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Los Sentimientos en el Nuevo Milenio

Entrevista a

Pablo Fernández BerrocalPablo Fernández es Doctor en Psicología y profesor titular de la Facultad de Psicología de la Universidad de Málaga. Es el director y fundador del grupo de investigación Emoción y Cognición, así como de otros proyectos de I+D relacionados con la evaluación y el desarrollo de la Inteligencia Emocional. Es coautor, entre otros libros, de “Corazones Inteligentes (2002)” “Autocontrol emocional (2002)” y “Desarrolla tu Inteligencia Emocional (2004)”.

Colabora de forma habitual en numerosas revistas científicas de España e internacionales. Sus principales aportes han sido publicados en revistas tales como: Cognition and Emotion, Personality and Individual Differences, Journal of Psychopathology and Behavioral Assessment, Journal of Social Psychology, Behavioral and Brain Sciences, Clínica y Salud, Revista de Educación, Psicothema, Ansiedad y Estrés y Spanish Journal of Psychology.

Periodista Ruth Piedra Marín

La celebración y la repercusión del “V CONGRESO INTERNACIONAL DE RECURSOS HUMANOS: Enfoques Innovadores en la Gestión de Personas: Un cambio cultural con compromiso social” es una prueba del compromiso y de la toma de conciencia que existen en nuestro entorno cultural y en nuestras instituciones sobre la doble tarea de educar tanto la cabeza como el corazón, lo racional y lo emocional. Con la convicción de que ambas dimensiones están inseparablemente interconectadas.

Con estas palabras, Pablo Fernández, Doctor en Psicología y Profesor Titular de la Facultad de Psicología de la Universidad de Málaga, España abordó el tema de “Los sentimientos en el nuevo milenio”.

Su conferencia, que selló la historia que se escribió en el V Congreso de Recursos Humanos durante tres días, versó sobre la Inteligencia Emocional (IE), según la concepción desarrollada por Salovey y Mayer, tema que ha suscitado un gran interés entre los especialistas en Recursos Humanos y ha tenido

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un avance espectacular en el mundo empresarial. “Las organizaciones no se libran de las emociones y es imposible un ámbito laboral “libre de emociones”. Cuando nos levantamos por las mañanas y vamos al trabajo no es posible dejar las emociones en nuestro mundo personal y privado y retomarlas al volver a casa”, argumentó.

Conscientes de la importancia de este tema y con el propósito de ampliar algunos de los temas, profesionales y directores de la Dirección General de Servicio Civil, le formularon las siguientes preguntas durante una visita realizada a sus instalaciones.

El tema de su conferencia “Los sentimientos en el nuevo milenio, menciona que las emociones no son ni buenas ni malas, nos hacen sobrevivir. Quizá la primera pregunta sería, ¿cuál es la diferencia entre sentimientos y emociones? ¿Se pueden utilizar los términos indistintamente?

Hay diferentes formas de definir qué es una emoción, dependiendo de si nos fijamos en sus características neurobiológicas, conductuales, funcionales o subjetivas. La mayoría de los científicos actuales no se atreven a dar una simple definición fijándose únicamente en uno de estos criterios.

Podríamos decir que existe el consenso de que cuando una persona siente una emoción, por ejemplo positiva, como cuando una madre mira a su bebé de 3 meses, se combinan todos estos aspectos de la emoción: su cerebro libera más dopamina, su rostro refleja una amplia sonrisa y ella se siente, de forma consciente, feliz. Esta compleja mezcla es una emoción. Lo que llamamos sentimientos en nuestra vida cotidiana sería la interpretación subjetiva y consciente de nuestras emociones.

¿Por qué se insiste hoy tanto en manejar positivamente nuestras emociones? ¿Es que acaso la visión m atemá t ico -economic ista-intelectual no está generando los frutos esperados tanto en nuestras sociedades como en nuestras instituciones?

Las emociones no son un lujo de la sociedad moderna. Las emociones nos han ayudado durante miles de años a sobrevivir en un mundo peligroso y en continuo cambio porque son sistemas de respuesta muy rápidos, mucho más rápidos que

nuestras respuestas cognitivas. Si no tuviéramos emociones seríamos unos animales bastante estúpidos e irracionales y probablemente ya habríamos desaparecido como especie.

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En 1990, Peter Salovey y John Mayer, acuñan en un artículo el término de Inteligencia Emocional para explicar algo que todos constatamos de forma intuitiva en nuestra vida cotidiana: el hecho de ser brillante o intelectual académicamente, no siempre implica que se alcance el éxito profesional o personal. La formación académica de un ingeniero, por ejemplo, desarrolla su capacidad intelectual y de abstracción, pero no atiende a las habilidades emocionales y sociales. Sin embargo, normalmente, esta persona tendrá que trabajar en equipo y por ello necesitará dotarse de estas capacidades o le será muy difícil llevar a cabo su trabajo. La Inteligencia Emocional es un factor clave en el éxito personal e interpersonal, es decir, en la calidad de nuestras relaciones con otras personas.

Las empresas cada vez prestan mayor atención a este tema porque son conscientes de que es determinante en la calidad de su servicio, ya que a los clientes no les resulta indiferente el trato personal que reciben. La psicología debería centrarse en cómo desarrollar, de forma eficaz, la Inteligencia Emocional de las personas, tanto dentro del sistema educativo como en las organizaciones.

¿En qué consiste la Inteligencia Emocional?

La definición más simple y resumida que conozco y que está inspirada en Peter Salovey y John Mayer, los padres intelectuales de la Inteligencia Emocional, sería:La habilidad de las personas para percibir, usar, comprender y regular las emociones propias y las de los demás.

¿Puede beneficiarnos ser más inteligentes emocionalmente?

Sí, las personas que poseen esta habilidad se diferencian de las que no la tienen, por su mejor salud física y mental, así como por encontrarse más integradas en su mundo social y profesional. Por ejemplo, se llevan mejor con su pareja y con sus hijos y tienen más y mejores amigos.

¿Cómo podemos incentivar la inteligencia emocional dentro de las instituciones, especialmente las que brindan servicios públicos?

Es necesario, en primer lugar, analizar los puntos débiles y fuertes en IE de las personas que atienden los servicios públicos y compararlos con las necesidades ideales de cada perfil profesional, para posteriormente iniciar un plan de intervención y mejora en los servicios a la ciudadanía. Esto es vital, la evaluación previa es indispensable, sin ésta los programas de intervención son puros fuegos artificiales.

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La teoría dice que es más fácil desarrollar la Inteligencia Emocional en niños, niñas y adolescentes. ¿Cómo podríamos incentivar la IE en las organizaciones públicas, donde contamos con un personal que, en un alto porcentaje, sobrepasa los cuarenta años?

Bueno, los cuarenta no son el fin del mundo (risas). Si decimos de una fruta que está madura nos referimos a cuando está en su mejor momento para comerla. Siguiendo con la metáfora, podemos decir que el profesional maduro está en un momento ideal para evaluar y apreciar sus puntos débiles y fuertes. Personalmente, creo que es un momento magnífico para relanzar nuestra vida personal y profesional y decidir qué hacer con nuestra trayectoria profesional e, incluso, consultar sin miedos a un profesional si nos sentimos desorientados o perdidos.

El sector público costarricense enfrenta muchas críticas sobre su quehacer. Se le acusa de ser ineficiente, con alta probabilidad de cometer actos de corrupción, apático. Esta situación genera baja autoestima institucional y en algunos casos “profecías autocumplidas”, predisposiciones al fracaso. ¿Es posible hablar de desarrollar una Inteligencia Emocional institucional que permita contrarrestar estos aspectos?

No solo es posible sino que será indispensable para adaptarnos al siglo XXI como sociedades en continuo cambio.

¿Es posible hacer un cambio de actitud cuando las personas no están motivadas?

No, es muy difícil. Es necesario un trabajo previo de motivación individual o grupal para recuperar la ilusión perdida.

¿Cómo podemos reconocer y canalizar nuestras emociones?

Es importante saber cómo funcionan nuestras emociones en sus diferentes niveles: fisiológico, conductual, funcional y subjetivo. Por ejemplo, intenten recordar alguna situación que les haya provocado alguna emoción intensa. Por ejemplo, están en una fiesta y se sienten muy enfadados y

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celosos porque su pareja lleva toda la noche hablando muy animadamente con una chica o un chico muy guapo y sin prestarte a ti la más mínima atención.

Presten atención a la señales fisiológicas de su cuerpo (sudoración, aumento del ritmo cardíaco, - tensión muscular) y a los indicadores cognitivos (irritabilidad, falta de concentración, pensamientos de odio)

Intenten describir lo más detalladamente posible la sensación emocional que les genera y, si - quieren, compárenla con otra sensación producida por otros motivos. (vg. cuando él o ella me dice cosas muy agradables, como que soy una persona maravillosa e increíble).

Seleccionen un nombre o etiqueta para esa señal emocional y relaciónenla con otras situaciones - que la generen: ¿enfado, celos, tristeza,…?

Busquen el origen y la naturaleza de lo que ha originado la emoción. ¿Qué les molesta realmente, - estar solos o solas, sentirse inseguros, no confiar en él o en ella, perderlo?

Especifiquen las consecuencias que conlleva saber exactamente qué esta sintiendo para las - acciones que puede desarrollar después: hablar con él, enfadarse y no hablarle durante una semana, llorar.

Intenten contrastar su descripción emocional con su pareja o las de otros amigos o familiares de - confianza.

¿Cómo nos ayuda el reconocimiento de esas emociones para tratar con las otras personas?

Saber reconocer y comprender nuestras emociones es el primer paso para regular nuestras acciones y pensamientos. En la medida en que sepamos descubrir el sentido emocional de la situación, mejor guiaremos nuestra vida en el camino deseado.

Las personas tendemos a anular o ignorar nuestros sentimientos: hacemos aeróbicos, vemos la televisión durante horas, nos vamos de compras a grandes supermercados, tomamos alcohol u otro tipo de drogas. El propósito de estas estrategias de distracción y negación es eliminar nuestras emociones. Esta actitud es un error psicológico. Admitir nuestros sentimientos nos proporciona una valiosa información para conseguir una vida más plena y feliz.

Por ejemplo, algunas veces respondemos a nuestra pareja de forma airada, saltamos a la primera y escrutamos cualquier señal dicha o hecha por el/ella, interpretada por nosotros como conflictiva, para increparle y descargar el malestar y la ira que tenemos en nuestro interior. Lo anterior es una típica interacción que se produce diariamente y que inicia el desequilibrio y la ruptura paulatina de la pareja.

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Bien distinto sería decir: “En este momento estoy enfadado porque mi pareja ha vuelto a decidir a dónde iremos el domingo sin contar para nada con mi opinión, y otra vez voy a tener que aguantar al pesado de mi suegro, con sus bromitas machistas, el único día libre que tenemos para nosotros”. Lo inteligente, emocionalmente, no es emborracharte durante la comida para no escuchar a tu suegro y empezar a decir tonterías, o quedarte aislada y malhumorada en la reunión, sino expresar tus sentimientos a tu pareja y buscar alternativas a la situación.

¿Cómo combinamos el intelecto con las emociones?

Nuestras emociones y nuestros pensamientos están en continua interacción. Ser capaz de generar sentimientos que faciliten el pensamiento y pensamientos que generen el sentimiento deseado, es una de las grandes virtudes de las personas con IE.

Lo podemos hacer situándonos o provocando un contexto emocional determinado que sepamos generará con más probabilidad pensamientos negativos. Centrémonos en la tristeza. Para generar de forma externa un estado de tristeza puedes escuchar alguna de las magnificas canciones tristes de Serrat (vg, Penélope) (cada persona tiene que buscar su canción triste). Luego, escribe en una hoja los pensamientos que vengan a tu mente. Verás que los pensamientos que surgen y escribes son tristes. Lo mismo lo puedes hacer con una canción muy alegre (vg, Fiesta en América de Chayanne).

Las personas con poca IE suelen pensar de forma espontánea en cosas tristes y negativas que determinan su estado de ánimo y lo convierten a su vez en negativo (tristeza, enfado…). Se trata de un círculo vicioso porque, a su vez, el estado emocional negativo les generará más pensamientos negativos. Es un estilo de respuesta emocional centrado en la rumiación y es muy nocivo psicológicamente.

Las personas con alta IE son capaces de generar voluntariamente recuerdos y pensamientos positivos que las sitúan en un estado emocional agradable como cuando escuchamos una canción divertida. Por ejemplo, trata de pensar en tu último fin de semana agradable, como cambia tu estado de ánimo.

No obstante, algunas veces lo mejor es una combinación de estímulos externos e internos para regular nuestros pensamientos y emociones, dependiendo hacia dónde queramos que vayan.

¿Cree usted que la Inteligencia Emocional debe tomarse más en cuenta en los procesos de selección de personal? ¿Existen experiencias en este sentido? ¿Cuál sería una posible técnica?

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Si seleccionamos a las personas exclusivamente por sus habilidades intelectuales, no podemos esperar que luego espontáneamente tengan o desarrollen sus habilidades emocionales y sociales. Por ello, si necesitamos personas con alta IE en nuestra organización, es necesario incluir este tipo de competencias en el proceso de selección. Afortunadamente, tenemos ya en el mercado test de IE como el MSCEIT (www.mhs.com) que se están utilizando para ello y que nos permiten buscar perfiles con esas competencias emocionales y sociales.

¿Cómo podemos generar una percepción positiva en el ciudadano, frente a acciones que incentiven y motiven la aplicación de fortalecimiento de las emociones en los funcionarios públicos, sin que ello se palpe en la opinión pública como acciones que reflejen un sentido negativo? En algunas ocasiones los planes que tienden a estimular la salud psíquica, sobre todo en el sector público, se critican fuertemente?

Lo habitual, y también ocurre en cierta medida en España, es presentar un diagnóstico tremendista y fatalista de la situación para plantear soluciones de choque urgentísimas. Por ejemplo, los típicos titulares de la prensa: los niveles de burnout o de trastornos de estrés en el funcionariado son elevadísimos, los niveles de depresión y ansiedad más altos de, por ejemplo, Centroamérica, etc.

Es una especie de competencia para saber quién sufre más en el trabajo. Lo cual, no podemos ser ingenuos, tiene su clara finalidad corporativa. Por otra parte, el ciudadano de a pie se muere de la risa porque piensa que es imposible que este colectivo tenga estos problemas psicológicos por estrés.

Quizá la fórmula esté en enfocar el problema desde fuera de lo psicopatológico, desde fuera del ámbito de la enfermedad. Un enfoque más moderno y constructivo centrado en el desarrollo personal, la prevención y la excelencia. Significa comprender y saber comunicar y transmitir que cambiar es inevitable, pero también positivo.

Finalmente ¿que países han iniciado procesos de cambio para estimular la IE en las instituciones?

Países tan representativos del G8 (el “club de los ocho países más ricos del mundo”) como Estados Unidos y el Reino Unido han comenzado a comprender que ser uno de los ocho países del mundo más industrializados, ricos e influyentes del planeta, no garantiza que sus ciudadanos estén satisfechos con sus vidas y sean felices. Estados Unidos y el Reino Unido están reaccionando de forma apropiada a este desafío, tanto desde instituciones públicas como privadas. Para ello, están apoyando con cuantiosos fondos de investigación el estudio y la aplicación de programas de mejora de la IE.

Quizá las contradicciones y paradojas de las sociedades hipermodernas no puedan ser resueltas sólo mediante la educación de las emociones y sean necesarios otros cambios radicales en nuestro entorno y en nuestras vidas para resolverlos, pero no cabe duda de que el siglo XXI será un tiempo más agradable y feliz para todos con ciudadanos con mayor IE.

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