Jesús y el amor fraterno. - … · en gavillas para quemarla, y que almacenen el trigo en mi...

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En el último capítulo de la Alegría del Evangelio, el papa Francisco sintetiza en una frase qué es lo que desea de nosotros: «Evangelizadores con espíritu». El espíritu del que habla es el Espíritu Santo, pero es bueno tener en cuenta la reflexión que hace acerca de lo que significa humanamente «tener espíritu». Con mucha simplicidad el Papa contrapone un «estar motivado interiormente» con un «hacer las cosas por obligación»: Tener espíritu suele indicar esas razones interiores que impulsan, motivan, alientan y dan sentido a la acción personal y comunitaria. El Santo Padre se propone una reflexión que sirva de base para una pastoral evangelizadora alentada por el Espíritu Santo, esto es, con suficiente espacio para Dios (espiritualidad); nos sugiere, además, una reflexión y una espiritualidad que se desplieguen en un estilo materno de presencia con los que más sufren (pastoral), finalmente, nos invita a una espiritualidad y una pastoral arraigadas en la verdad del amor y la misericordia.

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En el último capítulo de la Alegría del Evangelio, el papa Francisco sintetiza en una frase qué es lo que desea de nosotros: «Evangelizadores con espíritu». El espíritu del que habla es el Espíritu Santo, pero es bueno tener en cuenta la reflexión que hace acerca de lo que significa humanamente «tener espíritu». Con mucha simplicidad el Papa contrapone un «estar motivado interiormente» con un «hacer las cosas por obligación»: Tener espíritu suele indicar esas razones interiores que impulsan, motivan, alientan y dan sentido a la acción personal y comunitaria. El Santo Padre se propone una reflexión que sirva de base para una pastoral evangelizadora alentada por el Espíritu Santo, esto es, con suficiente espacio para Dios (espiritualidad); nos sugiere, además, una reflexión y una espiritualidad que se desplieguen en un estilo materno de presencia con los que más sufren (pastoral), finalmente, nos invita a una espiritualidad y una pastoral arraigadas en la verdad del amor y la misericordia.

Mt 13, 24 - 30 Les propuso esta otra parábola: «El Reino de los Cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo. Pero, mientras su

gente dormía, vino su enemigo, sembró cizaña entre el trigo y se fue. Cuando brotó la hierba y produjo fruto, apareció entonces también la cizaña. Los siervos se acercaron al amo y le preguntaron: ‘Señor, ¿no sembraste semilla buena en tu campo? ¿Por qué tiene entonces cizaña?’ Él les contestó: ‘Algún enemigo ha hecho esto’. Los siervos le dijeron: ‘¿Quieres, pues, que vayamos a recogerla?’ Les respondió: ‘No, no sea que, al recoger la cizaña, arranquéis a la vez el trigo. Dejad que ambos crezcan juntos hasta la siega. Ya diré a los segadores, cuando llegue la siega, que recojan primero la cizaña y la aten en gavillas para quemarla, y que almacenen el trigo en mi granero’».

Una evangelización con espíritu es muy diferente de un conjunto de tareas vividas como una obligación pesada que simplemente se tolera o se sobrelleva como algo que contradice las propias inclinaciones y deseos. Evangelizadores con Espíritu quiere decir evangelizadores que oran y trabajan, como decía san Benito: «Ora et labora». cultivando un espacio interior que otorgue sentido cristiano al compromiso y a la actividad ante el reto de testimoniar con mayor fuerza los aspectos específicos de nuestra propia identidad.

Es el amor de Jesús que hemos recibido, esa experiencia de ser salvados por Él que nos mueve a amarlo siempre más. Si no sentimos el intenso deseo de comunicarlo, necesitamos detenernos en oración para pedirle a Él que vuelva a cautivarnos. A veces perdemos el entusiasmo por la misión al olvidar que el Evangelio responde a las necesidades más profundas de las personas, porque todos hemos sido creados para lo que el Evangelio nos propone: la amistad con

Jesús y el amor fraterno.

Una decidida confianza en el Espíritu Santo, porque Él «viene en ayuda de nuestra debilidad» (Rm 8, 26). No hay mayor libertad que la de dejarse llevar por el Espíritu, renunciar a calcularlo y controlarlo todo y permitir que Él nos ilumine, nos guíe, nos oriente, nos impulse hacia donde Él quiera. Hay personas que no saben convivir con las diferencias. Quieren ser juez de los demás. Piensan que sólo ellas están en lo cierto y que los demás se equivocan. A veces nos parece que nuestra tarea no ha logrado ningún resultado, pero la misión no es un negocio ni un proyecto empresarial, no es tampoco una organización humanitaria, no es un espectáculo para contar cuánta gente asistió gracias a nuestra propaganda; es algo mucho más profundo, que escapa a toda medida.

¿Qué dice la Palabra de Dios?

¿Qué hace falta para mantener vivo el ardor misionero ?

REFLEXIONEMOS Los hijos de Dios estamos llamados a un profundo amor a los demás y a introducirnos de lleno en este mundo, en esta historia humana, en la vida de la gente. El evangelizador participa de la misión evangelizadora de Jesucristo desde la Iglesia, es decir, la comunidad evangelizadora y tiene en María, Iglesia naciente, el modelo del servicio que ha de prestar a la Evangelización. En ella vemos que la humildad y la ternura no son virtudes de los débiles sino de los fuertes, que no necesitan maltratar a otros para sentirse importantes.

¿Qué es ser evangelizadores con espíritu?

¿Cuál es la primera motivación para evangelizar?