'iV1DADE('li.FRANCISCO. ' . , DE, BORlA -...

16
INTlto:nüCCION , , A · L'A ' , , :A. . " . ,. - , '. ',-' , . ' . . 'iV1DADE('li.FRAN' CISCO , DE, BORlA .' _ ', -. 1; , . ' . ;, ' . ,, ' .

Transcript of 'iV1DADE('li.FRANCISCO. ' . , DE, BORlA -...

INTlto:nüCCION , ,

A· L'A' , , :A. . " . ,. -, ' . ',-' , . ' . .

'iV1DADE('li.FRAN'CISCO , DE, BORlA .' _', - . 1; , . ' . ; , ' . ,, ' .

INTRODUCCION A LA

VIDA DEL P. FRANCISCO DE .BORJA

1

CIRCUNSTANCIAS EXTERNAS DE ESTA BIOCRAFÍA.

La vida de Sán Francisco de Borja forma conjunto armó­nico con las de San Ignacio y de Laínez. Las tres constitu­yen una verdadera tril9gía en el sentido más estricto. '::'on 'como los tres cuerpos arquitectónicos del gran edi''ficio his­tórico que ' comenzó a levantar Ribadeneyra a la Compañía de Jesús. En conjunto, estas biografías llenan lo·s treinta y dos primeros años de historia de la Orden, estando íntima· mente relacionadas entre sí, no sólo por razón del tema je­suítico, sino también por el espíritu de Contrarreforma que anima a cada una de eUas bajo difer~ntes aspectos.

Esta vida de San Francisco de Boria, de Ribadeneyra, no ha alcanzado la popularidad de la de San Ignacio, no porque literariamente desmerezca de ella, sino porque pos­teriormente se fueron escribiendo otras biofl!afías. en l.engua castellana, tales como la del Padre luan EusebIO' N,erem­berg y la del Cardenal Alvaro de Cienfuegos, que eclipsa­ron algo la del jesuíta toledano.

Al Padre Ribadeneyra cabe la gloría de haber sido el primero que comenzó a· aportar datos y documentos para la biografía del. Santo. Duque de Gandía, aunque el primer9 en redactarla fuese el Padre Dionisio V ázquez, el cual, si hemos de creer al propio Ribadeneyra, recibió de éste i-1O sólo los principales materi'ales, sino que por instancias suyas fué designado como' biógrafo oficial de Baria por el Padre General. Así nos consta por una carta escrit(l a dun luan de Borja:

«Mucha merced me hizo V. S. con su carta de 3 de ~ste, por la confianza qUe muestra en ella tener de' mí en' todo lo que toca a su servicio, y al ser hijo de nuestrp santo Padre F;ancisw 'y de la Compa­ñía. Y cierto; que en el deseo de cumplir con estas tres obligaciones no cr.eo que ninguno me haga ventaja, y menos · en lo que V . S . me es-cribe de la vida de nuestro padre. .

606 j-II STORIAS DE LA CONTRARREFORMA

Entendiendo yo lo que importaba a l mundo representarle sus ad mi­rables y h eroicas virtudes y la g loria accid enta l que se le seguiría d e que muchos las imitasen y se aprovech asen de su s e jemp' os , h e pue sto algún trabajo en que se recogiesen: y escribi esen, Y así, luego q ue nuestro padre se fué' al cielo , procuré q u e las personas que más le habían tra­tado y sido sus compañeros , como los Padres Bartolomé Bustam ante, Cristóbal Rodríguez, Dionisio V ázquez , Gaspar H ernánd ez y el H er­mano Melchor Marcos, socio del mismo Padre Francisco de Borja" cad a u no p or sí escribiese lo q ue sabía, y que tod o se diese a l Padre Gaspar Hernández, para que él lo extendiese y dilatase, como lo hizo,

y venido a Españ a h e tenido cuidado que se juntase con esto lo q ue en Gandía y en otras partes se pudiese saber, y hab:é sobre e llo a la Madre Abadesa Juana d e la Cruz, h erman a del Padre Francisco, y al Marqués ,de Lombay, Francisco Tomás de Borja, nie to del Santo , y muchas veces al Sr, D, Tomás de Borja, su hermano; y h e h ablado y escrito a algunos Padres de Vale ncia para que lo solicitasen,

y demás d e esto, entendiendo que el P adre Dionisio lo hiciera bien , por su buen talento y por haber sido tantos , años compañero de nuestro Padre Francisco, hice instancia a nuestro P adre General que le encargase e l escribir su vida, Hízolo así, y yo le di los papeles que tenía y los avisos que me pareció para que la , obra saliese -acertada, He dicho esto para, que V, S. entienda lo que yo h e procurado y d ese¡:¡ . do que vida tan ilustre como la de nuestro Padre salga 'a luz y que ninguno de sus hijos, ni los de carne ni los de espíritu , ha ten ido de esto más cuidado que yo,» (1),

Quede, pues, reivindicada a javor de Ribadeneyra la primacía en la iniciatiQa, en la documentación y en la orien­tación que debía darse a , la « Vida de Boda», escrita por J:' ázquez, aunque por las razones en otra carta más adelante señaladas no pudiera ni debiera encargarse él de redactarla. Lo fundamental quedaba realizado , a saber: la Qulgarización biográfica de los tres primeros Generales de la Orden, Y aunque po,r un lado-, la de Borja era obra de distinta pluma que las dos primeras, por otro, su autor, el Padre V ázquez, confesor y sodo de Borja en diversos viajes y comisiones por Europa, particularmente' por España y Portugal, ofre­cía las garantías máximas de información directa y de Vera : cídad histórica,

El Padre Vázquez, por su cuenta, amplió las fuentes de información de,sde el Colegio de Segóvia, donde a la sazón moraba; por mediO de cartas al Duque de Giindía, don Car­los de Borja, ya don Juan de Borja, MayordQmo Mayor de la Emperatriz; a los Padres Miguel de Torres, Juan Suárez, Antonio Láriz y otros, entre ellos el célebre reiórico Padre Cipriano Suárez, que más adelante escribió al Padre Dioni­sio-una carta censurando la obra a petición del mismo autor,

Dióse' tan buena diligencia el padre Dionisio en recoger las noticias y retejer con ello su historia, que don Juan de

(1) M , R. Vol. n, págs, 111-112,

INTRODUCCIÓN A LA VIDA DEL P. FRANCISCO DE BORlA 607

Borja , en carta de julio de /587, se la devuelve ya leída con algunas pequeñas ob~ervaciones. .

Pero la obra de V ázquez no había de llegar a Ver la luz pública. La censura de Roma negó el permiso para su publiéación. El Pad.re Sachini recarga las tintas, 'dando a en­tender que en el libro sobre Borja vertía el Padre Dionisio .(dodo el veneno de su espíritu Vuculento»., aprovechándose del tema. En realidad, el nombre del Padre Dionisio no era apto para figurar al frente de la vida de un General de Id Compañía, siendo como era el más destacado de los ((Me­morialistas», que a la sazón maquinaban contra las Constitu= ciones de la Orden. .

V ázquez falleció en T oleda, el 28 de marzo de /589, de­jando pendiente todavía del fallo de la censura la aproba­ción de su obra. Aprovechando estq circunstancia, don Juan de Borja se dirige al Padre Ribadeneyra exhortándole viva­mente a rehacer el libro de V ázquez, como se desprende de la siguiente carta: .

«Estoy tan cierto de lo mucho que nos quiere V. R. a los hijos y her- . manos de nuestro Padre Francisco, que por todo esto ninguna duda ten­go, sino que aceptaría un cualquier trabajo, ' por grande que. fuese, a trueque de hacernos merced , Ninguna podemos ahora redbir m'ayor que tomara V. R. a su caIgo el escribir la vida de nuestro Padre. pues ha permitido Nuestro Séñor. que no la acabase quien la tenía comen­zada para que saliese de mano de V~estra Paternidad la vida de u'n tan señalado .siervo suy~. Vuestra. Reverencia se disponga a ello y tenga por muy cierto que esta obra le dará salud y fuerzas para hacer esto y acabar lo que tenía comenzado. Y si lo 'que aquÍ digo es sólo. repre­sentando la merced que nosotros recibiremos, mire Vuestra .Paternidad cuánto mayores son las obligaciones que hay para no r'ehusar este tra­bajo, 'asÍ por lo mucho que Vuestra Paternidad 'quería a nUestro Padre, y lo que más ·importa, por lo mucho que Vuestra Paternidad quiere y debe a la Compañía, cuyo prip.cipalmente es este negocio. Y aSÍ, torno a suplicar a Vuestra ' Paternidad que alegremente acepte este trabajo, pues ha de Ser par¡¡. mucha gloria y honra de Nuestro Señor, para muy grande consuelo de la Compañía y de sus devotos y para hacernos muy gran merced a los" que se lo pedimos. Y aunque ' el Padre General ha de ordenárselo a Vuestra Paternidad; no quiero yo sino deberlo a la voluntad con que Vuestra Paternidad se encargará de esto, por hacerme a mí merced.» (1). . .

. . La resp.uesta del Padre Ribadeneyra a esta carta de don

Juan e.s negativa, y como se verá por ella trata de excusarse a todo. trance, según puede verse: · '

«La primera razó.n es el parecerme que habiendo escrito el 'Pa'dre Dionisia Jo que ha escrito ' por orden de nuestro Padre General, y ha­biéndole enviado a Roma el . libro , y estando en manos y examen

(1) BALTASAR ALCÁZAR : Crono-Historia de la. Provincia de Toledo, Año 1585. Cap. V.

608 HISTORIAS [?E LA CONTRARREFORMA

de su Paternidad, no conviene que yo ni ptro ninguno de la Compañía se adelante y se quiera hacer dueño antes que el que lo es se lo mande .

. La segunda, que realmente yo .me hallo ya viejo y cansado ... y qUe pe algunos meses ' a esta parte siento la cabeza muy más quebrada y Haca que antes, porque se' me enciende 'y sube la sangre colérica a ella, y ésme muy contraria. cualquiera ocupación de atención y de escribir y más en cosa de tanto p éSo y . sustancia ... y si voy despacio no se aca_ bará este negocio tan presto como deseamos. especialmente si d espués', de haberse escrito hubiera de ir a Roma, porque con las muchas y gra­ves ocupaciones que allá tienen, no pueden hacer todo lo que desean y . h abrá mucha dilación, corno la h a h abido d e cinco años en ver la Vida de nuestro Padre Maestro Diego LaÍrí.ez, que yo tengo escrita. Yo no tengo vida que pueda esperar tanto y no conviene comenzar cosa tan grande sin esperanza de acabarla, y será mejor que se encomiende a otro que la pueda comenzar. y acabar.

La tercera razón es porque el Padre Dionisio ha trabajado mucho en allega r y escribir lo que ha escrito, y esto está derramado y publicado ' por la Compañía y fuera de ella, y se sabe que él ' lo. ha escrito; y si yo lo quisiese tomar y perfeccionar, como V . S. dice, ha de ser para publicarlo en su nombre, y no sé si lo querrá hacer nuestro Padre ' y I~

. parecerá bien a V. S. y si se publica a nombre mío, justamente podrá parecer q ue yO'

me quise 'aprovechar de sus trabajos y, como la corneja de H oracio, vestirme' y ornarme de plumas ajenas; y si no se enmienda el libro del Padre Dionisia, sino que se hace otro tomando la verdad d e las co­sas y mudando el estilo (como ·a mí me parece se debía hacer) , demás que no será tan pequeño trabíljo como V. ,S. escribe, es inconveniente que anden las manos de tantos en libro del Padre Dionisio, por una parte, y que salga otro, por otra; lo cual ni a la obra en sí ni a ml pe'­sona, a mi pobre juicio, está bien.» (1).

Es p,erfec'tamente razonable esta actitud negativa de Ri­badeneyra, tanto por razones de delicadeza para con su amigo el difundo Padre V ázquez, como por haberse m anda­do recoger la edici6n de su libro. Po.r fortuna, el Padre Aquaviva. accediendo a los deseos de los familiares de Bor­ja, intervino en el asúnto y encargó al propio Ribadeneyro la redacción de otra nueVa Vida, comó de propósito lo hac f!' constar en la Introducción .

• Héme movido a tomar este trabajo por . obediencia d e nuestro Padre Claudio Aquaviva, que m e ha ordenado y querido que a las dos Vi­das de los Padres Maestro Ignacio de Loyola, fundador y primer pie, pósito General, y Maestro Diego LaÍnez, segundó General d e. nuestra Compañía (las cuales ya tengo escritas. publicadas e impresas) añadi"se ésta del Padre Francisco de Borja, que fué el te rcer General d e la mis'

, ma Compañía ... , y es' justo se comprehendan debajo de la misma plu­ma y Se escriban sus Vidas con un mismo estilo, aunque no debía i;~r tan bajo como el mío.» (2) .

(1) M . R. Vol. 11. págs. 112-114. (2) Vida de San Francisco de Borja . "lntrqd1,lcción al Crist¡all<1

Lector» ,

INTRODUCCIÓN A LA VIDA DEL P . FRANCISCO DE BORJA 609

Además de la obediencia de Aquaviva, influyó en el ánimo de Ribadeneyra el deseo y ruego de «o'tras personas, así de la Compañía como de fuera de ella, graves y de mu­cha autoridad, a las cuaIes yo debo particular amor y res­peto, que me han rogado e importunado me encargase de escribir la Vida del Padre Francisco, y esto con tan coriti­nua y grande instancia, que no se lo he podido negar)) (1).

La verdcid era que nadie como Ribadeneyra reunía con­diciones tan aptas para biografiar a Borja. Así lo reclamaba también su plan primitivo de formar un bloque histórico de los primeros treinta y dos años de la Ct>mpañía de Jesús, con las b.iografías de los Úes Generales primeros: Loyola , Laínez y Borja . ,

Ribadeneyra tomó con tal entusiasmo y rapidez esta bio­grafía, que un año después de la citada carta a don Juan de Borja, ya nuestr:o autor tenía terminado su trabajo. Con fe cha 4 de septiembre de 1590 se le dice de Roma que debe­rá pulir y perfeccionar. algo más la vida de Borja para ·que se pueda imprimir en tiempo' oportuno, aunque ' por el mo­me.nto no conviene de ningún modo hacerlo. De paso, se le recuerda aue prescinda de la Vida escrita por V áz­quez,. la cual de n'ingun'a, manera deberá ser publicada. sino recogida por los Superiores.

Por este tiempo se estaba tramitando la censura de la (( Vida del Padre Laínez )) , cuyas dificultades ya hemos con= signado, y como fórmula para que esta Vida pudiera pasar más inadvertida ante la oPinión, se le sugiere a Ribadehey­ra la idea de publicarla juntamente con la de Borja. Sin em­bargo. a pesar del deseo del autor de que las Vidas de L,o­yola, Laínei y Borja fueran apareciendo s~gún el orden cro­nolóf!ico de sus generalatos, la de Borja se publicó por se­parado dos años antes que la de Laínez, es decir, en 1592. Conocemos , por una carta' del autor a don Carlos de Borja, orimogénito del Duque de Gandía, algunos pormenores so-bre su impresión: ' "

'. "Agora le hago saber-dice-que tengo ya casi acabada la impre­~Ion , digo casi porque no falta m ás de lo que V. E. verá por el libro Impreso que le envío. El cual he querido que sea el primero que se dé a nadie, como es razón; y para poderlo hacer , le envío antes d e acabar la impresión , que en acab ándose se h abrán d e d ar a Sus Majestades del Rey Felipe II y de la Emperatriz Doña María d e Austria, su hermana, y al Sr. S~to, etc., y quisiera haberlo podido envia r antes d e imprimirlo ¡ar~ que V . E . lo ,corrigiera; mas considelando la ' poca sa:lud que ha den¡do y la poca comodidad y aparejo que yo tenía para hacerlo , y el neseo que V. E. mostraba d e ver esto acab ado antes que', el Señor l~

evase d e esta vida, y la dilaciones que nos han dado d e Roma , juz-

, O) .vida' de San Francisco de Borja. "Introducci6n al Cristiano .... ectOf) .

610 HISTORIAS DE LA CONTRARREFORMA

gué que en ninguna cosa podía hacer mayor servicio a V. E. que en darme prisa a escribirlo y limarlo e imprimirlo y enviárselo, como lo he h echo a gran costa de mi trabajo y de mi salud, en la cual no he rép arado por dar gusto a V. E. » (1).

La impresión del libro se acabó el domingo de la octava de Pascua de /592, y don Juan de Borja corrió .con parte" d e los gastos de la impresión, mil quinientos reales, de los cuatro mil cuatrocientos qUe costó toda la obra (2) .

Dos años después, o sea en /594, se publicaban en M a= drid conjuntamen~ las Vidas d e los tres primeros Genera­¡es, en una espléndida edición en folio, con artísticas po'rta­das para cada una de las biografías. De cuantas impresio­nes he visto, antiguas y modernas, es ésta de las Vidas de

. los tres primeros Generales la más fastuosa (3) . 1 nmediata­mente después volvía a repetirse su reimpresión en las «Obras selectas de Ribadeneyra», publicadas de /594 a 1 595. Por cierto que la po·rtada de la « Vida de BO'rja» lleva la data de /594. El año /596 volvióse a reimprimir en Ma­drid, y fué traducida al latín por el Padre Andrés SchoUo (Roma, /596). El año 1605 aparece de nuevo unida a las Obras casi completas de Ribadeneyra, publicadas algo antes de su muerte. A unque no se observa variación especial, esta edición de 1605 debe ' ser considerada como la edición prín= cipe, última impresión hecha en vida de su autO'r y a la cual, por tantO', nos hemos atenido en la edición presente . Posteriormente se siguieron haciendo reimpresiones de este libro, tales como la de Augsburgo (/616) y Madrid (/622) , pero las biografías de Nieremberg y del Cardenal Cienfue­gos la relegaron poco· a poco a segundo término ;

( 1) M. R. Vol. II , págs. 138-139 . . (2) El título de esta primera edición decía así: V ida del Padre

Francisco de Barja, que fue Duque de Gandía y despúés religio·so y Ge­neral de la Compañía de Jesús. Escrita por e·l" Padre PedrO' de Ribade-neyra, de la misma Compañía·. Madrid, 1592. .

(3) Vida del Padre Ignacio de Loyo/a, Fundador de la religión de la Compañía de Jesús:, y de' 10 Sl Padres Maestro Diego Laínez y Fran· ciscO' de Borja, se'gundo y tercero Pref:jÓsitO' General de la misma Com­pañía. En las Cl1iIlles se contiene' su fundación , progre'so y aumento, hasta el año 1572. Escrita por el Padre Pedro de Ribadeneyra. Madrid, , -'::)4 . .

INTRODUCCiÓN A LA VIDA DEL P. FRANCISCO DE BORlA 611

11

CARACTERÍSTICAS INTERNAS.

Es tan notable el paralelismo de fondo y forma entre la II Vida de Borja» y las de Loyola y Laínez, que tendríamos que repetir casi las mismas ideas que hemos dicho de las otras dos. Se advierte, con todo,una gradación d escenden­te por lo que toca a la fundamentadón históri'ca de estas tres biO'grafías . A quien más cO'noció y trató y de quien más co­sas supo Ribade,neyra fué San Ignacio de LoyO'la. Por esta razón, en ella más que en ninguna otra resplandecen la intimidqd', el sentimiento y la historicidad, derivadas de la condición de testigo personal de su autor. La Vida de Laínez resulta ya inferior en este sentido, porque el trato directo de Ribadeneyra con Laínez es menos íntimo y, por tanto, es menor el valO'r del testimonio histórico. En Borja baja todavía más de tono esta circunstancia externa de la convivencia y trato íntí'mo entre biógrafO' y biografiado: Así y todO', Ribadeneyra puede alardear en la Introducción de la «obligación» cm que él se considera puesto de ' escribir la Vida de Borja y perpetuar su memO'ria entre los hombres ((por lo mucho que, sin yO' merecerlo, me amó y comunicó)). Loyola era para Ribadeneyra el Santo y el Padre a la vez;

, Laínez era más bien el amigo y confidente, aunque en lare = lación de superiO'r a inferior; BO'rja es el superior santo y amable a quien se estima y ama. y conoce, perO' cuya i,nti-

, midad' no se disfruta. Diríase que entre ambO'sexiste una distancia, nacida de multitud de , causas y que impide la fa­miliaridad absoluta. A nalizando toda- la correspondencia de Ribadeneyra con Borja, sO'bre todo durante el generalato de éste, salta a la vista este detalle. Ribadeneyra no omite de­talle ni circunstancia alguna de las que saltan cada día en su oficio de visitador de' la provincia de Lombardía . Diríase que casi exagera la minuciosidad en dar cuenta de sus pro­cedimiéntos y decisiones de gobierno .

,Por lo que toca aSan Francisco de Borja, de su Epistola­rio se desprende que tuvo siempre de Ribadeneyra una esti­ma y aprecio considerable y que le utiNzó en los más ele­vados cargos de gO'bierno, taTes como el de visitador, super= intendente de las casas de Roma y asistente suplente ,de Es­paña. Ya cuando Ribadeneyra' hacía sus primeras armas en Flandes, Borjal pensaba en él cómo el más indicado para re­sidir en la ,Corte del joven monarca Felipe /l, como 'encar­gado de los asuntos de la Compañía de Jesús. Borja emplea en sus cartas un tono paternal que refleja cierta benévola condescendencia para con Ribadeneyra. Como refiere éstt'

HISTORIAS DE LA ~ONTRARREFORMA

en sus «Confesiones», a esta su benévola comprensión del santo General Se debe el que Ribad.eneyra consiguiera ver­se libre de tos importantes car..gos de gobierno que sobre él pesaban y cuya gran responsabilidad exigía una salud y fuerzas corporales superiores a las que por entonces disfru-taba Rib_adeneyra (1). .

Borja fué el que, adivinando las cualidades literarias de nuestro autor, le nombró oficialmente, como se ha visto, bió­grafo de San Ignacio de Loyold, encauzando de esta forma sus energías hacia el aJ;Jostolado· de la pluma, en Vez del de los cargos de gobierno.

A unque en menor, grado que las biograjías de Loyo.[a y . Laínez, la de Borja revela también un conocimiento directo de la persona, circunstancia que da un valor excepcional al testimonio del autor, pudiendo éste asegurar con toda ver_ dad que no escribirá «sino lo que vimos u oímos del mismo Padre o de personas graves y dignas de fe, así en las cosas que hizo antes de entrar en la Compañía como después.

Porque yo tuve cuidado, luego que murió el Padre ' Francisco, que los Padres y Hermanos que habían sido compañeros de sus trabajos y peregrinaciones escribiesen lo que habían · visto y notado de sus virtudes... y lo tengo todo con lo demás que después con gran dili­gencia para e} mismo efecto se ha allegado y recógidQ» (I) .

No es fácil precisar '10 que se deben mutuamente el Pa= dre Dionisio V ázqpez,el Padre Pedro de Ribadeneyra, el Padre Juan Eusebio Nier~mberg y el Cardenal Padre Alva­ro de Cíenfuegos, que son los primeroh cuatro biógrafos del Sahto Dugue de Gandía. Cada uno de ellos reconoce haber­se valido y utilizado lo escrito por los anteriores, pero al mismo tiempo todo ell<;Js se glorian de haber dado una amo plitud extraordinaria a las exiguas t:toticias de los anteriores.

El Padre Pedro SUDU, el mejor especialista sobre Borja, juzga que V ázquez es el primer fundamento de todos los demás biógrafos del Santo, pero que incurre en el defecto de citar de memoria, alterar doc.umentos y fantasear sobre los hecho·s, no pudiendo considerarse su escrito como obra crítica (3). De Ribadeneyra afirma que se sirvió de V áz­quez y que, aunque su relato es más breve y menos rico 'en

(1) M. R. Vol. 1, pág. 80. (2) V ida de San Francisco' de Boria. «introducción al Cristiano

Lectol». . (3) PEDRO SUAU: San Francisco de Borja, 1510-1592. Traducción.

Barcelona, 1910.-Prefacio, págs. 6-7. Lo mismo opina, entre otros mu­chos, el Padre ANTONIO ASTRAIN. en Historia de la Compañía de Jesús en la Asistencia de España. Vol. I. «Introdución bibliográfic<\)), pági­na . XXXIX. Ya lo' hizo notar el primer censor de esta obra, Padre Cipirano Suáre7é, en carta al propio Dionisio Vázquez (erono-Historia de la Provincia de Toledo, del P. B. ALCÁZAR, año 1585, cap. V.) No he podido .dar con el manuscrito de la Vida de San Francisco de Éorja es-

INTRODUCCLÓN A LA VIDA DEL P. FRANCISCO DE BORlA 613

anécdotas, con todo es mucho más sincero que el de aquél, más sencillo y más serio. No quiso o no pudo decir muchas cosas de las cuales algunos contemporáneos suyos se hu · bieran dado por ofendidos. Existían, además , una cantidad

' extraordinaria de noticias escondidas en los archivos y que él no cqnocía. Acerca de la Vida de Borja escrita por Nie­remberg, opina que no es sino la misma de V ázquez, pues · ta con su propio nombre en vez del del autor primitzvo . Nie­remberg copia a V ázquez, haciendo resaltar la nota pane­gírica, aunque borrando de la obra original lo que menos servía a su' intento. En su empeño de hacer una obra enco­miástica, llega a exaltar a A lejandro VI, callando lo confe­sado por V ázquez.

Prescindiendo d~ Sacchini, Vorjús y Bártoli, historiado'­res que trataron ' de Borja a continuación de los referidos. concluye el Padre Suau que el más tarde Cardenal Padre

, Alvaro de Cienfuegos es el que, a todo lo ,dicho por los anteriores, añade i'mportantes datos sacados de los ricos do ­cumentos de que disponía, bien que su pluma, escandalo­t:amente culterana, convierta en poema lo 'que pretende sn biografía. El Cardenal Cienfuegos, en la Introducción a su «Biografía de Borja» , tiene buen cuidado en hacer un re, cuento bibliográfico de los autores que le han ' precedido en este tema, concediendo a cq.da uno el mérito de sus apol'ia­ciones , resp'ectivas.

Por lo que toca a Ribadeneyra, dice lo siguiente:

' «Después del Padre Dionisio, escribióla el devoto y elocuente Padre pedro de Ribadeneyni, cuya pluma benemérita de Ía Compañía y de la Iglesia cultivó felizmente otras tantas Hores cuantos son los ejemplos de los Santos cuyas' vidas dejó historiadas. Tradújola . en idioma la tino el Padre Andrés' Schoto, ' en toscano el Padre Virgilio Cepa ri. siendo Rector del Colegio ' de Florencia, y otros en diferentes lenguas, para que no . ,se ciñese el resplandor de tan' insignes proezas a los términos de España, sino que alumbrase también y se difundiese por toda Euro­pa y aun por toda la Tierra. Pero está escrita con mucha brevedad. de suerte que sójo' lo que calla bastaría a formar otra Historia y a honrar cualquiera ilustre vida.» (1).

Algún fundamento tuvo Cienfuegos, como apunta As- , train, para decir que con lo omitido por Ribadeneyra se po­día forinar otra Historia del' Santo. Pero en honor de la

, '

crita por el Padre Dionisio V ázquez, pues ' el fondo del archivo de la Provincia de Toledo todavía anda disperso" consecuencia dd saqueo de Bibliotecas ·en Madrid durante la, doIiJinación roja de 1936-1939. Por consiguiente. no me es permitido precisar la relación existente entre estos dos pl'imeros biógrafos de Borja. Y digo los dos primeros. porque el . esbozo que. seRún Ribadeneyra. hizo el Padre Caspar :i-hrnández. no se ha ' cO~8ervado.

(1) , Alvaro de' Cienfuegos.

614 HISTORIAS DE LA CONTRARREFORMA

verdad es preciso confesar que la ordenación de los suceS0S, el delineamiento del carácter del Santo y el relieve de CLer

tos momentos cumbres d e su oida, tal como los concibl<; y realizó Ribadeneyra, han sido seguidos por los demás biü grafos, inclyso por el mismo Cardenal Cienfuegos. No dIga ­mos nada de Nieremberg, quien copia literalmente nume/O­sos capítulos y conserva la misma estructura y división de libros y capítulos, sin más que desdoblar algunos de ellos e intercalar el Libro V, dédicado a contar los mila~'ros he­chos por el Santo. Puede hacerse esta comparación literal en todos los capítulos del libro dedicado a las virtudes. Por señalar un punto importante de la vMa de Borja, puede verse el episodio de la entrega del cadáver de la Emperatriz en Granada y de la conversión de Borja, en el cual Nierem­berg copia a la letra los dos largos monólogos de Borja, uno ante el cadáver de Isabel y otro encerrado en sus habitacio­nes, cuando tomó la decisión de no más servir a señor que se le pudiera morir. .

Por todo lo-dicho, se puede resumir que la veracidad e historicidad de Ribadeneyra en esta Vida de San Francisco d e Borja merece un crédito extraordinario, por basarse en los documentos de los contemporáneos reunidos por él y por el Padre Dionisio V ázquez, en la historia redactada por ' éste, y finalmente, en el conocimiento personal y directo de Ribadeneyra en su trato con Boria y en las consultas e in­vestigaciones · hechas a miembros los más íntimos de la fa­milia del Santo, empezando por los propios hijos de éste . Exageraríamos, sin embargo, si no dijéramos que esta histo= ricidad de la Vida de Borja es muy inferior a la de la Vida de Laínez y, sobre todo, a la de Lqyola, no solamente por­que conoció menos perfectamente y en meno·r volumen los hechos. de la vida de aquél, sino porque ésta no se vió some­tida a las minuciosas depuraciones y rectiJica.ciones de las otras dos, en lás cuales puede decirse que no hay anécdota, afirmación y hasta expresión verbal que no haya sido objeto de un careo inexorable.

El plan arquitectónicO de la Vida de Bo·rja es exactamen­te el mismo que el de las de Loyola y Laínez. Ribadeneyra, que como hemos dicho había creado un tipo original de hagiografía, al escrib¡'r la Vida de San. Ig('l'Gt:;io de Loyola, en adelante será siempre consecuente consigo mismo al es­cribir las numerosas Vidas que publicará a continuación. ' En los tres primeros libros se distribuye armónicamente toda la vída del biografiado, seccionándola en tres etapas fun;da­mentales. La primera, correspondi'ente al libro 1, abarca hásta la renuncia de sus estados e ingreso. en la Compañía de Jesús. La segunda, o sea el libro Il, se extiende hasta su nombramiento como General de la Orden. Por fin, la terce-

INTRODUCCiÓN A LA VIDA DEL P. FRANCISCO DE BORJA 61 5

ro., es decir, el libro l/I, comprende su actuación como G e­neral hasta su muerte. El libro IV está dedicado, lo mismo que en las, biografías de Loyola y La.fnez, a las virtudes es­peciales del Santo. Este es el sistema clásico de Ribadeney­ra, seguido por él mismo y por Nieremberg, Bártoli, Cien­fuegos, etc., con la particularidad de que nuestro autor pres­cinde d_~ los milagros realizados por el Santo, mientras que los referidos auto,res dedican todo un libro, y no pequeño, a exponer sus méritos taumatúrgicos.

La obra va dedicada a Felipe l/, por sugerencia de don Tuan de Borja:

«Al Sr. D. Juan pareció que este libro s~ dedicase al Rey-que yo, cierto, no había pensado en ello-por las razones que digo en la carta :ledicatoria a Su Majestad. Díjele a V. S. cuando me lo propuso que el libro y el autor erim de V" E. y suyo y que por servirlos yo había to­mado este trabajo; que haría ' lo que me mandasen, y así, hice lo que me ordenó el Sr. D. Juan.» (1).

Por cierto que Ribadeneyra aprovecha la ocasión para pedir a Felipe l/ que tome bajo su protección a la Compa­ñía de Jesús, por haber nacido en su tiempo y ser súbditos suyos lbs principales de sus miembros; especiaLmente San 19nacio de Loyol(1., cuya herida en Pamplona fué defendien­do España contra los franceses. La Introducción al Cristia­no Lector se ocupa de hacer resaltar la ejemplaridad que la Vida de Borja ofrece a casi todos los estados y circunstan­cias de la vida seglar y de la vida religio.sa.

Como detalle interesante, que revela la pr¡zdilección de Ribadeneyra, por todo lo que sea bibliografía, merece citar­se el último capítulo del libro Il/, dedicado a la reseña bi­bliográfica de las obras escritas por Borja. No es completa esta nota bibliográfica, pero marca una tendencia que se­guirá más tarde el Padre Nieremberg, dándonos un catálo­go y una antología más completa de las obras del Santo. Ribadeneyta se contenta con reproducir' el \< Tratado Breve para los predicadores del Santo Evangelio», interesantísimo para conocer la ideología borgiana' sobre este tema de la elocuencia sagrada, en la cual, según el especia.lista Suau, destacó extraor,dinariatnente, hasta el punto de considerarle como «uno de los principales oradores de su siglo, que con­tó con algunos muy privilegiados» (2).

(1) M, R: Vol. JI" pág. 139. Esta dedicatoria, única que aparece en la edición de 1605, es diversa de la otra «Introducción al Cristiano' Lec­tor», que la complementa y en la cual Ribadeneyra explica, según cos­tumbre, las motivaciones y circunstancias externas de la obra.

(2) PEDRO SUAU: $anFrarc:í~co efe Borja, pá~. 174. '

616 HISTORIAS DE LA CONTRAMEFQRMA

('Cómo Ve y encuadra Ribadeneyra la figura de Boria dentro de la época en que le tQCó vivir y actuar! No puede negarse que, en sus líneas generales , el Santo queda muy bien situado y perfectamente analizadas las principales ca­racterísticas de' su personalidad. Puede decirse que hasta se queda corto en algunos puntos, sobre todo en lo que toca a la Vida de Borja como privado del Emperador Carlos V y como Virrey de Cataluña. Los archivos oficiales del Estado y de algunas casas particulares, como el de los Duques de Osu,na, permiten asegurar que la privanza del joven Marqués de Lombay respecto de Carlos V .tiene una imporlao(:ia y trascendencia tan extraordinarias, que, de no haber cortado Borja su propia carrera política, tal Vez hubiera llegado, en el reinado de F eUpe JI, a ocupar el mismo puesto u otro ' equivalente al de Ruiz Gómez de Silva, Príncipe de Eboli.

Desde el punto de vista eclesiástico y en particular con­trarreformista; la Vidú de Boria tiene también una importane cia extraordinaria, aunque puede decirse que su actuación personal giró, más que en torno al problema protestante, en torno al problema turco; ' al de la evangelizaCión de A méri­ca y al de la reforma de las costumbres cristianas dentro de nuestra Patria. Ya su colaboración política' a .la obra cató­lico-imperial de Carlos V le hace acreedor al título de cam­peón incondicional de la IgleSIa Católica; pero aun después de haber ingresado en la Compañía de Jesús participó de: cisivamente en la magna empresa de la Contrarreforma cris­tiana, ante todo con su labor personal en predicar y misio­nar en ' muchas comarcas de España, particularmente del Norte, así como en la dirección de las conciencias de per­sonas muy influyentes en la -nación en el terreno político y 'aun en el reformado-r, como Santa Teresa de Jesús. Pero merece destacarse su intervención en la preparación de la Liga de Lepanto, contra los turcos, para lo cual fué escogi­do por el Papa San Pío V, a fin de que acompañara a su, so­brino el Cardenal Alejandrino a España y Portugal, con el objeto de conquistar definitivamente a Felipe U para esta magna Cruzada y obtener del Rey de Portugal, Don Sebas­Uán, la colaboración para la misma. Esta embajada, que con otros fines político-religiosos hubo de hacerse extensiva a la Corte del Rey Carlos IX de Francia y de su madre Catalina de Médicis, le sitúa a Boria en el punto culminante de la vida católica del siglo XVI. . ,

Pero como hemos indicado, su gloria fundamenal r.adi: ca en su labor de Hf.JO misionerO en el Nuevo Mundo. Boria intervino y dirigió entusiasta y dies,tramente, siendo ya G e­neral, la labor de la Compañía de Jesús frente al mundo protestante; pero su gloria personal radica en haber abierto

. al celo apostólicQ de su Orden las , regiones a medio expIo-

INTRODUCCiÓN A LA VIDA DEL P . FRANCISCO DE BORJA 61 7

rar de la América española. En la India, en el Japón y hasta en el Brasil trabfliaban ya 100s jesuítas; pero tO'davía no habían tomado posiciones en los Dominios de la Coro­na española en A mérica .. Esta ' iniciativa fué obra personal de Borja. Ya cuando el Padre Laínez pidió voluntarios para las misiones de infieles en las Indias, Borja, a la sazón Comi­sar.io de España, le escribió solicitando ser designado a esta gloriosa misión apostólica, a la cual Se siente profundamen­te inclinado, incluso por el deseo de confirmar con su san-

. gre la doctrina del Evangelio. En su correspondencIa se O'b­serva una atención especialísima a esta rama del apostolado de la Compañía de Jesús; escoge numerosas. expediciones, procurando que los suje.tos designadO's s,e distingan por sus cualidades naturales y, sobre todo, por sus virtudes interio= . res; en una palabra, en Borja actúa la fuerza expansiva del espíritu misionero, que desde los primeros añO's caracteriza a la Orden fundada por San Ignacio con la figura de San Francis.co Javier. . .

Prescindiendo de este carácter contrarreformista de Bor­ja, patente en la Vida de Ribadeneyra, ' éste hábilmente le presenta como ejemplar acabado del caballero seglar y del religioso dentro de los diversos grados y circunstancias por que atravsó en su vida de cortesano, Virrey, Consejero áuli­co, Superior de la Compañía de Jesús, súbdito, orador, di, plomático y en general como. persona destinada por Dios para dirigir y gobernar dentro y fuera de la Religión. Las cualidades de gobernante que resplandecen en Boria, no son precisamente las de Sañ Ignacio de Loya,la y Laínez . Su nota característica. radica más bien en cierta amable y paternal actitud, 'que resplandece en .todas sus cartas y en todas sus acciones, aunque sin. llegar nunca a la excesiva blandura y debilidad. .

Literariamente, en nada desmerece la Vida de Borja de la de Ignacio de Loyola, siendo superior en este punto a la de Laínez. El fuerte de Ribadeneyra está, como ya dijimo,s en la Introducción a la Vida de San Ignacio, en la intros­pección' y análisis psicol'ógico, mediante los cuales refleja maravillosamente el progreso interior de la conversión y transformación de Boria. A unque este proceso no es tan largo en este Santo como en San Ignacio de Loyola, ni presenta la riqueza de situaciones psicológic;as de aquél, tiene un momento excepcionalmente emotivo, el de su con· versión, del cual Ribadeneyra supo sacar todo el partido. posible. desde el punto de vista literario. Ya hemos aludido a los dos capítulos en que se narra la escena de la entrega del cadáver de la Emperatriz Isabel y de la conversión de Borja. Estas páginas, . de un colorido brillante, que recuerda

618 HISTORIAS DE LA CONTRARREFORMA

los cuadros históricos de los pintores de nuestro Romanti­cismo, como Moreno Carbonero , que llevó al lienzo tema tan dramático y emotivo, no desmerecen de las mejor es­critas en la Vida de San Ignacio,y puede decirse que hasta las superan.

Con todo, se advierte alguna desigualdad a lo largo de la obra, en la cl1al no se llega a la armónica proporción de formas de la Vida de San Ignacio, donde todo es redondo y perfecto. Los demás elementos internos y externos del estilo quedan 'dentro de las características que hemos apun­tado en las otras obras de Ribadeneyra. No estará de más reproducir esta breve, autocrítica que Ribadeneyra hizo de su obra:

«Los que han visto este libro, que no han sido pocos ni poco graves y doctos, alaban la verdad de la historia, la elecci6n y disposici6n de ' las cosas y la llaneza y propiedad y gravedad del estilo. Yo creo que dicen más de lo que es; pero una c.osa puedo asegurar a V. E. y es que he tenido deseo de acertar y de servirle y de no decir cosa que ' pudiese ofender o desagradar a nadie con raz6n, y que así lo he su­plicado mucho a Nuestro Señor)) (1).

Coincidimos con Ribadeneyra en señalar la veracidad histórica, la armoniosa disposición del tema y la elegante

. propiedad de ' estilo como las tres cualidades fundamenta­les dé esta biografía, a las cuales habría que añadir la un­ción, devoci'ón y elocuencia señaladas acertadamente por el Cardenal Cienfuegos. ' ,

(1) M. R. Vol. Il, pág. 140.