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Investigadora del ITCR comprueba eficiencia del compostaje Takakura

La  investigadora  Gina  Borrero  analiza  las  muestras  obtenidas  de  los  diferentes  sistemas  de  compostaje analizados.  Foto: Gina Borrero.  

JICA. Sede Central ITCR, Cartago, Costa Rica. 29/06/2014. Gina Borrero González es una joven agrónoma comprometida en buscar soluciones sostenibles a los desbalances ecológicos que el ser humano provoca en el ambiente. Por ello, decidió enfocar su trabajo final de graduación de maestría a valorar diferentes métodos de compostaje doméstico como posibles métodos para procesar los residuos sólidos orgánicos producidos en el hogar.

Borrero ha sido estudiante de la Maestría en Gestión de Recursos Naturales y Tecnologías de Producción del Instituto Tecnológico de Costa Rica (ITCR). El pasado lunes 23 de junio defendió su trabajo final de graduación en la ciudad de Cartago, sede central de la universidad. De esta forma, pudo presentar su último requisito para graduarse y completar así su plan académico.

 

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La agrónoma incorporó en su investigación al método de compostaje Takakura, el cual ha sido promovido en el país por la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA) en distintos puntos de la geografía nacional. Debido a esto, y con miras de establecer alianzas estratégicas, fueron invitados a la disertación personeros de esta entidad.

La factura ecológica de los residuos

Para iniciar la presentación, Borrero describió la situación actual de Costa Rica en cuanto a la generación de residuos. De acuerdo con datos del Ministerio de Salud, para el 2011 el 45% de los residuos iba a parar a vertederos, ríos, lotes y acequias, mientras que el 55% era trasladado a rellenos sanitarios.

Para 2013, se estaban produciendo 2700 toneladas al día de residuos sólidos provenientes de hogares, lo cual significa que cada costarricense genera unos 630 gramos de desechos de este tipo al día. Según los datos del Censo del 2011 del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), el 83% de éstos son llevados por un camión recolector, el 6.14% son lanzados a lotes o ríos y más de un 10% son quemados con graves consecuencias en la huella de carbono que el país produce.

Pero esto no queda aquí, al desagregar los componentes de una bolsa de basura estándar, puede observarse que cerca del 55% de lo que hay allí es de origen orgánico. Esto quiere decir que un hogar promedio desecha 900 gramos de residuos orgánicos al cesto de la basura.

El Censo también reveló que solo el 39% de los hogares separa los residuos orgánicos, especialmente en las zonas rurales. Borrero indicó que de los municipios, el 23% cuenta con sistemas de recolección separada.

El compostaje como solución

La Ley de Gestión Integrada de Residuos 8839 establece el principio de jerarquización, según el cual las primeras etapas para enfrentar el problema deben venir de la prevención, la minimización y la reutilización; quedando así para un segundo momento el reciclaje, la valoración energética y el uso de vertederos.

El uso de esta jerarquización no solo resulta más amigable con el ambiente, si no que es mucho más económica. Esto significa que es necesario un cambio cultural y lograr una separación y tratamiento en la fuente, es decir, en los hogares. Ésta es la propuesta que Borrero plantea para el país, que haya una mayor responsabilidad del ciudadano en cuanto a los residuos que produce.

Aduce que es mucho más amigable para el ambiente porque reduce el consumo de energía y agua y la toxicidad. Explico que existe una falsa idea de que el compostaje aumenta la emisión de gases invernadero, cuando las investigaciones demuestran todo lo contrario. También piensa que el cambio cultural generará un mayor compromiso social y un empoderamiento de los hogares en torno a sus deberes ciudadanos.

Borrero puso como ejemplo el caso de la ciudad de Surabaya en Indonesia, donde gracias al compostaje descentralizado, domiciliario y comunal, y aplicando el Método Takakura con el apoyo de JICA se logró en 3 años una reducción del 23% de los residuos orgánicos de los vertederos y una transformación del paisaje urbano impresionante.

 

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La eficiencia del método Takakura puesta a prueba

Ante esta problemática y su posible solución, la investigadora decidió comprobar y comparar científicamente las características de los métodos de compostaje. Decidió entonces poner su mirada en los efectos de los sustratos microbiales “MM” y “Takakura” utilizados a escala doméstica.

Para ello, tomó en consideración el comportamiento de las principales variables físicas, químicas y biológicas,

determinó la calidad del compost obtenido y comparó sus costos. Además considero importante valorar la efectividad de la aplicación de inóculos microbiales como aceleradores del proceso.

De agosto a diciembre de 2013, Borrero preparó varias cajas de compostaje que le servirían como objetos de análisis, unas con el sistema MM, otras con el método Takakura y otras con los ingredientes de ambos sistemas pero sin el uso de los inóculos microbiales. Los desechos orgánicos fueron obtenidos directamente de varios hogares y se incorporó a las cajas cualquier elemento orgánico que estuviera allí presente.

El método Takakura tuvo un excelente resultado en términos de la temperatura generada, estos es relevante porque el aumento de la temperatura favorece el proceso de descomposición y controla la presencia de insectos. Este sistema también logró una mayor reducción de peso del material inicial, esto quiere decir que en un período de tiempo similar logró transformar más material orgánico en abono. Sin embargo, el MM produjo menos material de rechazo.

El Takakura también obtuvo mejores resultados en cuanto a presencia de insectos, inocuidad y emanación de malos olores, lo que lo hace más amigable para incorporarlo en la rutina doméstica.

En la comparación de costos, el método Takakura resultó levemente más caro que el MM, no obstante la comparación entre ambos métodos con respecto al costo por tonelada de relleno sanitario es abismal, costando esta última entre cuatro y cinco veces más.

Dentro de sus observaciones, la agrónoma rescató que sería importante valorar sustituir algunos de los ingredientes de los métodos por otros más accesibles a la economía familiar, de forma que sea más fácil su adaptación en los hogares costarricenses. También señaló que piensa hacer una aplicación comunal del proceso, de forma que pueda observarse cuál es la respuesta de un grupo de familias ante el uso del compostaje. Para ello, “es fundamental invertir en procesos de educación”, acotó.

Luego de presentar su Trabajo Final de Graduación, Gina Borrero aguardó por las conclusiones del comité examinador, el cual no dudó en otorgar la máxima calificación a su trabajo y recomendar su publicación en forma de artículo científico.

JICA Costa Rica la felicita por los logros obtenidos y le agradece por valorar este método que juzgamos de suma importancia para avanzar en el respeto y preservación del ambiente y la promoción de soluciones urbanas más eficientes.