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AlgernonBlackwood (Kent, 1869-1951) pertenece, al igual queM.R. James, E.F.Benson,LordDunsany,MachenoHodgson,alaestirpequefraguóenelcambiodelsiglo XIX al XX las bases del relato de fantasmas y la ficción extrañacontemporáneas, haciendo evolucionar los viejos espectros vengativos yensangrentadosdelatradicióngóticahacialosmodernosectoplasmasypoltergeist.

Amante de la Naturaleza salvaje y los mitos clásicos, Blackwood acabaráconvirtiéndoseenunautorpopularyunaestrelladelaradio,medioqueutilizóparadivulgarsusideasyrelatosfantásticos.DesdejovenBlackwoodsintióunapoderosaatraccióneinterésporlamísticaoriental,hinduismoybudismo,yporelespiritismo.Escritor,periodista,viajero,deportistayaventurero,seafilióalosveintiúnañosalacélebresociedadocultistadelaGoldenDawn.Publicórelatosfantásticosendiversasrevistas,historiasque reuniómás tardeen libros comoThe emptyhouseandotherghoststories(1906),oelpresentevolumen,JohnSilence,investigadordelooculto(1908),conelqueadquirióunagranpopularidad.

Emparentado conotrosdetectivesde looculto, comoMartinHesseliusdeLeFanu,VanHelsingdeStokeroCarnackideHodgson,JohnSilenceposeegenuinospoderespsíquicosquelepermitenmoverseenelplanoastralocomunicarsetelepáticamentecon sus clientes, así como algunas características del inmortal Sherlock Holmes.Incluye la presente edición una obra maestra del relato fantástico: «Antiguasbrujerías»,tambiénotrasdestacadashistoriasdelgénerocomo«Cultosecreto»,«Lanémesisdelfuego»o«Elcampamentodelperro».LacapacidaddeBlackwoodparadescribir poéticas ensoñaciones fantásticas, escenarios naturales que se tornansutilmente en sobrenaturales, mantiene al lector absorto, hipnotizado e inclusoabducido hacia el interior de una vorágine de sueños, deseos y vidas pasadasenormementecautivadora.

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AlgernonBlackwood

JohnSilence,investigadordelooculto

Valdemar:Gótica-46

ePubr1.7Titivillus24.11.2018

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Títulooriginal:JohnSilence,investigadordeloocultoAlgernonBlackwood,2002Traducción:JavierSánchezGarcía-Gutiérrez&FranciscoTorresOliver&SantiagoGarcíaRetoquedecubierta:HarishkaEditordigital:TitivillusePubbaser2.0

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Prólogo

SilenceisGolden.AlgernonBlackwood,JohnSilenceylarealidadoculta

«…permítameañadirquetodavíanomeheencontradoconunproblemaquenoseanatural,yquenotengaunaexplicaciónnatural.Essólounacuestióndecuántoconoceuno…ycuántoestádispuesto

aaceptar».

AlgernonBlackwood,Lanémesisdefuego.

I

Dos grandes maestros de la literatura de lo extraño, M. R. James y H. P.Lovecraft, semostraronsiempreextremadamentecautelososacercadel recursoa loesotérico y a la Ciencias Ocultas en la praxis del cuento de horror. Auténticosingenieros del relato de fantasmas en la estela de Poe, un exceso de explicacionesracionales (o seudo-racionalistas, si se prefiere), de terminología paranormal yparafernaliaocultista,lesparecíacontraproducente,algoquedesterrabaelmisterioylaambigüedadfundamentalesparalacreacióndeunaefectivaatmósferaominosayterrorífica, lastrando la acción de la historia con innecesaria verborrea experta, amenudo críptica y antiestética. Unas pinceladas de esoterismo podían ser justas ynecesarias, aportando cierta dosis de verosimilitud a la más descabellada fantasía,pero un abuso de lasmismas acabaría por tener elmismo efecto que un pintor debrochagordaqueintentaplasmarunaminiaturayloemborronatodogroseramente.Entérminosgenerales,tiendoaestarperfectamentedeacuerdoconestapostura,yamenudopuedeapreciarsequealgunosescritoresdelgénerocomoDennisWheatley,SeaburyQuinnoSaxRohmer,pornohablardeotrosquecomoMadameBlavatskyoAleisterCrowleyprocedíandirectamentedelmedioocultistaperotambiéncultivaronla ficción fantástica, dañan su ritmo narrativo y poder terrorífico con digresiones

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menos quemás justificadas, llenas de retruécanos y lugares comunes esotéricos, avecesabundandoinclusoenmolestoserroresdebultoqueen lugardebeneficiarelrealismo de la narración despiertan la desconfianza y el rechazo del lectormínimamenteconocedordelamateria.

Pero siempre hay una excepción a la regla –seguramente hasta habrá unaexcepción a esta regla excepcional–, y en este caso, pese a la opinión ligeramentereprobatoriadeLovecraft(quienporotroladotambiéndeclarasuadmiraciónporlamayoríadesusobrasenlaspáginasquelededicaensuconocidoensayoElhorrorsobrenaturalenlaliteratura),tieneunnombrepropio:AlgernonBlackwood

II

Justamente considerado uno de los grandes del relato fantástico y de terrormoderno anglosajón, Algernon Henry Blackwood (1869-1951) pertenece a esaestirpebritánicaespecialmentesignificativayesencialmenteelegantequefraguóenelcambiodelsigloXIXalXXloselementosconstitutivosprincipalesdelcuentodefantasmasylaliteraturadeloextrañocontemporánea.CasialaparqueM.R.James,W.W.Jacobs,ArthurConanDoyle,HenryJames,E.F.Benson,WilliamF.HarveyoHugh Walpole, pero, muy especialmente, junto a lord Dunsany, Arthur Machen,Robert W. Chambers, M. P. Shiel y William Hope Hogson, Blackwood sentó lasbases de una narrativa fantástica y asustante que introducía la tradición góticavictoriana en elmeollode lamodernidad,dandoel pasodefinitivoentre losviejosespectros vengativos y ensangrentados, con aires de melodrama isabelino, y losectoplasmas, poltergeists y criaturas elementales o fenómenos extrañospertenecientesnoalaesferadelosobrenaturalensentidoestricto,sinomásbiendelometafísico,metapsíquicoyseudocientífico,procedentesdedimensionesonivelesde realidad invisibles para el ojo humano, pero no por ello menos reales y«naturales». Es, por tanto, uno de los principales artífices del cuento de terror«materialista»,enelsentidodequesusfantasmas,demoniososeresaparentementefantásticos no son en realidad sino criaturas o epifenómenos de otros órdenesdistintos de la creación, que al ser humano se le aparecen como manifestacionesdivinasoinfernales,debidoaladistanciafísica,espiritualymentalquenosseparadeellos,peroenverdadperfectamenteexplicableseinteligiblesensuspropiostérminosde realidad, cuando se tienen las claves adecuadas, los conocimientosdel Iniciado,quepermitenaccederprecisamenteaesasotras realidades superiores (o inferiores),queescapanalapercepcióndelhombrenormalycorriente.

Sin embargo, hayque tener sumo cuidado al emplear el término«materialista»respectoalaobranosólodeBlackwood,sinodelamayoríadesuscompañerosdeviajeyacitados.Nadapodríaestarmás lejosde lasensibilidaddelcreadordeJohn

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Silence que el materialismo. Imbuido de la atmósfera espiritual y mística de sutiempo, en abierta rebeldía contra el rampante triunfo del maquinismo propio delapogeo de la Revolución Industrial, Blackwood, como Machen, Yeats o Doyle,profesaunaauténticafeenlanaturalezatrascendentedelserhumano,yencuentraenlas ciencias modernas, en los sorprendentes avances de las matemáticas, elpsicoanálisis, la física cuántica, la microbiología y la astrofísica, o endescubrimientoseinvencionescomolatelefonía,laconfirmacióndequeesemundoespiritual que la religión ha intentado convertir en su patrimonio exclusivo,repartiéndolo a diestro y siniestro según sus oscuros designios e intereses, poco onadaespirituales,esunarealidadobjetivamásalládelavulgarexistenciacotidianaque nos rodea y oprime, a la que puede accederse con la apropiada actitud yevoluciónpsíquica,yquenoes tambiénsino lamísticay fabulosa realidad intuidapor los mitos clásicos y el folclore popular, las creencias mágicas, tradiciones yleyendasancestrales,elsustratouniversalqueseescondeentodareligiónoriginariay,endefinitiva,eseOtroMundoqueseencuentramásalládelfísicoymaterial,másalládelvelodemaya.

Unordensuperiorytrascendentealqueestamosdestinadosdeunauotraforma,yque imbuyee insuflaconsuhálito todo loqueexiste.Todas lasmanifestaciones,terribles o hermosas, malignas o maravillosas, que irrumpen en nuestro universo,rompiendobrutalosutilmenteeltejidodelarealidadcotidiana,provocandonuestrohorroryfascinación,amenudoinseparables,procedendeesedominiosuperior(odeotros inferiores igualmente inasibles),ysonprueba irrefutabledesuexistencia.Portanto, el materialismo de Blackwood lo es sólo en relación a la naturalezaprimitivamente religiosa e incluso supersticiosa del viejo cuento de fantasmas, quetodoloachacaaDiosyalDiablo,ademoniosoespectrosvengativos,maldicionesyhechizos, engaños y ficciones interesadas de la religiónorganizaday sus secuaces,mientras que el moderno Iniciado lo entiende y explica, a la luz aportada por larevolucióncientífica,entérminospropiosdelEspiritismo,laTeosofía,elestudiodelo paranormal, el panteísmo neopagano, la magia ritual entendida como CienciaOcultaylastradicionesmísticastantoorientalescomooccidentales.

AunqueAlgernonBlackwood,comoMachen,LordDunsany,ShieloChambers,está justamente considerado uno de los antecedentes directos deH. P.Lovecraft y,especialmente, de sus universalmente conocidos Mitos de Cthulhu, hay unadiferenciafundamentalconéste,queexplicatambiénelligerorechazodelMaestrodeProvidence hacia el estilo narrativo del primero: lo que para Lovecraft es sóloparafernalia ocultista que utilizar como artefacto técnico que aumente o dote demayor poder terrorífico a sus ficciones, y por demás casi siempre explicable entérminos,aquísí,estrictamentematerialesymaterialistas(losdiosesymonstruosdeH.P.L. son fundamentalmente criaturas alienígenas tan físicas comonosotros, pormás que sean inmensurables, indescriptibles, repulsivas y poderosas en un gradosuperlativo),esparaBlackwoodunaparteindisolubledelrelato,quefuncionacomo

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exposición ficcional pero sincera de sus ideas espirituales y metafísicas. Frente alnihilismo fatal y desesperanzado de Lovecraft, nuestro autor mantiene una actitudoptimistaúltima,inclusoanteloshorroresmássiniestrosylosmásarcanosterrores,defeenlaexistenciadeunprogresoespiritualconstanteyunequilibriocósmicoqueaunque poco o nada tiene que ver con las ideas religiosas ortodoxas delmás allá,ponedemanifiestolanecesariarealidaddeunordensuperior.

III

Nodebe chocarnosdemasiado la actitud abiertamente espiritual deBlackwood,que no sólo no le impide evocar literariamente los miedos más profundos y losterroresmássutilesyescalofriantes,sinoque,contraviniendolasconsejasdeM.R.J.yH.P.L.,lepermiteinusualmentedotarlosdeunmayorymáspoderososentidodelo siniestro, que atrapa al lector y le acompaña durante mucho tiempo una vezterminada la lectura de sus obras. Porque Algernon Blackwood fue un auténticoaventurerotantoenelplanomísticocomoenelfísico.Unviajeroquesevioentodomomentoenvueltoenuna intensabúsquedaespiritual, sinporelloperdernuncadevista un pragmático sentido común y un elegante sentido del humor sanamentebritánicos,queleconviertenenunadelasfigurasmássorprendentesyextrovertidasdeunpanoramahabitualmentepobladoporautoresmalditos,tortuososytorturados.Nacidoen laspostrimeríasdel sigloXIX,elcreadordeJohnSilence,amantede laNaturaleza salvaje y los mitos clásicos, del pasado legendario y las tradicionesancestrales, se convertirá también en autor de best-sellers, estrella de la radio einclusopionerodelatelevisión,quenodudóenutilizarpara,conlógicaimplacable,divulgarsusideasyrelatosfantásticos.

CriadoenShooter’sHill,unazonaantañopertenecientealcondadodeKentyhoyyapartedeLondres,supadre,unacomodadofuncionariodecorreos,eraunhombredeprofundosyexcesivamenterectossentimientosreligiosos,queintentóinculcarensuhijo,enviándolealcumplirlosquinceañosaestudiar,entre1885y1886,enunacomunidad protestante regentada por los Hermanos Moravos en el interior deAlemania, en Königsfeld, el recuerdo de cuya severidad y austera educación esprecisamente evocado con siniestra ambigüedad en su relato “Culto secreto”(incluidoenestaedición).Nocabedudadequeesteempeñopaternoenllevarporelrecto camino de la cristiandad al joven Blackwood influyó decisivamente… ensentidoinverso.Éstenotardóensentiruntempranointerésporlamísticaoriental,elhinduismoyelbudismo,asícomoporelEspiritismo,perosobretodoendesarrollarun profundo panteísmo neopagano, una adoración por la Naturaleza comoreceptáculo de una divinidad difusa y omnímoda, que, por supuesto, no carece deaspectos tan oscuros y pánicos como cautivantes, lo que reflejómagistralmente en

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joyasdelrelatomacabrocomoLossauces,Lobocorredor,ElWendigo,Elhombrealqueamabanlosárboleso,dentrodelaseriedeSilence,“Elcampamentodelperro”.

Segúnconfesiónpropia,alosveintiúnaños,Blackwooderaunaespeciedevirgendisfuncional:nohabíatocadoelalcoholnieltabaco,pisadounteatroolascarreras,losbillareso jugadoa lascartas.Aunqueno lodice,seadivinaque tampocohabíaconocido mujer. Todo eso iba a cambiar cuando en 1890 decidiera abandonarInglaterra para instalarse en Canadá, donde se convirtió en granjero, cazador y,finalmente, llegóa regentarunhotel, arruinándosevariasvecesenelproceso,perocayendo rendido ante las inmensidades del frondoso paisaje canadiense, que leserviríadeescenarioparamuchasdesushistorias.Despuésdesuexperienciaen lavida salvaje, el traslado a Nueva York, donde malvivió residiendo en casas dehuéspedes, compartiendo cama, comiendopatatas fritas y panecillos empapados ensalsaparamatarelhambre,empeñandoydesempeñandosuabrigoparaaguantarelinviernoyteneralgunasmonedasalavez,leparecióuninfernalcontraste,y,comomás tarde Lovecraft y antes Machen, desarrolló un profundo desprecio por lasordidezyelmaterialismode lavidaen lasgrandesurbes.FinalmenteencontróuntrabajodereporteroenelNewYorkEveningSun,queleenseñóelladomássuciodela profesión periodística, pero que al menos, con sumagro sueldo de tres dólaressemanales,que redondeaba traduciendoobrasdel alemánydel francés, lepermitiósobreviviralgomásholgadamenteyasistiralasreunionesdelaSociedadTeosófica,frecuentando también librerías, bibliotecas y la compañía de otros periodistas yescritores,sibienéldistabamuchodeconsiderarsetodavíaasímismocomotal.

En 1899 retornó por fin a su Inglaterra natal, pero sólo para iniciar un largoperiodo de vagabundeo por Europa, viajando y practicando elmontañismo –comohiciera en otra escalaAleisterCrowley–, visitando Italia, Francia,España,Austria,losBalcanesySuecia.Losveranosde1900y1901losdedicóarecorrerelDanubio,experiencia que luego reflejaría en Los sauces, para recalar finalmente en Suiza,dondefijósuresidencia.Añosatrás,pocoantesdesupartida,sehabíaconvertidoenmiembrodeunade lasramasde laoriginalGoldenDawn, lamáscélebresociedadmágica y ocultista británica del periodo, al igual que hicieran otros literatos comoYeats, laamigadeéste,MaudGonne,elastrónomoyautordehistoriasdebrujeríaBrodie-Innes, a su vez buen amigo de Stoker, y el galés ArthurMachen, quizá elescritordeficciónfantásticaconelqueguardamássimilitudesenmuchosaspectos,tantoliterarioscomovitales.

FueduranteunadesusbrevesestanciasenInglaterracuando,porconsejodeunbuen amigo, Angus Hamilton, se decidió a enviar a una editorial el fruto de susesfuerzoscomonarrador.Elresultadofuelapublicacióndeunprimerlibroderelatos,TheEmptyHouseandOtherGhostStories(1906),alqueseguiríaTheListenerandOther Stories (1907), alcanzando finalmente un éxito notable y sorprendente conJohnSilence,PhysicianExtraordinary(1908),dondereuniólasaventurasdesumásconocida creación, el médico del alma e investigador del mundo psíquico John

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Silence.Apartirdeesemomentoyhastapocoantesdesufallecimiento,BlackwoodseconvirtióenprolíficoautornosóloderelatosdeficciónsobrenaturalpararevistascomoPearson’sMagazine,TheStrand,ThePallMallGazette,Lloyd’s,TheMorningPost,TheOccultyunlarguísimoetcéteraquellegahastalamismísimaWeirdTales,sino también de novelas místicas y esotéricas, de aires simbolistas, alquímicos,paganos y cabalistas, comoTheHumanChord (1910),TheCentaur (1911) o TheGardenofSurvival(1918),entreotras,librosinfantilescomoTheExtraDay (1915),SamboandSnitch(1927)oTheFruitStoners(1934),ademásdemultituddehistoriasrománticas, cuentos de crimen y misterio, un libro de memorias acerca de sujuventud, Episodes Before Thirty (1923), que no hace referencia alguna a susexperienciaspsíquicas,mágicasoparanormalestantoenlaGoldenDawncomoenelnomenoscélebreGhostClub,alquetambiénperteneciera,einclusoobrasteatralescomoTheStarlightExpress(1915),adaptaciónencolaboraciónconVioletPearndesunovelaAPrisionerinFairyland,de1913,cuyamúsicaincidentalseríacompuestani más ni menos que por James Elgar. Durante la Primera Guerra Mundial,Blackwood serviría primero en laCruzRoja, para pasarmás tarde a trabajar en elServicioSecretodirigiendounareddeagentesenSuizayFrancia,engrosandoasílalista de autores de ficción ocultista que han desempeñado alguna función en el nomenosocultomundodelespionaje,comoHannsHeinzEwers,DennisWheatleyoelpropioAleisterCrowley.

Peseaquelamayoríadeaficionadosyconocedoresdesuobra,incluyendoasubiógrafo Mike Ashley, coinciden en señalar que nunca volvería a alcanzar lasexcelencias literarias de sus primeros libros de relatos, entre los que destacaespecialmente este que reúne las aventuras de John Silence, lo cierto es que lapopularidaddeBlackwoodfuecreciendoconeltiempo,graciasespecialmenteaquesupo ganarse un nuevo público a través de la radio, convirtiéndose en narrador deaudio-dramasbasadosensuspropiosrelatosapartirde1934–algunodeellospuedeescucharsetodavíaenviejasgrabacionesquepululanporInternet,yresultarealmentecuriosoyhastaescalofrianteescucharlavozdelfantasmaradiofónicodeunodelosautoresdecuentosdefantasmasmásfamosos…–,y,despuésdesobreviviralLondresderruido por los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, en pionero de latelevisión,narrandosushistoriasenalgunodelosprimerosprogramasliterariosdelaBBC.Suúltimacolecciónderelatosfantásticosoriginales,TheDollandOneOther,fue publicada en 1949, mientras que sus memorias serían reeditadas con nuevaintroducción del autor y más ilustraciones en 1950. Un año después, Blackwoodfallecíacon82añosdeedad,trashabervividounaexistenciasindudaplena,ricayrepleta de experiencias, tanto normales como paranormales, tanto físicas comometafísicas,sindespreciarnuncasupertenenciaatodaslasesferasdelacreación.Lasqueestánanuestroalrededorylasquenosrodeaninvisibles,porarribayporabajo,entretejiéndose con el universo tangible sin que seamos capaces de percibirlas lamayor parte de las veces. Escritor, periodista, viajero, deportista, aventurero, fue

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tambiénungenuino investigadorde loOculto,casiprecisayexactamentecomosupersonaje más popular, alter ego reconocido del autor, y del que nos ocuparemosahora.

IV

PuedequeJohnSilencenoseaexactamenteelprimerdetectivedeloOculto,perosi sepermite aunviejo aficionadoal géneroque sabemáspor aficionadoqueporviejoexpresarlibrementesuopinión,eselmejor.Leprecede,desdeluego,laseminalfiguradelDr.MartinHesselius,afortunadacreacióndeJosephSheridanLeFanu,queinspiraratambiénasuvezelpersonajedelDr.AbrahamVanHelsing,lanémesisdelDráculadeBramStoker.Comoellos,Silenceesundoctor,unmédicodelespíritu,aquienmueven por demás ideales altruistas que poco o nada tienen que ver con eltrabajodeundetectiveprivadoonoderazón.Peroadiferenciadelamayoríadesuscolegas, la creación de Blackwood posee una peculiaridad que le es de ayudafundamentalpararesolversus«casos»:genuinospoderespsíquicos,quelepermitenmoverseavecesenelplanoastraldondeselibranlasbatallasporelalmadequienesacudenensubusca,asícomomanteneruncontactotelepáticooultrasensibleconsusclientes y con las fuerzas que les acosan. En este sentido, se parece más a unpersonajedelcómicmodernocomoelpsicodélicoDr.Extraño,recientementellevadoalapantalla(2016),queacolegasposteriorescomoCarnacki,elDuquedeRicheleauo Jules deGrandin, quienes aunque sabios conjuradores e Iniciados, carecen, o almenos no han desarrollado en lamismamedida, de las dotes psíquicas de nuestropersonaje.Sibien lógicamentedesprovistode laparafernaliayel exóticovestuariodel héroe de la Marvel –aunque no le son ajenos los secretos de poderososestupefacientesalteradoresdelaconcienciacomoelhachís(eldeentonces,claro)–,envariasdesusaventuras,como“Unainvasiónpsíquica”,“Lanémesisdefuego”y“Cultosecreto”,noresultadifícilimaginarleluchandoenelmedioastralenmediodetormentasdeenergíayvisionespsicodélicas.

Por cierto que Blackwood, que no se privó tampoco de escribir con ciertafrecuencia excelentes relatos de crimen ymisterio que darían a su vez para variasantologías,tambiénbasóalgunascaracterísticasdeSilenceenelinevitableSherlockdeConanDoyle,peropesealasapariencias,semeantojanmáslasdiferenciasquelas similitudes: nuestro médico del alma evidencia una mayor empatía con susclientes,quesonparaélverdaderasvíctimas,enfermosdesahuciadosporelrestodeposiblesmédicos y doctores, hasta el punto de que sólo les queda la esperanza deacudiraundoctordeloimposible,queelgenialdetectivedeDoyle.Aunqueavecessehaceacompañarporunservicialyentregadoayudante,Hubbard,quientambiénseocupa ocasionalmente de narrar sus aventuras, éste es un personaje errático, no

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siempre presente ni de gran importancia. De hecho, al contrario que en el canonestablecidoporelbinomioHolmes(héroenarrado)yWatson(ayudantenarrador)eimitadohastalasaciedad,losrelatosdeSilencevaríansuvoznarrativasegúnelcaso,estandounosenprimerapersona,otrosenterceraycombinandoenalgunosdistintasperspectivas,al incluirunanarracióndentrodeotra,comoen“Antiguasbrujerías”.Esposiblequeestaindecisiónporunauotravozeinclusoelsorprendentecambioderegistroqueofrecenavecesentresílossieterelatosdelcicloobedezcaalhechodeque,enprincipio,setratabadehistoriassobrenaturalesconpersonajesocasionalesydiferentes, a las que Blackwood decidió dotar de un mismo protagonista,unificándolasasíparasupublicaciónenunsolovolumen.

No podía haber tomado una decisión más acertada. Aunque algunas de lashistorias deSilence ya habían aparecido en revistas, su publicación en1908 enunsolo tomo, compuesto entonces por seis cuentos, le consagró de inmediato y parasiemprecomomaestrodelgénero,ganándoleincontablesseguidores,admiradoreseimitadores.¿QuéesloquehizoysiguehaciendodeJohnSilence,investigadordeloocultounlibrotanfascinanteeirrepetible?Bienmirado,SilencedistamuchodetenerlapersonalidadexuberanteydivertidadeJulesdeGrandin,eldetectiveocultistadeSeabury Quinn. Sus casos son menos espectaculares, en términos esotéricos yterroríficos,quelosprotagonizadosporCarnacki,elcazafantasmasdeWilliamHopeHodgson, y desde luego resultan mucho menos trepidantes y exóticos que lasaventuras del Richeleau de Dennis Wheatley o las desquiciadas y deliciosamenteabsurdas hazañas delHarryDickson de JeanRay, por no hablar de los personajespergeñados por otros autores comoSaxRohmer,ManlyWadeWellman,RobertE.Howardyun largoetcétera, entre el gótico eduardianoy la explosióndelpulp. Larespuestaes,enrealidad,muysencilla:laexquisitaplumadesuautor,sucapacidadpara describir poéticas ensoñaciones fantásticas, para crear atmósferas de amenazaquese fundenyconfundenconunagudosentidode lamaravilla inextricablementeentretejidoconlarealidad,supreciosismoenabsolutocarganteogratuitoalconstruircon prosa evocadora a la vez que precisa escenarios naturales que se tornansutilmente en sobrenaturales, penetrando al tiempo en la psicología delmiedo y laextrañezadesuspersonajes,cuyospasossepierdenentredimensiones,atravesandoimperceptiblemente los abismos del tiempo y del espacio, moviéndose entre unarealidadsoñadaylaensoñacióndenuestrarealidad.

EnlasaventurasdeJohnSilence,sindudaunadelascumbresdelaliteraturadeBlackwood en particular y del género fantástico en general, no importan tanto losingeniososargumentosyenigmas,avecesnomuydifícilesderesolverporpartedellector,nilapersonalidadsobriamentealtruistayuntantocargantedesuprotagonista,como el sentido delicadamente sensual y esteticista de la descripción del que hacegala su autor. Fanático de la Naturaleza, que conocía y sentía íntimamente conmatices, como ya se ha señalado, panteístas y paganos, Blackwood es capaz deinsuflarensuspaisajesagrestesyboscososunafrondosidadnetamenteliterariaque

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losponecasidelantedelosojosinternosdellector,invitándoleasumergirseenelloshasta perderse y terminar rodeado de una naturaleza viviente, bullente también deotra vida espiritual y mágica, secreta, amenazadora y fascinante al tiempo, comoocurreen“Lanémesisdefuego”,“Cultosecreto”o“Elcampamentodelperro”.Perolomismopuededecirsedesusdescripcionesurbanasy,sobretodo,desuevocacióndeviejasciudadesperdidasenlanomenosviejaEuropa,consusmisteriosascallesycallejas,suscatedralesyedificiosseculares,poseídosasuvezporunavidainteriorsecreta y desconocida, preñada de presagios ominosos pero encantadoramentesiniestros a la vez. Por eso elmejor relato de John Silence, y uno de losmejoresrelatos fantásticosde todos los tiempos,“Antiguasbrujerías”,apenasnecesitade laparticipacióndesusupuestohéroe,quienactúaaquítansólocomooyenteyexégetade la extraña aventura de su apocado protagonista real. Obra maestra del terrorancestral,brujerilyfolk,deprosasinuosamentefelina,puedeleerseunaymilvecessaboreandoconcadaunadeellasunnuevoydistintomatizdeloonírico,fantásticoeinquietante, dejándonos engatusar por el autor y sus poderes de evocaciónmágica,cayendo bajo el hechizo de su ciudadela medieval poblada de peligrosos perofascinantesespectrosysombrasdelpasado.Historiadeamorfouyfemmefatalealaqueunogustaríasucumbir,sumodeloyestructuranarrativostienenalgotambiéndeinusualmentemoderno,casikafkiano,quelaemparentadefinitivamenteconjoyasdelmismo aroma como la películaEl hombre demimbre (TheWickerMan, 1973) deRobinHardy–adaptacióndeestaestupendanovela-,oladeliciosaserieinfantilparaniñosrarosLoschicosdeStone(ChildrenoftheStones,1977).Sóloporestecuentoya habría pasado merecidamente Blackwood a los anales de la mejor literaturafantásticaymacabradetodoslostiempos.

¿De dónde surge este poder onírico de la mejor prosa de Blackwood? ¿Estacapacidadevocativaquemeatrevoallamarmágicaensentidoliteral,quecaracterizalosmayoreslogrosdelaseriedeJohnSilence?Pues,contraviniendodefinitivamentelasadvertenciasdeM.R. JamesyLovecraft,de laprofundaconvicciónocultistaymística de su autor, emparejada, claro está, con su talento literario y habilidadnarrativa.TalycomoseñalaraunareseñadelareedicióndeJohnSilence.PhysicianExtraordinaryen1914,queincluíayaelséptimoysorprendenterelato“Unavíctimadel espacio superior”, escrito para la ocasión, «Algernon Blackwood es el primerescritorqueavalaefectivamenteelrenacimientodelamaravillaalaluzdelacienciamoderna.EscribesobreOcultismoentérminosdepsicologíadelsigloXX.Suhéroe,JohnSilence,esunSherlockHolmesdelalma,cazandoyabatiendolosfantasmasdelaobsesiónprenatal.YJohnSilence,segúneltestimoniodeotroslibrosdesuautor,eselpropioAlgernonBlackwood.ElconocimientosecretodelosRosacrucesenlasyemasdesusdedos»(CurrentOpinion,1914).

Enefecto,lamayoríadeargumentosy,sobretodo,descripcionesquefiguranensusrelatos, tienenunoovariosrasgosautobiográficos,seinspiranenalgunadesusmuchas aventuras y experiencias personales, a las que añade después el elemento

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fantásticodemaneratanprogresivaynatural,queésteseinscribeperfectamenteenlocotidiano, haciendo tambalearse nuestra percepción del mundo a gusto del autor.Espiritualizándolo elegante y sutilmente, poblándolo de sombras amenazadoras ygrietasentredimensiones,hastaconseguirquecreamosenloimposibleyveamosloinvisible.Comoyaseñalamos,“Cultosecreto”evoca(conunavenganza)elcolegiodelosHermanosMoravosenelinteriordelaSelvaNegra,alqueBlackwoodfueraenviado por su padre y donde pasó casi dos años en su adolescencia; “Antiguasbrujerías”seinspiraenlaciudadfrancesadeLaon,consucatedraldeorejasgatunas,descubierta casualmente por el autor y sus compañeros de viaje al abandonarinopinadamenteuntrenabarrotadoparaacabarpasandodosnochesenelpintorescoAubergedelaHureen,segúnelpropioautor,«unaatmósferainfestadadebrujas».Porsupuesto,“Elcampamentodelperro”evocaunaauténticaacampadaveraniegaenunadelassingulares islasdelBáltico,encompañíadeotroscincoexcursionistas…Éstassonlasexperienciasmaterialesdelasquepartenlosrelatos,pero,¿ylasotras?

V

Nunca quiso Algernon Blackwood referirse con detalle a sus experienciaspsíquicas o paranormales en sus escritos autobiográficos, entrevistas o artículos.SabemosporelhistoriadordelOcultismoIsraelRegardie,miembroélmismode laStellaMatutina,unadelassociedadesocultistasherederadelaHermeticOrderoftheGoldenDawninOuter,queseinicióenunadelasramasdeéstahacia1890másomenos(la fechaexactaesdifícildeprecisar), loqueconfirma tambiénelestudiosodel temaEllicHowe.SabemosquecomomiembrodelGhostClub, compuestoportoda suerte de intelectuales abiertamente interesados en el dominio de lo psíquico,investigó personalmente casas encantadas, poltergeists y otros fenómenosinexplicables.SabemosquedurantesuestanciaenNuevaYorkyposteriormentealolargo de su vida y viajes frecuentó la SociedadTeosófica, la SociedadRosacruz yotrasasociacionesmísticas,espiritualesyespíritas.Perotodaslasexperienciasrealesconlo«sobrenatural»quepudierahaberacumuladoduranteéstaextensayduraderarelaciónconelmundodeloOculto,prefirióvolcarlassiempreenformadeliteraturafantástica, haciendo que resulte muy difícil discernir dónde acaba la ficción yempiezalarealidad.O,almenos,algúntipoderealidad.

Noeséste,desde luego,el lugarapropiadoparaabordarundebateacercade laexistenciaobjetivaonodelmundo espiritual, deotras esferasodimensionesde laexistencia,ydelascriaturasofenómenosqueasociamosaéstas.TengolaimpresióndequeelpropioBlackwood,comocualquierartistasensiblealasposibilidadesdeloimposible,sesentíaamenudodivididoentreunciertoescepticismodesencantadoylaabierta necesidad de creer en un vislumbre, al menos, de lo ultramontano. Quizá

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obedeciendo a ese espíritu equívoco prefiriera por ello reflejar sus profundasinquietudes espirituales a través del menos comprometido formato de la ficciónocultista, donde (im)precisamente se dan cita las especulaciones esotéricas ymetafísicas con su realización puramente literaria, que a nada compromete endefinitiva. Sin embargo, su caso no es tampoco el de Machen, quien acabararepudiando a la Golden Dawn y denunciando con desprecio a sus vendedores dehumomísticoyelixiresmágicos,nimuchomenos,comoyasedijo,eldelferozmentematerialista Lovecraft. Todos sus relatos fantásticos y, muy especialmente, losprotagonizados por Silence, reflejan un profundo y respetuoso acercamiento a loOculto,que implica, comomínimo,una relaciónespecial conéste.Yseguramente,según creo, un contacto directo y personal con determinadas experiencias de lotrascendente y espiritual que, bien fueran objetivas o subjetivas, cargan deautenticidad, convicción y verosimilitud las manifestaciones y descripciones de losobrenaturalqueaparecenensuobra.

La exquisita descripción de la relación de los animales con lo invisible,especialmentedeperrosygatos,queocupalamayorymejorpartede“Unainvasiónpsíquica”, pero que también oficia como importante elemento de “Antiguasbrujerías”,“Elcampamentodelperro”yotroscuentosajenosaSilencecomoElvallede las bestias, sólo puede ser fruto de una aguda observación real y directa delfenómeno, enriquecida sin duda por la prosa del autor, pero producto también sindudadeexperimentosformalesconlaparticipacióndesujetosanimales(meatrevoaasegurar,conociendoelprofundoamordeBlackwoodporlaNaturaleza,que«ningúnanimalsufriódañoomaltratoalgunodurante laconfeccióndeestos relatos»,nosepreocupen). También la pormenorizada evocación de los efectos del consumo dehachís enestadopuroqueapareceenelmismo“Una invasiónpsíquica”, así comootras alusiones a sustancias alucinógenas que gotean golosas por varios de suscuentos,parecenmásquemeras referencias literarias, reflejodeexperiencias realesdelautorcondrogasalteradorasdelaconciencia.Seaonoasí,estoyconvencidodequeBlackwood«sentía»vivamentelapresenciadeloinvisibleasualrededor,comoalgomás que unmero subproductomental invocado voluntariamente en busca deinspiracióncreativa:«Paraescribirunrelatodefantasmas–confiesaenelprólogode1938aLacasavacía(Siruela,1989)–debosentirmeantes“espectral”,estadoquenopuedesuscitarseartificialmente».Reconozcoqueestaconvicciónacercade laexperimentacióndirectadeBlackwoodconotrauotrasrealidadesinvisibles,procededeunepisodiopersonalquemevoyapermitirreferirbrevemente,puessuponeenmiopiniónlaconfirmacióncasiabsolutadeloexpuesto,yesigualmentepertinenteparareconocercómoenelcasodenuestroautorsurelacióníntimaconloOcultoesfuenteprimordialdelpoderosoefectodesuficción.

Hallándomehacia2009ocomienzosde2010trabajandoenellibroLaBestiaenlapantalla.AleisterCrowleyyelcinefantástico,porencargodelaSemanadeCineFantásticoydeTerrordeSanSebastián,sumergidoportantohastaelcuellonosólo

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enlateoríaypraxisdelamagickcrowleyana, sinoen todoelambienteesotéricoyalucinado de su tiempo, contemporáneos y seguidores, ciertamadrugada en la quehabía permanecido trabajando intensamente hasta hora tardía, habiendo consumidoademásunacantidadquizáinapropiadadeunadelassustanciasalasqueeraadictoelpropioCrowley, trasacostarmeenmihabitación,ymientras tratabadeconciliarunsueñoquesenegabaaserprofundo,traduciéndosemásbieneninquietoduermevela,limbooníricoentrelavigiliadeldormitoriocompletamenteaoscurasyunapesadezsomnolientaquemearrastraba lentamente a la inconsciencia, tuve literalmenteunavisióndeloqueciertapartedemicerebroreconociócomounasuertedeseresinter-dimensionales,ajenosporcompletoalanaturalezahumana.Estofueloquevi:«…saliendo de aquelmar creciente de sombras, brotó una luz pálida y espectral quepaulatinamenteseextendióanuestroalrededor,ydesdeelcorazóndeaquellaluzvilas formasde fuegoapiñarse y reunirse.Yno eran formashumanas, ni formasdenada que reconociese como vivo en este mundo, sino perfiles de fuego que seasemejabanaglóbulos,triángulos,crucesyloscuerposluminososdevariasfigurasgeométricas. Se hicieron brillantes, palidecieron, y luego volvieron a hacersebrillantesconunefectocasidepalpitación».Estofue,repito,loqueviexactamente,sóloquequienlodescribeaquíes,claro,Hubbard,elfielayudantedeJohnSilence,enlaspáginasdelrelato“Lanémesisdefuego”.Esdecir,AlgernonBlackwood.

Por supuesto, soy muy consciente del abanico de argumentos perfectamenteracionalesquepueden esgrimirsepara explicar este episodio alucinatorio, productodelcansancio,elconsumodeestupefacientesylaobsesióncompulsivaporuntemadenaturalezafantásticayesotérica.Entreellas,unafavoritadetodoslostiemposesla de que se trataría simplemente de un recuerdo inconsciente reprimido de miprimeralecturadelrelatodeSilence,queafloraríarescatadopormialucinadocerebropara la ocasión, habiendoolvidado, por supuesto, suprocedencia.Lo cierto es quesoyincapazderecordarsihabía leídoonoentoncesestecuentoconcretodel libro,pero puestos a invocar racionalizaciones, me resulta más verosímil y, al menos,mucho más interesante, la mía propia. Tanto los personajes de Blackwood –y élmismo,posiblemente–comoyoaquellaextrañanoche,atravésdeuncanalabiertoennuestra psique por medios artificiales o por una especial sensibilidad de nuestraconciencia agudizada por éstos, entramos en contacto con formas arquetípicas,genuinos «elementales», procedentes de un inconsciente colectivo universal,alimentado por la existencia de una realidad objetiva y separada de nuestraexperiencia consciente por su propia naturaleza inhumana, carente de propósito,personalidad u objetivos definibles o cognoscibles para nosotros. La estructurageométricadeestosseresresponde,desdeluego,alapropiaestructuraesencialmentegeométrica del tejido mismo de la realidad, bien conocida por la ciencia de losfractalesyotrasteoríasmatemáticasmodernasconfluyentes.

Conesteepisodionoquierodecir,enabsoluto,queBlackwoodnimuchomenosquien esto suscribe hayamos entrado en contacto con lo verdaderamente supra-

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natural,conotradimensiónodimensiones,encasodequeexistan.Tansóloconstatara travésdeunaanécdotapersonalymuyverídica lopróximaqueestá lacapacidadnarrativadenuestroautor,especialmenteenlosrelatosconsagradosaJohnSilence,arozarlaexperiencialiteraldeloinefable,setratetantodeunaexperienciasubjetivacomo de una improbable pero auténtica excursión momentánea al reino de lopsíquicoyespiritual.Enelfondo,estocarecedeimportancia,yaquenadiepuedenidebecreer loque lecuentan,sino tansólovalorarquéefectoproduceensupropiaimaginación.EsenestesentidoenelqueBlackwoodtriunfasobrelosprejuiciosdeLovecraft o James, y sobre la torpeza de muchos otros cultivadores de ficciónocultista:ensusmejorespáginas,comoen“Antiguasbrujerías”o“Elcampamentodel perro”, el lector sensible no se encuentra leyendo meramente una historia deterrorofantasíaasustanteyentretenida–quesiempreloson,afortunadamente–,sinoreencontrándoseasímismo,explicándoseentérminosinesperados,rescatándosedeunpasadoindividualycolectivonoporsoñadomenosauténtico.Antedescripcionestan envolventes, atmósferas ancestrales tan cargadas de erotismo, escenarios tanrealistas y al tiempo alucinados como los que desfilan por las páginas de lasaventuras de John Silence, nos sentimos absortos, hipnotizados, incluso abducidoshaciaelinteriordeunavoráginedesueños,deseosyvidaspasadas,imaginariasono,deunaincreíblebellezayrealismo,amenudoterroríficasperosiemprecautivantes,gracias a su encantada prosa mesmérica y sensual. No me cabe duda de que lasexcursiones y acampadas de Blackwood a orillas del Otro Lado debieron ser tanfrecuentesyfecundascomoaquellasquelellevaranaloslagoscanadienses,lasislasdelBálticoolasriberasdelDanubio.

Parafraseando por última vez al propio Blackwood, todos llevamos nuestrasinvestigaciones en un «mundo de sombras», entremeros símbolos de una realidadque puede ser concebiblemente «mental o espiritual», pero que es, en todo caso,desconocida,sinoincognoscible.AlvolveraleerlasaventurasdeJohnSilencemehe encontrado amímismoviajandodesencarnadopor los abismosdel tiempoy elespacio, persiguiendo siempre la misma fugaz sombra que aparece y desapareceeternamente ante mí, encarnación tras encarnación, con su enigmática sonrisa deesfinge, reviviendo elmismodramaoriginal una y otra y otra vez…LadiferenciaentrelosrelatosdeSilenceylosdelrestodesuscolegasdetectivesdeloOcultoesque estos respiran una autenticidad esotérica profunda, una inquietante bellezaarcaica y salvaje, melancólica, sensual e inasible, que exuda el erotismomudo depasionessinlímitenifechadecaducidad,eleganteysutilmentepuestademanifiestoporunaprosapoéticanoexentadesentidodelhumor,dondelaacciónylaaventuranoaplastanelsentidodelamaravillaylamagia,negra,blancaodetodosloscoloresdelarcoiris,funcionadealgunaextrañaforma,altiempoquelasobriaerudicióndelIniciado, personificada por Silence, pareciera aportar alguna luz al final del túnelhaciéndonosunpocomásllevaderalaexistencia.Alfinyalcabo,¿porquénopensarquesomostodosfantasmasdeuncuentodeBlackwood,queretornanalavidasólo

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cuandoalguienabresuspáginas,volviendoaleernosyllenándonosnuevamenteasídepasiones,miedosydeseosconsuspropiosanhelos?Seríatanhermoso…

JesúsPalacios,oct2017.

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ReferenciasBibliográficas

Ashley,Mike:AlgernonBlackwood:AnExtraordinaryLife.Carroll&Graf,2002.Blackwood,Algernon:Lacasavacía.Siruela,1989.Reediciónen2003.–Elvalleperdido.Siruela,1990.–JohnSilence,investigadordelooculto.Valdemar,2017–Cultosecretoyotrosrelatos.Alianza,2006.Howe,Ellic:LosmagosdelaGoldenDawn.Kier,1990.Lovecraft,H.P.:Elhorrorsobrenaturalenlaliteratura.Valdemar,2010Llopis,Rafael:Historianaturaldeloscuentosdemiedo.Júcar,1974.VV.AA.:Losvigilantesdelmásallá (Antologíadedetectivesde losobrenatural).

Valdemar,1990.

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JOHNSILENCEYALGERNONBLACKWOOD

Coleccionesderelatoscomo IncredibleAdventuresyTheLostValley o novelascomo The Humand Cord o The Centaur convirtieron a Algernon Blackwood(1869-1951)enunodelosmásimportantesautoresdeliteraturafantásticaenlenguainglesa. Pero fueron las aventuras del detective psíquico John Silence, quepresentamos en este volumen, las que en buena medida permitieron que sedesarrollaraelrestodelaobradeBlackwood.

Blackwoodllegótardealaliteratura.Lamayorpartedesujuventudladedicóadiversasempresassinéxito(comolafundacióndeunagranjaenlaqueperdióbuenaparte de sus fondos) y a viajar incesantemente por cuatro continentes, a veces porrazonesdenegocios,avecesporinquietudpersonal.Visitólosbosquescanadienses(quemástardeleserviríandeambientaciónparaunodesusmáscelebradosrelatos,«ElWendigo»)yfueperiodistaenNuevaYork,recorriótodaEuropa(enelDanubioencontraría inspiración para otro de sus mayores logros, «The Willows») y enInglaterrasiguióprobandofortunaconunavariedaddeoficios.Aunquehabíaescritoartículos sobre sus viajes y algún que otro relato (el primero fue «A MysteriousHouse»en1889),yaunquesusensayosehistoriasempezaronaaparecerconciertaregularidad en las revistas de la época, Blackwood no parecía interesado en hacercarrera literaria.Fueunencuentrocasualconunamigo,AngusHamilton,elque lellevóapresentarsuprimervolumenderelatos,TheEmptyHouseandOtherGhostStories, al editorEveleighNash.El libro apareció en 1906, y fue seguido porTheListener and Other Stories (1907), que incluía «TheWillows», «The OldMan ofVisions»y«TheWoman’sGhostStory».Sinembargo,talvezBlackwoodnohabríaperseverado en este nuevo esfuerzoprofesional si su siguiente título,JohnSilence,PhysicianExtraordinary(1908)nohubieraalcanzadounéxitoresonante.

Blackwoodtenía39añoscuandoalumbróalpersonajequecambiaríasudestino.El «doctor psíquico» Silence hunde sus raíces en varios nombres conocidos porcualquieraficionadoa la literatura.Obviamente,sucondiciónde investigadorde loparanormallerelacionaconeldoctorMartinHesselius,médicoalemánqueapareceen los relatos que conforman la colección In a Glass Darkly (1872) de JosephSheridan Le Fanu, especialmente en «Green Tea» y «Carmilla»[1]. También, porsupuesto,conelprofesorVanHelsing,lanémesisdelvampíricocondeenelDrácula(1897)deBramStoker.Y,enelterrenodelodetectivesco,aunqueapartándonosdelosobrenatural,nosepuedeolvidarqueen1908yasehabíanpublicadotresvolúmenesdecuentosy tresnovelasbrevesprotagonizadaspor elSherlockHolmesdeArthurConanDoyle,conquienSilenceguardaalgunassemejanzasformales.SilencenosólodemuestracapacidadesdeductivascomparablesalasdeHolmes,sinoque,comoéste,

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enocasionestambiéncuentaconunayudante—Hubbard—queejercedenarradoralamaneradeldoctorWatson.

Sisuperficialmentenoesdescabelladoencontrarenestospersonajespartede lainspiracióndeBlackwood,lociertoesqueelespírituqueanimalostemastratadosenellosestáprofundamenteligadoconlaeducaciónylaspreocupacionesdeBlackwooddesdesuinfancia.Hijodeunpadrenotable—SirStevensonArthurBlackwood,queacabaría siendo Secretario de Correos—, el joven Algernon recibió una intensainstrucción en los Evangelios, ante la cual se rebeló secretamente leyendo elBhagavadGita y tratados teosóficos. En 1885-86 pasó un año en laEscuela de laHermandad Moraviana de Königsfeld, Alemania, y durante toda su vida siguiópreocupado por los temas místicos y religiosos, aunque de una forma pococonvencional. Eso le llevó a estudiar el budismo y el hinduismo —lo que leproporcionó una firme creencia en la reencarnación— y a participar en actosocultistas. En 1900 se unió a la Orden Hermética de la Golden Dawn, queabandonaría, insatisfecho, para unirse a un grupo derivado, la Holy Order of theGolden Dawn, encabezada por A. E. Waite, en el que permanecería hasta 1914.PrecisamenteenestaordensecreequeconocióenpersonaalsupuestoinspiradordeJohnSilence, el enigmático «M.L.W.» a quien están dedicadas estas páginas.Entodocaso,aunquesuadmiradorH.P.Lovecraftcreíaquelasreferenciasalocultismomermaban el efecto de algunos de los relatos, lo cierto es que su fuerza tambiénprocede de la veracidad con la que transmiten sinceras preocupaciones deBlackwood.Latensiónentrelosobrenaturalyloprosaicamentedetectivescoesotrodelosfactoresquecontribuyenadotardeunaextrañaoriginalidadaestasandanzasdequienfuedescritoporsuautornocomouninvestigador,sinocomounmédico.

Fuera como fuese, John Silence cambió el destino de Blackwood. Recibió elapoyo de una agresiva campaña publicitaria por parte de sus editores, incluido uncartel muy reconocible que muestra a un barbado John Silence mirando por unabalconada abierta el cielo nocturno, con la frase «JOHN SILENCE, el personaje másmisteriosodelaficciónmoderna».Elanunciotuvoladistincióndeserlapublicidadde libros más grande que apareció en las vallas publicitarias de su época, segúnobservaMikeAshleyenAlgernonBlackwood:ABio-Bibliography (1987).Eléxitode Silence permitió a Blackwood retirarse a un pueblo en lasmontañas de Suiza,dondedurantelosseisañossiguientesescribiríasusmásimportantesobras.Librosdecuentos,comoTheLostValley(1910),Pan’sGarden(1912)oIncredibleAdventures(1914), libros infantiles, comoJimbo:AFantasy (1909)yTheEducation ofUnclePaul (1909) y las novelas The Humand Cord (1910), The Centaur (1911) y APrisonerinFairyland(1913).

Blackwoodseguiríaescribiendoduranteelrestodesuvida,aunquesinvolveraalcanzarlasmismasalturasliterarias.Entresuobraposterior,merecelapenadestacarDayandNightStories(1917),TheWolvesofGod(1921),TonguesofFire (1924)oShocks(1935),asícomoalgunaspiezasinfantiles:DudleyandGilderoy(1929)oThe

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Fruit Stoners (1934). A mediados de los años treinta empezó una nueva carreraleyendo historias en la radio de la BBC, e incluso fue uno de los pioneros de latelevisión.

AlgernonBlackwoodmurióel10dediciembrede1951.

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UNAINVASIÓNPSÍQUICA

APSYCHICALINVASIÓNTraducción

JavierSánchezGarcía-Gutiérrez

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I

—¿Yquélehacepensarqueenestecasoparticularyopodríaserledeutilidad?—preguntóeldoctorJohnSilencedirigiendolamiradahacialadamasuecaqueteníasentadafrenteaél.

—Subuencorazónysusconocimientosdeocultismo…—¡Oh no, por favor, otra vez esa horrible palabra! —interrumpió Silence

haciendoungestodedescontentoconlamano.—Bien, entonces —dijo la dama sonriendo— sus maravillosas dotes de

clarividencia y su avezado conocimiento psíquico de los procesos por los que unapersonalidadpuederesultardestruidaydesintegrada;esdecir,esosestudiosextrañosalosquellevausteddedicadotodosestosaños.

—Sinoesmásqueuncasodemúltiplepersonalidad,realmentenomeinteresa—seapresuróadecireldoctorconunaexpresióndeaburrimiento.

—No,noeseso;enserio,necesitosuayuda—dijoladama—;leruegoqueseapacienteconmiignoranciasinoaciertoaelegirlaspalabrasapropiadas.Elcasoqueconozco le interesará, y nadie podría tratarlo mejor que usted. De hecho, ningúnmédicoconvencionalpodríaenfrentarseaél,puesnoconozconingúntratamientoomedicinaquepuedadevolverelsentidodelhumorunavezquesehaperdido.

—Vaya, empieza a interesarme su «caso» —señaló Silence disponiéndosecómodamenteaescuchar.

Mrs. Sivendson exhaló un suspiro de satisfacción mientras observaba cómo eldoctorseacercabaaltuboacústicoydecíaalcriadoquenolemolestaran.

—Creoqueacabadeleermeelpensamiento—dijoladama—;suconocimientointuitivo de lo que ocurre en las mentes de otras personas es ciertamenteextraordinario.

Su amigo asintió con la cabeza, sonriendo, y colocó su silla en una posiciónadecuada,dispuestoaescucharatentamenteloqueladamatuvieraquedecirle.Comosolíahacersiemprequedeseabacaptarelauténticosignificadodeunanarraciónnoexpresadadelmodomás adecuado, cerró losojos, puesde esamanera le resultabamás fácil sintonizar con los pensamientos vivos que yacían tras las palabrasentrecortadas.

Parasusamistades,JohnSilenceeraunexcéntrico,yaqueeraricoporaccidenteymédicoporelección.Queunhombredesituaciónacomodadadedicarasutiempoalamedicina,principalmenteal tratamientodegentequenopodíapagarle,escapabapor completo a su comprensión. La nobleza innata de un alma cuyo primer deseoconsistía en ayudar a aquellosquenopodíanayudarse a símismos les asombraba.Más tarde, les irritaba, aunque finalmente, y para gran satisfacción del doctor, ledejabanquesededicaraasusasuntos.

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Sin embargo, el doctor Silence era un médico muy peculiar, pues no teníaconsultorio, no llevaba ningún registro de pacientes ni mostraba los modalesacostumbrados de la profesión. Tampoco cobraba por sus servicios, ya que en elfondo era un verdadero filántropo que, no obstante, no perjudicaba a sus colegas,puessóloaceptabaaquelloscasosnolucrativosqueleinteresabanporalgunarazónmuy especial. Argumentaba que mientras los ricos podían pagar y los indigentespodíanarreglárselascon lasorganizacionescaritativas,habíaunaclasemuyampliade trabajadoresdignosescasamente remunerados,amenudocon interésporelarte,quenopodíancostearselosgastosderivadosdeunviajedeunasemanadedescansoimpuestoporprescripciónfacultativa.Yeraaéstosaquienesélqueríaayudar:casosque con frecuencia requerían un estudio atento y paciente, algo que ningún doctorpuedeofrecerporunaguineayque,porotraparte,nadieesperaríaquelohiciera.

Pero existía otro rasgo de su personalidad y práctica en el que estamos másdirectamente interesados en estemomento: los casos que tenían especial atracciónparaélnoeranloshabitualessinomásbienaquellosqueporsunaturalezaintangible,esquivay complicadapodríamosdenominar conpropiedadafeccionespsíquicas;y,aunqueélhubierasidoelúltimoenaprobartaltítulo,eraevidentequetodoelmundoleconocíaporelsobrenombrede«eldoctorPsíquico».

Para poder resolver ese tipo particular de casos se había sometido a unentrenamientofísico,mentalyespiritual,prolongadoysevero.Nadieparecíasaberenqué había consistido dicho entrenamiento o dónde se había realizado, pues nuncahablaba de él ya que, como era de esperar, jamás mostraba ninguna de lascaracterísticaspropiasdelcharlatán;contodo,elhechodequehubierapermanecidoapartadodelmundoexteriordurantecincoañosy,trassuregresoycomienzodesusingularpráctica,anadieselehubieseocurridoaplicarleelepítetodecurandero,detanfáciladquisición,hablabasobradamentedelaseriedaddesuextrañainvestigaciónydelaautenticidaddesuslogros.

Porelmodernoinvestigadorfísicosentíalasosegadatoleranciadel«hombrequesabe».Cuandohacíaalgúncomentariosobresusmétodos,suvozrevelabaunatisbodecompasión(desprecio,sinembargo,nuncamostró).

Estuvetrabajandocomosuayudantedeconfianzadurantevariosaños,yenciertaocasiónme dijo: «Esta clasificación de resultados es, en elmejor de los casos, untrabajomediocre.Noconduceanaday tampoco loharácuandohayanpasadocienaños.Escomojugarconlapartedefectuosadeunjuguetebastantepeligroso.Seríamucho mejor examinar las causas y de ese modo los resultados encajarían confacilidadypodríanexplicarseporsísolos.Porquelasfuentessonaccesiblesyestándisponibles para todo aquel que tenga el valor de emprender el único camino queconviertelainvestigaciónprácticaenalgosensatoyposible».

En cuanto al temade la clarividencia, su actitud era tambiénmuyprudente, yaque conocía que el verdadero poder es raro en extremo y que lo que se denominavulgarmenteclarividencianoesotracosaqueunafuertecapacidaddeprevisión.

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«Implicaunasensibilidadligeramentedesarrollada,nadamás—solíadecir—.Elclarividenteauténticodeplorasupoder,puesreconocequeañadeunnuevohorroralavidayestáenlanaturalezadecualquieraflicción.Yadescubrirásqueestoessiemprelaverdaderaprueba».

De resultas de todo ello, John Silence, este doctor de evolución singular, eracapazdeseleccionarsuscasosconunconocimientoprecisodeladiferenciaentrelailusiónpuramentehistéricayeltipodeafliccionespsíquicasquereclamabandesusespeciales poderes. Nunca necesitaba recurrir a los elementales misterios de laadivinación, pues, según le he oído observar tras solucionar algún problemaparticularmenteintrincado,«lossistemasdeadivinación,desdelageomanciahastalalecturadelashojasdeté,nosonmásquemétodosparaoscurecer lavisiónexternaconelfindequelavisióninternapuedaseraccesible.Unavezdominadoelmétodo,sobratodosistema».

Estas palabras expresaban de modo significativo los métodos de este hombreextraordinario,laclavedecuyopoderradicabasobretodoenelconocimientodeque,enprimer lugar, el pensamiento puede actuar a distancia y, además, es dinámicoycapazdeconseguirresultadosmateriales.

«Aprendea“pensar”—habríadichoél—,yhabrásaprendidoautilizarelpoderdesdesusfuentes».

Contaba más de cuarenta años y era de aspecto enjuto; sus ojos, marrones yexpresivos,brillabanconlaluzdelsaberylaautoconfianza;almismotiempo,hacíanrecordar lamaravillosamansedumbre observada amenudo en los ojos de algunosanimales.Unabarbacerradaocultaba laboca,sindisfrazar laseveradeterminacióninsinuadaporloslabiosylamandíbula.Debidoaladelicadezayrefinamientodesusrasgos,elrostrotransmitíaunaimpresióndetransparencia,casideluz.Ensufrenteaparecíaesesellodepazindescriptiblequeprocededeidentificarlamenteconloquehayenelalmadeimperecederoydejarqueloperecederosedesvanezcasincausarheridas o trastornos; pocos podrían haber imaginadopor susmodales, tan gentiles,sosegadosyafables, la tremendaresoluciónqueardíaensu interiorcomounagranllama.

—Creo que lo describiría como un caso psíquico —continuó la dama suecaintentandoexplicarsedeunmodointeligente—,deltipodelosqueaustedleatraen.Merefieroauncasocuyacausaestáocultaenelfondodealgúntrastornoespiritualy…

—Por favor,miqueridaSvenska—la interrumpióeldoctorempleandoun tonograve, extrañamente compulsivo—, primero cuénteme los síntomas, y después yaanalizaremossusdeducciones.

Ladamasegirórepentinamentesobreelbordedelasillay,mirandoaldoctoralacara, bajó la voz para impedir que su emoción se hiciera patente de un modomanifiesto.

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—Enmi opinión no haymás que un síntoma—dijo en unmurmullo como siestuvieracontandoalgodesagradable—:miedo,simplementemiedo.

—¿Miedofísico?—Creo que no; aunque ¿cómo saberlo? Creo que se trata de un temor

pertenecientealaregiónpsíquica.Noesundesvaríodeloscomunes;enrealidadelindividuoencuestiónseencuentrabastantesano,aunqueviveenunestadodeterrorhaciaalgo.

—No entiendo lo que quiere decir con «región psíquica» —señaló el doctorsonriendo—;aunquesupongoqueloquemequierehacercomprenderesquenosonsus procesos mentales, sino los espirituales, los que se encuentran afectados. Decualquier modo, intente relatarme brevemente y de un modo directo lo que sabeacercadel individuoydesussíntomas,desunecesidaddeayuda,estoes,de«mi»peculiar ayuda, y todo lo que le parezca de vital importancia en el caso. Prometoescucharlaconatención.

—Loestoy intentando—prosiguió ladamaen tonoserio—,perohedehacerloconmispropiaspalabras;confíoenquesu inteligenciaseacapazdedesenredarmidiscursoamedidaqueavanzo.Se tratadeun jovenautorqueviveenunapequeñacasaenalgúnlugarcercadePutneyHeath.Escriberelatosdehumor,ungéneroenelquedestaca:sellamaPender,FélixPender,debedehaberoídohablardeél.Eltipoteníaungrantalentoysecasócontodasuconfianzapuestaenél;sufuturoparecíaasegurado. Digo «tenía» porque de repente le falló estrepitosamente. Peor aún, setransformóenlocontrario.Ahoraesincapazdeescribirunasolalíneaenaquelestiloqueleestabaproporcionandoéxito.

EldoctorSilenceabriólosojosduranteunsegundoymiróasuinterlocutora.—Entonces no ha perdido su capacidad. ¿Todavía escribe? —preguntó

brevementeantesdecerrardenuevolosojosparavolveraescuchar.—Trabaja con frenesí—prosiguióMrs.Sivendson—,peronoproducenada—

añadió—,nadaquepuedautilizarovender.Prácticamentesusgananciashancesadoy llevaunavidaprecariahaciendo críticade librosy trabajos extraños, algunosdeellosverdaderamenteextraños.Noobstante,estoyseguradequesutalentonolehaabandonadodefinitivamentesinoquesencillamenteestá…

Mrs.Sivendsontitubeódenuevobuscandolapalabraapropiada.—Ensuspenso—sugirióSilencesinabrirlosojos.—Anulado—prosiguiódespuésdesopesarelsignificadodelapalabraduranteun

momento—,sencillamenteanuladoporalgo.—¿Quizápor«alguien»?—Ojalá lo supiera. Todo lo que puedo decir es que está hechizado y que su

sentido del humor ha sido temporalmente velado, borrado y sustituido por algohorrible que escribe cosas distintas. A menos que tome alguna medida adecuadapronto, acabarámuriéndose de hambre. Teme visitar a unmédico pormiedo a ser

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declaradoloco;aunque,decualquiermodo,noselepuedepediraningúnmédicoquedevuelvaaunhombreelsentidodelhumorporunaguinea.

—¿Havisitadoyaaalguno?—No, todavía no.Ha probado con sacerdotes y otra gente religiosa, pero ellos

«saben» tan poco y muestran una compasión tan carente de inteligencia… Lamayoríaestánmuyocupadoshaciendoequilibriossobresuspropiospedestales.

JohnSilenceinterrumpiólainvectivahaciendoungesto.—¿Ycómosabeustedtantoacercadeél?—preguntócondelicadeza.—ConozcoaMrs.Pendermuybien.Laconocíantesdequesecasaraconél.—¿Esellaquizálacausa?—Enabsoluto.Sinsermuyinteligente,esunamujerfielybieneducada,contan

pocosentidodelhumorquesiempreseríecuandonodebe.Peroellanotienenadaqueverconlacausadesutrastorno,quehaadivinadomásafuerzadeobservarlequepor lo poco que él le ha contado. Doctor, Pender es un tipo realmente simpático,trabajador,paciente…enresumen,dignodesersalvado.

Silenceabriólosojosyseacercóaltimbreparapedirquesirvieranelté.Parasersinceros,sobreelcasodelhumoristanosabíamuchomásahoraquecuandosesentóaescuchar;perosediocuentadequeningunanuevaexplicacióndesuamigasuecaleayudaríaarevelarloshechos.Unaentrevistapersonalconelpropioescritorsípodríahacerlo.

—Todos los humoristas son dignos de salvación—replicó sonriendo mientrasMrs. Sivendson servía el té—. En estos días tan difíciles no podemos permitirnosperder ni uno.Aprovecharé la primeraoportunidadque tengapara ir a visitar a suamigo.

Con gran profusión de palabras, Mrs. Sivendson le dio las gracias muyefusivamentey,apartirdeesemomentoSilence,nosindificultad,sededicóahablarexclusivamentedelatetera.

Comoresultadodedichaconversación,yconalgunainformaciónmásquehabíaconseguidopormedios sólo conocidospor él y por su secretario, una tarde, variosdíasdespués,Silence subía a todavelocidad en suvehículohastaPutneyHill paratenersuprimeraentrevistaconFélixPender,elescritorderelatosdehumorvíctimadeunmalmisteriosoenla«regiónpsíquica»,quelehabíaanuladoelsentidocómicoyamenazabaconarruinarsuvidaydestruirsutalento.Eldeseodeayudarlequeeldoctorsentíaeraprobablementesemejantealansiaqueteníaporconocereinvestigarsucaso.

Elmotor se detuvo tras un fuerte ronroneo, como si hubiera una gran panteranegraocultaenelcapó,yeldoctor,el«doctorpsíquico»,echóaandaratravésdelaabundantenieblaycruzóeldiminutojardínenelquecrecíanunabetoennegrecidoyun laurelachaparrado.Lacasaeramuypequeñaypasócierto tiempoantesdequealguien contestara al timbre. De repente se encendió una luz en el vestíbulo y eldoctorvioaparecersobreelúltimoescalónaunamujeramable,deaspectomenudo,

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queleinvitabaapasar.Ibavestidadegrisylaluzdegasiluminabasucabelloclaro,cepillado con esmero.De la pared que quedaba a su espalda colgaban varias avesdisecadas, llenas de polvo, y una destartalada colección de lanzas africanas. Unpercheroconunestantepara sombreros, sobre elquehabíaunabandejadebroncellenadetarjetasmuygrandes,guiósumiradarápidamentehastaunaescaleraoscurasituadamásallá.Aunqueintentabamostrarunacordialidadnatural,Mrs.Pender,quetenía losojos redondoscomolosdeunniño, lesaludóconunaefusiónqueapenaspodíaocultarsunerviosismo.Evidentemente,habíaestadoaguardandosu llegadaysehabíaadelantadoalcriado,pueslefaltabaunpocoelaliento.

—Supongo que no le habré hecho esperar demasiado; creo que ha sido muyamable al venir… —dijo antes de ver el rostro del doctor bajo la luz de gas ydetenerse repentinamente. Algo en la apariencia de Silence le impidió seguirhablando. Algo que revelaba unas intenciones serias, como las de ningún otrohombre.

—Buenas tardes, Mrs. Pender —dijo con una sonrisa afable que, aunquedesaprobabapalabrasinnecesarias,lehizoganarconfianza—,lanieblameretrasóunpoco.Encantadodeconocerla.

Se dirigieron hacia una sala de estar sombría en la parte trasera de la casa,pulcramente amueblada pero de aspecto deprimente.Una fila de libros descansabasobrelarepisadelachimenea.Elfuegoacababadeserencendidoyrevocabamuchohumodentrodelahabitación.

—Mrs.Sivendsondijoquecreíaqueustedpodríavenir—seaventuródenuevoadecir aquella mujer menuda, dirigiendo una mirada afable al doctor y mostrandopreocupación e impaciencia en cada gesto—. Pero apenas me atrevía a creerlo.Verdaderamente,creoqueesmuyamableporsuparte.Elcasodemimaridoestanpeculiarque…,bueno,yasabeusted,estoyseguradequecualquierdoctor«normal»diríaenseguidaqueelmanicomio…

—¿Noestáélentonces?—preguntóeldoctorSilencecondelicadeza.—¿Dónde? ¿En el manicomio?—repusoMrs. Pender con voz entrecortada—.

¡OhDiosmío!No,todavíano.—Enlacasa,quierodecir—añadióSilenceriendo.Mrs.Penderdioungransuspiro.—Volverá en cualquier momento—respondió aliviada al ver reír al doctor—;

aunqueadecirverdadnoleesperábamosaustedtanpronto…,esdecir,mimaridonisiquieracreíaqueustedfueraavenir.

—Siempre estoy encantado de ir allá donde se me necesita y puedo servir deayuda—replicórápidamenteSilence—;talvezseamejorquesumaridoesté fuera,porqueaprovechandoqueestamossolospuedecontarmealgunosdesusproblemas.Veráusted,hastaahorasémuypoco.

La voz deMrs. Pender temblabamientras daba las gracias al doctor, y cuandoéstesesentóenunasillaquehabíaasulado, lamujer tuvoseriasdificultadespara

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encontrarpalabrasconlasqueempezar.—En primer lugar —dijo tímidamente antes de continuar con un torrente de

palabras nervioso e incoherente—, mi marido estará contentísimo de que hayavenido, pues dijo que usted era la única persona que consentiría ver…, el únicomédico, quiero decir. Pero, claro, él no sabe lo asustada que estoy ni lo que hedescubierto.Pretendehacermecreerquenoesmásqueunacrisisnerviosayestoyseguradequenosehadadocuentadetodaslascosasextrañasquelehevistohacer.Peroloprincipal,supongo…

—Sí, lo principal,Mrs. Pender—dijo Silence en tono alentador al advertir suindecisión…—,esquepiensaquenoestánsolosenlacasa.Esoeslofundamental.Cuéntememáshechos,porfavor,sóloloshechos.

—TodoempezóelveranopasadocuandoregresédeIrlanda;élhabíaestadosolodurante seis semanas y me dio la impresión de que su aspecto era cansado yenfermo…;teníaelrostrodesencajadoyparecíaabandonado,nosésimeentiende;sucaráctersehabíadeteriorado.Medijoquehabíaestadoescribiendomucho,peroquelainspiraciónlefallabayseencontrabainsatisfechoconsutrabajo.Elsentidodelhumorleestabadesapareciendo,otransformándoseenotracosa,añadió.Habíaalgoenlacasa,dijo,que—aquírecalcólaspalabras—,«leimpedíasentirsegracioso».

—Algoenlacasaqueleimpedíasentirsegracioso—repitióeldoctor—,¡vaya,porfinnosestamosacercandoalfondodelacuestión!

—Sí—continuódiciendoconuntonoimpreciso—;esoesloqueseempeñabaendecir.

—¿Yquéesloqueustedencontrabaextraño?—preguntóSilenceentonocordial—.Seabreve,porfavor,oestarádevueltaantesdequeacabe.

—Cosas sin importancia pero que me parecían significativas. Trasladó sudespacho desde la biblioteca, como llamamos a esa habitación, a la sala de estar.Decía que todos sus personajes se volvíanperversos y terribles en la biblioteca; alcambiar éstos, se decidió a escribir tragedias, tragedias viles y degradantes, lastragediasdealmasrotas.Peroahoradicelomismodelasaladefumaryhavueltoalabiblioteca.

—¡Ya!—En realidad tengo tan poco que contarle…—añadió, hablando cada vez con

mayorrapidezyhaciendoinnumerablesgestos—.Merefieroaquesonsóloalgunasdelascosasquehaceydicelasqueresultanextrañas.Loquemeasustaesquedaporhechoquesiemprehayalguienmásenlacasa,alguienaquiennuncaveo.Elnuncalodice, pero le he visto apartarse en las escaleras para dejar pasar a alguien, abrir lapuerta para que alguien salga o entre, y a veces distribuye sillas por nuestrodormitoriocomosiesperaraquealguiensesentara.¡Ah!,sí,sí,yunaodosveces…—exclamó—unaodosveces…

Enestepuntosedetuvoymiróasualrededorconaireasustado.—Porfavor,continúe.

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—Unaodosveces—prosiguióapresuradamentecomosioyeraunruidoque lesobrecogiera—,leheoídocorrer,entrarysalirdelashabitacionesjadeandocomosialguienlepersiguiese…

Mientras estabahablando, lapuerta se abrió, interrumpiendo suspalabras,yunhombreentróenlahabitación.Eradetezmorena,másbiencetrino,ybarbilampiño;teníalosojospropiosdelafantasíayunosescasosmechonesdepelooscuroquelecrecíansobrelassienes.Llevabauntrajedetweedraído,conundesgalichadocuellode paño. La expresión dominante en su cara era la de un hombre asustado,perseguido; una expresión que en cualquier momento podía transformarse en unahorriblemiradadeterroryanunciarunatotalpérdidadeautodominio.

Al descubrir al visitante, su rostro ajado esbozó una sonrisa, y acto seguido elindividuoavanzóparaestrecharlelamano.

—Contabaconquevendría;Mrs.Sivendsondijoqueeraposiblequeustedsacaratiempo—dijosencillamenteconvozfinayaguda—.Encantadodeconocerle,doctorSilence.Porqueustedesmédico¿verdad?

—Bueno, tengoderecho a ese título—rió el doctor—, aunquepocas vecesmesirvodeél.Esdecir,noejerzoregularmente;sóloaceptocasosquemeinteresandeunmodoespecialo…

Noacabólafrase,puesentreellosseprodujoun intercambiodemiradasafinesquelohizoinnecesario.

—Heoídohablardesugranamabilidad.—Esmiafición—replicóSilence—ymiprivilegio.—Confío en que seguirá pensando así cuando haya oído lo que le tengo que

contar—continuódiciendoelescritorconuntonoalgocansado.Entoncescondujoaldoctor a través del recibidor hasta la sala de fumar, donde podían hablar contranquilidadysinsermolestados.

Endichaestancia,conlapuertacerradayenunambientedeconfianza,laactituddePender cambió en ciertomodoy su disposición se tornó seria. Silence se sentófrente a él desde donde pudiera verle la cara. Entonces comprobó que parecíabastantemásdesmejorada.Obviamente,lecostabamuchohablardesuproblema.

—Lo que tengo es, según creo, una profunda aflicción espiritual —dijo confranqueza,mirandoaldoctoralacara.

—Esoloapreciéenseguida—replicóSilence.—Claro, debió de apreciarlo;mi entorno debe de transmitirlo a cualquiera que

tengapercepcionespsíquicas.Además,porloqueheoído,estoysegurodequeustedesunverdaderodoctordelalmaynounsimplecuranderodelcuerpo.

—Tieneustedunaltoconceptodemí—señalóeldoctor—;aunque,comobiensabe, prefiero aquellos casos enque es el espíritu, y no el cuerpo, el que sufre losprimerostrastornos.

—Yacomprendo.Verá,yoheexperimentadountrastornomuysingular,peronoenlaregiónfísica.Quierodecirquemisnerviosestánenperfectoestadoymicuerpo

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también.Noesquesufradeliriosexactamente,aunquemicuerpoestátorturadoporunmiedoespantosoquemeasaltóporprimeravezdeunaformaextraña.

John Silence se inclinó hacia adelante y tomó lamano del escritor en la suya,cerrandolosojosmientraslohacía.Noestabatomándoleelpulsoohaciendoalgunaotracosadelasqueacostumbranlosmédicos;simplementeestabaabsorbiendoensuinterior la esencia de la condición mental de aquel hombre, para ponerse porcompletoensupropiopuntodevistayserasícapazdetratarsucasoconauténticaarmonía. Un observador atento podría haber advertido cómo un ligero temblorrecorría su cuerpo después de haber sujetado la mano del escritor durante unossegundos.

—Consinceridad,Mr.Pender—dijoeldoctorentonocalmadomientrasliberabasu mano con un gran esmero en sus modales—, cuénteme todos los pasos quecondujeron al comienzo de esta invasión. Es decir, dígame cuál fue la droga encuestión,porquélatomóycómoleafectó.

—¡Ah,veoqueustedsabequetodoempezóconunadroga!—exclamóelescritorconasombromanifiesto.

—Sólo deduzco a partir de lo que observo en usted y de su efecto sobre mímismo.Seencuentraustedenunacondiciónpsíquicasorprendente.Ciertaspartesdesuentornovibranconunritmomuchomás rápidoqueotras.Estoesefectodeunadroga,peronodeunadrogacomún.Permítame terminar,por favor.Sieseelevadoritmodelavibraciónseextiende,ustedllegaráaserconscientedeunmundomuchomásampliodelquehabitualmente conoce.Si, porotro lado, la celeridaddel ritmoretrocede hasta el nivel usual, la capacidad de percepción que usted tiene ahoraextraordinariamentedesarrolladadesaparecerá.

—¡Medejaustedestupefacto,doctorSilence!—exclamóelescritor—,puessuspalabrasdescribencontotalprecisiónlassensacionesqueheestadoexperimentando.

—Lemencionoestosólodepasadayparadarleconfianzaantesdequeabordeelrelato de su verdadera dolencia —continuó el doctor—. Como usted sabe, todapercepcióneselresultadodevibraciones;serclarividentesignificasimplementesersensibleaunamayorescaladeesasvibraciones.Eldespertardelossentidosinternosde los que tanto hemos oído hablar no esmás que eso. Su clarividencia parcial sepuedeexplicarconfacilidad.Loúnicoquemesorprendeescómoobtuvo ladroga,pues no es fácil conseguirla en forma pura, y ninguna solución adulterada podríahaberledadoelfabulosoímpetuquesegúnveohaadquirido.Pero,porfavor,prosigaycuéntemelahistoriaasumodo.

—EstaCannabis indica —continuó el escritor— llegó a mis manos el otoñopasado mientras mi mujer estaba fuera. No hace falta que le explique cómo loconseguíporqueesonotieneimportancia;peroeraelgenuinoextractofluido,ynopude evitar la tentación de hacer un experimento.Uno de sus efectos, como ustedsabe,esprovocarunarisaincontenible.

—Sí,aveces.

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—Yosoyescritorderelatosdehumorydeseéaumentarmipropiacapacidadderisaparacaptarloridículodesdeunpuntodevistafueradelonormal.Queríaestudiarunpocoesefenómeno,sieraposible,y…

—Cuente,cuente.—…toméunadosisdeprueba.Ayunéduranteseishorasparaacelerarelefecto,

meencerréenestahabitaciónydiordendequenosememolestara.Luegoingeríelextractoyesperé.

—¿Ycuálfueelefecto?—Transcurrieron una, dos, tres, cuatro, cinco horas y nada ocurría. La risa no

aparecíaporningunaparteysólosentíaensulugarunagranfatiga.Nadadeloquehabíaenlahabitaciónoenmimentellegabaatenerelmásmínimoaspectocómico.

—Es siempre una droga de lomás incierta—interrumpió el doctor—. Por esarazónseutilizatanpoco.

—A lasdosde lamadrugadamesentí tanhambrientoycansadoquedecidínoesperarmásyabandonarelexperimento.Bebíunpocodelecheysubíaacostarme.Estaba abatido y decepcionado. En seguida me quedé dormido y debía de llevardurmiendoalrededordeunahoracuandomedespertóderepenteuntremendoruidoenlosoídos.¡Eraelruidodemipropiarisa!Sencillamente,meestabadesternillandoderisa.Alprincipio,muydesconcertado,penséquehabíaestadoriéndomeensueños,perounmomentodespuésmeacordéde ladrogaymealegróverque, despuésdetodo, el efecto se había producido. En realidad, la droga había estado actuandodurantetodoelrato,loquepasabaesqueyohabíacalculadomaleltiempo.Laúnicasensacióndesagradableque aprecié«entonces» fue la extraña impresióndequenomehabíadespertadodeunmodonatural,sinoquehabíasidodespertadoporalguiendeliberadamente.Esaimpresiónsemerevelóconcertezaenmediodemipropiarisaescandalosayporellomeinquieté.

—¿Tieneideadequiénpudohabersido?—preguntóeldoctor,quehabíaestadomuyalertaprestandoatenciónacadapalabra.

Pender dudó y, retirándose el pelo hacia atrás con un ademán de nerviosismo,tratódesonreír.

—Debeustedcontarmetodassus impresiones,aunquesóloseansospechas;sontanimportantescomosusconvicciones.

—Tengo la vaga idea de que era alguien relacionado con mi sueño olvidado,alguienquehabíaestadointentandoimportunarmemientrasdormía;alguienqueteníaunagranresoluciónyhabilidaddecarácter,muchafuerzafísica…,unapersonalidadinusual…y,deesoestabatambiénseguro,eraunamujer.

—¿Unamujerbondadosa?—preguntóJohnSilenceentonotranquilo.Pender se sobresaltó un poco por la pregunta y su cara macilenta enrojeció;

parecíasorprendido.Rápidamentenegócon lacabeza,al tiempoquecon lamiradaexpresabaunhorrorindescriptible.

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—Mala—respondióescuetamente—,espantosamentemalvada,yensuabsolutamaldad había también una cierta iniquidad, la iniquidad propia de una mentedesequilibrada.

Volvióatitubearporunmomentoyluegodirigiólavistadeunmodopenetrantehaciasuinterlocutor.Unasombradesospechaaparecióensumirada.

—No—rióeldoctor—,no tema,no leestoy tomandoelpelo,nicreoqueestéloco.Nimuchomenos.Surelatomeinteresasobremanera,einconscientementeustedme ha proporcionado varias pistas mientras lo contaba. Verá, tengo ciertosconocimientosparticularesenloreferenteaesosvericuetospsíquicos.

—Aunquenosabíaconclaridadquéera loquemelaprovocaba—prosiguióelnarrador, tranquilizado de nuevo—, la risa que se había apoderado de mí era tanviolentaquetuveverdaderadificultadparacogerlascerillas;además,temíaqueloscriadospudieranoírmiscarcajadasyseasustaran.Cuandoporfinlogréencenderlalámpara, vi que la habitación estaba vacía y la puerta cerrada como siempre.Entonces,amediovestir, salíal rellanoy,controlandoalgomejormihilaridad,medispuseabajarlasescaleras.Deseabaponerporescritomissensaciones.Memetíunpañuelo en la boca para evitar que mis carcajadas produjeran mucho ruido ycomunicaranmihisteriaatodoelservicio.

—¿Ylapresenciadeésa,esa…?—Me estuvo rondando todo el rato—dijo Pender—, aunque por el momento

parecíahaberseretirado.Además,mirisadebíadehaberacabadocontodaslasdemásemociones.

—¿Ycuántotiempotardóenbajarlasescaleras?—Iba a hablarle ahora mismo de eso. Veo que conoce de antemano todos los

«síntomas»;porque,evidentemente,creíquenuncaibaa llegaralfinal.Medabalaimpresióndeque tardabacincominutosenbajar cadaescalóny, simi relojnomehubieraaseguradoquesólohabían transcurridounossegundos,podríahaber juradoque cruzar el estrecho vestíbulo que hay al pie de las escaleras me había llevadomediahora.Además,andabadeprisae intentabaprogresar.Peronoservíadenada.Parecía que caminaba sin avanzar y a aquel ritmo habría tardado una semana endescenderPutneyHill.

—Unadosisexperimentalalteraaveceslasucesióndeltiempoydelespacio.—Cuandoporfinlleguéaldespachoyencendílalámpara,seprodujouncambio

terribleyrepentinocomounrelámpago.Fuecomounaduchadeaguafría;enmediodeaquellatormentadecarcajadas…

—¿Qué pasó? —inquirió el doctor inclinándose hacia adelante y mirándolefijamentealosojos.

—… me asaltó un pánico indescriptible —dijo Pender bajando el tono de suagudavozalrecordarlo.

Hizo una pausa y se enjugó la frente. Una mirada atemorizada y retraídadominabacompletamentesurostro.Noobstante,durante todoel rato lascomisuras

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desuslabiosesbozabanunasonrisa,comosielrecuerdodeaquelalborozotodavíaledivirtiera.Lamezclademiedoyrisaensusemblanteresultabamuycuriosaydabauna gran autenticidad a su relato; asimismo aportaba una expresión extraña a susgestos.

—¿Pánico?—repitióeldoctorentonoconsolador.—Sí, sí, pánico. Aunque la Cosa que me había despertado parecía haber

desaparecido,surecuerdotodavíameaterrorizaba,ysindarmecuentamedesplomésobreunasilla.Despuéscerrélapuertaeintentérazonar.Perocomoladrogahacíaquemismovimientosfuerantanprolongados,mellevócincominutosllegarhastalapuertayotroscincovolverdenuevoamiasiento.Además,larisaseguíabullendoenmiinterior.Eraunarisacompletamentesaludablequemeagitabaarachas;tantoesasí que hasta el terror que sentíame hacía reír. Sin embargo puedo decirle, doctorSilence,queaquellamezcladerisaymiedoeratotalmentevil,totalyabsolutamentevil.

»Inmediatamente después los objetos de la habitación volvieron a presentar sulado divertido y exploté en una carcajada más escandalosa que las anteriores. Laestantería resultaba ridícula, el sillón era un perfecto payaso, el modo en que memiraba el reloj que había sobre la repisa de la chimenea, demasiado cómico comopara expresarlo con palabras; la disposición de los papeles y del tintero en elescritoriomehizo tantagraciaquemis carcajadas se convirtieron enun estruendo.Empecé a dar sacudidas y a agarrarme los costados hasta que las lágrimas mebrotaronycomenzaronacorrerpormismejillas.¡Yaqueltaburete!¡Oh,Diosmío!¡Aquelabsurdotaburete!

Al recordarlo, se echó hacia atrás en la silla, riéndose solo y levantando lasmanos.Silencetambiénempezóareír.

—Siga por favor—dijo—. Le entiendo perfectamente. Yo también conozco larisadelhachís.

Pender recobró la calma y, volviendo a adoptar un aspecto serio, reanudó surelato.

—Comove,juntoaesealborozoextravaganteenaparienciainjustificado,existíatambiénunpánico igualmenteextravagantee infundado.Queladrogameproducíarisa está claro; loquenopodía imaginar esquéera loquemeproducía terror.Portodas partes, tras la diversión estaba elmiedo. Era un terror enmascarado bajo ungorro de bufón y yo era el campo de batalla en el que dos emociones opuestas yarmadasluchabanamuerte.Paulatinamentesefueconsolidandoenmílaideadequeesemiedoestabacausadopor, segúnacabausteddedenominarlo, la invasiónde la«persona»quemehabíadespertado:eraunamujer terriblementemalvada,enemigademialmao,almenos,detodoaquelloqueenmiinteriorbuscabahacerelbien.Allíestabayo, trémuloysudoroso, riéndomede todo loquehabíaen lahabitaciónyalmismo tiempodominado por ese pánico quemehacía palidecer.Y esa criatura nodejabadeintroducir,deintroducir…

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Unavezmásvolvióatitubearyaenjugarseelrostroconelpañuelo.—¿Deintroducirqué?—…deintroducirsusideasenmimente—añadiómientrassumiradanerviosa

recorríalahabitación—.Esdecir,aprovechabamiflujomentalparaalterarelcursohabitualdemispensamientoseintroducirlossuyospropios.Séquetodoestosuenadisparatadoperoasíeracomoocurría.Nopuedoexpresarlodeotromodo.Porotraparte, aunque me sentía aterrorizado, era tal la habilidad con que estaba siendollevadaacabolaoperaciónque,alcompararlaconlatorpezadeloshombres,nopudeevitar reírme de nuevo. Nuestros métodos de enseñanza, ignorantes y toscos, ynuestrasformasdeinculcarideashicieronquemedesternillaraderisaalcomprenderestesuperiorprocedimientodiabólico.Sinembargo,miscarcajadasresultabanhuecasyespantosas,ylasideasdemaldadytragediaseentremezclabanconlocómico.Lerepito,doctor,queeracomoparavolverseloco.

JohnSilencesiguiósentado,conlacabezaestiradahaciaadelanteparanoperderni unapalabradel relato que el escritor ibadesgranando atropelladamente amediavozconoracionesnerviosasydesordenadas.

—¿Ynovioustedalgooaalguiendurantetodoesetiempo?—preguntó.—Noconlosojos.Nohuboalucinacionesvisuales.Peroenmimenteseempezó

aformarlaimageninconfundibledeunamujercorpulenta,depieloscura,queteníadientes blancos y rasgosmasculinos, y un ojo, el izquierdo, tan caído que parecíaestarcasicerrado.¡Diossanto,quérostro!

—¿Loreconoceríaustedsiloviera?Pendersoltóunacarcajadahorrorosa.—Ojalápudieraolvidarlo—susurró—,¡cómolodesearía!—añadióinclinándose

haciaadelanteyagarrando lamanodeldoctor conungestodeemoción—.Quieroque sepa lo agradecidoque le estoypor supacienciay amabilidad—continuó convoz temblorosa—,yporquenopiensequeestoy loco.Nohecontadoanadieni lamitaddeloquelehedichoausted,ycreoquesóloconhabermepermitidohacerlolibrementeyhabermeprocuradoelaliviodecompartirmiaflicciónconotrapersona,yamehaayudadoustedmásdeloqueyopuedadecir.

El doctor Silence le apretó la mano y fijó la mirada en sus ojos asustados. Acontinuaciónlecontestóconvozrelajada.

—Sucasoesmuysingularymepareceinteresantísimo,porqueamenaza,nosuexistenciafísica,sinoelsantuariodesuvidapsíquica,desuuniversointerior.Ahoramismo,enestemundo,sumentenoseveríaafectadadeunmodopermanente;peroen la otra vida, una vez que el cuerpo hubiera quedado atrás, su espíritu podríadespertar tan completamente deformado, trastornadoy denigrado, que usted estaríaespiritualmenteloco,circunstanciamuchísimomásdefinitivaqueladeestarlocoenestemundo.

Enesemomentounextrañosilencioenvolviólahabitaciónyalosdoshombressentadoselunofrentealotro.

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—Quiere usted decir… ¡Oh Dios mío!—balbuceó el escritor en cuanto pudoarticularpalabra.

—Loquequierodecirexactamentelosabráunpocomástarde;ahorasólohacefalta que le diga que no le habría hablado de estemodo si no estuviera seguro depoder ayudarle.No hay lamenor duda en cuanto a ello, créame. En primer lugar,conozco muy bien cómo actúa esta droga extraordinaria que ha tenido el efectoimprevisto de revelarle las fuerzas de otra región; además, creo firmemente en laexistenciadesucesossuprasensorialesytengoampliosconocimientosdelosprocesospsíquicos,queheadquiridoatravésdeprolongadasypenosasexperimentaciones.Elrestosereduce,osedeberíareducir,auntratamientocomprensivoyaunaaplicaciónpráctica.Al aumentar su nivel de vibración psíquica y hacerle extraordinariamentesensible, el hachís le ha abierto en parte las puertas de otro mundo. Las antiguasfuerzasasociadasaestacasalehanatacado.Porelmomentoloúnicoquenoalcanzoa comprender es lo relacionado con la naturaleza exacta de esas fuerzas, pues situvieranuncarácterordinario,yomismotendríalasuficientecapacidadpsíquicaparasentirlas. No obstante, no soy consciente de haber sentido nada todavía. Pero, porfavor,Mr. Pender, continúe y cuénteme el resto de su asombrosa historia; cuandoustedhayaterminado,lehablarédelosmétodosdecuración.

Penderacercóunpocomáslasillaalamabledoctoryprosiguiósunarraciónconlamismavoznerviosa.

—Después de tomar algunas notas acerca demis impresiones, volví a subir aldormitorioparaacostarme.Eranlascuatrodelamadrugada.Seguíriéndomedurantetodoel trayecto:de lagrotescabarandilla,deldivertidoaspectode laventanade laescalera,delburlescoagrupamientodelmobiliario…,yaúnconservabael recuerdodeaquellaatrocidaddeltaburetequehabíadejadoenlahabitacióndeabajo.Peroyanoocurriónadaquemealarmaraotrastornara,yalamañanasiguientemedespertébastante tarde,despuésdehaberdormidoapierna suelta, sin advertirmás secuelasdel experimento que un ligero dolor de cabeza y un adormecimiento de lasextremidadesdebidoaunacirculaciónmáslenta.

—¿Yelmiedohabíadesaparecidotambién?—preguntóeldoctor.—Parecíahaberloolvidado,oalmenosloachacabaaunmeronerviosismo.De

cualquiermodo,porelmomentonosentíasupresenciaymepaséeldíatrabajando.Misentidodelhumorhabíasidoreforzadodeunmodoportentosoymispersonajesactuabansinesfuerzoyconauténticagracia.Estabamuycontentoconel resultadodel experimento. Pero cuando la taquígrafa se hubomarchado y empecé a leer laspáginasqueellahabíapasadoamáquina,recordésusrepentinasmiradasdeasombroyelmodoextrañoenquemehabíaobservadomientrasledictaba.Loqueleímedejósorprendidoyapenaspudecreerqueyohubieradichoaquello.

—¿Porquérazón?—¡Estaba tan deformado! Según pude recordar eran mis palabras, pero su

significado me resultaba extraño. Me asusté. ¡El sentido era tan distinto! En los

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momentosenquesesuponíaquemispersonajesdebíanprovocarrisa,noencontrabamás que inexplicables sentimientos de diversión siniestra. Mis frases encerrabanahoraunasinsinuacionesespantosas.Sepodíadecirquehabíarisa,peroeraunarisaespecial, horrible, turbadora; y mis pretensiones de análisis no hacían más queaumentarmiconsternación.Elrelato,talcomololeíentonces,meestremeció,puesenvirtuddeaquellasligerasvariacioneshabíallegadoatenerunfondoterrorífico,unterrordisfrazadodealborozo.Latramahumorísticaseguíaallí,perolospersonajessehabíanvueltosiniestrosysurisaeramaligna.

—¿Puedemostrarmeeserelato?Elescritornegóconlacabeza.—Lodestruí—susurró—.Peroalfinal,apesardesentirmemuyperturbadopor

él,meconvencídequeaquellosedebíaaalgúnefectoretardadodeladroga,aunaespecie de reacción que había provocado un giro en mi mente debido al cualdescubríamacabrasinterpretacionesenpalabrasysituacionesqueenrealidadnolascontenían.

—Ymientrastanto…¿desapareciólapresenciadeesapersona?—No; en cierto modo seguía estando allí. Cuando tenía la mente ocupadame

olvidabadeella;perocuandoestabainactiva,soñabaosimplementenohacíanadaenparticular,aquellamujeraparecíajuntoamí,influyendosobremimentedeunmodoespantoso…

—¿Exactamenteenquésentido?—interrumpióeldoctor.—Me provocaba pensamientos malvados, intrigantes, visiones de crímenes,

horrorosas imágenesde iniquidad,y todaesaclasedefantasíasperversasquehastaese instante resultaban extrañas, o mejor dicho imposibles, para mi normalnaturaleza.

—LapresióndelosPoderesdelaOscuridadsobrelapersonalidad—murmuróeldoctorhaciendounabreveanotación.

—¿Cómo?Noheentendido…—Le ruego que prosiga. Sólo estoy tomando algunas notas; ya le explicaré su

significadounpocomástarde.—Inclusotraselregresodemimujer,seguísiendoconscientedeesaPresenciaen

lacasa; laformaenqueseasociabaconmipersonalidadinterioreramuyestrecha.Encuantoalcomportamientoexterior,siempremesentíconstreñidoasereducadoyrespetuosoconella:aabrirlelaspuertas,proporcionarleasientoymostrardeferenciacuandoseencontrabaamialrededor.Finalmente,setornómuycompulsivay,cuandoyofallabaenalgúnpequeñodetalle,sentíaquemeperseguíaportodalacasa,porlashabitaciones, atormentandomi alma en sumoradamás íntima. Ciertamente, en loreferentealasatencionesqueledispensaba,fuimáscuidadosoqueconmiesposa.

»Peropermítamequeantes acabedehablarledemidosis experimental, porquevolví a tomarla aquella noche y sufrí una experiencia similar, de efecto retardadocomolaprimeravez,quemearrebatóconunanuevaacometidadeaquellafalsarisa

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demoníaca.Enestaocasión,sinembargo,seprodujouncambioenlaapreciacióndelespacioydeltiempo;envezdealargarse,seabreviódetalmodoquemevestíybajélas escaleras en unos veinte segundos, y el par de horas que pasé trabajando en eldespachotranscurrieronliteralmentecomosihubieransidodiezminutos.

—Esoesloquesueleocurrircuandoladosisesexcesiva—intervinoeldoctor—:dalaimpresióndequeserecorreunamillaenunospocosminutos,ounasyardasenun cuarto de hora. Resulta totalmente incomprensible para quienes nunca lo hanexperimentado,yesunacuriosapruebadequeelespacioyeltiemponosonmásqueentelequias.

—Además —continuó Pender excitado, hablando de un modo cada vez másrápido—, sentí un efecto nuevo y extraordinario, y experimenté una curiosatransformacióndelossentidos,puespercibíaelmundoexterioratravésdeunúnicocanalprincipalenlugardeatravésdelascincodivisionesdenominadasvista,tacto,olfato,etc.Meentenderácuandoledigaqueoíavisionesyveíasonidos.Yaséqueningúnlenguajepuedehacerqueestoseacomprensible;loúnicoquelepuedodecir,por ejemplo, es que vi surgir ante mí las campanadas del reloj como una imagenperceptible. Realmente, vi el tintín de las campanadas. Del mismo modo, oí loscoloresdelahabitación,enespecialloscoloresdeesoslibrosquehayenlaestanteríadetrásdeusted.Oíesoslomosrojosconsonidosgraves,ylascubiertasamarillasdeloslibrosfrancesesquehayjuntoaellosprodujeronunanotaagudaypenetrantemuysemejantealtrinodelosestorninos.Aquellalibreríamarrónmurmuró,yesascortinasverdesdeahíenfrenteemitieronunaespeciedemurmulloconstantecomoelde lasnotasmás graves de una trompa. Pero sólo era consciente de esos sonidos cuandomiraba fijamente a los diferentes objetos y pensaba en ellos. Ya me entiende, lahabitación no estaba llena de un conjunto de notas musicales, sino que cuandoconcentrabamimenteenuncolor,ademásdeverlo,looía.

—Éseesunefectoconocido,aunquenomuycomún,de laCannabis indica—comentóeldoctor—,ytambiénleprovocaríarisa¿verdad?

—Sólo me hizo reír el rumor de la librería. Era como un gran animal queintentara hacerse notar, lo queme hizo pensar en un oso amaestrado, imagen que,comoustedsabe,conllevaunciertohumorpatético.Peroesamezcolanzadesentidosno produjo ninguna confusión en mi mente. Al contrario, me encontraba muydespejadoyexperimentéunaintensificacióndelaconscienciaquemehacíasentirmeabsolutamentevivoytremendamenteperspicaz.

»Obedeciendoaun impulsoqueme llevabaadibujar (destrezaen laquenosepuede decir que destaque) cogí un lápiz. Me di cuenta de que sólo era capaz dedibujarcabezas;mejordicho,sólounacabeza(siemprelamisma)deunamujerdetezmorena,conrasgosenormesyterribles,yunojoizquierdomuycaído;ylohicetanbienque,comopodrásuponer,mesorprendí.

—¿Ycómoeralaexpresióndeesacara?

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Pender,seencogiódehombros,dudóporunmomentoymoviólasmanoscomosibuscaraunarespuesta.Unescalofríoperceptiblelerecorrióelcuerpo.

—Sólopuedodescribirla como llenadeoscuridad—contestó en tonograve—;comosifueraelrostrodeunsonidomisteriosoymaligno.

—¿Yesotambiénlodestruyó?—preguntóeldoctorrápidamente.—No. Los dibujos los conservo—replicó Pender con una sonrisa mientras se

levantabaacogerlosbosquejosdeuncajóndelescritorioquehabíadetrásdeél—.Aquíestáloquequedadeellos—añadiócolocandovariashojassueltasdelantedeldoctor—; no son más que unos cuantos garabatos. Esto fue lo que encontré a lamañana siguiente. En realidad no había dibujado ninguna cabeza sino todas estaslíneassinuosasyestosmanchurrones.Lasimágeneserancompletamentesubjetivasysóloexistíanenmimente,que lashabíaconstruidoapartirdeunoscuantos trazoshechos con el lápiz.Al igual que la sucesión alterada del espacio y el tiempo, losdibujoseranunatotalilusiónqueevidentementedesapareciócuandoseacabaronlosefectos de la droga. Pero lo otro no desapareció; quiero decir que la presencia delAlmaMisteriosapermanecióami lado.Y todavíapermanece.Es real.Nosécómoescapardeella.

—Estáasociadaalacasa,noausted.Porello,debeustedabandonarestacasa.—Sí,peronopuedopermitirmehacerlo;mitrabajoesmiúnicomediodesustento

y…Bueno,veráusted,desdequeseprodujoesta transformaciónni siquierapuedoescribir.Estosrelatosqueahoraescribo,consumalremedoderisaysussugerenciasdiabólicas,sontristes,terribles…¡horrorosos!Siestocontinúamevoyavolverloco.

Frunció el ceño y recorrió la habitación con la vista como si esperara ver unafigurafantasmal.

—La influencia sobre esta casa, provocada por el experimento, ha acabado degolpe con los fundamentos de mi sentido del humor y, aunque todavía sigoescribiendo cuentos, pues tengo que conservarmi reputación,mi inspiración se haagotadoymeveoobligado a quemar granparte de lo que escribo…Sí, doctor, loquemoantesdequealguienlovea.

—¿Tanajenoesasupropiamenteypersonalidad?—¡Totalmente!Comosilohubieraescritootro.—Ya.—¡Y espantoso!—añadió.Antes de continuar se frotó los ojos con lamano y

dejóescaparlentamenteunsuspiro—.Sinembargo,elmodoenqueesassugerenciasviles se insinúan bajo el aspecto de un humor extraordinario resulta terriblementeingenioso.Como era de esperar,mi taquígrafame abandonó, y no he tenido valorparabuscarotra.

JohnSilencesepusoenpieyempezóadeambularensilencioporlahabitación;observaba los cuadros de la pared y leía los nombres de los libros que allí había.Luegosedetuvodelantedelachimenea,deespaldasalfuego,ymiródirectamenteasupacientesindecirnada.ElrostrodePendereraahoralánguidoyojeroso,comosi

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estuviera dominado por una expresión de hostigamiento: la larga narración parecíahaberhechomellaenél.

—Gracias,Mr. Pender—dijomientras en su expresión distinguida y sosegadaasomabaunextrañoresplandor—,muchasgraciasporlasinceridadyfranquezadesurelato.Creoque,porelmomento,nonecesitopreguntarlenadamás.

Silenceseenfrascóenundetenidoexamendelosrasgostrasnochadosdelescritory,trasbuscarintencionadamentelosojosdePender,ledirigióunamiradadefuerzayconfianzaquehabríainsufladoánimoenelespíritumásdébil.

—Para empezar—añadió con una amable sonrisa—, permítame asegurarle sinmásdilaciónqueno tieneporquéalarmarse,puesustednoestámás trastornadoodesequilibradodeloquepudieraestaryo.

Aloíresto,Penderlanzóunprofundosuspiroeintentórecobrarlasonrisa.—Por lo que puedo juzgar hasta ahora, se trata simplemente de un caso de

invasiónpsíquicamuyespecial,ytambiénbastantesiniestra;supongoqueentiendeloquequierodecir.

—Es una expresión extraña que ya empleó usted antes—replicó el escritor entonoapagado,apesardequehabíaescuchadoconilusióneldiagnósticodeldoctoryse encontraba muy emocionado por la inteligente benevolencia de no llevarledirectamentealmanicomio.

—Es posible —observó el doctor—, pues coincidirá usted conmigo en quetambién se trata de una aflicción extraña, no desconocida sin embargo en laantigüedad,nitampocoenelmundomoderno,paraaquellosqueadmitenlalibertaddemovimiento,bajociertosestadospatógenos,entreestemundoycualquierotro.

—¿Y usted cree —se apresuró a preguntar Pender— que todo esto se debeprincipalmente alCannabis? Es decir ¿no hay en mí nada decididamente nefasto,nadaincurable,o…?

—Sí, se debe únicamente a la dosis excesiva—respondió el doctor Silence demodoenfático—,alaaccióndirectadeladrogasobresuvidapsíquica.Ellahizoqueustedfueraultrasensibleyleobligóaresponderaunacrecentadoniveldevibración.Ydéjemedecirle,Mr.Pender,quesuexperimentopodríahabertenidoconsecuenciasmuchomás horribles. Le ha puesto en contacto con una clase deMundo Invisiblemuy singular, aunque creo que de un carácter fundamentalmente humano. Sinembargo,ustedpodríahabersidoarrancadoytrasladadofueradelnivelhumano,encuyo caso las consecuencias de tal contingencia habrían sido muchísimo másespantosas. Evidentemente, no estaría ahora aquí para contarlo. Pero no hace faltaalarmarse por ese lado; sólo quería mencionárselo como advertencia, para que nomalinterpreteoinfravalorelasituaciónporlaquehapasado.

»Le noto algo confundido. Me da la impresión de que no comprende lo quequierodecir.Noesquequepaesperarque lohaga,pues supongoqueustedseráelclásicocristianoconunsentidosublimedelamoralyunaignoranciaprofundaacercadelasposibilidadesespirituales.Apartedeunacomprensiónenciertomodoinfantil

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dela“maldadespiritualenlasclasesaltas”,puedequenotengalamenorideadeloque es posible una vez que se ha atravesado el estrecho abismo dispuestomisericordiosamenteentreustedyelMásAllá.Graciasamisestudiosypreparaciónheconseguidotraspasarloslímitesdelosviajesortodoxosyrealizadoexperimentosdelosqueapenaspodríahablarleenunlenguajequeleresultarainteligible.

EnestepuntohizounapausayadvirtióunprofundointerésenelsemblanteyenlaactituddePender.Cadapalabraquepronunciabaestabacalculada;Silenceconocíaexactamenteelvaloryefectodelasemocionesquequeríadespertarenelcorazóndelserafligidoqueteníaanteél.

—A partir de ciertos conocimientos que he adquirido a través de diversasexperiencias—prosiguióen tonocalmado—,mecreocapazdediagnosticarquesucaso,comohedichoantes,respondeaunainvasiónpsíquica.

—¿Yen cuanto a la naturalezade esa… invasión…?—balbuceó el asombradoescritorderelatosdehumor.

—No hay razón por la que no deba decirle inmediatamente que todavía no laconozco bien —replicó el doctor Silence—. Antes tengo que realizar un par deexperimentos.

—¿Conmigo? —preguntó Pender con voz entrecortada y conteniendo larespiración.

—No exactamente —observó el doctor esbozando una sonrisa ponderada—,aunquetalvezseanecesariasucolaboración.Quisieracomprobarlascircunstanciasdelacasaparadescubrir,siesposible,lanaturalezadeesasfuerzas,deesaextrañapersonalidadquehaestadorondándole.

—Ahoramismono tieneusted lamenor ideadequién…,qué…,porqué…—preguntóelescritorenunestadodeagitaciónquerevelabainterés,asombroytemor.

—Tengo una buena idea, pero ninguna prueba —contestó el doctor—. Enprincipio, losefectosde ladrogaalalterar la sucesióndeespacioyel tiempo,yalprovocarlaconfusióndelossentidos,notienennadaqueverconlainvasión.Dichosefectosaparecenencualquieraquehayasidolosuficientementeinsensatocomoparaingerir una dosis experimental. Son los otros aspectos de su caso los que soninusuales.Verá,ustedseencuentraahoraencontactoconciertasemocionesviolentas,con deseos y propósitos todavía activos en esta casa, que fueron originados en elpasadoporalgunapersonalidadfuerteyperversaquevivióaquí.Cuántotiempohacedeello,oporquédichasmanifestacionespersistendeunmodotanvigoroso,sondospreguntas a las que no puedo responder. Pero enmi opinión sólo son fuerzas queactúandeunamaneramaquinalsiguiendoelímpetudesufabulosoimpulsooriginal.

—¿Quiereusteddecirquenoestáncontroladasporunservivo,porunavoluntadconsciente?

—Posiblemente no, pero precisamente por eso puede que sea más peligroso ydifícil tratarconellas.Resultacomplicadoexplicarleenunosminutos lanaturalezade tales fuerzas, pues usted no ha realizado las investigaciones necesarias para

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comprendermiexplicación;perotengorazonesparacreerquecuandounserhumanodesaparecealmorirsusimpulsospuedenperduraryseguiractuandodeunamaneraciegaeinconsciente.Porreglageneral,sedisipanrápidamente,peroenelcasodeunapersonalidadmuy fuerte es posible que subsistan durante largo tiempo.Y, algunasveces(ymeinclinoapensarqueéstaesunadeellas)esosimpulsospuedenfundirsecon ciertas entidades no humanas que de ese modo prolongan su vidaindefinidamente y aumentar su poder hasta un grado increíble. Si la personalidadoriginaleramalvada, lasentidadesatraídaspor los impulsosremanentes tambiénloserán.Ensucaso,creoquehahabidounengrandecimientotremendoeinusualdelospensamientos y propósitos abandonados hace mucho tiempo por una mujer deinmensa perversidad, y carácter e intelecto personal extraordinariamente fuertes.¿Empiezaaentenderunpocoloquequierodecir?

Pendermirófijamenteasucompañeroconunaexpresióndehorror.Peronosupoquédeciryeldoctorcontinuó:

—Predispuesto por la acción de la droga, usted ha experimentado el asalto deesosimpulsosconunaviolenciadescomunal.Elloshananuladocompletamenteensupersona el sentido del humor, la fantasía, la imaginación…, todo aquello cuyoobjetivoeslaalegríaylaesperanza.Pretenden,aunquetalvezdeunmodomaquinal,desplazarsuspensamientosyocuparsulugar.Portanto,hasidoustedvíctimadeunainvasiónpsíquica.Almismotiempo,sehaconvertidoenunindividuoclarividenteentodoelsentidodeltérmino,yaque,además,esunavíctimaclarividente.

Pendersesecóelrostroysuspiró.Entoncessepusoenpieysedirigióhacialachimeneaparacalentarseunpoco.

—Pensará usted que soy un charlatán o un insensato al hablarle así—dijo eldoctorSilencesonriendo—.Peronoimporta.Hevenidoaayudarle,ypodréhacerlosi hace lo que le diga. Es muy sencillo: debe usted abandonar esta casainmediatamente.¡Ah!Olvídesedelasdificultades;lasharemosfrentejuntos.Puedoponerotracasaasudisposición,opagarleelalquilerdeéstayhacerqueladerribenmástarde.Sucasomeinteresamuchoyquisieraayudarleasalirdeestetranceparaquesupreocupacióndesaparezcaypuedavolverenseguidaasuantiguohábitodetrabajo.Ladrogalehaproporcionado,yportantoamítambién,uncaminodirectoparallegaraunaexperienciamuyinteresante.Leestoytremendamenteagradecido.

El escritor sintió que la emoción le embargaba y atizó el fuego con decisión.Luegomiróhacialapuertaconaspectonervioso.

—No hay necesidad de alarmar a su esposa ni contarle los detalles de nuestraconversación—prosiguióeldoctor—.Hágalesaberqueprontoestaráusteddenuevoenposesióndesusentidodelhumorydesusalud,yexplíqueleque levoyadejarotra casa durante seis meses. Mientras tanto usted me permitirá pasar una o dosnochesenéstapararealizarmiexperimento.¿Leparecebien?

—Se lo agradezco de todo corazón —replicó Pender, incapaz de encontrarpalabrasparaexpresarsuagradecimiento.

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Despuésdudóporunmomentoybuscóelrostrodeldoctorconansiedad.—¿Yencuantoasuexperimentoenlacasa?—preguntósinmásrodeos.—Esalgomuysencillo,queridoMr.Pender.Apesardeserunapersonaconuna

preparaciónpsíquicasofisticada,yportantogeneralmenteconscientedelapresenciade entidades desprovistas de carne y hueso, aquí no he tenido la más mínimasensaciónextraña.Ellomehacepensarquelasfuerzasqueactúanenestacasasondeunanaturalezainusual.Loquemepropongoesrealizarunexperimentoconelfindequeese sermalignosalgaa la luz,obligándoleaabandonar sumadriguera,porasídecir,paraquepuedaconsumirseenmiinteriorydesaparezcaparasiempre.Yoyahesidoinoculado—añadió—,yportantomeconsideroinmune.

—¡Santocielo!—exclamóelescritordejándosecaersobreunasilla.—«¡Maldito infierno!» habría sido una exclamación más apropiada —dijo el

doctor riendo—. En serio, Mr. Pender, eso es lo que pretendo hacer…, con supermiso,claro.

—Claro,claro—observóPender—,puedeustedcontarconmipermisoyconmismejoresdeseosdeéxito.Noveoquépodríaobjetarpero…

—¿Peroqué?—Supongoquenorealizaráesteexperimentoustedsólo¿verdad?—¡Oh!,claroqueno.—Supongoquetraeráusteduncompañeroquesepacontrolarsusnerviosyenel

quepuedaconfiarencasodedesastre.—Vendrécondoscompañeros—dijoeldoctor.—¡Ah!, eso esmuchomejor.Yame sientomás tranquilo.Estoy segurodeque

entresusamistadeshabráalgunoshombres…—Nopiensotraerhombres,Mr.Pender.Elescritorlemiróextrañado.—No,nitampocomujeres;niniños.—Noalcanzoacomprenderle.¿Aquiéntraeráentonces?—Animales —explicó el doctor, incapaz de contener una sonrisa ante la

expresióndeasombrodesuinterlocutor—.Dosanimales:unperroyungato.Pender le miró de tal modo que parecía que se le iban a salir los ojos de las

órbitas; después, sin decir palabra, precedió al doctor hasta la habitación contiguadondelesestabaesperandosuesposaparatomarelté.

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II

Algunosdíasmástarde,elhumoristaysuesposasemudaron,congransensaciónde alivio, a una pequeña casa amueblada puesta a su disposición en otra zona deLondres. John Silence, impaciente por llevar a cabo su próximo experimento, sepreparópara pasar unanoche en la casavacía dePutneyHill. Sólonecesitabadoshabitaciones:eldespachodelaplantabajayeldormitorioquehabíainmediatamenteencimadeél.Todas lasdemáshabitacionesdebíanquedar cerradascon llavey loscriadosdebíanabandonarlacasa.Elchóferteníaórdenesderecogerleporlamañanaalasnueve.

Entretanto,habíadadoinstruccionesasusecretarioparaqueconsultaralahistoriapasadaasícomolasposiblesconexionesdeaquellugar,yestudiaratodoloreferentealcarácterdesusanterioresocupantes,recientesoremotos.

Silence había escogido con esmero y buen criterio los animales por medio decuya sensibilidad esperaba comprobar cualquier situación anómala en la atmósferadeledificio.Pensaba(yyahabíarealizadocuriososexperimentosparacomprobarlo)quelosanimalesteníanamenudo,ydeunmodomásfiable,unamayorclarividenciaque los seres humanos. Estaba convencido de que muchos de ellos poseían unospoderes de percepción que sobrepasaban la mera agudeza de los sentidoscaracterísticadelosmoradoresdelaselva,dondeelsentimientodevigilanciallegaaalcanzar un grado especialmente desarrollado: tenían lo que él denominaba«clarividencia animal».A partir de sus experimentos con caballos, perros, gatos, einclusoconpájaros,habíasacadociertasdeduccionesquenohacefaltaexplicaraquícondetalle.

Creíaque,especialmentelosgatos,eranconscientescasientodomomentodeuncampodevisiónmásamplioymásdetallado inclusoqueelproporcionadoporunacámara fotográfica, que excedía el alcance de los órganos humanos habituales.Además, había observado quemientras los perros solían asustarse en presencia detales fenómenos, los gatos por el contrario encontraban satisfacción en ellos y setranquilizaban. Aceptaban con agrado dichas manifestaciones como algopertenecienteasupropiomundo.

Portanto,seleccionóconinteligenciaalosanimalesparaquepudieranofrecerleuntestimoniodistintoyparaqueunodeellosnoselimitaraacomunicarsupropiaexcitaciónalotro.Escogióunperroyungato.

Elgatoelegidoeraadultoyhabíavividoconéldesdequeeraungatito,períododurante el cual había mostrado una ternura asombrosa y una astucia osada. Eratravieso y caprichoso, y jugaba por las esquinas de la habitación de un modomisterioso, lanzándose hacia cosas invisibles, dando brincos laterales en el aire ycayendo con sus diminutas zarpas almohadilladas sobre el otro extremo de la

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alfombra; no obstante, tenía un aire de dignidad que demostraba que talcomportamientoeranecesarioparasupropiobienestarynounmododeimpresionaraunaaudienciahumanaestúpida.Enmediodeunasesiónderelamidoaseolevantabalacabezasorprendido,comosinotaralaproximidaddealgoinvisible,inclinandolacabeza hacia un lado y alargando una zarpa aterciopelada para inspeccionarlocuidadosamente.Luegovolvíaaabstraerse,dirigía lamiradahaciaotro ladocon lamisma intensidad (sólo para confundir a quienes le contemplaban), y de repenteempezaba a relamerse una nueva zona de su cuerpo. A excepción de unamanchablancaqueteníaenelpecho,eranegrocomoelcarbón.SunombreeraSmoke.

Estenombredescribíatantosutemperamentocomosuaspecto.Susmovimientos,suindividualismo,suaparienciadepequeñamasapeludallenademisteriosocultosysu carácter esquivo como el de un elfo, lo justificaban; un pintor refinado podríahaberlo representado como una delgada columna de humo flotando en el aire ydesvelandoelfuegoquehabíadejadobajoellasoloendospuntos:susojosbrillantes.

Todossusimpulsosrevelabaningenio:enélseapreciabanlasecretainteligenciaylasilenciosaeincalculableintuiciónpropiadelosgatos.Era,contodaseguridad,elgatoadecuadoparaelexperimento.

Laseleccióndelperronohabíasidotansencilla,pueseldoctorteníavarios;trasmuchopensarloeligióauncolliealque llamabaFlamepor supeloamarillento.Adecir verdad, era un poco viejo, tenía las articulaciones algo rígidas y estabaempezandoaperderoído,pero,porotraparte,eraunamigodeSmokemuyespecial,yaquelehabíacuidadodesdepequeño,loquehabíahechoqueentreellosexistieraun sentimiento de comprensión mutua. Esto fue precisamente lo que hizo que labalanzase inclinaraa su favor;estoy suvalor.Aunque teníabuencarácter, eraunluchador terrible y, cuando se sentía provocado por una causa justa,mostraba unafuriaenardecidaeirresistible.

ASilenceselohabíadadounpastorcuandoerasólouncachorroyaúnteníaelairede las colinas en el hocico: era entoncespocomásquepiel, huesosydientes.Paraseruncollieteníaunaspectorobustoyelhocicomáschatoquelamayoría;supelo era duro en vez de sedoso y sus ojos, a diferencia de los característicos ojosrasgados de los de su raza, eran grandes. Sólo podía tocarlo su amo, pues a losextraños los ignorabaydespreciabasuscaricias, siesqueseatrevíanaacariciarlo.Habíaalgopatriarcalenelviejoanimal.Eramuyserioyparecíapasarporlavidaconuna tremenda energía y grandes perspectivas, como si tuviera que defender lareputacióndetodasuraza.Contratodopronóstico,alverlepelearsecomprendíaporquédecimosqueeraterrible.

En sus relaciones con Smoke siempre mostraba una delicadeza absurda. Erapaternal, y almismo tiempo revelaba una cierta timidez o falta de confianza en símismo. Parecía reconocer que Smoke necesitaba un trato duro aunque respetuoso.Los métodos rebuscados del gato le sorprendían, y sus complicadas pretensionescontrastaban con el gusto del perro por la acción franca y directa. Sin embargo,

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aunque no alcanzaba a comprender los intrincados misterios felinos, nunca semostrabadespreciativoocondescendiente,yvelabaporlaseguridaddesupeludoynegroamigodelmismomodoqueunpadrecariñosoeintuitivopodríaobservarloscaprichosdeunhijointeligenteytravieso.Acambio,Smokelerecompensabaconlasexhibicionesdesustravesurasmásaudacesyfascinantes.

Estasbrevesdescripcionesdesuscaracteressonnecesariasparaunacomprensiónadecuadadeloqueocurriríaposteriormente.

ConSmokedurmiendosobrelasarrugasdesuabrigoyelcollieechadoenactitudvigilanteenelasientodeenfrente,JohnSilencesedirigióhacialacasaensuvehículolanochedel15denoviembredespuésdecenar.

Y la niebla era tan densa que se vieron obligados a realizar todo el trayecto avelocidadreducida.

***

Eran más de las diez cuando despidió al chófer y entró en la pequeña casasombríautilizandolallavequePenderlehabíadado.Tantolaluzdegasdelrecibidorcomo la chimenea del despacho estaban encendidas. Siguiendo instrucciones, elsirvientetambiénhabíadejadopreparadosalgunoslibrosyalimentos.Atravésdelapuertaabiertapenetraronespiralesdenieblaquellenaronelvestíbuloyelpasillodeunfríodesagradable.

LoprimeroqueSilencehizofueencerraraSmokeeneldespacho,dejándoleunplatillodelechejuntoalfuego,ysedispusoarecorrerlacasaacompañadodeFlame.Elperrocorríaalegrementetraseldoctormientraséstecomprobabaquelaspuertasde todas las habitaciones estaban cerradas. El animal husmeaba por las esquinas yhacíapequeñas incursionespor cuentapropia.Suactitudera expectante.Sabíaquedebíadeocurrir algo inusual,puesdurante todasuvida lonormalaesashoraseraestardurmiendosobrelaalfombradelantedelfuego.Mientraseldoctorcomprobabalaspuertasunatrasotra,Flamenodejabadeobservarelsemblantedesuamoconunaexpresión de comprensión inteligente y, al mismo tiempo, un cierto aire dedesaprobación.Sinembargo,todoloquesuamohacíaresultababuenoasusojos,porlo que procuraba mostrar la menor impaciencia posible por todo ese deambularinnecesario de acá para allá. Si al doctor le agradaba entretenerse en esa clase dejuegosaaquellashorasdelanoche,noseríaélquienpusieraobjeciones.Asíqueéltambiénjugaba;yademásselotomabamuyenserio.

Trasrealizarunregistrodelacasallenodeemociónvolvieronaldespacho,dondeSmoke se dedicaba a lavarse tranquilamente la cara delante del fuego. El plato deleche estaba limpio y vacío; al parecer, la investigación preliminar que los gatossiempre realizan cuando están en un nuevo entorno había concluido de un modosatisfactorio. Silence acercó un sillón a la chimenea, atizó el fuego hasta que sereavivó, colocó lamesa y la lámpara de forma apropiada para leer y se dispuso a

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observar a los animales a hurtadillas. Deseaba ver sus reacciones sin que ellos loadvirtieran.

Apesardesudiferenciadeedad,teníanporcostumbrejugarjuntosunratocadanoche antes de dormir. Siempre empezaba Smoke. Con gran descaro, daba unosgolpecitossobrelacoladelperro,alosqueFlamereplicabaamodorrado,aceptandoel juego con indulgencia. Más que por gusto, lo hacía por obligación; cuando elentretenimiento llegaba a su fin se alegraba, e incluso había ocasiones en las quedecididamentesenegabaaparticipar.

Yaquéllafueunadeesasocasiones.Eldoctor lesobservaba atentamentepor encimadel libroy contempló cómoel

gato iniciaba la acción. Primero miró con expresión inocente al perro, que estabaechado en el centro de la habitación con el hocico entre las patas y los ojoscompletamente abiertos.Después se levantó y,moviéndose sigilosamente pero condecisión, hizo como si se dirigiera hacia la puerta.Los ojos deFlame le siguieronhastaquequedófueradelalcancedesuvista;enesemomento,elgatosevolvióderepente y probó a darle en la cola con una zarpa. El perro contestó meneandoligeramente el rabo, a lo que Smoke replicó cambiando de zarpa y volviendo aintentarlo de nuevo. Flame, sin embargo, no se levantó a jugar como era sucostumbre, y entonces el gato empezó a golpear enérgicamente con ambas zarpas.Flameniseinmutó.

Estosorprendióyaburrióalgato,querodeóasuamigoysepusoamirarlealacara para ver qué pasaba. Quizá de los ojos del perro saliera algún mensajeinarticulado y llegara a su pequeño cerebro haciéndole entender que eramejor noiniciar el programa nocturno con juegos. Quizá Smoke se diera cuenta de que suamigoerainamovible.Elcasoesque,fuesecualfueselarazón,enadelantedesistióde su empeño habitual y no hizo más intentos por convencerle. El gato cedió enseguidaantelafaltadedisposicióndelperro;volvióasusitioyempezóarelamerse.

PeroSilenceadvirtióquesuverdaderopropósitoalhacerlonoeralavarse;sólolohacíaparaocultarotracosa.Enlosmomentosenqueestabamásentregadoasutarease detenía de repente y comenzaba a escudriñar la habitación. Sus pensamientosdeambulabandeunmodoabsurdo.Escrutabaatentamente lascortinas, los rinconesoscuros,elespaciovacíoquehabíasobreél,adoptandounasposturasextrañamentecomplicadasdurantevariosminutosseguidos.De repentesevolvióymiróalperrocon un imprevisto gesto de inteligencia; Flame, que tenía los miembros algoentumecidos,sepusoenpieenseguidayempezóadeambulardeacáparaalláporlahabitaciónconaspectoinquieto.Smokesiguiósuspasosapoyandosigilosamentesusalmohadillas. Entre los dos realizaban lo que parecía ser un registro a fondo de lahabitación.

Mientras les observaba y estudiaba con atención cada detalle de su actividaddesde detrás del libro sin hacer ningún esfuerzo por intervenir, el doctor creyó

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advertir lasprimerasmuestrasdeunaligera inquietudenelcolliee indiciosdeunavagaexcitaciónenelgato.

Siguióobservándolosatentamente.Laatmósferadelahabitaciónestabacargadayelhumoprocedentedesupipalahacíaaúnmásdensa;losmueblesquehabíaenelextremomásalejadoresultabanborrososy,enaquellaspartesenquelassombrassecongregabanformandonubessuspendidasdel techo,eradifícilverconclaridad.Laluzdelalámparasólollegabahastaunaalturadeunmetroymediodesdeelsuelo,por encima de la cual surgían capas de relativa oscuridad que hacían que lahabitación pareciera dos veces más alta de lo que en realidad era. Sin embargo,gracias a la luz de la lámpara y del fuego de la chimenea, la alfombra resultabaclaramentevisible.

Los animales continuaron realizando su recorrido sigiloso por la habitación, envanguardia unas veces el perro y otras el gato; de vez en cuando se mirabanmutuamentecomosiintercambiaranconsignasy,apesardeloreducidodelespacio,seperdierondevistaunaodosvecesentreelhumoylassombras.ASilencelediolaimpresión de que su curiosidad respondía a algo más que a la simple excitaciónderivadadelreconocimientodeunterritoriodesconocidoenunahabitaciónvacía;noobstante,hastaelmomentoeraimposibleconfirmaresepunto,porloquesemantuvotranquilo y receptivo para no transmitir la más mínima agitación mental a losanimales e intentar de ese modo no destruir el valor de su comportamientoindependiente.

Hicieronunrecorridocompletosindejarunsolomueblesinhusmearoexaminar.Flameibaahoradelantecaminandodespacioconlacabezainclinada,ySmokeseguíasuspasosrecatadamentesimulandonoestarinteresadoperosinperdersenada.Porfindieronporterminadoelregistroyregresaron.Primerofueelviejocollieelque,conla intención de descansar en la alfombra delante del fuego, apoyó el morro en larodilla de su amo; éste sonrió beatíficamente mientras acariciaba su cabezaamarillenta y pronunciaba su nombre. Un poco más tarde volvió Smoke y,aparentandohaberllegadoporcasualidad,levantólamiradadesdeelplatillodelechevacíohaciaeldoctor,diounoscuantoslametonespararebañarhastalaúltimagota,sesubiódeunsaltoasuregazoysehizounovilloenbuscadelsueñoquecreíahaberseganadoypretendíadisfrutar.

Silencevolvióaserconscientedelahabitación.Atravésdelaprofundaquietudsólo se oía el resoplido del perro como si fuera el pulso del tiempomarcando losminutos; en el exterior, el constante goteo de la niebla sobre los alféizares de lasventanas transmitía la inclemencia de la noche. A medida que el fuego se ibaasentandoenelhogar,losdébileschasquidosdelasbrasassehacíancadavezmenosperceptibles,pueslacombustióndisminuíaylasllamasibanperdiendofuerza.

EranyamásdelasoncecuandoeldoctorSilencedecidió leerunpoco.Pasólavista por las palabras que había sobre la página impresa y sólo pudo captar susignificado superficialmente, sin dar vida a las correlaciones de pensamiento y

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sugestiónqueacompañanaunalecturainteresante.Pordebajo,susenergíasmentalesestaban centradas en observar, escuchar y esperar lo que pudiera acontecer. No sesentíanadaconfiadoynoqueríaquelecogieranporsorpresa.Además,losanimales,susbarómetrossensitivos,estabancompletamentedormidos.

Trasleerunadocenadepáginas,sediocuentadequesumenteestabarealmenteocupadaenrevisarlosdetallesesencialesdelaextraordinarianarracióndePenderydequeyanoeranecesario controlar su imaginación leyendo los insípidospárrafosdetallados en las páginas que tenía ante él.En consecuencia abandonó la lectura ydejó que sus pensamientos discurrieran sobre las características del caso. Evitórigurosamenteespecularacercadesusignificado,puessabíaquetalprácticaactuaríasobresuimaginacióncomoelvientosobrelasascuasdelfuego.

Amedidaquepasabalanoche,elsilencioseibahaciendocadavezmásprofundo,ysólomuydetardeentardeseoíaunchirridoderuedasprocedentedelacarreteraprincipalquehabíaaunascienyardas,dondedebidoa ladensidadde laniebla loscaballos iban al paso. Ya no distinguía el eco de las pisadas de un hombre, y elclamordevocesocasionalesen lacalledeal ladohabíadejadodeoírse.Lanoche,envueltaenbrumayembozadaconvelosdemisteriosremotos,rondabalapequeñavilla como un presagio. Todo era quietud en la casa. El silencio, revestido de unaespesa cobertura, caía sobre las estancias del piso de arriba. La atmósfera deldespacho,dondeelfríohúmedoeracadavezmáspenetrante,sehacíamásdensa.Devezencuando,Silencesentíaunescalofrío.

El collie, profundamente dormido, se estremecía ocasionalmente: gruñía ensueños,suspirabaocontraíanerviosamentelaspatas.Smokedescansabaenelregazode Silence como un remanso peludo, cálido y negro, y sólo si se le observabaatentamente se podía detectar elmovimiento de sus lustrosos costados. En aquellaboladepelobrillanteresultabadifícildistinguirexactamentedóndeestabalacabezay el resto del cuerpo; una pequeña nariz de color negro satinado y un trocito delenguarosaeranlosúnicosdetallesquedesvelabanelsecreto.

Silence se encontraba a gusto contemplándole. La respiración del collie erarelajante.Ahoraelfuegotirababienyseguiríaardiendoalmenosduranteotrasdoshorassinquefueranecesarioprestarleatención.Noseapreciabaelmenorindiciodenerviosismo.Eldoctordeseabaquesumentepermanecieraenunestadotranquiloynormal,sinquehubieraqueforzarnada.Sielsueñolellegabadeunmodonatural,lodejaríaactuareinclusoledaríalabienvenida.Cuandoelfuegoseextinguierahorasmás tarde, la frialdad de la habitación le despertaría; entonces habría tiemposuficienteparallevaraquellosbarómetrosdurmientesalacamadearriba.Debidoavarias premoniciones psíquicas, estaba seguro de que la noche no acabaría sin queocurriera algo; pero no quería adelantar acontecimientos. Deseaba mantenerserelajado para que, cuando el hecho se produjera, no pasara desapercibido por laturbación o por falta de atención. Los muchos experimentos realizados le habíanenseñadocómosedebíanhacerlascosas.Porlodemás,noteníaningúntemor.

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Asípues, trasunos instantessequedódormidocomoesperaba.Loúltimode loquefueconscienteantesdequeelolvidosedeslizarasobresusojoscomounsuavevelo, fue la imagen de Flame estirando sus cuatro patas al mismo tiempo yresoplando ruidosamente mientras buscaba una postura más cómoda sobre laalfombra.

***

Habíapasadobastanteratocuandonotóunpesosobreelpechoyleparecióquealgo le rozaba la cara y la boca.Un ligero cosquilleo sobre lamejilla le despertó.Sintiócomosileacariciaran.

Alincorporarsederepenteseencontróconunpardeojosbrillantes,mitadverdes,mitadnegros,quelemirabanfijamente.LacaradeSmokeestabafrentealasuya:elgatosehabíaencaramadoylehabíaapoyadolaszarpasdelanterassobreelpecho.

Laluzdelalámparahabíadisminuidoyelfuegoestabaapuntodeapagarse;noobstante,Silence se dio cuenta en seguidadeque el gato estabaunpoco excitado,pues no paraba de darle con ambas zarpas alternativamente sobre el pecho. Sentíacómoleclavabalasuñas.Enesemomentolevantóunapatalentamenteyleacariciólamejillaconmuchotiento.Silenceobservóqueteníaelpelodellomoerizado,lasorejas aplastadashacia atrásy la cola le temblaba.Evidentemente, el gato lehabíadespertado a propósito; tan pronto como tuvo consciencia de esto, dejó a Smokesobre el brazo del sillón y, poniéndose en pie de golpe, se giró rápidamente paravolverelrostrohacialahabitaciónvacíaquequedabaasuespalda.Poralgúncuriosoinstinto, echó los brazos adelante en actituddefensiva, comopara repeler algoqueamenazabasuseguridad.Sinembargo,noseveíanada.Sólosombrasbrumosasquesedesplazabanlentamenteporelairedeacáparaalláconunaligeracadencia.

Los últimos vestigios de sueño habían desaparecido y ahora su mente estabaalerta.Aumentóla intensidaddela lámparayescrutóasualrededor.Enseguidasediocuentadedoscosas:una,queaunqueSmokeestabaexcitado,se tratabadeunaexcitación placentera, y otra, que el collie había desaparecido de la alfombra. Sehabíaidoarrastrandohastaelrincóndelaparedmásalejadodelaventanayvigilabalahabitaciónconunosojoscompletamenteabiertosenlosquesedejabaentreverunasensacióndealarma.

HuboalgoenlaconductadelperroqueaSilencelepareciómuyextraño,porloque,despuésdellamarleporsunombre,seacercóaacariciarle.Flamesepusoenpie,meneólacolaysedirigióhacialaalfombraconlentitudemitiendounsonidogravequeeramitadgruñido,mitadgañido.Habíaalgoqueleturbaba,ycuandosuamosedisponíaatranquilizarle,suatenciónfuedesviadaderepentehacialastravesurasdesuotrocompañerocuadrúpedo,elgato.

Yloqueviolellenódeasombro.

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Smokehabíasaltadoalsuelodesdeelrespaldodelsillónyahoraestabaenmediodelaalfombra,donde,conlacolatiesaylaspatasestiradascomopalos,semovíasincesar adelante y atrás en un espacio reducido, emitiendo mientras lo hacía esoscuriosos sonidosguturalesdeplacerque sólounanimalde la especie felinautilizacuandonecesitaexpresarunsentimientodefelicidadsuprema.Larigidezdesuspatasyelarqueamientodelaespaldaledabanunaaparienciamásgrandedelonormal,yensusemblantenegrohabíaunasonrisadealegríabeatífica.Susojosdespedíanunfulgorindescriptible:estabaenéxtasis.

Alfinaldecadarecorridosedabalavueltarápidamenteyreiniciabasuandadura,siguiendo con pasomajestuoso lamisma línea y ronroneando como un redoble detambores amortiguado. Se comportaba como si se estuviera restregando contra lostobillosdealguienquepermanecíainvisible.UnescalofríorecorriólaespinadorsaldeSilencemientrasseguíaallídepieobservando.Porfinsuexperimentoempezabaaponerseinteresante.

Atrajolaatencióndelcolliehacialaconductadesucompañeroparadescubrirsitambién él era consciente de algo que se erguía allí delante sobre la alfombra; elcomportamiento del perro fue significativo y corroborante. Se acercó hasta laspiernasdesuamoysedetuvojuntoaellassinatreverseainvestigardesdemáscerca.Silenceleazuzóenvano;Flamemeneólacola,gañóuninstanteypermaneciómedioagazapado,mirandoalternativamentehaciaelgatoyhaciasuamo.Parecíaestaralavez confuso y asustado; el gañido fue hundiéndose en las profundidades de sugarganta hasta transformarse en un espantoso ladrido como de furia reciéndespertada.

Entonces el doctor le llamó con un tono autoritario al que nunca habíadesobedecido; sin embargo, aunque el perro contestó dando un respingo, declinóacercarse.Probóahacerunoscuantosmovimientos,diounospequeñosbrincoscomosilefueranabañar,hizoamagodeladraryempezóacorrerdeunladoaotrosobrelaalfombra. Por el momento no parecía haber ninguna clase de miedo en sucomportamientosinoquemásbiensemostrabaintranquiloynervioso,ynadapodríahacerlearrimarsealgatoandariego.Unavezdiounavueltacompletaasualrededor,peroprocurandosiempreguardarlasdistancias;alfinalregresójuntoalaspiernasdesuamoyserestregóconfuerzacontraellas.AFlamenolegustabalaconductadelgatoenabsoluto:esoestabaperfectamenteclaro.

John Silence continuó observando con atención el comportamiento de Smokeduranteunosminutos,sinintervenir.Finalmente,llamóalanimalporsunombre.

—Smoke,fierecillamisteriosa,¿quédemoniostepasa?—dijoentonomimoso.Aunque el gato levantó la vista hacia su amo y guiñó los ojos extasiado, se

encontrabademasiadofelizcomoparadetenerse.Silencevolvióallamarlo.Lohizovarias veces, y después de cada una de ellas el animal le miraba con unos ojosbrillantes, ebrios de un placer profundo, mientras abría y cerraba la boca, con el

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cuerpoestiradoyrígidoporlaemoción.Sinembargo,nodejóderealizarniporuninstantesuscortostrayectosdeacáparaallá.

Eldoctorestudiósusmovimientosconexactitud:daba,segúnpudover,elmismonúmero de pasos cada vez, unos seis o siete, y acto seguido se giraba y hacía elrecorridoensentidoinverso.Siguiendoeldibujodelasgrandesrosasdelaalfombra,Silence pudomedir la distancia. El gatomantenía lamisma dirección y caminabasobre lamisma línea. Se comportaba como si se estuviera restregando contra algosólido.Sinlugaradudas,enaquellapartedelaalfombrahabíaalgo,invisibleparaeldoctor, que alarmaba al perro y, sin embargo, al gato le causaba un placerindescriptible.

—¡PeroSmoke!—gritódenuevo—.¿Quéesloquetantoteexcita?ElgatovolvióadirigirlamiradahaciaSilenceporunbreveinstante,ydespués

prosiguiósucaminoderondaconunafelicidadpalpableyunaentregatotal.Mientrasle contemplaba, el doctor fue consciente durante un segundo de que una ligerainquietudperturbabalasprofundidadesdesupropioser,concentradohastaentoncesenobservarelcuriosocomportamientodelamisteriosacriaturaqueteníaanteél.

Ensuinterioralbergabaahoraunasensacióncompletamentenuevaqueteníaquever con el misterio de toda la raza felina y en especial de su representante máscomún:elgatodoméstico.Estabarelacionadaconsucarácter reservado,suextrañafrialdad, su astucia incalculable. ¡Qué tremendamente alejados de la comprensiónhumanaquedabanlosorígenesdesusactitudessiempreesquivas!Mientrasobservabalaindescriptibleprestanciadeaquellapequeñacriaturaquecaminabaremilgadamentea lo largo de esa franja de la alfombra, coqueteando con poderes ocultos y quizádando la bienvenida a algún temible visitante, en su corazón se despertó unsentimientomuyparecidoal respeto.La indiferenciadelanimal respectode la razahumana,suserenasuperioridadanteloevidente,leimpresionaronprofundamenteporsunuevosignificado;tanremotoseinaccesiblesparecíanserlospropósitossecretosdesuvida,tanextrañossisecomparabanconlatorpefranquezadeotrosanimales.Laabsolutaeleganciadesuportelehizorecordarlaspalabrasdelcomedordeopiocuando decía que «no existe ninguna dignidad perfecta que no esté aliada con lomisterioso». De repente se dio cuenta de que la presencia del perro en aquellahabitación embrujada y llena de bruma sobre la cima de Putney Hill eraextraordinariamente bien acogida por su parte. Le agradaba sentir que la fielpersonalidaddeFlameestabaasu lado.El tremendogruñidoqueoyóasuspies leresultógrato.Sealegródeoírlo.Aquelgatoandariegoleestabaponiendonervioso.

ViendoqueSmokenoprestabalamásmínimaatenciónasuspalabras,eldoctordecidiópasaralaacción.¿Serestregaríatambiéncontrasuspiernas?Lecogeríaporsorpresaylocomprobaría.

Diounpasohaciaadelanteysesituósobrelazonadelaalfombraporlaqueelgatocaminaba.

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¡Peroningúngatosedejasorprender!EnelmomentoenqueeldoctorocupóelespaciodelIntruso,pisandoconsuspieslasrosastejidasensucamino,Smokedejóde ronronear de repente y se sentó. Después levantó la cara y en sus ojos verdesaparecióunamiradadelomásinocente.Sepodríahaberjuradoquereía.Volvíaaserunperfectopipiolo.Enunsegundohabíarecobradosussencillosmodalesdomésticosy observaba al doctor de tal modo que Silence estuvo a punto de pensar que elcomportamientodeSmokeeranormal,yqueerasupropiaconductaexcéntricalaquehabíaquevigilar.Lamaneraenquesehabíaproducidoestecambiodeunmodotanrepentinoysimpleeraperfecta.

—¡Eres un actorcito magnífico! —exclamó el doctor riendo sin ganas einclinándoseaacariciarsubrillantelomonegro.Cuandoelgatosintióquelerozabalapiel,sevolvióderepenteyemitióunbufidovirulentoal tiempoqueasestabaunzarpazo en la mano del doctor. Luego, haciendo un rápido movimiento, saliódisparadopor la habitación comoun rayoyunmomentomás tarde estaba sentadojunto a las cortinas de la ventana, relamiéndose como si nada en el mundo leinteresaramásquelalimpiezadesusmofletesybigotes.

JohnSilenceseirguióy,aldarsecuentadequelarepresentaciónhabíaterminadoporelmomento,suspiróprofundamente.Entretantoelcollie,quehabíacontempladocongrandesaprobacióntodoloocurrido,sehabíavueltoaecharjuntoalachimeneay había dejado de gruñir.A Silence le pareció como si hubiera entrado algo en lahabitaciónmientrasélestabadurmiendo,algoque,trasasustaralperroyalborozaralgato, ahora se había vuelto a marchar dejando la situación como estabaanteriormente.Fueraloquefuese,aquelloquehabíamerecidotodoslosagasajosdelfelinosehabíaretiradoporelmomento.

Sediocuentadeellodemodointuitivo.Evidentemente,Smoketambiénlohabíaadvertido, porque ahora se dignó retroceder hasta la chimenea y saltó sobre lasrodillasdesuamo.EldoctorSilence,pacientey resuelto, seentregódenuevoa lalectura. Los animales volvieron a quedarse dormidos en seguida; el fuego ardíanuevamenteconfuerzaylafríanieblaexteriorseguíaentrandoenlahabitaciónportodoslosresquiciosogrietasqueselopermitían.

Elsilencioylapazreinaronenaquellaestanciaduranteunlargorato,yeldoctorSilence aprovechó esta tranquilidad para anotar cuidadosamente lo que habíaocurrido. Con objeto de conservarlo para casos posteriores, analizó de un modoexhaustivo loquehabíaobservado,enespecial lo relacionadocon laactitudde losdosanimales.Resulta imposibledetallaraquíesasobservaciones;además, tampocoseríaninteligiblesparaunlectorpocoversadoenelconocimientodeunaregióntanfamiliarparaunespecialistacientíficamentepreparadocomoeldoctorSilence.Segúnél, aquelloestabaclarohastaciertopunto,ypara resolver loque faltabahabíaqueseguir esperando y vigilar. Hasta el momento, al menos, era consciente de quemientras él descabezaba un sueño en la silla, es decir,mientras su voluntad estabaadormecida,sehabíaproducidounaintromisiónporpartedeloqueenunprincipio

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reconocíacomounaFuerzamuyactiva,yqueposteriormentepodríaverseobligadoaconsiderar como algo más que una mera fuerza ciega, es decir, algo con unapersonalidaddefinida.

Hasta ahora a él no le había afectado en absoluto, pues sólo había actuadodirectamentesobrelosorganismosmássimplesdelosanimales.Habíaestimuladodeunmodointeligenteloscentrosnerviososfundamentalesdelavidapsíquicadelgato,suscitándoleunamiradadefelicidadinstantánea(ampliandosuconcienciadelmismomodoqueunadrogaounestimulanteamplíaladeunserhumano);porelcontrario,había asustado al perro, menos sensible, haciéndole sentir una vaga aprensión ymalestar.

Su intervención repentina y su demostración de energía había servido paraexpulsar temporalmente a ese ser, aunque estaba convencido de que todavíapermanecía cercade él, si no espacialmente almenos en esencia (puesno faltabanindiciosqueasíloconfirmaranmientrastomabanotas),yestaba,comosidijéramos,reuniendofuerzasparaemprenderunsegundoataque.

Además, intuía que las relaciones entre los dos animales habían sufrido uncambiosustancial:elgatohabíasalidobeneficiadoenextremo,puesestaballenodeconfianzaymuy segurode símismoen cuanto a sumundopeculiar,mientrasqueFlamehabíasidodespertadoporunataquerepentinoquenocomprendíayalquenosabíacómoresponder.Aunquetodavíanohabíallegadoasentirmiedo,semostrabadesafianteydispuestoarepelerelterrorqueadivinabacercano.Yanomanifestabaunsentimientodeprotecciónhaciaelgato.Smokeposeíalaclavedelasunto;ytantoélcomoFlamelosabían.

Mientras transcurrían los minutos, John Silence siguió allí sentado, en actitudvigilante,preguntándosecuánto tardaríaenproducirseelataqueyenquémomentodejaríadecentrarseenlosanimalesysedirigiríadirectamentehaciaél.

Ellibroyacíaenelsueloasuladoyhabíaterminadoconsusanotaciones.Teníaunamanoapoyadasobrelapieldelgatoylaspatasdelanterasdelperrodescansabansobresuspies: lostresreposabanplácidamentedelantedelfuegocandentemientrasel tiempo pasaba y el silencio se hacíamás profundo amedida que se acercaba lamedianoche.

EramásdelaunadelamadrugadacuandoeldoctorSilenceapagólalámparayencendióunaveladispuestoasubiraacostarse.EnesemomentoSmokesedespertóy,trasemitirunprofundoronroneo,sequedósentado.Noseestiró,niselavó,nisediolavuelta:sólosepusoaescuchar.Alcontemplarle,eldoctorsediocuentadequeenlahabitaciónseacababadeproduciruncambioqueeraincapazdedefinir.Habíatenido lugar un repentino reajuste de las fuerzas que albergaban aquellas cuatroparedes, una nueva distribución de sus personalidades respectivas. El equilibrio sehabíaroto,laarmoníaanteriorhabíadesaparecido.Smoke,queeraelmássensibledelos barómetros, había sido el primero en notarlo, pero el perro tampoco tardó enadvertirlo,porquealmirarhaciaabajoSilencedescubrióqueFlamehabíadejadode

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dormir.Estabaechadoconlosojoscompletamenteabiertos,yeneseprecisoinstantesesentósobresusancasyempezóagruñir.

EldoctorSilenceestabacogiendolascerillasparavolveraencenderlalámparacuandooyóunruidoenlahabitaciónquelehizoquedarseinmóvil.Smokesaltódesusrodillasyavanzóunospasossobre laalfombra.Entoncessedetuvoysequedóabsorto;eldoctorseincorporóparaobservarmejor.

Mientras se levantaba, el sonido se repitió; Silence se dio cuenta de que noprocedíadelahabitación,comohabíacreídoalprincipio,sinodeafuera,ytampocoprovenía de una sola dirección. Fue como si un torbellino se estrellara contra loscristalesdelasventanasyalmismotiempoalgoserestregaracontralapuertaporelladodelvestíbulo.Smokecruzó tranquilamente laalfombrameneando lacolay sesentójuntoalapuerta.Lainfluenciaquehabíaacabadoconelequilibrioestablecidoenlahabitaciónsehabíapuestoenmarchaadelantándoseaaquelloquelaoriginaba.Algoestabaapuntodeocurrir.

Porprimeravez en aquellanoche,Silencedudó; la imagendel estrechopasillodelrecibidor,llenodenieblaydesprovistodelasmínimascomodidades,leresultabadesagradable.Sediocuentadequeseleponíalacarnedegallina.Sabía,claroestá,quenoeranecesarioabrir lapuertaparaque tuviera lugar la invasiónqueestabaapunto de producirse, pues ninguna puerta, ventana o cualquier otra barrera sólidasupondríaunobstáculoparaimpedirqueaquelloconsiguieraentrar.Sinembargo,elhechodeabriraquellapuertapodríasersignificativoysimbólico,einstintivamenteloevitó.

Pero sólo por un instante, ya que Smoke le recordó con una mirada deimpacienciasuintencióninicial.Silencepasópordelantedelacriaturaallísentadaenactitudvigilante,yabriódecididamentelapuertadeparenpar.

Loqueocurriódespués,sedesarrollóaladébilytitilanteluzdelavelaquehabíasobrelarepisadelachimenea.

A travésde lapuerta abierta seveía elvestíbulo,queaparecía entre tinieblasyllenodebruma.Nosedistinguíanadamásqueelperchero,laslanzasafricanascomolíneasoscurassobrelaparedy,debajo,unasillademaderaconrespaldoaltoqueseerguíaconaspectogrotescosobreelsueloencerado.Duranteunmomentolanieblapareciódeslizarseyespesarsedeunmodoextraño;peroSilenceatribuyóaquelhechoasuimaginación.Lapuertasehabíaabiertoynohabíanada.

No obstante, Smoke pensaba de otramanera, y el profundo gruñido del colliedesdelaalfombraalfondodelahabitaciónpareciócorroborarsuopinión.

Orgullosoysereno,elgatosehabíavueltoaponerenpiey,trasacercarsehastalapuerta,estabainvitandoaalguienapasaralahabitación.Resultabaevidente.Ibadeunladoaotroinclinandolacabecitacongranmajestuosidadymanteniendolacolarígida y enhiesta como si fuera unmástil. Semovía de acá para allá de unmodoremilgado, mostrando signos de extrema satisfacción. Estaba en su elemento.

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Aceptabalaintromisiónyparecíadarporhechoquesuscompañeros,eldoctoryelperro,tambiénlohacían.

ElIntrusohabíaregresadoparalanzarunnuevoataque.El doctor Silence retrocedió lentamente y tomó posiciones sobre la alfombra

procurandomantenerconcentradatodasuatención.AdvirtióqueFlameestabainmóvilasulado,mirandolahabitacióneinclinando

lacabezadeunladoparaotroconuncuriosomovimientodebalanceo.Teníalosojosabiertos,ellomomuyestirado,elcuelloylasmandíbulasproyectadoshaciaadelanteylaspatasentensión,dispuestasparadarunsalto.Aunquesuactituderaviolentayestabapreparadoparaatacarodefenderse,selenotabamuyconfundidoeinclusounpoco acobardado, pues el pelo del espinazo y de los costados se le había erizadocomosiunacorrientedevientopasaraatravésdeél.Alapálidaluzdelachimeneaparecía un gran lobo amarillento y silencioso, cuyos ojos despedían un fulgorpenetranteyamenazadorengradosumo.Era«Flameelterrible».

Smoke, entretanto, seguía avanzando desde la puerta hacia el centro de lahabitación, acoplándose al paso lento de su invisible compañero. Tras recorrer uncorto trecho, se detuvo y empezó a sonreír y a hacer guiños. Había un tonodeliberadamente complaciente en su actitud, comosideseara realizar algún tipodepresentaciónentreelIntrusoysucaninoamigoaliado.Susmodaleserandelomásrefinados: ronroneaba, sonreíaydirigía lamiradadeunmodopersuasivodeunoaotrolado,dandopasoscortos,comodetanteo,primeroenunadirecciónyluegoenlaotra. Siempre había existido un entendimiento perfecto entre ambos animales.ContodaseguridadFlameapreciaríalasintencionesdeSmokeymostraríasuavenencia.

Peroelviejocollienosemoviósinoque,levantandoelbelfohastadejarverlasencías,enseñólosdientesypermaneciócompletamenteinmóvilconlosojosfijosylos ijarespalpitantes.Eldoctorsiguióretrocediendosindejardeprestaratenciónalmenor movimiento, y fue entonces cuando adivinó, por la actitud y elcomportamientodelgato,queSmokenohabíainvitadoaentrarenlahabitaciónaunúnicocompañerosinoavarios.Elanimalnoparabademoversedeunladoaotroyde levantar la vista cada rato. Pretendía convencer al perro para que se mostraraamigable con todos. El Intruso original había regresado con refuerzos. Al mismotiempo, el doctor se dio cuenta de que el Intruso era algo más que una fuerzaimpersonalydestructivaqueactuaraciegamente.TeníaunaPersonalidad,unagranpersonalidad.Yveníaacompañadaporunahuestedeotraspersonalidades,inferioresqueellaengrado,perodelamismaclase.

Silencesehizofuerteenunrincónjuntoalarepisadelachimeneayesperó.Todosuserestabadispuestoparaladefensa,puesahoraeraplenamenteconscientedequeelataquesehabíaampliado:debíaestaralerta,yaqueleafectaríaaéltantocomoalos animales. Aguzó la vista a través de la densa atmósfera de la habitaciónintentandodescubrirloqueelperroyelgatoveían;perolaluzquelaveladespedíaera débil y trémula, y sus ojos no pudieron distinguir nada. Smoke se movía

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sigilosamente delante de él como una sombra; cuando volvía la cabeza sus ojosresplandecían,yaúnseguíaintentandocongestosinsinuantesyuncontinuoronroneollevaracabolaspresentacionespertinentes.

Pero todo fueenvano.Flamesemantuvoclavadoensu sitio, rígidocomounaestatua.

Transcurrieronalgunosminutosdurantelosquesólosemovióelgato.Deprontose produjo un cambio repentino. Flame comenzó a retroceder hacia la pared.Meneaba la cabeza y a veces se volvía como queriendomorder algo detrás de él.Ellos avanzaban intentando rodearle. Su irritación fue aumentando a partir de esemomento,yaldoctor leparecióquesuenojose iba transformandoenunauténticoterror, que acabó por dominarle. El gruñido salvaje del animal se convirtió en ungañido quejumbroso;más de una vez intentómeterse entre las piernas de su amobuscandounavíadeescape.Seesforzabaporhuirdealgoquelerodeabaportodaspartes.

El terrorde aquel luchador indomable impresionóal doctor enormemente, perotambiénleprodujounagranangustiaeimpaciencia:nuncaanteshabíavistoalperromostrar signosde capitulación, y contemplarlo le apenaba.Sin embargo, sabíaqueFlamenose rendiríaconfacilidadycomprendía la imposibilidaddecalibrardeunmodoapropiadolossentimientosdelanimal.Loquepudieraestarviendoysintiendodebíadeserciertamenteterribleyporellonoselepodíatildardecobardealaligera.Se enfrentaba a un enemigo que le hacía temer por algomás que por su vida. Eldoctorledirigióunascuantaspalabrasdealientoyacariciósupeloerizado.Peronotuvo mucho éxito. Al collie ya no le servía de nada ese tipo de consuelo, y elderrumbamientodelviejoanimalseprodujoinmediatamentedespuésdeesto.

Entretanto Smoke permanecía más atrás contemplando el avance, pero sinintervenir en él. Sentado, satisfecho y en actitud expectante, pensaba que todo ibabien y de acuerdo con sus deseos. Se dedicaba a escarbar en la alfombra con suszarpasdelanterasdeunmodolentoylaborioso,comosituvieralaspatasmetidasenmelaza.Elruidoqueproducíansusuñasalengancharseenloshiloseraclaramenteperceptible.Elanimalseguíasonriendomientrasparpadeabayronroneaba.

De repente el collie emitió un ladrido seco y contundente, y saltó con torpezahaciaunlado.Susdientesdesnudosdescribieronunalíneablancaenlaoscuridaddelahabitación.Inmediatamentedespuésselanzóporentrelaspiernasdesuamo,casidesequilibrándole,ysaliódisparadoporlahabitación,dándosegolpetazoscontralasparedesy losmuebles.Aquel ladrido era significativo; el doctor lohabíaoído conanterioridadysabíaloquequeríadecir:eraelgritodeunluchadorendesventajaysignificabaqueelviejoanimalhabíarecobradoelcoraje.Talvezsólofueraelcorajepropiode ladesesperación,perodecualquiermodo la lucha ibaaser tremenda.EldoctorSilencelocomprendióynoseatrevióaintervenir.Flamedebíalucharcontrasusenemigosasumanera.

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Elgatohabíaoídoaquelterribleladridoytambiénlohabíaentendido.Eramuchomásdeloquehabíaesperado.Porentrelas lóbregassombrasdeaquellahabitaciónembrujadalosanimalesdebierondecruzaralgunasecretaseñaldepeligro.Smokesepusoenpieymirórepentinamenteasualrededor.Emitióunmaullidolastimeroyconun trote elegante se dirigió hacia las ventanas, donde la oscuridad era mayor.Descubrircuálerasuobjetivoesalgoquesólopodríanhaceraquellosqueposeenlaaguda inteligencia de los felinos.De cualquier forma, el pequeño bicho por fin sehabíapuestodelladodesuamigoyahoraibaenserio.

En ese mismo momento el collie consiguió ganar la puerta. El doctor le vioprecipitarsehaciaelvestíbulocomounrelámpagode luzamarillenta.Corrióporelsueloenceradoysubiólasescalerasatodaprisa,peroalsegundosiguientevolvióabajarporellascomounrayoyacabóaterrizandoentretumbos,gañendoencogidoyasustado.Eldoctor lovio retirarsedenuevoa lahabitaciónyarrastrarse juntoa laparedhastadondeestabaelgato.¿Estaba,pues,laescaleraocupada?¿Seencontrabanellostambiénenelvestíbulo?¿Estabatodalacasaatestadadearribaabajo?

Tales pensamientos vinieron a añadirse al ya profundo malestar que el doctorsintióalvereldesconciertodelcollie.Adecirverdad,supropiadesazónpersonalsehabíaidoincrementandodurantelosúltimosminutosyseguíaaumentandocadavezmás.Sediocuentadequesuvitalidadibadisminuyendoprogresivamenteydequeelpróximoseríaahoraelataquedirigidocontraélenvezdecontraelabatidoperrooelengatusadofelino.

Los acontecimientos que estaban desarrollándose en esa pequeña casa de estilomoderno sobre la cima de Putney Hill, entre la medianoche y el amanecer, sesucedíandeunmodotanrápidoeimprevisiblequeeldoctorSilenceapenaseracapazdeseguirlosyrecordarlos.Aquellaceleridadlepareciómisteriosaytemible.Alaluzdelavela, losmovimientosdelgatoresultabanmuydifícilesdecolumbrarsobre laalfombra oscura y, por otra parte, el propio doctor se encontraba tan fatigado ysorprendido que le fue prácticamente imposible observar con exactitud y recordarmástardeconprecisiónquéeraloquehabíavistooenquéordenhabíantenidolugarlosincidentes.Nuncapudocomprenderporquédefectovisualleparecióverqueelgato,primero, sehabíaduplicadoy,más tarde,multiplicado indefinidamentede talmodo que había al menos una docena de felinos correteando con sigilo por lahabitación y saltando con suavidad sobre las sillas y mesas, como sombras queavanzarandesdelapuertaabiertahastaelfondodelahabitación.Erannegroscomoeltizónyconunosbrillantesojosverdesquedespedíanfuegoentodasdirecciones.Parecía como si una veintena de espejos hubieran sido colocados con diversosángulos sobre las paredes. Tampoco pudo comprender en esemomento por qué eltamañodelahabitaciónparecíahaberaumentadotanto,yporquéseprolongabapordetrásdeél,másalládedondedeberíahaberestadoellímitedelapared.Elladridodelasustadoyenfurecidocollie le llegabaavecesdesdela lejanía;el techoparecía

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haberseelevadomuchísimoygranpartedelmobiliariosehabíatransformadodeunmodoasombroso.

Todo le resultaba muy confuso, como si la pequeña habitación que habíaconocidosehubieraconvertidoenotradedimensionescompletamentediferentes;lahueste de gatos y las extrañas distancias entre ellos le parecieron una visiónincomprensible.

Peroestoscambiostuvieronlugarunpocomástarde;enesemomentosuatenciónestabatancentradaenobservarelcomportamientodeSmokeydelcolliequesólolosapreciódeunmodosubconsciente.Laemoción,latrémulaluzdelavela,lapenaquesentía por el collie, y la distorsión que la niebla producía en la atmósfera eran lospeoresaliadosparaunaobservaciónatenta.

Al principio sólo se dio cuenta de que el perro no hacía más que repetir sutremendoladridodevezencuando,lanzandotarascadasadiestroyasiniestrohaciael aire o hacia el suelo. En una ocasión dio un salto adelante y empezó a atacarfuriosamenteconuñasydientes,comosiestuvieraenelfragordeunapeleadelobos,peroalcabodeunminutoregresóapresuradamentebuscandoelrefugiodelaparedquequedabatrasél.Despuésdepermanecerunratoechadoeinmóvil,seagazapóenactituddeabalanzarsedenuevocontraalgo,gruñendoespantosamenteydescribiendosemicírculos con la cabeza torcida. Mientras tanto, Smoke no dejaba de maullardesde la ventana en tono quejumbroso como si quisiera atraer el ataque hacia símismo.

Daba la impresión de que la acometida de toda aquella trama horrorosa ibaalejándose del perro para dirigirse hacia la persona del doctor. Tras dar un nuevosalto,elcolliehabíavueltoaestrellarsecontraunrincón,dondecongranrabiahizosuficiente ruido como para despertar a los muertos antes de ponerse a gemir yquedarseinmóvil.Laafliccióndeldoctorempezabaahacerseprofundaeintolerable.Nohabíadadoniunpasohaciaadelanteparairenayudadelanimalcuandounvelomásdensoquelanieblacayósobrelaescena,envolviendolahabitación,lasparedes,losanimalesyelfuegoenunabrumaoscuraquetambiénalcanzóasupropiamente.Su campo de visión era atravesado por formas que reconocía por anterioresexperimentosyalasquenodabalabienvenida.Sucerebrocomenzóainundarsedepensamientos atroces en los que sugerencias siniestras y malvadas hacían supresenciadeunmodoseductor.Elhieloparecíahaberseestablecidoensucorazónysumenteseestremecía.Comenzóaperdermemoriadesuidentidad,dedóndeestaba,de lo que debería hacer. Las bases de su fortaleza estaban minadas. Su voluntadparecíaparalizada.

Yfueentoncescuandolahabitaciónsellenódeesahordadegatos,todosnegroscomoelbetúnyconunosojosqueirradiabanfuegoverde.Lasdimensionesdellugarsehabíanalterado.Elespacioeramuchomayor.Elgañidodelperroseoíaalolejos,yasualrededorpasabanlosgatosatodavelocidaddeacáparaallá,practicandoconsigilo sus vertiginosos e impetuosos juegos malvados y urdiendo la trama de su

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oscuro propósito sobre el suelo. Silence hizo un gran esfuerzo por sobreponerse yrecordar las palabras que había utilizado con anterioridad en situaciones tanespantosas como ésta, a las que sus peligrosas prácticas le habían conducido enocasiones; pero sumente y sumemoria estaban envueltas por la neblina: se sentíaaturdidoylefaltabanlasfuerzas.Lasprofundidadesdesucerebroestabandemasiadoocupadasbuscandounasolucióncurativacomoparasaliralexterior.

Despuéssintióelhechizo,unfuertehechizolanzadosobresuimaginaciónporlapoderosapersonalidadquehabíadetrásdeaquelvelo;aunqueenesemomentonoeramuyconscientedeellopues,comosueleocurrircon todos loshechizosauténticos,era incapaz de descubrir dónde acababa la realidad y comenzaba lo imaginado.Estabamomentáneamenteatrapadoenlamismavoráginequehabíaintentadoseducirconmalas artes al gatoy llevarle a la destrucción, y amenazaba con acabar con elperropormediodelterror.

En ese instante se produjo un estampido en la chimenea, como si el vientoretumbaraaldescendervertiginosamenteporelconducto.Lasventanascrujieron.Lavelaparpadeóyseapagó.Unaatmósferaglacialleenvolvióconelfríodelamuerteyunatremendacorrientedeairelepasórozandoporencimadelacabeza,comosieltechohubierasidoelevadohastaunaalturaimponente.Luegooyócómosecerrabalapuertaalolejos.Sesintiódesamparado,perdidoenlasprofundidadesdesualma.Noobstante,semantuvofirmeylogróresistirmientraselpuntoculminantedelabatallaseibaacercandocadavezmás…Habíaentradoenelflujodelasfuerzasdespertadaspor Pender, y sabía que debía ofrecerles resistencia hasta el final o llegar a unaconclusiónquenoerabuenaparaningúnserhumano.SentíaquealgoprocedentedelfríomundodelMásAllálerondaba.

Derepente,atravésdeaquelvelodebrumaempezóavislumbrarlaPersonalidadquehabíaestadotodoelratodirigiendolacontienda.Sintióqueunafuerzainvadíasuserylesacudíacomounatempestadsacudelashojasdelosárboles;frenteaél,alaalturadelavista,surgiólatremendadesolacióndeunenormesemblanteoscuro,unrostroqueaunensudecadenciaresultabaterrible.

Era verdaderamente espantosoy desolador, y los signos de un espíritumalignoestabanpresentesentodassusfaccionesdesgarradas.Losojos,elrostroyelpelodeaquellavisiónquedabanasumismaaltura,porloqueduranteunbuenratonopudodistinguirlos y evaluarlos apropiadamente; dos seres, un hombre y una mujer, semirabandirectamentealacarayalfondodelcorazón.

John Silence, un alma de buenas y abnegadas intenciones, plantaba cara a unamujer descarnada ymisteriosa cuyosmotivos eran de lamás puramaldad y cuyoespírituestabadepartedelosPoderesdelaOscuridad.

FueesedesenlaceelqueconmocionólaprofundidaddelpoderqueSilenceteníaen su interior y empezó a devolverle su propia personalidad. Fue consciente delesfuerzo que tuvo que hacer; sin embargo no le pareció sobrehumano, pues habíareconocidolanaturalezadelpoderdesuoponenteyhabíainvocadoalbienquetenía

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dentrodesípararecibirloydominarlo.Lasfuerzasalojadasensuinteriorseagitaronyalteraronen respuestaa su llamada.Alprincipionoparecíanestar tandispuestascomode costumbre, ya que bajo el influjo del hechizo habían sido diabólicamenteadormecidas, pero al final sedespertaron, surgiendodesde esanaturaleza espiritualinternaque,contantotiempoyesfuerzo,habíaaprendidoadevolveralavida.Yelpoder y la confianza retornaron con ellas. Comenzó a respirar profunda yregularmentey,almismotiempo,aabsorberlasfuerzasadversasyasacarprovechodeellas.Al dejar deoponer resistencia y permitir que la corrientemaligna fluyeracon libertad por su interior, utilizaba el poder proporcionado por su adversario eincrementabaenormementeelsuyo.

Silenceconocíaestaalquimiaespiritual.Sabíaque,enúltimotérmino, lafuerzaesunaysólouna;loquelaconvierteenbuenaomalaeslaintenciónquehayenella,y la suya era completamente altruista. Asimismo, sabía (siempre que no estuvieraprivadode su autodominio) cómoabsorber esasmalvadas radiaciones ajenas en suinterior y transformarlas en buenos propósitos de un modo mágico. Como susintencioneseranpurasysualmaintrépida,nopodíanhacerleningúndaño.

De esa forma permaneció inmerso en ese flujo perverso sintiéndoseinconscientementeatraídoporPenderydesviandoelcursodesuspensamientoshaciaél.Alpasaratravésdelfiltropurificadordesualtruismoesasenergíasnopodíanmásque aumentar su experiencia, su conocimiento y por tanto su poder.Amedidaquerecuperabaeldominiodesímismo,esepropósitose ibarealizandopaulatinamente,aunquemientrasocurríaSilencenodejabadeestremecerse.

Con todo, la lucha fue dura y, a pesar del aire gélido, el sudor le corría por elrostro. Lentamente, aquel semblante oscuro y horroroso fue desvaneciéndose; elhechizo cesó, las paredes y el techo recuperaron sus proporciones, las formas sedisiparon en la niebla y el remolino de sombras felinas que correteabanapresuradamentedesapareciópordondehabíavenido.

Al recuperar la consciencia de su propia identidad, John Silence recobró elcontrol de su fuerzadevoluntad.Convozgraveymodulada empezó apronunciarunossonidos rítmicosque fueronresonandoporelairecomounmarembravecido,inundandolahabitacióndeunaspoderosasarmonizacionesvibratoriasencuyotonocreciente se sumergieron todas las irregularidades de las vibraciones inferiores.Almismotiemporealizóciertossignos,gestosymovimientos.Durantevariosminutoscontinuópronunciandoesaspalabrashastaqueporfinaquelvolumensonoroinvadiótodalahabitaciónydominótodaslasmanifestacionesqueseoponíanaél.Ademásdeconocer laalquimiaespiritualquetransmutabalasfuerzasdelmalelevándolasacanalessuperiores,Silencecomprendía,graciasaunestudioprolongado,elempleoocultodelsonidoysuefectodirectosobrelaregiónplásticaenlaquelospoderesdelosespíritusmalignosurdíansus funestospropósitos.Laarmonía,por tanto,quedórestaurada, primero en su propia alma, y después en la habitación y en todos susocupantes.

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Elprimeroenreconocerlodespuésdeélfueelviejoperro,queseguíaechadoenuna esquina. Flame empezó a emitir unos susurros de placer, esos característicossonidos entre gruñidos y refunfuños que hacen los perros cuando recobran laconfianzadel amo.El doctorSilenceoyó también el golpeteode la cola del colliecontraelsuelo.Ambossonidosprovocaronunsentimientodeprofundoafectoenelcorazón de Silence y le proporcionaron una ligera idea de las agonías por las queaquellamudacriaturadebíadehaberpasado.

Después,desdelaoscuridadquehabíajuntoalaventana,unronroneopenetranteanunció el retorno del gato a su estado normal. Smoke avanzó por la alfombra.Parecía muy contento consigo mismo y sonreía con una expresión de extremainocencia.No era una sombra, sino un gato auténtico, lleno de su acostumbrada yperfecta seguridad.Andabamuy remilgadamente, conunadignidad imponente querecordabalamajestaddesusantepasadosegipcios.Susojosyanoemitíandestellos;sólovibrabanfirmemente.Noirradiabanexcitaciónsinosabiduría.Seleveíaansiosoporenmendarlastravesurasalasquesehabíaentregadoinconscientementedebidoasunaturalezasensibleyeléctrica.

Sindejardeemitirsuagudoronroneoseacercóhastasuamoyserestregóconfuerza contra sus piernas. Luego se sentó sobre las patas traseras y rozó con lasdelanteras las rodillas del doctormirándole a la cara en tono de súplica. Entoncesvolvió lavistahaciael rincónenelqueestaba tumbadoelcolliemeneando lacoladébilylastimosamente.

John Silence comprendió. Se inclinó y acarició la piel de aquella criatura,advirtiendo la líneadebrillanteschispasazuladasqueacompañabanelmovimientodesumanoporellomo.Actoseguidoavanzaronjuntoshacialaesquinaenlaqueseencontrabaelperro.

Smoke llegó primero y aproximó elmorro suavemente al hocico de su amigo,ronroneandomientrassefrotabacontraélyemitíaunossuavessonidosdeafectoconla garganta.El doctor encendió la vela y la acercó.Vio al collie echado junto a lapared;estabaagotadoy todavía leasomabaespumapor laboca.Lacolay losojosrespondieron al oír a su amo, pero evidentemente se encontraba débil y rendido.Smokecontinuórestregándosecontrasusmejillas,hocicoyojos,colocándoseinclusosobresulomoyjugueteandoconsuespesopeloamarillento.Flamereplicabadevezen cuando con pequeños lametones, lamayor parte de los cuales se perdían en elcamino.

EldoctorSilence intuyóque algo irreparablehabía sucedidoy se le encogió elcorazón. Acarició aquel apreciado cuerpo, buscando magulladuras o huesos rotos,pero no encontró ninguno. Le ofreció la comida y la leche que quedaba, pero elanimalderramóelplatocontorpezaydesparramólacomidaentresuspatas,porloqueeldoctortuvoquedarledecomerconsuspropiasmanos.DurantetodoeseratoSmokenodejódemaullarentonolastimero.

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John Silence empezó a comprender. Se dirigió al extremo más alejado de lahabitaciónyllamóalperro.

—¡Flame,viejoamigo!¡Venaquí!En cualquier otromomento el perro sehabría acercadohasta él enun instante,

ladrando y dando grandes saltos. En esta ocasión, se levantó lentamente y condificultad,yechóacorrermeneandolacolaconenergía.Primerochocóconunasillay después se estrelló contra una mesa. Smoke corría a su lado haciendo todo loposibleporguiarle.Peronosirviódenada.EldoctorSilencetuvoquecogerleensuspropiosbrazosyllevarlecomoaunniño.Estabacompletamenteciego.

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III

Una semana más tarde John Silence visitó al escritor en su nueva casa y leencontrómuy recuperado y entregado de nuevo a sus relatos. Lamirada asustadahabíadesaparecidodesusojosyparecíaalegreyconfiado.

—¿Ha recobrado el sentido del humor?—dijo el doctor sonriendo tan prontocomoseacomodaronenlahabitaciónquedabaaljardín.

—No he tenido elmásmínimo problema desde que abandoné aquella horriblecasa—replicóPenderagradecido—;ytodograciasausted…

Eldoctorleinterrumpióconungesto.—Olvídesedeeso—dijo—;yahablaremosmásadelantedesusnuevosplanesy

de mi proyecto para librarle de la casa y ayudarle a establecerse en otro sitio.Evidentemente,habráquederribarla,puesnoesconvenienteque lahabiteningunapersonasensible;cualquierotroinquilinopodríaverseafectadodelmismomodoqueusted.Sinembargo,creoqueelmalhadesaparecidoporahora.

Entonces contó al asombrado escritor algunas de sus experiencias con losanimales.

—Nopretendocomprenderlo—dijoPenderunavezacabadalarelación—,peromimujeryyonossentimoscompletamentealiviadosalvernoslibresdetodoaquello.Sóloquierodecirlequemegustaría saber algode lahistoriade la casa.Cuando laalquilamoshaceseismesesnooíniunapalabraencontradeella.

EldoctorSilencesacódelbolsillounospapelesmecanografiados.—Puedosatisfacersucuriosidadenciertomodo—observópasandolavistasobre

las hojas y volviendo a guardárselas en el bolsillo de su chaqueta—; según lasinvestigaciones llevadas a cabo por mi secretario he podido comprobar ciertainformación obtenida durante el trance hipnótico de unmédium queme ayuda enestoscasos.Elanteriorocupantequeleteníahechizadoparecehabersidounamujerde vida y carácter singularmente cruel, responsable de una serie de crímenes queconmovieron a toda Inglaterra y sólo fueron descubiertos por pura casualidad. Fueahorcadaenelaño1798,peronohabitóenesacasasinoenotramuchomásgrandelevantadaenelsolarqueocupalaactualyqueenaquellaépocanoestabaenLondressinoenelcampo.Eraunapersonainteligente,conunavoluntadpoderosaydecidida,yunaaudaciaconsumada;estoyconvencidodequesevalíadelosrecursosmásbajosdelamagiaparaconseguirsusFines.Todoestosirveparaexplicarlavirulenciadesuataque sobre usted y por qué todavía era capaz de continuar realizando, tras sumuerte,lasprácticasperversasqueconstituyeronsuprincipalpropósitoenvida.

—Usted cree que tras la muerte un alma puede dirigir conscientemente…—comenzóadecirelescritor.

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—Comoledijeantes,creoquelasfuerzasdeunapersonalidadpoderosapuedenperdurartraslamuertesiguiendolalíneatrazadaporelimpulsooriginal—repusoeldoctor—;lospensamientosylospropósitosenérgicospuedencontinuarreaccionandoencerebrosconvenientementepreparadosmuchodespuésdequesuscreadoreshayandesaparecido.

»Si supiera usted algo de magia —prosiguió—, sabría que el pensamiento esdinámicoycapazdeinvocarformaseimágenesquepuedenexistirdurantecientosdeaños.Nomuylejosdelmundodelavidahumana,hayotromundoenelqueflotanlos desechos e intenciones de todos los signos, el limbo de los cuerpos de losmuertos;setratadeunmundodensamentepoblado,llenodehorroresyespantosdetodasclases,queavecespuedeserdevueltoalavidapormediodelavoluntaddeunmanipuladorentrenado,deunamenteversadaenlasprácticasmásbajasdelamagia.Estoyconvencidodequeesamujercomprendíaesetráfagovilydequelasfuerzasqueellapusoenmovimientodurantesuvidasehanidoacumulandodesdeentonces;y habrían seguido haciéndolo si no hubieran sido atraídas por usted y despuésdescargadasysatisfechasatravésdemí.

»Cualquier cosa podría haber provocado el ataque, pues, aparte de las drogas,existenciertasemocionesviolentas,ciertasdisposicionesdelalma,ciertosardoresdelespíritu, si se pueden llamar así, que abren directamente el espacio interior a unconocimiento de ese mundo astral que acabo de mencionar. En su caso, dio lacasualidaddequefueunapotentedrogalaqueloprodujo.

»Perodígame—añadiótrasunapausa,entregandoalperplejoescritorundibujoalápizdeaquelsemblanteoscuroqueselehabíaaparecidodurantelanochequepasóenPutneyHill—,¿reconoceustedesterostro?

Pender,sorprendido,contemplóeldibujoatentamente.Alverloseestremecióunpoco.

—Sinduda—dijo—,esel rostroqueyosiempre intentabadibujar:oscuro,conunabocayunamandíbulagrandes,yelojocaído.Ésaeslamujer.

EnesemomentoeldoctorSilencesacódeentrelashojasdesulibrodenotasunantiguo grabado de la misma persona, desenterrado de los archivos del NewgateCalendar[2] por su secretario. El grabado y el dibujo mostraban dos aspectosdiferentesdelmismosemblantehorroroso.Losdoshombresloscompararonduranteunosinstantessindecirpalabra.

—DebodargraciasaDiosporlaslimitacionesdenuestrossentidos—dijoPendersuspirando—;laclarividenciapermanentedebedeserunaaflicciónmuysería.

—Síque lo es—replicó el doctorSilence—; si todo elmundoquehoy endíapretendeserclarividente realmente lo fuera, lasestadísticasdesuicidiosycasosdelocuraseríanmuchomásaltasdeloqueson.Noessorprendente—añadió—quesusentido del humor se haya visto nublado, con unas fuerzas mentales como las deaquelmonstruomortalqueintentabautilizarsucerebroparapropagarse.Hapasado

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porunaaventurainteresante,Mr.FélixPender,ypermítamequeledigaquehasalidoustedmuybienparado.

Elescritorestabaapuntodemostrarledenuevosuagradecimientocuandounosarañazosenlapuertahicieronqueeldoctorsepusieraenpierápidamente.

—Eshorademarcharme.Dejéalperroenlaentrada,perosupongo…Antes de que tuviera tiempode abrir la puerta, ésta cedió a la presión ejercida

desdeelotroladoyseabriódeparenparparadejarentraraungrancolliedepeloamarillento.Elperro,meneandolacolaymoviendoconsatisfaccióntodosucuerpo,cruzó la habitación y dio un salto intentando poner las patas sobre el pecho de suamo.Aquellosojosancianosrebosabanalegríay felicidad,puesdenuevobrillabancomolaluzdeldía.

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ANTIGUASBRUJERÍAS

ANCIENTSORCERIESTraducción

FranciscoTorresOliver

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I

Hay al parecer personas completamente anodinas, sin un rasgo que sugiera laaventura, y que sin embargo sufren una o dos veces, en el curso de sus plácidasexistencias,unaexperienciatanextrañaqueelmundocontieneelaliento…¡ydesvíalavista!Yerancasosdeestegénero,quizá,especialmente,losquesolíancaerenlaextensa red de John Silence, médico del espíritu; y valiéndose de su profundahumanidad,supacienciaysusgrandescualidadesdecomprensiónespiritual,llegabaa resolver con frecuencia los problemas más singularmente complejos, y del máshondointeréshumano.

Legustabarastrearhastasusfuentesocultasasuntosqueparecíancasidemasiadosingularesyfantásticosparasercreíbles.Desenredarunamarañaenelfondomismodelascosas—liberandodepasoaunalmasufrientedesutormento—eraenélunaverdadera pasión. Y, a decir verdad, los nudos que él desataba eran a menudoextrañospordemás.

Elmundo,desde luego,exigealgunabaseverosímila laquepoderdarcrédito,algo al menos que se parezca a una explicación. Puede comprender al tipoaventurero: individuos que llevan consigo una explicación suficiente de sus vidasapasionantes, y cuyo temperamento les arrastra a situaciones que propician laaventura.Nadamásesperadeellos,yconesosecontenta.Perolapersonaoscurayvulgarnotienederechoaconocerexperienciasquesesalendelocotidiano;ycuandoesoocurre,elmundosesientedecepcionado—pornodecirescandalizado—conella.Hatrastornadodeformagroserasusatisfechaopinióndeloquedebeser.

—¡Que lehayaocurrido talcosaaése!—exclama—,¡un individuo tanvulgar!¡Esridículo!¡Debedehaberunerror!

Sinembargo,esindudablequealgoleocurrióalpequeñoArthurVezin,algodecaráctermuysingular,queélcontóaldoctorSilence.Seadentroofueradeél,nohayduda de que le sucedió, a pesar de las bromas de los pocos amigos que le oyeroncontar la historia, y que comentaron con sensatez «que tal cosa podía haberleocurrido, quizá, a Iszard, al chiflado de Iszard, o a ese tipo raro deMinski; peronuncaalpequeñoVezin,predestinadoavivirymorirdeacuerdoconsuescala».

Peroseacualseasuclasedemuerte,desdeluegoVezinno«viviódeacuerdoconsuescala»enloquerespectaaesteepisodioconcretodesuinsípidavida;yaloírselocontar,yvercómosealterabasusemblantepálidoydelicadoynotarcómosuvozseibavolviendomáscontenidayconfidencialamedidaquehablaba,unollegabaaesaconvicciónquesustorpespalabrasquizánolograbantransmitir.Lorevivíacadavezquelorelataba.Supersonalidadenterasedesdibujabadurantelanarración,yéstaledominabadetalmodoqueseconvertíaenunalargadisculpaporunaexperienciaquedesaprobaba. Parecía excusarse y pedir perdón por haber osado participar en tan

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fantástica aventura. Porque el pobre Vezin era un alma tímida, amable y sensible,raramentecapazdehacersevaler,consideradaconloshombresylosanimales,ycasifísicamente incapazdedecirqueno,odeexigirmuchascosasqueen justiciase ledebían.Suproyectoenterodevidaparecíaestarmuylejosdecuantosobrepasaseenexcitaciónaperdereltrenuolvidarelparaguasenelautobús.Ycuandoleacontecióestesucesosingularhabíadejadoyabastanteatrásloscuarentaañosquesusamigosleechabanoélestabadispuestoaadmitir.

JohnSilence,queleoyócontarsuexperienciaenmásdeunaocasión,decíaqueavecesomitíaunosdetallesyañadíaotros;sinembargo,todoseranclaramenteciertos.Tenía el desarrollo del suceso imborrablemente cinematografiado en la mente.Ningún pormenor era imaginado o inventado. Y cuando relataba la aventura sinomitirninguno,suefectoerainnegable.Lebrillabansusojoscastañosysuplicantes,y afloraba y se revelaba gran parte de su encantadora personalidad, por lo generalescrupulosamente reprimida. Nunca abandonaba su modestia, por supuesto; perodurantelanarraciónolvidabaelpresenteysepermitíamostrarsecasiintensamente,alrevivirsuaventurapasada.

Regresabaacasacuandoocurrió;cruzabaelnortedeFranciatrasunviajealasmontañasdondesolíarefugiarseasolas todos losveranos.Nollevabamásqueunabolsadeviajeenlared,yeltrenibaatestadohastalaasfixiadeimpenitentesinglesesde vacaciones. Le desagradaban, no por ser compatriotas suyos, sino porque eranescandalososymolestos,yborrabanconsusgrandesbrazosypiernasysusropasdetweed las plácidas impresiones del día que le habían hecho disfrutar y le habíanpermitido diluirse en la insignificancia y olvidar que era alguien. Estos inglesesalborotaban a su alrededor como una charanga, haciéndole comprender vagamenteque debía mostrarse más enérgico y exigente, y que no reclamaba con bastanteinsistenciatodaclasedecosasquenonecesitabayteníanmuypocaimportanciaenrealidad, como un asiento junto a la ventanilla, llevar subido o bajado el cristal, ycosasporelestilo.

Asíesqueibaincómodo,ydeseosodeterminarelviajeyencontrarseotravezenSurbiton,consuhermanasoltera.

Y cuando el tren se detuvo diez jadeantes minutos en la pequeña estación delnorte de Francia, y bajó a estirar las piernas por el andén, y vio consternado queembarcaba, de otro tren, una nueva tanda de ciudadanos de las islasBritánicas, derepenteleparecióimposibleseguirelviaje.Inclusosualmaapocadasesublevó;yseleocurrióquedarseunanocheenelpuebloycontinuaraldíasiguienteenotrotrenmáslentoymásvacío.Elrevisorestabayagritando«envoiture»yelpasillohastasucompartimentosehallabaatestadocuandoseleocurriólaidea.Y,porunavez,actuócondecisiónyseapresuróarecobrarsubolsa.

Viendoquelosestribosyelpasilloestabaninfranqueables,diounosgolpecitosenelcristal(suasientoeradeventanilla)yrogóalseñorqueibasentadoenfrentequelediesesuequipaje,explicándoleconsumalfrancésquehabíadecididointerrumpirel

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viaje aquí. Y contaba después que este francés, persona de edad, le dirigió unamirada,mitaddeadvertencia,mitaddereproche,quenoolvidaríahastaeldíadesumuerte; le tendió la bolsa por la ventanilla cuando el tren se ponía enmarcha, altiempoquelesoltabaaloído,envozbaja,unalargafraseapresurada,delaquesólofuecapazdecomprender lasúltimaspalabras:«àcausedusommeiletàcausedeschats».

Contestando al doctor Silence, cuya excepcional penetración psíquica intuyó alpunto que este francés era un elemento crucial en la aventura, Vezin admitió quedichohombrelehabíacausadobuenaimpresióndesdeelprincipio,aunquenopodíaexplicar por qué. Habían viajado sentados el uno enfrente del otro durante cuatrohoras; y si biennohabían intercambiadouna sola frase—Vezin era tímido con sufrancés tartamudeante—,confesóquesusojossedesviabancontinuamentehaciaelrostrodeldesconocido, al extremode rayar casi la impertinencia, reconoció;yquecadaunoporsupartehabíamostrado,enunadocenadedetallescortesesyatención,deseos de agradar. Habían sentido mutua simpatía, y sus personalidades habíanchocado,onolohabríanhechodehaberllegadoatrabaramistad.Elfrancés,desdeluego,parecióejerceruninflujocalladoyprotectorsobreelpequeñoeinsignificanteinglés,yrevelósinpalabrasnigestosqueledeseabalomejor,yquelehabríagustadomuchísimoayudarle.

—¿Yesafrasequelelanzóconlabolsa—preguntóJohnSilence,esbozandoesasonrisa de especial simpatía que siempre disipaba los prejuicios de su paciente—,podríarecordarlaexactamente?

—Fuetanrápidayenvoztanbajayvehemente—explicóVezinconsuvocecita—quenoentendínadadeloquedijo.Sólocaptélasúltimaspalabrasporquelasdijoconclaridad,yconlacarafueradelaventanillaparaacercarlaalamía.

—«Àcausedusommeiletàcausedeschats?»—repitióeldoctorSilence,comohablandoconsigomismo.

—Exacto—dijoVezin—;locualcreoquesignificaalgoasícomo«acausadelsueñoyacausadelosgatos»,¿no?

—Desde luego,así escomo la traduciríayo—comentóeldoctorconbrevedadpuestoque,evidentemente,noqueríainterrumpirlemásdelonecesario.

—En cuanto al resto de la frase… no entendí la primera parte. Creo que meadvertía que no hiciera algo: que no me quedara en el pueblo, o en algún lugarconcretodelpueblo,quizá.Ésafuelaimpresiónquemedio.

Acontinuación,comoesnatural,partióeltren,yVezinsequedóenelandénsoloyconsensacióndedesamparo.

El pueblecito ascendía sin orden por un cerro empinado que arrancaba de lallanura, a espaldas de la estación, y lo coronaban las dos torres gemelas de unacatedralenruinasquedescollabaenlacima.Desdelaestaciónparecíamodernoysininterés;perolaverdaderaquesuconfiguraciónmedievalsehallabafueradelavista,alotrolado.Ytanprontocomollegóarribaysemetióporsuscallesantiguas,dejó

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atráslavidamodernaysesumergióenunsiglodelpasado.Elbullicioylaagitacióndel tren atestado parecían haber quedado días atrás. Le hechizó el espíritu de estepueblosilenciosodemontañaquesoñabasupropiavidaapaciblebajoelsolotoñal,lejosdelosturistasylosautomóviles.Pasómuchoratomoviéndosebajoesteinflujo,antes de tener conciencia de él. Caminaba calladamente, casi de puntillas, por lascallejasestrechasysinuosascuyosaleroscasisetocabanporencimadeél,ycruzóelportalde laposadasolitariaconunaactitudcohibidayhumildequeporsí solaeraunadisculpaporirrumpirenlacasayturbarsusueño.

Al principio, no obstante, dijo Vezin, casi no se dio cuenta de todo esto. Fuemuchodespuéscuandotratódeanalizarlo.Loqueahoralellamólaatenciónfuesoloel contraste deliciosodel silencio y la paz, tras el polvoy el ruidoso traqueteodeltren.Sesentíaapaciguadoyacariciadocomoungato.

—¿Comoungato,dice?—leinterrumpióJohnSilenceconpresteza.—Sí. Desde el principiomismo, ésa fuemi impresión—se echó a reír, como

excusándose—.Eracomosielcalorylapazyelsosiegomehiciesenronronear.Éseparecíaserelánimoqueimperabaentodoelpueblo…entonces.

Laposada,unedificioantiguoydestartaladoqueaúnconservabalaatmósferadelos viejos tiempos de las diligencias, no pareció acogerle con demasiado calor.Notabaqueletolerabatansolo,dijo.Peroerabarataycómoda;yladeliciosatazadetéquelesirvieronenseguidalehizosentirserealmentesatisfechodesímismo,porhaberdejadoeltrendeformatanosadayoriginal.Porqueleparecíaosadayoriginal.Estabaalgoasícomoufano.Suhabitaciónerasedante,también,consuenmaderadooscuroysutechobajoeirregular;yelpasillolargoeinclinadoqueconducíaaellaparecíaelaccesonaturalaunaverdaderaCámaradelSueño:uncuartitominúsculoalejadodelmundoadondeno llegaba ruidoalguno.Dabaalpatio trasero.Todoeraencantador;ydealgunamanera,lehacíaimaginarsevestidodesuavísimoterciopelo,y los suelos parecíanmullidos y las paredes acolchadas.Ningún ruido del exteriorpenetrabahastaallí.Unaatmósferadeabsolutodescansoleenvolvía.

Alocupar lahabitacióndedos francoshabíahabladocon laúnicapersonaqueparecía haber en la posada esta tarde soñolienta: un camarero entrado en años degrandespatillasyamodorradacortesíaqueacudióasuencuentroconpasoperezosodesdeelotroextremodelpatioenlosado;peroalbajarotravezparadarunpaseoporelpuebloantesdelacenaseencontróconlapropietariaenpersona.Eraunamujerenorme cuyas manos, pies y cara parecían abrirse paso hacia él desde un mar decorpulencia.Emergían,porasídecir.Pero teníaunosojosgrandes,oscurosyvivosque contrarrestaban lo voluminoso de su cuerpo, y revelaban que en realidad setratabadeunamujervigorosayalerta.Laviohaciendopuntoenunasillabajacontralapared,dondedabaelsol,yalprontolaimaginócomounagrangatadormitando,aunquevigilante,soñolientayalmismotiempodispuestaapasarinstantáneamentealaacción.Lesugirióunagrancazadoraderatones.

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Le abarcó con una amplia mirada que fue cortés sin ser cordial. Su cuello,observóVezin,erasumamenteflexibleapesardeltamaño,dadoquelogirócongranfacilidadpara seguirle; y su cabeza, sobre él, se inclinó enungestode saludocongransoltura.

—Pero cuandomemiró—dijoVezin, con esa sonrisa de disculpa en sus ojoscastaños y ese gesto suplicante con los hombros tan característico en él—, tuve laextrañasensacióndequeenrealidadhabíatratadodehacerunmovimientodistinto,yquepodíahabercaídosobremí,conunsimplesaltodesdeelotroladodelpatio,igualqueunaenormegatasobreunratón.

Seechóareírconsurisablanda,yeldoctorSilenceanotóalgoensucuadernosininterrumpirle,mientrasVezinproseguíaenuntonocomositemiesehaberdichodemasiado,ymásdeloquenosotrospodíamoscreer:

—Eramuysuave,ymuyactivaapesardesucorpulencia;ymediolaimpresiónde que sabíamismovimientos aun después de pasar y hallarme a su espalda.Mehabló,ysuvozsonóblandayrumorosa.Mepreguntósiteníamiequipaje,ysiestabacómodo enmi habitación; luego añadió que la cena se servía a las siete, y que lagenteeramuymadrugadoraenestepueblecitorural.Tratabadehacermeverqueeramejornotrasnochar.

Evidentemente, consiguió transmitirle, con su actitud y su voz, que aquí sería«manejado»,que lodispondríanyplanearían todoporél,yqueno teníaquehacerotracosaquedejarsellevaryobedecer.Ningunaaccióndecididaniesfuerzopersonalenérgico se esperaba de él. Ocurría totalmente al revés que en el tren. Saliósilenciosamentealacalle,conunasensacióndesosiegoydepaz.Sediocuentadeque se hallaba en unmilieu que armonizaba con su carácter. Eramuchomás fácilobedecer.Empezabaaronronearotravez,yanotarqueelpuebloenteroronroneabaconél.

Deambulósinprisaporlascallesdelpueblo,sumergiéndosecadavezmásenelespíritudereposoquelocaracterizaba.Vagósinrumbodeunladoparaotro.Elsoldeseptiembrecaíaoblicuosobrelostejados.Bajandoporcallejonessinuososorladosde aleros colgantes y ventanas abiertas, vislumbraba fugazmente mágicasperspectivas de la gran llanura y de los prados y arboledas amarillas que sedesplegabancomounmapadeensueñoenlaneblina.Notabaqueaquísubsistíaaúnpoderosamenteelhechizodelpasado.

Las calles estaban llenas de hombres ymujeres vestidos demanera pintoresca;todos andaban afanosos, cada uno a sus asuntos; pero nadie reparaba en él, ni sevolvíaamirarsullamativapintadeinglés.Inclusollegóaolvidarquesuaspectodeturistadesentonabaenestecuadroencantador,ysefuefundiendocadavezmásenlaescena,sintiéndosedeliciosamente insignificante,anónimoydesinhibido.Eracomoincorporarseaunsueñodetenuesmaticessindarsecuentadequeeraunsueño.

El flanco oriental del cerro era más abrupto, y la llanura, abajo, acababasúbitamente en un mar de sombras en el que las pequeñas manchas boscosas

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semejabanislasyloscamposderastrojozonasdeaguasprofundas.Aquípaseóporviejos baluartes de antiguas fortificaciones que en otro tiempo fueron formidables,peroqueahoraeransólounavisiónfantásticaconsumezclaencantadoradehendidasmurallasgrisesycaprichosahiedrayenredadera.Desdeelanchoremateenelquesehabía sentado un momento, a la altura de las copas redondas de los plátanosrecortados,veíalaexplanadaalláabajo,enlasombra.Detrechoentrechosefiltrabaun amarillo rayo de sol que iluminaba las hojas amarillas; y desde lo alto, Vezinobservó el ir y venir de los vecinos del pueblo, al fresco del atardecer. Podía oír,incluso, el rumor de sus pasos, y elmurmullo de sus voces subía hasta él por losespacios abiertos entre los árboles. Sus figuras, vislumbradas a lo lejos, parecíansombrasdelentosmovimientos.

Permaneciósentadounrato,absorto,bañándoseenlasolasdemurmullosyecossemiperdidos que subían hasta él, oculto por las hojas de los plátanos. El puebloentero, y el cerro pequeño sobre el que se alzaba con la naturalidad de un bosqueantiguo,leparecíanunanimalsoñoliento,tumbadoenlallanura,murmurandoparasíensueños.

Y a continuación, mientras su alma se fundía perezosamente con el sueño delpueblo,lellegaronaloídosonesdetrompasydeinstrumentosdecuerdaymadera:labanda del pueblo comenzaba a tocar en el otro extremo de la concurrida terraza,acompañadadeuntambormuysuaveyprofundo.Vezinteníagransensibilidadparalamúsica,eraunexpertoconocedor,yhastasehabíaatrevidoacomponer—cosaqueignoraban sus amigos—plácidasmelodíasdegraves acordesque ejecutabapara sícon sordina cuando no había nadie cerca. Y esta música que ascendía entre losárbolesprocedentedeunabandainvisibleysindudapintoresca,formadaporgentedelpueblo, le cautivópor completo.No reconocíanadade cuanto tocaban: sonabacomosiestuviesenimprovisandotansolo,sindirector.Ningúncompásdestacabaenlaspiezasque interpretaban, lascuales terminabanyempezabanextrañamente,a lamaneradelvientocuandosoplaatravésdeunarpaeolia.Formabapartedellugarydelaescena,aligualqueelsolagonizanteyelairedébilformabanpartedelaescenaylahora;ylasnotassuavesyquejumbrosasdelastrompasantiguas,traspasadasaquíyalláporelsonidoagudodelascuerdas,todomediosofocadoporellatidoprofundoy continuo del tambor, transmitió a su alma un hechizo poderoso y singular, casidemasiadosubyuganteparaserdeltodoagradable.

Había cierta rara sensación de embrujo en todo ello. Le parecía una músicademasiadopocoartificial.Lehacíapensaren losárbolesazotadosporelviento,enlasbrisasnocturnascantandoenlosalambresylaschimeneas,oenlosaparejosdeunas naves invisibles; o—el símil surgió en sus pensamientos con súbita, intensafuerza evocadora— en un coro de animales, de seres salvajes, en algún parajedesolado del mundo, aullando y cantando, como suelen hacer, a la luna. Podíaimaginarqueoíaelmaullidolastimeroysemihumanodelosgatosporlanoche,enlos tejados, elevándose y extinguiéndose a espectrales intervalos de sonido; y esta

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música, amortiguada por la distancia y los árboles, le hizo pensar en una extrañareunióndedichascriaturas,enalgúntejadoperdidoenelcielo,dedicándoseacoro,unasaotrasyalaluna,sucantosolemne.

Leparecióextraño,enesemomento,queseleocurrieratansingularimagen;sinembargo, expresaba su impresión más gráficamente que ninguna otra. Losinstrumentos ejecutaban intervalos absolutamente insólitos, y los crescendos ydiminuendossugeríanentodolavozdeunmontóndegatosenuntejado,denoche,elevándola de golpe, bajándola de repente, todo con la más extraña confusión dedisonanciasyarmonías.Pero,almismotiempo,elefectogeneraleradeunadulzuralastimera, y las disonancias de esos instrumentos medio destemplados era tanexcepcionalquenoofendíaasualmademúsicocomoofendeelviolíndesafinado.

Estuvoescuchandolargoratocontotalentrega,comoerapropiodeél,yregresóalaposadacuandoyaoscurecíayelaireempezabaaserfrío.

—¿Nohubonadaqueleprodujeraalarma?—dijoeldoctorSilencebrevemente.—Nada en absoluto—dijoVezin—; pero era todo tan fantástico y subyugante

quemeimpresionóprofundamente.Quizá,también—prosiguió,deseosodeexplicar—,mi imaginaciónexcitadageneróotras impresiones;porquecuandoregresaba,elembrujodelpueblocomenzóaapoderarsedemídeunadocenademanerasdistintas,aunquetodascomprensibles.Aunquehubootrascosasquenopudeexplicarmeniaunentonces.

—¿Serefiereaalgúnincidente?—Casinisiquierafueronincidentes,creo.Enmimenteseagolpabaunsinfínde

sensacionesintensascuyacausanolograbadeterminar.Sehabíapuestoelsol,ylosviejosy ruinososedificios recortabansusmágicassiluetassobreuncielo traslúcidodecolorrojoydorado.Elcrepúsculoseadueñabarápidamentedelascallestortuosas.La llanura rodeabaelcerrocomounmaroscurocuyonivel subíacon las tinieblas.Comosabe,elencantodeestaclasedeescenaspuedellegaraserconmovedor,yasíocurríaesanoche.Sinembargo,meparecíaqueloquepercibíanoguardabarelaciónalgunaconelmisterioylamaravilladelaescena.

—Lassutiles transformacionesdelespíritunosedebíanmeramentea labelleza—precisóeldoctor,alobservarquevacilaba.

—Exacto—prosiguióVezin,yaanimado,ysintemordequenossonriéramosasucosta—.Lasimpresionesproveníandeotrafuente.Porejemplo,observéqueyonodespertaba la menor curiosidad en la concurrida calle principal, donde hombres ymujeresregresabanasuscasastrassujornadadetrabajo,comprabanenlastiendasypuestos ambulantes, charlaban ociosamente en grupos y demás: nadie se volvía amirarme,peseaserundesconocidoyunextranjero.Meignorabanporcompleto,ymipresenciaentreellosnosuscitabaniinterésniningunaatenciónparticular.

»Y entonces, de repente, tuve la convicción de que esa indiferencia y falta decuriosidaddequehabíandadomuestrahastaaquíeran fingidas.En realidad, todos

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mevigilabanestrechamente.Meseguíanyobservabancadaunodemismovimientos.Suindiferencianoerasinosimulación,unarebuscadasimulación.

Calló un momento y nos miró para comprobar si sonreíamos; luego,tranquilizado,prosiguió:

—Es inútil que me pregunten cómo lo noté porque, sencillamente, no lo séexplicar. Pero el descubrimientome produjo cierto sobresalto.Antes de llegar a laposada,sinembargo,afloróamiconcienciaotrodetallesingular,ymeviobligadoareconocer que era cierto. Y puedo añadir, además, que lo encontré igualmenteinexplicable.Quierodecirquesólopuedoreferirleselhecho,porquehechofueparamí.

Elhombrecilloabandonósusillayseplantóenlaalfombra,delantedelfuego.Apartirdeesemomento fueperdiendo timidez, según se sumergíaen lamagiade laviejaaventura.Losojoslebrillabanunpocoya,mientrashablaba.

—Puesbien—prosiguió,alzandoalgolavozllevadodesuexcitación—,estabaenunatiendacuandomevinolaideaporprimeravez…aunquedebíadehacerratoyaquemerondabaenelsubconscienteparaocurrírsemetandegolpe.Habíaentradoacomprarmeunoscalcetines, creo—seechóa reír—;y luchabaconmihorrorosofrancés,cuandomedicuentaconsorpresadequealamujerquemeatendíaledabaigualquelecompraraono.Leteníasincuidado.Sólofingíavender.

»Parece un detalle demasiado pequeño y absurdo para que diera pie a lo quesigue.Perono es tanpequeño en realidad.Creoque fue la chispaque encendió elreguerodepólvorayprovocólagranllamaradaenmicerebro.

»Porquederepentecomprendíqueelpuebloenteroeramuydiferentedecomoyolo había visto hasta ese momento. Las verdaderas actividades e intereses de susgentes estaban enotra parte yno teníannadaquever con loque aparentaban.Susauténticas vidas permanecían ocultas detrás del escenario. Sus quehaceres no eransinounaaparienciaexternaqueenmascarabasusverdaderosintereses.Comprabanyvendían,comíanybebíanyandabanporlascalles;peroelcursodesusexistenciasdiscurríafuerademialcance,porlugaressubterráneosysecretos.Enlastiendas,enlospuestoscallejeros,lesteníasincuidadosiyolescomprabaonosusartículos;enlaposadalesdabaigualsimequedabaomeiba;suvidaestabamuylejosdelamía:brotaba de fuentes ocultas y misteriosas, y seguía un curso oculto y desconocido.Todo era un complicado fingimiento que adoptaban quizá para mi beneficio, oposiblemente por motivos particulares, mientras que la corriente principal de susenergías fluía por otro cauce. Me sentía casi como podría sentirse una sustanciaextrañaymolestaquesehaintroducidoenelorganismohumano,yelcuerpoenteroseponeenactividadparaexpulsarlaoabsorberla.Esoeraexactamenteloqueestabahaciendoelpuebloconmigo.

»Ésafuelaextrañaideaquecobrófuerzaenmicerebromientrasregresabaalaposada,ymepuseapensardóndeseocultaríalaverdaderavida,ycuálespodíanserlosverdaderosinteresesyactividadesdeesavidamisteriosa.

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»Y ahora que se me habían entreabierto los ojos, observé otros detalles quetambién me desconcertaban; el primero, creo, fue el extraordinario silencio quereinabaen todoelpueblo.Daba laclara impresióndeestaracolchado.Aunquesuscalles estabanadoquinadas, lagentedeambulabaquedamente, en silencio, conpiesalmohadillados como los gatos. Nada hacía ruido. Todo movimiento era apagado,callado, mudo. Las mismas voces sonaban bajas, contenidas, como un ronroneo.Ningún estruendo, violencia o ruido parecía poder producirse en la atmósferasoñolienta que envolvía a este pueblo. Era como la mujer de la posada: la calmaexternaocultabaunaactividadintensayunospropósitosocultos.

»Sinembargo,noseveíaelmenorsignodeletargooperezaenningunaparte.Lagenteandabaactivayalerta.Sóloqueunamágicaymisteriosasuavidadlesenvolvíaatodoscomounhechizo.

Vezinsepasólamanoporlosojosunmomentocomosielrecuerdoselehubiesevuelto muy intenso. Su voz se había ido apagando hasta volverse un susurro, demaneraqueoímosloúltimocondificultad.Estabacontandoalgoqueevidentementeeraverdad;algoquelegustabay,noobstante,detestabacontar.

—Volví a la posada—prosiguió poco después, con voz más firme— y cené.Percibíaunmundonuevoyextrañoamialrededor.Miantiguomundodelarealidadiba perdiendo terreno.Aquí,me gustase o no, había algo nuevo e incomprensible.Lamentabahaberdejadoeltrendemaneratanimpulsiva.Mehabíasobrevenidounaaventura, yyoodiabapornaturaleza las aventuras.Porotraparte, parecíaque éstaempezabamuydentrodemí,enunaregiónquenopodíacontrolarnimedir;yamiasombrosemezclabaunasensacióndeinquietud…deinquietudporlaestabilidaddeloquedurantecuarentaañoshabíareconocidocomomi«personalidad».

»Subí a acostarme con la cabeza repleta de ideas insólitas enmí, y de carácterobsesivo.Conobjeto de tranquilizarme,mepuse a pensar en aquel tren simpático,prosaicoybulliciosoconsusvociferantespasajeros.Casideseévolveraencontrarmeentreellos.Peromissueñosme llevaronaotraparte.Soñécongatos,conseresdemovimientossuaves,yconelsilenciodelavidaenunmundoamortiguadoyconfusosituadomásalládelossentidos.

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II

Vezin sedemoróundía trasotro, indefinidamente,muchomásde loquehabíapensado.Sesentíainmersoenunaespeciedeofuscamientoysomnolencia.Nohacíanada en particular, pero el pueblo le tenía fascinado y no se decidía amarcharse.Siempreleresultabadifíciltomarunadecisión,yavecessepreguntabacómohabíallegadoadejarel tren.Eracomosialguien lohubiese resueltoporél,yunaodosveceslevinoalamemoriaeloscurofrancésqueibasentadofrenteaél.Ojaláhubieraentendidoaquella larga frasedeextraño final:«àcausedu sommeil et à causedeschats».Sepreguntabaquéhabríaqueridodecir.

Entretanto, la acolchada suavidaddel pueblo le tenía prisionero, y a sumaneraamabley confusa, intentaba averiguardónde residía elmisterioy enqué consistía.Pero su limitado francés y su repugnancia instintiva a toda indagación activa leimpedían abordar a la gente para interrogarla. Se conformaba con observar, estaratentoymantenerseactivo.

El tiemposeguía siendoapacibleyneblinoso, cosaque le favorecía.Deambulóporelpueblohastaquesesupodememoriacadacalleycallejón.Lagenteledejabairyvenirsintrabasniimpedimentos,aunquecadadíanotabamásclaramentequenocesabandevigilarle.Lagente leobservabacomoobservaelgatoal ratón.Peronoavanzabansusaveriguacionessobreenquéandabantanatareadostodosopordóndediscurría la corriente principal de sus actividades. Ésta seguía oculta. La gente eracalladaymisteriosacomolosgatos.

Perocadadíaselehacíamásevidentequeleteníanbajocontinuavigilancia.Por ejemplo, cuando llegaba paseando hasta el final del pueblo, entraba en el

jardincitopúblicoquehabíaalpiedelasmurallasysesentabaalsolenunodelosbancosvacíos,estabacompletamenteasolas…alprincipio.Noveíaunsolobancoocupado;elpequeñoparqueestabavacío,ysuspaseosdesiertos.Sinembargo,alosdiezminutos de llegar, había lomenos una veintena de personas diseminadas a sualrededor: unas paseando sin rumbo por los senderos de grava contemplando lasflores,otrassentadasenlosbancosdemadera,disfrutandodelsolcomoél.Ningunaparecíafijarseensupersona;sinembargo,sedabaperfectacuentadequehabíanidoallíaobservar.Leteníanbajoestrechavigilancia.Andabanatareadosporlascalles,yendo presurosos de aquí para allá; y de repente, lo olvidaban todo y venían asentarse ociosamente a tomar el sol, olvidados de sus obligaciones.Cincominutosdespuésdemarcharseél,eljardínvolvíaaquedarsedesiertoylosbancosvacíos.Ylomismoocurría en la calle concurrida; nunca estaba solo.Le tenían constantementepresente.

Pocoapoco,empezóacomprobartambiénconquéhabilidaderavigiladosinquelopareciese.Nadiehacíanadademaneradirecta.Actuabanoblicuamente.Serióen

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suinterioral traducirestaideaenpalabras;perolafraselodescribíaconexactitud.Lemiraban desde ángulos desde los que, de hacerlo demanera natural, su visiónhabríatenidounatrayectoriatotalmentedistinta.Susmovimientoseranoblicuosconrelaciónaél,también.Evidentemente,nolesibalorecto,lodirecto.Nohacíannadaa lasclaras.Sientrabaauna tiendaacomprar, lamujer se retirabaal instanteyseponíaahacercosasenelotroextremodelmostrador,aunquecontestabaconprestezacuandoélledirigíalapalabra,dandoaentenderquesabíaqueestabaallíyqueésaerasumaneradeatenderle;secomportabacomolosgatos.Hastaenelcomedordelaposada, el atento camarero de grandes patillas, ágil y silencioso en todos susmovimientos,parecíanosercapazdellegardirectamenteasumesaparaatenderleoservirle un plato. Acudía en zigzag, indirectamente, vagamente, de manera queparecíaquesedirigíaaotramesa,hastaque,desúbito,daba lavueltaenelúltimoinstanteysepresentabaasulado.

Vezinsonrióparasíaldescribircómoempezóadarsecuentadeestascosas.Nohabíaningúnturistamásenelhotel,perolevinieronalamemorialasfigurasdeunpardeviejosqueacudíanadéjeunery a cenarallí, y recordócuán fantásticamenteentraban en el comedor. Primero se quedaban en el umbral, escrutaban el interior;luego,trasestainspecciónprovisional,entrabandelado,porasídecir,alolargodelas paredes, demodo queVezin no sabía a quémesa se dirigirían; y en el últimominuto,dabancasiunacarreritahastasussillasparticulares.Yotravezpensóenlascostumbresymétodosdelosgatos.

Otros detalles pequeños, también, le parecían característicos de este extrañopueblo de vida acolchada e indirecta: la increíble rapidez con que algunos de sushabitantes aparecían y desaparecían, ante su desconcierto. Sabía que cabíaperfectamente dentro de lo natural, pero no comprendía cómo los callejones se lostragabanylosexpulsabanencuestióndesegundos,cuandonohabíaaccesosopasosvisibleslobastantecercanosqueexplicasendichofenómeno.Unadelasvecesquisoseguiradosviejasquenotóquelemirabandesdeelotroladodelacalle—fuecercadelaposada—,ydespuéstorcíanlaesquina,aunospasos.Sinembargo,cuandodiolavueltaél,pisándoleslostalones,noencontrósinouncallejóndesiertoantesí,sinelmenor rastro de ser vivo ninguno. El único acceso por el que podían haberdesaparecido era un portal que estaba a unas cincuenta yardas, distancia que ni elcorredormásvelozpodíahabercubiertoatiempo.

Ydeestemismomodosúbitoaparecíagentecuandomenosseloesperabaél.Unavezoyógranalborototrasunatapiabaja,yseasomóaverdequésetrataba;eraungrupodechicasymujeresenzarzadasenunavociferantediscusión;perocesóenelinstantemismoenquesucabezaasomóporencimadelmuro.Yniaunentoncessevolvió ninguna a mirarle directamente, sino que desaparecieron con prodigiosarapidez por las puertas y soportales que daban al patio. Sus voces, pensó Vezin,habían sonado muy parecidas, sorprendentemente parecidas, al gruñido furioso deunosanimalesenfrentados;degatos,casi.

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Elespírituenterodelpueblo,noobstante,seguíaeludiéndolecomoalgoesquivo,proteico,ocultoalmundoexterior,yalmismotiempointensa,genuinamentevital;ypuestoqueahoraformabapartedesuvida,estaocultaciónleconfundíayleirritaba;másaún,empezabaaasustarle.

Delasbrumasquese ibanacumulandolentamenteen tornoasuspensamientossuperficialesvolvióaemergerlaideadequeloshabitantesestabanesperandoquesedefiniese,queadoptaseunaactitud,quehicieseestooaquello;yque,unavezhecho,daríanellosalfinunarespuestadirecta,aceptándoleorechazándole.Sinembargo,nolograbaaveriguarenquécuestiónvitalesperabanquesepronunciase.

Unaodosvecessiguióapequeñascomitivasogruposdevecinosparaaveriguar,sieraposible,adondeiban;peroinvariablementesedabancuentadesupresencia,ysedispersabancadaunoenunadirección.Siempreocurríalomismo:nuncalograbaenterarsedecuáleseransusverdaderosintereses.Lacatedralestabasiemprevacía,ylomismolaviejaiglesiadeSanMartín,enelotroextremodelpueblo.Comerciabanporquenoteníanmásremedio,noporquelodeseasen.Lospuestosseveíansolitarios,las tiendas vacías, los pequeños cafés desiertos. Sin embargo, las calles estabanconstantementellenasdegentequeibayvenía.

«¿Será—sedijo,aunqueconunasonrisadedisculpaporatreverseapensaralgotanextraño—,seráqueestagenteesdehábitosnocturnos,ysólodenocheviveunavida real que emerge auténticamente con el crepúsculo? ¿Que durante el día sededicanauna fingidaaunquevalerosa simulación,y alponerseel sol comienza suvidaverdadera?¿Quetienenalmadecriaturasnocturnas,yqueelpuebloenteroestáenpoderdelosgatos?».

La idea desató en él pequeños estremecimientos y sobresaltos. Sin embargo,aunquefingíareír,notabaqueestabaempezandoasentirsemásqueinquieto,yquedelcentromismodesusertirabanfuerzasextrañasconmilcuerdasinvisibles.Algoque estaba absolutamente lejos de su vida habitual, dormido desde hacía años,empezaba a removerse en su alma, alargando las antenas hacia su cerebro y sucorazón, suscitando en él ideas insólitas y penetrando incluso en sus actos mástriviales.Habíaentradoenjuegoalgosumamentevitalparaél,parasualma.

Y,siemprequeregresabaalaposada,hacialahoradelcrepúsculo,veíaalagentesalir furtiva de sus tiendas, pasear como centinelas por las esquinas, aunque sedesvanecían como sombras al acercarse. Y como la posada cerraba sus puertaspuntualmentealasdiez,aúnnohabíaencontradolaocasiónqueesperaba—conpocoentusiasmo,adecirverdad—deverquérazónpodíadardesímismoelpuebloporlanoche.

«Àcausedusommeiletàcausedeschats»:ahorasonabanestaspalabrasensusoídosconmásfrecuenciacadavez,aunquesinunsignificadoclarotodavía.

Además,algolehacíadormircomountronco.

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III

Fue al quinto día, creo—aunque en este detalle variaba a veces su relato—,cuandohizoundescubrimientoclaroqueaumentósualarma,yleprovocóunacrisisaguda. Antes de eso había observado que su carácter estaba experimentando uncambio, cierta sutil transformación que modificaba varias de sus pequeñascostumbres.Yhabíaaparentadoignorarestascosas.Esto,sinembargo,fuealgoquenopudopasaryaporalto;yseasustó.

Nunca fue muy dinámico en su vida, sino más bien pasivo, conformado,complaciente.Noobstante, cuandonohabíamás remedio, era capazde actuar conciertaenergíaymostraralgunadecisión.Eldescubrimientoqueahorahizo,yquelerevelóunsesgodesagradable,eraquehabíaperdidoinclusoesaescasaenergía.Vioque no era capaz de tomar una decisión. Porque este quinto día comprendió quellevabayademasiadotiempoenelpuebloyque,porrazonesqueintuíavagamente,eramásprudenteymásseguromarcharse.

¡Yseencontróconquenopodía!Esdifícildescribirtodoestoconpalabras,yfueronmássusgestosylaexpresión

de su cara lo que dio idea al doctor Silence del estado de impotencia a que habíallegado.Todaestavigilanciayespionaje,dijo,habíaidotejiendounaredentornoasuspies,porasídecir,demaneraqueestabaatrapadoeimposibilitadoparahuir;sesentía como la mosca que ha chocado con una espesa telaraña; estaba atrapado,aprisionado,ynopodíalibrarse.Eraunasensaciónangustiosa.Unaparálisissehabíaidoapoderandodesuvoluntadhastaincapacitarleparadecidir.Lameraideadeunaacciónenérgica—encaminadaaescapar—empezabaaaterrarle.Todassuscorrientesvitales se habían vuelto hacia el interior de sí mismo: pugnaban por sacar a lasuperficiealgoquesehallabasepultadoaprofundidadescasiinalcanzables,decididasaforzarleareconoceralgoqueteníaolvidadohacíatiempo;queteníaolvidadohacíaañosyaños,casisiglos.Fuecomosisehubieseabiertounaventanaenlomáshondodesuserylerevelaseunnuevomundo;unmundo,enciertomodo,noenteramentedesconocido.Trasél,imaginó,colgabaungrantelón;cuandoésteselevantase,veríatambiénesaotraremotaregión,ycomprenderíaunpoco,alfin,lavidasecretadeestagentesingular.

«¿Será por eso por lo que vigilan y esperan?—se preguntaba con el corazónacelerado—, ¿hasta el momento en que me una a ellos… o decida no unirme?¿Dependerádemí,entonces,ladecisión,ynodeellos?».

Yfueentoncescuandosepusodemanifiestoporprimeravezelcaráctersiniestrode la aventura, yVezin se alarmóde verdad.Comprendió que estaba en peligro elequilibriodesupequeñaeinestablepersonalidad,yseleencogióelcorazón.

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¿Porqué,sino,habíaadoptadoderepentelacostumbredeandarconcautela,consigilo, haciendo elmenor ruido posible,mirando constantemente hacia atrás? ¿Porqué, si no, andaba casi de puntillas por los pasillos de la posada prácticamentedesierta,ycuandosalíasedescubríaasímismoaprovechandocualquierdetallequeleocultase?¿Yporqué,sinoteníamiedo,habíaconsideradodeprontosumamenteaconsejable lamedidade retirarsea sucuartoalponerseel sol?Vamosaver, ¿porqué?

YcuandoJohnSilence lepidióafablementeunaexplicacióna todasesascosas,confesó,disculpándose,quenopodíadarninguna.

—Teníamiedo,sencillamente,dequemeocurrieraalgosinomemanteníaalerta.Estabaasustado.Eraalgoinstintivo—fuecuantopudodecir—.Medabalaimpresióndequetodoelpuebloandabadetrásdemí,dequemequeríaparaalgo;ydequesilograbacogermeestaríaperdido,osedisolveríamiyofamiliarenunextrañoestadode conciencia. Pero no soy ningún psicólogo—añadió conmodestia—, y no lo séexplicarmejor.

Vezin hizo este descubrimiento cuando se hallaba en el patio haciendo tiempo,mediahoraantesdelacena:inmediatamentesubióasuhabitaciónsilenciosa,alfinaldellaberínticopasillo,ameditarloasolas.Esciertoqueelpatioestabadesierto,perosiemprehabíaposibilidaddequeaparecieseporalgunapuertaesamujeronaquetantole horrorizaba y, con el pretexto de hacer punto, se sentase a vigilarle. Ya habíaocurrido otras veces y no soportaba su presencia.Aún recordaba la fantástica ideaqueseleocurriólaprimeravezdequepodíasaltarsobreélencuantosevolvieraycaerleenelcuello,aplastándole.Naturalmente,eraunatontería;peronoseleibadela cabeza; y cuando una idea se vuelve insistente deja de ser una tontería. Se harevestidoderealidad.

Así que decidió subir. Estaba oscureciendo, y aún no habían encendido laslámparas de aceite en los pasillos. Iba tropezando con la superficie desigual delantiguo entarimado, cruzando ante los contornos borrosos de las puertas que sealineabanenelpasillo—puertasquenuncahabíavistoabrirsedehabitacionesqueparecíannohabersidoocupadasjamás—.Caminaba,comoerasucostumbreahora,consigilo,depuntillas.

El último pasillo que conducía a su habitación tenía un ángulo brusco hacia lamitad;yprecisamenteaquí,al torcera tientascon lasmanosextendidas, susdedosrozaron algo que no era pared: algo que semovió. Era de cálida y suave textura,indescriptiblemente fragante, y de la altura de su hombro; al pronto pensó en ungatitopeludoybienoliente.Un instantedespuéscomprendióquese tratabadealgomuydistinto.

Sin embargo, en vez de investigar —sin duda tenía los nervios demasiadoexcitadosparaello,dijo—seretrajocuantopudohacia lapareddeenfrente.Elseraquel,fueraloquefuese,cruzópordelantedeélconuntenuesusurro,sealejócon

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pasos ligeros por el pasillo que quedaba a sus espaldas, y desapareció.Le llegó alolfatounhálitodeairecálido,perfumado.

Vezin aspiró un instante, totalmente inmóvil ymedio apoyado contra la pared,luegocasicorrióhastasuhabitación,entróentrombaycerrólapuertaconllavetrasél.Sinembargo,noeraelmiedoloquelehabíahechocorrer:eralaexcitación,unaagradableexcitación.Lehormigueabanlosnervios,yuncalordeliciosolecorríaportodo el cuerpo. De repente comprendió que era esto exactamente lo que habíaexperimentado hacía veinticinco años cuando, siendo adolescente, se enamoró porprimeravez.Leinundóunacálidaoleadadevidaquelesubióhastaelcerebrocomountorbellinodesuaveydulceplacer.Suestadodeánimosehabíavueltosúbitamentedulce,tierno,amoroso.

La habitación estaba a oscuras; se dejó caer en el sofá junto a la ventana,preguntándosequélehabíasucedidoyquésignificabatodoesto.Peroloúnicoquecomprendía con claridad de momento era que algo había cambiado instantánea,mágicamenteenél:yanodeseabamarcharse,nideliberarsiquieraconsigomismotalposibilidad. El encuentro del pasillo lo acababa de cambiar todo. Aún percibía entorno suyo el extraño perfume de ese encuentro, confundiéndole la mente y elcorazón.Porquesabíaqueerauna jovenquiensehabíacruzadoconél,queeraunrostrodemujer joven loque susdedoshabían rozadoen laoscuridady,de algunamanera extraordinaria, sentía como si ella le hubiese besado realmente, como si lehubiesebesadoenloslabios.

Se sentó temblando en el sofá, junto a la ventana, y trató de ordenar suspensamientos.Noalcanzabaacomprenderporquéelmeropasodeunajovenjuntoaél en la oscuridad de un estrecho pasillo podía haber transmitido tan electrizantevibración a todo su ser, al extremo de que aún le estremecía esta dulzura. Sinembargo,¡asíera!Yleparecíataninútilnegarlocomointentaranalizarlo.Unfuegoantiguohabíapenetradoensusvenasylecorríaahoraporlasangre;ynoimportabaen absoluto que tuviera cuarenta y cinco años en vez de veinte. Del torbellino yconfusiónquereinabanensuinterioremergióelúnicohechoevidentedequeelmerohálito,elmerorocecasualdeestajoveninvisibleydesconocidaenlaoscuridadhabíabastadopara removerdormidos fuegos en el fondode su corazón,y sacar a su serenterodeunestadodeindolenteapatíaparaarrojarloaotrodeviolentaytumultuosaexcitación.

Alcabodeunrato,sinembargo,losañosdeVezincomenzaronahacersentirsufuerzaacumulada:sefuecalmando;ycuandosonóunallamadaasupuerta,yoyólavoz del camarero anunciándole que ya estaba la cena, se hizo el ánimo y bajólentamentealcomedor.

Todoslemiraronalentrar,porquesehabíaretrasadobastante;perofueaocuparsu sitio de costumbre en un rincón del fondo, y se puso a comer. Todavía teníaagitados losnervios; pero el haber cruzado el patioy el vestíbulo sinver faldas leayudóaserenarseunpoco.Sepusoacomertandeprisaquecasihabíaalcanzadoel

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plato que estaban sirviendo, cuando le llamó la atención un ligero revuelo en lahabitación.

Susillaestabaorientadademodoque lapuertaygranpartede la largasalleàmanger quedaban a su espalda, aunque no le hizo falta volverse para saber queacababa de entrar la misma persona que se había cruzado con él en el pasillo aoscuras.Percibiósupresenciamuchoantesdeoírnivernada.Acontinuaciónsediocuenta de que los viejos, los únicos comensales aparte de él, se levantaban eintercambiaban saludos con alguien que pasaba junto a ellos, demesa enmesa.Ycuandosevolvióporfin,conelcorazónlatiéndoleconviolencia,paracerciorarseporsímismo,violafiguradeunajovenágilyesbeltaenelcentrodelcomedorquesedirigía directamente a su propiamesa del rincón.Caminaba de formamaravillosa,con gracia sinuosa, como una pantera joven, y su proximidad le llenó de unaconfusión tan deliciosa que al principio no fue capaz de fijarse en su cara, ni decomprender qué podía significar toda la representación de esta criatura quenuevamentelellenabadeturbaciónydeplacer.

—Ah,Mam’selleestde retour!—oyómurmurar al viejo camarero a su lado; yacababadecomprenderqueerasindudahijadeladueña,cuandollegójuntoaél,yoyó su voz. Le estaba hablando. Vezin vio confusamente sus labios rojos y susdientesblancosyrientes,ymechonessueltosdefinoynegrocabelloalrededordesussienes;encuantoalodemás,fueunsueñoenelquesupropiaemociónsealzócomounanubedensaantesusojosimpidiéndoleverconclaridadosaberconexactitudloquehacía.Sediocuentadequelesaludabaconunaleveyencantadorainclinacióndecabeza,quesusbellosojazosmirabanescrutadoresalossuyos,queelperfumequehabíapercibidoenelpasilloaoscurasasaltabadenuevosusentidodelolfato,yquese inclinaba ligeramente hacia él, con una mano apoyada en la mesa, a su lado.Estabamuycerca—estoeraloprincipalquesabía—,yleexplicabaquehabíavenidoa interesarse por la comodidad de los huéspedes de su madre, y que ahora sepresentabaalmásreciente:él.

—M’sieurllevaaquíyaunosdías—oyódeciralcamarero;yqueacontinuaciónreplicabalavozdeella,dulcecomouncanto:

—¡Ah!, pero espero que M’sieur no irá a dejarnos todavía. Mi madre esdemasiado vieja para ocuparse como es debido de la comodidad de nuestroshuéspedes,peroahoraestoyyoaquípararemediarlo—seechóareírdeliciosamente—,M’sieurestarámuybienatendido.

Vezin,luchandoentresuemociónysudeseodesercortés,medioselevantóparadar las gracias por tan halagadoras palabras y balbucear alguna respuesta, pero alhacerlo,sumanorozócasualmentelaqueellateníaapoyadaenlamesa,ysupielleprodujo una descarga, exactamente igual a la de la electricidad, que le recorrió elcuerpo.Notóquesualmavacilabayseestremecía.Descubriólosojosdeellafijosenlos suyos con una expresión singularmente atenta, y al instante siguiente se diocuenta de que había vuelto a sentarse en su silla sin haber dicho nada, de que la

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muchacha se alejaba ya hacia el otro extremo de la estancia, y de que estabaintentandotomarselaensaladaconlacucharadepostreyelcuchillo.

Anhelando su regreso, y temiéndolo a la vez, engulló el resto de la cena y seretiróenseguidaasuhabitaciónparaestarasolasconsuspensamientos.Estavezlospasillosestabaniluminadosynotuvosobresaltos;sinembargo,elcorredortortuosoestaba poblado de sombras, y el último tramo, desde el ángulo hasta su cuarto, lepareciómáslargoqueantes.Bajabacomounsenderoporlaladeradeunamontaña,yal recorrerlodepuntillaspensóqueen justiciadebíadehaberle llevado fuerade lacasa,alcorazóndeungranbosque.Elmundocantabaconél.Sucerebroestaballenode extrañas fantasías; y unavez en la habitación, y cerrada la puerta con llave, noencendió lasvelas, sinoquesesentó juntoa laventanaabierta,abismándose larga,largamenteenpensamientosquedemaneraespontánealevenían,entropel.

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IV

EstapartedelrelatoselacontóaldoctorSilencesinnecesidaddesonsacarle,escierto, aunqueconmultitudde embarazosos tartamudeos.Noentendía en absoluto,dijo, cómohabía podido causarle esta joven tan honda impresión, incluso antes deverla. Porque su mera proximidad en el pasillo a oscuras había bastado parainflamarle.Nosabíanadadehechizosamorosos,yduranteañoshabíavividoajenoacuantopudieraparecerseaunasrelacionessentimentalesconalgúnmiembrodelsexoopuesto, ya que le tenía enclaustrado su timidez, y conocía demasiado bien susabrumadoresdefectos.Noobstante,estacriaturajovenyhechicerahabíavenidoaéldeliberadamente.Suactituderainequívoca,ylebuscabasiemprequeteníaocasión.Eracastaydulcesinningúngénerodeduda;aunquetambiénfrancamenteseductora,ylehabíaconquistadoporcompletoconlaprimeramiradadesusojosradiantes,siesquenolohizoyaenlaoscuridad,conlamagiadesuinvisiblepresencia.

—¿Lepareciótotalmentesanaybuena?—preguntóeldoctor—.¿Notuvoustedningunaclasedereacción…porejemplo,dealarma?

Vezinalzólosojosconviveza,conunadesusinimitablessonrisitasdedisculpa.Tardó en contestar. Elmero recuerdo de la aventura le había cubierto el rostro derubor,ysusojoscastañosbuscaronelsuelootravez,antesderesponder.

—Nopodríaafirmarlocategóricamente—explicóacontinuación—.Tuveciertasdudas, después, sentado enmi habitación. Luego llegué al convencimiento de quehabíaalgoenella…¿cómodiríayo?;bueno,algo impío.Nose tratabadeningunaclasedeimpureza,físicaomentalquierodecir,sinodealgoindefiniblequemeponíavagamente la carne de gallina.Me atraía, a la vez queme repugnaba,más que…que…

Vaciló,sepusointensamentecolorado,ynopudoterminarlafrase.—Jamásmehapasadonadaigual,antesnidespués—concluyóconembarazo—.

Supongoquefue,comoustedacabadesugerir,unaespeciedehechizo.Entodocaso,era lo bastante fuerte como para hacerme desear quedarme en ese pueblo terribledurante años, con tal de poderla ver día tras día, y oír su voz, y observar susmaravillososmovimientosy,quizá,tocarsumanoalgunavez.

—¿Podría explicarme de dónde le pareció que emanaba su poder?—preguntóJohnSilence,manteniendolosojosdeliberadamenteapartadosdelnarrador.

—Mesorprendequemehagaustedesapregunta—contestóVezin,adoptandoeltonomásdignodequeeracapaz—.Creoqueningúnhombrepuededescribiraotrodemaneraconvincentedónderesidelamagiadelamujerqueleatrapaensusredes.Desdeluego,yono.Yosólopuedodecirqueesachiquillamehabíahechizado,yqueel saberquevivíaydormía en lamismacasaqueyome llenabadeuna sensaciónsumamenteplacentera.

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»Pero sí puedo decirle una cosa —prosiguió con gravedad, con los ojoscentelleantes—,yesqueparecíaresumirysintetizarensupersonatodaslasfuerzasextrañasyocultas que tanmisteriosamente actuaban en el puebloy sus habitantes.Poseíalosmovimientossedososdeunapantera:ibayveníasilenciosa,callada,delamismamanera oblicua, indirecta que los vecinos del pueblo, ocultando comoellossus secretos propósitos…propósitos cuyo fin, estaba seguro, era yo. Para placer yterrormíos, me tenía constantemente vigilado, aunque con tal destreza y aparentedespreocupaciónqueacualquieraconmenossensibilidad,simepermitedecirloasí—hizoungestodedisculpa—,omenospreparadopor lo sucedidoantes, lehabríapasadoinadvertido.Siempresemostrabasosegada,tranquila,sibienparecíaestarentodaspartesalavez,deformaquemeeraimposibleescapardeella.Tropezabasincesarconlamiradaylarisadesusserenosojazosfijosenmí,enlosrinconesdelashabitaciones, en los pasillos, en las ventanas, o en lomás concurrido de las callespúblicas.

Creció deprisa, al parecer, la intimidad entre los dos a partir de ese primerencuentroquecontantafuerzahabíaturbadoelequilibriodeestehombrecillo.Eradecaráctermuyformalista,ylaspersonasformalistasvivenporlogeneralenunmundotanreducidoquecualquiercosaquesesalgadelocorrientepuedesacarlesdeél,porloquedesconfíaninstintivamentedelooriginal.Sinembargo,alcabodeuntiempoVezinempezóaolvidarsusformalismos.Lajovenseconducíasiempreconmodestia;porotrolado,comorepresentantedesumadre,teníaquetratarconloshuéspedesdelhotel como es natural. Nada tiene de particular que surgiera un espíritu decamaradería entre ellos. Además, era joven, era bonita de veras, era francesa y,evidentemente…éllegustaba.

Almismotiempo,habíaalgoindescriptible—unaatmósferaindefinibledeotroslugares, de otros tiempos—que le obligaba amantenerse en guardia, y a veces lecortabaelalientoconunsúbitosobresalto.Eratodocomounsueñodelirante,mitaddeliciamitadpavor,confesóenunsusurroaldoctorSilence;yenmásdeunaocasiónlesucediónosaberloquehacíaodecía,comosiactuasebajoimpulsosqueapenasreconocíacomosuyos.

Y aunque periódicamente le venían pensamientos demarcharse, cada vez eranmenosinsistentes,demaneraqueibaprolongandosuestanciadíatrasdía,cadavezmásinmersoenelsopordeesepueblosoñolientoymedieval,altiempoquesupropiapersonalidad se iba volviendo menos reconocible. Presentía que no tardaría enlevantarseel telóndeun tremendo impulso,ysedescubríaasímismosúbitamenteaceptadoen los secretos finesde lavidaocultaque fluíadetrásde todo.Sóloque,paraentonces,sehabríatransformadoenunsertotalmentediferente.

Yentretanto,percibíapequeñossignosquerevelabaneldeseodehacerleatractivala estancia: flores en su dormitorio, una butacamás cómoda en el rincón, y hastaalgún plato especial en su mesa, a la hora de comer. Las conversaciones con«Mademoiselle Ilsé», también, sevolvieronmás frecuentesyplacenteras;yaunque

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raramente se extendían a cosas que no fueran el tiempo o los detalles del pueblo,observó que la joven jamás tenía prisa en terminarlas, y a menudo intercalabaextrañoscomentarioscuyosentidojamásllegabaélacomprender,aunqueintuíaqueeranimportantes.

Y estos comentarios aislados, llenos de un significado que se le escapaba,indicabanaVezinquelamuchachateníaalgúnpropósitooculto,ylehacíansentirsedesasosegado.Estabasegurodequetodosteníanalgúninterésenqueélprolongaseindefinidamentesuestanciaenelpueblo.

—¿Qué,aúnnohatomadoM’sieurunadecisión?—ledijosuavementealoído,sentándosejuntoaélenelpatiosoleado,antesdeldéjeuner,puestoquesuamistadhabía progresado con bastante rapidez—, ¡porque si le resulta difícil, podemosintentarayudarleentretodos!

Lapreguntalesobresaltó,dadoqueexpresabasuspropiospensamientos.Lahabíadicho con una risa encantadora; y un tenue mechón de pelo le ocultó un ojo alvolverseparamirarleconciertapicardía.Posiblementenoentendióbienlapreguntaenfrancés,porquelaproximidaddeellahacíaqueseleembrollasenlamentablementesusescasosconocimientosdeeseidioma.Sinembargo,suspalabras,sugesto,yalgomás que se ocultaba detrás de todo, en sumente, le asustaron.Venía a reforzar suimpresióndequeelpuebloestabaesperandoaquetomaseunadecisiónsobrealgunaimportantecuestión.

Almismotiempo,suvoz,yelhechodeestarallíjuntoaélconsusuavevestidonegro,lehacíanvibrarloindecible.

—Es verdad que se me hace difícil marcharme —balbuceó, perdiéndosedeliciosamenteen lasprofundidadesdesusojos—,sobre todoahoraquehavenidoMademoiselleIlsé.

Sequedósorprendidoanteloafortunadodesufrase,yencantadodesupequeñagalantería.Peroalmismotiempoledieronganasdemorderselalenguaporhaberladicho.

—Entoncesesquelegustanuestropueblo;delocontrario,noquerríaestarmástiempo—dijoella,ignorandoelcumplido.

—Estoyencantadoconestepueblo,yconusted—exclamó;sediocuentadequesuspalabrasescapabanalcontroldesucerebro.Yestabaapiquedelanzarseadecirtodaclasededisparatesarrebatados,cuandolamuchachaselevantóvivamentedelasillaparairse.

—Hoytenemossoupeàl’oignon—exclamó,sonriéndoledesdeelsol—;¡voyavercómova!¡Sino,puedequeaM’sieurnoleguste,yquieradejarnos!

Laviocruzarelpatio,andandocontodalagraciayligerezadelaespeciefelina:su sencillovestidonegro la cubría,pensó, exactamentecomo lapieldeesoságilesanimales.Sevolvióasonreírledesdelapuertacristalera,yacontinuaciónsedetuvounmomentoahablarconsumadrequeestabasentadahaciendopuntoensurincóndesiempre,justoenelinteriordelvestíbulo.

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Pero ¿por qué, en el momento en que sus ojos descubrieron a esta mujervoluminosa, leparecieron lasdosdistintasdecomoeran?¿Dedónde lesveníaesadignidad transformadora y esa sensación de poder que las envolvía como un halomágico?¿Quéhabíaenesamujerenormequederepentelehacíaparecermajestuosa,como si estuviese sentada en el trono de algún escenario pavoroso, empuñandouncetrosobreel rojoresplandordeunaorgíadesenfrenada?¿Yporquéestachiquilladelgadaygraciosacomounsauce,ágilcomounleopardojoven,adoptabadeprontoun aire de siniestra dignidad, y andaba como con la cabeza envuelta en llamas yhumo,ylaoscuridaddelanochebajosuspies?

Vezin se quedó petrificado, sin respiración. Y seguidamente, casi en elmismoinstantedesurgir,sedesvanecióestavisiónextraña,lasiluminóelsoldeldía,yoyóquelamuchachahablabariendoasumadredelasoupeàl’oignon,ylaviodirigirleunamiradaporencimadelhombro,conunasonrisaquelehizopensarenunarosabañadaderocíoymecidaporlasbrisasestivales.

Y,efectivamente,encontrólasopadecebollaespecialmentebuenaesedía,yaquedescubrió otro cubierto en sumesa y, con el corazón palpitante, oyómurmurar alcamarero amodo de explicación que «Mam’selle Ilsé acompañará aM’sieur en eldéjeuner,comoacostumbraahaceravecesconloshuéspedesdesumadre».

Así, pues, estuvo con él durante toda esa delirante comida, hablandotranquilamente con él en un francés sencillo,mirando que estuviese bien atendido,aliñándole la ensalada, y sirviéndole incluso con su propiamano. Después, por latarde,estandoélenelpatiofumando,deseosodeverlaotravezencuantoterminasesusquehaceres,volvióasulado;ycuandoVezinselevantóparasaludarla,sequedóella en suspenso un momento, mirándole, dominada por una dulce y embarazosatimidez,ydijo:

—Mi madre piensa que debe conocer otras bellezas de nuestro pueblo, ¡y yotambién! ¿Le gustaría aM’sieur que fuese yo su guía? Puedo enseñárselo todo,porquenuestrafamiliaviveaquídesdehacemuchasgeneraciones.

Lamuchachalehabíacogidolamanoantesdequeélencontraseunapalabraconqueexpresarsucontento,ylecondujosinresistenciaalacalle;aunquedemaneratanespontánea que pareció un gesto completamente natural, sin elmás leve asomodedescarooatrevimiento.Teníaelrostroencendidodeplacereinterés,yconsuvestidocortoyelcabellorevueltoparecíatotalmentelapreciosachiquilladediecisieteañosque era, inocente y juguetona, orgullosa de su pueblo natal, a cuyas antiquísimasbellezaseramássensibledeloquesusañoshacíanprever.

Asípues, recorrieronel pueblo juntos, y ella lemostró loque considerabamásinteresante: la casa ruinosa en la que habían vivido sus antepasados, la mansiónsombríayaristocráticaquehabitólafamiliadesumadredurantesiglos,ylaantiguaplazadelmercadodondevarioscientosdeañosantesquemaronadocenasdebrujas.Hizouna animada relaciónde todo, de la queVezinno entendióni la quintapartemientras caminaba cansino a su lado, maldiciendo sus cuarenta y cinco años, y

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sintiendoreviviryburlarsedeéltodoslosanhelosdesujuventud.Yoyéndolahablar,le parecía que Inglaterra ySurbiton se hallaban lejísimos, casi en otra época de lahistoriadelmundo.Lavozde lamuchacha rozabaalgo inmensamenteantiguoquellevabaensuinterior,algoquedormíadentrodeél.Aquietabalapartesuperficialdesu conciencia, y dejaba que despertase la más vieja. Igual que la gente con susolapadofingimiento,deunavidamodernayactiva,seembotaban,sedebilitaban,seamortiguabanlascapassuperioresdesuser,entantoloquehabíadebajoempezabaaremoverse en su sueño. El gran Telón se estremecía de uno a otro lado. Quizá, acontinuación,selevantasedeltodo…

Alfinempezabaacomprenderunpoco.Seestabareproduciendoenéleltalantedelpueblo.Amedidaquesuyoexternoyhabitualsedesdibujaba,seibaimponiendoesasecretavidainterior,muchísimomásauténticayvital.Yestajovenerasindudalasuma sacerdotisa de todo ello, y el principal instrumento para su consecución.Nuevos pensamientos, con nuevas interpretaciones, inundaban su cerebromientrascaminaba al lado de ella por las calles laberínticas, y le parecía el viejo pueblopuntiagudo,decoloressuavesbajoelsolponiente,másmaravillosoyseductorquenunca.

Sólovinoa turbarleydejarleperplejouncurioso incidente, insignificanteensímismo, aunque inexplicable, que hizo que el rostro de la chiquilla palideciera deterror,ysus labiossonrientesprofirieranungrito.Vezinsehabía limitadoaseñalarunacolumnadehumoazulencoqueseelevabadeunmontóndehojasotoñalesqueestaban quemando, el cual componía un cuadro precioso contra los tejados rojos;habíacorridohastalatapia,ylahabíallamadoparaquevieselasllamasquesalíandela hojarasca. Sin embargo, al descubrir la hoguera, como si esto la hubiese cogidodesprevenida,se lealteróespantosamente lacara,diomediavuelta,yechóacorrercomoelviento,gritando frases frenéticasmientras corría, sinqueVezin entendieranada,salvoqueelfuegolahabíaasustado,quequeríaalejarsedeprisadeallí,yquesealejaraéltambién.

Sinembargo,cincominutosmástardeestabatranquilaycontentaotravez,comosinohubiesesucedidonadaque inquietaseoalarmasesuspensamientos,y losdosolvidaronelincidente.

Estabanapoyadosen ladesmoronadamuralla, escuchando lamúsicamisteriosade la banda, tal como él la había oído el día de su llegada. Volvió a conmoverleprofundamente, como la primera vez, y consiguió recobrar el habla y su mejorfrancés. Lamuchacha se asomaba por encima de las piedras junto a él. No habíanadie alrededor. Movido por algún mecanismo implacable, Vezin empezó atartamudear algo —no sabía bien qué— sobre la extraña admiración que ella leinspiraba. Casi a la primera palabra, se incorporó la muchacha vivamente delparapetoyseacercósonrienteaél,queestabasentado,rozándolelasrodillas.Ibasinsombrero,comodecostumbre,yledabaelsolenelpeloyaunlado,enlamejillayelcuello.

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—¡Oh,mealegromuchísimo!—exclamó,dándoleunasuavepalmaditaenlacaracon sus manos menudas—. Muchísimo; porque eso significa que si le gusto, legustarátambiénloquehago,yaquelloaloquepertenezco.

Vezinlamentóprofundamentehaberperdidoeldominiodesí.Leasustólaformade expresarse de ella. Conocía el miedo de adentrarse en un mar desconocido ypeligroso.

—Quierodecirqueparticiparádenuestravidareal—añadióconsuavidad,enuntono indeciblemente halagador, como si hubiese percibido su encogimiento—.Volveráconnosotros.

Estachiquillaparecíatenerledominadoya;Vezinnotabacadavezmásfuertesupoder sobre él; emanaba de ella algo que le penetraba por los sentidos y le hacíasentir que su personalidad, pese a su gracia sencilla, estaba dotada de fuerzasmajestuosas, imponentes, augustas.Otra vez la vio entre el humo y las llamas, enmediodeunescenarioabruptoytempestuoso,alarmantementefuerte,consuterriblemadre al lado.Esta visión brilló vagamente a través de su sonrisa y su aspecto deencantadorainocencia.

—Volverá;losé—repitió,subyugándoleconlosojos.Estaban solos en lo alto de lamuralla, y la impresión de que ella le dominaba

despertabaunaimpetuosasensualidadensusvenas.Leatraíafuriosamentesumezclade abandono y reserva; toda su masculinidad se sublevaba y resistía su influjosolapado,al tiempoquelaaclamabaconelentusiasmodesuolvidadajuventud.Leveníanunasganasirresistiblesdeinterrogarla,dejuntarloqueaúnlequedabadesupequeñapersonalidadenunesfuerzoporconservarelderechoasuyonormal.

Lamuchachahabíavueltoaquedarsecallada;ahora,apoyadaenelanchomuro,junto a él, miraba hacia la llanura cada vez más oscura, con los codos sobre laalbardilla,inmóvilcomounafiguratalladaenpiedra.Vezinapelóatodosuvalor.

—Dígame,Ilsé—dijo,imitandoinconscientementelaronroneantesuavidaddesuvoz,aunqueconscientedelaabsolutaseriedaddesuspalabras—,¿cuáleselsentidodeestepueblo,ycuáleslavidarealdelaquehabla?¿Yporquélagentemevigiladelamañanaalanoche?Dígame,¿quésignificatodoeso?Ydígame—pusomáspasiónensuvoz—,¿quéesustedrealmente…deverdad?

Lajovenvolviólacabezaylemiróatravésdelospárpadosentornados,mientrassucrecienteexcitacióninteriorsedelatabaenundébilruborquecruzóporsurostrocomounasombra.

—Meparece—balbuceó,extrañamente,bajolamiradadeella—quetengoalgúnderechoasaber…

Derepente,ellaabriólosojosdeltodo:—Entonces,¿mequiere?—preguntóconsuavidad.—Lo juro—exclamó él impetuoso, como llevado por la fuerza de una marea

creciente—;jamáshabíasentido…jamásheconocidounajovenque…

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—Entonces, sí tiene derecho a saber —interrumpió ella tranquilamente, suconfusadeclaración—;porqueelamorobligaacompartirtodoslossecretos.

Hizounapausa,yunacorrientecomodefuegorecorrióaVezindearribaabajo.Laspalabrasdeellaleelevarondelsuelo,ysintióunadicharadiante,alaquesiguiócasi instantáneamente, enhorriblecontraste, la ideade lamuerte.Sediocuentadequehabíavueltolosojoshaciaél,queleestabahablandootravez.

—Lavidarealalaquemerefiero—susurró—eslavieja,laantiguavidainterior,ladehacemuchísimotiempo;lavidaalaqueustedtambiénpertenecióunavez,yalaqueaúnpertenece.

Unavagaagitacióndelamemoriaturbólasprofundidadesdesualmaalpenetrarlavozdeellaensuser.Sabíainstintivamentequeloquedecíaeraverdad,aunquenoacababadecomprendersusignificado.Suvidaactualparecíaalejarsedeélmientraslaescuchaba,ysupersonalidadsedisolvíaenotramuchomásgrandeyantigua.Eraunapérdidadelyoactualloquelehacíapensarenlamuerte.

—Ustedhavenidoaquí—prosiguióella—abuscarla:lagentesehadadocuentadesupresencia,yesperaaverquédecide,sisemarchasinhaberlaencontrado,osi…

Susojossequedaronfijosenél,perosusemblanteempezóacambiar,ahacersemásgrande,másoscuro,conunaexpresióndemadurez.

—Sonlospensamientosdelagentegirandoalrededordesualmaloquelehaceimaginarquelevigilan.Nolevigilanconlosojos.Sonlosfinesqueorientanlavidainteriorde todosellos losque leestán llamando, losque le reclaman.Usted formópartedeesamismavidahacemucho,muchotiempo;ahoraquierenquevuelvaconellos.

AVezin se le encogió su tímido corazón de pavor al oírlo; pero los ojos de lamuchachaleretuvieronenunaredtanplacenteraquenoquisoescapar.Lefascinaba,ledesnudabadesuyonormal,porasídecir.

—Lagentesolanohabríapodidoatraparleyretenerle—prosiguió—.Lafuerzamotoranoerabastantefuerte;sehadebilitadoalolargodelosaños.Peroyo—callóunmomento,ylemiró,fiandototalmenteensusojosespléndidos—poseoelhechizonecesarioparaconquistarleyretenerle:elhechizodelantiguoamor.Puedoconseguirquevuelvayhacerquevivalaantiguavidaconmigo;porquelafuerzadelviejolazoque ha nacido entre nosotros, si decido utilizarlo, es irresistible. Y he decididoutilizarlo. Aún le necesito. Y, querido camarada de mi oscuro pasado—se apretótantocontraélquesualientolepasóporencimadelosojos;ycantósuvoz—:quierotenerle;porquemeama,yestátotalmenteamimerced.

Vezin oía, y sin embargo no oía; comprendía, y sin embargo no comprendía.Habíapasadoaunestadodeexaltación.Teníaelmundodebajo,hechodemúsicayde flores, mientras él volaba muy alto, al sol, de puro deleite. La magia de suspalabrasleteníaarrobado, lehabíadejadosinaliento.Estabaebrio.Noobstante,elterror,laideaespantosadelamuerte,amagabadetrásdeestasfrases.Porqueconlavozlebrotabanllamasdenegrohumoqueleabrasabanelalma.

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Y le pareció que se comunicaban entre sí por un proceso de veloz telepatía,puestoquesufrancésnohabríapodidotransmitirtodoloquedecía.Sinembargo,lamuchachalecomprendíaperfectamente;y loqueelladecía lesonabaaélcomounrecitadodeversosconocidosdesdehacíatiempo.Ylamezcladedolorydulzuraqueexperimentabaescuchándolaeracasimásdeloquesualmapodíaresistir.

—Peroyohellegadoaquíporpuracasualidad…—seoyódecirasímismo.—No—exclamóella conpasión—;ustedhavenidoporqueyo le llamé.Lehe

estadollamandoduranteaños,yhavenidocontodalafuerzadelpasadodetrás.Teníaquevenir,porquemepertenece,ylereclamoparamí.

Se incorporó otra vez y se acercó, mirándole con cierta insolencia en susemblante:lainsolenciadelpoder.

El sol sehabíapuestodetrásde las torresde laviejacatedraly laoscuridad seelevabadelallanuraylasenvolvía.Habíacesadolamúsicadelabanda.Lashojasdelosplátanosestabaninmóviles,peroelfríodelatardecerotoñalascendíaentreellasyhacíatiritaraVezin.Nohabíaotrorumorqueeldesusvocesyelsusurroocasionaldelvestidodeella.Vezinpodíaoírelpulsodesusangreensusoídos.Apenassedabacuenta de dónde estaba ni qué hacía. Una magia terrible de la imaginación lesumergía en las fosas profundas de su propio ser, informándole con voz nadavacilantedequelaspalabrasdeellaanunciabanlaverdad.Yvioqueestafrancesitasencilla que hablaba a su lado con tan extraña autoridad se convertía en un sercompletamente distinto.Mientras lamiraba a los ojos, su imagen se fue haciendocadavezmásintensadentrodeél,alcanzandoantesuvisióninteriortalrealismoqueno tuvomás remedioqueaceptarla.Como lehabíasucedidoyaantes, lavioaltaymajestuosa, desenvolviéndose en un escenario quebrado y agreste de selvas ycavernas,conunresplandordellamasdetrásdesucabezaynubesdeinquietohumoa sus pies. Una corona de hojas oscuras ceñía su cabello suelto y flotante, y susbrazosypiernasbrillabanentrelosharaposconquesevestía.Habíaotrostambién,asualrededor,cuyosojosardientes ledirigíanmiradasdelirantesdesde todaspartes;perolossuyosestabansiemprefijosenUno,alcualteníacogidodelamano.Porqueera ella quien dirigía la danza, en una orgía tempestuosa, al son de unas vocescantoras;ylahileraqueencabezabagirabaentornoaunaFiguraespantosayenormesentada en un trono, la cual presenciaba la escena a través de lívidos vapores,mientras innumerables caras y formas salvajes dabanvueltas y vueltas. PeroVezinsabíaqueeraaélaquienteníaellacogidodelamano,yquelafiguramonstruosadeltronoerasumadre.

Surgióestavisióndentrodeél,yleprecipitóenlosañoslargotiemposepultados,gritándolecon lavozdeunamemorianuevamentedespertada…Acontinuación sedesvaneciólaescena,yvioloscírculosclarosdelosojosdeellafijosenlossuyos,yquevolvíaaserlapreciosahijadelaposadera;yVezinvolvióarecobrarlavoz.

—Y dígame—susurró tembloroso—, dígame, criatura de visiones y hechizos,¿cómohahechoparaembrujarmedetalmodoquelaheamadoantesdeverla?

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Lamuchachaseenderezóasuladoconungestoderaradignidad.—EslallamadadelPasado—dijo—;además—añadióconorgullo—,enlavida

real,soyprincesa…—¡Princesa!—exclamóVezin.—¡…Ymimadreesreina!Anteesto,elpobreVezinperdiólacabeza.Ladichaleembargóelcorazónyle

elevó al puro éxtasis. El oír esa voz armoniosa y cantarina, el ver esos labiospequeños y adorables revelar tales cosas, trastornó su equilibrio más allá de todaesperanzadecontrol.La tomóentre susbrazosycubriósu rostrodebesossinqueellaofrecieseresistencia.

Pero incluso mientras la besaba, y se dejaba llevar por su ardiente pasión, lanotabasedosayrepulsiva;ynotabaquelosbesosqueellaledevolvíalemanchabanel alma… Y cuando, poco después, se separó ella y desapareció en la oscuridad,Vezinsequedóallí,recostadoenelparapeto,enunestadodeestupor,erizadoporelcontacto de su cuerpo blando y furioso en su interior por esta debilidad que —empezabaacomprendervagamente—podíasuponersuperdición.

Ydelassombrasdelosviejosedificiosentrelosquehabíadesaparecidoellaseelevó,enlaquietuddelanoche,ungritoprolongadoysingularquealprincipiotomóVezinporuna risa,peroquemás tardeestaba segurodehaber reconocidocomoelmaullidosemihumanodeungato.

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V

Vezinpermaneciólargoratoapoyadoenlamuralla,asolasconeltumultodesuspensamientosyemociones.Alfincomprendíaquehabíadadoelpasonecesarioparainvocar toda la fuerza de este antiguo Pasado. Porque en esos besos apasionadoshabíareconocidoelvínculodetiemposantiguos,ylohabíarestablecido.Ylevolvió,conunestremecimiento,elrecuerdodeaquellacariciasuave,etérea,enlaoscuridaddelcorredordelaposada.Lamuchachalehabíadominadoprimero,yluegolehabíaempujado a dar el paso necesario para su propósito. Habían estado acechándoledurantesiglos…ylehabíanatrapado,yconquistado.

Sediocuentaoscuramentedeesto,y tratódeplanearelmododehuir.Perodemomento, en todo caso, era incapaz de dominar sus pensamientos y su voluntad;porqueladulce,fantásticalocuradetodoesteepisodioselehabíasubidoalcerebrocomounbebedizo,ysegloriabadesaberqueestabatotalmentehechizado,ydequesemovíaenunmundomuchomásanchoeinsensatoqueaquélalquehabíaestadoacostumbrado.

Cuandoseincorporófinalmenteparairse,lalunaemergíapálidayenormedelallanura que era como elmar. Sus rayos sesgados dieron a los edificios una nuevaperspectiva,demaneraque los tejados,ya relucientesde rocío,parecieronelevarsemucho más de lo habitual en el cielo, y sus hastiales y viejas torres descollaronremotasensusregionespurpúreas.

La catedral, envuelta en una bruma plateada, parecía incorpórea. Vezin echó aandar discretamente, protegiéndose en las sombras, aunque las calles se hallabandesiertas y silenciosas; las puertas estaban cerradas, las contraventanas aseguradas.Nosemovíaunalma.Laquietuddelanochelodominabatodo:eracomounpueblodemuertos,uncementeriodelápidasenormesygrotescas.

Preguntándoseadondesehabríaretiradotanabsolutamente toda lavidaafanosadeldía,seencaminóalapuertadeatrás,quedabaaccesoalaposadaporlacuadra,afindellegarasuhabitaciónsinservisto.Unavezenelpatio,lorodeópegadoalasombrade lapared.Avanzó furtivamente, andandodepuntillas, exactamentecomohacíanlosviejoscuandoentrabanenlasalleàmanger.Sehorrorizóaldarsecuentade que lo hacía instintivamente. Le acometió un extraño impulso que atenazó elcentro de su cuerpo, un deseo de dejarse caer a cuatro patas y echar a corrersilencioso y veloz.Miró hacia arriba, y le vino la idea de saltar al alféizar de suventana,queteníaencima,envezdedarlavueltaporlaescalera.Lepareciólaformamás espontánea, y la más natural. Fue como el principio de una espantosatransformacióndesímismoenotroser.Sintióunahogoespantoso.

La lunaestabaahoramásalta,y lassombraseranmuyoscuras juntoa laparedpordondeélcaminaba.Siguióporlasmásdensas,yllegóalapuertacristalera.

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Peroaquíhabíaluz;desafortunadamente,aúnestabanlevantadossusmoradores.Confiandoencruzarlaentradayllegaralaescalerasinqueleviesen,abrióconsigilolapuertayentró.Entoncesdescubrióqueelvestíbulonoestabadesierto.Habíaunbultograndeynegroapoyadocontralapared,asuizquierda.Alprincipiocreyóqueeranenseresdelserviciodoméstico.Luegosemovió,yleparecióungatoinmenso,distorsionado de alguna forma por el efecto de la luz y las sombras. Entonces seenderezóanteél,ydescubrióquesetratabadelapropietaria.

Vezin sólo pudo suponer algo espantoso sobre qué habría estado haciendo estamujerendichapostura;peroencuantoseincorporóylemiródefrente,notóquelaenvolvíaciertaterribledignidad,yrecordólasextrañaspalabrasdelamuchacha,dequeerareina.Leparecióenormeysiniestra,allídepie,bajolalámparadeaceite:asolasconélenelvestíbulovacío.Ensucorazónseagitóeltemor,ylasraícesdeunmiedoancestral.Comprendióquedebíainclinarseanteellayrendirlealgunaclasedehomenaje.El impulsoeraviolento, irresistible, comodebidoaunhábitoarraigado.Lanzó una rápida mirada a su alrededor. No había nadie más allí. Entonces,lentamente,inclinólacabezaanteella.Lerindióhomenaje.

—Enfin!M’sieurs’estdonedécidé.C’estbienalors.J’ensuiscontente.Suspalabraslellegaronsonoras,comoatravésdeungranespacioabierto.A continuación, la voluminosa figura cruzó súbitamente el suelo enlosado del

vestíbulo,ylecogiósusmanostemblorosas.Unafuerzaabrumadorasedesplazóconellayseapoderódeél.

—Onpourraitfaireunp’tittourensemble,n’est-cepas?Nousyallonscettenuitetilfauts’exercerunpeud’avancepourcela.Ilsé,viensdoncici.Viensvite!

Y le hizo girar con los pasos iniciales de una danza que parecía horrible yextrañamentefamiliar.Ningúnruidohacíasobrelaslosasestaparejadispar.Todoeraapagadoysilencioso.Ypocodespués,cuandoelaireparecióvolversedensocomoelhumo,ysurgióenélunresplandorrojocomolallama,descubrióquesehabíaunidoaellosalguienmás,yquelamanoquelamadrelehabíasoltadoselasujetabaahorafuertemente lahija. Ilséhabíaacudidoa su llamada,y lavioconhojasdeverbenaentretejidasen supelonegro,yvestidacon jironesdeunextrañovestido,hermosacomolanoche,yhorrible,odiosamenteseductora.

—¡Alaquelarre!¡Alaquelarre!—gritaban—.¡Alaquelarredelasbrujas!Bailabandeunextremoalotrodelestrechovestíbulo,lasmujeresaamboslados

deél,aunritmofrenéticojamásimaginadoporVezin,aunqueleresultabaespantoso,vagamentefamiliar,hastaquelalámparadelaparedosciló,seapagó,ysequedaroncompletamenteaoscuras.Yeldemoniovertióensucorazónmilasechanzasruines,haciéndoleestremecer.

Derepentelesoltaronlasmanos,yoyógritaralamadrequeeralahora,yquedebíanacudir.Vezinnoesperóaverquédirección tomaban.Sólo sabíaqueestabalibre, y huyó a tientas en la oscuridad hasta que encontró la escalera, y subiócorriendoasuhabitacióncomosieldemoniolepisaselostalones.

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Searrojóenelsofá,conelrostroentrelasmanos,ydejóescaparungemido.Trasconsiderar rápidamente una docena de maneras de huir en seguida, todas ellasimposibles, concluyó que lo único que cabía hacer de momento era permanecersentado y esperar. Era preciso ver qué iba a ocurrir. En el aislamiento de sudormitorio,almenos,estabarelativamenteasalvo.Lapuertaestabacerrada.Cruzósigilosolahabitaciónyabrióconsuavidadlaventanaquedabaalpatioydesdedondeseveíapartedelvestíbuloatravésdelacristalera.

Yalabrirla,lellegóaloídoelrumordeunagranactividadprocedentedelacalle:era un rumor de pasos y voces amortiguado por la distancia. Se asomócautelosamenteyprestóatención.Lalunaahoraeraclaraeintensa,perosuventanaestabaenlasombra,dadoqueeldiscoplateadosehallabadetrásdelacasa.Ytuvoelirresistible convencimiento de que los habitantes del pueblo, poco antes invisiblestras sus puertas cerradas, salían ahora con alguna secreta e impíamisión. Escuchóatento.

Al principio, todo a su alrededor estaba en silencio; pero no tardó en percibirmovimientos que tenían lugar en la casa misma. Le llegaban crujidos y chirridosdesde el otro lado del patio desierto e inundado de luna. Una multitud de sereselevabaa lanocheelrumordesuactividad.Entodasparteshabíamovimiento.Unolor acre, penetrante, procedente de no sabía dónde, impregnaba el aire. Luego sumirada se quedó clavada en las ventanas de enfrente, cuya pared bañaba el suaveresplandordelaluna.EltejadoqueVezinteníaencimasereflejabaclaramenteensuscristales,yveíalassiluetasdeunoscuerpososcurosquesemovíanconlargospasospor las tejas y el caballete. Desfilaban ágiles y silenciosas por el cristal animadocomogatosenormes, en interminableprocesión,y luegoparecían saltar aunplanomásbajodondeVezinlosperdíadevista.Oíasóloelgolpeblandodesussaltos.Aveces sus sombras se proyectaban en la pared blanca de enfrente, y entonces nolograbadistinguirsieransombrasdesereshumanosodegatos.Dabalaimpresióndequecambiabanconrapidezdelounoalootro.Elcambioparecíahorriblementereal;porquesaltabancomopersonas,yenelairemismose transformabanycaíancomoanimales.

Abajo,elpatiohervíaenmovimientossinuososdeformasoscurasquecaminabanen silenciohacia la cristalera.Marchaban tanpegadas almuroqueVezinnopodíaprecisarsuverdaderafigura;perocuandovioquesedirigíanalagranasambleaqueseestabareuniendoenelvestíbulo,comprendióquesetratabadelascriaturascuyassombrashabíavistoreflejadasenloscristalesdelasventanasdeenfrente.Acudíandetodaspartesdelpueblo,recorriendotejadosycaballetes,ysaltandodeplanoenplanohastallegaralpatio.

Acontinuaciónlellamólaatenciónotroruido,yvioqueseabríansuavementelasventanasvecinas,yquedecadaunadeellasasomabaunacara.Unmomentodespuésempezaronasaltar figurasvelocesalpatio.Figurasqueenelmomentodesalir lasventanaseranhumanas,segúnveía,peroquealllegaralpatiocaíanacuatropatas,y

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se transformaban instantáneamente en… gatos; en gatos enormes y sigilosos. Ycorríanaraudalesajuntarseconelrestoenelvestíbulo.

Asíquenohabíanestadodesocupadaslashabitacionesdelacasa,endefinitiva.Porlodemás,yanolellenabadeasombroloqueveía.Porquelorecordabatodo.

Leerafamiliar.Yahabíaocurridoantesexactamenteigual,centenaresdeveces;yélmismosabíadelafrenéticalocuraqueseapoderabadetodos,yhabíaparticipadoenella. Cambió la silueta del antiguo edificio, se ensanchó el patio, y pareció que élmismoobservabadesdeunaalturamuchísimomayor,atravésdevaporeshumeantes.Y, mientras miraba medio recordando, le acometieron furiosamente, violentos ydulces, los viejos dolores de tiempos ancestrales; y se le excitó horriblemente lasangrealoírotravezlaLlamadadelaDanzaensucorazón,ylellegóelsabordelaantiguamagiadeIlségirandojuntoaél.

Seretiróderepente.Ungrangatohabíasaltadosigilosodelassombrasdeabajoalalféizar,cercadesucara,ylemirabafijamenteconojoshumanos.«¡Ven—parecíadecir—,venconnosotrosalaDanza!¡Cambiacomoantes!¡Transfórmatedeprisa,yven!»Demasiadobiencomprendiólamudallamadadeestacriatura.

Saltó otra vez abajo como un relámpago, con un levísimo ruido de sus zarpasalmohadilladassobrelaslosas,yacontinuaciónlohicieronotrospordocenasaestelado de la casa, por delante de sus mismos ojos, transformándose en la caída yechandoacorrer,velocesysilenciosos,haciaellugardereunión.Yotravezsintióelterribledeseode imitarles:murmurarelviejoconjuro,dejarsecaeracuatropatasytomarcarreraparaelgransaltoenelaire.¡Ah,cómocrecíaestapasiónensuinteriorcomountorrente,quemándolelasentrañas,elevandoalanocheelardientedeseoquesentíasucorazóndelaviejaDanzadelasBrujasenelAquelarre!Eltorbellinodelasestrellas giraba en torno a él: otra vez conoció lamagia de la luna. Le azotaba elvientopoderosoquesurgíadelbosqueydelabismoyveníasaltandodepeñascoenpeñasco,cruzandovalles…Oyólosgritosdelosdanzantesysusrisasfrenéticas;ycon esta muchacha salvaje en sus brazos, bailó furiosamente alrededor del TronodondesehallabasentadalaFiguraconsucetrodemajestad…

Entonces, de repente, callarony se inmovilizaron todos, y se enfrióunpoco lafiebreenelcorazóndeVezin.Laserenaclaridaddelalunainundabaelpatiovacíoydesierto.Sehabíanidotodos.Laprocesióndesfilóporlosaires.Elsehabíaquedadoatrás…solo.

Vezin cruzó la habitación de puntillas y abrió la puerta. A sus oídos llegó elmurmullo de la calle, cada vezmás fuerte amedida que avanzaba. Caminaba consumacautelaporelcorredor.Sedetuvoaescucharenloaltodelaescalera.Abajo,elvestíbulo donde se habían reunido estaba todavía a oscuras; pero a través de lasventanasylaspuertasabiertasdelaotrapartedeledificiollegabaelbordoneodeunagranmultitudquesealejaba.

Bajó la crujiente escalera, temiendo y deseando a un tiempo encontrar algúnrezagado que le indicase el camino, pero no vio a nadie; cruzó el vestíbulo, tan

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atestadohacíapocodeseresinquietosyllenosdevida,ysalióalacalleporlapuertaprincipal.Nopodía creer que le hubiesendejado, que le hubiesenolvidado, que lepermitiesenescapar.Estabaconfundido.

Escrutóasualrededorconnerviosismo,yhaciaunoyotroextremodelacalle;luego,alnoveranadie,echóaandardespacioporlaacera.

Elpuebloentero,mientras caminaba, aparecía abandonadoyvacío, comosiungranvientohubiesebarridodeél todaformadevida.Laspuertasyventanasdelascasasestabanabiertasalanoche;nadasemovía;lalunayelsilencioinundabantodoslos rincones. La noche envolvía aVezin como unmanto. El aire, blando y fresco,acariciabasusmejillascomoelrocedeunagranzarpapeluda.Recobrólaconfianza;apretóelpaso,aunquesinsalirsedelladodelasombra.Enningunapartedescubríaelmáslevesignodeléxodoimpíoquesabíaqueacababadetenerlugar.Laluna,enloalto,recorríauncieloserenoysinnubes.

Sindarsecuentaapenasdeadonde iba, cruzó laplazadelmercadoy llegóa lamuralla, donde sabía queun senderobajaba a la carretera por la quepodría huir aalgunodelospueblecitosquequedabanalnorte,yllegaralferrocarril.

Pero antes se detuvo a mirar el paisaje a sus pies, donde la gran llanura seextendíacomoelmapaplateadodeunpaísdeensueño.Suserenabellezalellegóalohondo,aumentandosusensacióndeconfusióne irrealidad.Nosoplaba lamás levebrisa:lashojasdelosplátanosestabaninmóviles,losdetallescercanosserecortabanconnitidezdiurnacontralassombrasoscuras;yalolejos,loscamposyelbosquesefundíanenunaneblinatrémula.

Peroelalientoselecortóenlagargantaysequedópetrificadoalbajarlamiradadelhorizontealaperspectivacercanadelvallequeteníaantesí.Todalaladeradelacolina,ocultaalresplandordelaluna,estabailuminada;ymercedaesteresplandor,vio una riada de siluetas movientes que marchaban presurosas entre los espaciosabiertosdelosárboles;mientrasarriba,comohojasllevadasporelviento,distinguióinfinidadde formasvoladoras que se cerníanoscuras un instante contra el cielo, yluego,cruzandolasramas,seposabanentregritosycánticosmisteriososenlazonadelosfuegos.

Se quedó mirando fascinado durante un tiempo que no fue capaz de calcular.Luego,movidopor unode esos terribles impulsosqueparecíangobernar toda estaaventura,sesubióaloaltodelanchomuro,haciendoequilibriosunosmomentos,conelprecipiciodelvalleasuspies.Peroenesemismoinstante,mientrassemanteníaensuspenso,advirtióunsúbitomovimientoentrelassombrasdelascasas;yalvolverse,violasiluetadeungrananimalquecruzabavelozelespaciodeatrásyaterrizabadeun salto en el muro, algo más allá. Corrió como el viento a los pies de él, y acontinuaciónseincorporóasulado,apoyándoseenlamuralla.Unestremecimientopareciósacudirlaluzdelaluna;yaVezinletemblólavistaunsegundo.Elcorazóncomenzóalatirleatrozmente.Ilséestabadepiejuntoaél,mirándolealacara.

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Una sustancia oscura, notó, manchaba el rostro y la piel de la muchacha; unasustancia que brilló a la luz de la luna al extender lasmanos hacia él: vestía unasropas hechas jirones que le sentaban sorprendentemente bien; la ruda y la verbenaceñíansussienes;susojoscentelleabanconimpíosdestellos.Vezinreprimióaduraspenas un violento deseo de cogerla en brazos y saltar con ella desde el altísimoparapetoalfondodelvalle.

—¡Mira!—exclamóIlsé,señalandoconunbrazo,enelquetremolabanalvientosusharapos,haciaelbosquepobladodeluces,alolejos—.¡Miradóndenosesperan!¡El bosque hierve de vida! ¡Y están allí losGrandes, y pronto empezará la danza!¡Aquítieneselungüento!¡Embadúrnate,yvamos!

Aunqueunmomentoanteselcieloestabaclaroydespejado,sefueoscureciendola faz de la lunamientras hablaba, y el viento comenzó a agitar las copas de losplátanos, a los pies de Vezin. Las ráfagas esporádicas traían de abajo jirones decánticos roncos y alaridos; y el olor acre que había percibido ya en el patio de laposadasubíaasualrededor.

—¡Transfórmate! ¡Transfórmate!—repitió ella otra vez, elevando la voz comounacanción—.Frótatelapielparavolar.¡Ven!¡Venconmigoalaquelarre,alalocuradesusplaceresfuriosos,aldulceabandonodesucultomaligno!¡Mira,alláestánlosGrandes, y han dispuesto los terribles Sacramentos! Ya está ocupado el Trono.¡Untateyven!¡Untateyven!

Ilsé llegó a la altura de un árbol, junto a él, saltando a lamuralla con los ojosllameantes y el pelo desparramado en la oscuridad. Vezin empezaba a cambiartambién rápidamente. Las manos de ella le rozaron la piel de la cara y el cuello,trazándole rayas de ardiente bálsamo que transmitieron a su sangre la viejamagiaantecuyafuerzasedesvanecetodobien.

A sus oídos llegó un rugido salvaje procedente del corazón del bosque; y lamuchacha,aloírlo,saltósobrelamurallaenunraptodegozoperverso.

—¡Satanásestáaquí!—exclamó,precipitándosesobreélytratandodearrastrarleconsigo al borde delmuro—. ¡Ha llegado Satanás! ¡Los Sacramentos nos llaman!¡Vencontuqueridaalmaapóstata,yleadoraremosybailaremoshastaquesehundalalunayelmundoseaolvidado!

Evitandoapenaslaespantosacaída,Vezinluchóporlibrarsedelasmanosdeella,entantolapasiónrompíasusriendasycasiseadueñabadeél.Profirióungrito,sinsaber qué decía, y luego otro. Eran los viejos impulsos, los viejos hábitos queencontraban voz instintivamente; porque, aunque le parecía que gritaba cosasabsurdas, laspalabrasqueprofería tenían sentidoen símismas,y eran inteligibles.Eralaantiguallamada.Yfueoídaabajo.Yrespondida.

El viento silbaba en los faldones de su chaqueta mientras el espacio, a sualrededor, se oscurecía de formas voladoras que ascendían en torbellino desde elvalle.Ungriteríodevocesásperasleheríalosoídos,máscercacadavez.Elvientolegolpeabaconráfagasviolentas,haciéndoleoscilarenelrotocoronamientodelmuro

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de piedra,mientras Ilsé se agarraba a él con sus largos brazos relucientes, suaves,desnudos,ysesujetabaconfuerzaasucuello.PeronoerasóloIlsé:unadocenadeformas le rodeaban,descendidasde losaires.Leasfixiabaelolorpenetrantede loscuerposembadurnados,incitándolealaviejalocuradelaquelarre,dondeelbailedelasbrujasylosbrujosrendíahonoresalMalpersonificadodelmundo.

—¡Úntateyve!¡Úntateyve!—gritabanenfrenéticocoroasualrededor—,¡alaDanzaquenuncamuere!¡Aladulceyterriblefantasíadelmal!

Unmomentomás,yhabríacedido.Porquesuvoluntadseibadebilitando;ycasile tenía anulado el torrente de recuerdos apasionados, cuando—así es como unainsignificanciapuedealterarelcursoenterodeunaaventura—apoyóelpieenunapiedra suelta delmuro, y cayó aparatosamente al suelo. Pero su caída fue hacia lapartedelascasas,alrellanodepolvoyadoquines,yno,porfortuna,haciaelvalleprofundoqueseabríaalotrolado.

A su vez, cayeron los otros a su alrededor, como moscas sobre un trozo dealimento;peroentoncesVezinselibróporunmomentodelpoderdesucontacto,yenesebreve instantede libertad le vino a lamente la súbita inspiraciónque le salvó.Antes de volver a ponerse de pie vio cómo estas figuras trepaban torpemente a lamuralla,comosi,alamaneradelosmurciélagos,sólopudiesenvolardejándosecaerdesde una altura, y no fueran capaces de agarrarle en el rellano. Y al verlasencaramadasenfila,comogatosenuntejado,negrasyextrañamenteinformes,conojoscomo lámparas, levolvióel súbito recuerdode Ilséaterradaante lavisióndelfuego.

Conlarapidezdeunrelámpago,sacósuscerillasyprendió lashojassecasquehabíajuntoalmuro.

Marchitasysecas,prendieronenseguida,yelvientopropagólasllamasenunalargalíneaalpiedelamuralla,creciendoaltiempoqueavanzaban;yentregritosyalaridos,lamultituddeformasquesehabíacongregadoenloaltodesaparecióenlosaires,congranruidodealetazosyalborotodecuerpos,endirecciónalcorazóndelvalleencantado,dejandoaVezin temblorosoysinalientoenmediode laplazoletadesierta.

—¡Ilsé!—llamódébilmente—.¡Ilsé!—porqueledolióelcorazónalpensarquesehabía idoalgranBailesinél,yquehabíaperdidolaocasióndeparticiparensugoceterrible.Peroalmismotiempo,eratangrandesualivio,yestabatanconfundidoy turbado por todos estos acontecimientos, que no sabía qué decía, y gritaba sólomovidoporelfuriosotorbellinodesuemoción…

El reguero de fuego seguía propagándose junto a lamuralla y volvió a salir laluna,suaveyclara,desueclipse transitorio.Trasunaúltimamiradaestremecidaalruinosoparapeto,yunaespeciedeaterradacuriosidadporelvalleencantadoqueseabríaalotro lado,dondeaúnsearremolinabanyvolabanformasoscuras,sevolvióhaciaelpuebloyemprendiódespacioelcaminodelhotel.

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Ymientras caminaba, siguió oyendo la gran barahúnda de gritos y alaridos yaullidosabajoenelbosque,másdébilescadavezacausadelviento,mientrasélseperdíaentrelascasas.

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VI

—Quizá le parezca brusco y soso este final—dijoArthurVezin,mirando concaracoloradayojos tímidosaldoctorSilenceque tomabanotasensucuaderno—;pero lo cierto es que… bueno… a partir de esemomento, parece queme falla lamemoria. No tengo un recuerdo claro de cómo llegué a casa, ni de qué hiceexactamente.

»Por lo visto, no regresé a la posada. Recuerdo oscuramente que corrí por uncaminolargoyblancobajolaluna,quecrucébosquesyaldeascalladasydesiertas,que luegoempezóaamaneceryvi las torresdeunpueblomásbiengrande,yquelleguéaunaestación.

»Pero,muchoantesdeeso,recuerdohabermedetenidoenalgúnlugardelcamino,yquemevolvíacontemplarelpueblodemiaventurasobreelcerro,a la luzdelaluna,ymeparecióquesusiluetaeraexactamenteladeungatomonstruosotumbadoenlallanura:susinmensaspatasdelanterasextendidaseranlasdoscallesprincipales,y las rotas torres gemelas de la catedral recortaban sus orejas desgarradas sobre elcielo.Aúnperduracontodaintensidadesaimagenenmimente.

»Otracosaguardoenlamemoriadeesahuida:elacordarmederepentedequenohabía pagado la cuenta, y decidir allí mismo, en la polvorienta carretera, que mipequeñoequipajesaldaríadesobramideuda.

»Porlodemás,sólopuedodecirlequetomécaféconunbolloenuncafédelasafuerasdelpuebloalquehabíallegado;medirigíseguidamentealaestación,yhorasdespuéscogíeltren.EsamismatardeestabaenLondres.

—¿Cuántotiempo—preguntóJohnSilencequedamente—calculaqueestuvoenelpueblodondeleocurriólaaventura?

Vezinalzótímidamentelosojos.—Deesoibaahablar—prosiguió,conagitadosgestosdedisculpa—.EnLondres

descubrí que me había adelantado nada menos que una semana entera sobre miscálculos.Había permanecido alrededor de una semana en el pueblo, y debía habersido15deseptiembre…¡sinembargo,estábamossoloadiez!

—Entonces,¿estuvosolounanocheodosenlaposada,enrealidad?—preguntóeldoctor.

Vezinvacilóantesdecontestar.Diounospasosinquietossobrelaalfombra.—Debídeganar tiempoenalgunaparte—dijoporfin—;enalgunaparte,ode

algúnmodo.Seguramentellevabaunasemanadeadelanto.Nopuedoexplicarlo.Sólopuedodecirleloquepasó.

—¿Yesoleocurrióelañopasado,ynohavueltousteddesdeentoncesallí?—Elotoñopasado,sí—murmuróVezin—;ynomeheatrevidoavolver.Nocreo

quevuelvanunca.

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—Dígame—preguntó el doctor Silence por último, al ver que el hombrecillohabíallegadoclaramentealfinaldesurelato,yquenoteníanadamásquecontar—,¿ha leído algo sobre las prácticas de brujería durante la Edad Media, o le hainteresadoalgunavezesetema?

—¡Nunca! —declaró Vezin con énfasis—. Jamás he dedicado un solopensamientoacuestionesdeesegénero,queyorecuerde…

—¿Osobrelareencarnación,quizá?—Nunca…antesdemiaventura;después,sí—contestóentonosignificativo.Sin embargo, este hombre tenía algo más en la conciencia de lo que quería

descargarse,aunqueencontrabadifícilempezar;ysólodespuésdebrindarleeldoctor,conun tactoexquisito, infinidaddeocasiones,decidiófinalmentevalersedeuna,ybalbuceóquedeseabaenseñarle lasmarcasqueaúnconservabaenelcuellodonde,dijo,lamuchachalehabíatocadoconsusmanosuntadas.

Sequitóelcuellodelacamisatrasinterminablesyvacilantesmanoteos,ysebajóunpocolacamisaparaqueeldoctorpudiesever.Yallí,enlasuperficiedelapiel,habíaunadébil raya rojizaque le recorría el hombroy se extendíaunpocopor laespalda,hastalaespinadorsal.Desdeluego,señalabaexactamentelaposiciónqueunbrazo podía haber adoptado al abrazarle. Al otro lado del cuello, ligeramentemásalta,habíaunahuellaparecida,aunquenotanclara.

—Aquíesdondemesujetóesanocheen lamuralla—murmuró,al tiempoqueasomabaunaluzasusojos,ydesaparecía.

***

Unas semanasmás tarde tuve ocasión de hablar con JohnSilence de otro casoextraordinariodelquemehabíallegadonoticia,yacabamoshablandodelahistoriadeVezin.Despuésdeoírla,eldoctorhabíahechoaveriguacionesporsucuenta;yunode sus secretarios había descubierto que, efectivamente, los antepasados de Vezinhabíanvividodurantegeneracionesenelmismopuebloenquelehabíaocurridoestaaventura.Dosdeelloseranmujeres,yhabíansidojuzgadas,condenadasporbrujas,yquemadasenlahoguera.Porotraparte,nohabíasidodifícilcomprobarquelaposadadondesehabíahospedadoVezinfueconstruidahacia1700,enellugardondefueronlevantadas las piras y tuvieron lugar las ejecuciones. El pueblo era una especie delugardeencuentrodetodosloshechicerosybrujasdelaregión,loscuales,trasserdeclaradosculpables,fueronquemadospordocenas.

—Pareceextraño—prosiguióeldoctor—queVezinignorasetodoesto;pero,porotraparte,noeslaclasedehistoriaqueunafamiliadeseamantenervivaatravésdegeneraciones,ocontarasushijos.Asíquemeinclinoacreerquesiguesinsabernadadelasunto.

»Toda la aventura parece haber sido una intensa reviviscencia de recuerdos deunavidaanterior,desencadenadaal entrar encontactocon las intensas fuerzasque

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aúnsubsistenenellugary,porsingularísimacasualidad,conlasmismasalmasqueparticiparonconélensucesosdeaquellavidaparticular.Porqueesamadreyesahijaque tan extraordinariamente le impresionaron debieron de ser protagonistasprincipales,juntoconélmismo,delasceremoniasyprácticasbrujerilesqueenaquelentoncesdominabanlaimaginacióndetodosloshabitantesdelpaís.

»Notenemosmásqueleerlahistoriadeaqueltiempoparasaberqueestasbrujasafirmaban poseer el poder de transformarse en diversos animales con objeto dedisfrazarse,ytambiénparatrasladarsevelozmenteallugardesusimaginariasorgías.Lalicantropía,opoderdeconvertirseenlobos,eracreenciacomúnentodaspartes;asimismo,secreíaenlacapacidaddetransformarseengatosfrotándoseelcuerpocondeterminado ungüento que el propio Satanás les proporcionaba. Los juicios porbrujeríaaportanabundantespruebasdequetalescreenciaseranuniversales.

EldoctorSilencecitótextualmenteunmontóndeautoridadessobrelamateria,ymostró cómo cada incidente de la aventura de Vezin tenía su fundamento en lasprácticasdeaquellostiempososcuros.

—Peronomecabedudadequeelasuntoenteroaconteciósubjetivamente,enlaconcienciadenuestrohombre—prosiguió, en respuestaamispreguntas—;porquemisecretariohaestadoinvestigandoenelpueblo,yhavistosufirmaenellibrodehuéspedes,comprobandoque llegóel8deseptiembreysemarchóinopinadamentesinpagarlacuenta.Sefuedosdíasdespués,yaúnteníanallílasuciabolsamarrónyalgunasprendasdeturistaquellevaba.Paguéunosfrancosparasaldarsucuenta,yleheremitidosuequipaje.Lahijanoestabaenesemomento;peroladueña,unamujergordacomoélladescribió,dijoamisecretarioquelehabíaparecidounseñormuyextrañoydistraídoyque,trassudesaparición,abrigóeltemordurantemuchotiempodequehubieraencontradounfinalviolentoenelbosquevecino,dondesolíavagarsolo.

»Mehabríagustado tenerunaentrevistacon lahijaparaaveriguarquéhubodesubjetivoyquéocurrióefectivamente,conrelaciónaella,entodoloquecontóVezin.Porque su miedo al fuego y la visión de las llamas debió de ser, sin duda, unareminiscenciaintuitivadesudolorosamuerteanteriorenlahoguera,yesoexplicaríaporquéimaginóélvariasvecesqueleveíaatravésdelhumoylasllamas.

—¿Ylasmarcasdesupiel,entonces?—pregunté.—Sonmeras señalesdeorigenhistérico—replicó—;como los estigmasde las

religieusesoloscardenalesquesurgenenelcuerpodelossujetoshipnotizadosalosque se les hadichoque les saldrán.Esmuycorrientey tiene fácil explicación.Loextrañoesqueduren tanto tiempoesasmarcas en el casodeVezin.Por logeneraldesaparecenenseguida.

—Seguramente, es que sigue pensando en todo esto, y dándole vueltas, yreviviéndolounayotravez—aventuré.

—Esprobable.Yporesometemoquenohanacabadoaúnsuspreocupaciones.Volveremosasaberdeél.Esuncasoenelque,pordesgracia,puedohacermuypoco

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poraliviarle.EldoctorSilencehablabagravemente,yconciertatristezaensuvoz.—¿Yquépiensadelfrancésdel tren?—preguntéacontinuación—,delhombre

queleprevinocontraelpueblo,àcausedusommeiletàcausedeschat?Sindudafueunincidentemuysingular,¿no?

—Muy singular, desde luego—contestó lentamente—; y sólo puedo explicarloaceptandolaposibilidaddeunacoincidenciasumamenteimprobable…

—¿Yes?—Queesedesconocidohubieraestadotambiénenelpuebloyhubierasufridoallí

unaexperienciaparecida.Megustaríaencontraraesehombreparainterrogarle.Perode nada sirve aquí la bola de cristal, dado que no tengo ni lamás ligera pista queseguir, y sólo puedo concluir que alguna singular afinidad psíquica, alguna fuerzaactivaaúnensuserprocedentedelamismavidapasada,leacercóalapersonalidaddeVezin, permitiéndole intuir qué podía sucederle, y por tanto advertirle como lohizo.

»Sí —prosiguió un momento después, medio hablando consigo mismo—;sospecho que a Vezin le arrastró un torbellino de fuerzas generado por la intensaactividad de una vida pasada, y que revivió una escena en la que hace siglosdesempeñó a menudo un papel destacado. Porque las acciones violentas originanfuerzas que tardanmucho en agotarse; puede decirse que, en cierto sentido, no seextinguen nunca. En este caso, no eran bastante vitales para que la ilusión fuesecompleta; de manera que el pobre hombre se encontró inmerso en una confusiónangustiosadelpresenteyelpasado;sinembargo,tuvolasuficientesensibilidadcomopara darse cuenta de que era así, y luchar contra la degradación que suponía elretorno—siquieraenlamemoria—aungradodedesarrollopasadoeinferior.

»¡Ah, sí!—prosiguió, cruzando la habitación para contemplar el cielo que ibaoscureciendo, y totalmente olvidado de mi presencia, al parecer—, los súbitosrecuerdos subliminales de ese género pueden ser de lo más dolorosos y, a veces,tremendamente peligrosos. Sólo confío en que esta alma bendita llegue a escaparprontodelaobsesióndeunpasadoapasionadoytormentoso.Perolodudo,lodudo».

Suvozsehabíaidoapagandocontristeza;ycuandosevolvióotravezdecaraalahabitaciónhabíaunaexpresióndeprofundaansiedadensusemblante,laansiedaddeunalmacuyodeseodeayudaresavecesmásgrandequesusfuerzas.

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LANÉMESISDEFUEGO

THENEMESISOFFIRETraducción

SantiagoGarcía

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I

Poralgúnmedioquenuncaconseguídescubrir,JohnSilencesiempreconseguíaquedarseelcompartimentoparaélsolo,ycomoeltrenhacíauntrayectodedoshorasseguidas antes de llegar a la primera parada, tenía tiempo sobrado para revisar losdatospreliminaresdelcaso.Mehabíatelefoneadoaquellamismamañana,einclusoatravés del filtro de las millas de cable, la emoción de la aventura inimaginableresonabaensuvoz.

—Como si fuera una visita campestre ordinaria—contestó, en respuesta a unapregunta—,ynoolvidetraersuescopeta.

—¿Concartuchosdefogueo,supongo?—puesconocíasusrígidosprincipiosenloreferenteatomarvidas,ysupusequelasarmaseranúnicamenteconalgúnobviopropósitodedisimulo.

Luegomeagradecióqueacudiera,mencionóeltren,colgóelauricularymedejó,vibrando con la emoción de la impaciencia, para que hiciera las maletas. Pues elhonor de acompañar al Dr. John Silence en uno de sus grandes casos era lo quemuchos habrían considerado un honor vacío… y peligroso. Sin duda, la aventuraofrecíatodaclasedeposibilidades,ylleguéaWaterloosintiéndomecomounhombreque está a punto de embarcarse en una misión peligrosa y peculiar en la que lospeligrosqueesperaafrontarnoseránlospeligrosordinariosqueamenazanalavidayal cuerpo, sinode algúngénero secretodifícil de expresar conpalabras y aúnmásdifícildeabordar.

—LaMansiónSeñorialsuenamuynoble—medijo,mientrasnossentábamosconlos pies apoyados y hablábamos—, pero creo que no esmás que una granja algocrecidaenmitaddelosdesoladosbrezalesquehaypasadoD…,ysupropietario,elcoronelWragge,unsoldadoretiradoaficionadoa los libros,viveallíprácticamentesolo, según tengo entendido, con una hermanamayor inválida.Así que serámejorquenoseespereunavisitadivertida,amenosqueelcasopuedaproporcionarnossuspropiasemociones.

—¿Locualesprobable?Comorespuesta,mealargóunacartaconlaindicaciónde«Privado».Teníafecha

deunasemanaantes,yestabafirmada«Sinceramentesuyo,HoraceWragge».—Supodemía travésdelcapitánAnderson—explicóeldoctormodestamente,

comosisufamanofueracasimundial—.Recordaráelcasodelaposesiónindia…Leí la carta.Eradifícil entenderporqué llevaba la advertenciadeprivado.Era

muy breve y directa, iba al grano. A modo de presentación, se refería al capitánAnderson,yluegoafirmabadeformamuysencillaqueelfirmantenecesitabaayudadeciertaclasepeculiarypedíaunaentrevistapersonal.Unaentrevistamatutina,yaque le resultaba imposible ausentarse de la casa por la noche. La carta era tan

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solemne que bordeaba la brusquedad, y es difícil explicar cómo consiguiótransmitirme la impresión de un hombre fuerte, aturdido y perplejo. Tal vez lamoderacióndellenguaje,yelmisteriodelasuntotratado,tuvieranalgoqueverconello;ylareferenciaalcasoAnderson,cuyohorrorpermanecíavivoenmimemoria,pudotransmitirmelasensacióndealgoominosoyalarmante.Pero,fueracualfueselacausa, no cabía duda de que en cierta forma de aquel papel blanco surgía unaimpresióndegravepeligroprocedentedelasescasaslíneasdefirmeescritura,yqueel espíritudeunaprofunda inquietud sedeslizabaentre laspalabrasyalcanzaba lamentesinexpresarsedeformavisible.

—¿Y cuando le vio…? —pregunté, devolviéndole la carta mientras el trentraqueteabavelozatravésdelempalmedeClapham.

—Nolehevisto—fuesurespuesta—.Cuandoescribiólanota,sucabezaestaballena hasta los bordes, cargada de vivas imágenes mentales. Observe cómo secontuvo.Puesparadiscernirlosrasgosprincipalesdesucaso,sepuedeconfiarenlapsicometría,ylahojadepapelquesumanohatocadoessuficienteparaproporcionaraotramente—siempreque seaunamente sensible y simpática—claras imágenesmentales de lo que está pasando. Creo que me he hecho una idea general de suproblemabastanteaproximada.

—¿Asíquepuedequefinalmentesíhayaemociones?JohnSilenceaguardóunmomentoantesderesponder.—Aquíocurrealgomuygrave—dijocongranseriedad,porfin—.Alguien,no

él, supongo, ha estado jugando con una pólvoramuypeligrosa.Demanera que sí,puedequehayaemociones,talycomousteddice.

—¿Y cuáles seránmis obligaciones?—pregunté, con un interés decididamentecreciente—.Recuerdequesoysuayudante.

—Compórtesecomoun secretariodiscreto.Obsérvelo todo sinque senote.Nodiganada…nadaquesignifiquenada.Estépresenteentodaslasentrevistas.Puedequeleexijabastante,puessimisimpresionessoncorrectas,estoes…

Seinterrumpiórepentinamente.—Perotodavíanolevoyacontarmisimpresiones—continuótraspensárseloun

momento—. Limítese a observar y escuchar a medida que el caso se desarrolla.Fórmese sus propias impresiones y cultive sus intuiciones.Nos presentamos comovisitantes ordinarios, por supuesto—añadió,mientras sus ojos centelleaban por uninstante—;deahílasarmas.

Aunque decepcionado porque no me contara más, acepté la sabiduría de suspalabras.Sabíalopocovaliosasqueseríanmisimpresionesunavezquelapoderosainfluenciadehaberoído las suyas lasmotivara.De igualmanera reflexionéque laintuición, unida al sentido del humor, era más útil para un hombre que una grancantidaddesimple«cerebro»,porasídecirlo.

Antesdeguardarlacarta,sinembargo,melavolvióaofrecer,diciéndomequelaapretara contrami frente durante unos instantes, y que luego describiese cualquier

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imagenqueacudieraespontáneamenteamicabeza.—No busque nada deliberadamente. Imagínese que está dentro del párpado, y

aguardequesurjanimágenesproyectándosesobresupantallaoscura.Seguí sus instrucciones,dejandomimente lomásenblancoquepude.Perono

tuveningunavisión.Novinadaexceptolosrayosdeluzquepasabanadelanteyatráscomo las vueltas de un caleidoscopio a través de la oscuridad. Una sensaciónmomentáneadecalidezvinoysefuedeformacuriosa.

—¿Quéhavisto?—preguntórápidamente.—Nada—meviobligadoa reconocerde formadecepcionante—;nadaexcepto

losfogonazosde luzhabitualesqueunosiempreve.Excepto,quizás,queeranmásvívidosquedecostumbre.

Nodijonadaamododecomentariooréplica.—Y se agrupaban de vez en cuando—continué, con penosa sinceridad, pues

anhelabaver las imágenesde lasquehabíahablado—,seagrupabanenglóbulosybolas redondas de fuego, y los rayos que relampaguean alrededor a veces parecentriángulosycruces…casicomosifueranfigurasgeométricas.Nadamás.

Abrílosojosdenuevo,yledevolvílacarta.—Mehacalentadolacabeza—dije,sintiéndomeenciertaformaindignoporno

haber visto nada de interés. Pero la mirada en sus ojos atrajo mi atención deinmediato.

—Lasensacióndecaloresimportante—dijoconintención.—Ciertamente, eramuy real, ymás bien incómoda—respondí, esperando que

ampliase y explicase su comentario—. Había una clara sensación de calidez, decalidezinternaenalgúnlugar,enciertosentidoopresiva.

—Es interesante—observó,devolviendo lacartaasubolsillo,yacomodándoseen el rincón conperiódicosy libros.Noconcediónadamás, y sabíaque era inútilintentarhacerlehablar.Siguiendosuejemplo,yo tambiénmeacomodéconrevistasen mi propio rincón. Pero cuando volví a cerrar los ojos para buscar las lucesrelampagueantes y la sensación de calor, no encontré más que los habitualesfantasmasdelosacontecimientosdiarios—caras,escenas,recuerdos—,yasudebidomomentomequedédormidoyluegonovinadadeningunaclase.

Cuandodejamoseltren,despuésdeseishorasdeviaje,enunapequeñaestaciónsecundaria,desprovistadeárbolesyplantadaenmitaddelaarenaylosbrezales,lassombrastardíasdeoctubreyahabíandejadocaersuoscurovelosobreelpaisaje,yelsol se zambullía hasta casi desaparecer detrás de las colinas de los páramos.Tomamosundócar tiradoporuncaballorápido,yprontoestuvimostraqueteandoatravésdelostramosondulantesdeuncampodespejadoydesolado,conelairefrescopicoteándonos las mejillas y los aromas del pino y del helecho rodeándonosfuertemente.Lascolinasdesnudasserecortabandébilmentecontraelhorizonte,yelcocheroseñalóunaacumulacióndesombrasdistantesanuestraizquierda,dondenosdijoqueestabaelmar.Ocasionalesgranjasdepiedra,destacándosedelcaminoentre

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abetosdispersos,ygrandesgranerosnegrosqueparecíanoscilaranuestropasoconmovimiento propio bajo la penumbra, fueron las únicas señales de humanidad ycivilizaciónquevimos,hastaquealfinaldecincovigorizantesmillaslaslucesdelaspuertasdenuestroalojamientoresplandecieronantenosotrosynoszambullimosenunadensaarboledadepinosquemantuvieronocultalaMansiónhastaelmomentodenuestrallegadafinal.

ElcoronelWraggeenpersonanosrecibióenelvestíbulo.Eraeltípicooficialdelejército que había prestado servicio, auténtico servicio, y se había encontrado a símismoalhacerlo.Eraaltoyfornido,anchodehombros,peroesbeltocomoungalgo,conojosserios,másbienseveros,yunbigotequeseestabavolviendogris.Lejuzguédeunos sesentaañosdeedad,pero susmovimientosmostrabanunaagilidadyunaenergíaquecontradecíanesosaños.Sucaraestaballenadecarácterydecisión.Eralacaradeunhombreconquiensepodíacontar.Meparecióquelosojosgrisesyrectosestabancubiertosporunvelodeansiedadperplejaquenohacíaelmenoresfuerzoendisimular.Suaparienciaenterarevestíaalaaventuraalmismotiempodegravedadeimportancia.Unasuntoquedaba razonespara alarmarseaunhombrecomoaquél,pensé,teníaqueseralgorealydetrascendencia.

Sus palabras y sus modales, al darnos la bienvenida fueron, como su carta,sencillosy sinceros.Sunaturalezaera tandirecta e inequívocacomounabala.Asípues,mostróclaramentesusorpresaporqueelDr.Silencenohubieraacudidosolo.

—Misecretarioconfidencial,elseñorHubbard—dijoeldoctor,presentándome,yrecuerdohaberpensadoque lamiradafirmeyelpoderosoapretóndemanosquerecibí estaban bien calculados para transmitir la impresión de que aquél no era unhombreconquiensepudierajuguetear,ycuyaperplejidaddebíadebrotardealgunarazónmuyrealytangible.Yeraobvioquesemostrabaaliviadodequehubiéramosvenido.Subienvenidafueinconfundiblementegenuina.

Enseguidanoscondujoaunahabitaciónmitadbiblioteca,mitadsalóndefumar,quesalíadelvestíbulodetechobajo.LaMansióndabalaimpresióndeserunagranjalaberíntica y embellecida, sólida, antigua, cómoda, y completamente despojada depretensiones.Y así era. Sólo el calor que desprendíame pareció poco natural. Erabien posible que aquella habitación, con el fuego llameante, me hubiera resultadoincómodamente cálida después del largo paseo a través del aire nocturno; peromepareció que el vestíbulo mismo, y la atmósfera entera de la casa, respiraban unacalidezquenoparecíapropiadelabienalimentadachimeneaodelascañeríasdeairey agua caliente. No era el calor de un invernadero; era un calor opresivo queconseguíameterseenlacabezayenlamente.Meprovocóunacuriosasensacióndeincomodidad,ymeencontrépensandoenlasensacióndecalidezquehabíaemanadodelacartadeltren.

Le oí dar gracias al Dr. Silence por haber acudido; no hubo preámbulo, y elintercambiodeformalidadesfuedelamayorbrevedad.Eraevidentequeestábamosante un hombre que, comomi acompañante, prefería la acción a las palabras. Sus

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modaleseranfrancosydirectos.Levienunfogonazo:desconcertado,preocupado,alarmado por algo que no podía comprender; obligado a enfrentarse a cosas quehubiera preferido despreciar, pero enfrentándose a todas ellas con encarnizadaseriedadysinhacerningúnintentodedisimularquesesentíaavergonzadoensecretoporsuincompetencia.

—Así que no puedo ofrecerles mucho entretenimiento, aparte de mi propiacompañíayelextrañoasuntoquesehaestadoproduciendoaquí,yquetodavíaestáocurriendo—dijo,conunaleveinclinacióndelacabezahaciamíparaincluirmeensuconfidencia.

—Creo,coronelWragge—repusoJohnSilencedeformaconvincente—,quenonosaburriremosninguno.Tengolaimpresióndequepreferimosestarocupados.

Losdoshombres semiraronelunoalotropor espaciode algunos segundos,yhubounacualidadindefinibleensusilencioqueporvezprimeramehizoreconocerunarápidadudaenmimente.Cuestionéunpocomiprecipitaciónalacudircontanpocareflexiónaungrancasodeaqueldoctorindescifrable.Peronoatisbéningunarespuesta,y retirarseera,porsupuesto, inconcebible.Laspuertassehabíancerradodetrásdemí,yelespíritudelaaventurayaasediabamimenteconsuavanzadillademilpequeñasesperanzasytemores.

Trasexplicarqueesperaríahastadespuésdelacenaparahablardecosasserias,ycomonosehizoreferenciaalgunaasuhermana,noscondujohastaelpisodearribaynos enseñó personalmente nuestras habitaciones. Apenas estaba terminando devestirmecuandosonóungolpeenmipuertayentróelDr.Silence.

Siempre era lo que se suele llamar un hombre serio, así que incluso en losmomentoscómicosunoteníalasensacióndequenuncaperdíadevistalaprofundagravedaddelavida,peromientrassedirigíahaciamí,captélaexpresióndesucaraycomprendíenunfogonazoqueahorahabíaadoptadosucaráctermásgraveysevero.Parecíacasipreocupado.Dejédejuguetearconmicorbatanegraylemiré.

—Esmuy grave—dijo, hablando en voz baja—,más de lo que imaginaba. ElcontroldelcoronelWraggesobresuspensamientosocultóbuenapartecuandohicelapsicometría de la carta.Me he pasado para advertirle que se mantenga siempre amano…hablandoengeneral.

—¿Setratadeunacasaencantada?—pregunté,conscientedequeunescalofríomerecorríalaespalda.

Perosonriósombríoantelapregunta.—LaCasaEncantadadelaVida,másprobablemente—respondió,yacudióuna

miradaasusojosquesólohabíavistocuandounalmahumanaestabaenpeligroyélestabainmersoenlaluchadelrescate.Estabaprofundamenteconmovido.

—¿ElcoronelWragge…osuhermana?—preguntéapresuradamente,puesestabasonandoelgong.

—Ningunodelosdosdirectamente—dijodesdelapuerta—.Algomásantiguo,algomucho,muchomásantiguo,enverdad.Esalgoquetienequeverconlaseras,a

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menosqueestémuyequivocado,conlaserasenlasquelasbrumasdelrecuerdohanyacidoimperturbables.

Cruzó lahabitaciónmuyrápidamenteconundedosobre los labios,mirándomeconunamiradapeculiarmenteinquisitiva.

—¿Hadescubiertoyaalgoextraño…aquí?—preguntóconun susurro—.Algoquenopuedadefinir,porejemplo.Cuéntemelo,Hubbard,puesquieroconocertodassusimpresiones.Podríanservirmedeayuda.

Agitélacabeza,evitandosumirada,pueshabíaalgoensusojosquemeasustabaunpoco.Peroestabatanserioquereviséprofundamentemispensamientos.

—Aúnnada—respondísinceramente,deseandopoderconfesaralgunaemociónverdadera—;nadasalvoelextrañocalordeestesitio.

Diounsaltitoenmidirección.—¡El calor otra vez, por supuesto!—exclamó, como si se alegrara de que lo

corroborase—.¿Ycómolodescribiría?—preguntórápidamente,conlamanosobreelpomodelapuerta.

—No parece un calor físico ordinario —dije, buscando una definición en micabeza.

—Másbienuncalormental—meinterrumpió—,unresplandordepensamientosydeseo,unaespeciedefebrilcalidezdelespíritu.¿Noesasí?

Reconocíquehabíadescritomissensacionesconexactitud.—¡Bien! —dijo, mientras abría la puerta, y con un gesto indescriptible que

combinaba una advertencia para estar preparado conuna señal de alabanza pormicorrectaintuición,desapareció.

Me apresuré a seguirle, y encontré a los dos hombres esperándomedelante delfuego.

—Deberíaadvertirles—estabadiciendonuestroanfitrióncuandollegué—quemihermana,aquienconoceránenlacena,noestáal tantodelobjetorealdesuvisita.Tienelaideadequenosinteresalamismaclasedeestudios—elfolklore—yquesusinvestigacionesleshanhechoveniraconocerme.Vendráacenarensusilla,¿saben?Sealegrarámuchodeconocerles.Recibimosmuypocasvisitas.

Asíquealentrarenelcomedor,estábamospreparadosparaencontraralaseñoritaWraggeensusitio,sentadaenunaespeciedesilladeruedas.Eraunaancianavivazyencantadora,deexpresiónsonrienteyojosbrillantes,ycharlóa lo largode toda lacena con infalible espontaneidad. Tenía la cara fresca y sin arrugas que algunaspersonas llevan durante toda la vida, desde la cuna hasta la tumba. Sus suaves yrellenasmejillaseranrosadasyblancas,ysupelo,todavíaoscuro,estabadivididoendosmitades lustrosasybrillantesacada ladodeunacuidadosaraya.Llevabagafasconmonturadorada,ydesugargantacolgabaungranescarabajodejaspeverdequehacíaunbrocheprecioso.

Su hermano y el Dr. Silence hablaban poco, así que la mayor parte de laconversaciónseprodujoentreellayyo,ymecontómuchascosasdelahistoriadela

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viejacasa,lamayorpartedelascualesmetemoqueescuchésóloamedias.—YcuandoCromwelldurmióaquí—parloteó—ocupólasmismashabitaciones

delpisodearribaquesolíansermías.Peromihermanocreequeahoraesmásseguroqueduermaenelpisodeabajo,porsihayunincendio.

Yestafrasehapermanecidoenmirecuerdosólodebidoalaformarepentinaenquesuhermanolainterrumpióycondujoinstantáneamentelaconversaciónhaciaotrotema.Lafugazreferenciaalfuegoparecióperturbarle,yapartirdeaquelmomentogobernólaconversaciónenpersona.

Resultabadifícilcomprenderqueaquellaanimadayvivarachaanciana,sentadaami ladoy tan interesadapor los asuntos de la vida, estuviera prácticamente, segúnteníamos entendido, privada del uso de sus extremidades inferiores, y que duranteaños toda su existencia se hubiera desarrollado entre el sofá, la cama y la silla deruedasdesdelaquecharlabadeformatannaturalsentadaalamesa.Nohizomenciónalguna de su dolencia hasta que llegamos a los postres, y entonces, tocando unacampanilla,nosofrecióunbreveeingeniosodiscursosobreabandonarnos«comoeltiempo, sobre pies que no hacen ruido», y el mayordomo se la llevó hacia susdependenciasalotroextremodelacasa.

Losdemásnotardamosenseguirsuejemplo,pueselDr.Silenceyyoestábamostanimpacientesporaveriguarlanaturalezadenuestramisióncomonuestroanfitriónpor transmitírnosla. Nos hizo bajar por un largo pasadizo con baldosas hasta unahabitaciónalfinaldelacasa,unahabitacióndotadadepuertadoble,ydeventanas,comopudever,fuertementecerradas.Loslibrosforrabanlasparedesportodoslados,y una granmesa junto almirador estaba cubierta por pilas de volúmenes, algunosabiertos, otros cerrados, algunos mostrando recortes de papel asomando entre lashojas,ytodosbañadosenunacataratageneraldefoliossuciosyhojasmediosueltas.

—Miestudioycuartodetrabajo—explicóelcoronelWragge,conundeliciosotoquedeorgulloinocente,comosifuerauneruditomuyserio.Dispusosillonesparanosotros alrededor del fuego—. Aquí —añadió intencionadamente— estaremos asalvodeinterrupcionesypodremoshablartranquilamente.

Durante la cena, los modales del doctor habían sido naturales y espontáneos,aunque era imposible paramí, conociéndole como le conocía, no darme cuenta deque subconscientemente se encontraba muy alerta y ya estaba recibiendo en laultrasensible superficie de sumente variadas y vívidas impresiones; y ahora habíaalgoenlagravedaddesucara,al igualqueenel tonointencionadodelaspalabrasdel coronel Wragge, y algo, también, en el hecho de que los tres estuviéramosencerradosenaquellacámaraprivadaapuntodehacercosasprobablementeextrañas,y ciertamentemisteriosas, había algo en todo aquello que afectó agudamente amiimaginaciónyqueprovocóunainnegableemociónenmisnervios.Tomandolasillaindicada por mi anfitrión, encendí mi cigarro y aguardé que se abriera el ataque,completamente consciente dequeyahabíamos avanzadodemasiado en la aventura

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para aceptar la retirada, y preguntándome con algo de ansiedad adonde iba aconducirnos.

Es difícil decir qué esperaba exactamente. Nada concreto, tal vez. Lo únicodramático era el cambio repentino. Unas horas antes, me rodeaba la prosaicaatmósfera dePiccadilly, y ahora estaba sentado en una habitación secreta de aquelremoto y viejo edificio, esperando oír un relato de cosas que probablementeprodujeran un terror genuino. Pensé en los terribles páramos y las montañas delexterior, y en los bosquecillos de pinos oscuros susurrantes al viento nocturno;recordélassingularespalabrasdemiacompañanteenmidormitorioantesdecenar;yluegomevolvíyobservécuidadosamenteelsombríosemblantedelcoronelmientrasnosmirabayencendíasuenormecigarronegroantesdehablar.

El umbral de una aventura, reflexionémientras esperaba las primeras palabras,siempreeselmomentomásemocionante,hastaquellegaelclímax.

Pero el coronelWraggevaciló—mentalmente—duranteunbuen rato antesdeempezar. Habló brevemente de nuestro viaje, del tiempo, de la región, y de otrostemas relativamente triviales, mientras buscaba en su cabeza una introducciónapropiada para el tema que dominaba los pensamientos de todos los presentes. Lacuestión eraque le resultabaun temadifícil de abordar, y fue elDr.Silencequienfinalmentelemostrócómosuperarlosobstáculos.

—ElseñorHubbardtomaráalgunasnotascuandoustedestélisto.Esperoquenopongaobjeciones—sugirió—.Deestaforma,podréprestarletodamiatención.

—Por supuesto —dijo, volviéndose para alcanzar algunas hojas sueltas delescritorio,ymirándome.Meparecióquetodavíavacilabaunpoco—.Laverdades—dijoentonodedisculpa—quemepreguntabasiseríajustopreocuparlestanpronto.Talvezlesconvengamásescucharalaluzdelsolloquedebocontarles.Quizásasísusueñoseamástranquilo.

—Agradezco su consideración —repuso John Silence con su sonrisa deamabilidad, tomandoelmandoapartirdeaquelmomento—,pero laverdadesqueambossomosbastanteimperturbables.Creoquenohaynadaquepudieraimpedirnosdormir,excepto…unincendio,oalgunaotraalteraciónfísica.

ElcoronelWraggelevantólosojosylemirófijamente.Yoestabasegurodequela referencia a un incendio había sido hecha a propósito. Sin duda, tuvo el efectodeseado al eliminar de las maneras de nuestro anfitrión los últimos signos devacilación.

—Discúlpeme—dijo—.Porsupuesto,nosénadadesusmétodosenestaclasedeasuntos,asíquetalvezprefieraqueempieceenseguidayledescribasomeramentelasituación.

ElDr.Silenceasintió.—Asípodrétomarlasdebidasprecauciones—añadiótranquilamente.Elsoldadolemiróuninstante,comosinoacabaradecomprenderelsignificado

desuspalabras;peronoañadióningúncomentario,yvolvióenseguidaaabordarun

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asuntodelqueeraobvioquehablabaconinseguridadydesgana.—Estátancompletamentealejadodemilíneadetrabajo—empezó,expulsando

nubes de humo de cigarro entre sus palabras—, y hay tan poco que contar que sepueda apoyar en pruebas auténticas, que es casi imposible contarles una historiacoherente.Eselefectototalacumulativoelqueresultatan…tanperturbador.

Elegíasuspalabrasconcuidado,comosiestuvieradecididoanoalejarseniunpelodelaverdad.

—Vine aquí hace veinte años, cuandomuriómi hermanomayor—continuó—,peroentoncesnopodíapermitirmeviviraquí.Mihermana,aquienhanconocidoenlacena,seocupódelacasaensunombrehastaelfinal,ydurantetodosestosaños,mientras yo prestaba servicio en el extranjero, ella vigiló la casa —pues nuncaconseguimos un inquilino satisfactorio—y se encargó de que no se degradase.Yotoméposesiónhaceapenasunaño.

»Mi hermano —continuó, después de una pausa perceptible— también pasómuchotiempofuera.Eraungranviajero,yllenólacasaconcosasquetraíadetodoelmundo.Ellavadero—unpequeñoedificioseparado,detrásdelasdependenciasdeloscriados—, loconvirtióenunpequeñomuseo.Lascuriosidadesyobjetos losheeliminado—sólo servían para acumular polvo, y siempre se estaban rompiendo—,peroellavaderoloveránmañana.

ElcoronelWraggehablabacontantalentitudysetomabatantaspausas,queesteinicio le llevó mucho tiempo. Pero en aquel punto se detuvo por completo. Eraevidentequehabíaalgoquedeseabadecir,yquelecostabaunesfuerzoconsiderable.Porúltimo,mirófirmementeamiacompañantealacara.

—¿Puedopreguntarle,siesquenoloconsideraextraño—dijo,yparecióquesuvoz y susmaneras se sosegaran—, si ha notado algo extraño, algo raro, desde sullegadaalacasa?

ElDr.Silencecontestósinvacilarunsegundo.—Sí—dijo—.Hayunacuriosasensacióndecalorportodaspartes.—¡Ah!—exclamó el otro, con un leve sobresalto—. Lo ha notado. Ese calor

inexplicable…—Perosucausa,supongo,noestáenlacasamisma…sinoenelexterior—me

asombróoírdeciraldoctor.El coronel Wragge se levantó de la silla y se volvió para descolgar un mapa

enmarcadoque colgabade la pared.Tuve la impresiónde quehizo elmovimientoconlaintencióndeliberadadeocultarsucara.

—Creo que su diagnóstico es asombrosamente preciso —dijo después de uninstante,volviéndoseconelmapaenlasmanos—.Aunque,porsupuesto,notengoniideadecómohapodidoadivinar…

JohnSilenceseencogiódehombrosdeformamuyexpresiva.—Hasidosólounaimpresión—dijo—.Siunoprestaatenciónalasimpresiones,

ynodejaque seconfundancondeduccionesdel intelecto, amenudodescubreque

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sonsorprendente,misteriosamenteexactas.El coronel Wragge retomó su asiento y extendió el mapa sobre sus rodillas.

Cuandovolvióasumergirseabruptamenteenlahistoria,teníaelrostropensativo.—Altomarposesióndelacasa—dijo,mirándonosalternativamenteaunoyotro

—,descubríunpuñadodehistoriasdelgéneromásextraordinarioe imposiblequejamáshubieraoído,historiasquealprincipiorecibícondivertida indiferencia,peroque luegomeviobligadoa tomarenserio,aunquesólofueraparaconservaramiscriados. Pensé que había encontrado el origen de las historias en lamuerte demihermano…yenciertaforma,todavíalocreo.

SeinclinóhaciadelanteyofrecióelmapaalDr.Silence.—Es un viejo plano de la finca —explicó—, pero lo bastante preciso para

nuestros propósitos, y me gustaría que observaran la posición de las arboledasseñaladasenél,especialmentelamáspróximaalacasa.Ésa—indicóelpuntoconeldedo—sellamalaArboledadelosDoceAcres.Fueallí,enelladomáspróximodelacasa,dondemihermanoyelguardésprincipalencontraronlamuerte.

Hablaba como un hombre obligado a reconocer hechos que deploraba, y quehubierapreferidonotocar;cosasquepersonalmentehabríatratadodeformaridículasi fuera posible. Hacía que sus palabras resultasen singularmente ceremoniosas eimpresionantes,yyoescuchabaconunacrecienteincomodidadal imaginar laclasedeayudaqueeldoctorquerríaqueleprestasemástarde.Mesentíacomosifueraunespectador de algún drama misterioso en el cual en cualquier momento pudieranllamarmeparadesempeñarunpapel.

—Fuehaceveinteaños—continuóelcoronel—,perosehablómuchodeelloensumomento,desgraciadamente,ypuedequehayanoídohablardelasunto.Stride,elguardés,eraunhombrepasionalytemperamental,perolamentodecirquetambiénloeramihermano,yquelasdisputasentreambosparecíanserfrecuentes.

—Norecuerdoelasunto—dijoeldoctor—.¿Puedopreguntarlecuálfuelacausadelamuerte?

Algoensuvozhizoqueabrieralosoídosalaesperadelarespuesta.—Se dijo que el guardés murió asfixiado. Y en la investigación, los médicos

afirmaron que ambos hombres llevaban muertos el mismo tiempo cuando losencontraron.

—¿Ysuhermano?—preguntó JohnSilence,notando laomisión,y escuchandoatentamente.

—Igualmente misterioso —dijo nuestro anfitrión, hablando en voz baja congrandes esfuerzos—. Pero se produjo una circunstancia perturbadora que creo quedeberíamencionar.Puesquienesvieronlacara—yonolavi,yaunqueStridellevabaunarma,su recámaranoestabadescargada…—tartamudeóyvaciló,confuso.Unavezmásunasensacióndeterrorsedeslizóentresuspalabras.Sequedóatascado.

—Sí—dijoelprincipaloyenteconsimpatía.

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—Lacarademihermano,dijeron,parecíacomosihubierasidoabrasada.Comosihubierasidoabrasada,porasídecirlo,poralgoquequemaba,comosihubierasidoquemada.Segúnmedijeron,fuealgoespantoso.Encontraronloscuerpostumbadosuno al lado del otro, con el rostro hacia abajo, ambos con la cabeza hacia el ladocontrario del bosque, como si hubieran sido detenidos en el acto de huir, y no sehubieranpodidoalejarmásdeunadocenadeyardasdelborde.

El Dr. Silence no hizo comentario alguno. Parecía que estuviera estudiando elmapaatentamente.

—Yonovi lacaraenpersona—repitióelotro,susgestosexpresandoenciertaformaelsentimientodepavorqueconseguíamantenerapartadodesuvoz—,peromihermana sí lo hizo, desgraciadamente, y creo que su estado actual se debe porcompletoa la impresiónqueprodujosobresusnervios.Naturalmente,es imposibleconvencerladequelomencione,e inclusomeinclinoapensarquesehapermitidoquesurecuerdodesaparezcapiadosamentedesumente.Peroporentonceshablabadeunacaraabrasadaporlasllamas…quemada.

JohnSilencelevantólamiradadelexamendelmapa,peroconelairedealguienquedeseabaescuchar,nohablar,yalmomentoelcoronelWraggereanudósurelato.Se irguió sobre la alfombrilla, sus anchos hombros tapando la mayor parte de larepisadelachimenea.

—Todaslashistoriassecentrabanenestaarboledaconcreta.Eradeesperar,pueslagentedeporaquíestansupersticiosacomoloscampesinosirlandeses,yaunquediejemploconunpardeellosparadetener lashabladurías,nosurtióefectoalguno,ycada semana llegabannuevasversiones amis oídos.Podrán imaginar para lo pocoquesirvieronlosdespidoscuandolesdigaqueloscriadosmismossedespidieron.Nosetratabadeloscriadosdelacasa,sinodeloshombresquetrabajabanlastierrasdefuera. Los guardeses presentaron la dimisión uno tras otro, ninguno de ellos conrazonesqueyopudieraaceptar;losguardabosquessenegabanaentrarenelbosque,ylosbatidoresabatirenél.PortodalaregiónsecorriólavozdequelaArboledadelosDoceAcreseraunsitioquehabíaqueevitardíaynoche.

»Llegó un momento—continuó el coronel, ahora lanzado—, en que me sentíobligado a emprender mis propias investigaciones. No podía acabar con aquelloignorándolo; así que recopilé y analicé las historias de primeramano. Pues, comoveránporelmapa,estaArboledadelosDoceAcresquedabastantecercadecasa.Suextremo inferior, si se fijan, casi toca el final del patio trasero, como les enseñarémañana,ysudensapoblacióndepinosconstituyelaprincipalproteccióndelacasacontra losvientosdelestequesoplandesdeelmar.Enlosdíasdeantaño,antesdequemihermanolatrastocaseyasustaratodalacaza,fueunadelasmejoresreservasdefaisanesdetodalafinca.

—¿Y en qué forma la trastocó su hermano, si se me permite preguntarlo?—preguntóelDr.Silence.

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—Nopuedodecírselocondetalle,porquenolosé,exceptoquetengoentendidoquefuetemadesusfrecuentesdiferenciasconelguardésprincipal;perodurantelosdos últimos años de su vida, cuando dejó de viajar y se estableció aquí, tomó uninterés especial por aquel bosque, y por alguna razón incomprensible empezó aconstruir un muro bajo de piedra a su alrededor. El muro nunca se terminó, peromañanapodránverlasruinasalaluzdelsol.

—¿Y el resultado de sus investigaciones… de sus historias, quiero decir?—leinterrumpióeldoctor,impacienteporevitarquesedesviaradelasuntoprincipal.

—Sí, ya llego a eso —dijo lentamente—, pero antes va el bosque, pues esebosque en el que las historias crecieron como setas no tiene nada peculiar en símismo. Está muy poblado, y en el centro, en un claro, se eleva una especie demontículodondehayuncírculodegrandespeñascos,viejaspiedrasdruidas, segúnme dicen. En otro sitio hay un pequeño estanque.No hay nada singular en él quemerezcalapenamencionar,essólounbosquedepinosordinario,unbosquedepinosbastante ordinario… excepto que algunos de los árboles tienen el tronco un pocoretorcido,yqueesmuyespeso.Nadamás.

»¿Y las historias? Bueno, ninguna de ellas tenía nada que ver con mi pobrehermano,oconelguardés,comounohabríaesperado.Yerantodasextrañas…cosasdemasiado extrañas, quiero decir, para inventarlas o imaginarlas. Nunca pudeentendercómoselemetieronesasideasenlacabezaalagente.

Hizounapausaparavolveraencendersucigarro.—No hay ningún sendero establecido que lo atraviese —continuó, soplando

vigorosamente—,peroloscamposquelorodeanseutilizanconstantemente,yunodelos jardineros cuya casa queda por aquel lado, afirmaba que amenudo veía lucesmoviéndosedentroporlanoche,yformasluminosascomoglóbulosdefuegosobrelas copas de los árboles, rozándolas y flotando, y emitiendo un sonido suave ysiseante —la mayoría contaban eso, en realidad—, y otro hombre vio formasrevoloteandodentroyfueradelosárboles,cosasquenoerannihombresnianimales,ytodasdébilmenteluminosas.Nadiedecíaquehabíavistoformashumanas,siempreeran cosas extrañasy enormesqueno eran capacesdedescribir adecuadamente.Aveces el bosque entero estaba iluminado, y un individuo—todavía vive aquí, y leverán—cuentaunahistoriamuydetalladaenlaquedicehabervistograndesestrellasen el suelo tumbadas en el suelo, alrededor del borde del bosque, a intervalosregulares…

—¿Quéclasedeestrellas?—intervinoJohnSilencesecamente,deunaformatanrepentinaquemehizodarunrespingo.

—¡Oh!, no estoy seguro; estrellas ordinarias, creo que dijo, sólo que muygrandes, y según parece centelleaban como si el suelo estuviera encendido.Estabademasiado aterrorizado para acercarse a examinarlas, y nunca ha visto nada igualdesdeentonces.

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Se inclinó y atizó el fuego hasta que se convirtió en un fulgor reconfortante,reconfortanteporelbrillodelaluz,másqueporsucalor.Enlahabitaciónyahabíaunaextrañasensacióndecalidezqueteníaunefectoopresivoymuypocoagradable.

—Por supuesto —continuó, irguiéndose una vez más sobre la alfombrilla—,aquelloerabastantetópico…lodeverlucesyfigurasporlanoche.Lamayorpartedeestagentesuelebeber,ylaimaginaciónyelterrorpuedenexplicarcasicualquiercosa.Perootrosvieroncosasaplena luzdeldía.Unode los leñadores,unhombresobrio y respetable, siguió el atajo camino de su casa para tomar la comida demediodía,yjuróquedurantetodalaextensióndelbosquelesiguióalgoquenuncasemostraba, pero que saltaba de árbol en árbol, manteniéndose siempre fuera de lavista,pero lobastante sólidoparahacerque las ramas sedoblarany las ramitas separtieran en el suelo. Y hacía un ruido, declaró… pero, la verdad—el orador seinterrumpióysoltóunalevecarcajada—…esqueesdemasiadoabsurdo…

—¡Porfavor!—insistióeldoctor—,sonesospequeñosdetalleslosquesiempremedanlasmejorespistas.

—Hacía un ruido chisporroteante, dijo, como una hoguera. Ésas fueron suspalabras:comoelchisporroteodeunahoguera—concluyóelsoldado,repitiendosurisita.

—Muyinteresante—observóelDr.Silenceconseriedad—.Porfavor,noomitanada.

—Sí—continuó—,yfuepocodespuésqueempezaronlosfuegos…losincendiosdel bosque. Empezaron quemando misteriosamente los parches de hierba blancaresecaquecubren laspartesmásdespejadasde laarboleda.Nadie losvioempezar,peromuchos,yoentreellos,loshanvistoarderyconvertirseenrescoldos.Siempreson pequeños y de forma circular, y a todo el mundo le parecen un fuego decampamento.Elguardésprincipal tieneunadocenadeexplicaciones,desdechispasquesalenvolandodelaschimeneasdelacasahastalaluzdelsolqueseconcentraatravés de una gota de rocío, pero debo reconocer que ninguna de ellasme parececonvincenteengradomínimo.Estosfuegossonmuysingulares,oasímelopareceamí,sonmuysingulares,ymealegradecirquesóloseproducentraslargosintervalosyquenoparecequenuncaseextiendan.

»Peroelguardéscontabaotrashistoriasextrañastambién,ysobrecosasquesoncomprobables. Afirmaba que ninguna forma de vida entra voluntariamente en laarboleda;aúnmás,quenohabíavidaalgunadentrodeella.Ningúnpájaroanidabaenlosárboles,nivolababajosusombra.Pusotrampasincontables,peronuncallegóacogerniaunsoloconejoocomadreja.Losanimaleslaevitaban,ymásdeunavezhabía recogido criaturasmuertas alrededor de sus límites que nomostraban signosobviosdecómohabíansufridolamuerte.

»Aún más, me contó una historia extraordinaria sobre un perro cobrador quehabíaperseguidoaunacriaturainvisibleatravésdelcampo,undíaquehabíasalidoconsuescopeta.Elperroselanzórepentinamentehaciaalgoquehabíaenelcampo,a

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suspies,y luego lopersiguió, aullandocomosi estuvieraenloquecido.Siguióa supresaimaginariahastaloslímitesdelbosque,yentoncesentró,cosaquenuncahabíasabido que hubiera hecho antes. En elmomento en que cruzó el borde—allí estáoscuro inclusoa la luzdeldía—,empezóa luchardeformafrenéticay terrible.Lediomiedointervenir,dijo.Yporúltimo,cuandoelperrosalió,conelraboentrelaspiernasyjadeante,descubrióalgoparecidoapeloblancopegadoasusmandíbulas,ylotrajoparaenseñármelo.Lecuentoestosdetallesporque…

—Sonimportantes,créame—leinterrumpióeldoctor—,¿ytodavíaconservaesepelo?—preguntó.

—Desapareciódeformamuyextraña—explicóelcoronel—.Eradeunmaterialdeaspectocurioso,parecidoalamianto,yloenviéparaqueloanalizaraelquímicolocal.Pero,bienelhombrefueinformadodesuorigen,biennolegustósuaspectopor alguna razón, puesme lo devolvió y dijo que no era ni animal, ni vegetal, nimineral,porloqueélpodíadiscernir,yquenodeseabatenernadaqueverconello.Loguardéenvueltoenpapel,perounasemanadespués,alabrirelpaquete…¡habíadesaparecido!Oh,lashistoriasquepodríacontarlesoninterminables.Podríacontarlecentenaresdeellasdelmismoestilo.

—¿Y experiencias personales por su parte, coronel Wragge?—preguntó JohnSilencemuyseriamente,susgestosmostrandoelmayorinterésysimpatíaposibles.

Elsoldadodiounrespingocasiimperceptible.Parecíaclaramenteincómodo.—Ninguna, creo —dijo lentamente—, ninguna… eh… en la que quisiera

apoyarme.Quierodecirquenadadeloquetengaderechoahablar,quizás…todavía.Subocasecerródegolpe.ElDr.Silence,despuésdeesperarunpocoparaversi

añadíaalgoasurespuesta,noquisoinsistirmásenlacuestión.—Bueno—continuó rápidamente, y como si quisiera hablar despectivamente,

peronoseatreviera—,estetipodecosassehanidoproduciendoaintervalosdesdeentonces. Las habladurías de este género se difunden como un incendio por elbosque, por supuesto, y la gente ha empezado a invadir la finca, a venir a ver elbosque,yengeneral a convertirseenunauténtico incordio.Losavisosdeceposytrampasparecequesólohanservidoparaaumentarsuinsistencia;y…fíjese—lanzóunbufido—,¡unaSociedaddeInvestigaciónlocalhallegadoaescribirmepidiendopermiso para que uno de susmiembros pase una noche en el bosque!Neciosmásosados,quenoescribieronpidiendopermiso,hanvenidoysehanllevadopedacitosdecortezadelosárbolesparadárselosavidentes,queasuvezsehaninventadounnuevomontóndecuentos.Parecíaquelacosanotendríafin.

—Esalgomuyperturbadorymolesto,imagino—intervinoeldoctor.—Entonces, repentinamente, el fenómenocesó tanmisteriosamentecomohabía

empezado, y el interés decayó. Los cuentos cesaron. La gente se interesó por otroasunto. Pareció que todo aquellomoría.Esto fue en julio pasado. Puedo decirle lafechaexacta,porquehellevadoundiarioaproximadodeloocurrido.

—¡Ah!

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—Peroahora,recientemente,enlasúltimastressemanas,sehavueltoareavivarcon ímpetu… con una especie de ataque furioso, por así decirlo. Se ha vueltoinsoportable. Podrá imaginarse lo que significa, y la situación general en que nosencontramos,cuandoledigaquesemehapasadoporlacabezainclusolaposibilidaddemarcharme.

—¿Creequesonfuegosprovocados?—sugirióelDr.Silence,amediavoz,peronotanbajocomoparaqueelcoronelWraggenoleoyera.

—¡Caramba,señor,mehaquitado lapalabrade laboca!—exclamóelhombre,atónito,mirandoaldoctoryluegoamí,yunavezmásaldoctor,yhaciendosonarlasmonedas en su bolsillo como si así pudiera encontrar alguna explicación para lospoderesadivinatoriosdemiamigo.

—Lo único que ocurre es que está usted pensando muy vivamente —dijo eldoctorcontranquilidad—,ysuspensamientosformanimágenesenmimenteantesdequeustedlospronuncie.Esdelomáselementalenlecturadelpensamiento.

Me di cuenta de que su intención no era dejar perplejo al buen hombre, sinoimpresionarleconsuspoderesparaasegurarsesuobedienciaconposterioridad.

—¡SantoCielo!Noteníaniidea…Noterminó la frase,yvolvióazambullirseunavezmásdeformabruscaensu

narración.—Yo en persona no he visto nada, lo reconozco, pero los relatos de testigos

oculares independientesveníanadecirquerayosde luz,comochorrosdelgadosdefuego, se movían a través del bosque y a veces se veía que tenían emanacionesexactamenteigualquelasquetendríanlasllamas…endirecciónaestacasa.Ahí—explicó,envozmásaltaquemesobresaltó,señalandoconungruesodedoelmapa—,donde el extremo occidental de la arboleda alcanza el final del césped en la partetraseradelacasa,dondeseuneconesosparchesoscurosquesonarbustosdelaurelyque lleganhasta lapartedeatrásde laconstrucción,ahíesdondevieron las luces.Pasabandelbosquealosarbustos,ydeesaformallegabanhastalacasamisma.Unhombre los describió como cohetes silenciosos, rápidos como el relámpago yextremadamentebrillantes.

—¿Yaquépruebasserefiere?—Llegaronaalcanzarellateraldelacasa.Handejadounamarcaabrasadoraen

lasparedesdeledificiodellavadero,alotroextremo.Mañanalasverán.Señalóelmapaparaindicarelsitio,yluegoseestiróyechóunvistazoalrededor

delahabitacióncomosihubieradichoalgoquenadiepudieracreeryesperasequelecontradijeran.

—Abrasadas… igual que las caras —murmuró el doctor, mirándome conintención.

—Abrasadas…sí—repitióelcoronel,quenopudooírelrestodelafraseporlaemoción.

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Seprodujounsilencioprolongadoenlahabitación,enelcualoíelgorgoteodelaceiteenlalámparayelchasquidodeloscarbonesylapesadarespiracióndenuestroanfitrión. Las sensacionesmás desagradables se deslizaban pormi espinazo, ymepreguntabasimiacompañantemedespreciaríacompletamente si lepidieraquemedejasedormirenelsofádesuhabitación.Eranlasonceenpunto,segúnviporelrelojquehabíasobre la repisade lachimenea.Habíamoscruzado la líneadivisoriayyaestábamosinmersosenelmovimientodelaaventura.Elcombateentremisinteresesymis temores se volvió agudo. Pero, aunque retroceder hubiera sido posible, creoqueelinteréshabríaganadofácilmentelabatalla.

—Tengoenemigos,porsupuesto—oílaroncavozdelcoronelinterrumpiendolapausarápidamente—,yhedespedidoaciertonúmerodecriados.

—Nosetratadeeso—añadióJohnSilencebrevemente.—¿Esocree?Enciertosentidomealegro,ysinembargo…haycosasa lasque

unosepuedeenfrentar…Dejó la frase sin acabar, y bajó lamirada hacia el suelo con una expresión de

sombríagravedadquetraicionabaunmomentáneodestellodesupersonalidad.Aquelluchador aborrecía y detestaba la idea de un enemigo a quien pudiera ver pero noenzarzarse con él. En seguida se sentó en la silla que había entre nosotros. Dejóescaparalgoparecidoaunsuspiro.ElDr.Silencenodijonada.

—Porsupuesto,mihermanasemantieneenlaignoranciadetodoesto,dentrodeloposible—dijoincoherentemente,comosihablarasolo—.Peroaunquelosupiera,encontraríaexplicacionesprosaicas.Ojaláyopudiera.Estoysegurodequeexisten.

Entonces seprodujoun intervalo en la conversaciónque fuemuy significativo.No pareció una pausa real, o el silencio un silencio real, pues ambos hombrescontinuaronpensando tan rápida y poderosamente queuno casi imaginabaque suspensamientossevestíanconpalabrasenlaatmósferadelahabitación.Yoestabamásque algo nervioso con la extraña emoción de todo lo que había oído, pero lo queestimulaba mis nervios más que nada era el hecho obvio de que el doctor estabasiguiendoclaramentelapistadeldescubrimiento.Creoqueenaquelmomento,ensumente,yahabíaresueltolanaturalezadeaqueldesconcertanteproblemapsíquico.Sucara era como una máscara, y utilizaba el mínimo absoluto de gestos y palabras.Todassusenergíasibandirigidashaciael interior,yatravésdeaquellosmétodosyprocesosincalculablesquehabíadominadocontantapacienciayestudio,meparecióseguro que ya estaba en contacto con las fuerzas que había detrás de aquellosfenómenos singulares y que ya estaba preparando sus planes para sacarlos aldescubierto,yasíocuparsedeellosdemaneraefectiva.

Mientras tanto, el coronel Wragge cada vez estaba más inquieto. De vez encuando sevolvíahaciami acompañante, como si estuviera a puntodehablar, perosiemprecambiaradeideaenelúltimomomento.Unavezseacercóaabrirlapuertasúbitamente, en apariencia para ver si había alguien escuchando por la cerradura,pues desapareció unmomento entre las dos puertas, y luego le oí abrir la exterior.

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Permaneció allí durante algunos segundos y emitió ruidos como si estuvieraolisqueando el aire, como un perro. Luego cerró ambas puertas cautelosamente yvolvió a la chimenea. Parecía que le iba dominando una extraña excitación. Eraevidentequeintentabadecidirseadeciralgoquelecostabaexpresarenvozalta.YJohnSilence, como yo había juzgado correctamente, esperaba con paciencia a queeligierasumomentoysupropiamaneradedecirlo.Porfinsediolavueltaynosmiródefrente,estirandosusgrandeshombrosyponiéndoserígidodeformaperceptible.

ElDr.Silencelevantólamiradaconsimpatía.—Susexperienciaspersonalesmeayudanmucho—observóconcalma.—Lacuestiónes—dijoelcoronel,hablandoenvozmuybaja—que lasemana

pasadahahabidoestallidosdefuegoenlacasamisma.Tresestallidosdistintos…ytodos…enlahabitacióndemihermana.

—Sí—dijoeldoctor,comosiesofuerajustamenteloquehabíaesperadooír.—Todos ellos completamente inexplicables—añadió el otro, y luego se sentó.

Empecé a entender parte de la razón de su nerviosismo. Por fin estabacomprendiendoquelaexplicación«natural»quehabíamantenidotodoeltiemposeestabaconvirtiendoenimposible,ynolegustaba.Leenfurecía.

—Afortunadamente—continuó—,todaslasvecesestabafuera,ynolosabe.Peroahoralaobligoadormirenunahabitacióndelaplantabaja.

—Unasabiaprecaución—selimitóadecireldoctor.Hizounaodospreguntasmás.Losincendioshabíanempezadoenlascortinas,unavezjuntoalaventanayotrajuntoalacama.Laterceravezladoncelladescubrióqueelhumosalíadelarmario,ydescubrieronquelasropasdelaseñoritaWraggequecolgabandelasperchasestabancalcinadas.Eldoctorescuchóconatención,peronohizoningúncomentario.

—Yahora,¿puededecirme—dijoenseguida—,quéleparecetodoesto,cuálessuimpresióngeneral?

—Parece estúpido decirlo —respondió el soldado, después de vacilar unmomento—, perome siento exactamente comome he sentido a menudomientrasdesempeñabaelservicioactivoenmiscampañasenlaIndia:comosilacasaytodolo que hay en ella estuviera bajo asedio. Como si un enemigo invisible hubieraacampado a nuestro alrededor y nos emboscara en algún sitio —emitió una risanerviosaydébil—.Comosilasiguienteseñaldehumopudieraprecipitarunpánico,unpánicoespantoso.

Mevinoa lacabeza la imagende lanocheenvolviendo lacasa,yde lospinosretorcidos que había descrito apiñándose alrededor de ella, ocultando a algúnenemigopoderoso;y,alobservarelrostroresueltodelviejosoldado,obligadoporfinaconfesar,comprendípartedeloquehabíasoportadoantesderecurriralaayudadeJohnSilence.

—Y mañana, a menos que me equivoque, hay luna llena —dijo el doctorrepentinamente,observandoelrostrodelotroparaverelefectoqueprovocabansuspalabrasenaparienciadespreocupadas.

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El coronel Wragge dio un respingo incontrolable, y su rostro mostró por vezprimeraunapalidezinconfundible.

—¿Quédemonios…?—empezó,temblándoleloslabios.—Es sólo que estoy empezando a ver la luz en este asunto extraordinario—

repusoelotroconcalma—,y,simiteoríaescorrecta,cadames,cuandolalunaestéllena,deberíamosverunaumentoenlaactividaddelosfenómenos.

—Noveolarelación—contestóelcoronelWraggecasideformabrutal—,peromeveoobligadoareconocerquemidiarioconfirmasuopinión.

Tenía laexpresiónmásdesconcertadaquehevisto jamásenun rostrohonrado,peroaborrecíaproporcionarunacorroboraciónsuplementariaaunaexplicaciónqueledejabaperplejo.

—Confieso—repitió—quenoveolarelación.—¿Yporquéibaahacerlo?—dijoeldoctor,añadiendolaprimeracarcajadadela

noche.Selevantóyvolvióacolgarelmapadelapared—.Peroyosílaveo,porqueestascosasformanpartedemiespecialidad,ypermítameañadirquetodavíanomeheencontradoconunproblemaquenoseanatural,yqueno tengaunaexplicaciónnatural. Es sólo una cuestión de cuánto conoce uno… y cuánto está dispuesto aaceptar.

ElcoronelWraggeleobservóconunrespetonuevoycuriosoensurostro.Perose sentía tranquilizado.Aúnmás, la carcajadadeldoctoryel cambioen suactitudfueron un alivio para todos, y rompieron el clima de seria tensión que nos habíadominadodurantetantorato.Noslevantamosyestiramoslasextremidades,ydimospequeñospaseítosporelcuarto.

—Mealegro,Dr.Silence,siesquemepermitedecirlo,dequehayanvenido—dijo simplemente—, me alegro mucho. Y ahora, temo que les haya obligado amantenersedespiertoshastamuytarde—meincluyóensufraseconunamirada—,puesdebendeestarcansadosydeseososde irsea lacama.Leshecontado todo loquehayquecontar—añadió—,ymañanasesentiránperfectamente libresparadarlospasosqueconsiderennecesarios.

Elfinalfuebrusco,peronatural,puesnohabíanadamásquedecir,yningunodeaquelloshombresgustabadehablarporhablar.

Enelfríoygélidovestíbuloencendiónuestrasvelasynosllevóalpisodearriba.La casa descansaba en silencio, y todos estaban dormidos. Avanzamossilenciosamente. A través de las ventanas de las escaleras vimos la luz de la lunacayendo sobre el césped, arrojando sombras profundas. Los pinos más próximosapenaseranvisiblesenladistancia,convertidosenunmurodenegruraimpenetrable.

Nuestroanfitriónentróunmomentoennuestrashabitacionesparaasegurarsedequenonosfaltabanada.Señalóunrollodefuertecuerdaqueestabatiradojuntoalaventana,atadoa laparedmedianteunaanilladehierro.Eraevidenteque lohabíanpuestorecientemente.

—Nocreoquelonecesitemos—dijoelDr.Silence,conunasonrisa.

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—Confío en que no—respondió nuestro anfitrión con gravedad—.Yo duermomuycercadeustedes,alotroladodeldescansillo—susurró,señalandosupuerta—,ysi…siquierencualquiercosaenmitaddelanoche,yasabendóndeencontrarme.

Nos deseó felices sueños y desapareció por el pasillo hasta su habitación,protegiendolaveladelacorrienteconsuenormeymusculosocuerpo.

JohnSilencemedetuvounmomentoantesdequemeretirase.—¿Sabedequésetrata?—pregunté,conunaimpacienciaquecasisuperabaami

cansancio.—Sí—dijo—.Estoycasiseguro.¿Yusted?—Nilamenoridea.Pareciódecepcionado,peronilamitaddedecepcionadoqueyo.—Egipto—contestó—,¡Egipto!

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II

Durantelanochenoocurriónadaquemeperturbase.Nada,esdecir,exceptounapesadilla en la que el coronelWraggeme perseguía enmedio de finas lenguas defuego, y su hermana siempre impedíami huida levantándose repentinamente de susilla…muerta.Elroncoaullidodelosperrosmedespertóunavez,debíadeserjustoantes del amanecer, pues vi el marco de la ventana recortándose contra el cielo;tambiénmeparecióquehubounrelámpago,mientrasmedabalavueltaenlacama.Yhacíacalor,uncaloropresivoparaseroctubre.

Fuedespuésdelasoncecuandonuestroanfitriónsugirióquesaliésemosconlasescopetas,lascuales,segúnhabíamosentendido,eranunsomerodisfrazparaocultarnuestroverdaderoobjetivo.Personalmente,yomealegrédesaliralairelibre,pueslaatmósferade la casaestabacargadademalospresagios.Una sensacióndedesastreinminentependíasobretodos.Elmiedosecerníasobrelospasillos,yacechabaenlosrinconesdecadahabitación.Eraunacasaencantada,peroencantadadeverdad;noporalgunasombraimprecisadelosmuertos,sinoporunainfluenciadefinidaaunqueinsondablequeestabarealmentevivayerapeligrosa.Anteelmenorolordehumo,lacasaenteratemblaba.Estabaconvencidodequeunsimpleoloraquemadoparalizaríaa todos sus ocupantes. Pues los criados, aunque supuestamente ignorantes de lasórdenestácitasdelseñor,compartíanelmiedocomún;ylaespantosaincertidumbre,unida a aquella exhibición de un ambiente de maldad tan repugnante y palpable,producíaunaespeciedenegrohorrorquecubríanosólolasparedes,sinotambiénlasmentesdelasgentesquevivíanensuinterior.

SólolaalegreyanimadaimagendelaancianaseñoritaWragge,trasladadaporlacasaensusillainsonora,charlandoenérgicamenteysaludandoconlacabezaatodosaquéllosconquienessecruzaba,impidióquecediéramosporcompletoaladepresiónque dominaba a la mayoría. Verla fue como un rayo de sol que atravesara lasprofundidadesdealgúnbosquedemalagüero,y justocuandosalíamosvicómosudoncellalaconducíahaciaelsoldelpatiotrasero,yatisbésualegresonrisamientrasgirabalacabezaynosdeseababuenacaza.

Lamañanamostraba octubre en sumáximo esplendor. El sol refulgía sobre lahierbaempapadaderocíoysobrelashojasderojodorado.Losdelicadosmensajerosdelhielovenideroyaestabanenelambiente,enbuscadesuscuartelesde inviernopermanentes. Desde los anchos brezales que por todas partes se extendían bajo elcielo,comounmarmoradosalpicadoporelgrisocasionaldelasgrietasrocosas,sedeslizaba el fresco y perfumado viento del oeste.Y el penetrante sabor delmar loatravesabatodocomounsabordominante, transportadoa travésdelespaciotalvezporlasgaviotasquechillabanydabanvueltasenelaire.

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Pero a nuestro anfitrión poco le interesaba aquella belleza deslumbrante, y noteníaintencióndemostrarnoslospaisajesdesupropiedad.Suspensamientosestabanconcentradosenotracosa,igualquelosnuestros.

—Los páramos desolados y las montañas se alargan sin interrupción durantehoras —dijo, con un movimiento de la mano—; y allí, a unas cuatro millas —señalandoenotradirección—,estáS…Bay,unapantanosaensenada,ocupadapormiríadasdepájarosmarinos.Alotroladodelacasaestánlasarboledasylosbosquesdepinos.HabíapensadoquelomejorerasacaralosperroseirprimeroalBosquedelosDoceAcresdelqueleshabléanoche.Estámuypróximo.

Encontramos a los perros en el establo, y recordé el ronco aullar de la noche,cuandounexcelentesabuesoydosgrandesdanesessaltaronarecibirnos.Singularesacompañantes para las armas, pensé para mis adentros, mientras cruzábamos loscampos y las grandes criaturas saltaban y correteaban a nuestro lado, con la narizpegadaalsuelo.

La conversación era escasa. El serio rostro de John Silence no animaba a lacharla.Mostrabaunaexpresiónqueconocíabien,unamiradadeseriaatenciónquesignificabaquesuserenteroestabaprofundamenteabsortoypreocupado.Nuncalehabíavistoasustado,perosílehabíavistoimpacienteamenudo—siempremesentíaimpulsadoaobservarle—,yahoraestabaimpaciente.

—Porelcamino traseroveráneledificiodel lavadero—observóbrevementeelcoronelWragge,puesél,también,teníapocoquedecir—.Allíllamaremosmenoslaatención.

Sinembargo,ni todalacrudabellezadelamañanaparecíacapazdedisipar lossentimientosde incomodidadque ibanaumentandocadavezmásennuestroánimomientrasavanzábamos.

Alcabodepocosminutos,ungrupodepinosocultabaa lavista lacasa,ynosencontramosenlasafuerasdeunaespesaarboledadeconíferas.ElcoronelWraggese detuvo bruscamente y, sacando un mapa del bolsillo, explicó una vez másbrevementesuposiciónrespectoalacasa.Mostrócómollegabacasihastalosmurosdel edificio del lavadero —aunque en aquel momento estuviera fuera de nuestroángulo de visión—, y señaló las ventanas del dormitorio de su hermana, donde sehabían producido los incendios. La habitación, ahora vacía, daba directamente albosque.Luego,echandounnerviosovistazoasualrededoryllamandoalosperrosasu lado, propuso que entrásemos en la arboleda y la examinásemos tanexhaustivamente como nos pareciera preciso. Añadió que tal vez pudiéramosconvencer a los perros para que nos acompañaran un rato, y señaló cómo seacurrucabanasuspies,perolodudaba.

—Metemoquenoconseguiremosquelleguenmuylejosniconvocesniconellátigo—dijo—.Loséporexperiencia.

—Sinotieneningunaobjeción—repusoelDr.Silencecondecisión,yhablandocasi por vez primera—, llevaremos a cabo nuestro examen el señorHubbard y yo

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solos.Asíserámejor.Sutonoeraabsolutamentedefinitivo,yelcoronelaccediótaneducadamenteque

incluso un hombremenos intuitivo que yo se habría dado cuenta de que se sentíagenuinamentealiviado.

—Sindudatendránbuenasrazones—dijo.—Es sóloquedeseo formarmemispropias impresiones sinninguna influencia.

Estoytrabajandoenunapistamuydelicadaquepodríadifuminarseconlascorrientesmentalesdelasideaspreconcebidasdeotrapersona.

—Perfectamente.Loentiendo—replicóelsoldado,aunqueconunaexpresiónensu semblante que contradecía sus palabras—. Entonces les esperaré aquí con losperros;yecharemosunvistazoallavaderoderegresoacasa.

Mevolvíunavezamirarhaciaatrásmientrastrepábamossobreelviejomurodepiedraconstruidoporeldifuntopropietario,yvisurectaymarcialfiguraenpiesobreelcampoiluminadoporelsol,observándonosconunamiradadecuriosaintensidadensurostro.Habíaalgoquemeresultabaincongruente,aunqueclaramentepatético,en los esfuerzosde aquelhombrepor recibir condesprecio todas las explicacionesinverosímiles del misterio, y al mismo tiempo en su firme empeño por investigarinflexiblementetodo.Asintióendirecciónamíehizoungestodedespedidaconlamano. Su imagen, en pie bajo el sol con sus grandes perros, observándonosfirmemente,mehaacompañadohastaeldíadehoy.

ElDr.Silenceabríaelpasoentre los troncosretorcidos,crecidosestrechamenteenfilasapretadas,yyoleseguíadecerca.Enelmomentoenqueestuvimosfueradelavista,sevolvióyapoyósuescopetaenlasraícesdeunárbolgrande,yyohicelomismo.

—Pocafaltanosharánestasengorrosasherramientasdeasesinato—observó,conunafugazsonrisa.

—¿Entonces, está seguro de su pista? —pregunté en seguida, rebosante decuriosidad, pero temiendo traicionarla para que no me considerase indigno. Susmétodoseranabsolutamentesencillosydespojadosdetodateatralidad.

—Estoysegurodemipista—contestóseriamente—,ycreoquehemos llegadojustoatiempo.Losabráasudebidomomento.Porahoraconténteseconseguirmeyobservar.Ypienseconstantemente.Elapoyodesumentemeayudará.

Suvozteníalatranquilaserenidadqueconducealoshombresaenfrentarsealamuerteconunaespeciedefelicidadyorgullo.Enaquelmomentolehabríaseguidoacualquiersitio.Almismotiempo,suspalabrastransmitíanunasensacióndetemiblegravedad.Captélaemocióndesuconfianza;perotambién,bajolaluzdeldía,sentíciertamedidadealarmaquehabíadetrásdeella.

—¿Todavía no recibe impresiones fuertes?—preguntó—. ¿No le ocurrió nadaestanoche,porejemplo?¿Notuvoningúnsueñovívido?

Eraconscientedequeaguardabaatentamentemirespuesta.

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—Dormí casi sin interrupciones. Estaba tremendamente cansado, y aparte delcaloropresivo…

—¡Bien! Entonces todavía nota el calor—se dijo para sí mismo, en lugar deesperar la respuesta—, ¿y el relámpago?—añadió—, ¿el relámpago que salió delcielodespejado,elfogonazo,lonotó?

Contesté sinceramente que me había parecido ver un fogonazo durante unmomento de vigilia, y entonces dirigió mi atención sobre ciertos hechos antes deseguiradelante.

—Recuerdelasensacióndecalidezcuandoseaplicólacartaalafrenteeneltren;elcalorgeneraldelacasaanoche,y,talycomoahoralomenciona,durantetodalanoche.Tambiénhaoído lashistoriasdelcoronelsobre lasaparicionesdel fuegoeneste bosque y en la misma casa, y la forma en que su hermano y el guardésencontraronsumuertehaceveinteaños.

Asentí,preguntándomequédiantressignificabatodoaquello.—¿Y no saca ninguna conclusión de todos estos hechos?—preguntó, un poco

sorprendido.Examinétodoslosrinconesdemimenteydemiimaginaciónenbuscadealguna

pistadeloquequeríadecir,peromeviobligadoareconocerque,hastaelmomento,noentendíanada.

—No importa, ya lo entenderá luego. Y ahora —añadió—, registraremos elbosqueyveremosquépodemosencontrar.

Suspalabrasmeexplicaronalgodesumétodo.Teníamosquemantenernuestrasmentesalertaeinformarnoselunoalotrodelamenorfantasíaquecruzaralagaleríade imágenes de nuestros pensamientos. Entonces, justo cuando empezábamos, sevolviódenuevoamíconunaúltimaadvertencia.

—Y, para su seguridad—dijo muy seriamente—, imagínese ahora, y de pasoimagíneselo siempre hasta que abandonemos este lugar, imagínese con la máximaintensidad,queestárodeadoporuncaparazónqueleprotege.Imagínesedentrodeunenvoltorio protector, y dele forma con lamás viva imaginación que pueda evocar.Viertatodalafuerzadesupensamientoysuvoluntadenello.Creavívidamentealolargo de esta aventura que dicho caparazón, construido con sus pensamientos, suvoluntad y su imaginación, le rodea completamente, y que nada puede desgarrarloparaatacarle.

Habló con dramático convencimiento, mirándome directamente como parareforzar sus palabras, y luego siguió adelante para retomar el camino a través delterrenorugosoyfrondosoqueseinternabaenelbosque.Ymientras,conociendolaeficaciadesurecomendación,laadoptélomejorquepude.

En seguida los árboles se cerraronanuestro alrededor como si fueradenoche.Sus ramas se entrecruzaban sobre nuestras cabezas en una maraña continua, sustroncosseacercabancadavezmás, lamalezadezarzasseespesabaymultiplicaba.Nosdesgarramoslospantalones,nosarañamoslasmanos,ynuestrosojossellenaron

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con polvo fino que hacía muy difícil evitar el pegajoso y espinoso entramado deramas y enredaderas. Áspera hierba blanca que se aferraba a nuestros pies comocordel,crecíaaquíyalláenparches.Coronabalosmontículosdevegetaciónturbosaquedestacabancomocabezashumanas,fantásticamentetocadas,proyectándosehacianosotros desde el suelo con crestas de pelo muerto. Tropezamos y trastabillamosentre ellas. El avance era difícil, y no me costaba imaginar que fuera imposibleabrirse camino enmitad de la noche. Cuando era posible, saltábamos de mata enmata,yparecíaqueestuviéramossaltandoentrecabezasenuncampodebatalla,yquelahierbablancamuertaocultaseojosquesevolvieranamiraranuestropaso.

Aquíyallá,laluzdelsolarrojabaintensospuntosdeluzblanca,deslumbrantes,peroquesóloservíanparaquelapenumbracircundantepareciesemásprofundaporcontraste.Yendosocasionesatravesamosespacioscircularesenlahierbadondelosfuegos habían carcomido una marca y habían dejado un anillo de cenizas. El Dr.Silencelosseñaló,perosincomentarlosysindetenerse,ysuvisióndespertóenmílasingular comprensión del terror que hasta elmomento se ocultaba sin ser visto enaquellaaventura.

Fue un avance muy pesado, y un trabajo agotador. Nos mantuvimos muypróximos.Elcalor tambiéneraextraordinario.Sinembargo,noparecíaelcalordelcuerpoproducidoporelejercicioviolento,sinomásbienuncalorinteriordelamenteque imponíamanosresplandecientesdefuegosobreelcorazónyqueprendíaenelcerebrounallamaconstante.Cuandomiacompañanteseveíademasiadoadelantado,esperabaquelealcanzase.Eraevidentequeaquelsitiohabíapermanecidopreservadodelamanodelhombre,delguardés,delguardabosquesodelcazadordurantemuchosaños.Mispensamientos,mientrasavanzábamospenosamente,noeranmuydistintosdelestadodelbosquemismo:oscuros,confusos,llenosdeunasombroembrujadorydelasombradelmiedo.

Para entonces, todos los signos del campo abierto detrás de nosotros habíanquedado ocultos. Ningún rayo solitario penetraba allí. Podríamos haber estadoavanzando a tientas en el corazón de algún bosque primordial. Entonces,repentinamente,laszarzas,lasmatasylahierbaparecidaacordelllegaronasufin;losárbolessesepararon;yelsueloempezóainclinarsehaciaarribaendirecciónaungranmontículocentral.Habíamosalcanzadoelcentrodelaarboleda,yantenosotrosse alzaban las derruidas piedras druidas que nuestro anfitrión había mencionado.Subimos fácilmente por la pequeña pendiente, entre los troncos más escasos y,descansando sobre uno de los peñascos cubiertos de hiedra, echamos un vistazo anuestro alrededor, a un espacio relativamente abierto, tan ancho, quizás, comounapequeñaplazalondinense.

Pensando en las ceremonias y sacrificios de los que aquel burdo círculo demonolitosprehistóricospodíahabersidotestigo,dirigí lamiradaamiacompañanteconunapreguntasilenciosa.Peroleyómispensamientosyagitólacabeza.

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—Nuestromisteriono tienenadaqueverconestossímbolosmuertos—dijo—,sinoconalgoquizásaúnmásantiguo,yprocedentedeunpaísmuydistinto.

—¿Egipto? —dije casi a media voz, absolutamente desconcertado, perorecordandolaspalabrasquehabíapronunciadoenmidormitorio.

Asintió. Mentalmente, yo aún seguía perplejo, pero él parecía intensamentepreocupado y no era momento de hacer preguntas. Así que mientras sus palabrasdabanvueltasde forma ininteligibleenmicabeza, echéunvistazoa la escenaqueteníadelantedemí,contentodetenerlaoportunidadderecuperarelalientoyhastacierto punto la compostura. Pero apenas había tenido tiempo de observar lasretorcidas y contorsionadas formas de muchos de los pinos que tenía próximoscuandoelDr.Silencese inclinóyme tocóenelhombro. Indicó lapendiente.Y lamiradaqueviensusojospusodepuntatodoslosnerviosdemicuerpo.

Una columna delgada y casi imperceptible de humo azul se elevaba entre losárboles a unas veinte yardas al pie del montículo. Se retorcía en trayectoriaascendente,ydesaparecíadelavistaentrelasramasenredadasdearriba.Apenaseramásgruesaqueelhumodeunaramitademaderaardiendo.

—¡Protéjase!Imaginesucaparazónconfuerza—susurróeldoctorbruscamente—,ysígamedecerca.

Selevantóalinstanteydescendiórápidamenteporlapendientehaciaelhumo,yyoleseguí,temerosodequedarmesolo.Oíelcrujidosuavedenuestrospiessobrelasagujasdelospinos.Sobresuhombro,observélafinaespiralazul,sinquitarleniunavez los ojos de encima. No sé muy bien cómo describir la peculiar sensación dehorrorindefinidoquemeinspirabalavisióndeaquellarayadehumoquedibujabasucaminohaciaelcieloentre losárbolesoscuros.Y la sensacióndecalorcrecienteamedidaquenosaproximábamoseraextraordinaria.Eracomocaminarhaciaunfuegoresplandecienteyalavezirresistible.

Amedidaquenosacercábamos,aflojóelpaso.Porfinsedetuvoyseñalóconeldedo,yviunpequeñocírculodehierbaquemadaenelsuelo.Losmatorralesestabanennegrecidos,convertidosenrescoldos,ydelcentrodeellosseelevabaaquellalíneadehumopálido,azulyfirme.Entoncesobservéunmovimientodelaatmósferajuntoanosotros,comosielairecálidoseestuvieraelevandoyelairemásfrescocorrieraaocuparsulugar:unpequeñocentrodevientoenlaquietud.Enloalto,lasramasseagitaban y temblaban allí donde desaparecía el humo. Por lo demás, ni un árbolsuspiraba,nisepodíaoírunsolosonido.Elbosqueseguíasiendouncementerio.Meacometiólahorribleideadequeelcursodelanaturalezaibaacambiarsinaviso,queya había cambiado un poco, que el cielo se desplomaría, o que la superficie de latierra se derrumbaría hacia su interior como un burbuja estallada. Sin duda, algohabíaalcanzadolaciudadelademirazón,haciendoquesutronotemblase.

John Silence volvió a avanzar. No podía ver su rostro, pero su actitud eraclaramenteresuelta,propiadequientienelosmúsculosylamentelistosparaentrarenvigorosaacción.Estábamosamenosdediezpiesdelcírculoennegrecidocuando

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el humo, de repente, dejó de elevarse y se desvaneció. La cola de la columnadesaparecióenloalto,yenelmismoinstantemeparecióquelasensacióndecalordesaparecíademirostro,yelmovimientodelvientosedetenía.Elespíritucalmodelfrescodíadeoctubreretomóelmando.

Hombroconhombro,avanzamosyexaminamosellugar.Lahierbahumeaba,elsueloseguíacaliente.Elcírculodetierraquemadaeradeunpieporunpieymediodediámetro.Parecíaunafogatadeacampadaordinaria.Meinclinécautelosamenteamirar,peroalsegundoretrocedídeunsaltoconungritoinvoluntariodealarma,pues,mientraseldoctorpisoteabalascenizasparaimpedirquesedesperdigaran,unsonidosiseanteseelevódel sitiocomosihubieradadounapatadaaunacriaturaviviente.Aquelsiseoeraapenasaudible.Avanzóhastamásalládenosotros,alejándosehaciala partemás densa del bosque, en dirección a nuestro terreno, y al segundo elDr.Silencehabíaabandonadoelfuegoyhabíainiciadolapersecución.

Yentoncesempezólamásextraordinariacaceríadeinvisibilidadquejamáspodréconcebir.

Saliórápidodesdeelprimerpaso,y,porsupuesto,resultabaperfectamenteobvioqueestabasiguiendoalgo.Ajuzgarporelportedesucabeza,manteníalosojosfijosa cierta altura —justo por encima de la estatura de un hombre—, y comoconsecuencia, tropezómuchas veces con las irregularidades del terreno. El sonidosiseante había cesado. No había ninguna clase de sonido, y me resultabacompletamenteincomprensiblesaberquéeraloqueveíayestabasiguiendo.Sóloséque,anteelterrormortalaquedarmeabandonado,yconunaintensacuriosidadporver loquefueraquehabíaquever, leseguí tanrápidamentecomopude,yaunasí,apenasconseguímantenermeasualtura.

Y,mientras avanzábamos, el revoltijo de historias del coronel se repetía enmicerebro,provocandounaespeciedehilaridadasustadaquesóloseveíacontenidaporla visión de aquella seria y apresurada figura que tenía delante. Pues cuando JohnSilencetrabajaba,meinspirabaciertaadmiración.Parecíatandiminutoentreaquellosretorcidos árboles gigantes, al mismo tiempo que yo sabía que su decisión y suconocimientoerantangrandes,queinclusoenlacarreraseveíadigno.Lafantasíadeque estábamos cazando a alguna extraña y exagerada presa juntos chocaba con elhechodequeéramosdoshombresbailandoalextremodeunaposibletragedia,ylamezcladelasdosemocionesenmimenteeratangrotescacomoaterradora.

Nuncasediolavueltaensufrenéticapersecución,sinoquecorriórápidamente,mientras yo jadeaba detrás de él como una figura salida de alguna pesadillairracional. Y, mientras corría, se me ocurrió que todo el tiempo él había sidoconsciente,ensuformasilenciosaeinterna,demuchascosasquesehabíaguardadoparasupropiaysecretaconsideración.Habíaestadovigilando,esperando,planeandodesde el mismo momento en que había penetrado en las sombras del bosque.Mediante algún proceso mental interno y concentrado, dinámico si no realmentemágico, había estado en contacto directo con la fuente de toda la aventura, con la

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misma esencia del verdadero misterio. Y ahora las fuerzas avanzaban hacia unclímax.Algoibaaocurrir,algoimportante,algoposiblementeespantoso.Todoslosnervios, todos los sentidos, todos los gestos significativos de la figura que corríadelantedemíanunciabanelhechocontantaseguridadcomola tierralesdicea lospájaros cuándo esmomento demigrar y advierte a los animales que les acecha elpeligroydebenmarcharse.

Enescasossegundos,alcanzamoselpiedelmontículoypenetramosenlamalezaenredada que se extendía entre nosotros y la luz del sol en el campo. Allí lasdificultades para avanzar rápidamente se multiplicaban por cien. Había matorralesqueevitar,ramasbajasqueobligabanaagacharse,eincontablestroncosdeárbolquese cerraban para hacer que un camino directo resultara imposible. Sin embargo,parecía que el Dr. Silence nunca vacilaba o titubeaba. Continuaba saltando,esquivando,inclinándose,eludiendo,perosiempreenlamismadirección,siguiendoun rastro claro.Yo tropecé y caí dos veces, y en ambas ocasiones, cuando volví alevantarme, le vi delante demí, todavía abriéndose camino como un perro tras supresa.Yaveces,comounperro,sedeteníayseñalaba—eraunseñalarhumano,unseñalarpsíquico—,ycadavezquesedeteníaparaseñalaroíaellevesiseoagudoenelaireanuestroalrededor.Lehabíaposeídoel instintodeunzahorí infalible,ynocometíaerrores.

Porfin,súbitamente,lealcancé,ydescubríqueestábamosalbordedelestanquepoco profundo que el coronelWragge habíamencionado en su relato de la nocheanterior.Eralargoyestrecho,llenodeaguamarrónyoscura,enlaquelosárbolessereflejabanturbiamente.Niunaondaerizabasusuperficie.

—¡Observe!—exclamó,cuandolealcancé—.Vaacruzarlo.Sevaatraicionar.Elaguaessuenemigonatural,yveremosladirección.

Y,mientrashablaba,unafinalíneaparecidaalrastroquedejaunaarañadeaguacruzórápidamente lasuperficiebrillante.Enelaire,porencima,aparecióunatisbodevapor,ypercibídeinmediatounoloraquemado.

El Dr. Silence se volvió y me echó una mirada que me hizo pensar en elrelámpago.Empecéatemblardearribaabajo.

—¡Rápido!—gritóemocionado—,¡hayqueseguirelrastro!Debemosrodearlo.¡Vahacialacasa!

La alarma en su voz me aterrorizó. Sin dar un paso en falso, rodeéprecipitadamentelaorillaresbaladizaymezambullídenuevo,pisándolelostalones,enelmardearbustosytroncos.Ahoraestábamosenlaespesuradeldensocinturónque rodeaba el límite externode la arboleda, y el campo estaba próximo; pero tanoscuraeralamadeja,quepasóalgúntiempoantesdequelosprimerosrayosdeluzblancafueranvisibles.Ahoraeldoctorcorríaenzigzag.Seguíaalgoqueesquivabaygiraba maravillosamente, y que sin embargo había empezado, o eso imaginé, aavanzarmáslentamentequeantes.

—¡Rápido!—exclamó—,¡bajolaluzloperderemos!

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Yoseguíasinvernioírnada,ynodistinguíanadaquesugirieseunrastro;peroaquelhombre,guiadoporalgunafuerzaadivinatoriainteriorqueparecíainfalible,nodaba un giro en falso, aunque cómo evitaba chocar de cabeza contra los árbolessiempre ha sido un misterio para mí. Y entonces, con un ímpetu repentino, nosencontramosenlosfaldonesdelbosque,conelcampoabiertoyresplandecienteantenuestrosojos.

—¡Demasiado tarde!—le oí gritar, con una nota de angustia en la voz—. ¡Hasalidoy,porDios,sedirigealacasa!

Vi al coronel de pie en el campo con sus perros, donde le habíamos dejado.Estabainclinado,escudriñandoelbosquepordondenoshabíaoídocorrer,yseestirócomo un látigo doblado cuando lo liberan. John Silence le sobrepasó a todavelocidad,gritándoleparaquelesiguiera.

—Perderemosel rastrobajo la luz—leoígritarmientrascorría—.¡Perocorra!¡Puedequelleguemosatiempo!

¿Cómopodréolvidaraquellacarreradesbocadaa travésdelcampoabierto,conlosperrospisándonoslostalones,saltandoyladrando,yelveteranocoroneldetrásdenosotros,corriendocomosilefueralavidaenello?Aunquesóloteníaunavagaideadeloquesignificabatodoaquello,pusetodomiempeñoenelesfuerzo,y,alserelmás joven de los tres, llegué a la casa el primero, con cierta ventaja.Me detuve,jadeante,ymevolvíparaesperaralosotros.Pero,alvolverme,algoquesemovíaaciertadistanciame llamó laatención,yenaquelmomento juroqueexperimenté lamásabrumadoraysingularimpresióndeterrorquejamásheconocido,oquepuedaconcebircomoposible.

Pueslapuertaprincipalestabaabierta,yaltenerlacasapocaanchura,podíaveratravésdelvestíbulohastaelcomedorquehabíadetrás,yaúnmásalláelpatiotrasero,y allí novi otra cosamásque a la señoritaWragge…corriendo. Incluso a aquelladistancia,estabaclaroqueellamehabíavistoamí,yquevenía rápidamentehaciamí, corriendo con el paso frenético de una mujer dominada por el terror. Habíarecuperadoelusodelaspiernas.

Su cara estaba de un gris lívido, propio de la muerte personificada, pero laexpresióngeneralera ladealguienqueríe,puessubocaestabaabierta,ysusojos,siemprealegres,brillabanconlaluzdeunaalegríasalvajequeparecíalaalegríadeuna niña, y que sin embargo era singularmente espeluznante. Y en aquel mismosegundo, cuando pasó ami lado camino de los brazos de su hermano, que estabadetrásdemí,volvíaolerinconfundiblementeeloloraquemado,yhastaeldíadehoyelolordelhumoyelfuegocasipuedenponermeenfermoalhacermerecordarloquehabíavisto.

Pisándolelostalones,también,llegabalaaterrorizadadoncella,másdueñadesímisma,ycapazdehablar,cosaquelaanciananopodíahacer,peroconlacaracasiigualdedescompuesta,sinomás.

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—Estábamosjuntoalosarbustos,tomandoelsol—boqueóychillóenrespuestaalasansiosaspreguntasdelcoronelWragge—.Yoestabaempujandolasillacomodecostumbrecuando la señoragritóydiounsalto…nosécómoexactamente,estabademasiadoasustadaparaverlo…¡Oh,Diosmío!Selevantódelasilladeunsalto…¡ysaliócorriendo!Llegóunabocanadadeairecalientedelbosque,yellasetapólacara y saltó.No emitió ningún sonido…no gritó, ni hizo ningún ruido. Sólo saliócorriendo.

Peroelhorrordelapesadillaalcanzósupuntoculminanteunosminutosdespués,ymientrasyotodavíaestabaenelvestíbulo,temporalmenteprivadodealientoydemovimiento; pues mientras el doctor, el coronel y la doncella estaban a mitad decaminodelaescalera,ayudandoaladesvanecidamujeraalcanzarlaintimidaddesucuarto,yformandotodosunconfusogrupodefigurasoscuras,sonóunavozdetrásdemí,ymevolvíparaveralmayordomo,surostroempapadoporlatranspiración,susojossaliéndoseledelasórbitas.

—¡Ellavaderosehaincendiado!—gritó—;¡lehanpegadofuegoallavadero!Recuerdo que utilizó la extraña expresión «le han pegado fuego», y quise reír,

perodescubríquemicarasehabíavueltorígidaeinflexible.—¡Eldiablovuelveaandarporaquícerca,queDiosmeampare!—exclamó,con

lavozafinadaporelterror,mientrascorríaencírculos.Y entonces el grupo de las escaleras se dispersó como si hubiera sonado un

disparo,yelcoronelyelDr.Silencebajaronlosescalonesdetresentres,dejandoalaafligidaseñoritaWraggealcuidadodesuúnicaauxiliar.

Almomento,habíamoscruzadoelcéspeddelanteroyhabíamosrodeadolacasa,conel coronel abriendoelpaso,Silenceyyopisándole los talonesy el corpulentomayordomoresoplandoalgomásatrás,cadavezmásconfusoensusllamamientosaDiosyeldiablo;yenelmomentoenquedejamosatráslosestablosytuvimosantenuestravistaeledificiodellavadero,vimosunenormemontóndehumobrotandodelas estrechas ventanas, y las asustadas criadas y losmozos de cuadra corriendo deaquíparaallá,dandogritosmientrascorrían.

La llegada del señor restauró el orden de inmediato, y aquel soldado retirado,pensadorlimitado,quizás,perocapacitadohombredeacción,tomólasriendasdesdeel principio.Daba órdenes como unmartinete, y, casi antes de que pudiera darmecuenta,habíaunahileradecubosenescenayunafiladehombresymujeresentreeledificioylabombadelestablo.

—Vamosadentro—oígritaraJohnSilence,yelcoronellesiguióatravésdelapuerta,mientrasyoibalobastantepegadoasustalonesparaoírleañadir—:Elhumoeslopeor.Creoquetodavíanohayfuego.

—Hay muy poco que quemar aquí dentro; es todo de piedra —exclamó elcoronel, tosiendo. Pero el doctor estaba señalando las tapas de madera del grancalderoenelcualselavabanlasropas,yvimosqueestabanhumeantesyabrasadas.Y cuando rociamos medio cubo de agua sobre ellas, los ladrillos de alrededor

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sisearonychisporrotearonydejaronescaparnubesdevapor.Atravésdelapuertaydelasventanasabiertas,salióconelrestodelhumo,ylostresnosquedamosparadossobreelsuelodeladrillo,mirandoaquellugarypreguntándonos,cadaunoanuestramanera, cómo en nombre de la ley natural aquel sitio podía haberse incendiado ohaber llegado a echar humo. Los tres nos quedamos en silencio: yo por miincapacidadymidesconcierto,elcoronelporelánimotranquilodequienseenfrentaatodaslascosasperohablapoco,yJohnSilenceporelintensocombatementalconaquellaúltimamanifestacióndeunprofundoproblemaqueexigíaconcentraciónenelpensamientoenlugardeningunapalabra.

Laverdaderaquenohabíanadaquedecir.Loshechosresultabanindiscutibles.ElcoronelWraggefueelprimeroenhablar.—Mihermana—dijobrevemente,y semarchó.Enelpatio, leoíordenara los

criadosquesiguieranconsusasuntosconunavozqueaparentabadespreocupacióndeformaexcelente,regañandoaalgunoporprenderunfuegotangrandeydejarqueloshumerosserecalentasen,ysinhacercasoalatartamudeanteréplicadequehacíadíasquenoseencendíaningúnfuego.Luegomandóaunmozoacaballoenbuscadelmédicolocal.

EntonceselDr.Silencesevolvióymemiró.Elcontrolabsolutoqueposeía,nosólo sobre la expresión externa de la emoción por medio del gesto, el cambio decolor, la luz en los ojos y demás, sino también, como bien sabía, sobre sumismoorigenenelcorazón,producíanelrostrodemuerto,parecidoaunamáscara,queeracapaz de adoptar a voluntad, y que hacía extremadamente difícil saber en unmomentodeterminadoloqueestabasucediendoenelinteriordesuconciencia.Peroentonces,cuandosevolvióymemiró,noviningunaexpresiónpropiadeunaesfinge,sinomásbienelrostroinconfundiblementevictoriosodeunhombrequeharesueltoun problema peligroso y complicado, y que ha encontrado el camino hacia unavictoriaindiscutible.

—¿Loadivinaahora?—preguntótranquilamente,comosifueralacuestiónmássencilladelmundo,ylaignoranciaresultaraimposible.

Sólopudemirarleestúpidamenteypermanecerensilencio.Élposólamiradaenlas tapas calcinadas, y trazó una figura en el aire con el dedo. Pero yo estabademasiadoalterado,odemasiadomortificado,otodavíademasiadomareado,quizás,para ver qué era lo que silueteaba, o qué intentaba transmitirme. Sólo pude seguirmirandoyagitarmidesconcertadacabeza.

—Unelemental de fuego—exclamó—,un elemental de fuegode la clasemáspoderosaymaligna…

—¿Unqué?—atronó lavozdelcoronelWraggedetrásdenosotros,pueshabíaregresadorepentinamenteynoshabíaoído.

—Un elemental de fuego—repitió elDr. Silencemás pausadamente, pero conuna nota de triunfo en su voz que no podía evitar—, y un elemental de fuegoenfurecido.

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Porfinempezóaencenderseunaluzenmicabeza.Peroelcoronel—quenuncahabíaoídoel términoantes,yqueademásestabaconsiderablementeexaltadocomohombre sencillo que se enfrentaba a unmisterio que no sabía cómo abordar—, elcoronelsequedóenpie,conlamiradademayorperplejidadquejamáshevistoenunsemblantehumano,ysiguiórugiendo,ytartamudeando,ymirandoalvacío.

—¿Yporqué—empezó,enfurecidoporeldeseodeencontraralgovisiblea loquecombatir—,porqué,ennombredetodoslosinfiernos…?—ysedetuvocuandoJohnSilenceavanzóytomósubrazo.

—Ahíestá,coronelWragge—dijosuavemente—,hatocadoustedelfondodelacuestión. Pregunta «por qué». Ése es precisamente nuestro problema —aguantófirmemente la mirada del soldado—, y eso creo que también lo sabremos pronto.Vamosadecidirunplandeacción…enlahabitaciónconpuertadoble,quizás.

La palabra «acción» calmó un poco al coronel, y abrió el paso, sin decir nadamás, de regreso a la casa, y bajó por el largo pasillo de piedra hasta la habitacióndonde habíamos oído sus historias la noche de nuestra llegada. Por la mirada deldoctor, entendíquemipresencianoharíaque la entrevista resultasemás fácilparanuestroanfitrión,asíquesubíamihabitación…temblando.

Peroenlasoledaddemicuarto,losvivosrecuerdosdelaúltimahorarevivierontanimplacablesqueempecéacreerquenuncaentodamividaolvidaríalaespantosaimagendelaseñoritaWraggecorriendo,aquelespantosoclímaxhumanodespuésdelmisterio inhumano del bosque, y no lamenté que un criado llamara ami puerta ydijeraquealcoronelWraggeleagradaríaquemeunieraaellosenelsalóndefumar.

—Creoqueesmejorqueestéustedpresente—fue loúnicoquedijoelcoronelWraggecuandoentréenlahabitación.Cogílasillaquedabalaespaldaalaventana.Todavía faltaba una hora para el almuerzo, aunque imagino que las divisioneshabitualesdeldíaapenasocupabanalgúnlugarenlospensamientosdenosotrostres.

La atmósfera de la sala era lo que podría llamar eléctrica. El coronel estabaverdaderamente erizado;permanecía enpiedando la espalda al fuego, toqueteandouncigarronegrosinencender,sucarasonrojada,suserobviamenteexcitadoylistopara la acción. Detestaba aquel misterio. Era como veneno para su naturaleza, yanhelabaenfrentarseconalgocaraacara,conalgoquepudierapalparycombatir.ElDr.Silence,segúnnotéenseguida,estabasentadodelantedelmapadelafincaqueseguíadesplegado sobreunamesa.Por suexpresión, reconocí suestadodeánimo.Estabametidodellenoenelasunto,sedeleitabaconél,yestabatrabajandoamáximapresión. Recibiómi presencia levantando un párpado, y el centelleo de un ojo, encontrasteconsusilencioysucompostura,medijomásquevolúmenesenteros.

—Estabaapuntodeexplicarbrevementeanuestroanfitriónloquemeparecequeestá sucediendo en este asunto—dijo sin levantar la mirada—, cuando pidió queustedseunieraanosotrosparaquepodamostrabajartodosjuntos.

Y,mientras indicabamiasentimiento,meencontrépreguntándomequécualidadhabíaenlacalmadaexpresióndeaquelhombretanpocoexpresivoquelallenabade

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talenergía,que lacargabacon laextrañayvirilpersonalidadquesubyacíaaellayque parecía inspirarnos con su propia confianza como mediante un proceso deradiación.

—ElseñorHubbard—continuógravemente,volviéndosealsoldado—sabealgodemismétodos,yenmásdeuna,eh,interesantesituación,haresultadodeayuda.Loquequeremosahora—yenesemomentoselevantósúbitamenteyocupósulugarenla alfombrilla al lado del coronel, y le miró fijamente— son hombres capaces decontrolarse,queesténsegurosdesímismos,cuyasmentesemitan fuerzaspositivasenelmomentocrítico,enlugardelascorrientesindecisasytitubeantesdebidasalossentimientosnegativos…debidas,porejemplo,almiedo.

Nosmiróprimeroaunoyluegoaotro.ElcoronelWraggeseparóalgolospies,yestiró loshombros;yyomesentículpableperonodijenada,conscientedequemireservalatentedevalorestabasiendosacadaaflote.Meestabadandocuerdacomosifueraunreloj.

—Asíque,enloquehadevenir—continuónuestrolíder—,cadaunodenosotroscontribuiráconsupartedeenergía,yaseguraráeléxitodemiplan.

—Notengomiedodenadaquepuedaver—dijoelcoronelconfranqueza.—Estoy preparado —me oí decir a mí mismo, de forma automática—, para

cualquiercosa—yluegoañadí,alsentirqueladeclaraciónerainsuficiente—,yparatodo.

ElDr.Silence salióde laalfombrillayempezóapasearadelanteyatráspor lahabitación, con ambas manos hundidas en los bolsillos de su chaquetón. Unaimpresionante vitalidad brotaba de él.Yo nunca apartaba los ojos de la pequeña ymóvilfigura;pequeña,sí,peroenciertaformamerecordabaaungiganteplaneandola destrucción de mundos. Sus modales eran amables, como siempre, casitranquilizadores, y pronunciaba las palabras con calma absoluta, sin énfasis niemoción.Lamayorpartedeloquedijosedirigía,aunquenodeformaexcesivamenteobvia,alcoronel.

—La violencia de este ataque repentino—dijo suavemente, caminando de acápara allá bajo la librería que había al extremo del cuarto— se debe en parte, porsupuesto, al hecho de que esta noche hay luna llena—en ese momento me miródurante un instante—, y en parte al hecho de que nos hemos estado concentrandodeliberadamenteenesteasunto.Nuestrospensamientos,nuestrasinvestigaciones,hanprovocadoenellounaactividadextraordinaria.Merefieroaquelafuerzainteligenteque hay detrás de estas manifestaciones se ha dado cuenta de que alguien estáempeñadoensudestrucción.Yahoraestáaladefensiva:másaún,esagresiva.

—Pero…¿quées?—empezóelsoldado,furioso—,¿qué,ennombredetodoloespantoso,esunelementaldefuego?

—Enestosmomentosnopuedodarle—contestóelDr.Silence,volviéndosehaciaél,perosinsentirsemolestoporlainterrupción—unacharlasobrelanaturalezaylahistoriade lamagia,ysólopuedodecirlequeunElementales la fuerzaactivaque

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haydetrásdeloselementos,seanlatierra,elaire,elaguaoelfuego.Esimpersonalensunaturalezaesencial,peropuedeconcentrarse,personificarse,cobraralma,porasídecir,atravésdeaquellosquesabencómohacerlo—atravésdemagos,siasíloprefiere—, para ciertos fines propios, de manera parecida a la que el vapor y laelectricidadpuedenserencauzadosporelhombreprácticodeestesiglo.

»Solas,estasciegasenergíaselementalespocopuedenhacer,perogobernadasydirigidaspor lavoluntad instruidadeunmanipuladorpoderoso,puedenconvertirseenactorespotentesdelbienodelmal.Sonlabasedetodalamagia,yelmotivoquelesanimaesloquehacequeseamagia“negra”o“blanca”.Puedenservehículosdemaldicionesodebendiciones,puesunamaldiciónnoesmásqueelpensamientodeunavoluntadviolenta perpetuada.Y endichos casos, casos comoéste, la voluntadconsciente y directora de lamente que utiliza al elemental siempre es lo que estádetrásdelfenómeno…

—¡Creeustedquemihermano…!—interrumpióelcoronel,horrorizado.—Notienenadaqueverconello…directamente.Elelementaldefuegoqueleha

estadoatormentandoaustedyatodoslosquevivenensucasafueenviadoacumplirsumisiónmucho antes de que usted, o su familia, o sus antepasados, o incluso lanación a la que pertenecen, llegaran a existir, a menos que esté muy equivocado.Llegaremos a eso un poco después; tras el experimento que me propongo hacerestaremosmás seguros. En el momento actual sólo puedo decir que ahoramismotenemos que ocuparnos no sólo del fenómeno del Fuego Atacante, sino de lainteligencia vengativa y enfurecida que lo dirige entre bastidores… vengativa yenfurecida…—repitiólaspalabras.

—Eso explica… —empezó el coronel Wragge, buscando furiosamente laspalabrasquenopodíaencontrarconsuficienterapidez.

—Mucho—dijoJohnSilence,haciendoungestoparacontenerle.Sedetuvounmomentoenmediodesupaseo,yunsilencioprofundocayósobre

lapequeñahabitación.Atravésdelasventanas,laluzdelsolparecíamenosbrillante,ylalargalíneadelassombríascolinasmenosamistosa,loquemehizopensarenunaenormeolaquesealzasehastaelcieloyestuvieraapuntoderomperyarrollarnosatodos. Algo formidable se había deslizado en el mundo que nos rodeaba. Pues,indudablemente, había algo perturbador, que provocaba terror tanto comoadmiración, en la imagen que sus palabras conjuraban: la idea de una voluntadhumanaalargandosumanoinmortal,odiosaydestructiva,alolargodelosaños,paraatacaralosvivosyafligiralosinocentes.

—¿Pero cuál es su propósito? —estalló el soldado, incapaz de seguirconteniéndose en silencio—. ¿Por qué viene de esa arboleda? ¿Y por qué iba aatacarnosanosotros,oanadieenconcreto?—laspreguntasempezaronamanarentorrente.

—Todo a sudebidomomento—contestó el doctor tranquilamente, tras haberledejadodesahogarseduranteunosminutos—,peroantesdebodescubrirpositivamente

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qué,oquién,dirigeaesteelementalde fuegoenconcreto.Y,parahacereso,antesdebo—habló con lentitud deliberada— intentar capturarlo, confinarlomediante lavisibilidad,limitarsuesferaenunaformaespecífica.

—¡SantoCieloTodopoderoso!—exclamóelsoldado,mezclandolasexpresionesconsuilimitadasorpresa.

—Justamente—insistióelotroconcalma—;pues,alhacerlo,creoquepodremosliberarlo del propósito que le obliga, devolverlo a su condición normal de fuegolatente,ytambién—bajólavozdeformaperceptible—,tambiéndescubrirlacaraylaformadelSerqueleotorgaalma.

—¡El hombre que aprieta el gatillo!—gritó el coronel, empezando a entenderalgo,einclinándosehaciadelanteparanoperderseniunasolasílaba.

—Quierodecirque,comoúltimorecurso,antesderegresaralamatrizdelfuegopotencial,probablementeadopte la caray la figurade suDirector,delhombreconconocimientosmágicosqueoriginalmenteloesclavizóconsusencantamientos,yloenvióacumplirsumisióndesiglos.

El soldado se sentó y tragó saliva, respirando hondo; pero la voz con la queenmarcólapreguntaeraunavozmuyapagada.

—¿Y cómo se propone hacerlo visible? ¿Cómo se propone capturarlo yconfinarlo?¿Quéquieredecir,Dr.JohnSilence?

—Lo haré dotándole de los materiales necesarios para adoptar una forma.Sencillamente, mediante el proceso de materialización. Una vez limitado por lasdimensiones,sevolverálento,pesado,visible.Entoncespodremosdisiparlo.Verá,elfuegoinvisibleespeligrosoeincalculable;encerradoenunaforma,talvezpodamosmanejarlo.Debemostraicionarlo…paraquemuera.

—¿Yquématerialessonésos?—preguntamosalmismotiempo,aunquecreoqueyoyalohabíaadivinado.

—No son agradables, pero son eficaces —respondió tranquilamente—; lasexhalacionesdelasangrereciénderramada.

—¡Noserásangrehumana!—gritóelcoronelWragge,levantándosedelasilladeunsaltoconunavozqueparecíaunaexplosión.Penséquelosojosseleibanasalirdelasórbitas.

LacaradelDr.Silenceserelajóapesardesímismo,ysucarcajadaespontáneaprovocóunaliviobienvenidoaunquemomentáneo.

—Esperoquelosdíasdelossacrificioshumanosnoregresennunca—explicó—.Lasangreanimalbastaráparanuestrospropósitos,ypodremoshacerelexperimentolo más agradable posible. Eso sí, la sangre tiene que estar recién derramada yconservar la fuerza de las emanaciones vitales que atraen a esta clase concreta decriaturaelemental.Quizás…quizássipiensanllevaralgúncerdoalmercado…

Sevolvióparaocultarunasonrisa;peroellevetoquedecomedianoencontróecoennuestroanfitrión,quenoentendíacómocambiartanrápidamentedeunaemociónaotra.Estabaclaroquedebatíamuchascosaslaboriosamenteensuhonestocerebro.

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Pero,alfinal,laseriedadylafrialdadcientíficadeldoctor,cuyainfluenciasobreélyaeramuygrande,obtuvieronlavictoria,yprontolevantólamiradamástranquilo,yobservóbrevementequepensabaquetalvezpodríahacerseasí.

—Hay otros métodos más agradables—continuó explicando el Dr. Silence—,pero requieren tiempo y preparación, y en mi opinión las cosas ya han llegadodemasiado lejos para aceptar retrasos. Y el proceso no debe causarle ningunainquietud:nossentaremosalrededordelcuencoyesperaremosresultados.Nadamás.Lasemanacionesdelasangre—que,comodiceLevi,eslaprimeraencarnacióndelfluido universal—, proporcionan los materiales con los que las criaturas de vidadesencarnada, los espíritus si así lo prefiere, pueden dotarse de una aparienciatemporal.Elprocesoesantiguo,yestáenlabasedetodoslossacrificiosdesangre.EraconocidoporlossacerdotesdeBaal,yesconocidoporlasmodernasbailarinasdeéxtasis que se cortan para producir fantasmas objetivos que bailan con ellas. Y elmenosdotadodelosvidentespodríadecirlequelasformasquesepuedenverenlasproximidades de los mataderos, o flotando sobre los campos de batalla desiertos,son…bueno,sencillamentesonindescriptibles.Noquierodecir—añadió,notandolaincomodidaddesuanfitrión—quevayaahabernadaennuestroexperimentoenellavaderoquepuedaaterrorizarnos,puesestecasoparecerelativamentesencillo,yessóloelcaráctervengativodelainteligenciaquedirigeaeseelementaldefuegoloqueprovocanuestraansiedadynosponeenpeligropersonal.

—Es curioso—dijo el coronel, con un repentino chorro de palabras, tomandoalientoprofundamente,ycomosihablaradecosasqueleresultabandesagradables—quedurantelosañosquepaséentrelasTribusdelasMontañasdelnortedelaIndia,tropecé,yademáspersonalmente,concasosenquelossacrificiosdesangreaciertasdeidades se habían detenido bruscamente, y se habían producido toda clase dedesastreshastaquese reanudaban.Estallaban incendiosen laschozas,e inclusoenlasropasdelosnativos,y…yreconozcoqueheleído,enelcursodemisestudios—hizoungestohaciasuslibrosyhaciasucargadamesa—,sobrelosyezidisdeSiria,que evocan fantasmas cortando sus cuerpos con cuchillos durante sus danzas entorbellino, enormes globos de fuego que se convertían en figuras monstruosas yterribles, y recuerdo un relato en algún sitio, también, sobre cómo las figurasdemacradas y los semblantes pálidos de los espectros que se aparecieron alEmperador Julianoyafirmabanser losverdaderos inmortales,yque ledijeronquereanudaralossacrificiosdesangre«atravésdecuyosvaporeshanestadosuspirandodesdeelestablecimientodelcristianismo»…eranenrealidadfantasmasevocadosporlosritosdelasangre.

Tanto el Dr. Silence como yo escuchamos con asombro, pues aquella súbitacharlaerainesperada,yrevelabaenelviejosoldadomuchosmásconocimientosdelosquehabíamossospechado.

—Entonces tal vez también haya leído—dijo el doctor— cómo las DeidadesCósmicas de razas salvajes, de naturaleza elemental, se han mantenido vivas a lo

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largodemuchaserasmedianteestosritosdesangre.—No—contestó—,esoesnuevoparamí.—En todo caso —añadió el Dr. Silence—, me alegro de que no le resulte

completamente desconocido el tema, pues ahora sentirámás simpatía, y por tantoserádemayorayudaparanuestroexperimento.Pues,porsupuesto,enestecasosóloqueremoslasangreparatentaralacriaturaasalirdesumadriguerayenvolverlaenunaforma.

—Lo entiendo. Y la única razón por la que vacilaba ahora —continuó, suspalabras surgiendo mucho más despacio, como si sintiera que ya había dichodemasiado— era porque deseaba asegurarme de que no se trataba de simplecuriosidad, sino que era la verdadera necesidad lo que dictaba este horribleexperimento.

—Essuseguridad,yladequienesvivenensucasa,yladesuhermana,loqueestáenjuego—respondióeldoctor—.Unavezlohayavisto,esperopoderdescubrirdedóndeprocedeesteelemental,ycuálessuverdaderoobjetivo.

ElcoronelWraggeindicósuasentimientoconunainclinacióndecabeza.—Ylalunanosayudará—dijoelotro—,puesestarállenaenlasprimerashoras

de la mañana, y esta clase de seres elementales siempre están más activos en elperiododelalunallena.Deahílapistaproporcionadaporsudiario.

Asíseacordófinalmente.ElcoronelWraggeproporcionaríalosmaterialesparaelexperimento,ynosreuniríamosamedianoche.Cómoloconseguiríaaesahora,esoeraasuntosuyo.Yosóloséqueamboscomprendimosquecumpliríaconsupalabra,ysiuncerdomoríaamedianocheoamediodía,alfinyalcaboerasólocuestióndelsueñoydelacomodidadpersonaldelmatarife.

—Esta noche, entonces, en el lavadero—dijo finalmente el Dr. Silence, paracerrar definitivamente el plan—, nosotros tres solos… y amedianoche, cuando lacasaestédormidaynosotrosestemosasalvodecualquierintromisión.

Intercambió una mirada significativa con nuestro anfitrión, que, en aquelmomento,erareclamadoporelavisodequeelmédicodelafamiliahabíallegado,yqueríahablarconélenelcuartodesuhermana.

Duranteelrestodelatarde,JohnSilencedesapareció.Yoteníamissospechasdequehabíahechounavisitasecretaa laarboleday tambiénaledificiodel lavadero;pero, en cualquier caso, no le vimos por ningún lado, y mantuvo la más estrictareserva.Estabasegurodequesepreparabaparalanoche,perosólopodíaimaginarlanaturalezadesuspreparativos.Oímovimientoensuhabitación,yunolorparecidoalinciensoemanabadelapuerta,ysabiendoqueconsiderabalosritoscomovehículosdelaenergía,missuposicionesprobablementenoestuvierandemasiadoequivocadas.

El coronel Wragge también permaneció ausente durante la mayor parte de latarde,y,profundamenteafectado,apenassealejódelacamadesuhermana,peroenrespuestaamipreguntacuandonosreunimosunmomentoalahoradelté,medijoque aunque en algunos momentos había intentado hablar, todavía era incapaz de

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explicar la naturaleza de lo que había visto. El médico, dijo, temía que hubierarecuperadoelusodelaspiernassóloparaperdereldelamemoria,yquizásinclusoeldelarazón.

—Entonces confío en que al menos la recuperación de la movilidad seapermanente—aventuré,yaquemeresultabadifícilofreceralgúnconsuelo.

Élrespondióconunacuriosaybrevecarcajada:—¡Oh,sí!,deesonopuedecaberdudaalguna.Y fue debido simplemente a que por azar oí un fragmento de conversación—

involuntariamente,porsupuesto—,quesearrojóunpocomásdeluzsobreelestadoenqueseencontrabalaanciana.Pues,cuandosalíademihabitación,resultóqueelcoronelWragge y elmédico estaban bajando juntos, y sus palabras llegaron amisoídosantesdequepudierahacermipresenciaconocidaconunalevetos.

—Entonces debe encontrar una forma —estaba diciendo el médico con grandecisión—, pues no puedo insistir demasiado en ello… y hay que mantenerla ensilencio a cualquier precio. Esos intentos de salir deben ser impedidos, si esnecesario,mediantelafuerza.Esedeseodevisitarunouotrobosquedelquenohacemásquehablares,porsupuesto,denaturalezahistérica.Nosepuedeconsentirniporunmomento.

—No será consentido —oí que respondía el soldado, mientras llegaban alvestíbulomásabajo.

—Ha impresionado su mente por alguna razón… —continuaba el médico,evidentemente buscando una explicación tranquilizadora, y luego la distancia hizoimposiblequeoyeranadamás.

Enlacena,elDr.Silenceseguíaausente,bajo laexcusapúblicadeundolordecabeza,y,aunqueenviaroncomidaasuhabitación,meinclinoacreerquenolatocó,sinoquepasótodoeltiempoayunando.

Nosretiramostemprano,deseandoquelosdemáshabitantesdelacasahicieranlomismo,ydeboconfesarquealasdiez,cuandodilasbuenasnochestemporalesamianfitrión, y busqué mi habitación para hacer la preparación mental que me fueraposible,comprendídeformanomuyagradablequeaquelencuentroenellavaderoamedianocheconstituíaunamisiónsingulary formidable,yquehabíamomentosencada aventura de la vida en que un hombre sabio, y uno que conoce sus propiaslimitaciones,debíaasudignidadunaretiradadiscreta.Y,sinofueraporelcarácterde nuestro líder, probablemente en aquel momento yo hubiera ofrecido la mejorexcusa que se me hubiera podido ocurrir y me habría permitido tranquilamentequedarmedurmiendoyaguardarquemecontaranlaemocionantehistoriadeloquehabía ocurrido por lamañana. Pero con un hombre como John Silence, semejantedesliz estaba fuera de toda duda, y me senté delante de mi fuego, contando losminutosyhaciendotodoloquepudepensarparafortalecermidecisiónyreforzarmivoluntad hasta el punto en que pude estar razonablemente seguro de que miautocontrolsoportaríatodoslosataquesdehombres,diablosoelementales.

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III

Un cuarto de hora después de lamedianoche, vestido con un pesado gabán, ycalzadoconzapatillas,meescurrísigilosamentedemihabitaciónymedeslicéporelpasilloenloaltodelasescaleras.Meparéaescucharunmomentojuntoalapuertadel doctor. Todo estaba en silencio; la casa estaba sumida en la más completaoscuridad;noasomabaningúnrayodeluzbajoningunapuerta;solo,alextremodelpasillo,desdeladireccióndelcuartodelaenferma,llegabandébilessonidosderisitasydepalabreríaincoherentequenoeranalgoquetranquilizaseelánimodequienyaestabatembloroso,ymeapresuréallegaralvestíbuloysaliralanocheatravésdelapuertaprincipal.

El aire era cortante y helado, perfumado con los olores de la noche, yexquisitamente fresco; el millón de velas del cielo estaba encendido, y una suavebrisaselevantabaycaíaconsuspiroslejanossobrelascopasdelospinos.Misangresaltóunmomentoenlaamplituddelanoche,pueslasespléndidasestrellasmedabanvalor; pero al momento siguiente, cuando doblé la esquina de la casa, bajandosigilosamente por el paseo de gravilla,mi ánimo volvió a hundirse ominosamente.Pues,másallá,sobrelospenachosfúnebresdelaArboledadelosDoceAcres,vieldiscorotoyamarillodelamedialunaelevándosepororiente,mirándonoscomouninmensoSerquehubieravenidoavigilarelcumplimientodenuestrasentencia.Vistaa través de los vapores distorsionadores de la atmósfera terrestre, su cara parecíaextrañamentepocofamiliar,suhabitualexpresióndevacíobenignoenciertaformaretorcida.Medeslicéporlassombrasjuntoalapared,sinlevantarlavistadelsuelo.

Ellavadero,talycomoyalohedescrito,estabaseparadodelosotrosedificios,conarbustosdelaurelapretadosdetrásdeél,yconelhuertotancercaporelotroladoquelosfuertesoloresdelsueloydeplantascreciendollegabancongranintensidad.Lassombrasdelaarboledaencantada,muyalargadasporlalunacrecientedetrásdeellas, alcanzabanhasta lasmismasparedesy cubrían las losasdepiedradel tejadoconunpalio oscuro.Tan alertas estabanmis sentidos en aquelmomento, que creoquepodríallenaruncapítuloenteroconlosinterminablesypequeñosdetallesdelasimpresiones que percibí—sombras, olores, formas, sonidos—en el espacio de losbrevessegundosquepermanecíenpieyesperéantelapuertademaderacerrada.

Entoncesmedicuentadequealguienveníahaciamíatravésdelaluzdelaluna,y la figura de John Silence, sin abrigo y con la cabeza al descubierto, llegórápidamente y sin ruido a unirse a mí. Sus ojos, según pude ver en seguida,desprendíanunfulgormaravilloso,ytanmarcadaeralaresplandecientepalidezdesucaraqueapenasdistinguíelpasodelaluzdelalunaalasombra.

Pasóamiladosindecirunapalabra,haciéndomeunaseñalparaquelesiguiera,yluegoabriólapuertayentró.

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Elgélidoairedel interiornosrecibiócomosi fueraunacriptasubterránea;yelsuelo de ladrillo y las paredes encaladas, con churretes de humedad y humo, nosdevolvieronel fríoa lacara.Directamenteenfrenteseabría lanegragargantade laenorme chimenea abierta, las cenizas de los fuegos de madera todavía apiladas ydesperdigadasporelhogar,yacadaladodelachimeneaelevadalosgrandeshuecosque contenían los calderos gemelos donde se hervían las ropas. Sobre las tapas deaquellos calderos había dos pequeñas lámparas de aceite, con pantallas rojas, queproporcionaban la única iluminación existente, e inmediatamente delante de lachimeneahabíaunapequeñamesacircularcontressillasasualrededor.Porencima,las estrechas rendijas de las ventanas, en lo alto de las paredes, apuntaban a undifuminadoentramadodevigasdemaderamedioperdidasentrelassombras,yluegoveníalacúpulaoscuradeltecho.Resultabasombríoyhostil,apesardelaluzroja,ymerecordabaaalgúnconventosinuso,desnudodebancosopúlpito,feoysevero.Me causó impresión el contraste entre los usos normales a que se destinabahabitualmenteaquel lugaryelextrañoymedievalpropósitoquenoshabía reunidoaquellanochebajosutecho.

Esposiblequemerecorrieraunescalofríoinvoluntario,puesmiacompañantesevolvióconlamiradaconfiadaparareafirmarme,yteníatancompletodominiodesímismoqueenseguidaabsorbíalgodesuabundancia,ysentíque lasgrietasdemicoraje empezaban a soldarse.Mirarle a los ojos en presencia del peligro era comoencontrarunraílmentalquemeguiabaymanteníamispensamientosalolargodelosvertiginososbordesdelespanto.

—Estoylisto—susurré,volviéndomealescucharlospasosqueseacercaban.Asintió, manteniendo todavía su mirada sobre mis ojos. Nuestros susurros

sonaronhuecosalreverberarenloalto,entrelasvigasdeltecho.—Me alegro de que haya venido —dijo—. No todos habrían tenido el valor

suficiente.Mantengacontroladossuspensamientos,eimagineelcaparazónprotectorasualrededor…alrededordesuserinterior.

—Estoybien—repetí,maldiciendomisdientescastañeteantes.Me estrechó la mano, y el contacto pareció introducirme algo de su suprema

confianza.Losojosylasmanosdeunhombrefuertepuedentocarelalma.Creoqueadivinó mis pensamientos, pues una fugaz sonrisa relampagueó alrededor de lacomisuradesuslabios.

—Sesentirámáscómodo—dijo,envozbaja—,cuandolacadenaestécompleta.Podemoscontarconelcoronel,porsupuesto.Recuerde,sinembargo—añadióensonde advertencia—, que podría llegar a ser controlado, poseído, cuando llegue lacriatura,porquenosabrácómoresistir.¡Yexplicarleesoaunhombresemejante…!—seencogiódehombrosexpresivamente—.Perosóloserátemporal,ymeocuparédequenosufraningúndaño.

Echóunvistazoalrededorparavercómoestabatododispuestoyloaprobó.

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—Laluzroja—dijo,señalandolas lámparas—tieneel índicederadiaciónmásbajo. Lasmaterializaciones se disipan bajo una luz fuerte. No se forman, o no semantienen,convibracionesrápidas.

No estaba seguro de que me acabara de gustar aquella luz pálida, pues en laoscuridad completa siempre hay algo protector —probablemente el saber que nopueden vernos— que una media luz destruye, pero recordaba la advertencia demantenermispensamientosdominados,yevitéexpresarlos.

Se oyó un paso fuera, y la figura del coronel Wragge apareció en la puerta.Aunqueentródepuntillas,hizounruidoyunestrépitoconsiderables,puessulibertaddemovimientosseveíaimpedidaporlacargaquellevaba,yvimosungrancuencoamarillentosujetoaladistanciadeunbrazodesucuerpo,conlabocacubiertaporuntrapo blanco. Observé que su cara estaba rígidamente serena. Él también tenía eldominio de símismo.Y,mientras pensaba en aquel viejo soldado que avanzaba através de la larga serie de alarmas, desgastado por las guardias y cansado de losasaltos, ignorantepero inflexible, inclusoante la terrible impresióndel terrorde suhermana, y todavía mostrando la tenaz determinación que persiste ante la derrotainminente,comprendíloquequeríadecirelDr.Silencecuandoledescribiócomo«unhombreconquiensepodíacontar».

Creoquenohabíanadamásalládelarigidezdesusseverosrasgos,ydeciertoairegrisáceoensucomplexión,quetraicionaseeltumultodeemocionesquesindudaseestabadesarrollandodentrodeél;ylacalidaddeaquellosdoshombres,cadaunoasu manera, me entusiasmó tanto que, para cuando la puerta estuvo cerrada yhabíamosintercambiadosaludossilenciosos,todoelvalorlatentequeposeíasalióaprimerplano,ymesentítansegurodemímismocomojamáspodríasentirme.

ElcoronelWraggedepositóelcuencocuidadosamenteenelcentrodelamesa.—Medianoche—dijo brevemente,mirando su reloj, y los tres nos dirigimos a

nuestrassillas.Allí,enmitaddeaquel lugar fríoysilencioso,nossentamosconelabominable

cuenco delante, y un fino y apenas perceptible vapor se elevó a través del airehúmedodesdelasuperficiedeltrapoblancoydesaparecióenloaltoenelmomentoenquedejóatráslazonadeluzrojayentróenlasprofundassombrasarrojadasporlapareddelachimenea.

Eldoctornoshabíaindicadonuestrosrespectivoslugares,ymevisentadodandolaespaldaalapuerta,yenfrentedelnegrohogar.Elcoronelquedabaamiizquierda,yelDr.Silenceamiderecha,ambosmediodecaraamí,elsegundomásensombrasque el primero. Dividimos por tanto la mesita en tres secciones iguales, yrecostándonosenlassillasaguardamoslosacontecimientosensilencio.

Durante aproximadamente una hora, no creo que hubiera el más leve sonidodentrodeaquellascuatroparedesybajoeltoldodeaqueltechoabovedado.Nuestraszapatillasnorozabanelsuelorugoso,ynuestrarespiraciónsehabíasuprimidohastaquedar casi en nada; incluso el roce de nuestras ropas al movernos de cuando en

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cuandoennuestrosasientoserainaudible.Elsilencionosenvolvióporcompleto:elsilencio de la noche, el silencio de estar a la escucha, el silencio de la expectativatenebrosa.Inclusoelgorgoteodelaslámparaserademasiadoleveparaoírlo,ysilaluzprodujera sonido,nocreoquehubiéramosnotadoelhiloplateadode la lunaalentrar por las estrechas y elevadas ventanas y arrojar sobre el suelo las delicadashuellasdesuspálidaspisadas.

ElcoronelWraggeyeldoctor,yyotambiénporcierto,permanecimossentadoscomofigurasdepiedra,sinhablarysinhacergestoalguno.Misojossetrasladaronendesplazamientosincesantesdelcuencoasuscaras,ydesuscarasalcuenco.Sinembargo,podíanhabersidomáscaras,ajuzgarporlossignosdevidaqueofrecían;yla luz que emanaba del repugnante contenido que había bajo el trapo blanco hacíamuchoquehabíadejadodeservisible.

Pronto, amedidaque la luna seelevaba, elviento se levantóconella.Suspiró,comolamásligeradelasalasalpasar,sobreeltejado;searrastrósuavementesobrelasparedes;hizoqueelsuelodeladrillosfueracomoelhielobajonuestrospies.Bajolaluna,vimentalmentelospáramosdesoladosoleandocomounmaralrededordelavieja casa, la llanura sin árboles de las colinas solitarias, las copasmás próximas,sombríasymisteriosasenlanoche.Laarboledatambiénlavienconcreto,eimaginéque oía los quejumbrosos susurros que ahora debían de estar agitándose entre lascopas de los árbolesmientras la brisa jugueteaba con sus troncos retorcidos.En laprofundidad de la habitación, detrás de nosotros, los rayos de luz de luna seentrecruzabanenunaredcreciente.

Fuedespuésdeunahoradeestaagotadorae ininterrumpidaatención,ycalculoquedebíadeseraproximadamentelaunadelamañana,cuandoempezóelaullardelosperrosenelestablo,yviaJohnSilenceremoverserepentinamenteensusillaysentarseenactituddeatención.Todaslasfuerzasdemiserinstantáneamentesaltaronalamásatentavigilancia.ElcoronelWraggetambiénsemovió,aunquelentamente,ysinlevantarlosojosdelamesaqueteníadelante.

Eldoctorestiróelbrazoyquitóeltrapoblancodelcuenco.Puedequefueralaimaginaciónloquemepersuadiódequeelresplandorrojizo

de las lámparas se hacía más leve y el aire sobre la mesa se volvía más espeso.Llevabatantotiempoesperandoalgoqueelmovimientodemisacompañantes,yellevantarsedel trapo,podíahabercausado fácilmente la ilusiónmomentáneadequealgoflotabaenelairedelantedemicara,tocandolapieldemismejillasconunhilode seda. Pero sin duda no fue una ilusión que el coronel levantase la vista en esemismomomentoyquemiraseporencimadesuhombro,comosisusojossiguieranlosmovimientosdealgoarribayabajoporlahabitación,yqueluegoseabotonaseelabrigo más firmemente y que sus ojos buscasen mi cara primero, y luego la deldoctor. Y no fue ninguna ilusión que su cara pareciese en cierta forma volverseoscura,cubrirseporasídecirloconunanegrurasombría.Visuslabiosapretarseysuexpresión volverse dura y severa, y entonces me invadió de golpe la idea de que

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aquelhombrenoshabíacontadosólounapartedelasexperienciasquehabíavividoenlacasa,yquehabíamuchomásquenuncahabíasidocapazdeobligarsearevelar.Estabaseguro.La formaenquesedio lavueltaymiróa sualrededor traicionósufamiliaridadconcosasdistintasdelasquenoshabíadescrito.Loquebuscabanoerasólo una visión del fuego; era una visión de algo vivo, inteligente, algo capaz deeludirsubúsqueda;eraunapersona.EstabavigilanteantelaaparicióndelantiguoSerquepretendíaposeerle.

Y la forma en que el Dr. Silence respondió a sumirada, aunque sólo fue unamiradadelamássutilsimpatía,confirmómiimpresión.

—Puede que ya estemos listos—le oí decir en un susurro, y entendí que suspalabrasteníanlaintencióndeserunavisotranquilizador,ymepreparémentalmenteparadarelmáximodemienergía.

Pero mucho antes de que el coronel Wragge se hubiera vuelto para echar unvistazo a la habitación, y mucho antes de que el doctor hubiera confirmado miimpresión de que la situación empezaba a animarse, había percibido de formasingularqueaquelsitioconteníaalgomásquenuestrastrespersonas.Elaumentodenuestronúmero sehabíaproducidoal levantarse el viento.El aullidode losperroscasiparecíahaberloindicado.Nopuedodecircómoesposibledarsecuentadequeunsitio vacío repentinamente…ya no está vacío, si el recién llegado no es nada quepuedacaptarningunode los sentidos;puesel reconocimientode lo«invisible»,asícomo del cambio en el equilibrio de fuerzas personales en un grupo humano, esindefinible y no se puede demostrar.Y sin embargo, es inconfundible.Y yo sabíaperfectamente bien en qué momento dado la atmósfera dentro de aquellas cuatroparedessehabíacargadoconlapresenciadeotrosseresvivosapartedenosotros.Y,al reflexionar sobre ello, estoy convencido de que mis acompañantes también losabían.

—Vigilelaluz—dijoeldoctorenvozbaja,yentoncessupetambiénquenoeraninguna fantasíamía lo que había vueltomás oscuro el aire, y la forma en que sevolvió a examinar la cara de nuestro anfitrión hizo que una descarga eléctrica deasombroyexpectaciónestremecieracadanerviodemicuerpo.

Sinembargo,noeraningunavariantedeterrorloquehabíaexperimentado,sinomás bien una especie de aturdimiento mental, y una sensación como de estarsuspendido en alguna altitud remotay espantosadondepodríanocurrir cosas, y dehecho estaban a punto de ocurrir, que escapaban al entendimiento del hombre. Elhorror podría haber sido un ingrediente, pero no era principalmente horror, y deningunamaneraerahorrorespectral.

Pensamientos poco comunes no cesaban de atormentar mi cerebro comopequeños martillos, suaves pero persistentes, que pedían entrada; su mareaincontrolada empezó a bañar los límites remotos de mi cerebro, las corrientes desensaciones insólitas a elevarse sobre las fronteras lejanas demi conciencia. Tuvepensamientos,yfantasíasdepensamientos,quenuncahabíasabidoqueexistieran.Se

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agitaron partes de mi ser que nunca antes se habían agitado, y cosas antiguas einexplicablesseelevaronalasuperficieymehicieronseñasparaquelassiguiera.Mesentícomosiestuvieraapuntodesalirvolando,enuna inmensa tangente,haciaelespacioexteriorhastaaquelmomentodesconocidoinclusoensueños.Ytansingularfueelresultadoquemeprodujo,quemesentíextraordinariamentecontentodeanclarmimente, además demis ojos, en la dominante personalidad del doctor, pues allí,comprendí,siemprepodríarecurriralasfuerzasdelacorduraylaseguridad.

Conunvigorosoesfuerzodevoluntadregreséalaescenaqueteníaantelosojosy, con pensamientos más firmes, intenté centrar mi atención en la mesa, y en lasfigurassilenciosasqueestabansentadasasualrededor.Yentoncesviquesehabíanproducidociertoscambiosenelsitiodondeestábamossentados.

Observé que los parches de luz de luna sobre el suelo se habían oscurecidocuriosamente; los rostros demis acompañantes frente amí no eran tan claramentevisiblescomoantes;ylafrenteylasmejillasdelcoronelWraggeresplandecíanporlatranspiración.Aúnmás,comprendíquesehabíaproducidouncambioextraordinarioenlatemperaturaambiente.Elincrementodecalorhabíatenidounefectoangustioso,no sólo sobre el coronel Wragge, sino sobre todos nosotros. Era opresivo yantinatural.Boqueábamostantofiguradacomoliteralmente.

—Ustedeselprimeroensentirlo—dijoelDr.Silenceenvozbaja,mirándole—.Porsupuesto,estáencontactomásíntimo…

Elcoronelestaba temblando,yparecíaestarconsiderablementeperturbado.Susrodillas temblaban,demaneraqueelagitarsedesuspiescalzadosconzapatillassehizoaudible.Inclinólacabezaparademostrarquelohabíaoído,peronodioningunaotra respuesta. Creo que, incluso entonces, estaba plantándole cara con todas susfuerzas para seguir siendo útil. Sabía contra qué estaba luchando. Como el Dr.Silencemehabíaadvertido,estabaapuntodeverseposeído,yseestabaresistiendosalvajemente,aunqueenvano.

Pero,mientrastanto,unacuriosayarrolladorasensaciónrevitalizadoraempezóadominarme.El calor creciente eradelicioso,ynos traíauna sensacióndeactividadintensa, de pensamientos derramándose a través de la mente a gran velocidad, deimágenesvívidasenelcerebro,dedeseosferocesyenergíasrelampagueantesyvivasen todas las partes del cuerpo. No era consciente de ninguna perturbación física,comolasquesentíaelcoronel,sinosólodeunavagaimpresióndequedeprontotodopodría volverse demasiado intenso, de que podría verme consumido, de que mipersonalidad,aligualquemicuerpo,podríadeshacerseenelfuegodelespíritupuro.Empezaba a vivir a una velocidad demasiado intensa para durar. Era como si miléxtasismeasediaran…

—¡Aguante!—susurró la voz de John Silence a mi oído, y levanté la miradasorprendidoparaverqueelcoronelsehabíalevantadodesusilla.Eldoctortambiénse levantó.Yo les imité,yporvezprimerabajé lamiradahaciaelcuenco.Parami

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asombroymihorror,viqueelcontenidoestaba revuelto.Lasangreseagitabaconmovimientosextraños.

Elrestodelexperimentolocontemplamosdepie.Llegó,también,deunaformacuriosamenterepentina.Nohubomásensueños,almenosparamí.

Nunca olvidaré la figura del coronel Wragge en pie a mi lado, recto eimpertérrito, plantado firmemente sobre sus pies, mirando a su alrededor,desconcertado en grado sumo, pero lleno de ansia de combate. Enmarcado por lasparedesblancas,elresplandorrojodelaslámparassobresusmejillaschupadas,susojos refulgiendo sobre la palidez mortal de su piel, respirando pesadamente yhaciendo esfuerzos convulsivos con las manos y el cuerpo para mantenerse bajocontrol,todosuserexcitadohastaelpuntodelcombatesalvaje,perosinnadavisiblealoqueatacarenningúnsitio…allíparado, inamoviblecontratodaamenaza.Yelextrañocontrastedelapálidapielylacaraardientequenohabíavistonunca,yquenodeseabavolveraver.

Pero lo que dejó una impresión aúnmayor enmimemoria fue la negrura queempezóadeslizarsesobresucara,borrandolosrasgos,ocultandosuperfilhumano,yescondiéndolepalmoapalmodelavista.Aquélfueelprimermomentoenquemedicuentadequeelprocesodematerializaciónestabaenmarcha.Susemblantequedóamortajado.Memovídeunladoaotroparamantenerlealavista,yfuesoloentoncescuando comprendí que, hablando con propiedad, la negrura no estaba sobre elsemblante del coronel Wragge, sino que algo se había insertado entre él y yo,oscureciendoasísucaraconelefectodeunvelooscuro.Algoqueparecíaelevarseatravés del suelo y que estaba alzándose lentamente hacia el aire por encima de lamesa y por encima del cuenco. Aún más, la sangre del cuenco había disminuidoconsiderablemente.

Conestecambioenelaire,seprodujoalmismotiempouncambioaúnmayor,oesome pareció, en la cara del soldado. Lamitad estaba vuelta hacia las lámparasrojas,mientraslaotrarecibíalapálidailuminacióndelalunaquecaíasesgadadesdelasaltasventanas,deformaqueeradifícilvaloraraquelcambioconciertaprecisiónen el detalle. Perome pareció que,mientras que sus rasgos—ojos, nariz, boca—seguíansiendoiguales,lavidaqueformabapartedeelloshabíasufridounaprofundatransformación.Lahuelladeunnuevopoder sehabíadeslizadoen la carayhabíadejadoallísurastro,unaexpresiónoscuray,enciertaformainexplicable,terrible.

Entonces,repentinamente,abriólabocayhabló,yelsonidodesuvozcambiada,aunqueprofundoymusical,metransmitiófríoehizoquemicorazónpalpitaseconincómodavelocidad.ElSer,comoélhabíatemido,yaestabaalmandodesucerebro,yutilizabasuboca.

—VeounanegruracomolanegruradeEgiptoantemicara—dijeronlostonosdeuna voz desconocida que parecía mitad suya y mitad de otro—. Y desde esaoscuridadvienen,vienen.

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Diunrespingodeespanto.Eldoctorsevolvióparamirarmeuninstante,yluegodirigió su centro de atención a la figura de nuestro anfitrión, y comprendí de unaforma intuitiva que estaba allí para supervisar la luchamás extraña que el hombrejamáshayavisto.Parasupervisarlay,sifueranecesario,paraproteger.

—Está siendocontrolado…estáposeído—mesusurróa travésde las sombras.Surostromostrabaunaexpresiónmaravillosa,mitaddetriunfo,mitaddeadmiración.

Mientras el coronelWragge hablaba,me pareció que aquella oscuridad visibleaumentaba,derramándosedelsueloquehabíajuntoalhogar,alzándoseensábanasyvelos, amortajando nuestros ojos y caras. Se deslizaba desde debajo, una negrurarepugnante que parecía beberse todas las radiaciones de luz del edificio, dejandoúnicamenteelfantasmadeunaradiaciónensulugar.Entonces,saliendodeaquelmarcrecientedesombras,brotóunaluzpálidayespectralquepaulatinamenteseextendióanuestroalrededor,ydesdeelcorazóndeaquellaluzvilasformasdefuegoapiñarseyreunirse.Ynoeranformashumanas,niformasdenadaquereconociesecomovivoen este mundo, sino perfiles de fuego que se asemejaban a glóbulos, triángulos,crucesyloscuerposluminososdevariasfigurasgeométricas.Sehicieronbrillantes,palidecieron,yluegovolvieronahacersebrillantesconunefectocasidepalpitación.Recorrieron rápidamente el aire de aquí para allá, elevándose y cayendo, yespecialmente en las proximidades del coronel, a menudo reuniéndose sobre sucabezaysushombros,yhastaparecieronposarsesobreélcomogigantescosinsectosde fuego. Iban acompañados de un leve sonido de siseo, el mismo sonido quehabíamosoídolamañanaanteriorenlaarboleda.

—Loselementalesdefuegoqueprecedenasuamo—dijoeldoctorentonobajo—.Prepárese.

Ymientras aquella extraña exhibición de las figuras del fuego centelleaba y sedesvanecíaalternativamente,yelsiseoreverberabadébilmenteentrelasoscurasvigasdel techoen loalto,oímos laespantosavozbrotandoa intervalosde los labiosdelafligidosoldado.Eraunavozpoderosa,espléndidaenciertomodoquenosoycapazde describir, y con cierta sensación de majestuosidad en su cadencia. Mientras laescuchaba con el corazón palpitando rápidamente, podía imaginar que era algunaantiguavozdelTiempomismo,reverberandoeninmensospasillosdepiedra,desdelas profundidades de enormes templos, desde el mismo corazón de tumbasmontañosas.

—Hevistoamipadredivino,Osiris—reverberaronlosmajestuosostonos—.Hedifundido la penumbra de la noche. ¡He brotado de la tierra, y soy uno con lasDeidadesestelares!

Algograndiosoaparecióenlacaradelsoldado.Mirabafijamentealfrente,comosinovieranada.

—Observe—mesusurróelDr.Silencealoído,ysususurroparecióllegardesdemuylejos.

Unavezmás,lavozseabrióysurgiólavozimpresionante.

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—Toth —atronó— ha desatado las vendas de Set que trababan mi boca. Heocupadomilugarentrelosgrandesvientosdelcielo.

Oí labrisanocturna,consuquejumbrosavozantiquísima,suspirandoalrededordelasparedesyporencimadeltejado.

—¡Escuche!—dijoeldoctoramilado,yeltruenodelavozcontinuó…—Meheescondidoconvosotras,ohestrellasquenuncamenguáis.¡Recuerdomi

nombre…en…la…Casa…del…Fuego!La voz cesó y el sonido se extinguió. Algo en la cara y la figura del coronel

Wraggeserelajó,oasímelopareció.Lamiradaterribledesapareciódesucara.ElSerqueleposeíahabíadesaparecido.

—El granRitual—me dijo elDr. Silence aparte,muy bajo—, el Libro de losMuertos.Ahoraleestádejando.Prontolasangredaráformaauncuerpo.

El coronel Wragge, que había permanecido absolutamente inmóvil todo eltiempo,sebalanceórepentinamente,demaneraquepenséqueibaacaerse…y,denoserporel rápidoapoyodelbrazodeldoctor,probablemente sehubieracaído,puesvacilócomosiestuvieraapuntodesufrirundesmayo.

—EstoyborrachoconelvinodeOsiris—exclamó,yestavezfueamediasconsupropia voz—, pero Horus, el Vigía Eterno, sigue…mi… sendero… para…mi…protección.

Lavozse fuehaciendocadavezmásbajahastadesaparecer,extinguiéndoseenalgoparecidoaungritodeangustia.

—Ahora, observe atentamente —dijo el Dr. Silence, hablando en voz alta—,¡puesdespuésdelgritovendráelFuego!

Empecéatemblarinvoluntariamente.Uncambioespantososehabíaproducidoenelairesinaviso.Mispiernassedebilitaroncomoelpapelbajomipesoy tuvequesujetarmeapoyándomeen lamesa.ElcoronelWragge,segúnvi, tambiénseestabainclinando hacia delante con una especie de sopor. Todas las formas del fuego sehabíandesvanecido,perosucaraestabailuminadaporlaslámparasrojasylaluzdelunapálidaycambiantequeseelevabadetrásdeélcomolabruma.

Ambosestábamosmirandoelcuenco,ahoracasivacío;elcoronelseagachótantoque temí que en cualquiermomento perdiera el equilibrio y se cayera dentro; y lasombra,quedurantetantotiempohabíaestadoformándose,ahoraporfinempezabaaasumiruncontornomaterialenelaire.

Entonces JohnSilence avanzó rápidamente.Ocupó su lugar entre nosotros y lasombra.Erguido, formidable, dominador absolutode la situación, levi permanecerallí,surostrocalmoycasisonriente,confuegoenlosojos.Suinfluenciaprotectoraerapasmosaeincalculable.Inclusoelespantosomiedoquesentíaantelavisióndelacriaturaquecobrabavidaysustanciadelantedenosotros,semitigóenciertaforma,demanera que pudemantener los ojos fijos en el aire ante el cuenco sin sufrir unterrordemasiadovívido.

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Peromientrascobrabaforma,elevándosedelanadaporasídecirlo,yvolviéndosemomentáneamentemás definido en su contorno, un periodo de silencio absoluto ymaravilloso se impuso en el edificio y todo lo que contenía.Una quietud de eras,comoelrepentinocentrodepazenelcorazóndeunciclónviajero,descendióatravésdelanoche,ydeaquelsilencio,igualquedelasemanacionesdelasangrecaliente,brotólaformadelserantiguoquehabíaenviadoalelementaldefuegoacumplirsumisión.Crecióyseoscurecióysesolidificódelantedenuestrosojos.Seelevódesdedetrás de lamesa, demanera que las partes inferiores siguieron siendo invisibles,pero vi el contorno dibujarse en el aire, como si fuera revelado lentamente por untelónalalzarse.Aparentementetodavíanosehabíaconcentradoenlasproporcionesnormales,sinoqueestabaextendidoportodaspartesenelespacio,inmenso,aunquerápidamentecondensándose,puesviloshombroscolosales,elcuello,laparteinferiorde las oscuras mandíbulas, la boca terrible, y luego los dientes y los labios y, amedidaqueelveloparecíalevantarsecadavezmássobrelatremendacara,vilanarizylospómulos.Dentrodeunmomentoleestaríamirandodirectamentealosojos…

PeroloqueelDr.Silencehizoenaquelmomentofuetaninesperado,ymecogiótan por sorpresa, que nunca he entendido correctamente la razón, y él nunca haconsideradoadecuadoexplicármeloendetalle.Emitióunsonidoqueteníaciertotonode orden y, al hacerlo, dio un paso adelante y se interpuso entre la cara y yo. Portanto,ocultóamivistalafigura,casicompleta…ysiemprehepensadoquelohizodeliberadamente.

—¡Elfuego!—gritó—.¡Elfuego!¡Cuidado!Hubounsúbitorugidodellamasenlamismabocadelpozo,yporelespaciode

un solo segundo todo se volvió tan luminoso como si fuera de día. Un fogonazocegadorpasósobremicara,yhubotalcalorporuninstantequeparecióencogerlapiel,lacarneyelhueso.Luegoseoyeronpasos,yoíalcoronelWraggeproferirungrangrito,mássalvajequecualquiergritohumanoquejamáshayaoído.Elcalormesacótodoelalientodelospulmones,yelrelámpagodeluz,aldesvanecerse,barriómivisiónenunaoscuridadqueloenvolviótodo.

Cuando recuperé el uso de mis sentidos momentos después, vi que el coronelWragge, con la cara de un muerto, su blancura extrañamente moteada, se habíaacercado amí. El Dr. Silence permanecía en pie a su lado, con una expresión detriunfoyéxitoensusojos.Almomentosiguiente,elsoldadointentóagarrarmeconsumano.Entoncesretrocedió,setambaleóe,incapazdehacernadaporevitarlo,cayóconungrangolpesobreelsuelodeladrillo.

Después de la sábana de llamas, el viento se enfureció alrededor del edificiocomosiquisieraarrancarel tejado,peroluegopasótanrepentinamentecomohabíaempezado.Yen lacalma intensaquesiguió,vique la figurahabíadesaparecido,yque el doctor se inclinaba sobre el coronelWragge, tirado en el suelo, intentandoincorporarlehastalaposicióndesentado.

—Luz—dijocontranquilidad—,másluz.Quitelaspantallas.

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El coronelWragge se sentó, y el resplandor de las lámparas sin pantallas cayósobresucara.Estabagrisyextenuada, todavíacaliente,yhabíaalgoensusojosyalrededordelacomisuradeloslabiosquedabalaimpresióndehaberañadidoañosasuedadenaquelcortoespaciodetiempo.Almismotiempo,laexpresióndeesfuerzoyansiedadlehabíaabandonado.Mostrabaalivio.

—¡Se fue! —dijo, levantando la mirada hacia el doctor con aire mareado, yesforzándose por ponerse en pie—, ¡gracias a Dios! Al fin se ha ido.—Echó unvistazoallavaderocomosiquisieradescubrirdóndeestaba—.¿Mecontroló…tomóposesióndemí?¿Dijetonterías?—preguntóconfranqueza—.Despuésdelallegadadelcalor,norecuerdonada…

—Volveráasentirsecomosiemprepasadosunosminutos—dijoeldoctor.Paramihorrorinfinito,viqueestabasubrepticiamenteborrandodiversasmanchasoscurasdelacara—.Nuestroexperimentohasidounéxitoy…

Me lanzóuna rápidamiradaparaqueocultase el cuenco, interponiéndose entrenuestroanfitriónyyomientrasmeapresurabaameterlobajolatapadelcalderomáspróximo.

—…yningunohemossalidoperjudicado—concluyó.—¿Ylosfuegos?—preguntó,todavíaaturdido—,¿nohabrámásfuegos?—Se han disipado… en parte, al menos —respondió el Dr. Silence

cautelosamente.—Yelhombrequeaprietaelgatillo—continuó,creoqueapenasdándosecuenta

deloquedecía—,¿haaveriguadoalgo?—Sematerializó una forma—dijo el doctor brevemente—.Ahora sé con toda

seguridadquéeralainteligenciaquehabíadetrásdetodo.ElcoronelWraggese recompusoyse incorporó.Laspalabrasno le transmitían

ningún significado claro. Pero su memoria regresaba paulatinamente, y estabaintentando unir los fragmentos en un todo coherente. Se estremeció un poco, puesaquel lugar se había vuelto repentinamente gélido.El aire volvía a estar vacío, sinvida.

—Ahorasesentiráperfectamente—dijoelDr.Silence,coneltonodeunhombrequeafirmaunhecho,enlugardehacerunapregunta.

—Graciasaustedesdos…sí.Respiróhondoysesecólacara,einclusoensayóunasonrisa.Mehizopensaren

unhombrequevolviesedelcampodebatallaconlasmanchasdelcombate todavíaencima, pero que desdeñase sus heridas. Entonces se volvió gravemente hacia eldoctorconunapreguntaenlosojos.Habíarecuperadolamemoriayvolvíaaserélmismo.

—Justamente lo que esperaba —dijo el doctor con calma—, un elemental defuegoenviadoacumplirsumisiónenlosdíasdeTebas,siglosantesdeJesucristo,yestanoche,porvezprimeraen todosestosmilesdeaños, liberadodelhechizoqueoriginalmenteloesclavizaba.

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Le miramos asombrados, el coronel Wragge abriendo los labios en busca depalabrasquerehusabantomarforma.

—Y,siexcavamos—continuóintencionadamente,señalandoelsuelopordondehabía brotado la negrura—, encontraremos alguna conexión subterránea,probablementeun túnel,queconduzcaalBosquede losDoceAcres.Obrade…supredecesor.

—¡Untúnelobrademihermano!—boqueóelsoldado—.Entoncesmihermanadeberíasaberlo.Ellavivióaquíconél…—seinterrumpiórepentinamente.

JohnSilenceinclinólacabezalentamente.—Esocreo—dijoenvozqueda—.Suhermano,sinduda,seviotanatormentado

comousted—continuódespuésdeunapausa en laque el coronelWraggeparecióprofundamente preocupado por sus pensamientos—, e intentó encontrar la pazenterrándoloenelbosque,yrodeandoelbosqueluego,comoungrancírculomágico,conlosencantamientosdelasviejasfórmulas.Asíquelasestrellasqueaquelhombreviocentelleando…

—¿Pero enterrando qué?—preguntó el soldado débilmente, retrocediendo paraapoyarseenlapared.

El Dr. Silence nos miró a ambos intensamente durante un instante antes deresponder. Creo que sopesaba en su mente si decírnoslo entonces, o cuando lainvestigaciónestuvieraabsolutamentecompleta.

—Lamomia—dijo suavemente, después de unmomento—, lamomia que suhermanosacódesulugardedescansodurantesiglos,yquetrajoacasa…aquí.

El coronel Wragge se dejó caer sobre la silla más próxima, aguardando cadapalabrasinaliento.Estabademasiadoperplejoparahablar.

—La momia de alguna persona importante, probablemente de un sacerdote,protegidadelaperturbacióndelaprofanaciónporlamagiaceremonialdesuépoca.Puesellossabíancómovinculara lamomia,cómoencerrarlaconellaen la tumba,una fuerza elemental que fuera capaz de dirigirse, incluso eras después, contracualquieraqueosaramolestarla.Enestecasosetratabadeunelementaldefuego.

ElDr.Silencecruzólasalayapagólaslámparasunaauna.Porelmomentonoteníanadamásquedecir.Siguiendosuejemplo,pleguélamesayrecogílassillas,ynuestro anfitrión, todavía aturdido y silencioso, le obedeció mecánicamente y sedirigióalapuerta.

Eliminamostodorastrodelexperimento,llevándonoselcuencovacíoderegresoalacasa,ocultobajoungabán.

El aire era fresco y fragantemientras caminábamos hacia la casa, las estrellasempezabanadesvanecerseenloaltoyunabrisafrescadeprimerahoradelamañanasoplaba por el este, donde el cielo ya apuntaba al día incipiente. Eranmás de lascinco.

Entramossigilosamentepor lapuertaprincipalycerramos lapuerta,ymientrassubíamosdepuntillasanuestrashabitaciones,elcoronel,mirándonosporencimade

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suvelamientrasnosdecíabuenasnochesconungestodelacabeza,susurróque,siestábamosdispuestos,lasexcavacionesdeberíanempezaresemismodía.

Entonceslevideslizarsehaciaelcuartodesuhermanaydesaparecer.

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IV

Peroni siquiera lasmisteriosas referencias a lamomia,o laperspectivadeunaexcavación reveladora, pudieron obstaculizar la reacción que siguió a las intensasemociones de las últimas doce horas, y dormí como un muerto, sin sueños eimperturbable.Un leve toqueenelhombromedespertó,yvialDr.Silenceenpiejuntoalacama,vestidoparasalir.

—Venga—dijo—,eslahoradelté.Hadormidocasidocehoras.Melevantédeunsaltoymeaseéapresuradamente,mientrasmiacompañantese

sentaba y hablaba. Parecía fresco y descansado, y sus modales eran aún mássosegadosquedecostumbre.

—ElcoronelWraggehaconseguidopicosypalas.Vamosasaliradesenterraresamomiaenseguida—dijo—;ynohayrazónparaquenopodamosmarcharnosconeltrendelamañana.

—Yo estoy dispuesto a irme esta noche, si lo está usted —dije con todasinceridad.

PeroelDr.Silenceagitólacabeza.—Debollevaresteasuntohastaelfinal—dijogravemente,yenuntonoqueme

hizopensarquequizástodavíaesperabaalgoserio.Siguióhablandomientrasyomevestía.

—Estecasoestípicodetodaslashistoriasdehechizosdemomias,ynuncasoncasos para tomarse a la ligera—explicó—, pues lasmomias de gente importante,reyes, sacerdotes, magos, fueron enterradas con ceremonias profundamentesignificativas, y recibieron protecciones muy eficaces, como ha visto, contra laprofanación,yespecialmentecontraladestrucción.

—Lacreenciageneral—continuó,adelantándoseamispreguntas—sostenía,porsupuesto, que la perpetuidad de la momia garantizaba la de su ka, el espíritu delpropietario, pero no es improbable que el embalsamamiento mágico también seutilizarapararetardarlareencarnación,yaquelaconservacióndelcuerpoimpedíaelregresodelespíritualossufrimientosyaladisciplinadelavidaenlatierra.Fueracomo fuese, sabían vincular poderosas fuerzas protectoras para rechazar a losinvasores. Y cualquiera que se atreviera a retirar la momia, o especialmente adesenrollarla…bueno—añadió,conintención—,yalohavisto…yyaloverá.

Escudriñésucaraenelespejomientrasforcejeabaconmicuellodecamisa.Teníaungestomuyserio.Nocabíadudaalgunadequehablabadeloquecreíaysabía.

—El hermano viajero que la trajo aquí también debía de estar hechizado —continuó—, pues intentó anularla mediante el entierro en el bosque, haciendo uncírculomágicoparaenvolverla.Debíadeconoceralgodelceremonialauténtico,pueslas estrellas que vio aquel hombre eran, por supuesto, restos de los pentagramas

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todavíallameantesquetrazóaintervalosenelcírculo.Peronosabíasuficiente,otalvezignorasequeelguardiándelamomiaeraunafuerzadefuego.Elfuegonopuedeseratrapadoporelfuego,aunque,comohavisto,sípuedeserliberadoporél.

—¿Entoncesaquellaespantosafiguradellavadero…?—pregunté,entusiasmadoalverqueestabatancomunicativo.

—Sinduda,elkaverdaderodelamomiaactuandosiempredetrásdesuagente,elelemental,yprobablementedemilesdeañosdeantigüedad.

—¿YlaseñoritaWragge…?—meaventuréunavezmás.—¡Ah!, la señorita Wragge —repitió, con seriedad creciente—, la señorita

Wragge…Ungolpeenlapuertadejópasoauncriadoqueavisóqueeltéestabalisto,yque

el coronel había mandado preguntar si íbamos a bajar. El hilo quedó roto. El Dr.Silencesedirigióalapuertaymehizounaseñalparaquelesiguiera.Perosusgestosmedijeronquedetodasformasmipreguntanohabríarecibidounarespuestadirecta.

—Yelsitioenelqueexcavar—pregunté,incapazdecontenermicuriosidad—,¿loencontrarámediantealgúnprocesoadivinatorioo…?

Sedetuvoenlapuertaymemiró,ymedejóparaqueterminaradevestirme.Estabaoscureciendocuando los tres llegamossilenciosamentea laArboledade

losDoceAcres.Elcieloestabaencapotado,yunvientonegrollegabadesdeoriente.Una penumbra pendía sobre la vieja casa y el aire parecía lleno de suspiros.Encontramoslasherramientaslistasalbordedelbosque,y,trasecharnosalhombrocadaunonuestrapieza,seguimosanuestrolíderenseguidaentrelosárboles.Avanzóderechoduranteunasveinteyardas,y luegosedetuvo.Asuspiesestabaelcírculoennegrecidodeunodelossitiosquemados.Apenaseradistinguible,sobrelahierbablancaquelerodeaba.

—Haytresdeéstos—dijo—,ytodosestánenlíneaunosconotros.Cualquieradeellosdaal túnelqueconectael lavadero,elantiguomuseo,conlacámaradondelamomiaestáenterradaahora.

Alinstanteapartólahierbaquemadayempezóacavar;todosempezamosacavar.Mientrasyoutilizabaelpico,losotrosdabanvigorosaspaletadas.Nadiehablaba.ElcoronelWragge fue el que más duro trabajó de los tres. El suelo estaba ligero yarenoso,ysólohabíaunaspocasraícesparecidasaserpientesypiedrasocasionalesque pudieran retrasarnos. El pico acabó rápidamente con ellas. Y mientras, laoscuridadcaíaanuestroalrededoryelvientofríorugíasobrelosárbolesenloalto.

Entonces, repentinamente, sin un grito, el coronelWragge desapareció hasta elcuello.

—¡El túnel!—gritó el doctor, ayudándome a sacarle, enrojecido, sin aliento, ycubiertodearenaysudor—.Ahora,dejenqueyoabraelpaso.

Ysedeslizóágilmenteporelagujero,demaneraqueunmomentodespuésoímossuvoz,ahogadaporlaarenayladistancia,llamándonos.

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—Hubbard,vengausteddespués,yluegoelcoronelWragge…siasílodesea—oímos.

—Por supuesto que los seguiré —dijo, mirándome mientras me colaba en elinterior.

Ahoraelagujeroeramásgrande,ymepuseacuatropatasenuncanalnomuchomás grueso que una cañería ancha, para encontrarme sumido en la oscuridadabsoluta.Unminutodespués,ungolpesordo,seguidodeunacataratadearenasuelta,anunciólallegadadelcoronel.

—Agárreseamitalón—dijoelDr.Silence—,yelcoronelWraggepuedecogerelsuyo.

De esa forma lenta y laboriosa nos arrastramos por un túnel que había sidoburdamenteexcavadoenlaarenainsegura,yqueestabatorpementeapuntaladoporpilares y postes de madera. Tenía la sensación de que en cualquier momentopodíamos quedarnos enterrados vivos. No podíamos ver a un palmo delante denuestros ojos, de manera que teníamos que avanzar tanteando los pilares de lasparedes.Costabarespirar,yelcoronel,detrásdemí,avanzabamuylentamente,pueslaposicióndenuestroscuerposeramuyforzada.

Habíamosavanzadodeesta formadurantediezminutos,y talveza lo largodeunasdiezyardas,cuandosoltéeltalóndeldoctor.

—¡Ah!—oí suvoz, sonandoenalgún sitio encimademí.Estabaenpie enunespacio despejado, y almomento siguiente yo estaba en pie a su lado. El coronelWraggellegópesadamentedespués,yéltambiénselevantóyquedóenpie.EntonceselDr.Silencesacósusvelasyoímospreparativosparaencendercerillas.

Sinembargo,antesdequehubiera luz,unasensación indefinibledeadmiraciónnos sobrecogió a todos. En aquel agujero en la arena, a unos tres pies bajo tierra,permanecimos en pie hombro con hombro, incómodos y apretados, dominadossúbitamente por un abrumador pavor ante algo antiguo, algo formidable, algoincalculablementemaravilloso,queencadaunodenosotrostocóunnerviosublimeyterribleantesinclusodequepudiéramosverunpalmodelantedenuestrasnarices.Nosé cómo expresar con palabras aquella emoción singular que nos atrapó en lacompleta oscuridad, sin afectar en apariencia a ningún sentido, pero con elreconocimiento de que ante nosotros, en la negrura de aquella noche subterránea,yacíaalgoqueerapoderoso,conelpoderíodelaseraspretéritas.

SentíalcoronelWraggeapretarsecontramicostado,yentendílapresiónyledilabienvenida.Ningúncontactohumanohasidojamástanelocuente,almenosparamí.

Entonces la cerillaprendió,mil sombrasvolaron sobre alasnegras, yvi a JohnSilencetoqueteandolavela,sucarailuminadagrotescamenteporlaluztitilantequeteníadebajo.

Yohabíatemidoaquellaluz,perocuandoporfinllegóparecíaquenohabíanadaqueexplicaralasprofundassensacionesdetemorquelahabíanprecedido.Estábamos

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de pie en una pequeña cámara abovedada en la arena, las paredes y el techoapuntaladosconpalosdemadera,yelsuelocubiertoburdamenteconloqueparecíanlosas. Tenía seis pies de altura, así que podíamos estar erguidos cómodamente, ypuede que tuviera diez pies de largo por ocho pies de ancho. Sobre los pilares demaderadellateralviquehabíantrazadotoscamentejeroglíficosegipciosconfuego.

ElDr.Silenceencendiótresvelasynosdiounaacadauno.Situóunacuartaenlaarena,delantede laparedque teníaa suderecha,yotrapara indicar laentradadeltúnel.Permanecimosenpieymiramosanuestroalrededor,aguantandolarespiracióninstintivamente.

—¡Vacía,porDios!—exclamóelcoronelWragge.Suvoztemblabadeemoción.Y entonces, cuando sus ojos se posaron sobre el suelo, añadió—: ¡Y pisadas…miren…pisadasenlaarena!

ElDr.Silencenodijonada.Seinclinóyempezóaregistrarlacámara,ymientrasse movía, mis ojos seguían su figura agazapada y observaba las extrañas ydistorsionadas sombras que se derramaban sobre las paredes y el techo a su paso.Aquíyalláfinoshilillosdearenasueltacaíansilbandoporlasparedes.Laatmósfera,fuertemente cargada con débiles aunque amargos olores, estaba completamentequieta, y las llamas de las velas podrían haber estado pintadas en el aire, por elmovimientoquerevelaban.

Y,mientraslomiraba,casimeresultónecesariopersuadirmedequesóloestabaenpie,estiradocondificultadenaquelpequeñoagujerodeunjardínmodernoenelsurdeInglaterra,puesmeparecíaestar,comoenunavisión,enlaentradadealgúnenormetemplotalladoenlaarenayperdidoenunaorillamuy,muylejana,delríodelTiempo.Lailusiónerapoderosa,ypersistente.Columnasdegranito,queseelevabanhasta el cielo, se apretaban ami alrededor,majestuosas, y un techo como el cielomismoseextendíasobreunahileradefigurascolosalesqueavanzabanenprocesiónsombríaalolargodeinterminablesyformidablesnaveslaterales.Aquellaenormeyespléndidafantasía,nacidanosabíadónde,meposeyótanvívidamentequemesentíobligado a concentrar mi atención en la pequeña y encorvada figura del doctor,mientraspalpabalasparedes,paramantenermiimaginaciónconcentradaenlaescenaqueteníadelantedelosojos.

Peroelespaciolimitadohacíaqueunlargoexamenestuvierafueradelacuestión,y sus pisadas, en lugar de remover la arena suelta, pronto golpearon algo de unacualidaddiferentequeemitióunecohuecoyresonante.Seinclinóparaexaminarlomásdecerca.

Estaba en pie exactamente en el centro de la pequeña cámara cuando ocurrióaquello,yenseguidaempezóaapartarlaarenaconlospies.Enmenosdeunminuto,unasuperficielisaquedóalavista,lasuperficiedeunatapademadera.Losiguientequevi fueque lahabía levantadoyestabamirandoelespacioquehabíadebajodeella.Alinstante,unfuerteoloranitroybetún,mezcladoconelextrañoperfumede

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aromas desconocidos en polvo, salió del espacio descubierto y llenó la bóveda,picandolagargantayhaciendoquelosojossehumedecieranyescociesen.

—¡Lamomia!—susurróelDr.Silence,levantandolamiradahacianuestrascarassobresuvela;ymientrasdecíalapalabra,sentíqueelsoldadosetambaleabasobremí,yoísurespiraciónencimademioído.

—¡Lamomia!—repitióentredientes,mientrasseadelantabaparamirar.Es difícil decir con exactitud por qué la visión me provocó una emoción tan

prodigiosadeasombroyveneración,puesnohetenidopocoqueverconmomias.Hedesenvuelto decenas de ellas, e incluso he experimentado mágicamente con unascuantas.Perohabíaalgoenlavisióndeaquellafiguragrisysilenciosa,yacenteensumodernacajadeplomoymaderaenelfondodeaquellatumbaarenosa,envueltaenvendas de siglos y cubierta por el lino perfumado sobre el cual los sacerdotes deEgiptohabíanoradoconsuspoderososencantamientosmilesdeañosantes…habíaalgoenverlaallítumbadayenrespirarsuatmósferaviciadainclusoenlaoscuridaddesuexilioenunpaísremoto,algoquellegabahastaelmismocentrodemiseryquetocaba la raíz del pavor que duerme en cada hombre cerca del manantial de laslágrimasydelapasióndelasinceraveneración.

Recuerdoapartarmerápidamentedelcoronel,paraquenovieramiemoción,massin entender su causa, volverme y agarrar a John Silence por el brazo, y entoncessentirmedominadoporlostembloresalverqueél,también,habíaagachadolacabezayocultabasucaraentrelasmanos.

Unaespeciedetormentamedominó,elevándosedesdenoséquéprofundidadesde lamemoria,yen lablancuradeunavisiónoí losmágicoscánticosantiguosdelLibro de los Muertos, y vi a los Dioses desfilar en pálida procesión, los SerespoderososeinmemorialesqueenrealidaderansolamentelosatributospersonificadosdelosverdaderosDioses,elDiosdelosOjosdeFuego,elDiosdelaCaradeHumo.ViunavezmásaAnubis,ladeidadconcaradeperro,yaloshijosdeHorus,eternovigilantedelaseras,mientrasvendabanaOsiris,laprimeramomiadelmundo,conlasvendasmísticasy aromáticas,yvolví aprobarunavezmásel éxtasisdel almajustificadacuandoseembarcaenlaBarcadoradadeRa,yviajéparadescansarenloscamposdelosbenditos.

Yentonces,mientraselDr.Silence,coninfinitareverencia,seinclinabaytocabalacarainmóvil,quemirabaelvacíoespantosamenteconsusojospintados,llegódenuevohastanuestrasnaricesunaoleadatrasotradeaquelperfumedemilesdeañosde antigüedad, y el tiempo retrocedió como si no fueranada,mostrándomeenunapanorámicaembrujadaelsueñomásmaravillosodelmundoentero.

Unsutil siseosehizoaudibleenelaire,yeldoctor retrocedió rápidamente.Seaproximóhastanuestrascarasyluegopareciómoversealrededordelasparedesydeltecho.

—El último del Fuego… todavía esperando para alcanzar su plenitud —murmuró;perooí ambaspalabrasyel siseocomocosasmuy lejanas,pues todavía

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estaba ocupado con el viaje del alma a través de los Siete Salones de laMuerte,escuchandoecosdelosmayoresritualesjamásconocidosporelhombre.

Losplatosdebarrocubiertosdejeroglíficostodavíaestabanjuntoalamomia,yalrededordeella,cuidadosamentedispuestosenlospuntosdelcompás,selevantabanloscuatrojarronesconlascabezasdelhalcón,elchacal,elcinocéfaloyelhombre,losjarronesenlosqueestabanguardadoselpelo,losrecortesdelasuñas,elcorazónyotraspartesespecialesdelcuerpo.Allíestabaninclusolosamuletos,elespejo,lasestatuas de arcilla azul del ka y la lámpara con las siete mechas. Sólo faltaba elescarabajosagrado.

—Nosólohasidoarrancadadesuantiguolugardedescanso—oíquedecíaelDr.Silence con voz solemnemientrasmiraba al coronelWragge con lamirada fija—,sinoquehasidoparcialmentedesenvuelta—señaló lasvendasdelpecho—,y…elescarabajohasidoretiradodelagarganta.

El siseo, que era como el siseo de una llama invisible, había cesado; sólo looíamosdevezencuandocomosipasaraadelanteyatráseneltúnel;ynosquedamosmirándonosalacarasinhablar.

Enseguida,el coronelWraggehizoungranesfuerzoycobróánimo.Oíqueelsonido se quedaba atascado en su garganta antes de que las palabras llegaran ahacerseaudibles.

—Mihermana—dijo,muybajo.Yluegosiguióunalargapausa,interrumpidaalfinporJohnSilence.

—Debeserrepuesto—dijoconintención.—Nosabíanada—dijoelsoldado,obligándoseadecirlaspalabrasquedetestaba

decir—.Absolutamentenada.—Debeserdevuelto—repitióelotro—,siesqueyanoesdemasiadotarde.Pues

temo…temo…ElcoronelWraggehizoungestodeasentimientoconlacabeza.—Asíserá—dijo.Elsitioquedósilenciosocomounatumba.No sé qué fue entonces lo que hizo que los tres nos diéramos la vuelta tan

repentinamente,puesnohubounsonidoaudibleparamisoídos,almenos.El doctor estaba a punto de volver a poner la tapa sobre lamomia, cuando se

estirócomosilehubierandisparado.—Algo viene —dijo el coronel Wragge entre dientes, y los ojos del doctor,

atisbandoporlapequeñaaberturadeltúnel,memostraronlaverdaderadirección.Undistanteruidoderocesehizoclaramenteaudible.Llegabadesdealgúnpunto

a mitad de camino bajando por el túnel por el que tan laboriosamente habíamospenetrado.

—Eslaarenacayendo—dijeyo,sabiendoqueeraunaestupidez.—No—dijoelcoronel tranquilamente,conunavozqueparecía tenerel timbre

delhierro—,loheoídodurantealgúntiempo.Esalgovivo…yseaproxima.

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Miróasualrededorconunamiradadedecisiónquehizoquesucarapareciesecasinoble.Elhorrordesucorazóneraabrumador,peropermanecióenpie,preparadoparacualquiercosaquepudierallegar.

—Nohayotrasalida—dijoJohnSilence.Inclinólatapasobrelaarena,yesperó.Yosabíaporsuexpresiónparecidaauna

máscara,porsupalidez,por la fijezadesusojos,queesperabaalgoquepodríaserterrible…atroz.

Elcoronelyyonosquedamosaambosladosdelaabertura.Yotodavíasujetabamivelaymeavergonzabalaformaenquetemblaba,goteandograsaencimademí;peroelsoldadohabíadejadolasuyaenlaarena,justodetrásdesuspies.

Pensamientosdequedarenterradovivo,deahogarnoscomoratasenunatrampa,de ser atrapados ymuertos por alguna fuerza invisible e implacable con la que nopudiéramosluchar,seapelotonaronenmicabeza.Entoncespenséenelfuego,enlaasfixia,enasarnosvivos.Latranspiraciónempezóamanardemicara.

—¡Firme!—lavozdelDr.Silencellegóhastamíatravésdelabóveda.Durante cinco minutos, que parecieron cincuenta, estuvimos esperando,

mirándonosalacarayluegoalamomia,ydelamomiaalagujero,ytodoeltiempoel ruidodel roce, suaveysigiloso, se fueaproximandopaulatinamente.La tensión,paramí almenos, estabamuy cerca del punto límite cuandopor fin llegó hasta elborde la causa de la perturbación. Quedó oculta por unmomento justo detrás delborde interrumpido del suelo. Un chorro de arena, desprendido por la vibracióncercana, se derramó sobre el piso; jamás en mi vida he visto nada caer tanparsimoniosamente.Almomentosiguiente,emitiendoungritodeunaclasecuriosa,aparecióalavista.

Yfuemuchomásespantosamentehorribledeloqueyohabíaesperado.Paralavisióndealgúnmonstruoegipcio,algúndiosdelastumbas,oinclusode

algúndemoniodefuego,creoqueestabapreparado.Perocuando,ensulugar,vielsemblanteblancode la señoritaWraggeenmarcadoenaquella abertura redondadearena, seguido por su cuerpo arrastrándose a cuatro patas, sus ojos abultados yreflejando el resplandor amarillento de las velas, mi primer instinto fue darme lavueltaycorrercomounanimalquebuscabaunavíadeescape.

Pero el Dr. Silence, que no pareció sorprendido, me cogió del brazo y metranquilizó,yambosvimosqueelcoronelcaíaderodillasyseponíaasíalaalturadesuhermana.Durantemásdeunminuto, como si estuvieran labradas enpiedra, lasdos caras se miraron silenciosamente la una a la otra. La de ella, a pesar de laespantosaemociónquereflejaba,másparecidaaunagárgolaqueanadahumano.Ladeél,blancayvacíaconunaexpresiónqueexcedíalaperplejidadoelespanto.Ellalevantó la mirada; él bajó la mirada. Era una imagen de pesadilla, y la vela,depositada en la arena próxima al agujero, arrojaba sobre ella el resplandor deimprovisadascandilejas.

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Entonces John Silence avanzó y habló con una voz que era muy baja, peroperfectamentetranquilaynatural.

—Me alegro de que haya venido—dijo—.Es usted la persona cuya presenciaresulta más importante en este momento. Y espero que todavía esté a tiempo deaplacarlacóleradelFuego,ydedevolverlapazasuhogar,y—añadiótodavíamásbajo,demaneraquenolooyónadiemásqueyo—desalvarseustedmisma.

Ymientras suhermano retrocedía tambaleante, aplastandounavela en la arenacon su torpeza, la anciana dama se arrastró aún más en la cámara abovedada ylentamentesepusoenpie.

Estaba preparado para verla gritar y desvanecerse ante la visión de la figuravendadadelamomia,peroporelcontrario,paramicompletoasombro,simplementeinclinó la cabeza y se dejó caer tranquilamente sobre las rodillas. Luego, tras unapausademásdeunminuto,levantólosojoshastaeltechoysuslabiosempezaronamurmurar como si estuviera orando. Su mano derecha, mientras tanto, que habíaestado toqueteando durante algún tiempo su garganta, repentinamente se separó y,antelamiradadetodosnosotros,laextendió,conlapalmahaciaarriba,sobrelagrisyantiguafiguraqueyacíadebajo.Yenellacontemplamosresplandecienteel jaspeverdedelescarabajorobado.

Su hermano, inclinándose pesadamente en la pared posterior, emitió un sonidoque era mitad grito, mitad exclamación, pero John Silence, en pie directamentedelantedeella,simplementefijósusojosenellayseñalóhaciaabajo,alacaraquelamirabadesdeelfondo.

—Devuélvalo—dijoconseveridad—alsitioalquepertenece.LaseñoritaWraggeestabaarrodillándosealospiesdelamomiacuandoocurrió

aquello.Lostreshombresteníamosnuestrosojosfijosenloquesiguió.Sóloellectorque por algún remoto azar pueda haber contemplado una hilera demomias, reciénsacadas de sus tumbas y extendidas sobre la arena, agitarse y doblarse lentamentemientras el calor del sol egipcio calienta sus antiguos cuerpos dándoles unaapariencia de vida, podrá hacerse una idea del horror insuperable queexperimentamoscuando lasilenciosa figuraque teníamosdelantese removióensutumbadeplomoyarena.Lentamente,antenuestrosojos,seretorcióy,conun levecrujidodelamortajaceremonial,selevantóy,atravésdeojossinvistayvendados,miróporencimadelaluzamarilladelavelaalamujerquelahabíaprofanado.

Intentémoverme—suhermanointentómoverse—,perolaarenapareciósujetarnuestros pies. Intenté gritar —su hermano intentó gritar—, pero la arena parecióllenarnuestrospulmonesynuestragarganta.Sólopodíamosmirar,yaunasí,laarenapareciólevantarsecomounatormentadeldesiertoynublarnuestravisión…

Y cuando por fin conseguí volver a abrir mis ojos, la momia volvía a estartumbadasobresuespalda,inmóvil,lacaraencogidaypintadavueltahaciaeltecho,ylaancianasehabíatambaleadohaciaadelanteyestabatumbadaconlaaparienciadelamuerte,lacabezaylosbrazossobresucuerpodesmigajado.

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Pero sobre las vendas de la garganta vi el jaspe verde del escarabajo sagradobrillandounavezmáscomounojoviviente.

ElcoronelWraggeyeldoctorserecuperaronmuchoantesqueyo,ymeencontréayudándolestorpeypocointeligentementealevantarelfrágilcuerpodelaanciana,mientras John Silence volvía a poner cuidadosamente la tapa sobre la tumba y leechabaarenaencimaconelpie,mientrasdababrevesórdenes.

Oísuvozcomoenunsueño;peroelcaminodevueltaporaquelestrechotúnel,cargadosconunamujermuerta,cegadosporlaarena,asfixiadosporelcalor,nofuede ninguna manera un sueño. Tardamos casi una hora en alcanzar el aire libre.Incluso entonces, tuvimos que esperar un buen rato la aparición del Dr. Silence.ConseguimosllevaralaseñoritaWraggesinquefueradescubiertahastalacasayasupropiahabitación.

—Lamomia no volverá amolestar—oí que le decía el Dr. Silence a nuestroanfitriónaquellanochecuandonospreparábamosparasaliratomareltrennocturno—, siempre y cuando —añadió intencionadamente—, usted y los suyos no lamolestenaella.

Fuetambiénenunsueñoquenosmarchamos.—Ustednovio su cara, lo sé—medijomientras nos envolvíamos ennuestras

mantasenelcompartimentovacío.Ycuandoagitélacabeza,incapazdeexplicarelinstinto que había hecho que no mirase, se volvió hacia mí, su cara pálida ysinceramentetriste.

—Abrasadayquemada—susurró.

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CULTOSECRETO

SECRETWORSHIP

TraducciónFranciscoTorresOliver

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Harris,comercianteensedas,seencontrabaenelsurdeAlemania,deregresodeunviajedenegocios,cuandode repentese leocurrió la ideadecogerel trende lamontaña que salía de Estrasburgo, y volver a visitar su antiguo colegio tras unintervalodealgomásdetreintaaños.YgraciasaesteimpulsocasualdelsociomásjovendeHarrisBrothersdeSt.Paul’sChurchyard,conocióJohnSilenceunodeloscasos más singulares de toda su experiencia; puesto que precisamente entoncesandabaélpateandoestasmismasmontañasconsumochila,ydesdepuntoscardinalesdistintos,losdoshombresibanaconvergerenlamismaposada.

Porquedichocolegiohabíadejado lahuelladesupeculiar influenciaen lomáshondode este corazónquedurante treinta años sehabíapreocupado sobre tododecomprar y vender sedas en condiciones lucrativas, y—quizá sin saberlo el propioHarris—habíateñidofuertementetodasuexistenciaposterior.Elcolegiopertenecíaa una pequeña comunidad protestante (que no hace falta especificar) de vidaprofundamentereligiosa,yelpadredeHarrislehabíaenviadoallíalaedaddequinceaños,enparteporqueasíaprenderíaelalemánnecesarioparadirigirelnegociodelassedas,yenparteporqueladisciplinaeraestricta,yladisciplinaeraloquesucuerpoysualmanecesitabanenaquelentonces,másqueningunaotracosa.

La vida, en efecto, resultó ser en extremo severa, y el joven Harris sacó elconsiguiente beneficio, pues aunque no se conocía allí el castigo corporal, habíamétodosdecorrecciónmentalyespiritualque,enciertomodo,inclinabanalalmaarecibirla orgullosamente firme, al tiempo que atacaban lamisma raíz de la falta yhacíanveralniñoqueconelloselimpiabayfortalecíasucarácter,yquenoestabasiendotorturadoporunaespeciedevenganzapersonal.

Esofuetreintaañosatrás,siendoélunchicoimpresionableysoñadordequinceaños; y ahora,mientras el tren subía despacio por los desfiladeros sinuosos de lasmontañas, supensamiento retrocedióconciertanostalgiaaeseperíodo,yotravez,anteél,surgieronlassombras,vívidamente,detallesolvidados.Leparecíaquelavidahabíasidomaravillosaaquí,enesteremotopueblodemontañaprotegidodeltumultodel mundo por el amor y el culto de la devota comunidad que atendía a lasnecesidadesdeuncentenardechicosde todoslospaísesdeEuropa.Levolvíanlasescenas con gran nitidez. Nuevamente percibía el olor de los largos corredores depiedra,lashabitacionesdemaderadepinodondepasósofocanteshorasdeestudioenel verano, con las ventanas abiertas,mientras las abejas bordoneaban al sol, y loscaracteresalemanesluchabanensucerebroconlasensoñacionesqueleveníandelospradosingleses…y,desúbito,lavoztremendadelprofesor,enalemán.

—¡Harris,despierta!¡Estásdormido!Yrecordóelespantosocastigodeestardepiesinmoverseduranteunahora,con

unlibroencadamano,mientrassentíalasrodillascomosifuesendecera,yquelacabezalepesabacomounabaladecañón.

Hastaelolorde lacocina le llegó:elSauerkrautdiario,elchocolateaguadodelosdomingos,elsabordelacarnecorreosaqueservíandosvecesporsemanaenla

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Mittagessen; y sonrió al pensar otra vez en las medias raciones como castigo porhablareninglés.Inclusovolvióapercibirelolordeltazóndeleche,elaromadulcequeemanabade las sopasdepandepueblo, eneldesayunode las seis,y aver lainmensaSpeisesaalconloscienchicos,coneluniformedelcolegio,mediodormidos,desayunando en silencio, engullendo el tosco pan y escaldándose con la leche,amedrentados por la campana que iba a sonar de un momento a otro parainterrumpirles… y, en el otro extremo, donde se sentaban los profesores, vio lasventanas estrechas y altas que dominaban una vista atractiva del campo, con elbosquemásallá.

Yestolehizopensar,asuvez,enlagranestanciaconaspectodecobertizodelaúltimaplanta,dondedormíantodosjuntosencatresdemadera;yensumemoriaoyóelclamordelacampanacruelquelesdespertabaalascinco,enlasmadrugadasdeinvierno, llamándoles alWaschkammer donde chicos y profesores, tras lavarse conaguaescasayfría,sevestíanencompletosilencio.

Deaquísumentepasóveloz,convívidasimágenes,aotrascosas,yrecordóconunbreveestremecimientocómolehabíacorroídolasoledaddenoestarnuncasolo,ycómohabíatenidoquehacerlotodo—elestudio,lascomidas,elsueño,lospaseos,elocio—integradoenuna«división»deveintechicosybajolamiradadealmenosdosprofesores.Laúnicaposibilidaddeestarsoloerapedirmediahoradeprácticaenlasausterasaulasdemúsica,yHarrissonrióparasíalrecordarelceloqueponíaensusestudiosdeviolín.

Después,mientraseltrenresoplabapenosamenteporelinmensobosquedepinosquecubríaestasmontañascomountapizdeterciopelo,descubrióquelascapasmásagradables de la memoria exhumaban sus muertos, y recordó con admiración laamabilidad de sus profesores, a quienes ellos llamaban Hermanos, y de nuevo lemaravillósuabnegación,alenterrarseduranteañoseneselugar,sóloparasustituirlo,enlamayoríadeloscasos,porunavidamásduraaúncomomisionerosenregionessalvajesdelmundo.

Nuevamentepensó en la atmósfera apacible, religiosa, que envolvía lapequeñacomunidaddelbosquecomounvelo,dejando fueraalmundodesventurado;en laspintorescasceremoniasdePascua,NavidadyAñoNuevo;enlasnumerosasfiestasylaspequeñascelebracionesreligiosas.RecordólaBeschehr-Festenparticular—fiestadelosregalosdeNavidad—,enquelacomunidadenterasedistribuíaporparejasyseofrecíanregalos,muchosdeloscualeshabíantardadosemanasenconfeccionar,ocuya adquisición representaba días y días de ahorro. A continuación recordó laceremonia de medianoche en la iglesia, el día de Año Nuevo, el rostroresplandeciente delPrediger en el púlpito: el predicador de la colonia que, en eloficiodeNochevieja,veíaenlagaleríadesierta,másalládelórgano, losrostrosdelos que iban amorir a lo largode los siguientes docemeses, hasta que finalmentedescubrió el suyo entre ellos y, amitad del sermón, cayó en un estado de extáticoarrobamientoyprorrumpióenuntorrentedealabanzas.

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Los recuerdos se le agolpaban en lamente. Vio surgir el cuadro de la coloniasoñandosuvidadesinteresadaentrelasmontañas,limpia,sana,sencilla,recurriendoasuDios,yformandoacentenaresdechicosenunelevadoestilodevida,contodalafuerzadeunaobsesión.Otravezsintióelantiguoentusiasmomístico,másprofundoqueelmarymásmaravillosoquelasestrellas;oyósuspirar losvientos, trascruzarleguasyleguasdeselva,sobrelostejadosrojosalaluzdelaluna;oyólasvocesdelos Hermanos hablando de cosas delmás allá como si efectivamente las hubiesenexperimentadofísicamente.Ysentadoeneltrentraqueteante,unasombradeinefablenostalgia cruzó sobre él, dejándole el alma abrasada y exhausta, y agitando en lasprofundidades de su ser un mar de emociones que había permanecido congeladohastaahora.

Yelcontraste—soñadoridealistaentonces,hombredenegocioshoy—leprodujodolor, dado que un espíritu de paz y belleza extramundanas, conocido sólo por elalma absorta enmeditación, posó su dedo plumoso sobre su corazón, removiendoextrañamentelasuperficiedelasaguas.

Harrisseestremecióligeramenteymiróhacialaventanilladelvagónvacíoenelque viajaba. Hacía rato que el tren había pasado por Hornberg; y muy abajo, lostorrentesseprecipitabanformandoblancaespumasobrelasrocascalizas.Frenteaélsealzabanlascumbresboscosas,unassobreotras,contraelcielo.Eraoctubre,yelaire era frío y penetrante; en él, el humo de leña y el olor a musgo húmedo semezclabanexquisitamenteconlafraganciasutildelospinos.Arriba,entrelaspuntasdelosabetosmásaltos,vioasomarlasprimerasestrellas;yelcieloeradeunlimpiocolor amatista pálido, queparecía elmatiz exactodel que estaban revestidos todosestosrecuerdosensumente.

Searrellanóensurincón,ysuspiró.Erahombreserio,yhacíaañosquenosabíaloqueeraunsentimiento;eracorpulento,ycostabatrabajomoverle,yconmoverle;eraunhombreenelque—comoleocurrealamayoría—lossueñossobreDiosqueinquietan al alma joven, aunque cubiertos por ese limo fermentado que genera laluchaporeldinero,nohabíanmuertodeltodo.

Volvió a concentrarse en esa descuidada bolsita de años donde había guardadotantas pepitas de oro, y donde permanecían intactas, con todas sus temblorosasemocionessemiespirituales;yalveracercarse lascimasdelasmontañas,yoler lasolvidadasfraganciasdesuadolescencia,sederritióalgunapartedelasuperficiedesualma,dejándolesensiblehastaungradoquenoconocíadesdeentonces,desdehacíatreinta años, en que vivió aquí con sus sueños, sus conflictos, y sus sufrimientosjuveniles.

Le recorrió un estremecimiento al detenerse el tren con una sacudida en laminúscula estación y ver el nombre con grandes letras negras sobre el edificio depiedragris,ydebajo,elnúmerodemetrosaqueestabasobreelniveldelmar.

—¡Elpuntomásaltode la línea!—exclamó—.Cómomeacuerdo:Sommerau,PradoEstival.¡Lapróximaestacióneslamía!

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Cuandoeltrenbajabafrenandoyconelvaporcerrado,seasomóalaventanillay,unotrasotro,viodesfilarlosviejosaccidentesfamiliaresdelpaisajeenelatardecer.Ellos le miraron a su vez como rostros muertos en un sueño. En su corazón seagitaronextraños,intensossentimientosagridulces.

«Ahí está el camino viejo y blanco que recorríamos a veces, siempre con dosBrüderpegadosanuestros talones—pensó—;¡vaya,yahíviene lacurvadondeseinterna en el bosque hasta “DieGalgen”, la horca de piedra donde colgaban a lasbrujasenlostiemposantiguos!».

Sonrióligeramentealdejarlaatráseltren.«Yalláestáelbosquecillodondelosliriossalpicanelsueloenprimavera;¡yque

me aspen —sacó la cabeza, movido por un súbito impulso—, si no es ése elmismísimoclarodondeCalame,el chico francés,yyoatrapamosaquellabellísimamariposa,yelBruderPagelnoscastigóamediaraciónporsalirnosdelafilasinsupermiso, y por gritar en nuestras lenguas maternas!». Y rió otra vez, mientras levolvíanlosrecuerdosatropelladamente,llenándoleelcerebrodevívidosdetalles.

Paróel tren,yHarrisdescendióa lagravagrisdel andéncomoun sonámbulo.Parecíaquehabíapasadomediosiglodesdelaúltimavezqueestuvoaquíesperando,conlascajasatadasconcuerda,yembarcóeneltrenquelellevaríaaEstrasburgoyacasa,trasdosañosdeexilio.Sedespojódeltiempocomodeunaviejaindumentaria,ysesintióadolescenteotravez.Sóloquelascosasparecíanmuchomáspequeñasqueel recuerdoque teníadeellas;eracomosihubiesenencogido,comosisehubiesenreducido;ylasdistanciasparecíanaunaescalacuriosamentereducida.

CruzóelcaminoysedirigióaunapequeñaGasthaus;ymientrascaminaba,veíasurgir del bosque oscuro los rostros y figuras de sus condiscípulos —alemanes,suizos, italianos, franceses, rusos—, y acompañarle en silencio. Pululaban a sualrededor, alzando susojos interrogantesy tristeshacia él.Perohabíaolvidado susnombres.ConellosibantambiénalgunosdelosHermanos,cuyosnombresrecordabaen sumayoría:BruderRöst,Bruder Pagel,Bruder Schliemann, así como el rostrobarbadodelviejopredicadorquesehabíavistoasímismo,enlagaleríaencantada,junto a los que iban amorir,BruderGysin.La floresta le rodeaba comounmar apunto de precipitarse con aterciopeladas olas sobre la escena y barrer todos losrostros.Elaireerafríoymaravillosamentefragante;peroconcadasoploperfumadolellegabatambiénunpálidorecuerdo…

Sinembargo,pesealatristezainseparabledeestaclasedeexperiencias,todoeramuy interesante,yproducíaunplacermuyespecial;demaneraqueHarris tomósuhabitaciónypidiólacena,perfectamentesatisfecho,ydecidiódarunpaseohastaelantiguocolegioesamismatarde.Eledificiosealzabaenelcentrodelacoloniaquehabíaformadolacomunidad,aunascuatromillas,enelbosque;yahorarecordóporprimeravezqueestapequeñacoloniaprotestantevivíaaisladaenunaregióncatólica.El claro estaba rodeado de crucifijos y capillas que eran como centinelas de unejército que ha puesto cerco.Una vez al otro lado de la plaza del pueblo, con sus

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pocosacresdecampoydehuerta,elbosquesecerrabaenapretadasfalanges,ymásalládelfrentedeárbolesempezabaelcampogobernadoporunsacerdotedeotrafe.Recordó vagamente, también, que los católicos habían mostrado a veces ciertahostilidadhaciaelpequeñooasisprotestantequeflorecíaplácidaybenignamenteenmedio de ellos. Había olvidado este detalle por completo. Qué bobadas parecíantodas estas cosas ahora, a la luz de su amplia experiencia de la vida, de suconocimientodeotrospaísesydelanchomundoexterior.Eracomovolveratrás,notreinta,sinotrescientosaños.

Sólohabíaotrosdosclientescenandoademásdeél.Unodeellos,unhombreconbarba,deedadmadurayvestidodetweed,estabacenandosoloenelfondo,yHarrisno quiso ponerse a su lado porque era inglés. Temía que estuviera en viaje denegocios; de negocios de sedas, quizá, y se pusiese a hablar de este tema. El otroviajero,encambio,eraunsacerdotecatólico.Erabajodeestaturayestabacomiendoensaladaconelcuchillo,aunquetandespacioquecasierainofensivo;yfueelversus«ropas»loquelerecordóelviejoantagonismo.Harris,paratrabarconversación,hizoalusiónalobjetodesuviaje sentimental;el sacerdote lemiróbruscamente,con lascejaslevantadasyunaexpresióndesorpresayreceloqueenciertomodolemolestó.Loatribuyóasudiferenciadecredo.

—Sí —prosiguió el comerciante en sedas, encantado de hablar de lo que leacaparaba lamente—; y fue una curiosa experiencia, para un chico inglés, venir apararauncolegioquealbergabaacienextranjeros.RecuerdomuybiensusoledadysuinsoportableHeimweh,alprincipio—sualemáneramuyfluido.

El sacerdote, enfrente, alzó los ojos de su ensalada de patatas y ternera fría, ysonrió.Teníaunacarasimpática.Explicóconvozsosegadaquenoeradeaquí,sinoqueestabahaciendounrecorridoporlasparroquiasdeWürttembergyBaden.

—Era una vida muy severa —añadió Harris—. Los que éramos ingleses,recuerdo,solíamosllamarlaGefängnisleben:¡vidacarcelaria!

Elrostrodelotro,poralgunainexplicablerazón,seensombreció.Trasunabrevepausa,ymásporcortesíaqueporquedeseasehablardeestepunto,dijoconsosiego:

—Erauncolegioflorecienteenaquellostiempos,desdeluego.Después,heoídodecir…—encogióligeramenteloshombros,yvolvióaasomarasusojosunaextrañaexpresión(casipareciódealarma).Dejólafrasesinterminar.

Eltonodeestehombresonóimpertinenteasuinterlocutor;raroenciertosentido,dereproche.Harrissepicóapesardesímismo.

—¿Hacambiado?—preguntó—.Nopuedocreerlo…—Entonces, ¿no se ha enterado? —dijo el sacerdote con suavidad, haciendo

ademándesantiguarse,aunquesinllegaraterminar—,¿nosabeloqueocurrióallí,antesdequeloabandonaran…?

Fue pueril, desde luego; o quizá estaba demasiado cansado y excitado; pero leparecierontaninofensivas—tandesproporcionadamenteinofensivas—laspalabrasy

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laactituddelpequeñosacerdote,queapenasreparóenlafrasefinal.Recordóelviejoenconoyelviejoantagonismoy,porunmomento,casiseimpacientó.

—Tonterías—leinterrumpió,conunasonrisaforzada—,unsinn!Perdonequelecontradiga, señor. Pero yo fui alumno de ese centro. Estudié en él. No había otrolugar como ése. Me resisto a creer que haya podido ocurrir algo tan grave comopara…quepierdasureputación.SeríadifíciligualarenningunapartedelmundoladevocióndelosHermanos…

Se interrumpióde repente aldarse cuentadequehabía levantadodemasiado lavoz,ydequequizáelhombredelotroextremodelamesaentendíaelalemán;yalzólosojosalmismotiempoyvioquelosdeaquelindividuolemirabanfijamentealacara.Eranexcepcionalmentebrillantes.Eran,además,unosojossorprendentes;ylaforma enque se cruzaron con los deHarris sirvió—deunamanera queHarris nologrócomprender—paratransmitirlealavezunreprocheyunaadvertencia.Adecirverdad,todoelrostrodeldesconocidoprodujounavivaimpresiónenél;porqueeraunrostro,ahorasediocuentaporprimeravez,encuyapresenciaunoeraincapazdedecirohacernadadeliberadamenteindigno.Harrisnoseexplicabacómonosehabíapercatadoantesdeestapeculiaridad.

Pero le dieron ganas de morderse la lengua por haberse olvidado de él. Elpequeño sacerdote sehabíaquedadocallado.Sólodijounavez, alzando losojosyhablando con una voz baja que no pretendía ser oída, pero que evidentemente fueoída:«Loencontrarádistinto».Luegose levantóyabandonólamesa trasuncortéssaludoconlacabezaqueincluyóaélyalotro.

A continuación se levantó también, en el otro extremo, la figura con traje detweed,yHarrissequedósolo.

Siguiósentadounratomásenelcomedorcadavezmásoscuro,tomandosucaféa pequeños sorbos y fumando un cigarro de quince pfennigen, hasta que entró lacamareraaencenderlaslámparasdeaceite.Sesentíairritadoconsigomismoporsufalta de modales, aunque no se lo explicaba. Probablemente, pensó, se habíamolestadoporqueelsacerdotehabíacambiadosinquererelcarácterplacenterodesuensueño al introducir una nota discordante. Más tarde buscaría una ocasión pararepararlo.Ahoraestabademasiadoimpacienteporvisitarelcolegio;asíquecogiósubastónysusombrero,ysalióalairelibre.

YalcruzarpordelantedelaGasthaus,observóqueelsacerdoteyelhombredeltraje de tweed estaban ya enfrascados en tan absorbente conversación que apenasrepararonenélcuandopasóysequitóelsombrero.

Echó a andar deprisa: recordaba bien el camino y calculó llegar a la colonia atiempodepodercharlarunpococon losBrüder.Quizá le invitasen, incluso,aunatazadecafé.Estabasegurodequeseríabienrecibido,yotravezvolvieronaél losviejosrecuerdos.Nolepreocupabaenabsolutolahoradelregreso.

Acababandedarlassiete,yelatardecerdeoctubretraíaairesfríosdeloslugaresapartados del bosque. El camino se internaba directamente en sus profundidades

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desdeelclarodelaestación;muypocosminutosdespuéslesepultaronlosárboles,yelruidodesusbotassonóopaco,sinecos,entrelostroncosapretadosdeunmillóndeabetos.Estabamuyoscuro; apenas podía distinguirse un troncode otro.Caminabaconpasorápido,balanceandosubastóndeacebo.Unaodosvecessecruzóconuncampesinoderegresoasucasa,yelgutural«GrüssGot»quetantosañoshacíaqueno oía acentuó el paso del tiempo, a la vez que lo suprimió. Una nueva serie deescenasseagolparonensuimaginación.Otravezsurgierondelbosquelasfigurasdesus antiguos condiscípulosy echaron a andar a su lado, hablándole envozbajadecosasacaecidashacíamucho tiempo.Veíadesfilar sus recuerdosatropellándose losunosalosotros.Sesabíadememoriacadavueltadelcamino,cadaclarodelbosque;ycadaunadeestascosasdespertabaasuvezolvidadasasociaciones.Ibadisfrutandoalmáximo.

Caminaba sin detenerse.Unpolvillo de oro cubría el cielo, hasta que surgió laluna;entonces, silenciosamente, seextendióundébilveloplateadoentre la tierraylasestrellas.Viocentellearlaspuntasdelosabetos,yoyósusurrarlasramascuandola brisa volvió sus agujas hacia la luz. El aire de la montaña era indeciblementefragante.Elcaminobrillabacomolaespumadeunríoenlaoscuridad.Aquíyallá,asupaso,revoloteabanmariposasblancascomomudospensamientos,ylesaludabauncentenardeoloresdelascavernasdelbosque,atravésdelosaños.

Entonces, cuandomenos se lo esperaba, se retiraron los árboles súbitamente aamboslados,yseencontróenlalindedelclarodondesehallabalacolonia.

Aceleróelpaso.Allíestabanlassiluetasfamiliaresdelascasas,bañadasenplata;allíestabanlosárboles,enlaplacitacentralconlafuenteylospequeñoscuadrosdecésped;y allí destacaba la iglesia, junto alGasthofderBrudergemeinde; y justo alotro lado, elevándose vagamente en el cielo, vio con súbita emoción la mole delenormeedificiodelcolegiorecortadacomouncastillo,condensassombrasalaluzde la luna, que se alzaba rectangular y formidable para enfrentarse a él tras unsilenciodemásdeuncuartodesiglo.

Cruzó rápidamente la calle desierta, y se detuvo a la sombra del edificio paracontemplar losmurosqueenotro tiempo le tuvieronprisionerodosaños:dosañosininterrumpidos de disciplina y de nostalgia. A su cerebro afloraron recuerdos yemociones:eneste lugar sehabíanconcentrado lasmás intensas impresionesdesujuventud,yeraaquídondehabíacomenzadoavivir,aaprenderavalorar.Niunasolapisadaturbabaelsilencio,aunquebrillabanlucesaquíyallá,enlasventanasdelascasas;ycuandomiróhacia losaltosmurosdelcolegio,envueltoahoraensombras,nolefuedifícilimaginarrostrosconocidosasomadosalasventanasparasaludarle…,ventanasqueestabancerradasysóloreflejabanlalunayelresplandordelasestrellas.

Ésteera,pues,elviejoedificiodelcolegio,sólidamenteerguidoanteelmundo,con sus ventanas cerradas y sus pararrayos enhiestos en las esquinas como negrasgarras.Locontemplólargamente.Luego,alcabodeunrato,volvióensíy,parasualegría,sediocuentadequeaúnhabíaluzenlasventanasdelaBruderstube.

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Dejóatráslacalzadaycruzólaverja;luegosubiólosdocepeldañosdepiedraysedetuvoantelapuertadeoscuramaderaygruesarejadehierro,puertaqueenotrotiempo había aborrecido y temido con todo el odio y la pasión de un almaencarcelada,yqueahoramirabatiernamenteconunaespeciededeleitejuvenil.

Tiródelacuerdacasicontimidezy,temblorosodeexcitación,oyóeltintineodelacampanillaenlasprofundidadesdeledificio.Yelsonidolargamenteolvidadohizosurgir el pasado ante él con tan vívida sensación de realidad que se estremecióviolentamente.Fuecomolacampanillamágicadelcuentodehadasquedescorre lacortinadelTiempoyhaceveniralosmuertosdelmundodelassombras.Jamásensuvidasehabíasentidotansentimental.Eracomosivolvieseaserjovenotravez.Yalmismotiempo,empezóallenarsedeciertafalsaimportanciaasuspropiosojos.Eraunhombre fuerteycorpulentoquepertenecíaalmundode la luchayde laacción.¿Noibaamantenersualtura,quizá,enestepueblecitodesueñosapacibles?

«Llamaré otra vez», pensó tras una larga pausa, cogiendo la puerta de lacampanilla; e iba a tirar de ella, cuando sonaron pasos dentro, en el corredor depiedra,yseabriólentamentelaenormepuerta.

Unhombrealto,deexpresiónsevera,seencaróconélensilencio.—Le ruego que me disculpe… sé que es algo tarde —empezó, algo

pomposamente—; pero soy un antiguo alumno. Acabo de llegar, y no he podidoreprimir el deseo de hacer una visita —su alemán parecía menos fluido que decostumbre—.Tengomuchointerés.Estuveaquíenlosañossetenta.

Elotroabriómás lapuerta,y leacogió inmediatamenteconuna inclinacióndecabezayunasonrisadesincerabienvenida.

—SoyelBruderKalkmann—dijosuavemente,convozprofunda—.Yomismofuiprofesorenesaépoca.Esunagransatisfacciónrecibiraunantiguoalumno—lemiró con suma atención unos segundos, y luego añadió—: creo, también, que esmagníficoquehayavenido…realmentemagnífico.

—Esparamíungranplacer—replicóHarris,encantadodeestaacogida.Elmaliluminadocorredorconsuenlosadodepiedragris,yelacentofamiliarde

una voz alemana resonando en él (con la entonación peculiar que los Hermanosutilizabansiemprealhablar),secombinaronparaelevarlefísicamente,porasídecir,alaatmósferaoníricadeunostiemposlargamenteolvidados.Entródebuengradoeneledificio,y lapuertasecerróconun truenofamiliarquecompletó la reconstruccióndelpasado.Casi experimentó la antigua sensaciónde encarcelamiento, dedolorosanostalgia,dehaberperdidolalibertad.

Harrissuspiróysevolvióinvoluntariamentehaciasuanfitrión,elcualledevolviódébilmentelasonrisa,yluegolecondujoporelcorredor.

—Los chicos se han retirado —explicó—; como recordará, aquí se madruga.Pero, al menos, se unirá a nosotros dentro de un momento en la Bruderstube, ytomará una taza de café—era precisamente lo que el comerciante en sedas habíaesperado, y aceptó con una prontitud que pretendió atemperar con la gracia—. Y

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mañana—prosiguióelBruder—tienequevenirapasareldíaenteroconnosotros.Puedequeinclusoencuentreaalgúnconocido,yaquevariosalumnosdesustiemposhanvueltoaquícomoprofesores.

Por los ojos de este hombre cruzó fugazmente una expresión que sobresaltó alvisitante. Pero desapareció con la misma celeridad con que había asomado. Fueimposible precisarla. Harris tuvo el convencimiento de que fue el efecto de unasombraproyectadaporlalámparadelapared,juntoalaqueacababandepasar.Laapartódesumente.

—Esustedmuyamable—dijoconcortesía—.Nopuedeimaginarlaalegríaquesupone paramí visitar de nuevo el colegio. ¡Ah!—se detuvo de repente ante unapuerta cuyamitad superior era de cristal, ymiró al interior—, ésta era una de lasaulas demúsica donde yo solía practicar el violín. ¡Cómome vuelve el recuerdo,despuésdetantosaños!

ElBruder Kalkmann se detuvo indulgente, sonriendo, a fin de permitir que suinvitadomiraseunosmomentos.

—¿Tienenaún laorquestadechicos?Recuerdoqueyo tocabaenellaelzweiteGeige.LadirigíaelBruderSchliemannalpiano.¡Diosmío,todavíapuedoverleconsucabellolargoyblancoy…y…!—callóderepente.Otravezcruzóesaexpresiónoscurayenigmáticaporelrostrogravedesucompañero.Poruninstante,leparecióextrañamentefamiliar.

—Aúnseguimos teniendo laorquestadealumnos—dijo—;pero lamentodecirqueelBruderSchliemann…—vacilóun instante,y luegoañadió—:queelBruderSchliemannfalleció.

—VayaporDios—seapresuróadecirHarris—,losientodeveras.Leinvadióunaligerazozobra,aunquenofuecapazdedeterminarsisedebíaala

noticiadel fallecimientode su antiguoprofesordemúsica, o…aalgunaotra cosa.Miróhaciaelcorredorqueseperdíaenlassombras.Enlacalleyelpueblo,todolehabíaparecidomuchomáspequeñodecomoéllorecordaba;encambioaquí,enelinteriordeledificio,todoparecíamuchomásgrande.Elcorredoreramásaltoymáslargo,más amplio y enorme, que la representaciónmental que él conservaba. Suspensamientosvagaronuninstanteenunaatmósferadeensueño.

AlzólosojosyvioelrostrodelBruderobservándoleconunasonrisadepacienteindulgencia.

—Ledominanlosrecuerdos—comentóafable,ysuexpresiónseveradiopasoaotracasicompasiva.

—Tienerazón—replicóelhombredelassedas—.Enciertomodo,fueelperíodomásmaravillosodemivida.Enaquelentonces,loodiaba…—vaciló;noqueríaherirlossentimientosdelHermano.

—Según las ideas inglesas, parecía riguroso, desde luego —dijo el otro,convincente;demaneraqueHarrisprosiguió:

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—…Sí,enparteeso;yenparte,laperpetuanostalgia,ylasoledadquesuponíanopoderestarnuncasolo.Enloscolegiosingleses,loschicosgozandeunaespeciallibertad.

VioqueelBruderKalkmannleescuchabaconatención.—Pero dio un resultado que jamás seme ha borrado del todo—continuó con

timidez—,yporelqueestoyagradecido.—Ah!Wieso,denn?—Elconstante sufrimiento interiormearrojóenbrazosdesuvida religiosa,de

maneraquetodalafuerzademiserseproyectóenlabúsquedadeunasatisfacciónmásprofunda…deun lugardedescansoparael alma.Durantemisdosañosaquí,anhelé a Dios a mi manera juvenil como quizá no haya anhelado nada desdeentonces. Es más: nunca he perdido por completo esa sensación de paz y gozointerior que acompañó a esa búsqueda. Jamás he olvidado este colegio y las cosasprofundasquemeenseñaronenél.

Callótrasestelargodiscurso,yunbrevesilenciodescendióentrelosdos.Temíahaberhabladodemasiado,ohaberseexpresadocontorpezaenlalenguaextranjera;ycuando el Bruder Kalkmann posó su mano en su hombro, experimentó uninvoluntariosobresalto.

—Quizálosrecuerdosmedominanconfuerza—añadió,disculpándose—;yestelargocorredor,estasaulas,esaoscurapuertaconcerrojosde laentrada, todasestascosas, tocan fibras que… que…—le falló su alemán, y dirigió una mirada a sucompañeroconunasonrisayungestoexplicativos.PeroelHermanohabíaretiradolamanodesuhombroyestabainmóvildeespaldasaél,mirandohaciaelcorredor.

—Porsupuesto,porsupuesto—seapresuróadecir, sinvolverse—.Es ist dochselbstverständlich.Todoslocomprenderemos.

Acontinuación sevolvióde repente,yHarrisvioque su rostro sehabíavueltocasidesagradablementesiniestro.Quizánoeranmásquesombras,otravez,jugandoconlasmortecinaslámparasdeaceitedelapared,yaquesedisipóinstantáneamentesu tenebrosaexpresiónal reanudarambossumarchaporelcorredor;peroel ingléstuvolaimpresión,enciertomodo,dequehabíadichoalgoinconveniente,algoqueno era del agrado del otro. Se detuvieron ante la puerta de laBruderstube. Harriscomprendió que era tarde, y que quizá se había entretenido demasiado tiempohablando.Manifestóintencióndeirse,perosucompañeronoloconsintió.

—Tiene que tomar una taza de café con nosotros —dijo con firmeza, comoaparentando seriedad—; amis colegas les encantará saludarle.Algunos de ellos seacordaránsindudadeusted.

Atravésdelapuertallegabaungratorumordevoces,vocesdehombreshablandoa la vez. El Bruder Kalkmann hizo girar el picaporte y entraron en la salacompletamenteiluminadayllenadegente.

—¡Ah!,¿cómosellama?—susurróelHermano,inclinandolacabezaparacaptarlarespuesta—;aúnnomehadichosunombre.

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—Harris—dijo el inglés con prestezamientras entraban. Se sintió nervioso alcruzar el umbral; pero atribuyó estamomentánea inquietud al hechodeque estabaquebrantandolareglamásestrictadelainstitución,queprohibíaaunchico,bajoloscastigosmásseveros,acercarseaestesanctasanctórumdondelosprofesoresgozabandesubrevedescanso.

—¡Ah,sí!,porsupuesto:Harris—repitióelotrocomoparamemorizarlo—.Pase,Herr Harris, por favor. Su visita será inmensamente apreciada. Es un detallemagníficoporsupartehabervenidodeestamanera.

Secerrólapuertatrasellos,yconlasúbitaluz,queledeslumbróunosmomentos,nosepercatódeloexageradodeestasexpresiones.OyólavozdelBruderKalkmannpresentándole.Laverdaderaquehablabamuyalto; innecesaria,absurdamentealto,pensóHarris:

—Hermanos—anunció—,esparamíunhonoryunplacerpresentarosaHarris,deInglaterra.Acabadellegarparahacernosunapequeñavisita,yyaleheexpresado,ennombredetodosnosotros,lasatisfacciónquenosproducesupresenciaaquí.Fue,comorecordaréis,alumnoenlosañossetenta.

Fueunapresentaciónmuyprotocolaria,muyalemana,aunqueaHarrislegustó.Lehizosentirseimportante,yaprecióeltactoconquehizoquepareciesecasicomosilehubiesenestadoesperando.

Selevantaronlasnegrasfigurasysaludaronconunainclinacióndecabeza.Harrissaludó a suvez; y lomismoKalkmann.Todo elmundo semostrómuyeducadoycortés. La sala rebosaba de figuras movientes; la luz le cegaba, después de lalobreguezdelcorredor;habíaunhumoespesodecigarrosenelambiente.Cogió lasilla que le ofrecían dos de los Hermanos y se sentó, con la impresión de que sucapacidadperceptivanoeratanagudayclaracomodecostumbre.Sesentíaunpocoofuscado, quizá; y el sortilegio del pasado le invadió con tal fuerza que le hacíaconfundirelpresenteinmediato,reduciéndolotodo,extrañamente,alasdimensionesde antaño. Le pareció que le embargaba un estado de ánimo que era reproduccióncombinadadetodoslosestadosdeánimodesuniñezolvidada.

Hizo entonces un gran esfuerzo por serenarse, y participó en la conversación,cuyomurmullo comenzabaotra vez a su alrededor.Más aún, intervino en ella consumo placer, ya que los Hermanos —había quizá una docena en la pequeñahabitación—letratabanconunagraciaespecialqueenseguidahizoquesesintieraunomás.Esto leproducía,porotraparte,una sutil satisfacción.Sedabacuentadequehabíaescapadodelvulgarycodiciosomundodelassedasylosmercadosylasganancias,dequehabíaentradoenunambientepurodondeprevalecían los idealesespirituales y la vida era sencilla y devota. Todo le cautivaba infinitamente, demaneraquecomprendía—sí,enciertosentido—ladegradaciónquesuponíahabervivido inmersoen losnegociosduranteveinteaños.Estaatmósferapenetrantebajolas estrellas, donde los hombres pensaban sólo en sus almas y en las almas de losdemás, era demasiado sutil para el mundo con el que ahora se relacionaba. Se

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descubrió a sí mismo haciendo comparaciones en las que salía perdiendo —comparacionesentreelpequeñoymísticosoñadorquehacíatreintaañosabandonarala paz severa de esta devota comunidad, y el hombre de mundo en que se habíaconvertidodesdeentonces—,yelcontrasteleprodujounvivopesar,yalgoasícomodespreciodesímismo.

Observólasotrascarasqueflotabanalrededordeélenelhumodeltabaco—esehumoacredecigarrosquerecordabatanbien—:quéprofundaslasveía,quéfirmesyplácidas,ydotadasdelanoblezadelosgrandesobjetivosylosfinesdesinteresados.Se fijóenunaodosenparticular.Nosabíaporqué.Le fascinaban.Habíaenellasseveridad, inflexibilidad;yalgo, también, singularmente, sutilmente familiarqueseleescapaba.Perocadavezquelosojosdeesascarasseencontrabanconlossuyosletransmitían un innegable mensaje de bienvenida; otras contenían algo más: unaespeciedeperplejaadmiración,pensó;algoqueestabaentrelaestimayladeferencia.Estanotaderespetoentodoslosrostroshalagabaenormementesuvanidad.

Alpocoratosirvieronelcafé,hechoporunHermanodecabellonegroqueestabasentado en un rincón, junto al piano, y tenía un notable parecido con el BruderSchliemann,eldirectordemúsicadehacía treintaaños.Harris intercambiósaludosconél cuando tomó la tazade susmanosblancas;manoscomodemujer,observó.Encendióelcigarroqueleofrecióunvecinoconelquedepartíaagradablemente,elcual, a la llamarada de la cerilla, le recordó bastante, por unmomento, alBruderPagel,suantiguojefededormitorio.

—Esistwirklichmerkwürdig—dijo—;cuántosparecidosveo,omeparecever.¡Esrealmentecurioso!

—Sí—replicóelotro,mirándoleporencimadesutazadecafé—.Esasombrosalamagiadellugar.Comprendoquesurjanviejascarasalosojosdesuimaginación…yquecasiseborrenlasnuestras.

Se echaron a reír los dos de buen humor. Era un alivio comprobar quecomprendíanyapreciabansuestadodeánimo.Ypasaronahablardelacoloniadelamontaña,desusoledad,deloaisladaqueestabadelmundo,deloidóneaqueeraparalameditaciónyelculto,yparaeldesarrolloespiritual…deciertaíndole.

—Sullegadadeestamanera,HerrHarris,noshaproducidoatodosunainmensaalegría —terció el Bruder que tenía a su izquierda—. Eso le hace merecedor denuestramásaltaestima.Lerendimoshomenajeporello.

Harrishizoungestodesúplica.—Metemoquesetratasólodeunasatisfacciónegoísta,pormiparte—dijoun

tantountuosamente.—Notodoshabríantenidoesevalor—añadióelqueseparecíaalBruderPagel.—¿Se refiere —dijo Harris, un poco desconcertado— a los recuerdos

turbadores…?ElBruderPagellemirófijamente,coninequívocaadmiraciónyrespeto.

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—Merefieroaquelamayoríadeloshombresseaferranalavidacontodassusfuerzas,yrenuncianamuypocoporsuscreencias—dijogravemente.

El inglés se sintió ligeramente desasosegado. Desde luego, estos hombresrespetablesdabandemasiadaimportanciaasuexcursiónsentimental.Además,seleestabaescapandoelhilodelaconversación.Apenaspodíaseguirla.

—Aúntienelavidamundanaciertosencantosparamí—replicósonriendo,comoparaindicarquetodavíanoestabalasantidadalalcancedesumano.

—Con mayor motivo debemos rendirle homenaje, entonces, por venirespontáneamente —dijo el Hermano de su izquierda—; ¡de manera tanincondicional!

Siguióunapausa,yelcomercianteensedassintióaliviocuandolaconversacióntomóungiromásgeneral,aunquenotabaquenuncasealejabademasiadodeltemadesu visita, y de las maravillosas condiciones de la colonia solitaria para quienesdeseasen desarrollar sus potencias espirituales y practicar los ritos de un cultoelevado. Se sumaron otros a la conversación, y alabaron su conocimiento de lalengua,haciendoquesesintieratotalmenteagusto,aunquealmismotiempounpocoincómodo,debidoaloexcesivodetantaadmiración.Alfinyalcabo,suponíamuypocosacrificioestapequeñaexcursión.

El tiempo pasaba deprisa; el café era excelente, los cigarros suaves y con unaroma a nuez que le encantaba. Por último, temiendo haber estado más de loconveniente,selevantócondesganaparadespedirse.Perolosdemásnoquisieronnioírhablarde ello.Noera frecuentequeunantiguoalumnovolviese avisitarlesdeestamaneratansencillayespontánea.Lanocheacababadeempezar.Sierapreciso,inclusopodíanencontrarleunrincónarribaenelgranSchlafzimmer.Leconvencieronfácilmenteparaquesequedaseunpocomás.Enciertomodo,sehabíaconvertidoencentrodelareunión.Sesentíacomplacido,halagado,agasajado.

—QuizáelBruderSchliemannpuedatocarnosalgo…ahora.Era Kalkmann el que hablaba, y Harris se sobresaltó visiblemente al oír ese

nombreyvervolversesonrientealhombredelcabellonegroqueestabaanteelpiano.Porqueasíeracomosellamabasuantiguoprofesordemúsica,quehabíafallecido.¿Seríaestehijosuyo?Eranexactamenteiguales.

—Si el Bruder Meyer no ha acostado a sus Amati, le acompañaré —dijo elmúsico,insinuante,mirandodesdeelotroextremoaunhombreenelqueHarrisaúnno había reparado y que, ahora se daba cuenta, era la viva imagen de un antiguoprofesorllamadoasí.

Se levantóMeyery seexcusóconuna ligera inclinacióndecabeza;yel inglésobservóenseguidaungestopeculiarenél,comosisucuellotuvieseunaarticulacióndefectuosa con el tronco, justodebajodel cuellode la camisa, y temieseque se lefueraaromper.Meyerteníadeantiguoesemovimientocaracterístico.Harrisrecordócómosolíanremedarloloschicos.

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Miró con atención los rostros, uno tras otro; le parecía como si un procesoinvisible y silencioso estuviese transformando las cosas a su alrededor. Todas lascaras le parecían asombrosamente familiares. Pagel, el Hermano con el que habíaestado hablando, era desde luego la viva imagen de Pagel, su antiguo jefe dedormitorio;yKalkmann,ahorasedabacuenta,erafielreflejodeotroprofesorcuyonombrehabíaolvidadoporcompleto,peroquelehabíacaídosumamenteantipáticoen los viejos tiempos. Y a través del humo, mirándole desde los rincones de lahabitación,vioquetodosloshermanosteníanrostrosqueélhabíaconocido,yconlosquehabíaconvividohacíamuchotiempo:Röst,Fluheim,Meinert,Rigel,Gysin.

Sefijóconmásatención.Derepente,aumentósuinquietud:entodaspartesveía,o imaginaba ver, extraños parecidos, semejanzas espectrales… más aún: rostrosidénticos a los de hacía años. Había algo singular en todo ello, algo nocompletamente normal que le llenaba de desasosiego. Se estremeció mental yfísicamente;apartóelhumodesusojosexhalandouna largabocanadadeaire;yalhacerlo,notóparaalarmasuyaquetodoslemirabanfijamente.Leestabanvigilando.

Estoledevolvióeldominiodesussentidos.Comoinglés,yextranjero,noqueríaserdescortés,nihacernadaquelepusieseenevidenciayestropearalaarmoníadelavelada. Era un invitado; un invitado privilegiado, además. Por otra parte, habíaempezado ya la música. Los largos y blancos dedos del Bruder Schliemannacariciabanlasteclasconalgúnpropósito.

Se arrellanó en su silla, y siguió fumando con los ojos semicerrados, aunqueobservándolotodo.

Pero los escalofríos se habían apoderadode su ser y, quisiera o no, se repetíancontinuamente.Delmismomodoqueunaciudaddelinteriorjuntoalcursoaltodeunríosienteelinflujolejanodelmar,asípercibíaélquedealgúnpuntodeestapequeñahabitación repleta de humo que no alcanzaba a determinar se estaban levantandofuerzaspoderosascontrasualma.Empezabaasentirsealarmadopordemás.

Ymientraselairesellenabademúsica,sucerebroempezóaaclararse.Comounvelo:asíselevantóalgoquehastaahoralehabíaoscurecidolavisión.Porsumentecruzarondeformaespontánealaspalabrasdelsacerdote,enlaposadadelaestación:«Loencontrarádistinto».Ytambién—aunquenosabíaporqué—viomentalmentelosojosasombrosos, firmes,deaquelotrocomensal,elhombrequehabíaoídosuspalabras,ydespuéshabíatrabadograveconversaciónconelsacerdote.Sacóelrelojyleechóunaojeada.Habíantranscurridodoshoras.Eranyalasonce.

Schliemann,entretanto,absortoensumúsica,atacabaunoscompasessolemnes.Elpianosonabamaravillosamente.Lafuerzadeunagranconvicción,lasencillezdelgranarte,elmensajevital,espiritual,deunalmaquesehaencontradoasímisma…todoesto,ymuchomás, contenían sus acordes;ynoobstante,de algúnmodo, eraunamúsicaquesólopodíadescribirsecomoimpura:atrozydiabólicamenteimpura.La misma pieza, aunque Harris no la conocía, era sin duda música de unaMisa:elevada,majestuosa…¿oscura?Seabríapasoatravésdelhumodelahabitacióncon

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unafuerzalenta;eracomoelavancedealgopoderosoaunqueprofundamenteíntimo;ydifundiéndose,hacíaafloraratodosycadaunodelosrostrosquerodeabanaHarriselsellodeesasfuerzastremendasdelasqueerasímboloaudible.Lossemblantesdesu alrededor se volvían siniestros; pero no vacía y negativamente siniestros, sinollenosdetenebrososdesignios.Recordó,depronto,elrostrodelBruderKalkmannenel corredor, unas horas antes. De los ojos, las bocas, las frentes de todos ellosemergíanlossecretosmotivosdesusalmasyquedabanflotandoallí,alavista,comonegrosestandartesdeunalegióndeseresinfortunadosycaídos.Demonios:ésaeslaespantosapalabraquesurgióensucerebrocomounacortinadefuego.

Al irrumpirenéleste súbitodescubrimiento,perdióporunmomentosusangrefría.Ysinpararseapensarosopesarsuextraordinariaimpresión,hizoalgoestúpidoaunquemuy natural. Impulsado irresistiblemente por la inesperada tensión a haceralgo,selevantódeunsalto…ygritó.Antesupropioasombro,¡selevantóyprofirióungrito!

Pero nadie se movió. Nadie, al parecer, hizo el menor caso de su absurdo yextravagante comportamiento. Fue casi como si nadie más que él hubiese oído elgrito; como si lo hubiera ahogado y se lo hubiera tragado la música; como si nohubiese gritado, quizá, tan fuerte como había imaginado, o como si no hubiesegritadoenabsoluto.

Luego, almirar los rostros inmóviles y sombríos que tenía ante sí, algo frío leinundóelserylellegóalalma…Lehelóderepentetodaemoción,dejándolecomounamareaalretirarse.Sevolvióasentar,avergonzado,mortificado,irritadoconsigomismoporhaberseconducidocomounestúpidoyuncrío.Ylamúsica,entretanto,seguíabrotandode losdedospálidos, largoscomoreptiles,delBruderSchliemann,comopodríabrotarvinoenvenenadodelabocamisteriosadeunaantiguaredoma.

Y,aligualquelosdemás,Harrisbebíadeesevino.Forzándoseacreerquehabíasidovíctimadealgunaespeciedeilusión,reprimió

sus sentimientos. Luego, al poco rato, cesó la música, y todos aplaudieron ycomenzaronahablaralavez,riendo,cambiandodeasiento,felicitandoalejecutante,ymostrándoseconnaturalidadysolturacomosinohubiesesucedidonadafueradelonormal.Otravezvolvieronlosrostrosaparecernormales.LosHermanosseapiñaronentornoalvisitante,yésteseunióalaconversación;inclusoseoyóasímismodarlasgraciasalexcelentemúsico.

Pero,almismotiempo,sedescubrióasímismodesplazándosedisimuladamentehacialapuerta,cambiandodesillacuandoteníaocasión,ysumándosealosgruposqueestabanensutrayectoriadehuida.

—Quierodarles lasgraciasa todos tausendmalporestapequeña recepciónyelgranplacer…elgranhonorquemehandispensado—empezóconvozdecidida,porfin—,perometemoqueheabusadoyademasiadodesuhospitalidad.Además,tengoquerecorreraúnunlargotrechohastalaposadadondemehospedo.

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Uncorodevocesrespondióasuspalabras.Noestabandispuestosaconsentirquesefuera…almenos,sinhabertomadoantesalgúnrefrigerio.SacaronPumpernickel—pandecenteno—deunaalacena,ysalchichasdeotra,ysepusierontodosahablary a comer a la vez. Hicieronmás café, encendieron nuevos cigarros, y elBruderMeyersacósuviolínysepusoatocarunasuavetonada.

—Siemprehabráunacamaarriba,siHerrHarrisquiereaceptarla—dijouno.—Yesdifícilencontrarlasalidaahora,porqueestántodaslaspuertascerradas—

rióotrosonoramente.—Aceptemosnuestros placeres sencillos comovienen—exclamóun tercero—.

ElBruder Harris comprende sin duda cuánto apreciamos el honor de esta últimavisitasuya.

Le brindaron una docena de excusas. Todos reían como si la cortesía de suspalabras no fuese sino una formalidad, y ocultaran débilmente —más débilmentecadavez—unsignificadomuydistinto.

—Y está próxima la medianoche—añadióBruder Kalkmann con encantadorasonrisa,peroconunavozquealingléslesonócomoelchirridodeunosgoznesdehierro.

AHarrisledabalaimpresióndequeelalemánquehablabaneracadavezmenosinteligible.Observóquelellamaban«Bruder»también,catalogándolocomounodeellos.

Yentonces,derepente,tuvoundestellodeclarividencia,ycomprendió,altiempoque se le erizaba la piel, que había estado tergiversándolo todo… interpretandoerróneamente todo cuanto decían. Habían hablado de la belleza del lugar, de suaislamientoylejaníadelmundo,desuespecialidoneidadparaciertasclasesdecultoydesarrolloespiritual…aunqueno—ahorasedabacuenta—enelsentidoenqueélhabíaentendidoestaspalabras.Habíanqueridodeciralgomuydistinto.Suspoderesespirituales, su deseo de soledad, su pasión por el culto, no eran los poderes, lasoledady el cultoqueél pensabay entendía.Sevio a símismodesempeñandounpapelenunahorriblemascarada;sehallabaentrehombresquecubríansusvidasconla religión para poder dedicarse a sus verdaderos fines, lejos de la mirada de loshombres.

¿Qué significaba todoesto? ¿Cómosehabíametidoen tanequívoca situación?Pero ¿se había metido él, en realidad? ¿No había sido conducido a elladeliberadamente? Los pensamientos se le confundían, y empezaba a perder laconfianza en símismo. ¿Yporqué leshabía impresionado tanto,pensóde repenteotravez,quehubieravueltoavisitarsuantiguocolegio?¿Quéhabíadeadmirableyasombroso en esa acción tan sencilla? ¿Por qué consideraban tan meritorio quehubiesetenidoelvalordevenir,de«darseespontáneamente»,«incondicionalmente»,comohabíadichounodeellosconburlonaexageración?

Elcorazónse leencogiódemiedo,aunquenoencontró respuestaaningunodesusinterrogantes.Sólounacosacomprendíaahoraconclaridad:elpropósitodetodos

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eraretenerleaquí;noqueríanquesefuera.Ydesdeestemomentosediocuentadequeeransiniestros,temiblesy,dealgunamaneraqueaúnteníaquedescubrir,hostilesa él, enemigos de su vida. Y la frase que uno de ellos había empleado hacía unmomento:«Estaúltimavisitasuya»,sealzóantesusojosconletrasdefuego.

Harrisnoerahombredeacción,yjamás,alolargodesucarrera,habíasabidoloqueeraestarenunasituacióndeverdaderopeligro.Noeraexactamenteuncobarde;aunque sí, quizá, un hombre de nervios inexpertos.Al fin había comprendido conclaridadqueestabaenunmalpaso,yqueteníaqueenfrentarseaindividuosqueibanenserio.Sospechabamuyvagamentecuáleseransusintenciones.Sucerebro,desdeluego, estaba demasiado confuso para discurrir con claridad, y sólo era capaz deseguiraciegaslosinstintosmásfuertesqueseagitabanenél.Niporunmomentosele ocurrió que estuviesen locos los Hermanos, o que él mismo hubiese perdidotemporalmente el juicio y estuviese sufriendo alguna terrible alucinación. Enrealidad,noseleocurríanada,nicomprendíanada…salvoquequeríahuir,ycuantoantesmejor. Un tremendo torbellino de sentimientos se desató en su interior, y ledominó.

Asíque,sinmásprotestasdemomento,secomiósuporcióndepandecenteno,sebebiósucafé,ysiguióhablandocontodalanaturalidadybuenhumordequeeracapaz; y transcurrido un discreto intervalo, se puso en pie y anunció otra vez queahoradebíamarcharse.Hablóconserenidad,aunquecondeterminación.Ningunodelosqueoyeronpodíatenerdudadequesedisponíaahacerloquedecía.Atodoestoestabamuycercadelapuerta.

—Siento —dijo, utilizando su mejor alemán, y hablando a una habitaciónacallada—quenuestragrataveladatengaqueterminar,peroeshorayadedesearlesatodosbuenasnoches—yacontinuación,comonadiedijonada,añadió,aunquealgomenosseguro—:ydeagradecerlessinceramentesuhospitalidad.

—Al contrario —replicó Kalkmann al instante, levantándose de su silla eignorando lamano que el inglés le tendía—, somos nosotros quienes tenemos quedarlelasgracias;ylohacemosconfranquezaydetodocorazón.

Y almismo tiempo, lomenosmedia docena deHermanos tomaron posicionesentreélylapuerta.

—Muy amable por su parte—replicóHarris con toda la firmeza que pudo, altiempoqueobservabaestemovimientoporel rabillodelojo—;perono imaginabaque…estapequeñavisitacasual lesreportasetantaalegría—diootropasohacialapuerta, pero el Bruder Schliemann cruzó rápidamente la habitación y se plantódelantedeél.Suactituderatajante.Unaexpresiónsombríayterriblehabíaasomadoasusemblante.

—No ha sidocasual su llegada,BruderHarris—dijo, demaneraque todos losreunidos pudieran oírle—. Sin duda no hemos interpretadomal su presencia aquí,¿verdad?—alzólascejasnegras.

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—No,no—se apresuró a replicar el inglés—.Paramí, ha sido…es un placerestaraquí.Repitoquemehesentidoencantadodeencontrarmeentreustedes.Nomemalinterprete,por favor—suvozvacilóunpoco; lecostabaencontrar laspalabras.Cadavezteníamásdificultad,también,encomprenderlesaellos.

—Porsupuesto—intervinoelBruderKalkmannconsubajavozdehierro—quenolehemosmalinterpretado.Ustedharegresadomovidoporunasinceraygenerosadevoción.Ustedseofrecevoluntariamente,ytodosnosotrosapreciamossugesto.Subuenadisposiciónysunoblezahanconquistadoporcompletonuestraveneraciónyrespeto—undébilmurmullodeaprobaciónrecorriólasala—.Loquenosencantaatodos,loqueagradarádemaneraespecialanuestrogranMaestro,eselvalordesuespontáneayvoluntaria…

Empleóun términoqueHarrisnoentendió.Dijo«Opfer».Elconfundido inglésbuscó en su cerebro su traducción, aunque en vano. De ninguna manera podíarecordarsusignificado.Sinembargo,peseasuincapacidadparatraducirla,lapalabralehelóelalma.Sesintiócomounserdesvalido,perdido;yapartirdeesteinstanteleabandonótodafuerzaparaluchar.

—Es magnífico, ser voluntariamente… —añadió Schliemann, avanzandodespacio hacia él, con una expresión maliciosa y terrible en su rostro. Utilizó elmismotérmino:«Opfer».

¡Diosmío! ¿Qué significaba todo esto? «¡Ofrecerse a sí mismo!» «¡Verdaderoespíritudedevoción»,«espontáneo»,«generoso»,«magnífico»!Opfer,Opfer,Opfer!¿Qué quería decir, en nombre de Dios, esa palabra extraña y misteriosa que leencogíaelcorazón?

Hizo un valeroso esfuerzo pormantener la presencia de ánimoy conservar losnervios.Alvolverse,vioelrostromortalmentepálidodeKalkmann.¡Kalkmann!Esolocomprendíaperfectamente.Kalkmannsignificaba«HombredeCal»;esolosabía.Pero ¿qué quería decir «Opfer»? Ésta era la verdadera clave de la situación. Laspalabras desfilaban en un flujo interminable por su mente confusa (palabrasdesusadasyrarasquehabíaoídoquizáunavezensuvida)mientrasque«Opfer»,untérmino corriente, se le escapaba por completo. ¡Qué burlamás extraordinaria eratodoeso!

Entonces Kalkmann, pálido como la muerte, pero con el rostro duro como elhierro,dijoalgoenvozbajaqueHarrisnocaptó,ylosHermanosqueestabandepiejunto a la pared bajaron inmediatamente la luz de las lámparas, demanera que lahabitación quedó en la penumbra. En estamedia luz,Harris apenas distinguió suscarasysusmovimientos.

—Eslahora—oyóqueproseguíalavozimplacabledeKalkmann,detrásdeél—.Casisonlasdoce.Preparémonos.¡Yaviene!¡YavieneelBruderAsmodelius!—suvozseelevóamaneradecántico.

Y este nombre, por alguna extraordinaria razón, fue terrible… absolutamenteterrible;alpuntoqueHarrisseestremeciódepiesacabezaaloírlo.Susonidollenóel

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airecomountruenosuave,eimpusosilencioentodalahabitación.EntornoaHarrissurgieron fuerzas que convirtieron lo normal en pavoroso, y un miedo enervanteinvadiótodosuser,llevándolealbordedelcolapso.

¡Asmodelius! ¡Asmodelius! El nombre era sobrecogedor. Porque al fincomprendióaquiénaludíayelsentidoqueencerrabanesasgrandessílabas.Enestemismoinstante,también,comprendióelsignificadodelapalabraquenorecordaba:laequivalenciade«Opfer»seiluminóensualmacomounmensajedemuerte.

Pensóhacerunesfuerzodesesperadoporllegaralapuerta,peroladebilidaddesus rodillas temblorosas y la fila de figuras negras que se interponían le hicierondesistir.Habríagritadopidiendosocorro,perorecordólovacíoysolitarioqueestabaelinmensoedificio,ycomprendióqueningunaayudapodíallegarleporahí;asíquemantuvolabocacerrada.Sequedódepiedondeestaba,sinhacernada.Peroahorasabíaloqueibaaocurrir.

DosdelosHermanosseacercaronaélylecogieronsuavementedelosbrazos.—ElBruderAsmodeliusteacepta—susurraron—.¿Estáspreparado?Ahorarecobróelhabla,ytratódedeciralgo.—Pero¿quétengoyoqueverconeseBruderAsm…Asmo…?—tartamudeó,al

agolpárseleenvanounsinfíndepalabrasensulenguavacilante.Elnombre senegóa salir de sus labios.Nopudopronunciarlo comoellos.No

pudopronunciarlo enabsoluto.Su sensacióndedesamparo sehizo intensa;porqueesta imposibilidad de decir el nombre le sumió en una nueva y horrible confusiónmental,yaumentósuagitacióndemaneraextraordinaria.

—Hevenidoahacerunavisitaamistosa—intentódecircongranesfuerzo;peropara su consternación, oyó que su voz decía algo muy distinto, y que inclusoempleabalamismapalabraquetodoshabíanutilizado:

—HevenidoaquívoluntariamentecomoOpfer—oyóquedecíasupropiavoz—;estoytotalmentepreparado.

¡Estaba irremisiblemente perdido! No sólo su cabeza, sino losmúsculos de sucuerpohabíanescapadoasucontrol.Sedabacuentadequebordeabalosconfinesdeunmundo fantasmal o demoníaco…, unmundo en el que el nombre pronunciadodesignabaasuSeñor,yerapalabradesupremopoder.

Loquesiguió,looyóylovioinmersoenunapesadilla.—Alamedialuzquevelatodaverdad,dispongámonosarendircultoyadoración

—salmodióSchliemann,quelehabíaprecedidohastaelfondodelahabitación.—EnlasbrumasqueprotegennuestrosrostrosanteelTronoNegro,preparemosa

lavíctimavoluntaria—repitióKalkmannconsuvozdesochantre.Alzaronsusrostros,escucharonexpectantes,mientrasunruidorugiente,comoel

vuelo de poderosos proyectiles, llenaba el aire a lo lejos, muy lejos, prodigioso ytremendo.Temblaronlasparedesdelahabitación.

—¡Yaviene!¡Yaviene!¡Yaviene!—salmodiaronlosHermanosacoro.

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Sedesvanecióelrugienteruido,yunaatmósferadefríoydequietudseasentóentoda la habitación. EntoncesKalkmann, sombrío, indeciblemente severo, salió a laluzconfusaysevolvióhaciaelresto.

—Asmodelius, nuestroHauptbruder, está con nosotros—exclamó en un tonoque,aunquetembloroso,erasinembargodehierro—.Asmodeliusestáconnosotros.Preparaos.

Siguió una pausa en la que nadie semovió ni dijo nada.UnHermano de granestaturaseacercóalinglés;peroKalkmanncontuvosumano.

—Quesusojospermanezcandescubiertos—dijo—,enhonordehaberseofrecidovoluntariamente.

Yparasuhorror,Harrissediocuentaporprimeravezdequeteníayalasmanosatadasaloscostados.

El Hermano se retiró otra vez en silencio; y en la pausa que siguió, todas lasfigurasdesualrededorsepusieronderodillas,dejándoledepiesolo;yalarrodillarse,entre susurros en los que la devoción semezclaba con elmiedo, invocaban suave,odiosa,sobrecogidamente,elnombredelSerqueesperabanveraparecer.

Entonces,enel fondode lahabitación—dedondeparecíanhaberdesaparecidolas ventanas, de formaque se veían las estrellas—surgió contra el cielo nocturno,enormeyterrible,lasiluetadeunhombre.Laenvolvíaunaespeciedehalogrisqueledabasemejanzadeunaestatuarevestidadeacero,inmensa,imponente,horribleensulejanoesplendor,entantoqueelrostroserevelabatanespiritualmentepoderoso,yalaveztanorgullosayausteramentetriste,queaHarrisleparecióalmirarloqueeramásdeloquesusojospodíansoportar,yquedeunmomentoaotroibaafallarlelavistayseibaahundirenlainconsciencia.

Tanremotaeinaccesiblesealzabaestafiguraquenohabíamododecalcularsusdimensiones;aunque,almismotiempo,estabatanextrañamentecercaquecuandoseinclinósobresualmael resplandorgrisáceodesu rostroabatido,augusto, lúgubre,latiendocomounaestrellaoscuraconlospoderesdelmalespiritual, lepareciócasicomo si contemplase un rostro no más alejado de él que el de cualquiera de losHermanosqueestabanasulado.

Yacontinuación,lasalasepoblódevocesqueHarrisidentificóclaramentecomolos gritos angustiados de otros que le habían precedido durante una larga serie deaños.Primerolellegóelintenso,agudoalaridodeunhombreensuagonía,ahogadopor su aliento, y pronunciando no obstante, con su último suspiro, el nombre delCulto…delSerquesecomplacíaenoírlo.Losgritosde losestrangulados;el secojadeardelosasfixiados,elgorgoteodelasgargantasatenazadas,todasestascosas,ymás,resonabandeunoaotroladoentrelasparedes,lasmismasqueahoraleteníanprisionerocomovíctimasacrificial.Ylosgemidos, también,nosólodeloscuerposquebrantados, sino—muchopeor—de las almasvencidasy rotas.Ymientras estecoro espantoso se elevaba y descendía, surgieron los rostros de los seresdesventurados a los que pertenecían; y sobre el telón de luz pálida y grisácea vio

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desfilar ante él, flotando en el aire, una serie de semblantes humanos, blancos,patéticos,queparecíanhacerleseñasybalbucearlecomosiyaleconsiderasenunodeellos.

Y lentamente,mientras se elevaban estas voces, y desfilaba la pálidamultitud,descendiódelcielolafiguragigantescayseacercóalahabitacióndondeestabansuprisioneroylosadoradores.Alzaronybajaronéstoslasmanosasualrededor,enlaoscuridad,yHarrisnotóqueleponíanunaropadistintadelasuya;uncercodehielopareciórodearlelacabeza,mientrasleapretabanunacorreaalrededordelacintura,ciñéndolelosbrazos.Finalmente,sintióalrededordelcuellounrocesuaveysedoso,ycomprendió—mejorquesihubieseestadoaplenaluzyanteunespejo—queeraelcordóndelsacrificio…ydelamuerte.

En ese instante los Hermanos, todavía postrados en el suelo, comenzaron denuevo su lúgubre aunque apasionada salmodia; y al hacerlo, sucedió algo extraño.Porquesinmovernicambiaraparentementedepostura,laenormefigura,derepente,parecióestardentrodelahabitación,casijuntoaél,yllenarelespacioasualrededorexcluyendotodolodemás.

Harris había sobrepasado todas las gradaciones ordinarias del miedo; sólo unsentimiento opaco, como de muerte —de muerte del alma—, se agitaba en sucorazón.Nisiquieralevinieronyapensamientosdeescapar.Elfinestabacerca,ylosabía.

A su alrededor se elevó como una oleada el horrible cántico de voces: «¡Teadoramos!¡Terendimosculto!¡Teofrendamos!»Loscánticoslellenabanlosoídosy,casiincoherentes,lemartilleabanelcerebro.

Entonceselrostromajestuosoygrisseinclinólentamentesobreél,yHarrisnotóque leabandonabaelalmayeraabsorbidaporelmardeesosojosangustiados.Almismotiempo,unadocenademanosleobligaronaarrodillarse;yviolevantadoenelaire,antesí,elbrazodeKalkmann,ysintióqueaumentabalapresiónalrededordesucuello.

Y en ese momento espantoso en que había perdido toda esperanza, y parecíaimposiblecualquierayudadelosdiosesoloshombres,ocurrióalgoextraño.Porqueante su mirada borrosa y aterrada surgió, como en un sueño de luz—aunque sincausanimotivo—, incomprensiblemente, el rostrodeaquelotrohombrequehabíaestadocenandoen laposadade laestación.Yelver,siquieramentalmente,aquellacarainglesa,firme,sana,vigorosa,leinfundióderepenteunnuevovalor.

Fue solo una visión fugaz, antes de hundirse en una muerte oscura y terrible;aunque,dealgunamanera inexplicable, lavisióndeeserostrohizonacerenélunaesperanzainvencible,ylacertezadelaliberación.Eraunrostrodotadodepoder;unrostro, ahora se daba cuenta, bondadoso y sencillo, como el que vieron, quizá, loshombres de la antigüedad en las playas deGalilea: un rostro, en verdad, capaz dedoblegaralosdemoniosdelosespaciosexteriores.

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Y, en sudesesperaciónydesamparo, apeló a él, y lo invocó conpalabras nadavacilantes.Encontróvoz,enesetrancedeagonía,paradeciralgo;aunquejamáshapodidorecordarquépalabrasfueronenrealidad,nisilasdijoeninglésoenalemán.Suefecto,noobstante,fueinstantáneo.LosHermanoscomprendieron,ycomprendiólamalignaFiguragris.

Durante un segundo, la confusión fue terrible. Se produjo un estallido. Seestremeció lamisma tierra. Todo lo queHarris recordaba después es que en tornosuyosealzóunclamordealarma.

—¡Un hombre de Dios! ¡Un hombre de poder está con nosotros!—repetía elvastotumultodevoces,cruzandoelespaciocomoenormesproyectiles…yHarrissedesplomó en el suelo de la sala, inconsciente. La escena entera se desvaneció; sedesvaneciócomoelhumosobreeltejadodeunacasacuandosoplaelviento.

Y, a su lado, se hallaba sentada una figura muy poco alemana: la figura deldesconocidodelaposada,elhombredelos«ojosasombrosos».

***

CuandoHarrisvolvióensí, sintió frío.Estaba tendidobajoelcielo,yelvientodelcampoydelbosqueleazotabalacara.Seincorporóymiróasualrededor.Aúnteníaenlamentelahorribleescenaúltima,aunquenoquedabaelmenorvestigiodeella:nohabíaparedesni techoasualrededor;nosehallabaenningunahabitación.Nohabíalámparasconlaluzbajada,nihumodecigarros,niningunasiluetainmensaygrisdepiealotroladodelasventanas.

Estaba al aire libre, sobre un montón de ladrillos y cascotes, con las ropasempapadasderocío,ylasamablesestrellasbrillandoradiantesenloalto.Yacíaenelsuelo,magulladoytembloroso,entrelosrestosdeunedificioenruinas.

Se levantó y miró en torno suyo. Allá, en la oscuridad lejana, se extendía elbosquetodoalrededor;yaquí,cercadeél,sealzabanlassiluetasdelascasasdelacolonia.Perobajosuspies,evidentemente,nohabíasinounmontóndeescombrosypiedras pertenecientes a un edificio reducido a polvo hacía mucho tiempo. Acontinuaciónsediocuentadequelaspiedrasestabanennegrecidas,yquelasgrandesvigas demadera, medio quemadas, medio podridas, cruzaban como rayas entre laderruidamampostería.Asípues,estabaenmediodeunedificioquemadoydestruido,y lahierbay lasortigasdemostrabandemaneraconcluyentequehacíaañosqueseencontrabaeneseestado.

Lalunasehabíaocultadoyatraselbosquequelerodeaba,perolasestrellasquesalpicabanelcieloemitíanluzsuficientecomoparapermitirlecerciorarsedeloqueveía. Harris, el comerciante en sedas, contempló las piedras quemadas y seestremeció.

Luego,derepente,vioemergerdelaoscuridadunafiguraquesedetuvojuntoaél.Almirarlaconatención,creyóreconocerelrostrodeldesconocidodelaposadade

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laestación.—¿Esustedreal?—preguntóconunavozqueapenasreconociócomosuya.—Másquereal…soyaliado—replicóeldesconocido—;leheseguidodesdela

posada,hastaaquí.Harris calló, y se le quedómirando durante unosminutos sin añadir nada. Le

castañeteaban los dientes. El más leve ruido le sobresaltaba; pero esas simplespalabras en su propia lengua, y el tono en que fueron pronunciadas, le aliviaroninmensamente.

—Esustedingléstambién,graciasaDios—dijo,incoherente—.Estosalemanesdeldemonio…—seinterrumpió,ysellevóunamanoalosojos—.Pero¿quéhasidodetodosellos…ydelahabitación,y…y…?—sellevólamanoalagarganta,ysepalpóelcuelloconnerviosismo.Aspirólarga,profundamente,conalivio—.¿Lohesoñadotodo…todo?—preguntóperplejo.

Miróofuscadoasualrededor,yeldesconocidoseacercóylecogiódelbrazo.—Vayámonos—dijoentonotranquilizador,aunqueconciertoacentoautoritario

enlavoz—;vayámonosdeaquí.Elcamino,inclusoelbosque,seránmásagradablesparausted;porqueahoraestamosenunodeloslugaresdelmundomásterriblementefrecuentadosporespectros.

Guiólospasosinsegurosdesucompañeropor ladesmoronadaalbañileríahastaquellegaronalsendero,conlasortigaspinchándoleslasmanos,yHarriscaminandoatientascomounsonámbulo.Cruzaronlasverjasdebarrotesretorcidosysalieron;deaquísedirigieronalcamino,blancoenmediodelaoscuridad.Unavezfueradelasruinas,Harrisrecobróeldominiodesí,ysevolvióamirarhaciaatrás.

—Pero ¿cómo es posible?—exclamó con la voz aún temblorosa—, ¿cómo esposible?Cuandoentréaquívieledificioalaluzdelaluna.Meabrieronlapuerta.Vilasfigurasyoísusvoces,ytoqué,sí,toqué,susmismasmanos;yvisuscondenadascarasnegras, lasvimuchomásclaramentede loque leveoaustedahora—estabacompletamenteconfuso.Lafascinaciónaúnledeslumbrabalosojosconungradoderealismo más fuerte que la misma realidad normal—. ¿Tan absoluto ha sido miengaño?

Entonces,derepente,lellegaronalaconciencialaspalabrasdeldesconocidoquehabíaoídooentendidosóloamedias.

—¿Por espectros? —preguntó, mirándole con atención—, ¿frecuentado porespectros, ha dicho?—se detuvo enmedio del camino ymiró hacia la oscuridad,donde le había parecido ver, al principio, el edificio del viejo colegio. Pero eldesconocidoleinstóaseguir.

—Despuéshablaremosconmástranquilidad—dijo—.Leseguídesdelaposadaalcomprenderadondevenía.Cuandoleencontréeranlasonce…

—Lasonce—dijoHarris,recordandoconunescalofrío.—Le vi caer. Le he atendido hasta que ha recobrado la conciencia; y ahora…

ahora estoy aquí para llevarle sin peligro a la posada. He roto el encanto… el

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hechizo…—Estoy en deuda con usted, señor —le interrumpió otra vez Harris, que

empezabaacomprenderlaamabilidaddeldesconocido—;peronoloentiendo.Estoyaturdidoyconfuso—aúnlecastañeteabanlosdientesylesacudíandepiesacabezaviolentos estremecimientos. Se dio cuenta de que apretaba con fuerza el brazo delotro. Así cruzaron la colonia desierta y derruida, y llegaron a la carretera queconducíaalaposada,atravésdelbosque.

—Hacemuchoqueeledificiodelcolegioestáasí—dijopocodespuéselhombrequecaminabaasulado—;fuedestruidoporordendelosSuperioresdelaordenhacelomenosdiezaños.Lacoloniaestádeshabitadadesdeentonces.Peroaúnsesiguenrepitiendo los simulacros de ciertos sucesos horribles que tuvieron lugar bajo sutecho,enelpasado.Yaúnactúan las«cáscaras»de losprincipalesparticipantesenaquelloshechosespantososqueacarrearonsudestrucciónfinal,yelabandonodelacoloniaentera.¡Eranadoradoresdeldemonio!

Harrisescuchabaconlafrentecubiertadeunsudorquenoeraconsecuenciadesusosegadamarchaenlanochefresca.Aunquesólohabíavistoaestehombreunavezensuvida,ynuncahabíaintercambiadounapalabraconél,experimentabaunagranconfianza y una sutil sensación de seguridad y alivio a su lado que eran las mássaludables influencias que podía haber deseado tras la experiencia que acababa desufrir.Contodo,aúnsenotabacomosicaminaseensueños;yaunqueescuchabacadapalabraquebrotabade los labiosde sucompañero, sóloaldía siguiente se lehizototalmenteclaroelsignificadodeloquedecía.Lapresenciadeestehombretranquilo,deestedesconocidodeojosasombrosos, sentíaahora,másqueveía,derramabaunbálsamoreparadorsobresuespírituquebrantadoqueleibasanandorápidamente.Yesteinflujosaludablequedifundíalaoscurafiguraquemarchabaasuladoaplacósumás imperiosa necesidad, al punto que casi le pasó inadvertido el hecho extrañoyoportunodequeestuvieseaquí.

Poralguna razón,no se leocurriópreguntarle elnombre,ni le causóextrañezaqueun turista depaso se tomase tantasmolestias por otra persona.Caminaba a sulado,escuchandosuspalabrassosegadas,ypermitiéndosedisfrutardelamaravillosaexperiencia—traslarecienteprueba—dequeleayudasen,leconfortasen,lediesenánimos. Sólo una vez, al recordar vagamente algo que había leído hacía años, sevolvióalhombrequeibajuntoaél,trasunaspalabrasquedijomássorprendentesdelonormal,yseoyóasímismopreguntar,casiinvoluntariamente:«¿Esustedrosacruzporcasualidad,señor?».Peroeldesconocidoignorólapregunta;onolaoyó,quizá,porquesiguióhablandocomosinohubiesenotadolainterrupción,yHarrisadvirtióqueotraescenainusitadahabíatomadoposesióndesumente,mientrasmarchabaneluno junto al otro por los fríos parajes del bosque, y descubrió su imaginaciónsúbitamenteabsortaenelrecuerdoinfantildeJacobluchandoconelángel:luchandotoda la noche conun ser de naturaleza superior, cuya fuerza pasó finalmente a sersuya.

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—Fuesuinterrumpidaconversaciónconelsacerdote,durantelacena,loquemepuso sobre la pista de este caso extraordinario—oyó que decía la voz plácida delhombre, a su lado, en la oscuridad—; élme contó, despuésdemarcharseusted, lahistoriadelcultoaldiabloqueseinstaurósecretamenteenelsenodeesacomunidadsencillaydevota.

—¿Cultoaldiablo?¿Aquí…?—tartamudeóHarris,horrorizado.—Sí,aquí;dirigidosecretamenteporungrupodeHermanos,hastaqueunaserie

dedesaparicionesinexplicablesenlavecindadcondujoasudescubrimiento.Porque,¿dóndepodíanhaberencontradounlugarmásseguroentodoelanchomundoparasuhorrendo tráfico y sus poderes pervertidos que aquí, en su mismo recinto…amparadosporlasombradelasantidadydelavidareligiosa?

—¡Es espantoso! ¡Espantoso!—susurró el comerciante en sedas—; pues si ledigolaspalabrasquemedirigieron…

—Lassé—dijoeldesconocidocontranquilidad—.Lohevistoyoídotodo.Miplanera,enprimerlugar,esperarhastaelfinal,yluegoprocurardestruirles;peroeninterésdesuseguridadpersonal…—hablabacongranseriedadyconvicción—,eninterésdelaseguridaddesualma,hicenotarmipresenciaenelmomentooportuno,antesdequeconcluyesen…

—¡Mi seguridad! El peligro, entonces, ha sido real. Estaban vivos y… —lefallaronlaspalabras.Sedetuvoenmediodelcaminoysevolvióhaciasucompañero,delquenodistinguiómásqueelbrillodesusojosenlanegrura.

—Eranunmontóndecaparazonesdehombresviolentos,dehombresmalvadospero espiritualmente desarrollados que perseguían lamuerte (lamuerte física) paraprolongar sus viles y antinaturales existencias. Y de haber logrado su propósito,habría quedado usted en su poder, tras su muerte física, y habría contribuido aaumentarsusfineshorribles.

Harrisnocontestó.Intentóconcentrarsumenteenlascosasamablesycorrientesde la vida. Incluso se puso a pensar en sedas, en St.Paul’s Churchyard y en losrostrosdesuscolegas.

—Porqueustedhavenidodispuestoadejarsecoger—oyólavozdelotrocomosile hablase desde muy lejos—: su estado de ánimo, profundamente introspectivo,había reconstruido ya el pasado de manera tan vívida, tan intensa, que se pusoinmediatamenteenrapportcon las fuerzasdeaquel tiempoqueaúnperduran.Y learrastrarondeformairresistible.

Harris, al oírlo, apretó el brazo del desconocido, que tenía agarrado. En estemomentosólolecabíaunaemoción.Noleresultabasorprendentequeeldesconocidotuvieseunconocimientotaníntimodesumente.

—¡Ah!, son las emocionesmalignas las que pueden dejar su fotografía en losescenarios y objetos de alrededor —añadió el otro—; ¿quién ha oído hablar delugares encantados por haber sucedido en ellos una acción noble, o de espectroshermososyamablesquevuelvenparavisitarlosreflejosdelaluna?Esunalástima.

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Pero sólo las malas pasiones del corazón humano parecen ser lo bastante fuertescomoparadejarunahuellapersistente;lasbuenassonsiempredemasiadotibias.

Eldesconocidosuspiró.Harris,agotadoynerviosohastalamédulacomoestaba,iba a su lado escuchando solo amedias.Andaba como en sueños aún. Le parecíaasombroso este camino de regreso bajo las estrellas en las primeras horas de lamadrugada de octubre, con el bosque tranquilo alrededor de ellos, la neblinaelevándoseaquíyalláenlospequeñosclaros,yelruidodelaguadeuncentenardearroyosinvisibles llenandolaspausasdelaconversación.Después,enel transcursodesuvida,lorecordósiemprecomoalgomágicoeimposible;comoalgoqueparecíademasiadohermoso,demasiado singularmentehermoso,para serdel todocierto.Yaunque en esos momentos oía y comprendía una cuarta parte de lo que decía eldesconocido,lellegómástardealaconciencia,yselequedógrabadohastaelfindesusdías, siempreconunacuriosa,mágicasensaciónde irrealidad,comosihubiesetenido un sueño maravilloso del que sólo pudiese recordar débiles y exquisitosretazos.

Pero se le disipó por completo el horror de la experiencia anterior; y cuandollegaronalaposadadelaestación,hacialastresdelamadrugada,Harrisestrechólamanodeldesconocidocongratitud,efusivamente,afrontando lamiradadesusojosasombrosos con el corazón henchido, y subió a su habitación pensando demanerabrumosa, soñadora, en las palabras con que el desconocido había terminado suconversación,aldejaratrásellinderodelbosque.

—Si el pensamiento y la emoción pueden subsistir de ese modo después dereducidoapolvoelcerebroquelosproyectó,cuánimportantehadesercontrolarsunacimientoenelcorazón,ysujetarloconelmásfuertedelosfrenos.

Pero Harris, el comerciante en sedas, durmió mejor de lo que podía haberesperado,ytanprofundamentequesedespertóamediodía.Ycuandobajóyseenteródequeeldesconocidosehabíamarchadoya,cayóenlacuenta,conpesar,dequenosehabíaacordadodepreguntarlesunombre.

—Sí,firmóenelregistrodeviajeros—dijolajoven,contestandoasupregunta.Pasólaspáginasemborronadas,yencontróallí laúltimaanotación,enunaletra

delicadaymuypersonal:

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ELCAMPAMENTODELPERRO

THECAMPOFTHEDOG

TraducciónFranciscoTorresOliver

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Al norte de Estocolmo se arraciman a centenares islas de todas las formas ytamaños, y el pequeño vapor que recorre en verano sus intrincados laberintos, alllegaralfinaldesuviajeenWaxholm,dejaalgoperplejoalviajeroencuantoalospuntos cardinales. Pero sólo a partir deWaxholm empiezan las verdaderas islas avolverse salvajes,porasídecir,ya recortar sucomplicadacostaenuncentenardemillas de desierta belleza; y fue en el centro de esta encantadora confusión dondeplantamosnuestrastiendasparapasarunasvacacionesdeverano.Anuestroalrededorteníamosunauténticoenjambredeislas:desdeunmerobotónderocaconunabetosolitario encima, hasta la extensión montañosa de una milla cuadrada densamentepobladadebosqueyceñidaporabruptosacantilados;yestabantanjuntasavecesqueentreellashabíaunatiradeaguanomásanchaqueunsenderodelcampo,obientanalejadasqueteníanenmediounespaciodemillascomosifuesemarabierto.

Aunquealgunasdelasislasmásgrandesostentabangranjasypuertospesqueros,la mayoría estaban deshabitadas. Tapizadas de musgo y de brezo, sus costasmostrabanunaseriedebarrancosyhendidurasypequeñasensenadasarenosas,conunaespléndidavegetacióndepinaresquebajabahastaelbordedelaguayguiabalamirada,pordesconocidascavidadesdesombraymisterio,almismocorazóndeunbosqueprimitivo.

Lasislasconcretasenlasqueteníamosderechoaacampar,porhaberpagadounamódica cantidad a un comerciante de Estocolmo, formaban un grupo pintorescomuchomásalládedondellegabaelvapor;unadeellaseraunmeroescolloconunafranjaetéreadeabedules,yotrasdoseranmonstruos,conacantiladosenlosflancos,que emergían del mar con sus cabezas boscosas. De la cuarta —que fue la queescogimos porque tenía una pequeña ensenada, ideal para fondear, bañarnos, calarpalangresydemás—,daréoportunadescripciónamedidaqueprosigaestahistoria;pero por lo que se refiere al alquiler, podíamos haber plantado nuestras tiendas encualquiera del centenar que se apiñaban a nuestro alrededor como un enjambre deabejas.

Fue en el resplandor de un atardecer de julio, con el aire transparente como elcristal, el mar de un azul cobalto, cuando dejamos el vapor en los confines de lacivilizacióny,provistosdemapas,brújulasyprovisionesparaelpequeñogrupodechalados, zarpamos en el skärgard que iba a ser nuestro hogar los dos próximosmeses. Detrás remolcábamos el bote neumático y mi canoa canadiense, con lastiendasylospertrechoscuidadosamenteestibados;ycuandoseinterpusolapuntadelacantilado,ocultándonoselvaporyelhotel,nosdimoscuentaporprimeravezdelolejos que habían quedado el horror de los trenes y los edificios, la fiebre de loshombresylasciudades,elhastíodelascallesylosespacioscerrados.Lanaturalezaseabríaportodasparteseninterminablesextensionesazules,ylaagujaylosmapaseransolicitadoscontantafrecuenciaquecadadosportresnossentíamosperdidos,ylamarchasehacíaencantadoramente lenta.Porejemplo, tardamosdosdíasenterosenencontrar lamedia lunaqueformaba la isladenuestrodestino,y lasacampadas

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que hicimos en el trayecto eran tan fascinantes que luego nos marchábamos condesganaypesar;porquecadaislaparecíamásatractivaquelaanterior,ysobretodasellasseextendíalamagiadelapaz,lalejaníadeltumultomundanoylalibertaddelosparajesdeshabitados.

Ysontantosloslugaresdebellezamundialqueheexploradoyhehabitado,queen la memoria sólo me queda un recuerdo compuesto de sus partes, un auténticomapaceleste,porasídecir,enelqueesteenconcretoresaltaconespecialnitidezporlascosasextrañasqueocurrieronenél;ytambién,creo,porquecualquiersituaciónenla que interviene John Silence tiene tendencia a grabarse en el pensamiento conprofundayduraderaviveza.

Al principio, no obstante, el doctor Silence no formó parte del grupo.Un casoparticular reclamaba su presencia en el interior deHungría, y sólo pude concertarreunirmeconélenBerlínmástarde—el15deagosto,paraserexactos—,yregresarde allí juntos aLondres con nuestra cosecha de trabajo para el invierno.De todosmodos,élconocíamásomenosbienalosdemásmiembrosdelgrupo;yestetercerdía, al cruzar la estrecha abertura hacia la ensenada y contemplar ante nosotros laloma redondeada de árboles con el sol dorado y rojo del crepúsculo, por algunainexplicablerazón,mevinieronalamemoria,clarísimamente,susúltimaspalabrasalsepararnos en Londres, y recordé la extraña impresión de profecía que meprodujeron:

—Disfrute de sus vacaciones y haga acopio de todas las fuerzas que pueda—había dicho mientras se ponía en marcha el tren, en la estación Victoria—; nosveremoseldía15enBerlín…sinomemandallamarantes.

Y ahora, de repente, sus palabras me volvieron con tal claridad que casi meparecióoírsuvoz:«Sinomemandallamarantes».Ymevolvieron,además,conunsignificadoquenosabíacómointerpretar,yquedespertóenlomáshondodemiserunvagotemordequedesdeelprincipiohabíansidounaespeciedeprofecía.

Yaenlaensenadanosdejóelviento,esteatardecerdejulio,comonopodíasermenos, al encontrarnos al abrigodeuncinturóndeárboles,y echamosmanoa losremos,todosimpresionadosantelabellezadeestaprimeravisióndenuestraisladedestino, aunque hablando en voz baja sobre dónde era mejor desembarcar, quéprofundidadteníaelagua,cuáleraelsitiomásseguroparafondear,paraplantarlastiendas, el más protegido para encender fuego, y una docena de cuestionesimportantesquesurgencuandohayqueinstalarseenunaregióndeshabitada.

Y durante esta hora afanosa del crepúsculo en que nos dedicamos a descargarantesdequeanocheciera,tuvieronabienaflorardenuevocontodavivezalasalmasdemiscompañeros,yhacerotravezsusrespectivaspresentaciones.

En realidad, supongo, nuestro grupo no tenía nada de excepcional. En la vidanormal, en casa, eran personas bastante corrientes; pero de pronto, al cruzar estaspuertas de la naturaleza, les vi conmás claridad que antes, con rasgos exentos delambientedeloshombresylasciudades.Uncambioradicaldeescenarioproporciona

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amenudounavisiónsorprendentementenuevadepersonasquehastaesemomentocreíamosconocermuybien:nosofreceunafacetainéditadesuspersonalidades.Meparecióveramigrupocasicomosifuesenotros:gentealaquenohabíavistohastaahora,gentequeseibaaquitareldisfrazquellevabahastaahorayarevelarsecomorealmenteera.Ycadaunoparecíadecir:«Ahorameveráscomosoy.Meverásaquí,en esta vida primitiva de las soledades naturales, sin ropa. Todas mis máscaras yvelos han quedado atrás, donde habitan los hombres. ¡Así que espera y verás quésorpresa!».

ElreverendoTimothyMaloneymeayudóamontarlastiendas,tareaquesulargapráctica hacía que fuese sencilla; y viéndole clavar clavos y tensar vientos, sinchaqueta y con su cuello de franela abierto y sin lazo, era imposible evitar laconclusióndequeestabahechoparalavidadepionero,másqueparalaiglesia.Teníacincuentaaños,eraunhombresano,musculoso,deojosazules,yrealizabasupartede trabajo,ymás, sin rehuir.Dabagustoverlemanejarelhachacortando renuevosparapalosdetienda,ysuojoparasacarlahorizontalerainfalible.

Obligadodejovenaaportarunoshaberesfamiliareslucrativos,habíaforzadosuespíritu a aparentar ideas ortodoxas, haciendo los honores de una pequeña iglesiarural con una energía que le hacía pensar a uno en un carbonero manejandoporcelana; y sólo en los últimos años había renunciado al beneficio eclesiástico,dedicándoseaprepararjóvenesparalosexámenes.Estoseledabamejor.Además,lepermitía entregarse temporalmente a su pasión por la «vida salvaje», y pasar bajotienda losmesesdeverano,casi todos losaños,enalgunapartedelmundoadondepodíallevarconsigoasusjóvenes,ycombinarla«clase»conelairelibre.

Normalmenteleacompañabasumujer,ynohabíadudadequeelladisfrutabaenesosviajes,yaquesentíalamismaaficiónporlanaturaleza,aunqueenmenorgrado,dado que constituía el rasgo más destacado en él. La única diferencia era quemientras él consideraba esta vida la verdadera, a ella le parecía un paréntesis.Mientrasélvivíalaacampadaconelalmayelcorazón,ellalohacíaconlaropayelcuerpo. De todos modos, era una espléndida compañera; y viéndola preparar lacomidaenelfuegoquenosotroshicimosentreunaspiedras,notabasqueponíatodosuentusiasmoenlatareadelmomento,yquedisfrutabainclusoenlosdetalles.

Encasa,laseñoraMaloneyhaciendopuntoycreyendoqueelmundohabíasidocreado en seis días era una; pero la señora Maloney con los brazos desnudos,asomandopor encimadel humodeuna leña de bosque, bajo los pinos, era otra; yPeterSangree,elalumnocanadiense,consutezpálidaysufiguraendeble,aunquenodesgarbada,hacíajuntoaellaunmuyfavorablecontrastemientrasrascabapatatasycortabalonchasdetocinoconblancos,delgadosdedosqueparecíanmásaptosparamanejarlaplumaqueelcuchillo.Ellalemandabacomoaunesclavoyélobedecíaencantado;porqueapesardesuaspectofrágil,sesentíatanfelizenelcampamentocomocualquieradenosotros.

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Peromásqueningúnotromiembrodelgrupo,eraJoanMaloney, lahija, laqueparecíaparteauténticaynaturaldelpaisaje,yperteneceraélcomopertenecían losárbolesyelmusgoylasrocasgrisesquesehundíanenelagua.Porqueestabaensuescenariooriginalyapropiado:eraunserdelasregionesdesérticas,unagitanaensumundo.

Para cualquiera dotado de perspicacia, esto habría sidomás omenos evidente;paramí,quellevabatratándolalosveintidósañosdesuvidayconocíalosentresijosdesu tipoprimitivoyajenoa lamoda, resultabahasta llamativo.Viéndolaallí,eraimposibleimaginarladenuevoenlacivilización.Nolograbarecordarcómoeraenlaciudad. Su recuerdo, en cierto modo, se me evaporaba. De repente, observándolarevoloteardeunladoparaotroconlagraciadelavidadelbosque,raudayflexible,osoplar el fuego de rodillas o remover la sartén a través de un velo de humo, meparecía que no la había conocido de otramanera.Aquí estaba en su ambiente; enLondres se transformaba en una persona escondida por la ropa, en una muñecaartificial,entrapajadaymovidaporunmecanismodecuerda,convidasólounapartedesuser.Aquíestabavivatodaella.

Heolvidadoporcompletocómoibavestida, igualqueheolvidadocómoestabavestido un árbol particular, o cómo eran las marcas de los cantos rodados queseñalabanelcampamento.Parecíatanagreste, indómitaysalvajecomotodoloqueformabapartedelescenario;nopuedodecirmás.

Decididamente,noeraguapa.Eraflaca,morena,yposeíaunagranfuerzafísicaenformaderesistencia.Tenía tambiénalgodeenergíay lavigorosaresolucióndelhombre; tempestuosa a veces, impulsiva hasta el apasionamiento, asustaba a sumadre,ydesconcertabaasutolerantepadreconsusarrebatosderebeldía,altiempoque despertaba su admiración. Una pagana incurable era, además, con un atisbomágico de antigua belleza pagana en su rostro moreno y en sus ojos oscuros. Sucaráctererararoydifícilpordemás,aunquedeunagenerosidadyunánimoquelahacíanencantadora.

En lavidade ciudad, siempremeparecíaque se sentía coartada, fastidiada,undiabloenjaulado;ensusojoshabíaunaexpresiónacorralada,comositemiesequelaatrapasendeunmomentoaotro.Peroenestasvastassoledadesledesaparecíatodoesto. Lejos de las restricciones que la atormentaban y hostigaban, se mostraba enplenaforma;yviéndolaandarporelcampamento,medescubríaamímismo,másdeuna vez, pensando en un animal salvaje, al que acabaran de devolver la libertad,ejercitandosusmúsculos.

PeterSangree,naturalmente,sucumbióinmediatamenteasusencantos.Peroellaestabatanfueradesualcance,ytancapacitadaparacuidardesímismaquecreoquesuspadresdieronescasaimportanciaalasunto.Élmismolerendíacultoarespetuosadistancia,manteniendounadmirablecontroldesupasiónentodoslosrespectossalvoenuno:porqueasuedadesdifícildominar losojos,y laexpresiónanhelante,casidevoradora, que amenudoasomabaa ellos eraprobablementedesconocida incluso

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para él. El, más que nadie, comprendía que se había enamorado de alguieninalcanzable,dealguienquelearrastrabahastaellímitemismodelavida,ycasimásalládeél.Sindudaeraungozosecretoyterribleparaélestaapasionadaadoraciónadistancia.Sóloquecreoquesufríamásdeloquenadiesospechaba,yquesufaltadevitalidad se debía en granmedida al constante torrente de anhelo insatisfecho quefluíasincesardesualmaysucuerpo.Además,medabalaimpresión,ahoraquelosveía juntos por primera vez, de que había algo indefinible —una cierta calidadinasible— que los señalaba como pertenecientes al mismo mundo, y que lamuchacha,aunquenolehacíacaso,eraatraídasecretayquizáinconscientementeporalgún atributo—muy profundamente inscrito en su propia naturaleza— hacia unacualidadigualmenteprofundaenél.

Asíqueésteeraelgrupocuandonosinstalamosennuestrocampamentoparadosmeses en la isla delmar Báltico. Otras figuras desfilaron de tarde en tarde por elescenario;yunasvecesunlector,otrasotro,veníanaunirseanosotros,yapasarsuscuatro horas seguidas en la tienda del clérigo. Pero acudían por cortos períodossolamentey se iban sindejardemasiadahuella enmimemoria; y, desde luego, notuvieronpapelalgunoenloquesucediómástarde.

Eltiemponosfuefavorableesatarde,demaneraquehaciaelanochecerestabanmontadas las tiendas, descargados los botes, recogida y troceada una provisión deleña, y los faroles colgados en los árboles de alrededor, dispuestos para serencendidos. Sangree había llenado también los colchones con ramitas de bálsamoparalascamasdelasmujeres,yhabíalimpiadodebrozapequeñossenderosqueibandesustiendasalafogatadelcentro.Todoestabapreparadoporsihacíamaltiempo.Fueunacenaagradableybienguisada,antelaquenossentamosbajolasestrellas,ysegúnelclérigo, laúnicacomidadignaqueveíamosdesdequehabíamossalidodeLondres,hacíaunasemana.

Elsilencio,despuésdelfragorde losbarcos, los trenesy los turistas, teníaalgoqueemocionaba;porque,acomodadosalrededordelfuego,nooíamosotroruidoqueeldébilsusurrodelospinosyelsuavechasquidodelasolasalolargodelaplayaycontraloscostadosdelbarco,enlaensenada.Porentrelosárbolesseveíalasiluetaespectraldesusvelasblancasbalanceándoseperezosaensuplácidofondeadero,conlas jarcias restallandoblandamentecontraelmástil.Másallásehallaban losbultosazulesdeotras islas,borrososen laoscuridad;yde todos losgrandesespaciosquenos rodeaban nos llegaba unmurmullo delmar y el susurro suave de los grandesbosques.Lafraganciadeestaregiónsilvestre—fraganciadelvientoydelatierra,delosárbolesydelagua:limpia,fuerte,vigorosa—eraelauténticoolordeunmundovirgenynodegradadoporelhombre,máspenetranteymássutilmenteembriagadorque ningún perfume del mundo. ¡Ah, y peligrosamente fuerte también, sin dudaalguna,paraalgunasnaturalezas!

—¡Ahhh!—suspiróelclérigoalterminardecenar,conunindescriptiblegestodesatisfacciónyalivio—.Aquíhaylibertad,yespaciopararelajarelcuerpoylamente.

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Aquíunopuede trabajarydescansary jugar.Aquíunoestávivoypuedeabsorberalgodeesasfuerzasdelatierraquejamásestánalalcanceenlasciudades.¡Pormividaquevoyaestableceraquíuncampamentopermanente,yavenirmeaélcuandomelleguelaúltimahora!

Elbuenhombrenohacía sinoexteriorizar sudichade estarbajouna tiendadecampaña.Todoslosañosdecía lomismo;y lodecíaamenudo.Peroesoexpresabamás o menos los sentimientos superficiales de todos nosotros. Y cuando, pocodespués, se volvió para decirle un cumplido a sumujer a propósito de las patatasfritasydescubrióqueroncaba,conlaespaldaapoyadaenunárbol,soltóungruñidodecontentoanteestavisión,yleechóunatelaimpermeablesobrelospies—comosifuese lomás natural en ella quedarse dormida después de cenar—, y acto seguidovolvióasupropiorincón,afumarseunapipacongrandelectación.

Y yo, que me estaba fumando una también, luchaba tumbado contra el másdelicioso sueño imaginable, mientras mis ojos iban del fuego a las estrellas queasomabanatravésdelasramas,ydeellasalgrupoqueteníaamialrededor.NotardóelreverendoTimothyendejarqueseleapagaselapipaysucumbircomosumujer,porque había trabajado con empeño y había comido bien. Sangree, que tambiénfumaba,estabaapoyadoenunárbol,conlamiradafijaenlamuchachayunprofundoanheloenelrostroqueeraincapazdeocultar,cosaquemeapenabadeverasporél.En cuanto a Joan, con los ojos abiertos, alerta, pletórica de las nuevas fuerzas dellugar, evidentemente excitada por lamagia de hallarse entre los elementos que sualma reconocíacomosu«elemento»,permanecía rígida juntoal fuego,mientras supensamientovagabaporlosespacios,ylasangreseleagitabaenelcorazón.Noteníaconcienciadequelamirabaelcanadiense,nidequesuspadresdormían.Meparecíamás un árbol, o algo que había brotado en la isla, que unamuchacha viva de estesiglo; y cuando le propusedesde el otro extremo, envozbaja, hacer una rondadeinspección,sesobresaltóymemirócomosihubieraoídounavozensueños.

Sangreese levantódeunsaltoyseunióanosotros,ysindespertara losotros,cruzamoslalomadelaislaybajamosalaorilladeatrás.Elaguaseextendíacomoun lago ante nosotros, teñida todavía por la puesta de sol. El aire era frío yperfumado,yarrastrabalafraganciadelasislasboscosasqueflotabaenelambientecadavezmásoscuro.En laarenarompíanconsuavidadpequeñísimasolas.Elmarestabasembradodeestrellas,ytodotitilabayexhalabaesabellezadelanocheestivaldelasregionesdelnorte.Confiesoqueenseguidaperdíconcienciadelaspresenciashumanasqueteníaamilado,yestoysegurodequeaJoanlepasólomismotambién.ConSangree, supongo, fuedistinto;porquealpoco rato leoímossuspirar,yme loimagino absorbiendo toda la magia y la pasión del lugar con su corazón herido,acrecentando en él un dolormás penetrante que el que transmitía la visión de taninmensaeinefablebelleza.

Elchapuzóndeunpez,alsaltar,rompióelencanto.

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—Quisiera tener aquí la canoa, ahora—comentó Joan—; podríamos visitar lasotrasislas.

—Desde luego—dije—.Esperad aquí; yo iré por ella—yestabadandomediavueltapararegresaratientasenmediodelaoscuridadcuandoJoanmedetuvoconuntonodevozqueindicabaquehablabaenserio.

—No; que la traiga Sangree. Nosotros esperaremos aquí y gritaremos paraorientarle.

Elcanadiensedesaparecióenunabrirycerrardeojos,porquenoteníaellamásqueinsinuarloquedeseabaparaqueélobedecieracorriendo.

—Manténgasealejadodelaorillaparaevitarlasrocas—legritécuandoseiba—,y tuerza a la derecha, al salir de la ensenada. Es el recorridomás corto, según elmapa.

Mivozcruzó lasaguasquietas,despertandoen lasotras islasunaseriedeecosque nos llegaron como si fueran personas llamando desde el espacio. Sólo eracuestióndetreintaocuarentayardas,entresubir la lomaybajar laensenadadondeestabanfondeadaslasembarcaciones;perohabíaunamillalargadecostadesdeallíhasta donde esperábamos nosotros. Le oímos alejarse tropezando en las piedras;luegocesaronlosruidosderepente,alcoronarlalomaybajarlacuesta,dejandoatráslafogata.

—Noqueríaquemedejasesolaconél—dijolamuchachadespués,envozbaja—.Siempre temoquevayaadecirohaceralgo…—vacilóunmomento, lanzandounarápidamirada,porencimadelhombro,hacialalomadondeSangreeacababadedesaparecer—,algoquepuedaprovocarunasituacióndesagradable.

Seinterrumpiósúbitamente.—¿Darte miedo a ti? —exclamé con verdadera sorpresa—. Esa faceta de tu

carácteresnueva.Yocreíaquenoexistíaunserhumanocapazdeasustarte—luego,derepente,medicuentadequehablabaenserio,dequememirabacomopidiendoayuda;yalpuntoabandonéeltonodebroma—.Creoquehallegadomuylejos,Joan—añadícongravedad—.Debesseramableconél,seancualesseantussentimientos.Creoqueestátremendamenteenamoradodeti.

—Lo sé, pero no puedo evitarlo —dijo muy bajo, no fuera que su voz sepropagaraenelsilencio—;hayalgoenélque…quemeespeluznaymeponecarnedegallina.

—Pobrechico;notienelaculpadeserendebleydeponerseavecespálidocomoun muerto —me eché a reír suavemente, como un modo de defender al queconsiderabaunmiembroinocentedemisexo.

—¡Ah,nomerefieroaeso!—contestóellaconrapidez—:esalgoquenotoenél,en su alma; algo que él mismo ignora, pero que puede aflorar si estamos muchojuntos.Sientoquemeatraeterriblemente.Remuevecuantohaysindomesticarenmí:dentro,muydentro…Aunque,almismotiempo,measusta.

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—Supongoqueandaconstantementepensandoen ti—dije—;peroesunchicoformaly…

—Sí,sí—interrumpióellaconimpaciencia—.Yomefíoabsolutamentedeél.Esamableydeintencionespurísimas.Perohayalgoque…—otravezcallóderepenteparaescuchar.Luegoseacercóamí, enmediode laoscuridad,y susurró—:Mire,señor Hubbard, a veces la intuiciónme advierte un poco demasiado intensamentepara no hacer caso. Sí; no hace falta que me repita que es difícil distinguir entreimaginacióneintuición.Todoesolosé.Perotambiénséquehayalgoenelalmadeese hombre que llama a algo que hay en el fondo de la mía. Y demomento, measusta.Porquenoalcanzoaverquées,y sé,sé, queundía acabaráhaciendoalgoque…quevaasacudirmividahastaloscimientos—rióbrevementeporloextrañodesupropiadescripción.

Mevolvíparamirarlamásdecerca,perolaoscuridaderademasiadodensaparaverlelacara.Ensuvozhabíaunaintensidadcasidepasióncontenidaquemehabíacogidototalmentedesorpresa.

—Tonterías,Joan—dijeconciertagravedad—;leconocesbien.Hacemesesqueestácontupadre.

—PeroesoeraenLondres;aquíesdiferente…Quierodecirquesientoqueaquípuede ser diferente. La vida en lugares como este elimina las trabas de la vidaartificialdelacivilización.Séloquemedigo,losé.Enunlugarcomoéste,mesientoliberadadetodaatadura;aquílarigidezdenuestranaturalezaempiezaaderretirseyafluir.¡Seguroquecomprendeloquequierodecir!

—Por supuesto que lo comprendo —repliqué, aunque no deseaba animarla aseguir por ese derrotero—; y es una magnífica experiencia, y pasajera. Pero estanocheestásagotada,Joan;comoelrestodenosotros.Unosdíasenesteaireharáquetesobrepongasatodoslostemoresdeesaclasequedices.

Luego,trasunmomentodesilencio,añadí,alcomprenderqueibaaenajenarmeporcompletosuconfianzasivolvíaameterlapataylatratabacomoaunaniña:

—Creo que la verdadera explicación, quizá, es que sientes lástima de él porhaberse enamorado de ti, y al mismo tiempo, la aversión que todo animal sano yvigorosoexperimentahacialosseresdébilesyasustadizos.Sivinieraresueltamenteytecogieraporelcuelloytegritaraqueteibaaobligaraqueleamases…,seguroqueentoncesnoibasasentirmiedodeningunaclase.Sabríasexactamentecómotratarle.¿Noesalgoasí?

Lamuchachanocontestó,y,alcogerlelamano,notéquetemblabaunpocoyqueestabafría.

—No es su amor lo queme damiedo—dijo precipitadamente, porque en esemomentooímoshundirseunapalaenelagua—;esalgoquehayensualmaloqueme asusta como no me ha asustado nada en la vida…, aunque me fascina. En laciudadapenasmedabacuenta.Peroencuantonoshemosalejadodelacivilización,haempezadoaaflorareso.Parecemuy…muyreal,aquí.Temoquedarmeasolascon

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él.Medalasensacióndequealgovaareventar,abrotarcontodassusfuerzas…,queél va a hacer algo… o que voy a hacerlo yo…No sé exactamente lo que quierodecir…peromedanganasdedespojarmedetodoygritar…

—¡Joan!—Nosealarme—rióbrevemente—;novoyahacerningunatontería;sóloquería

explicarle cuáles sonmis sentimientos, por si necesito su ayuda.Cuandomevieneunafuerteintuicióncomoahora,nuncaesinfundada;aunqueaúnnoséquésignificaexactamente.

—Detodosmodos,debesresistirestemes—dijeeneltonomásprácticoquemefueposibleadoptar,porquesuactitudhabíahechoquemisorpresaseconvirtieseenunasutilalarma—.Sangreesólovaaestarunmes.Yentodocaso,dadoqueeresunser singular, debesmostrarte generosa para con el resto de los seres singulares—terminé,sinconvicción,conunarisaforzada.

Joanmediounrepentinoapretóndemano.—Me alegro de habérselo contado—dijo rápidamente en voz baja, porque la

canoa se deslizó ahora en silencio, comoun espectro, hasta nuestros pies—.Ymealegro de que esté usted aquí, también—añadió, al tiempo que bajaba al agua, alencuentrodeSangree.

Pedíaestequesecambiaraaproaymesentéenelpuestodegobierno,poniendoalamuchachaentrelosdos,demaneraquepodíaversussiluetasrecortadascontralasestrellas.Siemprehetenidogranrespetoporlasintuicionesdealgunaspersonas—enespecialdelasmujeresylosniños,deboconfesar—,porquelaexperienciahavenidoamenudoaconfirmarlas;yahora laextrañaemociónque laspalabrasde lamuchacha me habían causado seguía vívida en mi conciencia. Yo la explicaba enciertomodoporelhechodequelamuchacha,rendidadecansancioporlosmuchosdías de viaje, había sufrido algún tipo de reacción ante el escenario imponente ydesierto,yademás,quizá,lohabíasentido,segúnveíayoalosmiembrosdelgrupobajounaluznueva—elcanadienseeraenparteundesconocido—,másintensamentequeelrestodenosotros.Pero,almismotiempo,meparecióquemuyprobablementepercibía alguna sutil relación entre la personalidad de él y la suya propia, algunacualidad de la que hasta entonces no había tenido conciencia y que la rutina de laurbehabíamantenidoocultaalavista.Loúnicoquemeparecíadifícilexplicareraelmiedodelquehabíahablado;peroyoesperabaquelosefectossaludablesdelavidadecampamentoyelejerciciofísicoloeliminasen,coneltiempo,demaneranatural.

Dimos la vuelta a la isla en silencio. Todo era demasiado hermoso para decirnada. Los árboles se apiñaban en la orilla para oírnos pasar. Veíamos sus copasoscuras,inclinadasconespléndidadignidadparaobservarnos,olvidandounmomentolasestrellasatrapadasenlareddeagujasdesusmelenas.Contraelcielodeponiente,dondeaúnsedemorabaelorodelsol,desfilabaelmovimientosalvajedelhorizonte,erizado de peñascos y bosque, oprimiendo el corazón como el motivo de unasinfonía,ytransmitiendoalespírituunaestremecidasensacióndebelleza:todasestas

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islasdealrededorsealzabansobreelaguacomonubesbajas;ycomoellas,parecíanperderse calladamente en la oscuridad. Oíamos el goteo musical de la pala y elpequeñorumordelasolasenlaplaya;luego,derepente,descubrimosqueestábamosotravezenlabocanadelaensenadayquehabíamosdadolavueltaalaisla.

ElreverendoTimothysehabíadespertadoyestabacantandoparasí;yelsonidodesuvoz,mientrascruzábamoslascincuentayardasdeaguacerrada,resultabagratoal oído, e innegablemente saludable. Veíamos el resplandor del fuego entre losárboles,enloaltodelaloma,ylasombramovientedeélechandomásleña.

—¿Ya estáis aquí?—dijo en voz alta—. ¡Bien! ¿Habéis calado los palangres?¡Magnífico!Puestumadre,Joan,estátodavíacomountronco.

Surisaanimadasepropagóporencimadelagua;nolehabíapreocupadolomásmínimonuestraausencia;loscampistasveteranosnosealarmanconfacilidad.

—Bueno, recordad —prosiguió, después de escuchar junto al fuego nuestropequeño relato del viaje, y de preguntar la señoraMaloney por cuarta vez dóndeestaba exactamente su tienda y si su puerta daba al este o al sur— que hay queturnarse para preparar el desayuno; uno de los hombres tiene que salir a pescar alamanecer.¡Hubbard,túyyovamosadecidiracaraocruzquénostocahacermañanaporlamañana!

Perdió.—Elijo la pesca—dije, riéndomede su derrota; porque yo sabía que detestaba

prepararlasgachas—,túprocuraquenosetequemencomosetequemabansiempre,elañopasado,enelVolga—añadíamododerecordatorio.

La quinta interrupciónde la señoraMaloney sobre la puerta de su tienda, y susubsiguiente comentario de que eran las nueve pasadas, nos inclinó a encender losfarolesyapagarelfuegoporseguridad.

Pero antes de irnos a dormir, el clérigo debía cumplir con un pequeño einveteradoritopersonalquenadieteníavalorparanegárselo.Lohacíasiempre.Eraun vestigio de sus hábitos de predicador. Nosmiró brevemente uno a uno, con elrostro grave y serio, y alzó las manos hacia las estrellas, con los ojos cerrados yapretados bajo un ceño momentáneo. Luego ofreció una breve, casi inaudibleoración, dando gracias al Cielo por nuestra llegada sin novedad, y rogando quetuviéramosbuentiempo,ningunaenfermedadniaccidente,abundantepescayvientosfavorablesparanavegar.

Yacontinuación,inesperadamente—nadiesupoexactamenteporqué—,terminóconunrepentinodeseodequenadadelreinodelastinieblasvinieraaturbarnuestrapaz,yqueningúnsermalignoseacercaraainquietarnosdurantelanoche.

Ymientraspronunciabaestassorprendentespalabras, tanextrañamenteajenasasumanerahabitualde terminar, alcé casualmente losojosypaseé lamiradapor elgruporeunidoalrededordelfuegosemiapagado.Ylociertoesquemeparecióqueelrostro de Sangree experimentaba una súbita y visible alteración. Estabamirando aJoan;ymientrasmiraba,elcambiocruzóporsurostrocomounasombraysedisipó.

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Me sobresalté, a pesar de mí mismo, porque algo singularmente concentrado,poderoso, firme,había asomadoa su expresión tandébil ydispersapor logeneral.Pero todo fue rápido como una estrella fugaz, y al observarle por segunda vez, surostroeranormalymirabaporentrelosárboles.

Joan,afortunadamente,nosehabíadadocuenta,yaquepermanecióconlacabezainclinadaylosojosfuertementecerradosmientrasrezabasupadre.

«Verdaderamente, esta muchacha tiene una imaginación viva —pensé, medioriendo,mientrasencendíalosfaroles—,sisuspensamientossoncapacesdeconferiresta magia a los míos». No obstante, de alguna manera, cuando nos dábamos lasbuenasnoches,aprovechéparadecirleaJoanunaspalabrasdeánimo,ylaacompañéasutiendaparacomprobarquepodíaencontrarlarápidamenteaoscuras,encasodequeocurrieraalgo.Lamuchachalocomprendióconlaprestezaquelacaracterizabayme dio las gracias. Y lo último que oí cuandome dirigía a donde dormíamos loshombresfueronlosgritosdelaseñoraMaloney,diciendoquehabíaescarabajosensutienda,ylarisadeJoanmientrasacudíaaayudarlaaecharlos.

Media horamás tarde, la isla estaba callada como una tumba, salvo las voceslúgubres del viento que llegaban susurrando desde el mar. Las tres tiendas de loshombres se alzaban como blancos centinelas a un lado de la loma; al otro,medioocultaspor unos cuantos abedules cuyashojashacía estremecer la brisa, las de lasmujeres—manchasdeungrisespectral—sehallabanmásjuntasparamutuoabrigoy protección. Entre unas y otras había como unas cincuenta yardas de terrenodesigual,rocasgrises,musgoylíquenes;yporencimadetodoseextendíanelmantodeoscuridadylosgrandesvientossusurrantesdelosbosquesdeEscandinavia.

Lo último que oí, justo antes de que me arrastrara esa ola poderosa que nossumerge dulcemente en las profundidades del olvido, fue la voz de John SilencecuandoeltrenseponíaenmarchaenlaestaciónVictoria;yporalgunasutilconexiónsurgidaenelmismoumbraldelaconciencia,mimenteevocóalavezelrecuerdodelamedioconfidenciaquemehabíahecho lamuchacha.Comoporun sortilegiodesueños inminentes, en ese instante parecieron tener relación; pero antes de quepudieseanalizarelcómoyelporqué,volvieronadesvanecerse,ytraspuselafronteradelmundovigil:

«Sinomemandallamarantes».

***

CreoquelaseñoraMaloneynollegóaaveriguarsisutiendaestabaorientadaalsuroaleste;porquelociertoesquedormíasiempreconelfaldóndelapuertabienatado; sólo sé que mi pequeña «uno sesenta por dos treinta, toda de seda» dabaclaramentealesteporquea lamañanasiguienteelsol,quepenetrabacomosoloescapaz de penetrar en las regiones salvajes, me despertó muy temprano, y que uninstante después, tras una breve carrera por el musgo blando y un salto desde un

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saliente de granito, me hallaba nadando en el agua más centelleante que cabeimaginar.

Eran apenas las cuatro, y el sol llegaba hasta una larga perspectiva de islasazulencasqueseextendíanhaciaelmarabiertoyFinlandia.Máscerca,sealzabanlascúpulas frondosas de nuestro territorio, todavía coronadas o envueltas en jironesvaporosos de una bruma que se deshacía rápidamente, y que parecía tan recientecomo si fuese la mañana del Sexto Día de la señoraMaloney y acabara de salir,limpiaybrillante,delasmanosdelgranArquitecto.

Elsueloestabaempapadoderocíoenlosclaros,ydelmarveníaunairefrescoysaladoquepenetrabaentrelosárbolesyhacíatemblarlasramasenunaatmósferadeplata reluciente.Las tiendasbrillabandeblancura en los rodalesdonde les daba elsol.Abajoseextendíalaensenada,todavíasoñandoconlanocheveraniega;afuera,enelmarabierto,lospecessaltabanconbrío,enviandohacialaorillaondulacionesmusicales, y en el aire se cernía suspendida la magia del amanecer: callado,incomunicable.

Encendíelfuegoafindeque,unahoradespués,elclérigodispusieradebuenasbrasas para preparar las gachas, y luegome fui a inspeccionar la isla; pero apenashabía andado una docena de yardas, vi una figura de pie, un poco delante demí,dondeelsolentrabaentrelosárbolesyformabauncharcodeluz.

EraJoan.Hacíayaunahoraquesehabíalevantado,medijo,ysehabíabañadoantesdequedesapareciesedel cielo laúltimaestrella.En seguidamedi cuentadeque había penetrado en ella el nuevo espíritu de estas soledades, librándola de lostemoresdelanoche;porquesurostroeracomoelrostrodeunahabitantefelizdelasregiones salvajes, y sus ojos estaban inmaculados y brillantes. Tenía los piesdescalzos,y llevabaprendidasensupelosueltoyondulante lasgotasde rocíoquehabíahechocaerdelasramas.Evidentemente,volvíaaserlamisma.

—Herecorridotodalaisla—anuncióriendo—,yfaltandoscosas.—Suelesatinarentusjuicios,Joan.Asíquedi,¿cuálesson?—Nohayvidaanimal,ynohay…agua.—Lasdosvanjuntas—dijeyo—.Alosanimalesnolesinteresaunarocacomo

ésta,amenosquehayaenellaunmanantial.Ymientrasmellevabadeunlugaraotro,excitadayfeliz,saltandoágilmentede

roca en roca, yo me alegraba de notar que habían sido acertadas mis primerasimpresiones. No aludió para nada a nuestra conversación de la noche anterior. Elnuevoespírituhabíadesalojadoalanterior.Nohabíasitioensucorazónparaeltemorylaansiedad,ylanaturalezalahabíaconquistadototalmente.

Averiguamos que la isla medía unos tres cuartos de milla de punta a punta yformabauncírculo,ounaampliaherradura,conunaaberturadeunosveintepiesenlabocanadelaensenada.Estabadensamentecubiertadepinos,peroaquíyalláhabíagrupos de plateados abedules, chaparros, colonias considerables de frambuesos ygroselleros. Los extremos de la herradura estaban formados por peladas lajas de

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granitoquesesumergíanenelmaryconstituíanpeligrososescollosjustodebajodelasuperficie;peroelrestodelaislaseelevabaenunalomadeunoscuarentapiesdealtura, y cada lado descendía pronunciadamente hasta el mar. En ninguna partealcanzabalascienyardasdeanchura.

Laorillaexteriorestabamuymelladadeensenadas,entrantesyplayasarenosas,concuevasypequeñosacantiladosaquíyallácontra losqueseestrellabaelmarysaltabaenrociones.Perolaorillainteriordelaensenadaerabajayregular,yestababienprotegidapor lamuralladeárbolesque recorría loaltode la loma,demaneraqueningunatormentapodíacausarotracosaqueunapasajeraondulaciónalolargodesuorlaarenosa.Aquelloeraunabrigoeterno.

Enunadelasotrasislas,aunoscientosdeyardas—porqueelrestodelgruposedespertótardeesamañanaycogimoslacanoa—,descubrimosunmanantialdeaguadulceysinelsaborsalobredelBáltico.Yunavezresueltalacuestiónmásimportantedel campamento, procedimos a abordar la segunda: la pesca. Y en media horacogimos pescado suficiente y regresamos, porque no contábamos conmedios paraconservarlo;ylimpiarmásdelquepodemosalmacenarocomerenundíanoestareainteligente,quedigamos,paraunoscampistasexpertos.

Ymientrasdesembarcábamos,hacialasseis,oímosalclérigocantandocomodecostumbre,yvimosasumujeryaSangreesacudiendosusmantasalsolyvestidosdeuna manera que desterraba definitivamente todo vestigio de vida urbana y decivilización.

—Losduendeshanencendidoel fuegopormí—gritóMaloney,conaspectodeestarcómodoyagustoconsuantiguotrajedefranelaeinterrumpiéndoseamitaddesu canción—, así que me he puesto a hacer las gachas; esta vez no se me van aquemar.

Leinformamosdeldescubrimientodeagua,yleenseñamoselpescado.—¡Bien,bienybien!—exclamó—.Vamosa tomarelprimerdesayunodecente

desdehaceunaño.Sangree los limpiaráenunabrirycerrardeojos,yelSegundoContramaestre…

—Los freirá en su punto —rió la voz de la señora Maloney, apareciendo enescena con sandalias y un jersey ajustado de color azul, y cogiendo la sartén. Sumarido la llamabasiempreelSegundoContramaestredelcampamento,porqueunodesuscometidoserallamarlosatodosacomer.

—En cuanto a ti, Joan—prosiguió el hombre feliz—, pareces el espíritu de laisla,conmusgoenelpeloyvientoenlosojos,ysolyestrellasenlacara—lamirócon complacida admiración—. Tome, Sangree, coja esos doce, uno es una buenapieza;sonlosmásgrandes.Noslosvamosazamparconmantequillaenmenosquecantaungallo.

Observéalcanadiensemientrassedirigíadespacioalcubodeaclarar.Tenía losojosprendidosenlabellezadelamuchacha,yporsurostrocruzóunaoleadadegozoapasionado,casifebril,expresivadeléxtasisdeauténticaadoraciónmásquedeotra

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cosa.Quizápensabaqueaúnteníapordelantetressemanas,conestavisiónsiempreantesusojos;quizápensabaensussueñosdeesanoche.Nosé.Peronotélacuriosamezcladeanheloyfelicidadensusojos,y lafuerzadeesta impresióndespertómicuriosidad.Algoensu rostro retuvomimiradaunsegundo;algoque teníaquevercon su intensidad.Queunapersona tan tímida, tanmansa, ocultaseunapasión tanvirilexigíacasiunaexplicación.

Pero la impresión fue momentánea; porque ese primer desayuno en elcampamentonopermitíadividirlaatención,ymeatrevoajurarquelasgachas,elté,el «pan» sueco y el pescado frito con bacón estuvieron ese díamuchomejor queningunacomidadeningúnlugardelmundo.

El primer día libre en un nuevo campamento es siempre un día frenéticamenteocupado,yno tardamosenadoptar la rutina,de laquedependeengranmedida laverdadera comodidad de todos. Alrededor del fuego de guisar,muymejorado conpiedras traídas de la playa, construimos una empalizada alta con palos verticalesespesamenteentretejidosconramas,pusimosunatechumbredemusgoyliquen,conpiedrasencima,yenelinterior,alrededor,dispusimosasientosbajosderamas,afinde poder estar junto al fuego incluso lloviendo, y comer en paz. Delineamossenderos, también, de tienda a tienda, hasta los lugares donde nos bañábamos y eldesembarcadero,yestablecimosuna razonabledivisiónde la islaenunazonaparalos hombres y otra para las mujeres. Apilamos leña, apartamos los árboles y laspiedras que estorbaban, colgamos las hamacas y afianzamos las tiendas. En unapalabra, el campamento quedó instalado, y asignados y aceptados los distintoscometidoscomosipensáramosvivirañosenestaisladelBáltico,yfueraimportantehastaelmáspequeñodetalledelavidacomunitaria.

Además, al quedar establecido el campamento, aumentó la sensación decomunidad,confirmandoqueéramosuntododefinidoynomeramenteunnúmerodepersonasquehabíamosvenidoaviviren tiendasdecampaña,duranteun tiempo,auna isla desierta. Cada uno aceptó los distintos trabajos de buen grado. Sangree,como por selección natural, se encargaba de limpiar el pescado y trocear leñasuficienteparalasnecesidadesdeldía.Ylohacíabien.Lapalangananuncaestabasinpescado, limpio y escamado, preparado para freírselo quien tuviera hambre; denoche,elfuegonuncaseapagabaporfaltadeleña,sinnecesidaddeirabuscarla.

Y Timothy, antes reverendo, pescaba y talaba árboles. También asumió laresponsabilidad de mantener en condiciones el velero, y lo hacía tanconcienzudamentequejamásseechabanadaenfaltaenelpequeñocúter.Ycuando,por cualquier motivo, se requería su presencia, el primer sitio donde había quebuscarleeraenelbarco,dondeseleencontrabanormalmenteocupadoenlasvelas,lasjarciasoeltimón,sinparardecantarmientrastrabajaba.

Ahora había quedado descuidada la «lectura»; porque casi todas las mañanashabía un murmullo de voces procedente de la tienda blanca junto a las matas de

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frambuesa,loquequeríadecirqueSangree,elprofesorycualquieraqueestuvieseenelgrupoaesahora,sehallabanenfrascadosenlahistoriaoenlaslenguasclásicas.

YlaseñoraMaloney,altiempoqueporselecciónnatural,también,seencargabade la despensa y la cocina, los zurcidos y la supervisión de las comodidadeselementales en general, se hizo extrañamente dueña delmegáfono que servía parallamar a comer, y difundía su voz de un extremo a otro de la isla.Y en sus horaslibrespintabaelpaisajedealrededorenunblocdedibujo,contodalahonestidadydevocióndesualma.

Joan, entretanto, ser esquivo de las regiones salvajes, se convirtió en no séexactamente qué.Hacía cantidades de cosas en el campamento, aunque parecía notenerobligacionesconcretas.Estabaentodaspartesyatodaslashoras.Unasvecesdormíaensutienda,otrasbajolasestrellasenunamanta.Seconocíacadapulgadadelaislayaparecíaenlossitiosdondemenosselaesperaba…deambulandosinparar,oleyendo libros en rincones protegidos, encendiendo pequeñas hogueras los díasnublados para «rendir culto a los dioses», como ella decía, descubriendo nuevashoyasdondebañarseybucear,ynadandodíaynocheenlaensenadacálidaytersacomounpezenun inmensoaljibe.Andabacon laspiernasdesnudasydescalza,elpelosueltoylafaldaremangadahastalarodilla,ysialgunavezunserhumanosehatransformadoenunalegresalvajeenespaciodeunasemana,eseserhasido,sindudaalguna,JoanMaloney.Sehabíaasilvestrado.

Ytanposeídaestaba,también,porelpoderosoespíritudellugar,queelpequeñotemor humano al que tan extrañamente se había rendido a nuestra llegada parecíahaber sidodesterradoporcompleto.Comoyoconfiabayesperaba,nohizoalusiónalguna a nuestra conversación de la primera noche. Sangree no la molestaba conatenciones especiales y, en realidad, estaban muy poco tiempo juntos. Elcomportamientodeéleraperfectoenesesentidoyyo,pormiparte,apenasvolvíapensarenelasunto.Joaneraconstantementepresadevivasfantasíasdeunouotrogénero,asíqueéstaeraunadetantas.Afortunadamenteparalafelicidaddetodos,sehabíadesvanecidoanteelespíritudelavidaactivayocupada,yanteelgrancontentoquereinabaenlaisla.Todosestabanintensamentevivosylapazreinabasobretodaslascosas.

***

Entretanto, empezaban a notarse los efectos de la vida de campamento. Unaprueba clave del carácter produce siempre, tarde o temprano, resultados infalibles,dadoqueactúaenelalmadeformatanrápidayseguracomoelbañodehiposulfitosobre el negativo de una fotografía. Inmediatamente, se opera un reajuste de lasfuerzas personales; se aletargan unas partes de la personalidad, al tiempo quedespiertanotras;peroelprimercambioradicalqueocasionalavidaprimitivaesquese van desprendiendo los elementos artificiales del carácter, uno tras otro, como

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pielessecas.Vanquedandoatrásactitudesyposesqueparecíanauténticasenlavidaurbana. El espíritu, como el cuerpo, se endurece rápidamente. Se vuelve simple,incomplejo.Y en un campamento tan primitivo y cercano a la naturaleza como elnuestro,estosefectossehicieronrápidamentevisibles.

Desdeluego,personasquesehacenlenguasdelavidasimplecuandolatienenaconfortable distancia, se descubren a sí mismas, en un campamento, buscandoconstantementeemocionesartificialesdelacivilizaciónqueechandemenos;yunasse aburren en seguida, otras se vuelvendesaliñadas, otras revelande la formamásinesperadaelanimalquellevandentro,yotras,unaspocasescogidasseencuentranenseguidaasímismas,ysonfelices.

Puesbien,ennuestropequeñogrupopodíamospresumirdepertenecertodosalaúltimacategoría,porloquesereferíaalefectogeneral.Sóloquehubotambiénotroscambios,dediversotiposegúnlapersona,todosinteresantesdereseñar.

Alaprimeraosegundasemanadeestarinstaladosempezaronanotarseyadichoscambios;yésteeselmomentooportuno,creo,parahablardeellos.Porque,dadoqueno tenía yo más obligación que la de disfrutar de unas bien ganadas vacaciones,echabamantasyprovisiones abordodemi canoay salía a explorar entre las islasdurantevariosdías.Yfueamiregresodelprimerodeestosviajescuandoredescubrí,por así decir, al grupo: cuando estos cambios se me hicieron sorprendentementevívidos,yenuncasoparticularmeprodujeronunaimpresiónbastanteextraña.

Paradecirloenunapalabra:mientras todos losdemássehabíanasilvestradodemanera natural, a Sangree le había ocurrido lomismo,mepareció, pero enmuchamayormedida,ydeunamaneraquesólopodíacalificardeanormal.Merecordabaaunsalvaje.

Para empezar, su aspecto físico había cambiado enormemente, y las mejillasmorenasyllenas,elbrillosaludabledelosojos,yelairegeneraldevigoryrobustezquehabíanvenidoasustituirasuacostumbradalasitudytimidez,lehabíanmejoradode tal manera que no parecía el mismo. La voz, también, se le había vuelto másprofunda,ysuademánrevelabaporprimeravezunamayorconfianzaensímismo.Ahora tenía algún derecho a ser considerado guapo, o al menos, a cierto aire devirilidadquenomermabasuvaloralosojosdelsexoopuesto.

Todoesto,porsupuesto,erabastantenatural,ydelomásgrato.Pero,aparteyadeestecambiofísico,quesindudahabíamosexperimentadolosdemás,habíaunanotasutil en su personalidad que me produjo un grado de sorpresa casi rayano en elsobresalto.

Y dos cosas —cuando bajó a recibirme y ayudarme a subir la canoa— mevinieronespontáneamentealacabeza,comorelacionadasdealgunaformaqueeneseinstante no pude adivinar: en primer lugar, la opinión singular que Joan se habíaformadodeél;yensegundolugar,aquellaexpresiónfugazqueyohabíacaptadoensu rostro cuando Maloney elevó su extraña plegaria, pidiendo al Cielo especialprotección.

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Ladelicadezademodalesyfacciones—pornoemplearuntérminomássuave—quehabía sido siempreuna característica sobresalientede estehombre, habíadadopasoaalgomuchomásvigorosoydecididoque,noobstante,escapabaporcompletoal análisis. No me era fácil ponerle nombre al cambio que tan singularmente meimpresionó. Los otros —el canturreante Maloney, la atareada «SegundoContramaestre», y Joan, fascinadoramestiza de ondina y salamandra—mostrabantodos los efectos de una vida cercana a la naturaleza, pero el cambio era en todosellos totalmente natural, y el que cabía esperar; mientras que en el caso de PeterSangree,elcanadiense,eraalgoexcepcionaleinesperado.

Es imposible explicar cómo se las arregló para transmitirme gradualmente laimpresióndequeunapartedesusersehabíavueltosalvaje,aunqueéstaeramásomenoslaimpresiónquemedio.Noesquepareciesemenoscivilizadoenrealidad,oque su carácter hubiese experimentado una alteración definida; sinomás bien quealgo en él, hasta ahora dormido, había despertado a la vida.Cierta cualidad, hastaahora aletargada —aletargada al menos para nosotros, que al fin y al cabo leconocíamosmuysuperficialmente—,habíaentradoenactividadyhabíaemergidoalasuperficiedesuser.

Y aunque de momento parecía que esto era cuanto podía poner en claro, eranatural que mi cerebro continuase el proceso intuitivo y reconociera que JohnSilence, merced a sus facultades excepcionales, y la muchacha, merced a sutemperamentoextraordinariamentereceptivo,pudieranadivinar,cadaunopordistintocamino,estacualidadlatentedesualma,yrecelasensuposteriormanifestación.

Al rememorar ahora esa dolorosa aventura, parece igualmente natural que elmismoproceso,llevadoasuconclusiónlógica,despertaraalgúninstintoprofundoenmí, totalmente ajeno a mi voluntad, y lo pusiera aguda y persistentemente alertadesde aquel mismo momento. En adelante, no se me iba del pensamiento lapersonalidad deSangree, ymepasaba el día analizandoy buscando la explicaciónquetantotardabaenllegar.

—Deboreconocer,Hubbard,queestáscurtidocomounaborigen,yquepodríaspasarporunodeellos—rióMaloney.

—Pues puedo devolverte el cumplido —repliqué, cuando estábamos todossentados alrededor de una infusión de té, intercambiando noticias y comparandonotas.

Más tarde, en la cena,medivirtióobservarque el distinguidoprofesor, enotrotiempoclérigo,notomabalacomidaconla«pulcritud»conquelohacíaencasa:ladevoraba;que laseñoraMaloneycomíamásy,pordecirlosuavemente,conmenosmorosidadde loque acostumbraba en el ambiente selectode su comedor inglés; yque mientras Joan atacaba su plato de hojalata con auténtica avidez, Sangree, elcanadiense,mordía y roía el suyo, riendo y hablando y alabando a la cocinera sinparar, de una manera que me hacía pensar, con secreto regocijo, en un animal

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hambrientoensuprimeracomida.Encuantoamí,ajuzgarporsuscomentarios,sindudahabíacambiadoymehabíaasilvestradotantocomoellos.

Elcambiosemanifestóenestoyenuncentenardecosasmás;cosasdifícilesdedetallar,peroqueprobaban,noel efectoembrutecedordehaberadoptadounavidaprimitiva, sinoque sehabíanvueltopredominantes,por asídecir, losmétodosmásdirectosyespontáneos.Porquetodoeldíanosestábamosbañandoenloselementos—en el viento, en el agua, en el sol—, y delmismomodo que el cuerpo se hacíainsensiblealfríoysedespojabadelaropainnecesaria,lamentesehacíamássinceraysedespojabadelosdisfracesqueexigenlosconvencionalismosdelacivilización.

Y en cada uno, según su temperamento y carácter, se despertaron los instintosvitalesinnatos,nodomadosy,enciertosentido…,salvajes.

***

Asíquemeencontrabaconelgrupo,sinabandonar la isla,aplazandodeundíaparaotromisegundoviajedeexploraciónypensandoqueesteinstintoexageradodevigilaraSangreeeralaverdaderacausademiaplazamiento.

Duranteotrosdiezdías, lavidadecampamentoprosiguiósucursoplacenteroyregular, bendecida por un tiempoveraniego perfecto, una pesca abundante, vientosexcelentes para navegar, y noches tranquilas y estrelladas. La plegaria egoísta deMaloneyhabíasidoacogidafavorablemente.Nadaveníaaturbarlaoacomplicarla.NisiquieraelmerodearnocturnodeanimalesquefastidiaseeldescansoalaseñoraMaloney; porque en anteriores campamentos había tenido a menudo su tormentoparticular cuando algúnpuercoespín arañaba la lona, o las ardillas dejaban caer demadrugadapiñasdeabeto,conunruidoqueeracomountruenoenminiatura,sobreeltechodesutienda.Peroenestaislanohabíaunasolaardillaniratón.Creoquelosúnicosseresvivosqueyohabíavistodurantelasdosprimerassemanasfueronunparde sapos y una serpiente. Yme da la impresión de que los dos sapos no eran enrealidadsinounoyelmismosapo.

Y de repente, llegó el terror que cambió el aspecto entero del lugar: el terrordevastador.

Llegó,alprincipio,solapadamente;perodesdeelcomienzomismohizoquemediese cuenta de la desagradable soledad de nuestra situación, de nuestro alejadoaislamientoenestedesiertodemaryroca,ycómolasislasdeesteBálticosinmareasse desplegaban a nuestro alrededor como la vanguardia de un inmenso ejércitoatacante. Su llegada fue, como digo, solapada, imperceptible, en realidad, para lamayoríadenosotros:sindramatismoalguno.Peroasíescomonosllegaamenudoelespantosoclímaxenlavidareal,sininquietarelcorazóncasihastaelúltimominuto,para anonadarlo luego con una súbita oleada de horror. Porque la costumbre eraescucharpacientemente,duranteeldesayuno,lostrivialesincidentesdelanochequecadacualcontabaporturno:cómodormía,sielvientohabíasacudidolatienda,sila

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arañadelpalodel techohabíacambiadodedomicilio, sihabíamosoídounsapo,ycosasasí;yesamañanaconcretamente,Joan,enmitaddeunapequeñapausa,hizounanuncioverdaderamentenuevo.

—Estanocheheoídoelaullidodeunperro—dijo;luegoseruborizóhastalaraízdelpeloyseechóareír.Porquelaideadequehubieseunperroenestaisladesiertaquesóloteníasitioparaunaculebraydossaposeraclaramenteridícula;yrecuerdoqueMaloney,quecasisehabíaterminadosus«gachasquemadas»,superólanoticiadeclarandoqueélhabíaoídouna«tortugabáltica»enlaensenada,ylaexpresióndefrenéticaalarmadesuesposa,antesdequelasrisasladesengañaran.

Pero a la mañana siguiente, Joan repitió la historia, con un detalle nuevo yconvincente.

—Me han despertado ruidos de gemidos y gruñidos —dijo—, y he oídoclaramenteolfatearalpiedemitiendayarañardepezuñas.

—¡Oh, Timothy! ¿Será un puercoespín? —exclamó la señora Maloney conalarma,olvidandoqueSuecianoesCanadá.

Perolavozdelamuchachahabíasonadoenunaclavecompletamentedistinta,yal levantar los ojos, vi que su padre y Sangree la miraban con atención. Habíancomprendido,también,quehablabaenserio,yleshabíasorprendidoeltonoformaldesuvoz.

—¡Tonterías, Joan! Siempre andas soñando cosas disparatadas—dijo su padreconciertaimpaciencia.

—Nohayunsoloanimal,del tamañoquesea,entodala isla—añadióSangreeconexpresiónperpleja.Noapartabalosojosdeella.

—Peronadaimpidequelleguealgunonadando—terciéyovivamente;porque,dealguna manera, entre la conversación y las pausas se había introducido ciertodesasosiego que no resultaba agradable—. Un ciervo, por ejemplo, podría llegarfácilmenteporlanocheyecharunaojeada…

—¡O un oso! —dijo con voz ahogada el Segundo Contramaestre con unaexpresióntanominosaquetodoslaacogimosconunacarcajada.

Pero Joan no rió. En vez de eso, se levantó de un salto y nos gritó que lasiguiéramos.

—Mirenahí—dijo,señalandoelsuelojuntoasutienda,enelladoopuestoalqueestabaladesumadre—;haymarcasjuntoamicabecera.Véanlasustedesmismos.

Las vimos claramente. El musgo y el liquen —porque apenas había tierra—habían sido arañados por unas pezuñas.Debía de ser un animal del tamaño de unperrogrande,ajuzgarporlashuellas.Nosquedamostodosenfila,mirándolas.

—Juntoamicabecera—repitiólamuchacha,mirándonos.Observéqueteníalacaramuypálida,ymeparecióqueletemblabaellabiouninstante.Luegotragósalivasúbitamente…yseechóallorar.

Todosucedióenelbreveespaciodeunosminutos,yconunararasensacióndeinevitabilidad, además; como si esto hubiese sido cuidadosamente planeado desde

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tiempoatrásynadapudieradetenerlo.Todohabíasidoensayadodeantemano,habíasucedido antes efectivamente, como la extraña sensaciónque a veces tenemos: fuecomoelmovimientoinicialdeundramapresagiosoycomosiyosupiesequéibaaocurrirexactamenteacontinuación.Seavecinabaalgodeimportanciatrascendental.

Porque esta sensación siniestra de inminente desastre se hizo sentir desde elcomienzo mismo; y a partir de ese instante se extendió por el campamento unaatmósferadetristezaydesaliento.

Llevé a un lado a Sangree para apartarle, mientras Maloney hacía entrar a lapreocupadamuchachaalatienda,seguidadesumadre,enérgicaynerviosa.

Yasí,deestamaneranadadramática, fuecomoel terroralquemehe referidoantes intentó suprimer asalto a nuestro campamento; y aunqueparece trivial y sinimportancia, cada pequeño detalle de este primer acto lo tengo grabado en lamemoriacondespiadadanitidezyprecisión.Ocurriótalycomohedicho.Yfueronésasexactamentelaspalabrasutilizadas.Lasveoescritascontodaclaridadantemí.Yveo, también, las caras de todos nosotros con la súbita y desagradablemuestra dealarma,cuandoanteshabíasidode tranquilidad.El terrorhabíaalargadounprimertentáculo hacia nosotros, por así decir, y había rozado el corazón de cada uno denosotros con horrenda inmediatez. Y a partir de ese instante, se operó un cambioradicalenelcampamento.

Sangree,sobretodo,estabavisiblementeafectado.Nosoportabaverpreocupadaalamuchachayoírla llorareraenverdadcasimásde loquepodía resistir.Ledolíaprofundamente el saber que no tenía derecho a protegerla, y yo veía que estabadeseosodehaceralgoporayudarla,cosaquedespertabamisimpatía.Suexpresiónrevelabaa lasclarasqueeracapazdepartirenmilpedazoscualquierbichoqueseatrevieseacausarleelmásmínimodaño.

Encendimosnuestraspipas,nosdirigimosensilencioalsectordeloshombres;yfue su singular exclamación, «¡Carambola!», lo que orientó mi atención hacia unnuevodescubrimiento.

—Ese animal ha estado arañando mi tienda, también —gritó, señalando unasmarcas parecidas junto a la puerta, y me agaché a examinarlas. Nos quedamosmirándonosvariosminutos,perplejos,sinpoderdecirnada.

—Sóloqueyohedormidocomounleño,supongo—añadió,incorporándoseotravez—,ynoheoídonada.

Seguimoslashuellasdepezuñasdesdelaentradadesutienda,enlínearectahastala tienda de lamuchacha; pero en ninguna otra parte del campamento había signoalgunodelextrañovisitante.Elciervo,perroo loque fueraquenoshabíahonradodosvecesconsuvisitanocturnahabíalimitadosusatencionesaestasdostiendas.Y,en realidad, no había nada excepcional en estas visitas de un animal desconocido;porque aunque nuestra isla carecía de vida, estábamos en el centro de una regiónsalvaje, y en las islasmás grandes y tierra firme abundaba sin duda toda clase decuadrúpedos, y no hacía falta nadar demasiado para llegar hasta nosotros. En

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cualquierotraregión,nohabríamerecidosiquieraunmomentodeinterés…esdecir,de la clase de interés que experimentamos.En nuestros campamentos canadienses,los osos andaban por la noche gruñendo constantemente entre las bolsas deprovisiones, los puercoespines escarbando sin cesar, y las ardillitas listadasescabullándoseporentrenuestraimpedimenta.

—Mihija estádemasiadoagotada, esoes loquepasa—explicóMaloneypocomástarde,cuandosereunióconnosotros,ydespuésdeexaminarasuvezlasotrasmarcasdepezuñas—.Sehaestadomoviendodemasiadoúltimamente,y lavidadecampamento siempre representa una gran excitación para ella. Es natural. Si nohacemoscaso,setranquilizará—hizounapausaparapedirmelabolsadetabaco;ylatorpeza conque llenó la pipay esparció la preciosayerbapor el suelo contradecíavisiblemente la serenidad de sus palabras pausadas—. Podrías ser buen chico yllevártela un poco a pescar,Hubbard.Apenas sube al cúter en todo el día. Puedesenseñarlealgunasdelasotrasislasentucanoa;¿quéopinas?

Yhacialahoradecomer,lanubesehabíadisueltotansúbitaysospechosamentecomohabíaaparecido.

Peroenlacanoa,cuandovolvíamosdeunrecorridoenelquehastaesemomentohabíamos silenciado a propósito el tema que acaparaba nuestros pensamientos, sepuso a hablarme de repente de unamanera que rozó otra vez la nota de siniestraalarma:notaquesiguiósonandoysonandohastaqueporfinllegóJohnSilenceylaneutralizóconsupresenciavibrante;sí,yhastadespuésdellegarélsiguiósonandotambién,duranteuntiempo.

—Me avergüenza pedírselo—dijo de repente, mientras regresábamos, con lasmangas subidas y el pelo flotando al viento—, comome avergüenza haber lloradocomo una tonta, porque en realidad no sé cuál ha sido el motivo, pero, señorHubbard, quiero que me prometa no volver a hacer ninguna de sus largasexpediciones…demomento—sehabíapuestotanseriaquesehabíadescuidadodelacanoa,yelvientolaempujódecostadoynoshizogirarpeligrosamente—.Meheestadoconteniendoparanopedírselo—añadió,poniendolacanoaotravezarumbo—,perolaverdadesquenolopuedoevitar.

Era mucho pedir, y supongo que mi vacilación fue evidente, porque siguióhablando antes de que yo pudiese replicar, y su expresión suplicante y ademánvehementemeimpresionaronengranmanera.

—Dossemanasnadamás…—Peter Sangree se marcha dentro de dos semanas —dije, comprendiendo en

seguidaquépretendía,peropreguntándomesiseríamejoranimarlaono.—Si sé que va a estar usted en la isla hasta entonces —dijo, palideciendo y

ruborizándosealternativamentey temblándoleunpoco lavoz—,mesentirémuchomásdichosa.

Lamiréfijamente,esperandoaqueterminara.

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—Ymás segura—añadió, casi con un susurro—; sobre todo de noche, quierodecir.

—¿Más segura, Joan?—repetí, pensandoque nunca le había visto los ojos tansuaves y tiernos. Asintió con la cabeza, manteniendo sin apartar la mirada de mirostro.

Realmente era difícil negarse, fueran cuales fuesen mi opinión y mispensamientos;ydealgunamanera,comprendíqueteníasusbuenasrazones,aunqueyonopodíaexpresarlasconpalabras.

—Más contenta…ymás segura—dijo gravemente.La canoa dio un peligrosobandazoalvolverseJoanparaverquécontestabayo.Quizá,despuésdetodo,lomásdiscretoeraaccederasupeticiónyquitarleimportancia,calmándolelaansiedadsinfomentardemasiadosucausa.

—Estábien,Joan;eresunararacriatura:prometido—ylainstantáneaexpresiónde aliviode su rostro, y la sonrisaquevolvió a susojos comoun rayode sol,mehicieron comprender que, sin yo saberlo, ni el mundo, era un hombre capaz deconsiderablessacrificios—.Peronohaydequétenermiedo—añadírápidamente;yellamemiróalacaraconlasonrisaquesuelenesbozarlasmujerescuandosabenquehablamosporhablar,aunquenonosloquierendecir.

—Séqueustednotienemiedo—comentóconsosiego.—Puesclaroqueno.¿Porquéibaatenerlo?—Así que, sime quiere dar ese gusto por esta vez, no…no volveré a pedirle

ningunaotraestupidezentodamivida—dijocongratitud.—Tedoymipalabra—fuetodoloquepudedecir.Joanenfilólaproadelacanoahacialaensenada,queestabaauncuartodemilla,

y remódeprisa;perounminutoodosdespuésvolvióapararymemiró fijamente,mientraslapalagoteabaeneltravés.

—¿Deverasnooyónadaanoche?—preguntó.—Yo no oigo nada de noche—contesté secamente—. Desde que me acuesto

hastaquemelevanto.—¿Ese aullido lúgubre, por ejemplo —prosiguió, decidida a soltarlo—, al

principioalolejos,luegocadavezmáscerca,quecallójustofueradelcampamento?—Porsupuestoqueno.—Porque,aveces,casicreoquelohesoñado.—Eslomásprobable—fuemipococomprensivarespuesta.—¿Ymipadre,creequetampocolohaoído?—Tampoco.Melohabríadicho.Esopareciótranquilizarlaunpoco.—Séquemimadre no lo ha oído—añadió, comohablando consigomisma—,

porquenooyenada…nunca.

***

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Dosnochesdespuésdeestaconversación,medespertédeunsueñoprofundoyoígritos. Eran unas voces realmente horribles, quebrando la paz y el silencio con sualboroto.Enmenosdediezsegundosmehallabamediovestidoyfueradelatienda.Losgritoshabíancesadoderepente,perosabíaenquédirecciónhabíansonado;echéacorrer,todolodeprisaquemepermitíalaoscuridad,haciaelsectordelasmujeres,y cuando estuve cerca oí sollozos ahogados. Era la voz de Joan.Al llegar, vi a laseñora Maloney, maravillosamente vestida, manipulando un farol. Otras voces sehicieronaudiblesenesemomentodetrásdemíyllegóTimothyMaloneyjadeando,apenassinvestir,conotrofarolqueselehabíaapagadoporelcaminoalgolpearconun árbol. Empezaba a despuntar el día y soplaba un aire frío del mar. Por arribapasabandensasnubesnegras.

Resultamásfácildeimaginarquededescribir,laescenadeconfusión.Elairesellenó de preguntas, con voz asustada, sobre un fondo de llanto reprimido. Enresumen:latiendadesedadeJoanestabadesgarradaylamuchachaseencontrabaalbordedelahisteria.Algotranquilizadapornuestraruidosapresencia,noobstante—porqueenelfondoeravalerosa—,hizoacopiodefuerzasytratódeexplicarloquehabíasucedido:ysuspalabrasentrecortadas,dichasallí,enellímiteentrelanocheyla madrugada, sobre la loma de esta isla salvaje, sonaron emocionadas yangustiosamenteconvincentes.

—Algomeha tocadoymehedespertado—dijosimplemente,peroenun tonotodavíacontenidoyentrecortadoporelterror—;algoqueempujabalatienda;lohenotadoatravésdelatela.Eraelmismoolfatearyarañardeantes;yhenotadoquelatienda cedía un poco, como cuando la sacude el viento. He oído respirar… unarespiraciónfuerte,agitada…yluego,depronto,ungolpeviolentohadesgarradolatelajuntoamicara.

Había salido corriendo inmediatamente por la puerta abierta de la tienda,chillandoavozencuelloyconvencidadequeelanimalestabadentro.Perodeclaróquenovionada,nioyóelmásligeroruidodeningúnanimalhuyendoalamparodela oscuridad. La breve relación de los hechos produjo un efecto paralizador ennosotros, mientras escuchábamos. Aún puedo ver hoy el grupo desaliñado, con elvientoagitandoelpelodelasmujeres,aMaloneyestirandoelcuelloparanoperderseunapalabra,yasumujer,jadeandoconlabocaabierta,recostadaenunpino.

—Vamosalaempalizada,aavivarelfuego—dije—;esoesloprimero—porqueestábamos temblando de frío con nuestras ropas escasas; y en esemomento llegóSangreeenvueltoenunamantayconelrifle;todavíaestabaembotadodesueño.

—Otra vez el perro —explicó Maloney brevemente, anticipándose a suspreguntas—;haestadoenlatiendadeJoan.¡Dios,cómolahadestrozadoestavez!Eshoradequehagamosalgo—siguiómascullandoconfusamenteparasí.

Sangreeempuñóelrifleysepusoamiraralrededor,porlaoscuridad.Vibrillarlelos ojos al resplandor de los faroles parpadeantes.Hizo unmovimiento comopara

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saliraperseguir…amatar.Luego,sumiradabajóhacialamuchachaencogidaenelsuelo,conlacaraocultaensusmanos,yunaexpresióndefuriasalvajeasomóasusemblante y le transformó las facciones. En este momento habría sido capaz deenfrentarseaunadocenadeleonesconunbastón;ynuevamentemegustólafuerzadesucólera,sudominiodesíysudevociónsinesperanza.

Peroleimpedíqueselanzaraaunapersecucióninútilyaciegas.—Venga a ayudarme a encender el fuego, Sangree—dije, deseoso también de

libraraJoandesupresencia;yunosminutosdespuéslasbrasas,todavíaencendidasdelanoche,habíanprendidolanuevaleñayhubounafogataquenosproporcionóuncalor confortante, al tiempoque iluminaba los árboles de alrededor en un radio deveinteyardas.

—Noheoídonada—susurró—.¿Quédiablospiensanustedesquees?¡Sindudasólopuedeserunperro!

—Tardeotempranoloaveriguaremos—dije,mientraslosdemásseacercabanalcalor agradable—; la primera medida es hacer la hoguera lo más grande quepodamos.

Joanestabamás tranquilaahora,ysumadresehabíapuestounaropaalgomásabrigadaymenosprodigiosa.Ymientras hablaban envozbaja,Maloneyyyonosfuimos con sigilo a examinar la tienda. Había poco que ver, aunque ese poco erainequívoco.Unanimalhabíaarañadoelsuelojuntoalábsidedelatienda,ydeunapotente manotada —con una zarpa provista claramente de fuertes uñas— habíaabiertoundesgarrónenlaseda.Elboqueteeralobastantegrandecomoparapasarelpuñoyelbrazo.

—No puede andar lejos —dijo Maloney con nerviosismo—. Organicemos subúsquedasinperderunminuto:ahoramismo.

Volvimosapresuradamenteal fuego,Maloneyhablandofuriosamentedesu ideadeemprender lacacería.«Nohaynadacomoactuar inmediatamenteparadisipar laalarma»,mesusurróaloído;yseguidamentesevolvióhaciaelrestodelgrupo:

—Vamosadarunabatidadeunextremoalotrode la isla,ahoramismo—dijoconexcitación—.Esoesloquevamosahacer.Nopuedeestar lejoseseanimal.ElSegundo Contramaestre y Joan deben venir también, porque no pueden quedarsesolas.Hubbard,túveporlaorilladerecha;yusted,Sangree,porlaizquierda.Yoiréporelcentroconlasmujeres.Asímarcharemosbiendesplegadosporlalomaynosenospodráescaparningúnbichomásgrandequeunconejo—estásumamenteagitado,pensé.Cualquiercosaqueafectaraa Joan,por supuesto, lealteraba lo indecible—.Cojamos cada cual nuestro rifle y salgamos en seguida—exclamó. Encendió otrofarolydiounoasumujeryotroaJoan;ymientrascorríayoabuscarmirifle,oíquecanturreabaparasídepuraexcitación.

Entretanto,habíaempezadoaamanecerrápidamente.Laclaridadhacíapalidecerlosfarolesparpadeantes.Elvientoempezabaaarreciar, también,yoíamosgemidosporencimadelosárboles,yromperlasolasconcrecienteclamorenlaorilla.Enla

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ensenada, el barco cabeceaba y daba pantocazos, y las chispas de la hoguera seelevabanenunaespeciedeespiral,esparciéndoseportodaspartes.

Nosdirigimosalapuntadelaisla,medimoscuidadosamentelasdistanciasentrenosotros,yempezamosaavanzar.Nadiehablaba.Sangreeyyo,conelriflemontado,íbamos atentos a la raya de la orilla, y todos a una distancia a la que era fácilcontactarohablarnos.Fueunabatidalenta,torpeyconmuchasfalsasalarmas;peroalcabodecasimediahorahabíamoscompletadoelrecorrido,ynoshallábamosenelotroextremosinhaberlevantadosiquieraunaardilla.Desdeluego,nohabíaenlaislaotrosseresvivientesquenosotrosmismos.

—¡Ya sé qué es!—exclamóMaloney,mirando la extensión borrosa y gris delmar,yhablandoconelairedelhombrequeacabadehacerundescubrimiento—;esun perro de alguna granja de las islas mayores —señaló hacia el mar, donde seespesabaelarchipiélago—,quesehaescapadoysehaasilvestrado.Loatraennuestrofuegoynuestrasvoces,yprobablementeestarámediosalvajeymuertodehambre;¡pobreanimal!

Nadiehizoningúncomentario,yempezóacantarotravezparasí.El punto donde estábamos —en grupo apiñado, tiritando— miraba hacia los

canales más amplios que conducían a mar abierto y a Finlandia. Al fin habíairrumpidoelalbagris,ypodíamosverprecipitarse lasolasconsus irritadascrestasblancas.Lasislasdealrededorsedibujabancomomasasnegrasalolejos;yaleste,casi mientras hablaba Maloney, surgió el sol torrencial en un cielo tormentoso yespléndidoderojoyoro.Sobreestefondosalpicadoymagnífico,unasnubesnegrasen formade animales fantásticos y legendarios desfilabanveloces en una corrientequelasdesgarraba.Hoymismo,notengomásquecerrar losojosparaverotravezesavívidaypresurosaprocesiónenelaire.Anuestroalrededor,lospinosformabanmanchurronesnegroscontraelcielo.Eraunamanecerirritado.Yenefecto,lalluviahabíaempezadoyaacaerenformadegruesasgotas.

Dimosmediavuelta, comomovidospor un instinto común, y sin decir palabraemprendimosel regreso lentamentea la empalizada;Maloneycanturreando retazosdecanciones,Sangreeabriendolamarchaconelrifle,dispuestoadispararalmenorindicio,ylasmujerescaminandodetrásconmigo,conlosfarolesapagados.

Sinembargo,¡sóloeraunperro!Realmente, era de lomás singular, si uno se paraba a pensarlo fríamente. Los

acontecimientos, dicen los ocultistas, tienen alma, o almenos esa vida aglomeradadebida a las emociones y pensamientos de todos los relacionados con ellos; de talmaneraquelasciudades,yhastaregionesenteras,tienengrandesfigurasastralesquepuedenhacersevisiblesalojo.Ydesdeluego,aquí,elalmadeestabatida—deestavana,torpe,infructuosabatida—sealzóentrenosotrosy…serió.

Todosoímosesarisa,ytodosintentamossofocarsusonido,oalmenosignorarlo.Nospusimosahablaralavez,envozalta,yconexageradadecisión,evidentemente,tratandodedeciralgoplausiblecontraevidenciasmuysuperiores,esforzándonosen

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explicar de manera natural que un animal pudiera esconderse de nosotros confacilidad,o irsenadandoantesdequenosdiese tiempoadarconsurastro.Porquetodos hablábamos de ese «rastro» como si existiera realmente, y tuviéramos másreferenciaquelasmerasmarcasdepezuñadelas tiendasdeJoanydelcanadiense.Desdeluego,sinollegaaserporesasmarcas,yporeldesgarróndelatienda,creoquehabríamoshechocasoomisodelaexistenciadeeseanimalintruso.

Y fue aquí, bajo este amanecer irritado, mientras estábamos en la empalizadaprotegiéndonos de la lluvia torrencial, cansados pero extrañamente excitados, fueaquí,enmediodeestaconfusióndevocesyexplicacionesdonde,sigilosamente,seintrodujo el espectro de algo horrible y se alzó entre nosotros.Hizo que todas lasexplicaciones pareciesen pueriles y poco creíbles: inmediatamente quedó aldescubiertolafalsarelación.Nuestrosojosintercambiaronrápidas,inquietasmiradasdubitativas que expresaban consternación. Había una sensación de portento, deintensa aflicción, y de turbación. La alarma acechaba a un paso de nosotros. Nosestremecimos.

Luego, de repente,mientras nosmirábamos los unos a los otros, se produjo lalarga,desagradablepausaenqueestereciénllegadoseinstalóennuestroscorazones.

Y sin una palabramás, ni intento alguno de explicación,Maloney se levantó aprepararlasgachasparauntempranodesayuno;Sangreesefuealimpiarpescado;yoacortarleñayaatenderelfuego;yJoanysumadreacambiarselaropamojaday,lomásimportantedetodo,aprepararlatiendadesumadreparacompartirlalasdosenlosucesivo.

Cada cual acudió a sus obligaciones, pero con precipitación, con embarazo, ensilencio.Yestereciénllegado,estaformadeangustiayterror,acompañó,invisible,acadaunodenosotros.

«Ojalá localice a ese perro», creo que era el deseoque todos llevábamos en elpensamiento.

***

Peroenelcampamento,dondecadacualsedacuentadeloimportantequeeslacontribuciónindividualparalacomodidadyelbienestardetodos,elespíriturecobrarápidamenteeltonoyseserena.

Duranteeldía,undíadelluviaincesanteyespesa,permanecimosmásomenosen nuestras tiendas, y aunque había indicios demisteriosas consultas entre los tresmiembrosdelafamiliaMaloney,creoquecasitodosdormimosbastanteyestuvimosasolasconnuestrospensamientos.Desdeluego,yosí lohice,porquecuandollegóMaloneyparadecirmeque suesposanos invitabaa todosaun«té»especial en sutienda,tuvoquesacudirme,antesdedarmecuentadesupresencia.

Yalahoradecenarestábamosmásomenosserenosotravez,ycasialegres.Yosólo noté que había una corriente soterrada de lo que podríamos llamar

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«nerviosismo», y que elmero chasquido de una rama, o el ¡plop! de un pez en laensenada,bastabaparasobresaltarnosyhacernosmirarporencimadelhombro.Laspausaseranrarasennuestrasconversaciones,ynodejábamosqueelfuegodecayeseun solo instante. El viento y la lluvia habían cesado, aunque las ramas goteantesprolongaban aúnuna excelente imitaciónde aguacero.Sobre todo,Maloney estabavigilanteyalerta,ynoscontabaunahistoriatrasotraenlasquelomásdestacadoeraelsanoelementohumorístico.SequedóunratoconmigocuandoSangreeseretiróadescansar;ymientrasyomepreparabaunvasodeponchesuecobiencaliente,hizoalgoquenuncalehabíavistohacer:sepreparóunoparasí,yluegomepidióquelealumbrasehastasutienda.Nodijonadaeneltrayecto,peronotéquesealegrabadequeleacompañara.

Regresé solo a la empalizada, y estuvemucho rato avivando el fuego, sentado,fumandoypensando.Noséporquépero,porunlado,nomeveníaelsueño,yporotro, estaba adquiriendo forma enmi cerebro una idea que requería el confort deltabacoyunanimadofuegoparadesarrollarse.Merecostéenunángulodelasientodelaempalizada,escuchandoelsusurrodelvientoyelgotearincesantedelosárboles.Lanoche,porotraparte,eramuytranquila,yelmarestaba inmóvilcomoun lago.Recuerdo que era consciente, singularmente consciente, de esa hueste de islasdesiertasquesearracimabananuestroalrededorenlaoscuridadydequeéramosunamanchitadehumanidadenunprodigiosoescenarionatural.

Peroéste,creo,fueelúnicosíntomaquemeadvirtiódelatensióndenervios,ydesde luegono fue lobastante alarmantepara arrebatarmemipazde espíritu.Unacosa, sin embargo, vino a turbármela; porque justo cuandome disponía a irme, yhabía dado unos puntapiés a las ascuas en un último esfuerzo por reavivarlas,mepareció ver, mirándome desde el otro extremo de la empalizada, un bulto vago yoscuroquepodíaser—dehechoseparecíabastante—elcuerpodeunanimalgrande.Poruninstantebrillaronenmediodeéldosojoscandentes.Perounsegundodespuésmedi cuenta de que se trataba tan sólo de unmontóndemusgode la pared de laempalizada,yquelosojoseranunpardechispaserrabundasqueseelevarondelasascuasmedio apagadas que yo acababa de patear.Me fue fácil imaginar también,mientras regresaba en silencio a mi tienda, ver un animal deambulando entre losárboles.Naturalmente,meengañabanlassombras.

Y aunque eramás de la una, la luz deMaloney seguía ardiendo, porque vi sutiendailuminadaentrelospinos.

Fue,noobstante,enelcortoespacioentrelaconcienciayelsueño—eseperíodoenqueelcuerpoestáembotadoylasvocesdelaregiónsumergidadicenaveceslaverdad—cuandolaideaquehabíaestadomadurandotodoelratollegóalpuntodeunaresoluciónefectiva,ymedicuentasúbitamentedequehabíadecididoavisaraldoctorSilence.Porque,asombradodever lociegoquehabíaestadohastaaquí,mevinodeprontoladesagradableconviccióndequeunserespantosonosacechabaenesta isla, y que la vida de uno de nosotros, al menos, estaba amenazada por algo

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monstruoso e impuro, demasiado horrible de imaginar. Y recordando otra vezaquellasúltimaspalabrassuyascuandoeltrenabandonabaelandén,comprendíqueeldoctorSilenceestaríadispuestoaacudirenseguida.

«Amenosquememandellamarantes»,habíadicho.

***

Desúbito,me sentí completamentedespabilado.Mees imposibledecirquémedespertó,peronofueunprocesogradual,puestoquepaséenun instantedelsueñoprofundoalaabsolutavigilia.Evidentemente,habíadormidounahoraomás,porquela noche se había despejado, el cielo estaba pobladode estrellas y unamedia lunapálidaapuntodesumergirseenelmarproyectabasuluzespectralentrelosárboles.

Salíaaspirarelaire,ymequedédepie.Tuve la rarasensacióndequealgosemovíaenelcampamento,yalmirarhacialatiendadeSangree,aunosveintepiesdela mía, observé que temblaba. Así, pues, se había despertado también, y estabadesasosegado,porqueviqueseabombabanlosladosdelatiendayqueélserevolvíadentro.

Entonces se apartó el faldónde lapuerta. Iba a salir, igual queyo, a aspirar elaire.Nomesorprendía,porquesufragancia,despuésdelalluvia,eraembriagadora.Y,comohabíahechoyo,saliógateando.Leviasomarlacabezaporelángulodelatienda.

YentoncesdescubríquenoeraSangree.Eraunanimal.Yenesemismoinstantecomprendí algomás también: que era el animal.Y su aparición, por algúnmotivoinexplicable,eraindeciblementemaléfica.

Semeescapóungritoquefui incapazdereprimir.Elanimalsevolvióysemequedómirandoconojossiniestros.Allímismopodíahabermederrumbado,dadoque,depronto,elcuerposemequedóvacíodefuerzas.Algodeéldespertóenmíelterrorvivo que atenaza y paraliza. Si lamente necesita una décima de segundo para darformaauna impresión,debídepermanecerpetrificadovariossegundos,agarradoalascuerdasde la tiendaparasostenerme,perosindejardemirar.Por lacabezamepasaron multitud de impresiones intensas, aunque ninguna desembocó en acción;porqueentonces temíque labestiasaltaseencualquiermomentoenmidirecciónycayese sobremí. Sin embargo, tras lo queme pareció un rato interminable, apartólentamente losojosdemicara,profirióunaespeciedegemido,yacabóde salir alairelibre.

Entonceslovienteroporprimeravez,ynotédoscosas:queeradeltamañodeunperro grande, aunque, al mismo tiempo, totalmente diferente de cuantos animaleshabíavisto.Yademás,quelacualidadquealprincipiomehabíaparecidomaléficaenrealidadsedebíasóloasusingularyoriginalrareza.Porestúpidoquepuedaparecer,meesimposibleaducirningúndetalle;sólopuedodecirquemepareció…irreal.

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Pero todo esto me cruzó por el cerebro como un relámpago, casisubconscientemente,yantesdequetuvieratiempodecomprobarmisimpresiones,osiquieraanalizarlas,hiceunmovimientoinvoluntarioalcogerconlamanolacuerdatensa,deformaquevibrócomounacuerdadebanjo;yeneseinstante,elanimaldiolavueltaalaesquinadelatiendadeSangreeyseperdióenlaoscuridad.

Entonces, como es natural, me volvieron en cierto modo los sentidos; y sóloentoncesmedicuentadeunacosa:¡queelanimalhabíaestadodentro!

Echéacorrer,lleguéalaentradadelatiendaenmediadocenadezancadas,ymeasomé al interior. El canadiense, gracias a Dios, estaba acostado en su lecho deramas. Tenía el brazo extendido encima de la manta, con el puño fuertementeapretado, y su cuerpo parecía haber adquirido una extraña rigidez que resultabaalarmante.Ensurostrohabíaunaexpresióndeesfuerzo,deesfuerzodoloroso,casi;almenos, segúnmepermitíaver la luz incierta;y su sueñoparecíamuyprofundo.Pensé que parecíamuy rígido, anormalmente rígido; y en ciertomodo indefinible,también,máspequeño…comoencogido.

Le llamé para despertarle, muchas veces, pero fue inútil. Entonces decidísacudirlo.Yyamehabíaagachadoparaentraradarleunbuentirón,cuandooíruidodepasossigilososdetrásdemí,ysentíunabocanadadealientocalienteenlanuca.Me volví bruscamente. La puerta de la tienda se había oscurecido, y entró algosilenciosoyveloz.Uncuerpoásperoypeludomeempujóalpasar,ycomprendíquehabíavueltoelanimal.PareciósaltarentreSangreeyyo…saltarsobreSangree,enrealidad;porquesucuerpooscuroleocultómomentáneamentedemivista,yeneseinstantemialmasesintiómareadaycobarde,inundadadeunhorrorquemesubiódelasmismasentrañasyprofundidadesdelavida,yatenazómiexistenciaporsufuentecentral.

Elanimalpareciófundirsedealgunamaneraenél,casicomosipertenecieseaél,o fuese parte de élmismo; pero en elmismo instante—instante de extraordinariaconfusiónyterrordemiespíritu—pareciócruzarporencimadeél,haciaatrás,y,demanerainexplicable,¡desapareció!Yelcanadiensesedespertóyseincorporóconunsobresalto.

—¡Deprisa,atontado!—grité,presadeexcitación—.Labestiahaestadoaquí,ensu tienda, junto a su misma garganta, mientras usted dormía como un lirón.¡Levánteseycojaelrifle!Enesemismoinstanteacabadedesaparecerporahí,pordetrásdesucabeza.¡Deprisa!¡NoseaqueJoan…!

Ydealgunamanera,elhechodequeestuvieseélallí,totalmentedespiertoahora,para corroborármelo, aportó ami conciencia la convicción adicional de que no setratabadeningúnanimal,sinodealgunaconfusayespantosaformadevidasurgidademiconcienciamásprofunda,quequizálahabíaadquiridodelasmuchaslecturas,peroquehastaahoranohabíallegadoalalcanceefectivodemisensibilidad.

Selevantóalpuntoysalió.Estabatemblandoymuypálido.Inspeccionóelsueloapresuradamente,febrilmente;perosóloencontróenelmusgohuellasdepezuñasque

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ibandelapuertadesumismatiendaaladelasmujeres.Ylavisióndeesashuellasalrededor de la tiendade la señoraMaloney, donde Joandormía ahora, le llenódefuria.

—¿Sabequéclasedeanimales,Hubbard?—mesiseóenvozbaja—.Unmalditolobo,esoes loquees:unloboextraviadoenestas islas, famélico…ydesesperado.¡QueDiosnosasista,esocreoquees!

Dijo un montón de incoherencias, llevado de su excitación. Y decidió dormirduranteeldíayvelarporlasnoches,hastamatarlo.Nuevamentemeadmirósurabia;pero conseguí alejarle antes de que armara demasiado ruido y despertara a todo elcampamento.

—Seme ocurre un planmejor—dije, observando su cara con atención—.Nocreoqueseanadacon loquepodamosenfrentarnos.Voya llamaralúnicohombreque puede echarnos una mano. Iremos a Washolm esta misma mañana y lemandaremosuntelegrama.

Sangreememiró con una curiosa expresión, al tiempo que se le desvanecía lafuriadelsemblante,sustituidaporunanuevaexpresióndealarma.

—JohnSilence—dije—sabrá…—¿Creequeesalgo…deesanaturaleza?—tartamudeó.—Estoyconvencido.Hubounmomentodesilencio.—Peor,muchopeorque si fuesealgomaterial—dijo,poniéndosevisiblemente

pálido.Desviósusojosdemicaraalcielo,yluegoañadióconsúbitaresolución—:Vamos; se está levantando viento. Zarpemos ahora mismo. Desde allí puedetelefonearaEstocolmoyponeruntelegramasinperderunminuto.

Le mandé a preparar el barco y aproveché ese momento para despertar aMaloney. Ahora tenía el sueño ligero, y se levantó de un salto en cuanto metí lacabeza en su tienda. Le dije brevemente lo que había visto, y mostró tan pocasorpresaquemesorprendíamímismopreguntándomeporprimeravezsinohabríavistoélalgomásdeloquejuzgabaprudenteconfiarnosalresto.

Estuvodeacuerdoconmiplansinvacilarunsegundo,yloúltimoqueledijefueque explicase a su mujer y a su hija que el gran médico del alma iba a venir ahacernosunavisitacasual,sininterésprofesionalalguno.

Asíque,trascargarabordounasartén,provisionesymantas,salimosSangreeyyo de la ensenada quince minutos después y, con buena brisa, pusimos proa aWasholmyaloslímitesdelacivilización.

***

AunquenadadeJohnSilencemehabíacogidojamásporsorpresa,propiamentehablando,desdeluegonomeesperabaencontraraguardándomeunacartasuyadesdeEstocolmo.«HeterminadomiasuntoenHungría—decía—,yestaréaquídiezdías.

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Nodudeenllamarmesimenecesita.SimetelefoneaporlamañanadesdeWasholm,puedocogerelvapordelatarde».

Misdiezañosdetratoconélestabanllenosde«coincidencias»deestegénero,yaunque nunca trató de explicarlas recurriendo a ningún sistema de comunicaciónmágica con mi mente, nunca he dudado que existía efectivamente algún métodosecreto de telepatía por el cual conocía mi situación y calculaba el grado de minecesidad. Y siempre me pareció igualmente evidente que este poder eraindependientedeltiempo,enelsentidodequeleíaelfuturo.

Sangreesesintiótanaliviadocomoyo,ymenosdeunahoradespuésdelapuestade sol, esamisma tarde, le recibimos a la llegada del pequeño vapor costero, y lellevamosenelboteneumáticoal campamentoquehabíamospreparadoenuna islavecina,conideadeemprenderelregresoalamañanasiguiente.

—Bueno—dijodespuésdecenar,cuandoestábamosfumandoentornoalfuego—,cuéntemesuhistoria—nosmiróaunoyotro,sonriendo.

—Cuéntesela usted, señor Hubbard —interrumpió Sangree bruscamente, y semarchó a fregar los platos, aunque no tan lejos que no pudiera oírnos.Ymientraschapoteabaconelaguacalienteyrascabalosplatosdehojalataconarenaymusgo,mi voz, que el doctor Silence no interrumpió siquiera con una pregunta, expusodurantelasiguientemediahora,delamejormaneraquefuicapaz,laexplicacióndeloocurrido.

Mioyenteestabaechadoalotroladodelfuego,conlacaramedioocultaporunsombrerode ala ancha; devez en cuando lanzabaunamirada interrogante, cuandohabíaalgúnpuntoquerequeríaexplicación;peronodijounasolapalabrahastaquehubellegadoalfinal,ysuactituddurantetodoelrelatofuegraveyatenta.Arriba,elrumordelvientoenlasramasdelospinosllenabalossilencios;laoscuridadseposósobreelmar,ysurgieronestrellasamillares,ycuandoterminé,habíasalidolaluna,inundando de plata el paisaje. Sin embargo, por su cara y sus ojos, comprendíclaramentequeeldoctorescuchabaalgoquehabíaesperadooír,auncuandonohabíaprevistorealmentetodoslosdetalles.

—Ha hecho bien en llamarme—dijo muy bajo, con una mirada significativa,cuando terminé—;muy bien—y sumirada abarcó a Sangree durante un segundofugaz—; porque lo que tenemos aquí es nada más y nada menos que un hombrelobo… Caso bastante raro, me alegra decir, pero a menudo muy triste, y a vecesterrible.

Salté como si me hubiesen pinchado, aunque a continuación me avergoncésinceramentedemi faltadecontrol;porqueestebrevecomentario,queconfirmabamis peores sospechas, me convenció más de la gravedad de la aventura que unmontóndepreguntasyexplicaciones.Parecióestrecharelcírculoanuestroalrededor,cerrar una puerta—dejándonos encerrados con el animal y el horror—, y echar lallave.Fueraloquefuese,ahorahabíaqueencararloyhacerlefrente.

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—¿Nadiehasufridodañohastaahora?—preguntóenvozalta,aunqueenuntonoprácticoquedabarealidadatanterriblesposibilidades.

—¡Diosmío,no!—gritóelcanadiense,arrojandoeltrapodesecarloscacharrosyacudiendoalcírculoderesplandordelafogata—.Sindudanohaypeligrodequeesepobreanimalfamélicohagadañoanadie,¿nocree?

Teníaelpeloalborotadosobrelafrente,yhabíaundestelloensusojosquenosedebíasóloalreflejodelasllamas.Aloírsuspalabrasmevolvíhaciaélvivamente.Nosechamosareírlostres.Fueunarisabreve,seca,forzada.

—Confío en que no, desde luego—dijo el doctor Silence con tranquilidad—.Pero¿quélehacepensarqueeseserestáfamélico?—hizolapreguntaconlosojosfijosenlacaradelotro.Larapidezconquelahizomeexplicabaporquémehabíasobresaltado,yesperélarespuestaconunestremecimientodeexcitación.

Sangreevacilóun instante, comosi lapregunta lehubiesecogidopor sorpresa.Perosostuvo lamiradadeldoctor sinalterarse,desdeelotro ladodel fuego,ycontodahonestidad.

—Sinceramente—balbució,conunligeroencogimientodehombros—,nosabríadecirle.Creoquemeha salido la frasepor sí sola.Desde el principiohe tenido laimpresióndequesufrey…tienehambre;aunquenosemehabíaocurridopensarporquéhastaqueustedmelohapreguntado.

—Entonces,sabemuypocodeél,¿no?—dijoelotro,conunasúbitadulzuraensuvoz.

—Sólo eso —replicó Sangree, mirándole con una expresión de perplejidadinequívocamentesincera—.Dehecho,nosénadaenabsoluto—añadió,amododeexplicaciónadicional.

—Mealegro—oímurmuraraldoctor,perotanbajoqueaduraspenascaptésuspalabras, y desde luego no le llegaron a Sangree, lo que evidentemente era suintención.

—Yahora—exclamó,poniéndosedepieysacudiéndoseconungestotípicoenél,comosisesacudieseelhorroryelmisterio—,dejemoselasuntoparamañana,ydisfrutemosdeesteviento,ydelmarylasestrellas.Últimamenteheestadoviviendoen la atmósfera demuchagente y siento que necesito lavarmey limpiarme.Voy adarmeunbañoyaacostarmedespués.¿Quiénmesigue?—yunpardeminutosmástardenos lanzábamos los tresdesdeelbarcoal agua frescayprofunda,que reflejómil lunas al propagarse las olas en innumerables ondulaciones desde el punto denuestrochapuzón.

Dormimos al raso, envueltos en mantas. Sangree y yo ocupamos los sitios defuera,ynoslevantamosantesdeamanecerparaaprovecharlabrisadelamadrugada.Gracias a que salimos temprano, a mediodía habíamos hecho ya la mitad delrecorrido; luegoelviento rolóunospuntosapopa,ycogimosvelocidad.Cruzandoentre mil islas, atravesando estrechos canales donde perdíamos viento para salir a

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espaciosabiertosdondeteníamosquetomarunrizo,corríamosbajouncielocálidoysinnubes,volábamosporelcorazóndeestepaisajeasombrosoysolitario.

—Un lugar realmente salvaje—exclamó el doctor Silence desde su asiento deproa,dondesujetabalaescotadelfoque.Sehabíaquitadoelsombrero,elvientolealborotabaelpelo,ysucaraflacaymorenaledabauntoqueoriental.Pocodespués,élySangreeintercambiaronsuspuestos,ysevinoacharlarconmigojuntoalacaña.

—Esunaregiónmaravillosa,todoestemundodeislas—dijo,haciendoungestocon lamanohaciaelescenarioquepasabaveloz juntoanosotros—.Pero¿nonotaquelefaltaalgo?

—Es… severo —contesté, tras meditar un momento—. Tiene una bellezallamativaysuperficial,perosin…—vacilé,buscandolapalabraquenecesitaba.

JohnSilencemoviólacabezaconaprobación.—Exacto —dijo—. Tiene el pintoresquismo de un escenario de teatro, de un

escenarioquenoesreal,quenoestávivo.Escomounpaisajepintadoporunartistahábil, aunque sin verdadera imaginación. Sin alma… ésa es la palabra que ustedbuscaba.

—Algoasí—contesté,observandolasráfagasdevientoenlasvelas—.Notantomuertocomosinalma.Esoes.

—Naturalmente—prosiguió, con una voz calculada, me pareció, para que nollegaseanuestrocompañero,aproa—,vivirmuchotiempoenunlugarcomoeste…muchotiempo,ysolo,podríatenerextrañosefectosenalgunoshombres.

Derepentecomprendíquehablabaconunpropósito,yagucéeloído.—Aquí no hay vida. Estas islas sonmera rocamuerta emergida del fondo del

mar,notierraviva;ynohayseresvivientesenellas.Inclusoelmar,estemarsalobre,peroquenoesnisaladonidulce,sinmareas,estámuerto.Todoestoesimagendelavidasinverdaderocorazónysinalmavital.Alhombrequevengaaquíconanhelosdemasiado vehementes y se sumerja en la naturaleza, le pueden ocurrir cosasextrañas.

—Largueunpoco—gritéaSangree,queveníahaciapopa—.Elvientoracheayvamoscasisinlastre.

Volvióaproa,yeldoctorSilenceprosiguió:—Me refiero a que aquí, una larga permanencia conduciría al deterioro, a la

degeneración. Este lugar no está atemperado por influencias humanas, por ningúnvestigio humanizador de la historia, bueno o malo. Este paisaje no ha despertadojamásalavida;siguedormido,inmersoenelsueñoprimitivo.

—¿Quiere decir que con el tiempo—pregunté— un hombre que viviera aquípodríavolversebrutal?

—Las pasiones se desbocarían, el egoísmo llegaría a su grado máximo, losinstintosseembruteceríanysevolveríansalvajesprobablemente.

—Pero…

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—En otros lugares igualmente desiertos, en algunas regiones de Italia, porejemplo, donde existen otras influencias moderadoras, eso no podría suceder. Elcarácterpodríavolverseviolento,salvajetambién,enciertosentido;perounopuedeentenderse con la violencia humana, y enfrentarse a ella. Pero aquí, en una regiónsevera como ésta, la cosa podría ser diferente—hablaba despacio, sopesando laspalabrasconcuidado.

Le lancé una mirada cargada de interrogantes, y di un grito de precaución aSangree,paraquesiguieseaproa,fueradelalcancedenuestraconversación.

—Primero llegaría cierta insensibilidad al dolor e indiferencia respecto a losderechosde losotros.Luego, el alma sevolvería salvaje;nodebidoa laspasioneshumanas, ni a entusiasmos, sino a un embotamiento que sumiría al sujeto en unaespeciedesalvajismofrío,primitivo,carentedeemociones…volviéndolo,comoelpaisaje,desalmado.

—¿Ycreeustedqueunhombredominadopordeseosvehementespodría sufriresecambio?

—Sinque sediesecuenta, sí.Podríavolverse salvaje, sus instintosydeseos sevolveríananimales.Ysi…—bajó lavoz, sevolvió fugazmentehaciaproay luegocontinuóensutonomásgrave—debidoaunasaluddelicadauotrapredisposición,suDoble(ustedsabeaquémerefiero,naturalmente),suetéreoCuerpodelDeseo,ocuerpo astral, como lo llaman algunos (esa parte donde residen las emociones, laspasionesylosdeseos),sisuDoble,digo,poralgunarazónconstitutiva,noestuviesesuficientementeancladoasuorganismofísico,podríaproducirsealgunaproyecciónocasional…

Sangreeaparecióenpopainesperadamente,conlacaraencendida,aunquenosésidebidoalviento,alsol,oaalgoquehabríaoído.Sorprendido,soltélacaña,yelcúterdiounagrancabezada,alcogervientoderepente,ynosarrojóalostresabajo.Sangree no dijo nada, pero mientras subía y hacía firme la escota del foque, micompañero encontró un momento para añadir a su frase inacabada unas palabras,demasiadobajasparaquelasoyesenadiemás.

—Aunqueélnoseenteraseenabsoluto.Adrizamoslaembarcación,ynosechamosareír;luegoSangreesacóelmapay

explicóexactamentedóndeestábamos.Enelhorizonte,másalládeunaextensióndeaguaabierta,seveíaungrupoazuldeislas,conlanuestraenformademedialuna,yel resguardado fondeadero de la ensenada. Una hora más de viento como el queteníamos nos llevaría allí cómodamente; y mientras el doctor Silence y Sangreetrababanconversación,mepuseyoapensarenlasextrañasideasquemeacababandemeter en la cabeza sobre el «Doble», y la forma que éste podía asumir cuando sedisociaratemporalmentedelcuerpofísico.

Siguieroncharlandolosdosduranteelrestodeltrayecto;JohnSilenceeraamabley comprensivo como unamujer.Yo no oía bien lo que hablaban, porque el vientoaumentabadevezencuandodeformahuracanada,ylasvelasylacañaacaparaban

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todamiatención;peropodíaverqueSangreeestabaagustoycontento,yquehacíaconfidenciasasucompañero;comocasitodoelmundo,cuandoJohnSilencequeríaqueselashiciesen.

Perodepronto, cuandomás atento ibayo al vientoy a lasvelas, seme revelótodoelsignificadodelcomentariodeSangreesobreelanimal.Porquesuconfesióndequesabíaquesufríayteníahambrenoera,endefinitiva,sinounarevelacióndesuyo más profundo. Era una especie de confesión. Hablaba de algo que sabíapositivamente,dealgoquenopodíadiscutirseniponerseenduda,dealgoqueteníaqueverconsigomismo.«Pobreanimalfamélico»,lohabíallamado,conpalabrasquelehabían«salidopor sí solas»;ynohabíahabidoelmenor indiciodequedesearaocultarojustificarnada.Habíahabladodemanerainstintiva,conelcorazón…comodesupropioyo.

Ymediahoraantesdeponerseelsolentrábamosvelocesporlaestrechabocanade la ensenada, y vimos el humo de la cena que salía de entre los árboles, y lasfigurasdeJoanyelSegundoContramaestre,quecorríanalaplayaarecibirnoseneldesembarcadero.

***

Todo cambió en cuanto John Silence puso el pie en aquella isla; fue como elefectoqueproducelaaparicióndeungranmédico,deungranárbitrodelavidaylamuerte,quellegaparaefectuarsuconsulta.Secentuplicólasensacióndegravedad.Hastalosobjetosinanimadosexperimentaronuncambiosutil;porqueelescenariodelaaventura (este trozodemardesiertoconsuscentenaresde islasdeshabitadas) sevolvió, de alguna manera, sombrío. Un elemento misterioso y en cierto mododesazonador, se introdujo espontáneamente en la severidad de roca gris y pinaresoscurosyapagóelcentelleodelsolydelmar.

Yo,almenos,notéclaramenteesecambio;porquemiserenterosetensóungradomás, por así decir, poniéndosemás en sintonía y alerta. Las figuras del fondo delescenarioavanzaronunpocohaciaelproscenio…hacialaaccióninevitable.Enunapalabra:lallegadadeestehombreintensificólasituaciónentera.

Yalevocar,despuésdelosaños,eltiempoenquesucediótodo,medoycuentaclaramentedequeestehombretuvodesdeelprincipiomismounaideamuyclaradeloquesucedía.Esimposibledecircuántosabíadeantemanomercedasusextrañospoderes adivinatorios, pero desde el momento en que llegó al lugar y tomó notainteriormentedeloqueestabaocurriendoentrenosotros,tuvosindudalaverdaderasolucióndelrompecabezasynonecesitóhacerpreguntas.Yestacertezaeraloqueledabaeseairedepoderynoshacíamirarleinstintivamente;porquenodioniunpasoindeciso, no hizo ni un solomovimiento en falso; ymientras el resto de nosotrosvacilábamos, él fue derecho a la solución.Era, en verdad, un auténtico adivino dealmas.

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Ahorapuedoleerensuconductamuchascosasqueentoncesmeteníanperplejo;porqueaunqueyohabíaintuidovagamentelasolución,noteníaideadecómolaibaaabordar.Ycasipuedo reproducir literalmente lasconversaciones;porque, segúnmicostumbreinveterada,anotabapuntualmentetodoloquedecía.

Tributó el mejor trato posible y del mejor modo posible a la señoraMaloney,mujerbobayatolondrada;aJoan,alarmadaaunquevalerosa;yalclérigo,afectado,bajolasuperficiedesusemocioneshabituales,porelpeligrodesuhija.Aunquelohizo con tanta soltura y sencillez que pareció algo natural, espontáneo. PorquedominóalSegundoContramaestre,tomándolelamedidadesuignoranciaconinfinitapaciencia;sintonizóconJoan,estimulandoalmáximosuvaloreinterésporsupropiaseguridad; y tranquilizó y reconfortó al reverendo Timothy, a la vez que logró suimplícita obediencia, se ganó su confianza, y lo llevó gradualmente a unacomprensióndelasalidaquehabíaqueadoptar.

EncuantoaSangree—aquísusabiduríaestuvomuydiscretamentecalculada—,nomanifestabaprestarleningúninterés,aunquepordentroeraobjetodesuincesanteyconcentradísimaatención.Sopretextodeaparente indiferencia, sumente teníaalcanadiensebajoconstanteobservación.

Esanochereinabaunsentimientodeinquietudenelcampamento,yningunodenosotrossedemorójuntoalfuegodespuésdecenar,comoteníamosporcostumbre.Sangree y yo nos dedicamos a remendar los desgarrones de la tienda para que lautilizasenuestroinvitado,yabuscarpiedraspesadasparasujetarlascuerdas,porqueeldoctorSilenceinsistióenqueselamontásemosenelpuntomásaltodelaloma,justodondeeramásrocosaynohabíatierraparalosclavos.Elsitio,además,estabaamitaddecaminoentre las tiendasde loshombresyde lasmujeresy,naturalmente,dominabalavistamásampliadelcampamento.

—Así,siapareceelperro—dijosimplemente—,podrécogerloalpasar.Elvientosehabía idoconelsol,yuncalor inusitadoseaposentósobre la isla,

haciendo el sueño pesado, y por lamañana acudimos a desayunarmás tarde de lonormal,frotándonoslosojosybostezando.Elvientofrescodelnortehabíadadopasoal aire cálido del sur, que a veces subía con neblina y humedad por el Báltico,trayendoconsigounasensaciónrelajantequeproducíadesmadejamientoyapatía.

Yquizáfueporestarazónporloquealprincipiononoténadaanormal,yporloqueestuvemenosalertade lohabitual;porque,hastadespuésdedesayunar,nomellamólaatenciónelsilenciodenuestropequeñogrupo,nimedicuentadequeJoanaúnnohabíaaparecido.Yentonces,degolpe,medesapareciólaúltimapesadezdelsueñoyviqueMaloneyestabapálidoynervioso,yquesumujernopodíasostenerelplatosinqueletemblase.

Una rápida mirada del doctor Silence me cortó las ganas de preguntar, ycomprendí vagamente que estaban esperando a que se alejara Sangree. No puedodeterminarporquésemeocurrióestaidea,peronotardéencomprobarloacertado

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de mi intuición; porque en cuanto se fue a su tienda, Maloney miró hacia mí yempezóahablarenvozbaja.

—Notehasenteradodenada,¿verdad?—mediosusurró.—¿Dequé?—pregunté, estremeciéndome ante la idea de que hubiera ocurrido

algoespantoso.—No te hemos despertado por temor a levantar a todo el campamento —

prosiguió;supongoqueconlapalabra«campamento»sereferíaaSangree—.Hasidoantesdeamanecer,cuandomehandespertadolosgritos.

—¿Elperrootravez?—pregunté,conunextrañoencogimientodelcorazón.—Fuederechoa la tienda—prosiguió,excitado,peromuybajo—,ydespertóa

mimujeralpatearencimadeella.EntoncessediocuentadequeJoansedebatíaasulado. Y, ¡Dios mío!, el animal le había herido el brazo: lo tenía todo arañado ymanchadodesangre.

—¿Joanherida?—dijeestupefacto.—Sóloarañada…demomento—tercióJohnSilence,hablandoporprimeravez

—;esmáselsobresaltoyelsustoquelasheridas.—¿Noesprovidencialquetengamosunmédicoaquí?—dijolaseñoraMaloney,

queparecíaquenoseibaaserenarnunca—.Creoquedeberíamoshaberlomatado.—Ha sido un alivio que huyera —dijo Maloney, con su voz de púlpito

estranguladaporlaemoción—,pero,naturalmente,nopodemosarriesgarnosaotro…Tenemosquelevantarelcampamentoymarcharnosinmediatamente…

—PeroelseñorSangreenodebesaberloquehapasado.Elpobreestátancoladopor Joan que le afectaría terriblemente —añadió el Segundo Contramaestre connerviosismo,mirandoentornosuyoaterrada.

—Quizá seaprudentequeel señorSangreeno sepa loquehapasado—dijoeldoctorSilenceconsosegadaautoridad—;perocreoque,paraseguridaddetodoslosinteresados, es mejor que no abandonemos la isla de momento—habló con grandecisión,yMaloneyalzólosojosysiguiósuspalabrasatentamente.

—Si ustedes acceden a continuar aquí unos días más, no tengo duda de quepodemosponerfina lasatencionesdesuextrañovisitante,ydepaso, tendremoslaoportunidaddeobservarunfenómenodelomássingulareinteresante…

—¡Cómo! —dijo con voz ahogada la señora Maloney—, ¿un fenómeno…?¿Quieredecir,entonces,quesabeustedloquees?

—Estoysegurodesaberloquees—replicómuybajo,porqueoímoslospasosdeSangreequeseacercaban—;aunquenoestoyseguroaúndecuáleselmejormododeafrontarlo.Pero,entodocaso,noesprudentemarcharseprecipitadamente…

—¡Oh, Timothy, no creerá que es el diablo…! —exclamó el SegundoContramaestreenuntonoqueinclusoelcanadiensetuvoqueoír.

—Enmiopinión—prosiguióJohnSilence,mirándonosalclérigoyamí—,esunmodernocasodelicantropía,conotrascomplicacionesquepueden…—dejólafrasesinterminar,porquelaseñoraMaloney,temiendooíralgopeor,selevantódeunsalto

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yhuyóasutienda;yenesemomentoSangreedoblólaesquinadelaempalizadayaparecióalavista.

—Hayhuellasdepezuñasenlaentradademitienda—dijoconexcitación—,elanimalhaestadoaquíotravez,estanoche.DoctorSilence,vengaaverlas.Son tanclarasenelmusgocomounrastroenlanieve.

Peromás avanzado el día,mientras Sangree salía con la canoa a pescar en loshondoscercanosalasislasmásgrandesyJoanpermanecíaensutiendavendadayenreposo,eldoctorSilencenosllamóalpreceptoryamíynospropusodarunpaseohastalaslajasdegranitodelotroextremo.LaseñoraMaloneysequedósentadaenuntocón,cercadesuhija,ysededicóconenergíaapintaryacuidarlaalternativamente.

—Ladejamosalcargodetodo—ledijoeldoctorconunasonrisaquepretendíadaránimos—;cuandonosnecesiteparaelalmuerzo,o loquesea,nospuedehacervolveratiempoconelmegáfono.

Porque, aunque el mismo aire estaba cargado de emociones extrañas, todoshablaban con naturalidad y sosiego, como con un deseo claro de contrarrestar unaexcitacióninnecesaria.

—Vigilaré —dijo con valor el Segundo Contramaestre—; y entretanto, meconsolaré conmi obra—estaba atareada con el boceto que había empezado el díadespuésdenuestra llegada—.Porquehastaun árbol—añadióorgullosa, señalandohacia supequeñocaballete—es símbolode lodivino,yestepensamientomehacesentirmesegura.

Miramosunmomentolosmanchurrones,queeranmásunsíntomadeenfermedadqueunsímbolodelodivino,yemprendimoslamarchaporelsenderoquebordeabalaensenada.

Enelotroextremoencendimosunapequeñahogueraynossentamosalrededor,alamparodeunarocagrande.Maloneydejódetararearderepenteysevolvióhaciasucompañero.

—¿Ycómoexplicaustedtodoesto?—preguntóbruscamente.—Enprimerlugar—contestóJohnSilence,acomodándosecontralaroca—,esde

origenhumano,eseanimal.Eslicantropía,evidentemente.Suspalabras tuvieronel efectodeunagranada.Maloney las recibiócomosi le

asestaranungolpe.—Medejausteddesconcertado—dijo,incorporándoseunpocoymirándolemás

decerca.—Puede ser—replicó el otro—; pero si me escucha un momento, quizá esté

menosdesconcertadoalfinal…omás.Dependedeloquesepa.Déjemequesiga,yledigaquehasubestimado,ocalculadomal,elefectodeestavidaprimitivaysalvajeenustedes.

—¿Enquésentido?—preguntóelclérigo,erizándoseligeramente.—Se tratadeunamedicina fuertepara cualquierhabitantede la ciudad;ypara

algunos de ustedes, lo ha sido demasiado. Uno de ustedes se ha asilvestrado —

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pronuncióestasúltimaspalabrasconénfasis.—Sehavueltosalvaje—añadió,desviandolamiradadelunoalotro.Ningunodelosdossupimosquécontestar.—Decirquehadespertadolabestiaenunhombrenoessiempreunametáfora—

prosiguió,unmomentodespués.—¡Porsupuestoqueno!—Pero,enelsentidoquedigo,puedetenerunsignificadomuyliteraly terrible

—prosiguió el doctor Silence—. Pueden aflorar instintos antiguos que nadie podíasospecharqueexistieran,ymenosaúnelpropiosujeto…

—Elatavismonopuedeexplicarlaaparicióndeunanimalvagabundocondientesypezuñaseinstintossanguinarios—interrumpióMaloneyconimpaciencia.

—Eltérminoloeligeusted—prosiguióeldoctorconecuanimidad—,noyo,yesun buen ejemplo de palabra que designa un resultado, al tiempo que oculta elproceso;perolaexplicacióndeestabestiaquerondaporlaislayatacaasuhijatieneunasignificaciónmásprofundaqueladelameratendenciaatávica,oelreflejodeunorigenanimal,queesloquesupongoqueustedpiensa.

—Acaba de hablar de licantropía —dijo Maloney con expresión perpleja yevidentementedeseosodeatenersealarealidad—.Creoquehetropezadoalgunavezcon esa palabra; pero en realidad…en realidad…no tiene significado algunohoy,¿noescierto?Esassupersticionesdetiemposmedievalesnopueden…

Sevolvió haciamí con su cara coloraday jovial; y la expresiónde asombroyconsternación que reflejaba me habría hecho soltar la carcajada en otrascircunstancias.Sinembargo,nuncaestuvolarisamáslejosdemiespírituqueenesemomento en que oí al doctor Silence revelarle al clérigo, cuidadosamente, lamismísima explicación que se había estado abriendo camino poco a poco en mimente.

—El hecho de que el pensamiento medieval haya podido exagerar esa nocióncarece de importancia para nosotros ahora —dijo con sosiego—, cuando nosenfrentamosaunejemplomodernodeloque,supongo,hasidosiempreunaprofundaverdad. De momento, dejemos fuera del asunto el nombre de quién sea, yexaminemosdeterminadasposibilidades.

Todoscoincidimoseneso,entodocaso.NohacíafaltahablardeSangree,nidenadie,hastaquesupiéramosalgomás.

—Elhechofundamentaldeestecuriosocaso—prosiguió—esqueel«Doble»deunhombre…

—¿Serefierealcuerpoastral?Heoídohablardeeso,naturalmente—interrumpióMaloneyconunresoplidodetriunfo.

—Sinduda—dijoelotro,sonriendo—;sindudahaoídohablar.Lofundamental,iba diciendo, es que este Doble, o cuerpo fluido del hombre, tiene el poder deproyectarse y volverse visible a los demás en determinadas circunstancias. Ciertoentrenamientopuedehacerestofactible;yciertasdrogastambién.Laenfermedadque

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estragaelcuerpopuedeproducirporun tiempoelefectoque lamuerteproducedemanerapermanente,yliberaresaréplicadelserhumanoyhacerlavisiblealosojosdelosdemás.

»Hoydíatodoelmundosabeesomásomenos,porsupuesto;loquenosesabeporlogeneral,yprobablementenocreenadiequenolohayapresenciado,esque,endeterminadascircunstancias, esecuerpo fluidopuedeadoptar formasdistintasde lahumana,yqueesasformaspuededeterminarlaselpensamientoyeldeseodominanteenelsujeto.PorqueesteDoble,ocuerpoastralcomoustedlollama,esenrealidadellugar donde se asientan las pasiones, las emociones y los deseos de la economíapsíquica.EselCuerpodelasPasiones;yalproyectarse,puedeadoptaramenudounaformaexpresivadeldeseodominantequelomodela;porqueestácompuestodeesamateriatenuequeseprestaasermodeladaporelpensamientoyeldeseo.

—Le sigoperfectamente—dijoMaloney, conuna expresión como si prefiriesemuchomásencontrarsecortandoleñaycanturreando.

—Yhaypersonasconstituidasdetalmanera—continuóeldoctor,cadavezmásserio—quesucuerpofluidoestádébilmenteasociadoalcuerpofísico:personasdesaluddelicadaporlogeneral,aunqueamenudocondeseosypasionesvehementes.Yenestaspersonas,esfácilqueelDoblesedisociedesuorganismoduranteunsueñoprofundoy,siesimpulsadoporalgúndeseodevorador,adopteformaanimalytratedesatisfaceresedeseo.

Allí,aplenaluzdeldía,viaMaloneyacercarselentamentealfuegoyecharleña.Estábamos pegados al calor, unos junto a otros, y escuchábamos la voz del doctorSilencequesemezclabaconlossusurrosyaleteosdelvientoanuestroalrededor,yelromperdelasolaspequeñas.

—Porejemplo,paraponeruncasoconcreto—continuó—:supongamosqueunjoven, con la constitución frágil a queme he referido, cobra un afecto irresistiblehacia una joven, pero se da cuenta de que no es correspondido, y es lo bastantehombre como para reprimir sumanifestación. En tal caso, si suDoble propende aproyectarse con facilidad, lamisma represión de su amor durante el día vendría aañadirse a la intensidad de su deseo de liberarse durante el sueño profundo, delcontroldesuvoluntad,ysucuerpofluidopodríabrotarbajounaformamonstruosaoanimal,yhacerseefectivamentevisiblea losdemás.Ysisudevociónfuesedeunafidelidadperruna,aunqueocultandodebajoelfuegodeunapasiónferoz,podríamuybienasumirlaformadeunacriaturamitadperroymitadlobo.

—¿De hombre lobo, quiere decir?—exclamóMaloney, pálido hasta los labiosmientrasescuchaba.

JohnSilencealzóunamanoparacontenerle.—Un hombre lobo —dijo— es una realidad física de profunda significación,

aunquepuedehabersidoexageradaabsurdamenteporlaimaginacióndelcampesinosupersticiosodelostiempososcuros;porqueunhombrelobonoesotracosaquelosinstintossalvajes,yposiblementesanguinarios,deunhombreapasionadorecorriendo

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elmundoensucuerpofluido,sucuerpopasional,sucuerpodeldeseo.Comoenelpresentecaso,puedenosaber…

—¿No es necesariamente intencionado, entonces? —preguntó vivamenteMaloney,conalivio.

—…Raravezesintencionado.Eselconjuntodelosdeseos,liberadosdelcontroldelavoluntadduranteelsueño,queencuentransalida.Entodaslasrazassalvajessehaadmitidoytemidoestefenómenollamado«hombrelobo»,peroesrarohoydía.Ysevavolviendomásrarocadavez,porqueelmundoestácadadíamásdomesticadoycivilizado;lasemocionessehanhechomásrefinadas,losdeseosmástibios,ypocoshombresposeenelsuficientesalvajismointeriorcomoparagenerarimpulsosdeesaintensidady,desdeluego,paraproyectarlosenformaanimal.

—¡Dios mío! —exclamó el clérigo, conteniendo el aliento, y cada vez másexcitado—,entoncescreoquedebocontarle…unaconfidenciaquesemehahecho…Sangreetienemezcladesangresalvaje…deascendenciaindia…

—Ciñámonos a nuestra suposicióndeunhombre comoel quehedescrito—leinterrumpió el doctor con serenidad—, e imaginemos que poseemezcla de sangresalvaje; ymás aún: que no tiene conciencia en absoluto de su espantosa anomalíafísicaypsíquica;yquede repentesedescubreasímismo inmersoenunmododevidaprimitivojuntoalobjetodesusdeseos;queelresultadodelatensióndelhombrenodomesticadoquellevaensusangre…

—Elpielroja,porejemplo—dijoMaloney.—Elpiel roja, exactamente—reconoció el doctor—;que el resultado, digo, de

esatensiónsalvajequehayenél,despiertaysaltaalavidaapasionada.¿Quépasará?MiróconfirmezaaTimothyMaloney,yelclérigolemiróconfirmezaaél.—Una vida salvaje como la que llevan ustedes aquí en esta isla, por ejemplo,

podría fácilmente despertar sus instintos animales, sus instintos ocultos, conresultadossumamenteinquietantes.

—¿Quiere decir que su Cuerpo Sutil, como lo ha llamado usted, podría salirautomáticamente,duranteunsueñoprofundo,enbuscadelobjetodesudeseo?—dijeyo,acudiendoenayudadeMaloney,alquecadavezleeramásdifícilencontrarlaspalabras.

—Exacto; aunque el deseo del hombre seguirá estando totalmente exento demaldad…seguirásiendopuroysanoentodoslossentidos.

—¡Ah!—oíexclamaralclérigo.—El deseo de unión del amante se volverá violento, se volverá salvaje,

abriéndose paso demanera primitiva, indómita, quiero decir—prosiguió el doctor,esforzándoseenhacerseentenderporuncerebrolimitadoporunamentalidadyunosconocimientos convencionales—; porque recuerde que el deseo de poseer puedevolversefácilmenteinsistente;ymaterializadoenestaformaanimaldelCuerpoSutilqueactúacomosuvehículo,puede salirydespedazar cuanto le impidealcanzar elcorazónmismodelobjetoamadoyapoderarsedeél.Aufond,comohedicho,noes

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más que una aspiración a la unión: el deseo espléndido y limpio de absorbertotalmenteensí…

CallóuninstanteymiróaMaloneyalosojos.—Bañarse en lamisma sangre del corazón del ser deseado—añadió con gran

énfasis.El fuego chisporroteó y crepitó, provocándome un sobresalto. En cambio

Maloneyencontróalivioenunauténticoestremecimiento,ylevivolverlacabezaymirar a su alrededor, desde el mar a los árboles. El viento había decaído en esemomentoylaspalabrasdeldoctorresonaronclarasenelsilencio.

—Entonces,¿podríallegaramatar?—tartamudeóelclérigounmomentodespuéscon voz apagada, y una risita forzada a manera de protesta de que le sonara tancompletamentemortecina…

—Enúltimoextremo,podríamatar—repitióeldoctorSilence.Luego, trasotrapausa,durantelacualestuvodecidiendocuántoseríaprudenteexplicarasuoyente,prosiguió—:YsielDoblenoconsiguevolverasucuerpofísico,esecuerpofísicopuede despertar a un estado de imbecilidad, de idiocia… o quizá no volver adespertar.

Maloneyseincorporóensuasientoyrecobrólapalabra.—¿Quieredecirquesiseleimpidieraregresaraeseseranimalfluido,oloque

sea,elhombrepodríanovolveradespertar?—preguntóconvozinsegura.—Podríamorir—replicóelotroconaplomo.Enelaire,anuestroalrededor,se

estremecióeltemblordeunaenérgicasensación.—¿Noseríaésa,entonces,lamejormaneradecuraralloco…albruto…?—tronó

elclérigo,mediolevantándose.—Desdeluego,seríaunamanerafácileimpunedematar—fuelaréplicasevera,

dichaconlatranquilidaddelquehaceuncomentariosobreeltiempo.Maloneysedesinflóvisiblemente,yyojuntélaleñaencimadelfuegohastaque

conseguíhacerllama.—Lamayorpartedelavidadelhombre…desusfuerzasvitales,levienendeese

Doble—continuóelDoctorSilence, tras reflexionarunmomento—;yunaporciónconsiderabledelamateriamismadesucuerpofísico.Demaneraqueelcuerpofísicodejado atrás queda mermado, no sólo de fuerzas, sino también de materia. Loveríamos disminuido, encogido, agotado, igual que el cuerpo de un médiummaterializadoenunasesión.Además,cualquierseñalolesióninfligidaaesteDoblese encontrará exactamente reproducida en el cuerpo físico arrugado, sumido en sutrance…

—¿Unalesióninfligidaalunodiceustedquesereproduciríatambiénenelotro?—repitióMaloney;suexcitaciónaumentabaotravez.

—Sin duda —replicó el otro con serenidad—, porque sigue habiendo unaconexióncontinuaentreelcuerpofísicoyelDoble:unaconexióndemateria;sibiense trata de una materia sumamente tenue, posiblemente de naturaleza etérea. La

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heridaviaja, por así decir, del unoal otro;y si se rompiese esta conexión, sería lamuerte.

—Lamuerte—repitióMaloneyparasí—.¡Lamuerte!—nosmiróinquietoalacara: evidentemente, se le empezaban a aclarar las ideas—. ¿Y esa solidez? —preguntó a continuación, tras una pausa general—; ¿ese desgarrar de tiendas y decarne,esosaullidos,ylasmarcasdepezuñas?¿QuieredecirqueelDoble…?

—¿Hasacadosuficientemateriadelcuerpomermadocomoparaproducirefectosfísicos?¡Porsupuesto!—interrumpióeldoctor—.Aunqueexplicarenestemomentocuestiones como el paso demateria amateria sería tan complicado como explicarcómoelpensamientodeunamadrepuederomperrealmenteloshuesosdelhijoaúnnonacido.

El doctor Silence señaló hacia el mar, y Maloney, que miraba con ojosextraviadosasualrededor,sevolvióconunviolentoestremecimiento.Viunacanoa,con Sangree sentado a popa, apareciendo por el extremo más alejado. Iba sinsombreroy,porprimeravez,sucaracurtidamepareció—nosparecióatodos,creo— como si fuese de otro. Parecía un salvaje.A continuación se puso de pie en lacanoa para lanzar con la caña, y su figura fue talmente la de un indio.Recordé laexpresión que le había visto una vez o dos, especialmente con ocasión de aquellaplegariavespertina,yunescalofríomerecorriólaespinadorsal.

En esemismo instante se volvió y nos vio, y su rostro esbozó una sonrisa, demaneraqueenseñósusdientesblancosalsol.Parecíaestarensuelemento,yteníaunaspectosumamenteatractivo.Gritóalgosobrelapesca,ypocodespuésdesapareciódelavista,entrandoenlaensenada.

Duranteunrato,ningunodenosotrosdijonada.—¿Tienecura?—aventuróMaloneyporfin.—No reprimiendo esa fuerza salvaje —replicó el doctor Silence—, sino

encauzándola mejor, y facilitándole otras salidas. Ésa es la solución a todos losproblemas de la fuerza acumulada; porque esa fuerza es la materia prima de lautilidad,yhabríaquepotenciarlaycuidarla,noseparándoladelcuerpoconlamuerte,sino elevándola a canales superiores. La mejor cura, y la más rápida de todas—prosiguió,hablandomuysuavementeyconunamanoenelbrazodelclérigo—,esorientarla hacia su objeto, con tal que ese objeto no sea invariablemente hostil, ydejarlaqueencuentreeldescansodonde…

Callóde repente, y los ojos de los doshombres se encontraron enuna sencillamiradadecomprensión.

—¿EnJoan?—exclamóMaloney,envozbaja.—¡EnJoan!—replicóJohnSilence.

***

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Nos acostamos todos temprano. El día había sido extraordinariamente cálido ydespuésdeponerseelsoldescendióunaextrañaquietudsobrelaisla.Noseoíanada,apartedeunsilbidodébil,espectral,inseparabledelospinosinclusoenlosdíasmástranquilos: era un rumor bajo, penetrante, como si el viento tuviese cabellera y laarrastrasesobreelmundo.

Con el súbito enfriamiento del aire, comenzó a formarse una niebla marina.Aparecióajironesaisladossobreelagua;luego,estosjironessefueronagrupando,yunmuroblancoavanzóhacianosotros.Nosemovíaniunsoplodeaire;losabetossealzabancomosiluetasplanasdemetal,elmarsevolvióaceite.Todoellugarestabainmovilizadocomoporalgúnenormepesoenelaire,ylasllamasdenuestrahoguera—lamásgrandequehabíamoshecho—seelevaban rectas comoel campanariodeunaiglesia.

Mientras seguíayoal restodenuestrogrupocaminode las tiendas,despuésdeapagar las brasas por seguridad, la avanzadilla de la niebla empezó a deslizarsedespacio entre los árboles como unos brazos largos buscando a tientas el camino.Mezcladoconelhumo,senotabaeloloramusgoyatierrayacortezadeárbol,yaesa fragancia peculiar del Báltico, mitad alga, mitad salobre, como el olor de unestuariodurantelabajamar.

Esdifícildecirporquémeparecióqueestaprofundaquietudocultabaunaintensaactividad;quizácadaestadodeánimollevaentrañadalaideadesuopuesto.Elcasoesqueteníaconcienciadelcontrastedeunaenergíafuriosa,porqueeracomoandarenmedio del silencio profundo previo a una tormenta, y pisaba con suavidad, nofuera que al quebrar una ramita o mover una piedra pusiese en tumultuosomovimiento el escenario entero. En realidad, esto no era sino consecuencia de laexcesivatensióndenervios.

Yanocabíapensarendesvestirseparaacostarse,sinoendesvestirseparatomarelbaño. Alguna parte de mi sensibilidad se hallaba alerta y expectante. Permanecísentado enmi tienda, esperando…Yal cabodeunamedia horamásomenos,miesperasevio justificada;porquede repente tembló la lona:alguien tropezócon lascuerdasquelasujetabanatierra.EntróJohnSilence.

Elefectodesuentradasigilosafuesingularyprofética:fueexactamentecomosilaenergíaquehabíadetrásdetodaestaquietudavanzarahastaelbordedelaacción.Sin duda, esto se debíameramente ami propiamente acelerada y carecía de otrajustificación; porque la presencia de John Silence siempre sugería la inminenteposibilidad de una acción vigorosa; y de hecho, entró sin más preámbulo que unasentimientodecabezayungestosignificativo.

Sesentóenunrincóndelsueloimpermeable,yestiréhaciaéllamantaparaquese cubriese las piernas.Cerró el faldón de la puerta y se acomodó; pero apenas lohabía hecho cuando la tela se estremeció por segunda vez, y apareció tropezandoMaloney.

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—¿Velando a oscuras?—dijo con timidez, asomando la cabeza y colgando sufarolenelganchodelpalohorizontal—.Hesalidoafumarunpoco.Supongoque…

Miróasualrededor,captólamiradadeldoctorSilenceycalló.Volvióametersela pipa en el bolsillo y empezó a canturrear en voz baja… ese canturreo de unamelodíaindescriptiblequetanbienconocíayoyquehabíallegadoadetestar.

EldoctorSilenceseinclinóhaciaadelante,abrióelfarolyapagólallamadeunsoplo.

—Hablebajo—dijo—ynoenciendacerillas.Escuchelosruidosymovimientosalrededordelcampamento,yestépreparadoparaseguirmeencuantoyodiga.

Habíabastanteluzcomoparadistinguirlascaras,yvicómoMaloneynosmirabavivamente.

—¿Duermeelcampamento?—preguntóeldoctoracontinuación,enunsusurro.—Sangree, sí—replicó el clérigo, en voz baja también—.Lasmujeres, no sé;

creoqueestándespiertas.—Tantomejor—yacontinuaciónañadió—:Ojalá fuese laniebla algo tenuey

dejarapasarlaluna;másadelantepuedequenoshagafalta.—Está levantando, creo —susurró Maloney—. Está ya por las copas de los

árboles.Nopuedoprecisarquéesloquehuboenestevulgarintercambiodecomentarios,

queme produjo un estremecimiento. Probablemente tuvo algo que ver con ello larapidez con que se sometió Maloney al humor del doctor; porque su rápidaobedienciameimpresionóbastante.Pero,aunsinesaligeraprueba,estabaclaroquecadauno reconocía lagravedaddelmomento, sedabacuentadequeera imposibledormiryquehabíaquepermanecerdeguardiatodalanoche.

—Infórmeme—repitióJohnSilenceotravez—delmenorruido,ynohaganadaprecipitadamente.

Secorrióhacialaentradadelatiendaylevantóelfaldón,atándoloalpaloparapoderverelexterior.Maloneydejódetararearysepusoaecharelaireatravésdelosdientesconunaespeciededébilsiseo,obsequiándonosconunpopurrídehimnosdeiglesiaymodernascancionespopulares.

Entoncestemblólatiendacomosilahubiesetocadoalguien.—Eselviento,queestáempezando—susurróelclérigoyabrióelfaldóntodolo

que daba de sí. Entró un soplo de viento frío y húmedo que nos produjo unestremecimiento,yconélnosllegóelruidodelmar:eralaprimeraolaqueseabríapasosuavementeporlasplayas.

—Haroladoalnorte—añadió;yacontinuaciónoímosunsusurro largoquesealzó de toda la isla, al exhalar los árboles un suspiro de respuesta—.La niebla semoveráunpoco,ahora.Yadistingounaabertura,sobreelmar.

—¡Chist!—dijo el doctor Silence, porque había elevado la voz; y volvimos aacomodarnosparaotrolargoratodevigilanciayespera,interrumpidoporalgúnqueotrorocedelatiendaconloshombros,alcambiardepostura,yelruidocrecientede

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lasolasenlacostaexteriordelaisla.Yporencimadetodo,sonabaelmurmullodelvientocomounagranarpa,alrozarlosárboles,yeldébilgolpeteodelatiendaalcaergotasdelasramasconagudaresonancia.

Llevábamossentadosalgoasícomounahora,yaMaloneyyamínoseracadavez más difícil mantenernos despiertos, cuando de repente se levantó el doctorSilence y se asomó. Un minuto después se había ido. Liberados de su presenciadominante,elclérigoacercósucaraalamía.

—Nomegusta esta espera de la caza—susurró—,peroSilence noquiere queguardeelsueñodelosotros;dicequeimpediríaquepasealgo,silohago.

—Elsabequé—contestélacónicamente.—Nocabelamenorduda—contestóenunsusurro—:lahistoriaesadelDoble,

comoéllollama;odelaobsesión,comolaBiblialocalifica.Perosellamecomosellame,esunmalasunto;asíquehedejadoelWinchestermontadoahífuera,ymehetraídoestotambién—mepusounaBibliadebolsillobajolanariz.Enunaépocadesuvidahabíasidosucompañerainseparable.

—Lo uno es inútil y lo otro peligroso—repliqué en voz baja, con unas ganastremendasdeecharmeareír,ydejándolequeeligiera—.Laseguridadestáenseguiranuestrojefe…

—No estoy pensando enmímismo—me interrumpió bruscamente—; ¡pero sialgolesucedeaJoanestanoche,dispararéprimero,yrezarédespués!

Maloneyvolvióaguardarseellibroenunbolsillolateralyseasomóalapuerta.—¡Quédemoniosestaráhaciendoahora,esloquequisierasaber!—yañadió—:

dandovueltasalrededorde la tiendadeSangreeyhaciendoaspavientos.Pareceunespectro,desapareciendoenlanieblayvolviendoaaparecer.

—Confíaenélyespera—dijedeprisa,porqueeldoctorveníayaderegreso—.Recuerdaqueeshombredeconocimientosysabeloquesehace.Heestadoconélencasospeoresqueéste.

Maloney se hizo a un lado cuando el doctor Silence oscureció la entrada y seagachóparapasar.

—Susueñoesmuyprofundo—susurró,sentándosejuntoalapuertaotravez—.Estáenestadocataléptico,ysuDoblepuedeliberarseencualquiermomento.Perohetomadomedidasparamantenerloencerradoenlatienda,ynopodrásaliramenosqueyoselopermita.Esténatentosacualquiermovimiento—luegomiróconseveridadaMaloney—.Perorecuerde,señorMaloney:nadadeviolenciasnitiros;anoserquequieramancharselasmanosconunhomicidio.CualquiercosaquesehagaalDoblerepercutiráenelcuerpofísico.Serámejorquequiteloscartuchosahoramismo.

Su voz sonó seria. Salió el clérigo, y le oí vaciar la recámara de su rifle. Alregresar,sesentómáscercadelapuertaqueantes;ydesdeesemomento,hastaquedejamoslatienda,noapartólosojosdelafiguradeldoctorSilence,recostadacontraelcieloylatienda.

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Yentretanto,elairesoplabaconstantementedelmaryabríacallejonesyclarosenlabruma,empujándolacomosifueseunservivo.

Debió de ser bastante pasada lamedianoche cuandome llamó la atención unaespecie de retumbar; aunque al principio era tan apagado que no pude situarlo, eimaginéqueeranestampidosdegrandescañonesenlalejanía,quenostraíaelvientocadavezmásfuerte.EntoncesMaloney,cogiéndomedelbrazoeinclinándosehaciadelante,meseñalólaverdaderarelación,yalsegundosiguientemedicuentadequesonabaasólounospasos.

—LatiendadeSangree—exclamóenunsusurroaltoysobresaltado.Asomé la cabeza por una esquina. Al principio, el efecto de la niebla era tan

desconcertantequecadajirónblanquecinoqueelvientoarrastrabaparecíaunatiendamoviente; y transcurrieronunos segundos hasta que localicé lamanchablancaquepermanecía firme. A continuación descubrí que los estampidos que oíamos losproducíanlassacudidasdelatienda,ylosrestallidosdesuslados,queseabombabancuanto permitía la tensión de sus cuerdas. Alguna clase de ser se debatíafrenéticamente en su interior, golpeando la lona tensa de un modo que me hacíapensarenunagranmariposanocturnachocandocontralasparedesyeltechodeunahabitación.Latiendasecurvabayvibraba.

—¡PorJúpiter,estáintentandosalir!—murmuróelclérigo,poniéndosedepieydirigiéndoseadondeestabaelrifledescargado.Melevantédeunsalto,también,sinsaberconquéobjeto;perodeseosodeestarpreparadoparacualquiercosa.PeroJohnSilenceestabadelantedenosotrosysufigurasemovióynosbloqueólaentradadelatienda.Ysuvoz,cuandoempezóahablarunminutodespués,adoptóunacalidadqueinstantáneamenteredujonuestroánimoaunestadodetranquilaobediencia.

—Primero, vaya a la tienda de las mujeres —dijo en voz baja, mirandoatentamenteaMaloney—;simehacefaltasuayuda,yalellamaré.

Nonecesitóelclérigoqueselodijerandosveces.Pasójuntoamíysalióenuninstante.Evidentemente,actuababajounaintensaexcitación.Leobservéalejarseensilencio por el suelo resbaladizo, dando un rodeo para evitar la agitada tienda, ydesaparecerluegoentrelasformasflotantesdelaniebla.

EldoctorSilencesevolvióhaciamí.—¿Haoído las pisadas ésas hará comomediahora?—mepreguntódemanera

significativa.—Noheoídonada.—Eransumamentesuaves…elpasocasiinaudibledeunsersalvaje.Peroahora

sígamedecerca—añadió—;porquenodebemosperdertiempo,sitengoquelibraraeseinfelizdesuanomalíayhacerquedescansesuDoblelicántropo.Y,omuchomeequivoco—memiróatravésdelaoscuridad,susurrandolaspalabrasconlamayornitidez—,oJoanySangreeestánhechoselunoparaelotro.Ycreoqueellalosabetambién…lomismoqueél.

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Sentí un ligero vértigo al oírlo; pero al mismo tiempo, algo se aclaró en micerebro, y comprendí que Silence tenía razón. Sin embargo, todo era extraño,increíble,ymuyalejadodelarealidadcotidianasegúnlaconoceelvulgo;ymásdeunavezsemerepresentólaescena:laspersonas,laspalabras,lastiendasytodonoeransinoalucinacionescreadasdealgúnmodoporlaintensaexcitacióndemipropiamente,yquelanieblaseibaadisipardepronto,yelmundoibaavolverdenuevoalanormalidad.

El aire frío del mar nos produjo escozor en las mejillas cuando salimos delambientecerradodelatiendapequeñayconcurrida.Elsiseodelosárboles,lasolasrompiendo abajo en las rocas y las hebras y flecos de niebla flotando a nuestroalrededor parecían crear la ilusión momentánea de que la isla se había soltado yflotabaenelmarcomounagigantescaalmadía.

Eldoctormarchabadelantedemí,deprisayensilencio;sedirigióderechoa latiendadelcanadiense,cuyos ladosaúnseestremecíanyabombabanmientraselserdesiniestravidacorríaysedebatíairritadoensuinterior.Separóapocadistanciadelapuerta,yalzólamanoparadetenerme.Estábamos,quizá,amediadocenadepasos.

—Antesdequelolibere,vaaverporustedmismo—dijo—quelarealidaddelhombre loboesalgo fuerade todaduda.Lamateriadequeestá formadoes,desdeluego, enormemente tenue; pero usted está dotado de cierta clarividencia, y auncuandonoeslobastantedensoparaunavisiónnormal,podrádistinguiralgo.

Dijo algo más que no entendí. El hecho es que la atmósfera, que vibraba demanera especialmente fuerte en torno a su persona,me ofuscaba los sentidos. Porsupuesto, era consecuencia de su intensa concentración mental y física, queimpregnaba el campamento entero y a las personas que había en él, cosa que yoagradecía sinceramente, viendo estremecerse la tienda, y oyendo los golpes yrestallidosdelatela.Porquetambiéneraprotectora.

DetrásdelatiendadeSangreehabíaungrupodepinos;perodelanteyaloslados,el terreno estaba relativamente despejado. Los faldones de la puerta estabantotalmenteretiradosycualquieranimalcorrientehabríasalidosinlamenordificultad.EldoctorSilencemeindicóquemeacercaraaunospasos,cuidandoevidentementede no traspasar cierto límite; luego se agachó, y me hizo seña de que hiciese lomismo.Ymirandoporencimadelhombro,vielinterioriluminadodébilmenteporlaluz espectral que reflejaba de la niebla, y unamancha borrosa sobre las ramas debálsamoy lasmantas que revelaba la presencia deSangree; entretanto, sobre él, yalrededordeél,yencimaydebajodeél,seagitabaunamasaoscurade«algo»concuatro patas, hocico puntiagudo y orejas afiladas claramente visibles sobre lasparedesde la tienda,asícomoeldestelloocasionaldeunosojos llameantesyunosdientesblancos.

Contuve el aliento yme quedé totalmente quieto, interior y exteriormente, pormiedoaqueelanimalsediesecuentademipresencia;perolaansiedadquesentíasedebía a algo mucho más hondo que el mero peligro personal, o que el hecho de

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encontrarmeantealgotanincreíblementeactivoyreal.Teníaplenaconcienciadelaespantosacalamidadpsíquicaquesuponía.YelsaberqueSangreeestabaencerradoenelestrechoespaciodesu tiendaconesaespeciedeproyecciónmonstruosadesímismo,sumidoenunsueñocataléptico,ignorantedequeeseserleestabausurpandosu propia vida y energías, añadía un angustioso sesgo de horror a la escena. EnningúnotrocasodeJohnSilence—yhabíahabidomuchos,amenudoterribles—,unpadecimiento psíquicome ha transmitido tan convincente impresión de la patéticainestabilidaddelapersonalidadhumana,desunaturalezafluida,ydelasalarmantesposibilidadesdesustransformaciones.

—Vamos —susurró cuando ya llevábamos varios minutos observando losesfuerzosfrenéticosporescapardelcírculodepensamientoyvoluntadquelereteníaprisionero—;alejémonosunpoco,antesdesoltarlo.

Retrocedimos una docena de yardas.Meparecía comouna escena de una obrateatral imposible, o de una pesadilla espantosa y opresiva, de la que despertaría acontinuaciónparaencontrarmeconlasmantastodasalborotadassobreelpecho.

Mediante algún procedimiento mental evidentemente, pero que yo no entendídebido ami ofuscamiento y excitación, el doctor llevó a cabo lo que decía; y unminutodespuésleoídecirenérgicamente,envozbaja:«¡Yaestá!¡Ahoraobserve!».

En ese mismo instante, una súbita ráfaga procedente del mar barrió la niebla,abriendo un corredor hacia el cielo; y la luna, macilenta y preternatural como elefectodelascandilejasenunescenario,proyectóunresplandormomentáneosobrelapuertadelatiendadeSangree,yviquehabíasalidoalgodelaoscuridadinterioryserecortabaclaramentedefinidoenelumbral.Yenesemismomomento,latiendadejódeestremecerseysequedóinmóvil.

Allí, en laentrada,habíaunanimal, conel cuelloyelhocicoproyectadohaciaadelante, asomando la cabeza a la oscuridad de la noche, con todo el cuerpo ensuspenso,enesaactituddesuprematensiónqueprecedealsaltoalalibertad,alsaltovelozdelataque.Parecíacomodel tamañodeunternero,másflacoqueunmastín,aunqueconmáscorpulenciaqueun lobo;ypuedo jurarquevi el pelode su lomonotablemente erizado. A continuación alzó lentamente el labio superior, y vi lablancuradesusdientes.

Seguramente,ningúnserhumanohamiradonadajamáscontantafijezacomoyoenaquellospocosminutos.Ycuantomásintensamentemiraba,másclaraparecíalasorprendenteymonstruosaaparición.Porque,enúltimainstancia,eraSangree…ynoloera.Lacabezaylacaraerandeanimal,ynoobstante,eralacaradeSangree:eralacaradeunloboounperrosalvaje,yalavezerasucara.Losojoseranmásagudos,másestrechos,másencendidos;sinembargo,eransusojos…susojos,quesehabíananimalizado;ylosdienteseranmáslargos,másblancos,másafilados.Peroeransusdientes; sus dientes, que se habían vuelto crueles. La expresión era encendida,terrible, exultante; sin embargo, era su expresión, llevada al límite del salvajismo:expresión que le había visto yo más de una vez, sólo que predominante ahora,

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totalmente libre de inhibiciones humanas, reflejo del ansia loca de un almahambrienta y enojada. Era el alma de Sangree, del largamente reprimido yprofundamente afectuoso Sangree, expresada en su simple e intenso deseo… undeseototalmentepuroytotalmenteprodigioso.

Sinembargo,almismotiempo,mevinolasensacióndequetodoerailusorio.Derepenterecordéloscambiosextraordinariosqueelrostrohumanopuedeexperimentarenlalocuracíclica,cuandopasadelamelancolíaalaeuforia;yrecordéelefectodelhachís,queconfierealsemblantehumanoelaspectodelaveoelanimalquemásseasemejaasucarácter;yporunmomento,atribuíestamezcladerostrodeSangreeyde lobo a alguna clase de delirio similar demis sentidos. ¡Estaba loco, alucinado,soñando! La excitación del día, esta luz vaga de las estrellas, y la niebladesconcertantesehabíanconfabuladoparaengañarme.Algúnembaucamientodelossentidosmehabíasumidoenestafalsedad.Todoeraabsurdoyfantástico,ypasaría.

Yentonces,atravesandoestemardeconfusiónmentalcomotañidosdecampanaatravésdelaniebla,mellególavozdeJohnSilence,ymedevolviólaconcienciadequetodoerareal:

—¡EsSangree…ensuDoble!Ycuandovolvíamirar,máscalmado,viclaramenteque,enefecto,eralacaradel

canadiense,peroanimalizada;sibien,mezcladaconesaexpresiónbrutal,habíaunamirada singularmente patética, como el alma que a veces vemos en los ojosanhelantesdeunperro…lacaradeunanimalentreveradaconvívidasvetasdecarahumana.

Eldoctorlellamósuavemente,envozbaja:—¡Sangree! ¡Sangree,mi pobre criatura afligida! ¿Nome conoces? ¿No te das

cuentadeloqueestáshaciendocontuCuerpodelDeseo?Por primera vez desde su aparición, el animal semovió.Enderezó las orejas y

desplazó el peso de su cuerpo a las patas traseras. Luego, alzando la cabeza y elhocicohaciaelcielo,abriólasmandíbulasydejóescaparunlargoaullidolastimero.

Aloírelevarsealcieloeseaullido,semecortóyestrangulólarespiraciónenlagarganta y sentí que el corazón me dejaba de latir. Porque, aunque el aullido eraenteramente animal, almismo tiempo era enteramente humano.Ymás aún: era elgritoquetantasveceshabíaoídoenlosEstadosdeloestedeNorteamérica,dondelosindiosluchantodavíaycazanysepelean…¡Eraelgritodeunpielroja!

—¡La sangre india!—susurró JohnSilence, cuandome agarré a su brazo paraapoyarme—;eselgritoancestral.

Y ese grito profundo, esa quebrantada voz humana, mezclada con el aullidosalvaje de la bestia,me llegó derecho al corazón, donde llamó a la vida algo queninguna música ni voz, apasionada o tierna, de hombre, de mujer o de niño, halogradodespertarjamássiquieraunsegundo,antesnidespués.Suecosepropagóenlaniebla,entrelosárboles,yseperdióenelmarahorainvisible.Yunapartedemiser—algoqueeramuchomásqueelmeroactodeescuchar—salióconél;ydurante

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variosminutosperdílaconcienciademientorno,ymesentítotalmenteabsorbidoeneldolordeunsemejante.

OtravezmedevolvióalarealidadlavozdeJohnSilence.—¡Escuche!—dijoenvozalta—.¡Escuche!Sutonomegalvanizó.Prestamosatenciónjuntos.Delotroextremodelaisla,resonandoporencimadelosárbolesylosmatorrales,

nos llegó un grito parecido de respuesta.Agudo, aunque asombrosamentemusical,estremeciendoel corazónconunadulzura singularquedesafía todadescripción, looímoselevarseydecrecerenelairedelanoche.

—Hasidoalotroladodelaensenada—exclamóeldoctorSilence;peroestavezenuntonoquenorendíatributoalacautela—.¡EsJoan!¡Leestácontestando!

Otra vez se elevó y se apagó el grito prodigioso. Y en esemismo instante, elanimalbajólacabezay,conelhocicoarasdelsuelo,emprendióuncómodomediogalope, adentrándose en la bruma y perdiéndose de vista como un ser gaseoso yfantasmal.

EldoctorcorrióprecipitadamentealaentradadelatiendadeSangree;pegadoasustalones,measoméyotambién,ydistinguímomentáneamente, tendidosobrelasramas,peromediocubiertoporlamanta,elcuerpoarrugadoypequeño…lajauladelaquehabíaescapadocasitodalavida,ynopocadelapropiasustanciacorpórea,aotraformadevidayenergía,elcuerpodelapasiónyeldeseo.

Valiéndose de otro de esos rapidísimos e incalculables procesos, inaprensiblesparamíenestaetapademiaprendizaje,eldoctorSilencevolvióacerrarelcírculoalrededordelatiendayelcuerpo.

—Ahora no puede volver hasta que yo se lo permita—dijo.Y a continuaciónechóacorrercontodassusfuerzashaciaelbosque,conmigoinmediatamentedetrás.Yoteníayaciertaexperienciasobrelacapacidaddemicompañeroparacorrerporunbosqueespeso,yahoratuveocasióndecomprobarsucapacidad,tambiénparaveraoscuras.Porque, en cuanto salimosdel clarodonde estaban las tiendas, los árbolesparecieronabsorbertodovestigiodeluz,ycomprendíesaespecialsensibilidadquesedicequedesarrollanlosciegos…elsentidodelosobstáculos.

Ymientrascorríamos,oímosdosveceselaullidolúgubre,cadavezmáscercadelgritoderespuesta,enlapuntadelaislaadondenosdirigíamosnosotros.

Y entonces, de repente, se aclararon los árboles, y salimos, acalorados y sinaliento,alextremorocosodondelaslajasdegranitoseadentrabanpeladasenelmar.Fuecomosaliralaluzdeldía.Yallí,nítidamenterecortadacontraelmaryelcielo,estabalafiguradeunserhumano.EraJoan.

Inmediatamente noté en su aspecto algo inusitadoy singular; pero sólo cuandonos acercamos lo suficiente descubrí cuál era la causa. Porquemientras sus labiosesbozabanunasonrisaqueleiluminabaelrostroconunafelicidadquenuncalehabíavisto, sus ojos tenían una mirada persistente, perdida, como si fueran unos ojosinertes,devidrio.

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Hice ademán de avanzar, pero el doctor Silence me agarró inmediatamente,deteniéndome.

—No—exclamó—.¡Noladespierte!—¿Quéquieredecir?—repliquéenvozalta,tratandodezafarme.—Estádormida.Essonambulismo.Elshockpodríacausarleundañoirreparable.Mevolvíylemiréalacaraconatención.Estabaabsolutamentesereno.Empecéa

comprenderunpocomás,alcaptar,supongo,algodesupoderosopensamiento.—¿Quieredecirquecaminadormida?Asintió.—Ahoravaalencuentrodeél.Hadebidodeestaratrayéndoladesdeelprincipio

demanerairresistible.—Pero¿quémedicedelatiendadestrozadaylacarneherida?—Cuandonoestabalobastantedormidaparacaereneltrancesonámbulo,élno

la encontraba… Salía instintivamente con toda inocencia en busca de ella, con elresultado,naturalmente,dequeelladespertabayseasustabaterriblemente…

—Entonces,enelfondodesuscorazones,¿seamaban?—preguntéporfin.JohnSilenceesbozóunasonrisaincreíble:—Profundamente—contestó—;ycon lasencillezconquepuedenamarseunas

almas primitivas. En cuanto se den cuenta de eso en estado vigil, cesarán estasexcursionesnocturnasdelDobledeél.Perosecurará,ydescansará.

Apenashabíansalidoestaspalabrasdesus labios,oímosunsusurroderamasanuestra izquierda; un instantedespués se abrióun espeso arbustopordonde estabamásoscuro,ysurgiólafiguravelozdeunanimalatodogalope.Apenassonaronsuspisadas;peroenaquellaquietudtotaloísujadeoacelerado,yelruidodelasmatasalrozarlassuscostados.CorrióderechohaciaJoan,yalaparecerél,lamuchachaalzólacabezaysevolvióamirarle,Yenesemismoinstante,unacanoaquehabíaestadoavanzandosilenciosa,sinservistaporlaorillainteriordelaensenada,surgiódelassombrasyserecortósobreelaguaconunasiluetaenelcentro.EraMaloney.

Sólomás tardeme di cuenta de que no nos veía, dado que teníamos detrás elfondooscurodelosárboles.LafiguradeJoanyelanimalsedistinguíanconnitidez,peronoladeldoctorSilenceylamía,queestábamosalotrolado.Maloneysepusodepieenlacanoa,yextendióelbrazoderecho.Vibrillarlealgoenlamano.

—Apártate,Joan,otedaréati—gritósuvoz,quevibróhorriblementeatravésdelaprofundaquietud;yenesemismoinstanteseoyóelestampidodeunapistola,conunaexplosióndellamayhumo,ylafiguradelanimal,conunsaltotremendoenelaire, cayóen las sombrasydesapareciócomouna formadeoscuridadydeniebla.Instantáneamente,también,Joanabriólosojos,mirócomoofuscadaasualrededory,llevándose lasmanosalcorazón,cayóconungritoagudoenmisbrazos,dadoquelleguéatiempodecogerla.

Y en el otro lado de la ensenada sonó un grito de respuesta, débil, doliente,lastimero.ProveníadelatiendadeSangree.

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—¡Estúpido! —gritó el doctor Silence—. ¡Le ha herido! —y antes de quepudiéramosdarunpaso,nicomprenderquéhabíapasado,Maloneysehabíavueltoasentarenlacanoayhabíacruzadoyamediaensenada.

Un insultopor el estilome subió impetuosoa los labios, también—aunquenorecuerdolaspalabrasexactas—,mientrasmaldecíaalhombreporsudesobediencia,ytratabadeacomodara lamuchachaenelsuelo.Peroelclérigofuemáspráctico: lahabíacubiertoconsuchaquetayleestabarociandolacara.

—NoesaJoana laquehematado,detodosmodos—leoírmurmurar,cuandoellavolvióaabrirlosojosynossonriódébilmente—.Juroquelabalahadadoenelblanco.

Joan le miró; aún estaba aturdida, desconcertada, y se imaginaba con elcompañerodesutrance.Todavíadurabaensucerebroysuespíritulaextrañalucidezdelsonámbulo,aunqueexternamenteparecíaturbadayconfusa.

—¿Adonde ha ido?Ha desaparecido de repente, gritando que estaba herido—preguntó, mirando a su padre como si no lo reconociera—, como le hayan hechoalgo…melohanhechoamítambién.Porqueparamíesmásque…

Suspalabrassevolvieronborrosasmientrasvolvíalentamenteasuestadonormal,y calló del todo como si de pronto se diera cuenta de que la habían sorprendidocontando secretos. Pero durante todo el trayecto de regreso, mientras latransportábamosconcuidadoporentre losárboles, fuesonriendoymurmurandoelnombre de Sangree, y preguntando si le habían hecho daño; hasta que finalmentecomprendíqueelalmasalvajedelunohabíallamadoalalmasalvajedelotro,yqueenlasprofundidadessecretasdesusseres,lallamadahabíasidooídaycomprendida.JohnSilenceteníarazón.Enelfondodesucorazón,demasiadoprofundoalprincipioparareconocerlo,lamuchachaleamaba,ylehabíaamadodesdeelprincipiomismo.Una vez que su conciencia lúcida reconociera esa verdad, saltarían el uno al otrocomodosllamasgemelas,yacabaríalaanomalíadeél:secumpliríasuintensodeseo,yquedaríacurado.

EldoctorSilenceyyopermanecimosenlatiendadeSangree,velandoelrestodelanoche—deesanochemaravillosaymágicaquenoshabíamostradotansingularesatisbosdeunnuevocieloyunnuevoinfierno—;porqueelcanadiensesedebatíaensu lecho de ramas de bálsamo, con fiebre alta en la sangre; en ambas mejillasmostrabaunaextrañacontusiónoscuraquelelatíadedolor,aunquenoteníalapieldañada,niseleveíarastroalgunodesangre.

—Maloneylehadado,comove—mesusurróeldoctorSilencecuandoelclérigosehubo retiradoa su tiendadespuésdeacostar a Joan junto a sumadre, la cual, atodoesto,nosehabíadespertadoniunasolavez—.Labalalehadebidodeatravesarla cara, porque tiene unamancha en las dosmejillas. Llevará esasmarcas toda lavida… Se le reducirán, pero no le desaparecerán. Son las cicatricesmás raras delmundo, las transferidas por repercusión del Doble herido. Permanecerán visibles

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hastapocoantesdemorir;entonces,alabandonarleelcuerposutil,ledesaparecerándefinitivamente.

Sus palabras se mezclaban en mi mente confusa con los suspiros del inquietodurmienteylossilbidosdelvientoalrededordelatienda.Nadaparecíaembotartantomicapacidaddecomprensióncomoestasdosmanchasdemisteriosasignificaciónenelrostroqueteníaantemí.

Era extraño, también, con qué rapidez y facilidad reasumió el campamento elsueñoyeldescanso,comosiderepentehubiesecaídoel telónsobre laescenay lahubieraocultado.Ynadacontribuíatantoaintensificarlasensacióndequeacababadepresenciarunaespeciededramavisionario,comoeldramáticocambiodeactituddelamuchacha.

Aunqueen realidadnohabía sido tan repentinoy revolucionario comoparecía.Pordebajo—enesasregionesoscurasdelaconcienciadondelasemocionesmaduranensecreto sinqueel sujeto seentere,ydeben,por tanto, su súbita revelaciónaunclímaxpsicológicorepentino—,nocabedudadequeelamordeJoanalcanadiensehabíaidoaumentandodemaneraconstanteeirresistibletodoeltiempo.Ahorahabíaafloradoalasuperficie,yellalohabíareconocido:esoeratodo.

Y siempreme ha parecido que la presencia de John Silence, tan poderosa, tanserenamenteeficaz,hizoelefecto,sipuededecirseasí,deuninvernaderopsíquico,acelerandodemaneraincalculablelaunióndeestosdosamantes«salvajes».Enesesúbito despertar se había producido el clímax psicológico necesario para revelar laemoción apasionada acumulada debajo.La concienciamás profunda había dado elsalto,trasladándosealaconcienciaordinariadeella;yeneseshock,lacolisióndelaspersonalidadesleshabíanhechoestremecersehastalomáshondoyhabíamostradoaJoanlaverdad,másalládetodaposibilidaddeduda.

—Ahora duerme tranquilo—dijo el doctor, interrumpiendo mis reflexiones—.Quédeseunpococonél,mientrasvoyalatiendadeMaloney,aayudarleaordenarsus pensamientos—sonrió ante la idea de esta «ordenación»—. Nunca entenderácómo una herida infligida al Doble puede transferirse al cuerpo físico; pero, encambio, podré convencerle de que cuantomenos hable y «explique»mañana,másprontovolverán las fuerzasa recobrar sucursonaturalahora,yvolverá lapazy latranquilidad.

Se fue calladamente; y al ausentarse su persona, Sangree, que dormíaprofundamente,sediolavueltaygimiódedolor,acausadesucabezarota.

Yfueenesahoracalladaqueprecedealamanecer,cuandotodaslasislasestabanmudas,yelvientoyelmardormidosaún,ylasestrellaseranvisiblesatravésdelasbrumascadavezmenosconsistentes,cuandoaparecióunafigurasigilosaporlalomayseacercóalapuertadelatiendaenlaqueestabayoadormiladojuntoalsufriente,antes de que me diese cuenta de su presencia. Se levantó cautelosamente, unaspulgadas,elfaldóndelapuerta,yapareció…Joan.

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Enesemismoinstante,sedespertóSangreeyseincorporóensulechoderamas.Lareconocióantesdequeyopudiesedecirunapalabra,yprofirióungritocontenido.Fueunamezcladedoloryalegría;yestavezcompletamentehumano.Ylamuchachanocaminabayaensueños,sinoquesedabaperfectacuentadeloquehacía.ApenaspudeimpedirqueSangreesaltasedesusmantas.

—¡Joan!¡Joan!—gritó.Yellalecontestóalinstante:—Estoy aquí… Ahora estaré contigo siempre —y entró en la tienda

empujándome,ysearrojósobresupecho.—Sabíaquevendríasamí,alfinal—leoísusurrar.—Erademasiadoparamícomprender,alprincipio—murmuróella—.Ydurante

muchotiempo,hetenidomiedo…—¡Peroahorano!—exclamóél,elevandolavoz—;ahoranotienesmiedode…

denadadecuantohayenmí…—Notemonada—exclamóella—;¡nada,nada!Lallevéafueraotravez.Joanmemirófijamentealacara,conlosojosbrillantes

ytodosusertransformado.Enciertamaneraintuitiva,queprobablementeledurabaaúndesusonambulismo,sabíaoadivinabacuantosabíayo.

—MañanadebeshablarconJohnSilence—dijeconsuavidad,conduciéndolaasupropiatienda—.Éllocomprendetodo.

Ladejéenlapuerta,ycuandovolvíaensilencioparaocuparotravezmipuestodecentinelajuntoalcanadiense,vilasprimerasfranjasdeluzmatinalenelbordedelmar,detrásdelasislasdistantes.

Y como para subrayar la eterna proximidad que existe entre la comedia y latragedia, dos pequeños detalles destacaron en la escena, y me impresionaron tanvívidamentequetodavíalosrecuerdohoy.PorquedelatiendaenlaqueacababadedejaraJoan,temblorosadesunuevafelicidad,mellegaronclaramentelosronquidosgrotescosdelSegundoContramaestre,ajenoatodaslascosasdelcieloydelinfierno;y de la tienda deMaloney—hacia dondemiré, y vi el resplandor del farol—,mellegó,atravésdelosárboles,lasmonótonassubidasybajadasdevozdeunhombreque,sindudaalguna,estabarezandoasuDios.

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UNAVÍCTIMADELESPACIOSUPERIOR

AVICTIMOFHIGHERSPACETraducción

SantiagoGarcía

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—Uncaballeroextraordinarioquiereverle—dijoelnuevocriado.—¿Porquéextraordinario?—preguntóelDr.Silence,pasándoselaspuntasdesus

delgadosdedospor labarbamarrón.Susojos centellearonconagrado—,¿porquéextraordinario,Barker?—repitiócalurosamente,notandolaexpresiónperplejaenlosojosdelhombre.

—Esmuy…muydelgado,señor.Apenashepodidoverle…alprincipio.Sehabíametidoenlacasaantesdequepudierapreguntarleelnombre—añadió,recordandolasórdenesestrictas.

—¿Yquiénlehatraídoaquí?—Ha venido solo, señor, en un coche cerrado. Pasó a mi lado antes de que

pudieradecirunapalabra,sinhacerningúnruidoqueyopudieraoír.Parecíamoversetansuavementecomo…

El criado se interrumpió, obviamente incómodo, como si ya hubiera dichosuficienteparaponerenpeligrosunuevoempleo,peroesforzándosepordemostrarquerecordabalas instruccionesyadvertenciasquehabíarecibidoenreferenciaa laadmisióndedesconocidosquenoestuvieranacreditadosapropiadamente.

—¿Ydóndeestáesecaballeroahora?—preguntóelDr.Silence,dándoselavueltaparadisimularsujocosidad.

—Noloséexactamente,señor.Ledejéesperandoenelvestíbulo…Eldoctorlevantólamiradacondureza.—¿Peropor qué en el vestíbulo,Barker? ¿Por quéno en la sala de espera?—

Clavósusojospenetrantes,aunqueamables,enlacaradelhombre—.¿Acasoledabamiedo?—preguntórápidamente.

—Creoquesí,señor,sisemepermitedecirlo.Eracomosi leperdieradevista,comosifuera…—elcriadotartamudeó,evidentementeconvencidoaesasalturasdeque sehabíaganadoel despido—.Entródeuna forma tan rara, como si fueraunabrisafría—añadióosadamente,juntandolostaconesenposicióndefirmesymirandoasuseñordirectamentealacara.

El doctor tomó nota internamente de la descripción vacilante del criado; lecomplacía que los leves signos de intuición psíquica que le habían inducido acontratar a Barker no fallaran por completo en la primera prueba. El Dr. Silencebuscabaaquellaaptitudentodossusauxiliares,desdeelsecretariohastaelservicio,ysi como consecuencia se rodeaba de un grupo algo peculiar, los inconvenientesquedaban más que compensados en conjunto por sus ocasionales fogonazos depercepción.

—¿Asíqueelcaballerolehizosentirseraro,verdad?—Creoquesí,señor—repitióelcriadoimperturbable.—¿Ynotraeningunapresentaciónparamí,ningunacartaninada?—preguntóel

doctor,consorpresafingida,comosisupieraloqueveníaacontinuación.Elhombre rebuscó, tantoen sumente comoen susbolsillos,ypor fin sacóun

sobre.

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—Leruegoquemeperdone,señor—dijo,ruborizado—;elcaballeromedioestoparausted.

Eraunanotadeunamigoconcriterio,quenuncalehabíaenviadouncasoquenofueravitalmenteinteresantedesdeunouotropuntodevista.

—Porfavor,recibaalportadordeestanota—decíaelbrevemensaje—,aunquedudodequenisiquieraustedpuedahacermuchoporayudarle.

JohnSilencehizounabrevepausa,comopararecogerde lamentedel firmantetodoloquehabíadetrásdelasbrevespalabrasdelacarta.Luegovolvióalevantarlamiradahaciasucriadoconunaexpresiónmásgravequelaquehabíamostradohastaentonces.

—Vuelvaabuscaraestecaballero—dijo—,yhágalepasaralestudioverde.Norespondaasuspreguntas,nihablemásdeloqueseaverdaderamentenecesario;perotengapensamientos amables, de ayuda, pensamientos de simpatía tan fuertes comopueda,Barker.Recordaráquelehablédelaimportanciadelospensamientoscuandole contraté. Elimine la curiosidad de su mente, y piense amable, compasiva,afectuosamente,siesquepuede.

Sonrió, y Barker, que había recuperado la compostura en presencia del doctor,hizounareverenciasilenciosaysalió.

Había dos recibidores distintos en casa del Dr. Silence. Uno (pensado parapersonas que imaginaban que necesitaban ayuda espiritual cuando en realidad sóloerancandidatosparaelmanicomio)teníaparedesacolchadas,yestababiendotadodediversos artefactos mediante los cuales la violencia repentina podía serinstantáneamenterespondidaydominada.Sinembargo,rarasvecesseusaba.Elotro,pensado para recibir casos genuinos de perturbación espiritual y de afliccionesextraordinarias de naturaleza psíquica, estaba completamente empapelado yamueblado con un verde oscuro y relajante, calculado para provocar la calma y elsosiegodelamente.YeraenaquellahabitaciónenlaqueelDr.Silenceentrevistabaa lamayoría de sus casos «raros», y a ella a la que había ordenado a Barker quellevaraasuactualvisitante.

Paraempezar,elsillónenelquesiempreseordenabasentarsealpacienteestabaclavadoenelsuelo,yaquesuinmovilidadtendíaatransmitirlasmismasyexcelentescaracterísticas al ocupante. Los pacientes invariablemente se emocionaban cuandohablabandeellosmismos,y suexcitación tendíaaconfundir suspensamientosyaexagerar sus palabras. La inflexibilidad de la silla ayudaba a contrarrestar aquello.Después de repetidos esfuerzos para arrastrarla hacia delante, o para hacerlaretroceder,acababanporresignarseapermanecersentadostranquilamente.Yconlafutilidaddelnerviosismollegabatambiénunestadomentalmástranquilo.

Sobreelsuelo,yaintervalosenlaparedqueteníainmediatamentedetrás,habíaciertos botones verdes pequeños, prácticamente imposibles de observar, que al serapretadosliberabanunnarcóticotranquilizadorypersuasivoqueseelevabadeformainvisiblealrededordelocupantedelasilla.Elefectosobreelpacienteexcitableera

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rápido, admirable e inofensivo. El estudio verde estaba además provisto de unamirillasecreta;puesaJohnSilencelegustaba,siemprequefueraposible,observarelrostro de su paciente antes de que hubiera adoptado la máscara que el semblantehumanollevainvariablementeenpresenciadeotrapersona.Unhombrequesesientasololuceunaexpresiónpsíquica;yesaexpresióneselhombremismo.Desapareceenelmomentoenqueotrapersonaseuneaél.YelDr.Silenceamenudoaveriguabamás por una momentánea observación secreta de un rostro que por horas deconversaciónposteriorconsupropietario.

Unospasosmuyligeros,casidebailarín,siguieronelpesadocaminardeBarkerhacia la habitación verde, y unmomento después entró el criado y anunció que elcaballeroleesperaba.Todavíaseguíapálidoysuactituddelatabanerviosismo.

—No importa, Barker —dijo el doctor amablemente—; si usted no fuerapsíquico,nolehabríaproducidoningúnefectoenabsoluto.Sólonecesitapreparacióny desarrollo. Y cuando haya aprendido a interpretar mejor los sentimientos ysensaciones,nosentirámiedo,sinosólounagransimpatía.

—Sí,señor;¡gracias,señor!Y Barker hizo una reverencia y se marchó, mientras el Dr. Silence, con una

sonrisadivertidaasomandoenlacomisuradesuslabios,avanzabasinhacerruidoporelpasilloyaplicabasuojoalamirilladelapuertadelestudioverde.

La mirilla estaba situada de forma que dominaba casi toda la habitación y, almiraratravésdeella,eldoctorviounsombrero,guantes,yunparaguasapoyadosenunasillajuntoalamesa,peroalprincipiobuscóenvanoasupropietario.

Las dos ventanas estaban cerradas y un vigoroso fuego ardía en la chimenea.Había varios signos —signos reconocibles al menos para un alma agudamenteintuitiva—dequelahabitaciónestabaocupada,peroenloreferenteasereshumanos,seencontrabavacía,completamentevacía.Nohabíanadiesentadoenlassillas;nadiepermanecía en pie sobre la alfombrilla delante del fuego; no había señales de quehubiera un paciente en ningún lugar próximo a la pared, examinando lasreproducciones de Böcklin, como los pacientes hacían a menudo cuando estabansolos,provocandoqueportantofueradifícilverlodesdelamirilla.Hablandoclaro,nohabíanadieenlahabitación.Erainnegable.

Sinembargo,elDr.Silenceeramuyconscientedequehabíaunserhumanoenlahabitación.Susdotespsíquicasnuncafallabanalavisarledelaproximidaddeunserencarnadoodesencarnado.Inclusoenlaoscuridad,podíadistinguirlo.Yahorasabíapositivamentequesupaciente,elpacientequehabíaalarmadoaBarker,yqueluegohabíabajadoporelpasilloconaquellospasosdebaile,estabaocultoenalgúnlugardentrodelascuatroparedesdominadasporaquellamirilla.Tambiénsedabacuenta—yaquelloerade lomásextraordinario—dequeaquel individuoaquiendeseabaobservarsabíaqueestabasiendovigilado.¡Y,aúnmás,queeldesconocidoasuvezestabavigilando!Dehecho,eraél,eldoctor,quienestabasiendoobservado…yporunobservadortanpenetranteypreparadocomoélmismo.

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Una sospecha de la verdadera naturaleza del caso empezó a iluminarse en sucabeza,yestabaapuntodeentrar—dehecho,sumanoyahabíatocadoelpomodelapuerta— cuando su ojo, todavía pegado a la mirilla, detectó un leve movimiento.Directamente enfrente, entre él y la chimenea, algo se agitaba.Un objeto sobre larepisadelachimenea,unjarrónazul,desapareciódelavista.Desapareciódelavistajuntoconlapartedelarepisademármolsobrelacualdescansaba.Acontinuación,aquellazonadel fuego, lachimeneay la rejillademetalquehabía inmediatamentedebajo, desapareció por completo, como si le hubieran cortado una rodajalimpiamente.

EntonceselDr.Silencecomprendióquehabíaalgoentreélyaquellosobjetosquelentamente estaba cobrando vida, algo que los ocultaba y obstruía su vista alinsertarseenlalíneadevisiónentreellosyél.

Esperótranquilamentenuevosresultadosantesdeentrar.Primeroviounafinalíneaperpendicularquesetrazabadesdejustoporencimade

laalturadelrelojyquecontinuabahaciaabajohastaquealcanzabalaalfombrilladelana. La línea se hacía más ancha, engordaba, se volvía sólida. No era ningunasombra;eraalgosustancial.Sedefiníacadavezmás.Entonces,repentinamente,enloaltode la línea,yaproximadamentea lamismaalturade laesferadel reloj,vioundiscoredondoyluminosoquelemirabafirmemente.Eraunojohumano,quemirabadirectamentealsuyo,apretadocontralamirilla.Yresplandecíadeinteligencia.ElDr.Silencecontuvoelalientouninstante…yvolvióamirarlo.

Entonces,comoalguienquesaledesdelassombrasprofundashacialaluz,violafigura de un hombre que aparecía a la vista deslizándose de costado, una carablanquecinaqueseguíaalojo,ylalíneaperpendicularquehabíaobservadoprimerose ensanchaba y se desarrollaba en la figura completa de un ser humano. Era elpaciente.Parecíaquehubieraestadoallíenpie,delantedelfuego,todoeltiempo.Unsegundo ojo había seguido al primero, y ambos miraban directos a la mirilla,intensamente concentrados, y sin embargo con una astuta chispa de humor ydiversiónquehizoimposiblequeeldoctormantuvierasuposiciónmástiempo.

Abrió la puerta y entró rápidamente. Al hacerlo, observó por vez primera elsonidodeunabanda alemanaque llegaba a travésde los respiradores abiertos.Deforma intuitiva e inexplicable, lamúsica tenía alguna relación con el paciente queestaba a punto de entrevistar.Ese tipo de premoniciones no le resultaban extrañas.Siempreseexplicabanmásadelante.

Según vio, el hombre era de edad madura y de apariencia muy ordinaria; tanordinaria,dehecho,queeradifícildedescribir,yaquesuúnicapeculiaridaderasuextrema delgadez. Vibraciones agradables —es decir, buenas—, surgían de suatmósfera, y recibió al Dr. Silence según avanzaba para saludarle, aunque otrasvibraciones vivas con corrientes y descargas delataban el estado perturbado ydesordenadodesuespírituysucerebro.Eraevidentequehabíaalgocompletamentefueradelonormalenelestadodesuspensamientos.Sinembargo,aunqueextraño,

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no era completamente inquietante; no se trataba de la impresión que la atmósferadestruidayviolentadeldementeproducesobreelespíritu.ElDr.Silencecomprendióenunfogonazoquese tratabadeuncasode interésabsorbentequepodría requerirtodossuspoderesparasertratadodeformaadecuada.

—Leestabaobservandoatravésdemimirilla…comohapodidover—empezó,conunasonrisaagradable,avanzandoparaestrecharsumano—.Avecesmeresultadegranayuda…

Peroelpacienteleinterrumpióalinstante.Suvozeraapremianteyteníaextrañoscambios chillones, que pasaban de alto a bajo de manera inesperada. Primeroatronaba,yalmomentosiguienteeracasiunchillido.

—Lo entiendo sin necesidad de explicaciones—le interrumpió rápidamente—.Asípercibeelverdaderoauradeunhombre,cuandocreequenoleestánobservando.Estoydeacuerdo.Exceptoque,enmicaso,metemoquehabrávistomuypocacosa.Micaso,comoustedporsupuestoyahaentendido,Dr.Silence,esextremadamentepeculiar, incómodamente peculiar. De hecho, si no fuera porque Sir William measegurócontodoconvencimientoque…

—Miamigolehaenviadoamí—leinterrumpióeldoctorgravemente,conunagentilnotadeautoridad—,yesoessuficiente.Leruegoquesesiente,señor…

—Mudge,RacineMudge—respondióelotro.—Aquí estará cómodo, señor Mudge —conduciéndole a la silla fija—, y

cuéntemecuálessuestadoasumanerayasupropioritmo.Tengotodoeldíaparausted,siesnecesario.

ElseñorMudgeavanzóhacialasillaencuestiónyluegovaciló.—Prométamenoutilizar losbotonesnarcóticos—dijo,antesde sentarse—.No

los necesito. También deberíamencionar que cualquier cosa que usted piense congranintensidadllegaráhastamimente.Segúnparece,esoformapartedemipeculiarcaso.

Se sentó con un suspiro y colocó sus delgadas piernas y su cuerpo en unaposicióncómoda.Evidentemente,eramuysensiblealospensamientosdelosdemás,pues la imagende losbotonesverdesapenashabíapasadopor lamentedeldoctorduranteunsegundo,ysinembargoelotrolahabíacazadoalinstante.ElDr.SilenceobservótambiénqueelseñorMudgeseagarrabafuertementeconambasmanosalosbrazosdelasilla.

—Me alegro de que la silla esté clavada en el suelo —observó, mientras seinstalaba cómodamente—.Mevienemaravillosamente bien.La verdad es, y así lecuentomicasoendospalabras, laverdades,Dr.Silence,que soyunavíctimadelEspacioSuperior.Esoesloquemepasa…¡ElEspacioSuperior!

Se miraron el uno al otro durante un tiempo en silencio, el pequeño pacienteagarrándose fuertemente a los brazos de la silla que «le ibamaravillosamente», ymirandoconlosojosabiertos,suauratemblandoconlasondasdealgunaactividad

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desconocida;mientraseldoctor sonreíaamableycompasivamente,yapartaba todasupersonalidadtodoloquepodíadelestadomentaldelotro.

—Espacio Superior—repitió el señorMudge—, de eso se trata. Ahora, ¿creeustedquepuedeayudarmeconeso?

Hubounapausadurante la cual losojosde loshombres se examinaronbajo lasuperficiedesusrespectivaspersonalidades.EntonceshablóelDr.Silence.

—Estoybastantesegurodequepuedoayudarle—contestótranquilamente—;lacompasiónsiempresirvedeayuda,yelsufrimientosiempremerecemicompasión.Veoqueustedhasufridocruelmente.Debecontármelotodosobresucaso,ycuandooigalospasospaulatinosatravésdeloscualeshallegadoaestaextrañacondición,nomecabedudadequeleservirédeayuda.

Puso una silla al lado de su interlocutor y posó una mano sobre su hombroduranteunmomento.Todosuserirradiababondad,inteligencia,deseodeayudar.

—Porejemplo—continuó—,estoysegurodequenohasidoelresultadodeunsimple azar que entrase en contacto con los horrores de lo que usted denominaEspacioSuperior;pueselEspacioSuperiornoesunasimplemedidaexterna.Es,porsupuesto,unestadoespiritual,unacondiciónespiritual,undesarrollointerno,yalgoquedebemosreconocercomoanormal,yaqueestámásalládelalcancedelmundoenlaetapapresentedenuestraevolución.ElEspacioSuperioresunestadomítico.

—¡Oh!—exclamó el otro, frotándose susmanos de pájaro con placer—, ¡quéaliviohablarconalguienquepuedeentenderlo!Por supuestoque loquedicees lapuraverdad.Ytienerazónaldecirquenoesningúnazarloquemehallevadoamiestadoactual,sino,porelcontrario,elestudioprolongadoyconsciente.Sinembargo,enciertosentidoeselazarloqueahoralogobierna.Quierodecirquemientradaenla dimensión del Espacio Superior parece depender del azar de tal o cualcircunstancia.Porejemplo,elmerosonidodeaquellabandaalemanamehalanzado.No toda lamúsica lo hace, pero ciertos sonidos, ciertas vibraciones,me excitan alinstante hasta alcanzar el timbre requerido, y desaparezco. La música de Wagnersiempreloconsigue,yesabandadebíadeestartocandoalgúnderivadodeWagner.Peroyallegaremosaesomástarde.Aunqueprimerodebopedirlequehagaretirarseasucriadodelamirilla.

JohnSilencelevantólamiradaconsorpresa,pueselseñorMudgedabalaespaldaalapuerta,ynohabíaespejo.VioelojomarróndeBarkerpegadoalpequeñocírculodecristal,cruzólahabitaciónsindecirunapalabraybajólapersiananegradestinadaaesepropósito,yluegooyóaBarkeralejarseporelpasillo.

—Ahora—continuóelhombredelasilla—,puedoempezar.Haconseguidoquemerelajeporcompleto,ysientoquepuedocontarlemicasocompletosinvergüenzaysinreservas.Loentenderá.Perodebeserpacienteconmigosientroendetallesconlos que ya está familiarizado. Detalles del Espacio Superior, quiero decir. Y siparezco estúpido cuando tenga que describir cosas que trascienden el poder dellenguajeyqueportantosonrealmenteindescriptibles.

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—Mi querido amigo —intervino el otro tranquilamente—, eso no hace faltadecirlo.ConocerelEspacioSuperioresunaexperienciaquedesafíaladescripción,yuno se siente obligado a hacer uso de símbolosmás omenos inteligibles. Pero leruego que continúe. Sus vívidos pensamientos me dirán más que sus vacilantespalabras.

Un inmenso suspiro de alivio brotó de la figura medio perdida en lasprofundidades de la silla. Que una simpatía tan inteligente le recibiera amitad decaminoeraunaexperiencianuevaparaél,yvolvióaconmoverle.Serecostó,aflojóun poco susmanos en los reposabrazos, y empezó con su voz fina parecida a unaescala.

—Mimadreera francesa,ymipadreunbarquerodeEssex—dijobruscamente—.Deahíminombre,RacineyMudge.Mipadremurióantesdequeyo llegaraaconocerle.MimadreheredódinerodesusparientesdeBurdeos,ycuandomuriópocodespués,yomequedésoloconlafortunayconunaextrañalibertad.Noteníatutores,albaceas,hermanas,hermanosniningúncontactoconelmundoquecuidasedemí.Crecí, por tanto, completamente sin educación. Eso fue una ventaja para mí; noaprendínadadeesabasuraengañosaqueenseñanenloscolegios,yportantonotuvenada que desaprender cuando descubrí mi verdadero amor: las matemáticas, lasmatemáticassuperioresylageometríasuperior.Estasmaterias,sinembargo,parecíadominarlas por instinto. Era como el recuerdo de lo que había estudiadoprofundamente antes; llevaba los principios en la sangre, y sencillamente atravesécorriendolasetapasordinarias,ylleguéhastamásallá,yluegohicelomismoconlageometría.Después,cuandoleíaloslibrossobredichostemas,comprendíalorápidae inequívocamente que el conocimiento había vuelto amí. Sencillamente, era unacuestión de memoria. Sólo estaba recordando lo que había sabido antes en unaexistenciapreviayloquenonecesitabaaprenderenningúnlibro.

Ensucrecienteexcitación,elseñorMudgeintentóarrastrarlasillahaciadelanteparaacercarseunpocoasuoyente,yluegosonriódébilmentealresignarsealinstanteasuinmovilidad,yvolvióazambullirseenelrecitadodesusingular«enfermedad».

—LasaudacesespeculacionesdeBolyai,lasasombrosasteoríasdeGauss,segúnlascualesatravésdeunpuntosepuedetrazarmásdeunalíneaparalelaaunalíneadada;laposibilidaddequelosángulosdeuntriángulojuntosseanmásgrandesquedos ángulos rectos, si se trazan sobre curvaturas inmensas, las abrumadorasintuiciones de Beltrami y Lobatchewsky… Pasé corriendo por encima de todoaquello,yemergí,jadeanteperoinsatisfecho,albordedemi…minuevomundo,miposibleEspacioSuperior…¡enunapalabra,mienfermedad!

—Cómolleguéahí—continuótrasunabrevepausa,durantelacualparecióestarescuchando atentamente el acercamiento de un sonido— es más de lo que puedoexpresarinteligiblementeconpalabras.Sólopuedoesperartransmitirasumenteunacomprensiónintuitivadelaposibilidaddeloquedigo.

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»Entonces,sinembargo,seprodujouncambio.Enaquelmomentoyanoestabaabsorbiendolosfrutosdeestudiosquehabíarealizadoantes;eraeliniciodenuevosesfuerzosparaaprenderporvezprimera,y tuvequerealizar lentay laboriosamenteun trabajo terrible.Entoncesbusqué las teorías y especulacionesdeotros.Pero loslibros eran escasos y dispersos, y con excepciónde unhombre—un “soñador”, lellamaban todos—, cuya audacia y cuya penetrante intuiciónme asombraban ymedeleitabandeformaindescriptible,noencontréningunaguíaniayuda.

»Por supuesto, Dr. Silence, usted entiende parte de lo que quiero apuntar conestas palabras balbucientes, aunque tal vez nopueda adivinar las profundidades dedolor que mi nuevo conocimiento me produjo, ni por qué tratar con un nuevoconceptodelespaciodeberíaserunafuentedemiseriaydeterror.

ElseñorRacineMudge,al recordarque lasillanosemovía,hizo lomejorquepudoensudeseodeacercarsealhombreatentoque teníadelante,y se sentóenelmismobordede loscojines, cruzando laspiernasygesticulandoconambasmanoscomosivieraaquellaregióndelnuevoespacioqueestabaintentandodescribir,yencualquiermomentopudiera caer sobre ella físicamente desde el bordede la silla ydesaparecerdelavista.JohnSilence,separadodeélportrespasos,sesentóconlosojosfijosenlafinayblancacaraqueteníadelante,observandocadapalabraycadagestoconprofundaatención.

—Esta habitación en la que ahora estamos sentados,Dr. Silence, tiene un ladoabiertoalespacio…alEspacioSuperior.Unacajacerradasóloparececerrada.Hayunaformadeentrarysalirdeunapompadejabónsinromperla.

—Nomedicenadanuevo—intervinoeldoctoramablemente.—Por tanto, si elEspacioSuperior existeynuestromundo limita conély está

parcialmentedentrodeél,sededucenecesariamentequesólovemospartesdetodoslosobjetos.Nuncavemossuformacompletayverdadera.Vemossus tresmedidas,peronolacuarta.Lanuevadirecciónnosquedaoculta,ycuandosujetoestelibroymuevo mi mano alrededor de él, en realidad no he completado un circuito. Sólopercibimos aquellas porciones de cualquier objeto que existen en nuestras tresdimensiones;elrestosenosescapa.Pero,unavezqueaprendemosaverelEspacioSuperior, los objetos nos aparecen como son realmente. ¡Sólo que entonces nosresultandifícilesdereconocer!

»Ahoratalvezempieceaentenderalgodeloqueintentodecir.—Empiezoaentenderalgode loqueusteddebedehaber sufrido—observóel

doctor, tranquilizador—, pues yo mismo he realizado experimentos similares, yapenasheparadoatiempo…

—Usted es el único hombre en el mundo entero que puede escucharme,entenderme y simpatizar —exclamó el señor Mudge, aferrando su mano yapretándola firmementemientras hablaba. La silla clavada impedía que se siguieraexcitando.

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—Bueno—continuó, tras una pausamomentánea—, conseguí los accesorios ylos bloques de colores para los experimentos prácticos, y seguí las instruccionescuidadosamente hasta que alcancé una representación funcional del espaciotetradimensional.El tesaracto, la figura cuyos límites son cubos,me lo conocía dememoria. Es decir, lo conocía y lo había visto mentalmente, pues mi ojo, porsupuesto,nopodíaaceptarunanuevadimensión,nimismanosypiesmanejarla.

»Oesopensaba,almenos—añadió,haciendounamueca—.Verá,habíallegadoalafaseenlaqueeracapazdeimaginarunanuevadimensión.Eracapazdeconcebirla forma de aquella figura nueva que es intrínsecamente distinta de todo lo queconocemos,laformadeltesaracto.Podíapercibirlaencuatrodimensiones.Portanto,cuando miraba un cubo, podía ver todos sus lados a la vez. Su parte superior noestaba enperspectiva, y suparte trasera y subaseno resultaban invisibles.Veía elobjeto entero plano, por así decirlo. ¡Y aquel tesaracto estaba limitado por cubos!Aúnmás,tambiénveíasucontenido…suinterior.

—Noseríacapazdeentrarenpersonaenesemundonuevo—le interrumpióelDr.Silence.

—Entoncesno.Sóloeracapazdeconcebirintuitivamentecómoeraycómodebíaparecerexactamente.Luego,cuandomecoléallíyvilosobjetosenteros,ilimitadosporlaescasezdenuestraspobrestresdimensiones,casipierdolavida.Pueselcasoesqueelespacionosedetieneenunasolanuevadimensión,lacuarta.Seextiendeentodas las posibles nuevas, y debemos concebirlo como si contuviera un númeroilimitado de nuevas dimensiones. En otras palabras, no existe ningún espacioabsoluto, sino sólo un estado espiritual. Pero, mientras tanto, había llegado acomprender el extraño hecho de que los objetos de nuestromundo normal se nosaparecíansóloparcialmente.

ElseñorMudgeseadelantóaúnmáshastaquesemantuvoenpeligrosoequilibrioalmismobordedelasilla.

—Desde aquel punto de partida —continuó—, empecé mis estudios yexperimentos,yloscontinuéduranteaños.Teníadinero,ynoteníaamigos.Vivíenlasoledadyexperimenté.Miintelecto,porsupuesto,teníapocoqueverconeltrabajo,puesintelectualmenteeraimpensable.Nuncasedemostraronconmayorclaridadlaslimitacionesdelasimplerazón.Fuemística,intuitiva,espiritualmente,comoempecéa progresar. Y lo que aprendí, averigüé y supe, es imposible de expresar con ellenguaje,yaque tododescribe experienciasque trascienden las experienciasde loshombres.Apenashayalgunos resultados—loqueuno llamaría los síntomasdemienfermedad— que puedo transmitirle, e incluso ésos a menudo deben parecerabsurdascontradiccionesyparadojasimposibles.

»Sólo puedo decirle, Dr. Silence —sus gestos se volvieron extremadamentesolemnes—,queaveceshe alcanzadounpuntodevistadondeelgranenigmadelmundosehavueltoclaroparamí,yhecomprendidoloquellamanenloslibrosdeyoga “la GranHerejía de la Separación”; por qué todos los grandesmaestros han

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insistidoenlanecesidaddequeelhombreameasuprójimocomoasímismo;cómoloshombres son realmenteuno; y por qué la completa pérdidadel yo es necesariaparaalcanzarlasalvaciónyeldescubrimientodelaverdaderavidadelalma.

Sedetuvounmomentoytomóaliento.—He compartido sus especulaciones desde hace mucho —dijo el doctor

quedamente—.Comprendo por completo el sentido de sus palabras. Sin duda, loshombresnoestánseparadosenabsoluto…enelsentidoqueimaginan…

—Todo esto sobre el Espacio Superior sólo lo comprendí de formamuy,muydébil,porsupuesto—continuóelotro,elevandolavozunavezmásasaltos—;peroloquemeocurriófueelmáshumildeaccidentede…elmássencillodesastrede…oh,cielos,¿cómopodríadecirlo…?

Tartamudeóymostróseñalesvisiblesdeperturbación.—Fue simplemente—continuó con un repentino chorro de palabras—, que, de

formaaccidental,comoresultadodemisañosdeexperimentación,undíamedeslicécorporalmenteenelsiguientemundo,elmundodelascuatrodimensiones,perosinsaberexactamentecómolleguéallí,ocómopodíavolver.¡Esdecir,descubríquemicuerpotridimensionalordinarionoeramásqueunaexpresión,unaproyección,demicuerposuperiortetradimensional!

»Ahoracomprenderáloquequeríadecirhaceunratocuandohablábamosalhacerreferencia al azar. No puedo controlar mi entrada ni mi salida. Ciertas personas,ciertasaurashumanas,ciertasfuerzasvagabundas,pensamientos,deseosincluso,lasradiacionesdeciertascombinacionesdecolor,y,porencimadetodo,lasvibracionesde cierta clase de música, repentinamente me arrojan a un estado de lo que sólopuedo describir como una vibración interna y aterradora… ¡y de pronto allá voy!¡Rumboaángulosrectosdetodasnuestrasdimensionesconocidas!¡Rumboalcubocuandoempiezaatrazarloscontornosdelanuevafigura!¡RumboamisobrecogedorysemidivinoEspacioSuperior!¡Rumbo,dentrodemímismo,almundodelascuatrodimensiones!

Tragósalivaysedejócaerenlasprofundidadesdelasillainamovible.—Y allí —susurró, su voz brotando de entre los cojines—, allí tengo que

quedarme hasta que las vibraciones remiten, o hasta que hacen algo que no puedoencontrarpalabrasparadescribirleapropiadaointeligentemente.Yluego,depronto,estoydevueltaunavezmás.Esdecir,primerodesaparezco.Luegoreaparezco.

—Sinmás—exclamóelDr.Silence—,yesporesoque…—Poresoquehaceunos instantes—le interrumpióelseñorMudge,quitándole

las palabras de la boca—vio que había desaparecido, y luegome vio regresar.Lamúsica de aquella desdichada banda alemana me hizo desaparecer. Sus intensospensamientos sobre mí me trajeron de vuelta… cuando la banda dejó de tocar aWagner.LeviacercarsealamirillayvilaintencióndeBarkerdehacerlomástarde.Para mí no hay ningún interior oculto. Veo dentro. Cuando me encuentro en ese

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estado,elcontenidodesumente,aligualqueeldesucuerpo,quedanabiertosantemícomobajolaluzdeldía.¡Oh,cielos,oh,cielos,oh,cielos!

El señor Mudge se detuvo y volvió a secarse la frente. Una luz temblorosacorreteó sobre la superficie de su pequeño cuerpo como el viento sobre la hierba.Todavíaseguíaagarrándosefuertementealosbrazosdelasilla.

—Al principio —continuó en seguida—, mis nuevas experiencias eran tanintensamenteinteresantesquenosentíalarma.Nohabíaespacioparaella.Laalarmallegóunpocodespués.

—¿Entonces llegóapenetrar lobastanteeneseestadoparaexperimentarsea símismo como una parte normal de él? —preguntó el doctor, inclinándose haciadelante,profundamenteinteresado.

ElseñorMudgeasintióconelrostroempapadocomorespuesta.—Lohice—susurró—,sindudaalgunalohice.Ahorallegoatodoeso.Empezó

primerodenoche,cuandocomprendíqueelsueñonoprovocabaningunapérdidadeconciencia…

—Elespíritu,porsupuesto,nuncaduerme.Sóloelcuerpoquedainconsciente—intervinoJohnSilence.

—Sí,esolosabemos…enteoría.Denoche,porsupuesto,elespírituestáactivoen otro lugar, y no tenemos recuerdos de dónde o cómo, sencillamente porque elcerebro se queda atrás y no recibe ningún registro. Peroyodescubrí que,mientraspermanecieraconsciente,tambiénconservaríalamemoria.Habíaalcanzadoelestadode conciencia continua, pues de noche, regularmente, con la primera llegada delsopor,entrabanolensvolensenelmundotetradimensional.

»Duranteuntiempoocurrióhabitualmente,ynopudecontrolarlo;aunqueluegodescubríuna formamejorde regularlo.Segúnparece el sueñoes innecesario en elcuerpo superior, el cuerpo tetradimensional. Sí, quizás. Pero habría preferidoinfinitamente el aburrido sueño al conocimiento. Pues, incapaz de controlar mismovimientos,vagabadeaquíparaallá,atraído,debidoamidesarrolloparcialymiprematurallegada,aciertaspartesdeaquelnuevomundoquecadavezmealarmabanmás. Era la espantosa desolación y la deriva de un mundo monstruoso, tancompletamente distinto de todo lo que conocemos y vemos que no podemos nisiquieraintuirlanaturalezadelasvisionesyobjetosyseresquehayenél.Aúnmás,ni siquiera puedo recordarlos. Ahora no puedo imaginarlos ni siquiera para mímismo,sinoquesólopuedorecordarlamemoriadelaimpresiónquemecausaron,elhorroryeldevastadorterrordetodoaquello.Estarenvariossitiosdistintosalavez,porejemplo…

—Perfectamente —le interrumpió John Silence, observando el aumento de laexcitacióndelotro—,locomprendoperfectamente.Peroahora,porfavor,cuéntemealgomásdelaalarmaqueexperimentó,ycómoleafectó.

—No son las desapariciones y las apariciones per se lo que me importa —continuóelseñorMudge—,tantocomootrascosas.Eselveragenteyobjetosensu

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extrañoaspectocompleto,ensusformasverdaderasycompletas, loquemeresultatan perturbador.Me introduce en unmundo demonstruos.Caballos, perros, gatos,todosloscualesadoraba;personas,árboles,niños;todoloqueconsiderabahermosoen la vida, todo, desde una cara humana hasta una catedral, seme aparece en unaforma y un aspecto distinto de todo lo que he conocido antes. Tal vez no puedaconvencerledeporquéestodeberíaserterrible,peroleaseguroqueasíes.Oírlavozhumanaqueprocededeaquellaapariencianovedosaqueapenasreconozcocomouncuerpohumanoesespeluznante,sencillamenteespeluznante.Verdentrodetodoydetodosesunaformadevisiónpeculiarmenteperturbadora.SentirmetanconfusoenlageografíacomoparaencontrarmeenunmomentoenelPoloNorteyalsiguienteenla estación de Clapham, o posiblemente en ambos sitios simultáneamente, esabsurdamente aterrador. Su imaginación le proporcionará otros detalles sin que yomultipliquemisexperienciasahora.Peronotieneniideadeloquesignifica,ycómosufro.

El señorMudge se interrumpió en su jadeante relato y se recostó en su silla.Todavíaaferrabafuertementelosbrazoscomosipudieranmantenerleenelmundodela cordura y de las tres dimensiones, y sólo ahora y una vez más soltó su manoizquierda para secarse la cara. Parecía muy delgado y blanco, y extrañamenteinsustancial, ymiró a su alrededor como si viera aquel otro espacio del que habíaestadohablando.

John Silence también sentía calor. Había escuchado todas las palabras y habíatomadomuchas notas. La presencia de aquel hombre tenía un efecto revigorizantesobreél.ParecíaqueelseñorRacineMudgetodavíallevaseconsigoalgodeaquellaimpresionantecondicióndeEspacioSuperiorquehabíaestadodescribiendo.Entodocaso, el Dr. Silence había avanzado lo bastante por los caminos legítimos de lastransformacionespsíquicasyespiritualescomoparacomprenderquelasvisionesdeaquellapersonaextraordinariateníanunabasedeverdadensuorigen.

Despuésdeunapausaqueseprolongóalolargodeminutos,cruzólahabitaciónyabrióuncajóndeunalibrería,sacandounlibritodeportadaroja.Teníauncerrojo,y sacóuna llave de su bolsillo y procedió a abrir las tapas.Los ojos brillantes delseñorMudgenoleabandonaronniunsolosegundo.

—Casiesuna lástima—dijoporúltimo—curarle, señorMudge.Ustedestáencamino de descubrir grandes cosas.Aunque pueda perder la vida en el intento, esdecir, suvidaaquí, enelmundode las tresdimensiones,noperderíanadadegranvalor.Séquedisculparámiaparentegrosería.Yloquepodríaganaresinfinitamentemásimportante.Susufrimiento,porsupuesto,procededelhechodequealternaentrelosdosmundosynuncaestácompletoenunooenotro.También,imagino,aunqueno puedo estar seguro de esto por ningún experimento personal, porque usted hapenetradoocasionalmenteenespaciosdemásdecuatrodimensiones,yportantohaexperimentadoesehorrordelcualhabla.

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El sudoroso hijo del barquero deEssex y lamujer normanda inclinó la cabezavarias veces en señal de asentimiento, pero no pronunció ninguna palabra enrespuesta.

—Algunaextrañapredisposiciónpsíquica,queseremontasindudaaunadesusvidasanteriores,hafavorecidoeldesarrollodesu«enfermedad»;yelhechodequeno tuviera ninguna educación normal en el colegio o la universidad, evitando quecondujeranasuintelectoaloscallejonessinsalidaquefalsamentesesuelenllamarconocimiento, ha ayudado aún más a su extremadamente rápido avance en laexperienciadirectaeinterna.Porsupuesto,nadadelconocimientoquehaatisbadolehallegadoatravésdelossentidos.

ElseñorMudge,sentadoensusilla inamovible,empezóa temblar ligeramente.Unvientovolvióapasarsobresusuperficieyunavezmásaponerlocuriosamenteenmovimientocomosifuerauncampodehierba.

—Sólohablaparaganartiempo—dijoapresuradamente,convoztemblorosa—.Pensandoenvozaltanosdemora.Puedoverporadelantadoadondequierellegar,asíqueporfavor,searápido,porquealgovaapasar.Vieneotrabandaporlacalle,ysitoca…sitocaaWagner…desapareceréenunchispazo.

—Precisamente. Será rápido. Quería llegar al punto de cómo llevar a cabo sucura.Elprocedimientoeselsiguiente:debeaprenderabloquearlasentradas.

—¡Cierto, cierto, completamente cierto!—exclamó el hombrecillo, agitándosenerviosamenteenlasprofundidadesdelasilla—,¿perocómo,ennombredelespacio,sehaceeso?

—Mediante la concentración.Las entradas están todas dentro de usted, aunquecausasexternascomoel color, lamúsicayotrascosas le conducenhaciaellas.Nopuede esperar destruir las causas externas, pero una vez las entradas esténbloqueadas, leconduciránsóloamurosde ladrilloycanalescerrados.Yanopodráencontrarelcamino.

—¡Rápido, rápido!—exclamó lanerviosa figurade la silla—.¿Cómosepuedellevaracaboesaconcentración?

—Estelibrito—continuóelDr.Silenceconcalma—,leexplicarálaforma—dioun golpecito sobre la portada—. Permita que le lea en voz alta ciertas y sencillasinstrucciones, redactadas, como veo que adivina, completamente a partir de mispropiasexperienciaspersonalesenlamismadirección.SigaestasinstruccionesynovolveráaentrarenelestadodelEspacioSuperior.Lasentradasquedaráneficazmentebloqueadas.

ElseñorMudgeseestiródegolpesobrelasillaparaescuchar,yJohnSilenceseaclarólagargantayempezóaleerlentamenteconvozmuyclara.

Peroantesdequehubierapronunciadounadocenadepalabras,algoocurrió.Elsonido de la música callejera entró por la habitación a través de las ventilacionesabiertas,puesunabandahabíaempezadoatocarenlascaballerizasquequedabanalaespaldade lacasa: lamarchadelTannhäuser.Por extrañoquepudieraparecerque

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unabandaalemanapasaradosvecesenmenosdeunahoraporlasmismascuadrasytocaseaWagner,esoeraloquehabíaocurrido.

El señorRacineMudge looyó.Emitióungritoagudoyestridenteyapretó losbrazos con nerviosa energía alrededor de la silla. Unamirada piadosa a la que lefaltaba poco para las lágrimas se extendió sobre su cara blanca. Sombras grises lasiguieron…elgrisdelmiedo.Empezóaestremecerseconvulsivamente.

—¡Sujéteme! ¡Agárreme! ¡Por amor de Dios, manténgame aquí! Ya estoylanzado.¡Oh,esespantoso!—exclamócontonodeangustia,suvoztanfinacomounjunco.

ElDr. Silence se lanzó a sujetarle, pero en un fogonazo, antes de que pudierarecorrer el espacio que había entre ambos, el señor Racine Mudge, chillando yforcejeando,pareciósalirdisparadoydesaparecerdelavista.Desapareciócomounaflechaquesaledeunarcoimpulsadaavelocidadinfinita,ysuvozyanosonabaenelaireexterno,sinoqueparecíaenciertaformacuriosahacerseoírenalgúnlugarenlasprofundidadesdelpropioserdeldoctor.Eracasicomounlevegemidoensucabeza,comolavozdeunsueño,lavozdeunavisiónirreal.

—¡Alcohol, alcohol! —gritaba—, ¡deme alcohol! Es la forma más rápida.¡Alcohol,antesdequeestéfueradesualcance!

Eldoctor,acostumbradoatomardecisionesrápidasyaactuardeformaaúnmásrápida,recordabaquehabíaunfrascoconbrandyencimadelarepisadelachimenea,yenmenosdeunsegundolohabíaagarradoy loestabasujetandohaciaelespacioencima de la silla que recientemente había sido ocupado por el Mudge visible.Entonces,antesuspropiosojos,yantesdequepudieradesenroscareltapóndemetal,vio que el contenido del envase de cristal menguaba como si alguien estuvierabebiendoviolentayansiosamenteellicordelinterior.

—¡Gracias!¡Essuficiente!¡Amortigualasvibraciones!—gritóladébilvozdesuinterior, mientras retiraba el frasco y lo dejaba una vez más sobre la repisa.ComprendíaqueenelestadoactualdeMudge,un ladodel frascoestabaabiertoalespacio y podía beber sin quitar el tapón.No habría podido pedir una pruebamásinteresantedeloquelehabíanestadodescribiendocontantodetalle.

Pero al momento siguiente —casi pareció el mismo momento—, la bandaalemana se detuvo a mitad de su melodía… ¡y allí estaba una vez más el señorMudge,deregresoensusilla,tragandosalivayjadeando!

—¡Rápido!—chilló—,¡detengaaesabanda!¡Échelos!¡Agárreme!¡Bloqueelasentradas!¡Bloqueelasentradas!¡Demeellibrorojo!¡¡¡Oh,oh,oh-h-h-h!!!

Lamúsicahabíaempezadodenuevo.Habíasidosólounainterrupcióntemporal.LamarchadelTannhäuser empezódenuevo, estavez aun ritmo tremendoque lohacíasonarcomounrápidopasodoble,comosilosinstrumentostocarancontrarreloj.

PerolabreveinterrupciónproporcionóunmomentoalDr.Silenceparareordenarsuspensamientosdispersos,yantesdeque labandahubiera llegadoamitaddeuncompás,sehabíalanzadosobrelasillaysujetabaalseñorRacineMudge,lavíctima

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forcejeantedelEspacioSuperior, conunapresadehierro.Susbrazos rodearonporcompleto a aquella diminuta persona, incluyendo buena parte de la silla almismotiempo. El Dr. Silence no era un hombre grande, pero parecía que envolviera porcompletoaMudge.

Sinembargo,mientraslohacía,ysentíalafiguracontoneantedebajodeél,éstaempezó a fundirse y escurrirse como si fuera aire o agua. La madera del sillónpareció deshacerse entre sus brazos y los de Mudge. Se produjo el fenómenoconocidocomoelpasode lamateriaa travésde lamateria.Elhombrecilloparecíaestarmezclándoseconsupropioser.ElDr.Silenceapenaspodíaversucaradebajodeél.Searrugóyoscureciócomosiestuvierarealizandoalgúngranesfuerzointerno.Oyó la voz fina y aflautada gritar en su oído «¡Bloquee las entradas, bloquee lasentradas!»,yluego…pero¿cómosepuededescribirloqueesindescriptible?

John Silencemedio se irguió paramirar. RacineMudge, su cara distorsionadahasta lo irreconocible, estaba realizando un extraordinario movimiento hacia elinterior,comosisedoblarasobresímismo.Sevolviócomounembudo,parecidoalaguaenunremolino,yluegopareciórompersedeformasemejanteacomoserompeunreflejocuandosedivideenunespejoconvexodistorsionante.Noibahaciadelanteni hacia detrás, ni a la derecha ni a la izquierda, ni arriba ni abajo. Pero iba. Ibacompletamente. Simplemente desapareció de la vista de un fogonazo, como unproyectilqueseesfuma.

¡Todoexceptounapierna!ElDr.Silencetuvoeltiempoylapresenciadeánimode agarrar el tobillo izquierdo y la botamientras desaparecían, y se aferró a ellosdurantevariossegundos,comosilefueralavida.Sinembargo,todoeltiemposabíaqueeraalgoestúpidoeinútil.

Elpieestabaensumanoenunmomento,yal siguientepareció—era laúnicaformaenquepodríadescribirlo—queestuvieradentrodesupropiapielysushuesos,yalmismo tiempofueradesumanoya sualrededor.Parecíamezcladodealgunaformaasombrosaconsupropiacarneysusangre.Luegohabíadesaparecido,yestabaaferrandofirmementeunaráfagadeairecaliente.

—¡Desaparecido! ¡Desaparecido! ¡Desaparecido! —gritó una voz espesa ysusurrante,enalgúnlugardelasprofundidadesdesupropiaconciencia—.¡Perdido!¡Perdido!¡Perdido!—repitió,volviéndosecadavezmásdébilhastaqueporúltimosedesvanecióen lanaday losúltimossignosdelseñorRacineMudgedesaparecieronconella.

JohnSilencecerróconllavesulibrorojoylodevolvióalalibrería,quecerróconunchasquido,ycuandoBarkercontestóalacampanilla,preguntósielseñorMudgehabíadejadounatarjetasobrelamesa.Parecíaqueasíera,ycuandoelcriadoregresócon ella, el Dr. Silence leyó la dirección y tomó nota de ella. Era en el norte deLondres.

—El señor Mudge se ha ido —dijo tranquilamente a Barker, observando suexpresióndealarma.

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—Nosehallevadoelsombrero,señor.—AlseñorMudgenolehacefaltaelsombreroalládondeestáahora—continuó

eldoctor,inclinándoseparaatizarelfuego—.Peropuedequeregreseabuscarlo…—Yelparaguas,señor.—Yelparaguas.—Sime lo permite, señor, no ha salido por mi lado—tartamudeó el perplejo

criado,sucuriosidadimponiéndoseasunerviosismo.—ElseñorMudgetienesupropiamaneradeiryvenir,yasíescomoloprefiere.

Siregresaalgunavezporlapuerta,acuérdesedetraerledeinmediatoantemí,yseaamableynolehagapreguntas.Acuérdesetambiéndetenerpensamientosagradables,compasivosyafectuososhaciaélmientrasestáfuera.ElseñorMudgeesuncaballeroquesufremucho.

Barker se inclinó y salió de la habitación retrocediendo, tragando saliva ypalpándose el interior del cuello de la camisa con tres dedosmuy calientes deunamano.

Dosdíasdespués,llevóuntelegramaalestudio.ElDr.Silenceloabrió,yleyólosiguiente:

Bombay.Acabodeescaparmedenuevo.Todobien.Hebloqueadolasentradas.Milgracias.DiríjaseaCook,Londres.—MUDGE.

ElDr.SilencelevantólamiradayvioaBarkermirándoleconairedesconcertado.Seleocurrióque,dealgunaforma,conocíaelcontenidodeltelegrama.

—Haga un paquete con las cosas del señor Mudge —dijo brevemente—, ydiríjaloaThomasCookeHijos,LudgateCircus.Yenvíelasallíexactamentedentrodeunmesapartirdehoy,ymarcadas«Pararecoger».

—Sí,señor—dijoBarker,saliendodelahabitaciónconunhondosuspiroyunamiradaapresuradaalapapeleradondesuseñorhabíatiradoelpapelrosa.

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Notas

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[1]Verelnúmero45deestacolecciónGótica:LosarchivosdeldoctorHesselius(«Téverde»,«Elfamiliar»,«EljuezHarbottle»y«Carmilla».)<<

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[2]AntiguapublicaciónqueconteníainformesacercadelosprisionerosrecluidosenNewgate,famosaprisiónlondinensederribadaen1902.(N.delT.)<<

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