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mí se puede decir lo que pfandl dijo de Sor Juana: que pertenezco a la clase de neuróticos cavilosos. El d~gnóstico es muy fácil(¿pero qué conse- cuencias acarrearía asumido? J' Si insisto en afirmar mi v~~los hechos mi marido va a mirarme con suspicacia, v~tiu'-~nü compañía y va a vivir en la continua expectativa de que, a IQcurv Nuestra convivencia no podrá ser más problemática. y"'él no guiere conflictos de ninguna índole. Menos aún conflictos tan abstractos, tan ---- absurdos, tan metafísicos como los que yo le plantearía. Su hogar es el remanso de paz en el que se refugia de las tempestades de la vida. De acuerdo. Yo 1.Q-ª&~p.1L!!'Lg!§ltUUS:_yestaba dispuesta a llegar hasta el sacrificio en aras de la armonía conyugal. Pero yo contaba con que el sacrificio, el renunciamiento completo a lo que soy, no se me demandaría más que en la Ocasión Sublime, en la Hora de las Grandes Resoluciones, en el Momento de la Decisión Definitiva. No con lo que me he topado hoy que es algo muy insignificante, muy ridículo. Y sin embargo ... 174 eu ENT o marta Traba 1930-1983 ARG ENTINA Y COLOMBIA '-.'1)\¡,'6 po.~. d..O ql>!f'" o\. t"~}odO rl'I! _, :¡,p,.... "" ~ I ,IJ<~ ,.I).,.:,''¡~' (r. r v: tW'C;;'!,"\ ",:J,.f,¡J (l'\?, ' ~¡.~. " ,'~""" i •. ,..•• \l i ..... .J O.~ ¡;:) dc~{"Ct < marta Traba nació en ~s ~ el 25 je enero de 19:22: Sus padres eran emigrantes españoles. Su padre era periodista. Terminó el bachillerato en dos años y a los veinte ya tenía un grado en filosofía y letras de la Universidad de Buenos Aires. Sus primeros artículos de crítica del arte aparecieron en 1949. Entonces viajó a París y estudió historia del arte en la Sorbona y en el Louvre. Allá conoció al periodista colombiano Alberto Zalamea con quien se casó en 1950. Zalamea era corresponsal de El Tiempo y los recién casados residieron en Italia donde su primer hijo, Gustavo, nació. A raíz de esto ella publicó un libro de poemas: Historia natural de la alegría. Marta Traba fue rebelde desde niña. A pesar de haber nacido en la Ar- gentina, viajó por casi todos los países latinoamericanos y murió ciuda- dana de Colombia. Su agitación cultural lé!.. obligó a salir de Colombia, orden que después se le permutó con la condición de que no enseñara. De regreso a Colombia, con reputación establecida en el arte y la literatura, fundó la revista Prisma que fue instrumental en la fundación del Museo de Arte Moderno en Bogotá en 1965. En 1969 se ~de Zalamea y más tarde se~con el profesor y crítico uruguayo Angel Rama. Ambos habían vivido en Venezuela y Puerto Rico, así como en Montevideo. Enseñó en varias universidades de los Estados Unidos, entre ellas Middlebury, Harvard, MIT, Stanford. En 1982 se disponía a tener la primera operación para erradicarle un 175

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mí se puede decir lo que pfandl dijo de Sor Juana: que pertenezco a la clasede neuróticos cavilosos. El d~gnóstico es muy fácil(¿pero qué conse-cuencias acarrearía asumido? J'

Si insisto en afirmar mi v~~los hechos mi marido va a mirarmecon suspicacia, v~tiu'-~nü compañía y va a vivir en lacontinua expectativa de que, a IQcurv

Nuestra convivencia no podrá ser más problemática. y"'él no guiereconflictos de ninguna índole. Menos aún conflictos tan abstractos, tan----absurdos, tan metafísicos como los que yo le plantearía. Su hogar es elremanso de paz en el que se refugia de las tempestades de la vida. Deacuerdo. Yo1.Q-ª&~p.1L!!'Lg!§ltUUS:_yestaba dispuesta a llegar hasta elsacrificio en aras de la armonía conyugal. Pero yo contaba con que elsacrificio, el renunciamiento completo a lo que soy, no se me demandaríamás que en la Ocasión Sublime, en la Hora de las Grandes Resoluciones,en el Momento de la Decisión Definitiva. No con lo que me he topado hoyque es algo muy insignificante, muy ridículo. Y sin embargo ...

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marta Traba1930-1983 ARG ENTINA Y COLOMBIA

'-. '1)\¡,'6 po.~. d..O ql>!f'" o\.t"~}odOrl'I! _, :¡,p,.... "" ~ I ,IJ<~ ,.I).,.:,''¡~' (r. rv : tW'C;;'!,"\ ",:J,.f,¡J (l'\?, ' ~¡.~. " ,'~""" i •.,..••\l i ......J

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marta Traba nació en ~s ~ el 25je enero de 19:22: Suspadres eran emigrantes españoles. Su padre era periodista. Terminó elbachillerato en dos años y a los veinte ya tenía un grado en filosofía y letrasde la Universidad de Buenos Aires. Sus primeros artículos de crítica delarte aparecieron en 1949. Entonces viajó a París y estudió historia del arteen la Sorbona y en el Louvre. Allá conoció al periodista colombianoAlberto Zalamea con quien se casó en 1950. Zalamea era corresponsal deEl Tiempo y los recién casados residieron en Italia donde su primer hijo,Gustavo, nació. A raíz de esto ella publicó un libro de poemas: Historianatural de la alegría.

Marta Traba fue rebelde desde niña. A pesar de haber nacido en la Ar-gentina, viajó por casi todos los países latinoamericanos y murió ciuda-dana de Colombia. Su agitación cultural lé!..obligó a salir de Colombia,orden que después se le permutó con la condición de que no enseñara.

De regreso a Colombia, con reputación establecida en el arte y laliteratura, fundó la revista Prisma que fue instrumental en la fundacióndel Museo de Arte Moderno en Bogotá en 1965.

En 1969 se ~de Zalamea y más tarde se~con el profesor ycrítico uruguayo Angel Rama. Ambos habían vivido en Venezuela y PuertoRico, así como en Montevideo.

Enseñó en varias universidades de los Estados Unidos, entre ellasMiddlebury, Harvard, MIT, Stanford.

En 1982 se disponía a tener la primera operación para erradicarle un

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~mor canceroso; desafortunadamente, ~lleció en Mejorada del Campo(España) el 27 de noviembre de 1983, en el acciden~o en el que tam_bién perdiera la vida su esposo, Angel Rama. Se dirigían a un encuentrocultural en Bogotá, invitados expresamente por el presidente BelisarioBetancourt.

Pocos meses antes del accidente, Marta Traba y Angel Rama se habíanresidenciado en París, tras la negativa del Servicio de Inmigración y Natu-ralización de los EE.UU. de concederíes visas de residentes en ese país. El"caso Rama Traba" tuvo fuerte repercusión dentro y fuera de los EE.UUPor lo arbitrari~ injustificado de la decisión. .,

Marta Traba fue una observadora de su época. En su novela Homéricalatina (1979), ella destaca su odisea personal y el destino común de lospaíses latinoamericanos. Algunos la consideraban una campeona cultural,ya que pasó su vida denunciando, escribiendo y enseñando sobre arte,literatura y los abusos a los oprimidos.

Su obra es un testimonio a su sensibilidad de artista y poeta con unamentalidad introspectiva y vivaz. Desde el com ienzo de su carrera reconocióla soledad esencial del escritor y su inescapable responsabilidad social.

La obra de Marta Traba, tanto en los países señalados como en Colom-bia, la Argentina, Francia e Italia, se abre en tres grandes vertientes: lanovela, la crítica del arte y el ensaro. En la primera, cuentan Las ceremoniasdel verano (Premio Casa de las Américas-novela, 1966); Pasó así (cuentos,1968); Los laberintos insolados (novela, 1967); La jugada del sexto día(novela, 1969); Conversación al sur (novela, 1981); En cualquier lugar, Casasin fin y De la mañana a la noche (obras póstumas). En el área de la críticadel arte, Marta Traba publicó veintitrés volúmenes, participó en varios

(libros de colecciones y escribió más de mil doscientas notas y reseñas paradiarios y revistas de quince países.

El conocimiento artístico de Marta Traba se extendía más allá de losclásicos, el Renacimiento y de los pintores latinoamericanos. Ella conocíaa fondo la obra de Picasso y muchos reconocidos artistas norteame-ricanos. Su lucidez innata, capacidad de trabajo y dedicada oposición a laignorancia y corrupción de los gobiernos fueron testigos de su valor. Fuecomo una Juana de Arco para todo el continente.

BIBLIOGRAFÍA CRÍTICAAgosín, Marjorie. "Entrevista con Marta Traba." Punto de Vista (Kent, Ohio) 2

(1979): 38-4l.Coba Borda, Juan Gustavo. "Marta Traba: Cuentos póstumos." Hispanoamérica

45 (1986): 173-77·

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Franco, [ean. "Self-destructing Heroines," Minnesota Review 22 (1984): 1JJ5-15·

poniatowska, Elena. "Marta Traba o el salto al vacío." Revista Iberoamericana 51

(1985): 883-97·Rama, Ángel. "La persecución de Marta Traba." Punto Final 1 (1966): 20-21.

Sin Nombre (San Juan, P.R.) 14 (1984). Un número especial dedicado a MartaTraba.

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'-1,J~ \N\ . . -;¡Lo que veía más nítidamente era la~ha de la to~ ¿<!~~o plateaaá?por las ondas que iban bajando y que lo enloquecían, porque le recordabanel dib' la arena de un mar ue ya no veía casi nunca. Lo demás era una

"""{~asa de edificio~~!"l}1e y fascin , y también sombría. No veía filtrarsee.l¿ol por ningún lado, tendría que inventar un triángulo muy delgadocolándose por la gigantesca culata de ladrillos rojizos de algún rascacielo. y

~ _... evitaría la tentación fuerte de mirar todo el tiempo hacia arriba, porque'<. t- ~~ .~ todavía r~ard910:¡!i . de ser atrol2ellado que corrió la primera vez.y

':-. (~l los altercados. "Gente furiosa' pensó. Sintió frío, y metió las manos en los{';:~ bolsillos de la chaqueta. Miró a su alrededor. La sala de la estación se había

,~ ~ ido llenando, porque afuera soplaba un viento helado. En e! fondo del."tr .•••...•.bolsillo, to~ó e~oleto de! tren con satisfacción. Necesitaba tocar varias vecesIS e! boleto, varias veces la llave, varias veces e! sobre de plástico con los

••~. documentos y e! dinero, para sentirse seguro. <Vie~do SOto, la pérdida de~'Il. ~ .n cualquiera de estas cosas era c~o desa arecer. Y al mismo tiempo, si se

"'-""" ~rdía~? Oscilaba entre la angustia y el desafí . Una vez, cuando era~, ,\.. mucho más chico, había visto quemar las citaciones para la guerra del Viet-} 1" WNam, en una gran hoguera donde los muchachos, muy pálidos, se acercaban

..;: con la mano extendida. Otros hacían con odio UQil bola con la citación, y la.E \\ lanzaban a las llamas. Y se iban tan tranquilos, y seguramente h-:;¡'íane seguido viviendo como si nada. O mejor aúnGG: m~La cuestión está en

decidirse a algo, ~lguna vez. _ -+:Le molestó que aquellajimagen perdida de la hoguera donde ardían las

cédulas se hubiera interpuesto en ~1tinuo sueño de la ~. Esesueño se repetía y crecía y no sería nada extraño que ahora, al verla porse¡pnda vez, estuviera por debajo de sus sueños. Pero no, no era posible,\t~ía que repetirse aquella exaltación, aqurlla sensación de que ~fin veí

.. "lyma ciudad que no había sido hecha.po us habitantes sino or sí misma,,,..('1\ .~' creciendo en silencio como una planta nocturna, rrnvor ~~-,v :) f - • ." (~l <c-pd~ para irse luego petrificando hasta quedar deteiií a en es . o

,.{')""f ~~.,\ l?real, de telones verticales con jardines y campos en las azoteas, allá arnba.,Ii t. Todo equivocadQ de lugar, los muros hasta el suelo, los vidrios lanzados

~ acia el piso y los templos en el aire.'\, Lo sacó de su ensimismamiento el gritito, que fue como un chillido de

~'~\ pájaro, justo alIado suyo. La mujer se echaba hacia atrás, como si la hu-~,~. bieran agredido ~el~o muy ~r!nde le ponía las dos patas.en~ima

~' de la falda, m~do la CQa CQlientusiasñ}e;'. La mujer bajó el penódlCo Y

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miró para ambos lados. Claramente no sabía qué hacer. Después de esarápida inspección tomó partido por el muchacho y le preguntó: "¿Essuyo?" No, dijo él entredientes y sintió que le subía la sangre a la cara. Lamujer volvió a mirarlo y le dijo otra frase ~ 1 r at9g~ ya no entendió.Sabía que ella se alzaría de ho bro o 0,9$ , que fue loque hizo. Se dirigió entonces a una mujer que tejía, lo cual le daba un airede ensimismamiento y respetabilidad. Hablaron algo y la otra levantó losojos del tejido, sin dejar de manipularlo, y miró al perro, moviendo lacabeza de un lado para otro. El muchacho cayó en cuenta que, progre-sivamente, todos comenzaban a mirar al perro, bajaban IQSperiódicos,cerraban los portafolios. Miraban al perro y luego miraban uno por uno alos que esperaban en la sala, tal vez buscando alguna relación entre el perroy un pasajero. "Menos mal que hay varios estudiantes" pensó, imaginandoque la aparición del perro en la sala de espera sería atribuída a cosas demuchachos. Pero los estudiantes estaban tan absortos en el perro como lagente mayor. La mujer bajó de su falda las patas del perro, que no insistió ycomenzó a dar vueltas por la sala. De pronto se deslizó velozmente debajodel banco central y apareció por el otro lado, junto a las piernas de unviejo. Este se paró y se fue hasta una ventana, CQ[J1Qanonadado. Entoncesuna estudiante, CQnrostro colérico, se puso de pie, cargó enérgicamente lamochila y fue a abrirle la puerta al perro y que saliera. Siguió después unlargo episodio, e'n que el perro se escondía bajo el banco central, amagabauna salida, y volvía a dar saltos por la sala. Varios se pusieron de pie, paracerrarle el paso y e! perro seguía moviendo la cola cada vez CQn mayorentusiasmo, egitado con el apílreute jl]ego<f:.~n hom-bre se sacó un kleenes del bolsillo y se lo pasó cuidadosamente por la frentey la barbilla. Finalmente el perro salió como<GE[fleCha:por la puesta, perosegundos después se volvió a colar con el primero que entró a la .:;ala.PosesiQnado de su terreno, daba saltos y cabriolas, y enfiló derecho a lamujer del periódico para volver a ponerle las patas encima. Le dieron unasgan,asenormes de acariciarle la cabeza, que er~~ga-(fáygraci~on dosorejas manchadas y un hocico delgado, lleno de temblores. "Puro cacho-r~'O"pensó, y cayó en cuenta que 3JlDca babía visto un perro callejerQ en eltiempo que llevaba viviendo ahí. Pero antes que tuviera tiempo derepri.mir su gesto de simpatía hacia el perro, ya la mujer se había ~nervIOsamente de pie. Varias personas mascullaron cosas ininteligiblésipero era evidente que estaban de su parte. Agarró su cartera y sul5{jlsa-yse~fue derechQ a la ventanilla de la boletería. Metió la cabeza por el hueco,hablandQ con el empleado, y señalando hacia atrás con la mano libre.Luego fue el turno del empleado, quien asomaba a su vez la cabeza hacia

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afuera . , . de un lado a otro para localizar el perro, que de rep~e volvió' vi le alculó que se habría metido bajo el banco central

pensó que no tenía nada de tonto, 1-~ía lo que era la autoridaJAhora esa autoridad había s~o de--""S"ucuey1Dy buscaba concienzu_damente al perro, fastidiado pero no fuera de sí, como correspondía a Unfuncionario responsable. En cuclillas, emitía pequeños sonidos acoge_dores, y llegó a una tal perfección que al fin el perro resolvió salir de sucscon~e y apareció arrastrándose entre las piernas de otra muj;;;-quesonrió penosamente, mirando a todos lados como excusándose. f

Al muchacho le entraron unas enormes ganas de reírse, pero se diocuenta que cualquier amago de simpatía hacia el perro caería muy mal,porque la gente estaba en estado de alerta y progresivamente los rostros

~ \ t inexpresivos de costumbre se comenzaban a desencajar, yendo desde el\.\) ~ desasosiego hasta el franco disgusto. Miró a la~a, que',\l '$1 además era bellísima, y quedó asombrado del rictus de ~ue le

~ ).¡"> crispaba la Doca. fJisiquiera la salida dd perro, arrª§trapo por el ern-~ \) .;/itz pleado, cambió la situac~ irreversible que algo había cambiado}r ~ en el mundo. Tal vez fuera la seguridad de que etp_e.uo volvería a entrarI ," Q..'I tM~por la otra puerta, que fue lo que ocurrió. Apenas alguien empujó desd;~\rafuera la puerta para entrar, todos miraron hacia allá y se oyó un __ .olllll__ '--' __¿f*tt\\) murmullo ahogado cuando el perro corrió hacia adentro moviendo la~ .'J. ~ cola. Entonces el muchacho hizo una de esas cosas de las que siempre se

\~\' ~" arrepentía posteriormente, pero que eran como indj§l2elJ.,~ahl~a . ir~ ~ , viviendo. Se paró, fue hacia el perro y, en cuclillas, (Q111e.l1ZÓ a acariciado a

~~~, , lIamarl.o por un nombre inventado, a refregar su cara contra el hOCICO.f"~J Después se incorporó y miró lentamente a todos, con el corazón dando

~:~ salt~ t1'Odel pecho, pero a uaH ,;,1 firme las miradas del grupo q~e. ~ __ ~baba de dec arar o enemigo y e ' .. e sus a Tal era el odio,

que la llegada del tren pasó casi desapercibida. De pronto hubo un rumorgeneral y la gente corrió fuera de la sala para subir al tren, aunque todavíaalgunos se daban vuelta para miradas, a él y al perro, dando saltos comoloco para alcanzar su cara. Corrió también hacia el tren y se subió de ungolpe, pero el perro logró hacer lo mismo y ambos quedaron en la plata-forma. El inspector uedó con la mano en alto en el andén, comopetrificado. Pero la autor ida restableció rápidamente su eficacia, YCI

menos minuto ya estaban en el andén el vendedor de la boletería Y'1r' spectore más. Lo miraban atentamente. (~, preguntaron.No," dijo el muchacho levantando los hombros~t-ekes sintió una voZ

d ' 'l' 1 d ' "1:'1 ' , "Otraetras suyo yayo que a guien, c ara mente, ecia, ~voz, de n¡llie.r..a1:2!a, algo alterada y chillona, dijo aloa 6.~tfpspectores,

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que no entendió. (~o tengo que ver la ciudad' ensó on repentinadesesperación. Miró por encima de la casílla oe a estación y vio las calles)afiladas, las escaleras de incendio zigzagueando por los muros colorrnorado, ~ o se pn&lé Viajar con animales:) dijo el inspector jefe, o algoparecido. Se dio cuenta que no podría hacerse el tonto. "¿N~)mur-rn

urósin embargo, con la voz estrangulada. Ahora los de abajolb-fu'iraban

~eciente furor. Bajó del tren y el perro a su lado, quieto, mirandoambos cómo el tren partía. El véndedor de boletos le echaba un discurso,que ni siquiera se tomó el trabajo de desentrañar.

PensÓ que todavía no...había ido nunca hasta ..illfgo y ya llevaba mesesestudiando en ese pueblo de mierda. No iba por no andar solo, y ahora~. S . . uen paso, porque el frío arreciab~acapaz d reconstruir toda la ciudad, de punta a punta, o a lo mejor eimaginar~ es a a e o mal aun ue de pró"iño comprendió que;a6la per~ la torr(Stm rec a de plat y corrió amenazadoramente

hacia el perro. Pero el perro disparó adelante suyo, y cuando le llevababastante ventaja, sdata a mir:d,Q. y JI1Q.,yjala..c.ola frenéticamente.Nunca alcanzaría .•¿de una buena l2.etada en s costilGW para queaprendiera que aquí no se pued ser perro Impunemente. ~ \Jl\.fVl/\.. Íc~, •

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