Jaime Bayly - Bailabas Elevando Un Poco Los Talones

download Jaime Bayly - Bailabas Elevando Un Poco Los Talones

of 2

description

Jaime Bayly - Bailabas Elevando Un Poco Los Talones

Transcript of Jaime Bayly - Bailabas Elevando Un Poco Los Talones

Bailabas elevando un poco los talones, apoyndote solo en la parte delantera de los pies. En medio del fragor salsero, me gritaste un consejo que no he olvidado: no apoyes todo el pie, levanta los talones. Y te pusiste a bailar como un demente con los ojos cerrados. Y levant los talones y comenc a imitar tus giros y hasta me anim a dar una vueltecita picarona y Penlope me aplaudi y t me miraste y aplaudiste tambin porque ahora yo estaba bailando con ese espritu caribeo y pendenciero que t, al decirme que levantase los talones, hiciste nacer en mi cuerpo de monaguillo arrepentido. Y as me despido de ti ahora, Daniel, ex amigo del alma y para siempre: con ese recuerdo que me conmueve, bailando contigo y con Penlope y sintindome libre y feliz y aventurndome a darle una vueltita coqueta a tu novia y pensando que amigos como t se encuentran una sola vez en la vida. Buena, Manuelito, as me gusta, me gritas, y yo bailo eufrico y Penlope me acaricia con los ojos y renace en m el nio travieso que haba muerto.

He venido a pedirte perdn. S que no me port como un buen amigo.Lo siento. Sacrifiqu nuestra amistad por mi ambicin como escritor.No me enorgullezco de eso. Pero eso pas. Y lo que no ha pasado -ni va a pasar- es mi cario por ti. No puedo dejar de quererte. Ya eres una parte de m. Eres una de las mejores personas que he tenido la suerte de conocer. Cambiaste mi vida y ahora te lo agradezco. Sin ti probablemente no estara aqu, no habra escrito nada, me hubiese suicidado o seguira metindome coca. T llenaste mi vida de ternura y esperanza. Por eso te digo gracias, Melanie. Gracias por haberme salvado de los infiernos, por haber credo en m cuando yo era una desgracia. Gracias por seguir siendo mi amiga del alma. Te pido por favor que me des una oportunidad ms para demostrarte que te sigo adorando, que he aprendido a ser tu amigo. Y ahora, nos podemos tomar una foto, que no tengo una sola foto contigo?". Pero todo esto, me duele admitirlo, es un ejercico intil, una boba fantasa.S que no llamars. Por lo visto, has decidido extirparme de tu memoria como se retira a un tumor canceroso, al que despus, para seguir viviendo a plenitud, tienes que olvidar. S que no te abrazar con flores amarillas en Nueva York. Me hago ahora la promesa de que no te llamar ms, y no por rencor sino por respeto a ti. Las flores amarillas las usar para mirarlas y olerlas cuando, como ahora, me aferre a escribir, ese vicio que me redime de mi pasado. S que no me dars una nueva oportunidad. Me quedo sin ti, Melanie, chica linda. Yo tengo la culpa de tu ausencia. Por eso ahora soy un hombre solo que mira su piscina. La contemplo en silencio, recordndote, y a veces me sonres desde la quietud de las aguas. Ya lo sabes, es el precio de mi egosmo: soy un hombre que te busca en su piscina. Dondequiera que vaya, te seguir buscando.

Fuiste t quien me la presentaste, te acuerdas? Y fuiste t quien, tiempo despus, como yo no tena carro, me llevaste a su casa, en las afueras de Lima, y atestiguaste con elegancia el mgico hechizo que ella ejerca sobre m. Por eso te digo gracias. No te supe querer, pero t me llevaste a Mar, y ella me instruy en las delicias y tormentos del amor. Gracias. Ha llegado el momento de despedirme. Prometo que no te molestar ms. Me resigno a aceptar que no quieres saber nada de m. Yo tengo la culpa de todos los malentendidos que provocaron la ruptura de nuestra amistad. No fui capaz de quererte bien. Te hice un dao que no merecas. Por eso te pido perdn. Por favor no me guardes rencor.Si no es mucho pedir, recurdame con cario. T eres el nico hombre que he amado de verdad. Ahora slo deseo todo lo mejor para ti.Quiero que seas muy feliz. Me emociona pensar que pronto sers padre, una magnfica aventura que llenar tu vida de amor. Espero que Claudia, tu esposa, sepa darte todo el amor que t mereces. Yo, desde lejos, celebrar tus xitos. He perdido tu cario y s que no podr reconquistarlo, pero sigo siendo tu admirador nmero uno, y eso no cambiar. Gracias, Sebastin, amigo perdido, por todo lo que me enseaste: audacia para soar, constancia para luchar, dignidad en la derrota, pura pasin. Cuenta siempre con mi rendida amistad.Si algn da pudieras necesitar algo de m, yo estar a tus rdenes.Nada de lo que pueda darte compensar todo lo que aprend contigo.Pasa la vida, queda tu sonrisa en mi memoria. Eso, la melanclica evocacin de tu sonrisa, me llena de tristeza pero tambin de una extraa quietud. Adis. Me dijiste adis -muy elegante, debo reconocer- y colgaste el telfono. Admito que supiste manejar la situacin mejor que yo, porque te diste el gusto de quedarte con la ltima palabra y tirarme el telfono. Usted siempre gana, tocayo. Usted siempre ha sido ms listo y rpido que yo, y por eso era impensable que yo te colgase a ti, t tenas que hacerme ese ltimo desaire para ser fieles a la historia de nuestra amistad, una amistad desigual pero por momentos notable en la que siempre tuviste la ltima palabra y por la que siempre -siempre- te estar agradecido. As, penosamente, termin nuestra corta experiencia como compaeros de trabajo, la que, por otro lado, me permiti aprender que no es prudente llevar a un travesti a su casa -porque puedes terminar en la playa, mirando el mar y dejando que te agradezca calladamente con su boca profesional-; y que no es conveniente tomar cuatro copas de vino durante una entrevista -porque terminas preguntndole a la mujer que tienes enfrente si le puedes tocar los senos, y ella te va a decir que s porque ha tomado ms que t y al parecer nadie se los ha tocado en mucho tiempo. Para terminar, recordado Manuel, djame decirte algo de corazn: de todos los buenos amigos que he perdido, t eres sin duda el que ms me ense y el que ms admiro y extrao -y, por supuesto, el que mejor escribe. Nos vemos cuando quieras.

Entonces habl usted. No imagin que seguira tan enojado. Nunca entend por qu le molest tanto encontrarme haciendo el amor con una mujer en la alfombra de su apartamento. No olvido sus palabras, doctor: Mi casa no es un prostbulo, te vas maana mismo. Me qued en silencio. Me sorprendi su dureza, su incapacidad de comprenderme y rerse de la situacin. Tan terrible le pareca follarse a una mujer hermosa? Dnde estaba la afrenta a usted? No poda perdonarme? No: su mirada era fra y definitiva, yo haba cruzado la lnea y deba marcharme cuanto antes. No quise rogarle nada, doctor. Uno tambin tiene su orgullo.Slo me atrev a preguntarle si estaba seguro de que tena que irme.Su respuesta fue breve: S. Maana mismo.Me fui a los pocos das, tras recobrar lo poco que me quedaba en su cuenta bancaria. Usted dorma. No pude darle un abrazo. Dej un dinero para pagar las cuentas pendientes y una nota pidindole disculpas y dndole las gracias. Me fui pero usted nunca se fue de m, doctor. Aqu lo tengo conmigo. Aqu lo llevo en mi corazn. Y eso, la gratitud de haber sido su amigo, estoy seguro de que es para siempre. Cierro los ojos y le doy el abrazo que no pude.