Septiembre de 1963. La llegada del secretario de Estado de EE.UU. de Defensa, el Sr. Robert McNamara en el aeropuerto de Saigon estuvo acompañado por el general Maxwell Taylor, jefe de personal de EE.UU., en reuniones informativas y con el embajador de EE.UU. de Vietnam del Sur, el Sr. Henry Cabot Lodge.

Asunto: Distensión exterior y polarización interna, 1963-1972. Extremo Oriente: Entre la crisis y el crecimiento. La Guerra de Vietnam.

Madrid, 16 de diciembre de 2013.

A quien corresponda:

Un error: el conflicto no puede atribuirse en absoluto al imperialismo económico, como pensaban los estudiantes protestatarios de Europa y América 1. En cuanto a la presencia norteamericana en Vietnam, en 1969, tan solo el 1 % de la exportación norteamericana se destinaba a este país. Indochina podía haber sido importante para Francia por sus materias primas como el caucho y el estaño en los años cuarenta, pero ya no tanto en los sesenta. Los norteamericanos en la zona eran solo un puñado de maestros que hablaban el vietnamita a inicios de los sesenta. Lo que caracterizó a la posición norteamericana, sobre todo, más que “la indigencia moral” –de la que habló Carter- fue “una buena causa” inicial, como aseguró Reagan, pero, eso sí, pésimamente servida.

Kissinger escribía, “todo empezó con las mejores intenciones y rara vez las consecuencias de las acciones de una nación han resultado tan distintas de su propósito original”. La intervención norteamericana se focalizó en la detención de una agresión totalitaria como no se había hecho en Múnich en los años treinta, pero erraron en el paralelismo. Vietnam trataba de solventar un problema de nacionalismo relacionado con su pasado colonial y no de unos intereses estratégicos decisivos. El compromiso de los Estados Unidos, aunque muy serio, no fue suficiente para obtener la victoria.

1 Fuente principal: Javier Tusell. Manual de Historia Universal. 9. El mundo actual. Historia 16, 2001.

Vietnam del Sur. Provincia de Tay Ninh. El presidente de Vietnam del Sur Ngo Dinh Diem, con una abrumadora victoria en las elecciones celebradas en mayo, fue atacado por todos lados a fin de año. Los guerrilleros del Vietcong, apoyados por los rusos, en violación del acuerdo de partición de Ginebra 1954, atacaron en el campo y fueron incrementando su audacia. Mientras tanto los EE.UU., después de una revisión crítica hecha por el general Maxwell Taylor, aumentó la ayuda militar, también violando la convención de Ginebra. Por último, el presidente Diem fue cada vez más impopular entre su propia gente, su régimen fue acusado como "distante y rígidamente dictatorial" (New York Times). Aquí el presidente es visto después de una conferencia de prensa en el Palacio presidencial en Saigón. Mayo de 1961.La caída de la Indochina francesa en los cincuenta, importante, afectó en la

decisión de Estados Unidos que en las conversaciones de Ginebra no quiso firmar los acuerdos de 1954, probablemente, como consecuencia de su política respecto a China en esos momentos. Se consiguió la paz mundial pero sin garantías. En consecuencia, los vietnamitas del Norte pudieron tener la sensación de que podrían conquistar el Sur. Por otro lado, fue el nacionalismo y no una consigna de Moscú el que produjo la sublevación allí.

Cuando Kennedy llegó al poder el número de norteamericanos en Vietnam era de apenas 685. Vietnam del Sur tenía 14 de los 25 millones de habitantes del país y la mayor parte de los recursos alimenticios. El presidente norteamericano concluyó que la única forma de frenar el avance comunista era desde Vietnam del Sur. Pronto éste país se convirtió en el quinto del mundo en recibir ayuda norteamericana. La dirección política la ostentaba Ngo Dinh Diem, uno más de los que abandonaron el Norte tras la victoria comunista, mucho más enemigo de éstos que nacionalista. Déspota y católico en un país en que esta religión mantuvo a 50.000 personas en las cárceles colonialistas. Kennedy dijo de él: “Diem es Diem y es lo mejor que tenemos”, se había rodeado de una corte imperial exasperando a sus aliados. Cuando los norteamericanos en Vietnam fueron unos 18.000 se produjo la revuelta budista y tuvo lugar el derrocamiento de Diem (noviembre de 1963). El propio embajador norteamericano apoyó el golpe involucrándose excesivamente en la política interior del país.

A partir de ese momento se aumentó la presencia norteamericana y Washington pedía reformas políticas llegando a intromisiones inaceptables. Se americanizaba la guerra y aumentaba la inseguridad de los sudvietnamitas en el poder, al mismo tiempo que se volvía más autoritario el Gobierno de Saigón. Desde 1964, tras la caída de Diem, hubo hasta siete Gobiernos. Kahn, el sucesor de Diem, fue un personaje simplemente cómico. Según se alargó la guerra el consenso interno acabó quebrando y los mismos que habían defendido la necesidad de intervención cambiaron radicalmente y hablaron

Nueva York, NY. 1965. Hombres jóvenes quemando sus tarjetas de reclutamiento.

China. Demostración para protestar contra la intervención militar de EE.UU. en Vietnam del Norte. 1965.

de la necesidad de una retirada. El adversario acabó por ver los signos de buena voluntad como testimonio de debilidad.

Johnson dijo no querer enviar muchachos norteamericanos para algo que debían hacer los vietnamitas, pero las circunstancias

favorecieron que se incrementara la intervención. En agosto de 1964, el buque norteamericano “Maddox” fue atacado por norvietnamitas mientras, además, enviaban 10.000 soldados por la porosa frontera occidental hacia el Sur, sin hacer caso a chinos o soviéticos, y tres años después se enviaban ya 20.000 soldados al mes.

En un principio el legislativo estuvo al lado del Gobierno en la intervención en Vietnam (88-2 en el Senado y 416 a 0 en el Congreso). Los bombardeos del Norte se produjeron inmediatamente pero, en vez de producir la resistencia adversaria, tan solo aumentaron la capacidad antiaérea de los vietnamitas gracias a la ayuda soviética. Desde los comienzos, los norvietnamitas enviaron tropas regulares a combatir al Sur. Cada año podían enviar a 200.000 más y no tenían ningún problema para filtrarlos a través de la frontera occidental. Con Johnson las tropas norteamericanas en 1964 sumaban 25.000 hombres. Los aliados occidentales reaccionaron peor que los de la SEATO. La oposición interior en Estados Unidos provino de los halcones. Pero, a diferencia de Corea, nunca se pensó en usar el arma atómica.

La permanente imposibilidad de resolver el conflicto tuvo como consecuencia que desde 1967 hubiera más norteamericanos contrarios a la intervención que favorables a ella. Pero no sería el costo, todavía menor que lo gastado en Corea, sino la conciencia de que era una guerra errónea. Ese año, el presidente sudvietnamita Thieu no obtuvo más que el 35 % de los votos en unas elecciones muy corruptas que dieron un 17 % a los partidarios de pactar con el Vietcong. La economía sudvietnamita se convertía todavía en más dependiente de los Estados Unidos que lo había sido hasta el momento.

En enero de 1968, el Vietcong y los norvietnamitas llevaron a cabo la

Vietnam. Valle del Shau. 1968. Cráter de una bomba. Esta operación una de las primeras de la División de Caballería para cortar el camino a la ciudad de Ho Chi Minh.

El Ministro de Defensa, general Vo Nguyen Giap. Vietnam del Norte, 1969.

ofensiva del Tet (un mes del calendario vietnamita), que supuso la derrota total de ellos pero también una abrumadora victoria psicológica. Hue, una de las principales ciudades, fue ocupada durante veinticinco días, pero el mayor daño de cara a la opinión mundial fue causado por la imagen de un general sudvietnamita ejecutando de forma sumaria a un Vietcong. Los norvietnamitas pudieron haber ejecutado a 5.000 personas en Hue, en ocasiones por procedimientos tan bárbaros como enterrarlos vivos pero, al mismo tiempo, sufrieron 40.000 muertes. La guerra se hizo entonces tremendamente impopular en los Estados Unidos mientras los medios de comunicación se manifestaban opuestos a la participación en el conflicto. La opinión pública norteamericana mediatizada por la televisión cambió de opinión, posiblemente uno de cada tres, en los meses iniciales de 1968.

No hubo nunca ninguna iniciativa de paz por parte de los vietnamitas, pero desde 1964 los norteamericanos buscaron el compromiso soviético que no llegó, pues temían que la distensión lanzara a los vietnamitas en brazos de los chinos. Solo, en octubre de 1968, tras la suspensión de bombardeos en el Norte se iniciaron las conversaciones de paz. Los sudvietnamitas se negaron a participar en ellas. La administración Johnson siempre supeditó la paz a la retirada de las tropas norvietnamitas.

Como les ocurrió a los franceses en Argelia, a la Administración norteamericana le resultaba imposible desembarazarse del problema de Vietnam provocando un gran trauma en la conciencia nacional. La opinión pública pedía dos cosas por completo contradictorias, poner fin a la guerra sin fin y, al mismo tiempo, capitular. Lo más

Vietnam del Sur. Fuerza Aérea de EE.UU.. 1971.

grave era la profunda sensación de malestar y la penosa consciencia de estar en malas compañías.

Nixon defendió un programa de “vietnamización”, que formó un Ejército sudvietnamita de un millón de personas con armamento muy moderno mientras que reducía la cifra de 550.000 hombres propios a la que se había llegado, tan solo, a 20.000 y las bajas del 28 al 1 % del total. No escatimó actuaciones para liquidar la guerra. Incluso no dudó en enloquecer agresivamente. Se invadió Camboya en 1970 y no sirvió nada más que para trasladar los santuarios guerrilleros a dicho país, además de dar la sensación de que se incrementaba la presencia política y militar en la región para imponer los Gobiernos. En 1971, los sudvietnamitas intervinieron también en Laos. A su vez, en marzo de 1972, se llevó a cabo una invasión de tropas regulares de Vietnam del Norte acompañadas por tanques rusos. Se produjo como réplica una escalada de bombardeos norteamericanos acompañada también del minado de los puertos norvietnamitas. Ninguna de ambas acciones tuvo resultado decisorio.

Mientras tanto, tenían lugar las negociaciones entre norvietnamitas y norteamericanos en París. Kissinger veía imposible llegar a un acuerdo, “... después de implicar a dos Administraciones, cinco países y decenas de miles de muertos, como quien cambia de canal”. Pero, al mismo tiempo, la oposición causaba graves problemas: “las palomas demostraron ser una malvada especie de pájaros” no aportaban soluciones y

deterioraban la propia postura. En la negociación, los norteamericanos se encontraron con un enemigo absolutamente implacable, sin interés en llegar a un acuerdo que implicara cesión alguna o preocupación por las bajas. “El leninismo de Le Duc Tho –ha escrito Kissinger- le había convencido de que él comprendía mis motivaciones mucho mejor que yo mismo”.

Al acuerdo se llegó en enero de 1973 pactando el abandono de los norteamericanos, la formación de un Gobierno provisional y elecciones. Cuando los norteamericanos intentaron llevarlo a la práctica se enfrentaron con Thieu: solicitó nada menos que 69 cambios en lo ya suscrito. Mientras, en Laos, los comunistas se habían hecho con el poder y los norvietnamitas reanudaron sus ataques que eran contrarrestados con los sucesivos bombardeos norteamericanos. El día del alto el fuego nadie lo respetó. Las perspectivas eran, pues, malas y se confirmaron cuando el legislativo norteamericano ató las manos del ejecutivo. “Perdimos el bastón por Indochina y la zanahoria por la cuestión de la emigración judía”, escribió luego Kissinger. Aludía a que el presidente Nixon perdió la

Vietnam del Sur. Retrato de Nguyen Van Thieu, Presidente de Vietnam del Sur, entre 1965 y 1975. Hacia 1973.

posibilidad de actuar en el terreno militar y además se vio impedido de poder hacerlo de forma indirecta a través del comercio con los soviéticos.

En la práctica, lo acordado no sirvió más que para reanudar los combates, ya sin la participación de los norteamericanos, que en marzo de 1973 habían evacuado Vietnam. Lo que vino a continuación fue comparado por un dirigente de la CIA, Colby, con un derrumbamiento como el de Francia en 1940. Thieu llegó a controlar el 85 % de la población sudvietnamita, pero en 1974 padeció un virtual abandono absoluto por sus antiguos aliados: al votar el legislativo norteamericano una cantidad de ayuda que era la mitad de lo propuesto por el Gobierno, el resultado fue el desmoronamiento moral de

Vietnam del Sur. En abril de 1975, los Khemers rojos se apoderaron de Camboya. El ataque conjunto de norvietnamitas y el Vietcong concluyó con una victoria absoluta. En poco tiempo se implantó un régimen comunista que pronto se deshizo de los que habían combatido por la liberación.

El resultado de la guerra muestra varias peculiaridades. En primer lugar, una forma de combate aparentemente primitiva demostró su validez. En la guerra de guerrillas los guerrilleros siempre ganan con tan solo evitar la derrota total (Kissinger). Pero, sobre todo, los norteamericanos subestimaron la capacidad de resistencia norvietnamita: el número de muertos es comparable a como si los Estados Unidos hubieran tenido diez m. de muertos. Giap decía que si le mataban diez soldados pero el conseguía matar a uno, lo consideraba como una victoria. Como escribiría un izquierdista norteamericano, la guerra fue “el más largo y más sostenido esfuerzo revolucionario en la Historia contemporánea”. Claro está que tuvo detrás a un poder totalitario para sostenerla.

La guerra probó que los medios técnicos no siempre producen el desenlace deseado. Así se aprecia en lo que respecta al arma aérea: con un costo de diez dólares por cada dólar de pérdida que le causaban al adversario. En realidad, emplearon este procedimiento más en el Sur que en el Norte, pero allí perdieron unos 950 aviones merced a los antiaéreos soviéticos. Entre 1965-1967, los aviones norteamericanos lanzaron más bombas que en todos los combates de la Segunda

Vietnam del Sur. Partida de los americanos. La demolición de la base de Phu Bai. Abril de 1972.

Guerra mundial. En 1970 se habían arrojado ya más bombas que en cualquier guerra anterior.

En tierra las tropas norteamericanas sufrieron la desmoralización. Una descripción sarcástica decía, “los implicados a pesar suyo dirigidos por incompetentes cumpliendo una tarea inútil para una gente ingrata”. Algunos datos de la guerra de guerrillas: una cuarta parte de las bajas norteamericanas fueron causadas por trampas o por minas y entre el 15 y el 20 % lo fueron por fuego amigo. La tensión explicaría el consumo de drogas generalizada entre los soldados. En cambio, solo murieron cuatro generales, tres por accidente de helicóptero. Los oficiales solo entraban en combate seis meses, lo que hacía imposible el apego hacia sus subordinados. Pero, a pesar de todo, la victoria norvietnamita no tuvo importancia decisiva. Lo que es significativo, en cambio, es que el mismo día del fin de la guerra fue liquidado también el servicio militar obligatorio en Estados Unidos. Estratégicamente siempre, los norteamericanos estuvieron a la defensiva y nunca quisieron crear una psicología bélica en la retaguardia.

Hubo 58.000 muertos norteamericanos frente a los 33.000 de la Guerra de Corea. Otras cifras son más contradictorias. Es posible que los muertos sudvietnamitas fueran 100.000 y medio m. los norvietnamitas y del Vietcong. Las cifras de civiles muertos oscilan entre 400.000 y 1.300.000. Parece ser que a pesar de la brutalidad de la guerra se procuró evitar mayor grado que en la Segunda Guerra Mundial a la población civil. Unos 278 soldados norteamericanos fueron condenados por sus propios tribunales por las atrocidades cometidas. Sin embargo, el sargento Calley, responsable de haber asesinado a un niño y condenado por ello a veinte años de cárcel en 1971, salió de prisión en 1974.

Las consecuencias de la Guerra de Vietnam fueron muchas y, sobre todo, muy paradójicas. Vietnam acabó siendo una dictadura comunista que ejecutó de inmediato a algunas decenas de millares de personas. En los años ochenta todavía había cuarenta campos de concentración con 100.000 prisioneros. Por entonces, casi un millón de personas quisieron huir y unos millares murieron al hacerlo por mar (los “boat-people”). Vietnam era un país muy militarizado y la visión favorable de algunos intelectuales

EE.UU.. Bardstown y la guerra inacabada. Washington DC. Memorial de la Guerra de Vietnam. Un veterano de Vietnam sostiene una bandera americana en el Memorial inscrito con todos los nombres de los soldados caídos. Diseñado por Maya Lin. 1985.

pudiera estar carente de fundamento: Susan Sontag había dicho de aquélla que era “una sociedad ética” y Grass que Estados Unidos al atacarla había perdido todo derecho a hablar de moral en el futuro. En otros sitios, la situación en la posguerra fue todavía peor. En Camboya los porcentajes de población eliminados por quienes ahora ocuparon el poder rondaron entre el 15 y el 25 % del total.

Vietnam desapareció pronto del horizonte de la política norteamericana, pues siempre intentaron librarse del conflicto como fuera. No se produjo discusión a su término, pero las conciencias de muchos participantes sufrieron auténticas obsesiones retrospectivas por lo acontecido. El ex secretario de defensa Robert S. MacNamara escribió un libro en el cual enumeró hasta once causas de lo sucedido, desde la ignorancia del país o la falta de respeto al adversario, hasta el papel jugado por el nacionalismo. Dean Rusk, el secretario de Estado, escribió sus memorias recordando el conflicto mantenido con su hijo en la percepción de lo sucedido. “Aun hoy no puedo escribir sobre Vietnam sin sentir dolor y tristeza”, asegura Kissinger en sus memorias.

El deseo de olvidar la guerra pareció dominar el panorama de los medios de comunicación más populares. En la cinematografía el combatiente de Vietnam fue retratado como un drogadicto enloquecido, mientras que los prisioneros norteamericanos de la Embajada de Teherán eran considerados como héroes. Solo en los años ochenta se mitificó al excombatiente de Vietnam. Tardaron mucho en aparecer las interpretaciones libres de la carga del recuerdo propio. Si la Guerra de Vietnam fue la primera en ser televisada y a nada pueden compararse sus imágenes, al mismo

tiempo, su complejidad no puede ser explicada solo con ellas. Habrá que esperar al estudio de los sincronismos producidos para entender el verdadero alcance e importancia de este mismo suceso.

Finalmente, como continuación a la Guerra de Vietnam, en política exterior cabría destacar la aventura soviética y cubana en África y en Etiopía debida a la parálisis producida en la norteamericana. A veces, hasta en las democracias, el ansia de libertad deriva en actitudes libertinas.

Afectuosamente, JAG.stilo.