Joaquim Dodero Curtani

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Número 102 de mayo de 2012 Notas del mes Observatorio de Salud: 3 Por Joan Benach, Neus Moreno, Carles Muntaner, Salvador Moncada, Clara Llorens, María Menéndez y Gemma Tarafa Cuaderno de depresión: 9 Por Albert Recio Andreu Responsabilidad política Por Juan-Ramón Capella Laicismo es libertad... Por Vicenç Molina El fraude fiscal en España Por Miguel Ángel Mayo Enric Juliana, los anarcoitalianos y el catalán "assenyat" Por Carlo Pisacane Resolver la crisis a golpe de detención Por Carles Camps Mundó Comentarios prepolíticos: 8 Por Joan Busca Apuntes para un "Libro de la Selva Política" Por El Lobo Feroz Dilemas después del 29-M Por Antonio Antón Diez normas elementales para la dirección de un servicio residencial Por Josep Torrell Percepciones y realidades sobre la crisis y la inmigración Por Enric Prat Carvajal Mayo del 37 y la izquierda: ayer y hoy Por José Manuel Barreal San Martín Ensayo Arthur Rosenberg, historiador del socialismo y la democracia real Andreu Espasa Marxismo ecológico: elementos fundamentales para la crítica de la economía-política-ecológica Damiano Tagliavini e Ignacio Sabbatella Presente y futuro de las personas con trastorno del espectro autista (TEA) 1

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Número 102 de mayo de 2012

Notas del mes

Observatorio de Salud: 3

Por Joan Benach, Neus Moreno, Carles Muntaner, Salvador Moncada,

Clara Llorens, María Menéndez y Gemma Tarafa

Cuaderno de depresión: 9

Por Albert Recio Andreu

Responsabilidad política

Por Juan-Ramón Capella

Laicismo es libertad...

Por Vicenç Molina

El fraude fiscal en España

Por Miguel Ángel Mayo

Enric Juliana, los anarcoitalianos y el catalán "assenyat"

Por Carlo Pisacane

Resolver la crisis a golpe de detención

Por Carles Camps Mundó

Comentarios prepolíticos: 8

Por Joan Busca

Apuntes para un "Libro de la Selva Política"

Por El Lobo Feroz

Dilemas después del 29-M

Por Antonio Antón

Diez normas elementales para la dirección de un servicio

residencial

Por Josep Torrell

Percepciones y realidades sobre la crisis y la inmigración

Por Enric Prat Carvajal

Mayo del 37 y la izquierda: ayer y hoy

Por José Manuel Barreal San Martín

Ensayo

Arthur Rosenberg, historiador del socialismo y la democracia

real

Andreu Espasa

Marxismo ecológico: elementos fundamentales para la crítica

de la economía-política-ecológica

Damiano Tagliavini e Ignacio Sabbatella

Presente y futuro de las personas con trastorno del espectro

autista (TEA)

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Joaquim Dodero Curtani

La Biblioteca de Babel

La Sanidad está en venta. Y también nuestra salud

Joan Benach, Carles Muntaner, Gemma Tarafa y Clara Valverde

La mano invisible

Isaac Rosa

Conversaciones con la izquierda anticapitalista europea

Miguel Romero

En la pantalla

Las nieves del Kilimanjaro

Robert Guédiguian

Cap a on va la guerra contra el terror?

José Luis Gordillo

El extremista discreto

Pertinencias

El Zorro Blu

De otras fuentes

Conseller Puig, no a la delación

Carlos Jiménez Villarejo

La auditoría ciudadana para dejar de vivir en deudocracia

Dani Gómez-Olivé y Iolanda Fresnillo

Más allá de la crisis

Josep Fontana

Entrevista a Rafael Poch-de-Feliu

Àngel Ferrero

Fragilidad, inconsciencia, belicismo...

Rafael Poch-de-Feliu

Entrevista a Agustín Moreno

Manuel Menor Currás

Foro de webs

Jornal Pessoal

Interludium

Climate and Capitalism

Revista "Critica Marxista"

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Observatorio de Salud: 3

La reforma laboral y su impacto en la salud

Joan Benach, Neus Moreno, Carles Muntaner, Salvador Moncada,

Clara Llorens, María Menéndez y Gemma Tarafa

Introducción

La llamada “globalización” no es sino la última fase en la evolución de un

sistema capitalista dominado por las políticas neoliberales, dentro de la

estrategia política que la clase dominante puso en marcha desde mediados

los años setenta (Harvey, 2005). Esa estrategia se ha centrado en

“reliberalizar” los mercados financieros, “oligopolizar” los mercados y

concentrar el poder económico privado, “reabsolutizar” la empresa capitalista,

aumentar el control de las corporaciones sobre el Estado, reducir la

participación social y aumentar la pasividad ciudadana (Domènech, 2004).

Contrariamente a la retórica neoliberal comúnmente usada, el Estado ha

jugado y sigue jugando un papel esencial en ese modelo tal y como muestran

las enormes ayudas económicas destinadas al rescate financiero, las

reducciones del gasto público y las prestaciones sociales, las privatizaciones y

el continuo ataque a las organizaciones sociales y sindicales. Estas políticas

favorecen un aumento de las desigualdades sociales y de la pobreza y tienen

un efecto claro sobre la salud (Benach et al., 2012). En ese contexto, la

reciente reforma laboral impuesta por el nuevo gobierno del Partido Popular

jugará un papel clave en profundizar estas políticas neoliberales. Más aún,

cuando las prácticas de gestión de mano de obra en España se caracterizan

por las exigencias de adaptabilidad y la muy baja participación y autonomía

de la población trabajadora derivada de la implementación del taylorismo y

autoritarismo en los puestos de trabajo (Llorens et al., 2010).

Los objetivos de la contrarreforma laboral

La actual reforma laboral —aprobada con urgencia, sin debate público ni

negociación social, como si fuera una mera acción “técnica”— representa una

agresión neoliberal sin precedentes históricos recientes a los derechos

laborales de millones de trabajadores y trabajadoras. Los argumentos más

citados para justificarla son la existencia en España de un desempleo y una

temporalidad muy elevados, y un mercado laboral “rígido” y “dual”, con

algunos trabajadores muy protegidos y otros muy precarios. Sin esa reforma,

se aduce, no podremos crear empleo y mejorar la situación económica del

país. No son argumentos nuevos. Todas las reformas laborales realizadas

desde 1984 en España (incluidas las realizadas por el “social-liberal” PSOE, y

ya van ocho) han afirmado que los problemas de nuestro mercado laboral

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radican en la excesiva regulación de las relaciones laborales en lugar de en

nuestro modelo productivo (Recio, 2012). También se nos asegura que es una

reforma “equilibrada”, donde “todos ganan, empresarios y trabajadores”, que

es “un proceso necesario e inevitable” y que ayudará a que “los jóvenes

tengan un horizonte de futuro”, para acabar con “el pesimismo y la

desesperación”. Nada de ello es cierto. La reforma, aprobada mediante un

Real Decreto-ley (RDL 3/2012), ha entrado en vigor el 12 de febrero de 2012 y

es hasta ahora la “joya de la corona” del gobierno del PP y de otros gobiernos

de corte autoritario neoliberal (como el de CiU y el PP en Cataluña) que

aspiran a transformar profundamente no sólo el sistema de relaciones

laborales, sino también el sistema político reduciendo aún más la limitada

democracia existente. En la reforma laboral, el Partido Popular muestra sin

tapujos su cruda ideología empresarial de clase, antisindical, de índole

neofascista y neoliberal. El objetivo de la reforma laboral es claro: abaratar

aún más los costes laborales, facilitar el despido, reforzar todavía más el

poder de los empresarios y debilitar a sindicatos y trabajadores. Sus

apartados más importantes pueden resumirse así (Pastor, 2012; CERES,

2012): abaratar y facilitar los despidos, debilitar los convenios colectivos y

fortalecer los “acuerdos” individuales, precarizar el mercado laboral y

empeorar las condiciones de trabajo favoreciendo la “flexibilidad interna”.

Consecuencias sociolaborales y previsibles efectos sobre la salud

La contrarreforma laboral tendrá consecuencias muy profundas y de largo

alcance sobre la población, la cual verá empeorar sus condiciones de vida,

trabajo y salud. Aunque no disponemos de los estudios sociológicos, laborales,

epidemiológicos y de salud pública que permitan medir su impacto real, el

conocimiento actual (Benach, Muntaner et al., 2010) permite anticipar

verosímilmente sus principales consecuencias que resumimos a continuación

en seis apartados.

1) Aumento del desempleo. En España, la crisis ha empeorado dramática y

desigualmente el desempleo, el más alto de los países ricos, generando uno

de cada veinte nuevos parados en el mundo. Desde el 2007 a febrero de

2012, se ha pasado de 1,7 a más de 5,2 millones de parados (del 8% a más

del 23,6% de la población activa) afectando sobre todo a los jóvenes,

inmigrantes y clases sociales pobres con menor educación. Uno de cada cinco

parados europeos (24,5 millones) es español y la reforma laboral empeorará

la situación. Aunque el ministro de Economía y Competitividad, Luis de

Guindos, ha “estimado” graciosamente que si se hubiera aplicado antes la

reforma laboral ahora habría un millón menos de parados (Información, 2012),

con más realismo el propio gobierno del PP apunta que en el 2012 se

perderán 630.000 puestos de trabajo (Gómez, 2012), cifra que asciende según

otras estimaciones hasta los 800.000 empleos (Fundación IDEAS 2012). A

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finales de 2012 podría haber seis millones de parados (24,3%). El desempleo

produce una incontable “cascada” de efectos negativos: paraliza carreras

profesionales, reduce la autoestima personal, genera riesgos que dañan la

salud y aumenta la probabilidad de enfermar. El estrés crónico produce

graves problemas de salud como la depresión (tres veces más que en quienes

trabajan), “engancharse” a drogas (legales o ilegales), padecer enfermedades

cardiovasculares (angina, infarto de miocardio, etc.), morir prematuramente o

suicidarse. Los problemas empeoran en las familias obreras, los pobres y las

madres solas con hijos. Por ejemplo, en los parados sin subsidio los problemas

de salud mental se multiplican por tres en profesionales y por siete en

trabajadores manuales, riesgos que se reducen mucho cuando hay subsidios

(Artazcoz, 2004). Obviamente, tras cada cifra, se cuentan miles y miles de

historias vitales llenas de lucha, dolor y desesperación. La amenaza de quedar

sin trabajo es un mecanismo disciplinario y de presión sobre la clase

trabajadora, que aumenta aún más a medida que crece el desempleo. La

inseguridad de parados y trabajadores incrementa además el miedo, la

xenofobia y la violencia.

2) Aumento de la precariedad laboral y el empleo informal. Los efectos del

desempleo sobre la sociedad y la salud representan la punta del iceberg de

otras condiciones de empleo relacionadas. Junto a los “desempleados

oficiales” hay cientos de miles de parados encubiertos (dejan de buscar

trabajo), subempleados (quieren trabajar más horas o buscan un trabajo más

regular), múltiples formas de autoempleo marginal y empleo informal

(actividades laborales remuneradas sin cotizar en la Seguridad Social de las

que se benefician empresarios sin escrúpulos), el trabajo sumergido en las

tareas domésticas o de cuidados (principalmente realizadas por mujeres

inmigrantes) y la precariedad laboral (asalariados inseguros, vulnerables, con

bajos salarios, escasa protección, pocos derechos e incapacidad de

ejercerlos). La elevada cifra de contratos temporales (25%) no refleja la

situación real de precariedad laboral (48% de la población asalariada según

un estudio con datos de 2005, que previsiblemente ha aumentado) que se

distribuye desigualmente (90% en mujeres obreras inmigrantes jóvenes, por

20% en hombres profesionales españoles mayores de 30 años) (Vives et al.,

2011). La precariedad, o trabajar intermitentemente con periodos de paro y

precariedad, daña la salud: a peor situación laboral peor salud. La creación de

falsos contratos “indefinidos” no eliminará las diferencias en las condiciones

laborales ya que éstas seguirán siendo el resultado de las estrategias

empresariales de gestión de personal dirigidas a reducir los costes laborales,

controlar el proceso productivo y externalizar la inseguridad económica. Con

los nuevos contratos seguirán existiendo millones de empleados afectados por

contratos basura, extendiéndose aún más la precariedad laboral a un número

cada vez mayor de trabajadores y trabajadoras.

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3) Peores condiciones de trabajo. La inseguridad, un riesgo psicosocial en el

trabajo ampliamente descrito en la literatura científica por su impacto

negativo sobre la salud (Ferrie, 2005) tanto en términos de empleabilidad

como en cambios no deseados en las condiciones de trabajo fundamentales

(por ejemplo, horarios, tareas, contratos, salarios), afecta negativamente la

salud. La mayoría de factores que favorecen el aumento de la flexibilidad

interna de las empresas aumentarán los factores de riesgo de trabajadoras y

trabajadores, lo cual se traducirá en más accidentes de trabajo, problemas de

salud y enfermedades y un mayor riesgo de morir prematuramente. Por

ejemplo, la inseguridad laboral en las condiciones de trabajo, en especial la

crónica, empeora la salud física (problemas cardiovasculares, aumenta el

sobrepeso y la obesidad, el nivel de colesterol, la tensión arterial) y mental

(mayor ansiedad, más trastornos del sueño), incrementando el número de

visitas médicas. Una distribución irregular de la jornada de trabajo, en

especial el trabajo a turnos, así como las largas jornadas de trabajo debidas a

las prolongaciones de jornada, incrementan la fatiga (especialmente en el

trabajo nocturno), los accidentes y el riesgo de tener trastornos

cardiovasculares, amén de producir trastornos del sueño y mayores

dificultades para responder a las demandas del espacio doméstico-familiar y

del espacio asalariado. En las empresas con procesos de ajustes de plantillas,

ya sea a través de la no renovación de contratos, de los despidos individuales

o de los expedientes colectivos de regulación de empleo, se produce un

empeoramiento de las condiciones, de los riesgos psicosociales y de la salud

entre el colectivo superviviente (Moncada, 2011).

4) Menos participación en salud laboral. Los trabajadores y trabajadoras no

sólo tienen el derecho de trabajar en condiciones seguras y saludables, sino

también de participar en las decisiones sobre sus condiciones de trabajo. Un

número creciente de estudios muestra la estrecha relación existente entre la

participación de los trabajadores (a través de diferentes formas de

representación y en particular de los delegados de prevención) y una mayor

salud laboral (Menéndez et al 2008), y, en general, la evidencia muestra como

la participación se asocia con mejores prácticas de gestión de la prevención,

de la que puede esperarse mejores resultados en salud (Menéndez et al.,

2009). La evidencia muestra también como esos resultados sólo se alcanzan

si la participación está organizada a través de sindicatos. Por ejemplo, un

estudio ha mostrado el efecto protector de los sindicatos —mediado a través

de los comités de seguridad y salud paritarios (empresa y delegados de

prevención)— en la reducción a la mitad de las lesiones por accidente de

trabajo (Walters y Nichols, 2007).

5) Más “presentismo” laboral. El miedo a ser despedido, la precarización del

empleo y el menor poder de los trabajadores favorecen la extensión del

llamado “presentismo” laboral (la presencia de los trabajadores en sus

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puestos de trabajo aún estando enfermos). Dado que faltar al trabajo puede

suponer ser despedido más fácilmente (20% de horas de la jornada en un

periodo de dos meses si son enfermedades cortas de menos de 20 días, o

25% en un periodo de cuatro meses discontinuos en un año), ahora el

trabajador no tendrá ni el derecho de estar enfermo. Según la Vª Encuesta

Europea de Condiciones de Trabajo de 2010, el 40,7% de los trabajadores y

trabajadoras de la UE-15 contestó afirmativamente a la pregunta si en los

últimos doce meses había “trabajado estando enfermo”, al tiempo que el 46%

de encuestados admitió haberse ausentado del trabajo por motivos de salud

en el último año. En España, un estudio muestra como el “presentismo” ha

aumentado notablemente en los últimos años debido a la actual crisis

económica: desde un 45% en 2010 al 85% en 2012, lo que significa que

actualmente ocho de cada diez trabajadores pasan más horas de las

establecidas en sus puestos de trabajo. Entre quienes alargan su jornada en la

empresa, seis de cada diez argumentan que lo hacen por temor a perder su

empleo, mientras que el 24% se queda en su puesto porque falta personal

(Randstad, 2010). El presentismo aparece con mayor frecuencia en los

colectivos con más dificultades para hacer valer sus derechos. La forma en

que éste se fomenta es diversa: desde prácticas visibles e institucionalizadas

hasta diversos tipos de presiones formales o informales de los jefes o las

mutuas (Gadea y Moreno, 2011). Por eso no puede extrañar el hecho de que

el presentismo acarree muchas consecuencias negativas para trabajadores y

empresas: deterioro de la salud, pérdidas de bienestar, disminución del

rendimiento, incremento de errores, más bajas y más largas a medio plazo.

6) Más pobreza y desigualdad social. Los cambios en las relaciones laborales

de la reforma laboral facilitan la reducción de salarios y la renta de las

familias, lo cual contraerá aún más el consumo y el PIB. Todo ello repercute en

un aumento de la pobreza y en un mayor número de “trabajadores pobres”,

con el efecto final de una mayor desigualdad social. Además del aumento de

la pobreza y la desigualdad derivada del paro y la precarización del empleo,

también empeorará la situación de los millones de trabajadoras y trabajadores

ocupados a quienes se impone una mayor presión para que reduzcan sus

salarios y un aumento de la incertidumbre sobre el mantenimiento de sus

puestos de trabajo. Es conocido que la pobreza y la desigualdad social son

determinantes fundamentales (Benach y Amable, 2004) que influyen en la

aparición de muchas enfermedades y la presencia de desigualdades en salud

(Benach y Muntaner, 2005). Por todo ello, la reducción de las desigualdades

en salud y la mejora de la salud y la calidad de vida dependerán en gran

medida de una mejora real en la equidad de oportunidades y en la creación de

empleo (con tal de que sea de calidad).

Comentario final

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En el Reino de España, la gran recensión de 2009 ha permitido que al fin las

clases dominantes realizaran su sueño dorado: acabar con la nimia protección

de la que gozaba la clase trabajadora española en su mercado laboral. Este

proyecto de clase en el cual se aúnan los intereses del capital financiero e

industrial español ha sido una asignatura pendiente que finalmente han

podido poner en marcha gracias, en buena medida, a la victoria del Partido

Popular en las urnas, tanto en las elecciones generales como en las

autonómicas y locales.

En el contexto de la actual crisis económica del capitalismo global, donde

siguen aumentando las desigualdades sociales y de salud, la nueva reforma

laboral es un nuevo paso atrás que empeora las condiciones de empleo y

trabajo produciendo también un significativo empeoramiento de la salud. La

reforma laboral, junto con otras políticas neoliberales del gobierno del PP que

flexibilizan una supuesta “rigidez” del mercado laboral español, debilita la

negociación colectiva y la protección social de la población trabajadora,

recorta los servicios públicos, crea inseguridad en los trabajadores y merma

su capacidad de lucha organizada contra la sobreexplotación capitalista a la

que están sometidos.

Los países con mejores condiciones de empleo y menor desigualdad son

también aquellos donde los trabajadores y trabajadoras, sindicatos y

movimientos sociales tienen más fuerza. Los paros, huelgas y otras formas de

lucha y protesta, deben ayudar a cambiar esa contrarreforma, mejorar las

condiciones laborales, reducir la desigualdad y mejorar la calidad de vida de

trabajadoras y trabajadores. Nuestra salud, individual y colectiva, está en

juego.

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Page 10: Joaquim Dodero Curtani

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se-cocina-el-presentismo-

Gómez, MV. “España perderá 630.000 empleos este año y tendrá un 24,3% de

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[Joan Benach y Gemma Tarafa forman parte del Grup de Recerca

Desigualtats en Salut-Employment Conditions Network

(GREDS-EMCONET) de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona;

Neus Moreno, Salvador Moncada y Clara Llorens forman parte del

Instituto Sindical de Trabajo, Ambiente y Salud (ISTAS-CCOO) de

Barcelona; Carles Muntaner forma parte del GREDS-EMCONET y de la

Bloomberg Faculty of Nursing and Dalla Lana School of Public Health

de la Universidad de Toronto; María Menéndez forma parte del

GREDS-EMCONET y de Comissions Obreres de Catalunya.]

26/4/2012

11

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Cuaderno de depresión: 9

Albert Recio Andreu

Austeridad, desigualdad y ajuste

A la hora de justificar sus decisiones, los políticos y los técnicos de alto nivel

apelan siempre a los aspectos colectivos. Las políticas se hacen en beneficio

del país, de la Unión Europea, de la economía mundial. Como si las

colectividades fueran homogéneas, cohesionadas y participativas, y estuviera

claro que los intereses del conjunto son también los de cada cual.

Esto es especialmente relevante cuando se trata de aplicar “sacrificios” en

forma de recortes de rentas, cambios en la jornada laboral, aumentos de

impuestos o cualquier otra medida que afecta a las condiciones de vida

cotidiana de la gente. Pero sabemos que en ningún nivel de colectividad

(desde la familia a la comunidad mundial) existe igualdad entre sus

miembros. Y también podemos observar que pocas veces las medidas afectan

por igual a todos.

Es posible que, en determinados momentos, las colectividades deban realizar

esfuerzos de austeridad, bien porque su comportamiento anterior ha sido

equivocado, bien porque deben hacer frente a una fuerza externa que las

obliga a ello. Si consideramos el impacto ecológico del modelo de vida

occidental, es evidente que estamos abocados, en un plazo de tiempo más o

menos corto, a realizar cambios importantes en nuestra forma de vida que

podemos asociar a la idea de austeridad. Si consideramos la actual estructura

de poder económico mundial, parece difícil que muchos países puedan evitar

recortes en su nivel de vida, aunque en bastantes casos se trate de una

imposición injusta.

Cualquier política seria de austeridad debe cumplir una serie de requisitos

para observar su compromiso de “emergencia colectiva”. En primer lugar, la

de preocuparse por la situación de las personas que están en peor situación.

En segundo lugar, la de ser equitativa en los efectos individuales. En tercer

lugar, la de centrar el peso de la carga en aquellos comportamientos que

tienen más responsabilidad a la hora de generar el problema. En cuarto lugar,

la de sentar las bases para desarrollar un modelo de vida viable en el futuro.

En quinto lugar, la de ser eficiente en las respuestas. Y en sexto lugar, la de

minimizar los daños.

Parece claro que, aplicando estos criterios, los actuales planes de ajuste

resultan manifiestamente inicuos y estériles. Las reformas adoptadas en

12

Page 13: Joaquim Dodero Curtani

materia laboral, sanitaria, educativa y de rentas están aumentando las

desigualdades sociales (en un país que ya en 2009 era el segundo con

mayores desigualdades de la Unión Europea, con un nivel de desigualdad un

40% superior al de la media, ya de por sí obscena). Algunos de los recortes,

como los del copago sanitario o los experimentados en las rentas de inserción,

atentan directamente contra las condiciones de vida de los más

desfavorecidos, y son completamente contradictorios con el propio discurso

oficial, que cifra en la educación y la investigación las posibilidades de salida

de la situación actual, mientras ambas partidas experimentan recortes

sustanciales. Asimismo, es evidente que eximir de impuestos a los

defraudadores, seguir permitiendo que los directivos de bancos quebrados se

autoconcedan generosos “bonus” o abogar por la creación de un nuevo

sistema de “castas” universitarias bajo el pretexto de que hay que premiar el

talento, nada tiene que ver con un sacrificio colectivo. Es el viejo trágala de

imponer a la mayoría sacrificios para mantener los privilegios de las elites.

Un mundo más austero sólo es tolerable si es más igualitario; si la actividad

humana se centra en alcanzar las condiciones esenciales de bienestar y elude

el despilfarro; si el menor consumo tiene una contrapartida en una forma de

vida y trabajo más rica en participación social. Una participación que permite,

además, debatir racionalmente sobre prioridades, límites y opciones. Los

planes de ajuste actuales no sólo no incluyen estos aspectos, sino que

introducen reformas que los hacen imposibles.

Frente a la desigualdad y el padecimiento que generan los nuevos planes, es

el momento de empezar a elaborar propuestas que apuesten por otro modelo

de austeridad, el de una sociedad ecológicamente responsable, socialmente

justa y participativa. Debemos ser capaces de construir una propuesta de

austeridad alternativa basada en propugnar una jerarquía de necesidades que

satisfacer, la penalización fiscal de las actividades de lujo o lesivas (por

ejemplo, impuestos diferenciados a consumos inadecuados, fiscalidad

ecológica, etc.), esquemas retributivos más igualitarios (incluyendo garantías

básicas de renta), formas de organización laboral más equilibradas y un

reparto equitativo de los costes del ajuste (no se pueden salvar bancos

cuando no se salva a las personas endeudadas injustamente). Debemos

convertir la consigna de la austeridad en un boomerang contra los verdaderos

promotores del despilfarro.

Dos preguntas sobre la tasa de paro en España

Participar en charlas y debates sirve para que a uno le planteen preguntas

insidiosas a las que es difícil responder a bote pronto de modo taxativo. Esta

pequeña nota tiene por finalidad intentar matizar lo que les dije en su

momento a mis interlocutores y, de paso, tratar de participar en una discusión

13

Page 14: Joaquim Dodero Curtani

más amplia.

I

La primera de estas preguntas me la lanzó mi amigo Agustí Colom durante un

seminario sobre la crisis que celebramos en la Facultad de Económicas de la

Universidad de Barcelona. En él yo trataba de explicar que las causas del

elevado desempleo español en la crisis actual se encuentran en la particular

estructura económica del país (fruto de su particular forma de inserción en la

economía mundial), más que en la regulación del mercado laboral. Su

pregunta directa fue cómo se explica, en todo caso, que incluso durante los

mejores momentos del auge económico el paro no bajara de 2 millones de

personas. De hecho, la cifra era algo menor (1,74 millones de personas en el

segundo trimestre del 2007), pero igualmente considerable. La figura se

volvía más moderada cuando de las cifras absolutas pasábamos a la tasa de

paro, que se situó algo por debajo del 8%, en cualquier caso superior a la de

muchos otros países.

A un nivel de desempleo se llega por muchas vías. Pero creo que hay una

serie de cuestiones que deben considerarse a la hora de explicar este mayor

desempleo español incluso comparándolo con otros países mediterráneos. En

primer lugar, hay factores que tienen que ver con el modelo productivo y su

variabilidad estacional. La economía española no sólo se caracteriza por la

importancia de actividades claramente estacionales (especialmente el

turismo) o actividades que generan entradas y salidas cortas del empleo

(como la construcción en el momento del auge), sino por que en las fórmulas

de organización adoptadas por muchas empresas en años recientes existen

sistemas de ajuste temporal de la producción (just in time) que también

provocan una elevada variabilidad del empleo. Ello nos lleva a tener que

considerar un segundo elemento: posiblemente, la economía española ha

experimentado en las últimas décadas un proceso más intenso de

“modernización” que otras economías próximas, y ello, paradójicamente, ha

minado la importancia de actividades que tradicionalmente han constituido

“reservas de empleo o subempleo”. No me refiero sólo a la agricultura, un

sector relativamente residual en lo tocante a la creación de empleo, sino

especialmente a la intensa modificación de las redes comerciales, hoteleras,

etc., así como a la intensa “racionalización” de lo que queda de actividad

industrial; una modernización que combina una intensificación laboral y un

mayor recurso a los sistemas de ajuste temporal ya mencionados. Y, en tercer

lugar, en el hecho de que la fase de crecimiento viniera acompañada de un

intenso proceso inmigratorio —la movilización de un colosal ejército de

reserva transnacional—, que contribuyó a la creación de un mayor excedente

de fuerza de trabajo. De hecho, en el momento de mayor auge, la tasa de

desempleo de los “nativos” había experimentado una caída notable y la de los

14

Page 15: Joaquim Dodero Curtani

recién llegados se situaba 4,5 puntos por encima (un 7,2% para los de

nacionalidad española frente a un 11,7% para los extranjeros, según cálculos

a partir de la EPA del segundo trimestre de 2007). La combinación de estos

tres elementos —paro friccional ligado a la estacionalidad y a la variación de

la actividad productiva, modernización acelerada y crecimiento del ejército de

reserva vía inmigración— explica, a mi entender, parte de nuestro diferencial

de desempleo. Básicamente, son los problemas de un país que podríamos

considerar que ha experimentado una modernización “truncada” porque no

ha desarrollado nuevos sectores de actividad con la misma intensidad que las

naciones centrales. Y hay que considerar, además, el insuficiente desarrollo

del sector público (fruto también de este mismo truncamiento, en gran

medida debido a la insuficiente fiscalidad y al hecho de que el Estado del

bienestar se empezó a consolidar justo cuando imperaban políticas

neoliberales), que ha frenado la creación de empleo.

Es posible que a todo ello se sumen problemas de funcionamiento del

mercado laboral: que, en la época de auge, una parte de la población

combinara activamente empleos poco deseables con la percepción del

desempleo (aunque vale la pena recordar que para percibir el seguro de

desempleo hace falta haber cotizado al menos doce meses), o que el uso

excesivo de la contratación temporal por parte de las empresas haya

generado un mayor desempleo. Aun así, creo que su papel en la historia es

menor. Que el ineficiente sistema de formación profesional y la insuficiencia

de los sistemas de orientación laboral son parte del problema. Y que, en todo

caso, forma parte de un mismo modelo productivo inadecuado y que ha

tenido poca preocupación por generar condiciones aceptables de empleo.

Cuando menos, considero que estas cuestiones deben ser tenidas en cuenta a

la hora de discutir sobre las razones de nuestras abultadas y persistentes

cifras de paro.

La explicación de la situación actual es más simple: el hundimiento de la

construcción explica una parte sustancial (el 50% de manera directa y el 75%

si contabilizamos sus efectos en otros sectores) de la destrucción de empleo.

La incapacidad para encontrar vías alternativas, el conocido efecto

multiplicador (la destrucción de unos empleos genera un efecto en cadena al

caer el consumo y la inversión) y la aplicación de ajustes en el gasto público,

visibles en 2011, han hecho el resto.

II

La segunda cuestión me la planteó Rosa M.ª Artal en la presentación del libro

colectivo Actúa (disculpad la autopublicidad). La pregunta era simple y

directa: ¿a qué cifra de paro llegaremos? Más allá de la osadía de ofrecer una

evaluación “experta” —que casi siempre resulta fallida—, lo que conviene

15

Page 16: Joaquim Dodero Curtani

entender es que la cifra estadística puede ser mayor o menor no sólo en

función de la profundidad de la crisis del empleo, sino también de la forma

que tome el mismo.

La cifra de desempleo es el resultado estadístico de aplicar unos criterios de

clasificación a las respuestas que ofrecen las personas sobre su situación

personal. En concreto, se contabiliza como desempleada cualquier persona

que declare estar buscando empleo y no tenerlo. El criterio de tener empleo

es simple: se considera ocupada a cualquier persona que la semana en que se

efectúe la encuesta diga haber dedicado al menos una hora semanal a una

actividad remunerada. El criterio de estar buscando empleo no sólo exige que

la persona diga que lo está haciendo, sino que especifique que ha realizado

alguna acción concreta en este sentido (entrevista de trabajo, sesión de

orientación, curso formativo, etc.).

El primer criterio, el de la ocupación, está sujeto a múltiples distorsiones,

especialmente por la existencia de diversas situaciones de subempleo, como

trabajos de pocas horas, actividades informales para sacar unos cuartos, etc.

Cualquier actividad de este tipo que el encuestado declare hace bajar el

desempleo y aumentar la ocupación. Sabemos que mucho de ello ocurre en

países en desarrollo donde el empleo informal está normalizado y en muchos

países desarrollados donde el empleo a tiempo parcial es habitual para

muchas mujeres. La misma Alemania ha conseguido maquillar sus estadísticas

con la proliferación de microempleos a los que ha sido condenada una parte

de su población. De hecho, si alguna de las personas que encontramos

recogiendo cartones del contenedor declara al ser preguntado que ha estado

trabajando como reciclador informal y obtenido por ello algunos ingresos,

puede ser perfectamente considerada como “ocupada”. Cuando el desempleo

se enquista, es habitual que prolifere este tipo de informalidad marginal y que

finalmente ello sirva, entre otras cosas, para maquillar la ocupación. Sólo hay

que ver las cifras de desempleo que lucen algunos países donde la

informalidad impera por doquier.

Los resultados del segundo criterio dependen de la forma en que respondan

los parados. Al fin y al cabo, la búsqueda de empleo (como la de setas)

depende de las expectativas de encontrarlo. Cuando el sujeto que “busca” ve

defraudadas sus esperanzas de hallarlo, la intensidad de su búsqueda decrece

(al igual que cuando vamos a buscar setas al bosque y constatamos que no se

dan las condiciones climatológicas adecuadas, o cuando consideramos que la

cola para acceder a un espectáculo es excesiva y no confiamos en que “nos

toque”). Cuando el paro es muy elevado y las posibilidades de encontrar

empleo son pequeñas, una parte de la gente deja de buscar (los

“desanimados”), y en lugar de ser contabilizados como parados se los

considera inactivos. La evolución reciente del paro español ilustra este

16

Page 17: Joaquim Dodero Curtani

fenómeno. Entre principios de 2008 y el segundo semestre de 2011, se

incorporaron unas 700.000 mujeres adultas a la búsqueda de empleo,

empujadas por la situación económica familiar y alentadas por la expectativa

de que podrían encontrar empleo (de hecho, en esta fase preliminar de la

crisis se crearon unos 275.000 empleos ocupados por mujeres). Esta entrada

de mujeres contribuyó a elevar las cifras absolutas de desempleo. A partir del

segundo semestre de 2011 las cosas cambiaron, se dejaron de crear empleos

y algunas mujeres están desalentadas por una búsqueda infructuosa. El

resultado es que la EPA refleja una reducción de la tasa de actividad

femenina, en la misma línea que antes lo hicieron las de los menores de

veinte años y las de los hombres de edad elevada. Si la situación se mantiene,

es bastante probable que prosiga esta tendencia al abandono de la búsqueda.

El resultado es que la inactividad camuflaría las cifras del desempleo. Y el

mismo efecto tienen la salida de inmigrantes o la emigración española al

exterior.

El resultado de esta historia es que la cifra de paro no sólo depende de cuánto

empleo se crea o se destruye, sino también de lo que se considere un empleo

o de la intensidad de la búsqueda. Por todo ello, creo que en el futuro

inmediato el desempleo seguirá creciendo, pero puede que las cifras se

moderen si la persistencia de la crisis provoca la proliferación de subempleos

diversos o desalienta los procesos de búsqueda. Sin embargo, más que en una

cifra concreta, en lo que nos tenemos que centrar es en la variedad de

víctimas que genera la situación, ya sean parados “pata negra”, inactivos

forzosos o supervivientes informales; una realidad plural bien definida por el

concepto “ejército de reserva”.

27/4/2012

17

Page 18: Joaquim Dodero Curtani

Responsabilidad política

Juan-Ramón Capella

La democracia ateniense era en muchos aspectos una democracia directa de

los pocos que tenían la condición de ciudadanos. En las sociedades

occidentales la complejidad de las poblaciones hace difícil que la democracia

directa se pueda dar. Ante todo hay que decir que los sistemas

contemporáneos se parecen al modelo griego en que son sistemas de

exclusión, aunque ésta se articule de distinta manera. La exclusión ateniense

de los trabajadores esclavizados era clara y descarada. La exclusión, en los

sistemas políticos contemporáneos, además de tener un componente claro y

descarado —los trabajadores sin voto por ser inmigrantes, en un universo

donde todo el mundo emigra—, tiene otro componente más fundamental: a

diferencia de los atenienses, donde los ciudadanos —propietarios— eran

relativamente iguales socialmente, los sistemas contemporáneos pretenden

ser democracias de desiguales: como si la formal igualdad del voto, cuando

existe, compensara la desigualdad social. Ésta es relevante políticamente

porque existen grandes masas de población manipulables hasta el punto de

hacer irreconocibles para ellas las opciones políticas en juego. Por eso, por

causa de la desigualdad social, los sistemas que suelen presentarse como

democráticos no pasan de ser oligarquías: unas oligarquías en las que los

representantes politicos pertenecen a empresas de servicios políticos

—grandes partidos— financiados por —y a las órdenes de— los poderes

económicos y de algún poder cultural afín (como ocurre en España con la

iglesia católica). Los derechos individuales —lo que permite el disfraz

democrático de estos sistemas oligárquicos— se recortan o se inutilizan

siempre que les conviene a los que mandan.

El sistema político ateniense, casi democracia directa de los propietarios,

contaba sin embargo con un instrumento para exigir la responsabilidad

política que a la modernidad le ha resultado extraño, precisamente porque

excluirlo sirve para evitar la exigencia de responsabilidad política. A la

democracia del capital le va un sistema de mercado: ¿no le gusta esta marca?

¡Pues elija otra! La única manera de exigir responsabilidades políticas en estos

pseudodemocráticos sistemas es cambiar de marca política, de partido,

vamos, a la hora de votar. El sistema se convierte así en irresponsable

políticamente. Las empresas de servicios políticos (llamadas partidos) al

servicio del capital se turnan en el gobierno con un único objetivo común:

impedir que prosperen partidos políticos al servicio de los trabajadores y de

las gentes corrientes. Pueden aliarse con ellos coyuntural o marginalmente,

pero al final siempre les pegan la patada.

18

Page 19: Joaquim Dodero Curtani

En cambio, los atenienses sí disponían de un instrumento de exigencia de la

responsabilidad política: el grafé paranómon o acusación de ilegalidad.

Consistía en que quien hubiera propuesto una ley —y la asamblea de

ciudadanos hubiera aprobado esa ley— que finalmente resultara nociva para

la ciudadanía, tenía que responder penalmente por ello, por mucho que en su

momento hubiera convencido a la asamblea y hubiera sido aprobada como

ley.

Para exigir responsabilidades políticas habría que inventar un grafé

paranómon adaptado a las circunstancias presentes. Una ley que permitiera

castigar severamente a los representantes y a los delegados de éstos —ya

que estamos en sistemas indirectos— por proponer leyes que resulten nocivas

para la ciudadanía.

25/4/2012

19

Page 20: Joaquim Dodero Curtani

Laicismo es libertad...

Vicenç Molina

… y la libertad se construye con nuestras acciones y opciones cotidianas. No

es un supuesto bien social, político o cultural instalado de forma definitiva en

nuestras sociedades. Se construye mediante el pensamiento libre, la reflexión

coherente, la afirmación contundente y nítida de nuestro derecho a una vida

libre y digna, y mediante la acción pública. La acción política, en el sentido

más genérico —o aristotélico, si así os parece— del término. Libertad para que

los seres humanos podamos acceder a la realización de aquello que nos haga

ser felices, sin obstaculizar ni impedir que los demás seres humanos también

lo hagan. Queda claro, entonces, que esto de la libertad no es tan sólo un

supuesto “negativo” de ausencia de coerción, sino que es, también, una

aplicación “positiva” de nuestra capacidad para convertir en realizaciones

factuales nuestros derechos. Y, para ello, es preciso que no existan

condicionantes ni limitaciones apriorísticas, ni que algunos tengan —o crean

tener— más derechos y menos deberes que otros.

El laicismo, entendido como la fundamentación de la absoluta libertad de

conciencia para todos, que hace posible la ausencia de criterios que deban ser

asumidos acríticamente como verdades finalistas, constituye un núcleo —creo

que insustituible— para que, desde la libertad completa de conciencia, pueda

llegarse a la libertad efectiva en nuestras vidas. Los planteamientos

antisociales, destructores de las mínimas cotas de bienestar que tanto habían

costado construir, propios de la versión más salvaje del capitalismo financiero

contemporáneo, y la mentalidad restrictiva, anclada en los esquemas del más

rancio conservadurismo clerical, propios de una de las peores derechas del

mundo —la española, el Partido Popular— atacan frontalmente ese derecho.

Atacan e intentan impedir el ejercicio de la libertad efectiva en nuestras vidas.

Podrían ser creyentes o practicantes en lo que consideraran oportuno, pero

sin agredir al personal. Podrían creer que la única ley económica es la de la

selva, que el sexo es únicamente un mecanismo concebible —precisamente—

para la reproducción, que no hay más que una verdad, que los depositarios de

esa verdad tienen legitimidad para impartirles doctrina, pero no tienen por

qué hacernos cargar a los demás con las consecuencias. La causa de todo ello

es la ausencia de laicidad, la falta del componente laico en la base

constitutiva de nuestra sociedad y de sus instituciones públicas. Ninguna

opinión laica les niega su derecho a someterse a códigos de conducta,

personal y privada, de carácter más o menos sadomasoquista, pero sí les

niega que ello deba ser extensible al resto de los miembros de la sociedad.

La amenaza flagrante contra los derechos sociales y las libertades civiles que

20

Page 21: Joaquim Dodero Curtani

se habían ido adquiriendo en España en los últimos tiempos —facilidad para el

divorcio en caso de mutuo acuerdo, la custodia compartida, ley de plazos para

ampliar el derecho a la salud sexual y la reproducción, investigación con

células-madre contra enfermedades degenerativas, igualdad de trato jurídico

independientemente de la orientación sexual de las personas, dependencia,

ampliación del derecho a la educación y educación para la ciudadanía, ley de

igualdad, regulación de espacios de culto...—, y que constituían medidas de

cierto avance (siempre insuficiente, no obstante) hacia una mayor civilidad

democrática y unas mínimas cotas de racionalidad democrática, pueden verse

completamente revertidas por la ofensiva neoclerical que se desprende de las

propuestas que se están efectuando en los ámbitos de la educación, la salud,

el bienestar social, la administración de justicia, y, obviamente, el económico

y laboral, que tampoco es ajeno al mismo tipo de fundamentaciones

dogmáticas.

En el actual gobierno del PP se junta lo peor de cada casa: fundamentalismo

de mercado, en su peor versión, y fundamentalismo filosófico-religioso. No es

casual el grado de satisfacción y contento de banqueros y obispos católicos

con sus medidas. Comparten la misma fe, en sus dos versiones. Han hecho lo

que han podido para bloquear los tímidos avances anteriores, han contribuido

a lo que se nos viene encima y se han beneficiado frívolamente del desgaste y

de la crisis para echarnos más crisis, menos libertades, más doctrinarismo.

Frente a ambos dogmas, necesitamos con urgencia un mínimo de

oxigenación. Para poder vivir, debemos poder respirar. Un compromiso con la

laicidad es, ya, cuestión de supervivencia...

La autodeterminación de las personas, de todos y cada uno de los individuos,

su derecho a acceder al espacio público y a los elementos configuradores de

los derechos a satisfacer las expectativas de una vida digna —salud, vivienda,

educación, seguridad, trabajo— están, ineludiblemente, vinculados a la

existencia de una sociedad en la que no existan impedimentos ni represiones

para el desarrollo de la libre conciencia, en la que no haya sometimiento de

ninguna persona hacia ninguna otra en virtud de una u otra relación de poder.

La laicidad —el laicismo— es, pues, el nervio, el sustrato y el vehículo

mediante el cual los individuos pueden asumir la libertad que les capacita

para elegir sus propios caminos hacia la felicidad. Y es la clave de bóveda de

una sociedad que garantice ese derecho, que otorgue igualdad de

oportunidades para su ejercicio, que facilite la conversión de los derechos en

capacidades para la acción. La laicidad, así, no debe ser entendida tan sólo

como garantía de la no injerencia de ninguna cosmovisión particular en el

espacio público o en las conciencias ajenas, sino también como la garantía de

la ausencia de dominación, es decir, como uno de los ejes vertebradores de la

justicia social.

21

Page 22: Joaquim Dodero Curtani

Posiblemente, si intentásemos efectuar una lectura crítica del estado actual

de la laicidad en nuestra sociedad, como opción potencialmente mayoritaria

—lo es, casi con seguridad, aunque bastante inconscientemente—, una de las

conclusiones más claras que obtendríamos es la falta, casi absoluta, de

conocimiento social que de ella se tiene. Interesadamente, por parte de

quienes continúan defendiendo la imposición pública de alguna cosmovisión

privada, o por parte de quienes confunden su propia conciencia particular con

el único argumentario posible para desprenderse de dicha imposición, se

tiende a confundir laicismo con ateísmo o anticlericalismo. En realidad, el

componente filosófico del laicismo se concibe como el trabajo para la defensa

de una ciudadanía liberada de dogmas y de tutelas, casi siempre impuestos

desde estructuras de poder ajenas a la conciencia personal, o simplemente

fruto de una tradicional inercia cultural. Es, además, un esfuerzo de

racionalidad para desvelar la capacidad crítica con el fin de reconocer las

rutinas de las formas de organización social que perpetúan la desigualdad. Se

identifica el horizonte filosófico de la laicidad —la libertad y el derecho a la

felicidad para todas las personas, independientemente de sus condiciones y

características personales o sociales— con una permanente invitación a

reflexionar sobre la coherencia entre aquello que somos —seres humanos

dotados de conciencia y con expectativas de acceso a nuestros propios

caminos de proyección vital— y aquello que hacemos –los resultados

concretos de nuestra acción, de nuestra cotidianidad, de nuestras opciones.

Esta reflexión sobre la coherencia es la propuesta de una ética que no se

sustenta en ningún fundamento extraconsciente, ajeno a la propia razón

autónoma, ni en ningún tipo de fuente de autoridad, y que pretende ser un

instrumento útil para la construcción de unas relaciones ciudadanas exentas

de sometimiento, exentas de dominación, exentas de cualquier tipo de

relación de poder como eje configurador de los vínculos interpersonales. Una

ética civil republicana, por lo tanto, como parámetro de concreción de aquello

que la fundamentación filosófica del laicismo propone construir.

En ningún momento ni en ninguna de sus auténticas concreciones, el laicismo

se opone al libre desarrollo de la investigación, de la búsqueda viva, en el

mundo interior de cada cual —que constituye el núcleo de la vida espiritual—

ante los interrogantes suscitados por la existencia. Más bien al contrario, el

laicismo, la ausencia de prejuicios, de dogmas y de límites al libre

pensamiento, es la garantía y la condición de una vida espiritual despojada de

toda injerencia y de toda pauta reglada por pretendidas autoridades que

aspiren a dirigir aquello que no puede ser susceptible de control ni de

limitación. En suma, el laicismo, la laicidad, no niega la espiritualidad. Y, para

favorecerla, allí donde debe, como es el caso de España, tiene que luchar

contra toda forma de clericalismo o de imposición dogmática sobre las

conciencias. Es en dicho sentido que el horizonte laico puede contar con

aliados entre posibles creyentes de una u otra cosmovisión religiosa o

22

Page 23: Joaquim Dodero Curtani

filosófica que defiendan el respeto a los caminos interiores de percepción de

la realidad espiritual, y que no acepten su congelación y esclerotización por

parte de las burocracias eclesiásticas de cualquier signo.

El laicismo, combate filosófico y político por la razón democrática en cuanto a

la vertebración de una comunidad política libre de sujeciones y de limitaciones

a la libertad de conciencia, conduce a la laicidad como fundamento común del

Estado y de las instituciones públicas, como base de la construcción de una

ciudadanía republicana. La laicidad política se expresa en el combate por la

separación jurídica y efectiva de la Iglesia y el Estado (de las Iglesias y el

Estado, en un marco potencialmente multirreligioso), por la ausencia de

privilegios de las confesiones religiosas o de cualquier tipo de cosmovisión de

carácter particular que pretenda obtenerlos, o que pretenda desentenderse

del respeto a los derechos de las personas y a los deberes de ciudadanía. La

adscripción a una u otra concepción filosófica o religiosa, del tipo que sea, no

puede, bajo ningún concepto —en un plano de estricto respeto a la

convivencia democrática— ni otorgar derechos ni restringirlos, porque las

relaciones entre las personas y el marco político de convivencia tienen que

articularse en virtud de sus derechos y deberes en tanto que ciudadanos, no

en tanto que creyentes o confesantes —o no— de ninguna cosmovisión

determinada. Es en virtud de dicho respeto que los poderes públicos —sea

cual sea su ámbito de representación o su marco territorial o administrativo—

no deben vincularse, en tanto que tales poderes, con ningún tipo de

acontecimiento o manifestación pública que se identifique con una u otra

concepción religiosa o filosófica, puesto que deben ser representantes del

conjunto de la ciudadanía, al margen de sus creencias particulares.

La laicidad de un Estado se pone de manifiesto de más de una manera. Y, en

negativo, su ausencia es, también, públicamente evidente. En España existen

múltiples manifestaciones de privilegio de las confesiones religiosas,

especialmente de la católica. Quizás algunas de ellas son, hasta ahora, más

de hecho que de derecho (al menos, explícitamente) como la doble red de

enseñanza pública, en la cual la privada concertada es mayoritariamente

confesional. Y las hay de derecho —exenciones fiscales, por ejemplo— que

transgreden abiertamente el mismo espíritu del mandato constitucional. Las

instituciones públicas, pues, para ser realmente representativas del conjunto

de la ciudadanía, y no solamente de una parte –aunque se pretexte su

mayoría sociológica, completamente inercial y rutinaria, ateniéndonos a los

datos empíricos– deben basar su acción en la responsabilidad democrática,

demostrando su respeto a la conciencia plural de la ciudadanía. Para ello, la

laicidad constituye el eje de sustentación de una actuación responsable.

Dicha responsabilidad se concretaría en la denuncia de los acuerdos

concordatarios entre el Estado español y la llamada Santa Sede, en el

23

Page 24: Joaquim Dodero Curtani

establecimiento de un trato jurídico igualitario entre las instituciones y todas

las confesiones con cierto arraigo social, en la anulación de cualquier

consideración con respecto a éstas que no las someta al mismo ordenamiento

jurídico que a cualquier otra asociación civil, en la anulación de cualquier

discriminación educativa, fiscal, institucional, comunicativa, basada en

cuestiones de pertenencia comunitaria o confesional. La responsabilidad

implicaría, también, la defensa del derecho del conjunto de la sociedad a

acceder a todas las capacidades para desarrollar su proceso de emancipación.

Proceso claramente incompatible con la exigencia de un trato basado en una

creencia dogmática de cariz economicista que nos convierte en simples

herramientas al servicio de un supuesto poder extraconsciente (los mercados)

y con el mantenimiento de estructuras educativas que impiden, en ciertos

casos, que el alumnado pueda acceder a toda la formación, a toda la

información, sin límites, sea cual sea el contexto cultural de pertenencia de

sus comunidades de origen o la ideología o convicciones de sus familiares o

responsables. La sociedad democrática debería hacer prevalecer, ante todo,

ese derecho de acceso de los que menor facilidad pueden tener para defender

la plenitud de desarrollo de sus personalidades. Y todo ello implica,

necesariamente, la recuperación, defensa y potenciación del espacio público

—cívico, laico, republicano...— de todos y todas, de nadie en particular. Y no

sólo en lo que se refiere a la educación, la cultura o la moral pública, sino

también a la economía y las estructuras sociales. Mucho trabajo por hacer, por

tanto. Muchos combates que librar... Muchos compromisos que adquirir...

Mucha inercia que vencer... Mucha vida por vivir, sin sujeciones. Es decir, en

libertad.

[Vicenç Molina es profesor de la Universidad de Barcelona y miembro

de la Fundación Ferrer i Guàrdia (www.ferrerguardia.org)]

25/4/2012

24

Page 25: Joaquim Dodero Curtani

El fraude fiscal en España

Miguel Ángel Mayo

La delicada situación económica y social que afecta a España podría poner en

riesgo el mantenimiento de nuestro Estado del Bienestar. Para evitarlo, es

necesario obtener en los próximos años una financiación impositiva suficiente

y equitativa, traducida en mayores ingresos fiscales que permitan reducir el

déficit público sin recurrir a sacrificios en gastos sociales. Ello requiere una

actuación verdaderamente eficiente por parte de la Administración Tributaria,

que tiene que extender su actuación a la generalidad de los contribuyentes y

repartiendo entre ellos, de forma equitativa, la carga impositiva conforme a su

capacidad económica. Un objetivo que precisa del compromiso de las

Administraciones Públicas responsables de la gestión y de toda la sociedad:

gobierno, parlamento, partidos, agentes sociales y ciudadanos.

Los estudios académicos sobre el fraude fiscal han apuntado a dos

conclusiones principales sobre las cuales se ha formado un amplio consenso, a

saber: que el cumplimiento tributario disminuye cuando aumentan los

impuestos con una administración tributaria poco eficaz (compensando y

neutralizando los efectos recaudatorios de las subidas de impuestos); y que

este mismo cumplimiento tributario aumenta cuando la Administración

Tributaria mejora sus procedimientos de gestión y control, lo que revela la

rentabilidad recaudatoria y social y el efecto multiplicador de la inversión en

recursos para la gestión tributaria. Por ello, en estos momentos de crisis

económica, con un déficit cifrado a finales del año 2011 en 91.000 millones de

euros y que amenaza con mantenerse en niveles elevados en los próximos

años, es cuando se presenta una oportunidad excepcional y a la vez necesaria

para afrontar, en positivo, una lucha eficaz para la prevención, detección y

sanción del fraude fiscal. Nuestra clase política deberá afrontar el reto de

tomar decisiones trascendentes en estos momentos de dificultad y apostar

valientemente por un modelo fiscal que garantice un desarrollo social y

económico sostenible.

Pero, ¿qué es el fraude fiscal? ¿Es la factura del fontanero con o sin IVA? ¿Los

2,4 millones de euros que la Audiencia Nacional condena pagar a Luis Figo a

Hacienda referidos a una controversia por derechos de imagen? ¿O la

posibilidad de establecer tu residencia en un paraíso fiscal para no tributar a

la Hacienda Española? El fraude fiscal es simplemente el hecho de dejar de

ingresar a la Hacienda Pública. Pero nunca una definición tan simple tuvo

efectos tan demoledores, porque supone, por un lado, una disminución de

ingresos al Estado que nos permitirían costear esos servicios públicos

indispensables que están siendo recortados en estos momentos, y por el otro,

25

Page 26: Joaquim Dodero Curtani

porque legitima una conducta defraudatoria por la cual la gente podría

pensar: “todos defraudan. De manera que yo también, si puedo, defraudaré”.

Es importante delimitar si estamos o no hablando de cifras elevadas. Los

diferentes estudios elaborados sobre la materia coinciden en estimar una cifra

de fraude fiscal en torno al 23% del PIB, lo cual supone que cerca de 89.000

millones de euros dejan de ingresarse anualmente. O dicho de otra manera,

que uno de cada cuatro euros se escapan del control fiscal. Aún más

preocupante es que nuestras cifras de fraude se sitúen diez puntos por

encima de la media de nuestros países vecinos de la Unión Europea. Y

hablamos de la media, no de aquellos países con una mayor conciencia fiscal

cuyas cifras de fraude están alrededor del 4%, como podrían ser Suecia o

Dinamarca. De manera que es menester tener claro que sólo con rebajar

nuestro fraude en estos diez puntos que nos diferencian de la media de los

países de nuestro entorno, ingresaríamos anualmente cerca de 38.000

millones de euros, quince veces más que lo que se espera recaudar mediante

la amnistía fiscal anunciada por el gobierno del Partido Popular.

Pero hemos de ahondar aún más en el problema del fraude y preguntarnos

quién defrauda estas enormes cantidades, así como cuáles son los

mecanismos para eludir al Fisco. En lo que se refiere a la primera pregunta, es

sin duda más fácil visualizar a quien realmente no defrauda, esto es, la clase

asalariada. Actualmente, las arcas del Estado se nutren básicamente de dos

impuestos que recaen directamente sobre ella: por una parte, el Impuesto

sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF), que supuso en el último ejercicio

liquidado un 44% de los ingresos por impuestos, siendo las rentas del trabajo

quienes aportaron el 83,7% de la recaudación; y por otra, el Impuesto sobre el

Valor Añadido (IVA), un impuesto totalmente regresivo que no discrimina en

su tributación la capacidad económica del obligado a su pago y que aporta un

32% del importe de la recaudación por impuesto de nuestro país.

En el otro vértice de la justicia impositiva, estarían los que sí defraudan al

Estado, y al respecto se estima que más del 72% del fraude lo cometen

actualmente los grandes patrimonios y las grandes empresas. Podemos

aportar como dato empírico el hecho de que, al cierre del ejercicio 2010,

existían en nuestro país 3.113 Sociedades de Inversión de Capital Variable

(SICAV) que gestionaban un patrimonio acumulado de 26.154,3 millones de

euros, reguladas por una normativa del todo ventajosa que no las empuja a

gestionar el patrimonio de un conjunto de partícipes, sino a gestionar y

aminorar la tributación de grandes patrimonios individuales. De modo que,

cuando hablamos de grande patrimonios, surge inevitablemente una

pregunta: ¿para cuándo un impuesto sobre grandes patrimonios que grave no

sólo la renta titularidad de las personas físicas, sino la totalidad de la renta

real que se esconde tras estas sociedades instrumentales, muchas veces a

26

Page 27: Joaquim Dodero Curtani

través de entramados que acaban irremediablemente gestionados por

empresas fantasma domiciliadas en paraísos fiscales? Sin entrar en las

sofisticadas y modernas normativas fiscales de determinados países como

Belize, Panamá, Luxemburgo, podemos poner aquí el ejemplo de la Isla de

Sark, que en 2005 tenía una población de 575 habitantes al tiempo que poseía

domiciliadas a más de 15.000 empresas (y uno sólo de sus residentes era el

director financiero —figura similar al administrador de la sociedad en nuestra

normativa estatal— de más de 2.400 de ellas).

Actualmente, estos territorios están contribuyendo con su singular aportación

a la pesadilla financiera que vivimos. Su insolidaridad hace que la disminución

de los ingresos impositivos de los Estados, tan necesarios en el contexto

actual, haga peligrar nuestro Estado del Bienestar y el mantenimiento de sus

prestaciones sociales básicas. Para dar una idea de la eficacia de estos

paraísos fiscales, baste con decir que la empresa de asesoramiento

económico Merrill Lynch estima que unos seis billones de dólares están

depositados en estos territorios, lo que supone casi un tercio de los activos de

las fortunas particulares del planeta. Por su parte, el Fondo Monetario

Internacional calcula que una cuarta parte de la riqueza mundial se oculta en

ellos, mientras que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo

Económico (OCDE) piensa que la evasión fiscal de los países que forman parte

de ella y que se realiza a través de los paraísos fiscales, llega a los 600.000

millones de dólares.

Qué duda cabe de que no podemos permitirnos estos agujeros fiscales en un

momento en que asistimos a un auténtico desplome de nuestros ingresos

tributarios. Entre los años 2007 y 2010 el volumen de ingresos tributarios ha

descendido en 41.140 millones de euros, lo que equivale a una caída

impositiva de más del 20% en términos de recaudación. Desde luego, hay

instrumentos para erradicar el fraude fiscal. Otra cosa es que se disponga

plenamente de ellos. En este sentido, España es un caso paradigmático: pese

a tener un nivel de economía sumergida en torno al 23% de su PIB

—porcentaje sólo comparable a Grecia e Italia—, cuenta con un empleado de

la Agencia Tributaria por cada 1.680 contribuyentes: un indicador tres veces

inferior al de la media de los países de la OCDE y cinco veces inferior a países

vecinos como Francia o Alemania. ¿Es el problema realmente grave? Sí, y

espero que le lectura de este artículo ayude al lector a tener una dimensión

exacta de su magnitud. El descenso de ingresos tributarios, unido al enorme

fraude fiscal existente y al inevitable aumento de gastos sociales derivado del

pago de prestaciones sociales en tiempos de crisis, hacen que la situación

económica del país peligre seriamente y que las necesidades de ingresos

impositivos cobren una importancia primordial.

Ante tal situación, el pasado viernes 31 de marzo de 2012, el gobierno del PP

27

Page 28: Joaquim Dodero Curtani

aprobó una amnistía fiscal que durará ocho meses y que permitirá a las

empresas y personas que defraudaron regularizar su situación con el Fisco

mediante una tasa blanda del 10% de los saldos en cuentas opacas o del

precio de los inmuebles y/o acciones en los que invirtieron las cantidades

ocultadas. Como no podía ser de otra manera, esta amnistía viene

acompañada de la clásica advertencia de aumento de sanciones,

intensificación de la lucha contra el fraude y de la declaración de que “ésta

será la última amnistía”, siguiendo el guión de las anteriores amnistías

fiscales de 1977, 1984 y 1991 y de la amnistía laboral de 2011. Así, cualquier

contribuyente, o, mejor dicho, cualquier no contribuyente podrá regularizar su

situación tributaria, es decir, blanquear su dinero oculto por un pago único del

10%.

Pero hemos de ser coherentes y decir que el gran inconveniente de cualquier

amnistía de este tipo es que raya los límites del principio de igualdad

tributaria sancionado por el artículo 31 de la Constitución española, ya que

supone un agravio comparativo para los contribuyentes que cumplen con sus

obligaciones fiscales y que soportan tipos superiores que llegan hasta el 52%

en el IRPF, mientras que los defraudadores podrán saldar sus cuentas con el

Fisco a precio de saldo. Además, podemos señalar una serie de graves

defectos que la amnistía fiscal va a provocar en el funcionamiento de nuestro

sistema tributario. Por de pronto, esta medida da a entender que el Gobierno

reconoce la incapacidad de la Agencia Estatal Tributaria para luchar contra la

economía sumergida, lo que choca frontalmente con los reiterados anuncios

del Ejecutivo de potenciar la lucha contra el fraude. De hecho, entre 1980 y

2008, mientras el volumen de la economía española se duplicó, la economía

sumergida se multiplicó por cuatro. A mayor abundamiento, la tasa del 10%

se considera “cuota declarada”, lo que evitará la persecución de delitos

fiscales a un precio de saldo evitando la condena penal, pagar la cuotas

defraudadas, las multas de hasta seis veces el importe de la cuota

descubierta, la responsabilidades civiles y los antecedentes penales. Es decir,

la amnistía permite enjuagar los mayores fraudes cometidos. Ante estas

premisas, va a ser difícil explicar a la opinión pública los motivos por los que

se suben los impuestos a los ciudadanos que ya los pagan y se aprueban

amnistías para quienes defraudan.

Pero no todo ha de ser un mensaje pesimista. Si la situación global de crisis y

déficit ha propiciado una amnistía fiscal, pongámonos a trabajar por una

Administración Tributaria realmente eficiente que rebaje drásticamente las

cifras del fraude fiscal. Es del todo incoherente anunciar una amnistía fiscal si,

al mismo tiempo, no se regula el sector como es debido para que este

episodio no vuelva a repetirse y no nos viéramos obligados a hablar en futuro

de una nueva amnistía a causa de la impotencia por detectar el fraude en

nuestro país. Ante ello, el Gobierno está trabajando en un Anteproyecto de

28

Page 29: Joaquim Dodero Curtani

Ley de Medidas para la Prevención y Control del Fraude Fiscal, del cual

podemos destacar como medidas anunciadas la prohibición del pago en

metálico por importe superior a 2.500 euros, la eliminación de determinados

obligados tributarios al régimen de estimación objetiva (los conocidos

módulos) y un control más exhaustivo de las rentas en países terceros. Es

evidente que estas medidas no son más que una tirita aplicada a nuestra

hemorragia fiscal. Sin embargo, ¿existirá voluntad política para aplicar nuevas

medidas, regulaciones y reformas que permitan acabar con el fraude fiscal, o

permitiremos que el fraude se mantenga y cuadraremos el déficit con recortes

del gasto público?

Me permito concluir: no más recortes al gasto público y sí más recortes… al

fraude fiscal.

[Miguel Ángel Mayo es coordinador en Cataluña del Sindicato de

Técnicos de Hacienda y miembro de la Plataforma por una Fiscalidad

Justa, Ambiental y Sostenible]

30/4/2012

29

Page 30: Joaquim Dodero Curtani

Enric Juliana, los anarcoitalianos y el catalán "assenyat"

Carlo Pisacane

Seny: sana capacitat que és penyora d’una justa percepció, apreciació, captinença,

actuació.

(Diccionari de la Llengua Catalana de l’Institut d’Estudis Catalans)

Assenyat: que té seny, que obra amb seny.

(Ibidem)

Hace tiempo, un amigo catalán me espetó medio en serio medio en broma:

“¡Los italianos nos estáis invadiendo!”. Si no ando errado, debía correr el año

2007. Y no le faltaba algo de razón. Era una época en que todavía centenares

de italianos se establecían cada mes en Barcelona atraídos por una España de

la que se hablaba en nuestro país como ejemplo de dinamismo económico y

modernidad cultural contrapuesto a una Italia berlusconiana en caída libre

desde todos los puntos de vista. La directora y actriz Sabina Guzzanti plasmó

esta imagen en su película Viva Zapatero! (2005), de la que emergía la falsa

imagen de un ZP como demiurgo de una nueva izquierda europea.

El hecho, decía, es que en la primera década del nuevo siglo fueron muchos

los italianos que se afincaron en Barcelona por los motivos más diversos:

quien por amor, quien por trabajo y quien por el destino. Un fenómeno sin

duda favorecido por iniciativas académicas como el Programa Erasmus o la

implantación de vuelos a bajo coste a través de los cuales un italiano podía

pasarse un fin de semana en casa de sus padres por veinte euros. Hasta no

faltó quien se declaró “exiliado” de la Italia de Il Cavaliere haciéndose la

víctima y el agraviado. Bastaría con ver el documental L’altra Itàlia que emitió

TV3 el año pasado para darse cuenta de cuánto funcionaba, a nivel mediático,

este tipo de simplezas para legitimarse como “nuevos catalanes” (¿hacía falta

en una Europa unida?), y reforzar la autoestima de los autóctonos como

pueblo acogedor.

Con todo, la presencia italiana en Cataluña no es nueva. En un reciente libro

de Silvio Santagati se explica el peso de la comunidad italiana de Barcelona

30

Page 31: Joaquim Dodero Curtani

desde 1865 y su no escasa incidencia en la vida cultural y económica de la

ciudad [1]. Esta presencia no desapareció ni en los duros años de la dictadura

franquista. Según datos del Ayuntamiento de Barcelona, en 1972 los italianos

residentes en esta ciudad eran 3.000, un número nada despreciable si

consideramos la situación política que vivía el país y en una etapa de auge de

la cultura italiana en Cataluña: por aquel entonces, la gran mayoría de sus

líderes y activistas políticos y sindicales se declaraban “italianizantes” y

discutían en sus escritos los textos de Gramsci, Berlinguer, Pasolini, Lama,

Basso, Lombardi, Bobbio, Ingrao, Rossanda y un largo etcétera. No era una

moda que concernía sólo a la izquierda: por poner un ejemplo significativo,

eran años en que Jordi Pujol se declaraba admirador del democratacristiano

Amintore Fanfani. Quien tenga hoy más de cincuenta años y haya tenido en su

juventud el gusanillo de la política, podrá corroborar lo que acabo de decir.

Finalmente, y ya en los años de la democracia, los italianos volvieron a

descubrir Barcelona a través de dos acontecimientos significativos: el Mundial

de fútbol de 1982, en que la selección italiana que se proclamaría campeona

del mundo jugó la mitad de sus partidos en el viejo estadio de Sarrià y en el

Camp Nou acompañada por miles de hinchas procedentes de todo el país; y

los Juegos Olímpicos de 1992, durante los cuales los italianos se quedaron

fascinados por la transformación de una ciudad que había derribado las

chimeneas de las viejas fábricas del textil para convertirse en un robusto polo

de atracción turística. En definitiva, fue en los años noventa cuando

—paralelamente a la aplicación del Tratado de Schengen— se sentaron las

bases para la llegada de los 30.000 italianos que actualmente residen en

Barcelona y que han formado una comunidad variopinta que ha sabido

adentrarse en todos los ámbitos de la sociedad catalana —desde el comercio

y la investigación científica hasta el mundo “okupa” y el activismo político—

con una cierta capacidad de adaptación.

Pero he aquí que, después de años de convivencia tranquila, el director

adjunto de La Vanguardia, Enric Juliana, apunta a esta comunidad en un

reciente artículo para el diario de la familia Godó cuando afirma que los

disturbios callejeros producidos en Barcelona durante la huelga general del 29

de marzo tuvieron una “matriz anarcoitaliana” [2]. Fijémonos bien en cómo el

autor yuxtapone ideas, sujetos y acontecimientos completamente distintos

para dar cuenta de ello: “Desde los Juegos Olímpicos de 1992, Barcelona es

una ciudad mítica para los jóvenes italianos. Mar, alegría, cultura y liberalidad.

La ciudad Erasmus. Barcelona, ciudad en la que los italianos (sumados a los

argentinos con pasaporte italiano) son hoy una de las minorías nacionales

más numerosas. Josep Pla sugirió en una ocasión que Catalunya es la región

más occidental de Italia. Hay una matriz anarcoitaliana en los recientes

sucesos de Barcelona que conduce al No TAV de Val di Susa y a la violencia

que asoló el centro de Roma en octubre pasado, poco antes de la caída del

31

Page 32: Joaquim Dodero Curtani

gobierno Berlusconi. En los incidentes registrados en Barcelona en el último

año, siempre ha habido algún italiano entre los detenidos. El pasado 29 de

marzo no fue la excepción. Dos jóvenes italianos también figuran en la lista de

heridos por la acción de los Mossos d'Esquadra”.

¡Zas! En dos párrafos Juliana encadena las Olimpiadas, el programa Erasmus,

la referencia a la nutrida comunidad italiana de Barcelona, la lucha popular

contra la construcción de la línea del Tren de Alta Velocidad que devastará la

Val di Susa piamontés, la matriz anarcoitaliana de los sucesos del 29M y los

heridos italianos en los disturbios. Todo en el mismo saco y bien revuelto con

vista a causar en el lector la sensación de que estos anarquistas tengan que

ver, directa o indirectamente, de una manera u otra, con sus compatriotas

residentes en la ciudad condal. Ahora bien, puesto que Juliana no cita ninguna

fuente directa ni recurre a la siempre ambigua frase “según fuentes

consultadas”, resulta claro que su "tesis" se descalifica por sí sola. Si acaso, lo

interesante del artículo es preguntarnos por el objetivo que se proponía

alcanzar, lo que a su vez nos obliga a decir unas cosas sobre su mismo autor,

ya que no se entiende el uno sin el otro.

Como muchos excomunistas, Enric Juliana es un periodista que se las da de

profundo conocedor de Italia. Sus artículos están repletos de referencias a

Italia y a su cultura, por mucho que, como la mayoría de italianólogos que

circulan por los medios de comunicación de este país, no vayan más allá de

los tópicos más trillados: la inevitable cita del “Gatopardo” por aquí, algo de

Maquiavelo por allá, reflexiones sobre la supuesta finezza política italiana (¿?)

y cosas de este tipo. En definitiva, el italianismo más trasnochado de quien,

en vez de estudiar la realidad compleja de un país, basa su escritura sobre

algunas ideas costumbristas que sólo sirven para ganar la condecoración de

“Comendador de la Orden de la Estrella de la Solidaridad Italiana”. (Preguntad

a cualquier italiano que conozcáis qué es esta condecoración y ya veréis la

cara que os pondrá). Este estilo tertulianesco se une a otra característica del

quehacer periodístico de Juliana que no tienen los colegas que, como él,

proceden del viejo PSUC: la de hablar de Cataluña y España como dos

entidades con cuerpo y alma, dos sujetos con vida propia que discuten, se

pelean, hacen las paces y se conllevan con resignación. No hay catalanes,

sino “Cataluña”. No hay españoles, sino “España”. Es dentro de estos dos

entes metafísicos e interclasistas que se dirime la lucha política del Estado

español según un relato que cualquiera puede encontrar en las páginas de

diarios tan distintos como El Mundo, Avui, Abc o La Vanguardia. Los

nacionalismos se distinguen entre ellos por la diferente patria que quieren

potenciar y no por el método que emplean para hacerlo. Y este método,

Juliana lo domina perfectamente. Tanto que fue él el acuñador de la

archicitada categoría del “català emprenyat” que encarnaría

antropomórficamente a la nación y que reuniría presuntamente a siete

32

Page 33: Joaquim Dodero Curtani

millones de catalanes encabritados con España y con un gobierno tripartito

que no defendió los intereses de Cataluña como era debido. En suma, una

definición simplona pero útil para banalizar el sentido común que envuelve la

política catalana y reconducirlo al lugar de donde nunca tendría que haberse

desviado: el de dialéctica entre naciones y nacionalismos que tan bien maneja

Convergència i Unió.

Pero esta vez, insinúa Juliana, el problema de Cataluña no es España, sino

unos centenares de anarquistas italianos dispuestos a encender el fuego

destructor que dará origen a la nueva sociedad. Nada nuevo bajo el sol. El

fantasma del italiano anarquista, lumpen y subversivo fue ampliamente

utilizado por la prensa nacionalista conservadora de la Lliga de Enric Prat de la

Riba y Francesc Cambó en los años de la Restauración y de la II República.

Sobre todo a partir del asesinato de Cánovas del Castillo a manos del

apuliense Michele Angiolillo en 1897, el libertario italiano fue considerado por

el diario La Veu de Catalunya como el virus que amenazaba con infectar al

cuerpo sano de la nación y a un proletariado menor de edad y fácil presa de

demagogos foráneos. Porque claro: el proletariado catalán, antes que

proletariado, era catalán, y por lo tanto innatamente imbuido de los valores de

la laboriosidad, la disciplina, el espíritu religioso y el patriotismo que tanto

gustaban a aquella derecha. Este es el motivo por el cual los lligaires siempre

se negaron a reconocer la catalanidad de la potente galaxia anarcosindicalista

construida alrededor de una CNT que acusaban de estar bajo el control de

“murcianos” desnacionalizadores y españolistas. De haberlo hecho, como era

preciso dado que la mayoría del cenetismo estuvo formada por catalanes de

soca-rel como Salvador Seguí y Joan Peiró, se habría esfumado el mito de una

sociedad catalana hecha a su imagen y semejanza.

Mutatis mutandis, Juliana intenta ahora repetir este tipo de propaganda

reclamando la necesidad de luchar contra estos anarcoitalianos que, con su

terrorífica propaganda por el hecho, estarían convirtiendo la placentera y

“assenyada” Barcelona en la capital antisistema de Europa; anarquistas

italianos que han surgido de esa numerosa comunidad que ya vive entre

“nosotros”, catalanes laboriosos e inmunes al vicio de la guerrilla urbana y,

más aún, de la protesta social. Sólo unos guiris ultrapolitizados y ajenos a

tranquila realidad catalana podrían haber cometido los destrozos del día 29

tras haber “encontrado en Barcelona un gran escaparate, un malestar juvenil

en fase creciente y una contradicción política que posiblemente haría las

delicias de Malatesta: la fuerza política encargada del orden público catalán

cuestiona o discute —democráticamente— el statu quo español. Poniendo en

tensión el orden público catalán, se tensa toda la cadena de las

contradicciones internas españolas”. Sin duda, un plan perfecto: atacar a

Cataluña para desestabilizar a toda España. ¡Ni el pobre Errico Malatesta

habría llegado a tamaña perfección estratégica! Estas consideraciones serían

33

Page 34: Joaquim Dodero Curtani

divertidas si no fuera porque contribuyen a crear un determinado clima de

emergencia en nombre del cual el inefable conseller de Interior Felip Puig ha

presentado una página web en la que invita a los ciudadanos de Cataluña a

convertirse en delatores de los agitadores callejeros, y por el que su colega

estatal Jorge Fernández Díaz quiere endurecer el Código Penal incluyendo

entre las “modalidades de acometimiento” (ataque violento dirigido contra un

policía) las amenazas y comportamientos intimidatorios o el lanzamiento de

objetos peligrosos. O que ambos quieran incluir como delito de desorden

público los supuestos en los que se penetre en establecimientos públicos o se

obstaculice el acceso a los mismos. En una palabra, criminalizar los piquetes

informativos de huelga.

Y resulta aún menos divertido saber que la jueza Carmen García Martínez

basara su negativa a poner en libertad a los injustamente detenidos durante

el día de la huelga (Dani, Ismael y Javier) asegurando que, pese a no estar

fichados por los Mossos d’Esquadra como miembros de grupos antisistema,

“ello no excluye que tales grupos estén teniendo últimamente una acogida

más grande, aún individuos reclutados en el extranjero, como fuentes

periodísticas solventes revelan estos últimos días”. Teniendo en cuenta que

Juliana ha sido el único periodista catalán en hablar de extranjeros

antisistema, cabe deducir que fue su artículo la “fuente periodística solvente”

que utilizó la jueza para apuntalar su decisión. Una fuente tan solvente que no

cita datos e informaciones mínimamente contrastados. Así funciona nuestro

periodismo y nuestra justicia. Y así funciona nuestro Estado de Derecho.

En definitiva, los artículos como el de Juliana cumplen, por un lado, con la

función de crear miedo y la “necesidad” de recurrir a medidas excepcionales

de carácter policial para restablecer un orden público supuestamente

quebrado; y por el otro, tratan de absolver a una sociedad catalana

consustancialmente pacificada que, como tal, no pudo tener nada que ver con

los incidentes del día 29. Para ello, la numerosa y visible comunidad italiana

de Barcelona era el chivo expiatorio perfecto al que endosarle la

responsabilidad de lo ocurrido.

De todos modos, es de dudar que los cambios penales que se proponen tirar

adelante Fernández y Puig sirvan para ablandar la conflictividad sociolaboral

del país. Lo que sí parece innegable es que, dentro del enorme drama social

que está viviendo Cataluña con sus 836.000 parados, hay también el

minúsculo drama intelectual que están experimentando Juliana y los corifeos

más o menos confesos de la derecha pujolista: el del desmoronamiento de

aquella Cataluña oficial en la que han ido creyendo ciegamente. Para

entendernos, la Cataluña emprendedora, mesocrática y moderada, con una

ética del trabajo luterana y portadora de posibilidades de ascensión social

para aquellos que estuvieran dispuestos a integrarse a través del aprendizaje

34

Page 35: Joaquim Dodero Curtani

del idioma y de su cultura. Hace tiempo que esta imagen, cuyos orígenes ya

he dicho que se remontan a los textos del nacionalismo conservador del siglo

XIX, ha dejado de existir sin que esta misma derecha sepa cómo y con qué

otra imagen sustituirla. Por muchas subvenciones que otorgue a diarios y

asociaciones afines, Convergència i Unió ya no podrá reconstituir ese

segmento social afecto que, con expresión metonímica, solía llamar “sociedad

civil”. Porque es su misma base social la que está en crisis por las políticas

económicas que está llevando a cabo este partido y que están esquilmando

no sólo a las clases trabajadores, sino también a su electorado tradicional

formado por empresarios y clases medias. En realidad, estamos ante el final

de un ciclo político y económico que se remonta a los años ochenta, y será

cada vez más complicado para los periodistas como Juliana invocar la paz

social ante una sociedad con tantos parados y tanta gente que tiene miedo a

perder su puesto de trabajo. La política de CiU, de cuya validez e

inevitabilidad el diario La Vanguardia es uno de los partidarios más

entusiastas, es una política sin futuro vertebrada en torno a un despliegue de

recortes sociales que están ahogando al ya anémico tejido económico catalán.

Bastaría con citar el caso de “Eurovegas” para darnos cuenta de que, si se

quisiera proseguir por este camino de austeridad capitalista, la única manera

para crear trabajo sería —efectivamente— crear un monstruoso desfogadero

para ludópatas, meretrices y aventureros de toda laya. El horno de CiU no

está para otros bollos.

Puestas así las cosas, no bastarán los artículos de Juliana para desviar la

atención de los problemas de la sociedad catalana y exorcizar un conflicto

social destinado a aumentar, incluso —y por desgracia— en sus

manifestaciones más violentas e inútiles como las que acaecieron en el centro

de Barcelona el 29 de marzo. Este es el resultado de las políticas que tanto él

como su diario propugnaron durante décadas. Apelar hoy, como no dejan de

hacer Juliana y La Vanguardia, al catalán “assenyat” como columna vertebral

de un país moderno y avanzado, esto es, al catalán razonable y con sentido

común, ya no equivale a apelar a capitanes de industria que no existen o a

una burguesía en crisis de identidad y/o subvencionada por el cada vez más

mísero erario público, sino a las miles de personas que se manifestaron

pacíficamente en las calles de Barcelona el 29 de marzo para exigir un cambio

de modelo social y económico que salve a una Cataluña hundida por los

desmadres del neoliberalismo. Un país, en definitiva, que esté en condiciones

de ofrecer un futuro digno a sus ciudadanos que ahora les es negado. Y que

Juliana tome nota: muchos de los italianos que vivimos en Barcelona y que

consideramos esta tierra como nuestra, estaremos fraternalmente a su lado.

Notas

[1] Silvio Santagati, La Casa degli Italiani. Storia della comunità italiana di Barcellona

(1865-1936), Barcelona, Mediterrània, 2007.

35

Page 36: Joaquim Dodero Curtani

[2] Enric Juliana, “El brote violento en Barcelona tiene una matriz anarcoitaliana”, en La

Vanguardia, edición del 8 de abril de 2012. Consultable en:

http://www.lavanguardia.com/politica/20120408/54282903647/brote-violento-barcelona-matri

z-anarcoitaliana.html

[Carlo Pisacane es un italiano residente y activo políticamente en Barcelona]

28/4/2012

36

Page 37: Joaquim Dodero Curtani

Resolver la crisis a golpe de detención

Carles Camps Mundó

Cuando las actuales autoridades españolas y catalanas trabajan para imponer

medidas restrictivas extraordinarias en nombre de la protección de la

democracia, precisamente están haciendo todo lo contrario: desacreditarla.

Nos están diciendo, lisa y llanamente, que todo lo que hemos votado los

ciudadanos para otorgarnos derechos y deberes, con todas sus garantías, es

insuficiente, y que es necesario restringir la libertad —¡oh, paradoja!— para

protegerla. El discurso del miedo. Pero ¿quién tiene miedo realmente? Porque,

¿de qué libertad nos hablan sobre todo? ¿De la de mercado para continuar

estafándonos y empobreciéndonos?

Contra todo aquello que, según nos quieren hacer creer los que se sientan en

las poltronas del poder económico y político, es un atentado contra la libertad

—la queja, la protesta, la resistencia y, en último extremo, la violencia—, sólo

hay un remedio: más libertad, y la libertad no lo es sin justicia, sin igualdad

—social y de género—, sin distribución equitativa, sin pleno empleo, sin

protección social —educación, sanidad, vivienda, pensiones—, sin el respeto

de las mayorías por las minorías —ideológicas, raciales, lingüísticas, de opción

sexual—, sin una vida digna garantizada... En definitiva, la libertad no lo es si

al menos los derechos constitucionales no son derechos de verdad y sólo se

pueden disfrutar como privilegios que se obtienen con dinero.

El problema real de que se trata es que la democracia con límites no

democráticos —como lo son los límites ademocráticos o directamente

antidemocráticos del capital empresarial y financiero— enseguida choca con

contradicciones irreversibles cuando no se dispone de bastante dinero para

“comprar” un tanto por ciento suficiente de población para garantizarse su

silencio. Y no nos hagamos ilusiones, hoy día no existe ningún político en el

ámbito parlamentario que sea capaz de plantar cara a la voracidad del capital

nacional y transnacional, que prefiere arramblar con todo lo que pueda y

llevárselo, si las cosas se ponen mal, a otro lado. Cada reducción de sueldo

que nos aplican con el permiso formal de “nuestros” representantes políticos

es una ampliación de la plusvalía que arrancan de nuestro trabajo mientras

les “servimos”, en el doble sentido del término.

Esto es lo que ahora han descubierto los políticos actuales (los empresarios ya

hace muchas décadas que lo saben): la perfectibilidad de la democracia

llevaría ineluctablemente a la socialización y, por lo tanto, a la necesaria

democratización de la economía. Por ello, ante unas docenas de violentos, en

37

Page 38: Joaquim Dodero Curtani

vez de reconducir las situaciones de conflicto por vías políticas, han de

amplificar el fenómeno como si fuese el Apocalipsis para poder decirnos que

la libertad corre peligro y de este modo, en un auténtico juego de manos,

poder restringírnosla. Incluso pretenden criminalizar la resistencia pasiva, ese

derecho humano básico contra cualquier tipo de abuso.

Es inútil que detengan a violentos; si acaso tendrían que “detener” la

violencia, y esto sólo se puede conseguir “deteniendo” el sistema que nos

arruina y que, en realidad, con los detenidos, expresa el deseo de “detener”

cualquier posibilidad de transformación de las relaciones de producción.

Pero, por lo que se ve, todo encargado de Interior de la derecha española o

catalana sufre el “síndrome Fraga” —aquello tan sintomático de la calle es

mía—; por esto da miedo que, con tanta ceguera política en graves momentos

de crisis económica y social, cualquier día alguien lo pague muy caro, como

pasó en Vitoria en 1976. O como le ha pasado no hace mucho a la Ertzaintza.

Las moscas no se matan a cañonazos sin causar estragos mucho más graves.

23/4/2012

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Page 39: Joaquim Dodero Curtani

Comentarios prepolíticos: 8

Joan Busca

Autoritarismo y violencia

La deriva autoritaria de las políticas conservadoras parece imparable. Y

claramente visible en nuestro país, donde la derecha ha conservado gran

parte de sus privilegios y de su tradición cultural. No es posible aplicar un plan

de ajuste como el español, el italiano, el griego o el portugués sin ejercer una

violenta coacción para impedir que las protestas vayan más allá de límites

tolerables. La enorme campaña propagandística del “no hay alternativa” que

los expertos recomiendan, o los mercados demandan, no es suficiente para

desmovilizar a la sociedad. Y, a medida que crecen las protestas, se

desarrollan con una fuerza inusual políticas represivas que derivan claramente

en un vaciamiento real de los derechos políticos básicos. La erosión de los

pocos elementos de democracia real (los derechos sociales básicos) corre

paralela a la de la democracia formal (los derechos políticos y la ficción de la

ciudadanía protagonista de la vida social deja paso a la recuperación de una

sociedad estamental, conformada por individuos con derechos diferenciados

según el estatus social, en que los extranjeros sin papeles ocupan, de

momento, el lugar más bajo de la escala).

Todo esto es conocido. Lo experimentamos todos los días y se ha exacerbado

a raíz de la reciente huelga general: encarcelamientos injustificables, uso

masivo de medios violentos, promoción de la delación, propuestas de ley

orientadas a criminalizar a cualquier organización social, criminalización de la

resistencia pacífica. Se trata de la vieja estrategia de diferenciar al ciudadano

de orden del revoltoso, de promover la parálisis mediante el miedo, de

generar una imagen violenta de los movimientos sociales que permita su

aislamiento. De paralizar las respuestas sociales. Los Puig y los Fernández

Díaz aplican una estrategia tradicional que no duda en dar prioridad a la

defensa de la injusticia en detrimento de la libertad y la democracia.

Es una estrategia peligrosa, sobre todo para quienes somos víctimas

potenciales de la misma. Y por esto es necesario que nuestras acciones tomen

en consideración la necesidad de cortocircuitar, en la medida de lo posible,

esta estrategia de criminalizar la disidencia y camuflar la injusticia. Y en este

campo es evidente que la línea de respuesta que se adopte va a jugar un

papel esencial. No hay nada que legitime tanto al poder como el

enfrentamiento directo con una acción que puede aparecer violenta.

Especialmente cuando se puede presentar “troceada” en los medios de

comunicación para que el espectador pasivo no pueda entender el conjunto

39

Page 40: Joaquim Dodero Curtani

del proceso. Y no hay nada que resulte, al menos, tan difícil de digerir por el

poder como la violencia contra protestas pacíficas. La violencia en el desalojo

de la plaza de Catalunya el año pasado, las imágenes de policías pateando a

personas que estaban simplemente sentadas y la imposibilidad de aportar,

por parte de los Mossos d’Esquadra, pruebas de que se había enfrentado a

una manifestación violenta hicieron mucho para reforzar las simpatías de

parte de la población hacia los jóvenes del 15M.

Ahora que la opción represiva se ha reforzado, ayudándose con las imágenes

efectistas de la huelga general en Barcelona, los movimientos sociales deben

saber desarrollar una línea de acción que combine resistencia y acción

pacífica. Que evite generar una imagen del teatro de la acción favorable al

discurso represivo. Porque, al final, donde nos jugamos la libertad y la

democracia es en la capacidad de sumar millones de personas a la defensa

activa de los derechos. Donde podemos desactivar la represión es socavando

su legitimación. Y ello requiere huir de escaramuzas infantiles y optar por una

perseverante e incansable lucha en defensa de las libertades, los derechos y

la justicia. Un objetivo que debe también tratar de aislar el uso de la fuerza

bruta como un medio legítimo de relación social. Toda la historia de la

indignidad humana está llena del uso y abuso de la violencia. Un abuso que

fue una parte crucial del primer intento histórico de construcción de una

sociedad igualitaria.

27/4/2012

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Page 41: Joaquim Dodero Curtani

Apuntes para un "Libro de la Selva Política"

El Lobo Feroz

Los que abominan de la política tienen razón: la política institucional es

abominable. Las políticas neoliberales son abominables. Le quitan a la gente

que vive de su trabajo la escasa seguridad conquistada a lo largo de

generaciones de lucha política.

Pero los que pasan de la política de los de abajo siendo de los de abajo son no

sólo apaleados sino cornudos. Para los de abajo intervenir a pie en política es

esencial.

* * *

Socialdemocracia. Éste es un concepto que hay que retomar, aunque se ha

convertido en un insulto. Un absurdo insulto de otros tiempos. Los

bolcheviques eran la mayoría de un partido socialdemócrata. Luchaban por

una democracia socialista y les fue, sin embargo, como les fue. Se empezó a

llamar denigratoriamente 'socialdemócratas' a los socialistas no adheridos a la

Internacional Comunista. El calificativo de socialdemócratas casi nunca lo

merecieron; la denigración, en no pocos casos, sí. Hoy, ¿es el Psoe un partido

socialdemócrata? No: el Psoe es un partido neoliberal, sean cuales sean sus

siglas y su historia: así les ha ido también a ellos. ¿Es Izquierda Unida un

partido socialdemócrata? Sí, lo es, y quizá no lo sabe. Aunque no puede gran

cosa no puede ser otra cosa. Eso no es malo.

* * *

Un movimiento puede ser muy importante, pero nunca es universal. Habita en

un mundo social donde hay otros movimientos, donde hay antagonistas e

indiferentes y neutrales. Pero un verdadero movimiento de la sociedad es algo

muy básico que nadie puede atreverse a ignorar. Manifiesta que en la

sociedad se da un impulso que procede de sus necesidades vitales. Por eso

han existido el movimiento de los trabajadores y el movimiento feminista y

antisexista. Pero han existido en un mundo donde han encontrado resistencia

de aquellos aspectos de la sociedad que no quieren morir: los depredadores

de todo tipo.

* * *

No usemos a tontas y a locas el concepto de movimiento social. Hacerlo es

crear confusión donde no la debe haber.

41

Page 42: Joaquim Dodero Curtani

* * *

Un movimiento se dota siempre de algunos elementos programáticos: el

movimiento sabe al menos lo que no quiere, y, con menos precisión, trata de

definir lo que quiere. Pero en seguida tropieza con los problemas de la

comunicación interna. Una manifestación se puede convocar desde teléfonos

móviles; un programa de lo que se quiere precisa una comunicación más

amplia, más reposada, más madurada, más capaz de precisarse y adaptarse a

las necesidades. No va por móvil. Para eso están los materiales de discusión,

los debates en asambleas y todo lo demás. Un movimiento no consigue sus

objetivos en el momento de su formación. No es como un relámpago, sino

como un río. A veces como un glaciar.

* * *

¿Qué son los partidos? Los partidos son grandes corrientes de opinión

subterránea si los entendemos como inteligentemente lo hizo Antonio

Gramsci: según eso, los lectores de ABC y La Razón compondrían un partido,

los nacionalistas secesionistas —incluso de diversas orientaciones (derecha,

izquierda)—, otro. Los manifestantes indignados de esta crisis del presente

componen otra gran corriente, una corriente visible y otra subterránea que

está de acuerdo con ellos. Los golfantes que votan a la derecha, que siempre

votarán a la opción más reaccionaria que se les proponga, y en cualquier

materia, y que viven pisoteando a los demás, son otro partido (por mucho que

a veces sus argumentos aparenten ser lo que defienden los de abajo). A veces

los partidos, en este sentido fundamental, subterráneo, que no tiene siglas, se

unen en los movimientos sociales y cada uno trata de arrimar a su sardina las

ascuas de estos movimientos.

* * *

En el gran movimiento de los de abajo confluye mucha, mucha gente. Es

natural que diferencias de edad, de historia personal, de posición social o

laboral, culturales y demás, produzcan extrañamientos internos.

Afortunadamente las grandes verdades sociales son siempre corales, y en los

coros cada voz aporta algo distinto. Las diferencias son riqueza de

pensamiento. El monolitismo ideológico no puede ser otra cosa que una triste

mierda generalmente seca.

* * *

Hay que desconfiar de los que se indignan mucho por poca cosa. Aunque a

veces hay que leer esa indignación por poco como incapacidad para expresar

su verdadera indignación.

42

Page 43: Joaquim Dodero Curtani

* * *

Un movimiento precisa un referente político. Porque para avanzar hacia sus

objetivos tiene que dar pasos, esto es, alcanzar objetivos intermedios, y para

alcanzar objetivos intermedios tiene que poner toda la carne en el asador, de

vez en vez, en cada uno de ellos, incluso cuando en alguna ocasión se

equivoque y tenga que rectificar. Ha de conseguir unos aliados para dar

ciertos pasos que no serán aliados para otros pasos. Por estas razones un

referente politico es esencial. Tan esencial como impedir que sea ese

referente quien imponga sus objetivos al movimiento. La única manera de

impedirlo es democratizar radicalmente el referente político o crear

decididamente uno nuevo si lo que hay se demuestra inservible.

* * *

Los partidos políticos, incluso los de los trabajadores y de la multitud

corriente, son muy necesarios y a la vez muy peligrosos. Parte de la gente que

empieza como activista de partido acaba profesionalizándose en esa

actividad. Y como no estará dispuesta a perder su puesto de trabajo tenderá a

confundir los objetivos del partido con sus objetivos personales, e imponerle

estos últimos al partido. Y si esto no lo hace una sola persona, sino muchas, el

partido acabará desnaturalizado.

Por eso se han buscado artificios que posibiliten mantener la orientación del

partido al margen de los intereses personales de sus dirigentes. La separación

entre los órganos dirigentes del partido y la presencia en las instituciones es

uno de esos artificios; la limitación de los mandatos, otro; la constitución de

fondos de reserva para que quienes cesan en un cargo público puedan

subsistir mientras buscan otro trabajo es un tercer expediente, en realidad

poco usado. Pero lo esencial es esto: si se cabalga en un partido, hay que

asegurarse de que está bien embridado. Los mecanismos de democracia

interna deben estar muy bien engrasados y facilitar a todos tener los ojos bien

abiertos. No puede haber opacidad en esos mecanismos.

* * *

A veces partidos y movimientos experimentan una división interna. Me refiero

a divisiones internas muy esenciales y generales, no a asuntos de detalle.

Estas divisiones importantes no se pueden resolver mediante la formación de

mayorías y minorías. Ni tampoco con escisiones o divisiones. Las escisiones

hacen imposible que los problemas maduren y la división se supere, por una

parte, y por otra no hacen más que debilitar y desanimar. Si se forman

mayorías y minorías básicas en una institución de los de abajo y uno se queda

en minoría, debe saber resistir estando en minoría. El tiempo y el

43

Page 44: Joaquim Dodero Curtani

mantenimiento de la actividad permitirán saber si lleva razón o no la lleva, y

en todo caso lograr precisiones programáticas satisfactorias para todos.

* * *

Lo que ha de buscar un movimiento es tener hegemonía. Lo que busca un

partido es tener dominio. El dominio sin hegemonía es pan para hoy y hambre

para mañana. Por eso conviene saber en qué consiste la hegemonía.

La hegemonía de un movimiento consiste en que capta para su avance las

cabezas de la gran mayoría de la sociedad. Que las ideas del movimiento se

vuelvan predominantes en la sociedad. Así, el movimiento feminista y

antisexista está consiguiendo ganar creciente hegemonía social. Conseguir

hegemonía es conseguir impregnar la cultura de una sociedad y de una

época. Hay hegemonía de un movimiento cuando el comportamiento de las

personas, la creación cultural social, y también la creación de su avanzadilla

artística —poetas, pintores, músicos, cineastas, dramaturgos, narradores,

etc.—, materializan los ideales del movimiento social.

Los viejos del lugar —pero también los jóvenes espabilados— pueden medir

cómo se ha volatilizado la hegemonía de las ideas socialistas en los últimos

veinticinco años, cómo ha disminuido. Probablemente esa minoración empezó

mucho antes. Eso enseña, en primer lugar, que ninguna conquista social es

"para siempre". Y en segundo lugar enseña que la hegemonía es histórica, y

que hay que comprender la historia.

* * *

El movimiento obrero del pasado ignoró en amplia medida el dominio del

patriarcado y la explotación del nicho ecológico de la vida superior en el

planeta. Tienen razón los que dirán que esa ignorancia no fue total; fue, sin

embargo, substancial, y por eso el movimiento obrero tradicional merece ser

criticado, como merecen ser criticados los movimientos actuales que luchan

contra el dominio patriarcal y la explotación ecológica y tienen los ojos

cerrados para la explotación de unas personas por otras, esencial en el

capitalismo que conocemos. Quien esté libre de pecado que tire la primera

piedra.

Dicho esto, también está claro que el movimiento de los trabajadores del

pasado fue extremadamente fideísta: quiso creer que la revolución de Octubre

era una conquista inviolable y cerró los ojos a su reiterada violación. Lo

terrible es que muchas personas, cuando finalmente se han dado cuenta de

que se habían hecho ilusiones, han abandonado sus ideales en vez de

enfadarse consigo mismas por su ingenuidad.

44

Page 45: Joaquim Dodero Curtani

Pero las personas que se habían hecho demasiadas ilusiones también

consiguieron muchas cosas. Eso es visible ahora que los poderes se sienten

fuertes para destruirlas todas. Por eso es hora de sobreponerse, de ponerse

en pie y volver a luchar junto con otros.

Hay que repetir en voz alta muchas veces la palabra solidaridad para

buscarla. Es una idea-fuerza, el Norte de la brújula social. Y practicarla.

* * *

Los de arriba les roban las palabras a los de abajo: libertad, democracia,

socialismo. Corromperlas forma parte de su juego. A buen entendedor...

25/4/2012

45

Page 46: Joaquim Dodero Curtani

Dilemas después del 29-M

Antonio Antón

La huelga general del 29-M es un paso clave contra la ofensiva regresiva del

Gobierno del PP. Ha sido una actuación acertada de los sindicatos, que han

demostrado ser agentes sociales fundamentales para encauzar el rechazo

popular y frenar la involución social. Ha tenido un impacto social positivo, y

reabre nuevas posibilidades y escenarios para continuar la acción sindical y

ciudadana contra la política de recortes y por los derechos sociolaborales y

una gestión más justa de la crisis. Es una tarea conjunta del movimiento

sindical y la izquierda social y política, que se enfrentan a diversas dificultades

y limitaciones. Aquí nos centraremos en las actuaciones de los grandes

sindicatos, dada su influencia y protagonismo. En las orientaciones y

decisiones de sus dirigentes ha habido aciertos y errores. Y son convenientes

una reflexión crítica y un debate constructivo para reafirmar los primeros y

evitar que se reproduzcan los segundos. Las encrucijadas inmediatas están

abiertas. Es preciso sacar enseñanzas, comprender mejor el significado de

esta amplia y contundente respuesta ciudadana y enmarcarla en el proceso

social anterior. Así, se podrán definir mejor su impacto posterior, las opciones

estratégicas para el sindicalismo y las perspectivas a medio plazo.

Límites del diálogo social

La actuación de las cúpulas sindicales ha dado diversos bandazos, y ha

denotado algunos diagnósticos poco realistas y una estrategia ambivalente y

contradictoria. Su apoyo a los tres últimos pactos sociales (el acuerdo para la

negociación colectiva —ANC— de 2010, el pacto para el recorte de las

pensiones en 2011 y el acuerdo salarial con la aceptación de su pérdida de

capacidad adquisitiva en 2012) ha llevado al movimiento sindical a callejones

sin salida. Han constituido concesiones sindicales relevantes en el retroceso

de los derechos sociolaborales de las clases trabajadoras, no han conseguido

resultados significativos con vistas a frenar los planes gubernamentales o

empresariales, y no han impedido las siguientes reformas regresivas: la de la

reforma laboral del PSOE en el primer caso; la de la negociación colectiva del

Ejecutivo socialista en el segundo, y la actual reforma laboral del Gobierno del

PP en el tercero. Tampoco han evitado el deterioro de la estabilidad del

estatus y la capacidad contractual de las estructuras sindicales.

La experiencia de esos pactos generales ha demostrado que esos procesos

institucionales de diálogo social no han conseguido resultados positivos para

las condiciones y los derechos de capas populares y para el mantenimiento

del equilibrio contractual en las relaciones laborales, ni han constituido un

46

Page 47: Joaquim Dodero Curtani

freno significativo o una suavización relevante de su aplicación. Todo lo

contrario. La colaboración de esos dirigentes sindicales, con su apoyo a esos

retrocesos, no les ha reportado mayor credibilidad social, sino mayores

dificultades de legitimidad ante la sociedad y sus bases sociales. Así, han

producido una erosión de su capacidad representativa y de influencia frente a

empresarios e instituciones políticas, que ahora, con esta demostración de

fuerza y apoyo popular del 29-M, recuperan parcialmente. Sin embargo, esa

mayor debilidad sindical ha sido aprovechada por la patronal y los gobiernos

(primero el del PSOE y después, de forma más dura, el del PP, además de

varios autonómicos) para imponer sus siguientes reformas regresivas. Estas

medidas, además de un profundo recorte de los derechos laborales, también

conllevan un fuerte desequilibrio en las relaciones laborales, con mayor poder

empresarial y marginación de la función reguladora y representativa de los

sindicatos.

Por tanto, esa apuesta fundamentalista por el diálogo social, en el actual

contexto de fuerte ofensiva antisocial, ha sido ineficaz respecto de sus

objetivos explícitos de frenar sustancialmente estos recortes. Tampoco ha

servido para garantizar el estatus y la estabilidad de los propios aparatos

sindicales, a cuya línea de flotación apuntan las tres reformas laborales:

indefensión de los trabajadores y trabajadoras, subordinación al

empresariado, y debilitamiento de la capacidad reguladora y contractual de la

negociación colectiva y de las correspondientes comisiones negociadoras y

paritarias. La función reivindicativa y representativa a través de la acción

sindical en la negociación colectiva queda cuestionada y disminuida, y puede

generar mayor impotencia transformadora y menor legitimidad de los

aparatos sindicales ante sus bases sociales.

No obstante, desde hace tiempo ya eran evidentes el estancamiento de la

acción sindical reivindicativa y dinamizadora durante la negociación de los

convenios colectivos y el bloqueo en el avance sobre sus resultados para las

capas asalariadas. El primer ANC de 2002 fue defensivo; pretendía impedir la

reforma laboral del PP, cosa que no evitó, y hubo que frenarla con la huelga

general de ese año, que sí consiguió su modificación sustancial. Era todavía

una época de crecimiento económico y de empleo y de mantenimiento de las

condiciones salariales y laborales, aun en un mercado de trabajo con

importantes zonas de precariedad, particularmente juvenil. La conflictividad

laboral en la negociación colectiva prácticamente desapareció. La

dinamización y el empuje del sindicalismo de base no aparecían como una

necesidad para fortalecer esos derechos y la propia credibilidad de sus

representantes en la negociación. Junto con esa relativa estabilidad en el

empleo y en las condiciones laborales y salariales, esa inercia ofrecía cierta

confianza en el mantenimiento de dicho equilibrio contractual y la

acomodación de esa estructura negociadora. Se reforzaba con el

47

Page 48: Joaquim Dodero Curtani

reconocimiento institucional y jurídico de varias decenas de miles de

sindicalistas en su función negociadora, a través de las comisiones

negociadoras de los convenios, comisiones paritarias y diversas funciones de

mediación y arbitraje, junto con la participación institucional de muchos

dirigentes sindicales y la ampliación de su aparato para desarrollar políticas

activas y de formación (cuestión contra la que apunta la rebaja de 1.500

millones de los presupuestos generales de 2012).

Sin embargo, ese entramado organizativo tenía unas bases frágiles si no se

asentaba en la bonanza del crecimiento económico y del empleo con un

reparto equitativo de sus rentas, es decir, con unos resultados reivindicativos

significativos para las clases trabajadoras. Presuponía una fuerte vinculación

con sus bases sociales, importante en los grandes centros de trabajo, pero

más débil entre las capas trabajadoras de las pymes y la gente joven. Con la

crisis y las políticas regresivas, esa labor negociadora e institucional no ha

sido suficiente para evitar su cuestionamiento empresarial y del gobierno

socialista primero y de la derecha después, que han impuesto un profundo

desequilibrio que cercena la dimensión y el estatus adquiridos por esos

aparatos sindicales. La simple inercia de una representatividad y una

comunicación básica con sus afiliados y sus bases sociales más estrechas,

presenta insuficiencias para acometer las nuevas tareas, más duras, que

requieren una profunda y prolongada activación de los trabajadores y

trabajadoras y una mayor participación de sus bases sociales.

La crisis económica y de empleo, la presión empresarial y la política

institucional de austeridad y subordinación del diálogo social a una política

regresiva, han puesto de relieve la fragilidad del estatus de esa burocracia

sindical. Los sindicatos son instrumentos fundamentales —reconocidos en la

Constitución— para participar en la regulación de las condiciones

sociolaborales. Las sucesivas reformas, además de precarizar las condiciones

laborales, han debilitado la capacidad de articulación y presión social de las

capas asalariadas y han fortalecido el poder empresarial. Pero el segundo

componente clave y más específico es el desequilibrio en las relaciones

laborales, con el debilitamiento de la capacidad reguladora de las estructuras

sindicales en la negociación colectiva y en el plano más general. Los cambios

normativos e institucionales que ahora se aprueban consolidan esa situación y

van a tener efectos regresivos profundos, laborales y sindicales, en los

próximos años. Ello sí puede constituir una derrota particular de los aparatos

sindicales, idea incorporada en la visión algo catastrofista de que la ofensiva

del PP va “a terminar con todo”, incluidos el reconocimiento y la estabilidad

de los dirigentes de los grandes sindicatos. No es el final. En las 4.500

empresas grandes y medianas (con un millón de asalariados) con convenio

propio, su representación sindical más estable y su comisión negociadora ven

reducidas sus funciones en favor del empresario y las comisiones de arbitraje,

48

Page 49: Joaquim Dodero Curtani

pero tienen mayores recursos que el resto de las pequeñas empresas en

situación más desventajosa. Sus trabajadores y trabajadoras, particularmente

los precarios, tienen mayores riesgos de retrocesos.

Por tanto, tiene sentido su valoración de que el actual es el mayor ataque

laboral y sindical de toda la democracia, y puede ser un punto de inflexión en

el menor papel regulador, negociador, institucional y asistencial de las

estructuras sindicales, cuestión que genera en ellas una lógica preocupación.

A finales del año 2010, tras el pulso del 29-S, se produjo en las cúpulas

sindicales un vértigo ante el riesgo de una prolongación del conflicto social

con los poderosos. Para evitarlo, generaron la ilusión de que la desactivación

del conflicto y su colaboración con el pacto de las pensiones les permitirían

mantener el objetivo estratégico del equilibrio en las relaciones laborales, es

decir, la capacidad contractual de las estructuras sindicales y su estatus

institucional y en la negociación colectiva. Las siguientes reformas laborales

se han encargado de demostrar lo desacertado de ese pronóstico y de esos

pactos, así como la ausencia de la previsión y preparación suficientes para

hacerles frente. Ha sido la evidencia de la última reforma laboral del PP,

especialmente agresiva, la que ha forzado a los dirigentes sindicales

mayoritarios, por encima de las pretensiones iniciales de ignorarla o

minusvalorar la indignación social contra ella, a una reconsideración de la

gravedad de este embate y la conveniencia de una actuación contundente y

firme contra ella.

De momento no se ha conseguido su abolición, y su aplicación ya tiene

efectos graves. La imposición y la arbitrariedad empresarial ya están a la

orden del día. Además, la desarticulación de la negociación colectiva sectorial

y la marginación de las comisiones negociadoras y paritarias de los convenios

colectivos, dando el poder decisorio a las comisiones de arbitrajes, ajenas al

sindicalismo, pueden ser un duro golpe a su función principal de defensa

reivindicativa y garantía de las condiciones laborales de las clases

trabajadoras. A corto plazo, es difícil una modificación sustancial de esas

reformas, cuyo pleno desarrollo va a profundizar esas dinámicas regresivas y

ese desequilibrio para el sindicalismo. No se puede confiar en una improbable

negociación sustantiva con el Gobierno para que las retire o modifique

significativamente, pero hay que evitar adaptarse y acomodarse a la nueva

situación, refugiándose en el intento de salvar sólo algunas parcelas sindicales

de actividad institucional y mirar hacia otro lado.

Refuerzo de la acción sindical y sociopolítica

La única alternativa sindical realista para frenar esta ofensiva regresiva de la

derecha es fortalecer la dimensión representativa y social del movimiento

sindical y ciudadano, su vinculación con las clases trabajadoras y la

49

Page 50: Joaquim Dodero Curtani

ciudadanía indignada, y su activación y articulación. Se trata de afianzar el

arraigo de los representantes sindicales con sus bases trabajadoras,

particularmente en las pymes y la gente joven, con la extensión a las

personas desempleadas y sin descuidar a las capas profesionales. Y además,

junto con otros grupos de la izquierda social y política, estimular y ser

portadores de las demandas sociopolíticas de la ciudadanía. Supone reafirmar

la confianza y la credibilidad entre sus propias bases sociales, recomponer su

función reivindicativa y dinamizadora, para hacer frente a toda esta ofensiva

antisocial. Ello le permitirá ir ganando legitimidad, representatividad,

influencia y capacidad contractual en el nuevo marco de relaciones laborales,

más disperso y desventajoso, que imponen las últimas reformas laborales.

Consiste en una reorientación de la estrategia sindical, superando las inercias

de pasividad y acomodamiento —desde hace más de una década— en la

negociación colectiva, ámbito clave para el sindicalismo, y con un sistema de

concertación institucional ahora fracasado. Es una adecuación imprescindible

y necesaria para frenar el desgaste del prestigio y la legitimidad de los

dirigentes sindicales por sus pactos infructuosos y la tendencia a la

irrelevancia que los poderes políticos y económicos quieren imponer al

movimiento sindical. La reversión del nuevo marco jurídico-laboral y el

reconocimiento del estatus de las estructuras sindicales son objetivos

fundamentales, que se deben alcanzar, particularmente, con el

fortalecimiento de la acción sindical en los centros de trabajo y con una

dinámica general de resistencia frente a la involución socioeconómica y

laboral. Frente a la casi nula conflictividad laboral en las empresas y en el

ámbito local, y más allá de los conflictos sociales y las manifestaciones

generales, la actividad defensiva y prolongada supone un cambio de las

inercias y prioridades de la acción sindical. La respuesta depende, sobre todo,

de la capacidad representativa y dinamizadora de los sindicalistas de base, de

los representantes directos de los trabajadores y trabajadoras, en los centros

de trabajo. La nueva estrategia de las direcciones sindicales debería apuntar a

ello, renovando la cultura, las dinámicas organizativas, las propuestas y los

nuevos horizontes de cambio que ilusionen a sus bases y a la ciudadanía.

Dada su influencia social, y junto con otros grupos sociales progresistas,

deberían ofrecer un liderazgo y dar una alternativa a las exigencias de

fortalecer un sindicalismo firme y una mayor participación democrática y

ciudadana, como instrumentos para conseguir mejoras sociolaborales e

impulsar una democracia social y económica avanzada.

Uno de los ejes específicos de la nueva orientación frente a la nueva realidad

impuesta debería ser una mayor dinamización de la acción sindical en las

empresas y los sectores, reafirmando la acción reivindicativa con motivo de la

articulación de los convenios y acuerdos colectivos. Su plasmación en

movilizaciones sociolaborales y avances colectivos puede ser desigual; se

50

Page 51: Joaquim Dodero Curtani

trata de empezar en los sitios y momentos más favorables. En todo caso,

presupone el reconocimiento del fracaso del reciente acuerdo de los

negociadores sindicales con la patronal para la reducción salarial, que ha

demostrado ser desequilibrado y perjudicial para los trabajadores y las

trabajadoras. El contenido de esa concesión sindical, sustancial para la

patronal como confirmación de la disponibilidad de las cúpulas sindicales para

admitir ese retroceso y garantizar la pacificación de las relaciones laborales

en la negociación colectiva, se ha aplicado. La supuesta contrapartida para los

sindicatos, derivada de la promesa patronal de respetar el consenso en la

reforma laboral posterior y admitir sólo un retroceso limitado en la capacidad

contractual de las estructuras sindicales, se ha incumplido. Está claro que el

acuerdo era desequilibrado y que, además, ese compromiso ha resultado ser

retórico para la patronal, que apostaba —aún más con el acuerdo en la

mano— por un retroceso profundo de las condiciones laborales y del estatus

de los sindicatos. Han quedado de manifiesto sus consecuencias: éxito para la

patronal (y el Gobierno) y fracaso para los sindicatos. Es motivo suficiente

para que los órganos dirigentes de los grandes sindicatos impugnen el citado

acuerdo, en vez de seguir reclamándolo. Supone abrir un frente de rechazo a

los retrocesos salariales y laborales en las empresas y sectores, y resituar la

acción reivindicativa.

El segundo eje tiene que ver con la respuesta ante los recortes sociales y en

defensa de los servicios públicos y del Estado de bienestar. Las ejemplares

movilizaciones y huelgas del sector de la enseñanza en Madrid y de la sanidad

y los empleados públicos en Catalunya constituyen una pauta a seguir y

generalizar. Motivos no faltan en este periodo restrictivo del gasto público y

de deterioro de las prestaciones y los servicios públicos. El impulso sindical y

social debe ser prolongado y general.

El tercer eje tiene que ver con la orientación global hacia la continuación de la

oposición y la resistencia sindical y ciudadana, tras la negativa del Gobierno

del PP a modificar su reforma laboral y sus planes restrictivos. El próximo reto

lo tenemos esta misma primavera, en mayo y junio, como marco para

proseguir con una contestación social masiva que siga debilitando la

legitimidad de esa política, favoreciendo la dinámica sociopolítica para su

cambio, a través del fortalecimiento del movimiento sindical y de la izquierda

social, junto con la expresión colectiva de esa ciudadanía activa. Y en el

horizonte del curso que viene, con la amenaza de mayores planes de ajuste y

de austeridad y un agravamiento de las consecuencias sociales de la crisis,

hay que impulsar una dinámica creíble de resistencia social y de cambio del

escenario sociopolítico que apueste por el empleo decente y los derechos

sociolaborales.

Los dirigentes de CCOO y UGT utilizan un lenguaje doble. Por un lado,

51

Page 52: Joaquim Dodero Curtani

conscientes de las dificultades para forzar avances sustanciales en los

objetivos reivindicativos, amenazan al Gobierno con una movilización

sostenida y creciente, manifestando firmeza en sus exigencias de cambios de

calado. Por otro, ponen el acento en una faceta más limitada y de cierta

ambigüedad: la recomposición del diálogo social, como freno a las

imposiciones gubernamentales, junto con el reconocimiento institucional de la

función de los aparatos sindicales y la garantía del reequilibrio de su

capacidad contractual y su estatus. Pero, como se ha dicho, ha terminado la

etapa en que el diálogo social, como condición o veto sindical para regular

condiciones y derechos sociolaborales, permitía conseguir o mantener algunos

derechos o, al menos, evitar recortes sustanciales. Y la promesa institucional

de tratar bien a los sindicatos está condicionada a una subordinación

completa a sus planes.

La situación actual ha dejado operativas dos opciones de acción colectiva: 1)

negociación institucional y colaboración con acuerdos generales regresivos

para las capas trabajadoras que tampoco consolidan al sindicalismo, o 2)

respuestas firmes y masivas para frenar esos retrocesos y activar a sus bases

sociales y a la ciudadanía, afianzar la representatividad y el arraigo del

sindicalismo y su unidad con otros movimientos populares, y condicionar y

revertir esos recortes. Y será en la medida en que se consolide la segunda

opción que se podrán recuperar unas negociaciones más equilibradas y unos

acuerdos (generales y en la negociación colectiva) positivos, para sus bases

sociales y para los propios sindicatos.

La otra cara es la opción individual de la supervivencia y adaptación a la

inseguridad y la precariedad. El tradicional esfuerzo de muchos jóvenes en

cuanto a formación no constituye ya una salida segura con vistas al empleo

cualificado y el ascenso social. Se generan dinámicas de descontento y

malestar, con distintas posturas reactivas, pero también de miedo,

resignación y segregación.

Este proceso de huelga general es una clara y firme advertencia popular para

modificar esa dinámica. Supone un fortalecimiento de la izquierda social

frente a la involución social y refuerza al movimiento sindical. Ha sido una

convocatoria acertada, con objetivos justos. La masiva participación popular

aporta una nueva relegitimación de las estructuras sindicales. No obstante,

ese apoyo no es incondicional ni a cualquier iniciativa o acuerdo. Los

dirigentes sindicales asumen una gran responsabilidad en la gestión de la

gran capacidad social expresada por esta ciudadanía activa. Les exige una

afirmación de sus objetivos fundamentales: derogar la reforma laboral —y las

dos anteriores—, frenar la ofensiva antisocial del Gobierno del PP, abrir un

horizonte de cambio.

52

Page 53: Joaquim Dodero Curtani

Dados el desequilibrio en las relaciones de poder y la persistencia y

profundidad de la política regresiva del Gobierno de la derecha, la baza

fundamental de los sindicatos y del conjunto de la izquierda social es una

resistencia sindical y ciudadana, intensa y prolongada. Supone estimular la

participación democrática y la activación de la ciudadanía, modificar el

escenario sociopolítico, generar las condiciones para deslegitimar y abolir

esas normas antisociales, promover un cambio de la política socioeconómica y

de empleo, garantizar los derechos sociales y laborales, y reforzar el Estado

de bienestar y una democracia social más avanzada.

[Antonio Antón es profesor honorario de Sociología de la Universidad

Autónoma de Madrid]

10/4/2012

53

Page 54: Joaquim Dodero Curtani

Diez normas elementales para la dirección de un servicio residencial

Cuestiones preliminares y conflicto colectivo

Josep Torrell

El sistema de los servicios residenciales —que sólo tiene treinta y cinco años

de antigüedad, contando los centros pioneros— está en una profunda crisis,

creada, en parte, por los nuevos problemas que plantea la propia evolución de

las enfermedades y la situación de la sociedad, que ni se ha planteado qué

hacer con ello.

La crisis afecta por igual el modelo en su conjunto, y por lo tanto, también a

los profesionales que viven de él. Toda la estructura y la concepción de los

servicios residenciales deben ser cuestionadas y modificadas en profundidad.

Esto implica asimismo cuestionar lo que se exige de los profesionales

involucrados en los servicios residenciales, en particular los destinados a la

dirección.

Para que el sistema de residencias sea mínimamente democrático ha de tener

en cuenta una serie de normas elementales, que se esbozan a continuación, y

que normalmente no se aplican.

Hacer memoria de cosas simples

1. Cuestiones preliminares

Primero. Un director o directora debe luchar continuadamente contra

cualquier atisbo de paternalismo. El paternalismo que aparece en los otros

pero también el que inevitablemente aparece en él mismo.

Paternalismo es aceptar que los dirigidos deben sumisión a los dictados de los

dirigentes, por encima de la ley y el ordenamiento jurídico. Es aceptar que nos

dividimos en dirigentes y dirigidos —o entre personal de la residencia y

simples residentes— y que ésta es una división esencial (en vez de una

división puramente casual).

El paternalismo es la principal violación contra los derechos universales de la

persona inflingida a las personas con diversidad funcional. Es también la que

suele estar en el origen de las demás violaciones y arbitrariedades que suelen

sufrir las personas con discapacidad (psíquica o mental), o ancianos y

ancianas.

Paternalismo es la privación de derechos a los residentes cuando estos

54

Page 55: Joaquim Dodero Curtani

derechos afectan a la supremacía de los dirigentes: es decir, siempre. Es creer

que en función del cargo que ostentan (que no han hecho mucho por ganarlo,

que puede ser el de director técnico o el de simple cuidador) el personal del

centro es investido de la anticonstitucional capacidad de cohibir el ejercicio de

los derechos de los residentes.

Paternalismo es equiparar a los ciudadanos del sistema residencial público,

privado o concertado, en ciudadanos sin plenos derechos, como los de las

cárceles y prisiones, pero sin haber pasado por un juicio y sin haber sido

excluidos por derecho de sus derechos.

Paternalismo es aceptar que los derechos de los residentes son vulnerados

impunemente, sin que a nadie le importe demasiado.

Paternalismo es también la ideología que sustentó a muchos de los antiguos

pioneros que crearon los primeros centros de asistencia a personas con

diversidad funcional: todo para el discapacitado, pero sin el discapacitado. En

este sentido, es un peligro latente en nuestro sistema residencial y, por ello,

ha de ser visto como una violación fundamental de los derechos universales

de la persona.

Segundo. El director o directora tiene como función primordial y básica que

los residentes que están bajo su tutela sean tratados con libertad, justicia e

igualdad, con arreglo a la Constitución, y, en la medida de sus posibilidades,

pueda garantizárseles una vida independiente. El director o directora está

obligado, por la ley fundamental, a promover las condiciones para que la

libertad y la igualdad del individuo sean efectivas y reales.

Por lo tanto, y en todo momento, es un deber básico del director o directora

hacer saber a sus residentes que tienen derechos irrenunciables, empujar a

todos a luchar por el pleno reconocimiento de la dignidad de la persona, los

derechos inviolables que le son inherentes y el libre desarrollo de la

personalidad, incitarles a no renunciar a su cumplimiento y favorecer el

reconocimiento de que hay también derechos de los demás, que deben ser

respetado asimismo.

Sólo así se podrá favorecer el clima de convivencia que se dice ha de reinar

en los sistemas residenciales, y que, de común, brilla por su ausencia.

No hacer esto presupone un acto de autoindulgencia inaceptable, un error

gravísimo, y permite que el centro bajo su tutela se deslice hacia la

arbitrariedad y el abuso de poder.

No considerar el cumplimiento de los derechos y libertades un deber

55

Page 56: Joaquim Dodero Curtani

primordial es el reconocimiento de la propia imposibilidad de cumplir las

tareas que le competen a un director o directora; es decir, el tácito

reconocimiento de la necesidad de dimitir por no ser esa la persona adecuada

para el cargo que ostenta.

Tercero. El director o directora tienen la necesidad de ponerse en el lugar del

otro para comprenderle, sino quieren convertirse en un ser odioso y temible.

Tienen la necesidad (y la conveniencia, para evitar muchos equívocos) de

comprender las necesidades, las preferencias, los hábitos, las ausencias, y las

historias (médica, psicológica y, en general, las de quién fue en el mundo

cada paciente).

En particular, el director y directora deben ser muy cuidadosos con las

prendas de vestir y con la dotación y decoración de la habitación en la que

han de vivir los y las residentes.

Todavía predominan en las residencias las habitaciones compartidas, que es

urgente erradicar rápidamente (salvo casos especiales).

Lo que hay en la habitación del residente es responsabilidad del propio

paciente, y nadie tiene competencias para quitar ni para añadir nada.

Éste ha sido, es y será uno de las puntos fuertes dónde se ha visto, se ve y se

seguirá viendo la falta de respeto y la presencia del abuso de poder en el seno

de las residencias.

No plegarse a estas necesidades y preferencias puede ser nefasta para los y

las residentes, destrozando su forma de vida y alterando las actividades con

que dotan de sentido a sus vidas, afectando las iniciativas que han elegido

realizar y que les suponen momentos creativos.

Si ello ocurre es necesario pedir responsabilidades a las instancias oportunas

de bienestar social, porque coartan el que “las condiciones para que la

libertad y la igualdad del individuo sean efectivas y reales”, que reconoce la

carta magna.

Cuarto. El director o directora ha de ser muy cuidadoso hacia la atención que

presta su centro. Hoy por hoy, las prestaciones a todos los niveles son muy

deficitarias. Entre los profesionales del sector circula un dicho que a mayor

gravedad de las enfermedades a tratar, menor es la necesidad de personal

cualificado. Es como si se aceptara que a mayor gravedad, cualquiera puede

hacerse cargo. Por esta regla de tres, en los centros residenciales mercantiles

o de iniciativa social hay mucho personal que no tiene estudios —ni generales

ni específicos— que les capaciten para las funciones que realizan.

56

Page 57: Joaquim Dodero Curtani

Un director o directora habrá de poner freno a esta tendencia, incrementar en

la medida de lo posible la contratación de personal adecuado y un control de

la calidad de las plantillas del centro.

Quinto. Un director o directora debe tener muy en cuenta el poder del que

dispone, que en la mayoría de casos es casi total. La propia situación de

práctica ausencia de directivas al respecto abunda en este sentido. En la

realidad, nadie le pone límites; quién ha de ponérselos es la propia

consciencia del deber y la profesionalidad.

Para ver lo omnipresente que es su presencia sólo hay que repasar el conjunto

de temas sobre los que pueden ejercer su poder: horas de levantarse y

acostarse; horas de estancia de los y las residentes en su propia habitación

(sic); horas de desayuno, comida y cena; los menús de cada residente; el

numero de trozos de pan que se autoriza a comer a cada residente (sic); la

prohibición de los intercambios de comida (sic); horarios para el baño;

discrecionalidad absoluta en la concesión de permisos para que se le guarde

la comida; arbitrariedad para entrar en las habitaciones (estén o no en su

interior los residentes); capacidad de decidir lo que el residente pueda tener o

no; etcétera.

Esto provoca en los residentes —sobre todo entre aquellos que no saben qué

significa tener derechos— reacciones enfermizas típicas, pero a la vez mal

diagnosticadas: por ejemplo, los “dolores en el pecho” que se imaginan puede

ser una anomalía (fantasmalmente cancerigena, por supuesto), que se

traduce sin ninguna dificultad en un diagnóstico bastante certero por una

situación de creciente angustia.

La cuestión es que tales situaciones de angustia estallan después (o durante)

de un enfrentamiento con la dirección del centro con el paciente, en el que

este no tiene la capacidad de decir no.

Es común oír a estos residentes que están mejor en el hospital para enfermos

mentales que no en la residencia. Algo que es insólito para la comprensión de

quien no haya vivido bajo los dictados de un director o directora, pero que es

rigurosamente cierto en muchas residencias actuales.

Cuando el poder de un director o directora constituye la causa de la

enfermedad de sus pacientes, el sistema por entero debería ser revisado (y el

sistema de salud debería tener los medios para impedir que ese director

siguiese cometiendo sus desmanes).

El director o directora ha de ser consciente del mal que puede causar

—incluso involuntariamente: por ejemplo, los fantasmas personales de los

57

Page 58: Joaquim Dodero Curtani

residentes— y ser muy conscientes que de no ser especialmente cuidadosos

en este aspecto podría ser motivo de cese en una sociedad realmente

democrática.

Sexto. Un director o una directora no pueden tener enemigos entre los

residentes (ni entre sus subordinados: personal sanitario, cocina y limpieza). A

veces sólo hace falta ver, con el cambio de dirección, la práctica desaparición

del personal contratado anteriormente para saber que se ha cometido un

error gravísimo al elegir el nuevo director o directora.

Un director o directora no puede tener enemigos, porque su propia condición

de persona íntegra, ha de situarle por encima de este tipo de rencillas. No

puede tener enemigos porque se lo impiden sus conocimientos de la

naturaleza humana, el relativismo que la psicología imprime a sus juicios, y la

consciencia de que la mayoría de los residentes son, en último instancia,

enfermos o gente que ha de vivir con serias discapacidades en todos los

sentidos.

Cuando alguien se enfrenta armado con un pretendidamente infalible "ordeno

y mando" a un colectivo de discapacitados da congoja y se encienden todas

las luces rojas alertando que algo está pasando.

Cuando un director o directora cae en los enfrentamientos personales y en las

enemistades, algo propio de su función ha sido violado y el clima de su

residencia ha sido ya emponzoñado.

Se imponen unas vacaciones, el cambio de puesto o incluso la carta de

despido (si el enfrentamiento ha vulnerado ya los derechos o la integridad del

residente). Muchas profesiones están sometidas a presión —y el director o

directora de residencia son claramente un factor de riesgo innegable— y

debería estar prevista su suspensión momentánea del trabajo. El problema es

que las pequeñas residencias privadas o “sin ánimo de lucro” no están

dispuestas a dar este trato a los propios asalariados: los problemas sindicales

no están tan lejos como parecen de la dirección de residencias.

Detengámonos.

La razón es muy simple: puede parecer una exageración o, directamente, una

mentira lo que sustenta este análisis. Desgraciadamente, no lo es. Hay un

mecanismo que arroja a quienes lo tienen a la enemistad y al odio: es el

miedo.

El miedo a fracasar, el miedo a la incompetencia, el miedo al saberse en un

cargo para el cual no tiene ninguna experiencia. Las reacciones ante el miedo

58

Page 59: Joaquim Dodero Curtani

que atenaza son de distinto tipo. Una puede ser multiplicar las horas en el

trabajo (pero, casualmente, en labores de dirección pero que nada tienen que

ver con las asuntos conflictivos).

La otra es lisa y llanamente la mentira. Pero mentir es una espiral: se miente a

los residentes —hasta límites difíciles de creer—, después se ve forzado a

mantener la cara delante de sus propios subordinados, y llega un punto en

que se finge creerle, aunque ya nadie le crea realmente. El problema es que

pueden entrar en este maléfico juego la junta rectora y hasta el Departamento

de Bienestar Social.

Es difícil argumentar contra la mentira: se puede mentir para tapar que se es

una persona mentirosa. Pero cabe defender el propio punto de vista moral,

decir con Antonio Gramsci que “la verdad es revolucionaria”: que “decir la

verdad es una necesidad en la política de masas”, entendiendo como tal toda

voz que aspira a convencer a más y hacer realidad aquello que se propone. …

también en un modesto papel sobre lo que va mal en las residencias.

2. Conflictos colectivos

Séptimo. El director o la directora han de evitar los enfrentamientos por

cosas nimias. Porque las cosas nimias se clavan como dagas en el interior de

los residentes.

Quizás un residente haya conseguido tumbar la política de la residencia en un

punto (por ejemplo, en la imposición del menú de régimen). Y quizás la

dirección esperaba mortificarle, escondiéndole la carta. Pero una vez el

residente posee la carta sólo cabe acatarla.

No hacerlo –o buscar vías para no hacerlo— significaba magnificar el asunto, y

que la dirección se mostrara ante los residentes como lo que sustancialmente

es: un perfecto “incompetente”, como le puede gritar el propio residente.

El director o la directora han de saber que una cosa sin importancia puede

crecer y sobredimensionarse si no se va con cuidado. Que eso es una

mortificación al residente que hay que evitar. Que es tarea de la dirección

abortarlo y suavizar sus consecuencias, antes de que se enquiste y devenga

una ofensa que los residentes van a recordar permanentemente.

Octavo. El lugar clave donde se mide la propia valía de una dirección es, sin

duda, en la actitud —y en la capacidad para resolver con pleno respeto de los

derechos de los residentes— ante un conflicto colectivo planteado por diez

personas (suma más que importante, dados los límites de capacidad que

marcan las autoridades: 25 residentes). La autoorganización de los propios

59

Page 60: Joaquim Dodero Curtani

residentes tiene en sí algo de inusual, y es algo tan portentoso como valeroso.

Por lo demás, para la dirección, es una sorpresa absoluta.

Una dirección sensata detectaría de inmediato la señal de peligro, que

afectaba a toda la política realizada por ella. Y entablaría inmediatamente

conversaciones sobre qué es lo que no va bien. No suele ser así,

desgraciadamente.

El miedo y el nerviosismo se anteponen a cualquier consideración racional. La

consigna que se impone es básicamente en decir: las protestas, una a una. La

razón colectiva, quintaesencia del ordenamiento democrático, se ve así

menospreciada y arrinconado por parte de gente que son miembros de un

servicio concertado.

Como casi siempre, la represión toma el mando: entrevistas con gritos,

amenazas, mentiras, intentos de que algunos se desdijeran del escrito que

habían firmado, etcétera. El Servicio de Inspección de Bienestar Social —ante

la delicada situación de una residencia, en fase de transición para incluir

también una residencia subvencionada— puede desentenderse del asunto:

una contestación en pocas líneas sin fundamento jurídicas, para hundir en la

nada las esperanzas de los que protestaban… pero para reaparecer como un

grito desesperado, protagonizado por quienes no habían querido participar en

la protesta colectiva, pero con idénticas motivaciones (“Hitler de la

residencia”, “incompetencia”, etcétera).

Cuando un director o directora deja que un conflicto interno de más de una

persona contra la reglas de dirección traspase las fronteras de la dirección e

interese —o deba interesar— a las inspección de Bienestar o a los juzgados,

no cabe duda que el funcionamiento de la residencia es totalmente anómalo y

merece ser investigado, con independencia de lo que hayan denunciado los

residentes.

Noveno. Lo más grave de este asunto, sin embargo, es la actitud ante los

subordinados. En vez de guardarse la denuncia y reflexionar sobre lo que

expresaba el sentir de los residentes, el director o la directora suelen ir entre

el personal, enseñándola y pidiendo el tácito acuerdo de repulsa.

El problema es que, así, se creaba un acuerdo no escrito entre dirección y

personal, predisponiendo a éste contra una parte de los enfermos de la

residencia. Quienes más han sufrido esto son quienes están más desvalidos

para hacer valer sus derechos.

Por lo demás, cuando —como en el caso de una dirección denunciada— se

vive en el miedo y en la inseguridad, se necesitan respaldos, y los apoyos hay

60

Page 61: Joaquim Dodero Curtani

que pagarlos. Con esto, se extiende una impunidad —tácitamente querida por

la dirección— que afecta a todo el personal subalterno (con las excepciones

de rigor). No hay que olvidar nunca que sólo precisa impunidad quién viola el

derecho ajeno. Así, la política de la dirección tiene como seguidores

literalmente una estela de subalternos que son candidatos al despido por

causas justificadas.

Décimo. El director o la directora son responsables también de todo aquello

que no hacen ellos, pero dejan que inevitablemente suceda. Aquí cabe citar

un tema muy delicado, que es el de robo y hurtos continuados que sufren los

residentes.

Es delicado porque la desmemoria y la idiosincrasia de los propios residentes

—y la naturaleza misma del delito, al no saber quién ha sido exactamente el

responsable— difuminan su importancia. Pero es evidente que se produce un

aumento de hurtos a los residentes (dinero, mercancías susceptibles de

transformarse en dinero, cosas útiles como los paraguas, o cosas curiosas,

etcétera). Tales hurtos se convierten en verdaderos robos (cuantías

importantes de dinero, rondando entre los 50 o los 100 euros) cuando las

víctimas de los mismos son a la vez los residentes menos protegidos: alguien

con demencia senil, extranjeros que no hablan castellano, etcétera.

La dirección paga también aquí su apoyo: en la residencia no hay robos, dice,

aunque sean evidentes. Y aún es mucho más evidente el malestar de los

pacientes que los han sufrido.

Se produce así una doble versión: la imagen oficial según la cual en la

residencia no hay robos, y la imagen real para todos los residentes de que en

la residencia se roba y, lo que es peor, la dirección lo niega.

Un director o directora debería tener presente que el más mínimo hurto es

una lacra imperdonable y que es preciso poner todos sus esfuerzos para

descubrir al culpable y despedirle expeditivamente.

* * *

Si un director o directora tuviera en cuenta estas cuestiones mínimas —y las

tuviera en cuenta siempre y en todo momento— la vida en las residencias

sería algo más agradable de lo que es para quienes tienen la desgracia de

vivir en ellas, y la convivencia entre residentes algo más que una palabra

huera.

1/2/2012

61

Page 62: Joaquim Dodero Curtani

Percepciones y realidades sobre la crisis y la inmigración

Enric Prat Carvajal

Muchas de las democracias liberales actuales son multiculturales, es decir, en

una misma sociedad y sistema político coexisten grupos de personas con

diferentes culturas, idiomas y orígenes nacionales. En el caso de la

democracia del Reino de España hay dos tipos de fenómenos multiculturales:

el que está relacionado con la existencia de diferentes naciones históricas,

como Catalunya, el País Vasco y Galicia, y el que está asociado a la presencia

de diversos colectivos de personas migrantes que han llegado en los últimos

años desde diferentes lugares del mundo. En Catalunya, ambos fenómenos

multiculturales están o deberían estar interrelacionados, ya que la

construcción de la nación catalana es o debería ser un proceso abierto,

continuo, que ha de tener en consideración la diversidad existente en lo que

se refiere a las características sociales y culturales de las personas.

Los principales fenómenos migratorios del mundo de las últimas décadas han

tenido una misma dirección: de los países empobrecidos hacia los países

económicamente ricos. Las personas procedentes de diversas regiones del

mundo que han llegado a los países económicamente ricos pretendían

escapar de la pobreza y de la guerra, y mejorar su calidad de vida. Ahora bien,

con la crisis económica de los últimos años, un número significativo de

migrantes extracomunitarios que habían llegado a los países europeos ha

retornado a sus lugares de origen y un número también significativo de

autóctonos de los países europeos occidentales están emigrando a lugares

como América Latina o África, donde han conseguido o esperan conseguir

contractos de trabajo que no encuentran en sus países de origen. También es

relevante el número de europeos que han emigrado, en busca de trabajo, a

los países de Europa menos afectados por la crisis económica.

Les migraciones de las últimas décadas han configurado un panorama mucho

más plural, desde el punto de vista de las identidades culturales y de las

prácticas religiosas, en la mayoría de los países democráticos del mundo.

En el Reino de España, con el aumento de la inmigración experimentado en la

última década, se ha llegado, a fecha 1 de enero del 2010, a un 12,16% de

población extranjera sobre la población total, en Catalunya a un 15,90% y en

Sabadell a un 13,22%.

Realidades sobre la crisis, la inmigración y la democracia

En bastantes de los países que actualmente tienen un sistema político

62

Page 63: Joaquim Dodero Curtani

democrático y pluralidad de identidades culturales no se garantiza el principio

de igualdad de derechos políticos y sociales para todas las personas que

residen legalmente. Es una evidencia que determinados colectivos de

inmigrantes que han sido aceptados como parte integrante de la población,

porque eran y son necesarios para cubrir diferentes ocupaciones laborales, en

sectores como la construcción, la agricultura y el trabajo doméstico, no son

considerados ciudadanos de pleno derecho. Se les exige que obedezcan las

leyes pero se les niega determinados derechos políticos, como el derecho a

votar y a ser elegidos en las diferentes elecciones políticas que se convocan. Y

cuando a algunos colectivos de extranjeros residentes se les ha reconocido el

derecho a votar, concretamente a los que tienen la nacionalidad de los países

que han firmado convenios de reciprocidad con el Reino de España, como

sucedió en las pasadas elecciones municipales, los excesivos trámites

burocráticos que había que hacer para poder votar y la negativa a incorporar

de oficio en el censo electoral a estos nuevos electores contribuyeron a que la

participación electoral de estos colectivos fuera muy baja, en torno al 13% de

las personas que tenían derecho a votar.

Por otra parte, los impactos de la actual crisis económica sobre la inmigración

están siendo demoledores. Es cierto que las consecuencias de la crisis están

afectando a sectores amplios de la población, sobre todo a los jóvenes,

independientemente de cual sea su lugar de origen. Pero es una realidad

innegable que a los inmigrantes recientes, considerados extranjeros, les

afecta la desocupación y la precariedad laboral en mayor medida que a los

españoles. Según la Encuesta de Población Activa del Instituto Nacional de

Estadística (cuarto trimestre del 2011), la tasa de paro de la población

española es del 20,69% mientras que la de la población extranjera es del

34,82% (y la tasa de paro entre la población de origen subsahariano supera el

50%). Además, la economía sumergida afecta principalmente a los

inmigrantes indocumentados y, en general, los inmigrantes siguen teniendo

los contractos laborales y los tipos de trabajo más precarios. El paro y la

precariedad laboral comportan también, para estas personas, una disminución

de las posibilidades de contar con una vivienda digna.

Garantías para la construcción de una ciudadanía integradora

Un reto democrático de primera magnitud es encontrar las formas adecuadas

para integrar política y socialmente la diversidad cultural, lingüística y

religiosa que hay, actualmente y previsiblemente en el próximo futuro, en los

países democráticos occidentales. Se trata de construir, desde los valores

democráticos, una ciudadanía integradora que respete las diferencias

culturales y religiosas existentes. ¿Cómo hacerlo? ¿Cómo superar los

obstáculos que dificultan la construcción de una ciudadanía integradora y una

sociedad cohesionada? Al menos, convendría abordar y garantizar las tres

63

Page 64: Joaquim Dodero Curtani

cuestiones que se apuntan a continuación.

En primer lugar, hay que garantizar la igualdad de derechos y deberes

políticos y sociales. ¿Por qué? Porque la fuente fundamental de las

discriminaciones que sufren los inmigrantes y el principal problema que

genera fracturas sociales, que dificulta la integración y la cohesión social, es

la desigualdad económica, la falta de equidad, la injusticia social. Por lo tanto,

la conquista de la igualdad de derechos políticos y sociales ha de ser el

elemento clave si se quiere avanzar en la integración y la cohesión social. Se

han de garantizar plenamente, a toda la población, derechos sociales y

políticos como el derecho al trabajo, a una vivienda digna, a la atención

sanitaria, a la educación, al voto y a ser elegidos como representantes en las

instituciones democráticas. Es decir, se ha de reconocer la ciudadanía plena a

todas las personas con residencia legal, independientemente de su origen y

características culturales. También se ha de exigir el cumplimiento de los

deberes de ciudadanía, como el pago de los impuestos y el respeto de los

derechos y libertades reconocidos legalmente.

En segundo lugar, se puede contribuir de manera decisiva a la construcción

de una ciudadanía integradora a través de la lucha reivindicativa compartida

de las entidades, grupos y plataformas donde participan los autóctonos y los

inmigrantes recientes para la mejora de la vida de las personas. Conviene

crear y fortalecer espacios comunes de participación, deliberación y acción

colectiva para la mejora de las condiciones de vida de los vecinos y las

vecinas. En ese sentido, se debería situar como un objetivo a conseguir que el

conjunto de la población asuma como un deber la defensa de los bienes

colectivos.

La democracia no solo necesita instituciones democráticas, sino también una

ciudadanía activa que defienda los intereses comunes de la sociedad y unas

asociaciones comprometidas en la lucha por la mejora de las condiciones de

vida del conjunto de la población. Una democracia de calidad requiere una

sociedad civil activa y participativa, y un tejido asociativo denso y rico. En ese

sentido, los inmigrantes que participan en asociaciones aportan una mayor

densidad y riqueza asociativa, y también contribuyen a ampliar el número de

cuestiones sobre las cuales conviene debatir públicamente. Se ha demostrado

que existe una clara conexión o correspondencia entre la democracia, el

asociacionismo y los movimientos sociales.

Y, en tercer lugar, habría que situar como un objetivo fundamental la

erradicación de la xenofobia y el racismo, desarrollando una tarea educativa

orientada a la desactivación de los falsos rumores, de las percepciones

parciales y de los prejuicios hacia determinados colectivos de inmigrantes, así

como de las actitudes xenófobas y racistas, tanto las que se expresan

64

Page 65: Joaquim Dodero Curtani

abiertamente como las que permanecen latentes.

Sólo a partir de la solución de estos problemas se podrá articular la sociedad

catalana en torno a los principios de la igualdad y la inclusión social, y de la

aceptación de la pluralidad cultural y religiosa existente. Por lo tanto, la

integración de la nueva inmigración y la cohesión social convendría que

fueran un proyecto político de todos los ciudadanos y ciudadanas, tanto de los

recién llegados como de los autóctonos.

En este proyecto de construcción de una ciudadanía integradora y de una

sociedad cohesionada, deberían jugar un papel activo las asociaciones de

inmigrantes, las entidades sociales, los partidos políticos, los servicios

públicos y las instituciones democráticas, en particular los ayuntamientos.

Convendría que estas asociaciones e instituciones compartieran un mismo

proyecto de potenciación de la participación y la integración de las personas

inmigradas. Se necesita, como se afirmaba en el Pla de Ciutadania i

Immigració 2005-2008 de la Generalitat de Catalunya, la colaboración de

todos los agentes sociales que, de una manera u otra, intervienen en los

procesos de acogida e integración de la nueva población catalana.

Ahora bien, hay que ser realistas y saber las dificultades que existen para el

desarrollo de esta labor, tal y como se reflejan en los preocupantes resultados

de algunos sondeos de opinión sobre la percepción que tienen los catalanes

de la inmigración.

Algunas percepciones sobre la inmigración que no se corresponden a

la realidad

A continuación se detallan algunos de los resultados de un sondeo sobre la

opinión que tienen los catalanes de los inmigrantes, elaborado por el Centre

d’Estudis d’Opinió (CEO) de la Generalitat de Catalunya, que se presentó a los

medios de comunicación el 14 de marzo del 2011. El sondeo se hizo a 1.600

personas de nacionalidad española [1].

El 6,7% considera que la inmigración es muy negativa y el 34% que es

negativa, mientras que el 29,2% la considera positiva y el 27,3% ni

positiva ni negativa (el 2,8% restante corresponde a otras respuestas).

El 30,8% opina que los inmigrantes reciben del Estado mucho más de

lo que aportan, el 28,7% más de lo que aportan, el 19,7% tanto como

aportan y el 3% menos de lo que aportan (el resto corresponde a otras

respuestas).

Por lo tanto, según el sondeo del CEO, el 60% de los catalanes con

nacionalidad española opina que los inmigrantes reciben del Estado mucho

65

Page 66: Joaquim Dodero Curtani

más o más de lo que aportan. ¿Ésta percepción corresponde con la realidad?

Los resultados del estudio “Immigració i Estat del benestar a Espanya”

elaborado por Francisco Javier Moreno y María Bruquetas [2] no sólo

desmienten esta suposición, sino que revelan que los inmigrantes aportan

más al Estado de lo que reciben. A continuación se resumen algunos de los

principales resultados de este estudio.

• En relación a la Seguridad Social, hay dos datos bastante reveladores. Por

una parte, en el 2010, menos del 1% de los beneficiarios de pensiones eran

extranjeros [3] (y más de la mitad de estos eran comunitarios), aunque los

extranjeros representaban el 10,5% de los afiliados a la Seguridad Social. Es

decir, los extranjeros cotizan a la Seguridad Social bastante más de lo que

reciben en concepto de pensiones. ¿Cómo explicar este fenómeno? El

elemento clave son las consecuencias de las características demográficas del

colectivo de inmigrantes recientes: la población extranjera es más joven que

la autóctona. Obviamente, en el futuro muchos de estos inmigrantes

considerados hoy como extranjeros serán beneficiarios de pensiones.

• Por lo que se refiere a la Sanidad, según datos del 2006, los extranjeros

utilizan el sistema sanitario en inferior medida que la población con

nacionalidad española: acuden a consultas de atención primaria (al médico de

cabecera) un 6,48% menos y un 19,56% menos a los médicos especialistas.

En cambio, los extranjeros usan los servicios de urgencias un 3,20% más que

los autóctonos, destacadamente por la noche y los fines de semana. ¿Por qué?

Hay quién dice que por falta de información sobre el funcionamiento del

sistema sanitario. También se ha dicho que para evitar pedir permisos en el

trabajo.

¿Por qué los extranjeros utilizan menos el sistema sanitario? Moreno y

Bruquetas apuntan el siguiente motivo: son más jóvenes y, por lo tanto, no

necesitan tanto a los médicos. Yo añadiría otras razones, que surgieron en las

entrevistas que realizamos en el 2010 un grupo de investigadores de la

Universidad Pompeu Fabra para un estudio sobre la inmigración, la

participación asociativa y la construcción de la ciudadanía: las dificultades de

comunicación, por falta de dominio del castellano y del catalán, de sectores

de inmigrantes de origen africano y asiático, con los médicos y los

trabajadores de los centros de atención primaria (CAP); y el hecho de que en

algunos casos haya un trato poco correcto por parte de médicos y

trabajadores de los CAP hacia los inmigrantes con dificultades para entender

el castellano y el catalán.

• Sobre los servicios sociales, aunque los inmigrantes presentan altas tasas de

pobreza, hay pocas evidencias de que estén sobrerrepresentados como

usuarios de estos servicios y alguna evidencia de infrarrepresentación. El

66

Page 67: Joaquim Dodero Curtani

13,69% del total de usuarios de servicios sociales en el 2008 eran extranjeros,

es decir, un porcentaje similar a su peso demográfico en el conjunto de la

población. El 6,85% de las actuaciones de los servicios sociales se dirigieron al

colectivo de extranjeros, por lo tanto, aquí hay una clara infrarrepresentación.

El 11,20% de los beneficiarios de rentas mínimas de inserción (RMI) eran

extranjeros, es decir, un porcentaje parecido a su peso demográfico en el

conjunto de la población, aunque los tantos por ciento varían en las diferentes

comunidades autónomas (por ejemplo, en Catalunya, el 30% de los

extranjeros son beneficiarios de rentas mínimas).

A la vista de estos resultados, ¿cómo explicar las percepciones erróneas de la

población autóctona en relación al uso que hacen los inmigrantes del Estado

del bienestar? ¿Todo es producto de los prejuicios? En parte sí. Pero estas

percepciones también se fundamentan en algunas realidades, como la

concentración de población de origen inmigrante en ciertos municipios y

barrios, que ha comportado ciertos desequilibrios entre la oferta y la demanda

de servicios públicos y una concentración territorial de la vulnerabilidad y la

exclusión social. El deterioro actual de las prestaciones y de los servicios

públicos, producto de los recortes aprobados por los gobiernos español y

catalán, pueden agravar aún más ésta problemática. Todo ello, puede derivar

en un deterioro de los servicios públicos que favorezca un creciente uso de

servicios privados por parte de los grupos sociales con más recursos, muy

visible ya en educación y sanidad.

¿Cómo explicar los preocupantes resultados del estudio de Moreno y

Bruquetas? ¿Por los efectos de la crisis económica y el paro existente? ¿Los

que tienen la nacionalidad española perciben a los inmigrantes como

competidores en el acceso a recursos cada vez más escasos por los efectos de

la crisis, como el trabajo, las prestaciones o los servicios públicos? Todo indica

que sí. Además, parece claro que hay sectores sociales que, en un contexto

de crisis económica, piensan que la inmigración sólo provoca un aumento de

los gastos sociales del Estado y, como consecuencia, un aumento de los

impuestos o una privatización de los servicios públicos.

Instrumentación política de las percepciones erróneas sobre la

inmigración

¿Las percepciones erróneas de la inmigración pueden favorecer un mayor

crecimiento de las fuerzas políticas xenófobas? Sin duda, determinadas

organizaciones políticas como Plataforma x Catalunya (PxC) y el Partido

Popular (PP) están interesadas en politizar estas percepciones, en destacar

que hay un exceso de inmigrantes y en asociar la delincuencia con la

inmigración, todo ello con el propósito de avanzar electoralmente y conquistar

más poder político en las instituciones democráticas (ayuntamientos,

67

Page 68: Joaquim Dodero Curtani

parlamentos...), sin que les importe mucho que su discurso provoque

confrontación social y genere una mayor xenofobia y racismo.

También es preocupante que algunos dirigentes de Convergència i Unió (CiU)

hayan expresado opiniones negativas sobre la inmigración, similares a las

formuladas por el PP y PxC.

¿Qué convendría hacer para desactivar los falsos rumores y las

percepciones erróneas sobre la inmigración?

Para desactivar los faltos rumores y las percepciones erróneas sobre la

inmigración habría que desarrollar una labor desde diferentes instituciones y

asociaciones.

Convendría que las instituciones democráticas, como los

ayuntamientos, los parlamentos y los gobiernos, desarrollaran

campañas informativas para deshacer las percepciones erróneas y los

prejuicios hacia los inmigrantes.

Se debería fomentar un debate sobre estas cuestiones en el interior de

los partidos políticos, los sindicatos y los grupos sociales, como primer

paso para que estas organizaciones puedan realizar una tarea

pedagógica en la sociedad de desactivación de los prejuicios y las

percepciones erróneas de la inmigración.

En las escuelas, institutos y universidades se podrían introducir este

tipo de temáticas en los programas de determinadas asignaturas.

Los medios de comunicación también han de jugar un papel

importante, aportando información rigurosa, veraz y contrastada

frente a los prejuicios y las percepciones erróneas sobre los

inmigrantes.

Como se puede comprobar, hay muchas tareas por realizar en este campo. Y

además, son urgentes.

Notas

[1] El País, 15 de marzo de 2011.

[2] Francisco Javier Moreno y María Bruquetas (2011), “Immigració i Estat del benestar a

Espanya”, Col·lecció Estudis Socials, n.º 31, Barcelona, Obra Social “la Caixa”.

[3] En muchos estudios no se diferencia entre inmigrantes y extranjeros, porque los datos

disponibles acostumbran a ser sobre extranjeros. Pero con el paso del tiempo, los extranjeros

dejan de serlo en la medida en que van accediendo a la nacionalidad española.

68

Page 69: Joaquim Dodero Curtani

[Este texto corresponde a la intervención realizada en el taller

“Rumors i realitats sobre la crisi i la immigració”, organizado por ICV

de Sabadell, que se celebró el 12 de marzo de 2012 en el Casal Pere

Quart. Enric Prat Carvajal es historiador, profesor del Departamento

de Ciencia Política y Derecho Público de la Universitat Autònoma de

Barcelona.]

15/4/2012

69

Page 70: Joaquim Dodero Curtani

Mayo del 37 y la izquierda: ayer y hoy

José Manuel Barreal San Martín

Este año se cumple el 75 aniversario de los acontecimientos que tuvieron

lugar en Barcelona entre los días 3 y 6 de mayo de 1937. Unos sucesos que,

más allá de la razón de unos y la sinrazón de los otros, y a la luz que hoy

arroja la historia, resultaron estériles y yermos para la causa que se dilucidaba

por aquellas fechas.

Se sabe que los acontecimientos que ensangrentaron las calles de Barcelona

se debieron a enfrentamientos entre organizaciones de la izquierda catalana y

española: el POUM marxista y la anarcosindicalista CNT contra el PSUC y el

PCE, marxistas-leninistas, dominados estos últimos por la tendencia

inspiradora de Iósif Stalin. Tendencia que propició una persecución implacable

contra los poumistas y anarquistas cuyo lamentable y estéril colofón fue el

asesinato de Andreu Nin, máximo líder del POUM, y de Camilo Berneri, uno de

los autores de la tradición anarquista más lúcidos e interesantes. Sin olvidar a

Domingo Ascaso y a Francisco Martínez (de la FIJL).

Que los órganos del PCE jugaron un papel importante en la persecución del

POUM y de anarquistas es sencillamente histórico. Así, Mundo Obrero no dudó

en emplear los epítetos más duros: “El POUM, incitador a la rebelión, enemigo

del pueblo (...). El POUM, aliado a lo más turbio de una organización sindical

(...) ha incitado a la rebelión y ha consumado la rebelión (...). Es hora de

exterminar al POUM”. O aquella frase para la historia del “derecho” de Dolores

Ibárruri en un mitin, en Valencia en 1938, refiriéndose al proceso contra el

POUM: “Es preferible condenar a cien inocentes que absolver a un solo

culpable”. El PSUC —no así el PCE— admitió la equivocación de su partido en

los acontecimientos de aquel mayo de 1937. Unos hechos que están

suficientemente “juzgados” por la historia, aunque algunos se empeñen en

negarlos o minimizarlos.

A la luz de los sucesos que se comentan, intentaré una aproximación a las

querellas de la izquierda de ayer en relación con las que se sostienen

actualmente en la izquierda. Efectivamente, ambas son distintas en el tiempo

y en las circunstancias históricas, sociales y económicas. Pero una izquierda

que cual “Piedra de Sísifo” deambula por la vida social y política en una

interminable sucesión de momentos y caminos que hacen que nunca

encuentre su sitio. Y que, lamentablemente, se mantiene distanciada. Me

refiero a la izquierda llamada “alternativa”, “transformadora”, no a la

representada por el social-liberalismo.

70

Page 71: Joaquim Dodero Curtani

En el tiempo que se conmemora, mayo del 37, había una guerra civil, las

organizaciones sindicales y políticas no eran, ni por asomo, las de hoy. Eso

está claro. Pero veamos. Vivimos un tiempo en el que el interés general y el

bien común están en entredicho; un tiempo de desigualdad y polarización

social insoportables, que lleva a la indignación generalizada. Nos

encontramos, pues, en una fase histórica que el inversionista y filántropo

estadounidense Warren Buffet no duda en definir como “una guerra de clases,

pero es mi clase, la clase rica, la que está realizando la guerra, y la estamos

ganando”. Es decir, estamos en guerra. En palabras de Julio Anguita, los

recortes en salud y educación del gobierno “y la amenaza con más” es “un

delito de alta traición”. ¿No fue el período 1936-1939 un guerra de los de

arriba contra el pueblo y el proletariado y una traición al gobierno legítimo de

la República?

Más alto y claro, imposible. La clase capitalista —es decir, la dominante— ha

tomado una decisión estratégica: declarar la guerra a las clases subalternas. Y

el gobierno de España es cómplice de ello. ¿Cómo está respondiendo la

izquierda, o las izquierdas, a la estrategia de guerra de la oligarquía

financiera? En mi opinión, con una sorprendente e inquietante falta de

perspectiva histórica y de horizonte estratégico. Debates, mesas ciudadanas,

reuniones maratonianas… Es la otra “guerra”, incruenta por supuesto, que se

desarrolla en el seno de la izquierda. Mientras, la gente honesta, de la calle,

esa a la que tanto se llama en época electoral, contempla con asombro, y

pienso que sin entender mucho, que su voto vale menos que la papeleta que

deposita en la urna.

¿No ha llegado la hora, pregunto, de que desde la izquierda alternativa,

transformadora y radical se ponga fin, al menos en forma de tregua, a la

“guerra” que se libra entre parientes de la misma familia simplemente

colocando sobre la mesa, en palabras del sociólogo Samir Amín, “la

construcción de amplios bloques sociales alternativos anticapitalistas (...) para

la audacia, para plantear un cambio radical”? Una izquierda que entiendo

debería caminar no sólo, en efecto, defendiendo las conquistas alcanzadas

socialmente y en el mundo del trabajo, sino también intentando mostrar un

horizonte cercano para conquistar una democracia económica, más social y

más participativa. Para ello habría que extraer conclusiones positivas de lo

estériles que resultan, al igual que en mayo del 37, las desavenencias que

actualmente constriñen a la izquierda. Ayer triunfó una dictadura. Hoy, se está

bajo la férula de la dictadura de las finanzas. La democracia no es tal. La

izquierda debería pensar en ello. ¿Lo está haciendo?

Sostengo, para finalizar, que aquellos momentos de lucha entre fuerzas de la

izquierda catalana y española hay que pensarlos, actualmente, sin añoranzas

ni nostalgias. Extrayendo, si es posible, enseñanzas para un mejor caminar en

71

Page 72: Joaquim Dodero Curtani

el recorrido de la izquierda en la actualidad. Esperemos.

10/4/2012

72

Page 73: Joaquim Dodero Curtani

Ensayo

Andreu Espasa

Arthur Rosenberg, historiador del socialismo y la democracia real

A finales de los años treinta, Nueva York era la capital emblemática del

izquierdismo estadounidense. Era la época del Frente Popular, que en los

Estados Unidos se concretaba en un amplio movimiento social que daba un

apoyo crítico al presidente Roosevelt y donde el Partido Comunista de los

Estados Unidos jugaba un papel central. Sus principales luchas eran la

erradicación de la discriminación racista, la extensión de los derechos

sindicales y la solidaridad internacionalista con China y, sobre todo, con la

España republicana. El grueso de la izquierda frentepopulista eran

sindicalistas, pero entre sus filas también se contaban numerosos artistas e

intelectuales, muchos de los cuales eran refugiados de la Alemania nazi.

Arthur Rosenberg, historiador de la democracia y el socialismo, era una las

cabezas más privilegiadas de aquella generación.

La etapa norteamericana de Arthur Rosenberg es el último episodio de una

biografía política y académica muy accidentada. Nació en Berlín en 1889, en

el seno de una familia de clase media judía. Al estallar la Primera Guerra

Mundial, Rosenberg era un joven de ideología nacionalista alemana que

trabajaba como profesor de historia antigua. Se alistó como voluntario al

ejército imperial en 1915 y sirvió la mayor parte del tiempo en su

Departamento de Prensa de Guerra. Para Rosenberg, la catástrofe de la

guerra significó una profunda decepción con el sistema político imperial. El

73

Page 74: Joaquim Dodero Curtani

joven historiador abandonó el nacionalismo alemán para abrazar la causa del

internacionalismo proletario. En noviembre de 1918, Rosenberg se afilió al

Partido Socialdemócrata Independiente de Alemania (USPD). Dos años más

tarde siguió al ala izquierda del USPD en su confluencia con el Partido

Comunista Alemán, donde ocupó varios cargos. Su producción académica

también se vio profundamente afectada por su nuevo compromiso político.

Después de la guerra, su interés se irá desplazando progresivamente al

campo de la historia contemporánea.

A partir del otoño de 1925, Rosenberg empezó a mostrar signos de

desconformidad con la línea política de sus camaradas hasta que, finalmente,

en abril de 1927, abandonó el partido comunista, denunciando la

subordinación de los distintos partidos del Comintern a las directrices de

Moscú como principal causa de su ruptura. Rosenberg también lamentaba que

la política de los comunistas hubiera derivado en una fraseología

revolucionaria —romántica e inofensiva— que ya no servía para derrocar el

orden capitalista. Siguió como diputado independiente en el Reichstag hasta

1928 y se reincorporó a la enseñanza, desde donde trató de conciliar su

pasión política y su carrera profesional a través de escritos sobre la historia de

la democracia. La vida calmada fuera de la política duró pocos años. Huyó de

Alemania en cuanto Hitler fue nombrado canciller, en el invierno de 1933.

Después de una breve estancia en Suiza, retomó el rumbo hacia Inglaterra,

donde trabajó como lector de historia antigua durante tres años en la

Universidad de Liverpool. Acabado el contrato en Liverpool aceptó una oferta

en Brooklyn College, en los Estados Unidos. Rosenberg llegó a Nueva York con

su familia en noviembre de 1937. Con el raquítico sueldo que recibía por sus

clases y las ayudas de una organización de solidaridad con los refugiados, el

historiador alemán se dispuso a rehacer su vida como intelectual

comprometido. Entre las pertenencias que había traído hasta Nueva York se

encontraba el manuscrito del que sería su último libro: Democracia y

Socialismo [1].

La democracia entendida como el gobierno de la mayoría de pobres

libres

Entre las principales premisas de la obra de Rosenberg, destacan la voluntad

de historizar la democracia, el rechazo a las abstracciones

descontextualizadas de cierta literatura politológica y la centralidad de un

análisis de clases libre de esquematismos deterministas. En efecto, la

importancia otorgada por Rosenberg a las clases sociales en la historia de la

democracia no va reñida con una visión llena de matices y respetuosa con la

complejidad histórica. Las clases sociales no son estáticas ni tienen un

comportamiento predecible, sino que son realidades dinámicas y fluidas,

donde el elemento subjetivo ejerce una influencia relevante. El historiador

74

Page 75: Joaquim Dodero Curtani

berlinés no pretendía definir categorías de clase válidas para cualquier

contexto histórico ni limitar la clase a factores meramente económicos.

Rosenberg tampoco veía posible escribir una historia de la democracia a partir

del relato embellecido de sus defensores intelectuales, cómodamente

instalados en una liberal República de las Ideas en la que no hacía falta

esforzarse por entender las condiciones económicas y sociales de cada

periodo histórico. Es por eso por lo que Rosenberg se propone la novedosa

tarea de historizar la democracia, trazando la evolución de su significado

variable y definiendo las fuerzas sociales que le han dado apoyo a lo largo del

tiempo.

En Democracia y lucha de clases en la Antigüedad (1921) encontramos un

buen ejemplo de su método histórico. Rosenberg nos recuerda que la

democracia, según los antiguos, era el gobierno de las clases populares, de la

mayoría de pobres libres. La extensión que conformaba esta mayoría era

cambiante y dependía de cada momento histórico, pero no sólo a causa de las

exigencias de los diferentes modos de producción. También influía la habilidad

del movimiento democrático a la hora de agrupar la mayoría del pueblo a su

alrededor y aislar a los más ricos. Para Rosenberg, las clases sociales se crean

y se redefinen a través de la lucha política. La originalidad de su marxismo

queda demostrada en su desafío a determinadas certezas de la historiografía

marxista tradicional. Como marxista, defiende que la lucha de clases es el

motor de la historia, pero, para que esta afirmación mantenga un valor

heurístico, exige que se examine de cerca las distintas clases en lucha en

cada momento histórico determinado. El carácter heterodoxo del marxismo de

Rosenberg llega al extremo de hacerle rechazar la teoría histórico-evolutiva

de los modos de producción. Ya en 1921, el historiador socialista señala que,

en la Antigüedad, la lucha de clases determinante no se dio entre esclavos y

amos. Sitúa la esclavitud como una relación social minoritaria y como un

régimen de explotación menos duro que la servidumbre de la gleba, la cual

aparece de forma intermitente durante la Antigüedad. Rosenberg concluye

que, en contra de lo que se afirma en el primer capítulo del Manifiesto

Comunista, las principales luchas de clases para los antiguos no fueron entre

señores, por un lado, y esclavos o siervos, por el otro, sino entre pobres libres

—demos, la plebe— y ciudadanos ricos —los oligoi, los patricios—[2].

Las bases del marxismo original de Rosenberg aplicadas a la historia de la

democracia ya se pueden apreciar en sus textos de principios de los años

veinte. La misma metodología y temática le servirá para explicar el

bolchevismo [Una Historia del Bolchevismo (1932)] y los orígenes de la

República de Weimar [Alemania Imperial (1928)]. En 1938 aparecerá en

Holanda la versión alemana de Democracia y Socialismo (1938) y, un año más

tarde, la traducción en inglés [3]. Democracia y Socialismo será su obra más

ambiciosa, tanto por el alcance cronológico como por la dimensión

75

Page 76: Joaquim Dodero Curtani

internacional del período estudiado. Como indica su título, el libro trata sobre

la relación histórica del movimiento socialista con la democracia e intenta

demostrar que desde los tiempos de Marx y Engels el socialismo se había

insertado en la tradición de la democracia revolucionaria. La primera parte del

libro trata de la democracia moderna antes de Marx, con especial atención a

Jefferson y Robespierre, a quienes considera dos versiones del mismo

movimiento democrático, a pesar de la leyenda negra que persigue al

revolucionario francés. El grueso del libro, no obstante, se encuentra en la

segunda parte, dedicada a la evolución del pensamiento socialista desde 1848

hasta los inicios de la Segunda Internacional.

En un principio, como se puede observar en el último capítulo del Manifiesto

Comunista, Marx y Engels situaban el comunismo como una rama del

movimiento democrático. Si se autodefinían como comunistas y demócratas

es porque entendían que el objetivo de socializar la propiedad de los medios

de producción sólo se conseguiría como resultado de una gran revolución

democrática, que diera al proletariado el dominio político que le correspondía

por su gran fuerza numérica y su misión histórica específica. Además, Marx y

Engels nunca creyeron que su modesta organización, la Liga Comunista, fuera

capaz de tomar el poder en ninguna nación europea. Los escritos anteriores a

1848 muestran una gran convicción en la inminencia de la revolución porque,

como comunistas, tenían plena conciencia de pertenecer al amplio

movimiento democrático. Su tarea intelectual consistía en influir al

movimiento democrático con el objetivo de liberarlo de ilusiones y retrasos

propios de la pequeña burguesía y hacerlo consciente de la necesidad de

centralizar la actividad industrial moderna, con un programa de transición

gradual hacia el socialismo donde los privilegios de cuna más injustificables,

como el derecho a herencia o los impuestos regresivos, serían abolidos

inmediatamente. El movimiento democrático se fundaba en una coalición

interclasista que incluía trabajadores, campesinos y pequeña burguesía. En

esta vasta coalición, la misión de los comunistas consistía en el

fortalecimiento del liderazgo del proletariado, dado que ninguna otra clase

social se encontraba en mejor posición para entender la necesidad histórica y

el significado profundo del movimiento democrático. Del mismo modo que el

éxito de la revolución democrática pasaba por el liderazgo del proletariado, el

éxito del socialismo era inconcebible sin su medio principal, es decir, sin la

conquista del poder por parte del proletariado a través de la revolución

democrática. La teoría política de Marx y Engels, pues, no se puede entender

sin tener en cuenta su relación con el movimiento democrático de masas.

Después de 1850, las relaciones de Marx y Engels con los líderes oficiales del

movimiento democrático sufrieron un gran cambio. Para los líderes

comunistas, los dirigentes oficiales del movimiento democrático, una vez

aislados y derrotados, perdieron todo interés. Las duras críticas contra los

76

Page 77: Joaquim Dodero Curtani

líderes demócratas no evidenciaban, sin embargo, una renuncia sustancial en

la apuesta democrática de Marx y Engels. Para los socialistas, el auténtico

cambio hacia el movimiento democrático se dio a partir de la derrota obrera

en la Comuna de París. En octubre de 1847, Friedrich Engels escribía que las

discusiones entre comunistas y demócratas no tenían ningún sentido, ya que

unos y otros coincidían en todas las cuestiones de política inmediata. Además,

el dominio del proletariado equivalía al dominio democrático de la mayoría. En

cambio, una generación después, en diciembre de 1884, el mismo Engels

escribiría en una carta sobre el peligro de que las fuerzas de la reacción, en

una situación revolucionaria, se agruparan bajo la bandera de la “pura

democracia” para impedir la hegemonía política del proletariado. La evolución

de los conceptos democracia y socialismo es aún más profunda si se tiene en

cuenta que, antes de 1848, democracia era una palabra ofensiva para la gran

burguesía, una palabra que olía a sangre y barricadas, mientras que

socialismo tenía unas connotaciones más bien inofensivas, asociadas con

aquellos que se entretenían en discutir sobre modelos de utopía social.

En efecto, la derrota de la Comuna de París de 1871 y la represión posterior

supusieron un duro golpe para el movimiento obrero europeo. El exterminio

de decenas de miles de obreros también trajo consigo la aniquilación de la

memoria democrática popular. Se esfumó el significado de pueblo y de

democracia, tal y como se entendían en la tradición política de la democracia

revolucionaria. El movimiento obrero socialista que renació en Francia ignoró

el legado de Robespierre, un radical de clase media sobre quién caerá una

leyenda negra. El declive del movimiento democrático coincidió con un

importante cambio de percepción hacia el sufragio universal. Hasta 1848, se

entendía que la extensión del derecho a voto tendría como consecuencia

inevitable el dominio económico y político de las masas. Las luchas por la

extensión del sufragio se libraron con la vehemencia y ferocidad que una

creencia como ésta podía suscitar en todos los bandos, pero la experiencia

posterior provocó un fuerte desencanto en los sectores politizados de las

clases populares, sobre todo en los obreros franceses, traumatizados por el

hecho de que la supresión de la Comuna había contado con la aprobación de

una Asamblea legitimada por el sufragio universal masculino. En la medida en

que la obtención del sufragio universal no suponía una amenaza para las

clases altas ni una mejora notable en las condiciones de vida de los

trabajadores, la fracción más radical del movimiento obrero empezó a

despreciar el sistema democrático, que ya no se asociaba con el autogobierno

de las masas como medio para su emancipación social y política, sino con la

organización política del capitalismo.

La socialdemocracia alemana liderada por Ferdinand Lassalle también

supondrá un punto de ruptura respecto a la etapa anterior, cuando el

socialismo se entendía como una rama de la tradición de la democracia

77

Page 78: Joaquim Dodero Curtani

revolucionaria, basada en un movimiento interclasista y popular. Uno de los

motivos de disputa más graves entre Lassalle y Marx será justamente el

desprecio de los socialdemócratas alemanes hacia la necesidad de aliarse con

la clase media. En el Congreso de unificación de los socialdemócratas

alemanes de 1875 celebrado en el municipio de Gotha, la tendencia de

Lassalle era la dominante. El programa adoptado, conocido como el Programa

de Gotha, contenía muchas concesiones de los socialistas “marxistas”. Para

Marx y Engels, el resultado de la negociación fue muy decepcionante, ya que

el nuevo partido sufría el mal del sectarismo obrerista, además de ser

excesivamente estatista e insuficientemente internacionalista. La Segunda

Internacional vivirá, durante décadas, con una política de obrerismo estrecho,

cifrando sus esperanzas de crecimiento numérico al proceso mecánico de

proletarización de las clases medias.

Lenin, buen lector de Marx, fue el dirigente socialista que recuperó el viejo

programa marxista: revolución democrática con el liderazgo del proletariado.

En la profunda crisis de legitimidad a que la Primera Guerra Mundial condenó

al zarismo, la bandera de la democracia revolucionaria se mostró muy eficaz

en la toma de poder. El programa inicial de los bolcheviques era, en efecto, un

programa de radicalidad democrática: poder para los consejos democráticos

de trabajadores, campesinos y soldados, convocatoria inmediata de

elecciones para la Asamblea Constituyente, cese incondicional de la guerra

imperialista a través de negociaciones de paz transparentes, con luz y

taquígrafos, y confiscación de la gran propiedad agrícola. Los enemigos de la

Revolución Rusa eran la aristocracia latifundista, la gran burguesía industrial y

la burocracia absolutista —en ningún caso, la democracia o la clase media—.

El trágico golpe de timón vendrá después, cuando las circunstancias de

extrema dureza que los bolcheviques deberán afrontar para sobrevivir los

forzarán a abandonar los ideales ultrademocráticos de democracia soviética

—es decir, democracia directa, asamblearia— por el recurso desesperado a la

dictadura de partido. Ésta no fue la única contradicción que tuvo que afrontar

Lenin. Además, los bolcheviques habían llegado al poder con un partido que

pretendía hacer una revolución democrática, pero que, internamente, se había

regido con prácticas autoritarias, heredadas, según Rosenberg, de las mismas

malas prácticas de Marx y Engels en sus relaciones con los trabajadores

socialistas.

El descrédito casi absoluto que sufrió la democracia entre el movimiento

obrero no llegará hasta los últimos años de la Primera Guerra Mundial y, sobre

todo, en la posguerra. Este cambio no se deberá en exclusiva al éxito

aparente de la nueva dictadura bolchevique. En Estados Unidos, por ejemplo,

la guerra se había librado como una cruzada para construir a world safe for

democracy. El impagable monto de deuda impuesto a la nueva República

alemana, la creciente desigualdad social de los años veinte y el final abrupto

78

Page 79: Joaquim Dodero Curtani

de la falsa prosperidad en el crack de 1929 revelaron el carácter cínico y vacío

de las promesas democráticas de las potencias vencedoras. El ascenso del

fascismo en los años treinta cambiará las cosas de nuevo. La irrupción de un

movimiento explícitamente antidemocrático y antiilustrado, que se proponía

exterminar las conquistas democráticas de la clase trabajadora y hasta el

propio movimiento obrero, hará revivir una nueva fe democrática entre los

trabajadores. Con la aparición de la cultura política del frentepopulismo, la

defensa de la democracia irá acompañada de una drástica redefinición de sus

bases. El carácter democrático de un régimen ya no se juzgará únicamente en

función del respeto a sus aspectos procedimentales, como el sufragio

universal o el derecho a la libertad de expresión. El nuevo empuje del

frentepopulismo enfatizará la necesaria inclusión de fuertes garantías sociales

como prerrequisito indispensable para una democracia plena. Para la

izquierda frentepopulista, el fortalecimiento de los aspectos sustanciales de la

democracia —servicios de educación y sanidad públicas accesibles para todos,

seguridad económica en caso de infortunio, nacionalización de los

monopolios— constituían la mejor garantía para evitar que un régimen

aparentemente pluralista acabara en manos de la oligarquía como máscara

instrumental para su dominio sobre la mayoría popular.

Es en este contexto de resurgimiento democrático entre la izquierda, donde

los libros de Rosenberg cobrarán un sentido especial. Su obra ofrecía las tesis

históricas que el Frente Popular necesitaba. Democracia y socialismo eran la

misma cosa desde los tiempos del joven Marx. La derrota de la Comuna de

París y la miopía política de los dirigentes de la Segunda Internacional

rompieron temporalmente el vínculo entre el socialismo y la democracia

revolucionaria y dieron paso a una política obrerista, despreocupada del resto

de clases populares. Lenin, el marxista que lideró una revolución victoriosa,

fue el encargado de reconciliar el socialismo con el movimiento democrático.

El reencuentro fue breve, debido a las peculiaridades y las durezas de la

nueva Rusia soviética. Ahora el empuje del fascismo exigía retomar, a través

de los Frentes Populares, la vieja tradición marxista. El movimiento obrero

debía intentar liderar una coalición interclasista con un programa mínimo de

radicalidad democrática. Para hacer realidad este programa, era

imprescindible el abandono de la doctrina del pacifismo abstracto, un dogma

compartido por el movimiento obrero socialista y por la vieja democracia

liberal, pero totalmente ajeno al pensamiento político de Marx y Engels y a la

tradición de la democracia revolucionaria. En este sentido, la política exterior

del Frente Popular —defensa de la política de seguridad colectiva, según la

cual, en caso de conflicto, las sanciones contra las naciones agresoras debían

de ir acompañadas de medidas de auxilio para las naciones agredidas—

suponía un cambio de gran significación histórica.

Arthur Rosenberg es, hoy en día, un intelectual bastante olvidado [4]. El

79

Page 80: Joaquim Dodero Curtani

historiador Joaquín Miras atribuye el desconocimiento general de Rosenberg a

su radicalidad política e independencia de criterio (en afortunada expresión de

Luciano Canfora, Rosenberg fue un comunista sin partido), así como al poco

interés general por la historia de la democracia como movimiento sociopolítico

de las clases populares [5]. Sin duda, la obra de Rosenberg presenta

debilidades que no pueden escapar al lector crítico de hoy, especialmente su

manifiesta incapacidad para integrar el racismo y el colonialismo en su relato

historiográfico. Pero, más allá de los aciertos e insuficiencias de la obra

historiográfica de Rosenberg, Democracia y Socialismo mantiene todo el

interés por su significación política, muy representativa del espíritu de la

época frentepopulista. Refutar la pretendida antinomia entre comunismo y

democracia representa una tarea intelectual que no parece muy alejada del

significado histórico del Frente Popular, entendido como la reconciliación del

comunismo con el movimiento democrático y la rectificación inconfesada

respecto a muchas de las premisas que habían provocado la ruptura con los

socialistas, incluyendo la diferencia sobre la inminencia de la revolución.

Volver a leer a Arthur Rosenberg hoy

En la lectura de las obras de Rosenberg, se pueden encontrar muchas

lecciones útiles para los que luchan hoy por una democracia real. Quizás la

más importante sea la constatación histórica de que la democracia, además

de un ideal político, es también un movimiento. Su avance depende de la

articulación de un amplio frente de movilización social, que ponga fin a la

fragmentación de las clases populares e implante un programa de desarrollo

democrático. En una situación de crisis y ante el pánico represivo de las clases

dirigentes, el primer y más inmediato objetivo del movimiento democrático

pasa por la defensa del derecho a la protesta. A medio plazo, cualquier

programa democrático serio tendrá que proponerse eliminar la excesiva

concentración de poder económico y político por parte de la clase dominante.

Esto sólo será posible si se recuperan objetivos tradicionales del movimiento

democrático como la renacionalización de los oligopolios privatizados, la

financiación pública y transparente de las campañas electorales, la

expropiación de los grandes de medios de comunicación en manos privadas,

la nacionalización de la banca, la implantación de una fiscalidad progresiva y

la mejora de unos servicios públicos en sanidad y educación que neutralicen

en gran medida los efectos del azar de cuna. Sólo con medidas drásticas se

facilitará la cesión del poder secuestrado por las minorías plutocráticas a la

mayoría popular y el establecimiento de un marco verdaderamente pacífico

para la solución de los conflictos sociales.

La otra gran lección de Rosenberg tiene que ver con la relación entre

capitalismo, socialismo y democracia. Después de cuatro años de dura crisis

económica, la conciencia de vivir en una democracia de cartón está muy

80

Page 81: Joaquim Dodero Curtani

extendida. En menor medida, también es relativamente fácil escuchar

lamentos sobre la incompatibilidad de la democracia con la lógica

expropiadora y cortoplacista del capitalismo y sus insostenibles objetivos de

incrementos constantes en las tasas de beneficio empresarial caiga quien

caiga. Sin embargo, los debates sobre la necesidad del socialismo o sobre la

relación entre socialismo y democracia siguen sin estar presentes en la

agenda de la mayor parte de la izquierda intelectual. Parece que, como

respuesta a la radicalización derechista de las élites políticas y económicas,

gran parte de la izquierda ha buscado refugio en la franja más progresista

dentro del espectro de lo políticamente respetable. En España, esta

desmoralización ideológica provoca situaciones francamente extravagantes.

Un ejemplo de ello se encuentra en el espejo estadounidense. ¿Cómo es

posible que la izquierda española tienda a reverenciar a keynesianos

conservadores como Paul Krugman y Joseph Stiglitz en detrimento de la figura

más destacada del socialismo norteamericano, John Bellamy Foster, editor de

Monthly Review?

Con un socialismo pluralista que ha cosechado considerables éxitos en

América Latina y con la esperanzadora ola de movimiento democrático

mundial —desde el 15-M hasta el movimiento Occupy Wall Street—, la lectura

de la obra de Rosenberg puede resultar una refrescante invitación para

retomar la tarea de batallar intelectualmente por el socialismo, conectándolo

con la lucha por una democracia real. Y es que, para evitar el inminente

colapso social y medioambiental, la propaganda por el socialismo como

principio de organización social que sitúa la satisfacción de necesidades

humanas y ecológicas en el centro de sus prioridades presenta una afinidad

mucho más coherente con los anhelos democráticos de la mayoría que la

defensa de un retorno a los niveles de falsa prosperidad de antes de la crisis.

Notas

[1] Carsten, Francis L., “Arthur Rosenberg: Ancient Historian into Leading Communist”,

Journal of Contemporary History, vol. 8, núm. 1, enero de 1973, pp. 63-75.

[2] Rosenberg, Arthur, Democracia y lucha de clases en la Antigüedad (1921), Barcelona, El

Viejo Topo, 2006 (prólogo de Joaquín Miras), p. 45.

[3] Rosenberg, Arthur, Democracy and Socialism. Contribution to the Political History of the

past 150 Years, Nova York, Alfred A. Knopf, 1939 (traducción de George Rosen).

[4] A pesar del olvido aparente de Rosenberg, su obra ha dejado huella entre destacados

81

Page 82: Joaquim Dodero Curtani

intelectuales de izquierda. El caso más relevante es el de Noam Chomsky, quien leyó

Democracia y Socialismo cuando era adolescente y frecuentaba el entorno de Avukah, la

misma organización sionista de izquierdas en la que Rosenberg colaboró en sus últimos años.

La historia del grupo Avukah y su relación con Arthur Rosenberg y Noam Chomsky, en:

Barsky, Robert F., Noam Chomsky. A life of dissent, Cambridge, The MIT Press, 1998, pp.

58-70.

[5] Prólogo de Joaquín Miras en Rosenberg, Arthur, Democracia y lucha de clases en la

Antigüedad (1921), Barcelona, El Viejo Topo, 2006, pp. 7-40. La excepción más notable al

desinterés por la historia de la democracia en una perspectiva similar a la de Rosenberg la

encontramos en: Canfora, Luciano, La democracia. Historia de una ideología, Barcelona,

Crítica, 2004. En el campo de la filosofía política, otra obra igualmente excepcional y con un

enfoque parecido: Domènech, Antoni, El eclipse de la fraternidad. Una revisión republicana de

la tradición socialista, Barcelona, Crítica, 2004.

[Andreu Espasa es historiador y profesor de lengua catalana en la

Universidad de Harvard. El presente ensayo es la versión ampliada y

actualizada de un texto que fue publicado en catalán por la revista

L’Espurna en 2009]

30/4/2012

Damiano Tagliavini e Ignacio Sabbatella

Marxismo ecológico: elementos fundamentales para la crítica de la

economía-política-ecológica

1) Introducción

La crítica situación ecológica global, evidenciada en los procesos de cambio

climático, agotamiento de bienes naturales y degradación ambiental,

acompañados de crecientes conflictos socio-ambientales, nos sugiere

preguntarnos qué relación guarda con los fundamentos del modo de

producción y reproducción capitalista.

A través del presente artículo procuramos exponer la relevancia de la teoría

marxista para analizar dicha crisis y contribuir a la cimentación de un

marxismo ecológico (en adelante ME), como una novedosa corriente de

pensamiento crítico. A pesar de las experiencias fallidas del denominado

“socialismo real” en su relación con la naturaleza y de la propensión del

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Page 83: Joaquim Dodero Curtani

capitalismo a internalizar el discurso ambientalista, creemos posible observar

una significativa tendencia de algunos pensadores marxistas a incorporar la

ecología y de buena parte de los movimientos ambientalistas a radicalizar su

praxis política hacia posiciones anticapitalistas.

De esta manera, nos proponemos rastrear aportes en la obra de Marx y

Engels, analizar las críticas al marxismo que se realizan desde la Economía

Ecológica y, finalmente, enumerar algunos precursores del ME, junto a

algunos conceptos que ayudan a entender la relación entre capital y

naturaleza.

No pretendemos agotar el tema aquí sino apenas realizar una contribución

crítica, planteando la pertinencia del debate y sus potencialidades para la

investigación científica y la actividad política.

2) Aportes ecológicos en la obra de Marx y Engels

A pesar de los prejuicios vigentes en el ambientalismo, Marx y Engels

analizaron en diversos pasajes los vínculos entre el mundo social y el mundo

natural. La distinción analítica que proponemos no debe entenderse como

conceptos cerrados e independientes, sino más bien como temas vinculados

entre sí.

a) Concepción materialista de la naturaleza

Resulta sugerente comenzar con el trabajo de John Bellamy Foster (2004)

quien reconstruye una concepción materialista-dialéctica de la naturaleza en

la obra de Marx. Arroja luz sobre tres grandes herencias que han sido

descuidadas: el filósofo griego antiguo Epicuro, el químico agrícola Justus von

Liebig y Charles Darwin. El primero inspiró una visión materialista de la

naturaleza. A partir del segundo construyó una comprensión del desarrollo

sostenible. Mientras que de Darwin adoptó un enfoque coevolucionista de las

relaciones entre los humanos y la naturaleza. Sin detenernos aquí, señalamos

que dicha reconstrucción echa por tierra el prejuicio de la producción

intelectual de Marx como ajena al mundo natural.

En sus Manuscritos de 1844, Marx esboza una definición del concepto de

naturaleza: "La naturaleza es el cuerpo inorgánico del hombre, es decir, la

naturaleza en cuanto no es ella misma el cuerpo humano. El hombre vive de

la naturaleza; esto quiere decir que la naturaleza es su cuerpo, con el que

debe permanecer en un proceso continuo, a fin de no perecer. El hecho de

que la vida física y espiritual del hombre depende de la naturaleza no significa

otra cosa sino que la naturaleza se relaciona consigo misma, ya que el

hombre es una parte de la naturaleza” (Marx, 2004: 112).

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En este pasaje se hace evidente que para Marx no existe dicotomía entre el

ser humano y la naturaleza. Esta no es algo externo o un mundo exterior. “El

hombre no está en la naturaleza, sino que es naturaleza” (Vedda, 2004: xxix).

La naturaleza le ofrece al hombre su medio de vida inmediato, así como la

materia, el objeto y la herramienta de su actividad vital, es decir el trabajo.

Esto nos conduce a plantear una continuidad con su obra de madurez,

especialmente en El Capital.

b) Relación trabajo-naturaleza en la producción de valores de uso

En El Capital, Marx señala que la naturaleza es, junto al trabajo, punto de

partida de la producción de valores de uso. “En este trabajo de conformación,

el hombre se apoya constantemente en las fuerzas naturales. El trabajo no es,

pues, la fuente única y exclusiva de los valores de uso que produce, de la

riqueza material. El trabajo es, como ha dicho William Petty, el padre de la

riqueza, y la tierra la madre” (Marx, 2000: 10).

Apartándonos de su forma histórica, en toda sociedad el trabajo es el

momento de intercambio con la naturaleza, es la actividad con la cual el

hombre se apropia de su entorno y lo transforma para satisfacer sus

necesidades básicas. En el proceso de trabajo interviene no sólo el trabajo del

hombre sino también el objeto sobre el cual se realiza y los medios de trabajo,

ambos brindados por la naturaleza. Además, Marx destaca las condiciones

materiales que no suelen identificarse en el proceso productivo pero sin las

cuales éste no podría ejecutarse. De esas condiciones dependerá la

productividad del trabajo y la producción de plusvalía. “Si prescindimos de la

forma más o menos progresiva que presenta la producción social, veremos

que la productividad del trabajo depende de toda una serie de condiciones

naturales. Condiciones que se refieren a la naturaleza misma del hombre y a

la naturaleza circundante. Las condiciones de la naturaleza exterior se

agrupan económicamente en dos grandes categorías: riqueza natural de

medios de vida, o sea, fecundidad del suelo, riqueza pesquera, etc., y riqueza

natural de medios de trabajo, saltos de agua, ríos navegables, madera,

metales, carbón, etc.” (Marx, 2000: 429) [1].

En su Crítica del Programa de Gotha, Marx refuerza la idea de la naturaleza

como parte fundamental de la producción de valores de uso y como primera

fuente de medios y objetos de trabajo. La propiedad sobre la naturaleza es la

que va a determinar que una parte de la humanidad, que no dispone de ella,

deba entregar su fuerza de trabajo a quienes se han adueñado de esas

condiciones materiales de trabajo. Se trata de una de las condiciones

históricas para el surgimiento de la mercancía fuerza de trabajo en el modo de

producción capitalista que desarrollara en El Capital.

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c) Separación hombre-naturaleza y campo-ciudad

Desde los Manuscritos de 1844, Marx destaca que el trabajo alienado

convierte a la naturaleza en algo extraño al hombre, en un “mundo ajeno”,

“hostilmente contrapuesto al trabajador”. En el marco de la apropiación

privada, existe una alienación respecto a la naturaleza donde los medios de

vida y de trabajo no le pertenecen al trabajador y se le presentan como

objetos externos. Por tanto, concluye en los Grundrisse: “Lo que necesita

explicación, o es resultado de un proceso histórico, no es la unidad del

hombre viviente y actuante, [por un lado], con las condiciones inorgánicas,

naturales, de su metabolismo con la naturaleza, [por el otro], y, por lo tanto,

su apropiación de la naturaleza, sino la separación entre estas condiciones

inorgánicas de la existencia humana y esta existencia activa, una separación

que por primera vez es puesta plenamente en la relación entre trabajo

asalariado y capital” (Marx, 2005: 449).

La unidad del hombre con la naturaleza no precisa explicación sino su

separación. Esa separación es de carácter histórico y es la base sobre la que

se asienta la relación capital-trabajo. El trabajador es separado de su “cuerpo

inorgánico” al mismo tiempo que el producto de su trabajo se convierte en

mercancía apropiada por el capitalista.

El proceso de expulsión de pequeños propietarios y de cercamiento de tierras

comunales es el punto de partida de la acumulación originaria. Masas

humanas pasan a engrosar las filas del proletariado urbano. Como bien

señalan Bellamy Foster (2004) y Foladori (2001) no puede soslayarse el

entendimiento que tiene Marx de la separación campo-ciudad consumada en

el modo de producción capitalista. La agricultura capitalista se caracteriza por

la gran propiedad, el despoblamiento rural y el hacinamiento urbano. Además

de ser la causa fundamental de la polución y la depredación, quedan

disociadas progresiva y radicalmente las fuentes de la producción de medios

de vida y materias primas de los centros de consumo. Es la fractura del

metabolismo social con la naturaleza.

d) Degradación de la agricultura por el capital

En el capítulo XIII de El Capital, afirma que el capitalismo degrada ambas

fuentes de riqueza, el hombre y la tierra. Al contrario de lo que comúnmente

se cree, no sólo investigó las consecuencias de la explotación capitalista sobre

el trabajo, sino que también comprendió el daño que el latifundio capitalista

provoca sobre la vitalidad del suelo. La gran industria y la gran agricultura

explotada industrialmente actúan en unidad, una devastando la fuerza de

trabajo y otra degradando la fuerza natural de la tierra. El latifundio capitalista

es la raíz de una fractura irreparable en el proceso interdependiente del

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metabolismo social. El concepto de metabolismo refiere a la interacción entre

naturaleza y sociedad a través del trabajo humano y le permite a Marx “dar

una expresión más sólida y científica de esta fundamental relación”, señala

Bellamy Foster (2004: 245). Es una herencia de la química de Liebig, utilizado

en la teoría de los sistemas en el complejo intercambio de los organismos con

su medio, que Marx adecua al entendimiento del proceso del trabajo humano

y de su fractura en el modo de producción capitalista [2].

El abordaje de la agricultura capitalista había tenido como primer blanco la

crítica de la teoría de la superpoblación de Malthus y la teoría de la renta de

Ricardo porque en ellas no se explicaba el cambio histórico en la fertilidad del

suelo, es decir, la intervención del hombre en ella más allá de la productividad

natural [3]. La mano del hombre puede ser tanto un factor de mejora como de

degradación del suelo. En este marco, Foladori (1996) recupera la importancia

de la teoría marxista de la renta capitalista del suelo como una aplicación de

la ley del valor a aquella parte de la naturaleza que puede ser monopolizable.

Entrega elementos metodológicos para explicar la degradación del suelo y de

los recursos naturales en general. La agricultura puesta al servicio del valor de

cambio es la condición de posibilidad de que mayores inversiones de capital

entreguen rendimientos económicos crecientes al tiempo que disminuyen la

fertilidad natural del suelo. La obtención de ganancias extraordinarias es

posible aún con rendimientos físicos decrecientes, hasta que en un momento

dado sucede una crisis ecológica (Foladori, 2001).

Por otra parte, Engels en El papel del trabajo en la transformación del mono

en hombre planteaba que en el capitalismo lo que prima es siempre la

inmediatez, el beneficio inmediato es el único fin del capitalista aislado, sin

importar las consecuencias de la producción e intercambio. El capitalista

produce sin tomar en consideración el posible agotamiento o degradación del

recurso, ni siquiera para una potencial utilización por otros capitalistas.

e) Ampliación del sistema de necesidades y expansión del capital sobre la

naturaleza

En un clarificador pasaje de los Grundrisse, Marx da cuenta que la creación de

plusvalía absoluta exige la ampliación constante de la esfera de circulación de

mercancías. De manera que “la tendencia a crear el mercado mundial está

dada directamente en la idea misma del capital”. La expansión capitalista

supone una progresiva conquista de las formaciones anteriores y la abolición

de la producción de “valores de uso directos”, con el fin de someter la

producción al intercambio. Por lo tanto, “el comercio ya no aparece aquí como

función que posibilita a las producciones autónomas el intercambio de su

excedente, sino como supuesto y momento esencialmente universales de la

producción misma”. A su vez, la creación de plusvalor relativo requiere la

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Page 87: Joaquim Dodero Curtani

ampliación del consumo dentro de la esfera de circulación: cuantitativa,

primero; cualitativa, segundo; y, por último, producción de nuevas

necesidades, descubrimiento y creación de nuevos valores de uso. Con ese

fin, el capital se lanza a “la exploración de la Tierra en todas las direcciones”

en búsqueda de nuevas propiedades y nuevos objetos naturales. La

naturaleza pierde su carácter divino y es objetualizada en función del

provecho útil para la satisfacción de esas nuevas necesidades. Hacia allí se

dirige el desarrollo de las ciencias naturales. “El capital crea así la sociedad

burguesa y la apropiación universal tanto de la naturaleza como de la relación

social misma por los miembros de la sociedad”. La fuerza “civilizadora” del

capital destruye tanto las barreras nacionales como las tradicionales y las

naturales para convertirse en la primera formación social de escala planetaria.

La ampliación incesante del sistema de necesidades humano y la expansión

sobre la naturaleza son inherentes al proceso de producción y reproducción

capitalista (Marx, 2005: 359-362).

f) Relación hombre-naturaleza en el comunismo

Marx evitó anticiparse al movimiento real existente y son pocas las

oportunidades en las cuales se pronunció sobre las características de una

sociedad futura. No obstante, en los Manuscritos de 1844 hace alusión al

comunismo como la “verdadera solución del conflicto que el hombre sostiene

con la naturaleza y con el propio hombre” (Marx, 2004: 142). En cuanto

superación positiva de la propiedad privada, el comunismo es, también,

superación de la alienación del hombre con respecto a la naturaleza. Para

Marx, la sociedad comunista “es la unidad esencial plena del hombre con la

naturaleza, la verdadera resurrección de la naturaleza, el naturalismo

consumado del hombre y el humanismo consumado de la naturaleza” (Marx,

2004: 144).

Esa concepción de juventud mantiene una continuidad en El Capital, donde

adelanta la definición del concepto contemporáneo de “sustentabilidad”, en

cuanto a la transferencia intergeneracional de la tierra: "Considerada desde el

punto de vista de una formación económica superior de la sociedad, la

propiedad privada de algunos individuos sobre la tierra parecerá algo tan

monstruoso como la propiedad privada de un hombre sobre su semejante. Ni

la sociedad en su conjunto, ni la nación ni todas las sociedades que coexistan

en un momento dado, son propietarias de la tierra. Son, simplemente, sus

poseedoras, sus usufructuarias, llamadas a usarla como boni patres familias

(buenos padres de familia) y a transmitirla mejorada a las futuras

generaciones" (Marx, 2000: III, 720).

Es interesante observar los rasgos de continuidad en la obra de Marx cuando

establece que aquella formación económica superior debería estar fundada en

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una asociación de productores. Dicha “asociación” reconstruiría la unidad

esencial plena del hombre con la naturaleza, en su formulación de juventud

[4], o el “hombre socializado” recompondría la fractura metabólica, en su

enunciación posterior [5]. Se desprende de la lectura realizada la insistencia

en la eliminación de la propiedad privada y en la disolución de la contradicción

entre la ciudad y el campo como condiciones elementales para armonizar al

hombre con la naturaleza.

3) Críticas ecologistas al marxismo

A medida que progresan las problemáticas ambientales en la segunda mitad

del siglo XX, se desarrollan versiones ecológicas de la economía. Buena parte

de sus mentores se ocuparon de criticar la carencia de una preocupación

ecológica por parte de Marx. Pese a los aportes que hemos discutido en el

punto anterior, existen posturas que rechazan cualquier derivación de la

teoría marxista hacia este campo: “... si bien Marx y Engels se mostraron, en

ocasiones, preocupados por problemas ecológicos o medioambientales, tales

preocupaciones no tienen cabida en su visión global de lo económico y sus

formulaciones no aportan el aparato teórico y conceptual que exigiría el

análisis de tales problemas” (Naredo, 1987: 174).

Una afirmación más extrema refiere a que “Marx y Engels tuvieron la

oportunidad de estudiar el primer intento de marxismo ecológico y que no la

aprovecharon” (Martínez Alier/Schlupmann, 1992: 275). Inútil sería advertir el

inconveniente que suscita definir a Marx como el primer marxista, así como la

pretensión de un “ismo” ecologista para sus mismos mentores. Saliendo de

este atolladero gramatical, expondremos algunas críticas que Naredo (1987)

Martínez Alier y Schlupmann (1992), Cuerdo Mir y Ramos Gorostiza (2000)

realizaron desde la Economía Ecológica [6].

a) Separación valor de uso/valor de cambio

Marx no sólo habría desvinculado “radicalmente” valores de uso de valores de

cambio, sino que se habría focalizado en estos últimos. Por consiguiente, situó

a la economía fuera del mundo material y contribuyó a afianzar la ruptura que

los economistas clásicos hicieran entre lo físico y lo económico (Cuerdo

Mir/Ramos Gorostiza, 2000).

Este señalamiento parte de una concepción errónea de la teoría del valor

desarrollada por Marx en El Capital. Su teoría es una teoría crítica, una crítica

de la economía política clásica. La separación entre valor de uso y valor de

cambio no está determinada por la voluntad de Marx sino por la forma

sociohistórica que adoptan los productos del trabajo en una estructura

mercantil basada en el intercambio entre productores privados

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Page 89: Joaquim Dodero Curtani

independientes y en la división social del trabajo. Lo que debe ser explicado

no son los valores de uso en cuanto objetos que satisfacen necesidades

humanas en cualquier etapa histórica sino la forma mercantil que adoptan

bajo aquellas condiciones y que adquieren un valor en relación a otras

mercancías. El valor de cambio no es más que la manifestación de la igualdad

abstracta establecida entre al menos dos mercancías. El foco de Marx pasa

por el valor y por el develamiento de la cosificación de las relaciones sociales

de producción, el fetichismo de la mercancía. Lejos de tratarse de una

debilidad, es una de las fortalezas de la teoría marxista. Recordemos, además,

que el punto de partida de Marx es el trabajo al mismo tiempo que la

naturaleza para explicar la producción de riqueza.

b) Desinterés por la energía disipada

Calcular el grado de eficiencia en términos de disipación o fijación de energía

de cada proceso productivo, es una de las orientaciones de la Economía

Ecológica. Vista desde el metabolismo socioeconómico, la economía es un

sistema abierto a la entrada de energía y salida de calor disipado. El segundo

principio de la Termodinámica [7] postula que la cantidad de entropía [8] del

Universo tiende a incrementarse con el tiempo tendiendo a la disipación de

energía. Según algunos ecologistas, Marx y Engels habrían rechazado esa ley

“por considerarla incompatible con su visión del progreso humano e

interpretar que tenía implicaciones religiosas” (Cuerdo Mir/Ramos Gorostiza,

2000).

Serge Podolinsky era un socialista ucraniano que planteó la posibilidad de

analizar la explotación capitalista a partir de un estudio del flujo de la energía

en la agricultura. Su conclusión fue que la productividad aumentaba cuando

había una contribución de trabajo humano incrementando la acumulación de

energía en la Tierra y que la cantidad de energía acumulada en los productos

del trabajo es mayor a la necesaria para la reproducción de esa fuerza de

trabajo. Desde la Economía Ecológica se suele criticar a Marx por un supuesto

desinterés en estas cuestiones debido a que no contestó las cartas que le

envió Podolinsky. El que opina sobre la cuestión es Engels [9], quien plantea

que “su verdadero descubrimiento es que el trabajo humano tiene el poder de

fijar la energía solar sobre la superficie de la tierra permitiendo que su acción

dure más de lo que duraría sin él. Todas las conclusiones económicas que

deduce de esto son equivocadas”. Además, plantea que en la industria es

imposible todo cálculo energético por lo cual sería “imposible expresar las

relaciones económicas en magnitudes físicas”. Engels concluye su comentario

diciendo que Podolinsky “ha tomado caminos equivocados porque estuvo

tratando de encontrar en la ciencia de la naturaleza una nueva demostración

de la verdad del socialismo, y con ello ha confundido la economía con la

física” (Marx/Engels, 1973: 33-333).

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Page 90: Joaquim Dodero Curtani

Bensaïd (2003) plantea que las razones de Engels en su crítica al ucraniano

son de dos órdenes: una ideológica y otra epistemológica. La razón ideológica

se enmarca en las discusiones de la época sostenidas con el malthusianismo y

las visiones apocalípticas con respecto al futuro de la humanidad. La razón

epistemológica tiene que ver con el intento que realiza Podolinsky de justificar

el socialismo a partir de pruebas científicas: “La lucha de clases nunca es

reductible a una querella de expertos, que intervienen para abogar por la

inocencia de la técnica” (2003: 489).

c) Ruptura con el ideario romántico

Se remarca una ruptura en la obra de madurez de Marx con las ideas del

Romanticismo en relación a la búsqueda de armonía con la naturaleza. Si se

define “la visión romántica del mundo como una crítica generalizada de la

civilización industrial (burguesa) moderna en nombre de ciertos valores

sociales y culturales precapitalistas” (Löwy, 1990: 87), es posible y hasta

positivo para Cuerdo Mir y Ramos Gorostiza rastrear en los escritos de

juventud de Marx ese ideario. En cambio, en su obra posterior Marx habría

quedado preso de una ideología del progreso continuo de la humanidad

mediante la ciencia, la técnica y el trabajo. Sin embargo, hemos verificado en

El Capital una apreciación inequívoca sobre la destrucción capitalista tanto de

la fuerza de trabajo como de la tierra. Su crítica dejó de ser abstracta para

tomar un carácter científico con el fin de descubrir los distintos mecanismos

de explotación y obtención de plusvalía.

d) Ausencia de una definición de recursos naturales agotables

Otra de las críticas ecologistas hacia el marxismo se relaciona con el

agotamiento de los recursos naturales. Martínez Alier y Schlupmann (1992)

remarcan la ausencia de un análisis de la reproducción o sustitución de los

medios de producción utilizados en una economía basada en recursos

agotables, con lo cual no se ponen en consideración la existencia de límites en

la “reproducción simple” ni en la “reproducción ampliada”. Así, en Marx el

tratamiento de los recursos naturales habría sido más ricardiano que

ecológico, centrado en la distribución de la renta más que en el agotamiento y

contaminación que no se reflejan a tiempo en los precios. No existiría una

preocupación por la asignación intertemporal de los recursos agotables. Sin

embargo, cabría preguntarse hasta qué punto podemos esperar que Marx

problematizara una situación que no fue visible hasta muchos años después.

De todas formas, cabe destacar que en la carta de Engels a Marx sobre el

asunto Podolinsky se advierte una preocupación por el despilfarro de energía

y reservas naturales. Asimismo, en otra carta, Marx [10] realizaba un

comentario elogioso de los estudios de Karl N. Fraas [11], quien según él

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Page 91: Joaquim Dodero Curtani

habría demostrado que como resultado del cultivo, y en proporción a su

intensidad, desaparece la ‘humedad’, tan deseada por el campesino, y

empieza así la formación de estepas. Agrega Marx que el cultivo sin control, y

acompañado de desforestación, puede dejar tras de sí desiertos (Marx/Engels,

1973: 199).

e) Progreso indefinido de las fuerzas productivas

Uno de los aspectos de la obra de Marx que ha sido el más criticado por el

ambientalismo es el desarrollo indefinido de las fuerzas productivas. De allí se

derivan las más aferradas etiquetas acusatorias: “modernista” y

“productivista”. Martínez Alier y Schlupmann plantean que “los marxistas

posteriores deberían haber modificado la noción de “fuerzas productivas” a la

luz de la crítica ecológica de la ciencia económica, pero han existido

obstáculos epistemológicos (el uso de categorías de la economía política

clásica) e ideológicos (la perspectiva de una transición al comunismo en dos

etapas) que lo han impedido” (1992: 276). Bensaïd responde afirmando que la

noción de fuerzas productivas no constituye en Marx “un factor unilateral de

progreso, independientemente de su imbricación concreta en un modo de

producción dado. Pueden tanto enriquecerse con conocimientos y formas de

cooperación social nuevas como negarse a sí mismas mudándose en su

contrario, en fuerzas destructivas” (2003: 474).

En artículos que Marx escribiera en 1853 sobre la dominación británica en la

India es donde rastreamos su versión más modernista, una visión occidental y

evolutiva de los procesos sociales. En ellos, a pesar de denunciar las miserias

a las que Inglaterra estaba sometiendo al pueblo hindú, concluye que ese es

un paso necesario dentro del desarrollo de las fuerzas productivas, y que la

introducción de valores burgueses e infraestructura capitalista dentro de la

“atrasada” sociedad hindú son una “revolución social”. Aquí le otorga una

gran importancia a las condiciones de producción, en especial a las obras de

infraestructura que modernizan la estructura productiva.

Por otra parte, en el Manifiesto Comunista, se puede vislumbrar una cierta

concepción evolucionista de la historia [12]. En el mismo se describe el papel

revolucionario de la burguesía en la historia en cuanto al progreso de las

fuerzas productivas y al sometimiento de la naturaleza. Con todo, es una

imagen que podemos contraponer a otros pasajes señalados anteriormente y

que exhibe las hendiduras de una obra monumental pero no por ello

monolítica.

Por último, según sus críticos, Engels habría dado cuenta de una lógica

productivista e instrumental con respecto a la naturaleza cuando planteaba

que: “El hombre al convertirse en dueño y señor de sus propias relaciones

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Page 92: Joaquim Dodero Curtani

sociales, se convierte por primera vez en señor consciente y efectivo de la

naturaleza” (Engels, 1973a: 102).

4) Las aventuras del marxismo ecológico

Habiendo realizado una revisión de las críticas ecologistas, haremos un breve

recorrido por aquello que consideramos son los elementos fundamentales

para sentar las bases del ME. A lo largo de la tradición marxista encontramos

autores que problematizaron la relación de la sociedad capitalista y la

naturaleza, y que esbozaron algunas concepciones premonitorias sobre una

crisis ecológica causada por la misma.

En el siglo XIX, además de Podolinski, podemos referirnos a William Morris

[13], considerado el primer ecosocialista. En la década de 1920, durante los

primeros años de la revolución rusa, investigadores soviéticos como D. N.

Kasharov [14], Vladímir I. Vernadski [15], Georgii Gause y Vladimir

Stanchisky se interesaron por los estudios de la ecología, pero fueron

interrumpidos por el stalinismo. Algunos de esos pensadores fueron

perseguidos, encarcelados y sus ideas permanecieron ocultas largo tiempo.

Eso sucedió con Nikolai Bujarin, “el muchacho de oro de la revolución”, cuyos

escritos ecológicos fueron escondidos por Stalin luego de su ejecución en

1938. Una línea de pensamiento que habría contribuido a la transformación

del modo de vida fue aplastada por la burocracia soviética, enrolada en el

productivismo y la industrialización acelerada. Asimismo, Bensaïd cita al

economista austríaco Julius Dickman quien ya había observado en la década

de 1930 el “estrechamiento de la reserva de los recursos naturales” debido al

desarrollo “irreflexivo” de las fuerzas productivas bajo el capitalismo en

detrimento de sus “condiciones de reproducción permanente”, minando las

condiciones mismas de existencia humana (2003: 499).

Más notorio fue el trabajo de Walter Benjamin, quien cuestionó la idea del

progreso y la noción lineal y mecánica de la historia. La idea de revolución

cobraba otro sentido para él: “Marx dice que las revoluciones son la

locomotora de la historia mundial. Pero tal vez se trata de algo por completo

diferente. Tal vez las revoluciones son el manotazo hacia el freno de

emergencia que da el género humano que viaja en ese tren” (2007: 49).

Más cerca en el tiempo, nos interesa destacar a James O’Connor (2001), quien

parte del concepto condiciones de producción del capital. Se trata de todo

aquello que compone el marco de la producción capitalista y que no es

producido como una mercancía aunque es tratado como si lo fuera. Uno de

sus componentes es la naturaleza. La propia explotación capitalista puede

generar problemas de agotamiento o encarecimiento de esas condiciones y es

cuando se pone en juego una crisis de subproducción. Por lo tanto, O’Connor

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Page 93: Joaquim Dodero Curtani

considera la relación con la naturaleza como la segunda contradicción del

capital.

En otra contribución significativa, David Harvey (2007) introduce el concepto

acumulación por desposesión para dar cuenta de la persistencia de los

mecanismos depredadores, violentos y/o fraudulentos del capitalismo que

Marx y el marxismo adjudicaban a una etapa primitiva u originaria.

En relación a la continua expansión del capital sobre la naturaleza, es

sugerente el concepto subsunción real de la naturaleza al capital (Sabbatella,

2010). El régimen capitalista no sólo incluye a la naturaleza sino que también

la subordina a los designios de la producción de plusvalor.

Como respuesta a la crisis ecológica causada por el capitalismo, surge un

movimiento político que pretende reformular la visión tradicional del

socialismo. Michael Löwy y Joel Kovel lanzaron un Manifiesto Ecosocialista en

donde plasman algunas ideas que aquí trabajamos en un programa de acción

política. Para Löwy, el ecosocialismo es una alternativa civilizatoria radical que

opone al progreso destructivo capitalista “una política económica basada en

criterios no monetarios y extraeconómicos: las necesidades sociales y el

equilibrio ecológico” (Löwy, 2010).

Aunque no podremos avanzar aquí en sus respectivas contribuciones al ME,

cabe mencionar a otros pensadores como André Gorz [16], Alfred Schmidt

[17], Wolfgang Harich [18], Manuel Sacristán [19], Ted Benton [20], Barry

Commoner [21], Paul Burkett [22] y Elmar Altvater [23]. Son muchos los

nombres y probablemente hayamos incurrido en omisiones importantes, pero

en ese caso estaríamos más cerca aún de comprobar que no hay tal divorcio

entre el marxismo y la ecología. Es necesaria una mayor sistematización que

instituya un cuerpo teórico más robusto y, en ese sentido, el presente artículo

representa apenas un primer peldaño.

5) Reflexiones finales

Hemos constatado fehacientemente que el mundo natural es uno de los

puntos de partida en la teoría de Marx. No obstante, en el desarrollo posterior

adquiere un carácter fragmentario y secundario respecto a la contradicción

fundamental del modo de producción capitalista entre capital y trabajo.

Tampoco podemos desconocer cierto optimismo en relación al desarrollo de

las fuerzas productivas y la inexistencia de límites naturales. Por tanto, una

traducción automática de Marx a la ecología contemporánea no alienta un

conocimiento e investigación sobre los nuevos problemas ecológicos. La

degradación de la tierra producto del mismo sistema capitalista había sido

adelantada en numerosos pasajes de su obra, pero la misma no es

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Page 94: Joaquim Dodero Curtani

suficientemente esclarecedora de las consecuencias que traen aparejados el

agotamiento de otros bienes naturales y la contaminación ambiental.

Nuestra propuesta de trabajo se dirige, entonces, a abrir nuevos campos de

investigación a partir de una concepción materialista de la naturaleza, cuyo

pilar básico sea el estudio las relaciones sociales de producción y

reproducción capitalistas. A tal fin, es necesario recuperar la fortaleza de la

ley del valor, del fetichismo de la mercancía y del trabajo alienado. Son los

elementos fundamentales para la crítica de la economía-política-ecológica en

la edificación del aparato conceptual del ME, el cual debe ser ampliado,

complementado y/o profundizado por los aportes contemporáneos en el

marco de la crisis ecológica sin precedentes que atraviesa la humanidad. En

ese sentido, el ecosocialismo se presenta como la nueva corriente política

para el siglo XXI.

No queremos encontrar todas las respuestas en Marx, sino en la

reconsideración y reformulación de sus categorías. No es nuestro interés un

“Marx verde” sino un Marxismo Ecológico. No pretendemos hacer hablar a

Marx sobre el cambio climático o sobre el régimen energético capitalista

basado en combustibles fósiles, sino reapropiarnos de la crítica de la

economía política para facilitar la crítica de la economía-política-ecológica.

Bibliografía

Bellamy Foster, J., La ecología de Marx. Materialismo y naturaleza, El Viejo

Topo, Mataró, 2004.

Benjamin, W., Sobre el concepto de Historia. Tesis y fragmentos, Ed. Piedras

de Papel, Buenos Aires, 2007.

Bensaid, D., Marx intempestivo. Grandezas y miserias de una aventura crítica,

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Cuerdo Mir, M. y Ramos Gorostiza, J. L., Economía y Naturaleza. Una historia

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Vedda, M., “Introducción”, en Marx, Karl, Manuscritos Económico-filosóficos de

1844, pp. vii-xli.

Notas

[1] James O’Connor desarrolla en profundidad el concepto de condiciones de producción

basándose menos en este pasaje de El Capital que en los Grundisse.

[2] Bellamy Foster destaca que “el concepto de metabolismo, con sus nociones asociadas de

intercambios materiales y acción reguladora, le permitía expresar la relación humana con la

naturaleza como una relación que incluía las “condiciones impuestas por la naturaleza” y la

capacidad de los seres humanos para afectar este proceso [...] y le proporcionaba a Marx un

modo concreto de expresar la noción de la alienación de la naturaleza (y su relación con la

alienación del trabajo), que era fundamental en su crítica a partir de sus primeros escritos”

(2004: 245).

[3] Al respecto, Marx habría sido más influido por el economista político escocés James

Anderson quien atribuyó la existencia de una renta diferencial principalmente a los cambios

históricos en la fertilidad del suelo (Bellamy Foster, 2004).

[4] “La asociación, desde el punto de vista de la economía política, aplicada a la tierra y el

suelo, divide la ganancia del latifundio y es la primera en realizar la tendencia originaria de la

división, a saber, la igualdad, porque ella produce la relación afectiva del hombre con la tierra

de manera racional y ya no mediada por la servidumbre, la dominación y la mística estúpida

de la propiedad, en tanto que la tierra deja de ser un objeto de mercantilización y se convierte

nuevamente, mediante el trabajo y el goce libres, en una propiedad del hombre verdadera y

personal (Marx, 2004: 101).

[5] “La libertad en ese terreno sólo puede consistir en que el hombre socializado, los

productores asociados, regulen racionalmente ese metabolismo suyo con la naturaleza,

poniéndolo bajo su control colectivo, en vez de ser dominados por él como por un poder

ciego; que lo lleven a cabo con el mínimo empleo de fuerzas y bajo las condiciones más

dignas y adecuadas a su naturaleza humana” (Marx, 2000: III, 759).

[6] La Economía Ecológica es “una crítica ecológica de la economía convencional, [...] nuevo

enfoque sobre las interrelaciones dinámicas entre los sistemas económicos y el conjunto total

de los sistemas físico y social” (Van Hauwermeiren, 1998). Esa corriente académica

interdisciplinaria suele ser definida como “la ciencia de la gestión de la sustentabilidad” ya

que estudia al sistema económico como un sistema abierto en relación con el sistema natural

y los flujos de energía. Su crítica se fundamenta en el estudio de los límites ecosistémicos del

desarrollo económico. Algunos de sus principales referentes son Nicholas Georgescu-Roegen,

Herman E. Daly, Joan Martínez Alier y José Manuel Naredo.

[7] La Termodinámica es una rama de la Física que estudia los intercambios y

transformaciones de energía en forma de calor.

[8] Mediante el concepto de entropía, el cual mide el grado de orden o desorden de un

96

Page 97: Joaquim Dodero Curtani

sistema, la termodinámica postula la irreversibilidad de los procesos de utilización de la

energía.

[9] En una carta dirigida a Marx el 19 de diciembre de 1882 (¡tres meses antes de la muerte

de Marx…!).

[10] Carta de Marx a Engels del 25 de marzo de 1868.

[11] Botánico alemán (1810-1875) La obra a la que se refiere Marx es El clima y el mundo

vegetal a través de los tiempos, una historia de ambos (1847).

[12] Cabe destacar que al estudiar, en sus últimos años, la realidad de Rusia a partir de un

intercambio epistolar con Vera Zasúlich, Marx planteó la posibilidad de un desarrollo

alternativo al occidental para ese país. De este modo, esa concepción lineal de la historia no

era aplicada por Marx a cualquier situación, sino que dependía del medio en que se

desenvolviera.

[13] William Morris (1834-1896). Inglés. Su crítica al capitalismo industrial se basaba en la

idea de “trabajo inútil”, es decir, la “producción de una cantidad ilimitada de tonterías

inútiles”, lo más barato posible, “para ser vendidas y no para ser utilizadas” (Cuerdo

Mir/Ramos Gorostiza, 2000: 88).

[14] Kasharov dirigió un Instituto de enseñanza de Ecología, publicó el primer manual de

ecología para la enseñanza (“Ambiente y comunidades”) y colaboró en la publicación de la

primer revista soviética de ecología.

[15] Vernadski desarrolló en 1926 el concepto de biosfera. Hizo hincapié en el creciente

deterioro del medio ambiente, el cual únicamente podría revertirse mediante un cambio en

los hábitos dietéticos y la forma de utilización de la energía.

[16] Gorz, A., “Ecología y libertad” (1977); “Ecología como política” (1979). Planteó el vínculo

que existe entre crisis ecológica y crisis de la sobreacumulación, realizando una fuerte crítica

al consumismo y el productivismo.

[17] Cf. Schmidt, A., “El concepto de naturaleza en Marx” (1983).

[18] Cf. Harich, W., “¿Comunismo sin crecimiento?” (1978).

[19] Cf. Sacristán, M., “Algunos atisbos político-ecológicos de Marx” (1984).

[20] Cf. Benton, T., “The greening of Marxism” (1996).

[21] Cf. Commoner, B., “The Closing Circle: Nature, Man, and Technology” (1971).

[22] Cf. Burkett, P., “Marx and Nature: A Red and Green Perspective” (1999).

[23] Cf. Altvater, E., “¿Existe un marxismo ecológico hoy? (2003).

97

Page 98: Joaquim Dodero Curtani

[Ignacio Sabbatella es licenciado en Ciencia Política por la

Universidad de Buenos Aires y becario del Conicet-Instituto Gino

Germani. Damiano Tagliavini es licenciado en Ciencia Política y

director del “Curso regional sobre evaluación y reducción de la

contaminación en ambientes acuáticos”. Ensayo publicado

originalmente en la revista argentina Herramienta.]

7/2011

Joaquim Dodero Curtani

Presente y futuro de las personas con trastorno del espectro autista

(TEA)

Los datos epidemiológicos (España y Europa) sobre población afectada por el

“Trastorno del Espectro Autista” (TEA) ponen de manifiesto un incremento de

su prevalencia —1 de cada 155 nacimientos— todavía inferior a la de Estados

Unidos, donde estudios recientes dan cuenta de una prevalencia superior: 1

de cada 91 nacimientos. La distribución por géneros nos muestra que el TEA

es cuatro veces más frecuente entre hombres que entre mujeres.

Las características o rasgos más comunes de las personas afectadas por el

TEA consisten en una alteración significativa del desarrollo de las habilidades

de comunicación, lenguaje y relación social , y, frecuentemente,

manifiestan intereses restringidos, conductas repetitivas y estereotipadas.

Aunque siga desconociéndose la etiología de este trastorno —existen

múltiples hipótesis no corroboradas científicamente—, la experiencia de

trabajo socioeducativo y sanitario indica la necesidad de una detección

precoz y una intervención psicoeducativa especializada de la

intensidad necesaria como factores clave para la mejora significativa del

pronóstico y la calidad de vida de las personas afectadas por el TEA, ya que

ello aporta a los afectados habilidades comunicativas y de relación , lo

que a la postre les podrá permitir desarrollar un mayor grado deautonomía

personal.

Otra intervención fundamental es la dirigida al entorno familiar de personas

con TEA que necesitan orientación, atención y apoyo, ya que el cuidado de los

afectados comporta un fuerte desgaste físico y psíquico.

El balance de los últimos veinte años, en lo referente a la carta de servicios

públicos (española y catalana) para personas con TEA, no arroja resultados

muy positivos: todavía es muy deficitaria e incompleta, y los rasgos

98

Page 99: Joaquim Dodero Curtani

principales de lo poco existente siguen siendo la precariedad y el colapso

subsiguiente.

Así, una breve panorámica sobre los servicios nos muestra de forma más clara

las lagunas existentes:

Intervención precoz: los test de detección precoz no son aplicados de forma

sistemática por la mayoría de los pediatras públicos o privados (sí que lo

aplican los psicólogos de algunos colegios). Carecemos de una red de

servicios especializados para intervención temprana (los centros de atención

precoz no asumen las necesarias terapias intensivas de estimulación, y en lo

concerniente a personas con TEA se han convertido en centros de juegos para

niños, un día a la semana, en sesiones de 45 minutos).

La intervención psicoeducativa en la adolescencia y juventud sigue

siendo precaria, y en muchos sigue siendo asumida privadamente por las

familias pagando una buena cantidad de servicios sociosanitarios y

socioeducativos a precios de mercado.

Infraestructuras de alojamiento y tratamiento de afectados por el TEA y

para sus familiares: siguen faltando “Respirs”, pisos asistidos, residencias,

servicios de terapia ocupacional y centros de educación especial; no se

dispone de centros de orientación a cuidadores/familiares de personas

afectadas por el TEA, un servicio esencial.

Entre los servicios dirigidos a personas con TEA prevalecen los gestionados en

régimen de concierto administrativo por asociaciones de familiares y

afectados (impulsoras, hace más de veinte años, de la mayoría de las

infraestructuras existentes).

La situación de las asociaciones del tercer sector no es nada halagüeña.

Las administraciones han acumulado una enorme deuda con ellas (750

millones de euros en Cataluña) y, por si esto no fuera poco, la mayoría de las

administraciones (la Generalitat entre ellas), a su vez, les ha retirado la

mayoría de las subvenciones para su funcionamiento corriente, sus

actividades y/o los servicios concretos que prestaban. Por ello, las maltrechas

economías de las familias de los afectados han visto incrementado el coste de

los servicios que reciben sus familiares con TEA.

En definitiva, en muchos casos las familias están asumiendo el coste real,

aumentando de forma asfixiante el peso específico del importe de los

servicios sobre la renta familiar (entre un tercio y la mitad de la renta, hasta

alcanzar importes superiores al 60%). Así, en muchos casos la única salida

99

Page 100: Joaquim Dodero Curtani

posible es renunciar al tratamiento o servicio, lo que indefectiblemente lleva

asociado el deterioro de la persona afectada y de su entorno.

Unos cuantos ejemplos (vividos por quien escribe estas líneas, padre de un

joven de veinte años afectado por el TEA) servirán para advertir de la

gravedad de la situación:

SERVICIOS DE SALUD MENTAL: Desde hace casi un año estamos

intentando que mi hijo reciba atención psiquiátrica especializada por

parte de la red sanitaria publica; una y otra vez nos remiten al Centro

de Salud Mental (CESMA) del barrio, a pesar de que el propio director

reconoce que no cuenta con un psiquiatra profesional con experiencia

clínica en el tratamiento de autismo. He presentado una denuncia al

Instituto Catalán de la Salud (ICS), que todavía no ha dicho “esta boca

es mía”.

Su antiguo psiquiatra privado nos cobraba 70 euros por visita, y el tratamiento

prescrito, en los últimos tiempos, no fue muy acertado.

SERVICIOS DE TERAPIA OCUPACIONAL: Mi hijo ha cumplido veinte

años, por lo que deberá abandonar el Centro de Educación Especial al

que asiste actualmente y deberá integrarse en un Centro de Servicios

de Terapia Ocupacional (en el que hará más o menos lo mismo que

hacía en el Centro de Educación Especial). Con mi cónyuge hemos

debido pasar un largo periplo hasta encontrar un centro idóneo.

Hemos visitado hasta siete centros, la mayoría de ellos en

instalaciones bastante destartaladas y sobrepobladas, sin luz natural,

ubicadas en los bajos de edificios envejecidos.

Al final del periplo hemos descubierto que el traslado de nuestro hijo de un

Centro de Educación Especial a un Servicio de Terapia Ocupacional

comportará la pérdida de la mitad de las ayudas y/o servicios que recibíamos

por la Ley de Dependencia (las primeras ayudas que habíamos recibido

después de dieciocho años de vida de nuestro hijo, lo que indefectiblemente

supondrá un incremento de los costes que deberemos asumir; no tendrá

trasporte escolar y sus horarios no encajan con nuestros horarios laborales,

por lo que previsiblemente, si los servicios sociales del Ayuntamiento no lo

remedian, deberemos pagar un cuidador).

También hemos aprendido mucho de la cicatería del Departament de

Benestar Social de la Generalitat a las persones con TEA o con otros

trastornos y enfermedades invalidantes que, debido a la falta de plazas en

Servicios de Terapia Ocupacional, han permanecido en sus casas, a la espera

de que les fuera asignada. Cuando han renovado la solicitud de una plaza les

100

Page 101: Joaquim Dodero Curtani

ha sido denegada de forma ilegal. O sea: estamos frente a prácticas

recurrentes de recortes no publicitados e ilegales.

SERVICIOS RESPIR (centros donde dejar a un familiar afectado unos

días, para permitir el descanso de los padres y de otros familiares

cuidadores): el único centro público existente para ciudadanos

barceloneses pertenece a la Diputación de Barcelona, absolutamente

colapsado. Por ello, a menudo debemos acudir a los servicios de una

asociación, lo cual supone asumir un coste que oscila entre los 350 y

los 500 euros para estancias que oscilan entre tres y cinco días). La

asociación en cuestión, al haberle sido retirada cualquier tipo de

subvención para el funcionamiento o para prestación de servicios, se

ve obligada a repercutir en sus usuarios no sólo el coste real de cada

servicio, sino también los costes fijos derivados del funcionamiento

normal de la asociación.

TERAPIAS DE MEJORA DE LOS PROCESOS DE COMUNICACIÓN: Mi hijo

presenta un déficit comunicativo severo, y para combatirlo deberemos

recurrir a un gran profesional de este campo, una vez por semana,

para realizar una sesión de 45 minutos para emprender un proceso de

aprendizaje que puede durar entre seis meses y dos años, y que

también incluirá prácticas en nuestro domicilio familiar, que se

intentará que sean realizadas por estudiantes en prácticas, para no

encarecer el coste hasta hacerlo inasumible.

Me consta que muchas familias de niños afectados por TEA están siguiendo el

mismo camino.

Así, no sólo se ha ido imponiendo el copago como sistema prevalente para los

pocos servicios de titularidad pública existentes , sino que se está

incrementando el número de servicios cuyos costes reales son soportados

íntegramente por familiares /cuidadores, lo que aplicado en un contexto social

con una elevada tasa de paro, un descenso de las rentas medias del trabajo,

el incremento de familias situadas en el umbral de la pobreza, aboca a la

marginación y al deterioro a una buena parte de las persones afectadas por

TEA.Una situación análoga al resto de persones afectadas por una

discapacidad severa o una enfermedad mental crónica.

La "cirugía de caballo” que se está aplicando en los recortes, y el debate

previo y/o subsiguiente, solo tienen en cuenta los grandes números, el

tamaño de los sectores afectados, y nadie advierten los peligros de aplicar un

tijeretazo sobre una estructura muy endeble i chapucera como la de los

servicios a personas tan vulnerables como las afectadas por TEA y sus

familiares (y, repito, en general de los servicios a personas con fuertes

101

Page 102: Joaquim Dodero Curtani

trastornos o enfermedades mentales graves),ya que algunos de los recortes

pueden provocar un desplome de enfermos y sus familias de consecuencias

sociales y personales aterradoras.

Como botón de muestra, el ejemplo catalán de las consecuencias de los

recientes recortes a la educación. El ex consejero de Educación, el señor

Ernest Maragall, en un ejemplo de cicatería social sin límites, decidió,

utilizando un plan de educación inclusiva, cerrar muchos centros de educación

especial (demasiado caros debidos a la ratio inferior profesor/alumno) e

integrar un sector muy importante de personas con discapacidad mental en

centros ordinarios, dotándolos de un número escaso de técnicos de apoyo

para atender a los nuevos acogidos para inclusión. Por ello, los últimos

recortes educativos perjudicarán a personas con TEA o discapacidades

mentales severas no sólo por el incremento del número de estudiantes por

aula (al restringir las posibilidades de atención personalizada a este tipos de

personas), sino también por el publicitado incremento del número de horas

lectivas, se conseguirá, a base de la detracción de horas de soporte a

personas con discapacidad o dificultades de aprendizaje. Ello puede suponer

que estas personas sean abandonadas a su suerte.

Así, por obra y gracias de los recortes, para este sector de poblaciones han

sido ampliadas las funciones de los Centros Ordinarios de educación, serán la

de simples aparcamientos que les alojarán durante unas horas, o, lo que es lo

mismo, asumirán funciones propias de los “Centros de Día”.

Si los únicos criterios utilizados por el poder político para determinar el tipo de

servicios de educación y de toda clase a personas con TEA son económicos

(despreciando los morales y éticos), y el elemento decisivo es el valor

cuantitativo o el coste del servicio, corremos el peligro de recuperar las

prácticas sociales de siglos anteriores: el confinamiento en sus domicilios

particulares o su internamiento en manicomios.

Éste es uno de los peligros de seguir por la senda de los recortes iniciada por

los gobiernos del PP y de CiU en Cataluña.

¿Un camino hacia el fin de la historia?

29/4/2012

102

Page 103: Joaquim Dodero Curtani

La Biblioteca de Babel

Joan Benach, Carles Muntaner, Gemma Tarafa y Clara Valverde

La Sanidad está en venta. Y también nuestra salud

Prólogo de Vicenç Navarro

Icària, Barcelona, 2012, 112 pags.

He aquí un pequeño gran libro, importante por su contenido,

por el momento oportuno de su publicación y por el prestigio de sus autores,

profesores e investigadores universitarios (UPF) que nos dan una lección de

compromiso social, explicando al público general lo que está pasando en la

Sanidad Pública y ofreciendo propuestas de acción. Actitud esta no muy

frecuente entre nuestros intelectuales.

El mensaje principal de todo el libro es que hemos de defender el Sistema

Público de Salud frente a las políticas neoliberales que están desmontando

nuestro Estado de bienestar y menoscabando nuestros derechos. Y que

hemos de defender un Servicio Público, financiado suficientemente por una

fiscalidad progresiva, pero también mejorarlo, centrándolo en la salud y no en

la enfermedad y la medicalización creciente. En definitiva, un servicio que

garantice la equidad, la eficiencia y la calidad, y que disminuya las

desigualdades.

El libro consta de cinco capítulos que van de lo general a lo concreto, y que se

pueden resumir parafraseando sus mismos títulos, bien explícitos: 1. Salud

para algunos, o de las desigualdades en salud y la necesaria equidad; 2. La

salud, mucho más que la atención sanitaria: los determinantes económicos y

sociales de la salud y la necesidad de salud en todas las políticas; 3. El modelo

y la organización de un Servicio Nacional de Salud Público también es un

determinante importante de la salud, y la atención a la enfermedad es un

logro colectivo y un derecho que no podemos perder; 4. La amenaza de un

golpe de Estado contra la Sanidad Pública por el cual el neoliberalismo y los

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Page 104: Joaquim Dodero Curtani

intereses económicos de una minoría quieren hacer de la sanidad (con dinero

público) un negocio. 5. Retomar la salud en nuestras manos, ya que el silencio

y la pasividad son nocivos para la salud.

Como se puede ver, estamos ante una obra que se propone —y consigue—

analizar en profundidad los actuales problemas que amenazan a la salud y la

sanidad públicas, y que aporta once propuestas concretas para hacer frente a

las desigualdades sociales en salud. Conviene prestar atención a estas

cuestiones y que sepamos lo mucho que nos estamos jugando. Y también,

como afirman los autores al final del libro, que tengamos presente que solo el

“crecimiento de un movimiento popular, participativo y valiente, que defienda

y promueva la mejora de la sanidad pública es motivo de esperanza”.

Josep Martí Valls (Centre d’Anàlisi i Programes Sanitaris)

19/4/2012

Isaac Rosa

La mano invisible

Seix Barral, Barcelona, 2012, 384 pags.

Isaac Rosa sigue en su empeño de desarrollar una escritura

crítica que rompe los códigos de la narración normal. En este caso aborda el

tema del trabajo, en concreto del trabajo manual. Vuelve la clase obrera, pero

no una clase obrera mítica y protagonista, sino el mundo del trabajo manual

de la posmoderninad. Un mundo donde los trabajadores han sido despojados

del aura de clase alternativa, donde el discurso de la cualificación profesional

y la carrera individual, de la crisis de la idea de socialismo, ha vuelto a

convertir los empleos “manuales” en un espacio de marginalidad. Rosa

construye una ficción que le permite describir la naturaleza real del trabajo de

millones de personas. Una descripción particularmente útil y certera. Se

aprende mucho del mundo del trabajo en estas páginas, lo que lo convierte en

una lectura obligada para todo izquierdista ilustrado, sobre todo para aquellas

personas con poca relación con los empleos manuales. Y se aprende mucho

de los mecanismos que consiguen de la gente un esfuerzo laboral innecesario.

104

Page 105: Joaquim Dodero Curtani

Y ello sin caer en un maniqueísmo innecesario. Los hombres y mujeres que

llenan el libro son personas con valores, con subjetividad, no meros

comparsas, por más que en la obra predomine una visión estructural. Quizá

existe una cierta minusvaloración de la complejidad real de estas actividades,

pero esta es una cuestión menor, y discutible, respecto a lo mucho de

reflexión e información que contiene una obra de una escritura magnífica.

Albert Recio Andreu

27/4/2012

Miguel Romero

Conversaciones con la izquierda anticapitalista europea

Los libros de Viento Sur-La Oveja Roja, Madrid

Miguel Romero, veterano dirigente de la extinta Liga

Comunista Revolucionaria y alma máter de nuestra revista amiga Viento Sur,

ha realizado tres entrevistas a prominentes dirigentes de la izquierda

anticapitalista europea: el francés Olivier Besancenot (del Nouveau Parti

Anticapitaliste), la alemana Ulla Jelpke (de Die Linke) y el portugués Francisco

Louça (Bloco de Esquerda). Se trata de un texto breve, de lectura amena y en

el que aparecen bien planteadas algunas preguntas clave que uno puede

hacerse desde un planteamiento anticapitalista: ¿qué modelo organizativo

desarrollar para generar una alternativa política a la izquierda?; ¿cuáles son

los medios a desarrollar para promover el crecimiento organizativo?; ¿a qué

problemas se enfrenta un proyecto anticapitalista en las sociedades del siglo

XXI? Las respuestas no son fáciles ni las experiencias, parecidas. Una de las

virtudes del libro es que permite detectar estas dificultades, mostrar la

existencia de procesos diferenciados en cada país, constatar sus ventajas y

limitaciones. Y ello en un debate abierto con alguien que proviene de una

tradición tan consolidada como la trotskista, en cierta medida un diálogo entre

posiciones más o menos tradicionales dentro de una misma tradición política.

A pesar de su modestia, se trata de una buena obra para pensar el problema

central de todos los tiempos: ¿cómo generar un proceso que permita cambiar

de verdad la desastrosa realidad que nos ofrece y nos promete el capitalismo

105

Page 106: Joaquim Dodero Curtani

real?

Albert Recio Andreu

27/4/2012

106

Page 107: Joaquim Dodero Curtani

En la pantalla

Robert Guédiguian

Las nieves del Kilimanjaro

Francia, 2012

Conciencia socialista, fragmentación de la clase obrera y amor

Robert Guédiguian nos regala otra maravillosa película que podríamos situar a

medio camino entre Marius y Jeanette y La ciudad está tranquila, pero con una

diferencia: ya no estamos en la Europa de mediados de los años noventa sino

en el Viejo Continente de la crisis.

Como la mayoría de las películas del director francés se sitúa en Marsella. Allí

se despliega la fuerza del sindicalismo del puerto, auténtica escuela de lucha

de clases. Nos cuenta la historia de un sindicalista que no se muestra

revolucionario o combativo (como en el último medio siglo lo fueron los

estibadores locales), sino claudicante aunque honesto y consciente. El

protagonista renuncia a sus prerrogativas como representante sindical

después de aceptar el despido colectivo de veinte de sus compañeros, entre

los que se incluye.

Su “heroísmo” individual queda truncado por el robo a mano armada que

sufren los protagonistas (interpretados por Ariane Ascaride, Jean-Pierre

Darroussin y Gérard Meylan, como casi siempre en las obras del creador

marsellés). Este robo no tendría mayor trascendencia si no fuera por que el

agresor resulta ser alguien de su propia clase. La película constituye un

esfuerzo por superar el dolor y el estupor que les produce a los personajes

enfrentarse a esa realidad tan terrible como incomprensible.

La unidad de clase y el destino común se plasman en el filme a través de la

misma visión que de las grúas pórtico del puerto de Marsella tienen agresor y

agredidos. Pero ese elemento identitario que puede ser el trabajo se observa

en un caso desde el tranquilo barrio de L’Estaque y en otro desde el clásico

barrio obrero de barraquismo vertical que se depaupera en momentos de

crisis. Aunque indiscutiblemente hablamos de una misma clase, no podemos

esconder que se trata de dos realidades distintas: por un lado, aquellos que

consolidaron derechos y se estabilizaron como aristocracia obrera en las

últimas tres décadas del siglo XX, a la vez que participaron activamente en el

sindicato y mantenían referentes históricos del movimiento obrero. Por otro

lado, jóvenes que sólo han conocido contrato temporal tras contrato temporal

y ahora desempleo y más desempleo, que no han conocido el sindicalismo

como instrumento de confrontación y victoria, sino de concertación y derrota,

107

Page 108: Joaquim Dodero Curtani

a la vez que sus alternativas son las individuales.

Pero no sólo se nos dibuja la fragmentación de la clase obrera sino también la

desconfianza y el recelo entre la misma. Jóvenes precarios que observan el

sindicato como algo ajeno, aristocracia obrera que se encierra en

urbanizaciones y exige medidas punitivas para quien busca salidas

individuales con violencia. Sin querer huir de la crítica a la pequeña

delincuencia, ingenuos seríamos si no viéramos que ante la falta de

alternativas revolucionarias existe un proceso material por el cual un sector

de la clase trabajadora se verá abocada a la lumpenización. Pero no, nunca

debemos confundir a la víctima con el verdugo.

Inteligente es la plasmación de cómo la mujer y el hombre progresistas

resuelven el problema con una expresión clara de comportamiento de género.

La opción por el amor es el cortoplacismo que los personajes expresan, la

necesidad de unidad de acción, la moraleja de Guédiguian, y el fracaso del

sindicalismo de concertación, la discusión que no se aborda.

El filme transita bañado en el mar y el sol del Mediterráneo, y su luz traspasa

la pantalla. Encontramos un Guédiguian todavía más maduro con unos

encuadres y una forma de incorporar a los personajes más pausados.

En el inicio y el final se recurre a los clásicos de la cultura socialista francesa,

de Victor Hugo a Jean Jaurès. Dejo para que se puedan conocer o recuperar a

través del filme grandes citas de los susodichos, pero regalo dos frases del

marxista francés en su etapa madura: "El valor consiste en buscar la verdad y

decirla, en no plegarse ante la ley de la mentira triunfante que pasa y en no

hacernos eco en nuestra alma, en nuestra boca y en nuestras manos de los

aplausos imbéciles y los abucheos fanáticos." "Nuestro deber es grande y

claro: propagar siempre la idea, estimular y organizar las energías, esperar,

luchar con perseverancia hasta la victoria final..."

Vidal Aragonés

29/4/2012

José Luis Gordillo

Cap a on va la guerra contra el terror?

El professor de Filosofia del Dret i investigador del Centre d'Estudis per la Pau

Josep Maria Delàs, José Luis Gordillo, va parlar de "Cap a on va la guerra

contra el terror?" en la quarta sessió del cicle "Vells i nous conflictes del segle

XXI". Organitzen el Centre Delàs i Fòrum Altair, amb la col·laboració de

l'Associació Amics de la Unesco de Barcelona i el programa TotsxTots, de Com

Ràdio.

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30/4/2012

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Page 110: Joaquim Dodero Curtani

El extremista discreto

El Zorro Blu

Pertinencias

Cuatro reales

Como es bien sabido, Dios está loco de atar, y le importan un carajo las

desgracias que se producen en su creación. De ahí la divina omnipresencia de

eso que llamamos azar. Por la ley de los grandes números, sin embargo, a

veces el azar hace justicia. Microjusticia. Ahora ha tomado partido por los

elefantes y en contra del Rey de España.

• • •

Un rey pachucho tiene la legitimidad que tiene y de donde le viene.

• • •

Dicen que el 23-F el Rey lloró. ¿Por qué nadie recogió aquellas lágrimas reales

en una redoma, como preciosa reliquia para la historia? Ahora Rajoy podría

subastarlas en Christie's para privatizar algo sin jorobar.

• • •

Entró un cazador en un bar, llegó a la barra y dijo: "Un bourbon". El bar se

vació en menos de lo que se tarda en contarlo.

* * *

Cuatro económicas

La prima de riesgo ha crecido tanto, tanto, que ya es una soprano coloratura

de riesgo. Puede acabar dejándote sin empleo, sin hospital, sin casa y sin

pensión.

¿Os acordáis de cuando Sin Principios decía que bastaba hacer las cosas con

sentido común? ¿Que no tocaría las pensiones?

Toca los cataplines, con perdón.

La crisis económica se ha convertido en una crisis cultural y social, pero

todavía no en una verdadera crisis política, que es lo que se echa en falta. Es

110

Page 111: Joaquim Dodero Curtani

necesario cambiarlo todo para que todo pueda cambiar.

Los chicos y chicas que pasaron por las Facultades de Económicas

neoliberales podrían pedir responsabilidades indemnizatorias a las

universidades si esto fuera Norteamérica. Como es España, disfrutan de unos

diplomas que certifican la nada.

* * *

Una de cultura política elemental

Ruiz Gallardón, catapultado a ministro de Justicia, propone una cosa muy

americana, muy in: la cadena perpetua revisable. De momento para los

terroristas y luego ya se vería. Se ha quitado la máscara que se puso para ir al

programa de Buenafuente: la del chico que no se sabe por qué está en la

derecha. Y se ha puesto la de eventual sucesor duro de Rajoy para los tiempos

duros. El cuatro ojos no sabe que nunca llegará, o, si llega, será si acaso muy

viejecito, porque la de Rajoy va a ser una legislatura inolvidable —y única—

que no nos librará de nada.

Gallardón se enguarrará al pervertir todo el derecho penal, en el afán del PP

de liquidar el derecho de manifestación y contener las protestas mediante

medidas represivas. Cualquier cosa se va a llamar "atentado", cualquier cosa

"violencia", cualquier cosa "terrorismo", incluida la resistencia pasiva.

Un ministro de Justicia que se precie, ante todo, tendría que eliminar la

prescripción para los delitos cometidos por responsables políticos y personas

asimiladas, así como funcionarios públicos, en el ejercicio de sus cargos.

Porque ahora casi toda la corrupción prescribe, esto es, sale gratis.

Es casi lo único gratis que queda.

* * *

Cosas de los pollos sin cabeza

Los pollos sin cabeza van de la estupidez a la canallada; y, más en general, a

la ruina.

La Estupidez: encarecer las tasas universitarias para los estudiantes no

comunitarios. O sea: para los latinoamericanos, marroquíes y chinos. Una

medida de efectos políticos distantes en el tiempo y de efectos económicos

insignificantes. El Zorro arribafirmante agradece todavía hoy una modesta

beca que el gobierno francés le dio en su día. Los estudiantes "no

111

Page 112: Joaquim Dodero Curtani

comunitarios" recordarán bien al gobierno español de los pollos sin cabeza.

La Canallada: negar la sanidad a inmigrantes irregulares.

(Aunque la canallada también es una estupidez: esa denegación de asistencia

sanitaria puede generar problemas de salud pública.)

Sin duda habrá más perlas de esos pollos.

La ruina, sin embargo, es el círculo vicioso en que esos prepotentes pollos del

PP han metido al país. Menos ingresos fiscales debido a menos actividad

económica llevan al Estado a endeudarse para atender los gastos corrientes

—entre otros, pagar la deuda creciente—; eso agiganta y encarece (intereses

más altos) una deuda que era muy pequeña hace unos meses; para poder

pagar, se recortan gastos; y al recortar gastos, disminuyen más la actividad

económica y la recaudación fiscal, por lo que el problema se ha agravado y

vuelta a empezar. Los Rajoyes, Guindos y Montoros no se han enterado aún

de que para crear actividad económica y empleo se precisa gasto de Estado y

no al revés. Cualquier otra política lleva a un hundimiento económico de

lustros.

* * *

Las reales culpas

¿De qué se ha disculpado el rey? ¿Qué culpa ha reconocido? ¿La de intentar

matar elefantes? ¿La de dejarse invitar a un safari en África? ¿Que le pillaran?

Si matar elefantes revela una sensibilidad ecológica y etológica nula, no es

creíble el "no volverá a ocurrir". La sensibilidad no cambia en cinco minutos.

"No volverá a ocurrir" es "No me volverán a pillar".

¿Dejarse invitar? Esto es más peliagudo. Una invitación a un safari en

Botsuana sale como poco a 20.000 euros, viaje incluido. Pero cuando se invita

a un rey ya se sabe que no va solo. Supongamos que le acompañaron sólo

tres personas. Eso suma más que los trajes de Camps. Lo peor es que este

tipo de regalos no se hacen gratis et amore. Tarde o temprano se sugiere un

do ut des. ¿No sabe el rey lo que es un conseguidor? ¿De dónde aprendió el

yerno?

Probablemente por esto se ha disculpado el rey. Como es inimputable, le

basta decir "no volverá a ocurrir". Un presidente de la república tendría que

irse. Ésta es la diferencia fundamental entre monarquía y república.

112

Page 113: Joaquim Dodero Curtani

Al Zorro que suscribe, sin embargo, estas reales disculpas le importan un

pimiento. Los pecadillos no pasan de ser pecadillos. Pero:

Aún espera disculpas reales por haber impulsado cuando menos la carrera del

general Armada; y por haber mantenido relaciones de proximidad y cercanía

con delincuentes como Mario Conde, Javier de La Rosa o Prado Colón de

Carvajal.

Aún espera disculpas reales —o una explicación autocrítica— por haber

considerado legítima la insurrección militar de 1936 y "tristes pero necesarios"

los sufrimientos que ocasionó —en su discurso de aceptación de la

designación franquista como sucesor a título de rey—.

Aún sigue en primer plano la "legitimidad" franquista de un rey que ni siquiera

ha jurado la constitución. Eso lo saben hasta las ardillas. Las plumas corifeas,

en cambio, evitan hablar de la República y se inventan la posibilidad de

abdicación. Aunque el Zorro arribafirmante no es Ortega y Gasset, puede

coincidir con éste: Delenda est monarchia!

25/4/2012

113

Page 114: Joaquim Dodero Curtani

De otras fuentes

Carlos Jiménez Villarejo

Conseller Puig, no a la delación

El Conseller Puig, es decir, el Gobierno de Catalunya, ha tomado una iniciativa

preocupante por su abierto contenido antidemocrático. Con el pretexto de la

lucha contra lo que denomina "violencia urbana" ha decidido perseguir como

si fueran delincuentes a personas inocentes. Lo está haciendo a través de una

página web del Departamento de Interior en la que solicita la "colaboración

ciudadana" para la identificación de 68 personas cuyas fotografías figuran en

dicha página web. Es una evidencia que sobre dichas personas, identificadas o

no, no hay abierto ningún procedimiento judicial penal y, por tanto, no pesa

sobre ellas ningún mandamiento judicial de busca y captura. El primer

problema que plantea esta forma completamente atípica e irregular de luchar

contra la supuesta delincuencia es recurrir a la reproducción pública de

fotografías de personas de las que la Policía de la Generalitat dice disponer de

"elementos de incriminación por su participación en actos delictivos o

vandálicos". Resulta sorprendente que pueda hablarse tan ligeramente nada

menos que de “incriminación” de ciertas personas por unos supuestos actos

denominados “vandálicos” que no están incluidos en el Código Penal y, por

tanto, carecen absolutamente de relevancia en una investigación policial,

puesto que es obvio que cualquier policía solo puede investigar hechos

calificados como delitos o faltas en dicho Código.

Para ello, dicha Policía solicita la colaboración ciudadana para "la

identificación" de dichas personas como forma, dice, de implicar a la

ciudadanía en la lucha "para erradicar los episodios de violencia urbana".

Resulta evidente que dicha página web es una llamada a la delación

organizada e incitada por una Policía que, además de ser gravemente ineficaz

en el cumplimiento de sus funciones, se muestra una vez más por encima de

las leyes. Y, desde luego, por encima de los principios éticos exigidos por

todas las declaraciones internacionales sobre el comportamiento de las

policías democráticas.

Es significativo el paralelismo de esa página web con el decreto franquista de

2 de septiembre de 1941 "sobre la regulación de presentación de denuncias",

que, decía entonces el dictador —que era quien firmaba el decreto—, tenía

como finalidad que las denuncias no se basaran "en estímulos personales de

tipo vindicativo sino en móviles de justicia y de exaltación patriótica". Ahora,

la lucha contra la violencia urbana ha sustituido al móvil patriótico de

entonces o quizás se confundan. Es lo cierto que en dicho decreto las

114

Page 115: Joaquim Dodero Curtani

denuncias, con ser un régimen totalitario, estaban sometidas a mayores

garantías que la solicitud de colaboración ciudadana que ahora se solicita.

Entre otros extremos, se exigía que el denunciante presentara "dos testigos

de conocimiento" y acreditara "la verosimilitud de los hechos denunciados".

Nada de esto se exige ahora, es más, se garantiza a los ciudadanos que

colaboren en la identificación de las personas fotografiadas "la plena

confidencialidad de su identidad", promesa absolutamente irrelevante, porque

en el caso de que se iniciara un proceso penal contra cualquiera de esas

personas por supuestos hechos delictivos, los denunciantes tendrán que ser

identificados. Por otra parte, el ciudadano, ante la comisión de cualquier clase

de delitos, solo tiene una obligación, la que desde siempre ha establecido el

artículo 259 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal: "El que presenciare la

perpetración de cualquier delito público está obligado a ponerlo

inmediatamente en conocimiento del juez de instrucción…", o de otras

autoridades judiciales o, en su caso, de la Policía. Fuera de esta obligación

legal, los ciudadanos no pueden ni deben bajo ningún concepto sustituir lo

que es una función exclusiva de la Policía judicial, que es la que tiene la

obligación de "descubrir" a los “delincuentes" y otras tareas relacionadas con

la comprobación del delito.

Por otra parte, resulta sorprendente que a estas alturas del proceso

democrático se pueda exponer públicamente la fotografía de cualquier

persona, porque, sencillamente, lo prohíbe la Ley Orgánica 1/1982, de 5 de

mayo, de Protección Civil del Derecho a la Propia Imagen. En ella se considera

una “intromisión ilegítima” en ese ámbito personal, protegido

constitucionalmente, "la captación, reproducción o publicación por fotografía,

filme o cualquier otro procedimiento de la imagen de una persona en lugares

o momentos de su vida privada o fuera de ellos, salvo los casos previstos en

el artículo octavo, dos", excepciones que en modo alguno concurren en este

caso. Es consecuente, pues, plantear que la citada página web quebranta

abiertamente una ley que garantiza y protege derechos fundamentales.

Concluyendo, la citada página web expresa una concepción autoritaria y

franquista del orden público donde ya parecen no regir las leyes y la ética. Por

ello, la respuesta serena y democrática de la ciudadanía debe ser, como

expresión de un acto colectivo de desobediencia civil, el rechazo de cualquier

forma de colaboración con la Policía de la Generalitat en la identificación de

las personas tan injustamente tratadas y expuestas a la afrenta pública. En

definitiva, estamos volviendo, como en el pasado, a la defensa de los

derechos civiles.

[Fuente: blog La Lamentable.]

25/4/2012

115

Page 116: Joaquim Dodero Curtani

Dani Gómez-Olivé y Iolanda Fresnillo

La auditoría ciudadana para dejar de vivir en deudocracia

Como todo el mundo sabe, en los últimos años una importante crisis de deuda

está afectando a numerosos países europeos. Los ajustes y recortes

impuestos por los acreedores, sean los mercados internacionales o el Fondo

Monetario Internacional (FMI), la Unión Europea (UE) o el Banco Central

Europeo (BCE), afectan a diario a miles de familias de toda Europa. ¿Es muy

distinta esta crisis de la vivida por los países del Sur en las décadas de los

ochenta y noventa? ¿Cuál es la situación del Estado español? ¿Somos iguales

a Grecia? Y, sobre todo, ¿qué alternativas hay ante la tiranía de la deuda?

¿Podemos decir "no" a pagar la deuda?

La deuda en el Sur

La primera cuestión que deberíamos tener en cuenta al hablar de la deuda es

que muchos otros países han pasado antes por lo que estamos viviendo

actualmente en Europa. Como sabemos, la deuda externa ha sido durante

décadas una herramienta de dominación y neocolonialismo que ha transferido

del Sur Global al Norte Global ingentes cantidades de dinero y de recursos

naturales. Es importante, pues, revisar qué ha supuesto y supone aún la

deuda del Sur y qué respuestas se han dado.

En la década de los setenta, bancos del Norte e instituciones financieras

internacionales inundaron los países del Sur, en especial América Latina, pero

también Asia y África, de crédito barato. El exceso de liquidez debido al

aumento del precio del petróleo, la necesidad de subvencionar las

exportaciones y el uso de crédito como instrumentos de apoyo a gobiernos

amigos durante la Guerra Fría, fueron algunos de los factores que hicieron

aumentar los préstamos hacia el Sur y, por lo tanto, su deuda externa. A

principios de los ochenta, la repentina subida de los tipos de interés y la caída

de los precios internacionales de las materias primas llevaron a muchos

países a una crisis de deuda que hoy en día aún pesa sobre ellos.

Estos países, exhaustos, no pudieron seguir pagando a sus acreedores e, igual

que han hecho Grecia, Irlanda o Portugal ahora, acudieron a las instituciones

financieras internacionales, en especial al FMI y el Banco Mundial, en busca de

ayuda. Estas instituciones les ofrecieron nuevos créditos, para que los países

endeudados pudieran hacer frente al pago de la deuda acumulada, pero a

cambio de la exigencia de aplicar reformas, privatizaciones y recortes que, de

hecho, imposibilitaban garantizar el bienestar de la población. ¿Les suena de

algo? Estos ajustes, conocidos como “Planes de Ajuste Estructural”, no sólo

implicaron recortes sociales, sino también la imposición de un modelo

116

Page 117: Joaquim Dodero Curtani

económico basado en la apertura de los mercados y la exportación a cualquier

precio de materias primas, con el único objetivo de conseguir divisas para

pagar a los acreedores. Lejos de significar una salida a la crisis de la deuda,

estos planes hundieron a numerosos países en décadas de empobrecimiento,

aumentaron las desigualdades y supusieron una incesante transfusión de

recursos hacia sus acreedores.

Esta misma lógica de huida hacia delante, en que se da prioridad al pago de la

deuda por encima de cualquier prestación social, es la que ahora se está

imponiendo a Europa. Asimismo, la historia es sabia y nos cuenta que es el

modo en que los diferentes países decrecen, soberanamente o de manera

impuesta, afrontar la deuda, cosa que puede marcar la diferencia.

Efectivamente, ahora sabemos que los países que han hecho prevalecer su

soberanía por encima de la imposición de los acreedores son los que mejor

han salido de sus respectivas crisis de deuda. Este es el caso de Argentina,

que suspendió el pago de buena parte de su deuda en 2001; de Ecuador, que

llevó a cabo una auditoría de su deuda y anuló los créditos ilegítimos en 2009,

o de Malasia, que en el momento de la crisis del sudeste asiático en 1997

evitó el FMI y sus programas de ajuste estructural e hizo que los indicadores

económicos se recuperaran más rápidamente que los de sus países vecinos.

¿Cuál es el camino que seguiremos en el Estado español? La respuesta está

en nuestras manos. Para empezar, debemos comprender cómo hemos llegado

a la situación actual de sobreendeudamiento de nuestra economía. Para poder

rebelarnos desde el conocimiento y exigir que no nos hagan pagar una fiesta

que es suya…

¿Cómo empezó la crisis de la deuda aquí?

La raíz del problema en nuestro país no difiere mucho del origen de la crisis de

los países del Sur hace cuarenta años. Actualmente, como en los años

setenta, las economías con excedentes de capital (como es el caso de

Alemania, a principios del siglo XXI) necesitaban colocarlos en países

deficitarios (como es el caso del Estado español). De esta forma, desde la

entrada en vigor del euro, el crecimiento de Alemania se ha acentuado gracias

al endeudamiento de los países más débiles de la unión monetaria. Al igual

que en los años setenta con los países del Sur, Alemania ha ido financiando la

exportación de sus bienes y servicios hacia los países periféricos de la UE

mediante la concesión de créditos.

Promotoras y constructoras españolas pudieron endeudarse de manera

irracional debido a la facilidad que tenían para encontrar crédito barato que

procedía en gran medida, directa o indirectamente, de Alemania, con una fe

ciega en que éste era un negocio que nunca conllevaba pérdidas. Así, los

117

Page 118: Joaquim Dodero Curtani

bancos alemanes prestaron directamente a los empresarios del negocio del

ladrillo español e, indirectamente, prestaban dinero a los bancos españoles,

que también quisieron sacar tajada de la burbuja inmobiliaria. Fue de esta

manera que los bancos españoles pudieron otorgar tan fácilmente cientos de

miles de hipotecas y de créditos a familias y empresas españolas,

especialmente al sector de la construcción. Por eso, podemos afirmar que en

el origen de esa abultada deuda privada hay una parte de responsabilidad

—o, mejor dicho, de irresponsabilidad— de los que prestaron sin ningún

control sobre la capacidad real de retorno de estos créditos.

¿Cuál es la deuda total de la economía española?

Podemos estimar la deuda de toda la economía española en el 400% del PIB,

cifra que, en números absolutos, rondaría los 4,25 billones de euros. Del total

de la deuda, la cantidad que deben las administraciones públicas representa

cerca de 700.000 millones de euros, la de las familias españolas es inferior al

billón de euros y la de las empresas es de 1,3 billones. Respecto a la deuda

que los bancos españoles han contraído entre ellos o con acreedores

internacionales (ya sea con bancos privados o públicos, como el BCE, o con

fondos y seguros), se sitúa alrededor de los 1,35 billones de euros. Por lo

tanto, la deuda pública representa sólo el 16% del total que se exige a la

economía española, mientras que los actores privados acumulan el 84% de la

deuda total. Son, pues, los bancos (con un 32%) y las empresas financieras

(con un 31%) los principales causantes del sobreendeudamiento de la

economía española. Es por eso que, aunque constantemente se asegura que

el Estado español tiene un problema de deuda soberana, lo cierto es que el

problema reside fundamentalmente en la deuda que ha acumulado el sector

privado, que es el que se ha endeudado hasta niveles insostenibles. Este

sector privado, en especial el bancario, está avalado en gran parte por el

Estado.

Respecto de la deuda externa española, es decir, la deuda contraída con

acreedores extranjeros, asciende a 1,7 billones de euros, cifra que representa

aproximadamente el 170% del PIB español, menos de la mitad de la deuda

total. De toda esa deuda externa, la parte de deuda pública con el extranjero

representa únicamente el 18%, mientras que todo el sector privado debe el

82% restante. En total, la deuda privada externa está cerca del 140% del PIB

español. En un momento de estancamiento de la economía y con más de

cinco millones de personas en el paro, un posible impago de la deuda externa

por parte de los deudores privados tendría efectos inmediatos también sobre

los acreedores extranjeros.

Si nos centramos en la deuda pública, que, como hemos visto, es una

pequeña porción del total, veremos que, hasta finales del año 2010 y con una

118

Page 119: Joaquim Dodero Curtani

deuda soberana del 60,1% del PIB, el Estado español cumplía estrictamente

los criterios de Maastricht. De hecho, la deuda pública española es de las más

bajas entre los países de la zona euro, ya que en muchos de estos países la

deuda pública supera sorprendentemente el umbral del 60% establecido en

Maastricht desde hace ya tiempo. Es el caso de Francia (82%), Alemania

(83%), Portugal (93%), Irlanda (96%), Bélgica (97%), Italia (119%) o Grecia

(143%), mientras que la media de la UE es del 80%. A la espera de que se

confirmen los datos, la deuda pública española se situó alrededor del 70% del

PIB a finales de 2011, un nivel inferior a la media europea, pero creciente por

las necesidades del gobierno central de emitir deuda pública para afrontar las

ayudas a los bancos privados y el aumento del déficit.

La presión de la UE y de los mercados para sanear (reducir el déficit y la

deuda de las administraciones públicas) se debe en parte al hecho de que son

precisamente los bancos alemanes y franceses los que mayor deuda contraída

tienen con la economía española (tanto pública como privada). Son estos

mismos bancos los que presionan para que la economía pública española esté

tan saneada como sea posible, por si se diera el caso de que el Estado

español se tuviera que hacer cargo de la deuda privada de los bancos

españoles de los cuales ellos mismos son también acreedores.

Sin embargo, menos de la mitad de la deuda pública está en manos

extranjeras. En realidad, son los bancos y las inversoras españolas los

principales acreedores de la deuda pública española, ya que poseen el 55%

del total. Así, como acreedores, obligan al gobierno a priorizar el pago de la

deuda que el Estado tiene con ellos por encima de su obligación básica, que

es la de cubrir las necesidades sociales básicas de la población. Esta

obligación se ha trasladado ahora a la Constitución española. En efecto, la

reciente reforma de la Constitución no sólo fija un límite al déficit público, sino

que establece que el pago de la deuda “disfrutará de prioridad absoluta”.

Además, determina que los créditos que genera esa deuda “no podrán ser

objeto de enmienda o modificación”, y de esta forma limitan la capacidad

soberana de negociar una reestructuración de la deuda o incluso de decidir su

repudio en caso de que sea necesario.

Esta presión de los mercados financieros, foráneos o locales, va en detrimento

de la ciudadanía, que se está quedando sin recursos a causa de los recortes, y

que necesita más que nunca servicios públicos tan esenciales como la

sanidad, la educación o los servicios sociales. Ante esta situación, la cuestión

acaba siendo no si podemos no pagar la deuda, sino si podemos siquiera

permitir pagarla, a costa del empobrecimiento de la población. Dada la

imposibilidad de asumir, social y económicamente, el pago de la deuda, ¿por

qué no la auditamos para repudiar toda esa parte que pueda resultar

ilegítima? Eso han hecho otros y no les ha ido tan mal…

119

Page 120: Joaquim Dodero Curtani

La ciudadanía dice "no" a vivir en deudocracia

Desde el pasado mes de octubre, en diferentes ciudades del Estado ha

empezando un proceso para realizar una Auditoría Ciudadana de la Deuda en

el Estado español. Personas vinculadas a la red ¿Quién debe a quién?, al 15M,

a Attac, a Democracia Real Ya y a otros grupos, o a título individual, están

participando en un proceso para definir cómo queremos que sea esa auditoría,

qué deudas queremos auditar, quién debe participar en este proceso y con

qué objetivos. A partir del pasado 25 de marzo se puso ya en marcha la

Plataforma Auditoría Ciudadana de la Deuda “¡No debemos! ¡No pagamos!”.

En un momento en que la posible suspensión de pagos de Grecia es cada día

más factible y en que cada vez es también más evidente que las medidas de

ajuste y los recortes no están ayudando a salir de la crisis, la ciudadanía de

diversos países europeos ha querido dar un paso adelante no sólo para

informarse y formarse, sino también para construir salidas alternativas a la

crisis. Sólo cuando los pueblos conozcan la verdad podrán reclamar sus

derechos y oponerse con fuerza a las medidas de austeridad y a la carga

insostenible de la deuda. Así, en Grecia, Irlanda, Portugal, Francia o Italia, la

sociedad civil crítica opta por la Auditoría como mecanismo ciudadano para

conocer las causas reales de la crisis y denunciar a los responsables.

Vistas no tanto como un fin en sí mismas, sino como un medio para evidenciar

las irregularidades, irresponsabilidades e ilegalidades que se ocultan bajo los

procesos de endeudamiento, las auditorías deben permitir avanzar en el

camino hacia el reconocimiento de la ilegitimidad de la deuda. En los últimos

años ha habido importantes avances en ese sentido, que culminan con la

Auditoría Integral del Crédito Público realizada en Ecuador en 2008,

promovida por el propio gobierno. Los resultados de esa auditoría permitieron

poner sobre la mesa numerosas irregularidades y demostrar la ilegitimidad de

buena parte de la deuda de Ecuador, permitiendo una renegociación de la

deuda contraída por el Estado con acreedores privados y un ahorro de 2.200

millones de euros más 6.000 millones en intereses. Un ahorro que se tradujo

en recursos para el gasto social. Más allá del caso de Ecuador, movimientos

sociales en Brasil, Zimbabue o Filipinas, entre otros, han logrado impulsar

procesos ciudadanos de auditoría.

En cualquiera de estos casos, la apuesta de la sociedad civil es realizar

auditorías integrales, que analicen tanto el proceso de endeudamiento

financiero como las consecuencias e impactos sociales, económicos y

ambientales resultantes de la ejecución del objeto del préstamo (en el caso de

créditos para proyectos) y de las condicionalidades impuestas.

Como sociedad civil, nuestra función no debe reducirse sólo a denunciar la

120

Page 121: Joaquim Dodero Curtani

existencia de deudas ilegítimas. Los procesos de acumulación de deudas

ilegítimas se han llevado a cabo frecuentemente en nombre del progreso

económico y del bienestar de la población, cuando en realidad sólo han

servido para enriquecer a una minoría. Así pues, la auditoría nos permite no

sólo señalar lo que se ha hecho de forma irresponsable, sino también ayudar a

construir nuevas alternativas, en forma de nuevos modelos productivos y de

consumo, nuevos sistemas financieros y de modelos de gestión de los

recursos públicos, entre muchas otras cuestiones que, sumadas, deberían

llevarnos a superar el capitalismo.

[Publicado originalmente en la revista Entrepueblos-Cooperación

Pueblo a Pueblo, n.º 57 (primavera de 2012). Traducción del catalán

de Pau Grosc Alsina. Dani Gómez-Olivé y Iolanda Fresnillo son

miembros del Observatorio de la Deuda en la Globalización y de la

Plataforma Auditoría Ciudadana de la Deuda “¡No debemos! ¡No

pagamos!”]

12/4/2012

Josep Fontana

Más allá de la crisis

De lo que quisiera hablarles no es tanto de la crisis actual como de lo que está

ocurriendo más allá de la crisis: de algo que se nos oculta tras su apariencia.

Para explicarlo necesitaré empezar un tanto atrás en el tiempo.

Nos educamos con una visión de la historia que hacía del progreso la base de

una explicación global de la evolución humana. Primero en el terreno de la

producción de bienes y riquezas: la humanidad había avanzado hasta la

abundancia de los tiempos modernos a través de las etapas de la revolución

neolítica y la revolución industrial. Después había venido la lucha por las

libertades y por los derechos sociales, desde la Revolución francesa hasta la

victoria sobre el fascismo en la Segunda Guerra Mundial, que permitió el

asentamiento del Estado de bienestar. No me estoy refiriendo a una visión

sectaria de la izquierda, ni menos aun marxista, sino a algo tan respetable

como lo que los anglosajones llaman la visión whig de la historia, según la

cual, cito por la Wikipedia, “se representa el pasado como una progresión

inevitable hacia cada vez más libertad y más ilustración”.

Hasta cierto punto esto era verdad, pero no era, como se nos decía, el fruto

de una regla interna de la evolución humana que implicaba que el avance del

progreso fuese inevitable —la ilusión de que teníamos la historia de nuestro

lado, lo que nos consolaba de cada fracaso—, sino la consecuencia de unos

equilibrios de fuerzas en que las victorias alcanzadas eran menos el fruto de

121

Page 122: Joaquim Dodero Curtani

revoluciones triunfantes, que el resultado de pactos y concesiones obtenidos

de las clases dominantes, con frecuencia a través de los sindicatos, a cambio

de evitar una auténtica revolución que transformase por completo las cosas.

Para decirlo simplemente, desde la Revolución francesa hasta los años

setenta del siglo pasado las clases dominantes de nuestra sociedad vivieron

atemorizadas por fantasmas que perturbaban su sueño, llevándoles a temer

que podían perderlo todo a manos de un enemigo revolucionario: primero

fueron los jacobinos, después los carbonarios, los masones, más adelante los

anarquistas y finalmente los comunistas. Eran en realidad amenazas

fantasmales, que no tenían posibilidad alguna de convertirse en realidad; pero

ello no impide que el miedo que despertaban fuese auténtico.

En un artículo sobre la situación actual de Italia publicado en La Vanguardia el

pasado mes de octubre se podía leer: “Los beneficios sociales fueron el fruto

de un pacto político durante la guerra fría”. No sólo durante la guerra fría, a

no ser que hablemos de una “guerra” de doscientos años, desde la Revolución

francesa para acá. Lo que este reconocimiento significa, por otra parte, es que

ahora no tienen ya inconveniente en confesar que nos engañaron: que no se

trataba de establecer un sistema que nos garantizase un futuro indefinido de

mejora para todos, sino que sólo les interesaba neutralizar a los disidentes

mientras eliminaban cualquier riesgo de subversión.

Los miedos que perturbaron los sueños de la burguesía a lo largo de cerca de

doscientos años se acabaron en los setenta del siglo pasado. Cada vez estaba

más claro que ni los comunistas estaban por hacer revoluciones —en 1968 se

habían desentendido de la de París y habían aplastado la de Praga—, ni tenían

la fuerza suficiente para imponerse en el escenario de la guerra fría. Fue a

partir de entonces cuando, habiendo perdido el miedo a la revolución, los

burgueses decidieron que no necesitaban seguir haciendo concesiones. Y así

siguen hoy.

Déjenme examinar esta cuestión en su última etapa. El período de 1945 a

1975 había sido en el conjunto de los países desarrollados una época en que

un reparto más equitativo de los ingresos había permitido mejorar la suerte de

la mayoría. Los salarios crecían al mismo ritmo que aumentaba la

productividad, y con ellos crecía la demanda de bienes de consumo por parte

de los asalariados, lo cual conducía a un aumento de la producción. Es lo que

Robert Reich, que fue secretario de Trabajo con Clinton, describe como el

acuerdo tácito por el que “los patronos pagaban a sus trabajadores lo

suficiente para que éstos comprasen lo que sus patronos vendían”. Era, se ha

dicho, “una democracia de clase media” que implicaba “un contrato social no

escrito entre el trabajo, los negocios y el gobierno, entre las élites y las

masas”, que garantizaba un reparto equitativo de los aumentos en la riqueza.

122

Page 123: Joaquim Dodero Curtani

Esta tendencia se invirtió en los años setenta, después de la crisis del

petróleo, que sirvió de pretexto para iniciar el cambio. La primera

consecuencia de la crisis económica había sido que la producción industrial

del mundo disminuyera en un 10% y que millones de trabajadores quedaran

en paro, tanto en Europa occidental como en los Estados Unidos. Éstos fueron,

por esta razón, años de conmmoción social, con los sindicatos movilizados en

Europa en defensa de los intereses de los trabajadores, lo que permitió

retrasar aquí unas décadas los cambios que se estaban produciendo ya en los

Estados Unidos y en Gran Bretaña, donde los empresarios, bajo el patrocinio

de Ronald Reagan y de la señora Thatcher, decidieron que éste era el

momento para iniciar una política de lucha contra los sindicatos, de desguace

del Estado de bienestar y de liberalización de la actividad empresarial.

La lucha contra los sindicatos se completó con una serie de acuerdos de

libertad de comercio que permitieron deslocalizar la producción a otros países,

donde los salarios eran más bajos y los controles sindicales, más débiles, e

importar sus productos, con lo que los empresarios no sólo hacían mayores

beneficios, al disminuir sus costes de producción, sino que debilitaban la

capacidad de los obreros de su país para luchar por la mejora de sus

condiciones de trabajo y de su remuneración: los salarios reales bajaron un

7% de 1976 a 2007 en los Estados Unidos, y lo han seguido haciendo después

de la crisis.

Así se inició lo que Paul Krugman ha llamado “la gran divergencia”, el proceso

por el cual se produjo un enriquecimiento considerable del 1% de los más

ricos y el empobrecimiento de todos los demás. En los Estados Unidos, que

citaré con frecuencia por dos razones —porque disponemos de buenas

estadísticas sobre su evolución y porque lo que sucede allí es el anuncio de lo

que va a pasar aquí más adelante—, se pudo ver en vísperas de la crisis de

2008 que este 1% de los más ricos recibía el 53% de todos los ingresos (esto

es, más que el 99% restante).

En las primeras etapas este proceso tal vez resultaba poco perceptible, pero

cuando sus efectos se fueron acumulando acabaron despertando la conciencia

de una desigualdad social en constante aumento. En mayo de 2011 Joseph

Stiglitz publicó un artículo que se titualaba: “Del 1%, para el 1% y por el 1%”,

donde decía que los norteamericanos, que estaban contemplando cómo se

producían en muchos países, por ejemplo en los de la primavera árabe,

protestas contra regímenes opresivos que concentraban una gran masa de

riqueza en las manos de una élite integrada por muy pocos, no se daban

cuenta de que esto ocurría también en su propio país.

Éste del 1% ha sido uno de los lemas principales de los movimientos de

123

Page 124: Joaquim Dodero Curtani

ocupación que se han desarrollado en diversas ciudades norteamericanas.

Pero Krugman ha hecho un análisis aún más afinado que muestra que son en

realidad el 0,1% —esto es, el 1 por mil de los norteamericanos— los que

concentran la mayor parte de esta riqueza. “¿Quiénes son éstos del 1 por mil?

—se pregunta—. ¿Son heroicos emprendedores que crean lugares de trabajo?

No. En su mayor parte son dirigentes de compañías [...] o ganan el dinero en

las finanzas.”

Los resultados a largo plazo de la gran divergencia, que se iniciaba en los

Estados Unidos y en Gran Bretaña en los años setenta y se extendió después

a Europa, transformaron profundamente nuestras sociedades. Las

consecuencias de una inmensa redistribución de la riqueza hacia arriba no

sólo se han manifestado en el empobrecimiento relativo de los trabajadores y

de las clases medias, sino que han dado a los empresarios una influencia

política con la cual, a partir de ese momento, les resulta cada vez más fácil

fijar las reglas que les permiten consolidar su poder.

Esta redistribución hacia arriba no es el resultado natural del funcionamiento

del mercado, como se pretende que creamos, sino el de una acción

deliberada. Su origen es netamente político. El primer programa que inspiró a

este movimiento lo expresó Lewis Powell en agosto de 1971 en un

“Memorándum confidencial. Ataque al sistema norteamericano de libre

empresa”, escrito para la United States Chamber of Commerce, que se

encargó de hacerlo circular entre sus asociados. Powell denunciaba el riesgo

que implicaba el avance en la sociedad norteamericana de ideas contrarias al

“sistema de libre empresa”, expuestas no sólo por extremistas de izquierda,

sino por “elementos totalmente respetables del sistema”, e insistía en la

necesidad de combatirlas, sobre todo en el terreno de la educación.

El memorándum tenía una primera parte sobre la amenaza que representaban

los “estudiantes universitarios, los profesores, el mundo de los medios de

comunicación, los intelectuales y las revistas literarias, los artistas y los

científicos”, y proponía planes de ataque para limpiar las universidades y

vigilar los libros de texto, para lo cual pedía a las organizaciones

empresariales que actuasen con firmeza. No me ocuparé ahora de esta batalla

de las ideas, que ha llegado hoy al extremo de proponer la eliminación de la

escuela pública, sino de otra parte del memorándum que tendría

consecuencias más inmediatas y trascendentales. Powell advertía: “No se

debe menospreciar la acción política, mientras esperamos el cambio gradual

de la opinión pública que ha de conseguirse a través de la educación y la

información. El mundo de los negocios debe aprender la lección que hace

tiempo aprendieron los sindicatos y otros grupos de intereses. La lección de

que el poder político es necesario; que este poder debe cultivarse

asiduamente y que, cuando convenga, hay que usarlo agresivamente y con

124

Page 125: Joaquim Dodero Curtani

determinación”.

Para emprender este programa se necesitaban organizaciones empresariales

potentes, que dispusieran de recursos suficientes. “La fuerza reside en la

organización, en una planificación y realización persistentes durante un

período indefinido de años.” Este llamamiento a la lucha política tuvo efectos

de inmediato en la actividad de las asociaciones empresariales y sobre todo

de la United States Chamber of Commerce, que pretende ser hoy “la mayor

federación empresarial del mundo, en representación de los intereses de más

de tres millones de empresas”. Estas asociaciones no sólo emprendieron

grandes campañas de propaganda, sino que acentuaron su participación en

las campañas electorales a través de Comités de Acción Política, en una

actividad que ha aumentado considerablemente desde 2009, tras la decisión

del Tribunal Supremo Citizens United, que ha liberalizado las inversiones de

las empresas en la política, en nombre del derecho a la libre expresión (esto

es, considerando a las empresas como personas y atribuyéndoles los mismos

derechos). La gran cuantía de recursos proporcionados por los empresarios

explica, por ejemplo, que la United States Chamber of Commerce invirtiese en

las elecciones norteamericanas de 2010 más que los comités de los dos

partidos, demócrata y republicano, juntos.

No se trata tan sólo de donativos para las campañas, sino también de formas

diversas de pagar sus servicios a los políticos, entre ellas la de asegurarles

una compensación cuando dejan la política. Y, sobre todo, de la actuación

constante de los llamados “lobbyists”, que atienden las peticiones de los

políticos. En el pasado año 2011 se calcula que las empresas han gastado

3.270 millones de dólares en atender a los congresistas y a los altos

funcionarios federales. Entre 2008 y 2010 las treinta mayores compañías

gastaron más en esto que en pagar impuestos.

¿Qué ha conseguido el mundo empresarial con este asalto al poder? En julio

del año pasado, Michael Cembalest, jefe de inversiones de JPMorgan Chase,

escribía, en una carta dirigida tan sólo a sus clientes que se conoció porque la

descubrió un periodista, que “los márgenes de beneficio han conseguido

niveles que no se habían visto desde hace décadas”, y que “las reducciones

de salarios y prestaciones explican la mayor parte de esta mejora. La

compensación por el trabajo está en los Estados Unidos en la actualidad al

mínimo en cincuenta años en relación tanto con las cifras de ventas de las

empresas como del PIB de los Estados Unidos”.

Otro beneficio indiscutible ha sido la disminución de sus contribuciones al

sostén del Estado. El peso político creciente de las empresas ha conducido a

la situación paradójica de que éstas escapen a la fiscalidad por la doble vía de

negociar recortes de impuestos y exenciones particulares, y de tener libertad

125

Page 126: Joaquim Dodero Curtani

para aflorar los beneficios en las subsidiarias que tienen en paraísos fiscales,

donde apenas pagan impuestos. Un estudio de noviembre de 2011 concluye

que el conjunto de las 280 mayores empresas de los Estados Unidos no han

pagado en los tres últimos años más que un 18,5 % de sus beneficios. Pero es

que una cuarta parte de éstas han pagado menos del 10%, y 30 de las más

grandes no han pagado nada en tres años, sino que encima han recibido

devoluciones. Lo que se dice de las empresas se aplica también a los

empresarios: de 1985 a 2004, los 400 americanos más ricos han pasado de

pagar un 29% de sus ingresos a tan sólo un 18%, mucho menos que los

pequeños comerciantes o los trabajadores a sueldo. Y cuando Obama

pretendió que quienes ganasen más de un millón de dólares al año pagasen el

mismo tipo que el ciudadano medio norteamericano, no consiguió que el

Congreso aprobase la medida. Como ha dicho Stiglitz: “Los ricos están usando

su dinero para asegurarse medidas fiscales que les permitan hacerse aún más

ricos. En lugar de invertir en tecnología o en investigación, obtienen mayores

rendimientos invirtiendo en Washington”.

Hay un tercer aspecto de estos beneficios que es la desregulación de las leyes

que controlan algunos aspectos de la actividad empresarial. Un estudio

reciente de dos economistas del Fondo Monetario Internacional, que han

analizado el papel de las contribuciones económicas de las empresas en la

política, llega a la conclusión, que les leo literalmente, de que “el gasto

realizado está directamente relacionado con la posibilidad de que un

legislador cambie de postura en favor de la desregulación”. Esto, que en el

sector de la industria les ha permitido reducir, o incluso anular, los gastos

relacionados con el control de la polución, ha tenido en la actividad financiera

unas consecuencias que son las que han conducido directamente a la crisis de

2008.

Gracias a la supresión de controles sobre sus actividades, que culminó

durante la presidencia de Clinton, las entidades financieras pudieron lanzarse

a un juego especulativo con derivados y otros productos de alto riesgo, que

parecían más propios de un casino de juego que de la banca, mientras los

dirigentes de la Reserva Federal estimulaban el optimismo de los

especuladores, rebajando los tipos de interés y animando al público a que

gastase, a que comprase casas con créditos hipotecarios e invirtiese en

operaciones financieras de riesgo.

Esta fiebre especuladora se producía en un país que, como resultado de su

desindustrialización, estaba convirtiendo en una actividad fundamental el

sector FIRE (Finance, Insurance and Real Estate; o sea, “Finanzas, seguros y

negocio inmobiliario”). Una desindustrialitzación semejante se ha producido

en Gran Bretaña, que de ser “la fábrica del mundo” quiso convertirse en “el

banco del mundo”, y que vive ahora con la angustia de lo que pueda suceder

126

Page 127: Joaquim Dodero Curtani

si pierde esta gran fuente de exportación de servicios, teniendo en cuenta la

situación de una economía en que “la demanda interna será probablemente

escasa en muchos años [...], mientras los consumidores se esfuerzan en hacer

frente a sus deudas y el gobierno batalla por reducir el déficit presupuestario”.

Nuestra situación es más compleja, ya que si bien hemos perdido el tejido

industrial tradicional, contamos con una consideable industria de propiedad

extranjera a la que proporcionamos trabajo barato, o sea, que nos ha tocado

el papel de receptores de la industria que otros países más prósperos

deslocalizan, y que conservaremos mientras les sigamos garantizando salarios

bajos. Lo cual me mueve a preguntarme cómo se explica que, si el trabajo de

nuestros obreros es poco competitivo, como se argumenta para proponerles

rebajas de sueldos y derechos, Volkswagen, Ford o Renault se vengan a

fabricar coches aquí. En lo que sí nos vamos pareciendo a las economías

avanzadas es en el peso dominante que ha adquirido entre nosotros el sector

financiero.

La influencia política adquirida por los empresarios explica por qué, cuando se

ha producido la crisis —en Norteamérica, en Gran Bretaña o en España—, el

Estado ha corrido a salvar las empresas financieras con rescates

multimillonarios, pero no ha hecho un esfuerzo equivalente por remediar la

situación de los muchos ciudadanos que pierden sus hogares, al ser incapaces

de seguir pagando las hipotecas, ni por asegurar estímulos a las actividades

productivas con el fin de combatir el paro.

Lejos de ello, lo que se ha hecho, para justificar los sacrificios que se están

imponiendo a la mayoría, es difundir la fábula de que la crisis económica se

debe al excesivo coste de los gastos sociales del Estado, y que la solución

consiste en aplicar una brutal política de austeridad hasta que se acabe con el

déficit del presupuesto, lo cual, como veremos, resulta imposible a partir de

esta política.

Merece la pena escuchar esta historia como la cuenta Krugman: “En el primer

acto los banqueros se aprovecharon de la desregulación para lanzarse a una

especulación desbordada, hinchando las burbujas con préstamos

incontrolados; en el segundo las burbujas estallaron y los banqueros fueron

rescatados con dinero de los contribuyentes, mientras los trabajadores sufrían

las consecuencias, y en el tercero, los banqueros decidieron emplear el dinero

que habían recuperado en apoyar a políticos que les prometían bajarles los

impuestos y desmontar las pocas regulaciones que se habían impuesto tras la

crisis”. ¿Piensan ustedes que ésta es una historia exótica, que sólo puede

referirse a los Estados Unidos? Pues no; nosotros también tuvimos una

burbuja inmobiliaria desbordada, hinchada con los créditos que concedieron

bancos y cajas de ahorro. Ahora estamos en el segundo acto, el del rescate

127

Page 128: Joaquim Dodero Curtani

“mientras los trabajadores sufren las consecuencias”. Nos queda el desenlace,

ese tercer acto que, si no se hace algo para evitarlo, será parecido: esto es,

que se recuperarán los bancos, pero no los puestos de trabajo, tal como está

ocurriendo hoy en los Estados Unidos.

Nadie ignora que la austeridad es incompatible con el crecimiento económico.

Peter Radford lo sintetiza en pocas palabras: “La austeridad disminuye una

economía. Es un acto de retroceso. Disminuye la demanda. Los ingresos caen.

Pagar las deudas a partir de una menor cantidad de dinero significa que hay

menos dinero para otros gastos. Del crecimiento se pasa a la decadencia”.

Una revisión del pasado demuestra que la política de austeridad nunca ha

funcionado y que no tiene sentido en la situación actual. Lo sostiene, por

ejemplo, Richard Koo, economista jefe del Nomura Research Institute de

Tokio, quien, tras haber analizado comparativamente la crisis económica de

los años treinta, las décadas perdidas de Japón y la crisis actual en los Estados

Unidos y en la “eurozona”, concluye que: “Aunque evitar el gasto público

exagerado es el modo adecuado de proceder cuando el sector privado de la

economía está en plena forma y maximiza los beneficios, nada resulta peor

que la restricción del gasto público cuando un sector privado en mal estado

está reduciendo sus deudas”. Actuar sobre una economía que ahorra pero no

invierte reduciendo el gasto público no hace más que agravar su situación.

Koo sostiene que la crisis, que empezó en el sector inmobiliario

estadounidense, sigue siendo una crisis bancaria, que ha acabado

contagiando a la economía y a las cuentas públicas, y que pensar que estos

problemas se resuelven “con una sobredosis de ajustes” y con reformas

constitucionales “es un completo disparate”.

Más contundente aún es la opinión que Krugman ha expresado esta misma

semana: “Lo más indignante de esta tragedia es que es totalmente

innecesaria. Hace medio siglo, cualquier economista […] os podría haber

dicho que austeridad en tiempos de depresión era una muy mala idea. Pero

los políticos, los entendidos y, siento decirlo, muchos economistas decidieron,

sobre todo por razones políticas, olvidar lo que sabían. Y millones de

trabajadores están pagando el precio de su deliberada amnesia”.

No ha sido la deuda pública la causa de la crisis de los países del sur de

Europa. Un análisis de las cifras de las últimas décadas muestra que los

problemas de estos países no proceden de un exceso de gasto público, sino

que son una consecuencia de la propia crisis. Un análisis de la relación que ha

existido entre la deuda pública y el PIB de estos países, demuestra que estuvo

mejorando (esto es, disminuyendo) hasta 2007. El endeudamiento posterior

del Estado es consecuencia de las cargas que ha asumido como consecuencia

de la crisis bancaria, no de un exceso anterior de gasto público. Si leen

128

Page 129: Joaquim Dodero Curtani

ustedes la prensa, fijándose en los datos que ofrece y no en la doctrina que

predica, verán que lo que realmente preocupa a nuestros gobernantes es

cómo remediar el problema que para el sistema bancario representan las

grandes inversiones inmobiliarias efectuadas en años de euforia en que estas

fantasías se estaban financiando con nuestros ahorros.

No importa que economistas galardonados con el Premio Nobel, como Stiglitz

y Krugman, condenen la política de austeridad. Porque resulta que, en

realidad, esta política beneficia a los mismos que han causado el desastre y

favorece la continuidad de su enriquecimiento. Como dice Michael Hudson:

“No hay ninguna necesidad [...] de que los dirigentes financieros de Europa

impongan una depresión a la mayor parte de su población. Pero es una gran

oportunidad de ganancia para los bancos, que han conseguido el control de la

política económica del Banco Central Europeo [...]. Una crisis de la deuda

permite a la élite financiera autóctona y a los banqueros extranjeros endeudar

al resto de la sociedad”.

Los resultados se pueden ver ya en la experiencia de Grecia, donde las

medidas de austeridad impuestas por la Unión Europa y el FMI están poniendo

en peligro el propio crecimiento económico, y tienen unas durísimas

consecuencias sociales: los suicidios y el crimen aumentan, la masa de los

nuevos pobres está integrada por jóvenes que no encuentran trabajo y por

personas de media edad que han perdido el suyo, mientras faltan en los

hospitales los medicamentos esenciales, incluyendo las vacunas, lo que puede

conducir a que resurjan allí la poliomielitis o la difteria.

Éste comienza a ser también el caso de España, donde la prensa anuncia que

el PP se propone ahorrar este año 6.000 millones en medicamentos. Como

dice Peter Radford: “¡Que se lo digan a los españoles! Ellos han probado ya

toda esta historia de la austeridad. Tanto que la tasa de paro es del 23%,

mientras las medidas que lo han producido no han conseguido frenar el déficit

público, que está a punto de superar el límite del 8% que el gobierno español

se había fijado como objetivo. ¿Se imaginan lo que ocurrirá ahora? Que los

españoles van a ver aumentar su sufrimiento. Están insistiendo en más

austeridad para estrujar su economía cada vez más”. Y ello, añade, “para

reducir un déficit que es menor que el de los Estados Unidos o el de Gran

Bretaña”.

Una reflexión adicional acerca del carácter más “empresarial” que “público”

de la crisis nos la puede proporcionar una información publicada por el New

York Times el 25 de diciembre pasado, que nos advierte que la crisis de los

bancos europeos, que los está obligando a deshacerse de activos, crea

buenas oportunidades de negocio para las empresas financieras

norteamericanas que, a pesar de sus problemas, están lanzándose a comprar

129

Page 130: Joaquim Dodero Curtani

en Europa. En efecto, en un artículo publicado en La Vanguardia del 15 de

enero pasado —y el hecho mismo de que un periódico conservador publique

este tipo de análisis demuestra el desconcierto reinante entre nuestra

burguesía— no sólo se explica que los fondos de inversión norteamericanos se

han lanzado a comprar “gangas” europeas, como empresas y bancos

devaluados por la propia política de austeridad, sino que se nos dan las

razones: “La crisis bancaria europea está beneficiando a los fondos

extranjeros que aguardan a las puertas de Europa”. Por una parte, compran

empresas que han perdido valor porque los bancos se niegan a darles crédito,

a lo cual se añade que las medidas de recapitalización impuestas a los bancos

los han forzado a “vender activos por un valor de billones de euros”. Wim

Butler, del Citi Group, no dudó en decir en una conferencia pronunciada en

Bruselas: “De aquí a unos años todos los bancos europeos pertenecerán a

extranjeros”.

Las políticas restrictivas han llegado a tal punto de irracionalidad que desde el

propio Fondo Monetario Internacional se ha comenzado a advertir a los

dirigentes políticos europeos: “En la medida en que los gobiernos piensan que

deben responder a los mercados, pueden ser inducidos a consolidar

demasiado aprisa, incluso desde el simple punto de la sostenibilidad de la

deuda”. Como ustedes saben, el presidente actual de nuestro gobierno ya ha

dicho, cuando se aprestaba a rendir pleitesía a la señora Merkel, que lo

primero es cumplir con el deber de sanear los bancos y reducir el gasto

público: los puestos de trabajo, los hospitales o las escuelas no son

prioritarios.

Hay razones que ayudan a entender la inhumanidad de este capitalismo

depredador. Richard Eskow, que trabajó en un tiempo para Wall Street, dice:

“La gente que sufre por los efectos de los presupuestos austeros no son de la

clase de los que [estos capitalistas] conocen personalmente, sino que se trata

de empleados públicos, como maestros, policías, bomberos o funcionarios de

programas sociales; de gente que necesita de ayudas del gobierno, como los

pobres, y de otros de la clase media que han tenido la temeridad o de hacerse

viejos o de sufrir una incapacidad”. En realidad, los “superricos” no sólo se

sienten ajenos a todos éstos, sino que en el fondo los desprecian.

Lo ocurrido en los últimos años en la sociedad norteamericana, que fue la

primera en implantar estas reglas, nos indica la clase de futuro al que nos

conduce a todos la austeridad. Dos noticias de prensa publicadas alrededor de

la Navidad del año pasado ilustran sus dos caras. Sabemos, por una parte,

que la “paga” de los dirigentes de las 500 mayores empresas aumentó en un

36,5% en 2010, al propio tiempo que aumentaba en 1.600.000 el número de

niños norteamericanos sin hogar, lo que representa un aumento de un 38%

respecto de 2007. El año pasado, el de 2011, no ha sido tan bueno para los

130

Page 131: Joaquim Dodero Curtani

negocios de Wall Street; pero sabemos ya que esto no va a afectar a las pagas

millonarias de los dirigentes de Citigroup o de Morgan Chase, que van a

cobrar más de veinte millones de dólares.

Los empresarios son conscientes de que el aumento de la desigualdad es

nefasto para el crecimiento económico, en términos globales. Como señala

Robert Reich: “Con tanta parte de los ingresos y de la riqueza concentrada en

los más ricos, la amplia clase media no tiene ya el poder adquisitivo necesario

para comprar lo que la economía es capaz de producir [...]. El resultado es la

generalización del estancamiento y del paro”. Un memorándum de la Reserva

Federal norteamericana de 4 de enero recuerda que el 70% de la economía

nacional depende del gasto de los consumidores, y que la recuperación no

será posible si no aumenta la capacidad de consumo de la clase media.

Este planteamiento sobre el interés general no afecta, sin embargo, a los

intereses inmediatos de los más ricos, puesto que una reducción global del

crecimiento no implica una reducción simultánea de sus beneficios, que han

seguido aumentando. Y se están, además, adaptando a la nueva situación,

con la esperanza de obtener cada vez mayores beneficios. El 16 de octubre de

2005 Citigroup, la mayor empresa financiera del mundo, publicaba un informe

con el título de Plutonomía, al que en ese momento se prestó poca atención,

hasta que, cuando comenzó a volverse famoso, Citigroup se preocupó de

eliminarlo por completo de la red.

El informe proponía el término “plutonomía” para designar a los países donde

el crecimiento económico se había visto promovido, y en gran medida

consumido, por el pequeño grupo de los más ricos. Sostenía que “el

encarecimiento de los activos, una participación creciente en los beneficios y

el trato favorable por parte de gobiernos partidarios del mercado han

permitido a los ricos prosperar y capitalizar una proporción creciente de la

economía en los países de plutonomía”. Lo ilustraba con las cifras de la

desigualdad de la distribución de la riqueza en los Estados Unidos, que

comentaba con estas palabras: “No tenemos una opinión moral acerca de si

esta desigualdad de los ingresos es buena o mala; lo que nos interesa es que

es importante”. Opinaban, además, que era probable que las fuerzas que

habían llevado a este aumento de la desigualdad en los veinte últimos años

continuasen en los próximos. De lo cual había que deducir que se crearía un

entorno positivo para la actividad de empresas que vendiesen bienes o

servicios a los ricos.

Su conclusión final era: “Hemos de preocuparnos menos de lo que el

consumidor medio vaya a hacer, ya que la conducta de este consumidor es

menos relevante para el agregado final, que de lo que los ricos vayan a hacer.

Ésta es simplemene una cuestión de matemáticas, no de moralidad”,

131

Page 132: Joaquim Dodero Curtani

concluían.

Y debían de tener razón, porque sabemos que las empresas de bienes de lujo

(o, como se dice en el negocio, de “bienes para individuos de un valor

extremo”, que The Economist nos aclara que son aquellos para los que “un

bolso de 8.000 dólares es una ganga”) están aumentando espectacularmente.

LVMH —o sea, Louis Vuitton Moët Hennessy— creció un 13% en la primera

mitad de 2011 con ventas de 10.300 millones. Una noticia publicada

recientemente en la prensa nos dice que, mientras que la matriculación de

automóviles disminuyó en su conjunto en España en el año 2011, la excepción

han sido los de lujo, cuya matriculación ha aumentado en un 83,1%.

“En algún momento —habían avisado los analistas de Citigroup— es probable

que los trabajadores se opongan al aumento de beneficios de los ricos y

puede haber una reacción política contra el enriquecimiento de los más

acomodados”, pero “no vemos que esto esté ocurriendo, aunque hay

síntomas de crecientes tensiones políticas. De todos modos, mantendremos

una extrecha observación de los acontecimientos”.

La ofensiva empresarial no se limita, por otra parte, a buscar ventajas

temporales, sino que aspira a una transformación permanente del sistema

político. En los Estados Unidos se está tratando de dificultar el acceso al voto

a amplias capas de la población que se consideran poco afines a los principios

de la derecha: ancianos, minorías étnicas, pobres... En la actualidad hay en

Norteamérica 12 estados que han introducido medidas restrictivas del

derecho a votar (otros 26 las están gestionando), la más importante de las

cuales es la exigencia de un documento de identidad como votante, para cuya

obtención se exige la presentación de documentos como el carnet de conducir

o la acreditación de una cuenta bancaria. No sin problemas. En julio de 2011

el documento le fue negado en Wisconsin a un joven, con el argumento de

que el comprobante de su cuenta de ahorro, que presentaba como

identificación, no mostraba bastante actividad reciente como para servir para

esta finalidad. Más del 10% de los ciudadanos norteamericanos no tienen

estas identificaciones, y la proporción es todavía mayor entre sectores que

normalmente votan por los demócratas, incluidos un 18% de votantes jóvenes

y un 25% de los afroamericanos.

Pero la amenaza a la democracia no necesita formularse con medidas legales

de limitación del voto, porque el camino más efectivo es el control de los

políticos por parte de la oligarquía financiera. Robert Fisk hacía recientemente

una comparación entre las revueltas árabes y las protestas de los jóvenes

europeos y norteamericanos en un artículo que se titulaba “Los banqueros son

los dictadores de Occidente”, en que decía: “Los bancos y las agencias de

evaluación se han convertido en los dictadores de Occidente. Como los

132

Page 133: Joaquim Dodero Curtani

Mubarak y Ben Alí, creen ser los propietarios de sus países. Las elecciones que

les dan el poder —a través de la cobardía y la complicidad de los gobiernos—

han acabado siendo tan falsas como las que los árabes se veían obligados a

repetir, década tras década, para ungir a los propietarios de su propia riqueza

nacional”. Los partidos políticos, afirma Fisk, entregan el poder que han

recibido de los votantes “a los bancos, los traficantes de derivados y las

agencias de evaluación, respaldados por la deshonesta panda de expertos de

las grandes universidades norteamericanas, […] que mantienen la ficción de

que ésta es una crisis de la globalización en lugar de una trampa financiera

impuesta a los votantes”.

Michael Hudson, profesor de la Universidad de Missouri, que había sido

analista y asesor en Wall Street, denuncia en un texto sobre lo que llama “la

transición de Europa de la socialdemocracia a la oligarquía financiera” los

efectos de las políticas de austeridad: “Una crisis de la deuda facilita que la

élite financiera autóctona y los banqueros extranjeros endeuden al resto de la

sociedad [...] para apoderarse de los activos y reducir el conjunto de la

población a un estado de dependencia”. A lo que añade que la clase de guerra

que se extiende ahora por Europa tiene objetivos que van más allá de la

economía, puesto que amenaza con convertirse en una línea de separación

histórica entre una época caracterizada por la esperanza y el potencial

tecnológico, y una nueva era de desigualdad, a medida que una oligarquía

financiera va reemplazando a los gobiernos democráticos y somete a las

poblaciones a una servidumbre por deudas. El resultado es “un golpe de

Estado oligárquico en que los impuestos y la planificación y el control de los

presupuestos están pasando a manos de unos ejecutivos nombrados por el

cártel internacional de los banqueros” (no sé si será oportuno recordar que

nuestro actual ministro de Economía procede del sector bancario

norteamericano).

Hay un aspecto de estos problemas sobre el que nos conviene reflexionar.

Randall Wray sostiene que la crisis norteamericana de 2008 no la causó la

insolvencia de las hipotecas basura, porque su volumen no era suficiente

como para haber provocado por si solo este desastre, sino que ésta fue

simplemente la chispa que desencadenó un incendio cuyas causas profundas

eran el estancamiento de los salarios reales y la desigualdad creciente, que

empujaban a la economía lejos de una actividad centrada en la producción

hacia otra esencialmente financiera, dedicada al manejo del dinero. Lo más

grave de esta interpretación, advierte, es que, dado que estas causas

profundas no sólo no se han remediado, sino que son más graves ahora que

en 2008, pudiera ocurrir que una chispa semejante, como la insolvencia de

uno de los grandes bancos norteamericanos o un problema grave en la banca

europea, volviera a iniciar una nueva crisis, tal vez peor.

133

Page 134: Joaquim Dodero Curtani

Es por esto que necesitamos evitar el error de analizar la situación que

estamos viviendo en términos de una mera crisis económica —esto es, como

un problema que obedece a una situación temporal, que cambiará, para

volver a la normalidad, cuando se superen las circunstancias actuales—, ya

que esto conduce a que aceptemos soluciones que se nos plantean como

provisionales, pero que se corre el riesgo de que conduzcan a la renuncia de

unos derechos sociales que después resultarán irrecuperables. Lo que se está

produciendo no es una crisis más, como las que se suceden regularmente en

el capitalismo, sino una transformación a largo plazo de las reglas del juego

social, que hace ya cuarenta años que dura y que no se ve que haya de

acabar, si no hacemos nada para lograrlo. Y que la propia crisis económica no

es más que una consecuencia de la “gran divergencia”.

¿Qué hemos de hacer? Hay, evidentemente, un primer nivel de urgencia en

que resulta obligado luchar por salvar los puestos de trabajo y los niveles de

vida. El Banco de España se ha encargado de comunicarnos hace pocos días

que lo que vamos a tener este año, y muy probablemente el siguiente, es más

recesión y más de seis millones de parados. Cuesta poco imaginar la cantidad

de EREs y de recortes que esto va a implicar, lo que nos va a obligar a muchos

esfuerzos puntuales para salvar todo lo que se pueda.

Pero lo que revela la naturaleza especial de la situación actual es el hecho de

que para la generación que ahora tiene entre veinte y treinta años no va a

haber ni siquiera EREs, sino una ausencia total de futuro. Y eso sólo podrá

resolverse con una política que vaya más allá de la defensa inmediata de

nuestras condiciones de vida, para enfrentarse a las políticas de austeridad y

que, sobre todo, se proponga acabar con el gran proyecto de la divergencia

social que las inspira.

Como demostró la Gran Depresión de los años treinta, cuando eran muchos

los que pensaban que el viejo sistema capitalista se había acabado y que el

futuro era de la economía planificada al estilo de la de la Rusia soviética, la

capacidad del capitalismo para superar sus crisis y rehacerse es considerable.

El problema inmediato al que hemos de enfrentarnos hoy no es, como algunos

pensábamos hace unos años, la liquidación del capitalismo, que debe ser en

todo caso un objetivo a largo plazo, porque la verdad es que no disponemos

ahora de una alternativa viable que resulte aceptable para una mayoría. Y lo

que no puede ser compartido con los más, por razonable que parezca, está

condenado a quedar en el terreno de la utopía, que es necesaria para

alimentar nuestras aspiraciones a largo plazo, pero inútil para la lucha política

cotidiana.

Lo que nos corresponde resolver con urgencia es decidir si luchamos por

134

Page 135: Joaquim Dodero Curtani

recuperar cuanto antes un capitalismo regulado, con el Estado del bienestar

incluido, como se había conseguido cuando los sindicatos y los partidos de

izquierda eran interlocutores eficaces en el debate sobre la política social, o

nos resignamos a seguir sufriendo bajo la garra de un capitalisno depredador

y salvaje como el que se nos está imponiendo. De hecho, lo que nos proponen

las políticas de austeridad es simplemente que paguemos la factura de los

costes de consolidar el sistema en su situación actual, renunciando a una gran

parte de las conquistas que se consiguieron en dos siglos de luchas sociales.

No es que no haya signos esperanzadores de resistencia. No cabe duda de

que las ocupaciones de plazas y las manifestaciones de protesta van a volver

a brotar esta primavera, empujadas por la desesperación. Pero lo más

importante es saber si la experiencia de los efectos combinados de los

recortes y del aumento de las cargas servirá para devolver el sentido común a

quienes dieron el voto a una derecha que prometía soluciones y se limita

ahora a pedirnos sacrificios, o si sus votantes se resignarán a aceptar

mansamente las consecuencias de su error.

Pienso que es urgente, para dar sentido y coherencia a las protestas, que la

izquierda —una izquierda real que nazca de más allá de la traición de la

socialdemocracia de las terceras vías— elabore nuevas formas de lucha y de

mejora, ahora que ya hemos aprendido que la idea de que el progreso era el

motor de la historia es un engaño y que los avances para el conjunto de los

hombres y las mujeres sólo se han conseguido a través de las luchas

colectivas. La semana pasada me pidieron en un diario de Barcelona que

opinase acerca de cómo sería dentro de cinco años este capitalismo con el

que nos ha tocado vivir. Y lo que respondí fue que eso dependía de nosotros:

que lo que tengamos dentro de cinco años será lo que nos habremos

merecido.

[Texto íntegro de la conferencia pronunciada en León por el profesor

Josep Fontana, que, salvo pequeñas variaciones, es la misma que

pronunció en la sede de CCOO de Catalunya, en el consell de Comfia.

Fuente: Metiendo Bulla]

2/2012

Àngel Ferrero

Entrevista a Rafael Poch-de-Feliu

¿Cómo ves Europa en comparación con China y América Latina (economía,

dinámica social)?

Regresar a Europa tras más de veinte años fuera, fue encontrarse con un

135

Page 136: Joaquim Dodero Curtani

bostezo. Los años noventa y la primera década del siglo han sido socialmente

somnolientos, de gran apatía social. En los ochenta el continente estaba

dividido en dos amalgamas estrambóticas: capitalismo y democracia en el

Oeste y socialismo y dictadura en el Este. La tensión entre aquellas

amalgamas moderaba algo el capitalismo en el Oeste. Hoy Europa se ha

unificado con el resultado de más desigualdad y más explotación, tanto en el

Este como en el Oeste. Pero ese cambio, que evidentemente no es igual en

todos los países, no ha sido contestado. En el Este seguramente por el

desprestigio que las dictaduras imprimieron a lo social y el "sálvese quien

pueda" en el que se convirtió la mera supervivencia para mucha gente en

muchos países. En el Oeste los motivos también varían de un país a otro. En

España, por ejemplo, se produjo lo que yo denomino como el "asfaltado

intelectual" de la sociedad: cierta americanización, cierto espíritu cutre de

nuevo rico hipotecado... En cualquier caso el resultado final fue parecido en

todas partes: retroceso de los movimientos sociales y de la conciencia crítica.

Mientras tanto, en China se vivía un extraordinario avance de la economía y

de la contaminación, regado por el mayor proceso de urbanización de la

historia. Un dinamismo extraordinario. Un cambio social vertiginoso difícil de

caracterizar con un solo brochazo. De América Latina sólo puedo hablar de

oídas, pero es evidente que ha habido un despertar social que ha tenido

consecuencias políticas en media docena de países con el resultado de una

inusitada capacidad de autonomía con respecto al gran vecino del Norte,

Estados Unidos, y toda una serie de iniciativas coordinadas en el Sur, algo

novedoso y esperanzador. Volviendo a Europa, parece que ahora nos

encontramos en una especie de divisoria, pues vemos indicios de cambio de

signo contradictorio. Algo se va a mover.

En un artículo cita una frase de Merkel "Nada debería dar por supuesto otro

medio siglo de paz y prosperidad en Europa". ¿La puede comentar?

Contiene una gran verdad, aunque seguramente la frase fue introducida en el

discurso como mero adorno retórico por algún asesor de la canciller. El hecho

es que la estabilidad en la que han vivido los europeos en las últimas dos o

tres generaciones se sostiene sobre unas bases muy frágiles que ahora la

crisis pone en cuestión. Pero en Occidente no hay conciencia de la posibilidad

de un hundimiento -lo que pasó en la URSS en los noventa, en Argentina con

el corralito, o la normalidad de cualquier nepalí medio es un hundimiento. Los

europeos occidentales y sus dirigentes no tienen experiencia de eso. Eso hace

que se continúe bailando sobre la cubierta del Titanic o que se crea que por

tener un camarote de primera están a salvo del naufragio. En Alemania es

significativo que la generación que conoció el desastre de 1945, los viejos,

sean los únicos que dicen cosas sensatas sobre Europa y la euro crisis. Pero

cuando hablo de crisis me refiero a un asunto de tres niveles. Uno es el

financiero, el desmoronamiento del piramidal castillo de naipes

136

Page 137: Joaquim Dodero Curtani

especulativo/ladrón. El segundo es la consecuencia que ese desmoronamiento

tiene en la "economía real", con empresas que cierran, sectores inflados que

se desinflan, gente que pierde su trabajo y una generación de jóvenes sin

futuro. El tercer nivel es el principal: se trata de la crisis asociada al "cambio

global antropogénico" del que el calentamiento global es el escenario más

conocido y popular. Este tercer nivel es superior, porque contiene los demás

niveles y mucho más. A su lado la crisis del neoliberalismo es algo anecdótico,

casi una nota a pie de página, podríamos decir...

El reto de la "crisis neoliberal", cuando apareció en 2008, era aprovecharla

para atajar toda la crisis en su conjunto, con una transición energética, un

cambio de modelo, de contabilidad, de racionalidad económica, de relación

con el medio y, naturalmente, de valores. Avanzar en esa dirección. Lo que se

denominó "New Green Deal". De momento ni siquiera se ha reconocido la

crisis del neoliberalismo y la crisis financiera se afronta con recetas

neoliberales y leyendas nacionales que nos llevan de regreso al siglo XIX.

Respecto a la gran crisis, la cumbre de la ONU sobre cambio climático de

Durban ha dejado bien claro el desfase entre la urgencia del cambio que se

precisa y la ceguera de la respuesta. Todo sumado, resulta difícil imaginar una

situación más necia y miserable.

Cuando las instituciones internacionales como la ONU, ya llevan años

dedicando grandes eventos, esfuerzos y acuerdos al calentamiento global, las

políticas económicas nacionales deberían poner el cambio de modelo en el

centro de su estrategia a medio y largo plazo. Ni siquiera en Alemania, uno de

los países pioneros del movimiento "verde", se habla de eso en las

instituciones como se debería. Y no es casualidad. Por un lado, las

instituciones de nuestras democracias no están diseñadas para el largo plazo,

sino para un "usar y tirar" de cuatro o cinco años. La transición energética

exige estrategias a quince, veinte, treinta años vista, pero la mirada de

nuestros gobernantes no alcanza mucho más allá de las próximas elecciones.

Por otro lado, la estructura económica-empresarial regida por el beneficio

determina mucho cualquier proyecto de cambio energético: los mismos

monopolios e intereses que alimentan el calentamiento son los nuevos líderes

eólicos y solares. Las nuevas energías en manos de las viejas estructuras sin

duda no son lo mismo, pero tampoco son la solución. No se saldrá de esta

crisis sin profundas reformas estructurales e institucionales. Tales reformas

precisan de un fuerte movimiento social internacional.

A Alemania le favoreció la burbuja inmobiliaria española. ¿Qué hay detrás de

la propaganda contra los "vagos del sur"?

Ante todo la vana esperanza de que el país puede salir ileso de la crisis.

Alemania había sido un país de relativa nivelación social, como Japón, con un

137

Page 138: Joaquim Dodero Curtani

estado social generoso y unas relaciones laborales mucho más decentes que

la media europea. En 1990, la anexión de la RDA, que costó un billón de

euros, acabó con el espantajo comunista, que era el principal incentivo para el

"modelo social alemán". La mayor competitividad de los productos alemanes,

en Europa y en el mundo, se logró, en gran parte, congelando salarios y

generalizando la precariedad laboral en Alemania. Ese desmonte social-laboral

contribuyó afirmar la potencia exportadora alemana en una época en la que

aparecían nuevos desafíos competidores en Asia, pero desequilibró aun más

internamente la zona euro.

Desde la introducción del euro Alemania generó un superávit comercial de

800.000 millones de euros dentro de la euro zona, lo que creó un agujero

equivalente en los países menos competitivos del grupo. Esta es la "unión de

transferencias" de la que no se habla en Alemania, donde bajo ese concepto

sólo se entiende los subsidios y fondos de compensación al sur de Europa que

Alemania y otros países ricos desembolsaron. En cualquier caso, las empresas

alemanas (no "los alemanes") ganaron mucho dinero e invirtieron gran parte

de sus beneficios en el exterior, capitalizando la estafa inmobiliaria de Estados

Unidos, la destrucción del litoral español y buena parte de las fantasías

irlandesas o griegas, etc., etc. Desentenderse de eso y hacer ver que la

situación es resultado del maniqueísmo entre países virtuosos y manirrotos,

denota una gran desvergüenza, porque el problema no es nacional. La crisis

fue desencadenada por el sector privado, especialmente por los bancos que

financiaron la pirámide inmobiliaria que se desmoronó. Para atajarla, los

países europeos han dado a los bancos 4,6 billones de euros desde 2008 –esa

es la cifra facilitada por el presidente de la Comisión Europea, José Manuel

Durao Barroso. Además, hubo otro enorme desembolso de dinero público en

los programas de estímulo keynesianos del 2008. Todo ello incrementó,

evidentemente, la actual deuda pública.

Que hoy el debate esté centrado en la crisis de la deuda pública, y no sobre el

casino que la ocasionó, se debe, fundamentalmente, a que el poder financiero

controla gobiernos y medios de comunicación e impone la leyenda que más le

conviene. El gobierno alemán ha sido particularmente activo en ese frente. Su

nacional-populismo acerca de que el problema son unos países del sur

gastadores que no "hicieron sus deberes" y en los que la gente común vivió

"por encima de sus posibilidades", le permite canalizar el descontento de los

contribuyentes alemanes por los centenares de millones transferidos a los

bancos como consecuencia de la irresponsabilidad de estos invirtiendo en el

casino global. Reconocer la realidad significaría revisar los últimos veinte años

de política económica y social alemana que se han vendido como exitosos y

modélicos para el resto de Europa.

Pero ¿no lo fueron?

138

Page 139: Joaquim Dodero Curtani

Solo fueron exitosos para los empresarios y para los más ricos. Desde la

anexión de la RDA la economía alemana ha crecido alrededor de un 30%, pero

el resultado no ha sido una prosperidad general, sino un enorme incremento

de la desigualdad. Desde 1990 los impuestos a los más ricos bajaron un 10% y

la imposición fiscal a la clase media subió un 13%, los salarios reales se

redujeron un 0,9% y los ingresos por beneficio y patrimonio aumentaron un

36%. Desde el punto de vista de la (des) nivelación social, Alemania es hoy un

país europeo normal: el 1% más rico de su población concentra el 23% de la

riqueza (una relación similar a la existente en Estados Unidos en 2007) y el

10% más favorecido el 60% de ella, mientras la mitad de la población sólo

dispone del 2%.

¿Por qué siguen rechazando los eurobonos?

En parte porque el gobierno alemán es rehén de su propia leyenda populista.

La leyenda afirma que Alemania es el gran pagador de Europa, la gran

víctima. Su contribución a los rescates europeos es, efectivamente, la mayor

en términos absolutos, pero sólo porque su economía y su población son las

mayores. La contribución alemana per cápita es la sexta entre 17 países, y

según la parte del PNB dedicada es la décima, pero eso no se dice, como

tampoco se dice que han sido los mayores beneficiarios de la existencia de

una moneda única. Entonces, si la música con la que se desayunan

diariamente los alemanes les dice que ellos son los que más pagan y que ellos

lo han hecho todo "bien", acceder a los eurobonos significa socializar el

desbarajuste de quienes lo hicieron "mal". Salir de este enredo significaría

reconocer la interrelación de la euro crisis y corregir la leyenda, lo que resulta

muy complicado para el conjunto del establishment alemán porque supone

cuestionar la política de los últimos veinte años. No es un problema de

gobierno, sino también de la actual oposición: recordemos que fue un

gobierno de socialdemócratas y verdes quien realizó la última gran ofensiva

neoliberal en el país, con la llamada "Agenda 2010" de Schröder y abriendo

las puertas a los hedge funds... Además de esto, también hay un punto de

dogmatismo ideológico neoliberal.

Pero sería injusto no añadir algo: si la actitud alemana es obtusa, ¿cómo

calificar el disciplinado seguidismo masoquista de los gobiernos de Francia,

España y los demás, que ni siquiera defienden los vanos intereses nacionales

de una estrategia exportadora y consienten una política que incrementa su

crisis? En España ni siquiera ha habido un "mea culpa" por el ladrillo. Ningún

aeropuerto inútil o destrucción del litoral ha llevado a nadie a la cárcel. Al

revés, el discurso político del PP reivindica aquella "etapa de crecimiento". Es

una casa de locos... Hemos de ponernos de acuerdo en una cosa: en la Europa

de hoy la estupidez es internacional. Frente a la división de una Europa en

países virtuosos y manirrotos, que pretende disolver problemas sociales en

139

Page 140: Joaquim Dodero Curtani

cuestiones nacionales, el internacionalismo ciudadano debe constatar la

absoluta unidad de la estupidez europea como primer paso.

¿Qué queda del proyecto europeo, ahora que ya se habla de dos zonas euro,

pero además con una clara división los europeos buenos y los malos?

Ese discurso introduce una tendencia desintegradora y disolvente en la Unión

Europea. Con el, Alemania ha abierto una caja de Pandora muy peligrosa. Es

un discurso que divide Europa y que ofenda a sus pueblos. Lo hemos visto en

Grecia donde se demoniza a Alemania, y se empieza a ver en España. Cuando

llegué a Berlín en 2008, Merkel era considerada en España como el paradigma

de la buena gobernante. Desde el año pasado su prestigio y el de Alemania

han caído por los suelos. Todo esto es disolvente para la cohesión europea,

pues abre una espiral desintegradora. Los alemanes, a los que siempre les ha

costado mucho ponerse en el lugar de los otros, no son conscientes de lo que

están sembrando. Cuando el año pasado le pregunté al ministro de Exteriores

alemán, Guido Westerwelle, sobre el resentimiento que sembraba en Europa

el discurso aleccionador de una Alemania virtuosa, me miró como si le hablara

en chino... Todo esto es muy malo, pues la Unión Europea, vista con

perspectiva histórica, es una buena solución a lo que había antes: naciones

que guerreaban constantemente entre sí. Por eso hay que conservarla,

reformándola. Para ello hay que poner los intereses generales de la

ciudadanía por delante del negocio, lo político por delante de lo económico, y

no pedir peras al olmo, no pretender hacer un superestado europeo a partir de

la idealización del continente como sugiere Jürgen Habermas en su "Zur

Verfassung Europas". En la proyección exterior de la Unión Europea, hay que

conformarse con una ambigua y paquidérmica estructura común que no le

complique la vida al resto del mundo. Lograr que esa estructura no sea

imperialista, ya sería un enorme avance histórico.

¿Y sobre el peligro de los populismos, que en lo económico vienen con

propuestas que deberían haber llegado desde la izquierda? ¿Estamos ante una

repetición de los 30?

Antes he mencionado que Europa está en una divisoria, que algo se va a

mover, porque se ha creado un agujero y hay una demanda de respuesta a la

nueva situación. La dirección que van a tomar las cosas es opinable. Tenemos

tanto indicios de 1930 -el aumento del desprecio al débil, el darwinismo social,

el racismo y el auge del discurso y la practica de la extrema derecha, con

situaciones que en algunos casos parecen calcar el mapa de la Europa de los

años treinta y cuarenta- como indicios de 1848, de una "primavera de los

pueblos" internacionalista, ciudadana y social. Pero, no nos engañemos, este

segundo escenario positivo precisa trabajo, compromiso y organización. El

espontaneísmo festivo-narcisista y el happening "on line" no son suficientes.

140

Page 141: Joaquim Dodero Curtani

Los ejemplos que mencionas advierten que el populismo de extrema derecha

puede rellenar el agujero y ganar la calle.

Mirando la toma de decisiones en España o Italia, en relación a los recortes,

¿hacia donde vamos? Se modificó la Constitución sin referéndum, ya no se

consulta a los ciudadanos sobre los nuevos recortes...

Cierta austeridad popular a cambio de un desmonte del casino podría haber

sido aceptable, por lo menos en los países más ricos de Europa, pero el

intento de hacer regresar a Europa al siglo XIX en lo social y laboral, sin tocar

el casino y por decreto, evidentemente, no es democrático. Rompe lo que

quedaba del contrato social europeo de posguerra, allí donde lo hubo. La

imposición de las políticas de ajuste ha reventado la soberanía nacional, que

por otra parte nunca gobernó ni decidió las cuestiones económicas

principales. Aunque no todas las democracias son iguales (en Noruega hay

mucha más democracia que en España, en España más que en Rusia y en

Rusia más que en Haití), la democracia realmente existente tiene muy poco

que ver con su sentido genuino de "poder popular". La tendencia que hoy

gobierna Europa disuelve incluso esa caricatura de democracia. Como lo

social y lo político van unidos a la degradación de lo primero le corresponde la

degradación de lo segundo. ¿Qué quiere decir, por ejemplo, "reformar el

derecho de huelga", como se dice ahora en España, en el actual contexto?

Evidentemente se trata de restringir. ¿Cómo se lee que hombres de Goldman

Sachs estén al frente del gobierno griego, en Italia, o en el Banco Central

Europeo, o rodeando y asesorando a Merkel en Berlín y a Obama en

Washington? Todo eso lanza un desafío directo a los pueblos de Europa que

esperamos se dirima en una primavera rebelde a la 1848 y no en un auge de

la extrema derecha el militarismo y de la irracionalidad. En España el regreso

de los postfranquistas al gobierno es un incentivo para los movimientos

sociales porque crea condiciones más confortables para una contestación

ciudadana sin complejos de "hacer el juego a la derecha".

¿Pueden cambiar las cosas en Alemania en las elecciones de septiembre de

2013?

En Alemania hay una clara mayoría para desplazar a los conservadores del

gobierno en 2013. Esa mayoría se logra mediante la suma de los

socialdemócratas (SPD), los verdes, y los socialdemócratas de izquierda de

Die Linke. El problema es que la obvia viabilidad de este tripartito es tabú en

Alemania. Die Linke es el único partido opuesto al orden neoliberal y sin

responsabilidades en los recortes sociales de los últimos diez años. Eso

explica que sea tratado como una especie de "partido demente", del que se

dice que es "incapaz para gobernar", cuando la realidad es que es,

fundamentalmente, una fuerza socialdemócrata que lleva mucho tiempo

141

Page 142: Joaquim Dodero Curtani

gobernando en coalición en diversas regiones del país. Die Linke se opone,

además, a la participación alemana en guerras imperiales. Esas dos virtudes,

con las que sociológicamente están de acuerdo el 60% o el 70% de los

alemanes, marcan una divisoria de respetabilidad institucional: pertenecer o

no al establishment. SPD y verdes prefieren perder las elecciones y que

gobiernen los conservadores antes que aliarse con Die Linke, entre otras

cosas porque tal alianza significaría auto criticarse por los años de gobierno

en los que iniciaron el gran recorte social y metieron, por primera vez desde

Hitler, al país en guerras. Tal autocrítica implicaría no sólo un cambio de

programa sino de dirigentes, pues los líderes de ambos partidos fueron los

que gobernaron y adoptaron aquellas decisiones. Así pues, descartado ese

tripartito, al día de hoy la suma de verdes y SPD no alcanza para gobernar.

Eso quiere decir que Merkel puede volver a ganar (a menos que la incierta

estabilidad exportadora se hunda, lo que es muy posible), o que vuelva a

gobernar en coalición con el SPD, o con los verdes. En ambos casos un cambio

de gobierno no alteraría nada fundamental. Para convencerse de ello basta

mirar hacia atrás: no sólo en Alemania, también en España, en Francia y en el

Reino Unido, el neoliberalismo se introdujo, o fue potenciado, de la mano de

los socialdemócratas. Y en ninguno de esos países hay indicios de corrección

en esos partidos. En ausencia de tal corrección, quien quiera un cambio

razonable, ¿puede seguir apostando por ellos? Dicho esto, una caída de

Sarkozy la próxima primavera en Francia podría complicarle las cosas a

Merkel. Lo decisivo, sin embargo, debe venir de abajo. Es sorprendente que,

ante una situación que es claramente supranacional, todavía no se hable de

coordinar las jornadas de huelga general entre varios países europeos. La

falta de solidaridad y empatía hasta ahora demostrada hacia la canallada que

están haciendo con la población de Grecia, es una prueba a la dignidad de los

otros países de la UE. Por el momento triunfa el reflejo cobarde y mezquino

del "nosotros no somos como Grecia". Además de mezquino es suicida,

porque los recortes que se van a aplicar en España introducirán escenarios

griegos. De momento, con el billón de euros de dinero público prestado a bajo

interés a la banca privada desde diciembre por el Banco Central Europeo,

parece que han conseguido comprar cierto tiempo de tranquilidad bursátil...

Esa parece ser la alternativa de la derecha a los eurobonos.

¿Cómo ha gestionado China la crisis?

China fue el único país que era consciente de su crítica posición en la

globalización antes de la aparición de la crisis. En 2002, cuando llegue a

Pekín, sus dirigentes ya pensaban en cambiar el modelo: en pasar de un

modelo puramente exportador, muy dependiente del mercado global y

expuesto a sus vaivenes, a un tipo de desarrollo más endógeno y basado en el

consumo interno. Para ello era necesario invertir más en la población pobre,

para que ésta pudiera consumir y alimentar el nuevo esquema con su

142

Page 143: Joaquim Dodero Curtani

consumo. De ahí nació la recuperación del concepto confucioniano de

"pequeño bienestar" (Xiakoang) y la retórica de la "sociedad armoniosa".

China se propone ahora crear un sistema de seguridad social para su enorme

población. Si en los noventa realizaba experimentos capitalistas en ciertas

regiones, ahora hay experimentos "sociales" como el de Chongqing, que

recuperan cierto discurso maoísta nivelador. Todo eso, unido a la supremacía

de lo político, al control que el partido tiene de las finanzas (el jefe del Banco

central es nombrado por el partido y los jefes de los principales bancos son

miembros del comité central), le permite un control de la situación y una

capacidad de juego mayor que la que existe en Occidente. China es un país

que ha protagonizado enormes cambios de línea en su historia reciente. Si

fuera necesario, creo que podría volverse a poner el uniforme maoísta, no

para hacer la política de los años sesenta, pero sí para cambiar radicalmente

de línea... Dicho esto, hay que recordar lo más importante: que el país

presenta las contradicciones planetarias en su máxima concentración. Si el

crecimiento se detiene, el país puede inaugurar un nuevo "gran desorden" (da

luan), un concepto chino parecido al ruso de "smuta" que describe las etapas

de caos que jalonan su historia. Que sus dirigentes sean conscientes de la

fragilidad que gobiernan, no significa que vayan a tener éxito.

En tu libro sobre China, afirmas "Nuestro porvenir depende de China y todos

los problemas de la crisis están en ella".

Mi libro intenta presentar un país que es paradigma de la crisis mundial, algo

que me parece más realista y adecuado que recrearse en las leyendas de la

"nueva amenaza china" y la "próxima superpotencia hegemónica", que nos

vende el "mainstream" mediático. La expansión desarrollista china evidencia,

en última instancia, la inviabilidad de la economía mundial inventada por

Occidente. Los éxitos chinos de los últimos treinta años se han realizado sobre

modelos en crisis, lo que contiene más certezas que sospechas de que hay

muchos desastres incluidos en ellos. Lo que afirmo es que si los chinos logran

salir de la crisis antropogénica, de la crisis de civilización mundial, pese a su

manifiesta desventaja en población, recursos etc., entonces quiere decir que

todos los demás podemos salir de ella. Esa es la gran "Actualidad de China",

que da título a mi libro.

[Fuente: SinPermiso]

23/4/2012

Rafael Poch-de-Feliu

Fragilidad, inconsciencia, belicismo...

La confusa destitución de un alto dirigente en la China profunda, los nuevos

143

Page 144: Joaquim Dodero Curtani

sobresaltos de la eurocrisis y el poema de un escritor alemán son las últimas

piezas de un rompecabezas: incertidumbre, crisis y belicismo. Piezas que no

encajan del todo, de ahí la confusión, pero que sabemos interrelacionadas. El

aparente vigor alemán en la crisis depende de China. Los dirigentes chinos

están nerviosos porque sienten temblar el suelo bajo sus pies. En Siria asoma

lo que podría ser el principio de un “big bang” bélico. El escritor Günter Grass,

que en Alemania advierte del peligro de una gran guerra, es abucheado con

argumentos cuya necedad es multiplicada por la disciplinada unanimidad con

que se formulan.

China: ¿Qué ha pasado en Chongqing, ciudad pobre y currante, con 30

millones de habitantes en su municipio, el más poblado del mundo? Su líder,

que mantenía una nueva línea “social”, invocando una escenografía maoísta,

niveladora y anticorrupción, ha sido fulminado ¿Era Bo Xilai, hijo de un padre

fundador de la Revolución China, ex guardia rojo, ex ministro de Comercio y

niño bonito de las multinacionales, antes de acceder a la jefatura del partido

en Chongqing, una especie de Boris Yeltsin a la china?

Recordemos que Yeltsin arrancó como “luchador contra los privilegios de la

nomenklatura”, reclamándose de la pureza leninista. Se apoyó en la calle, no

fue fulminado a tiempo y acabó conquistando el poder y disolviendo el Estado.

China no es Rusia y, además, los dirigentes chinos tienen muy en la mente lo

que pasó en la URSS. Pero es un hecho que, en vísperas del XVIII Congreso del

próximo otoño en el que el partido chino pasará el testigo a una nueva

generación, los dirigentes se han mostrado muy nerviosos ante Bo Xilai. Han

vinculado a su mujer, Gu Kailai, con la oscura muerte de un empresario

británico y lo han destituido entre advertencias contra una nueva “Revolución

Cultural” ¿Qué pasa en China?

Ocurre que los dirigentes sienten que caminan sobre cáscaras de huevo.

Aquello que permitió el prodigioso ascenso del país, la integración en la

economía global, es visto como posible causa de su hundimiento. Saben que

si se hunde la economía global de la que tanto dependen, deberán quitarse la

corbata y ponerse el uniforme. En Pekín esa percepción data de varios años,

de bastante antes de que la quiebra de Lehman Brothers institucionalizara en

2008 la “crisis financiera”.

Los cambios de línea de China son sonados. Sucedió con el Gran Salto

Adelante y con la Revolución Cultural, inesperados, incomprensibles. Lo

mismo con la reforma de mercado que sucedió a Mao. Ahora la discusión no

es si China va a dar un nuevo bandazo —ya está en ello—, sino con qué

profundidad lo hará.

Desde hace una década el sector público de su burocracia —empresas

144

Page 145: Joaquim Dodero Curtani

estatales, el partido, el ejército, la policía y los sindicatos— está ganando peso

a expensas del sector privado que, pese a las apariencias, nunca dejó de ser

criatura del Estado. La reflexión de fondo parece ser la de que si se hunde el

sector exportador y el belicismo asoma como solución global a una crisis

general del capitalismo, habrá que tener bien amarrado el poder para no

perder el control de la situación. Bien amarrado para afirmar un desarrollo

más endógeno —más basado en el consumo interno— para ocupar a la

ingente población e impedir su revuelta, al tiempo que se organiza la

suficiente disuasión militar para evitar el cinturón de hierro que Estados

Unidos lleva años estableciendo con bases, alianzas y despliegue de nuevas

armas alrededor de China.

Impedir que la mayor clase obrera del mundo se rebele al quedarse sin

trabajo, por hundimiento del sector exportador y estallido de la burbuja

inmobiliaria, por citar dos escenarios extremos, obliga a la burocracia a

sintonizar con el movimiento telúrico de las fuerzas sociales. Ese giro

precisaría un nuevo discurso, actuar contra la desigualdad, la mafia y la

corrupción rampante de los últimos veinte años, desempolvar parte del

ideario maoísta evitando caer en su componente más inhumano y

autodestructivo, del que China guarda una viva memoria. Precisamente algo

así apuntaba Bo Xilai en Chongqing. Entonces, ¿por qué lo han echado?

Seguramente por miedo a los excesivos estrellatos que pueden degenerar en

caudillismos imprevisibles. No hay que destapar la botella que contiene el

genio yeltsinista. Hay que conjurar la aparición de líderes carismáticos

capaces de apelar a la calle contra el régimen. De ahí la reveladora

advertencia del primer ministro Wen Jiabao sobre la Revolución Cultural

pronunciada la víspera de la defenestración de Bo Xilai.

El giro que viene hay que hacerlo de forma ordenada, intentando que el

cambio sea lo más armónico posible, en primer lugar para la propia

burocracia, para los equilibrios entre sus diversos grupos e intereses. Sin

revolución. Bo Xilai podría haber sido visto como un peligroso exceso en ese

contexto, no por el contenido sino por la forma, no por lo que hacía sino por

cómo lo hacía…

Naturalmente, esto es sólo una hipótesis de lectura de un episodio, el de

Chongqing, aún demasiado confuso, pero el dato del nerviosismo de unos

dirigentes que sienten un suelo frágil bajo sus pies es claro como la luz del

día: China tiene muchas cartas invertidas en ese incierto casino mundial, está

más expuesta a un gran hundimiento que nadie, y tiembla.

Europa: La angustia de Pekín contrasta con la necedad cortoplacista de

Berlín. Los alemanes se desayunan cada mañana con noticias optimistas

145

Page 146: Joaquim Dodero Curtani

sobre el “milagro alemán”, particularmente real comparado con la miseria de

sus vecinos del sur de Europa. Un día es el crecimiento de sus exportaciones,

otro el récord de empleo, otro el magnífico índice de “confianza empresarial”

y otro el aumento de ventas de Volkswagen o BMW.

Barriendo debajo de la alfombra los datos negativos del parcial desmonte del

“Modell Deutschland” de los últimos veinte años (el aumento de la

precariedad laboral, el crecimiento de la desigualdad social, el incremento del

cinismo hacia la política y el deterioro de la proverbial moral del trabajo), el

establishment mantiene su optimista campaña con la vista puesta en las

elecciones generales de 2013. Mientras tanto, la Europa del sur se va al

garete como consecuencia de una política alemana de austeridad asfixiante y

de un Banco Central Europeo de diseño alemán y al servicio del sector

financiero.

El aparente y frágil “milagro” se sostiene con las ventas en países como

China, cuyos aumentos compensan lo que dejan de comprar los arruinados

europeos meridionales. Es decir, se sostiene, en buena medida, sobre

cáscaras de huevo, porque China se está enfriando y lanza señales de

nerviosismo. La diferencia entre China y Alemania es que, mientras la primera

piensa en prevenir posibles escenarios de debacle, la segunda como máximo

piensa en las elecciones de 2013 y en escapar ilesa al hundimiento del Titanic

gracias a su billete de primera clase. Todos los partidos alemanes que optan a

posiciones de gobierno comparten a grandes rasgos el mismo programa al

servicio de la misma oligarquía corporativa-empresarial. En el Politburó del

Directorio Berlín-Bruselas ni siquiera hay necesidad de purgas, porque no hay

rastro de inquietantes disidentes en las instituciones.

La expectativa que hay en Europa no es alemana, sino una combinación del

creciente malestar social, en Grecia, Portugal, España e Italia, con unas

elecciones en Francia. Esos dos vectores podrían poner en cuestión la política

anticrisis de factura alemana. Habrá que ver lo que eso dará de sí, pero, como

en el caso de Chongqing, lo que aquí importa es el contexto: China depende

de Europa, Europa depende de China. Todos están caminando sobre cáscaras

de huevo. Unos lo saben; otros, al parecer, lo ignoran o confían en su billete

de primera.

Oriente Medio: Y en eso el anciano escritor les despierta de su dulce sueño.

Su poema les presenta una lista de banales evidencias sobre el peligro bélico:

critica el “supuesto derecho a un ataque preventivo” de Israel, que “dispone

de un creciente potencial nuclear fuera de control e inaccesible a toda

inspección”, contra un país, Irán, del que se sospecha la fabricación de una

bomba. Menciona la “hipocresía occidental” ante ese hecho, que “pone en

peligro una paz mundial ya de por sí quebradiza”. Denuncia a su país,

146

Page 147: Joaquim Dodero Curtani

Alemania, por entregar a Israel un nuevo submarino, el sexto, capaz de portar

“ojivas aniquiladoras”. Romper el “silencio sobre ese hecho”, un silencio que

dice sentir como “una gravosa mentira”, supone ser tachado de “antisemita”,

dice.

Günter Grass ha pedido “un control internacional permanente y sin trabas del

potencial nuclear israelí” en bien de “todos los seres humanos de esa región

dominada por la demencia”. Puro sentido común. ¿Qué tiene que ver este

poema con todo lo anterior, con los miedos de China y la errática deriva

europea hacia la recesión?

Esa “región dominada por la demencia” citada por Grass es Oriente Medio, la

principal zona energética del planeta, donde, al calor de los problemas

internos del régimen sirio, un adversario, Occidente, alienta una guerra civil

financiada por otras dictaduras árabes amigas, con el objetivo de cambio de

régimen. Siria podría ser el aperitivo de la gran guerra contra Irán evocada por

Grass. Irán es, a su vez, el principal suministrador energético de China y gran

parte de Asia Oriental, una región cuyo ascenso en el mundo, impensable sin

quemar grandes cantidades de petróleo y carbón, preocupa al hegemonismo

occidental.

Una vez más, las piezas de este rompecabezas son confusas en su ensamblaje

concreto, no así el sentido general de la situación: una salida bélica es el

escenario clásico de una crisis general del capitalismo. Sólo que en este caso

la guerra sería detonante de una verdadera catástrofe general. Como dice

James Petras, sólo un necio puede pensar que el “ataque preventivo” de Israel

a Irán, hacia el que Estados Unidos y Europa muestran tanta indulgencia y

complicidad, no degeneraría en una gran guerra en la región con muchos

muertos en Irán, misiles lloviendo en respuesta sobre Israel, las terminales

petroleras del Golfo en llamas y un drástico corte del suministro petrolero, es

decir, “colapso de la economía mundial y brutal empobrecimiento de

centenares de millones de personas en todas partes”.

Todo esto lo suscribe, con distintas palabras y discursos, el sentido común de

la gran mayoría de los israelíes y de los alemanes que se declaran en contra

de tal ataque en las encuestas. El diario Haaretz de Israel alerta sobre la

insensatez de su gobierno en términos no muy diferentes a los de Grass,

recuerda el veterano Alfred Grosser, un judío nacido en Francfort en 1925, el

más conocido experto francés en temas alemanes. Hasta Shaul Mofaz, un ex

general nacido en Teherán que preside el mayor partido israelí, Kadima,

considera un desastre el plan guerrero de Netanyahu, sobre el que se habla

con preocupación en las calles de Tel Aviv y Haifa, y en la red israelí.

Que el establishment alemán, con su legión de periodistas y políticos

147

Page 148: Joaquim Dodero Curtani

conformistas, proisraelíes por una mezcla de cobardía (el miedo a ser

tachados de “antisemitas”) y de responsabilidad mal entendida, haya

ridiculizado a Grass con la unanimidad y virulencia con que lo ha hecho, no

hace sino evidenciar la profunda ambigüedad del cheque en blanco alemán a

Israel.

Alemania apoya al gobierno de Israel, cruel y criminal con los palestinos, para

redimir la memoria de los horrendos crímenes de la Alemania nazi contra los

judíos. Pero los ciudadanos alemanes deben tener en cuenta una cosa, dice el

escritor Tariq Alí: “No fueron los palestinos los responsables del asesinato de

millones de judíos durante la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, se han

convertido en víctimas indirectas del genocidio cometido contra los judíos

porque aquellos que sufrieron el mal lo practican a su vez contra otros. ¿Por

qué entonces ninguna simpatía hacia los palestinos?”. La condena de los

crímenes nazis obliga a condenar también los crímenes de Israel, no a cerrar

los ojos ante ellos. Sólo alguien que ha perdido por completo el sentido de la

justicia, alguien moralmente ambiguo, inmaduro y profundamente perdido en

sus complejos históricos, puede convivir con este absurdo.

En 2008, el continuado crecimiento de China fue clave para impedir un

hundimiento global mucho más drástico. Ahora los dirigentes de China se

muestran nerviosos. En Europa la situación española se añade a la griega en

la demostración de la completa ausencia de perspectiva de la actual

eurorreceta neoliberal: sólo con austeridad, las cosas empeoran. Y en

Alemania se abuchea al anciano escritor que, como Casandra, advierte de un

peligro de guerra completamente real. Compongan como quieran esas tres

piezas, pero hablan con toda claridad de la fragilidad, la inconsciencia y el

belicismo de nuestro mundo.

[Fuente: Sinpermiso]

16/4/2012

Manuel Menor Currás

Entrevista a Agustín Moreno

148

Page 149: Joaquim Dodero Curtani

Agustín Moreno lleva quince cursos consecutivos en institutos de enseñanza

pública, desde que fue despedido de CCOO en 1996, cuando también quitaron

a Marcelino Camacho de la presidencia del sindicato, por oponerse al giro a la

derecha que emprendía Gutiérrez. Desde entonces, no ha tenido ni una hora

de liberación sindical ni ha faltado un día a su puesto de trabajo. Ha recorrido

ocho institutos, muchos en la periferia de la Comunidad madrileña, siempre

cursos completos. Ha estado nueve años en Fuenlabrada y ahora lleva dos en

Vallecas, cosa que dice que le alegra: “Por el dinamismo del barrio —ya el

curso pasado empezamos la lucha contra los recortes con las camisetas

verdes bajo el lema de ‘Vallecas no se calla’— y porque de alguna manera es

cerrar un círculo. Viví y milité ahí contra el franquismo a principio de los

setenta”. Es puramente casual no haberle tratado en Ourense por entonces,

cuya Ciudad de los Muchachos —del recientemente fallecido Jesús Silva—

frecuentábamos algunos, donde él había encontrado refugio frente a la

persecución policial.

Te ofrecieron cosas, pero quisiste ser profesor…

Aquella es una etapa pasada, que a veces me parece muy lejana. Por

carácter, vivo el presente con mucha intensidad y la enseñanza es un oficio

que se presta a ello. En estos últimos años, siempre he mantenido un fuerte

compromiso con la educación pública, con los compañeros, con el alumnado y

sus familias. Cuando escribo lo que opino, lo hago como “profesor de

Secundaria”, ni más ni menos. No soy más que un afiliado de base a CCOO, no

pertenezco a su dirección ni a Junta de Personal alguna.

¿Servirán para algo las protestas de la marea verde? ¿Qué recorrido

les ves?

Después de tantos días de huelga y muchos más de conflicto desde inicios del

curso, con manifestaciones de hasta 70.000 y 100.000 personas y una gran

creatividad de las movilizaciones (encierros en los centros, resistencia a los

horarios, PGA, etc.) que ha teñido de verde Madrid estos meses, destacaría

149

Page 150: Joaquim Dodero Curtani

como lo más importante la toma de conciencia sobre el ataque estratégico y

planificado a la educación pública y la determinación para defenderla.

También se ha expresado la dignidad del profesorado.

La movilización es un camino que continuar, con mucha unidad y apoyo de

toda la comunidad educativa para expresar su dimensión de conflicto social.

Fomentando más la imaginación para que no se fracture el colectivo por el

coste de las huelgas. En todo el Estado, incorporando en mayor grado a

Infantil y Primaria. Y sumando a la Universidad, golpeada por la política de

Bolonia, la Estrategia 2015 y el recorte de fondos, lo que acelera su proceso

de privatización. Concertándose con otros sectores públicos y de trabajadores.

En cualquier caso, hay algo muy claro: hemos hecho lo que teníamos que

hacer, porque cuando se recibe una agresión, cuando se pierde la esperanza,

quedan los principios y uno de ellos es defender la escuela pública de tod@s y

para tod@s. Es el eje vertebrador de un sistema educativo con carácter

universal y que asegure la equidad mediante la obligatoriedad y gratuidad. Su

función compensatoria de dar más a quien menos tiene es fundamental para

luchar contra un fracaso escolar que afecta a los hijos de las clases más

desfavorecidas.

No parece que los sindicatos hayan estado finos en las protestas de

comienzo de curso…

La movilización ha pivotado sobre varios centros de gravedad: los sindicatos,

el movimiento del profesorado desde los centros, las zonas y las plataformas

en defensa de la escuela pública. Los sindicatos de enseñanza han

participado, incluidos los corporativos que han convocado varias de las

huelgas, lo que hace que el conflicto sea de todo el profesorado y no solo del

sector progresista: no podían hacer otra cosa, teniendo en cuenta la dureza

de la agresión.

Ha cabreado la anticipación de anuncios de huelga antes de que tomasen la

decisión las asambleas y el no respeto escrupuloso a los acuerdos. Y eso es un

error que no lo justifica la servidumbre de la unidad intersindical. La

responsabilidad de todos ha logrado reconducir las cosas y evitar que se

rompiera la unidad del colectivo, lo que hubiera conducido a la derrota del

movimiento: Vallecas ha jugado un papel decisivo en ello.

A veces no somos conscientes de lo que hacemos. Me comentaban hace poco

que en Sidney estaban muy interesados en la marea verde por su creatividad

y voluntad de resistencia. En este mundo globalizado se necesitan referentes,

como también lo han sido el 15-M o la lucha en Chile por una educación

pública gratuita.

150

Page 151: Joaquim Dodero Curtani

¿Por qué a las movilizaciones de la comunidad educativa las han

calificado de “políticas”, como si fueran ilegales?

Creo que la Consejería cometió, ya antes de diciembre, un error de cálculo.

Pensaban que, con el apoyo de los medios de desinformación masiva a su

servicio y la propina del complemento a tutores, TIC y jefes de departamento,

iban a machacar al profesorado utilizando demagógicamente la jornada

lectiva. Cuando vieron que se quedaban sin argumentos, recurrieron a la

manipulación, la negación de la verdad y las presiones, como reflejo de su

nerviosismo.

Calificar la movilización de “política” —también han querido hacerlo con la

huelga general— mostraba afán por desprestigiar la lucha de la comunidad

educativa. Está claro que es una lucha contra la decisión “política” del

Gobierno madrileño de reventar la educación pública para fortalecer la

privada. También, que defender un modelo público de excelencia para todos

—como hace la marea verde—, es una apuesta “política” en el sentido más

noble del término: la participación de la ciudadanía para mejorar la sociedad.

Y entendiendo la excelencia no como segregación, sino como modelo de

potenciación: para sacar lo mejor de todos y cada uno de los alumnos.

¿Y que hayan llamado vagos a los profesores?

Cuando Aguirre afirmó que solo trabajábamos veinte horas nos estaba

insultando en la cara. ¿Dónde queda el respeto al profesorado y a su

autoridad? Que tuviera que rectificar —dada la soberbia del personaje—,

muestra que fuimos capaces de explicar a la opinión pública la dureza del

oficio de maestro, figura clave en el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Pero más allá de las descalificaciones, lo más grave son las consecuencias: la

reducción del cupo de profesores, el maltrato proferido al profesorado y el

ensanchamiento de los horarios lectivos. Ello ha causado otras víctimas, como

son proyectos de convivencia de muchos centros, equipos de mediación, el

EFQM y muchas extraescolares por imposibilidad de hacer guardias.

¿Qué ha sucedido para que la educación pública esté tan mal

defendida por las autoridades públicas?

La falta de valentía política, por un lado, y la concepción clasista neoliberal,

por otro. Los que dicen defenderla, en su momento abrieron la caja de los

truenos e inventaron los conciertos: creando una doble red —que es un

germen de desigualdad— se perdió la oportunidad de homologarnos con el

modelo de la mayoría de los grandes países europeos. Los últimos ocho años

de Gobierno del PSOE han sido infructuosos en el necesario blindaje y

151

Page 152: Joaquim Dodero Curtani

fortalecimiento de la educación pública.

Luego vinieron los de la piqueta neoliberal atacando al servicio educativo

público. Ahí lleva situado el Gobierno de Esperanza Aguirre desde hace años,

privatizando la Educación Infantil, desmantelando la formación de profesores,

con ataques a los equipos de Orientación, Escuelas de Adultos, de Idiomas,

Aulas de Enlace, etc.

Son malos tiempos cuando hay que luchar por lo obvio. Pero hay un elemento

muy positivo: la participación del profesorado y de una buena parte de la

comunidad educativa. A veces, en tiempos de crisis aparecen nuevas ideas,

se crean nuevos modelos y se refuerza la solidaridad.

¿Volvemos a antes de los setenta?

La educación pública es un concepto históricamente reciente y puede ser

frágil, como demuestran los ataques que recibe. Antes, la educación era un

privilegio del poder político, económico y religioso. Ahora, es un derecho

humano reconocido en el artículo 26 de la Declaración Universal. En España,

se recoge en el artículo 27 de la Constitución. No deberíamos volver a una

situación preconstitucional, con un alto peso de la privada y una pública para

sectores desfavorecidos.

Los recortes que viene padeciendo la educación aumentan con los

presupuestos de 2012. ¿Cómo quedará el sistema después de esta

dieta?

Irreconocible por el brutal hachazo en los nuevos PGE y la presión sobre las

comunidades autónomas para reducir el déficit a través de las grandes

partidas sociales. La partida que gestionará Wert se recortará —de media— en

un 21,2%: veremos cómo traduce su déficit particular cada comunidad. Lo que

pretenden los neoliberales es lo que Harvey llama “acumulación por

desposesión”, es decir, la estrategia de deteriorar primero, para privatizar

después lo que es de todos los ciudadanos. Para ello, tienen que degradar lo

público para vaciar las aulas de alumnado. El profesorado y la ciudadanía

tienen que ser conscientes de esto para movilizarse en contra: la enseñanza

pública se defiende con la lucha y con la calidad. En la calle y de manera más

callada —menos espectacular—; más a medio y largo plazo, pero más

estratégica.

¿A qué te refieres?

La calidad de la educación pública exige mayor compromiso de la comunidad

educativa con sus centros. Es evidente que la responsabilidad del ataque

152

Page 153: Joaquim Dodero Curtani

parte de las políticas neoliberales. Pero no todos los profesionales de la

educación hacemos siempre lo suficiente para defenderla, aunque la mayoría

del profesorado lo tiene claro. Ya que vienen a por la educación pública,

deberíamos convertir todo centro educativo en un proyecto de alta calidad, de

innovación pedagógica y didáctica; en un modelo de convivencia y

participación democrática de toda la comunidad. Con la máxima exigencia en

el cumplimiento de programaciones, objetivos, resultados académicos

positivos y formación continua, aunque sea por cuenta propia. Con

cooperación entre el profesorado y con las familias, con intercambio de

buenas prácticas y abriendo los centros al exterior. Haciendo de las tutorías

un instrumento clave, porque no hay educación de calidad sin buen trabajo

tutorial. Recuperando los Movimientos de Renovación Pedagógica y

desarrollando campañas de escolarización a favor de los centros públicos: ser

defensores de lo público también significa ser sus usuarios y dar ejemplo de

coherencia personal y de confianza en el sistema. Participando en los órganos

colegiados y en equipos directivos competentes, democráticos,

comprometidos con lo público y no sumisos a la Administración.

Si los partidarios de que mejore el sistema educativo público tienen

razón, ¿cómo se explica la mayoría absoluta del 20-N?

La educación no ha sido un factor decisivo en el voto del 20-N. En el debate

entre los candidatos apenas se abordó, aunque había movilizaciones en varias

comunidades. Influyó más la crisis, el hartazgo con el Gobierno anterior, y las

vagas promesas y bobas metáforas, como “la luz al final del túnel” de Rajoy,

que se está convirtiendo para todos —incluidos sus votantes— en un tren que

viene contra nosotros. Por otra parte, las mayorías absolutas son engañosas.

En el caso del PP, apenas representa el 30% del electorado, resultado

adornado con una ley electoral que, además de injusta, supone un auténtico

fraude. En Madrid, el PP ha perdido más de 30.000 votos —en su momento

electoral más dulce— respecto a las generales de 2008 que perdieron. Es

evidente que no les ha salido gratis la agresión a la educación y su

intransigencia de no negociar. Confirman este análisis las recientes elecciones

de Andalucía y Asturias, y el multitudinario seguimiento de la huelga del 29 de

marzo: la reforma laboral, la subida de impuestos y la falta de soluciones

reales a la crisis han desgastado al PP. En absoluto se puede afirmar que

tengan amortizado esto. Y mucho menos si las movilizaciones tienen

continuidad, son masivas, pacíficas y decididas: la política antisocial que están

llevando a cabo ya les está pasando factura con apenas 100 días de gobierno

después del 20-N.

¿Qué te parece la huelga del 29-M?

Nunca hubo una agresión tan grande a los derechos laborales. Busca un gran

153

Page 154: Joaquim Dodero Curtani

recorte de salarios y deteriorar las condiciones de trabajo, a través de la

inseguridad y el miedo al poder empresarial. Apunta a un modelo propio de un

país en vías de desarrollo, que basa su competitividad en bajos salarios, un

débil Estado de Bienestar, un derecho del trabajo inexistente. Para que las

empresas ganen dinero sin modernizarse, mientras los demás somos más

pobres. Si añadimos los brutales recortes presupuestarios para 2012 —que

deprimirán la economía y desmantelarán servicios públicos—, va a ser la

reforma laboral de los 6 millones de parados y propiciará un exilio laboral de

la generación de jóvenes más formada de nuestra historia.

La huelga general ha sido en defensa propia, importante por su seguimiento y

su necesidad para que los sindicatos recuperaran la confianza de los

trabajadores, exigiendo respeto a Gobierno y patronal. El mensaje de la gente

a los sindicatos es que no se resignan, que la lucha debe continuar y que si el

Gobierno no rectifica, el 29-M solo debe ser el principio. Creo que hay que

dejar el pesimismo para mejores tiempos y eso solo se consigue luchando.

¿No ha sido abusiva la utilización de la palabra “normalidad” para

referirse al 29-M?

Tienes razón en la falta de imaginación y de recursos expresivos: cada uno

habla de una cosa. Cuando la CEOE habla de volver a “la normalidad”, se

refiere a que nos callemos de una vez; cuando lo hace el Gobierno la asocia a

que no ha pasado nada. Pero la única “normalidad” ha ido el ejercicio de los

derechos constitucionales de huelga y manifestación por millones de personas

de forma masiva y pacífica.

Lo que “no es normal” es que el Gobierno actúe contra la mayoría social, no

negocie nada con los sindicatos, permita las amenazas empresariales contra

el derecho de huelga, mienta patéticamente para negar la realidad o llene las

calles de policías —incluso a caballo— en imágenes que recordaban al

franquismo.

¿Qué opinas de los planes del nuevo ministro de Educación?

Wert no trae buenas intenciones para la escuela pública. Parece disparatado

su proyecto del nuevo Bachillerato, que supondría la segregación anticipada

del alumnado, la extensión de los conciertos en ese tramo y una argucia para

reducir estadísticamente el fracaso escolar.

La mayoría absoluta del PP —con el apoyo de tres de cada diez electores—, le

puede generar un espejismo político que intente aprovechar para modificar la

LOE. Sería un error otra nueva ley educativa para debilitar la pública, basada

en su retórica habitual de “libertad de elección”, “excelencia”, “esfuerzo”… En

154

Page 155: Joaquim Dodero Curtani

política, muchas veces el sentido común es el menos común de los sentidos.

En cualquier caso, en tiempos oscuros debe ser infinita nuestra determinación

de resistencia frente a los retrocesos históricos.

Ha entrado como elefante en cacharrería y parece que el papel le gusta. Pero

lo cierto es que no parece que tenga mucho conocimiento de la educación y,

en vez de empezar a estudiar y a asesorarse, ha actuado de busto parlante y

no como ministro serio y competente. Es un buen representante de esa

derecha frívola que abusa de las ocurrencias; seguramente negociará poco

por inseguridad y puede ocasionar importantes desaguisados. Se agradecen

sus silencios.

Si la enseñanza pública se está ciñendo cada vez más a un papel

subsidiario, ¿avanzamos hacia una mayor armonía social

interclasista?

Evidentemente no. Todo tiene coherencia, el modelo educativo afecta al

modelo social y político: la cohesión social y la calidad de la democracia

tienen que ver con la formación, la información y el sentido crítico de la

ciudadanía. Sin escuela pública no se construye una sociedad solidaria y

cooperativa; se suprime el ascensor social y aumentan las desigualdades

sociales. Para su modelo de mercado de trabajo y de sociedad les basta con

un modelo educativo mediocre por clasista: de excelencia para unos pocos y

con muchos trabajadores precarios, mal pagados. Están utilizando la crisis y el

golpe de Estado financiero para acabar con nuestros sueños.

Por último, en esta etapa de carencias, ¿qué racionalización crees

que debe hacerse a todo el sistema educativo, no solo al público?

A pesar de la crisis, estoy con las recomendaciones que hacía el anterior

Consejo Escolar de Estado: incrementar la inversión educativa (no

considerarla un gasto) y elaborar una Ley de Financiación; si no invertimos

hoy en escuelas, gastaremos mañana más en subsidios de paro, en cárceles y

en otros conceptos. También pasaría por reforzar la pública y la educación

inclusiva como eje vertebrador de todo el sistema para conseguir una

sociedad democrática y cohesionada. Asegurar el imperio de los derechos

humanos y de la ciencia en la escuela: es decir, la laicidad. Un Estatuto

Docente que refuerce el reconocimiento del profesorado y un nuevo sistema

de acceso y de prácticas más equilibrado y eficiente. La potenciación de la

Formación Profesional prestigiándola con una oferta suficiente, con el objetivo

de formar buenos profesionales para empleos de calidad y no simple mano de

obra barata. Una nueva normativa que obligue a la democratización de los

centros concertados y a una escolarización equilibrada, en tanto haya dos

redes, aunque hay que cuestionar la existencia de la doble red sostenida con

155

Page 156: Joaquim Dodero Curtani

fondos públicos porque cristaliza la desigualdad de oportunidades.

[Fuente: revista Escuela, n.º 3.940, pp. 28-29]

12/4/2012

156

Page 157: Joaquim Dodero Curtani

Foro de webs

Jornal Pessoal

www.jornalpessoal.com.br

Jornal Pessoal es una revista quincenal alternativa distribuida desde 1987 en

la ciudad de Belém do Pará (Brasil), la más importante de la Amazonia.

Sobrevive exclusivamente de los ingresos por venta al público y de

donaciones de sus lectores, y su autor es el periodista y sociólogo Lúcio Flávio

Pinto. Su objeto es denunciar informadamente la expoliación que padece esta

importante región del planeta, como consecuencia fundamentalmente de los

desmanes de hidroeléctricas y de poseedores ilegítimos de inmensas zonas

forestales para el negocio internacional de la emisión de gases de efecto

invernadero, así como de la connivencia política y judicial al respecto, como

prueban los 33 procesos judiciales y las amenazas de todo tipo que el

periodista ha debido afrontar hasta el momento.

En esta web pueden hallarse los doce últimos números, aunque el histórico de

la revista es consultable en el sitio web de la Universidad de Florida:

http://www.ufdc.ufl.edu/AA00005008/00338/2j

1/5/2012

Interludium

Reflexões anticapitalistas

http://interludium.com.br/

Revista brasileña de inspiración marxiana promovida por el economista Vito

Letízia, que pretende inspirar a —y constituir un canal de encuentro para—

157

Page 158: Joaquim Dodero Curtani

movimientos sociales que resisten o se movilizan contra el capitalismo

extermicida en sus diversas formas (ecológica, militar, social).

Muy atenta a la crisis mundial, Interludium tiene vínculos con revistas

(Actuel Marx) y movimientos (Occupy Wall Street) que nos son afines, y

sobre todo ofrece al lector de lengua hispana la oportunidad de conocer la

percepción de las cosas que nos preocupan que se tiene desde un país de la

importancia de Brasil.

5/2012

Climate and Capitalism

http://climateandcapitalism.com

Climate & Capitalism es una revista online que versa sobre el capitalismo, el

cambio climático y la alternativa ecosocialista. Tiene tres objetivos

principales:

Ofrecer noticias y análisis para informar, educar y desarrollar a la

izquierda verde;

Contribuir a construir un movimiento internacional contra la

destrucción capitalista del medio ambiente y a favor del

ecosocialismo;

Fomentar y facilitar la colaboración y el intercambio de puntos de vista

entre los activistas socialistas y ecologistas.

En febrero de 2012 anunciamos una alianza con la principal revista socialista

independiente del mundo, Monthly Review. Mantenemos la independencia

desde el punto de vista editorial —Monthly Review no se responsabiliza de

nuestros contenidos y viceversa—, pero compartimos recursos técnicos y

estamos buscando la manera de incrementar nuestra colaboración tanto

técnica como política.

1/5/2012

Revista "Critica Marxista"

158

Page 159: Joaquim Dodero Curtani

http://www.criticamarxista.net/index.html

Critica Marxista es una revista político-cultural italiana que se refundó en 1992

después de que su antiguo propietario, el entonces Partido Democrático de

Izquierda (ex Partido Comunista Italiano), decidiera cerrarla tras haber sido

una de las más prestigiosas de la izquierda europea. Dirigida por Aldo

Tortorella y Aldo Zanardo, Critica Marxista se propone ofrecer un espacio para

los análisis y las aportaciones teóricas dirigidas a potenciar el pensamiento y

la acción de la izquierda.

20/4/2012

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