Inundacion en Rivadavia, valle de Elqui, Chile, año 1934

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Graña, Fernando. “Crónicas y recuerdos de una inundación en el valle de Elqui”. Manuscrito inédito. Vicuña, diciembre de 2007. CRÓNICAS Y RECUERDOS DE UNA INUNDACIÓN EN EL VALLE DE ELQUI 1 Fernando Graña Pezoa 2 INTRODUCCIÓN Una de las principales motivaciones que nos llevan a la elaboración de esta y otras propuestas de trabajo, se sustenta en que la historia local ha sido abordada desde hacia varias décadas de manera tangencial por la historiografía regional y nacional. Por su parte los trabajos elaborados por autores locales, en esencia son monografías que abordan temas históricos con una marcada tendencia a la crónica costumbrista y biográfica. Pese a los esfuerzos investigativos realizados hasta la fecha, hay numerosos aspectos que no han sido abordados. Considerando este contexto, nos proponemos contribuir al desarrollo de la historiografía relativa al valle de Elqui, empleando preferentemente para ello, fuentes primarias pertenecientes a diversos fondos bibliográficos y documentales de nivel local. Durante el año 2006 y comienzos del 2007, en el marco del proceso de ejecución de dos proyectos de investigación y rescate patrimonial local, tuvimos el privilegio de dar con una mujer que a temprana edad, fue testigo presencial de uno de los más impactantes acontecimientos que nos puede brindar la naturaleza elquina. La Sra. Aura Caballero, nacida en la localidad de Rivadavia un 11 de septiembre de 1922, vivió en carne propia la tragedia, y desde la perspectiva de una niña de los años 30 del siglo XX, atesoró los recuerdos de la crecida del río Elqui, de los aluviones destructores y de la inundación de su querido pueblo. La historia local debe ser construida en base a la información contenida en las fuentes disponibles y accesibles para el investigador, quien en su quehacer investigativo no puede descartar a priori, la información originada desde el más amplio abanico de fuentes, sean estas documentales, bibliográficas, de prensa, materiales o testimoniales de carácter oral. Debo advertir que este trabajo, si bien puede ser considerado cómo un producto secundario de los proyectos que lo circundaron, obedece al permanente interés y motivación por rescatar elementos que muchas veces son pasados por alto e ignorados 1 La información de esta investigación ha sido obtenida durante el desarrollo de los proyectos “Historia del valle de Elqui: influencia e impacto de Gabriela Mistral en el desarrollo cultural y social de la ciudad de Vicuña (1914 – 1954)”, financiado por el Fondo de Apoyo a la Investigación Patrimonial de la DIBAM y del proyecto “Formación de monitores en rescate y valoración del patrimonio cultural e historia oral de la comuna de Vicuña”, financiado por el Fondo de Cultura 2006, del Gobierno Regional de Coquimbo. 2 Profesor de Historia y Geografía, Doctorando en Cultura y Educación en América Latina, Universidad ARCIS. 1

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Graña, Fernando. “Crónicas y recuerdos de una inundación en el valle de Elqui”. Manuscrito inédito. Vicuña, diciembre de 2007.

CRÓNICAS Y RECUERDOS DE UNA INUNDACIÓN EN EL VALLE DE ELQUI1

Fernando Graña Pezoa2

INTRODUCCIÓN Una de las principales motivaciones que nos llevan a la elaboración de esta y otras propuestas de trabajo, se sustenta en que la historia local ha sido abordada desde hacia varias décadas de manera tangencial por la historiografía regional y nacional. Por su parte los trabajos elaborados por autores locales, en esencia son monografías que abordan temas históricos con una marcada tendencia a la crónica costumbrista y biográfica.

Pese a los esfuerzos investigativos realizados hasta la fecha, hay numerosos aspectos que no han sido abordados. Considerando este contexto, nos proponemos contribuir al desarrollo de la historiografía relativa al valle de Elqui, empleando preferentemente para ello, fuentes primarias pertenecientes a diversos fondos bibliográficos y documentales de nivel local.

Durante el año 2006 y comienzos del 2007, en el marco del proceso de ejecución de dos proyectos de investigación y rescate patrimonial local, tuvimos el privilegio de dar con una mujer que a temprana edad, fue testigo presencial de uno de los más impactantes acontecimientos que nos puede brindar la naturaleza elquina. La Sra. Aura Caballero, nacida en la localidad de Rivadavia un 11 de septiembre de 1922, vivió en carne propia la tragedia, y desde la perspectiva de una niña de los años 30 del siglo XX, atesoró los recuerdos de la crecida del río Elqui, de los aluviones destructores y de la inundación de su querido pueblo. La historia local debe ser construida en base a la información contenida en las fuentes disponibles y accesibles para el investigador, quien en su quehacer investigativo no puede descartar a priori, la información originada desde el más amplio abanico de fuentes, sean estas documentales, bibliográficas, de prensa, materiales o testimoniales de carácter oral. Debo advertir que este trabajo, si bien puede ser considerado cómo un producto secundario de los proyectos que lo circundaron, obedece al permanente interés y motivación por rescatar elementos que muchas veces son pasados por alto e ignorados

1 La información de esta investigación ha sido obtenida durante el desarrollo de los proyectos “Historia del valle de Elqui: influencia e impacto de Gabriela Mistral en el desarrollo cultural y social de la ciudad de Vicuña (1914 – 1954)”, financiado por el Fondo de Apoyo a la Investigación Patrimonial de la DIBAM y del proyecto “Formación de monitores en rescate y valoración del patrimonio cultural e historia oral de la comuna de Vicuña”, financiado por el Fondo de Cultura 2006, del Gobierno Regional de Coquimbo. 2 Profesor de Historia y Geografía, Doctorando en Cultura y Educación en América Latina, Universidad ARCIS.

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por los eruditos, quienes ponen su atención y energías en asuntos considerados por ellos, como de mayor trascendencia.

Estoy consiente que existen temas y problemas mayores, considerados dentro e procesos de media y larga data, sin embargo, también es necesario el rescate y valoración histórica de la memoria de quienes aún están con vida, sin importar su condición social, status o protagonismo en las grandes epopeyas regionales y nacionales. Apelamos directamente a valorar a los testigos anónimos de acontecimientos históricos. Ellos son parte de la base de la sociedad pasada y actual.

Las criticadas y frecuentemente menospreciadas “historias de campanario”, son a mi entender, tan valiosas como aquellas historias de proyección regional, nacional o universal; considerando su valor e importancia en el campo de la práctica historiográfica, más que en el contenido y trascendencia de las mismas, especialmente si son comparadas con otros acontecimientos y sucesos, considerados por muchos, como de mayor relevancia e impacto3. METODOLOGÍA Y FUENTES

Con la intención de contextualizar y poner en valor la memoria y relatos orales locales, nos propusimos indagar en la prensa de la época, donde se hiciera alusión a los infaustos acontecimiento del año 34. Para ello trabajamos con una colección de ejemplares del periódico La Alianza, depositados actualmente en el archivo del Museo Gabriela Mistral de Vicuña. Complementamos esta información consultando la obra de Segundo Varela “Reseña histórica del valle de Elqui”, además de la entrevista realizada a la ya citada testigo, publicada recientemente en un trabajo mayor4.

La información que nos entregaron las fuentes consultadas, sirvió para construir un relato o crónica más o menos coherente de lo sucedido. En ese sentido, procuramos sistematizar los datos y mencionar de forma ordenada lo sucedido en cada localidad que es señalada en la prensa.

Ahora bien, la entrevista a nuestra informante fue realizada en el contexto de otros temas de investigación, relacionada con elementos resaltantes del acontecer local, desde la perspectiva de un habitante del poblado. Por esto, lo concerniente a las inundaciones de 1934 es mencionado brevemente, aunque no por ello, dicho relato carece de valor histórico.

Estamos consientes que nuestro trabajo no concluye con este avance de investigación, resultando evidente la necesidad de consultar otras fuentes, sean estas orales o documentales, especialmente aquellas de carácter oficial (Municipalidad y Gobernación Departamental).

3 En este sentido concuerdo plenamente con las afirmaciones de Hernán Cortés y Milton Godoy, en cuanto a que las historias locales “… han limitado la mirada a una suerte de anecdotario de cada ciudad, donde se resalta el hacer de los ciudadanos ‘notables’ y se intenta concebir una temporalidad que lo abarca todo, desde los primeros habitantes hasta la actualidad.“. En: “Presentación”, Actas XII Jornadas Nacionales de Historia Regional de Chile, La Serena, Universidad de La Serena, 2006. pág.15 4 Nos referimos a la obra colectiva Historia de Vicuña. Memoria, cultura y sociedad en el corazón del valle de Elqui., Fondo de Cultura 2006, Gobierno Regional de Coquimbo, Lom Impresores, Santiago, 2006.

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CONTEXTO GEOGRÁFICO5

Clima. La Región de Coquimbo está bajo la influencia del anticiclón del Pacífico, lo que provoca el bloqueo permanente de los sistemas frontales causantes de las lluvias. Gracias a lo persistente de este sistema de circulación atmosférica anticiclonal, y de sus eventuales desplazamientos hacia el Norte o el Oeste, se dará forma al carácter semiárido de la zona.

El mal tiempo posee una escasa frecuencia, siendo común lo irregular de las precipitaciones, de lo cual deriva no solo el rasgo de semiaridez, sino también una gran incertidumbre climática, influyendo de manera decisiva en la conformación resultante entre el paisaje natural y las actividades humanas6.

La localización de la Región, determinada por su condición de borde austral del Desierto de Atacama y como área de transición hacia la zona mediterránea de lluvias irregulares de invierno, otorgan al Elqui un sugerente valor como frontera natural entre diversos ecotonos. Los abundantes días despejados y transparentes son producto del descenso de masas de aire seco, frío y limpio desde la alta atmósfera. A su vez se presenta un fenómeno de inversión térmica típica de los sectores de subsidencia, lo que lleva al registro de una gran radiación solar en todos aquellos lugares que no son afectados por las neblinas y nubosidad costera.

El fenómeno de subsidencia atmosférica explica un rasgo característico de la Región: las temperaturas no disminuyen con el aumento altura, por el contrario, estas aumentan, lo cual determina que una extensa área del interior presente temperaturas más altas que la costa, montaña media y alta montaña. Este incremento térmico comienza a presentarse a partir de los 1.000 m.s.n.m. en verano, desde los 700 m.s.n.m. en primavera, y desde los 500 m.s.n.m. en invierno7. Esto genera una franja de tierras interiores que se desarrollan entre los 500 y 1.200 m.s.n.m., en donde se produce un interesante fenómeno de inversión térmica, lo que favorece el desarrollo de vegetación y fauna asociada, así como actividades agrícolas intensivas.

Desde un punto de vista climático, el territorio donde realizamos nuestra investigación, está dentro de lo que se conoce cómo clima semiárido interior, el cual se presenta en una franja intermedia ubicada entre la costa y la cordillera de los Andes. Se caracteriza por un humedad atmosférica media de un 60%. Los días despejados anuales llegan a los 200 o más, alcanzando una extraordinaria limpidez atmosférica. La amplitud térmica diurna y anual es muy marcada, registrando en invierno temperaturas bajo cero y en verano superiores a los 30º; a igual latitud existe una suave alza respecto al litoral.

Cuando las condiciones anticiclonales son interrumpidas por vaguadas o bajas presiones continentales originadas en el Norte de Argentina, se producen algunos

5 Para antecedentes más actualizados sobre las características geográficas del valle de Elqui y la comuna de Vicuña, véase el trabajo de Iribarren, Pablo. “El escenario geográfico, soporte natural para el desarrollo histórico. Cuenca media del río Elqui”, en Historia de Vicuña…, op.cit., págs. 17-28 6 Instituto Geográfico Militar (IGM). IV Región de Coquimbo. Santiago, Instituto Geográfico Militar, 1988, pág.18 7 IGM. IV Región de…, op cit., pág.20

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vientos cordilleranos propios de la zona, entre los cuales se destaca el terral. Iniciado de preferencia durante la madrugada o en por la noche, este viento eleva considerablemente las temperaturas, llegando esta alza a los 10ºC por sobre la media mensual, duplicando la intensidad del viento y reduciendo la humedad relativa desde un 80 a un 20% 8.

Un rasgo importante a considerar es la sequía o las lluvias excesivamente restringidas. Esto por que es la sequía el fenómeno climático que más ha influido e influye en la distribución de los asentamientos y actividades de la población, especialmente en las tierras interiores. Ello motivó una temprana ocupación de áreas con posibilidades de ser regadas sobre planos de inundación fluvial, un traslado masivo de habitantes desde los interfluvios hacia los valles, o en su defecto, la subsistencia precaria de población en condiciones ambientales críticas con una muy baja disponibilidad de recursos, especialmente lo que respecta al agua, suelos y vegetación 9. El Relieve Según Börgel (1983), desde el punto de vista geomorfológico, esta región se clasifica como de ‘planicies litorales y cuencas del sistema montañoso andino-costero’. Es un territorio difícil y complejo, pese a lo cual sería posible distinguir algunas unidades geomorfológicas: las planicies litorales y fluvio-marinas en la costa, y una región montañosa interior en donde la cordillera de la costa y de los andes se unen, desde el punto de vista del relieve, pero no desde el punto de vista litológico. La depresión intermedia se presenta muy estompada, expresándose en jirones, ya sea en forma de cuencas o corredores longitudinales en sentido N-S; no es continua y bien conformada como en el Norte Grande10.

Los sectores correspondientes a los cursos medios de los ríos Elqui, Limarí y Choapa, presentan llanos de sedimentación fluvial. Existiría una estrecha relación entre el primitivo poblamiento de la zona y estos amplios valles, que con aspecto de cuenca, ocupan los cursos medios. El paisaje adquiere rasgos abruptos producto de la erosión lineal con que los ríos cortan la compleja orografía. Podemos apreciar numerosas gargantas excavadas en la roca viva amenizando una topografía que durante toda la historia ha sido un desafío para las comunicaciones y desarrollo regional.

Es en los cursos medios donde se producen las principales confluencias de ríos y quebradas, de donde derivan importantes hechos como la existencia de recursos hidrológicos óptimos para el desarrollo agrícola. Se produce un retroceso de las laderas de los cerros, producto de la erosión y en consecuencia una mayor extensión de las tierras llanas, y por último, existe un importante relleno aluvial con materiales de acarreo escalonados en terrazas. Todas estas condiciones han favorecido –sin duda- la eficacia del poblamiento humano en estos espacios.

Los Valles Transversales otorgan la típica denominación de Norte Verde a la región. Los caudales de los ríos, en los cursos medios de los valles Elqui, Limarí y 8 Hugo Romero, Geografía de los climas., Santiago, Instituto Geográfico Militar, 1985, pág.81. 9 IGM, op. cit., pág.23 10 Reinaldo Börgel. Geomorfología. Santiago, Instituto Geográfico Militar, 1983, pág.71

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Choapa, interrumpen sucesivamente los cordones montañosos. Los sedimentos generados y recibidos por estos valles, gracias al aporte lateral de los cordones montañosos que los rodean y las numerosas quebradas y conos de deyección, contribuyen al origen y evolución de los suelos. Ello ha contribuido a la sepultación de sedimentos en las cajas y lechos de inundación de los ríos 11.

Mapa donde se aprecia la red hidrográfica del río Elqui y la localización de la ciudad de Vicuña en el contexto regional. 12

Todos los valles poseen rasgo en común: son anchos y profundos a lo largo de su curso y a menudo corren por cadenas anastomosadas sobre un fondo aluvial amplio. Los cursos superiores, por encima de los 3.000 metros, presentan valles con perfil en forma de U, debido a que los escombros de derrumbamiento activos y los conos torrenciales construidos por las quebradas afluentes, no dejan de obstaculizar el escurrimiento hídrico; sin embargo existen algunos bloques que obstruyen los valles. Los ríos centrales han abierto brechas, pero a menudo presentan atrás una pequeña laguna en vías de colmataje; frente a estos tapones, se presentan fragmentos de terrazas constituidas por materiales fluviales en disposición caótica 13. En los cursos medios los valles se ensanchan y las terrazas son casi inexistentes; un rasgo típico lo constituyen los conos de deyección, generados por los afluentes laterales de los ríos. En cambio en los cursos inferiores, los ríos se caracterizan por la inexistencia de un sistema de niveles

11 IGM, ibidem. 12 Mapa basado en el publicado por Niemeyer, Hans y Ballereau. “Los sitios rupestres del valle del río Hurtado superior (Norte Chico, Chile)”, Rev. Chungara 31, vol.2, Arica, Universidad de Tarapacá, 1999, pág.231. 13 Comisión Nacional de Riego (CNR), Estudio de los suelos del valle de Elqui, Santiago, Agrolog Chile Ltda. y Melendez y Pesce Ltda., Tomo I, 1979, pág.19

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principales, que próximos al litoral pasan lateral y/o frontalmente a las plataformas costeras 14. La Hidrografía El semiárido chileno es drenado por ocho sistemas hidrográficos mayores que llegan con agua al océano y proveen de importantes recursos hidrológicos para el desarrollo de una agricultura bajo riego artificial. De norte a sur se presentan los ríos Salado (normalmente seco), Copiapó, Huasco (en la región de Atacama), Elqui, Limarí, Choapa (en la región de Coquimbo), Petorca- La Ligua y Aconcagua (en la región de Aconcagua). Todos ellos son de régimen mixto, con lo que en las mayores alturas se generan glaciares de cumbres que permiten almacenar precipitaciones sólidas que se derriten en verano. Los escurrimientos son de tipo torrentoso producto de la alta pendiente que existe entre la cordillera y el mar. Las redes de drenaje son muy profusas en tributarios y subtributarios, en su mayoría con un diseño dendrítico 15.

La hoya hidrográfica del Elqui abarca una superficie aproximada de 9.794 kilómetros cuadrados, pudiendo ser dividida hidrográficamente en tres sub-cuencas: la del río Turbio, la del río Claro y la del río Elqui.

El Elqui nace de la confluencia de los ríos Turbio (que proviene del oriente) y Claro (que viene del Sur), cercano a la localidad de Rivadavia, recorriendo desde ahí hasta llegar al océano unos 75 kilómetros, pero si consideramos su afluente más lejano, el recorrido total llega a los 170 kilómetros. Los aportes hídricos propios son muy escasos y eventuales, producidos principalmente por las lluvias de cierta magnitud que generan el escurrimiento de las quebradas afluentes y de las áreas de drenaje directo. La mayor parte de sus recursos provienen de los ríos Turbio y Claro, especialmente en épocas de deshielo16.

Entre las localidades de Rivadavia y Diaguitas, el cause del río se presenta angosto y ripioso, recibiendo los esporádicos y torrentosos aportes de las quebradas Algarrobal por el norte y Uchumí por el sur. A la altura del último poblado el valle comienza a ensancharse hasta lograr valores de casi dos o más kilómetros en les inmediaciones de Vicuña. Continuando aguas abajo recibe los aportes de las quebrada San Carlos por el sur y Yungay por el norte; el valle se vuelve a hacer estrecho formando un cajón flanqueado por laderas abruptas, hasta las proximidades de la localidad de El Molle, donde nuevamente se ensancha para dar origen a numerosas terrazas fluviales y tierras llanas aptas para el desarrollo agrícola. En este sector recibe los aportes de la quebrada Marquesa, la cual drena esporádicamente tierras y serranías del Norte del valle. Más abajo se suman los aportes de las quebradas Santa Gracia por el norte y por el Sur la quebrada de Talca 17.

14 CNR, op. cit., págs.19-20 15 Hans Niemeyer. “El escenario geográfico”. En Culturas de Chile Prehistoria. Santiago, Editorial Andrés Bello, 1989, pág.5 16 CNR, op. cit., pág.13 17 CNR, op. cit., pág.13; Hans Niemeyer y Pilar Cereceda. Hidrografía. Santiago, Instituto Geográfico Militar, 1984, pág.108

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El sector medio del valle de Elqui posee una geomorfología accidentada, caracterizada por la presencia de altas cumbres y numerosas quebradas de cortos trayectos y gran pendiente. Esto se puede visualizar – en parte- en la presente imagen satelital18.

Fuente: Imagen Landsat TM7 Marzo 2002

Si bien los sedimentos que componen las terrazas de su curso medio-inferior no

presentan condiciones favorables para la perforación de pozos para la extracción de aguas subterráneas, se estima que el embalse subterráneo del Elqui contiene un mínimo de 127 millones de metros cúbicos, con un escurrimiento subterráneo propio cercano a los 1,4 metros cúbicos por segundo y un aporte de las quebradas laterales del orden de 1,3 metros cúbicos por segundo. Existe un acuífero libre o no confinado con nivel estático a unos 10 metros del nivel superficial 19. ANTECEDENTES DE LAS INUNDACIONES EN EL VALLE El historiador José Varela es muy claro al señalar que “el principal causante de la mayoría de los males, ha sido el río; que saliendo de madre, ha talado la campiña y ha asolado algunos pueblos”. Según este autor, hasta el año 1921, son al menos siete las principales “salidas del río”, ocurridas en los años 1833, 1855, 1857, 1880, 1888, 1906 y 1915 20.

Las inundaciones ocurridas en 1833, habrían arrasado los bosques y plantaciones de árboles frutales situados en las orillas del río Turbio. De dicha época serían algunos barrancos ubicados en el sector del funda La Compañía (al sur de Vicuña), y en el sector

18 Imagen publicada por Iribarren, Pablo. op.cit. pág. 18 19 Hans Niemeyer y Pilar Cereceda, op. cit., pág.112 20 Varela, José. Reseña histórica del valle de Elqui. La Serena, Imprenta Moderna, 1921. pág. 87

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de El Arenal 21. Por su parte, la entonces Villa San Isidro de Vicuña, sufrió de la inundación de sus calles, ingresando un brazo del río por calle Chacabuco, “reclamando su antiguo lecho” 22.

En 1855, con fecha 11 de marzo, el río Elqui nuevamente amenazó con inundar la villa. Para evitar la tragedia, se reunió al Batallón Cívico, cuyo contingente ascendía a los 500 hombres. El trabajo de dicha fuerza permitió desviar en parte, las aguas del río. Pese a ello, las pérdidas fueron cuantiosas en todo el Departamento de Elqui, dejando intransitables los caminos y en total desamparo a numerosas familias 23.

Nuevamente en el mes de marzo, esta vez del año 1857, fue testigo de la fuerza de las inundaciones y crecidas. Una lluvia que habría durado cinco días provocó la crecida de los cauces, especialmente del río Claro, generando grandes perdidas en la agricultura24.

Varela afirma que 1880 fue un año de crudo invierno. Ello provocó que el río Elqui y sus afluentes causaran grandes destrozos, destruyendo los canales de regadío y causando en los sectores montañosos numerosos aluviones, conocidos localmente cómo “huracanes”25. Ocho años después (1888), también se producen fuertes inundaciones, destacando los daños provocados por el desborde de las quebradas de Leiva y Uchumí. En este año la línea del tren, que pasaba a orillas del río Elqui, es borrada por completo. La ciudad de Vicuña quedó aislada y las perdidas totales llegaron a los 4 o 5 millones de pesos de la época26.

El siglo XX sería testigo de más tragedias. En el año 1906 se producen unas de las más grandes inundaciones conocidas hasta el momento. A las precipitaciones se suman los deshielos, llevando consigo el sufrimiento a las familias que vivían en las proximidades de los cursos de agua. Varela señala que “una noche, el agua rebalsó por encima de la obra de defensa de la ciudad… Los habitantes trabajaron con tesón para salvar al pueblo de la inundación…”. Las aguas del río Elqui ingresaron por la Alameda de Vicuña, anegando varias viviendas. Muchas familias escaparon rumbo a la Escuela Superior de Hombres o otros lugares donde refugiarse de las torrentosas aguas. La realidad de los otros pueblos del valle no era diferente. La Unión (hoy Pisco Elqui), Paihuano, Montegrande, Diaguitas y El Molle, estuvieron a punto de desaparecer casi por completo27.

21 Ibidem 22 Varela, José. op.cit. pág. 88 23 Ibidem 24 Varela, José. op.cit. pág. 88-89 25 Varela, José. op.cit. pág. 89. El citado autor menciona que en las montañas “…revientan numerosos huracanes…”. Esta definición de aluvión, continúa siendo utilizada por los pobladores de mayor edad del valle, por ejemplo en la entrevista realizada a la Sra. Aura Caballero, testigo presencial de las inundaciones del año 1934, está señaló lo siguiente: “El aluvión del año 34. Eso si, gracias a la estación y a la bodega de carga nos salvamos. Pasó un huracán por aquí pu… fue ese año cuando llovió tres días y tres noches…” . En: Historia de Vicuña, pág.176. 26 Varela, José. op.cit. pág. 89. 27 Varela, José. op.cit. pág.90.

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La última inundación a la cual hace referencia José Varela, es la ocurrida en 1915. El año anterior fue rico en lluvias, lo cual habría generado una gran abundancia de nieves en la cordillera. Cuando se produjeron los deshielos los cauces aumentaron en demasía. En esta oportunidad el pueblo de San Isidro vio cómo las aguas del río Elqui, formaban barrancos en sus proximidades, llegando tan solo a un centenar de metros de la plaza de dicho lugar. En Vicuña, nuevamente las aguas ingresaron por la Alameda generando gran alarma entre la población28.

LOS INFAUSTOS SUCESOS Corría el año de 1934, cuando la siempre sorprendente naturaleza elquina se manifestaba en plenitud. Según la prensa de la época las precipitaciones duraron unas sesenta horas continuas, registrando 120 milímetros en el pluviómetro de la Administración de Agua Potable de Vicuña29. Tal nivel de lluvias causó estragos en todo el sistema caminero local. En el sector de Quebrada de Piedra, al poniente de Rivadavia, el río arrasó con el puente del Algarrobal. La armazón del puente corrió río abajo, llegando a las cercanías del pueblo de Diaguitas, donde se atravesó en los pilotes del puente de Andacollito, para luego tumbarlo. Ambas estructuras finalizaron su loca carrera a unas cuantas cuadras río abajo. El puente de Vicuña, el nuevo, ubicado frente a La Compañía, no corrió mejor suerte, ya que la fuerza de las aguas lo habría soltado de su costado norte, haciéndolo virar para el lado sur, dejándolo ubicado en el sentido en que corre el río. Tamaños destrozos dejaron aislada a la ciudad de Vicuña y pueblos interiores. Las comunicaciones mediante automóviles eran imposibles30. La fortuna de la gloriosa línea férrea no fue mejor. En la Quebrada Santa Gracia el agua tapó con sedimentos una gran extensión de la línea. En el sector de la quebrada Yungay, frente a El Tambo, el puente fue arrancado por las aguas. En San isidro, la Quebrada de Leiva destruyó más de treinta metros de línea. En El Arenal parte del tramo fue sepultado. Algo similar ocurrió en el sector de Cebollín. En Diaguitas el río se salió por la Calle Nueva, inundando varias propiedades y generando cuantiosos daños31. Quizás uno de los fenómenos más desastrosos, fue el acontecido en la Quebrada de Uchumí, la cual bajo con un gran torrente, cortando al río Elqui, para luego formar una gran laguna de no menos de 10 metros de altura. Las aguas cubrieron viñedos y arboledas del fundo de don Benjamín Cortes y del fundo La Noruega. Cuando las aguas de la mencionada quebrada cesaron de correr, la laguna se desaguó. Según señala la prensa local “… esa gran tromba de agua se avalanzó a las poblaciones haciendo considerables prejuicios a las propiedades riberanas”32.

28 Ibidem 29 Periódico La Alianza, año XXII, Nº2121, martes 22 de mayo de 1934, Vicuña, pág.3. 30 Ibidem 31 Ibidem 32 Ibidem

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Graña, Fernando. “Crónicas y recuerdos de una inundación en el valle de Elqui”. Manuscrito inédito. Vicuña, diciembre de 2007.

Peralillo y la Quebrada Los Loros En este sector del valle los desastres no fuero de cuantía menor. La Quebrada Los Loros, pese a su corto trayecto, acumuló un gran caudal, dividiéndose en dos en la parte alta. Uno de los brazos cayó sobre el poblado de El Durazno, arrasando con casas y cultivos. Lo único que escapó del desastre fue la iglesia del pueblo. Los muebles y otras pertenencias domésticas de los habitantes del pueblo, fueron arrastrados por las aguas y luego sepultados por las rocas y el barro. Las aguas destruyeron varias casas, entre ellas la de la señorita Zulema Olivares, quién se habría salvado gracias a que escapó arriba de una higuera. Dos ancianas, las señoras Alcayaga, fueron rescatadas a caballo por los vecinos del lugar. Se dice que el héroe de la jornada habría sido don Ramón Abel Alcayaga, quien rescató a más de una veintena de personas de lo que habría sido una muerte segura33. Las pérdidas, se calculaban inicialmente, sólo para el pueblo de El Durazno, en unos $60.000 pesos. La Estación Agrícola Experimental (actual INIA), se habría salvado de ser destruida por las aguas, gracias a la existencia de una fuerte y bien construida pirca34. El abanico de El Tambo Los primeros informes de prensa no daban mayores detalles de lo ocurrido en este pueblo. Sólo se sabía que había muchos daños, que un brazo de la quebrada ingresó a la Plaza de la localidad y que la quebrada principal había causado muchos destrozos35. Pero con el pasar de los días, los mismos vecinos de El Tambo informaban de los sucesos. Según Juan Rojas y Oscar Herrera, vecinos del pueblo y testigos de los hechos, se llegó a pensar que el asentamiento desaparecería. La Quebrada de El Tambo, en su curso superior, destruyó valiosas propiedades pertenecientes a don Ricardo Munizaga y más de diez cuadras de la Hacienda de don Ramón Herrera. Las defensas del pueblo, ubicadas en la parte alta fueron superadas y las aguas llegaron al pueblo en forma de “abanico”, invadiendo todo el pueblo. Según los citados testigos “salió agua por el oriente, centro y poniente del Tambo y todos veían amenazados sus hogares”36. Escapando de El Molle Según la prensa consultada, el pueblo de El Molle corría peligro de ser arrasado por las aguas del río Elqui. Aquel día domingo, testigos que viajaban a bordo del tren elquino, vieron cómo los pobladores de El Molle, escapaban despavoridamente con sus enseres hacia los cerros de las cercanías. Incluso muchas casas habrían sido destechadas por sus propios dueños, para poder salvar algo de sus pertenencias. En el sector oriente del pueblo, uno bosque de álamos, contribuía con lo suyo para contener el arrollador paso de las aguas37.

33 Periódico La Alianza, año XXII, Nº2121, martes 22 de mayo de 1934, Vicuña, pág.3. 34 Periódico La Alianza, año XXII, Nº2122, viernes 25 de mayo de 1934, Vicuña, pág.3 35 Periódico La Alianza, año XXII, Nº2121, martes 22 de mayo de 1934, Vicuña, pág.3. 36 Periódico La Alianza, año XXII, Nº2122, viernes 25 de mayo de 1934, Vicuña, pág.3 37 Periódico La Alianza, año XXII, Nº2121, martes 22 de mayo de 1934, Vicuña, pág.3

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Rivadavia y su gran laguna Este pueblo estuvo a punto de ser totalmente arrasado por las aguas de las quebradas San Juan y del Cementerio. La prensa señala que “los huracanes” habrían reventado en la parte alta del pueblo, a la altura del Fundo Emilia perteneciente a don Guillermo Somerville. La quebrada San Juan, derruyó viñedos y potreros de las propiedades de don Carlos Bolados, poniendo en peligro los edificios de la estación de ferrocarriles. Otras casas y propiedades fueron inundadas por las aguas “sedimentosas” de los aluviones38. Pero sin lugar a dudas, lo mas impactante de todas estas catástrofes naturales fue lo ocurrido aguas abajo del pueblo. En el sector conocido como quebrada de Piedra (Algarrobal), donde escurren las aguas provenientes del Cerro Porongo y de las quebradas de Los Pozos y del Agua Grande. Allí el aluvión desarrolló un gigantesco caudal, arrastrando piedras, quiscos y todo cuanto estuviera a su paso. Luego tapó la línea férrea con grandes piedras, “atajando al río” Elqui inmediatamente después del puente de Cerda. Ello provocó un tapón que dio origen a una laguna de más de quinientos metros de largo por unos diez de alto. Este dique natural, al evacuar sus aguas, destruyó el puente Algarrobal y arrasó valiosas propiedades pertenecientes a José Varela y Maximiliano Parra. Frente a las destruidas tierras, se localiza la quebrada La Despensa, la cual también bajó con gran cantidad de agua y barro, destruyendo las propiedades de Floridor Pinto en el sector del Fundo la Campana39.

Imagen tomada el año 2006 desde la Ruta 41, en el sector de la desembocadura de la quebrada

38 Periódico La Alianza, año XXII, Nº2122, viernes 25 de mayo de 1934, Vicuña, pág.2 39 Periódico La Alianza, año XXII, Nº2122, viernes 25 de mayo de 1934, Vicuña, pág.2

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Algarrobal, ubicada al poniente de Rivadavia. Se puede apreciar en el sector superior, una capa de aproximadamente 2 metros de sedimento fluvial, acumulados durante los días en que se formó el tranque natural o laguna en el sector. Asimismo, se visualiza sin mayores problemas, los diferentes estratos de material que evidencian fuertes avenidas de la quebrada.

Es en esta sección de nuestra investigación donde entran a jugar un papel importante, los relatos proporcionados por Aura Caballero. Su testimonio señala lo siguiente:

“El aluvión del año 34. Eso sí gracias a la estación y a la bodega de carga nos salvamos. Posó un huracán por aquí pu… fue ese año, llovió tres días y tres noches, el mes de mayo, el 21 parece que fue el aluvión. Y con sol y llover y llover, cuando como a las tres de la tarde se sienten unos ruidos, como un estampio. Yo en ese tiempo vivía pa ya pal bajo. Vivía allá en la otra casa, allá pal bajo. Claro, uno como chica era novedá, salimos, había un canal, a mirar, cuando se rompió ahí a tras, de donde vivía don Carlos Galeno. Todo eso bañado en quebrá, de huracanes p. Pasó el huracán, por un milagro no se como, le legó, le dejó así tantito de la puerta de la casa, no se la llevó”.40

Continúa nuestra informante: “Habían higuerales, por ahí onde en la subiita, ahí pu, onde baja a la posta uno, ahí quedaron chanchos, quedaron cosas porque ahí todo quedó aterrao, porque ahí había corrales y todo quedó aterrao. Y la línea que había no la pudieron sacar, tuvieron que hacer poner otra línea arriba, por que quedó muy abajo… todo eso barrancones… quedó todo y se desparramó… El que perdió todo, todo, que quedó con los brazos cruzados, fue el caballero… José Araya, … perdió todo, que si es de noche y la familia que esta aquí en Rivadavia pierde hasta la familia. El quedó con los brazos cruzao, porque el huracán que bajó, reventó y bajó y lo sepultó todo. Pero el era un viejito medio malo, pue el decía que ni a Cristo lo dejaba pasar por los terrenos del, y sin embargo Cristo casi se lo lleva hasta el…” 41

El aluvión no sólo afecto las líneas férreas, sino también la estación, maquinaria y

bodegas del tren elquino: “… en la estación estaba el tren, porque bajó por ahí… la máquina quedó así enterra entera, porque estaba aquí el tren, en esa hora. Y los coches quedaron aquí en la estación casi a la mitá enterrao. Si estuvo mucho tiempo que estábamos sin tren, hasta que repararon la línea porque faltaon los coches y todo. Casi no se podía andar… era u fango por todas partes del río”. 42

40 En “Rivadavia: Pasado y presente de la última estación”. Entrevista realizada a la Sra. Aura Caballero, publicada en Historia de Vicuña, op.cit. pág. 170-178 41 Ibidem 42 Ibidem

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Respecto del tapón que se produjo en el río Elqui, Aura Caballero recuerda lo siguiente:

“… el río se trancó allá en la quebrada Piedra. Si deciamos aquí nosotros que Rivadavia se iba a perder, porque el río Turbio y el río Claro traían mucho monte y la quebrada de Piedra, que llaman la que baja. Así que cuando yo paso por ahí, todavía hay un bordecito hasto donde llegó y arrancó el río. Esa enormidá cuando pasó por ahí, y llegó la barrera de la puntilla, un poco más acá y del mismo peso se reventó, y dicen que las primeras calles de Vicuña se anegaron… si decían que Rivadavia se iba a perder, como chica llorabamos pu, y las señoras también. La parte alta bajó toda pal bajo… ahí era un almacén, se llenó de gente la bodega… el alto, donde en ese tiempo vivía con mi abuelita yo y todos los parientes Della, se bajaron pal bajo.. La gente que vivía por allá, pasaba por estos terrenos con el agua a la mitá de la rodila, arrancando de los huracanes que correntaban por allá. Fue terrible, nosotros que llorábamos y las señoras también pu… yo no espero llegar a eso, fue terrible ese año, el 34, terrible” 43

Diaguitas y las lecciones de su historia La naturaleza y en especial las aguas de los ríos y quebradas tienen ciertas constantes, las cuales el ser humano en sociedad insiste en ignorar. Durante la serie de infaustos sucesos del mes de mayo de aquel año 34, el poblado de Diaguitas también fue víctima del poder destructor de la naturaleza. La prensa señala lo siguiente: “… en la parte oriente de Diaguitas, y como a cien metros más abajo del tranque de Uchumí, bajó rugiente la quebrada La Isla, que recoge las aguas de las quebradas de la Mollaca y la de La Aguada, y se repartió, cerca de su desembocadura a lo largo de la línea férrea, dejándola en banda en una extensión de más de doscientos metros y con zanjas de más de cuatro metros de hondura”44. La quebrada del Sanatorio, arrojó sus aguas en el sector oriente de la escuela, inundando sin grandes perjuicios, los potreros del sector. Por su parte, la Calle Nueva, fue inundada por un brazo del río, el cual “…salió por la calle para venirse a desviar al sur arrasando las propiedades del señor Tomás Vergara y señoritas Pizarro” Luego, estas aguas se unieron a las de la quebrada Cebollín, inundando las propiedades del norte de la calle45. Paihuano previsor

Al parecer los paihuaninos habían aprendido de las lecciones de la naturaleza. La prensa señala que, el pueblo estuvo en grave peligro de ser inundado por la quebrada homónima. Sin embargo, hacía algunos años, la quebrada ya se había desbordado, inundando al pueblo y causando cuantiosos daños. La lección fue aprendida y por ello, el Alcalde y sus vecinos, previendo cualquier tipo de desastre, construyeron firmes defensas en una curva que hacía la quebrada frente al fundo de Bernardo Molina. Ello permitió que, pese a la fuerza de las aguas, el pueblo de Paihuano saliera indemne46.

43 Ibidem 44 Periódico La Alianza, año XXII, Nº2122, viernes 25 de mayo de 1934, Vicuña, pág.2 45 Periódico La Alianza, año XXII, Nº2122, viernes 25 de mayo de 1934, Vicuña, pág.2 46 Periódico La Alianza, año XXII, Nº2122, viernes 25 de mayo de 1934, Vicuña, pág.2

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Si bien el pueblo escapó del desastre, no corrieron igual suerte otras localidades y obras públicas del sector. Con fecha 08 de junio de 1934, se publica en la prensa local un informe con las necesidades que tenía Paihuano. Los datos serían enviados a la Gobernación solicitando el auxilio fiscal por una suma de $200.000, destinados a reparar obras públicas y particulares47.

Cuadro 1 Infraestructura a reparar o reconstruir en Paihuano Monto solicitado

Camino Rivadavia - Algarrobal 7.000 Camino Rivadavia a Huanta 20.000 Defensa del puente Rivadavia 2.000 Defensa de la Quebrada San Juan 500 Camino Rivadavia - Paihuano 2.000 Puente de la Quebrada Tres Cruces 5.500 Defensa del Estero de Paihuano 20.000 Puente del Estero de Paihuano 10.000 Camino Paihuano - Montegrande 5.000 Pasada de Quebrada de Pinto 4.000 Alcantarilla en la Quebrada El León 2.000 Alcantarilla Amador Saguez 6.000 Puente en la Quebrada de Meriño 8.000 Puente en la Quebrada El Chañar 10.000 Camino Montegrande - Alcohuaz 10.000 Puente de la Quebrada El Molino 10.000 Defensa Puente Fiscal de La Viga 20.000 Defensa alcantarilla Qda. Algarrobo 2.000 Puente en la Quebrada La Mollaca 6.000 Total: $150.000

Vicuña y sus calles inundadas Si bien las lluvias comenzaron el viernes, fue el domingo cundo las aguas amenazaron a la tranquila ciudad de Vicuña. La prensa señala que aquel día, toda la población acudió a ver el caudal del río, el cual “venía monstruosamente grande y cubría toda la extensión que hay entre la defensa y la Estación Experimental Frutícola”. Las precipitaciones terminaron a eso de las 18:00 horas, pero a las 20:30, las aguas del colapsado tranque Noruega, ubicado aguas arriba, amenazaron la ciudad, filtrándose por las defensas y escurriendo por las calles Las Delicias y O’Higgins. En esta última calle, las aguas corrían de “muralla en muralla”. Los edificios públicos, como la Gobernación departamental y el Cuartel de Carabineros, fueron protegidos con ramas y sacos con tierra. Los demás pobladores de las calles inundadas, buscaron refugio en el sector Norte de la ciudad48. Debemos tener presente que la inundación de las calles de Vicuña se generó por un fenómeno originado en la quebrada Uchumí. Según la prensa local, esta quebrada habría desarrollado un gran caudal, acarreando sedimentos, cactus, “piedras

47 Periódico La Alianza, año XXII, Nº2126, viernes 08 de junio de 1934, Vicuña, pág.3 48 Periódico La Alianza, año XXII, Nº2121, martes 22 de mayo de 1934, Vicuña, pág.3

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monumentales”, matorrales y las plantaciones que estaban a su paso. Este torrente provocó un tapón natural al llegar al río Elqui, a la altura de la Puntilla de Noruega, tapando el escurrimiento de las aguas y generado una imponente laguna o “lagunón”, el cual inundó las tierras del Fundo Noruega y del Fundo Campana Baja; se dice que las aguas taparon las higueras más altas del sector. La represa duró tan solo dos horas, desbordándose a eso de las 06:30 de la tarde, bajando con gran ímpetu y levantando “cómo una débil pluma el puente de Andacollito”, dejándolo tumbado a varias cuadras de su emplazamiento original. Posteriormente la “marejada”, chocó con las defensas fluviales de Vicuña, generando gran expectación en la población local, la cual vio impotente cómo las aguas ingresaban por las calles Las Delicias y O’Higgins49. Balance y reflexiones finales La prensa local señala que, en líneas generales, se calculó que las pérdidas materiales registradas en los diferentes pueblos del valle, llegaron a los $300.000 pesos. A ello se le debería sumar las perdidas en infraestructura fiscal, con el destrozo de puentes, ferrocarril y caminos, lo cual ascendía a $150.000 pesos. Por último, se estimaba que para poder reparar los canales de regadío se necesitarían unos $50.000 pesos50. Otro tema, fue el aislamiento en que quedo Vicuña, tanto en su conectividad con los poblados del interior, como con la ciudad de La Serena. Además se tuvo que racionalizar el servicio de distribución de agua para la población, debido a que los canales se cortaron con la inundación. Los habitantes han tenido agua para beber solo de forma racionalizada, gracias a las aguas que habían quedado depositadas en “el estanque”. Estas aguas eran entregadas sólo por dos horas diarias durante tres días51. Las obras destinadas a reparar los caminos interiores del valle y hacia La Serena, se iniciaron a pocos días de finalizados los temporales. Respecto de los primeros trabajos, la prensa señala que la cuadrilla que trabajaba a la altura de Vicuña, ha logrado despejar el camino solo con el ancho de una huella o senda. Ello impedía a los automóviles y camiones viajar hacia Diaguitas y otros pueblos del interior. En el sector del Tambo, la huella tenía que ser ensanchada; para ir a La Serena había que cruzar un vado en pleno lecho del río. En las proximidades de la plaza del pueblo, había aún mucho barro, el cual dificultaba en demasía el tránsito de los camiones cargados52. Desde un punto de vista investigativo, podemos a señalar que hemos contribuido de forma modesta, a la puesta en valor de parte de las colecciones bibliográficas y de prensa existentes en el Museo Gabriela Mistral de Vicuña. A su vez, el registro, rescate y empleo historiográfico del testimonio de una pobladora de la localidad de Rivadavia, constituye una acción de sumo significativa, por cuanto se avanza en el largo proceso de reconocimiento de los elementos intangibles de nuestra cultura e historia local. 49 Periódico La Alianza, año XXII, Nº2122, viernes 25 de mayo de 1934, Vicuña, pág.2 50 Periódico La Alianza, año XXII, Nº2122, viernes 25 de mayo de 1934, Vicuña, pág.3 51 Periódico La Alianza, año XXII, Nº2122, viernes 25 de mayo de 1934, Vicuña, pág.3 52 Periódico La Alianza, año XXII, Nº2125, martes 5 de junio de 1934, Vicuña, pág.3

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