Jesús en Getsemaní

12
1 JESÚS EN GESTSEMANÍ Jn 14,1-21; 27-31 Mc 14, 32-42 Introducción: ¿Un relato sin testigos? Se plantea el problema de la historicidad del pasaje. Efectivamente, surge la cuestión del valor de los testigos. Podemos preguntarnos: si los apóstoles estaban profundamente dormidos ¿Cómo iban a ser testigos oculares del suceso? ¿o hay que pensar que su sueño era tan ligero que les permitió captar al menos algunas palabras de Jesús? Algunos especialistas han negado de plano la historicidad del relato. Dibelius lo considera una construcción literaria realizada con material procedente del AT. Bultmann lo elimina considerándolo “ un relato completamente legendario ”. Goguel habla de “narración alegórica”. Más equilibrada resulta la posición de R. Schnackenburg: “… Se lanzó la hipótesis de que Marcos había fundido a la vez dos narraciones anteriores. Pero también puede explicarse de otro modo este singular y no siempre escurridizo relato. Por ejemplo, por la acumulación de nuevos motivos y por la necesidad de darles un orden racional. Estas cuestiones de crítica literaria tienen para nosotros menos importancia que al caer en la cuenta de que no estamos ante una narración de testigos oculares. Quedan, por tanto, al margen los intentos de otro tiempo para explicar de qué forma pudo la comunidad tener conocimiento de las palabras con que Jesús oró. Los narradores más antiguos no se preguntaron si los discípulos dormidos (y especialmente Pedro) pudieron afinar el oído y captar alguna palabra de Jesús. Se

description

El Dios sufriente

Transcript of Jesús en Getsemaní

Page 1: Jesús en Getsemaní

1

JESÚS EN GESTSEMANÍ Jn 14,1-21; 27-31 Mc 14, 32-42 Introducción:

¿Un relato sin testigos?

Se plantea el problema de la historicidad del pasaje. Efect ivamente, surge la

cuestión del valor de los testigos. Podemos preguntarnos: s i los apóstoles estaban

profundamente dormidos ¿Cómo iban a ser testigos oculares del suceso? ¿o hay que

pensar que su sueño era tan l igero que les permit ió captar al menos algunas

palabras de Jesús? Algunos especial istas han negado de plano la historicidad del

relato.

Dibelius lo considera una construcción l iterar ia realizada con material procedente

del AT. Bultmann lo elimina considerándolo “un relato completamente legendario ”.

Goguel habla de “narración alegórica”.

Más equil ibrada resulta la posición de R. Schnackenburg: “…Se lanzó la hipótesis de

que Marcos había fundido a la vez dos narraciones anteriores. Pero también puede

explicarse de otro modo este singular y no siempre escurridizo relato. Por ejemplo,

por la acumulación de nuevos motivos y por la necesidad de darles un orden

racional. Estas cuestiones de crít ica l iteraria t ienen para nosotros menos

importancia que al caer en la cuenta de que no estamos ante una narración de

testigos oculares.

Quedan, por tanto, al margen los intentos de otro t iempo para explicar de qué

forma pudo la comunidad tener conocimiento de las palabras con que Jesús oró. Los

narradores más antiguos no se preguntaron si los discípulos dormidos (y

especialmente Pedro) pudieron afinar el oído y captar alguna palabra de Jesús. Se

Page 2: Jesús en Getsemaní

2

conocía una angustia mortal y también su intimidad con el Padre y sobre esta base

pudo configurarse la oración pronunciada por él en su angustia. En su conjunto, la

narración pudo también enriquecerse más tarde con elementos nuevos y, así

elaborada, ser s ituada antes del prend imiento de Jesús”.

Sea como fuere el relato no es pura y simple invención. En la iglesia pr imit iva debía

conservarse un recuerdo muy vivo de la agonía experimentada por Jesús la víspera

de su muerte y de la lucha sostenida por él para no romper en esta h ora decis iva el

vínculo que lo unía al Padre y que hasta entonces había presidido toda su historia

terrena.

De él se habla con real ismo y sin concesión alguna a la piedad, en un pasaje de la

Carta a los Hebreos (5,7): “Y Cristo, en los días de su carne, o freciendo ruegos y

súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía l ibrar de la muerte, fue oído a

causa de su temor reverente”.

Estamos analizando los últ imos momentos de la vida terrena de Jesús para tratar de

descubrir el significado que ellos t ienen en nuestra propia vida, en nuestra propia

histor ia. Esos últ imos momentos nos revelan al Cristo, nos muestran quien es el

Señor en el que creemos, pero también nos revelan al hombre, al hombre que

somos cada uno de nosotros y al hombre que estamos l lamados a ser. La histor ia de

la pasión (de la cena a la resurrección) fue lo primero que escr ibieron los

evangel istas, fue lo central para las comunidades crist ianas durante sus primeros 30

años de vida, después se añadieron los elementos de la vida públ ica, y finalmente

los evangelios de la infancia.

He aquí una de las páginas más difíci les de toda la Biblia, una de las páginas más

desconcertantes, viene narrada por los cuatro evangel istas aunque nosotros vamos

a seguir la versión más cruda de todas que es la del evangel io de Marcos, una

versión que al mismo Lucas le incomodó y decidió suavizarla. Estamos hablando de

la noche del huerto, la noche de Getsemani, la inversión de la Transfiguración, una

escena que provoca vértigo. Aquí estamos ante uno de los más grandes misterios de

nuestra fe, una página nueva y única en todos los l ibros sagrados de la humanidad,

jamás escritor alguno hizo descender tan hondo a su campeón y menos si veía en Él

a un Dios.

Veamos pues el momento de la oscuridad que embarga el cora zón del hijo, y que

junto con la cruz t ipif ican todo sufrimiento humano, siempre que ese sufrimiento se

Page 3: Jesús en Getsemaní

3

viva al seguimiento, a la obediencia y a la apertura irrestr icta a la voluntad del

Padre por difíc i l que esta parezca.

Desarrollo: Van a un campo o prop iedad, nos habla en presente histórico, lo que

hace referencia a real idades que continúan presentes en la Iglesia, que el Cristo

sigue viviendo esas real idades y siguen sucediendo en sus discípulos.

Getsemani , Getsemaní (griego Γεθσημανἰ, Gethsēmani hebreo תג:arameo ,םינמש תג:

htaG ,שמני-Šmânê, s iriaco ܢ ܡ ܕܣ Gat Šmānê, l ,ܓ it. "prensa de aceite") fue el jardín

donde, según el Nuevo Testamento, Jesús oró la últ ima noche antes de ser

arrestado. Donde se tritura el ol ivo, donde Jesús es triturado y el corazón del

Padre.

¿Qué significa esta página? La imagen del Dios Todopoderoso, creador del universo,

Señor de la historia y conocedor de los destinos de los hombres se hace pedazos

con esta imagen; aquí tenemos a un hombre débil , aterrorizado, figura de alguien

que tiembla como un chiqui l lo asustado en la noche. ¿Puede un Dios gemir, temer,

temblar? Es la idea de Dios la que tiene que ser transformada, nuestra imagen

griega de Dios se hace pedazos, la imagen del Dios todopoderoso, perfecto,

impasible, inmutable, ina lcanzable en su mundo.

La imagen bíbl ica de Dios es diferente, es un Dios que puede cambiar, que conoce

el sufr imiento, no es el sabio de los griegos que no le importa nada del mundo ni

del sufr imiento, no se conmueve con nada ni vacila.

Toma consigo a Pedro, Santiago y Juan, tomar consigo hace referencia a alguien

que se apoya en otros, por el cuel lo o el brazo, el débi l apoyando todo su cuerpo en

una persona fuerte; el que se abandona o suelta en el otro, depositar todo el ser

frágil en el otro, le toma consigo. Cuando alguien confiesa algo, suelta sus cargas

en el otro, le esta tomando consigo y esta generando un vínculo. Cicerón lo

menciona también así:

“Si no quieres vincularte a alguien, jamás escuches sus confidencias, porque el día

que ese alguien te abra el corazón, ya no te perteneces a t i mismo, le perteneces a

él”.

Los tres apóstoles representan a la comunidad de discípulos, ha desaparecido

Andrés ( la ambigüedad del discipulado), y su presencia impl ica una relación con los

textos de la transfiguración y la resurrección de la hi ja de Jairo. Cf. Lc 22,39 -46.

Page 4: Jesús en Getsemaní

4

Comenzó a sentir pavor y angustia , representan por un lado, la pérdida total del

control, y por otro lado, la angust ia que es un miedo tal que te quita el habla, es el

pánico.

Triste esta mi alma hasta la muerte, una tristeza insoportable como nunca la había

sufrido, una oscuridad total. Ladisl aus Boros psicólogo de la cr istología

dice:“Tenemos que entender lo que el Cristo esta sufr iendo aquí y que nosotros

jamás podríamos vivir, nosotros nunca vivimos nada de manera totalizadora o

unitaria, nuestra experiencia de cualquier cosa es fragmentaria; tú nunca estas

totalmente fel iz, tenemos pequeños ratos de fel icidad pero es momentánea y

l imitada, jamás conocemos la fel icidad como estado permanen te, la experiencia es

siempre fragmentaria porque el pecado ha fragmentado nuestra psicología, no

conocemos el dolor total ni nunca pecamos totalmente, nunca amamos

perfectamente, todo lo experimentado es fragmentario.

No permanecemos nunca en el mismo estado de ánimo, nuestros mismos

sent imientos cambian a cada instante. Pero en el Hijo de Dios, sólo existe una

experiencia totalizadora y unitaria; cuando Él esta alegre esta totalmente alegre, Él

es la alegría y la fuente de todo gozo, la alegría en todas s us dimensiones tanto

como puedan existir . Por eso cuando conoce esta tristeza la conoce totalmente, le

provoca muerte”.

Claro que le provoca tristeza la traición de su mejor amigo Judas, pero aquí hay

algo mucho más fuerte: Jesús expresa una oración de con fianza (“todo es posible

para t i” , el Padre es el que t iene fuerza no Él), y de súplica ( “aparta de mi esta

copa”). Se dir ige al Padre como ABBA, expresión única y totalmente histórica que

Jesús uti l izó, y que nos habla de una intimidad tal entre Él y su P adre, que nadie

jamás l lamaba a Dios con semejante término, Papito, papi. Los judíos la

consideraban una ofensa pues expresaba una cercanía extrema con Dios, era

sacrí lega, estaba prohibido uti l izarla; la misma expresión Padre es rar ísima en el

judaísmo, aunque si hay algunos textos que la contienen, pero como Padre de la

comunidad, Padre nuestro, Padre de Israel, nunca Padre mío, mucho menos ABBA.

Sólo la usaban los niños con su papá, por lo tanto es como colocarse en la más

remota infancia, en la más recóndita incapacidad y fragil idad, Jesús esperando la

protección del Padre. Su propio al imento es hacer la voluntad del Padre, siempre ha

vivido de cara al Padre. Cuando el los aman, aman dándolo todo no como el hombre,

Page 5: Jesús en Getsemaní

5

su experiencia de amor es superior a la que conocemos los hombres, es de total

salida, casi se vacía por completo; el Hijo la totalidad receptividad, y el Espír i tu

como fuerza de unión que los mantiene unidos. En Jesús no hay ser humano, sólo

ser div ino; pero el ser divino se hace hombre, lo que hay es persona humana, es la

naturaleza humana del ser div ino, la naturaleza no le da el ser, es el sustrato del

ser. Por tanto, es el ser divino con su propia conciencia o yo el que experimenta la

encarnación, el dolor, el sufrimiento y la muerte en cruz .

Lo que sucede en Getsemaní es lo más aterrador que puede imaginarse, por

primera vez el Hijo no ve al Padre, el Padre no contesta y lo abandona en el

silencio; el abandono de los discípulos desgarra su corazón, pero el

abandono del Padre lo hace pedazos por completo, lo aniquila.

Quédense conmigo, significa el quedarse con Él anímicamente no f ísicamente, el

empatizar, el acoger y compartir espiritualmente, el compartir lo que se sufre.

Caía en tierra, Jesús se azota o desploma contra el suelo, un término fuerte, más

que sólo postrarse, el Jesús del huerto es un Dios sufriente, venido a menos,

convertido a nada, sumergido en la miseria, vuelto él mismo una miseria. El

Jesús de los evangelios es alguien que va hundiéndose en la realidad del

hombre hasta asumirla en toda su plenitud en la agonía del huerto.

Celso, enemigo del crist ianismo decía: “esto es la prueba de que Jesús no puede ser

Dios, ¿porqué gime y se lamenta? ¿Porqué busca apartar la muerte que le espanta?”

Todas las páginas del evangel io hasta este momento nos han mostrado a Jesús:

sereno, una alma transparente, seguro de sí mismo, dueño de la situación, l íder,

jamás duda o tiene miedo; hasta que aparece este relato, el de un Cristo poseído

por la tristeza, angustiado en su mente y corazón, confu ndido, t ímido, vaci lante,

casi histérico.

¿Quién este Cristo? ¿Dónde queda la unión entre Cristo y su Padre?

Lo que esto significa es que la gloria y la cruz no son cosas distintas, y que el

miedo no es contrario a la fe. ¿Qué significa este Dios al revés, un Dios que pasa a

través del abatimiento? Jesús que acaba de hablar de no turbarse y de la paz, ahora

esta turbado y parece no tener paz.

Aparta de mi este cáliz , el cáliz aquí es la ira de Dios, castigo y destrucción del

mundo, Jesús siente en la total idad de las total idades la ira de Dios (Is 51,17; Jer

25,15-38). ¿Cómo pudo Dios abandonar a su propio Hijo? ¿Qué clase de Dios es

Page 6: Jesús en Getsemaní

6

ese? ¿Cómo es que Cristo se l lenó de miedo como dice el evangelio y los mártires

no? Jesús enfrenta el cáliz

Cristo es todo lo contrario a las imágenes de heroísmo delante de la

muerte, esto significa que el miedo es también una experiencia de Dios.

Los halló durmiendo , los discípulos no velan mientras Jesús sufre, sino

duermen, es decir, rompen con Jesús, es decirle no estamos de acuerdo, no

significas nada para nosotros, no queremos un Mesías cobarde, un Mesías

que se tira al piso, ¿dónde esta nuestro gran líder y el Mesías político que

esperábamos todos? Jesús esta en la total soledad, va y viene, los demás

no se mueven hasta el final, pero sólo para huir, mientras ahora Jesús sólo

se queda quieto.

Jesús no se separa de ninguno de los dos polos que está totalmente enemistados,

los polos de la historia: por un lado el Padre con su voluntad de cáliz (el hijo debe

morir), y por otro lado los discípulos, que se niegan a esa muerte (Pedro comenzó a

reconvenirle).

Si Jesús fuera sólo fiel al Padre los discípulos quedarían sin esperanza, atrapados

en su propia visión del poder; si fuera sólo fiel a los discípulos Jesús sería un

demonio, rompería con la voluntad del Padre. Pero no, por eso Jesús se la pasa en

movimiento, de un extremo al otro, uniendo dos mundos que parecen no querer

estar unidos, dos mundos irreconci l iables, el mundo de Dios y el mundo del hombre,

el mundo del amor y e l mundo del odio, el mundo de la vida y el mundo de la

muerte, el mundo de la entrega y el mundo del poder.

Hans Urs von Baltasar dice: “No creas que no se te presta atención, todos nosotros

te miramos, todos nosotros vemos en t i nuestra afrenta y en ti la despreciamos, no

puedes desprenderte del asco que sientes pues ahora tú mismo eres la repugnancia

(Jesús se hizo pecado por nosotros), todo lo vulgar ha hecho presa de ti y ahora no

sólo a t i mismo, sino a todos nosotros nos causas espanto; nosotros somos la

sociedad de los hombres decentes, tú estas fuera; nosotros podemos excusarnos

mutuamente nuestras

pequeñas debil idades y volvernos a quitar el sombrero unos ante los otros, de ti

sólo podemos apartarnos con desprecio, const ituimos una sociedad, un ani l lo

cerrado, y sería

Page 7: Jesús en Getsemaní

7

intolerable pensar que alguien como tu pertenece a nuestro círculo. Te sobreviene

finalmente el temor, temor del que los hombres nada saben, no el temor ante el

infortunio que amenaza, ni ante una catástrofe determinada. Una angustia como la

nuestra es l imitada, t iene su objeto, y la conciencia del hombre se ve conducida

hacia ella siempre movida por la esperanza. No, lo que tu sufres no es una angustia

con una forma concreta, es un mar de angustia sin ori l las, la angustia que es el

núcleo del pecado, la angustia el temor ante el juicio ineludible de Dios, el temor de

no ver ya más la faz del Padre”.

Karl Rahner agrega: “En Jesús de Nazaret el crecer progresivo hacia el pleno

dominio de su yo psicológico, no es otra cosa mas que ir des cubriendo la presencia

de su Padre en su propio interior, es el Hijo que había vivido toda la eternidad

contemplando al Padre; pero por primera vez eso no existe, el Padre ha

desaparecido de su conciencia, esto es lo que causa el terror a Jesús”.

Nosotros estamos acostumbrados a lo contrario, a la ausencia, al silencio y

una momentánea experiencia de su presencia. Jesús sólo sabía lo que era

presencia.

Por eso se cae al suelo como una persona que pierde todos los estribos ( l ibro

conocido en Roma llamado “La Histeria de la Mujer”).

Balthassar dice: “Tu caes en el abismo sin fondo estás perdido, este temor no esta

l imitado por el tenue rayo de la esperanza pues en que podrías esperar todavía,

¿esperar a que el Padre te conceda la gracia del perdón? No va a ha cerlo, no puede

ni quiere hacerlo, y sólo por el precio de tu sacri f icio perdonará al mundo no a t i.

Tu temor es todo el temor del mundo, ¿misericordia? Pero si tu eres la misericordia

de Dios y esa misericordia consiste en que tu perezcas, uno tiene que c argar con el

pecado y ese eres tú, tu mismo lo has querido. ¿Quieres apartar de los hombres el

rayo de Dios? Así el rayo se dirige precisamente sobre ti, tu clamas al vacío, has

caído demasiado abajo, ¿cómo van a oírte arriba en el cielo? El Padre se ha pa sado

a tus enemigos, ha amado tanto a tus asesinos que te ha traicionado a t i, su hi jo

unigénito, te ha abandonado a ti como un hijo perdido, ¿estas seguro de que existe

Dios? Si exist iera Dios sería el amor, no podría ser la dureza más hermética que una

pared de bronce, s i exist iera Dios debería al menos manifestarse en su majestad,

deberías sentir al menos un al iento de su eternidad.

Page 8: Jesús en Getsemaní

8

Ahora pasas vacilante hacia los hombres para reanimarte con su calor animal, ya

que el eterno amor esta muerto para ti y el frío del mundo te rodea con su háli to

helado, pero

los hombres duermen, deja que duerman, deja que tus discípulos duerman, nunca

comprenderán que Dios ya no ama”.

Getsemaní es lo más duro, la crucifixión ya es sólo una expresión externa y física,

la muerte del hi jo, pero es que la muerte ya se ha dado en Getsemaní y ha caído al

más hondo de los abismos, donde el Padre no está.

No se haga mi voluntad sino la tuya , por primera vez las dos voluntades están

confrontadas, por primera vez su voluntad no es la de su Padre, quis iera salir

corr iendo y no como cuando enfrento al demonio. Es como si quisiera que la

voluntad del Padre fuera modificada, esa no puede ser la salida. ¿Habrá otra forma

de salvar al mundo que no sea la lóbrega experiencia de tu ausencia?

No es el terror a la cruz lo que lo tiene así, es el terror de la ausencia del

Padre, no son la misma voluntad. ¿Qué nos espera entonces a nosotros los

pobres mortales? Es que nosotros estamos cargados de pecados, pero Él es

el pecado mismo, ahí no puede estar Dios, la divinidad le ha abandonado,

parece como si Dios hubiera abandonado a Dios y hubiera habido una

fractura. Por eso el Hijo lo que hace es vencer al Padre, ¿cómo?

venciéndolo con su obediencia, abandonándose a su voluntad, como si

estuviera aunque no esté , el salto de fe, creer en su Padre aunque sea

repugnante creer en un Dios que te abandona en el momento más difíc i l. En ese

momento, cuando Dios no merece que creas en Él, cuando merece que escupas a su

rostro por haberte traicionado, por haber p isoteado todo aquello que te había dicho

durante toda la eternidad, en ese momento Jesús da el más grande salto que se

haya dado en la historia, creyendo otra vez en su Padre: “No se haga lo que yo

quiero, sino lo que tú”. Finalmente, no estás pero estás, no te siento pero no

puedes no estar, ser ía absurdo que no estuvieras.

Carta a un pastor que abandonó su ministerio y la fe :

“La única manera de vencer el miedo, la oscuridad de la fe, el si lencio de Dios,

aquello que nos parece absurdo y que contradice nuestra razón y nuestro sentir, la

única forma de vencer es vencer, ¿cómo se vence venciendo? Creyendo que Dios

está donde no parece estar, creyendo que tiene sentido lo que parece absurdo, no

Page 9: Jesús en Getsemaní

9

pierdas lo que más amas, y lo que más amas quizá no sea tu minist erio, lo que más

amas es el amor, no pierdas el amor; el amor que compartimos cuando

estudiábamos en el seminario, el amor que bri l laba en tus ojos cuando hablabas de

los pobres y de los jóvenes de tu iglesia a quienes les hablabas del evangelio y que

encontraban en ese evangel io el sentido de sus vidas, no pierdas el amor aunque no

recuperes tu pastorado, no pierdas el amor. Ama all í donde estas, y cree que el

amor t iene sentido aún en un país donde existe la violencia y la tortura, el hambre,

la desnutric ión, la persecución”.

Carta a los matrimonios de años pero fracturados:

“A ustedes justamente, que han dejado de creer que el amor es posible, que han

dejado de creer que ese amor de la juventud puede renacer de las cenizas que hoy

comparten

en la vejez, a ustedes les invito a creer que el amor siempre es posible, que el amor

se puede reinventar donde parecía absurdo, que el amor puede volver a encender

los

corazones que parecían totalmente apagados por la nieve de la distancia del

t iempo, recordad incluso que cuando más urge el fuego es precisamente cuando cae

la nieve, cuanta falta nos hace el fuego en la chimenea, encended nuevamente el

amor donde parecía imposible, creed que vuestra pareja puede volver a vibrar como

vibró en el pasado, creed que el amor, no el amor vuestro, el amor que Dios sembró

en vuestros corazones y que viene de lo alto y no brota de un corazón humano, que

sería incapaz de rescatar nada y de resucitar nada, el amor si fue de Dios, y fue de

Dios créanlo, si fue auténtico, si fue más que sentimiento, fue deseo de sufrir con

el otro y compart ir lo todo, ese amor es capaz de resucitar a los muertos, es capaz

de levantar a los tul l idos, es capaz de ahuyentar todas las lepras y de disipar toda

la cegueras que se hayan hecho presentes en vuestro amor, permitid que el amor

sea la fuerza del mundo, permitid que el amor cambie no sólo el corazón de vuestra

pareja, sino vuestro rostro ya surcado por la angustia, por el fastidio, por el

aburrimiento, por la derrota ya aceptada como definit iva, permitid que sea el amor

el que transforme esas arrugas en senderos de esperanza y de nuevo gozo, permitid

que el amor os rescate aunque sea ahora, en la últ ima etapa de vuestra vida”.

Este es el mensaje que Jesús nos deja en el huerto, y en este “hágase lo que tu, no

lo que yo”, porque finalmente sobreponiéndose al terror que acaba de experimentar

Page 10: Jesús en Getsemaní

10

por la ausencia de su Padre, decide creer que eso no es posible, Dios no puede

haber desaparecido, y entonces decide amar el si lencio de Dios, amar el absurdo d e

ser Él, el pecado que el Padre rechaza como repugnante y la víctima inmolada por

los hombres: “hágase tu voluntad y no la mía”, no hagas caso de lo que te acabo de

decir, venga este cál iz, lo abrazo, lo asumo si eso es lo que tu quieres.

Veamos finalmente la relación con sus discípulos, el los están dormidos, y el estar

dormidos no era porque habían tomado mucho vino, sino porque el los rompieron

con Jesús, eso significa aquí el sueño. Pero, acaso no estamos dormidos todos

los

cristianos, porque esta es la experiencia de fe que la mayoría tiene,

estamos dormidos porque pocos de nosotros estamos dispuestos a amar a

nuestros

enemigos . Estamos dispuestos a ir al culto a veces, a asist ir a la cena, a orar en la

noche, o a tomar un curso de Bibl ia tal vez, darl e algo de lo que nos sobra a los

pobres

pues eso nos hace sentir bien y buenos en la sociedad, pero no estamos dispuestos

a la otra parte de la moneda, al verdadero crist ianismo que Jesús exigió a sus

discípulos:

Amar al que no se lo merece, al que te ha traicionado, al que te ha perseguido,

amar al enemigo, poner la otra meji l la, vencer al odio a través del amor, vencer al

mal a través del bien y sólo a través del bien, construir la paz a precio de la propia

sangre y no a precio de la claudicación del ot ro, a eso no estamos dispuestos y eso

significa quedarse dormido; quedarse dormido es no estar de acuerdo con un

Mesías que se derrumba, con un cobarde que pide al Padre que aparte el

cáliz, con un líder que aquí no parece líder, con un Mesías que asume el

fracaso como único camino para llegar a la victoria; nosotros queremos la

victoria de entrada, por el mejor atajo que haya, no nos gusta ese largo

camino que nos parece inadmisible, absurdo e inhumano, la cruz, no

queremos saber nada de sacrificio, no queremos saber nada de dolor, nada

de que nuestro nombre sea pisoteado, no queremos saber nada de esto,

estamos dormidos.

Jesús no se separa de ninguno de los dos polos que están totalmente enemistados,

por un lado el Padre con su voluntad de cál iz, el hijo d ebe morir; por el otro están

Page 11: Jesús en Getsemaní

11

los discípulos que se niegan a esa muerte, son como dos fuerzas que tiran de Él

destrozando su corazón. Los discípulos enemigos del Padre, el los no quieren la

voluntad del Padre que es la muerte del hijo, el los quieren un Mesía s que triunfe y

conquiste a los pueblos con la fuerza y el poder, no quieren el ridículo Mesías que

el Padre propone.

Simón, duermes y ni una hora has podido velar , Jesús lo l lama Simón, Marcos es el

único que pone esto, es el reclamo más doloroso del todo el evangel io, Pedro

(piedra), era el mote que Jesús le inventó a Simón y que expresaba esa relación tan

especial y bel la que tenían ambos, fue el discípulo que más trabajo le costó de

todos sus discípulos, que era testarudo e impulsivo. Jesús ya no lo l lama Pedro,

sino Simón, es como decir: te has quedado dormido, no has sido capaz de estar

conmigo, es como si nuestra historia no existiera, eres el mismo Simón que

encontré un día remendando redes, es como si no hubiera pasado nada después de

esa mañana, no has estado conmigo porque no has sido capaz de velar y orar

conmigo, es echar atrás la histor ia.

El que no quiere asumir el sufr imiento, la cruz, el desgarrón de la entrega, no tiene

nada que ver con Jesús, aunque vaya a la iglesia todos los fines de s emana.

Agustín dice en uno de sus sermones:

“Nosotros también hemos recibido otro nombre el día de nuestro bautismo, Jesús

nos puso otro nombre, hijos de Dios, discípulos suyo, templos del Espír itu; ese otro

nombre que hemos recibido desaparece cuando no somos capaces de velar y orar

con el Maestro, cuando nos estrellamos con el fracaso de la cruz, cuando no

estamos dispuestos a sufrir por el evangelio, cuando no estamos dispuestos a

entregarnos en totalidad por la causa del reino. Estamos desconociendo nu estro

propio nombre, el nombre que Él nos puso, es como si desconociéramos toda

nuestra historia, toda nuestra amistad, toda nuestra relación con Él, desaparece

nuestro mote, nuestro apodo el que Él nos puso y volvemos a ser los simples y

mediocres hombres que éramos, antes que Él apareciera esa mañana en Gali lea

provocándonos a ser pescadores de hombres, nuestra vida vuelve a ser la

insignificante friega cotidiana de remendar redes e ir a buscar los peces para comer

día a día, desaparecen todos los sueños y todos los ideales, el proyecto del reino, la

posibil idad de transformar el mundo, de conquistarlos a todos para el amor, todo

desaparece porque has sido capaz de quedarte dormido, y has sido incapaz de

Page 12: Jesús en Getsemaní

12

acompañar al Maestro en el momento crucial”.

Velad por tanto porque no sabeis cuando viene el dueño de la casa .. . Lo único que

genera vinculación con Jesús es ser capaz de velar, velar es estar atento a la

voluntad del Padre, la vigi lancia es estar atento a la l legada de Dios a la propia

histor ia.

Los cuatro momentos de la pasión son los cuatro momentos de la historia y son:

Al atardecer, Jesús se entrega en la cena y traición de Judas en respuesta; a

medianoche, Getsemaní, Jesús se entrega a la voluntad de su Padre para salvar a

los hombres y sus discípulos rompen la comunión con Él quedándose dormidos; al

cantar del gal lo, Jesús es entregado en manos de quienes vienen a prenderlo y

l levado a juicio, mientras los discípulos huyen todos; y al amanecer Jesús es

entregado a la muerte y los discípulos están totalmente ausentes. Es como si la

histor ia fuera pulsionada por estas

dos fuerzas, la entrega permanente de Jesús y el abandono permanente de la

comunidad crist iana, el fracaso permanente de la iglesia.

Velad y orad para que no caigas a la hora de la tentación, se trata de no caer

cuando se presente la prueba (palabra para describir la resistencia de una tela), la

tentación es t irar de alguien para probar su resistencia, la vida tira de nosotros,

hay experiencias que tiran de nosotros como una enfermedad o un sufr imiento; sólo

el que ora y esta atento, y sabe escrutar cada momento de su vida como una

intervención o visita de Dios en los diversos momentos de la noche puede responder

a la intención de Dios con fidelidad (el estar con Jesús), y esto es amar como Él,

optar por la pequeñez como Él, entregarse como Él, desafiar las estructuras como

Él, abrazar a los marginados como Él.

Ahora ya podéis dormir y descansar , la entrega de Jesús provoca el descanso de la

humanidad, Él va a padecer para que nosotros podamos descansar.

Por eso, Getsemaní nos cuestiona a todos, nos provoca a todos y nos reta a vivir

constantemente el r iesgo de la fe, a superar el crist ianismo cómodo, tranqui lo y

hasta simpático que vivimos actualmente.