Joan Nogué - Geografía Política

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    GEOGRAFIA POLITCA

    Joan NogueUniveidad de Girona spaa

    Eso, nacin y Iug son y han sido temas fndamentes en Ia histoa de a geoa li

    ca, auque u o h vado en fncin de los difentes contextos nacionaes e histricos. El psene puo i el pal e dichos tema -y rs que de eos derivan, como elnaconasmo, e e com elemento identiri, Ia aeridad o Ia diaci lglobalienen en I geoa ica contemnea, no sin anes  sus ogenes ms iediaos P eo se h ivio el capt en cat subaos: en el pme se es naquea o e I gea lica cntemnea; en e seguno se icide en Ia dmensin eora de los nacionaismos y en a aacin de Ia geoa i a esudio de losmismos; en el er subapartado se analia tensin diacica en lo y lo goba desendenada r los acuales press de glbalizacin y en cmo el enfoque geoco aanovedoas ieacones del sm; nalmente, en el cuao y imo subapartado se comenan nuev ctivas en gea poltica a raz de sus m cientes apoaciones.

    Evoluc6n de Ia geografia poitca

    A ar de que a lo lrgo del texto se cncebir a geograa polica de una manera muchom pia y rica, dicionlmene sta ha sido denda como el esudio de las reacionesen os cors geogcos (sicos y hmanos) y los fenmenos y a eniades polica(Sanguin, 9 8 ) La geograa poltica convencona se ha interesao siempre pora disribuci6n y las consecuencis espacaes de los procesos y de los fen6menos poicos sociologa y s cienca pocas se ineresan tambin por los procesos y las eniades polticas, pero lo que carcer a Ia geografa y Ia disingue de la dems ciencias socies es precisa

    ene u p epcia, con todo lo que Ia adopcin de sa coneaHa hce poco, I geograa potica se haba centrado csi exclusivamente en Ia figu

    r e Eo e una ejana radici6n iniciada en el sigo pasado por FredichRzel, un ge6gro cone por lo gener como el pa de Ia geograa poica Enefeco, en u oa poltica Razel ( 897) idenicaa geograa polica con el esudio deIa escur eioria e Esao

    La ob de Raze es iniociable de su conexo desde muchos punos de visa, empezando por el enoo inelecual En l inuyen Humbold y Rier y sus m irecos maesros Oskr Peschel y Est Haeckel (Capel, 19 8 ; Raesin, 995)  quienes le aporan iner

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    prtciones e la rlaci6n entre el teitorio y e Estado y principamente e as teoras eCharles Da aplicaas a a sociea (el «aismo social» en la lnea e amarck ySpencer De estas inuencias que Ratzel proniza sn onceptos bicos e su geo-a poltca empezano por el bnrau (el espacio ita) que se uno e sus prinipa-les legaos stos referntes sitan a Ratzel etro del posiiismo; e heco su obra esbicamente un ntento e otar e base cientca tera eyes presibia a om-portmento espacial e las soceaes y e los cuerpos poticos Son tambi eientes eel pensamiento tzeliano las inuencias e la losoa aemana en especal el iealismo eHegel y la ntetaci6n hist6rica el pueblo aem e ee.

    a ob e Ratzel se puee sintetizar en el iomio Esaoposici6nnmica oa lateora ratzeliana pae y esemboca en el Estao un Estao sntesis y poucto e la socie-a e cater hegeliano que trasciene sus aspectos eramente legales Pero un Estoque tiene como componente fnamentl el suelo o si se quiere el espaco Ello no sgnicaUmente extens6n espacial sino tambin y sob too a relaci6n ente e espaio y lasociea que albera

    Dese Ratzel y casi asta la actualia el Estao a costituo el principal obeto eestuo e la geograa poltica De hecho el asunto o se ha agoto toa siguen

    aparecieno muchos trataos e geografa poltica alguos bastante nnovaores centraos irecta o inirectamente en el stao (Anerson 986; Biar 9 9 ; Dommen yHein 986; Foucher 988; Hoeer 996; ogu y Vicente 200; Willams 993; Wison

     y Donnan 998) stechamente nculaos con el Estao encontramos los granes temasque asta hace poco estcturaban la mayora e manuales e geoga ltica tam-bin la investigci6n en este campo: la evoluci6n y moificaci6n el mapa oltico elmuno procesos e integrci6n y esintegraci6n el papel e las onteras estataes lageograa e las relaciones inteacionles a esttura intea el stao a partir e suorganizaci6n en ferentes uniaes polticoteitorales la imens6n teitorial e laamnistraci6n pblca polticas e plancaci6n teiorial y e esaollo regional y elamplio camo e la geograf electoral (los procesos eletoraes factores espaciales que

    nuyen en el compoamiento electoral alss espacial e los resutaos electoraeselimitaci6n e las circunscripciones electoraes su efecto sobre los resultaos

    geoga polta no h abanonao ni mucho menos los anliss e fentes actos e l laciones iteaconales contemponeas basaos an en el Esto El ppioPeter aylor ( 994) tiula explcitmente uno e sus principales libs ogra pol£tica onoun tnci6n locali aunque en l se su la lmtci6n e la cnalael so t legar a enc6n e la isciplia ms amplia cuyo obeto sera el esuo e «la vs6n el espco global r las istituciones» (ew Corbge 995: 4 )

    As pues nae puee negar que el Estao es uno e lo s espacios polticamee oga-zaos ms ntersantes y ms inuyentes e los os Ultimos siglos Pero no es e nico nmpoco es la nca expres6n tetorial e los fe6menos polticos Consciee de ello la

    geoga otca e las os ltmas caas a ensanchao conseblemente su o eacci6n interesnose no s6lo or el Esto sino tambin por toa oranici6n ota epoer poltico paz e inscribe en el espacio (Mnez 986). a llegao en enitivaa geoga poltca concebia como una geoa el per (Clav 978; nchez 9 8 ) e un poer econ6mco eol6gco y poltco capaz e ognr e tnsfor elteitoo toos los niveles en nci6n e unos nteses concrtos sguenoesttegias e actuac6n icles a veces e entever Puesto que tal como nos cueaorbeo Bobbo ( 987), no ha teora oltca que no parta e foa ct o inict eun anlss el fen6meno el oe tmo ha una verae geogra olti que noconser cho fen6eno S la teoa oltica puee consier como pae e la teoael er la geogra olca a su vez uee ntegrarse en una geoa el poer ms

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    ampia. No ay ovidar pr oro ado sa rnovaci6n ha sido posib racias a inraci6n d ran pa d as innovacios concpals y mooicas a conoci-do a cincia madr a oraa n os Uimos dcnios concramn n as dcadas dos ssna y sna procdns sbr odo d os nfoqus dicamasa y bhavioria

    Asimismo a oraa pica d os ocna y d os novna s a vis afcda pr asinovacions ppias d a poca. Dran sos aos mos aisido n oraa a naconsidci6n d pap d a c (Cosov 1983 1 985; Mic 2000; Tif 198) ana rvaozaci6n d pap d «Iar» (A 1987)  Ia apocin pncip y m t-cndn d Ia pciva mansica (Tan 1977) y a novado inrs pr na nvaoa riona f capaz d cocr o paicar (os locali udi pr mpo)con o n (Ck 1990; Massy 1 984 1 994; Tayo 1988) cso f d Ia oraa sa id dscndo da vz ms pap d spacio n Ia constcci6n na ora socia.Anony Giddns ( 1 979 198 1 ) nr otros soci6oos isis n Ia n ncsidad d rconocr spacio y imp son bsicos n Ia foacin d Ia ora socia. Dsd Iaisoria y o s Ia prim vz s rcooc a con cira insisncia Ia abso ncsi-dad d conmpar sriam Ia dimsin spacia d cho srico con ao a namooa n a son vidns «os prsamos y a conxons con Ia oa (snsibi-

    idad acia co orco ocizaci6n spacial y anisis ional» (d 1989: 65) s s ao d «abar no ano d soria oc como d hioa oal o dsoria d os acio isoria acial si ino no sona n xtic nros cals cb incir naralmn " spacio vivido ambin spacio marial so-rado viado proycdo incso imainado» (rad 1 989: 64; Ia civa s d aor).

    Como dcamos Ia oraa d os imos aos a nrad n un insan procsod rconsidraci6n y d rvaorizaci6n d pap d «Iar» n Ia xpicacin d os fn6m-nos sias (oa 1980; Go 1982; Massy 1984; mi 1984; En 1990; Hiax-Nicoas 1999) E «Iar» como caora d anisis ha dado d sr parimonio xcsivo Ia oraa mansica. Hoy os 6rafos d ispicin masa scuraisa ysbr odo psmodisa (oa 1 989 1 996 2000; Hay 2000; o 2000) s sin m-

    bin d . Todo s orinando na oraa poica muco ms abia y surn condc adms a na rconsidraci6n d Ia oraa rona nauralmn dsdna ppciva my aada d Ia s propia a Ia oaa rional raiciona. En sana Aan Prd ( 1 984) par d concpo d Iar nnido como «procso is6ricamn- coninn» y Jon An ( 1987) msra fnmnos socias nndrados amacscaa sn miaizados pr as condicions ocas d manra simiar a como oacn Haro Picvanc y U (1990) Ni Trif (1983) pr s pa xpon n nacuo q uvo ampia rsonancia Ia no impoancia u pos hco d siuar apica umana n n spacio y n n impo concros. Or mpo muy inrsan f ali A. Maon ( 1988) in paindo d Ia bas qu Ia conuca poica sorcamn aaiada s propso invsiar cmo conxo spacial ina n a

    consicin d na idnidad y na soidaridad poicas y d po. Marson om6 comoobo d sudio Ia comunidad irandsa d Lo (Massacuss) sio X y xpic6q n sos momnos d rpida indsriaizacin y f nsin social Ia pnncia ana nia concra Ia iandsa n s cas s dna spaciamn sindo adms mno d idnidad ms inyn incso ms qu Ia pnncia a una cas socia.Marson conca q «Ia scra spacia d Ia comniad inmian conribuy6 a aci- var Ia nicidad ms u Ia cas como mdi para acr n a as rlacions scturalssias ms ampias» (Marson 1 988: 428) La misma au ra ha xaminado otr caso pa-cido nrado ambin n mbio rban dcimonnc aunqu incoorano Ianua y a racin nr s mno y Ia concincia poica (Maon 1989) Es nproyco muy inrsan compar cias anidas con Ia obra d lan Prd ( 1990)

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    Estamos asistiendo, como se ve, a Ia conguci6n de una geogaa poltica que parde una concepci6n dstinta de Ia noci6n de esacio oltico, entendido a pair de ahoracomo una acci6n colectiva localizada en un Iugar concrto, como un con junto de rlacioeentr individuos, gos miliares e instituciones, las cuales constituyen una vrdadrintecci6n oltica; un espacio poltico concebido como un conjunto dimico d reacio-nes fundadas en lejanas anidades y taducidas en intecciones a coo plazo (rby, 989Lind6n,2000) Se tta, en denitiva, de llegar a concebir un mapa poltico del mundo quno se centre exclusivamente en los Estadosnaci6n como si fuen la icas unidades po-ticas osibles,sino que lo conciba como un gran abanco de espacios polticos que van dslas naciones sin Estado hasta los espacios ms difsos de cacter religoso, tribal o tnico,asando or los difentes barrios de una ciudad, los grandes espacios metropolitanos y laentidades gionales de cacter supraestatal. Es precisamente dentr de este marco d -novaci6n tetica,te6rica y metodol6gica donde hay que encuadrar el inters actua por fen6meno nacionalista, como vemos en el pxmo apado

    La hetergeneidad,el contraste y Ia simultaneidad de escal, Ia altecia ntre unoesacios erfectamente delimitados sobe el teitorio y otros de cacter ms dfuo y dlmites impcisos son los sgos esenciales de Ia geograa poltica de nuestra poca. Han

    empezado a aarecer «tie inc6gnitas» en nuests mapas, que oco o nada tienen qu ve con aquellas t"a incognita de los mapas medievales o con aquellos espacios en blancoen el maa de ica que tanto desearon Ia imaginaci6n y e inters de las sociedadegeogrcas decimon6nicas. Marlow, el principal prtagonst de Ia novela El coraz6n tinib escita por Joseph Cond ent 898 y 899, en pleno aogeo de Ia expansi6colonal eurea, aa en un momento deteinado de Ia obra:

    Cuando er pequeo tenia pas6n por los mapas. pasaba horas y horas mrandoSudamrca, o ca, o Austla, y me pera en too e esplendor de la explorc6n. Enaquelos tempos habia muchos espacos en blnco en la Te, y cuando veia uno queparecia pacuaente tentador en el mapa (y cul no lo parece), ponia m dedo sobre

    y decia: «Cuando sea mayor r ali» (Cond, 986 24)Un siglo ms tae han aparecido de nuvo espacios en blanco en nustros mapas. La

    geograa poltica osmodea se caracteriza or una ca6tica coexistencia de espacios absolutamente controlados y de teitorios lanicados, al lado de nuevas tieas inc6gnitas qufncionan con una l6gica intea propia, al margen del sistema al que te6ricamnte peren-cen. Estn apareciendo nuevos agentes sociales creadores de uevas regiones, co unolmites imecisos y cambiantes, diciles de ercibir y an ms de carograar. Uno d stoagentes es el nacionalista.

    2 Naconalsmo y geografa

    Hace uas cantas dcadas, las ciencias sociales en general estaban fiement conveci-das de que Ia integrci6n mundial de Ia economa (ue, or aquellos aos, empezaba ya arlae con ntidez) traera consigo,al cabo de unos aos (es decir,hoy da),una pgsi-

     va disoluci6n de los fen6menos nacionalista y gionalista. Crean (y se avenban a prof-tizarlo) que Ia dfsi6n a travs de los medos de comuncaci6n de masas de elementos ctu-rales y socioestcturales de mbito mundal,la modezaci6n general de Ia economa y dIa sociedad y el iparable desaollo econ6mico comporan una crciente integraci6ncultural, oltica y econ6mica, que llevaa, a su vez, a una pogresiva substituci6 de osconictos teitoriales de base culturaidentitaria por conictos de bas socia y econ6mica,

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    es deci por conictos entre clases sociales, en Ia teinologa mas del momento. ebien,aquellas previsiones slo se cumplido en pae,puesto que es verdad,por poner uncaso, que se ha prducido a lo laro de estos aos na prdida de Ia diversidad cltural.o bien, pa soresa general de todo el colectivo acadmico, Ia realidad contempor-nea nos mestra una exubente y prolca manifestacin de nacionalismos estatales ysubestatales, de gionalismos y localismos, precisamente en nos momento de mximaintegracin mundial en todos los sentidos. Sin dda alguna, las identidades territorialescacterizan en buena parte este inicio de siglo y de milenio.

    As pues, Ia aracin que Ia geoa polti pede hacer al estdio de nacionalismoes ccial. Exsten un inn de temas en los qe es fdamental Ia ctiva de los ge6foscomo, en os, el p de consccin nacional del espacio sial, Ia dialctica locaglobal, el nacionalismo y el desallo desigal en lacin con losos naturales y lospblemas ecolgcos,Ia localicin geopoltica en lacin con os teitorios y Esdos,elestudio de Ia loga cltnaciteitorio y,en detiva, to lo qe coeva Ia conside-cin del tetorio como be y cuo ltico del preso de constccin nacional en nmndo constituido por Estados. Algunos de estos temas se apuntan ya en cie litetugeogca,conctamente y slo a mo de ejemplo y por oen albtien las obs de

    ew (984 987) Andeon (986) Blaut (986) Boal y Douglas (982) Bau (984)Dijnk (986) Escob (2 ) Folch y Nogu (2) Go (2000) Johnston,ghty Koan (988) ght (982 984) Lacoste (997) Mcugn (986) McNel (20)Mlinar (992) Nogu (998) Nogu y Vcente (200) Odge y Wiams (982) Sack (986)Was ( 982 985) Wiams y Koan ( 989) y Zelins ( 984 988) La geograa ltica contemrnea empie, pues, a ocer intesantes lecta del fenmeno nacionalista. ellas tienden a poner el nasis en s pepectiva tetorial,na pectiva co o nadacontemplada en los anlisis raldo desde oas discipl.

    Es desde este nevo contexto acadmico e intelectual que se inte a los nacionalis-mos como una foa tetorial de ideologa. naciones ivndicadas por los nacionalistano slo estn «lalidas» en el epacio y hasta cieo punto inuidas r es localicin

    geogca gos comnes,por ot pae,a toda oanizacin ial,sino que,a difen-cia de ots fenmenos siale, los nacionalismos claman explcimente deteinadostetoos que pan a foar pae de Ia ppia identidad y cuya supuesta paicaridad,exceionaldad e storicidad entin. Uno de los sgos m cactersticos de Ia ideologay del movimiento nacionalista es su habilidad pa de el espacio,litizndolo y tratn-dolo como un tetorio hstco y distintivo. Lo movimientos nacionalis inten y eappian del espacio, del Igar y del tiempo, a pair de los cuales constyen na geograa y hstoa alteativas. En este sentido,la nocin de «teitoo nacional» se halla en Ia basede todo nacionalismo y de qe Ia aodenominacin de mchos movimientos nacionalis-t eve implcita esta enoe caa de ideologa territorial. En efecto,lo movimientos nacio-nalis exp s ivndicaciones en ino territoriales.

    A ser ideologas territoriales, los nacionalismos poseen un carcter inteamente nicador en el entido de que definen y clasican a Ia gente en fncin, obre todo, de speenencia o no a un territorio, a una cultura (a una «nacin»), ms que en tinos declase o de tatu social. La esttegia de los movimientos nacionalistas para conseguir renirbajo el mismo paraguas a peonas con interses de clase opestos es en medida unaestategia geogca, bica, simple y meridiana como se quiera, pero ante todo geog-ca. Se pae de Ia base de que las peona que comparten n mismo territorio deben tenera Ia e alg inters en comn, simplemente por proxmidad espacial. Este grado decomnn puede ser en realidad todo lo dbil y parcial que se quiera, pero es cilmenteexagerado por los gpos dominantes con el objeto de oscurecer y dsimular otrs conictode intereses.

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    Seguramente el mbito en el que identidad, territorio y poltica se funde de una mae-ra ms clara es el nacionalista En efecto, los nacioalismos son una suere de momientossociles y polticos muy aaigados en el territorio, en el lugar, en el espacio; son, en granmedda, una foa territoral de ideologa o, si se quiere, una ideologa territorial Los nacio-nalismos se muestran hoy da como una de las respuestas ideolgicas mejor adaptdas alprceso de agmentacin territorial generado por a globalizacin

    Es por todo ello por lo que a perspectiva geogrca reste un enoe inters a a horade entender los nacionalismos, porue stos estn estcturados por el conteto, el medio yel luga Es en el «ugar» dode se materializan las grandes categoras sociales (seo, clase,edad), donde tienen ugar las intecciones sociales que provocarn una respuesta u otra aeste femeno social El papel desempeado por el lugar es esencial en a estcturacin dea epresin nacionalista, porque a fuerza y a capacidad de atraccin del nacionalismo, entanto que una foa de prctica poltica, vara precisamente en fncin de su capacidad derespuesta a las necesidades del uga En este sentido, los nacionalismos podran llegar ainterpretarse como una respuest poltica condicionada por el entoo locl

    El paisaje ilustra como pocos conceptos geogrcos esta dimensi territorial de losnacionalismos El paisaje, un concepto de lara tradcin en geograa (osgrove, 185; lwg,16) podra denirse simplemente como el aspecto sible y perceptible del espacio geo-grco Sin embago, considerando que mos en un mundo etremadamente humaniza-do, debera concebirse como el resultado nal y perceptivo de a combinacin dinmica deelementos abiticos (substrat geolgico), biticos (ora y una) y antr6picos (accin hu-mana), combinacin que converte al conjunto en una entidad singular en continua evolucin El paisaje es el resultdo de una transfoacin colectiva de a naturaleza, un productocutural, a proyeccin cultural de una sociedad en un espacio deteinado

    Esta denicin no se reere slo a a dimesin material del paisaje, sino tambin a susdimensiones espiritual, ideolgica y simblica (Turr, 18) Las sociedades humanas hantransfoado a lo largo de a historia los originales paisajes naturales e paisajes culturales,caracterzados no slo por una deteinada materialidad (foas de constccin, tipos decultivos), sino tambin por los valores y sentimientos plasmados e el mismo En este senti-do los paisajes estn llenos de lugares que encaan a eperiencia y las aspiraciones de losseres humanos Estos lugares se transfoan en centros de signicados y en smbolos queeprsan pensamientos, ideas y emociones de muy diversos tipos El paisaje no slo nosmuestra cmo es el mundo, sino que es tambin una constccin, una composici de estemundo, una foa de verlo Los paisajes evocan un marcado sentido de peenencia a unespacio cultural deteinado (liord y Kng, 13; Hli, 1; Williams, 1) y crean, enefecto, una suee de identidad territorial (Agnew, 18)

    As pues, el paisaje es un concepto eremente impregnado de connotaciones cultu-les e, incluso, ideolgicas (Peet, 1 6 ) El paisaje puede ser interetado como un dinmicocdigo de smbolos que nos habla de a cultura de su pasado, de su presente y  vez tam binde su futuo (osgrove, 18; McDowell, 14) La legibilidad semitica de un paisaje, estoes, el grado de decodicacin de sus smbolos, puede tener mayor o menor diculd, peroest siempre uda a a cultua que los produce (Duncan y Duncan, 188)

    Los nacionalsmos se sien de un nmero de smbolos, ent ellos los paisajsticos,para conseguir que a poblacin se identique s misma como pueblo, como comundadLa mitologa nacionalista ha creado una amplia gama de lugares de identicacin colectiva,entendiendo por ugar un a limitada, una porcin especca de a supercie testrellena de smbolos que aca como centro tansmisor de mensajes cuturales Podemos ha-bla sin duda, de a estencia de un paisaje simblico nacionalista ( Gdd, 15) Estospaisajes, estos lugas de identccin colectiva de cacter nacionas no son ianentesni inmutables Aparecen y desaparcen, como las naciones y los nacionalismos, y varan enel tiempo y en el espacio (Hobsbawm y Range 183 )

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    Tenemos, pues, que deteinados paisajes elementos de los mismos se convie-ten en verdades smbolos de una ideologa nacionalista que evoca un pasado nacional mso menos lejano El sentimiento nacionaista se expesa a menudo tavs de la veneci6nde este pasado, un pasado impgnado en el paisaje Para el nacionalismo, ms que paracualquier otro fen6meno social,el paisaje es un receptcul del pasado inscrito en el psen-e (Jenns y Sofos, 996; Heean, 995; Nogu, 998) Este hecho, inherente a toda ideo-loga nacionalist,se percibe de manera clara y difana en deteinados contextos naciona-es, como el ingls (Matless, 998) Lowenthal y Prince ( 965) van un poco ms all y llegaa considerar como una cacterstica inherente a la popia cultua inglesa su especial habi-lidad para saber mirar el paisaje estableciendo de foa inmediata estrechas asociacionescon el pasado He ah el paisaje naciona entendido como un paisaje o con junto de paisajesque representa e identica los valores y la esencia de la naci6n en el imaginario colectivo; heah, en denitiva, el paisaje entendido como «alma» del territorio, como receptcul de lconsciencia coectiva (Bnch, 999)

    3. De l o global a lo local

    Los divesos procesos de globalizaci6n hoy existentes han desencadenado una inteesante einesperada tensi6n dialctica ent lo global y lo local, que est en la base de ese etoo alIugar que estamos comentando Lo ealmente parad6jico de todo este proceso es que, aun-que el espacio y el tiempo se hayan comprimido, las dstancias se hayan relativizado y lasbaes espaciales se hayan suazado, el espacio no s6lo o ha perdido impoancia, sinoque ha aumentado su inuencia y su peso especco en los mbitos econ6mico, polticosocial y ctural Esto es, bajo unas condiciones de mma exbilidad geneal y de ince-mento de la capacidad de movlidad po el territorio, la compeencia se conere en extr-madamente dua y, por lo tano, el capital, en su acepci6n ms amplia, ha de pestar msatenci6n que nunca a las ventajas del lugar. Dicho en ots palabas: la disminuci6n de las

    baeas espaciales fuea al capital a apovechar al mximo as ms mnimas diferenciacio-nes espaciales, con el n de optimizar los benecios y competi mejo En este sentido, laspequeasno tan pequeas diferencias que puedan prsen dos espacios,dos lugares,dos ciudades, en lo eferente a recursos, a inaestcturas, a mercado aboral, a paisaje, patrimonio cultul o a cualquie oto aspecto, se convieren ahoa en muy signicativas

    Pcisamente cudo pcamos aados a to lo cono,estamos asistiendo auexceional peso de valoci6n de los lugas que, a su vez, gene comtencien ellos indita asta el momento U comtencia,en unos os,basada en la explotaci6de p ventajas compativ, como l que b y encuenn_ en lugas comoMaecos, Bgladesh o Mxco (l conidas «maquado») emps nsnacionalesEn os cos,bada en ctos m cuatativos y de pstigio,en lugas ubicados en pasescenes. De la necesidad de sinz, de exbir y saltar tos aquellos elementossiicativos que nci un Iugar scto a los dem,de «salir en el mapa», en detiva Cul es,si no,el ntido y el objetivo timo de los planes estgicos que se estn elandactualente en tantas y an dve ciudades? Con el abieo ayo en la mayoa de los casosde los sectos empales, de movimientos siales varios e incluso de los sinditos, osgobieos gionales y lales compiten encadamente a tos los veles, incluso a nivemundial, r aer maos acontecimientos deivos (los Juegos Ompicos, r ejemplo),inveiones, capitales y epamentos ales como ndes ces culurales, sedes de entida-des lti supestales, istitutos de investigaci6n y univeidades

    «Pensar globalmente y actuar lmente» se ha conveido en una consigna fundamen

    ue ya no s6o satisce a los gpos ecoogis,sino tambin a las emprsas multinacionales,

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    a os pcdos de as ciudades y de as giones e incuso a os des nacionist Enfecto, «o oc y o gob se entczn y fon una en Ia que mbos eementos sensfon como sutdo de sus mismas inteonexones gobicin se exps atvs deIa tnsin entr as fes de Ia comdad gob y s de Ia picurdad cutur,

    Ia mentcin tnca, y I homogeneizacin» (uibeau, 1996: 16). Ms an: e ugraca a modo de vncuo, de pnto de contcto e inteccin ent os fenmenos mundes y

    Ia experiencia indivdu En efecto, «goc» se ha conveido en un neooismo de moda Essorprendete, pero o cierto es que, en vez de disminuir e ppe de territorio, Iaintecionizacin y Ia integcin munda hn auentdo su peso especco; no so nohan ecipsdo territorio, sino que hn aumendo su imporncia

    Estmos, pues, ante una revorzacin econmica de Iugar, sin duda, pero no soeconmic ste raprece tmbin en sus dimensiones cutues, socies y poticas Ate

    Ia crsis de Estdoncin y os procesos de homogeneizcin cutu, as nuas y scuturs minoritris rman su identidad y reinventn e territorio, puesto que es innegabe que una cutura con bse territor resiste mucho mejor os embates de Ia cutura demas mundiizada

    Por ot pte, muchos movmientos sociaes de nuevo y vejo cuo se organizan y en

    agnos csos se denen territorimente os rupos ecoogistas, por ejempo, no so seorgaizn ocmente, sino que su propia osoa s descentrizdora y terrtoriizada, en sentido de que actn en primera instncia pra resover os probems ms inmediatos yms oces de degrdcin mbient, sin dejr por eo de preocuprse, obvamente, portems de mbito mundi, como e cambio cimtico o I disminucin de I biodiveidadtr ejempo sea e de s denominadas tribus urbanas, compejo fenmeno soci de gntrascendecia y enoemente territoriizado En efecto, de nuevo nos encontrmos aquante una suee de padoja espacia E ugar (o propio, o ceno se ve invadido por oexteo, por o uivers, porIa gobizacin, en denitiv, y, por o tnto, se convee en uespcio abstracto, neutro, homogeo As pues, aprentemente, estos jvenes habitntesubos son cda vez menos de un ugar concreto, puesto que ste, como Ia cutura, a

    potic o I ecoom, se ha gobizado Sin embrgo, «o que se itent ojr por pur, entr por ventna E debiitmiento de a identidd tradicion fundada en eespacio propio provoc una sensacin de vao psicogico que propici u movmiento dereccin, de eta trs: perida a seidad que oen as ntigu nters, se buscn,entonces, nuevas bes, nuevs divsiones » (Perio Cost, Jos Mnue Prez Toero y Fbio Trpe, 1996: 9-3) En os movmientos neotribes urbanos tpicos de sociedades postindustres se obsea con sorpresa qu, cuanto ms cosmopoit es una ciudad,ms deseos de enizamieto ocist se detectn Se prduce as una especie de apropiacin y deimitacin de territorio giad por un fuee sentimieto de pereenci a mismo

    Finmente, en o referente a I dimesin potic, hay que reconocer que e te torio tiene un peso espefico cada vez maor en e mbito potico, o so porque Ia po

    tica bsorbe probemtics socies de crcter trritor como as ambientaes, sinoporque s propis orgizciones potics, icuidos os prtidos, no tienen ms remedio que descetrizarse pr acercrse ms y mejor cudado Lo ms curoso decaso es que gunas experencas potics suretates, ndads constituidas formmente por Estadosncin, hn desarrodo itenss poticas regiones e incuso ocaes E ejempo ms iustrativo es si dud e de Un Europea, un compicdo entra-mdo de foros y de iniciativs potics en e que os Estdosnacin tienen sin dudaprma, pero de una forma cd vez ms difs y condicionda por s estrategis regionaes y oces E resutdo de todo eo s «n compejo orden potico en e cu Iapotic europe se regioniza, a potica region se europez y Ia potic naciona seeuropez a I vez que se regionaiza» (Keatig, 1996: 6)

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    As pues, sea cual sea el punt de sta escogido, lo cieo es que el lugar reaparece conea y vgo La gente aa, cada vez con ms insistencia y de foa ms organizada, susces histricas, cultules, religiosas, tnicas y territoriales. Se reaa, en otras palabras,en sus identidades singuas. Como indica Manuel Castells ( 1998), los movimientos socialesque se oponen a Ia globaizacin capitalista son, fundamentalmente, movimientos basadosen Ia identidad, que deenden sus lugares ante Ia nueva lgica de los espacios sin lugares, dlos espacios de ujos propios de Ia era infoacional en Ia que ya nos hallamos inmersosReclaman su memoria histrica, Ia peivencia de sus valores y el derecho a presear suprpia concepcin del espacio y del tiempo. He Ia gran paadoja el resurimiento de lasidentidades colectivas en un mundo globalizado, identidades que, por otra pae, no son jase inmutables, sino que se hallan sometidas a un continuado pceso de rfoulacin

    os encontmos, en denitiva, ante una excepcional revalorizacin de los lugares enun contexto de mma globalizacin, proceso que favorece claramente Ia expansin dedeteinadas actitudes e ideologas, como los nacionalismos, ya analizados en el apartadoanterio sensacin de indefensin, de impotencia, de inseridad ante este nuevo contexto de globalizacin inteacionalizacin d los fenmenos sociales, culturales, polticos yeconmicos provoca un retoo a los micrterritorios, a las micrsociedades, al Iugar n

    denitiva necesidad de sentie identicado con un espacio deteinado es ahra, dnuevo, sentida vivamente, sin que ell signique volver inevitablemente a foas pmede identidad territorial.

    S el diagnstico realizado hay relativamente poca contversia. Donde s hay disparidad de opiniones es en su valocin. Por un lado, nos encontamos con los que valorandicho proceso de una foa ms bien negativa, pesimista, en tinos de autodefensa, depliegue por impotencia ante u mundo insegu e incieo Davd Haey se muestra preupado en este sentido poue, segn l, «Ia dsminucin de las baeras espaciales cra unsentimiento de insegridad y de amenaza que, cominado con Ia intensificacin de acompetitividad enre pases, giones y ciudades, produce un rpliegue en Ia geopolticalocal, el proteccionismo, Ia xenofobia y el "espacio defendible » ( 1 98 8 25); es a eso a lo que

    el ppio Haey ( 1 998) denomina «trampa comuniria» . Desde est perspectiva, el retooa lo local coevaa, en tima instancia y en sus posiciones ms extrmas, el cultivo deactitudes rtrgdas, conseados e incluso antiurbanas y antimetropolitanas. He ah Iacu de Ia desespeza que, ante un fuo incieo, invoca un pasado mtico, idealizadoy, en detiva, tegiveado. n un vano intento por cupe una teitorialidad existencialhoy perdda, est especie de localismo neoomntico rivindicara costumbres, hbitos,dseos uranos y foas aruitectnicas propias del pasado, olvdando siempr segnsus cticos que las pequeas comunidades locales han sido siemp los espacios por excelencia de Ia jeua, de Ia sumisin del indivduo al gpo y del gpo a Ia tradicin, delcontrol social y del confoismo asante. De ah que, de una foa tajante, algnos autos nos pogan en gardia ante el pelig de volver a espacios microsociales, despus de

    tantos eeos aidos en los ltimos siglos por intentar escapar precisamente a laslgicas tbales y coorativas «Hay mucha nostalgia rstauradora en tantas reivindicaciones locales . . . ua nosga anloga a las tentativas de ence e entre muas medievalesen un mundo que cambia en dreccin opuesta» (, 1989 38).

    Coo ea de es, exsten, por otro lado, valociones totlmente opuestas a lasanterio, de cacter poitivo y optimista (Fmpton, 1 985; Cooe, 1 990). sts interpretan el feneno en tinos progsist y de sistencia cutural. l retoo a lo local seraun excelente antdoto cora Ia iposicin de valores supuetete veales, dictdosr los des podes econicos y transmitidos por los ms-mia. s en los lugaresconctos, en los micespacios (pueblos, barrios, ciudades peue y e) donde,gracias a su peculiar qumica social, se crea y rcrea Ia veid, o e o de

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    espacos abstractos, ncluyendo tambn en esta categora a las grandes metrpols contem-poneas En las megalpols, sen estas veones, la cudad radconal ha dejado de es-tr: ha explotado en ml agmentos, se ha balcanzado y descontextualdo, ha perdo suscontoos y su cohesn y su esctua ya no es comprensble en dentva, ha dejado deser humana, ha perdo su dentdad Contra todo ell se alzara el redescubrmento delugar y de la dmensn ocal as comundades locales seran la base fundamental de lanueva movzacn socal, al canazar las revndcacones pr consegur una mayor des-centralcn del poder y de la toma de decsones

    Como ocue a menudo, es probable que la dos nterpretcones tengan alg de razn,pr lo que cabra pensar en la posbldad de una tercera a que prndzaa en aqueoselementos no ncompatbles de las msmas Sea como fuere, lo certo es que estamos ass-tendo a una revalorzacn del papel del «lugar» y a un enovado nters pr una nuevafoa de entender el tetoro que sea capaz de conectr lo pacular con lo general, uno delos rsgos esencales de la nueva geograa poltca

    4. Nuevas ersecvas en geografa olc

    Como veamos al prncp de este captulo, la geograa poltca est expermentando enaos recentes una notable vvcacn, asta el punto de que ha llegado a consderarsecomo una de las especaldades ms dnmcas de la geogra contemponea (arca Ba-llesteros, Bosque Sendra, 1985; Pacone, 1985; vy, 1988). a publcacn de lbros y demanuales sb el tema es contnua y exsten varas revstas especalzadas como Hrodot yPolitical Gography. En otras rvstas de temas ms varados, como Documnt d'AnliiGogrca, Soci and Spac, Gn Pc and Cultur o  Antipo, tambn se obsea unaatencn especal al estudo de la dmensn espacal de los fenmenos poltcos

    A ell ha conrudo la rentduccn de la dmensn espacal en las preocupaconespropa de la teora socal, lo que ha restuado el papel de la geograa como saber clave para

    nterpretar la cambante realdad socal de nuestro mundo A su vez, la cultura ha dejado deser una categora resdual, una varacn supecal no explcada pr los anlss econm-cos: la cutu es ahra vsta como el med a travs del cual las tnsfoacones se exper-mentn, contestan y consttuyen Hoy en da lo culturl se halla nscrto en todos los espacos(tmbn los poltcos y los econmcos y en todos los mbtos de la socedad, de maneraque este nss en lo cuturaln los procesos culturales conleva el replanteamento delos prncpos y los objetvos de la propa geograa

    En esta nueva geograa poltca de elevado componente crtco las conexones con lageograa socal y cultural son evdentes y se establecen en buena medda a travs de unconcepto clave, el de dentdad, que a patr de ahra ya no se concebdo como algmonoltco, sno ms ben como un fenmeno mltple, hetergneo, multfacal y astaceo punt mprevsble que problematza y rcompone tdcones a dentdad es algque, en gan medda, se constye

    El tema de las dentdades cuturaes colectvas es ndamentl en e contexto de laglobalcn cn de l on, ben de foa voluntaa (vajes de tursmo y o,ben r necesdad (mcones r motvos lales o xos debdos a conctos aads,connta al auttono, al cudadano que no h lado, con su ppa dendd con-templr y conv con o dentdad cull, ese cdno se ve ntablemente a-do a plan su ppa dendad, a compala con la de los dems entoncdo sueel concto, que puede solvee satsctoamente- n en ncn de mlples y dves

     vables, ue hay que coner que la dvedad denttaa en la que nos movemos no est

    exen de tenson y conccones, no s6lo de , sno tmbn ndvduales

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    Hay quien teme que esta multiplicidad de identidades le lleve a uno a una ciertaesquizona. Utindo su ppio caso como ejemplo, Todov ( 1 994) cone exmen escie de tensin en sus dos idiom, el y el bga, tensin que tambinest psente en su ppia concein del espacio «Aunque me conside ncs y bga rigua, no puedo esr a la vez en Pars o en . ubicudad no se halla a a mi alcance. Mis nsentos denden demiado del lugar donde son emitidos p que mi pade seailevante» (Tov, 1 994: 2 1 1 ) Como da las Caneti, m paia es mi lengua.

    As pues, segn Todorv, dos elementos claves de la identidad, el idioma (la cultura) y elIugar (la geograa), multiplican y magnican el conicto y llevan al autor a rconocer que, sbien es absurdo pensar que quien pertenece a dos culturas pierde su razn de ser, tambin eslcito dudar de que el simple hecho de poseer dos voces, dos idiomas, sea un privilegio quegaantice el acceso a la modeidad. Todorov opta nalmente por un yo bilinge equilibrado, por una clara aicuacin entre sus dos identidades lingsticas y culturales. s unaopcin parecida a la escogida por Amin Maalouf ( 1 999 1 1 12) cuando aa «Lo que haceque yo sea yo, y no otro, es ese estar en las lindes de dos pases, de dos o trs idiomas, d varias tradiciones culturales. s eso justamente lo que dene mi identidad. Sera acaso msincero si amputara de m una pae de lo que soy? [ . . .]La identidad no est hecha de

    compaimentos, no se divide en mitades, ni en tercios o zonas estancas. Y no es que tenga varias identidades tengo solamente una, prducto de todos los elementos que la han congurado mediante ua "dosicacin singular que nunca es la misma en dos personas»

    stamos asistiendo al surimento de nuevas «omunidades imaginadas» , basadas ennuevas identidades creadas por gpos que, de foa dircta o vual, comparten unosmismos gustos, tendencias o intenciones, crendose una especie de «comunidad de intereses» o «de vsin». Muchas de estas nuevas comunidades de identidad son efectivamente

     vrles, sin contacto drecto entr sus miembros ni contigidad espacia de sus lugares. Seta, de hecho, de l comundades de lugs lolidas en el lim del llamado cirspacioy ppiciadas por la «destemporalizacin» del espacio, que permite que todo pueda sucedersimutneamente (Crang y May, 1 999) .

    sta eclosin de lugares e identidades tiene mucho que ver con el reconocimiento acadmico e intelectual del «tr», de la ateridad, como categora de anlisis. n este puntohan jugado un gran papel las nuevas aportaciones crticas sobre orientalismo y poscolonaismo. La obra de dward W Said, ntalm, publicada en 1978 fe clave en esteproceso de renovacin. n esencia inspindose en Foucault y Grmsci, lo que Saidplantea es que «riente» no existe reamente es una constccin europea, un productointelectual europeo, una imagen del tr que peite, al denir al to, identicarse a unomismo como europeo, como occidental. Por qu no existe un campo de estudio simtricoequivalente, denominado «ccidentalismo»? sta pregunta, aa el auto debera hacernos rexon n spa, el historiador Josep Fonna ( 1 994) ha incidido de nuevo en lamisma idea, en un libro cuyo ttulo es ya de por s signicativo Europa ant l pjo Sus

    agumentaciones son n claas que no precisan comentario alguno

    P contr e concepto de europeo a a uz de Ia dverdad de o hombre y l cutu-, «nventamo a o atco o acano y o amercano atrbuyndoe una den-tdad coectva que no tenian [ . ]La m ut de eta nvencone ha do precamenteIa de Aa que pa6 de er un mero concepto geoo a convertre en una entdadht6ca y cutu e «Orente que no petia reover e probema de ubcar en nuet equema  nea a una ocedade de cutu avanada que no podfamo aojar a Iaprehtora coo las de c, Amrca y Oceania (Fonana 4 228

    Pa Fontana, esa «invencin» de riente no sea nicamente pa denir Ia suriori

    dad de ccidente dent de una concepcin lineal del pgso en Ia hstoria. tambin

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    to de o impulso bico en el Romantiismo, e de la huda de una eaiad sdida, de unOccidente donde la industlizacin estba en la bae de la pujanza econmica y del poderoili Este escapismo empuj a ties orientles, sob todo al riente islmico, a un bllante elenco de vajers y vajera, per «el riente que buscba e ua vencin eupea:u fgio cont la mezquina fealdad del ccidente industrial que haban elabodo ellosismos en sus sueos, adondolo con todo lo que echaban a ft en su entoo. [...]Lo quede vead haba y ocwa en ests ties les imporaba pco» (Fonna, 1994 130)

    El esquema de Said es especiamente sugerente pra la geograa en gene y para lageogaa poltica en particulr porque, en la constccin de la alteridad, la espacialidadtiene un papel muy imporante. El Otro es concebido como una entidad extea contra la nosotros y nuestra identidad se movliza, reacciona; adems, en el encuentro colonil(o sera exactamente lo mismo en las sociedades occidentles cotemponeas que hanrecibido una fere inmigracin procedente de las antiguas coloias), el Otro vve ms all,en otro lugar sucientemente lejano contiene, por tanto, una dimensin espacial inernte.De alguna foa, estamos ante conscciones sociales de demarcaciones espaciales. Losespacios cooniles, en tanto que unidades territoriales, son productos histicos, no slopor su estricta materialidad strica, sino tambin por su signicacin sociocultural. En

    este sentido, la idea de espacializacin socil es sin duda impotante, pero tambin lo es laidea de socializacin espacial, esto es, el proceso a travs del cual, por una parte, colectivdades y actores indivduales son sociizados como miembrs de especcas entidades espaciales delimitdas territorialmente y, por otra, se inteaizn ms o menos activamente lasidentidades territoriaes colectivas y las tradiciones comparidas.

    Se tt, en detiva, de llegar a ocer una visin de la cultura y de la sociedad, en todassus veientes, no sometida (al menos tericmente) a nign discurso ocial ni a los dogmasde los grndes paraigmas nueva geoga poltica aspira a analizar cticmente estaesctura apantemente s6lidas e iniscutibles con el n de oecer pepectivs alteati vas y de deseac los mecanismos iscuivos del poder establecido. En un primer moeto fe el estcturismo quien apor las baes a es crtic; posterioente, vez que

    el maismo cay6 en el nauagio de la metiva, han sido el posmoesmo o lasiones nestcsts. El sutdo ha sido a geograa poltica crtic que, como metodoloa, imp un ansis de los fenmenos y hechos glcos ast cieo punto heteoxaen lacin con os pepectivas. Heterodoxa en sus contenidos, puesto que ampla el intersacia tema ticionalmente aejados -omo el meio ambiente, la cultu o el gner , yen sus foas, a renunciar a l rigideces padigmtica. Ambos aspectos peiten unas visiones m complejas de la alidad, y por lo tnto «ms ales», y m crtic scto a losdiscuos istitucionalizados que intentn explicrla (6 Tuathail, 1996)

    Esta geografa poltica ctica intenta deconstir los discursos de poder institucionaidos y, r o tnto, consir nuevas visiones poltica de la laciones sispaciales.La geograa ctica apora, en este contexto, un interesante intento de «descolonizar la men

    te». Se trata, en paabras de 6 Tuathail (1996), de «una pequea pae de la lucha paadescolonizar nuestra imaginaci6n geogrfica, para demostrar que otras geografas y otrosmundos son posibles» (6 Tuathail, 1 996 256) Se persigue replantar la realidad acadmicaa tavs de una historiograa que recupere a las clases subalteas como agentes de la histoia; de ser capaces de deconsir el pensamiento sobre e tro, explondo as espacialidades y sociabilidades de un amplsimo abanico de grpos minoritarios y/o sublteos quetienen como nico eemento en comn, precisamente, su carcter de minora, bien sea detipo tnico o religioso (gtanos, negros, judos, pueblos indgenas), por razn de edad (adolescentes, ancianos), orientaci6n sexual (gays, lesbianas), condicin fsica (iscapacitados),comunidades saidas de a inmigraci6n y la minora (que numricamente es mayoritaria) delas mujeres (Shields, 1991)

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    En acin con e Utimo eempo, de todos es sabido que Ia geograa de gner concentra su a tenn en as maneras en as que reaciones erruicas ene os gneros soa Ia vez afectadas por y marcadas en as estcturas espaciaes de as sociedades, a igua quesobre as teoras que pretenden expicar dichas aciones E obetivo Utimo es recticar elandcentrismo que ha caacterizado e pensamiento cientco asta e presente y denunciar su «faocentrismo» (en e sentido de ser un posicionamiento autogenerado, mascuino ysinguar que prduce su propia foa de poder y de pensamiento sin preocupae de nada nde nadie ms)  prpuesta busca deconsir una concepcin dua de mundo basadUnicaente en e enentamiento entre o mascuno y o femenino, Ia cutua y Ia naturaeza, o inteectua y o emociona, o ciona y o mco, para as pantear una ectura deas conceptuaizaciones todava gentes sobr e espacio (Rose, 993).

    E mtodo posmodeo, inspirado, entre muchos otros, en Ia obra de os pensadoresMiche Foucaut (969), Heni Lefebe (974), Jacques Deda ( 972) y JeanFn�oisLyotrd ( 979) impica Ia resistencia a Ia ceazn paradigmtica y a as fouaciones rgidas y categricas, a bsqueda de nuevas foas de interetr e mundo emprco y e chazo a Ia misticacin ideogica Se descona, en efecto, de as «meanaativas», esto es, deas grandes interetaciones tericas y de as expicaciones ideogicas hegemnicas El

     posmodesmo se bea contra e fetichismo de os dscuos totaes, gobaizadors y su puestamente unveaes y propugna un nuevo discuo, un nuevo enguae de Ia reprsentacin que, en e caso de Lyotard, afecta incuso a Ia ciencia, que a patir de ahora ser considerada un uego de enguae ent otos, quedando despoada por tanto de su situaci6n pri viegiada en acin con otras foas de conocmiento Si Ia modeidad se asociaba a pgreso inea, a optimismo histrico, a as verdades absouas, a Ia supuesta existencia deunas categor sociaes ideaes y a Ia estnarizaci6n y unifoizacin de conocimiento, la

     posmodeidad, conrariamente, pond e nfasis en Ia hetegenedad y en Ia diferencia,en Ia agmentacin, en Ia indetenaci6n, en e escepticismo, en Ia mezcoanza, en eenciento, en Ia denci6n de discuo cu, en e descubmiento del «O» de o ana, de o ateativo, d e o hbrido

    As pues, a posmodedad no es s6o una p esti o un cambio epistemo6gico,sino que expresa una nueva dimensin cutua, Ia ppia de estadio de modo de pruccin dominante En sta, agunas discipin de campo de as humanidades y de as cienciassociaes, antes bien deimitad, empiezan aho a peder sus ntidos mites y a czae con ots en unos estuos 'bridos y ransveaes que dicimente pueden aignarsea un domino u otro, como seaa opouamente Pe Andeon ( 1998) y como pasma deuna manera magistra Fredic Jameson en una de sus Utmas obs (995). Es entoncescuando aparcen os denominados estudios cutuaes (productos de un «gio cutura» o cultural tu siindonos de Ia expresi6n ya consagrada en e mundo angosan) y poscooniaes, que en geograa humana dado Iugar a nuevas geograas, tanto poticascomo cutuaes (Abet y Nogu, 999).

    En e cmpo de Ia geoga, os dos ibs que ms han inuido en e debate sobr Ia posmodedad, son, sin duda, Potmo Gograph: on of Spac n CtcaSocal o de Edwa Soa ( 1989), y Condton of Potmo: An Enqu nto thgn of Cultural Chang de David Haey (989). Aunque ambos ibros compaten unbase comn estcisa y postestctuisa, o cieo es que e enfoque na ierebastante As, mientras Soa aspira a una confuencia de as perspectivas marxista y posmodea, Haey no taspasa os parmetros metodogicos maista ni rnuncia a proyecto modeista, aunque asume Ia necesidad de coegir sus dcit y sus excesos En o que s coinciden ambos es en Ia utiidad de posmodeismo para entende tanto en Ia teorcomo en Ia prctica, Ia reesctuci6n contemponea de Ia espaciaidad capitast, locua impca e stabecimiento de una pepectiva crtica espacia en Ia teora socia con

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    tempornea. En esta misma lnea inciden nuevas e interesantes aportaciones como Postmo urban condition, de Michael J. ear (2000).

    Parad6jicamente a pesar de a apeura intelectua que en principio peite aposmodeidad el psente est maado por otra perspectiva mucho ms potente y ecaza del denominado pensamiento 1nico. En efecto a crisis de os grades paradigmas adems de abrir ventanas ha dejado va libre a vsiones de a realidad tiranizadas por epgmatismo a competitivdad y a hogenici6n cultural. El to de a nueva geograapoltica una geograa poltica que ha cuperado y reconsidedo a fondo el pape de aidentidad de a cultura y del ugar en a conscci6n del espacio social consiste en oecer visiones de a realidad alteativas a las del pensamiento ico dominante.

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