Invent an Do a Elliot

download Invent an Do a Elliot

If you can't read please download the document

Transcript of Invent an Do a Elliot

Inventando a ElliotGraham Gardner

Traduccin: Odioa

Santiago

www.hbrrrianorma.com Bogot, Barcelona, Buenos Aires, Caracas, Guatemala Lima, Mexico, Panam. Quito. San Jos. San Juan, San Salvador, Santiago de Chile.

norma

G R U po tpITORIA

Ttulo origina] en ingls Invmtina Ellio Copyright O Graham Gardner. 2003 Copyright de la edicin en espaol Editorial Norma S. A* 2000 O 2009 Editorial Norma Avenida El Dorado No. 90-10. Bogot, Colombia Reservados todos los derechos. Prohibida la reproduccin total o parcial de esta obra sin permiso por escrito de la Editorial. Impreso por Cargraphics SA Impreso en Colombia Enero de 2010 wwwJibrerianorma.c om Diagramadny armada: Luz tornine Gech Sabogal Elaboracin de cubierta: Editorial Norma SA CC 26011725 ISBN: 958-04-7573-3 ISBN; 978-958-04-7573-6

El fin de la persecucin es la persecucin. El fin de la tortura es la tortura. El fin del poder es el poder. Ahora comienzas a entenderme? George1984

Orwell,

Prlogo

Haban tocado la ltima campana. Se encontraba casi afuera de la puerta. Lo agarraron y se lo llevaron al camerino que estaba al lado de la escuela. Kevin Cunningham John Sanders. Steven Watson. Cualquiera de ellos era demasiado malo. Pero los tres juntos rebasaban sus ms terribles fantasas. Lo mantuvieron de espaldas contra la pared sujetndole los brazos. Kevin se le acerc, y Elliot pudo sentir su aliento. -Hola, Elliot. Creas que nos habamos olvidado de ti?

Graham Gardner

l no respondi. Eso solo empeorara las cosas. -Responde cuando te hablen. -No... | -No qu? -No, no me he olvidado de ustedes. -Eres un perdedor, Elliot. Lo sabas? -Yo... lo s. Kevin sonri. -Existe un lugar para las personas como t. Se llama el basurero. Por qu te empeas en seguir viniendo a la escuela? Sabas que siempre te bamos a estar esperando, listos para ponerte en el lugar al cual perteneces -se acerc y le rompi el bolsillo de su blazer, que colg como una lengua inerte. Por un momento, Elliot no sinti nada. Luego, algo cambi en su interior. Sbitamente, horriblemente, como nada de lo que hubiera sentido antes, una ira ciega y caliente lo asalt. Una tormenta explosiva, una furia luntica lo consumi de manera incontrolable. Se liber de las manos que lo sujetaban, se abalanz sobre Kevin y lo golpe una y otra vez. -Te matar, te matar, te matar! Lo lanzaron contra la pared Se golpe la parte posterior de su cabeza contra los baldosines y se sinti mal. -s&evin se levant con lentitud Se limpi la sangre de su boca -Te vas a arrepentir de lo que hiciste! La furia de: Elliot haba desaparecido. Ahora se senta agradablemente anestesiado y todo le pareca finalmente claro. Iba a morir muy pronto. Pero, real5

Graham Gardner

mente, ellos ya lo haban matado desde mucho tiempo atrs. As que ya no le podan causar ms dao. -No pueden matarme -dijo-. Yo ya estoy muerto. El primer golpe lo recibi arriba del corazn y no le doli. "No pueden hacerme dao. Yo ya estoy muerto. Muerto". Pero luego vino el segundo golpe, a un lado de su cabeza, y despus el tercero, justo en el lugar en donde haba recibido el primero. Y muy pronto comenz a dolerle. "Pero ustedes no pueden hacerme dao", pens. "Yo ya estoy muerto". Le doli an ms: sinti una propagacin de dolor caliente. Y entonces, una explosin termonuclear le desvaneci la parte superior de su cabeza y comenz a caer abajo, muy abajo. Y, misericordiosamente, muri.

6

Captulo 1

Elliot Sutton se trag el miedoenfermizo y amargo que amenazaba con envolverlo. Era el da de Ao Nuevo, una semana antes que comenzara a estudiar en su nueva es-cuela. "Piensa positivamente", se deca a s mismo todo el tiempo. Se supona que iba a comenzar de nuevo. Su nueva escuela no tena noticias de lo sucedido. Iba a entrar con un historial limpio, con una identidad en blanco. Sera un nuevo comienzo, tal como se supona que iba a ser para todos los nuevos-estudiantes.

Semntica

Graham Gardner

"Es una broma", pens. Como si una nueva casa y una nueva ciudad fueran un hechizo que le ayudara a su padre a sentirse bien de nuevo. Hasta ese entonces, su padre haba actuado como si ni siquiera se hubiera dado cuenta de que se haban mudado y permaneca en la misma silla, mirando la misma televisin, da tras da... y "Piensa positivamente". ' Elliot mir las cajas de cartn llenas, las bolsas repletas y la desvencijada maleta con la ropa regada sobre el piso que estaban alrededor de su cuarto. Haca ya dos semanas que se haban mudado a la nueva casa y todava no haba sido capaz de desempacarlo todo. Solo sacaba cada da la ropa que necesitaba y se engaaba a s mismo pretendiendo que "maana" desempacara. Lo cierto era que odiaba desempacar. Todo lo que haba en las cajas, en las bolsas y en la maleta le recordaba de dnde haba venido; de un lugar al cual no quera regresar ni siquiera mentalmente. Mientras permaneci all, se dio cuenta 8

de que haba tomado una decisin sin realmente haber sido consciente de ella. No iba a desempacar. La mayora de las cosas que haba en las cajas y en las bolsas perteneca al pasado, no al presente. Deberan continuar en donde estaban. Sacara solo aquello que fuera estrictamente necesario; el resto bien podra permanecer fuera de vista. Probablemente, se deshara de ellas y as no tendra la tentacin de volver atrs.

9

I

Inventando a Elliot

Sinti un impulso de energa y comenz a trabajar antes que se le pasara. Vaci la maleta sobre la cama. Tres pares de jeans. Eran muy viejos, pero no importaba. Poda quedrselos. Lo mismo suceda con sus suteres y camisetas: una de las pocas ventajas de poseer casi la misma estatura desde que tena doce aos era que no necesitaba ropa nueva, teniendo en cuenta que la ltima vez que trat de persuadir a su mam para que le diera dinero a fin de comprar algunas prendas, ella haba mirado su ropa y le haba dicho: -Qu tienen de malo? Te las podrs poner por varios aos, mientras no crezcas! -lo cual era otra forma de decir: "Lo siento, pero no tenemos dinero". El problema eran los uniformes. Iba a necesitar pantalones, un blazer, camisas, corbata, ropa deportiva... Todo aquello costara una fortuna. Estaba descartado que su madre le comprara ropa nueva. Tendran que ir a un almacn de ropa usada, y eso significaba que los dems lo notaran inmediatamente. Dej a un lado los desoladores pensamientos acerca de la ropa, hurg en la caja ms cercana en busca de los pocos libros que haba trado y los puso en el estante de abajo. En cuanto al resto de las cosas, sac un polvoriento 10

I

lbum fotogrfico. Las fotos incluidas, de l en diferentes pocas, de su familia, de pap, de mam, tenan al menos tres aos. Su mam no haba tomado fotos durante un buen tiempo. Volvi a guardar d lbum, puso las cajas debajo de la cama y la maleta encima del ropero. Pens que no pegara afiches. Las paredes de su cuarto estaran limpias y desnudas. Seran un recordatorio continuo y agradable de que su casa era nueva. Fresca. Como se supona que iba a ser todo de ahora en adelante. Respir el olor de todo, el aroma limpio y embriagador de la pintura fresca y de la madera nueva, y lo contuvo en sus pulmones. Se dej invadir por la idea, que haba surgido lentamente: "Aqu nadie me conoce". Tena una oportunidad. La oportunidad no solo de dejar atrs al viejo Elliot sino de inventarse un nuevo Elliot Un Elliot construido desde cero. -Nadie me conoce -rumiaba en voz alta. Las cosas no tenan que ser como antes. -No permitir que sean como antes. Alguna vez fueron una familia feliz. Tena que recordar aquello. 11

I

Su pap haba estado instalando su propio negocio un tiempo atrs. Iba a fabricar y a vender empaques especializados para artculos frgiles y valiosos^ -El mercado est ah -se mantena diciendo. Haba muchas personas dispuestas a pagar bastante dinero para asegurarse de que lo que enviaban por correo no se iba a estropear. -Un servicio costoso y exclusivo, de eso se trata. Su pap tambin repeta aquello. En la compaa donde haba trabajado anteriormente, no se ocupa-

ban de los empaques costosos y exclusivos; lo de ellos eran los precios bajos y las grandes cantidades. Haba trabajado como diseador asistente en una compaa que fabricaba empaques para otras ms grandes. No era que detestara su trabajo, le haba dicho a Elliot; era solo que no le agradaba. As que present su renuncia y comenz a trabajar por su cuenta. . .&. 12

I

Fue una buena poca. Un ambiente lleno de expectativas y emociones. Una actividad constante: su pap saliendo y entrando a casa, apurndose para terminar de comer, apresurndose a llamar por telfono, mientras deca: "Este es el camino a seguir, lo s", una y otra vez, todos los das, durante un ao, o al menos as le haba parecido. Y en las maanas, llegaban cantidades ingentes de correo adicional, sobres y ms sobres en el buzn. Siguieron llegando muchos sobres. Despus de un tiempo, dejaron de echarlos en el buzn; simplemente, tocaban la puerta, usualmente en medio del desayuno, su mam se levantaba, abra la puerta, firmaba el recibo que le ofreca el cartero, regresaba a la mesa y miraba los rectngulos blancos y ocres que tena en sus manos. Nunca abri los sobres delante de Elliot. Apenas si los miraba, como si no pudiera verlos realmente, como si no entendiera qu cosa eran. Pero antes de eso, tan pronto sonaba el timbre, su pap sala disparado a recibir el correo y lo llevaba a la mesa, abra los sobres con ansiedad y esbozaba una sonrisa (o un leve fruncimiento ocasionalmente), mientras lea su 13

I

contenido. -Esta es una inversin para nuestro futuro. Esto es para nosotros tres -otra de las frases favoritas de su pap-. Me ests oyendo, mi chico Elliot? Esto nos permitir financiar tu hbito por los libros y tener un techo. Anoche a las 11:00 p.m, vi que la luz de tu cuarto estaba encendida, pero supongo que todava no has visto la cuenta de la luz, o s? -esto ltimo siempre lo deca con una mezcla de enfado y de sorna, y luego le haca ver que solo estaba bromeando, pues lo agarraba por la cintura mientras le deca-: Y supongo que todava ests esperando que te lleve el sbado a la biblioteca... Era una vieja broma. Siempre llevaba a Elliot a la biblioteca los sbados. A Elliot le gustaba leer desde tan temprano como l, su pap o su mam pudieran recordar. Cuando se enfrascaba en un libro, estaba en otro lugar, sumergido en la historia; por un momento, el mundo lo dejaba en paz. Tom un libro. Intent dejar sus temores a un lado. "Familias felices. Piensa positivamente".

14

Captulo 2

un nuevo Elliot demandaba en primer lugar, dinero. Mucho pinero. Tena 192 libras y 98 peniques en su alcanca. Se haba ganado cada billete y cada moneda luego de haberse levantado temprano cinco das a la semana para repartir peridicos. Haba clasificado mentalmente todo aquel dinero como algo "intocable* esperando el da en que viera algo que realmente le gustara. Y ahora, mientras caminaba por el centro comercial, su billetera

Inventar

rebosaba de billetes y monedas. Ya tendra tiempo de volver a ahorrarpara comprarse lo que quisiera. S, claro... Bueno, lo importante ahora era lo que necesitaba. Adems del valor de la ropa deportiva, el uniforme y los zapatos le costaron 140 libras, a pesar de haber encontrado un blazer de segunda mano en buen estado. Despus de comprar la ropa, fue a la peluquera. En vez de sus cabellos negros y sueltos que lo hacan ver como un nio, pidi que lo rasuraran por los costados y que le hicieran rayos decolorados arriba. | Estaba emergiendo un nuevo Elliot. J Su billetera estaba ms liviana cuando regres a casa. c2L El modo en que reaccion su mam a su nuevo corte y ropas fue ms suave de lo que l haba esperado. El nico comentario que hizo cuando l entr fue: -Bueno, si quieres malgastar tu dinero. . . Ni siquiera mencion el tiempo de trabajo invertido y el dinero ahorrado para poder comprar el uniforme con su propio dinero. Pareca cansada. Su pap miraba un partido

de ftbol con el volumen en alto. Seguro que haban tenido una fuerte discusin mientras l haba estado por fuera. "En realidad", pens Elliot, 'discusin' no era la palabra adecuada", ya que se necesitaba ms de una persona para discutir, y su mam haba sido la nica en gritar y en llorar, mientras su pap permaneca en la silla i Se sentaron a comer en medio de un silencio incmodo. Elliot comi espa^uetis a la boloesa sin degustarlos. A fin de cuentas, todo iba a ser exactamente igual en la nueva casa. Nada iba a cambiar. -Oye -su mam se acerc a la mesa y le toc el brazo. Ella sonri; era una sonrisa de verdad, no la mueca desgastada que ella sola esgrimir-. Hoy consegu dos trabajos: un turno haciendo aseo en la fbrica de papel en la maana y dos noches a la semana en un ancianato. Elliot se sinti triste -Cmo vas a hacer para dormir esos dos das? Tendrs que salir directamente de un trabajo al otro. Ella le apret el brazo con suavidad. -No te preocupes, que yo me las arreglar. Adems, estar ac cuando vengas de la escuela. "Eso no importa", quiso decir, pero permaneci en silencio; decirle aquello sera reprocharle su esfuerzo. Ella volvi a sonrer. Not por vez primera que su mam tena canas.

-Vamos a estar bien aqu -dijo ella-. Puedo sentirlo. Un nuevo comienzo para todos nosotros, t, y yo Ella mir a su pap, quien levant la mirada por encima de los espaguetis. Elliot intent descifrar sus ojos. Haba algo diferente en ellos? La emisin de al menos un agujerito de luz detrs de su opacidad? Se dijo a s mismo que s; que simplemente l no estaba mirando atentamente. Despus de la cena, se encerr en el bao y se prob el uniforme. La corbata verde oscura le quedaba muy grande y no haba nada que hacer al respecto. "Pero, aparte de eso, luca bien" pens aliviado. Lucir bien era fundamental. Estudi sus rasgos en el espejo. Definitivamente, su corte haba funcionado. Haca que su rostro pareciera ms anguloso y adulto. Y ms duro. Ya n(} 1 tena cara de nio. Pero su estatura corta y su complexin menuda eran todava las de un nio. Iba a distinguirse de los dems: la estatura era una de las primeras cosas que un chico notaba. Y l no poda hacer nada al respecto. No bien se haba acostado, su mam toc la puerta y entr. Se sent en el borde de su cama por primera vez desde que se haban mudado.

-Tienes que ser paciente con l Elliot Est enfermo. La depresin es una enfermedad. Y adems, todava est fsicamente lastimado. Tienes que entender que no es su culpa. Tenemos que tratar de entenderlo. m. -Yo solo quisiera... -se detuvo. No era capaz de expresar lo que quera. Ella continu en su lugar: -Solo quisieras que todo fuera como antes. Lo s. Yo tambin quisiera

que as fuera. Pero nunca va a volver a serlo. Y vamos a tener que aceptarlo. * Elliot apart su mirada de ella y record la noche en que su pap no haba ido a casa. Una vez que el negocio comenz a funcionar, su pap trabajaba casi todos los das hasta tarde, lo cual no era muy agradable: significaba que, a menudo, l no iba a comer a casa. Elliot extraaba cenar juntos, hablando de nada en particular, siendo solo una familia. Los sbados tambin cambiaron: con frecuencia, su pap se encontraba de viaje, visitando un cliente, as que no lo poda llevar a la biblioteca. Entonces, lo llevaba su mam, lo que no estaba del todo mal, y despus ya fue lo suficientemente grande como para ir

solo, pero de algn modo, aquello ya no era tan agradable como antes. Sin embargo, ellos tres la pasaban bien. Todava quedaban los domingos, cuando su pap permaneca en casa todo el da. Algunas veces sala temprano del trabajo y todo era como en los viejos tiempos: comer en la mesa de la cocina, hablar, rer. Y si pap no alcanzaba a llegar para cenar, de todas maneras suba a su cuarto para hablar con l, o para desearle buenas noches. Una noche se estaba haciendo realmente tarde y su pap todava no haba llegado a casa. Elliot haba estado esperndolo en la cama, medio dormido,

Inventando a Elliot

r

cuando son el timbre. Escuch que abran la puerta, unas voces extraas, que volvan a cerrar la puerta, un chirrido de sillas en la cocina, la cual estaba debajo de su cuarto. Baj en piyama. La puerta de la cocina estaba cerrada, pero se qued escuchando. No poda or con claridad, pero logr entender palabras y frases aisladas: -...asalto... heridas mltiples... hospital... ciruga inmediata... Elliot comenz a sentir un miedo que aumentaba cada vez ms, as como aquella nusea en el estmago que pronto le sera tan familiar. Quera que las voces continuaran; todo estara bien mientras as lo hicieran, y nada ira a cambiar. "Sigue hablando. Sigue hablando" Luego el ruido de las sillas se fue desvaneciendo; escuch unos pasos fuertes y que abran otra vez la puerta. Haba dos personas con uniformes de polica; un hombre y una mujer. Lo vieron, se detuvieron, se miraron entre s y asintieron. La mujer regres a la cocina. El hombre le lanz a Elliot una sonrisa forzada. -Hola. Has estado escuchando?^ Elliot no respondi. -Puedes subir y vestirte? Tu mam no 21

Graham Gardner

tardar en bajar. Elliot permaneci en silencio, pensando: "Esto no es real.

22

Inventando a Elliot

"No es real. No es real". Aquello solo suceda en la televisin: la patrulla de la polica afuera, el golpe en la puerta, las personas con uniformes policiales, las palabras sosegadas y las frases cordiales. Era algo que no perteneca a la realidad. Solo sera real si l fuera parte de ello. Y l no iba a ser parte de ello. -Tu pap est herido. Te vamos a llevar con mam al hospital, porque no hay nadie quien te cuide ac. Est bien? Tu mam se est alistando. "No era real. No era real. No era real. No era real". Su pap haba sido atacado mientras suba al auto. Quienquiera que hubiera sido (su pap no recordaba nada y no haba testigos) se haba llevado su billetera, las llaves del auto y su telfono el bazo. celular. Lo Y le haba dejado fracturado el crneo, roto las costillas y reventado haba desangrndose en el pavimento. Mundose. "No era real". Pero sus palabras no iban a detener el curso de los acontecimientos. -Elliot? Me ests escuchando? Te estoy diciendo que l se va a recuperar; solo que va a tomar un tiempo.

23

Graham Gardner

En el hospital, mientras visitaba a su pap, observ su cara hinchada como un baln, tubos saliendo de su nariz, de sus muecas y de su pecho; lo vio moverse con dificultad, casi incapaz de hablar, hecho pedazos. Elliot llor en aquel momento. Y rez, as no creyera en Dios. Pero eso haba sucedido tres aos atrs. Los huesos sanaron. Su pap regres a casa. Solo que no pudo recuperarse. -Me entiendes? -le dijo su mam. Elliot se esforz en mirarla. -Claro que te entiendo. S que es algo que va a tomar tiempo, como dijeron en el hospital. Solo qui-fsiera... que nunca hubiera sucedido; eso es todo. Cuando ella baj al primer piso, Elliot apag la luz y mir en la oscuridad, todava recordando. Casi poda escuchar la voz de su pap, haca mucho tiempo. -Es cuestin de concentrarte en eso -sola decir mientras cenaban-. El nico camino es concentrarte en hacerlo. Ese es el nico camino. . Y su mam sonrea y deca: -Por supuesto que s. Me pasas la sal, por favor? -despus de haber escuchado esa frase al menos cien veces antes. Su pap tambin se rea y comparta la 24

Inventando a Elliot

broma, pero no solo estaba bromeando. Una vez, cuando terminaron de cenar, su pap le dijo: -Escchame bien, Elliot. Estoy hablando en serio. Existen muchas personas que te dicen que es imposible hacer algo, que te dicen que es mejor no hacer nada, porque es imposible hacerlo. Cuando dije en mi antiguo trabajo que me retiraba porque iba a instalar mi propio negocio, sabes lo que me contest mi jefe? Me dijo: "Ests loco. Buena suerte, te guardaremos tu trabajo, para que as tengas a donde regresar cuando hayas fracasado". Puedes creerlo? Elliot movi su cabeza, como se supona que deba hacerlo. -Ese es el tipo de cosas que ellos te dirn toda la vida, mi chico Elliot. Pero no les prestes atencin. No les prestes atencin. Bueno, pero realmente nadie le estaba diciendo ese tipo de cosas a su pap. Nadie le estaba diciendo: "No podrs recuperarte. Es imposible. No hay manera" Nadie le haba dicho ese tipo de cosas a su pap en los ltimos tres aos. De hecho, haba sido todo lo contrario. Pero podran haberlo hecho. Cuando Elliot dijo: "Solo quisiera", lo que quiso decir, lo que no se atrevi a decir fue: "Solo quisiera que se muriera". Pens en ello de nuevo y se sinti culpable y horrorizado de 25

Graham Gardner

haberlo pensado. Pero en realidad, l no quera que eso sucediera. Cmo iba a querer que su pap se muriera, cuando ya estaba muerto? La persona que Elliot quera que se muriera era ese hombre que permaneca sentado all sin decir nada, que miraba distrado y silenciosamente al vaco, el hombre que no era su pap, por mucho que se le pareciera. Si esa persona se muriera, tal vez suGraham Gardner

pap regresara de nuevo y entrara por la puerta diciendo... Elliot apart esa idea de su cabeza con rabia: "Vuelve a la realidad! Eso no va a suceder. Ni hoy ni maana, ni nunca". Pero no poda dejar de pensar en deshacerse de l, en gritarle: "Vete de aqu! Vete de nuestra casa!", mientras tomaba la olla ms grande que hubiera en la casa y destrozaba la pantalla de la televisin yflos tubos explotaban con un hermoso PST!, en medio de una lluvia de chispas. Saba que nunca hara eso, no porque no fuera capaz, ni porque no tuviera las agallas para hacerlo. Nunca lo hara porque saba que no servira de nada. El hombre en la silla, el impostor, lo mirara vagamente con los mismos ojos vacos y concentrara de nuevo su atencin en la pantalla de la esquina, olvidando la interrupcin antes de que realmente se hubiera dado cuenta de ella. "Te odio. Me odio". Y eso que an tendra que vrselas con la 26

Inventando a Elliot

escuela. En menos de una semana. Tal vez fuera un nuevo comienzo. Tal vez.

27

Captulo 3

primer da de clases, Elliot se acerc a la entrada de su nueva escuela lleno de malos presentimientos. La Secundaria Holminster. Haba estado all poco antes de la Navidad. Lo primero que se le vino a la mente fue Adis, Mster Chips, una vieja pelcula en blanco y negro que haba visto. El edificio principal era bastante antiguo: enorme, de adobes rojos y con ventanas de guillotina. Los pocos edificios modernos tenan adobes marrones y ventanas con vidrios oscuros; Todo aquello destilaba clase, buen gusto y opulencia.

El

Su antigua escuela era un desordenado conjunto de edificaciones con torres bajas, pintadas de rosa. Lo que llamaba la atencin eran los grafitis. Las directivas escolares haban dejado de preocuparse por eliminarlos, ya que al menos no desentonaban con la fealdad de la arquitectura. No haban grafitis en la Secundaria Holminster. Lo que haba era una gran extensin de prado cuidadosamente cortada al frente de la escuela, que se converta en campo de juego durante el verano. Haba rboles viejos, robles y hayas de gran altura, y surcos llenos de plantas de color pastel y de plantas de vivero. A Elliot le era difcil no deslumhrarse. En el interior, se mezclaban lo antiguo y lo moderno, la tradicin y la tecnologa. Los paneles de madera tallada que recubran las paredes se mezclaban con los pisos sintticos. Fotografas en sepia de antiguos directores de la escuela colgaban al lado de pinturas abstractas que no hubieran desentonado en ninguna galera de arte. Ms estilo, ms buen gusto, ms opulencia. Semejante prospecto hablaba con creces de combinar "tradicin y patrimonio" con "dinamismo y pensamiento de avanzada".

Tambin

hablaba

de

una

"disciplina

excelente", de "educacin moral" y de "un ambiente positivo y productivo" En cada pgin. haba por lo menos dos fotografas de estudiantes de la Secundaria Holminster trabajando con esmero, participando en competencias deportivas o exhibiendo premios y trofeos. Por un instante, Elliot tuvo una sensacin de incredulidad. Pero sera agradable si esa sensacin hubiera durado, aunque solo fuera por un momento. Se dej llevar a travs de la puerta de la escuela por un mar de blazers rojos. "Ser uno del montn. Mantente as". El cuarto de hora siguiente, hasta que comenzaran las inscripciones, podra ser crucial. Nadie debera fijarse en l por algo negativo. Pens permanecer en un sitio fijo; luego, pens que sera mejor si se moviera. Intent ver qu estaban haciendo los otros chicos, pero le era imposible descifrar lo que suceda a su alrededor. La mayora de los estudiantes estaban reunidos en pequeos grupos; algunos de estos eran solo de chicos, otros eran solo de chicas y otros eran' J

mixtos. Se estaban jugando dos partidos. Unos pocos chicos parecan estar

ensimismados. Elliot se movi, luego se detuvo. Volvi a moverse. Se detuvo de nuevo. Le picaban los pantalones. El cuello de la camisa le molestaba. Sus zapatos le apretaban. El sudor le corra por las axilas, aunque era un da fro. Se imaginaba que el sudor le empapaba su camisa blanca, limpia y recin planchada. Se senta afortunado en llevar puesto un blazer. No siempre le haba parecido que el estudio fuera una pesadilla. Eso era algo que Elliot tena que seguir repitindose a s mismo. Solo que le era difcil recordar una sola vez en la que las cosas hubieran sido diferentes. Su primera escuela de secundaria le haba gustado; era capaz de reconocerlo; incluso, se haba divertido en algunas ocasiones, a pesar de la situacin en casa. Tena un pequeo grupo de amigos con los que pasaba el tiempo. Hacer las tareas era algo que no le disgustaba, especialmente las de Ingls; tena que escribir informes sobre libros. Algo que le gustaba eran las tareas en las que hubiera que leer. Luego vinieron los cambios.

~$i'kCon su pap en el hospital y luego en casa, pero sin poder trabajar, el negocio de los empaques se fue a pique. Su mam consigui

empleo en un hogar para ancianos, otro cambio inusual, pues ella nunca antes haba trabajado y, sin embargo, no haban podido terminar de pagar la casa. Se veran obligados a buscar un lugar ms barato para vivir. Al comienzo pens que eso podra estar bien, cuando su mam le dio la noticia, antes de conocer la clase de apartamento que podan pagar y antes de saber que mudarse significaba retirarse de la escuela en donde haba estudiado menos de tres meses y abandonar a todas las personas que conoca -Lo siento, Elliot -le dijo su mam-, realmente lo siento. Pero no tengo dinero para que vayas cinco das a la semana a una escuela que est al otro extremo de la ciudad. Me entiendes? -y su rostro quera decir: "Por favor, entindeme, por favor, por favor". Claro que entenda; siempre haba entendido. En aquel entonces, tena once aos, y estaba prximo a cumplir los doce. Era lo suficientemente grande para no refunfuar; lo suficientemente grande para saber que no servira de nada discutir. Pero desde que haba entrado a la nueva escuela, era como si de alguna manera hubiera cado en un estado de total indiferencia. Como si le hubieran robado su energa, su fuerza de voluntad, su deseo de vivir. Cualquier actividad, pensar, hacer algo, le costaba un gran esfuerzo.

Demasiado

esfuerzo.

No

intent

hacer

amigos, no hizo nada para evitar que sus notas bajaran. No hubiera podido sustraerse a ello en su antigua estaban escuela. ms que All los profesores mirando dispuestos,

atentamente a los estudiantes, hacindoles preguntas de fondo y sosteniendo "charlas breves y sinceras". Pero en su nueva escuela, a ninguno Ellos de ios profesores se pareca importarles que a Elliot no le importara. simplemente encargaban de las matrculas, impartan las clases, revisaban las tareas y eso era todo. En realidad, casi le alegraba que no les importara. Quera pasar desapercibido. Le gustaba que lo dejaran en paz. Solo que haba otras personas que no estaban dispuestas a dejarlo en paz. Todo comenz con pequeos "detalles". Patadas en sus tobillos, cuando caminaba por el corredor. Puetazos en la cabeza durante las clases, golpes fortuitos mientras se cambiaba la ropa para jugar. Intent no prestar atencin, pensando que las cosas empeoraran si reaccionaba. Hubo un aumento en los niveles de agresin: las

patadas se volvieron ms duras; los puetazos, ms fuertes; los golpes, ms frecuentes^ \ Eliiot no saba quin lo haba "escogido". Lo que s saba era que estaba completamente solo. Que era bajito y delgado. Que vesta un uniforme evidentemente usado. Que l exista. Luego vino una "atencin ms personalizada" Ke-vin Cunningham, el rey indiscutible de los grados sptimo y octavo, quien tena la complexin de un estudiante de undcimo y quien ya se afeitaba cuando tena doce aos, le orden que fuera al parque. | -Te dar una leccin, Elly. Te ensear a no bur-larte de m. Qu has estado diciendo de m? Acaso te crees muy listo? Elliot no haba dicho nada acerca de Kevin, no haba dicho nada de nadie, esa era la pura verdad Pero pareca que eso no supona ninguna diferencia. No estaba dispuesto a ir al parque, pero Kevin ya lo haba previsto. El da sealado, cuatro grandulones estaban esperando a Elliot en la puerta de la escuela. La pelea no dur mucho. Elliot no devolvi ningn un golpe, fiel a su creencia de que eso empeorara as cosas. Sali con un labio partido, con la cabeza adolorida luego de haber cado de espaldas y con siete inmensos moretones en el pecho.

Casi no haba sentido dolor. Le preocupaba ms que hubiera perdido un botn de su camisa, que qued completamente ensangrentada, y que sus pantalones quedaran Denos de grasa y de barro. Su mam le haba advertido que tendra que cuidar su propio uniforme. -Sera bueno que no crecieras. No te puedo comprar otro uniforme. Tendra que tratar de evitar que su mam se enterara de lo que haba sucedido. Cuando regres a casa, atraves la cocina, not que su mam estaba trabajando, y se meti al bao a cambiarse. La puerta estaba sin llave y se quit la camisa. La sangre le resbalaba desde el labio por el cuello y el pecho. Se la sec cuidadosamente con un trapo para no lastimarse las heridas. Sinti que tocaban la puerta. -Elliot? Ests bien? Se hel. -S, estoy bien -dijo, tratando de evitar que le temblara la voz. -Elliot? Qu pasa? Qu te ha sucedido? -No me ha sucedido nada. Por qu su mam no se iba y lo dejaba en paz? Busc la camiseta y descubri que la haba dejado en su cuarto, junto con sus pantalones. Le

doli la cabeza. Comenz a sentirse mal.

Su mam empez a sacudir la puerta. -Elliot, abre la puerta, por favor. S que algo te ha sucedido. Djame ver cmo ests. Le dola todo el cuerpo; deba haberlo sentido desde el primer momento, pero no lo haba notado. Sinti deseos de llorar. -Elliot! Cuando lo vio, pareci como s ella tambin quisiera llorar. Pero no lo hizo. Le revis la cabeza, le pidi que se quitara sus pantalones maltrechos para asegurarse de que no le estaba ocultando ninguna herida y lo hizo duchar. % Cuando sali del bao, su mam ya haba llamado a la escuela y haba discutido con el director y con el subdirector. Le dijeron que, teniendo en cuenta que la pelea haba sido fuera de la escuela y en horas extraescolares, no era un asunto de su injerencia. -Les contest que si ellos no solucionaban el problema, yo ira a solucionarlo personalmente y que se las tendran que ver conmigo. A Kevin le "llamaron la atencin". Eso era todo lo que haba hecho el director de la escuela. Solo eso, pues no hubo testigos independientes que declararan quin haba comenzado la pelea. Desde ese da, la vida de Elliot se convid en un infierno. .#

No hubo ms peleas, aparte de la cr e acab con todo. Pero lo que se vino despus fue casi peor. Comenz la campaa del cuchicheo: "Elliot apesta. Elliot se orina en la cama. Elliot es marica". Rumores estpidos e infantiles que nadie hubiera credo por un segundo. Pero los rumores comenzaron a circular, se difundieron, se multiplicaron y se hicieron ms complejos. Los chicos comenzaron a mirarlo con desprecio, a burlarse con malicia, a simular actos obscenos, a amenazarlo. En los camerinos y fuera de las canchas haba oportunidades para algo ms que rumores. Lanzaban su ropa deportiva a las duchas. Barro (y cosas peores) en sus zapatos. Golpes en sus costillas y espalda. Arremetidas violentas cuando jugaban rugby o ftbol, que le dejaban las huellas de los taches en sus espinillas y que le sacaban el aire. Y otras cosas mucho ms terribles. Experiencias demasiado vergonzosas como para pensar en ellas. Crea que todo sera peor si se defendiera, as que opt por no hacerlo. Entonces, decidi volverse invisible, intent pasar desapercibido. Si no se fijaban en l, seguramente lo dejaran en paz. Pero su actitud no sirvi de nada. Ellos queran fijarse en l, les agradaba fijarse en l; lo buscaban con ahnco en los corredores, en los juegos, en el comedor, en todas partes.

Busc refugio en la biblioteca durante un recreo, pero fueron por i y lo sacaron. El profesor encargado mir y dijo en un tono cansado: -Si lo que quieren es hacer travesuras, las pueden hacer afuera. Solo las aulas de clase eran relativamente seguras; lo peor que le podan hacer era darle un golpe, pa-

tearlo o arrojar sus libros y materiales al suelo, para luego pisarlos "accidentalmente". -Lo siento, Elliot. Eran tus cosas? No me haba dado cuenta. Y as, da tras da, semana tras semana, mes tras mes. Hasta que fue como si siempre hubiera sido as y fuera a ser as por siempre jams, hasta el final de la vida. Saba que no era la nica vctima. Haba rmenos dos peleas por semana, unas veces en el parque, otras en el patio de recreo. Vio a otros ser sometidos a lo mismo que l, a otros en los que se haban fijado. Pero no se sinti mejor; no conoca a ninguno de ellos y no quera conocerlos. "Todos nosotros somos unos perdedores". Lo nico que le permita soportar

semejante situacin era que pudiera ocultar lo que le estaba sucediendo. Los estudiantes violentos no eran tontos. Inflingan la violencia de modo que su mam no se diera cuenta. Nunca le arrojaron su uniforme a las duchas, no le tocaron el rostro, ni sus libros. Le estaban haciendo un favor, as no tuvieran modo de saberlo. Lo ltimo que l deseaba era que, para colmo de males, su mam se preocupara por l. Su pap haba salido del hospital prcticamente invlido. Le tenan que licuar los alimentos. No se poda duchar por sus propios medios. Ni siquiera se poda afeitar. pudiera imaginar. Ella siempre tena alguna historia que contar acerca de sus "viejos queridos", como llamaba a los residentes del ancianato. Algunas veces, en medio de alguna historia sobre su lugar de trabajo, su mam dejaba de hablar sbitamente, y l intentaba hacerla continuar, porque de lo contrario, ella estallaba en llanto. Elliot era incapaz de soportar aquello, no saba realmente qu hacer, tena que tratar de no mirarla, hasta que ella comenzaba a llorar, se sonaba la nariz y deca: "Lo siento, lo siento, lo siento", y l no saba si ella se refera a su llanto o a otra cosa. Ms tarde, se acostaba en su cama y lea durante horas, hasta las 2:00 o 3:00 a.m., o

incluso durante toda la noche, hasta que ya no poda mantener sus ojos abiertos. Poco importaba lo que leyera, siempre y cuando le espantara el sueo, siempre y cuando postergara sus pesadillas. El miedo no lo dejaba ni siquiera cuando estaba dormido. No se haba enterado de que durante todo ese tiempo, aquellos tres aos interminables, su mam haba hecho dos cosas. Una: haba solicitado una "compensaron por lesiones personales" en nombre de su papa. Si alguien sufra lesiones en las circunstancias de su pap, el gobierno acostumbraba a pagar una suma de dinero, dependiendo de la gravedad de las lesiones. El gobierno no le dio una fortuna, pero fue suficiente para dar la cuota inicial de una casa econmica. Dos: ella haba buscado otra casa para vivir. Lejos de la ciudad y de todos los recuerdos que encerraba.^ Un lugar donde pudieran volver a comenzar. Ella no le haba dicho nada de lo que estaba haciendo; quera sorprenderlo una vez que todo estuviera listo. Luego... l dej los recuerdos a un lado. Ta nada de eso importa". Estaban comenzando otra vez. Los tres.

Sinti un sobresalto cuando escuch la campana que anunciaba las matrculas. No le haba hablado a nadie. Nadie le haba hablado. Mal. Una vez adentro, y luego de encontrar un mapa en la oficina de los formularios, avanz por corredores repletos de chicos que ya se conocan entre s y que no se molestaron en mirarlo. Muy mal. Cuando el profesor del curso lo anunci como un nuevo estudiante, algunos chicos lo miraron despreocupadamente y luego lo ignoraron. Demasiado mal. Intent pensar positivamente: "Por lo menos no se han fijado en m por algo negativo. Todava no". Era mejor que no se fijaran, a que se fijaran por algo negativo.

gobierno no le dio una fortuna, pero fue suficiente para dar la cuota inicial de una casa econmica. Dos: ella haba buscado otra casa para vivir. Lejos de la ciudad y de todos los recuerdos que encerraba. Un lugar donde pudieran volver a comenzar. Ella no le haba dicho nada de lo que estaba haciendo; quera sorprenderlo una vez que todo estuviera listo. Luego...

El dej los recuerdos a un lado. Ta nada de eso importa". Estaban comenzando otra vez. Los tres. Sinti un sobresalto cuando escuch la campana que anunciaba las matrculas. No le haba hablado a nadie. Nadie le haba hablado. Mal. Una vez adentro, y luego de encontrar un mapa en la oficina de los formularios, avanz por corredores repletos de chicos que ya se conocan entre s y que no se molestaron en mirarlo. Muy mal. Cuando el profesor del curso lo anunci como un nuevo estudiante, algunos chicos lo miraron despreocupadamente y luego lo ignoraron. Demasiado mal. Intent pensar positivamente: "Por lo menos no se han fijado en m por algo negativo. Todava no". Era mejor que no se fijaran, a que se fijaran por algo negativo. gobierno no le dio una fortuna, pero fue suficiente para dar la cuota inicial de una casa econmica. Dos: ella haba buscado otra casa para vivir. Lejos de la ciudad y de todos los recuerdos que encerraba. Un lugar donde pudieran volver a comenzar. Ella no le haba dicho nada de lo que estaba haciendo; quera sorprenderlo una vez que todo estuviera listo. Luego...

l dej los recuerdos a un lado. "Ya nada de eso importa". Estaban comenzando otra vez. Los tres. Sinti un sobresalto cuando escuch la campana que anunciaba las matrculas. No le haba hablado a nadie. Nadie le haba hablado. Mal. Una vez adentro, y luego de encontrar un mapa en la oficina de los formularios, avanz por corredores repletos de chicos que ya se conocan entre s y que no se molestaron en mirarlo. Muy mal. Cuando el profesor del curso lo anunci como un nuevo estudiante, algunos chicos lo miraron despreocupadamente y luego lo ignoraron. Demasiado mal. Intent pensar positivamente: "Por lo menos no se han fijado en m por algo negativo. Todava no". Era mejor que no se fijaran, a que se fijaran por algo negativo.

Graham Gardner

pudiera imaginar. Ella siempre lena alguna historia que contar acerca de sus "viejos queridos", como llamaba a los residentes del ancianato. Algunas veces, en medio de alguna historia sobre su lugar de trabajo, su mam dejaba de hablar sbitamente, y l intentaba hacerla continuar, porque de lo contrario, ella estallaba en llanto. JEllot era incapaz de soportar aquello, no saba realmente qu hacer, tena que tratar de no mirarla, hasta que ella comenzaba a llorar, se sonaba la nariz y deca: "Lo siento, lo siento, lo siento", y l no saba si ella se refera a su llanto o a otra cosa. Ms tarde, se acostaba en su cama y lea durante horas, hasta las 2:00 o 3:00 a.m, o incluso durante toda la noche, hasta que ya no poda mantener sus ojos abiertos. Poco importaba lo que leyera, siempre y cuando le espantara el sueo, siempre y cuando postergara sus pesadillas. El miedo no lo dejaba ni siquiera cuando estaba dormido. No se haba enterado de que durante todo ese tiempo, aquellos tres aos interminables, su mam haba hecho dos cosas. Una: haba solicitado una "compensacin ; or lesiones personales" en nombre de su pap. Si alguien sufra lesiones en las circunstancias de su pap, el gobierno 44

acostumbraba a pagar una suma de dinero, dependiendo de la gravedad de las lesiones. El

45

Graham Gardner

pudiera imaginar. Ella siempre tena alguna historia que contar acerca de sus Viejos queridos", como llamaba a los residentes del ancianato. Algunas veces, en medio de alguna historia sobre su lugar de trabajo, su mam dejaba de hablar sbitamente, y l intentaba hacerla continuar, porque de lo contrario, ella estallaba en llanto. Elliot era incapaz de soportar aquello, no saba realmente qu hacer, tema que tratar de no mirarla, hasta que ella comenzaba a llorar, se sonaba la nariz y deca: "Lo siento, lo siento, lo siento" y l no saba si ella se refera a su llanto o a otra cosa. Ms tarde, se acostaba en su cama y lea durante horas, hasta las 2:00 o 3:00 a.m., o incluso durante toda la noche, hasta que ya no poda mantener sus ojos abiertos. Poco importaba lo que leyera, siempre y cuando le espantara el sueo, siempre y cuando postergara sus pesadillas. El miedo no lo dejaba ni siquiera cuando estaba dormido. No se haba enterado de que durante todo ese tiempo, aquellos tres aos interminables, su mam haba hecho dos cosas. Una: haba solicitado una "compensacin p ^ lesiones personales" en nombre de su pap. Si alguien sufra lesiones en las circunstancias 42

Graham Gardner

de su pap, el gobierno acostumbraba a pagar una suma de dinero, dependiendo de la gravedad de las lesiones^El gobierno no le dio una fortuna, pero fue suficiente para dar la cuota inicial de una casa econmica. Dos: ella haba buscado otra casa para vivir. Lejos de la ciudad y de todos los recuerdos que encerraba. Un lugar donde pudieran volver a comenzar. Ella no le haba dicho nada de lo que estaba haciendo; quera sorprenderlo una vez que todo estuviera listo. Luego. . . El dej los recuerdos a un lado. "Ya nada de eso importa". Estaban comenzando otra vez. Los tres. Sinti un sobresalto cuando escuch la campana que anunciaba las matrculas. No le haba hablado a nadie. Nadie le haba hablado. Mal. Una vez adentro, y luego de encontrar un mapa en la oficina de los formularios, avanz por corredores repletos de chicos que ya se conocan entre s y que no se molestaron en mirarlo. Muy mal. Cuando el profesor del curso lo anunci como un nuevo estudiante, algunos chicos lo miraron despreocupadamente y luego lo ignoraron. Demasiado mal. Intent pensar positivamente: "Por lo menos no se han fijado en m por algo negativo. Todava no". 42

Graham Gardner

Era mejor que no se fijaran, a que se fijaran por algo negativo.

Captulo 4

diferencia de su antigua escuela, el director de la Secundaria Holminster no tuvo que pedir silencio en la reunin matinal. El leve bullicio se esfum, tan pronto subi al escenario del saln de eventos. El director mir los rostros silenciosos y ansiosos, que miraban hacia arriba, y sonri.42

A

Graham Gardner

-Reciba cada uno de ustedes la ms clida bienvenida, especialmente todos aquellos que acaban de unirse a nosotros. Estoy seguro de que este ser un buen, no, un gran nuevo ao para la Secundaria Holminster, y tambin tengo la certeza de que cada uno de ustedes tiene elpotencial para hacer parte de esta grandeza... -las palabras afloraban con suavidad y fluidez, como si cada frase hubiera sido ensayada hasta la perfeccin-... Establecer y fortalecer vnculos con una comunidad ms amplia... continuar con nuestro historial de excelencia acadmica y deportiva. . . mantener la tradicin de la escuela... Elliot dej que las palabras lo envolvieran y se pregunt cundo sera su primera prueba. Saba que no iba a tener que esperar mucho tiemP-

I

Percibi la primera seal de problemas durante el recreo de la maana. Haba estado algunos -ainutos afuera, buscando reunir fuerzas para acercarse a alguien y presentrsele, cuando vio que un chico se diriga hacia l. Pareca tener su misma edad, pero era un poco ms alto y fuerte. Tema el cabello rubio y corto, peinado 42

Graham Gardner

hacia adelante, y facciones angulares que eran amables, pero ligeramente solapadas. "No puedo confiar en l", pens Elliot inmediatamente. Haba visto esa misma expresin muchas veces antes en personas que utilizaban la amistad como una fachada para ganar su confianza, antes de... Procur ignorar la leve sensacin de nusea en su estmago. -Eres nuevo, cierto? -pregunt el chico. Elliot asinti. No haba nada que perder intentando ser amable. -Cmo te llamas? -Elliot. Elliot Sutton. El chico arque las cejas. -Elliot? Se parece a Elly. Es acaso un nombre femenino? -su tono an era amable y le sonri. Elliot se prepar y le devolvi la sonrisa. Estaba esperando algo semejante, y sera lo mismo pegarse un tiro que caer en aquella trampa. -Elliot -dijo-. Elliot como Elliot. Ambos sostuvieron la mirada, sin que ninguno de los dos fuera abiertamente desafiante, sin que ninguno de los dos diera un paso atrs. Una parte de Elliot estaba asombrada de que hubiera tenido el valor para mantenerse firme, mientras otra parte de l pensaba: "Si cedes esta vez, mejor te olvidas de todo. Tienes que ser firme. No permitas que se d cuenta de que tienes miedo". Sbitamente, el chico baj su mirada y extendi su mano. Su sonrisa se convirti paulatinamente en una risa. 42

Graham Gardner

-Est bien, entonces te llamas Elliot. Encantado de conocerte. Me llamo Oliven Elliot un poco aturdido, apret su mano. La campana son, sealando el fin del recreo. -Nos veremos esta tarde en los juegos -le dijo Oliver y se fue. Elliot trag saliva. El sabor de la pequea victoria era amargo. Los juegos seran la verdadera prueba. Le cost un esfuerzo enorme atravesar la puerta del camerino. Le era terriblemente familiar. Todos los camerinos eran iguales; tenan el mismo olorcillo a sudor rancio, a ropa hmeda y a talco para los pies. Senta el piso ligeramente pegajoso en sus zapatos. Unos chicos fingan pelear y jugaban a lanzar y a agarrar botas, mientras otros acusaban en voz alta al vecino de tener mal olor en los pies. } espacio libre en una banca y se cambi sin mirar a nadie, como si no le importara que lo estuvieran mirando. Esper a que comenzaran las bromas: "Oigan, miren a Elliot. Apuesto a que mi hmster lo tiene ms grande... Oye, ests seguro de que este es tu camerino? El de las nias est aqu al lado..." I !| Termin de amarrarse los cordones. Por increble que fuera, pareca que todos estaban ms interesados en calzar sus zapatillas de ftbol que en l. 42

I-Encontr

Graham Gardner

Phillips, el profesor de deportes, apareci en la puerta. Todos estaban ocupados vistindose o desvistindose, concentrados especialmente en los botones y los cordones. El profesor dio unos pasos en el camerino. Tena la complexin de un luchador y estaba bloqueando gran parte de la luz. -Quin diablos est haciendo este desorden? Todos los chicos agacharon sus cabezas, evitando as la mirada del profesor. I jt. -iYa basta! Los estaba escuchando desde afuera. Deberan haber salido de aqu hac' cinco minutos. Si

siguen haciendo desorden, tendrn que darle vueltas a la pista en vez de jugar rugby. "No estara del todo mal", pens Elliot Le hubiera gustado darle vueltas a la pista, pues hacer ejercicio era algo que no le desagradaba. Lo que s detestaba era jugar rugby y que el mismo monstruo de diez toneladas arremetiera contra l deliberadamente y le cayera seis veces encima durante un partido, y que el profesor de deportes se quedara mirando sin hacer nada, seguramente disfrutando por dentro. Detestaba que le gritaran por no agarrar el baln, cuando era imposible hacerlo, pues sola estar fro y recubierto del barro hmedo y grueso del invierno. Oliver se march sin haber hablado con Elliot quien se fue trotando en aquel da fro y soleado 42

Graham Gardner

con su pecho comprimido y el corazn latindole de un modo desagradable. Era en momentos como ese, donde la capacidad actoral de la que a veces era capaz, poda hacerlo quedar mal de manera instantnea. Pero a fin de cuentas, y sorpresivamente, no jug tan mal. Corri lo suficiente como para convencer al profesor Phillips y a sus compaeros de que s estaba interesado y dispuesto a agarrar el baln, aunque lo hubieran derribado tres segundos luego de haberlo atrapado por primera y ltima vez. Alguien corri con peor suerte; se trataba de un chico desgarbado, de nariz tosca y con la frente llena de manchas rojas. Todos los pases parecan estar dirigidos a l. Si agarraba el baln, lo derribaban inmediatamente, lo revolcaban en el suelo una y otra vez, hasta que incluso su rostro quedaba oscuro de tanto barro. En un par de ocasiones, Elliot vio cmo le hacan una llave a escondidas hasta hacerlo caer, mientras que el rival se aseguraba de que quedara tan sucio como fuera posible. Cuando no agarraba el baln, lo que era usual, sus compaeros d equipo lo miraban con aire de reproche. Cuando termin el partido, el equipo de Elliot haba perdido 16 a 24. Not que el chico de nariz tosca se haba rezagado. Una vez en el camerino, Elliot se quit rpidamente la ropa y se meti en la ducha. Quera entrar y salir tan rpido como fuera posible. Los jugadores ms apasionados de su equipo 42

Graham Gardner

estaban molestos por la derrota y l no quera ser...' Dej que el agua caliente le quitara el barro y l sudor. -Buen partido -dijo alguien que estaba a su lado. Elliot tena el vago recuerdo de haberlo visto en la clase de Ingls. Era Steward Masters, un centro delantero grande y corpulento, que jugaba de manera agresiva y que se deshaca de sus contrincantes a punta de codazos. An llevaba puesta su pantaloneta de rugby y estaba inmaculado. "No me mires, por favor", pensaba Elliot. Indin su cabeza hacia atrs para que el chorro de agua cayera sobre su cara, mientras finga estar despreocupado. Senta la piel fra, a pesar de que e1 agua estaba bastante caliente; tanto que el pequeo espa estaba envuelto en nubes de vapor. Cuando volvi a mirar, Steward ya se haba ido. "Gracias, Dios mo". Elliot sali de la ducha y comenz a secarse con la toalla. -Aqu est. Encontr al lloroncito. El camerino qued en silencio. Elliot sinti escalofros. Pero no se estaban refiriendo a l. En un extremo del camerino, Steward Masters haba agarrado del cabello al chico de nariz tosca. Todos los dems estaban tan inmviles que parecan estatuas de arcilla. Haba una atmsfera de gran expectativa, una calma desprovista de olores corporales, de sudor, de ropas hmedas, de sonidos, de duchas, de respiracin, de cualquier cosa que desviara la atencin de lo que 42

Graham Gardner

iba a suceder. Steward habl con parsimonia en medio del silencio: -Eres un mocoso, Baker! Qu es lo que eres? -Un mocoso -dijo, con una voz plana, muerta. -Ms fuerte, Baker. Quiero que todo el camerino te oiga. -Soy un mocoso. -Y apestas, porque nunca te duchas, no es as? -Yo... apesto porque nunca me ducho -farfull Baker. -Eres desagradable, Baker. Me estoy ensuciando al tocarte. -Soy desagradable. -Acaso te di permiso para hablar, pequeo gusano? Apestoso! Acaso te he dado permiso?

Steward solt al chico. La tensin en el camerino era an palpable. Todos saban que las cosas no iban a terminar todava. Elliot tom la toalla, se cubri con ella y sbita mente, sinti el aire fro. Tena la piel erizada | Steward continu: 1 -Apestas, Baker. Qutate la ropa y mtete a la ducha! / i El chico comenz a desvestirse lentamente y puso cuidadosamente su ropa en la banca de madera que estaba detrs de l. Su piel 42

Graham Gardner

era de color hueso, de una palidez enfermiza. Pareca un fantasma o un cuerpo inerte, animado por una fuerza sobrenatural. Atraves desnudo por el camerino y se meti a las duchas. Todo segua inmvil. Steward examin el cuarto. -Necesito un voluntario. Rpido, antes de que llegue Phillips -seal a Olver- T. Te ocupars del agua. Sabiendo muy bien lo que esperaban de l, Oliver camin hasta la pared, en donde estaba la maraa de tuberas y perillas que controlaban el flujo y la temperatura del agua de las duchas. Estir la mano y rpidamente hizo girar una perilla en el sentido de las agujas del reloj. -Una deliciosa ducha fra, Baker, para que te quites la peste de encima -dijo Steward. Y seal a otros dos chicos-: Ustedes dos, encargense de la ropa. Ellos ya conocan las instrucciones; la ropa de Baker fue arrojada a las duchas. Elliot se preguntaba cuntas veces le habra sucedido eso a Baker o a cualquier otro. Lo que haba visto le daba la impresin de una rutina perfeccionada luego de mucho practicar. -Qu diablos sucede? En un instante, todo se convirti en una escena llena de actividad. El profesor de deportes entr al camerino y fue directo a las duchas. Elliot se apresur a ponerse los boxers y los pantalones, mientras su cabeza le palpitaba. "Por qu ests tan preocupado?", le susurr 42

Graham Gardner

una vocecita en su cabeza. "No has hecho nada". El profesor de deportes gir una de las vlvulas de la pared y el sonido de las duchas desapareci. -Largo de aqu! Baker camin hacia el camerino, cubrindose sus partes nobles con las manos, mientras su cuerpo blanco y delgado temblaba. -Por qu no te has vestido, Baker? -su voz denotaba impaciencia. Torpemente, el chico se dio vuelta hacia las duchas. -Por estar llorando! -la mirada del profesor Phillips recorri todo el cuarto. Elliot vio que Steward miraba desafiante y descaradamente. Record haber visto ese nombre escrito con letras doradas en el cuadro de honor de rugby. Sinti que el profesor de deportes inclinaba la balanza de sus preferencias. El profesor se volvi hacia Baker. -Recoge tus ropas y vstete. Apresrate -luego, se volvi hacia los dems-. Y ustedes, tienen tres minutos para hacer lo mismo, de lo contrario, |e tendrn que duchar con agua fra. ^ | Elliot termin de anudarse la corbata, se puso el blazer y sali antes de que cualquiera tuviera tiempo de hablarle. "Que no se fijen en ti". Pero saba que iba a ser solo cuestin de tiempo antes de que lo hicieran. Y entonces, seguira a Baker en las duchas. "Nada iba a ser diferente ac. Nada. Fui un 42

Graham Gardner

estpido al imaginarme algo diferente".

42

Captulo 5

Sinti un desespero y un miedo crecientes durante las dos semanas iniciales. Tena la ropa apropiada. Tena el corte de cabello apropiado. Su sitio en clase era el apropiado, ni muy adelante, ni muy atrs. Pero saba que no bastaba con eso. Los aos pasados en su antigua escuela le haban enseado. Esforzarse para que no se fijaran en l era algo que estaba destinado al fracaso. Haba chicos que ocupaban su tiempo en encontrar a otros que se esforzaban en que no se fijaran en ellos.

Graham Gardner

m

No poda esperar a que simplemente no lo no-laran, as que tena que asegurarse de que se fijaran en l por algo positivo. "Claro que s, Einstein. Diez sobre diez por tu brillante lgica. Todo lo que tengo que saber es cmo hacerlo". Tena una teora: que se fijaran en l por algo positivo implicaba destacarse lo suficiente como para encajar. Tena que desarrollar alguna cualidad que les hiciera pensar a los dems: "Ah, ese chico es alguien". Poda ser carisma o fuerza, o tocar rock en la guitarra, o ser buen futbolista, cualquier cosa. Cualquier cosa por la que se destacara lo suficiente como para encajar. Elliot no se haba destacado por nada semejante en su antigua escuela; se haba destacado por algo negativo. No poda hacer lo mismo ac. Y ya tena una desventaja: estaba comenzando noveno grado, y como si fuera poco, a mediados de ao. La mayora de las amistades y de las alianzas ya se haban establecido con mucha anterioridad. Necesitaba una oportunidad. Una ocasin en la que pudiera lograr que lo miraran, lo vieran y se fijaran en l por algo positivo. Y necesitaba que eso sucediera rpido, antes de que lo miraran, lo vieran y se fijaran 60

e n l p or al g

o negativo. Todos los das miraba la cartelera para ver si encontraba algn grupo al cual unirse, una va rpida para ser aceptado. Haba un buen nmero de 1u-bes escolares, todos buscando nuevos miemoV . de

ajedrez, de debates, de msica, de matemticas, de teatro,.. Una o dos veces se haba metido la mano al bolsillo, haba tocado el bolgrafo, pero la haba vuelto a sacar. Volverse miembro de un club podra ser un claro indicio de que estaba optando por la va rpida para ser aceptado y eso podra marcarlo en un sentido completamente negativo, hacindolo parecer un tonto o un bicho raro. "Si te destacas por algo negativo, eres hombre muerto". Ftbol... rugby... tenis..!"Se buscan nuevos jugadores". En esta escuela, pareca que quienes tenan poder te miraban con buenos ojos, si eras bueno .para los deportes. Pero cada que lea los anuncios sala con las palmas de sus manos hmedas del miedo. No iba a ser capaz. No solo detestaba los deportes, sino que no era bueno para ellos. El rugby de los lunes por la tarde eran 70 minutos de pavorosos clicos estomacales. "Si te destacas por algo negativo, eres hombre

Graham Gardner

muerto"

\ ||:

Durante la tercera semana de clases, tuvo la oportunidad de salvarse; vio un anuncio que invitaba a los estudiantes de noveno a formar parte del equipo de natacin. Era un buen nadador, poda decirlo no como una presuncin, sino como un hecho. En el centro recreativo de la ciudad, mientras sus amigos jugaban y hacan fila para el tobogn, l se dedicaba a nadar en serio. Aprendi a deslizarse en el agua, en lugar de luchar contra ella; se volvi resistente, aprendi diferentes brazadas. Sus amigos se rean de l pero no le importaba. Ellos no saban de lo que se estaban perdiendo. Lo vea como un deporte. La finalidad/de los deportes era la competencia, ser consciente de los otros e intentar ganarles. No haba nada que pudiera compararse con la natacin; se senta en su propio mundo, en un mundo libre de los dems. Tuvo una oportunidad para destacarse por algo positivo. "Tal vez sea mi nica oportunidad. Que mi teora sea cierta, por favor. Que no desperdicie esta oportunidad, por favor". Los entrenamientos eran los jueves

despus de clases. Lleg a la piscina de Holminster sintindose dbil y enfermo. 62

El camerino estaba repleto. Vio que varios chicos lo miraban de arriba abajo mientras se cambiaba examinndolo con cuidado, sin molestarse en ocu tarlo. Esa era otra de las razones por las cuales detestaba los deportes; era bastante consciente de su complexin, de sus brazos y piernas delgadas,-aunque saba que eran normales: estaban compuestos de masa muscular, huesos y piel Todos los que estaban all parecan ser ms grandes que l y vio a dos

58 chicos con paquetes de cerveza. Procur no llamar la atencin. Comenzaron a decir en una voz que no era muy baja: -Oye, no nos gustan los soplones. -Dganle a ese que las hambrunas son en frica. Sali del camerino hacia la piscina, sintiendo un ardor en el estmago. Fue uno de los primeros en ser llamado. Por un momento terrible, pens que iba a enfermarse. Luego, la sensacin desapareci. Estaba con cuatro chicos, cuando un hombre de cabeza cuadrada que vesta sudadera les dio las instrucciones. % -Posicin de salida, sumrjanse, doce piscinas en estilo libre. Elliot tom posicin. Sus tobillos tocaron el agua. No se atrevi a mirar a ningn lado,

Graham Gardner

excepto al agua que tena enfrente. "Mi nica oportunidad". Se puso los lentes de natacin y constat que le quedaran ceidos. Respir profundo, sinti el limpio olor a desinfectante que le era familiar. Estaba tensado, listo para el disparo de salida. Los otros nadadores que estaban a su alrededor deban estar haciendo lo mismo, pero difcilmente se percataba de ello; haban dejado de tener importancia alguna. La nica realidad importante, la nica realidad verdaderamente real era su cuerpo y el agua debajo. Sbitamente, ya no se senta nervioso. "Puedo hacerlo".

Escuch la pistola de salida. Entonces, atraves la superficie del agua hacia abajo, pero no demasiado, subiendo y emergiendo, abrindose paso por entre el agua rpida y fluidamente. Una parte de l habindole a la otra, en un lenguaje mudo que no le hubiera podido explicar a nadie que no lo conociera. Una, dos, tres... ocho... 15... 20. Toc la tabla y se detuvo, mientras su corazn lata aceleradamente. Subi de un tirn al borde de la piscina y escucho que anunciaban por el altavoz que Elliot Sutton haba sido el ms rpido, y que los prximos cinco nadadores deban tomar posiciones.64

Gracias a su desempeo, Elliot sera uno de los integrantes del equipe de natacin de la Secundaria Holminster. As de simple. Apret la mano del hombre de cabeza cuadrada en sudadera, quien result ser el entrenador del equipo, y luego sinti sus dedos triturados por el apretn de alguien que result ser el capitn del equipo. La nica atencin que recibi en el camerino fueron los asentimientos amistosos y las miradas de admiracin. "Lo logr! Me destaqu por algo positivo!". Hubiera podido llorar de alivio y de felicidad. Se senta un poco temeroso de aceptar la atencin y de poder echarlo a perder todo. Mientras sala alguien le dijo: -Te ver la prxima semana. m El le hubiera dicho probablemente J mismo a cualquiera de los otros nadadores, pero no tena importancia. Lo que importaba,

I

|

^

io que marcaba la diferencia, es que se lo haban dicho a l. Elliot se fue a casa envuelto en una nube de euforia, repitiendo las palabras una y otra vez: "Te ver la prxima semana... Te ver la prxima semana...". Era increble. Lo haba logrado. Se haba destacado por algo positivo. De ahora en adelante, todo sera

Graham Gardner

diferente. Lo saba. Dejara de dudar. No es que se hubiera convertido repentinamente en una celebridad. No lo aplaudan ni lo saludaban cuando caminaba por los corredores. Nadie lo invit a formar parte de ningn club o asociacin. No haba hecho amigos. Pero se haba destacado por algo positivo. Ya no era el chico que miraba nerviosamente a su alrededor para ver si alguien se fijaba en l. Ya no se estremeca cuando as suceda. Si alguien lo reconoca, era amistosamente y no con hostilidad; un asentimiento, una leve sonrisa, un paso atrs para dejarlo seguir. Un chico desconocido lo invit a jugar bolos y le present a un par de chicas de su curso, aunque estaban tan borrachas que escasamente se dieron cuenta. Y ahora contaba con el equipo de natacin; un lugar donde encajaba y era tan respetado como los dems. Entrenaban tres veces por semana, siempre antes de clases. Se despertaba temprano con el mayor de los gustos y soportaba los gritos del entrenador,Graham Gardner

no solo a cambio de las charlas amistosas y agradables que sostenan en el camerino, sino tambin de ir acompaado a la escuela. Pero algo termin por dar al traste con todo. 66

Sucedi la maana siguiente al entrenamiento. Elliot apenas si haba cruzado la puerta de la escuela, cuando Oliver, quien no le haba vuelto a hablar desde la primera vez, fue hacia l, le tendi la mano y le dijo: -Anoche me enter. Vas bien. -Gracias. # Elliot procuraba actuar con cautela, tratando de no parecer muy entusiasta. Tal vez Oliver fuera la clase de persona que le lamiera el trasero a aquel que fuera el chico del momento, desesperado por agradarle a los chicos importantes o deseando que lo vieran con ellos para gozar de la fama en su compaa. Sin embargo, Oliver no pareca pertenecer al grupo de los desesperados. Irradiaba un aire de seguridad y de desenvolvimiento suficiente para dar la impresin de que le tena sin cuidado si le agradaba o no a Elliot. "Cualquier cosa me da lo mismo", pens Elliot. Hubo un silencio y Oliver pareci disfrutarlo. Elliot intent decir algo, pero antes de que lo hiciera, Oliver le dijo: -Tienes un problema. -Qu quieres decir? -Elliot se puso inmediatamente en alerta, listo para enfrentar cualquier problema. Lo haban sorprendido

muchas veces de ese modo. Primero una sonrisa y luego... -Tienes un problema, y es que no sabes nada de nada

Graham Gardner

Lo dijo como una declaracin de hecho. Elliot perdi el balance, y no supo qu responder. Sinti una contraccin en el pecho. Oliver sonri. -Los nuevos estudiantes de Holminster no saben nada al comienzo. A menos que corras con suerte, te enterars luego de cometer muchos errores, antes de que alguien te diga cmo funcionan las cosas ac. Pero como me caes bien, te dir cmo funcionan. Piensa en m como en un gua til. Su voz era an amigable, pero Elliot percibi otra cualidad, acentuada pero indefinible. Eso lo puso nervioso. La voz casi inaudible que haba escuchado en el camerino le haba dicho: Ten cuidado con lo que dices de ahora en adelante". Oliver examin el patio de recreo, actuando como si tuviera cuidado de que nadie estuviera viendo o escuchando. Se volvi hacia Elliot, aparentemente satisfecho. !l -Te hablar de los Guardianes. < Elliot sinti que se le disparaba el pulso en el cuello, aunque ese nombre no le deca nada. -Por qu... por qu habra de saber algo acerca de esos... Guardianes? Oliver sacudi la cabeza lentamente, mientras sonrea.68

-No es que quieras saberlo o no. Sucede que los Guardianes quieren que t sepas de ellos, por tu propio... bienestar y seguridad. Elliot intent apartar la incmoda sensacin que senta. Poda intuir lo que Oliver quera decir. -Entonces los Guardianes son los malos de la escuela, eso es lo que ests tratando de decirme? Oliver se rio. -Me temo que no. No, los Guardianes no son los... malos. Tienes que pensar en ellos como en.... una organizacin. Los Guardianes controlan a los malos, aunque sospecho que ese trmino no les agradara. Los Guardianes... organizan cosas. Te lo explicar: los profesores tienen autoridad en los salones, no es cierto? Es su territorio, pero fuera de ellos no tienen control sobre nada en absoluto. Entiendes? Porque es el territorio de los Guardianes. Afuera, sucede lo que los Guardianes ordenen. Si un chico es castigado, es porque as lo han decidido los Guardianes. Ellos sealan quines deben ser castigados y quines son los que deben infligir los castigos; otras veces escogen al chico que va a ser castigado y dejan que la naturaleza siga su curso. Entiendes lo que te Higo? Guardianes.... castigos... sealamientos. P. abras elaboradas para designar cosas desagradables y conocidas: malvados,

Graham Gardner

violencia, intimidacin, -Mira la cartelera con frecuencia. All es donde salen los anuncios a los que se supone que debes acudir. Busca los papeles amarillos.

Elliot pens que deba decir algo. Intent sonar calmado, aparentar que no se senta perturbado ni sorprendido. -Parecen tener todo bien organizado. Aunque creo que no siempre debe ser as de simple; es decir, qu sucede si alguien decide que simplemente quiere golpear a alguien? Oliver solo le dijo. -Ac las cosas no funcionan oportunidad de comprobarlo. Una vez ms, Elliot sinti que aunque Oliver no lo estaba amenazando, haba algo inquietante en su tono. Son la primera campana. Oliver la ignor. -Lo que necesitas recordar es lo siguiente: cuando los Guardianes escogen a un chico, es por que l se ha buscado un problema. No te escogen por no hacer nada. Como te dije, las cosas son distintas en Holminster. Elliot pens en el chico de nariz tosca que haba visto en el camerino. Cmo era que se 70 as. Esta escuela es diferente a las dems. Ya tendrs

llamaba? Baker? Se poda decir que los chicos como l siempre estaban buscndose problemas... Salvo que eso no era cierto, la descripcin no se ajustaba a la realidad. No era "buscar". Esa no era la palabra apropiada. Era ms bien, .^"esperar". Algunos chicos "esperaban" los problemas. No se fijaban en ellos por algo que dijeran o hicieran; sino porque no pretendan ser otra cosa distinta de lo que eran. No parecan ser ms que perdedores, vctimas, carne de can. Esperaban a que la naturaleza siguiera su curso. Elliot lo saba porque l era consciente de lo que pareca ser, porque conoca su propia manera de comportarse. Su rostro, su lenguaje corporal, todo en l emita la misma seal: "Estoy esperando. Vengan por m". Eso era lo que buscaban. Se estremeci por dentro. Oliver todava no se haba movido. Todos los dems ya haban entrado a clases. Elliot quera alejarse de Oliver, pero no quera que el miedo lo delatara; le que seguramente sucedera! si se marchaba. Al fin, dijo: -Entonces los Guardianes tienen nombres propios? De quin debera cuidarme?

Graham Gardner

Oliver lo mir inquisitivamente. -Qu importancia tiene? Si fuera t, me asegurara de que los Guardianes nunca tuvieran un motivo para buscarme. Entiendes lo que te quiero decir? -se dio vuelta y se fue. No era una amenaza, sino una advertencia. En ese momento, Elliot se percat de algo que haba se: i ^do durante todo el tiempo: era esa cualidad molesta que no haba podido reconocer detrs de 4a blanda voz y la sonrisa de Oliver. Oliver saba ms, quiz mucho ms de lo que haba dejado translucir; era incluso pro-

bable que l mismo fuera uno de los Guardianes de los que haba hablado. Y l quera que Elliot lo supiera. Por qu? Acaso porque le gustaba presumir? O tal vez se trataba de algo ms siniestro, de un mensaje cifrado, un modo de Oliver decir: "o me vas a engaar. No importa qu tanto intentes aparentar ser otro, yo siempre sabr quin eres". Elliot se dio cuenta de que estaba temblando. "No estoy seguro aqu. Ni aqu, ni en ninguna parte". Luego de varias semanas, la advertencia de 72

Oliver se haba casi borrado de su mente. Si los Guardianes existan, eran tan secretos como invisibles. Aunque Elliot no conoca a nadie lo suficientemente bien como para preguntarle por los Guardianes, haba mirado, escuchado y esperado que, al menos, alguien susurrara esa palabra. Pero nada. Nadie la mencionaba. Tampoco haba visto ningn papel amarillo en la cartelera. Comenz a creer que tal vez Oliver haba inventado la historia de los Guardianes. Tal vez haba hecho lo mismo con todos los nuevos estudiantes; tal vez haba simulado comportarse como un gngster a fin de parecer importante. Todo ese asunto de los "castigos" y de los "sealamientos" pareca extrado de una pelcula. Elliot intent hablar con Oliver, pero siempre que se encontraban, este le haca saber que no tena tiempo: "Estoy apurado"; "Te ver luego"; "Nos encontraremos maana".Graham Gardner

Elliot sinti que ahora respiraba sin dificultad, que miraba y escuchaba con menos preocupacin. Su teora haba resultado ser cierta. Si los dems se fijaban en ti por algo positivo, no tendras problemas. Nadie en I holminster andaba tras l. Estaban tras otros. Tras el chico de nariz tosca. Tras el chico tartamudo. Tras el

Graham Gardner

chico que tena el cabello como si su mam se lo hubiera cortado. Tras dos chicos de su curso que siempre estaban juntos en los recreos. Elliot no lo haba notado al comienzo, pero empez a hacerlo gradualmente en el patio de recreo. Corrillos de chicos que se alejaban, dejando a alguien tendido en el suelo, agachado o inclinado, tocndose intilmente la mano, la pierna, el brazo, el estmago, la ingle... En el corredor, en la clase. Movimientos ocasionales hacan que puos, pies y codos entraran en duro contacto con carnes blandas, produciendo sonidos de agona rpidamente silenciados. Violencia sutil. Tero ellos no andan tras de m. Me tienen en cuenta por algo positivo". / , Por primera vez en tres aos, pareca que pronto llegara el momento en que ya no volvera a sentir miedo. Tambin por primera vez, era casi preferible estar en la escuela que en la casa. Su mam pareca estar todo el tiempo cansada, por lo menos para hablar con l. Lo mximo que reciba de ella era una sonrisa forzada. Coman en silencio. Elliot se haba levantado algunas veces en las primeras horas de la maana y haba escuchado a su mam llorar abajo. l haba intentado alejar el sonido del llanto. Crey que 74

ella solo quera que la dejasen en paz. Esa era la impresin que daba ltimamente. Comenz a detestar su casa. El primer da de clases luego de las vacaciones intermedias, cuando sali a recreo y despus de asen-tirle a alguien conocido, Elliot no tuvo motivos para pensar que las cosas iban a cambiar. Y entonces todo cambi.

Captulo 6

.Alguien lo agarr del brazo.Era Oliver, estaba alterado, tena su rostro enrojecido. Empuj a Elliot con la impaciencia de un nio. -Ven! Vamos a llegar tarde. || -De qu ests hablando? -Elliot camin ms rpido, mientras refunfuaba-. Tarde a qu? Oliver seal: -Tarde a esto, al castigo. Elliot mir hacia donde Oliver seal y vio que una multitud se diriga al rea de los sanitarios. Instintivamente, mir si alguno de los profesores se haba dado cuenta y estaba en camino. No vio a

ninguno. Ese era precisamente el tema de un chiste en su antigua escuela: "En qu se parecen los profesores y los buses? En que cuando necesitas uno, nunca aparecen y luego vienen tres al mismo tiempo". -Vamos -insisti Oliver. Elliot se encontr corriendo con un extrao v molesto sentido de la urgencia. No tema el ms mnimo deseo de saber qu estaba sucediendo, pero la negativa o la duda lo marcaran ante los ojos de Oliver. Al menos 30 chicos se apretujaron dentro de las pequeas instalaciones. Oliver, quien conduca a Elliot, se abri paso entre ellos. Nadie protest. Se encontr al borde de un semicrculo frente a los cubculos de los sanitarios. Detrs de l, la multitud empujaba, ansiosa e impaciente, y su excitacin se esparca a travs de un continuo y ruidoso clamor, que en aquel pequeo espacio se tornaba ensordecedor. Elliot senta su estmago revuelto. Era difcil respirar, el aire era denso y pegajoso, recalentado por la masa de los cuerpos. Pero no solo era eso. Los olores mezclados de orn rancio y de fuertes desinfectantes le traan recuerdos desagradables. Saba lo que iba a suceder. Tena que salir de all. Intent abrirse camino entre la multitud, pero era una masa slida e inamovible. Estaba atrapado. Sinti que sus recuerdos y su pasado estallaban y explotaban, dispuestos a tenderle una celada.

Se hizo un completo silencio, como si alguien hubiera accionado algn interruptor. -crranse! La multitud se abri, para darle paso a tres personas. Elliot haba visto a uno de ellos en el partido de rugby, aunque no saba su nombre. Era uno de los grandulones que se enojaba cuando perda. El otro aparentaba ser un poco mayor y tena el cabello castao, peinado hacia arriba. Le sujetaron los brazos al tercer chico. A comparacin de los otros dos, este pareca ridiculamente pequeo, como un mueco de trapo que se hubiera encogido despus de haber sido lavado. Su uniforme estaba inmaculado; la camisa blanca y reluciente, la corbata perfectamente anudada, los pantalones con el quiebre perfectamente marcado. Miraba al frente, parpadeando ocasionalmente; su pequeo rostro estaba bastante plido. Elliot not que el chico estaba haciendo un esfuerzo descomunal para no parecer asustado. La multitud esperaba en silencio. El chico a quien Elliot haba reconocido mir a la audiencia, sonriendo y acaricindose el mentn. "Lo est haciendo a propsito", pens Elliot mientras su estmago le golpeaba las costillas. "Est bromeando con la multitud, tratando de incrementar la tensin". Elliot se trag el miedo. "Que esto termine pronto, Dios mo".

Sin avisar, el segundo chico se volte y con una patada abri la puerta del sanitario del medio. La puerta se estrell contra la delgada pared divisoria, produciendo un sonido extremadamente fuerte. Gir hacia atrs y seal a alguien que estaba a la derecha de Elliot -T te encargas de su blazer -le orden. Seal a otro ms-: Tu, de sus pantalones. Elliot no era capaz de mirar, pero tena que hacerlo. Guando as lo hiza no pudo librarse de su pasado, que volvi a surgir y lo golpe una y otra vez, embistindolo, desgarrndolo, hasta que ya no diferenciaba entre lo que estaba sucediendo ahora y lo que haba sucedido entonces. ...Una turba de manos aguerridas le bajaron los pantalones hasta las rodillas, se aseguraron de que i no pudiera patear a nadie y luego le dejaron el blazer a la altura de los codos, para que no pudiera mover los brazos. Estaba indefenso, incapaz de resistir. Lo arrastraron hasta el sanitario. -Mtanlo ah... -Ahoguen a ese mequetrefe... -Hganlo gritar... -

Lo tenan agarrado del cuello y le metieron la cabeza dentro de la taza de porcelana blanca y mugrienta. Sbitamente, el hedor del desinfectante y del orn rancio se hizo mucho ms fuerte y le lleg hasta la nariz y la garganta; sinti la frialdad de la taza, un lado de su rostro estrellndose con fuerza contra ella.Inventando a Elliot Luego vino la sensacin de ahogo y los resoplidos, cuando halaron la cadena del sanitario. El volumen del agua aumentando, introducindosele en la nariz, en los ojos, en los odos. "No puedo respirar". Tragando, atragantndose, ahogndose con el sabor y la intensidad de aquello. Lo subieron para que respirara, del agarrndolo marcas en la piel, y respir profundamente. Lo sumergieron una y otra vez, algunas veces en cinco o o colerizados estaban.i

cabello, pues sus verdugos no queran dejarle

seis en. por haber Se odiaba, se despreciaba

ocasiones, dependiendo de qu tan aburridos

Se

permitido que le hubieran hecho eso.

odiaba, se despreciaba por haber permitido

que le hubieran hecho eso a otro, Se apret las visceras para contener la respiracin, para que no notaran su terror, su miedo, su asco y su auto compasin, apretando cada vez ms sus puos, hasta que le ardieron los nudillos y sus uas le palpitaron contra las palmas de las manos. "Paren. Paren. Paren, por favor. Paren". Despus de haberlo sumergido cinco o seis veces, la multitud pareci cansarse y comenz a abandonar el lugar. . Oliver haba desaparecido en algn lugar de, la muchedumbre. Elliot se oblig a detenerse, dejando que los dems se movieran a su alrededor. No poda irse, Y si el otro chico estaba herido? l no poda... Una parte de l le gritaba: "Vete de aqu! Qu crees todo" que puedes hacer? Terminars arruinndolo

-M

Pero ya todos se haban ido. No haba nadie que lo viera, nadie a quien le importara, ni siquiera al chico que haba sido "castigado". Vio una pequea caja negra en el suelo, en el cubculo del medio. La recogi. Haba un rollo fotogrfico en su interior. Se le deba haber cado a alguien. Era difcil creer que

alguno de los dos verdugos fuera fotgrafo, as que el rollo deba de ser de un chico ms pequeo. No quera volver a tener ninguna relacin con lo que haba sucedido, pero no se atreva a arrojar el rollo a la basura; podra tener imgenes interesantes. Y aunque no fuera as, no poda evitar sentir que, de cierto modo, hara mal en deshacerse de l. %Se lo meti al bolsillo de su biaza. Una vez afuera, mir en direccin a las ventanas vacas, desde donde se vean las instalaciones sanita- rias. Comprendi con sorpresa que esas instalaciones deban ser las de los profesores. Cmo explicarse que ni siquiera un solo profesor se hubiera enterado de lo sucedido? Todos los profesores deban estar en la sala durante el recreo. Tenan que estar ciegos, ser muy poco observadores o. O tenan miedo. O simplemente no les importaba. Igual que en su antigua escuela. All arriba, los profesores estaban a salvo de cualquier peligro en su acogedora sala que apestaba a humo de cigarrilloInventando a Elliot

y a caf barato, y que no tena el aviso estpido en letras rojas y grandes de su antigua escuela: "Vayase de aqu, a menos que se trate de una emergencia o que se haya ganado lagotera". Pero todo era igual; Holminster tena vidrios ahumados y paneles

de roble, mientras que las paredes de su antigua escuela estaban descascaradas. Pero en su interior, ambas escuelas eran idnticas... No haba manera de escapar. No podra escapar. Nunca. La noche era silenciosa. Elliot estaba en cama, y no poda dormirse. Interminables fragmentos de conversaciones e imgenes aparecieron en su cabeza; el chico en los sanitarios, su cabeza siendo sumergida varias veces, el agua vacindose una y otra vez. "No te escogen por nada". La cara de Oliver, su piel roja de emocin. Su respiracin irregular por el miedo. Sudor sobre su labio superior. Calor. "No puedo respirar". Se acost de Mir espaldas, hacia intentando el techo. acomodarse.

Ocasionalmente, cuando pasaba un auto, los rayos difuminados que emitan los faroles proyectaban sombras y espirales sobre l. Salvo por eso, el techo permaneca vaco. No era como su cuarto del apartamento, en donde toda una profusin de figuras se esparcan desde un ngulo por todo el techo, convirtindolo acostum

en

una compleja trama de

manchas negras y verdes. Elliot se haba

Graham Gardner

prado a ver cmo aumentaba; esperaba cada resplandor de los faroles y luego vea si la figura actual era ms grande que la anterior. Algunas noches permaneca despierto durante horas y escuchaba atentamente el sonido de algn auto que se aproximaba, dispuesto a jugar con las luces que proyectaba. Otras noches permaneca despierto por varias razones. No solo escuchaba el sonido de los autos, sino tambin los gritos de los borrachos, las vulgaridades que proferan, algunas veces desde lejos, y otras que sonaban tan cerca que bien podan venir desde debajo de la ventana. Y escuchaba tambin el estruendo metlico de muchas clases diferentes de vidrios rotos. Despus de un tiempo, uno aprenda a reconocer la diferencia entre el estruendo de una botella, de los faroles de autos y de las ventanas. Permaneca acostado, escuchando, imaginando, preguntndose si no sera peligroso dormirse. La puerta de su apartamento tena tres cerrojos (aunque eso violaba las regulaciones contra incendios) y la puerta principal de toda la cuadra tena dos. Pero las ventanas eran blancos fciles, no estaban protegidas contra lo que haba en la oscuridad. "No... no, eso era antes. No ahora". Escuch. La noche era tan silenciosa como las de los viernes y sbados. Pero aun as le 84

Graham Gardner

era difcil conciliar el sueo. El silencio era inquietante, como si algo estuviera a pinto de suceder, o esperara para explotar en un estruendo de ruido y violencia. Y a falta de algo que escuchar, no se poda quitar aquel da de su cabeza "Ocpate de sus pantalones. Hndanlo. Ahoguen a ese mequetrefe". No... Eso tambin haba sucedido antes. No ahora. Abri sus ojos, intentando apartar esas imgenes. "No pude evitar que me involucraran en eso. No pude hacer nada para impedirlo*. La cama estaba demasiado caliente, se senta con claustrofobia. Su cuerpo le picaba con saa, el edredn le quemaba la piel; lo retir y por un momento se sinti mejor. Ce^r los ojos y regresaron las imgenes y ios sonidos. Pero esta vez no estaba mirando, no era un espectador... | Procur reprimir la vergenza que senta mientras recordaba el hedor y la humillacin, mientra recordaba al chico que haban dejado abandonado, vomitando en el piso en medio de las risas que se replegaban. Aquel da haba sido como si hubiera vivido aquello una y otra vez, aunque solo haba mirado. Estaba avergonzado de s mismo por haber mirado y sentido una piedad intil por quienquiera que hubiese sido castigado. Pero por sobre todas las cosas, estaba avergonzado de no haber podido dejar de pensar: "Si es otro, por lo menos no soy yo* 85

Graham Gardner

Saba que estaba llorando por s mismo; no por nadie ms.

86

Captulo 7

Varias veces por semana aparecan nuevos papeles amarillos en la cartelera. Era como si el primer castigo hubiera marcado el fin de una tregua, el fin de la suspensin hostilidades. temporal Una de las de peores Elliot se parte

pregunt por qu razn hubo un perodo de calma. La otra parte de l no quiso pensar en ello, en nada de ello. Cuando vea un nuevo nombre en la cartelera, decida permanecer^en la biblioteca durante los recreos, para que Oliver no lo encontrara. Algunas veces miraba afuera y vea a una multitud que a veces corra a los sanitarios o bien se

diriga a ta cancha de criquet o a la caseta del encargado. ' Intent alejar aquellos pensamientos. Solo deseaba poder cerrar su mente (y sus ojos y odos) los lunes en la tarde. Desde aquella ocasin en que se haba visto atrapado en el castigo en los sanitarios, el ritual semanal no haba hecho ms que empeorar, y no haba tenido mucho xito en ignorarlo. Perdiera o ganara el equipo que fuera, el resultado siempre era el mismo para el chico de nariz tosca: el silencioso azote del abuso; luego, la ducha fra, mientras le arrojaban su ropa a las duchas. Pero no era solo el hecho de que sucediera lo que haca que aquello fuera tan horrible. Lo peor era lo inevitable del asunto. Todos esperaban que sucediera Cada uno esperaba que sucediera. Y cuando suceda, nadie interrumpa la ratina Nadie protestaba. Nadie hablaba Algunos chicos miraban abiertamente. Otros parecan estar concentrados en ponerse sus ropas, pero a menudo tambin miraban furtivamente. Algunos lo disfrutaban con descaro, pero era imposible saber en qu pensaba la mayora Elliot siempre evitaba mirar; se empeaba en vestirse tan rpido como fuera posible esperando que nadie lo estuviera viendo. Viva temeroso de que fuera llamado algn da para encargarse de la ducha o de la ropa No saba qu hara en ese caso. Pero sin importar lo que hiciera lo cierto era que no tena

escapatoria. Lo que fuera que hicieras, te converta en parte de eso. S estabas all, no podas no estar. Solo cuando estabas en otro lugar, en el patio de recreo, en el intermedio de clases yendo a casa o al bao, era que no podas ser parte de lo que suceda, que no podas darte cuenta de la violencia sutil, que no podas sentir la tensin ni la expectativa. En algn lugar, detrs de todo aquello, estaban los Guardianes. Elliot ya no dudaba de su existencia. Haba desaparecido cualquier sentido de la seguridad. Viva con el temor de ser descubierto, de que se fijaran en l por algo negativo. Pero a la vez que esperaba que as sucediera, tambin redoblaba sus tcticas de supervivencia. Desarroll, con la ayuda de un espejo, una expresin calmada y despreocupada para que nadie pudiera descifrar lo que estaba pensando. Poda adaptar su expresin a cualquier situacin, y transmitir un aparente aire de cansada indiferencia. Asista a los entrenamientos de natacin, cumpliendo con su papel de "contribuir al espritu de la Secundaria Holminster". Hada sus tareas escolares, procurando no destacarse con notas muy altas, no fuera a ser que recibiera elogios de los profesores. Hada todo lo que estuviera a su alcance para ser notado pero sin destacarse, para destacarse lo suficiente como para no ser notado. Fuera de clases, era Elliot "el indiferente";

pero, durante ellas, emociones y sensa-

era

un

revoltijo

de

cioncs violentas. Comenz a dormir mal de nuevo, despertndose a cada momento, sudando de miedo, apabullado por sueos recurrentes en los que el pasado y el presente resurgan sin cesar, una y otra vez. No importaba lo que hiciera o adonde fuera. Pareca que siempre ira a estar en el mismo lugar; en el territorio del miedo. Necesitaba hacer gala de toda su capacidad de concentracin para el partido. El profesor Phillips estaba de mal humor, buscando problema, buscando a quin dedicrsela Le permitieron jugar diez minutos despus del comienzo. Le lanzaron el baln a Baker, el chico de nariz tosca. Sorpresivamente, lo agarr y luego el baln, lleno de barro, se le resbal de las manos y un jugador del equipo rival lo atrap inmediatamente Un segundo despus, son el pito, indicando una pausa Los dos equipos esperaron nerviosamente, sin saber por qu se detenan. El profesor se enfil hacia el chico de nariz tosca. Elliot sinti que la tensin se evaporaba^ -A qu crees que ests jugando? -el

profesor se indin sobre el chico, quien se apart instintivamente-. Te pregunt a qu diablos crees que ests jugando. Acaso nunca antes te han lanzado un baln? Mientras miraba hacia abajo, el chico respondi algo, en voz tan baja que Elliot no pudo escuchar. -Fue magnfico que hubieras soltado el baln. Eres un apocado, Baker, eso es lo que pasa contigo. Qu cosa eres? La respuesta fue inaudible. -Ms fuerte. Todos quieren escuchar. Vamos! -Soy un apocado. .-Ms fuerte!! -Soy un apocado. -Ms fuerte! Dilo como si hablaras en serio! -Soy un apocado, soy un apocado, soy un apocado! El profesor dio un paso atrs. que todos ya lo sabemos. Varios de los jugadores se rieron^ -o te gusta el rugby, o s? -el profesor continu hablando en voz alta, para que todos pudieran escuchar. Su voz adquiri un tono burlesco-. estar Sera preferible para que no que te estuvieras a gusto, calientito y cmo-do; deberas adentro , -No necesitas decirnos eso, Baker. Creo

ensuciaras ni te lastimabas, lejos de los chicos terribles que estn jugando rugby. Te gustara eso, no, Baker? Se dio vuelta hacia los jugadores expectantes, quienes ya no se esforzaban por ocultar su alegra. Elliot sospechaba que no era la primera vez que el chico de la nariz tosca haba sido humillado de ese modo. El profesor lanz una estruendosa carcajada. -Este nio tierno es muy delicado para jugar rugby, as que tengo que pensar en otro ejercicio para l. Alguien tiene una buena idea? Un chico que estaba al lado de Elliot exclam: -Llvelo con las nias, profesor, que juegue netball con ellas. La sonrisa del profesor Phillips se hizo ms amplia. -Gracias, Harrs; es una excelente sugerencia. -Qu ests esperando entonces, Baker? El equipo de Elliot fue vapuleado: perdi 8 a 30. Una vez que llegaron al camerino, Steward se ensa con Baker. Lo agarr del cabello y lo arrastr por el suelo. Dos chicos haban tomado sus ropas. Oliver tena su mano en la llave de la ducha. Los dems miraban en silencio. Sbitamente, sin avisar, el profesor entr. El drama se detuvo. Nadie miraba hacia

ningn lado. El nico sonido era el de la ducha. La mirada del profesor Phillips abarc todo el espacio, sin perder ningn detalle. Sus ojos se reposaron por una breve eternidad sobre el chico que estaba en el suelo, pasivo e inmvil, y sobre Steward, cuyos dedos estaban todava, cmo por accidente, sujetando el cabello de Baker.. $ Los pensamientos se agolparon en la cabeza de Elliot Por qu haba entrado Phillips? Por pura coincidencia? Sera que alguien le haba avisado? Todos continuaban inmviles. Las duc