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OBESIDAD La obesidad no existió significativamente para la especie humana hasta hace unos 10.000 años, con la llegada de la agricultura y, más intensamente, con la llegada de la Revolución Industrial, la obesidad se convierte en la primera de las "enfermedades de la civilización”. Desde entonces ha estado presente en la historia del hombre, con un cambiante significado social según las características y las condiciones de vida en los distintos momentos evolutivos de la humanidad. (Trowell HC, Burkitt DP 1981) Según Santos Muñoz (2005), la obesidad se define como un aumento del peso corporal debido a su exceso de grasa, es una enfermedad crónica, compleja y multifactorial, que suele iniciarse en la infancia y la adolescencia, y que tiene su origen en una interacción genética y ambiental. (Serra-Majem, L., & Bautista- Castaño 2013). Con la descripción de predisposición genética, alteraciones del balance energético y factores socio-ambientales, como la disponibilidad de alimentos, dieta y el sedentarismo estimulado por el progreso tecnológico y el “estímulo subliminal” a que diariamente se exponen los individuos que dedican más de cuatro horas a la contemplación de programas televisivos. (Cuevas M, A., & Reyes S., M. 2005).Los trastornos de la conducta alimentaria tienen gran injerencia, no solo por su alarmante prevalencia, sino también debido a sus serias consecuencias tanto físicas como psicosociales. Asimismo, se ha demostrado que la obesidad es un factor de riesgo para el desarrollo de los TCA, y que algunos de estos (principalmente aquellos de tipo bulímico) a su vez pueden favorecer el desarrollo y el mantenimiento de la obesidad. . (Serra-Majem, L., & Bautista-Castaño 2013). Hasta ahora se han identificado más de 360 genes que algo tienen qué ver en su fisiopatología; sin embargo, el rápido incremento en la prevalencia de la obesidad no se debe sólo a los cambios genéticos sino, sobre todo, a la variabilidad del peso corporal. Una importante proporción de ésta se relaciona con factores ambientales.

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OBESIDAD

La obesidad no existió significativamente para la especie humana hasta hace unos 10.000 años, con la llegada de la agricultura y, más intensamente, con la llegada de la Revolución Industrial, la obesidad se convierte en la primera de las "enfermedades de la civilización”. Desde entonces ha estado presente en la historia del hombre, con un cambiante significado social según las características y las condiciones de vida en los distintos momentos evolutivos de la humanidad. (Trowell HC, Burkitt DP 1981)

Según Santos Muñoz (2005), la obesidad se define como un aumento del peso corporal debido a su exceso de grasa, es una enfermedad crónica, compleja y multifactorial, que suele iniciarse en la infancia y la adolescencia, y que tiene su origen en una interacción genética y ambiental. (Serra-Majem, L., & Bautista-Castaño 2013). Con la descripción de predisposición genética, alteraciones del balance energético y factores socio-ambientales, como la disponibilidad de alimentos, dieta y el sedentarismo estimulado por el progreso tecnológico y el “estímulo subliminal” a que diariamente se exponen los individuos que dedican más de cuatro horas a la contemplación de programas televisivos. (Cuevas M, A., & Reyes S., M. 2005).Los trastornos de la conducta alimentaria tienen gran injerencia, no solo por su alarmante prevalencia, sino también debido a sus serias consecuencias tanto físicas como psicosociales. Asimismo, se ha demostrado que la obesidad es un factor de riesgo para el desarrollo de los TCA, y que algunos de estos (principalmente aquellos de tipo bulímico) a su vez pueden favorecer el desarrollo y el mantenimiento de la obesidad. . (Serra-Majem, L., & Bautista-Castaño 2013).

Hasta ahora se han identificado más de 360 genes que algo tienen qué ver en su fisiopatología; sin embargo, el rápido incremento en la prevalencia de la obesidad no se debe sólo a los cambios genéticos sino, sobre todo, a la variabilidad del peso corporal. Una importante proporción de ésta se relaciona con factores ambientales.La alimentación tiene influencia decisiva y la grasa de los alimentos es el macronutriente con mayor participación debido a su alto valor calórico y al débil efecto en la señalización de saciedad y, en consecuencia, en la supresión del apetito.Sin embargo, la prevalencia de obesidad tiene mayor tendencia al aumento, aun cuando el promedio de la ingestión calórica se ha estabilizado e, incluso, reducido en algunas poblaciones.El estilo de vida moderno, cada vez con menor actividad física, tiene una participación tan importante como la alimentación. La tendencia en algunos marcadores de inactividad (número de automóviles por familia, horas frente al televisor o la computadora, facilidad para compras por teléfono o internet que evitan ir hasta el lugar para adquirir los productos) muestra un aumento paralelo al incremento de las tasas de obesidad. (Cuevas M, A., & Reyes S., M. 2005).

México ocupa el segundo lugar de prevalencia mundial de obesidad en la población adulta (30 %), que es diez veces mayor que la de Japón o Corea (4 %). Hasta el año 2012, 26 millones de adultos mexicanos tenían sobrepeso y 22 millones, obesidad, lo que representa un reto muy importante para el sector salud. (Barrera-Cruz, A., & Molina-Ayala, M. 2013).

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Es de gran importancia conocer cuáles son las enfermedades que podemos padecer a causa de la obesidad y saber cómo podemos identificar el IMC en el que nos encontramos ,y detectar sobrepeso y obesidad según la OMS las cifras normales son bajo peso es menor que 18.5, el normal es de 18.5 a 24.9, sobrepeso de 25.0 a 29.9,considerando como obesidad un IMC mayor a 30, hasta un IMC mayor o igual 50, conocido como morbilidad. (Atalah S., E. E., Loaiza, S. S., & Taibo, M. M. 2012) Se hizo un estudio de sobrepeso y obesidad, en Veracruz y México tuvo como objetivo determinar la frecuencia de sobrepeso y obesidad en indígenas nahuas realizado entre los años 2010-2011; donde se calculó el índice de masa corporal (IMC). Para la prueba de sobrepeso y obesidad se emplearon las categorías de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y los de la Norma Oficial Mexicana (NOM). Se incluyó 227 nahuas (77,5% mujeres). Según los lineamientos de la OMS, la proporción de nahuas con sobrepeso fue de 41%, y de obesidad 36,5%; y según la NOM fue de 11,4 y 69,2% respectivamente. En conclusión, la frecuencia de sobrepeso y obesidad en indígenas nahuas es alta. Deben realizarse estudios enfocados a determinar la prevalencia y factores de riesgo y, con ello, desarrollar estrategias de prevención que mejoren la calidad de salud de estas poblaciones. (Herrera-Huerta, E. V., García-Montalvo2012)

Se realizó otro estudio comparativo, observacional y transversal en una comunidad rural de Michoacán para saber el perfil alimentario de una población rural de Michoacán y su asociación con obesidad, diabetes e hipertensión. Se captaron todas las pacientes diabéticas e hipertensas, de quienes se registró: glucosa capilar en ayuno y dos horas postprandial, talla, peso, índice de masa corporal, circunferencia de cintura, presión arterial, los alimentos consumidos el día anterior a la consulta, ocupación y exposición al humo de leña y tabaquismo. Como grupo control se encuestaron 50 mujeres no diabéticas ni hipertensas de la misma comunidad. Resultados: la prevalencia de diabetes e hipertensión es baja en relación con la media nacional. En el grupo control hubo una alta frecuencia de sobrepeso y adiposidad central sin diferencia con las enfermas. El perfil alimentario consiste en almidones a partir de la tortilla y los frijoles. El consumo mayor de seis tortillas diarias se asoció con mayor riesgo de disglucemia en ayuno en las controles y con obesidad abdominal y sobrepeso en las pacientes. Conclusión: en una población de mujeres del medio rural, con alimentación tradicional, a pesar de la baja prevalencia de hipertensión y diabetes, la elevada frecuencia de obesidad se asocia con la cantidad de tortillas consumidas. (Muñoz-Ibarra, A., & Carranza-Madrigal, J. 2010)

La información que nos arrojan estos datos es, que el nivel económico es un factor predictivo de la obesidad asociado con enfermedades cardiovasculares y cerebrales, si es de gran importancia ya que por lo que muestran los estudios realizados , indica que las poblaciones rurales con menos industrialización, padecen obesidad por un factor de desequilibrio energético más que por un consumo de hidratos de carbono excesivo. Aunado a esto mostramos otro estudio practicado en una población más urbanizada, y nos muestra la asociación entre los hábitos de alimentación, la actividad física, el consumo de tabaco ,alcohol, la hipertensión arterial, la diabetes mellitus, el infarto cardiaco son enfermedades muy relacionadas con la obesidad , en trabajadores del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) de acuerdo al estudio realizado en el periodo de marzo a diciembre de 2009 aplicando 20 000 encuestas a trabajadores de salud seleccionados aleatoriamente en las 35 delegaciones del IMSS. El estudio de

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variables incluyó: descripción, sexo, edad, categoría laboral, registro de enfermedades conocidas, tabaquismo, adicción al alcohol, hábitos de ejercicio físico y de alimentación. los trabajadores con hábitos de alimentación no saludables y sedentarismo presentan obesidad e hipertensión arterial; aquellos con tabaquismo, diabetes mellitus o enfermedad pulmonar obstructiva crónica; los que consumen alcohol abusivamente, infarto cardiaco, neoplasias y cirrosis hepática. Los trabajadores del IMSS presentan una elevada exposición a factores de riesgo que se relacionan con enfermedades crónicas y sus complicaciones detonadas por el tabaquismo, el consumo de alcohol y la obesidad. Es necesario capacitarlos para que mejoren su estilo de vida, vivan sin adicciones y con ello mejoren su perfil de salud. (Velasco-Contreras, M. 2013).

México debe planear e implementar estrategias y líneas de acción costo-efectivas, dirigidas a la prevención y el control de la obesidad del niño, el adolescente y el adulto. La experiencia global indica que la atención correcta de la obesidad y el sobrepeso requieren que se formulen y coordinen estrategias multisectoriales eficientes que permitan potenciar los factores de protección hacia la salud, particularmente para modificar el comportamiento individual, familiar y comunitario (Barrera-Cruz, A., & Molina-Ayala, M. 2013).Para poder modificar las conductas de trastorno alimenticio es necesario la modificación conductual y cognitiva. Las terapias de cambios de conducta son estrategias para modificar los hábitos de alimentación y de actividad física de los pacientes obesos. Las técnicas conductuales más utilizadas incluyen: auto vigilancia de la ingestión y actividad física, manejo del estrés o condiciones psicológicas que induzcan a la ingestión, resolución de problemas vinculados con el peso e implantación de alternativas más saludables. En el aspecto cognitivo es importante la enseñanza de metas realistas en cuanto a reducción de peso, manejo de la autoestima y prevención de recaídas. (Cuevas M, A., & Reyes S., M. 2005) Las acciones emprendidas en el mundo para combatir la epidemia dé la obesidad se han centrado en atacarla con dietas, ejercicio, medicamentos y cirugías con relativo éxito. Ahora los científicos estudian las señales que se originan en el cerebro, pues allí podría estar la clave para derrotar a esta enfermedad. (León, a. 2010).

La obesidad ha tenido un significado cambiante para las culturas en relación a lasCondiciones de vida en los diferentes momentos evolutivos de la humanidad, la obesidad abarca aspectos biológicos, estéticos, económicos, psicológicos y sociales, en la mayor parte de los casos con más fuerza que otros valores humanos.Como enfermedad fue desconsiderada durante largo tiempo, hasta la demostración de que su extensión y repercusiones sobre la salud obligaron a los investigadores y sistemas de salud a prestarle la debida atención. Así también como lograr una aceptación diferente del obeso en la sociedad, y que el desarrollo de nuevas y mejores estrategias de prevención y tratamiento que puedan aliviar este sufrimiento.

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Bibliografia consultada

1. Trowell HC, Burkitt DP. Western diseases:their emegence and prevention. Cambridge,MA: Harvard University Press, 1981.

2. Santos Muñoz, S. La educación física escolar ante el problema de la obesidad y el sobrepeso. Revista Internacional de Medicina y Ciencias de la Actividad Física y del Deporte (2005).

3. Cuevas M, A., & Reyes S., M. (2005). Actualización para el diagnóstico y tratamiento de la obesidad. (Spanish). Revista Del Climaterio, 9(49), 19-26

4. Barrera-Cruz, A., Rodríguez-González, A., & Molina-Ayala, M. (2013). Escenario actual de la obesidad en México. (Spanish). Revista Médica Del IMSS, 51(3), 292-299

5. Velasco-Contreras, M. (2013). Perfil de salud de los trabajadores del Instituto Mexicano del Seguro Social. (Spanish). Revista Médica Del IMSS, 51(1), 12-25

6. Atalah S., E. E., Loaiza, S. S., & Taibo, M. M. (2012). Estado nutricional en escolares según la referencia NCHS y OMS 2007. Nutrition Hospital aria, 27(1), 1-6. doi:10.3305/nh.2012.27.1.5450.

7. Herrera-Huerta, E. V., García-Montalvo, E. A., Méndez-Bolaina, E., López-López, J. G., & Valenzuela, O. L. (2012). SOBREPESO Y OBESIDAD EN INDÍGENAS NAHUAS DE IXTACZOQUITLÁN, VERACRUZ, MÉXICO. (Spanish). Revista Peruana De Medicina Experimental Y Salud Pública, 29(3), 345-349

8. Muñoz-Ibarra, A., & Carranza-Madrigal, J. (2010). Perfil alimentario de una población rural de Michoacán y su asociación con obesidad, diabetes e hipertensión. (Spanish). Medicine Internal de México, 26(1), 24-30

9. Brown PJ. Cultural Perspectives on the etiology and treatment of obesity. En: Obesity:10. Theory and Therapy. Second Edition. Edited by AJ Stunkard and TA Wadden. Raven Press,

Ltda. New York.199311. Villarejo, C. (2012). Factores de riesgo y variables clínicas asociadas a situaciones extremas

de peso: Trastornos de la Conducta Alimentaria y Obesidad.12. Serra-Majem, L., & Bautista-Castaño, I. (2013). Etiology of obesity: two "key issues" and

other emerging factors. Nutricion Hospitalaria, 2832-43. doi:10.3305/nh.2013.28.sup5.686913. Apfeldorfer, G. (2004). Anorexia, bulimia, obesidad: una explicación para comprender: un

ensayo para reflexionar. México: Siglo XXI.14. León, a. (2010). la obesidad está en el cerebro. (Spanish). Contenido, (564), 72-7515. da Silva-Filho, L., Rabelo-Leitao, A. C., Menezes-Cabral, R. L., & Knackfuss, M. I. (2008).

Imagen corporal, actividad fisica y factores de riesgo. Revista de Salud Publica, (4). 550

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