-tunidades que se les ofrece, los buenos son aquellos que hacen esfuerzos por aprove-char lo que se les pone a su disposición para insertarse en el mercado salvador: ca-pacitación, crédito, derechos de propiedad.

Las políticas focalizadas

de lucha contra la pobreza, al desconectarse de la confi-guración del status de traba-jo, se dirigen a un campo de intervención muy fracciona-do. El uso del concepto de la pobreza borra las diferencias entre las categorías sociales y desconecta las condiciones de vida de la posición que ocupan en el sistema produc-tivo. Se “invisibiliza” el con-cepto de clase trabajadora, y este es un factor que ha fa-cilitado la generalización del discurso de la pobreza como eje de la política social. Esta circunstancia ha sido aprove-chada para señalar el “fin de la sociedad del trabajo”, de los que hablan Gorz y Offe. Al no hablar de trabajadores se comienza a hablar de pobres. Al no utilizar la categoría de trabajador, el nuevo tipo de ciudadano que se definiría como pobre no reivindica-ría el hecho de serlo. ¿Cómo reconocer un nuevo mundo en el cual, aquellos que lo desean no quieren expresar su condición de portadores de ese nuevo mundo (ser po-bres), y cuando logren el nue-vo mundo no estarían en él (serían no pobres)? La utopía donde no hay lugar.

El efecto político es una despolitización de la política. Darle el poder a los pobres pero a nadie en particular, democratizar pero sin men-cionar los partidos políticos,

los enemigos de los pobres son los “no pobres” pero allí no hay ricos. Qué hacer con el hecho de que los gober-nantes representan a los “no pobres” y se les pide luchar contra los “no pobres”, a quienes además se les califica como poderosos.

Los gobernantes deben luchar contra la pobreza pero no son creíbles, las ONG lo son pero en tanto no tengan el poder (de tenerlo dejarían de ser “no gubernamentales”). Lo que se enfatiza es lo moral (la ética) y la técnica (tec-nología de la asistencia so-

cial). El concepto de pobreza busca una nueva legitimidad sin cuestionar los programas liberales de ajuste, sin tener que plantear la unión de los explotados del tercer mun-do para buscar eliminar los mecanismos estructurales de dominación. Si las políticas de lucha contra la pobreza se fundaran sobre el interés de los pobres no habría ningún límite para la transmisión de la propiedad en favor de los pobres que conduciría a la igualdad de todos.

La lucha contra la po-breza responde a las necesi-dades de los “no pobres”, y su objetivo es mitigar ciertas manifestaciones extremas de la diferenciación social a fin de que la estructura social mantenga tales diferencia-ciones. Como dicen Salama y Lautier, los ausentes en el debate de la pobreza son los pobres mismos. Es una pre-ocupación de los moralistas, filántropos, damas de la ca-ridad y reinas de belleza. Los pobres reales luchan por su salario (cuando tienen uno), por conseguir trabajo, con-tra la vida cara. Tienen otras preocupaciones: poesía, mú-sica, sueños utópicos. Pero no se definen como pobres porque saben que el verdade-ro pobre es un avergonzado.

César Giraldo Profesor

Facultad de Ciencias Eco-nómicas de la

Universidad Nacional de

Colombia.

Pobres los pobres

A propósito de los indicadores que muestran una disminución de la pobreza en el país, es necesario precisar qué variables inciden en la “precarización” de la vida colectiva, y los efectos que sobre las estadísticas tienen los enfoques conceptuales que hasta ahora han sido tenidos en cuenta para su cuantificación y definición.

Una característica del discurso contra la pobreza es que no vincula el tema de la condición del trabajo. La pobreza no se genera solamente en la falta de trabajo sino en el trabajo mismo.

El discurso sobre la pobreza no habla sobre desigualdad, porque de hacerlo incluiría un análisis acerca de los ricos.

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Sociedad

Odd Andersen / AFP

Desde el inicio de la dé-cada del noventa, el mundo ha estado marcado por una fuerte reaparición de conflic-tos armados en una geografía expansiva, que en ocasiones ha parecido incontrolable. Los estudios de seguimien-to a los conflictos armados, que abarcan conjuntos de datos desde final de la Se-gunda Guerra Mundial, co-mo los emprendidos por el politólogo Peter Wallensteen,

muestran que existe un quie-bre entre los conflictos de la Guerra Fría y los del siglo XXI. Estos últimos van más allá del fantasma de la guerra in-terestatal, y se sitúan dentro del rango de los conflictos in-traestatales, con un elemento: se desenvuelven dentro del complejo mundo de las dife-rencias étnicas, arrastrando a la vez aspectos de diferencia-ción cultural, convirtiéndose

así en motivo de explosión violenta en la integración de muchas sociedades.

Paralelamente han re-aparecido, en el ámbito de las relaciones internacionales, otras dimensiones altamente peligrosas para un mundo ca-rente de contención: de un lado está la proliferación de armas de destrucción masiva, en especial las de tecnología nuclear, y luego las químicas, biológicas y convencionales; de otra parte, no ha sido me-nos complejo la aparición de un mundo multipolar, en don-de los poderes occidentales tradicionales se ven restrin-gidos a sus campos de acción institucional, que cuando han intentado construir un orden internacional con la fuer-za, como en Irak, el fracaso aparece como consecuencia ineludible. Fracasos, a su vez marcados por asuntos –a me-nudo descuidados por diplo-máticos, políticos y analistas–, como la cultura y la religión.

Otro de los elementos en el contexto de una creciente inseguridad internacional es el surgimiento de una geo-grafía porosa de los estados, o dicho de otra manera, la aparición, en diferentes re-giones del mundo, de estados incapaces de controlar las economías ilícitas y sus con-secuencias de desinstitucio-nalización y fragmentación de los sistemas económicos y jurídicos. Es necesario, tam-bién, mencionar el papel del terrorismo como fenómeno transnacional; el desequili-brio persistente en el comer-cio internacional, agravada por la desigual difusión de las nuevas tendencias tecnológi-cas, científicas e industriales.

Este panorama conduce a una gran preocupación por

la seguridad mundial, que se justifica en las más de 800.000 personas que anualmente pier-den la vida, sumados diferentes conflictos, víctimas de distintas formas de violencia y confron-tación bélica, y las más de 2.800 millones que se ven afectadas por la pobreza, pandemias co-mo el sida, analfabetismo; la inoperancia de instituciones en proteger a los ciudadanos desarmados, y la aparición de regiones ingobernadas e in-gobernables, en donde se han establecido formas de poder local no estatal, bajo la figura de “señores de la guerra”.

Aciertos y tensiones

Ante este panorama, Ca-nadá, una potencia de rango mediano, con un largo histo-rial de éxitos diplomáticos e internacionales, ha impulsa-do, desde su Foreign Affairs, un programa denominado “Human Security”, que utiliza tanto en sus políticas institu-cionales a nivel internacio-nal, en especial en sus rela-ciones con la ONU, la OEA y el G8, como en sus iniciativas diplomáticas particulares, entre las que se cuenta el “Human Security Network”, compuesto por una doce-na de países con acuerdos firmados y programas para promover los objetivos y las estrategias de la seguridad humana.

Human Security se en-marca en las denominadas iniciativas de soft power, cuya pretensión es promover una diplomacia de acuerdos en-tre Estados y sociedades, por fuera de las opciones y las condiciones de la diplomacia convencional normalmente dirigidas por el uso de la fuer-za como elemento determi-nante. Pero la seguridad hu-

mana en este caso va más allá de la defensa de los derechos humanos o de la instauración de la Corte Penal Internacio-nal. La diferencia radica en que mientras la diplomacia convencional sitúa en el cen-tro de los asuntos de seguri-dad al Estado y la diplomacia institucional supraestatal se dirige a la defensa de con-venciones como el DIH, la seguridad humana crea un concepto global de acción di-plomática, preocupado por la vida de las comunidades humanas, puntualizando en no dejar aspectos sueltos ni desplazar responsabilidades.

La propuesta de la segu-ridad humana ha permitido establecer una agenda para la acción preventiva, que abarca, como mínimo, cuatro puntos: protección de los civiles que se convierten en objetivos de conflictos armados; apoyo a las operaciones de paz inter-nacional, en especial cuando se trata de restablecer el orden democrático, instituciones estables y economías libres, caracterizadas por el comercio justo; la solución de conflictos, con mecanismos y mediacio-nes preventivas; y el estable-cimiento de mecanismos de seguridad pública, orientados al combate del terrorismo y el crimen internacional.

En algunas acciones sobre la seguridad humana, Canadá ha intervenido a fa-vor de la protección legal y física de poblaciones civiles en Sierra Leona, creando con-diciones de entrenamiento y educación de las fuerzas poli-ciales de este país, atravesado por uno de los más graves procesos de desintegración del África de la Posguerra Fría. Otros programas con di-ferentes énfasis, pero enmar-

cados dentro de la seguridad humana, han sido promovi-dos en Afganistán y Rwanda, por medio del Canadem, un grupo de expertos canadien-ses desplegados en lugares y poblaciones que requieren protección y ayuda urgente. Además, el Human Security de Canadá se ha involucrado a fondo en sacar adelante la iniciativa sobre control de ar-mamentos de corto alcance en el sur de Asia.

A pesar de esta iniciativa de Canadá, que fortalece una posición diplomática dife-rente a la de Estados Unidos, y que busca mecanismos in-ternacionales de acuerdo por encima de las opciones de fuerza, para la profesora de relaciones internacionales en la Universidad de Oxford, Jennifer Welsh, la seguridad humana se sitúa dentro de una tensión en la que por una parte es evidente el de-clive militar canadiense y sus fracasos en intentos de intervención en los últimos años –como en Sudán, don-de perdió la iniciativa ante Gran Bretaña debido a la in-movilidad del ejército para grandes operaciones exterio-res–, y, por otra, el asunto de conservar un planteamiento diplomático que le permita tomar un liderazgo interna-cional serio, pero que no lo lleve a una disputa con su principal socio estratégico, Estados Unidos, a donde van a parar más del 80% de sus exportaciones, y con quien, desde el 11 de septiembre de 2001, debe colaborar para disminuir las presiones del difícil cuidado fronterizo.

Este artículo se elaboró con la colaboración de Nicolás Maya Medina, estudiante de Economía de la Universidad de los Andes.

Carlos Alberto Patiño Villa*

Profesor Departa-mento de Ciencia Política de la Uni-versidad Nacional

de Colombia.

opción diplomática para el siglo XXIHuman Security:

El planteamiento de una nueva forma de relación con los estados ha llevado a Canadá a probar una diplomacia consecuente con los conflictos que dominan el mundo contemporáneo, omitiendo en todo momento el uso de la fuerza.

Para Jennifer Welsh, la seguridad humana se enmarca dentro de una tensión en la que es evidente el declive militar canadiense y su fracaso en intentos de intervención en los últimos años.

Más de 800.000 personas mueren anualmente, víctimas de distintas formas de violencia y confrontación bélica.

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Política

Las elecciones en una democracia, teóricamente, son el momento en el cual los ciudadanos son convocados, previo debate acerca de las opciones puestas a su con-sideración, a que decidan a quiénes escogen para que los representen en el Congreso –la idea es que estos repre-sente la diversidad política de la sociedad–, y en un régi-men político presidencialista a que definan quién va a con-ducirlos en su condición de Presidente. Por ello tienen la mayor significación, más allá de que es un hecho real que para una franja importante de ciudadanos, la política es algo que poco o nada los convoca.

El doble debate electo-ral, parlamentario y presi-dencial, copará el escenario político del primer semestre y el inicio del nuevo gobier-no, el segundo. Pero, no se trata de unas elecciones más, las de Congreso y presidente del presente año estarán ca-racterizadas por la novedad de las reglas del juego y en esa medida la dificultad de hacer pronósticos de resul-tados, que en general toman como base las reglas del jue-go anteriores.

En las elecciones de Congreso, tendremos por primera vez las reglas deri-vadas de la reforma política de 2003, cuyos aspectos más relevantes son: lista única por partido político en ca-da circunscripción electoral, umbral que define qué listas entran a la distribución de curules, cifra repartidora que remplaza el anterior meca-nismo de cociente y residuo y obligatoriedad de funciona-miento en bancadas para los congresistas electos, lo cual significa forzar a las negocia-ciones y funcionamiento por bancadas y reducir de ma-nera fundamental el transfu-guismo político que ha carac-terizado el comportamiento de congresistas individuales en los últimos tiempos. To-dos estos cambios implican propiciar procesos de com-pactación partidista, en la intención de fortalecer los partidos políticos; pero a de-cir verdad en muchos casos lo que se ha dado en el actual debate electoral son coalicio-nes electorales pragmáticas, una especie de “matrimonios por conveniencia” y realmen-te no procesos unitarios.

Algunos pronósticos

A pesar de lo difícil de hacer predicciones para una elección con reglas nuevas, podrían aventurarse algunos resultados. Todo indicaría que individualmente la fuer-za política más votada segui-rá siendo el Partido Liberal, pero con un producto alre-dedor de 25% de la votación total, seguido de las listas de Cambio Radical y del Par-tido Conservador con cifras cercanas al 20% cada una, y luego se situaría el Partido de la U con una votación ligera-mente inferior al 20%. Uno de los grandes interrogan-tes es el Polo Democrático Alternativo, por cuanto los más optimistas hablaban de cifras cercanas al 15%, y los más pesimitas, que no supe-

rarán el 8%; es probable que el resultado de esta agrupa-ción política esté alrededor del 10%, en lo cual influirá la imposibilidad de ampliar su alianza política con sectores más ubicados en el centro del espectro político.

El otro interrogante será el resultado electoral de otros movimientos uribistas como Colombia Democrática, la alianza Equipo Colombia-Alas y partidos como Mira, así como las listas que “apa-drinarán” Antanas Mockus y Enrique Peñalosa, buscando transferir a las listas parte de su prestigio político personal.

Lo anterior, le daría en principio, un control del Con-greso a las fuerzas partidarias de la reelección del Presi-dente, pero la apuesta de las fuerzas opositoras –Partido Liberal y Polo Democrático Alternativo– es justamente lograr un resultado que al-tere esta posibilidad o que eventualmente haga menos desequilibrada la relación en-tre estos bloques, y en esto po-drían contribuir las consultas internas que ambas fuerzas adelantarán para definir su candidato presidencial.

No todo está decidido

Las elecciones presiden-ciales, por su parte, estarán marcadas por el ensayo por primera vez de la figura de la reelección y la realidad en la cual los candidatos aspi-rantes se enfrenten a un Pre-sidente-candidato con una gran cantidad de recursos de poder a su disposición y con una Ley de Garantías que en todo caso no logra modificar

este desequilibrio. Es decir, tendremos en esta elección y en lo sucesivo un escenario en el cual ya no hay pro-piamente un Presidente que actúa, en su condición de jefe de Estado y de Gobierno –ca-racterística central del régi-men presidencialista–, como garante de la transparencia y equidad del proceso electo-ral, sino que él será uno más en el proceso de competen-cia electoral, pero que cuenta con un desequilibrio a su fa-vor evidente. Tendremos en lo sucesivo en la competen-

cia presidencial, una igual-dad formal acompañada con un desequilibrio real entre el Presidente-candidato y los demás aspirantes.

En principio, el desafío fundamental que tendrá el presidente Uribe es ganar en la primera vuelta presi-dencial, como en su primera elección y en apariencia los distintos sondeos de opinión

Alejo Vargas Velásquez Profesor Titular de la Fa-cultad de Derecho, Cien-cias Políticas y Sociales de

la Universidad Nacional de Colombia.

novedad e incertidumbreElecciones 2006:Dar pronósticos electorales para el doble debate que se avecina es arriesgado por la puesta en práctica de las nuevas reglas del juego, pero hay hechos innegables que subyacen a esa coyuntura. Análisis.

lo pronosticarían –algunos consideran que justo éste es uno de los mecanismos con los cuales se manipula la opinión en su favor–, por cuanto si requiriera pasar a la segunda vuelta, ese sólo he-cho significaría una derrota simbólica y además existe el riesgo real, en ese escena-rio, que las distintas fuerzas antirreeleccionistas se unan y eventualmente pudieran propinarle una derrota al Presidente-candidato.

Otros dos factores de incertidumbre que acompa-

ñarán los debates electorales de 2006 son, de una parte, el nivel de participación electo-ral de los colombianos –tra-dicionalmente la abstención ha rondado el 50% y ha sido un poco más alta para las de Congreso que para las de pre-sidente– y la legitimidad que de allí se deriva para las au-toridades electas; y de otra, la incidencia que sin duda bus-

carán tener los actores arma-dos ilegales en los dos debates electorales y que no solo bus-carán alterar la expresión libre de los votantes, sino incidir de manera sustantiva en los mismos –con mayores posi-bilidades en los ámbitos rura-les y regionales y con menos probabilidades en los grandes centros urbanos–.

Adicionalmente, es pro-bable que los actores guerri-lleros incrementen su opera-tividad militar durante este periodo, para lograr, según ellos, incidir en la opinión y sin

duda, para tratar de mostrar su presencia en la escena políti-ca nacional; pero no parecen reales algunas predicciones un poco catastrofistas que hablan de grandes ofensivas militares.

Todo indica que ni en las elecciones congresionales ni en las presidenciales, los resul-tados estén decididos de ante-mano. La gran ausente hasta el momento de todo el debate electoral, es justamente la con-troversia de las propuestas.

Tendremos en lo sucesivo en la competencia presidencial, una igualdad formal acompañada con un desequilibrio real entre el Presidente-candidato y los demás aspirantes.

Archivo.

Archivo.

A pesar de los pronósticos de las encuestas, este debate electoral, más que cualquiera, solo se definirá en las urnas.

La lista única por partido político en cada circunscripción electoral será una de las principales novedades para las elecciones de Congreso.

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Nación

Los videojuegos no solo se han convertido en la más poderosa de las industrias del entretenimiento. Su innega-ble impacto sobre la cultura contemporánea y su capaci-dad para generar paradigmas tecnológicos y simulaciones sociopolíticas han transfor-mado a este producto infor-mático, en un fenómeno de masas y en un objeto digno de estudio interdisciplinario.

Esa fue la principal mo-tivación del Grupo de Comu-nicación, Cultura y Ciudada-nía del Iepri para emprender, en 2005 la investigación “Los nuevos videojuegos: implica-ciones y aplicaciones para el conflicto en Colombia. El es-tudio buscaba conocer los de-bates y experiencias de otros países en el manejo de vide-ojuegos que recrean actores, escenarios e historias de con-flicto o de alta susceptibili-dad social –los videojuegos sobre mafias en Italia, los de Segunda Guerra Mundial en Francia y Alemania, los de Guerra Fría en Europa del Es-te, y los antiterroristas en el Medio Oriente, entre otros– y extraer lecciones para abor-dar el tema en Colombia.

Los videojuegos cambiaron

La investigación arrojó un primer elemento de análi-sis: el concepto de videojuego en la década reciente es sus-tancialmente diferente al que predominó durante los años ochenta y noventa. Sus nue-vas características se eviden-cian en tres factores clave:

En primer lugar, la glo-balización de las empresas desarrolladoras. Hacia finales de la década del noventa, las industrias del videojuego en Norteamérica, Europa y Asia emergieron como un exitoso sector transnacional, con una rápida expansión en los mer-cados internacionales que hasta entonces, los ochenta y principios de los noventa, habían sido dominados por las empresas japonesas Sega y Nintendo. Consolidaron su posición como mayores pro-ductores de software multi-media y las cifras de comercia-

lización de estos contenidos han sobrepasado desde 2002 a las de la industria del cine y la música. La decisión del gigante corporativo Microsoft en el 2001 de liderar el sector de los videojuegos con Xbox y la tendencia reciente de Ho-llywood de lanzar videojuegos a la par con sus películas, es un indicador del jugoso ne-gocio que hay detrás de este entretenimiento casero.

Luego, el desarrollo ex-ponencial de los procesado-res, las tarjetas aceleradoras de video, el diseño gráfico

digital e Internet permiten al nuevo videojuego reunir cuatro componentes técni-cos que lo diferencian de sus antecesores: simulación de la imagen y el sonido en tercera dimensión, inteligencia arti-ficial avanzada, diversidad y potencia de las plataformas de juego (consolas, computa-dores) y opción multijugador.

Finalmente, la diversi-ficación de usuarios y tipos de videojuego. La industria lúdica retiró al Mario Bross, al Pac-man y a los marciani-tos, y agregó seres digitaliza-dos con apariencia humana, escenarios, historias y retos más reales, encontrando un gran nicho entre jugadores

adolescentes y adultos –mu-jeres y hombres– relegan-do al público infantil. Hoy predominan videojuegos de guerra, aventuras, rol, estra-tegia, deportes, etc., donde la “jugabilidad” está rela-cionada con racionalidad, gestión, conductas psicoló-gicas, imaginarios colectivos y géneros narrativos adultos. Esto implica que los conflic-tos armados, la xenofobia, la discriminación social, la sexualidad, las frustraciones individuales y las posiciones políticas, hacen parte impor-

las selvas de Yarumal: “Poner orden en los lugares más pe-ligrosos del planeta… Afga-nistán, Colombia, Nepal, Liberia”, es la consigna pu-blicitaria del juego que aún se comercializa en Internet y cuyas ventas han superado el millón de copias en el mun-do. Dos años después, la em-presa norteamericana Raven lanzó el videojuego Soldier of Fortune II. Éste involucra a las Farc y a los narcotrafican-tes colombianos en una com-pleja trama internacional de tráfico de armas biológicas, y fue éxito con más de tres mi-llones de copias vendidas, y en Colombia se distribuía en los principales almacenes de software y el mercado pirata.

En 2002 ocurría un he-cho singular en la historia del conflicto armado en Colom-bia. Las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc) decidie-ron virtualizar el conflicto y adaptarlo a sus estrategias de guerra. Los jugadores de-bían defender un pequeño poblado y matar a “farcistas” y “elenos”. Era la primera vez que un actor del conflicto co-lombiano usaba el videojue-go como un arma ideológica contra sus enemigos.

En 2003 y 2004, la sa-ga de videojuegos Grand Theft Auto, de la empresa norteamericana Rockstar Games, rompió record con más de seis millones de co-pias vendidas en el mundo, la mitad de ellas en Estados Unidos. En estos juegos, un ex presidiario tiene que as-cender dentro de una orga-nización delictiva, y para ello ha de enfrentarse a pandillas de colombianos, puertorri-queños, haitianos, cubanos e italianos que dominan el cri-men en las calles de una ciu-dad digital tridimensional.

Los anteriores videojue-gos no generaron reacción alguna de la sociedad o del gobierno colombiano. Sola-mente con el anuncio realiza-do por la compañía europea City Interactive de lanzar en 2006 el videojuego Terrorist Takedown: War in Colombia, el tema ha calado de alguna forma entre los medios de comunicación y la opinión pública.

Al igual que en el tema de la paz, las lecciones inter-nacionales en el manejo de estos productos informáticos son importantes para Colom-bia. En muchas de las nacio-nes o sociedades impactadas por la aparición de sus con-flictos en los videojuegos, se han conformado comisiones especiales –gubernamenta-les y civiles– para tratar estos asuntos y se han dispuesto equipos de expertos que in-teractúan con las empresas desarrolladoras de videojue-gos, con el fin de orientar los contenidos y agregar ele-mentos que permitan aproxi-marse al conflicto, más allá de la acción y el combate sin contexto.

Abordar los nuevos vi-deojuegos requiere asimismo reevaluar los acercamientos tradicionales centrados en los efectos negativos, vio-lentos, sexistas o adictivos y acoger una mirada al enorme potencial de estas herramien-tas de simulación digital para el aprendizaje, el reconoci-miento social de los propios conflictos y la definición de la identidad del sujeto frente a la realidad virtual.

Los conflictos armados, la xenofobia, la discriminación social, así como la sexualidad, las frustraciones individuales y las posiciones políticas, hacen parte de los nuevos videojuegos.

conflicto colombiano

“juegos”Los

del

tante de los contenidos del nuevo videojuego.

Jugando el conflicto colombiano

El estudio del Iepri de la Universidad Nacional encon-

tró que los antecedentes de la relación videojuego/conflic-to en Colombia se remontan a 1999, con la aparición del juego Power Tank de la em-presa europea FX-interactive. La guerra entre paramilitares y guerrillas fue simulada en

Medios noticiosos en Colombia han comentado con sorpresa y preocupación la aparición en 2006 de un videojuego sobre la situación de guerra en el país. Sin embargo, un estudio de la Universidad Nacional señala que dicha práctica proviene desde finales de los años noventa.

Carlos Germán Sandoval Forero Politólogo e inves-

tigador del Insti-tuto de Estudios

Políticos y Relacio-nes Internacionales

(Iepri) de la Uni-versidad Nacional

de Colombia.

Entretenimiento en cuatro dimensiones (la cuarta es la política), los videojuegos ofrecen percepciones sesgadas y reducidas del complejo conflicto colombiano.

Alucinados actores de la guerra en Colombia le proporcionan al jugador un escenario en el que la adrenalina y la emoción corren por cuenta de víctimas y victimarios.

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Reseña

Con la publicación de este informe de Codazzi re-ferido al Estado de Antioquia y sus provincias en 1852, se concluye una labor de inves-tigación y divulgación titáni-ca: reeditar completamente la Geografía física y política de la Confederación Granadi-na, es decir, los informes que consignan los trabajos de la Comisión Corográfica, obra dirigida por el general Agus-tín Codazzi, sin duda el pri-mer gran proyecto del Estado Republicano en construcción durante el siglo XIX para re-conocer su territorio, pobla-ción y recursos, como heren-cia y sustento fundamental del proyecto de nación ima-ginada en esa época.

En efecto, la iniciativa de reeditar por completo a Codazzi y “rescatarlo del ol-vido”, fue asumida y desa-rrollada durante diez años, terca y sistemáticamente –y no sobra decir que venciendo todo tipo de obstáculos–, por un equipo integrado por los profesores e investigadores Camilo A. Domínguez y Au-gusto J. Gómez (Universidad Nacional) y Guido Barona (Universidad del Cauca). Di-cho esfuerzo constituye un ejemplo notable para toda la comunidad científica, porque por su tenacidad, inteligencia y generosidad intelectual, que contó con el respaldo de mu-chas entidades y personas, se ha puesto a disposición de académicos, investigadores y de los ciudadanos en general, un material de inapreciable valor histórico y cultural, algo así como el primer retrato de cuerpo entero de lo que éramos a mediados del siglo XIX y que hasta el momento se encontraba publicado en forma dispersa, fragmentaria e incompleta.

Alma antioqueña

El total de ocho tomos publicados, en formato ge-neroso y que incluyen abun-dante material grafico, re-quirió de exigentes tareas de búsqueda y localización de documentos, mapas, acuare-

las y papeles en varios archi-vos (Colombia e Italia), trans-cripciones de originales y mi-crofilmes, la confrontación de datos, acontecimientos y personajes, la elaboración de notas críticas y la realización de estudios introductorios con el fin de relacionar las maneras de ver del siglo XIX con los avances recientes de la investigación geográfica, social e histórica sobre dis-tintas regiones colombianas, que para el efecto contaron con la participación adicio-nal de investigadores invi-tados para cada uno de los tomos.

Pero este ejemplo teso-nero, cuyas vicisitudes ojalá algún día nos sean relatadas con detalle por sus protago-nistas, constituye una auten-tica paradoja y al tiempo una crítica irónica e inteligente a un Estado y una sociedad que todavía siguen insensibles a su pasado y sus lecciones, lo que de alguna manera expli-ca también por qué seguimos anclados en una crisis secular, en lugar de empeñarnos en buscarle alternativas acordes con la realidad actual. Porque una empresa de esta enver-gadura, dadas su naturale-za y alcances, en cualquier otro país del mundo no solo habría contado con todo el apoyo oficial que se requería, sino que se habría convertido literalmente en un proyecto nacional y estatal.

La publicación del tomo ocho, Estado de Antioquia,

cuya coordinación estuvo a cargo de Guido Barona, de la Universidad del Cauca, con-tó con la participación del geógrafo Andrés Guhl Cor-pas, asesor de Rectoría de la

Universidad Nacional, y los historiadores Orián Jimé-nez M. y Óscar Almario G., profesores de la Universidad Nacional, como investigado-res invitados. El artículo de Guhl inicialmente sitúa a la Comisión Corográfica en el contexto del saber geográfico moderno y después describe a grandes trazos el desarrollo

de ese saber entre el siglo XIX y la contemporaneidad.

Por su parte, el artículo de Jiménez y Almario ubi-ca los antecedentes de los trabajos de la Comisión en

Antioquia, centra la mirada en el paisaje y los caminos como construcción social en esta región y aporta claves para comprender los silen-cios y olvidos de estos estu-dios pioneros. En general, la importancia de la provincia de Antioquia en el siglo XIX radica en que, después de un significativo ciclo minero co-lonial y desde su condición de región marginal y aislada de los grandes circuitos del “progreso” (río Magdalena y Costa Atlántica), las élites ilustradas regionales empe-zaron a acariciar y diseñar un proyecto propio, basado en ideales como la moral católica, el apego al traba-jo, la homogeneidad étnica, el fomento de la agricultura y el comercio y la construc-ción de caminos, en los que se perciben continuidades y rupturas entre el imaginario colonialista y republicano.

Este libro, con el cual se completa la edición total de Codazzi, como ya se dijo, es el resultado de un proyecto de la Rectoría de la Universidad Nacional de Colombia (Mar-

co Palacios y Ramón Fayad), que contó con el apoyo de la Vicerrectoría y Facultad de Ciencias Humanas y Econó-micas de la Sede Medellín y de la alianza con la Universi-dad Eafit de Medellín (rector Juan Luis Mejía), entidad que adicionalmente fue la respon-sable de realizar el cuidadoso trabajo de impresión que in-cluye textos, acuarelas, cartas geográficas y cuadros.

Directivos de las uni-versidades editoras, con la presencia del equipo de in-vestigadores, realizaron en diciembre de 2005, en la Sede de Medellín de la Nacional, un primer acto de presen-tación del libro, al tiempo que han acordado un plan conjunto para su distribu-ción y divulgación y prevén un evento académico mucho más amplio para la adecuada promoción del libro en un futuro inmediato.

Óscar Almario G. Decano Facultad de Ciencias Hu-manas y Econó-micas de la Uni-

versidad Nacional de Colombia Sede

Medellín.

Todo Codazzi

Con la edición del volumen Geografía física y política de la Confederación Granadina. Estado de Antioquia, se completa la serie de ocho tomos sobre el proyecto republicano que imperó en el siglo XIX, en el cual se reconocen muchas de nuestras crisis actuales. Un proyecto editorial y científico de incalculable valor.

Se ha puesto a disposición de académicos, investigadores y de los ciudadanos en general, algo así como el primer retrato de cuerpo entero de lo que éramos a mediados del siglo XIX y que hasta el momento se encontraba publicado en forma dispersa, fragmentaria e incompleta.

Geografía física y política de la Confederación Granadina. Volumen IV.

Estado de Antioquia. Antiguas provincias de Medellín, Antioquia y Córdova.

Obra dirigida por el General Agustín Codazzi.

Edición, análisis y comentarios: Guido Barona Becerra, Augusto J.

Gómez López, Camilo Domínguez Ossa.

Investigadores invitados: Andrés Guhl Corpas, Óscar Almario García,

Orián Jiménez Meneses. Medellín: Universidad Nacional de Colombia,

Universidad Eafit, Universidad del Cauca. 2005.

La moral católica y el apego al trabajo, dos elementos sobre los que se construyó el proyecto político y cultural de Antioquia.

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Ciudad

La Reforma Académica, actual-mente en curso en la Universidad Na-cional de Colombia, ha producido una enorme reacción, a todas luces desme-surada. La que ha sido, y aspira a seguir siendo, la Universidad más importante del país debe forzosamente renovarse, y no sólo acoplarse a los tiempos que corren sino adelantarse a ellos. En ese sentido, una Reforma orientada a fle-xibilizar los programas curriculares, a apuntalar la investigación, a permitir enlazar los diversos espacios del sa-ber y a abrir la Universidad hacia el exterior, merece saludarse como un esfuerzo de primer nivel. Otra cosa es que en medio de esa labor, por un lado, diversas parcelas disciplinares

hayan visto comprometido el control de poder local que venían manejando, y que, por otro lado, los cauces de co-municación entre los promotores de la Reforma y los estamentos estudiantil y docente hayan sido deficientes.

Entre el temor a las pérdidas lo-cales de poder y el complicado diá-logo de sordos ocurrido al tratar de divulgar la Reforma, se ha generado un desafortunado vaivén de acciones y reacciones que, a entender de quien escribe, más tiene que ver con trasno-chadas enemistades personales y ma-nejos políticos subyacentes, que con las mediaciones académicas propias de un ámbito del saber como debe ser el nuestro. De hecho, más allá de la “acción” y de la “reacción”, un espacio académico debe valorarse sobre todo gracias a la riqueza de sus “mediacio-nes” y de sus diálogos, es decir, gracias al orden tranquilo de la razón que debe gobernar todos nuestros actos.

Claramente contrarios a ese orden de lo relacional, de la apertura al otro, del disentir y convenir dentro de un diálogo constructivo, se sitúan los blo-queos de los edificios promovidos por las franjas más renuentes a la Reforma. Cerrar un espacio, a la fuerza, atenta, por supuesto, contra todos los valo-res naturales ligados al conocimien-

to: tolerancia, libertad, respeto, rigor, apertura, imaginación, sensibilidad. Los bloqueos solo logran fortalecer la situación de unos pocos e impulsar el péndulo de la vida universitaria hacia una peligrosa “sinrazón” en la que la fuerza se substituye al diálogo.

El repetido argumento de algunos estudiantes, según el cual solo gracias al bloqueo se llegó luego al diálogo, habría tenido sentido como una ac-ción espectacular, cuidadosamente delimitada en el tiempo. Haber blo-queado los edificios durante dos o tres días –y luego haberlos reabierto con gran despliegue– hubiese llamado sin duda la atención sobre un problema importante a resolver. En cambio, el haberlos bloqueado durante semanas, y el volverlos a bloquear como proba-blemente suceda, se convierte en una forma declarada de oscurantismo, que solo lleva a un vacío académico y a la radicalización deseada por los sectores más extremistas de la Universidad.

De hecho, la radicalización se consiguió cuando el equipo dirigente de Rectoría decidió a su vez cerrar la Universidad en noviembre. A mi entender, esto puede haber sido un error mayor, con consecuencias más que preocupantes. Una de las grandes fortalezas de la Reforma Académica ha sido precisamente su “apertura” en múltiples registros: pluridisciplinar, polisémica, flexible, cuidadosamente atenta a “otras voces y otros ámbitos”. En cambio, en manifiesta contravía con la misma Reforma Académica, se sitúa una acción como cerrar el cam-pus universitario.

Así como debemos rechazar con-tundentemente la clausura de los edi-ficios universitarios por parte de los sectores extremistas, debe evitarse la clausura del espacio universitario por parte de las directivas. Razones de or-den público, de cuidado de la planta física y de impostergables compromi-sos de extensión y de investigación se esgrimen en defensa de la clausura del campus ante los bloqueos permanen-tes. Sin embargo, aquí, de nuevo, un mal manejo de los “tiempos” ligados a la noción de clausura parece haber lle-vado a potenciar un problema en vez de resolverlo. Dos o tres días necesa-rios para desalojar los edificios y para reabrirlos con gran despliegue (como deberían haber hecho anteriormente los estudiantes) hubiesen sido perfec-tamente suficientes. Casi dos meses de clausura para un espacio que debe-ría estar siempre, casi religiosamente abierto, han sido excesivos.

Acciones dañinas

Lo más notable de las diversas “ca-labazadas” en las que se ha visto envuel-ta el Alma máter es, tal vez, el absoluto desajuste que existe entre los cambios

La reforma académica

y el orden tranquilo de la razón

Más allá de la “acción” y de la “reacción”, un espacio académico debe valorarse sobre todo gracias a la riqueza de sus “mediaciones” y de sus diálogos.

El reconocido pensador Fernando Zalamea, acudiendo a los más excelsos instrumentos de la razón, ve lo que no se ha visto, dice lo que no se ha dicho de la reforma académica e invita a la sensatez en aras de mantener la dignidad histórica que hoy le corresponde extender a quienes residen el Alma máter.

Fernando Zalamea Profesor del Depar-

tamento de Mate-máticas de la Uni-

versidad Nacional de Colombia.

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propuestos en la Reforma Aca-démica y las reacciones des-proporcionadas a que ha dado lugar. La Reforma, que parece girar de manera central alre-dedor de la noción de “enlace”, pretende enlazar pregrados y posgrados, entroncando unas carreras más cortas con una amplia gama de formaciones de posgrado, enlazar los di-versos ámbitos disciplinares, gracias a la muy valiosa área menor y a la construcción de algunos cursos comunes a nivel de toda la Universidad, o enlazar nuestro propio ám-bito interno con otros con-textos académicos, tanto en el país como en el exterior. Los sencillos –pero asombro-sa y terriblemente sataniza-dos– créditos no representan allí más que una herramienta elemental, casi trivial, para permitir algunos traslados de conocimiento sobre unas bases “minimales” de infor-mación académica, cuyo uso

tranquilo y razonable –tan-to en otras universidades de nuestro país, como en Estados Unidos o en Kazhakstan, pa-sando por un sistema modé-lico como el de Finlandia (con su implementación del Euro-pean Credit Transfer System) y del que tanto tendríamos que aprender–, no ha producido descalabros mayores.

La igualmente sencilla idea de que el pregrado debe ser solo parte de la formación integral de un individuo, en el curso de su vida, y de que, por tanto, es natural reducir ese tiempo de estudios, a la vez que se incentiva la conti-nuación de su formación en el posgrado, nos acerca sim-plemente a las realidades de un mundo externo, que mu-chos cotos cerrados de caza dentro de la Universidad pa-recen querer desconocer.

Otra cosa muy diferen-te es que pretendan “maxi-mizarse” uniformemente el

número de créditos para to-das las carreras, o que deba reducirse uniformemente el número de semestres de cada formación profesional. Den-tro del espíritu de la Reforma, los “pluritiempos” (para usar un desagradable pero dicien-te neologismo) son también cruciales, y habrá lugar para que cada ámbito disciplinar reorganice adecuadamente la duración de sus planes de es-tudio. Pero, dentro del orden tranquilo de la razón, que de-bería ser sin duda el orden de la construcción y de la me-diación universitaria, no de-ben entonces confundirse la vociferación y la negación de un todo, por quienes claman por ejemplo una derogación sin atenuantes del Acuerdo 037, con la maleación y la adecuación de las partes, por quienes abogan por introdu-cir las modificaciones natu-rales que requiera finalmente el Acuerdo. El resultado final, producto de las directivas y

de una razonable y razona-da discusión dentro de una comunidad abierta a la re-novación y al diálogo, puede convertirse en un ejemplo memorable de apertura, fle-xibilidad y gran capacidad relacional.

Tiempos cruciales

La riqueza de un ámbi-to creativo como el nuestro merece medirse por su capa-cidad de mediaciones en un conflicto de acciones y reac-ciones. Las directivas univer-sitarias deberán proponer, de manera muy concreta, cuidadosos soportes econó-micos que puedan sustentar la Reforma Académica. La creación de la Vicerrectoría de Investigación, saludada por muchos como un signo de enorme esperanza para el futuro de la Universidad, ha servido para preparar un va-lioso plan estratégico de in-vestigación para la próxima

década, entre cuyos apoyos aparece la conformación de fondos estables que permi-tan multiplicar las becas de posgrado, asegurando de “manera real” la viabilidad de que estudiantes con bajos recursos, pero dirigidos a la excelencia, accedan a conti-nuar su formación en el pos-grado.

De nuevo, aquí, los tiempos serán cruciales. Es evidente, por ejemplo, que la estabilización de las reformas a los programas curriculares y las eventuales reducciones de los planes de estudios en el pregrado deberán ir acom-pañadas –“en el mismo mo-mento”, y no años después– de convocatorias de becas, amplias, extensas, generosas, para paliar así en parte las dificultades de los estudian-tes que deseen enlazar natu-ralmente el pregrado con el posgrado.

El auge y el declive de cada una de nuestras accio-nes, tan magníficamente retratado en ese inmenso re-positorio de humanidad que es El Quijote, nos acecha en cada instante. El exceso de protagonismo debe entonces tratar de eliminarse en una amplia comunidad como es la nuestra. Siempre antepo-niendo el bien y el futuro de la comunidad –como teorizó sin descanso ese portento úl-timo de universalismo que fuera Charles Sanders Peir-

ce–, deberíamos ser capaces de eliminar en los últimos meses de esta Rectoría los despropósitos individuales, los gritos del más fuerte, los equivocados improperios.

La dignidad de la Uni-versidad está en juego, no tanto su nombre, que ya es significativo y razón de nues-tro orgullo, sino su lugar más extenso dentro de la historia, heredero de una larga tradi-ción humanista donde solo la razón y la imaginación han venido imperando, siempre en detrimento de las coaccio-nes de hecho. Debe esperarse que, tanto profesores, como estudiantes, nos comporte-mos en los próximos meses cerca de esa alta dignidad a que estamos llamados, que seamos tremendamente res-ponsables dentro del lugar privilegiado que ocupamos dentro de la sociedad, y que elevemos siempre, cada vez que podamos, el orden tran-quilo de la razón por encima del cobarde bullicio de la sin-razón.

Lo más notable de las “calabazadas” en las que se ha visto envuelta el Alma máter es, tal vez, el absoluto desajuste entre los cambios propuestos en la Reforma Académica y las reacciones desproporcionadas a que ha dado lugar.

Guillermo Flórez P.

“El resultado final, producto de las directivas y de una razonable y razonada discusión dentro de una comunidad abierta a la renovación y al diálogo, puede convertirse en un ejemplo memorable de apertura, flexibilidad y gran capacidad relacional”.

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Poco a poco, cierto escepticismo en torno a la Universidad Nacional cede paso a una esperanza mode-rada. No ha sido fácil descifrar atmósferas. Ni decidir entre el fracaso y la esperanza. Tanto más en una coyuntura nacio-nal y regional tan crítica.

El pesimista hallará sin esfuerzo signos negativos ahora y en la historia de nues-tros claustros. Pasear la mira-da por bibliotecas en huelga deprime porque una biblio-teca es señal de pensamien-to. Detenerse ante graffitis es acto masoquista, porque allí naufraga la imaginación. No levanta el ánimo la convo-catoria a asambleas “triesta-mentarias”. El pesimista es-taría tentado a suprimir dos letras para transformar dicha expresión en asambleas ul-tra “testamentarias”, es decir apocalípticas. Y habría que recordar el cogobierno de 1972 para corroborar la vali-dez de la burla. Un soberano fiasco. Porque una cosa es un poder autoritario, y otra someter la vida a consulta de todos en todo, cuando las funciones de los actores son distintas. La democracia no es una piñata y en la Univer-sidad demanda ser pensada en función de la producción del saber.

Ello no significa que no haya razones para oponerse. Las hubo, las hay, las habrá. Pero hay razones de razones y modos de modos, cuya ex-celencia se mide por la ca-pacidad de añadir razón a la razón. Y lo dice alguien que en su paso por la Universidad encarnó formas de disiden-cia, por las cuales aún paga un precio alto. Con orgullo.

Cierta historia de los claustros en Colombia indu-

ciría a asumir el pesimismo: desde la tenaz oposición a la reforma propuesta por More-no y Escandón, hasta las más bien monótonas resistencias de una tradición camuflada de izquierda en el último medio siglo, el escéptico a ultranza no hallaría mucha diferencia. Tiempos, pretextos, igual tea-tro barroco.

Una propuesta tan ele-mental como la de integrar áreas del saber, organizar ciclos básicos y graduar el paso de pregrado a maes-trías y doctorados, que es el alfabeto del siglo XX (desde la reforma de Harvard hacia 1920), ha sido resistida con mucha maña. Patiño Roselli intentó la integración, pe-ro no lo pudo hacer en su campo, las ciencias de salud, ni en las ciencias de la tie-rra. Pequeñas pugnas y fie-ras tradiciones se oponen a asumir perspectivas amplias. Es cierto que Atcon con su desafortunada vulgarización del modelo norteamericano hizo mucho daño en su épo-ca. Pero ya desde entonces hubo propuestas serias de cambio, como la que enun-ciara Lauchlin Currie o como el suscrito y otros las propu-siéramos desde hace más de 30 años con estudio, antes de que lo hiciera la admi-nistración actual. Siempre el tema fue recibido con indife-rencia u hostilidad.

Los optimistas

Sin embargo, para ser justos, hay no pocos indi-cios de madurez. El optimis-

ta mesurado tendría dónde apoyarse para celebrar una mínima confianza en el por-venir. ¿Cómo no apreciar ese gesto valiente de profesores y estudiantes que se interpo-nen entre tanquetas y grupos de choque para cambiar totes por claveles, a tono con las transformaciones políticas más exitosas luego de Mayo del 68, que son de opinión y no de fuerza? ¿Cómo no va-lorar esa institucionalidad de claustros y colegiaturas que tiende a imponerse como es-pacio de democracia, apro-piado a la índole de la Uni-versidad? Y hay mucho más: una paciencia y una previ-sión sabias han determinado aplazar reformas que, contra lo que dicen consignas, fue-ron estudiadas y puestas en discusión.

Estos rasgos de madurez honran la tradición de una universidad como la Nacional que fuera pensada por Manuel Ancízar, y los radicales, como laboratorio de integración cultural de una nación que en 1863 había apostado por una descentralización a ultranza. En sus claustros convivieron personalidades tan opuestas como Miguel Antonio Caro y Salvador Camacho Roldán en la era radical, o Jaime Ja-ramillo Uribe y Orlando Fals Borda en tiempos cercanos. Muchas de las opciones del país pasaron por la Nacional, como cuando en 1882 dis-putaron Salvador Camacho y Rafael Núñez, o cuando en 1928 Alfonso López Pumarejo pronunció unas conferencias premonitorias.

Hoy quisiéramos que un país con la mitad de su po-blación en pobreza, lastrado por múltiples violencias, des-garrado en su ideología por ausencia de ponderaciones de un centro radical, halla-ra también en los espacios académicos razones y mo-dos para transitar hacia esa segunda independencia de la que hablara Evo Morales en su discurso de posesión. Quisiéramos que en las aulas se fraguara en la escucha y en el estudio crítico del país esa segunda oportunidad sobre la tierra que merecen aque-llos pueblos, como los nues-tros, condenados por falta de amor a dos veces Cien años de soledad.

No será tarea fácil. Cualquier universidad y con mayor razón la Nacio-nal, es complejísima. Como se ha experimentado en el conflicto reciente, con faci-lidad surgen racionalidades irreductibles en apariencia: modelos urbanísticos del campus universitario muy nostálgicos del proyecto del Búho figurado, acuñado por la Bauhaus, se oponen a vi-siones de un territorio que en pleno centro de la ciudad sirva como práctica para la veterinaria, la zootecnia o la agronomía; perspectivas mundiales impulsan a unos a acelerar el camino hacia los doctorados, en tanto otros propugnan por ampliar los pregrados; profesionales de algunas disciplinas temen que la integración con otras redunde en subordinación; profesores antiguos miran

con recelo el relevo gene-racional; unos piensan que la insistencia de otros en la ciencia y la tecnología con-duzca al olvido de la crítica a las condiciones sociales y políticas en la cual la racio-nalidad científico-tecnológi-ca se promueve; modelos de dirección guiados por la efi-ciencia y la red son resistidos porque puedan llevar a un descuido del carácter dialo-gal de la Universidad y de sus espacios de tramas; docentes que ejercen su oficio con ca-lidad, pero que no son com-petentes en la investigación, temen que la insistencia rei-terada en esta competencia los relegue al olvido.

Si la universidad en el mundo no hubiera madura-do para resolver éstos y otros conflictos, ya habría cedido su espacio a telenovelas, cir-cos, arenas políticas y pasa-jes urbanos. En Colombia, soluciones de diálogos son posibles. Hay tradiciones, ex-periencias, talento humano. Solo algo parece condición: no cerrar los espacios a la discusión. Si las bibliotecas y las aulas se clausuran con arrumes de pupitres, estare-mos perdidos. Si la lengua y el oído prosperan, en medio de nuestros desgarramientos, hallaremos nuestro propio camino, que no será ni el de Chávez, ni el de Lula, ni el de Evo, ni el de Bush, sino algo así como esa razón que va y viene de Bolívar a Santan-der y de Santander a Bolívar, entre la libertad y el orden, como dice el escudo.

entre la desesperación y la confianza

La tensión cambio oposición no es nueva de estos tiempos y, por el contrario, se espera que exista como expresión propia de la Universidad Nacional. Eso sí, siempre que medie la razón y el diálogo como código natural de lo que es: una academia con múltiples pensamientos.

Gabriel Restrepo Profesor del De-

partamento de Sociología de la

Universidad Nacio-nal de Colombia

(1970-2002). UN:

Leonardo Cuéllar.Las medidas de fuerza contradicen el carácter abierto y pluralista que la Universidad ha defendido desde su creación.

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La elección de Evo Mo-rales es toda una esperanza. Los indígenas bolivianos han tenido que soportar más de 500 años para poder llegar a la presidencia de su propio país, condenados como han estado, a una historia de des-pojos e injusticias, han sido extranjeros en su propia pa-tria. No se trata de que ahora las cosas vayan a cambiar in-tempestivamente.

En un periodo presiden-cial no se pueden resolver la-berintos casi milenarios, pero la esperanza se abre paso en un país donde las crisis per-manentes han sepultado las posibilidades de nuevos días. Evo Morales tiene ahora la po-sibilidad de crear cimientos, de enderezar rumbos, de for-talecer procesos en favor de abrir oportunidades especial-mente para los sectores más vulnerables y empobrecidos.

El factor clave como en todo gobierno, es la admi-nistración de los recursos, el aprovechamiento de las oportunidades y el manejo de los riesgos que enfrenta un país. Lo fundamental se-rá cómo administre Morales sus opciones. Las mismas se ubican en un espectro que va desde la posición de la izquierda anacrónica, borbó-nica; hasta la izquierda mo-derna, la que es heredera de las milenarias luchas de los pueblos por la justicia social, pero que no desprecia la efi-ciencia. La que reconoce la competitividad y se inserta en el desafiante nuevo es-cenario de la globalización actual.

Es de recordar que el colapso del “socialismo real”, al estilo soviético, tuvo entre sus causas, además de otros factores, la baja productivi-dad, insuficiencia de trabajo innovador y el enfrentamien-to armamentista desde occi-dente. Existen componentes

que un país no puede con-trolar, pero en los que sí es determinante la voluntad propia; estos constituyen la plataforma desde donde se puede transformar lo que es potencial en real. Con ello se da contenido al desarrollo de oportunidades y se abren posibilidades de mejora en la vida de los grupos sociales.

Matices en la “ola” izquierdista

Los medios de prensa hacen eco de la “marea iz-quierdista” que se presenta en Latinoamérica. Las so-ciedades están optando por nuevos actores políticos. Ra-zones para ello existen. Es evidente que los pueblos han ido perdiendo la paciencia. Las nuevas democracias del continente surgieron a prin-cipios de los años ochenta, zarpando de los puertos casi destruidos que dejaba tras de sí la ola de regímenes militares, tan sangrientos y represivos como ineptos en la administración de la cosa pública.

La gente de a pie no vio que se le abrieran oportuni-dades, salvo para los sectores que en la escalera de lo polí-tico llegaron a tener nuevas posiciones de ascenso social y abultadas cuentas dolariza-das en bancos extranjeros. De allí que la población opte más por castigar a los políticos que olfatea como tradiciona-les, que a exigir credenciales administrativas a los nuevos dirigentes. En muchos casos se impone la mezcla de voto castigo con voto útil, más que el discernimiento de los nue-vos administradores.

Sin embargo, hay mati-ces. Una cosa es el provoca-dor discurso de Chávez en Venezuela, y otro el caso de Lula en Brasil, un trabajador mecánico cuyo primer título fue el de ser presidente de su país. Allí está también la cautela de Tavaré Vásquez, presidente uruguayo, y las posiciones de quien será la primera presidenta chilena, Michelle Bachelet.

Aún con las excepciones, en Venezuela existen grupos de “izquierda” anacrónica, borbónica. Pueden mante-nerse debido al petróleo; algo que si usted tiene, se lo arre-batan en el mercado, y que contrasta si lo que se vende es café, banano o azúcar.

A los precios actuales del petróleo internacional, el gobierno chavista tiene de ingreso bruto 4.7 millones de dólares por hora, 24 horas al día, 365 días al año. Es obvio que una inundación de dóla-res, aguanta para que la inep-titud se haga gobierno. No es raro que los petroestados de-ban mantener corrupción re-currente. Aún cuando en ese medio se trate de atender a los grupos pobres que fueron marginados durante 40 años. En ese tiempo, los deshere-dados de la Venezuela saudí, en general, se limitaron a ver cómo transitaban los dólares frente a sus ojos, a veces en el mercado suntuario del “jet set nativo” venezolano y, en muchos casos, en la cuan-tiosa fuga de capitales al ex-tranjero.

Este último punto es muy importante. Conside-rando la cantidad de dólares

que han salido de los mer-cados latinoamericanos para engrosar las cuentas de los bancos externos, y teniendo presente la deuda externa la-tinoamericana que para 2006 ronda los 730.000 millones de dólares, es posible ver cómo muchos de los principales acreedores de esa deuda es-tán dentro de la región. Aun-que el asunto de la deuda externa no salte a los titulares de la gran prensa internacio-nal, el costo es grave para los latinoamericanos. No es “problema” porque la región “se porta bien”. La evidencia emerge cuando surgen las moratorias, y se ven afecta-dos los acreedores.

Lo que se demanda en las sociedades latinoamerica-nas es crecimiento económico que se traduzca en ampliación de oportunidades en el em-pleo, de mayor capacitación y educación, y que al menos detenga, si es que no revierte, el desastroso uso de nuestros sistemas y recursos naturales. Se demanda un crecimiento económico que no solo sea bueno para la macroecono-mía, sino que desemboque en mejora de calidad de vida para las personas.

Evo Morales tiene ante sí un reto histórico, una deman-da de colosales dimensiones, tanto por las necesidades mi-lenarias de su propio pueblo, como por las expectativas que generó su recién termi-nada campaña política. Optar por posiciones de la izquierda anacrónica, con toda la dema-gogia y la dependencia que se puede crear de factores no controlables, es destruir esta oportunidad esperanzadora para Bolivia.

La vía es generar posicio-nes progresistas, eficaces, don-de la eficiencia productiva, se acompañe de la justicia social que crea mejores oportunida-des, la que amplía las capaci-dades de las gentes. Es la vía de la “izquierda moderna”. Es la opción de la equidad que se concreta en el trato justo de las diferencias. Puede que de esta manera los logros no sean tan espectaculares, pero se es-tablecen consistentemente, los cimientos de un proyecto a largo plazo. Eso distingue a los estadistas de los demago-gos de siempre, que en nom-bre de ideales hambrean a los pueblos; que en favor de la “soberanía” amasan fortunas, a la sombra de la impunidad y la injusticia.

A primera vista, la llegada a la presidencia de un mandatario de origen indígena parece corresponder al espíritu de la nación boliviana. No obstante esa esperanza política cobrará contenido real si logra sentar los cimientos de un proyecto a largo plazo que mantenga distancia con lo que el autor llama “la izquierda borbónica”.

Giovanni E. ReyesProfesor de la Fa-

cultad de Ciencias Económicas de la

Universidad Nacio-nal de Colombia.

Las opciones de

Evo Morales

Bru García / AFP

Martin Bernetti / AFP

Análisis

Con la mayoría de población indígena, Bolivia se dispone a probar un gobierno que combine las necesidades de sus habitantes con una política de eficiencia productiva.

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El gobierno de Ricardo Lagos y su continuidad

Entre las tres adminis-traciones de la Concertación, al momento de asumir la presidencia Ricardo Lagos en el año 2000, la suya se planteaba como la más pro-gresista. Sin embargo, se pro-dujo una acentuación en la aplicación del modelo eco-nómico, impulsando los pro-cesos de apertura económica y comercial, renunciando a un proyecto nacional, incre-mentando los niveles de des-regulación y concentración. De los tres gobiernos concer-tacionistas fue el más tradi-cionalista en buscar materia-lizar las ideas del Consenso de Washington. Suscribió, sin poner mayores condiciones, el TLC con Estados Unidos, introduciendo amarres en la imposición del modelo y ale-jándose unilateralmente, en los hechos, de la región.

La identificación con el modelo neoliberal fue tan

profunda que Lagos designó en la presidencia del Banco Central a uno de los expo-nentes chilenos más orto-doxos de ese pensamiento, Vittorio Corbo, generando una mayoría de derecha en la composición de su directorio hasta cerca del final de su mandato. Corbo se encuen-tra nominado como presi-dente del Banco hasta 2008, la mitad del próximo periodo presidencial. La gravedad de este paso se nota cuando se tiene en cuenta que las de-cisiones macroeconómicas fundamentales se entregan a los bancos centrales, quienes en el marco ideológico do-minante ponen su atención prioritariamente en la infla-ción, dejando en un plano secundario los temas de em-pleo y crecimiento.

Estos criterios han lleva-do a expandir la idea de que en el país se logró un amplio consenso en temas econó-mico-sociales y que existiría una especie de “verdad” úni-ca, que es imposible de darse en un terreno en que los inte-reses de capas sociales dife-

rentes son contrapuestos. El gobierno de Lagos, a pesar de su militancia socialista, con-tinuó sin poner en el tapete de la discusión los intereses y contradicciones políticas o sociales, que cualquier socie-dad capitalista presenta.

Esta política de consen-sos no produjo el crecimiento esperado. Entre los años 2000 y 2005 el nivel de incremento promedio del periodo llegó a una tasa anual de 4,4%, claramente inferior a los dos gobiernos de la Concerta-ción anteriores: 7,8% prome-dio durante el gobierno de Aylwin y 5,5% en el de Frei. Desde luego, influyó negati-vamente el cuadro deprimi-do de la economía mundial a comienzos de la presente dé-cada, pero, posteriormente, en 2004 a nivel global se tuvo un crecimiento elevado, para descender un poco en 2005.

Comparativamente, el crecimiento mundial en pro-medio, durante el gobierno de Lagos, fue superior al de los anteriores gobiernos de la Concertación. Según el Fon-do Monetario Internacional (FMI), en su periodo el cre-cimiento global fue de 3,9%, mientras que en la adminis-tración Frei fue de 3,7% y en la de Aylwin, 2,4%. Los tér-minos de intercambio fueron superiores en 14,5% al pro-medio de las anteriores tres décadas (1975-2005), en estas circunstancias la progresión de Frei fue de 2,2%, y en el mandato de Aylwin sufrió una caída del 7%. “No pue-des hacer equivalente –co-mentó el ministro Eyzaguirre, al hacer una comparación de las cifras de los tres gobier-nos– la medición de una ca-rrera con viento a favor y otra con viento en contra”. Tanto el nivel de crecimiento de la economía mundial como la evolución de los términos de intercambio indican, sin embargo, que los vientos evolucionaron en condicio-nes más favorables y que no se supo aprovecharlos. Las condiciones internacionales hacían posible un incremen-to en la actividad económica superior.

“En las estadísticas de los tres gobiernos de la Con-certación –escribió el econo-mista Enrique Goldfarb, co-lumnista de Estrategia– aquel que ha demostrado peor desempeño es el de Ricardo Lagos. Sin embargo –agre-gó–, Lagos hizo todo lo que supuestamente demandó la ‘sana doctrina’. Se abocó a un superávit estructural, dio plena independencia al Ban-co Central y dejó al mercado operar libremente ante las olas de despidos de empresas en fase de reestructuración. De presunto enemigo de las grandes empresas, se trans-formó poco menos que en su líder”. La “sana doctrina” es la que surge de la aplicación del modelo. Por ello mismo, las estadísticas económico-sociales son particularmente desfavorables. La misma si-tuación, de bajo crecimiento mundial, se produjo en los inicios de los años noventa.

A pesar de estar ponderada como una de las economías más sólidas de América Latina, el último de los tres mandatos de la Concertación en Chile –el de Ricardo Lagos–, es el que presenta los indicadores más deficientes. Con todo y eso su sucesora, Michelle Bachelet, prometió seguir el mismo camino.

Hugo Fazio Rigazzi Director Centro de Estudios de Desar-rollo (Cenda), San-

tiago de Chile

Rodrigo Arangua / AFP

César Arroyo / AFP

Huelga de la Empresa Nacional del Carbón en una de las minas más grandes de Chile, que debió sortear Lagos tras el despido masivo de trabajadores.

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InternacionalLos menores niveles en es-te indicador, con relación a periodos económicos ante-riores, es una constante en el modelo económico neo-liberal.

¿Por qué no puede crecer más la economía chilena con una situación de términos de intercambio extraordina-riamente favorable? La res-puesta conduce a visualizar de manera crítica las políti-cas macroeconómicas segui-das. Se privilegió una visión estrecha de “equilibrios ma-croeconómicos”, reducidos en lo fundamental al logro de tasas de inflación bajas y un manejo fiscal que disminuye el uso de los mecanismos de gasto público; se propició la apertura comercial y el movi-miento de capitales, así como entender al mercado en el rol de asignador prioritario de recursos, lo cual visto desde otra perspectiva, significa re-ducir el papel de los Estados.

Del empleo y otros índices

Durante su administra-ción, Ricardo Lagos tuvo co-mo ministro de Hacienda a Nicolás Eyzaguirre Guzmán, siendo así el personaje con más años en ese cargo en la historia de Chile, al que lle-gó después de desempeñar la función de representante del país en el FMI. Este paso entre funciones ministeriales claves en el país y la partici-pación en el Fondo no es una casualidad. El FMI siempre presiona para que los minis-tros de Hacienda latinoame-ricanos sean personeros de su confianza. Con el gobierno Lagos consiguió plenamente su objetivo.

Durante el sexenio, la ta-sa de desocupación –incluso tomando como base las esta-dísticas del Instituto Nacional de Estadísticas (INE)– perma-neció elevada, registrando un promedio anual de 8,8%. El periodo finalizó con un nivel de desempleados superior en 1,7 puntos porcentuales al año previo a la recesión de 1998. Fueron las tasas de desempleo más altas alcanzadas durante los tres gobiernos de la Con-certación. En los periodos de Aylwin y Frei promedió 7,3%. En ello fue determinante la re-ducción del empleo en el sec-tor transable de la economía, o sea los bienes que pueden comercializarse internacional-mente, a pesar de la expansión experimentada por las expor-taciones. El empleo en este sector es similar al existente a finales de los años ochenta, en otras palabras, al finalizar los años de dictadura.

Las empresas exportado-ras son poco intensivas en el uso de mano de obra, mien-tras que las empresas abaste-cedoras del mercado interno enfrentan la competencia en condiciones desventajosas con productos importados, por la política de reducción arancelaria y de “libertad” cambiaria seguida. De otra parte, las exportaciones se encuentran fuertemente concentradas en pocas em-presas y solo en determina-dos rubros. Las pequeñas y medianas empresas, a pesar de constituir, en el año 2005, el 64% de las unidades expor-tadoras, solo representaron un 9,2% de las ventas efec-tuadas. Por su parte, la varia-bilidad cambiaria constituyó un freno para incrementar

las exportaciones de bienes con mayor valor agregado.

Una característica de ese sexenio fue la alta volatilidad del tipo de cambio entrega-do totalmente a los flujos de divisas proveniente tanto del movimiento comercial como de capitales. En el año 2000, el dólar en el promedio anual fue de $539,49, registrando su nivel más bajo en marzo ($504,38). La paridad más ele-vada en el periodo se produjo en 2003, cuando se dio un pro-medio anual de $691,40, con un nivel mensual en febrero de ese año de $745,21, el más alto en el periodo analizado. En 2004 y 2005, vinculado al boom exportador, la moneda nacional se revaluó. Durante el gobierno Lagos se intensi-ficó la reestructuración de la configuración productiva. El empleo en el sector transable descendió.

La cuarta parte de los empleos creados en el últi-mo año de gobierno, fueron del sector público, en un alto porcentaje en programas de emergencia, y unos 110.000 se generaron en el sector de servicios personales y comer-ciales, que es extraordinaria-mente heterogéneo y con al-tos niveles de precariedad.

La prolongación del modelo

La reducción de los aran-celes y la alta volatilidad cam-biaria produjo, en particular, el reemplazo de la produc-ción destinada al mercado interno por importaciones. Los aranceles que se encon-traban en un nivel promedio de 15%, al terminar el periodo de la dictadura, continuaron descendiendo, para llegar a 7,3% en 1999 y a cerca de 2% en 2005, al disminuir unila-teralmente la tasa general y suscribirse una multitud de acuerdos de “libre comercio”. En 1999, el arancel promedio efectivo era de 7,5%.

La apertura al libre mo-vimiento de capitales no se tradujo en modificaciones sensibles en el nivel de re-servas internacionales. En el periodo del gobierno Lagos,

la fluctuación estuvo entre los US $14.400 millones re-gistrados el año 2001 a los US $16.016 millones de 2004. El escaso movimiento de ca-pitales de corto plazo hacia los países latinoamericanos, luego de la crisis en el sudes-te asiático, condujo a que no se produjese un fuerte incre-mento de ellos, como tampo-

expresó plenamente en los debates previos a la segun-da vuelta electoral que final-mente condujo al triunfo de la candidata de la Concer-tación, Michelle Bachelet. Los economistas de ambos bandos se esmeraron por encontrar diferencias, pero “al final” se remitían, como constató El Mercurio, a la “ca-

turno, antes del 15 de enero Alberto Ramos, economista de Goldman Sachs para Amé-rica Latina– que hay un grado de consenso muy elevado. La economía local posee reglas claras, por lo que si gana uno u otro candidato no implica-rá un quiebre en las políticas, sino más bien una continui-dad”.

El gobierno de Lagos, a pesar de su militancia socialista, continuó sin poner en el tapete de la discusión los intereses y contradicciones políticas o sociales, que cualquier sociedad capitalista presenta.

co salidas pronunciadas de recursos financieros.

Ricardo Lagos finalizó su mandato con un grado de apoyo a su gestión extraordi-nariamente elevado, según las encuestas de opinión pública. En ello influyó el reconoci-miento a su capacidad como gobernante; su apoyo dentro de las fuerzas integrantes de la Concertación, que según las elecciones parlamentarias de diciembre de 2005 cons-tituyen la mitad del universo electoral, así como que secto-res muy amplios de derecha se sienten totalmente repre-sentados por las políticas apli-cadas durante su gobierno.

El “consenso” respecto del modelo económico se

pacidad de liderazgo, calidad de los equipos, gobernabili-dad que ofrecen las coalicio-nes y otras características por el estilo. ¿Cambiar el modelo? ¿Abandonar políticas neoli-berales? ¡Nada de eso pasa en Chile!”.

Esa fue la visión igual-mente de los “analistas” de Wall Street, a los cuales recu-rren los grandes medios de comunicación. “El mercado –destacó, por ejemplo, el economista de BCP Securi-ties, Walter Molano– no ve grandes diferencias entre los candidatos. Ambos están si-guiendo el mismo modelo económico –agregó–, la di-ferencia son detalles míni-mos”. “Nos parece –dijo a su

Luego del triunfo de Mi-chelle Bachelet, el continuis-mo de la política económica fue expresado claramente por la propia presidenta electa en su discurso, al conocerse el resultado de la segunda vuelta electoral. “Tres décadas de al-tibajos económicos –manifes-tó–, construiremos una eco-nomía vibrante, que muchos quieren imitar. Los chilenos estamos orgullosos de lo que hemos logrado y ¡vamos a se-guir este camino!”.

En otras palabras, se expresó el amplio consenso construido durante la admi-nistración Lagos y que se si-gue proyectando a futuro.

Rodrigo Arangua / AFP

Ómar Torres / AFP

Michelle Bachelet recibió de manos de Ricardo Lagos, el solio presidencial y las herramientas para continuar el modelo económico.

El ministro de Hacienda Nicolás Eyzaguirre Guzmán (derecha) ha sido el personaje que más ha durado en ese cargo en la historia de Chile y, en consecuencia, actor de primera línea en el comportamiento económico de su país.

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Jóvenes

Una de las primeras imágenes que tengo de la es-trecha vía principal del sec-tor de San Luis es la de un hombre joven conduciendo a toda velocidad sobre la rueda trasera de su motocicleta. Me pareció, en ese instante, que los jóvenes isleños debían ser algo así como una ge-neración de gente temeraria y arriesgada. Hay mucho de ello, pero tal imagen no deja de ser tan solo eso: una pri-mera impresión. Según me enteré luego, a esta peripecia aplaudida por muchos niños y jóvenes aquí se le llama one wheel.

La experiencia de con-vivir con la gente de la Isla de San Andrés se dio en un trabajo de pasantía realiza-do en el primer semestre de 2005 en el marco del Progra-ma Trabajos Académicos de la Sede Caribe de la Universi-dad Nacional y en colabora-ción a un proyecto con miras a la recuperación del sector agropecuario.

Al aterrizar en la realidad de la Isla, las perspectivas y los presupuestos cambiarían: había que dar un paso atrás. Las expresiones juveniles observadas en la Isla y los relatos en algunas entrevistas desataron nuevas inquietu-des no solo sobre la presencia o ausencia de vocación agro-pecuaria (tema inicial) sino sobre aspectos culturales1 de las aspiraciones o “planes de vida”. Entendiendo la cultu-ra de manera amplia como el conjunto de imaginarios y costumbres compartidas y

aceptadas por un pueblo.

Estos aspectos permiti-rían ampliar o plantear expli-caciones alternativas frente a problemáticas como la par-ticipación de jóvenes en el transporte o tráfico ilegal de drogas por vía marítima. La discusión sobre estos temas suele ultimarse con interpre-taciones como el desempleo y la “falta de oportunidades”.

Diversos sectores socia-les de San Andrés coinciden en que la Isla vive tiempos di-

fíciles, y existe cierto acuerdo en que fue a partir de la de-claración de puerto libre en 1953 y posteriormente con la apertura económica de los años noventa que el equili-brio económico, ambiental y social de la Isla está deterio-rándose. Estos hechos, entre otros más, marcan lo que ha sido el impacto del gobierno central, y en general de la so-

ciedad colombiana, sobre las islas que antes de la década del cincuenta fueron prác-ticamente ignoradas. Valdría la pena, entonces, tener en cuenta la incidencia de los cambios socioculturales, aso-ciados a dichas coyunturas históricas de la segunda mi-tad del siglo XX, en las as-piraciones y planes de vida. No en vano el narcotráfico es también uno de los tan-tos “aportes” de la Colombia continental.

No se pretende explicar por qué algunos jóvenes de-ciden hacer “un cruce” sino por qué tantos desean hacer-lo y admiran a aquellos que lo logran. Esto para intentar comprender el fenómeno más allá de su faceta delin-cuencial, desde la lógica y la perspectiva de sus protago-nistas.

Los “cruces”, una lectura cultural

Pese a las alarmas de que San Andrés es un paraíso perdido, la vida sigue siendo relativamente tranquila in-cluso para los jóvenes que se supone deberían vivir con más rigor las contradicciones de estos tiempos. La gente joven disfruta de las carre-ras de caballos en la vía Elsy bar, pasear en motocicleta, pescar, exhibir clavados en el trampolín, las riñas de gallos, cocinar un “rondón” y bailar de esa forma tan particular y cadenciosa propia de las islas.

Frente a la falta de opor-tunidades, si bien es cierto que la Isla está al límite de su capacidad de carga y el desempleo es alarmante, la situación está lejos de pare-cer un callejón sin salida, ya

que, por fortuna, el entorno natural todavía permite una apropiación libre, aunque no siempre responsable, de los recursos naturales como la agricultura y la pesca. Si los isleños dependieran exclu-sivamente de conseguir un empleo o de esperar pun-tualidad en el pago de sus salarios, muchos pasarían hambre. Es verdad que den-tro de la Isla no hay muchas oportunidades para chicos y chicas que salen del colegio, pero hay muchas alternativas en Colombia continental y el Gran Caribe.

Esto es compatible con la tendencia a la movilidad reconocida en los isleños. Muchos hacen carreras pro-fesionales en universidades de Barranquilla, Medellín o Bogotá, aunque luego resul-te problemático regresar a la Iisla a ejercer la profesión. Otros viajan a Panamá, Islas Caimán o Estados Unidos a buscar trabajo y, un grandí-simo porcentaje, se embarca como empleados en cruceros turísticos.

En todo caso ser un trip bway (chico que hace “via-jes”), o hacerse esposa de uno, no es la regla general, pero constituye un tema po-lémico que vale la pena dis-

cutir en el ámbito académico, sobre todo porque hace parte de las aspiraciones de mu-chos jóvenes e incluso niños, hoy en día.

El tráfico de cargas de cocaína, desde el continente hacia la Isla (lugar estratégi-co) y de allí a Centroaméri-ca y Estados Unidos, es un fenómeno bien conocido localmente. Es una alterna-tiva considerada por muchos jóvenes, no solo porque per-mite conseguir dinero en corto tiempo (con todos los riesgos y dificultades que im-plica) sino porque goza de aceptación en los círculos de coetáneos. Esto es latente en las historias sobre personajes que han “coronado”, y que tienen todas las característi-cas de un relato heroico, ante todo, porque estos jóvenes son admirados como buenos navegantes y porque, más allá de que sea una práctica ilegal, a aquellos que “coro-nan” se les confieren muchas de las cualidades que son so-cialmente apreciadas en un hombre: astuto, valiente y, de nuevo, buen navegante.

Un joven cuenta de lo hábiles que tienen que ser los que hacen “los cruces”. “A ve-ces tienen que navegar horas desde los ríos del continente y escabullirse de los guarda-costas colombianos que an-dan muy pendientes en la salida al mar. Muchas veces tienen persecuciones de ho-ras con helicóptero incluido y logran escaparse”. Cuenta también la historia de Rubén, un “pelao” que había coro-nado ya muchos “trips” y lo agarraron “pero fue porque le hirieron al cuidacarga y él no lo quiso dejar tirado”.

La historia es que Rubén era capitán de un “viaje” y los guardacostas colombianos los comenzaron a perseguir e incluso pidieron refuerzo de helicópteros gringos. “Cuan-do ya habían aguantado más de 30 horas de persecución le dieron un tiro al cuidacar-ga y tuvieron que rendirse. Otra de las estrategias que tienen para escapar es dete-ner la lancha completamente y cuando los helicópteros se acercan arrancan a toda ve-locidad, o cuando están en peligro botan las pacas de cocaína para aligerar la lan-cha. Esas pacas, por supues-to, llegan tarde o temprano a alguna playa y mucha gente espera tener la suerte de en-contrar una que en el mer-cado ilegal puede tener un costo de entre 6 y 12 millones de pesos”. (Diario de campo, miércoles 15 de abril, 2005).

Sobre estas historias hay incluso una canción en len-gua criolla que está en furor. Tampa fue grabada por un joven providenciano y relata en primera persona la his-

Historia e historias

San Andrés

detrip bwayen

Ser un “-chico que hace viajes” es una elección peligrosa pero plausible socialmente. Más allá de una interpretación basada en la falta de oportunidades o en la sed de dinero, una observación antropológica al fenómeno del transporte ilegal de cocaína por parte de jóvenes en San Andrés, halla relaciones novedosas entre las dinámicas socioculturales de hoy y las decisiones políticas con respecto al archipiélago. El análisis de tales expresiones juveniles explica realidades de la historia y el presente de la Isla.

Andrea Lucía Aguirre Sánchez Antropóloga de la

Universidad Nacional de Colombia.

En la cárcel de Tampa (Florida), se dice que hay más de 400 isleños (entre sanandresanos y providencianos) detenidos en alta mar mientras llevaban en una lancha rápida cargas de cocaína.

Fotografías cortesía: Lucía Aguirre.

En las persecuciones a mar abierto, una de las hazañas es lanzar las pacas de cocaína por la borda para aligerar la carga de la lancha y así huir. AFP

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Jóvenestoria de un muchacho que es convencido por su tío de realizar un “viaje”; es llevado a Barranquilla donde conoce la opulencia del mundo de la mafia y recibe un avance de la mitad de la paga, pero dice en el coro Mi get haf at di advans bot mi wan see muor, transliteración: “Conseguí la mitad de la paga pero quiero ver más” y, de manera irónica canta que tendrá que ir por ella a Tampa. Es la cárcel de Tampa (Florida), donde se di-ce que hay más de 400 isleños (entre sanandresanos y pro-videncianos) detenidos en alta mar mientras llevaban en una lancha rápida cargas de cocaína, o gasolina para otras cargas.

Babylon, el imaginario político

La economía del narco-tráfico no solo es posible y saca provecho de la posición estratégica del archipiélago y un panorama de oportunida-des limitadas, sino que tam-bién lo es, en tanto existe una generación nacida en una isla transformada económi-ca, ecológica y políticamen-te. Dichos cambios pusieron a los jóvenes en un entorno material y cultural que ha originado nuevos valores y prácticas de consumo. Las aspiraciones de los jóvenes obedecen a necesidades ma-teriales y a imperativos socia-les, en términos de prestigio y aceptación social.

Por otro lado, su percep-ción de los organismos del Estado y de las instituciones de la política formal no es de autoridad conferida, sino de poder impuesto y además corrupto. Esto se ilustra en la idea de Babylon, muy recu-rrente en el imaginario de los jóvenes. Babylon es el térmi-no Rastafari para describir la estructura de poder político que mantuvo a los negros o afrodescendientes domina-dos por siglos. Según algunos Rastafari, en el pasado fue-ron oprimidos por la escla-vitud, y en el presente, por la

pobreza y la ignorancia. La expresión “Babylon System” tiene similitud con la historia de Babilonia en la Biblia, re-presenta el “sistema opresor”. La mayoría de los “jóvenes de ahora” no saben el origen del término pero lo usan pa-ra referirse a la policía o al gobierno que los juzga a la vez que los abandona. Ellos ven cómo el aparato políti-co ha sido, si cabe afirmarlo, tradicionalmente clientelista; tal vez por un desafortunado híbrido entre unas prácticas ancestrales en donde el rega-lo y el favor son fundamen-tales, y una política formal importada del continente colombiano con todos sus vicios. Lo que sí está claro es que Babylon es la corrupción de lo establecido. Simboliza el sistema y sus instituciones y es en general una imagen negativa. Es todo aquello relacionado con el régimen occidental.

En época electoral es muy común y de conocimien-to público que los candidatos paguen por votos. Se escuchó a muchos jóvenes decir: “Les voy a cobrar a todos y luego voto en blanco”. Puede ser que eso se entinda como un discurso político de los jóve-nes, pero al parecer se empie-za a vislumbrar al menos una posición crítica frente a las prácticas habituales. Esta des-confianza o descreimiento de la juventud con respecto a las instituciones y a la legalidad se concluye de observacio-nes propias. Si se le pregunta directamente a una jovenci-ta isleña por qué su novio quiere estudiar navegación en Barranquilla y luego hacer un “viaje”, ella responderá sin rodeos que por dinero. Si se le pregunta a un adulto, éste ampliará diciendo que por ganar “dinero fácil”.

Por lo que se sabe no es tan sencillo. Ellos cuentan con su astucia y habilidad para moverse en el mar pero arriesgan su “pellejo”: su vida y su libertad. Ellos conocen esos peligros. La tragedia de

muchas familias que tienen a sus hermanos, padres, hi-jos, esposos o amigos en una cárcel estadounidense es un problema real que no debe tomarse a la ligera. Este im-pacto social es el verdade-ro problema y es a donde deberían estar dirigidos los

esfuerzos de la “lucha contra las drogas”. La lucha debería estar encaminada a incenti-var alternativas económicas diferentes para los jóvenes y no a fumigar las selvas y montañas para proteger, su-puestamente, a los adoles-centes de otros países.

Desafíos de esta generación

A tenor de la falta de oportunidades o de una frívo-la sed de dinero, la existencia de los “Trip bway” se enmar-ca en una racionalidad propia de la nueva generación, que además tiene mucho que ver con los mencionados factores históricos que han transfor-mado a la Isla. El dinero es hoy más necesario para con-seguir bienes y servicios que en la generación anterior.

Planteado el problema surgen alternativas. Tenien-do en cuenta el capital so-cial que ofrece la juventud, podría aprovecharse su competencia multicultural asociada al bilingüismo, la enorme disposición para la música, la danza y la pintura; deportes como el baloncesto, el softball y el béisbol. Sin contar con el potencial de de-

sarrollo para las nuevas gene-raciones que les da el estatus de Reserva de Biosfera que ha sido otorgado al archipiélago.

Lo anterior se traduci-ría, por ejemplo, en nuevas formas de turismo ecológico que estén en manos de los habitantes de la Isla, en las que éstos tengan participa-ción más allá de ser taxistas, lancheros o camareras en los grandes resorts. En esto se han dado ya algunos pasos con el programa de posadas nativas e iniciativas como una granja ecoturística en el sector de El Cove. Los padres de los que hoy son jóvenes lograron en su momento la reivindicación política de la cultura raizal. La reapropia-ción económica y social y la recuperación ambiental de la isla están en manos de la nueva generación.

2 Expresión criolla similar a trip boy

Las aspiraciones de los jóvenes obedecen a necesidades materiales y a imperativos sociales, en términos de prestigio y aceptación social.

La riña de gallos y las carreras de caballos son algunas de las actividades de ocio preferidas por los jóvenes isleños.

Aunque la escuela es el espacio más importante de socialización, a menudo no imparte las competencias reales que necesitan los jóvenes de la Isla para sobrevivir productiva y socialmente.

Los cambios económicos, ecológicos y políticos del archipiélago han generado en los jóvenes valores y prácticas de consumo.

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Medios

En el marco del IX En-cuentro Nacional de Televi-sión organizado por la Uni-versidad Pedagógica Nacio-nal en octubre de 2005, el Comisionado Nacional de Televisión, Eduardo Noriega de la Hoz, presentó ante la comunidad académica, la propuesta para la creación de un canal de televisión –de distribución satelital– para las universidades públicas y privadas del país.

La iniciativa fue recibi-da con entusiasmo por la co-munidad académica, ya que dar el paso definitivo hacia la creación de un Canal Univer-sitario de cubrimiento nacio-nal, se presenta como conse-cuencia natural de la amplia experiencia de la academia colombiana en la producción y emisión de televisión educa-tiva y cultural de calidad. A los muchos premios nacionales e internacionales acumulados por la universidad en produc-ción de televisión, se suma la presencia de la misma en los procesos de creación de los canales regionales más anti-guos del país, la existencia de ocho canales universitarios de nivel local en cinco depar-tamentos, el liderazgo de la academia en el Proyecto Na-cional de Cultura y Educación a través de los Medios (Pro-cem), la Franja Universitaria

en Señal Colombia, además de numerosos encuentros, debates, investigaciones y re-flexiones sobre la televisión en Colombia.

La creciente importan-cia de los canales de televi-sión universitaria en el mun-do ha sido evidenciada por el politólogo Giovanni Sartori, en un comentario hecho con ocasión de la reciente crea-ción del Canal Cultural de los Universitarios en la Uni-versidad Nacional Autónoma de México (Unam). “La uni-versidad debe tener capaci-dad de difundir programas serios, competentes; presen-tar diversas opciones de pen-samiento, alternativas sobre

problemas y temas culturales. El mejor medio para esto es la televisión cultural. Es im-portante que este mecanis-mo exista como instrumento universitario. Tenemos que buscar la manera de hacer una televisión que sirva para educar a los hombres”.

Útil y entretenido

Con objetivos similares de convertirse en proyectos de televisión educativa, de interés público, científico, social y cultural para la for-mación ciudadana, se han fundado con éxito canales universitarios en México, Costa Rica y Chile, en ciuda-des como Sao Paulo y Rio de

Janeiro, donde además de de-sarrollar la docencia, divulgar la investigación y fortalecer las posibilidades de extensión social que realizan las univer-sidades de cada país se han convertido en una alternativa informativa, experimental y de eduentretenimento, logran-do cultivar no solo al público universitario sino audiencias muy variadas y diversas.

En Colombia, y dentro de las posibilidades de desa-rrollo de este tipo de inicia-tivas interinstitucionales de televisión, se destaca Canal U, experiencia de televisión local y social en la que par-ticipan importantes institu-ciones educativas –públicas y privadas– como las univer-sidades Nacional Sede Mede-llín, de Antioquia, de Mede-llín, Cooperativa de Colombia y el Sena regional Antioquia. Los logros positivos de esta experiencia y la de posteriores canales locales, enriquecen el principio de que la propues-ta de un canal universitario nacional favorece el acceso al medio televisivo del conjun-to del sistema universitario a partir del reconocimiento de la fortaleza de la universidad colombiana para asociarse y desarrollar iniciativas de gran envergadura, gracias a que en ella concurren el espíritu de la autonomía universitaria, el reconocimiento de la diversi-dad conceptual y regional y la posibilidad de generación de proyectos sostenibles.

Sin duda, la iniciativa de crear un Canal Universitario Nacional, que se caracteriza por permitir la articulación de proyectos y recursos tanto de las universidades del país como de algunas institucio-

nes públicas que desarrollan sus funciones y competen-cias en el ámbito socioedu-cativo, y que son concientes de las posibilidades de la he-rramienta audiovisual en el cumplimiento de sus propó-sitos, permite además la co-operación interinstitucional de diversas agencias del Esta-do y la interacción armónica de los mandatos y propósitos contemplados en las leyes de Educación, de Educación Su-perior, de Ciencia, Tecnología e Innovación, de Cultura y la Ley de Televisión.

Como sostiene el Comi-sionado Eduardo Noriega, “el canal es una iniciativa ins-titucional que busca mate-rializar el uso de la televi-sión en el cumplimiento de las funciones y finalidades del Estado Social de Dere-cho, pues permite fortalecer los programas de educación a distancia, la formación de docentes y educación para el trabajo”. Además, buscará estimular permanentemente la realización del inventario y circulación de la producción nacional audiovisual que de-sarrollan las universidades, y favorecer la producción y di-vulgación de los audiovisua-les universitarios desde los niveles regional y local.

Dentro del proceso pre-visto para el diseño e imple-mentación del Canal, la Junta Directiva de la Comisión Na-cional de Televisión, dispuso que el proyecto de Acuerdo para la Creación del Canal Universitario Nacional fuera sometido –durante los dos próximos meses– al proceso de consulta pública. En con-secuencia, el Consejo Nacio-nal de Televisión (Cntv) a tra-vés de su página web (www.cntv.org.co) y de los medios de comunicación, ha comen-zado a darle una amplia di-fusión. Algunos de los temas incluidos en el proyecto de Acuerdo tienen que ver con la manera como podrá partici-par del canal, el conjunto de universidades colombianas, la creación de un comité de programación y las posibles fuentes de recursos o finan-ciamiento del canal que ga-ranticen su permanencia en el tiempo.

Esta instancia es la oportunidad para que los miembros de la comunidad académica y todos aquellos interesados en fortalecer la televisión educativa y cultu-ral en Colombia realicen sus aportes al proyecto y parti-cipen de la construcción de un canal de alta calidad y programación útil para todos los colombianos.

Fernando Parada Coordinador del

proyecto Canal Uni-versitario Nacional.

de la academiaImágenes y sonidos

Con la creación del Canal Universitario Nacional, las audiencias colombianas tendrán, como en otros países de la región, la opción de una televisión educativa de calidad, que al mismo tiempo sea informativa, experimental y de entretenimiento.

Archivo.

La creación del Canal Universitario Nacional es la consecuencia natural de la experiencia de la academia en la producción y emisión de televisión educativa y cultural de calidad.

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Pedaleando en su bici-cleta, Hugo Armando Olave va y vuelve todos los días a la Universidad Nacional, para asistir a sus clases de cuarto semestre de Medici-na. Al ritmo de su marcha, durante 20 minutos prome-dio en cada recorrido, repasa sus proyectos de ser médico, viajar al exterior a especiali-zarse en cardiología y llegar a ser profesor. Atrás quedan los recuerdos de su llegada a Bogotá. Con escasa ropa, pe-ro con muchas ilusiones via-jó en compañía de su padre, desde Mitú, Vaupés. Después de algunos días y de mucho preguntar y tocar puertas, una joven les dio referencias de la Fundación Hogar de los Abuelos. Desde entonces y por dos años, este ha sido su hogar.

Como Hugo, en la fun-dación hay 22 jóvenes uni-versitarios, 14 de la Univer-sidad Nacional, procedentes de todas las regiones del país que han llegado a la capital con deseos de convertirse en profesionales. Por referencias de otros estudiantes que ya han terminado su carrera o gracias a la intermediación de la Dirección de Bienestar Universitario, se han benefi-ciado con el alojamiento en uno de los apartamentos que una compañía constructora ha adquirido para dar vivien-da a estudiantes de escasos recursos de fuera de la ca-pital.

“Nuestro interés siempre ha sido el de apoyar a perso-nas vulnerables, como niños desamparados, adolescen-tes o jóvenes universitarios, como en este caso”, señala María Helena Benítez, direc-tora del Hogar. “Mi padre, Jaime Benítez Tobón, quien era de provincia, tuvo que viajar a Manizales a estudiar, y estando allí sintió en carne propia lo que significa llegar a una ciudad desconocida y lo difícil que es afrontar la vida cuando no se cuenta con ningún apoyo. Esto lo llevó a pensar que si a estos mucha-chos, que hacen un esfuer-

zo tan grande por pasar a la Universidad, se les brinda al menos la posibilidad de tener un lugar digno donde vivir, ésta no sería más una excusa para dejar de estudiar”.

Así, desde 1991 se con-formó este programa para el cual se adquirieron tres apar-tamentos dentro de uno de los conjuntos residenciales construidos por la empresa familiar. Durante estos 13 años, han pasado por el hogar más de 150 jóvenes, quienes no solo han culminado con éxito sus carreras, sino que se han especializado o inclusive han viajado al exterior.

“Tuvimos varios estu-diantes que actualmente se encuentran estudiando en Inglaterra, Estados Unidos, Venezuela, Brasil y Alema-nia”. Tal es el caso de Javier Madroñero, proveniente de Pasto, quien tuvo el mejor puntaje del Icfes y fue uno de los ganadores de las Olimpia-das de Matemáticas y Física. Él permaneció cinco años en la Fundación, tiempo en el cual realizó su carrera y Maestría en Física en la Uni-versidad Nacional. Posterior-mente consiguió una beca para un doctorado en Física de Sistemas Complejos en el

Instituto Max Planck (Alema-nia) y ahora acaba de iniciar su segundo posdoctorado en la Universidad Tecnológica de Munich.

Exigencia compartida

Actualmente, la situa-ción del país y las mismas circunstancias que rodean a las familias colombianas, han hecho que al Hogar lle-guen solicitudes de jóvenes con muchos deseos de supe-ración, pero que presentan problemas de toda índole. Aunque la Fundación les pro-vee apartamentos debida-mente amoblados, con cama, cocina equipada, muebles de sala y comedor, computado-res e impresoras, a cambio de un arriendo equivalente a una décima parte del salario mínimo legal, suma que se destina para el pago de los servicios públicos, lo cierto es que muchos de ellos llegan a no tener ni para desplazarse en bus, pagar sus fotocopias y libros, y en muchos casos ni para el sustento diario.

“Hemos tratado de con-seguir apoyos con otras enti-dades, para que los empleen en oficios de empacadores, o en ventas durante los fines

de semana; otros consiguen dictar clases en el conjunto residencial en las materias que son su fuerte, como ma-temáticas, inglés y química. Pero no es fácil por su ritmo de estudio, y por la exigencia de mantener sus promedios altos, realmente la principal condición para permanecer en el Hogar”, aclara Benítez.

Convivencia que enriquece

Los jóvenes conviven en un ambiente de camaradería y respeto por el otro, más allá de las exigencias de las nor-mas; algunas de estas son: conservar en buen estado los elementos con que cuenta el apartamento, compartir labores de aseo y limpieza general, mantener una con-ducta adecuada, y tratar con cortesía y respeto a los com-pañeros y demás personas que habitan el conjunto. “No pretendemos que no haya problemas. Por su proceden-cia y su misma edad sabe-mos que estos se presentan, pero siempre pensando en la posibilidad del diálogo y la tolerancia posibles”, agrega María Helena, quien mantie-ne contacto permanente con

los muchachos. “Queremos inculcarles que más que una firma que les provee un lugar de vivienda, somos una fami-lia, que no nos pierdan el res-peto como personas, porque les ponemos la cara y eso es lo que permite una verdadera retroalimentación”.

Este compromiso social de una empresa y de todo un grupo de personas se traduce en bienestar para unos jóve-nes y quizá en la única opor-tunidad para que ellos pue-dan estudiar. Una labor que supera el asistencialismo con que muchas veces se con-funde el compromiso social empresarial y se traduce en corresponsabilidad. “Es muy común que la gente quiera ayudar ante una emergencia o fecha determinada, una ca-tástrofe o en la Navidad; pero lo realmente importante es lo que se hace en el largo plazo, lo que arroja frutos, como en esta Fundación, donde ade-más de ofrecernos la vivien-da, contamos con el respaldo de alguien que nos escucha y se preocupa por nosotros co-mo seres humanos”, comenta Nubia Alonso, estudiante de décimo semestre de Conta-duría.

Un compromiso social que deberían imitar más empresas y otros sectores de la sociedad, porque las ne-cesidades de estos jóvenes, provenientes de Cartagena, Saravena, Leticia, Fresno, Si-bundoy, Guajira y de casi to-dos los rincones del país, en materia de ropa, útiles, libros y comida, no dan espera.

Esta es una labor que supera el asistencialismo con que muchas veces se confunde el compromiso social empresarial y se traduce en corresponsabilidad.

Paredes que ayudan a

cumplir sueños

Un ejemplo de cómo una empresa se ha tomado en serio el compromiso de ayudar otorgando vivienda a jóvenes universitarios para que puedan estudiar.

Yolima Suárez Quiroga

Asesora Dirección de Bien-estar de la Universidad Na-

cional de Colombia.

Fotografías cortesía: Yolima Suárez.

Contar con una vivienda digna es el principal aliciente de estos jóvenes para esforzarse por llegar a ser profesionales.

Una sana convivencia y tener buenos promedios es el único requisito para que los estudiantes permanezcan dentro de la fundación.

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Un nuevo accidente de tránsito enluta a los miem-bros de una familia colom-biana. Dos muertos que se suman a los 94 que dejó la pasada temporada de fin de año. Dotados de una cinta métrica, cámaras fotográfi-cas, papel y lápiz, la policía judicial y los oficiales adscri-tos al CTI proceden al levan-tamiento de la información para esclarecer la manera como se dio el choque. Cada detalle es de suma impor-tancia para los peritos que reconstruirán la situación y de esta forma ayudarán a re-solver el caso criminal. Sin embargo, la compilación de datos puede no ser suficiente para llevar a cabo un proceso judicial, es necesaria enton-ces la precisión que brindan los cálculos matemáticos.

En consecuencia, per-sonas con destreza en las ciencias físicas reciben el ex-pediente, y aplicando sus co-nocimientos en áreas como la dinámica –que responde a la pregunta de por qué se mueven los cuerpos– o la ci-nemática –la descripción del movimiento– precisan va-lores referentes a la rapidez del automotor, que relacio-nan con magnitudes como la fuerza y la aceleración, ade-más de las variables como el estado del tiempo y del as-falto, abolladuras, y posición final de los autos, entre otras, para así generar un mode-lo matemático que sirva de respaldo científico a fiscales y jueces.

Incluso es posible deter-minar, además de la veloci-dad del auto, la secuencia del accidente y las trayectorias de vehículos y peatones. En suma, se trata de establecer los criterios para que jueces y fiscales determinen los gra-dos de responsabilidad en un accidente. Labores de peri-tazgo que la imaginación po-pular endilga a sofisticados detectives de pipa y gabar-dina son complementadas por profesionales de la física que están mucho más cerca de Newton que de Sherlock Holmes.

Hace al menos 20 años, la Universidad Nacional a

través de su Departamento de Física le presta al Estado colombiano y, más reciente-mente a particulares, servi-cios de Física Forense como ha sido llamada esta rama del saber. El profesor Plinio Teherán, uno de sus impul-sores, destaca la importancia de esta labor en la que al me-nos 60 colegas resolvieron en los últimos cinco años unos 300 casos de accidentes que involucraron víctimas fatales. Según el docente, desde la academia se busca fortalecer la línea de investigación en peritazgo en accidentes de tránsito, para que sirva tam-bién como opción laboral para los físicos recién egre-sados.

Es seguro que trabajo no les va a faltar, pues la ac-cidentalidad vial en Colom-bia asciende a cerca de 5.000 muertes y 50.000 lesionados anuales. Por esta razón, y con el ánimo de fortalecer el sistema judicial, es impres-cindible afinar herramientas periciales; como el croquis o

informe de tránsito, que se constituye en la reconstruc-ción visual de la escena del siniestro. Una vez levantada y compilada la evidencia que incluye huellas de frenado, testimonios, punto de im-pacto y cualquier detalle que la autoridad considere perti-nente incluir en el expedien-te, un fiscal puede solicitar el concepto del perito físico.

La resolución de un caso toma en promedio 30 horas hábiles. “Aunque si la evi-dencia es escasa y no es de buena calidad, puede llevar hasta dos meses”, advierte el profesor Ovidio Almanza, otro de los integrantes del Grupo de Física Aplicada (GFA) de la Universidad Nacional. Es de anotar que ante el problema de información incompleta, el experto en ocasiones se ve obligado a recurrir a casos similares registrados en la bi-bliografía especializada para hacer la comparación, o a re-construir de la manera más fidedigna el accidente para modelarlo matemáticamente.

Además, con los avances tecnológicos es necesario in-crementar los conocimientos de los físicos dedicados a esta área, así lo señala el profesor Almanza cuando recuerda que con el sistema de frena-do tradicional era suficien-te la aplicación de algunos principios de conservación (de momentum, energía, en-tre otros) y leyes de la física. Ahora, para dar un ejemplo, con los frenos ABS que no dejan huella de frenado rele-vante, es indispensable agre-gar conocimientos de mecá-nica automotriz, resistencia de materiales y herramientas computacionales.

Una visión compleja

Los desarrollos más re-cientes en Física Forense han llevado a los profesionales del grupo GFA, dirigidos por el profesor Miguel Ardila, a definir un perfil de experto con una gran capacidad en la sustentación física y teórica que responda a las necesi-

dades exigidas por el nuevo sistema penal acusatorio.

“Antes, con rendir un in-forme era suficiente, ahora se requiere sustentar las conclu-siones de nuestro trabajo en una audiencia oral pública”, comenta el profesor Teherán, por tanto es necesario me-jorar la capacidad de argu-mentación oral de los físicos. En esta vía el grupo prepara la realización de diplomados que tengan en cuenta la nue-va realidad del sistema judi-cial colombiano.

Así mismo, con la pre-sentación del proyecto Testi-go Digital Automotriz (TDA), que se desarrolla conjun-tamente con ingenieros, se busca, mediante el uso de dispositivos de estado sólido, disminuir la impunidad en las vías del país y fortalecer la física forense. El TDA es un dispositivo que permite registrar toda la información en el momento de una co-lisión con precisión de una diez milésima de segundo, similar a las cajas negras de los aviones.

Si bien este proyecto es-tá pensado a mediano plazo, la aplicación de sofisticados programas de computación para la modelación de los ca-sos, así como la experticia que los peritos acumulan con su trabajo, servirán mientras se ajustan las demás piezas. Es un hecho que a pesar de la mejora en los tiempos de sentencia (antes podían pa-sar años entre el accidente y el dictamen de un juez, ahora el promedio es de 8 meses) la ayuda del TDA facilitaría conservar la integridad de los datos y acelerar la resolución de los casos.

De esta manera la Uni-versidad Nacional cumple con su obligación de auxiliar al Estado cuando las institu-ciones como Medicina Legal ven desbordadas su capaci-dad. Queda claro que esta es la primera instancia para resolver casos que exigen las competencias de físicos fo-renses. Sin embargo, el Grupo de Física Aplicada continúa elaborando proyectos enca-minados a dotar al sistema penal acusatorio con profe-sionales idóneos cuando éste lo requiera.

Yino Castellanos Camacho Unimedios

Ecuaciones contra la impunidad

Profesionales de las ciencias físicas de la UN contribuyen a resolver los más variados casos de accidentalidad vial basados en la aplicación de las leyes de esta área del conocimiento y en la experiencia que deja su labor de peritazgo.

Todas las variables físicas calculadas por los peritos son extraídas de la evidencia presentada en el expediente de la policía judicial.

En alto porcentaje los accidentes de tránsito se debe a errores humanos que la aplicación de nuevos instrumentos como el TDA contribuirá a esclarecer.

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Coyuntura

El cambio climático no es un tema nuevo. Hace mucho tiempo, en 1827 por cierto, el matemático fran-cés, Joseph Fourier, planteó el concepto de los gases de invernadero, al deducir por primera vez que la atmós-fera absorbe el calor que de otra manera irradiaría hacia el espacio. Sino fuera por el “efecto invernadero”, la vida en el planeta no sería la que conocemos. La temperatura promedio sería de 19 °C, en lugar de 15 °C. bajo la que vivimos, y habría una dife-rencia mucho mayor entre las temperaturas diurna y nocturna.

Un científico irlandés, John Tyndall, descubrió en 1860 que el efecto invernade-ro no se debe a los principales componentes del nitrógeno y el oxígeno sino a gases mino-ritarios en nuestra atmósfera, sobre todo el vapor de agua, el dióxido de carbono y el metano, que después serían llamados “gases de inverna-dero”.

Los primeros cálculos sobre el calentamiento glo-bal fueron hechos en 1896 por el químico sueco Svan-te August Arrhenius (premio Nobel en 1903). Él estimó que

si la población humana llega-ra a consumir una cantidad de combustibles fósiles que doblara el nivel de dióxido de carbono en la atmósfera, el resultado sería un aumento de la temperatura global de 5 °C.

No se equivocaba del to-do. El cálculo más reciente, basado en enormes progra-mas de computador en unos cuantos centros mundiales de climatología, incluso el Centro Hadley de Predicción e Investigación del Clima, considera un aumento de la

temperatura entre 1,5 °C y 6 °C en el caso de doblarse el nivel de dióxido de carbono.

De darse el aumento máximo, el impacto sería in-menso. La diferencia de tem-peratura entre una edad de hielo y un periodo templado es de cerca de 5°C a 8 °C.

Estos datos históricos sirven para mostrar que nues-tra comprensión del cambio climático es de larga data. Sin embargo, hay mucho de in-cierto en esta ciencia, debido a la enorme complejidad de la Tierra y de los sistemas cli-máticos mismos. Pero tam-bién buena parte de nuestros conocimientos en este cam-po está comprobada.

Gracias al trabajo del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), nuestra comprensión científica de es-te fenómeno se ha ampliado en forma extraordinaria. Ba-sándose en el trabajo de cerca de 2.000 científicos de todo el mundo, y con un estricto pro-ceso de evaluación de colegas, el IPCC representa una com-probación sin precedentes de los resultados de las investiga-ciones sobre el clima.

El trabajo del IPCC ha sido esencial para sustentar y proporcionar la información

a los esfuerzos internaciona-les que enfrentan el cambio climático, incluyendo el Pro-tocolo de Kioto.

Sin embargo, a menudo se informa que los mismos científicos no se pueden po-ner de acuerdo sobre si real-mente se está produciendo un cambio climático, si es-te se debe a la influencia de las actividades humanas y si, siendo ciertas estas dos cosas, el asunto no impor-te mucho que digamos. La mala noticia es que esto es en realidad un seudodebate. Aunque muchos se vean ten-tados a creer que de nuevo se trata del “catastrofismo” de los ambientalistas, la rea-lidad es que la mayoría de los científicos tiene claro los tres puntos, esto incluye la opinión de los científicos en Estados Unidos y el resto del mundo.

Está demostrado, sin du-da, que se produce un cam-bio climático. La humanidad está impulsando este proceso en gran parte por el uso de los combustibles fósiles. Y es un problema serio, tal vez el más serio de todos los que estamos enfrentando hoy.

El cambio climático sin freno intensificará los actua-les azotes de la humanidad –pobreza, enfermedades,

Está demostrado, sin duda, que se produce un cambio climático. La humanidad está impulsando este proceso en gran parte por el uso de los combustibles fósiles.

un peligro claro y actualEl calentamiento global:

David King Principal con-

sejero científico del gobierno del

Reino Unido y director de la Oficina de

Ciencia y Tec-nología.

Los escépticos se equivocan: las pruebas científicas apoyan la idea de que el cambio climático es una amenaza verdadera que requiere una acción urgente y decidida, afirma el principal consejero científico del gobierno de Tony Blair.

hambre– y añadirá unos cuantos nuevos, como el au-mento de catástrofes debidas al cambio extremo del clima, el aumento de nivel de los mares y las inundaciones en una escala sin precedentes.

Pero si la opinión cien-tífica está tan unida en tor-no a estos puntos, ¿por qué

existen informes sobre el “de-bate” en torno al cambio cli-mático? Parte de la respuesta es la naturaleza misma de los medios, afectos a presentar los dos lados de cualquier te-ma. “Los científicos están de acuerdo…” no es un titular tan bueno como “los cien-tíficos se enfrentan”. Esto es

Según el grupo de científicos que restan importancia a los efectos antrópicos, los fenómenos celestes son el principal impulsor del clima terrestre.

Entre la influencia determinante de las acciones humanas y los drásticos cambios en la actividad del Sol se debaten las comunidades científicas mundiales, con el fin de explicar el fenómeno del calentamiento de la Tierra. UN Periódico recoge estos artículos, que ilustran las dos posiciones –diametralmente opuestas–, que dejan la sensación de que aún estamos lejos de comprender por qué el planeta está cambiando su comportamiento climático.

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Coyuntura

A menudo oímos la afir-mación de que la ciencia del cambio climático está defini-da, que hay un acuerdo ge-neral en que la humanidad está causando en gran parte la reciente tendencia hacia el calentamiento, y que es-to culminará en un desastre global si “no se hace nada al respecto”. Me permito de entrada declarar que no estoy seguro de que estas rotundas afirmaciones sean exactas.

Sí, en los últimos años hemos hecho grandes pro-gresos en nuestra compren-sión de la dinámica del cli-ma. Sí, la mayor parte de los climatólogos están conven-cidos de que el calentamien-to global se debe principal-mente a los seres humanos. Y sí, las emisiones de gases de invernadero antropogénicas sin duda tienen un efecto en la temperatura media global. Lo que no sabemos, sin em-bargo, es qué tanto efecto tie-nen. Y lo que es más impor-tante, la mayor parte de los investigadores que apoyan la teoría del calentamiento glo-bal debido a los humanos no están de ninguna manera de acuerdo en que tendrá como resultado un desastre de gran escala, incluso si se doblan las emisiones de dióxido de carbono.

Existen importantes va-cíos en nuestra comprensión

del clima de la Tierra. Hace menos de un año, nuevas in-vestigaciones revelaron que no sabemos gran cosa sobre la cantidad de energía solar que absorbe la Tierra o so-bre la cantidad que refleja de vuelta al espacio. Y sabemos mucho menos sobre la forma como este proceso afecta la temperatura.

Tampoco entendemos verdaderamente las causas y efectos de la variabilidad solar y la forma como afecta el clima. Sin embargo, la idea de que el Sol, quizás más que los humanos, es el principal motor del clima terrestre, ha estado ganando terreno últi-mamente. En marzo de 2005, Jan Veizer, uno de los princi-pales científicos de Canadá, publicó una amplia relación de los últimos hallazgos y concluyó que las observacio-nes empíricas en cualquier escala temporal apuntan a los fenómenos celestes co-mo el principal impulsor del clima, actuando los gases de invernadero solo como potenciales amplificadores. (Véase “Celestial Climate Driver: A Perspective From Four Billion Years of the Car-bon Cycle”). Yo no sé si Veizer tiene razón, pero creo que sus conclusiones deben ser cuidadosamente valoradas en lugar de ser desechadas o menospreciadas simple-mente porque van contra la corriente.

Como anota David King, la mayoría de los científicos y de las organizaciones cientí-ficas apoyan la opinión de que los individuos son cul-pables del cambio climático

Benny Peiser Antropólogo social

en la Universidad Liverpool John

Moores y editor de la Cambridge

Conference Network (CCNet).

aplicable a otros campos de la ciencia diferentes del cam-bio climático.

También se presenta el problema de que algunos, incluyendo políticos, sim-plemente no desean oír las pruebas, al considerar que las implicaciones son dema-siado difíciles de digerir (y políticamente impopulares).

Los escépticos y las pruebas

Parece apropiado decir unas palabras relacionadas con los “escépticos sobre el cambio climático”, que en general pertenecen a tres campos.

En primer lugar está un pequeño grupo de científi-cos serios que recalcan los problemas de construir mo-delos de aerosoles y la co-bertura nubosa. No rechazan el modelo de invernadero, los aumentos observados de dióxido de carbono o de la temperatura global. El más conocido es el climatólogo estadounidense, Richard Lin-dzen.

En segundo lugar está otro pequeño grupo de cien-tíficos que asisten a todas las reuniones pero no son con-siderados serios. Entre ellos están un científico danés que sostiene, sin dar ningu-na prueba, que los mares no están subiendo de nivel; un científico francés que, basa-do en el estudio de los regis-tros de compañías de plan-taciones de té en Tanzania, sostiene que no ha habido un aumento de temperatu-ra en torno al Kilimanjaro a pesar de la pérdida del 85% de su casquete de hielo (que data de la última época gla-ciar) durante los últimos cien años; y un científico britá-nico que dice que sí hay un calentamiento global pero que se debe a un aumento de la actividad ar (modelo que no se basa en ninguna medición).

En tercer lugar hay un grupo vociferante de cabil-deantes profesionales. Algu-nos, pero no la mayoría, han tenido un entrenamiento científico. Se las arreglan para ser oídos porque se expresan bien y están claramente bien financiados. Pertenecen a la misma categoría de los ca-bildeantes de las compañías de tabaco que sostienen que no se ha probado el vínculo entre fumar y la mala salud.

El balance de la opinión científica internacional está generalmente a favor de la conclusión de que el cam-bio climático es una amenaza verdadera que requiere una acción urgente y decidida. Sin embargo, sigue siendo un tema importante –si se quiere obtener un consen-so político y público sobre la necesidad de actuar– el he-cho de que los argumentos presentados por los escép-ticos tienen una publicidad e influencia que rebasa en gran medida lo que puede justificar su prestigio, la va-lidez de sus argumentos o la credibilidad científica de las pruebas que pueden aducir.

Publicado por la Universidad Nacional de Colombia con propósitos pedagógicos y bajo licencia académica de openDemocracy. Traducción de Nicolás Suescún.

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La respuesta

Mientras la ciencia no esté segura sobre el impacto de las emisiones de gases de invernadero en la atmósfera de la Tierra, se justifica que el público tenga una actitud abierta, sostiene Benny Peiser.

reciente. Sin embargo, este apoyo no es universal. Unas cuantas organizaciones científicas distinguidas –co-mo la Academia de Ciencias Rusa (RAS) o la Asociación Americana de Climatólogos del Estado (AASC)– siguen siendo escépticas.

La Asociación America-na de Geólogos del Petróleo (AAPG), una organización internacional con más de 30.000 científicos del mundo, ha rechazado formalmente la opinión de que los factores humanos son los principales motores del calentamiento global. “El clima está cam-biando constantemente de-bido a la variabilidad natural de los procesos de la Tierra.

La variabilidad natural del clima durante el tiempo geo-lógico reciente es mayor que los cálculos razonables de los cambios potenciales de los gases de invernadero provo-cados por los humanos. Co-mo no hay disponible ningún medio para medir la supo-sición del cambio climático inducido por los humanos y es tan grande el alcance de la variabilidad natural, no hay en este momento ninguna influencia humana percepti-ble en el clima global”.

De igual manera, y según una encuesta reciente de 500 investigadores internacio-nales del clima, “una cuarta parte de los encuestados to-davía dudan que la actividad humana sea responsable de los cambios climáticos más recientes”. La forma como los estadistas y el público inte-resado traten estas dudas e incertidumbres científicas es harina de otro costal. Pero para la salud y el bienestar de la ciencia es vital que la evaluación crítica y el escep-ticismo no sean desdeña-dos o sofocados por razones políticas.

Publicado por la Universidad Nacional de Colombia con propósitos pedagógicos y bajo licencia académica de openDemocracy. Traducción de Nicolás Suescún.

La idea de que el Sol, quizás más que los humanos, es el principal motor del clima terrestre, ha estado ganando terreno últimamente.

Al exagerado uso de combustibles fósiles se achaca el crecimiento de dióxido de carbono, supuesto responsable del efecto invernadero.

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Entrevista

Gonzalo Martínez.

UN Periódico: ¿Cómo ve el avance de la democracia en América Latina?

Jon Lee Anderson: Los años cincuenta y sesenta se pudieron catalogar como el momento de un despertar, de una nueva generación que rompería los esquemas con los que América Latina vivió desde el final de La Colo-nia. Ese brote revolucionario generó dinámicas, que a su vez produjeron una suerte de dictaduras militares, produc-to, incluso, de la Guerra Fría. Posteriormente, si bien vino la “era de la democracia”, más

bien se dio una especie de fraude. La mayoría de los pro-tagonistas de la guerra fueron amnistiados y los crímenes cometidos por las dictaduras terminaron en la impunidad. Eso fue como un envenena-miento de las sociedades.

Además, la idea de una sociedad civil fuerte no se dio, en gran medida por la corrupción de los gobiernos. Muchos de éstos echaron a perder el significado del tér-mino democracia, por la pe-nalidad –e impunidad– de su actuación en el poder.

UNP: En la actualidad se habla del viraje de Améri-ca Latina hacia la izquierda. ¿Cuál es su opinión de este proceso?

JLA: Diría que no solo hacia la izquierda, también hacia el populismo, que ha sido un fenómeno de Améri-ca Latina, ante la falta de una sociedad cívica y de partidos políticos verdaderamente de-mocráticos. La gente en ge-neral tiende a apoyar líderes carismáticos, que prometen un futuro radicalmente me-jor, que les pintan un mundo en blanco y negro o que asig-nan culpas a determinados enemigos y virtudes a su-puestos aliados. En un mo-mento de crisis económicas como la actual y de grandes dificultades sociales, es fácil entender este fenómeno: la vuelta a la izquierda.

Lo interesante es que en realidad son propuestas que sacan un poquito de lo que fue la izquierda de la anti-güedad, pero intenta nuevos caminos. Y en ese contexto, aparece una vez más la som-bra del imperio, de Estados Unidos como un país bélico, intervensionista, que produ-ce una relación incómoda para América Latina; el ima-ginario del imperio toma otra

vez fuerza. Entonces, algunos asumen contraposiciones, porque aparentemente hay un mal que lo explica todo. Así, las políticas de izquierda y los movimientos antigloba-lización, emergen como un antídoto, aunque no están muy bien formalizados.

UNP: En ese contexto, ¿cómo ve a Colombia?

JLA: Es un país muy difícil de definir. Se distingue por tener todos los males y todas las virtu-des de América Latina en gran-de. Tiene los dos extremos y en dotes exageradas. Desde la gue-rrilla, el narcotráfico, la corrup-ción, la impunidad, la miseria, la riqueza. De alguna manera es como la máxima síntesis de Latinoamérica. Pero lo que tie-ne Colombia, que la salva de una desgracia mayor, es una idiosincrasia muy fuerte. Los colombianos tienen un gran arraigo por su tierra, un gran orgullo de sus tradiciones; es-tán marcados por un fuerte colombianismo, y eso es una virtud antes que un defecto.

Ahora, los problemas son muy grandes, la guerra que se libra hace más de 50 años “chupa” su economía, daña la psiquis de la gente, tiene efectos dañinos, colaterales. Es obvió deducir de dónde vino la violencia, y cuando una población es propensa a utilizarla (aunque no sea por razones políticas, sino por cualquier cosa, como lamen-tablemente ha llegado a ser en Colombia), se convierte en un país muy complejo.

A diferencia de otros lu-gares, donde la gente tiende a irse, en Colombia se siente el arraigo. No quiere decir que no haya colombianos que no se marchen. Pero muchos se quedan, aún teniendo la po-sibilidad de irse. Eso al final ayuda a mantener el equili-brio. Algunos analistas po-

líticos dicen que a pesar de todo, es una democracia ro-busta. No sé si democracia es exactamente la palabra, pero sí hay una sociedad cívica.

UNP: Usted reitera la impunidad, ¿esa puede expli-car parte de lo que pasa?

JLA: Es importante mi-rar la historia de Colombia, los años 40, época en que estalló la guerra. Fue una si-tuación en la que los partidos legítimos se convirtieron en bandos que se asesinaban entre sí. Eso dejó huellas que se han quedado en mayor o menor grado. El mismo he-cho de que esos dirigentes políticos, por muchos años se dieran el lujo de matarse y a la vez matar a gente inocente y después hicieran pactos y se dieran turnos en el Go-bierno como si fueran habas, enrarece cualquier ambiente. Es decir, nadie les dio una “cachetada” por lo que ha-bían hecho. Ese contexto de impunidad, ayudó a envene-nar la sociedad colombiana.

UNP: Usted ha escrito uno de los documentos más juiciosos sobre el Che Gueva-ra, a lo que dedicó seis años de trabajo. ¿Para usted quién este personaje?

JLA: El Che habita un lugar extraño, indefinido pa-ra muchos. Pasa que su cara, su imagen, significa algo ya para la historia. Si te pones una camiseta con la cara del Che, estás tratando de decir que no estás conforme con el statu quo. En una cumbre del G8, la imagen del Che se convierte en ese escudo que utilizan los grupos antiglo-balización o cualquier grupo que quiera expresar su oposi-ción al poder establecido. Sin embargo, a veces lo interpre-tan mal, porque mucha gente ve lo que quiere ver en la imagen del Che y la utiliza.

El Che representa la posibilidad, también, apoca-líptica del hombre, porque su visión era esa; es decir, él pensaba que el mundo ya es-taba en una especie de guerra eterna. Fue apocalíptico, pe-ro también vivió épocas apo-calípticas, los años sesenta fueron difíciles: una década en la que la nube atómica estaba encima de todos y eso hizo que la gente pensara en soluciones drásticas. Pero el Che desprovisto un poco de su lenguaje más apocalípti-co sirve, hasta cierto punto, como una especie de como-dín; para algunos es un Robin Hood, para otros, un icono desprovisto de significado, es esto y lo otro.

UNP: Usted cubrió de cerca la invasión de Estados Unidos a Irak, producto de lo cual publicó su libro: La caí-da de Bagdad. ¿Qué lecciones deja este episodio?

JLA: Yo creo que Bush, una vez que deje el poder, si no antes, va a ser confinado a una especie de repudio. Inter-pretando todo lo que está pa-sando en Irak es como un re-flejo de lo que podría ocurrir aquí. Teorías de conspiración surgen en muchos casos de una semilla de verdad, pero, también de rumores y todo eso es dañino. Uno de los peo-res legados que esto nos va a dejar Irak es que la relación siempre va a ser muy confusa y estereotipada, mucho más polarizada. Es decir, esto de sentirse antialgo –antiame-ricanismo, anti-esto, anti-lo otro–, no es bueno. Pero son posiciones muy comunes hoy y eso quiere decir que vivimos en un mundo en donde unos mentalmente están diciendo que los otros son matables. Si dices que eres anti, ¿qué quie-re decir en el fondo? Esas son las posiciones que no condu-cen a nada.

Jon Lee Anderson se ha convertido en uno de los cronistas más importantes para Occidente. Dentro de sus perfilados se encuentran Augusto Pinochet, el presidente Charles Taylor de Liberia, el rey Juan Carlos de España, Fidel Castro, Gabriel García Márquez, Hugo Chávez, entre otros. Escritor permanente de la revista The New Yorker, ha elaborado una de las biografías más sólidas sobre Ernesto Guevara: El Che. En su libro más reciente, La caída de Bagdad, cuenta el drama de la guerra en Irak. A finales del año pasado, la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano organizó un taller con el reportero argentino, y en alguno de los espacios, concedió esta entrevista para UN Periódico.

no solo ha virado a la

izquierda sino al

populismo”

“América Latina

Danilo Moreno Hernández

Profesor Instituto de Estudios en Comunicación

(Ieco) de la Uni-versidad Nacio-

nal de Colombia.

La democracia en América Latina ha sido uno de las principales preocupaciones de Jon Lee Anderson como ciudadano y uno de sus temas predilectos en el ejercicio del periodismo.

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Música

Guillermo Flórez P.

Una estrategia de acción que unifica la extensión, la educación y la investigación para el fortalecimiento de la formación musical y el creci-miento artístico-cultural de dos países de la región andina, es el convenio entre la Uni-versidad Nacional de Colom-bia y la Embajada de Bolivia. En su fase “Misión Bolivia”, el Conservatorio de Música de la Facultad de Artes proyecta su campo de acción hacia la música barroca de las misio-nes jesuíticas y hacia nuestra música del periodo colonial, ubicándolas como eje arti-culador entre el pasado y el presente. A la vez, este obje-to de estudio es usado como vehículo para establecer un enlace pedagógico entre los estudiantes de música del Conservatorio que han ele-gido la pasantía como op-ción de grado y los jóvenes estudiantes de las escuelas pertenecientes al Sistema de Coros y Orquestas (Sicor) de Bolivia.

El convenio tuvo su ini-cio en 2004 con una fase piloto en la cual cuatro jóvenes boli-vianos de la región de la Gran Chiquitanía vinieron a reali-zar estudios musicales en el Conservatorio de Música de la Universidad Nacional de Co-lombia. UN Periódico resaltó esa primera fase en un artícu-lo publicado en la edición 66 del 14 de noviembre de 2004.

Comenzando la segun-da fase, tres estudiantes del Conservatorio, María José Villamil, Julio César Peña y Carlos Zuluaga, estudiantes de último semestre, y Vanesa Morales, recién egresada de la misma institución, integran el equipo “Misión Bolivia”, que viajará el próximo 6 de febre-ro a las escuelas de música de la Gran Chiquitanía con el fin de colaborar con el Sicor, cuya función es brindar apo-yo en la formación musical y posterior inserción laboral de niños y jóvenes bolivianos pertenecientes a las orques-tas y coros del Sistema.

Cada uno de estos jóve-nes desarrollará actividades

docentes enfocadas hacia la formación musical básica, ten-drán a su cargo la dirección de una agrupación musical (coral u orquestal) y responderán por el montaje de un repertorio barroco de las misiones jesuí-ticas bolivianas (l691-1767), con el propósito de presentar públicamente estas agrupa-ciones durante el VI Festival Internacional de Música Re-nacentista y Barroca de Bolivia que se llevará a cabo entre el 27 de abril y el 7 de mayo.

Cerca de once mil par-tituras de la época de las mi-siones conforman el corpus de este intercambio investi-gativo y educativo. Los do-cumentos musicales fueron encontrados a finales de la década del setenta, cuando el gobierno boliviano se dispo-nía a restaurar la belleza de los templos dejados por los jesuitas. En su mayoría, las composiciones son místicas y sus autores son sacerdo-tes y seguramente indígenas, según las primeras investiga-ciones que se han hecho del archivo original.

Además de estas activi-dades, enriquecedoras en sí, los jóvenes colombianos ten-drán la oportunidad de ser asesorados en la interpreta-ción de la música misional por Piotr Nawrote, un desta-cado musicólogo que viene trabajando sobre los archivos encontrados en las regiones de Chiquitos y Moxos, y quien es considerado una de las vo-ces más autorizadas en este campo. Durante el próximo Festival Internacional de Mú-sica Renacentista y Barroca,

este maestro tendrá bajo su responsabilidad musical y ar-tística el montaje del estreno mundial de una de las óperas encontradas en los archivos misionales jesuíticos.

Se trata de la pieza San Francisco Javier dedicada a la vida de San Ignacio de Lo-yola, escrita por el sacerdote y músico Domenico Zipoli. La épica de este santo pone en escena su lucha contra las tentaciones del mal. “La obra alaba sus virtudes y sus nexos con la divinidad; allí las cons-trucciones más clásicas del barroco dan paso a fragmen-tos más dinámicos y alegres, propios de las culturas autóc-tonas del sur de América”, se-ñala el embajador de Bolivia, Herman Antelo Laughlin.

Una selección tenaz

Los estudiantes fueron seleccionados por concurso mediante un jurado coordi-nado por el director del Con-servatorio, Mario Sarmiento Rodríguez, y el Embajador de Bolivia en Colombia, Herman Antelo Laughlin. Por otro la-do, desde Bolivia el Programa Sicor enviará las filmaciones de sus estudiantes para que por concurso, realizado en el Conservatorio, se elija a los jó-venes bolivianos que tendrán la oportunidad de efectuar estudios en nuestra Institu-ción, dando así continuidad a este aspecto del convenio. El maestro Mario Sarmiento, encuentra en este proyecto “un gran sentido pedagógico y de interacción social”, por lo que ha contribuido eficaz-mente en su desarrollo.

Urubichá, San José, San Javier y Concepción, pue-blos misionales de la Gran Chiquitanía, cuyos templos fueron inscritos en la lista de patrimonio cultural de la humanidad por la Unesco, y poseedores de una rica cultu-ra arquitectónica y musical, serán los lugares de trabajo

de nuestros estudiantes. En Concepción se encuentra uno de los centros de documenta-ción musical más valiosos de las Misiones Jesuíticas y en San Javier, un taller de cons-trucción de instrumentos musicales barrocos. Estos dos centros culturales serán las sedes rotatorias de encuen-tros quincenales de estudio y reflexión académica del equi-po “Misión Bolivia”.

Vanesa, María José, Car-los y Julio esperan poner en práctica un modelo pedagógi-co que integre la investigación y la acción pedagógica parti-cipativa, y en el que el diálogo reflexivo enriquezca su coti-diano quehacer musical.

Sus actividades peda-gógicas se iniciarán luego de un cuidadoso proceso de observación que les permita acercarse al medio. Se estarán analizando cuidadosamente

tanto los procesos como los resultados y la reflexión aca-démica se realizará a través de un sistema organizado de monitoreo continuo que se entronca con las líneas de pro-fundización en investigación pedagógica y de dirección de conjuntos del Conservatorio. Se crea así una correspon-dencia, en donde las aulas de música de la Gran Chiquita-nía, que coordinan nuestros estudiantes, se integrarán en un diálogo permanente con nuestras aulas de las líneas en mención. El desarrollo acadé-mico de este proyecto se en-cuentra bajo la dirección de la Maestra Carmen Barbosa Luna, coordinadora del pos-grado de Musicoterapia de la Facultad de Artes.

En vísperas de empren-der el viaje a Bolivia, el grupo de estudiantes colombianos respondieron así a la pregun-ta: ¿Qué les representa esta experiencia?:

* Un reto pedagógico de interacción social que nos lleva al papel simultáneo de la teoría y la práctica.

* Una gran responsabilidad se pone en juego: representar nuestro Conservatorio y pro-yectar internacionalmente la presencia de la Universidad Nacional.

* Vivir otra cultura a través de la práctica musical. Com-partir, dar, recibir… sentir có-mo la música nos une.

* Una experiencia que en el Conservatorio no podemos vivir y es juntar en un instante más de cien años de historia musical de América del Sur. Miles de partituras originales escritas por nuestros músicos indios, esperando en los Ar-chivos de Moxos y Chiquitos. Esperando que por primera vez suenen. Y que quizás no-sotros tendremos el privilegio de contribuir a ello.

“Miles de partituras originales, escritas por nuestros músicos indios, están esperando a que por primera vez suenen. Y que quizás nosotros tendremos el privilegio de contribuir a ello”.

El repertorio de “Misión Bolivia”

Carmen Barbosa Luna Profesora del Conser-

vatorio de Música de la Universidad Nacional

de Colombia.

Un proyecto pedagógico musical acordado entre Colombia y Bolivia permitirá que se investigue y reestrene el único catálogo sonoro de la época de las misiones encontrado en América. La Universidad Nacional participa en la recuperación de ese patrimonio de la humanidad.

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Televisión

El martes 14 de febrero a las 8:30 p.m. se estrenará en Señal Colombia Banderas en Marte, un programa de te-levisión sobre jóvenes y para jóvenes de estratos popula-res de Bogotá. Esta novedo-sa propuesta televisiva es la más importante apuesta que el Ministerio de Cultura hace para su franja juvenil en su nueva programa-ción.

Banderas en Marte es un mecano para mirar. Cada capítulo está compuesto por fragmentos docu-mentales de historias de vida, animaciones, videoclips de bandas bo-gotanas, spots, cortinillas y múltiples miradas a diver-sos temas de interés juvenil, entrelazados en una Bogotá generalmente invisible y po-sitivamente sorprendente.

Coproducido por cinco instituciones de la Alcaldía (Departamento Administra-tivo de Bienestar Social del Distrito, Instituto Distrital de Cultura y Turismo, Insti-tuto de Estudios Pedagógi-cos, Secretaría de Educación Distrital, Secretaría Distrital de Salud), Radio Televisión de Colombia (RTVC) y Uni-medios/UN Televisión de la Universidad Nacional de Colombia, este magazín do-

cumental hace parte de una estrategia de comunicación y educación que tiene otros dos componentes: una serie radial, que se estrenará el sá-bado 18 de febrero por la 98.5 FM UN Radio y una página web que estará al aire a partir del 1 de febrero.

La estrategia Banderas en Marte tiene como objetivo mostrar las diferentes mane-ras de ser joven en Bogotá, y apunta, desde procesos de formación ciudadana, a darle voz al más de millón de jóve-nes que habitan nuestra ciu-

dad y a sus propuestas, sue-ños y proyectos para cons-

truir una ciudad mejor.

Estos jóvenes, hom-bres y mujeres diversos,

históricamente silen-ciados y estigmatiza-dos, tienen mucho

que decir y deben ser escuchados si queremos te-ner, desde hoy y hacia el maña-

na, una Bogotá más par-ticipativa, más solidaria,

más abierta a la diversidad y donde la reconciliación sea el norte al que se quiere lle-gar.

Con esta estrategia de comunicación y educación, los jóvenes de Bogotá con-quistarán a Marte, ese nue-vo territorio democrático, y pondrán allí sus banderas, símbolo del gran poder trans-formador de la juventud.

Emisión en TV: Señal Colombia, todos los martes a las 8:30 p.m., con repetición los domingos a las 6:30 p.m. Emisión radio: 98.5 FM UN Radio, todos los sábados a las 11:00 a.m. www.banderasenmarte.com Deja tu bandera en Marte: 235 9782

Claudia Bermúdez Directora General

de Banderas en Marte.

Eric Leyton Director General de Mente Nueva.

Rueda en las nocturnas reuniones de amigos, entre fi-chas de parqués y cartas de póquer, un juego simpatiquísimo conocido como Ideographic, versión moderna y mercantil de lo que muchos llamábamos de chicos “mímica”. Se organiza, básicamente, con dos grupos enfrentados que tratarán de adivinar una palabra, una frase, una profesión o un animal, que los miembros del grupo contrario irán dibujando.

Cuando al dibujante de turno le toca las palabras cientí-fico, o profesor, o investigador, siempre intentará garabatear un muñequito con bata blanca, gafas enormes y, dependien-do de la pericia del participante, un microscopio.

En el imaginario colectivo, un científico es eso y un par de lugares comunes más. Pero en estos nuevos tiempos, velo-ces como un Ferrari sin frenos, llenos de neoliberales sueltos, de presentadoras de televisión por encargo y de trámites burocráticos recalcitrantes, los investigadores de hoy tienen tantos perfiles distintos, son tan diferentes de los clichés del siglo pasado, que cualquiera de ellos podría estar en los sitios más inesperados, incluso sentado en nuestra misma silla de bus, en la fila de un Cade…

Mente Nueva, la serie de televisión sobre ciencia y tecno-logía que produce UN Televisión con el asocio de Colciencias, está dispuesta a presentar a los científicos de hoy y a su traba-jo, en una nueva temporada con un diseño robustecido y una propuesta bien arriesgada.

Lo primero que se nota al observar su nueva imagen, es que los realizadores del programa han pensado en dar un paso adelante en lo que se refiere a la difusión sobre ciencia y tecnología que requiere Colombia en televisión.

Y esto es verificable al enumerar las variadas herramien-tas narrativas de las que hacen uso, y que pertenecen al ima-ginario de cualquier televidente juicioso (¿o sería más exacto decir “desjuiciado”?) del momento: analogías audiovisuales con las televentas, con programas de cocina, con transmisio-nes de fútbol, con spots publicitarios, con videoclips, cancio-nes del repertorio popular y jingles de gran recordación.

De todos estos elementos, los pocos espectadores que ha tenido la serie en esta quinta temporada (que se estrenará el sábado 18 de febrero a las 6:30 p.m. en Señal Colombia), han resaltado la aparición de dos elementos distintivos y has-ta ahora inéditos: la utilización frecuente y vivaz del humor y de la parodia, y el acercamiento a la faceta más humana y colombiana de los investigadores.

Y es que los realizadores de la serie decidieron reorientar los objetivos de cada uno de los programas hacia la inclusión de la ciencia y la tecnología en la agenda cultural de los co-lombianos, tratando de igualar estos temas en su imaginario a otros más cotidianos como el fútbol y la política.

Al utilizar elementos muy arraigados en la cultura po-pular, y otros muy visibles en la televisión comercial, Mente Nueva apuesta por divulgar la ciencia de manera ágil y entre-tenida, y rebasar el prejuicio que aún ronda por la cabeza de muchos según el cual los científicos son tipos raros, solitarios, incomprensibles y aburridos.

Esta temporada del programa ha resultado ser un gran desafío para sus realizadores, toda vez que están ingresando en territorios desconocidos hasta ahora para los documen-tales de divulgación científica. Ellos entienden que, a falta de otros audaces, es a la televisión universitaria a la que le corresponde innovar, arriesgar, probar, experimentar e invitar a los espectadores a ver la cultura de maneras siempre distin-tas, siempre cambiantes y siempre en movimiento, como es su naturaleza.

Como en la

vida real

A mediados de febrero, la televisión colombiana estrena un programa dirigido por y para jóvenes, y reedita otro con nuevos capítulos, muy exitoso, sobre ciencia y tecnología en Colombia. En ambos participa, creativamente, la productora de la Universidad Nacional, UN Televisión.

mira tu gente, escucha tu mundo, navega tu ciudad

Banderas en Marte:UN Televisión.

Con un formato fresco, variado y cargado de pedagogía ciudadana, esta propuesta explora, desde la mirada de los jóvenes capitalinos, otras formas de hacer y ser ciudad.